PLANETARIO - Recuerdo de Sus Orígenes - Libro Cornejo - 2015v20

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Prólogo

El Profesor Antonio Cornejo tuvo a su cargo la puesta en marcha del Planetario de la


Ciudad de Buenos Aires en 1967 y durante 33 años, hasta su jubilación, ejerció la Dirección. Fue
un hecho casi inédito que durante tantos años y con diferentes gobiernos, fuera confirmado en su
cargo, una y otra vez.
Su continuidad posibilitó que se llevara a cabo una organización sólida y sostenida en
el tiempo que hizo crecer al Planetario con propuestas superadoras, basadas en la experiencia y el
conocimiento. Tuvo a su cargo, no sólo poner en funcionamiento el complicado proyector plane-
tario Zeiss, sino también, elaborar los primeros espectáculos, que fueron siempre de producción
propia, desarrollar las actividades y sobre todo organizar administrativamente la institución que
hoy representa el Planetario de Buenos Aires.
Su labor como educador no se limitó al Planetario. Tuvo también un destacado
desempeño como docente en las cátedras de Geografía Matemática, Astronomía Geodésica,
Cosmografía y Astronomía. Entre su vasto currículum podemos mencionar:
Cumplió funciones de observador astronómico desde 1952 por 17 años en el Observatorio del
Instituto Geográfico Militar (el Servicio Internacional de la Hora); en los últimos cinco, ejerció
la jefatura de ese organismo.
Realizó trabajos de Astronomía Geodésica en campaña para el citado instituto, también
para la Comisión Argentino-Chilena de Límites y para el Instituto Antártico Argentino en el
Sector austral de nuestro país.
Desempeñó actividad docente en institutos de formación de profesores; en la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata y en la Fa-
cultad de Historia y Letras de la Universidad del Salvador.
En la enseñanza media desempeñó funciones de profesor, vice director e ins-
pector y fue profesor titular del Colegio Nacional de Buenos Aires y del Colegio Na-
cional Mariano Moreno.
Siendo Director del Planetario, la Fundación Carl Zeiss de Alemania Federal le otorgó
en 1969 una beca para realizar capacitación en los Planetarios de Oberkochen, Munich, Berlín,
París, Londres y New York.
En 1975 el Departamento de Estado de los EEUU lo invitó a visitar diferentes orga-
nismos técnicos y Planetarios de ese país, en las ciudades de Washington, Boston, Rochester, Chi-
cago, San Francisco, Los Ángeles, Houston, Miami y el Centro Espacial de Cabo Kennedy.
Fue invitado por los Gobiernos de China y de la entonces URSS, para exponer en los
Planetarios de Pekín y de Moscú sobre la metodología empleada en el Planetario de Buenos
Aires, para la difusión de conocimientos astronómicos.
Tuvo a su cargo programas radiales de divulgación científica encomendados por la Se-
cretaría de Cultura, en LS1 Radio Municipal, en los años 1976 y 1981.
Realizó publicaciones, dictó conferencias, participó en reuniones y congresos de la es-
pecialidad, nacionales e internacionales y recibió distinciones por su labor.
Desempeñó funciones en el Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH),
dependiente de la OEA. En la actualidad es el “Miembro Nacional Titular” de la Comisión Na-
cional de Geografía.
En 1982 fue designado Miembro de Número de la Academia Nacional de
Geografía, para ocupar el sitial “Benjamín Gould”, en la que actualmente desempeña
la función de Presidente.
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En el año 2009, la UAI aceptó la propuesta del Lic. Carlos Eduardo López, Jefe
del Grupo ASIPEG (Astronomía del Sistema Solar y Parámetros de Estructura Galáctica)
del Observatorio Astronómico “Félix Aguilar”, dependiente de la Universidad Nacional de
San Juan, de otorgar al asteroide 8447, descubierto en la noche del 16 de julio de 1974, el
nombre “Cornejo” por su magnífica trayectoria como educador y por su dedicación y entrega
a la divulgación de la astronomía en nuestro país.
Esta nominación es un justo reconocimiento a quien, con una manera de enseñar
sencilla y amena pero con un gran rigor científico supo transmitir conocimientos y despertar
inquietudes.
El año pasado, el Profesor Cornejo me comentó que había escrito algo sobre los
comienzos del Planetario dado que no estaba compilada la historia inicial de nuestra insti-
tución. Fue entonces cuando le propuse que escribiera este texto, pues me pareció muy im-
portante que quedara plasmado en una publicación cómo fue el surgimiento del Planetario
de Buenos Aires, quiénes intervinieron para su creación y cómo fueron sus comienzos hace
casi cincuenta años atrás.
Dado que él fue protagonista de la mayor parte de la historia de la emblemática
institución, son estas palabras un homenaje de parte de quien tuvo la suerte de compartir
tantos momentos durante su extensa labor como Director.
Hoy tengo el honor y la enorme responsabilidad de ser la Directora del Planetario,
luego de haber sido su alumna y colaboradora. Deseo expresar en estas líneas todo el respeto
y el reconocimiento que el profesor Antonio Cornejo se supo ganar y también agradecerle
los valores que supo transmitir: dedicación, rigurosidad y, sobre todo, pasión. Eso que no
se hace por dinero, que no tiene un valor material; pasión por las tareas, pasión por el estudio,
pasión por el lugar de trabajo. Los que trabajamos en el Planetario recibimos esa mística y
también ese sentido de pertenencia.

Querido profesor, gracias por todas esas cosas, pero sobre todo, gracias por
dejarnos su ejemplo de persona íntegra y comprometida con su país y con su tiempo.

Deseo que esta publicación sirva de consulta a todos aquellos que deseen conocer
sobre los comienzos del Planetario de Buenos Aires. El Profesor Antonio Cornejo fue su
protagonista y ha dejado una impronta imborrable. Ahora nos queda, a quienes lo sucede-
mos, continuar su destacada labor y escribir otras páginas. Este libro tiene un final abierto,
la historia continúa.

Lucía C. Sendón
Directora
Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei

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Planetario Carl Zeiss Modelo I , Jena, Alemania (1925)

Los antecedentes
En agosto de 1923, brilló por primera vez un cielo estrellado artificial producido por
un instrumento llamado planetario, en la ciudad de Jena en Alemania. Lo habían instalado dentro
de una cúpula de 16m. de diámetro armada en la terraza de la empresa Carl Zeiss.
Tiempo después, fue trasladado al famoso Museo Alemán de Múnich, donde miles de
visitantes, entre ellos numerosos compatriotas, pudieron disfrutarlo.
Ese equipo original fue construido para mostrar el aspecto del cielo estrellado sólo para
la latitud de la ciudad de Múnich (48° norte), pero luego fue perfeccionado, con el fin de que
fuera un instrumento universal, es decir, que permitiera observar el cielo visible en todos los lugares
del planeta.
A comienzos de la década del treinta, numerosas personalidades e instituciones del país,
se hicieron eco de lo que en Europa se denominó “El milagro de Jena”; la Sociedad Científica
Argentina, la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, GAEA Sociedad de Estu-
dios Geográficos y la Asociación Amigos de la Astronomía, destacaron las ventajas que traería a
nuestra actividad cultural, la instalación de un planetario.
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Profesores argentinos en su visita al Planetario de Jena (Alemania) en febrero de 1927.
Gentileza de la señora Bastianini de Molina y Vedia

En 1932, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, designó una comisión inte-


grada por el Dr. Adolfo E. Holmberg, el Ing. Carlos Della Paolera., el Ing. Féliz Aguilar,
el Arq. Carlos E. Becker y el Dr. Frank L. Soler, con el fin de estudiar el proyecto pre-
sentado por el primero, que consistía en dotar a la ciudad de un acuario y de un plane-
tario, que no se concretó.

A partir de 1958, por iniciativa del entonces Secretario de Cultura de la Municipalidad,


Dr. Aldo Armando Cocca, se designó una comisión asesora honoraria integrada por el
Ing. Luis M. Igartúa, por la Sociedad Científica, el Dr. Miguel Itzigson, por el Obser-
vatorio de La Plata, el señor Walter A, Sonnhauser, por la Asociación Amigos de la
Astronomía, el señor José Luis Pena, por el Concejo Deliberante y el Ing. Teófilo M.
Tabanera, por el Departamento Ejecutivo. Esta comisión debía estudiar la adquisición
y la futura ubicación de un planetario.
El 17 de septiembre de 1959 ingresó al Concejo Deliberante el Proyecto de Ordenanza
presentado por los concejales José Luis Pena, Roberto Etchepareborda y Armando P.U.
Parodi (Exp.478-C-959), cuyo texto se agrega a continuación.
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H. CONCEJO DELIBERANTE
DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

PLANETARIO
Adquisición
PROYECTO DE ORDENANZA

Artículo 1° - Facultase al Departamento Ejecutivo a contratar con los representantes autori-


zados en el país la adquisición de un planetario marca Zeiss a construirse en Oberkochen,
Alemania.

Art. 2° - El edificio para instalar el planetario se construirá en los jardines de Palermo, en el


lugar que oportunamente elijan, de común acuerdo, la Comisión de Cultura y Acción Social
del H. Concejo Deliberante y el representante que designe el Departamento Ejecutivo.

Art. 3° - Para la construcción del edificio y la instalación del planetario y asimismo para su
ulte¬rior aprovechamiento, se consultará a la Comisión Honoraria integrada por los represen-
tantes de los Amigos de la Astronomía, la Sociedad Científica Argentina y el Observatorio dé
La Plata.

Art. 4° - Una vez elegido el terreno y resuelta la adquisición del planetario, la Comisión de
Hacienda, Presupuesto y Cuentas incorporará el gasto que demanden los trabajos al presu-
puesto del año 1960.

Art. 5° - Comuníquese, etc.

(Fdo): José Luis Pena. - Roberto Etchepareborda


Armando P. U. Parodi.

---

Señor Presidente:
El informe de la Comisión Honoraria inserto en el diario de sesiones del día de
ayer, 16 de setiembre, es por sí mismo lo bastante explícito para abundar en nuevas argumen-
taciones.

La ciudad de Buenos Aires clama hace más de un cuarto de siglo por un planetario
del cual disponen las principales ciudades del mundo, muchas de ellas de menor población
que la nuestra.

Son numerosas las iniciativas presentadas para suplir esta omisión que no lograron
su objetivo hasta el momento.
No ignoro cuál es la situación financiera de nuestra comuna, pero deseo hacer notar
que Inglaterra empobrecida por la guerra, no ha vacilado en abordar en plena crisis la cons-
trucción del mayor radiotelescopio del mundo invirtiendo en Jondrell más de un millón qui-
nientos mil dólares en un aparato que pesa alrededor de 5 toneladas y tiene un disco para captar

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las ondas sonoras más remotas de más de 80 metros de diámetro. Y ha sido con este aparato
con el cual ha sido posible detectar la llegada del último satélite ruso a la Luna.

El momento para tomar una decisión no puede, pues, ser más oportuno, ya que
cada día es más evidente la necesidad de contar con un elemento tan valioso para difundir
con eficacia los conocimientos más elementales de cosmografía, aún estudiada en textos
atrasados e insuficientes.

Creo oportuno recordar sobre el particular las siguientes palabras pronunciadas el 20 de agosto
de 1937 por el director del Observatorio de San Miguel, Ignacio Puig, acerca del planetario:
"¿Cuándo será que la ciudad de Buenos Aires podrá disfrutar de tan sublime e ins-
tructivo espectáculo? La progresiva ciudad levanta esbeltos monumentos, abre espaciosas ave-
nidas, construye colosales edificios, hermosea su recinto con parques y jardines para solaz y
esparcimiento de los ciudadanos; ¿por qué, pues, no puede levantar también un planetario,
colosal monumento de cultura y fuente inagotable de gozo estético, que ha de inmortalizarla y
atraer hacia sí infinidad de viajeros de toda América del Sur?"
Desde aquella fecha, hacen 22 años, las ciudades de Sud América (San Pablo, de
Brasil, y Montevideo, del Uruguay), han instalado modernos planetarios y Buenos Aires está
aún a la espera de tener el suyo.

Deseo expresar en estos fundamentos el reconocimiento personal, así como el del


propio H. Concejo, por la tarea desinteresada que ha prestado para asesorar sobre la adquisición
y ubicación del planetario, a los representantes de la Sociedad Científica Argentina, ingeniero
Luis M. Igartúa; de los Amigos de la Astronomía, señor Walter Sennhauser y del Observatorio
de La Plata, astrónomo Itzigsohn, quienes han ofrecido, además, su colaboración para seguir
prestando su valioso concurso en las etapas ulteriores de instalación así como de utilización del
planetario. - José Luis Pena
A las Comisiones de Obras Públicas,
Seguridad y Urbanización
y de Hacienda, Presupuesto y Cuentas.

Versión taquigráfica de la 26ª.Sesión Ordinaria


Segundo período
17 de setiembre de 1959

Por fin el 28 de diciembre de 1960 se aprueba el proyecto de resolución, que autoriza


al Departamento Ejecutivo a contratar la adquisición de un planetario Zeiss modelo IV a la em-
presa Carl Zeiss de Oberkochen -Alemania-, a través de su representante en Buenos Aires, la
firma Pablo Sievers, y la construcción de un edificio para instalarlo, en los jardines de Palermo.
El proyecto del edificio fue encomendado en 1960, al Arquitecto Enrique Jan, que
por entonces integraba el equipo de profesionales de la Dirección General de Arquitectura
de la Municipalidad.

El cálculo estructural lo realizó el Ing. Carlos Laucher quien participó del proyecto durante un año y dejó
materializado su complejo trabajo en setecientas páginas. A su tarea también se deben, entre otros, el
edificio Kavanagh de Plaza San Martín y el túnel subfluvial que vincula Santa Fe con Entre Ríos.
7
Primer espectáculo público del primer planetario en la sala de proyección en el techo
de la fábrica Zeiss en Jena (1924 ) .
En junio de 1961 se llamó a licitación pública para su construcción (Decreto 9083 -
B.M. 11609) y luego se adjudicó la obra a la Compañía Argentina de Construcciones Civiles
S.A. – (Decreto 16252 – 25-IX-1961- B.M. 11687).
Por sugerencia de la Sociedad Italiana Leonardo da Vinci, la Federación General de
Sociedades Italianas de la República Argentina, propuso al Intendente Municipal que se imponga
el nombre de Galileo Galilei al Planetario en construcción, temperamento que es aceptado. (De-
creto Ordenanza 16990 – 8-X-1963 - B.M. 12182).

El acto inaugural
Como acto de clausura de los festejos celebratorios del Año del Sesquicentenario de la
Declaración de la Independencia Argentina, la Intendencia Municipal dispuso habilitar oficial-
mente las instalaciones del Planetario, que se encontraba en construcción, para realizar un Colo-
quio los días 19 al 22 de diciembre de 1966. Se lo denominó: “Primer coloquio sobre los progresos
de la exploración cósmica y sus consecuencias para la humanidad” y participaron en él destacados es-
pecialistas en las ciencias del espacio, que trataron el tema: “El Universo y la Sociedad” (Decreto
N°14703- 21-XI-1966).
Se contó también con la presencia del Presidente del Consejo Ejecutivo de la
UNESCO, Dr. Atilio Dell´Oro Maini y una delegación de Uruguay, de la que formaba parte
personal del Planetario de Montevideo.
Las palabras de apertura fueron pronunciadas por el Ing. Teófilo M. Tabanera, Presi-
dente de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales y por el Dr. Aldo A.Cocca, relator
general del Coloquio.
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Expresó el doctor Cocca en esa oportunidad:

”Investigadores de las ciencias fundamentales y de la ingeniería espacial, abren hoy el diálogo


con representantes de las ciencias jurídicas y sociales, en procura de armonizar esfuerzos y canalizar in-
tenciones”.

Los discursos de clausura fueron pronunciados por el Dr. Bernardo Houssay, Presi-
dente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y por el Dr. Juan Schettini,
Secretario de Cultura y Acción Social de la Municipalidad.

El edificio en obra, abril de 1964


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Acto de clausura del Coloquio el 22-XII-1966
De izquierda a derecha: Dr. Bernardo A. Houssay, Presidente del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas; Dr. Atilo Dell’Oro Maini, Presidente del
Consejo Ejecutivo de la UNESCO y el Dr. Juan Schettini, Secretario de Cultura y
Accción Social de la Municipalidad pronunciando su discurso.

Lo actuado en dicha reunión se publicó en la obra: ”El Universo y la sociedad” edi-


tada en 1967 por la Secretaría de Cultura y Acción Social de la Municipalidad de la Ciudad
de Buenos Aires.
Si bien la mayor parte del edificio ya se encontraba terminado, faltaban detalles
para habilitarlo definitivamente al uso del público. La sala de proyección no disponía de
butacas, faltaba instalar los cortinados, los revestimientos de madera, el ascensor, los vidrios,
el equipo de aire acondicionado, no se contaba con los muebles para las oficinas, y no se
disponía de la conexión con la red eléctrica de la ciudad; por lo que finalizado el Coloquio,
continuaron los trabajos, con el fin de lograr su funcionamiento integral en el año siguiente.
Fui invitado y participé del Coloquio citado, debido a que entonces desempeñaba
la jefatura del Observatorio del Instituto Geográfico Militar -el Servicio Internacional de
la Hora- , al que había ingresado en enero de 1952.
Durante su transcurso, se realizaron exhibiciones con el instrumento planetario
que estuvieron a cargo del señor Carlos Seguers, Presidente de la Asociación Argentina Ami-
gos de la Astronomía, quien había recibido entrenamiento de los técnicos alemanes que ha-
bían instalado el instrumental. Supuse entonces, que el señor Seguers sería el responsable de
poner en marcha el flamante instrumento, una vez que las obras en curso finalizaran.
Una de las demostraciones más celebradas, estuvo a cargo de la docente del
Planetario de Montevideo, señora Lucila Vidal de Novoa.
Era la primera vez que veía un planetario en funcionamiento; realmente fue una impac-
tante experiencia poder apreciar como la sala quedaba cubierta por un magnífico cielo estrellado.
10
Aspecto de la sala de proyecciones
el día 19 de diciembre de 1966

Las primeras prácticas


A requerimiento del señor Seguers, acordamos en esa oportunidad, elaborar una
presentación sobre Astronomía de Posición, utilizando el nuevo instrumento, ya que ese
era el tema de mi trabajo habitual. Para concretar el proyecto, nos reunimos en diferentes
oportunidades en el lugar, con el fin de familiarizarme con las características del equipo y
realizar prácticas con el mismo.
Debido a que, como ya se señalara, el edificio no estaba entonces conectado a la red
eléctrica de la ciudad, se habían instalado dos grupos electrógenos a cargo de personal dependiente
del municipio. La novedad de poder contemplar el cielo estrellado atraía a estas personas, como
también a las de la empresa constructora, quienes se acercaban a disfrutar de la proyección.
El 1º de mayo de 1967 falleció el señor Seguers, días después, el entonces Secre-
tario de Cultura de la Municipalidad, el Dr. Juan Schettini, de quien dependía el Planetario,
visitó la obra y se reunió con el personal mencionado.
Les comenta que se había comprometido a ofrecer una demostración a los participantes en
el “Simposio Argentino para la enseñanza de la Geografía en el ciclo medio” -Primera reu-
nión-, que se realizaría los días 24, 26 y 27 de mayo en el Colegio Nacional Buenos Aires,
organizado por GAEA Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, en el que participa-
rían docentes de diferentes lugares del país. En el programa figuraba una visita explicada
al Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, el día 25 de mayo a las 10.
Frente a este compromiso y teniendo en cuenta la desaparición del señor Seguers,
el Dr. Schettini expresa su preocupación, ante la necesidad de contar con alguna persona
que esté en condiciones de ofrecer una exhibición a los participantes del Simposio. Uno de
los electricistas, que había presenciado las prácticas realizadas, le informó acerca de mi par-
ticipación en las mismas.
El Secretario de Cultura me contactó telefónicamente y me solicitó que realizara
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la exhibición programada para ese día. Fue necesario realizar algunos ensayos previos, pero
pude ofrecerla a los numerosos participantes, quienes debieron presenciarla de pie.
Días después, el Dr. Schettini me propone que me haga cargo de la puesta en marcha
del organismo a la brevedad posible, ya que se había realizado su inauguración en diciembre y
aún continuaba cerrado al público, para lo cual me contrata a partir del 1° de junio de 1967.
La primera función se realizó el día 13 de dicho mes, fue para estudiantes, que
también tuvieron que permanecer de pie, ante la carencia de butacas.
En la gacetilla de prensa emitida por la Secretaría de Cultura y Acción Social por memo-
rándum N°1.222-SCyAS-67 de fecha 30-VI-1967 se expresaba:

“La Intendencia Municipal comunica que el 13 de junio próximo pasado


quedó habilitado, con carácter experimental, el Planetario Municipal,
sito en el Parque Tres de Febrero, en la intersección de la Av. Sarmiento
y Belisario Roldán. Es evidente el interés despertado por este hecho, ya
que son numerosísimas las solicitudes presentadas por instituciones pú-
blicas y privadas que desean conocer sus instalaciones.
Desde la fecha mencionada hasta el 30 de junio del presente año, han
concurrido 4.130 personas, de acuerdo con la siguiente discriminación:
604 de establecimientos primarios; 1.272 de establecimientos secundarios
y 2.254 de establecimientos de enseñanza superior y otras instituciones.
Las visitas se han efectuado los días martes, jueves y sábados en el ho-
rario establecido, lo que hace un promedio de 590 personas por día.
Esta habilitación es parcial, para establecimientos docentes o institu-
ciones que soliciten la respectiva autorización para la concurrencia de
grupos estudiantiles. La habilitación definitiva para el público en ge-
neral se dispondrá cuando se instalen las butacas especiales giratorias.”

Como se ha expresado, durante el segundo semestre de ese año, se trabajó solo para es-
tudiantes y las funciones se realizaban los días martes, jueves y sábados. La apertura definitiva
para el público en general tuvo lugar el día 5 de abril de 1968, una vez que fueron instaladas en la
sala las butacas importadas de Alemania.
A partir de ese año, se le adjudica un presupuesto a la institución y las nuevas autoridades
municipales me designan Director, para ocupar el cargo creado en la flamante estructura.

La obra arquitectónica
El Arq. Enrique Jan, autor del proyecto del edificio, realizó una obra admirable, fue su
creación y dio lugar a que desde algunas ciudades europeas lo consultaran con el fin de proyectar
futuros planetarios.
En los planetarios y museos de ciencias de Europa se colocaron fotografías del edificio,
que fueron distribuidas por la empresa Carl Zeiss de Alemania.
Al cumplirse el 50 aniversario de la creación del primer instrumento planetario, el matasello postal
alegórico, realizado en Alemania, representaba la figura del edificio de nuestro Planetario.
El Arq. Jan era una persona excepcional y brillante profesional, que no aceptó recibir
demostraciones de homenaje, pese a que lo intenté en numerosas ocasiones y en cambio, pude
contar con su consejo hasta el 3 de abril de 1996, fecha en que falleció.
Toda vez que era necesario realizar un cambio en el edificio o en el mobiliario que el
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El arquitecto Enrique Jan, creador de una obra admirable
también diseñó, sabía que se podía contar con su desinteresado aporte profesional.
Cuando el Ing. Takutaro Yabashi, residente en Tokio, donó un reloj del Sol a la ciudad
de Buenos Aires, fue el Arq. Jan, quien a mi solicitud, diseñó el pedestal del mismo. Se instaló
frente al edificio del Planetario y el acto inaugural se realizó el día 1° de agosto de 1970.

La organización de las actividades


En 1968 comenzó la etapa de planear, dirigir y realizar representaciones para un
público de diferentes edades.
Se buscó brindar información astronómica a la población, y realzar la enseñanza de la
Astronomía dentro del sistema educativo, a través de programas “en vivo” brindados por confe-
rencistas, con el fin de interactuar con el público, en especial con el del sector estudiantil.
El objetivo fue trasmitir nuevos conocimientos y entretenimiento a los visitantes.
Se incorporó a profesores de disciplinas afines a la actividad del organismo para
realizar las narraciones y también a egresados de instituciones de formación actoral. Se es-
cogió a personas con la voz adecuada, que supieran coordinar la exposición con la habilidad
para manejar el instrumento planetario.
Debían también participar en la elaboración de los programas, a los que se agre-
garon efectos visuales y musicales, en los cuales era fundamental el respeto por la precisión
del contenido.
La responsable de estas actividades fue la Jefa del Departamento Técnico, luego
denominado Departamento de Programación y Producción, la Prof. Teolina María Rosa
Galmarino, quien durante veinticuatro años prestó servicios en el organismo.
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Tratamos de mostrar los hechos astronómicos y su relación con otras disciplinas,
como la física, química, matemática, biología, geografía, historia, arte, literatura.
Las funciones para estudiantes fueron preparadas teniendo en cuenta los conte-
nidos y los objetivos de los respectivos programas escolares.

Para encarar la estructura de los temas, se analizó la metodología empleada en los


Planetarios de Montevideo, Viena, Munich, Berlín, París, Londres y New York.
El criterio adoptado fue el de realizar una producción totalmente integrada, con
un libreto escrito, con espacios cronometrados y con fondo musical adaptado a cada momento del
espectáculo.

Las actividades de divulgación fueron encaradas de la siguiente manera:

a) Espectáculos para público: los sábados a las 16:30 y 18 y los domingos a las 16:30,
18 y 19:30. Se ofrecían cuatro programas diferentes durante el año.
b) Espectáculos para estudiantes: de martes a viernes a las 9:30, 10:30, 11:30,
13:30, 14:30 y 15:30.
Los programas estaban preparados de acuerdo al nivel de los estudiantes: cuatro,
para alumnos de enseñanza preescolar y primaria y tres, para los de enseñanza media.
c) Espectáculos para grupos especiales: con contenidos de navegación o geodesia
astronómica, en horarios a convenir.
d) Ciclos de conferencias: a cargo de científicos. La primera, realizada el 7 de junio
de 1969, estuvo a cargo del Dr. Jorge Sahade, entonces director del Observatorio Astronómico
de La Plata, quien se refirió a: “La actividad astronómica en la Argentina”. En esa oportunidad se
inauguró en el museo del Planetario una exposición sobre la actividad astronómica en el país.
Ese mismo año, el director del Observatorio Astronómico de Córdoba, Dr. Jorge
Landi Dessy expuso sobre:”Fuentes de energía de las estrellas”.
A estas primeras conferencias le siguieron muchas otras a cargo de astrónomos de
nuestro país, como los doctores Varsasky, Lavagnino, Forte, Feistein, Muzzio, Marraco, Sercic,
Levato, Jaschek, Itzigsohn, entre otros y del exterior: R.Berendzen, Mirabel, L.Friedman,
R.West, R.Garrison, N.Walborn, como también de astronautas de la NASA, como Mark C.
Lee y Franklin Chang-Díaz.
d) Exposiciones: en las vitrinas y paneles del primer piso del edificio se realizaron ex-
posiciones de elementos propios del organismo, como también muestras de las actividades de los
observatorios astronómicos de Córdoba y de La Plata, del Instituto Argentino de Radioastrono-
mía, del Observatorio Naval, el Servicio Internacional de la Hora, la NASA, la Asociación Ar-
gentina Amigos de la Astronomía, el Instituto Antártico Argentino, el Observatorio Austral
Europeo, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, etc.
El ámbito del museo fue utilizado también para exhibir trabajos de artistas plásticos,
cuya obra tiene afinidad con las actividades del Planetario, como Aldo Sessa, Gyula Kosice,
Leonor Koifman, Norberto Medina, Beile Sneider Mochkovsky, Jacques Bedel, Raquel
Forner, Ana Kozel, Rubén Locaso y Zul Solar, entre otros.
e) Conciertos: a partir de 1979 comenzaron a realizarse conciertos de música instru-
mental en la sala del Planetario.
El primer concierto musical realizado fue el 8 de noviembre de 1979 en adhesión a la
“Semana de Buenos Aires”. Fue un recital de bandoneón a cargo del solista Alejandro Barletta.
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Además de interpretar algunas composiciones de su autoría como: “Preludios cósmicos”,
deleitó al público con temas de Frescobaldi, Haendel, Bach, Mozart, y Grieg.
Las palabras de presentación fueron:

En este recinto, donde hoy tenemos el gusto de recibirlos, el Plane-


tario brinda espectáculos en los cuales el público puede disfrutar del
esplendor de las puestas de Sol, el encanto del cielo estrellado, y de la
poesía de la música que acompaña a dichos acontecimientos celestes.
Se ofrecen aquí al espectador, las inimaginables escalas del tiempo
y del espacio.
Hoy esta sala servirá de marco a un prestigioso músico y compo-
sitor, el señor Alejandro Barletta.
Será la primera vez que en el Planetario de la Ciudad de Buenos
Aires se ofrezca un concierto.
Al igual que otros, también el maestro Barletta, se ha visto atraído
por el Cosmos.
Muchos astrónomos han sido músicos y hubo músicos que fueron atra-
pados por el encanto del cielo estrellado y se convirtieron en astrónomos.
Herschel, fundador de la astronomía estelar, e incomparable observa-
dor del cielo, fue en primer lugar músico y compositor.
Durante la época en que se dedicó a la música, empleaba sus horas
libres en el estudio de las matemáticas con el fin de conocer más pro-
fundamente su arte. El paso siguiente fue la Astronomía.
Los “Cinco preludios cósmicos” compuestos por Barletta en 1969, que
fueron estrenados en Nueva York, y que oiremos en la última parte
del concierto de hoy, establecerán el puente para el oyente, entre su
música excepcional y el inmenso universo en el cual el hombre es solo
un átomo pensante que habita un planeta pequeño, que con algunos
otros gira en torno a una de tantas estrellas que pueblan el espacio.
No es el fin de estas palabras hacernos sentir aplastados o perdidos
en el maravilloso Universo; la ciencia ha sabido explorarlo y com-
prenderlo y la música que oiremos habrá de expresarnos las rela-
ciones ideales entre nuestro espíritu y el Cosmos.
En esta ocasión, será a través de la sonoridad barroca del bando-
neón ejecutado por Alejandro Barletta, a quien mucho agradece-
mos su participación en este acto que se lleva a cabo en adhesión a
la “Semana de Buenos Aires”.

Otros programas de música bajo el cielo estrellado estuvieron a cargo del Conjunto
Pro-arte de Flautas Dulces de Buenos Aires; del Grupo de Estudio de Música Renacentista del
Collegium Musicum de Buenos Aires; de Graciela Pomponio en guitarra y Magdalena Oro en
arpa y “Ficción Disco”, ciclo de conciertos auspiciados por el Instituto Goethe como parte de la
Bienal de Arte Joven.
También en diferentes oportunidades se ofrecieron conciertos de música grabada con
rayos LASER, con equipos importados temporariamente de los EUA.
15
Vista aérea del Planetario,
decada del ´70

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En estos espectáculos se combinan la música con la acción de un equipo de rayos
LASER dirigido hacia la cúpula de la sala, con el fondo de la imagen del cielo estrellado producida
por el instrumento planetario y algunos de los efectos especiales disponibles.

Incorporación de nueva tecnología y de efectos especiales


En 1971 se realizaron modificaciones en el proyector original, para transformarlo en
modelo V. Para ello se reemplazó el armazón boreal de los planetas, con lo cual, se contó con un
proyector de la Luna en condiciones de representar eclipses (uno total y 4 tipos de eclipses par-
ciales). El proyector del Sol ofrecía 10 posibilidades de eclipses: total, parciales y tránsito de Venus
por el disco solar. El tercer proyector del armazón, que ofrecía la imagen de Saturno, tenía un
objetivo zoom 1:0.
Se agregaron: proyectores de nubes, escalas de coordenadas esféricas, una consola de
comando y un armario de conexiones.
En años posteriores, se incorporaron seis proyectores panorámicos de horizonte y uno
del globo terráqueo, provistos por la casa Carl Zeiss.
En 1977 se adquirió un sincronizador Fasten con el fin de automatizar a los proyectores
auxiliares.
En 1981 se introdujeron 22 proyectores de efectos especiales y 10 proyectores Kodak
Ektagraphic.
En 1993 el Gobierno de Japón donó equipos por un valor de medio millón de dólares,
de acuerdo a un programa de apoyo a actividades educativas y culturales en países de América
Latina. Se recibió: un estudio de video, un sistema de audio para estudio de video, cuatro exhibi-
dores de video y tres proyectores de video, fabricados por SONY. Incluía el envío proyectores
Goto para diapositivas, para nubes crepusculares, una nave espacial y un zoom 1:6. En ese mismo
año, se incorporó un reproductor de laser disc SONY.

De izq. a der.: Antonio Cornejo, María Kodama, Beile Mochkovsky,


Ana Kozel y Rubén Locaso (1991)
17
La ciudad hidroespacial de Gyula Kosice
En 1998 se adquirió un sistema para la automatización de los efectos especiales
de sala, el equipo “All sky system”, con tres proyectores de efectos especiales, diapositivas, laser
disc y un grabador Pascam de cinta abierta, con cuatro canales. También se obtuvo un sis-
tema para adaptar las nuevas lámparas para las estrellas, debido a que las que estaban en
uso, se habían dejado de fabricar.
A partir de la instalación de los equipos mencionados en último lugar, los efectos
especiales que se utilizaban en los espectáculos, podían ser programados y activados desde
una computadora.
18
XV aniversario de la inauguración del Planetario (1982). De izq. a der.: las profesoras
Lucía Sendón, Ana Zeppa, Teolina María Rosa Galmarino, Andrea Clerici y María
Julia Ríos Velar.

Con esta nueva tecnología, se logró un mayor dinamismo en las presentaciones y


se mejoró la sincronización entre imagen, música y locución.
¡Una gran diferencia con las primeras funciones, presentadas treinta años antes!

Exteriorización del Planetario


Desde el año 1969 el Planetario integró la organización que nuclea a los grandes Planetarios
del mundo; su nombre era: ”Intenational Planetarium Directors Conference”, cuya sede ori-
ginalmente estuvo en la ciudad de Viena.
También formó parte de la “International Planetarium Society”, que nucleaba a los
Planetarios medianos y pequeños de América y Europa Occidental.
Originalmente la secretaría de esta institución funcionaba en Boulder (Colorado), EUA.
La relación con Planetarios de otros países posibilitó intercambiar experiencias y
aplicar técnicas empleadas en otras instituciones; como también obtener material para pro-
yectar en la sala o para el museo, de parte de agencias espaciales extranjeras.
Fue motivo de orgullo para nosotros, que la Fundación Carl Zeiss de Alemania be-
cara a los futuros directores de los Planetarios de las ciudades de Morelia (México), Ing. Gabriel
Muñoz Bedolla y de Castellón de la Plana (España), Prof. Rosario Nomdedeu Moreno, para
realizar una pasantía en nuestro Planetario, en los años 1972 y 1991 respectivamente, con el fin
de que se capacitaran en la conducción de las instituciones a inaugurarse en dichas localidades.
19
Breve balance
El interés puesto de manifiesto por el público, quedó evidenciado por el hecho de
que durante todos esos años la demanda de los establecimientos educacionales superó la
capacidad de satisfacerlos.
Fue muy estimulante para nosotros, haber logrado atraer a una nutrida con-
currencia de estudiantes y de público en los 33 años en que tuve el privilegio de desempeñar la
dirección del Planetario. Más de 9 millones de personas concurrieron a los espectáculos y a los
actos en los que pudimos ofrecer al público el contacto con importantes científicos, argentinos
y extranjeros; con astronautas; con artistas y escritores, como Ray Bradbury, por ejemplo.
Como lo expresara en oportunidad de cumplirse el trigésimo aniversario de su
habilitación en 1997:

“Nos propusimos entonces, que el flamante Planetario fuera un teatro, una escuela y un centro cultural a
la vez, en cuyas dramatizaciones se observaran estrictamente los fundamentos de la verdad científica.”

Nuestro objetivo fue establecer un puente entre la ciencia y el público, empleando


técnicas que posibilitaran trasmitir conocimientos en forma atrayente, para enseñar delei-
tando a los visitantes.

Procuramos que el Planetario fuera un centro de información astronómica, en el que el público pu-
diera apreciar el lugar que ocupa la ciencia en la vida diaria; las características del Universo en el
que vive y despertar en los más jóvenes el interés por la actividad científica.
Quienes de una u otra manera han hecho posible esta maravilla de la ciencia y de
la técnica; quienes han bregado y obtenido la instalación de un Planetario en Buenos Aires,
se habrán de sentir hondamente satisfechos por su acción, al proporcionar a la sociedad un

El escritor norteamericano Ray Bradbury en el Planetario (1997)


20
instrumento de cultura de esa envergadura y a la vez, fuente inagotable de gozo estético.
Para todos ellos, nuestro reconocimiento y gratitud.
Por otra parte, brindo mi recuerdo emocionado para las personas que me secun-
daron en la puesta en marcha del Planetario, en circunstancias tan especiales y hago votos
para que quienes nos sucedieron, logren el éxito que la magnífica obra merece.

Conclusión
La belleza del cielo estrellado, la poesía de una noche de plenilunio, la magnifi-
cencia de una puesta de sol, son espectáculos que despiertan el amor por la Astronomía en
un vasto sector del público.
En una época en la que las condiciones ambientales de las grandes ciudades no
dejan gozar de la contemplación del cielo nocturno, el Planetario se convierte en un reser-
vorio que atesora y permite compartir las maravillas del Universo. Se convierte en el puente
entre los centros de investigación científica y el público, al que transmite conocimientos en
forma amena y accesible al común de las personas. Es su misión mostrar que la raza humana
dispone de un hábitat muy especial, en un pequeño planeta que gira en torno a una estrella
media que a su vez pertenece a una enorme galaxia compuesta por millones de estrellas. Es
decir que la Tierra representa sólo una pequeña porción del Universo conocido, pero una
porción que es vital para la humanidad y por eso es necesario cuidar.
Con el Planetario se muestra y explica los secretos de ese Universo, que es tan
vasto que la imaginación no puede abarcar, y entre otras cosas, revela que los seres humanos
somos polvo de estrellas, y que los átomos de nuestro cuerpo y de todo lo que nos rodea, se
originaron en el corazón ardiente de estrellas distantes.

Detalle de la primer maqueta del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires


21
HECHOS DESTACABLES
Los primeros Planetarios de la región.

Montevideo fue la primera ciudad en América del Sur en inaugurar en el año 1954 su
planetario Spitz B, que fue instalado en una sala de 18 m. de diámetro. Le siguió San Pablo, que lo
hizo en 1957, en una sala de 20 m. de diámetro, en la que se ubicó un instrumento Zeiss modelo III,
que fue reemplazado en 1999 por el Zeiss Universarium.
El primer instrumento planetario que se instaló en nuestro país, fue en la Escuela Naval
Militar de Río Santiago a partir de 1960; fue un Spitz A l, ubicado en una sala de 7 m. de diámetro.

Planetario Spitz B, Montevideo - Uruguay


(1954)

El 19 de junio de 1984 se
inauguró en la ciudad de Rosario,
el segundo gran planetario con que
cuenta nuestro país. En su sala de
espectáculos, de 22 m. de diámetro,
que es mayor que la de Buenos
Aires, se instaló entonces, un ins-
trumento Zeiss modelo IV. El edi-
ficio central, ubicado en el Parque
Urquiza, tiene forma de cometa;
constituye el denominado “Com-
plejo Astronómico Municipal de Ro-
sario” integrado por el Planetario
Municipal de Rosario "Luis Cán-
22
Planetario de San Pablo,
con una sala de 20 m.
de diámetro.

dido Carballo", el Museo Experimental de Ciencias y el Observatorio Astronómico Muni-


cipal de Rosario "Prof. Victorio Capolongo".
Esta importante obra se debe al empeño del ex Intendente Municipal Luis Cán-
dido Carballo y a la iniciativa y esfuerzo del Prof. Victorio Capolongo, que junto con los
integrantes de la “Asociación Cultural, Filosófica y Astronómica Cosmos", dedicada a la ense-
ñanza y divulgación de la Astronomía, trabajó por largos años, hasta concretar el sueño de
un observatorio y de un planetario en Rosario.
Capolongo fue además miembro fundador y ex Secretario de la "Liga Latinoame-
ricana de Astronomía", hoy Liga Iberoamericana de Astronomía (LIADA) y Miembro Ho-
norario del Centro Observadores del Espacio (CODE), de Santa Fe.

Claves para entender el ideograma que encierra el edificio del Planetario de Buenos Aires

Por el Arq. Enrique Jan

Para mí el planetario y su concepción fueron una combinación de un proceso in-


terno propio de síntesis y la sensación de estar participando como brazo ejecutor de una
fuerza expresiva que trascendía la persona.
Una revista bimensual, Planeta, que allá por 1964 aproximadamente había empe-
zado a publicarse, tuvo gran influencia en la ampliación de mis horizontes cognitivos y en
la forma de ver las cosas que me rodeaban.
Coincidió esta época con cierto interés por lo oriental, especialmente la capacidad sintética de
su arte y de su idioma escrito, los ideogramas. “La información está ahí, para el que sabe interpretarla”.
El planetario es un “ideograma” arquitectónico: El visitante que llega se aproxima al
edificio por una calzada construida con triángulos que hace la vez de puente entre el afuera y el
adentro del edificio, ahí tiene la clave.
El triángulo es el primer poliedro, es la primera forma geométrica elemental capaz
23
Instrumento Zeiss modelo III (1957), del Planetario de San Pablo
24
de encerrar un contenido en dos dimensiones, dos líneas no bastan para contener, tan solo
delimitan, una tercera línea define una frontera entre un dentro y un fuera. Así en el plano
de dos dimensiones de la calzada el concepto se presenta al transeúnte.
Al cruzar el puente el triángulo, como elemento constructivo, salta del plano al
espacio tridimensional formando dos tetraedros invertidos, uno apoya su base en la tierra y
eleva su cúspide al cielo y el otro baja del cielo hacia la tierra interpenetrandose.
La dialéctica de oposición complementaria se rompe cuando “uno”y “uno “no son dos sino tres,
ahí comienza la creación,de la relación dinámica entre dos surge el tres,dos líneas paralelas no se intersectan,
y la repetición de este mecanismo no construye, separa, en cambio cuando dos líneas se intersectan la repe-
tición del proceso crea el triángulo y ya comienza a surgir la evolución en la estructura que se perfila.
De la misma forma que la capacidad de “contener” surge en dos dimensiones con la ope-
ración de intersección de 3 líneas elementales, en 3 dimensiones utilizando 4 triángulos elementales
vuelve a surgir la capacidad de contención: el tetraedro, que además es la imagen química de la
molécula de carbono, elemento sobre el que se construye la química de “lo vivo”, lo que evoluciona.
El objetivo del edificio era albergar en su interior al “planetario propiamente
dicho”, este es un instrumento que proyecta sobre una bóveda semiesférica un cielo virtual,
y permite simular el avance o el retroceso del tiempo para llevar la representación de la bó-
veda celeste al momento escogido.
Retomando el “ideograma” arquitectónico veremos: La naturaleza del tiempo es circular,
se percibe en los cambios de estaciones que siempre regresan, en los ciclos de nacimiento, duración
y muerte de lo vivo, y la percepción del tiempo se haya asociada a un aspecto más elevado que nos
permite ver en extensión y luego de hacer un recorrido circular volver a reconocer los mismos lugares,
a pesar del trayecto recorrido, esto marca los años, los siglos, los eones, como volvemos año tras año
al límite arbitrario del 31 de diciembre en el que un año es viejo y el que sigue es año nuevo. La
galería circular que rodea al planetario y que está sobre elevada busca transmitir esta idea.
El ser humano, como cúspide de la evolución conocida esta también ahí: el eje
central del planetario, es un ascensor hidráulico que une y conecta lo más profundo con lo
más elevado, al igual que la columna vertebral del ser humano une el sacro (un hueso trian-
gular curiosamente llamado “sagrado”) y la bóveda craneal, en cuyo interior tienen lugar las
representaciones virtuales del mundo perceptivo que nos rodea.
Una vez me contactaron unos masones intrigados sobre si pertenecía a alguna de
sus corrientes ya que ellos habían llegado a percibir una parte de esta simbología en el edi-
ficio. Yo no era masón, simplemente creía que un edificio público que tenía una función
debía expresar a quien supiera leerlo las ideas que había detrás de la función que cumpliría.

El Arq. Jan nació en Buenos Aires el 20 de


septiembre de 1920 y falleció el 3 de abril de 1996.

Las rocas lunares


En abril de 1970, el titular del Poder Ejecutivo Nacional Grl. Juan Carlos Onganía, recibió
de manos del embajador de los EUA un receptáculo con algunos trozos de la superficie lunar y la bandera
argentina que la tripulación de la Misión Apolo XI llevó en su viaje a nuestro satélite.
Las rocas lunares y el símbolo patrio fueron obsequiadas por el presidente Nixon al pueblo
argentino y se depositaron en el Museo de la Escribanía General del Gobierno de la Nación.
25
El Dr. Jorge Allende, Escribano Mayor de Gobierno da lectura al acta de entrega de las rocas
lunares. En su entorno, el señor Ricardo Freixá, Sec. de Cultura de la Municipalidad; el Dr.
Norman Ziff, Agregado Cultural de la Embajada de los EUA; el señor Michael O’Brien Agre-
gado de Prensa de la citada Embajada; el Prof. Antonio Cornejo, Director del Planetario y el
Dr. Jorge Sahade, Director del Observatorio Astronómico de La Plata.

A nuestra solicitud, se dispuso por decreto N° 2543 que se cedieran al Planetario,


para ser exhibidas en una de las vitrinas con que cuenta su museo, con el fin de que el nu-
meroso público que asiste a sus funciones pueda observar una porción de otro cuerpo celeste,
como símbolo y testimonio de la hazaña del hombre de haber visitado a la Luna.
El acto de entrega se realizó el día 9 de diciembre de 1976 y desde entonces, a nuestro Pla-
netario le correspondió albergar una pequeña porción de los 22 kilos de rocas y polvo lunar, que los as-
tronautas Armstrong y Aldrin recogieron durante su permanencia en la Luna en julio de 1969.
Se trata de cuatro
pequeños trozos de 3 mm.
cada uno, protegidos dentro
de una esfera transparente,
colocada en un soporte de
madera lustrada con una cu-
bierta de plástico que con-
tiene además, la bandera
nacional de 12 x 17 cm.
Las personas que vi-
siten el Planetario y observen
esas cuatro piedritas, -minús-
culos trozos del suelo lunar-
recordarán la hazaña realizada
en julio de 1969 y tendrán el
testimonio, que el hombre
pudo visitar otro astro.
26
Un alumno observando la consola de mando del Planetario Zeiss de la Ciudad
de Buenos Aires (1970)
27
Detalle del reloj de Sol

Recepción del reloj de Sol donado a la ciudad de Buenos Aires


Discurso del Director del Planetario Prof. Antonio Cornejo
1° de agosto de 1970

Desde las épocas más remotas el hombre tuvo la necesidad de dimensionar y dividir el
tiempo en el que le correspondió vivir en esta pequeña parte del Universo.
En los últimos años el ritmo de vida, especialmente en las grandes metrópolis del
mundo, como Tokio o Buenos Aires, y el concepto del mundo, han sufrido profundo cambio, de-
bido a los nuevos conocimientos de carácter científico, técnico o cultural.
No obstante, pocas veces relacionamos nuestro habitual modo de regirnos en lo que a
tiempo se refiere, con los sucesos de carácter astronómico, que suelen pasar inadvertidos en las
urbes modernas.
La sucesión del día y de la noche, –que es una consecuencia de la rotación terrestre se
efectúa con tanta uniformidad para los habitantes de latitudes medias, que fue tomada como me-
dida inequívoca del tiempo por todos los pueblos del mundo y en todas las épocas.
Después del día es el año la unidad de tiempo más natural, producida por la traslación
de los terráqueos en torno a una estrella llamada Sol; las labores agrícolas están íntimamente
ligadas a las estaciones del año.
Debido a que el número de días de un año es bastante crecido, se ha introducido una
unidad menor, intermedia entre el día y el año. Esta unidad la proporciona el movimiento de
nuestro satélite en torno a la Tierra y las sucesivas fases que ella nos muestra.
Observando la reaparición de la Luna Nueva entre los rayos del Sol, hecho que se repite
28
a intervalos de unos 30 días, se encontró una unidad a la que se llamó el mes.
La división del mes en semanas de siete días, deriva de la duración de cada una de las
fases que presenta la Luna.
Vemos que es a través de los hechos de la mecánica celeste que se manifiesta “el tiempo”,
y son ellos quienes han determinado la forma de ordenar nuestro “tiempo terrestre”.
La técnica de medir el tiempo ha evolucionado, al punto que en la actualidad es posible
controlar el movimiento de rotación terrestre, el que hasta hace pocos años, era tomado como pa-
trón para la determinación de la unidad horaria.
La rotación de la Tierra no es perfectamente regular como se creía, sino que presenta
fluctuaciones periódicas y a veces imprevisibles; de donde resulta que el día natural o astronómico
es de una duración irregular.
En nuestra ciudad, al igual que en otros lugares del planeta, existe ya un moderno
reloj atómico, que posibilita el mantenimiento de la hora con una precisión de un milloné-
simo de segundo en un año.
Ello representa un verdadero alarde de la ciencia y de la técnica, con lo cual el hombre
puede desentrañar los problemas que se le presentan, al pretender incursionar en otros mundos.
No obstante el espíritu humano es siempre sensible a tantas cosas bellas que la natura-
leza ha dispuesto sobre nuestro planeta.
Una prueba de ello es el parque en el que nos encontramos, o la actitud del público que
a diario visita este Planetario, al contemplar la imponencia del cielo estrellado.
Y en este parque, frente al edificio del Planetario de la ciudad, la Comuna ha dispuesto
el emplazamiento del reloj de Sol, enviado desde un país situado en donde “nace el Sol” y donde
habita el pueblo japonés.
Un pueblo por el que los argentinos sentimos profundo respeto y admiración, y
que a través de los diferentes grupos afincados en el país, contribuye a su prosperidad y en-
grandecimiento.
Este sencillo acto tiene un significado muy especial, está destinado a habilitar en nuestra
ciudad a este reloj de Sol que hiciera llegar, por intermedio de la Embajada de Japón, el ingeniero
Tokutaro Yabashi, su inventor, quien en estos momentos se encuentra entre nosotros.
El ingeniero Yabashi conoce a la Argentina por intermedio de un familiar suyo, el
señor Sun Matsubara, quien a través de su correspondencia le tiene al corriente de nuestras
características.
Tal es el origen de la donación de la donación del reloj de Sol que nos hiciera llegar,
que mucho apreciamos y que contribuye a reforzar los vínculos amistosos que caracterizan a las
relaciones de ambos pueblos.
El reloj de Sol o cuadrante solar es un instrumento de remota invención que mediante
el movimiento de la sombra arrojada por un estilete sobre una superficie vertical u horizontal, de-
bidamente dispuesto, sirve para medir el tiempo e indicar la hora solar en el curso del día.
Hay quien sostiene que es el primer instrumento astronómico que usó el hombre;
de su antigüedad dan fe los anales chinos y las Sagradas Escrituras; su empleo se generalizó
en Egipto y de este país lo tomó Anaximandro para introducirlo en Grecia seis siglos antes
de la Era Cristiana.
El funcionamiento del reloj depende del movimiento aparente del Sol en el cielo du-
rante el día; es decir que el desplazamiento lento pero ininterrumpido de su sombra, nos recordará
el movimiento de rotación que estamos realizando, y que no nos es sensible.
Este reloj solar posee su cuadrante dispuesto en forma vertical, a diferencia de los que
29
El señor Sun Matsubara, el Ing. Tokutaro Yabashi, el director del Planetario
y el Ministro de la Embajada de Japón, señor Yoshio Nara
podemos observar en algunos paseos de Buenos Aires, que tienen el cuadrante horizontal.
Su estilo es doble y está materializado por la saliente de acero inoxidable orientada
hacia el polo sur celeste.
El sistema empleado en el reloj ha sido creado por el ingeniero Yabashi, quien al posi-
bilitar al cuadrante un leve giro en torno al meridiano, permite obtener la hora media local, sin
aplicar ninguna corrección aritmética como es habitual.
La hora local es propia de cada lugar y depende de la longitud geográfica en que
uno esté ubicado; la pequeña diferencia que existe entre la hora solar verdadera y la hora
media loca, se denomina “ecuación del tiempo”, que es la escala correctiva situada en la por-
ción inferior del cuadrante.
Debido a que en nuestro país tenemos la hora oficial adelantada en una hora, es decir
que empleamos la hora media local correspondiente al meridiano de -45° y a que el lugar en que
está ubicado este reloj está a -58°25’ de longitud oeste, es decir a 150 Km. al este del meridiano
de -60°, el cuadrante solar que hoy se habilita señalará al inadvertido espectador, esa diferencia de
una hora y minutos con respecto a la hora oficial que marca su reloj.
Pero quien lea la hora este reloj, deberá saber que es la hora astronómica; la hora
natural que corresponde a este lugar y que la hora oficial es un acuerdo que se establece con
fines meramente prácticos.
Por estar este reloj en contacto con nuestra estrella el Sol, que marca el paso del tiempo;
el mismo Sol que posibilita la existencia de los hombres pertenecientes a todos los grupos étnicos
que habitan el planeta, será un motivo más para destacar el principio de fraternidad universal
entre los pueblos de la Tierra.
Agradezco, en nombre de la Comuna de la ciudad de Buenos Aires al ingeniero Tokutaro Yabashi,
su gentil atención, al donar para solaz y reflexión de sus habitantes, este hermoso reloj solar.
30
Síntesis de las palabras pronunciadas por el Ministro
de la Embajada de Japón, señor Yoshio Nara
“Agradezco la realización de este acto que da prueba una vez más del espíritu de her-
mandad entre ambos países.
Esta ciudad cuenta con un nuevo testimonio del afecto y gratitud que los japoneses sienten
por este país y que juntamente con el Jardín Japonés, pretende perpetuar en este suelo la presencia
de estos espirituales vínculos.
Hago mis votos porque las horas que a partir de hoy comienzan a señalar su paso por este reloj,
puedan determinar una progresión constante en la prosperidad de este país, y en el desarrollo de
los lazos entre nuestras naciones.”

El año de Copérnico
El año 1973 fue decla-
rado por la UNESCO:
“Año universal Nicolás
Copérnico”, con motivo de
cumplirse el quinto cente-
nario de su nacimiento.
La colectividad polaca de
la Argentina donó a la ciu-
dad de Buenos Aires un
monumento obra del es-
cultor polaco Adolfo Glett
que se inauguró el día 7 de
mayo de 1973 en el parque
en el que se encuentra el
edificio del Planetario. La
ceremonia fue organizada
por la “Unión de Polacos
de la Argentina”.
Al hacer uso de la pala-
bra, el Dr. Jorge Ordóñez
Presidente del Instituto
Cultural Argentino Po-
laco, señaló que la obra in-
augurada simboliza el
esfuerzo de los polacos,
que con sacrificio en este
país, han logrado rehacer
sus vidas.
El Cnl. Jorge Zaxisza
presidente de la Unión de
Polacos de la Argentina, en
nombre de la colectividad polaca agradeció a las autoridades el haber permitido su emplazamiento,
y el director del Planetario Prof. Antonio Cornejo, expresó que la obra no podía estar mejor ubi-
cada, ya que se halla junto al Planetario, donde se difunden los misterios del cosmos.
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Una distinción del Club de Leones Mar del Plata Norte
Premio Hipocampo 1993-1994
“A los directivos y personal del Planetario “Galileo
Galilei” de la ciudad de Buenos Aires. Porque desde su ha-
bilitación en 1968, se convirtió en centro de atención y
participación de científicos, investigadores, docentes, profe-
sionales, estudiantes y público en general, interesados en ini-
ciarse como en profundizar los conocimientos sobre los
misterios del espacio exterior”
El premio fue entregado al director del Planetario,
en un acto que se realizó en la Sala A del Centro Cultural
Gral. Juan Martín de Pueyrredón de Mar del Plata, el sá-
bado 30 de abril de 1994 a las 19.

Reconocimiento a un colaborador
Ocurrió en 1997
Todas las mañanas la señora Silvina Ged-
des de Serantes solía traer a retozar al parque donde
se encuentra el Planetario, a su perro Wolf, un her-
moso “ovejero alemán manto negro”. Le había ense-
ñado a recoger los recipientes de gaseosas o de
galletitas, que las personas arrojan al suelo, y colocar-
las en los cestos destinados para ello.
Una mañana lluviosa del mes de mayo, Wolf,
cubierto con un impermeable, realizaba su tarea. Esta
escena, me hizo valorar su dedicación y me movió a
otorgarle un reconocimiento por su contribución al
mantenimiento del aseo del parque y nada mejor que
hacerlo en el acto del día 13 de junio, en el que se ce-
lebraría el 30 aniversario del Planetario.
Días después, me encuentro con el Dr. Fer-
nando de la Rúa, Jefe de Gobierno de la Ciudad,
quien me informó que asistiría a la ceremonia. Gran
duda de mi parte: ¿le parecería bien condecorar a un perro en un acto formal?... Le comento
mi proyecto, con el que estuvo de acuerdo y dio instrucciones al Director de Ceremonial
para que se confeccionara una medalla para Wolf.
Finalmente, el Jefe de Gobierno no pudo concurrir al acto, de manera que me co-
rrespondió condecorar a Wolf, como reconocimiento del Gobierno de la Ciudad, por su cola-
boración en mantener limpio el parque del Planetario.
Luego de recibirla, su dueña le indicó que agradeciera, así lo hizo dando la mano y después se
paró en sus patas traseras y expresó su reconocimiento con un lengüetazo en mi cara...
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AUTORIDADES
Planetario de la Ciudad de Buenos Aires “Galileo Galilei”

JEFE DE GOBIERNO
Ing. Mauricio Macri

MINISTRO DE CULTURA
Ing. Hernán Lombardi

SUB SECRETARIO DE GESTIÓN CULTURAL


Lic. Alejandro Gómez

DIRECTORA DEL PLANETARIO DE BUENOS AIRES


Lic. Lucía Sendón

Septiembre, 2015 - ® Todos los derechos reservados

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