Doctrina 42123
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Por otro lado, los requisitos formales de procedencia del recurso extraordinario
federal fueron regulados por el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
Pero, la Corte Suprema a través de su jurisprudencia, ha mudado el alcance y
sobre todo el rigor con los cuales examinó tanto la existencia de los requisitos
propios como la de los formales y aún de los comunes, entre éstos, la delimitación
entre las cuestiones políticas y las jurídicas, la existencia o no de controversia o
caso concreto y la extensión de las cuestiones federales, en principio cuestiones de
derecho federal, deslizadas a las cuestiones de derecho común, de hecho y
procesales([v]).
No obstante, reconoce Morello que la adopción del writ of certiorari ofreció para
los profesionales argentinos “una inocultable resistencia a su recepción”, y eso por
varios motivos. Por un lado, pensamos, todo letrado intenta agotar cuantas
instancias pueda y la reducción de una de ellas (la extraordinaria ante la Corte) –si
es que procede- le, provoca, naturalmente, desagrado([xii]). Pero además, existen
en nuestro medio forense ciertas prevenciones y suspicacias sobre la
implementación concreta del writ of certiorari. Así, como los ministros de la Corte
no pueden materialmente leer todos los recursos que deben decidir, obvio será que
sólo a través de la reseña de sus auxiliares podrán tomar contacto (mínimamente,
por cierto) con ellos. Al estar imposibilitado el cortesano de acceder por sí mismo
a la mayor parte de los expedientes, serán esos auxiliares los que filtrarán los
datos para escoger las causas, e incluso prepararan proyectos de pronunciamientos
en cada caso. De hecho, configurarán la junior court, como se la llama en Estados
Unidos de América. Sin embargo, conviene alertar, que este writ of certiorari
pretoriano sigue vigente, como apunta Morello, no siendo opuesto sino
complementario, por el instrumentado por la ley 23.774([xiii]) que trataremos más
delante. Así, la instauración del sistema del certiorari ha tenido por finalidad
inmediata el enfrentar el problema generado por la recarga de tareas padecida por
la Corte Suprema.
III.- Las razones de la adopción implícita del writ of certiorari del derecho
norteamericano y la posterior sanción de la ley 23.774. Modificación a los Arts.
280 y 285 del CPCCN. Rechazo según su “sana discreción” y sin
fundamentación [arriba] -
Pero ¿cuáles fueron las razones que llevaron a la Corte Suprema de Justicia de la
Nación a incrementar la utilización de aquéllas fórmulas jurídicas señaladas, que,
como dijimos, importaron la adopción implícita del writ of certiorari del derecho
norteamericano, facultando al Máximo Tribunal de la República a rechazar,
discrecionalmente y sin fundamentación, los recursos extraordinarios articulados, y
posteriormente, a la sanción de la ley 23.774 que modificó los arts. 280 y 285 del
CPCCN y vino a dar apoyo normativo a una inveterada jurisprudencia utilizada sin
mayores reparos?
IV.- La posición de los autores respecto al tema. Constitucionalidad del art. 280
del CPCCN. Doctrina mayoritaria. Mi opinión [arriba] -
En apretada síntesis, desde esta posición se ha sostenido que el art. 280 del
CPCCN, según ley 23.774, no es inconstitucional, y que tampoco lo es la
habilitación que, con razonabilidad suficiente, permite a la Corte rechazar el
recurso extraordinario con la sola cita del art. 280 mencionado, porque la remisión
a su sana discreción descarta la arbitrariedad: en suma, no es una autorización
incondicionada para incurrir en arbitrariedad, sino un reconocimiento de un
margen de arbitrio político-jurídico que se reputa propio de todos los órganos que
son cabeza o titulares de un poder([xxi]). Como dijimos, para estos autores, todo
ello encontraría fundamento en el art. 117 de la Constitución Nacional, que otorga
al Congreso la facultad de fijar las reglas y excepciones legales a la jurisdicción
apelada de la Corte([xxii]).
V.- Compatibilidad de las opiniones que comparto con lo previsto en los arts.
116 y 117 de la Constitución Nacional, los tres incisos del art. 14 de la ley 48 y
los arts. 280 y 285 del CPCCN [arriba] -
Por mi parte, considero compatible las opiniones antes descriptas -que sostienen la
constitucionalidad del certiorari criollo- con lo dispuesto en los arts. 116 y 117 del
la Constitución Nacional, los tres incisos del art. 14 de la ley 48 y los arts. 280 y
285 del CPCCN que regulan el mismo. En primer lugar, nótese que el Congreso de
1863 no confirió a la Corte Suprema toda la competencia apelada que a tenor del
texto constitucional podría haberle reconocido, ya que la lectura de la ley 48
permite establecer que numerosas cuestiones federales trascendentes quedaron
fuera de la órbita del Tribunal, a pesar de la referencia a “todas” las causas
contenidas en el art. 100 de la Ley Suprema([xxiii]). Así, la Constitución no
establece imperativamente que todas las causas constitucionales y federales serán
resueltas por la Corte Suprema por vía de su competencia apelada. Es el Congreso
Nacional, el que, dentro de amplios límites constitucionales, regla la jurisdicción
apelada del Máximo Tribunal de la República.
Por otro lado, cabe señalar, que la ley 23.774 tiene su base en un proyecto
remitido por el Poder Ejecutivo. El mensaje de éste, breve y concluyente, señala
que al atribuirse a la Corte Suprema de Justicia la facultad de descartar los
recursos extraordinarios por las razones indicadas (cuestiones insustanciales o
intrascendentes, falta de agravio federal suficiente), se le otorgaba una
competencia discrecional que “no excede el margen que para la ley reglamentaria
del recurso se desprende del art. 117 de la Constitución Nacional, y contribuirá al
mejor funcionamiento del cuerpo”. La innovación, prosigue el mensaje, se fundó
en el proyecto de reformas elaborado por la comisión instituida en 1984 en el
Ministerio de Educación y Justicia, formada por los doctores Bidart Campos,
Linares, Masnatta, Morello, Moncayo y Colombres (el Doctor Boffi Boggero no llegó
a suscribir tal dictamen).
Por último, cabe mencionar que en 2002 la Corte Suprema reafirmó su posición, al
rechazar un nuevo pedido de inconstitucionalidad del art. 280 en la causa " Medina
c. Tuñez y otros "([xxxiv]). De tal manera, resulta que la totalidad de los miembros
que hasta hace poco integraban el Tribunal se pronunció expresamente a favor de
la validez constitucional del art. 280. Así las cosas, pareciera que el planteo de su
inconstitucionalidad va camino de convertirse en una cuestión insustancial.
Semejante cuota de poder que la ley procesal otorga a la Corte Suprema –aún
reconociendo la necesidad de hacer algo para aliviar el trabajo del Tribunal, ante
el creciente número de causas que le llegan- ha suscitado críticas de diverso
orden. En primer lugar, referidas a la latitud de las causales que habilitan, por
parte de la Corte, el rechazo del recurso extraordinario. Así, se ha dicho, que las
causales previstas en la ley para desestimarlo, cuya delimitación en los casos
concretos quedan a juicio de la Corte, son de tal anchura que el peligro de la
arbitrariedad ronda la decisión, con mengua de la seguridad jurídica([xxxv]). En
segundo término, al no exigir la ley la expresión de razones del rechazo del
recurso, se autoriza legalmente a la Corte para incumplir con uno de los principios
que deben regir los actos de gobierno en general –y los del Tribunal en particular-
en el sistema de la república democrática: la fundamentación en las decisiones
que toman los poderes del Estado([xxxvi]).
En consecuencia, el art. 280 del CPCCN no sólo puede ser aplicado para rechazar
un recurso, sino también para admitirlo. Esta modalidad fue insinuada en distintos
votos minoritarios([xliv]) y aceptada mayoritariamente en el caso “Fernando
Horacio y otros c. M.C.B.A.”([xlv]), en el que, con la firma de los ministros
Boggiano, Barra, Cavagna Martínez, Fayt, Levene y Nazareno, el tribunal aplicó el
certiorari de admisión y entró a considerar un recurso extraordinario sin que
mediara sentencia definitiva –se trataba de una excepción de prescripción opuesta
por la demandada que, al no haber prosperado en las instancias anteriores,
permitía la continuación normal del pleito.
Empero, con la invocación del artículo comentado, la Corte obtiene un marco legal
para su actividad y la posibilidad de utilizar con mayor frecuencia el mecanismo de
admisión que ya había establecido por vía de la gravedad institucional([xlix]).
Existen casos en los que la Corte utiliza, en forma parcial, una suerte de certiorari
positivo, como cuando el tribunal a quo concede el recurso extraordinario por
interpretación de la ley federal, sin rechazar los argumentos expuestos con
fundamento en la doctrina de la arbitrariedad y el Tribunal decide que
corresponde que trate ambos agravios([l]).
La norma (art. 280 del CPCCN), tal como lo analizamos en mayor detalle al dar
cuenta de las objeciones expuestas respecto de su constitucionalidad, aparecería
como una excepción legal al deber de fundar las resoluciones derivado del
principio republicano e impuesto a los jueces, entre otras normas, en el art. 34,
inc. 4° del CPCCN. El rechazo infundado, recordemos, se permite tanto respecto
de los recursos concedidos por los tribunales superiores de la causa como en el
caso de las quejas. Pero el Tribunal ya decidía de este modo antes de la reforma y
coincidimos en que es una facultad discrecional que tiene la Corte Suprema en
ejercicio de uno de los poderes del Estado. Así, se ha sostenido que los
fundamentos en los que se basara la reforma son de carácter puramente utilitario
y determinaron un cambio en el concepto de la Corte, llevándolo a ser más un
tribunal político que jurídico([li]).
Bianchi sostiene que la Corte Suprema –movida por las circunstancias y también
por su propia naturaleza de tribunal y poder del Estado -, ha estado luchando
desde el fondo de su historia por la obtención de una jurisdicción discrecional y
que, en ese derrotero, ha desarrollado la doctrina de la arbitrariedad de las
sentencias, la de la gravedad institucional, ha hecho aplicación del artículo en
comentario bajo la forma de certiorari negativo, ha empleado el recurso per
saltum y ha utilizado el certiorari de admisión([lii]).
Notas [arriba] -
[i] "Mendoza c. Provincia de San Luis" (Fallos 3:131 -1865-).[ii] GELLI, María
Angélica. Dilemas del recurso extraordinario federal, LL, 2004-A-1302.[iii] Adla,
1852-1880, 364.[iv] GELLI, “Dilemas”.[v] Como bien dice Bidart Campos, la
"escueta normativa" legal en que está estructurado el recurso extraordinario
federal "ha dejado espacio más que amplio a la jurisprudencia de la Corte...".
Conf. BIDART CAMPOS, Germán, "Oscilaciones y deficiencias en el recurso
extraordinario: una visión crítica pero optimista", Lexis Nexis, Jurisprudencia
Argentina, En Sagües, Néstor Pedro (coordinador) y Sabelli, Héctor E.
(Colaborador) Número Especial, Recurso extraordinario federal, p. 20, Buenos
Aires, 26 de marzo de 2003.[vi] PALACIO, Lino. El recurso extraordinario y las
cuestiones infraconstitucionales simples, JA, 2003-I-1341.[vii] CARRIO, Genaro
“Don Quijote en el Palacio de Justicia”, LL, 1989-E-1131.[viii] CSJN, 7/7/1992,
“Ekmekdjian, Miguel Angel c. Sofovich, Gerardo y otros s/ recurso de hecho”,
Fallos 315:1492.[ix] MORELLO, Augusto. Ley 48. Avances, reformas, LL, 119-869.[x]
MORELLO, “Poder Judicial y función de juzgar” -Una lectura de la crisis de la
administración de justicia-, LL, 1987-E-830.[xi] MORELLO, “El certiorari” -
aproximación al modelo de los Estados Unidos de América-, LL, 1985-D-1098.[xii]
SAGÜES, NESTOR PEDRO. Derecho Procesal Constitucional. Recurso Extraordinario
Federal, T. 2, Ed. Astrea, Buenos Aires.[xiii] SAGÜES, NESTOR PEDRO. Derecho
Procesal Constitucional. Recurso Extraordinario Federal, T. 2, Ed. Astrea, Buenos
Aires.[xiv] Gelli, María Angélica. Constitución de la Nación Argentina, Comentada y
Concordada, La Ley, 2° ed. Ampliada y actualizada.[xv] B.O. 16/4/90. La norma no
solo introdujo el certiorari, sino que, además, aumentó el número de integrantes
de la Corte de cinco a nueve miembros.
[xvi] Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Dirección Elena I Highton /
Beatriz Areán. Concordado con los Códigos provinciales. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Hammurabi, 2006, t. 5.
[xvii] En este sentido, OLCESE, La institución del “certiorari” repugna al concepto
nacional del derecho de defensa, JA, 1997-IV-980; EKMEKDJIAN, Recurso
extraordinario por arbitrariedad, DJ, 1997-2-146; entre otros.[xviii] Ver BIDART
CAMPOS, ¿Es inconstitucional el art. 280 del Código Procesal, en cuanto permite a
la Corte rechazar el recurso extraordinario con la sola invocación de la norma?, ED,
151-427. En el sentido que el precepto es igualmente constitucional, ver PALACIO,
Experiencia del denominado certiorari argentino, LL, 1999-E-1056.[xix] BIANCHI-
LEGARRE, El “certiorari” en acción, LL, 1993-C-841.[xx] LEGARRE, El requisito de
la trascendencia en el recurso extraordinario, págs. 16 y 17.[xxi] Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. Dirección Elena I Highton / Beatriz Areán.
Concordado con los Códigos provinciales. Análisis doctrinal y jurisprudencial,
Hammurabi, 2006, t. 5.
[xxii] BIDART CAMPOS, Tratado Elemental de derecho constitucional argentino [ed.
1995], t. II, pág. 686; y del mismo autor, Oscilaciones y deficiencias en el recurso
extraordinario: una visión crítica pero optimista, JA, 2003-I-1016. También SPOTA,
Recurso Extraordinario [ed. 2001], pág. 80.
[xxiii] Garay, Alberto. Comentario sobre las reformas al recurso extraordinario, LL,
1990-E-984, cita, a título ejemplificativo, diversos supuestos.[xxiv] Por ejemplo, la
que rechazo la demanda por un cobro derivado de un contrato de suministro,
Fallos 315:572, entre muchos otros.[xxv] Fallos 315:2056, 2135. Disidencias del Dr.
Boggiano.[xxvi] “Rodriguez, Luis E. c/ Rodriguez de Schreyer, Cármen y otro”,
Fallos 316:64, 1993.[xxvii] SAGÜES, NESTOR PEDRO. Derecho Procesal
Constitucional. Recurso Extraordinario Federal, T. 2, Ed. Astrea, Buenos
Aires.[xxviii] La Corte cita los antecedentes de Fallos 194:220; 248:189.[xxix]
LEGARRE, Una puesta al día en materia de “certiorari”, LL, 2004-A-1267.[xxx]
Fallos 322:3217, sentencia del 21 de diciembre de 1999. Este fallo está firmado por
los jueces Nazareno, Moliné O'Connor, Fayt, Belluscio, Petracchi, Boggiano, López
y Bossert, es decir, ocho de los nueve jueces que en ese momento integraban el
Tribunal. El noveno juez, Vázquez, emitió un voto concurrente más extenso, en el
que arribó a similar conclusión en lo referente a la constitucionalidad del art.
280.[xxxi] El voto citado aprobatoriamente en "Asociación de Prestaciones Sociales
para Empresarios c. Set", al que se hace referencia en el texto, es el voto
concurrente de los jueces Barra, Belluscio y Boggiano en "Rodríguez c. Rodríguez
de Schreyer" (Fallos 316:64, sentencia del 2 de febrero de 1993, La Ley, 1993-C,
174; DJ, 1993-2-146. Cfr. el consid. 3° de Fallos 322:3217).[xxxii] Fallos 316:64,
del consid. 3° del voto concurrente de los jueces Barra, Belluscio y Boggiano. Cfr.,
en sentido parecido, el consid. 7° del voto del juez Vázquez en "Asociación de
Prestaciones Sociales para Empresarios c. Set" -Fallos 322:3217-.
[xxxiii] "Francisco Orlando Operto c. Comuna de Lehmann" (Fallos 323:86,
sentencia del 15 de febrero de 2000). Este fallo lleva la firma de los jueces Fayt,
Belluscio, Petracchi, Boggiano, López y Bossert. Los jueces Nazareno y Moliné
O'Connor votaron por separado pero el texto de su voto es prácticamente idéntico
al de la mayoría. El juez Vázquez emitió un voto concurrente, semejante al que
había firmado en "Asociación de Prestaciones Sociales para Empresarios c. Set".
[xxxiv] Causa M. 671. XXXVII. Recurso de hecho. "Medina, Andrea Alejandra c.
Tuñez, José María y otros, sentencia del 26 de septiembre de 2002, considerando
2°. La decisión lleva la firma de siete de los nueve jueces: Nazareno, Moliné
O'Connor, Fayt, Petracchi, López, Bossert y Vázquez. Los jueces Belluscio y
Boggiano no intervinieron en este caso pero su posición favorable a la
constitucionalidad del artículo 280 ya se había hecho manifiesta en 1993 (cfr.
Fallos 316:64) y fue reiterada en 1999 (Fallos 322:3217) y en 2000 (Fallos
323:86).[xxxv] Garay, Alberto. Comentario sobre las reformas al recurso
extraordinario, LL, 1990-E-984.[xxxvi] Señalaron este problema SAGÜES, NESTOR
PEDRO. Derecho Procesal Constitucional. Recurso Extraordinario Federal, T. 1, Ed.
Astrea, Buenos Aires, p. 298. Respecto del derecho norteamericano, MORELLO,
AUGUSTO. El certiorari, aproximación al modelo de los Estados Unidos de América,
LL, 1985-D-1105.[xxxvii] Fallos 192:240.[xxxviii] Gelli, María Angélica. Constitución
de la Nación Argentina, Comentada y Concordada, La Ley, 2° ed. Ampliada y
actualizada.[xxxix] Morello, Augusto. El derecho fundamental a una vida digna, El
Derecho, 24 de noviembre de 2000.[xl] ver Bianchi-Legarre, El certiorari en acción
y Bianchi ¿Ha llegado la Corte Suprema al final de su lucha por una jurisdicción
discrecional?, ED, 172-923.[xli] Ver Bidart Campos, El certiorari positivo, ED, 156-
32; Morello, El certiorari y los alimentos provisorios en una sentencia dividida, DJ,
1995-2-45; Barbieri, Cuestión federal y cuestión trascendente: la disputa sobre la
tasa de interés en la Corte Suprema, ED, 164-1162.[xlii] CSJN Fallos 316:2454.[xliii]
Ver al respecto, Morello, El recurso extraordinario, BS. AS. ABELEDO-PERROT,
1987, p. 596 y 597.[xliv] Así, el de los jueces Barra, Belluscio y Boggiano en
“Rodriguez c/ Rodriguez de Schreyer”; el del juez Fayt en el caso registrado en
CSJN-Fallos 315:490, de 1992 y el de los jueces Moliné O´Connor y Petracchi en
“Ekmekdjian c/ Sofovich, en CSJN-Fallos 315:1492, de 1992, entre otros.
[xlv] CSJN, 26/10/93, FALLOS 316:2454.[xlvi] Bidart Campos, Tratado elemental de
derecho constitucional argentino [ed. 1995], t II, p. 683.[xlvii] Spota, Alberto.
Recurso extraordinario, Bs. As., LL [ed. 2001], p. 63.[xlviii] Bianchi, ¿Ha llegado la
Corte Suprema al final de su lucha por una jurisdicción discrecional?, ED, 172-
933.[xlix] Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Dirección Elena I Highton
/ Beatriz Areán. Concordado con los Códigos provinciales. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Hammurabi, 2006, t. 5.
[l] Morello, Constitución y proceso. La nueva edad de las garantías jurisdiccionales
[ed. 1998], p. 353.
[li] FALCON, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Anotado, Comentado y
Concordado [ed. 1996], t. V, p. 110.
[lii] Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Dirección Elena I Highton /
Beatriz Areán. Concordadocon los Códigos provinciales. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Hammurabi, 2006, t. 5.[liii] Palacio, El recurso extraordinario y las
cuestiones infraconstitucionales simples, JA, 2003-I-1341.[liv] BIANCHI, El “writ of
certiorari” en nuestra Corte Suprema, ED, 125-857.