Gracia Imberton Denekke
Gracia Imberton Denekke
Gracia Imberton Denekke
p Ro r MM s�
UMAM
AdquisJdóo
N� AdqaidclóD
Coordinación de Humanidades
lnsciruco de Investigaciones Antropológicas
Cienclfica
ISBN: 968-36-8321-5
La vergüenza. Enfarmedad y conflicto en una comunidad cho/
ISBN: 968-36-9846-8
ÍNDICE
La tarea de los agradecimientos es siempre difícil ya que son muchas las perso
nas que contribuyeron, de una manera o de otra, a la realización de este trabajo.
Una primera versión de éste fue presentada como tesis en el Programa de.Maes
tría en Antropología Social de la Universidad Autónoma de Chiapas, bajo la
dirección de Pedro Pitarch y José Luis Escalona. Gracias a los comentarios y
sugerencias de varios investigadores me es posible presentar ahora esta nueva
versión. Agradezco de manera especial a José Luis Escalona su orientación teó
rica para la interpretación de la vergüenza, y a Pedro Pitarch las valiosas opinio
nes y atinadas recomendaciones. También agradezco las acertadas sugerencias
de Dolores Aramoni, Piero Gorra, Juan Pedro Viqueira, Sonia Toledo, Roger
Bartra y Graciela Alcalá, así como a María Elena Fernández-Galán su preocu
pación por hacerme llegar la bibliografía sobre el tema. A Manuel Coello, que
ha leído con paciencia todos los borradores de este trabajo, agradezco los
señalamientos y críticas que contribuyeron a la construcción de éste, así como
el haber compartido conmigo su experiencia entre los chales.
A los pobladores de Río Grande extiendo mis más sinceros agradecimien
tos, principalmente a las familias de Fernando, Adelina, Carmelina y Consue
lo; gracias a su confianza y a su esfuerro permanente por "traducirme" algunas
de las claves de su vida pude desarrollar este trabajo. En Tila estoy en deuda con
doña Otilia y doña Rosa. Además debo agradecer a mi familia -a Manuel,
Jacinto, Damián y Antonio- el apoyo y comprensión que me brindaron du
rante este intenso periodo de trabajo.
INTRODUCCIÓN
fermedades, entre estas, el susto o el espanto. Esto puede ser resultado de diferentes
situaciones: una posibilidad apunta al hecho de que la vergüenza quizá no es un
padecimiento muy extendido y que lo que yo comenzaba a descubrir entre los
chales de Río Grande fuera algo particular de este grupo; o que sea considerada
un mal menor sin importancia que no requiere de mayor profundización. Pero
otra explicación podría responder al tipo de padecimiento en cuestión. Si este
mal, asociado por los pobladores a las tensiones sociales, no implica la pérdida del
ch 'uj!e!, entonces es posible que haya pasado desapercibido a los antropólogos.
Una tendencia muy marcada en los estudios antropológicos sobre las enfermeda
des en el mundo indígena, pero también sobre otros temas, ha sido la de destacar
aquellos aspectos considerados propios de su cosmovisión: el ch 'ulel y los naguales,
entre los mayas, han ocupado un lugar privilegiado en esta perspectiva. La pre
ocupación por las "almas" indígenas, que ha sido una constante desde la llegada
de los europeos al continente americano, ha orientado la mirada antropológica
hacia ese tema, desatendiendo otros.
Además de la bibliografía específica sobre la vergüenza, revisé también
diferentes orientaciones teóricas y metodológicas para el análisis de la enferme
dad. Los trabajos en el área maya han puesto énfasis, sobre todo, en los aspectos
sociales relacionados con el tema. La enfermedad, en la gran mayoría de estas
investigaciones, es vista como uno más de los diferentes mecanismos de control
social que ordenan la convivencia social. Ya sea que se la interprete como un
castigo divino o de fuerzas maléficas o como la ruptura de un equilibrio cosmo
lógico o social, los estudios sobre la enfermedad le asignan un peso significativo
dentro de las formas de regulación social. Regresé, de esta manera, a una de las
preocupaciones centrales de la antropología jurídica.
Sin embargo, las interpretaciones que ofrecían estos trabajos sobre la enfer
medad no me permitían explicar cabalmente los casos de vergüenza que había
registrado. La lógica de la transgresión-sanción (transgresión de una norma social
que resulta en la enfermedad como sanción) tan común en ellos, aclaraba sólo
parcialmente el tema pero dejaba fuera muchos casos que resultaban ser los más
interesantes. Esto me obligó a buscar otro tipo de orientaciones teóricas que per
mitieran un enfoque distinto sobre la regulación social. Finalmente escogí acer
carme al análisis de la vergüenza desde la perspectiva planteada por Pierre Bourdieu.
El acercamiento de Bourdieu a la regulación social introduce dos ideas
para referirse a la manera en que se establecen las relaciones entre los indivi-
16 LA VERGÜENZA
que me fueron mencionados: las causas aducidas para el padecimiento, los sín
tomas y los diversos pasos del tratamiento, utilizando para ello, cuando fue
posible, las palabras textuales de los pobladores.
De acuerdo a la etiología local, la enfermedad de la vergüenza puede verse
como el resultado de encuentros ríspidos o de conflictos interpersonales entre los
pobladores, es decir, como la somatización de estos antagonismos. Las situacio
nes de vergüenza se atribuyen a envidias y chismes, a robos, regaños, ofensas y al
incumplimiento de compromisos, entre otros. Sin embargo, yo sugiero un plano
de interpretación diferente al local: la vergüenza me parece un lenguaje que ha
bla y refiere algunas de las contradicciones sociales -y no sólo personales- que
se dan cotidianamente entre los pobladores de Río Grande.
En la medida en que el idioma de la vergüenza (así como también el de la
brujería, los "males echados" y otras enfermedades) nos remite a las tensiones
sociales, fue indispensable conocer a fondo el contexto en que éstas surgen. Por
tal motivo, en el segundo capítulo hago una descripción etnográfica de Río
Grande con la intención de recrear las especificidades de esta configuración
social. No debe pensarse que esta descripción es útil como simple telón de
fondo para enmarcar el tema de investigación. Sugiero, más bien, que este pa
decimiento no puede comprenderse a cabalidad si no es profundizando en las
desigualdades sociales y en la competencia en torno a los escasos recursos (eco
nómicos y simbólicos) que se da en la localidad. Por esto, la información etno
gráfica responde a la necesidad de explicar las tensiones sociales que se expresan
en la enfermedad.
Para esta explicación, retomo como herramientas analíticas las nociones
de campo (juego) y habitus (sentido deljuego) de Bourdieu. El campo es un com
plejo entramado de relaciones entre posiciones sociales, que entran en compe
tencia por distintos tipos de capital. Las posiciones sociales de los agentes o de
las instituciones están dadas, según este autor, a partir de la situación que ocu
pan en la estructura de la distribución de las diferentes especies de capital (o de
poder) en el espacio social particular (Bourdieu y Wacquant 1995). Siguiendo
estos planteamientos, delimito las posiciones sociales de las que participan los
pobladores de Río Grande así como los tipos de capital en disputa, a la vez que
destaco los diferentes principios de diferenciación del habitus que operan en los
intercambios cotidianos. De esta manera, es posible entender que los agentes
sociales ocupan posiciones desiguales en el espacio social y, por lo tanto, la
18 L/\ VERGÜENZA
rias de este grupo social, los casos apuntan a la competencia que se establece
entre los pobladores por los escasos recursos que tienen un amplio valor simbó
lico en la localidad. Son, por ejemplo, los animales domésticos, los utensilios y
herramientas de\rabajo, los objetos de consumo, entre orros, y se alude a ellos
en los nombres que se da a la enfermedad (vergüenza de puerco, de lámina, de
despuipad01-a, entre otros). Igualmente destaco la importancia de los compro
misos y expeccarivas que se suscitan en la interacción cotidiana enrre los pobla
dores y que, al verse incumplidos, generan disputas y tensiones, a las que se
hace referencia en esca enfermedad.
También exploro la lógica que me parece subyace en las situaciones de
vergüenza. Si las tensiones que se expresan en esca enfermedad pueden explicar
se como la manera de jugar el juego, es decir, de competir en ese espacio social
en particular, es entonces necesario contextualizar la competencia: conocer las
posiciones de los agentes en el campo, los principios de diferenciación operan
tes, los cipos de capital en disputa y la forma particular que toman las disputas.
Estos elementos permiten plantear que en las circunstancias particulares de
competencia se pueden presentar dos dinámicas diferentes. La primera involucra
a agentes sociales que se ubican en posiciones sociales desiguales y, por lo canco,
la relación circunstancial se define en términos de la fortaleza y la debilidad de
cada uno de los afectados. La segunda dinámica, en cambio, se presenta cuan
do los agentes que se enfrentan comparten una posición social homóloga. Las
dos dinámicas implican diferentes maneras de estar en el juego.
Pero, los agentes pueden intentar modificar su situación en el espacio
social en cuestión, jugando el juego de modos diversos. Las luchas simbólicas
-formas individuales de disputa en la experiencia cotidiana, como el chisme,
la insinuación y la ofensa- constituyen otra manera de incidir en el desenlace
de las tensiones. Escas pueden formar parte de las estrategias a las que recurren
los agentes sociales para orientar el juego a su favor. Sugiero también que, si en
la etiología local los pobladores atribuyen a las tensiones sociales la fuerza para
desencadenar la enfermedad de la vergüenza, la imputación de provocar este
padecimiento puede verse también como parte de las luchas simbólicas, es de
cir, como otra estrategia para intentar descalificar al contrario o para atribuirle
responsabilidades.
El último capítulo está dedicado a los procedimientos rerapéuricos que
efecn.'ian los especialistas tradicionales para atender la enfermedad de la ver-
20 LA VERGÜENZA
COMUNIDAD DE ESTUDIO Y
TRABAJO DE CAMPO
Tabasco
Veracruz.
Guatemala
� Tila
nuevos tipos de autoridad, entre algunos aspectos. Pero también es cierto que
esta zona había permanecido hasta fechas recientes muy aislada del resto del
estado, debido a la ausencia de vías y medios de comunicación, con difíciles
accesos tanto a las cabeceras municipales como a los poblados.
Por otro lado, desde la década de los ochenta yo había establecido rela
ciones con pobladores de Río Grande. Este hecho, aparentemente aleatorio,
tuvo gran trascendencia ya que en las condiciones políticas que imperaban en
el estado cuando comencé mi trabajo de campo en 1996, no era fácil empezar
una nueva relación de trabajo en otro lugar sin despertar desconfianza y suspi
cacia. Discutí entonces con las personas que ya conocía en Río Grande la posi
bilidad de desarrollar allí mi investigación. Aceptaron y comencé mis visitas a
partir de septiembre de 1996. La parte más intensa del trabajo de campo la
desarrollé a lo largo del primer año (septiembre 1996-octubre 1997). Estuve en
la comunidad aproximadamente durante seis meses, distribuidos en periodos
de siete a diez días, que fue lo que duraron mis estancias. Realicé entrevistas
informales a pobladores en general y a los especialistas médicos en particular y
conviví con diversas familias, participando en las tareas cotidianas y en sus
actividades sociales. Continué con las visitas hasta mayo de 1999 aunque éstas
se volvieron más esporádicas, y con la intención de cubrir lagunas en la infor
mación recabada.
I
LA VERGÜENZA EN RÍO GRANDE
La vergüenui es un tema difícil para los pobladores de Río Grande. Cuando inicié
mis pesquisas sobre esta enfermedad noté reacciones de incomodidad entre las
personas con las que trataba el tema y más todavía si lo hacía en grupo. En ocasio
nes la persona que me contaba algún caso de vergüenui-generalmente narrado
de manera impersonal como algo que sucedió a otra persona en algún momen
to- lo hacía en voz baja, midiendo las palabras y las expresiones que utilizaba.
Entendí que debía tocar el tema solamente con una persona a la vez, así como
evitar al máximo la identificación de las personas involucradas en los casos descri
tos. Después de un tiempo, y con algunos más que otros, las preguntas sobre la
vergüenui causaron menos disgusto. Comencé a registrar los casos que me eran
descritos, ahora con mayor detenimiento y hasta con nombre -siempre en plá
ticas informales- y, posteriormente, volvía sobre ellos para precisar detalles y
tratar de entender el sentido y la lógica de las circunstancias descritas.
·1.a vergüenui no solamente es un tema espinoso frente a las preguntas im
pertinentes del antropólogo ya que incluso entre los lugareños se encubre la en
fermedad. En una ocasión, en casa de un campesino platicábamos sobre la ver
güenui cuando éste súbitamente se levantó de la hamaca para alcanzar a una
familia que caminaba por la calle -el padre, la madre y un niño de aproximada
mente diez años- para visitar al curandero. El padre cargaba al niño sobre sus
hombros (algo fuera de lo común) y totalmente cubierto con una cobija. A las
preguntas de los vecinos, ellos contestaban que su hijo estaba enfermo y lo lleva
ban al curandero. Pero cuando les preguntaban cuál era la enfermedad, la res
puesta era la misma: "no sé, así está, no más". Regresó el campesino y me contó
26 LA VERGÜENZA
que el niño tenía vergüen za de puerco ya que habían acusado a su papá de haberse
robado un puerco. Sin emba rgo, esta información la conocía él de antemano
porque el día anterior había visitado a la familia y, en privado, se lo habían hecho
saber. "En la calle no van a decir que es kisi n (vergüen za). Si es espanto sí lo van a
platicar, quemaduras, heridas, pero la ve rgüenza no".
A Isabel, con quien llegué a tocar este tema con bastante soltura, le pre
gunté po r qué a la gente no le gusta habla r de la ve rg üen za. P rimero negó que
hubie ra reticencia afi rmando que cualquiera comenta sob re el asunto, para lue
go decir "no sé, es que quizá c reen que se van a enfermar más duro si lo cuen
tan". Sin em-bargo, ella había estado seriamente enferma de ve rg üenza el mes
anterior y nunca, en nuestras largas pláticas sobre las situaciones de la enferme
dad, mencionó su caso, del que tuve conocimiento a través de su padre. En esa
misma ocasión, cuando ya conocía la situación conflictiva que supuestamente
había p rovocado la enfe rmedad de Isabel, p regunté a su madre si este p roblema
no la había hecho enfe rmar de ve rg üenza (siguiendo la información que tenía
del caso y compa rándola con otros). Ella respondió: "no, sólo llora mucho y le
duele el corazón".
Las pláticas con los especialistas de la cu ración -los curanderos, como se
les conoce en español entre los poblado res- me hicie ron enfrentar ot ro tipo
de dificultades. Estas conversaciones e ran generalmente muy deso rdenadas y se
pasaba de un tema a ot ro con gran facilidad. Sin embargo, al insisti r en ca rac
terizar la vergüen za y, principalmente, en distinguirla de otras enfer medades,
más que encontrar tipologías claras y diferencias nítidas descubr í con sorp resa
que la descripcion que hacía un especialista no coincidía necesariamente con
las otras que brindaban los demás; tanto la denominación de las enfermedades,
como los pasos del tratamiento y las yerbas utilizadas variaban significativamente
(lo que para uno era vergüen za, pa ra otros podía se r cólico, pen sa! o muli!ety 'a n).
Finalmente desistí de encontrar una tipología única de las enfermedades men
cionadas y decidí registrarlas todas, señalando los elementos comunes, pero
también aquellos divergentes. Esta situación me condujo, entonces, a investi
ga r y a reflexiona r acerca de la variación en la delimitación de la vergüenza y sus
diferencias con otras enfermedades, y en su relación con las condiciones de
producción y reproducción del conocimiento médico entre los especialistas,
aspectos que trato en el segundo capítulo.
En general, se puede decir que para referirse a la enfermedad de la v e r
güen za en Río Grande se pueden identificar tres dife rentes palabras choles. La
J. LA VERGÜENZA EN RÍO GRANDE 27
' Kizin o Cizin, que significa "hedor", es el nombre de uno de los dioses de la muerte de los
mayas. "En los códices está representado Cizín con una nariz, una mandíbula inferior y una
espina dorsal descarnadas y a veces va enseñando las costillas. Lleva un collar de ojos muertos
entre hilos de cabello[ ... ] y en el cuerpo por lo regular manchas negras o amarillas" (Thompson
1980: 368). Esre significado de kisin, sin embargo, es desconocido en la localidad.
2 No hay una definición clara de este término. Schumann ( 1973) no lo incluye
en su dicciona
rio, y Aulie y Aulie ( 1978) lo señalan con los siguientes significados: rendija; tumor O papera, y
hermano. Según comunicación verbal del lingüista cho[ Juan Jesús Yázquez, quien me apoyó
en la revisión de la escritura y significados de los términos en cho!; en el habla de Tila sólo se
conoce el significado "rendija", pero la gente no lo asocia a la enfermedad. Sugiere que puede
ser un arcaísmo, lo que coincidiría con lo expresado por varios pobladores de Río Grande que
dicen que es una expresión de los "abuelos". Algunos pobladores también denominan yaj al
emplasto que se uriliza para curar las kisin-yaj.
LA VERGÜENZA
28
en cho!. Sin embargo, es importante aclarar que bajo el mismo nombre pueden
incluirse situaciones muy diferentes.
vergüenza de puerco yajchityam
" ya;pech
de pato
" yaj-ak'ach
de pavo
de pollo yaj-muty
de arroz con pollo yaj-arosimuty
de perro yajts'i'
de vaca kisinwakax
de caballo kisinkawayu
de lámina kisinlaminaj
de casa kisin-otyoty
de despulpadora3 kisin-makinaj
de carro kisiñkaro
de tractor kisiñtraktor
de dinero kisiñtyak'iñ
de huevo kisiñtyumuty
de olla kisimp'ejty
de botella kisiñlimetyej
de maíz kisiñ-ixim
de frijol kisimbu'ul
de mujer kisiñ-ixik
de parte de mujer kisiñ-ixik
de hombre kisin wiñik
de gente kisinkixtañu
de palabra kisiñty'an, muli(le}ty'an
A continuación describo seis casos diferentes de kisin y kisin ya) que obtu
ve a través de pláticas informales, en su mayoría con curanderos y persona s que
narraron situaciones propias o ajenas. Con algunos de los pobladores mantuve
una relación de trabajo a lo largo de dos años aproximadamente, lo que me
permitió contar con una base de información común sobre la cual podíamos
volver en cada sesíón. En algunos casos, aun después de un año aparecía infor
mación significativa que en un principio se había omitido por ser de naturaleza
muy delicada. En otros tuve la oportunidad de comentar la misma versión de
un caso con el marido y luego, aparte, con la esposa; en algunos más pude
escuchar la versión del enfermo y, posteriormente, también la del curandero.
En las mañanas, porque tú has visco que suda la lámina, cnconc..:s codo ese sudor
se agarra y se le puede echarle poleo o lo que llamamos cruz pimel, esos dos o sino
también el cempasochil, entonces con esto y la hoja de tigre, pero no en ramas
sino la pura hoja, la hoja cierna, sino la hoja de la higuera, una hoja redonda,
ancha, entonces con eso se amarra en la cabeza con el sudor de la lámina.
las veces que tú quieras, puedes estar amarrando todas las mañanas, codas las
mañanas, hasta que se enfríe, porque es calor, siences calor, como que no aguantas
porque (la enfermedad) está imitando cómo se calienta cuando calienta el sol. se
calienta la lámina, entonces está imitando el dolor". Para quicar el dolor de cabeza
"es el sudor, ya el mismo sudor lo está lavando, lo está lavando y es más fresco,
más fresco porque es el sereno, pues.
4 Las "sopladas" (o "rociadas") y las "rameadas" (o "barridas") son dos procedimientos que sigue el
curandero en repetidas ocasiones durante el tratamiento. Para la "soplada", el curandero coma en
su boca un trago de aguardiente que luego sopla sobre el paciente a manera de lluvia fina; se sopla
desde distintos ángulos, a veces de frente al enfermo, desde la espalda o a los coscados. La rameada
se realiza con ramas de diferentes planeas (dependiendo del caso), que se frotan con fuerza sobre
las distintas partes del cuerpo del enfermo, como si se estuviera barriendo algo.
l. LA VERGÜENZA EN RÍO GRANDE 31
Marina había preparado acole para su esposo y nueve hijos. Para hacerlo se
necesita de maíz tierno, que sólo se encuentra al inicio de la cosecha, dos veces
al año. De alguna manera, marca la llegada de una época de relativa abundan
cia y variedad de alimentos: tamales de elote, elotes cocidos o asados, acole y
tortilla de maíz nuevo, especialmente cuando los meses anteriores fueron de
gran escasez. El maíz que se acumula de una cosecha a la otra generalmente es
insuficiente para satisfacer las necesidades del consumo de la familia y, durante
los meses previos a la cosecha, la gran may oría debe comprarlo, si es que cuen
tan con recursos, o simplemente disminuir su consumo si no hay otra alterna
tiva. Es frecuente escuchar que durante esta época se pasa hambre y algunas
personas hasta roban para comer.
En esa ocasión, recuerda Roberto que su esposa, Marina,
estaba preparando atole de maíz tierno, al quererlo bajar, se reventó las agarrade
ras [de la olla] se desparramó codo el atol, entonces yo le dije rápido: "No te
apenes, no te apenes, pues tú bien sabes que cualquier rato puedo ir a traer más
elote para que hagas el atole". Pero de repente sí se empezó a enfermar Marina, a
los dos o tres meses, le empezó a dar dolor de cabeza y sudor, mucho sudor,
bastante sudor, pero yo no le encontraba, no le encontraba qué pasa, pero ella se
acordó: "¿Será que es vergüenza de olla? Yo rompí la olla trabajando".
te digo, no se armó un lío allí. No dije, "¿por qué lo hiciste? [le dije] No te apenes,
es de nosotros". Según Roberto, si él le hubiera reclamado su descuido o regaña
do, la enfermedad habría sido más grave y no habría cedido sin la intervención
del especialista.
Meses después comentaba con Marina lo sucedido el día que rompió la
olla, y, para mi sorpresa, agregó elementos importantes a la versión que anees
había dado su esposo. Aunque ella estuvo presente cuando Roberto narró el caso,
en aquel momento no intervino mas que para confirmar lo que aquel decía.
Según la versión que me ofreció Marina, su preocupación no era canco por haber
desperdiciado el acole, sino más bien por haber quebrado la olla que era propie
dad de su mamá; ella no tenía posibilidad de reponer la olla quebrada ya que no
sabía hacer ollas ni tenía dinero para comprarla, y a pesar de que su mamá tampo
co le reclamó por lo sucedido y la consoló diciendo que haría una nueva, se sentía
en deuda con ella.
El rezo que se utiliza para la vergüenza de olla describe desde cómo se hace
la olla, amasando el barro con agua, hasta "cómo hierve, cómo viene a sudar
cuando se capa la olla. ¿Si ce has fijado que cuando capas una olla , al buen rato
cuando levantas la tapa, cae un chorro de sudor?"
Las tierras de culcivo de Santiago, como las de los demás ejidacarios, se dist ri
buyen en varias parcelas dispersas a lo largo y ancho de los terrenos de la c olo
nia. Había sembrado milpa en una parcela bastante alejada de su casa, y, al
llegar a trabajar, se percató de que un puerco se había metido a comer las pla n
tas de maíz . El animal todavía rondaba el lugar, así que tuvo la oportunidad de
verl o; decidió visitar al dueño, para responsabilizarlo de lo sucedido y recup erar
lo perdido.
Santiago llegó a la casa del dueño del animal y comenzó a exponerle lo acon
tecido; le narró con detenimiento cómo se había percatado de los daños en su milpa
Y también que había encontrado a su puerco realizando los descrows. Santiago
sugirió que visitaran juncos la milpa para cuantificar los daños y llegar a un arreglo.
El dueño del animal, que hasta el momento no había respondido a San-
_
tiago, le dijo lo siguiente. "Tienes razón. Es mi puerco el que comió cu milpa.
Pero, tú bien sabes que el puerco es un animal. Y como es un animal, no en-
l. LA VERGÜENZA EN RÍO GRANDE 33
El unryo es como para emergencias. Sí se cura con nada más el tmtyo pero haz de
cuenta que, por ejemplo, cómo ce dijera, nada más es como el calmante, te calma
pero no re quita, ce calma. Nada más es para remedio, es haz de cuenta el Vicks[ ...)
El unryo se calienta en el fuego, ya después se agarra y se pone encima de las yerbas
medicinales, como se puede decir, rebanarlo encima de las yerbas, esa es la forma.
Luego se unta al enfermo en las muñecas, la frente, las manos y los pies;
mientras, los parientes deben ir a la cabecera municipal a comprar las piezas del
puerco que servirán para la curación definitiva.
Una vez que se obtiene lo necesario para la curación, se procede a hacer lo
siguiente. Sobre una silla o un banco el curandero coloca un pañuelo y encima de
éste algunas vísceras del animal y trozos de carne, junto con las yerbas (yajpimef)
y el aguardiente; entonces inicia el rezo que describe el componamiento del puerco.
LA VERGÜENZA
34
Al acudir a la cita con un curandero para discutir los casos de vergüenza, éste
me recibió, complacido, con la noticia de que había una que yo aún no tenía
registrada: la vergüenza de tracto,:
Martín trabajaba como velador para una compañía conscructora en un
pueblo cercano. Por las noches estaba solo en el terreno de la constructora, vigi
lando que nadie robara los materiales, herramientas y maquinaria que permane
cían allí, con la única seguridad de una pequeña malla metálica que cerca la
propiedad. Una noche se detuvo frente al terreno un carro del que bajaron cuatro
o cinco sujetos decididos a robarlo, estaban borrachos y comenzaron a increparlo
Y golpearlo . Afortunadamente para Martín, al poco rato pasó un carro frente al
terreno y, al iluminar con sus luces la escena, obligó a los ladrones a huir. Días
después, Martín enfermó, se hizo inyectar penicilina pero no obtuvo mejoría
alguna, por lo que decidió llamar al curandero. Además de espanto, el terapeuta
diagnosticó vergüenza de tractor, provocada por los insultos y golpes de que había
sido víctima.
Días más tarde, comentaba este caso con otro poblador (el mismo que
había inyectado la penicilina a Martín). Cuando mencioné la vergüenza de trac
tor se sorprendió y me dijo rápidamente: "no, no fue vergüenza, no es como
dice el curandero, lo que tuvo Martín fue espanto, del miedo que le dio porque
estuvo a punto de que lo mataran". Comenté que la curación se había hecho
siguiendo los pasos de toda vergüenza (por ejemplo, lavar el tractor y con esa
l. LA VERGÜENZA EN RÍO GRANDE 35
Pablo comenzó a tener problemas con sus manos. La piel estaba muy delicada
y, entre los dedos se abrían grietas que supuraban; éstas se cerraban pero, some
tidas a las condiciones del trabajo agrícola, a los pocos días se abrían de nuevo
provocando mucha comezón y ardor. Unos días después, Pablo compró una
pomada en la farmacia de Tila, pero no obtuvo resultados y decidió visitar al
curandero. Éste lo pulsó y diagnosticó vergüenza de "parte" de muje1� porque las
grietas recuerdan a la "parre" de la mujer. "Cuando un muchacho se enamoró
con esa muchacha, dijo que se va a casar con ella, pero de repente se casa con otra
mujer, entonces tiene que andar de boca en boca: '¿por qué se casó con ella?, si
yo fui la primera muchacha que conoció', empieza la mujer y llega '¿por qué
hiciste esto, por qué te casaste con ella?'".
Para la curación se requiere de agua en la que una mujer haya lavado su
"parte", sus órganos sexuales. Lo mejor sería -dice un poblador- que fuera
agua de la mujer con la que no se casó, "si lo perdonó y es tan amable, pero va
a estar difícil". Si no, puede pedirse a cualquier otra mujer, aunque no es fácil
que acepten ya que cuando el curandero "reza esta agua", puede hacer enfermar
a la mujer donante.
El curandero, al llegar el agua no lo va a bañar así nada más. Primero tiene que estar
rezando y rezando, entonces de cómo [la mujer] empieza a desarrollarse [ ... ] cómo
empieza a menstruar, cómo hace cuando va al mercado, así todo, rodo [ ... ]
cómo empieza ya a querer enamor arse con un hombre, y ya hasta llegar a una rela
ción sexual. ..
bres- que permiten identificar a esta enfermedad como un conjunto, así como
distinguirla de otras que presentan una etiología diferente (asociadas a la pérdi
da del ch 'ujlel, por ejemplo, como veremos en el tercer capítulo).
Otro rema que salta a la vista en los casos de vergüenza descritos en este
capítulo es que tanto el diagnóstico, como los síntomas, el tratamiento y hasta
el nombre mismo de la enfermedad, apuntan a objetos (lámina, olla, tractor),
animales (puerco, pollo) o a personas (en el caso narrado, la "parre" de la mu
jer), para explicar la enfermedad. Estos elementos, que operan bajo la lógica del
"pensamiento simpático", serán motivo de análisis en el quinto capítulo.
Finalmente deseo resaltar el rema que ha orientado principalmente mi
búsqueda y reflexión sobre la vergüenza y que tiene que ver con diversos aspec
tos de la etiología local. Como hemos visto en los casos_reseñados en este capí
tulo, los pobladores atribuyen la enfermedad a circunstancias tales como las
envidias y las disputas entre vecinos, el incumplimiento de compromisos, la
comisión de faltas, entre otros. Desde la perspectiva local, entonces, la vergüen
za se entiende como la somatización de las tensiones que resultan de los inter
cambios cotidianos.
A primera vista las causas referidas para la enfermedad parecerían el resul
tado de relaciones interpersonales que producen encuentros ríspidos y difíciles
entre los pobladores. Sin embargo, sugiero que la vergüenza expresa más bien
tensiones y conflictos sociales (y no sólo personales), que son producto de as
pectos estructurales profundos que orientan la convivencia cotidiana. Por esto,
es necesario analizar detenidamente el contexto en el que surgen las tensiones,
así como el tipo de disputas y los elementos puestos en juego en éstas. Este es el
tema del siguiente capítulo en el que describo la conformación histórica de la
configu ración social de Río Grande, poniendo énfasis en las orientaciones
prescriptivas que guían la convivencia comunitaria pero también en la compe
tencia que se genera entre los pobladores y que provoca roces y conflictos.
Igualmente describo las diferentes posiciones sociales de los agentes en el espa
cio social en cuestión, que permiten explicar las relaciones de desigualdad y las
luchas por el poder. A partir de este contexto pretendo analizar la enfermedad
de la vergüenza.
II
LA CONFIGURACIÓN SOCIAL
Río Grande es un pequeño poblado donde predominan las relaciones cara a
cara entre los habitantes. La mayoría de los 717 pobladores radican en el centro
del pueblo, que es actualmente un asentamiento compacto de casas situadas
una al lado de la otra, limitándose mucho la intimidad de los hogares. Todos
los miembros del poblado se conocen entre sí, y además conocen la historia de
cada familia, ya que han estado asentados en ese lugar desde por lo menos
principios de este siglo. 1
Los pobladores cuentan que sus antepasados tenían mucho tiempo vi
viendo allí cuando en 1934 les fue concedida la posesión de las tierras bajo el
régimen ej idal. 2 Por lo menos desde 1922 había salido un grupo de campesinos
de la zona a solicitar la legalización de su posesión, pero fue 12 años después
cuando ésta se hizo realidad. El ejido de Tila surgió a partir de tierras expropia
das a la Pennsylvania Plantation Company, finca productora de café, así como
con tierras de la nación. La parte que correspondió a los habitantes de Río
Grande provino de las tierras nacionales, que no habían sido, hasta ese mo
mento, dedicadas a la explotación agrícola cafetalera (véase arriba, Introduc
ción, pág., 20).
Los habitantes del poblado nunca fueron absorbidos como peones aca
sillados en las fincas cafetaleras cercanas ni sufrieron reacomodos importantes
durante este siglo. 3 El único cambio en los patrones de asentamiento se dio
1 sta in
E formación se desprende de las narraciones de varios pobladores.
2 Según fotocopia de documento de dotación ejidal expedido por el Departamento de
Asuntos
Agrarios y Colonización con fecha de 30 de julio de 1934, en manos de las autoridades de la
localidad de Río Grande, Tila, Chiapas.
3 A diferencia de la situación que describe José Alejos para la zona cho! de Tumbalá, en que los
campesinos choles se convinieron en peones acasillados de las fincas cafetaleras, los campesinos
de Río Grande nunca mantuvieron este tipo de vínculo con las fincas (Alejos 1994). A través de
42 LA VERGÜENZA
cuando dejaron, poco a poco, sus casas entre el monte para trasladarse y crear el
poblado compacto donde actualmente residen (esto fue en la década de 1960).
Lo hicieron a instancias de un maestro que promovió la construcción de la
escuela y que les hizo ver las ventajas de este tipo de asentamiento (cercanía de
la escuela, aprovechamiento de los recursos de agua y caminos, entre otras).
Uno de los ejes principales de la vida comunitaria lo define el hecho de
que los pobladores son copropietarios de una corporación terrateniente: el eji
do. Desde 1934, año en que pasaron a formar parte del recién creado ejido de
Tila como colonia Río Grande, las relaciones entre los pobladores han tenido
como trasfondo el marco jurídico del ejido, lo que ha traído diversas conse
cuencias. Quizá la implicación más importante es que ha impedido que perso
nas de fuera intenten poblar sus tierras, sea comprándolas o invadiéndolas. Los
ejidacarios tienen claro -y mantienen su posición, a pesar de las recientes mo
dificaciones a la Ley Ejidal-que esas tierras no pueden enajenarse a personas
de fuera de la localidad. Hasta el momento, los jefes de familia del poblado en
decisión de asamblea se han opuesto al Programa de Certificación de Derechos
Agrarios (PROCEDE) que promueve el reconocimiento de las cierras ejidales como
propiedad privada, lo que permitiría su libre compra-venta o arrendamienro. 4
Sin embargo, cierta ambigüedad en la legislación ejidal ha llevado a que
en la práctica los ejidatarios se comporten con las cierras que les fueron cedidas en
1934 como con cierras de propiedad privada que, aunque no pueden enajenar
se a extraños, sí las pueden heredar a sus hijos varones, "prestar" a algún vecino
y, además, usufructuar sin limitación alguna. 5 También ha habido varios casos
en que -antes de manera clandestina y ahora abiertamente-, se ha dado la
compraventa de parcelas dentro de la comunidad con la anuencia de las autori
dades ejidales, siempre y cuando se realice entre pobladores. Esto, sin embargo,
no ha llevado a prácticas monopólicas sino a resolver la necesidad de alguna
familia que no cuenca con este recurso.
las entrevistas que realicé, me relataron que algunos se emplearon temporalmente en las fincas
pero fueron trabajadores asalariados.
4
Ha habido un solo caso en que un hombre nacido en la colonia, pero radicado en Tila, decidió
vender s�s tierras a un fuereño. La transacción de compraventa no pudo deshacerse, pese la
ins1srenc1a de los pobladores, pero en castigo le fue decomisada parte de la cierra que se destinó
a la construcción de una cancha de baskerbol y a un campo de furbo! comunitarios.
1
Y a Roger Barrra desde el año 1974 había descrito al ejido como "una forma embozada de
pequeña propiedad privada o minifundio" ( 1974: 129).
11. LA CONl'IGURACIÓN SOCIAL 43
DIMENSIÓN ECONÓMICA
Actualmente son tres los ámbitos productivos en los que se mueven los pobla
dores para garantizar su subsistencia y, son éstos los que definen la dimensión
económica de las relaciones y marcan diferentes posiciones de los individuos en
el espacio social: el trabajo agrícola destinado al autoabasto, el dirigido al mer
cado y el trabajo asalariado. El eje de la organización social es la familia nuclear
-grupo social que comparte parentesco y mantiene presupuesto y residencia
comunes-, que se comporta como unidad productiva y reproductiva, en la
que tanto las tareas y actividades como la autoridad y toma de decisiones están
distribuidas y jerarquizadas de acuerdo al género y la edad, principalmente. 7
El trabajo agrícola es la actividad que ocupa más activamente a la población
de Río Grande durante todo el año, y gira en torno a uno de los recursos que
gene ra mayor competencia y disputas: la tierra. La transmisión de ésta se da del
padre a los hijos varones y constituye uno de los puntos de mayor tensión en las
relaciones intrafamiliares, a la vez que condiciona a la mujer a una situación de
subordinación al hombre al excluirla del reparto. De acuerdo a las opiniones
de los pobladores un padre debe repartir la cierra entre sus hijos varones cuando
éstos hayan formado su propia familia y tengan por lo menos un hijo. Pero, para
el reparto, el padre tendrá en consideración la relación que ha mantenido y man
tiene con sus hijos. Si un hijo ha sido respetuoso de la autoridad paterna, demos-
7 Cabe aclarar que en Río Grande, cuando se forma una nueva pareja, ésta generalmente adopta
la residencia patrilocal durante un periodo de dos a cinco años. Mientras conviven con la fami
lia del joven, asumen la responsabilidad del trabajo y reconocen la autoridad del padre.
LA VERGÜENZA
46
d, de frij ol.
ducción de a utoabasto, principalmente de maíz y, en menor cantida
ente
La gente cuenta q ue anees la producción obtenida era generalmente sufici
de
para el consumo anual, pero ahora no es así. Esto a pesar de que en la _zo na, _
dos décadas a \a fecha, la presión sobre la cierra ha llevado a un us o más 1nte ns1vo
del s uelo, y a q ue se cultiven anualmente dos cosechas de maíz: la milpa y la
tornamilpa. D esde hace una década aproximadamente la gente dejó d e utilizar el
método de roza-tumba-quema y ahora usa pesticidas, fertilizantes y o tros agro -
químicos.
En este tipo de producción se dan prácticas ausentes en el cultivo del café,
que es comercial. Una de ellas es el "préstamo" de cierras entre vecinos. Aq ue
llos que tienen más cierras de las que pueden cultivar -ya sea po r que no dispo
nen de s ufici ente fuerza de trabajo para expl otarla, de dinero para co ntratar asa
lariados o porque temporalmente no la necesitan- pueden darla "prestada" a
algún pariente o vecino con qui en mantengan buena relación. N o s e co nsidera
obligatorio que un vecino preste sus cierras a quie n las ne cesit e, y est o s e hac e sól o
cuando el poseedor tiene vínculos de parentesco, compadrazgo y/ o amistad e stre
cha con el solicitante. S olamente se prestan las cierras destinadas al cultivo de maíz
y frij ol, pero nunca los cafetale s. G en eralmente se llega a un acue rdo pre vio ac er
ca de las condiciones del trato: el periodo durante el cual la cierr a será utilizada
por el prestador y la forma de retribución por el uso de la cierra (se entrega una
parte de la cosecha o unos litros de trago, entre o tras). Esca práctica gen era vínc u
los de reciprocidad que trascienden el periodo de uso de la cierra pre stada, pues
comp:omece al prestador a devolver el favor al propietario, aunq ue sea en un com
promiso de naturaleza distinta y ya no prestand o tierra.
La producción de maíz y, en menor medida, de frijol, o frece también u n
ámbito propicio a la gen eración de re laciones de ayuda m ut ua. Éstas gen e ral
mente se e stablecen entre los parientes y se mid en por jornadas d e traba jo. Un
hombre apoya a otro en el trabajo agrícola en el encendido de que e l b en e ficia
do deberá retribuirle desp ués con una jornada igual para la misma actividad.
La ayuda mutua se destina principalmente al trabajo en la milpa y no al d el
cafetal. Para e ste último, el trabajo se concentra de mane ra intensiva durante el
perio�o de la cosecha (noviembre, diciembre y en ero) y m uy p ocos p ueden
descuidar su parcela para acender la de otro. Durante la co secha se da frecuen
temente la contratación de asalariados: los que no tienen caf etal o tienen p oco,
trabajan para lo s que tienen más. De esca forma, la ay uda m ut ua s e da, anee
codo, para el cultivo del maíz y para otras actividades no agrícolas, co mo la
---- ------
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAi. 49
condiciones desiguales impuestas por los comerciantes, pero estos esfuerzos du
raron poco antes de terminar como propiedad de sólo algunos socios. Actual
mente está en funciones una cooperativa de crianza de puercos.
Los pobladores han recibido créditos e insumos de instituciones guber
namentales para la producción agrícola, tanto para la de autoabasto como para
la destinada al mercado, que han sido otra fuente de conflictos y tensiones
entre los lugareños por la desigualdad en las cantidades asignadas a cada uno.
El crecimiento de la población, la continua división de las parcelas, la intro
ducción del cultivo del café (y la disminución de su precio) así como la creciente
necesidad de dinero han hecho que la presión sobre la tierra se incremente cada día
y empujan a muchos a buscar otras alternativas de sobrevivencia. Entre éstas po
demos mencionar aquellas cuyo principal interés es la tierra para la producción
agrícola. En este sentido, los pobladores han incursionado en diferentes opciones.
Hace veinte años aproximadamente un grupo de tres familias abandonó la colonia
definitivamente para ir a colonizar tierras al municipio de Ocosingo. Por medio de
visitas periódicas mantuvieron contacto con la colonia durante un tiempo pero hace
ya años que nadie sabe de ellos. Otra alternativa fue buscar nuevas tierras dentro del
mismo ejido de Tila pero fuera del territorio de la colonia. Grupos de campesinos
de Río Grande recorrieron el ejido para detectar las tierras disponibles y solicitar
las a sus autoridades. También han solicitado ante las instancias correspondientes
la afectación de tierras de una finca cercana Qolpajochil, 21 de enero de 1975) y la
ampliación del ejido a partir de terrenos nacionales (26 de agosto de 1991). 8 Nin
guna de estas gestiones ha dado frutos hasta el momento. Las otras alternativas que
han desarrollado por iniciativa propia buscan la intensificación del uso del suelo,
con el apoyo de instancias gubernamentales como el JNMECAFE y otras, a través de
programas de introducción de nuevas variedades de café (mundo novo, pluma hidal
go, por ejemplo, para sustituir al arábigo, que fue la variedad introducida por las
fincas en el siglo pasado y que alcanza hasta cuatro metros de altura), de renovación
de cafetos, uso de fertilizantes, pesticidas, podas, y la introducción de nuevos culti
vos con la esperanza de que sean más rentables, por ejemplo, la macadamia.
8
Expediente de Río Grande, Tila, Chiapas, número 23/34244, Registro Agrario Nacional,
Tuxcla Guciérrez.
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL 51
TRABAJO ASALARIADO
ocorgar este puesco lo que ha provocado muchos conflictos entre los que desean
tenerlo.
Dentro de los diferentes tipos de trabajo asalariado, el que destaca por enci
ma de los demás por la cuantía y regularidad del ingreso es el de maestro (de
educación primaria y preprimaria bilingüe). En la colonia han cursado esca carre
ra 17 personas (16 hombres y 1 mujer), aunque permanentemente radican allí
sólo nueve. Algunos de los maestros tienen parcelas de maíz y cafetal, mientras
que otros ya no cuentan con ninguna. Todos pudieron realizar sus estudios gra
cias al apoyo económico de su familia. El esfuerzo de padres y hermanos, y en
ocasiones hasta de los abuelos, permitió liberar al joven del trabajo agrícola Y
doméstico, y mantenerlo durante su estancia en la ciudad donde debía estudiar.
Es evidente que son pocas las familias que pueden apoyar a alguno de sus miem
bros para hacer la carrera de maestro ya que el gasto que deben realizar es muy
alco. 9 Distintas instituciones gubernamentales en diferentes momentos han dado
becas para apoyar la realización de estudios. Generalmente hay disputas entre los
beneficiarios acerca de la distribución de estos recursos.
Un hecho que sitúa al maestro por encima de cualquier campesino, aún
entre los más acomodados, es que recibe un salario quincenalmence. El campe
sino, expuesto siempre a los vaivenes del clima -las sequías, las lluvias incensas
o a destiempo, o las plagas, entre otros- y, en el caso del café, a los ajustes im
predecibles del mercado internacional, reconoce y ansía la seguridad del traba
jo de maestro. Además, este último recibe dinero regularmente como forma de
pago, mientras que el campesino sólo puede acceder a ingresos monetarios a
través de la venta del café, una vez al año, y generalmente en cantidades de poca
monta. Los maestros, además, hablan y escriben el español y saben moverse
con soltura en el medio mestizo regional. Esto les permite entablar relaciones
menos desiguales con los mestizos así como mantener contactos en pueblos y
ciudades que les facilitan la gestión de trámites y oficios. El trabajo del maestro
no sólo presenta una forma diferente de sobrevivencia económica sino que tam
bién es una fuente de prestigio.
Aparte del trabajo asalariado, existe una semiespecialización productiva
en oficios tales como la carpintería, la albañilería, la música y, más reciente-
9
En estos 17 casos, algunos sabían con certeza que no iban a heredar cierras en la localidad y el
estudio era la única alternativa de sobrevivencia, mientras que otros provenían de familias que
sí tienen cierras.
11. I.A CONFIGUlv\CIÓN SOCIAL 53
10 etom
R ando a Bourdieu, un campo puede enrenderse como una red de relaciones objetivas
entre posiciones, ya sean de agentes o de insticuciones, que se establecen a partir de la situación
que mantienen en cuanro a la distribución del capital propio del campo en cuestión. Cada uno
de éstos tiene una lógica específica que puede compararse con la de un juego (aunque no tenga
reglas específicas como los juegos ni haya sido creado para tal efecto), en la medida en que
genera competencia (conflicto) entre los jugadores por la apropiación del capital. Esca compe
tencia -es decir, el sentido de/juego en que participan los jugadores- puede tener como efecto
tanto la reproducción de la situación actual del campo como su alteración (Bourdieu 1990 Y
1995).
11 En
un inreresante artículo, Cecile Gouy-Gilbert, retomando a Bougerol, discute dos perspec
tivas de análisis de la envidia. La perspectiva negativa, que es la más frecuente entre los an
tropólogos, "no hace sino revelar un estado de disfunción" de la sociedad. La perspectiva posi
tiva, en cambio, propone que "la envidia es una relación dinámica que se instaura gracias a un
54 LA VERGÜENZA
enterados del trabajo que realizan sus vecinos, de la extensión y tipo de tierras
cultivadas, del tipo y cantidad de fuerza de trabajo incorporada, entre otros
aspectos, y que ejerzan una vigilancia mutua sobre los productos obtenidos,
muestra la competencia que se establece entre ellos.
Entre los objetos de consumo más reconocidos por los pobladores se en
cuentra el tipo de construcción de la vivienda. Las casas de "material" (tabique,
cemento, repello y pintura), de dos plantas, y los techos de losa y lámina se
asientan actualmente al lado de las tradicionales casas de bajareque. La casa
representa el aspecto visible, público, del grupo familiar y como tal, las casas de
material muestran su cara de bonanza y holgura económica.
Algunos pobladores que han abierto pequeñas riendas en la localidad son
objeto de las envidias de muchos. "Sólo porque cenemos un poquito más que
otros, empieza el chisme, las habladas, quieren hacer mal". Actualmente hay
ocho riendas de comestibles que expenden prácticamente lo mismo (azúcar,
sal, refrescos, galleras, dulces, algunos enlatados, velas), una rienda que vende
ropa y otra, artículos de papelería. Todos los productos que venden los traen de
fuera ya que la producción interna (café, maíz, plátanos, ollas de barro) no se
comercializa dentro del poblado.
Otras formas de consumo que suscitan la envidia de los pobladores -pre
cisamente por ser codiciados- son los autos (en la comunidad hay dos dedica
dos a hacer viajes y cobran el servicio), los refrigeradores en las tiendas y hoga
res, las televisiones, los aparatos de sonido, las despulpadoras metálicas, las
videorreproductoras, los relojes, la ropa, los viajes en taxi, el dispendio en me
dicinas y vitaminas y los viajes a las fiestas de los pueblos vecinos.
Otra fuente de distinción que adquiere cada vez más importancia es la
educación que, como medio de ascenso social, es una necesidad sentida por un
número cada vez mayor de familias. Aquellas que pueden apoyar a sus hijos en
la realización de los estudios de secundaria y bachillerato, que no se imparten
dentro de la comunidad, son reconocidas y a la vez envidiadas por quienes no
cuentan con recursos para hacerlo. Se acepta que la persona con más instruc
ción podrá abrirse camino fuera de la comunidad al contar con un manejo
juego de diferencias que constituyen la base misma de la vida en sociedad [y que] ha estado
siempre en el corazón de los intercambios". La autora agrega que "la envidia es sobre todo una
relación entre dos individuos; compartir los mismos deseos o las mismas necesidades es recrear
el mecanismo por medio del cual existe una comunidad" (1995: 30).
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL 55
TRABAJO FAMILIAR
La división del trabajo en la familia, al igual que la posesión sobre la tierra, con
tribuye también a reforzar y reproducir las jerarquías de edad y, principalmente,
la de género. El trabajo agrícola está valorado por encima de cualquier otra acti
vidad realizada dentro de la unidad doméstica campesina, como la preparación
de los alimentos, la atención a los niños y el cuidado de los animales, y aunque
incorpora a la fuerza de trabajo femenina, las directrices y la organización están
definidas por el jefe de familia; éste decide en qué momento deben realizarse las
diferentes fases de la producción agrícola (limpia, siembra, resiembra, cosecha),
organiza y distribuye a la fuerza de trabajo familiar en las distintas tareas agríco
las, decide el destino de la producción y comercialización (por ejemplo, cantidad
de café destinada al consumo familiar y a la venta, destino del dinero recibido por
él), entre otros. Las mujeres, los niños y jóvenes deben acatar las disposiciones del
jefe de familia. Hay un momento en que éste debe compartir y finalmente ceder
-en circunstancias y ritmos diferentes en cada caso- la toma de decisiones al
hijo menor que hereda las propiedades paternas, en un proceso que conlleva
fuertes tensiones en la mayoría de los casos.
Un campesino es reconocido y respetado por los demás por sus conoci
mientos técnicos y la resistencia física que demuestra en el trabajo en sus parce
las. Pero, además, una cosecha abundante o de buena calidad pone al descu-
56 LA VERGÜENZA
12
Laureano Reyes ha investigado esta situación a profundidad entre los z.oques de Chiapas, en
donde me parece que se presenta con mayor crudeza.
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL 57
sos con que cuentan como reserva para alguna emergencia, y están principal
mente destinados a las comidas rituales. Éstas se preparan, por ejemplo, en
agradecimiento al curandero que ayudó a sanar a algún miembro de la familia,
para sellar un vínculo de compadrazgo, un cumpleaños, una boda, una fiesta
religiosa o el día de la madre. La mujer es la responsable de su atención, y siente
orgullo cuando los animales se crían bien, evidencian su trabajo cuidadoso y
buen trato; codas las familias los crían -en mayor o en menor cantidad
y son propiedad de sus diferentes miembros (jefe de familia, esposa o hijos), sea
que los hayan comprado o recibido como regalo. Esto permite que las mujeres
y los hijos tengan un ingreso ocasional con 1� venta de algunos de su propiedad.
Los animales conviven en los espacios habitados por la familia y gozan del buen
trato de todos.
Los animales son también motivo de envidias entre los pobladores y es fre-
.
cuente que, en épocas de peste y enfermedad, las personas a quienes se mueren
algunos, tiren los cuerpos a los terrenos de los vecinos para contagiar a los de éstos.
Durante los meses previos a la cosecha del maíz o en otros momentos de escasez con
frecuencia hay robos de animales que provocan angustias y coraje a sus dueños y
que son generalmente atribuidos a miembros de otras colonias. Anteriormente los
animales recorrían libremente el pueblo pero cada vez más se construyen corra
les para controlarlos, y evitar los robos y destrozos en lugares ajenos. Sin embargo,
esto ocasiona mayores gastos a los dueños puesto que de esca manera deben proveer
roda la alimentación que antes los animales se procuraban entre los cafetales y milpas.
Atención aparte merece la crianza de los puercos. Antes de la introducción
del café en la zona, un� de las pocas vías que tenían los campesinos de Río Grande
para hacerse de dinero era a través de la venta de puercos y sus derivados. La
crianza de éstos requiere de mayor atención y su alimentación basada principal
mente en maíz representa un gaseo considerable para el presupuesto de la familia
campesina, razón por la cual no codos pueden criarlos. Aquellos pocos que lo
hacían caminaban hasta Salto de Agua, a eres días de distancia, a comercializar la
manteca y a abastecerse de algunos productos que no había en su poblado (velas,
machetes). La carne de puerco es muy estimada entre los pobladores, para quie
nes la posesión de estos animales es un símbolo de prestigio.
Esto conduce a que los compromisos rituales de mayor relevancia, en los
que las partes asumen la relación establecida con mayor formalidad y respeto,
sean sellados con una comida de puerco, y no sólo con pollo o pavo. La familia
que es honrada con un agasajo de este cipo -a través de la invitación a formar
58 LA VERGÜENZA
saber administrar bien los escasos recursos con que cuenca la familia, organizar
su hogar y trabajo y atender al marido (la mayor y mejor parte de la comida,
por ejemplo, se reserva para el esposo y los hijos varones que apoyan en el
trabajo agrícola). La madre de familia podrá recibir apoyo de su nuera o de su
suegra, y también de sus hijas de más de seis años, aunque la ayuda de estas
últimas se ha visto disminuida actualmente por que asisten a la escuela.
Las acrividades agrícolas, la recolección de planeas silvestres, llevar la co
mida al marido e hijos a la parcela y los mandados ocasionales son las activida
des que justifican que una mujer salga de su casa, y siempre acompañada. Ge
neralmente permanece dentro del hogar, en compañía de algún familiar (hijos,
hermanos, suegros o nuera), dentro o en el traspatio, lugar donde realiza activi
dades en el huerto, si lo tiene, lava la ropa, o atiende a los animales, entre otras
tareas. Muchas veces las casas de los familiares son colindantes y esto permite
que la comunicación entre familias, pero principalmente, entre mujeres se dé
en los traspatios sin necesidad de salir a la calle a la vista pública. Sin embargo,
las mujeres demuestran mucho interés por lo que sucede en las calles, pero
deben evitar ser vistas: se asoman por las hendiduras que hay en las paredes de
bajareque, a través de una ventana entrecerrada o mandan a un niño o niña a
encerarse de lo que sucede. Asisten en grupos a pocas actividades públicas, como
son los festivales en la escuela, y también a los juegos de basketbol, pero se
ocultan de la mirada de los hombre entre las matas del cafetal lindante.
Las niñas y niños pequeños -menores de seis años- no desempeñan
tareas productivas y sólo ocasionalmente apoyan a los adultos en algunos man
dados o en llevar recados a familiares o vecinos. Generalmente pasan el día
jugando entre vecinos y parientes, cortando frutas de estación, moldeando fi
guras de barro, nadando y pescando en el río o matando pájaros. La relación
entre ellos y los adultos generalmente es de condescendencia y afecto, aunque
casi nunca se manifiesta en contacto físico abierto (caricias, por ejemplo). Com
parten esta etapa de su vida principalmente con la madre, quien permanece
más tiempo en casa, y a quien acompañan en las actividades fuera de casa.
A los seis u ocho años aproximadamente comienzan a perfilarse las obli
gaciones de los niños dentro de la familia y se incorporan paulatinamente a
las actividades socialmente asignadas a su sexo: los hombres a la agricultura y las
mujeres a los oficios domésticos, iniciando de esta manera una separación
formal bastante acentuada entre los sexos. Después de convivir en el mismo
espacio durante los primeros años, niños y niñas comienzan a poner distan-
60 LA VERGÜENZA
Las relaciones entre las familias son muy importantes y los acercamientos e
intercambios se expresan en la ayuda mutua, el compadrazgo y el matrimo
nio. La ayuda mutua, como se dijo anteriormente, comprende un intercam
bio de trabajo entre miembros de disrincas familias; se daba principalmen te
para el trabajo agrícola de subsistencia (milpa y frijol), así como para ocras
actividades ocasionales, como la construcción y reparación de casas y cercos,
la producción de aguardiente de caña y la matanza de puercos. Sin embargo,
actualmente ya no hay producción de "trago", por ejemplo, mientras que
para la construcción de casas muchos están utilizando materiales de reciente
introducción (block, cemento y varilla), que requieren de albañiles especiali
zados, y contratan a personas de fuera de la localidad o a algunos de la misma
que han aprendido el oficio. El intercambio de jornadas para la agricultura
también ha disminuido en la medida en que el café ha desplazado poco a
poco los cultivos de maíz y de frijol, y ha impuesto la contratación de fuerza
de trabajo asalariada.
El compadrazgo es todavía una institución fuerte dentro de la comuni
dad aunque presenta cambios notorios. Anteriormente una familia asumía el
compromiso de compadrazgo en los siguientes sucesos significativos: en el bau
tizo, la confirmación, la primera comunión y el matrimonio. A cada hijo co
rrespondía un padrino diferente para cada uno de estos momentos, lo que lle
vaba a que los jefes de familia extendieran su red de relaciones entre muchos
pobladores.
El compromiso inicial de compadrazgo y la acción de "compadrear" im
.
plican un intercambio de bienes y responsabilidades. Para nombrar a un padri
no, el interesado debe ir a la casa de la persona escogida y, en actitud formal y
solemne, llevar un regalo (trago, arroz, frijol o azúcar) y presentarle su solici
tud. Los pobladores no recuerdan casos en que esca solicitud haya sido denega-
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL 61
a rle
cuenca para favorecerlo si acaso requiere contra tar tra ba jadores o p ara brind
información necesaria, y también consejos. Si muere el p a dre el pa drino deberá
de
velar por el bienestar del ahijado, sea ofreciéndole casa y comida (en la medida
sus posibilidades) o, por lo menos, apoy ando sus gestiones para procurarse la sub
sistencia . Todo esto generará deudas del ahija do con el padrino, que deberá sal
dar de diferentes formas en cada caso particular. Es frecuente, y además crea
prestigio, que los pobladores establezcan este cipo de relación con personas de
fuera de la localidad, especialmente con los maestros o los exrensionistas que
radican temporalmente en el poblado, así como también con personal de la cabe
cera, incluyendo a los mestizos (comerciantes y funcionarios, principalmente).
Los cambios que se han introducido en esca práctica son los siguientes: por
un lado, se ha ampliado el número de ocasiones en que se requiere de pa drinos,
para incluir, por ejemplo, los gra dos de formación escolar (pa drino de preescolar,
de sexto grado de primaria, de secundaria, de bachillerato, de norma l). Esta mo
dificación pone el acento en el desempeño individual de la persona , condiciona
do obviamente por las posibilidades económicas del grupo doméstico para apo
y ar a sus hijos e hijas en la formación académica y, por lo canco, participar de una
categoría que no es compartida por codos. Por otro lado, sin embargo, se ha
recortado el número de padrinos y a que la misma persona cumple esta función
para codos los hijos de una familia : hay sólo un padrino de bautizo para todos los
hijos, otro de confirmación y otro de primera comunión. Esta última modifica
ción ha provocado que las redes de relaciones no sean tan extensas como antes,
más aún si tomamos en cuenca que las familias actualmente son menos numero
sas que en el pasado.
A esto hay que agregar el hecho de que las familias de filia ción pro restan
te han dejado de practicar el compadrazgo para las ocasiones religiosas, Y lo
establecen solamente en aquellos casos referidos al desempeño escolar de los
niños y jóvenes.
MATRIMONIO
que residen al lado de sus padres y que, al morir éstos, ocasionalmente viven con el
hermano que heredó la casa paterna o con algún otro familiar que las acepte.
Las formas de matrimonio practicadas en la localidad actualmente pre
sentan cambios con respecto a años anteriores, pero no han trastocado de fon
do la dependencia de los hijos frente a los padres, en las familias propiamente
campesinas. Hasta hace tres décadas aproximadamente, todos los matrimonios
eran establecidos según los usos y costumbres tradicionales. Entonces, algunos
jefes de familia, luego de discutir con los demás familiares, acordaban compro
meter a sus hijos en matrimonio cuando éstos aún eran pequeños. Si no se
había procedido así, al alcanzar el joven varón la edad casadera (generalmente
de 11 a 13 años) los familiares mayores tomaban la iniciativa de buscarle mujer.
De preferencia escogían a la hija de alguna familia con la que tuvieran amistad
o afinidad, por facilidad, pero también para fortalecer las relaciones entre las
dos familias. Es importante insistir en que en �sros casos tanto la mujer como el
hombre eran objeto de una decisión del grupo familiar en la que sólo ocasio
nalmente se tomaba en cuenta la opinión del joven. Existe una fuerte tendencia
a la endogamia local que hacen explícita los pobladores cuando comentan que
es preferible entablar relaciones con familias conocidas y de costumbres seme
jantes.16 Excepcionalmente ocurre, sin embargo, que mujeres de la comunidad
se casen con hombres de fuera y vayan a residir con él a su pueblo; también se
han dado algunos casos de que hombres de otras poblaciones se casen con
mujeres de Río Grande y adquieran derechos a través de la cierra que ella here
de (por no tener hermanos, y si el padre de la muchacha acepta heredarla).
La petición de la novia comienza con una serie de visitas de la familia del
hombre a la de la mujer para solicitarla, acordar los pasos que deben dar para la
boda, entregar los "regalos" a los padres de la novia, y para que se relacionen
mejor las familias. Escas visitas no son la ocasión para que los jóvenes platiquen
Y se conozcan, así que generalmente deben esperar hasta la boda para intercam
biar sus primeras palabras.
Por la familia de la muchacha, canto antes como ahora se piensa que es
mejor aceptar al primer hombre que la pida en matrimonio. Si no se hace así, se
corre el riesgo de que nadie vuelva a pedir a la muchacha, que la crean muy
orgullosa (a ella o a sus padres) o se piense que no va a aceptar a nadie. Sin
16 Esto
ha llevado a que predominen seis apellidos diferentes enere los 717 habitantes de la
colonia y a que haya varios casos de albinismo.
64 LA VERGÜENZA
17
Se d.10 e1 caso de un ¡· oven que, supuestamente, tuvo relaciones sexuales con una muchacha del
p ueblo Y luego no quiso casarse con ella. Cuando semanas después éste pidió formalmente a otra
muchacha en matrimonio, los padres de ella se la negaron, po rque co rrían el riesgo de que también
incumpliera su compromiso. Meses despu és intentó nuevamente con o tra m u chacha y fue igual
mente rechazado. Hasta transcurrido más de un añ o fue aceptado po r o tra muchacha.
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL
65
envidias", dicen los pobladores, que se presentan canco encre las muchachas
como enc:e los muchachos, que ven con celos que fue otra la escogida o que otro
_
se les ant1c1pó. Las mujeres "apartadas" -ahora igual que antes- deben ser
vigiladas en extremo por sus padres y familiares pues está comprometida la
palabra de la familia y cualquier falta de ella podría traer consecuencias graves
para el grupo familiar. Además de las precauciones y cuidados cotidianos de la
mujer: no salir nunca sola de la casa, no hablar con hombres a menos que sean
sus familiares y con éstos de preferencia dentro de la casa, y no ausentarse de la
casa más que por periodos muy cortos y por motivos claros (por ejemplo, ir a la rien
da, lavar ropa en el río), se intensifica notoriamente la vigilancia sobre ellas.
En el caso de compromiso matrimonial establecido previamente por am
bas familias, he sabido que algunas muchachas "pedidas" cuestionan con fuerza
inusitada las decisiones de los mayores, pero hasta ahora son muy pocas las que
han logrado evadir el matrimonio, generalmente emigrando a ciudades de
Tabasco para emplearse como trabajadoras domésticas. Hay otros casos de mu
jeres que, con anuencia de la familia, rechazan al primer hombre que las "pide",
pero los desenlaces que cuentan los pobladores -generalmente tristes y nega
tivos- hacen suponer que lo mejor para ellas es seguir la "costumbre" y acep
tar siempre al primero. Narran anécdotas de mujeres que rehusaron aceptar al
primer candidato para luego casarse con uno que las malcraca y golpea excesiva
mente, o el caso de otra que se aduce enfermó gravemente de un "mal echado"
por la familia del desairado. También hay muchachas jóvenes que afirman ta
jantes que nunca se casarán. Generalmente refieren la difícil situación de sus
hermanas, parientes o amigas casadas que deben sufrir golpes y abusos del ma
rido alcoholizado; trabajos extenuantes para sacar adefance a sus hijos mientras
el marido derrocha los pocos recursos en el alcohol; abortos o partos malhadados
producto de las condiciones de vida (la desnutrición de la madre, los trabajos
pesados que desarrolla aun embarazada), o intentos de suicidio. Escas conversa
ciones, -tan frecuentes entre las mujeres-, revelan Ía ansiedad y aflicción con
la que esperan el matrimonio que, a pesar de codo, la mayoría consumará.
Los mayores destacan las ventajas del matrimonio a la usanza tradicional.
Cuando llegaba a surgir alguna desavenencia entre lo,s cónyuges, los responsables
de solucionar las dificultades no eran únicamente los esposos sino los parientes
consanguíneos (padres y abuelos de ambos lados), así como los rituales (padrinos).
Si el hombre llegaba a golpear a la mujer en exceso y repetidamente, la familia de la
esposa podía exigir, con una posición de peso, que la familia del muchacho incervi-
GG LA VERGOENül
niera para co ntrolar su comp o rtamiento. Empero, si el matrimo nio se da por "hui
da" la intervención de las familias en los co nflictos de los cónyuges se restringe pues
se co nsidera que su decisión no estuvo respaldada po r lo s familiares. Este tip o de
matrimo nio vuelve más vulnerable a la esp osa frente a la violencia del marido,
además, po rque una mujer nunca puede dirigirse sola anee las autoridades para
presentar una demanda, debe ir siempre aco mpañada po r un ho mbre (el padre o el
padrino, por ejemplo), quien en este caso rehusará aco mpañarla.
Sin embargo, la huida de los jóvenes no altera en mucho las relacio nes de
sumisión entre ésto s y sus may ores. 18 Después de realizada, generalmente los re
cién casado s adoptan la residencia pacril ocal -o casión pro picia para que, en
algunos casos, el padre haga pagar al hijo su desacato , y más aún si n o aprueba de
buena gana a la muchacha esc ogida po r él- hasta que el padre ceda al hijo la
cierra que le corresponde. Anees que esto suceda, durante do s o tres añ o s, el joven
deberá trabajar la cierra del padre y la muchacha se inco rporará a las careas do
mésticas como ayudante de la suegra. Este periodo es de mucha tensión para la
nuera ya que, por primera vez, abandona su h ogar para inco rp o rarse íntegramen
te a relacio nes jerárquicas con su marido, suegros y demás familiares p o líricos.
Aunque algunas muchachas se quejan de la situación de sub o rdinación a la que
o rilla su suegra, est o las conduce -cuand o mucho- a quejarse con su pro pia
familia y a recibir palabras de aliento para resistir y enfrentar su co ndición.
Actualmente existen o tras formas de c o mpro mis o matrimo nial que se
encuentran a la mirad del camino entre el co mpro miso o bligato rio y la huida,
p or ejempl o, cuando la pareja de muchachos de c o mún acuerdo decide casarse
Y, a través de sus familiares, c omunica este acuerdo al padre de la muchacha,
fijando una fecha cercana para la entrega de lo s regalo s y la boda. También se ha
dado el caso de que un joven, co mpro metid o a la usanza tradici o nal, avisa a su
futuro suegro que ya no desea esperar el plazo establecid o y que se "llevará" a la
muchacha anticipadamente. Todas estas formas de matrimo nio aquí mencio
nadas son reco nocidas y validadas localmente, aunque alguno s prefieran unas
sobre otras. Aparee de la unión sancio nada por la "co stumbre", much o s deci-
18 En su tesis, Antonio Gómez (1997) plantea que entre los cojolabales de la comunidad de San
Mareo Veracruz los cambios que se han producido en las formas matrimoniales son muchos, pero
�ue no se ha trastocado la jerarquía entre generaciones. G. Collier, sin embargo, señala que en
Apas, Zinacanrán, "la prolerarización de la mano de obra ha liberado a los jóvenes zinacanrecos de
la dependencia de los mayores" (1989: 437), en cuanto al matrimonio se refiere.
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL 67
den casarse por la Iglesia Católica, y los menos, por lo civil, aunque esco gene
ralmente se hace hasta uno o más años después de empezar a vivir juncos.
Sin embargo, hay una serie de prácticas que algunos pobladores recono
cen que establecen derechos implícitos de matrimonio. Una muchacha estuvo
involucrada en.chismes a raíz de que varias amigas suyas cuestionaron su matri
monio, según ellas, tenían más derechos a casarse con el esposo de la primera.
Una de ellas argumentaba que él siempre había sido su pareja en los bailables
escolares. La otra decía que sus padres con frecuencia habían apoyado al mu
chacho que era huérfano, invitándolo a comer o dándole dinero. En ambas
situaciones se crearon vínculos que hacían suponer que escas muchachas serían
las escogidas y no la otra, con la que decían no había existido relación previa.
Los matrimonios generalmente son duraderos, pero eso no significa que
estén exentos de problemas. El principal es la violencia del marido hacia la
mujer y, ocasionalmente, también hacia los hijos. Los golpes, insultos y ofensas
se producen casi siempre bajo el influjo del alcohol y, en gran medida, ..-'Sto
disculpa el comportamiento del hombre, aun entre las mismas mujeres. En esas
ocasiones, la esposa se refugia unos días en casa de su familia hasta que el mari
do regresa a pedirle perdón a los padres y a ella, y se compromete a no repetirlo.
Pero, cuando la violencia se presenta de manera recurrente, o la provoca el
hombre escando sobrio, la gente sospecha otras causas para su acritud. Muchos
piensan que el hombre debe tener una amanee y que las repetidas agresiones
buscan alejar a su esposa, obligarla a regresar a casa de sus padres para dejarle el
terreno libre. El adulcerio puede dar pie a la disolución del vínculo matrimonial
aunque existen pocos casos registrados. Generalmente -dicen los pobladores-,
las parejas se arreglan al cabo de un tiempo del hecho, y vuelven a juntarse; sin
embargo, las acusaciones de adulterio han llevado a varios hombres y mujeres a
intentar suicidarse. En otros casos, la violencia se justifica como castigo de alguna
falca cometida por la mujer, y esta situación es avalada canco por las mujeres
como por los hombres.
La condición de viudez crea situaciones difíciles canco para el hombre
como para la mujer, dependiendo de la edad de los cónyuges, de los hijos pro
creados y de la cierra a la que tengan acceso. Sin embargo, el hombre padece
mucho, según dicen los pobladores, porque no sabe echar corcilbs, preparar la
comida, lavar la ropa ni acender a los hijos o la casa. A pesar de esto, un viudo
puede contraer matrimonio nuevamente con más facilidad y rapidez que la
mujer viuda. El hombre mayor viudo podrá buscar mujer entre las solteras o
68 LA VERGUENí'.A
viudas mayores pero también entre las muchachas jóvenes , mientras que la
mujer viuda (joven o no) generalmente es solicitada en matrimonio sólo por
algún hombre mayor y viudo, y, ocasionalmente por uno de su edad.
Un matrimo nio no se considera consumado hasta que no haya nacido un
hijo. En caso de que la llegada de éste se retrase o definitivamente no ocurra, la
culpa recae generalmente sobre la mujer. Esto la ubica en una posición suma
mente ddicada principalmente frente a su esposo , pero también frente a la
familia política y a la comunidad en su conjunto. La falca de hijos, de ayudan
tes para el trabajo, de herederos, hace que el marido sienta que no tiene sentido
todo el trabajo y esfuerzo suyos pues no tendrá atención ni cuidados durante su
vejez. La relación entre los cónyuges se hace hostil y la mujer blanco de las
habladurías de los po bladores por su supuesta infertilidad.
Existe también una marcada preferencia por los hijos varones, que son visco s
como ayudantes potenciales en el trabajo agrícola. Aunque se reconoce el aporte de
las mujeres en el trabajo doméstico, su actividad siempre será de meno r importan
cia en la medida en que el trabajo agrícola goza de mayor reconocimiento que el
doméstico. Anteriormente, una familia con descendencia exclusivamente femenina
quizá tenía tan poco valor a los ojos propios y de los demás como aquella sin descen
dencia. Actualmente esca percepción está cambiando ya que, frente a la escasez de
tierras para heredar a los hijos varones, las hijas no constituyen un elemento de pre
sión en este sentido.
19 Varias personas me preguntaron si el encargado de la clínica recibía una "comisión" por cada
esterilización que practicaba, anee el desusado interés que manifestaba por realizarlas.
11. LA CONFICUllACIÓN SOCIAL 69
los cuales el preferido es el inyectable. La realidad que las impacta es que sus hijos
no tendrán ni siquiera cierra para la milpa, mucho menos cafetal para subsistir, y
tampoco contarán con la posibilidad de realizar estudios.
Esca situación, sin embargo, ha tenido un impacto sobre la vida de las mu
jeres que no fue previsto por las instancias oficiales que promueven la planifica
ción familiar. Probablemente sea cierto que, como dice la propaganda y repiten
algunas mujeres en el pueblo, las que tienen menos hijos se desgastan m�nos
físicamente y, quizá, logran cubrir mejor las necesidades de los pocos que tengan.'
Pero, anee los ojos de los pobladores, las mujeres valen -precisamente y sobre
codo- por su calidad de madres. Una mujer sin hijos no cumple con su función
social más importante y, si tiene pocos hijos, sus redes de relaciones (compadrazgos)
disminuirán, así como también su aceptación social y su autoestima. Una mujer
de treinta años aproximadamente, casada, sin cierras, con tres hijos de 1 O, 13 y 15
años, decía sentirse triste y sola porque sus hijos están grandes y ahora no tiene
para quien trabajar. Tampoco tiene otras alternativas para el uso de su tiempo ni
formas diferentes que le permitan adquirir reconocimiento social.
manejo adecuado de las relaciones con la sociedad mestiza regional. Por esto, los
pobladores comentan que las autoridades deben ser personas "listas" para defen
derse en ese medio. Las autoridades nombradas no reciben salario ni formación
alguna para su desempeño, y generalmente hacen lo que han visto hacer a los
anteriores, y los consultan en ocasiones..
Actualmente, el puesto más importante es el de delegado del comisariado
ejidal, no solamente por la duración del cargo (tres años), sino también porque es
quien debe resolver los conflictos relacionados con la tierra, elemento en la base
de gran número de conflictos entre los pobladores. Este cargo fue instituido des
de el momento en que a Tila se otorgó el reconocimiento ejidal (1934), así que es
una figura ampliamente reconocida en la zona. Atiende principalmente los si
guientes casos: los pleitos por tierras dentro de las familias, entre vecinos y entre
comunidades aledañas; la destrucción de milpas o sembradíos provocada por la
invasión de puercos y otros animales; la gestión de créditos agrícolas y, además,
debe dar el visto bueno a las gestiones emprendidas por las otras autoridades.
Cualquier caso que no pueda ser resuelto por el delegado en el poblado será
turnado ante el Comisario Ejidal de Tila, quien deberá encontrarle solución.
El puesto del subagente municipal tiene menos importancia que el del de
legado, por la duración (un año) y por la naturaleza de los problemas que dirime.
Atiende casos de robo de animales, objetos, dinero y bienes en general; pleitos
verbales o agresiones entre vecinos o familiares; ofensas y chismes, y separación
de cónyuges motivada principalmente por la violencia ejercida contra la mujer,
por ejemplo. Además gestiona fondos para la pavimentación de calles, construc
ción de puentes y otras obras de interés general. El subagente recibe el cargo
junto con un secretario, un tesorero y los auxiliares de policía.
Cuando se presenta alguien a quejarse ante alguna de estas instancias el
procedimiento generalmente es el que sigue: la autoridad escucha al demandante
Y determina que, para resolver la situación, debe convocar a la contraparte (si es
que ambas partes no han asistido juntas). Se escribe un citatorio firmado por las
autoridades que debe entregarse en un plazo estipulado para escuchar la versión
de los hechos de ambos lados. La intención de la autoridad es siempre la de llegar
a un acuerdo o conciliación entre las partes, 20 y si alguna se muestra reticente a
aceptar el acuerdo, la autoridad presiona al máximo con la amenaza de remitir el
20 Este
hecho ha sido resaltado en muchos trabajos de antropología jurídica, por ej.:mplo. d.: J.
Collier ( 1995).
LA VERG"ÜENZ,I
72
asunto a las autoridades de Tila (el comisariado o el juez municipal). Los pobla
dores saben que si el problema e s t urnado a instancias superiores habrá desem
bolsos mayores (gastos de viaje, fuertes m ultas y seg uramente "mordidas") ade
más de pérdida de tiempo; prefieren no llegar a e sa situación, a menos de que les
convenga. Las autoridades han encontrado un mecanismo intermedio entre la
solución negociada en la comunidad y la remisión a instancias supe riores: le
vantar actas. Sucede así que cuando se llega a un acuerdo, el caso no se registra
en e l libro de actas y por lo tanto no queda constancia escrita de los hechos. Pero,
si aun habiendo llegado a un compromiso, una de las parre s se considera de spro
tegida (y la autoridad lo respalda), la autoridad levantará el acta como "aviso" de
que si se reincide o no c umple, entonces e l caso será remitido a Tila. Esto se pre
sentó en el caso de una mujer fuertemente golpeada por su marido en varias oca
siones. El marido reconocía su culpa y pedía perdón, ase g urando que no volve ría
a hacerlo, pero la mujer ya no estaba disp uesta a creerle. En e ste caso, la a utoridad
levantó el acta correspondiente como un antecedente para qu e e l marido supiera
que si volvía a golpear a su esposa, sería turnado a las autoridades�superiores de la
cabecera.
Existe además el comité de educación que es una instancia relativamente
nue va promovida por los ma estros y fundada en la normatividad de la S e cre ta
ría de Ed ucación Pública qu e as ume las siguie ntes tareas: a uxiliar a los mae stros
a convocar a re unione s de padres de familia; colaborar en la organización de
celebraciones cívicas y otras fi e stas (día de la indepe ndencia, de la bande ra,
de la revolución mexicana, día de la madre, del padre, del mae stro, del niño,
entre otros); hacer gestiones que concierne n a la ampliación de l plantel e d u ca
tivo, y organizar a las madres de familia para la e laboración de l desayuno e sco
lar. En el caso de Río Grande, la escue la cuenta con un huerto, una parcela para
milpa y una de cafetal. El comité de educación debe organizar e l trabajo en
e stas parcelas: se requie re de trabajo com unal (aunq u e básicame nte del trabajo
de los padres de los niños que asisten a la esc uela), mientras que la cosecha la
recoge n ellos con la ayu da de las otras a utoridades (el de legado y el subagence,
con sus ay udantes). En este comité participan siete jefes de familia que asumen
los puestos de presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y tres vocales, electos
en la asamble a y también e ntre los padres de los niños que en ese periodo
asisten a la e sc u ela.
El procedimiento que se sigue para nombrar al de le gado y al subagente es
el sig uiente : uno o dos mese s anee s de que salga e l fu ncionario de su cargo, éste
11. LA CONflGURACIÓN SOCIAL 73
cica a reunión a las otras autoridades para discutir qui� puede ser propuesto a
la asamblea como candidato. Para la elección del candidato a delegado del
comisariado ejidal, se invita a esta reunión además a los "principales" del pue
blo. Este es un ejemplo claro de superposición de la esfera tradicional del poder
a la moderna: los "principales" y las autoridades salientes proponen a la asam
blea general la planilla de la cual saldrá electo el delegado del comisariado ejidal.
Una vez escogido un candidato, se presen_,ta a la asamblea para su aprobación.
No se ha dado el caso, hasta la fecha, de que se rechace ninguna propuesta ni de
que se presente más de un candidato a la contienda. En la elección del subagente
municipal y de sus colaboradores no se da la participación de los "principales".
Encontrar personas dispuestas a asumir cualquiera de los dos puestos prin
cipales es muy difícil. El mayor obstáculo que señalan los pobladores es que esca
actividad los distrae mucho del trabajo agrícola, que es el que garantiza su susten
to y que a cambio de su empeño y esfuerzo no reciben ninguna compensación
económica. El puesto del delegado es el más difícil ya que dura tres años. Las
autoridades deben ausentarse frecuentemente del pueblo para asistir a reuniones
en la cabecera y en otros lugares y, mientras se encuentran en la colonia, deben
estar a disposición de los pobladores en el momento en que surja algún proble
ma. Además, la resolución de los conflictos no siempre deja satisfechas a las per
sonas involucradas y esto hace que algunos guarden rencor a las autoridades por
no haberlos favorecido en su caso particular. Estos resentimientos pueden aflorar
posteriormente en enconos y chismes que dificultan la relación de la autoridad
con otros pobladores.
LA ASAMBLEA COMUNITARIA
Esca instancia ha existido por lo menos desde que la colonia fue reconocida
como parte del ejido de Tila (no hay información acerca de su existencia ante
rior), ai ·1gual que el puesto del delegado del comisariado ejidal. Desde el mo
mento de la creación de la asamblea hasta la década de los sesenta, sus funcio
nes y tareas eran pocas. Por un lado, a través de esta instancia se notificaba a los
pobladores sus obligaciones en la cabecera: dar determinado número de jorna
das de trabajo para la construcción del casino del pueblo, los arreglos de los
caminos de cerracería y la instalación del sistema de agua potable en la cabece
ra, entre otros. También dentro de Río Grande se realizaron algunas obras por
LA \11:."RGÚENLJJ
74
zantes, pesticidas y control de plagas durante las asam bleas, y tamb ién infor
mes de la operación financiera de la institución. Así, la asamblea se convirtió en
el canal de comunicación, con el !NI, la SARH, CONASUPO, IMSS-COPLAMAR, y con
otras instituciones que dirigían el apoyo a esta zona con un discurso novedoso
para los pobladores. Ahora ya no sólo se referían a ellos co mo campesinos o
ejidatarios sino tamb ién como "indígenas".
Si bien es cierto que los pobladores de Río Grande se reco nocen a sí
mismos como chales -que en su lengua significa milpa, milperos-, anees
esca palabra no tenía tanto el sentido de marcar una frontera étnica, más bien
�efinía una actividad, la de mil peros o trabajadores del campo, y un diferencia
lmg üística no sólo frente al español, sino también con
el tzelcal que se hab la en
las poblaciones vecinas. La frontera étnica se reconocía más bien en la oposi
c'.ón campesinos ejidacarios-comerciantes kaxlanes (mestizo s). No hay que ol
vidar que la población de la cabecera municipal también era mayoritariamente
cho !, con la presencia de unos pocos comerciantes ladinos o mestizos. A dife
rencia de lo que sucedió en algunos lugares de los Alto s de Chiapas, en esta
parte de la región chol, el binomio indio- ladino no tuvo correspondencia di-
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL
75
ha discutido la sue rte d e aque llos hijos d e e jidatarios que ya no tienen ti e rras, y
se aprobó apoyarlos para que e llos g estione n una exte nsión de las ti e rras de la
_
colonia que los b e ne ficie . Igualme nte, re cién intervino la asamblea en la asig
nación de lot e s e n e l "ce ntro" a pe rsonas que vivían le jos de ést e , aprovechando
e l te rre no de una p e rsona que murió sin de jar desce nd e ncia.
Con motivo de la modificación introducida en el artículo 27 constitucio
nal, e n que se ace ptó la transformación de l tipo de te nencia ejidal en propiedad
privada, los pobladores sost uvieron varias re uniones en las que manifestaron su
re chazo a la disolución de la copropie dad. Aceptaron mayoritariamente oponerse
al Programa de Certificación de D e re chos Agrarios (PROCEDE) e n aras de mante
ner a su comunidad unida.·Sin embargo, en la me dida en que la colonia d e Río
Grande es parte del ejido de Tila, sus decisiones son vertidas en la asamblea ge ne
ral para ser re discutidas y sancionadas por e l conjunto. A p esar de esto, de cidie
ron que aun y cuando la asamblea ejidal se manifestara a favor de la privatización,
e llos se opondrían a nive l de colonia.
Un ejidatario de Río Grande radicado en Tila desde hace décadas, disp uso
vender las cierras que poseía en la colonia a alguie n ajeno a ésta. Cuando se e nteró
la asamblea, sancionó como ilícita la transacción, pues había una decisión pre via de
ella misma que prohibía expresamente "privatizar" l as tierras. Realmente lo que
estaba en discusión no era tanto el que ese hombre hubiera de cidido vender sus
tierras, sino que las hubiera negociado con al uien de fuera de la localidad. La
g
objeción mayor fue que, ante tanto ejidatario ne cesitado de cierras e n la comuni
dad, él se las vendiera a un foráneo. En este caso resalta que tampoco e llos se han
a�egado es trictamente a la ley ejidal, que prohibía la compraventa, incl uso entre
e)ldatarios locales .
Otra función importante de la asamblea comunitaria, como se ha me ncio
nado anteriormente, es la e l ección de autoridades, q ue recae exclusivamente en
los hombres que son jefes de familia y e n las viudas que no hayan repar tido
todavía las tierras de su esposo entre los hijos. Las re unione s d e asamble a son
convocadas Y conducidas por las autoridades y todos los asistentes tienen derecho
ª �oz Y voto. Si embargo, el voto se e xpresa alzando la mano en público, sirua
- _ _ �
cio� que 1nt1 1da a muchos que desearían manifestar s u oposición a algo q ue
. �
esta en d1scus1on. Cuando se discutió la ace ptación O no de l PROCEDE, alg unos
�obladores me manifestaron su interés en que se aceptara la privatiza ción de las
tierras, pero decían que no lo habían e xpresado públicame nte p ues sabían q ue su
posición e ra minoritaria y que la gente come nzaría a e xpresarse mal d e e llos.
11. LA CONl'IGURACIÓN SOCIAL 77
ÁM81TO RELIGIOSO
Dos MOMENTOS DE LA
CONFIGURACIÓN SOCIAL
21 Retomo
el acercamiento que Escalona propone para el estudio de un pueblo rojolabal, en el que
también sugiere que las configuraciones comunitarias de los pueblos de la región han sufrido
modificaciones diversas:"[ ... ] a partir de la reforma agraria, de la promoción de la educación, de
la intervención del Instituto Nacional Indigenista y de las relaciones con otras agencias guberna
mentales, es decir, en el contexto postcolonial/nacional, tanto las comunidades del cenero de
Chiapas como las del área rojolabal debieron haber sido reconstruidas, de distintas maneras, for
mando nuevas configuraciones de obligaciones e intercambios" (2000). George Collier (1989) y
Jane Collier (1995) también han analizado el impacto de la economía regional y nacional en los
procesos de estratificación social de las comunidades campesinas de Zinacatán, considerando
los cambios socioculturales en el matrimonio y el sistema de cargos.
11. LA CONFIGURACIÓN SOCIAL 81
impuestos así como la compra de mercancías: velas, cohetes e incienso para las
ocasiones rituales, y herramientas metálicas, sal y azúcar, por ejemplo.
Durante esca fase, el derecho de usufructuar la cierra recaía en los jefes de
familia. La tierra que cultivaban, que eran terrenos nacionales, era abundante, y el
criterio aceptado para apropiarse de ella estaba determinado por la capacidad para
trabajarla. De esca manera, una familia que tuviera varios hijos varones dependien
tes, por ejemplo, podía disponer de mucha cierra, justificando mediante su uso la
posesión anee los demás. Las casas habitación se ubicaban dispersas en los campos
de cultivo de cada grupo familiar. Además, las diferencias en ese tipo de economía
estaban dadas por estos elementos: la cantidad de hijos varones disponibles para el
trabajo, la calidad de las cierras y la capacidad del jefe de familia para organizar las
labores. Las redes de apoyo constituidas en forma de ayuda mutua o de compadraz
go también eran relevantes puesto que posibilitaban la interacción y, por supuesto,
el mayor y mejor aprovechamiento del recurso cierra. \
Ese cuadro de condiciones reforzaba las jerarquías de edad y de género en la
localidad, que se hacían\sentir tanto en la estructura político-religiosa de las
mayordomías como en las prescripciones matrimoniales. Los "principales", quie
nes podían disponer de tiempo, recursos en especie y en metálico para asumir los
cargos, gozaban de reconocimiento y respeto entre los pobladores, dependiendo
también de su desempeño en las mayordomías (es importante notar que enton
ces toda la población era de filiación católica), así como por su experiencia en los
asuntos comunitarios y sus palabras fundamentadas en años de experiencia. Ellos
eran los mediadores entre la comunidad y las autoridades religiosas y civiles de la
cabecera municipal. Igualmente, los curanderos ocupaban una posición de pres
tigio y liderazgo por poseer un don especial y por la calidad de sus servicios.
Los matrimonios quedaban siempre a decisión de los mayores, quienes
comprometían a sus hijos e hijas a temprana edad -8 o 12 años- para afian
zar los vínculos con otras familias del poblado. Los compromisos eran largos,
de tres a cinco años, y las visitas con presentación de regalos más frecuentes Y
generosas para garantizar la vigencia y seriedad del compromiso.
Para la segunda fase deben considerarse diversos elementos que contribu
yeron, en mayor o menor medida, a provocar cambios significativos en la con
figuración social local: la formación del ejido (mediante la confirmación del
acceso a la tierra que ya usufructuaban), la introducción y adopción del cultivo
comercial del café, la presencia cada vez mayor del Estado a través de sus dife
rentes instituciones, la participación en organizaciones y procesos políticos de
LA VERGUENZA
82
4
Z Lu z Olivia Pineda se refiere al enorme poder político que han alcanzado los maestros bilingü es --en
su calidad de "intermediarios culturales"- en comunidades de los Alros de Chiapas,}' que han aprove
chado para su beneficio personal (1995). Si bien podemos encontrar una situación semejante en la
cabecera municipal de lila, en Río Grande los maestros gown de amplio reconocimiento}' autoridad
moral entre los pobladores así como de poder en las decisiones del rumbo de la comunidad.
25 Manuel Coello, comunicación personal.
LA VERGÜENZA
84
Si bien esta institución había tenido una presencia muy importante en la región,
los cambios operados en su interior, orientados por las tesis de la teología de la
liberación, permitieron un mayor acercamiento a las comunidades por medio de
la formación de un nuevo personaje en las comunidades: el catequista. 26 A la
función de conducción de los asuntos comunitarios que antes tenían en Río
Grande los "principales" y "mayordomos", y que posteriormente fue asumida por
las autoridades ejidales y municipales, se agregaron desde los setenta los catequis
tas, con una autoridad fundada principalmente en el orden moral cristiano.
Es importante resaltar que las autoridades ejidales y municipales son ele
gidas en asamblea, pero ahora la mayoría asume el cargo como una obligación
ineludible frente a la colectividad, que reporta más inconveniencias que satis
facciones y beneficios. Los catequistas, en cambio, son seleccionados, forma
dos y nombrados por la estructura eclesiástica de la región, pero desempeñan
de manera voluntaria y convencida su misión y el reconocimien to que han
alcanzado depende del carisma personal y de la entrega con que usualmente
afrontan sus tareas. Hasta la fecha, los catequistas son distinguido s como auto
ridades morales y han logrado construir un nuevo liderazgo.
El levantamiento zapatista en territorio chiapaneco en enero de 1994 ruvo
un fuerte impacto en esta zona, que ya contaba con antecedentes de gran
conflictividad. La región cho! ha sido una de las más convulsionadas a partir de
las viejas y nuevas disputas entre fracciones, que a veces se reactivan y revisten de
ca�á�ter político (PRJ vs. PRD o también PRJ vs. bases zapatistas), otras de carácter
religioso (protestantes vs. católicos), y otras más de carácter étnico (ladinos vs.
indios) (Coello 1998). La agudización de las contradicciones a nivel regional, sin
embargo, no ha llevado a una polarización política interna de los pobladores de
Río Grande, como ha sucedido en otros poblados choles, pero sí a enfrentamientos
con algunas comunidades vecinas.
No pretendo en este trabajo hacer una caracterización,.de· tas particulari
dades del conflicto en la región, ya que excede los objetivos planteados, pero
creo que muchos de los acontecimientos históricos y sociales referidos para Río
Grande pueden dar cuenta de las condiciones que imperan en la zona y que
han resultado propicias para la profundización de las contradicciones.
27
De acuerdo a los planteamienros de Bourdieu, éste sería un ejemplo claro de la manera en que
una institución del Estado ejerce la violencia simbólica.
11. Lt\ COt-:FIGURt\CIÓN SOCIAL 87
recu
Cuando un individuo enferma, en un primer momento generalmente se
en el
rre a los cuidados y atenciones que brindan las mujeres, principalmente
aran
ámbito familiar. La madre de familia, la abuela o hijas mayores prep
infusiones de yerbas que pueden aliviar algunos males menores: dolores mo y
lestias estomacales, síntomas de resfriados y gripes, dolores de cabeza. También
l
curan algunos tipos de vergüenza que "nacen de la familia" y cólicos; ocasi ona
lo
mente atienden algunos casos ligeros de espanto, aunque esto generalmente
hacen los hombres. Estas enfermedades leves no son fuente de mucha preocu
pación para los pobladores. La persona enferma, si es adulta, tiende a disminuir
su ritmo de trabajo sólo cuando el mal parece agravarse. De no ser así, conti
nuará sus actividades cotidianamente. Si el que enferma es un niño, se tomarán
algunas medidas para impedir que su situación empeore, como evitar los ba
ños, que se moje en la lluvia, que coma alimentos "compuestos", entre otras;
nada de lo cual los niños están dispuestos a cumplir con mucha atención, ni los
padres a forzarlo con rigor.
También es muy frecuente recurrir a las medicinas de patente, que pue
den comprarse en farmacias de las poblaciones vecinas (las más cercanas, Tila
Y Petalcingo), o en los puestos de feria en esas mismas localida des y en otras.
Basta con una recomendación del vendedor para que el enfermo, desp ués de
describirle brevemente los síntomas que padece, acepte tratarse con m edica
ciones que pueden ser desde la aspirina hasta fuerces dosis de antibióticos de
amplio espectro, de preferencia inyectables, pasando por vitaminas y estimu
lantes para el apetito y antiinflamatorios. También la visita de los vendedores
ambulantes a la colonia es frecuente, dos o tres veces a la semana llegan al
poblado, ofreciendo no sólo los medicamentos, muchas veces caducos, sino
también el diagnóstico. Es importante hacer notar que los pobladores rara
vez observ an estrictamente las indicaciones para el uso del medicamento, lo
que redunda en un menor efecto del mismo; así la duración del trata mient o 0
�os intervalos entre una y otra injesta no son respetados, y generalmente se
mterrumpe el tratamiento al presentarse alguna mejoría. También es bastante
c�mún q�e entre los pobladores se recomienden medicinas y las compartan,
s111 recumr al diagnóstico de algún especialista.
Cuando la enfermedad no cede ante estos esfuerzos iniciales provenientes
tanto de la medicina tradicional como de la biomedicina, la familia comienza a
111. LOS ESPECIALISTAS Y LAS ENFERMEDADES 93
Los servicios médicos entre los que pueden optar los pobladores son los si
guientes: la biomedicina (del sector público o privado), la medicina tradicional
Y los que ofrecen otros curanderos no tradicionales ("espiritistas", etcétera). 1 La
may or parte de los pobladores recurre, en distintos momentos, o a veces simul
táneamente, a más de uno de estos servicios, como veremos más adelante.
En el poblado, la presencia de los servicios biomédicos oficiales se limita
al puesto de auxiliar de salud, instituido hace aproximadamente diez años. La
persona que desempeña este cargo es miembro de la comunidad y electo por
ella, aunque este procedimiento no está muy claro, lo que se traduce en conflic
tos entre quienes desean ocuparlo. El auxiliar recibe generalmente un curso de
una o dos semanas en el que le enseñan conocimientos básicos de primeros
auxilios (curar heridas y golpes o inyectar) y, principalmente, a fomentar el uso
de diferentes métodos anticonceptivos (tomados, inyectables, que son los más
solicitados, y preservativos). También participa en las campañas de vacunación.
'He dejado hasta el final el apartado correspondiente a la medicina tradicional ya que me exten
deré sobre este tema.
LA VERGÜENbl
94
las medicinas, pero sin explicación alguna del mal que lo aqueja y, muchas
veces, sin conocer siquiera el nombre de su enfermedad.
Pero las relaciones entre biomedicina y medicina tradicional van un poco
más lejos. En el caso del delito de palabra que le diagnosticó a Rosario, el curande
ro la pulsó y encontró diferentes males, como sucede comúnmente con las enfer
medades tradicionales. Entre éstos estaba el delito de palabra, pero también escu
chó que había problemas con su presión. El curandero le dijo que él curaría el
delito de palabra pero que ella debía ver a un médico para que le atendiera la
presión. Nadie supo aclararme porqué el estado de la presión era anormal, pero
Rosario acudió al médico y llevó simultáneamente los dos tratamientos: la cura
ron de delito de palabra y tomó un tratamiento de vitaminas. Desde hace quince
o veinte años, aproximadamente -según dicen algunos-, los curanderos co
menzaron a remitir a sus pacientes a los servicios biomédicos. Este caso pone en
evidencia, por un lado, que los médicos tradicionales reconocen, en cierta medi
da, a la medicina biológica, pero, por otro lado, muestra que la gente también
distingue algunas enfermedades que la biomedicina no puede curar: el delito de
palabra, la vergüenza, el pensa!, el espanto o las enfermedades provocadas por bru
jería. Es muy frecuente actualmente también entre los curanderos el uso de
antipiréticos, aspirinas, inyecciones y Vick Vaporub para el tratamiento.
Las diez familias protestantes del lugar, miembros del grupo Profecías,
conforman un sector que dice recurrir únicamente a los servicios biomédicos.
Ellos descalifican a los curanderos tradicionales argumentando que no saben
curar, que siempre están borrachos (éste es quizá el peor estigma que adjudican
los protestantes a cualquier persona) y que oran a los santos y ángeles para
invocar el bien o, a través de la brujería, al mal. Cuando comenzaba mi trabajo
en la localidad traté el tema de las enfermedades de vergüenza y de mulilety 'an
con una mujer afín a este grupo y su respuesta me sorprendió:
no sé, no lo conozco. No sé que quiere decir. Kisin sí, es pena, como a mí que me
da pena hablar contigo, porque eres la maestra, porque yo como soy campesina
no hablo bien el español. Pero mulilety 'an no lo conozco, no sé que es. Yo no
salgo de mi casa, .sólo para visitar mi mamá, mis hermanos, para hacer pan en la
escuela. Yo no hago chisme. Sólo visito a mi familia, no me meco en chisme.
irónico- Lo que pasa es que no quiere saberlo''. Según él, los protestantes llegan al
extremo de negar la existencia de esas enfermedades, esa mujer, por ejemplo,
negó conocer el mulilety 'an, pero estableció rápidamente la relación con el chis
me. Además, citó un par de casos de miembros de Profecías que al borde de la
muerte solicitaron la atención de un curandero tradicional y sanaron.
Aparte de los servicios biomédicos y de los curanderos tradicionales, que
más adelante referiré extensamente, los pobladores recurren a otro tipo de espe
cialistas. En la ciudad de Tila visitan, desde hace más de treinta años, a una "espi
ritista", como la llaman algunos; básicamente su trabajo consiste en diagnosticar
la enfermedad, no en curarla, y para hacerlo "habla" con San Miguel. Cuando un
enfermo es diagnosticado por un curandero y quiere cerciorarse de que lo dicho
por éste es lo correcto, visita a esa "espiritista" para tener una segunda opinión.
Ella diagnostica las mismas enfermedades que los curanderos y recurre a explica
ciones causales semejantes.
La comunidad es también visitada por individuos que se hacen pasar por
curanderos y que, conociendo la preocupación permanente que genera la en
fermedad, timan a los pobladores con diversos tratamientos. Hace más de diez
años, uno de estos personajes (mestizo) se detuvo frente a la casa de Pablo
mientras éste descansaba en la hamaca. "Buenas tardes", -dijo. Guardó silen
cio un momento y comentó. "Se ve que estás mal. ¿Qué enfermedad cienes? Te
ves pálido, cansado. ¿No te salen bien las cosas?". Y con estos comentarios tenía
un pie dentro de la casa donde siempre hay algún mal que sanar. 4
En otra ocasión, don Miguel, uno de los ancianos más respetables del pue
blo, estaba enfermo cuando pasaron por la localidad dos curanderos. Entraron a
ver al anciano, hablaron con él y sus familiares, y éstos aceptaron que trataran al
enfermo. Don Miguel llevaba días así, y aunque había visitado a un curandero
tradicional de la comunidad no había sanado. Los curanderos sondearon con la
familia las posibles causas de la enfermedad y concluyeron que había sido pravo-
4 Es impo
_ rtante destacar la asimetría e n las relacio nes entre los pobladores indígenas y lo s mes
tizos q ue llegan a la comunidad (aunq ue hay cambio s notorio s actualme nte). Presencié cuando
d�s vendedore s mestizos de Yajalón llegaron al pue blo a o
frecer un curso de computación a los
h¡¡os de lo s poblad ores que estudian la secundaria. Comenzar
o n diciendo que l os jóven es ha
bían salido favorecido s en un so rteo q ue les permitiría tener un descuento en e l costo del curso
q ue, además, debí�n pagar anticipadamente. Conforme avanzaba la plática, y el jefe de familia
_
mo straba reticencia a aceptar la o ferta, el tono de l o s vendedo re s fu e subie ndo hasta volverse
ofensivo y amenazante.
111. LOS ESPECIALISTAS Y LAS ENFERMEDADES 97
cada por envidia. Para curarse, don Miguel debía enterrar en su milpa el dinero
que poseía -una suma importante, el objeto de envidia de los demás-, además
de observar otros cuidados. En esos momentos llegaba de la milpa su yerno,
Jorge, quien quiso prevenir a don Miguel de que esos hombres podían ser unos
simples charlatanes, pero su esposa se lo impidió. Ella le dijo que don Miguel sí
creía en los curanderos, así como codos los demás. Al otro día, Jorge confirmó
con pesar que el dinero encerrado había desaparecido y también los curanderos.
Raúl
Tiene cerca de cincuenta años y lleva unos treinra como curandero; siempre se
ha dedicado al trabajo agrícola y, de manera complemenraria, a la carpintería.
Es trabajador y goza del respeto de los pobladores. Su hermano era curandero
e insistió a Raúl para que aprendiera el oficio. Al principio Raúl mostró cierta
reticencia: "es duro el trabajo, es sacrificado. No importa qué hora es, uno tiene
que ver al enfermo, dejar la milpa, dejar el café, dejar la mujer, los hijos[.•.]".
Finalmente accedió y comenzó a aprender con su hermano. Sin embargo, insis
te en que "se aprende solo, escuchando su corazón", no viendo a otros curar; "se
va a la milpa y allí se deja hablar al corazón( ... ] poco a poco se aprende a cono
cer las yerbas, las flores y los árboles".
A diferencia de la actitud solemne que suponía caracterizaría nuestra plá
tica, Raúl me platicaba muy divercido sus peripecias para aprender a "pasar la
vela" en la iglesia. Al principio, asistía a la iglesia para escuchar a los otros
rezadores que "pasan la vela" y aprender de ellos. Luego iba a la milpa y, cercio
rándose de que no hubiera nadie en la cercanía, se ponía a rezar. También prac
ticaba en voz baja en su casa, encerrado en un cuarto, para que no lo escucha
ran. Cuando finalmente se atrevió a hacerlo en público, sudaba y se cansaba
mucho. Lo apenaba equivocarse delante de los otros pasadores de vela, pero,
principalmente -dice él- ante Dios. Poco a poco fue adquiriendo práctica,
h�sta que ya no tuvo problemas. Ahora dice que lleva como veinte años "pren
d�endo vela", y que ya quisiera dejarlo porque está perdiendo la vista y le han
dicho que es como consecuencia de hablar tanto.
Mauricio
Catalina
"La forma de iniciación de un curandero a través del sueño ha sido descrita para d caso de
Chiapas por Nash (I 975), Holland (I 990), Guiteras ( 1965), Hermitte ( 1992) y Vogt ( 1979),
entre los más conocidos.
100 LA VERGÜENZA
EL "ooN"
' En este caso, la burocracia estatal y el Esrado intervienen también en la lucha simbólica para
0
Espanto
los mont e s, ríos, caminos, ce rros o cu evas. Al s epararse , los witz 'o, "re sponsa
ble s de las cuevas, de las piedras, de los ce rros" son los que guardan o "rnman
como re hén al e spíritu". 12 Para persuadir a los witz 'o d e que su elte n al ch 'ujlel,
e s n e cesario ofre ce rle s una "reposición" o "tru e que ". El curandero, acompañado
por familiar es de l e nfe rmo, regr e sa al lugar de l accid ente sie mpre con una pre n
da d e v estir d el enfe rmo, y ofre ce a la tie rra y a los witz 'o una ofr e nda d e se is
granos de maíz blanco, se is frijole s, se is die nte s de ajo y aguardi e nte , que e nci e
rra supe rficialm e nt e, alin eados en una sola hil e ra o e n forma d e cruz. D espués
re za para pedir que lib eren al ch 'ujlel de l e nfe rmo. Si el lugar en que suc edió el
accide nte s e e ncue ntra muy alejado, e ntonc es la "re posición" pu e d e hace rs e en
casa del curand e ro, pero se duplica la cantidad d e los obj e rns ofre ndados.
Los casos de espanto son muy frecue ntes. Existen algunos muy fu erces qu e,
según los pobladores, desencadenan la e nferm edad de mane ra rápida y agresiva.
Otros, en cambio, se van acumulando poco a poco hasta que finalmente enferman
a la persona. Por esto, al diagnosticar a un enfermo, e l especialista puede dete rmi
nar la presencia de varias situaciones de espanto simultáneamente, lo que lle vará a
sembrar una "reposición" en el lugar en que ocurrió el incide nte más se rio, mientras
que en los demás se hará únicamente un rezo y se ofrendarán aguardi ente y velas.
Casi todo diagnóstico de enfermedad incluye también el de espanto y los niños son
generalmente los más afectados. Los síntomas son variados: mucha de bilidad e
inape tencia, nerviosismo, temblores y sobresaltos al dormir.
Brujería
También las enfermedad es que son re sultado de la bruje ría provocan la pérdida
del c� 'ujlel, pe ro, a difere ncia del espanto que nac e de situaciones accid e ntales,
son mvocadas por otra p ersona. La envidia e ntre v ecinos es la causa común
mente reconocida para hacer brujería, que re quie re de los oficios d e un especia-
lista para realizarla. Existen diferentes tipos de brujería entre los cuales el
pochitoque y la maLamujer son los más importantes.
Se dice que los brujos actúan desde las cuevas, en donde, en forma oculta,
invocan a los malos espíritus para dañar a alguna persona. Allí prenden velas,
echan aguardien te a la tierra, rezan, pero también encierran alguna pertenencia
de la persona (un pedazo de una prenda de vestir, cabellos) a quien quieren
afectar, y un papel con su nombre escrito. Una vez realizado esto, según la
explicación local, la persona a quien está dirigido el daño enfermará. Para los
pobladores los sínt omas de la brujería son muy claros y se distinguen de las
otras enfermedades fácilmente. El enfermo "tiene sueños pesados. Sueña que lo
persiguen, codo el tiempo, el espíritu malo. Cuando va a la milpa, no va con
tento. Donde deja su morral, allí llegan los animales a cagarse, los animales
malos, que son los que usan los brujos: chivo, gato montés o lechuza, se le atra
viesan en el camino".
Además de estos síntomas, se señalan varios más. Casi codos hablan de
nerviosismo y angustia, pero pueden aparecer combinados con dolores muscu
lares o de cabeza y falca de sueño y apecico, por mencionar sólo algunos.
Cuando se diagnostica enfermedad por brujería debe realizarse un trata
miento bastante elaborado. Para comenzar, los familiares más cercanos al enfer
mo acuden a la cueva en compañía del curandero y buscan el pedazo de papel
con el nombre del enfermo, así como la pertenencia de éste enterrada. Esca
tarea puede llevar un par de horas y no siempre es fructífera ya que la cueva es
muy grande y llena de recovecos. También es necesario que lleven ahí una pren
da de vestir del enfermo (o un mechón de cabello). Luego se procede a iniciar
el rezo, incluso cuando no se hayan encontrado los objetos encerrados, se colo
can las velas, se echa aguardiente a la cierra y se reza, pidiendo la liberación del
ch 'ujLeL del enfermo.
AJ terminar esca fase, durante el trayecto de regreso, que puede durar un
par de horas, el curandero encabeza al grupo que lo acompaña y, con unas ramas,
hace el ademán de empujar (o de arrear) al ch 'ujfeL hasta la casa del enfermo.
Mientras tanto, llama al ch 'ujLeL del enfermo por el nombre de la persona �ara
que los acompañe y suena una pequeña calabaza hueca {bux, en cho)) para guiar
lo hasta su hogar. AJ llegar a la casa del enfermo, éste y los otros familiares allí
presentes están preparados para recibir a la comitiva. Frente al alear se sienta el
enfermo y, detrás de éste, el curandero. Comienzan el rezo, las "sopladas" Y
"rameadas", mientras dos personas, a los coscados del enfermo, hacen sonar dos
LA VERGÜENZA
108
objetos diferentes: una golpea un machete con algún objeto metálico, puede ser
con una moneda, y la otra percute un bote en un recipiente con agua, a manera
de tambor. Al concluir el rezo, se da por terminado el tratamiento.
Los distintos tipos de brujería requieren tratamientos diferentes: para el
pochitoque, por ejemplo, es necesario contar con el caparazón de una pequeñ�
tortuga. Para la curación de malamujer es necesario "engañar a la enfermedad
disfrazando al enfermo de mujer, si es hombre, o de hombre si es mujer. No
hago una descripción más detallada de estas enfermedades puesto que la ver
güenza, objetivo central de este trabajo, no es provocada por brujería.
Males echados
También existen los "males echados" a los que se imputan enfermedades. Para
"echar un mal" no es necesario recurrir a un brujo ya que la persona que desea
dañar puede invocar el mal desde el altar de su casa. Algunos dicen que se invoca
al "ángel malo", que se le prende vela e incienso, y que así enferman al enemigo.
Otros dicen que es suficiente tener un mal comportamiento con una persona
para que ésta enferme. Los pobladores no señalan una diferencia única y clara
entre la brujería y un "mal echado". A veces, también la vergüenza puede ser, para
algunos, un "mal echado".
Las enfermedades que mencionaré a continuación afectan también al ch 'ujlel,
pero no conllevan su separación del cuerpo, por tanto, se consideran menos gra
ves Y nunca fatales. Entre ellas se encuentran el pensal o cólico, el pots 'lom, la
vergüenza y el mulilety 'ano delito de palabra. Comparten entre sí que su origen se
atribuye a las desavenencias y dificultades en el campo de las relaciones sociales.
Pensal
El nombre de esta enfermedad en cho! proviene del español "pensar". Los poblado
res refieren que esta enfermedad se presenta cuando una persona guarda algún
resentimiento y está constantemente recordándolo y reviviéndolo. Puede ser tam
bién resultado de la triste� que le provocó la muerte de un ser querido y que, como
en la condición anterior, oci:lpa permanentemente los pensamientos de la persona.
Un poblador describió a un enfermo de pensaL "Un muchacho está triste porque es
111. LOS ESPECIALISTAS Y LAS ENFERMEDADES 109
�uy p�bre, pero_ tampoco trabaja o hace mucho para salir de su pobreza. Se la pasa
rnsre siempre. Viene un amigo y le dice que por qué está así de rrisre, pero el otro
no cuenca nada, simplemente dice que no riene nada".
Algunas personas dicen que es la misma enfermedad que el cólico, porque
también puede ser provocada por un enojo o disgusro. Sin embargo, para orros
el cólico es una enfermedad disrinra. El pensal "da dolor en la boca del estóma
go, se pone duro como una bola. Sientes hambre pero no quieres comer". Se
cura tomando una mezcla de hinojo, bálsamo, inciensa coronada (dos o rres
gotas) y tostada de tortilla bien quemada. Además, se da un masaje en el vien
tre, empujando de arriba hacia abajo.
Pots'lom
Según los pobladores, esta enfermedad "nace del cuerpo", no proviene de causa
externa. "Cuando se come chile arde el estómago, dan agruras y, a veces, salen
ronchas como sarampión o manchas oscuras con ronchas". A veces su origen se
atribuye a comer carne de puerco cuando se está siguiendo un tratamiento con
medicinas de patente. Para curarla se usa una planta que se llama pots'lom pimel
(verdura de pots 'lom). t.sta se curte en "trago" y se roma una copita diaria. La plan
ta se da en dos colores: de la roja se piensa que es más fuerte que la blanca. Puede
usarse sólo una pero si se combinan ambas se cree que resulta más eficaz el reme
dio. Cuando un curandero no puede curar, remire al paciente con el doctor. 13
Mu!ilety 'an
13 Para el caso de Tila, Manca ha registrado esta enfermedad como el resultado de no atender a
tiempo una vergüenza. Se manifiesta también con manchas en la piel que llevan a distinguir tres
variedades del mismo mal: el pots 'lom colorado, el morado oscuro y el rosado claro. Yo no he
registrado asociación entre la vergüenw y alguna otra enfermedad.
110 LA VERGÜENZA
milia res. Igu almente, se a firma que e l e fecto producido por la sit u ación con
flictiva pue de posterga rse durante p eriodos variados, y prese ntarse fina lme nte
meses o a ños después. De esta manera, la e nfermedad de cualquier mie mbro de
la familia, ha sta de los más p eque ños, pue de a socia rse a a lgún intercambio rís
pido e n e l qu e hayan participa do su p adre o ma dre, o ta mbién u n hijo o hija,
independientem ente del momento en qu e haya ocurrido. Por lo tanto, me pa
rece que la vergüenza represe nta una explicación q u e permite a los pobladores
abarca r y dar cu e nca de muchos de sus padecimie ntos físicos, como veremos en
e l quinto capítulo.
Véase Hermirre ( I 992), Guireras-Hol mes (I 965), Nash (1975), Holland (1990), Manca (I 997)
1
y Fernández (I 995).
IV. El. SENTIDO DE LA VERGÜENZA 115
ráccer general, y codo indica que este padecimiento tiene menos relevancia en
los otros grupos étnicos de la región que entre los choles. Quizá la vergiienza
no es una enfermedad tan común o, si lo es, entonces no presenta una gama
tan amplia de situaciones que puedan desencadenarla. Pero también es posi
ble que la vergüenza no haya despertado la curiosidad de los antropólogos,
como lo dice explícitamente Hermirce, porque no conlleva la pérdida de al
guna entidad anímica, como el ch 'ujlel.
A continuación cito las referencias que hay sobre la vergiienza entre los
diferentes grupos étnicos de Chiapas. Entre los tzocziles de los A1ros de Chiapas,
concretamente en el municipio de Chenalhó, Guiceras-Holmes habla del kexfaL o
desconcierto que se presenta cuando una persona se encuentra con otra de más
edad y a quien debe respeto (1965: 123). Picarch menciona el kexfaL en Cancuc,
poblado rzelral, como un estado de difícil definición, asociado a un sentimiento
de bochorno o ridículo. Esca enfermedad es la consecuencia de mostrar abinca
mence las emociones, depositadas en el ch 'u/el, delatando así algo muy íncimv de
la persona (1996: 88). Hermicce, para Pinola (czelcal), describe la vergüenza como
la "mala 'absorción' de ciertos estados emocionales" y la incluye dentro del siste
ma de sanciones sociales (no sobrenaturales), puesto que no afecta al ch 'u/el ni al
nahua/ de la persona (1992: 113). Nash se refiere a la vergüenza en el poeblo
rzoczil de Amacenango del Valle como la secuela de "cualquier incidente penoso"
( 1975: 169). Al tratar sobre la vergüenza entre los choles, Pérez Chacón la remire
a "la falca de productos de primera necesidad entre las familias choles" que los
obliga a pedir préstamos. Cuando éstos no son otorgados, sobreviene la enferme
dad (1993: 288). También, en otro de los pocos trabajos sobre los choles, se
menciona la vergüenza como la "sanción" por la "transgresión" de una norma
(Manca 1997). En esca relación salean a la visea las diferencias can grandes que la
enfermedad denominada vergüenza presenta, no sólo entre los distintos grupos
étnicos, sino también dentro de un mismo grupo, como el de los czelcales, por
ejemplo.
Muchos de los trabajos sobre la temática de la enfermedad comparten la
orientación funcionalisca que ha predominado en la región. En estos, algunos
padecimientos físicos se explican como la consecuencia de la violación o trans
gresión de una norma social (Hermicce 1992, Guireras-Holmes 1965, Holland
1990). Plantean que los miembros de una sociedad se conducen respondiendo
a mecanismos de control social y que la enfermedad puede ser considerada un:1
sanción al comportamiento anómalo del individuo.
116 LA VERGÜENZA
Es cie rto q ue alg unos de los casos q ue registré en Río Grande pare
cerían responder a la lógica de la transgre sión-sanción, como son aq uellos
provocados por robar, lastimar a un animal ajeno, ofe nder a u na p e rson� 0
te ner más riq ue zas q ue otros. Los casos podrían verse desde la p e rsp ecnva
funcionalista como piezas sueltas q ue posibilitan reconstr u ir un código nor
mativo implícito y, por esto, un tanto desartic u lado y asiste mático, y a aq ue
llas pe rsonas, víctimas de la e nferme dad, como las q ue violan alguna "norma"
social. Sin embargo, no todos los casos m uestran congr u encia con respecto a
e sta explicación. Una mirada más at enta permite observar m u chas contradic
ciones e inconsiste ncias q ue saltan a la vista. Veamos alg u nos e j emplos. Entre
los casos recogidos, y q ue describo en de talle más ade lante en este capít ulo,
hay alg unos e n los c uales las personas q ue se dice e nf e rmaron de vergüenza
porq ue f ueron ac usadas de robo eran inoce ntes. De c ualq uie r man era, se se
ñala q ue e nferrriaron no obstante q ue los miembros de s u grup o doméstico Y
vecinos cercanos conocían perfectamente q ue no eran c ulpables. B u scando
favorece r la explicación de la lógica jurídica de transgre sión-sanción, podría
obje tarse q ue, a los ojos del re sto de los pobladores, s u inocencia e staba e n
e ntredicho mie ntras no se d emostrara, y, por lo tanto, la e nferme dad podría
e nte nd e rse como una sanción social, a pe sar de q u e e n e stos casos los ac u sa
dos fueran inocentes.
Pero, hay otros casos q ue también cuestionan la interpretación de la ver
gü enza como una sanción social, por la violación o transgre sión a determinada
norma, entre los c uales se encuentran los q ue se refieren a la invasión de p uercos
� las milpas ajenas (véase vergüenza de puerco, pág. 32). En los eres casos q ue se
incl uyen más adelante en este apartado, se dice q ue qu ienes e nfermaron de ver
güenza no fueron los transgresores, los d ueños de los p uercos q ue habían provo
cado daños severos a la propiedad de otros vecinos, sino las víctimas del hecho.
Aparee de estos casos en q ue la lógica transgresión-sanción no se cumple,
ya q ue no enferma el transgresor sino la víctima, y donde la enfe rme dad no
puede ser ence ndida como sanción, hay muchos otros e n q ue tampoco e stá pre
s�nte, como sucede con la solicit ud de préstamos. Entre estos, hay algu nos soli
citantes 9�:• se �ún la e xplicación local, e nfermaron al negárseles su solicitud.
Pero tamb1 e n existen casos opuestos e n q ue se dice q ue enfermó de vergüenza el
que negó el préstamo.
Si a los casos en que la lógica transgresión-sanción aparece trastocada se
agregan aquellos en que, a pesar de q ue exista una transgresión como las me n-
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 117
agentes- comprende los sistemas de esq uemas de pe rcepción, apreciación y acción que permi
ten al agente " una comprensión inmediata del mundo familiar porq ue las estr ucturas cognitivas
que pone en funcionamiento son el producto de la incorporación de las estr ucturas del mundo en
el q u e actúa, porque los instr umentos de elaboración q ue emple a para conocer el m u ndo están
elaborados por el mundo" (Bo urdieu 1999: 180).
3 La noción de hab tus supera dos errores de la visión escolástica: "por un lado, el mecanicismo que
_ '.
somene q ue la ac�1ón (de los agent�s) es el efecto mecánico de la coerción por causas e xternas; por
otro lado, el finalismo que, en parnc ular con la teoría de la acción racional, sostiene q ue el agente
actúa de forma libre, consciente, y, como dicen alg unos urilitaristas, with fidl 1mderstanding, ya
que la acción es fruto de un cálc ulo de las posibilidades y los beneficios" (Bo urdieu 1999: 183).
Las estrategias no son fr uto del cálc ulo racional puro ni de la obligatoriedad de las normas; m:ís
bien se producen a partir del sentido práctico o sentido del juego y como parre de éste.
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 119
(p or medio de las estrategias). Más que mecanismos de control s o ci�l que i�
p onga n el cumplimiento de no rmas a lo s individuos, o que a nte su i n cumpli
miento imp onga n un ca stig o (la enfermedad, por e jemplo), se presenta n for
mas de compet encia ent re lo s agentes sociales que buscan so rtear o a decuar las
orientaciones prescrip t ivas de la mej or manera . Sin e mba rg o, c om o veremos ª
cont inuación, la competencia entre los individuo s no siempr e se est a blece en
condicio nes de igualdad. Reco nociendo las dis tinta s po sici on e s sociales que
ocup an los p obladores así como l os pri ncipios de dife renc i ació n que orien tan
la convive ncia comu nitaria en Río Gr an de, es posible explica r el desen lace de
las situaciones de tensió n que se expresan en la vergüenza.
todc matrimonio (por compromiso o por huida) debe ser sancionado por los
mayores, ni que a los padres de la muchacha haya que entregarles reg alos en
especie o en dinero, como concr ap arte del incercambio. Estos aspectos, que ayu
dan a reproducir las jer arquías de género y de edad incernamente, son acept�d�s
tanto por hombres y mujeres como por mayores y jóvenes. Estos cuatro pnnct
pios de diferenciación son también elemencos que participan en la definición de
las situ aciones conflictivas.
Al estar dotados los agentes de esquemas de percepción acordes a la estruc
tura del espacio social que habitan, incorporan las diferencias en las prácticas, en
los bienes y en las opiniones existentes en este espacio a un sistema simbólico que
tr ansforma algunas de ellas en signos de distinción, en símbolos de prescigio,4 0
como dice Bourdieu, en "un mundo físico estructur ado simbólicamente" (1999:
135). Es así que en la dimensión simbólica tener formación de maestro o estudios
de educación media-superior, o poder costear los g astos de los hijos en estos
niveles (entre varios posibles), repon:a un reconocimiento muy grande entre los
pobladores, a diferencia de aquellos que únicamente cuentan con los estudios de
primaria impartidos en la localidad (y esto, sólo algunos) y cuyos hijos no podrán
aspir ar a algo semej ante. Igual sucede con los bienes de consumo que otorg an
amplio prestigio a sus propietarios: las casas de m ateri al y techos de losa y lámina,
los carros, las despulpadoras metálicas, la ropa y el arreglo personal, los viajes en
taxi o las medicinas, distinguen a los que los poseen de los que no. Los individuos
que gozan de prestigio pueden influir más decisivamente en las orientaciones Y
decisiones de la comunidad puesto que cuentan con autoridad par a h acerlo.
Como vemos, el espacio social de Río Gr ande está constituido por posicio
nes sociales distintas en las que los agentes sociales se sitúan de maner a desigual
económica Y simbólicamente. Los principios de diferenciación, que oper an en
los habitus, introducen también otros elementos que resultan en desigualdades
e�tr� los agentes. Esto hace que los encuentros ríspidos y los intercambios con
fl icttvos �ue se suscitan entre los pobladores, y que aparecen como las circunstan
_
cias pam culares de los casos de vergüenza, no puedan explicarse solamente como
el re�ultado �e relaciones interpersonales conflictivas, sino que apuntan a las dife
renci as y desigualdades arraigadas más profundamente en el tejido social.
4 Los signos de distinción conforman el capital simbólico. Cualquier tipo de capital (económi
co, cultural) que sea reconocido y valorado (como natural) por los agentes forma el capital sim
bólico. En el caso de Río Grande, el capital económico se transmuta en uno de los principales
componentes del capital simbólico, aunque no es el único.
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 123
1 as luchas
L simbólicas tienen como objetivo imponer a otros la percepción propia del sentido
común o, lo que es lo mismo, alcanzar el monopolio de la nominación legítima. Según Bourdieu,
pueden presentarse dos formas diferentes. En el aspecto objetivo, actuando a través de accion:s
de representaciones que pretenden hacer evidentes ciertas realidades {por ejemplo, una mam
festación de un grupo determinado que, al hacerse públicamente, vuelve del conocimiento de
los demás su existencia como cal: el número de seguidores, etcétera). En el aspecto subjetivo, al
intentar "cambiar las categorías de percepción y de apreciación del mundo social, las estructu
ras cognitivas y evaluativas: las categorías de percepción, los siscemas de clasificación, es decir,
en lo esencial, las palabras, los nombres que construyen la realidad social tanto como la expre
san, son la apuesca por excelencia de la lucha política, lucha por la imposición del principio de
visión y de división legítimo [ ... ]"(Bourdieu 1993: 137). Los chismes, insulcos, rumores e
insinuaciones forman parce de las luchas individuales de la vida cotidiana por imponer el pro
pio punto de vista, pero evidentemente tienen menos impacto que las luchas políticas.
124 LA VERGÜENZA
Envidias
sufrir daños en la cosecha, perder algún objeto de valor, no recibir un préstamo que
otros sí recibieron, por ejemplo-- puede interpretarse como resultado de la envi
dia de los otros. Es así como los pobladores refieren que enferman de vergüenza
aquellas personas que tienen más que los otros y son envidiadas por esto. Los casos
de vergüenza de casa y de lámina, por ejemplo, afectan a aquellas personas que
tienen casas de material y techo de losa o lámina, cuando alguien les hace algún
comentario (por inocente que parezca) acerca de la casa misma o del techo, o sim
plemente al enterarse de que algún vecino ha comentado algo al respecto. Desde la
perspectiva local, los resultados son la vergüenza de casa o la de lámina (véase caso
vergüenza de lámina, pág., 29). En estos casos, el comentario supuestamente desin
teresado: "¡qué grande está tu casa!", o el chisme con intenciones descalificado
ras: "¿de dónde habrá sacado dinero para comprar la lámina?", constituyen los ele
mentos que según los pobladores desencadenan la reacción de vergüenuz, al exami
nar y poner en tela de juicio públicamente el enriquecimiento del dueño de la casa.
En la literatura antropológica han sido muy discutidas las repercusiones
que tiene en la vida comunitaria el enriquecimiento de alguno o algunos de sus
miembros. 6 Generalmente se enfatiza el hecho de que esta situación altera el
equilibrio de la sociedad, por lo que se recurre a diversos mecanismos de nive
lación social (el sistema de cargos, por ejemplo), eliminando así las diferencias
disruptivas. Sugiero que lo mostrado por las envidias en romo a la acumulación
de bienes no es más que expresión, nuevamente, de cómo los pobladores apues
tan a objetivos y metas comunes, compitiendo entre sí, no sólo por los recursos
económicos sino también por la validación simbólica de éstos. En estos casos el
chisme juega un papel importante como parre de las luchas simbólicas.
Los recursos con los que cuentan los grupos domésticos son, en la mayoría de los
casos, limitados, y esto obliga a un cuidado y atención especial en el uso que se
hace de ellos. Son muchas las recomendaciones que tanto la madre (en el ámbito
del hogar) como el padre (en el campo), hacen a sus hijos e hijas acerca de la
utilización adecuada de las herramientas e instru,mentos de trabajo, los cuidados
6
Especial atención a este tema han prestado Foster (1974, 1980), Cancian ( 1976) y Thomas
(1974), aunque con planteamientos diferentes. Guiteras-Holmes Jo menciona asociado a la
enfermedad (1965).
IV. El SENTIDO DE LA VERGÜENZA 127
que requieren los animales y las plantas, con la intención de optimizar el aprove
chamiento de estos bienes. Además, si tener más o mejores recursos puede redun
dar en prestigio para el poseedor y su familia, entonces el desperdicio o gasto
innecesario de éstos es un hecho lamentable; uno que, según la explicación local,
puede provocar la vergüenza.
Los casos de vergüenza que ejemplifican esta situación se producen dentro de
la familia o, como dicen los pobladores, "nacen en la familia". Estos son general
mente leves y su curación no siempre requiere de la participación del curandero
ya que pueden ser atendidos en casa por los familiares. Sugiero que la levedad de
estos casos radica en el hecho de que las relaciones y las posiciones de los agentes
dentro de la familia están más claramente definidas (y asumidas) en torno a las
jerarquías de edad y de género.
Los animales domésticos son vistos por todos como un recurso de suma
importancia, tanto en términos alimenticios para la familia como para ser ofreci
dos en ocasión de sellar vínculos rituales. Igualmente, a través de la venta ocasio
nal de los animales o sus derivados (manteca, huevos), los pobladores obtienen
un ingreso monetario adicional. Un niño maltrató a un pollo cuando jugaba con
éste y fue regañado por su padre. De acuerdo a la explicación local, el niño enfer
mó posteriormente de vergüenza de pollo. Según dicen los pobladores, si nadie
hubiera visto al niño y, por lo canto, no le hubieran llamado la atención, él no
habría enfermado. Pero si es sorprendido en la acción y el regaño es fuerte,· la
enfermedad será más grave que si solamente se le hubiera llamado la atención.
Según la perspectiva local, las muchachas o mujeres mayores que acciden
talmente golpean fuerte a un animal cuando hacen la limpieza o acomodan los
enseres domésticos, podrán enfermar de vergüenza, aun cuando no sean regaña
das, ya que saben que afectan seriamente la posición de la familia al disminuir sus
recursos. Es más, en una ocasión la hija de Micaela enfermó y su mal se atribuyó
al hecho de que Micaela había golpeado a un pavo. El diagnóstico fue vergüenza
de pavo. Se dice que el descuido de la madre puede afectar la salud de la hija.
Algunos derivados de los animales domésticos, como huevos y manteca,
son también un punto muy importante en la vida campesina y, en torno de estos
se dice que pueden generarse situaciones de vergüenza. En un caso, la vergüenza
de huevo se atribuyó al regaño que recibió un niño que rompió un huevo. Al igual
que en el caso anterior de vergüenza de pollo, se considera que si la reprimenda es
fuerte, la enfermedad puede serlo también, por lo que la gravedad del mal depen
derá del tono e intensidad del regaño. Según los pobladores, si el niño rompe
128 LA VERGÜENZA
alguno de estos objetos de valor (u otros) sin ser visto ni regañado, entonces no
sobrevendrá la enfermedad.
Pues sí( ... ] no sé si pasa en la gente, en la gente mestiza cuando, por ejemplo, se
rompe una grabadora, cu hijo o no sé quién, quien sea en la casa, no se si ... en este
momento lo regañan o le dicen: ¿por qué lo hiciste? Es lo que hace aquí la gente,
si rompen un huevo, otra cosa, empieza uno a regañar: ¿por qué lo hiciste, ¡eso
nos servía!; entonces la persona que rompe alguna cosa se siente pues mal, Y es
donde entra la enfermedad, la vergüenza. Claro que no en ese momento empieza
a enfermarse pero en ese momento sí se sintió apenado, ya pasa un buen tiempo
y empieza a enfermarse.
María, en otro caso, me contó que en s u casa "echaron una gallina [la
pusieron a empollar] y de esa gallina no brotó ni un pollo. Y me dijo él [su
marido]: 'Siq uiera nos hubiéramos comido los huevos'. Claro que no me rega
ñó pero también yo sentí mal. Y no tardó en que yo me sentí mal". Al enfermar
María, se le diagnosticó vergüenza de huevo debido a que no había logrado que
la gallina criara a los pollos, y los huevos fueron desperdiciados. La atención a
los animales domésticos pertenece al dominio femenino y, en este caso, María
era la responsable.
Otros hechos que, según los pobladores, provocan la vergüenza son los
relacionados con instr umentos de trabajo y enseres domésticos. Romper una
botella, por ejemplo, es considerado como un factor que puede provocar la en
fermedad. Act ualmente se reconoce que los casos de vergüenza de botella son
cada vez menos frecuentes quizá, según mi opinión, porque éstas son más abun
dantes y han sido s ustituidas casi totalmente por frascos y botellas de plás tico
desechables. No sucede lo mismo con los h uevos considerados com o un recur
so adicional y valioso en la alimentación famili�r cotidiana (frijoles, tortilla Y
poso!, principalmente) y que bajo ninguna circunstancia deben desperdiciarse.
También se da el caso en que el marido cuestiona la forma como su esposa
maneja el gasto familiar. "En la casa regaña el marido. T ú gastas mucho dinero',
dice el marido". La enfermedad de la mujer se atrib uyó a este regaño, que la hizo
_
sen�1r que no cum lía con su tarea de administrar el gasto de la manera más
�
e ficiente en beneficio del gr upo doméstico. Se le diagnost
icó vergüenza de dinero.
Además de los regaños, el hombre puede manifestar su rechazo o desacuer
do con la esposa, con el gesto de "no recibir la comida" que ella ha preparado.
También el hijo varón mayor puede hacerlo y este hecho igualmente se considera
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 129
factor causal de enfermedad. La vergüenza tomará el nombre del guiso que ella
haya preparado y que ellos rechacen (vergüenza de polio, arroz con polio, puerco,
pavo, entre otras más).
Hasta aquí, los casos nos orientan en el entendimiento de las diferentes
manifestaciones de vergüenza "que nacen en la familia'' en distintos sentidos. Dentro
de la familia, los más afectados son generalmente las mujeres y los niños y niñas.
En la situación de la mujer, además de la reprobación por el desperdicio de recur
sos escasos, los reclamos apuntan a que está incumpliendo las expectativas socia
les que hay de ella: no administrar con eficiencia el gasto familiar; desaprovechar
los recursos obtenidos al no lograr que la gallina se reproduzca; desperdiciar los
escasos recursos existentes al romper la olla, el huevo o lastimar a un animal,
hechos que pueden condensarse en la actitud y el gesto del marido de "no recibir
la comida" o de despreciar los alimentos que la mujer prepara para él. El papel de
la mujer está asociado al máximo aprovechamiento de los bienes del grupo do
méstico.
Desde la perspectiva local, los niños también pueden enfermar al afectar
algún recurso propio. La diferencia con las mujeres radica en que para que el
niño enferme por haber provocado algún daño se considera necesario que hu
biera un regaño. Se dice que las mujeres generalmente enferman aun cuando
no haya una reprimenda explícita, aunque me parece que el gesto de "no recibir
la comi da" del marido podría interpretarse como tal. Además del desperdicio
de los recursos ya mencionados, la explicación local también atribuye a los
regaños un papel importante como desencadenante de la enfermedad, princi
palmente en los niños pequeños.
Sin embargo, me parece que los casos de vergüenza que "nacen en la fami
lia" nos muestran las relaciones de subordinación en el interior de la familia, de
los menores a los mayores y de la mujer al hombre, a la vez que nos hablan
de las formas en que se ejerce el poder domésticamente. En escos casos, las
posiciones de los agentes están fuertemente definidas en torno a las jerarquías
de edad y de género. Pero también dentro de la familia ocasionalmente se cues
tionan estas relaciones de subordinación. En una ocasión, por ejemplo, un maes
tro me refirió que los regaños de un padre a sus hijos por su mal comporta
miento también provocaron la enfermedad. Comentaba que sus hijos hacían
mucho desorden a la hora de la comida, desperdiciando los alimentos, y que él
intentaba hacerles entender que ése no era momento para jugar. En poco tiem
po enfermaron varios de ellos y se les diagnosticó vergüenza (del animal que se
130 LA VERGÜENZA
g uisó ese día) por los regaños del padre, ante lo cual éste o ptó p or no llama rles
más la atención para así no afectar su salud. El regaño, en esc as ci rcunstancias,
no hizo q ue los niñ os cambia ran de actit ud, por el contr ario, la enfermedad de
ellos provocó q ue el padre dejara de regañar los (este caso, por ejempl o, c uestio
na la lógica funcionalisc a de los mecanismos de control s oci al;.
Otro caso. Ped ro, jefe de familia, decidió hacer una fiesta para sellar el
vínculo de compadrazg o con la pareja escogida, y para ell o mataron al pue rco
q ue eng ordaban desde hacía dos años. Se realizaron codos l os preparativos, se
acondicionó el l ugar para la ocasión; sin embarg o, Ped ro no estaba conten to Y
n o p robó el guisado de puerco. Al te rminar la fiesta, su esposa le recriminó: "Si
tú lo quisiste matar. ¿Por qué matas si no lo quieres comer ? Yo acepté preparar.
M acaste con dos cor azones: con uno sí que rías, pe ro con el ot ro no, no con
g usto". Pedro enfe rmó y lo atribuyó a l os reclamos de s u muje r ; el diagnóstico:
vergüenza de puerco.
Aparte de los pocos casos en q ue la enfermedad del homb re se atrib uye a
los reclamos de su mujer, también es importante notar que la condición de
enfe rmedad crea un estado de excepción para la muje r que, en alg una medida,
puede beneficiarla . Cuando la mujer enferma, las actividades d omésticas se
paralizan afectando se riamente al homb re. El hecho más evidente es el de la
preparación del poso! y de la tortilla.
También supe que un hombre, según la explicación local, provocó que su
m ujer enfermara repetidamente y fuera seriamente cuestionado p or el curan
dero. Pascasio contaba que la muje r había enfermad o de vergüenza eres vec es
seg uidas como resultado de los regaños y desai res que le hacía su marido. L as
tres veces había acudido el mismo curandero a atende rla, pero la última vez éSCe
habló seriamente con el esposo: "¿Qué piensas que y o tengo mucho tiempo
� ara venir a atende r a cu mujer cada vez q ue tú l a haces q ue enfe rme? ¿Qué
u enes mucho dinero para comprar la vela, el trago, el poll o... ?". A continua
_ ,
cion argumentó que si su muje r enfermaba por culpa de él, ella se debilitaría Y
podría adquiri r otras enfermedades más fuertes que le provocarían la m ue rte.
Ent onces el problema para él se ría muy g rave pues tendría que buscar quién se
_
ocupara de cU1dar a los hijos, hacer la tortilla,
lavar la ropa, etcétera.
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 131
Una mujer fue sorprendida golpeando a un puerco ajeno que se había metido a
su huerco y, según la explicación local, enfermó de vergüenza de puerco. "[.·.]Si
yo me pongo a pegar puerco, si me mira un vecino, me va a dar pena porque de
allí lo va a decir con el dueño, lo v a a ir
a contar que me vieron peg ar al a nimal '.
_
Y me emp ieza a regañar o me regaña a mí de lejos o me viene a reclamar a mi
casa, que estoy maltratando al animal[ ... ]".
En este caso en particular la acusada de golpear al animal fue sorprendida en
el acto. Se dice que si no hubiera sido así, entonces no-habría enfermado. La
vergüenza lleva el nombre del anim al maltratado (puerco, pollo, pato, perro o
pavo).
Sin emb argo, situaciones semejantes a la anterior se. han resuelto de ma
nera distinta. Un poblador comentaba que en otra ocasión el dueño de un
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 133
Muchas de las situaciones de vergüenza relacionadas con los compro misos o las
expectativas incumplidas también tienen que ver co n la afectación d e bienes aje
no s, pero la diferencia con los casos anteriores (afectación de recursos aj eno s)
reside en que en éstos se establece previamente un compromiso y una de las do s
parces lo incumple. El hecho de que exista un compro miso supo ne una relación
previa entre lo s involucrados que es, generalmente, una relación de cercanía.
Un caso se presentó cuando Marina ro mpió una olla de barro en la que
preparaba aco le (véase caso de verguenze de olla, pág., 31). Su marido no le re
criminó el hecho, muy por el co ntrario , al verla can desco nsolada se apresuró a
decir que traería más elotes d e la milpa para que ella preparara la bebi d a nueva
mente. Pero la preocupación de Marina no era únicamente po r el aco le desperdi
ciado , sino porque la o lla no era de su propied ad ; ella la había pedido prestad a a
su mamá para la ocasión y no tendría cómo reponerla. Meses después Marina
enfermó y su mal se atribuyó a esca circunstancia.
Igualmente se establece como posible causa de la enfe rmedad el pedir
prestado un instrumento d e trabajo o utensilio d oméstico y no devo lverlo o
hacerlo pero descompuesto. Este es el caso de la vergüenza de despulpadora, en
que la persona que la pidió prestada la entregó ro ca a sus d ueño s. Aunque no
hubo regaños de por medio , las perso nas "se sienten mal", se gún lo s poblad o
res, por haber desbaratad o o malcracado un bien ajeno , a p esar de los esfu erzo s
que realicen por componerlo o substituirlo .
La vergüenza de dinero presenta una circunstancia semejante a las anterio
res ya que supone que una perso na pi de dinero prestad o pero, en este caso, no
lo devuelve en el plazo estipulado. En ocasio nes, el dueño del d inero comenza
rá a correr el chisme de que cal persona ha incumplido co n su pago y ésta
enfermará; pero en otras, aun cuando el dueño no reclame su recurso , el que ha
pedido prestad o puede enfermar, dicen los poblado res, po r el hecho de no po
d er cumplir su pro mesa.
Otro caso de vergüenza de dinero se presentó, según la explicación local,
cuando comenzó a circular el chisme de que la persona que había ocupado el
puesto de delegado del comisariado ejidal no había usado adecuad amente los
recursos y había dejado pendientes varios de los trabajos que debía realizar. Se
decía que había beneficiado a unos más que a otros, descalificándose así su actua
ción. Nuevamente el chisme fue determinante en el desenlace .
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 135
Joséy Mario
José pidió a M ario maíz prestado pero éste se negó a hacerle el favor, aduciendo
que no tenía suficiente grano. José se retiró insatisfecho, convencid� de que Mario
no le quiso prestar lo solicitado a pesar de que estaba en condiciones de hacerlo.
El solicitante, molesto y contrariado, comenzó a ha blar mal públicamente de ese
gesto poco generoso hasta que llegó a oídos del otro. Posteriormente M ario enfer
mó y se le diagnosticó vergüenza de maíz.
En este caso, José, el solicitante, se dirige a una persona que conside ra no
podrá negarse a extender el préstamo. Lo unen a M ario no solamente vínculos de
parentesco (aunque discante) sino también deudas d e trabajo de ayuda mutua y
de se rvicios pre stados en la construcción de la casa de su hija. Aunque la necesi
dad no lo ha obligado a pedir un favor de este cipo en alguna ocasión anterior,
José acude con la certe za de que será concedida su petición, porque a de más cono
ce que M ario tuvo una buena cosecha y gua rda suficiente grano todavía.
En el momento en que M ario se niega a prestar maíz a José, bajo el argu
mento de que no tiene más que lo ne cesario, e l solicitante sa le desconce rtado de
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 137
la casa de éste, pero también muy enojado. Sabe que Mario ha mentido y por lo
tanto, si no ha querido prestarle es por otros motivos. José revisa con detenimiento
los distintos momentos de su relación con Mario y piensa que no ha dado moti
vos para esta actitud. Rápidamente hace público su enojo entre los familiares y
_
amigos, buscando consenso entre ellos, hasta que se crea un chisme de proporcio
nes mayores. Según la narración de los pobladores Mario enfermó.
jorge y Rogelio
Pedro y Migu el
Pedro dio prestado maíz a Miguel con la condición de que éste le pagara cuan
do cosechara su grano. Transcurrió el tiempo y Miguel no liquidó su deudaª
p esar de haber recogido la cosecha. Pasado un mes aproximadamente, Pedro
comenzó a sospechar que Miguel no pagaría y corrió el chisme. Al enterarse, se
dice que Miguel enfermó de vergüenza.
En el centro de las circunstancias conflictivas que de acuerdo a la etiolo
gía local provocan la vergüenza, hemos visto la gran importancia asignada �or
los pobladores al aprovechamiento de los recursos siempre escasos. A la rac10-
nalidad y cuidado que se promueve en el uso de éstos se agrega la competencia
que se establece entre los lugareños por acceder a ellos o, en caso de no lograrlo,
LA VERGÜENZA
138
LóGICA DE LA VERGÜENZA
Me parece que para entender la lógica de la vergüenza hay que ir más allá del
hecho particular al que localmente se atribuye el origen de la enfermedad (ro
bos, incumplimiento de compromisos y de expectativas, afectación de recursos
ajenos). Como veíamos anees, los agentes ocupan posiciones desiguales en el
espacio so(.ial, por lo que sugiero que las situaciones de vergüenza expresan el
estado de las relaciones de poder en el poblado. Además de las diferencias eco
nómicas y simbólicas que crean distinciones notorias, la posición relativa de los
agentes también se define a partir de aquellos principios de jerarquización an
tes mencionados (edad, género, ecnicidad y gozar de un don), que orientan el
desenlace de la situación. Es necesario entonces tener presente siempre que al
analizar un caso de vergüenza debe ubicarse a los agentes involucrados de ma
nera relacional, para encontrar la posición de fortaleza O debilidad que ocupa
cada uno de ellos en ese momento específico. Por ejemplo, aquella persona que
en una situación particular de vergüenza ocupa una posición de debilidad fren
te a otra, puede en una situación diferente ocupar la posición de fuerza. Es así
como no podemos pensar que exista un grupo social permanentemente en si
tuación de debilidad.
Desde la perspectiva local, tanto en la colonia Río Grande como en otros
pueblos y colonias chales, he escuchado con frecuencia que las mujeres y los
niños y niñas son los más vulnerables a la enfermedad de la vergüenza. "Débiles
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 139
de pensamiento" o "débiles de fa mente" son los términos con los que se refieren
a esca condición, aunque se reconozca que, en menor grado, los hombres tam
bién pueden enfermar. Los pobladores expresan diferentes ideas al respecto;
para algunos, la debilidad puede verse casi como una característica intrínseca
del ch 'ujLef de mujeres y menores. Para otros, en cambio, la debilidad reside en
la dificultad que tienen para enfrentar las habladurías y los chismes, que los
ofenden y perturban excesivamente. Considero que si bien es cierto que las
mujeres y los niños, como grupos sociales, están generalmente en desventaja
frente al de los hombres, la situación de "debilidad de pensamiento o de fa mente"
que se les imputa tiene una explicación social (por ejemplo, la falca de acceso a
la propiedad sobre la cierra y a los cargos públicos, participación menos valo
rada en la división social del trabajo), aunque no sea precisamente ésta la que
localmente se les atribuya .
Sin embargo, como decíamos antes, en ocasiones la mujer puede ocupar
la posición de fuerza, por ejemplo, a partir de que posee alguna de las siguientes
características: ser partera O curandera, haber vivido en la ciudad y hablar el
español, así como tener conocimiento del mundo urbano o el grado de maes
tra. Si en dado caso una mujer con algunas de escas cualidades se ve involucrada
en una situación conflictiva con un hombre campesino, por ejemplo, ella po
dría ocupar la posición de fortaleza.
También sucede que no todos los hombres son igualmente fuertes, y
los que no gozan de prestigio pueden ser tan vulnerables como podría serlo
una mujer o un menor. Por ejemplo, se extendió en el pueblo el rumor de que
una mujer era infiel a su marido. Ella intentó suicidarse pero no lo logró, Y
-a pesar del chisme- fue acogida nuevamente por su esposo en la casa. A los
ojos de muchos pobladores, este hombre no se había comportado como tal, ya
que debió haber regresado a la mujer a sus padres, por lo que ahora es objeto de
burlas y de cierto desprecio entre los demás. Este hecho podría hacer que él
ocupara la posición de debilidad en una situación de vergüenza.
A partir del análisis de la posición de los agentes en el espacio social y de la
manera en que se conducen en éste, es decir, de las diferencias y desigualdades
sociales, es posible reconocer entre los casos de vergüenza dos dinámicas distintas.
La primera se pone de manifiesto en aquellas situaciones en que los involucrados
ocupan posiciones sociales diferentes, y la posición de fuerza claramente recae
sobre uno de ellos (relación fortaleza/debilidad), orientando el desenlace. La se
gunda dinámica, en cambio, se presenta cuando las personas afectadas por una
140 LA VERGÜENZA
7 Esto no
quiere decir que en los casos anteriores (de la dinámica de posiciones diferenciadas)
no exista el juego verbal. La diferencia reside en el papel que juega esta disputa verbal en el
supuesto desenlace de la enfermedad.
142 LA VERGÜENZA
día llegó a oídos del solicitante la versión de los hechos que circulaba por el
pueblo: se decía que él había engañado a su vecino, haciéndole creer que paga�ía
el dinero prestado cuando realmente no pretendía hacerlo. En este caso, el chis
me fue un arma eficaz frente a la opinión pública para señalar al solicitante como
el culpable y desautorizarlo frente a los demás. Según la explicación local, el veci
no que pidió prestado enfermó de vergüenza de dinero.
En esca misma dinámica incluyo los casos de vergüenza de casa Y ver
güenza de lámina. Aquellas personas que poseen estos bienes, y que son envi
diados, se vuelven el blanco de los comentarios y chismes de muchos que de
searían tenerlos y que, por esa vía, intentan desautorizarlos desacreditando su
persona.
Cuando se presenta la destrucción de las milpas provocada por la inva
sión de puercos, funciona la misma lógica. El responsable y el agraviado ocu
pan posiciones sociales semejantes, por lo canto, la definición del problema
radica más bien en la capacidad que renga cada uno para descalificar al otro con
chismes o comentarios irónicos. Por ejemplo, cuando el dueño del puerco se
exime de culpa al decir que invadió la milpa porque "es animal y no enciende",
el agraviado es sorprendido por el argumento y no puede responder y defender
su posición.
En estos tres casos, los hechos conflictivos se acompañan de otra forma
de disputa: los chismes y las insinuaciones, que juegan un papel importante
en el espacio de las relaciones sociales al atribuir a alguien la culpa o respon
sabilidad de lo sucedido. En el primer caso, el del incumplimiento en el pago
de una deuda, el chisme constituye !a estrategia a través de la cual el "presta
mista" puede dirigir la mirada pública hacia aquel que ha incumplido con su
obligación, y lograr consenso en su contra.
Para el segundo, la vergüenza de casa y de lámina, una insinuación o tam
bién un chisme tienen la fuerza para cuestionar y, en estos ejemplos, descalifi
car al propietario. Y en el tercer caso, la sagacidad del comentario del dueño del
puerco desarma al que reclama lo que considera su justo derecho: el pago por
los daños ocasionados por el animal. El culpable, a pesar de que pueda o no
reconocerse a sí mismo como tal, recurre a esa estrategia para evitar asumir su
responsabilidad.
En estos tres casos observamos cómo los pobladores Juegan el juego y
pueden obtener salidas y soluciones hasta inéditas, dependiendo de su desem
peño frente a los otros jugadores, por medio del manejo de la palabra y de la
IV. EL SENTIDO DE LA VERGÜENZA 143
ªAlgo semejante resalta Pitt-Rivers en sus trabajos referidos al honor: "la idea de que el castigo de
una violación de derechos pueda ser impuesta por la costumbre a la victima y no al perpetrad�r
puede quizá chocarnos como anómala, pero sólo si la consideramos como un ejemplo de mecanis
mo legal, como una sanción punitiva, y no es ésa, de hecho, la urdimbre en que debe interp �tarse
_
[. • .] El código del honor deriva ( ...] de una cualidad sagrada de las personas, no de prov1S1ones
jurídicas o éticas" ( 1968: 46). En este caso, nos estamos refiriendo a las luchas simbólicas entre
agentes socialmente ubicados, que intentan imputar responsabilidades o evadirlas.
9
"El reconocimiento práctico a través del cual los dominados contribuyen, a menudo sin saber
lo y, a veces, contra su voluntad, a su propia dominación al aceptar tácitamente, por anticipado,
los límites impuestos, adquiere a menudo la forma de la emoción corporal (vergüenza, timidez,
144 LA VERGÜENZA
mica, en cambio, la competencia por orientar las "reglas" del juego convenien
temente se da en condiciones de mayor igualdad, y mediante el recurso de las
luchas simbólicas se interviene de manera decisiva en el desenlace.
Es evidente la importancia que asignan localmente al manejo de la pa
labra (ya sea en un encuentro cara a cara o por medio de comentarios y chis
mes a espaldas del afectado). En el análisis que propongo, el chisme, las insi
nuaciones y los comentarios sagaces forman parce de las luchas simbólicas
que intentan deslegicimar al enemigo y sugiero que la imputación de enfer
medad también puede considerarse una forma de lucha simbólica. Hemos
visto que entre los pobladores, la enfermedad se atribuye a las tensiones entre
vecinos. De esca manera, cuando un poblador afirma que su padecimiento es
resultado de la animadversión de otra persona, él está, como con el chisme,
asignando responsabilidades a quien no necesariamente las tiene. De esca
manera, la vergüenza no es solamente un lenguaje de las tensiones sociales. Es
sobre codo una forma de incidir en el curso de ellas. Es decir, las tensiones no
necesariamente causan la enfermedad, pero el diagnóstico de la enfermedad
sí es una forma de intervenir en escas tensiones.
Hace unas décadas esta situación se manifestaba muy claramente cuando
el diagnóstico que realizaba el curandero no sólo describía las causas del mal,
sino que también buscaba culpables. Si el mal era atribuido a alguna tensión
social, se consideraba obligación del curandero decir el nombre de la persona
que estaba afectando al paciente. Esto, como es obvio, más que resolver las ten
siones simplemente las agudizaba y, en varias ocasiones, el enfermo o su familia
intentaron asesinar al presunto responsable. Actualmente, los curanderos ac
túan con más cautela porque las acciones violentas que se desprendían de sus
diagnósticos, es decir de escas "acusaciones", son perseguidas y penalizadas por
la ley nacional. Pero la explicación subsiste. Si la enfermedad se concibe como
resultado de las tensiones sociales, siempre se tiende a culpar a alguien.
Por lo tanto, sugiero que imputar a alguien la responsabilidad de un pa
decim�enco físico es también una manera de jugar el juego, es otra forma de
descalificar a una persona con la que posiblemente se lleva una mala relación.
Con esto no planteo que la imputación se haga concientemente con esa inten-
ción. P u ede pensarse como u na estrategia más que (de manera espontán ea) in
terviene en el juego para afectar a otro o para defenderse de éste.
Reto mo u n ejemplo del libro de Jan e Collier, ,EL derecho zinacanteco. Pro
cesos de disputar en un pueblo indígena de Chiapas (1995). La a utora afirma qu e
la curación no_ es propiamente un procedimiento legal (con la excepción de la
"solicitud de perdón") pu esto que no se da la confro ntación entre los litigan tes
y sólo invol ucra a u na de las partes. Me parece, sin embargo, que alg unas enfer
medades (la vergüenza, el cólico, y las atribuidas a "males echados" y po r bruje
ría, po r ejemplo ) presentan el campo pr opicio para discutir las formas locales
de regu lación social, a la luz de las luchas simbólicas entre los pobladores que,
a mi manera de ver, con stit uyen también u na forma de con frontación y de
"negociación"..
El sig u iente ejemplo podría ilustrar la existencia de mecanismos de compe
tencia y de lucha e n torno a la enfermedad. Según la autora, existe una enferme
dad m uy fuerte entre los zinacantecos que es enviada por los dioses como castigo
a la persona q ue cometió un agravio . Esto forma parte de la creencia en un mun
do mo ral en q ue los malos enferman y los inocentes son saludables (si tien en
almas relativamente fuertes). Sin embargo, cita el caso en que una persona q ue ha
enfer mado y c uyo mal se atribuye a un castigo divino por un agravio, no acepta
esta explicación y propone otra. La perso na declara -a mi manera de ver, inten
tando defenderse- qu e ha sido objeto de brujería o que algún enemigo engañó
a los dioses para hacerles creer qu e ella había hecho algo malo. En este caso, el
enfermo no acepta pasivamente la explicación "natural" que le atribuye la culpa,
Y b usca pers uadir a los demás con su argumentación para intentar responsabilizar
de su mal a otro.
E n este capít ulo , se han revisado los aspectos fu ndamentales de la inter
pretación de la vergüenza. Como concl usión, considero importante volver so
bre _dos elementos cen trales para establecer una diferencia más clara entre las
_
tesis funcion alistas y las que propo ngo a partir de las nocion es de Bourdieu.
Por u n lado, la o rien tación teórica funcionalista as ume, sin discutir ni poner en
tela de j u icio , la explicación local que establece una relación ca usal entre ten
sio nes sociales y e n fermedad, es decir, que caracteriza la vergüenza como la
somatización de las c ontradicciones sociales. Si bien es posible que alg unos
casos de vergüenza entren en esta caract�rización, sugiero que muchos no so n
realmente u n a soma-tización. Al establecer un a relación entre enfermedad Y
conflictos, me parece que los choles crean o reproducen un le nguaje particular
146 LA VERGÜENZA
enfer
"roceadas". Los que distinguen una curación de vergüenza de las de otras
medades son las "aguas curadas" o "aguas rezadas" con las que se baña al enfer
mo, y los rezos que, en estos casos, tienen un contenido muy particula Vere r.
mos esto más adelante en detalle para cada caso de vergüenza.
El tratamiento de la vergüenza inicia generalmente de la siguiente manera.
En fecha previamente convenida, llega el curandero a la casa del enfermo y, des
pués de saludar y platicar brevemente con los miembros de la familia presentes,
intercambia comentarios acerca de los materiales necesarios para la atención del
enfermo. Revisa lo que la familia ha reunido, y se dispone, con ayuda de algún
miembro de la familia, generalmente el padre o el hijo mayor, a preparar lo nece
sario (buscar algunas yerbas, por ejemplo). Frente al alcar, 1 coloca el incienso Y
unas brasas en un recipiente (se usa comúnmente una laca de sardinas a la que se
hace una agarradera de alambres), pide un vaso o taza para servir el licor y acomo
da las velas en el piso y en el alear. Cuando codo está en su lugar, enciende las velas
y el incienso, y realiza allí un breve rezo, dirigido al Santo Cristo de Tila, a los
sancos (incluyendo las imágenes de los santos que se encuentren en ese alear en
particular) y pide por la salud del enfermo. Mientras reza, el curandero echa
"trago" en el piso, directamente abajo del altar, en forma de cruz, y algunos tam
bién lo hacen en las cuatro esquinas de la casa. El curandero, o algún miem bro de
la familia del enfermo, mece suavemente el recipiente con incienso para que el
humo se extienda sobre el altar y, ocasionalmente, también en las esquinas de la
casa. Concluido este rezo, se comienza a trabajar con el enfermo (hay una curan
dera en el poblado que curaba con la ayuda de su esposo, ya fallecido, a quien se
consideraba "hablacierra" y "hablacerro". En ese caso, él realiza ba el rezo inicial Y
la curandera hacía lo demás).
El enfermo de vergüenza generalmente está sentado durante la sesión. Si su
condición es muy débil, entonces puede estar acostado, aunque esto no es co
mún. Es frecuente que el tratamiento de vergüenza se haga en el craspatio ya que,
como generalmente se baña al enfermo con agua en la que se han remojado
objetos y yerbas, se prefiere que no queden restos dentro de la casa porque se cree
pueden contagiar la enfermedad a quien los toque. Pero si el tratamiento se hace
adentro, entonces la silla en que se sienta el enfermo se orienta hacia una de las
1 Prácticamente rodas las casas tienen un airar en el que hay imágenes de diferentes sancos y
vírgenes, adem ás de velas, algunas yerbas y ofrendas. En el mismo airar generalmente se colocan
otros objetos de valor como, por ejemplo, documentos oficiales de identificación y medicinas.
V. EL TRATAMIENTO DEL,\ VERGÜENZA 151
2 esp
D ués de una comida con invicados, se gu ardan en botellas las aguas de l lavado de manos Y de
pl atos Y o llas, a veces durante seis meses o más. En el momento en que se utilizan para la curación,
las ag uas despiden un fuerce mal olor, qu e es atenuado por l as yerbas y el aguardiente. Sin embar
go , en una ocasión durante la cu ración, el enfermo pidió al especialista que ya no le echara más
ag u a porq u e no agu antaba la fetidez. Fu e necesario ponerl e más "trago" y yerbas.
3 Se dice q
u e las "ag u as c uradas" son can potentes q u e también pueden u ci l izarst: para "echar un
ma l " a alg u ien.
LA VERGÜENZA
152
hecho que es muy importante resaltar es que los rezos muchas veces no son
inteligibles, incluso para los pobladores. Según un lugareño, el rezo es como un
"solfeo" 0 "tarareo", porque tiene una entonación especial, monótona, y pare
ciera no narrar cosas sino sólo emitir sonidos. Sin embargo, esto también de-
pende del especialista ya que algunos los hacen más claros que otros.
Además, a lo largo de la sesión y del rezo, en repetidas ocasiones los especia
listas "barren" con ramas, generalmente de "hoja de tigre", el cuerpo del enfermo,
con el objetivo de sacar la enfermedad. Al finalizar, todos los asistentes (incluyen
do al curandero, que será "rameado" por alguno de los presentes) deberán ser
"barridos" para evitar contagiarse o debilitarse, y depositarse las hojas en un lugar
apartado donde nadie las pise o toque. También, en varias ocasiones, el curande
ro echa al enfermo "roceadas" de aguardiente sobre diferentes partes del cuerpo.
Es importante hacer notar que el ambiente en que se atiende al paciente
es generalmente muy·relajado. El especialista realiza su trabajo, pero, mientras
tanto, la vida cotidiana sigue su curso: entra y sale gente de la casa al traspatio,
pasan los niños jugando y gritando, circulan los animales libremente, y el espe
cialista, aun durante el rezo, puede interrumpirse para participar de la plática
· de los demás y luego continuar.
Al finalizar la curación, se acostumbra invitar a comer al curandero y a su
esposa. La familia del enfermo prepara una comida especial, que generalmente
lleva carne de puerco, guajolote o pollo, y se acompaña además de arroz, frijo
les, chile, abundante tortilla y, por supuesto, aguardiente.
EL "OBJETO MEDIADOR"
de puerco (por ejemplo, porque fue acusado de robar un animal del vecino), deberá
curar al enfermo utilizando la sangre, las vísceras, los sesos o la carne del puerco, o,
en otros casos, el agua con que fue bañado el animal. Si el diagnóstico indi ca que la
enfermedad es vergüenza de olla (porque la enferma la rompió), será necesario bañar
a esta persona con agua en la que hayan remojado los pedazos de la olla quebrada.
De esta manera, el "objeto" que está mediando en la situación de vergüenza juega
un papel principal en las prácticas curativas.
Igualmente sucede con los rezos del especialista durante el tratamiento.
En estos se hace una descripción minuciosa del "objeto" en cuestión. Por ejem
plo, en el rezo de la vergüenza de pollo, detallan la forma de comer del animal,
de caminar, de rascar el piso cuando busca la comida, y describen o mencionan
también los ruidos que hace. En el rezo que se utiliza para la vergüenza de casa,
refieren la forma en que ésta cruje por los reacomodos que sufre la estructura a
lo larg o de los días.
El diagnóstico mismo, antes de empezar los procedimientos terapéuticos,
hace ya referencia directa al "objeto" de la vergüenza. A la vergüenza de despulpadora
se atribuye la propiedad del frío, que es como el del metal de que está hecho este
instrumento. La vergüenza de huevo produce ronchas y llagas en la piel, que hue
len a huevo podrido.
Muestra de esca misma focalización sobre el "objeto" son también los
nombres que llevan las vergüenzas, que no se refieren al hecho que las provocó:
robo, ofensa, maltrato de bienes ajenos, invasión de milpa, compromisos in
cumplidos, sino que coman el nombre del "objeto" en cuestión. Es decir, no se
habla de vergüenza de robo, por ejemplo, sino de vergüenza de puerco, de dinero,
refiriéndose, por ejemplo, al objeto robado. Y bajo un mismo nombre -por
ejemplo, vergüenza de puerco-, pueden referirse las siguientes situaciones so
ciales, sobre las que su nombre ya no nos informa nada:
1) Golpear al puerco del vecino y ser regañado por ello.
2) Ser acusado de haber robado o macado un puerco (independientemen
te de si es inocente o culpable).
3) Que el marido "no reciba la comida" de su mujer, el día que ella prepa
ró guisado de puerco.
4) Que pobladores borrachos hayan peleado en una reunión social en la
que sirvieron puerco a los invitados.
5) A raíz de la invasión del puerco a una milpa ajena, enferma alguno de
los involucrados (el dueño del puerco o el dueño de la milpa).
LA VERGÜENZA
154
SíNTOMAS Y TRATAMIENTO
En esta sección, desarrollaré dos aspec tos de la vergüenza: los síntomas y el trata
miento (incluyendo los rezos). Me parece que las nociones de pensamien to
si1:1p atético, ya sea bajo los principios homeopático o de contagio, pueden ser de
ut1lidad para aproximarnos a la lógica de las curaciones en Río Grande (Frazer
1975). 5 El principio homeopático refiere que lo semejante produce lo semejante,
4 Estoy conscienc
e de que escas ideas q ue apenas esbozo aquí requieren de mayor pro fundización Y
_
q u e deberán revisarse cuidadosamente a la luz de las discusiones sobre cernas cales c omo la feci
chización, cosificación, etcétera. Sin embargo, esa discusión excede los objetivos del prese n te cra
ba¡o. �o s mencio no porque creo que es importante explorar en ese sentido, pero deberé h ac erlo
postenormen te.
5 Seg n Frazcr ( 1975), los principios de pensamient
� o subyacentes a la magia so n do s: la ley de
seme¡anza y la ley de contacto o contagio . La primera explica que el especialista c ree que puede
prod ucir el efecto deseado por el solo hecho de imitarlo. La segunda supone que, al t rabajar sobre
un objeto particular, el especialista puede afectar a la persona que en algún momento estuvo en
V. EL TRATAMIENTO DE LA VERGÜENZA 155
contacto con éste. Frazer llamó magia homeopática o imitativa a las acciones basadas en la ley de
semejanza y magia contaminante o contagiosa a las basadas en la ley de conracto o contagio. Estos
dos principios están presentes en la práctica de la magia y, además, son concebidos por los especia
listas como los reguladores de los procesos de la naturaleza inanimada. Ambos están comprendi
dos en la magia simpatética, que supone que los objetos actúan sobre otros a pesar de la distancia
por medio de una simpatía secreta.
6
Excluyo de la siguiente descripción los casos que fueron tratados como ejemplos en el capítulo
anterior.
156 LA VERGÜENZA
cuello, a causa del dolor. 7 La vergüenza de olla se manifiesta en sudores como los
que bañan a la olla de barro cuando se pone a hervir.
Se diagnostica vergüenza de frijol y de maíz cuando el enfermo nene �u
cha comezón en todo el cuerpo, al igual que cuando se saca el frijol de la vama
o se desgrana el maíz, vuela una película delgada que envuelve el grano Y provo
ca picazón en el cuerpo. 8
La vergüenza de pollo y de arroz con pollo se manifiesta por ronchas en la
piel, parecidas a la piel del pollo cuando está recién desplumado. La vergüenza
de pavo provoca mucha diarrea y disentería, y se presenta con abultamiento del
estómago (este es el único síntoma en que coincidieron todos los informantes).
La vergüenza de pato hace que "gruña" el estómago. La vergüenza de puerco es
considerada una de las más fuerces y peligrosas ya que el puerco es también un
animal fuerte y difícil de matar. Presenta varios síntomas: mucho sudor, dolo
res y calor en el estómago (porque el puerco es caliente), y, a veces, el enfermo
siente que no puede respirar. Si la padece una mujer, ocasionalmente puede al
terar su menstruación.
Las vergüenzas de mujer, de hombre y de gente se manifiestan con síntomas
como dolor de cabeza y de cuerpo, calor excesivo y sudor; la vergüenza de "parte" de
mujer, con grietas en las manos o en los pies "que se parecen a la parte de la mujer".
Hay que recordar que las aguas en que se remojan los "objetos" de la ve�
güenza son "curadas" o "rezad as "; es decir, se les reza y agrega aguardiente Y di
ferentes yerbas curativas; entre las más frecuentemente utilizadas se encuen
tran: yajpimel cruz pimel, poleo, t'se, hoja de tigre y hoja de higuera. En la descrip
ción que sigue ya no menciono este hecho que doy por supuesto; sólo indico
los casos en que no se utilizan "aguas curadas".
Para la vergüenza de lámina, se recoge con un pañuelo el rocío que se con
densa en las láminas y se le agregan yerbas y aguardiente, el pañuelo se amarra al
enfermo en la cabeza. Esta operación puede repetirse durante varios días, ya sin la
presencia del curandero, por lo que no hay rezos. Para tratar la vergüenza de casa
se cortan unos pedazos de las vigas del techo y se remojan, 0 se lavan las vigas, pa
redes y rincones de la casa, y con esa agua bañan al enfermo.
7 En Tila y en El Limar, por ejemplo, muchos pobladores dicen que no hay 11ergümza de botella.
Una señora de Tila dice que existe "sólo en las comunidades [ ...)" porque todavía tienen las
costumbres antiguas.
8 Para algunos de R/o Grande y de Tila, el frijol y el maíz dan tos, pero no 11ergümza.
V. EL TRATAMIENTO DE LA VERGÜENZA 157
9 Hay una descripción de la vergümuz de puerco y del untyo en el capítulo 1, pág., 33.
LA VERGÜENZA
158
ma. Existe también otro procedimie nto al que recurre n algunos cura n deros. Po
ne n u n "emplasto" de car ne, vísceras, yerbas y aguardiente amarrado sobre el
vientre del en fermo. Al cabo de unas ocho horas aproximadame nte, llevan al en
fermo al río y allí le quitan el emplasto para que la corriente se lo lleve.
Para las vergüenzas de an imales que no fuero n provocadas e n u n e n cue n
tro social, el cratamie n co requiere del animal en cuestión. Se guisa la car n e del
an ima l con codos los in gredie n tes, como si se fuera a comer, y se utiliza p arte
del caldo y el agua con que lavaron la olla en que fue preparado. Se agregan las
yerbas, el licor y se le reza, igual que en los casos an teriores.
Para las vergüenzas de aquellos an imales que no se come n o que resultaría
muy costoso sacrificar (perro, caballo, vaca), se utiliza ú nicame nte parre de la
cola, de los pelos del animal y, ocasionalme nte, una herradura en el caso del
caballo. Se remojan y se baña al enfermo con el agua.
Si se presenta un caso de vergüenza de mujer o de hombre, deberá remojarse
ropa sucia de mujer o de hombre, dependie ndo de quién haya supuestame nte
provocado la e nfermedad. Si es ve,güenza de gente, e nto nces se remojará ropa
sucia de los dos. Además de ropa puede n remojarse an illos, aretes y collares,
para las mujeres, y un peine o reloj e n el caso de los hombres. La ropa que se
remoja provie ne generalmente de los familiares cercan os, a quie nes se pide eSCe
favor, y no de la persona que se supone creó la situació n de vergüenza (y co n la
cual se ha entrado e n co nflicto). La vergüenza de "parte" de mujer requiere de
agua e n que la mujer haya lavado sus órgan os sexuales.
los chorros de agua que escurren por los lados y cómo, al qui car la rapa, de ésta
cae más agua.
Los rezos para la vergüenza de animales describen en detalle cómo son los
animales y cuál es su comportamiento cotidiano (manera de caminar, correr,
comer, sonidos que emite, comportamiento). Los rezos para la vergüenza de
hombre o de mujer narran los distintos momentos en la vida de estos: nacimien
to, incorporación a las rareas del grupo doméstico, actividades que realiza (de
pendiendo de sexo y edad). En el caso de la mujer, se refiere también al mo
mento en que le llega la menstruación y deja de ser niña, en que comienza a
pensar en el matrimonio, por ejemplo.
Como se puede encender a partir de los daros etnográficos, esca enferme
dad responde a una lógica orientada por una idea de semejanza y contigüidad
entre objetos y enfermedades, parecida a los principios del pensamiento simpáti
co (homeopático y de contagio). Esto deduzco de la manera en que la enferme
dad es diagnosticada y tratada, de los elementos que intervienen en el tratamien
to Y de la manera en que es narrada la experiencia del enfermo. Esta perspectiva es
la que, al parecer, hace explicable a la gente tanto la manera en que las personas
enferman, como la manera en que se curan. Los nombres mismos de las enferme
dades indican este énfasis en la relación entre objeto y enfermedad. Orientarse
por esca "etiología" local y adentrarse en el estudio de sus orígenes, canco en pers
pectivas y nociones culturales como en la historia particular del grupo, requeriría
de un trabajo más largo, incluso de uno comparativo sobre el tema, sobre otros
pueblos choles y con documentos de diferentes momentos históricos. Eso rebasa
las posibilidades del que se ha presentado.
Aquí he buscado sólo entender la forma en que se establece la relación
entre objeto y enfermedad a partir del contexto social en el que ésta ocurre. La
relación entre tensión o conflicto social y enfermedad es también un punto de
partida en el diagnóstico de la misma; sin embargo, ese momento rápidamente
da paso a otro en el cual el centro es un objeto. Entonces, al parecer, los objetos
se convierten en mediadores entre la tensión y el cuerpo, y también en media
dores de las tensiones y disputas mismas. Lo importante, entonces, es que la
noción local de verg üenza, como relación objeto-enfermedad, es una �orma
tanto de objetivar las luchas y competencia cotidianas como de actuar e mter
venir en ellas, especialmente en un contexto donde los recursos son limitados.
CONCLUSIONES
En esce aparcado retomaré los distintos hilos de discusión que se han desarrollado
ª lo largo del trabajo. Uno de los aspectos que me ha llamado más la atención a lo
largo de la investigación ha sido el de la etiología local que, como hemos visco,
establece una relación directa entre las tensiones sociales y diversas enfermedades.
La vergüenza, como uno de esos padecimientos, ejemplifica muy bien esa pers
pectiva. S u etiología recorra y agrupa una serie de hechos sociales que se distin
gu en -no siempre con claridad, es cierro- de los que se supone conducen a
otras enfermedades (los "males echados", el pochitoque, entre otros). En este senti
d?, los pobladores de Río Grande hacen de la vergüenza, bajo los nombres de
_
kz_szn, kisin yaj y mulilety 'an, un lenguaje específico (y con cierro grado de coheren
c�a) mediante el cual es posible hablar, encender y explicar algunas tensiones so
�iales, especialmente aquellas que se producen cotidianamente, como parce de las
Interacciones y los intercambios diarios, en la casa y en la comunidad.
Partiendo de esca explicación causal de la enfermedad que presentan los
poblado res, decidí profundizar en la investigación de la dinámica de conflictos
Y tensio nes de Río Grande. Esto me llevó a recrear los aspectos más generales
del tejido de las relaciones sociales dentro de esca colonia, pero también de las
q u e los pobladores establecen fuera de ésta. Para ello utilicé las nociones de
campo Y de habitus de Bo urdieu, q u e permiten delimitar los distintos ejes de di
ferenciación y de desigualdad social entre los pobladores que compiten por
diversos tipo s de capital.
Vimos con detenimiento que los pobladores ocupan posiciones sociales
desig u ales en el espacio social. Escas posiciones están definidas, de manera im
portante, en torno a la participación de los agentes sociales en el trabajo agríco
la (ya sea destinado al a utoabasco o al mercado) y en el trabajo asalariado, siendo
l 62 L� \IEIIGUENLA. E:S:FER�ll'DAD Y I\EGUL\Cló:S: EN U�A CO�IGNID,\D CHOI.
1
En el tercer capítulo hablo de otros dos principios de división: el étnico, que traza la línea
entre indígenas y mestizos, y otro que reconoce la existencia de personas que tienen un don
para curar y que las distingue de las que no lo tienen.
CONCLUSIONES 163
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La vergüenza.
Enfermedad y conflicro en una comunidad cho/
Editado por el
Programa de Investigaciones Multidisciplinarias sobre
Mesoamérica y el Sureste.
Se terminó de imprimir en abril de 2002.
La composición en tipo AGaramond 11/13, 9/9.5 y 13/15.6 y
la impresión se hicieron en ENACH Impresión de Libros y Revistas,
Berrha núm., 198, colonia Nativitas, CP 03500, México, D. F.
El tiraje fue de 500 ejemplares más sobrantes para reposición,
en papel cultural ahuesado de 90 gr.
La edición estuvo al cuidado de
José Urióstegui.
La vergüenza-como
enfermedad puede entenderse como un
lenguaje que expresa, de manera bastante coherente,
algunas de las tensiones sociales resultado d los inter
cambios cotidianos entre los pobladores de la comunidad
chal de Río Grande, Chi pas. Escas tensioh.eb se producen
en la competencia por recursos escasos entre individuos
desigualmente ubicados en el espacio social. De acuerd9
a la etiología local, la vergüenza es resulcado de encuen ros
ríspidos o de conflictos interpersonales de los poblado es,
es como la somatización de estos antagonismos.
( Las situaciones de vergüenza se atribuyen a envidi a_s y
chismes, a robos, regaños, ofensas y al incumplimientoide
compromisos--. Sin embargo, en la o�ra se sugiere u ano de
interpretación diferente al local: la vergü�nza es un guaje
con que se refieren algunas de la, contradicciones sociales
-y no sólo personales--que se dan cotidia
namente entre los pobladores de Río Grande.