Música Nacionalista en Colombia

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Nacionalismo musical en Colombia

Fernando Salazar Wagner


Lilian Johanna Cardona Díaz
Francisco Javier Díaz Vargas
Alejandro Domínguez
Edgar Wilson Sánchez Duque

Conservatorio Antonio María Valencia – Bellas Artes


Facultad de Música
Maestro: Oscar Collazos

Cali, Colombia
12 de abril de 2024
Resumen

Hay una visión interesante acerca del desarrollo de la música en Colombia a lo


largo del siglo XX, explorando la dicotomía entre el nacionalismo y el universalismo en
la música del país. Desde los primeros años del siglo, se discutía sobre la necesidad de
cultivar una música nacional propia, mientras que al mismo tiempo se introducían
influencias internacionales.

La música local se basaba en tradiciones como el pasillo y el bambuco, pero


hacia la segunda mitad del siglo, con la llegada de nuevos medios de comunicación y la
influencia de la música extranjera, se produjo una transformación significativa en el
panorama musical colombiano. Se incorporaron géneros como el fox-trot y el two-step,
además de la música de baile norteamericana, y surgieron nuevos estilos como el porro
y el fandango como respuesta a la música de baile cubana.

La controversia entre los defensores del nacionalismo musical y aquellos que


abogaban por una visión más universalizada se intensificó, pero a medida que
avanzaba el siglo, se produjo una integración más fluida entre la música popular y las
instituciones musicales formales. A pesar de los desafíos y las críticas al sistema
educativo musical del país, se observa un creciente interés en la formación musical y
una diversificación de las opciones musicales disponibles para los jóvenes.

Podremos reflexionar sobre la situación musical colombiana a finales del siglo


XX, destacando la creciente globalización y la influencia de las tendencias
internacionales en la música del país. Aunque persisten algunos debates sobre la
identidad musical nacional, también se reconoce la riqueza y diversidad de la escena
musical colombiana, que abarca desde géneros tradicionales hasta formas
contemporáneas y experimentales.
Es de suma importancia para nuestra región, ya que reconoce el valioso aporte
estético y cultural de la música a la identidad de los pueblos. Explorar la relación entre
la música y la expresión cultural es fundamental para comprender y valorar la
diversidad y riqueza de nuestras tradiciones musicales.

Además, fomenta la apreciación y apropiación de las características propias de


nuestra identidad cultural a través de la música. Al profundizar en la historia y la
evolución de los géneros musicales locales, podemos fortalecer nuestro sentido de
pertenencia y enriquecer nuestra conexión con nuestras raíces culturales.

El nacionalismo en la música colombiana del siglo XX se convirtió en una


herramienta poderosa para expresar las identidades regionales y la lucha por la libertad
y la justicia social. A través de sus composiciones, compositores, cantautores, bandas y
agrupaciones musicales plasmaron las realidades sociales y culturales de Colombia,
convirtiéndose en voces de resistencia y cambio.

Uno de los principales exponentes del nacionalismo musical colombiano del


siglo XX fue “Lucho Bermúdez”, reconocido por su contribución al folclore colombiano
fusionando elementos de la música tradicional con ritmos caribeños. Su obra "Colombia
Tierra Querida" es un himno nacional no oficial que evoca el amor por la tierra y la
identidad colombiana.

“León de Greiff” poeta y compositor colombiano, también influyó en la música


nacionalista con su poesía que exalta la belleza del paisaje colombiano y la lucha por la
justicia social. Su obra "Balada de los abuelos" es un ejemplo de su compromiso con
las causas sociales y su amor por Colombia.
En la década de 1970, el grupo musical “Los Gaiteros de San Jacinto” emergió
como defensor de la música tradicional del Caribe colombiano, preservando y
difundiendo ritmos como el bullerengue y la cumbia. Su álbum "Un Fuego de Sangre
Pura" es un homenaje a la riqueza cultural y musical de la región.

Ana y Jaime, reconocidos como uno de los duetos más importantes de la música
colombiana del siglo XX, aportaron significativamente al nacionalismo musical con sus
letras y melodías que reflejaban las realidades sociales y culturales de Colombia. Su
canción "Ricardo Semillas" abordaba la temática de la reforma agraria y la lucha por la
justicia social, utilizando la metáfora de un campesino llamado Ricardo Semillas para
representar la esperanza de un futuro mejor para el campo colombiano. "Café y
Petróleo" es otro ejemplo de su compromiso con las causas sociales, al abordar la
dualidad económica de Colombia entre la industria cafetera y la explotación petrolera.

Gentil Montaña y Clemente Díaz son dos destacados compositores de música


colombiana instrumental que dejaron un legado importante en el ámbito musical del
país. Montaña, reconocido por su virtuosismo en la guitarra, fusionó elementos de la
música tradicional colombiana con influencias contemporáneas, creando obras como
"Suite Colombiana" y "El Diablito". Por su parte, Clemente Díaz fue un maestro del tiple
colombiano, destacándose por su habilidad para interpretar este instrumento de forma
magistral. Sus composiciones, como "Porro Viejo" y "Bambuco a mi madre", son
ejemplos de su talento y su contribución al patrimonio musical colombiano.

Otros compositores destacados en el ámbito de la música colombiana incluyen a


Alfonso Valdiri, conocido por su obra "Guabina Santandereana" y su contribución al
folclore de la región Andina; Antonio María Valencia, autor de la famosa canción "Luz
de Luna"; y Luis A. Calvo, quien dejó un legado importante en la música académica
colombiana con obras como "Sinfonía Colombiana" y "Concierto para Guitarra y
Orquesta". Todos estos compositores, con sus obras y su mensaje, han enriquecido el
panorama musical de Colombia y han contribuido al fortalecimiento de la identidad
cultural del país.
Grandes compositores de Colombia

Guillermo Uribe Holguín, Jesús Bermúdez Silva y José Rozo Contreras

Guillermo Uribe Holguín, una figura destacada en la música colombiana del siglo
XX, poseía una formación musical sólida adquirida en Francia y desempeñó una
intensa labor pedagógica y de dirección orquestal en su país natal. Aunque su
influencia fue significativa, no logró formar una escuela como tal. Mientras trabajaba en
Colombia, otros compositores también se esforzaban por dominar el lenguaje
postromántico francés, explorar grandes formas musicales y buscar un estilo
nacionalista, aunque mostraron poco interés en las técnicas modernas europeas y
estadounidenses debido a la falta de aceptación de estas corrientes en la sociedad
colombiana de la época.

Uribe Holguín comenzó su labor más influyente en Colombia después de su


regreso de París en 1910. A pesar de haberse iniciado en la estética nacionalista a
partir de 1924, expresó su oposición a las tendencias nacionalistas predominantes y a
las demandas críticas relacionadas con ellas. Consideraba que los elementos
hispánicos que predominaban en la música colombiana restaban autenticidad y
argumentaba que el nacionalismo musical en Colombia era inviable. Estas opiniones,
percibidas como europeizantes, disminuyeron su aprecio entre el público y sus colegas,
y eventualmente se retiró de los cargos administrativos que ocupaba en el
Conservatorio.

Sin embargo, Uribe Holguín dejó un legado musical significativo, como se


evidencia en su obra "300 trozos en el sentimiento popular", donde combinó aires
nacionales con armonías postimpresionistas y formas de variación, creando un
conjunto de excelencia musical que aún no ha sido igualado en el repertorio pianístico
colombiano.

Además, compuso obras de carácter heroico que no se basaban en rasgos


melódicos o rítmicos concretos, sino en hechos históricos e imágenes indígenas.
Ejemplos de esto son sus composiciones orquestales como "Bochica", "Ceremonia
indígena" y "Los conquistadores", en las cuales describe de manera imaginativa y
exótica las culturas indígenas colombianas. Aunque no se basó en elementos
musicales de culturas indígenas vivas, logró crear descripciones sonoras que
transmitían la impresión de primitivismo mediante el uso de pentafonías y ritmos
adecuados a la situación descrita.

En obras como "Ceremonia indígena", Uribe Holguín exploró terrenos atrevidos


en cuanto a ritmo y tonalidad, utilizando el exotismo para justificar efectos que no
serían aceptados dentro de los formatos académicos tradicionales. Las libertades
armónicas, rítmicas y melódicas que tomó en esta obra sobrepasaron el nivel de
experimentación de sus conciertos y sinfonías, incluso aquellos inspirados en aires
nacionales.

https://www.youtube.com/watch?v=i59eC6h2aMQ&t=102s
Los compositores Jesús Bermúdez Silva, José Rozo Contreras, Adolfo Mejía y
Santiago Velasco Llanos son reconocidos por su contribución al repertorio sinfónico
colombiano con obras que reflejan un estilo nacionalista de contornos sencillos y una
calidad espontánea, en contraste con la escritura precisa y rigurosa de Guillermo Uribe
Holguín. Cada uno de ellos dejó obras consideradas paradigmas en su estilo, como el
"Torbellino" de Bermúdez Silva, la "Suite tierra colombiana" de Rozo Contreras, la
"Pequeña suite" de Adolfo Mejía y el "Tío Guachupecito" de Santiago Velasco.

Jesús Bermúdez Silva, formado en España bajo la tutela de Conrado del


Campo, es conocido por obras descriptivas de temática nacional, como su famoso
"Torbellino" inspirado en la novela "La vorágine" de José Eustasio Rivera. Esta obra
muestra una inspiración literaria que fortalece la identidad cultural que se quiere evocar
en el contexto del nacionalismo musical. Bermúdez Silva también se destacó por su
investigación de las tradiciones musicales, colaborando con el Centro de Estudios
Folklóricos y Musicales (Cedefim) en proyectos que exploraban las tradiciones
musicales populares de Colombia.

Sin embargo, a pesar de su compromiso con el nacionalismo musical y su


investigación de las tradiciones musicales, Bermúdez Silva y otros compositores de su
generación enfrentaron limitaciones técnicas que obstaculizaron la creación de obras
trascendentales. Esta limitación técnica fue una característica común entre los
compositores de esa época.

https://www.youtube.com/watch?v=5ROiNl56qDc
José Rozo Contreras, formado en Roma y Viena, destacó en el campo de la
instrumentación y la dirección de banda. Su "Suite Tierra colombiana" refleja su
personalidad optimista y pintoresca, siendo una partitura alegre que debutó en Viena.
Además, compuso obras como la "Burlesca" para orquesta y realizó la instrumentación
oficial del Himno Nacional. Aunque su trabajo en la composición fue relevante, su
mayor impacto lo tuvo en el campo pedagógico y como director de la Banda Nacional
en Bogotá.

Adolfo Mejía, uno de los músicos colombianos más talentosos de su época,


combinó con inteligencia lo elaborado y lo popular en su obra. Aunque interrumpió sus
estudios en la Escuela Normal de Música en París debido a la Segunda Guerra
Mundial, tuvo la oportunidad de estudiar con destacados profesores como Nadia
Boulanger y Paul Dukas. Sin embargo, Mejía tendía a dispersarse imitando diversos
estilos en lugar de desarrollar uno genuinamente personal. Componía desde obras al
estilo español hasta piezas de inspiración brasileña.

En el ámbito nacional, su "Pequeña suite" es una de sus obras más conocidas,


destacando por su esencia rítmica basada en aires como el bambuco, el torbellino y la
cumbia. Esta última, representa la primera vez que aparece un tema de la costa
Atlántica en la literatura sinfónica colombiana. Aunque Mejía brinda un tratamiento
rítmico interesante, prevalece lo melódico con armonías sencillas y citas textuales de la
cultura popular. Sus obras que no hacen referencia a aires nacionales muestran una
aproximación al impresionismo, con armonías voluptuosas y ricas en acordes paralelos,
como se aprecia en su "Homenaje a Luis López de Mesa".

https://www.youtube.com/watch?v=xplFFzyubrg
Santiago Velasco Llanos es otro compositor colombiano cuya obra está
estrechamente vinculada a la nacionalidad, especialmente a través de su composición
"Tío Guachupecito", que emplea variaciones de la popular canción del Pacífico. Esta
obra se presenta como una sucesión de escenas descriptivas que abarcan diferentes
aspectos de la vida y la cultura de la región, como el amanecer, la pesca, el romance y
la danza chocoana. La elaboración de los temas se realiza principalmente de manera
orquestal.

Además de "Tío Guachupecito", Velasco Llanos también destacó en obras como


"Tres trozos infantiles", "Sinfonía breve" y "Scherzo sinfónico", donde exhibe un
lenguaje armónico rico y un desarrollo interesante de los temas y motivos. Su
formación musical tuvo lugar en Chile, donde estudió con reconocidos maestros como
Domingo Santa Cruz, Carlos Isamitt y Humberto Allende.

Es cierto que muchos de estos compositores, incluido Velasco Llanos, fueron


relegados a la composición de cuadros costumbristas sinfónicos, en respuesta a las
expectativas de la sociedad que escuchaba sus obras. A menudo, estas composiciones
se centraban en temas relacionados con la identidad nacional y cultural de Colombia.
Sin embargo, es importante destacar que estos músicos también sintieron la obligación
de desarrollar el tema de la nacionalidad y, en consecuencia, quedaron atrapados en
un lenguaje musical con ciertas limitaciones.

Pocos de ellos dominaban completamente la escritura contrapuntística, y


ninguno se aventuraba en territorios experimentales o en la exploración de la
disonancia de manera franca e independiente. A pesar de estas limitaciones, estos
compositores jugaron un papel fundamental en la formación del repertorio musical
nacionalista colombiano y dejaron un legado importante en la historia de la música del
país.

https://www.youtube.com/watch?v=m7yag2Po97Y
Con la muerte de Antonio María Valencia en 1952 se marca el fin de una era en
la que predominaba el uso de técnicas europeas y la adaptación de aires nacionales a
estos procedimientos. Valencia, reconocido como un talentoso pianista, dejó un legado
significativo en sus obras para teclado, donde se pueden apreciar los aspectos más
destacados de su estilo.

En composiciones como "Ritmos y cantos suramericanos", "Chirimía y bambuco


sotareño", "Bambuco del tiempo del ruido" y "Sonatina boyacense", Valencia fusionó
armonías influenciadas por el impresionismo, escalas modales y melodías y ritmos
tradicionales colombianos. Esta combinación se evidencia claramente en su música,
donde logra crear un puente entre las técnicas europeas y la rica tradición musical de
Colombia.

El trabajo de Valencia representa un punto culminante en el esfuerzo de muchos


compositores colombianos por encontrar un equilibrio entre las influencias
internacionales y la expresión de su identidad cultural. A través de sus composiciones,
contribuyó significativamente a la consolidación y enriquecimiento del repertorio
musical nacionalista colombiano.

https://www.youtube.com/watch?v=DPLULQmp6Bg
Años 30 y el nacionalismo musical colombiano

La música académica en Colombia durante el siglo XX experimentó dos


momentos de aspiraciones nacionales significativas. En las primeras décadas del siglo,
surgió una búsqueda de una expresión artística propia, influenciada por la cultura
popular andina. Este período vio el surgimiento de una música arraigada en el terruño,
con compositores como Luis A. Calvo, Emirto de Lima, Guillermo Uribe Holguín,
Antonio María Valencia, Pedro Morales Pino y Adolfo Mejía, cada uno aportando desde
su propio estilo al desarrollo de esta corriente nacionalista.

Aunque estos compositores se mantuvieron dentro de las estructuras formales y


tonales europeas, ignoraron las tendencias vanguardistas como el atonalismo y el
dodecafonismo. Su objetivo era infundir una identidad nacional a través de la música,
algo sin precedentes en Colombia. Este primer nacionalismo musical coincidió con
eventos culturales importantes como la publicación de "La Vorágine" de José Eustasio
Rivera y el surgimiento del movimiento Bachué, evidenciando una emergencia de lo
popular frente a una sociedad marcada por la exclusión y la distinción social.

En los años treinta, la música colombiana entrelazó la composición europea con


elementos melódicos y rítmicos populares, integrando el patrimonio cultural del pueblo
rechazado previamente por la élite cultural. Esta integración marcó una transformación
de las tradiciones y evidenció la flexibilidad y constante recreación de los patrimonios
inmateriales.

Sin embargo, es indudable la división suscitada en nuestro panorama musical en


los años 30 en adelante.
Por un lado, los músicos (hijos de familias moderadamente acomodadas) que
tuvieron la posibilidad de formarse en Europa y recibir todo el conocimiento que allí
fluía, así como empaparse de las corrientes e ideas musicales que fluctuaban en su
momento histórico, y regresar a Colombia con sus “Títulos” a reproducir todos los
esquemas y formas aprendidas en Europa con un lenguaje totalmente “Europeizado”,
miraban con cierto desdén la música popular que fluía en cotidiano devenir de la
capital.
Por el otro lado, aquellos de extracción “Humilde” como Pedro Morales Pino,
quien poseía un talento y destreza que descollaban en el medio. El como otros tantos
como Emilio Murillo, Fulgencio Garcia, Carlos Escamilla (el ciego) Luis A. Calvo,
Alejandro Wills.se nutrían del “acervo” popular, del folclor, de la cotidianidad y aunque
adquirieron conocimiento musical a través de la Academia Nacional de Música (algunos
de ellos) otros a través de Maestros particulares, nunca dejaron de lado aquello con
que se habían “amamantado” musicalmente en su niñez y juventud.
Ellos desarrollaron las formas de nuestros aires y tomaron el conocimiento de
las obras de los grandes compositores europeos para verterlos en el crecimiento de
nuestros aires.
Se crearon diferentes tipos de agrupaciones en el país; por un lado Pedro
Morales Pino fundo “La Lira Colombiana” en Bogotá, después “La Estudiantina Murillo”,
estos influenciaron en la creación de la “Lira Antioqueña” con la iniciativa de Pacifico
Carvalho y el Maestro Jesús Arriola, posterior a estas fue la famosa Estudiantina “Ecos
de Colombia” fundada por el Maestro Vallecaucano Jerónimo Velasco, y la
“Estudiantina Añez” creada por Jorge Añez.
Como podemos ver el desarrollo instrumental de la Música Nacional se vio
orientado hacia las cuerdas tradicionales “autóctonas” como el Tiple, la Guitarra, la
Bandola (su desarrollo se debe en gran parte a Morales Pino) sustentadas por
Contrabajo y algún que otro violín.
Aquello tenía razones Económicas y de carácter pedagógico. Traer instrumentos
de Europa era sumamente costoso (Pianos, Violines, Instrumentos de viento).
Por otra parte, encontrar profesores de esta era difícil, había que esperar que
algún músico formado en ellos “pasara” por la capital en algún concierto o camino a
otra ciudad suramericana para impartir el conocimiento. Sin embargo, con el pasar de
los años, los maestros “formados” en Europa no fueron ajenos a aquel movimiento que
los opacaba de alguna manera, sus ojos se fijaron en la raíz, en la música “vernácula”
dando así paso a creaciones que, aunque tenían las formas europeas, dejaban ver los
rasgos presentes de una raíz propia, nacida junto a las entrañas de la tierra.
Nuevos horizontes para la música nacionalista

Los disturbios políticos que siguieron al Bogotazo en 1948 marcaron el fin de la


primera ola de nacionalismo musical en Colombia. Sin embargo, con el establecimiento
del régimen militar de Rojas Pinilla en 1957, se abrieron nuevas oportunidades para
manifestaciones artísticas con aspiraciones políticas, liberadas de la censura. Además,
el nuevo orden político y diplomático del continente promovió la afirmación de
identidades nacionales en contraposición a una Europa en reconstrucción.

En este contexto, surgió el Panamericanismo en el ámbito musical, que buscaba


poner fin a la insularidad del compositor latinoamericano y exaltar los particularismos
de cada país. Se desarrollaron proyectos culturales y educativos de alcance
continental, como la creación de centros de estudios e investigación musical, mientras
que las publicaciones especializadas comenzaron a circular por toda América.

Los compositores, al reconsiderar las procedencias del material sonoro


colombiano, crearon un arte integrador que valoraba el legado de las culturas más
aisladas y olvidadas. Se estableció el Centro de Estudios Folklóricos y Musicales
(Cedefim) en 1959 en el Conservatorio de Música de Bogotá, que apoyó expediciones
para estudiar patrimonios musicales desconocidos en diferentes regiones de Colombia,
mostrando la diversidad cultural del país.

Los resultados de estas exploraciones se reflejaron tanto en escritos


académicos como en la creación artística. Los compositores, al entrar en contacto con
estas nuevas músicas, las alteraron e incluyeron en sus obras con fines estéticos,
creando un sincretismo entre la cultura tradicional y la academia.

En los últimos años, la música académica de inspiración colombiana ha vuelto


su mirada hacia las músicas folclóricas andinas, de la costa atlántica y del litoral
pacífico. Se ha buscado una abstracción más clara y legible, recuperando un
pensamiento tonal y exaltando el aspecto rítmico y tímbrico como nuevo paradigma de
lo local. A diferencia de la época de los años treinta, este nuevo repertorio académico
se desarrolla en paralelo a los espacios importantes que ha recobrado la música
folclórica, en un proceso de constante interacción y enriquecimiento mutuo.
Para concluir, Es fascinante observar cómo la música académica colombiana del
siglo XX ha integrado y transformado patrimonios de diferentes regiones en un intento
por construir un "teatro de las identidades". Este mestizaje cultural, aunque condenado
al fracaso si se considera la diversidad étnica y cultural de Colombia, ha sido un
proyecto valioso para explorar y reflejar la complejidad de la identidad nacional a través
de la música.

Es cierto que la música, al subordinar o enlazar elementos de diferentes


orígenes culturales en pro de una búsqueda estética, puede distorsionar la relación que
estas músicas tradicionales tenían con su realidad original. Sin embargo, también es
importante reconocer que esta integración puede proporcionar una visión única de
cómo eran percibidos estos patrimonios inmateriales en el momento de su integración,
y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo.

Las obras musicales que contienen y musealizan elementos populares revelan


directamente la influencia del folclore en la creación artística. Aunque la alteración de
los patrimonios con fines estéticos no constituye un acto riguroso de conservación,
estas obras ofrecen un testimonio importante de la interacción entre la música
académica y las tradiciones populares.

Es esencial reconocer que los patrimonios tradicionales, dentro o fuera de la


academia, continúan siendo una fuerza motriz para las culturas vivas. A pesar de las
transformaciones y adaptaciones que experimentan, siguen siendo una parte vital del
tejido cultural de Colombia y una fuente de inspiración inagotable para los músicos y
compositores contemporáneos.
Algunas obras nacionalistas

https://www.youtube.com/watch?v=MCkaKimqfCc (Pasillo No 2 – Emilio Murillo)


https://www.youtube.com/watch?v=e8hu-oXhato (Estudio de Pasillo No 8 – Emilio
Murillo)
https://www.youtube.com/watch?v=NBNxuq54Hnw (Leonilde – Pedro Morales Pino)

https://www.youtube.com/watch?v=t0yqDwQe5zA (Fantasia sobre motivos


colombianos- Pedro Morales Pino)
https://www.youtube.com/watch?v=AHs2cxC7ah8 (Carlos “el ciego” Escamilla)

https://www.youtube.com/watch?v=jnSOERySch4 ( Vinotinto – Fulgencio Garcia)

https://www.youtube.com/watch?v=AGQBO5N6uOY ( Lejano Azul y Malvaloca- Luis A.


Calvo)
https://www.youtube.com/watch?v=qIet0hJUprE (Sol Bogotano – Alejandro Wills)

https://www.youtube.com/watch?v=06Js0YZcBM4 ( Intima,Poema Sinfônico – Adolfo


Mejía)
https://www.youtube.com/watch?v=uYzLKmhsiwg (Ecos de Colombia-Jerónimo
Velasco)
https://www.youtube.com/watch?v=Lwq3U8UlTAU (Sinfonia No2 “del terruño” –
Guillermo Uribe Holguin)
https://www.youtube.com/watch?v=EKN9BIdpPDc (Suite Tierra Colombiana – Jose
Rozo Contreras)
https://www.youtube.com/watch?v=R9VbAinGtGM ( Concierto para piano- Jesús
Bermúdez silva)

https://www.youtube.com/watch?v=kBr-OploH8M (Bambuco del tiempo del ruido –


Antonio Ma Valencia)
Beneficios del nacionalismo musical colombiano

✔ Mejoras en los instrumentos


✔ Nuevos formatos instrumentales
✔ Estudiantinas de cuerdas
✔ Acceso a una mayor cantidad de repertorio europeo
✔ Las músicas locales se vuelven más relevantes tanto para los músicos y
compositores como para la sociedad en general.
✔ Reconocimiento, divulgación y acogida de distintos géneros musicales
autóctonos, a través de todo el territorio colombiano
✔ Estimula los procesos creativos y compositivos de los músicos
colombianos
✔ Medios de comunicación en crecimiento
✔ Identificar, reconocer y develar los elementos y fenómenos culturales
propios de la nación.

Algunos de los géneros o principales ritmos musicales

✔ Porros
✔ Fandangos
✔ Cumbia
✔ Currulao
✔ Torbellino
✔ Guabina
✔ Bambuco
Representantes principales

✔ Pedro Morales Pino


✔ Emilio Murillo
✔ Guillermo Quevedo
✔ Luis A. Calvo
✔ Gonzalo Vidal
✔ Darío Garzón y Eduardo Collazos
✔ Lucho Bermúdez
Música de Colombia y su organología por región

https://www.youtube.com/watch?v=PLYG-3qdw_M
Referencias Bibliográficas

https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-120/un-

siglo-de-musica-en-colombia

https://panoramacultural.com.co/musica-y-folclor/9191/grandes-compositores-de-

colombia-primera-mitad-del-siglo-xx

Libro Pedro Morales Pino, La Gloria Recobrada, Colección: nuestra música, autores:

Octavio Marulanda (Primera parte) Gladys González Arévalo (Segunda parte),

Fundación Pro música Nacional de Ginebra, FUNMÚSICA, La música, Dufourq Norbert,

Editorial Planeta, Vol. 1 Barcelona,1976, Historia del arte colombiano, Vol.6 Salvat

Editores Colombiana, S.A. Fecha de publicación, 2994

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