01 - Comunicación Social en La Acción Educativa

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COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA ACCIÓN EDUCATIVA1

Toda acción educativa, como toda acción en general, tiene una dimensión de comunicación sin
la cual esa acción quedaría sesgada. Por eso es tan increíble que, siendo la comunicación tan
importante, se dedique tan poco tiempo a enseñarla y a cultivarla. La actitud a promover es la
de mirar nuestra acción educativa-pastoral desde las claves de la comunicación.

Dentro de la misión pastoral está clara la idea de mostrar la propia identidad y difundir los
carismas que hay en la Iglesia y las características de nuestro propio carisma, pero no siempre
resulta claro los modos de realizar y de qué manera prepararnos para ella; por tanto, desde
esa perspectiva cuidar la comunicación es cuidar su específica misión evangélica. El papa
Francisco nos lo recuerda en las jornadas mundiales de las comunicaciones sociales e incluso
en sus redes. La comunicación ha de generar encuentro.

La comunicación no debe ser un elemento aislado porque precisamente es la que va a servir de


nexo para ayudar a generar unidad en la labor educativa-pastoral y para conectarla con la
realidad.

1. ALGUNOS TEXTOS PARA EMPEZAR EL DIÁLOGO


Leemos los siguientes textos y compartimos algunas impresiones iniciales que nos generan los
aspectos que en ellos se mencionan.
Luego, a la luz de ellos, podemos abordar dos puntos que debemos tener en cuenta a la hora
de considerar la comunicación social en clave de encuentro, esperanza y de interrelaciones: el
conocernos a nosotros y a nuestros destinatarios en la misión.

a. Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA 51 JORNADA MUNDIAL DE LAS


COMUNICACIONES SOCIALES
“No temas, que yo estoy contigo” (Is 43,5)

Gracias al desarrollo tecnológico, el acceso a los medios de comunicación es tal


que muchísimos individuos tienen la posibilidad de compartir inmediatamente
noticias y de difundirlas de manera capilar. Estas noticias pueden ser bonitas o
feas, verdaderas o falsas. Nuestros padres en la fe ya hablaban de la mente
humana como de una piedra de molino que, movida por el agua, no se puede
detener. Sin embargo, quien se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si
moler trigo o cizaña. La mente del hombre está siempre en acción y no puede dejar
de “moler” lo que recibe, pero está en nosotros decidir qué material le ofrecemos.
(cf. Casiano el Romano, Carta a Leoncio Igumeno). Me gustaría con este mensaje
llegar y animar a todos los que, tanto en el ámbito profesional como en el de las
relaciones personales, “muelen” cada día mucha información para ofrecer un pan
tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación.
Quisiera exhortar a todos a una comunicación constructiva que, rechazando los
prejuicios contra los demás, fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar
la realidad con auténtica confianza. Creo que es necesario romper el círculo vicioso
de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en
las “malas noticias” (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración
en el acontecer humano). Ciertamente, no se trata de favorecer una
1
Material extractado y adaptado de “Escuelas Católicas. ‘Comunicación y educación. Libro de estilo de la
comunicación y el marketing en instituciones y centros educativos’. FERE-CECA. Madrid.
desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un
optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal. Quisiera, por el
contrario, que todos tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de
resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía,
generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal. (...)

b. Comunicación interpersonal
Parate un instante a pensar en tu comunicación personal y en la comunicación
personal de cada uno de los miembros de tu comunidad educativa pastoral
(comunidad religiosa, laicos colaboradores, etc.)…porque ese es el origen de todo.

El producto que ofrece tu centro o comunidad es intangible y tú y tu equipo son el


envase; por tanto, su forma de comunicarse con los destinatarios estará marcando
el paso del resto de los procesos.
Hoy en día el ser humano precisa de lenguaje, no solo para triunfar en nuestra
sociedad, sino simplemente para integrarse en ella. Vivimos en la era de Internet y
las redes sociales, que parecen haber virtualizado la comunicación. No obstante, el
multicanal que define nuestra época no debe ser excusa para erradicar la
comunicación cara a cara; es más bien la señal de que debe ser potenciada. Es
curioso que, una de las primeras recomendaciones que se hace ante una crisis en
redes sociales, es que te pongas en contacto directo con la persona afectada o con
la que haya podido originar la crisis. Por tanto, no debes abandonar la
comunicación personal porque tu centro o comunidad tenga unos perfiles
excelentes en Twitter, Facebook o Instagram u otra red social, sino que debes
reforzarla y complementarla.

La importancia de hablar bien en público es cada día más clara y tu comunidad


educativa, padres, educadores, trabajadores, estudiantes, agradecerán
profundamente que te detengas a hablar con ellos. Hablar bien en público no
significa ser un orador brillante que encandile a un auditorio de 1.000 personas
que se levantan enfervorizadas y se deshacen en aplausos. Hablar bien en público
significa ser capaz de construir un discurso que enlace adecuadamente tus ideas y
sea capaz de transmitir aquello que quieres decir. Y eso hace falta en una
conferencia y en una charla de café; en una entrevista de trabajo y en una junta de
vecinos. Hablar bien en público es necesario para hacer un examen oral, para
entrevistarse con los padres de un alumno y para dar clase. Es necesario para
dirigir un claustro de profesores y para tratar con los proveedores del oratorio y del
colegio.
2. CONOCERNOS PARA COMUNICARNOS

El estudio, la asimilación de los valores, el análisis y conocimiento del entorno y la comunidad,


junto con los de la Congregación podría resultar una parte más lenta y laboriosa, sobre todo,
cuando hablamos de estudiar el proceso de comunicación, pero es una de las más
importantes. A menudo muchas personas o instituciones, cuando deben considerar esto, lo
han identificado como una labor exclusiva de marketing, pero en realidad, cualquier decisión
del ámbito que sea tiene que estar fundamentada, y pronto uno se da cuenta de que el tiempo
invertido en esta fase ayuda a conocer tu identidad (percibida) y a enfocar mejor el resto de
tus acciones.

Lo ideal es que se analicen todos los factores externos que afectan a tu comunidad o centro.
Podemos distinguir dos: macro y microentorno. El macroentorno es el conjunto de factores
menos controlables pero que afectan claramente a la escuela (político-legales, económicos,
socioculturales, eclesiásticos y tecnológicos) como por ejemplo un cambio en la legislación
educativa vigente, un nuevo documento eclesial, una crisis económica, la actual pandemia, un
nuevo interés repentino por el plurilingüismo o la exclusividad del proceso de enseñanza
aprendizaje de forma virtual o la incorporación de un sistema mixto… Aunque quedan fuera
del propio control, se debe estar muy atento a estos factores porque pueden suponer
consecuencias en el trabajo educativo-pastoral respectivo.

En el microentorno entran en juego los factores más controlables como las comunidades
educativas pastorales (perfil de las familias con quienes trabajamos, perfil del servicio
educativo-pastoral, tendencias educativas, etc.), el trabajo con otras congregaciones, con otras
instituciones (las que están en el entorno principalmente) y destinatarios que nos indica la
misión. En este punto entra el conocimiento de nuestra Congregación a través de las
Constituciones, los Reglamentos, las líneas de animación de los sectores, las líneas
Inspectoriales, etc. para conocer la actuación de la congregación en cada presencia salesiana.

3. CONSIDERAR A LOS DESTINATARIOS DESDE LA CS

Los destinatarios son el conjunto global de personas a las que se dirige nuestra comunicación y
que, determinados por el carisma de nuestro Fundador junto con nuestras Constituciones y
Reglamentos, son a quienes nos dirigimos para dar a conocer el valor principal de nuestra
comunicación, el mensaje central del Evangelio anunciado a los jóvenes, especialmente los
más pobres y abandonados. Sin ellos la comunidad y la comunicación en nuestra Congregación
(lo que somos y lo que hacemos) no existe o no tiene significado. Es necesario saber con
detalle cómo valoran los jóvenes a nuestra comunidad, a nosotros como animadores, cuáles
son sus percepciones y qué esperan de ella. Se debe escuchar, observar, pedir opinión sobre lo
que se hace y lo que se debería hacer. Investiga, reúnete, sal, no te quedes dentro de un
despacho, o detrás de una computadora o celular, ni en tu propio círculo, consulta… y sobre
todo, no te excuses, no desconfíes, no seas susceptible, estate abierto a todas las opiniones, a
las críticas y a las sugerencias, sin autodefensas. Eso no significa quedar al riesgo de lo que
quieran los demás; mantener el criterio institucional y ser coherente con el proyecto
comunitario y pastoral debe ser compatible con la capacidad de escucha y la apertura de
miras.

Para llevar a cabo la comunicación de la institución de forma eficiente es necesario que se


identifique y se segmente los destinatarios a los que uno va a dirigirse (los hermanos de la
inspectoría, de la congregación, jóvenes, adolescentes, padres, estudiantes, directores,
sociedad, barrio…). Es importante también que determines cuáles de esos segmentos son
estratégicos, es decir, aquellos con los que de una manera especial y prioritaria se quiere
conectar, a los que se prestará más dedicación y esfuerzo, a los que se dirigirá una
comunicación más intensa y constante.

Puede que la palabra segmentación sea tal vez disonante a la hora de pensar en nuestra
misión pastoral y la prioridad de incluir a todos y formar comunidad en espíritu de familia. Acá
hablamos de segmentar en clave de orientar y caracterizar el trabajo que realizamos.

Hay que tener en cuenta que fijar los destinatarios estratégicos no implica olvidar al resto,
como en el caso del público global, la sociedad de nuestros países y de los lugares en donde
estamos presentes, que no siendo el destinatario habitual de la comunicación de cada uno y
de la comunidad, no se puede obviar, ya que es posible que en ocasiones se necesite dirigirse a
ellos.

Aquí podemos hacer un listado de los destinatarios de la comunicación de nuestra comunidad


y de la Congregación. No basta decir “los jóvenes”, es necesario saber qué jóvenes, de qué
rango de edad, de qué barrios, de qué ciudad, qué idiomas hablan, etc. Al igual que decir
padres de familia nos debe llevar a pensar de quiénes hablamos, de las catequesis, de los
colegios, de una comunidad, etc. Cuando nos referimos a una comunidad concreta, un centro
específico, una institución determinada podría resultar más fácil de especificar (ya que
sabemos quiénes son los directivos, docentes, estudiantes, etc…), pero no debemos olvidar
que junto con ellos está el entorno educativo pastoral, las entidades asociadas, ong’s, etc.

Una vez que se tengan claros los destinatarios, hay que aplicarse en conocer sus necesidades e
intereses para focalizar tu mensaje en ellos todo lo que puedas.

Esto significa que no le cuentes todo a todos, sino que especifiques a cada grupo de interés sus
propios mensajes. La personalización de la información está llegando a extremos
insospechados. Los mensajes únicos y universales ya no sirven; hay que intentar en dar a cada
uno lo que necesita.

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