Semana de Oración
Semana de Oración
Semana de Oración
Octubre 2013
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LECTURAS ACERCA DEL SANTUARIO Introducción
VIVIENDO EN EL DÍA DE LA En este mes octubre se cumplen 169
EXPIACIÓN FINAL años desde que nuestro Señor Jesucristo dio
inicio a la fase final de su ministerio
Octubre de 2013 sacerdotal en el santuario celestial. Solemnes
son los resultados de esta obra; pues nos
CONTENIDO: involucra en forma directa en el destino de
nuestra salvación o nuestra perdición eterna.
¿Qué es el santuario? 03
La palabra inspirada, refiriéndose a
El santuario terrenal y sus
obra final del Señor en el lugar santísimo del
Servicios 07
El juicio investigador 11 santuario celestial, nos dice que “La
Deberes en el día de la expiació n 15 intercesión de Cristo por el hombre en el
En las puertas de la eternidad 18 santuario celestial es tan esencial para el
plan de la salvación como lo fue su muerte
en la cruz. Con su muerte dio principio a
aquella obra para cuya conclusión ascendió
Una verdad vital y salvadora al cielo después de su resurrección. Por la fe
debemos entrar velo adentro, "donde Jesús
"La correcta comprensión del ministerio del santuario
entró por nosotros como precursor"
celestial es el fundamento de nuestra fe" (El
Evangelismo, pág. 165). (Hebreos 6: 20). Allí se refleja la luz de la
cruz del Calvario; y allí podemos obtener una
comprensión más clara de los misterios de la
redención” (El Conflicto de los Siglos, pág.
543).
En las lecturas de este pequeño folleto
veremos cómo, los servicios del santuario
terrenal, simbolizaban en forma maravillosa
el sacrificio del Señor Jesucristo y su obra
Lecturas especiales del santuario para el
mediadora en el santuario celestial hasta la
mes de octubre, preparadas por la
consumación de los siglos.
Secretaría Regional de Centro América
Quiero invitar a todos los hermanos y
y el Caribe (SERECAC)
hermanas para el sábado 19 de octubre a un
día de ayuno y oración a nivel de la Región.
Para la realización de esta actividad, los
SECRETARÍA REGIONAL PARA CENTRO obreros en sus iglesias deberán motivar a
AMÉRICA, MÉXICO, COLOMBIA toda la hermandad a realizar sesiones de
VENEZUELA Y EL CARIBE. Dirección oración en grupos tanto en la mañana como
electrónica E-mail: [email protected] en la tarde del Sábado, en los lugares de
reunión. Dios bendiga a su pueblo
remanente en de Centro América y el Caribe.
Pr. Segundo Guzmán Hurtado
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Sá bado 12 de octubre de 2.013
¿QUÉ ES EL SANTUARIO?
En este año (2.013) se cumplirán 169 años del ministerio sacerdotal de nuestro Señor
Jesucristo en el lugar santísimo del santuario celestial. En estos momentos solemnes en que nos ha
tocado vivir, conviene a toda alma estar en completa consagración a Dios antes que nuestro gran
Sumo Sacerdote abandone el santuario celestial y las horas de gracia concluyan. Bien podemos
decir amados hermanos: aprovechemos estos últimos momentos de gracia. “…dejemos todo lo
que estorba, y el pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera
que nos es propuesta, fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe, quien en vista del gozo
que le esperaba, sufrió la cruz, menospreció la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Considerad, pues, a aquel que sufrió tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no
os fatiguéis en vuestro ánimo hasta desmayar” (Hebreos 12:1-3). Otro importante aspecto que
tenemos que analizar en estas horas finales de gracia, es el estudio de la doctrina del santuario, a
fin de que podamos comprender claramente el ministerio sacerdotal de nuestro amado Salvador
en favor de su pueblo remanente.
¿Qué es el Santuario?
En las Sagradas Escrituras, y en el Espíritu de Profecía, encontramos claramente revelado lo
que es el santuario y la relación que este tiene con el ministerio del Señor Jesús. Por consiguiente,
veamos lo que el Señor nos dice al respecto: “Lo principal de lo que venimos diciendo es que
tenemos un Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en el cielo; y es
ministro del Santuario, de aquel verdadero Santuario que el Señor levantó, y no el hombre. Estos
sacerdotes sirven en un Santuario que es copia y sombra de lo que hay en el cielo. Por eso Dios
dijo a Moisés cuando iba a levantar el Santuario: Haz todas las cosas conforme al modelo que te
fue mostrado en el monte” (Hebreos 8:1, 2, 5). “La palabra "santuario," tal cual la usa la Biblia, se
refiere, en primer lugar, al tabernáculo que construyó Moisés, como figura o imagen de las cosas
celestiales; y, en segundo lugar, al "verdadero tabernáculo" en el cielo, hacia el cual señalaba el
santuario terrenal. Muerto Cristo, terminó el ritual típico. El "verdadero tabernáculo" en el cielo es
el santuario del nuevo pacto…” (El Conflicto de los Siglos, pág. 469).
Pero el tabernáculo judío no solo era una representación del santuario celestial, también
tenía otro simbolismo; la palabra inspirada dice que “El tabernáculo judío era un símbolo de la
iglesia cristiana... La iglesia en la tierra, compuesta por los que son fieles y leales a Dios, es el
"verdadero tabernáculo" del cual es ministro el Redentor. Dios, y no el hombre, levantó este
tabernáculo sobre una plataforma alta y elevada” Este tabernáculo es el cuerpo de Cristo, y de
norte a sur, este y oeste reúne a los que ayudarán a integrarlo... Un tabernáculo santo está
formado por los que reciben a Cristo como a su Salvador” personal... Cristo es el ministro del
verdadero tabernáculo, el sumo sacerdote de todos los que creen en él como un Salvador personal
(Sings of the Times, 14 de febrero de 1900).
La doctrina del santuario, es el fundamento de la fe adventista
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Cuando los pioneros adventistas luchaban por comprender la razón del amargo chasco del
22 de octubre de 1.844, descubrieron en la carta a los Hebreos que en el cielo existía un santuario
en el cual ministraba el Señor en favor de su pueblo, y que en vez de venir a esta tierra por
segunda vez como ellos creían, había pasado del lugar santo al santísimo de dicho santuario.
Desde aquellos días, la doctrina del santuario ha venido a ser el fundamento de la fe adventista,
así lo testifica la palabra de Dios: “La correcta comprensión del ministerio del santuario celestial es
el fundamento de nuestra fe” (El Evangelismo, pág. 165).
El santuario celestial, centro del plan de la redención
Así como para la nación judía, el santuario era el centro de adoración desde donde se
administraban los servicios rituales que prefiguraban el sacrificio de Cristo, así también el
santuario celestial, del cual el terrenal solo era una figura o una sombra de lo celestial, es el centro
mismo desde donde el misericordioso Dios administra el plan de la redención en favor de la
humanidad. En referencia a lo mencionado la Palabra de Dios nos dice: “Pero Cristo ya vino, y
ahora es el Sumo Sacerdote de los bienes definitivos. El Santuario donde él ministra es más grande
y más perfecto; y no es hecho por mano de hombre, es decir, no es de este mundo. Y Cristo entró
en ese Santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni becerros, sino con su
propia sangre, y consiguió la eterna redención. Porque Cristo no entró en el Santuario hecho por
mano de hombre, que era sólo copia del Santuario verdadero, sino que entró en el mismo cielo,
donde ahora se presenta por nosotros ante Dios” (Hebreos 9:11, 12, 24) “El santuario en el cielo es
el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en
la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia
el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos
investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que
les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos” (El Conflicto de los Siglos, pág. 543).
Debemos estar en guardia contra las falsas teorías acerca del santuario
En estos últimos días en que estamos viviendo, están soplando vientos de falsas doctrinas
acerca del santuario. Como pueblo y como individuos, necesitamos estar en guardia contra los
sofismas de Satanás. Debemos vestirnos “de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las artimañas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra
principados, contra potestades, contra dominadores de este mundo de tinieblas, contra malos
espíritus de los aires. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día
malo, y habiendo acabado todo, quedar firmes. Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la
verdad, vestidos con la coraza de justicia, calzados los pies con la prontitud para dar el evangelio
de paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos encendidos
del maligno. Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”
(Efesios 6:11-18) “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; antes, teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones, apartarán de la verdad el
oído, y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4).
La pluma inspirada también nos advierte acerca de las falsas teorías concernientes al
santuario, que surgirían precisamente en el tiempo de fin. Analicemos la advertencia del Señor:
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“En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para nuestros Pies.
Necesitamos sólidos pilares para el edificio. No ha de quitarse ni un solo ápice de aquello que el
Señor ha establecido. El enemigo presentará falsas doctrinas, tales como la doctrina que no existe
el santuario. Este es uno de los puntos en los cuales algunos se apartarán de la fe. ¿Dónde
encontraremos seguridad, a menos que sea en las verdades que el Señor nos ha dado durante los
últimos cincuenta años (165 hasta hoy)? (Review and Herald, 25 de mayo, 1905) “Satanás está
luchando continuamente para sugerir suposiciones fantásticas con respecto al santuario,
degradando las maravillosas imágenes de Dios y el ministerio de Cristo por nuestra salvación, a fin
de convertirlas en algo que cuadre con la mente carnal. Quita de los corazones de los creyentes el
poder director de esas imágenes divinas y lo suple con teorías fantásticas inventadas para anular
las verdades de la expiación, y para destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos
considerado sagradas desde que fuera dado por primera vez el mensaje del tercer ángel. Así
quisiera él despojarnos de nuestra fe en el mismo mensaje que nos ha convertido en un pueblo
separado, y que ha dado carácter y poder a nuestra obra” (Special Testimonies, Serie B, No. 7, pág.
17. Año 1905).
No debemos perder de vista la importante obra que se está realizando en el santuario
celestial
“En ningún momento debemos perder de vista la importante obra que se está haciendo en
nuestro favor en el santuario celestial. Se nos amonesta: Como pueblo, debemos ser estudiantes
fervorosos de la profecía; no debemos descansar hasta que entendamos claramente el tema del
santuario, que ha sido presentado en las visiones de Daniel y Juan. Este asunto arroja gran luz
sobre nuestra posición y nuestra obra actual, y nos da una prueba irrefutable de que Dios nos ha
dirigido en nuestra experiencia pasada. Explica nuestro chasco de 1844, mostrándonos que el
santuario que había de ser purificado no era la tierra, como habíamos supuesto, sino que Cristo
entró entonces en el lugar santísimo del santuario celestial, y allí está realizando la obra final de su
misión sacerdotal en cumplimiento de las palabras del ángel comunicadas al profeta Daniel: 'Hasta
dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado” (Cristo en su
Santuario, págs. 22, 23).
NUESTRO DEBER COMO PUEBLO DE DIOS
- Por la fe, debemos seguir a Jesús en el lugar santísimo del santuario celestial
“Esa esperanza es segura y firme ancla de nuestra vida, que penetra más allá del velo,
donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho Sumo Sacerdote para siempre, según el
orden de Melquisedec” (Hebreos 6:19, 20).
“Por la fe debemos entrar velo adentro, "donde entró por nosotros como precursor Jesús."
(Hebreos 6: 20.) Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario; y allí podemos obtener una
comprensión más clara de los misterios de la redención, La salvación del hombre se cumple a un
precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho corresponde a las más amplias exigencias de la ley
de Dios quebrantada. Jesús abrió el camino que lleva al trono del Padre, y por su mediación
pueden ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que a él se allegan con fe” (El
Conflicto de los Siglos, pág. 543).
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“Por tanto, hermanos, siendo que tenemos plena seguridad para entrar en el Santuario, por
la sangre de Jesús, por el nuevo y vivo camino que él nos abrió, a través del velo, esto es, de su
carne, y siendo que tenemos un gran Sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos pues con
corazón sincero, con plena certeza de fe, purificado el corazón de mala conciencia, y lavado el
cuerpo con agua limpia. Mantengamos firme la confesión de nuestra esperanza, sin fluctuar, que
fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas
obras. No dejemos de reunirnos, como algunos tienen por costumbre; sino animémonos unos a
otros, y tanto más, cuanto veis que el día se acerca” (Hebreos 10:19-25).
Debemos comprender claramente el asunto del santuario y el juicio investigador
“El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del santuario y del juicio
investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo
Sacerdote. De otro modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o
desempeñar el puesto al que Dios los llama. Cada cual tiene un alma que salvar o que perder.
Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual deberá encontrarse cara a
cara con el gran Juez. ¡Cuán importante es, pues, que cada uno contemple a menudo de antemano
la solemne escena del juicio en sesión, cuando serán abiertos los libros, cuando con Daniel, cada
cual tendrá que estar en pie al fin de los días!” (El Conflicto de los Siglos, pág. 542).
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(carolina)
Para tener una correcta comprensión del santuario celestial, es necesario conocer todos los
servicios rituales que se oficiaban anualmente en el santuario terrenal. Esto nos ayudará a
comprender mejor el plan de la redención en el sacrificio de Cristo y en su intercesión y mediación
en el santuario celestial en favor del hombre. Por eso, es de vital importancia que cada hijo e hija
de Dios investigue profundamente estos asuntos, cuya comprensión están estrechamente
relacionados con nuestra salvación.
LA CONSTRUCCIÓN DEL SANTUARIO TERRENAL Y SUS PROPÓSITOS
- Para morada o manifestación visible de Dios y para la administración de los ritos que
prefiguraban el sacrificio del Señor Jesús
El Señor dijo a su siervo Moisés: “Y me harán un Santuario, y habitaré entre ellos” (Éxodo
25:8). Por esta sencilla expresión pero de gran significado, entendemos cual fue el propósito de la
orden de edificar un santuario: era pues, que el santuario llegara a ser el lugar de la morada del
Señor, o el lugar de la manifestación visible (una nube) de Dios a su pueblo Israel y para la
administración de los sacrificios de animales que prefiguraban el sacrificio de nuestro Señor
Jesucristo para la salvación de la humanidad” (Hebreos 9:1, 9, 10).
EL SANTUARIO Y SUS SERVICIOS
“El ministerio del santuario consistía en dos partes: un servicio diario y otro anual. El
servicio diario se efectuaba en el altar del holocausto en el atrio del tabernáculo, y en el lugar
santo; mientras que el servicio anual se realizaba en el lugar santísimo” (Patriarcas y Profetas, pág.
364)
- El servicio diario su simbolismo y su enseñanza para hoy
Además de las tres grandes fiestas anuales o santas convocaciones, en el tabernáculo
terrenal se realizaban sacrificios diariamente, ya sean estos en beneficio de la nación o por los
individuos. Esta sagrada ordenanza esta expresada en las siguientes palabras: “Esto es lo que
ofrecerás sobre el altar continuamente: Dos corderos de un año, cada día. Ofrecerás un cordero a
la mañana (3 de la mañana para los judíos, o 9 de la mañana para nosotros) y otro al atardecer.
Además ofrecerás una décima parte de un efa de flor de harina (unos 2 kgs.) amasada con la
cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas (casi un litro). Y la libación será la cuarta
parte de un hin de vino con cada cordero. Ofrecerás el otro cordero a la caída de la tarde (9 del día
para los judíos, o tres de la tarde para nosotros) conforme a la ofrenda de la mañana y conforme a
su libación, en grato aroma. Será una ofrenda encendida en honor del Eterno. Esto será un
holocausto continuo durante vuestras generaciones, a la entrada de la tienda de la Reunión, ante
el Señor, donde me reuniré con vosotros para hablaros” (Éxodo 29:38-42). “El servicio diario
consistía en el holocausto matutino y el vespertino, en el ofrecimiento del incienso en el altar de
oro y de los sacrificios especiales por los pecados individuales. Además, había sacrificios para los
sábados, las lunas nuevas y las fiestas especiales. Cada mañana y cada tarde, se ofrecía sobre el
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altar un cordero de un año, con las oblaciones apropiadas de presentes, para simbolizar la
consagración diaria a Dios de toda la nación y su constante dependencia de la sangre expiatoria de
Cristo. Dios les indicó expresamente que toda ofrenda presentada para el servicio del santuario
debía ser "sin defecto." (Exo. 12: 5.) Los sacerdotes debían examinar todos los animales que se
traían como sacrificio, y rechazar los defectuosos. Sólo una ofrenda "sin defecto" podía simbolizar
la perfecta pureza de Aquel que había de ofrecerse como "cordero sin mancha y sin
contaminación." (1 Ped. 1: 19) (Patriarcas y Profetas, pág. 365)
“Las horas designadas para el sacrificio matutino y vespertino se consideraban sagradas, y
llegaron a observarse como momentos dedicados al culto por toda la nación judía. Y cuando en
tiempos posteriores los judíos fueron diseminados como cautivos en distintos países, aun
entonces a la hora indicada dirigían el rostro hacía Jerusalén, y elevaban sus oraciones al Dios de
Israel. En esta costumbre, los cristianos tienen un ejemplo para su oración matutina y vespertina.
Si bien Dios condena la mera ejecución de ceremonias que carezcan del espíritu de culto, mira con
gran satisfacción a los que le aman y se postran de mañana y tarde, para pedir el perdón de los
pecados cometidos y las bendiciones que necesitan” (Patriarcas y Profetas, pág. 367).
TRES FIESTAS ANUALES
Cuando el Señor llevó a los israelitas al pie del Sinaí y después de haberles proclamado su
santa ley, también les dio las leyes rituales y la ordenanza de las santas convocaciones o fiestas
solemnes que se debían celebrar anualmente. Esta ordenanza dada a través de Moisés está
expresada en las siguientes palabras: “Tres veces al año se presentaran todos tus varones ante el
Eterno tu Dios, en el lugar que él elija: En las fiestas solemnes del pan sin levadura, de las semanas
y de las cabañas. Y ninguno se presentará ante el Eterno con las manos vacías” (Deuteronomio
16:16).
- La fiesta de la pascua y su significado
La primera de esta fiestas, la pascua, o fiesta de los panes ázimos o sin levadura, se
celebraba en Abib, el primer mes del año judío, que correspondía a fines de marzo y principios de
abril “…. El día catorce del mes, por la noche, se celebraba la pascua, cuyas ceremonias solemnes e
imponentes conmemoraban la liberación de la esclavitud en Egipto y señalaban hacia adelante, al
sacrificio que los había de librar de la servidumbre del pecado. Cuando el Salvador dio su vida en
el Calvario, cesó el significado de la pascua, y quedó instituída la santa cena para conmemorar el
acontecimiento que había sido prefigurado por la pascua.
La pascua seguía por siete días como fiesta de los panes ázimos. El primero y el último eran
días de santa convocación, durante los cuales no debía hacerse trabajo servil alguno. El segundo
día de la fiesta se presentaban a Dios las primicias de la mies del año. La cebada era el primer
cereal que se cosechaba en Palestina, y al principio de la fiesta empezaba a madurar. El sacerdote
agitaba una gavilla de este cereal ante el altar de Dios en reconocimiento de que todo era suyo.
No se había de recoger la cosecha antes que se cumpliera este rito” (Patriarcas y Profetas, pág.
580, 581).
El cordero pascual, los panes ázimos o panes sin levadura, eran símbolos adecuados del
cuerpo de Cristo que sería sacrificado en la cruz del calvario, y la gavilla de cebada mecida delante
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del altar que eran las primicias de los primeros frutos de la cosecha, representaban a las primicias
del plan de redención logradas mediante el sacrificio del Señor Jesús. Estas primicias, son aquellos
santos hombres que resucitaron cuando Jesús se levantó de la muerte en la mañana de su
resurrección y que después de cuarenta días fueron llevados al cielo y presentados ante el Padre
como las primicias o los primeros frutos de la gran cosecha del plan de la redención” (Efesios 4:17)
La fiesta del pentecostés o fiesta de la mies o de las semanas y su significado
“Cincuenta días después de la ofrenda de las primicias, venía la fiesta de Pentecostés,
también llamada fiesta de la mies o de las semanas. Como expresión de gratitud por el cereal que
servía de alimento, se ofrecían al Señor dos panes cocidos con levadura. La fiesta duraba un solo
día que se dedicaba al culto”. ‘La fiesta de Pentecostés simboliza el derramamiento del Espíritu
Santo sobre la iglesia apostólica’. “Así como los panes eran ofrecidos 50 días después de la gavilla
mecida, así también transcurrieron cincuenta días entre la resurrección de Cristo y el
derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2: 1-4). Cristo pasó en la
tierra cuarenta de estos días, instruyendo y ayudando a sus discípulos (Hechos 1: 3). Luego
ascendió, y durante diez días, los once discípulos continuaron en oración y súplicas, hasta que
"llegó el día de Pentecostés". En ese día recibieron la plenitud del Espíritu (Hechos 1: 8; 2:4). En
Pentecostés la labor de los discípulos se sumó a la de Cristo, y el resultado fue glorioso para el
reino del cielo” (Comentario Bíblico, t.1, pág. 819).
El solemne día de la expiación y su simbolismo
“El décimo día de este séptimo mes será el Día de la Expiación. Tendréis santa asamblea.
Ayunaréis y ofreceréis al Eterno ofrenda abrasada al fuego. Ningún trabajo haréis en este día,
porque es el día de la expiación, para reconciliamos ante el Eterno vuestro Dios. El que no ayune
en ese día, será cortado de su pueblo. El que haga algún trabajo en ese día, yo lo destruiré de
entre su pueblo. Ningún trabajo haréis. Es decreto perpetuo para todas vuestras generaciones,
dondequiera que habitéis. Será para vosotros día de completo reposo y ayuno. Desde el día nueve
del mes por la tarde, hasta la tarde siguiente, guardaréis vuestro reposo. De tarde a tarde
guardaréis vuestro sábado” (Levítico 23:27-32)
“El día de la expiación, se llevaban dos machos cabríos a la puerta del tabernáculo, y se
echaba suerte sobre ellos, "la una suerte por Jehová, y la otra suerte por Azazel." El macho cabrío
sobre el cual caía la primera suerte debía matarse como ofrenda por el pecado del pueblo. Y el
sacerdote había de llevar la sangre más allá del velo, y rociarla sobre el propiciatorio. "Y limpiará
el santuario, de las inmundicias de los hijos de Israel y de sus rebeliones, y de todos sus pecados:
de la misma manera hará también al tabernáculo del testimonio, el cual reside entre ellos en
medio de sus inmundicias." (Levítico 16:7-34) (Patriarcas y Profetas, págs. 368, 369).
El día de la expiación, el sumo sacerdote, llevando una ofrenda por la congregación, entraba
en el lugar santísimo con la sangre, y la rociaba sobre el propiciatorio, encima de las tablas de la
ley. En esa forma los requerimientos de la ley, que exigían la vida del pecador, quedaban
satisfechos. Entonces, en su carácter de mediador, el sacerdote tomaba los pecados sobre sí
mismo, y salía del santuario llevando sobre sí la carga de las culpas de Israel. A la puerta del
tabernáculo ponía las manos sobre la cabeza del macho cabrío símbolo de Azazel, y confesaba
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"sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus rebeliones, y todos sus pecados,
poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío." Y cuando el macho cabrío que llevaba estos
pecados era conducido al desierto, se consideraba que con él se alejaban para siempre del pueblo.
Tal era el servicio verificado como "bosquejo y sombra de las cosas celestiales." (Hebreos 8: 5)
(Patriarcas y Profetas, págs. 369, 370).
El día de la expiación era una figura o tipo del solemne y gran día de la expiación o de la
purificación del santuario celestial que comenzó el 22 de octubre de 1.844 en cumplimiento de la
profecía de Daniel 8:14. Esta obra de purificación está en proceso y nadie sabe cuando concluirá.
Además, este solemne rito, señalaba el triunfo de la verdad y la derrota de Satanás cuando este
durante 1.000 años tenga que pasar confinado a este mundo desolado contemplando su propia
obra de maldad, mientras que los redimidos estarán en el cielo reinando con Cristo su Señor
(Apocalipsis 20:1-4).
La fiesta de las cabañas y su simbolismo
“Di a los israelitas: El día 15 de este séptimo mes empieza la solemne fiesta de las Cabañas
en honor del Eterno, durante siete días. El primer día habrá asamblea santa. Ningún trabajo servil
haréis. Durante siete días ofreceréis al Eterno ofrenda abrasada al fuego. El octavo día tendréis
asamblea santa, y ofreceréis al Eterno ofrenda abrasada al fuego. Es fiesta, ningún trabajo servil
haréis. El primer día tomaréis ramas con fruto de árboles hermosos, ramas de palmeras, de
árboles frondosos y sauces de los arroyos. Y os regocijaréis ante el Eterno vuestro Dios durante
siete días. Haréis fiesta al Eterno durante siete días cada año. Será decreto perpetuo para todas
vuestras generaciones. La celebraréis en el séptimo mes. Habitaréis en cabañas durante los siete
días. Todo nativo de Israel habitará en cabañas” (Levítico 23:34-36, 40-42).
La fiesta de las cabañas no era sólo una conmemoración, sino también un tipo o figura. No
solamente señalaba algo pasado: la estada en el desierto, sino que, además, como la fiesta de la
mies, celebraba la recolección de los frutos de la tierra, y apuntaba hacia algo futuro: el gran día
de la siega final, cuando el Señor de la mies mandará a sus segadores a recoger la cizaña en
manojos destinados al fuego y a juntar el trigo en su granero. En aquel tiempo todos los impíos
serán destruidos. "Serán como si no hubieran sido." (Abdías 16.) Y todas las voces del universo
entero se unirán para elevar alegres alabanzas a Dios. Dice el revelador. "Y oí a toda criatura que
está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que
en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra,
y la gloria, y el poder, para siempre jamás." (Apocalipsis 5:13) (Patriarcas y Profetas, pág. 583).
EL JUICIO INVESTIGADOR
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(jhon)
En el antiguo Israel se celebraba el día décimo del séptimo mes, el solemne día de la
expiación. Ese día, llamado también día de la purificación del santuario, era una profecía que
señalaba la purificación del santuario celestial, o conocido como el juicio investigador que se inició
el 22 de octubre de 1.844 con el paso de nuestro Señor Jesucristo del lugar santo al santísimo a
realizar sus últimos actos de intercesión en favor de su pueblo, esto es, a determinar quiénes
serían dignos de la vida eterna y quienes serían dejados fuera.
PROFECÍAS CONCERNIENTES A LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO O AL JUICIO INVESTIGADOR
Dios estableció un día para el juicio.- “Por cuanto ha establecido un día, en el cual juzgará
al mundo con justicia, por medio de aquel Hombre que él ha designado, dando a todos una
garantía al resucitarlo de entre los muertos” (Hechos 17:31).
Todos enfrentaremos el juicio.- “Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de
Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho cuando estuvo en el cuerpo, sea bueno
o malo” (2Cor. 5:10)
Este juicio no puede ser revocado.- “El que es injusto siga siendo injusto, y el sucio siga
ensuciándose. El justo siga siendo justo, y el santo siga santificándose” (Apocalipsis 22:11).
EL TIEMPO PARA EL JUICIO
En el reloj de Dios, el tiempo esta minuciosamente computado; es así, que la hora del
juicio de investigación o la purificación del santuario celestial comenzaría al término de la profecía
de Daniel ocho 14 que dice: “Y él respondió: Hasta 2.300 días de tardes y mañanas, entonces el
Santuario será purificado” ¿Cuándo pues concluyó esta profecía? Para contestar esta pregunta,
primero tenemos que recordar que un día profético, es igual a un año literal de 360 días. Entonces,
2.300 días es pues igual a 2.300 años. Por lo tanto, esta gran profecía comenzó en el año 457 a. C.
y terminó el día 22 de octubre de 1.844. d.C. Entendiendo esto, podemos situar claramente que el
juicio de investigación comenzó el 22 de octubre de 1.844. Y desde aquel año hasta hoy, estamos
viviendo en el solemne y gran día de la expiación que se está efectuando en el lugar santísimo del
santuario celestial.
¿QUÉ ES EL JUICIO INVESTIGADOR?
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“La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del
segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas
escritas en los libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados antes del fin del
juicio en que sus vidas han de ser examinadas. Pero el apóstol Pedro dice terminantemente que
los pecados de los creyentes serán borrados "cuando vendrán los tiempos del refrigerio de la
presencia del Señor, y enviará a Jesucristo." (Hechos 3: 19, 20.) Cuando el juicio investigador haya
concluido, Cristo vendrá con su recompensa para dar a cada cual según sus obras” (El Conflicto de
los Siglos, pág. 539)
EL JUICIO EN ESCENA
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padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: "Tú cuentas los pasos de
mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma: ¿no están en tu libro?" (Salmo 56: 8, V.M) (El
Conflicto de los Siglos, pág. 470).
Libro de la Muerte.- Jeremías 17:1, 13; Isa. 65:6, 7
“Hay además un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. "Pues que Dios
traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala." (Eclesiastés
12: 14, V.M.) "De toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio."
Dice el Salvador: "Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." (S.
Mateo 12: 36, 37, V.M.) Los propósitos y motivos secretos aparecen en el registro infalible, pues
Dios "sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de
los corazones." (1 Corintios 4: 5, V.M.) "He aquí que esto está escrito delante de mí: . . . vuestras
iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová." (Isaías 65: 6, 7, V.M.)”
(El Conflicto de Siglos, pág. 471).
¿Quiénes saldrán victoriosos del juicio investigador? Hechos 3:19
“En el rito típico, sólo aquellos que se habían presentado ante Dios arrepintiéndose y
confesando sus pecados, y cuyas iniquidades eran llevadas al santuario por medio de la sangre del
holocausto, tenían participación en el servicio del día de las expiaciones. Así en el gran día de la
expiación final y del juicio, los únicos casos que se consideran son los de quienes hayan profesado
ser hijos de Dios. El juicio de los impíos es obra distinta y se verificará en fecha posterior. "Es
tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios: y si primero comienza por nosotros, ¿qué será
el fin de aquellos que no obedecen al evangelio? (1 Pedro 4: 17)” (El Conflicto de los Siglos, pág.
534).
¿Cuál debe ser nuestra actitud en esta hora solemne del juicio investigador?
“Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en el servicio simbólico el
sumo sacerdote hacia la propiciación por Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de
sus pecados y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma
manera, todos los que desean que sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben
ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con
verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el
corazón. Hay que deponer el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cristianos de
profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las malas inclinaciones
que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra individual. No somos salvados en
grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirán la falta de estas cualidades en otro. Si bien
todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios, sin embargo él examinará el caso de cada
individuo de un modo tan rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual
tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante.
Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son
los intereses que ésta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta
obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto -nadie sabe cuándo- les tocará ser
juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista.
13
En éste más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la
amonestación del Señor: "Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo." "Y si no velares,
vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti. (S. Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3)”
(El Conflicto de los Siglos, pág. 544-545).
Llamado del Señor
"¡Velad pues;. . . no sea que viniendo de repente, os halle dormidos!" (S. Marcos 13: 35,
36, V.M.) Peligroso es el estado de aquellos que cansados de velar, se vuelven a los atractivos del
mundo. Mientras que el hombre de negocios está absorto en el afán de lucro, mientras el amigo
de los placeres corre tras ellos, mientras la esclava de la moda está ataviándose, -puede, llegar el
momento en que el juez de toda la tierra pronuncie la sentencia: "Has sido pesado en la balanza y
has sido hallado falto." (Daniel 5: 27, V.M.)” (El Conflicto de los Siglos, pág. 545).
2. Crear un sistema de información adecuado para que las iglesias puedan informar a sus
asociaciones, las asociaciones a sus uniones y las uniones a la Conferencia General. Además, crear
un sistema de información para presidentes de asociaciones y uniones para que ellos puedan
informar trimestralmente al secretario regional las actividades realizadas y otros aspectos y
situaciones de la obra de cada una de las unidades de la región. Este informe será una herramienta
importante para el secretario regional, mediante el cual él podrá dar una mejor atención a los
lugares que más necesitan de su asistencia.
3. Crear un órgano de información semestral o anual para la región, mediante el cual se pueda
informar el desarrollo y avance de la obra y también informar acerca del plan de actividades para
la región.
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Amados hermanos y hermanas, las horas de gracia que por tanto tiempo han estado a
nuestro alcance, están llegando a su fin. Nuestro Señor Jesucristo, allá en lugar santísimo del
santuario celestial, está realizando sus últimos actos de intercesión a favor de la humanidad. Por
así decirlo, nos quedan todavía unos pocos segundos de gracia. Pronto, si, muy pronto, Jesús ha de
abandonar el santuario y ha de cambiar sus vestiduras sacerdotales por vestiduras de venganza.
En estos solemnes momentos de gracia que nos quedan, debemos asumir una actitud de
consagración y entrega al Señor y a su obra. Debemos procurar con la gracia de Dios vivir una vida
piadosa que demuestre por sus actos que somos hijos e hijas de Dios.
El día de la expiación en el antiguo Israel
En la antigua dispensación hebrea, el día 10 del sétimo mes, como ya hemos visto en los
temas anteriores, se celebraba el grande día de la expiación. Ese día, no era un día de fiesta, sino
un solemne día de convocación o santa asamblea, considerado también, como el día del juicio.
Antes del día 10, el primero del mes, se anunciaba al son de trompetas el día de expiación. Este
sonar de las trompetas tenía como propósito, llamar al pueblo para que se preparara física y
espiritualmente para afrontar el día de la expiación. En ese solemne día, se realizaba la
purificación del santuario terrenal o el borramiento de los pecados de toda la nación. Para esa
ocasión, se requería del pueblo que afligiere sus almas (arrepentimiento y confesión), debía cesar
todo trabajo, y estar en ayuno y oración. Todo esto, equivalía pues a una total consagración a Dios,
si es que no querían verse separados del Señor (Levítico 23:23-32).
¿Qué es la expiación? ¿Qué se debe expiar y porqué?
Expiación desde el punto de vista bíblico, significa borramiento, limpieza, purificación. Y
cuando las Sagradas Escrituras hablan de expiación, en la mayor de las veces, esta se relaciona con
el borramiento de los pecados que se efectuaba una vez al año en el santuario terrenal del
antiguo Israel y que a su vez, señalaba a la expiación final o borramiento de los pecados que se
efectuaría en el santuario celestial durante el juicio investigador antes que Jesús venga por
segunda vez en las nubes de los cielos. Pero nos preguntamos ¿es necesario expiar el santuario
celestial? ¿Está contaminado ese santuario por los pecados de los hijos de Dios? La respuesta es
obvia. Todos nuestros pecados de pensamientos, palabras y acciones son registrados en los libros
del cielo y por lo tanto, es necesario que sean borrados de los registros celestiales y de esa forma
sea expiado o purificado el santuario celestial de todos los pecados del pueblo de Dios.
Deberes de la iglesia de hoy en el día de la expiación final?
No dejar de congregarnos: Se requería de la iglesia judía, que el día de la expiación fuera un
día de santa convocación, un día de “santa asamblea”, un día de recogimiento ante la presencia
del Señor. Y así lo hacía el pueblo de Israel. Permanecía junto al santuario en solemne actitud de
reverencia y temor a Dios, esperando en forma expectante que el sumo sacerdote saliera del
santuario para bendecir al pueblo en señal de que sus pecados habían sido borrados del santuario.
Si eso se requería de la iglesia judía, cuanto más espera el Señor de nosotros –hoy, ya que estamos
viviendo en la expiación final que se está efectuando en el santuario celestial. Hoy, cuando las
horas de gracia están terminando, el Señor pide a su pueblo que “no dejemos de reunirnos, como
algunos tienen por costumbre; sino animémonos unos a otros, y tanto más, cuanto veis que el día
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se acerca” (Hebreos 10:25). Sin embargo, con mucha tristeza vemos en nuestros días, que la
devoción a los cultos en la casa de oración, cada vez va desapareciendo. En muchas de nuestras
congregaciones, por no decirlo en todas, las iglesias se han vuelto sabáticas del medio día. ¡Qué
tristeza! ¡Cuánto nuestra espiritualidad a descendido a niveles alarmantes! ¡Cuán absortos
estamos en las cosas materiales! Hay familias enteras, que aún los cultos devocionales de familia,
ya no lo realizan, y si lo hacen –da pena verlos, es un simple mecanismo muerto, desprovisto de la
dulce fragancia de Cristo. Algunos creyentes, lamentablemente, debido a sus preocupaciones
mundanales, el día viernes están llegando a sus hogares cuando el sol se está ocultando ¡qué
pena! Muchos están robando el tiempo a Dios y ante él, serán culpados de transgresión a la ley del
sábado. ¡Hermanos y hermanas, separemos el tiempo que a Dios le pertenece! Organicemos
debidamente el tiempo para nuestros cultos matutinos y vespertinos. Congreguemos a nuestros
hijos en nuestro derredor en el altar de la familia. Eduquemos a nuestra familia para que ellos
puedan asistir gustosos a los cultos de la iglesia. ¡No dejemos de reunirnos en nuestras casas de
oración con los hermanos! ¡Asistamos a nuestros congresos nacionales! Vayamos a ellos con
nuestras familias. Tanto los cultos en nuestros templos, como los congresos nacionales, son para
nosotros hoy, las santas convocaciones; en esas ocasiones, Dios ha prometido derramar su Santo
Espíritu sobre sus hijos fieles. No perdamos pues la sana y bendita costumbre de congregarnos con
los queridos hermanos hermanas.
Día de ayuno y oración: El ayuno en el día expiación era indispensable para el antiguo Israel.
En nuestro anti típico día de expiación en el que nuestro Gran Sumo Sacerdote está efectuando la
expiación final en el santuario celestial, todavía es más importante, ya que nuestra salvación
eterna realmente está en juego. En este solemne momento, se requiere de cada uno de nosotros
que ayunemos y oremos como nunca antes lo hemos hecho, debido a que muy pronto nuestros
casos han de ser juzgados y se ha de dar la sentencia de salvación o perdición. Por esta razón “de
ahora en adelante hasta el fin del tiempo, los hijos de Dios debieran ser más fervientes y más
despiertos, y no confiar en su propia sabiduría, sino en la sabiduría de su Caudillo. Ellos debieran
dedicar días especiales al ayuno y la oración… El espíritu del ayuno y la oración verdaderos es el
espíritu que entrega la mente, el corazón y la voluntad a Dios. Para ciertas cosas, el ayuno y la
oración son recomendados y apropiados. En la mano de Dios son un medio de limpiar el corazón y
de fomentar la buena disposición. Obtenemos respuesta a nuestras oraciones porque humillamos
nuestras almas delante de Dios” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, págs. 222-224).
Debemos reposar en este día de expiación: A los israelitas se les ordenó que no hicieran
ningún trabajo, es decir debían guardarlo como un sábado semanal. Ellos no podían trabajar en
ese día, y si lo hacían, debían morir irremisiblemente. Y ahora que estamos en la expiación final
¿qué requiere Dios de su pueblo? No nos pide que dejemos de trabajar, sino más bien, que
aprovechemos sabiamente el tiempo en lo que no es provechoso para nuestra preparación para la
vida eterna. ¿Cuál es la mejor manera de aprovechar el precioso tiempo que Dios nos da?
Deberíamos tener un horario especial por la mañana y por la tarde para orar y estudiar las
Sagradas Escrituras, deberíamos tener un horario establecido por la mañana y por la tarde para el
culto familiar; además, no debemos olvidar los cultos de la casa de oración durante la semana y el
santo sábado, y finalmente debemos dedicar parte de nuestro tiempo también para la predicación
16
del evangelio o para la testificación. El resto de tiempo que nos queda, será pues utilizado en la
realización de nuestras actividades comunes para buscar nuestro sustento cotidiano. Obrando de
esta manera, estaremos en una forma simbólica, reposando en este día de expiación. El apóstol
refiriéndose al tiempo, en especial a los días finales dijo: “Mirad, pues, con diligencia cómo andas,
no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efe.
5: 16).
Debía afligir sus almas (arrepentirse de todo pecado): “Estamos viviendo ahora en el gran
día de la expiación. Cuando en el servicio simbólico el sumo sacerdote hacia la propiciación por
Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de sus pecados y humillándose ante el
Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que
sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días que les
quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y
dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el corazón. Hay que deponer el
espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cristianos de profesión. Empeñada lucha espera
a todos aquellos que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra
de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno
no suplirá la falta de estas cualidades en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio
ante Dios, sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan rígido y minucioso
como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin
mancha, ni arruga, ni cosa semejante.
Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son
los intereses que ésta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta
obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto -nadie sabe cuándo- les tocará ser
juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista.
En éste más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la
amonestación del Señor: "Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo." "Y si no velares,
vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti” (San Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3)
(El Conflicto de los Siglos, págs. 544, 545).
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Al estudiar la palabra profética, podemos darnos cuenta que estamos viviendo en el mismo
ocaso de la historia de nuestro mundo. Menudean a nuestro alrededor las señales que nos indican
que muy pronto la misericordia divina habrá de concluir. Las Sagradas Escrituras, señalándonos el
tiempo cuando el Señor deje de interceder por este mundo culpable, dice: “¡Ay de ese día! Porque
está cerca, el día del Eterno, vendrá como una devastación por el Todopoderoso” (Joel 1:15). Cuan
terrible será entonces la suerte de los seres humanos cuando sean abandonados de la misericordia
divina. La pluma más fecunda no es capaz de describir la angustia a la que será sometido nuestro
mundo en aquel terrible momento. Mirando aquellos aciagos días el profeta exclama: “Día de ira
aquel día, día de angustia y aflicción, día de ruina y desolación, día de tinieblas y oscuridad, día
nublado y tenebroso” (Sofonías 1:15).
Viviendo en el tiempo del fin
Las profecías concernientes a los eventos de los últimos días nos señalan que somos una
generación “a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10: 11). También el
testimonio del espíritu de profecía nos dice que “estamos viviendo en el tiempo del fin. El presto
cumplimiento de las señales de los tiempos proclama la inminencia de la venida de nuestro Señor.
La época en que vivimos es importante y solemne. El Espíritu de Dios se está retirando gradual
pero ciertamente de la tierra. Ya están cayendo juicios y plagas sobre los que menosprecian la
gracia de Dios. Las calamidades en tierra y mar, la inestabilidad social, las amenazas de guerra,
como portentosos presagios, anuncian la proximidad de acontecimientos de la mayor gravedad.
Los agentes del mal se coligan y acrecen sus fuerzas para la gran crisis final. Grandes cambios
están a punto de producirse en el mundo, y los movimientos finales serán rápidos (Joyas de los
Testimonios, tomo 3, pág. 280. Año 1909).
Señales que anuncian el tiempo del fin
Satanás en acción
Más que en ningún otro tiempo la obra engañosa y maligna de Satanás se está sintiendo
cada vez más intensamente. En nuestros días, las palabras del profeta de Patmos se están
cumpliendo en forma asombrosa. El dice que “la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás,
que engaña a todo el mundo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Por
eso, ¡alegraos, cielos, y los que habitáis en ellos! ¡Ay de la tierra y el mar! Porque el diablo ha
descendido a vosotros, con gran furor, al saber que le queda poco tiempo” (Apocalipsis 12:9, 12).
Pero ¿cómo está trabajando Satanás para entrampar al mundo y al pueblo de de Dios? Dejemos
que el Señor nos responda a esta importante pregunta: “ahora,- dice Él- cuando el fin de las cosas
terrenales se acerca rápidamente, Satanás realiza desesperados esfuerzos por entrampar al
mundo. Inventa muchos planes para ocupar las mentes y apartar la atención de las verdades
esenciales para la salvación. En todas las ciudades sus agentes están organizando empeñosamente
en partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. El gran engañador está tratando de
introducir elementos de confusión y rebelión, y los hombres se están enardeciendo con un celo
que no está de acuerdo con su conocimiento (Los Hechos de los Apóstoles, págs. 178, 179).
“Satanás estudia la Biblia con cuidado. Sabe que le queda poco tiempo y procura en todo punto
contrarrestar la obra que el Señor está haciendo sobre esta tierra” (Joyas de los Testimonios, tomo
18
2, pág. 284) “Satanás procura mantener al pueblo de Dios en un estado de inactividad, e impedirle
que desempeñe su parte en la difusión de la verdad, para que al fin sea pesado en la balanza y
hallado falto” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 88). Después de leer estas declaraciones
inspiradas, creo que no hay palabras más adecuadas, ni testimonio más convincente que nos
pueda señalar más claramente la obra del enemigo de Dios y del hombre. Solo nos queda un
camino: estar en guardia y despiertos para no dejarnos seducir por el astuto enemigo. Roguemos
pues al Altísimo para que nos ayude mediante su gracia a salir victoriosos de los asaltos de tan
fiero enemigo.
Una epidemia de crímenes
Unos setecientos años antes de Cristo, y haciendo un paralelo con la nación judía cuando se
apartó de las ordenanzas divinas y la situación del mundo en los últimos días, dijo Señor: "Haz una
cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, la ciudad está llena de violencia” (Ezequiel
7:23). Hermanos y hermanas ¿a caso no es esta la realidad de nuestra sociedad actual? ¿A caso no
estamos viviendo en medio de una epidemia de crímenes que nos aterrorizan? ¡Sí! ¡Así es caros
hermanos! Hoy, los seres humanos no podemos estar seguros en ningún lugar, a no ser que
estemos protegidos por la misericordia divina. En referencia a esta situación en la que estamos
viviendo actualmente, la Sierva del Señor también nos dice que estamos “Vivimos en medio de
una "epidemia de crímenes," frente a la cual, en todas partes, los hombres pensadores y
temerosos de Dios se sienten horrorizados. Es indescriptible la corrupción prevaleciente. Cada día
nos trae nuevas revelaciones de luchas políticas, cohechos y fraudes. Cada día trae su porción de
aflicciones para el corazón en lo que se refiere a violencias, anarquía, indiferencia para con los
padecimientos humanos, brutalidades y muertes alevosas. Cada día confirma el aumento de la
locura, los asesinatos y los suicidios. ¿Quién puede dudar de que los agentes de Satanás están
obrando entre los hombres con creciente actividad, para perturbar y corromper la mente,
manchar y destruir el cuerpo?” (Servicio Cristiano, pág. 68).
Un espíritu de guerra agita al mundo
El Señor en el sermón profético, respondiendo a la pregunta de los discípulos concerniente a
las señales del fin del mundo dijo que una de ellas sería “guerras y rumores de guerras. Se
levantará nación contra nación, y reino contra reino” (San Mateo 24:6). Esta profecía vemos hoy
cumplirse en forma prominente. Las naciones están agitadas. Aquí y allá, hay guerras y amenazas
de guerra. Parece que estamos al borde de un colapso político mundial. Las naciones cada día se
están apertrechando de armamentos bélicos cada vez más sofisticados, como si estuvieran
rodeados de poderosos enemigos a quienes hay que combatirlos. Sin embargo, a flor de labios de
políticos y estadistas se dice estar buscando la paz mundial para las naciones. Pero nos
preguntamos ante tal situación ¿será que logremos alcanzar la anhelada paz? ¿Será que
alcancemos la paz con un gran arsenal de armamentos bélicos en todos los países? ¡Seguro que
no! La Biblia dice que los “hombres irán de mal en peor”. Nunca y nadie podrá alcanzar la paz, a
menos que su perverso y duro corazón sea entregado al Señor, para que él lo purifique y
transforme en un nuevo corazón según la buena voluntad de Dios.
Tiempo de tinieblas espirituales
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El profeta Isaías mirando hacia nuestros días dijo: “Porque tinieblas cubrirán la tierra, y
oscuridad las naciones. Pero sobre ti nacerá el Eterno, y sobre ti será vista su gloria” (Isaías 60:1).
¡Oh! qué gran realidad nos ha tocado vivir! Precisamente las palabras del profeta encuentran su
cumplimiento hoy. Es alarmante ver como las tinieblas espirituales, cual negra mortaja cubren a
toda nuestra humanidad. Aún, los que hemos sido favorecidos con el conocimiento de la verdad,
parece que nos estamos dejando arrastrar hacia las tinieblas. El mismo profeta Isaías, hablando del
cristianismo popular de nuestros días nos dice: “En aquel tiempo, siete mujeres echaran mano de
un hombre, y le dirán: "Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestra ropa.
Permítenos sólo llevar tu nombre. Quita nuestro oprobio” (Isaías 4:1). En verdad, esta es la
realidad de las llamadas iglesias cristianas de hoy en día. Solo se conforman con llevar el
membrete de cristianas, pero el espíritu del mundo con todas sus concupiscencias vive en medio
de ellas. Este falso cristianismo de hoy día, también es una señal portentosa que nos indica que
estamos viviendo en los últimos días. Después de analizar lo que nos dice el profeta Isaías, veamos
también lo que nos dice el apóstol Pablo: “Esto ten en cuenta, que en los últimos días vendrán
tiempos peligrosos. Habrá hombres amantes de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, desleales,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, arrebatados,
infatuados, amantes de los placeres más que de Dios, tendrán apariencia de piedad, pero negarán
su eficacia. A éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5). Ahora vemos cumplirse fielmente las palabras del
apóstol. Estamos viviendo en medio de una sociedad que se ha rebelado contra Dios. El amor y el
respeto hacia nuestros semejantes y sobre todo hacia los seres queridos quienes merecen el
respeto y el amor, prácticamente han desaparecido. En muchos de los casos, por no decir, casi en
todos, solo se vive “una apariencia de piedad”, pero detrás, nos es más que un mundo de maldad
cuajado de los más asquerosos y repugnantes pecados. Mirando esta situación que vive nuestro,
nosotros como iglesia y como individuos debemos entregarnos al Señor para que podamos vivir un
cristianismo práctico y enseñar a quienes nos rodean por precepto y por ejemplo, que somos hijos
e hijas de Dios.
Frente al último gran drama
¿Cuál es el último gran drama qué tenemos delante de nosotros? Analicemos lo que la
pluma inspirada nos dice en respuesta a esta pregunta: “La sustitución de leyes humanas en lugar
de la ley de Dios, la exaltación del domingo prescripta por una simple autoridad humana en
reemplazo del sábado bíblico, constituye el último acto del drama. Cuando esta sustitución sea
universal, Dios se revelará. Se levantará en su majestad y sacudirá poderosamente la tierra.
Castigará a los habitantes del mundo por sus iniquidades; y la tierra no encubrirá más la sangre ni
ocultará más sus muertos. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 142, 143). Entonces, el último
gran drama que tenemos delante de nosotros, es la ley dominical. ¿Estamos preparados para
afrontar esta terrible prueba? Mis hermanos y hermanas, necesitamos prepararnos hoy, para
hacer frente a las pruebas del mañana. Si hoy somos vencedores, seremos vencedores mañana.
El llamado a despertar
“Y haced esto conociendo el tiempo, que ya es hora de levantarnos del sueño; pues ahora
nuestra salvación está más cerca que cuando creímos. La noche está muy avanzada. El día casi ha
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llegado. Desechemos las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz” (Romanos 13:11,
12).
“Por eso se dice: "Despierta, tú que duermes, levántate de los muertos, y te alumbrará
Cristo” (Efesios 5:14).
“La obra está terminando rápidamente, y por todas partes la maldad aumenta. Tenemos
solamente un corto tiempo para trabajar. Despertémonos del sueño espiritual, y consagremos
todo lo que tenemos y somos al Señor. Su Espíritu permanecerá con los verdaderos misioneros,
dotándolos de poder para el servicio” (Southern Watchman, 9 de abril de 1903).
Hermanos y hermanas, Dios nos ayude a escuchar el llamado de Dios a despertarnos. Que
miremos en los acontecimientos que cada día están sucediendo en nuestro mundo, las señales de
la inminente crisis de los siglos y de la proximidad del día de nuestra liberación. Que el Señor
derrame sus bendiciones sobre su heredad, son mis deseos en el nombre de nuestro Dios. Amén.
“El mundo será convencido no por lo que enseñe el púlpito, sino por lo que la
iglesia viva. El ministerio en el púlpito anuncia la teoría del Evangelio; la
piedad práctica de la iglesia demuestra su poder” (Testimonies, tomo 7, pág.
16).
“La obra de Dios en esta tierra no podrá nunca terminarse antes que los
hombres y mujeres abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia se
unan a la obra y aúnen sus esfuerzos con los de los pastores y dirigentes de las
iglesias” (Obreros Evangélicos, pág. 365).
Un error fatal: “Es un error fatal suponer que la obra de salvar almas depende
solamente del ministerio” (Hechos de los Apóstoles, pág. 90).
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