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Platón

El documento habla sobre la vida y obra del filósofo griego Platón. Explica su teoría de las ideas, que propone la existencia de formas ideales eternas que son modelo de las cosas sensibles. También analiza su concepción del alma, la educación y la estructura ideal de la sociedad.
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El documento habla sobre la vida y obra del filósofo griego Platón. Explica su teoría de las ideas, que propone la existencia de formas ideales eternas que son modelo de las cosas sensibles. También analiza su concepción del alma, la educación y la estructura ideal de la sociedad.
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Platón (428-347 a.C.

)
Índice:
1.Biografía.
2. El problema del conocimiento en Platón.
2.1. En qué consiste la Teoría de las Ideas.
2.2. Educación, conocimiento y reminiscencia.
3. El problema del ser humano y la moral en Platón.
4. El problema de la sociedad en Platón.
1. Biografía.
Platón nació en Atenas el 428 a. C. en el seno de una familia noble. Desde muy joven tuvo un gran
interés por la política. El
régimen de los treinta tiranos le invita a participar en el gobierno, pero rechaza la oferta. Con la
restauración de la
democracia confió en una mejora de la polis. Pero entonces tuvo lugar la condena de su maestro,
Sócrates. A partir de ahí,
Platón se dedicará a teorizar sobre el modelo justo de sociedad. A los sesenta años funda la
Academia, lugar donde se
estudia filosofía, matemáticas y astronomía. Muere en el 347 a.C. a los 81 años de edad.
2. El problema del conocimiento en Platón.
El tema central de la obra de Platón es un proyecto político: construir un Estado ideal basado en
la Justicia, gobernado por hombres sabios y usando como medio la educación. Buscará un
fundamento para su proyecto y lo encontrará en la Teoría de las ideas. Esta teoría tiene una
intención práctica: poder definir conceptos generales como justicia, bondad, virtud o belleza para
poder construir una sociedad que las haga posibles. Esta intención se enfrentará al pensamiento
de los sofistas y continuará el de Sócrates.
Los sofistas (siglo V a. C) son maestros capaces de enseñar, a quien pueda pagarles, una amplia
cultura general y recursos para persuadir y convencer en las asambleas donde se toman las
decisiones políticas. Para los sofistas no hay criterios objetivos capaces de juzgar las ideas,
normas y creencias de una sociedad. Lo bueno o lo justo es lo que cada cultura considera como
tal. En consecuencia todas las opiniones son igualmente verdaderas.
Un adversario de los sofistas será un ciudadano ateniense llamado Sócrates (469-399). A
diferencia de los sofistas, Sócrates no cobra a sus discípulos y afirma su ignorancia (“sólo sé que
no sé nada”). Rechazará la idea de que toda opinión es igualmente verdadera. De ser así, la
justicia sería algo convencional y arbitrario. Según Sócrates debemos buscar definiciones de las
cosas más allá de nuestras opiniones sobre ellas. Para ello utilizará un método: el diálogo. El
diálogo socrático tendrá dos partes: 1) la ironía, o el arte de hacer preguntas que obliguen al
interlocutor a descubrir su ignorancia sobre lo que se discute; 2) la mayéutica, o el arte de hacer
preguntas que permitan al interlocutor alcanzar una verdad por sí mismo gracias a la mediación del
otro.
Para Sócrates la búsqueda de definiciones tiene un sentido práctico porque sólo puede actuar
bien aquel que conoce en qué consiste el bien (intelectualismo moral). De esto se sigue que sólo
por ignorancia se obra mal. La búsqueda del conocimiento mediante el diálogo será una forma de
vivir que Sócrates seguirá hasta su condena a muerte por impiedad el año 399 a. C.
2.1. En qué consiste la Teoría de las Ideas.
La teoría de las ideas de Platón sigue el objetivo socrático de alcanzar definiciones generales y
tomará como modelo a las matemáticas. Así como las figuras matemáticas (el cuadrado, el
triángulo) son realidades con propiedades universales y necesarias independientes de los
matemáticos que las investigan, lo mismo ha de suceder con conceptos como la virtud, la justicia o
la belleza. Pero Platón añadirá a la búsqueda socrática lo siguiente: las definiciones generales
tienen como referente realidades objetivas (independientes del que las busca) a las que
denomina “eidos”, “algo que se ve”, esto es, son ideas. Las ideas poseen las siguientes
características:
1) no se conocen a simple vista, sino gracias a nuestra capacidad de argumentar y razonar. Por
ello no son realidades sensibles (captables por los sentidos) sino inteligibles (captables por

nuestra inteligencia o razón); 2) están presentes en las cosas pero no coinciden con ellas por que
mientras las ideas son eternas, las cosas nacen y perecen: son temporales. Platón expresa la
distinción entre ideas y cosas mitológicamente afirmando la existencia de dos mundos, el mundo
sensible de lo que nace y muere y el mundo inteligible de las Ideas eternas. Sin embargo esos dos
mundos están en relación. 3) Las cosas se relacionan con las ideas mediante participación,
imitación o copia. Decimos de una persona que es bella o justa en la medida en que participa de la
idea de belleza o justicia. 4) Las ideas son paradigma o modelo normativo de las cosas. No
describen como son, sino como deben ser. De las cosas solo podemos alcanzar un conocimiento
imperfecto (opinión o doxa). De las ideas podemos obtener verdadero conocimiento (ciencia o
episteme). 5) Las ideas están jerarquizadas y ordenadas. La idea suprema es aquella que define
lo común a toda idea, es decir, ser propiamente lo que se es: el Bien. A ella se subordinan el resto
de las ideas, como las morales (justicia o virtud), o las estéticas.
2.2. Educación, conocimiento y reminiscencia.
Según Platón, el medio para crear un Estado basado en la Justicia es la educación. Ahora bien,
el proceso educativo supone que es posible enseñar y aprender. Sin embargo esa suposición ha
sido cuestionada por los sofistas con el siguiente argumento: uno no puede aprender ni lo que sabe
ni lo que no sabe. Lo que sabe porque ya lo sabe. Lo que no sabe porque desconocemos qué
hemos de aprender, por tanto: ¿cómo buscar lo que no se sabe si se desconoce? La respuesta de
Platón a este problema se resume en tres puntos:
1) Conocer es recordar. El alma del hombre ha habitado entre las ideas y las ha conocido antes
de nacer. Al nacer las olvida. El conocimiento sensible es ocasión para el recuerdo (anamnesis).
La teoría según la cual conocer es recordar recibe el nombre de teoría de la reminiscencia. 2) El
cuerpo es cárcel del alma. El hombre es para Platón, resultado de la unión de cuerpo y alma.
Pero mientras el alma eterna nos permite conocer las ideas y participar de su mundo, el cuerpo
que nace y perece es un estorbo al apartarnos de ellas con sus continuos deseos y pasiones.
Platón afirma también la doctrina pitagórica de la reencarnación según la cual nuestra alma
inmortal vive sucesivas vidas para perfeccionarse.3) El conocimiento de las ideas no se logra por
uno mismo sino por mediación del otro en el seno del diálogo. Este diálogo recibe el nombre de
dialéctica. El camino dialéctico del alma hacia la verdad es semejante a una línea dividida en
cuatro partes. En la primera el alma sólo conoce imágenes y reflejos de las cosas. Su
conocimiento recibe el nombre de imaginación. En la segunda se ocupa de las cosas sensibles.
Su conocimiento es opinión o creencia. En la tercera el alma se ocupa de las formas matemáticas
y podemos hablar de pensamiento. Pero las matemáticas usan conceptos cuyas definiciones no
cuestiona (hipótesis) y por ello no es el conocimiento último. En la cuarta parte el alma asciende al
conocimiento de las ideas y de la idea suprema (el Bien). El nivel de conocimiento alcanzado es la
inteligencia o sabiduría. Pero el camino dialéctico continúa. El alma ha de descender desde el
mundo inteligible (parte 3 y 4) al sensible (parte 1 y 2) para actuar en él desde el conocimiento
pleno de las Ideas. Al conocer el orden de las Ideas, el hombre sabio es el verdaderamente
capacitado para plasmar ese orden en la sociedad y el alma humana.
3. El problema del ser humano y la moral en Platón.
La obra de Platón busca construir un Estado ideal basado en la Justicia, fundado en la teoría de
las ideas y usando como medio la educación. Pero ¿en qué debe consistir? La respuesta implica
conocer tanto la estructura tanto de los Estados como de sus ciudadanos porque para la cultura
griega el ser humano no es pensado de forma aislada, sino como animal comunitario.
Para Platón el ser humano es resultado de la unión de cuerpo y alma. La relación entre ambos es
de contraposición y lucha porque mientras el alma es eterna y pertenece al mundo de las Ideas, el
cuerpo es mortal, pertenece al mundo sensible y nos aparta de aquellas con sus continuas
exigencias. El cuerpo es semejante a una cárcel para el alma, pero el alma es capaz de
reencarnase y transmigrar de cuerpo en cuerpo para vivir sucesivas vidas, en un proceso de
purificación y perfeccionamiento. Platón presenta varias demostraciones de la inmortalidad del

alma, destacando la de la reminiscencia (solo podemos conocer el mundo de las ideas por la
preexistencia del alma en él) y la de la simplicidad (el alma es simple, pues no es material, y por
lo tanto no puede descomponerse y morir).
Para Platón el conflicto entre alma y cuerpo caracteriza también al alma misma: es una parte del
alma, la razón, la que se enfrenta a otra parte de ella, el apetito. Esta concepción plural del alma
se justifica por la experiencia de los conflictos internos (la misma persona durante una enfermedad
quiere y no quiere beber agua porque sabe que le perjudica). De esto se concluye
provisionalmente que son dos partes del alma las que están en conflicto. Pero Platón añade una
tercera parte: el ánimo, que representa la decisión y el coraje. El motivo es también la experiencia
interna: cuando hay conflicto entre el apetito y la razón, hay algo así como una fuerza interior que a
veces decide a favor de la razón o se encoleriza cuando la razón cede al apetito. Por tanto tres son
las partes del alma: razón, ánimo y apetito.
Para la cultura griega la virtud era la excelencia y plenitud que podía alcanzar una realidad.
Respecto al ser humano, Platón distingue tres virtudes de acuerdo a las partes del alma. la
sabiduría o la prudencia se consigue con el desarrollo de la razón y consiste en un saber cuyo
objeto es el bien general de la ciudad y su cuidado: se trata del saber político. La valentía se
realiza con el desarrollo prudente del ánimo y consiste en el conocimiento de lo que debe ser o no
temido. Este conocimiento no ha de ser saber sino que basta con que sea opinión correcta. La
templanza se realiza con el desarrollo prudente del apetito y consiste en una forma de autocontrol
y armonía. Implica una diversidad de elementos que han de concordar entre sí. Con el desarrollo
armonioso de las tres virtudes se consigue la justicia, el orden estable y perfecto de las tres partes
del alma, cuando cada parte cumple su función específica.
Pero las virtudes del ser humano se desarrollan en sociedad ya que el hombre es considerado un
ser social por naturaleza. El Estado justo buscado por Platón supone el desarrollo de la virtud
característica de cada hombre, según qué alma predomine más en él, para así proceder después a
la división social por clases en la ciudad y el puesto que cada uno ocupará en ella. La educación
es imprescindible para descubrir el alma propia de cada individuo y guiar su desarrollo.
4. El problema de la sociedad en Platón.
La búsqueda platónica de un Estado ideal basado en la Justicia necesita determinar no tanto qué
es un Estado justo de hecho, sino en qué debe consistir. Para responder a esta pregunta es
necesario conocer tanto la estructura de los Estados como de sus ciudadanos porque para la
cultura griega el ser humano es social por naturaleza.
Para conocer la estructura de los Estados Platón se pregunta por su origen y lo encuentra en la
incapacidad de cada individuo para satisfacer por sí mismo sus necesidades. Por tanto en un
Estado justo serán necesarias personas que atiendan a las necesidades elementales de la vida
humana, como el alimento, la vivienda, el vestido, formando la clase de los productores. El
desarrollo de la ciudad hace necesario una clase social dedicada a mantener la convivencia, la
ampliación del territorio y la defensa de la ciudad. Sus miembros, los guardianes, serán escogidos
entre aquellos que posean fuerza, rapidez, y valentía. Las tareas de gobierno han de asignarse a
los mejores de los guardianes, aquellos que destaquen por sus aptitudes dialécticas y el amor a su
ciudad. Serán la clase de los gobernantes (los filósofos poseedores de la sabiduría). De este
modo queda configurada la ciudad en tres clases. Los productores se ocuparán de la economía,
los guardianes de la defensa y los gobernantes del gobierno de la ciudad.
Por su parte, la estructura del alma de los ciudadanos se caracteriza por su naturaleza conflictiva.
El conflicto que contrapone el alma, inmortal, frente al cuerpo, mortal, se traslada al alma misma:
es una parte del alma, la razón, la que se enfrenta a otra parte de ella, el apetito. Esta concepción
plural del alma se justifica por la experiencia de los conflictos internos (la misma persona durante
una enfermedad quiere y no quiere beber agua porque sabe que le perjudica). De esto se concluye
provisionalmente que son dos partes del alma las que están en conflicto. Pero Platón añade una
tercera parte: el ánimo, que representa la decisión y el coraje. El motivo es también la experiencia
interna: cuando hay conflicto entre el apetito y la razón, hay algo así como una fuerza interior que a
veces decide a favor de la razón o se encoleriza cuando la razón cede al apetito. Por tanto tres son
las partes del alma: razón, ánimo y apetito.
Una vez definidas las tres clases sociales, sus funciones y las tres partes del alma, hay que
aclarar en qué consiste la justicia. Para ello Platón parte de las cuatro virtudes tradicionales que,
para la cultura griega, hacen buena a una ciudad: la prudencia, la valentía, la templanza y la
justicia misma. Definiendo las tres primeras quedará aclarada la naturaleza de la última.
La prudencia es un saber cuyo objeto es el bien general de la ciudad y su cuidado. Es el saber
político y corresponderá a la clase de los gobernantes. Cuando éstos sean prudentes la ciudad lo
será. La valentía es el conocimiento de lo que debe ser o no temido. Este conocimiento no ha de
ser saber sino que basta con que sea opinión correcta y será la virtud específica de los
guardianes. La templanza es una forma de autocontrol y armonía. Implica una diversidad de
elementos que han de concordar entre sí. Al contrario que las anteriores, no es una virtud propia de
una clase social, sino que se extiende a todas ellas.
¿En qué consistirá la Justicia? En el cumplimiento por cada clase social de la función que le
corresponde: que el gobernante gobierne con prudencia, el guardián defienda con valentía y los
productores desarrollen ordenadamente la actividad económica.
En virtud de la relación entre el alma y el Estado, esta concepción de la justicia es también
aplicable al individuo. A la razón le corresponde el gobierno prudente del alma. Al ánimo la
valentía puesta al servicio de la razón. Al alma en su conjunto la moderación. La justicia consiste
en que cada elemento del alma realice su función.
Por lo tanto el Estado justo será aquel en el que cada clase social y cada parte del alma cumplan
su función correspondiente. Esto supone que para Platón la Justicia es una cualidad no sólo de los
Estados sino también de los individuos y la razón de ello se encuentra en que el ser humano no es
pensado como individuo aislado, sino como un ser comunitario.
Para Platón este modelo de sociedad propuesto ¿era o no realizable? Esta cuestión no tiene una
única respuesta para los comentaristas. Algunos textos de Platón indican que se trata de un mero
ideal cuya finalidad es servir de orientación para aquellos que quieren gobernarse a sí mismos.
Atendiendo a su biografía cabe responder que lo consideraba realizable cuando escribió la
República, pero no más tarde.

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