Principio de Oposición
Principio de Oposición
Principio de Oposición
Las posiciones básicas de las formas escénicas orientales son una serie de
ejemplos de deformación consciente y controlada deí equilibrio. Puede decirse lo
mismo sobre las posiciones básicas de la danza clásica europea y sobre el sistema
del mimo de Decroux: abandonar la técnica cotidiana del equilibrio y buscar un
“ equilibrio de lujo” que dilate las tensiones que rigen el cuerpo.
Para obtener este resultado, los actores de las distintas tradiciones defor
man la posición de las piernas, las rodillas, el modo de aboyar los pies en el suelo
o acortan la distancia entre uno y otro pie, reduciendo la base y haciendo precario
el equilibrio,
* ‘Toda la técnica de la danza —dice Sanjukta Panigrahi hablando de la danza
Odissi, pero indicando un principio general para la vida del bailarín y del actor— se
basa en la división del cuerpo en dos mitades iguales, a partir de una línea que lo
atraviesa verticalmente, y en el reparto desigual del peso ya sea de un lado o del
otro” . Así la danza amplifica los minúsculos y continuos cambios de peso con lo
que nos mantenemos de píe inmóviles y que los laboratorios especializados en la
medición del equilibrio revelan mediante complicados diagramas.
Es esta danza del equilibrio la que los actores y bailarines revelan en ios
principios fundamentales de todas las formas de teatro.
por otra parte, aproximativas incluso para nosotros, Gordon Craig, después de
haber ironizado sobre las imágenes extravagantes usadas por los críticos para
describir el particular modo de caminar del gran actor inglés Henry Irving, añadía
con sencillez: “ Irving no caminaba sobre el escenario, bailaba”
Esa misma mezcla entre el actor y la danza fue usada, esta vez en sentido
negativo, para devaluar las investigaciones de Meyerhold. Frente a su Don Juan,
algunos escribieron que no se trataba de un verdadero teatro, sino más bien de un
ballet. La rígida distinción entre el teatro y la danza, característica de nuestra
cultura, revela una profunda herida, un vacío en la tradición que continuamente
conlleva el riesgo de atraer al actor hacia el mutismo del cuerpo, y eí bailarín hacia
el virtuosismo. Esta distinción parecería absurda a un artista oriental, del mismo
modo como hubiera parecido absurda a un artista europeo de otras épocas his
tóricas: a un juglar o a un cómico del siglo XVI. Podemos preguntar a un actor N6
o a un actor Kabuki cómo traducirían la palabra “ energía’’ en su lengua de trabajo,
pero sacudirían la cabeza si les pidiésemos que tradujeran ía rígida distinción entre
danza y teatro.
* ‘Energía —decía el actor Kabuki, Sawamura Sojuro— podría ser traducida
por koshi, caderas”
Y según el actor Nó, Hídeo Kanze: “ Mi padre nunca decía: usa más koshi.
Me enseñaba de qué se trataba haciéndome caminar, mientras él me retenía por las
caderas” . Para vencer la resistencia, el torso está obligado a inclinarse ligeramente
hacia adelante, las rodillas se doblan, íos pies presionan contra el suelo y resbalan
en lugar de levantarse como en un paso normal: de lo que resulta la caminata básica
del N6. La energía como koshi, se revela no como el resultado de una simple y
mecánica alteración del equilibrio, sino como consecuencia de una tensión entre
fuerzas opuestas.
El actor Kyogen, Mannojó Nomura recordaba lo que decían los actores de
la escuela Kita de Nó: eí actor debe imaginar que encima de él hay un círcuío
de hierro que lo tira hacia arriba y contra el que es necesario hacer una resistencia
para mantener los pies en el suelo. El término japonés que designa estas fuerzas
opuestas es hippari hai, que significa: tirar hacia sí a alguien o algo que se esfuerza
por hacer lo mismo. En el cuerpo del actor el hippari hai'úme lugar entre lo alto
y lo bajo y entre delante y detrás. Pero también existe hippari hai entre el actor y
la orquesta: de hecho, no marchan al unísono, sino que intentan alejarse el
uno de ía otra, sorprendiéndose recíprocamente, rompiendo el uno el tiempo de
ía otra, sin por ello aíejarse hasta eí punto de perder eí contacto y el íigamen
particular que los opone.
En ese sentido, ampliando el concepto, podríamos decir que las técnicas
extra-cotidianas del cuerpo están en una relación de hippari hai, de tracción
antagónica, con las técnicas de uso cotidiano. Hemos visto, efectivamente, que se
alejan de éstas, pero manteniendo la tensión, sin por ello despegárseles llegando a
ser extrañas a ellas.
Uno de los principios mediante el cual eí actor revela su vida al espectador,
reside pues, en una tensión entre fuerzas opuestas: es el principio de la oposición.
Sobre este principio, que evidentemente también pertenece a la experiencia del actor
occidental, ías tradiciones codificadas del Oriénte han edificado diferentes sistemas
de composición.
En ía Opera de Pekín, todo eí sistema codificado del actor está erigido sobre
el principio según el cual todo movimiento debe iniciarse en la dirección opuesta a
ía que uno se dirige. Todas’ las formas de danza balinesa están construidas com
poniendo una serie de oposiciones entre eí keras y el manis. Keras significa fuerte,
duro, vigoroso; manis significa delicado, suave, tierno. Los términos manis y keras
pueden ser aplicados a los distintos movimientos, a las oposiciones de las distintas
partes del cuerpo en una danza, a los momentos sucesivos de un mismo espectáculo.
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ANTROPOLOGIA TEATRAL
Si se examina una posición de base de la danza baíinesa se observa que esta posición,
que para la mirada occidental puede parecer rara y fuertemente estilizada, es el
resultado de un constante alternarse de partes del cuerpo en posición keras y partes
del cuerpo en posición manis.
La danza de las oposiciones caracteriza la vida del actor a distintos niveles.
Pero, en general, en la búsqueda de esta danza, el actor posee una brújula para
orientarse: la incomodidad. Le mime esí a Faise dans le malaise, el mimo se
encuentra cómodo en la incomodidad, dice Decroux, y su máxima encuentra una
serie de ecos entre los maestros de todas las tradiciones. La maestra japonesa de
Katsuko Azuma decía que para verificar si una posición era justa debía atenerse
ai dolor: si no duele está equivocada. Y añadía sonriendo: “ Pero si duele no
significa necesariamente que sea justa” . Lo mismo repiten Sanjukta Panigrahi,
los maestros de la Opera de Pekín, los del ballet clásico o los de danzas balinesas.
La incomodidad se convierte, entonces, en un sistema de control, en una especie
de radar interior que permite al actor observarse mientras actúa. No se observa
con sus ojos, sino mediante una serie de percepciones físicas que le confirman que
tensiones no habituales, extra-cotidianas, habitan su cuerpo.
Cuando pregunto al balinés I Made Pasek Tempo cuál es, según él, la
principal cualidad de ün actor y un bailarín, me responde que es el tahan, la capa
cidad de resistencia. Una conciencia idéntica se encuentra en la lengua de trabajo
del actor chino. Para decir que el actor tiene maestría se dice que tiene kung-fu, que
literalmente significa “ capacidad para aguantar duro, resistir’’ Todo esto nos lleva
a lo que en una lengua occidental podríamos indicar con la palabra “ energía” :
capacidad de persistir en eí trabajo. Y una vez más esta palabra corre el riesgo de
transformarse en una trampa.
Cuando un actor occidental quiere ser enérgico, cuando quiere usar todas sus
energías, comienza a moverse con gran vitalidad en el espacio, desarrolla grandes
movimientos, mucha velocidad y fuerza muscular. Todo esto se asocia a las imá
genes de' ‘fatiga* ’, de ‘‘trabajo duro’’ Un actor oriental (o un gran actor occidental)
puede fatigarse mucho más casi sin moverse. Su energía no está determinada por un
exceso de vitalidad o por el uso de grandes movimientos, sino por el juego de las
oposiciones. Su cuerpo se carga de energía porque en él se establecen toda una serie
de diferencias de potencial que lo hacen vivo, fuertemente presente incluso en los
movimientos lentos o en la inmovilidad aparente.
La danza de las oposiciones se baila en el cuerpo antes que con el cuerpo.
Es* esencial comprender este principio de la vida del actor: la energía no
corresponde necesariamente a movimientos en el espacio.
En las distintas técnicas cotidianas del cuerpo, en el lokadharmi, ias fuerzas
que dan vida a las acciones de extender o flexionar un brazo, las piernas o los dedos
de una mano actúan una por una. En el natyadharmi, en las técnicas extra-
cotidianas, las dos fuerzas opuestas (extender y flexionar), están en acción si
multáneamente: o mejor dicho, los brazos, las piernas, los dedos, la espalda, el
cuello se extienden como si resistieran una fuerza que los obliga a flexionarse o
viceversa.
Katsuko Azuma explica, por ejemplo, qué tipo de fuerzas están trabajando
en el movimiento —típico tanto en la danza Buyo como en el Nó— en el que el torso
se inclina ligeramente mientras que los brazos se extienden hacia adelante ar 9b
8. Danza de las oposiciones: Henry Irving
queándose apenas. Lo explica hablando de fuerzas que actúan en sentido contrario (1838-1905) en el papel del cardenal Wolsey en
de lo que se ve: los brazos —dice— no se extienden, sino que es como si apretaran Enrique VIIIde Shakespeare (a); actor del teatro
una gran caja contra el pecho. Así, yendo hacia el exterior empujan hacia el interior, Kabuki (b); V. E, Meyerhold (1874-1939) como
actor en Acróbatas de F. Shentan (c).
deí mismo modo que el torso, que es como empujado hacia atrás, opone resistencia 9. Los principios Jeeras y manis (“ fuerte” y
y se pliega hacia adelante. “ suave” ) en una pose de danza baíinesa, ilus
trada por la pequeña Jas, hija del bailarín y
maestro 1 Made Pasek Tempo (a) y la precisión
y principios en un esquema (b).
ANTROPOLOGÍA TEATRAL
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A NTROPOLOGIA TEATRAL
Intermezzo
Se nos podría preguntar si los principios de la vida del actor, que hasta ahora
hemos encontrado, no nos llevan demasiado lejos del teatro que conocemos y
practicamos en Occidente. Se nos podría preguntar si éstos son de verdad buenos
consejos útiles para la práctica escénica o si, en vez de ello, no son más que un
espejismo.
! 1. Secuencia de una síntesis del actor ita
Se nos podría preguntar si individualizar el nivel pre-expresivo del arte del liano Dario Fo: a través de momentos de in
actor no nos distancia de los verdaderos probíemas del actor occidental. ¿Quizás movilidad en la tensión máxima de las oposiciones.
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ANTROPOLOGIA TEATRAL
japonesa— iba a tiempo. Y es fácil comprender por qué para ella, según las
soluciones particulares de su cultura, una danza que sigue el ritmo de la música es
algo que la hace sentirse mal ya que muestra una acción decidida por el exterior, por
la música o por los automatismos del comportamiento cotidiano.
Las soluciones que la cultura japonesa ha encontrado para este problema le
pertenecen sólo a ella. Pero el problema que ésta ilumina con tan particular evidencia
es un problema que concierne al actor en general y a su capacidad de ir más allá de
los automatismos, de estaren vida.
Un cuerpo decidido
En muchas lenguas existe una expresión que podría escogerse para condenar
lo que es esencial para la vida del actor. Es una expresión gramaticalmente pa
radójica, en la que una forma pasiva llega a asumir un significado activo y en la que
la indicación de una enérgica disponibilidad para la acción se muestra como velada
por una forma de pasividad. No es una expresión ambigua, sino hermafrodita,
combinando acción y pasión y a pesar de su rareza es una expresión del lenguaje
común. Se dice, efectivamente “ estar decidido” , “ essere deciso” , “ étre décidé” ,
“ to be decided* ’. Y no quiere decir que algo o alguien nos decide, que nos sometemos
a una decisión o somos objeto de ésta. Pero ni siquiera quiere decir que estemos
decidiendo, que seamos nosotros los que llevemos a cabo la acción de decidir.
Entre estas dos condiciones opuestas, corre una vena de vida que la lengua
parece no poder indicar y sobre la que da vueltas con imágenes. Ninguna ex
plicación, excepto la experiencia directa, muestra lo que quiere decir “ estar de
cidido” . Para explicar a alguien lo que significa “ estar decidido’* deberemos
recurrir a innumerables asociaciones de ideas, a innumerables ejemplos, a la cons
trucción de situaciones artificiales. Sin embargo, cada uno de nosotros cree saber
muy bien lo que esta expresión indica. Todas ías complejas imágenes, las series de
regias abstrusas que se entrelazan en torno al actor, la elaboración de preceptos
artísticos que parecen —y son— el resultado de estéticas sofisticadas, como las
volteretas y acrobacias de la voluntad por transmitir una experiencia que verdadera
mente no puede transmitirse, no puede pasar de las manos de uno a las manos de
otro, pero que puede solamente ser vivida. Intentar explicar la experiencia del actor
significa en realidad crear artificialmente, con una complicada estrategia, las con
diciones en la que esta experiencia puede reproducirse.
Imaginemos penetrar una vez más en la intimidad del trabajo que tiene
lugár entre Katsuko Azuma y su maestra. También la maestra se llama Azuma.
Cuando haya terminado de transmitirle su experiencia, transmitirá también su
nombre a la alumna. Azuma dice pues a la futura Azuma: “ Encuentra tu Ma”,
M asignifica algo parecido a “ dimensión” , en el sentido de espacio, pero también
de tiempo como duración. “ Para encontrar tu Ma debes matar el ritmo, es decir,
encontrar tu jo-ha-kyu” .
La expresión jo-ha-kyu designa las tres fases en que está subdividida cada
acción del actor. La primera fase está determinada por la oposición entre una fuerza
que tiende a desarrollarse y otra que la retiene (jo = retener); la segunda fase
(ha = romper) está constituida por el momento en que se libera de esta fuerza, hasta
llegar a ía tercera fase (kyu « rapidez) en que la acción llega a su punto culminante,
desplegando todas sus fuerzas para luego detenerse imprevistamente como frente a
un obstáculo, a una nueva resistencia.