PLANETARIO - Recuerdo de Sus Orígenes - Libro Cornejo - 2015v20
PLANETARIO - Recuerdo de Sus Orígenes - Libro Cornejo - 2015v20
PLANETARIO - Recuerdo de Sus Orígenes - Libro Cornejo - 2015v20
Querido profesor, gracias por todas esas cosas, pero sobre todo, gracias por
dejarnos su ejemplo de persona íntegra y comprometida con su país y con su tiempo.
Deseo que esta publicación sirva de consulta a todos aquellos que deseen conocer
sobre los comienzos del Planetario de Buenos Aires. El Profesor Antonio Cornejo fue su
protagonista y ha dejado una impronta imborrable. Ahora nos queda, a quienes lo sucede-
mos, continuar su destacada labor y escribir otras páginas. Este libro tiene un final abierto,
la historia continúa.
Lucía C. Sendón
Directora
Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei
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Planetario Carl Zeiss Modelo I , Jena, Alemania (1925)
Los antecedentes
En agosto de 1923, brilló por primera vez un cielo estrellado artificial producido por
un instrumento llamado planetario, en la ciudad de Jena en Alemania. Lo habían instalado dentro
de una cúpula de 16m. de diámetro armada en la terraza de la empresa Carl Zeiss.
Tiempo después, fue trasladado al famoso Museo Alemán de Múnich, donde miles de
visitantes, entre ellos numerosos compatriotas, pudieron disfrutarlo.
Ese equipo original fue construido para mostrar el aspecto del cielo estrellado sólo para
la latitud de la ciudad de Múnich (48° norte), pero luego fue perfeccionado, con el fin de que
fuera un instrumento universal, es decir, que permitiera observar el cielo visible en todos los lugares
del planeta.
A comienzos de la década del treinta, numerosas personalidades e instituciones del país,
se hicieron eco de lo que en Europa se denominó “El milagro de Jena”; la Sociedad Científica
Argentina, la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, GAEA Sociedad de Estu-
dios Geográficos y la Asociación Amigos de la Astronomía, destacaron las ventajas que traería a
nuestra actividad cultural, la instalación de un planetario.
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Profesores argentinos en su visita al Planetario de Jena (Alemania) en febrero de 1927.
Gentileza de la señora Bastianini de Molina y Vedia
PLANETARIO
Adquisición
PROYECTO DE ORDENANZA
Art. 3° - Para la construcción del edificio y la instalación del planetario y asimismo para su
ulte¬rior aprovechamiento, se consultará a la Comisión Honoraria integrada por los represen-
tantes de los Amigos de la Astronomía, la Sociedad Científica Argentina y el Observatorio dé
La Plata.
Art. 4° - Una vez elegido el terreno y resuelta la adquisición del planetario, la Comisión de
Hacienda, Presupuesto y Cuentas incorporará el gasto que demanden los trabajos al presu-
puesto del año 1960.
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Señor Presidente:
El informe de la Comisión Honoraria inserto en el diario de sesiones del día de
ayer, 16 de setiembre, es por sí mismo lo bastante explícito para abundar en nuevas argumen-
taciones.
La ciudad de Buenos Aires clama hace más de un cuarto de siglo por un planetario
del cual disponen las principales ciudades del mundo, muchas de ellas de menor población
que la nuestra.
Son numerosas las iniciativas presentadas para suplir esta omisión que no lograron
su objetivo hasta el momento.
No ignoro cuál es la situación financiera de nuestra comuna, pero deseo hacer notar
que Inglaterra empobrecida por la guerra, no ha vacilado en abordar en plena crisis la cons-
trucción del mayor radiotelescopio del mundo invirtiendo en Jondrell más de un millón qui-
nientos mil dólares en un aparato que pesa alrededor de 5 toneladas y tiene un disco para captar
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las ondas sonoras más remotas de más de 80 metros de diámetro. Y ha sido con este aparato
con el cual ha sido posible detectar la llegada del último satélite ruso a la Luna.
El momento para tomar una decisión no puede, pues, ser más oportuno, ya que
cada día es más evidente la necesidad de contar con un elemento tan valioso para difundir
con eficacia los conocimientos más elementales de cosmografía, aún estudiada en textos
atrasados e insuficientes.
Creo oportuno recordar sobre el particular las siguientes palabras pronunciadas el 20 de agosto
de 1937 por el director del Observatorio de San Miguel, Ignacio Puig, acerca del planetario:
"¿Cuándo será que la ciudad de Buenos Aires podrá disfrutar de tan sublime e ins-
tructivo espectáculo? La progresiva ciudad levanta esbeltos monumentos, abre espaciosas ave-
nidas, construye colosales edificios, hermosea su recinto con parques y jardines para solaz y
esparcimiento de los ciudadanos; ¿por qué, pues, no puede levantar también un planetario,
colosal monumento de cultura y fuente inagotable de gozo estético, que ha de inmortalizarla y
atraer hacia sí infinidad de viajeros de toda América del Sur?"
Desde aquella fecha, hacen 22 años, las ciudades de Sud América (San Pablo, de
Brasil, y Montevideo, del Uruguay), han instalado modernos planetarios y Buenos Aires está
aún a la espera de tener el suyo.
El cálculo estructural lo realizó el Ing. Carlos Laucher quien participó del proyecto durante un año y dejó
materializado su complejo trabajo en setecientas páginas. A su tarea también se deben, entre otros, el
edificio Kavanagh de Plaza San Martín y el túnel subfluvial que vincula Santa Fe con Entre Ríos.
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Primer espectáculo público del primer planetario en la sala de proyección en el techo
de la fábrica Zeiss en Jena (1924 ) .
En junio de 1961 se llamó a licitación pública para su construcción (Decreto 9083 -
B.M. 11609) y luego se adjudicó la obra a la Compañía Argentina de Construcciones Civiles
S.A. – (Decreto 16252 – 25-IX-1961- B.M. 11687).
Por sugerencia de la Sociedad Italiana Leonardo da Vinci, la Federación General de
Sociedades Italianas de la República Argentina, propuso al Intendente Municipal que se imponga
el nombre de Galileo Galilei al Planetario en construcción, temperamento que es aceptado. (De-
creto Ordenanza 16990 – 8-X-1963 - B.M. 12182).
El acto inaugural
Como acto de clausura de los festejos celebratorios del Año del Sesquicentenario de la
Declaración de la Independencia Argentina, la Intendencia Municipal dispuso habilitar oficial-
mente las instalaciones del Planetario, que se encontraba en construcción, para realizar un Colo-
quio los días 19 al 22 de diciembre de 1966. Se lo denominó: “Primer coloquio sobre los progresos
de la exploración cósmica y sus consecuencias para la humanidad” y participaron en él destacados es-
pecialistas en las ciencias del espacio, que trataron el tema: “El Universo y la Sociedad” (Decreto
N°14703- 21-XI-1966).
Se contó también con la presencia del Presidente del Consejo Ejecutivo de la
UNESCO, Dr. Atilio Dell´Oro Maini y una delegación de Uruguay, de la que formaba parte
personal del Planetario de Montevideo.
Las palabras de apertura fueron pronunciadas por el Ing. Teófilo M. Tabanera, Presi-
dente de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales y por el Dr. Aldo A.Cocca, relator
general del Coloquio.
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Expresó el doctor Cocca en esa oportunidad:
Los discursos de clausura fueron pronunciados por el Dr. Bernardo Houssay, Presi-
dente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y por el Dr. Juan Schettini,
Secretario de Cultura y Acción Social de la Municipalidad.
Como se ha expresado, durante el segundo semestre de ese año, se trabajó solo para es-
tudiantes y las funciones se realizaban los días martes, jueves y sábados. La apertura definitiva
para el público en general tuvo lugar el día 5 de abril de 1968, una vez que fueron instaladas en la
sala las butacas importadas de Alemania.
A partir de ese año, se le adjudica un presupuesto a la institución y las nuevas autoridades
municipales me designan Director, para ocupar el cargo creado en la flamante estructura.
La obra arquitectónica
El Arq. Enrique Jan, autor del proyecto del edificio, realizó una obra admirable, fue su
creación y dio lugar a que desde algunas ciudades europeas lo consultaran con el fin de proyectar
futuros planetarios.
En los planetarios y museos de ciencias de Europa se colocaron fotografías del edificio,
que fueron distribuidas por la empresa Carl Zeiss de Alemania.
Al cumplirse el 50 aniversario de la creación del primer instrumento planetario, el matasello postal
alegórico, realizado en Alemania, representaba la figura del edificio de nuestro Planetario.
El Arq. Jan era una persona excepcional y brillante profesional, que no aceptó recibir
demostraciones de homenaje, pese a que lo intenté en numerosas ocasiones y en cambio, pude
contar con su consejo hasta el 3 de abril de 1996, fecha en que falleció.
Toda vez que era necesario realizar un cambio en el edificio o en el mobiliario que el
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El arquitecto Enrique Jan, creador de una obra admirable
también diseñó, sabía que se podía contar con su desinteresado aporte profesional.
Cuando el Ing. Takutaro Yabashi, residente en Tokio, donó un reloj del Sol a la ciudad
de Buenos Aires, fue el Arq. Jan, quien a mi solicitud, diseñó el pedestal del mismo. Se instaló
frente al edificio del Planetario y el acto inaugural se realizó el día 1° de agosto de 1970.
a) Espectáculos para público: los sábados a las 16:30 y 18 y los domingos a las 16:30,
18 y 19:30. Se ofrecían cuatro programas diferentes durante el año.
b) Espectáculos para estudiantes: de martes a viernes a las 9:30, 10:30, 11:30,
13:30, 14:30 y 15:30.
Los programas estaban preparados de acuerdo al nivel de los estudiantes: cuatro,
para alumnos de enseñanza preescolar y primaria y tres, para los de enseñanza media.
c) Espectáculos para grupos especiales: con contenidos de navegación o geodesia
astronómica, en horarios a convenir.
d) Ciclos de conferencias: a cargo de científicos. La primera, realizada el 7 de junio
de 1969, estuvo a cargo del Dr. Jorge Sahade, entonces director del Observatorio Astronómico
de La Plata, quien se refirió a: “La actividad astronómica en la Argentina”. En esa oportunidad se
inauguró en el museo del Planetario una exposición sobre la actividad astronómica en el país.
Ese mismo año, el director del Observatorio Astronómico de Córdoba, Dr. Jorge
Landi Dessy expuso sobre:”Fuentes de energía de las estrellas”.
A estas primeras conferencias le siguieron muchas otras a cargo de astrónomos de
nuestro país, como los doctores Varsasky, Lavagnino, Forte, Feistein, Muzzio, Marraco, Sercic,
Levato, Jaschek, Itzigsohn, entre otros y del exterior: R.Berendzen, Mirabel, L.Friedman,
R.West, R.Garrison, N.Walborn, como también de astronautas de la NASA, como Mark C.
Lee y Franklin Chang-Díaz.
d) Exposiciones: en las vitrinas y paneles del primer piso del edificio se realizaron ex-
posiciones de elementos propios del organismo, como también muestras de las actividades de los
observatorios astronómicos de Córdoba y de La Plata, del Instituto Argentino de Radioastrono-
mía, del Observatorio Naval, el Servicio Internacional de la Hora, la NASA, la Asociación Ar-
gentina Amigos de la Astronomía, el Instituto Antártico Argentino, el Observatorio Austral
Europeo, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, etc.
El ámbito del museo fue utilizado también para exhibir trabajos de artistas plásticos,
cuya obra tiene afinidad con las actividades del Planetario, como Aldo Sessa, Gyula Kosice,
Leonor Koifman, Norberto Medina, Beile Sneider Mochkovsky, Jacques Bedel, Raquel
Forner, Ana Kozel, Rubén Locaso y Zul Solar, entre otros.
e) Conciertos: a partir de 1979 comenzaron a realizarse conciertos de música instru-
mental en la sala del Planetario.
El primer concierto musical realizado fue el 8 de noviembre de 1979 en adhesión a la
“Semana de Buenos Aires”. Fue un recital de bandoneón a cargo del solista Alejandro Barletta.
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Además de interpretar algunas composiciones de su autoría como: “Preludios cósmicos”,
deleitó al público con temas de Frescobaldi, Haendel, Bach, Mozart, y Grieg.
Las palabras de presentación fueron:
Otros programas de música bajo el cielo estrellado estuvieron a cargo del Conjunto
Pro-arte de Flautas Dulces de Buenos Aires; del Grupo de Estudio de Música Renacentista del
Collegium Musicum de Buenos Aires; de Graciela Pomponio en guitarra y Magdalena Oro en
arpa y “Ficción Disco”, ciclo de conciertos auspiciados por el Instituto Goethe como parte de la
Bienal de Arte Joven.
También en diferentes oportunidades se ofrecieron conciertos de música grabada con
rayos LASER, con equipos importados temporariamente de los EUA.
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Vista aérea del Planetario,
decada del ´70
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En estos espectáculos se combinan la música con la acción de un equipo de rayos
LASER dirigido hacia la cúpula de la sala, con el fondo de la imagen del cielo estrellado producida
por el instrumento planetario y algunos de los efectos especiales disponibles.
“Nos propusimos entonces, que el flamante Planetario fuera un teatro, una escuela y un centro cultural a
la vez, en cuyas dramatizaciones se observaran estrictamente los fundamentos de la verdad científica.”
Procuramos que el Planetario fuera un centro de información astronómica, en el que el público pu-
diera apreciar el lugar que ocupa la ciencia en la vida diaria; las características del Universo en el
que vive y despertar en los más jóvenes el interés por la actividad científica.
Quienes de una u otra manera han hecho posible esta maravilla de la ciencia y de
la técnica; quienes han bregado y obtenido la instalación de un Planetario en Buenos Aires,
se habrán de sentir hondamente satisfechos por su acción, al proporcionar a la sociedad un
Conclusión
La belleza del cielo estrellado, la poesía de una noche de plenilunio, la magnifi-
cencia de una puesta de sol, son espectáculos que despiertan el amor por la Astronomía en
un vasto sector del público.
En una época en la que las condiciones ambientales de las grandes ciudades no
dejan gozar de la contemplación del cielo nocturno, el Planetario se convierte en un reser-
vorio que atesora y permite compartir las maravillas del Universo. Se convierte en el puente
entre los centros de investigación científica y el público, al que transmite conocimientos en
forma amena y accesible al común de las personas. Es su misión mostrar que la raza humana
dispone de un hábitat muy especial, en un pequeño planeta que gira en torno a una estrella
media que a su vez pertenece a una enorme galaxia compuesta por millones de estrellas. Es
decir que la Tierra representa sólo una pequeña porción del Universo conocido, pero una
porción que es vital para la humanidad y por eso es necesario cuidar.
Con el Planetario se muestra y explica los secretos de ese Universo, que es tan
vasto que la imaginación no puede abarcar, y entre otras cosas, revela que los seres humanos
somos polvo de estrellas, y que los átomos de nuestro cuerpo y de todo lo que nos rodea, se
originaron en el corazón ardiente de estrellas distantes.
Montevideo fue la primera ciudad en América del Sur en inaugurar en el año 1954 su
planetario Spitz B, que fue instalado en una sala de 18 m. de diámetro. Le siguió San Pablo, que lo
hizo en 1957, en una sala de 20 m. de diámetro, en la que se ubicó un instrumento Zeiss modelo III,
que fue reemplazado en 1999 por el Zeiss Universarium.
El primer instrumento planetario que se instaló en nuestro país, fue en la Escuela Naval
Militar de Río Santiago a partir de 1960; fue un Spitz A l, ubicado en una sala de 7 m. de diámetro.
El 19 de junio de 1984 se
inauguró en la ciudad de Rosario,
el segundo gran planetario con que
cuenta nuestro país. En su sala de
espectáculos, de 22 m. de diámetro,
que es mayor que la de Buenos
Aires, se instaló entonces, un ins-
trumento Zeiss modelo IV. El edi-
ficio central, ubicado en el Parque
Urquiza, tiene forma de cometa;
constituye el denominado “Com-
plejo Astronómico Municipal de Ro-
sario” integrado por el Planetario
Municipal de Rosario "Luis Cán-
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Planetario de San Pablo,
con una sala de 20 m.
de diámetro.
Claves para entender el ideograma que encierra el edificio del Planetario de Buenos Aires
Desde las épocas más remotas el hombre tuvo la necesidad de dimensionar y dividir el
tiempo en el que le correspondió vivir en esta pequeña parte del Universo.
En los últimos años el ritmo de vida, especialmente en las grandes metrópolis del
mundo, como Tokio o Buenos Aires, y el concepto del mundo, han sufrido profundo cambio, de-
bido a los nuevos conocimientos de carácter científico, técnico o cultural.
No obstante, pocas veces relacionamos nuestro habitual modo de regirnos en lo que a
tiempo se refiere, con los sucesos de carácter astronómico, que suelen pasar inadvertidos en las
urbes modernas.
La sucesión del día y de la noche, –que es una consecuencia de la rotación terrestre se
efectúa con tanta uniformidad para los habitantes de latitudes medias, que fue tomada como me-
dida inequívoca del tiempo por todos los pueblos del mundo y en todas las épocas.
Después del día es el año la unidad de tiempo más natural, producida por la traslación
de los terráqueos en torno a una estrella llamada Sol; las labores agrícolas están íntimamente
ligadas a las estaciones del año.
Debido a que el número de días de un año es bastante crecido, se ha introducido una
unidad menor, intermedia entre el día y el año. Esta unidad la proporciona el movimiento de
nuestro satélite en torno a la Tierra y las sucesivas fases que ella nos muestra.
Observando la reaparición de la Luna Nueva entre los rayos del Sol, hecho que se repite
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a intervalos de unos 30 días, se encontró una unidad a la que se llamó el mes.
La división del mes en semanas de siete días, deriva de la duración de cada una de las
fases que presenta la Luna.
Vemos que es a través de los hechos de la mecánica celeste que se manifiesta “el tiempo”,
y son ellos quienes han determinado la forma de ordenar nuestro “tiempo terrestre”.
La técnica de medir el tiempo ha evolucionado, al punto que en la actualidad es posible
controlar el movimiento de rotación terrestre, el que hasta hace pocos años, era tomado como pa-
trón para la determinación de la unidad horaria.
La rotación de la Tierra no es perfectamente regular como se creía, sino que presenta
fluctuaciones periódicas y a veces imprevisibles; de donde resulta que el día natural o astronómico
es de una duración irregular.
En nuestra ciudad, al igual que en otros lugares del planeta, existe ya un moderno
reloj atómico, que posibilita el mantenimiento de la hora con una precisión de un milloné-
simo de segundo en un año.
Ello representa un verdadero alarde de la ciencia y de la técnica, con lo cual el hombre
puede desentrañar los problemas que se le presentan, al pretender incursionar en otros mundos.
No obstante el espíritu humano es siempre sensible a tantas cosas bellas que la natura-
leza ha dispuesto sobre nuestro planeta.
Una prueba de ello es el parque en el que nos encontramos, o la actitud del público que
a diario visita este Planetario, al contemplar la imponencia del cielo estrellado.
Y en este parque, frente al edificio del Planetario de la ciudad, la Comuna ha dispuesto
el emplazamiento del reloj de Sol, enviado desde un país situado en donde “nace el Sol” y donde
habita el pueblo japonés.
Un pueblo por el que los argentinos sentimos profundo respeto y admiración, y
que a través de los diferentes grupos afincados en el país, contribuye a su prosperidad y en-
grandecimiento.
Este sencillo acto tiene un significado muy especial, está destinado a habilitar en nuestra
ciudad a este reloj de Sol que hiciera llegar, por intermedio de la Embajada de Japón, el ingeniero
Tokutaro Yabashi, su inventor, quien en estos momentos se encuentra entre nosotros.
El ingeniero Yabashi conoce a la Argentina por intermedio de un familiar suyo, el
señor Sun Matsubara, quien a través de su correspondencia le tiene al corriente de nuestras
características.
Tal es el origen de la donación de la donación del reloj de Sol que nos hiciera llegar,
que mucho apreciamos y que contribuye a reforzar los vínculos amistosos que caracterizan a las
relaciones de ambos pueblos.
El reloj de Sol o cuadrante solar es un instrumento de remota invención que mediante
el movimiento de la sombra arrojada por un estilete sobre una superficie vertical u horizontal, de-
bidamente dispuesto, sirve para medir el tiempo e indicar la hora solar en el curso del día.
Hay quien sostiene que es el primer instrumento astronómico que usó el hombre;
de su antigüedad dan fe los anales chinos y las Sagradas Escrituras; su empleo se generalizó
en Egipto y de este país lo tomó Anaximandro para introducirlo en Grecia seis siglos antes
de la Era Cristiana.
El funcionamiento del reloj depende del movimiento aparente del Sol en el cielo du-
rante el día; es decir que el desplazamiento lento pero ininterrumpido de su sombra, nos recordará
el movimiento de rotación que estamos realizando, y que no nos es sensible.
Este reloj solar posee su cuadrante dispuesto en forma vertical, a diferencia de los que
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El señor Sun Matsubara, el Ing. Tokutaro Yabashi, el director del Planetario
y el Ministro de la Embajada de Japón, señor Yoshio Nara
podemos observar en algunos paseos de Buenos Aires, que tienen el cuadrante horizontal.
Su estilo es doble y está materializado por la saliente de acero inoxidable orientada
hacia el polo sur celeste.
El sistema empleado en el reloj ha sido creado por el ingeniero Yabashi, quien al posi-
bilitar al cuadrante un leve giro en torno al meridiano, permite obtener la hora media local, sin
aplicar ninguna corrección aritmética como es habitual.
La hora local es propia de cada lugar y depende de la longitud geográfica en que
uno esté ubicado; la pequeña diferencia que existe entre la hora solar verdadera y la hora
media loca, se denomina “ecuación del tiempo”, que es la escala correctiva situada en la por-
ción inferior del cuadrante.
Debido a que en nuestro país tenemos la hora oficial adelantada en una hora, es decir
que empleamos la hora media local correspondiente al meridiano de -45° y a que el lugar en que
está ubicado este reloj está a -58°25’ de longitud oeste, es decir a 150 Km. al este del meridiano
de -60°, el cuadrante solar que hoy se habilita señalará al inadvertido espectador, esa diferencia de
una hora y minutos con respecto a la hora oficial que marca su reloj.
Pero quien lea la hora este reloj, deberá saber que es la hora astronómica; la hora
natural que corresponde a este lugar y que la hora oficial es un acuerdo que se establece con
fines meramente prácticos.
Por estar este reloj en contacto con nuestra estrella el Sol, que marca el paso del tiempo;
el mismo Sol que posibilita la existencia de los hombres pertenecientes a todos los grupos étnicos
que habitan el planeta, será un motivo más para destacar el principio de fraternidad universal
entre los pueblos de la Tierra.
Agradezco, en nombre de la Comuna de la ciudad de Buenos Aires al ingeniero Tokutaro Yabashi,
su gentil atención, al donar para solaz y reflexión de sus habitantes, este hermoso reloj solar.
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Síntesis de las palabras pronunciadas por el Ministro
de la Embajada de Japón, señor Yoshio Nara
“Agradezco la realización de este acto que da prueba una vez más del espíritu de her-
mandad entre ambos países.
Esta ciudad cuenta con un nuevo testimonio del afecto y gratitud que los japoneses sienten
por este país y que juntamente con el Jardín Japonés, pretende perpetuar en este suelo la presencia
de estos espirituales vínculos.
Hago mis votos porque las horas que a partir de hoy comienzan a señalar su paso por este reloj,
puedan determinar una progresión constante en la prosperidad de este país, y en el desarrollo de
los lazos entre nuestras naciones.”
El año de Copérnico
El año 1973 fue decla-
rado por la UNESCO:
“Año universal Nicolás
Copérnico”, con motivo de
cumplirse el quinto cente-
nario de su nacimiento.
La colectividad polaca de
la Argentina donó a la ciu-
dad de Buenos Aires un
monumento obra del es-
cultor polaco Adolfo Glett
que se inauguró el día 7 de
mayo de 1973 en el parque
en el que se encuentra el
edificio del Planetario. La
ceremonia fue organizada
por la “Unión de Polacos
de la Argentina”.
Al hacer uso de la pala-
bra, el Dr. Jorge Ordóñez
Presidente del Instituto
Cultural Argentino Po-
laco, señaló que la obra in-
augurada simboliza el
esfuerzo de los polacos,
que con sacrificio en este
país, han logrado rehacer
sus vidas.
El Cnl. Jorge Zaxisza
presidente de la Unión de
Polacos de la Argentina, en
nombre de la colectividad polaca agradeció a las autoridades el haber permitido su emplazamiento,
y el director del Planetario Prof. Antonio Cornejo, expresó que la obra no podía estar mejor ubi-
cada, ya que se halla junto al Planetario, donde se difunden los misterios del cosmos.
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Una distinción del Club de Leones Mar del Plata Norte
Premio Hipocampo 1993-1994
“A los directivos y personal del Planetario “Galileo
Galilei” de la ciudad de Buenos Aires. Porque desde su ha-
bilitación en 1968, se convirtió en centro de atención y
participación de científicos, investigadores, docentes, profe-
sionales, estudiantes y público en general, interesados en ini-
ciarse como en profundizar los conocimientos sobre los
misterios del espacio exterior”
El premio fue entregado al director del Planetario,
en un acto que se realizó en la Sala A del Centro Cultural
Gral. Juan Martín de Pueyrredón de Mar del Plata, el sá-
bado 30 de abril de 1994 a las 19.
Reconocimiento a un colaborador
Ocurrió en 1997
Todas las mañanas la señora Silvina Ged-
des de Serantes solía traer a retozar al parque donde
se encuentra el Planetario, a su perro Wolf, un her-
moso “ovejero alemán manto negro”. Le había ense-
ñado a recoger los recipientes de gaseosas o de
galletitas, que las personas arrojan al suelo, y colocar-
las en los cestos destinados para ello.
Una mañana lluviosa del mes de mayo, Wolf,
cubierto con un impermeable, realizaba su tarea. Esta
escena, me hizo valorar su dedicación y me movió a
otorgarle un reconocimiento por su contribución al
mantenimiento del aseo del parque y nada mejor que
hacerlo en el acto del día 13 de junio, en el que se ce-
lebraría el 30 aniversario del Planetario.
Días después, me encuentro con el Dr. Fer-
nando de la Rúa, Jefe de Gobierno de la Ciudad,
quien me informó que asistiría a la ceremonia. Gran
duda de mi parte: ¿le parecería bien condecorar a un perro en un acto formal?... Le comento
mi proyecto, con el que estuvo de acuerdo y dio instrucciones al Director de Ceremonial
para que se confeccionara una medalla para Wolf.
Finalmente, el Jefe de Gobierno no pudo concurrir al acto, de manera que me co-
rrespondió condecorar a Wolf, como reconocimiento del Gobierno de la Ciudad, por su cola-
boración en mantener limpio el parque del Planetario.
Luego de recibirla, su dueña le indicó que agradeciera, así lo hizo dando la mano y después se
paró en sus patas traseras y expresó su reconocimiento con un lengüetazo en mi cara...
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AUTORIDADES
Planetario de la Ciudad de Buenos Aires “Galileo Galilei”
JEFE DE GOBIERNO
Ing. Mauricio Macri
MINISTRO DE CULTURA
Ing. Hernán Lombardi
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