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RESUMEN

Estudiante: Cabellos Julca Vanesa


VIDEO1: Laboratorio virtual No 1: Bioseguridad
URL: https://www.youtube.com/watch?v=cnjmTH9ML9g

Actualmente, la plataforma de todo sistema económico y de la sociedad en


general es la capacidad de procesar información; en este marco, la educación
enfrenta el reto de desarrollar en los alumnos habilidades para acceder a la
misma, seleccionarla, procesarla y tomar decisiones sobre esa base, haciendo
un uso sistemático de las tecnologías de la información y comunicación (TIC),
en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Las nuevas generaciones de estudiantes emplean las TIC en su vida cotidiana
al hacer uso de computadoras personales, dispositivos de comunicación
móviles, Internet y demás. Es, pues, natural aprovechar esta tecnología ya
disponible para que los alumnos comprueben, refuercen y practiquen el
conocimiento teórico adquirido en el aula.
En el contexto de la educación y dentro del área de las ciencias exactas, uno
de los principales problemas a los que se enfrentan los métodos de enseñanza
es la separación de los conocimientos teóricos y la formación práctica; tal
división ha originado límites muy marcados entre el aprendizaje de conceptos,
la resolución de problemas y la realización de prácticas de laboratorio, con lo
que se limita el aprendizaje científico. Precisamente, las prácticas de
laboratorio se han diseñado para que los educandos tengan una interacción
directa y tangible con los conocimientos adquiridos teóricamente,
comprobándolos experimentalmente, por lo cual la persona que está
aprendiendo puede manipular materiales, instrumentos e ideas y aplicar su
propia iniciativa y originalidad.
Sin embargo, llevar a cabo la actividad experimental tiene los inconvenientes
de ser muy exigente en cuanto a tiempo, espacio, materiales, dinero y energía,
pues la implementación y puesta en marcha de plantas reales o laboratorios
físicos requiere una infraestructura onerosa que difícilmente se mantiene en
buenas condiciones. Asimismo, hace imprescindible la presencia del alumno en
el sitio y tiempo específicos en el lugar en que se encuentra el equipo que le
hará posible obtener el conocimiento empírico.

VIDEO 2: NIVELES DE BIOSEGURIDAD LABORATORIO Y ANALISIS


CLINICO
Un laboratorio de investigación muy especializado que se ocupa de agentes
infecciosos es el laboratorio de bioseguridad. Ya sea que se realicen
actividades de investigación o producción, cuando se trabaje con materiales,
organismos o incluso animales de laboratorio infecciosos, el grado de
protección adecuado es de suma importancia.
Los niveles de bioseguridad se utilizan para identificar las medidas de
protección necesarias en un laboratorio que utilice o diagnostique agentes
biológicos, incluyendo microorganismos, y así preservar el bienestar de los
trabajadores, el medio ambiente y el público en general. Gracias a ellos, se
pueden exhibir controles específicos para la contención de dichos agentes
biológicos.
Estos niveles, que se clasifican del uno al cuatro, se seleccionan en función de
los agentes u organismos que se están investigando o trabajando en cualquier
entorno de laboratorio determinado.
Cada nivel de laboratorio se basa en el nivel anterior, creando así una capa
tras otra de restricciones y barreras. Estos niveles de laboratorio se determinan
por lo siguiente:
Riesgos relacionados con la contención
Gravedad de la infección
Transmisibilidad
Naturaleza del trabajo realizado
Origen del agente biológico
Agente en cuestión
Ruta de exposición
La razón por la que los niveles de bioseguridad son tan importantes es porque
dictan el tipo de prácticas de trabajo que se permiten en un laboratorio.
También influyen mucho en el diseño general de la instalación en cuestión, así
como en el tipo de equipo de seguridad especializado que se utiliza en ella.
Por ejemplo, un entorno de laboratorio básico que se especializa en la
investigación de agentes no letales que representan una amenaza potencial
mínima para los trabajadores del laboratorio y el medio ambiente generalmente
se considera BSL-1: el nivel de laboratorio de bioseguridad más bajo. Un
laboratorio de investigación especializado que se ocupa de agentes infecciosos
potencialmente mortales como el ébola sería designado como BSL-4, el nivel
más alto y más estricto.
Niveles de bioseguridad
BSL–1
El nivel de bioseguridad 1 se aplica a entornos de laboratorio en los que el
personal trabaja con microorganismos de bajo riesgo ya sea por su naturaleza
o por la atenuación de su factor de patogenicidad, representando así poca o
ninguna amenaza de infección en adultos sanos. Un ejemplo de un
microbioorganismo con el que normalmente se trabaja en un BSL-1 es una
cepa no patógena de E. coli.

TEXTO: Bioseguridad en el laboratorio: medidas importantes para el trabajo seguro

El profesional del laboratorio de análisis clínicos, de diagnóstico o de patología


clínica está siempre expuesto a la posibilidad de infectarse con muestras de
patógenos altamente infecciosos. Las medidas de bioseguridad que deben
tomarse en cuenta en la práctica laboral ya fueron establecidas por organismos
nacionales e internacionales y deben ser seguidas a plenitud. A pesar de ello, y
por falta de conocimiento del riesgo en el manejo del material contaminado, del
tipo de muestra que se procesa o de las medidas de bioseguridad que se deben
seguir, así como la falta de un equipo de protección adecuado, condiciones
laborales inhóspitas y un incorrecto desecho del material infeccioso, se
presentan accidentes de trabajo. En este artículo, el principal objetivo es dar a
conocer de manera general la importancia de la bioseguridad en los laboratorios
que manejen material biológicoinfeccioso.
ANTECEDENTES

En 1546, Girolamo Fracastoro dio inicio a la discusión sobre la importancia de las infecciones
contagiosas en su obra “On contagion”. Siglos después, la “teoría germinal de las enfermedades
infecciosas” propuesta por Louis Pasteur sentó las bases para la idea del microorganismo capaz
de causar una enfermedad. Posteriormente se siguió trabajando con microorganismos o con
muestras infectadas, estando conscientes de que la persona que los manipulase podía infectarse
al tener contacto con ellos. En consecuencia, en 1865, el Barón Joseph Lister instituyó la práctica
detécnicas antisépticas y del uso de ácido carbólico como desinfectante al trabajar en el
quirófano.1 Desde entonces se empezaron a delinear las medidas que se deben tomar para
prevenir una infección laboral, sin embargo, no fue sino hasta mediados del Siglo XX que se
establecieron, en los Estados Unidos, normas de bioseguridad para el trabajo adecuado en el
laboratorio.

I. Identificación de los grupos de riesgo


A raíz de lo observado en los reportes iniciales, el Centers for Disease Control
and Prevention (CDC) de Estados Unidos, publicó en 1974 el texto titulado
“Classification of etiologic agents on the basis of hazard”, en el cual se proponía
la clasificación de los agentes patógenos en cuatro grupos de riesgo.2
Posteriormente, tanto los National Institutes of Health (NIH) de los Estados
Unidos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizaron el sistema,
sentando así las bases para la clasificación de los laboratorios en función del
grupo de riesgo al que pertenecen los patógenos que manejan.
Los factores utilizados para agrupar a los microorganismos son:
(i) patogenicidad,
(ii) dosis infectiva,
(iii) modo de transmisión,
(iv) rango de hospedero,
(v) disponibilidad de medidas de prevención efectivas y,
(vi) disponibilidad de tratamiento efectivo.

Actualmente, la clasificación es la siguiente:16


• Grupo de riesgo 1 (GR1): Agentes no asociados con enfermedades en
humanos adultos saludables ni en animales (nulo o bajo riesgo al individuo o la
comunidad). Ejemplo: Bacillus subtilis, Bacillus licheniformis, ciertas cepas de
Escherichia coli.
• Grupo de riesgo 2 (GR2): Agentes asociados con enfermedades humanas
raramente serias para las cuales siempre hay medidas preventivas y/o
terapéuticas disponibles. El riesgo de diseminación de la infección es limitado
(riesgo individual moderado, bajo riesgo a la comunidad). Ejemplo:
Campylobacter jejuni, Helicobacter pylori, Neisseria gonorrhoeae, Blastomyces
dermatitidis, Coccidia, Toxoplasma gondii, Adenovirus, Papovavirus.
• Grupo de riesgo 3 (GR3): Agentes asociados conenfermedades humanas
serias o letales para las cuales podrían estar disponibles medidas preventivas
y/o terapéuticas. El contagio entre individuos infectados es poco común (alto
riesgo individual, bajo riesgo a la comunidad). Ejemplo: Coxiella burnetii,
Mycobacterium tuberculosis, VIH, virus de la fiebre amarilla, virus del oeste del
Nilo, bacterias multirresistentes como Staphylococcus aureus resistente a
meticilina (MRSA) y Streptococcus pyogenes resistente a eritromicina (SPRE).
• Grupo de riesgo 4 (GR4): Agentes causantes de enfermedades humanas serias
o letales para las cuales no hay medidas preventivas y/o terapéuticas
disponibles. El contagio entre individuos infectados se da fácilmente (alto riesgo
individual, alto riesgo a la comunidad). Ejemplo: virus del Ébola, Marburg, Lassa

Implementación de las políticas en los laboratorios


Los cuatro niveles de bioseguridad implican medidas particulares para cubrir
estas necesidades. Además de ello, existen normas básicas de bioseguridad que
todo laboratorio debe seguir sin importar el tipo de patógeno que maneje. Como
se puede ver, la bioseguridad es un tema que compete a todas las personas que
realicen actividades dentro de un laboratorio. Estas medidas no sólo se aplican
a laboratorios de investigación, los laboratorios de análisis y diagnóstico clínico,
los de patología, los industriales y los de enseñanza en los diferentes niveles
educativos deben mantener una reglamentación general de bioseguridad. El
Occupational Safety and Health Administration (OSHA) de los Estados Unidos,
en la regulación 1910-1030, establece claramente los siguientes lineamientos:
1. Diseño de un manual de bioseguridad para eliminar o minimizar la
exposición laboral a patógenos, el cual debe estar a disposición de cada
persona del laboratorio. Este manual debe ser revisado anualmente por
el supervisor o director del laboratorio para hacer los cambios pertinentes
al sistema de bioseguridad.
2. Identificación de sitios, tareas y procedimientos en los que podría ocurrir
una exposición ocupacional.
3. Control de prácticas laborales:
• Lavarse las manos al quitarse el equipo de protección personal y
después del contacto con sangre u otro material potencialmente
infeccioso
• No doblar, quitar o tapar de nuevo jeringas. Esta medida es muy
importante, ya que la mayoría de los accidentes laborales ocurren al tapar
de nuevo la aguja de la jeringa recién utilizada.
• No ingerir alimentos ni bebidas, no fumar, no aplicarse cosméticos ni
manipular lentes de contacto en áreas de trabajo.
• No guardar comida ni bebidas en refrigeradores, cuartos fríos,
congeladores, gabinetes o anaqueles donde se encuentre material
potencialmente infeccioso.
• No pipetear con la boca.
4. Equipo de protección personal
• Varía de acuerdo al tipo de laboratorio. Debe utilizarse de forma
obligada si se va a trabajar con material potencialmente infeccioso.
Incluye: guantes, batas, máscaras, lentes y cubrebocas, ente otros
• Los guantes desechables no deben lavarse o descontaminarse para su
reutilización.
• Utilizar guantes siempre que se entre en contacto con sangre o material
biológico-infeccioso
5. Limpieza: el área y equipo de trabajo debe mantenerse siempre limpio
y descontaminado.
• La Environmental Protection Agency de los Estados Unidos provee una
lista de los desinfectantes adecuados para evitar la contaminación por
bacterias o virus en su página de Internet. Los ejemplos más comunes
son etanol, hipoclorito de sodio, formaldehído, peróxido de hidrógeno y
desinfectantes modernos de amplio espectro.
6. Manejo adecuado de desechos (vide infra).
7. Etiquetado de equipo y material: el símbolo de bioseguridad debe ser
utilizado para identificar contenedores de desechos, refrigeradores y
congeladores que contengan material potencialmente infeccioso.

Acciones correctivas frente a los accidentes laborales


El manejo de una exposición o un accidente laboral que involucre material
infeccioso depende del microorganismo en particular que potencialmente
pueda causar la infección. Todos los accidentes y exposiciones
potenciales deben ser reportados inmediatamente al personal calificado.
Después del incidente, se deben aplicar los cuidados médicos necesarios
para remover el material infeccioso y para la administración de primeros
auxilios.8 En caso de una herida, ésta debe lavarse con agua y jabón sin
dañar la piel, las membranas mucosas expuestas deben irrigarse
copiosamente con agua o solución salina. Si la herida se causó por un
piquete de aguja se debe dejar fluir la sangre primero sin introducirla a la
boca.25 Además, se debe dar acceso al personal de laboratorio a
consultas médicas confidenciales, asesoría médica sobre el riesgo que
corre y tratamiento profiláctico.8 El riesgo estimado de infección por VIH
por lesiones causadas por agujas o algún otro tipo de exposición es del
0.3% por contacto. Para este virus, el tratamiento profiláctico consta de
diferentes tipos de antirretrovirales, los cuales pueden llegar a disminuir
hasta en un 80% la posibilidad de que se establezca la infección.26 Para
el VHB, la medida profiláctica más recomendada es el uso de la vacuna.
En el caso del VHC, no hay profilaxis postexposición disponible.

CONCLUSION:
El trabajo en el laboratorio clínico implica riesgos para el personal que
está en contacto con material biológico-infeccioso. Los laboratorios
clínicos, por ende, son sitios donde el concepto de bioseguridad debe
formar parte de la vida diaria de cada persona. Las medidas de
bioseguridad deben estar claramente definidas en un manual y deben ser
conocidas y estar al alcance de la mano de todos. Organismos
internacionales como el CDC, la OMS y la OSHA juntos con la Secretaría
de Salud en México establecen, dentro de sus publicaciones o
reglamentos, cuáles son los lineamientos a seguir en el trabajo del
laboratorio clínico, cuál es el grupo de riesgo al que cada patógeno
pertenece, las características de cada nivel de bioseguridad, las medidas
en caso de accidentes y el manejo de desechos biológico-infecciosos. En
el presente artículo presentamos de forma general esta información para
que esté al alcance de laboratorios clínicos del país y que la puedan
utilizar como base para generar sus propios reglamentos de bioseguridad.
TAREA: 5 enfermedades con su respectivo medio de contagio
y fluido biológico

AMIGDALITAS

La causa más frecuente de amigdalitis son las infecciones víricas


(alrededor del 60% de los casos), sobre todo antes de los 3 años de
edad. También pueden estar producidas por bacterias (el 40%
restante), siendo la más común el estreptococo.

Los síntomas y la gravedad puede diferir en función del germen


causante. Cuando la infección está causada por un virus produce
inflamación de las amígdalas con dolor de garganta, voz gangosa,
febrícula, tos, malestar general... similares a los de un resfriado.

Sin embargo, cuando es de origen bacteriano la fiebre suele ser mas


alta, el malestar general y el dolor son más patentes, en las amígdalas
aparecen las típicas placas blancas y los ganglios del cuello se
inflaman más.

Citomegalovirus

El citomegalovirus se transmite por la saliva, leche materna,


secreciones vaginales, orina, semen, heces, sangre y otros fluidos
corporales. Asimismo, la infección se puede contraer a través de
trasplantes de tejidos o de órganos. También se transmite de la madre
al feto (transmisión vertical) a través de la placenta.

No es un virus muy contagioso y su diseminación requiere un contacto


muy estrecho o íntimo. “No es un virus respiratorio”, aclara Alarcón.
“Se transmite por el contacto con líquidos biológicos de un paciente
que tiene la infección o que la ha tenido y todavía lo elimina, ya que es
un patógeno que se excreta durante bastante tiempo”. El contagio
suele producirse al tocarse los ojos, el interior de la nariz o la boca tras
tener contacto con los fluidos corporales de un individuo infectado.

HEPATITIS B

En las zonas donde la prevalencia del virus es muy alta, la hepatitis


B se suele transmitir de la madre al bebé en el parto o durante la
primera infancia a través del contacto interpersonal.

La transmisión perinatal o en la primera infancia puede representar


más de una tercera parte de las infecciones crónicas en zonas de baja
endemicidad, aunque en esos entornos las principales vías de
contagio son la transmisión sexual y el uso de agujas
contaminadas, especialmente entre los consumidores de drogas por
vía parental.

Una de las características del virus de la hepatitis B es que puede


sobrevivir fuera del organismo hasta siete días. En ese período
todavía puede causar infección si penetra en el organismo de una
persona no protegida por la vacuna.

HERPES LABIAL

Tras producirse la primera infección, el virus se vuelve inactivo en los


tejidos nerviosos, donde que se quedan acantonados, para después
reactivarse en determinadas ocasiones y producir nuevas
“calenturas”, lo que explica la reaparición del herpes a pesar de haber
recibido el tratamiento adecuado.

El virus del herpes del tipo 2 no solo produce infecciones genitales,


sino que también pueden transmitirse a la boca si se realiza sexo
oral con una persona infectada.

Un paciente infectado, tanto si padece un brote activo como si tiene


una lesión de herpes, resulta muy contagiosa si:
• Se entra en contacto íntimo o personal con él.

• Una persona no infectada toca una lesión abierta de


herpes o cualquier objeto que haya entrado en contacto con
dicha herida, tales como toallas, maquinillas de afeitar,
platos u otros utensilios similares.

No es una afección hereditaria, por lo que la transmisión de padres


a hijos solo se producirá por las dos formas de contagio anteriores.

SARAMPIÓN

Generalmente, el sarampión se contrae durante la infancia, entre


los 12 meses y los 4 años. La causa es la infección por el virus del
sarampión. Se trata de una enfermedad muy contagiosa, que se
transmite a través del contacto directo con una persona infectada,
o bien por el aire, con las gotitas de Pflügge (diminutas secreciones
expulsadas al hablar, estornudar o toser que tienen capacidad para
transmitir determinadas infecciones).

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