Jesús Sancén - Emanuel Mounier
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FILOSOFÍA
TESINA FILOSÓFICA
Presentada por:
Asesor:
FILOSOFÍA
TESINA FILOSÓFICA
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN….....………………………………………………………………..……….…….i
1. CONTEXTUALIZACIÓN HISTORICO-FILOSÓFICA DEL PERSONALISMO COMUNITARIO DE
En el primer capítulo se verá todo lo referente al contexto en que vivió Mounier y que ayudó
a que forjara esta filosofía personalista, así como su biografía, en la que hablaremos sobre algunos
de los datos más relevantes de su vida y que nos ayudarán a comprender mejor la forma de su
filosofía, datos como su formación filosófica, su profunda y arraigada fe católica, su buena
formación teológica, su encuentro con la obra de Charles Péguy y la fundación que hizo de la
revista Espirit, en la que habrá de escribir, de desarrollar la mayor parte de su pensamiento
filosófico.
En este capítulo, como lo sugiere el título del mismo, veremos lo referente al contexto histórico y
filosófico que le tocó vivir a Mounier, veremos lo referente a algunos de los acontecimientos más
relevantes que marcaron la Francia de finales del siglo XVIII al siglo XX, así como algunas de las
corrientes de pensamiento que estaban presentes. Luego presentaremos una biografía de Mounier
y terminaremos con una breve introducción a su filosofía personalista
En el paso del siglo XVIII al siglo XIX en Francia, se da el fin de la época de la revolución
para entrar en la época de la restauración y es aquí, durante el turbulento suceder de estos
acontecimientos, cuando Francia se interna por diversos caminos de pensamiento. En efecto, están
presentes los ideales de la ilustración, así como, bajo el influjo del romanticismo, están los
tradicionalistas y, después del paréntesis de la ilustración, la tradicional filosofía francesa del
espiritualismo, que se remonta a la filosofía de Maine de Biran 1.
Además de las anteriores corrientes de pensamiento, otras como el existencialismo y el
marxismo, que se desarrollaron de manera importante a finales del siglo XIX, son también de las
más presentes de estos tiempos como elementos configuradores del panorama cultural francés 2 (de
los cuales hablaremos en este capítulo, pues forman parte de las bases del pensamiento de Mounier
en su filosofía personalista comunitaria).
1
Cfr. REALE Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, tomo III, Ed. Herder, Barcelona 2005. p.
235.
2
Cfr. MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo III, Ed. Sígueme, Salamanca 1990. p. 13.
3
1.1.2 EL ESPIRITUALISMO
1.1.3 EL EXISTENCIALISMO
3
Cfr. REALE Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, op. cit., p. 611.
4
Cfr. CORTÉS Morató Jordi, Diccionario de filosofía en CD-ROM, Ed., Herder, Barcelona 1996. Entrada.
existencialismo.
4
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) deja a Francia arruinada con un largo millón y
medio de muertos, y a los vivos desanimados, por ello la generación de Mounier carecería de
gratitud por sus mayores6: con la audacia de nuestros abuelos, no responderemos a las angustias
de nuestros hijos7,
5
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier (un testimonio luminoso), Ed. Palabra, Madrid 2000. pp. 7-13.
6
. Cfr. Ibid., p. 11.
7
BRESTEIN S., Le France des années 30, Ed., Collin, Paris 1988. p. 100.
5
de aquella crisis común, se encontraba la verdadera crisis, la del burgués que todos llevaban dentro,
burguesismo que abrió dicho siglo.
Además del capitalismo, el siglo XX se caracteriza también, por los estados totalitarios que
proponen una sociedad opresiva sin verdadera comunión que conlleva y lleva al individualismo,
que es una caricatura de la persona, se caracteriza, en Francia, por un progresismo católico, que al
estar inmiscuido en la política, confundía los órdenes espiritual y temporal.
El trasfondo de esta generación huérfana que ya se mencionó, es el espíritu burgués, contra
el cual irrumpirán dos elementos nuevos extremadamente virulentos: el fascismo y el comunismo,
ambos gemelos de un mismo espíritu totalitario. Esta época, como todas, está marcada por dos
fuerzas antagónicas: las de quienes aman el desorden establecido y el que trata de establecerse, y
las que –como Mounier- frente a ello buscan la conversión profunda, interior y exterior a un
tiempo8.
Emmanuel Mounier nace en Grenoble, Francia el día 1 de abril de 1905 en el seno de una
familia católica. En esa ciudad su padre era farmacéutico asalariado, ganando lo justo para
mantener a una familia en la que, además de la madre, dulce y reservada, había una hermana mayor,
Madeleine, que frecuentemente estaba internada en el colegio, por lo que Mounier vivió como si
fuera hijo único hasta los diecinueve años. Respecto de sus abuelos, los cuatro son campesinos.
Esta familia seria, piadosa y modesta, marcará la vida de Emmanuel, muchacho tímido, humilde y
a la vez de gran bravura.
8
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., pp.14-26.
6
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) estaba sucediendo cuando Emmanuel tenía entre
nueve y trece años. Entró a la escuela primaria a los cinco años y medio y él, describe así su etapa
escolar: alumno tranquilo, metódico trabajador en todos los frentes, hice el bachillerato bastante
inteligentemente, aunque ya la renovación frecuente de profesores (guerra y postguerra)
obstaculizó la continuidad de los liceos y creó ciertas lagunas. La familia de Emmanuel consideró
que era muy maduro para su edad, además consideraban que estaba muy inclinado a la
meditación, por lo que se esforzaron para prepararle en la vida activa insinuándole la vocación de
médico.
Carlos Díaz dice en su biografía de Mounier, que era de temperamento calmo, metódico,
meditativo. Y de constitución débil, alto, delgado, con una visión muy debilitada por una pedrada
en el colegio e inepto para deportes. Pero a pesar de todo de gran madurez.9
Los padres de Emmanuel soñaban con un hijo médico, así que, cuando termina sus estudios
básicos, le envían a París y le inscriben, orientándolo hacia el curso preparatorio de medicina y él,
modesto y obediente, comienza el curso sin gustarle 10, estudia 1° y 2° de la sección científica
(matemáticas, física, química…), pero para Emmanuel, son dos años perdidos, por lo que en el
curso de 1924-1925 suspende sus estudios, se desespera, escribe a su casa contando lo que pasa.
Asiste a unos ejercicios espirituales con un sacerdote católico, y ahí decide abandonar sus estudios
de medicina y emprender el camino de la filosofía.
En 1924 Emmanuel se inscribe en los cursos de filosofía de J. Chevalier 11 en Grenoble, su
ciudad natal, a esta decisión de Mounier, sus padres no pusieron resistencia alguna, por esos
mismos tiempo comienza a visitar los barrios más pobres con el P. Guerry. Además, participa en
varios grupos de formación religiosa, aquí comienza para Emmanuel una exploración silenciosa
que ya no caerá. En tres años de profundo estudió, bajo la dirección de Chevalier culmina la
licenciatura en filosofía el día 23 de junio de 1927.
9
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista y Comunitaria en Mounier, Colección persona, Salamanca
2002. pp. 52-55.
10
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., p. 31.
11
La enseñanza filosófica que recibió Emmanuel de Chevalier, en cuanto a filósofos concretos se refiere, son
Descartes, Pascal y Bergson según anota Carlos Díaz en su obra: Emmanuel Mounier (un testimonio luminoso).
7
Después de haberse titulado como licenciado, Emmanuel, el día 28 de octubre de 1927, con
veintidós años, se va a París con la intención de ampliar estudios en la Sorbona. Enseguida entra
en relación con el Padre Pouget12, del que Chevalier le había hablado y dado su dirección, que para
Emmanuel, resulta una auténtica bendición ya que con este sacerdote, que además es teólogo,
aprende teología dos tardes por semana, lo que le permite tener una sólida formación teológica,
más sólida que la de muchos sacerdotes.
En julio de 1928, después de una dolorosa experiencia, la muerte de su querido amigo
Georges, consigue ser catedrático del Instituto. En la Francia de esta época, con veintitrés años, la
suya, era una situación envidiable, pero a Emmanuel ya no le llenaba el éxito académico y así dice:
“¿Mi porvenir? Todo, menos una línea recta, obstinada, ciega, con un sillón sin fondo”, “¿cómo
ceñirse a una confrontación teórica, cuando el Cristo sigue mutilado o esclavizado en tres cuartas
partes de la humanidad? Hay que lograr el equilibrio entre la teoría y la praxis, al menos, mientras
toda la humanidad no tenga satisfechas todas sus necesidades vitales” 13.
Aunque Mounier sigue proyectando su tesis doctoral, el proceso interno que lleva desatado,
le lleva cada vez más fuera de la academia y los acontecimientos siguen llamando a la puerta, en
1929 la bolsa de New York se derrumba y ante tal crisis de los años treinta, la opinión se divide:
crisis económica, decían unos, crisis moral, afirmaban otros. Emmanuel se niega a reducir, el
materialismo olvida la interioridad y la trascendencia y el espiritualismo ignora la realidad de la
condición humana, por lo que rechaza las dos posturas. Alrededor de la navidad del mismo año de
1929, Emmanuel cuenta lo que ocurrió: cristalizó en mi un triple sentimiento, sentimiento de que
un ciclo de creación francesa quedaba cerrado y que había cosas que pensar y ningún sitio donde
escribirlas, sentimiento de querer ver a nuestro cristianismo solidarizado, con lo que él más tarde
llamaría desorden establecido, y voluntad de ruptura y sentimiento, sentimiento de comprender que
bajo la crisis económica, latía una crisis total de la civilización.
Ante estos sentimientos Emmanuel Mounier sintió una vocación educativa y su fuerza para
emprenderla consistió en unir la conciencia de una crisis de la civilización la audacia y lucidez de
un proyecto que fuera capaz de dar razón de una civilización nueva en su totalidad y así dijo: una
12
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 156.
13
Cfr. Ibid. p. 157.
8
transformación radical comienza por el cambio del corazón. Precisamente porque hacemos el
mal voluntariamente, la revolución será espiritual o no será; pero, a su vez, será estructural,
económica y política, o no será14.
Será Espirit el instrumento que le va a hacer posible su vocación educativa y así, Emmanuel
se traza la tarea de elaborar un discurso sobre el hombre común a creyentes y no creyentes, que
tenga como centro a la persona, entendida como un dinamismo de amor por ello, su ecumenismo
es ambicioso e insólito (en su revista llegarían a participar ortodoxos, protestantes, judíos, ateos,
etc.), pero su meta es firme: crear un instrumento en el que se pueda elaborar y difundir un discurso
que dé razón de la plenitud del hombre, de todas las dimensiones de la persona. Ese es el proyecto
que acoge en 1932 la revista y el movimiento Espirit, con el deseo de poder reconciliar al hombre
exterior e interior.
El personalismo comunitario de Mounier, como él lo sostiene, surgió de la crisis de 1929
que señalo hoscamente el final de la prosperidad europea y llamó la atención hacia las
revoluciones en curso, ante el mal económico y moral, como más atrás se dijo, las opiniones se
dividieron optando unos porque la causa se debiera al primero y otros por el segundo y debido a
ello algunos jóvenes pensaron que para salir del desorden establecido se debía hacer una revolución
económica, pero sin ignorar las causas espirituales y morales que también tenía de fondo, así Espirit
fue el centro aglutinador de las aportaciones teóricas de los personalistas y también el centro de
irradiación de todo una serie de aportaciones en el orden político, económico, social, espiritual,
religioso, moral, etc.15
Dicha revista, pese a las grandes dificultades que enfrentaron las personas que la editaban,
tuvo gran importancia y difusión de tal forma que era leída no solo en Francia, donde creo opinión,
sino que además se fueron adhiriendo a ella revistas de distintos países (Suiza, Inglaterra, Holanda,
Polonia, Brasil y España) para ser una extensión de Espirit16.
14
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 156-160.
15
Cfr. REALE Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, op. cit., pp. 639-640.
16
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., p. 206-207.
9
1.3.4 MATRIMONIO
En uno de sus tantos viajes que como director de la revista, conferenciante, maestro… tenía
que hacer, Mounier conoció a Paulette-Elesa Leclerq que había nacido el 4 de mayo de 1905 en
Bruselas. El encuentro tuvo lugar en una estación de trenes, encuentro que terminó en boda en el
año de 1935 en Woluwee, mismo lugar donde vivirá el joven matrimonio.
A partir de aquel entonces, serán quince años de matrimonio, tan solo interrumpidos por la
repentina muerte de Mounier, tres hijas (Françoise, Anne y Martine) y todo en común (Paulette
le sobrevivirá cuarenta años hasta que, en 1991, con 45 años bien llevados muere de una embolia.
Sin duda que entre Mounier y Paulette existía una comunión muy profunda, así se muestra
en las biografías que de él se han escrito, así como en los testimonios de sus amigos: Paulette,
siempre acompañando, siempre colaborando, siempre acogiendo 18.
17
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., pp.160-161.
18
Cfr. Ibid., pp.138-139.
10
no busco el camino fácil, criticó con dureza revolucionaria a la Iglesia, pero nunca se desentendió
de ella, sino que como buen católico siempre se mantuvo fiel 19.
En el año de 1939 llega la guerra, se trata de la terrible Segunda Guerra Mundial que acrisola
al mundo. En Francia llega dicha guerra por el Norte, por donde son invadidos los franceses por
Hitler, y los de más abajo –régimen de Vychi- se van a dejar gobernar muy pronto por el mariscal
Pétain (no se sabe muy bien si vigilado por los nazis, vigilante de la resistencia nazi o ambas cosas).
En este caos los redactores de la revista Espirit, una revista joven, se separan y varios van a parar
en algún tipo de servicio en relación a la guerra, sin embargo, la revista va a continuar saliendo a
pesar de las dificultades que se presentan20.
En este contexto de la ocupación nazi de Francia, el día 15 de enero de 1942, como
consecuencia de su compromiso, Mounier es acusado de hostilidad al régimen de Vichy y de ser
jefe de un importante movimiento clandestino en Lyon, por lo que es encarcelado. Mounier este
tiempo en que estuvo en la cárcel, y así lo vivió, ve en ella un lugar natural para los cristianos y
por ello vive profundamente feliz, en la cárcel lee, escribe, difunde el personalismo, crea vida digna
y fraterna. La cárcel es para Mounier, como el mismo lo dijo: bautismo de fuego. Es liberado por
falta de pruebas el día 30 de octubre de 1942 (gracias a una huelga de hambre que él y otros
compañeros de cárcel llevaron a cabo), después de haber pasado diez meses de cárcel 21.
La vida tan activa que llevaba Mounier como director de La revista Espirit, las crisis
económicas personales y las que tenían que ver con la revista que tuvo que enfrentar y resolver, los
viajes, conferencias, trabajos, los sufrimientos por la muerte de varios grandes amigos suyos, la
muerte temprana de su hija Françoise, la cárcel, los ataques que recibía de parte de comunistas y
19
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 178.
20
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., pp. 138-139.
21
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 177.
11
demás personas de otras ideologías, la Primera Guerra mundial y luego la Segunda…, iban a
terminar pronto con este hombre que, aunque infatigable, también mortal.
En septiembre de 1949 tuvo una crisis cardiaca que él minusvalorizó y que los médicos así
le confirmaron, en febrero de 1950 tuvo una segunda crisis y detuvo el trabajo algunos días pero
pronto lo reemprendió y el 22 de marzo del mismo año, murió de un fulminante ataque al corazón
en pleno sueño, muere a los 45 años de edad.
Mounier muere joven, pero más aún muere niño, muere enamorado, muere dando
testimonio y así lo expresaba: Conocemos la fragilidad de nuestras fuerzas y del éxito; pero
sabemos también de la grandeza de nuestro testimonio, y en otra de sus obras dice:
“Partimos por un camino en el que sabemos que jamás estaremos desocupados, jamás
desesperados: nuestra obra está más allá del éxito, nuestra esperanza más allá de las esperanzas.
Nuestra acción no está dirigida esencialmente al éxito, sino al testimonio. Y, aunque estuviéramos
seguros del fracaso, partiríamos de todas formas: porque el silencio ha llegado a ser intolerable.
Nuestro optimismo no consiste en calafatear el futuro con nuestros sueños: ¿quién conoce las
geografías de las potencias del bien y del mal, de sus promesas, de sus posibilidades? No, nuestro
optimismo no está vuelto hacia el porvenir como hacia la solución. El éxito es algo sobreañadido.
El reino en que creemos existe desde este instante, si yo lo acepto, como fulgor que me rodea”.
Mounier hizo de Espirit un centro de educación, con teoría y práctica a la vez, y es en este
sentido que Paul Ricoeur, uno de sus amigos y colaboradores en la revista, dice que Mounier ha
sido el pedagogo, el educador de una generación como Péguy. Mounier era un hombre solidario
con una increíble capacidad de acogida y así lo describe su amigo y colaborador Jean Lacroix:
Mounier no fue del personalismo a la persona, sino de la persona al personalismo, y el
personalismo no fue para él nunca un sistema filosófico, sino un medio de llevar a cada uno a sí
mismo y a todos.
Lo que sorprende, es que en las grandes biografías que se han hecho de Mounier, los
enemigos dialécticos terminan reconociendo y admirando su luminosidad. Se puede aplicar a
Mounier, lo que él mismo un día dijo de Maine de Biran: lo que constituye el valor inapreciable
de su filosofía es que ésta se confunde con su vida interior 22.
22
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., pp. 229-238.
12
Hasta aquí lo que se refiere al contexto de la Francia en la que vivió Mounier así como de
su vida. Ahora pasaremos a presentar una introducción a su pensamiento, una introducción a su
personalismo comunitario, para poder comprender mejor la revolución de la que Mounier hablaba,
la revolución personalista y comunitaria, revolución necesaria doquiera que se ultraje la dignidad
de la persona.
Como este subtítulo lo siguiere, en este apartado presentaremos, de manera breve, algunos
de los elementos que han influido de manera importante el pensamiento de Mounier y que le han
llevado a darle a su filosofía un tinte particular, veremos la influencia que Mounier recibió de
Péguy, veremos esa realidad concreta a la que Mounier llamaba el maestro interior, así como la
dimensión cristiana de Mounier y algunas de las características principales de su pensamiento
revolucionario en referencia a la persona y la comunidad.
Emmanuel Mounier descubrió la obra de Péguy (Charles Péguy fue poeta católico y
polemista francés, nació en Orleáns en 187323), con los paulinos (grupo de sacerdotes y laicos
fundados en Milán por un cardenal, de ahí pasaron a varios países y uno de ellos es Francia),
Mounier vivió con ellos en la casa de la juventud de la rue du For 24.
Mounier era fiel a la visión peguyista de la ciudad armónica en la que es posible la
convivencia de distintas místicas. Para Péguy, las místicas, que son lo que da razón para vivir,
aunque sean distintas entre sí, son amigas. En cambio las políticas, que son las degeneraciones de
las místicas, son enemigas entre sí y, lo que es más importante, devoran a las místicas que les dieron
origen, por eso hay que obligar a las distintas políticas (en su contexto, principalmente comunistas
y liberalitas), que rompan su propia costra y respeten su mística.
Otro de los elementos que Mounier toma mucho en cuenta es el concepto de Péguy de
verdad prisionera que consiste en que toda deformación política de una mística encierra una parte
23
Cfr. AA. VV., Gran Enciclopedia Rialp, tomo XVIII, Ed. Rialp, Madrid 1978. p. 186.
24
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., pp. 52.
13
de verdad, tomada precisamente de la mística originante y la capacidad que las políticas tienen de
engaño, les viene de esa parte de verdad por ello, hay que reconocer esa parte de verdad para así,
poder liberarla. Un tercer elemento que toma de Péguy es el de que, más allá de los engaños y
errores de la política, está precisamente la persona. Incluso engañado y erróneo, el otro entra en mi
zona de reciprocidad. Su engaño no se sustenta en sí mismo, sino que se alimenta también de mis
propias mentiras e incongruencias. El engaño del otro es una interrogante sobre mi verdad, una
llamada a revisar mi manera de vivir mis convicciones. Soy responsable de su propio error 25.
1.4.2 EL ACONTECIMIENTO
1.4.3 UN CRISTIANO
Mounier, desde el principio siente la necesidad de los demás, necesidad de ayudar y ser
ayudado, y por ello desde joven se le ve visitando los barrios pobres de su lugar de origen. Mounier
tiene la convicción como cristiano de que se encuentra verdaderamente a sí mismo como persona,
25
Cfr. MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo IV, Ed., Sígueme, Salamanca 1988. pp. 9-10.
26
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 157-158.
14
Mounier no consideraba el personalismo solo como una pura filosofía, ya que aun cuando
las circunstancias fueron adversas en la Segunda Guerra Mundial, cuando en Francia regia el
gobierno de Pétain y Vichy y los amigos de Mounier le aconsejaban consagrarse a su obra de
filósofo, ya que Mounier quería seguir trabajando en el movimiento Espirit, no lo dejó, siguió aún
a costa de la represión hostil de que fue objeto, aún a costa de la cárcel. A falta de ser una filosofía
original, el personalismo fue una práctica, pues no es filosofía lo que sólo es filosofía28.
Mounier si bien criticó al espiritualismo, al moralismo, al individualismo, al capitalismo y al
marxismo, también propuso un tipo de sociedad nueva, una sociedad personalista y comunitaria a
la cual coloca en el ángulo de la sociabilidad y la fundamenta en el amor que existe en la comunión,
cuando la persona se responsabiliza, asume el destino, sufrimiento y alegría de su prójimo. Es
27
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p.162.
28
Cfr. DÍAZ Carlos, Emmanuel Mounier, op. cit., p. 103.
15
precisamente por aquí por donde se encamina el nuevo socialismo que Mounier dice que urge, un
socialismo renovado, riguroso y democrático donde el Estado sea para el hombre y no el hombre
para el Estado, un poder fundado exclusivamente en las finalidades últimas de la persona, en un
poder que respete e ilumine a la persona.
Para llegar a esa sociedad nueva de la que Mounier habla, es necesaria una revolución, una
revolución personalista y comunitaria, una revolución total, una revolución, como lo venimos
diciendo, económica, política, moral, espiritual…, se trata de rehacer la sociedad teniendo como
centro a la persona, pues todo sistema que no tenga en cuenta las necesidades más profundas de la
persona, lleva en sí su propia ruina.
Es necesaria pues, una revolución para rehacer el mundo, la sociedad, pero ello solo es posible si
se toma en cuenta a la persona humana en toda su integralidad. Cuáles sean las bases filosóficas
que sustentan la revolución personalista comunitaria, son cosa que veremos en el segundo capítulo.
16
En este segundo capítulo vamos a exponer las bases doctrinales que catapultan a Mounier para
llegar a la revolución personalista y comunitaria. Así que veremos primeramente lo que significa
el personalismo comunitario para él y de ahí pasaremos directamente a su antropología, a su
concepción de quién es la persona y la relación que guardan con la comunidad. Mencionaremos
también las dimensiones de la persona que él apunta.
En otro momento, y después de haber visto las ya dichas dimensiones de la persona,
abordaremos el tema de la comunidad, o como él la llamaba, a la persona de personas, veremos la
importancia que tiene la comunidad fundada en los principios personalistas y comunitarios, cómo
es que esta última posibilita el desarrollo verdadero y pleno de la persona.
De ahí quero pasar a lo que dificulta que la persona se desarrolle, los obstáculos que hay en
el camino de la personificación y de la misma manera, si la comunidad está conformada de
personas, cuáles son los obstáculos que dificultan el desarrollo de esta y cuáles son las
consecuencias de que la persona no viva en una comunidad plenamente formada.
Pero antes de iniciar con la presentación de los elementos anteriormente mencionados, creo
necesario retomar y ampliar algunos de los elementos últimos del primer capítulo para poder
comprender mejor lo que es la filosofía mounieriana.
Hay que decir que Mounier, que despreció la actividad académica, fue un hombre más de
acción y su verdadera obra no fue la creación de un pensamiento, sino la vertebración de un
movimiento: Espirit, un movimiento que dialogo con los acontecimientos de su tiempo desde un
buen ángulo filosófico en el que muestra dominio de la tradición y las fuentes filosóficas. Mounier
buscaba que su teoría filosófica fuera llevada a la práctica cada vez de manera más eficaz: el mejor
destino que puede tener el personalismo es que, habiendo despertado en suficientes hombres el
sentido total de hombre, desaparezca sin dejar rastro, por haberse confundido completamente con
el cotidiano transcurso de los días.
Esta convicción de Mounier acera de la acción, fue el resultado que ejerció sobre el la obra
del ya mencionado Charles Péguy, el encuentro con su obra es de capital importancia en su
17
biografía intelectual y humana, en su obra encuentra una amistad imperturbable entre el hombre
que piensa y el hombre que actúa. Después de todo ¿de qué sirve un pensamiento que no busca el
compromiso?29
Si bien Mounier fue hombre de acción, lo fue gracias al impulso y firmeza que le daban sus
raíces profundamente hundidas en el Evangelio. Mounier es un cristiano católico que está situado
a la izquierda y que habla de la necesidad de la revolución social y económica, pero también es un
cristiano revolucionario que si bien, situado a la izquierda, anuncia en medio de un ambiente
dominado por el materialismo, el primado de lo espiritual (revolución moral). El pensamiento
mounieriano llama al compromiso, rechaza el activismo revolucionario que no atiende a sus
condiciones morales, pero compromiso con qué, con la verdad, con aquella verdad de la persona,
compromiso con un mudo de valores que nos exigen trascendiéndonos30: venimos a dar testimonio
en favor de otros bienes que no son nuestras propiedades 31.
Esta inspiración cristianan del personalismo mounieriano es una valiosa presentación de la
esencia de esta fe (el amor). Su fuerza personalizadora sustanciada en la vocación; el sentido de la
libertad humana como proceso de liberación; la revelación del prójimo y su concreción en la
comprensión de la condición humana en carnada32.
El pensamiento de Emmanuel Mounier es producto de la convicción profunda de una
persona concreta, inmersa en una realidad donde como nunca antes se pisoteó al ser humano, a la
persona, donde como hoy, abundan realidades que van contra la persona, cuyo corazón, apunta
Mounier, es la mentalidad burguesa, el liberalismo y su culto a la libertad formal, sin servicio ni
fidelidad, libertad de mercado: humanismo burgués. Esta realidad de miseria de la persona, de
miseria también espiritual, pide una rectificación, un cambio revolucionario que abarque los
valores del espíritu y las estructuras sociales y económicas33.
Ante lo anterior, Mounier elabora un programa radical que aspira a rehacer el Renacimiento
y para ello, será preciso hacer revolución en la misma revolución purificándola de todos los
29
Cfr. MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo I, Ed. Sígueme, Salamanca 1992, p. 14.
30
Cfr. Ibid., p. 13.
31
Ibid., p. 167.
32
Cfr. Ibid., p. 21.
33
Cfr. MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo IV, op. cit. pp. 9-15.
pp.15-17.
18
elementos que hacían de ella una fuerza ciega y lleve así a una transformación profunda de
estructuras injustas, poniendo todo al servicio entero del hombre y de sus fines más altos.
Será pues la persona y su dimensión relacional o comunitaria el elemento central del
pensamiento de nuestro autor y por ello hace críticas dirigidas hacia los sistemas que atentan contra
la persona y, yendo más allá, propone las bases de una sociedad nueva, una sociedad donde la
persona pueda desarrollarse verdadera y plenamente: la comunidad, es por ello que lo que a
continuación veremos lo que corresponde a los elementos principales del personalismo
comunitario: la persona y la comunidad.
Ahora que ya conocemos algunos de los datos más relevantes de la vida de Emmanuel
Mounier y una vez que hemos visto algunos rasgos de su pensamiento, empecemos a adentrarnos
en lo que es el centro de su filosofía, lo que constituye las bases de su pensamiento para poder así,
entender hacia donde se dirige. A continuación veremos lo que el personalismo es para Mounier,
lo cual es importante ya que incluso, teniendo en cuenta que para el personalismo hay un antes y
un después de Mounier, a él es en cierto sentido, a quien se le puede considerar el fundador de esta
corriente filosófica y es en él, en quien se encuentran de manera más o menos explícita, las claves
esenciales de esta filosofía.
34
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El Personalismo, Ed. Palabra, Madrid 2012. pp. 78-79.
35
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, Ed. Sígueme, Salamanca 2002. p. 603.
19
este ángulo, se puede prestar a malas interpretaciones y se le puede confundir con algún tipo de
individualismo, por eso lo hemos asociado a comunitario desde el principio36, y es así que contiene
los dos elementos esenciales del personalismo: la persona y la comunidad, puntos clave de donde
parten todos los caminos del mundo37. Es pues de la persona, a la que se le concede una primacía
fundamental, que es una misma realidad, espiritual y material a la vez, y que está en una esencial
relación con los otros de donde la filosofía mounieriana toma el nombre de personalismo
comunitario38.
En sentido amplio, se puede llamar personalista, toda filosofía que revindique la dignidad
de la persona en el campo ontológico, gnoseológico, moral, social…, contra las negaciones
materialistas o inmanentistas. En sentido más riguroso, puede llamarse personalismo o filosofía
personalista a la doctrina que centra en el concepto de persona el significado de la realidad, es
decir, es una filosofía que valora y además, se estructura en torno a la noción de persona. Y es en
eso precisamente en lo que consiste en personalismo de Emmanuel Mounier, en una filosofía que
afirma la primacía de la persona humana sobre cualquier otra realidad de este mundo, es una
filosofía, y nunca un sistema, que busca revindicar el valor, la dignidad de la persona en todo
ámbito estructurando una filosofía en torno a ella y mirándola de una manera holística 39, así se
afirma en el Manifiesto al Servicio del Personalismo.
El personalismo es una filosofía que tiene como base el espiritualismo francés, cuyo pasado
se remonta principalmente a Maine de Biran, este espiritualismo, como ya se ha mencionado en el
primer capítulo del presente trabajo, es una reacción ante las corrientes filosóficas del materialismo,
cientificismo, positivismo…, que busca establecer la irreductibilidad del hombre a la naturaleza
buscando y definiendo una serie de elementos inmateriales tales como la libertad, la trascendencia,
los valores morales y estéticos, etc…, elementos que han de servir como base para el posterior
desarrollo del personalismo comunitario, que retoma estos elementos y los reorienta en la persona.
Es de este espiritualismo de donde parte Mounier y es así, que muchas de las veces él busca una
36
Ibid., p. 603.
37
Cfr. Ibid., p. 603.
38
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p. 57.
39
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, Ed. BAC, Madrid 1998. p. 361.
20
técnica de los medios espirituales para hacer frente a las realidades adversas y además, menciona
como una de las principales características de la persona el hecho de que esta es un ser espiritual
constituido como tal por su forma e independencia de su ser.
Otra de las características esenciales de este personalismo comunitario es su profundo
enraizamiento en el cristianismo (al igual que su fundador). Mounier considera que hay toda una
serie de nociones filosóficas o metafísicas centrales que el cristianismo lleva consigo y son las que
crean el contexto vital e intelectual en que el personalismo es posible.
Así como el cristianismo, el personalismo considera a cada ser humano como un absoluto
con un destino eterno en un Dios personal que le ha llamado a la existencia por amor. Es así que
Mounier afirma que es este Absoluto el principio rector del personalismo, pues si bien, el objetivo
de esta filosofía es rehacer la civilización, solamente quiere hacerlo para que, estructurada en torno
a la persona, esta pueda tener lo necesario para personalizarse, para dedicarse a lo que le ha de
llevar a la plenitud, para dedicarse a lo espiritual, para trascender40.
40
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 58-59.
41
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p.601.
42
Ibid., p. 601.
21
43
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp.675-676.
44
Cfr. Ibid., pp. 669-672.
45
Cfr. Ibid., p. 667.
22
46
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp.605-610.
47
Cfr. Ibid., p. 614.
23
ser humano es un ser de respuesta a la realidad que se vive según un ideal48, es un ser
comprometido, un ser que vive madurando un compromiso libremente adoptado.
48
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit., p.613-615.
49
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. pp. 367-368.
50
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit., pp. 368-370.
24
Es entonces es la persona la que está en crisis y es la persona la que necesita sanada, pues
si la civilización se encuentra en crisis, no es sino síntoma o efecto de la verdadera causa, la persona
en proceso de despersonalización, causado por sus propias creaciones (políticas, ideologías,
sistemas económicos, guerras…), lo que después Mounier llamará el individuo.
Es por eso que el compromiso del personalismo y sus medidas de acción ante la crisis y el
constante peligro del derrumbamiento de la sociedad, en la época que Mounier vivió, muy real (por
las situaciones de guerras y crisis económicas, por los gobiernos totalitarios que aplastaban a las
personas con el poder del Estado…), busca primeramente dirigir el constante cambio de la
sociedad, cambio que es fatal si no es dirigido, y dirigido espiritual e históricamente, pero siempre
supeditando lo histórico a lo espiritual, en segundo lugar, busca realizar las condiciones necesarias
para la creación del hombre nuevo, el cual no se crea por las condiciones históricas, sino solo
condicionado, pues este hombre nuevo sólo nace por el esfuerzo personal, lo único que se puede
hacer para que surja es crear el mínimo de condiciones materiales para que las personas puedan
dejar de preocuparse tanto de estas y se concentren en aquello a lo que verdaderamente están
llamadas, a lo espiritual.
En tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, el hombre puede encontrar un destino
espiritual, propio del hombre, con lo cual, este puede enriquecer al mundo con el milagro constante
de su creación. Es de esta manera que se busca el hombre nuevo, que puede construir una nueva
civilización; una comunidad o una persona de personas, donde cada ser humano tenga lo necesario
para poder buscar el máximo de personalización, se trata pues, como lo decía Mounier, de rehacer
el Renacimiento51.
Es así, siendo el centro de las convicciones de Mounier la realidad personal, que el
personalismo mounieriano adquiere un profundo humanismo, un humanismo de la generosidad,
donde la persona está llamada a una vida cualitativamente superior, hacia la singularidad
irreductible de su propia vocación, mediante la concentración y el recogimiento; dicha vocación
exige soledad, conversión y despojamiento, pero sin degenerar en un individualismo, sino que por
el contrario lleva a la proyección de la interioridad en la exterioridad, pues la persona como tal,
51
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit., pp. 370-372.
25
sólo encuentra su plenitud en la donación de sí, que construye la comunidad de personas libres, que
construye un lugar de mutua pertenencia libre y responsablemente asumida 52.
Hasta aquí se ha intentado presentar una visión sintética de lo que para Mounier es el
personalismo comunitario, aunque se debe advertir, que es una visión incompleta, pues es necesario
tener muy en cuenta quién es la persona y qué la comunidad, para poder entender de mejor manera
el objetivo que busca Mounier con su personalismo comunitario, ya que como se ha podido
observar, es la persona el punto de partida y la comunidad una meta, por ello a continuación, es de
estos dos elementos fundamentales de los que hablaremos.
52
Cfr. MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo IV, op. cit. pp. 9-15.
53
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p. 59.
54
Cfr. Ibid., p. 64.
55
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. p. 67.
26
2.3.1 LA PERSONA
“Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de
independencia en su ser; mantiene esta subsistencia con su adhesión a una jerarquía de valores
libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante
conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla por añadidura, a impulsos de
actos creadores, la singularidad de la vocación”58.
En esta definición que hace Mounier respecto de la persona, lo esencia se indica en las dos
primeras líneas, pero más adelante, en el escrito que menciona esta definición, añade que la persona
en el hombre está sustancialmente mezclada con su carne, aunque trascendiéndola. Esta carne en
que se encuentra la persona no es algo accidental como al estilo platónico, sino una dimensión
esencial del hombre, es nada más y nada menos, que el modo en que su espíritu se manifiesta, es
su medio de comunicación59.
56
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 633.
57
Cfr. REALE Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, op. cit., pp. 145-146.
58
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p.409.
59
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 60-61.
27
Es pues en esta definición, donde Mounier deja entrever algunas de las dimensiones
constitutivas de la persona, dimensiones como la subsistencia de su ser, la libertad, los valores, la
vocación, etc., elementos que hemos de ir desarrollando para poder entender a la persona a que se
refiere el personalismo comunitario.
60
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. pp. 370- 371.
28
este objetivo hacia donde debe tender la actividad humana y no hacia la búsqueda del
sometimiento61.
Hasta ahora esta definición que se ha dado acerca de la persona, corresponde al punto de
vista ontológico sin embargo, estos rasgos no la definen completamente por que el ser humano no
es solamente un dato ya hecho, ya acabado62, sino que es un ser inacabado y es por ello que debe
de hacerse a sí mismo, es continua autocreación, es un proyecto y uno que se hace realidad mediante
el ejercicio de la libertad63, un proyecto que se va haciendo día con día a través de un proceso de
personalización o despersonalización.
Mounier contrapone, como más adelante se ha de ver, la persona, principio fundamental
del personalismo, al individuo, que es todo lo contrario a la persona y el causante de los males en
la sociedad, y es así que la persona sería un movimiento de unificación, de personalización,
mientras que el individuo lo sería de dispersión, de despersonalización. Estos dos movimientos,
personalización y despersonalización, dice Mounier, se encuentran presentes no de forma pura en
la persona el uno y en el individuo el otro, sino que ambos elementos, personalización y
despersonalización, se encuentran en ambos, aunque con predominio de alguno; y son estos dos
movimientos por los que la persona se va haciendo, es decir, la persona se va personalizando o
despersonalizando, se va haciendo o deshaciendo, incluso rehaciendo.
El hombre como subsistente si bien, siempre es el mismo nunca es lo mismo, es decir, ya
el hombre es, ya está constituido como un subsistente sin embargo, también se va haciendo, y es a
esta potencialidad y/o capacidad de hacerse, a lo que Mounier llama personalidad, a la cual
distingue de la persona. La persona vendría siendo el yo, vendría siendo lo que en el tomismo
aristotélico llamaríamos substancia, forma de realidad humana, ejecute o no ejecute actos, en todo
caso es anterior a cualquier ejecución, es la sustantividad humana, mientras que la personalidad
serían los accidentes, sería lo que el subsistente ha hecho de sí mismo64. Tal como Mounier lo dice:
61
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp.688-696.
62
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 61-62.
63
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 62.
64
Cfr. DÍAZ Carlos, ¿Qué es el personalismo comunitario?, Ed. Colección persona, España 2003, pp. 63-65.
29
yo llamo personalidad, a esa construcción coherente que se presenta en cada momento como la
resultante de ese esfuerzo de personalización65.
Ahora bien, es en esta personalidad donde Mounier apunta las dimensiones de la persona,
que son una serie de caracterizaciones fenomenológicas en torno a las cuales gira el desarrollo del
hombre. Son la vocación, la encarnación y la comunión66.
2.3.1.2.1 LA VOCACIÓN
65
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 415.
66
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 61-62.
67
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 66.
68
Cfr. Ibid., pp. 66-67.
30
2.3.1.2.2 LA ENCARNACIÓN
2.3.1.2.3 LA COMUNIÓN
69
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 62-63.
70
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 67.
71
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 699.
72
Cfr. Ibid., pp. 699-700.
31
73
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 81-83.
74
Cfr. DÍAZ Carlos, ¿Qué es el personalismo comunitario?, op. cit. pp. 82-96.
75
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 699.
76
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p. 63.
77
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 700-701.
32
Queda claro pues que para Mounier la persona no se realiza como tal si no es en y por la
comunidad, es en ella donde se personaliza, por ello se hace necesario buscar sanar las estructuras
sociales en orden a lo espiritual, verdadera meta de la persona, de tal manera que la realidad en que
se encuentra inmersa la persona le haga posible un máximo de personalización, de plenitud.
Ahora, antes de comenzar a ver lo que es para Mounier y su personalismo comunitario la
comunidad, vamos a ver de manera breve algunas otras características esenciales de la persona las
cuales, se conjugan en contrapuesto al movimiento de la persona hacia los otros, son notas
esenciales acerca de la persona concebida en esta filosofía.
2.3.1.2.4 EL RECOGIMIENTO
Si hemos dicho que la paradoja de la persona consiste en que no se posee sino dándose y
no se encuentra sino perdiéndose, que es originariamente un movimiento hacia el otro, hemos de
decir también, que ella presenta otro aspecto, uno que hace referencia a su interioridad y que no es
contrario al movimiento de comunicación, de relación de ser hacia el otro, sino que es una
pulsación complementaria.
La persona comienza con el recogimiento que le permite unificarse, de manera que rompe
con el exterior, replegándose sobre sí, tomando impulso sobre su base para luego desplegarse
mejor, se trata de entrar en si para luego salir al encuentro del otro, lo importante de hecho no es el
repliegue, sino la concentración. Cuando la persona se sumerge en su interior y se da cuenta del
gran cúmulo de elementos y riquezas que posee, se personifica.
Pero en este doble movimiento de recogimiento y luego de exteriorización se corre el
peligro de quedarse dentro y no salir fuera y viceversa, lo que lleva a la cárcel en sí mismo, al
egocentrismo, al individualismo, por ello necesita de los demás, para ver que en el mundo hay más
que solo él. Ahora bien, cuando la persona se da cuenta de sí por los otros y luego por el acto de
interiorización y descubre quien es, busca vivir coherentemente con ello y enfrenta lo que se lo
impida a ella y a los demás78.
78
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 709-713
33
2.3.1.2.5 LA LIBERTAD
79
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 725.
80
Cfr. Ibid., pp. 723-730.
81
Cfr. Ibid., pp. 731-733.
34
2.4 LA COMUNIDAD
Tal como dice Mounier en el Manifiesto al servicio del personalismo: tras haber despejado
los cimientos de la persona nos es preciso, pues, buscar las condiciones orgánicas de una
verdadera comunidad82.
El personalismo comunitario de Mounier no se agota en el análisis que hace de la persona,
sino que, como el nombre de su filosofía lo indica, va de la base de la persona como ser dotado de
una eminente dignidad y unas características muy especiales y propias, a la comunidad o como él
lo llamaba: a una persona de personas. Mounier parte de la persona a la comunidad de personas, a
un lugar donde las personas, no individuos, se encuentran en mutua relación y proyectan esto a las
diferentes instituciones políticas, económicas, religiosas…, afianzándolas y orientándolas en y
hacia la persona, y es esto precisamente lo que Mounier busca, la trasformación de las diversas
estructuras sociales, orientándolas hacia el respeto y el impulso de las aspiraciones más profundas
de la persona83.
Antes de continuar, aunque más adelante se hará con mayor detenimiento, es preciso hablar
de una distinción que Mounier hace entre comunidad y sociedad. La sociedad es para él una
agrupación formada por personas con tendencias individualistas (no toda conjunción de personas
forma una comunidad), pero despersonalizada, masa anónima en donde predomina el se dice o se
hace y no el hago o hacemos, es el mundo de la impersonalidad. Para que pueda haber comunidad
es necesario que se tome en serio a la persona junto con todas sus dimensiones, es necesario ver en
el prójimo a un tú y no a un él y relacionarse de tal manera que sea posible y que de hecho se dé
un nosotros, el cual surge de vivir un proyecto común, de acoger al otro 84 y de donarse a él.
En este punto Mounier se acerca mucho al mensaje del evangelio diciendo que el
fundamento de la relación yo-tú es el amor, es por el amor que mi persona se descentra y vive en
82
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 421.
83
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. p. 375.
84
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 64-65.
35
Como ya se dijo, la comunidad surge sobre una reunión de personas que se constituyen
sólidamente, es cuando el yo se abre y se extiende al nosotros envolviéndolo en los mismos ideales
de manera que cada uno de sus miembros ha descubierto a los demás miembros como personas y
empieza a tratarlos como tal. Es entonces que se establece la comunión, la comunidad, donde el
otro es mi semejante, donde el amor es el vínculo que mantiene la unión y no meros intereses
efímeros. Es este tipo de comunidad la única válida y sólida que merece dicho nombre, es la
comunidad personalista y comunitaria86.
Este tipo de comunidad es imposible de construir, sino es sobre personas sólidamente
constituidas. Una comunidad, es una realidad espiritual que nace como consecuencia del yo, no
nace del desvanecimiento de la persona sino de su realización 87. El yo implica, reconocer
completamente al otro como un tú y darse cuenta de que juntos forman un nosotros, pues de lo
contrario el yo no se hubiera descubierto como tal; por ello es necesario que entre las personas, que
son relacionales por naturaleza exista un vínculo que mantenga las relaciones, dicho vínculo debe
estar por encima de los meros intereses, debe ser un vínculo profundo, debe ser, dice Mounier, el
amor y sin el la comunidad no existe y con el la unión entre las personas es tan perfecta, que
verdaderamente se puede decir de dicha comunidad, que es una persona de personas 88, en la que
cada uno de sus integrantes puede alcanzar el máximo de personalización, el máximo de
realización.
Este tipo de comunidad sin embargo, no es posible realizarse del todo, al igual que en la
persona hay una tensión dialéctica entre dos movimientos entre los cuales el uno le lleva hacia la
personalización y el otro hacia la individualización, así en la comunidad siempre habrá dificultades,
luchas, lo cual, como a continuación se verá, no es un defecto sino una virtud.
85
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p. 65.
86
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. pp. 376-377.
87
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 87.
88
Cfr. Ibid., pp. 87-88.
36
Pero Mounier sabe bien, y lo dice y deja entrever en la descripción que da de dicha comunidad
(por el verbo que usa: sería), que una comunidad, una civilización así descrita es una utopía y que
es peligroso suponer este esquema históricamente realizable, pues sería cometer uno de los grandes
errores del comunismo o del socialismo, el pretender instaurar en este mundo una sociedad sin
problemas, ideal. El mundo tal cual lo conocemos puede ser ciertamente perfectible, pero no
podemos llevarlo a la perfección plena.
Sin embargo, aunque Mounier admite que es un tipo de comunidad soñada y que no es de
este mundo, no exime de la lucha, de la tensión y del esfuerzo. Este tipo de comunidad personalista
siempre ha de ser el objetivo hacia el que se debe tender y por el que se debe luchar y no debemos
conformarnos con menos, y así como la persona es un ser que está en constante perfección, así se
debe de buscar siempre la mayor perfección de la comunidad. Es pues esta comunidad, esta persona
de personas el punto luminoso hacia el que se debe tender, hacia el que se debe dirigir la acción
personalista que debe intentar modificar la sociedad de modo que se acerque lo más que se pueda
al modelo ideal90.
Si Mounier dice que resulta imposible tratar de alcanzar la comunidad plena en este mundo,
lo hace porque es consciente de una serie de factores que impiden su realización factores que a
continuación veremos.
89
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 424.
90
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 65-66.
37
91
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 363.
92
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p.64.
38
individuo es el gozo avaro de esta dispersión, el amor narcisista de mis singularidades, de toda esa
abundancia preciosa que no interesa a nadie sino a mí93.”
93
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 72.
39
bien o mal), el escepticismo (no se cree en nada de manera firme), la inmadurez (el individuo se
deja conducir por sus impulsos, por lo que otros le dicen, por la mentalidad dominante)94.
Todos estos elementos que el individuo trae consigo le llevan a rechazar al otro, los demás
ya no me ayudan para mi realización, son un obstáculo, se cumple lo que Sartre decía: el infierno
es el otro, el individuo existe al margen de la comunidad, coexiste con los demás, pero no convive,
ve en los demás a seres extraños que le limitan y le oprimen.
El individuo centra la persona sobre sí (el personalismo busca descentrarla) y siendo que la
persona no existe sino hacia los otros, no se encuentra, no sabe de su yo, se aísla, se vuelve extraño
a sí mismo pero no busca salir del atolladero sino que va creando un círculo vicioso que deriva en
la creación de un sistema, un sistema de costumbres, sentimientos, ideas, instituciones…, que le
organizan en sus actos de aislamiento y autodefensa95.
Es del individuo, que se niega a convivir con las demás personas y se limita a coexistir, que
desconociendo su yo, desconociendo su persona, no sabe de sus dimensiones de sus cualidades y
por tanto a menudo piensa y actúa mutilándolas, que surgen los sistemas, las ideologías
extremistas… que van contra la persona y terminan por destruir a las personas y por ende a sí
mismas. Mounier ve pues en el individualismo la causa de que las sociedades opriman a la persona
y por lo mismo, si la persona es la base sobre la que se funda la sociedad, de que las mismas
sociedades se encuentren en decadencia, en guerra, en crisis.
Las sociedades donde prevalece el individualismo son sociedades donde las estructuras
sociales empobrecen a la persona y a las relaciones personales, pues solo aseguran la continuidad
mediante la repetición, sólo mediante la coacción psicológica y jurídica, mediante reglamentos y
necesidades. Son sociedades donde la suma de sus integrantes no constituyen un nosotros sino un
todos, que corroe al yo. Son sociedades sin identidad que forman individuos sin identidad,
94
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 21-25.
95
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 704-705.
40
Habiendo tratado en el capítulo antecedente lo que respecta a esas dos partes esenciales del
personalismo comunitario que son la persona y la comunidad, así como a los enemigos que
dificultan su plena realización veremos en este tercer y último capítulo cómo Mounier, ante la crisis
de la humanidad que se ve plasmada en las guerras, en los totalitarismos, en las filosofías
pesimistas, en sistemas económicos injustos, en la violencia social, en la corrupción de las
estructuras del Estado, en las ideologías que reducen al ser humano en su ser, en su persona, en
síntesis, en todo lo que atenta contra la persona y la sociedad…, propone desde su filosofía
personalista una posible solución (la cual ya hemos venido mencionando en los dos capítulos
anteriores), si bien advierte que no total ni definitiva: una revolución, que devuelva a la persona el
lugar que realmente ocupa en el mundo y que transforme política, económica y moralmente la
sociedad de manera tal que se centre en la persona para que opte por ella y desde ella y así, le
ofrezca los medios necesarios para su desarrollo y plena realización (personalización).
A primera vista parece redundante volver sobre la pregunta que se hace en este subtema,
que se responde con los motivos que encuentra Mounier para proponer una solución tan radical a
la despersonalización de las personas y sociedades, pero es necesario ampliar el panorama de
dichos motivos, ya que si bien, ya se han mencionado los principales motivos para la revolución:
el individuo y las sociedades despersonalizadas que aplastan a sus integrantes y que pone en crisis
a toda la humanidad, es necesario hablar sobre las formas concretas en que se expresa dicha
despersonalización de los seres humanos y de las sociedades por ellos creadas, es necesario porque
así se puede ver de manera más clara el por qué precisamente la solución es una revolución
personalista y comunitaria y así se puede entender mejor el contexto, los pasos de la revolución y
los fines que se quieren alcanzar. A continuación, se presentará de qué maneras concretas el
individualismo personal y social se proyecta en el mundo presentando tres modelos ejemplares de
ello, se trata de tres sistemas presentes tanto en la época en que vivió Mounier como en la actual,
estos sistemas son el capitalismo, el nacionalismo y el fascismo y el comunismo marxista.
42
Si es verdad que la comunidad se forma por la unión de personas y las estructuras de dicha
comunidad son organizadas, formadas y trabajadas por esas personas, también lo es que cuando las
personas se van destruyendo, o como lo entendía Mounier: individualizándose, también lo va
haciendo la sociedad y las estructuras creadas, pero antes de desaparecer por completo, si es que
llegan a hacerlo, se envilecen contra sus creadores y se va ejecutando una especie de círculo vicioso
descendente en el que la individualización de las personas va destruyendo la comunidad y esta a
su vez, causa un aceleramiento en dicha individualización hasta que la sociedad le pone un alto o
se destruye, este es el caso de algunas ideologías y estructuras filosóficas, políticas, económicas...
criticadas por Mounier96.
Este proceso de despersonalización de las personas hasta llegar a meros individuos y por
tanto la descomposición de las sociedades tiene toda una serie de elementos que Mounier detecta
y que como veremos más adelante, termina en la construcción de sistemas que se destruyen a sí
mismos destruyendo a las personas, además son el resultado a su vez, de lo que la misma sociedad
va generando al no conocer y valorar a la persona y por tanto, al ponerla como medio de fines
materiales.
Dichos elementos, que no son más que características propias del individuo que se sitúa
solo frente a los demás, frente al mundo, frente a la verdad, frente a sí mismo, etc., son las
microreligiones en las que los individuos comparten caracteres comunes: politeísmo, narcisismo,
hedonismo, ausencia de anuncio de verdades y de un horizonte de sentido, otro de estos elementos
es el economicismo neoliberal, que aplasta a la persona al ponerla en orden descendente de
importancia por debajo del capital, e incluso más abajo, convirtiéndola en esclava, es decir, la
persona sirve al capital y no al contrario, lo que deriva en un proceso complejo donde el
productivismo y el consumismo fragmentan a la persona y deviene en el individuo el cual, que es
el poseedor, termina siendo poseído por lo que creía poseer.
Este individualismo a que se ve sometida la persona y la sociedad lleva a que las relaciones
humanas se desmoronen, dejen de basarse en el amor, que hace ser a las personas, y el vínculo pasa
a ser el interés y es así que también la moral queda arrinconada como algo inútil en un mundo
96
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. p. 378.
43
donde lo espiritual se pierde, lo que conduce, ya sin valores morales y sin relaciones humanas
auténticas, a la inmadurez personal, a un aceleramiento del individualismo que se traduce en el
desmoronamiento del ethos social y con ello se cumple la sentencia sartriana ya mencionada
anteriormente: el infierno es el otro; se hace imposible la sana convivencia de los seres humanos y
así como la personalización, que no se da más que por la sana convivencia entre personas 97 y esto
llega a tal grado, que los mismos individuos desaparecen y terminan convertidos ellos mismos en
mercancías.
Estas características del individualismo presentes en las estructuras se encuentran
principalmente presentes en algunos sistemas políticos, sociales y económicos de los que Mounier
hace un análisis y una crítica, los cuales se presentarán a continuación.
3.1.1.1 EL CAPITALISMO
Para Mounier el capitalismo es una total subversión contra el orden económico, es una
metafísica de la primacía del tener sobre el ser, del capital sobre la persona, en el capitalismo el
dinero se convierte en tirano que esclaviza a la persona y el mismo burgués (capitalista) termina
siendo poseído por lo que poseía98.
Según Mounier el capitalismo liberal se encontraba enraizado en una civilización burguesa
e individualista, que era lo más opuesto a la sociedad comunitaria de la que él hablaba, no es que
considerara a las sociedades capitalistas como carentes de valores y de elementos positivos, los
poseía y sobre todo a nivel privado, pero terminaba en fundamentalmente en una mentalidad
egoísta y cerrada y consideraba a los que estaban fuera del círculo de intereses, como extraños o
enemigos y por tanto, se alejaba enormemente del ideal comunitario, terminaba por despersonalizar
a las personas, por convertirlas en individuos egoístas99.
El espíritu burgués capitalista, dice Mounier, corrompe los valores espirituales
sustituyéndolos por una insaciable aspiración a los bienes materiales y al poder 100, esto conlleva
toda una serie de males importantes como el primado de la economía sobre la persona. Lo que
importa más es tener y no ser, lo que importa es tener, producir más, aumentar la propia riqueza,
97
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 31- 32.
98
Cfr. REALE Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, op. cit., p. 648.
99
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p. 67.
100
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. p. 379.
44
el capital y las propiedades, hay una primacía del dinero de manera tal que el mercado no está al
servicio de la persona, sino del capital, hay una preponderancia del beneficio, de manera que todo
vale en la medida que la empresa, la persona o el país sean competitivas o rentables, hay un
pragmatismo donde lo bueno es lo que lleva al éxito y así, con tal de que algo de dinero es aceptable,
hay una libertad injusta del mercado donde hay libre circulación de capitales y mercancías donde
los que los fuertes, poderosos y ricos empresarios y comerciantes anulan a los pequeños
produciéndose la concentración del capital.
Mounier también se oponía al liberalismo burgués que sustentaba una libertad que no era
otra cosa que el derecho de los individuos a poner en práctica sus iniciativas sociales y económicas,
sin ningún tipo de control social o moral, lo que en el fondo no es más que el derecho del fuerte a
imponer su libertas al más débil, esto fue criticado por el personalismo comunitario de Mounier a
través de su ya mencionada revista Espirit y lo llamó desorden establecido, porque a pesar de ser
una situación claramente inmoral, había echado raíces en Occidente hasta el punto en que
controlaba los elementos sociales más importantes. En síntesis, con el capitalismo lo que es medio
para la persona se transforma en fin y la persona pasa a ser medio. 101 Por todo ello, uno de los
objetivos de la revolución personalista y comunitaria, era el derrocamiento por todos los medios,
principalmente los legales, del régimen capitalista102.
Es bueno aclarar que, aunque en la actualidad esta crítica al capitalismo parece exagerada
y en algunos puntos invalida, en el concreto momento histórico en que vivió Mounier se enfrentó
con un capitalismo que no era igual que el actual sistema económico capitalista, sino uno mucho
más duro e inhumano que verdaderamente explotaba y alienaba a las personas103.
Mounier, como defensor de la persona y de su libertad, la cual era para él uno de sus
mayores valores, se opuso también con todas sus fuerzas al nacismo y al fascismo porque eran
modelos sociales contrarios a la persona que anulaban su valor individual y su libertad, en estos
sistemas la persona individual no contaba, era un mero instrumento que debía estar al servicio de
101
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp.28-29.
102
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. pp. 68-69.
103
Cfr. Ibid., p. 69.
45
algo más grande: el Estado, además había dentro de sus elementos algunos que eran especialmente
repugnantes a Mounier, elementos tales como el engrandecimiento de una persona por encima de
medidas razonables, las tendencias colectivas anónimas como la nación o la raza 104, la oposición
del primado de la fuerza a la primacía de lo espiritual, además opta por una espiritualidad engañosa
en la que exalta a un Estado divinizado y aun jefe infalible. Estos sistemas envuelven en su
desprecio total a la persona, imponiendo a las masas un régimen de opresión que destruye sus
libertades y poco a poco con la supresión de lo espiritual y por tanto de la moral… mutila a las
personas y poco a poco las convierte en individuos, siendo así que pone los cimientos de su propia
ruina105.
El sistema comunista marxista es rechazado por Mounier tanto en muchos de sus principios
como en su sistema teórico pues en la base del marxismo hay una negación fundamental de lo
espiritual como una realidad autónoma, primera y creadora, niega la existencia de verdades eternas
y valores trascendentes al individuo; al negar la existencia de Dios niega cualquier forma de
realismo espiritual no viendo más en él que reflejos ideológicos, que una superestructura de la
realidad material y procesos económicos. Dice Mounier que la laguna fundamental del marxismo
es haber desconocido la realidad íntima del hombre, la de su vida personal, pues negando la forma
última de existencia espiritual, que es la persona y sus valores propios: la libertad y el amor, niega
a la ser humano como tal y no queda nada y es que dentro de los determinismos técnicos, la persona
no tiene cabida106. Además, Mounier sostiene que el marxismo es un derivado del capitalismo que
sigue afirmando el primado de la materia, porque sustituye un capitalismo por otro, por el del
Estado, por que anula la persona particular y busca solo la colectividad, porque conduce a
regímenes totalitarios, porque niega la trascendencia, etc.
Sin embargo, hay que decir que Mounier fue simpatizante de algunos elementos del
marxismo tales como la justicia social y la liberación del proletariado La actitud de Mounier hacia
el marxismo no es de intransigencia o de complacencia totales, sino que, como buen crítico, ve el
104
Cfr. BURGOS Juan Manuel, El personalismo, op. cit. p. 69.
105
Cfr. URDANOZ Teófilo, Historia de la filosofía, vol. VIII, op. cit. p. 379.
106
Cfr. Ibid., p. 379.
46
lado positivo y negativo, de hecho en su pensamiento se descubren elementos que van relacionados
con el marxismo. Ejemplos claros de ello elementos como la justicia social y de liberación del
proletariado el diagnóstico que se hacía acerca de luchar contra el capitalismo y sus injusticias;
otro ejemplo claro de ello es la idea que coparte con Marx de transformar la sociedad, o como él lo
decía, de hacer revolución107.
Siendo esta la situación en que Mounier ve que el mundo se encuentra, a la vista de la
amplia crisis del hombre y de las estructuras de la sociedad, y siendo una de las ideas centrales de
su filosofía personalista la comunión y no el aislamiento, no la individualización y otra la unión
entre la contemplación y la acción, espera una revolución de la persona y la comunidad que lleve
a la personalización de ambas108, ante este panorama nihilista e impersonal, caben tres
posibilidades: replegarse de la realidad y dejar que las cosas sigan su curso, declarar de manera
pesimista que todo es catastrófico sin anunciar nada en absoluto o afrontar la realidad, inventar y
fundamentar, posibilidad única que desde siempre ha logrado sacudir a la crisis, se trata de una
transformación radical, pero bien fundada: en la persona, solo desde ella es posible llevar a cabo
una revolución; por todo ello, a continuación veremos cuál es la revolución que Mounier busca.
3.2 ¿REVOLUCIÓN?
“Se insiste: hay algo más grave. El vocablo es impuro. Es necesario entenderse”. Se teme a la
sangre, a las barricadas: la sangre, hay diez mil maneras de hacerla correr; el régimen la condena
cada día a la anemia en millones de seres, a través de millones de miserias… Pero sigo pensando
en esta molestia. Y bajo la impureza del concepto…si ese vocablo tiene razón, a pesar de sus
impurezas, es por su larga permanencia en el lado en que se reciben sistemáticamente los golpes…;
en el lado donde se mantienen aún en opresión los instintos primarios de justicia109.
Tal como se aprecia en fragmento de texto de uno de los escritos de Mounier, la palabra
revolución levanta sospechas en muchos, suena a violencia a ideología extremista, pero no es este
el sentido en que Mounier lo emplea, y aunque es consciente de las dificultades semánticas no
busca cambiar el término porque no hay otro que indique la radicalidad del cambio que él propone
ante la situación histórica y el desorden establecido, porque sólo este término indica el compromiso
107
Cfr. REALE Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, op. cit., p. 649.
108
Cfr. AA. VV., Filosofía cristiana en el pensamiento católico de los siglos XIX y XX, tomo III, Ed. Encuentro, Madrid
1998, pp. 414-415.
109
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 202-203.
47
serio, que implica, que conduce a la acción, pero no a una acción revolucionaria como la entiende
el marxismo: revolución de las estructuras económicas, pues le parece a Mounier que la crisis de
la persona (espíritu encarnado), que ha llevado a muchos a vivir como meros individuos, es a la
vez crisis económica y crisis espiritual y por ello la revolución debe ser una revolución interior y
espiritual, pero también exterior: social y política110.
Sin embargo, apunta Mounier, la revolución exterior debe hacerse, sí, pero subordinada a
la interior, a la espiritual, que es la fuerza propia con la que esta revolución se ha de poner en
marcha, pues es la única creadora y de los distintos tipos de fuerza tales como la moral y la física,
es de ella que toman impulso, es de ella de donde la reciben. Solo la fuerza espiritual propia de
cada hombre es la que puede llevar a cabo la revolución, pues no son las instituciones o los cambios
materiales los que hacen al hombre nuevo (persona), este es un trabajo personal del hombre sobre
sí mismo y nadie puede sustituirle en esta tarea, las instituciones pueden facilitarle la tarea, pero
no asumirán su esfuerzo111.
La violencia física, la guerra propiamente dicha, no es lo que Mounier busca con la
revolución: pensamos de este modo poder definir una verdadera técnica de la acción espiritual y
ofrecer el medio de comprometerse en cuerpo y alma a cuantos rechazan los medios de masas y
de violencia112 y más adelante dice: la revolución es fuego que arde con todas las maderas, la
ambición, el odio, el miedo, arden mejor que el amor. Una buena técnica revolucionaria orienta
las pasiones más bajas hacia el bien público 113.
Esta fuerza espiritual tal vez sea la que se ve menos, pero es la que reside en la perseverancia
más que en el ataque y no se mide por su intensidad sino por su duración y por el valor de aquello
a lo que sirve, esta fuerza es la que compromete el comportamiento, el pensamiento, los afectos, la
dimensión comunitaria, la acción114, es la que lleva a las personas a tomar conciencia del desorden
establecido y de su participación en dicho desorden y por tanto, a la conciencia revolucionaria que
mueve la voluntad dirigiéndola en contra de dicho desorden, es la que les ha de llevar a una
conversión continua del desorden en el que se encuentran inmersas, a un compromiso de cambio115.
110
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 37.
111
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 245.246.
112
NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 216.
113
Ibid., p. 219.
114
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 209.
115
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 37.
48
Esta revolución mediante una técnica de los medios espirituales, dice Mounier, hay que
realizarla en dos niveles, primeramente a nivel personal, pues si el origen de la crisis se encuentra
en la individualización de la persona que luego se proyecta en la sociedad, es en ella, en la persona
donde debe comenzar, es la persona la que primeramente tiene que cambiar, tiene que optar y
comprometerse por su propia personalización, pero la revolución no puede quedar ahí, es necesario
transformar también a los que se resisten a la revolución así como lo es transformar las estructuras
sociales y pasar de las sociedades anónimas, de las masas, del mundo del se dice o se hace al mundo
del decimos y hacemos, al mundo comunitario, por ello la revolución debe hacerse también a nivel
social. Son precisamente estas dos partes de la revolución, que realmente forman una sola, las que
a continuación se presentarán.
“Llamamos revolución personal, al proceso que nace en cada instante nace de una toma de mala
conciencia revolucionaria, de una rebelión dirigida por cada uno contra sí mismo, sobre su propia
participación o su propia complacencia en el desorden establecido, sobre la participación que
tolera entre aquello a lo que sirve y aquello a lo que dice servir, y que se desarrollará, en un
116
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 228.
49
segundo momento en una conversión continuada de toda la persona solidaria, de sus palabras, de
sus gestos, sus principios, en la unidad de un mismo compromiso117.”
Esta toma de conciencia individual y este compromiso, según Mounier, son los únicos
capaces de poner las bases de una verdadera comunidad revolucionaria, sin embargo, dicha toma
de conciencia no algo fácil, hay personas que se resisten a despertar y ver la cruda realidad, y lo
hacen por diferentes motivos, hay quienes se repliegan en un puro verbalismo, criticando pero sin
hacer nada, hay otros a los que la represión del exterior, la diversión, la sociedad, ahoga y anestesia
a la persona, hay otros que han llegado a instalarse en el desorden y por ello ignoran de manera
cuasiperfecta la miseria que sostiene el encanto de su existencia y creen que deben aceptar el mundo
más o menos como están, pero en el fondo esconden un secreto, se trata de in interés, porque el
mundo como esta les favorece un temperamento parcial, o un error de la perspectiva histórica, hay
otros que son demasiado ciegos y bonachones y contemplan el mundo con una indulgencia que
sigue la línea de una verdad118: siempre hay motivo para confiar en el hombre119, sin embargo, a
pesar de esta verdad, cometen un grave error, porque al excluir la visión del mal desarma la
resistencia a este, se duerme la conciencia y pasa dicho mal a ser algo aceptable y necesario, hay
otros que se resisten por su individualismo y siendo que se han perdido en la superficie de su vida
cerrándose sobre sí de manera egoísta, han dejado de vivir y pensar de manera comunitaria y les es
indiferente el mal desgarrador que se vierte sobre sus semejantes, sólo les importa su bienestar, se
han olvidado de la comunidad120.
Hay otros, los revolucionarios, que son los que ya buscan un cambio, sin embargo, a estos
también hace falta despertarlos, hacer que tomen conciencia, pues buscan revolución, pero
revolución inhumana y grotesca, revolución material, revolución con golpes y armas y ante la
propuesta de una técnica espiritual, se confunden y piensan que esta puede 121 mellar la punta de la
lanza revolucionaria¸ a estos hay que decirles entonces para salvar al hombre ¿hemos de renunciar
al hombre?122, este tipo de revolución bruta no hará más que crear contra los fariseos un nuevo
fariseísmo, el mal no se remedia a fuerza de mal; además no basta con criticar al mundo solamente,
117
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 229.
118
Cfr. Ibid., p. 230-231.
119
Ibid., p. 231.
120
Cfr. Ibid., pp. 232-233.
121
Cfr. Ibid., pp. 234-235.
122
Ibid., p. 235.
50
es necesaria una dura y continua autocrítica, pues pocos hombres sienten tener tan buena conciencia
y lucha más noble que los revolucionarios123, puede ser que también estos, luchen por algún interés
disimulado: y aún más, más que despertar a los revolucionarios a una toma de conciencia, es
necesario hacer revolución dentro de la misma revolución, purificándola de todo aquello que la
hace muchas veces ser ciega y deforme.
No obstante, señala Mounier, que el mundo es demasiado impuro, está demasiado inmerso
en el plano de la fuerza para que un desgarramiento por la fuerza sea evitable…, es preferible cien
veces, ante el mal, una cólera impura que una resignación indiferente 124, pero la condición esencial
es que no debe ser buscada la lucha por la fuerza como tal, sino solamente como un mal tolerable
ante la busca de un bien mayor.
Ahora bien, en los párrafos antecedentes a este se ha hablado acerca de que es necesario
para la revolución una toma de conciencia, pero toma de conciencia de qué, de la separación entre
pensamiento y vida, tal como lo dice Mounier en su definición de la revolución personal ya
mencionada: la participación que tolera entre aquello a lo que sirve y aquello a lo que dice servir,
pues nos hemos acostumbrado a nuestras contradicciones, a la hipocresía, a la incoherencia entre
pensamiento y vida, de que estamos perdidos en el exterior, pues siendo que la persona tiene una
interioridad y una exterioridad y que las cosas son pura exterioridad, la persona muchas veces elige
convertirse en una cosa o es cosificada por los demás y así, vive de manera impersonal 125.
Después de la toma de conciencia, se sigue, como lo marca la definición de revolución
personal arriba mencionada, el compromiso y la acción (conversión), pues no basta con
comprender, hay que actuar y asumir el máximo de responsabilidad y transformar el máximo de
realidad a la luz de las verdades que hayamos conocido 126, pero comprometerse y actuar no es lo
mismo que agitarse, sino que consiste en, a la vez, hacerme a través de mis actos y moldear la
realidad de la historia127, pero ¿cómo ocurre o debiera ocurrir esta conversión? ¿de qué manera
me debo comprometer y actuar?
123
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 41.
124
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 236.
125
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 42-43.
126
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 527.
127
Ibid., p. 527.
51
128
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 534.
129
Ibid., p. 534.
130
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 53-55.
52
libertad debe ejercerse en el dominio de sí mismo, se trata de libertad de las tendencias internas y
de los condicionamientos del ambiente, de libertad de autoposesión, que lleva a responsabilizarse
de la propia vida y a optar y asumir unos valores, es decir, somos libres-de, para poder ser libres-
para, es libertad para poder descubrir la propia vocación y elegir los medios para poder realizarla;
y la responsabilidad, que se ha de ejercer respondiendo a nuestros actos y elecciones, lo que supone
el tomar las riendas de la propia vida131. Todo lo anterior, más que la toma de conciencia, es
necesario como medio de revolución espiritual, se trata de aprender a ser persona, lo que implica
un trabajo continuo de perfeccionamiento contra todos los obstáculos venidos de la individualidad
o de la personalidad132.
Mounier quiere una acción revolucionaria personal orgánica en la que más que hablar de la
ciudad del mañana se construya para ella un alma y un cuerpo, en la que las personas empiecen a
ser lo que quieren ser ellas mismas el día de mañana y lo que quieren que su sociedad sea 133, se
trata de crear una inspiración y darle organismos 134.
Ahora, los principio que han de asegurar esta revolución tal como Mounier la propone son
el actuar por lo que se es (persona) más que por lo que se dirá o hará, por ello la insistencia en
aprender a ser persona, este principio es base esencial de la revolución, el segundo consiste en que
la acción debe nacer de la abundancia del silencio, silencio que es indispensable para que la persona
se encuentre consigo misma, pues de lo contrario, si la acción no estuviera precedida del silencio,
sería efímera y no duraría lo suficiente, el tercer principio es que la acción no está orientada al
éxito, sino al testimonio, lo cual no quiere decir que no se busque el primero, lo que se quiere decir
es simplemente que no se busca con angustia y desesperación, pues Mounier y su personalismo
comunitario saben que las grandes obras necesitan tiempo para madurar, por último, el cuarto
principio, ya mencionado, es el de la primacía de lo espiritual, con lo que Mounier quiere decir,
131
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 56-57.
132
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 239.
133
Cfr. Ibid., p. 251.
134
Ibid., p. 251.
53
primacía de lo personal y de los valores que nacen de dimanan de la persona pues lo espiritual no
se reduce a la cultura o a la libertad135.
Lo personal se concretiza en una escala de valores en la que la jerarquía es la siguiente:
primacía de lo vital sobre lo material, de lo cultural sobre lo vital, pero primacía sobre ellos del
amor, la bondad y la caridad136. Esta revolución personal con estos pasos ya expuestos, tiene por
finalidad que la persona se recupere a sí misma.
135
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 58-59.
136
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 113.
137
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 61-64.
54
Hasta aquí lo que respecta a la revolución personal, ahora pasaremos a exponer lo que es la
revolución comunitaria, pero es necesario volver a decir, que ambas revoluciones, personal y
comunitaria, no se realizan de forma separada, primero una y luego la otra, ciertamente los pasos
expuestos así lo indican, pero en la práctica no se puede llevar a cabo una, sin que se influya en la
otra.
Ante el mal que se cierne sobre el mundo fruto de las causas ya mencionadas del
individualismo y de las sociedades despersonalizadas que crean sistemas e ideologías que resultan
dañinas para sus integrantes Mounier propone una doble revolución, primeramente la espiritual,
una conversión espiritual, y en segundo lugar, busca una revolución, que sin dejar de ser espiritual,
reforme las estructuras económicas y políticas, quiere un radical cambio de la sociedad, una
reconstrucción de toda la civilización que favorezca a las personas, que favorezca una verdadera
vida personal, y para ello dicha civilización debe tener ciertas características que Mounier apunta
en diferentes escritos compendiados que corresponden a los diferentes números de Espirit y que es
la meta hacia la que también se debe orientar la revolución personal.
Lo primero que debe favorecer es una vida personal, es decir, las estructuras de la sociedad
deben estar orientadas hacia la realización de todas las personas que componen la sociedad, deben
favorecer que la persona viva como tal, como persona, de manera que pueda tener el máximo de
iniciativa, de responsabilidad y de vida espiritual y debe eliminar la opresión por parte de la
sociedad y de los fuertes sobre los débiles pues toda persona, por el hecho de ser tal, tiene la misma
dignidad que los demás y debe ser tratada como tal. Algo que también es muy necesario, es que la
sociedad ofrezca a la persona desde el primer instante de su vida, los medios elementales y
necesarios para que pueda descubrir su vocación, que es el principio orientador e integrador de su
vida, es en esto en lo que debe de consistir la educación de la persona; descubrir la propia vocación
es algo necesario porque es un principio unificador de las personas, pues al tiempo de que todos
55
comparten el hecho de tener vocación, les permite también saberse singulares y únicas porque cada
vocación es diferente a la de las demás personas 138.
El segundo elemento necesario para que debe favorecer la sociedad para que pueda haber
vida comunitaria es, por el hecho de que la persona es un espíritu encarnado, el compromiso
personal, es decir, la persona por ser tal, debe ser dominio, elección y generosidad, debe estar bien
plantada en la realidad y desde ella vivir y elegir y con ello descubrir por sí misma su propia
vocación y elegir los medios para realizarla, pero para ello, necesita de la sociedad el mínimo de
bienestar y seguridad personal, solo así puede comprometerse de manera plena con su realidad y
optar pos los demás, otro de los elementos, desprenderse de sí y donación al otro, pues esto lleva
a la personalización, sólo de esta manera la personalización ha de llevar a la persona a la
autenticidad de sí, a la comunión con los demás, a la comunidad 139.
Mounier deja entrever, y el mismo lo dice, que nunca como en la actualidad ha habido tantas
sociedades, pero a la vez, nunca como hoy tan poca comunidad y la razón de ello es la
despersonalización masiva que se genera dentro de las sociedades y que lleva a las personas a vivir
como aisladas las unas de las otras, a coexistir, pero no a convivir, es por esto que es necesario que
las personas tomen conciencia de la vida que llevan de indiferencia hacia los demás, mientras esto
no pase es imposible construir la comunidad, pues hace falta la materia prima personas, y por tanto
seres abiertas hacia los demás. El nosotros solo surge de la unión de un yo con un tú y estos a la
vez suponen a la persona y la donación de sí de que es capaz 140.
Se ha pensado que una sociedad racional, por no decir racionalista (pensamiento
impersonal), fundada sobre un orden jurídico formal, instituciones y organización industrial era el
camino para escapar de las sociedades irracionales y problemáticas y sus pasiones, pero la
experiencia ha demostrado que no funciona, al menos no como se esperaba y la razón es que la
sociedad, que es la convivencia de un conjunto de personas, no puede estar solamente basado en
un ordenamiento impersonal impuesto, la verdadera base que mantiene o debe mantener unida a
138
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. pp. 82-85.
139
Cfr. Ibid., pp. 86-87.
140
Cfr. Ibid., p. 88.
56
una comunidad no son las instituciones como tal, sino que debe ser el amor 141, el amor por el cual
mi persona se descentra y vive en la otra persona completamente poseyéndose y poseyendo su
amor, solamente el amor es el vínculo verdadero entre las personas, así como la vocación es el
vínculo de unión de la persona, sin él la comunidad no existe, ciertamente, como ya se dijo antes,
este tipo de comunidad ideal donde el vínculo fundamental de la unidad entre las personas no existe
y hasta sería peligroso considerarlo como realizable históricamente, pero sí debe ser la luz que
oriente el hacía dónde deben estar orientadas y caminar, las distintas sociedades.
Todas las estructuras de la civilización personalista que Mounier propone y que pasaremos
a ver a continuación se encuentran impregnadas de estos principios personalistas, pero ates de
exponerlas es necesario advertir que no se verán estas estructuras de la comunidad personalista en
toda su amplitud, sino que solamente se presentarán los puntos esenciales de cada una de las
estructuras.
“El personalismo que hemos circunscrito pone un valor espiritual, la persona, receptáculo o raíz
del conjunto de los demás, en el corazón mismo de toda la realidad humana. Optar por el conjunto
de valores que hemos resumido bajo el nombre de personalismo es optar por una aspiración que
debe colocar su acento en las estructuras fundamentales y hasta en el detalle de todos los
organismos de iniciativa humana142.”
La persona como unidad substancial de cuerpo y espíritu está inmersa en una realidad
concreta, pero no determinada por ella, sino que la trasciende y por ello, porque es capaz de
trascender la realidad y circunstancias en que vive, le corresponde transformarla, especialmente
aquella que le oprime, pero ¿cuál realidad?
141
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 705.
142
Ibid., p. 431.
57
La educación personalista que Mounier propone tiene personalizar a los niños de manera
tal, que se pueda manifestar como persona, y todo lo que ello implica, desde temprana edad, por
ello es de primer orden de importancia para el personalismo la educación143, y la base en varios
principios como el que la educación no tiene por finalidad condicionar al niño al conformismo de
un medio social o de una doctrina de Estado 144, es decir, la educación debe buscar despertar
personas que sean capaces de vivir como tales y su no solamente la preparación de la profesión y
la formación técnica en una ausencia casi total de formación en valores, otro principio es que la
educación debe ser fundada sobre la persona y por ello, al igual que lo es la persona, la educación
debe de ser integral, debe abarcar las dimensiones todas de la persona, un tercer principio es que el
niño debe ser educado como una persona por las vías de la prueba personal y el aprendizaje del
libre compromiso145, y mientras la persona no sea mayor de edad, esa educación corresponde en a
la escuela, pero sobre todo a los padres por tanto, el personalismo comunitario rechaza el
monopolio del Estado sobre la educación.
El estado no tiene derecho a imponer monopolísticamente una doctrina ni una
educación146, sino que el Estado debe organizar y mantener una escuela no dogmática para quienes
no quieran vincularse a ninguna ideología, religión o movimiento, pero que forme en lo que es
común a todo ser humano, en lo personal y comunitario y que su neutralidad sea verdadera 147.
Ahora buen, respecto de la cultura hay que decir que es una parte fundamental de la persona,
pues es ella quien la crea y dentro de ella la persona misma se recrea, es una función global de la
vida personal que ayuda a la transformación del sujeto, a su trascendencia y por tanto no cosiste
solo en libros y conocimiento o costumbres. Por todo ello se hace necesario purificarla de todo
utilitarismo y de todo aquello que la contamine y termine pervirtiendo a las personas 148
143
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. p. 97.
144
Ibid., p. 96.
145
Ibid., p. 441.
146
Ibid., p. 442.
147
Cfr. Ibid., p. 443.
148
NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 99.
58
149
Cfr. MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. 471-474.
150
Cfr. Ibid., p. 480.
151
Cfr. Ibid., pp. 480-482.
152
Cfr. Ibid., pp. 484-485.
59
“El trabajo es una obligación universal, el trabajo no es una mercancía sino una actividad personal,
el trabajo es un derecho inalienable de la persona, y la sociedad tiene la obligación de asegurarlo
a todo el mundo y en cualquier coyuntura y el trabajo tiene una prioridad inalienable sobre el
capital153.”
Otro punto importante que Mounier trata es el del primado de la responsabilidad sobre el
trabajo anónimo154, esto con la finalidad de que luchar contra el acaparamiento de los puestos de
autoridad y de iniciativa por parte de capitales anónimos, irresponsables y omnipotentes, esto se
traduce en la supresión de las sociedades anónimas, en que el capital no tenga ya ningún derecho
o autoridad y que estos solo pertenezcan al trabajo responsable y organizado, además el salario no
se ha de considerar sobre la cantidad de trabajo, al no ser mensurable sino cualitativo y personal,
sino que debe calcularse según se asegure la subsistencia del trabajador y de las personas a su
cargo, asegure lo necesario para que lleve una vida verdaderamente humana y responda a las
necesidades de la empresa y economía general155.
Otras consideraciones de orden económico son el que haya una primacía del servicio social
sobre la ganancia156, es decir, se debe producir y trabajar más por el servicio que se realiza que
por la intención de obtener beneficios materiales del trabajo, otra consideración es que haya una
primacía de los organismos sobre los mecanismos157, es decir, que se dé un movimiento
descentralizado del poder de manera tal que el poder no esté totalmente o cuasitotalmente
concentrado en el Estado, sino que se dé una saludable descentralización hacia los organismos e
incluso hasta el nivel de la persona y las agrupaciones colectivas lo cual no quiere decir fragmentar
la economía ni el orden, sino que se trata de que la unidad económica primaria no sea el individuo,
ni la nación sino la célula económica o la empresa y que el plan económico ha de apoyarse en
propuestas locales basadas en el estudio158.
Otro elemento de esta nueva economía es que se debe conservar la colectivización y
salvaguardia de la libertad apoyándola en una economía autónoma y pluralista en donde debe de
haber dos sectores: uno planificado y destinado a la producción del mínimo vital y uno libre,
153
MOUNIER Emmanuel, El personalismo: Antología esencial, op. cit. pp. p. 486.
154
Ibid., p. 486.
155
Cfr. Ibid., pp. 487-489.
156
Ibid., p. 492.
157
Ibid., p. 492.
158
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 110.
60
159
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. p. 110.
160
Cfr. Ibid., pp. 111-112.
61
exteriores y protegerá a las personas frente a los abusos, por último, cada comunidad estará regida
por un sistema de democracia descentralizada161.
Ante el fenómeno del individualismo que ha cerrado las naciones y las ha opuesto entre sí
por una especie de nacionalismo que no es más que un egoísmo colectivo y sentimental y una
justificación pseudomoral , Mounier propone una comunidad internacional en donde se busque
ante todo la paz y el derrumbamiento del Estado-nación, el desarme general y controlado y el
establecimiento gradual de una sociedad jurídica flexible a la adaptación conforme a la revisión,
que garantice la paz y la justicia internacional162. Aquí Mounier busca más que la convivencia entre
Estados, la convivencia entre comunidades de personas que se ayuden mutuamente al progreso
espiritual, cultural, material, etc. Esta es la reforma estructural basada en la persona y en la idea
mounieriana de comunidad que busca reorientar la sociedad desde la persona para la persona,
haciendo que toda institución y demás estructuras, busquen y tengan el fin único de proporcionarle
los medios necesarios para que pueda vivir como tal, es decir, como persona.
161
Cfr. NAVARRETE Luis, La Revolución Personalista, op. cit. 123-123.
162
Cfr. Ibid., p. 127.
CONCLUSIÓN
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MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo II, Ed. Sígueme, Salamanca 1992.
MOUNIER Emmanuel, Obras completas, tomo III, Ed. Sígueme, Salamanca 1990.
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