Derecho A La Identidad Cultural

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DERECHO A LA IDENTIDAD CULTURAL, AUTONOMÍA Y

AUTODETERMINACIÓN, AL TERRITORIO ANCESTRAL Y


COLECTIVO-Subsistencia étnica de comunidad Yajotja escindida del
pueblo indígena Waüpijiwi, en riesgo de exterminio físico y cultural

DEBIDO PROCESO ADMINISTRATIVO Y DERECHO A LA


SUBSISTENCIA ÉTNICA-Orden de inscribir la comunidad Yajotja
ante el Ministerio del interior y ante la Unidad de Víctimas, además, la
ANT deberá definir situación legal del resguardo en un término
razonable

LEGITIMACION POR ACTIVA EN TUTELA DE COMUNIDAD


INDIGENA-Sujetos sobre los cuales recae la legitimación en la causa

(…), la Corte ha sostenido que la legitimación por activa en los procesos de


tutela para la protección de derechos fundamentales de las comunidades
indígenas está en cabeza de: “(i) las autoridades ancestrales o tradicionales
de la respectiva comunidad; (ii) los miembros de la comunidad; (iii) las
organizaciones creadas para la defensa de los derechos de los pueblos
indígenas, y (iv) la Defensoría del Pueblo.”

DERECHOS FUNDAMENTALES DE COMUNIDAD INDÍGENA-


Vulneración generalizada y permanente por peligro de extinción de la
comunidad Yajotja escindida del pueblo indígena Waüpijiwi

COMUNIDADES INDIGENAS COMO SUJETOS DE ESPECIAL


PROTECCION CONSTITUCIONAL Y TITULARES DE
DERECHOS FUNDAMENTALES-Procedencia de la acción de tutela
para la protección de sus derechos

DERECHO AL TERRITORIO DE COMUNIDADES INDÍGENAS-


Vulneración objeto de estudio por la Sala Especial de Seguimiento de la
sentencia T-025 de 2004 y según lo establecido en auto 266 de 2017

COMUNIDADES INDIGENAS COMO SUJETOS DE ESPECIAL


PROTECCION CONSTITUCIONAL Y TITULARES DE
DERECHOS FUNDAMENTALES-Reiteración de jurisprudencia

(…), las comunidades indígenas son sujetos de derechos fundamentales,


sujetos de especial protección constitucional, y que tienen la potestad de
solicitar la protección de sus derechos fundamentales por medio de la acción
de tutela con el fin de garantizar su autonomía, su cultura y su subsistencia.

DERECHO A LA IDENTIDAD CULTURAL-Contenido y


alcance/DERECHO A LA IDENTIDAD CULTURAL-Criterios
objetivo y subjetivo para su reconocimiento/DERECHO A LA
IDENTIDAD CULTURAL-Reiteración de jurisprudencia

(…), la Corte ha reconocido que la identidad cultural es un derecho esencial


que garantiza que las comunidades e individuos puedan ejercer sus derechos
de acuerdo con su cosmovisión y forma de ver el mundo. Esto implica, que la
identidad no puede entenderse como algo estático, pues responde a las
interacciones de diferentes factores sociales, económicos, políticos y
culturales. Finalmente, la Corte acudió a los criterios objetivos y subjetivos
establecidos en el Convenio 169 de la OIT como parámetros para el
reconocimiento del derecho. El criterio objetivo, se refiere a elementos
susceptibles que den cuenta de la identidad, como lo son la lengua,
estructuras sociales, entre otras. (…) Al valorar la identidad cultural, debe
primar la realidad sobre las formalidades y, por tanto, se deben aplicar de
manera ponderada. Ahora, de acuerdo a la jurisprudencia, en términos
generales, para estudiar el reconocimiento de la identidad cultural, prevalece
el criterio subjetivo que está intrínsecamente relacionado con el derecho al
auto reconocimiento o el derecho a auto identificarse e identificar a sus
semejantes como parte de la comunidad.

PRINCIPIO DE AUTONOMIA DE LOS PUEBLOS INDIGENAS-


Mecanismos válidos para demostrar la condición de indígenas

DERECHO A LA LIBRE DETERMINACION O AUTONOMIA DE


LAS COMUNIDADES ETNICAS-Alcance

(…), la jurisprudencia de la Corte ha reiterado la importancia de la


protección a la autonomía de las comunidades indígenas, siendo este derecho
una manifestación del principio de diversidad étnica y cultural. Este implica
que las comunidades indígenas y pueblos tengan control sobre sus estructuras
sociales, formas de organización, creencias, usos y costumbres.

DERECHO AL AUTORRECONOCIMIENTO DE COMUNIDAD


INDIGENA-Elemento principal que configura la condición de indígena
Para la jurisprudencia, partiendo de lo establecido en el artículo 1.2 del
Convenio 169 de la OIT, el criterio de auto reconocimiento de una comunidad
es el criterio principal para estudiar casos en los que se pretenda determinar
si una persona es miembro o no de una comunidad, o si se trata de una
comunidad indígena, sin desconocer que existen otros elementos que pueden
ser utilizados como estudios o conceptos sociológicos, certificados de las
comunidades, entre otros. Es por esto que la jurisprudencia ha reconocido
que ni la administración, ni los jueces, son los llamados a determinar si se
trata de una comunidad o no, o de un miembro de una comunidad indígena o
no.

DERECHO A LA PROPIEDAD COLECTIVA DE GRUPOS


ETNICOS SOBRE TERRITORIOS-Marco normativo

RESGUARDO INDIGENA-Naturaleza jurídica/CONSTITUCION DE


RESGUARDOS INDIGENAS-Normatividad y trámite

TERRITORIOS ANCESTRALES DE LOS PUEBLOS


INDIGENAS-Protección constitucional/TERRITORIO DE
COMUNIDADES INDIGENAS-Protección y reconocimiento
internacional

DERECHO FUNDAMENTAL AL TERRITORIO COLECTIVO O


A LA PROPIEDAD COLECTIVA SOBRE LOS TERRITORIOS
INDIGENAS-Jurisprudencia constitucional

(…) el derecho fundamental a la propiedad colectiva de los pueblos indígenas


comprende: i) el derecho a constituir resguardos; ii) la protección del
territorio comprende el saneamiento y la protección contra actos de terceros
por ocupaciones y otras; iii) la protección de este derecho es un medio para
garantizar la integridad étnica y supervivencia de los pueblos indígenas,
y, iv) la garantía de que el Estado adelante las gestiones necesarias para que
una comunidad indígena desplazada sea reubicada, de manera consensuada
con los afectados, en un territorio que le permita continuar con el desarrollo
de sus tradiciones.

DERECHOS AL TERRITORIO COLECTIVO Y AL DEBIDO


PROCESO ADMINISTRATIVO, EN EL MARCO DE PROCESOS
DE CONSTITUCION DE RESGUARDO INDIGENA-Jurisprudencia
constitucional
(…), el debido proceso se debe aplicar a todas las actuaciones
administrativas y judiciales, esto implica que los operadores administrativos y
judiciales deben ceñirse a los procedimientos establecidos en la ley y
reglamentos. De manera que exigir requisitos adicionales a los contemplados
en las normas y la demora prolongada de los procedimientos es una
vulneración del derecho al debido proceso administrativo. Es de mayor
gravedad cuando se trata de comunidades indígenas, pues las dilaciones
administrativas no solo prolongan la inseguridad sobre sus derechos
territoriales, sino que, además, afectan su subsistencia tanto física como
cultural.

PUEBLOS INDIGENAS-Factores que amenazan la


subsistencia/DERECHO A LA SUPERVIVENCIA DE PUEBLO
INDÍGENA-Deber del Estado de garantizar la efectividad de los
derechos fundamentales

(…), el derecho a la subsistencia o supervivencia, está íntimamente ligado con


las garantías de identidad e integridad cultural las cuales son principios
fundantes del Estado. Este derecho implica que el Estado debe tomar medidas
para evitar el riesgo de exterminio físico y cultural de las comunidades
indígenas. Dentro de las órdenes que ha tomado la Corte para proteger este
derecho se encuentran varias relacionadas con la protección al territorio
ancestral y a la consulta previa, la protección a la cultura a través de la
garantía de la etno educación, entre otras.

REGISTRO UNICO DE VICTIMAS CONTENIDO EN LA LEY


1448 DE 2011-Requisito declarativo y no constitutivo de la condición de
víctima de desplazamiento para acceder a los beneficios legales y a los
diferentes mecanismos de protección

INSCRIPCION EN EL REGISTRO UNICO DE VICTIMAS-


Constituye un derecho fundamental de las víctimas

DERECHO AL DEBIDO PROCESO ADMINISTRATIVO Y LA


MOTIVACION DE LOS ACTOS QUE RESUELVEN
SOLICITUDES DE INCLUSION EN EL RUV

REGISTRO UNICO DE VICTIMAS-Reglas jurisprudenciales para


inscripción
RESGUARDO INDÍGENA DE CAÑO MOCHUELO-Conformación
y situación crítica de sus habitantes

(…) el Resguardo de Caño Mochuelo, es un resguardo suis generis por cuanto


alberga a 9 pueblos y 10 comunidades. Las comunidades que lo habitan se
encuentran en una situación crítica, tal como se evidencia por el Auto 004 de
2009, en el Plan de Salvaguarda de 2013 y por las alertas tempranas de la
Defensoría del Pueblo. A la fecha el Juzgado Civil de Circuito Especializado
en Restitución de Tierra del Distrito Judicial de Cundinamarca ya adoptó una
serie de medidas cautelares para atender las problemáticas.

EXCEPCION DE INCONSTITUCIONALIDAD CON EFECTO


INTER PARTES/EXCEPCION DE INCONSTITUCIONALIDAD-
Casos en que puede aplicarse

Expediente: T-8.113.378

Acción de tutela interpuesta por Ángel Tadache


Moreno y demás firmantes de la comunidad
indígena Yajotja, en contra de la Agencia
Nacional de Tierras-ANT y otros.

Magistrado ponente:
JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR

Bogotá D.C., seis (6) de diciembre de dos mil veintidós (2022)

La Sala Segunda de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los


Magistrados Alejandro Linares Cantillo, Antonio José Lizarazo Ocampo y
Jorge Enrique Ibáñez Najar, quien la preside, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos 86 y
241.9 de la Constitución Política[1], y 33 y siguientes del Decreto 2591 de
1991, ha proferido la siguiente:

SENTENCIA

En el trámite de revisión del fallo de tutela del 11 de marzo de 2020,


proferido por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, que confirmó la decisión del 2 de febrero de 2020 del Juzgado
Octavo Civil del Circuito de Bogotá, en el trámite del amparo constitucional
promovido por el señor Ángel Tadache Moreno, y demás firmantes de la
comunidad indígena Yajotja de la etnia Waüipijiwi.[2]

I. ANTECEDENTES

1. Según el relato de los accionantes, el pueblo indígena Waüipijiwi, es un


pueblo nómada colombiano originario del territorio del Vichada. En 1986
fueron reubicados en el Resguardo de Caño Mochuelo en Casanare.

2. En el 2003, como consecuencia de amenazas de muerte, reclutamiento


forzado de menores y de violencia sexual contra las mujeres de la comunidad,
algunos miembros de la etnia salieron del resguardo camino al Vichada con
miras a asentarse en territorio tradicional cerca de un sitio conocido como
“Agua Verde”.

3. Entre el 2005 y principios de 2006, retornaron al Merey en el Resguardo


de Caño Mochuelo. Alegaron que desde su regreso no se les permitió
participar en el gobierno del Resguardo y tampoco recibieron los recursos que
les corresponden como etnia de lo que se le asigna al Resguardo por el
Sistema General de Participación, el Plan de Alimentación Escolar y las
ayudas de Acción Social.
4. Agregaron que en el resguardo Caño Mochuelo están pasando por una
crisis alimentaria, no hay suficiente terreno para garantizar la supervivencia
física y cultural de los pueblos que habitan allí y además el suelo no es apto
para desarrollar actividades de agricultura. Respaldaron su aseveración
indicando que de acuerdo con el Plan de Salvaguarda del Resguardo, la
ampliación del Resguardo es la única opción para la supervivencia de los
pueblos indígenas que allí habitan.

5. Las dificultades en el Resguardo durante el año 2017 se intensificaron


por i) disputas de poder entre etnias por la distribución de recursos, ii)
carencia de alimentos, iii) problemas de violencia intrafamiliar, iv) acoso y
abuso sexual a menores, v) reclutamiento forzado, vi) descuido de los adultos
mayores y vii) embarazos de temprana edad. Además en el caso de la
comunidad Waüpijiwi, algunos de sus miembros murieron consecuencia de la
mala atención médica que recibieron en el Resguardo y también recibieron
amenazas por parte de miembros de la comunidad Getsemaní, lo cuales
exigieron que abandonaran el resguardo y regresaran al Vichada.

6. Por todo lo anterior, en diciembre del 2017, 57 personas del pueblo


Waüpijiwi se desplazaron de manera definitiva hasta la inspección de Agua
Verde del municipio de La Primavera en el Vichada[3].

7. El 20 de febrero de 2018, Ángel Tadache Moreno, firmante de la tutela,


interpuso denuncia penal contra otro miembro de la comunidad por el delito
de acceso carnal abusivo con menor de catorce años por hechos ocurridos
durante los últimos 10 años y por el delito de reclutamiento forzado de
menores contra grupos armados al margen de la ley.[4]

8. Durante el 2018 la Personería Municipal realizó visitas a la comunidad


invitándolos a retornar al Resguardo. También apoyaron en la solicitud de
ayudas humanitarias de emergencia al Ministerio del Interior y el
Departamento de Prosperidad Social.
9. El 24 de marzo de 2018, la comunidad indígena desplazada Waüpijiwi
suscribió el acta de constitución de la comunidad indígena Yajotja en la
inspección de Agua Verde, La Primavera, Vichada.

10. El 16 de mayo de 2018, el señor Ángel Tadache Moreno, actuando como


gobernador del cabildo de la comunidad indígena Yajotja de la etnia
Waüpijiwi, solicitó protección del territorio ancestral y la realización de la
visita técnica de la Agencia Nacional de Tierras (ANT) en el marco del
artículo 5 del Decreto 2333 de 2014. Concretamente solicitaron “iniciar lo
más pronto posible el trámite de protección de territorio ancestral, validando
la información, dando apertura al expediente de nuestra comunidad indígena.
Progresivamente al resultado de las solicitudes anteriores, solicitamos,
realizar la visita técnica lo más pronto posible al Territorio Ancestral
Indígena Yajotja “Kjeübünakja”, con el propósito de verificar la información
suministrada, ya que para la Comunidad es muy importante su asistencia y
poder entablar un dialogo más a profundidad con la oficina de asuntos étnico
de la ANT”.[5] En el escrito establecieron que el territorio ancestral está
ubicado en la inspección de Santa Bárbara de Agua Verde, Municipio de La
Primavera- Vichada[6].Agregaron que “este territorio ancestral es conocido en
nuestra lengua como “kjeübünakja”, en el que murió el Cacique Yajotja,
quien vivió allí con las comunidades hasta hace alrededor de 30 años. En este
lugar aún hay Capi(bejuco de usos tradicional (sic), planta medicinal.
Hoy parte de este territorio es ocupado por colonos que tienen cercada la
tierra, quienes están en disponibilidad (sic) de vender la tierra al estado con
el fin de garantizar nuestros derechos.”[7]

11. El 10 de julio de 2018, mediante oficio con radicado 20185100557125,


la ANT respondió al señor Tadache y confirmó la apertura del expediente No.
201851008299800037E para la Protección y Seguridad Jurídica de los
Territorios Ocupados o Poseídos Ancestral y/o Tradicionalmente.

12. Durante el 2018 la Alcaldía de La Primavera ubicó a la comunidad en la


finca Las Reliquias. El 25 de noviembre de 2018 fueron reubicados en una
vega a la orilla del Río Meta. El espacio en donde fueron ubicados los ponía
en riesgo de enfermedades. A raíz de esas dificultades la Alcaldía Municipal
de La Primavera los reasentó nuevamente en la finca Las Reliquias.
13. El 10 de junio del 2019 mediante radicado No. 20196200595252 el
Procurador delegado para Asuntos Agrarios y Restitución de Tierras solicitó a
la Agencia Nacional de Tierras – ANT información de la comunidad Yajotja.

14. La Procuraduría Delegada para Asuntos Étnicos convocó a una reunión


el 19 de junio de 2021. En esta reunión la Agencia Nacional de Tierras, el
Ministerio del Interior y la Unidad para la Atención y Reparación Integral a
las Víctimas-UARIV, informaron que era necesario hacer una visita de campo
para verificar las condiciones de la comunidad, situación jurídica y determinar
la ruta a seguir.

15. Del 15 al 21 de julio de 2019, las entidades realizaron visitas a la


comunidad Waipijiwi que está asentada en Caño Mochuelo y a la comunidad
Yajotja. Como resultado de esas visitas, el Ministerio del Interior, concluyó
que “las razones del desplazamiento no solo se pueden situar en los hechos de
violencia sexual denunciados, sino que, además, existen varios elementos de
tipo estructural que derivaron en el desplazamiento, entre ellos se cuentan: (i)
conflictos por el liderazgo interno; (ii) baja oferta institucional; (iii)
problemas de gobernabilidad al interior del Resguardo; (iv) problemas
territoriales; (v) amenazas por parte de las comunidades del Pueblo Sikuani
ubicadas al interior del Resguardo; (vi) violencia sexual; y (vii) presencia de
grupos armados.”[8]

16. El 16 de octubre de 2019, en respuesta a requerimientos realizados, la


ANT le informó a la Procuraduría que “se deja de presente, que las familias
desplazadas del pueblo Waipijiwi autodenominadas comunidad indígena
Yajotja, hacen parte del Resguardo Caño Mochuelo Constituido (sic)
mediante Resolución No. 0003 del 29 de enero de 1986, así las cosas, estas
familias desplazadas ya tienen unos derechos territoriales reconocidos, para
lo cual no operaría la compra de predios para la constitución de un nuevo
resguardo.”[9]

17. El 18 noviembre de 2019 como comunidad, radicaron documentos de


oferta voluntaria de compra de predios a la ANT. Lo anterior, alegaron, a raíz
de la comunicación enviada por la ANT al Secretario de Gobierno del
Municipio de La Primavera, en la cual la entidad indicó que el procedimiento
para que la entidad adquiera predios para las comunidades indígenas, requiere
que se haga una oferta voluntaria de los mismos.[10]

18. Alegaron que, como comunidad han tenido graves problemas de salud
sin adecuada atención, inclusive dos menores fallecieron por malos
diagnósticos. Agregaron que carecen de una atención y tratamientos oportunos
o que son atendidos con tratamientos que desconocen las prácticas
tradicionales y culturales. Indicaron, sin especificar a quien, que han realizado
la solicitud de traslado de EPS sin éxito.

19. Manifestaron que “si bien nuestra comunidad, se encuentra registrada


en los censos del Resguardo Caño Mochuelo y aparentemente nuestros
derechos territoriales se establecen en este territorio colectivo, como
comunidad Yajotja no deseamos retornar al Resguardo Caño Mochuelo, con
motivo de las situaciones de vulneración de derechos que van desde abusos
sexuales, discriminación y amenazas por parte de actores armados y otras
etnias mayoritarias del Resguardo, intentos de reclutamiento, problemas
interétnicos en El Merey y la ausencia de garantía de derechos sociales como
educación y salud, la desigual participación de las etnias minoritarias y la
clara desatención del Estado para armonizar estos conflictos inter étnicos y
no permitir el gobierno propio de la cada una (sic) de los 9 pueblos. Si bien se
han generado varias acciones desde las instituciones y existe el Plan de
Salvaguarda de estos pueblos, resulta urgente la ampliación de Caño
Mochuelo u otros pueblos estarían replicando la salida de nuestra comunidad
Yajotja.”[11]

Solicitud de tutela

20. El 14 de enero de 2020, el señor Ángel Tadache Moreno, actuando como


gobernador del cabildo de la comunidad indígena Yajotja de la etnia Wapijiwi
en conjunto con varios miembros de la comunidad, interpusieron acción de
tutela en contra de la Agencia Nacional de Tierras, el Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural, la Fiscalía General de la Nación, el Ministerio
del Interior, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, la
Unidad para la Atención Reparación Integral a Víctimas (UARIV), el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar – (ICBF), la Gobernación del Vichada, la
Alcaldía municipal de La Primavera, Vichada, el Ministerio de Salud y
Protección Social, el Ministerio de Educación y la Superintendencia Nacional
de Salud. Alegan que estas entidades han vulnerado los derechos
fundamentales de su comunidad y suyos al territorio, a la propiedad colectiva,
a la constitución de resguardos, al ejercicio del gobierno propio, al mínimo
vital, al debido proceso administrativo, al derecho de petición, a la vida, a la
salud, al agua, a la seguridad y soberanía alimentaria y a la vivienda digna.

21. Elevaron las siguientes pretensiones en la acción de tutela: (i) declarar la


existencia de un estado de cosas inconstitucional en materia de derechos de los
pueblos y comunidades indígenas al territorio, (ii) ordenar que se adopten las
medidas legislativas, administrativas, institucionales y financieras necesarias
para que se supere el estado de cosas inconstitucional en materia de derechos
territoriales de los pueblos indígenas, (iii) ordenar al Gobierno Nacional, al
Ministerio del Interior, a la Agencia Nacional de Tierras y a las demás
autoridades competentes que la política pública en materia territorial indígena
deba ser elaborada y aprobada en concertación con las comunidades
indígenas, en coordinación con la Comisión Nacional de Territorios Indígenas
– CNTI, (iv) ordenar al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural hacer
efectivo y dar cumplimiento al artículo 4 del Decreto 2333 de 2014, (v)
ordenar a la Agencia Nacional de Tierras elaborar un plan estratégico urgente
para el trámite de la totalidad de las solicitudes de procedimientos territoriales
indígenas que actualmente tiene en rezago la ANT, (vi) ordenar a la Agencia
Nacional de Tierras diseñar e implementar un sistema de información para el
adelantamiento y seguimiento a los procedimientos de constitución,
ampliación, saneamiento y reestructuración de resguardos indígenas, (vii)
ordenar a la Agencia Nacional de Tierras revisar, ajustar y modificar sus
acuerdos, conceptos, resoluciones internas y flujogramas que regulan los
procedimientos territoriales indígenas para que se adecúen a los estándares de
protección reforzada constitucional de los derechos humanos de los pueblos
indígenas, (viii) ordenar a los funcionarios que integran el Consejo Directivo
de la ANT que los acuerdos de constitución y ampliación de resguardos se
expidan con el cumplimiento de los requisitos legales, (ix) ordenar a los
funcionarios que integran el Consejo Directivo de la ANT, que dentro de un
término perentorio, expidan los acuerdos correspondientes a las solicitudes
que ya cuentan con un proyecto de acuerdo por parte de la Dirección de
Asuntos Étnicos de la Agencia, (x) ordenar a los funcionarios que integran el
Consejo Directivo de la ANT que expidan los acuerdos de constitución y
conversión de reservas a resguardos, dentro del término establecido para ello,
(xi) ordenar a la ANT elaborar módulos de formación y cursos de capacitación
anuales en derechos territoriales, derechos étnicos y derechos humanos a los
funcionarios encargados de tramitar los procesos, (xii) ordenar a las
autoridades catastrales, Superintendencia de Notariado y Registro e Instituto
Geográfico Agustín Codazzi, que suministren la información necesaria en los
procesos de constitución de resguardos indígenas y (xiii) ordenar al Gobierno
Nacional, a través del presidente la República adoptar las medidas adecuadas
y necesarias para asegurar los recursos suficientes y oportunos que permitan
superar el estado de cosas inconstitucional.

30. En relación con la comunidad Yajotja, solicitan i) declarar que el


pueblo indígena Waüipijiwi está en peligro de exterminio cultural y físico; ii)
ordenar a la ANT dar trámite prioritario a la solicitud de constitución de
resguardo indígena y a la solicitud de la medida de protección de sus
territorios ancestrales; iii) ordenar al grupo de registro del Ministerio de
Interior que hagan el respectivo registro de la comunidad Yajotja; iv) ordenar
medidas de restablecimiento del derecho para las niñas, niños y mujeres de la
comunidad; v) diseñar un plan de atención en salud y nutrición y seguridad
alimentaria para atender a la comunidad indígena Waüpijiwi; vi) diseñar y
financiar un proyecto etno-educativo para la comunidad; vii) que la UARIV
reconozca a la comunidad Yajotja como sujeto colectivo víctima del conflicto
armado; viii) iniciar los procesos disciplinarios del caso por cuenta de las
vulneraciones de derechos; ix) garantizar el sostenimiento propio de la
comunidad mediante el suministro de insumos; x) brindar capacitación
integral a la comunidad en diferentes proyectos productivos; y, ix) hacer
extensivas las órdenes del Auto 004 de 2009 a la etnia Wapijiwi.

Trámite Procesal

22. Mediante Auto del 14 de enero de 2020, el Juzgado Octavo Civil del
Circuito de Bogotá, declaró carencia de competencia para conocer del caso en
comento toda vez que, para este despacho, el numeral tercero del artículo
2.2.3.1.2.1. del Decreto 1983 de 2017 establece que las acciones de tutela
dirigidas contra las actuaciones del Presidente de la República, del Contralor
General de la Nación, del Procurador General de la Nación, del Fiscal General
de la Nación, del Registrador Nacional del Estado Civil, del Defensor del
Pueblo, del Auditor General de la República, del Contador General de la
Nación y del Consejo Nacional Electoral, deben ser repartidas para su
conocimiento en primera instancia a los Tribunales Superiores del Distrito
Judicial o a los Tribunales Administrativos.[12] En consecuencia, el Juzgado
Octavo Civil del Circuito se declaró incompetente para conocer del asunto y lo
remitió al Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá D.C.[13]

23. Mediante auto del 15 de enero de 2020, el Tribunal Superior de Bogotá,


interpretó que los hechos propuestos como vulneratorios se dirigían contra
entidades del orden nacional, de conformidad con el artículo 2.2.3.1.2.1
numerales segundo y tercero del Decreto 1983 de 2017, por tanto su
conocimiento recae sobre los jueces del circuito. En consecuencia ordenó la
devolución del expediente al Juzgado Octavo Civil del Circuito de Bogotá, a
fin de que se respetase el mandato legal en materia de competencia y reparto
de tutelas, así como la especialidad escogida por el demandante y se evitase
una mayor dilación en el trámite.[14]

24. El 21 de enero de 2020, el Juzgado Octavo Civil de Circuito procedió a


obedecer y cumplir lo resuelto por la Sala Penal del Tribunal Superior de
Bogotá y en consecuencia admitir la acción de tutela promovida. De igual
manera, dicho Juzgado vinculó al trámite al Congreso de la República, al
Presidente de la República, al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, al
Departamento Nacional de Planeación, al Departamento Administrativo para
la Prosperidad Social, a la Organización Nacional Indígena de Colombia, a la
Comisión Nacional de Territorios Indígenas, al Instituto Geográfico Agustín
Codazzi, al Servicio Nacional de Aprendizaje, a la Corporación Claretiana
Norman Pérez Bello y al Resguardo Indígena Caño Mochuelo.[15]

Contestación de la accionada y las vinculadas

25. El 22 de enero de 2020, se recibieron las respuestas a la tutela por parte


del Ministerio de Educación[16], el Ministerio de Hacienda y Crédito Público[17],
el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural[18], el Ministerio de Salud y
Protección Social[19], el Departamento Administrativo para la Prosperidad
Social[20], el Departamento Nacional de Planeación[21], el Congreso de la
República[22], la Presidencia de la República[23], la Comisión Nacional de
Territorios Indígenas[24], el Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA[25], la
Superintendencia Nacional de Salud[26], Instituto Geográfico Agustín
Codazzi[27] y la Fiscalía General de la Nación[28]. Todos ellos solicitaron se les
fuera desvinculados del proceso.

26. La Secretaría de Asuntos Indígenas y Desarrollo Social del


Departamento del Vichada afirmó que la tutela no estaba llamada a prosperar
toda vez que la entidad territorial no había vulnerado los derechos
fundamentales de los accionados, en consecuencia, solicitó la declaratoria de
improcedencia o en su defecto, se nieguen las pretensiones en lo que
corresponda al departamento de Vichada.[29]

27. La Alcaldía del municipio de la Primavera, Vichada, indicó que no hay


constancia del registro de la comunidad ante el Ministerio del Interior,
inclusive luego de la visita que la entidad realizó y que la única entidad que ha
brindado ayuda a la comunidad Yajotja son ellos. Informó que reubicó a la
comunidad en una finca cuyo arriendo es sufragado por la administración y
que continúa entregando las ayudas humanitarias. Por lo demás, solicitó que
se niegue el amparo y que se tenga en cuenta que los recursos con los que
cuenta el municipio son escasos, “alcanzan escasamente a cubrir nuestros
gastos de funcionamiento”, por lo que solicita que sea el Ministerio del
Interior y la Unidad de Victimas quienes asuman los costos de ayuda a la
comunidad mientras la Agencia Nacional de Tierras toma una decisión.[30]

28. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, en correo del 22


de enero de 2020 dio respuesta a la acción de tutela, afirmando que acata
cualquier decisión que el Juez de conocimiento adoptase en el marco del
proceso. Sobre el caso concreto enlistó los factores de vulnerabilidad que ha
evidenciado la entidad luego de realizar algunas visitas a la comunidad
Yajotja: i) riesgo de inundaciones; ii) falta de acceso al servicio de agua
potable; iii) precarias condiciones de construcción de las viviendas; iv)
problemas de acceso al centro educativo; v) afectación a su subsistencia por
falta de acceso a un terreno propio donde puedan desarrollar actividades
productivas propias de su cultura; y, v) riesgo de contraer enfermedades
respiratorias y diarreicas por la presencia de polvo y falta de acceso a agua
potable. Al respecto recomiendan: i) agilizar la compra de predios para la
comunidad, si es lo que está dispuesto dentro del plan de reubicación del
pueblo Waüipijiwi; ii) realizar una mediación por parte del Ministerio del
Interior entre los miembros de la comunidad Waüipijiwi que está asentada en
el Merey y los de la comunidad Yajotja, con el fin de que se encuentre una
solución pacífica a las disputas entre estos; iii) garantizar un medio de
transporte seguro para los menores hacía centro educativo o que estos puedan
estudiar en la modalidad de internado; y iv) realizar brigadas de
salud.[31] Asimismo allegaron copia del informe enviado a la personería
municipal y Defensoría del Pueblo, copia del informe de visita del equipo
interdisciplinario Defensoría de Familia Centro zonal Puerto Carreño- unidad
Local La Primavera del 25 de febrero de 2019[32], entre otros documentos de
seguimiento de la situación de la comunidad Yajotja.[33]

29. La Defensoría del Pueblo, Regional Vichada[34] manifestó que desde


enero de 2018 viene acompañando a la comunidad con el fin de conseguir
ayudas humanitarias, atención en salud, acceso a la educación de los menores
y la reubicación en un terreno apto para sus necesidades. Solicitó reconocer la
vulnerabilidad del pueblo indígena, las carencias de accesibilidad al desarrollo
propio como comunidad indígena, y la inseguridad para obtener respuestas por
parte de las entidades estatales. Destacó la labor de las actuaciones realizadas
por los entes territoriales del departamento de Vichada. Frente a la
pretensiones indicó que “es preciso que desde su magistratura se intervenga
por la concurrencia efectiva y permanente de entidades del orden nacional en
apoyo de recursos para atender las necesidades de salud, educación,
vivienda, territorio y gobierno propio de la comunidad Yajotja, estos con un
plan de atención a corto, mediano y largo plazo, realizando acciones efectivas
en construcción de convivencia de la comunidad Yajotja, con respeto de su
autodeterminación de retornar o no al Resguardo de Cano Mochuelo (sic).”[35]

31. El Defensor delegado para los grupos étnicos de la Defensoría del


Pueblo allegó comunicación en la que manifestó que se deben tomar medidas
urgentes dirigidas a restablecer y garantizar los derechos fundamentales del
pueblo indígena Waüipijiwi a fin de evitar su extinción física y cultural.
Sugirió que para restablecer los derechos se tomen las siguientes acciones: i)
garantizar el derecho al territorio colectivo por medio de la constitución de un
resguardo: ii) reconocer y registrar a las autoridades del pueblo indígena; iii)
incluir como beneficiario de las órdenes del Auto 004 de 2009 a este pueblo;
y, iv) que la UARIV reconozca a la comunidad Yajotja como sujeto colectivo
de reparación. Concluyó diciendo que de acuerdo a la información recolectada
y presentada por el Ministerio del Interior, si la comunidad Yajotja regresa al
resguardo Caño Mochuelo, sus vidas corren riesgo.

32. Como anexo aportó i) el informe del ICBF sobre las condiciones de la
población indígena asentada en La Primavera; ii) copia de la socialización del
Caso Waüpijiwi y “documento de observaciones definitivas” sobre el caso de
la comunidad Yajotja; iii) informe de la Defensora de Familia del municipio
de la Primavera sobre la situación de la comunidad Yajotja del Pueblo
Waüpijiwi; y, iv) presentación en Power Point titulada “Socialización del
trabajo de campo estudio etnológico pueblo Waüpijiwi del Ministerio del
Interior”. [36]

33. La Procuraduría General de la Nación indicó que en la acción de tutela


se solicita que esta entidad inicie los procesos disciplinarios requeridos con el
fin de asegurar la protección de los derechos de la comunidad accionante. Sin
embargo evidencia que las entidades accionadas, en el marco de sus facultades
y competencias, han desplegado las acciones correspondientes, y por lo tanto
la solicitud de iniciar investigaciones no está llamada a proceder.[37]

34. La Agencia Nacional de Tierras[38] solicitó que se declare que la entidad


no ha vulnerado derecho alguno de la comunidad accionante, y por el
contrario, se encuentra desarrollando todas las actuaciones administrativas de
conformidad con sus competencias y la normativa establecida en el proceso de
constitución del resguardo indígena. Indicó que la atención de comunidades
étnicas a nivel nacional para programas de titulación colectiva, constitución,
ampliación, saneamiento y reestructuración de resguardos indígenas,
adquisición, expropiación de tierras y mejoras para dotar de tierras a las
comunidades étnicas, depende de las capacidades técnicas, presupuestales y
operativas de la ANT y se atienden respetando unos criterios de priorización
establecidos por la entidad. En el 2019 la priorización estaba orientada a
atender a las comunidades amparadas en los Autos 004 y 005 de 2009 de la
Corte Constitucional. Para el 2019 la entidad tenía contemplado atender 300
de las 1515 solicitudes pendientes de trámite.

35. En el caso concreto, sobre las “actuaciones adelantadas por la ANT


para la constitución del resguardo indígena Yajotja” dice que luego de una
visita realizada a la comunidad Yajotja y del Merey, se concluyó que “las
familias desplazadas del pueblo Waipijiwi autodenominadas comunidad
indígenas Yajotja, hacen parte del Resguardo Caño Mochuelo, constituido
mediante Resolución No. 003 del 29 de enero de 1986, así las cosas estas
familias desplazadas ya tiene (sic) unos derechos territoriales reconocidos,
para lo cual no operaría la compra de predios para la constitución de un
nuevo resguardo.”[39] Adicionalmente, agregó que el Ministerio del Interior en
su estudio de acreditación de la comunidad Yajotja como comunidad indígena
concluyó que “ La dirección de Asuntos Indígenas, Rom y Minorías considera
que en el momento no es prudente registrar al Colectivo Yajotja como una
Comunidad Indígena en término de lo dictado por el Decreto 1071 de 2015.
En primer lugar porque las instituciones territoriales no le han negado un
solo derecho. En segundo lugar, porque existe un conflicto interno tanto en el
Resguardo Caño Mochuelo como en la Comunidad El Merey que no ha sido
dirimido. En tercer lugar, registrar a este colectivo en el contexto
anteriormente descrito puede ocasionar una acción con daño y además,
promover que otras comunidades se salgan del resguardo.”[40]

36. La Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas dio


respuesta a la acción de tutela solicitando que se declare la improcedencia de
la acción, y que de encontrarse la necesidad de estudiar de fondo el asunto, se
nieguen las pretensiones formuladas por los accionantes al no haber
vulneración a derecho fundamental alguno. Agregó que para el momento de la
respuesta a la acción de tutela se encuentran en término para adoptar una
decisión sobre otorgar o denegar el registro de la comunidad Yajotja, y por
tanto no hay una vulneración al debido proceso administrativo de la
comunidad.[41]

37. La Corporación Claretiana Norman Pérez Bello informó que desde


hace 10 años han acompañado a comunidades indígenas de la Orinoquía
colombiana, incluyendo a las comunidades que habitan Caño Mochuelo. Esto
les ha permitido conocer las dificultades de hambruna y marginación que
padecen las etnias semi-nomadas, como la comunidad Waüpijiwi. Desde hace
4 años se encuentran en el Vichada acompañando los procesos de defensa del
territorio de las comunidades indígenas. Señalaron que luego de la
movilización de la comunidad Yajotja hasta el Vichada, los han acompañado a
realizar las siguientes denuncias y peticiones ante diferentes entidades
públicas: i) denuncia penal ante la Policía Judicial de los presuntos hechos de
violencia sexual y reclutamiento forzado de menores que se cometieron en el
Merey contra algunos menores de la comunidad Yajotja, realizada en febrero
del 2018; ii) solicitud de protección de territorio ancestral en el marco de lo
establecido en el Decreto 2333 de 2014, la cual fue radicada el 16 de abril de
2019; iii) radicación de solicitud de oferta voluntaria de venta de predios para
la eventual adquisición de predios y mejoras con destino a la constitución de
un resguardo indígena; iv) solicitud a la Defensoría del Pueblo de la toma de
declaración en el marco del Decreto 4633 de 2011 para que la comunidad
Yajotja sea reconocida como sujeto víctima del conflicto y se proceda a
brindarle las ayudas establecidas en la ley, esto se realizó en el 2019; v)
solicitud a la Unidad de Victimas para que se le brinde a la comunidad Yajotja
la oferta que establece el Decreto Ley 4633 de 2011; vi) solicitud al
Ministerio del Interior del inicio del trámite de registro de la comunidad; vii)
solicitud al ICBF de intervención para el restablecimiento de derechos de los
NNA de la comunidad; viii) solicitud a la Alcaldía municipal de La Primavera
de reubicación y garantía de derechos de la comunidad; ix) solicitud a la
Procuraduría para que se inicien las investigaciones disciplinarias del caso por
la vulneración de los derechos de la comunidad; x) requerimiento al
Ministerio de Salud de brigadas de salud; xi) a la Gobernación del Vichada se
le ha requerido que garantice el derecho a la educación, seguridad y movilidad
de los menores de la comunidad; y, xii) a la Fiscalía General de la Nación que
inicie las investigaciones penales del caso.[42]

Sentencia de primera instancia

38. De la demanda de tutela conoció en primera instancia el Juzgado Octavo


Civil del Circuito de Bogotá que, en sentencia del 3 de febrero de 2020, negó
el amparo solicitado alegando que no le fue acreditada la existencia de un
estado de cosas inconstitucional o la existencia de unas fallas estructurales,
por cuanto solo se aportaron pruebas referentes a la comunidad indígena
Yajotja. Agregó que en el caso de los derechos particulares de la comunidad
no hay vulneración al derecho a la propiedad colectiva por cuanto esta
comunidad ya tiene ese derecho garantizado en el Resguardo Caño Mochuelo
y al momento de proferir la providencia la ANT estaba realizando, dentro de
los tiempos razonables, la revisión de la solicitud impetrada por el accionante
de tutela. Frente a los demás derechos, concluye que no hay vulneración.[43]

Impugnación
39. El 7 de febrero de 2020, Ángel Tadache Moreno junto a los demás
accionantes, impugnaron el fallo de primera instancia y solicitaron se revoque
la sentencia del 3 de febrero de 2020 y en su lugar se conceda el amparo de los
derechos invocados en el escrito de tutela.[44]

Sentencia de segunda instancia

40. El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Civil, por
medio de fallo del 11 de marzo de 2020, confirmó la sentencia proferida el 3
de febrero de 2020 por el Juzgado Octavo Civil del Circuito y reiteró los
argumentos dados en el fallo de primera instancia.[45]

41. Remitido el proceso de tutela a la Corte Constitucional, la Sala de


Selección de Tutelas Número Cuatro, por Auto del 16 de abril de 2020,
notificado el 3 de mayo siguiente, seleccionó el expediente T-8.113.378 con
base en el criterio objetivo de necesidad de materializar un enfoque diferencial
y asignó su estudio a la Sala Segunda de Revisión.

Actuaciones en sede de revisión

Auto de pruebas del 16 de junio de 2021

42. El artículo 19 del Decreto 2591 de 1991 y el artículo 64 del Acuerdo 02


de 2015, facultan al magistrado sustanciador para decretar y practicar las
pruebas que considere, cuando se requieran en el proceso elementos de juicio
relevantes para garantizar la protección efectiva del derecho fundamental
vulnerado. Mediante auto del 16 de junio de 2021 se requirió a la Agencia
Nacional de Tierras, Ministerio del Interior, al Resguardo Caño Mochuelo,
Universidad Externado de Colombia, al ICAHN, al Departamento Nacional de
Planeación, al accionante, a la Defensoría del Pueblo y a la Alcaldía de la
Primavera para que aportaran información al proceso. A continuación se hace
un recuento de las respuestas allegadas.
43. La Universidad Externado de Colombia, mediante correo del 9 de julio
de 2021, allegó un informe sobre la Comunidad Waüpijiwi, con información
sobre su población, historia, estudios vigentes, formas de gobierno, tensiones
y formas de resolución de conflictos, autonomía y suficiencia alimentaria, y
territorio y desplazamientos.[46] Adicionalmente, allegaron el Estudio Nacional
de la Situación Alimentaria y Nutricional de los Pueblos Indígenas de
Colombia ENSANI: 2012 – 2014, de la comunidad Wapijiwi que da cuenta de
la situación de la comunidad en el Resguardo Caño Mochuelo.

44. El ICAHN, mediante correo del 2 de julio de 2021, allegó un informe


sobre la comunidad Wapijiwi, informó que no tiene conocimiento sobre las
causas de la división del pueblo Wapijiwi de Caño Mochuelo y brindó
información sobre el Resguardo Caño Mochuelo basada en el Plan de
Salvaguarda Étnica de 2013 de ese resguardo.

45. El Departamento Nacional de Planeación, mediante correo electrónico


del 28 de junio 2021, informó el monto de los recursos asignados al
Resguardo Caño Mochuelo en los últimos años. Sobre la ejecución de los
recursos envió la información existente en la Contaduría General de la Nación
por el Consolidador de Hacienda e Información Pública (CHIP), en el
Formulario Único Territorial (FUT).

46. Mediante escrito del 2 de julio el señor Ángel Tadache Moreno allegó
escrito en donde informó sobre el estado actual de la comunidad. Indicó que
“A causa de la falta de nuestro territorio ancestral, estamos sufriendo pérdida
de nuestros integrantes, de la cultura, de nuestros usos y costumbres, de
nuestra medicina ancestral, nuestra lengua, nuestra espiritualidad, el derecho
propio, entre otros elementos que nos identifican y distinguen.”[47]

47. Narró que tienen problemas i) para acceder a los servicios de salud,
especialmente por la distancia y falta de medios de transporte; ii) para
comunicarse con sus vecinos y funcionarios por barreras en el lenguaje, pues
la mayoría no habla español; iii) de salud pues tienen hongos, parásitos, entre
otras enfermedades por el agua a la que tienen acceso; y iv) para acceder a
agua potable pues el agua proviene de un aljibe en el sitio donde están
ubicados, sin tratamiento alguno, esto también constituye un riesgo de
accidentes para los menores. También indican que a algunas mujeres de la
comunidad les colocaron un dispositivo anticonceptivo, sin información sobre
sus efectos y propósito. Este ha tenido efectos negativos en su salud.
Adicionalmente, manifiesta que hay temor de que ellas sean violentadas
sexualmente por vecinos.

48. Indicó que el ICBF se ha llevado algunos de sus niños sin claridad sobre
cuál es el proceso para su retorno a la comunidad o el tiempo de duración de
su ausencia, en parte esto se debe a las barreras del idioma. Lo cual también es
un problema para que hagan uso de las cartillas educativas que le llevan a los
menores. Agregó sobre el proceso educativo de los menores, que en el colegio
en donde están inscritos todo es en español, lo que impide que los menores
puedan preservar su cultura o entender lo que les están enseñando, tampoco
tienen acceso a Internet para investigar o cumplir con algunas de las
asignaciones. En relación a la vivienda, informan que sus viviendas están
hechas con plásticos que no resisten las lluvias. De manera que no tienen
protección alguna contra los cambios de clima.

49. Agregaron que conocieron, no por que fueran notificados por la UARIV,
que su solicitud de registro en el Registro Único de Víctimas fue negado en la
resolución 2020-99796 del 22 de diciembre de 2020. Allegaron copia de la
mencionada resolución.[48] Requirieron que sus solicitudes a la ANT fueran
resueltas a la mayor brevedad. Agregaron que “Nosotros hemos tomado la
decisión no solo no regresar (sic) a un lugar que solo es violencia para
nosotros, sino que decidimos llevar a las (sic) trámites para que la ANT, no
solo proteja nuestro territorio sagrado, sino que nos titule colectivamente los
predios, que son nuestros sitios sagrados, para así poder estar en territorio
propio y colectivo.”[49]

50. La Defensoría del Pueblo, el 2 de julio de 2021 por medio de escrito de


la Delegada de Asuntos Constitucionales y legales informó que desde el 2018
ha venido acompañando a esta comunidad. De manera preliminar, indicó que
la comunidad Yajotja está integrada por aproximadamente 102 personas, las
cuales están concentradas en un predio de 3 hectáreas. Estableció que luego de
verificado el sistema “Vivanto” de la Unidad para la Atención y Reparación
Integral a las Víctimas, se constató que la comunidad no fue incluida como
sujeto colectivo étnico. Agregó que se programó una visita en el mes de julio
de 2021 a la zona con el fin de verificar las condiciones de habitabilidad de la
comunidad, motivo por el cual solicitaron una ampliación del plazo para la
entrega de un informe detallado sobre las condiciones actuales de la
comunidad autodenominada Yajotja.[50]

51. La Secretaria de Gobierno y Dirección del Municipio de la Primavera,


en escrito del 1 de julio de 2021, informó que la comunidad Yajotja se
encuentra asentada en un predio arrendado por la alcaldía. La Alcaldía les ha
entregado las siguientes ayudas: i) 9 bicicletas; ii) semillas e insumos para la
siembra y agricultura para su autoconsumo; iii) una ralladora y la siembra de
una hectárea de yuca amarga como proyecto productivo; iv) paquetes
alimentarios; y, v) entrega de provisión de insumos para la producción de
artesanías. Además, 21 menores tienen garantizado el acceso a la educación y
están inscritos en la institución educativa internado Luis Carlos Galán
Sarmiento y todos los miembros de la comunidad están afiliados a la Nueva
EPS.

52. La Agencia Nacional de Tierras por medio de comunicación allegada el


9 de julio de 2021[51], hizo un recuento de los oficios proferidos en el marco
del expediente No. 20186200489852. Informó que luego de que se diera la
apertura del expediente para la efectiva protección y seguridad jurídica de las
tierras y territorios ocupados o poseídos ancestralmente, funcionarios de la
ANT visitaron a la comunidad Waüipijiwi del Resguardo de Caño Mochuelo
entre el 15 y 21 de julio de 2019. Luego de esta visita, la ANT le informó al
Procurador Delegado para Asuntos Agrarios y Restitución de Tierras que “Al
tenor de lo expuesto deja presente que las familias desplazadas del pueblo
Waipijiwi autodenominadas comunidad indígena Yajotja, hacen parte del
Resguardo Indígena Caño Mochuelo constituido mediante resolución No. 003
del 29 de enero de 1986, así́ las cosas, las familias en mención ya tienen unos
derechos territoriales reconocidos para lo cual no operaria la compra de
predios para la constitución de un nuevo resguardo. ahora bien, una vez
obtenido el informe por parte del Ministerio del Interior, la dirección de
asuntos étnicos de la ANT determinará la ruta a seguir.”[52] Adicionalmente
indicó la entidad, que su oficina jurídica conceptuó negativamente sobre la
adquisición de predios para la constitución de un resguardo en atención al
concepto negativo del estudio etnológico presentado por el Ministerio del
Interior.
53. Agregaron que “el día 06 de julio de 2021, bajo radicado No.
20216200732072 la comunidad Yatotja “Kjeübünakja” presenta solicitud de
constitución de resguardo indígena ante la ANT asegurando hacer parte de la
etnia Waüpijiwi, sin embargo, la misma no puede ser admitida a pesar de
cumplir con requisitos establecidos en el artículo 7 del Decreto 2164 de 1995,
compilado en el Decreto 1071 de 2015, basándonos en dos aspectos, el
primero es el concepto jurídico emitido por la Oficina Jurídica de la ANT
mediante memorando No. 20191030235433 del 01 de abril de 2020, referido
anteriormente, donde se establece la no viabilidad de constitución y segundo,
la solicitud de constitución que se presenta recae sobre uno de los diez (10)
pueblos que conforman el Resguardo Indígena Caño Mochuelo, el pueblo
“Wipiwi” o “Waüpijiwi”. [53] Información que fue allegada a la comunidad por
medio de radicado número 20215000788521.

54. Concluyó la entidad diciendo que está dispuesta a cumplir con su deber
de dotar tierras a las comunidades indígenas, pero en este caso particular se
requiere que “el Ministerio del Interior conceptúe sobre la situación de
conflicto interétnico, en el marco de sus competencias para que determine
como se debe abordar la estrategia de solución de la actual situación en el
Resguardo Indígena de Caño Mochuelo, pues una acción desarticulada
podría generar una acción con daño que afecte la riqueza culturar del dicho
resguardo.”[54]

55. El 22 de julio de 2021, el Grupo de Investigación y Registro de la


Dirección de Asuntos Indígenas, Rom y Minorías del Ministerio de Interior
informó que a la fecha el señor Ángel Tadache no ha solicitado el registro
como comunidad y/o parcialidad de acuerdo a lo estipulado en el numeral 8
del artículo 13 del Decreto 2893 de 2011, modificado por el Decreto 2340 de
2015. Agregaron que conocen del caso, sin embargo:

“(…) los miembros del colectivo Yajotja que salieron del Resguardo
Caño Mochuelo ya se encuentran registrados en las Bases de Datos
Institucionales que maneja y custodia la Dirección de Asuntos
Indígenas, Rom y Minorías al formar parte de una comunidad
resguardada y, por tanto, ya cuentan con unos derechos adquiridos
como comunidad indígena.

Aun así, y en aras de la situación de vulneración de derechos en las que


estaban viviendo esas familias y que, además, las causas del
desplazamiento estaban vulnerado los derechos de los niños y niñas, se
definió la realización de un estudio etnológico que diera cuenta de las
razones del desplazamiento y si las mismas estaban asociadas
exclusivamente a la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes
denunciada por otras entidades estatales. Así, en 2019 se realizaron
visitas a campo con el propósito descrito, obteniendo como resultado
que las razones del desplazamiento no solo se pueden situar en los
hechos de violencia sexual denunciados, sino que, además, existen
varios elementos de tipo estructural que derivaron en el desplazamiento,
entre ellos se cuentan: (i) conflictos por el liderazgo interno; (ii) baja
oferta institucional; (iii) problemas de gobernabilidad al interior del
Resguardo; (iv) problemas territoriales; (v) amenazas por parte de las
comunidades del Pueblo Sikuani ubicadas al interior del Resguardo;
(vi) violencia sexual; y (vii) presencia de grupos armados.

Si bien estas razones fueron el resultado de ejercicios participativos con


el colectivo Yajotja, organizados por entidades públicas presentes en las
zonas, algunas de estas razones se vieron reforzados durante las visitas
a campo realizadas por este Ministerio, permitiendo ver que hay
problemas estructurales de gobierno, gobernabilidad y gobernanza en
el Resguardo Caño mochuelo. A partir de lo anterior, el Ministerio del
Interior con ánimo de buscar una solución a esta situación en el marco
de la “acción sin daño” tomó la propuesta de la comunidad El Merey
(lugar de donde salió el colectivo Yajotja) de realizar un espacio de
diálogo entre las dos partes, donde el Estado, a través de su
institucionalidad, fuera garante; programado inicialmente para los
primeros días del mes de diciembre de 2019. No obstante, debido a los
avatares institucionales, no fue posible que se realizara tal escenario en
las mencionadas fechas, de tal forma, que se tuvo que reprogramar
para el mes de abril del 2020, pero dada la Emergencia sanitaria
causada por el COVID-19 no se ha podido avanzar con dicho
objetivo.”[55]
56. Agregó la cartera ministerial información sobre el Resguardo Caño
Mochuelo, en los términos requeridos, referente a los recursos, problemáticas,
mecanismos de resolución de conflictos, organización política y
administrativa, y el plan de salvaguarda étnica.

57. Luego de correr traslado de los documentos allegados como respuesta al


auto de pruebas, la Secretaría de esta Corte recibió las siguientes
comunicaciones manifestándose sobre el contenido de las pruebas trasladadas:

58. Escrito del 21 de julio de 2021 del Secretario Técnico Indígena de la


Comisión Nacional de Territorios indígenas, mediante la cual presentó amicus
curiae dentro del referido proceso.[56] En relación con el pueblo Waüpijiwi
indicó que en el estudio Nacional de la Situación Alimentaria y Nutricional de
los Pueblos Indígenas de Colombia, ENSANI: 2012-2014, se evidencia que la
situación de la comunidad en el Resguardo era crítica por cuanto el territorio
“...es demasiado estrecho, lo cual está ocasionando que los recursos naturales
se estén agotando, además el terreno de la comunidad es inundable y no apto
para los cultivos. Esta situación obliga a las familias a salir del resguardo
para recolectar frutos en los terrenos que siempre han visitado, pero se
encuentran ahora con colonos que los amenazan por estar “robando” dentro
de su propiedad. La situación alimentaria en esta comunidad es bastante
difícil, de no cambiar la situación en el corto plazo, la crisis alimentaria se
agudizará. Ante esta cruda realidad, lo único que queda es avanzar en la
ampliación del resguardo, solicitando al Estado colombiano que atienda a la
solicitud que se ha elevado ante el INCODER.”[57]

59. Además estableció que el plazo que se ha tomado por la ANT para dar
respuesta a las solicitudes de la comunidad, y de la ampliación del Resguardo
de Caño Mochuelo no respetan los plazos razonables que ha señalado la
jurisprudencia internacional. Por lo que solicitan que la Corte ordene a la ANT
que de respuesta a las solicitudes que se le realizan dentro plazos razonables.
Agregó que en el análisis del caso de la comunidad Waüpijiwi se tenga en
cuenta el principio de legalidad flexible y se estudien todos los procesos
migratorios y de despojos previos a 1985 para poder hacer una reparación
integral. Además, indicó que no se puede desconocer que esta comunidad es
víctima del conflicto armado y por tanto es beneficiario de las medidas de
verdad, justicia y reparación. Finalmente solicitó a la Corte que tome medidas
sobre los pueblos que están en riesgo de extinción que no están contemplados
en el Auto 004 de 2009 y posteriores.

60. Escrito del 22 de julio de 2021 del señor Ángel Tadache Moreno en
donde informó nuevos hechos en contra de la comunidad indígena. Especificó
en su escrito que en el predio de 4 hectáreas donde están ubicados hay 75
personas pertenecientes a la comunidad lograron sembrar yuca y plátano, pero
este cultivo fue destruido. Lamentan su situación pues no tienen certeza sobre
su territorio o sobre su seguridad alimentaria.[58]

61. Escrito del 21 de julio de 2021 del Centro del Servicio Nacional de
Aprendizaje en donde informa que la comunidad Yajotja recibe atención de
los programas de emprendimiento rural y empleabilidad en ocupaciones
rurales.[59]

62. Escrito del 19 de julio de 2021 del señor Ángel Tadache Moreno en
donde reitera algunos de los puntos señalados en anteriores comunicaciones.[60]

Auto de pruebas del 12 de julio de 2021

63. Luego de recibidas las comunicaciones de las partes, la Sala Segunda


de Revisión suspendió los términos del proceso de manera excepcional en
respuesta a lo solicitado por la Defensoría del Pueblo con el fin de que ésta
allegara información actualizada en torno a la situación y garantía de los
derechos a la alimentación, salud, educación y vivienda de esta población.

Auto de pruebas del 9 de agosto de 2021

64. Por medio de auto del 9 de agosto se solicitó al Juzgado 1 de Restitución


de Tierras que allegara copia del expediente de medidas cautelares tomadas en
relación al Resguardo Caño Mochuelo y se formularon nuevas preguntas al
Ministerio del Interior y a la ANT. El expediente del Juzgado de Restitución
de Tierras fue allegado electrónicamente el pasado 13 de agosto de 2021.

65. Por medio del escrito del 17 de agosto de 2021, el Ministerio del Interior
dio respuesta al requerimiento de la Corte. En este aclaró que el estudio
etnológico que se realizó estaba encaminado a dilucidar los motivos del
desplazamiento de la comunidad como insumo para determinar las estrategias
de acompañamiento. Este no tenía como objetivo determinar la procedencia o
no del registro como comunidad del colectivo Yajotja. Al respecto indicó que
en el mes de noviembre de 2020 se realizaron espacios de diálogo entre el
colectivo Yajotja y los miembros del pueblo Waüipijiwi que habitan el
Resguardo de Caño Mochuelo, al respecto concluyeron que “los miembros del
colectivo “Yajotja” expresaron su voluntad de no retornar al territorio de El
Merey, ubicado al interior del Resguardo Caño Mochuelo, por cuanto ellos
consideran que sus ancestros habitaron el departamento del Vichada y en este
lugar se sienten seguros.”[61]

66. Por su parte la Agencia Nacional de Tierras en escrito del 1 de septiembre


de 2021, dilucidó la diferencia entre la solicitud de constitución de resguardo
indígena y del proceso de protección y seguridad jurídica de los territorios
ocupados o poseídos ancestral y/o tradicionalmente. Y aclaró que “la solicitud
del señor Tadache Moreno se encuentra duplicada por la misma solicitud que
realizó el Resguardo Indígena Caño Mochuelo de forma colectiva, a favor de
sus 12 comunidades y 10 pueblos indígenas, y que consta en expediente
No.201851008299800030E. En este procedimiento está incluida la
comunidad “EL MEREY” y los territorios considerados ancestrales por la
étnica (sic) Waüpijiwi, entre ellos las familias representadas por el señor
Tadache. // En la visita técnica que realizó la ANT del 2 al 16 de marzo de
2021 al Resguardo Indígena de Caño Mochuelo para la elaboración del
Estudio Socioeconómico, Jurídico y de Tenencia de Tierras en el marco del
proceso de ampliación, se pudo observar que las familias de la comunidad
Yajotja continúan en el auto censo de la comunidad “El Merey”//En este
sentido, para evitar una acción con daño que genere una ruptura y
vulneración del gobierno propio del Resguardo Indígena Caño Mochuelo y
los derechos adquiriros por los miembros del colectivo Yajotja, la ANT ha
colaborado y articulado su acción con el Ministerio del Interior, para que,
desde la competencia de cada entidad, se le pueda dar el mejor manejo a la
situación de conflicto inter-étnico que se encuentra en la actualidad”.
Informaron, en respuesta a la solicitud del despacho, la forma en la que se
constituyó el resguardo de Caño Mochuelo e informó que a la fecha se
encuentra culminando el proceso del estudio socioeconómico, jurídico y de
tenencia de tierras de la ampliación del resguardo de Caño Mochuelo, el cual
incluye a la comunidad de El Merey.[62]

67. En comunicación del 30 de agosto de 2021, la Defensoría del Pueblo


allegó estudio sobre las condiciones actuales de la comunidad Yajotja. En este
concluyó que “la misión de la verificación de la Defensoría del Pueblo pudo
constatar que los derechos de salud, educación, vivienda y alimentación le
están siendo vulnerados a esta comunidad y nos causa especial preocupación
las fallas en el derecho a la salud de los niños niñas y adolescentes.” [63]

II. CONSIDERACIONES

A. Competencia

68. Esta Sala es competente para revisar y decidir sobre la acción de tutela
de la referencia con arreglo a lo establecido en los artículos 86 y 241.9 de la
Constitución Política, en concordancia con los artículos 33, 34 y 35 del
Decreto 2591 de 1991, y en cumplimiento de lo resuelto por la Sala de
Selección de Tutelas Número Cuatro, mediante Auto del 16 de abril de 2020,
notificado el 3 de mayo siguiente.

B. Análisis de procedencia de la acción de tutela

69. El artículo 86 de la Constitución establece que la acción de tutela es un


instrumento de defensa judicial al que puede acudir cualquier persona para
reclamar la protección inmediata de sus derechos fundamentales, cuando estos
resulten vulnerados o amenazados por la acción o omisión de las autoridades
públicas y, excepcionalmente, según lo prevea la ley contra particulares.[64] En
el Decreto 2591 de 1991 se reglamenta este mandato y se definen los criterios
a tener en cuenta para que la acción sea procedente. Al respecto la Corte ha
puntualizado frente a la procedencia de la acción de tutela, que si bien es
cierto que la informalidad es una de sus notas características, cuyo
fundamento justamente es la aplicación del principio de prevalencia del
derecho sustancial sobre las formas procesales, esto no implica que no se
deban atender unos requisitos mínimos de procedibilidad. A continuación
estos se definirán, y también se estudiará su cumplimiento por parte de la
acción impetrada por el Señor Tadache y demás miembros de la comunidad
Yajotja.

70. Legitimación por activa. El artículo 10 del citado Decreto determina


quienes están legitimados para interponer la acción.[65] La norma indica que
esta puede ser interpuesta: i), de forma directa por el interesado; ii) por
intermedio de un representante legal, en el caso de menores de edad,
incapaces absolutos, interdictos y personas jurídicas; iii) por medio de
apoderado judicial con poder judicial o mandato expreso; iv) a través de
agente oficioso (cuando el titular del derecho no esté en condiciones de
promover su propia defensa); o v) por conducto tanto del defensor del pueblo
o de los personeros municipales, los cuales están facultados para intervenir en
representación de terceras personas, siempre que el titular de los derechos lo
haya autorizado o se adviertan situaciones de desamparo e indefensión.

71. En el caso de tutelas incoadas para la protección de los derechos


fundamentales de comunidades indígenas, la jurisprudencia constitucional ha
dictaminado que “tanto los dirigentes como los miembros individuales de
estas colectividades se encuentran legitimados para presentar la acción de
tutela con el fin de perseguir la protección de los derechos de la
comunidad”[66]. Concretamente, la Corte ha sostenido que la legitimación por
activa en los procesos de tutela para la protección de derechos fundamentales
de las comunidades indígenas está en cabeza de: “ (i) las autoridades
ancestrales o tradicionales de la respectiva comunidad[67]; (ii) los miembros
de la comunidad[68]; (iii) las organizaciones creadas para la defensa de los
derechos de los pueblos indígenas[69], y (iv) la Defensoría del Pueblo.[70]”[71]

72. En el presente caso, la acción de tutela es interpuesta por la comunidad


autodenominada Yajotja. El escrito lo presenta el señor Ángel Tadache
Moreno, en calidad de gobernador del cabildo de la comunidad indígena
Yajotja, y por otras veintiún personas de la comunidad. Por lo tanto, la acción
de tutela se presentó de manera directa y así se cumple con el requisito de
legitimación por activa para promover el amparo constitucional.
73. Legitimación por pasiva. Los artículos 5 y 13 del Decreto 2591 de
1991,[72] indican que para que sea procedente la acción se debe dirigir contra
autoridad pública o particulares[73], según los criterios establecidos en la ley, y
la conducta que genera la vulneración o amenaza del derecho se debe
vincular, directa o indirectamente con el actuar del accionado por su acción u
omisión.

74. En esta oportunidad, las entidades demandadas son la Agencia Nacional


de Tierras, el Ministerio de Agricultura de Desarrollo Rural, la Fiscalía
General de la Nación, el Ministerio del Interior, la Defensoría del Pueblo, la
Procuraduría General de la Nación, la Unidad para la Atención Reparación
Integral a Víctimas (UARIV), el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –
(ICBF), la Gobernación del Vichada, la Alcaldía municipal de La Primavera,
Vichada, el Ministerio de Protección Social, el Ministerio de Educación y la
Superintendencia de Salud. Todas estas entidades, dentro de la órbita de sus
competencias desarrollan actividades requeridas para atender los reclamos de
los actores. La comunidad reclama la protección de sus derechos, no sólo en
relación con el reconocimiento de la comunidad y la protección de su
territorio ancestral, sino también en relación con las diferentes complejidades
relacionadas con el desplazamiento y la subsistencia. Así, encuentra la Sala
que dentro de la órbita de sus competencias, estas están legitimadas para
atender los reclamos que los accionantes plantean.

75. Inmediatez. La eficacia de la acción de tutela frente a la protección de los


derechos fundamentales depende del cumplimiento del principio de
inmediatez, el cual es un requisito para su procedencia. Esto por cuanto el
objetivo primordial de la acción es lograr la protección actual, inmediata y
efectiva de los derechos fundamentales. De manera que para que haya una
protección con estas características es necesario que la solicitud se haga de
manera oportuna.[74] Si bien no existe un término de caducidad, la acción debe
interponerse en un término razonable para que haya una protección inmediata
del derecho fundamental que se considera amenazado o trasgredido. Al
respecto la Corte ha indicado que 6 meses es un término razonable, y este
comienza a contarse a partir de la ocurrencia del hecho causante de la
presunta vulneración[75] o amenaza de vulneración del derecho[76]. A partir de
esta fecha, el juez constitucional es el encargado de establecer, atendiendo a
las circunstancias fácticas y jurídicas de cada caso concreto [77] y a los
principios de razonabilidad y proporcionalidad, si el amparo se promovió
dentro de un lapso prudencial. Con esto el juez debe velar por que se
garantice la eficacia de la decisión a proferir y no procedan las solicitudes de
tutela en donde por desidia e inactividad se acudió tardíamente a la defensa de
sus intereses.[78]

76. En el presente caso, los reclamos presentados por la comunidad no se


refieren a una única acción u omisión. Como se evidencia en los antecedentes
y en las pruebas allegadas, desde tiempo atrás, la comunidad ha enfrentado
situaciones en las que la exigibilidad y disponibilidad de sus derechos
fundamentales se han visto amenazados. La vulneración se ha agravado desde
el desplazamiento a la inspección de Agua Verde. De manera que se trata de
una situación de vulneración, según cuentan los accionantes, actual y
sistemática. Esto, como indicó la Corte en la sentencia SU-092 de 2021,
implica que la vulneración no ha cesado con el pasar del tiempo, por el
contrario, esta se renueva de manera permanente mientras persista la ausencia
de condiciones mínimas de subsistencia y que ponen en peligro la
supervivencia de la comunidad. Por lo anterior, se entiende cumplido el
requisito de inmediatez.

77. Sin embargo, adicionalmente, en el presente caso la Sala concluye que se


cumple con el requisito de inmediatez. El accionante radicó la acción el 14 de
enero de 2020[79], 3 meses después de que la Agencia Nacional de Tierras le
hubiera comunicado al Procurador Delegado para Asuntos Agrarios y de
Restitución de Tierras que no era viable la consecución de tierras para la
constitución de un nuevo resguardo[80]. Ahora si bien dicha información no le
fue notificada directamente a los peticionarios, por esta misiva conocieron la
negativa a su pretensión de constitución de resguardo. De tal forma que la
acción se promovió de manera oportuna.

78. Subsidiariedad. La acción de tutela es un instrumento de defensa judicial


de carácter subsidiario y residual, cuyo procedimiento preferente y sumario,
resulta en el amparo inmediato de derechos fundamentales. El carácter
subsidiario y residual de la acción de tutela significa, según el artículo 86 de
la Constitución Política, que “esta acción solo procederá cuando el afectado
no disponga de otro medio de defensa judicial.” Agrega la norma que ésta
también procederá cuando “se utilice como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable”. Al respecto, la jurisprudencia constitucional ha
establecido que para alegar la existencia de un perjuicio irremediable se debe
demostrar i) la inminencia del perjuicio; ii) la gravedad de este; iii) la
urgencia de que se adopten medidas conducentes para su superación y iv) la
imposibilidad de postergar estas medidas.[81]

79. La otra excepción para que proceda la acción de tutela cuando existe otro
mecanismo de defensa judicial es cuando se compruebe que ese otro no es
idóneo o efectivo para resolver o atender el caso en concreto. La idoneidad se
ha definido por la Corte Constitucional como la existencia de un recurso
judicial apto para proteger los derechos fundamentales y la efectividad, se ha
definido como que el recurso brinde una protección oportuna a los derechos
amenazados o vulnerados. Así, “la acción de tutela, en términos generales,
no puede ser utilizada como un medio judicial alternativo, adicional o
complementario de los establecidos por la ley para la defensa de los
derechos, pues con ella no se busca reemplazar los procesos ordinarios o
especiales y, menos aún, desconocer los mecanismos dispuestos dentro de
estos procesos para controvertir las decisiones que se adopten”[82].

80. En ese orden de ideas, los conflictos jurídicos en los que se alegue la
vulneración de derechos fundamentales, en principio, deben resolverse a
través de los distintos medios ordinarios de defensa previstos en la ley para tal
efecto. Sólo ante la ausencia de dichos mecanismos o cuando estos no
resulten idóneos o eficaces para evitar la ocurrencia de un perjuicio
irremediable, es procedente acudir, de manera directa, a la acción de tutela.

81. En el presente caso encuentra la Sala que la acción cumple con el


requisito de subsidiariedad.

82. La jurisprudencia ha reiterado que en el caso de las comunidades


indígenas, el mecanismo preferente para la protección de sus derechos es la
acción de tutela. Al ser sujetos de especial protección, el análisis de la
subsidiariedad de la acción es menos estricto o se ha admitido un análisis
dúctil.[83] Al respecto la sentencia SU-217 de 2017 estableció:
“Los pueblos indígenas son sujetos de especial protección constitucional
(arts. 7, 10, 70, entre otros; Convenio 169 de la OIT), pues se encuentran
en situación de vulnerabilidad y tienen el derecho a que el Estado
revierta los procesos históricos en que la sociedad mayoritaria ha
amenazado sus modos de vida, produciendo incluso la extinción de
diversos pueblos. Como lo ha indicado la Corte, esta afirmación obedece
a (i) la existencia de patrones aún no superados de discriminación, que
afectan a los pueblos y las personas étnicamente diversas; (ii) la presión
que la cultura mayoritaria ejerce sobre sus costumbres, su percepción
sobre el desarrollo y la economía o, en términos amplios, su modo de
vida bueno (usualmente denominado cosmovisión); y (iii) la especial
afectación que el conflicto armado del país ha generado en las
comunidades indígenas y otros grupos étnicamente diversos, entre otros
motivos, por el despojo o uso estratégico de sus tierras y territorios,
aspecto grave en sí mismo.

En ese contexto, la Corte Constitucional ha considerado, en


jurisprudencia constante, pacífica y uniforme, que la acción de tutela
procede como mecanismo preferente para la protección de los derechos
de los pueblos indígenas.”[84] (negrilla fuera de texto)

83. Además, se trata de una solicitud de protección de derechos de más de 75


personas, según el señor Tadache, incluyendo menores de edad, adultos
mayores, y mujeres gestantes[85], sujetos sobre los cuales existe un deber de
especial protección por parte del Estado. Según el Auto 266 de 2017, la etnia
Waüipijiwi está en riesgo de extinción física y cultural, motivo por el cual se
hace necesario tomar acciones urgentes para atender sus derechos.

84. Con todo esto, así en el ordenamiento se contemple la acción de grupo


para proteger los derechos de la comunidad, o a la acción de nulidad y
restablecimiento del derecho para controvertir los actos administrativos,
según la jurisprudencia constitucional, tal como se advirtió en la citada
Sentencia SU-217 de 2017, la acción de tutela es el mecanismo preferente
para la protección de derechos de las comunidades indígenas. Por lo anterior,
se encuentra que la acción supera el requisito de procedibilidad.
85. Sin embargo, en este escenario no puede desconocerse que la etnia
Waüipijiwi ha sido objeto de pronunciamientos por la Sala Especial de
Seguimiento de la sentencia T-025 de 2004. Por lo tanto es necesario verificar
si existe una relación entre lo que se pretende en esta acción y lo amparado en
la sede de seguimiento de la sentencia T-025 de 2004, con el fin de no
desconocer la cosa juzgada constitucional o los mecanismos contemplados en
el Decreto 2591 de 1991 para hacerle seguimiento a los fallos de tutela, y
ofrecer garantías de certeza y uniformidad.[86]

86. En la sentencia T-025 de 2004, la Corte advirtió que el desplazamiento


forzado vulnera diferentes derechos de la población, como la vida en
condiciones de dignidad; a escoger su lugar domicilio; al libre desarrollo de la
personalidad; a la libertad de expresión y de asociación; a los derechos
económicos, sociales y culturales; a la unidad familiar y a la protección
integral de la familia; a la salud; a la integridad personal; a la seguridad
personal; a la libertad de circulación por el territorio nacional y el derecho a
permanecer en el sitio escogido para vivir; al trabajo y a la libertad de escoger
profesión u oficio; el derecho a una alimentación mínima; a la educación; a
una vivienda digna; a la paz; a la personalidad jurídica; a la igualdad; los
derechos de los niños, de las mujeres cabeza de familia, de las personas con
discapacidad y de la tercera edad y de los grupos especialmente
protegidos[87] y por lo tanto declaró un estado de cosas inconstitucional ante las
diferentes fallas estructurales que se presentan para atender la problemática.

87. En el auto 004 de 2009, la Sala Especial de Seguimiento de la sentencia


T-025 de 2004, en el marco del estado de cosas inconstitucional declaró que
los pueblos indígenas se encuentran en grave riesgo de exterminio físico y
cultural como consecuencia de la muerte violenta de sus integrantes y el
resultado del desplazamiento y dispersión de sus familias en razón del
conflicto armado. Ordenó tomar medidas con el fin de preservar la diversidad
étnica y cultural de las comunidades indígenas, y específicamente, garantizar
el goce efectivo de los derechos fundamentales étnicos a la autonomía,
identidad y el territorio de las comunidades indígenas y dictó medidas
específicas respecto de 34 pueblos, dentro de los cuales no está contemplada
la etnia Waüipijiwi.
88. En el auto 266 de 2017, en seguimiento de lo ordenado en el auto 004 de
2009, la Sala Especial de Seguimiento declaró que el estado de cosas
inconstitucional de los pueblos y las comunidad indígenas y
afrodescendientes víctimas del conflicto persiste, e inclusive se ha agudizado
por cuenta de los bloqueos institucionales, entre otros factores. Esto implica
una vulneración masiva de los derechos a la autonomía, identidad cultural, el
territorio y registro de los grupos étnicos desplazados. Por lo anterior, la Sala
mantiene su competencia para realizar el seguimiento al estado de cosas
inconstitucional de los pueblos étnicos.

Al respecto la Sala indicó:

“ (…) esta Corporación observa un bajo nivel de cumplimiento a sus


órdenes. Específicamente, respecto al derecho a la identidad cultural la
Corte encuentra que el Gobierno Nacional no ha logrado atender de manera
adecuada a la población étnica que ha sido forzada a desplazarse hacia
entornos urbanos, ni ha podido contrarrestar los factores que inciden en la
pérdida de la vida cultural de los pueblos y las comunidades en sus
territorios. En el caso del derecho a la autonomía, obedece a la persistencia
de problemas que afectan la participación, la consulta previa y la
gobernabilidad territorial. En cuanto a los derechos territoriales, la Sala
considera que la respuesta estatal no ha logrado superar las situaciones que
fomentan la inseguridad tanto jurídica como material sobre los territorios de
estos grupos étnicos. Finalmente, respecto del registro, no se observan
avances significativos de cara a la superación de los obstáculos que se
presentan en el acceso al mismo, como en su trámite y la disponibilidad en
línea de la información de los diferentes sistemas necesarios para la
caracterización de la población indígena o afrodescendiente desplazada.

En consecuencia, hasta tanto la política pública no se encuentre


indefectiblemente encaminada a: (i) desactivar los riesgos específicos que
afectan a las comunidades y pueblos indígenas y afrodescendientes; (ii)
superar las afectaciones ocasionadas en virtud del desplazamiento forzado;
y (iii) asegurar un tratamiento adecuado respecto a las
especiales necesidades de esta población, esta Corporación mantendrá su
competencia frente a la garantía de los derechos fundamentales de las
comunidades y pueblos indígenas y afrodescendientes desplazados o en
riesgo de estarlo, siguiendo los criterios establecidos en el auto 373 de 2016.
Así, “Si el nivel de cumplimiento es bajo, el juez de tutela, por supuesto,
mantendrá su competencia, pues la violación y la amenaza al derecho no
han cesado; aunque existen avances y progresos mínimos, el riesgo sobre los
derechos es significativo y, por tanto, demanda la atención del juez. Su
competencia y las órdenes deberán mantenerse y complementarse en la
medida en que se requiera”[88](subrayas fuera de texto).

89. De manera que la solicitud de los accionantes de declarar el estado de


cosas inconstitucional en relación con la población indígena y sus derechos al
territorio no procede por cuanto las problemáticas relacionadas con los
derechos territoriales de las comunidades ya están siendo abordados en el
marco del estado de cosas inconstitucional, por la Sala Especial de
Seguimiento de la sentencia T-025 de 2004 en razón a lo establecido en el
citado auto 266 de 2017.

90. En relación a la solicitud de los accionantes referente a la protección de


los derechos de la comunidad Yajotja, aunque la Sala de Seguimiento en el
auto 004 de 2009 no incluyó al pueblo Waüipijiwi, en el auto 266 de 2017 la
Corte si se refirió a este pueblo. En ese auto la Corte resaltó la
invisibilización y falta de respuesta estatal frente a algunas comunidades
indígenas que no fueron incluidas de manera taxativa en el Auto 004 de 2009.
Determinó que 36 etnias, dentro de las cuales se encuentran los Waüipijiwi,
están en situación de “riesgo y afectaciones diferenciales que ponen en
peligro su existencia y, sin embargo, las autoridades públicas no han
adoptado una respuesta culturalmente adecuada, integral y progresiva.”[89].

91. En el mismo auto se indicó que esta comunidad, junto con otras 23, han
sido reportadas en el Sistema de Alertas Tempranas por parte de la Defensoría
del Pueblo, en donde se han advertido las limitaciones al goce efectivo a sus
derechos territoriales, por restricciones y/o controles a su movilidad por
grupos armados ilegales.[90]

92. Sobre los 36 pueblos la Corte ordenó en el numeral séptimo: “diseñar


e implementar una estrategia de evaluación de la situación de los pueblos
indígenas que no cuentan con un Plan de Salvaguarda Étnica, priorizando
aquellos pueblos identificados en este pronunciamiento. Esta evaluación
deberá permitir concluir: (i) cuáles de ellos se encuentran en un riesgo de
exterminio físico y cultural por el fenómeno de desplazamiento forzado, en los
términos descritos en el auto 004 de 2009, para con
posterioridad (ii) desplegar la atención que sea más adecuada a su situación
de vulnerabilidad, discriminación y marginalidad, y con la que se garantice
una (iii) respuesta estatal planificada, integral y sin daño.”[91]

93. Posteriormente, en el auto 351 de 2019, la Corte dio cuenta de los


informes presentados en cumplimiento de la orden séptima del auto 266 de
2017. El gobierno presentó un plan de 8 etapas, y seleccionó 8 de los 36
pueblos para iniciar un plan piloto y consolidar el instrumento de recolección
de información y de las afectaciones derivadas del conflicto armado y el
desplazamiento forzado. Dentro de estas no se incluye a la comunidad
Waüipijiwi.

94. Así, se constata que la Sala Especial de Seguimiento hizo un llamado al


gobierno sobre las condiciones del pueblo Wapijiwi. Le ordenó estudiar si éste
pueblo se encontraba en riesgo de exterminio físico y cultural, y en caso dado
de encontrarse en riesgo, tomar las medidas del caso para proteger sus
derechos. Esta orden fue proferida en el marco de las competencias de la Sala
de Seguimiento, esto es en el marco de monitoreo del desarrollo de la política
pública.

95. En el presente escenario los actores reclaman la garantía y protección


de los derechos a la autonomía, al territorio ancestral, y a la identidad cultural
de la comunidad Yajotja, parte del pueblo Wapijiwi. Si bien la Corte ha
tomado medidas para proteger a la etnia Wapijiwi, como se reseñó en el
párrafo anterior, estas resultan insuficientes para atender los reclamos del
presente caso, pues no atienden las necesidades específicas de la comunidad
accionante.

96. Así, encuentra la Sala que los derechos fundamentales de la comunidad


Yajotja del pueblo Wapijiwi no han sido objeto de pronunciamientos previos
por esta Corte y por tanto no se han adoptado medidas relacionadas con lo que
se solicita en el presente escrito de tutela. De manera que se concluye que la
acción en lo referente a las pretensiones sobre la comunidad Yajotja, cumplen
con el requisito de subsidiariedad.

97. En conclusión, la solicitud de declaratoria de estado de cosas


inconstitucional referente al derecho al territorio colectivo de las comunidades
indígenas es improcedente puesto que ya es un tema que ha sido abordado por
la jurisprudencia constitucional y en especial por la Sala Especial de
Seguimiento de la T-025 de 2004. No obstante las solicitudes de protección de
derechos de la comunidad Yajotja, cumplen con los requisitos de procedencia.

C. Planteamiento del caso, problema jurídico y esquema de resolución

98. Verificada la procedencia de la tutela, entra la Sala a estudiar la


solicitud de protección de derechos fundamentales impetrada por un grupo de
indígenas pertenecientes a la etnia nómada Waüpijiwi los cuales decidieron
separarse de la comunidad a la que pertenecían en el Resguardo de Caño
Mochuelo y constituirse como la comunidad Yajotja. Se desplazaron como
resultado de varias problemáticas de gobernanza en el resguardo, de acceso a
la alimentación y salud, y amenazas a su integridad física. La decisión de
constituirse como una nueva comunidad, indican, por el deseo de asentarse en
un territorio que es de importancia ancestral para ellos y de proteger su
subsistencia cultural e individual. Aducen que la demora en la respuesta o
negativa a reconocerlos como una comunidad diferente a la que existe en
Caño Mochuelo y a otorgarles un resguardo, es una vulneración de sus
derechos fundamentales al territorio, a la propiedad colectiva, a la constitución
de resguardos, al ejercicio del gobierno propio, al mínimo vital, al debido
proceso administrativo, al derecho de petición, a la vida, a la salud, al agua, a
la seguridad y soberanía alimentaria y a la vivienda digna.

99. Por su parte, las entidades accionadas en su gran mayoría solicitaron


ser desvinculadas del proceso, alegando que la entidad llamada a responder es
la Agencia Nacional de Tierras. Por su parte, la ANT indicó que no ha
vulnerado derecho alguno de los accionantes. Aclaró que en parte su demora
para dar respuesta se debe a el alto volumen de solicitudes (para el 2019 la
entidad tenía 1515 solicitudes pendientes de resolver y tenía presupuestado
atender 300) y otras contingencias en el desarrollo de los procesos
administrativos que se deben surtir. Agregó frente al caso concreto que no
operaría la constitución de un nuevo resguardo para la comunidad accionante,
pues esta ya tiene unos derechos territoriales reconocidos en el Resguardo de
Caño Mochuelo. La UARIV, por su parte, sostuvo que no había vulnerado los
derechos de la comunidad pues se encontraba en término para dar respuesta.

100. La Defensoría, luego de informar sobre las diferentes actividades que


ha acompañado a la comunidad Yajotja y entidades gubernamentales, fue
enfática en establecer que se requieren medidas urgentes para atender y
restablecer los derechos de la comunidad Yajotja. El ICBF, indicó que acatará
la decisión que los jueces de tutela determinen. Asimismo enlistó las
vulnerabilidades que presenta la comunidad Yajotja y algunas
recomendaciones para superarlas.

101. Ahora, el Decreto 2591 de 1991 le otorgó amplias facultades al juez


constitucional que le permiten, incluso, proferir fallos ultra y extra petita, esto
es, “decidir más allá de lo pedido o sobre pretensiones que no hicieron parte
de la demanda.”[92] El juez tiene la obligación de hacer uso de esta facultad de
manera activa cuando el asunto bajo su revisión lo requiera, esto con el fin de
materializar la efectiva protección de los derechos fundamentales, y por tanto,
la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución.

102. El juez constitucional en sede de tutela, a diferencia de otros tipos de


casos judiciales, no está en la obligación de ceñirse a lo narrado en la
demanda, a las pretensiones del actor o a los derechos invocados por este. Por
el contrario el juez constitucional tiene en el deber de establecer i) cuáles son
los hechos, y en caso dado de no tenerlos claros, indagar por ellos; ii) adoptar
las medidas que estime convenientes para el restablecimiento y protección de
los derechos fundamentales; y, iii) precisar y resguardar los derechos que vea
comprometidos en este caso.[93]

103. Con esto, en el presente caso los accionantes explícitamente solicitan la


protección de sus derechos al territorio, a la propiedad colectiva, a la
constitución de resguardos, al ejercicio del gobierno propio, al mínimo vital, al
debido proceso administrativo, al derecho de petición, a la vida, a la salud, al
agua, a la seguridad y soberanía alimentaria y a la vivienda digna.[94] Además,
en el escrito de tutela indican que se les han desconocido los derechos a la
autodeterminación y autonomía[95], a la educación[96], a la verdad justicia y
reparación integral[97], a la integridad personal de las mujeres y formación
sexual de los niños y niñas de la comunidad.[98] Advierte la Sala que en este
caso, adicional a de los derechos invocados por los accionantes, también se
debe estudiar la posible vulneración de los derechos a la identidad cultural y a
la subsistencia, al ser una etnia indígena respecto de la cual existen alertas
sobre el riesgo de supervivencia.

104. Así las cosas, le corresponde a la Sala resolver los siguientes problemas
jurídicos:

a. ¿Vulneraron el Ministerio del Interior[99] y la UARIV[100] los derechos de


los accionantes a la autodeterminación, a la autonomía, a la identidad
cultural, al debido proceso y a la subsistencia al no registrar a la
comunidad Yajotja en el registro de censos de comunidades indígenas
reconocidas y en el registro único de víctimas?
b. ¿Vulnera la Agencia Nacional de Tierras los derechos de los
accionantes a la autodeterminación, a la autonomía, a la identidad
cultural, a la subsistencia, al territorio ancestral, al derecho de petición y
a la propiedad colectiva al no haber dado respuesta de fondo a la
solicitud de protección a territorios ancestrales, pasados más de 3 años
desde que se radicó en mayo del 2018[101], y por la negativa a constituir
un nuevo resguardo en razón a que la comunidad solicitante hace parte
de un resguardo previamente reconocido[102]?

105. Para dar respuesta a estos problemas jurídicos se estructurará la


decisión así: i) reiteración de jurisprudencia sobre los derechos de los pueblos
indígenas a la luz de la Constitución de 1991; ii) el derecho a la identidad
cultural de las comunidades indígenas; iii) la autonomía de los pueblos
indígenas y el derecho a auto identificarse; iv) reiteración de jurisprudencia y
normatividad sobre la propiedad colectiva y territorio ancestral de las
comunidades indígenas; v) reiteración de jurisprudencia sobre el debido
proceso administrativo en los casos de solicitud de protección del derecho a la
propiedad colectiva de las comunidades indígenas; vi) el derecho a la
subsistencia física y cultural de las comunidades; vii) el derecho fundamental
de las víctimas a la inclusión en el RUV; viii) el resguardo de Caño
Mochuelo; ix) presupuestos para la configuración de la excepción de
inconstitucionalidad; y, x) la respuesta a los problemas jurídicos planteados en
la resolución del caso concreto.

Los derechos de los pueblos indígenas en la Constitución de 1991

106. La Constitución Política de 1991 reconoce que Colombia es un Estado


diverso y establece como uno de sus propósitos es construir una democracia
más inclusiva y participativa, que propenda por la protección de los derechos
de sus ciudadanos, especialmente en lo relacionado con su diversidad e
integridad. Es por esto, entre otros factores, que las comunidades indígenas
tienen un lugar especial dentro de nuestro ordenamiento y, por tanto están
cobijados por una serie de medidas de protección jurídicas que se traducen en
derechos fundamentales.

107. No sólo son los individuos los sujetos de estos derechos, sino que
también lo es cada comunidad indígena.[103] Al respecto la Sentencia T-380 de
1993 lo estableció así:

“La comunidad indígena ha dejado de ser solamente una realidad


fáctica y legal para pasar a ser ‘sujeto’ de derechos fundamentales. En
su caso, los intereses dignos de tutela constitucional y amparables bajo
la forma de derechos fundamentales, no se reducen a los predicables de
sus miembros individualmente considerados, sino que también logran
radicarse en la comunidad misma que como tal aparece dotada de
singularidad propia, la que justamente es el presupuesto del
reconocimiento expreso que la Constitución hace a ‘la diversidad étnica
y cultural de la nación colombiana’",

108. Los derechos fundamentales que la jurisprudencia y la Constitución les


ha reconocido[104], y que son de especial atención para este caso, son: i) el
derecho a la subsistencia, derivado de la protección constitucional a la vida
(artículo 11 de la C.P)[105] y de la prohibición de toda forma de desaparición
forzada (artículo 12 de la C.P.)[106]; ii) el derecho a la identidad cultural y a la
integridad étnica, cultural y social que se desprende de la protección a la
diversidad y el carácter pluralista de la nación (artículo 1 y 7 de la C.P.); iii) el
derecho a la propiedad colectiva (artículos 58, 63 y 329 de la C.P.) [107]; iv) el
derecho a participar en las decisiones que puedan afectarlos [108]; v) el derecho
a auto determinarse o a autogobernarse de conformidad con sus tradiciones y
valores culturales propios (artículo 246 C.P.), lo que implica el derecho a
determinar sus propias instituciones jurídicas[109] y a administrar justicia en su
territorio de acuerdo a sus propias normas y procedimientos[110]; vi) el derecho
al debido proceso administrativo; vii) el derecho al retorno y reubicación
como población desplazada; y viii) el derecho a acudir a la justicia como
comunidad[111], entre otros. Estos, son derechos que propenden maximizar la
autonomía, preservar su cultura y servir como parámetro para la garantía del
respeto a las diferencias culturales.[112]

109. Asimismo, es de recordar que la jurisprudencia constitucional ha


reconocido a los pueblos indígenas como sujetos de especial protección
constitucional[113]. Esto en razón de “la existencia de patrones históricos de
discriminación aún no superados frente a los pueblos y las personas
indígenas; la presencia de una cultura mayoritaria que amenaza con la
desaparición de sus costumbres, su percepción sobre el desarrollo y la
economía y, en términos amplios, su modo de vida buena (lo que suele
denominarse cosmovisión) ); y la especial afectación que el conflicto armado
del país ha significado para las comunidades indígenas, principalmente por el
interés de las partes en conflicto de apoderarse o utilizar estratégicamente sus
territorios, situación que adquiere particular gravedad, en virtud de la
reconocida relación entre territorio y cultura, propia de las comunidades
aborígenes.”[114]

110. Así, las comunidades indígenas son sujetos de derechos fundamentales,


sujetos de especial protección constitucional, y que tienen la potestad de
solicitar la protección de sus derechos fundamentales por medio de la acción
de tutela con el fin de garantizar su autonomía, su cultura y su subsistencia.

El derecho a la identidad cultural. Reiteración de jurisprudencia


111. La Constitución consagra los principios de diversidad étnica y cultural
y la igualdad y dignidad de todas las culturas que conviven en el país, en los
artículos 1, 7 y 70. El artículo 1 establece que Colombia es una nación
democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad
humana. El artículo 7 por su parte, consagra el reconocimiento estatal de la
diversidad y la cultura y establece la necesidad de proteger la diversidad étnica
y cultural. El artículo 70, determina que es un deber del Estado garantizar que
los colombianos tengan igualdad de oportunidades para acceder a la cultura y
debe promover su acceso, además decreta que el Estado reconoce en igualdad
y dignidad a todas las culturas que conviven en el país. [115] Esta visión que trae
la Constitución de 1991 tiene el propósito de que aquellos grupos que fueron
opacados en el tiempo, como las minorías étnicas, personas con limitaciones
físicas o psíquicas, los adultos mayores, mujeres, entre otros, puedan ejercer
efectivamente sus derechos.[116]

112. Estos principios se complementan con lo dispuesto en el Convenio


sobre pueblos indígenas y tribales No. 169 de 1989 de la OIT, el cual fue
incorporado al ordenamiento territorial mediante la Ley 21 de 1991. El cual
se edifica sobre la premisa del respeto por la diferencia cultural, la autonomía,
la participación de los pueblos en la definición de sus asuntos, y la defensa de
sus tierras y territorios.[117]

113. Como un derecho que se deriva del principio a la diversidad étnica y


cultural, se desprende el derecho a la identidad cultural. Éste se materializa
como un derecho fundamental por medio del cual las comunidades que no
ostentan los valores culturales y sociales de la sociedad mayoritaria pueden
exigir protección a su auto determinación y cosmovisión cultural en, o fuera
de, sus territorios.[118] En otras palabras, “(…) se trata de la garantía de que las
comunidades puedan ejercer sus derechos fundamentales de acuerdo con su
propia manera de ver el mundo.”[119]

114. La sentencia SU-510 de 1998 estudió la solicitud de tutela realizada por


miembros de la comunidad Ika o Arhuaca, a los que las autoridades les
impusieron sanciones por propagar la religión evangélica al interior de la
comunidad. Alegaron la violación de su derecho a profesar su religión. En esa
oportunidad, la Corte tuteló el derecho a la diversidad cultural y étnica e
impuso una limitación al derecho a la libertad religiosa, pues consideró
permisible que las autoridades tradicionales prohibieran el proselitismo
religioso en su territorio y sancionaran a los miembros de la comunidad, por
actos contrarios a la religión Ika, con el fin de proteger su cultura. Respecto de
la identidad cultural la Sala Plena dijo:

“ En estas condiciones, como fue mencionado, la Constitución Política


permite al individuo definir su identidad con base en sus diferencias
específicas y en valores étnicos y culturales concretos, y no conforme a
un concepto abstracto y general de ciudadanía, como el definido por
los Estados liberales unitarios y monoculturales.[120] Lo anterior traduce
un afán válido por adaptar el derecho a las realidades sociales, a fin de
satisfacer las necesidades de reconocimiento de aquellos grupos que se
caracterizan por ser diferentes en cuestiones de raza, o cultura.[121] En
suma, el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural obedece al
imperativo de construir una democracia cada vez más inclusiva y
participativa (C.P., artículos 1° y 2°) y de ser consecuentes, de otro
lado, en la concepción según la cual la justicia constituye un ideal
incompleto si no atienden a las reivindicaciones de reconocimiento de
los individuos y comunidades (C.P., preámbulo y artículos 1°, 7°, 13 y
16).[122]”

115. En la sentencia T-778 de 2005, la Corte recogió lo establecido en las


sentencias T-380 de 1993, SU-039 de 1997 y SU-510 de 1998, entre otras, y
definió la identidad cultural como “la conciencia que se tiene de compartir
ciertas creaciones, instituciones y comportamientos colectivos de un
determinado grupo humano al cual se pertenece y que tiene una cosmovisión
distinta y específica”.[123]Agregó que el derecho a la identidad cultural tiene
dos dimensiones: una individual y otra colectiva. La dimensión individual
implica la protección que se le da al individuo de poder preservar los derechos
de su colectividad; por su parte la dimensión colectiva, implica el derecho que
tiene la comunidad de protegerse. Asimismo estableció que el ámbito de
aplicación del derecho a la identidad cultural “es un derecho que se proyecta
más allá del lugar donde está ubicada la respectiva comunidad.”
116. Ahora, la Corte ha reconocido que la identidad cultural o la identidad
étnica es el resultado de un proceso político, social, económico, cultural y
religioso complejo, que tiene fronteras difusas y cuyas características son
cambiantes.[124] Es por esto, que el proceso de reconocimiento de una identidad
étnica es un proceso complejo que no puede tomarse a la ligera, y donde
tampoco se pueden imponer visiones sobre lo que se entiende por comunidad,
sobre todo si se tiene en cuenta que en el marco de este proceso también se
está discutiendo el proceso de garantía de derechos. Estos procesos adquieren
una mayor dificultad “cuando (i) las comunidades han perdido buena parte o
la totalidad de los aspectos que conforman el elemento objetivo; o (ii) cuando
la identidad se pretende reconstruir, antes que preservar.”[125]

117. La importancia del derecho a la identidad cultural de las comunidades


indígenas es tal, que “trasciende y se refleja asimismo en el ejercicio del
derecho a la supervivencia, el cual, junto con el derecho a la vida, constituye,
en este contexto, un principio axiológico del ordenamiento jurídico
constitucional”[126]. En tal sentido, para que sea válida una limitación al
mismo “es necesario que se funde en un principio constitucional de un valor
superior al de la diversidad étnica y cultural”.[127]

118. La jurisprudencia, ha hecho uso de los criterios establecidos en el


Convenio 169 de la OIT establecer la identidad étnica. El Convenio dice:

“(…) 1. El presente Convenio se aplica:

(a) a los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones


sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la
colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por sus
propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial.
(b) a los pueblos en países independientes, considerados indígenas por
el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en
una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la
conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales
fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica,
conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas,
culturales y políticas, o parte de ellas.

2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse


un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se
aplican las disposiciones del presente Convenio”.

119. El primer criterio es el “criterio objetivo”, el cual pretende establecer si


existen hechos susceptibles de comprobación que den cuenta de la identidad,
se refiere a la comprobación de condiciones económicas, sociales y culturales
y aspectos como la lengua, religión, instituciones propias de regulación social,
los ritos y otros elementos de su vida espiritual. En la ya citada sentencia de
unificación, la Corte indicó respecto del criterio objetivo que “exigir la
concurrencia de todas las condiciones; o interpretar esta norma como una
lista taxativa y restrictiva podría llevar a lesionar los derechos de un buen
número de pueblos indígenas, que han sufrido procesos de exterminio,
asimilación forzada, negación de su identidad y discriminación histórica.
Procesos en los que su religión y sus idiomas han sucumbido ante el proyecto
nacional mayoritario; sus modos de producción se ven amenazados por la
sociedad capitalista, sufren un impacto diferenciado y de mayor intensidad
que el resto de la población colombiana, a raíz del conflicto armado
interno.”[128]

120. El segundo criterio, o “criterio subjetivo” se refiere a criterios que


dependen de la percepción que tiene de sí el propio sujeto o pueblo indígena,
sobre la pertenencia a un colectivo.[129] O en otras palabras implican que haya
una conciencia étnica, la cual se puede explicar como “la conciencia que
tienen los miembros de su especificidad, es decir, de su propia individualidad
a la vez que de su diferenciación de otros grupos humanos, y el deseo
consciente, en mayor o menor grado, de pertenecer a él, es decir, de seguir
siendo lo que son y han sido hasta el presente.”[130] Respecto de este, la
jurisprudencia ha reconocido su relación con el derecho a auto determinarse o
a auto identificarse. Este será desarrollado a mayor profundidad más adelante.

121. En conclusión, la Corte ha reconocido que la identidad cultural es un


derecho esencial que garantiza que las comunidades e individuos puedan
ejercer sus derechos de acuerdo con su cosmovisión y forma de ver el mundo.
Esto implica, que la identidad no puede entenderse como algo estático, pues
responde a las interacciones de diferentes factores sociales, económicos,
políticos y culturales. Finalmente, la Corte acudió a los criterios objetivos y
subjetivos establecidos en el Convenio 169 de la OIT como parámetros para el
reconocimiento del derecho. El criterio objetivo, se refiere a elementos
susceptibles que den cuenta de la identidad, como lo son la lengua, estructuras
sociales, entre otras. Sin embargo no puede entenderse como una lista de
criterios taxativos para determinar el reconocimiento de la identidad étnica,
entenderla así irá en contravía de los principios constitucionales. Al valorar la
identidad cultural, debe primar la realidad sobre las formalidades y, por tanto,
se deben aplicar de manera ponderada. Ahora, de acuerdo a la jurisprudencia,
en términos generales, para estudiar el reconocimiento de la identidad
cultural, prevalece el criterio subjetivo.[131] El “criterio subjetivo” está
intrínsecamente relacionado con el derecho al auto reconocimiento o el
derecho a auto identificarse e identificar a sus semejantes como parte de la
comunidad.

La autonomía de los pueblos indígenas y el derecho a auto identificarse

122. Como se mencionó anteriormente dentro del ordenamiento nacional


existe un reconocimiento y deber de protección a las diferentes formas de ver
el mundo o cosmovisiones, el cual parte del principio de diversidad étnica y
cultural. Esto, se traduce en el derecho a la identidad cultural, integridad
cultural, y, también, a la libre determinación, autodeterminación o autonomía
de los pueblos.

123. En virtud de éste se pretende garantizar que las comunidades indígenas


y pueblos tengan control sobre sus estructuras sociales, formas de
organización, creencias, usos y costumbres. Lo que se traduce en que las
comunidades indígenas puedan establecer sus propias instituciones, escoger
sus autoridades de gobierno, conservar sus normas, costumbres, determinar
sus proyectos, entre otros.[132] Estos elementos son aquellos por medio de los
cuales las comunidades se identifican, organizan y constituyen, y por lo tanto,
la protección de la autonomía o libre determinación es un elemento esencial
para garantizar su supervivencia e integridad cultural.
124. La protección a la autonomía de los pueblos indígenas ha tenido un
amplio desarrollo jurisprudencial y normativo. Algunos de los ámbitos de
protección a este derecho que ha desarrollado la Corte son: i) la participación
en las decisiones que afecten sus derechos e intereses, en otras palabras, el
derecho a la consulta previa; ii) la participación en decisiones políticas por
medio de los derechos políticos ejercidos por miembros de las comunidades
indígenas y la circunscripción indígena; iii) el autogobierno de los pueblos,
dentro de los cuales se incluye la jurisdicción indígena, el reconocimiento de
los territorios indígenas como entidades territoriales y el gobierno propio; [133] y
iv) el auto reconocimiento.

125. Ahora el derecho a las comunidades indígenas a auto identificarse e


identificar a sus semejantes como parte de la comunidad se desprende del
derecho a la identidad cultural y normativamente del, ya citado, artículo 1.2
del Convenio 169 de la OIT y otras normas nacionales. Este derecho, protege
la voluntad de las comunidades indígenas para auto reconocerse como una
comunidad[134], como miembro de esta y como parte de una cultura.

126. La jurisprudencia constitucional, en un principio, desarrolló el concepto


de la auto identificación como el criterio subjetivo para estudiar el
reconocimiento a la identidad cultural. Esto fue detalladamente desarrollado
en la sentencia SU-217 de 2017, que recogió lo establecido por la
jurisprudencia hasta la fecha.

127. En dicha sentencia de unificación la Corte concluyó que: “la Corte


Constitucional ha recogido los criterios establecidos en el convenio 169 de
1989 de la OIT, denominados genéricamente objetivo y subjetivo. El primero
comprende a su turno diversos criterios, como (i) la existencia de una línea de
ascendencia que los una con los pueblos que habitaban el continente antes de
la Conquista española y (ii) aspectos como la lengua, la religión, las
instituciones propias de regulación social, los ritos y otros elementos de su
vida espiritual. El subjetivo, por su parte, comprende el auto reconocimiento
del individuo y el de los pueblos y comunidades, sobre la pertenencia de un
individuo al colectivo. Los criterios se aplican de forma ponderada, no
taxativa, y en términos generales existe una prevalencia por el criterio
subjetivo. Estos deben aplicarse de forma cuidadosa frente a comunidades
que han sido víctimas de hechos ajenos a su voluntad, que han llevado a la
desaparición de algunos de los marcadores de su cultura (como el idioma
propio o el vestido), y la Corte ha desarrollado un conjunto de criterios
relevantes para la ponderación en aquellos eventos extremos o límite, en que
ciertas comunidades inician un proceso de construcción, re construcción o re
definición de su identidad étnica y cultural.

128. En la sentencia T-172 de 2019, la auto identificación se reconoció no


sólo como un criterio de análisis sino como un derecho del cual se desprenden
deberes del Estado. Estos deberes son i) el deber de reconocer las
comunidades indígenas como sujetos colectivos y, también, el deber de
reconocer a sus integrantes; y ii) la prohibición de negar arbitrariamente la
identidad indígena de las comunidades o sus miembros.[135]

129. La sentencia T-172 de 2019 indicó que la jurisprudencia ha estudiado


dos tipos de casos en relación con este derecho: i) cuando se trata de un sujeto
individual que busca ser acreditado como un miembro de una comunidad
indígena, para así acceder a los derechos que se le reconocen por ser miembro
de la misma, por ejemplo para acceder a la jurisdicción especial indígena o
para acceder a beneficios especializados como cupos universitarios; o ii)
cuando se trata de sujetos colectivos que buscan su reconocimiento, en este
último escenario el desarrollo jurisprudencial ha sido mayoritariamente sobre
el derecho a la participación de las comunidades indígenas a través de la
consulta previa.

130. Dentro de los casos resueltos en relación con el reconocimiento a


sujetos individuales, se han reiterado las siguientes reglas: i) la conciencia del
individuo y el reconocimiento de los demás miembros de la comunidad son
elementos esenciales para determinar la pertenencia étnica [136]; y, ii) la prueba
de pertenencia a una comunidad étnica no depende del registro Estatal, sino
puede lograrse a través de diferentes mecanismos como conceptos
sociológicos o antropológicos, certificados de las autoridades, entre otros.
Esto se ha dicho en casos en donde el individuo pretende i) acceder a la
jurisdicción especial indígena[137], ii) se le garantice el derecho a ejercer la
representación política atendiendo los usos y costumbres de su pueblo [138]; iii)
se le permita la participación en los recursos colectivos de la comunidad[139]; y,
iv) se le reconozca la calidad de miembro de comunidad indígena para ser
beneficiario de cupos universitarios destinados a este grupo[140].

131. Ahora en el caso del reconocimiento como comunidades indígenas, las


sentencias T-172 de 2019 y SU-217 de 2017, citaron la Sentencia T-294 de
2014, al ser una de las sentencias en las que se ha abordado a mayor
profundidad el criterio de autorreconocimiento como criterio determinante de
la existencia de una comunidad. En esa oportunidad la Corte estudió la acción
de tutela formulada por una comunidad indígena que solicitó la protección de
sus derechos a la participación y a la consulta previa por la construcción de un
relleno sanitario que los afectaba, y en donde a pesar de haber manifestado los
problemas del proyecto. Allí, la Corte partió del supuesto de que al tratarse de
una solicitud de protección del derecho a la consulta previa, era necesario
determinar si la comunidad que estaba haciendo el reclamo era un grupo
étnico y estaba legitimado para solicitar la realización de una consulta previa.

132. Indicó que si bien en el proceso de reconocimiento de la diversidad


étnica puede haber discrepancias entre aquellos que alegan poseer la calidad
de la identidad cultural y aquellos frente a los cuales se debe “probar” dicha
condición, debe primar el criterio subjetivo, de auto reconocimiento como
comunidad para realizar el reconocimiento de la comunidad. De manera
que (…) si bien la certificación de presencia de comunidades indígenas
expedida por el Ministerio del Interior corresponde a un instrumento de
racionalización de la actividad del Estado y de los particulares, no tiene una
función constitutiva, es decir que de esta no depende la existencia la
comunidad y, por ende, no puede prevalecer cuando se advierte la presencia
de comunidades indígenas que no fueron registradas por las autoridades
públicas.”[141]

133. Ahora, no puede desestimarse que el reconocimiento de identidad


cultural es un tema álgido, en el contexto colombiano, el reconocimiento de
identidad cultural es una forma de acceder a bienes y servicios como la salud,
vivienda, territorio, educación entre otros, que para muchos no están
disponibles. En estos escenarios, hay una tensión entre i) el respeto a la
autonomía de las comunidades para identificarse a si misma y a sus miembros
como dueños de una identidad cultural diversa; y ii) el deber del estado de
asegurar y proteger los recursos públicos para estos sean correctamente
asignados y que los derechos fundamentales de las comunidades beneficien a
los individuos y comunidades que efectivamente los requieren para superar las
condiciones de marginación y exclusión históricas.[142]

134. Así, para la Corte es evidente que el reconocimiento incondicionado de


la identidad cultural puede conllevar a la vulneración del mismo mandato de
protección de la diversidad étnica pues i) puede trivializar el reconocimiento y
distribución de recursos de las reivindicaciones identitarias; ii) puede fomentar
conflictos entre grupos, iii) puede convertirse en un incentivo para la división
cultural, y, iv) puede convertir el sistema de priorización o de acciones
afirmativas en algo inoperante. No obstante, el no reconocimiento de la
identidad cultural de aquellos casos en los que se esté ante una “frontera
étnica”, puede conllevar a la imposición de criterios hegemónicos de
reconocimiento de la identidad y desconocer el derecho de autodeterminación
de los pueblos indígenas.

135. En los escenarios de “ frontera étnica”, esto es cuando está en duda el


reconocimiento de una comunidad o de los miembros de una comunidad, la
Corte precisó que, si bien el Estado y los jueces, no son los llamados en
primer lugar a establecer la “condición étnica” de un individuo o de una
comunidad, pues esto depende del fuero interno de cada uno en su contexto,
en los casos en los que se deben resolver en la solicitud de protección al
derecho a la autodeterminación se deben tener en cuenta que:

“(i) El derecho a la autonomía implica el derecho de los grupos étnicos a


auto identificarse y a ser reconocidos como portadores de una identidad
culturalmente diversa. De ahí que toda negación de este reconocimiento, a
propósito de la decisión de un litigio concreto sobre el alcance de los
derechos que se derivan de tal condición, constituye una restricción de su
autonomía que ha de estar sometida a una exigente carga de justificación.

(ii) No es a las autoridades estatales ni, por tanto, al juez constitucional, a


quienes les corresponde definir la identidad de una persona, sino a la propia
comunidad, en ejercicio de su autonomía, de tal suerte que el primero
únicamente está habilitado para intervenir cuando el reconocimiento
identitario incide en el disfrute de los derechos y libertades reconocidos en
la Constitución.

(iii) Debe conferirse primacía a la realidad sobre las formas y, por ello, no
puede considerarse que los registros censales y las certificaciones expedidas
por las entidades estatales sobre la existencia o la presencia de comunidades
indígenas o afro colombianas en una zona determinada, tengan valor
constitutivo respecto de la existencia de dicha comunidad como
culturalmente diversa. Han de tenerse, en cambio, como documentos aptos
para acreditar los hechos que le sirven de soporte a efectos de facilitar
gestiones administrativas, más no para desvirtuar el auto reconocimiento
identitario que haga una comunidad respecto de sí misma o de sus
integrantes.”[143]

136. Esta última orden se refiere, entre otros, al deber consagrado en el


Decreto 2340 de 2015, que establece que el Ministerio del Interior, a través de
la Dirección de Asuntos Indígenas, Rom y Minorías, debe, entre otras, llevar
el registro de los censos de población de comunidades indígenas, de los
resguardos indígenas y las comunidades reconocidas, de las autoridades
tradicionales indígenas reconocidas por la respectiva comunidad y de las
asociaciones de autoridades tradicionales o cabildos indígenas y su
actualización[144], y, promover la resolución de conflictos de conformidad con
los usos y costumbres de las comunidades indígenas.

137. Además, la Corte ha advertido que el juez constitucional debe mantener


una especial prudencia al tomar decisiones respecto de comunidades, en
especial cuando se trata de su identificación. Pues como bien se indicó en la
Sentencia T-576 de 2014, “no son las autoridades administrativas ni
judiciales las llamadas a establecer si una comunidad étnica “existe”, si es
“étnicamente diversa” o si determinando individuo pertenece o no a ella. Tal
ejercicio debe ser efectuado por las propias comunidades, en ejercicio de su
autonomía, por ser la conciencia de identidad el elemento que define, en los
términos del Convenio 169 de 1989, si un sujeto colectivo puede ser
considerado como titular de los derechos especiales que allí se
contemplan.”[145]
138. Como se advierte, la jurisprudencia de la Corte ha reiterado la
importancia de la protección a la autonomía de las comunidades indígenas,
siendo este derecho una manifestación del principio de diversidad étnica y
cultural. Este implica que las comunidades indígenas y pueblos tengan control
sobre sus estructuras sociales, formas de organización, creencias, usos y
costumbres. De este se desprende el derecho de las comunidades indígenas a
auto identificarse y autodeterminarse, a reconocer a sus semejantes como parte
de una comunidad. Para la jurisprudencia, partiendo de lo establecido en el
artículo 1.2 del Convenio 169 de la OIT, el criterio de auto reconocimiento de
una comunidad es el criterio principal para estudiar casos en los que se
pretenda determinar si una persona es miembro o no de una comunidad, o si se
trata de una comunidad indígena, sin desconocer que existen otros elementos
que pueden ser utilizados como estudios o conceptos sociológicos,
certificados de las comunidades, entre otros. Es por esto que la jurisprudencia
ha reconocido que ni la administración, ni los jueces, son los llamados a
determinar si se trata de una comunidad o no, o de un miembro de una
comunidad indígena o no. No obstante, en los casos en los que los derechos de
la comunidad o del individuo penden del reconocimiento judicial o
administrativo, el juez debe revisar con cuidado cada caso concreto, dando
primacía a la realidad sobre las formas. En el proceso, debe valorar que la no
inclusión en listados o registros realizados por las autoridades administrativas,
no puede ser fundamento para denegar el auto reconocimiento identitario de
las comunidades indígenas, y mucho menos el acceso a derechos.

El contexto normativo y desarrollo de la jurisprudencia constitucional


sobre el derecho fundamental a la propiedad colectiva y al territorio
ancestral de las comunidades indígenas.

139. Como parte de los principios de diversidad étnica y cultural, la


Constitución protege la propiedad colectiva y el territorio ancestral. El artículo
286 de la Constitución Política reconoce que los territorios indígenas son
entidades territoriales. Por su parte, el artículo 287 de la Constitución,
establece que el reconocimiento como entidad territorial implica que dentro de
estos territorios, las comunidades tienen autonomía para gestionar sus
intereses, esto implica que tienen el derecho a i) gobernarse por autoridades
propias, ii) ejercer las competencias de les corresponda, iii) administrar los
recursos, establecer los tributos necesarios para el cumplimiento de sus
funciones y iv) participar en las rentas nacionales. Asimismo, la Constitución
establece que los resguardos o territorios indígenas, son de propiedad
colectiva, inalienables, inembargables e imprescriptibles.[146]

140. Luego de la expedición de la Constitución de 1991, la Ley 160 de


1994, Por la cual se crea el Sistema Nacional de Reforma Agraria y
Desarrollo Rural Campesino, se establece un subsidio para la adquisición de
tierras, se reforma el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria y se dictan
otras disposiciones, reconoció y reglamentó la protección reforzada de la
propiedad indígena en el capítulo XIV, sobre resguardos indígenas. En este
capítulo, entre otras cosas, se estableció que el INCORA, hoy Agencia
Nacional de Tierras (ANT), debe estudiar las necesidades de tierras de las
comunidades indígenas para constituir, ampliar, sanear y reestructurar los
resguardos.[147]

141. Esta ley fue reglamentada en el Decreto 2164 de 1995, y disposiciones


siguientes, “en lo relacionado con la dotación y titulación de tierras a las
comunidades indígenas para la constitución, reestructuración, ampliación y
saneamiento de los Resguardos Indígenas en el territorio nacional.” [148] En su
primer artículo se designó al Instituto Colombiano de Reforma Agraria, hoy la
ANT[149], como el competente para i) realizar los estudios de las necesidades de
tierra de las comunidades indígenas para la dotación y titulación de las tierras
que faciliten su adecuado asentamiento y desarrollo y ii) realizar el
reconocimiento de la propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las
comunidades o constituyen su hábitat. Para esto puede i) constituir resguardos
para las comunidades indígenas que ocupan un territorio sin título de
propiedad o para las que, por circunstancias ajenas a su voluntad, han migrado
de su territorio; ii) ampliar los resguardos indígenas cuando se requiera, iii)
reestructurar los resguardos de origen colonial o republicano, o iv) sanear las
reservas indígenas y convertirlas en resguardos.

142. La naturaleza jurídica de los resguardos se definió en el artículo 21 del


Decreto 2164 de 1995, compilado en el artículo 2.14.7.5.1. del Decreto 1071
de 2015, así:

“Los resguardos indígenas son propiedad colectiva de las


comunidades indígenas en favor de las cuales se constituyen y
conforme a los artículos 63 y 329 de la Constitución Política, tienen el
carácter de inalienables, imprescriptibles e inembargables.//Los
resguardos son una institución legal y sociopolítica de carácter
especial, conformada por una o más comunidades indígenas, que con
un título de propiedad colectiva que goza de las garantías de la
propiedad privada, poseen su territorio y se rigen para el manejo de
este y su vida interna por una organización autónoma amparada por el
fuero indígena y su sistema normativo propio.”

143. El artículo 7 del Decreto 2164 de 1995, compilado en el artículo


2.14.7.3.1 del Decreto 1071 de 2015, establece el procedimiento para
solicitar la constitución, reestructuración, ampliación o saneamiento de los
resguardos indígenas. Los pasos de este proceso se pueden resumir así: i)
solicitud[150]; ii) apertura del expediente[151]; iii) programación y realización de
una visita a la comunidad interesada y al área pretendida y la realización de
estudios necesarios[152]; iv) dentro de los 30 días siguientes a la visita la ANT
deberá presentar una rendición del estudio socioeconómico, jurídico y de
tenencia de tierras[153]; v) concluido el estudio, este se remitirá al Ministerio del
Interior para que emita concepto previo sobre la constitución del resguardo
dentro de los 30 días siguientes, de no haberse pronunciado expresamente,
indica la norma, se entenderá que el concepto es favorable[154]; vi) la ANT
expedirá una resolución con la decisión; y, vii) publicación, notificación y
registro de la resolución[155]. Una vez notificada la resolución, procede el
recurso de reposición, el cual deberá interponerse dentro de los 10 días
siguientes a su notificación[156].

144. Por su parte, adicional al procedimiento para la constitución, restitución


ampliación o saneamiento de los resguardos indígenas, el Decreto 1071 de
2015, artículo 2.14.20.3.1, contempla un procedimiento para la toma de
medidas de protección de la posesión de territorios ancestrales y/o
tradicionales. Para que opere esta medida se deben surtir los siguientes pasos:
i) solicitud; ii) validación de la información y apertura del respectivo
expediente: iii) expedición de la Certificación de Apertura de Expediente e
Inicio de Proceso de Protección; iv) verificar si con la información disponible
de estudios socioeconómicos y levantamientos topográficos adelantados en los
procedimientos de constitución, ampliación, saneamiento o reestructuración
de resguardos de origen colonial o republicano que hayan avanzado se puede
emitir una medida de protección; v) se profiere un auto en donde se establecen
las condiciones y participantes en una visita técnica para recopilar
información para la elaboración de estudio socioeconómico y levantamiento
topográfico; vi) realización de la visita técnica; vii) entrega del estudio
socioeconómico y levantamiento topográfico dentro de los 30 días siguientes a
la visita; viii) expedición de la resolución que contenga la decisión sobre la
protección provisional de la posesión del territorio ancestral y/o tradicional, la
cual debe proferirse en un plazo no mayor a 15 días luego de entregado el
estudio. Adicionalmente, luego de la expedición de la resolución se realiza la
anotación provisional del carácter de territorio ancestral en los documentos
oficiales de identificación de los predios.[157]. Además, en el marco de las
anotaciones provisionales, la norma insta a los notarios, registradores y
funcionarios de la ANT a tomar acciones dentro de sus competencias para
evitar cualquier acción o adjudicación de los predios cobijados por la medida
de protección.[158] Estas medidas tienen prelación.[159] Luego de la adopción de
la resolución de reconocimiento y protección de la posesión, la ANT deberá
realizar el proceso de demarcación en el área reconocida.[160]

145. Otras medidas de protección que se pueden adoptar frente a la posesión


de territorios ancestrales o tradicionales son: i) revocatoria directa de las
resoluciones de adjudicación de baldíos a particulares donde estén las
comunidades indígenas en tierras baldías[161] y la ii) certificación de la
existencia de comunidades o pueblos indígenas en tierras baldías[162].

146. Otra medida que busca proteger el derecho de las comunidades


indígenas al territorio es la contemplada en el Decreto 4633 de 2011 para
aquellos pueblos o comunidades indígenas que se encuentren en situación de
desplazamiento forzado. La norma indica que en estos escenarios, los planes
de retorno o reubicación deberán ser diseñados y concertados con las
comunidades directamente afectadas.[163] Estos planes se deben armonizar en
el marco general para la restitución de territorios y se deben concertar con las
comunidades directamente afectadas. También se establece que cuando no sea
posible el retorno por condiciones de seguridad, voluntariedad y dignidad se
debe proceder con la reubicación temporal o definitiva, la cual también debe
ser concertada con la comunidad. [164] La solicitud de retorno o reubicación se
debe realizar ante la Unidad Administrativa Especial de Atención y
Reparación Integral a Víctimas y evaluada en el marco del Comité de Justicia
Transicional, el cual también debe evaluar las condiciones de seguridad, del
territorio del sitio en donde se pretende realizar la reubicación o
retorno. [165] En el mismo sentido, en lo que respecta a las poblaciones
indígenas desplazadas o trasladadas de su territorio por motivos de fuerza
mayor, el numeral 4, artículo 16 del Convenio 169 de la OIT, establece el
derecho al retorno de la comunidad a su hábitat ancestral y, en caso de que
este sea imposible, el deber estatal de entregar tierras de igual o mejor calidad
y estatuto jurídico de las que poseía la comunidad antes del desplazamiento, lo
que debe realizarse de forma consensuada con los afectados.

147. Así el ordenamiento nacional contempla el deber de protección a los


territorios indígenas ancestrales y los mecanismos para hacer efectiva esa
protección. Ese deber se encuentra reforzado por normativa internacional,
como el Convenio 107 de 1957 y el Convenio 169 de 1989 de la OIT, los
cuales adoptan disposiciones para la protección de los territorios de las
comunidades indígenas. Específicamente el Convenio 107 en los artículos 11,
12, 13 y 14 establece que: i) se debe reconocer el derecho de propiedad a
favor de los miembros de las comunidades o poblaciones que tradicionalmente
las ocupan; ii) no deberá haber un traslado de las poblaciones de sus territorios
habituales sin su consentimiento, y en caso de ser necesario, solo se podrá
justificar por razones de seguridad nacional, entre otras, y deberá haber una
indemnización por cualquier daño o pérdida que se haya sufrido como la
restitución de tierras en iguales o mejores condiciones; iii) el respeto por los
usos y costumbres dados por las comunidades indígenas a sus territorios con
el deber estatal de emitir medidas legislativas que las protejan de
intervenciones arbitrarias de terceros; y iv) el deber de que las comunidades
indígenas sean beneficiados por programas agrarios nacionales que garanticen
a las comunidades indígenas la asignación de territorios para su subsistencia.

148. Por su parte el ya mencionado Convenio 169 sobre pueblos indígenas y


tribales de 1989, que hace parte del bloque de constitucionalidad, establece en
el capítulo de tierras, en sus artículos 13 y 14 la importancia especial que tiene
el territorio[166] para las comunidades indígenas en relación con su cultura y
valores espirituales. A partir de esto los Estados deberán reconocer y tomar las
medidas para que los pueblos indígenas puedan reclamar y tener una garantía
efectiva de acceso a los derechos de propiedad y posesión sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan. Se deberá prestar especial atención a la situación de
los pueblos nómadas y de agricultores itinerantes, y se deberán tomar medidas
para salvaguardar “el derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que
no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido
tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de
subsistencia”. También señaló que “la ley deberá prever sanciones
apropiadas contra toda intrusión no autorizada en las tierras de los pueblos
interesados o todo uso no autorizado de las mismas por personas ajenas a
ellos”.[167]

149. Al respecto la Sentencia T-011 de 2019 resume lo establecido por el


Convenio en relación a las tierras así: “En suma, el Convenio propende por la
protección de los territorios indígenas, en cuanto enmarca (i) la obligación
del Estado de proteger el territorio colectivo contra actos de terceros, (ii) el
deber de consultar las medidas que afecten su territorio; y (iii) que su
propiedad debe comprender bajo ciertas circunstancias un territorio mucho
más amplio del que habitan.”

150. Ahora, desde el ámbito constitucional, la Corte se ha pronunciado y


reiterado en varias oportunidades sobre la importancia de la protección al
territorio de las comunidades indígenas. La protección del territorio ancestral
no sólo implica el acceso al suelo de las comunidades indígenas, también
implica una protección a su cultura pues el territorio se constituye en un
elemento integrante de su cosmovisión.[168] Para los pueblos indígenas su
territorio se encuentra íntimamente ligado con su existencia y supervivencia
física y cultural, pues es donde pueden ejercer un proyecto de vida acorde con
su cultura y desarrollar su verdadera autonomía e identidad cultural. Es por
esto que la propiedad para las comunidades indígenas se ha reconocido por
parte de instrumentos legales y jurisprudenciales internacionales y nacionales
como colectiva, y no de manera individual, como se entiende en el derecho
civil clásico[169]. Así, los resguardos no deben entenderse como una porción de
tierra asignada para explotar y como un mero objeto de dominio, sino una
propiedad colectiva que requiere un tratamiento y protección especial.[170] Por
todo esto el derecho de propiedad colectiva de los grupos étnicos se reviste de
un carácter fundamental.[171]

151. La Sentencia SU-383 de 2003 estudió la solicitud de protección al


derecho a la participación interpuesta por la Organización de Pueblos
Indígenas de la Amazonía Colombiana por la orden del gobierno de iniciar
aspersión aérea de herbicidas en la región de la Amazonía sin realizar una
consulta previa. La Corte indicó sobre la relación de las comunidades
indígenas con sus territorios que:

“(…) cabe considerar que la concepción territorial de los pueblos


indígenas y tribales no concuerda con la visión de ordenamiento
espacial que maneja el resto de la nación colombiana, “porque para el
indígena, la territorialidad no se limita únicamente a una ocupación y
apropiación del bosque y sus recursos, pues la trama de las relaciones
sociales trasciende el nivel empírico y lleva a que las técnicas y
estrategias de manejo del medio ambiente no se puedan entender sin los
aspectos simbólicos a los que están asociadas y que se articulan con
otras dimensiones que la ciencia occidental no reconoce”.[172]
De ahí que el profesor e investigador de la Universidad Nacional, Juan
Álvaro Echeverri, define el vocablo territorio, atendiendo a la
cosmovisión indígena así: || “Entonces tenemos que el territorio es un
espacio y es un proceso que lleva a la configuración de una palabra de
ley, entendida como palabra de consejo, educación. Ese espacio no es
necesariamente un espacio geográfico marcado por afloramientos
rocosos, quebradas, lomas, cananguchales, pozos, barrancos. Ese
espacio geográfico es memoria, es efectivamente escritura de ese
proceso de creación que está ocurriendo todo el tiempo: en la crianza
de los hijos, en las relaciones sociales, en la resolución de problemas,
en la curación de las enfermedades”.[173]”

152. Esta protección se materializa, como se indicó anteriormente, en la


posibilidad de constituir, ampliar o sanear los resguardos indígenas, solicitar
medidas de protección para territorios ancestrales, entre otros. Tratándose de
víctimas de desplazamiento forzado, también, podrán solicitar el retorno o
reubicación a sus territorios.

153. Sin embargo es de aclarar que el territorio étnico no puede ser


entendido únicamente como el territorio delimitado como resguardo, al
respecto la sentencia T-568 de 2017 indicó: “desde la perspectiva
constitucional, el concepto jurídico de territorio de las comunidades étnicas
incluye las tierras que les han sido asignadas, pero no se limita a él, ya que
abarca –desde una perspectiva que reconoce dimensiones culturales y
sociológicas– los vínculos de estas comunidades con su entorno. De allí que,
la afectación directa que genere una actuación administrativa, al menos en lo
que a la incidencia en el territorio de las comunidades se refiere, pasa por la
misma premisa, es decir, su presencia se determina en relación con los lazos
culturales vigentes que el grupo étnico tenga con el entorno.”[174]

154. Respecto de las comunidades indígenas que han sido víctimas del
desplazamiento forzado, la Corte Constitucional en las sentencias T-282 y T-
528 de 2011, T-558 de 2015, T-737 de 2017, entre otras, ha establecido que
una de las facetas del derecho fundamental al territorio colectivo de los
pueblos indígenas, es la garantía de que el Estado adelante las gestiones
necesarias para que la comunidad desplazada sea reubicada en un territorio
que le permita continuar con el desarrollo de sus tradiciones. Concretamente
en la Sentencia T-373 de 2017 la Corte concluyó que “el derecho al territorio
colectivo de los pueblos indígenas conlleva en casos de desplazamiento
forzado a la obligación del Estado de: (i) propender por la recuperación de
los predios despojados; (ii) velar porque se haga efectivo el derecho al
retorno; y (iii) en el evento de no ser posible, adoptar las medidas necesarias
para entregar tierras aptas que permitan a la comunidad afectada continuar
con su proyecto productivo, practicar sus costumbres y tradiciones y, en
efecto, preservar su identidad étnica y cultural.”

155. Es así, como para el juez constitucional, el territorio ancestral va más


allá de las áreas tituladas, explotadas o habitadas, o de la delimitación
geográfica, y debe entenderse como el espacio que es imprescindible para que
la comunidad acceda a recursos naturales que hacen posible la preservación de
las costumbres pasadas y su transmisión a las futuras. Bajo esta premisa, el
Estado tiene la obligación de proteger a las comunidades de aquellas
perturbaciones que puedan afectar el ejercicio de actividades en lo que
considera su territorio ancestral, y no únicamente en aquellos territorios que
les han sido titulados como en el caso de los resguardos.[175]

156. Frente a este contexto, la Corte, en varios pronunciamientos de tutela


referentes al tema, ha establecido que el derecho fundamental a la propiedad
colectiva de los pueblos indígenas comprende: i) el derecho a constituir
resguardos; ii) la protección del territorio comprende el saneamiento y la
protección contra actos de terceros por ocupaciones y otras; iii) la protección
de este derecho es un medio para garantizar la integridad étnica y
supervivencia de los pueblos indígenas[176], y, iv) la garantía de que el Estado
adelante las gestiones necesarias para que una comunidad indígena desplazada
sea reubicada, de manera consensuada con los afectados, en un territorio que
le permita continuar con el desarrollo de sus tradiciones. Esto se traduce en
casos, por ejemplo, en los cuales las comunidades piden la protección del
territorio ancestral por la realización de actividades sin que se haya efectuado
una consulta previa; o casos en los que las comunidades piden la protección
del territorio ancestral por la presencia de colonos en estos; o casos en los que
las comunidades piden la protección del territorio ancestral y del debido
proceso administrativo porque la respuesta a sus solicitudes de constitución,
ampliación o saneamiento de resguardos no ha obtenido respuesta oportuna,
tal como se verá en el siguiente aparte de esta providencia.

157. Así, las comunidades indígenas son titulares del derecho fundamental
al territorio ancestral y a la propiedad colectiva por mandato constitucional
reforzado por el Convenio 196 de la OIT. Este derecho no es solamente una
garantía de protección a la propiedad, sino también tiene como propósito ser
una protección a la integridad étnica y subsistencia de las comunidades
indígenas, en virtud de la especial relación que existe entre el territorio y la
cosmovisión de las comunidades indígenas. El ordenamiento nacional tiene
contemplados diferentes mecanismos para solicitar su protección, como la
constitución, reestructuración, ampliación o saneamiento de un resguardo
indígena, la cual es una labor en cabeza de la Agencia Nacional de Tierras. La
jurisprudencia constitucional ha esclarecido el contenido del derecho, en casos
en los que las autoridades administrativas negaron la constitución de
resguardos de manera injustificada, la demora o falta de respuesta en las
solicitudes de constitución de resguardos, las intromisiones de terceros en los
territorios ancestrales, y la falta participación de las comunidades en las
decisiones que afecten su territorio ancestral como en casos de explotación
minera o fumigaciones aéreas. En estos escenarios, la Corte ha encontrado una
vulneración al derecho a la propiedad colectiva y al territorio ancestral. La
jurisprudencia también ha indicado que el derecho al territorio ancestral no se
limita únicamente a los espacios geográficos delimitados en los resguardos,
sino que comprende todo aquello que sea vital para la preservación y
desarrollo de su cultura al ser este un elemento integrante de su cosmovisión.
Debido proceso administrativo y el derecho al territorio ancestral.
Reiteración de jurisprudencia.

158. El artículo 29 de la Constitución dicta que “el debido proceso se


aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas.” Al
interpretar este artículo, la Corte en sentencia C-980 de 2010 indicó que el
derecho al debido proceso es un “conjunto de garantías previstas en el
ordenamiento jurídico, a través de las cuales se busca la protección del
individuo incurso en una actuación judicial o administrativa, para que
durante su trámite se respeten sus derechos y se logre la aplicación correcta
de la justicia. La misma jurisprudencia ha expresado, que el respeto al
derecho fundamental al debido proceso, le impone a quien asume la dirección
de la actuación judicial o administrativa, la obligación de observar, en todos
sus actos, el procedimiento previamente establecido en la ley o en los
reglamentos (…)”.

159. Frente a este derecho, en el marco de la protección del territorio


ancestral, la Corte ha dirimido en varias oportunidades solicitudes de amparo
cuando se presenta una demora injustificada en la respuesta de la
administración a solicitudes de protección al derecho al territorio ancestral,
caso en el cual el debido proceso administrativo también es invocado.

160. Por ejemplo, en la Sentencia T-079 de 2001 se tuteló el derecho de


petición del Resguardo Indígena Quizgó, debido a que el INCORA había
tardado más de trece meses en pronunciarse sobre la solicitud de ampliación
del resguardo de esa comunidad. En la sentencia T-433 de 2011, la Corte
concedió el amparo a los derechos a la propiedad territorial en conexidad con
el derecho a la vida de representantes de las comunidades Embera Dobida de
Eyakera del Chocó, los cuales alegaron la vulneración por cuenta de la mora
(16 años) en obtener una respuesta a la solicitud de titulación de su territorio.
En la sentencia T-009 de 2013, la Corte declaró la violación al debido proceso
administrativo, a la vida, a la salud, a la educación y a la autodeterminación
del pueblo indígena Sikuani Arizona Cupepe por la dilación injustificada de
más de 14 años en el proceso administrativo de constitución de su territorio
colectivo como resguardo indígena. En la Sentencia T-387 de 2013 la Corte
concedió el amparo a la solicitud del pueblo indígena Kofán de protección de
los derechos a la supervivencia, identidad e integridad étnica y cultural, y a la
propiedad colectiva, desde 1976 solicitaron en varias oportunidades al
gobierno nacional que saneara la propiedad sin respuesta alguna, allí la Corte
ordenó al Estado realizar el proceso de titulación de tierras a las comunidades
indígenas. En la Sentencia T-379 de 2014, la Corte concedió el amparo a los
derechos al debido proceso administrativo, a la vida digna, a la identidad
cultural, a la autodeterminación de los pueblos indígenas, al territorio
colectivo, a la salud y educación, por cuenta de la demora en la respuesta a las
solicitudes de la comunidad. Pasaron más de 14 años desde que la comunidad
indígena Marimba Tuparro y Mapayerri solicitó el proceso de constitución de
resguardo sin que se hubiera siquiera surtido el estudio socioeconómico. En
esa oportunidad la Corte ordenó la realización del estudio referido y que en un
término inferior a 6 meses, se tomara la decisión sobre la constitución del
resguardo. En el mismo sentido la Corte se pronunció en la sentencia T-046 de
2021, en esa oportunidad la Sala Octava de Revisión concedió el amparo a las
comunidades indígenas de Sardina y de Río Alto San Juan a los derechos a
propiedad colectiva, a la constitución de resguardos indígenas y al debido
proceso administrativo. Encontró la Corte que los derechos de estas
comunidades fueron vulnerados al haber pasado más de 4 y 3 años
respectivamente desde la solicitud de formalización de territorios y de
constitución de resguardo.

161. En todos estos casos la Corte estableció que la demora injustificada en


atender las solicitudes de comunidades indígenas referentes a la constitución,
ampliación, protección, titulación, de resguardos indígenas implica una
vulneración a los derechos de las comunidades, entre ellos a la propiedad
colectiva,[177] debido proceso administrativo[178], derecho de petición[179],
reconocimiento y protección de la diversidad étnica y cultural[180], a la vida
digna[181], a la autodeterminación[182], a la dignidad y a la supervivencia[183].
Además en los casos en los que las comunidades están expuestas al contexto
del conflicto armado, la vulnerabilidad de las comunidades es mayor al no
reconocerles sus territorios.[184] Cuando existe riesgo de desaparición de un
pueblo indígena, la Sala debe adoptar el remedio más eficaz de todos los
disponibles para garantizar la supervivencia de la comunidad.[185]

162. La Corte en la Sentencia T-737 de 2017, al hacer un recuento de la


jurisprudencia constitucional respecto de los derechos al territorio colectivo y
al debido proceso administrativo, en el marco de procesos de constitución de
resguardo indígena, concluyó que “el Estado, en cabeza de las autoridades
competentes de adelantar los procesos de constitución, ampliación,
reestructuración y saneamiento de resguardo, es responsable de la violación,
por un lado, del derecho de propiedad colectiva de las comunidades
indígenas sobre el territorio que han ocupado ancestralmente y, por otro, del
derecho al debido proceso administrativo, cuando sus actuaciones no se
ajustan a las normas que definen los términos en que deben ser tramitados los
procedimientos referidos, sin justificación alguna, y con desconocimiento de
los plazos razonables de solución.”

163. En el mismo sentido, en la Sentencia T-046 de 2021, la Corte reiteró lo


establecido en la Sentencia T-737 de 2017. Además en esa oportunidad, la
Sala concluyó que para determinar si la mora en las respuestas a las
solicitudes relacionadas con el derecho a la propiedad colectiva, el juez
constitucional debe analizar si la dilación encuentra justificación en (i) la
complejidad del proceso; (ii) la actuación de las partes; o (iii) algún factor
válido que haya impedido la realización de los trámites.

164. Sobre el tema, la Corte ha establecido, en diferentes sentencias, que: i) la


acción de tutela procede, así no se hayan agotado los mecanismos ordinarios
de protección en los casos en los que las entidades estatales no dan respuesta
en los tiempos de ley a solicitudes referentes a la protección del derecho a la
propiedad colectiva o se abstienen de dictar las medidas requeridas para
obtener la protección inmediata y eficaz de los derechos fundamentales[186]; ii)
los procesos administrativos deben ser ágiles para efectos de asegurar una
eficaz y oportuna realización de la función pública, cumpliendo estrictamente
con el respeto por los derechos de la ciudadanía[187]; iii) el procedimiento
administrativo, como expresión de la función administrativa, esta cobijado por
los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad,
imparcialidad y publicidad[188]; iv) no se ajusta a la Constitución la dilación
injustificada de decisiones, no sólo por lo que esto significa para el adecuado
funcionamiento del Estado, sino por las implicaciones que tiene en las
garantías fundamentales[189]; v) el Estado colombiano está en la obligación de
respetar la diversidad étnica y cultural de los pueblos indígenas y de tomar las
medidas requeridas para la conservación de su cultura, incluyendo la
protección y respeto al valor espiritual que las comunidades étnicas le
confieren a la tierra y su territorio[190]; y vi) el Estado tiene el deber de
garantizar el acceso a la titulación y delimitación de los territorios ancestrales,
conforme las normas del debido proceso, en un término razonable.[191]
165. Así, el debido proceso se debe aplicar a todas las actuaciones
administrativas y judiciales, esto implica que los operadores administrativos y
judiciales deben ceñirse a los procedimientos establecidos en la ley y
reglamentos. De manera que exigir requisitos adicionales a los contemplados
en las normas y la demora prolongada de los procedimientos es una
vulneración del derecho al debido proceso administrativo. Es de mayor
gravedad cuando se trata de comunidades indígenas, pues las dilaciones
administrativas no solo prolongan la inseguridad sobre sus derechos
territoriales, sino que, además, afectan su subsistencia tanto física como
cultural.

Derecho a la supervivencia o subsistencia física, cultural y espiritual.

166. A pesar de las diferentes garantías constitucionales que las


comunidades indígenas tienen, estas padecen de diferentes vejámenes y
presiones que amenazan su supervivencia física y cultural. Factores como i)
los patrones históricos de discriminación, marginación económica, despojo y
abandono legal; ii) la incomprensión sobre su cosmovisión, organización
social, modos de producción y desarrollo; iii) la presión ejercida sobre sus
territorios; iv) el impacto de la violencia; y, v) las consecuencias del deterioro
ambiental[192] son riesgos que las comunidades indígenas deben enfrentar.

167. El derecho a la subsistencia o a la supervivencia étnica[193], pretende


ser una garantía para salvaguardar la integridad de las poblaciones indígenas
como poblaciones étnicamente diferenciadas, y asegurar la permanencia y
perdurabilidad de sus culturas. La jurisprudencia se refirió a este derecho por
primera vez en la sentencia T-380 de 1993. En esta sentencia la Corte
encontró que se vulneraron los derechos de la comunidad indígena Embera
Katío del río Chajeradó, consecuencia de la explotación maderera en su
territorio y la omisión de las autoridades públicas para detener la tala. Al
respecto la Corte dijo: “ Entre otros derechos fundamentales, las comunidades
indígenas son titulares del derecho fundamental a la subsistencia, el que se
deduce directamente del derecho a la vida consagrado en el artículo 11 de la
Constitución.” Y concluyó que “La inacción estatal, con posterioridad a la
causación de un grave daño al medio ambiente de un grupo étnico, dada la
interdependencia biológica del ecosistema, puede contribuir pasivamente a la
perpetración de un etnocidio, consistente en la desaparición forzada de una
etnia (CP art. 12) por la destrucción de sus condiciones de vida y su sistema
de creencias.”

168. Este derecho encuentra asidero en los mandatos contenidos en los


artículos 7 y 70 de la Constitución, referentes al deber de protección de
identidad cultural, y en los artículos 11 y 12 de la Constitución, que contienen
el mandato constitucional de protección a la vida y una prohibición expresa a
la desaparición forzada. En virtud de estos, el Estado debe tomar acciones
para asegurar i) un respeto por la forma de vida integrada por su cosmovisión;
ii) respeto por sus prácticas económicas, costumbres, creencias religiosas,
lenguas y organización socio política; iii) un reconocimiento a la relación, e
importancia, y del entorno natural con los pueblos indígenas [194]; y iv) tomar
las medidas necesarias para la subsistencia física de las comunidades, con el
fin de protegerlas de factores que desestabilicen y eventualmente lleven a su
extinción.

169. La Corte ha protegido este derecho paralelamente con los derechos a la


propiedad colectiva y a la consulta previa[195]. Esta protección se ha dado en
casos de exploraciones o explotaciones a gran escala, e inclusive frente a las
aspersiones de glifosato[196], en los territorios de los pueblos indígenas. Pues
para la Corte, la toma de decisiones sobre los territorios ancestrales debe
hacerse con la participación de las comunidades indígenas, para así no
privarlos de acceder a medios tradicionales de subsistencia y recursos
naturales necesarios, como el agua o recursos para la práctica de la medicina
tradicional, entre otros elementos esenciales para su cultura.[197]

170. La garantía del derecho a la subsistencia se encuentra directamente


ligada a la protección de la diversidad cultural. Es por esto que con este se
pretende salvaguardar elementos esenciales para la cultura como lo son la
educación, el uso y mantenimiento de la lengua, las manifestaciones
religiosas, y en general, aquellas tradiciones que construyen la identidad de un
pueblo y que componen su cultura.[198] Especialmente, frente al derecho a la
educación étnica y su relación con el derecho a la supervivencia, la Corte ha
establecido que “la necesidad de una educación indígena propia es un medio
para preservar la vida de la misma comunidad, pues una educación ajena a
sus tradiciones implica su transformación y destrucción influyendo así en su
identidad (sic) El hecho que sea propia implica que se deba ajustar a los
requerimientos y características de cada grupo étnico, de modo tal que la
educación se adecue a sus valores, su cultura y a su forma de vida.”[199]

171. En observancia de este derecho, es que la Sala Especial de Seguimiento


de la Sentencia T-025 de 2004 y en el Auto 004 de 2009 declaró que 34
comunidades indígenas estaban en riesgo de extinción cultural o física por
cuenta de los reiterados eventos de desplazamiento forzados individuales y
colectivos, consecuencia del conflicto armado. La Corte ha reconocido que el
desplazamiento forzado es una amenaza a la subsistencia de las comunidades
étnicas, y es una fuente de riesgo de extinción, cultural o física de los
pueblos. Por esto, la Sala ordenó el desarrollo e implementación de planes de
salvaguarda para las 34 comunidades identificadas. En el auto 266 de 2017, la
Sala Especial de Seguimiento determinó que otras 36 comunidades indígenas
están en riesgo de exterminio físico y cultural, por lo que la Corte ordenó al
gobierno adoptar medidas para contrarrestar esta situación y preservar el
derecho a la subsistencia de estas comunidades. Lo anterior, da cuenta de la
presión que existe sobre algunas comunidades indígenas, y la importancia de
proteger el derecho a la subsistencia de estas.

172. Así, el derecho a la subsistencia o supervivencia, está íntimamente


ligado con las garantías de identidad e integridad cultural las cuales son
principios fundantes del Estado. Este derecho implica que el Estado debe
tomar medidas para evitar el riesgo de exterminio físico y cultural de las
comunidades indígenas. Dentro de las órdenes que ha tomado la Corte para
proteger este derecho se encuentran varias relacionadas con la protección al
territorio ancestral y a la consulta previa, la protección a la cultura a través de
la garantía de la etno educación, entre otras.

La inclusión en el RUV como herramienta para garantizar los derechos


fundamentales de las víctimas del conflicto armado interno.

173. La Ley 1448 de 2011 establece las medidas de atención, asistencia y


reparación a las víctimas del conflicto armado interno. El artículo 3 de la ley
dispone en su numeral primero que las víctimas son “aquellas personas que
individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a
partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho
Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas
internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto
armado interno”. El concepto plantea tres elementos que se deben cumplir
para que el solicitante sea entendido como víctima. Estos son: i) los hechos
alegados deben ser posteriores al 1 de enero de 1985; ii) el daño debe ser
consecuencia de una grave violación a los derechos humanos o al Derecho
Internacional Humanitario; y, iii) debe tratarse de hechos relacionados con el
conflicto armado interno, por lo que se excluyen hechos relacionados con la
delincuencia común.

174. La ya citada Ley en su artículo 154 determina que la Unidad


Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral de las
Víctimas (UARIV) es la responsable del funcionamiento del Registro Único
de Víctimas (RUV). Este último fue reglamentado en el Decreto 1084 de
2015, en el que se definió el RUV como “una herramienta administrativa que
soporta el procedimiento de registro de víctimas.”

175. La ley dicta que la condición de víctima no está supeditada al registro


en RUV. El registro no confiere la calidad de víctima, sino sirve como
mecanismo para identificar a la población que ha sufrido un daño en los
términos de la Ley 1448 de 2011 y como una fuente de información para la
formulación de políticas públicas.[200] En el mismo sentido, la jurisprudencia
constitucional ha reiterado que el registro cumple con un fin instrumental que
no tiene efectos declarativos en relación con la calidad de víctima.[201]

176. Empero, la inclusión en el RUV posibilita el acceso de las víctimas a


las medidas de asistencia y reparación previstas en la Ley 1448 de
2011.[202] Algunos de los beneficios a los que se puede acceder por cuenta del
registro en el RUV son: i) la afiliación al Régimen Subsidiado de Salud[203]; ii)
el derecho a recibir la atención humanitaria de emergencia o de transición
(según el caso)[204]; iii) la priorización en el acceso a las medidas de
reparación, así como a la oferta estatal aplicable para avanzar en la superación
de la situación de vulnerabilidad; iv) el envío de la información relacionada
con los hechos delictivos que fueron narrados como victimizantes a la Fiscalía
General de la Nación para que se adelanten las investigaciones del caso [205]; v)
el acceso a los programas de empleo contemplados para la población
desplazada[206]; entre otros.

177. Una de las medidas de atención contempladas en la ley[207], es la


atención humanitaria, reglamentada en el Decreto 1084 de 2015 y en la Ley
1448 de 2011. Esta, para la jurisprudencia constitucional es “una expresión
del derecho a una subsistencia mínima.” En el marco de esta “las autoridades
competentes deben proveer a las personas desplazadas (…) (a) alimentos
esenciales y agua potable, (b) alojamiento y vivienda básicos, (c) vestidos
apropiados, y (d) servicios médicos y sanitarios esenciales”.[208] Para la Corte
esta ayuda: i) protege la subsistencia mínima[209]; ii) es un derecho
fundamental[210]; iii) es temporal[211]; iv) es integral[212]; v) debe reconocerse y
entregarse de manera adecuada y oportuna atendiendo las condiciones de la
población[213]; y, vi) debe garantizarse sin perjuicio de las restricciones
presupuestales[214].[215]

178. En sus artículos 62 a 65, la Ley 1448 de 2011, establece que la atención
humanitaria está contemplada en tres fases: i) atención inmediata (artículo
63), es la ayuda brindada por el ente territorial entre el momento de la toma de
declaración hasta la inscripción en el RUV; ii) la atención humanitaria de
emergencia (artículo 64), es la ayuda a la que tienen derecho las personas
desplazadas que están inscritas en RUV; y, iii) la atención humanitaria de
transición (artículo 65), es la ayuda que se entrega a la población desplazada,
inscrita en el RUV, que aún no cuenta con los elementos necesarios para la
subsistencia mínima, pero cuya situación no requiere ayuda de emergencia.
Según la jurisprudencia constitucional “ la ayuda humanitaria se caracteriza
primordialmente por ser un derecho fundamental de quien se encuentre en
condición de desplazamiento forzado por la violencia y, por lo tanto, debe ser
suministrada de manera oportuna hasta que se garantice la superación de la
situación de vulnerabilidad de las personas en situación de
desplazamiento.”[216]

179. Según el artículo 2.2.6.5.5.3 del Decreto 1084 de 2015, la UARIV debe
caracterizar de manera integral a las víctimas y determinar la situación de
debilidad que enfrenta el núcleo familiar y la existencia de circunstancias
específicas para la priorización de la entrega o de su prórroga.
180. Además de la atención, la ley contempla medidas de reparación. El
artículo 69 y subsiguientes de la Ley 1448 de 2011, determinan estas medidas.
La reparación propende “por la restitución, indemnización, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición en sus dimensiones individual,
colectiva, material, moral y simbólica.”[217] La Corte Constitucional, en la
Sentencia T-718 de 2017 indicó que la reparación colectiva “tiene como fines
el reconocimiento y dignificación de los sujetos colectivos, la reconstrucción
del proyecto de vida, la recuperación psicofísica de los grupos afectados, a la
inclusión ciudadana y a la reconstrucción del tejido social. En adición a estos
propósitos, la reparación colectiva debe estar orientada siempre con un
enfoque transformador y diferencial que excluya cualquier forma de
discriminación (…)”

181. Este tipo de reparación difiere de la reparación individual, pues


pretende que sea la colectividad en conjunto quien sea reparada. Según el
artículo 151 de la Ley 1448 de 2011, los sujetos de reparación colectiva son (i)
los grupos sociales y políticos, (ii) organizaciones sociales y políticas, y (iii)
las comunidades determinadas que, por la cultura, la zona, el territorio o el
propósito común, son consideradas sujetos colectivos. Por lo tanto, “en la
reparación colectiva la víctima no es la persona individualizada, sino la
colectividad y, en ese sentido, los individuos sufren un perjuicio en tanto son
miembros de ese sujeto colectivo.”[218]

182. Los eventos que son objeto de reparación colectiva son (i) el daño
ocasionado por la violación de derechos colectivos; (ii) la violación grave y
manifiesta de derechos individuales de los miembros de los colectivos y (iii)
el impacto colectivo de la violación de derechos individuales. En el marco de
esta, se pueden adoptar medidas de restitución, indemnización, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición, en los componentes político, material
y simbólico.[219]

183. Ahora bien, el procedimiento y principios rectores del proceso de


inscripción en el registro está regulado en el artículo 155 de la Ley 1448 de
2011[220] y en el título 2 del Decreto 1084 de 2015. Según la ley, las razones
por las cuales se puede denegar la inscripción en el registro, son: i) que los
hechos ocurrieron por causas diferentes a lo dispuesto en el artículo 3 de la
Ley 1448 de 2011; ii) que la solicitud de registro es contraria a la verdad
respecto de los hechos victimizantes; y, iii) cuando la solicitud de registro se
presente fuera de los términos establecidos en los artículos 61 y 155 de la Ley
1448 de 2011.[221] Respecto de este último punto, el artículo 61 dicta que la
persona desplazada deberá rendir declaración ante las instituciones que
integran el Ministerio Público dentro de los dos años siguientes a la ocurrencia
del hecho que dio origen al desplazamiento. El artículo 155 reitera lo anterior.

184. En el proceso de verificación de los requisitos, la entidad debe


examinar los hechos victimizantes relacionados en la declaración, atendiendo
a los elementos jurídicos, técnicos y de contexto. Además, debe realizar
consultas en las bases de datos y demás fuentes que se consideren necesarias,
para corroborar la información. [222] La valoración de la solicitud debe ser
expedita y el Estado tiene la carga de la prueba, de manera que le corresponde,
en caso de requerirse, desvirtuar lo declarado por el solicitante.[223] Además, la
valoración de la solicitud debe realizarse en observancia de los principios
constitucionales de dignidad, buena fe, confianza legítima y prevalencia del
derecho sustancial.

185. Atendiendo al debido proceso administrativo, que determina


que “ninguna actuación de las autoridades dependa de su propio arbitrio,
sino que se encuentren sujetas a los procedimientos señalados en la ley o los
reglamentos”[224] , la decisión de inclusión en el registro debe hacerse a través
de un acto administrativo motivado. Esto con el fin de asegurar que el
ciudadano conozca las razones que sustentan la decisión y si estás se ajustan a
las condiciones previas establecidas. La motivación debe ser suficiente y
sustentada en la regulación jurídica existente, no puede tratarse de un acto que
carezca de razones y que implique una decisión caprichosa.

186. Para la Corte los funcionarios de la UARIV al estudiar las solicitudes


de inclusión en el RUV, además de los requisitos establecidos en la ley, deben
tener en cuenta las normas de derecho internacional sobre la materia, a saber,
el principio de favorabilidad, el principio de buena fe, el derecho a la
confianza legítima y el principio de prevalencia del derecho
sustancial.[225] Además, la Corte ha reiterado que la UARIV sólo puede exigir
los requisitos que la ley prevé de manera expresa para la inclusión en el RUV.
Las afirmaciones y pruebas sumarias presentadas por los solicitantes deben ser
interpretadas como ciertas, de manera que es la UARIV quien tiene la carga
de la prueba, si su interés es desvirtuarlas.[226]

187. Además, la negativa del registro de una persona que cumple con los
requisitos para su inclusión, implica la vulneración de todas las garantías del
restablecimiento de sus derechos humanos. Dada la importancia de este
registro, la jurisprudencia constitucional ha establecido que la inscripción en
el RUV constituye una herramienta para garantizar los derechos
fundamentales de las víctimas del conflicto armado interno.[227]

188. Ahora, si bien es cierto que la UARIV es la entidad encargada de


determinar la inclusión en el RUV, la jurisprudencia ha reconocido que el juez
constitucional puede inmiscuirse en las decisiones de registro cuando en la
solicitud de inclusión y en la decisión se “i) ha efectuado una interpretación
de las normas aplicables contraria a los principios de favorabilidad y buena
fe; (ii) ha exigido formalidades irrazonables o desproporcionadas o ha
impuesto limitantes para acceder al registro que no se encuentran en las
normas aplicables; (iii) ha proferido una decisión que no cuenta con una
motivación suficiente; (iv) ha negado la inscripción por causas ajenas al
solicitante; o (v) ha impedido que el solicitante exponga las razones por las
cuales considera que se halla en situación de desplazamiento forzado interno
o que ejerza los recursos arbitrados por el ordenamiento para controvertir la
decisión administrativa que le niega la inscripción en el Registro.”[228]

189. En suma, en el marco de la Ley 1448 de 2011, las víctimas del


conflicto armado tienen derecho a ser atendidas e indemnizadas, entre otras.
En el marco de la atención, el Estado debe proveer medidas como la atención
inmediata, la atención humanitaria de emergencia y la atención humanitaria de
transición. Estas tienen un carácter temporal, hasta que “el desplazado no
haya podido superar las condiciones de vulnerabilidad, satisfacer sus
necesidades más urgentes y lograr reasumir su proyecto de vida.”[229] Por su
parte, dentro de las medidas de reparación, está la reparación colectiva. Este
tipo de reparación pretende que se adopten medidas para reparar a una
colectividad. Para que se pueda acceder a estas medidas, es necesario que
haya una inscripción en el Registro Único de Víctimas. Al respecto, la
jurisprudencia ha indicado que el registro es una herramienta para garantizar
los derechos fundamentales de las víctimas del conflicto armado interno.

Resguardo de Caño Mochuelo

190. El 27 de febrero de 1974, el Instituto Colombiano de la Reforma


Agraria creó la Reserva Indígena de Caño Mochuelo, con una extensión de
94.880 hectáreas. Las comunidades que se asentaron inicialmente allí fueron
las comunidades Cuiva, Masiguari, Tsiripu, Livas y Guahibo. El 29 de enero
de 1986, la reserva se convirtió en el Resguardo Indígena de Caño Mochuelo,
mediante la Resolución 003 del INCORA. Este resguardo está ubicado en la
región de la Orinoquía, en el extremo oriental del departamento de Casanare
en jurisdicción de los municipios de Hato Corozal y Paz de Ariporo. Luego
de la constitución como Resguardo se incorporaron las comunidades
Maiposos (Yamalero), Amorúa, Piapoco y Wapijiwi. Las 9 culturas que
conviven en el Resguardo llegaron allí buscando protección y huyendo de la
violencia y matanzas producto de la colonización de las tierras en las que
habitaban, de la violencia bipartidista, entre otros.[230]

191. Con la expedición de la Sentencia T-025 de 2004, la Corte declaró el


estado de cosas inconstitucional por cuenta de la alarmante situación de las
personas desplazadas en el país por cuenta del conflicto armado. En el marco
del seguimiento de la Sentencia, la Sala de Seguimiento profirió el Auto 004
de 2009, en el cual se estableció que el conflicto ha afectado especialmente a
las comunidades indígenas. Por cuenta del conflicto, algunos pueblos
indígenas se encuentra en peligro de exterminio cultural y físico. Como
remedio, la Corte, entre otras cosas, ordenó la formulación de programas de
garantías y planes de salvaguarda para 34 diferentes pueblos. Los pueblos
Cuiba y Sikuani fueron incluidos en el listado. Algunas comunidades de estos
pueblos habitan en el resguardo de Caño Mochuelo. Adicional a estos, el
pueblo Wapijiwi, y en general todas las comunidades que habitan el
Resguardo de Caño Mochuelo, también fueron declaradas en riesgo.

192. En atención a la crítica situación de todas las comunidades del


Resguardo de Caño Mochuelo, y a partir de una reunión que se realizó en
julio de 2010 con el Ministerio del Interior para exponer lo ordenado en el
Auto 004 de 2009, la Asamblea General del Resguardo decidió construir un
Plan de Salvaguarda del Resguardo, que incluyera a todas las comunidades.

193. En el 2013 se publicó el Plan de Salvaguarda del Resguardo. En el Plan


de Salvaguarda se establecieron fórmulas de mejora generales. También se
hizo un estudio diagnóstico de la situación de cada pueblo y se formularon
recomendaciones. En la formulación de este se registró una población de
2,668 habitantes. De estos el 45% pertenecen a comunidades con tradición
agrícola (Sikuani, Sáliba, Yaruro y Amorúa) y el restante pertenece a
comunidades de tradición nómada. De los 9 pueblos que habitan el resguardo,
hay 12 comunidades distribuidas a lo largo del Resguardo. De los 9 pueblos,
según el Plan de Salvaguarda, el pueblo Wapijiwi y Tsipuru son los únicos
representantes sobrevivientes de sus pueblos en el país.
194. En el Plan de Salvaguarda se diagnosticaron las siguientes
problemáticas del Resguardo de Caño Mochuelo:

a. El hacinamiento o escasez de territorio[231]. Según el documento las


543 familias que habitan el resguardo deben subsistir en 175
hectáreas por familia. En el Plan, con fundamento en el Acuerdo 140
de 2008[232], se afirma que una familia campesina puede subsistir en
una Unidad Agrícola Familiar de 843 has. Así el espacio con el que
cuenta cada familia indígena del Resguardo está en un territorio
correspondiente al 21% de lo que debería tener. Además, el
documento evidencia una disparidad en la distribución de territorio
por familia. Esto implica que “las comunidades no disponen de los
suficientes terrenos para desarrollar sus actividades productivas
tradicionales, lo cual está generando graves problemas
alimentarios, pérdida de conocimientos asociados a las prácticas
productivas tradicionales y, por ende, una acelerada erosión
cultural. Situaciones obviamente asociadas a la creciente falta de
disponibilidad de recursos naturales en el territorio del resguardo y
generadora, a su vez, de problemas de salud y de convivencia social,
más evidentes en las comunidades con mayor población.”[233]

En el Plan de Salvaguarda concluyen que “en todas las


comunidades se adolece de terrenos, al menos para vivir como
campesinos (Ver Cuadro de disponibilidad territorial de pueblos y
comunidades), y en ninguna comunidad se tiene la disponibilidad
espacial para vivir como indígenas agricultores y menos
manteniendo sus tradiciones nómadas. Como se ha expuesto, en
todas las comunidades se experimentan serias limitaciones con
respecto a la calidad y disponibilidad de suelos para desarrollar
actividades agrícolas y ganaderas, ya que al menos un 50 % del
territorio del resguardo soporta inundaciones en la época de
invierno. Adicionalmente, no se puede olvidar que solamente los
Yaruro, Sikuani, Sáliba y Amorúa son pueblos de tradición
agrícola, los demás son pueblos nómadas que por circunstancias de
la historia reciente, se han visto obligados a confinarse en unos
terrenos extremadamente estrechos, en donde han intentado
apropiar sistemas de cultivos pero con obvios resultados
catastróficos, ya que ni cuentan con los conocimientos ni técnicas
adecuadas para cultivar, ni tiene las mínimas condiciones
ambientales para lograr resultados satisfactorios.

Esta penosa situación territorial explica el verdadero origen


estructural de la problemática que sufren las comunidades. Es el
origen de la crítica situación alimentaria que soportan las
comunidades del resguardo y desencadenante de problemas de
salud; explica el porqué de la erosión cultural que se está
presentando en comunidades como Tsamani I, da cuenta de la
pérdida de conocimientos propios entre las nuevas generaciones
debido a la falta de espacio donde se pueda recrear la cultura. Sin
territorio, la pérdida del idioma se acrecienta ante la ausencia de
referentes que den cuenta práctica de los conocimientos que
mantienen los mayores (sin plantas medicinales en el territorio no
es posible enseñar la medicina tradicional, por ejemplo), si no se
dan las condiciones territoriales para visitar los sitios de
importancia cultural, no es posible transmitir a los jóvenes las
reglas de convivencia y buen vivir, lo que origina casos de
violencia intrafamiliar, desconocimiento y burla hacia los mayores,
entre otros. La tensión por el territorio es tan fuerte que están
llegando a presentar enfrentamientos entre comunidades; como
sucede con las comunidades de Morichito y Tsamani ,ésta última,
integrada por sikuanis han manifestado una degradación cultural
fuerte, lo que a su vez indica que estos terrenos no están
garantizando las condiciones para su reproducción cultural y que
ha sido la causa a su vez de la pérdida del idioma y de muchas de
sus costumbres ancestrales.”[234]

b. Falta de ubicación, identificación y caracterización de la población y


su respectivo censo.

c. Problemas en el acceso y disponibilidad del servicio de salud. Indica


el Plan de Salvaguarda que hay problemas de continuidad en la
contratación con la IPS que presta el servicio. No hay disponibilidad
de médicos, odontólogos e insumos. Sólo hay un puesto de salud en
todo el resguardo con una enfermera. Las brigadas de salud que
realiza la Secretaría de Salud Departamental no entregan
medicamentos. Finalmente “Según el Plan Departamental de
Seguridad Alimentaria y Nutricional del Casanare “Bastimento”
2011-2020 de 319 menores valorados, el 55.2% presenta
Desnutrición Crónica, el 28,2% se encuentra en riesgo a DNT
crónica y apenas el 16.6% presentó talla adecuada para la
edad.”[235] No hay acceso a agua potable. Además la medicina
tradicional se práctica poco y los conocimientos de las comunidades
se están olvidando. De manera que concluyen que hay una falta
sistemática de asistencia médica a las comunidades, la ausencia de
un modelo de atención adecuado, un incumplimiento de las
obligaciones de las entidades prestadores de salud. Esto ha resultado
en la muerte de indígenas al interior del resguardo

d. Educación. Indica el Plan de Salvaguarda que en el 2013 en el


Resguardo había 1265 menores de 19 años. Hay 4 instituciones
educativas, la institución educativa San José Indígena cuenta con 8
centros educativos. Así cada comunidad cuenta con acceso a un
centro educativo para cursar básica primaria. Además, hay 4
internados para cursar secundaria. En estos espacios hay poca
permanencia de los jóvenes por problemas de convivencia entre
pueblos. Se diagnosticó que i) los espacios de los colegios presentan
problemas de infraestructura, son muy antiguos y están deteriorados,
además su construcción no fue consultada con las comunidades; ii)
la educación brindada, no propende por el fortalecimiento de la
diversidad cultural y el uso de la lengua de la comunidad; iii) los
proyectos educativos comunitarios, no han sido proyectos sostenidos
en el tiempo, ni han recibido un apoyo por parte de las autoridades
del Resguardo; iv) los profesores no reciben una capacitación
adecuada para poder impartir lecciones en las que se priorice la
protección cultural y el idioma de las comunidades; v) no se cuenta
con material didáctico; vi) no hay personal suficiente para atender
las necesidades de las comunidades; vii) los contratos
de alimentación en los colegios no se suscriben a tiempo y son
fuente de corrupción; y, viii) en algunas comunidades las familias
priorizan que los niños, niñas y adolescentes se dediquen a la
obtención de alimentos para la subsistencia.
e. Economías propias. Indica el Plan de Salvaguarda que “En el
resguardo se encuentran cuatro pueblos de tradición agrícola:
Sálibas, Sikuani, Yaruro y Amorúa, y cinco pueblos de tradición
nómada: Wamonae, Maibén Masiware, Yamalero, Tsiripu y
Waüpijiwi. Todas las comunidades realizan actividades de caza,
pesca y recolección. De igual manera, desde hace relativamente
poco se ha introducido la práctica de la ganadería en la mayoría de
las comunidades, que aunque genera grandes expectativas no se
tiene la suficiente claridad sobre la eficacia que hasta hoy ha tenido
esta actividad dentro del resguardo.”[236] Indican que “la mayoría de
los recursos, base para la subsistencia de las familias, se encuentran
en regular y escaso estado de abundancia, lo cual configura una
situación preocupante para el futuro de las generaciones
venideras.”[237] Es por esto que proponen como única salida para
superar la crisis alimentaria, la ampliación del resguardo. Además,
denuncian que las comunidades tradicionalmente cultivadoras, han
perdido varias especies alimenticias cultivadas.

f. Comunicaciones. Según el Plan de Salvaguarda, dada las diferencias


de lenguaje, es necesario contar con medios para difundir los
mensajes de las asambleas generales y asegurar la participación y
comprensión de las discusiones de todas las comunidades.

g. Mujer y familia. Según el Plan de Salvaguarda un problema en el


Resguardo es la conformación de familias a temprana edad. Por lo
que, aduce el Plan de Salvaguarda, los nuevos padres no tienen los
conocimientos culturales, físicos o afectivos para lograr el
sostenimiento de sus hijos. En la mayoría de casos, los niños
producto de embarazos tempranos son abandonados para que alguna
familia de la comunidad los atienda. Esto, sumado a los altos índices
de violencia intrafamiliar, son motivos de preocupación y fuente de
degradación y desarticulación de los núcleos familiares. Las mujeres
han sido históricamente relegadas, y no participan en las decisiones
comunitarias, de manera que otro malestar frente a las mujeres que
existe es la falta de claridad sobre su rol y participación en las
comunidades. Esto no permite establecer estrategias para facilitar su
participación.

Frente a los jóvenes, se evidencia el grave problema en la


educación. La transmisión del conocimiento ancestral a las nuevas
generaciones cada vez es menor. Lo que implica que los jóvenes
entran en contradicción con sus mayores y tienen una confusión
entre su cultura y la cultura occidental. De manera que “algunos
jóvenes expresan su intención de hacer parte de grupos armados
ilegales, en los cada vez más frecuentes casos de suicidios entre
esta franja de la población, en las denuncias de violaciones entre
los mismos jóvenes de la comunidad.”[238] Finalmente, solo el 4%
de la población son adultos mayores. Ellos tienen todo el saber
ancestral, son relegados e irrespetados por cuenta de la
desarticulación del núcleo familiar.

h. Cultura. El Plan indica que las comunidades tienen un deterioro


cultural por cuenta de la sedentarización forzada dentro del
resguardo y el deterioro de los recursos naturales. Pues “en la
medida que el medio se deteriore y/o que se limite su posibilidad de
acceso a los recursos, los conocimientos asociados se irán
perdiendo y la cultura desaparecerá.”[239] Respecto del lenguaje, se
advierte que solo los Wapijiwi, Yarruo y Tsiripu mantienen el uso
cotidiano de su idioma propio, y solo algunos líderes hablan español.
En las demás comunidades se evidencia el desuso del idioma nativo
y su reemplazo por el español. Esto en gran medida es consecuencia
de la educación impartida en los centros educativos.

i. Derechos humanos. Aparte de las situaciones mencionadas


anteriormente, en el Plan de Salvaguarda se denuncia la violencia
que padecieron a manos de colonos en décadas anteriores. Además,
dan cuenta del reclutamiento forzado a mujeres y jóvenes de la
comunidad por parte de grupos al margen de la ley. Finalmente,
denuncian actividades militares por parte del Estado al interior del
Resguardo que han afectado su diario vivir.
j. Conservación del medio ambiente. Reconocen que hay una
degradación en el medio ambiente por lo que es imperioso generar
alianzas con diferentes organizaciones que promuevan e impulsen
actividades de conservación de la naturaleza. De esto depende,
también, la subsistencia de las culturas.

k. Ordenamiento territorial. No existe un ordenamiento territorial por


lo que no es claro que actividad que puede realizarse en las
diferentes zonas del resguardo.

l. Petróleo. Existe un interés por iniciar obras de exploración en


búsqueda de petróleo en el Resguardo de Caño Mochuelo. A la fecha
de publicación del documento no se habían iniciado procesos de
consulta previa, los miembros del resguardo manifiestan dudas sobre
el efecto de la exploración petrolera en las comunidades.

m. Vivienda. Denuncian que los planes de vivienda contemplados por


el gobierno no responden a las necesidades y costumbres de las
comunidades.

n. Autonomía y gobierno propio. Cada comunidad tiene representación


ante la Asamblea General del Resguardo. En algunos casos la
representación es por medio de un solo representante, denominado
Capitán, también puede ser por medio de un Consejo de Autoridades
Tradicionales. La Asamblea General del Resguardo es la instancia
máxima de toma de decisiones y también elige a la Junta del
Cabildo. La Asamblea se reúne cada 6 meses de manera ordinaria.
La Junta del Cabildo es el órgano de ejecución de las decisiones
adoptadas en la Asamblea. Dentro de la Junta del Cabildo está el
Gobernador del Resguardo, el Comisario, el Secretario y los
Fiscales. El Gobernador hace las veces representante legal y vocero
máximo de las comunidades del Resguardo. Se han presentado
problemas de gobernanza, debido a que el Gobernador suscribió
contratos y convenios, sin consultarlo con las comunidades. [240]
195. Por su parte, el Defensor del Pueblo en la Alerta Temprana 78 de 2018
advirtió un escenario de riesgo en la zona del Resguardo de Caño Mochuelo
por el aumento de la presencia de grupos al margen de la Ley. Denunció
tomas o incursiones, reclutamiento, uso y utilización de niños, niñas y
adolescentes, amenazas a las comunidades, regulaciones a la movilidad,
imposición de normas de conducta, enfrentamientos con interposición de la
población civil, entre otros. [241]

196. En vista de lo anterior, el 22 de julio de 2020, la Unidad Administrativa


Especial de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas (UAEGRTD)
solicitó la adopción de medidas cautelares para la protección de los derechos
territoriales del resguardo Caño Mochuelo en el marco de lo establecido en los
artículos 151[242] y 152[243] del Decreto Ley 4633 de 2011. En la solicitud se
indicó que el Resguardo está habitado por 10 comunidades indígenas, Tsiripu,
Waüpijiwi, Yaruro, Amorúa, Yamalero, Maibén Masiware, Sikuani, Cuiba
Wamonae, Piapoco y Sáliba. La solicitud es fruto del estudio preliminar
realizado por la entidad el 6 de marzo de 2018, en donde se constató el
contexto de conflicto armado en la zona, en esta puso en evidencia el
escenario de violencia en el que nació y subsiste el Resguardo. La entidad
solicitó la protección de los derechos a la: (i) la autodeterminación y al
gobierno propio, vulnerados por los grupos armados; (ii) el uso, ocupación y
disfrute del territorio y de los recursos naturales, vulnerados por la ocupación
de territorios del Resguardo por parte de grupos armados; (iii) la salud,
vulnerado por la falta de acceso a servicios por cuenta de la ubicación,
identificación, caracterización censo de las comunidades; (iv) a la seguridad
alimentaria, por cuanto las comunidades no cuentan con el territorio necesario
para desarrollar sus actividades productivas tradicionales, lo que genera
graves problemas alimentarios; y, (vi) a los derechos de los niños, niñas y
adolescentes, los cuales se ven vulnerados por cuenta de la debilidad de
los núcleos familiares, pérdida de costumbres y cultura, violencia
intrafamiliar, violencia sexual, embarazo a temprana edad, abandono de niñas
y niños y reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales.

197. En el Auto interlocutorio 098 del 29 de julio de 2020 el Juzgado Civil


de Circuito Especializado en Restitución de Tierra del Distrito Judicial de
Cundinamarca[244] hizo un recuento de 52 episodios, desde 1996, en los cuales
habitantes de diferentes comunidades del resguardo han enfrentado
situaciones de violencia por cuenta de grupos al margen de la ley o de
enfrentamientos entre el Ejército Nacional y grupos al margen de la ley. Como
consecuencia de estos hechos, indica el Auto, hay restricción a la movilidad,
se ha visto afectada la soberanía alimentaria, se han reclutado niños, niñas y
adolescentes, han muerto menores por desnutrición, parte de la comunidad
Wapijiwi se desplazó fuera del resguardo en el 2003, hay amenazas a
los miembros de la comunidad, entre otras cosas. Además, constató que en
2010 la Junta del Cabildo del Resguardo de Caño Mochuelo solicitó la
ampliación del Resguardo ante el INCODER. El 17 de abril de 2017 la ANT
informó a la UAEGRTD que en el proceso de ampliación del Resguardo de
Caño Mochuelo que se ha avanzado en el proceso de ampliación del
Resguardo, pero que adicionalmente hay una iniciativa para que este se
constituya como un área de reserva en el departamento de Arauca. El 17 de
abril de 2020, se le informó a la comunidad que el predio que se había
contemplado para la ampliación del Resguardo no se les podía adjudicar por
posibles irregularidades, por lo que se sugirió hacer la solicitud de
adjudicación de un nuevo predio. La nueva solicitud se radicó el 21 de abril de
2020.

198. Respecto de la situación de salud de las comunidades se advirtió en el


Auto que, en el 2017, 6 personas de la comunidad Wapijiwi murieron por
desnutrición. Por lo demás, “entre 2016 y julio de 2018, según la Secretaría
de Salud del departamento del Casanare (oficio DTMV1-201804259), se
presentaron 44 casos de desnutrición aguda en menores de cinco años, cinco
casos de morbilidad materna extrema, dos casos de mortalidad perinatal y
neonatal tardía y dos casos de niños con bajo peso al nacer, en el Resguardo
Caño Mochuelo; así́ mismo, entre 2017 y 2018, según el cabildo del
Resguardo, las enfermedades con mayor prevalencia fueron: Diarrea, EDA,
Sífilis, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, desnutrición, diabetes
mellitus, leucemia, hipertensión, VIH y cáncer de seno.”[245] Además, señaló
que se han presentado varios conflictos con los propietarios de los predios
adyacentes al Resguardo y el ingreso de grupos al margen de la ley. Recordó
lo establecido en las Alertas Tempranas de la Defensoría 075 y 078 de 2018,
respecto de la presencia y amenazas de grupos al margen de la ley.

199. Teniendo en cuenta lo anterior y la jurisprudencia de la Corte


Constitucional, el Juzgado Civil de Circuito Especializado en Restitución de
Tierra del Distrito Judicial de Cundinamarca admitió la solicitud de medida
cautelar y ordenó:
“SEGUNDO: ORDENAR a la AGENCIA NACIONAL DE TIERRAS (ANT), que,
en concertación con la comunidad y sus autoridades, culmine de manera urgente, en
el marco del artículo 166 del Decreto Ley 4633 de 2011 y el Decreto 1071 de 2015,
el proceso de ampliación del resguardo indígena Caño Mochuelo con la adquisición
del Predio La Palmita, tal como lo solicitó el gobernador del Resguardo Caño
Mochuelo en su comunicado del 21 de abril de 2020.
En este orden, dicha entidad deberá́ presentar un informe detallado sobre la
actuación surtida, así́ como un cronograma para su culminación, en el término
de quince (15) días siguientes a la comunicación de esta decisión.
TERCERO: ORDENAR a la DIRECCIÓN DE ASUNTOS INDÍGENAS, ROM
Y MINORÍAS del MINISTERIO DEL INTERIOR, con base al numeral 10 del
artículo 13 del Decreto 2893 del 2011, en coordinación con la DEFENSORÍA
DEL PUEBLO y la GOBERNACIÓN DE CASANARE de manera urgente, y en
concertación con las autoridades indígenas del Resguardo Caño Mochuelo, la
formulación y financiación de programas, planes o estrategias de fortalecimiento
de los saberes ancestrales, la autonomía territorial, la integridad política y
organizativa, el gobierno propio, formación de lideres, el Derecho Propio,
Derecho Mayor, La Ley Natural y su relación con el territorio donde perviven,
tal como lo estipulan los artículos 7 y 33 del Decreto Ley 4633 de 2011.
CUARTO: ORDENAR al MINISTERIO DEL INTERIOR, que, en
concertación con las autoridades propias del resguardo, en el término de tres (3)
meses, realice un estudio técnico de las relaciones de gobernabilidad y
gobernanza de las comunidades indígenas del resguardo Caño Mochuelo y a
partir del mismo, se construya una propuesta para el fortalecimiento del
gobierno propio, la cual debe considerar la diversidad étnica y cultural de las
comunidades indígenas.
Si la entidad ha adelantado acciones en tal sentido, se presentará un informe
sobre las mismas, en un plazo de quince (15) días siguientes a la comunicación
de esta decisión. De lo contrario, se presentará su informe una vez se dé
cumplimiento a la orden.
QUINTO: ORDENAR al MINISTERIO DE AGRICULTURA Y
DESARROLLO RURAL, a la GOBERNACIÓN DE CASANARE, las alcaldías
municipales de PAZ DE ARIPORO y HATO COROZAL, al INSTITUTO
COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR –ICBF-, al DEPARTAMENTO
PARA LA PROSPERIDAD SOCIAL (DPS), UNIDAD ADMINISTRATIVA
ESPECIAL PARA LA ATENCIÓN Y REPARACIÓN INTEGRAL A LAS
VICTIMAS (UARIV) y la AGENCIA DE DESARROLLO RURAL (ADR), para
que de manera conjunta, complementaria, articulada y concurrente, en
concertación con las AUTORIDADES DE LAS COMUNIDADES del
Resguardo Caño Mochuelo, adelanten planes y programas que garanticen la
seguridad alimentaria de los pueblo Sikuani, Cuiba, Sáliba, Maiben Masiware,
Yamalero, Yaruro, Amorua, Piapoco; en especial a los Tsiripu y Wäupijiwi, así́
como la formulación y ejecución de proyectos productivos con enfoque
diferencial étnico. Para ello, deben tener en cuenta las características nómadas
de algunos de los pueblos del Resguardo, así́ como el calendario ecológico de los
mismos. Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción
y un cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
SEXTO: ORDENAR al MINISTERIO DE SALUD, a la SECRETARÍA DE
SALUD DEPARTAMENTAL DEL CASANARE, las SECRETARÍAS DE
SALUD DE PAZ DE ARIPORO Y HATO COROZAL y la EMPRESA
PROMOTORA DE SALUD CAPRESOCA (EPS-I) para que de manera urgente
se evalúe concertadamente con las autoridades indígenas del Resguardo
Indígena Caño Mochuelo, el estado actual de la prestación del servicio de salud
a estas comunidades con enfoque diferencial.
Además, que diseñen e implementen en el marco del Sistema Indígena de Salud
Propia - SISPI, el modelo de salud propio intercultural que garantice una
atención integral y diferencial a las comunidades indígenas del Resguardo Caño
Mochuelo, con base en la Ley 691 de 2001, el literal m) del artículo 6 de la Ley
1751 de 2015, y los Decretos 1811 de 1990, 2333 de 2014 y 1953 del 2014.
Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
SÉPTIMO: ORDENAR a la COMISIÓN INTERSECTORIAL PARA LA
PREVENCIÓN DEL RECLUTAMIENTO Y UTILIZACIÓN DE NIÑOS,
NIÑAS Y ADOLESCENTES Y JÓVENES POR GRUPOS ORGANIZADOS
AL MARGEN DE LA LEY, para que coordine de manera urgente las acciones
con las entidades del Estado que la integran con el fin de brindar respuesta
integral al riesgo de reclutamiento y uso indebido de niños, niñas y adolescentes
indígenas del Resguardo Caño Mochuelo en el marco de los Decretos 4690 de
2007 y 0552 de 2012.
Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
OCTAVO: ORDENAR a la FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, a
las COMISARÍAS DE FAMILIA DE LOS MUNICIPIOS DE PAZ DE
ARIPORO Y HATO COROZAL e INSTITUTO COLOMBIANO DE
BIENESTAR FAMILIAR –ICBF en coordinación con las AUTORIDADES DE
RESGUARDO CAÑO MOCHUELO, para que de manera conjunta,
complementaria, articulada y concurrente procedan a poner en marcha la ruta
de atención y prevención de casos de violencia contra menores de edad
pertenecientes a los pueblos indígenas de dicho resguardo.
Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
NOVENO: ORDENAR a la DIRECCIÓN DE ASUNTOS INDÍGENAS, ROM
Y MINORÍAS del MINISTERIO DEL INTERIOR, a la DEFENSORÍA DEL
PUEBLO y la GOBERNACIÓN DE CASANARE, que de
manera URGENTE promuevan y lideren un proceso de diálogo con las
autoridades propias del Resguardo Caño Mochuelo, en el que se busque, en la
medida de lo posible, la reinserción como parte del Resguardo, tanto de los
miembros de la comunidad Yatotja que se encuentran asentados en el municipio
de La Primavera – Vichada, como los demás miembros de la Comunidad El
Merey, quienes fueron expulsados del Resguardo, según consta en el acta de
Junta Ampliada de las Autoridades llevada a cabo el 31 de mayo de 2020.
Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
DÉCIMO: ORDENAR a las COMISARÍAS DE FAMILIA DE LOS
MUNICIPIOS DE PAZ DE ARIPORO Y HATO COROZAL, a
la GOBERNACIÓN DEL DEPARTAMENTO DEL CASANARE,
al INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR –ICBF, que en
coordinación con las AUTORIDADES DE RESGUARDO CAÑO
MOCHUELO, adelanten y promuevan, dentro del marco de sus competencias,
todas las actividades y programas para mitigar y erradicar del Resguardo de
Caño Mochuelo, el problema de desnutrición que ataca a la población en
general.
Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
DÉCIMO PRIMERO: ORDENAR a la FUERZA PÚBLICA desplegar
operaciones de registro y control sobre los ríos Meta, Casanare, Ariporo, que
busquen evitar el tránsito de grupos armados organizados, así́ como el
desarrollo de actividades ilícitas, especialmente en los sitios referenciados por
fuera del Resguardo indígena de Caño Mochuelo.
Para tal fin, deberán, en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
DÉCIMO SEGUNDO: ORDENAR a la AUTORIDAD NACIONAL DE
ACUICULTURA Y PESCA, que en el marco de sus competencias, proceda a la
implementación y desarrollo de las acciones de control pertinentes que permitan
verificar el cumplimiento de las disposiciones vigentes relacionadas con el
ejercicio de la pesca sobre los ríos Meta, Aguaclara, Ariporo y Casanare en las
inmediaciones del Resguardo indígena Caño Mochuelo con el fin de regular las
cantidades permitidas de explotación del recurso íctico (sic) y las técnicas de
pesca autorizadas y sancionar a pescadores no autorizados y garantizar la
legalidad de la actividad de pesca de los pescadores tradicionales, de
conformidad al Decreto 4181 de 2011.
Para tal fin, deberá́ , en el término de un mes, allegar un plan de acción y un
cronograma para el cumplimiento de la presente orden.
DÉCIMO TERCERO: ORDENAR a la UNIDAD NACIONAL DE
PROTECCIÓN (UNP) y MINISTERIO DEL INTERIOR para que de forma
inmediata se implemente medidas concertadas con las autoridades de las
comunidades del resguardo caño mochuelo (sic), para impulsar un proceso
de fortalecimiento integral a la guardia indígena del territorio colectivo, de
acuerdo con sus usos, costumbres y gobierno propio, como medida de protección
colectiva de conformidad al Decreto Ley 4065 de 2011. (…)”

200. En Autos del 12 de noviembre de 2020, 3 de febrero de 2021, 7 de abril


de 2021, 9 de junio de 2021, el Juzgado Civil del Circuito Especializado de
Restitución de Tierras del Distrito Judicial de Cundinamarca realizó
seguimiento a las órdenes proferidas en el auto del 29 de julio del mismo año
y conminó a las entidades que no presentaron avances.
201. Así el Resguardo de Caño Mochuelo, es un resguardo suis generis por
cuanto alberga a 9 pueblos y 10 comunidades. Las comunidades que lo
habitan se encuentran en una situación crítica, tal como se evidencia por el
Auto 004 de 2009, en el Plan de Salvaguarda de 2013 y por las alertas
tempranas de la Defensoría del Pueblo. A la fecha el Juzgado Civil de Circuito
Especializado en Restitución de Tierra del Distrito Judicial de Cundinamarca
ya adoptó una serie de medidas cautelares para atender las problemáticas.

Presupuestos para la configuración de la excepción de


inconstitucionalidad

202. En la segunda parte del inciso primero del artículo 4 de la Constitución,


se consagra el sustento de la figura de “excepción de inconstitucionalidad”.
Esta permite que una norma sea inaplicada cuando va en contravía de la
Constitución. La Corte la ha definido como la herramienta o facultad que
tienen los operadores jurídicos de inaplicar una norma de manera oficiosa o a
solicitud de parte. Se debe aplicar en los eventos en que evidencien una clara
contradicción entre la disposición aplicable y las normas constitucionales.[246]

203. Esta opera cuando se está frente alguna de las siguientes situaciones:

“(i) La norma es contraria a las cánones superiores y no se ha


producido un pronunciamiento sobre su constitucionalidad (…);
(ii) La regla formalmente válida y vigente reproduce en su
contenido otra que haya sido objeto de una declaratoria de
inexequibilidad por parte de la Corte Constitucional o de nulidad
por parte del Consejo de Estado, en respuesta a una acción
pública de inconstitucionalidad o nulidad por inconstitucionalidad
según sea el caso; o,
(iii) En virtud, de la especificidad de las condiciones del caso
particular, la aplicación de la norma acarrea consecuencias que
no estarían acordes a la luz del ordenamiento iusfundamental. En
otras palabras, puede ocurrir también que se esté en presencia de
una norma que, en abstracto, resulte conforme a la Constitución,
pero no pueda ser utilizada en un caso concreto sin vulnerar
disposiciones constitucionales”[247]
204. En este último escenario, la norma permite que el juez ordene una
protección en un caso concreto, tiene efectos inter-partes, y pretende proteger
los derechos fundamentales que se veían afectados por la aplicación de una
norma de menor jerarquía. Ahora, esto de manera alguna implica que la
norma inaplicada desaparece del sistema jurídico. Esta continua siendo válida,
y la decisión de inaplicación solo corresponde al caso particular.

Caso concreto

205. Procede la Sala a resolver los problemas jurídicos planteados en la


acción de tutela instaurada por miembros de la comunidad Yajotja del pueblo
Wapijiwi, quienes se desplazaron a finales de 2017 del Resguardo de Caño
Mochuelo hacía La Primavera, Vichada, sitio que consideran territorio
ancestral, con el fin de constituirse como una nueva comunidad. Indicaron que
su desplazamiento es el resultado de amenazas a la integridad física a
miembros de la comunidad por parte de grupos al margen de la ley y
miembros del resguardo, reclutamiento forzado a los menores de la
comunidad, casos de violencia sexual contra las menores de la comunidad [248],
falta de acceso a servicios de salud que tuvieron como consecuencia la muerte
de dos miembros de la comunidad en agosto de 2017, problemas de acceso a
los mecanismos de gobernanza y recursos del resguardo, entre otros.

206. El 24 de marzo de 2018, la comunidad suscribió un documento que


recoge la voluntad de ser una parcialidad indígena diferente a la de El Merey
del Resguardo de Caño Mochuelo. El documento se titula “Acta No.1. Por la
cual se constituye la comunidad “Yajotja” en el municipio de La Primavera
Vichada (..).”[249] Fue firmada por 55 personas. Incluye un recuento de las
características del pueblo, las razones de la creación de una comunidad
diferente a la del Merey, una justificación del nombre de la comunidad, las
autoridades tradicionales (junta del cabildo y la guardia indígena) y menciona
los territorios ancestrales importantes para la comunidad.

207. El 16 de mayo de 2018, la comunidad acudió a la Agencia Nacional de


Tierras y solicitó el inicio de una medida de protección de territorio ancestral
sobre un territorio en La Primavera, Vichada. En la solicitud indicaron “le
solicitamos iniciar lo más pronto posible el trámite de protección de territorio
ancestral, validando la información, dando apertura al expediente de nuestra
comunidad indígena. Progresivamente al resultado de las solicitudes
anteriores, solicitamos, realizar la visita técnica lo más pronto posible el (sic)
Territorio Ancestral Indígena Yajotja “Kjeübünakja” con el propósito de
verificar la información suministrada, ya que para la Comunidad es muy
importante su asistencia y poder entablar un dialogo más a profundidad con
la oficina de asuntos étnico (sic) de la ANT.”[250] Una vez recibida la
comunicación, la ANT dio apertura al trámite. El 18 noviembre de 2019, los
representantes de la comunidad radicaron documentos de oferta voluntaria de
compra de predios a la ANT en el marco de solicitud de constitución de
resguardo y protección de territorio ancestral en el expediente No.
201851008299800037E. Al respecto indicaron que “tenemos conocimiento
que ustedes bajo el radicado 20185000841451 dan respuesta al Secretario de
Gobierno del Municipio de La Primavera en el queexponen (sic) que el
procedimiento para adquisición de predios para nuestra comunidad tiene que
realzarse (sic) una Oferta Voluntaria. Por ello, hemos iniciado
conversaciones con campesinos de la región que están dispuestos a ofertar
sus predios para que a futuro sean nuestro resguardo. A continuación,
remitimos a ustedes documentación sobre oferta voluntaria de los predios”.[251]

208. Posteriormente, la comunidad se enteró, por escrito allegado el 16 de


octubre de 2019 al Procurador Delegado para Asuntos Agrarios y de
Restitución de Tierras, que “ (…) se deja de presente que las familias
desplazadas del pueblo Waipijiwi autodenominadas comunidad indígena
Yajotya, hacen parte del Resguardo Caño Mochuelo Constituido mediante
Resolución No 003 del 29 de 1986, así las cosas, estas familias desplazadas
ya tiene (sic) unos derechos territoriales reconocidos, para lo cual no
operaría la compra de predios para la constitución de un nuevo
resguardo”.[252]

209. En atención a esa misiva, la falta de respuesta a la solicitud de


protección de territorio ancestral, y las precarias condiciones en las que se
encuentran, la comunidad Yajotja solicita la protección de los derechos al
territorio, a la propiedad colectiva, a la constitución de resguardos, al ejercicio
del gobierno propio, al mínimo vital, al debido proceso administrativo, al
derecho de petición, a la vida, a la salud, al agua, a la seguridad y soberanía
alimentaria, a la vivienda digna[253], a la autodeterminación y autonomía[254], a la
educación[255], a la verdad justicia y reparación integral[256], y a la integridad
personal de las mujeres y formación sexual de los niños y niñas de la
comunidad.[257] Además, la Sala advierte que en este caso, adicional a de los
derechos invocados por los accionantes, también se debe estudiar la posible
vulneración de los derechos a la identidad cultural y a la subsistencia por
tratarse de una etnia indígena respecto de la cual existen alertas sobre el riesgo
de supervivencia.

210. Solicitaron al juez de tutela (i) declarar la existencia de un estado de


cosas inconstitucional en materia de derechos de los pueblos y comunidades
indígenas al territorio, (ii) adoptar las medidas legislativas, administrativas,
institucionales y financieras necesarias para que se supere el estado de cosas
inconstitucional en materia de derechos territoriales de los pueblos indígenas,
(iii) ordenar al Gobierno Nacional, al Ministerio del Interior, a la ANT y a las
demás autoridades competentes que la política pública en materia territorial
indígena sea elaborada y aprobada en concertación con las comunidades
indígenas, en coordinación con la Comisión Nacional de Territorios Indígenas
– CNTI, (iv) ordenar al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural dar
cumplimiento al artículo 4 del Decreto 2333 de 2014, (v) ordenar a la ANT
elaborar un plan estratégico para el trámite de la totalidad de las solicitudes de
procedimientos territoriales indígenas que actualmente tiene en rezago la
ANT, (vi) ordenar a la ANT diseñar e implementar un sistema de información
para el adelantamiento y seguimiento a los procedimientos de constitución,
ampliación, saneamiento y reestructuración de resguardos indígenas, (vii)
ordenar a la ANT revisar, ajustar y modificar sus acuerdos, conceptos,
resoluciones internas y flujogramas que regulan los procedimientos
territoriales indígenas para que se adecúen a los estándares de protección
reforzada constitucional de los derechos humanos de los pueblos indígenas,
(viii) ordenar a los funcionarios que integran el Consejo Directivo de la ANT
que los acuerdos de constitución y ampliación de resguardos se expidan con el
cumplimiento de los requisitos legales, (ix) ordenar a los funcionarios que
integran el Consejo Directivo de la ANT, que dentro de un término perentorio,
expidan los acuerdos correspondientes a las solicitudes que ya cuentan con un
proyecto de acuerdo por parte de la Dirección de Asuntos Étnicos de la
Agencia, (x) ordenar a los funcionarios que integran el Consejo Directivo de
la ANT que expidan los acuerdos de constitución y conversión de reservas a
resguardos, dentro del término establecido para ello, (xi) ordenar a la ANT
elaborar módulos de formación y cursos de capacitación anuales en derechos
territoriales, derechos étnicos y derechos humanos a los funcionarios
encargados de tramitar los procesos, (xii) ordenar a las autoridades catastrales,
Superintendencia de Notariado y Registro e Instituto Geográfico Agustín
Codazzi, que suministren la información necesaria en los procesos de
constitución de resguardos indígenas y (xiii) ordenar al Gobierno Nacional, a
través del Presidente de la República que adopte las medidas adecuadas y
necesarias para asegurar los recursos suficientes y oportunos que permitan
superar el estado de cosas inconstitucional.

211. En relación con la comunidad Yajotja, solicitaron i) declarar que el


pueblo indígena Waüipijiwi está en peligro de exterminio cultural y físico; ii)
ordenar a la ANT dar trámite prioritario a la solicitud de constitución de
resguardo indígena y a la solicitud de la medida de protección de sus
territorios ancestrales; iii) ordenar al grupo de registro del Ministerio de
Interior que hagan el respectivo registro de la comunidad; iv) ordenar medidas
de restablecimiento del derecho para las niñas, niños y mujeres de la
comunidad; v) diseñar un plan de atención en salud y nutrición y seguridad
alimentaria para atender a la comunidad indígena Waüpijiwi; vi) diseñar y
financiar un proyecto etno-educativo para la comunidad; vii) ordenar que la
UARIV reconozca a la comunidad Yajotja como sujeto colectivo víctima del
conflicto armado; viii) iniciar los procesos disciplinarios del caso por cuenta
de las vulneraciones de derechos; ix) garantizar el sostenimiento propio de la
comunidad mediante el suministro de insumos; x) brindar capacitación
integral a la comunidad en diferentes proyectos productivos; y, ix) hacer
extensivas las órdenes del Auto 004 de 2009 a la etnia Wapijiwi.

212. En respuesta a la acción de tutela, las entidades demandadas


solicitaron, en su gran mayoría, ser desvinculadas del proceso. Las entidades
territoriales manifestaron haber brindado ayudas para atender las necesidades
de la comunidad Yajotja. La Defensoría del Pueblo y el ICBF dieron cuenta
de las condiciones de vulnerabilidad de la comunidad. La Agencia Nacional
de Tierras informó el estado de las solicitudes referentes a la protección de los
territorios ancestrales y las causas de las demoras, e indicó que la comunidad
Yajotja ya tiene unos derechos territoriales reconocidos y, por tanto, no opera
la compra de predios para la constitución de un nuevo resguardo. Agregó que
según el Ministerio del Interior la comunidad Yajotja tampoco puede ser
registrada, pues ya está registrada como parte de la Comunidad de El Merey.
La Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas manifestó
que está en tiempo para responder la solicitud de registro de la comunidad
Yajotja.
213. Tanto el juez de primera como de segunda instancia negaron el amparo
solicitado. Indicaron que no hay prueba suficiente sobre la existencia de un
estado de cosas inconstitucional y que los derechos de la comunidad Yajotja
ya se encuentran protegidos en el Resguardo Caño Mochuelo.

214. Antes de dar respuesta a los problemas jurídicos planteados, se advierte


que la Sala encuentra improcedente las solicitudes de declaratoria del estado
de cosas inconstitucional y la formulación, implementación y seguimiento de
políticas públicas relacionadas con el derecho a la propiedad colectiva de las
comunidades indígenas, y las demás pretensiones relacionadas (ver supra
210)[258], por cuanto la Sala Especial de Seguimiento de la Sentencia T-025 de
2004 ya se pronunció sobre estos temas. Por lo anterior, a continuación la
Corte Constitucional, solo se pronunciará sobre las pretensiones referentes a la
comunidad Wapijiwi (ver supra 211).

215. Los problemas jurídicos por resolver son:

a. ¿Vulneraron el Ministerio del Interior[259] y la UARIV[260] los derechos


de los accionantes a la autodeterminación, a la autonomía, a la identidad
cultural, al debido proceso y a la subsistencia al no registrar a la
comunidad Yajotja en el registro de censos de comunidades indígenas
reconocidas y en el registro único de víctimas?
b. ¿Vulnera la Agencia Nacional de Tierras los derechos de los
accionantes a la autodeterminación, a la autonomía, a la identidad
cultural, a la subsistencia, al territorio ancestral, al derecho de petición y
a la propiedad colectiva al no haber dado respuesta de fondo a la
solicitud de protección a territorios ancestrales, pasados más de 3 años
desde que se radicó en mayo del 2018[261], y por la negativa a constituir
un nuevo resguardo en razón a que la comunidad solicitante hace parte
de un resguardo previamente reconocido[262]?

Respuesta al primer problema jurídico planteado


216. Como se indicó, el derecho fundamental a la identidad cultural, es una
garantía por medio de la cual las comunidades indígenas pueden auto
reconocerse como autónomas y propender por el ejercicio de sus derechos,
protegiendo así, su cosmovisión y costumbres. En el estudio de los reclamos
referentes a la identidad cultural de las comunidades indígenas la
jurisprudencia constitucional ha hecho uso de los criterios contenidos en el
Convenio 169. Así, para establecer la existencia de una comunidad indígena,
es necesario tomar en consideración criterios objetivos y subjetivos. El criterio
objetivo pretende establecer si hay hechos susceptibles de comprobación que
den cuenta de la identidad, se refieren a condiciones económicas, sociales y
culturales, en otras palabras, es la comprobación de que existen elementos
comunes como la lengua, la religión, entre otros. El criterio subjetivo, se
refiere al autorreconocimiento de la comunidad y se trata de una condición
necesaria, y casi suficiente, en la valoración judicial para determinar la
existencia de una comunidad o la pertinencia de un individuo. De manera que,
cuando el juez es el llamado a determinar la existencia de una comunidad,
deberá estudiar cada caso concreto con detenimiento, entendiendo las
implicaciones que esto conlleva y dando primacía a la realidad sobre las
formas.

217. En el caso bajo estudio, encuentra la Sala que existen elementos


objetivos que dan cuenta de que miembros de la comunidad Yajotja
comparten elementos comunes y que, por lo tanto, se trata de una comunidad
indígena. A saber, comparten una lengua, comparten saberes ancestrales, y
tienen una estructura social y de gobierno. Todos estos elementos se
encuentran consignados en el Acta de constitución de la comunidad Yajotja.
Cumpliendo así con el primer criterio.

218. Ahora, respecto del segundo parámetro, el criterio subjetivo, la


comunidad Yajotja se auto reconoce como una comunidad autónoma diferente
a la comunidad del Merey del pueblo Wapijiwi. Así se lo ha informado a las
autoridades en diferentes oportunidades i) en las solicitudes ante la ANT y la
UARIV; ii) en la solicitud de acción de tutela; iii) en diversos escritos en el
trámite de revisión; y, iv) en el marco del proceso de que se surte ante el
Juzgado de Restitución de Tierras, en el cual se profirió el Auto Interlocutorio
098 de 2020. En este Auto se le ordenó al Ministerio del Interior, a la
Defensoría del Pueblo y a la Gobernación de Casanare que promovieran y
lideraran un proceso de diálogo para lograr la reinserción de la comunidad
Yajotja y de los demás miembros de la Comunidad del Merey al Resguardo de
Caño Mochuelo.

219. En cumplimiento de lo anterior las tres instituciones han asistido en


diferentes oportunidades a dialogar con la comunidad Yajotja sobre la
posibilidad de retorno al Resguardo de Caño Mochuelo. En todas las
oportunidades la respuesta ha sido contundente: la facción de la comunidad de
El Merey que está asentada en el Vichada se reconoce como la comunidad
Yajotja. Reiteran que no desean retornar al Resguardo de Caño Mochuelo,
además de todos los problemas ya mencionados, porque sus raíces y ancestros
están en el Vichada.

220. En el expediente se encuentra prueba de las siguientes visitas realizadas


por las entidades accionadas:

a. El Ministerio del Interior, realizó reuniones con la comunidad Yajotja el


27 y 28 de noviembre de 2020 y con las autoridades de la comunidad de El
Merey y con las Autoridades del Resguardo el 26 de noviembre de 2020.
De lo anterior el Ministerio del Interior informó “los miembros del
colectivo “Yajotja” expresaron su voluntad de no retornar al territorio de
El Merey, ubicado al interior del Resguardo Caño Mochuelo, por cuanto
ellos consideran que sus ancestros habitaron el departamento del Vichada
y en este lugar ellos se sienten seguros (Anexo 2).”

b. En febrero 24 de 2022[263] las entidades se desplazaron al Resguardo de


Caño Mochuelo. Allí, encontraron que 4 familias que eran parte de la
comunidad Yajotja decidieron retornar al Resguardo. Las demás decidieron
permanecer en el Vichada. Luego de dicha visita la comunidad Yajotja
envió comunicación al Juzgado de Restitución de Tierras, en la cual reiteró
su voluntad de no retorno al Resguardo de Caño Mochuelo.

c. En Auto del 10 de marzo de 2022[264], el Juzgado de Restitución de Tierras,


reiteró la orden novena en vista de que las entidades no se reunieron con la
comunidad Yajotja en la visita de febrero. Por lo anterior, en junio 9 de
2022, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio del Interior realizaron una
reunión con la comunidad Yajotja. En el acta allegada por el Ministerio del
Interior la entidad afirmó: “En el diálogo sostenido con la comunidad
Yatjota, ellos reafirman ampliamente su decisión de quedarse en el
Departamento del Vichada, del lugar de origen de donde salieron hace
varios años, manifiestan que regresaron al lugar de sus ancestros al
origen de sus abuelos, que, a pesar de las necesidades económicas,
sociales, culturalmente tienen paz, no son perseguidos y viven trabajando
en lo que salga y lo que consiguen es para adquirir los alimentos de
manera colectiva. obtienen algunos recursos económicos, prestando
diferentes servicios en trabajo de agricultura y otros, esperan poder
cultivar sus propios alimentos, los niños están estudiando, algunos en el
internado y están afiliados al servicio de salud del Vichada.//Manifiestan
que son autónomos de decidir dónde quieren vivir, que NO regresaran al
resguardo Caño Mochuelo, porque no son de ese lugar, que allí́ Sergio
Rodríguez les dejo la tierra del Merey en préstamo, por consiguiente, todo
lo tienen en el Vichada, y nadie podrá́ cambiar sus pensamientos, saberes
y otros de su origen histórico del su abuelo Yajotja.//Es de aclarar que las
instituciones concernidas en Auto Interlocutorio No. 098 de 29 junio de
2020 en el orden noveno, los servidores públicos que hemos asistido a la
comunidad Yajotja, hemos consignado en el Acta lo que textualmente la
comunidad ha manifestado, que no quieren volver al Merey territorio del
resguardo Caño Mochuelo del municipio de Paz de Ariporo, su decisión
ha sido textualmente consignada en los documentos Actas, HOY
NUEVAMENTE VOLVEMOS A RATIFICAR QUE ELLOS NO
REGRESAN.”[265]

La Defensoría del Pueblo en escrito del 22 de junio de 2022, se refirió a la


misma visita. Indicó que es la tercera vez en el transcurso de los cinco
años que la comunidad lleva asentada en el Vichada, que la entidad se
acerca a la comunidad buscando su reinserción al Resguardo de Caño
Mochuelo. Comunicó que en el proceso, la comunidad reiteró que no
desean retornar al resguardo. Concretamente manifestó, “como entidad
garante de los derechos de los grupos étnicos y del derecho que le asiste
a su autodeterminación y búsqueda del buen vivir, respeta las decisiones
que tomen los pueblos en los asuntos que a ellos les concierne. Así́ las
cosas me permito informar que el pueblo Yatotja ratifica su decisión de
NO volver al Resguardo Indígena Caño Mochuelo y solicitan que por
intermedio de la Defensoría del Pueblo Regional Casanare, se requiera a
la Autoridad su retiro definitivo de este censo a efectos de que puedan
realizar su registro ante el Ministerio del Interior y demás trámites para
el goce efectivo de sus derechos. //Conforme a lo expuesto en el acápite
anterior se solicitó́ el retiro definitivo del censo del resguardo caño
Mochuelo de la población relacionada en el censo adjunto a este escrito a
la autoridad indígena del Resguardo de lo cual estoy a la espera de
respuesta.”[266]

221. En el proceso de revisión, respecto del autorreconocimiento de la


comunidad Yajotja, el Ministerio del Interior[267] advirtió que los miembros de
esta comunidad ya se encuentran registrados como parte de la comunidad de
El Merey perteneciente al Resguardo de Caño Mochuelo. De manera, que, a
su entender, no es posible que se realice el reconocimiento de una comunidad
diferente. Además, advierte la Sala que, en los casos en los que se está
estudiando el reconocimiento de la identidad cultural de una comunidad,
puede conllevar al desconocimiento del mandato que se pretende proteger, por
cuanto se puede trivializar el reconocimiento y distribución de recursos, puede
convertirse en fuente de conflictos o un incentivo para la división cultural.

222. No obstante, como lo ha reconocido la jurisprudencia, en el estudio del


criterio subjetivo para determinar el reconocimiento de una comunidad
indígena el juez constitucional debe estudiar con cuidado el caso y, dar
prevalencia a la realidad sobre las formas. Las pruebas allegadas al expediente
permiten concluir que la comunidad Yajotja es una comunidad indígena
autónoma (realidad), a pesar de que sus miembros fueron parte de la
comunidad de El Merey del Resguardo de Caño Mochuelo (forma).

223. En primer lugar, el asentamiento de la comunidad Yajotja en el


Vichada responde al deseo de la colectividad de habitar un territorio que
consideran ancestral, del cual se desplazaron por razones de supervivencia y
protección, según lo identificado en el acápite sobre el Resguardo de Caño
Mochuelo (ver supra FJ 190) y lo manifestado por el ICAHN en su
intervención.[268] Así, la decisión de la comunidad de desplazarse y asentarse
en el Vichada, no obedece a un capricho, sino a un genuino interés por
asentarse en un lugar sagrado para la comunidad y preservar su cultura y su
identidad cultural.
224. Segundo, el expediente da cuenta que la comunidad Yajotja, tomó la
decisión de salir del resguardo de Caño Mochuelo con el fin de proteger su
subsistencia física y cultural en riesgo por diferentes factores. Como bien lo
establece el Plan de Salvaguarda del Resguardo de Caño Mochuelo allí hay
problemas de acceso a salud, a la etnoeducación, a los alimentos y hay un
problema de violencia generalizada hacía las mujeres y los menores. Esto, ha
implicado un deterioro en la cultura, uso de lenguaje y costumbres de las de
las comunidades que habitan el resguardo. Además, como se evidencia de las
Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo 075 y 078 de 2018 hay
presencia y amenazas de grupos al margen de la ley en el Resguardo.
Concretamente se han presentado tomas o incursiones, reclutamiento forzado,
uso y utilización de niños, niñas y adolescentes, amenazas a las comunidades,
regulaciones a la movilidad, imposición de normas de conducta,
enfrentamientos con interposición de la población civil, entre otros. Por lo
anterior, y tratándose de una comunidad que es parte de la etnia Wapijiwi, la
cual está en riesgo de extinción, tal como se indicó en los autos 004 de 2009 y
266 de 2017 de la Sala de Seguimiento de la Sentencia T-025 de 2004, se
requieren medidas urgentes para proteger su identidad cultural.

225. Tercero, se está ante un grupo de individuos que le han reiterado a las
instituciones gubernamentales en más de una oportunidad que se reconocen
como una comunidad autónoma, la comunidad Yajotja, que no desea retornar
al Resguardo de Caño Mochuelo. Como prueba, suscribieron un documento
(acta de constitución). Cuarto, es una comunidad que conoce las implicaciones
de no retornar, que desea desarrollar y fortalecer su identidad cultural como
una comunidad diferente a la del Merey, y asentarse en el Vichada. Quinto,
hace más de 5 años no habitan el resguardo de Caño Mochuelo y no desean
retornar.

226. Así, encuentra la Sala, a partir de las circunstancias descritas en los


fundamentos jurídicos 216 a 225, que este es un caso excepcional en el que se
cumplen los criterios subjetivos y objetivos para el reconocimiento de una
comunidad indígena independiente y autónoma. Las condiciones especiales
del presente caso dan cuenta de que se trata de una comunidad que comparte
rasgos comunes, que tiene un deseo colectivo de habitar un territorio ancestral,
que migraron para proteger su subsistencia, que salieron del Resguardo hace
más de 5 años y de manera reiterada han indicado que no desean retornar, y
que desean asentarse en un espacio diferente al Resguardo para fortalecer su
identidad cultural. Así, la decisión de la comunidad Yajotja de desplazarse y
establecerse en un nuevo territorio no obedece a un capricho, sino a un
genuino interés por asentarse en un lugar sagrado para la comunidad y
preservar su cultura y su identidad cultural. Es esa excepcionalidad la que
permite precaver el riesgo que advierte el Ministerio del Interior sobre la
posibilidad de que en este caso se siente una regla que incentive la decisión de
otras comunidades de separarse del Resguardo que habitan y en el que han
sido censadas para efectos de la recepción de la oferta institucional.

227. Observa la Sala que las respuestas allegadas al proceso, dan cuenta de
que las entidades involucradas no respetaron la identidad cultural, partieron de
la idea de que este derecho es estático y por tanto, una vez se reconocen unos
derechos territoriales las comunidades están obligadas a permanecer en el
mismo resguardo, sin importar el contexto, la autodeterminación de los
pueblos, las condiciones o cambios que puedan devenir con el tiempo, y los
riesgos que estos puedan representar para la supervivencia física y cultural de
la comunidad. Dicha posición dista de la realidad y del contenido del derecho
a la autodeterminación, sobre todo cuando no hay condiciones mínimas de
subsistencia por cuenta de la desatención estatal, violencia y falta de recursos
naturales. No reconocer el cambio que se produce sobre la identidad cultural,
que responde a los cambios de los individuos que la integran y a las
interacciones entre diferentes factores, es condenarlas a ser elementos
congelados en el tiempo, casi que pertenecientes a un museo.

228. El riesgo advertido por el Ministerio del Interior para negarse al


reconocimiento de la comunidad Yajotja parece partir de la presunción de que
las comunidades indígenas podrían permanecer o separarse de sus resguardos
por razones puramente estratégicas o instrumentales, y pierde de vista que el
arraigo territorial es precisamente un elemento central para la identidad
cultural y que implica cambios sustanciales para el modo de vida de una
comunidad étnica. De forma que, cuando una comunidad ha tomado una
decisión de esta trascendencia y ha asumido las consecuencias que de ello se
derivan, corresponde a la institucionalidad tomarse en serio tal decisión y
evaluar la situación partiendo del principio de buena fe.

229. Ahora, si bien la jurisprudencia ha establecido que la inclusión de la


comunidad en registros no es constitutivo del reconocimiento de una
comunidad, en este caso sí es determinante para el acceso y disfrute de sus
derechos.

230. Normativamente, el numeral 8 del artículo 13 del Decreto 2893 de


2011, modificado por el Decreto 2340 de 2015, determina que una de las
funciones de la Dirección de Asuntos Indígenas, Rom y Minorías del
Ministerio del Interior es “[l]levar el registro de los censos de población de
comunidades indígenas y de los resguardos indígenas y las comunidades
reconocidas, de las autoridades tradicionales indígenas reconocidas por la
respectiva comunidad y de las asociaciones de autoridades tradicionales o
cabildos indígenas y su actualización.”

231. Al respecto, de las pruebas allegadas al proceso, se evidencia que la no


inclusión en el registro del Ministerio del Interior ha truncado el inicio de
diferentes trámites administrativos. Así, como bien se estableció en la
sentencia T-294 de 2014, en el caso del reconocimiento de una comunidad
indígena, debe primar su auto reconocimiento, o su conciencia como colectivo
por encima de las percepciones de terceros e incluso de las autoridades
estatales. Es por esto que el Ministerio del Interior deberá inscribir a la
comunidad Yajotja en el registro de comunidades, bajo el entendido que este
registro se trata de un acto declarativo, y no constitutivo[269].

232. En relación con la Resolución No. 2020-99796 del 22 de diciembre de


2020 de la Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación
Integral a las Victimas decidió no incluir a la comunidad en el Registro Único
de Víctimas y no reconocer la existencia de daños colectivos. La entidad tomó
la decisión pues “no fue posible determinar que la colectividad existiera al
momento de la ocurrencia de las situaciones narradas en la declaración
administrativa, esto de conformidad con lo establecido en el parágrafo 2.
artículo 2.2.7.8.2. del Decreto 1084 de 2015, por lo que, no es viable
reconocer a la COMUNIDAD YAJOTJA DEL PUEBLO INDÍGENA
WAÜPIJIWI como un Sujeto Susceptible de Reparación Colectiva a la luz de
la Ley 1448 de 2011, el Decreto Ley 4633 de 2011, el Decreto 1084 de 2011,
la Resolución 3143 de 2018 y su anexo técnico.”[270]
233. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo en la Alerta Temprana 78 de
2018, la condición de la comunidad Waüipijiwi, y de las otras 14
comunidades en el Resguardo de Caño Mochuelo, requería atención
inmediata. El documento da cuenta del aumento de la presencia de grupos al
margen de la ley en el entorno y al interior del resguardo. Lo que implica i)
intimidaciones a comunidades indígenas; ii) aumento en el riesgo de
reclutamiento forzado de menores; iii) denuncias sobre actos de violencia
sexual contra niñas de la comunidad; y iv) la intromisión en la resolución de
conflictos del Resguardo. En el caso específico de la comunidad Waüipijiwi,
denuncia la Defensoría que, integrantes de los grupos al margen de la ley se
han abrogado la autoridad para dirimir supuestos conflictos entre miembros de
la comunidad y colonos, intimidando y amenazando a miembros de la
comunidad Waüipijiwi. Concluye diciendo el documento que “Se advierte la
alta probabilidad de que se registren enfrentamientos armados con
interposición de población civil, utilización de artefactos explosivos
improvisados y otras conductas que pueden generar situaciones de
confinamiento, desplazamiento forzado, homicidios selectivos, desaparición
forzada, reclutamiento forzado y utilización de niños, niñas y adolescentes,
utilización y violencia sexual contra menores, amenazas colectivas e
intimidación.”[271]

234. Adicionalmente, en el Auto interlocutorio 098 del 29 de julio de 2020


el Juzgado Civil de Circuito Especializado en Restitución de Tierra del
Distrito Judicial de Cundinamarca se indicó que “en agosto de 2016 se
presentó́ un desplazamiento intraresguardo de la comunidad Merey,
motivado por mensajes confusos difundidos por campesinos, que aseguraban
que hombres de la finca Hato Grande, donde se presume hay un grupo de
autodefensas, iban a incursionar en el Resguardo para atacar a los
Waüpijiwi. Las amenazas han generado confinamiento y según el testimonio
de la comunidad, el ELN volvió́ , esparció́ gasolina sobre las casas y terminó
de destruir la estructura que quedaba. La comunidad referenció que,
producto de estos hechos, la familia salió́ huyendo en medio de fuertes
explosiones, en la fuga murió́ un niño y una de las mujeres que presenció el
hecho, quedó con secuelas mentales, motivo por el cuál abandonó a su esposo
y a sus hijos.” [272]

235. Recuerda la Sala que el registro único de víctimas es esencial para


acceder a los mecanismos de atención y reparación de la población desplazada
en el marco de la Ley 1448 de 2011, por lo anterior la Corte ha indicado que
la inscripción en este Registro es una herramienta para garantizar los derechos
fundamentales de las víctimas del conflicto armado interno. En el análisis de
las solicitudes, la jurisprudencia constitucional ha especificado que, los
funcionarios deben tener en cuenta las normas de derecho internacional sobre
la materia, a saber, el principio de favorabilidad, el principio de buena fe, el
derecho a la confianza legítima y el principio de prevalencia del derecho
sustancial.[273] Además, se ha reiterado que la UARIV solo puede exigir los
requisitos que la ley prevé de manera expresa para la inclusión en el RUV. Las
afirmaciones y pruebas sumarias presentadas por los solicitantes deben ser
interpretadas como ciertas, de manera que es la UARIV quien tiene la carga
de la prueba, si su interés es desvirtuarlas.[274]

236. La Resolución afirmó que “(…) existen factores subyacentes y


vinculados al conflicto armado interno en la zona donde se ubica el sujeto
colectivo, sin embargo, no se encuentra que desde su constitución la
comunidad haya sido afectada colectivamente por estas situaciones y tampoco
permite determinar su existencia con anterioridad al 24 de febrero de 2018,
por lo que, los hechos narrados que se presentaron con anterioridad a tal
fecha no recaen sobre la colectividad declarante.”[275]

237. Recuerda la Sala que la UARIV, al revisar las solicitudes debe tener en
cuenta el principio de favorabilidad, el principio de buena fe, y el principio de
prevalencia del derecho sustancial. Estos elementos, en el caso concreto,
implican que así se trate de una solicitud de una comunidad que se constituyó
de manera posterior a los hechos que le dan estatus de víctima a sus
miembros, estos pertenecían a una comunidad indígena que ya se encontraba
registrada. Su constitución como un nuevo pueblo, no implica que los hechos
que implicaron su registro en el RUV en primer lugar desaparezcan. Lo cierto
es que se trata de una comunidad que decidió separarse de su comunidad
inicial en ejercicio de su derecho a la autodeterminación. Pretender que esto
implique el cese de su condición de víctima sería desconocer sus derechos.
Por lo anterior, encuentra la Sala que la aplicación del parágrafo 2. artículo
2.2.7.8.2. del Decreto 1084 de 2015, en el caso concreto conllevaría a un
desconocimiento de los derechos de la comunidad Yajotja.

238. En otras palabras, la negativa de reconocer a la comunidad Yajotja por


una formalidad como la fecha de suscripción de un acta, omite la realidad, la
voluntad de la comunidad, y desconoce las diferentes vulneraciones que han
padecido los miembros de esta comunidad por cuenta del conflicto armado y
de las precarias condiciones del Resguardo de Caño Mochuelo. Esto se
configura en una nueva victimización a los miembros de esta comunidad.

239. Por lo anterior, la Corte ordenará a la Unidad Administrativa Especial


para la Atención y Reparación Integral a las Victimas que revoque
la Resolución No. 2020-99796 del 22 de diciembre de 2020 y que tomen una
decisión de fondo sobre el registro de los miembros y de la comunidad
Yajotja, respetando el derecho a la identidad cultural y a la autonomía y
autodeterminación de la comunidad, y la aplicación de los principios de
favorabilidad, de buena fe, el principio de prevalencia del derecho sustancial.
En caso dado que la UARIV encuentre que la comunidad sí cumple con los
demás requisitos establecidos en la ley, deberá, en virtud de la excepción de
inconstitucionalidad, inaplicar lo establecido en el parágrafo 2
artículo 2.2.7.8.2.del Decreto 1084 de 2015[276] respecto de la necesidad de que
la comunidad exista antes de los hechos constitutivos de los daños.

240. Dicha decisión deberá tomarse en el término de un mes desde la


notificación de la providencia. En el estudio no sólo se deberá atender la
solicitud de inclusión de reparación colectiva, sino el registro de las familias
para que puedan acceder a las ayudas de atención humanitaria.

Respuesta al segundo problema jurídico planteado

241. Respecto del segundo problema jurídico planteado, referente a los


derechos al territorio ancestral, la comunidad Yajotja informó que realizó tres
solicitudes a la ANT: i) medida de protección de territorio ancestral el 16 de
mayo de 2018 sobre un territorio en La Primavera, Vichada; ii) oferta
voluntaria de compra de predios a la ANT el 18 noviembre de 2019; y iii)
solicitud de constitución de resguardo el 6 de julio de 2021.

242. En oficio del 28 de julio de 2021, la ANT informó al despacho del


magistrado sustanciador que dada la posición de la oficina jurídica de dicha
entidad, no proceden las solicitudes de la comunidad Yajotja[277]. Al respecto
citaron el memorial de la oficina jurídica que estableció que “(...) Teniendo en
cuenta el informe del Ministerio del Interior, ¿es posible adelantar un
procedimiento de constitución en beneficio de una comunidad, respecto de la
cual hubo pronunciamiento negativo del estudio etnológico para el registro
de esta? ¿Qué ruta de 2 atención recomienda la Oficina Jurídica al respecto?
Llegando a la conclusión respecto a la primera parte de la pregunta de este
numeral, que tal opción no es viable si se tiene en cuenta, de una parte, el
informe del Ministerio del Interior y de otra que, para el caso concreto, no se
está́ ante ninguno de los eventos previstos por el artículo 144 del Decreto Ley
4633 de 2011, como afectaciones territoriales, caso en el cual, como se anotó́
antes, sería viable tal posibilidad. Con relación a la segunda parte de la
pregunta, la oficina jurídica comparte la propuesta plasmada en el acta de
visita a la comunidad El Merey, en la que de acuerdo con lo descrito en la
solicitud de concepto, se lee que: “(...), con acompañamiento institucional se
realice un ESCENARIO DE DIÁLOGO con estas familias, se invite al
Cabildo, a la Gobernación de Casanare, Alcaldía de Paz de Ariporo,
Claretianos, Instituciones (Ministerio del Interior, Defensoría, Procuraduría,
ANT)”, acota a la oficina, explorar y posibilitar el retorno de las familias a su
territorio, esto es, el resguardo indígena Caño Mochuelo, siempre y cuando,
con base en el principio de voluntariedad, tales familias acepten retornar en
condiciones dignas, y que se aclaren las circunstancias que dieron lugar a su
salida del resguardo, así́ como también que en aplicación de sus propias
normas, las autoridades de la comunidad impartan justicia y se resarzan los
perjuicios que pudo haberse causado a las familias y se sancione a los
causantes de las conductas que pudieron haber vulnerado sus derechos.
Respecto a lo último referido en el párrafo anterior es necesario tener en
cuenta los límites reconocidos por la jurisprudencia y la doctrina
constitucional al derecho de autonomía jurisdiccional de los pueblos
indígenas, de manera que, de ser necesario, se realice por parte del
Ministerio Público el acompañamiento requerido para garantizar, en favor de
las supuestas víctimas de abusos sexuales, los derechos fundamentales a la
dignidad, integridad y acceso a la justicia bajo el marco del derecho propio”.

243. En esa oportunidad la ANT también indicó que “(…), el día 06 de julio
de 2021, (…) la comunidad Yatotja “Kjeübünakja” presenta solicitud de
constitución de resguardo indígena ante la ANT asegurando hacer parte de la
etnia Waüpijiwi, sin embargo, la misma no puede ser admitida a pesar de
cumplir con requisitos establecidos en el artículo 7 del Decreto 2164 de
1995, compilado en el Decreto 1071 de 2015, basándonos en dos aspectos, el
primero es el concepto jurídico emitido por la Oficina Jurídica de la ANT
(…), referido anteriormente, donde se establece la no viabilidad de
constitución y segundo, la solicitud de constitución que se presenta recae
sobre uno de los diez (10) pueblos que conforman el Resguardo Indígena
Caño Mochuelo, el pueblo “Wipiwi” o “Waüpijiwi”. // En virtud de lo
expuesto anteriormente mediante radicado No. 20215000788521 se dio
respuesta a la comunidad Yatotja “Kjeübünakja” exponiendo los motivos,
por los cuales, no fue admitida la solicitud de constitución. ”[278] (negrilla
fuera de texto)

244. Adicional a esto, en comunicación del 1 de agosto de 2021, la ANT,


agregó que la solicitud de la comunidad Yajotja, se encuentra duplicada con la
solicitud de ampliación del Resguardo de Caño Mochuelo y que los miembros
de la comunidad Yajotja siguen incluidos en el auto censo de la comunidad El
Merey. Concluyó diciendo que “En ese sentido, para evitar una acción con
daño que genere una ruptura y vulneración del gobierno propio del
Resguardo Indígena Caño Mochuelo y los derechos adquiridos por los
miembros del colectivo Yajotja, la ANT ha colaborado y articulado su acción
con el Ministerio del Interior, para que, desde la competencia de cada
entidad, se le pueda dar el mejor manejo a la situación de conflicto inter-
étnico que se encuentra en la actualidad.”[279]

245. Por su parte, al indagar con el Ministerio del Interior sobre el


“pronunciamiento negativo del estudio etnológico para el registro de esta
[comunidad]” la entidad reportó que “(…) en aras de brindar
acompañamiento institucional a la situación de vulneración de derechos
enfrentada por las familias del colectivo “Yajotja”, y a que este
desplazamiento estaba generando escenarios de desprotección para los
derechos de los niños, niñas y adolescentes, la Dirección de Asuntos
Indígenas, Rom y Minorías del Ministerio del Interior definió́ la realización
de un estudio etnológico que diera cuenta de las razones del
desplazamiento y si las mismas estaban asociadas exclusivamente a la
violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes denunciada por otras
entidades estatales. Esta aclaración es importante porque, contrario a lo
manifestado por otras entidades, el propósito del ejercicio etnológico que se
planteó́ por parte de esta Cartera Ministerial no tenía como objetivo
principal determinar la procedencia o no del registro como comunidad
indígena del colectivo “Yajotja”, sino establecer las causas de su
desplazamiento desde el Resguardo Indígena Caño Mochuelo y ser usado
como insumo para cualquier estrategia de acompañamiento.”[280]
246. De lo anterior concluye la Sala que: i) a la comunidad Yajotja no se le
ha dado respuesta a las solicitudes de medida de protección de territorio
ancestral del 16 de mayo de 2018 sobre un territorio en La Primavera,
Vichada y de la oferta voluntaria de compra de predios a la ANT el 18
noviembre de 2019; ii) la negativa a la solicitud de constitución de resguardo
se sustenta en un concepto negativo del estudio etnológico para el registro del
Ministerio del Interior, el cual la cartera ministerial dice no haber proferido;
iii) el Ministerio del Interior indicó en sus respuestas que no se ha
pronunciado sobre el registro de la comunidad; y, iv) según lo establecido por
la ANT, se está a la espera de que se realice un escenario de diálogo
encabezado por el Ministerio del Interior.

247. Para la Sala, de lo anterior se evidencia una vulneración al derecho al


debido proceso de la comunidad Yajotja por parte de la ANT. La
jurisprudencia constitucional ha establecido que en el marco del debido
proceso los procesos administrativos deben ser ágiles para efectos de asegurar
una eficaz y oportuna realización de la función pública, cumpliendo
estrictamente con el respeto por los derechos de la ciudadanía [281]. Además, el
procedimiento administrativo, como expresión de la función administrativa,
esta cobijado por los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía,
celeridad, imparcialidad y publicidad[282] de manera que no se ajusta a la
Constitución la dilación injustificada de decisiones, no sólo por lo que esto
significa para el adecuado funcionamiento del Estado, sino por las
implicaciones que tiene en las garantías fundamentales [283]. De manera que el
Estado tiene el deber de garantizar el acceso a la titulación y delimitación de
los territorios ancestrales, conforme las normas del debido proceso, en un
término razonable.[284]

248. Han pasado más de tres años desde que se hizo la primera solicitud a la
administración y se diera la apertura del expediente No.
201851008299800037E para la Protección y Seguridad Jurídica de los
Territorios Ocupados o Poseídos Ancestral y/o Tradicionalmente y han pasado
más de dos años desde que se hizo la solicitud voluntaria de compra de
predios y a la fecha la comunidad no ha recibido respuesta de ninguno de los
dos documentos. La falta de respuesta adecuada a las solicitudes realizadas en
mayo de 2018 y noviembre de 2019 constituye una vulneración de los
derechos de la comunidad. El tiempo que ha tardado la ANT en responder no
es razonable, especialmente en el primer caso, pues se trata de una medida que
debe ser resuelta de manera expedita para proteger los territorios de terceros.
A la fecha se sabe que esta no fue procedente, pero no porque la decisión haya
sido comunicada o notificada a la comunidad, sino que le fue informada a la
Procuraduría. En relación con la segunda solicitud no se ha dado respuesta
alguna. Así, recuerda la Sala a la ANT que esta debe dar respuesta a las
solicitudes, y estas deben hacerse en un término razonable. Es por esto que
encuentra la Sala la vulneración al derecho de petición y al debido proceso
administrativo en los términos señalados anteriormente. Por lo anterior, se
ordenará a la ANT que dé respuesta a las peticiones de medida de protección
de territorio ancestral del 16 de mayo de 2018 sobre un territorio en La
Primavera, Vichada y de la oferta voluntaria de compra de predios a la ANT el
18 noviembre de 2019, instauradas por la comunidad. Esta respuesta deberá
darse a la mayor brevedad, teniendo en cuenta que son solicitudes que han
debido ser resueltas hace más de dos años.

249. Además, el actuar de la ANT vulneró el derecho al debido proceso de


la comunidad Yajotja por cuanto sustentó la decisión negativa en un concepto,
que no pretendía ser parte del proceso de la solicitud de constitución de
resguardo, sino un documento que exhibiera las causas de la división. De
manera que el documento no podría entenderse como el concepto del
Ministerio del Interior para la constitución de un resguardo, requerido en el
artículo 2.14.7.3.6 del Decreto 1071 de 2015.[285] Así, la negativa de estudiar la
solicitud de protección de territorio ancestral y posteriormente la solicitud de
constitución de resguardo, basado en un documento que no corresponde a lo
estipulado en la ley, afecta no sólo el derecho al territorio físico y al debido
proceso, sino también afecta su existencia y supervivencia.

250. Ahora, con el fin de proteger los derechos de la comunidad respecto de


la solicitud de los accionantes relacionada con la protección de un territorio
ancestral, recuerda la Sala que la acción de tutela no está llamada a resolver
las solicitudes de constitución de resguardo indígena, pues esta decisión
excede la competencia del juez constitucional. Especialmente si se tiene en
cuenta que este es un proceso complejo que requiere la evaluación de
múltiples variables sociales, económicas, jurídicas y culturales, en donde se
deben ponderar, además de las condiciones específicas de la comunidad, la
efectiva y justa repartición de la tierra, atendiendo la limitación de recursos, y
las condiciones de otros grupos y comunidades indígenas reclamantes.
251. Por lo anterior, la Corte ordenará a la Agencia Nacional de Tierras que
revoque la decisión de negar la solicitud de constitución de resguardo. En el
presente caso, la negativa desconoce los derechos a la identidad cultural, a la
autonomía y autodeterminación, al territorio ancestral y colectivo, al debido
proceso administrativo y a la subsistencia étnica. En su defecto, deberá
proferir una nueva decisión en la que finalice el proceso de constitución de
resguardo de la comunidad Yajota. En este proceso se deberá tener en cuenta,
primero, que la comunidad Yajotja es una comunidad autónoma. Segundo,
que los miembros de la etnia Wapijiwi en 1982, se desplazaron de sus tierras
en el Vichada al Resguardo de Caño Mochuelo buscando protección. Algunos
de estos o sus descendientes son miembros de la comunidad Yajotja. Por lo
anterior, la ANT deberá propender por la recuperación de los predios
despojados, y velar porque se haga efectivo el derecho al retorno de esta
comunidad a su territorio ancestral. Tercero, en el evento de que la entrega de
los predios ancestrales que la comunidad solicita en el Vichada, no sea
posible, la ANT deberá adoptar las medidas necesarias para entregar tierras
aptas que permitan a la comunidad afectada continuar con su proyecto
productivo, practicar sus costumbres y tradiciones y, en efecto, preservar su
identidad étnica y cultural. Cuarto, la ANT y demás autoridades
administrativas involucradas, deberán respetar el debido proceso
administrativo y los principios de eficacia, celeridad y economía sin dilaciones
injustificadas, por lo que, la ANT y las demás entidades involucradas deberán
adelantar las actuaciones que sean necesarias para finalizar el proceso de
constitución del resguardo promovido a favor de la comunidad Yajotja a la
menor brevedad y dentro de los plazos establecidos por la ley.

252. Además de lo señalado, observa la Sala que el actuar de las entidades


en este caso constituye una barrera en el acceso a los derechos de la
comunidad. Lo cierto es que las entidades desde 2018 tienen conocimiento
sobre las diferentes vulnerabilidades que enfrentan los accionantes y no han
tomado acciones para garantizar sus derechos. Una primera aproximación
interinstitucional, en donde se adoptaron compromisos por parte de las
entidades, se dio en reunión de septiembre de 2018[286]. Más adelante la
situación de esta comunidad fue ampliamente discutida por el Ministerio del
Interior, la Unidad para la Restitución de Tierras, la ANT, la UARIV, la
Defensoría del Pueblo, y la Procuraduría General de la Nación, en reunión de
12 de abril de 2019. En esta quedaron como compromisos: i) atender de forma
inmediata la situación humanitaria de emergencia que presenta la Comunidad
Yajotja, ii) “establecerse la situación socio jurídica de la comunidad Yajotja-
antes denominada El Merey,- frente al Resguardo Caño Mochuelo donde
habitaban[287], a fin de no generar una acción con daño de este pueblo
indígena, teniendo en cuenta que en el Resguardo aún habitan dos familias de
los Waüpijiwi; así mismo sobre el impacto para efectos de reconocimiento y
registro de cambio de nombre ante el Ministerio del Interior; iii) se debe
establecer una ruta jurídica para el abordaje integral del caso, con
intervención de las autoridades de la comunidad que permita dar una
solución adecuada y oportuna a la problemática de DDHH que afronta.”[288]

253. Todos se incumplieron. De manera que se hace un llamado a estas


entidades para que adopten acciones encaminadas a apoyar a las comunidades
indígenas, orientarlas sobre la forma adecuada de reclamar sus derechos, y no
limitarse a hacer visitas y realizar actividades sin propósito o impacto
alguno. En especial se exhorta al Ministerio del Interior para que cumpla de
manera eficiente su deber de “promover la resolución de conflictos de las
comunidades indígenas, de acuerdo a usos, costumbre y derecho propio,
fortaleciendo el diálogo y concertación de los pueblos indígenas en el marco
de sus derechos a la autonomía, autodeterminación y fortalecimiento al
gobierno propio.”[289] No es admisible que este deber se vea supeditado a
órdenes judiciales, cuando tiene un carácter preventivo que, a todas luces, está
encaminado a resolver conflictos intra e interétnicos que puedan afectar la
subsistencia de las comunidades indígenas.

254. Finalmente, la Sala evidencia que además de los derechos a la


autodeterminación, identidad cultural, autonomía, debido proceso y a la
propiedad colectiva, el actuar de las entidades públicas estudiadas en el primer
y segundo problema jurídico planteado, también ha acarreado una evidente
vulneración al derecho a la subsistencia de la comunidad. Como se indicó
anteriormente (supra FJ 165), las dilaciones administrativas no solo prolongan
la inseguridad sobre sus derechos territoriales, sino que, además, afectan la
subsistencia de las comunidades tanto física como culturalmente. Ahora, con
el fin de proteger este derecho el Estado debe tomar medidas para evitar el
riesgo de exterminio físico y cultural de las comunidades indígenas (supra FJ
171).

255. Los miembros de la comunidad Yajotja, se desplazaron queriendo


asegurar la subsistencia cultural e individual de su comunidad. Salieron a
pesar del riesgo de no contar con garantía alguna en el Vichada, sino a
sabiendas que su permanencia en el Resguardo de Caño Mochuelo implicaba
un riesgo inminente de extinción dada la escases de alimentos, falta de
atención en salud, amenazas de grupos al margen de la ley y miembros de la
comunidad, riesgo de reclutamiento forzado, casos de violencia sexual y
problemas de gobernanza en el Resguardo, de acuerdo a lo establecido por el
Ministerio del Interior como causas del desplazamiento de la comunidad (ver
supra 213).

256. Observa la Sala que a sabiendas de los riesgos de violencia en el


Resguardo de Caño Mochuelo por cuenta de actores armados al margen de la
ley denunciados por la Defensoría del Pueblo en la Alerta Temprana 78 de
2018, poco o nada se ha hecho. Sin embargo, sobre la situación de Caño
Mochuelo, el Juzgado Civil del Circuito Especializado en Restitución de
Tierras del Distrito Judicial de Cundinamarca profirió el Auto 98 del 29 de
julio de 2020 que contiene medidas cautelares para la protección de derechos
territoriales.[290] Por lo anterior, se ordenará la remisión de este expediente y
decisión judicial para que sea tenida en cuenta el seguimiento de la
implementación de las medidas cautelares. Además, con el fin de garantizar
los derechos de la población se ordenará que las medidas cautelares que se
adopten respecto del Resguardo de Caño Mochuelo, deberán cobijar a la
comunidad Yajotja en el entretanto se resuelvan las solicitudes que la
comunidad realizó ante la ANT.

257. Según información de la Defensoría y del peticionario, no hay más de


200 personas del pueblo Waüipijiwi[291]. Este pueblo, como se ha indicado ha
sido víctima de desplazamiento forzado en más de una oportunidad, lo que
conlleva una serie de presiones tanto físicas como culturales, que en un grupo
tan pequeño y dividido puede tener como consecuencia la extinción definitiva
del pueblo. El Auto 004 de 2009, de la Sala Especial de Seguimiento de la
Sentencia T-025 de 2004, estableció que el desplazamiento consecuencia de
presencia y amenazas de actores armados al margen de la ley, es uno de los
factores preponderantes de riesgo la supervivencia de las comunidades
indígenas. Además, en el Auto 266 de 2017 de la Sala Especial de
Seguimiento, mencionó que la etnia Waüpijiwi se encuentra dentro de las 36
comunidades identificadas como en riesgo de exterminio físico y cultural. Por
lo anterior, con el fin de que se conozca la situación de una comunidad de esa
etnia, se ordenará remitir la presente providencia a la Sala de Seguimiento,
para que tome las decisiones del caso.
258. Respecto de la comunidad Yajotja, la Sala evidencia que se requieren
medidas urgentes para superar las amenazas a su supervivencia física y
cultural. De las pruebas se aprecia que la Alcaldía de la Primavera, la
Gobernación del Vichada y el ICBF, han brindado atención humanitaria de
emergencia, sin embargo, estas han sido insuficientes. Así la comunidad
requiere que se tomen medidas inmediatas.

259. De acuerdo al informe allegado por parte de la Defensoría del Pueblo el


30 de agosto de 2021, la comunidad Yajotja requiere atención urgente en
temas de salud, alimentación y vivienda. La comunidad compuesta por 102
personas[292] se encuentra ubicada en un espacio de 3 hectáreas [293], a 3 horas de
camino vehicular en muy malas condiciones desde el casco municipal de La
Primavera. Respecto de la garantía al derecho a la salud, indicó la Defensoría
que la comunidad no recibe atención alguna desde 2020, y los niños tienen
problemas de hongos en la piel, fiebres y diarrea. Agregó que la comunidad
tiene problemas de seguridad alimentaria, ya que hay días en que no tienen
con que comer, lo que cultivan no les alcanza y a veces es consumido por el
ganado circundante de vecinos. Además, no pueden realizar las actividades
propias de su cultura. Al ser una comunidad semi nómada, tienen la costumbre
de proveerse de alimentos a través de la caza y la pesca principalmente,
actividades que no pueden realizar por falta de implementos y porque no hay
bosques ni ríos cercanos. Las viviendas están construidas en madera y
plásticos, y “el plástico es susceptible a romperse, las casas son inestables en
su construcción y al ser palos de madera no provee una protección real
contra la lluvia, básicamente la población se encuentra a la
intemperie.”[294] Además, requieren material para construir elementos
esenciales para su cultura, como son los chichorros.

260. Teniendo en cuenta las precarias condiciones y vulnerabilidad de la


comunidad Yajotja, la Corte dictará órdenes para atender la vulnerabilidad
manifiesta en la que se encuentra la comunidad y así proteger su subsistencia
tanto física, como cultural. Se ordenará a la Alcaldía de la Primavera que
continúe prestando las ayudas de atención humanitaria inmediata, respecto de
un albergue temporal y asistencia alimentaria, hasta que la UARIV inicie la
atención humanitaria de emergencia. Teniendo en cuenta que la comunidad
habita un predio alquilado por la Alcaldía con el cual garantiza un albergue
temporal, se le ordenará a la entidad que le provea agua potable a la
comunidad con el fin de garantizar sus derechos. Además, se ordenará al ente
territorial que provea elementos para mejorar las condiciones de habitabilidad
de la comunidad.

261. Ahora, se ordenará a la Unidad Administrativa Especial para la


Atención y Reparación Integral a las Víctimas que evalúe la posibilidad de
suministrar a los miembros de la comunidad Yajotja que se encuentran
registrados en el RUV la asistencia de emergencia, sin desconocer el
reconocimiento de la ayuda a los miembros de la comunidad de El Merey.

262. Frente a la situación de alimentación de la comunidad se ordenará a la


Gobernación del Vichada, a la Alcaldía de La Primavera, a la Unidad
Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a las
Víctimas, para que atendiendo la etapa de la prestación de la atención
humanitaria, en concertación con la Comunidad Yajotja formule y ejecute
proyectos productivos encaminados a proveer seguridad alimentaria a esta
comunidad con enfoque diferencial étnico teniendo en cuenta que se trata de
una comunidad semi nómada.

263. Sobre la pretensión referente a la etnoeducación, la Corte en Sentencia


T-292 de 2017, estableció que “la etnoeducación es un derecho fundamental
con enfoque diferencial, pues garantiza la educación a cada comunidad o
grupo étnico nacional, basada en el “reconocimiento y respeto de la
diversidad e identidad étnica y cultural”[295]. En consecuencia, (i) constituye
un mecanismo que permite salir de la exclusión y discriminación y (ii) hace
posible la conservación y el respeto de “sus culturas, idiomas, tradiciones y
conocimientos”[296]. Es por ello, que su titularidad se radica tanto en cabeza
de los miembros de la comunidad, individualmente considerados, como de la
misma comunidad, en su la calidad de sujeto jurídico colectivo [297].” Teniendo
en cuenta que el derecho a la subsistencia también implica la protección a la
cultura, y la Defensoría dio cuenta de cómo el proceso educativo de los
menores Yajotja en el Vichada estaba siendo un factor de riesgo para la
preservación de la lengua y la cultura de la comunidad, se ordenará
al gobierno departamental y el municipal, para que en conjunto, provean
oferta etnoeducativa a los menores Waüipijiwi de acuerdo con lo establecido
en la Constitución, las normas legales vigentes y la jurisprudencia de esta
Corporación. El proyecto etnoeducativo deberá ser formulado en un plazo no
mayor a un mes contado a partir de la notificación de esta providencia y debe
privilegiar el conocimiento de la lengua y la cultura sobre otros requisitos,
para asegurar una educación pertinente y de calidad con miembros
pertenecientes a la comunidad Waüipijiwi.

264. Además de acuerdo a lo narrado por el Señor Tadache, existe una


barrera en el idioma entre la comunidad y los actores estatales, por lo que se
instará a las entidades accionadas a que todas las veces que haya visitas,
actividades, reuniones y demás con esta comunidad, siempre se cuente con un
traductor que pueda asegurar que la comunidad entiende lo que se les está
informando.

265. Ahora, la Sala encuentra que las mujeres de la comunidad se


encuentran en una especial situación de vulneración. Como se indicó, algunas
de estas fueron víctimas de violencia sexual y en los escritos allegados a la
Corte se observa que en la comunidad todavía se perciben amenazas a su
integridad en el lugar en donde se encuentran. Al respecto, la Corte en el auto
092 de 2008, se refirió a la difícil situación que padecen las mujeres víctimas
del desplazamiento en Colombia. Allí estableció que “[El] conflicto armado
interno colombiano victimiza de manera diferencial y agudizada a las
mujeres, porque (a) por causa de su condición de género, las mujeres están
expuestas a riesgos particulares y vulnerabilidades específicas dentro del
conflicto armado, que a su vez son causas de desplazamiento, y por lo mismo
explican en su conjunto el impacto desproporcionado del desplazamiento
forzado sobre las mujeres (…); (b) como víctimas sobrevivientes de actos
violentos que se ven forzadas a asumir roles familiares, económicos y sociales
distintos a los acostumbrados, las mujeres deben sobrellevar cargas
materiales y psicológicas de naturaleza extrema y abrupta, que no afectan de
igual manera a los hombres.”[298]

266. En el auto 009 de 2015, en donde la Corte realizó un seguimiento a lo


ordenado en el auto 092 de 2008, se indicó que “las mujeres indígenas,
especialmente las niñas y las adolescentes[299], han percibido diferentes tipos
de violencia sexual con ocasión al conflicto armado [300], como expresión de la
discriminación estructural que sobre estas se cierne por razones étnicas. De
tal forma, que el desplazamiento forzado de las comunidades y pueblos
indígenas, como consecuencia de actos de violencia sexual contra sus
mujeres, se torna por extensión en una manifestación más de la
discriminación estructural que afecta a estas comunidades y pueblos en
Colombia.”
267. De tal forma que la Sala no puede desconocer la especial situación de
vulnerabilidad que enfrentan las mujeres de la comunidad Yajotja. En especial
por cuenta la violencia sexual que padecieron, tal como se evidencia en la
denuncia penal presentada por el accionante, y atendiendo el llamado del actor
en su última comunicación, por la implantación de anticonceptivos a las
mujeres de la comunidad, en las brigadas de salud se deberá prestar una
específica atención a los derechos sexuales y reproductivos de la comunidad
esto con el fin proteger el derecho a la planificación familiar. Este derecho i)
comprende y protege la facultad de las personas de tomar decisiones libres e
ii) implica la obligación del Estado de brindar garantizar el acceso a los
métodos anticonceptivos con consentimiento informado y a la información
sobre salud sexual y reproductiva.[301] De manera que “se debe proteger el
consentimiento de las personas en el acceso a este tipo de servicios, por lo
cual se prohíbe la realización o imposición de los mismos a las personas.”[302]

268. Por lo anterior, se ordenará a la UARIV que, las mujeres de la


comunidad sean beneficiaras de los programas de protección especial para las
mujeres indígenas desplazadas y de acompañamiento psicosocial, creados en
el marco del Auto 092 de 2008. Estos programas deberán ser impartidos en la
lengua de la comunidad. Además, se ordenará a la UARIV (i) incluir a la
comunidad accionante en el Programa de Garantía de los Derechos de los
Pueblos Indígenas Afectados Por el Desplazamiento creado en cumplimiento
del auto 004 de 2009; e (ii) incluir a las mujeres pertenecientes a la comunidad
accionante, en los planes de asesoría a las mujeres sobrevivientes de actos
sexuales violentos en el marco del conflicto armado, así́ como en los
programas pedagógicos sobre el derecho a una vida libre de violencia, y el
Programa de Prevención de la Violencia Sexual contra la Mujer Desplazada y
de Atención Integral a sus Víctimas, según lo previsto en el auto 009 de 2015.

269. En razón del derecho a la salud, se ordenará a la Alcaldía de La


Primavera, que realice una brigada de salud, en donde se les oriente sobre el
acceso a los servicios de salud que se requieran, siempre con la presencia de
un traductor que pueda explicar a los miembros de la comunidad las
actividades que se van a realizar y sus consecuencias, con el fin de garantizar
que las personas atendidas entiendan los procedimientos que se les va a
realizar y manifiesten su consentimiento. Asimismo, se ordenará a la Alcaldía
para que haga el acompañamiento necesario para que todos los miembros de
la comunidad estén afiliados a una entidad prestadora de salud.
270. Por lo demás, se ordenará a la Alcaldía de la Primavera, a la Unidad
Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a las
Víctimas, y a la Gobernación del Vichada que las medidas que se adopten en
relación con la protección del derecho a la salud y la soberanía alimentaria de
la comunidad Yajotja en cumplimiento de la presente providencia deberán ser
informadas al Juzgado Civil del Circuito Especializado en Restitución de
Tierras del Distrito Judicial de Cundinamarca, con el fin de que este despacho
este informado de las acciones que se toman en el marco del cumplimiento de
la presente sentencia y sea tenido en cuenta en el marco de seguimiento del
Auto 098 de 2020.

Síntesis de la decisión

271. Miembros de la comunidad Yajotja de pueblo Waüipijiwi, reclaman la


protección de sus derechos fundamentales al territorio, a la propiedad
colectiva, a la constitución de resguardos, a la autodeterminación y autonomía,
al ejercicio del gobierno propio, al mínimo vital, al debido proceso
administrativo, al derecho de petición, a la verdad justicia y reparación
integral, a la vida, a la salud, al agua, a la seguridad y soberanía alimentaria, a
la educación y a la vivienda digna. Alegan que la vulneración de sus derechos
es consecuencia, entre otros, de la negativa de las entidades accionadas a
reconocerlos como una comunidad autónoma, diferente de la de El Merey en
el Resguardo de Caño Mochuelo, de donde decidieron desplazarse en 2017.

272. Concretamente, solicitan el reconocimiento como comunidad en riesgo


de exterminio físico y cultural, el registro de la comunidad, que se ordene a la
ANT darle trámite prioritario a la solicitud de constitución de resguardo y a la
solicitud de medida de protección de territorio ancestral, que se hagan planes
de atención en salud, etno educación y alimentación para atender a la
comunidad, y que se brinden insumos para su sostenimiento.

273. Por su parte, las entidades refieren que el registro de la comunidad ante
el Ministerio del Interior, la constitución de un resguardo para la comunidad y
el registro de esta comunidad en el RUV no procede, pues estos ya tienen
derechos reconocidos en el Resguardo de Caño Mochuelo, o en otras palabras,
se encuentran registrados como miembros de la comunidad de El Merey en
Caño Mochuelo y porque la comunidad Yajotja se constituyó después de que
los miembros de la comunidad se desplazaran.

274. En el presente caso la Sala concluye que la comunidad Yajotja es una


comunidad independiente y autónoma, que cumple con los criterios objetivos
y subjetivos para su reconocimiento señalados en el Convenio 169 de la OIT y
recogidos por la jurisprudencia constitucional. Dicho reconocimiento por parte
del juez constitucional es excepcional y responde a las condiciones especiales
del presente caso: i) una comunidad que comparte rasgos comunes, ii) que
tiene un deseo colectivo de habitar un territorio ancestral, iii) que migraron
para proteger su subsistencia, iv) que no habitan el Resguardo de Caño
Mochuelo en dónde estuvieron asentados hace más de 5 años; v) que de
manera reiterada han indicado que no desean retornar al Resguardo donde
habitaban, y, vi) que desean establecerse en un espacio diferente al Resguardo
para fortalecer su identidad cultural. Así, concluyó la Sala que la decisión de
la comunidad Yajotja de desplazarse y asentarse en un nuevo territorio no
obedece a un capricho, sino a un genuino interés por asentarse en un lugar
sagrado para la comunidad y preservar su cultura y su identidad cultural, y lo
hacen en ejercicio de su derecho a la autodeterminación y autonomía.

275. Las respuestas allegadas al proceso, dan cuenta de que las entidades
involucradas no respetaron la identidad cultural, partieron de la idea de que
este derecho es estático y por tanto, una vez se reconocen unos derechos
territoriales las comunidades están obligadas a permanecer en el mismo
resguardo, sin importar el contexto, la autodeterminación de los pueblos, las
condiciones o cambios que puedan devenir con el tiempo. Dicha posición
dista de la realidad y del contenido del derecho a la autodeterminación, sobre
todo cuando no hay condiciones mínimas de subsistencia por cuenta de la
desatención estatal, violencia y falta de recursos naturales. No reconocer el
cambio que se produce sobre la identidad cultural, que responde a los cambios
de los individuos que la integran y a las interacciones entre diferentes factores,
es condenarlas a ser elementos congelados en el tiempo, casi que
pertenecientes a un museo. Sin perjuicio de lo anterior, la Sala estima que el
riesgo advertido por el Ministerio del Interior para negarse al reconocimiento
de la comunidad Yajotja parece partir de la presunción de que las
comunidades indígenas podrían permanecer o separarse de sus resguardos por
razones puramente estratégicas o instrumentales, y pierde de vista que el
arraigo territorial es precisamente un elemento central para la identidad
cultural y que implica cambios sustanciales para el modo de vida de una
comunidad étnica. De forma que, cuando una comunidad ha tomado una
decisión de esta trascendencia y ha asumido las consecuencias que de ello se
derivan, corresponde a la institucionalidad tomarse en serio tal decisión y
evaluar la situación partiendo del principio de buena fe.

30. A partir de lo anterior, se encuentra que en el presente caso las


negativas de reconocer a la comunidad Yajotja por parte del Estado
constituyen una vulneración a los derechos identidad cultural, a la autonomía
y autodeterminación, al territorio ancestral y colectivo, al debido proceso
administrativo y a la subsistencia étnica. Para la Sala, en primer lugar el
Ministerio del Interior vulneró los derechos de la comunidad al debido
proceso y a la autodeterminación. Esto por desconoció la autodeterminación
de una comunidad que ha manifestado en numerosas oportunidades su
existencia, una comunidad que desea retornar a un territorio ancestral y que ha
indicado que no desea retornar a Caño Mochuelo. Por lo anterior se le ordena
inscribir a la comunidad Yajotja en sus registros como comunidad autónoma.

31. En el mismo sentido, se ordenó a la UARIV que en virtud de la


excepción de inconstitucionalidad inaplique la norma que establece que para
la fecha de los hechos constitutivos de la comunidad como víctima la
comunidad debía estar constituida, teniendo en cuenta que se trata de una
comunidad que decidió escindirse que una comunidad ya registrada. De
manera que sus derechos como víctimas no pueden desaparecer por hacer uso
de su derecho a la identidad culturar y autodeterminación.

32. Además, encuentra la Sala una vulneración al debido proceso por parte
de la ANT al exigir el registro de la comunidad ante el Ministerio del Interior
para la procedencia del estudio de las solicitudes referentes a la protección del
territorio ancestral cuando la ley no lo requiere y por la demora injustificada
en la respuesta a sus solicitudes. Finalmente, hay una vulneración al derecho a
la subsistencia de la comunidad tanto física como cultural habida cuenta de las
difíciles condiciones en términos de vivienda, alimentación, salud y educación
que enfrenta, y ha enfrentado en los últimos 3 años. Por lo anterior se tomarán
medidas para garantizar los derechos de la comunidad.
III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Segunda de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución,

RESUELVE

PRIMERO-. REVOCAR el fallo de tutela del 11 de marzo de 2020,


proferido por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá que confirmó el fallo del 2 de febrero de 2020 del Juzgado Octavo
Civil del Circuito de Bogotá.

SEGUNDO-. En su lugar, declarar IMPROCEDENTE la solicitud de


declaratoria del estado de cosas inconstitucional en relación a los derechos al
territorio ancestral de las comunidades indígenas y demás peticiones
enunciadas en el numeral 21 de la presente providencia y AMPARAR los
derechos a la identidad cultural, a la autonomía y autodeterminación, al
territorio ancestral y colectivo, al debido proceso administrativo y a la
subsistencia étnica.

TERCERO-. ORDENAR al Ministerio del Interior proceder a registrar a la


Comunidad Yajotja, en los términos del numeral 8 del artículo 13 del Decreto
2893 de 2011, modificado por el Decreto 2340 de 2015, en el término
máximo de un mes desde la notificación de la presente providencia.

CUARTO-. ORDENAR a la Unidad Administrativa Especial para la


Atención y Reparación Integral a las Víctimas, revocar la Resolución No.
2020-99796 del 22 de diciembre de 2020 y tomar una decisión de fondo
sobre el registro de los miembros y de la comunidad Yajotja, respetando el
derecho a la identidad cultural y a la autonomía y autodeterminación de la
comunidad, y la aplicación de los principios de favorabilidad, de buena fe, el
principio de prevalencia del derecho sustancial. En caso dado que la UARIV
encuentre que la comunidad sí cumple con los demás requisitos establecidos
en la ley, deberá, en virtud de la excepción de inconstitucionalidad, inaplicar
lo establecido en el parágrafo 2 artículo 2.2.7.8.2.del Decreto 1084 de
2015 respecto de la necesidad de que la comunidad exista antes de los hechos
constitutivos de los daños.

QUINTO-. ORDENAR a la Agencia Nacional de Tierras que, en aplicación


de los principios de eficacia, celeridad y economía y sin dilaciones
injustificadas, adopte las medidas indispensables y adelante las actuaciones
que sean necesarias para dar respuesta a las peticiones formuladas por la
comunidad de medida de protección de territorio ancestral del 16 de mayo de
2018 sobre un territorio en La Primavera, Vichada y de la oferta voluntaria de
compra de predios a la ANT el 18 noviembre de 2019 y para finalizar el
proceso de constitución del resguardo promovido a favor de la comunidad
Yajotja asentada en el municipio de La Primavera en el Vichada. Para ello, la
Agencia Nacional de Tierras y las entidades que intervienen en este
procedimiento deberán cumplir con sus funciones en los términos y plazos
establecidos por el ordenamiento jurídico –Ley 160 de 1994, Decreto 2164 de
1995, y en el Decreto compilatorio 1071 de 2015, así como lo dispuesto en el
fundamento jurídico 251 de esta providencia.

SEXTO. - REQUERIR a la Unidad Administrativa Especial para la Atención


y Reparación Integral a las Víctimas, que evalúe la posibilidad de suministrar
a los miembros de la comunidad Yajotja que se encuentran registrados en el
RUV la ayuda de emergencia, sin perjuicio de los demás miembros de la
comunidad de el Merey. Además se requiere a la entidad (i) incluir a la
comunidad accionante en el Programa de Garantía de los Derechos de los
Pueblos Indígenas Afectados Por el Desplazamiento creado en cumplimiento
del auto 004 de 2009; e (ii) incluir a las mujeres pertenecientes a la comunidad
accionante, en los planes de asesoría a las mujeres sobrevivientes de actos
sexuales violentos en el marco del conflicto armado, así como en los
programas pedagógicos sobre el derecho a una vida libre de violencia, y el
Programa de Prevención de la Violencia Sexual contra la Mujer Desplazada y
de Atención Integral a sus Víctimas, según lo previsto en el auto 009 de 2015.
SÉPTIMO.- ORDENAR que por Secretaría General de esta Corporación se
remita a la Sala de Seguimiento de la Sentencia T-025 de 2004 de esta
Corporación, copia de todo el proceso y la información allegada a este
Despacho sobre la grave situación de vulneración de derechos humanos
padecida por la etnia Waüipijiwi, con el fin de que sea tenida en cuenta en el
marco de seguimiento de la superación del estado de cosas inconstitucional
por sus particularidades especialmente en lo referente al Auto 266 de 2017.

OCTAVO.- ORDENAR que por Secretaría General de esta Corporación se


remita a Juzgado Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras
del Distrito Judicial de Cundinamarca, copia de todo el proceso y la
información allegada a este Despacho sobre la grave situación de vulneración
de derechos en el Resguardo de Caño Mochuelo, con el fin de que sea tenido
en cuenta en el marco de seguimiento del Auto 098 de 2020 en donde se
tomaron medidas cautelares referentes al Resguardo de Caño Mochuelo. Las
medidas cautelares que se adopten respecto del Resguardo de Caño Mochuelo,
deberán cobijar a la comunidad Yajotja en el entretanto se resuelvan las
solicitudes que la comunidad realizó ante la ANT.

NOVENO-. ORDENAR a la Unidad Administrativa Especial para la


Atención y Reparación Integral a las Victimas, a la Gobernación del Vichada,
y a la Alcaldía de la Primavera que en concertación con la Comunidad Yajotja
formule y ejecute proyectos productivos encaminados a proveer seguridad
alimentaria a esta comunidad con enfoque diferencial étnico teniendo en
cuenta que se trata de una comunidad semi nómada. Se deberá formular un
plan de trabajo en el mes siguiente a la notificación de esta providencia y su
implementación deberá realizarse en los siguientes dos meses.

DÉCIMO -. ORDENAR a la Gobernación del Vichada, y a la Alcaldía de la


Primavera que en conjunto, provean oferta etno educativa a los menores de
acuerdo con lo establecido en la Constitución, las normas legales vigentes y la
jurisprudencia de esta Corporación. El proyecto etno educativo debe ser
formulado en un plazo no mayor a un mes contado a partir de la notificación
de esta providencia.
DÉCIMO PRIMERO-. ORDENAR a la Alcaldía de la Primavera, Vichada,
que desarrolle una brigada de salud en el siguiente mes. En la brigada a
realizar se deberá incluir atención enfocada en los derechos sexuales y
reproductivos de la comunidad, en los términos señalados en la presente
providencia. La brigada de salud deberá contar con el acompañamiento de un
traductor y en cada una de las intervenciones que se realicen se deberá contar
con el consenso expreso del individuo.

DÉCIMO SEGUNDO-. ORDENAR a la Alcaldía de la Primavera, Vichada,


que continúe suministrando la atención inmediata de atención humanitaria
hasta que la UARIV resuelva el registro de la comunidad en el RUV. En
relación con el componente de albergue temporal, se debe asegurar el acceso a
agua potable.

DÉCIMO TERCERO-. ORDENAR a la Alcaldía de la Primavera, a


la Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a
las Víctimas, y a la Gobernación del Vichada que las medidas que se adopten
en relación con la protección del derecho a la salud y la soberanía alimentaria
de la comunidad Yajotja en cumplimiento de la presente providencia deberán
ser informadas al Juzgado Civil del Circuito Especializado en Restitución de
Tierras del Distrito Judicial de Cundinamarca, con el fin de que este despacho
este informado de las acciones que se toman en el marco del cumplimiento de
la presente sentencia y sea tenido en cuenta en el marco de seguimiento del
Auto 098 de 2020.

DÉCIMO CUARTO-. Líbrese la comunicación de que trata el artículo 36 del


decreto 2591 de 1991, para los efectos allí contemplados.

Cópiese, notifíquese, publíquese en la página web de la Corte Constitucional y


Cúmplase.
JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR
Magistrado

ALEJANDRO LINARES CANTILLO


Magistrado

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado
Con salvamento de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General

SALVAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
A LA SENTENCIA T-445/22

Referencia: Expediente T-8.113.378


Con el acostumbrado respeto por las decisiones de la mayoría, expongo las
razones por las cuales me aparto de la adoptada mediante la Sentencia T-445
de 2022.

La solicitud de tutela es presentada por un grupo de indígenas pertenecientes a


la etnia nómada Waüpijiwi, quienes decidieron separarse de la comunidad a la
que pertenecían en el Resguardo de Caño Mochuelo (Municipios de Paz de
Ariporo y Hato Corozal, Casanare) y, posteriormente, constituirse como la
comunidad Yajotja en un territorio cercano en el Departamento del Vichada
(municipio de La Primavera). Según informan, su decisión respondió a
problemas de gobernanza en el resguardo, de acceso a la alimentación y a la
salud, amenazas a la integridad física de sus miembros por parte de grupos al
margen de la Ley y por miembros del resguardo, y violencia sexual contra las
menores. Razones todas constatadas por el Ministerio de Interior. Sus
pretensiones se refieren tanto a la garantía de los derechos de los pueblos del
Resguardo, como de su comunidad en particular. La sentencia, sin embargo,
sólo resolvió aisladamente lo segundo, omitiendo abordar la problemática de
fondo, como paso a explicar.

En efecto, al resolver el asunto, la sentencia T-445 de 2022 encontró que las


negativas de reconocer a la comunidad Yajotja por parte del Estado
constituían una vulneración a los derechos a la identidad cultural, la
autonomía y autodeterminación, al territorio ancestral y colectivo, al debido
proceso administrativo y a la subsistencia étnica. Y en consecuencia, ordenó
al Ministerio del Interior inscribir a la comunidad Yajotja en sus registros
como comunidad autónoma; a la UARIV, inaplicar la norma que establece
que para la fecha de los hechos constitutivos de la comunidad como víctima la
comunidad debía estar constituida, teniendo en cuenta que se trata de una
comunidad que decidió escindirse de una comunidad ya registrada; y a la
ANT, adoptar las medidas necesarias para dar respuesta a las solicitudes de
medida de protección de territorio ancestral, oferta voluntaria de compra de
predios, e inicio del proceso de constitución del resguardo. Además, dispuso
otras medidas para garantizar los derechos de la comunidad a la vivienda, la
alimentación, la salud y la educación.
Como se observa, las órdenes apuntan a dar solución a la
difícil coyuntura que atraviesa la comunidad Yajotja y, sin embargo, no
abordan el problema de fondo que dio origen a su precaria situación. En
efecto, considero que es necesario partir del reconocimiento básico de que el
Resguardo de Caño Mochuelo tiene serias problemáticas de gobernanza,
acceso a derechos básicos e incluso violencia, derivadas del hecho de que se
trata de nueve pueblos completamente diversos que han sido forzados desde
hace años por el Estado, a convivir bajo una única entidad jurídico-
administrativa, la del resguardo, que, como se verá, no permite el ejercicio
del autogobierno. Adicionalmente, y en concordancia con una aproximación
integral al caso, es necesario prever los impactos que los procesos en curso,
tanto de restitución, como de ampliación del resguardo, protección de
territorios ancestrales y reparación integral, pueden tener en la comunidad
Yajotja y los demás pueblos que habitan el resguardo de Caño Mochuelo.

Necesidad de abordar el origen del problema. Nueve pueblos diversos


forzados a convivir bajo una única entidad jurídico-administrativa

Cada uno de los pueblos que integran el resguardo tienen sus propios derechos
que deben poder ejercer según sus especificidades y no de manera forzada
bajo el control del más fuerte o con mayor poder, por razón del territorio
asignado. De acuerdo con la lectura de los antecedentes del expediente se
advierte que los problemas de la comunidad Yajotja tienen origen en un hecho
de la administración, como lo es el incluir a nueve pueblos indígenas distintos,
con costumbres y autoridades diferentes, a convivir en un mismo territorio,
bajo una única gobernanza, en el marco de la figura del resguardo. Con ello,
se tiende a diluir -para el Estado-, la distinción entre pueblos, etnias y
comunidades, y se entorpece el genuino ejercicio de la autonomía y del
derecho a la diversidad, en el marco de un proyecto colectivo acorde con su
cultura. No hay más que observar, como lo señala la propia sentencia, que en
el resguardo coexisten comunidades sedentarias, nómadas y seminómadas.

Así, en los antecedentes de la sentencia queda claro que las mismas


comunidades del resguardo expulsaron de allí a los accionantes, quienes
afirmaron igualmente que desde que regresaron al resguardo en el 2005, no
recibieron los recursos que les corresponde de lo que asigna el Sistema
General de Participación con base en el censo poblacional, ni el Plan de
Alimentación Escolar, ni las ayudas de Acción Social. También se reconoce
que los problemas de gobernabilidad se derivan de la denegación por parte de
pueblos más fuertes y numerosos, a la participación en los órganos de
gobierno de pueblos minoritarios como los Waupijiwi.
Igualmente, los hechos se refieren a problemas interétnicos en el resguardo,
incluyendo violencia y desigual participación de las etnias minoritarias,
además de problemas de gobernanza, derivados de que no se permite el
gobierno propio de cada uno de los 9 pueblos que coexisten en el resguardo.
Así, en efecto, lo expone la comunidad Yajotja que indica que ha visto
amenazada su integridad física por parte de miembros del mismo resguardo,
resaltando los problemas de acceso a los mecanismos de gobierno y a los
recursos del resguardo, razones por las que decide desplazarse y proclamarse
como una comunidad distinta a la del Merey. Los accionantes llegan incluso a
afirmar: “resulta urgente la ampliación de Caño Mochuelo u otros pueblos
estarían replicando la salida de nuestra comunidad Yajotja”.

De hecho, no sólo los Yajotja llaman la atención sobre esta circunstancia.


Obra en el expediente un comunicado del 30 de noviembre de 2018, firmado
por 5 de los 9 pueblos del resguardo, en el que afirman ser los pueblos más
vulnerables que comparten la condición de ser originariamente nómadas y que
estarían siendo “arrinconados” por otros.[303]

Más aún, el propio Plan de Salvaguarda del Resguardo de Caño


Mochuelo denuncia, por ejemplo, que pueblos nómadas como el Wapijiwi, se
hubieran visto obligados a confinarse en territorios extremadamente
estrechos; que la deserción en el centro educativo se debe a problemas de
convivencia entre los pueblos; que hay problemas de comunicación por
disparidad de lenguas entre las comunidades, serios problemas de gobernanza;
y que se ha dado un serio deterioro cultural por cuenta de la sedentarización
forzada en el territorio.Dice el Plan de Salvaguarda del Resguardo que si bien
inicialmente la Reserva Indígena de Caño Mochuelo sirvió para la protección
de los pueblos de “matanzas de indios”, “…la conversión de reserva a
resguardo no tuvo en cuenta que la situación de las comunidades había
cambiado, lo que generó que esa primera medida de reconocimiento de la
reserva indígena, efectiva en su momento para evitar el genocidio a que
estaban abocados los pueblos que hoy conviven en Caño Mochuelo, ya no lo
fuera para asegurar la pervivencia de esos pueblos y 64 comunidades. La
población aumentaba y las comunidades ahora estaban dando los primeros
pasos en un proceso de recuperación cultural y productiva, de manera que el
resguardo poco a poco se fue convirtiendo en un espacio de confinamiento de
doce comunidades pertenecientes a nueve pueblos indígenas, cada vez más
encerradas y condenadas a su desaparición como pueblos indígenas. La
constitución del resguardo, a la larga significó el desconocimiento de los
derechos territoriales de los pueblos indígenas reducidos en él. Se afectó la
libre movilidad hacia lugares sagrados y de importancia alimentaria, debido
a conflictos por el uso y apropiación de los recursos con los campesinos que
ocuparon sus territorios de uso tradicional indígena.”[304] (Subrayado fuera
del texto)

A pesar de advertir toda esta situación, la sentencia no ahonda en las


implicaciones de los graves conflictos interétnicos existentes en Caño
Mochuelo, y omite los problemas estructurales, dando solución sólo parcial a
la actual coyuntura de la comunidad Yajotja. Considero que con esta decisión
se corre incluso el riesgo de profundizar la problemática, no solo de la
comunidad ahora accionante, sino de las demás que conviven en el resguardo
Caño Mochuelo, quienes verán la fragmentación como una alternativa viable.

En lugar de obviar el asunto, la sentencia T-445 de 2022 debió analizar si la


garantía de los derechos del pueblo Yajotja -y los demás del resguardo cuyos
derechos también buscaban ser amparados- no estaría supeditada a la
resolución de la cuestión de fondo, esto es, encontrarse ficticiamente
conformando una unidad con las diversas etnias y pueblos disímiles que se
incluyeron en el resguardo de Caño Mochuelo.

A mi juicio es evidente que se trató de un proceso forzado y ficticio, que se


fue agudizando hasta el punto de que el Estado parece no reconocer hoy en
día las diferencias esenciales entre los pueblos. En efecto, desde la
perspectiva del Estado, el destinatario de sus políticas es el Resguardo de
Caño Mochuelo, una entidad jurídico-administrativa a través de la cual se
pretenden la acción del Estado frente a los derechos de 9 pueblos como si
fueran uno sólo. La mayor expresión de esta circunstancia es el hecho de que
al resguardo corresponde un cabildo con su gobernador y es ese gobierno el
responsable de recibir los recursos que se asignan al resguardo -en función de
un censo global-, sin reconocer la autonomía y el derecho al autogobierno de
cada uno de los 9 pueblos.
La Sala debió por tanto haber abordado el fondo del asunto y haber tomado
medidas para garantizar que estos nueve pueblos recuperaran –o
reconstruyeran- su autogobierno y autonomía, sin que la figura del resguardo
merme sus garantías constitucionales, como está ocurriendo. Considero que
una decisión solamente enfocada en las necesidades de la comunidad Yajotja
es insuficiente y omite la vulneración de derechos de las comunidades y
pueblos de Caño Mochuelo, que dio origen a la separación por parte de los
Yajotja. No es suficiente considerar, como lo sugiere la sentencia, que no es
necesario adoptar medidas para todo el Resguardo dado que la juez de
restitución de tierras ha adoptado acciones de diversa índole en favor de todo
el resguardo. En efecto, si bien la juez de restitución ha tomado medidas
relevantes frente al Resguardo, lo cierto es que su actuación parte de esa
unidad jurídico- administrativa y sus medidas, por tanto, no consultan las
especificidades de cada pueblo.

Como coralario de un análisis estructural, la sentencia debió, entre otros,


ordenar a las autoridades contemplar la creación de resguardos diferenciados
para cada pueblo, o generar una solución específica que garantizara que tanto
el derecho al territorio como las prestaciones que corresponden a estos
pueblos, se garanticen de forma independiente y atendiendo a las
particularidades de los pueblos. Adicionalmente, debió disponer la elaboración
de un plan de salvaguarda propio para cada uno de los pueblos que hacen parte
del resguardo, de tal manera que de forma diferenciada se definiera la mejor
ruta que garantice sus derechos al autogobierno, la identidad cultural y el
territorio de cada uno de ellos. Sólo con órdenes de esta naturaleza era posible
cumplir con el mandato constitucional de propender por la supervivencia de
estos pueblos y evitar que por los conflictos inter e intraétnicos las distintas
comunidades busquen dividirse como ocurrió en esta oportunidad.

En efecto, poco se contribuye a la garantía de los derechos de los Yajotja si no


se ordenan medidas que busquen superar las dificultades que atraviesa la etnia
Waüpijiwi y las otras presentes en el Resguardo de Caño Mochuelo. Por tanto,
la solución no podía consistir en órdenes aisladas respecto de la comunidad
Yajotja, toda vez que podría incluso incurrirse en un tratamiento inequitativo
frente a los demás pueblos indígenas que habitan el resguardo Caño
Mochuelo, y respecto de la otra parte de la etnia Waüpijiwi que quedó
asentada en el resguardo, quienes también podrían reclamar derechos respecto
de las tierras ancestrales ubicadas en el Vichada pretendidas en parte por la
comunidad Yajotja, en tanto que comparten el mismo origen territorial.
De manera que considero que la Sala dejó sin respuesta varias otras
pretensiones de la tutela presentada por la comunidad Yajotja y que se
referían justamente al problema de fondo del Resguardo Caño Mochuelo.

Necesidad de garantizar la articulación de las medidas con el Plan de


Salvaguarda y con los otros procesos en curso, en particular frente al
derecho al territorio.

En segundo término y en línea con lo anterior, con el propósito de evitar a


futuro los conflictos inter e intraétnicos, sobre todo por cuestiones territoriales,
las medidas para garantizar los derechos de los Yajotja debieron incorporarse
dentro de un proceso amplio de coordinación y articulación con los procesos
de restitución, ampliación de resguardo, protección de territorios ancestrales y
reparación, actualmente en curso en el Resguardo de Caño Mochuelo. El
enfoque adoptado en la sentencia profundiza el trámite aislado y sin
articulación, que puede incluso generar nuevos conflictos y riesgos tanto para
la comunidad Yajotja como para el resto de los pueblos que habitan en el
resguardo de Caño Mochuelo.

La garantía del derecho fundamental al territorio no se debió dejar sólo en


manos de la ANT y las demás instituciones en la materia, aisladamente
consideradas, sino que la solución debía provenir de un trabajo
necesariamente coordinado entre el Ministerio de Interior, la Unidad para las
Víctimas, la Unidad de Restitución de Tierras, la Agencia Nacional de Tierras,
las alcaldías de Hato Corozal, Paz de Ariporo y la Gobernación del Casanare,
así como la alcaldía de La Primavera, la Gobernación del Vichada, la
Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación y el Juzgado
Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras del Distrito Judicial
de Cundinamarca.
Incluso debía ordenarse una articulación adecuada del proceso de garantía de
derechos territoriales a la comunidad Yajotja con lo previsto en el Plan de
Salvaguarda actualmente del Resguardo de Caño Mochuelo (2013), el cual a
su vez debería actualizarse para cada pueblo presente en el resguardo. La
relevancia de este Plan es capital: no sólo concluye que “todos los problemas
que se identifican en cada una de las comunidades que conforman el resguardo
se remiten a la falta de espacio territorial, por lo tanto, mientras esto no se
solucione, cualquier medida será paliativa puesto que no se estaría tocando
aspectos estructurales sino otros más de tipo coyuntural, prolongando así la
crítica situación del resguardo”, sino que es en ese marco que la ANT se
encuentra adelantando el trámite correspondiente a la solicitud de ampliación
del Resguardo Caño Mochuelo presentada por la comunidad en 2010 bajo el
expediente No.201851008299800030E. Según escrito del 1 de septiembre de
2021, la ANT se encuentra culminando el estudio socioeconómico, jurídico y
de tenencia de tierras para la ampliación del resguardo de Caño Mochuelo, el
cual incluye a la comunidad de El Merey.
La decisión que se tome en este marco afectará en principio a la comunidad
Yajotja, e incluso es posible que se observe que el territorio pretendido por esa
comunidad sea vecino o adyacente del resguardo Caño Mochuelo, teniendo en
cuenta que los Municipios de Paz de Ariporo y Hato Corozal (Casanare),
colindan con el Municipio de La Primavera, Vichada, del que los separa el río
Meta. Así, la Corte debía recordar a las instituciones competentes ,que los
Planes de Salvaguarda ordenados por la propia Corte no son meros
documentos de referencia sino “acciones especiales de salvaguarda”
(Convenio 169 de la OIT), además de instrumentos de desarrollo de política
pública que fueron objeto de consulta previa en la Mesa Permanente de
Concertación con los pueblos indígenas, y también deben ser considerados
como instrumentos de planeación territorial y ambiental, siendo planes
concertados entre el Ministerio y las autoridades propias, y siendo su finalidad
la de servir de base para definir proyectos y metas a corto, mediano y largo
plazo, para garantizar la pervivencia de las comunidades indígenas.
En definitiva, sólo si la garantía de los derechos de los Yajtoja se hubiera
supeditado (i) al reconocimiento de las especificidades de los nuevos pueblos
y la necesidad de superar la figura del resguardo para garantizar su autonomía
y autogobierno, y (ii) a un proceso amplio de coordinación y articulación con
los procesos constitucionales, de restitución, ampliación de resguardo y
reparación en curso en el Resguardo de Caño Mochuelo, sólo así, se estaría
contribuyendo a resolver una situación de base que es fuente de vulneraciones
y que podría continuar siéndolo para otras comunidades presentes en el
Resguardo. Lamento que la Sala hubiera perdido esta invaluable ocasión para
corregir errores estructurales del Estado frente a estos nueve pueblos y haber
propendido así por una garantía efectiva de sus derechos.

Por tales razones decidí apartarme de la decisión mayoritaria.


TIPO DE PROCESO QUE GENERA LA SENTENCIA:

AL ( ) CRF ( ) D() E() LAT ( ) LE ( ) OP ( ) RE ( ) SU ( ) T ( )

1. NÚMERO DE SENTENCIA: C ( )_____ SU ( )_____ T ( )_____

2. FECHA DE LA SENTENCIA: ___-___-___

3. MAGISTRADO
PONENTE:____________________________________________—.

4. MAGISTRADOS QUE INTEGRARON LA SALA:


__________________________________________________________________
______.

5. MAGISTRADOS QUE SALVARON EL VOTO:


______________________________________________________________——
———.

6. MAGISTRADOS QUE ACLARARON EL VOTO:


__________________________________________________________________
______.

7.
VOTACIÓN:________________________________________________________
____.

8. ACTOR O ACCIONANTE:_________________________________________—
——.

9. CATEGORÍA A LA QUE PERTENECE: PN ( ) PJ ( ) DP ( )

10. CONCEPTO DEL MINISTERIO PÚBLICO: Sí ( ) No ( )

11.
INTERVINIENTES:__________________________________________________
___
__________________________________________________________________
_____.

12. PRUEBAS SOLICITADAS EN LA CORTE CONSTITUCIONAL: Sí ( ) No ( )


Cuáles:____________________________________________________________
____
__________________________________________________________________
____.

13. AUDIENCIA PÚBLICA: Sí ( ) No ( ).

14. OTRAS PARTICULARIDADES PROCESALES:


__________________________________________________________________
_____
__________________________________________________________________
_____
__________________________________________________________________
_____
__________________________________________________________________
_____
__________________________________________________________________
_____
__________________________________________________________________
_____.

15. TEMAS:
__________________________________________________________________
______
__________________________________________________________________
______
__________________________________________________________________
______.

16. NORMA OBJETO DE PRONUNCIAMIENTO:


____________________________.

17. DECISIÓN EN MATERIA DE CONSTITUCIONALIDAD:

E() IE ( ) EC ( ) IP ( ).

18. HECHO OBJETO DEL PRONUNCIAMIENTO:


___________________________.

19. DECISIÓN EN MATERIA DE ACCIÓN DE TUTELA:

C() NC ( ) CP ( ) TC ( ).

20. ORDEN A LA AUTORIDAD PÚBLICA:


__________________________________.

21. TESIS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL:


A. DOCTRINA DEL CASO CONCRETO (RATIO DECIDENDI):
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__________________________________________________________________
___.

B. DOCTRINA GENERAL:
__________________________________________________________________
___
__________________________________________________________________
___
__________________________________________________________________
___
__________________________________________________________________
___.

C. DEFINICIONES DOGMÁTICAS CREADAS POR LA CORTE


CONSTITUCIONAL:
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__________________________________________________________________
___
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___
__________________________________________________________________
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__________________________________________________________________
___.

D. PRINCIPALES REGLAS DE SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS QUE SUS


SUSCITA LA APLICACIÓN JUDICIAL DE ESE DERECHO O “SUB-REGLAS”:
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22. SALVEDADES PROPIAS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL:
__________________________________________________________________
______.

23. DOCTRINA ADICIONAL (OBITER DICTUM):


__________________________________________________________________
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