Controversia Filologica 1842
Controversia Filologica 1842
Controversia Filologica 1842
F l t O L Q G I C A D E - ' 18,42*::
.
* * *,*.*i ,
LA CONTRO VERSIA FILOLOGICA DE 1842
~BERTO !!l!NILLA
Proj. de la Universidad de Chile
* * * * * *
LA CONTROVERSIA
FILOLOGICA DE 1842
* * * * * *
SANTIAGO DE CHILE
19 4 S
PROLOG0
L a publicacibn de L a p o l k m i c a d e l r o m a n -
t i c i s m o e n 1 8 4 2 me ha obligado, en &ta ma-
nera, a complehr el cuudro fiokmico de que1 ago c m
la composicibn del presente volumen.
En 1842, como se sabe, se discute de lo l i d . La
primera polkmica es la que ahora reproduzco en t&s
sus detalles y fiormenores. La segunda es ,!a conbrtni;
du en el libro que menciono en el pdrrafo anterior. Lu
tercera la sostienen Doming0 Faustino Sarmiento y J6-
sk Joaquln Vallejo a fines de ese a50 y termina m
Enero de 1843.
L a presente disputa comienza a propbsito de un vo-
cabulario de voces consideradus ericwsas y su wrm-
pondiente palabra correcta que publica Pedro &F
dez Garjias. Este trabajo lleva como introdwciih d
artlculo de Sarmiento, quien elogia la takea del chik-
no con su entusiasmb caracteristico. De ah$ que ambos
artlculos tengan la misma feeha de publicaciha.
El rmto de las *zus &eE libro estd en orden estricta-
tnetlste cronolt5gk0, porpw as$ se &z con jidelidad et
@ocao poldmuo. La ortografh &e 10s textos es hz
e&iwkjgica, aunque Jos originales est& escritos en Ee
f o d t i c a.
~ P o rquk se p d pdemkar tanto en Ch&? S m
d&, fiorque el pais %ne, a coatur de tal feclaa, unu
s&da estructura moral y legal. La libertad, que no se
&swanah sine como acto excepcional, la condicciona
la objetidad de la ley. Del libre ejercicio de la inte-
ligefzcia w e el sentido de la responsabilidad intelec-
t d . El hombre en el examen libre de sus problemas
tiem la mjor ofiortunidad para: vivir COB decoro y
d i g d a d . De alii que la lectura de aquellas contra-
riers&as sea c o w una pura leccgn de libertad. Por
utra parte, sus contendos, aunque sufierados, se pres-
tan M r a la d i h c i 6 n de la conduibn cultural de las
primeras etapas de la zri&a chilena indefidiente, vale
detir, hispanoamericana, pues por a p d entonces b s
semejamas son mayores y la solidaridad americana
es algo mris que tbpico retbrico.
A1 #&&car el argentino y el ch&~o sus contri-
bwwnes a la cultura nucwnal, obran de buena fe. Pe-
ro estos dos hombres miis animosos qsle cowapehides in-
cwren, en $articular el santiaguino, en graves mores.
E8 efecto, quien examine el vocabulurio verd, en mu-
&os de sus tirminos, evidente preci~hcidn0 , para
ser d s emctos, lhm ignorantia.
Es verdd que el leugwje de 10s chgenos, como lo
dig0 en mi libro L a g e n e r a c i 6 n c h i l e n a d e
18 4 2 , de apellos tiempos es de doble pobrewlr: fo-
d u a y kxicogriiJica. Dicho en otras palabras, se pro-
VI11
nuacia mal y el naimero de lus voces empleadas es muy
reducido. Much0 hu progresado el dkma oral en Chi-
le durante el presente s i g h Sin embargo, es precis0
t
trabajar much0 toduvfu para enriquecer la lengua espa-
fiola usada en esta krga y angosta cinta de tierra. No
se trata de habbr como diccionario. L a pobreza del
habla, empero, denuncia un aldeanismo instruccional
que es precis0 combatir metbdicamente. La escuela y
la prensa tienen igual responsabilkhd en 'esta faenu.
El diario es el text0 de bctura mcis difundido en 10s
pueblos. De ah4 qat? deba cooperar en la correccih
y propiedad de la lengua materna. La tarea es Iarga,
pero muy factible.
Los chilenos de 1842, chilenos de buena situacidn
social, usan palabras que hoy sblo 10s analfabetos, por !'
desgracia no muy pocos, pronuncian y emfilean. En i
este sentido el lexicbn de Ferndndez GarJias es un docu-
mento de valor informtivo.
Los desaciertos del profesor chilmo haen interne-
nir a1 docto Andrks Bello. El notable maestro obra
muy bien a1 aclwar tales errmes. L a pol&aica tomu
desde ese momento, aunque el ilustre venezolano no
vuelve a terciur en el debate, 10s acentos encendidos de la
pasibn y adquiere un carcicter exchsivamen?e literaria
Per0 no me las quiero dur de truchimdn en la explua-
cio'n de la controversia, porque para eso estd el cacumen
del lector. M i tarea no es ddrsela hecha, sin0 presm-
turle el tema para que piense, si es que le gush pensar,
que si no le place, no haga parejo esfuerw, que le w-
de &Ear. , .
Las n o b s son dificiles de componer A1 verlas me
nudus no revelan el esfuerzo empleado en escribirlas
IX
. 2 % ~ elptbargo, k sktesk es o#eradn i n t e k c t d ardm.
Sin caer en p r o & W k t m W de dur 10s datos sufi-
para ulteriures c m d t a s o estdws.
XI
MA-
%%=-
EJERCICIOS POPULARES DE LA LENGUA
CASTELLANA 1
Domingo Faustino Ssrmiento
t
de las palabras indecorosas a quienes la moral fm-
ce el entrecejo, ni el ridfculo que provocan las preten-
sion- de cultura de algunas gentes tan ignorant-
como atolondradas que usan palabras cuyo sentido
no comprenden ni e s a n admitidas en el corto diccio-
nario popular. Tal es la ttil idea que un estudioso ha
concebido a1 reunir, en el op6sculo que a continua-
ci6n publicamos, aquellas palabrasgue el use- p-pu-
Jar -ha adulterado
- ---_ cambiando unas letras, suprimien-
do -__
-_-. otras o aplicdndolas a idaii-rniiFy3istintas dGX%
que de%enlrepre&rifiir,-o E i - - u s Q i d d ~ s a G n - i E ? q ~ &
que en 10s pafses y entre las gentes que con mAs per-
fecci6n habh d -llano, han caido en desuso y han
d o sustitufdas por otras nuevas. Sabido es que
cada rein0 de Espaiia, cada seccibn de America, y
a t n cada provincia de esta, tienen su pronunciacibn
particular, su prosodia especial, y que hay modismos
y locuciones que han sido adoptados por cierto de-
partamento, cierto lugar, cuyos habitantes se distin-
guen por estas especialidades. No andaria muy erra-
do quien atribuyese estas degeneraciones a1 aisla-
miento de 10s pueblos, a la falta de lectura que les
haga mrregir 10s defectos y errores en que incurren
y que, sancionados por el hAbito, carecen de una con-
ciencia que 10s repruebe y 10s corrija.
Consiguientes a la idea de que estas apuntaciones
que nos han sido suministradas son solamente apli-
cables a1 cornfin de las gentes, nos abstendremos de
elevarnos con respecto a las formas y 10s llmites que
toma el idiorna entre nosotros, a consideraciones de
miis gravdad, buenas &lo para 10s estudi-6. Con-
vendria, por ejemplo, saber si hemos de repudiar en
2
nuestro lenguaje, hablado o escrito, aquellos giros o
modismos que nos ha entregado formados el pueblo
de que somos parte, y que tan expresivos son, a1 mis,
mo tiempo que recibirnos como buena moneda 10s
que usan 10s escritores espaiioles y que han recibido
tambiCn del pueblo en medio del cual viven. La
soberanfa del pueblo tiene todo su valor y su predo-
minio en el idioma; lg gramaticos son como el sena-
do conservador, creado para resistir a 10s embates
populares, para conservar la rutina y las tradiciones.
Son a nuestro juicio, si nos perdonan la mala palabra,
el partido retrbgrado, estacionario, de la sociedad
habladora; pero, como 10s de su clase en polftica, su
d m h o est&redncido a g r h r y desternillarse contra
la corrupcibn, contra 10s abusos, contra las innova-
ciones. El torrente 10s empuja y hoy admiten una
palabra nueva, mafiana un extranjerismo vivito, a1
otro dfa una vulgaridad chocante; pero, {que se ha
de hacer? todos han dado en usarla, todos la escriben
y la hablan, fuerza es agregarla a1 diccionario, y quie-
ran que no, enojados y mohinos, la agregan, y que no
hay remedio, y el pueblo triunfa y lo corrompe y lo
adultera todo.
Tan dertn es esto, que en la-mayor pga-tede-los
---idiomas-m+rnos
- ni prbjimos son
- la escritura de las
palabras con 10s sonidos que remesenta. lo que atri-,
%uim>i
p--. -_- nosooos a Queen 10s siglos bArbaros que han .
pre&a la cultura de las leniuas vivas, poquisi-
~ a S G i i ~ & ~ b t como o sliteratos,
,
no admitian en lo escrito la corrupci6n en que veiafi
iba degenerando el habla popular. Llegb el dfa en
que un gran niimero se sintid con ganas de aprender a
d b i r y se encontr6 con que mis &ores 1im-s
-fan como el pueblo habfa hablado quinimm
a$os antee. En balde fuC grit& Contra el absurdo
y pedir que se escribiese corn se hablaba. iNo, E-
%or! o escribir corn0 escriben 10s literatos, o no se en-
&Sa a escribir a nadie; y ya ven ustedes que el cas0
era apmtado, y fuerza le fu6 a1 pobre pueblo someterse,
-
a tsueque de saber algo, a la voluntad de 10s susodi-
chos ietrados. Lo que nos para 10s mon3es el pen-
sar c6mo 10s espafioles han andado siempre tan libe-
d e s en su modo de escribir, que han Ilevado la orto-
grafia tas con tas con el habla, ellos que tan empaca-
dos se mostraban contra las otras innovaciones, a no
ser que a1 principio no hubiese literato ninguno, o que
hayan acertado en lo que todos 10s demh pueblos
ban errado, por la misma raz6n que b errado en
casi todo lo que 10s otros acertaron. Per0 volvamos
nuestro asunto del vocabulario.
Con poca r d n achaca Fernando de Herrera a los
maestcos el descuido y la poca afiei6n que tienen a
honrar nuestra Iengua. No son 10s maestros 10s que
corrompen el idiuma, son las madres. y a1 sen0 de la
familia, de donde el mal sale, debia llevarseel reme-
&. E l a p r e n d e a hablar remedando 10s soni-
a, la acentuacih y aun lo que por ac& llarnamos
t m d u de 10s que lo rodean. En van0 el palagogo ha
'de deckle: no se dice vta m h sin0 vidu d u , y para 41
su madre d e m$s que todos 10s maestros junfms.
Si en las grandes ciuddes se nota que el hsrbla es miis
cormeta, es porque Ias mujeres sin saber gmhtica
y de pur0 presumidas han aprendido a hablar mejor.
4
Las niiias, quienes por naturaleza tienen el instin-
to de agradar y lawalicia de ocultar a nuestra vista
todo sintoma exterior de imperfeccibn, e s t h atisban-
do siempre el babla de sus allegados y en acecho de
10s defectos de la suya propia para corregirse. Es un
hecko que hernos notado siempre que en las aldeas y
ciudades de provincia las mujeres son comhmente miis
cultas en su lenguaje y en sus modales que 10s hombres
sus hermanos, parientes o amigos; y cada joven que
va de la capital o de 10s colegios a las provincias tie-
ne tantas discipulas a quienes da lecciones de idiorna
sin saberlo, como son las niiias interesadas en escu-
char sus discursos, raz6n por la que considerariamos
mAs efectivo para corregir 10s defectos del lenguaje
un buen mozo instruido que todos 10s maestros y las
gramhticas reunidos. b s hombres son mAs cabeza
l dura y miis abandonados. Las nifias enmiendan una
palabra desde que le conocen el defecto, con la misma
facilidad que reforman un buen vestido desde que la
1 moda ha pasado. Sepan ellas en quC estA lo malo, y
no haya miedo de que se descuiden en remediarlo.
Por eso somos de opini6n que si se escribiera un librito
en que se recogieran todos 10s defectos del lenguaje y
el modismo o palabra que en su lugar debe usarse,
seria visto y no oido, pues todas las puntillosas lo
comprarian para salir a la noche a1 estrado hablando
como unos calepinos de correctas.
Si el autor de 10s Ejerckios po#Zures se lleva de
nuestro consejo, podrA hacer a su pais un servicio im-
portantisimo estudiando 10s vicios miis frecuentes en
el hablar com6n e indicando el correctivo. Si agre-
gase a lo que tiene hecho una persona, cuando m4s
5
no fuese, de 10s tiemps y participios irregulares de
10s v e r b s en cuya conjugacibn miis se equivoca el
pueblo, y alp tambiCn sobre 10s plurales de 10s nom-
bres de fonnacih irregular, adquiriria una celebri-
dad piramidd entre la imberbe ralea, y su librito
mtraria a figurar un rol distinguido entre las esencias,
afeites y chucherias de la toilette. En las columnas
de El Mercurio son estas indicaciones, no obstante
su utilidad, gastar p6lvora en salvas, primer0 porque
las nifias no leen El Mercurio, sin0 cuando alguien les
menta que les han andado por las costumbres, que
entonces se alborota el gallinero, y que van a ver
quC indecencias han dicho para achachrselas a algu-
no a quien quieren mal o a otro infeliz a quien s610
de nombre conocen, porque ya no es la primera que
ies ha hecho; lo segundo, porque El Mercurw tiene la
vida de un efimero, nace por la maiiana y a la noche
est& sepultado en el olvido; lo tercer0 y Gltimo, por-
que 10s que leen son la espuma y la nata de la socie-
dad y no sin raz6n se creen que nada tienen de popu-
lares, y desdeiian por tanto esta clase de ejercicios.
De todos modos la idea es Gtil y el medio de corre-
gir el defecto, acertado. La gramiitica no se ha he-
cho para el pueblo; 10s preceptos del maestro entran
por un oido del nifio y salen por otro; se le ensefiarii a
concmr c6mo se dice, per0 ya se guard& muy bien
de decir c6mo le enseiian; el hAbit0 y el ejemplo do-
minantes p o d r h siempre miis. Mejor es, pues, no
andarse con reglas ni con autores, a d es malo, de este
utro modo es c u m debe ser, la noticia cunde por la
&dad o la aldea, se conversa sobre ello, se dice del
tibm que dice c6mo debe decirse; habla mal uno y
le salta a1 hocico otro con el capo, se arma una dis-
puta, se consulta el libro, y si alguno de 10s literates
litigantes se lleva un par de pufietazos, apostariamos
la camisa que en su vida se olvida de c6mo debe de-
cirse. Este es el camino.
'
El Mercurio
Valparaiso, Abril 27 de 1842.
I
EJERCICIOS POPULARES DE LENGUA
CASTELLANA
Atemokzados de oirle aqueaios espiritus inrerna-
l a , le dejaron caer desde la aleta del tejado.
Ovalle, Histork de Chile.*
Abajar y aleta del tejado son arcaismos o modos de
'
hablar anticuados, que en el dia no se oyen sin0 en
boca de la gente vulgar y comfin. En este cas0 se
hallan muchas voces y frases que vamos a recorrer
por orden alfabktico, presentando a1 lado las que de-
ben reemplazarlas.
SE DICE bEBE DECIRSE
Abajar, abajamiento.. . . . . Bajar, bajeza.
Abajo de la mesa.. . . . . . . . Debajo de. . .
Abotonadura . . . . . . . . . . . . . Botonadura.
Abromar la cabeza, etc.. . . . Abrumar.. .
Absurdidad . . . . . . . . . . . . . . . Absurdo.
Abusi6n. . . . . . . . . . . . . . . . . . Agiiero, superstici6n.
A b y e c c i h , abyecto . . . . . . . Abatimiento, abatido.
Acabo (a1 acabo del bast6n) . A1 extremo del. . .
Acarreto (hilo de) . . . . . . . . De carreto.
Acensar.. . . . . . . . . . . . . . . . . Acensuar.
Acetar, aceto ....... Aceptar, acepto.
Aoezar, aoezo . . . . . . . . . . . . Jadear , j adeo.
Acomular . . . . . . . . . . . . . . . . Acumular.
Acorrucarse ............... Acurrucarse.
Acriminar a alguno tal cosa . Imputar.. .
Acuerdo (no hiceacuerdo). . No hice memoria.
Adeudar (me adeuda 100
pesos). . . . . . . . . . . . . . . . Me debe.. .
Adolorklo.. ........... Dolorido.
Adotrinar.. ........... Adoctrinar.
Advocarse la causa, etc. Abocarse. . .
Afligente............... Triste, etc.
Agangrenarse. . . . . . . . Gangrenarse.
Agora.. . . . . . . . . . . . . . Ahora.
Agravacibn ........... Agravamiento.
Agudez . . . . . . . . . Agudeza.
Agiielo ........... Abuelo.
A1barcoque ............. Aibaricoque.
Alderredor. . . . . . . . :... Alrededor.
Alesna . . . . . . . . . . . . . . Lema.
Aleta del tejado.. . . . . . Alero.
Alisionar. . . . . . . . . . . . Aleccionar.
Alindarse (el viejo, etc). Ataviarse, etc.
Alivianar.. . . . . . . . . . . . Aliviar.
Altor.. . . . . . . . . . . . . . . . Altura.
-Aludo (pAjaro, sombre-
ro) . . . . . . . . . . Alado.
Ambrollar ......... Embrollar .
Anchor ......... Anchura.
Andada. . . . . . ... Paseo, caminata.
Anedir ................. Afiadir.
Anque ................... Aunque.
Anrique ............... Enrique.
Ansa (dar ansa a1 mal-
vado) ............. Darasa.. .
-Ansiedad. . . . . . . . . . . . . . Ansia.
-Aparatoso. ............. Pomposo.
Apensionar . . . . . . . . . . Pensionar.
Apercebir, apercebimien-
to. .............. Apercibir, apercibimiento.
11
--Am...................
=. Abertura.
Apgstvar. .....: ............ Apsadumbrar .
,Apresar (a un delin-k). .. Aprisimar.
Arbedrio. ..................... Albedrfo.
Arbitral (juicio, sentencia). .. Arbitrario.
Arbitrar 10s mdios de esca-
parse, etc.............. Discurrir.
nrdentfa .................. Ardor.
Ardil ..................... Adid.
Argullo ................... Orgullo.
Arism&ica . . . . . . . . . . . . . . . . Aritmktica.
-Arrancada (de arrancada) ... De vencida.
Arrancadura ................ Arranque .
AArrebato . . . . . . . . . . . . . . . . . Rebato.
Arredrar.. ................. Atemorizar.
Ammueco ................ Arrurnaco.
- Arrinconado, arrinconamiento Retirado, retiro.
Arritranca ................. Retranca.
Arteria, artero.. . Astucia, astuto.
Asecho. ........ Asechanza.
Aserrin.. Sedn.
Asiduidad ................. Frecueneia.
Asonada ................... Tumnlto.
-Astmiogfa (ciencia).......... Astronomfa.
Auccibn, aucto, auctivo ...... Accibn, acto, activo.
Autual ...................... Actual.
Avenidnto, avenencia. ..... Convenio, ajuste 8
EL Memurk0
Valparaiso, Abril 27 de 1842.
2 Este breve lead& no 8e continh publicanclo, a p e , de ~ que su autor
& IO anuncia a1 tdrmho de esta primera entrqp, !%on tan aimadas lsra
de Un rccotdto primen, y de Uq d m ( A d d s Bd10)
1 trabajo de F d n d e z G a r h que8a, pues, incoduso. N. P.
s admitir en su apreciable penoaico,
las siguientes lineas que creemos seriin de algiin pro-
vecho.
Nada miis laudable, a nuestro modo de entender,
que el celo de que se hallan animadas muchas perso-
nas cuando se dirige a estirpar 10s infinitos vicios de
todos g6neros con que, por decirlo asi, se encuentran
connaturalizadas las sociedades. Seria fatigarnos EX
balde mencionar, para apoyar nuestra asercibn, 10s
nombres de tantos ilustres varones que en todos 10s
tiempos han consagrado, no una parte de su vida,
. sino toda ella a tan noble y filantrbpico fin; per0
basta de exordio, y vamos a1 objets que nos h e m
propuesto.
En verdad que virnos con el mayor placer en EE i
Mercurio del 27 del presente, el epigrafe, EjercacaCW ;
populures de la lengua castelluna, precediendo a ~n f
articulo editorial. Por estar altarnente eonveneidos i
de que el estudio de la lengua patria, debe ser el pri-
I
mer pas0 que d6 la juventud a1 entrar a1 mundo lite-
d o ; miramos con el m8s grande inter& todo aque-
Ilo que tiene relacih con el idioma nativo. Efec-
tivamente lquC msa m h necesaria que poder expre-
I4
o no el cuAo del uso corriente. FijCmonos en la voz
apertura.
&uAl podria cititrsenos mAs autorizada ni mhs
admitida?
iQui6n no dice, aprturag de las CAmaras, apertura
de ua colegio, apertura de una clase, etc.? A1 paso
que mirarnos como ins6lito decir abertura de las CB-
maras, abertura de un colegio, abertura de una cla-
se, etc. Si el sefior vocabulista toma la palabra aber-
tura en la segunda acepcibn; como a nadie ha ocurri-
do sustituirla en ese sentido apertura; carece pues,
de fundamento aun en este cas0 el notarla de anti-
cuada. La misma critica, y aun m5.s severa mere-
cen todas las palabras susodichas, y muy particu-
larmente asonada y tumulto, avenencia y ajuste,
arteria y astucia, artero y astuto. La palabra as-
tronomia debe usarse, y no astrologia s&n el vo-
cabulista: y como suponemos a sus discipulos deseo-
sos de hacer aplicaciones de su vocabulario, bien
pronto tendriamos una nueva ciencia, astronomia ju-
di-ciaria. FaltAbale, pues, a1 vwabulista indicar en
qu6 cas0 debia usarse astronomia por astrologia. A
acezar, acezo, las subroga por jadear, jadeo; admiti-
mos la segunda sustituta, mas la primera de ningu-
na manera; pues, ni es voz anticuada, ni jamits se ha
usado otra para expresar lo que expresa. Aserrin se
encuentra en el vocabulario sustituido por serrin;
ignoramos el motivo que ha tenido el vocabulista .
para hacerlo asi, pues segdn su mismo modo de pen-
sar deberia decirse aserraduras; palabra que no ha
notado TambiCn haremos ver que es defectuoso su
vocabulario por no encmtrarse en 61 las palabras
aprjesa, afiudar, etc., que d e b d a n hallarse seg6n el
vocabulista.
Por otra parte, se equivoca grandemente a1 atribuir
a 10s chilenos tiicitamente, aunque sea el pueblo bajo,
10s barbarismos =que, argullo, Anrique; voces que
ni los mamones adulteran.
' Finaimente, es defectuoso el vocabulario por no
mntener una multitud de palabras admitidas, aun .
El Mercurw
Valparaiso, Mayo 1." de 1842.
SENORES EDITORES DE EL MERCURIU
17
hace de l a voces abywcibn y abytxto, adolorido,
m d d , apertura, arredrar) arteria, artem, asidui-
d d 8 w n a d a , avenimiento, avenencia, que Iejos de
cmsurar con justici8, se oyen todos 10s dias
empleadas por personas educadas y se ven a cada
~ W en
O 10s mejores escritores de nuestro idioma, no
teniendo algunos de ellos un equivalente exact0 que
10s reemplace.
En cuanto a dicciones anticuadas no creemos se
deba seguir ciegamente la autoridad del diccionario.
El estar o no anticuada una palabra es un simple
hecho, que puede existir en Espaiia o en otra parte
y no existir en Chile. As5 es, que cuando se nos pre-
Gene que debemos decir alero de tejado y no aleta,
se presenta mmo arcaismo lo que, de ningGn modo
10 .es entre nosotros; y es falso y faldsimo decir en
Chile que la expresibn aaleta del tejado, no se oye
sin0 en boca de la gente vulgar y,comGn>. Tam-
b i h es un soiemne desatino querer que el pueblo diga
hilo de acarreo en vez de hilo de acarreto. La pri-
mera locuci6n nada significa: la segunda es, s e g h el
diccionario, un andducismo y est&generalmente re-
dbido en Chile donde se han aclinziatado del mismo
modo otros rnnrchos idiotismos de esta provincia.
Al pseoeptuar que en vez de Astrologh (dencia) se
debe decu astmnomia, parwe que el autor se ha pro-
puest~damos la filtima prueba de su ignmncia,
Oomtituyhdose uno de aqueflos maestros <culpa-
ble~por su de3cuido y la poca a f d 6 n que tienen a
honraa nuestra fenguas. Esta se ernpt9-a Y~ r -
d d a b t a b sumo si por desgracia se h ~ a PO- e ~
pubes 10s ajereicios a que alzldirnm; p r 10 que HI-
18
plicamos a ustedes, seiiores editores, en nombre de
nuestro herrnoso idioma castellano, en nombre del
sentido c o m h y del buen gusto, rudamente ultraja-
dos por nuestro ccejercitante,, no’presten sus colum-
nas a ulteriores publicaciones de este g6nero.
T. R. E. S.1
El Mercuria
Valparaiso, Mayo 3 de 1842.
32
EJERCICIOS POPULARES DE LENGUA
CASTELLANA
Andrh Bello
27
del I w a i e , resultando que cada cual vendria a te-
w el suyo, y concluiriamos por otra Babel? En las
1m
- wmo en la politics, es indispensable que haya
un c u e p de sabios, que asf dicte las leyes convenien-
tes a sus n-idades; como las +delhabla en que ha
de expresarlas; y no *ria menos ridiculo confiar a1
pueblo la decisi6n de sus leyes, que autorizarle en la
formacibn del idioma. .En van0 claman por esa li-
bertad romhtico - licenciosa p del lenguaje, 10s que
por prunto de novedad, o por eximirse del trabajo de
estudiar su lengua, quisieran hablar y escribir a su
discreci6n. Constiltese en su Gltimo comprobante del
juicio expuesto, cbmo hablan y escriben 10s pueblos
cultos que tienen un antiguo idioma; y se verh que
el italiano, el espaiiol, el franc& de nuestros
el mismo del Ariosto y del Tasso, de Lope
y de Cervantes, de Voltaire y de Rousseau.
Per0 pasemos ya a 10s Ejercicius pufiulares d
custe&wu. El autor incurre en algunas equivocacio-
n q ya por el principio errbneo de que no deben
usarse en Chile palabras anticuadas en Espafia, ya
porque d u n d e la acepcibn de otras con la de q u i - ~
4
m e ,gensamiento que viene a ser: el estilo es en
4 epropi0 del hombre. Por otra parte, la frase aislada: el est&
tie$ modo
ad w e ~IM,se presta a falsas interpretaciones. De ahf que no sea
r~wcompPax ,aunque la recuerde, con la de Sneca: Oratio vdtw ani-
e t : el esao es el espejo del alma. N. P.
Ob&- este juicio de Bello sobre el romanticismo. Sin e d a r g o ,
admirable que con m b de 61 aiios de edad el sabio Caraqueso conserve
plasticidad espkitual, y en 10s aiios inmediatamente posteriores llegue a
w un poeta semi mmhtico, como lo califica con acierto el eminente p l i -
d o Maroelino Menbdez Pelayo. Acerca de la controversia sobre la
&a m h t i c a se pueden ver: La generacwn chilena de 1842. Santiago,
Univemidad de Chile, 1943 y La filimka del romunticismo en 1842. Bue-
nos Am, Americalee, 1943, N. P.
28
d e n t e s que no pueden sedo. En cuanto a IQ pri-
mero, dejarian de uwrse en Espafia por la misma
raz6n las palabras que se anticfian en Chile y d e d s
puntos de la Peninsula; reduciendo as4 a mezquino
caudal una lengua tan rica; asi no hay pot quC re-
pudiar, a lo menos en el lenguaje hablado, las pala-
bras criticadas, abusibn, acarreto, acriminar, acuerdo,
adolorido, agravacibn, aleta, alindarse, dado, arbi-
trar, arrancada, arrebato, asecho, Con mucha me-
nos razbn las voces acezar, que expresa miis que ja-
dear, est0 es, respirar con suma dificultad; ansiedad,
inquietud y ansia, deseo vehemente; apertura de co-
legios, de clases, etc. y abertura de objetos materia-
les, como de mesa, pared; arredrar, es retraer a uno
de lo intentado o comenzado, y atemorizar es infun-
dir temor; artero se aplica a lo falaz y engafioso; y
astuto, a lo sagaz y premeditado; asiduidad es tedn,
constancia; frecuencia es repeticih de actos que pue-
den ser interrumpidos; asi puede uno asistir con fre-
cuencia a1 colegio, per0 no con asiduidad; arrincona-
do, dice mucho rnAs que retirado; oigamos si no a Erci-
lla, despidihdose de las musas en su canto 37?
Que el disfavor cobarde que me tiene
Arrinconado en la miseria sum,
Me suspende la mano y la detiene
Hacikndome que pare aqu/ la plum.
* Tanto en O h s , p. 257, t. I, como en Prom de vw y @arar,p. 144.de
Sarmiento, libros en 10s que se reproduce a t e artfculo de Bello, se deslua
UM grave errata. En efecto, pot decir 37 dice 27. Y bien, quien conozca
La Araucana de Ercilla s a h que aquel poem consta de treinta y siete can-
tos, y el ilustre caraqueiio da a entender que se trata de los f i h o s versos
del autor, cuando dice: e . . . Despidihdose de Ias musas, . . . Esta errata
ha salido, pues, dura de pelar. M. P.
jC&n vi& irnagen nos presenta aquf la expresi6a
atriaconado! Reemplazado por retirado, quedaria
una insipida vulgaridad. Finalmente las pa€abras
ason&, avenencia, ni aun esth anticuadas en el
diccionario. 4
El iWerwuio
Valparafso, Mayo 12 de 1842.
CONTESTACION A UN QUIDAM
Dmingo Faustino Surmiento
-u -- --
causa sin justificar 10s efectos; decimos
cede tal cosa, sin entrometernos a averiguar si esta
cosa es buena o mala. Asi, cuando se habla de ex-
tranjerismos, cuya introduccih en el castellano atri-
buye nuestro Quidam a 10s que, iniciados en idiomas
extranjeros y sin el conocimiento y estudio de los admi-
r&s modelos de nuestra rica literatura, sc lunsan a
escr&r segdn la v e r s i h que mris han leido, obrada
por estos medios, no inculcamos sobre la degradacih
del idioma, sin0 que acusamos las causas que la mo-
tivan, y que Sa justifican acaso.
, Hemos escogi$o por tema de nuestras observacio- .
n e las margas burlas de Iriarte e Ida, no tan ~610
P r 10 que pueden convenirnos, sin0 porque ellas re-
un hecho que nos servirA de punto de partidan
~riartee Isla .nacieron muy a principios del sigh
32
XVIII, p r manera que la invasi6n del galicismo 50-
bre la unidad del castellano se ha hecho notar de
ciento cincuenta aiios a esta parte. ZPor quC no se
quejaban entonces Iriarte e Isla, y por quC no se que-
jan ahora como entonces 10s gramhticos de 10s tartaris-
mos o 10s indknismos que se introducen enel idioma?
Sin duda porque no esth amenazado de estas invasioc
nes lejanas. Y luego, si el gdlico trata de degradar
el espaiiol, {es por ventura a causa de la vecindad de
la Espafia con la Francia? No por cierto, porque en
Chile se deja hoy sentir esta mal6fica influencia, se-
gGn la nota el Quidam,y ya hay un pueblo en Am&
ca cuyo lenguaje va degenerando en un espafiol-gd-
l k o ; de donde se colige que hay una causa general
que hace sentir sus efectos dondequiera que se habla
la lengua castellana, en la Peninsula como en las re-
pGblicas de AmCrica. Y cuando se nos replica que
all& como aqui es causada esta revolucih por 10s
que, inuiados en 10s idiomas extranjeros y sin el co-
nocimiento y estudh de los admirables modelos de nues-
tra rim literatura, se lanzan a escribir segain la versitjn
que mcis han Eeido, preguntamos {por qu6 10s tales es-
tudian con preferencia 10s idiomas extrafios? {QuC
buscan en ellos que no hallen en el suyo propio?
{Se quejan 10s franceses o ingleses de 10s espafiolis-
mos que se introducen en sus idiomas respectivos?
{Por qu6 10s espafioles, que no son puramente gram&
ticos, no eatudian 10s admirables modelos de su r i a
-8
literatura, y van a estudiar las literaturas extran-
jeras, y luego se lanzan a escribir segzin la versibra
ipie m’s k n leido? iOh! iSeg6n la versi6n que mas
han leido! he aqui la soluci6n del problema, soh-
~5thque nut%- Q z & z ~ sin profundizar, sin m-
-dm ShUiera, aROja cion de&n y meyendo
MJS
a=gorreatnos con ella. Eso es, puts -riben e-
gIin ta vemi6n que rnb ken, y no es G U I si~ la anti-
m a p u m dd castellano se ve ernmada desde que
8 ha consentido en dejar de tier el inttkprete de las
* ideas de que viven hoy 10s m h o s pueblos espaiio-
Cuando queternos adquirit conocimientos sobre
la literatura estudbmos a Blair el inglh, a Ville-
main el f r a n k , o a Schlegel el a l e m h ; cuando que-
remos comprender la historia, vamos a consultar a
Vim el italiano, a Herder el alemh, a Guieot el galo,
a Thiers el franc&; si queremos escuchar 10s acen-
t ~ elevados
s de las m u m , 10s buscamos en la lira de
Byron o de Lamartine o de Hugo, o de cualesquiera
o m extranjero; si varnos d teatro, alli nos aguarda el
mismo Victor Hugo y Dumas y Delavigne y Scribe
y hasta Ducange: y en polftica y en legislaci6n y
en ciencias y en todo, sin excluir un solo ram0 que
tenga relaci6n con el pensamiento, tenemos que ir a
mendigar a lm puertas del extranjera las luces que,
nob niega nuestro propio idioma. Parecfa que en
reiigibn, en historia y mstumbres nacionales, hub&
semos de conteatarnos con lo que la catslica Espafia
34
ada, Y todosesost
36
tio y cientffico; y cuando la mano de la libertad ha
venido a despertarla en nuestros tiempos, como des-
pert6 a sus colonias, ha116 a la madre y a la8 hijas
la miseria y en la ignorantia, sin tradiciones, sin
y sin ideas. Desde eMonces madre e hijas van
buscar a1 extranjero l&i Iuces que han de ilustray-
Jas; y con cortas diferencias van a la par pidiendQ
cada una de su propia cuenta, porque las necesidades
son casi iguales. De q u i nace que la Espafia y suq
colonias se alarman con 10s extranjerismos que de- '
41
ofrecedes sin0 formas hefadas y estbriles. Quisib
Tarnos que nuestro antagonista, ahorrhdonoi cues-
tiones que no lo son en realidad, examinase 10s ele-
mentos que constituyen nuestra propia lengua, para
que se convenza ge que 10s pueblos en masa, y no las
academias, forman 10s iaiomas. f i n c o n t r a r m
-%Z'Yimpresos en el nuestro IS huellas de todos 10s
pueblos que han habitado, colonizado o subyugado
*lapeninsula. El idioma de un pueblo es el m&scom-
let0 monumenijGo~jjtf,i,ic~--&--iiiai
- i . i i i i i ~ & s. ~
-
&sm - ideas que leehan-_alimentada;y a cada fa2 de
7
42
y a las corporaciones, se desnuda de estos atavios para
no chocar a1 vulgo a quien 10s escritores se dirigen, Y
ennoblecen sus modismos, sus frases y sus valientes y
expresivas figuras. El panteismo de todas las civiliza-
ciones, de todas las literaturas que las investigaciones
de 10s modernos constmyen., 1a me& b fwn de
- #
la incorreccidn
__I
45
pOrque aXli.110hay un hombre ilustrado, un h m b m
-deoanciencia; si se habla de lo que escsiba 10s q e
--tan la civilizaci6n de aquel pak, convenido
tambib; peso hay que notar un hecho, y es que estos
literates, bustardos como se quiere, han escrito mAs
versos, verdadera manifesbci6n de la literatura, que
l&grirnas han derramado sobre la triste patria; y nos-
atros, con tda6 1as consolaciones de la paz, con el ..
El ]¡[ercurio
Valparaíso, l\Iayo 22 de 1842.
48
AL SENOR REDACTOR DE EL MERCURIO
Jost Muria Nziiiez
52
en espafiol, que 10s espaiioles no han sentido, ni pen-
d o jamiis para inventar palabras, y que el diccio-
nario de su lerigua es un volumen en blanco que est&
dispuesto para recibir en sus reglones vacfos las pala-
bras inglesas, francesas, alemanas que nDs han de
venir con 10s conocimientos k&ses, franceses y ale,
manes; para que del conjunto de voces peregrinas,
resulte una habla r i a , sonora, variada, libre y arro-
gante en sus giros, majestuosa en sus locuciones, co-
mo debia serlo y 110 lo es, la que tenemos.
En fin, mi amigo, doy a usted el parabiCn, y me lo
doy a mi mismo por su articulo del domingo, que ser6
probablemente uno de esos rayos de 10s grandes lu
minares de la &oca (v. g. el Dicciomrio de la con
erersacibn) que usted toma con mano sacerdotal y apli-
ca con tanto acierto a nuestras circunstancias.
Hasta muy luego se despide de usted su afectisimo
servidor.1
El Mercurio
Valparaiso, Mayo 27 de! 1842.
Este articulo lo- firma Oko idam, seuddnimo de Jos& Mark N6iiez.
Vive el aventajado discfpulo de r n d & Bello entre 1812 y 1856. Es pro-
fesor de Grarnktiea Cestellana durante w i o s aiios en el Instrtuto NaSio-
nal. En 1842 es uno de 10s retatores de El s m t t O t i o de Santiago. Des-
*
d e ese mismo afio dedlca a la enseiianza particular en el Colegio de San-
tiago y desde 1850 en el Lieeo de Val rafso. En 1846 su d d p u l o Ma-
nuel Corths publica: Ldaiw tb g q
r sb CastBIhM, o p f i ~ ~normatwo,
~lo
y en sus piiginas liminarea e1 mtor dice que time mhy presentes las I+Q-
nes de su amuy distinguido profesor don JdMark NBiiez.. En Ltera-
-
tura es NGiiez aw clbico. E1 cuarteto de ousteras endecasllabos que est&
en el h n t i s del Cementgrio General de Santiago de Chile es muestra de
su temperamento pdtico:
N65ez ha dejado muchos artleulos en El Mercurio y El Diurw de Val@-
A,
de ¶os cuales acaso 1 0 s tres que figuran en e1 presene volumen, sean
&
S
I primems reirnpresos en libro. N. P.
54
A EL MERCURIO NUMEROS 4.094 Y 4.097
Jasd Mark N d h
Les diflEcult& amnraticalcs a&-
o i s#us gramis m-
t d p r r ~ ~ p u ~ fEs
flits et ne s o d pas indignes de
kur afq%ication.
Prdface du Dictiannaire de I'A-
cadhie.
58
sos .articulos de Figaro? '.
Y si Quintana y Martin-
& la Rosa fueron incorrectas y g6licos en sus pri-
meras producciones, rectificaron su extravio, el pri-
mer0 con el ejemplo de 10s EspaAoles cdlebres JT el
segundo con El espdritu del siglo.
Tan respetables esccitares se han nutrido de 1-
tesoros extranjeros Y en especial de la literatura fran-
cesa; y estos tesoros sblo ha sido beneficiados y ver-
tidos en el abundante y hermoso espaiiol, que nun=
ha dejado el puesto de maestro para ocupar el de
aprendiz. iMas en dbnde no hacen otro tanto 10s
escritores de las demh naciones? Los franceses a
quienes usted es tan adicto, con sobrado fundamento,
tendrAn, sin embargo, para usted el defect0 de ser
nimios en el estudio de su idioma y defenderlo contra
toda invasi6n. Consultemos si no a Voltaire, Boileau
y aun a la misma Academia. Si: consultemos a VoI-
taire que nos asegura que cuando iba a escribir en
prosa se preparaba poco antes con la lectura de Mas-
sillon; cuando en verso con la de Racine. ~ Q u 6bus-
caba Voltaire? ~ Q u 6ideas, que relacibn podia bus-
car aquel asombroso ingenio entre unos sermones y
10s diferentes escritos de su pluma inmortal? Bus-
caba sin duda el lenguaje en que queria empaparse
su construccibn filosbfica y analitica; en una palabra,
la pureza y elegancia del bien decir. Vearnos aun lo
que sobre el mismo Voltaire nos dice Girault Duvi-
c) N6te.e que de 10s titulos citados son de autores neoclbhs: Tomis
de Iriarte, Leandro Ferdndez de Moratfn, Gaspar Melchor de Jovellanos,
Juan Melendez Valdb, Manuel Jose Quintana y Jose Joaquin de Mora;son
romhnticos: Francisco Martlnez de la Rosa,Angel Saavedra, Bret6n de los
Herreros y Jod Mariano de Larra. No deja de ser oportuno, pues, recordar
el adagio de 10s bibliotecarios: .Dime lo que lees y te dirk qui& ere.' N. P.
59
BRQ un dogma literario, asi la necesidad de la correcci6n
y naciodidad del estilo, como la de rechazar firmemen-
&e10s vicios que la desnaturalizan y corrompen.
Por lo expue@o ya, verA usted, sefior redactor, con
que motivo de inter& real y de aplicaci6n prhctica a
la neeaidad remnocida en todos 10s pueblos cultos, y
prescrita por 10s primeros sabios, la tenemos nosotros
de estudiar nuestra lengua en 10s admirables mode-
bs que usted desdeiia con el dictado de antiguallas,
IK) sii si por ignorancia o por sistemiitica afectaci6n
de una escuela demagiigica que ha de quedar aisiada
en su estrafalario propbsito. Sepa usted, sefior re-
dactor, que hay en esas antiguallaa a m& de 10s pri-
mores de elocuci6n, sin comprender que importancia
l q ~16gica del pensamiento, no poca ciencia que apro-
61
used
~t~hkth en que nmca serian muchos.
a ce Ustad en mnchxsi6n que UbastarA en America
que b s d t o r e s , siguiendo el consejo de Boileau,
a v d a n a pensar antes de escribir para que se lam
e n a escribir seg6n la versih que-mAs han leido,;
per0 medite usted 10s citados versos de Boileau a ren-
$16n wgnido y verh usted al reverso de su medalla.
A g r a k c o a usted muy sinceramente el consejo
que piadosamente me dirige sobre el arte de impor-
tar ideas (si hay arte de importar ideas) para mis
alumnos, en lugar de enseiiarles nuestros admirables
modeios. Descifrando lo primero, est0 es, la ense-
iianza de una sana critica y del buen gusto, lo he
practicado ya antes de su caritativo consejo del mejor
modo que ha sido posible a mi mediano alcance con
10s alumnos que he tenido y tengo la honra de dirigir.
Al concluir, sefior redactor, mi articulo primero, me
permitir5 rectificar una equivocaci6n de usted, atri-
buyknclome el que yo he dicho que tanto en Chile
como en otro pueblo de AmCrica se hace sentir la
maICfica influencia de 10s estranjerismos. S610 usted
ha querido decirlo; p e s yo no podria atribiiir tan
falsa acusacih, sin ser desmentido por las ilustres
plurnas de mis compatriotas, desde el sabio orador y
distinguido v e t a Camilo Henriquez, hasta el gala-
m &tor de El Filopolita y El Arawano y Cmulo
de Cervantes en sus cartas patribticas?
El MWC%?iO
Valparaiso, Mayo 28 de 1842.
e) El presente articulo est&firmado por El qu&m, seudbnimo distin-
t~ de NGiiez, puesto que el 27de Mayo firma con el de Otro quidam. Esta
adaracibn, aunque parece redundante, no deja. de ser oportuna para se-
guir el hilo de esta controversia. N. P.
62
EL COMUNICADO DEL OTRO QUIDAM
63
do concede la victoria a quien o mAs r u 6 n lleva, 0
m h impresiones deja. Suelen 10s antagonistas en lu-
gar de razones tirarse tierra a la cara, araiiarse tam-
b i b y no faltan ocasiones en que se hacen heridas
profundas y duraderas. Falta de ejercicio. . . Ma-
neras un poco francas, un tanto rudas si se quiere.
Per0 la continuacibn . . ., el hBbito . . ., la cortesia . . .,
la risa de 10s espectadores tambih, el criterio, en fin,
todo contribuye a quitarle a esta lucha caballeresca
lo que de Aspero tiene en sus principios. Son las ~
64
‘lugar de ocuparos de las fonnas, de la pureza de fas
palabras, de lo fedondeado de las frases, de IQ que
dijo Cervantes o Fray Luis de L d n , adquirid ideas
de dondequiera que vengan, nutrid vuestro espiritu
con las- manifestaciones del pensamiento de 10s gran-
des luminares de la Cpoca; y cuando siintiiis que vues-
tro pensamiento a su vez se despierta, echad miradas
observadoras sobre vuestra patria, sobre el pueblo,
las costumbres, las instituciones, las necesidades ac-
tuales, y en seguida escribid con amor, con corazba,
lo_guese os alcance, lo que se os antoje, que eso---_. sed
Cbueno
.
I en el fondo, aunque la forma sea incorrecta;
s e r a ~ i G T o ~ ~ i W , ~ an q u e sea inexact0; -agra-
veces
TCrZ-a~cT~;-aunque rabie Garcilaso ; no se parecerA
a lo de nadie; pero bueno o malo, sera vuestro, nadie
os lo disputara. Entonces habra prosa, habra poe-
sia, habra defectos, habra bellezas. La crftica ven-
drA a su tiempo y 10sdefectos desaparecerh. Por lo)
que a nosotros respecta, si la ley del ostracism0 estu- !
viese en us0 en nuestra democracia, habriarnos pedido
en tiempo el destierro de un gran literato que vive,/
entre nosotros, sin otro motivo que serlo demasiado
. y haber profundizado mas all5 de lo que nuestra na-
ciente civilizacih exige, 10s arcanes del idionia, y
haber hecho gustar a nuestra juventud el estudio
de las exterioridades del pensarniento y de las for-
mas en que se desenvuelve en nuestra lengua, con
menoscabo de las ideas y la verdadera ilustraci6n.
Se lo habriamos mandado a Sicilia, a Salva y a Her-
mosilla que con todos sus estudios no es mas que un
retr6grado absolutista, y lo habriamos aplaudido cuan-
4i
@abra que a nuestro juicio lo explica todo. ~1
m*bti~m~ exclu&vo, es decir, el egoism0 de 10s pub
blots de que habla Lammenais.
El m b r del comunicado pregunta quiCn es el re-
dactor que v i a e a ensefiar doctrinas tan peregrinas,
y nosotros \-arnos a contestarle. Es uno de 10s re-
dactores de El Mevcurio; y no dC un paso adelante,
porque le est6 vedado, es un redactor de un diario
que ha abrazado un partido en una cuestibn litera-
ria, es el redactor de un diario que a1 haerse cargo
de esta tarea, no ha venido a la tierra como un ser
descendido del planeta Saturn0 para hallar que la
tierra es chica, que 10s hombres son como las hormi-
1
'
66
tiones de politica interna y externa, sin penetrar ja-
m b en el santuario de la vida privada; ha deplmado
la muerte de 10s buenw ciudadanoa como Sal= y
como Pereira, y recordado siempre con veneracibn
la memoria de 10s hCroes de la independencia, cuales-
quiera que, por otra parte, hayan sido sus opiniones
politicas y la afecci6n o desafecci6n del gobierno para
con ellm; ha hecho, en fin, lo que cualquiera otro
hubiera hecho en su lugar, es decir, cumplir con 10s
deberes que impone la redacci6n de un diario que de-
be ocuparse en todos y en cada uno de 10s intereses
de la sociedad, fomentar el bien, perseguir 10s abusos,
ridiculizar las preocupaciones y las malas costum-
bres y expresar libremente sus opiniones.
Cuando este redactor de El Mercurio ha visto una
producci6n Gtil, la ha anunciado en el diario con en-
comio, sin permitirse observacih alguna que reve-
lase siis defectos: si una socicdad se ha formado, ha
ponderado su utilidad; si un verso ha aparecido, lo
ha elogiado y recomendado a 10s j6venes para su
imitaci6n; y cualquiera que sea el juicio que de las
cosas que hayan llamado s'u atenci6n ha formado,
cualquiera que fuese el asunto en que se haya ocu-
pado, el redactor de El Mercurio ha tenido particu-
lar empeiio en sembrar aqui y alli doctrinas sanas
de liberalismo, porque est&convencido que 10s per%-
dicos deben ser el vehiculo por donde 10s principios
de libertad desciendan hasta el pueblo como el rocio
de la maiiana, para vivificarlo y animarlo a1 bien y
a1 progreso. El redactor de El Mercurio ha podido
m d i r sus palabras no por la utilidad que para la
regeneracibri social podlan traer, sino nor la tenaci-
67
dad de las resistencias que suscitaria en el Qnimode
dguI1D6, y ha desdeiiado este fkil carnino que puede
pporcionar mucha popularidad; ha tomado, por el
amtrario, el sendero que han trazado todos 10s hom-
bres de coraz6n y de principiosen 1 0 s pueblos que,
Gomo 10s nuestros, marchan a1 cambio radical de cos-
tumbres y de ideas.
El Mercurw
ValparaIso, junio 3 de 1842.
LOS REDACTORES AL OTRO QUIDAM
Doming0 F. Sarmicnto
--.
er si tiene re@-; es iKpropio en un €ioi&-e civi-
c
72
W,h~mmoy libsral, h l t e w a una nacsn ene
e a que combate pw: su fibertad, ~ 8 m 0c 0 m k 6
par la indepmkmia de muehos, pique se ha
de.ella que time p s f a ; es ddea2 citm eatre mi-
lias, mmo muestm, palabras suyas y que quiere h.
cer pasar a1 lado de las nuestras. &to, en el 1-a-
je hablado, se llama durnnia. Es manifestam m ~ y
ajeno de las cuestiones literarias de nuestra k p w ,
el admirarse tanto de que haya quien sostenga doc-
trinars como las nuestras; es muy material e n t e d a
que, al hablar del ostracismo, hemos qtrerido red-
mente deshacernos de un gran literato, para qtbien
personalmente no tenemos sino motivos de respeto y
de gratitud; el ostracismo supone un m k t o y vir-
tudes tan encumbzadas qu6 amenazan s a f w la E-
bertad de la rept'ibfica. a s rnalicioso ap1ica.r a &e
lo que decimss de Hermodla, el retrbgrado absolu-
tista que ha escrito un infame libro que debia sea que-
mado, y no andar de modelo de lenguaje entte las
manos de nuestra juventud; finalmente, es muy paco
decoroso para quien sale lama en ristre a defender una
cuestibn, no tener nada que decir en ~ ~ Q YdeOe h ,
y despuhs de enseiiar una palabra, mgurrotamknb,
para mostrar que debfa decirse &do guwote por aga-
rrotudo que dijimos, concluir con no sacar nada de
ese fond0 de luces que debemas supon= le ham r m ~ % +
preciar nuestras observaciones y desPigurarEas, sa-
czindolas de SUI quicios y medida; prque, a1 fin Y d
postre, ide qu6 se trata entre nosatrod De U ~ S
doctrinas absurdas en materia de idioma, (no es esto?
2Por quC, pues, azuzitr contra el que las wstiene d
perro del patriotism0 errdusivo, gr b m r una m m
73
s; nos hemos reser-
a con menos ante-
rtido mzis venta-
josoi) ZPor q d irritarse tanto? iPor lo que antes
hemos dicho, por un sentimiento extraviado, por ver
en El Mercurw no un peri6dico sino un hombre, y a
kite suponerlo manchado con'el baldbn de extranjero!
Per0 en van0 son esos gritos impotentes. Chile no
vex5 eso en aquCl que penetrzindose de 10s verdaderos
interesefi de la sociedad en que vive, contribuye con su
su p n o de arena a la regeneracibn social, a la ilustra-
ci6n y a1 progreso. Dfa IlegarA, pues, en que el Otro
Quidam y el redactor de El Mercurio puedan presentar
antes las aras de la patria sus titulos de nacionalidad.
Hem- vuelto digresibn por digresi6n en la cuestibn
literaria, estamos a mano. Nuestros lectores nos per-
dona& que, como un candidato popular para la CA-
mara de 10s Comunes en Inglaterra, hayamos subido a1
tablado a defendernos y probar que si no tenemos tl-
mlos para aspirar a la consideracibn phblica, nada he-
m- hecho que el verdadero patriotism0 tenga de-
d o de deeaprobar. Seremos, pues, en adelante El
Mmcurw y nada mAs que El Mercurio. A 61 y no a
la persona del redactor deben dirigime 10s ataques.
El Mercurio
Valparaiso, Junio 5 de 1842.
74
ARTICULO TERCER0 1
Jost Mar& Nd&s
Supongo un pueblo aristhcrata
ea el cual se cultivah las 1e-S
10s trabajos de la inteligencia,como
10s negocios del gobierno, six& di-
rigidos por una clase soberana. b
vida literaria y la existencia plf-:
tica perrnanece casi enteramente
concretada en est& clase, o en las
que se le acercan.
%xpd~e
En las lenguas como en la poli-
tics ee indispensable que h a y ufi
cuerpo de sabios, que ad dicte.Ls
leyes convenientes a sus necesda-
des (las del pueblo) como las @el
habla en que ha de exprewlas; y
no serfa mm0s ridfculo conhr a1
pueblo la decisi6n de sus leyes que
autorizarle en la formaci6n del
idioma.
A d d s Be& 8
AI contraponer estos dos fragmentos, dice c0.n dn-
fa& el redactor de EZ Mercwio, en el nfimero citadoi,
Se titulan ks p r m t e s paginas: Artkdo 2.0. Per0 por tratam del
3.' ue aparece de sn autor, en este libro, he optado por denominarlo: Rr-
th&.&mm..N.P.
est4 firmada por Eln guidarn, seud6nimo que es de And&
Sabo el lector. De ahf rrue.8refierapeaer el nombre prapia
a m hmos quedado largo rat0 con la pluma en la
mano, recapacitando si es cierto que lo riltimo se ha
escrito en una repfiblica donde el dogma de la sobe-
ranfa del pueblo es la base de todas las instituciones,
y de donde erhanan las leyes y el gobierno. No pa-
rece sin0 que un noble inscrito en el libro de or0 de
Venecia, dijese en el consejo de 10s Diez: <<Esridicu-
lo confiar a1 pueblo la decisi6n de las leyes.. <No
podemos, no queremos autoriearle en la formaci6n
del lenguaje..
He aquf un insigne paralogismo bueno &lo para
10s que careen de sentido comGn; una fanfarrona-
da democrAtica, proferida con toda la elecci6n del
que dice: aHe aqui que nos presentamos nosotros,
senthdonos en la prensa peribdica, degradando el
idioma, per0 aclarando las cuestiones del priblico,
excithdolo a1 progreso, etc.,. El gran Tocqueville,
seiior redactor, ha presentado un hecho, ha dicho una
gran verdad en su fragmento, y Un quidam en el suyo
ha d i d o tambih otra verdad, aunque humilde, y tan
en su lugar quedan ambas verdades, como un axio- i
m a de 16gica y otro de jurisprudencia. @uC tiene
que ver la soberanla del pueblo con el cuerpo de sa-
bios comitentes suyos que le representau en la for-
maci6n de sus leyes? ZQuiCn ignora que cuando el
pueblo por una necesidad de su existencia politica
y por su propia insuficiencia nombra ese cuerpo de
legisladores que ha de arreglar sus instituciones ejer-
e el acto rnh august0 de su soberanla? ZY en quC
(5e menpa esa soberanla, o de que modo la pierde un
1
exterioridades del pensamiento y otras vaciedades sc
mejantes. El que no ha hecho el estudio de su len-
gua, que recomienda Pericles, que exige Bacon y pres-
criben todos 10s literatos; dotado de un instinto feliz
de imitacibn, puede llegar a ser un buen escritor con
la lectura de 10s mejores modelos, mas el que despre-
cia uno y otro por eximirse de una labor indispensa-
ble, el que vicia y embrolla las construcciones de un
78
modo histerol6gico (permitaseme la exprmi6n) Y el
que emplea ~Ocucionesrastreras, d o serA, coma dice
Boileau, gun mbchant hivain*. En van0 serA to-
mar idea a1 vuelo de veneros extraiios; pues serAn
minas sin beneficio, medicina sin mbdico; y si tal
ocupa entre nosotros la prensa peribdica, la juventud
chilena, a quien apostrofa con su proclarna de anar-
quia en el lenguaje, es bastante ilustrada por fortu-
na, para responder a ella con la desaprobaci6n y el
desdbn. Si, j6venes compatriotas, haced lo que prac-
tican todas las naciones cultas de Europa; lo que OS
acaba de recomendar en su luminoso discurso el ilus-
trado chileno don Josb Victorino Lastarria: estudiad
vuestra lengua a la luz de la filosofia, de la I6gica del
pnsamiento: estudiadla en esos modelos que admi-
ran 10s sabios extranjeros; y enriquecido con vuestros
liberales estudios que ha calificado de perversos el
que no ha hecho ninguno: a1 paso que esth reconoci-
dos por 10s mejores que se hacen en Ambrica, serbis
oradores, serbis escritores correctos y juiciosos, serbis
tambih poetas. Hareis versos, ya que la estima de
este don empieza a prometeros la recornpensa de la
gloria; publicarbis los ya hechos, siendo buenos o
- medianos, porque sois bastante moderados y circuns-
pectos para publicar lo conocidamente malo, y por-
que ninguna literatura se manifiesta con publicarlo
todo, muchos versos malos o acaso $sirnos, como se-
dan vuestros ensayos de escuela, vuestros juguetes de
distracci6n literaria. Asi tendreis una literatura que
8 Alude a1 discurso que, como Director de la Sociedad Literaria, pry
nuncia Lastarria, el 3 de Mayo de 1842. Ver mi lib% €a g ~ w a w n cbz-
lena de 1842. N. P.
79
honre y dignifique a nuestra patria; y cuando ciMis
su laurel envidiable y precioso, no olvidhis un home-
naje de gratitud a1 laborioso literato; a1 sabio mAs
benm4rito entre nosotros, a1 que debemos princi-
la rnejora de nuestros estudios, el crhdito
eo de nuestro gabinete, el movimiento y
ci6n a la literatura, estimulados por su en-
y sus publicaciones; la gran codificacih, por
en que se ocupa con tanto desvelo por el bien
El Mercutio
Valparaiso, Junio 6 de 1842.
CORRESPONDENCIA
82
de Vd@rah, que EEeva por titulo Clasidsma y ro-
mcafitidsm. 2% han fijado nuestms jbvenes en este
ackto, y la tendencia general de 10s principios e
ideas en 61 desenvueltas? Me parece que si no me
he &jdO f m h a r por la novedad de las deducciones,
enckrra abundante materia para que las dos escuelas
rivales levanten aqui tanta grita y tanta p l v a d a
como la que han suscitado en otras partes. En cuan-
to a lo que 10s j6venes llaman rmnticismu, no en-
tiendo yo mAs que lo que el Curioso Mrlarata ha dicho
sohe esta estrafalaria escuela, y a eso me atengo:
per0 me parece digno de muy grave consideraci6n lo
que en la citada Revista se anuncia con respecto a
nuestra literatura y las fuentes de donde ella emana.
Dice, por ejemplo, el autor <que en este siglo se ha
comenzado una revoluci6n que ha cambiado la faz
y las leyes de la literatura moderna, y que 10s resul-
tados de esta revolucibn han pasado a ser la pro-
piedad del vulgo, de la plebe, que es lo que en la re-
pitbka literaria forma, del mismo modo que en to-
das las demAs repitblicas, la o$&ibn fdblkz y la fuer-
za moral de una ley,. Aqui encontramos una cosa
que no se nos alcanza, q u i d porque el autor no
nos ha explicado cuales son ems resultados, por lo
que no entraremos en cuesti6n alguna, contenth-
dorms con notar este pensamiento ea via de memo-
rhndum.
Con no menos sorpresa que agrado, he reamdo
las dos primeas fojas, en que el autor establece la
doctrina de la triple expre~i6nde la literatura, in&-
vidus, puebb y &oca, y la relacih intima que tienen
las producckmes del espgritu con las necesidade,
e intern= del pueblo para quien se escribe.
en este sentido la literatura, convierte en
~ u e s t n humilde
, sentir en estudio digno no solamen-
te de ocupar 10s ocios del sabio, sin0 tanibih de un
. lugar distinguido, la escala de los conocimientos que
con preferencia deben suministrarse a la juventud;
porque de este modo un literato viene a ser el que
mejor comprenda la Cpoca en que vive, es deck, las
tendencias de su siglo, o las creencias y opiniones en
41 dominantes, y las necesidades de su patria, su
organizacibn civil, su religibn, su cultura, sus cos-
tumbres y todo lo que constituye su modo de ser
especial.
La explicacibn que de nuestro teatro hace el autor
y las relaciones de afinidad y consanguinidad que a
&te le encuentra con el teatro franc&, a1 cual le con-
cede 10s honores de la paternidad, me agradan por
cuanto manifiestan pensamientos que tienen rela-
ci6n con nosotros. Cansado estaba ya de leer auto-
res, y revistas y articulos que hablan de Francia, de
Espafia y de Inglaterra, sin encontrar nunca escrito
nada sobre lo que somos nosotros; y mientras hemos
aprendido las reglas y requisitos que constituyen el
poema hpico, y el asunto, formas y unidades de la
tragedia heroica, nada se nos dice ni por incidencia
de lo que tiene relacih con el estado de nuestra pro-
pia literatura. El modo de que a mi ver se llene el
noble objeto de la sociedad literaria que con tanto
lustre ha anunciado el sefior Lastarria, seria el de
entrar en e t a s cuestiones y dirigir sus estudios a
Wminar e interrogar nuestra propia sociedad, cuya
tares desde ahora le recomiendo; porque no es mi
84
animo, seguir P O a paso a1 autor en la marcha que
se ha pmpuesto, ni disputar a1 susodicho romanticis-
mo 10s servicios eminentes que, s e g h 61, ha presta-
do a la reptiblica de las letras. Yo le doy las gracias
de todo coraz6n; per0 lo que repruebo en este examen
filos6fico de las afinidades de una literatura con la
sociedad en que se desenvuelve, es que teoria tan
plausible llegue a desacreditarse por el empefio de
hacerla la hnica causa de que una forma literaria
emane.
IEe pretende explicar el clasicismo de 1- siglos XVII
y XVIII de la literatura francesa, por las tendencias
democraticas que empezaban a germinar entonces, y
por hallarse en la literatura grkga y romana, los
elementos que la sociedad necesitaba para emanci-
parse de 10s dive- linajes de despotism0 que habia
legado la edad media; sin cuya necesidad social pa-
rece que no hubiera tenido lugar en Europa su rea-
parici6n y la imitaci6n servil de sus formas, que qui=
el absolutismo de la escuela hacer aparecer mmo el
dltimo grad0 de perfecci6n a que era dado llegar a
la inteligencia humana. Me parece que esta mane-
ra de considerar la cuestibn peca contra 10s antece-
dentes y hace del iiltirno desenvolvimiento de un he-
cho continuo, un acontecimiento aislado y casual.
El clasicismo o las formas de la literatura romana y
griega, ha reaparecido en 10s dos precedentes siglos,
porque la Europa se civilizaba; y porque el prime
elemento de civilizaci6n que tenia ante sus ojos,
la literatura romana: no habia en qu6 escoger, esa
era la bniea, y era precis0 conocerla y adoptarla has-
ta que el pensamiento euro-, Ilegando a la altura
85
del pe3lsamiento romano, examinase y desenvolviese
hi dm& elementos civilizadores que las sociedades
rndernas encerraban en su seno. La literatura ro-
niana era para la Europa bhrbara, a manera de una
semilla que, regando la tierra en que estaba oculta,
habfa de brotar en una nueva planta. Los bhrbaros
del Norte que ocuparon el suelo del imperio destro-
zado, legaron a sus descendientes la in& aha venera-
ci6n por la civilizacibn de 10s pueblos vencidos; y la
Iglesia cristiana conservando el idioma latino, ofre-
ci6 siempre en 61 un camino para ir a desenterrar
algfia dia 10s tesoros de la sabiduria de 10s antiguos,
sepdtados entre 10s escombros de la edad media.
Aristbteles subordinaba y maniataba el pensamiento,
ia fuer de qub? A fuer de antiguo, p r q u e en el es-
tad0 de la inteligencia europea, sus opiniones en cien-
cia y arte, eran consideradas como verdades, tan infa-
libles como en religibn 10s Evangelios. Lo mismo
sucedia en politica, en religibn; en todo el campo
de la ciencia se ensefioreaba la autoridad, la tradicibn.
Con el renacimiento de las ciencias sobrevino prime-
ro la erudicibn, est0 es, el conocimiento de todos 10s
autores griegos y romanos que habrian salvado de la
cat&strofe;y despuks la lucha del espiritu de indepen-
dencia contra el respeto tradicional a la literatura de
10s antiguos. Si ha de llamarse romanticismo a todos
10s trabajos del ingenio que en las formas que revis-
ten, se separasen de las observadas por griegos y ro-
manos, puede decirse que entonces principib la lucha:
que el clasicismo triunfb en 10s siglos XVII y XVIIIen
86
.prque eta necesaria que llegase el estudio
de Ea aatj;gUos a su Gltirna desarroflo antes de que el
espkitu de 10s rnodernos se considerase bastantemen-
te fuerte para abandonar aquellos pak1esl y revestir
nuevos atalfos. Ni es inopoftuao recordar la influen-
cia que ejercieron 10s ernigrados griegos despuks de la
toma de Constantinopla y la que mAs tarde tuvieron
sobre toda la Europa culta las universidades y la en-
sefianzo clbica de la C o m w i a de Jeslis. El arte
pdtico de Boileau es, segtin muy fidedignos autores,
una obra de polCrnica, pues que ya en ese tiempo se
d i s p u b sobre las formas de litemtura.
€on la exposicih de estos antecedents, el autor
del articulo de la Revista, encontrarti explicado de un
modo miis natural y m6s canforme a las datos his&
ricos, fa reaparicih del clasicismo en 10s dos pasados
siglos y la fuente de don& sacaha su pretensih de
erigirse en regla absoluta e inviolable. Hoy que el
sentimiento de virilidad de las socklades europeas se
ha desarrollado completamente; que 10s estudios his-
t6ricos han ido a remover todas las ruinas, y que las
obras del ingenio de todos 10s hombres grandes, de
todas las Cpocas y de todos l& pueblos son el patri-
monio de la civilimcih moderna ZquC extraiio es que
el clasicismo haya sido destronado, cOmo ha sido des-
tmnado todo lo que antes existia como autoridad o
wmo principio invariable de certidumbre?
Estas y otras reflexiones que omito, me ha sugerido
la lectura del articulo de la Rm'stu &e V d M r a h y
recomiendo a otros ingenbs mAs avanzados en .e~tas
87
materias, que examinen con calma y detencibn 10s
Qrincipios literarios emitidos en el dicho artfculo.1
El Mercurw
Vaiparaiw, Junio 11 de 1842.
SCENES DE LA VIE PRIVEE ET PUBLIQUE
DES ANIMAUX
ETUDES DE MOEURS CONTEMPORAINES
Doming0 F. Sarmicrtto
90
Re entonc-, COmo siempre, el honor de ser del pare-
cw de todo el mundo. Per0 le sucede el l&n corn0
orador de la oPici6n y da tal rugido que la cons-
temaci6n se introduce en la derecha; disphse el
siervo, da un bufido de espanto el caballo, el perro
aulla, y la zorra se va poca a poco acercando a la
izquierda por si se van a las manos; el orador vomita
pestes contra los hombres que tienen esclavizados a
10s animales, hace llover dicterios y sarcasmos sobre
10s cobardes que se han sometido a su imperio para
ser devorados unos en pos de otros; pinta con no-
bles rasgos la independencia de los bosques, la vida
patriarcal, las escenas de la naturaleza, e invita a to-
da la honorable asamblea a romper el ignominimo
yugo de la semidumbre y seguirlo a los campos. La
izquieda prorrumpe en aplausus, rnientras que 10s
diputados de la derecha se miran unos a otros; la zo-
f
rra admira la tonante elocuencia del orador y convi-
da a un gallo y a otras aves domhticas a apoyar la
moci6n; el lobo est6 mirando de hito en hito at car-
nero, como si ya lo viese fuera de la garantia de la
fi~erzalegal. La discusi6n continGa y la atenci6n
de la asamblea se distrae hasta sofmr la voz de no
s4 qu6 orador oscuro que pondera las ventajas de la
vida civilizada, con Eos cuchichws de la convemci6n.
Seria interminable referir todos 1- sucesos de esta
memorable sesib que.concluye en arreglarse la re-
dacci6n de la Vida pdbjica y f l i w d a de 10s animles
para ejemplo de 10s hombres.
f
La ist to ria de umz Zkbre principia la publicacibn.
iCu&nto ha mdecido, cubtos ultrajes ha tolerdo
por no de&pdar al rey! Es eta una historia de una
91
Mleza inimitable, y ;quC lhinas! La liebre tiene
rtn d d b con un gallo pisaverde. iQuC terror en
la cam de la liebre! iQu4 cobarde! per0 el padrino,
que ti0 h g o , su amigo, le dice que es precis0 ba-
tirse por el honor, le pone la pistola en la mano,
apunta temblando la liebre, aprieta 10s ojos, da vuelta
la cara, dispara sin saber lo que hace, y ioh dolor!
mafa a1 gallo miis valiente que se conme en diez le-
p a s a la redonda. jUna liebre mata a un gallo!
Mil historias, a cuiil mAs picante, forman la colec-
ci6n. Historia de una gata imglesa, cklebre critica
de las costumbres de las mujeres de la vieja aristo-
cracia de Inglaterra. Se enamora aquella de un gat0
franc& llamado Brisquet, muy petimetre, un secre-
b r i o de la embajada. La seduce kste, la cita a un
tejado, y en 10s coloquios amorosos, abrazos y tiro-
nes, dtansele del bolsillo las instrucciones privadas
de su gabinete, que llega a manos de Lord Palmers-
ton y le instruye que la paz armada de la Francia,
10s nuevos alistamientos, 10s preparativos militares,
son una farsa y el tratado de 14 de Julio se concluye,
y 10s asuntos de Oriente se arreglan por las potencias,
sin consultar a la Francia. jDe estos y a h menores
accidentes depende a veces la suerte de las naciones!
iQu6 moral para 10s pueblos!
Aveatwas de una mariposa. jC6mo pintar, en un
extremo de la tela de mi articulo, su viaje sentimen-
tal de Paris a Baden, sus amores aCreos y fanthsti-
cos, su casamiento y su subsiguiente muerte!
'
La medicina tiene sus representantes, la cirugia
SUI cadhveres que disecar. El doctor Cuervo hace de
su pic0 escalpelo, y en un dos por tres en junta nu-
92
merosa de facultativos se hace la autopsia, examinan
las entrafias del muerto, toma cada uno un miembro;
&e se propone demostrar el nervio simpiitico, que
separa cuidadosamente de las carnes que lo encubren;
a q d l saca un ojo para ver el aparato 6ptico; otro
escudrifia el cerebro, y todos, en fin, se retiran a po-
ner por escrito en una memoria su disertaci6n, porque
es cosa Csta de masticarla y digerida despacio; cogen
el vuelo pausadamente como conviene a la facultad,
y queda sobre el anfiteatro, en lugar del cadiiver, la
armazbn huesosa, limpia y monda. jOh mklicos!
Se sigue un tribunal de justicia. Hay una deman-
da entre el lobo y un cordero, a quien no se le oye
por falta de testigos que acrediten la verdad del ul-
traje que ha intentado hacerle el lobo. El perro pas-
tor es tachado por su conocida enemistad con el
lobo. Vuelve el cordero a sus campos y el lobo a
sus antiguas maiias, y un dia logra por fin comerse a1
cordero. Aquf de la justicia que protege siempre a1
dCbil contra el opresor; 10s gendarmes echan el guan- -
te a1 criminal, lo meten en un calabozo, se sigue su
causa, se le confronta con la victima, confiesa su de-
lito, se compone con Dios haciendo una buena con-
fesibn, y a1 dia siguiente mi don Lobo es ahorcado
en la plaza phblica. El pueblo se divierte, y el cor-
dero comido ya ed& comido, y el que la hate que
la pague, y 10s ciegos cantan a1 dia siguiente la
aventura :
Vous dam 1% sentiqs du crime
Qui fiourrieb &re entrahks
Par cet exemfile, afigrenm
Que c e h i qui fait le mal
Est un mkchant animal.
Hay la historia del asno, el rato'n flbsofo, recuerdos
de una corneja &ja, h i s t o h de un lagarto, k j e de U B
W r z de Africa a Paris, y otros muchos temas de com-
posiciones llenas de sal y de verdad. %ria nunca
acabar el intentar dar de ellas una relacibn ni abre-
viada siquiera.
La critica literaria no est5 libre de figurar entre lm
n lor0 clAsico repite lo que ha leido eh p,
3
y una traduccibn de Hermosilla, y . i
100
- I .
- -
-
de fino y bruto; algunas jams de estaca retorcida
que sirnpatizan con toda clase de novedades, y uno
que otro pol10 desgaritado, que ha escapado con la
aola de menos de las garras de alguna zorra mons-
&a& en comerse 10s gallos mhs atisbad0s.l
uno de estos desplumados, no bien se repuso del mie-
do de haber visto la zorra tan de cerca, cuando e'
Ful testigo en un gallinem de una reyerta muy sCnguIar. El autor.
IO;!
eCh6 a Cantas con tan buena gana y de una manera
desusada, que 10s gallos de tada la veck&d se
alborotaron sobremanera. Unos decian que no 10
hacia mal para su edad, otrm le achacaban el io CO-
nocer la e d a diat6nica ni por 1% tapas; per0 nues-
tro gallo, sin curarse ni poco ni mucho de estas habla-
durias, apenas amanecia Dios, se ponfa a cantar co-
mo si. estuviera en su gallinero; y hubiera cantado
su vida, si por su mala estrella no hubiere dicho ai
entonar un himno a la libertad Ki - ki - ri - kb, en
lugar de decir KO- ko - r o - k6, que era el us0 coni
suetudinario de aquCl pais.
Aqui fu6 la tremolina. iQu6 bulla! iQuC alb;
roto! jQu6 cacareo! No parecia sino que hubiesen
visto las patas de la zorra. Todos 10s gallos del lugar
cayeron sobre 61 y lo rodearon y estrecharon de ma-
nera, que a no ser de tan buena ley, habria tornado
las de Villadiego. El uno le arrima ambas espuelas,
el otro le arranca las plumas de la naciente cola, y
todos a porfia lo llenan de denuestos y de dicterios.
- Pero, amigos - les dijo el cuitado-, iqu6 fu-
ror es 6se? iQu6 mal os he causado?
-i ImpAvido! - le respondieron -. Trapalhn, mes-
tizo, advenedizo, jenizaro y rabh, zqu6 es eso de
Ki - ki - ri - k62 iQu6 falta de respeto a la sonom,
castiza y correcta mdsica de nuestros padres? iNo
basta ya que 10s malditos herejotes de 10s gallw ingle-
W s y franceses nos coman el trigo, sino que tamblh
han de venir a introducirnos en el canto SUS atran-
C jerismos?
- Sefiores- contestaba el atribulado cantorC~ZZ~-,
mikuense vuesas mercedes, y entendAmonos- YO
103
de cantar Y vivo de eso, y canto como Dim
da a entender.
-Falta usted a las reglas, desafina 10s tonos y se
&la doctrina de nuestros mejores cantores.
- iQu4 cantores ni quC calabazas? Veamos, 8quC
doctrina siguen vuesas mercedes, y qu6 modelos
imitan?
-Nosotros imitamos - contestaron algunos - el
sublime cantar del gall0 de la Pusiiin que le cant6 a
a n Pedro, echindole en cara su fea culpa con tal
docuencia, que el Santo traidor, movido de lo lima-
do del estilo y lo castizo de las frases, se ech6 a llorar
a liigrima viva y a moco tendido, confesando su deli-
to y haciendo penitencia. iEm si que era cantar!
-
JQUC viene usted aqui con su Ki - kk ri - hi, ni con
su K i - ki - ri - M? Eso no huele a Castilla la Vieja,
no es antiguo y por lo tanto no merece escucharse.
Afligido y mohino por demh trajeron con tan.eru-
ditos ramnamientos a nuestro cantor novel, si hubie-
se cosa en este mundo que lo pusiera de mal talante.
En verdad que de aventuras peores habia salido con
vida. DespuCs de algunas vueltas y revueltas mali-
ciosas en el estrecho cfrculo que le habian formado,
a manera de salida de gallo fino, encar6 a uno de 10s
de la rueda, dicibndole en tono amigable y sumiso:
- i C m vuesa merced segfin las reglas que dej6
escritaq el gallo de la P a d n ?
A 10 que contest6 el tal, despuCs de haber gargan-
teado con garbo:
-De muy buena gana lo hiciera, miis por dark
una lmibn que por cornplacerlo, si no anduviera con
P*&
- S k t o en el alma y lo compadezco. cy me-
sa merced? -dirigihdose a otro de 10s circunstantw
que a la saz6n estaba parado en una pats, jugando
con la otra con las plumas de la pechuga-, cno me
endilgarh por el buen camino?
Per0 este le descarg6 por toda contestaci6n tan
recias pufialadas, que bien dej6 traslucir que era dis-
cfpulo de San Pedro, quien taj6 una oreja a1 judio
Malco en ocasi6n semejante.
- Gracias, sefior, por la cortesia - contest6 el ra-
b h - ; eso se llama poner las cosas a derecha.
En estos dares y tomares se avanz6 hacia el cen-
tro con pas0 mesurado un gallo que tenia fama de muy
castellano, y despubs de entonar el do, re, mi, fa,
sol, del canto llano, dijo en tono de bajo un Criiis - to
nucibooooo, tan afinado, que hizo prorrumpir a la
asamblea en mil bravos y aplauw.
-Esta es una ligera muestra-afiadib pavo-
nehdose de satisfacci6n en un ronco recitado-de
lo que puede el estudio de 10s buenos modales cuandc
se hace con aprovechamiento.
Me reservo para despu6s dar a1 pGblico las reglw
porque nada es m&sGtil a1 gallinero que cantar bien,
aunque no tenga un grano que llevar a la bma Y
est6 amenazado de que se introduzca en su sen0 la
zorra. Nos hemos amciado en nGmero de ocho ga-
lfos, todos, a Dios gracias, buenos y leales castella-
nos, y s610 aguardamos que llegue un compaiiero que
tiene espuelas metdJkus, para principiar nuestras ta-
reas en la grande obra de salvar a la repGblica del
mal mayor que poctia sobrevenirla, cud es el de que
6e adultere el hermoso canto del gdlo de la Pasicin,
105
p k k d o a1 soberano que nombre, a la manera del
pmtomedicato, un tribunal en que se examinen 10s
galios que hayan de cantar en ptiblico, y que estos
aean escogidos entre 10s que hayan'estudiado en la
Sorbona o en Salarnanca.1
El Mercecrw
Valparaiso, Junio 23 de 1842.
LA CUESTION LITEMRIA *
El &tot no es el hombre de
una na~i6n;el M M o pertenece a
tody 10s pa&, a ws ojos no hay
Ifnutes, no hay t6minos diviso-
ria; la humanidad y debe ser
para c1 una g m familia.
zmd Agirof
107
*nw; hay cuestkma que hacen furor, Las hay e$--
sas Y de wyo enmaraiiadas, a1 trasluz de las c u b
d a se ve; Wede e s c r i b i s encima de ellase non
*S &u, nada%ay mAs all&. Entre h t a s pudiera
muy bien cla~ik-4 la cuestibn literark. No ~6
que sabio ha dicho que las miis de las cuestiones son
cuestiones de nambre; q u i las miis son cuestiones
de persona. SEn vez de buscar libros que confir-
men una opinibn, la primera diligencia que se hace
es saber q u i h es el autor del articulo contrario;
"y las miis de las cuestiones que he visto se han deci-
dido por este estilo; 'mas yo encuentro en est0 el
inmnveniente de que si en un pais en que tan poco
ptestigio tienen la literatura y 10s literatos, en vez de
d m honor unos a otros, se dan mutuamente en es-
pectiiculo, derribamos nosotros mismos nuestros alta-
res y nos hacemos el hazmerreir del pfiblico. *MU-
chos tienen la diabblica mania de empezar siempre
por poner obstzicuh a todo lo bueno, y el que pueda
que 10s =ma. 9He aqul las causas de la oposici6n
w e , as5 en politica como en literatura, hallamos en
nuestro pueblo a las innovaciones; queremos el fin
sin el remedio, y 6sta es la raz6n de su poca solidez.
'OHan desaparecido muchos de 10s vicios radicales
de la educacih, que no podlan menos de indignar a
10s hombres sensatos de fines del siglo pasado y aun
de principios de &e. Rancias costumbres, preocu-
paciones antigum, hijas de una religih mal entendida
p del espiritu represor gue ahog6, en E s W a corn0
aqui, durante siglos enteros, el vue10 de las ideas,
habian Ilegado a establecer una rutina tal en todm
cow, que la vida entera de 10s individuos, ad
108
@ m la ~ marcha del gobierno, era una pa,- de )a cual
m'sra lfcito siquiera pensar en separarse. ~cosmm-
b m b s a no discurrir, a no sentlr, nuestros abuelw
no pernitfan diocutrir ni sentir a sus hijos. "Hate
afios que secuaces mezquinos de la antigua rutina
miriibamos con horror toda innovaci6n ; encarrila-
dos en €os aristotblicos preceptos, apenas nos queda-
ba esperanza de restituir al genio su indispensable
libertad; di6se empero en politica el gran paso de
atentar a1 pact0 antiguo, y la literatura no tard6 en
aceptar el nuevo impulso. Nosotros, ansiosos de sal
cudir las cadenas politicas y literarias, nos pusimos
prestamente a la cabeza de todo lo que se present6
marchando bajo la ensefia del movimiento. Sin acep-
tar la ridicula responsabilidad de un mote de parti-
do, sin declararnos cl&sicos ni romhticos, abrimos
puertas a las reformas, y por lo mismo que de nadie
querernos ser parciales, ni mucho menos idblabas,
nos decidimos a amparar el nuevo gCnero con la es-
peranza de que la literatura, adquiriendo la indepen-
dencia, sin la cual no puede existir completa, toma-
ria de cada escuela lo que cada escuela poseyese me-
jor, lo que mhs en armonia estuviese qn todas con la
naturaleza, tipo de donde Gnicamente puede partir lo
bueno y lo bello'*. Se ha dicho que la literatura es la
expresi6n del progreso de un pueblo?. Ahora bien?
marchar en ideologia, en metafisica y en politica, au-
mentar ideas nuevas a las viejas y pretender estacio-
narse en la lengua que ha de ser la expreSi6B de
mismos progresos, es haber perdido la cabeza.
"Las lenguas siguen la marcha de 10s progresos y
de las ideas; pensar fijarlas'en un punto dado, a fuer
I09
4%&bir -ti-, es intentar imposibles; imposible
h e en d dfa el lenguaje de Cervantes, y todo
ed *jo que en tan laboriosa tar= se invierta &lo
&eapara que el pesado y mon6tono estib anti-
oamd~na &je de arrebatame de un arranque mlo de
d e c y. patriotistno. 1aEl que una voz no sea caste-
llana es pam nosotros o b j e i i de poquisima impor-
tancia; en ninguna parte hemos encontrado todavia
el pact0 que ha hecho el hombre con la divinidad
ni con la naturaleza, de usar tal o cual combinaci6n
de silabas para entenderse; desde el momento que por
mutuo acuerdo una palabra se entiende, ya es bue-
na. En esta parte diremos de buena fe lo que ponia
Iriarte ir6nicamente en boca de uno que estropeaba
la lengua de Garcilaso: que si gl habh la lengua caste-
k ~yo , kbh la lengola qfce me da I& gam. W i
reconocemos magisterio literario en ninghn pals, me-
nos en ning6n hombre, menos en ninguna Cpoca.
~ R e k s a m o s ,pues, lo que se llama en el dla litera-
tura entre nosotros; no queremos esa literatura redu-
cida a las galas del decir, que concede todo a la exwe-
jibs y nada a la idea, sino una literatura hija de la ex-
mencia y de la historia, pensindolo todo, diciCn-
- dolo todo en prosa, en verso, a1 alcance de la multitud
&norante. a h ; loliteratura nueva, expresi6n de la so-
&d nueua que constituimos; toda de ererdad, como
e6 de YGYM nuestra sociedad; sin mAs reglas que esa
v d a d rnisma, sin m4s maestro que la naturaleza
rnisrna; joven, en fin, como el estado que constitui-
mas. Libeftad en literatura como en las artes, COmO
la industria, como en el comercio, corn0 en la con-
Ldencia. He q u i la divisa de la Cpoca, he aqui la
110
nue5b-a. rEl entusiasmo e6 la gran regla del e=+
tW, hiCo maestro de 10 bello y de lo sublime,
"No es la palabra sublime, &a10 el pensamimto,
parta derecho a1 corazbn, apodCrese de 41, y la pal&
bra lo serA tambih. J
'*He aqui verdades que no comprendieron 10s es-
critores espaiioles del siglo pasado; quisieron adoptar
ideas peregrihas, ex6ticas y vestirlas con la lengua
propia; paes decir, que a1 adoptar las ideas france-
sas del siglo XVIII, quisieron salvar del antiguo nau-
fragio la expresih, est0 es, representarlas con nues-
tra lengua del siglo XVI. Una vez puros, se creyeron
originales, ''per0 esta lengua, desemejante de la tti-
nica del Seiior, no habfa crecido con 10s aiios y con
el progreso que habia de representar; esta lengua,
tan rica antiguamente, habia venido a ser pobre para
las necesidades nuevas. Se ha inculpado a Cienfue-
gos de haber respetado poco la lengua. jQut mucho
si Cienfuegos era el primer poeta filos6fico que te-
nian 10s espaiioles, el primer0 que habia tenido que
luchar con su instrumento y que le habia roto mil
veces en un momento de dlera o impotencia? Si
nuestras razones no tuvieran peso suficiente, habria
de tenerlo indudablemente el ejemplo de esas mis-
mas naciones a quienes nos v m o s forzados a imitar,
y que mientras nosotros hemos permanecido
cionarios en nuestra lengua, han enriquecido las s ~ -
yas con voces de todas partes. Los escritores mo-
dernos franceses han roto las antiguas cadenas de la
sintaxis francesa. Notre Dame de Paris ha hecho
verdaderamente una revolucih en la lengua france-
sa. 86 Per0 a1 fin, aqui tenemos el loco orgull0 de no
nada, de quwer adivinar toao y no reconocer
. Las nauones que han tenido, ya que no
el saber, demos de 4 no han encontrado otro reme.
kdio que el de recurrir a las que sabian m&sque ellas.
El Mercurw
Valparaiso, Junio 25 de 1842.
N O T A S
Vidu de espawks c&bres, t. I de 10s Art4cdos de FSgaro,
p. 169, edici6n de Valparaiso plup3rP
= . La -tih
* La mayor parte del tiempo, la
ckmo. Teatros, t. 11, p. 109 e
transparmtc; t. I, p. 220.
Ib., p. 90.
’
6
8
Ib., p. 90.
V h v. mawm, t. I, p. 47.
0 W n a Howard, t. 11, p. 137.
a@ Representaci6n de El Si de Zar niikzs, t. I, p. 141.
11 Antarri, t. 11, p. 93.
= fitmutura, t. 11, p. 93.
P Palabras del discurso del sefior Lastarr:a.
.a4 Hem& P6rez del Pulgar, t. I, 158.
12 I b , 159.
El Album, t. 11, p. 6.
1’ Ldcraturu, t. 11, p. 95.
UJ Ib., 9s.
Ib., 94.
m miginales del Prcnckpe & la Paz, t. 11, p. 183.
*l Literatura, t. 11, p. 93.
SB Ib., p. 9%.
Ib., p. 93.
1 Bspagne podtiqua e&., t. I, p. 175.
= *v v. ma*ila, t. I, p. 47.
i U R O DESCUBRIMIENTO!
Dsmkgo F. S a m ~ i e ~
214
el aatedicho mwnicado, a fin de que cop el
~LIX%O de las notas y c~lnel Lama en la mano pue-
d m cornprobar la exaetitud de nuestra obwma&nes.
Una V ~ Zhmho este descubrirniento que, ~jinvani-
dad sea dicho, hace no poco honor a nuestra laborio-
8if mgacidad, cuando se trata de descubrir un plagio
y e c h i i d o p r 10s hocicos al que lo haya perpetrado,
m s apovecharernos de las doctrinas de Larra para
apoyar en el concept0 de nuestros contrarios en prin-
cipios literarios nuestras propias doctrinas; pues, en
cuanto a nosotros, debemos declarar que las opinio-
nes e ideas de don Mariano Jo& de Larra no tienen el
peso de una autoridad, y, cuando rnAs, lo considera-
mos corn0 un hecho que acredita que la joven Espa-
fia, por la boca de aquel celebre crftico, ha desecha-
do, y aun mb,negado la existencia de una literatura
modelo en Espafia; como nosotros y antes que nos&
otros, ha pronunciado un decreto de divorcio eon lo
pasado, y hecho sentir la necesidad de echarse en
nuevas vias .para alcanzar una regeneracibn en las
ideas y en la literatura; corn0 nosotros ha declarado
la incornpetencia de un idiorna vetusto para expre
sar €as nuevas ideas; corno nosotros, en fin, ha rem-
mendado la libertad en idioma y literatura, como en
politica. Los que con tanta prevencihn y desdCn
combatieron nuestros principios, pueden rectificar con
esta lectura 10s rnAs claros de entre sus conceptos, Y
convencerse de que en idiorna y literatura vamm m h
atras que la Espafia de un siglo por 10 menos, Y We se
han propuesto la rehabilitacibn del e~@ol a m d o
10s lqgftimos tenedores de 61 han abandonado
estbril trabajo.
115
rMuy m&sde acuerdo hubieramos andado en n w +
m_plhiCa,si hubikmos definido bien n u e e o s
Hncigw filosbficos. Nosotros creemm en el pro-.
$IGSO, e s deck, creemos que el hombre, la souedad,
Im idiom&, las naturaleza misma, marchan a la per-
fectibilidad, que por tantb es absurd0 volver 10s ojos
atds y buscar en un siglo pasado modelos de lengua-
je, como si cupiese en lo posible que el idioma hubiese
llegado a su perfecci6n en una Cpoca a todas luces
inculta, cud es la que citan nuestros antagonistas;
mmo si 10s idiomas, expresih de las ideas, no mar-
chasen con ellas; como si en una Cpoca de regenera-
a6n social, el idioma legado por el pasado habia de
. Lpxapar a la innovacih y a la revolucih.
l3ese&raxnosque nuestpos antagonistas examinasen
a n cletgnci6n las tendencias de Larra en todos sus
&ri-, y 10s principios francos y progresivos que ha
manifstado en literatura, aprovechando desde aho-
m Sas indicaciones que ha hecho sobre la polbmica
fi*& y la manera de manejarla en Espafia, para
que se mnwnzaa de que algo, mucho, si no todo lo
qw fi&cuiiz&a alii, se reproduce en nosotros mis-
116
I N D I CE'
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OBRAS DEL MISMO AUTOR