I-4 Jesús Es El Amigo de Los Pecadores

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I-4 JESUS ES EL AMIGO DE LOS PECADORES

Lectura bíblica: Himno


489
Mt. 11:19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y
bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores. Pero la
sabiduría es justificada por sus obras.

En los evangelios, el Señor es presentado como el Amigo de los pecadores, debido a que,
históricamente y al inicio, El fue hallado andando entre los hombres como Su amigo antes de
llegar a ser Su Salvador. Pero, ¿se dan cuenta de que hoy día sigue siendo, en principio, nuestro
Amigo, a fin de poder ser nuestro Salvador? Antes de que lleguemos al punto en el que deseemos,
o seamos capaces de recibirle como Salvador, El se acerca a nosotros como nuestro Amigo; lo
hace de manera tal que no haya estorbo para un encuentro personal con El manteniendo una puerta
abierta para que le recibamos como Salvador. Este es un descubrimiento precioso.
Desde que vi que al Salvador como Amigo de los pecadores, he podido notar que muchas
personas inusuales y difíciles fueron llevadas al Señor. Puedo recordar cómo en cierto lugar, una
mujer joven me atacó diciendo que no quería ser salva. Dijo que era joven y que todavía quería
pasarla bien, y que no quería dejar ese camino que la calmaría y la haría sobria, porque si así lo
hacía, no estaría gozando de la vida. ¡Dijo que no tenía intención de dejar sus pecados ni el menor
deseo de ser salva! Resultó que ella sabía mucho acerca del evangelio, pues había sido educada en
una escuela misionera, y esta era su reacción en contra de ello. Después de haberme interpelado
más o menos durante algún tiempo, le dije: “¿Oramos?” “¿Qué podemos orar?”, replicó
agresivamente. Le dije:“No me hago responsable por tu oración, pero yo oraré primero y luego le
dices al Señor todo lo que me has dicho a mí”. Ella dijo: “no podría hacer eso!”, retrayéndose un
poco. “Sí, puedes”, le respondí. “¿Acaso no sabes que El es amigo de los pecadores?” Esto la tocó.
En efecto, ella oró, y oró una oración muy poco ortodoxa, pero luego de dos días del momento en
que el Señor trabajó en su corazón, ella fue salva.
LLEVAR A LA GENTE A TENER UN ENCUENTRO CON EL
Con mucha frecuencia, los que fueron salvos solo mediante el conocimiento, llegaron a ser
cabezones. Hicieron progreso aparentemente sin sentir mucha necesidad de Dios. Saben todo y se
creen capaces de criticar la manera en que el predicador presenta los hechos. Pero cuando se
presenta una crisis en la cual pierden lo que tienen y tienen que poner su confianza en el Señor en
algún asunto, no pueden hacerlo. No se hallan en un contacto viviente con El. Sin embargo, puede
que haya otras personas que saben muy poco pero que han salido de sí mismas y han tocado al
Dios viviente y permiten que su fe, crezca en ellas incluso a pesar de la prueba más fuerte. Es por
esta razón que nuestro primer objetivo es llevar a la gente a tener un encuentro con El.
Es el Señor viviente quien llega ser nuestro Salvador. Jesús ya no es el que fue crucificado
sino Aquel que reina, y cuando hoy en día vamos a la salvación, no vamos al pié de la cruz sino al
trono, para creer en El como Señor. Tal vez debamos ver más claramente la diferencia que existe
entre la redención y la salvación. La redención fue llevada a cabo por el Señor en la cruz hace dos
mil años. Nuestra salvación se basa hoy sobre aquella redención, la cual se llevó a cabo de una vez
y para siempre.
LA SALVACION ES UNA EXPERIENCIA PERSONAL Y SUBJETIVA
Puede decirse que la salvación, que es una experiencia personal y subjetiva, se basa más
bien en la resurrección del Señor que en Su muerte. La muerte de Cristo fue necesaria para
efectuar redención objetivamente ante Dios. Pero para la salvación, el Nuevo Testamento puso
énfasis respecto a la fe en Su resurrección, porque la resurrección es la prueba de que Su muerte
fue aceptada. Creemos en el Señor Jesucristo levantado y ascendido en persona a la gloria, y ahora
procuramos llevar a los pecadores a tener un contacto inmediato con El.

UN CORAZON HONESTO PARA CON DIOS


La salvación no es ni siquiera un asunto de entender o de querer. Es como hemos visto, un
asunto de tener un encuentro con Dios, de que los hombres lleguen a tener un contacto de primera
mano con Cristo el Salvador. Entonces, usted me preguntará: ¿Cuál es el requisito mínimo para
que ese contacto con Dios sea posible?
Para poder responderle, debo ir a la parábola del sembrador. Me parece que aquí, se nos
dice simplemente que hay una sola cosa que Dios demanda. “Mas la que está en la buena tierra,
éstos son los que con corazón noble y bueno retienen la palabra oída, y dan fruto con
perseverancia” (Lucas 8:15). Lo que Dios demanda al hombre es “un corazón noble y bueno”. Una
vez que el hombre esté preparado para ser honesto con Dios al respecto, no importa que quiera o
no quiera ser salvo, no importa si lo entiende o no, Dios está listo para encontrarse con él.
La condición básica para que un pecador sea salvo no es que crea ni que se arrepienta sino
que simplemente sea honesto de corazón respecto a Dios. Dios no requiere ninguna otra cosa sino
que se le acerque con tal actitud. Es en aquel punto de determinación, que yace en medio de tanto
engaño, que la buena semilla cae y lleva fruto. De los dos ladrones deshonestos que fueron
crucificados con el Señor, había en uno de ellos un pequeño deseo honesto. El publicano que oró
en el templo era un hombre perverso, pero en él también había el elemento de honestidad que le
hacía reconocer su pecaminosidad y clamar al Señor por misericordia.
Tal como varios de los incidentes arriba mencionados, debemos animar a todo pecador a
ponerse de rodillas con un corazón honesto y a orar, diciéndole al Señor francamente en qué
situación se encuentra. Se nos dice que como cristianos, debemos orar en el nombre del Señor
(Juan 14:14; 15:16; 16:23, 24), por lo cual, por supuesto, entendemos que no se trata de una mera
fórmula de palabras sino de un acto de fe en El. Pero el caso de los pecadores es diferente puesto
que hay oraciones que no son hechas en el nombre de Jesús y que Dios las escuchará. En Hechos
10:4 el ángel le dice a Cornelio: “Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante
de Dios”. Si lo que hay es un sincero clamor del corazón, Dios escucha. El corazón de un pecador
puede tocar a Dios.

EL QUE AYUDA ESTA A LA MANO


Hemos dicho que un clamor de corazón a Dios es suficiente. En palabras de Joel, referidas
por Pedro: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo”. ¿Cómo puede ser esto
posible? Porque Dios ha cumplido la otra promesa (la que fue referida por Pedro respecto a la
misma profecía), que dice: “Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne” (Hechos 2:17, 21). Debido
a que el Espíritu ha sido derramado sobre toda la humanidad, tan solo basta un clamor.
Cada vez que le predico a alguien, siempre creo que el Espíritu Santo está sobre él. No me
refiero a que el Espíritu está en el interior de los creyentes, sino que está por fuera. ¿Qué es lo que
hace? El está esperando, esperando poder introducir a Cristo en sus corazones. El Espíritu Santo
está esperando entrar en el corazón de aquel que escucha el evangelio. Es como la luz. Abra un
poquito las cortinas que cubren la ventana y la luz inundará e iluminará el interior. Que tan solo
haya un clamor de corazón al Señor, y en ese instante, el Espíritu entrará y empezará su obra
transformadora de convicción, arrepentimiento y fe, el milagro del nuevo nacimiento.
¡Oh, es maravilloso lo que nuestro Dios puede hacer! ….El es un Dios viviente, listo para
entrar en acción en misericordia. Inclusive si el hombre pudiese ser un poquito mejor de lo que es,
esto no ayudaría en nada, y si fuese peor, esto no sería un obstáculo. Todo lo que El busca es “un
corazón noble y bueno”. Y nunca olvide que el Espíritu Santo está presente en poder para hacer
que el corazón del hombre se incline a Dios (What Shall This Man Do?[¿Qué hará este hombre?]
pp. 30-41) .

Referencia: What Shall This Man Do? ch. 3 [¿Qué hará este hombre?]; The Collected Works of
Watchman Nee [Obras seleccionadas de Watchman Nee], set 2, vol. 40

Preguntas:

1) ¿Puede el Señor Jesús ser amigo de los pecadores?


2) ¿Cuál es la condición básica para que un pecador sea salvo?
3) ¿Qué es lo único que Dios busca en el hombre?

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