LA ADOLESCENCIA HOY Problemas y Solucion

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LA ADOLESCENCIA HOY

Problemas y soluciones para terapeutas

Pablo Concha Ponce / Felipe E. García


EDITORES

Nueva
Mirada
EDICIONES
LA ADOLESCENCIA HOY
Problemas y soluciones para terapeutas
Pablo Concha Ponce / Felipe E. García
EDITORES

Para contactar a los editores:


[email protected]

ISBN 978-956-9812-19-4
Primera Edición: enero 2020
Nueva Mirada Ediciones
Talca, Chile.

Diseño y diagramación:
Nueva Mirada Ediciones EIRL
[email protected]

Imagen de portada: www.pxfuel.com


Creative Commons

Impreso por Gráfica Lom, Santiago, Chile.


ÍNDICE

PRÓLOGO
Entre “Cheguevaristas”, justicieras, digitales y rebeldes
sin causa. Ser adolescente hoy
Marcelo R. Ceberio 9

I. Ruptura de pareja en la adolescencia:


Antecedentes y sugerencias para la intervención
Felipe E. García 27

II. Autolesiones y adolescencia: abordaje desde la


terapia sistémica breve
Pablo Concha Ponce 41

III. Proyecto de vida: Propuesta de investigación/


intervención psicoeducativa no normativa en adolescentes
Milton Andrés Contreras Sáez 57

IV. Depresión y suicidalidad en adolescentes: Aportes


de la Terapia Estratégica Breve y Centrada en las Soluciones
Juan Pablo Vicencio C. 77

V. Prevención y Abordaje del Consumo de Drogas


en Adolescentes: Intervención Motivacional Breve
en Contextos Educativos
Javiera González-Araya y Claudio Rojas-Jara 97

VI. El adolescente desafiante: La identificación empática


sistémica entre iguales ante la exclusión familiar
Raúl Medina Centeno 113

7
VII. Intervención con adolescentes víctimas de maltrato
y abuso sexual: Reflexiones sistémicas en torno al
maltrato y abuso
Pablo Arroyo Bascuñán 133

VIII. Una adolescente frente a la reconstitución familiar


a partir de la muerte del padre: Una propuesta de
intervención desde la clave emocional
Perla Montes de Oca 149

IX. Protocolo de intervención en Violencia Filio-Parental


Roberto Pereira Tercero 165

X. Proceso de separación de carácter destructivo


con hijos adolescentes
Gerardo Chandía Garrido 183

XI. Diversidad sexual en la adolescencia


Eugenia Escalona Araneda 201

Reseña de los autores y autoras 221

8
II

Autolesiones y adolescencia:
abordaje desde la terapia sistémica breve

Pablo Concha Ponce

Introducción

¿Por qué un adolescente querría hacerse daño intencionada-


mente? ¿Por qué una lesión corporal representa un alivio al
malestar emocional? ¿La autolesión puede convertirse en una
manera que el adolescente tiene de comunicarse? ¿Cómo po-
demos colaborar con adolescentes que se autolesionan y sus fa-
milias? ¿Qué maniobras y oportunidades de intervención nos
brinda la Terapia sistémica breve (TSB)?
Estas son algunas preguntas a las que este capítulo pre-
tende responder, con énfasis en comprender el malestar emo-
cional y su relación con la conducta autolesiva.
La conducta autolesiva se define como toda conduc-
ta deliberada destinada a producirse daño físico directo en el
cuerpo, sin la intención de provocar la muerte (Villaroel et al.,
2013). Existe una amplia tipología de conductas autolesivas,
como por ejemplo: cortes en la piel, quemaduras, intoxicación
por medicamentos y otras drogas, golpes, etc.
Específicamente en este capítulo se abordará el fenóme-
no de los adolescentes que se cortan la piel, explorando las di-
mensiones del problema, sus efectos sociales y la importancia
del lenguaje en las intervenciones terapéuticas. Se presentan
principios y maniobras de abordaje desde la TSB, sin desco-
nocer la importancia de acompañar la intervención con un
diagnóstico en profundidad del problema que está viviendo el

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PABLO CONCHA PONCE

adolescente y su familia, a modo de identificar posibles riesgos


que pudiesen estar presentes.
Los nombres reales de las personas que se mencionan en
el capítulo fueron cambiados para resguardar su anonimato.

Adolescentes que se cortan la piel

Cada sociedad necesita definir quien es un niño y quien es un


adulto. Dicha definición y diferenciación se establece social-
mente según las responsabilidades que se deben cumplir en
cada etapa de la vida. En el caso de la adolescencia, tradicional-
mente se la describe como una etapa de transición hacia el esta-
do adulto, cuyo camino no está exento de polémicas, puesto que
las exigencias en su desarrollo están establecidas culturalmente.
Incorporar la dimensión social y cultural en la compren-
sión del desarrollo humano es fundamental para responder la
pregunta del por qué un adolescente querría hacerse daño. En
nuestra sociedad el malestar emocional y social de los adoles-
centes impulsa el corte en sus cuerpos en solitario, transfor-
mándose en ocasiones en un ritual que permite el control de
pensamientos y emociones autodestructivas.
Existen variadas razones por las cuales los adolescentes
se cortan la piel, las cuales se dividen en tres grandes catego-
rías: psicológicas, sociales y biológicas. De estas, las funciones
psicológicas se centran en la reducción del dolor psicológico,
el alivio de la angustia psicológica y reenfocar la atención lejos
del estímulo negativo (Whitlock, 2010).

• Jorge de 15 años, en su intento de explicar qué, cómo


y cuándo sentía que lo atacaba el impulso de cortar-
se (nombre asignado por él), señalaba que era justo
cuando sus padres discutían. En el intento de ma-
nejar el miedo a que la discusión empeorara, corría
a su habitación, para en secreto cortarse las piernas,
en lugar no visible por otras personas.

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

Según lo anterior, la autoagresión corporal realizada


por los adolescentes, se transforma en un ritual de liberación
del sufrimiento emocional. De esta manera, encuentran alivio
frente a las dificultades para tolerar la presión interna provo-
cada por problemas relacionales. La piel ejerce así una función
de contención, es decir, de amortiguar las tensiones que vienen
tanto de afuera como de adentro (Le Breton, 2019). El malestar
emocional es, sin duda, un factor de riesgo a observar que se
debe tomar en cuenta en la intervención.
Otro factor de riesgo en las autolesiones es el contagio
social, dimensión que aporta elementos para la explicación y
comprensión del incremento de las conductas relacionadas con
la autoagresión. Internet puede ser uno de los vectores de con-
tagio social, ya que sirve como plataforma para cientos de men-
sajes, videos de YouTube y sitios de redes sociales en los que
personas con un historial o interés en autolesionarse propor-
cionan apoyo informal o comparten ideas (Whitlock, 2009).
Finalmente, comprender el por qué de la autolesión re-
quiere de una mirada sensible a la situación particular de cada
adolescente, incorporando también a la familia, amigos, red
social, como dimensiones necesarias de indagación para la in-
tervención.

Una práctica en el espacio privado

Diversos estudios señalan que la conducta de cortarse la piel


ocurre la mayoría de las veces en privado, lo que dificulta la de-
tección e intervención oportuna con adolescentes que pudiesen
estar en riesgo.
Los jóvenes que se autolesionan indican que la intensidad
de reserva y los sentimientos de vergüenza asociados al com-
portamiento imposibilitan la búsqueda de ayuda (Del Rosario
Flores-Soto, Cancino-Marentes y Varela, 2018). Por este motivo,
tradicionalmente la autolesión recibe el nombre de rito íntimo.
La constatación de la autoagresión en el ámbito priva-

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PABLO CONCHA PONCE

do, entrega una respuesta a la consideración de la autoagresión


como una epidemia silenciosa (Treupil, 2015). Dentro de este
contexto, cuando un adolescente es descubierto, o mejor aún,
decide contarle a alguien de su confianza lo que está viviendo,
es imprescindible brindar un espacio de apoyo inmediato, per-
mitiendo la expresión de sus emociones contenidas, brindando
de esta forma una oportunidad de crecimiento.
Según Le Breton (2012), la emoción es expresión, regu-
lación de un intercambio; se modifica de acuerdo con el públi-
co, el contexto, y se diferencia en su intensidad de acuerdo a la
singularidad de cada persona. En esta situación, la expresión
emocional, se transforma en un intento de solución que pone
en riesgo al adolescente, cuya acción violenta se expresa en la
metáfora lastimarse para sufrir menos.
La acción violenta no es solo un acto, sino que también
expresa y comunica otras cosas a nivel implícito. En este senti-
do puede considerarse como una provocación, con frecuencia
difícil de descifrar, a veces desesperada y dramática, por la cual
el adolescente transmite al mundo sus necesidades primarias
de protección y reconocimiento (Andolfi y Mascellani, 2012).

Derribando el estigma social

Comprender la relevancia de las palabras que se expresan en


las conversaciones con los adolescentes es fundamental, ya que
podríamos -sin darnos cuenta- incrementar el sentimiento de
rechazo toda vez que usamos conceptos tendientes a la patolo-
gización de la identidad de cada joven. Existe una estrecha re-
lación entre la autolesión y la sensación de rechazo social expe-
rimentada por los adolescentes. Por esta razón, es fundamental
definir aspectos epistemológicos y éticos en la intervención,
para así combatir los efectos del etiquetamiento, conducentes
al refuerzo de una identidad dañada, saturada del problema.
Desde una perspectiva post estructuralista se apoya la
idea de que no existen verdades universales, cobrando relevan-

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

cia las construcciones locales y sociales. La postura construc-


cionista se define desde ciertos supuestos, los que en síntesis
indican que los significados y comprensiones lingüísticas de-
penden del uso que se haga del lenguaje en la interacción, no
habiendo cabida a la validez universal que cada objeto o fenó-
meno exija por sí mismo (Gergen, 2009).
Continuando con lo anterior, el acompañamiento te-
rapéutico a los adolescentes y también con sus familias, debe
estar orientado al conocimiento de “saberes” y habilidades. Re-
conocer esto permite enriquecer las descripciones que tienen
de sí mismos, sus sueños y proyectos en la vida. Por lo tanto,
se sostiene en una ética de respeto de los relatos y las historias.

Clientes involuntarios

En la actualidad, la psicoterapia con adolescentes se considera


una oportunidad evolutiva para reparar modos de funciona-
miento psicológico, así como también una oportunidad de cre-
cimiento, autonomía y bienestar en su desarrollo.
Sin embargo, los adolescentes que se autoagreden en ge-
neral no consultan por motivación propia, y en muchos casos
presentan procesos terapéuticos interrumpidos tempranamen-
te, transformándose en clientes involuntarios y, finalmente, en
un desafío para todo terapeuta.
Relvas y Sotero (2014) denominan clientes involuntarios
a aquellos que recurren a la intervención psicológica o psico-
social debido a presiones de entidades, de otras personas y/o
eventos exteriores, como por ejemplo, la escuela o los padres.
Los consultantes involuntarios, tienden a ser vistos, eva-
luados y etiquetados como resistentes y reacios a la interven-
ción, pues en principio no estarían motivados para cambiar.
Esto trae consigo una dificultad importante a la hora de cons-
truir una relación con un adolescente y su familia, porque la
etiqueta de resistente -en apariencia- resulta ser una evaluación
“inofensiva” de un proceso terapéutico, pero que, sin embargo,

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PABLO CONCHA PONCE

resulta ser todo lo contrario, un obstáculo para la confianza,


una atribución a factores “intrínsecos” de los clientes, contri-
buyendo finalmente a potenciar la estigmatización de los ado-
lescentes.
Berg y Miller (1996) consideran que existen tres tipos de
relación entre paciente y terapeuta:

1. La relación de tipo “comprador”, donde el paciente se


ve como parte de la solución y está dispuesto a hacer algo
respecto del problema.
2. La relación de tipo “demandante”, aquí las personas
son capaces de describir su problema con lujo de deta-
lles. Sin embargo, por lo general no llegan a visualizarse
como parte de la solución.
3. La relación de tipo “visitante”, donde no existe pro-
blema y no están disponibles para negociar los objetivos
terapéuticos.
Cuando pensamos en el tipo de relación que se constru-
ye con consultantes involuntarios, es inevitable considerar que
la motivación para el cambio no es un proceso lineal, una di-
mensión estática en la conducta, sino más bien dinámica, cam-
biante, posible de cultivar y potenciar en la relación terapéutica.
Selekman (1996) sostiene que para co-crear un contexto para el
cambio con adolescentes, se debe entre otras cosas, establecer
rapport, y para ello se invita a cada miembro de la familia, a
hablar de sus fuerzas y talentos personales.
Uno de los principales retos de la intervención sistémi-
ca con adolescentes es establecer una buena alianza tanto con
ellos como con sus familias, y diseñar un encuadre terapéutico
claro y a la vez flexible (Ortega, 2018).
Existen alternativas que resultan útiles para construir
una relación colaborativa en las conversaciones con los ado-
lescentes. A continuación, se mencionan brevemente cuatro
principios y maniobras:

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

1. En primer lugar, abandonar el rol de “experto” e in-


corporar el respeto y curiosidad genuina para conocer
qué está ocurriendo, qué está sintiendo y sus intentos de
solución.
2. Invertir buena parte del primer encuentro en la fase
social. García y Schaefer (2015) describen que en este
momento se busca conversar sobre aspectos que no sean
amenazantes para el cliente, de modo de contribuir a su
comodidad y a su disposición para conversar. Es aquí
donde entran en juego preguntas sobre sus pasatiempos,
estudios, gustos, familia, amigos y todo aquello que sea
importante para el adolescente.
3. Uso del sentido del humor del terapeuta. No cabe duda
que el humor es una buena herramienta para fomentar
la cooperación; sin embargo, se debe ser prudente y res-
petuoso en un primer encuentro, ya que el adolescente
pudiese estar experimentando emociones negativas que
requieren especial atención.
4. Elogios y agradecimientos. En lo primero, se busca
destacar lo positivo e iniciar el camino de reconocimien-
to de recursos. En lo segundo, abrir oportunidades para
el diálogo a través de la confianza depositada por el ado-
lescente en la entrevista.
Cuando nos enfocamos en los recursos de cada adoles-
cente y su familia, estamos favoreciendo al desarrollo de un es-
pacio de colaboración, respeto y confianza, tan necesarios para
la construcción de una buena alianza terapéutica con ellos y
sus familias.
Finalmente, es bueno destacar que no solo el adolescente
es el miembro involuntario en consulta, sino también su fa-
milia, ya que ésta en momentos no colabora con el proceso de
cambio, en ocasiones porque no se sienten parte de las dificul-
tades ni sus soluciones, o simplemente no saben como hacerlo.

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PABLO CONCHA PONCE

En esta situación también es recomendable considerar


maniobras y principios terapéuticos para establecer una rela-
ción de cooperación con la familia. A continuación, se descri-
ben brevemente tres principios:
1. Escuchar, observar y no juzgar. Es importante estable-
cer una relación de aceptación a la familia.
2. Acuerdo entre terapeuta y familia en metas realistas,
medibles y alcanzables en el proceso.
3. Comprender y contener emocionalmente a la familia.
En ocasiones, las familias por miedo al rechazo y castigo
social, ocultan la situación que enfrenta uno de sus miembros,
retardando la posibilidad de cambio y mejoría. Según Ortega
(2018) en las familias que se han organizado de manera rígi-
da en torno al adolescente como problema, se deben realizar
intervenciones necesarias dirigidas a cambiar la visión de la
realidad, destacándose el encuadre evolutivo, que consiste en
reenmarcar las dificultades del adolescente no como “enferme-
dad”, sino como retraso en el desarrollo evolutivo.
En el trabajo con adolescentes el rol de la familia es fun-
damental, ya que es el espacio más próximo y rápido de apoyo
y contención emocional que estos poseen. Además, se debe ha-
cer hincapié en la mejora de la comunicación al interior de la
familia, favoreciendo espacios de encuentro al interior de ésta.
Debido a lo anterior, es también necesario conocer la
configuración familiar de cada adolescente, los problemas que
los aquejan, las soluciones que ponen en marcha y el intercam-
bio afectivo entre sus miembros, para de esta forma, potenciar
los factores protectores que cuentan como familia.

Terapia sistémica breve

Beyebach (2016) define TSB como la integración de tres mo-


delos terapéuticos: La terapia centrada en las soluciones (TCS)

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

que constituye el “modelo base”, la terapia MRI y la terapia na-


rrativa (TN).
Es por tanto un enfoque de trabajo dinámico y flexible
desde el punto de vista epistemológico y en sus estrategias de
intervención. Esta posición terapéutica entrega un número ma-
yor de posibilidades, siempre centrada en la persona (consul-
tante) y su contexto, con énfasis en el cambio y crecimiento a
través de los recursos de cada persona.
A continuación, revisaremos la postura terapéutica de la
TSB con principios y maniobras que pueden orientar el trabajo
con adolescentes que se cortan la piel, incorporando a la fami-
lia como un recurso de apoyo, contención y cambio.
Para comenzar, destacar un principio clásico de la TCS
propuesto por De Shazer (1997) cuando plantea que la solución
siempre llega antes del problema, considerando que las solu-
ciones simplemente consisten en que una persona haga algo
diferente o ve algo de modo diferente. En términos prácticos,
esto significa que el espacio terapéutico debe transformarse en
un espacio “diferente”, un lugar seguro en donde el adolescente
se sienta cómodo para conversar sobre lo que le parece impor-
tante. En esto, se debe facilitar la expresión libre de emociones,
aceptándolas, elaborándolas, principalmente aquellas que pu-
diesen estar contenidas, por ejemplo, la tristeza o angustia.

Externalizar el dolor y la tristeza

Payne (2002) sostiene que externalizar el problema significa


mantener una actitud de que las dificultades son algo que afec-
ta a la persona, no algo que forma parte de ella. De esta manera,
se insta a las personas a cosificar, y a veces, a personificar, los
problemas que las oprimen (White y Epston, 1993).
Cuando el dolor, la tristeza y la presencia de conflictos al
interior de la familia o en el entorno social se mantienen du-
rante un tiempo sin resolver, aparecen creencias limitantes que
terminan dañando a la persona; nos contamos historias que

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PABLO CONCHA PONCE

hacen referencia a lo negativo, oscureciendo temporalmente la


visión de futuro.
Es por este motivo, que resulta fundamental conocer al
adolescente al margen del problema, colocar poco a poco como
tema central en la conversación sus actividades, sueños, deseos
y proyectos en la vida.

• Marcela, de 16 años, llega a consulta con sus padres


tras ser derivada por la profesora del colegio. Fue
ésta quien advirtió cambios en la conducta de la jo-
ven y tomó conocimiento con sus padres.
• En el primer encuentro se presenta tímida, no parti-
cipa mayormente en la conversación, tampoco esta-
blece contacto visual con terapeuta.
• Luego de las primeras dos sesiones, tras conocer el
motivo de consulta y conocernos con ella y su fa-
milia, comenzamos a externalizar emociones -para
ella negativas y dañinas- como la tristeza. Para eso
co-creamos un símbolo externo, una metáfora que
representara esa tristeza sin nombrarla directamen-
te, llamándola días grises.
• Y así, poco a poco, fuimos revisando las múltiples
formas de resistencia de Marcela a los días grises,
conociendo sus tácticas para salir vencedora, aun-
que fuese por poco tiempo.

La externalización es un recurso, un estilo de conver-


saciones cuyo fin es proteger la identidad de la persona y, a su
vez, potenciar su sentido de agencia personal en el cambio de
su conducta.

Conversemos sobre excepciones

Las excepciones son aquellas ocasiones en las que se esperaba el


problema, pero este no se da, pero también aquellas en las que

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

el problema se da con menor intensidad, duración o frecuencia


(Herrero de Vega y Beyebach, 2018).
El valor que tienen las preguntas por excepciones es in-
conmensurable. Permite tejer redes de cambios en el presente
y ampliar para la proyección en el futuro. A continuación, a
modo de ejemplo, algunas preguntas de las conversaciones con
Marcela:

• ¿Recuerdas el último día en que pensaste en que ibas a


terminar cortándote?
• ¿Cómo lograste resistirte?
• ¿Cómo lograste reconocer la presencia de los días grises
y vencerlos?
• ¿Qué sentiste luego de vencer los días grises?
• ¿Qué pensaste? ¿Qué podrías hacer para repetir ese
logro?

Cada pregunta permite acceder a un momento, una si-


tuación que no ha sido narrada, o que quizás no ha sido con-
tada con la dedicación que merecen las historias de logros o
triunfos frente a aquello que nos oprime.

Seguir hablando de recursos

Las preguntas de escala son, ante todo, una forma de seguir


hablando de recursos, mejorías y objetivos (Herrero de Vega y
Beyebach, 2018).
El trabajo con escalas estuvo presente en todo el proceso
con Marcela. El manejo de los días grises -externalización de
su tristeza- fue evaluado en cada conversación, abriendo posi-
bilidades a nuevas narrativas respecto a como se fue sintiendo
mejor, y lo más importante, como se fue transformando en una
dificultad manejable al ser externalizada y permanentemente
evaluada.

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PABLO CONCHA PONCE

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Terapeuta: ¿En qué lugar dirías que estás hoy?


Marcela: Creo que en un 8
T: ¿Cómo lograste llegar al 8?
M: Creo que reconocer la causa de los días grises me ayu-
dó mucho
T: ¿Qué tuviste que hacer luego de reconocer la causa de
los días grises?
M: Poner en práctica

Lo anterior fue un breve extracto de las últimas con-


versaciones con Marcela, cuyo énfasis estuvo en ampliar los
cambios observados y atribuir a ella el control de los mismos,
acción que posibilitó durante la terapia, cultivar la esperanza
que el cambio era posible.

Yo me comunico contigo en este texto

Las técnicas narrativas como cartas y testimonios, son un re-


curso importante en la regulación emocional y funcionamien-
to reflexivo.
En todo acto comunicativo se ponen en juego dos pro-
cesos paralelos y complementarios, aunque no idénticos: el de
producción y el de comprensión de la narrativa del emisor (Li-
nares, 2005). El mensaje en el papel tiene forma de comunica-
ción intersubjetiva y relacional, toda vez que llega a las manos
de otra persona, quien decodifica el mensaje, lo ordena y emite
una respuesta.
Las cartas van más allá de un elemento simbólico de co-
municación, cuando se intercambian entre pares se transfor-
man en un mensaje de apoyo, con el propósito de compartir
historias de logros y cambios, evaluando así el efecto que ella
trae consigo.

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

García y Schaefer (2015) proponen la técnica de la carta


a otro consultante, la cual consiste en una carta dirigida a al-
guien que esté atravesando la misma situación que ellos han
superado, dándoles apoyo y consejos sobre como superar el
problema.

• Para Matías fue impactante -según sus palabras-


recibir una carta con consejos de otro adolescente;
además de ser sorpresivo, también fue emocionante.
• Al ir evaluando conjuntamente el efecto de los con-
sejos recibidos, aparecen nuevas ideas, nuevas alter-
nativas de pensamiento y de conducta aprendidas de
un par “experto”, quien -a su vez- cuando envía el
mensaje también fuerza sus cambios.

Árbol de la vida

Ya sea a través del trabajo individual o grupal, el árbol de la


vida resulta ser una maniobra efectiva con adolescentes que
permite escuchar nuevas historias de habilidades, sueños y
esperanzas. A continuación, una síntesis del ejercicio, paso a
paso para el trabajo individual:

Guía del árbol Acciones a realizar Preguntas de


de la vida orientación al dibujo
Primer paso Se le pide dibujar un árbol Explicación de la
metáfora del árbol
Segundo paso Se le invita dibujar las Raíces: ¿De dónde
raíces y escribir elementos vengo?
importantes de su pasado Descripción breve del
origen del adolescente
Tercer paso Se le invita a dibujar y La tierra: ¿Qué hago
pintar la tierra y escribir ahora?
aspectos importantes de Exploración de la vida
su vida actual actualmente

53
PABLO CONCHA PONCE

Guía del árbol Acciones a realizar Preguntas de


de la vida orientación al dibujo
Cuarto paso Se le invita a dibujar el El tronco: ¿Cuáles son
tronco y escribir sus ha- mis habilidades y recur-
bilidades y recursos per- sos personales?
sonales
Quinto paso Se le invita a dibujar las Las ramas: ¿Cuáles son
ramas y escribir sus espe- mis esperanzas, sueños y
ranzas, sueños y deseos deseos?
sobre el futuro
Sexto paso Se le invita a dibujar las Las hojas: ¿Qué
hojas y conversar sobre la personas son
relación con cada persona importantes para mí?
importante en su vida
Séptimo paso Se le invita a dibujar y Los frutos: ¿Qué regalos
conversar sobre los regalos he recibido?
recibidos de cada persona Regalos no materiales
importante en su vida que el adolescente
atesora en experiencia

Fuente: Elaboración propia

A través del dibujo, cada adolescente exhibe su conoci-


miento local, de sí mismo, de lo que valora, de sus sueños y de
sus relaciones cercanas, los que se hacen visibles para crear una
perspectiva desde la cual se pueden reexaminar los problemas,
externalizarlos y separarse teniendo una base de seguridad que
la crea el conocimiento de la propia historia (Campillo y Veláz-
quez, 2015).
El árbol de la vida provee caminos para que los adoles-
centes puedan compartir sus valores, recursos personales, fa-
cilitando el desarrollo de un proyecto de vida, de cambio y de
esperanza.

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LA ADOLESCENCIA HOY. PROBLEMAS Y SOLUCIONES PARA TERAPEUTAS

Referencias

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