Ciencia - Unidad IV
Ciencia - Unidad IV
Ciencia - Unidad IV
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FACSM, Centro de Investigación en Ciencias del Movimiento Humano, Universidad
de Costa Rica, Costa Rica
¿Tiene la ciencia la última palabra? ¿La puede llegar a tener? En octubre de 2016,
la Escuela de Educación Física y Deportes de la Universidad de Costa Rica tuvo
como invitado al Dr. René van Woudenberg, filósofo de la ciencia de la Universidad
Libre de Amsterdam, quien impartió una clase magistral sobre las presuposiciones
de la ciencia. En este número de la revista PENSAR EN MOVIMIENTO se incluyen las
versiones en inglés y en español de su manuscrito, luego de pasar por un proceso
de revisión por pares. Aprovecho este espacio para compartir con los lectores un
tema relacionado que normalmente no se discute entre profesionales del
movimiento humano y que, sin embargo, es fundamental para nuestro quehacer
científico; además, puede servir como introducción para el manuscrito del Dr. van
Woudenberg.
Una vez más, esta es una visión de la ciencia bastante generalizada en Occidente.
Ciertamente la ciencia ha sido muy exitosa, pero resulta que las cosas son
ligeramente más complicadas de lo que presenté en el párrafo anterior. Al menos
eso es lo que los filósofos de la ciencia nos plantean a los científicos. Sus
argumentos son bastante sólidos: en primer lugar, no existe una definición clara
que les permita a los humanos intelectualmente honestos distinguir entre ciencia y
no ciencia, aún después de varios intentos importantes (cf. Moreland, 1989, Capítulo 1).
En segundo lugar, el método científico-una serie de pasos claramente definidos que
llevan desde las preguntas iniciales hasta el desarrollo de una teoría-no existe. En
tercer lugar, no es posible de manera alguna para la ciencia el afirmar que ha
llegado a la verdad: no hay forma de probar nada de manera absoluta. Por último,
pareciera que la ciencia ni siquiera puede justificar su propia credibilidad sin tomar
prestados elementos de otras disciplinas como la filosofía. En las páginas
siguientes, intentaré discutir algunos de estos problemas y brindar
recomendaciones para algunas buenas prácticas científicas.
Partiendo del supuesto de que la ciencia no puede estudiar el mundo natural aislada
de otras disciplinas, mi perspectiva es que debe ser iluminada por la filosofía. En
una cita de John Kekes (Kekes, 1980, Nature of philosophy, pp. 156-157),
Moreland presenta una lista de presuposiciones importantes de la ciencia:
Una de las características principales de la ciencia pareciera ser que, al ser ejercida
o practicada por los seres humanos, no es posible ser totalmente imparciales y
objetivos, por más chocante que esto pueda parecerle al científico ingenuo. Para los
positivistas y los empiricistas, sería ideal si fuéramos capaces de recolectar datos
libres de las restricciones de cualquier teoría, pero varios autores han presentado
argumentos muy sólidos de que esto es imposible (Chalmers, 2013; Ratzsch, 2000). Es
absolutamente imprescindible partir de algunos supuestos y del conocimiento
existente para poder ejecutar una recolección de datos que sea productiva: las
teorías a menudo están implícitas en la forma en que medimos los fenómenos, en
la escogencia de instrumentos de medición o hasta en la selección que hacemos de
los fenómenos que se van a medir. En pocas palabras, no es posible que el
científico ejerza su profesión independientemente de sus propios intereses y
perspectivas. De este modo, su ciencia se verá impactada no solamente por las
teorías más directamente relacionadas con su campo de trabajo, sino inclusive por
su cosmovisión.