CON UN PIE AFUERA - Parejas

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1.

La Comunicación

• Filipenses 4:8 2 Corintios 10:5

Cuando nuestro matrimonio está en problemas muchas veces existe


silencia o muchas veces existen gritos

estás amargado/a o peor aún, apático(a) hacia tu cónyuge.

Vamos a encontrar la fuente, y comprometernos a restaurar el


matrimonio con el que Dios nos bendijo.

Comencemos por la comunicación. Repentinamente, todo lo que


dice o hace nuestro cónyuge es grosero, condescendiente u odioso.
Esos pensamientos pueden llevarnos a creer que nuestro cónyuge
es el enemigo.

Dios no los unió para separarlos.

La Palabra de Dios dice que “todo lo que el hombre piense, eso será” Si piensas todo el día lo miserable
que tu esposo(a) te hace sentir, entonces serás miserable. Si estás pensando que te gustaría que hiciera
esto o aquello, entonces no podrás apreciar las cosas que él/ella ya ha estado haciendo.

DESAFÍO: Hoy, cuando notes que se produce el diálogo interno, te reto a que te detengas por un
segundo, invites a Cristo a la situación y le permitas ablandar tu corazón y cambiar tu mente. Él es fiel para
hacerlo, y ¡quiere hacerlo!

2. La Rutina en la Conversación

Proverbios 18:21 Proverbios 21:23 Proverbios 13:3 Romanos 12:9

¿Has notado alguna vez lo fácil que es caer en la rutina en


los temas de conversación?

En nuestro día a día debemos ser intencionales para elegir


una conversación de calidad.

1. Ora por las conversaciones que te gustaría tener con tu


cónyuge hoy. Debes estar internamente listo(a) para
conversaciones de calidad.

2. Ora por un corazón blando que espera lo mejor, no lo peor.

3. Ora para que tu corazón esté preparado y otorgue gracia cuando tu esposo(a) no reciba lo que tú le
estás diciendo de la manera que tú honestamente quieres decirlo.

DESAFÍO: Haz las oraciones mencionadas anteriormente un día antes a cualquier intervención.
3. Dinámica Familiar

Proverbios 10:13 Proverbios 11:2 1 Corintios 13:6-8 Efesios 5:31

Vamos a detenernos para analizar las conversaciones que tenemos con nuestras familias. Aquellas
personas que nos conocen de toda la vida, nuestros mayores porristas, y potenciales obstáculos para
nuestro matrimonio, realmente pueden llegar a hacer más mal que bien.

-Analizar las conversaciones que tenemos con nuestras familias

-Muchas veces la familia nos escuchan, animan, y nos direccionan hacia


Jesús. Pero algunos días, me prefieren a mí en mi relación matrimonial.
Sin saberlo, alimentan el fuego de la frustración y la división en mi
matrimonio.

-La Palabra es muy clara, “dos se harán uno”. Cuando una sesión de
desahogo familiar se convierte en una sesión de desprestigio del
cónyuge, no sólo estás desprestigiando a tu cónyuge, sino que te estás
destrozando a ti mismo(a).

-Hay esperanza en volver al trabajo en equipo, si decidimos proteger nuestro matrimonio de las cosas que
te dices, que le dices a tu cónyuge y que le compartes ¡incluso a tu familia!

-DESAFÍO: Se transparente contigo mismo(a) sobre las conversaciones en las que estás teniendo, en lo
que dices o lo que permites que se diga de tu cónyuge. Considera la razón por la que estás haciendo esos
comentarios, ¿acaso te hacen sentir que son justificados? ¿levantan tu ego? De ser así, te dejo un
pensamiento para recordar: no ves la victoria cuando una persona está más en lo correcto que el otro, sino
cuando ambos son capaces de superar el obstáculo juntos.

4. Las amistades

Proverbios 13:10 Proverbios 10:13

La comunicación con los amigos sí importa, las conversaciones a las que te unes sí tienen influencia.

Algunas de las mejores relaciones en la vida son las amistades.


Son un hermoso lugar para celebrar los altibajos de la vida, reír,
llorar, y relajarse con papas fritas y queso. También son los
espacios donde puedo hablar de algunas de mis luchas como
esposa y madre.

A veces nos frustramos si al conversar con amig@s sobre una


discusión que tuve con mi espos@, ellos no coinciden conmigo
en que yo estaba en lo correcto. La verdad, es que esto no es
reflejo de buena amistad, ni tampoco provechosa.

* Esto toma aún más sentido si en las conversaciones que estamos teniendo degradamos a nuestro
cónyuge en vez de animarnos a crecer en medio del problema, a entenderle o a tener una nueva
perspectiva.

* Si mis amigos y familia toman partido por mí en vez de por mi matrimonio, definitivamente me demuestra
que ellos no son el lugar donde debería estar buscando consejo. En esta etapa de tu matrimonio es vital
que te rodees de personas que te acerquen a Jesús y a tu cónyuge.
DESAFÍO: Hoy, toma tiempo para pensar en tus amistades. Quizás externamente parecen ser inofensivas,
pero sabes que si tú escucharas a tu cónyuge decir las cosas que tu y tus amigos hablan, estarías
molesto/a ó inclusive enojada/o. Quizás tienes amigos que te empujan a la verdad, y te sientes frustrado/a
con ellos cuando te dicen lo que no quieres oír. Puede ser que, en tu deseo de conexión, estés buscando
otras "amistades" más de lo que deberías. Si hay conversaciones que sabes que no deberías estar
teniendo, deja de tenerlas ahora ya. No has avanzado al punto de no retorno. Comprométete a usar
palabras que edifiquen tu matrimonio, aunque eso signifique comenzar de cero.

5. Diálogos negativos

Romanos 12:9 Filipenses 4:8 Efesios 5:33

Si llenamos nuestra mente con diálogos negativos, éstos siempre distorsionarán nuestra perspectiva

*Para poder seguir viendo nuestro matrimonio con el lente de gracia y


amor, debemos protegerlo de nosotros mismos, y para eso la idea es
meditar solamente en la verdad y el poder de Cristo en vez de los
defectos y fracasos de nuestro cónyuge.

*Cuando tengamos conversaciones con nuestro esposo(a), es


importante recordar que nuestras palabras tienen “poder para matar y
para dar vida”.

*Lo que decimos y cómo lo decimos puede comenzar a reconstruir


como también destruir la relación.

*Escoge palabras que den vida y aliento, aunque estés teniendo un


tiempo difícil en encontrar algo positivo.

*Ora para ver a tu cónyuge de la manera que Cristo le ve, y recuerda que los dos son uno ahora.

*El hecho de que tu corazón se esté ablandando hacia tu matrimonio no significa que tu cónyuge esté en
la misma disposición. Prepárate para extender gracia cuando tus conversaciones no van en la dirección
que esperabas.

*Asegúrate que no sólo seas amigo(a) de tu cónyuge, sino que haya amigos alrededor que les animan a
ambos en su matrimonio. Amigos que estén a favor del matrimonio y que les amen lo suficiente para
hablar aquellas verdades difíciles de tocar.

*Debemos también recordar que en el peor momento de nuestro matrimonio Dios no va a proveerte de un
“reemplazo de compañero(a)”. En momentos como estos no es tiempo para hacer una amistad nueva con
alguien del sexo opuesto. Es un territorio peligroso para navegarlo, ¡no será provechoso!

DESAFÍO: Escoge un área de comunicación en la que estés luchando, ora por ello diariamente y da
pequeños pasos hacia la reconstrucción de tu matrimonio.

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