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2-Alberto Acosta- El desarrollo_De la euforia al desencanto.
RESUMEN
El texto de Alberto Acosta titulado "El desarrollo: de la euforia al desencanto"
presenta una crítica profunda al concepto de desarrollo que ha dominado el pensamiento económico y político durante casi medio siglo. Acosta argumenta que la noción de desarrollo se ha vuelto obsoleta y está plagada de engaños, desilusiones, fracasos y crímenes. El autor señala que las condiciones históricas que dieron origen a la idea de desarrollo han cambiado y las esperanzas que la respaldaban se han agotado.
Acosta contextualiza el surgimiento del concepto de desarrollo en el discurso del
presidente estadounidense Harry Truman en 1949, donde se plantea como una obligación moral y política ayudar a las naciones consideradas subdesarrolladas. Este discurso estableció una dicotomía entre desarrollado y subdesarrollado, impulsando la idea de que todas las sociedades deberían seguir el mismo camino hacia el desarrollo, basado en el modelo occidental.
A lo largo de las décadas, este enfoque del desarrollo se convirtió en un mandato
global, influenciando políticas, programas y proyectos en todo el mundo. Sin embargo, Acosta argumenta que este modelo de desarrollo no solo ha fracasado en cumplir sus promesas de aliviar la pobreza y mejorar las condiciones de vida, sino que también ha generado desequilibrios ecológicos y marginación social.
El autor también critica las alternativas al desarrollo convencional, como el
estructuralismo y la teoría de la dependencia, argumentando que no han cuestionado seriamente los fundamentos del desarrollo como progreso lineal basado en el crecimiento económico. Además, señala que estas críticas no han logrado articularse ni prosperar frente al dominio de las ideas convencionales.
Acosta sostiene que el concepto de desarrollo como se ha entendido tradicionalmente
es insostenible e incompatible con las realidades ecológicas y sociales del mundo actual. Plantea la necesidad de replantear completamente nuestras ideas sobre el desarrollo y buscar alternativas más inclusivas y sostenibles.
Aborda la crítica al funcionamiento del sistema mundial contemporáneo, al que
describe como "maldesarrollador". Este sistema se basa en la eficiencia para maximizar resultados, reducir costos y acumular capital constantemente. Acosta argumenta que este enfoque ha generado consecuencias devastadoras, donde se acepta la devastación ambiental y social en nombre del desarrollo.
El autor señala que la lógica del sistema mundial está intrínsecamente
maldesarrollada y que el problema no radica en quién juega según las reglas del juego, sino en las propias reglas del sistema. Argumenta que la búsqueda obsesiva del desarrollo, incluso sin un contenido claro, ha llevado a aceptar todo tipo de sacrificios y a ignorar raíces históricas y culturales propias en pos de la modernización emulando a los países adelantados.
Acosta sostiene que el concepto de desarrollo ha sido cuestionado en las últimas
décadas, especialmente debido a sus fracasos y al agotamiento de sus promesas. Propone explorar alternativas al desarrollo, hacia una organización de la vida fuera de este paradigma, superando tanto el desarrollo como el capitalismo. Destaca la importancia de mirar hacia el posdesarrollo y poscapitalismo como horizontes posibles.
El autor también aborda la dicotomía civilizado-salvaje, cuestionando la visión
eurocentrista del progreso y la civilización que ha dominado el imaginario global desde hace siglos. Critica la idea de dominación de la Naturaleza impulsada por el pensamiento occidental, que ha llevado a la explotación desmedida de recursos naturales y a la degradación ambiental.
Acosta menciona diversas propuestas alternativas al desarrollo convencional, como
el Desarrollo Humano, el Desarrollo a Escala Humana y el Desarrollo Sustentable, así como diferentes índices para medir el progreso social y económico más allá del crecimiento económico. Señala que, a pesar de los esfuerzos de cambio y ajuste, el agotamiento del desarrollo ha sido más rápido en el siglo XXI, lo que ha llevado a repensar radicalmente la forma en que concebimos el desarrollo y el progreso. Argumenta que la recuperación y construcción de nuevas utopías, en diálogo con los aportes de los pueblos indígenas y ecologistas, son fundamentales para abrir caminos hacia un futuro posdesarrollista y poscapitalista.