Cultura en La Época Colonial

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SI.

IMARIO

I I INI)ICIONAMIENTOS TNSTÓN¡COS DE LA CULTURA


liN l A COLONIA.
Frcrñr r l¡ hora del descubrimiento v conquista, está imbuida de espíritu
$ft,,, religioso y de autocomprensión de nación elegida para propagar-la fe.
I r ( lrrltuá hispánica se impone cgn epgyo .de órdenes religiosas,, eies. del
ilh3t, pcnrlmlento' artes, organlzadoras de Pnmeras lnstltucrones eoucatlv¿¡s.

INs'I I'UCIONES DE LA CULTURA EN LA COLONIA.


Fr p,rriblc distinguir entre colegios y universidades destinad¿s ¿ la cultura
lnrele.tud, académica y escolástiia para blancos, e instituciones destinad¿s a
eulturr manual, pácúéa, humanístici, pera primeras letras y oficios de mesti-
¡¡¡, indios y mulatos. Sistem¿ educativo colonid marcedo por orientación dada
prrr leruitrs.

i A (:ULTURA ESCOLASTICA.
Fl r¡rtcm¡ educativo colonial se organiza en torno a Teología, la Filosofía es
¡s ¡ierv¡, Filosofía predominante en Quito será escolástica tardía, sustentada
¡rrr ercuclas Tomista, Escotista, Suerecian¡ y ref.orzada por Concilio de Tren-
tl y (iontrarreforma Disputas en España sobre legitimidad de la conquista,
F.r¡rfür r.cional y condición humana de indígenas, remozerá estudios en
(
Juito.
H¡fr¡t¡ciones, sutileza lógica, impermeabilidad a nuev¡¡s corrientes, tono nega-
ilvu y despreciativo de-polémicas enclaustrará y debilitará la filosofía- Am-
ht¡rrrc, dc'mode rciz.astói aponan académicos fr'anceses.

I A (]ULTURA HUMANISTA.

de pensamiento, diferentes de Escolástica, quc se


ic rlicron formas dternativas
nrrerlcn denominar Humanismos, que atraviesan tres momentos: renacentista'
l,lrroco c ilu*rado, y dan origen, según sujeto histórico que los asume, a
lrunr¡nismos paternalista, ambiguo y emergente' con formas propias de expre
rt/rn y conciencia.

(:RINCA A LAS FORMAS DE LA CULTURA COLONIAL.

I'rpeio orienta su conciencia crític¿ hacia sistem¿ educativo imperante, hacia


t¡icetos económicos, sociales y políticos que sustentan razón dominador¿.
Ailquicre conciencia de lo propio, ¿utoveloración, poniendo en dud¿ sus
| ilnvtee rones mon¡¡rqr¡rcas.

]'$.I.ADO DE LA CULTURA AL FIN DEL PERÍODO COLONIAL.


I lc¡pués de Espeio, la cultura quiteñe se torne ecléctica, asumiendo nuevas
.¡u,itrciones fifoíáficas, científiá, Existe marco teórico necesario que posibi-
lrrr pcnsar en independencia de España.
1. LOS CONDICIONAMIENTOS HISTÓRICOS DE
LA CULTURA EN LA COLONIA

os ocho siglos que España "invirtió" en las luchas contra los


musulmanes dieron, en enero de 1492, sus resultados: la indepen-
dencia y consolidación de la "cristiandad hispánica". El espíritu béli-
co-religioso que se modeló en aquellos siglos confirió paulatinamente a
las empresas españolas el carácter de "santas". No fue extraño, enton-
ces, que España s€ autocomprendiera como la nación elegida para
salvar al mundo mediante la propagación de la fe católica y empren-
diera, con ese fin, empresas expansionistas de carácter oficial o estatal.
Condicionamientos históricos particulares habían determinado que lo
religioso se identificara o se mezclara con lo,político, lo estatal con lo
eclesial, lo material con lo espiritual, lo tempord con lo sobrenatural,
lo territorial con lo ecuménico. En suma, la fe se había convertido en
el horizonte radicd de comprensión, en el núcleo íntimo que conveftía
al español en el "cristiano" por antonomasia y a la cultura hispánica
en una "cristiandad" en expansión.
Pero este espíritu de cruzada estuvo profundamente vinculado con
lo material y particulermente con lo económico, tanto más que España
misionera necesitaba, para el cumplimiento de su misión, una base
económica que sólo el "comercio con las Indias" podía proporcionar-
le. Emprendió, pues, la brisqueda de ese comercio a través de empresas
como la de Cristóbal Colón, al servicio de Castilla, quien intentaba
llegar por occidente a las Indias orientales. Esta ruta partía del supuesto
que la tierra era redonda, aspecto que para la época no había sido
verificado experimentalmente. Luego de dos meses de travesía, Colón
y sus hombres arribaron a tierras que no eran las Indias orientales ni
ninguna parte del mundo hasta entonces conocido: eran tierras que
para el europeo del siglo xv simplemente no existían y que no conste-
ban en los "mapamundi" de la época; un "orbe nuovo".
Desde su conüción de hispano-europeos, desde su interés mercan-
til y desde su perspectiva cristiana, los recién llegados incorporaron, de
rf
I

t42 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAL 143

das) estuvo ligada a las órdenes religiosas, las cuales se conviftieron en


hecho, las nuevas regiones a "su" mundo, convirtiéndolas en la "cuar-
ta parte de la tierral' (las otras tres eran: EurgPa, Asia y
itfrira, .ya los ejes del saber, del pensamiento y'de las artes, y organizaron las
las tierras sino también primeras escuelas, colegios y universidades.
conocidas). Pero no sólo tomaron posesión de
de los habitantes de ellas. ¿Qué derecho podían esgrimir los españoles
para apropiarse de las tierras y sus hombres? Ninguno. Las cinco Bulas
i. ru.;*dto VI, expedidas en 1493, con las cuales otorgaba a. los
Reyes Óatólicos la "plena y libre y omnlmoda Potestad y jurisdicción"l 2. LAS INSTITUCIONES DE LA CULTURA EN
sobre las tierras descubiertas; y los ochenta años de disputas jurídicas, LA COLONIA
filosóficas y teológicas sobre la legitimidad de la conquista' ¡o pudie'
ron justificar el hJcho arbitrario e injusto de la posesión y el dominio
de las tierras y los "'indios" americanos.2 Sin embargo, la conquista y Los criterios con los cuales avanzó la conquista, cólonización y
colonización de lo que poco después se llamaría "América", evanzí evangelización, tuvieron vigencia también en la eitructuraciín educati-
sobre un supuesto ináiscutido que actuaba desde más allá de lo jurídico va de las colonias. Así, por ejemplo, el criterio de limpieza de .,san-
(y de lo racional): la propagación de la fe cristia¡a.3 Conquistapolítica gre", que en España excluía a todos aquellos que entre sus antepasados
y económica y evangelización cristiana fueron los pilares del -dominio tuvieran mez*la de judíos, moros o pseudoconversos, en Améiica ex-
áspañol en América.1a conquista, con todo su compleio.que iba desde cluía a quienes tuvieran "rtzá de indio o de mulato hasta el cua*o
la guerra, la fundación de ciudades y repartimienros de rierras, hasta la grado inclusive que en esta tierra llaman comrinmente cuarterones y
organización de la vida política y la explotación económica. La evan- mestizos".6 Los centros de educación en los que se impartían las cien-
geúzación, con todo su complejo, desde la.extirpación de las idolatrías cias de la época (Filosofía, Teología, Derecho) estaban destinados a los
índígenas y la construcción áe templos católicos, hasta las doctrinas de blancos, los ciudadanos, que en Quito se identificaban con los españo-
indiós y la organiztción eclesiástica. El producto suPremo de'este les y los Ningrin indio, mulato o mesrizo podía'ingresar a los
-criollos.
proceso dominador fue la "cristiandad de estas Indias"t y, .tt nuestro centros dc cultura y sólo tenían acceso a una educación de e-clavos que
caso particular, la "cristiandad de Quito".s los tomaba como sub-hombres capaces rlnicamente de un
manual o imitativo. "Imprime en ellos cualquier oficio o arte ^prenüÁ|-
ó.tttto de estos marcos, la cultura hispánica que se impuso en las en que
colonias (porque las culturas indígenas fueron sistemáticamente afrÍ¡sa' son enseñados", dice el numeral 162 de la Relación Anónima de la
Ciudad de Quito de 1573. Y más abajo: "ninguna estimación tienen ni
pulicía de gente de raz6n".7 La raz6n era de ios señores; las manos, de
1. Rich¿rd Konetzke, Amñca Latina' II. l"a Época Coloni¿|, México, Ed. Siglo XXI' los siervos. F.l pensar era de los blancos; el trabajo, de los indios o
1974, p.24. mestizos. El logos era de los opresores; el pathos, de los oprimidos. El
2. Véase, entre oras obras, la de Venancio Carro, l¿ Teología y los Teólogos iurisus
est¿ñoles ¿nte h conquist¿ de América,2" ed., Salamanca, s'e., 1951,710 pp. Lewis espíritu era de las clases altas; la naturaleza, de las clasis bajas. La
Herftq La lucb¿ hianoh ,or h lilstici4 m h Consraisu fu Amhra, Madrid' Ed. ciencia era de los nobles; las artes y los oficios, de las clases sociales
Azuilar, 1959,325 p'p. Sit"ió Zavtia., La FiJonfia Politica en h Conquisu de Amilca,
MZxico, Fondo de eultura Ecoriómica' 1949, 159 pp. Antonello Getbi, l^a Dis?uu
d¿l Nuet¡o Mundo,México F.C.E" 1960' 681 pp.
J. Véase, por efemplo, Vicente Sierra, El Sentido Misianal dc la Conq*isu d¿ Amñca¡
Archivo del convenro de san Agustín, DiEosiciones pard qtre no s admiun innobres
Madridl Pubiicaciones del Conseio de Hispanidad, 1949,596 pp.
meslizos, romo 7, f. 143. Véase iambién Jósé Jouanén, Historiz de la Compañía dc
4. Frav Toribio de Mosroveio definió de esia manera a América Hispánica, en 1582,
véáse Enrique Dusve1, Histori¿ de la lglesiz ett Améri¿a btina Coloniaie y Libeta' t^aús.en h Antigua Prorinci¿ & Qt;to, cap. III del Acta de Fundeción del'coleeio
Semrnarro de San Luis, Quito, Ed. Ecuaroriena, 1941-1943, vol. I. op. 527-513.
ción. 1492-1972, Barcelona, Ed. Nova Terra, 1972, p.72.
k Cristi¿ndad & Qaitot Mad¡id' Iggalmente, Título-IV de las Constituciones del Colegio de San'Fiinando, en
Véase Bernardo Recio, Compotdiosa Rekün d¿
Colación Vacas Galindo,2¡ serie, vol. XXV.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, lnstituto Santo Toribio de Mogro
7. En Jiménez de la Espada" Rel¿cion¿s Gngráfcas dz Indks, vol.lI, pp.2OS-232.
veio, MCIvD(Ltr
fl
x

t44 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAL 145

LA EDUcAcIóN rN QUrTo coLoNIAL Cómputo de Escuelas y niños

Resuitando de el todo de las certific¿ciones de dichos Alcaldes, en los


Informe d¿ Don losé Vilhmil, Secreurio dc Gimara y Gobietno dc k Real Barrios, casas y al cargo de los dichos Maestros, que se citan once Eiu¿los d¿
Audiaíci¿ dc Quito y eáudras de las |lnioersid¿d¿s d¿ San Gregorio y Santo Totttis Primeras Letras; les tres pías y las otras por el estipindio que contribuyen a sus
y Colegios de San Luis y San Ftnanda' .vraestros; y en todas, cr4útrocÉntos y dos ntños.
Quitq y Agosto once d¿ 1769.

ESCUELAS DE PRIMERAS LETRAS UNTVERSIDADES Y COLEGIOS

Por la cenificación del señor doctor Don Antonio Viteri y Orozco, Canó
Escuelas en el centro de la ciud¡d nigo Dignidad Maesrre Escuela de esta Sane Yglesia, consta qúe en la Universi
dad de san Gregorio y colegio seminario de San Luis s. leen nue.,e cátedras.
Y cumoliendo ex¿ctamente con el superior precepto de V.S. y con vista de
-k cisdad La de Prima dc Sagrada Teofoqía regenteada por el R. p. Lector Tubilado Frav
las dichx clnificaciones, digo que
-le ei ,mt o de del Alcalde de
Isidoro, Puente. tz de
Sezundo Voto, Don M¿nuel- de
"n
Lastra, y según su cenificación hay cinco . |lsperq, no. eI R. P. Láctor Jubilado Fray Ántonio Vad;
todos de el Orden Seráfico. Iz fu hima fu S¿rrados Cánones, óor el presbíteró
eduelas. Y son: a¡ el conr¡ento d¿ S¿nn Domingo a el cuidado de Fray Antonio y doctor don Jo# Cuero, relator de esta Real Áudiencia. La'di hutituta oor el
de Ubidia y, al presente, con, ochenta. niños, á quienes enseña {e v.ald9 r sin doctor don Mateo Aizpuro, también Relator de la Real Audiencia. ta d¿ p¡ton-
suministraries otra cosa. En el Hooit¿l d¿ kl.ermós' en la que, edemás de ense-
ñarse sr¿ciosamente, proveen a loi niños de cañones, papel y tinta; hállase d lr+ por el R P. Lector Jubilado Fray Francisco Xavier de la Graña, de el mismo
Orden Seráfico. La fu Graníüca, por el doctor don Luis de Mera. oresbitero v
cuidadó del padre Frácisco de Mera, con s€s€nta niños' Ez h Cdlle dzl Campo pne.ceptgr. de Mayores;- y h de Mmores, por el doctor don Mariáno Baroná,
Santo, cast de Don loseph Romo, número veinte y nueve' con veinte y cinco Colegial del mismo Colegio.
muchachos, a el cuidado-de Esufun Otuño. En h calb fu h Compañí+ y en mi
Y por la cenificación de Fray Nicolás García, Rector de el Col¿sio Real d¿
casa número veinte, con veinte niñog a el cuidado de Juan Hno. Y en la calle de
San'Femando, consta que en dicho Colegio v tlniaercidd d¿ S¿nto To"nís e leen
don Mariano tlbill*s, c¿sa de don Ramón Durango, número cinquenta, con diez Cíudras que son las siguientes: h di hin¿ dc Teología arle repena el mismo
nueve niños, a el cuidadg de Marüno Puente.
R. P..Rector Fray-IlicoJ,ás García Lector Jtbilado en sil ñ.elig:úíü, úminican¿- La
En el centro de la ciudad, a el cargo de el Alcalde de Primer Voto, Don Pe-
dc VísperaS por el R. P. Lector Fray Joachin de Miranda. I) de Moral, por el R.
dro Guerrero y, según su certificado, hay las siguientesz en ks caatro esquina.s, t P. Lector Fray Bernabé Conés. L¿ fu Filosofr¿, por el R. P. Lector Frav'Antonio
Santa Catalina, ."tá d. Dott Angel Izquierdo, número treinta y seis, con veinte Celi; todos de el Orden Dominicano. L¿ tl¿ hi.m¿ en Sasr¿ús AínoÁ oor el
niños a el cuiáado de Don Apo'Íinario de Hoyos. En el cont¡ento de San Fran-
doctor Melchor Rodríguez de Rivadeneira, Abogado de eia Real Audienciia-Z¿
ciscq con ciento y cuarenra múchachos, a quienes carirativemente se les facilita la dc Víspaa de Qínones, por el doctor don Joachin Gutiérrez. La d¿ Vísoeras fu
po, Ér.y Manuel de Betancoürt, religioso lego. En h calle & San
"nr.i.rrr". Leya, por el doctor don Juan de Dios Alvear, Abogado de esta Real Audiencia.
Francisco. oara la lherced, casa número 2, de el doctor Don Pedro Gómez,
La de Instituta" don Phelipe San Manín; Abogado di esta Real Audiencia. La &
Tesorero, bignidad de esta Santa lglesia, con 4oce mu"hachos, a el cuidado de
Granític4 por el P. Lectór Fray Ienacio Goñzflez.
Fernandó de iara Villamarín. En laisqúna de h Merced. ptala Cárcel de Corte,
Y, en todas estas clases y ei És dos Colegios corrcurren do*i¿nns y oeiTte
casa número Z, y de Don Domingo Feinández Bahamonde y a el cargo del mismo,
y siete atadianUs, como por menor consta de las certificaclones a que me remrto.
diez niños.
que con vista de ellas se ha formado este Extrecto. De que doy fé.

Bario de Sen Blas


Vargx
José María
En el Barrio de San Blas, según la cenificación de su Alcalde, Don Pedro Tomado de: La Cahura dc Quito Coloni¿|, Quito, Ed. Santo Domingo, 1941.
de la Barreda, hay s<ílo un¿ en la ialle de Sanguino, casa de Frencisco Menacho,
número setenta y nueve' con doce niños de ámbos sexos' a el cargo de Joseph
Arredondo.

Barrio de San Seb¡stián


bajas. Por estos condicionamientos, los indios y mesrizos quiteños se
En el Barrio de San Sebasti,in, según la cenificación de su Alcalde, Don convirtieron en extraordinarios orfebres, pintores, escultores, zapate-
IoachinManínez de Bustamente, hay úna sola escuela en l¡ calle de la Loma,
-casa
número primero, con catorce niños, a el cargo de Pedro Benalcázar.
ros, sastres, herreros, carpinteros, etc., pero nunca en extraordinarios
"hombres de razÁn". Nunca, al menos hasta fines del siglo xvm,
146 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAL 147

cuando Eugenió Espejo reinvindicó el derecho ala"razón" que tenían ciados, maestros y doctores. Los usufructuarios de esta Universidad
los dominados. fueron los nobles y blancos, esto es los criollos y chapetones.
En este contexto, es necesario deslindar de qué cultura se habla Antes, el 1603, había sido erigida, por vía papal y con la patente
cuando se aborda el tema de la cultura colonial; porque según los del general de su orden, la lJniversidad de San Fulgencio, regentada
patrones de la época, estaban suficientemente diferenciadas la cultura por los agustinos, la cual alcanzaría reconocimiento oficial sólo en
de los dominadores de la o las culturas de los dominados. Esta clasifi- 1621. Esta Universidad impartía enseñanza en Artes y Teología, a
cación es demasiado globalizante pero útil para caracterizar, por un pesar de que la Bula de erección, de Sixto V, autorizaba mmbién "otras
lado, a la cultura intelectual, académica, escolástica yt por otro lado, a lícitas facultades y ciencias públicas". Lapóca exigencia ptalaconce-
la o las culturas manuales, prácticas, humanísticas. Las dos culturas sión de títulos sumió a esta universidad en el desprestigio hasta que
tenían sus propias instituciones, sus maestros y apologetas. Entre las fue suprimida en 1786 por Carlos Iü.
instituciones escolásticas, podríamos mencionar los Colegios de San La aspiración de los dominicos de contar con Colegio y Universi-
Luis y de San Fernando, y las Universidades de San Fulgencio, de San dad tuvo que prisar por una serie de vicisitudes, entre ellas una dura
Gregorió y de Santo Tomás. Entre las instituciones humanísticas, ca- polémica con los jesuitas, quienes se oponían a dichas aspiraciones.
bría mencionar al Colegio de San Andrés. Desde fines del siglo XVI, los primeros lucharon por tener estudios
El Colegio.Seminario de San Luis fue establecido formalmente, oficiales y consiguieron al fin la fundación del Colegio de San Fernan-
tras varias peticiones anteriores, el 25 de agosto de t594 por el obispo do en 1683, el cual empezería a funcionar en 1688 con el recibimiento
Luis López de Solís, y encargada su dirección a los jesuitas. Se inició de "2t niños de la primera nobleza" de la ciudad de Quito. En base a
con clases en los tres niveles: Gramática Latina, Artes (Filosofía) y la existencia del Colegio, los dominicos soliciiaron también la creación
Teología, que constituía todo el sistema de estudios de aquella época, de la Universidad de Santo Tomás. Fue entonces que los jesuitas se
en lugares donde aún no existía Universidad. Los alumnos eran "hijos opusieron tenezmente al considerar que los dominicos pretendían fun-
de conquistadores y de la gente más principal de esta tierra".8 El dar una Universidad de Estudios Generales, al estilo de las de México
Seminario dio un notable impulso a los estudios quiteños por su o Lima, con lo cual la suya de San Gregorio quedaría ípso facn stryri-
organización, regularidad, método de enseñanza y excelentes meestros' mida. La polémica dejó a la posteridad dos extensos Memoriales, de
de acuerdo con las prescripciones del Ratio Sudiorurn: código suPremo fundamental importancia para el estudio de la cultura colonial.e El
en materia de estudios que sirvió de base a la pedagogía jesuítica. resultado final fue la creación de la Universidad de Santo Tomás, no
La necesidad de una Universidad para Quito se sintió Pronto' Pues como lJniversidad Mayor y Oficial sino como institución menor y par-
los alumnos que terminaban los estudios en el Seminario de San Luis ticular, con iguales privilegios a los de la Universidad de San Gregorio.
se veían imposibilitados de continuarlos en las lejanas Universidades de
Estas últimas fundaciones completaron el cuadro de instituciones
académicas destinadas a la enseñanze de la nobleza quiteña. Ellas fue-
México o Lima. Los jesuitas apelaron, entonces, a los "privilegios" que
la Compañía tenla en Europa de conceder títulos y buscaron la forma ron la cuna de la razón, de la ciencia, del pensamiento, pero también
de hacerlos extensivos a América y a Quito. Se elevaron Peticiones de la ideología gue el Imperio Español necesitaba para cohesionar el
sistema de dominación que había impuesto en América y en Quito.
formales al Rey y, a través de éste al Papa, de creación de una Univer-
sidad para Quito. Al fin, en 1621, el Papa Gregorio XV concedió lo Entre las instituciones humanísticas, merece reseñarse el Colegio
de San Andrés, fundado en 1555 sobre la base del Colegio de SanJuan
solicitado, mediante Bula del 8 de ágosto de dicho año, la cual obtuvo
Evangelista, institución dedicada a las primeras letras. Se trataba, por
el pase regio el 23 de marzn de 1622. Así se creaba la Universidad de
San Gregorio con la facultad de conceder Grados de bachilleres, licen'

9. Véase Jose María Vargas (ed.), Pol&nica Unhmsiuria en Qaito Colonial, Qtito,
Edic. de la Universidad Católica. 1983.
8. Col. Vrcas Galindo,3¡ serie, vol. IL
148 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAL t49

Santo Tomís de Aquino, declarándola por única oficial y pública de la Audienci¿


de Quito. Como plan de estudios se.doptó en gran p¿rte el que había red¡ct¡do
LAS TINTVERSIDADES EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO
el Ilmo. Señor José Pérez Calamr por encargtdo del presidente Don Luis Muñoz
de Guzmán. Primer Rector de esta nuev¡ Universidad fue Don Nicolás Vaca y
REFUNDICIÓN DE LA UNWERSIDAD DE SANTO Carrifn y profesores principales Don Pedro Gómez de Medina, D. Joaquín Gu-
tiérrez, D. Mrnuel Aguirre, D. Pedro Quiñónez, D, Juan Ruiz de Santo Do-
TOMÁS DE AQUINO
mingo, D. Felipe de Aguirre, D. Juan José Boniche, D. M¡riano Venegas, el fran-
ciscano Fray Francisco Merino y el Agustino Fray Próspero Sánchez. A cargo de
Las Bulas pontificias, al conceder a los institutos religiosos facultad para Santo Domingo esaban las cátedras de Gramátice, Filosofía y Teología.
conferir grados universitarios, ponían siempre a salvo los privilegios del patrona- En las disposiciones de las rentes p¡ue la nueva Universidad y zus catedráti-
to (eal. Las Cédulas Reales, a su vez! no cbncedían el pase a estas gracias de la cos no dejó lalunta de Temporalidadis de compromerer los intáreses tanto de
Coni'Romana, sino por tiempo limitado hasta cuendo ie erigiesen u-niversidades la orden de Predic¿dores como del Cabildo Ecleiifutico, por lo cual hubo repe
libres o seculares. tidas demandas ante el Rey. Este, por fin, allanadas las dificultades por el Acuer-
En 1694 el padre Quezada presentó ante el Consejo de Indias un memorial do del Consejo (16 de abril de 1800), expidió Red Cédula el 20 de junio,
en el que el padre Agustino José Bernardo de Quirós manifestaba que la orden haciendo justicia a cada una de las panes y dándoles la suye en la nueva Univer-
de San Agustín no tenía dificultad en renunciar, a fevor del Colegio de San sidad de Santo Tomás de Aquino.
Fernando, al privilegio de Universidad que poseía, en virtud del Breve de Sixto
V, en vista de copiosos frutos de la nueva fundeción del dicho Real Colegio José María Vargas
"los
y (de) sus estudios en muchos y admirables Cstudiantes de la primera nobleza de
aquella ciudady reino'. Tomado de: La Cahwa & Qrito ColoniaL Quito, Ed. Santo Domingo, 1941, pp.
En cambio, jesuitas y dominicanos, que no querlan ceder un punto en sus 9U93.
pretensiones para sus Colegios respedivos, merecieron en 1695 al Concejo de
p z los dos Institutos,
Indias el fallo de que no había más medio pera poner en
^
que fundar, por parte del Rey, Universidad pública, independiente de ambas
religiones.
Felizmente no se trataba sino de una evasiva, ante los anhelos justos,
razonados, impostergables y hasta insistentes de los procuradores de la Compa- cierto, de un Colegio oficial,'pero no estaba destinado a la reproduc-
ñía y Sarrto Domingo. La emul¿ción tradicion¿l de las dos órdenes debía fomen- ción de la racionalidad dominante sino a la enseñanza de aspectos
tar los estudios en las Universidades de San Gregorio y Santo Tomás con prácticos, que dieron origen después a formas de pensamiento alterna-
incalculable utilidad para la cultura de Quito. Ambas tenían por blanco el bien
público, las dos pretendían la enseñanza de la verdad: si la una podía reclamar tivo, que ¿ctualmente son rescatadas por una visión humanista. Fray
ventaia en el cultivo de las humanid¿des. en la selección del alumnadó v en el
francó amparo pecuniario del obispo, las autoridades y los opulentor, i" ot."
Jodo.o Ricke fue el gran menalizador y maestro de este Crclegio. "... se
podía alegar en su favor la preferencia por los estudios teológicos y filosóficos, les ha enseñado en el dicho Colegio
-dice un Informe de la época- a
el anhelo de fomentar la cultura del pueblo, el desprendimiento en haber consa- muchos indios muchos oficios como son albañiles y carpinteros y
grado sus bienes a la fábrica del Colegio y dotación de cátedras; y ninguna quería barberos y otros que hacen texa e ladrillos y otros plateros e pinteros
resignarse a ceder la primacía. El espíritu de famili¿ religiosa tr¿scendió a los
discípulos. Predicadores y escritores hubo formados d gusto de Gracián, como de donde ha venido mucho bien a la tierra v otras cosas así necesarias
no faltaron otros que hicieron servir la lógct y clarided de estilo a la poesía, d para su salvación como a su pulicla".lo Se trátó, en suma, de un centro
foro, a la ciencia y a la causa de la libenad. Por el tiempo como de un siglo, San
Gregorio y Santo Tomás fueron los ponaestandartes de los estudios Superiores
de enseñanze primaria y de Escuela de Artes y Oficios. Durante tres
en el Quito de l¿ Colonia. décadas educó en las artes prácticas a indígenas, mestizos y criollos
Vimos que la Universidad de San Fulgencio se vio privada de la facultad de huérfanos. Con otras palabras, estos estamentos sociales se especializa-
conferir gradog el 25 de agosto de 1786. La expulsión de los jesuitas de los
dominios españoles (1767) err natural que diese nuevo rumbo a los estudios ron y perfeccionaron en imitar o copiar las artes que vinieron de
regentados por ellos. Con efecto, en virtud del capítulo 28 dela Reel Cédula de Europa creando un status cultural "asignado" a la población mestiza,
9 de julio de 1769, quedeba extinguida la Universidad de San Gregorio. Al
mismo tiempo *. cre6 la Jrnu dc Aplicación de temporalidadz5 con el encargo de
formalizar una nueva Universidad que, siendo pública, sustituyese a la extinguida
y refundiese la única subsistente de Sento Tomás. El 23 de agosto de 1776 acordó
b lunu trasledar al Colegio Seminario de San Luis l¿ Universid¿d de 10. Citado por J.M. Vargas: Historia de h Crahura Eautoriana, Guayaquil-Quito, Ed,
Ariel, s. f., tomo l, p.27.
NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAL 151

cipal de la época. Esta ciencia, además de procesar rigurosamenre sus


contenidos en las "Escuelas" (schola, ee) y en los centros académicos,
j il
cumplía otras funciones conocidas ahora como ideológicas: orientaba
II la acción de los conquistadores, justificaba y encubría la domirración,
¡ de allí que se convirtió en la reina de las ciencix, la ciencia por
antonomasia, -única, universal, absoluta, a la que debían suborünarse
i
la Filosofía, el Arte, el Derecho, las Ciencias Físicas. La fe católica y la
f teología modelaron la cosmovisión del feudalismo europeo, del expan-
sionismo hispánico, de la conquista y evangeliz.ación de América, de la
I
subyugación de Quito. Por eso hablamos de "cultura" escolásrica,
'itq
'i
porque los fundamenros y manifestaciones del saber, del crear y del
obrar estaban penetrados por las verdades religiosas. La fe prevalecía
j
sobre la r¿¡zbn.
Las expresiones más conspicuas de la cultura escolástica se dieron
en el plano académico. Las escuelas, colegios y universidades de la
época se estructuraron en función de la Teología, la cual se convirtió
en una ciencia militante propia de los religiosos. Ninguna ciencia
podía sostener algo contrario a la fe o a la verdad revelada, y si alguna
vez sucedía eso, se trataba de una deficiencia o de un abuso de la raz¡bn.
Dentro de la tradición de Occidente, la Filosofía se había conver-
tido en el modo adecuado de expresión del pensar humano, racional,
siempre
-claro está- dentro de un quicio teológico. La Filosofía que
se impuso en Quito tuvo, pues, la misma suefte que en España y que
en la Europa del Medioevo: fue la esclava de la Teología (Ancilla
Theologiae) que desarrollaba y demostraba" que hacía entender correc-
tamente, que resolvía las dificultades, que deducía las verdades de
razón; fue, en fin, la luz natural, el conocimiento, el logos, que volvía
que era y sigue siendo la mayoritaria. Los efectos de esta organización comprensible la fe.
v orientación de la enseñanza se viven todavía. Hacia medi¿dos del siglo XVI, la Filosofía Académica consriftía el
Curso de "Artes", destinado fundamentalmente a la preparación de los
fniranges al sacerdocio. Por esta razbn, dicha ciencia sJ implantó y se
desarrolló en los cenrros religiosos o en les instituciones académicas
3. LA CULTURA ESCOLASTICA regentadas por religiosos. Esta Filosofía Escolástica surgió de tres fuen-
tes: Aristóteles, el Neoplatonismo y San Agustín, y s"éleo distinguirse
tres períodos en su desarrollo: escol&tica primitiva, apogeo de lJesco-
Tanto la cristiandad meüeval europea, como la cristiandad hispá- lástica, escolástica tardía. Ésta última, que cubrió los siilos xrv y xv,
-y
nica, la "cristiandad de estas Indias" y la "cristiandad de Quito" que se había refugi¿do en diversas escuelas ügadas a las óidenes religio-
encontraron sus fundamentos últimos en las verdades cristianas, las sas, qug había perdido su ímpetu creador, y que se había empant"nádo
cuales eran organizadas y sistematizadas por la Teología, ciencia prin- en sudlezas formdistas, fue la que encontró su tabla de sdvación en la
I52 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR

España expansionista, en sus coloni¡s tmericanas, y cn Quito. Les


principales escueles fueron: La Tomista, que prevalecía dentro de la
orden dominicana; la Escotista, dentro de le orden de San Francisco; y
la Suarist¿ o Suareciana, en los centros jesuíticos. El Concilio de Tren-
to y.la Contrarreforma reforzaroir esta escolásticr decadente.
Apenas queda un manuscrito de la escolástica quiteña del siglo xvl
que reposa en el Convento de Santo Domingo, concebido y estructu-
rado i la manera de Porfirio, cuya obra "Introducción a las Categorías
de Aristóteles" gozó de gran prestigio en la Edad Media. Merecen
mencionarse también los múltiples Memorides en defensa del indígena
enviados R.y de España por determinados religiosos; y las argumen-
taciones o"l"Pareceres" filosófico-teológicos expuestos a propósito de la
Revolución de las Alcabalas. Fray Pedro Bedón fue el religioso criollo
que se disdnguió nítidamente a fines del siglo XVI y principios del siglo
xvü en varias áreas de la cultura.
A lo largo del siglo xvII se dieron en España numerosas disputas
teológicas, jurídicas y filosóficas acerca de la legitimidad de la conquis-
tay colonización, el ceráster recional de los indígenas, su condicióir de
hombres, etc., las cuales propiciaron una renovación de la escolástica
española con nombres como los de Francisco de Vittoria, Francisco
Suárez y otros. El influjo de esta renovación llegó a Quito ya en el
sigio xvu, propiciando también una revitalización de los estudios. La
Universidad de San Gregorio, regentada por los jesuitas, nació acadé-
micamente bajo la autoridad de Suárez. Los dominicos, por su parte,
pensaron implantar un Colegio especial para el estudio de la alta
Filosofía y Teología de Santo Tomás; los agustinos se abrieron a las
corrientes renovadoras; y los franciscanos intensificaron sus estudios
'(juxta Duns Scotti mentem". Se produjeron, además, dentro de la
trama de pensamiento escolástico, obras como El Ptfeao Confesor y
Cara de Alrnas de Juan Machado de Chivez, El ¡nás escondido Retiro
dcl Alma de José Maldonado, Gobi.qno Eclesüstico-Pacíf.ca o k Unión
de hs dos Cachillos: Pontifrcio y Regro de Gaspar de Villarroel y, sobre
todo, el hinerario para Pánocos de Indios del obispo Alonso de la Peña
y Montenegro. En España, la renovación tuvo vitalidad hasta el tercer
cuarto del siglo XVItr; en Quito, haste entrado el siglo XvItr, luego
vendría la decadencia.
La fundación del Colegio de San Fernando y de la Universidad de
Santo Tomás, a fines del siglo xvtr, ecentuó las diferencias y disputas Aristócrate. Siglo XVIII (?) Madera polícroma.
entre las diversas escuelas escolásticas vigentes en Quito. Las refutacio- Museo de las Conceptas, Cuenca.
LA CULTURA COLONIAL 153

nes a los contrarios, la sutileza lógica, la impermeabilidad para los


modernos sistemas científico-filosóficos, los tonos negarivos y hasta
despreciativos en la polémica, la autosuficiencia y seguridad de que se
estaba en posesión de verdades irrefutables, enclausrraron a la filosofía
en sus reductos y la debilitaron. Así, por ejemplo, la Congregación
General de los jesuitas de 1706 desechó el sistema cartesiano y elaboró
un catálogo de treinta proposiciones cartesianas que no podían soste-
nerse por ningún concepto en las aulas jesuíticas. Esta decisión, exten-
diéndola a los sistemas atomistas derivados del cartesianismo, fue rati-
ficada en 1730. Los dominicos y franciscanos cayeron también en las
redes del silogismo y en el excesivo apego al argumento de autoridad.
Los manuscritos estudiados hasta el presente permiten sostener que,
durante la primera mitad del siglo XVüI, la escolástica quiteña agonizó
lenta e inevitablemente en todas sus vertientes y en todos los centros
académicos donde se había institucionalizado.
Además de razones internas a las propias corrientes, la decadencia
escolástica se debió a la irrupción de las ciencias experimentales y de la
nueva filosofía que Í¡rrancaron del Renacimiento: la pugna de la razón
por abandonar los esquemas teológicos y el horizonte religioso que la
sojuzgaban, iba encontrando soluciones definitivas. Esta pugna llegó a
sus niveles más altos en el campo de la Física o Filosofía Natural y se
expresaba, en concreto, en la suplantación del sistema astronómico de
Ptolomeo por el de Copérnico. Según los escolásticos, Copérnico con-
tradecía las Sagradas Escrituras y no podía ser admitido. Un hábil
danés, Ticho Brahe, encontró la fórmula de conciliación, desplazando
a la Tierra del centro del universo pero conservando su inmovilidad lo
cual permitió respirar un tiempo más a la escolástica. Finalrnente, ésta
tuvo que admitir la física copernicana ante las nuevas evidencias descu-
biertas por Newton y Kepler, y ceder el campo a las nuevas corrientes
filosóficas: Descartes, Spinoza, Leibniz
-por un lado-; Bacon, Hob-
bes, Hume
-por otro lado.
Quito vivió este ambiente de modernizaciín con la venida de los
Académicos Franceses en 1736 y su permanencia de casi ocho años.
Ellos realizaron sus experinientos científicos sobre la base de la física
experimental, introduciéndola de hecho en nuesrra ciudat en forma
y superando a la física especulativa de los escolásticos.
extra-académica
Con los Académicos colaboraron el jesuita Juan Magnin y Pedro
Borracho. Siglo XVIII. Madera Polícroma. Vicente Maldonado. Se creó, pues, un ambiente de ciencia y filosofía
Museo de las Conceptas, Cuenca. modernas, el cual propició la creación de la Academia Pichinchense,
LA CULTURA COLONIAL 155
154 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR
to que no fueron escolásticas, en el sentido que hemos dado a esta
sociedad que se ocupaba de las observaciones astronómicas y fenóme-
palabra en el acápite anterior, pero que permiten atisbar ahora la
nos físicos. Con estó, la Escolástica académica sufrió un duro golpe y
existencia de una cultura alternativa con respecto a la dominante.r2
tuvo que abrirse paulatinamente a las nuevas corrientes. Juan- Bautista Dada nuestra tradición académica, se impone como necesario el
Aguirie y Juan ie Hospital, profesores- de la Universidad de San deslinde previo entre Humanismo y Escolástica. Ésta última ha tenido
Giegorio, fropiciaron la aceptación acadéntica de aquéllas-I,-coTo un desarrollo claro, permanente y sistemático durante nuestra etapa
.orrú.rr.rr.i", ia independencia de la rez6n con resPecto a la fe' Las colonial, no así el Hur.nanismo, que se presenta ante nosotros con un
orras escuelas escolásticas se vieron f.orzadx igualmente a buscar'mo- desarrollo difuso, ocasiond y asistemático. Según Roig, no se ha inten-
dos para integrar a su Escolástica las modernas verdades científicas y tado buscar y establecer la noción misma de Hum¿nismo, a partir de
filos3ficas. Lüego, en 1767, Carlos III decretó la expulsión d¡ -los
sus propias manifestaciones, tal como se dieron en nuestres tierras,
jesuitas de sus d-ominios de América. En Quito, eso significó un.bajón
aunque se haya hecho a partir de las manifestaciones del Renacimiento.
en el nivel de los estudios académicos, pero, por otra parte, posibilitó Con mucha razón, el autor argentino se pregunta acerca del criterio de
la crítica a todo el sistema educativo imperante, Por Parte de Eugenio demarcación del Humanismo, acerca de sus fuentes básicas, de su
Qspejo, crítica que se vio favorecida con
una rgo 1nyaci!1n institucio-
punto de partida, de sus caractedsticas diferenciantes, de su especifici-
n"i qn. llevó a la desaparición de la Universidad de San Fulgencio y a dad con respecto a la Escolástica. Lo antropológico manifiesto en el
l" f*iór, de las universidades de santo Tomás y San Gregorio en la lenguaje y particularmente en el saber retórico aparecen, de esta mane-
primera Universidad oficial: la actual Universidad Central'll ra, como los fundamentos de nuestro Humanismo, que al desarrollarse
consustancialmente con nuestra realidad histórica reconoce tres mo-
mentos: el renacentista, el barroco y el ilustrado, que darán nacimiento
al humanismo paternalista, al humanismo ambiguo y, finalmente, al
4. LA CULTURA HUMANISTA humanismo emergente. El sentido y alcance de estos momentos esta-
rán dados por el sujeto histórico que asume aquellas líneas de desarro-
llo, desde su concreta realidad social, ya sea para ejercer las formas del
Los motivos renovadores del Renacimiento (criticismo, ciencia héterorreconocimiento o del autorreconocimiento.
experimental y una nueva visión del hombre ¡ de] ¡nrinlo) no pudie-
Entre mediados del siglo XVI y primeras décadas del siglo xvnr
.or ,., asimiiados suficientemente en el Quito del siglo xvl por la tuvieron lugar las primeras manifestaciones del humanismo paternalis-
imposición de la escolástica. sin embargo, la España _expansionista ta. Según Roig, este pensamiento surgió de las experiencias vividas
,"Ápo.o pudo evitar que se filtraran, desde t-emprano, ciertos elemen- durante la guerra de conquista y fue un tipo de pensar eiercido por el
,o, ir.r-*ít icos que ilrrn"uon plena significatividad de cara a reali- mismo hombre europeo, tanto en nuestras tierras como en España. Las
dades sociales propias de la conquista y la dominación'
polémicas sobre la humenidad de los indígenas, particularmente la
Hasta la dér á^ de los ochenta de este siglo, la Historia del Pensa-
famosa disputa entre Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de Las Casas,
miento Ecuatoriano no había identificado al Humanismo como una constituyeron el eje de esta corriente, que se fundamentó en el héte.
corriente de pensamiento y menos como una cultura. Ha sido Arturo
rorreconocimiento de la humanidad del indígena y el reconocimiento
A. Roig quien ha emprendido este estudio, abriendo un camPo y una de su palabra. La evangeliz,aciín, que se volvla necesaria frente a los
posibilúad de sistemaiización más coherente para formas de pensamien-

Véase "Momentos y Corrientes del Pensamiento Humanista durante la Época de


la Colonia Hispanoamericana: Renacimiento, Barroco e Ilustración", Ponencia
11. Véase para todo este acápire: Samuel Guerra-Bravo: "El Pensamiento Ecuatoriano presentada al rl Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericena, Universidad
.o lu.'Siglo, KVr, xv¡¡ y ivm", en L¿tinoamfrta. Antario d¿ Estudios L¿tinoameri' de Santo Tomás, Bogotá, 1982,42 pp.
canos,México, UNAM, 1980' pp. 223-255.
156 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAT 157

neófitos, reclamaba la figura "padre-hijo" antes que la de "amo-escla- xvIII, una nueva formulación del pensamienro humanista. El criollo
vo". Esto llevó a sucesivos enfrentamientos entre los misioneros y los había empezado a controlar el proceso social, pero el mestizo había
administradores de la Corona en América, lo cual produjo la muerte entrado también en una etapa de ascenso. El discurso de esta época es
de los proyectos típicos del Humanismo Renacentista. El crecimiento igualmente citadino aunque dejará de rnoverse denrro de términos de
de las ciudades apoftó también para la extinción de los ideales de esta ambigüedad para pasar a formas expresivas directas. En algunos aspec-
corriente. Hay que rescatar, sin embargo, algunas características impor- tos, constituyó la continuación de actitudes del Barroco; en orios,
tantes de este Humanismo, como la valorización del "verbum", de la constituyó un regreso a posiciones y fuentes del Humanismo Renacen-
palabra, del idioma quichua; la concepción del ser humano como tista. El grupo social emergente necesitaba un lenguaje direcro, un
artífice; y la búsqueda de la trascendencia a través de la mística. "letrado", un intelectual no académico que heredó la conciencia de
En la segunda mitad del siglo xvII toma cuerpo un nuevo huma- temporalidad del Barroco y dio surgimiento a formas de conciencia
nismo, en el que el sujeto.expresivo reconocido y el sujeto que lo histórica y a la Historiogrefia. El Humanismo Ilustrado no estableció
reconoce son uno mismo. Este hecho tiene relación con el surgimiento ningun tipo de rupture con los humanismos anteriores, sino que refor-
de la clase terrateniente criolla que aperece.como un nuevo sujeto muló los tem¿¡s que venían desde el Humanismo Renacentista.
histórico, el mismo que atraviesa por dos momentos: el del autorreco- Finalmente, conviene señalar las conexiones entre los humanismos
nocimiento tímido y ambiguo, y el de la afirmación Íranca, que acaba- y la Escolástica. Roig considera que el Humanismo Renacentisra se
rá por asumir el liderazgo de la sociedad de la época. El Barroco será desar¡ollé paralelamente a la escolástica; el Barroco coincidió con el
la expresión primera de este nuevo sujeto, que jugó ambiguamente con desarrollo de la Escolástica tridentina y terminó históricamente junto
las formas del ocultamiento y la manifestación. Fue una ideología a ella; la Escolástica coeránea con el Humanismo Ilustrado fue ecléctica
citadina y se caracterizí por violentas contradicciones en todos los y modernizante. De este modo, en el último cuarro del siglo XvIu
órdenes. Su forma de e4presión no fue literaria como en la corriente confluyen en el ámbito cultural quiteño la tendencia escolásiica y la
anterior sino plástica y desembocó en un lujo exacerbado de lo simbó- humanista en un sujero histórico (los criollos) que necesitaba formular
lico, creando un hiato entre el lenguaje ciudadano, las hablas de la a nivel teórico su ideología. Para ello eran necesaÍias una crítica al
plebe urbana y el lenguaje de la población indígena del campo. El sistema eduiativo y una síntesis de las dos posiciones. Eugenio Espejo
espíritu de la nueva mentalidad fue culterano y decorativo. La concep- se encargará de hacerlo.
ción del Barroco, como parte de la ideología de la Contrarreforma,
tuvo sus matices en América que favorecieron el ascenso de la clase
criolla. Los jesuitas y su doctrina del probabilismo jugaron un papel
importante, puesto gue de esa manera aseguraban sus propios intereses, 5. LA CNÍUCN A LAS FORMAS DE LA CULTURA
pero crearon también una crisis en torno a la noción de Estado, al COLONIAL
formar en tierras americanas un "estado dentro del estado". En suma,
el humanismo barroco fue el modo como el hombre americano se
abrió por primera vez a su propia realidad, a través de múltiples _Ftp.i" fue un indio o un mesrizo, un cholo o un zambaigo de
expresiones ambiguas de ocultemiento y manifestación. "vilísimo nacimiento", que por circunstancias concretas *oy il"r",
El paso de la monarquía austracista a la borbónica, en 1700, abrió vivió siempre en el nivel de los criollos. Su procedencia social, que en
un momento dado se convirtió en un estigma, favoreció para que
-según Roig- un proceso en las colonias americanas, {ue fue profun-
dizando la dependencia y ahondando la depresión económica, con lo lspejo adquiriera paulatinamenre una conciencia crítica de Ju época.
cual el monumentalismo y el proceso decoratiyo del Barroco quedó Esa conciencia empez| con un análisis descarnado del sistema educati-
frenado. Las contradicciones socioeconómico-político-culturales del vo jesuítico, que entonces era reputado como la fuente de toda sabidu-
Barroco se profundizaron y apareció, en la segunda mitad del óiglo ría. Al criticar a los Jesuitas, lo hacía también a las demás órdenes
158 NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR LA CULTURA COLONIAL 159

religiosas: "Quito experimenta en asunto de letras -dice Espejo- la Bogotá, para defenderse personalmente ante el virrey de varias acusa-
suerte más deplorable, con más que los que deben atenderlas, cultivar- ciones en su contra. No se le encontró culpabilidad alguna. Su estancia
las y promoverlas, que son los eclesiásticos' están metidos en el seno en la capital del Virreinato le dio una visión más profunda y global de
de la ignorancia".l3 Proponer un mejorado sistema de conocimientos su realidad, una conciencia valorativa de lo propio y una férrea con-
era un tímido adelanto de una nueva experiencia de la"rez6n", o vne vicción de la capacidad de los quiteños y de su predisposición para la
nueva racionalidad, la cual debía caracterizarse por el buen gusto y el cultura y la sociedad, la política y la economía, la libenad y le raz6n.
bello espíritu: dos aspectos que provenían de la cultura francesa y de La lucha por una nueva racionalidad había llegado al momento de la
la ilustración y gue, opuestas a la cultura escolástica y española, signi- autoconciencia y de la autovaloraciín. El Discurso a h Sociadad Patrió-
ficaban ya un intento de romper los esquemas culturales vigentes' Sus tica Escuela dc Ia Concordi.a refleja este momento.
tres primeras obras: E/ Nueoo Laciano dc Quito, Marco Porcio Catón y Frente a su trágica realidad ("vivimos en la más grosera ignorancia
La Ciencia Bkncardina constituyen una crítica mordaz a toda la cien- y en la miseria más deplorable" -decía Espejo-) nuestro mestizo
cia quiteña de fines del siglo xvIII; ciencia que no era otra cosa que la empezí a pensar las estrategias para redimirla. Las Sociedades Patrióti-
demostracón palmaria de nuestra ignorancia. Espeio ofreció a sus cas apareclan como las alternativas adecuadas y propició la formación
coterráneos un "manual" para que conocieran el verdadero bello espí- de una de ellas, con el objeto de que se ocupara de la agricultura, de
ritu y la verdadera raz6n: el Tratado de lo Sublime de Dionisio Casio las ciencias y las artes, de la industria, el comercio y la política. El
Longino, traducido por nuestro mestizo de la versión francesa de periódico Primicias dc h Cahara dc Quito, del cual aparecieron siete
Boileau Despreaux. nrimeros, sería el vocero de dicha socieded. Pero no consiguió el
Con sus críticas, Espeio se volvió sospechoso para los chapetones, respaldo que necesitaba. Diseñó entonces una estrategia económica a
quienes intentaron en varias oportunidades aleiarlo de Quito. Y mu- través de obras como Menoria. sobre el Corte de Quinas y Voto dc an
cho más cuando percibió que la propuesta de una nueva racionalidad Minhtro Togad.o, mas sus planteamientos postulaban el libre comercio
no era un asunto meramente académico o cultural sino' ante todo, un en contra del centralismo mercantilista que interesaba a la Corona.
asunto social, político, económico, en el cual se jugaba la suene de la Finalmente, pulsó los mecanismos ideológicos a través de Sermones
nueva clase criolla y de la nación toda. De este modo, la "raz6n predicados por su hermano Pablo,'pero su pensamiento no fue com-
filosófica" de Espejo detectó que la raíz de los males quiteños era prendido y desembocó, más bien, en una crisis de ius ya frágiles
económica. Emprendió entonces la crítica contra los detentadores de convicciones monárquicas. Fracasaronr pües, las estrategias y mecanis-
lo económico, la cual derivó pronto en críticas sociales y políticas, mos de la restauración de la Patria y Espejo evolucionó en sus conceP-
además de las inevitables críticas culturales. Sus obras Reflexiones sobte ciones políticas hasta el punto de pensar que el sistema monárquico era
las Virueks, Drf** &
los Curas de Riobamba y Carus Riobatnbenses un lastre para la salvación deseada. El único camino que quedaba era
nos , muestran a un Espejo penetrativo que busca, con sus medios el cambio o la transformación de las estructuras políticas vigentes.
intelectuales, quebrar la fuerza de los opresores y la estructura socio-e- Para dar a conocer a los quiteños la necesidad de esta transforma-
conómico-polític¿ de la "rtz6n" dominadora. ción, Espejo concibió una táctica de mecanismos rápidos y efectivos:
El resultado de esta labor fue una serie de amenazas, calumnias, las "banderitas", "pasquines" y "papeles" colocados en lugares públi-
atentados contra su vida, juicios, persecuciones. Hacia 1787, Espejo se cos durante la noche y destinados, según los informes oficiales, a
vio obligado, una vez más, a salir de Quito, en-esta ocasión rumbo a "alucinar a la plebe procurando su sublevación". Esta necesidad de
cambio o transformación requería de planes concretos para su ejecu-
ción. Espejo empe:26 la planificación y todo estaba en el nivel de
13. El Nueoo Lrci¿no de Quito,Escritos de Espejo I, Quito, Impr. Municipal, 1912, "conversaciones", cuando una indiscreción de su hermano Pablo per-
p. 345. Véase, para toda esta pí¡rte' Samuel Guerra Bravo: "Ei Itiner¿rio Filosofico
á" E"g.nio Ér!"io", en l" obra colectiva: Espeio: Conci¿nci¿ Crítica dc su Época, mitió al presidente de la Audiencia enterarse de las intenciones trans-
Quito, Edic. de la Universidad Católica, 1978, pp. 265-365. formadoras de los hermanos Espejo. Éstos fueron apresados en febrero
NUEVA HISTORIA DEL ECUADOR

Numero r

PRIMICIAS DE LA
cuLTuRA DE qUrTO
Dehoy lueves ¡. de Enero de t7 9t,
LI'TERAT"A R ¿,
,iEtatis cuiusgue notendi funt tibi mores
Mobi[büfgue decor naturis dádus , & annis.
Hordt. de Ar¡. poeC. v. I 6,

.ts 3$s8 3g +8 3q É8 38. *93& ss s$,tf 3€. .sg

. ! Edagui al_legislador del buen gulto,


inrimaodo a I Fllosofo, al Pocta, al Orador |rs reg"lar ba-
jo lar que debe conduci¡se, pare haccr u¡o del'ralen¡o
dc obesrvacion: Ha¡. deftlc luego ( pronuncia coflum.
)
,
D¡et, ulos, afectos rnclinaciong¡, palooes, vici oq y
i
virtuder., que corr-efpondor cierta i¿¿¿, Luero
el ho-
brc publico, g,uc fin duda lo cs ct que ¡..¡ñ* 7*ll.á
y fu ptuora at ícrvicio dc l¡ pr¡ria ¿.¡. .fri.rrlr'óll
I
ne¡ods vozrdc gefto, deaccion, de hablardcintiñs,
Adc
r"r:iciados po.r separado. Eugenio,. el mentalizador, perfta-
!:^tlr:_l
necro encarcelado hasta diciembre, cuando saho.para morr.
.Espejo formuló las necesidades teóricas d. l" nu.r".l*. .-.r".rr-
te, los criollos, que habían adquirido ya s.rfi"ierrt. fu;;;;;;;"
economlca,. socnl y culturd como para aspirar al poder
político. Las
gueTas de independencia,. mentaliz"i"r. po, los disápulo,
E p.jo, lograrían este objetivo. Con elL se rompiero" ; ";ig;J.
tá, .rq;.-.,
monárquicos, p€ro se logró plasmar ,ro" ,r.r..,ni racionalidad, como
'o
quería el genial mesrizo.
Angeles en madera policromada. Sigto XYU, Museo de las
Conceptas. Cuenca.

r*1
T-
l
l

LA CULTURA COLONIAL

6. ESTADO DE LA CULTURA AL FIN DEL


¡\t PERÍODO COLONIAL
q)

s
q) Luego de la muerte de Espejo, el ambiente cultural quiteño entró
q) en una etapa ecléctica, propia de aquellos momenros históricos de
er asimilación de nuevos aporres. con la reforma universitaria de fines

oO
F\
del siglo xvltr'y con la creación de la actual Universidad Central se
entró, en los niveles académicos, en un período de acercamiento a las
nuevas corrientes científico-filosóficas (el racionalismo francés, el em-
EH pirismo inglés, la ciencia natural, etc.), aunque a veces dentro de mar-
cos todavía escolásticos. La tradición académica era demasiado fuene

gI
como píua que se aceptaran ya plenamente dichas corrientes. Pero la
inquietud estaba en el ambiente, la modernización se filtraba por todos
s,! los costados de la realidad de aquella época. Dos amigos y &scípulos
¡.s
s.¡ de Espejo,
-Miguel
Antonio Rodríguez y José Mejía Lequeiica, jugaron
s'( un papel decisivo en este esfuerzo modernizador. A esto se sumó la
ñt
.So
venida de Humboldt y de Caldas, que, como había sucedido antes con
aB la misión de los Académicos Franceses, abrieron el horizonte cultural
quiteño y crearon un ambiente de ciencia y raz6n que permitiría
€{ comprender a los quiteños ilustrados las verdaderas dimensiones de su
-S¡
:!¡
B
situación histórica.
En la primere década del siglo xx se dio, como resultado de los
sa procesos vividos, un despertar por lo político propiciado por los crio-
q)
llos. Las mentalidades más lúcidas de aquel momento y lós más cons-
\ picuos represenrantes de la clase social emergente confluyeron para
\l
.s
(J pensar y planificar la independencia con respecto a España. Con Espe-
E jo y con la generación ¡rosterior se logró consolidar un marco teórico
h
que permitiría tal objetivo. El libre comercio y el régimen consriru-
I cional apareclan como dternativas claras al mercantilismo y al siste-

ü ma monárquico. La ilustración se imponía ¿ la escolástica, la raz6n a
la fe.ra

14. Véase par. esta ptne, Penvmienn ll*strado Ectatoriano, Introducción de Carlos
Paladines, Quito, Bibliorcca Básice de Pensamiento Ecuatoriano, B¡nco Centrel del
Ecu¡dor - Corporrción Editor¡ N¿ciond, 1930.

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