Tema 3 D. Matrimonial

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TEMA 3: EL MATRIMONIO CANONICO (III) EL CONSENTIMIENTO

1.- CONCEPTO
Canon 1057.
1. El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles,
consentimiento que ningún poder humano puede suplir.
2. El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad, por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente
en alianza irrevocable para constituir el matrimonio.
Tiene carácter insustituible. El consentimiento es necesario, suficiente e insustituible. El consentimiento tiene que ser
manifestado y voluntario. El consentimiento se ve desde un punto de vista negativo. El consentimiento es una declaración de
voluntad cuyo objeto es el matrimonio. Esta fórmula a la que se refiere el vigente código de derecho canónico a la hora de
hacer referencia al consentimiento es más genérica que la que se estableció en el 17 que se aludía con el mismo a lo que se
daba lugar o el derecho que se obtenía era el derecho al cuerpo, ius in corpus, y más concretamente se establecía como
objeto el acto por el cual ambas partes se dan y aceptan el derecho exclusivo y perpetuo sobre el cuerpo en orden a los
actos propios para engendrar la prole. Se centraba en que el fin primario era la generación y educación de la prole.
Es importante subrayar que el consentimiento es causa suficiente para el nacimiento del vínculo matrimonial y así se deduce
de lo establecido en el canon 1057.1. Consentimiento que tiene un valor constitutivo de la relación matrimonial, que se entiende que es
un acto necesario y suficiente para la constitución del matrimonio y consentimiento que tiene el carácter de ser insustituible, es
absolutamente necesario que se preste consentimiento por parte de los dos cónyuges para que se dé la relación. El matrimonio se
perfecciona mediante la prestación del consentimiento por ambas partes de lo que se deduce que el matrimonio es un negocio jurídico
consensual.
2.- ELEMENTOS
1) Capacidad. No hay una norma que aluda a la capacidad en su vertiente positiva, si en su vertiente negativa en el
canon 1095 que se refiere a los supuestos conocidos de incapacidad psíquica consensual para contraer matrimonio.
Aquí se establece quienes no son capaces por causa de naturaleza psíquica. Canon 1095: supuestos en los que
estamos ante incapacidades para prestar el consentimiento. Tenemos que distinguir entre el concepto de
incapacidad y el concepto de impedimento. Podemos distinguir en que en los supuestos de incapacidad hablamos
de la eficacia del consentimiento, se trataría por lo tanto de un consentimiento que en principio seria valido pero que
concurren unas circunstancias por lo que no tienen efectos jurídicos. La incapacidad afecta a la propia existencia
del consentimiento. Se refiere al consentimiento en sí mismo, la nulidad se refiere al consentimiento en sí. La
incapacidad es absoluta mientras que los impedimentos pueden serlo o ser relativos. El profesor Mans: Ambos
conceptos se refieren a los contrayentes, pero en el caso de los impedimentos está relacionado con el objeto
material del contrato. En la incapacidad se refiere como a sujetos del contrato.
Los supuestos de incapacidad para contraer matrimonio (1095) son: como hemos dicho, la capacidad viene
establecida en términos relativos, todas ellas tienen su origen en una causa de naturaleza psíquica. El tercero de los
supuestos contemplados estamos ante la causa de nulidad que históricamente se ha utilizado para obtener la
nulidad del matrimonio cuando no había una causa plausible.
a) Carencia de suficiente uso de razón. Respecto al uso de razón hay que remitirse a lo establecido en el canon
99 que establece que el que carece de uso de razón se considera que no es dueño de sí mismo y se equipara
a los infantes. Nos referimos a la capacidad de entender y de querer que generalmente se exige para la
realización de cualquier acto humano. El uso de razón se adquiere generalmente a la edad de 7 años.
Pero no estamos hablando de la incapacidad para contraer matrimonio de los menores de 7 años pues son
mayores los limites, sino en los casos que los individuos por causa psíquica sus capacidades de entender y de
querer contraer matrimonio se hallan afectadas y tiene sentido que se les prohíba contraer matrimonio. Este
uso de razón que se exige habla de suficiente uso de razón, lo que nos lleva a pensar que se exige un plus, en
todo caso los supuestos de carencia de razón no tienen problemas en la determinación en cuanto a los casos
que sea dudosa la razón, la nulidad se deriva por la causa posterior que es a recogida en el apartado número
2 del canon 1095. La carencia de uso de razón contempla enfermedades psíquicas en su grado más profundo.
A diferencia de lo que se establece en el apartado segundo y tercero la causa de entender y querer, de
nulidad se contempla con carácter general.
b) Quienes tienen un grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y deberes esenciales del matrimonio que
mutuamente se han de dar y aceptar. A diferencia de la primera causa que esta enunciada en términos genéricos, en este
se alude específicamente a la causa específica de nulidad que tiene su origen en una enfermedad, pero se contempla
para medir la causa que la misma afecte a la capacidad del sujeto de entender y de querer lo que son las obligaciones
esenciales del matrimonio que son los fines del matrimonio y también sus propiedades esenciales. No se refiere al
conocimiento que se tenga de esos elementos esenciales del matrimonio sino a la aptitud psíquica en el momento de
contraerlos. La enfermedad por las repercusiones que tiene a la hora de entender esas obligaciones tiene que presentarse
en el momento de contraer matrimonio. Por lo tanto, la carencia afecta al entendimiento y voluntad del sujeto y en este
caso queda afectada la capacidad de entender. Se alude a esos fines y propiedades esenciales. Se adquiere la capacidad
en la pubertad.
c) Las que no puedan asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causa de naturaleza psíquica. Es la
causa estrella de nulidad del derecho canónico. Hablamos de personas que adquieren el uso de razón,
conocen las características esenciales del matrimonio y las entienden y tienen intacta su capacidad volitiva,
pero que no pueden asumir las obligaciones esenciales que se derivan del contrato matrimonial por una causa
psíquica. Estamos en un estadio distinto, no es entender o querer sino en poder. Hablamos de una incapacidad
que se plantea en el momento de contraer matrimonio. Esta causa de nulidad afecta como cajón de sastre en
el sentido de cuando se plantea una causa de nulidad para contraer un matrimonio posterior y no hay una
causa de nulidad plausible, generalmente se utiliza esta causa para poder obtener esa nulidad matrimonial.
La particularidad de esta causa de nulidad es que se refiere a la capacidad de asumir esas obligaciones y esto
hace que mientras en los dos primeros casos el matrimonio no llega a celebrarse por lo general pero aquí
puesto que se refiere desde el principio a la posibilidad de no ejercer las obligaciones del matrimonio aquí si se
celebra. Se da lugar a nulidades matrimoniales cuando ha pasado mucho tiempo desde la celebración del matrimonio y
esto revela que se abusa de esta causa de nulidad para obtener nulidades que de otra manera no podrían llevarse a cabo.
El motivo por el cual se da lugar a esa incapacidad debe tener lugar en una naturaleza psíquica. Esto se ha relacionado con
patologías sexuales, como por ejemplo la ninfomanía, pues se entiende que no puede cumplir con la unidad. También con
la homosexualidad, pues le impide cumplir con la obligación de la procreación.
2) Voluntariedad. Presupone la capacidad, se refiere al carácter deliberado del consentimiento, y que de alguna
manera cuando un consentimiento es deliberado es un consentimiento que se corresponde con su verdadera
voluntad interna. El consentimiento tiene que ser mutuo, reciproco y simultaneo (simultaneidad moral). No se exige
que los contrayentes a la hora de manifestar su consentimiento que su voluntad interna este dirigida a todos los
elementos esenciales del matrimonio, sino que basta con que a la hora de prestar el consentimiento, el sujeto de su
consentimiento a contraer matrimonio y a la institución en su conjunto y que no se excluya positivamente algún
elemento esencial del matrimonio. El consentimiento se presta a la institución general del matrimonio, consentimiento
que debe ser mutuo, reciproco y simultáneo. No se exige la simultaneidad física, pues es posible que en el acto de
celebración del matrimonio los contrayentes estén presentes o bien que lo hagan a través de un representante,
cuando hablamos de un matrimonio celebrado, utilizando la figura del procurador, se cumple con esa necesaria
simultaneidad. Si es necesario, por tanto, la simultaneidad moral. Simulación parcial como causa de nulidad.
3) Manifestación (cánones 1104-1105-1106).
1104
§ 1. Para contraer válidamente matrimonio es necesario que ambos contrayentes se hallen presentes en un mismo
lugar, o en persona o por medio de un procurador.
§ 2. Expresen los esposos con palabras el consentimiento matrimonial; o, si no pueden hablar, con signos
equivalentes.
Los dos contrayentes tienen que estar presentes en el mismo lugar. Se admite la posibilidad de que uno de ellos
pueda estar representado por un procurador. Los contrayentes deberán prestar preferentemente su consentimiento
de manera verbal y si no lo pudieran hacer lo harán por signos equivalentes. Debe ser una declaración seria que se
corresponda con la voluntad interna del sujeto. La declaración por parte del contrayente se tiene que corresponder
con su voluntad interna y se presume que el consentimiento se corresponde con la voluntad interna y que el
consentimiento es serio, es presunción iuris tantum, a no ser que se demuestre lo contrario. Con relación al tema del
matrimonio por procurador se establece una serie de requisitos para la validez de este matrimonio.
1105.
§ 1. Para contraer válidamente matrimonio por procurador, se requiere:
1 que se haya dado mandato especial para contraer con una persona determinada;
2 que el procurador haya sido designado por el mandante, y desempeñe personalmente esa función.
§ 2. Para la validez del mandato se requiere que esté firmado por el mandante y, además, por el párroco o el
Ordinario del lugar donde se da el mandato, o por un sacerdote delegado por uno de ellos, o al menos por dos
testigos; o debe hacerse mediante documento auténtico a tenor del derecho civil.
§ 3. Si el mandante no puede escribir, se ha de hacer constar esta circunstancia en el mandato, y se añadirá otro
testigo, que debe firmar también el escrito; en caso contrario, el mandato es nulo.
§ 4. Si el mandante, antes de que el procurador haya contraído en su nombre, revoca el mandato o cae en
amencia, el matrimonio es inválido, aunque el procurador o el otro contrayente lo ignoren.
a) El procurador tiene que ser designado por el mandante y prestar personalmente el consentimiento en nombre
del contrayente. No se admite la subdelegación. Ha de llevar a cabo personalmente esa labor de
representación.
b) Debe tratarse de un mandato especial en el sentido de que tiene que contraer matrimonio con una persona
determinada, no cabe la delegación genérica para contraer matrimonio.
c) Desde el punto de vista formal:
o Documento firmado por el mandante, por el párroco o por el ordinario del lugar donde se dé el
mandato y eventualmente de que sea firmado por sacerdote delegado o bien dos testigos. También se
admite que se otorgue mediante documento autentico según el derecho civil.
o Si el mandante no puede escribir se ha de constar en el mandato y proporcionar un testigo.
d) Relacionado con la característica de simultaneidad moral. Se aclara en el canon 1105 que si el mandante
revoca el mandato o “cae en amencia” (perdida de las facultades) antes de la celebración del matrimonio,
este sería inválido o nulo, aunque tal circunstancia no hubiese llegado al procurador y hubiera prestado el
consentimiento. Si la revocación tiene lugar con posterioridad al matrimonio o a la pérdida de facultades el
matrimonio seria valido.
Canon 1071. Necesidad de obtener una licencia por parte del ordinario del lugar, para tener un matrimonio con
procurador.
1106
El matrimonio puede contraerse mediante intérprete, pero el párroco no debe asistir si no le consta la fidelidad del
intérprete.
En el canon 1106 alude al supuesto del matrimonio contraído a través de intérprete. Aquí estamos ante un caso
distinto del matrimonio por procurador. Aquí se presume que el contrayente está presente y que existe un
problema lingüístico. Presencia de una persona como interprete que se establece el requisito de que ministro de
culto al que asiste el matrimonio le conste la fidelidad del interprete. Y todo ello con relación a la manifestación del
consentimiento.
CAUSAS DE NULIDAD RELACIONADAS CON EL CONSENTIMIENTO
1095
Son incapaces de contraer matrimonio:
1 quienes carecen de suficiente uso de razón;
2 quienes tienen un grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y deberes esenciales del matrimonio que
mutuamente se han de dar y aceptar;
3 quienes no pueden asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psíquica.
El uso de razón se presume que se obtiene a la edad de 7 años.
Si una persona incurre en el 1095 cuando se trata de un trastorno transitorio, la jurisprudencia y la doctrina coinciden en que si
es una enfermedad mental si se podría comprender en este supuesto pero cuando la perdida de facultades mentales tenga
su origen en el uso de determinadas sustancias (drogas) no se podría comprender aquí y siempre tiene que tener un origen
mental.
Se alude a la capacidad del sujeto para querer entender y asumir los deberes esenciales del matrimonio.
Se deduce que esta causa se refiere no al conocimiento de tales, sino a la aptitud física de entender en que consiste.
Se incluye el consentimiento y los fines esenciales del matrimonio.
El tercer apartado alude a la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, aquí dice expresamente
por causa de naturaleza psíquica que se refiere a la realidad matrimonial en concreto. Lo que caracteriza esta tercera causa
es que aquí no se habla de la capacidad de comprender y de entender cuáles son las obligaciones esenciales del
matrimonio, sino en la imposibilidad de asumirlas por una causa psíquica.
Con el canon 1095 se han obtenido una gran cantidad de nulidades matrimoniales.
HAY QUE DEMOSTRAR QUE LA IMCAPACIDAD OCURRÍA EN EL MOMENTO DE PRESTAR EL CONSENTIMIENTO.

TODA CAUSA DE NULIDAD CANONICA TIENE QUE CONTRASTA EN EL MOMENTO DE CONTRAER MATRIMONIO.
1) Ignorancia y el error (1096 y ss.):
a) Ignorancia (canon 1096):
1096
§ 1. Para que pueda haber consentimiento matrimonial, es necesario que los contrayentes no ignoren al menos
que el matrimonio es un consorcio permanente entre un varón y una mujer, ordenado a la procreación de la prole
mediante una cierta cooperación sexual.
§ 2. Esta ignorancia no se presume después de la pubertad.
Nulidad por ignorancia del consentimiento y error por defecto del consentimiento. Se dice que la ignorancia tiene
lugar cuando los contrayentes no conocen que el matrimonio constituye un consorcio permanente entre un varón y
una mujer ordenado a la procreación sexual. Se les exige que conozcan que el matrimonio es un consorcio
permanente, entre varón y mujer y que esta ordenado a la procreación y que a la procreación se da lugar mediante
una cooperación sexual. No da lugar a la indisolubilidad del matrimonio ni al carácter monógamo. A diferencia de lo
que ocurre con los supuestos de 1095 que podemos entender que hablamos de lo mismo, la diferencia es que los
primeros tienen su origen en una causa psíquica y en estos puede estar relacionados con otro tipo de causa. No es
frecuente, es más frecuente que se dé a la nulidad por las causas del 1095 que un supuesto de ignorancia que tenga
su origen en circunstancias ambientales o educacionales.
b) Error: son más frecuentes que la ignorancia. Son cuando afecta la persona del otro bien el negocio jurídico de
vínculo matrimonial. El error respecto a la ignorancia (falta absoluta de conocimiento) estamos ante un juicio
equivocado, bien hacia la institución en si (error de derecho), respecto de la persona del otro contrayente (error de
hecho).
o Error de derecho (1099): se refiere a las propiedades esenciales del matrimonio o a su carácter sacramental.
Se da lugar a la nulidad del matrimonio en este caso cuando afecte a la voluntad del sujeto. Lo que quiere
decir es que de haber sabido el sujeto que el matrimonio era monógamo, indisoluble o sacramental el sujeto
no se hubiera casado. Error acerca de la institución que afecta a la voluntad del sujeto. Si se acredita que
existe ese error entonces el matrimonio es nulo. El error en carácter sacramental no vicia el matrimonio salvo
que se declare la nulidad. Como error de derecho se incluye el error pertinaz que es el que esta tan
arraigado en la voluntad de un sujeto que difícilmente puede actuar sin que ese error esté presente.
o Error de hecho (1097): dos tipos:
 Error sobre la persona misma del contrayente (error directo): el código establece la nulidad del
matrimonio. Uno se cree que contrae con A y contrae con B (matrimonios por procurador, persona
ciega, etc.). Aquí el matrimonio es nulo. Es difícil que nos encontremos ante este supuesto. Se equipará
a esta causa de nulidad una figura doctrinal como error redundante en la persona cuando no se
conoce a la persona y el único modo de identificar al contrayente es una cualidad, como la
condición de heredero o título nobiliario, si el otro contrayente no es heredero o poseedor del título,
como esa es la única cualidad que se conoce del contrayente a quien estamos ante un error de la
persona que da lugar al matrimonio.
 Error sobre la cualidad de la persona (error indirecto): el error acerca de una cualidad de una persona,
aunque sea causa del contrato no dirime el matrimonio a no ser que se pretenda esta cualidad
directa y principalmente. Cuando hay un error sobre la cualidad del contrayente de por si no da lugar
a la nulidad del matrimonio, supondrá la invalidez, de la persona cuando esa cualidad sea pretendida
directa y principalmente que en la mayor parte de los casos entendemos que si es la causa del
contrato se entiende una cualidad. De haber sabido el sujeto que la persona con la que se casa no
tiene esa cualidad, entonces en ese caso el sujeto no se habría casado con ella. Ha de ser una
cualidad directa y principalmente pretendida. Decisiva en el ánimo del sujeto para contraer
matrimonio, es decir, el error tiene relevancia subjetiva para el contrayente Yo adquiero el matrimonio
con esa persona por una determinada cualidad de esa persona.
En el error doloso lo que se tiene en cuenta no es la importancia objetiva de la cualidad sino la
importancia que tiene para el otro contrayente esa cualidad. La importancia de la cualidad en el error
sobre la cualidad se mide subjetivamente, es la importancia que para el sujeto tiene esa cualidad, es
decir, que sea relevante para el sujeto. Tiene que ser cualidad concreta y especifica.
o Error doloso 1098: modalidad sobre la cualidad de la persona. Esta modalidad de error se caracteriza es
relevante porque tiene su origen en una intención de engañar que tiene por objeto obtener el
consentimiento del contrayente, y afecta a una cualidad del otro contrayente. Entiende que es una
modalidad de error. La doctrina a la hora de tratar el error doloso en ocasiones se refiere a esta como una
modalidad del error pero otras veces se analiza entre los vicios del consentimiento entre el miedo y a veces si
se sitúa junto a error pero separado de ello. Lo que lo caracteriza es esa intención de engañar que puede
venir de la persona del otro contrayente o de un tercero. No todo engaño acerca de la cualidad del otro
contrayente conlleva a apreciar el error doloso como causa de nulidad matrimonial.
A diferencia del error sobre la cualidad de la persona para dar nulidad al matrimonio es necesario que la
cualidad sobre la que versa el engaño sea una cualidad que por su naturaleza pueda perturbar gravemente
el consorcio de vida conyugal.
El código al tratar el impedimento de impotencia hace referencia a la esterilidad que no dirime el matrimonio
salvo el caso del 1098 que la esterilidad que por su naturaleza puede perturbar el consorcio de vida
conyugal. Si el engaño versa sobre la cualidad de estéril del contrayente, en ese caso el matrimonio será nulo
por la causa de error doloso. A diferencia de lo establecido en el 1097 cuando se demuestre que la cualidad
sea directa y pretendida por el matrimonio que hará nulo el matrimonio, la importancia de la cualidad se
mide en la valoración de sujeto, se mide subjetivamente, y cuando se trata de una cualidad directa se da la
nulidad. Aquí en el 98 la importancia de la cualidad de mide objetivamente en cuanto a lo que pueda
afectar al consorcio de vida conyugal. Tiene que presentarse el error en el momento de prestar el
consentimiento, no posterior.
2) Simulación canon 1101:
Se refiere la simulación a la falta de concordancia entre la voluntad interna y la voluntad externa manifestada por el sujeto a
la hora de manifestar su consentimiento. El consentimiento externo está dirigido a contraer matrimonio, el interno está dirigido
a no contraerlo. De acuerdo con el párrafo segundo el código de derecho canónico contempla dos tipos de simulación:
A. Total: el sujeto en su voluntad interna no quiere contraer matrimonio. Es necesario una intención positiva de no querer
contraer matrimonio que se opone a la manifestada.
B. Parcial: el sujeto a la hora de prestar su consentimiento lo hace hacia un negocio jurídico diferente del matrimonio
porque excluye alguno de los elementos esenciales del matrimonio. Por ejemplo: la procreación. El sujeto desea
contraer matrimonio, pero excluye elementos esenciales del contrato.
El apartado primero establece una presunción de concordancia entre la voluntad interna y externa del sujeto. Presunción iuris
tantum que admite prueba en contrario. Será necesario que se acredite con pruebas esa falta de concordancia para que se
dé lugar a la nulidad del matrimonio. En ambos casos (total y parcial) para acreditar la simulación es necesario que exista
una intención positiva del individuo de no contraer matrimonio que se opone a lo manifestado exteriormente o de contraer
excluyendo alguno de los elementos esenciales. No basta con que exista una falta de voluntad de contraer matrimonio ha
de existir intención positiva e inequívoca de no contraer.

En la simulación total en el derecho civil (que solo contempla la total no la parcial) exige para poder acoger la idea de
simulación que provenga de ambos contrayentes, pero en el derecho canónico admite la simulación unilateral por parte de
uno de los contrayentes con la consecuencia de la nulidad del matrimonio. Es mucho más fácil de probar la simulación
cuando es un acuerdo entre los contrayentes que cuando es de uno solo de los contrayentes. En el ordenamiento canónico
suele acudir al criterio de verificación, se habla de dos tipos de causas que han de estar presentes en el contrayente que
simula su consentimiento:
o La causa simulandi: El motivo por el cual el contrayente no quiere contraer matrimonio con esa persona. Su
consentimiento es simulado. Ejemplo: aversión a una determinada persona o a la institución del matrimonio.
o La causa contrahendi: motivo por el cual el contrayente presta su consentimiento para contraer matrimonio con una
determinada persona. Por ejemplo: acceder a una determinada posición social, obtener la nacionalidad de un
país…etc. Pero en derecho canónico es necesario que exista una casa simulandi. El motivo por el cual el contrayente no
quiere contraer matrimonio con esa persona.

El hecho de que exista una causa para contraer matrimonio, distinta de los fines del matrimonio no hace nulo de por si el
matrimonio porque se admite que existan fines diferentes de los esenciales siempre que no se excluyan los fines esenciales del
matrimonio.

El miedo: Eventualmente puede constituirse como causa contrahendi. Estamos ante dos causas de nulidad independientes.
La diferencia entre el miedo y la simulación es que en el miedo estamos ante un vicio del consentimiento. El consentimiento
viciado por miedo es un consentimiento que existe correspondencia entre la voluntad interna y externa del sujeto pero está
viciado dicho consentimiento. El miedo puede derivar en simulación total cuando como consecuencia de ese miedo en su
voluntad interna tenga esa voluntad positiva de no contraer matrimonio.

A los efectos de presentar una demanda de nulidad matrimonial cuando exista miedo, simulación causada por el miedo,
entonces quiere decir que en una demanda de nulidad no se pueden alegar simultáneamente la simulación o el miedo
porque si se alega simulación se dice que no hay consentimiento mientras que si se alega miedo es que si hay consentimiento
viciado, pero existe consentimiento. Por lo tanto no se pueden alegar simultáneamente. Lo que habrá que hacer es alegar en
primer lugar la simulación (que no había voluntad de no contraer matrimonio) y a continuación se añade que en el caso de
no prosperar la causa de simulación se alega el miedo, es decir que hay consentimiento pero que ese consentimiento es
viciado.

La simulación parcial: cuando uno o ambos excluyen un elemento esencial del matrimonio o una propiedad esencial. Aquí es
nulo. En este caso el sujeto presta su consentimiento a un negocio jurídico que no es el matrimonio porque falta alguno de los
elementos o propiedades esenciales del matrimonio y el código establece que el matrimonio en este caso será nulo. La
jurisprudencia distingue entre la intención de no obligarse y la intención de no cumplir con las obligaciones que se asumen.
Lo que da lugar a la nulidad es la intención de no obligarse por alguna de las obligaciones que conlleva el negocio jurídico
matrimonial. Cuando se excluye mediante acto positivo de la voluntad elemento esencial del matrimonio estamos ante un
matrimonio nulo. Cuando el individuo se obliga, pero en su fuero interno no tiene intención de cumplir con la obligación no
hay simulación.
Tipos de simulación parcial:
o Exclusión de la unidad: el contrayente en el momento de prestar consentimiento mediante acto positivo se reserva la
posibilidad de contraer otro matrimonio. Se faltaría a la propiedad esencial de la unidad y se daría lugar a la nulidad
del matrimonio. También si el contrayente lo que excluye es el guardar fidelidad a su cónyuge, la jurisprudencia admite
como causa de nulidad la simulación parcial en aquellos casos en los que el contrayente esta excluyendo la fidelidad.
En un proceso de nulidad canónica a la hora de apreciar estas causas de nulidad se tienen en cuenta las
circunstancias del caso que sea.
o Exclusión de indisolubilidad: es necesario la intención positiva del contrayente en el momento de prestar su
consentimiento de que llegado el caso disolverá el matrimonio. La reserva en su voluntad interna de acudir al divorcio
civil.
o Exclusión de procreación: estamos ante un fin esencial del matrimonio. Si a la hora de prestar consentimiento excluye
la procreación el matrimonio será nulo si además eso se demuestra. Aquí se plantean varias dudas. La simulación no
estaría presente en aquellos casos en los que se excluye la realización del acto conyugal, pero si en la utilización de
métodos anticonceptivos la jurisprudencia entiende que estamos en un supuesto de simulación parcial. Sin embargo,
los límites temporales no se entienden que dan lugar a entender que estamos ante una simulación. Solo cuando se
excluye con carácter absoluto la procreación da lugar a la nulidad.
Distinguir la intención de no obligarse y no asumir o no realizar las obligaciones que efectivamente se contraen. En el caso de
la exclusión de la indisolubilidad no se distinguen en intención de no obligarse y la intención de no cumplir esa indisolubilidad.
El gran problema de la simulación en la prueba.
3) Violencia y miedo. Canon 1103:
Se da lugar a la nulidad del matrimonio cuando se contrae por violencia o por miedo.
En la VIOLENCIA el matrimonio es nulo, estamos ante un supuesto de ausencia del consentimiento. El consentimiento no
produce efectos porque está viciado. El consentimiento no existe en la voluntad del sujeto. Estamos ante una situación irreal
consistente en el ejercer algún tipo de violencia sobre los órganos de expresión del sujeto para que preste su consentimiento.
El contrayente no puede dar consentimiento verbalmente. Estamos ante una situación de laboratorio. Aplicación concreta al
matrimonio del efecto que la violencia en general tiene para el derecho canónico.

Sin embargo, se reconduce como supuestos de violencia aquellos casos en los cuales estamos ante una situación de miedo,
pero cuando el aspecto físico adquiere un carácter predominante. Cuando se incluyen amenazas, pero van acompañadas
de malos tratos físicos. Cuando el aspecto físico adquiere un carácter predominante estamos ante un caso de violencia,
aunque el miedo este presente. Se entiende que cuando la fuerza física tiene un carácter irresistible estamos ante un caso de
violencia y no de miedo y eso significa que el consentimiento no existe. Pero en el caso de miedo el consentimiento si existe,
pero está viciado. En el código de derecho canónico canon 1125 se alude a la violencia y al miedo a su efecto en la
conclusión de los actos jurídicos canónicos con carácter general. En el caso de la violencia se tiene como no realizado el
acto como una persona ejecuta con una violencia exterior a la que de ningún modo podido resistir. Esto cuando haya
mediado violencia irresistible. Cuando el aspecto físico tiene un carácter preponderante y en el caso de la violencia no hay
consentimiento. En el caso de la violencia no es necesario que exista una intención positiva de no contraer matrimonio al
contrario que en la simulación que si es necesario esa intención positiva de no contraer matrimonio. La violencia se ejercita
sobre el sujeto que presta el consentimiento. Si es frente a tercero estaríamos ante un caso de miedo. Mucho más frecuente
son los supuestos de miedo.
El MIEDO aparece regulado igualmente en el can. 1103. Estamos ante el miedo como vicio del consentimiento que lo
entendemos como la conmoción de ánimo que sufre un sujeto por causa de un peligro de presente o de futuro. Esa
conmoción de ánimo es la que le lleva a prestar el consentimiento matrimonial y lo que da lugar a la anulación del
matrimonio.
Tenemos elemento objetivo y subjetivo. El objetivo es el mal temido por el sujeto. El subjetivo es la incidencia que la amenaza
que sufre el sujeto le produce a este sujeto. El objeto de incluir el miedo como una causa de nulidad matrimonial está
relacionado con el carácter deliberado del consentimiento, de lo que se trata es de proteger la libertad de las nupcias. En el
caso del miedo el consentimiento existe, pero está viciado. Se da por hecho que el miedo es injusto.
En el 125.2 el miedo en relación con los actos canónicos con carácter general y aquí el acto realizado por miedo grave
injustamente infundido o por dolo es válido en caso de que el derecho diga otra cosa, pero puede ser rescindido por el juez
o de oficio. Lo que se establece es que los actos por miedo es que son válidos pero rescindibles.

El miedo no da lugar a la nulidad, lo que da lugar es la posibilidad de que ese acto sea rescindido bien de oficio o a instancia
de parte, pero como el matrimonio es indisoluble no se puede rescindir el contrato matrimonial por eso establece el legislador
la nulidad del matrimonio por miedo. Da lugar a la nulidad porque protege el consentimiento, para que éste sea libre del sujeto.
El código anterior, incluía entre los requisitos del miedo que fuese injustamente inferido; el actual código elimina esto, porque
el objetivo es proteger el consentimiento y entiende que todo miedo tiene carácter de injusto.
El matrimonio es por miedo tiene incidencia en el consentimiento, cosa distinta es el matrimonio contraído con miedo puede
existir algún tipo de miedo por parte del contrayente, pero no es la causa que le mueve a prestar el consentimiento.
Los requisitos del canon 1103 para apreciar la existencia de miedo que es lo que da lugar a la nulidad del matrimonio:
a. Ha de ser antecedente: no aparece expresamente mencionado en el código, pero se deriva de la relación de
causalidad entre el miedo y el consentimiento. Ha de presentarse en el momento en el que el sujeto presta el
consentimiento y prestar consentimiento porque sufre ese miedo ante una amenaza que se le realiza. El miedo es por
lo tanto la causa principal por la cual el sujeto presta el consentimiento. En ese sentido hay que aclarar que lo que da
lugar a la nulidad del matrimonio es el consentimiento prestado por miedo y no con miedo. El miedo ha de ser la
causa principal que da lugar a la prestación del consentimiento.
b. El miedo ha de ser grave. En este sentido debemos tener en cuenta que la gravedad del miedo según la
jurisprudencia se valora subjetivamente, es decir desde la perspectiva del sujeto. En ese sentido distinguimos entre el
aspecto objetivo y subjetivo del miedo el objetivo es la importancia objetiva del elemento, pero lo que se tiene en
cuanta es el elemento subjetivo (objetiva conmoción de ánimo que sufre el sujeto). Si distinguimos entre un mal grave
con carácter absoluto o uno grave con carácter relativo sería el mal que es capaz de perturbar la conciencia de
una persona normal. Según la jurisprudencia, lo que se tiene en cuenta es el elemento subjetivo es decir la gravedad
del miedo a la persona que lo sufre. El grado de firmeza del sujeto que sufre el miedo con independencia de las
condiciones objetivas. Lo que se tiene en cuanta es la persona misma. Es decir, que el mal temido por el sujeto le
produzca una efectiva perturbación del ánimo.
c. Externo, que provenga de una causa externa. El miedo debe provenir de un tercero que no necesariamente tiene que ser la
persona del otro contrayente. Pero debe tener su origen fuera de la persona que lo sufre. Así descartamos como miedo los
supuestos en los cuales el miedo tiene su origen en circunstancias que tienen que ver con el propio sujeto como los remordimientos
de conciencia.
d. El miedo ha de ser indeclinable: la única manera que tiene el sujeto de librarse del miedo es contraer matrimonio. No
tiene otra alternativa. Y una vez más debemos tener en cuenta que este carácter indeclinable tiene que serlo desde
la perspectiva del sujeto. Es decir, es el sujeto el que valora que la única manera de librarse de los males con que se
le amenaza es contraer matrimonio. La jurisprudencia no exige que el sujeto haya intentado otros medios para
librarse del miedo. Desde la perspectiva del sujeto la única manera de librarse del miedo era contraer matrimonio.
Una modalidad del miedo sería el miedo reverencial que es un tipo de miedo, una figura meramente doctrinal no recogido
en el código. Es el más frecuente en la práctica. Se habla de miedo reverencial cuando el miedo tiene su origen en una
relación de subordinación entre dos sujetos. El que infunde las amenazas y el que las sufre. No es un requisito del miedo como
consentimiento. Es necesaria una relación de subordinación, pero no necesariamente tiene que estar basada en títulos
jurídicos. Tenemos que ser cauteloso y no considerar miedo el hecho en padres e hijos cuando existe la relación y el padre o
madre amenaza, lo que no daría lugar a miedo es que vaya a dar un disgusto a sus padres, el miedo ha de ser una amenaza
concreta que se valore en la consideración del sujeto, pero que tiene que existir, provenir del exterior y se tiene que
diferenciar bien de otras situaciones.

En la simulación no hay consentimiento matrimonial, hay una intención positiva, en el miedo el consentimiento proviene de la
voluntad interna del sujeto, pero esa voluntad está viciada y consecuentemente se deriva la nulidad.

Otra diferencia entre el miedo como vicio del consentimiento y el miedo al que se refiere el 1125 con carácter general es que
en el 1103 no se establece como requisito que el miedo sea injusto. En el 1125 aquí nos exige que el miedo sea injustamente
infundido. Porque se entiende que todo miedo es injustamente inferido porque de lo que se trata es de proteger las nupcias
del matrimonio.

4) La condición canon 1102

No puede contraerse matrimonio bajo condición de futuro. Cuando hablamos de condición nos referimos a lo que es una
condición, un hecho del que se hace depender la eficacia de un negocio jurídico. Eventualmente en el caso de que se
cumpla la condición el negocio empieza a producir efecto y sino no empieza su efecto en el caso de las suspensiva. En las
resolutorias cuando se cumplen la condición se elimina el negocio jurídico. En el derecho canónico no sería viable una
condición resolutoria por la indisolubilidad que es una propiedad esencial del matrimonio. En las condiciones resolutorias el
contrato empieza sus efectos hasta que se resuelve el contrato por el cumplimiento de la condición.
Se distinguen entre:
a) Las condiciones propias: cumple con las características de lo que es una condición, versan sobre un hecho futuro e
incierto. Cuando falta alguna de esas dos características de la condición entonces estamos ante una condición
impropia.
b) Las condiciones impropias: la condición no versa sobre un hecho futuro o incierto.
En derecho canónico no es posible el establecimiento de condiciones resolutorias. El código de derecho canónico tampoco
admite las condiciones propias, porque no admite las condiciones de futuro. En el caso de que se contraiga matrimonio bajo
condición de futuro el matrimonio es inválido, aunque el hecho sea cierto. Prohibición que introduce la regulación del nuevo
código porque el del 17 establecía que el matrimonio era válido si se cumplía el objeto de la condición.
Admite el código vigente el contraer matrimonio bajo condición de pasado o de presente. Son condiciones ciertas, pero son
inciertas desde la perspectiva de la persona que pone la condición.

Respecto a estas condiciones, por ejemplo, el hecho de que la persona con la que se contrae matrimonio sea heredera de
una determinada fortuna o título nobiliario que es una cuestión que ha ocurrido en el pasado o está ocurriendo en el
presente eso es un hecho cierto, que ha tenido lugar en el pasado o en el presente, pero es incierto para la persona que
pone la condición. El hecho es incierto desde la perspectiva del contrayente que pone la condición, pero en abstracto es
cierto porque hablamos de un hecho pasado o presente.

El motivo por el cual el legislador del 83 limita la posibilidad de contraer matrimonio bajo condición de futuro tiene que ver
con la importancia de la figura del consentimiento. El legislador entiende que mientras el matrimonio bajo condición de
futuro existe una predisposición de contraer matrimonio con una persona, en el caso de presente o pasado estamos ante un
consentimiento cauteloso, cierto, es un hecho que ya ha tenido lugar. En la condición de futuro no hay consentimiento y en
la de presente o pasado sí.

En el párrafo tres se establece que para que el matrimonio sea licito es necesario que se ponga la condición con licencia del
obispo, esto afecta a la licitud del matrimonio, pero no a la validez. La jurisprudencia admite la llamada condición
potestativa de futuro. Estas son las que se caracterizan porque el hecho del que se hace depender la eficacia del contrato
depende de una conducta o actividad que generalmente tiene que ver con la persona del otro contrayente, como por
ejemplo aquella de si acabas la carrera o dejas el alcohol. Estamos hablando de un hecho futuro que tiene que ver con la
voluntad del sujeto, sería la persona del otro contrayente, con la conducta o comportamiento futura del sujeto, no
necesariamente pasada.

Aquí el ejemplo sería decir consiento contraer matrimonio con X bajo la condición de que X fueran alcohólicos en el caso de
que no vuelvan a recaer en la enfermedad. En todo caso un hecho cuya verificación depende de la voluntad del sujeto, en
este caso de la voluntad del otro contrayente. En el momento de contraer matrimonio lo que se pretende es obtener una
promesa seria y sincera de la persona del otro contrayente en el sentido del compromiso del que se trata.

Estas condiciones se admiten, pero dándoles el tratamiento de condición de pasado o más bien de presente, en el sentido
de que a los efectos de determinar que la condición se cumple o no, lo que se valora no es el comportamiento del sujeto
después de contraer el matrimonio, sino el compromiso a la hora de comprometerse con el objeto de la condición. Para que
sea licito es necesario tener licencia del ordinario del lugar.

Ahora bien, a los efectos probatorios será decisivo cual ha sido el comportamiento posterior del sujeto.

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