Despues de Las Lanzas (Cabreros)

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Oscar C.

Cabreros

Después de las lanzas

(Se construyó un pueblo: San Carlos de Bolívar).

* El escenario de la gran conquista. Sus hombres, sus luchas.

* Soldados y fortines. Pueblos nacidos en el desierto como expresión


civilizadora.

* San Carlos de Bolívar. Su historia de ayer. Su vida de hoy. Una esperanza en


marcha.

La grandeza exige sacrificios - Schiller

A MIS NIETOS

Carolina, Martina, Clarita, María Eugenia y Juan Cruz. Y a los nietos que
vendrán de la mano de Dios.

A ellos, que renuevan mi sangre en el tiempo y que miran al futuro, este libro
que cuenta hechos del pasado.

PALABRAS

He aquí a grandes rasgos, pasajes de la historia grande. Los orígenes de


nuestro país, desde que el indio se anticipó en su arribo al descubrimiento y
posterior conquista, para poblar este suelo. Y junto a ella, engarzada en el
ayer, la otra historia, infinitamente repetida, la de los pueblos.

Pequeña sí, pero llena de heroísmos y de trascendencias, a punto tal que por
eso mismo nadie les niega su grandeza.

De la primera se han ocupado, y con brillo, notables estudiosos de la historia


argentina. De la segunda y en lo que se refiere a San Carlos de Bolívar, sólo la
pluma prodigiosa del Dr. Alvaro M. Martínez se interesó del tramo
fundacional y de los primeros tiempos.

Por eso, como hijo de esta tierra bonaerense, seguí la rastrillada por donde
anduvieron mis mayores y me dediqué a estudiar y a escribir anotando
acontecimientos y hechos; esos que fueron jalonando su progreso en la
hermosa aventura de vivir.

Una historia entonces, la nuestra, como tantas de las que se escribieron en


esta pampa húmeda donde la naturaleza puso incalculables riquezas al
servicio del habitante. Pero acaso diferente, porque ningún pueblo se repite,
a pesar de estar cercanos y de tener las mismas aspiraciones y vivencias.

Cada grupo humano tiene su carácter, su idiosincrasia, dado que es la suma


física de sus individualidades. Bolívar no escapa a esa determinación que
señala su destino.

El protagonista es el hombre, concebido en su universalidad; el que vino


atravesando los mares y el que prolongó en la tierra nativa, aferrado a las
viejas raíces indígenas, su sed de libertad. Todos se fundieron en un mismo
crisol, bebieron de las mismas aguas y cabalgaron sobre los mismos vientos.

Juntos fueron perfilando un tiempo nuevo, nada más que con sus manos y
algún útil de labranza rudimentario y construyen, con indeclinable espíritu de
sacrificio, ese tiempo que llegó después de las lanzas.

A ellos, hombres y mujeres, mi homenaje y este libro que no es más que una
ofrenda de amor a mi pueblo natal.

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CAPITULO I

1. El escenario.

2. Ríos y fauna.

3. El hombre de América.

4. Razas. Distribución geográfica.

5. Algunas parcialidades.

6. Costumbres. Formas de vida. Alimentación.

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EL ESCENARIO. En los días que vivimos, hombres de llanura como somos, no


deja el paisaje pampeano de emocionarnos y de sugerirnos mil sensaciones
gratas al espíritu.

Surcando su suelo por rutas asfaltadas, algunas siguiendo la huella de las


viejas rastrilladas, como la que une la capital federal con Santa Rosa, un hilo
largo generador de progreso; con líneas telefónicas y telegráficas y las redes
de electricidad tendidas en ramilletes de manos amigas que se entrelazan
para comunicarse, y con un verde intenso de arboledas y montes que
anuncian la presencia del trabajador rural y su familia arraigados a la tierra.

El campo es así de una belleza tal que sobrecoge el ánimo del espectador
ocasional o permanente.

Tiene tanta dimensión de infinito, es tan magnífica su aleación de cielo y


pasto, de nube y árbol, de estrella y agua, de silencio y canto, que nadie deja
de vivir al contemplarlo un raro sentimiento de pureza y bondad. Hasta diría
de una alegría mansa que disipa angustias y temores.

Si esto nos sucede hoy, cuando el panorama tiene muy pocos puntos de
contacto con la realidad de aquellos días, ¿cuál habrá sido el pensamiento de
aquel hombre que se atrevió en gesto de audacia increíble avanzar a pocos
kilómetros del río "color de león" para penetrar en el misterio de esa pampa
virgen silenciosa y viviente?

Nuestra pampa, ese mal llamado desierto, que habría de dar a nuestra
historia momentos llenos de valor, de coraje y también de dolor.

Campo de batalla desde que el indio soberano de sus pastizales, valles y ríos,
de sus cerros y de la fauna que la habitaba cercó a los soldados de Pedro de
Mendoza obligándolos a desistir de la empresa fundacional de Buenos Aires.

Como antes lo hicieran con Solís, el descubridor del Mar Dulce, y con Gaboto.

Una lucha de páginas negras, donde el horror y la muerte fueron


protagonistas constantes de la conquista llevada a cabo en nombre de la
civilización.

Pampa es palabra quechua y significa campo abierto.

Pero nadie se confunda al creer que esta extensión tan vasta y llana por
donde el Salado marcaba un hito de límites imprecisos era siempre igual.

Lucio Víctor Mansilla, que nos dejara el relato de sus viajes, acertó a decir
"Los que hoy han hecho la pintura de la pampa, suponiéndola en toda su
inmensidad una vasta llanura, ¡en qué errores descriptivos han incurrido!
Poetas y hombres de ciencia se han equivocado". "El paisaje ideal de la
pampa, que yo llamaría para ser más exactos, pampas, en plural y el paisaje
real son dos perspectivas completamente distintas". "Nos hemos
acostumbrado a hablar de pampa con un sentido restringido. Pero ella tiene
otra amplitud geográfica y posicional donde se encuentran diversos climas y
donde la topografía muestra caracteres diferenciales. Ese inmenso océano la
figura ha sido del agregado de relatores y poetas -fue el escenario natural de
la gran epopeya".

José Hernández en su "Martín Fierro" que tanto expresa de la sociedad de


ese entonces, escribió:

"Todo es cielo y horizonte en inmenso campo verde".

Y Guillermo Hudson, el de los 25 Ombúes en su "Allá lejos y hace tiempo"


dejó para el recuerdo esta hermosa frase:

"Allí el azul cristal del cielo descansa sobre nivel verde del mundo".

En esa pampa nuestro San Carlos de Bolívar tiene un espacio y no de poca


importancia en el marco de la "estupenda conquista" como quiso nombrarla
Eloy Ramírez Juárez.

El fortín, enclavado al pie de la laguna Pichi - Carhué.

La batalla, dada el 8 de marzo de 1872 en sus inmediaciones y que significó la


derrota del más grande cacique que hubo en el desierto, llamado Calfucurá.

Además fuimos paso obligado a las Salinas Grandes, transitando los arreos y
las caravanas a mil metros del mencionado fortín.

Cabeza del buey, más que Las Acollaradas, éstas a las puertas de la ciudad
que trazara Rafael Hernández en 1878, fueron asentamiento y lugar de
parada de los contingentes salineros que buscaban el precioso mineral
sustento de una gran industria. Casi la única que promovía desde la
incipiente urbe comercio exportador de cueros con ultramar.

Ríos y fauna

El agua -có para los araucanos- era fuente de vida. Sin ella nada hubiera
podido ser. En estos cuatro ríos forman la nervadura del desierto. Son ellos el
Salado del Sur en Buenos Aires, obrando como una frontera casi pactada
entre el huinca y el aborigen; el Chadi-Leovú (río Salado en la Provincia de La
Pampa; el río Colorado (Colú-Leo vú) y el Río Negro (Curú - Leovú) que
marcaba un límite a la ambición del blanco. Más allá la Patagonia, inhóspita,
tremendamente callada y sola, alimentando la imaginación de los soldados
con ciudades encantadas de oro y plata. La olvidada Ciudad de los Césares,
origen de una leyenda inagotable.

En ella los manzaneros tehuelches y al sur los onas, que la civilización del
gatillo, después de las guerras, se encargó de hacerlos desaparecer.

Dos puntos geográficos resultan vitales en el desarrollo de la conquista.


Carhué, con todo su entorno salinero, como punto convergente de las
rastrilladas que encontraban allí pasto, agua, leña y sal. Y la isla de Choele -
Choel por donde el gobierno nacional intentaba cortar el tránsito de
haciendas hacia Chile y el ingreso de indios y bandoleros siguiendo el rumbo
precursor de las tribus araucanas que incursionaban desde el siglo XVII.

No todo era pajonal en este mar terroso de horizontes lejanos y guadales


profundos. Al tradicional ombú, un poco el símbolo de un sentimiento criollo
de vívidos recuerdos se le sumaban los montes de caldén y algarrobo, de
jarrilla y alpataco. Los talas, el chañar y el espinillo. Sombra, alimento y leña.

Después vendría el europeo a plantar sus especies arbóreas para teñir de


verde -con mil tonos de verde- la llanura agreste, a veces opaca, gris y
siempre misteriosa.

En esa soledad, digamos con redundancia pero muy gráficamente, vive la


vida, se agita y respira. La fauna muy variada tiene un hábitat inmenso. Aves
y reptiles, y animales de fuerza incontenible.

Muchos son viejos conocidos nuestros y aún se animan a convivir


"civilizadamente". El peludo, la vizcacha, el chimango, el tero. También el
zorro y después, más tierras adentro, el jaguar, el puma, el guanaco.

Este último, el máximo proveedor de carne y cuero, de tan múltiples usos,


hasta la llegada del ganado mayor.

Y otro querido amigo que la codicia del cazador fue alejando de nuestro lado,
el ñandú. Ese padre ejemplar que asume la tarea de empollar los huevos que
su compañera deja en el nido.

Algunos indios de la zona que estudiamos, un poco al estilo del ñandú, pero
sin nada que lo justifique, en cuanto a su utilidad, guardaban cama cada vez
que la compañera india les daba un hijo.

Allí estaban dados todos los elementos esenciales para la existencia humana.
La naturaleza pródiga no negaba su apoyo al hombre.

Un hecho casual, la extraordinaria proliferación de los animales yeguarizos


dejados por Mendoza y luego la introducción del ganado vacuno, también
multiplicados en progresión geométrica, cambiarían hábitos y costumbres.

El caballo le dio movilidad al indio, lo hizo dueño de las distancias. Lo preparó


para la lucha. El ganado vacuno lo hizo ambicioso y ladrón. Se acercó al
blanco, tomó sus costumbres y quiso ser el dueño de sus mujeres.

En este solar donde enseñoraba el viento, nació una historia grande y


heroica.

Se enfrentaron dos razas a fusil y lanza.

Lucharon y murieron. Recogemos de ambos bandos un testimonio de dolor,


abnegación y sacrificio. ¿Por qué no pudo ser de otra manera? Es la pregunta
que nos queda sin respuesta.

El hombre de América

Sobre este inmenso escenario pampeano, parte del suelo americano que
Cristóbal Colón descubriera en 1492, se había extendido una cultura indígena
cuyos orígenes preocuparon a los estudiosos.

¿Era el indio natural de estas tierras? El sabio argentino Florentino Ameghino


intentó explicarlo así, hilando muy fino hipótesis y teorías de su propia
elaboración.
En un principio se daba como cierto que las diez tribus errantes de Israel
habían contribuido al poblamiento del Nuevo Mundo. También otros pueblos
históricos de Europa de la cuenca del Mediterráneo, como el Cercano y
Lejano Oriente, habrían hecho su aporte para la formación del hombre
americano. La tesis del Padre Acosta (1590) estableció que los aborígenes
nuestros procedían de pueblos primitivos, sin historia y sin memorias escritas
de las regiones siberianas, desde donde habrían llegado atravesando el
estrecho de Bering.

También otra nebulosa ha sido establecer la antigüedad de ese asentamiento


humano, y entonces giran, una vez más, distintas apreciaciones. Hay quien le
otorga 10.000 años.

Dice Alec Hrdlicka, investigador americano, que el tipo racial de los indígenas
de este continente correspondería a cuatro derivaciones de la raza mogólica,
pero básicamente constituirían una sola. Luego aceptó una antigüedad
mayor, que elevó a 15.000 años.

Hay quien sostiene (Paul Rivet) que los americanos serían de procedencia
oceánica, significando que los patagones y los onas serían australianos
llegados al Sur del continente bordeando las costas del Mar Antártico en
canoas. Como se ve, en esto de precisar orígenes hay para todos los gustos y
cada cual afina su instrumento para tocar su música.

No es de extrañar entonces a la aparición de una nueva hipótesis que


complique a los Vikingos, aquellos intrépidos y barbados navegantes de
otrora, como responsables de haber llegado a estas tierras, mucho antes que
los españoles, desde luego, a dar su civilización y su cultura a los pueblos
mayas, incas y guaraníes.

No cabe a la índole de este trabajo ir más lejos de estas investigaciones, que


no resuelven el interrogante, pero que son sumamente interesantes. Que,
sea dicho de paso, siguen preocupando y dando lugar a nuevas teorías,
acentuadas luego del descubrimiento del Carbono 14, que permite llegar en
la investigación a los primeros tiempos de la creación.
Razas - Distribución geográfica

La clasificación racial de los indígenas habitantes de la llanura, al momento


de la fundación de Buenos Aires, tampoco está muy precisada en la
documentación existente.

Ulrico Schmidel en sus relatos los llama carendíes y los tipifica como
ambulantes, cazadores muy diestros con boleadoras, resistentes y belicosos.

Juan de Garay (1581), que incursiona hasta el Cabo Corrientes en una tarea
de exploración, se encuentra con indios que ya comerciaban con sus
hermanos chilenos.

Llámale la atención la vestimenta que usaban, "ropa de muy buena lana" y


las planchas de metal amarillo en las rodelas que utilizaban como escudo.

¿A qué familia pertenecían, entonces, los indios de este suelo?

Debemos convenir que tanto los querandíes que dieron por tierra con la
primera fundación de Buenos Aires y los que Garay encuentra a su paso, son
los puelches (puel-Este, che-gente, gente del Este según los mapuches de
Chile).

Los españoles llamaban con el gentilicio "pampa" a todos los indígenas de la


llanura, sin especificación de raza o familia y sin ningún tipo de clasificación.
Ta vez por adaptación del nombre dado a la llanura. Pampa, en quechua, es
decir habitante de la pampa.

Así el Padre Guevara es muy claro en asimilar a los querandíes con los
pampas, y para Azara los últimos eran los antiguos querandíes y añade que
aquellos se dan el nombre de puelches, "y aún otros porque cada división de
la nación tiene el suyo".

Sin embargo hay otros autores que indagan sobre un pasado guaraní, sin que
nadie acierte a comprender, eso sí, la misteriosa desaparición de la raza. Un
enigma de carácter histórico.
Es acertado pensar que el indio caminante antes de entrar en contacto con el
caballo y formar con él una unidad de hombre y bestia, recibió la influencia
de los indios del sur. La comunicación fue muy estrecha y constante y de un
lado y otro de Chile, las tribus guardan caracteres muy similares.

Los araucanos naturales del país trasandino habrían de tener activa


participación en la conquista del desierto, ya que una dinastía, la de los
piedra, tendría papel gravitante en esas luchas, alcanzando un poderío jamás
igualado por tribu alguna.

Se dividían en cuatro grupos, en atención a su distribución geográfica. Los


Picunches; de picún-norte y che-gente, vivían más al Sur de Santiago. Los
Pehuenches; pehuén-pino y che-gente, es decir gente de los pinares, su
hábitat era entre Concepción y Valdivia. Los Huilliches; de huilli-sur; che-
gente, ocupaban la parte meridional del país. Puelches llamaban a los
naturales que habitaban los valles de la cordillera y las tierras adyacentes de
la falda oriental.

La emigración de los araucanos, desde tiempos muy anteriores a la llegada


del español, fue conformando la gran familia indígena que habría de
oponerse a los designios del conquistador con admirable coraje.

Eran dueños de la tierra. Gozaban de la libertad como el viento, como las


aves de raudo vuelo sobre las cañadas y los guadales.

¿Cómo aceptar entonces la mano fuerte del blanco, su prepotencia y hasta su


desprecio?

Algunas parcialidades

Quedarían de esta manera tres áreas de dispersión, que alguien ha llamado


con propiedad, áreas de araucanización.

1°) Area septentrional, que daría origen al ulmanato de Leuvucó. Aquí el


proceso de araucanización a través de los pehuenches y de los núcleos de
araucanos confederados con ellos, sobre los primitivos.

2°) Area que comprende el sur de Buenos Aires, la cuenca de los ríos Negro y
Neuquén. Conforman este núcleo los indios guénaken confederados con
araucanos del sur (Huilliches) y en las cabeceras del Río Negro y más al centro
de la pampa el establecimiento de los indios provenientes de Boroa (Chile).

3°) Esta área corresponde al sur de Neuquén y río Colorado.

El proceso se formaliza con los guénaken araucanizados, especialmente los


indios manzaneros del Sur de Neuquén, y grupos de araucanos puros.

Ranqueles: Denominación mapuche derivada de Ranuilche por Ranquil -


carrizo y che-gente. Gente del carrizal. Ocupaban algunos bosques de la zona
Norte y Noreste de la llanura pampeana.

Yanquetruz fue su máximo cacique, notable por su intrepidez y valentía.


Painé, Mariano Rosas y su hermano Calvaín también fueron ranqueles, como
Epumer y Ramón Platero.

Lucio V. López en su viaje a las tolderías narra aspectos de la vida y


costumbre de estos indios.

Boroganos: De Boroa o Voroa en la Araucaria chilena. O también llamados


salineros, por Salinas Grandes, lugar donde se habían establecido.

Estos indios habrían de sufrir el ataque de Calfucurá tomados de sorpresa en


Massallé, con la muerte del cacique Rondeau y la paulatina asimilación de la
tribu al nuevo amo.

Guenaquenes: Magníficos guerreros; habitaron la provincia de Río Negro,


aunque no se destacaron por su combatividad.
Dice la tradición que los araucanos de la precordillera y los guénaken de la
cuenca superior de los ríos Limay y Negro se fusionaron. Fue en virtud del
matrimonio de Chocory, de origen araucano con una guénaken. Este sería el
inicio del país de la manzana al sur de Neuquén, donde Chocory tenía sus
tierras. Su hijo, Sayhuaque, sería un indio amigo, aunque su lanza fue la
última en rendirse al blanco.

Tehuelches o Patagones: Eran moradores de la Patagonia. De estatura


elevada y costumbres primitivas, vivían de la caza y de la pesca.
Generalmente nómades, fueron caminadores hasta la llegada del caballo.

Se ocupaban de la venta de plumas y cueros, comerciando con las tribus


vecinas y con los cristianos de Carmen de Patagones. No eran belicosos,
aunque llegado el caso robaban para comer y obtener los cueros que de otra
manera no conseguirían.

Costumbres. Formas de vida. Alimentación

La mujer india tiene sobre sus espaldas la atención de las tolderías a la


obligación natural de cuidar de sus hijos y las que son de rigor para la
atención del hogar, digamos preparación de alimentos, lavado de ropas,
confección de tejidos y otras labores, debe estar al servicio de su amo que la
trata duramente.

La limpieza de los avíos del marido, como ser frenos, espuelas y otros objetos
están a su cargo. Les corresponde hasta ensillarle el caballo, ir a buscar leña y
traer agua.

El indio era haragán y sólo le preocupaba la guerra.

La malonada, para conseguir el ganado que serviría para su alimentación, la


carne de potro era preferida, y que le daría los cueros para comerciar.

Son afectos al pan y lo comen todo de una vez.


Tomaban agua, en cuanto no tenían a mano el "pokú" (Aguardiente).

El Tnte. Coronel Francisco Barbará publicó en el año 1856 un libro sobre los
usos y costumbres de los indios pampas. El cuenta lo siguiente: "la comida es
asado, apenas se chamusca, y la sala consiste en sal "chazi"; se comen cruda
la riñonada y el nonato si la res está preñada.

“La sangre del animal la aprovechan en lavarse la cara y la cabeza, como


también la emplean en lugar de jabón para lavar sus mantas”.

“Algunos son muy aficionados a comerse los hígados de la res sobre


caliente”.

Vivían en toldos que construían con cueros cosidos unos a otros. En su


interior se hacían divisiones también con cueros y las pieles de los animales
obraban a modo de colchones donde se tendían a dormir.

Creían en el ser supremo. El Dios pampa era llamado “Fecha Huentú”,


superior a todos los hombres, y en contraposición a él estaba la figura del
diablo con el nombre de "Gualicho".

El alma del indio muerto iba a una morada especial, donde no faltaba nada.
Rendían culto a los muertos y era costumbre enterrarlos con todas sus
pertenencias. Obedecían a un esquema de autoridad que no discutían.
Aunque para hacer la guerra era frecuente el parlamento indio que resolvía
los pasos a dar.

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CAPITULO II

1. La guerra con el indio.


2. La expansión pobladora. Apretada cronología.

3. Línea de Defensa (fortines y fuertes).

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La guerra con el indio

El natural de este suelo, dueño de una cultura primitiva, por lo general


nómade y con medios de vida elementales -caza y pesca- fundamentalmente,
apreciaba más que nada, su libertad.

La llegada del español debió sorprenderlo y su instinto le dijo que ese


hombre de tez blanca que manejaba y usaba armas y utensillos para él
desconocidos, no sería portador de felicidad para su pueblo.

Lo miró entonces con desconfianza y en cuanto se sintió oprimido y vigilado,


sujeto a cargas y trabajos que no estaba dispuesto a realizar, optó por agredir
y matar.

Su orgullo racial, había sido herido y respondía a la violencia con la violencia.

Las primeras expediciones colonizadoras al Río de la Plata certificaban esa


actitud beligerante del indio.

¿Quién inició las hostilidades? ¿Había maneras de evitarlas? ¿Por qué no se


llegó a un acuerdo permanente con el aborigen respetándolo en sus
costumbres y adaptándolo paulatinamente a una labor civilizadora, paciente
y constructiva?

Las bulas papales aconsejaban un trato humano e igualitario y la Corona de


España a través de sus distintos reyes estableció normas muy claras al
respecto, valorizando la condición del indio, obligando a los súbditos a
mantener relaciones cordiales y pacíficas.
Estas recomendaciones no habrían de seguirse.

Triste es decirlo, pero muy cierto, que la conquista del desierto es una
horrenda historia de destrucción, violación, saqueo y muerte.

Enfrentado el blanco al indio, la lucha es sin cuartel, aunque a veces se


pacten tratados de paz, que pronto serán incumplidos por las partes, ya que
la desconfianza, como así, la traición, constituye un patrimonio común, que
los hace igualmente responsables.

Causas

Muchas causas obran a modo de explicación, nunca de justificación a lo


sucedido, más allá de las diferencias raciales que, obviamente, hacían de
valla insalvable.

1) Mayo de 1810 nos inicia en el camino de la libertad, afirmándonos con la


Declaración de la Independencia en 1816, con lo cual se rompen los lazos
jurídicos que nos unían con la Madre Patria y se organizan los primeros
gobiernos criollos.

El área territorial ocupado era muy pequeño y las dos terceras partes de la
Provincia de Buenos Aires era "hábitat" del salvaje, prolongándose
indefinidamente hacia el Sur en tierras todavía no muy conocidas y
abandonadas a su suerte.

En estos primeros tiempos hay contactos estrechos para establecer


relaciones duraderas que permitan trabajar sin peligro de guerras. D.
Feliciano Chiclana, en noviembre de 1819, celebró con los jefes indios de la
región un tratado de paz en los mejores términos, que consistía en la
obligación de respetar recíprocamente los territorios ocupados,
absteniéndose de todo hecho de armas para dirimir controversias.

Pero la necesidad de extender las fronteras hacia tierra adentro, en


ratificación de una soberanía proclamada a todos los vientos; ocupación que
buscaba un mejor aprovechamiento de las riquezas naturales para una
población que iba en aumento, fue empujando al indio hacia un nuevo límite.

Lo era el Río Salado, pretendían llevarlo más atrás, al Río Negro.

En este duelo de características épicas, donde el soldado fue ignorado


protagonista, padeciendo mil amarguras en jornadas agotadoras a merced de
las fieras, de las inclemencias del tiempo, del hambre y la sed. Viviendo en
chozas miserables y vistiendo andrajos, "pero con deberes por cumplir" como
grabó para siempre Nicolás Lavalle en su proclama, habría de sucumbir el
indio en una guerra de exterminio.

Miles de leguas se mostrarían recuperadas después de una porfía que llevó


setenta y cinco años de vida independiente.

2) Debemos considerar que nuestro alumbramiento histórico fue muy difícil y


que las luchas internas y la defensa de las fronteras con los pueblos
hermanos de Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile y la Gesta Libertadora del Gran
San Martín entretuvieron a los gobernantes en empresas de real importancia
y tratamiento urgente.

Hombres, caballadas, equipos, provisiones, dinero, todo era escaso para tan
grande esfuerzo. En este continuo enfrentamiento de caudillos, guerra inútil
de desgaste y destrucción, poco se podía hacer con el indio. Era preferible
negociar la paz. Proveerlo de víveres, alcohol, bayeta, ganado y esperar a
tiempos mejores.

Chile, que nunca dejó de posar su vista en la inmensa llanura patagónica


nuestra y que alentó la migración araucana a las pampas para negociar las
haciendas robadas, tuvo las mismas dificultades con sus naturales, pero pudo
darle fin mucho antes.

3) En épocas del ganado cimarrón, los yeguarizos que dejara don Pedro de
Mendoza y las vacas de Garay provenientes de Paraguay, multiplicados hasta
la saciedad, vagaran por los campos desolados, todos podían disfrutar de su
apropiamiento, para utilizar casi con exclusividad el cuero.
Pero luego, con el asentamiento de las autoridades patrias, reducidas las
existencias por la matanza indiscriminada, las haciendas se refugiaban en las
estancias y en los pueblos con la atenta vigilancia de sus dueños.

El indio se hizo ladrón. Y lo fue porque tuvo mercaderes que le pagaban por
el fruto de su delito y aprovechaban de él para hacer buenos negocios.
Algunos criollos, los más chilenos y hasta algunas figuras de preponderancia
política en el escenario gubernamental de ese entonces.

4) Es el argentino un tipo humano y social de caracteres propios. Tiene


señales que lo tipifican y que lo definen a través de los tiempos, casi sin
cambios.

Los antagonismos políticos, desde siempre, nos han quitado la visión del
bosque. De aquello que está por encima de lo circunstancial y del momento.
Es suficiente un largo batallar de ideas queriendo cada uno imponer las
propias a veces a sangre y fuego, que por lo simplemente anecdótico
olvidamos lo principal.

Eso pasó entonces y en cada discusión importante se dejaba de lado la labor


civilizadora en la que el país estaba empeñado, para atender los intereses de
sector o partidistas. ¿Puede decir el lector que hemos conseguido la unidad
nacional que nos prodigue tiempos mejores por encima de muy atendibles
diferencias de partido?

5) Hay otro factor de indudable peso en la consideración del porqué de tan


pronunciada lucha de años hasta afirmar un triunfo, si es que lo fue, en la
campaña contra el indio.

La irrupción de Calfucurá (Piedra azul) proveniente del Arauco en 1834 para


consolidar con su presencia una confederación indígena con hegemonía
completa hasta 1872, cuando en San Carlos es derrotado por Ignacio Rivas.

Su acción de pillaje y saqueo se habrá de sentir con más intensidad a poco de


caído Rosas en Caseros, por considerar caducos los acuerdos que le unían al
caudillo de San Miguel del Monte.
Su prestancia revitalizó el accionar del indígena, se hizo fuerte en la
dominación de otras tribus, como los borogas o salineros, y la pampa sólo
conoció el andar de sus hordas, invadiendo pueblos, haciendo cautivos,
dejando tras de sí huellas de fuego, desolación y espanto.

La guerra contra él se hizo inevitable.

La expansión pobladora - Apretada cronología

La primera fundación de Buenos Aires por el adelantado don Pedro de


Mendoza el 2 de febrero de 1536 fracasa al rebelarse los indios lugareños
que en gran cantidad sitian al español y lo obligan a abandonar el fuerte.

El 11 de junio de 1580 el vizcaíno Juan de Garay afrontará la tarea de la


segunda fundación, mandando a construir fosos y estacadas para ponerse a
cubierto del ataque de los indios.

Como ya tenemos dicho, Juan de Garay habrá de reconocer la costa hasta


Cabo Corrientes teniendo contacto con los indios comarcanos. En 1583 Garay
paga con su vida su afán colonizador, dificultándose en grado sumo las
relaciones con los naturales.

Se inicia una larga historia de desencuentro, de luchas despiadadas y de


treguas pactadas a buen precio. Los gobernadores y hombres públicos de la
corona no abandonarán la idea de proyectarse en conquista hacia el interior,
encontrando en los militares de la época y en los sacerdotes, valientes
dispuestos a la exploración y el poblamiento de las nuevas tierras.

Ya en 1728 se estima que existía una primera línea de frontera, apoyada en


dos destacamentos: Magdalena y la Matanza, que fueron luego y a raíz de
ataques de los indios, transformados en guarniciones reforzadas (1741).

A fines de 1737 tenemos el primer fortín levantado en el paraje del río


Arrecifes, fortificado poco después por orden del Cabildo.

Fue como consecuencia de una maloca indígena, mezcla de pampas y aucas


chilenos, venidos expresamente.

Tropas milicianas, constituidas en ese entonces por gente vagabunda, indios


y mestizos, ocuparon el pequeño fortín.

En 1740, con la intervención del Cabildo, del Gobernador y del Padre


Provincial de la Campaña de Jesús, se fundó la Reducción de Nuestra Señora
de la Concepción, que quedó a cargo de los padres Manuel Quirini y Matías
Strobel. Su asiento inicial lo tuvo a unas pocas leguas de la desembocadura
del río Salado (conocido también como Saladillo).

Son los padres Tomás Falkner y José Cardiel los fundadores de la misión de
Nuestra Señora del Pilar del Vulcán.

En el año 1746, y junto a la hoy llamada Laguna de los Padres, a 16


kilómetros del ingreso a la ciudad de de Mar del Plata por la ruta nacional
226.

En el año 1750 los jesuitas crean la Misión Virgen de los Desamparados,


ubicada entre la del Pilar y Tandil.

Tendrían todas vida efímera porque serían arrasadas al poco tiempo por la
furia indígena.

Esto obliga al Gobernador Andonaegui a buscar los medios que permitan


crear puestos fronterizos de defensa y cuerpos de milicianos de servicio
efectivo en las armas.

Como en aquel tiempo no se conocía la nafta, el gravamen afectó a los cueros


y también a las botijas de vino o aguardiente.

Lo cierto es que nos encontraremos (1752) con tres cuerpos armados,


instalados uno sobre el río Luján, el segundo en la frontera de Salto, y el
tercero se levantó en un paraje llamado El Zanjón, cerca del río
Samborombón, cubriendo de esta manera la zona de Magdalena.

Y como los recursos no empequeñecían de ninguna forma el ánimo de las


autoridades, al primero llaman Invencible; el de Luján "Valerosa" y la última,
la del Zanjón, nada menos que "Atrevida".

La compañía de Blandengues, que así se llamaba, se constituyó en el brazo


armado de la colonia, viviendo las peripecias no sólo del campo de batalla,
sino aquellas que devenían de no tener los fondos necesarios para su
sostenimiento.

Posteriormente se formará otra compañía de Blandengues con asiento en el


fuerte de Ranchos. Fueron -nos cuenta Walther- más de 1.000 hombres,
producida la reorganización del Cuerpo, realmente alistados.

La preocupación del Virrey Vértiz es muy grande queriendo encontrar una


fórmula que ponga término a esa dura y permanente lucha contra el indio.
Don Manuel Pinazo y el Tnte. Coronel D. Francisco Betzebé, comandante del
Cuerpo de Artillería de Buenos Aires, habrán de elaborar informes y
proyectos tendientes a encontrar una fórmula que satisfaga las aspiraciones
virreinales.

Línea de Defensa (Fortines y Fuertes)

En el año 1777, la línea de frontera se extiende a Rojas, India Muerta (Colón)


y Melincué, al Sur de San Urbano (Santa Fe); y en 1779 adelanta al extremo
Este, desde el Uncal hasta la laguna Vitel (Chascomús).

El Virrey Vértiz se encarga de rehacer las fortificaciones, por lo que la línea de


defensa en el año 1781 se integra con seis fuertes principales y cinco fortines.

Fuertes: 1) Nuestra Señora del Pilar de los Ranchos. 2) San Juan Bautista del
Chascomús. 3) San Miguel del Monte. 4) San José de Luján. 5) San Antonio
del Salto y 6) San Francisco de Rojas. Fortines: 1) San Pedro de Lobos. 2) San
Lorenzo de Navarro. 3) San Claudio de Areco. 4) Nuestra Señora del Rosario
de Melincué. 5) De Mercedes.

Muchos de estos fuertes dieron origen a poblaciones que habrían de


afirmarse en el desierto, como jalones de progreso inalterable.
Consecuentemente con todo este proceso lento que se propuso desterrar al
aborigen de su "hábitat" natural y que mostramos en nuestra zona
bonaerense, tuvo cabal exteriorización en otros frentes del país, donde
también se luchó con singular bravura y con la misma intención y firmeza.

El siglo XVIII permite señalar asientos importantes como el de Carmen de


Patagones, San José, Puerto Deseado y Floridablanca (San Julián) en la costa
patagónica. Sin que esta apretada cronología olvide al Padre Nicolás
Mascardi que llegaría al Nahuel Huapi en 1670 en valiente labor misionera; y
a los no menos nombrados y sacrificados Antonio Viedma, que andará por las
fuentes del río Santa Cruz y don Basilio Villarino -piloto español- que
explorará por primera vez los ríos Colorado y Negro, la tan ansiada frontera
total que se soñaba para ubicar detrás de ella al indio.

La Revolución de Mayo pondrá el problema en manos de los criollos. Los


gobiernos patrios asumirán la responsabilidad de afirmar esos puestos
defensivos y de ir cada día más lejos para incorporar tierras de pastoreo. No
lo lograrán fácilmente. En los relatos que este libro contiene y que se
ordenan cronológicamente, el lector encontrará nuevas fundaciones de
fuertes y fortines.

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CAPITULO III

FOTO DE LA LAGUNA CABEZA DEL BUEY

1. Los viajeros de las Pampas. Salinas Grandes.


2. Cabeza del Buey.

3. Viajes a las Pampas.

4. Expedición de Pedro Andrés García.

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Los Viajeros de las Pampas

Salinas Grandes. "Voylloychi" ("el que afirma lo que otros dicen") es el


nombre del indio que según la tradición fue quien descubrió los depósitos de
sal ubicados en el lugar que se dio en llamar Salinas Grandes, unas tres mil
quinientas hectáreas, casi en el límite entre La Pampa y Buenos Aires.

Más concretamente, en la primera provincia, a pocos kilómetros de la


estación ferroviaria llamada Hidalgo.

Los indios, advertidos de la importancia que tenía el mineral descubierto, un


reservorio de siglos de sal producto de la evaporación de las aguas,
comenzaron su explotación y su envío hacia Chile. La llegada del español
hace que el itinerario de la sal tenga otro destino.

Esta vez, y en muy grandes carretas que se lanzan a la aventura del desierto,
van y vienen desde el puerto del Río de Solís.

Los virreyes a través del Cabildo, son los encargados de organizar estas
expediciones, confiados a la bravura y la inteligencia de gente avezada y sin
temores.

Nuestro San Carlos de Bolívar, ausente de toda realidad histórica en esos


tiempos, pero dueño innombrado de una geografía que habría de
pertenecerle, sintió sobre su suelo el lento andar de los bueyes y dio sus
aguadas para abrevar la sed de los intrépidos expedicionarios embarcados
por la ambición y el coraje.
Cabeza del Buey

Cabeza del Buey, la laguna que duerme una siesta eterna tras las barrancas y
los médanos en el viejo camino a la población de Juan Francisco Ibarra, fue
punto de llegada y de partida, algo así como una posta, sin posadero ni rejas,
para el descanso de las tropas.

Los diarios de viajes la tienen muy en cuenta, por lo muy interesante a la


laguna la encontramos en un acta del Cabildo de Buenos Aires. La historia es
como sigue. En 1806 Buenos Aires sufre la primera invasión de las fuerzas
inglesas. Se produce una gran reacción popular frente a un hecho que tenía
la finalidad de apropiarse del territorio que aún reconocía como soberano la
Corona de España.

Tan hondo caló el sentimiento de amor a la tierra que finalmente el invasor


debió abandonar sus propósitos de conquista.

Los indios en esa oportunidad, al tomar conocimiento de las primeras


acciones entabladas en las márgenes del Plata, ofrecieron sus servicios al
Cabildo.

Para ello hicieron una visita a Buenos Aires, habiéndose igual oferta por siete
mil soldados que mantenían en Tapalquen, armados como los anteriores. El
gesto fue agradecido con vivas muestras de entusiasmo por parte de los
cabildantes, firmando el acta Francisco de Lezica Anselmo Sáenz Valiente y
Manuel Mansilla entre otros.

La cantidad de indios de pelea ofrecidos parece algo exagerada. De cualquier


manera da fe del asentamiento que tenían las tribus y del espíritu localista
del indio que no acepta la invasión de los "colorados", proponiendo ser parte
en esa lucha por la reconquista.

Viajes a las Pampas

Desde que Juan de Garay hace su primera expedición hasta Cabo Corrientes,
constatando la existencia de indios mansos y yeguarizos cimarrones, son
innumerables los viajes a la campaña.

Llevan el propósito de reconocer el terreno, pero más que eso van detrás de
una quimera, de la escondida Ciudad de los Césares, fantasmal creación de
mentes afiebradas que soñaban con una riqueza incalculable.

El autor de la leyenda, un soldado de Gaboto, Francisco César, que al regreso


de una misión de exploración, dio noticias de la existencia de esa ciudad
fabulosa.

Ya nadie pudo detener luego el andar de esa loca fantasía. La ciudad sería
buscada por todas partes y animaría la realización de viajes que, de otro
modo, no hubieran tenido aliciente.

Otros se lanzarán a lo desconocido en misión evangelizadora, llevando la


palabra de Cristo y fundando reducciones. Y algunos más irán en busca del
oro blanco; la sal, ofrecida generosamente en Carhué y sus lagunas vecinas.

Hernando Arias de Saavedra va mucho más lejos que Garay, es en 1604,


llegando a la confluencia de los ríos Neuquén y Limay, es decir a las puertas
de la hermosa ciudad de Neuquén de la actualidad. No hallaron lo que
buscaban, pero siguieron alimentando el mito. No negaron sus existencias,
considerando que la ciudad encantada quedaba más lejos, nada más que eso.

Mejor vista parece tener Silvestre Antonio de Roxas, que deja un relato de
viaje asegurando haber visto la hermosa ciudad de los relatos. Transcurría el
año 1707.

En 1770 aparece en escena Manuel Pinazo, que llega con sus hombres hasta
el Río Colorado. De esas andanzas ha quedado un diario de viaje, recogido
por Pedro de Angelis.

Como viaje de estudios debe anotarse el realizado por Pedro Pablo Pavón en
el año 1772 al sudoeste de Buenos Aires.

En 1778 Manuel Pinazo se pone al frente de otra expedición, pero esta vez
con destino prefijado, Salinas Grandes, para hacer aprovisionamiento de sal.
Preparar un viaje llevaba tiempo y era preciso anunciarlo con los pocos
medios existentes en la época, para comprometer a una legión de personas
necesarias para tan magna empresa. Principalmente interesaba conseguir
carretas con sus animales de tiro, jinetes y caballada, amén de herreros,
carpinteros, hombres de armas.

El lugar de partida era, por lo general, la Guardia de Luján. El Maestro de


Campo don Manuel de Pinazo formó una tropa de 600 carretas, 12.000
bueyes, 2.600 caballos, 600 picadores, 400 blandengues (hombres de armas),
1 cirujano, 300 hombres de distintas especialidades manuales y cuatro
cañones.

Una odisea tremenda, que nada tiene que envidiar a esas legendarias
caravanas pobladoras del "Far - West" americano y que encontraron en el
cine una forma de proyectarse a los nuevos tiempos.

Algo que nosotros, todavía no hemos reflejado sino tímidamente.

Sin caminos, sin un conocimiento exacto de los lugares a recorrer y con la


presencia del indio que conforme a su vieja estrategia de ataque merodeaba
y hostigaba desde lejos, sobrecogiendo el ánimo de los peregrinos de la sal,
expuestos a morir en cualquier momento, no hay palabras para explicar este
esfuerzo sobrehumano de esa legión tan heterogénea de valientes.

Dice Pinazo con respecto a Salinas Grandes "Es lugar de muchísima agua, y
allí vino el cacique Tipa, de los de paz con esta capital, trayendo consigo
varios indios e indias a vender cueros y otros efectos; y se reconoció en dicho
lugar vestigios de haberse ausentado por ha, los indios enemigos de él; no
hay leña, pero suple en su lugar la mucha osamenta que se encuentra.

Estas expediciones se hicieron muy frecuentes tomándose un tiempo de dos


meses en hacer su ciclo de ida y vuelta.

Francisco Betzebé hizo un reconocimiento de la nueva frontera levando


informe al Virrey Vértiz en abril de 1779 que fuera luego aprobado.
Cronológicamente citamos otra expedición muy valiosa, la de Félix de Azara,
distinguido naturalista, que realizó un aporte científico de mucho valor en el
año 1796.

Llegado al Río de la Plata en 1781 por veinte años reconoció este territorio y
esas observaciones las volcó en una abundante bibliografía donde dejó sabias
previsiones para el futuro que no se alcanzaron a cumplir sino un siglo
después.

El chileno Luis de la Cruz (1768-1828) se anota entre los viajeros de las


pampas, desafiando todos los peligros y escribiendo su diario, una detallada
descripción de la naturaleza de las tierras y tratado para el conocimiento de
los indios pegüenches, sumándose a esa pequeña nómina de notables que se
llamaron José Sánchez Labrador, el jesuita Tomás Falkner, Augusto Guinnard,
tres años cautivo de Calfucurá, y Lucio V. Mansilla. Su travesía tuvo lugar
entre el fuerte Ballenar en Concepción hasta Melincué en el lapso que va del
7 de abril de 1806 a julio del mismo año.

En el año 1786, durante el Virreynato del Marqués de Loreto, el Cabildo de


Buenos Aires solicita la fundación de una población en Salinas Grandes con la
finalidad de extraer la preciada sal de sus canteras, pues había mucha
necesidad de ella en la colonia.

El Cabildo había tomado a su cargo el manejo de las provisiones de sal,


siendo el encargado de su distribución y pago de recompensas.

Fue comisionado el piloto Pablo de Zizur, el "rengo" como se le llamara por la


pérdida de una pierna que le fuera amputada a raíz de un congelamiento
sufrido en un viaje anterior a las Islas Malvinas.

Esta expedición no realiza ese propósito fundacional pero los planos


levantados serían de utilidad más adelante. En su diario hace una descripción
muy acabada de la laguna Cabeza del Buey. "Desde nuestra salida de esta
mañana hasta esta laguna de Cabeza del Buey, no hemos hallado más agua
dulce que un médano de poca cantidad.
Hallamos cuatro pequeñas lagunas a la derecha del camino pero todas
saladas. Leña como ayer. Día 16. Estuvimos parados este día con motivo de
escribir al comandante de Buenos Aires, por ser costumbre dar aviso desde
esta laguna. Así me puse a reconocerla. Se halla en la latitud observada de
36°. Su figura es casi triangular mirando la cúspide al S. Oeste, de manera que
tendida de Nordeste al Sud Oeste; los lados incluso sus leves sinuosidades,
tienen largo, el uno mil cuatrocientos varas, y el otro mil doscientas; la base
cuatrocientos cincuenta. Se halla a ras de la campiña a excepción de la base
que tiene unos medanitos que a lo sumo se elevan sobre el plan de laguna
cinco varas. El plan es bien compacto de arena colorada, aunque no deja de
tener un poco de pantano en el extremo occidental. Carece de leña ni se
alcanza a ver. Su agua es salobre pero en caso de necesidad se puede beber
principalmente por los animales; hay el arbitrio de hacer pozos por su
margen que a la media vara dan agua dulce. Aunque las dimensiones y el
caudal de esta laguna dan indicios de que en un viaje de Salinas, don José
Chávez la encontró seca, cuyo acaecimiento me persuade que sería en
tiempo de alguna gran seca".

El nombre estaría dado, ya que la referencia parece ser muy exacta, por su
apariencia de gran cabeza de buen tomada una vista general desde los
médanos hacia abajo y claro está que con una buena imaginación que ayude
a dar los aspectos formales faltantes.

Viaje a las Salinas Grandes

Desde el año 1770 en que se descubre el depósito salinero, llamado después


Salinas Grandes, se realizaron expediciones anuales para su explotación
dando fe de ello las Actas del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, que
incluían participación para los indios amigos, que luego se les quitaría.

Por mucho tiempo estos yacimientos tuvieron importancia, la que fue


declinando después de la expedición de Pedro Andrés García.

Juan Manuel de Rosas facilitó la comunicación con las Salinas, en el auge de


la salazón de cueros y su venta al extranjero.

La invasión de Calfucurá, la dominación que ejerció sobre los borogas, y el


asentamiento de tribus en sus cercanías, fueron quitando interés a los viajes.
De Europa se traía sal de mejor calidad que obviaba el inaudito esfuerzo de ir
a buscarla tan lejos y con tan precarios medios. En la actualidad sólo quedan
vestigios de ese emporio salinero.

Expedición de Pedro Andrés García

La Junta de Gobierno Patrio nombra a don Pedro Andrés García para que se
haga cargo de una nueva expedición a Salinas Grandes y lo hace de esta
manera "Habiendo determinado esta Junta, de conformidad á propuesta del
Excmo. Cabildo, se verifique en este año la acostumbrada expedición á
Salinas, y publicándose el Bando, para su notoriedad, con designación del día
4 de octubre próximo para su salida de Palantelem, ha nombre á V.S. por
comandante de ella previéndose con esta fecha al de la frontera el apronto
de 50 milicianos armados á sueldo, que deben escoltarla. Y lo aviso á V.S. con
acuerdo de la misma Junta, para que en su inteligencia, y de haber nombrado
dicho Cabildo por diputados á los regidores D. Manuel José de Ocampo y d.
Andrés Domínguez, se presente V.S. en esta capital sin demora, á tratar con
ellos el punto de auxilios que le son peculiares, y recibir las últimas órdenes
de esta Superioridad.

Dios guarde á V.S. muchos años. Buenos Aires, 6 de septiembre de 1810.


Firmado Cornelio Saavedra, Dr. Mariano Moreno, Secretario".

La transcripta orden del Gobierno pone en marcha una nueva expedición a


las Salinas.

La encabezaba don Pedro Andrés García, un meritorio hombre de armas, de


una inteligencia clara y que dio al país muestras de su valentía y coraje.
Nacido en Santander, España, pelea al lado del Virrey Ceballos contra los
portugueses y luego aparece también peleando contra el invasor inglés en
1806 y 1807. Es padre de Manuel García, diplomático argentino, de la época
de Rivadavia y abuelo del Coronel Alvaro Barros, un bravo militar, que
fundara el pueblo de Olavarría en 1866 y tomara parte activa en las luchas de
fronteras, desnudando con sinceridad los vicios y los abusos de los Jefes
militares aprovechándose de las pagas y los víveres de los infelices soldados.

Ambos dejarán expresas constancias de ser partidarios de la amistad con el


indio y enemigos, por consiguiente, de su aniquilamiento y matanza
indiscriminada.

La memoria presentada al gobierno patrio con fecha 26 de noviembre de


1811, luego de cumplida la misión que lo era también diplomática para
comunicar y difundir el nuevo acontecimiento de la Revolución de Mayo, es
una pieza notable por la fluidez de la escritura y el pensamiento que le
preocupa, dando directivas muy precisas para el establecimiento de pueblos,
cultivo y reparto de tierras y defensas contra el indio.

"V.E. dice, se ha servido confiarme el arreglo de estas campañas... Este es el


encargo más honroso que ha podido hacerse jamás á un ciudadano... Es
verdad que no corresponde á la fuerza de uno solo, sino á los esfuerzos de
muchas generaciones, el llevar a cabo una obra de tamaña grandeza. Hay
escollos que evitar, peligros que arrostrar y dificultades que vencer; pero
todo desaparece cuando se nos presenta la perspectiva risueña de la
felicidad pública". Y como una premonición, como si con su vista de águila
hubiera podido otear desde lo alto el incierto porvenir muy lejos aún de toda
realidad, exclama "Mil pueblos florecientes, en medio de los campos ahora
desiertos, serán un monumento más glorioso que cuantos ha levantado la
vanidad de los conquistadores. Millares de familias contentas, y rodeadas de
abundancia, entonarán himnos más honrosos al gobierno que las afamadas
producciones de poetas aduladores".

Finalizaba el año 1811, el país estaba dolorido por un nacimiento lleno de


peligros, con problemas internos, que demorarían en desaparecer, con
dificultades externas y con indios merodeando en el Río Salado y algo más
adentro todavía. ¡Y se era capaz de sentir y escribir tan bellas palabras!..
El viaje

Partió García con su gente desde Luján el 21 de octubre de 1810. Tenía 172
carretas, 55 carretillas y otros siete carruajes con un total de 929 bueyes y
520 caballos.

El gobierno le proveyó de una escolta de 50 milicianos y 25 soldados del


Regimiento 4, que debieron ser armados por el propio García ya que carecían
de armamento, en razón de que las existentes habían sido dadas al ejército
de Belgrano. Regresó el 22 de diciembre de 1810.

Fue una campaña plagada de incidencias donde a cada momento se temía lo


peor, el ataque de los indios que continuamente se agregaban a la caravana
o pretendían hacerlo, obligando a velar las armas sin descanso.

La amistad que supo conquistar García con los caciques Emepur, Quintaleubu
y Victoriano le sirvieron de mucho para poder sortear peligros y completar el
trayecto de ida y vuelta propuesto.

Las continuas deserciones en la tropa le dieron a la expedición un tono de


epopeya de singular intrepidez y valentía.

El domingo 28 de octubre nota García la presencia por primera vez de indios


y lo relata así "En este día se celebró misa, y a las 9 continuamos la marcha
hasta las once y media, quedándonos a distancia de la Cruz de Guerra como
legua y media, por ser excesivo el calor, para continuar á aquella hora y no
fatigar demasiado al ganado. Aquí se presentó el primer indio, con el recado
del cacique Turuñán, expresándome que me esperaba en Salinas".

Pero la referencia concreta a nuestras lagunas las dará el autor en su


anotación correspondiente al día 4 de noviembre, que sería en el andar del
tiempo nuestra fiesta patronal.

"En este día nos paramos en frente de unas lagunas de poca profundidad,
que se hallan al nord-oeste del camino. Son casi 5 encadenadas, y al sud
oeste, á distancia de estas, como 3.500 varas, hay otras siete lagunas, todas
de agua dulce, de bastante magnitud, y el terreno de andado en este día
tiene varias lomas de diversa elevación por entre las primeras y segundas
para el camino. A las primeras lagunas se las denominó Las Cinco Hermanas,
y á las segundas, las Siete Damas parecen todas, según la planicie, no ser de
aguas permanentes".

Suponemos que esta última denominación un tanto antojadiza y con perfiles


poéticos de homenaje a la mujer, protagonista valiosa de la conquista,
corresponde a nuestras Acollaradas. Don Pablo Zizur, ya mencionado en esta
obra, las había llamado, con sentido más realista, "Las Siete Cañadas" y "Ojos
de Agua Dulce".

En 1873, en un informe del Sargento Mayor Francisco L. Maichert al Ministro


de Guerra Martín de Gainza aparece el nombre Acollaradas, denominación
que se reitera cuando don Rafael Hernández, en su planificación y mensura
de nuestro pueblo, las menciona de la misma manera.

Continúa García con su relato para decirnos que a las 6 de la tarde del mismo
día llegan a Cabeza del Buey. Es importante su comentario de que haya
encontrado en ese pequeño tramo, entre laguna y laguna, varias tolderías de
indios al este y al oeste, y que llegaban con ánimo de establecer permutas.

Pedro Andrés García, viajero incansable, habría de seguir prestando servicios


al país, y sus diarios de viaje y proyectos servirían como fuente de datos para
quienes le siguieron en su afán de abrir huellas en el desierto.

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CAPITULO IV

1. El Salado. Valla superada.

2. Campañas militares. Rosas.

3. El primer ejército fracasa.


4. Rosas en el Río Colorado.

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El salado. Valla superada

Dejamos consignado que los primeros gobiernos patrios debían atender a la


organización social y política que se presentaba llena de dificultades, por lo
que la llanura pampeana, achicada en sus límites, para los nuestros, por la
presencia del indio amenazante, no tuvo la dedicación necesaria.

El aborigen llegaba a las barbas mismas de la ciudad naciente y tomaba


contactos con sus vicios y sus costumbres por medio de los bandoleros, vagos
y forajidos que escapaban al rigor de la ley, a veces injusta como las vedas
obligatorias, para refugiarse en las tolderías donde eran bien recibidos y
protegidos.

La paz concertada de los últimos tiempos del Virreinato continúa por una
década más desde el alumbramiento como pueblo libre, merced a tratados
de amistad, que significaban siempre una claudicación ante el permanente
pedir de las tribus.

La Guardia de Luján, una verdadera avanzada en el desierto, no estaba en


condiciones para una eficaz defensa si debía de enfrentar un ataque. Sin
armas, sin hombres, poco podía hacer ante la audacia sin escrúpulos del
pampa.

Las otras guardias y fortines, Chascomús, Monte, Lobos, Navarro, Carmen de


Areco, Salto, Rojas, Fortín Mercedes y Melincué, no estaban en situación
mejor.

Pero la lucha, a pesar de las tentativas conciliadoras, se imponía por obra de


las circunstancias. El Salado había dejado de ser una valla infranqueable. Los
dos mundos antagónicos no podían coexistir por más firmas que se pusieran
sobre papeles sellados. La realidad obligaba al blanco a ocupar más terreno y
la necesidad del indio, acostumbrado a la carne y el cuero que antes obtenía
fácilmente, lo determinaba a achicar espacios. Aproximarse al huinca hasta
asaltarlo en sus viviendas y campos de cría.

1820 establece otro hito en la guerra contra el indio. Su organizador y jefe, el


Gral. Martín Rodríguez, entendía que sólo el exterminio de la raza haría
posible la paz.

(Había asumido la Gobernación interina de Buenos Aires, el 2 de septiembre


de 1920 designado por la Junta de Representantes en reemplazo de Dorrego,
derrotado éste en el Gamonal por López).

Y trata de llevar a la práctica su tesis en forma tozuda y sacrificada a pesar de


los reveses que le significaban.

Pareciera un contra sentido que justo este año, el de la anarquía, el de la


crisis institucional más grande la historia, que determina un día con tres
gobernadores (20 de Junio) sea también punto de partida de la acción militar
"tierra adentro".

Campañas Militares

Se suceden con el corre de los meses los hechos de armas, pequeños y


grandes, que abarcan Buenos Aires, Santa Fe, San Luis, Córdoba y Mendoza,
donde los caudillos complican el panorama con su permanente alzamiento
contra Buenos Aires.

El indio es objeto de una persecución que tiene el propósito de alejarlo hacia


el Río Negro y ya, ahora, también con pocos miramientos sobre su suerte.
Nos limitaremos a registrar los acontecimientos más señalados en el ámbito
de nuestra provincia, para no exceder el propósito de la obra.

Martín Rodríguez, hombre de fortuna, fuerte hacendado, salió a la campaña


en búsqueda del Gral. chileno Carrera, incumplido y violado el interesante
Pacto de Miraflores con los caciques Ancalifú, Tacuman y Trirnín.
Precisamente en Salto un malón indígena saqueó y mató, con la intervención
de José Miguel Carrera y varios de sus secuaces.

Rodríguez no hizo diferencias entre ranqueles y pampas atacando a unos y


otros con igual denuedo. Rosas, que mantenía buenas relaciones con estos
últimos, le brindó un consejo que no fue escuchado.

Y si bien Rosas apoyó a Rodríguez en la iniciación de su mandato, fue


evidente que él y otros estancieros no le acompañaron en su campaña militar
emprendida rápidamente.

Los resultados no pudieron ser más magros para el Gobernador de Buenos


Aires, que regresa con la sensación del fracaso.

Hay otro hombre de gran valor humano y de reconocida aptitud, nada menos
que el expedicionario don Pedro Andrés García, que propone soluciones
pacíficas y tampoco es escuchado.

A principios de 1823 Rodríguez realiza su segunda campaña, que finaliza


como la anterior, con desilusión y pena.

La expedición contaba con más de 2.000 hombres, 6.000 caballos y artillería,


lo que hacía presuponer un avance triunfal.

Pero el indio, con medios más escasos, puso en juego su astucia, incendió
campos, atacó por sorpresa, sin librar combate abierto y molestó
constantemente, para no dar lugar al descanso.

La marcha de las tropas no encuentra resistencia y el 4 de abril de 1823 se


funda el Fuerte Independencia, y a su vera nace el pueblo de Tandil.

Pero al querer continuar hasta el Vulcán, en la laguna que se llamó de la


"Perfidia", se cae en una emboscada de traición que corta las posibilidades
de seguir.

Luego de cinco meses el empecinado militar regresa. Había fundado un


fuerte, y había sacado conclusiones muy exactas sobre la forma de combatir
al indio. ¿Le servirían? Estimo que no.
En 1824 el Gobernador Rodríguez como queriendo confirmar aquello de que
"no hay dos sin tres", aunque hubieran salido mal, inicio otra expedición. Esta
vez sus miras están en la costa atlántica.

Su idea es levantar un fuerte en Bahía Blanca, y aunque llega muy cerca de su


objetivo, no puede resistir el acoso del guerrero y regresa, considerando
incluso que no había tierras propicias para la ansiada fundación.

Es que los informes de los expertos que lo acompañaban y los estudios


realizados, habían confundido la ubicación de la Bahía Blanca con la
desembocadura de Napostá Chico (arroyo Pareja), situada nada menos que
dieciséis leguas de aquellas. Algo como para figurar en la antología del Créase
o no...

Después el nuevo Gobernador, el Gral. Gregorio de las Heras, que había


reemplazado a Rodríguez en plena campaña de éste, nombra parlamentarios
para hacer las paces. Son ellos los hermanos Oyuela, en primer término, y
luego Juan Manuel de Rosas. Se pacta una paz que es efímera.

Los malones se extenderán como un abanico sobre nuestras pampas, sur de


Santa Fe, de San Luis, de Córdoba y Mendoza.

La campaña de 1833 habría de señalar el primer éxito de importancia. Juan


Manuel de Rosas fue el ejecutor de un plan que empujó al indio hacia el Río
Colorado y el Río Negro.

Pero antes sea dado un nombre ilustre, el del Coronel Federico Rauch, del
ejército prusiano, que puso orden a la tropa y que consiguió triunfos de
significación en Quequén Grande, arroyo Las Salinas y después en Lago
Epecuén (3 de enero de 1827) y Sierra de la Ventana.

Fue una ofensiva de escarmiento, que animó a algunos caciques a formalizar


nuevos acuerdos y ayudó a la fortificación de la línea de fronteras que con
intervención de Rosas se planeara en 1825. Partía de Melincué por Junín, 25
de Mayo, Tapalqué a Cabo Corrientes.

Federico Rauch muere en combate de Las Vizcacheras el 29 de marzo de


1829. Sombras de dudas cubren este doloroso episodio. ¿Era Rauch un
enemigo potencial de Rosas?

La campaña de Rosas

El nombre de Rosas provoca hoy las más encendidas polémicas, a punto tal
que todavía se discute si sus restos debían ser expatriados para recibir
sepultura en su tierra de nacimiento. Algo que en estos tiempos finalmente
se hizo con justicia.

Es que en el análisis, hecho con apasionamiento, rasgo muy común en el


estudio de la historia argentina, se hace de un prócer un santo o se lo hace
padecer en las cavernas del Averno. Se pierde la relación del tiempo
histórico, haciendo el juicio circunstancial, ubicados en nuestra hora, con un
pensamiento actualizado que no era de uso para los hombres de la época, y a
través de un prisma que tiene, a priori, sus vidrios de colores, para que
reflejen lo que uno quiere ver.

El Rosas de la conquista es el paisano de las pampas. El hombre hecho a la


actividad campesina con todo el rigor que imponían las necesidades y las
costumbres.

Su educación varonil junto a gauchos domadores, muchos ellos alzados a la


autoridad de la justicia, modelaron un carácter y le dieron un temple, que
luego expondría a los suyos, ejerciendo una dominación fuerte y hasta brutal.

La conquista debió interesarle por el espíritu de aventura propio en él y


porque de alguna manera el indio alentaba contra sus intereses de
hacendado mayor y dueño de saladeros. Adviértase que Rosas se alinea junto
a Ramos Mejía, el dueño de la estancia Miraflores que puso a prueba un
interesante programa de trabajo para el indio; Chiclana, D´Angelis García,
Alvaro Barros y otros que preferían el diálogo con el indio y no la guerra.
Toda su vida da muestras de esa aproximación amistosa al indio, aunque
llevado sin mengua de otras consideraciones, por razones materiales que
quería conservar y aumentar.

En la estancia "El Pino" cría y apadrina a un hijo de un cacique ranquel que


luego tendría participación en las luchas con el nombre de Mariano Rosas.

Este Rosas que veremos asumir una guerra exitosa, aunque no terminada,
con el indio, no es aquel que en Caseros deja jirones de su leyenda en manos
de Urquiza y sus vencedores. Tal vez fue su reverso.

Tampoco fue un improvisado. El problema del indio tuvo en él a un


intérprete lúcido y consciente. No actuaba por comentarios y sentado
cómodamente en una silla virreynal. Por el contrario, había participado en
campañas contra el salvaje y mantenía con los pampas una amistad
permanente.

Incluso se le conocía y respetaba. Incursiona, llamado por Dorrego, al frente


del 5º Regimiento de Milicias de Monte, sus famosos "Colorados", para poner
coto a la anarquía. Obtiene su despacho de capitán y después, merced a su
actuación frente a Carrera y Alvear en San Nicolás era ascendido a
comandante. Martín Rodríguez lo asciende a Coronel.

Comienza a cimentar su prestigio que lo lanzaría, prontamente, a empresas


mayores.

Es nombrado Gobernador

El 1º de diciembre de 1829 reanuda sus sesiones la Legislatura de Buenos


Aires, después de un año, tras el motín que la había disuelto. La preside
Felipe Arana. Se dispone a elegir gobernador titular.

Un solo nombre se impone y gana la voluntad del pueblo, el de Juan Manuel


de Rosas.

El caudillo llegará al poder el 8 de diciembre, investido de las "facultades


extraordinarias" que juzgase indispensable para su desempeño con cargo de
rendir cuentas del uso de esas atribuciones excepcionales a la Legislatura.
Fueron sus ministros de Gobierno y Relaciones Exteriores el General Guido,
de Guerra el General Balcarce y de Hacienda el Dr. García.

Al término de su mandato (1832) renuncia en forma reiterada al pedido que


se le formula de continuar en el cargo. El nuevo Gobernador que le sucederá,
el general Juan Ramón Balcarce, lo restituye a su antiguo puesto de
Comandante de Campaña.

Había llegado su hora. Aquella ofensiva soñada y que viniera preparando


estratégicamente desde años, estaba a su alcance. No tendría el apoyo
oficial, pero igualmente consiguió sus objetivos con el aporte de los
estancieros amigos, de su propio peculio personal y con la adhesión de
valientes militares que se enrolaron en la gran campaña, hacia el misterio y la
aventura, pues poco se conocía de ese inconmensurable campo abierto.

Se inicia la marcha

La dirección táctica de esta acción de guerra estaba a cargo del general Juan
Facundo Quiroga (El Tigre de los Llanos), siendo Rosas titular de la División
Izquierda como ya hemos dicho, siendo el general Angel Pacheco Jefe del
Estado Mayor.

El Diario de esas jornadas ha quedado como testimonio de la epopeya.


Arranca el 22 de marzo y dice "A las cuatro y media de la tarde se puso en
marcha el Cuartel General y la división acantonada en el Monte, compuesta
del piquete de artillería con cinco piezas, y todas las carretas destinadas a la
expedición que se hallaban situadas al Este de la Guardia del Monte, y se hizo
alto a una legua de distancia al sudoeste. La tropa marchó a pie. La mañana
de este día llovió mucho, y el General aprovechó un pequeño intervalo que
dio el tiempo para ejecutar este movimiento. La División campó en escalones
hasta el paso de la Laguna de las Perdices. El tiempo seguía amenazando, y
poco después de haber acampado empezó a llover copiosamente. El agua
duró toda la noche acompañada de un recio viento, truenos y relámpagos. La
noche fue muy fría. Hubo leña y carne oportunamente".
La columna tenía apoyo por mar con artilleros y marinos que embarcaron en
Buenos Aires para Bahía Blanca y Patagones.

Una caballada de seis mil cabezas seleccionadas, formaban el indispensable y


valioso ejército de ataque.

Rosas no estaba solo en la patriada. El plan contemplaba tres cuerpos en


acción combinada de guerra.

El de la derecha al mando del General chileno Bulnes. Su destino, la


precordillera y sus zonas próximas.

El del centro, con dos columnas al mando de Aldao y de Ruiz Huidobro


respectivamente, tendiéndose sobre las tribus ranqueles de Yanquetruz.

Y por último el ejército del Restaurador con destino hacia el Sur hasta el Río y
después al Oeste hasta Neuquén. Los ejércitos habrían de converger en el
"país de las manzanas" en una tarea de limpieza y exterminio.

No fue todo así como se pensara, y no por culpa de Rosas, precisamente.

El primer ejército fracasa

El General Bulnes no alcanza a iniciar su recorrido previamente programado,


dueño del ala derecha de la formación. Debe atender a sus propios
problemas internos y se dirige a Santiago a sofocar una rebelión militar.

El fraile Aldao -el general mendocino de activa participación en las luchas


intestinas de la época- había perdido su personalidad arrastrado por el vicio
del alcohol y debió hacer frente a la falta de elementos vitales para una
campaña de tanta magnitud.

Más que por el rigor de la guerra, tanto Aldao como Huidobro se encontraron
de pronto sin víveres, con la realidad del hambre diezmando a la tropa y
decayendo, por eso mismo, su espíritu bélico.

Aldao regresa sin gloria. Lo hace con dolor, entristecido. Ruiz Huidobro se
anota un triunfo en Las Acollaradas, nada menos que contra Yanquetruz, el
bravo líder de los ranqueles.

El lugar de ese combate podría traer alguna confusión con nuestras


Acollaradas. No es así. Más aún que para esa época de registros de los diarios
de viaje le asignaban al espejo de agua el nombre de Encadenadas.

Algunos historiadores, sin perdón para este general "de opereta" como llama
Alvaro Yunque, dicen que fue de casualidad.

Y no es en balde el calificativo, ya que se conocían de Ruiz Huidobro sus


tendencias artísticas como actor y director de teatro. Pero la particularidad
mayor estaba dada que, en una época de hombres tan curtidos en la acción,
de tan probados sacrificios, este general viajaba en carreta (no montaba) y
con una corte de músicos y bufones.

¿No habría tomado contagio del mismo Rosas, necesitado de tener a us lado
gente para su diversión y mofa?

La derrota fue el resultado final de un largo peregrinar por el desierto sin


hombres, llamados a cada instante por la deserción, sin caballos, robados en
los ataques sorpresivos de los indios y sin fe.

Como dato ilustrativo de lo que era Rosas como organizador y administrador


de su campaña, anotemos que en Tapalqué puso al día el pago de los sueldos
convenidos con la tropa y que a los vecinos del lugar, agregados a las filas por
propia voluntad, los premió con una suma de dinero extra.

Hizo lo que correspondía. Es cierto. ¿Pero quién y cuándo se pagaban los


sueldos a los pobres soldados fortineros?

Y otra referencia concreta. Sin los indios amigos a su favor no hubiera


triunfado. Aquella famosa frase "dividir para reinar" tiene para el caudillo
exacto sentido. La aplicación en los hechos abrió caminos largos al sur, que
de otra manera le habrían sido vedados a su audacia, o al menos, le habrían
obligado a un despliegue mayor de fuerzas con resultados inciertos.
Rosas en el Río Colorado

Rosas establece su cuartel general acampando sobre la margen izquierda del


río Colorado, en el médano Redondo, habiendo escalonado hasta ese punto
21 postas militares con 100 hombres y 600 caballos para mantener una
rápida comunicación con la frontera. La vanguardia a cargo del Gral. Angel
Pacheco compuesta de 800 hombres se dirige al Río Negro, donde llegó el 10
de mayo remontándolo hasta Choele - Choel, el portón del sur, allí instaló su
cuartel general.

Alterados los planes iniciales por las fracasadas líneas de ataque, derecho y
centro quedan, entonces, estos dos sectores como puntos básicos de la
acción militar.

Hay una visión muy exacta de cómo era el campamento rosista, que no lo
favorece, pues quiso el azar que Carlos Darwin, el célebre naturalista, lo
visitara en su campo y dejara sus impresiones escritas en un Diario de Viaje.

La embarcación que lo llevaba, todo un símbolo para los argentinos por su


nombre, una herida siempre abierta, se llamaba Beagle.

Las sucesivas cargas sobre los indios que defienden bravamente sus aduares,
dan por resultado un elevado número de prisioneros. Tantos que finalmente
Rosas ordena fusilarlos, pues no había raciones contempladas para ellos.

El éxito fue rotundo. ¿El éxito? Pero no terminó con el problema. Muy poco
después volverían las tribus a reiniciar los malones, reforzadas por la
constante afluencia de los indios chilenos. El desierto se poblaría de gritos
salvajes y la seguridad de sus habitantes nuevamente sería comprometida.

El resultado de la campaña arrojó 1.415 indios muertos, 382 prisioneros, 11


caciques muertos y otros tantos prisioneros, 1.642 personas de chusma
apresadas, 409 cautivos rescatados. Se recuperaron 2.200 vacas, 1.600
lanares, 1.880 yeguas y 2.455 caballos.
Saldo positivo fue, además, el conocimiento que se tuvo sobre el terreno y la
afirmación de soberanía que significó para el país penetrar hondamente en el
territorio sureño. Coincidentemente, digamos, con la agresión chilena que
comenzó a invadirnos y no cejará de hacerlo por más que convenios o laudos
papales se lo estén impidiendo.

En el mes de diciembre la expedición de Rosas había tocado a su fin; el viejo


camino de las rastrilladas abiertas como una llaga viva en la pampa por
donde venían los malones y se iba la hacienda, quedaba con fuertes y
guarniciones alertas.

El regreso comenzó el 28 de enero de 1834, y como en un juego de ruleta -la


conquista del desierto lo fue para quienes se atrevieron a desafiarlo- el
último santo y seña "al colorado y al negro" adiós!, marcó la hora de la
partida.

Volverían las sombras, los desencuentros, las pasiones a entretener a los


argentinos. A quitarles sus hermosas posibilidades de crecer en paz, en
armonía.

Por eso mismo, lo que pudo ser el fin de la lucha con el indio, no fue más que
un intento varonil, una gesta heroica.

Un viejo sueño incumplido.

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Capítulo V

1. Veinticinco de Mayo. Madre fundadora.

2. La Cruz de Guerra. Su nombre. La fundación.

3. El diario de Parchappe.

4. Fundación del Fuerte 25 de Mayo.


5. Fortín Mulitas.

6. Calfucurá versus Bibolini; duelo al sol.

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Veinticinco de Mayo. Madre fundadora

San Carlos de Bolívar nació con el aporte humano que el pueblo de


Veinticinco de Mayo le diera. Funcionarios, inmigrantes labriegos, artesanos,
trabajadores, integraron la caravana fundadora entre alegres sones de
campanas y con el entusiasmo de la aventura creadora, abandonaron sus
tierras para venir a poblar entre altos pajonales en el silencio de una pampa
virgen, anhelante de la semilla fecundante.

Eramos parte, sin embargo, de un mismo camino. La vieja rastrillada, que


conducía a las Salinas Grandes, marcaba dos postas cercanas, entre otras, en
ese largo y riesgoso andar en busca de la sal, el oro blanco que
fundamentaba la industria saladeril. La Cruz de Guerra y Cabeza del Buey. Las
dos lagunas pequeñas, de aguas claras, que se ofrecían como un remanso de
paz a las caravanas y a los soldados, que en ellas acampaban descansando y
renovándose.

Por un azar del destino ninguna sirvió de apoyo a la creación de los pueblos.
La Cruz de Guerra se vio desplazada por la laguna Mulitas y Cabeza del Buey
le dejó el honor de cobijar las sangres nuevas a Las Acollaradas. Ni siquiera
Pichi-Carhué, que recibió el bautismo de fuego junto a su fortín, mereció el
halago fundacional. Aquí por una sola razón, los campos tenían dueños.

La Cruz de Guerra

Llámase así, un hombre tan particular como sugerente, una pequeña laguna
que se encuentra ubicada entre los cuarteles 10 y 11 del Partido de
Veinticinco de Mayo, a unas 10 leguas al S. de la actual ciudad cabecera y a
unas tres leguas de las localidades de Valdez y Morea. La primera en
Veinticinco de Mayo, la segunda en Partido de Nueve de Julio.

A su vera se fundó el Fuerte 25 de Mayo, que luego se transformaría en


Fortín Cruz de Guerra, asistiendo pleno de vigor y coraje a las luchas
obligadas con el indio invasor, inmerso sí, y vaya con la novedad, en la mayor
pobreza.

Conocimientos y referencias del lugar se tienen desde antiguo a través del


relato de quienes hicieron el trayecto a Salinas, o en cuanto las fuerzas de la
colonia avanzaron tierra adentro desplazando a indios maloneros.

El capitán Juan Antonio Hernández al mando de una división de 166 soldados


y 291 indios amigos, estuvo allí el 4 de octubre de 1770.

Después darían noticias de la laguna el piloto de la Real Armada Pedro Pablo


Pavón, quien llegó a sus orillas el 17 de diciembre de 1772, describiéndola de
esta manera: "es una laguna chica, accidental, al pie de un médano con
algunas quebradas bajas; pasa por aquí el camino de Salinas". Más tarde
llegará el Maestro de Campo don Manuel PInazo, 10 de octubre de 1778,
informando que la laguna es grande pero sin leña. Luego arribará Pablo de
Zizur, el 20 de noviembre de 1786 y dirá: "en general el suelo está constituido
por arena entreverada con tierra, salvo los médanos, y sus inmediaciones
eran de arena sola y los pastos se presentaban fuertes, mezclados con trébol
de olor y alguna cebadilla. Había poco cardo, por lo que para hacer fuego
tuvieron que echar mano de huesos y estiércol".

Don Pedro Andrés García también recorrió el lugar y anota en su diario -28 de
octubre de 1810- que el terreno es arenisco, mezclado con tierra negra, sin
que en éste ni en los anteriores haya descubierto hormigas, desde el Río
Saladado, como sucede comunmente en los demás hasta la capital.

Su nombre

Se conjetura sobre el origen del nombre y sobre la forma de escribirlo. Se


dice bien -los historiadores locales lo analizan-, que nada puede ser más
opuesto al signo de la cruz que la palabra guerra.

Una cruz en el campo es símbolo de paz, de fe, una cristiana recordación.


Jamás podría ser imaginado algo distinto y tan opuesto y negativo como la
guerra.

Tal vez unió, caprichosamente, dos hechos distintos.

Alguna vez se alzó allí la cruz para establecer la paz, y otras veces se la olvidó,
para entronizar la guerra.

Y como si el azar quisiera dar lugar a la superstición o a la leyenda, anotamos


que el Fuerte 25 de Mayo en Cruz de Guerra nunca pudo tener un sacerdote.
El invicto Fuerte no pudo ser dominado por el agresor pues se resistió
gallardamente en cuanta oportunidad le tocó pelear y defenderse. Su cruz,
sin duda, fue una cruz de guerra.

La fundación

Un decreto de Rivadavia del 27 de setiembre de 1826, que tiene en cuenta en


sus fundamentos los trabajos realizados por las dos comisiones que
estudiaron el adelantamiento de las fronteras, la primera integrada por
Lavalle, Senillosa y Rojas y la segunda por el coronel de Blandengues Mario
Ibarrola, el capitán de artillería José María Reyes y el hacendado Sargento
Mayor Pedro Nolasco López, dispuso en su artículo 2° que la brevedad
posible se establezcan los tres puntos fortificados principales de la nueva
línea que partiendo de Cabo Corrientes debía pasar por Tandil y las lagunas
de Curalauquen o Blanca, Cruz de Guerra y del Potroso (Junín). Debemos
entender que Blanca no es otra que la laguna Blanca Grande de Olavarría, "al
pie de las puntas de las sierras", como decía la comunicación enviada a
Dorrego y publicada en el Correo Político y Mercantil de las Provincias del Río
de la Plata". (N° 16 del 4 de octubre de 1827).

Por pedido del Gobernador Dorrego a la Sala de Representantes, se modifica


la línea a Cabo Corrientes, estableciéndola para Bahía Blanca, como una
forma de acercarse a Carmen de Patagones.

Rosas en acción

Por decreto del 16 de agosto de 1826 se había designado al coronel de


Milicias Juan Manuel de Rosas Comisionado para el establecimiento de la
nueva línea de frontera.

Nueve partidos constituían la Sección del Fuerte de la Cruz de Guerra, que


después tomó el nombre de sección Fuerte Veinticinco de Mayo. Fueron ellos
Villa de Luján, Guardia de Luján, Navarro, Pilar, Lobos, Capilla del Señor,
(Cañada de la Cruz y Zárate) y Areco y su fortín.

Con el auxilio de los hacendados y propietarios de campaña que entregaron


animales y dinero se completó el presupuesto fijado en 97.600 pesos para
radicar el Fuerte.

Las cuentas, luego habrían de demostrar que no hizo falta gastar toda la
suma.

Rosas toma en sus manos la realización de la expedición fundadora y como


ya era proverbial en él no descuida ningún detalle. Trabaja y hace trabajar a
su gente. Ordena, reglamenta y hasta se permite dar consejos médicos.

La estancia de Felipe Barrancos en el Cantón de "Las Saladas" es el punto de


convergencia de los expedicionarios, unidad que tenía fuerzas militares que
estaban a cargo del coronel Juan Izquierdo.

Se nombra como comandante de la expedición a Julián Perdriel, sargento


mayor agregado al Reg. 6 de caballería de línea, instalado en Lobos y es
Comisario de Guerra don Juan José Olleros.

Interesante resulta leer las instrucciones que Rosas da a Perdriel, donde paso
a paso le señala cómo comportarse en los trabajos a emprender.
El diario de Parchappe

Felizmente hay un diario de esta travesía que cuenta al detalle su marcha y


ejecución de la tarea propuesta. El agrimensor Narciso Parchappe lo escribió
para la obra de Alcides D´Orbigny. Tomemos los primeros renglones del
Capítulo primero de ese diario. 1° de enero de 1828, San José de Flores.
Partió de Buenos Aires a las diez de la mañana y, a causa del ardor del sol, me
detuve en San José de Flores; (El lector ya tendrá presente la plaza, la Iglesia
en el hoy populoso barrio porteño y querrá hacer alguna comparación) iba
con unos amigos franceses, cuya casa se encontraba sobre el camino que
debíamos seguir. San José de Flores es un pueblito bastante lindo, situado a
dos leguas de Buenos Aires. Todas las casas son de ladrillos, algunas con
azoteas y otras con techo de paja; casi todos los habitantes son quinteros,
siendo este pueblo proveedor de una buena parte de las hortalizas y frutas
que consume la capital. Los numerosos montes de duraznos y algunos
álamos, le dan un aspecto bastante europeo.

Recién el 9 de enero, relata Parchappe, se puso en acción la caravana desde


Las Saladas (Suipacha) compuesta de 86 soldados Blandengues o Lanceros
del Reg. 6 de Caballería de Línea con sus 5 oficiales, los 100 milicianos del
Reg. 2 de Caballería con 4 oficiales y 5 artilleros, 29 prisioneros brasileños y
sus jefes.

Narciso Parchappe era oriundo de Epernay (Francia), ingeniero militar y


agrimensor, que llegó al país en 1818.

Tuvo algunos tropiezos que por vinculación con los franceses acusados de
una confabulación contra el gobierno y aunque no se lo señala como culpable
debe irse de la Provincia de Buenos Aires. Echa anclas allá por Corrientes, y
trabajando en lo suyo se hace de un nombre. Es llamado a Buenos Aires
pasado el tiempo y a él se le debe el trazado, planes y construcción de las
fortalezas 25 de Mayo en Cruz de Guerra y Protectora Argentina en Bahía
Blanca.
El itinerario del viaje

Resulta útil e ilustrativo consignar los distintos puntos que los viajeros fueron
tocando y las distancias recorridas.

De Buenos Aires a la Guardia de Luján (Mercedes)......................24 leguas

A la Cañada del Durazno...............................................................3 leguas

A la Cañada de las Saladas.............................................................3 leguas

A la Cañada de Chivilcoy................................................................3 leguas

Al Río Salado.................................................................................4 leguas

A la laguna de Calelián...................................................................2 leguas

A la laguna Palentelén....................................................................2 leguas

A las lagunas Dos Hermanas...........................................................3 leguas

A los Médanos de Piche...............................................................1,5 leguas

A las lagunas de Encadenadas.........................................................1 legua

Al Médano Partido..........................................................................1 legua

A la Laguna de la Cruz de Guerra..................................................2,5 leguas

Total.............................................................................................50 leguas

Sacrificada expedición ésta ya que debió soportar intensos calores, el acoso


permanente sobre hombres y bestias de los mosquitos y tábanos, con una
ración muy pobre que consistió en un asado sin sal y sin pan, que motivó las
justas protestas del agrimenso Parchappe.

La fundación del Fuerte 25 de Mayo

Parchappe hace las tareas de reconocimiento previas para fijar el


asentamiento del Fuerte en condiciones ventajosas para la vida en su interior
-nunca serían muchas dado lo precario de las construcciones- y para la
defensa en caso de ataque.

Por eso se buscaba un frente natural de médanos o aguadas con sentido


táctico estratégico. Perdriel no aceptó las propuestas del agrimensor,
interesado como estaba en ser destinatario de una importante donación de
tierras, cuya ubicación ya había determinado.

Finalmente llegó el acuerdo y los operarios se pusieron en el trabajo.


Estamos en el 20 de enero. Se adoptó la forma cuadrada con cuatro
baluartes, con un foso de cuatro varas de boca y una profundidad de tres.

Si se tiene en cuenta que inicialmente la dotación del fuerte era de 250


personas, el espacio debía estar acorde con esas necesidades y las que se
plantearan en el futuro, que lógicamente serían mayores.

Largo sería enumerar las vicisitudes pasadas en esa precaria fundación,


donde hay numerosos roces por la forma de ser y de actuar de Perdriel, un
tanto déspota y personal. Tiene serios encuentros con el comisario Olleros,
hasta que logra que éste sea reemplazado. Pero, con una muestra más de los
pocos escrúpulos que animaban a algunos jefes de frontera en su afán de
riqueza rápida, se señala precisamente la conducta de Perdriel asociado a su
cuñado Correa quien manejaba la cantina, con los abusos de quien nada
tenía que temer.

Que la vida era dura ya lo dice Parchappe en la nota del 22 de nero y hay
referencias de algún vecino que se expresó quejosamente al juez de paz de la
guarnición en estos términos: "Aquí nos tienen comiendo soquete y flaco en
agua y sal y durmiendo a cada momento, esta es la vida que hacemos, pero
de terrenos nada hasta ahora asoma".

La referencia a los terrenos se hace en razón de que existían disposiciones


legales que permitían hacer donación de tierras a los pobladores dentro de
las trazas de los pueblos a formarse, donde los jefes militares eran los más
favorecidos.
Los avatares de las luchas internas hizo que el Fuerte entregara sus mejores
hombres para ocupar los frentes que entretenían a las fuerzas del gobierno
con sus opositores.

No extrañe, entonces, que quedara prácticamente abandonado, sin


guarnición, el 11 de enero de 1829.

La renuncia de Rosas

Rosas rinde cuentas al gobierno de Dorrego del establecimiento del Fuerte 25


de Mayo y propone alistar a sus hombres para un emprendimiento mayor,
como era llegar a Bahía Blanca.

Tal vez los celos, esa degradante y negativa condición del alma, hicieron que
el Gobernador negara su apoyo, lo que motivó a Rosas para pedir ser
relevado de su cargo en la línea de frontera. En su reemplazo se designa
como comisionado especial a Miguel Marín, oriundo de Buenos Aires.

En mayo es separado Perdriel de la comandancia, siendo reemplazado en


forma transitoria por el capitán de Blandengues, sargento mayor Mariano
Espinosa, hasta el 21 de junio, que llega el teniente coronel Juan Antonio
Garretón, quien duró hasta el levantamiento de la guarnición, en fecha que
anotamos más arriba.

La refundación

Ya ubicado Rosas como Gobernador de la Provincia tras los sucesos que la


historia narra (sublevación de Lavalle, fusilamiento de Dorrego, entre otros)
expone sus propósitos de poblar las guardias de Laguna Blanca, Cruz de
Guerra y Federación, que habían sido demorados por los sucesos que
arrancan el 1° de diciembre de 1928.

Con esa finalidad despacha a Cruz de Guerra, que había sufrido el


vaciamiento de sus instalaciones, materiales de construcción, carpinteros,
albañiles, peones, carabineros y milicianos. Sin descuidar lo relativo a los
víveres y los vicios.

Año 1831. El jefe accidental del Fuerte sigue siendo Espinoza, quien se ve
abocado a reconstruir la fortaleza.

Los indios daban avisos frecuentes de su presencia en la zona y son varios los
choques que protagonizan con los fortineros.

Uno de ellos lo tiene como actor al capitán de milicias Juan A. Benítez, de la


Guardia de Navarro, que ordenó al Teniente Miguel Cuello la persecusión de
los indiosc on sólo 14 hombres, logrando alejarlos y recuperar casi 9.000
reses en un combate sin igual contra 400 indios de pelea.

Fue huésped calificado del Fuerte 25 de Mayo durante varios meses de 1832
el cacique mayor de los boroanos. Cañiquir, quien habitualmente residía en
Guaminí. No obstante dejó a su mujer la cacica Luisa y sus hijas Carmen y
Juana.

Luisa había sido robada por los indios de la tribu de Chocorí y devuelta por la
intervención de Rosas.

La explicación es muy sencilla: Cañiquir estaba como rehén en el fuerte y se


aleja, dejando a las mujeres en esa condición para unirse al cacique Rondeau
y con él a Rosas en su campaña del desierto.

La vanguardia de indios boroanos recibía mensualmente su cuota de


yeguarizos y especies, yerba, tabaco, papel, pan, etc. Este intercambio de
rehenes era una modalidad impuesta por Rosas, ya que entre los boroanos
estuvo nada menos que su edecán teniente coronel Manuel Delgado con un
piquete de voluntarios del Fuerte 25 de Mayo.

Precisamente Manuel Delgado reemplazará al teniente coronel Antonio


Espinosa como comandante del Fuerte en febrero de 1834. Siendo su
segundo jefe el sargento mayor Manuel Martínez que prontamente sería
alejado del cargo para pasar a ocuparlo en forma interina el capitán
graduado José María de la Plaza.
En noviembre de 1834 será designado en carácter de comandante accidental
el coronel Felipe Juliánes, jefe que lo era del Cantón de Palantelén, hasta la
fecha de su fallecimiento en 1838.

A solicitud de Rosas, que seguía como comandante de campaña en febrero


de 1835, el coronel Juliánes le hace saber que en esos momentos cobija a la
tribu de Caniullán compuesta de nueve toldos, con sus caciques, dos
capitanejos y 31 soldados de pelea, 20 mujeres y 26 muchachos.

Entre las mujeres estaba la viuda de Rondeau -víctima, recordemos, de la


furia homicida de Calfucurá sobre Masallé- y su hijo Francisco, incorporado a
los hombres de pelea.

Todo esto no hace más que mostrar los sutiles manejos de Rosas en su trato
con los indios, como una forma de "tranquilizarnos" y evitar desmanes.

En busca de otros pastos

Juliánes le hace saber a Rosas -14 de abril de 1835- que se ha visto obligado a
mandar la caballada patria y a los yeguarizos a la laguna Las Mulitas, a unas
nueve leguas del Fuerte, donde hay buenos pastos y aguadas, con el objeto
de reponerlos ya que se encontraban, por falta de alimentación adecuada, en
malas condiciones.

Esta actitud de Juliánes, un hombre de armas de real valor, fue el punto de


partida para que se estableciera el Cantón en la laguna Mulitas, que luego se
constituiría en el núcleo fundacional de otro pueblo, Veinticinco de Mao.

En correspondencia a lo aconsejado por éste, Rosas, da órdenes al teniente


coronel Isidro Quesada que marche "al punto de Las Mulitas, donde hará alto
y estará en observación del campo por esa parte, hasta nueva disposición.

Si apareciera alguna partida de indios cuyo número no fuere superior, los


perseguirá de muerte, según se lo aconseja su juicio, pero siempre
procurando no exponerse a una derrota". Quesada llega al lugar el 8 de
noviembre y se pone en la tarea de levantar el fuerte, que será nombrado
Mayo.

En 1838, el fuerte 25 de Mayo va perdiendo importancia y por el contrario, el


acantonamiento de Las Mulitas, como así también el de Barrancosa, toman
un papel más protagónico en esa constante lucha con el indio y en la
afirmación de una voluntad férrea de poblar y adentrarse en la zona de los
buenos pastos.

El Cantón habría de subsistir algún tiempo más, destacando el valor y la


bizarría de José Valdebenito, que realizó increíbles hazañas al mando de sus
"mayolinos", dignas de figurar en el libro de las más grandes epopeyas.

Después, a no muy lejos del cantón se habría de levantar el fortín


Valdebenito en el casco de la estancia La Victoria, abandonándonse las
taperas de Cruz de Guerra, las que serían incendiadas por los indios
maloneros, que sólo así pudieron dar rienda suelta a sus desenfrenos. Qué
hermosa página de historia nos dejó para la posteridad esa pequeña laguna,
que se hizo grande merced al sacrificio de sus héroes.

Una cruz de paz se levanta donde ayer se combatió con dureza, y ampara por
igual el sueño eterno de blancos e indios. Al fin es una misma sangre roja, la
que derramada abonó la tierra por donde la civilización traza sus rumbos.

Fortín Mulitas

Convencido Rosas de la utilidad de los campos que había inspeccionado


primero Juliánes y después el coronel Antonio Ramírez, jefe de la guarnición
de Bragado, ubicados al S.O. de la laguna Mulitas, resuelve la erección de un
nuevo Fuerte en sus proximidades.

Hemos adelantado la llegada al lugar del coronel Isidro Quesada en el mes de


noviembre de 1836. En cuanto a la denominación se ha planteado algún
equívoco, pues con el mismo nombre de Fuerte Mayo dado al de Cruz de
Guerra en 1828, se designa después al de Mulitas, recobrando el primer
cantón el nombre de la laguna.

Un historiador de Saladillo, Manuel Ibáñez Frocham, confirma esta


aseveración, al igual que el profesor veinticinqueño don Antonio González
Rodríguez, con estas palabras textuales: "Debemos agregar a esto que en
esta frontera, en defensa de las invasiones salvajes, a diez leguas al nord
oeste de Saladillo estaba acantonada la División Fuerte Mayo, en el paraje
conocido por Mulitas, o sea donde se fundó el pueblo de 25 de Mayo; ejercía
el mando de esas fuerzas el coronel graduado don Isidro Quesada".

Tomaría entonces, ya lo hemos dicho, el coronel Isidro Quesada el carácter


de Jefe fundacional.

El Fuerte sería un eslabón más de los tantos creados en el afán de adelantar


las fronteras en la lucha con el indio, o al menos y lo que no es lo mismo, un
adelanto de las líneas defensivas para llevar la guerra un poco más lejos en el
afán de ganar terreno, paulatinamente, al enemigo.

Esta vez el sueño de Rosas se cumplió ya que pudo establecer aquí un


pueblo, ubicando a los oficiales y sus familias, varios pobladores civiles y
soldados.

El núcleo, pequeño y variable por las contingencias que hemos enunciado,


subsistió sin embargo y creció con éxito, no sin antes rendir tributo al indio
en repetidas invasiones desvastadoras.

La documentación de la época, fundamentalmente las comunicaciones


intercambiadas entre las autoridades, se fechan en Mulitas o son dirigidas a
Mulitas. ¿Hasta cuándo sigue este nombre identificado al Fuerte y a su
población, un escaso rancherío a su alrededor?

Según parece hasta el año 1851, oportunidad en que Rosas decide crear un
nuevo Partido, desprendiéndolo de Navarro cuyo cuartel 5° constituía,
llamándolo Encarnación.

Homenaje sin duda a su esposa, fallecida en el año 1838, y que le es sugerido


por el general Angel Pacheco veterano expedicionario al desierto.
Las notas y oficios que se intercambian dan la sensación de que
indistintamente se usan dos nombres: La Encarnación o Mulitas.

Pero una resolución del Gobierno de la Provincia del Dr. Pastor Obligado da
luz al asunto. Dice así: "Ministerio de Gobierno, Buenos Aires, noviembre 29
de 1853. Al Juez de Paz de Mulitas (nada dice de Encarnación y no lo podría
decir ya que Rosas entonces era un fugitivo). El gobierno por resolución de
fecha de hoy, ha dispuesto que el Partido denominado Mulitas se
denominará en adelante 25 de Mayo. Lo que se comunica a Ud. para su
conocimiento. Dios guíe a V. masas (firmado) Ireneo Portela".

Aparece oficialmente el nombre de Veinticinco de Mayo, aunque el uso por


mucho tiempo seguiría llamando Mulitas al Partido y al pueblo, y que, una
vez acalladas las hordas salvajes, iniciaría una etapa de progreso incalculable
merced al trabajo sin descanso de sus hijos y a la feracidad de esas tierras
productoras de granos, verdadera riqueza nacional. Por ley de 9 de julio de
1865, el Partido de Veinticinco de Mayo adquiere su conformación política
dentro del mapa de la provincia.

Luego sufrirá varias mutilaciones territoriales. La primera en 1877 como


consecuencia del Partido de Bolívar, y posteriormente cuando surgen los
Partidos de Roque Pérez y alberti. Su extensión actual en kilómetros es de
4.758. Fue reconocida como ciudad por decreto del 10 de enero de 1908.

Calfucurá versus Bibiloni. Duelo al sol

El Fuerte ya sabía de la furia bravía del indio indómito y cruel, animado tal
vez por el viejo dolor de verse perseguido en su propio terreno. En sus
inmediaciones se habían producido malones que provocaron inmensos daños
y llenaron de angustia el espíritu siempre valeroso de sus habitantes.

Una estela de miedo cubría la campaña con un signo de tragedia nunca


igualada y Calfucurá, ese nombre tantas veces pronunciado, era como la
misma encarnación de la muerte.
Por eso, ese 29 de octubre de 189, cuando el temido jefe auca al mando de
dos mil lanzas guerreras se detuvo frente a la ciudadela de 25 de Mayo, hasta
el aire se heló, como la sangre de eso sufridos habitantes del lugar,
aguardando lo peor.

Sólo un hombre pareció no entender lo que pasaba.

Un hombre de pueblo, un soldado de Dios, que de pronto se alzó a su tordillo


bichoco y al paso lerdo, como quien viaja sin apuro hacia un destino feliz, fue
al encuentro del indio.

Allí se plantó, como pudo, y hasta la tradición oral dice que se cayó del
caballo, a punto tal que se le dio nombre a la laguna de la inmediaciones que
comenzó a llamarse laguna "del cura", recordando ese episodio, que a nadie
le debió parecer risueño en tan graves momentos.

Calfucurá, no se sabe porqué sentimiento extraño, acaso por la novedad de


ver a un religioso en actitud tan valiente y serena, queriendo hablarle de
igual a igual, tan luego a él que era el diplomático más sagaz y de hábil
dialéctica de toda la indiada, lo dejó llegar.

Después hablaron. Qué le dijo el padre Francisco Bibiloni? Qué argumentos


sacó de su ancha manga sacerdotal, de su larga túnica que arrastraba con
descuido, con cierta dejadez? Le habló de Dios, sin duda. De nuestro Dios. Y
Calfucurá debió entenderlo en ese leguaje casi cocoliche que denunciaba el
origen itálico del religioso.

El también tenía su Dios. Bajo ese signo protector, diciéndose enviado de ese
Señor de otras alturas es que había llegado desde la Araucaría a reivindicar a
los hombres de su raza. A buscar esas tierras donde entronizar los santos de
su devoción indígena. Y quién puede negarle el derecho que le asistía?

Por eso acordaron la paz. Los indios recorrieron el escaso poblado y


levantaron cuanto pudieron sin apelar a la violencia. Calfucurá fue huésped
calificado en la casa del cura donde pernoctó. ¿Habrá oído misa?

Fue un milagro. En la historia de las invasiones no se registra otro caso igual.


Fue un asalto, claro está, pero pacífico.

Puede ser que si su finalidad era el robo, se haya sentido satisfecho con lo
ofrecido. O bien, como algún autor lo refiere, la presencia de Calfucurá tenía
otra motivación especial. Que se le entregara a don Pedro Besabé, que en la
pulpería de don Antonio Islas había dado muerte a don Juan de Dios Veloz,
gran amigo del cacique.

Se dice que el reclamo fue hecho, pero que Bibiloni le respondió que no
cabía, ya que la muerte había sido en pelea franca. Eso conformó al cacique.

Personalidad del cura

¿Quién era Francisco Bibiloni? Todo un personaje. Un individuo arrebatado,


de fuerte temperamento, luchador por naturaleza y sin términos medios. Se
escapa bastante de los cánones establecidos para una actividad tan especial y
dotada de tanta fuerza espiritual como la religiosa.

Había nacido en Specia, Italia, en el año 1827.

Estuvo en Mulitas cumpliendo su labor pastoral y después continuó en 25 de


Mayo, siendo Vicario de su primera iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
Fue un héroe a su manera, que le dio al pueblo toda su capacidad y esfuerzo.
Y eso que no le faltaron problemas con la curia y con algunos feligreses.
Colaboró en cuanta obra pudo y por muchos años estuvo allí, junto a los
suyos, como pastor de almas, como enfermero o albañil, propiciando
construcciones para una mayor comodidad de los vecinos. Una estatua del
padre Bibiloni le recuerda en el atrio de la iglesia de Veinticinco de Mayo.
Murió el 24 de Mayo de 1907.

En la historia de la conquista del desierto, su nombre tene un lugar de


relieve. Lo ganó en legítimo duelo con el más bravo lancero indígena. Lo ganó
con su palabra, su fe y una cruz.

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CAPITULO VI

1. Tapalqué. Un pedazo grande de historia.

2. Los primeros tiempos. Acciones de guerra.

3. Se crea el Cantón.

4. La primera batalla de Tapalqué. 1836.

5. 1839. Otra épica batalla.

6. Régimen de la Tierra Pública.

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Tapalqué: un pedazo grande de historia

El arroyo, un pueblo, la sierra, se unen y se reconocen en un mismo nombre:


Tapalqué, que viene de la Araucaria milenaria a emplazarse entre criollos, en
una asimilación de voces y costumbres, generadoras de otra raza.

Tapalqué o Tapalquén, aunque la grafia primera ganó los documentos


oficiales y se hizo auténtica, dice de cañadones y totorales, que le dieron
marco a la vida humana instalada allí mucho antes de la conquista.

En este ayer heroico, reducto de indio que se enseñoraba sin trabas por las
dilatadas llanuras, los límites geográficos no estaban determinados por
ninguna ley de Partidos; ya que vendrían después, bajo la acción de
gobiernos estables y preocupados de dar forma política a ese teritorio
ganado metro a metro a la ferocidad del aborigen.

Es así, entonces, que en este centro de la Provincia de Buenos Aires, que nos
comprende en una ancha faja de tierra con Tapalqué, Olavarría, Azul, Las
Flores, Saladillo, 25 de Mayo y Gral. Alvear, todo acontecimiento allí vivido no
deja de ser nuestro. No deja de abrazarnos de alguna manera, para hacernos
sentir partícipes de sus desventuras, sus éxitos, sus fracasos y de ese espíritu
valeroso que fue patrimonio del habitante bonaerense, metido en estos
andurriales, para hacer la patria grande.

Sin duda alguna podría afirmarse que la región centro y sud de Buenos Aires
se hallaba habitada a partir del siglo XVII por los puelches, comprendidos en
una denominación de indios pampas.

Tapalqué fue un centro vital de comunicación y enlace, y el arroyo del mismo


nombre sirvió para descanso de los expedicionarios en el camino a la sal y
punto de reunión de fuerzas nacionales en su permanente pelea con el indio.

Todo parece indicar que después de Vértz, que fue también adelantado en
todo esto de expedicionar sobre el desierto, habiendo llegado la comisión
que nombra al efecto hasta el arroyo "las flores", en alusión a las flores del
vinagrillo y margaritas que vestían de colores las márgenes del paso de agua,
fue Pabón quien estuvo por primera vez en lo que habrá de ser Tapalqué.

El "arroyo de la barranca" al cual se hace mención en sus anotaciones, no


sería otro que el arroyo Tapalqué.

Concentración de tribus amigas

Juan Manuel de Rosas tuvo mucho que ver con el destino de ese pueblo, ya
que como Gobernador o como Comandante de Campaña siempre lo tuvo
presente. Y sus habitantes, contagiados de ese fervor que él hacía nacer en
las gentes, le respondieron cabalmente.

Ya estaban allí para ese tiempo Juan Catriel, fundador de la dinastía catrielera
que tuviera como mejor exponente a su hijo Cipriano, cuya historia veremos
más adelante, y a Cachul, su inseparable compañero.
Eran indios amigos, que salvo algún desliz de circunstancias, uno muy grave
cuando se aliaron momentáneamente a Calfucurá, se mantuvieron fieles al
blanco y colaboraron con él.

Una carta que Rosas envía a su secretario Vicente González y hombre de


confianza, el 10 de septiembre de 1832, es bastante ilustrativa al respecto:
"Don Pedro (se refería a don Pedro Burgos) está en el arroyo Azul para que
no obre en combinación con el escuadrón situado en la Independencia, sino
también con el Mayor Peña para castigar a los indios dañinos, y a los que no
cumplen con la orden de salir de Tapalqué, según hablaremos más adelante".
Y sigue con terminantes instrucciones, dando ocho días de plazo a los indios
que no se hubieran movido hacia el lugar de concentración que lo hicieran,
pues de lo contrario serían atacados de muerte los indios grandes de pelea y
las familias prisioneras".

El caudillo no dejaba lugar a réplica. Sí o sí, todos a Tapalqué. Pero se cuidaba


muy bien de dar aviso al cacique Manuel Guanquien y de otros de "calidad
maligna, pues a estos había que atacarlos sin que sepan nada".

Su estrategia consistía en tenerlos juntos para vigilarlos y para usar de ellos


en el momento necesario. Como era muy obsequioso con las tribus, se
encargaba personalmente de la distribución de víveres y atendía con
generosidad las quejas muy frecuentes de sus pensionistas, que en esto de
pedir tenían más destreza que para andar a caballo, que no es poco decir, ya
que son siempre reconocidas las grandes condiciones del indio en uso del
caballo. Era, como es notorio, una paz comprada, pero que daba respiro
como para pensar en cosas mayores.

Los primeros tiempos

El Gobernador don Gregorio de las Heras propone una Comisión para


proceder en oportunidad de aprobarse el establecimiento de una nueva línea
de frontera que "la preservara de las invasiones de los bárbaros, asegure las
propiedades de los hacendados y haga efectivos los progresos en la riqueza
de la provincia, a que es naturalmente llamada ésta para la feracidad de los
campos e industrias de sus habitantes".

Tal lo considerandos del decreto que designaría para ese objetivo a Don Juan
Manuel de Rosas, al Coronel de Coraceros don Juan Lavalle y al Ingeniero don
Felipe Senillosa.

Firma Las Heras y Marcos Balcarce.

La línea de frontera establecida partía desde el Cabo Corrientes par continuar


por las sierras del Volcán (o Vulcán) y Tandil, Arroyo Azul, y cruzando el
arroyo Tapalqué, seguía hasta Cruz de Guerra (25 de Mayo) y después de
pasar el Salado por su extremo Norte llegaba a Junín.

Acciones de guerra

La expedición de Rauch, ya comentada por nosotros, había dado a la


campaña cierta sensación de alivio. Por unos años la tranquilidad ganó los
espíritus y permiió a los esforzados pobladores afirmarse en el trabajo y en la
expansión de sus haciendas

Per el 1º de octubre de 1831 se rompe esa tregua informal, era la calma que
precede a las tempestades y se produce una invasión de campos en Tapalqué
a cargo de indios saqueadores.

Es precisamente don Marcos Balcarce, Ministro Interino de Guerra y Marina,


primer poblador de esos campos, quien y dentro el régimen de enfiteusis se
hace tenedor de la tierra, el que sufre el primer malón.

El informe de Vicente González, ya mencionado, dado a don Gervasio Rosas


afirma que se han llevado todas las haciendas de Balcarce, caballos, ovejas y
chanchos..."

Lo interesante de anotar es que de inmediato que el coronel Juan José de


Espinosa asume la tarea de perseguir a los ladrones, se le pide ayuda a los
caciques amigos para formar parte de la tropa vengadora diciéndoles "que es
la ocasión para acreditar buenos servicios con el Señor Gobernador y reunir a
la brevedad todos los indios de pelea que tengan".

Pasaba Rosa, Gobernador, su primera factura a los indios. Finalmente se


entabla la lucha con los perseguidos y se recupera la hacienda, unas 10.000
cabezas entre ganado vacuno, caballar y lanar.

Los indios tuvieron 50 bajas y los cristianos debieron lamentar la muerte de


dos sargentos y dos soldados, con 16 heridos y 3 que tomaron las de
Villadiego, desertando o perdidos.

Se crea el Cantón

Casi al mismo tiempo, pocos días después de estos suceso, robo y secuestro
del botín, Rosas dispone la creación del Cantón Tapalqué.

Se instalaría, nos refiere el historiador del lugar don Ramón Capdevilla, en lo


que se ha llamado Tapalqué Viejo, a unos 30 kilómetros al Sud del actual
emplazamiento de la ciudad.

Por espacio de veinticinco años el Cantón sería una avanzada de la


civilización, con hombres dispuestos al sacrificio, viviendo en condiciones
muy precarias y siempre atentos al movimiento de esa pampa hostil, que en
cualquier momento lanzaba, como rayos de fuego, las hordas bravías.

Lejos de todo afecto, la yerba y el tabaco, eran amigos inseparables. Y si


había paga, cosa no muy fácil de acontecer, entonces el alcohol ayuda a ver,
por muy poco tiempo, un mundo de sueños irreal y fantástico. Tal vez el
único goce par las almas atormentadas y descreídas.

No nos vamos a detener nuevamente en la Campaña de Rosas al Río


Colorado, pero es digno de destacar que la División Izquierda salida de San
Miguel del Monte el 22 de marzo de 1833 tomó dirección a Tapalqué, en
razón de que el caudillo habría de completar allí su expedición con la
incorporación de fuerzas establecidas en el lugar y el acompañamiento de
lanzas indias. Unos 300 indios fueron dispuestos para tal fin en total acuerdo
con los caciques Catriel, Cachul, Llanquelén, Pablo y Caciquillo, Nicasio y
Aguipan. Marcharon detrás de la división y no se sumaron más por la
limitación que se hacía de las provisiones ante una marcha que tuvo su
principal preocupación, precisamente, en la alimentación de la tropa.

La primera batalla de Tapalqué. 1836

A veces juzgamos la actitud del indio frente al blanco, en esa oposición


cerrada que tanto daño y atraso trajo al país, con excesiva dureza. Perdemos
el sentido ecléctico que debe primar en todo análisis con carácter histórico y
nos vamos a los extremos. Por lo general, no falta oportunidad en que, casi
inconscientemente, llevados por los ecos de la leyenda, nos tornamos
nosotros también en acusador del indio. De las dos posiciones a adoptar, ésta
y por muchas razones, es la más injusta.

Pero que nadie, en defensa del indio, quiera que ahorremos palabras de
condenación al malón, al atropello, al degüello, al robo, a la violación. Fueron
estas consecuencias graves de la falta de entendimiento entre los bandos en
pugna.

El resultado, si se quiere, de la violencia del blanco que no le fue en zaga, de


su intolerancia, de la traición que alguna vez rebeló al indio.

La historia recoge hechos protagonizados por indios mansos al servicio del


país. Fueron magníficos guías y baqueanos y en esa misión cumplida con
lealtad, sirvieron al ejército tanto en el desierto como en la cordillera.

Contribuyeron a la defensa de la frontera contra los invasores indios,


peleando contra sus hermanos de raza. Algunos vistieron uniformes de
soldados y se allanaron a vivir en las poblaciones de los blancos.

Es precisamente esta adaptación del indio a su existencia pacífica en


comunión con los conquistadores, lo que aflige y enoja a los bravos caciques
que no quieren esta armonía y odian al huinca.
Rosas había establecido en Tapalqué esa socidad tan particular que tenía
condiciones a cumplir en ambos grupos.

La paz sería alterada por la presencia de indios que provenían de la cordillera,


cruzando desde Chile, dando origen a la primera batalla de Tapalqué.

Reunidos los invasores con restos de la tribu boroga, que habían escapado al
exterminio, decidieron dar un escarmiento a los tapalquenses asimilados a la
civilización.

Se decidieron entonces a atacarlos en sus toldos en la madrugada del 1º de


octubre de 1836. La sorpresa fue mayúscula y favoreció los planes de los
atacantes, que se llevaron cautivas a las familas, robando sus caballadas.

El Jefe de la División de Tapalqué, Coronel Pedro Ramos, que vimos


acompañando a Rosas en su expedición al Colorado, héroe de la
Independencia, pudo dar fin al atropello y recuperar familias y haciendas. El
parte de dicho guerrero, confeccionado al término de muy cruenta lucha,
dice: "Puntas del arroyo Tapalqué arriba. Octubre 1º de 1837. Año 27 de la
Libertad, 21 de la Independencia y 7 de la Confederación.

¡Viva la Federación!

"El Coronel Edecán, Jefe de la División en Tapalqué da cuenta a S.E. de haber


derrotado con la fuerza de su mando a una división de indios chilenos y
borogas que en la madrugada de este día sorprendieron las tolderías de
indios amigos, robando sus caballadas, y llevando cautivas a la mayor parte
de las familias. Y de haber muerto los caciques, caciquillos y capitanejos que
se relacionaron por separado".

"Al Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de la Provincia nuestro ilustre


Restaurador de las Leyes Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas. Exmo.
Señor.

"El Jefe tiene la mayor satisfacción de dar parte a V.E. que en la madrugada
de que este día recibió aviso por los indios amios dispersos de haber
sorprenddo el Cantón Tapalqué y todas las tolderías de ellos situados en el
arroyo, y sus inmediaciones por una División de indios, enemigos chilenos y
borogas, y de estar robando caballadas y haciendas y asimismo llevándose
todas sus familias".

"Inmediatamente monté a caballo la División de mi accidental mando


compuesta de los Escuadrones de Carabineros de los Regimientos 3 y 6 de
campaña, y acompañados de algunos indios amigos emprendí mi marcha.
Tan luego que me aproximé al enemigo me cargaron con la mayor intrepidez,
(animados sin duda por el momentáneo triunfo que habían obtenido con la
sorpresa, destrucción de los indios amigos y arreo de numerosas familias y
haciendas de todas clases) a término de rechazarme parte del Escuadrón Nº
6, a las órdenes de Manuel del Carmen García y parte del 3, dividiendo el
resto de éste en tres fuertes guerrillas al costado derecho al mando del
Sargento Mayor D. Ramón Maza y al izquierdo los indios amigos mandados y
capitaneados por el mayor graduado D. Ramón Bustos, por el cacique Painén,
caciquillos Vicente Quiñigual, Nicasio y el hijo mayor del Cacique Mayor
Catriel". El parte sigue narrando las escaramuzas propias de la acción, con el
resultado conocido de recuperar lo robado y restituir a sus toldos las familias
cautivas.

Fue un hecho de armas muy importante que no obstante no habría de traer


tranquilidad. Pone en evidencia, eso sí, la valentía de los cantoneros y sus
indios amigos que, tomados desprevenidos, debieron actuar con presteza
para obtener el triunfo y con ellos recuperar a sus familias.

La frontera continuó atenta a los acontecimientos que habrían de repetirse,


no solamente en Tapalqué sino a lo largo de todo su recorrido.

Acción de Calfucurá

Una invasión de indios chilenos al mando del cacique Railaf al frente de mil
lanzas llega nuevamente a las pampas y tiene como destino final Bahía
Blanca.
A su paso va dejando desolación y muerte. En las proximidades de Tapalqué
son apresados el Coronel Mañana y varios soldados, haciendo un botín de
cien mil cabezas.

Estamos en agosto de 1837. Calfucurá, que tenía un pacto firmado con Rosas,
para detener toda invasión allende Los Andes, sale al cruce del malón,
cuando ya emprendía el regreso y consigue recuperar cautivos y haciendas.
Dice la crónica que el cacique araucano se olvidó de reintegrar a sus dueños
lo robado por sus compañeros de raza. Con esto reafirma su hegemonía de
máxma autoridad india a quien nade puede desobedecer.

La expedición preparada desde el Cantón Tapalqué para ir al encuentro de


Railef llega a Sierra de la Ventana sin poder intervenir.

Preocupado Rosas por las continuas luchas que le planteaba el indio a pesar
de todas las precauciones tomadas, decide levantar un nuevo cantón en las
cercanías de la laguna Mulitas, al costado de la ciudad que habría de
levantarse luego con el nombre de 25 de Mayo.

1839 - Otra épica jornada

El Cantón de Tapalqué seguía su vida rutinaria, siempre atento al vuelo de las


aves, al sonoro latir del corazón pampeano y a los sordos ruidos podríamos
decir que nacían de los altos pajonales y se transmitían como mensajes
cifrados al experto oído del soldado.

En esa vigilancia, en esa firmeza de otear horizontes inalcanzables, cada


cuartelero se jugaba la vida. Era preciso evitar la sorpresa -el arma que el
indio manejaba con mayor astucia- y anticiparse al ataque, que como una
lluvia amenazante iba a caer inexorablemente en cualquier momento.

Tensa espera. Agustias nuevas, sobre angustias viejas, y dejar que el tiempo
hiciera el milagro de un despertar distinto, sin miedos, y con las manos
tendidas para hacer la siembra sobre un surco recién abierto. No puestas
sobre el fusil, en actitud expectante, nada más que para matar o morir.
1839 marcará otro hito formidable en esa lucha entablada con el indio que
tendrá como actor primero -vaya la novedad- nada menos que al temible
Calfucurá.

Era Jefe de la División Sud, con asiento en Tapalqué, el Coronel Don Nicolás
Granada. Hombre de acero como pocos, templado en el fuego ardoroso de
cien combates, con Pachecho, y con Rosas en el Colorado, con Rauch,
Balcarce y Rondeau en otros entreveros, tenía todas las condiciones
necesarias para estar donde estaba. Los hechos lo demostrarían una vez más.

A su lado otros valientes le acompañaban llenos como él de cicatrices


guerreras. El teniente coronel Bustos, los capitanes Recabarren y Duarte y un
pequeño, un niño de 13 años llamado Donato Alvarez, que ese día, 20 de
agosto, abrió las puertas para entrar en la historia. Llegaría a ser Teniente
Gral. del Ejército Argentino.

En una mañana fría y neblinosa dice el cronista que llevó el parte de la


batalla, mil cien indios de pelea de lanza, y cien de bola convergieron sobre
Tapalqué desde distintos puntos y se volcaron con furia sobre el Cantón que,
aparentemente, parecía estar aún inmerso en un profundo sueño. Pero no
fue así. La División ya había escuchado el toque de diana y los soldados se
aprestaban a dar comienzo a las tareas del día. Por lo tanto el sorpresivo
ataque pudo ser rechazado de inmediato, realizándose una carga de
caballería que llevó a los indios a cruzar nuevamente el arroyo.

La oración se tornó por pasiva y los atacados eran ahora los que atacaban,
hasta que los perseguidos resolvieron volver grupas y ofrecer batalla.

Centenares de muertos fue el balance de la dura contienda, entre ellos dos


caciques y capitanejos; se tomaron 1.500 caballos y todas las chinas que les
acompañaban, y también se hicieron muchos prisioneros.

La División sufrió la baja del Teniente Vicente Ferrer y 18 soldados, con


heridas el mayor Ocampo y más levemente herido el Tnte. Coronel Bustos.

Precisamente fue producto de una caída al ser boleado el caballo que


montaba, oportunidad en que el niño Donato Alvarez salta de su caballo y
con un cuchillo corta los tientos que aprisionaban la cabalgadura de su jefe,
en momentos en que se le rodeaba con la finalidad de ultimarlo.

El trompa Alvarez recibe un golpe de lanza, que lo hiere de cuidado.

Largo sería enumerar los detalles de una acción que tuvo caracteres de
epopeya pues reunió a los más altos jefes indios en una acción combinada -
ranqueles, araucanos, borogas- decididos a barrer con ese pequeño fuerte,
que resurgía de sus cenizas, con una vocación formidable de no ceder, cada
vez que la muerte le visitaba.

Rosas premió a los soldados con medallas al patriotismo, tanto jefes como
tropa. Y hasta los indios amigos tuvieron la distinción de una chapa dorada
destacando el valor de cada uno. Agregó el caudillo donación de tierras. Pero
el Coronel Granada nunca hizo efectiva la donación. Un hermoso ejemplo de
conducta, que lamentablemente no tuvo muchos imitadores. Una calle de
Tapalqué le recuerda y habría que saber si en las escuelas, donde se destacan
las acciones de coraje y desinterés, se sabe quién fue Nicolás Granada.

Un monolito evoca en el lugar del combate, Sierra Chica, el hecho de armas


que honró a las fuerzas nacionales.

Creación del partido

El Partido de Tapalqué fue creado en 1839, después de los sucesos


anteriormente relatados, confiriéndosele límites muy amplios, desde el
llamado lugar Pluma Augero -tal como figura en los planos de la época- límite
con Las Flores que no ha tenido mayores variantes, hasta las "últimas
estancias al Sud de ellas" -decía el decreto- es decir sierras de Tapalqué, hoy
Olavarría, y luego tomando hacia el oeste una gran parte de territorio que
hoy pertenece a Bolívar.

El cargo de Juez de Paz recién fue provisto en enero e 1846, dependiendo


hasta entonces en lo refernte a esa función, del Partido de Azul.
El pueblo de Tapalqué fue cread por decreto del 7 de noviembre de 1863,
siendo Gobernador don Mariano Saavedra, hijo del primer presidente de la
Junta de Gobierno Patrio, y Ministro de Gobierno don Mariano Acosta. El
trazado del pueblo se aprobó el 30 de Mayo de 1863.

El régimen de la tierra pública. La enfiteusis

Decíamos en este mismo capítulo que el general Marcos Balcarce fue el


primer poseedor de tierras en Tapalqué.

Los campos que se le adjudicaron fueron denro del sistema que imponía la
ley de enfiteusis, una creación rivadaviana que pretendió cambiar el régimen
de la tierra pública, buscando la posibilidad de alentar la instalación de
nuevos colonos a medida que la frontera parecía querer extenderse hacia los
campos abiertos.

El tema da para mucho. Aquí solamente lo dejamos señalado en su intención


y en la letra de la ley.

El decreto del 17 de abril de 1822 señala: "Las propiedades de un estado son


las que habilitan a la administración que las rigen, no sólo para garantir la
deuda pública sino para hacerse recursos en necesidades extraordinarias ó
dar mayor impulso al progreso de la prosperidad del país y es una fuera de
duda el que entre las propiedades, la que más sirve a tan importante objeto
es la que se halla sujeta a menos riesgos y tiene un valor inagotable,
calidades que sólo poseen los terrenos..."

Por lo tanto dispone que "1º Hasta la sanción de la ley sobre terrenos no se
expedirá título alguno de propiedad, ni se pondá en remate, ni se admitirá
denuncia de terreno alguno. 2º Queda prohibido a todo funcionario público
el proveer, ejecutar o auxiliar el desalojo de persona alguna establecida en
cualquier terreno, en el que no haya entrado por expreso arrendamiento, sin
especial providencia del gobierno..."

Un decreto del 1º de julio de 1822 complementa el anterior y define la


enfiteusis argentina: 1º Para garantizar la deuda pública; 2º Hacerse de
recursos en necsidades extraodinarias; 3º Dar mayor impulso a la
prosperidad del país.

La idea base fue que la tierra pública se gravara como garantía de los
empréstitos obtenidos en el extranjero, procurando que no permaneciera
mientras tanto ociosa.

La enfiteusis tiene raíces en el derecho romano, aunque en su aplicación


entre nosotros se aparta de algunos de sus principios.

Se daba la tierra por un espacio de 20 años, prorrogable por otros diez años,
pagándose un cánon establecido.

Era renovable, es decir que el plazo podía ser prorrogado a su vencimiento y


también daba prioridad al ocupante par el caso de resolverse la compra-
venta.

Rosas se encargó de ponerle el pie al sstema y hacerlo caer.

El reparto de tierras en la frontera del Arroyo Azul se aparta de este


temperamento, y tampoco lo supera.

Ya lo veremos.

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CAPITULO VII

CROQUIS DE FUERTES Y FORTINES

1. Fuerte de la Blanca Grande.

2. Fundación del Fuerte Protectora Argentina.


3. La Frontera del Arroyo Azul.

4. Burgos, fundador de Azul.

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Fuerte de la Blanca Grande (1828)

Ningún bolivarense desconoce la existencia de la laguna Blanca y hasta es


posible que muchos de ellos, aquellos aficionados a la pesca, tengan gratos
recuerdos de este espejo de agua, tan cercano a nuestra ciudad, aunque
pertenezca al Partido de Olavarría.

Claro está que muy pocos sabrán de que ya en el siglo XVIII hubo intentos de
establecer allí una guarnición militar como un adelanto de la frontera y que el
comandante de la Frontera sud Nicolás de la Quintana quiso establecer allí el
Cuerpo de Blandengues en el año 1804. Proyecto que quedó en tal, a pesar
de que los estudios hechos por el piloto Pedro Antonio Cerviño lo
aconsejaban.

Fue Rivadavia en 1826 quien dicta un decreto el 26 de setiembre


estableciendo tres puntos básicos de fortificaciones. Uno en la laguna
Curalafquen (La Blanca), el otro Cruz de Guerra y Potroso el último.

Dorrego habría de dar cumplimiento a o que no pudo hacer ni Rodríguez, ni


Las Heras ni Rivadavia. Para eso se valió del Comandante General de milicias
don Juan Manuel de Rosas para ejecutar los planes de extender la frontera
sur y darle seguridad y fomento al puerto de Bahía Blanca.

En su extremo sur la línea debía originarse en Bahía Blanca y pasar por la


laguna Blanca Grande y Cruz de Guerra.

Rosas pacta con los indios amigos y obtiene apoyo de éstos para la
expedición a Blanca Grande.

Fue Jefe de la expedición el coronel Mariano García, que partió de San Miguel
del Monte en febrero de 1828 con el Regimiento Nº 6, una compañía del Reg.
Nº 3 y una del Reg. Nº 1 y personal competente para levantar los planos y
hacer las construcciones.

La forma del fuerte era rectangular, ubicado de espaldas a la laguna, en la


clásica formación que le permitía cubrirse naturalmente en una amplia zona
a retaguardia. También se le hizo un zanjado a su alrededor.

El fuerte fue abandonado en 1829 y recién en 1869, lo señalamos en el


capítulo que habla de la fundación de Olavarría, el Coronel Czetz sugirió la
utilización del fuerte como Comandancia.

Así fue en detrimento del pueblo recién formado, aunque no consiguió


hacerlo desaparecer. Hemos dicho, lo diremos más adelante, por qué.

Fundación del Fuerte Protectora Argentina

En el capítulo IV hacemos referencia a la campaña militar del Gral. Martín


Rodríguez, que funda Fuerte Independencia el 4 de abril de 1823 y que no
logra, pese a su tenaz porfia, fundar Fuerte Protectora Argentina en Bahía
Blanca.

La decisión equivocada de los agrimensores encargados de estudiar el


terreno, hace desistir a Rodríguez de sus propósitos.

Le tocará en suerte al Coronel Juan Ramón Estomba cumplir con tan feliz
iniciativa. Uruguayo de nacimiento y con una foja de servicios muy
interesante y sacrificada, reconoce una larga prisión en los fuertes del Callao,
nada menos que ocho años, y otra a raíz de una supuesta conspiración contra
Bolívar, a quien había acompañado en las lides por la independencia
americana.

En realidad los méritos de esta fundación, como la de tantas otras que se


suceden en el tiempo en la Provincia, y no vaya esto como lisonja partidista,
le pertenecen a Juan Manuel de Rosas.

Era Capitán de Milicias al momento que Manuel Dorrego, 13 de agosto 1827,


asume la Gobernación.

Pareció el momento propicio para intentar un viejo anhelo que tuvo muchos
predicadores, como era extener la línea de frontera hasta Bahía Blanca, como
un paso previo a otro mayor, para llegar al Río Colorado.

La Junta de Representantes el 18 de noviembre de 1827 sanciona una ley que


autoriza a marchar sobre Bahía Blanca y movilizar sus puertos, otorgando
una suma de 400.000 pesos fuertes para financiar el traslado de efectivos y
levantar las construcciones que se requieran.

Es comisionado Rosas

Se dispone por decreto comisionar a Rosas para llevar a cabo esa gestión, en
estos términos: "para ir preparando lo necesario a la extensión de las
fronteras del sur y fomento del puerto de la Bahía Blanca, cuanto a la
formación de un plan que abrace todos los detalles necesarios para la
conservación de tdos los objetos expresados..."

Rosas no había perdido tiempo, ocupándose de reconocer toda la costa y


hacer sobre el terreno los estudios pertinentes, entrando, además, en
contacto con los indios lugareños -fiel a su estrategia de pactar- preparando
el camino a la expedición que según la lógica más pura estaría en sus manos.

Pero no fue así. Contra toda especulación previa, Dorrego prefirió a Estomba
y dejó a Rosas "vestido y sin baile".

Esto le valió la renuncia a Rosas, lo vimos delegando funciones en Cruz de


Guerra, y también su enojo.

Dorrego habría de notar su "desliz" y prontamente acudió al caudillo para


reivindicarlo.
Son los golpes de la política que se mueve entre hilos muy delgados, entre
hombres con aspiraciones de mando que se recelan recíprocamente.

Diario de la marcha

Estomba, como muchos otros soldados de la conquista, tuvo la feliz idea de


llevar un diario de viaje.

Por él sabemos que partió el 22 de marzo de 1828 y que tras veinte días de
andar llegaron a las márgenes del Sauce Chico... "y sigue" a una legua del
puerto que desde hoy tiene el nombre Esperanza y al pie del lugar elegido
para la fortificación y la población..."

Se hace un reconocimiento del terreno y se elige el mejor lugar para levantar


la Fortaleza que se llamará Protectora Argentina. Por vía marítima habían
llegado las maderas, herramientas y útiles necesarios.

Estomba como jefe y Narciso Parchappe, que debió correr apresuradamente


de la Cruz de Guerra, clavaron la pica fundacional y labraron un acta que
dice: "En la Fortaleza Protectora Argentina, a nueve días de abril de 1828,
reunidos en la tienda del Coronel Ramón Estomba, jefe de la expedición a la
Bahía Blanca, el teniente coronel don Andrés Morel, los sargentos mayores
Narciso del Valle y Juan de Elías, el capitán Martiniano Rodríguez, el ingeniero
Narciso Parchappe y los vecinos y pobladores, Nicolás Pérez, Pablo Acosta y
Policarpo Coulin, para tomarles su parecer sobre el lugar en que debe
situarse la Fortaleza y población, convinieron de opinión unánime que la
posición elegida por el Sr. Parchappe es la mejor que pueda ofrecer la
campaña en esta parte de la costa y por la inmediación de su puerto y la
reunión de un río de excelente agua; y por la mejor tierra vegetal y pastos
abundantes; y por cuya reunión de circunstancias está llamado ser algún día
uno de los establecimientos de mayor interés para la provincia de Buenos
Aires". (Firman todos los nombrados con anterioridad).

El vaticinio no resultó errado. Bahía Blanca puerto y ciudad, tiene hoy una
gran importancia en el mapa el país y está llamada a crecer merced al empuje
de sus habitantes y a su ubicación tan estratégica mirando al sur, donde la
riqueza nos está esperando.

Los malones al acecho

El uso, la costumbre, el habla popular, propuso llamar al pueblo Bahía Blanca


en lugar de Nueva Buenos Aires como se la había designad. Y así la hemos
conocido siempre.

No vamos a entrar en la heroica vida de la Fortaleza, nuestra intención es la


de completar un pasaje de la vida nacional, que nos pesaría no dejarla
concluida, si no hubiéramos arribado a la fundación que dejamos narrada.

Pero sí, vale el esfuerzo de mencionar, aunque sea de paso, el valor, la fuerza
moral de una población que debió soportar tremendos malones, alejada de
todo apoyo, valiéndose por sí sola. El primero de ellos a cargo de los famosos
hermanos Pincheira, bandidos chilenos, el 25 de agosto de 1828. La carga fue
resistida y los indios alejados.

Habría después un trágico hecho de armas. El Jefe del Regimiento Andrés


Morel, que reemplazaba a Estomba aliado a Lavalle en su sublevación,
marcha hacia Dolores en cumplimiento de órdenes impartidas. Sorprendido
en Napostá Grande muere Morel con diez oficiales y caen ciento seis
soldados de la tropa. Una verdadera tragedia.

Martiniano Rodríguez, nuevo jefe, habría de vengar a sus compañeros de


armas atacando al cacique Toriano que había refugiado a los capitanejos
alzados.

La batida rinde frutos pues muy pocos indios se salvan de la muerte.

Castigada la población por varios ataques más, donde Calfucurá es gestor,


inspirador y realizador, le cabe el honor de afrontar el último malón. De
cerrar valerosamente y para siempre la honda llaga impresa en la pampa en
tantos años de lucha, derrotando a Namuncurá y obligándolo a aceptar el
orden impuesto por los blancos. Fue el 27 de Mayo de 1877. Era Comandante
el Coronel Cerri. Después el Gral. Roca, más abajo, completaría la obra de
estos titanes sureños.

Un progreso sorprendente

La Fortaleza, a pesar de su azarosa existencia, hizo crecer a su vera una


importante población. Bahía Blanca sufre una sorprendente transformación
en pocos años, y hasta el viejo fuerte, terminada su misión, se entrega al
progreso.

Loteado, subdividido, alienta nuevas construcciones en la zona céntrica, que


poco a poco va delineando el perfil de una gran ciudad.

La llegada del Ferrocarril Sud en 1884, la actividad de su puerto y la activa


comercialización de cueros y lanas, preferentemente, y el desarrollo de la
industria saladeril y de la molienda del trigo agregan factores que
preanuncian la riqueza que hoy es un orgullo.

Bahía Blanca, tan sola y lejana, tan duramente castigada por el malón, tiene
mucho de heroísmo por la pasión con que sus habitantes lucharon por
hacerla fuerte y mucho del Ave Fénix de la leyenda, porque siempre supo
renacer de sus cenizas, hasta que pudo levantar su vuelo de cóndor, para
siempre.

La frontera del arroyo Azul

Al hacerse cargo del gobierno de la Provincia de Buenos Aires el General Juan


José Viamonte, la línea de fronteras interiores el Sud tenía como límite mayor
la margen izquierda del Salado. Por propio entendimiento del Gral.
Viamonte, que era un hombre imbuido de los mejores sentimientos
patrióticos y por inspiración de Juan Manuel de Rosas, que ya manejaba
sutilmente los hilos de la política, desarrollando una tarea de expansión
territorial agresiva, se dicta el decreto el 19 de setiembre del año 1829,
disponiendo la creación de una nueva línea de fronteras del Arroyo Azul.

Hasta ese momento sólo Dolores, fundado por Ramón Lara en 1818,
destruida por obra de José Luis Molina, desprendido de la estancia Miraflores
y convertido en bandido, y luego repoblada, además del Tandil (Fuerte
Independencia) no había otra avanzada poblacional en tan vasta y batida
región pampeana.

Desde la creación de la Junta de Mayo existió el propósito de poblar tierra


afuera y acaso esa expedición ya nombrada de Pedro Andrés García a Las
Salinas Grandes no sea más que la exteriorización de ese propósito, pues es
sabido que García, más que un viaje para aprovisionarse de sal, tenía la
misión de observar las fortificaciones y sugerir medidas para un mayor
afianzamiento de la civilización y hacer defensas contra el malón, cada vez
más cercano y sangriento.

Por eso fue que la iniciativa de crear la línea del Arroyo Azul tuvo rápido
principio de ejecución y fue punto de partida para que poco tiempo después
se concretara la fundación del pueblo de Azul.

La voluntad de Rosas, convertido en Comandante General de Campaña, puso


en juego su prestigio y esa relación tan especial nacida con la indiada para
llevar adelante el proyecto y hacerlo posible.

La prensa de ese entonces destacó el hecho y fue Pedro de Angelis, desde


luego hombre incondicional de Rosas que inicia su monumental obra
histórica dedicándola al caudillo con total sumisión, quien a través de "El
Lucero" editorializó de esta manea: "Entre las actas de la autoridad, que
acabamos de insertar hoy, hay una que por su trascendencia merece fijar la
atención general. No es una de aquellas disposiciones transitorias, cuyo
efecto es tan efímero como la causa que la sugirió, es una medida orgánica
que influirá en el desarrollo de la población y la industria..." "No es la primera
vez que se piensa en cubrir nuestras fronteras, rodeados de hordas salvajes,
siempre hemos sentido la necesidad de ponernos al abrigo de sus
incursiones, y a medida que dilatábamos los límites de nuestro territorio, se
fortificaban los puntos principales para garantir estas nuevas adquisiciones".
"Sin embargo, se llenaba imperfectamente ese objetivo; las tribus indígenas
que no oponían resistencia alguna a los que se presentaban a expelerlos, no
dejaban de atacarlos, estimularlos por la esperanza del botín".

"Estas guardias avanzadas no bastaban para detenerlos, separadas las unas


de las otras por distancias considerables, servían tan sólo a demarcar en el
desierto el confín de la civilización con la barbarie. Así nuestra frontera
territorial debía ser mejor garantida, era precisamente la más amenazada".

Se mostraba el periodista muy de acuerdo con el sistema de distribución de


tierras que el decreto contemplaba casi como una indemnización a quienes
por servir en los ejércitos habían descuidado sus patrimonios. No decía que
de esta manera se ponía fin al régimen enfitéutico organizado por Rivadavia,
y que la tierra pasaría en propiedad en forma discrecional impuesta por el
Comandante de Campaña, no por el Gobernador.

Así fue que todos aquellos que combatieron contra Lavalle tuvieron la
compensación en tierras de su Jefe. Como las tendrían después, y en forma
harto importante, sus colaboradores, amigos y familiares. Una "sombra",
como diría un historiador, para el hombre que se caracterizó por una
ordenada administración, por la justeza de sus rendiciones de cuentas y una
probidad que en muchos aspectos le es reconocida hasta por los enemigos.

Sin embargo De Angelis no erraba en sus conceptos, piedra angular el éxito


fue el reparto de la tierra pública en forma gratuita, significando el arraigo
del poblador más que como un "milico", como productor, aunque lo primero
no era tarea de despreciar, ya que las circunstancias debían ponerlo siempre
en actitud de alerta.

Plena ratificación habría de otorgarle el doctor Eduardo Costa al dar su


opinión como Fiscal de Estado, cuando calificó el decreto del 19 de setiembre
de 1829 como uno de los actos administrativos "que más benéficos
resultados ha producido al país", por "el aliciente de la propiedad que
ofreció. Acudieron numerosos pobladores que de otra manera hubiesen
continuado diseminados, como peones o arrendatarios, en la vasta
extensión, y merced a tan poderoso estímulo, en uno de los lugares más
expuestos de la frontera, se formó un centro considerable de población que
ha garantido contra las depredaciones de los bárbaros un territorio inmenso
y valiosísimo".

El Decreto

Veamos qué nos dice el decreto en algunas de sus partes. "Entre los deberes
sagrados que se ha impuesto, el gobierno considera que el poner a cubierto
las fronteras de la provincia de la incursión de los bárbaros, es uno de los más
urgentes privilegiados". "Las medidas ordinarias son aplicables mientras no
vuelvan a organizarse regimientos de línea, y los puntos fortificados se
rehabiliten de medios de conservación y de fuerza aniquilados durante la
guerra civil". "Para suplir a la exigencia de esa importante necesidad se han
dictado las medidas que permiten las circunstancias, pero serían insuficientes
si no fuesen auxiliadas de otras más eficaces, reclamadas por la justicia y por
el interés de la campaña".

Y después refiere: "teniendo el gobierno presente la orfandad y miseria a que


han quedado reducidas numerosas familias del campo, por efecto de la
misma guerra, y la imposibilidad en que se encuentran de reparar sus
quebrantos, si la autoridad no les extiende su brazo paternal".

En eso último, Rosas cumplió al pie de la letra y paternalmente.

Por eso el decreto comienza así: "los vecinos de la campaña, hijos de la


provincia, y los avecinados en ella, naturales de la República, que quieran
establecerse en la nueva línea de frontera en Arroyo Azul y campos
fronterizos de la pertenencia del Estado, recibirán en propiedad una suerte
de estancia en la extensión de media legua de frente por legua y media de
fondo", con lo cual se establecieron dos diferencias.
No había lugar para los extranjeros, ni tampoco para los vecinos de la capital.

Este decreto dio mucho que hablar y después de caído Rosas los litigios
fueron numerosos, buscando una declaración de nulidad que se basaba, más
que nada, en el decreto que fue dado por Viamonte en el ejercicio de
facultades extraordinarias, cuando debió surgir de una disposición de la
Legislatura. Sin embargo, los pronunciamientos judiciales no variaron lo
acordado en aquel tiempo.

Hubo sí un dictamen esclarecedor sobre otros aspectos del decreto y estuvo


a cargo del Fiscal General don Rufino de Elizalde, opinando que la
nacionalidad no debía tenerse en cuenta "atento al mérito de nuestra
legislación toda", considerando por tal motivo que los extranjeros debían
estar amparados, siempre que hubieran llenado los requisitos legales.

El Gobernador Alsina, por decreto del 8 de octubre de 1859, que lleva


también la firma de Vélez Sársfield, reconoció ese dictamen y dispuso que la
calidad de extranjero no obsta para adquirir la propiedad, si se halla en las
condiciones del decreto del 19 de setiembre de 1829.

Buena manera de cumplir con los enunciados de la Carta Magna, recién


aprobada, que abría las puertas a todos los hombres de buena voluntad del
mundo.

La fundación

No fue ésta la única discusión que suscitó tan importante decreto.

Para algunos, y no pocos, debe tomarse como el origen del Partido. Es decir
su acta fundacional. Trámite qe complementaría después don Pedro Burgos
en 1832, fundado el pueblo de Azl (San Serapio Mártir del Azul).

De la lectura del decreto surge un popósito claro, definido: crear la nueva


línea de frontera del Arroyo Azul, siendo su base el Fortín. Y para ello, cierto
es, que se resuelve por repartir tierras y ubicar en ellas contingentes
pobladores.

Pero no se dan autoridades locales. El Comandante General de Campaña


tiene a su cargo todo lo referido a esta situación y es única autoridad.

Tampoco se fijan límites territoriales que permitan ubicar en el mapa de la


provincia un nuevo partido. Convengamos que de hecho surge un pueblo sin
tener los elementos legales válidos como para que pueda ser tenido como
tal. Ellos no tardarían en darse.

Precisamente el Dr. Bartolomé Ronco, jurista y estudioso de la historia


lugareña, afirma en una nota publicada en la Revista Azul de la ciudad del
mismo nombre en julio de 1930: "Atribuir al Azul el carácter de partido por la
sola circunstancia del decreto de Viamonte y desde la fecha de ese decreto,
es admitir el hecho absurdo de que pueda existir un partido sin centro de
población y sin sus autoridades de ninguna índole, pues en el año 1829 desde
el Salado afuera hasta llegar a Bahía Blanca, con excepción de Tandil y
Dolores, no existía ningún centro de población ni sede estable de autoridad
alguna. "Además es negar los principios más ciertos del derecho público
provincial, según el cual "centro de población" es la base del nombramiento
de autoridades y, con la designación de éstas, el fundamento de la creación
de los partidos". "Así lo demuestra la historia de la formación de os patidos
de la provincia. A medida que se fueron constituyendo los centros de
población, se les dieron autoridades y, simultáneamente o más tarde, se les
hizo cabeza de una jurisdicción territorial, esto es núcleo principal de un
partido".

La fecha, pues, de la creación del Partido de Azul, sigue diciendo el ilustre


hombre de leyes que fuera titular de un valioso estudio jurídico en compañía
de otro entusiasta de la historia, el Dr. Sixto F. Ricci, "no es la del decreto que
estableció la frontera del arroyo del mismo nombre y, no existiendo una ley o
decreto que expresamente determine aquella creación, lo lógico es referirla a
una fecha posterior a la fundación del pueblo hoy ciudad cabeza del Partido.
Dentro de ese concepto, esa fecha deber ser la del decreto que nombró Juez
de Paz con jurisdicción en los territorios de esta frontera, es decir 12 de abril
de 1836".

Repasemos las tres fechas en discusión: 1) La del decreto creando la línea de


frontera con el Arroyo Azul, 19 de septiembre de 1829. 2) La de la fundación
del pueblo, 15 de diciembre de 1932 y 3) La de la creación el Partido con el
nombramiento del Juez de Paz Don Manuel Capdevila, el 12 de abril de 1836.

Es interesante destacar que aún mucho después de esta última fecha Azul
seguía dependiendo para actos administrativos de importancia del Juzgado
de Paz de Chascomús.

Recién aparece como Partido a los efectos electorales en el año 1838.

La campaña en ese entonces, 1836, estaba dividida en catorce secciones, en


donde todavía no estaba Azul, ni tampoco ningún pueblo de nuestra zona.

Primera San José de Flores (hoy populoso barrio de la capital federal), Morón
y Matanza; Segunda San Isidro, San Fernando y Las Conchas; Tercera
Quilmes, San Vicente y Cañuelas. Cuarta Ensenada y Magdalena; Quinta
Luján y Guardia; Sexta Pilar y Capilla del Señor; Octava Chascomús y Ranchos;
Novena Lobos, Montes y Navarro; Décima Baradero, San Pedro y San Nicolás;
Undécima Arrecifes, Salto, Pergamino y Rojas; Duodécima Dolores y
Monsalvo; Décimo tercera Patagones y Décimo cuarta, la última en crearse,
Bahía Blanca.

Burgos. Fundador de Azul

El coronel Pedro Burgos fue el fundador del pueblo del Azul en cumplimiento
de una decisión de Juan Manuel de Rosas. Burgos, más que un guerrero, era
un hombre de campo. Su foja de servicios habla de una presencia activa en
los lugares de lucha, pero nunca destacan una acción memorable, algo que
pudiera ponerlo a la consideración de los demás como un militar de
excepción. Se le reconoce suma modestia en sus procederes, sano en su
forma de actuar y de gran bondad. Sin embargo, fue Pedro Burgos un
hombre que Rosas consideró como a muy pocos. Que lo tuvo a su lado
generándole plena confianza y a quien trató con respeto y cariño.

Hay una correspondencia activa que muestra a las claras esta especial
predisposición del caudillo hacia sus subordinados. Y hay protesta de
fidelidad y sumisión -no eran de extrañar en ese entonces- de Burgos para
Rosas.

Desde la fundación del pueblo, el 15 de diciembre de 1832, hasta el año


1836, ejerce las funciones de Comandante Militar del pueblo y la frontera del
arroyo Azul.

Como ganadero se le reconoce la propiedad de la estancia Los Milagros, en


Chascomús, que luego vendería, y según un censo realizado en el año 1841,
dueño en el Azul de 8.000 cabezas vacunas, 600 lanares y 100 yeguarizos.

Sus servicios a la patria, que lo fueron de verdad y sacrificados, tuvieron


según parece una nada despreciable retribución.

Murió el 3 de febrero de 1852, el mismo día de la Batalla de Caseros, pero


ninguna noticia hay que diga que fue peleando por su jefe y amigo. Sus 74
años de edad no se lo habrían permitido.

Arados para Don Pedro Burgos

Habíamos encontrado en este andar por los documentos que nos historia la
conquista del desierto, muchos pedidos a la autoridad, los más de los indios,
que reclamaban sus raciones, pan, alcohol, yerba, tabaco, bayetas, etc. y una
sola vez alguien pidió balas. Fue en Cruz de Guerra. Pareció una excepción,
pero no fue así. Don Pedro Burgos en julio del año 1833 se anima a solicitar
doce arados.

El presupuesto dado en la oportunidad establece lo siguiente:

Por una cabeza de ganado...................................................5 ps.

Por un timón........................................................................4 ps.


Por un yugo..........................................................................4 ps.

Por una trasera.....................................................................3 ps.

Por una reja de arado de clavo...............................................6 ps.

Por una echura......................................................................6 ps.

Total.....................................................................................28 ps.

Planos de mensura

El trazado del pueblo de Azul estuvo a cargo del agrimensor Francisco


Mesura, quien había formado parte de la expedición de Pedro Andrés García
a Salinas Grandes en 1810.

El agrimensor Mesura levantó dos planos y redactó una memoria explicativa


de sus trabajos. El primero se refiere a la división en chacras y suertes de
estancias, y la segunda a la división en manzanas y solares de lo que habría
de ser el pueblo.

El primer sacerdote

La caravana fundadora del Arroyo Azul partió de la estancia Los Milagros el 4


de diciembre de 1832. El grupo de 32 carretas, dos galeras y un carretón,
llevaba a los primeros pobladores. Serían al momento de instalarse en el
lugar indicado unas 250 personas. Con ellos estaba el médico y también el
cura. Fray Hipólito Castañón era su nombre; pertenecía a la orden de los
Franciscanos y era oriundo de la Capital Federal. Muere el 5 de julio de 1833
en pleno ejercicio de su sacerdocio, víctima de una agresión. El primer
párroco azuleño descansa en Buenos Aires, en el convento de la Orden.

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CAPITULO VIII

1. Después de Caseros. Malón sobre Azul.

2. Sierra Chica. Muerte de Nicanor Otamendi.

3. San Jacinto. Nuevamente la paz.

4. Campaña de Emilio Mitre.

5. Fundación de Saladillo. El Partido de Las Flores.

6. Fortín Esperanza. 1854. Fundación del pueblo de Olavarría.

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Después de Caseros

La caída de Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, habría de


traer importantes consecuencias en la incansable porfía con el indio.

El caudillo, ya lo hemos dicho, mantuvo una débil paz con Calfucurá a más de
atraer para sí a tribus amigas. Y si bien es cierto que en el largo período de 17
años, que duró su segundo gobierno, hubo varios encuentros a sangre y
fuego con los indios, se debió en mayor grado al aporte de los indios chilenos
que provenían de sus tierras atraídos y estimulados por el comercio del
ganado.

Los grandes caciques acrecieron sus aduares y mejoraron sus medios


combate al adquirir armas de fuego, con lo cual estuvieron en mejores
condiciones para oponerse al blanco.

Calfucurá, balanceándose entre federal y unitario, no espera mucho para


abatirse sobre Bahía Blanca como un aguilucho hambriento al frente de
2.000 hombres, para robar cuanto ganado pudo.

Catriel y Cachul se suman por una vez a los maloneros, ausente quien los
sostenía con víveres y vicios, ante la imposibilidad de Urquiza de continuar
con los privilegios.

Se produce una invasión sobre el Salado en enero de 1853 y al regresar, se


libra un combate llamado de San Gregorio, en que las fuerzas de Pedro Rosas
y Belgrano los obliga a retirarse a Tapalqué.

En febrero de 1853 se registra otra notable incursión de Calfucurá con 4.000


guerreros, un número impresionante de hombres para asolar el sur de la
provincia. Sauce - Quequén - Salado - Tres Arroyos - Cristiano Muerto y otros
puntos son visitados con un resultado por demás cruento.

El ganado saqueado alcanzó a 130.000 cabezas.

No acotamos aquí, por escapar a la índole de este trabajo, los hechos


registrados en otros puntos del país, donde los ranqueles, más indómitos que
los araucanos, tuvieron a mal traer al ejército y las poblaciones.

Malón sobre azul

El 13 de febrero de 1855 irrumpe en Azul con 5.000 jinetes. El desastre es


total. 300 vecinos asesinados, 150 familias cautivas, 60.000 vacunos arreados
fue su saldo.

Sierra Chica

Dos columnas de ejército se habían destacado para operar en la frontera sur


de Buenos Aires. La del Oeste, a las órdenes del coronel Laureano Díaz, con
400 hombres, iría desde Cruz de Guerra hacia el refugio del cacique Cachul,
sitiado entre las lagunas Blanca Grande y Blanca Chica, para penetrar por su
retaguardia.

La otra columna, la del Este, que tenía como jefe a Bartolomé Mitre, iría
sobre las tolderías de Catriel, ubicadas en la Sierra Chica de Tapalqué
(Sudoeste de la Tapalqué y Oeste de Azul en la actualidad).

Ambas habrían de encontrarse luego, una vez cumplida la misión de Díaz.

Sin embargo, a tan magnífica planificación convenida por probados hombres


de armas y con fuerzas suficientes como para operar con éxito, les esperaba
la más terrible de las palizas.

Mitre se puso en marcha el 27 de mayo de 1855, ocultándose en la Sierra


Grande hasta caer en el amancer del día 30 sobre las tolderías que suponía
encontrar en el lugar.

Un error funesto de los baqueanos hizo dar el golpe en el vacío. Mientras


tanto, los caciques ya nombrados tuvieron tiempo de unir sus huestes y dar
combate.

Mitre obtuvo un éxito momentáneo y llegó a los toldos de los enemigos, pero
allí su tropa, muy desorganizada, se didivió, unos para saquear y otros para
defender el pellejo en luchas parciales.

Mitre no esperaba el amanecer de otro día, pues el desorden había ganado


en su tropa. Con sus hombres a pie, él también, regresa al arroyo Las Nieves,
donde se le dieron caballos. el 1º de junio llega al pueblo de Azul, que lo
recibe poniéndose a su disposición. La noche triste había pasado. 250
hombres habían quedado sobre la tierra herida, para no volver.

Díaz, que no encontró a Cachul, entretenido como estaba en darle un fuerte


dolor de cabeza a Mitre, tampoco se pudo mover en auxilio de su jefe y
regresó sin pena ni gloria a Saladillo.

Un poeta bolivarense de adopción, el Dr. Pedro Vignau, oriundo de Azul,


dedicó un romance a este desgraciado episodio que tituló "Sierra Chica":

Sierra Chica a las espaldas


con sus brillantes hogueras,

en silencio va la tropa,

los caballos de la rienda.

Qué mudos brillan los astros

en su fondo de tinieblas

mientras la tropa en silencio

a pie camina y se aleja.

Puesto el rumbo hacia el Azul

en ocasión tan tremenda,

parece que se burlaran

con sus guiños las estrellas.

Pensativo marcha el Jefe

que es el Ministro de Guerra,

confudidos con los suyos,

el caballo de la rienda.

Duelen los pies por la marcha

y aún más duele la conciencia

por retirarse al Azul

sin derrota ni contienda.


Marchan así silenciosos,

hasta el arroyo de Nievas

donde montan a caballo

tras andar con dos leguas.

Mas no marchan abatidos

ni perdida la entereza;

van con la mente en la patria

que tanto de ellos espera.

¡Oh noble coronel Mitre,

que triste la noche negra!

¡qué angustia marchar a pie,

el caballo de la rienda!

Después de Sierra Chica la pampa se estremecía de impotencia. Los bárbaros


marcharon a discreción por donde la civilización había plantado una estaca o
levantado un rancho miserable, provocando un pánico grande entre los
pobladores, que huían abandonándolo todo para salvar sus vidas, seriamente
amenazadas de muerte.

Eso explica que en este período, tan infausto para la patria culpa de las
eternas discusiones internas y los peligros externos, se volviera a las
fronteras de 1826, junto al Salado, en un retroceso que debió avergonzar a
tantos valientes jugados a cara o cruz por años y años en la frontera.

Muerte de Nicanor Otamendi

El Coronel Nicanor Otamendi partió del Azul en misión de reconocimiento


con una compañía de 128 hombres.

No están claras las circunstancias que permitieron tomar contacto con la


indiada de Yanquetruz; pero se sabe sí que se concretó un inesperado
combate, donde Otamendi refugiado en la estancia San Antonio de Iraola,
perdió la vida. Sólo dos soldados, uno dado por muerto y oro cautivo,
quedaron para contar lo sucedido. También los indios dejaron un gran
número de muertos.

San Jacinto

El Ejército de Operaciones al Sud, que tenía como jefe al general Manuel


Hornos, se estableció en Azul, preparándose para dar la gran batalla contra
Calfucurá. Era jefe del Estado Mayor el Coronel Emilio Mitre.

3.000 hombres se aprestaban a dar escarmiento al caudillo auca, que tanto


daño venía ocasionando en las poblaciones. (Octubre de 1855)

La idea fue de marchar sobre Tapalqué, pero Calfucurá, viejo y astuto zorro,
buscó las tieras de San Jacinto para librar el encuentro llevando a las tropas
enemigas a guadales que prontamente hicieron su parte par precipitar la
derrota. Una vez más los soldados caían, hasta con inocencia, en la trampa
del indio. Los caballos se hundían en una zona pantanosa imposible de
acceder y donde los indios, con caballos adiestrados en este tipo de suelos,
sacaban ventajas sobre los soldados, pegados al barro y a los pajonales.

Se sumaba, en consecuencia, una nueva derrota.

Las bajas del ejército en este corto tramo de tiempo (54-57) alcanzaron 2.500
hombres, debiéndose computar unos 400 hombres cautivos y la pérdida de
400.000 animales.

La suma de todo el ganado del Partido de Bolívar en una época normal,


anterior a las inundaciones. Un verdadero desastre en toda su amplitud.

Nuevamente la paz

Los indios no podían pretender más, salvo que bullera en la loca cabeza de
Calfucurá la idea de ocupar el sillón de Urquiza, para dirgir desde allí los
destinos de la Nación.

Por eso insinuará hacer las paces, actitud que el gobierno no dejó escapar.
Catriel y Cachul vuelven a sus lares tapalquenses con la promesa firme de
recibir de las autoridades 1.200 libras de yerba, 660 de azúcar, 500 varas de
tabaco, 600 cuadernillos de papel, 2.000 libras de harina, 200 frascos de
aguardiente, 800 de vino, 72 botellas de ginebra, 72 de vino Burdeos, dos
carretadas de maíz y 200 yeguas trimestralmente. No dice el parte si los
caciques exigieron, además, algún tosco arado. Pareciera que no.

En esa oportunidad fue ungido coronel del Ejército Argentino Juan Catriel (el
viejo).

Se produce a renglón seguido -setiembre de 1856- la tragedia de Nueva


Roma, fundada por el coronel italiano Silvino Olivieri, en Sierra Nevada. Un
fallido intento de colonia agrícola militar en las cercanías de Bahía Blanca.

Mientras tanto Calfucurá, hábil diplomático, para no dar el sí, hace como
Penélope, por una parte teje sus argumentaciones con la Confederación y las
desteje con Buenos Aires y viceversa. No arriesga una paz definitiva y hace un
juego de entretenimiento que obliga a seguir en campaña volviendo las cosas
a su estado de siempre zozobra, inquietud, sorpresa, malón.

Formado el Ejército del Sud con 3.000 hombres, 7 pequeños cañones, 2


obuses y 2 coheteras marchó hacia Carhué (Lago Epecuén) por las sierras de
Cura Malal (Corral de Piedra), para enfrentarse en Pigüé con las huestes
indias de Calfucurá y Cañumil. Nicolás Granada no pudo obtener en dos días
de combate, 15 y 16 de febrero de 1858, ningún éxito alentador.

Falló la capacidad operativa ante un enemigo que no daba un frente definido


de lucha, pues se movía con mucha agilidad, escapándose de los entreveros
con suma audacia. La persecución siguió hasta Salinas Grandes sin poder dar
un encuentro definitivo. Se adelantó el coronel Conessa con una fuerza de
800 hombres hasta la laguna Chilué, sin encontrar indios.

Rasgo característico éste de movilizartropas en largas travesías sin dar batalla


y dejar que los rigores del clima y el terreno atenten contra las fuerzas, como
un enemigo más.

La orden general de retirada fue acatada por todos. Entonces los indios,
como si estuvieran haciendo un juego, como aquellos que gustábamos
practicar en la infancia, volvían sobre sus pasos par hostilizar desde cerca a
los soldados.

Campaña de Emilio Mitre

Mientras tanto en el oeste de la provincia, los ranqueles invadían los campos


de Rojas y Pergamino (año 1857) reiterando robos y saqueos. Comandaba el
coronel Emilio Mitre, hermano de Bartolomé, quien salió en misión represiva
consiguiendo alcanzarlos para inflingirles una derrota y hacerse parte del
botín y cautivas.

Este éxito de Melincué alentó al gobierno para que Emilio Mitre continuara
su lucha contra los indios ranqueles, que como se ha dicho, eran sumamente
rebeldes y crueles.

2.000 hombres le escoltaban partiendo el 13 de enero de 1858 hacia el


sudoeste buscando los dos puntos de concentración indígena, la laguna
Trenel y Leuvucó.
Fue una derrota total, sin haber encontrado indios. La marcha se hizo por
territorios desconocidos, se vagó por el desierto con una temperatura muy
alta, sin agua y con la desesperación ganando a cada integrante del cuerpo.

Sin cartas geográfcas, con baqueanos extraviados, lo más sensato fue


regresar. Una vez más el enemigo, dueño de todos los secretos de la pampa,
gozaba de una victoria sin armas, y se tornaba inabordable aún para el más
formidable ejército.

La guerra de la Confederación con Buenos Aires tiene dos hitos memorables,


Cepeda (1859) y Pavón (1861).

Entre ambos se mueven los caciques aportando sus hombres a la lucha. Los
ranqueles con Urquiza, Catriel y Cachul con Buenos Aires y Calfucurá con
unos y otros siguiendo el movimiento pendular del reloj. Primero con Urquiza
y después con Buenos Aires. Pero antes de esto invade Azul y las estancias de
Tandil.

Fundación de Saladillo

"Pudo nacer de espada o de degüello".

De ambiciones alzadas como potros

a lo largo del tiempo.

De furor derramado en la aventura.

O cercado de miedo.

Pero no.

Nació de un sueño.
Estaba todo para que él naciera.

La llanura y el cielo.

Un arroyo de luz para nombrarlo.

El pájaro en su vuelo.

Un derroche de verdes musicales.

La caricia del viento.

Estaba todo para que él naciera.

¡Y qué hermoso fue su nacimiento!

Son los primeros versos de "Fundación al Sur", de la poetisa radicad en


Saladillo Susana Esther Soba. Ellos reflejan en el hermoso y musical lenguaje
de la poesía, una verdad histórica: cómo nació el pueblo. No hubo allí ningún
fortín que le diera origen. Tampoco se desarrollaron hechos de armas de
mayor trascendencia. Ni ningún cacique se asoció a su alumbramiento.

Puede decirse que salió a la luz por la determinación de sus habitantes y por
la gran visión del Gobernador D. Mariano Saavedra y su Ministro Mariano
Acosta.

Y hay otro hecho significativo que marca también diferencias en comparación


con otras fundaciones, en su reconocimiento como Partido. Por decisión de
Rosas, Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, créase el Partido de Saladillo
el 25 de diciembre de 1839.

La tierra pública ya había sido distribuida en el área que fijan los arroyos Las
Flores y Saladillo entre pocas familias, acota el Dr. Manuel Ibáñez Frocham,
historiador del terruño y mi recordado Profesor de la cátedra de
Procedimientos Civiles en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
de La Plata.

Eso permite afirmar que algunos pobladores comenzaron a correr el albur de


internarse por donde el indio era dueño y señor.

El Juez de Paz sería su máxima autoridad, y su asiento no podía estar más allá
de donde el Juez se radicase. Es decir en su propia estancia.

Se le proveyó de una pequeña dotación de hombres. Acaso cuatro,


malamente armados, y se le fijó sus límites: el Saladillo y Las Flores, siendo
límite por el Sudoeste y el Oeste las nacientes de Las Flores donde concluye
el bañado de Tapalqué y las últimas estancias. El Juzgado de Paz comenzó a
funcionar en 1846, a cargo de don Bonifacio Alizal, con amplia jurisdicción
que comprendía a Saladillo,General Alvear y parte de Roque Pérez.

Nace el pueblo

Son los vecinos Francisco y Máximo Cabral, dueños de una casa de ramos
generales cercana al arroyo Las Flores, los que proponen al gobierno la
creación del pueblo.

La preocupación de ellos, compartida por una población de un millar de


hombres y mujeres, diseminados en los establecimientos rurales de la zona,
era lograr la educación para sus hijos y tener acceso a la práctica de la
religión.

Mariano Saavedra, fuerza es decir que era hijo de Cornelio Saavedra, el


Presidente de la Junta Grande de 1810, recibe la iniciativa con mucho fervor
y encarga la tarea a su Ministro Mariano Acosta, que era un entusiasta de la
causa poblacional. (El Gobernador Saavedra tiene en su haber en el período
15 de octubre de 1862 a 3 de mayo de 1866, las siguientes creaciones:
Saladillo, Tapalqué, General Rodríguez, Mar Chiquita, Guardia Nacional,
General Lavalle y Nueve de Julio, y los partidos de Tres Arroyos, Lincoln,
Rivadavia, Viedma, Las Heras, Suipacha, Moreno, Merlo, Mercedes,
Chacabuco, Ramallo, Castelli, Tuyú, Ayacucho, Balcarce, Necochea, General
Arenales y Rauch).

La referencia pertenece a don Carlos María Gelly y Obes, de un trabajo


publicado en La Nación el 6 de enero de 1963.

Se designa entonces una Comisión de vecinos integrada por el Juez de Paz


don Tomás Alvarez, don Joaquín Cazón, Federico Alvarez de Toledo y Antonio
Bozán, quienes fijan el lugar fundacional en Fortín Arévalo, cerca de la
estancia "La Parva", hoy partido de General Alvear.

La propuesta es impugnada por una asamblea de vecinos que expone sus


razones al gobierno y éste las acepta.

Finalmente viaja Mariano Acosta, y no precisamente en un Expreso Liniers,


hasta los campos de Saladillo.

Allí señala un punto sobre el terreno, que previamente había "comprado",


pues había caído del caballo que montaba, donde se construiría la plaza
principal.

La ley del 28 de julio de 1863 y su decreto complementario del 31 de julio


tomaban principio de ejecución.

El agrimensor Nelson quedaba para hacer los trabajos de señalamiento,


mojones y demás.

Ni de espada, ni de degüuello. De la sana ambición de los hombres de


trabajo, de empuje y de coraje. Así nació Tránsito, primeramente llamada así
o Asunción del Saladillo, respondiendo también al llamado de la fe cristiana.

"Es que estaba todo para que él naciera/ la llanura y el cielo".

El Partido de Las Flores

El mismo decreto de 1839 que dio vida al Partido de Saladillo, hizo lo propio
con el Partido de Las Flores. El Gobernador Rosas se aseguraba, luego de la
proclama de los Libres del Sur, puntos de apoyo para cubrir estratégicamente
esa vasta llanura que bañaba el Salado.

El nombre toma su razón de ser del arroyo homónimo y se lo conoce así


desde el año 1772, en que la expedición de los pilotos Don Pedro Ruiz y Don
Ramón Eguía reconoció la zona, enviada por el gobernador Juan José Vértiz.

Los campos fueron, en su momento, propiedad de Rosas. Confiscados luego


de Caseros. El primer Juez de Paz fue el Sargento Mayor Pascual Peredo. El
pueblo fue fundado con el nombre de El Carmen de Las Flores en 1856,
siendo cabeza de partido desde ese mismo instante.

Fortín Esperanza. 1854

Hacemos una pequeña referencia histórica al Fortín Esperanza para


enhebrarlo con los otros fortines que en nuestra zona fueron
constituyéndose en la avanzada de la civilización y generaron la fundación de
los pueblos. En este caso General Alvear.

Un vecino al cual le planteamos una cuestión de límites que debió resolver la


legislatura de la Provincia, 28 de setiembre de 1882.

Los ánimos se habían caldeado y cada uno se afirmaba en los derechos que
creía tener.

Bolívar obtuvo una zona rural más amplia, donde estaban afincados
productores cercanos a la ciudad, pero que dependían de Gral. Alvear para
sus trámites legales.

Volvamos al comienzo. Fue el Gral. Hornos quien aconsejó fundar un fuerte


entre Las Flores y Saladillo, para ponerse a cubierto de los malones indígenas.

El Juez de Paz de Saladillo, don José Atucha, y el vecino José Portuguez, éste
encargado de la construcción, fueron los encargados de cumplir con las
instrucciones superiores.

El fortín tenía forma de estrella de cuatro puntas, midiendo 200 mts. de cada
lado, con un baluarte y un cañón.

El potrero estaba dentro del fortín y se le habían clavado fosas y levantado


parapetos.

El 4 de agosto de 1854, José Portuguez entrega el fortín construido al Mayor


Noguera, quien estaba en la zona desde el mes de abril.

El 28 de agosto de 1855, el gobierno aprueba la formación de un pueblo,


trazándolo el Sargento Mayor de Ingenieros Ludovico D´Hourbourg.

El fuerte se levanta en 1867 y se construye otro más adelante, que se llamará


"El ciudadano".

A pesar de todo, tras la esperanza, nació un pueblo, General Alvear. La


misión estuvo felizmente cumplida.

Fundación del pueblo de Olavarría

Los acontecimientos previos a lo que iba a constituir la fundación del pueblo


de Olavarría y su posterior colonización puede ser fijado en el almanaque de
la historia en el año 1855.

El país acaba de tener su Caseros y se había dictado la Constitución Nacional.


Buenos Aires, no obstante, aparecía fuera de la Confederación Argentina,
pero no por mucho tiempo.

5.000 lanzas araucanas correteaban con orgullo pampa sobre la inmensidad


de un territorio que parecía no tener límites.

Calfucurá, el astuto y valiente cacique, colocaba sus piezas guerreras con la


sutileza de un Napoleón o de un Teyllerand, tal su virtuosismo para una
guerra en la que no dio ni pidió tregua.

El Azul se había constituido para ese entonces en la avanzada del ejército


nacional en procura de defender las fronteras, constantemente asediadas
por el afán invasor del indio.
En las cercanías, sobre el arroyo Tapalqué precisamente, el cacique Catriel
acampaba con sus fuerzas a la espera de Cachul y del Gran Calfucurá. El
encuentro parecía inminente.

El parlamento indígena debía ser disuelto por las armas, tal la decisión del
gobierno, encomendando la arriesgada acción al coronel Bartolomé Mitre,
Ministro de la Guerra.

Lo que pasó el lector lo tene explicado en el título "Después de Caseros". A él


me remito.

Sierra Chica, la tragedia de Otamendi, San Jacinto, saqueo del pueblo de Azul,
designación del Gral. Hornos para enfrentar la lucha. Tapalqué una vez más
arrasado, fueron sumando episodios que decían de una alta inseguridad para
las haciendas y la vida de los pobladores que se habían aventurado a
penetrar más allá del Salado.

Entendemos que estos hechos posibilitaron la fundación de Olavarría, pues


su amplio y generoso valle quedó prácticamente deshabitado.

Cómo sería la desolación y abandono de ese inmenso escenario de la gran


contienda civilizadora, que en agosto de 1856 la Sociedad de Beneficencia de
Buenos Aires, a cuyo cargo se hallaba la creación de escuelas, se dirige al Juez
de Paz de Tapalqué ofreciendo la creación de una en el lugar, a lo que
respondió el funcionario en sentido negativo diciendo que "le era muy
sensible hacer presente que el estado deplorable que han dejado los indios a
esta parte de la frontera y por su continua alarma en que pasa, cree que no
conviene la instalacion de una escuela, tanto por la pequeña población, como
por la inseguridad actual".

Por fin al cabo de tanta sangre derramada en una porfía interminable llega la
paz. El gobierno firma tratados con los indios y se obliga con víveres y
ganado.

Hasta 1865 permanece en la zona hoy llamada Olavarría una guarnición


militar. La Guerra del Paraguay convoca al ejército nacional y lleva a sus
mejores tropas. No obstante un año después (1866) un destacamento
nacional vuelve al lugar al mando del coronel Alvaro Barros y funda el pueblo.

El decreto, que es posterior a la radicación de las fuerzas nacionales, dado el


25 de noviembre de 1867 y que lleva la frma del Dr. Alsina dice "Decrétase la
formación de un pueblo que llevará la denominación de Olavarría en el
paraje llamado ´Puntas del arroyo Tapalqué´".

Hagamos hablar a su fundador a través del libro "Fronteras y Territorios


Federales de las Pampas del Sur". Dice Alvaro Barros: "Volvamos ahora a
Olavarría. El Gral. Rosas en su diario de la expedición al Colorado en 1833
dedica algunas líneas a la descripción del lugar donde aquel está situado,
sobre la margen derecha del arroyo Tapalqué. Este arroyo tiene origen en la
vertiente oriental de la Sierra Sotuyo. Empieza por una serie de cañadas que
al entrar en un suelo más elevado forman cajón y viene aumentando
sensiblemente el caudal de agua y las barrancas hasta formar un salto de
piedra. En este sitio fundé el pueblo de Olavarría sin ningún auxilio del
gobierno".

"En marzo de 1867 visitando la campaña el Gobernador de Buenos Aires, Dr.


Adolfo Adolfo Alsina llegó al Azul y tuvo la deferencia de pasar conmigo a
visitar el naciente pueblo de Olavarría que tenía seis manzanas pobladas. El
Dr. Alsina comprendió la conveniencia que había en ayudar a aquellos
pobladores avanzados, como también las ventajas del sitio elegido para
asiento de un pueblo y me prometió enviar un ingeniero que rectificara la
delineación que yo había practicado y completara la traza del pueblo.

"En el mes de julio del siguiente año fue allí el Coronel de Ingenieros D. Juan
F. Czetz, quien ejecutó la traza y dejó colocados los mojones".

Interesante personalidad es la de Alvaro Barros y muy recomendable la


lectura de sus obras. Sus juicios de valor sobre el manejo militar de las
fronteras y el trato dado a los indios deja un sabor amargo, pero muestra una
realidad que muchos callaron por conveniencias.

Repasemos algunos párrafos, nad amás, para dar término a esta breve
semblanza fundacional.

"Algún tiempo después de mi separación de la guarnición ésta fue a


instalarse en Blanca Grande, a unas quince leguas al poniente de Olavarría y
el coronel Borges comprendendo la conveniencia que había en conservar
aquel pueblo que encontró hecho, dejó para garantir su seguridad una
guarnición de 40 hombres al mando del Capitán de Guardias Nacionales D.
Lucio Florinda.

"Florinda ocupó a los indios del lugar en trabajos de agricultura y al igual que
Florinda los demás pobladores ocuparon a los indios en sus trabajos".

"No pasó mucho tiempo más en que a raíz del cambio de jefes, Borges fue
reemplazado por Elía, éste ordenó levantar la guarnición y demoler los
cuarteles y demás construcciones levantadas con recursos de la Nación".
Florinda, con los demás pobladores e indios mantuvieron con fe el incipiente
pueblo al que consiguieron salvar del desastre y hacer progresar
incansablemente.

"Lo ocurrido en Olavarría -dice Barros- es una muestra fiel de lo que ocurre
en la República, lo mismo en el presente que en el pasado".

"Esos mismos indios pintados siempre con los más sombríos colores,
considerados como el único obstáculo opuesto al adelanto, como una terrible
amenaza de la humanidad, han manifestado lo contrario con hechos
elocuentes. Ellos han contribuido a la defensa de la frontera contra los
invasores".

"Estos hechos -sostiene con énfasis- prueban que los indios aceptan la
civilización, que quieren regenerarse en el aprendizaje del trabajo y al
amparo de la justicia".

Primeras autoridades

El 26 de mayo de 1879 Olavarría se da sus autoridades locales. Es Presidente


de la Corporación Municipal y Juez de Paz D. Eulalio Aguilar. Celestino
Muñoz, Procurador Municipal, Manuel Leal Municipal Tesorero, Emilio Cortés
Municipal de Culto e Instrucción Pública; Manuel Canaveri Municipal de
Policía y Tieras. Suplentes Joaquín Pourtalé y Angel Moya. Secretario Don
Calixto S. Benítez.

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CAPITULO IX

1. Una tercera etapa en el avance de la frontera sur.

2. Llega Sarmiento. Misión del Coronel Czetz.

3. Quenehuin. San Carlos. Reunión. San Luis y otros.

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Una tercera etapa en el avance de la frontera sur

Retomamos nuestra narración a partir de la Presidencia de Mitre, un período


de muy pocas realizaciones en el plan de fortificaciones que la situación
requería.

La Guerra del Paraguay distrajo hombres, materiales y fondos, obligando a


prestarle una atención preferencial.

Tampoco cesaron las luchas entre hermanos, otro motivo de preocupación,


que originó empobrecimiento generalizado postergando decisiones
fundamentales para el país.

El problema del indio quedó sin solución, relegado a un tercer plano, lo que
trajo una nueva acción guerrera de parte de éstos, advertidos de las
dificultades que tenía el gobierno para combatrlos.

No obstante y en medio de tantas penurias, la pampa bonaerense ve surgir


nuevos pueblos como Olavarría y Coronel Brandsen, extendiéndose las líneas
de fortines con más construcciones.

En el sector sur se construyó un campo fortificado a orillas del arroyo


Tapalqué, a unas ocho leguas de Azul.

Se cambió el asiento del Fortín Esperanza, que diera lugar al pueblo de


General Alvear, y se le dio el nombre de "El Ciudadano", que junto con el
Veterano y el Ley dieron límite al sector sur, sirviendo de nexo para el norte
con el fortín "Hombres sin miedo", al sector oeste.

Otros fuertes en el extremo sur, "Libertad", "Independencia", "El Perdido" y


"La República" unidos al sector Costa Sur le dieron mayor amplitud a la
frontera.

El comandante D. Antonio López Osornio, jefe de la frontera Costa Sur fundó


otro campamento sobre el Quequén Salado y levantó nuevos fortines:
Argentino, Año Diez, Campamento, Buenos Aires y Marcos Paz.

Ley 215 de 1867

La ley nacional Nº 215 del año 1867 marca el suceso más importante de esta
gestión mitrista. Es la toma de una decisión fundamental para darle a la
cuestión indígena una solución total, definitiva, volcando en esa misión
efectivos reales y suficientes.

Se ocupará -dice la ley- por fuerza del ejército de la República la ribera del Río
Neuquén, desde su nacimiento en los Andes hasta la confluencia en el Río
Negro, en el Océano Atlántico, estableciendo la línea en la margen
septentrional del expresado río de cordillera a mar... (Art. 1º).

Y aunque deja sin especificar de dónde saldrán los fondos para tan magna
empresa y no define tampoco la entrega de tierras como gratificación a los
colonizadores, pone en claro que la ley comenzará a tener efecto
inmediatamente de terminada la Guerra del Paraguay.

Llega Sarmiento

El ilustre sanjuanino, el hombre que anduvo sin rodeos ni medias tintas, que
se equivocó tantas veces y otras tantas acertó, dueño de un estilo
controvertido y directo, llegó a la Presidencia de la República el 12 de
octubre de 1868.

Su asunción al poder hace que la frontera sufra nuevas transformaciones al


impulso de su vocación de progeso, que le impone mayor acción y el
desarrollo de ideas y proyectos que eran de su conocimiento.

Incluso él no era un improvisado en el tema. Desde Facundo primero, y desde


Argirópolis después, expresó su propio pensamiento en cuanto a la extensón
de la frontera y su forma de hacerlo.

Los pasos a seguir en la oposición al indio fue fruto de una larga experiencia y
se vio proyectada en obras básicas como la que correspondió al general
Wenceslao Paunero, incorporado de la memoria de Guerra y Marina del año
1864.

Aportes que también brindaron Angel Plaza Montero, publicación del año
1864, y el Dr. Nicasio Oroño en su obra que data del año 1868.

Sarmiento abría paso a las aspiraciones de Alsina y al continuador de éste, el


Gral. Julio Argentino Roca.

El plan sarmientino que puso en manos de su Ministro de Guerra Martín de


Gainza consistía en dos puntos fundamentales:

1º) Renovar las antiguas líneas con avances hacia "tierra adentro", para
constituir puntos de apoyo estratégico al servcio de las fuerzas militares
encargadas de la defensa.
2º) Avance de la frontera sobre el Río Negro.

Misión del Coronel Czetz

Se confiere al Coronel Czetz la misión de practicar un reconocimiento del


terreno, levantar los planos topográficos y dar traza y forma a las nuevas
fronteras.

Militar húngaro forjado en la Academia fundada por María Teresa de Austria,


cumplió valientemente en los campos de batalla, logrando los mayores
ascensos a que pudiera aspirar y en plena juventud. Pero luego -vaivenes de
los triunfos y las derrotas- debió emigrar para que su cabeza no luciera en
alguna plaza pública como botín de guerra.

Aquí, entre nosotros, fue el fundador del Colegio Militar de la Nación, por
encargo de Sarmiento.

Es de recordar, volviendo a lo nuestro, que la frontera interior del sur se


iniciaba en San Rafael (Mendoza) y terminaba en Bahía Blanca.

Mostraba en su zona central sectores muy abiertos que daban margen


favorable a las depredaciones de los ranqueles sin que se les pudiera dar un
escarmiento valedero.

Czetz se dirigió a Río Cuarto en compañía del Sargento Mayor Lucas


Peslouan, encontrándose con Lucio V. Mansilla a cargo de la comandancia de
la frontera sur de Córdoba. Reunió valioso material de estudio, trazó los
mapas pedidos y elevó un informe completo de sus trabajos.

La frontera quedó fijada en el Río Quinto, dejó trazado Fuerte Sarmiento al


sur de este río y estableció un sistema de postas militares para la
comunicación entre las anteriores y las nuevas.

Terminado el trabajo, su nuevo destino fue rectificar la línea de fronteras de


Buenos Aires, que compredía cuatro secciones, a saber: 1º) Norte, al mando
del coronel Martiniano Charras, aquí ocupó el médano de Ancaló Grande
(Lavalle Norte) enlazándose este tramo con la sección este de Santa Fe y con
la extrema derecha de la del oeste de Buenos Aires. 2º) Oeste, al mando del
Coronel López Osornio primero y luego del Cnel. Juan Carlos Boerr, quedó
fijada entre los fortines Comisario y Reunión; 3º) Sur, al mando del Coronel
Francisco Borges, se extendía desde el fortín Rodríguez hasta Sanquilco
(Lavalle sur) y 4º) Costa Sud, al mando del coronel Julio Campos, desde
Sanquilco hasta fortín Pavón, sobre el Sauce Corto empalmando con la
frontera Bahía Blanca.

La nueva frontera se la dividió en dos secciones o grupos. Los construidos a la


derecha tomaron el nombre de Guevara, Baguales, Comisario, Algarrobos, La
Larga, Amaya y Luna.

Se levantaron en las estancias del lugar tomándose todas las precauciones


que eran de rigor para la defensa del bastión, con emplazamiento de cañones
y el clásico zanjado del entorno.

El Fuerte General Paz se constituyó en el centro de la línea, habiéndose


fundado a dos leguas el fortín Aliados.

La línea de la izquieda tiene par nosotros real importancia ya que ubicará


emplazamientos defensivos en los campos de nuestra jurisdicción que
servirán, cosas del estino, para darle el golpe final al predominio de
Calfucurá, tan buscado por años y tan negado.

El itinerario de Czetz

Seremos breves en el tratamiento del tema ya que el historiador bolivarense


Dr. Alvaro M. Martínez en su libro "San Carlos de Bolívar" hace un estudio
pormenorizado y completo, que debe constituirse en segura fuente de
información.

El 17 de noviembre de 1869 parten del fuerte General Paz los coroneles Czetz
y Boerr con destino a La Verde. El lector ya conoce el paraje y está al tanto de
los sucesos que allí acontecieron antes y después de la visita.
Quenehuin

Sobre el flanco derecho de la laguna, un hermoso espejo de agua ubicado


entre médanos, los expedicionarios que se habían sumado al grupo de indios
de Raninqueo comenzaron la construcción del fortín.

El lugar era frecuentado por los indios, allí se asentó Calfucurá, antes de dar
el golpe sobre San carlos, pues la calidad del agua la hacía muy apetecida.

En poco más de dos días el fortín estuvo listo con todos los atributos que la
situación requería.

El capitán Santos Plaza quedó al mando del fortín con 24 soldados armados.

San Carlos

Czetz y Boerr continuaron el 2 de noviembre la marcha en dirección a Pichi -


Carhué, pequeño lugar estratégico en la nomenclatura indígena.

San Carlos se llamaría el nuevo emplazamiento en homenaje, según la


tradición, a Boerr ya que su segundo nombre era Carlos.

Por esta u otra circunstancia, ya que hay referncias de que estos campos ya
tenían ese nombre, el Carlos quedaría ligado totalmente a nuestra vida como
pueblo.

San Luis estaba a cuatro leguas de Quenehuin. Tres leguas más en su


derrotero encontraron un médano que llamaron San Luis, acampando a
pocos metros de la margen derecha del arroyo Vallimanca.

Reunión
El 23, en el médano de la Reunión se encontraron con el Coronel y
establecieron de común acuerdo no seguir hasta Cabeza del Buey, que en los
planes previos aparecía como sitio propicio para construir otro fortín.

El fortín, según los informes de los baqueanos, quedaba a tres cuadras de los
despuntes del Vallimanca, a cinco leguas o seis de Blanca Grande y a tres
leguas al sur de los Catorce Jagüeles. Boerr luego de esa reunión vuelve al
fuerte Gral. Paz y Czetz esta vez con Borges de compañero a tres leguas del
Reunión ubica un nuevo fortín que llamara Rodríguez.

Quedan así establecidos en lo que luego sería el Partido de Bolívar los


siguientes fortines: Quenehuin, San Carlos, San Luis, Reunión y Rodríguez.
Posteriormente se construyeron los fortines Victoria (campo Serra Cetrá),
entre el Quenehuin y el San Carlos, y Alerta entre éste y el San Luis.

Después siguieron el 2 de línea, entre el Rifles y Quenehuin, y el 5 de línea,


entre el Reunión y el San Luis.

En 1876 tendría -por fin- su fortín Cabeza del Buey, Siete de Línea. El
Deseado, sobre la laguna que le da nombre, en la localidad que hoy lleva el
nombre de Urdampilleta y el Tordillo, actual laguna con pesca en Pirovano.

Con excepción de los fortines San Carlos y San Luis, los restantes tenían
forma circular, siendo su diámetro de 20 metros, con un muro en talud de un
metro de alto por 50 centímetros de ancho. Los fosos tenían cuatro metros
de ancho por tres de profundidad, y la tierra extraída de ellos se utilizaba
para levantar terraplenes, ranchos y el mangrullo de observación. El fortín
San carlos asumía forma cuadrada y era de mayores dimensiones que los
anteriores. Lo rodeaba, además, un contrafoso rectangular en cuyo interior
se encontraba el patio del fortín y el potrero de la caballada. Tenía dos
ranchos en forma de cabaña, construidos con tacuara y techos de junco; por
todo argumento disponía de un pequeño cañón emplazado sobre un
terraplén. Esto hace exclamar a Alvaro Yunque que el San Carlos era un fortín
de lujo. Cabe preguntar, no sin pena, ¿cómo serían los otros?

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CAPITULO X

CROQUIS DEL FORTIN SAN CARLOS

1. Vallimanca - San Carlos - La Verde

Tres gritos de guerra en la pampa.

2. Combate de Vallimanca

3. La batalla de San Carlos. Antecedentes. La lucha.

4. Batalla de La Verde. Derrota de Mitre.

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Vallimanca. San Carlos. La Verde. Tres gritos de guerra en la Pampa

El desierto, llamado así por la impropiedad que lo define, tuvo cientos de


hechos heroicos, que cubrieron de sangre bravía sus pastos. La guerra con el
indio y la sublevación de militares, tuvieron cabal expresión en estas
inmensidades que hoy nos pertenecen. Destacamos tres de ellos porque
están imbrincados en esta historia que narramos y porque acontecieron aquí
mismo, a pocos kilómetros de donde estamos, tecleando la vieja máquina de
escribir.

Combate de Vallimanca
El 28 de febrero de 1864 unos doscientos indios tapalqueneros
sorprendieron primero a diez soldados del Fortín Vallimanca, o Bayi - Manca
como también se escribe, que habían salido a buscar leña y luego entablaron
desigual lucha con el resto de la tropa que salió a jugarse valientemente.

Dependía el fortín de la Guarnición de Azul y estaba formado por tropas del


Regimiento 5º de Caballería. Era jefe el capitán Eliseo Márquez, siendo su
oficial el teniente Francisco Morales.

Séame permitido -licencia que se toma el autor- reproducir aquí el discurso


pronunciado por quien esto narra ante el monumento al Libertador Gral. José
de San Martín el 29 de febrero de 1964, en la plaza de mi pueblo, San Carlos,
en el Partido de Bolívar, con motivo del centenario de este hecho de armas.

En la mañana del 28 de febrero de 1864, el sol aún acariciaba con tibieza las
aguas mansas del arroyo, cuando a su vera diez hombres del fortín se
acercaban en forma despreocupada en busca de leña y agua refrescante.

Hubo un instante de duda. Los soldados se miraron sin decir nada. El presagio
de una emboscada se les metió adentro y fue verdad. El indio agazapado y
vigilante se hallaba escondido aprovechando los accidentes naturales del
terreno y de pronto surgió con toda su fiereza, inundando el campo con sus
gritos de pelea. Ya era tarde para la defensa. Los soldados apenas dieron el
frente para morir como hombres. El desastre fue total.

En el fortín cundió de inmediato la alarma. Cincuenta hombres componían su


dotación y ya diez habían quedado en el campo para siempre.

Los indios de Carupán contaban con más de 200 lanzas. La lucha se planteaba
desigual para el ejército nacional. No obstante, desde el fortín, no tardó en
escucharse el estridente clarín de Manzanares ordenando a la carga.

Fue un entrevero horrible. Sólo el coraje indómito de los nuestros podía


hacer pie aún sobre la pampa asombrada. El valor de criollo afloró en toda su
plenitud y se jugó cuerpo a cuerpo con el indio... La muerte, viajera
inconformable, diezmó las filas contendoras. Pero al fin pudo más el
cansancio y el indio se fue en retirada aterradora. En el pasto, mustio de
dolor y rabia, quedaron confundidos soldados e indios, el Capitán Márquez y
el oficial Morales pagaron con sus vidas tanto heroísmo. Junto a ellos el clarín
enmudecido de Manzanares, muerto también en la refriega.

Así se hizo la patria, con sangre. Sangre gaucha de hombres sin miedo y
conscientes de sus responsabilidades. Quede a la generación de este tiempo
la obligación moral de recordarlos siempre y agradecerles el bien que nos
legaron.

Sobre la huella de los héroes, muchos de ellos ignorados, se comenzó a


levantar un país.

Sobre esta misma tierra que pisamos, convertida en paseo, con luces de
mercurio que hablan de progreso, vibró alguna vez el alarido aterrador del
salvaje, defendiendo lo suyo, es cierto, pero no menos cruel por ello, y halló
respuesta en la bravura de los nuestros.

Vallimanca, San Carlos y otros son nombres que han entrado en la


inmortalidad. Por el hondo significado evocativo que contienen, porque
constituyeron mojos de la civilizacón, no pueden quedar en el silencio y
menos en el olvido. Es misión fundamental educativa ayudar a conocer el
pasado histórico, sólo así seremos fuertes en el porvenir, pues tendremos
conciencia para la necesidad de fortalecer una unidad espiritual, nacida con
la patria y continuada en sus héroes (soldados, labradores, gauchos,
baqueanos, hacendados...) Unidad que nos permitirá trabajar con verdadera
unción, más allá de falsos esquemas, que procuran apartar al hombre
argentino de su natural inclinación telúrica.

La batalla de San Carlos

El transcurrir del tiempo, que tiene la virtud de dar a los acontecimientos su


verdadero valor, alejándolos del elogio fácil o la palabra escasa, le ha dado a
la Batalla de San Carlos significación de epopeya.
Lo fue por el número de fuerzas intervinientes -nada común en la lucha con
el indio-; por la violencia y la valentía con que se combatió y por los
resultados que ella arrojó, ya que el invicto Calfucurá en el declinar de su
vida, debió legar a sus herederos la lanza guerrera pues la derrota quebró sus
gastadas energías, sorprendiéndole la muerte poco después.

Antecedentes

¿Qué pasó para que Calfucurá diera frente a la batalla cuando su táctica de
guerra fue rehuir el encuentro y en tarea de distracción aprovechar para
llevar lejos sus arreos, su botín malonero?

Tenía seguridad plena en el triunfo. Tanto que se animó a dar aviso a Santos
Plaza para que lo esperara en San Carlos el 8 de marzo, previniéndole que no
osara tomar las armas.

También estaba jugado, usando un término popular, pues venía desde


tiempo atrás preparando la gran invasión con ayuda de los caciques más
renombrados del momento y de fuerzas que los araucanos de Chile ponían a
su disposición.

Sabemos que el Talón de Aquiles del Amo de las pampas era Choele - Choel.
Cualquier amenaza que hiciera peligrar el paso provocaba la furia del cacique
y su reacción.

Sarmiento, al llegar a la presidencia, esbozó un plan, continuando a Mitre en


su intención, que no cumpliría, que tenía como objetivo la toma efectiva de
la isla.

Advirtió el indio que tarde o temprano esa idea fija de militares y políticos de
llegar con la frontera al Río Negro estaba cada vez más cercana y que se haría
realidad.

Y como no hay mejor defensa que un buen ataque, Calfucurá volvió a la carga
asolando los campos al grito aterrador de sus huestes bravías.
Algunos malones

El 14 de junio de 1870 se produce el avance del indio sobre Tandil, sufriendo


las peores consecuencias los fortines Coronel Suárez y General García, con la
muerte del alférez Pío Cáceres, más la muerte de 15 soldados y otros tantos
hechos prisioneros.

De inmediato la pequeña población de Tres Arroyos sería visitada y arrasada,


con el robo de 40.000 cabezas de ganado vacuno. Luego ardería como la
Roma antigua ante la furia de Nerón.

El 23 de octubre del mismo año, Namuncurá intenta el incendio de Bahía


Blanca. Sus fuerzas internas son advertidas a tiempo del peligro, lo que
facilita la defensa. Y como para creer que Dios alguna vez estuvo de parte del
blanco, perdonándole sus excesos, esa noche llovió.

Se pierde la caballada y la hacienda que había en el campo, pero el pueblo se


salva.

Los hechos de armas se van acumulando en pequeñas y grandes partidas que


ponen en actividad permanente a la campaña.

El gobierno se preocupa

Todos estos hechos configuran una situación muy delicada, que provoca
lógicos temores en la población y en los productores, que se consideran
desprotegidos. Los ganaderos nucleados en la Sociedad Rural Argentina
plantean al gobernador Castro y éste al presidente, la ausencia de un plan
defensivo y la necesidad de tomar medidas urgentes para que cese la
desvastadora hostilidad del indio.

La realidad de estos argumentos es otra de las causas que apresuran el


"golpe" de Calfucurá, sabedor de que la frontera no está en condiciones de
detener su avance.
La rebelión de Manuel Grande

Calfucurá no necesitaba de excusas o artilugios para justificar un malón, su


fiereza sin límites, le obviaba consideraciones poéticas, que la guerra no las
tiene, y que tampoco conocía.

Pero un suceso, revelador de que el blanco también gastaba de las suyas, lo


pone en pie de guerra. Es justo lo que estaba esperando. Sucede que el
Coronel Francisco de Elía, jefe de la frontera sur con asiento en Azul,
sumando fuerzas a 300 indios de Catriel, acomete contra los caciques
subalternos de éste Calfuquir, Manuel Grande, Chipitruz y otros.

La situación parece ser de carácter interno con resistencia al mando de


Catriel, agravada por la falta de pago de sueldos y raciones convenidas.

Pero se considera como rebelión. Calfuquir muere y los otros caciques


menores son tomados prisioneros con sus tropas y llevados a Martín García.

Esto hace que las fuerzas indias, al mando de Calfucurá, con caciques
chilenos, ranqueles y neuquinos conforme una unidad monolítica dispuesta a
todo.

Comienza la invasión

El bárbaro ensayó su grito de pelea en Salinas Grandes, quebró el silencio de


la pampa dormida, y el eco estridente y sonoro se fue desgranando en el aire,
en un alerta de guerra que conmovió al blanco.

La venganza estaba en marcha. 6.000 lanzas en una imponente e inatajable


manifestación de fuerza se lanzaron a la aventura. El Atila pampeano gozaba
esta vez más que nunca de un triunfo seguro.

El 5 de marzo de 1872 llega el ataque a las poblaciones de 25 de Mayo,


Alvear y 9 de Julio. Las fuerzas se dividen en un movimiento de pinzas que
procura alejar al Gral. Rivas con asiento en Azul del Coronel Boerr, que
estaba en 9 de Julio.

El resto de la masa india se dedicaba al saqueo, conformando un arreo de


200 mil cabezas de ganado, con unos quinientos pobladores cautivos y otros
trescientos inmolados brutalmente.

Ese mismo día a las 2 p.m. recibe el Coronel Boerr en 9 de Julio, y a punto de
abordar la diligencia que lo llevaría a Buenos Aires, la noticia de la invasión.

Desde allí asume enonces el manejo de la situación y, entendiendo que no


había tiempo que perder, se pone en comunicación con el Jefe de la Frontera
Norte de Buenos Aires y Sur de Santa Fe, Coronel D. Francisco Borges, y con
el Jefe de la Frontera Sur, Costa Sur y Bahía Blanca, Gral. Ignacio Rivas.

Ordena al cacique Coliqueo, situado en las inmediaciones, que parta para


unirse a las tropas nacionales por el lado de Quenehin, orden que también
transmite al comandante Levalle, con asiento en el Fuerte Gral. Paz, para que
con sus tropas se dirija a San Carlos.

Por la tarde, siempre del 5 de marzo, Boerr inicia la marcha con unos 100
hombres a su lado, con la idea de llegar a La Verde y movilizar allí a
Raninqueo, que era indio fiel.

Pero se entera poco después que ha sido tomado prisionero por Calfucurá y
sublevadas sus huestes, cambia sus planes y llega al Fuerte Gral. Paz. Al día
siguiente continuará su viaje hasta San Carlos, sumándose al grupo de los
indios de Coliqueo.

El cacique araucano seguía mientras tanto con sus haciendas en Quenehuin y


su comando en La Verde.

El día siete a hora temprana ya están en San Carlos Boerr y Levalle, por lo que
se dispone que Santos Plaza salga a la descubierta para tomar informes sobre
el enemigo y se insiste sobre Ignacio Rivas para que se reúna ellos en el
fortín. Rivas venía desde el Azul rumbo a las aguadas de Cabeza del Buey en
el entendimiento de que no llegaría a tiempo a San Carlos para la lucha, por
lo que consideraba propicio esperar a Calfucurá en el camino que
lógicamente tendría que tomar de regreso a su paseo infernal.

Una circunstancia imprevista, error de los baquianos que indicaban el camino


a seguir, lo pone a Rivas frente a Las Encadenadas. Es decir en nuestras
lagunas de Las Acollaradas, entre Cabeza del Buey y Pichi - Carhué.

La legada de otro chasqui lo decide a partir ya de noche al encuentro de sus


camarads en peligro.

En la madrugada del día 8 asume la condución de las fuerzas nacionales y se


dispone a dar pelea.

Formación de los grupos de combate

A las siete de la mañana de ese triunfal día -8 de marzo- la pampa se agitaba


como un mar embravecido. Calfucurá ponía en movimiento 3.500 lanceros,
con la algarabía y el entusiasmo de quien va a una fiesta.

O acaso a un festín, para estar más a tono con la idiosincracia india.

Y a su vez Rivas, consciente e su responsabilida, disponía el avance de su


gente en tres columnas paralelas.

La columna derecha a cargo del cacique general Catriel con 800 indios. El
centro formado por el Sargento Asies, Jefe del Batallón 2º de Infantería de
Línea con 170 plazas y 50 hombres del Regimiento 9º de Caballería de Línea,
a las órdenes del teniente coronel Palavecino. Era su comandante el teniente
coronel Nicolás Ocampo.

La columna de la izquierda la formaban el Coronel Boerr, siendo cabeza del


grupo el Batallón 5º de Línea, a las órdenes del Teniente Coronel Nicolás
Levalle con 100 plazas.

Luego el cacique Coliqueo con 140 indios de lanza, 80 guardias nacionales de


9 de julio y 70 vecinos reunidos por Boerr en la marcha de concentración de
fuerzas sobre San Carlos, protegidos éstos por 50 soldados del Regimiento 5º
de Caballería de Línea.

Por último, la retaguardia la componían el teniente coronel Leyría con los


guardias nacionales de su compañía, 40 indios y 30 guardias nacionales que
sehallaban al servicio de la Frontera Costa Sur a cargo de los oficiales capitán
Sánches y teniente Gama. Un total de 365 hombres de línea y 300 cristianos
que poco sabían de las armas en más 1.000 indios, muchos de ellos como se
verá, comprometidos con Calfucurá, componían el ejército nacional.

Los indios formaron de igual manera en columnas, teniendo el ala derecha


una división chilena de 1.000 lanzas al mando del cacique principal Reuque-
Curá.

El centro se componía también de mil lanzas, con tres regimientos salineros y


de Pincén conducidos por el cacique general Calfucurá.

El ala derecha compuesta por los aliados de Chile y Neuquén al mando del
cacique general Namuncurá. La división reserva netamente ranquelina tenía
500 hombres y estaba a su cargo el cacique general Epugner.

El combate

Calfucurá marchaba majestuosamente al frente de su tropa con toda la


prepotencia de la raza, en un alarde de orgullo que quería contagiar a sus
hombres.

Antes de dar orden de ataque, habló a los suyos en el lenguaje épico que sólo
nace al borde de los campos de batalla, cuando el olor de la sangre ya se
presiente y estimula el corazón hinchándolo de coraje.

No le faltaban argumentos al viejo caudillo. Al fin esta era tierra de indios, de


sus innumerables correrías, donde el viento soplaba con la fuerza
incontenible de la raza, haciendo honor a la tradición del auca, de un lado y
otro de los Andes.
¿Quién era ese huinca venido de los mares? ¿Qué quería? Y seguidamente se
contestaba nada más que nuestra destrucción, la muerte, para reinar aquí
como dueños absolutos.

¿Podemos permitirlo? ¿Habremos de tolerarlo?, habría arengado después el


jefe en una explosión de furia y férrea decisión.

El clásico yá...yá...yá de la tropa enardecida cortó su últimas palabras. El


clarín mandó a la lucha y casi sin hesitar ordenó "pie a tierra". Una descarga
de fusilería de los nuestros fue la respuesta. Después, el vibrante entrevero
cuerpo a cuerpo, donde todas las armas son buenas.

El parte de guerra referido a este primer momento dice "pie a tierra las dos
líneas, trabóse el más reñido y sangriento combate a lanza, sable, cuchillo y
bola, del que puede decirse, sin ejemplo en estas guerras".

Hubo momentos de hondo dramatismo, el ala izquierda de Boerr declinaba y


Coliqueo no mostraba disposición para la lucha. Sólo Levalle resistía,
multiplicándose en desigual porfía.

El centro estaba estático en cuanto nadie cedía terreno a pesar del rigor del
combate. La derecha mostraba una lucha ardorosa, indio contra indio. Allí
Catriel lucía su fuerte brazo heroicamente hasta que hombres de sus filas
amagaron desertar. Cortó rápidamente la sublevación con mano firme,
poniendo a retaguardia fusileros dispuestos a matar a los remisos.

Estanislao Zeballos, casi contemporáneo de los hechos, que recibió el


testimonio personal de algunos de los protagonistas de San Carlos, entre
ellos Namuncurá, dejó escrito el final de esta manera: "´Calvucurá´ (él usaba
la v en reemplazo de la f, tal vez en un sentido más ajustado a la realidad
semántica), que ve deshecha la izquierda cristiana, dispone una hábil
maniobra. Carga al centro, fuerte pero pequeño, con la división Salinas de
Catricurá y las reservas ranquelinas, y hubiera ganado la batalla cuando
rompió fuego vigoroso el 2º de reserva de Leyría, arremetiendo firmemente,
de tal manera, que después de un cuarto de hora de entrevero, la línea
enemiga fue rota en dos trozos y sableada por Boerr, que se rehacía y por
Catriel, que bramaba de valor y gloria, aclamado por todas partes como el
héroe de la jornada.

La estrategia había dado resultado. Calfucurá repliega sus fuerzas y ordena


una retirada general.

Se inicia la persecución de los derrotados, que no alcanza gran significación,


como hubiera sido oportuno por el cansancio de los hombres y de las bestias
tras una borrascosa y tremenda contienda.

Sobre el campo de combate quedaron 200 indios muertos y muchos heridos.


Las tropas nacionales contabilizaron 35 muertos y 20 heridos. Se recuperaron
unas 30 personas cautivas, más de 36 indias de Raninqueo.

En cuanto a la hacienda recobrada se suman 70.000 cabezas de ganado


vacuno, 15.000 yeguas y caballos y un gran número de ovejas. Está dicho que
Calfucurá regresa a Salinas Grandes y allí muere el 3 de junio de 1873.

La alta estrella roja del cacique más bravío que cruzara este suelo se apagaba
con el dolor de la derrota. San Carlos lo abatió. Pero sus hijos habrían de
continuarlo por el mismo sendero de malones que le dieron tanta
nombradía.

No dejó de ser una lucha cruel, pero ya nos estábamos acercando a otros
tiempos y el país contaría con otros medios para lograr el objetivo final.

Batalla de La Verde

El establecimiento llamado "La Verde", situado en el Cuartel 5º del Partido de


25 de Mayo -en el relato seguimos a Urbano de la Vega- a unos 50 kilómetros
al sur de Nueve de Julio, era de carácter rural, montado al estilo de la época,
con vista a la cría del ganado y con cierto grado de apresto para la defensa
contra el malón de las indiadas del sur.

"El casco del establecimiento estaba formado por un alto edficio de dos
pisos, de material, edificado entre arboledas altas dispuestas en cuadro y en
calles, rodeado todo por alambrado y zanja, a veces contra zanja interna,
rellenando el espacio entre ambas con tupidas arboledas que en partes eran
hasta de ocho y diez filas, alternando álamos, las acacias y el sauce".

"El terreno circundante es totalmente llano, con un ligero desnivel a E - NE


del casco de la estancia, que apenas si daría origen a un cañoncito en épocas
de luvia. No había más arboleda que la descripta".

He aquí el escenario de la lucha que convocaría a viejos camaradas de armas,


ahora enfrentados unos a otros por cuestiones políticas del momento.

Es que 1874 fue un año muy conflictivo para el país al tener la necesidad de
nombrar sucesor a la Presidencia de la Nación, que el 12 de octubre de ese
año dejaba Sarmiento.

Mitre surgía como el candidato natural del Partido Nacionalista; su figura


prominente, ese historial tan lleno de servicios a la patria, su vocación por el
periodismo y las letras le daban una sólida posición ante el electorado.

Por su parte Nicolás Avellaneda, el tucumano hijo del mártir de Metán,


sumamente capaz, brillante orador y hombre trenzador de acuerdos
políticos, a su vez del fin del Presidente, era el otro candidato fuerte, a
despecho de las lógicas ambiciones de Adolfo Alsina.

Por aquellos tiempos y muy a pesar de que la Constitución del año 1853 daba
normas claras de conducta cívica y realzaba los valores de la vida en libertad,
con respeto al hombre, y afirmaba los derechos y garantías del ciudadano, el
fraude electoral era moneda corriente.

Un fraude bárbaro, sanguinario y cruel que se imponía por la fuerza de las


armas, en las actitudes más aberrantes e indignas que uno pueda imaginar.
Todos nuestros próceres -santificados en el altar de la historia como enviados
de los cielos- participaron de él y a su turno aceptaron el atropello al
ciudadano. Y eso que se votaba de viva voz y en los atrios de las iglesias.

No viene al caso extendernos más. Lo cierto es que Mitre va ganando la


primera elección para diputados nacionales llevadas a cabo el 1º de febrero
de 1874, cuando en Balvanera, feudo autonomista de Leandro Alem,
matones a sueldo desalojan a balazos la mesa receptora de votos poniendo
en fuga a los mitristas.Tras el cruento episodio votaron los autonomistas
dando un triunfo "holgado" a la gente de Alsina.

El fraude será perfeccionado con el escrutinio definitivo que luego será


convalidado, aprobándose los diplomas en sesión de la Cámara de Diputados.
Hasta ese Honorable recinto llegaba la corrupción.

Mientras tanto se ponía en marcha la elección presidencial (12 de abril) a


través de electores designados por las provincias. Siguió el fraude. Fue
nombrado Nicolás Avellaneda Presidente de los argentinos y Mitre, sus
seguidores, buscaron en la revolución el remedio para tanto agravio.

Tenemos fijado el lugar del encuentro, muy cercano al fortín San Carlos.
Hemos enunciado las causas que motivaron a Mitre para la lucha y debemos
señalar que varios conocidos nuestros formaron en las filas revolucionarias.

Como hombre de confianza aparece Ignacio Rivas, el vencedor de San Carlos,


con algunos de sus soldados en esta patriada. El Coronel Nicolás Ocampo, el
Coronel Francisco Borges que morirá tras el combate, Francisco Leyría y el
cacique Catriel, que también entrega su vida por lealtad, no a Mitre, enemigo
de siempre, sino con su compadre Ignacio Rivas, de tanta vinculación en el
Azul.

25 de Mayo, pueblo en ese entonces en formación, tiene caraterizados


vecinos que adhieren a la causa mitrista y participan de una manera u otra en
la acción.

Al asumir el mando de fuerzas mitristas veinticinqueñas el Coronel Jacinto


González, designa como segundo a Liborio Luna, un santiagueño de origen
que tendrá luego y por espacio de cincuenta años una proficua labor como
ciudadano progresista.

Se suman a los revolucionarios los vecinos Lucas Lubo, Mariano, Francisco y


Martín Rondeau, Juan Barrales y otros.
Muchos de los heridos encontraron asistencia médica en25 de Mayo en casa
de su pintoresco cura párroco Francisco Bibiloni.

Acantonados en distintos lugares el Partido pero sin alcanzar a intervenir en


la lucha estaban don Pedro Duval y Marcelino Davel, de importante
actuación en la fundación de Bolívar. Con ellos, otros nombres alcanzaron
notoriedad en el pueblo que nos diera origen: don Antonio Islas (una
estación de FFCC Roca lleva su nombre), Agustín Martínez, Enrique Salas,
Mariano Fernández, Antonio Pestaña, entre muchos más.

La lucha

Dejemos que Miguel Angel Scenna, siempre vivo en el recuerdo de los


bolivarenses, dé comienzo a este relato:

"A las 3 de la madrugada del 25 de noviembre, las fuerzas de Mitre se


pusieron en marcha rumbo al Norte. Pasaron por el fortín San Carlos y poco
después se les incorporaba un Regimiento de Caballería de 600 hombres al
mando del Coronel Jacinto González, que informó a Mitre de la presencia de
Arias en la estancia La Verde". "De inmediato el general ordenó a la división
de Ocampo adelantarse para estudiar las posiciones del adversario y calcular
sus efectivos. En la oscuridad Ocampo se perdió sin remedio, no dio con la
estancia buscada y pasó de largo sin tener idea de dónde se encontraba
Arias".

Mitre avanzó con la 2ª división y ordenó acampar. Estaba a unos siete


kilómetros de La Verde. Sin noticias de Ocampo, Mitre mandó una partida
dirigida por José F. Caro en reconocimiento. En medio de la noche cerrada,
fueron a dar de cabeza en las posiciones adelantadas de los
gubernamentales, que los apresaron a todos.

Tal vez tratando de sacar partido de la situación afirmó que era un


parlamento enviado por Mitre para negociar la rendición y evitar un
encuentro en el cual, indudablemente, Arias llevaría la peor parte por la
desproporción de fuerzas. El comandante dejó en libertad a Caro, con estas
palabras: "Prevenga usted a los generales Mitre y Rivas, y a los coroneles
Borges, Segovia, Murga y Ocampo, por si acaso lo han olvidado, que a sus
órdenes combatí en los esteros, en los montes y en las trincheras del
Paraguay; dígales usted que el comandante Arias y sus tropas están resueltas
a morir peleando".

La lucha no pudo evitarse. El teniente coronel José Inocencio Arias se hizo


fuerte con sus 800 hombres. Tras las fortificaciones que el lugar le ofrecía y
valido de una potencia de fuego muy superior a la de sus atacantes, produjo
una reacción que diezmó a los soldados de Mitre. Estos en número de 5.500
no pudieron tomar el bastión gubernamental y desertaron a la lucha.

A las nueve de la mañana de ese aciago 26 de noviembre, Mitre ordenó la


retirada. Habría de andar camino hasta 9 de Julio, luego Bragado, para rendir
su sable finalmente en Junín. Se pactaron algunas condiciones y Mitre fue a
parar a la cárcel. Avellaneda habría de provocar poco después una amnistía,
que volvió las cosas a su lugar de origen.

La revolución no terminó acá, pero ya estaba herida de muerte. La estrella de


Julio Argentino Roca, general a los 31 años, vencedor en Santa Rosa sobre el
Gral. José María Arredondo, comenzaba a alumbrarle un camino lleno de
triunfos y posibilidades. El hábil "zorro" habría de aprovecharlas
magníficamente.

Mitre había dicho antes de estos sucesos: "La peor elección es preferible a la
mejor revolución".

No siempre las palabras se acompañan a los hechos. Los acontecimientos,


tan reñidos a veces con la idealidad de los hombres, llevan circunstancias no
queridas. Nuestra historia es un mosaico de esas incongruencias que
costaron dolor, sangre, vidas innecesariamente tronchadas.

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CAPITULO XI

1. El Fortín, oasis de la miseria. El soldado.

2. Calfucurá. Un Dios salvaje.

3. Los Vorogas. Masallé.

4. Los Catriel. Indios mansos, pero no tanto.

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El Fortín: oasis de la miseria

Las pequeñas poblaciones que se van formando en el costado del estuario


del Río de la Plata, contemplan una línea defensiva, precaria, abierta,
tendiente a ponerse a cubierto del ataque sorpresivo del malón, o
simplemente del pillaje indio.

Y a medida que se extiende el trabajo de labranza o se procrea ganado,


tomando nuevos espacios a la inmensidad pampeana, en un avance obligado
sobre tierras en manos indígenas, se origina el fortín.

Una pequeña y poco firme construcción, para servir de refugio a unos pocos
hombres destacados en el lugar como puesto de vigilancia. Su misión no iba
más allá, no podía ser de otra manera, que la de dar aviso del peligro que se
cernía sobre las poblaciones en cuanto la pampa se movía, trágicamente, al
paso de los salvajes.

Estaba muy solo en la lejanía, casi indefenso, y no obstante, sirvió con


sacrificio a la causa de la conquista, escribiendo sus hombres y mujeres
páginas dignas de la mayor epopeya.

Su apoyo estaba dado en otros fortines que a pocas leguas unos de otros
iban formando una cadena de defensa como dique contenedor a las
continuas cargas de los indios.
Desgranados en el desierto, con su alto mangrullo avizor iban penetrando
mansamente extendiendo lo que se dio en llamar línea de frontera, porque
hasta allí la civilización se hacía presente. Más allá era terreno a ganar y, por
cierto, no sin pelea.

Su construcción

Para la construcción del fortín se usaban los elementos que la naturaleza


ponía a disposición del hombre. Troncos de árboles, gajos, ramas, pajas y
barro.

El mismo soldado era el artífice fundador de dos o tres ranchos, chatos,


humildes, que servirían para cobijarse de las inclemencias del tiempo.

El mangrullo, armado sobre varios palos largos, tenía en lo alto una


plataforma a la que se llegaba por una escalera, para que el milico puesto en
observación anunciara novedades del campo que tenía al alcance de la vista.

Un corral para tener a mano el ganado y una empalizada de palos unidos


alrededor del fortín cerrándolo por sus costados completaba la obra. Un
pequeño puente levadizo constituía su entrada. Un foso externo, profundo y
ancho, frenaba el ímpetu de cualquier atacante que imperiosamente debía
detener su avance, exponiéndose al fuego de los soldados atrincherados en
el interior.

Zanja y parapeto, formidables escollos contra el indio que obligó a respetar a


esos bravos metidos en la hondura del desierto, dispuestos a morir peleando.

La guardia

La necesidad de establecer puestos con mayor cantidad de soldados y


elementos de guerra dio lugar a la creación de las guardias.

De construcción más sólida, más amplia, tenía mayores comodidades.


El soldado

No hubo condición más triste y penosa que la del soldado de frontera. Desde
su reclutamiento, en la mayoría de los casos por un acto de injusticia, por
designio de los hombres públicos dueños del poder, siguiendo luego por la
mala vida en sitio tan miserable. Recordemos el decreto sobre levas del
gobierno de Pueyrredón en 1815, que legalizó el atropello constituyéndose
en la más flagrante violación a los derechos humanos. La falta de un
"certificado de conchabo", cuya dación estaba en manos de los que tenían los
privilegios, colocaba al simple ciudadano en situación de vago alzado, para no
ir "de cabeza" a la frontera.

Dice muy acertadamente Eduardo Gutiérrez: "Aquel ranchito mezquino, con


un foso por toda defensa y un cañón de señales por todo aparato era la
cárcel de aquel quinteto de seres humanos, condenados por tiempo fijo a
pasar una vida completamente animal y peligrosa".

Y Ramayón agrega: "Estaban en la singular situación de ignorar el tiempo que


se andaba, enteramente olvidados a su suerte, sin tener trato el espíritu, el
ingenio, la sagacidad, la destreza, la agilidad y la experiencia".

Se vestían harapos. Se comía lo que el campo podía brindar y se cobraba


tarde y mal. Pero cualquier signo de flojedad o torpeza era castigado
cruelmente. Sin embargo el soldado estuvo allí, masticando su soledad y su
rabia, oponiendo su pecho, cada vez que fue llamado, para darle frente al
indio.

Muchos dejaron sus huesos en el lugar de sus desventuras. Donde mismo


florecen los trigales y el arado canta su canción de paz.

Desde el fondo de la tierra que se abre venturosa y pródiga, llega el mensaje


de amor de esos hombres, muertos no, dormidos sí, para alentarnos a creer y
crecer en estos nuevos tiempos que, si miramos para atrás, no son difíciles.
Calfucurá: Un Dios salvaje

La Araucaria chilena enmarcada entre el río Bío-Bío, los majestuosos Andes,


el río Calle-Calle y el Océano Pacífico, es un pequeño pañuelo extendido
entre el gris de un suelo pobre y mineral y el verde de sus pinares que se
elevan, como una oración, con sed de infinito.

Allí vivió un pueblo salvaje, guerrero e indomable que resistió, primero, la


expansión incaica en su desplazamiento desde Atacama al Sur y luego la
invasión española.

Pueblo que no pudo ser sojuzgado, que resistió heroicamente en defensa de


sus posesiones y que llamado a crecer miró con codicia las pampas
argentinas. La muerte de Valdivia, fundador de los fuertes de Arauco, Tucapel
y Purén, en el año 1553 en lucha con los indios, muestra el espíritu de
libertad que les animaba.

Fueron los españoles los que le dieron el nombre, respondiendo a la


naturaleza de la raza. Auka, palabra quichua que significa guerrero, enemigo.
De allí, araucanos.

De esa bravura habla la leyenda que dejara nombres para la epopeya como
Lautaro y Caupolicán, y que siguió multiplicándose en los tiempos con otros
caciques de iguales agallas y a lo largo de luchas vibrantes, cruentas.

Yanquetruz, Painé, Calfucurá, Namuncurá.

De estos, Calfucurá habría de alcanzar la mayor notoriedad por sus hazañas


guerreras, contra el propio indio, su hermano, y contra los "huincas".

Fue su lanza un canto de batalla. Por cuarenta años su nombre, que causaba
miedo y espanto entre la soldadesca y los pueblos incipientes que nacían
junto a los cardos y guadales, de un territorio inconmensurable y abierto,
cubrió el vasto escenario patrio, como una sombra imborrable de signo
trágico.

Había nacido en Llona, provincia de Valdivia, en Chile, tal vez en las


proximidades del año 1780.

Los indios chilenos habían hecho de estas tierras sus campos de correrías. Los
unos, para establecer un sólido comercio con el ganado que se encontraba
en estado cerril y sin dueños, respondiendo a los intereses de los negociantes
que proponían, detrás de la Cordillera, ese tipo de apropiación por la fuerza y
el robo.

Los otros, estableciéndose en lugares apropiados, para fundar allí sus


aduares, siempre móviles y cambiantes, junto a las aguadas que aseguraban
también carne de yegua y de vaca, de fácil acceso por el camino de los
boleadas, desde que el caballo pudo ser instrumento básico de sus
quehaceres.

Los Vorogas

En Salinas Grandes como epicentro, más allá Masallé, más acá Carhué y
Guaminí, en esa zona lacustre y salinera, de ricos pastos y de una fauna
abundante que aseguraba alimentación permanente y variada, vivían los
vorogas (Vorohué - voro (huesos), hué - lugar). Eran indios chilenos que
procedían de Boroa o Voroa, entre los ríos Cautín y Tolten y según
referencias de testigos de la época, los más hermosos de la raza araucana, ya
que en ellos había sangre de cautivas rubias, conformando un tipo humano
de características sorprendentes. La emigración de estos bárbaros responde
a las consecuencias que trajo la derrota de los realistas en Maipú (5 de abril
de 1818) pues contingentes de estos se suman a los indios que estaban de su
parte, y avanzan en son de guerra y de conquista, hacia nuestro territorio.

Aventureros y militares en desgracia, como el General José Miguel Carrera,


escapan al rigor de una persecución activa y estrechan filas con los invasores.

Más de 8.000 personas se movilizan al desierto al mando de los caciques


vPablo Levenopan, Caniuquir, Mariano Rondeau, Caniullán, Juan José Melin y
Alvarez Alón.
Con ellos habría de actuar el famoso bandolero José Antonio Pincheira, en
relación con sus otros tres hermanos, todos dueños de un historial
incalificable.

Los vorogas causan mucho daño con sus malones sobre Mendoza, Santa Fe y
Córdoba. Esto llama la atención de Juan Manuel de Rosas que, inmerso en
una lucha abierta en varios frentes, al margen de la inevitable puja a muerte
con los unitarios, estima necesario negociar.

Pone en práctica lo que habría de ser su estilo, su particular sentido de


establecer la paz -comprada- y pacta con los indios.

En la estancia de San Martín de la Matanza el caudillo agasaja a los vorogas y


establece un pacto que asegura la cabeza en sus bases de los caciques Juan
Catriel (el Viejo), Juan Manuel Cachul y Venancio Conhuepán, pedidas como
precio por los rebeldes.

Rosas no entrega a sus amigos y buenas razones tuvo para proceder así.
Estos últimos serían sus fieles seguidores, y desde Tapalqué le servirían para
sus fines de expansión territorial y guerrera, aún contra otros indios.

Pero es hora de preguntar el porqué de esta incursión vorogana. ¿Por un


mero capricho del autor? No. Solamente para entender, sí, el porqué de la
presencia de Calfucurá y sus huestes en Salinas Grandes.

Los vorogas no eran confiables para Rosas, como no lo eran, decididamente,


los ranqueles de Yanquetruz, por la aproximación que tenían a los unitarios.
Lavalle y Gral. Lamadrid, los más conspicuos representantes de la fracción
adversa a los federales, mantenían estrecha relación con la indiada.

Había entonces, pensó Rosas, que escarmentar a los vorogas (las letras de los
pactos se borraban con nuevas palabras) y enfrentar a las tribus declaradas
en enemistad. Para ello, nada mejor que alentar los sueños de ese cacique
valeroso que asomaba como audaz y valiente y hacerlo dominador de las
tribus aquí asentadas, manteniendo con él una sólida relación amistosa.

El juego se dio como se había pensado. En este tablero de ajedrez que era la
pampa toda, el caudillo adelantó sus peones y estos fueron devorando pieza
tras pieza, con matemática precisión a sus enemigos. Claro que el jaque
perpetuo lo tuvo por fin el gobierno, pues al menor descuido cualquier
ventarrón le volteaba los trebejos.

Calfucurá reconoció en una carta que escribió desde Michithue el 27 de abril


de 1861 dirigida a una persona que llama de hermano, y que consta en el
archivo del Gral. Mitre, lo siguiente: "También le diré que yo no estoy en
estas tierras por mi gusto, ni tampoco soy de aquí, sino que fui llamado por
Juan Manuel porque estaba en Chile y soy chileno; y ahora hace como treinta
años que estoy en estas tierras".

De aquí muchos deducen, y tal vez estén en lo cierto, que el jefe araucano ya
incursionaba por aquí en el año 1831 y con el visto bueno de Rosas.

La masacre de Masallé

Zeballos, en su libro Calfucurá y la Dinastía de los Piedras, traza su propia


versión de la llegada del cacique a Masallé. Afirma sus dichos en una
documentación que hallara por casualidad en unos médanos en las cercanías
de la hoy población de General Acha (La Pampa), y que considera parte del
archivo del Cacicazgo de Salinas Grandes.

Según su relato Calfucurá habría aparentado constituir una caravana de


indios mercaderes, prontos a establecer relaciones en paz, para intercambiar
lanzas bien hechas, tejidos, pañetes y paños finos, objetos de plata,
abalorios, zarcillos, etc.

Rondeau, muy resuelto a recibir a los emisarios de Mulu - Mapu (País de la


Humedad) convocó a sus caciques y capitanejos a un parlamento y a toda su
gente, con mucha alegría de recibir noticias de sus tierras lontanas.

"Una nube de polvo anunció -sigue diciendo Zeballos en su libro-, sobre el


cercano médano, la llegada feliz de los doscientos peregrinos de desierto,
que partiendo de las orillas del Mar Pacífico habían escalado Los Andes y
descendían a través del País de las Arenas, de las Selvas y de las Salinas, hasta
los mismos toldos voroganos de Masallé, en los bordes de las pampas
exhuberantes que mueren sobre el Atlántico y el Plata".

Pero el clima de fiesta habría de tornarse en tragedia.

"Calfucurá había ocultado sus propósitos aviesos y de pronto se lanza con sus
hombres como una jauría sedienta de sangre sobre los caciques y se
enseñorea en el lugar, dejando degollados a sus principales protagonistas,
capitanes, ancianos y adivinos".

Zeballos culmina su historia cargando sus tintas sobre un suceso, que como
veremos, no tuvo la dimensión que se le señalara.

"Ante el clamoreo aterrador de la horda criminal resonó en los desiertos, por


primera vez, el nombre de caudillo vencedor, ungiéndolo sobre el
ensagrentado Masallé, cacique general del inmenso imperio de las pampas".

La verdad histórica dice hoy que no hubo tal masacre.

Que solamente Rondeau y Melín fueron degollados y que el resto de la tribu


salvó sus vidas. Además Calfucurá se retiró del lugar con los cautivos y el
ganado robado, quedándose en los alrededores del Chadileo (río Salado de la
Pampa).

Todo lo mal habido en este trágico episodio de Masallé fue entregado a la


Comandancia de Bahía Blanca, como había sido requerido.

El amo de las pampas comenzaría recién su reinado en 1836 al desaparecer el


cacique Caniuquir, derrotado por su alzamiento a Rosas, en manos de Pancho
"El Ñato" y al querer unirse a los rancülches.

Aquí la estrella de soberbio adalid alcanzaría el cénit. Convendría con el otro


no menos altivo conductor de las masas un acuerdo de paz.

Se hizo reconocer como jefe absoluto por las demás tribus y hasta obtuvo de
los sucesivos gobiernos consideraciones, tal como si fuera a su vez el
gobernador de otro estado independiente.
No en vano historiadores serios hablan de un "estado tapón" chileno,
perfectamente elaborado y ejecutado por sus indios, para distraer las fuerzas
patriotas, demorar su avance al sur, con total desprotección de sus tierras,
expuestas a la ocupación de cualquier oportunista. Es una opinión no
desechable.

¿Cómo era Calfucurá? Un jefe patriarcal, aunque borracho, diría Manuel


Baigorria, el soldado del Manco Paz que se refugiara entre los ranqueles
huyendo de la persecución federal. Para el cautivo Guinnard, que estuvo a su
servicio como escribiente durante años, "este hombre no habría sido
enemigo de la civilización, pues estaba dotado de instintos generosos. Tenía
el sentimiento de la justicia".

Otros lo describieron como traicionero, hábil diplomático y con notables


condiciones de gobierno y mando. Sus malones causaron espanto y
despoblaron de hombres y haciendas las pampas que en un momento dado
se vieron reducidas a sus límites casi iniciales, digamos de la colonia o poco
más.

Todo lo que se diga es verdad, sobre este coloso de fibra única y tenaz.
Porque en su accionar debió tener dos rostros, como el mitológico Jano. Uno
para actuar frente a su tribu con carácter, fuerza moral, coraje y templeza. El
otro para usar en sus relaciones con el gobierno, haciendo de la diplomacia
un arte y del engaño una elegante estrategia.

Vivió para los suyos, a los que no cercaba en su redil.

Debió ser flexible y más de una "maloqueada" se hizo a sus espaldas en


apariencia de una desobediencia que le servía para disculparse ante las
autoridades.

Alcanzó un reinado de muchas leguas de extensión y al caer Rosas, su lanza


que estuvo en Caseros, pasó a servir a Urquiza. Acaso cambiaban los
gobiernos no él, que siempre estaba con el que mandaba.

Su nombre sería de ese momento en más un verdadero azote.


Con crueldad increíble caerían los malones sobre Tapalqué, Azul, Tres
Arroyos, Bahía Blanca, Olavarría, Chapaleofú, 25 de Mayo, hasta que en San
Carlos, muy cerca de nuestra ciudad, fue derrotado, comenzando su
declinación hasta su muerte producida en Salinas Grandes el 3 de junio de
1873. Muere recomendando no dejar Carhué a los huincas, en la esperanza
de que sus continuadores afirmaran esa Confederación de naciones pampas
para resolver favorablemente una lucha que ya era más que secular, para los
hombres de su raza.

La sucesión guerrera

Doscientos veinticuatro caciques concurrieron al Circo de Chilihué a la gran


convocatoria indígena que debía proclamar al sucesor de Calfucurá. Los
Piedra (los curá), los Laguna (lauquen), los Ríos (leovú), los Médanos (loo), los
Sierra (mahuida), los Tigres (nahuel), los Leones (puma), los Zorros (gner), los
Avestruces (choique), los Aguilas (nancú), los Cóndores (manque), los Ciervos
Divinos (huemul), los Tordos (chililas), Cigüeñas (canquen) y los Guanacos
(luan). Un triunvirato compuesto por tres hijos de Calfucurá quedó
constituido para el gobierno de la tribu: Manuel Namuncurá, Bernardo
Namuncurá y Alvarito Reumaycurá, todos caciques generales.

A pesar de San Carlos no habrá paz. Primero Alsina, cuyo conocimiento y


valoración de su obra debiera ser objetivo nacional, y después Julio Argentino
Roca, habrían de dar los últimos toques a una guerra despiadada que costó
mucho al país.

La campaña de Roca favorecida por los avances que hiciera Alsina y ya en uso
en rémington y el telégrafo logra el éxito final ansiosamente buscado. Se
entrega Namuncurá, marzo de 1884 y se rinde Valentín Sayhueque, del País
de las Manzanas, el 1º de enero de 1885 ante la fuerzas del General Vintter
en Junín de los Andes. El jefe manzanero, que se consideraba argentino, fue
el último brazo levantado a la conquista. Caía el telón lento sobre un drama
argentino que llenó de angustias a varias generaciones. El país comenzaba a
integrarse con sentido de patria. Los inmigrantes llegarían en caravanas para
poblar esas pampas deshabitadas y el trigo le daría el color oro de sus espigas
hechas de sol y esperanzas. Los pueblos comenzarían a nacer y crecer
después de las lanzas.

Los Catriel, indios mansos, pero no tanto...

Los bolivarenses, me incluyo dentro del grupo, por ser oriundos del lugar,
tenemos un gran orgullo en razón de que la Batalla de San Carlos, de tan
importante resultado en la lucha con el indio, se haya realizado en las
cercanías de la actual ciudad, unos dieciocho kilómetros al N.E.

Por la abundante bibliografía que se ocupó del tema, supimos de la


invalorable contribución al éxito final del cacique Catriel. Cierto o no, nos
emocionó el relato del episodio en que el Jefe indio debe apelar al
fusilamiento de algunos de sus hombres para evitar la deserción en masa de
los mismos, ante la inminente pelea y por el compromiso contraído con
Calfucurá.

Catriel nos resultó conocido y también tuvimos para él mismo


reconocimiento que espontáneamente sentíamos por el Gral. Ignacio Rivas,
el mayor Santos Plaza, el Gral. Nicolás Ocampo, Leyría, Levalle, Palavecino,
Boerr y otros bravos que tuvieron activa participación en el hecho de armas,
sorprendente y triunfal.

Vale entonces, se justifica, incluir en este pequeño e incompleto breviario de


historia de la pampa bonaerense, alguna noticia sobre la dinastía de los
Catriel, porque fueron indios amigos y mansos que prestaron un apoyo muy
valioso al gobierno, en largos años de cruentos acontecimientos guerreros,
frente al hermano de raza Calfucurá. Aunque alguna vez, esa ubicación entre
dos mundos diferentes y acaso llamados por la voz de la sangre, también
ellos se volcaron con brutalidad contra el huinca (Mitre lo vivió con crudeza),
para luego volver a la tranquilidad de sus aduares aseguradas la pitanza y los
vicios.
Juan Catriel (El viejo)

Juan Catriel, Juan Manuel Catriel, Catrié y Katrié, de todas estas maneras era
nombrado el caudillo pampa, fundador de la dinastía, de linaje mapuche
chileno, pero nacido en las zonas cercanas a Tapalqué, es decir, era argentino
como él con mucha satisfacción, lo hacía notar en cuanta ocasión conviniera.

De su nombre, descompuesto en Catri - el ó Catri, no hay estudios que


puedan determinar con claridad el significado, se ha determinado que quiere
decir cortado, dividido, seccionado, prohibido y vedado.

¿Y aunque la interpretación es antojadiza, acaso la dinastía de los Catriel, no


aparece como cortada, aislada de las fuerzas mayoritarias de indios enemigos
que asolaron las pampas? ¿No fue su destino acompañar al blanco hasta el
sacrificio de sus propias vidas peleando contra los indios maloneros chilenos?

El patronímico, que no oculta su raíz araucana, resultó todo un vaticinio, una


premonición.

La estrella de Catriel

Cinco hijos forman su familia, al menos la conocida con carácter oficial. Son
ellos Juan José, el mayor, nacido en 1830, Marcelino, Cipriano, Pedro y
Marcelina.

La incursión de Martín Rodríguez sobre la estancia Miraflores de Ramos


Mejía, en la que muchos aborígenes son masacrados sin piedad por los
soldados, quiebra la paz en las pampas. El odio clavará sus banderas entre los
pajonales hasta muy avanzado el siglo. Fijemos su punto de partida en el año
1821.

Juan Catriel se lanzará a la guerra con el cacique Calfiau y el gaucho José Luis
Molina, antiguo capataz de Miraflores, y al robo desenfrenado de haciendas y
cautivas.
Llegando Rosas al poder, en diciembre de 1829, como Gobernador y Capitán
General de la provincia, recibe el apoyo incondicional de Juan Catriel y del
cacique mayor Juan Manuel Cachul, a quien veremos siempre junto a su
hermano de raza, en las buenas y en las malas.

Fundado el Cantón de Tapalqué en el año 1831, es indudable que Catriel y


Cachul permanecían en los alrededores, siendo asistidos en sus necesidades
por las mismas tropas y por mandato de Rosas.

En una comunicación del Tnte. Coronel Mariano Espinosa le informa a Rosas


cómo racionaba por igual a las tropas y a los indios (100 de pelea éstos y 300
familias), expresaba: "Se carnean 8 reses diarias, con cuero, que los indios
venden a los pulperos".

El caudillo le contesta que 8 reses diarias es mucho y no alcanzaría el tesoro


del Estado para sostener ese gasto" y luego agrega que "con una yegua gorda
de tres años pueden comer cien familias". Hay también alguna
correspondencia entre el Gobernador y los caciques. En una de ellas Cachul le
dice, iniciando su carta, "mi mejor hermano y amigo".

No es de extrañar, entonces, que el Gaucho de los Cerrillos confíe en estos


indios al iniciar su Campaña del Desierto en 1833, dándoles la tarea de
marchar a la descubierta, prueba de confianza inequívoca.

Hay un hecho que pudo poner punto final a nuestra historia y que alcanzó
ribetes dramáticos. A poco de andar Calfucurá por el territorio patrio,
estimaba muy oportuno darles un buen susto a Catriel y Cachul, por lo que
entendía inadmisible adhesión a los blancos.

El 1º de octubre de 1836 caen las hordas chilenas sobre Tapalqué y arrasa


con todo. Entre las familias que son tomadas prisioneras está la de Catriel y
con ella el pequeño Cipriano de pocos años. Las fuerzas nacionales a cargo de
Pedro Ramos consiguen reaccionar prontamente y recuperar mucho de lo
robado. Cipriano se reencuentra con los suyos y no olvidará ese instante tan
afligente, inmerso en un mar de gritos y alaridos, que conmovió -como tantas
veces ocurriría- el bucólico paisaje tapalquense.
Veremos a Catriel "El Viejo" en todos los entreveros que se fueron jalonando
en el tiempo y siempre al lado de Rosas, hasta su ocaso. Después sería otra
historia. Desaparecido Rosas, los convenios son letra muerta. Catriel habría
de mostrar su fiereza guerrera emulando al Soberano de Las Pampas,
desgraciadamente en sus peores actos.

Algunos de esos episodios los hemos relatado en páginas anteriores.

Finalmente en 1857 Catriel y Cachul se encuentran instalados en Nievas con


toda su gente y pertenencias.

Antes habían convenido con el Comandante del ejército de la frontera Sur,


General Manuel Escalada, una negociación por la cual obtenían raciones de
yerba, azúcar, tabaco, alcohol, jabón, sal y otros bienes de comer y vestir.

Catriel hace vida social en el Azul, asiste a comidas, viste a lo paisano y hasta
adquiere propiedad. Se le concede además, "por un acto de benevolencia del
Superior Gobierno, el título de General y Cacique Superior de las tribus del
sur y el uso de charreteras de Coronel a D. Juan Catriel, con sueldo mensual".
Los caciques subalternos quedan equiparados a Capitán de Ejército y para
Cachul, inseparable y fiel, queda en iguales condiciones que Catriel.

Este muere ya centenario en 1866 en Nievas, "lleno de gloria, de cerveza y de


años", según el decir de Alfredo Ebelot, ingeniero francés que participara de
varias expediciones construyendo fortines y que dejara sus impresiones en
un interesante libro de relatos sobre la conquista.

En su largo existir mostró una firme adhesión a las autoridades de cada


momento, estableciendo un duelo permanente con los indios chilenos de
Calfucurá y los rancülches, que no le perdonaron su amistad con el huinca y
menos aún que sus lanzas estuvieran enfrentadas con sus hermanos de raza.

Cipriano Catriel

"A rey muerto, rey puesto", dice el refrán. Catriel "El Viejo", de tan firmes
convicciones cristianas a punto tal que en sus últimos días se había
convertido en el punto de apoyo del Coronel Alvaro Barros para defensa y
custodia del olvidado pueblo de Olavarría con indios que reconocen están
hambrientos y resentidos por la falta de pago de sus servicios y la no entrega
de raciones prometidas, tenía tres mujeres y solamente se le reconocen cinco
hijos. Juan José, a quien le correspondía la sucesión paterna, sintió correr por
sus venas la sangre mapuche y nunca accedió a conciliar con el blanco. El
odio a la raza era superior en él a cualquier aspiración de mando. El segundo,
Marcelino, no reunió condiciones apropiadas para el mando, por lo que
surgió finalmente el nombre de Cipriano Catriel.

Según el decir de Estanislao Zeballos era "uno de los indios más arrogantes,
hermoso y de salvaje continente que he conocido", agregando que "era un
fanático de las cosas cristianas", al extremo de "flagelar a su tribu para
inducirla a los rumbos de la civilización".

Abelot, ya nombrado, escribió que "era un hermoso tipo de indio


voluminoso, aplastando un caballo bajo su peso y despachando un hombre
de un golpe de lanza".

Cipriano seguiría en las huellas de su padre, ratificando todos los convenios


de paz y compromisos contraídos con el gobierno. Asume la conducción de
su tribu, de una vasta extensión de dos mil leguas cuadradas en las que se
cobijan casi diez mil almas, con plena autoridad y carácter.

No es inflexible, y ya se sabe, el zorro Calfucurá lo practicaba, que a veces hay


que abrir la mano y otras cerrarla con fuerza, según las circunstancias para no
crear resistencias peligrosas.

La civilización lo seduce y pretende vivir con modernidad, la que en sus


tiempos se puede obtener, construyendo una casa en Azul, en calles Colón y
Corrientes, que aún se mantiene en pie, y transitando las polvorientas huellas
del pueblo en carruaje al mejor estilo patriarcal.

Practica la poligamia, siendo sus mujeres Eufemia, Rafaela (Burgos) y Lorenza


(Toribio). Tan afirmado está en sus creencias, muy particulares por cierto,
que en los registros de la Parroquia del Rosario de Azul hay constancias de
varios bautismos. El 17 de marzo de 1871 al niño Cipriano Catriel, de 9 años
habido con Lorenza, con sus padrinos el coronel Francisco De Elía, Jefe de la
Frontera y su esposa Genoveva de Avendaño.

El 7 de enero de 1872 recibe los óleos la niña Tomasa, habida de su unión con
Eufemia de 18 años de edad. Son padrinos Santiago Avendaño (quien lo
acompañaría a la hora de morir trágicamente) y su esposa. El último, nacido
el 8 de octubre de 1871 es Ignacio, cuya madre es Rafaela Burgos. Sus
padrinos son el Comandante de la Frontera Sur, don Ignacio Rivas y su esposa
Martina Rebución.

Estos acontecimientos sociales son del más alto nivel en el naciente pueblo y
como se puede advertir participan de los mismos sus altas autoridades en
fiestas hechas con gran pompa y ruido.

Sarmiento, el educador, se hace cargo de la Presidencia en un momento


difícil -¿cuál no lo era?, cabe preguntar a lo largo de esos años- el 12 de
octubre de 1868.

Su primera preocupación es alejar al indio del escenario tan frecuente de sus


luchas y decide ocupar la isla de Choele - Choel, pensando poner allí -como
siempre se imaginó- un escollo insalvable para detener el ir y venir del indio y
evitar que el fruto de sus fechorías fuera a su tierra detrás de los Andes.

La guerra del Paraguay a sus espaldas y la amenaza de las hordas indígenas


que ven peligrar sus dominios, son dos extremos de un mismo camino que el
ilustre sanjuanino está obligado a liberar.

Para la misión de custodiar a los Guardias Nacionales y guarecer fortines se


confía en Catriel y sus indios, además de contar con la colaboración de los
caciques Calfuquir, Chipitruz y Manuel Grande, entre otros. Extendiéndose
este compromiso a otras tribus más alejadas, como las de Coliqueo,
Yanguelén, Inalican y Sayhueque, ya en Neuquén.

Sarmiento le da a Cipriano el nombramiento de "Cacique general" vistiendo


uniforme de General de la Nación y con un diploma que lo acredita como tal.

Se produce una revuelta contra Cipriano encabezada por Calfuquir y Manuel


Grande, como síntoma grave del descontento que hay en las filas catrieleras
por las vanidades de su jefe, que le lleva a combatir contra sus hermanos de
raza.

El episodio cuenta con el apoyo del compadre Francisco De Elía que era,
como vimos, el Comandante de la Frontera y Juez de Paz. Cafulquir pierde la
vida y Grande, junto a Chipitruz, se entrega a Juan Cruz Boerr, jefe de los
Frontera Oeste y van de cabeza a la isla Martín García como presidiarios.

El germen de la rebelión interna se incuba con más fuerza. Cipriano actúa


luego, brillantemente, en la batalla de San Carlos y con sus guerreros define
la acción.

La revolución mitrista

Las elecciones del 1º de febrero de 1874 para diputados nacionales enfrentó


a tres nombres muy importantes de la política argentina: Avellaneda, Mitre y
Alsina, que presentaron sus candidaturas.

El Partido Nacional (Avellaneda) ganó en nueve provincias, el alsinismo en


dos y el mitrismo en tres. Con ello quedaban aclaradas las líneas para la
próxima elección presidencial, a efectuarse el 12 de abril. Recordamos
entonces que Sarmiento terminaba su mandato.

Adolfo Alsina renuncia a su candidatura y se vuelca en favor de Nicolás


Avellaneda expresando: "Privarle de los votos de Buenos Aires (a Avellaneda)
cuando estos no pueden modificar en mi provecho el resultado final de la
indispensable para gobernar con eficacia, sería sacrificar a sentimientos
apasionados los intereses permanentes del país".

Realizada la elección, el Congreso Nacional consagró Presidente al Dr.


Avellaneda por 146 votos por 79 de Mitre.
El derrotado no encontró mejor camino para oponerse a su rival que
encabezar un movimiento revolucionario que fue comenzado el 24 de
setiembre de 1874 con la sublevación del Comandante Obligado en la
Martina y terminó el 7 de diciembre con la rendición del Gral. Arredondo.
Duró dos meses y trece días. La razón, dada por Mitre, fue que hubo fraude
electoral.

Pero, ¿por qué traemos a cuento en forma sucinta este episodio de la vida
nacional, pareciendo que nos salimos del relato que veníamos haciendo
referido al cacique Cipriano Catriel?

Porque en esta acción de guerra los indios de Catriel harían el aporte de sus
lanzas a favor de Mitre. Los mismos que le infligieron la derrota de Sierra
Chica, esta vez estaban de su lado.

Es que el Gral. Rivas, al mando de las fuerzas de la Frontera Sur, Costa Sur y
Bahía Blanca, decidió intervenir en la "interna" junto a don Bartolomé Mitre y
pidió el apoyo del jefe catrielero, su compadre y amigo y su brazo derecho en
San Carlos.

Hay amores que matan, dice el refrán, y para Cipriano se cumplió el aserto.
La crónica establece la incorporación de una columna indígena de 1.500
hombres formando filas de 16 guerreros con Cipriano al frente, con su
uniforme de general y una vincha colorada con estrellas en la frente, poncho
pampa en el brazo, montado en un tordillo lujosamente enjaezado.

El general parecía ir a un desfile. Pero iba a la muerte, lleno de valor y


arrogancia. Con su mirada de águila alcanzándolo todo y dos banderas
argentinas detrás suyo, como si quisieran ser mortaja de lujo y de gloria, para
cubrir al indio más argentino de los indios, en su paso dramático y feroz a la
eternidad.

Mitre viene del Tuyú y se encuentra con el grueso de los insurgentes en Los
Médanos, Partido de Tordillo, el 22 de noviembre.

Desde allí marchan hacia Olavarría. Hilario Lagos, jefe leal, viene acercándose
a Mitre, por lo que éste se aleja de Olavarría y deja en el lugar a Cipriano. (El
dolido Gral. Mitre no olvidaba su "noche negra" y se deshace de su
compañía). Catriel acampa en las cercanías del pueblo, en Quentrel, cerca de
Cerro Negro, con familiares y unos pocos adictos que se adherían a la
revolución. La llegada de los jefes Lagos y Campos acelera la puesta en
escena que redivide el drama de Caín y Abel.

Juan José esgrime el argumento de haber sido engañado por Cipriano y jura
su fe alsinista aceptando incorporarse a los leales.

La muerte de un valiente

Los indios, estimulados por este nuevo Judas, entienden que deben salvar sus
pellejos y protestan su adhesión a la causa. Sólo queda ir al encuentro de
Cipriano y exigirle la rendición.

No es fácil que el noble cacique se deje llevar por la conveniencia, y al llegar


un capitanejo de nombre Mariano Moreno para transmitirle las órdenes
recibidas de rendición, es pasado a degüello.

La suerte estaba echada. Si algo faltaba para colmar el vaso, esa sangre
inútilmente derramada habría de dar mayor profundidad a la escena
impregnada de fatalismo y horror.

La situación parece resolverse adecuadamente, dentro de las normas


castrenses que son de rigor. El cacique se rinde por orden de Lagos al capitán
Pablo Vargas, con quien se abraza al grito de "hermano, hermano". Fueron
compañeros en San Carlos y juntos cabalgaron hacia la gran victoria. Cómo
no aceptar la mano tendida de su amigo de siempre, de quien guarda tan
imborrables recuerdos!

Al instante es apresado, desprovisto de sus prendas y con los brazos


amarrados. Juan José le arranca las presillas de oro del uniforme y es
contenido en su intento de agresión física.
Todos los presos son puestos a disposición de Julio A. Costa, subteniente
abanderado del 1º batallón del 8º Regimiento de Línea. Esta es su impresión
que dejó relatada para la historia:

"Uno era de antigua estirpe y apellido patricio, pagador en la Frontera Sur. El


otro era un hombre bajo, blanco, pálido mate, barba tupida y renegrida,
óvalo, nariz y mirada penetrante, pañuelo de sedad rojo al cuello, sombrero
chambergo negro, bota fuerte sobre el pantalón y cubierto con un poncho
pampa, de color claro a grandes dibujos azules oscuros. Este era don Santiago
Avendaño, cristiano, vecino de arraigo del Azul y secretario y lenguaraz o
primer ministro del cacique. El tercero era un indio pampa de mediana
estatura, figura remachada y vigorosa tez cobriza, facciones regulares,
cabello negro y largo y bigote escaso, duro rostro raso. Aspecto resignado y
formidable, y tipo inconfundible de jefe de tribu. Estaba en cabeza con la
fisonomía pálida color tierra y desencajada, como si viniera de hacer un gran
esfuerzo, y su melena suelta estaba a trozos tendida y enhiesta, como las
matas de la llanura cuando acaba de pasar el pampero.

Cuando se le acercaron algunos jefes argentinos con sus quepís galonados y


sus presillas de plata y oro en las chaquetillas, el indio se cuadró, hizo la venia
militar, les miró los hombros, se miró los de él, agachó la cabeza de jaguar
negro y una lágrima como perla de chupón rodó sobre su cara de bronce.
Este era el cacique de la pampa Cipriano Catriel, al servicio de la Nación
contra los indios malones...

Nada más patético y triste. A Cipriano, Avendaño y el trompo Sosa, les


aguarda el cepo de lazo, tendidos a la intemperie noche y día.

Se discute el temperamento a adoptar frente a la disyuntiva planteada:


entregarlo a los indios de Juan José, para ser juzgados conforme a su código
bárbaro, o que la justicia militar se haga cargo del caso, toda vez que hay una
responsabilidad muy grande -no hay que olvidarlo- por el degüello del
lenguaraz Moreno.

Trasciende que la orden del Dr. Alsina, Ministro de Guerra y Marina, es poner
en libertad a los indios y a su jefe.

Pareciera una decisión benigna y humana de Alsina, tan conocedor como


ninguno del accionar de los pampas. Pero no. Ya que es lo mismo que lanzar
el gladiador a los leones.

Los indios de pelea de Juan José los están aguardando y cuando van en busca
de sus caballos, liberados pero desprotegidos de la esperada agresión, son
rodeados y prontamente lanceados.

Villanamún primero, uno de sus fieles servidores en tantas jornadas vibrantes


en el desierto, cabalgando a su lado a merced de los vientos y peleando sin
fatigas, hunde su lanza en el pecho descubierto del jefe. Otros lo harán
seguidamente y por último Juan José, con saña salvaje, como si a su frente
tuviera un tigre herido, amenazante y fiero, cuchillo en mano secciona la
cabeza de su hermano y la alza en señal de triunfo, ante la algarabía
desbordante de su gente.

Cipriano no debió morir así. Fue generoso, leal y valiente como para merecer
la ingratitud de unos y el desprecio homicida de su propio hermano.

Juan José, salvado el momento, vuelve al malón. Lorenzo Winter lo derrota


en Fuerte Argentino y como consecuencia de ello va a parar a Martín García
con su hermano Marcelino.

Años después, en libertad, vivirá en la zona de Olavarría hasta que muere, en


el año 1910.

Los Catriel, los vástagos del viejo tronco pampa, se irán multiplicando por el
mundo y en las más diversas tareas, casi siempre humildes en la ciudad y el
campo. Llevarán en la sangre el signo de la gran tragedia familiar y el aire
altivo de la raza que lentamente se irá perdiendo en la mezcla natural del
amor y la vida.

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CAPITULO XII
1. Las mujeres del desierto. Las fortineras.

2. Las cautivas. Las chinas.

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Las mujeres del desierto

La epopeya del desierto, llevada a cabo con tanto dolor, en un peregrinaje


incansable y agotador por las pampas, donde el peligro ponía su acento
trágico en cualquier momento, tuvo una heroína callada, anónima y sufrida
que alguna vez habrá de reencontrar en toda su grandeza, para que su
nombre no sea jamás olvidado. Fue la mujer. Hacedora del mundo desde que
Dios le dio la aptitud de madre, su presencia, que tiene una larga evolución
histórica, donde su papel no siempre fue el mismo adquiere, en la lucha con
el indio, perfiles inusitados.

Más que el rémington y el telégrafo, argumentos irrebatibles para el éxito


final, debe creerse -y así lo fue- que la mujer sentó las bases para que los
expedicionarios pudieran cumplir con la misión propuesta de ganar tierras al
aborigen y librar con él las más duras batallas.

La frontera debió avanzar "entre sudores y lágrimas". El enemigo estaba


cercano y presto a irrumpir sobre las estancias que guardaban el precioso
tesoro del ganador, ayer libre, ahora custodiado y cercado por sus dueños.

Por eso el fortín, una endeble construcción que no resistía ni el empuje de los
vientos y después el Cantón, más fortificado, clavados como estaca en el
desierto que obligaba a estar despierto, con los ojos puestos en el horizonte
a la espera del ataque del malón, sorpresivo y brutal.

Allí el soldado cumplía con su deber de patria.

Muy poco cuidado, sin ropas apropiadas, con la comida escasa, que
generalmente había que procurarla del campo mismo, y con el abrigo de un
techo de juncos trenzados vivía, o caso sobrevivía, de esas penurias dispuesto
a pelear en cuanto el clarín lo ordenara.

Triste soledad la del hombre confinado a ese destino que por años, si
conseguía salvar el pellejo, iba a constituir su hogar, su templo, su esperanza.

¡Cómo no pensar entonces en la mujer amada, la que quedó llorando cuando


la leva se llevó a su hombre! ¡Cómo no sentir que la vida no tenía ningún
aliento y pensar en ganar los pajonales para desertar, aunque más no fuera
para sentirse hermano del viento en su afán de libertad y espacio!

Así fue que los ejércitos -desde antiguo- permitieron que las mujeres
siguieran a las tropas. En nuestro país y más concretamente en la campaña
del desierto, la mujer tuvo un papel protagónico lleno de abnegación,
paciencia y desinterés.

Salvo como excepción, la marcha de Alsina no contempló mujeres en sus


filas, estas estuvieron junto al soldado, integrándose como familia al fuerte y
levantando precarios ranchos a sus alrededores. Fueron constituyendo de
esta manera los primeros núcleos poblacionales que darían lugar después a
la fundación de los pueblos.

La mujer cubría todas las labores propias de su condición, lavandera,


cocinera, costurera, para el arreglo de las ropas de la tropa, samaritana para
curar heridas, las del cuerpo y las del alma.

Marchaba a retaguardia de los batallones con la mudanza entera de sus


pertenencias y con algún pequeño refugiado en sus brazos, fruto del amor
fortinero.

Mostró sobradas "agallas" para existir tan fiero y tuvo tiempo para consolar a
su hombre con la ternura que desbordaba de sus sentimientos femeninos,
nunca desmentidos, ni alterados, por el rigor de una convivencia sin matices,
ni riquezas.

Esta orfandad de bienes, donde el mate amarga ya era un lujo si había yerba,
califica por sí solo a una mujer, que no olvidó su condición de tal, y que dio
ejemplo de valor hasta la inmolación.

Las Fortineras

Muchos nombres han quedado en las crónicas de aquel tiempo, rescatando


del olvido a valerosas fortineras, que por lo general respondían a los apodos
ganados en los fortines. Así han trascendido algunos como la "Rosamala", la
"Siete ojos", la "Trenzadora", "Mamboretá", la "Pasto Verde", la
"Mazamorra", la "Luz Linda", "Mamá Carmen", "Mamá Culepina" y otras que
llenarían páginas muy emotivas y tiernas al desgranar muchas de sus
andanzas y peripecias.

Eduardo Gutiérrez, el mismo que inmortalizara a Juan Moreira, soldado él


también y conocedor de la vida de frontera, dedica un capítulo en su libro
"Croquis y Siluetas Militares" a Mamá Carmen. Lo llama amor de leona.

Refiere el autor en una página llena de vida y de muerte, si se aprecia la


intención de la frase, a un hecho que conmovió a la guarnición del Fortín
Vanguardia.

El Sargento 1º Carmen Ledesma, que había dado a la patria quince hijos,


caídos en la guerra con el indio, marchaba con un pequeño contingente de
soldados -quince también- a relevar a la guardia.

Junto a mamá Carmen, su hijo Angel, Cabo 1º y la última esperanza de esta


madre que ya no tenía lugar para las lágrimas.

El piquete es sorprendido por los indios y la lucha se hace obligada y cruenta.


Todos pelean con singular bravía.

Mamá Carmen es una leona embravecida, salta sobre su hijo en cuanto


advierte su caída y procura reanimarlo. Sólo consigue cerrar sus ojos para
siempre y va detrás del agresor. Se traba con él en una lucha atroz. El indio es
más fuerte; ella, más madre todavía y como tal imparable, gigantesca.

Por eso su cuchillo es más rápido y más certero y llega al corazón del indio,
que muere rápidamente.

Mamá Carmen corta la cabeza del indio, la ata a la cola de su caballo, alza a
su hijo, y al paso lerdo de su tostado va hacia el fortín. Sus ojos miran sin ver.
Su rostro está curtido por otra fresca llaga abierta y que nunca más cerrará.
Son 16. Ella, no obstante, seguirá en la porfía.

En el amanecer de un nuevo día, en el altar donde la devoción de una madre


ha colocado a su hijo para que duerma un sueño de eternidad, una figura de
mujer se recorta entre las primeras luces, con fusil al hombro, cubriendo
guardia de honor. Es el Sargento 1º Carmen Ledesma, Soldado y madre a la
vez, una dualidad casi irreal, que sin embargo se dio entre nosotros con una
inigualada fiereza, con una insuperable ternura.

Otros nombres

Mamá Culepina fue una renombrada curandera que acompañaba al


Regimiento 3º de Infantería. De nacionalidad chilena araucana, su tarea de
mano santa -una adelantada de la "yuyería" moderna- lograba éxitos
notables de curación.

Doña Carmen Funes, más conocida como la Pasto Verde, estuvo en los
fogones fortineros en su juventud, acompañando al soldado. En esa tarea
dejó lo mejor de sus fuerzas y un hermoso recuerdo, que la pluma de
Marcelo Barbel, un nautivo del Neuquén, transformó en sentidos versos, que
luego cantara Jorge Cafrune:

"Aguada de los recuerdos

Tapera de un dulce ayer,

Tiempo de la "Pasto Verde"

Zamba del coraje hecho mujer"

Ya cincuentona, tuvo rancho en Plaza Huincul, que fue como una posta para
el viajero, brindándose en la atención de las gentes con su natural bondad y
simpatía.

Su casa era prolongación del fortín, porque acallada la guerra, quiso


quedarse en la lejanía, como una permanente avanzada de amor, en lugar de
preferir un hogar en poblado mayor.

La Mazamorra

Doña Mercedes Casas, nacida en San Luis, pasó a la posteridad con su mote
bien ganado entre la tropa: "La Mazamorra".

Según parece doña Mercedes era muy afecta a la mazamorra, que era hecha
con maíz pisado y el agregado de azúcar o miel. Los milicos, cuenta Carlos
Gueva Laval, le dieron ese sobrenombre hartos ya de tan particular postre, a
la espera que doña Mercedes pudiera ofrecerles alguna otra novedad del
arte reposteril. Si lo lograron, no lo sabemos. Pero la "mazamorra" ya no
dejaría de ser tal hasta su muerte. Había casado con Ambrosio Gutiérrez,
soldado del 7º de Caballería, y sus últimos años los pasó junto a la Pasto
Verde, cultivando la tierra y cuidando ganado en el sur argentino.

Catalina de Godoy

Un relato del coronel José S. Daza, un ilustre catamarqueño que acompañó a


Roca en la batalla de Santa Rosa contra el sublevado general Arredondo, que
transcribe Juan María Raone en su obra Fortines del desierto, nos deja esta
escena: "Una noche estábamos acampados en la selva, de pronto oímos que
el comandante Catalán llamaba a un soldado que pasaba con una pequeña
batea cubriendo algo con un mantel.

Al repetir el llamado por segunda y tercera vez, recelosamente aproximóse a


la carpa de jefe, el milico.

- Qué llevás ahí?, le dijo.


- Nada, señor, contestó.

- Te pregunto qué llevás adentro de esa batea, repitió el jefe.

- Unas tortillas y unas empanadas fritas.

- Es para vender?

- No señor, contestóle.

- Adónde la has comprado?

- Yo las he hecho mi comandante.

- Cómo te llamás vos? Guardó silencio el soldado.

- Te pregunto, cómo te llamás?

Medio tartamudeando respondió "Soy Catalina de Godoy".

El comandante no pudo aguantar, largó una fuerte carcajada, enseguida


quedó serio mirándola de arriba a abajo. El soldado permanecía cuadrado
con el sable al cinto. El jefe añadió ¿pero quién te ha autorizado a disfrazarte
y seguir al Regimiento?

- Nadie, señor. Tenía deseos de cuidar a mi marido y a los alféreces del


Colegio, por eso he resuelto seguir a mi marido de incógnito; esto que llevo
es para ellos, pero como son bastantes le puedo participar con algunas
empanadas y sopaipillas, tortas fritas.

No pudo menos que aceptar el obsequio, diciéndole en tono amistoso


"Bueno, eres un satanás".

Innumerables son las anécdotas de estas mujeres convertidas en milicos por


propia decisión, en el deseo de estar junto a sus esposos, sus hijos, sus
hermanos, para brindarles el aliento necesario que le permitiera sobrellevar
la estoica vida de frontera.

Y aunque no vamos a entrar en detalles de cientos de acciones de guerra


donde la mujer tuvo descollante labor como un soldado más, dejemos
reflejada esta otra condición, que no era para la cual estaba destinada, pero a
la cual sirvió con valentía y arrojo.

Nuestra intención no era otra que rendir homenaje de admiración a esa


noble mujer que hizo posible la gran conquista. Sin ella no hubiéramos
caminado muy lejos. Digámoslo sin miedo de efectuar ese "machismo"
insano que nos niega, corazón afuera, expresar lo que verdaderamente es y
sentimos.

Las cautivas

Prisioneras de guerra, las cautivas fueron objeto del más funesto trato.

Si eran preferidas del indio invasor, habrían de compartir el lecho amoroso,


en una entrega bestial y degradante, para aceptar luego el fruto de esa
sumisión, convertida en carne de la propia carne.

Y ese hijo de la lujuria y la prepotencia indias, se ligaría a la madre por el


instinto y la crianza, a punto tal que ya no importaría su origen, su
concepción.

Muchas mujeres, víctimas del malón, no volverían a la civilización, ganadas


por el amor a sus hijos, aunque la vergüenza de una situación vivida en el
aduar, aún sin su consentimiento, fuera factor de rechazo, para un regreso
casi imposible.

La vida en la tribu sería para la mujer blanca siempre penosa, pues la mujer
india, celosa y cruel, no ahorraba mortificaciones a la recién llegada.

Sus sacrificios mejoraron la raza. Cuántos indios de ojos celestes poblaron las
Salinas y hasta Catriel, erguido y majestuoso, no dejaba de insinuar en su
porte la presencia en su cuerpo de una cuota de sangre de blancos.

Las chinas
Las chinas, las mujeres de las tolderías, también habrían de hacer su aporte a
la mezcla de razas, en la elaboración de un tipo nuevo.

Si bravo era el malón indio, no le iba en zaga el malón blanco, cuando la


soldadesca penetraba en los toldos blandiendo sus sables victoriosos,
rescatando el botín guerrero y haciendo prisioneras a las chinas.

El comandante Prado refiere en su libro palabras dedicadas a sus soldados


después de un ataque a las tolderías:

- Así me gusta. Se han portado Uds. como soldados del 3º. Tendrán cuarenta
y ocho horas de permiso, y se les regalará a cada uno un caballo de los
tomados a los indios. En cuanto a las mujeres, agregó dirigiéndose a Sosa, a
ver si quieren vivir con los milicos. Ninguna rehusó.

Y al día siguiente, a las familias de regimiento se incorporó un nuevo


contingente social.

Fortineras, cautivas, chinas, nada más que mujeres, nada menos. Amor de
esposas, de novia...

"Sólo el que ha enjugado una lágrima -son palabras de Enrique A. Zeballos-


tiene derecho a la felicidad".

¡A cuánta felicidad tienen derecho las mujeres argentinas, desde siempre!

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IIa Parte

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A la memoria de

José Hoya
D. Jacinto Maineri

Alvaro M. Martínez

Miguel Angel Scenna

Pedro Vignau

Dialectos amigos con quienes transité amistosamente los caminos de la


historia lugareña.

FOTO DE LA MUNICIPALIDAD VIEJA

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CAPITULO XIII

FOTO DEL MONUMENTO A SIMON BOLIVAR

1. Bolívar, un nombre con historia. Bolivarenses o bolivarianos. Boliveros.

2. La fundación de San Carlos. La intervención de Alsina. La ley fundadora. El


decreto reglamentario.

3. San Carlos de Bolívar, el porqué de su nombre. San Carlos como antesala


de Carabobo.

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Bolívar. Un nombre con historia

El azar teje caprichosamente los nombres de las personas y de los pueblos.


Ellos son aceptados con mayor o menor grado porque la costumbre, a fuerza
de repetirlos, los hace más eufónicos, más gratos a los oídos y hasta los
reviste de cierta belleza que cada vez los acerca más a los sentimientos de los
pobladores.

Para nosotros, los que estamos en este valle pampeano por donde el indio
iba y venía camino a Salinas Grandes, dejando en las rastrilladas las huellas
de sus pasos, y en Cabeza del Buey abrevaba sus caballos y las haciendas
robadas, el nombre que habría de identificarnos como pueblo fue desde el
primer momento impactante.

De una fuerza emocional profunda y suponemos que recibido hasta con


religiosidad, con cariño. Un nombre compuesto, como aquel que adornaba el
linaje de las familias acaudaladas en un tiempo de diferencias sociales muy
profundas. Con un San Carlos que ya nos pertenecía por herencia, porque
cayó un día como una semilla de cardo y se quedó a florecer entre las pajas
bravas y las aguadas.

Y por Bolívar, que fue mucho más que un soldado de la Independencia de


América, más que un hombre de armas afortunado y brillante.

Por un Simón Bolívar patriota sincero, pensador y político. Por el hombre


apasionado y valiente que nació en Caracas, como pudo nacer en Lima o en
Santiago de Chile o en Santa María del Buen Aire, ya que su tierra era la
América toda y su bandera la unidad de los pueblos.

Un ser superior, sin duda, signado por la fama y el éxito. Hijo de una gran
vocación y de un sostenido esfuerzo que ardió en su propio fuego hasta
consumirse como una llama olímpica después de la última prueba.

Vino al mundo en su Venezuela llanera el 24 de julio de 1783 y su ciclo se


cierra en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830. Apenas 47 años
de vida y sin embargo tantos que aún parece seguir viviendo en la
permanencia de sus obras escritas, de sus proclamas victoriosas, de sus
cartas buscando la conciliación de las ideas y un camino de realizaciones
concretas para este mundo de hoy, para esta América todavía cerril, virgen y
anhelante.

Guerrero de la libertad se le ha dicho, la espada fue una necesidad. Como el


campesino necesita del arado para echar la simiente porque su triunfo no
está en el acero que forja el arma, sino en la idea. Y a veces hay que herir,
para que tras la herida abierta, tras la sangre caliente, se hagan los lugares
para el pensamiento. Y con él, una nueva luz abata las tinieblas, para que el
despertar de los pueblos, siempre un parto doloroso asome a la realidad de
un destino que les pertenece y que sólo su timidez, acaso sus cobardías, le
hayan negado hasta el presente por la amplitud que merecen.

"Tu porvenir son los tiempos", dijo de él un historiador de su patria y la


profecía se cumple. Hoy es tiempo de Bolívar, América lo sabe. Como lo es de
San Martín, su par en la gloria.

Desde San Carlos de Bolívar, única población argentina que honra al


Libertador venezolano, este portal a su pequeña historia quiere
homenajearle con profundo sentimiento americanista y decir que su nombre
imprime e inspira nuestras mejores acciones.

Reflexión final

La presencia de Simón Bolívar en nuestro pueblo no se agota con lo


enumerado.

Dos escuelas llevan su nombre. Una, enclavada en plena pampa a orillas de la


laguna Cabeza del Buey, que fuera paso obligado a las Salinas Grandes. Una
escuela centenaria que albergó la sonrisa de niños felices y que tuvo como
directores, nombres que pertenecen a la docencia grande de San Carlos.
Nada menos que Casimira Barroso, María Alcira Cabrera, Don Prudencio Soto
y Juan Ramón Klappenbach.
La otra es la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1, la vieja Escuela de
Artes y Oficios y Escuela Profesional de Mujeres, unidas, que se amparan tras
el nombre ilustre del Libertador.

No podía faltar una calle con su nombre, aunque tardó en llegar. Está ubicada
en el Barrio Villa Melitona y nace sobre la Avda. Calfucurá.

La plaza Simón Bolívar pertenece hoy al Barrio Villa Casariego. En su centro se


ha emplazado el busto que la República de Venezuela donara en el año 1928,
ocasión del Cincuentenario, y que dejara su lugar al monumento que
inaugurara solemnemente el Presidente Rafael Caldera.

Esto es en lo material, en lo físico. La presencia viva del Libertador está en lo


íntimo de cada habitante. Es una permanencia cierta, un sentimiento
diáfano, un goce espiritual de extraña belleza y de un profundo contenido
humano.

Tanto que decimos, que el Libertador duerme su sueño de gloria, alguna vez
al menos, entre nosotros.

¿Bolivarenses o bolivarianos?

Los habitantes de un lugar, pueblo, provincia, comarca, buscan una


denominación propia para identificarse como hijos o habitantes de ese
entorno geográfico que les pertenece y adoptan, por ello, un nombre que es
adaptación o extensión del que ya tienen.

Aparece así el gentilicio (perteneciente a las gentes o nacionales, según el


diccionario enciclopédico Salvat consultado).

¿Cuál es nuestro gentilicio, bolivarenses o bolivarianos?

Nuestros antecedentes históricos avalan el patronímico que nos ha


distinguido desde siempre. Ya al constituirse las primeras autoridades, el
"bolivarense" aparece impuesto como algo propio. Y ese uso se continúa en
el tiempo con firmeza. "El Bolívar Ilustrado", en sus referencias periodísticas,
nos señala como bolivarenses. Don Luis Mallol nos habla en 1912 de los
Juegos Florales Bolivarenses y prácticamente seguimos así hasta el presente.

Pero la cuestión no es tan fácil. En Ecuador, los de Bolívar son "bolivariños".


En Colombia, Venezuela y Perú se nombran "bolivarianos".

Don Amancio Varela, nombrado en estas páginas, hizo la pregunta a la


Academia Argentina de las Letras para que se le informara cuál era la
denominación más apropiada.

La respuesta fue publicada en "La Mañana" (12.8.71) y allí el entonces


secretario don Alfredo de la Guardia lo confirmó que somos y debemos
llamarnos en razón de pertenecer a estos pagos "bolivarenses".

Cuando escribimos estas líneas se realizaba en nuestra ciudad un Congreso


Internacional sobre "Simón Bolívar, sus Ideas y su tiempo". Toda la prensa ha
dado en llamarlo Congreso Bolivariano. Por lo tanto las expresiones, parece
ser, son todas aceptables. La costumbre admite unas y deja de lado otras.
Para nosotros, la denominación "bolivarenses" es la única que hemos venido
aplicando. El uso -que es también severo juez- la ha consagrado.

También Bolivareros

En un trabajo literario del vecino de Tapalqué, el Sr. Rafael Capdevilla h) en


uno de sus capítulos se refiere a "Las mañas del bolivarero". El episodio que
tiene como protagonista a un hombre nacido en Bolívar es recogido de
fuentes populares. Eso nos lleva a pensar que en aquellos tiempos, de fuerte
criollismo, también se nos llamaba de esa manera.

La fundación de San Carlos. Antecedentes

Hemos analizado aunque someramente en la primera parte de este trabajo el


proceso civilizador de nuestra República, desde la colonia y luego a partir,
con más precisión, del grito revolucionario de Mayo. Todo un compendio de
la lucha entablada con el indio, amo y señor de la pampas y contra los
factores naturales de una tierra prodigiosa, enormemente extendida y por
eso mismo desconocida y hasta hostil.

Había que hacerlo todo. Abrir caminos tras las picadas de los colonizadores y
fundar fuertes, que fueran como un valladar, aunque endeble, a las legítimas
pretensiones indígenas, afirmando en el espacio un derecho soberano que
proclamábamos al mundo más en espíritu que en realidades.

Junto al fortín, expresión de una pobreza heroica, de un renunciamiento de


vida por la vida misma de un país nuevo, levantar los primeros poblados.
Hacer las fundaciones con sentido de permanencia para establecer al gaucho
soldado, para importar trabajadores allende los mares y en esa mezcla de
razas, creencias y ambiciones dar comienzo, esta vez sí, a la civilización. A esa
que tiene como fundamento viril a la herramienta que penetra en la tierra,
en un tiempo de lanzas rotas y semillas fecundadas.

Ya la Junta Grande toma importantes decisiones en una muy lúcida


afirmación de nacionalidad. Vaya como anécdota que resuelve pagar haberes
al personal español de las Islas Malvinas -estos habrían de abandonarla en
1811- estableciendo una continuidad jurídica con la Madre Patria, de la cual
fuimos, sin discusión posible, sus herederos.

Ordena la expedición de Pedro Andrés García en clara afirmación de


soberanía. Luego vendrá un largo período de luchas incesantes, de idas y
venidas por este desierto lejano y solo, con una meta soñada: alcanzar las
riberas del Río Negro y llevar al indio a los extremos de la Patagonia.

Todo está dicho antes de ahora y debe servir de introducción a este tema.

La fundación de San Carlos de Bolívar no se debe a la lógica consecuencia de


haber reconocido previamente un asentamiento humano, como podemos
ejemplificar con Tandil, Bahía Blanca, Junín, Tapalqué, Azul, 25 de Mayo,
entre otras ciudades de la Provincia de Buenos Aires. Se funda por la
necesidad de ampliar la frontera interior, luego de haber conseguido un
mayor ordenamiento institucional con gobiernos que pretenden una política
de más alcance y a tono con los adelantos que desde Europa se mostraban.
La lucha con el indio, desaparecido Calfucurá, entraba en una faz final de
lógico desenlace, reordenado el ejército y dueño de mejor armamento y
medios de comunicación. Avanzar fue la consigna y poblar,
consiguientemente.

La intervención de Alsina

El 12 de octubre de 1874 llega el Dr. Adolfo Alsina a la Cartera de Guerra y


Marina en el Gobierno Nacional que instala el Dr. Nicolás Avellaneda.

Salíamos del conflicto armado de ese mismo año en que Mitre -no sin
argumentos por cierto- pero por medios que no son los más apropiados,
pretendió anular el resultado de una elección fraudulenta.

Ahora había que entrar decididamente en la tierra del indio -su tierra- y
construir la Nación que tanta riqueza prometía.

Alsina tenía su método y lo llevó a la práctica. El quería ir fijando hitos en el


largo camino al Sur, estableciendo nuevos fortines y al lado de ellos a los
promisorios pueblos.

No es de extrañar, entonces, que ordene al Cnel. Marcelino Freyre una


misión militar que tenía por objeto alcanzar la línea de frontera con destino a
la Laguna del Monte, Guaminí, donde estableció su guarnición (marzo de
1876) y fundó el pueblo.

Desde el Fortín Lavalle (hoy Salliqueló) mientras tanto, partía el Coronel


Villegas, otro legendario nombre de bien lograda fama, con dirección a
Trenque Lauquen, siguiéndole poco después Leopoldo Nelson desde Fuerte
Gainza para ocupar Italó.

Nuestro Fortín San Carlos había quedado después de estos acontecimientos


con su mangrullo avizor, como un tero solitario en la loma, pronto a dar su
alerta al menor movimiento de hombres o bestias.
Era el centro de un gran pentágono que tenía sus extremos en la recién
fundada Guaminí, 25 de Mayo, Olavarría, Nueve de Julio y Tapalqué.

Un espacio que parecía tierra de nadie, como si el mapa de la Provincia


hubiera sufrido un corte tajante en su región central, separándola. No era ese
el propósito y por eso Alsina, consecuente con sus principios, que en nada
compartía el Gral. Roca, le expresa por nota dirigida al Gobernador de la Pcia.
D. Carlos Casares el 2 de octubre de 1876 sus puntos de vista sobre la
cuestión. La carta es sumamente explicativa y nos exime de mayores
comentarios. Decía así: "...donde hoy están las comandancias de fronteras
existen elementos de población sobre los cuales pienso que sería tan fácil
como conveniente fundar pueblos, cabezas de partidos, y cuyo desarrollo
sería al mismo tiempo rápido como beneficioso para los intereses de la
Provincia... hay dos puntos sobre los cuales llamo especialmente la atención
de V.E. y son San Carlos y el fuerte Lavalle del Sur.

"San Carlos, como V.E. sabe, está situado en la parte de frontera donde
arranca el camino a Salinas, que deja a la izquierda la laguna del Monte.

"Lavalle es el punto de partida del camino que va de Salinas a Carhué; y los


dos juntándose como a seis leguas de allí, llegan a Río Colorado y continúan
hasta el Río Negro".

"La circunstancia de hallarse San Carlos y Lavalle sobre caminos llamados a


tener, con el tiempo, una gran importancia presente, dan como muy fundada
la esperanza de que en breve serán cabezas de partidos ricos y
florecientes"...

Carlos Casares, con espíritu visionario, dio por propias las expresiones de
Alsina, ordenó los estudios correspondientes y luego de aprobados éstos
elevó a la Legislatura de la provincia, el 27 de agosto de 1877, un proyecto de
ley acompañado, como es de costumbre, con un mensaje. Firmaban Carlos
Casares y V. Quesada. En cuanto al proyecto de Ley disponía:

Ley Fundadora
Art. 1º) Créase un nuevo Partido bajo la denominación de Bolívar, en los
límites designados en el plano por el Departamento de Ingenieros, a saber:
por el Noroeste el partido de 25 de Mayo, por el Sudeste el partido de
General Alvear, por el Sudoeste La Pampa y por el Noroeste el partido de 9
de Julio.

Art. 2º) Autorízase al P.E. para que ubique el pueblo cabeza del nuevo
partido, bajo la denominación de San Carlos, en el lugar del fuerte del mismo
nombre.

Art. 3º) El nuevo partido que se crea por la presente ley formará parte de la
cuarta sección electoral de campaña.

Art. 4º) El P.E. queda autorizado para invertir hasta la suma de 200 mil pesos
m/c para los gastos que demande la formación del nuevo pueblo.

El 13 de octubre, el proyecto que dejamos expuesto entró en el Senado,


donde se generaron algunas discusiones en torno a la denominación. Pero
finalmente se aprobó por gran mayoría, manteniendo el nombre de San
Carlos para el pueblo y Bolívar para el partido.

El 24 de octubre el discutido asunto ya estaba en la Cámara de Diputados,


donde nuevamente los desacuerdos se plantean no por la creación en sí, algo
reconocido como prioritario, si no en el nombre a dar a este hijo terrenal
incubado no en una probeta, más sí en un casi burocrático decreto formal.

Finalmente la ley es aprobada sin reformas con el número 1136 y fue


promulgada por el Gobernador el 26 de octubre de 1877.

El decreto reglamentario

Y como en aquellos tiempos la palabra y la acción parecían ir de la mano, el


16 de noviembre se daba el decreto reglamentario, adoptando los primeros y
fundamentales recaudos que permitirían iniciar la marcha hacia la concreción
de esos propósitos fundacionales.
"Art. 1º) Declárese cabeza del partido de Bolívar creado por la citada ley, al
pueblo de San Carlos, el que se ubicará en el fortín del mismo nombre con
arreglo a la traza proyectada por el Departamento de Ingenieros. Art. 2º)
Comisiónase al Agrimensor Público Rafael Hernández para que proceda a la
ubicación del pueblo y su delineación y amojonamiento en lotes de chacras,
manzanas y solares con arreglo al citado plano y a las demás instrucciones
que al efecto deberá darle al Departamento de Ingenieros. Art. 3º) Nómbrase
una comisión compuesta por los señores Martín Berraondo, don Miguel
Villaraza y don Marcelino Davel, para que asociados al Juez de Paz don
Victoriano Abrego, a quien se da comisión al efecto, intervengan en cuanto
fuera necesario para dar entero cumplimiento a la citada ley y al presente
decreto. Art. 4º) Dicha comisión propondrá al Departamento de Ingenieros
los planos para los edificios públicos que deban construirse, y hará la
distribución de los terrenos con arreglo a la ley del 3 de noviembre de 1870.
Art. 5º) En tanto se nombran a los ciudadanos que deban constituir las
autoridades del nuevo partido, queda éste adscripto al Juzgado de Paz de 25
de Mayo. Art. 6º) Autorízase a la comisión nombrada, para formar la partida
de policía que se compondrá de seis hombres y un oficial, proyectar la
división de cuarteles, y designar los alcaldes y tenientes alcaldes en calidad
de interinos, sujetándose a la aprobación del P.E. Art. 7º) Las autoridades
inmediatas presentarán a las nombradas todo el concurso que le sea
necesario para el resultado de la comisión que le confía. Art. 8º) La
Contaduría General abrirá una cuenta especial a la que se imputarán los
gastos que demanda el ejercicio de la presente ley. Art. 9º) Comuníquese a
quien corresponda, publíquese e insértese en el R.O. Carlos Casares, Vicente
G. Quesada".

San Carlos de Bolívar. El porqué de su nombre

Si bien es cierto que nuestro pueblo y el partido obedecen a los nombres


propuestos en el proyecto de ley, el hecho de que la denominación
apareciera compuesta y de una manera un tanto antojadiza, en cuanto no se
dieron a conocer las motivaciones que la determinaron, provocó una larga
como estéril discusión en las dos Cámaras que lo trataron.

Un Senador pidió que el pueblo y el partido se llamaran San Carlos,


únicamente, ignorando todo el historial magnífico de Simón Bolívar. Otro le
contestó que San Carlos no significaba nada y Bolívar sí. Lo que trajo la
réplica de otro par, tal vez más religioso que el primero, indicándole que
mirara el almanaque para saber quién había sido San Carlos.

Se barajaron teorías sobre los orígenes de esos nombres, fundando algunos


su parecer en que el Gobernador se llamaba Carlos, y se quería ofrecer una
adhesión a su persona.

Lo que se descartó, ya que en estos campos donde luego se levantara el


fortín (1869), el nombre de San Carlos ya estaba impuesto por el uso.

En cuanto a Bolívar, ninguna duda cabía que con ello, como era habitual en la
época se rendía homenaje a un prócer de trascendencia continental y de
imborrable memoria. Finalmente el Senado dijo que sí. El despacho pasó a
Diputados y aquí el cambio de opiniones vuelve a generar una intensa y hasta
divertida polémica. Alguien propuso borrar el San Carlos y dejar el nombre de
Bolívar únicamente.

Más otro hacedor de la ley, queriendo echar más leña al fuego, pidió un
recuerdo para Miguel García, aquel negociador argentino que asociamos
inexorablemente con las gestiones que nos llevaron a una segregación
territorial, pues estaba faltando, dijo, "un reconocimiento a sus méritos".

Y como si esto fuera al fin como un travieso sainete, digno de la pluma de un


Vaccarezza, otro diputado propuso dar el nombre de García al pueblo y de
Bolívar al partido. Hubiéramos sido, pues, García de Bolívar. Ya basta con
tener los García que con tanta prodigalidad nos provee la guía. ¿O no?

Como para hablar por hablar en aquella época, como pasa en la nuestra, no
se cobraba impuesto, se deslizó el nombre de Manuel Dorrego, el mártir de
Navarro, que méritos tenía sin duda alguna, y también el de Carlos Mayer,
joven de heroica muerte en La Rioja.

La discusión parecía interminable y hasta carente de seriedad, aunque la


tuviese, ya que se rivalizaba porque sí, no queriendo nadie quebrar sin su
propuesta personal. Pero un iluminado recordó que se había conversado
mucho y que el proyecto, ya con media sanción, había dado nombres y que
no existía ninguna razón para cambiarlos. Se aceptó y así surgió la ley, que ya
hemos dejado impresa, y el nombre.

Versión sobre el origen de Bolívar

Interesante y novedosa es la explicación que el arquitecto Carlos Zemborain,


ya fallecido, vinculado a nuestra ciudad por razones comerciales, trajo a mi
estudio con respecto al nombre de Bolívar.

Según él, y lo informó acabadamente en una nota periodística publicada en el


diario "La Prensa" de Buenos Aires el 18 de agosto de 1985 y luego
reproducida con su autorización en el diario "La Mañana" de nuestra ciudad,
el nombre de Bolívar se debe a un pedido que el Dr. Rafael Herrera Vegas
hiciera al Gral. Bartolomé Mitre al momento de ser fundado el pueblo.

Don Rafael Herrera Vegas era oriundo de Caracas, hijo de Mariano de


Herrera y Toro y Concepción Vegas. Apenas cumplido los veinte años viajó a
París para aprender pintura siguiendo una gran vocación, derivándose luego
a la medicina para entrar en la Escuela de Medicina de Napoleón III, donde
realizó una magnífica carrera. En 1871 se embarcó, luego de ejercer como
médico militar en su patria, para Río de Janeiro y al enterarse de que la fiebre
amarilla azotaba a Buenos Aires resolvió llegar para ofrecer sus servicios.
Revalidó su título en la Facultad de Medicina y cumplió una calificada labor
médica.

El fue quien sugirió a Mitre se diera el nombre del prócer venezolano al


pueblo que Carlos Casares se disponía a fundar por ley.

Lo mismo habría sugerido, pero esta vez para Sucre, para una estación
cercana a Luján, donde tenía campos y fue complacido.

Y hablando de campos recordemos que en los límites entre Bolívar y


Olavarría dos establecimientos rurales, San Rafael y La Carmelita, convertida
luego en colonia agrícola, fueron de su propiedad. Esta última denominación,
en homenaje a su esposa Carmelita Palacios Vegas, que era su prima
hermana, fallecida muy joven y antes que don Rafael emprendiera su viaje a
la Argentina.

Además, era pariente de Sucre y su esposa sobrina de Simón Bolívar. La


versión, entonces, que surge por primera vez, tiene gran consistencia como
para pensar que es exacta.

Allí estaría esa razón de evocar al ilustre patriota y dar a nuestro partido su
nombre.

Una incógnita, entonces, definitivamente develada. (En conversación


personal con el Dr. Enrique de Gandía manifestó al autor conocer esa versión
y le asignó una alta cuota de veracidad).

San Carlos como antesala de triunfo de Carabobo

En la campaña militar de Bolívar, la Batalla de Carabobo (24 de junio de 1821)


es uno de sus éxitos más resonantes.

En el ingenioso plan que elabora para desconcertar al enemigo, que quiere


reconquistar Caracas, los campos de San Carlos servirían para concentrar sus
fuerzas y tenderse a la batalla con todas sus fuerzas intactas.

San Carlos de Venezuela, San Carlos en Argentina, coincidencia de nombres,


como para creer que la mano misteriosa del destino estuvo puesta, con
sabiduría, asociando hechos muy distantes y lejanos.

Un San Carlos que tiene todo el valor de un símbolo victorioso, de un


recuerdo muy grato a los venezolanos, de una gesta heroica para los
argentinos, unidos, ahora sí, y para siempre, junto al Libertador.
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CAPITULO XIV

1. Los primeros pasos. Se organiza la caravana fundadora. Un pedido de


Berraondo. El grupo humano. Los trabajos. Censo pecuario. Pobladores. La
autoridad judicial. Departamento judicial.

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Los primeros pasos. Se organiza la caravana fundadora

Aceleradamente se habían cumplido las aspiraciones de Alsina. San Carlos de


Bolívar estaba fundado y se había dado, además, el decreto reglamentario
que ordenaba los pasos a seguir. Esta soledad de tierra salvaje, mero tránsito
de indios y soldados y de aquellas largas filas de carretas enderezadas a
Salinas Grandes, habría de tener destino de vida y de siembra.

Rafael Hernández, que mereciera ser conocido y estimado por sí mismo, no


por aquello tan casual e inesperado de ser hermano del autor del Martín
Fierro, tomó muy en serio su labor. Aceptado el trabajo con entera
responsabilidad, pidió instrucciones al Departamento de Ingenieros de la
provincia y esta repartición le extendió las siguientes:

1) Debería sujetar su operación general a lo dispuesto en las instrucciones


vigentes para los agrimensores. 2) Después de un reconocimiento previo que
debía efectuar sobre el terreno, propondría al Juez de Paz y a la comisión
creada, el paraje más adecuado por sus condiciones topográficas para la
ubicación del pueblo. Esta ubicación debía realizarla de acuerdo al plano
aprobado, así como las chacras que constituían el ejido. 3) Debería colocar
mojones de ñandubay en los ángulos de las chacras, manzanas y solares del
ejido. 4) Debiendo ser las manzanas del pueblo de cien metros por lado,
correspondía dividir cada una de ellas en 12 solares. 5) De acuerdo con el
Juez de Paz y la Comisión, ubicaría el cementerio a una distancia mínima de 3
kilómetros de la plaza principal, en el punto más conveniente, ocupando para
ello una superficie de cuatro hectáreas.

La colaboración de la Comisión Fundadora, integrada por notables vecinos de


25 de Mayo como ya dijimos, fue un apoyo que daría sus frutos. Como
también resultó muy destacado el trabajo del Juez de Paz don Victoriano
Abrego, con una frondosa actuación en el medio. Uno de los hombres
buscados por Calfucurá cuando su célebre encuentro con el cura Bibiloni, y
que éste negara, por no corresponder su entrega.

Todo en razón de una pelea que tuvo lugar en la casa de comercio de Abrego,
donde un súbdito del cacique había sido muerto.

Estaban echadas las bases para la gran empresa.

25 de Mayo, que crecía empeñosamente al pie de Las Mulitas, el espejo de


agua que alguna vez le prestara el nombre, sintió en su seno como un
mandato irrenunciable esto de ir a poblar en lejanía. Para unos, fue la
oportunidad esperada para alcanzar un pedazo de tierra de laboreo con que
levantar modesto rancho y albergar la familia. Para otros era un llamado a la
aventura, a esa emoción que siempre despierta lo desconocido, más aún, lo
peligroso.

El 26 de enero, Hernández, el piloto de este barco rumoroso que iría


surcando las rastrilladas, estaba en 25 de Mayo, y el 30 del mismo mes, luego
de oir misa, al sonoro batir de las campanas, que dejaban escapar un canto
de alegría, la caravana fundadora se puso en marcha. El pueblo estaba allí
para desearles suerte, no sin admiración y hasta con un dejo de envidia.

Todos reían. Se sentían fuertes, animosos y sobre todas las cosas, hijos de la
esperanza. San Carlos no habría de defraudarlos, aunque es justo reconocer
que exigió de ellos el máximo del heroísmo y de la entrega.

Un pedido de Berraondo
Don Martín Berraondo, Presidente de la Comisión, hábil comerciante y
conocedor del terreno donde andaba y de las dificultades que se
encontrarían por falta de elementos y útiles para el trabajo y la vivienda,
comenzó sus funciones con una nota elevada al Sr. Ministro de Gobierno, Dr.
Vicente G. Quesada, concebida en los siguientes términos: "Tengo el honor
de dirigirme a V.S. a nombre de la comisión designada por el Excmo.
Gobierno en decreto del 16 de noviembre, para intervenir en la fundación y
ubicación del nuevo pueblo de San Carlos, en el Partido de Bolívar, con el
objeto de manifestarle que hallándose próximo a partir para aquel destino el
agrimensor comisionado al efecto don Rafael Hernández, que debe ir
acompañado de numeroso personal, es indispensable dotarlo de carpas y
armas de fuego que pueden ser muy necesarias, ya que la comisión carece de
recursos para adquirirlas.

Importa tener presente que este pueblo va a fundarse en la pampa, en un


territorio desprovisto de todo recurso por ahora; que hay un numeroso
vecindario de los partidos de 25 de Mayo y 9 de Julio ansioso de que se haga
la traza para ir a establecerse allí, y que irán desde el primer momento, así
como las autoridades comisionadas al efecto, algunos miembros de esta
comisión y los soldados del piquete que ha de formar la policía del nuevo
pueblo. Este personal no puede vivir en la intemperie por uno o dos meses
que durará hacer la población, y es necesario dotarlo de estos elementos que
puede facilitar el gobierno interesado como está en la plantación de este
pueblo de tanta importancia para la nueva línea de frontera".

"Por estas consideraciones me permito pedir a V.S. que se sirva solicitar del
Ministerio de Guerra, si no los tuviere el gobierno de la provincia, dos carpas
grandes y seis más pequeñas, así como ocho carabinas Rémington cuando
menos, con su dotación correspondiente".

"Al mismo tiempo podría solicitarse de aquel Ministerio se sirviera impartir


sus órdenes a la Comandancia militar del fortín General Paz, para que
presten al agrimensor señor Hernández la cooperación que les sea posible y
los auxilios necesarios, caso que le fueran requeridos".
El pedido fue cumplimentado, por lo que se hicieron500 mojones de
ñandubay y quebracho y 1.800 mojones de hierro. Claro está, para las tareas
de establecer las chacras y lotes en la subdivisión de tierras que era la
prioridad en cuanto se arribara a destino.

El grupo humano

El Comisario de La Verde, don Pedro Duval, estaba a cargo de una escolta


compuesta de veinte soldados, y con el él iban don Rufino Viera y don Tomás
Aguerrido en calidad de oficiales.

El 3 de febrero, luego de andar por los senderos que sólo el ave recorriera sin
peligros, los expedicionarios asientan en Pichi Carhué. El fortín, apenas
cuatro seres humanos hundidos en la soledad, fueron los absortos testigos de
la gran odisea.

Rafael Hernández, mientras tanto, fiel a su cometido, recorría los campos,


trazaba líneas e intuía que algo no andaba bien.

Por eso llama a todos los vecinos del lugar para tomar referencias más
concretas con respecto al dominio de esas tierras y es así que establece
primero, sin dudas, que luego confirmará reconociendo que no eran
propiedad del fisco. Sí lo eran de los Sres. Joaquín y Manuel Romero, Don
Pablo Landó y Ernesto Pinto.

Se orienta entonces más hacia el sur atraído por las aguadas vecinas. Las
Acollaradas, tendrán su oportunidad histórica, la que tal vez nunca se
soñaran, de dar fundamento y vida, en sus orillas, a una nueva población.

Hernández trabaja en común con la Comisión Fundadora y de ese estrecho


cambio de opiniones surge la definición. El 2 de marzo de 1878 tal vez
pronunciara aquellas palabras que la tradición oral parece asegurar que
fueron dichas "Aquí será la plaza", y sobre los pastos que bailoteaban
inseguros al soplar del viento humedecido, donde hoy la orgullosa Plaza
Alsina exhibe sus hermosas coníferas, dejó fundado el pueblo de San Carlos.
Ningún trabajo se hizo ese día en razón de una persistente lluvia que duró
varias jornadas. Por lo tanto nuestra fecha madre es todo un símbolo, que
marca el comienzo de la gran obra, en la firme expresión de la voluntad de
sus hacedores.

Los trabajos

La actividad del agrimensor no reconocía pausas. Comenzó por delinear las


120 chacras que compondrían el ejido del pueblo, tarea en la que consumió
más de treinta días, y a partir del 15 de abril amojonó el cementerio, las 243
manzanas, 9 plazas y 2.916 solares de la planta urbana.

Abrió las amplias avenidas que se cruzan sobre la plaza principal, con una
orientación apropiada y con un sentido de futuro que realmente asombra.

Prontamente el villorio comenzó a insinuarse al construirse las primeras


viviendas. Las que circundaban a la plaza -una plaza totalmente zanjada a su
alrededor- debían ser de material y dentro de normas establecidas de
antemano. Más allá se permitiría el clásico rancho de paja y de adobe.

La manzana que ocupa la Iglesia Parroquial se reservó para las autoridades y


allí mismo se levantó la casa que habría de servir de asiento a la policía.

Para la fiesta de Pascua de 1878 se inauguró la primera casa, que según las
referencias de un viejo vecino estaba ubicada donde hoy está el Hotel San
Carlos y era propiedad del Sr. Colom. En tanto otra versión dice que la fiesta
se hizo, pero en casa que estaba construida frente a la actual Plaza Mitre y
pertenecía a la familia Arce. Y agrega que como no habían llegado las
maderas para las puertas, que venían en carreta desde "La Verde", se tapó la
entrada principal con un cuero de potranca que había sido sacrificada,
precisamente, para la fiesta.

Lo cierto es que para el 26 de mayo ya había trece ranchos erguidos sobre la


pampa, destinados cinco de ellos al comercio.
La población ascendía a 107 habitantes, integrándose de esta manera 74
argentinos, 16 españoles, 10 italianos, 5 franceses, 1 griego y uno que no
deja de ser una rareza, era natural de Andorra.

De ese total, 90 hombres, 10 mujeres y 7 niños.

Según el informe de Hernández, funcionaba además un horno de ladrillos


propiedad de don Lorenzo Laza y tres hornos de pan.

Censo pecuario

Un informe de la época dice de la existencia de 96 vacas, 192 yeguas, 100


bueyes, 210 caballos, 30 ovejas y 71 cerdos.

Una pequeña población animal que supone con certeza que la alimentación
se procuraba de la caza y de la pesca, ya que felizmente la campaña tenía
todavía abundancia de animalitos que apetecían al hombre. No se descarta
que de los establecimientos ubicados en la vecindad, y que como hemos
dicho estaban allí desde antes de fundarse el fortín, se proveyera de alguna
ración de carne (vaca o yegua) a los primeros pobladores.

Para ese tiempo hay testimonios escritos de que la boleada de avestruces se


hacía en pleno "centro" del pueblo.

Y va de suyo que la pluma sería objeto de cambio con el comerciante de


turno, ya que éste no dejó de acompañar a los expedicionarios.

Los pobladores

Es justo dejar consignado en esta pequeña historia nuestra los nombres de


quienes formaron el grupo fundador de San Carlos de Bolívar, desafiando con
enorme fe y alegría todos los peligros de esa gran aventura. Colom, Martínez,
Raíz, Sánchez, Alfoti, Gianelli, Rossi, Aguirre, Lanza, Langaspi, Ressia,
Mosconi, Marnesi, Maineri, González, Cañete, Cammon, Cubillo, Garneri,
Camillam, Morales, Miniagurria, Laza, Pavón, Serrano, Castaño, Chávez, Arce,
Molina, Días y Sosa.

Estos apellidos volverán a encontrarse en estas páginas, pues estarán


presentes en la cristalización de muchas obras que con el correr de los días
fue necesario afrontar.

La autoridad judicial

Las tareas administrativas del representante de la Comisión Fundadora, Don


Pedro Duval, pronto se vieron recargadas por otras que adquirían formas y
contenido judiciales. Por eso y a su pedido se nombran a los Sres. Emiliano
Silva y José Isacs Chávez como Alcaldes de los cuarteles primero y segundo
respectivamente para entender en estos asuntos. Alvaro Martínez nos cuenta
de los problemas de Silva por hacer reconocer su autoridad y las dificultades
que tuvo al amparar bajo su techo a una mujer casada y con un hijo. Al libro
me remito.

Es justo consignar para mejor claridad de lo expuesto que el 8 de abril, al mes


de fundado el pueblo, en reunión celebrada en la Municipalidad de 25 de
Mayo, se labra el acta de la fundación y la Comisión Fundadora delega su
representación en Don Pedro Duval, a quien faculta para que proceda en su
nombre a distribuir las tierras en solares.

Departamento judicial

Muy tempranamente se organizó la Justicia en la Provincia, dividida en


Departamentos, para establecer las sedes de los Tribunales. Fue el 30 de
octubre de 1879. El partido de Bolívar correspondió al Departamento del
Centro con asiento en Mercedes. Lo integraron 25 de Mayo, Lincoln, Alvear,
Nueve de Julio, Chacabuco, Suipacha, Salto, Carmen de Areco, Giles,
Mercedes, Chivilcoy, Bragado y Junín.
Una nueva división nos derivó al Departamento del Sud-Oeste ubicándose los
Tribunales en la ciudad de Azul. El que actualmente nos corresponde.

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CAPITULO XV

1. Los fundadores. Abrego, Berraondo, Villaraza, Hernández. El primer


gobierno propio. Asume Ayerza.

2. La tierra. Su reparto. Donación de solares y chacras.

3. Batallón de Guardias Nacionales. La bandera de guerra.

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Los fundadores. Breve reseña biográfica

Don Marcelino Davel

Nació en Cañuelas (Pcia. de Bs. As.) en el año 1822. Falleció en 1905. Siendo
muy joven se estableció en el Partido de 25 de Mayo, cuando éste no
respondía todavía a esta denominación, siendo poblador de "El Carmen",
estancia ubicada en las cercanías de la actual estación del F.C. Roca Martín
Berraondo.

Poco después, y cuando el pueblo de Mulitas comienza a tener una fisonomía


propia, se lo encuentra entre sus habitantes.

Ejerció allí en 1862 las funciones de municipal de policía y al año siguiente


fue Presidente de la Municipalidad y Juez de Paz.

Fue preocupación constante de Davel la defensa de la pequeña población


frente al peligro constante del indio, caracterizando su labor comunitaria por
un amplio sentido de justicia y probidad.

La educación de los niños -dos escuelas existían en ese entonces, una de


varones, otra de mujeres- fue otro de los temas, que con la salud pública
marcaron la orientación de sus desvelos y afanes.

En 1873 ocupó el cargo de Jefe del Regimiento de Guardias Nacionales de la


Comandancia de 25 de Mayo. Al fundarse el Club Social fue designado
Vicepresidente, tomando activa participación en el quehacer lugareño allí
donde una necesidad le reclamara. Integró la comisión fundadora de la
Sociedad Rural y luego fue presidente.

Tomó parte en la Revolución de 1880 y con la Guardia Nacional de


Veinticinco de Mayo marchó hacia la capital federal.

Un hombre templado para la lucha, para la acción, ese fue don Marcelino
Davel. El pueblo, que fue testigo de su desprendimiento y fatigas, le honró el
20 de abril de 1922, centenario de su nacimiento, con un bronce recordatorio
colocado a la entrada de la avenida que lleva su nombre. Se hizo justicia.

Don Victorino Abrego

Una existencia consagrada a entender los problemas que afligían a su pueblo,


25 de Mayo, cuando todo estaba por hacerse y los medios que se disponían
eran escasos, fue la de don Victorino Abrego. Nacido en 1835
tempranamente, en 1859, ya está al frente de la Municipalidad y es Juez de
Paz.

Nada le fue indiferente a su celo de hombre público.

El malón, esa amenaza latente, centraba sus esfuerzos y en permanente


comunicación con los jefes militares de la época buscaba tomar las
precauciones que el momento exigía.

Trabajó para la creación de escuelas, hizo posible la obra del Templo


Parroquial, y gestionó ante las autoridades mayores la llegada del ferrocarril.
Por varias veces estuvo como Juez de Paz.

Hombre de extraordinaria conducta, fue un tesonero pionero. En esa


condición llegó hasta nosotros para fundarnos.
Falleció en 25 de Mayo el 19 de diciembre de 1889. Su señora madre era
hermana del Dr. Miguel Juárez Celman, que fuera Presidente de los
argentinos en ese entonces.

Don Martín Berraondo

Una estación del Ferrocarril Roca en el Partido de 25 de Mayo lo recuerda.


Fue un ciudadano de fuerte personalidad que, radicado en Buenos Aires,
ejercía funciones de delegado del poder local de su Partido para
cumplimentar gestiones y pedidos. Formó parte de la Comisión Fundadora,
siendo también aquí el nexo obligado entre el pueblo naciente y sus
autoridades creadoras.

Pobló campos, participó de la vida pública y trabajó por el progreso del país,
cuando nada era fácil y todo estaba por obtenerse. Había nacido en
Guipúzcoa (España) en 1825 y falleció el 22 de noviembre de 1887.

Don Miguel Villaraza

No abundan los datos con respecto a don Miguel Villaraza, que aparece como
Ministro de Culto. Su nombre no figura en los documentos que se relacionan
con la fundación, durante ni después de ésta. El Acta de fundación labrada en
25 de Mayo el 8 de abril de 1878 y las instrucciones que se le imparten al
Comisario Pedro A. Duval, a quien se designa representante de la Comisión
Fundadora en San Carlos, lleva la firma de los Sres. Davel y Berraondo,
solamente.

El apellido Villaraza aparece poco después, en la adquisición de campos en la


zona, por lo que descontamos su condición de poblador y hombre de
prestigio en 25 de Mayo, como para ser merecedor de tan alta distinción e
integrar la Comisión Fundadora de una nuevo pueblo. Una tarea difícil y para
hombres bien templados.
Fue en su pueblo Municipal de Policía (1858), ocupó otros cargos, y realizó el
comercio.

Don Rafael Hernández Pueyrredón

Una gran personalidad fue la del agrimensor Rafael Hernández, nombrado


para hacer las mensuras en las nuevas tierras ganadas al desierto y trazar allí
un pueblo, sus quintas y sus chacras. Nació en San Martín el 1° de setiembre
de 1840.

Siempre se ha dicho, como una referencia biográfica, "el hermano del autor
del Martín Fierro", como si la figura de don Rafael hubiera necesitado del
lustre de su famoso hermano José, otro personaje singular, sin duda, de la
historia nacional.

Fue un visionario. En eso tuvimos suerte. El trazado de la ciudad comienza


con un exacto sentido de la orientación y se desarrolla con amplias avenidas
(boulevares en ese entonces) que luego, al plantárseles palmeras, nos dan
ese aire parisino y exótico que ha movido al elogio a cuanto visitante notable
y conocedor ha llegado a San Carlos.

Conoció el campo, la vieja heredad de sus mayores con raíces patricias y


enmarcado en las luchas políticas de una época de plena transición.

Junto a José empuñó las armas y se los vio en Cepeda y Pavón, Ñaembé y
Paysandú. En este sitio, donde 600 soldados caen frente al enemigo, es el
único que consigue escapar y sobrevive de las heridas sufridas. En la isla
Caridad, junto a José y el poeta don Carlos Guido, Spano se recupera de tan
mal trance.

Ocupó muchos puestos, de los más variados.

Presidente de la Municipalidad de Belgrano, miembro de la Comisión del


Templo, Juez de Paz, Intendente Municipal, Comandante Militar, Senador
Provincial, Decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Miembro del
Directorio de los Ferrocarriles de la Provincia, Miembro del Consejo General
de Educación de la Provincia, Autor y sostenedor en el Senado de la Ley de
Fundación de la Universidad de La Plata, lo que bien podría afirmarse, que ha
sido cofundador con el benemérito Dr. Joaquín V. González.

Fundador de los pueblos, a su genio se debe el trazado de Tres Arroyos en


1865, San Carlos de Bolívar en 1878, Cnel. Suárez en 1884, Cnel. Pringles en
1893, Estableció la Colonia Nueva Plata, Partido de Pehuajó, fundando
además las colonias Hernandarias en E. Ríos y Misiones. Rafael Hernández
Pueyrredón fallece el 21 de marzo de 1903. Patriota incansable, digno
ejemplo de un hombre cabal, íntegro. Para nosotros, los bolivarenses, motivo
de sano orgullo.

La tierra. Su reparto. Donación de solares y chacras

El pueblo, surgido de una inspiración política ante la necesidad de llenar


espacios vacíos y propender al desarrollo de la agricultura, creció más allá de
las previsiones normales.

Hubo una afluencia importante de colonos y aventureros llegados con la


esperanza de iniciar una vida nueva y abrir un camino de ilusiones hacia un
destino mejor.

La tierra estaba allí virgen y rendida como una novia recién desposada pronta
a darse en frutos. Y el milagro del trigo, tras el manso mugir de los bueyes,
seguirá convocando gente dispuesta a trabajar.

La Comisión Fundadora advirtió el problema con presteza y buscó las


soluciones. Es que el ejido primitivo autorizado a Rafael Hernández, para
darse la tierra a los guardias nacionales, había sido superado y se insistía en
una ampliación de parcelas que colocara al pueblo de San Carlos en un pie de
igualdad con respecto a otros pueblos de anteriores fundaciones.

La discusión parlamentaria no se hizo esperar para considerar un proyecto


con entrada el 25 de octubre de 1878 y la propuesta de concedernos 16
leguas de ejido fue ganando consenso en la Legislatura.

Se reconoció que las primeras seis leguas habían sido escasas y que la
extensión pedida no comprometía de ninguna manera al erario, ya que las
tierras eran fiscales.

La ley fue promulgada el 2 de noviembre con la firma del Gobernador Carlos


Tejedor y el Ministro de Gobierno, don Santiago Alcorta.

Recién al año siguiente -4 de noviembre- se dictó el decreto reglamentario


que nos colocó en un mismo plano con respecto a otros pueblos, en cantidad
de tierras otorgadas, y éste cobró real vigencia cuando el Gobierno alcanzó
los $ 45.000 que se habían autorizado para hacer la mensura.

Ya estábamos en noviembre de 1881. El agrimensor designado D. Alfredo


Thamm comenzó los trabajos y la Municipalidad de Bolívar consideraba los
pedidos de los colonos y vecinos dispuestos a darle bases firmes a la vida
nueva, al calor del hogar y con fe en el futuro.

Trámite de adquisición

El trámite para adquirir el dominio (título de dueño) de un solar o fracción de


chacra en donación de la autoridad municipal era muy simple, fácil y sencillo.

El interesado dirigía una nota al Presidente (luego serían llamados


Intendentes) donde manifestaba su intención de obtener en donación un
solar de terreno o suerte de chacra, dando a conocer sus características
catastrales y asumiendo el compromiso de poblar y cultivar conforme la Ley
de Tierras.

La nota pasaba al agrimensor oficial, quien determinaba si esa solicitud era


viable y si el terreno estaba disponible. Alguna vez ya sucedió que tenía
ocupantes al menos en solicitud de entrega. No habiendo inconvenientes, se
le concedía al peticionante la tenencia de la tierra. Luego, pasado el tiempo,
requería se inspeccionara el predio para comprobar que se había dado
cumplimiento a los requerimientos de la donación y solicitaba se le
extendiera la escritura traslativa de dominio.

La Comisión de Tierras era la encargada de hacer las comprobaciones del


caso y ordenar el otorgamiento de las escrituras.

Para los solares, el compromiso era de poblarlos y cercarlos en el término de


un año. Los edificios debían ser de material en las ocho manzanas inmediatas
a la plaza. Fuera de ellas, sería de aquel elemento que más conviniera el
interesado, pero nunca de zanja.

Para los ocupantes de predios rurales, la obligación también de poblar y


cultivar, además de conservar de 150 a 500 ovejas, según donde estuviera
ubicado el predio.

Un caso interesante

En los archivos municipales hay constancia de un expediente iniciado por el


Sr. Juan Negri sobre escrituración.

La nota - solicitud que lleva fecha 2 de noviembre de 1882 es muy particular


porque, contra lo que habitualmente se hacía, él fundamenta su pedido. A
Negri lo tenemos registrado en el capítulo de las Mensajerías como un
pionero, y su presentación ante el Municipio lo confirma. Dice así: "Juan
Negri, vecino y mayor de edad a Ud. expone que desea obtener en donación
una suerte de chacra señalada en el plano respectivo con el Nº 100 de la
segunda serie para poblarla y cultivarla con arreglo a la ley de la materia.

"He creído conveniente expresar en esta solicitud las causales por las que
hago petición. He contribuido como vecino de este pueblo y es público y
notorio que poseo aquí cinco edificios construidos de material; en embrión
aún este pueblo, establecí la primera (figura subrayado) Mensajería con el
objeto de facilitar al vecindario y el comercio las vías de comunicación por
medio de la correspondencia de que carecen". "Tales son, Señor Presidente,
las razones de mi pedido para que tomadas en consideración por la H.
Corporación resuelva lo que sea de Justicia".

"Saluda al Sr. Presidente por autorización de Juan Negri, Ramón Calderón".

Era titular don Pedro Duval, quien impulsa el trámite en la forma de estilo. El
agrimensor municipal era don Emiliano Silva.

La solicitud fue resuelta favorablemente.

Solares

En 1878 se solicitaron 63 solares para 41 personas titulares. Entre los


nombres conocidos figuran José María Raíz, Antonio Colom, Francisco
Garneri, Miguel Maineri, Luis Mosconi, Martín Arce, Juan Antonio González.

En 1879 arroja la misma cantidad de solicitantes (41) por un lote más (64).

Entre otros, para Pedro Farías, Juan Arrospide, Martín Arce (otra vez),
Feliciano Lecea, Tomás Avendaño, Cosme Herrera, Francisco Sosa y
Constancio Molina.

En 1880 se entregan 43 lotes a solicitud de 28 personas.

Entre ellas, Nicolás y Vicente Yanuzzi, Francisco Roca, Andrés Sagasti, Miguel
Busquet, Nicolás Rumi, Martín y Marcelino Arce, Juan Sierra, María Maidana,
Alberto Gorchs, Mariano Urrutia, Ramón Castro y Pedro Carriso.

Batallón Bolívar de Guardias Nacionales

El patriotismo del pueblo argentino puesto de manifiesto en tantas


situaciones conflictivas de la vida nacional, desde los albores mismos del grito
de libertad pronunciado en Mayo de 1810, siguió exteriorizándose como un
sentimiento profundo de amor a la tierra.

La creación de las Guardias Nacionales, hasta en los rincones más apartados


del país, concediendo instrucción militar a los jóvenes, alentó ese espíritu
patriótico y reavivó la llama de la idealidad en sus habitantes.

El pequeño caserío bolivarense, forjándose a brazo partido tras un ilusionado


futuro, apenas emergido en las luchas civilizadoras, tuvo también su Cuerpo
de Guardias Nacionales, siendo su primer Comandante don Emiliano Aráoz,
nombrado por decreto de 1880.

El cargo se renovaba anualmente, siendo el comandante general un civil,


secundado por un "Mayor" y un "Instructor", este último sí con preferencia
militar.

Los ejercicios se cumplían los fines de semana en lugares públicos, como la


plaza, ante la presencia de muchos curiosos que veían marchar militarmente
a sus padres, a sus hermanos, en una actitud seria de aprendizaje del arte de
la guerra.

La asistencia de los enrolados era perfectamente controlada y el régimen


severo para quienes eludían las obligaciones, aunque era bien tenida en
cuenta la circunstancia de que los milicianos seguían atendiendo sus
obligaciones cotidianas en el ámbito civil sin tropiezos.

Don Edelmiro Giménez

Por espacio de muchos años será instructor el Capitán don Edelmiro


Giménez, quien formó su hogar en nuestra ciudad, donde todavía algunos
descendientes le continúan. Al escribir estas líneas vive doña Nélida Giménez
en la vieja casona de la Av. Venezuela y se recuerda con mucho cariño a
Leonor, quien tuviera destacada labor literaria en la ciudad de Mar del Plata.

Giménez había servido como Sub-teniente en la 1° conscripción de Cura


Malal - 1er. Batallón, 3er. Reg. 5ta. Compañía.

Su nombramiento para Bolívar lleva fecha del 26 de julio de 1894.

Las tensas relaciones diplomáticas mantenidas con la República de Chile, por


la cuestión de límites, no hicieron más que exaltar los ánimos de los
ciudadanos que consideraban como inminente un hecho de armas,
felizmente evitado a tiempo con la intervención de un patriota de la talla de
Bernardo de Irigoyen, que logró la firma de un acuerdo entre partes.

La bandera de guerra

Manos primorosas de mujeres bolivarenses bordaron la enseña patria.


Manos santas hechas de bondad y ternura, como aquellas otras que
animaron con sus gracias y sus desvelos el afán libertador del Gran Capitán, a
quien también bordaron la bandera victoriosa de los Andes.

Irene y María Hortoneda, Alcira Dozo y María Olivera fueron las artífices del
gesto triunfal y de su hermosa concreción en el augusto paño bicolor.

La entrega de la bandera al Batallón Bolívar fue realizada en el mes de agosto


de 1898 en presencia del Coronel Manuel J. Campos, quien llegó a nuestro
pueblo en compañía de escoltas y una formación de soldados.

Era Intendente don Valentín Fernández Coria y presidía el H. Concejo


Deliberante el caracterizado vecino don Andrés Gamundi.

En ese momento la dotación de hombres de la Guardia local alcanzaba a 650


hombres y era su comandante don Federico Dozo, actuando como Mayor
don José Honorio Cáceres. Y como ya hemos anotado, era su Instructor el
Capitán Giménez.

Fue un día de fiesta. De inenarrable alegría con la gente volcada a las calles
para asistir al desfile militar y a otros actos programados. A la noche tuvo
lugar la Velada de Gala, abriendo paso a la música el Coronel Campos en
compañía de la señora Prudencia Méndez de Cáceres para inaugurar un baile
social de muy lucidos alcances.

Traslado de la Bandera
La entrevista de los Presidentes de Argentina y Chile en Punta Arenas, don
Gral. Julio A. Roca y don Federico Errazúriz Echaurren, en 1900, pone término
a las discusiones y trae un alivio general en la población.

El Ejército Argentino adopta otras modalidades de organización y operativas


y las Guardias Nacionales dejan de ser necesarias, por lo que se disuelven.

La Bandera de Guerra de nuestro Batallón pasa en custodia a la


Municipalidad de Bolívar y de allí es trasladada en tocante ceremonia a la
Asociación de Cultura y Fomento.

La crónica de esa época -10 de noviembre de 1940- dice que se hizo un gran
acto en la Plaza Alsina, con no menos de 3.000 personas asistentes. La
Bandera fue entregada por el Secretario Municipal don Oscar Villar en
ausencia del titular don Florencio Camet y recibida en nombre de La Cultural
por su Presidente don León Larregle.

Estuvieron presentes doña María Olivera, una de las damas que bordaron la
enseña patria, y don José H. Cáceres.

Desde entonces, el Museo Florentino Ameghino guarda celosamente el


glorioso paño, con la devoción de quien tiene en sus manos un valioso
tesoro. Creemos que lo es.

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CAPITULO XVI

1. Las primeras asociaciones. Los italianos. Los españoles. Una fecha para
recordar. La Sociedad francesa "La Unión". Los vascos en San Carlos.

2. La salud pública. El primer médico. Mujeres profesionales. Las farmacias.

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Las primeras asociaciones


Son varias las corrientes de sangre que se entroncan en el alma nativa, para
formar un tipo étnico definido y de características propias. Pero
fundamentalmente dos son las que prevalecen, España e Italia, ambas
europeas y de raíz latina, dan un aporte significativo por el número de
inmigrantes que llegan y por la adaptación al medio que manifiestan,
prolongando costumbres, usos, modas, estilos de vida.

Sus hijos abandonaban ambas penínsulas y cruzaban los mares hacia la


América de promisión, ellos también tras el vellocino de oro, con la ilusión en
sus ojos y una esperanza muy grande en el corazón.

San Carlos los recibió desde su primera palada y ellos sembraron, más allá del
surco y en profundidad con un amor entrañable y el sacrificio de sus vidas.

Los italianos

La colonia italiana fue desde el principio muy numerosa. Trabajaron la tierra,


fundaron grandes familias y nos transmitieron sus creencias y la vivacidad de
un espíritu alegre, amante de la música.

Muy tempranamente, el 22 de mayo de 1881 y antes de que se creara la


primera escuela pública oficial, fundaron la Sociedad Italiana de Socorros
Mutuos La Flor de Mayo (Il Flor di Maggio), siendo su presidente don
Francisco Garnieri.

El mutualismo fue la base de su accionar. La asistencia médico-farmacéutica


de sus asociados, la principal preocupación. De allí, entonces, que gracias a
esta inquietud se tuviera el primer médico y se organizaran los servicios
asistenciales para la colectividad, los que en forma indirecta favorecieron a
toda la población.

No fue ésta, desde luego, la única actividad. Sus hombres se integraron a las
distintas instituciones que en el medio se iban proyectando y le dieron a las
mismas un fundamento de trabajo que les permitió nacer y crecer
prósperamente.
Tampoco podía escapar al sentimiento artístico, patrimonio del italiano,
fomentar la música. Y es entonces que a ellos se debe la formación de la
primera banda de música, que alegraría las inolvidables romerías y los
paseos, donde entre furtivas miradas de ingenua picardía, el amor iba ligando
las almas gemelas.

El 9 de marzo de 1902 nació otra Sociedad Italiana. Se llamó Risorgimiento y


dividió en dos a la familia peninsular. Su primer presidente fue don Francisco
Venini, fabricante de carruajes, herrero y empresario de pompas fúnebres.
Pero como la unidad de pensamiento, pese a tener los mismos fines, no fue
patrimonio de estos italianos del ayer, distanciados por los avatares de la
política de la madre patria, el 1° de agosto de 1911 se funda la Sociedad
Italiana Vittorio Emmanuelle III con la presidencia del Sr. Eugenio Porfirio.

El viejo fuego se extinguió, aunque desde las cenizas parece ser que alumbra
una pequeña llama.

La Sociedad Italiana La Flor de Mayo es la única que muestra signos vitales.


Una generación nueva procura reanimarla. En esa tarea se está con renovado
entusiasmo.

Muchas cosas se han perdido. Ya no están los gringos chacareros, los


verduleros con sus chatas tiradas por caballos mansos, camino al ferrocarril a
despachar repollos, cebollas, batatas y zapallos. Tampoco se oye el acordeón
romántico en alegre serenata por los campos. Pero Italia está, en el culto a la
belleza, al arte, al canto, al amor... Es la gran herencia que no borra el
tiempo.

Los españoles

España civilizadora y madre de pueblos, llegó un día a las márgenes del Río
de la Plata y desde allí forjó un nuevo destino para esta parte de América.

Muchos hombres y muchas mujeres comenzaron así a través de los años una
larga caravana de inmigrantes, que fueron regando nuestro suelo con sus
propios sudores, sus angustias y sus esperanzas.

16 españoles, apenas un puñado, integraron el grupo fundador del pueblo.


Cuatro años después ya sumaban 200 los hijos de la Iberia que se anotan en
un registro de socios para permanecer unidos y prestarle asistencia
recíproca. Es la simiente de la Asociación Española de Socorros Mutuos,
noble institución que se alzó como un faro en la incipiente población de esos
días para constituirse en un pilar de sólidas bases y hondas proyecciones
comunitarias.

Reunidos luego de varios conciliábulos, muchos de ellos en la confitería La


Central primero, luego en casa de D. José Llorens, el 26 de marzo de 1882
quedó integrada una Comisión Provisoria fundadora de la entidad.

Fue presidida por José M. Hernández y tenía a José Llorens como


Vicepresidente, a don Melchor Arruti como tesorero y a don José Mugica
como secretario.

El 30 de abril habría de constituirse en forma definitiva, luego de una


asamblea realizada en casa del Sr. José María Raíz. Sería Presidente éste
último en reemplazo del Sr. José Fernández, que al ser uno de los dos
boticarios del pueblo, sus intereses "podrían alterar las relaciones con la
Sociedad".

La integraron además: vice presidente Melchor Arruti, Secretario D. José


Mugica, Tesorero Don José Llorens; vocales Antonio Lautre, Gumersindo
Hueso, Marcelino Arce, Simón Aznar, Guillermo Brizuela y Don Pedro Vidal.

Una de las primeras preocupaciones fue obtener el concurso de un médico


para la atención de los asociados. El Dr. José Fabrés García, médico interno
del Hospital Español, fue contratado iniciando su tarea el 1° de enero de
1884.

Pero los españoles, republicanos o monárquicos que discutían sus


preferencias, se unían para interesarse por la música y el teatro.
Construyeron rápidamente una sala para representaciones artísticas, por
donde desfilaron los grandes valores de la lírica y la zarzuela. Y hasta se
dieron las primeras "vistas" de un moderno arte que recién nacía, la
cinematografía. El cine "Lumiére" ingresaba en el pueblo y realmente lo
conmocionaba. No olvidemos la aparición del fonógrafo animando "veladas
inolvidables".

Pero la Sociedad Española, afirmada en su obrar y con plena fe en el futuro se


lanza a una empresa formidable; construir el Teatro Coliseo Español.

En otro lugar de este libro nos ocupamos de contar su historia.

Una fecha para recordar

Hay una fecha, el 8 de setiembre, que al decir del poeta José Pedroni "no es
un día cualquiera", que tiene real significación para los españoles.

El 8 de setiembre de 1882 se declara inaugurada oficialmente la Sociedad


Española en el mundo que la rodeaba, con una fiesta de singular brillo y que
tuvo una larga y muy medida preparación. Es un dato que surge de sus actas
y que ningún historiador, hasta el presente, nos lo había comunicado.

Posteriormente los aniversarios toman como referencias esa fecha para los
festejos y recordaciones.

ACTA. Transcribimos el acta fundacional: "En el Pueblo de Bolívar, a los 26


días del mes de marzo de 1882. Reunidos los señores abajo firmados se
procedió a la Instalación de la Sociedad Española de Socorros Mutuos
formando al efecto una comisión directiva, recayendo el cargo de presidente
en la persona a Don Joaquín Fernández, Vice presidente Dn. José Llorens,
Tesorero Dn. Melchor Arruti, Secretario Dn. Juan Mugica, vocal 1° Dn. Simón
Aznar, 2° Dn. José M. Raíz, 3° Dn. Antonio Lautre. 4° Dn. Guillermo Brizuela.
5° Dn. Paulino Rey. 6° Basilio Núñez Cuyo Señor queda encargado de redactar
el reglamento de la sociedad, cuya lectura será sometida para su aprobación
en la Asamblea General que tendrá lugar el día 30 de abril próximo en el local
que se designará oportunamente.
Se resolvió que Todo socio abona cien pesos m$ adelantados al ingreso de la
sociedad y veinte mensualmente una vez que esté instalada definitivamente.
Autorizan para que desde la fecha pudiera la Comisión Directiva recaudar la
Contribución perteneciente a cada socio mediante el correspondiente recibo
del Sr. Presidente, Secretario y Tesoro. Aprobada por unanimidad la presente
acta se levanta la Sesión a las once y media A.M. firmándola todos los
presentes. Melchor Arruti, Juan Mugica (secretario), José Ma. Raíz, Basilio
Núñez, Juan Pascual, Baudelio Ribas, Paulino Rey, Juan Bentós, Juan Zubiaga,
Martín Iriarte, Miguel Bonet, José Escarrá, Agustín Cetrá, Gumersindo Hueso,
José Ma. Chávez, Juan Chatruc, Antonio Gómez, Juan Fábrega, Guillermo
Brizuela, Valentín Mendiguetía, Pedro Vidal, Martín Saralegui, José Ortoneda,
Andrés Sagoyti". (Respetamos la grafia del acta).

La sociedad francesa "La Unión"

Si bien nunca fue numerosa la colonia francesa en San Carlos, se manifestó


sumamente unida y con una gran inquietud cultural y social.

Fue fundada el 8 de marzo de 1885 con el aporte de 13 socios que fueron los
primeros pobladores llamados a levantar el pueblo.

Felizmente sus nombres se rescatan del olvido, ellos son Bernardo Naguila,
Pedro Chalde, Juan Acheritegui, José Saffores, Francisco Coste, Graciano
Erramuspe, Pedro Rocca, Pedro Erramuspe, Calixto Lasala, Pedro B.
Curutchet, Pedro A. Curutchet, Juan Aurnagui y Luis Huost.

Tuvieron edificio propio, donde hoy se encuentra el Colegio Cervantes.

Entre quienes se destacaron por su labor y entusiasmo integrando sus


comisiones directivas citamos a los siguientes vecinos: Saturnino Toulouse,
Beltrán Soulé, León Larregle, Pedro Bedatou, Enrique Larregle, José Garat,
Leonardo Liebener, Pedro Irigoin, Pablo Arné, Juan Dussauge, J. Bautista
Aime, Hilarión Sabaté, Domingo Berreterreix, Julián Saurine, Fernando
Arrospide, Luis Larregle, Juan Toulouse y Alfredo Peret.
La sociedad fue perdiendo lentamente sus fuerzas por falta de nuevas
corrientes inmigratorias y porque la acción mutual fue tomando otros
caminos, quitándole uno de sus fundamentos a la entidad. No obstante, el
idioma de la dulce Francia, aquel de Verlaine tan lleno de poesía, se siguió
enseñando por muchos años, por la Alianza Francesa en el clásico edificio de
la Avenida Alsina hoy demolido, como para no desertar de una presencia
pueblerina que tuvo dignos representantes. Y todavía se sigue enseñando.

Los Vascos en San Carlos

Dos corrientes distintas a partir de un mismo tronco político y geográfico


reconocen los vascos en Bolívar. Uno se canalizó en el Centro Basko
Argentino "Danat - bat" (todos uno), fundado el 7 de junio de 1953 en
asamblea que se realizó en el Colegio de la Santísima Trinidad.

La otra en el Centro Navarro de Bolívar, fundado el 31 de enero de 1954 bajo


la advocación de San Fermín.

Danat - Bat se integró de la siguiente manera: Presidente D. José


Larracoechea; Vice-Presidente D. José Domeño; Secretario José María Azcoiti;
Pro-Secretaria Beatriz Irrazábal de Gibert; Tesorero Pedro Larrinaga; Pro-
Tesorero Alberto Camet.

Vocales titulares Sres. Eduardo Ordoqui; Agustín López Goñi; Joaquín de las
Heras; Domingo J. Erreca, Angel R. Vivanco; Pedro Oyarzábal; Vocales
suplentes: Señores Fortunato Lerga, José Unzué, Modesto Ortúzar, Emilio
Bilbao, Felipe Eguiguren, Fulgencio Olascoaga; Revisores de Cuentas Antonio
Gurruchaga, Julián Ojínaga; Jurados Marcos Tamborenea y Domingo
Barrenechea.

Centro Navarro. Por su parte el Centro Navarro se dio estas autoridades:


Presidente: Guillermo Berruezo; Vice-Presidente Eugenio Moriones;
Secretario Luis Galaz; Pro-Secretario Manuel Hernández; Tesorero Saturnino
Moriones; Pro-Tesorero Santiago Galaz; vocales Sres. Fermín Barrio, Juan
Armendáriz, Abel Font y Jesús Beorlegui; Vocales suplentes Constantino
Iriarte, Jesús Moriones, Vicente Ayerra, Bibliotecario Sr. Florenciano
Villacampa; Revisores de cuentas Mario C. Alvarez, Francisco García Suescun
y Felipe Arbe.

Su sede social está ubicada en la Av. Venezuela, entre Olascoaga y Laprida.


Los vascos navarros siguen recordando los aires tradicionales de sus pueblos,
sus bailes y esas costumbres que no quieren dejar paso al olvido.

La noble templanza de sus hombres, esa grácil figura de las mujeres, se


prolongan en San Carlos en los nuevos brotes de una sangre hispana -madre
nuestra- que sigue alimentando sueños y alentando esperanzas.

La Salud Pública

En cualquier grupo organizado, después de atender al problema de la


vivienda y la alimentación, que surgen como necesidades básicas e
impostergables, aparece la salud pública requiriendo especial atención.

La prevención de las enfermedades y la asistencia de los enfermos es otra de


las preocupaciones que van junto al hombre en cualquier lugar que se
establezca.

Así pasó en San Carlos. Y tan advertidos estaban los fundadores de dar al
menos soluciones parciales al problema, que en la caravana pobladora se
alistó el farmacéutico Ludovico Ressia. Sería entonces, él, el primer hombre
con conocimientos curativos, acompañándole muy poco tiempo después don
Joaquín Fernández, a quien en 1882 la Sociedad Española recién creada le
pide la atención de sus socios.

Es de entender, como dice el refrán, que a falta de pan buenas son tortas,
por lo que a falta de médicos diplomados y con estudios serios, aparecieron
los curanderos que actuaban a "cara limpia". Don Francisco Doll, que
provenía de Tapalqué, fue nombrado como "inteligente en medicina" y como
tal ejerció en el pueblo naciente.

Un tercer farmacéutico fue don José Pereira.

Don Nicolás Deza, autorizado por el Juez de Paz, ejerció en calidad de


curandero con un llamativo cartel colocado en el frente de su vivienda
"Médico omeopático".

El primer médico

Le correspondió a Francisco Siccardi ser el primer médico con título


habilitante. Era porteño y al radicarse en Bolívar adeudaba una materia que
luego rindió satisfactoriamente. Llegó a ser Juez de Paz del Partido, pero
estuvo muy poco tiempo entre nosotros. Emigró hacia Bragado y después
actuará en Buenos Aires siendo profesor de Clínica Médica en la Facultad de
Medicina de Bs. Aires y llegó a ser integrante de la Academia Nacional de
Medicina. Incursionó en las letras y escribió "Libro Extraño", una obra que
mereció buena crítica y que la podemos encontrar en la Biblioteca Rivadavia
de nuestra ciudad. Otros títulos son "La inquietud humana", "Horas de
evolución", y "Genaro", su obra más popular. Cultivó también la poesía (1856
- 1927).

El 31 de diciembre de 1883 llega don José Fabrés García, un prominente


médico español que arraigó en este suelo desplegando una benemérita y
altruista labor social y humana.

Médico de la Sociedad Española, Director del Hospital Público, ocupaba con


su familia una vieja y amplia casona frente a la Plaza Alsina, sobre la Avda.
Brown.

Interesante es de destacar que Fabrés García llegó solo, dejando a su novia


en Barcelona, y allí fue el vecino don José Llorens y su esposa portando un
poder del joven galeno para concretar en España la ceremonia nupcial.

El hogar se vio santificado por la presencia de seis hijos: Pedro Santiago,


Alberto Mario, Alfredo, Angelita, José Santiago y María Esther.

Su muerte ocurrió el 18 de noviembre de 1943.

José Santiago (Pepe) nacido en 1895 fue médico como su padre, instalándose
en nuestra ciudad. A él se lo llamó Fabrés chico para diferenciarlo de su
progenitor.

Murió joven, a los 51 años de edad, pero tuvo tiempo suficiente como para
trascender como ser humano y médico de nota.

Primer Presidente del Club Buenos Aires, Presidente del H. Concejo


Deliberante, activo militante radical, culto, sobrio, destacó una personalidad
muy interesante.

A principios de siglo tenemos al Dr. Joaquín Salces en plena actividad y al Dr.


Francisco Arana, a quien pitan como un "vasco grandote y bonachón". Luego
vendría el Dr. Carlos Daroqui.

Bolívar daría varios nombres a esa lista de médicos destacados, ejerciendo


entre nosotros a lo largo del siglo. Santiago Ferro, hijo de una familia antigua
del Partido, muerto en un accidente automovilístico en la nombrada curva
del camino a Olavarría. Pedro Fernández López, activo partícipe de las
inquietudes de progreso. Ernesto O. Grossi, fallecido en Bragado a los 80
años de edad. Edmundo Vaccarezza, desaparecido en enero de 1989 y tres
nombres más para esta vieja guardia de hijos de Bolívar: Don Luis Pedro
Gagliardi, residente en la Capital Federal; Félix Zaccardi, aun recorriendo
enfermos y regalándonos la imagen de su bonhomía, y don Arturo Fuentes,
que es sin duda, de todos, el que más niños trajo al pueblo.

La profesión médica en nuestro Partido tuvo excelentes exponentes que le


dieron brillo, jerarquía, constituyéndose muchos de ellos en figuras rectoras
dentro de la sociedad, ya que evadiéndose de lo puramente técnico,
prestaron su concurso siempre valioso a entidades de bien común, como el
Dr. Pedro Vignau, ligado al nacimiento de La Cultural y del Museo. O como los
médicos Miguel L. Capredoni y Fracisco Ravassi, y antes de ellos Rogelio J.
Solís, alcanzando la Intendencia Municipal.

Intentar una enumeración es tarea improba y puede resultar injusta en


cuanto se caiga en la omisión de un nombre por olvido o por ignorancia. Pero
intento rescatar otros médicos de la primera década del siglo: Don José
Destéfano y Francisco Destéfano, este último médico de la Sociedad
Española, al igual que Juan Altavista y Juan Pasqualini.

Otro médico que tuvo significación profesional y política fue el Dr. Arturo
Vitale. Participó en la fundación de la Biblioteca B. Rivadavia y defendió con
pasión la primera obra de pavimentación del pueblo. Fue también Concejal y
a él se le atribuye la frase, que me la comentara mi abuelo paterno, "el que
no pueda vivir en el centro que viva en las orillas, pero el pavimento se hace".
Le costó, según las mismas referencias, un gran disgusto con la población.

Pirovano tuvo una figura excluyente en el Dr. Héctor Alvarado Lucero y


Urdampilleta nos ofrece tres nombres para su historia de no muy lejanos
tiempos. Américo Sisto -también exquisito pintor-, Constantino A. Flores Diez
y Numa Cusimano.

Séame permitido hacer el cierre de este boceto -nada más- con la mención
de un discutido político y renombrado médico, el Dr. Anteo Gasparri. Por un
momento su figura carismática ejerció gran influencia en la comunidad, lo
que le permitió hacer carrera política con el peronismo. Pero su suerte
estaba en la medicina y la ejerció con idoneidad y nobleza por espacio de
treinta años.

Nuestro Partido ha dado muchos médicos al país, que concretaron sus


aspiraciones fuera y dentro del terruño. Incluso algunos como los Dres.
Sabattini Méndez, haciendo investigaciones en Nueva York, y Angel Farina, de
Pirovano, también en el extranjero.

FOTOS DE CUATRO MEDICOS, PAGINA 195


Mujeres Profesionales

La actividad médica recién nos da representantes del "bello sexo" en estos


últimos años para el ejercicio profesional en nuestro medio. Al igual que para
otras carreras donde la mujer ya ha tomado plazas decididamente.

Pero en la "antigüedad", acompañando al hombre en sus desvelos por cuidar


la salud, recordamos estos nombres: Rosa S. de Packman, dentista, que
participa en La Cultural y en otros medios de la vida de relación. Micaela
Marzo de Pérez, partera, que trajo al mundo a la mayoría de los bolivarenses
en la década del 20-40. Entre los que me cuento. Orsolina de Sangrígoli,
también partera, madre del Dr. Armando Sangrígoli, conocido bioquímico de
larga actuación hasta nuestros días y de Humberto, el ya desaparecido
músico, tal vez el de más alto nivel que haya dado nuestra ciudad, excepción
hecha, claro está, de su hija Edda María.

Felisa Miguel de Monasterio, otra profesional del mismo rubro y por último la
Srta. Carola Durante, que continuó la Maternidad de la Sra. de Pérez de la
Avda. Gral. Paz por mucho tiempo y que hoy, retirada de su trabajo, vive en
La Plata.

Las Farmacias

El clásico boticario de campaña ha sido una importante figura en la vida de


los pueblos. Ya que a falta de médicos en la primera hora, asumió todas las
funciones para la cura de los enfermos y luego colaboró activamente en la
preparación de las recetas con gran sentido profesional y humano.

Además agregaba, casi siempre, un factor cultural al medio necesitado de


gente con preparación más elevada.

Ya hemos nombrado a los primeros llegados a San Carlos, que realmente no


han sido pocos. Vayamos ahora a una breve mención de las farmacias más
tradicionales. "San Carlos" fundada en 1886 por Alfonso Galvagni, luego
continuada por don Luis Tiscornia, su yerno, y ahora dirigida por la
farmacéutica Sra. M. Nélida Terrera de Rodríguez. "La Moderna", de A. R.
Salazar en Belgrano y Sarmiento, ya desaparecida. Al igual que "La Fe", de
Lesquerree Hnos. en el Boulevard 16 (Alsina), y la farmacia Altavista, de don
Antonio Altavista. La Farmacia del Pueblo, de don León Larregle sigue vigente
a pesar de los años en manos del joven Juan Diego Terrera. Antiguas son
Farmacia Comas, del recordado don Adolfo Comas, su propietario, y Farmacia
Fal, de don Guillermo Fal. Un profesional llegado de Olavarría. Le continúa su
hijo Julio César en la misma límpida trayectoria que su antecesor.

Su fecha de fundación data del 28 de febrero de 1935.

Farmacia Gagliardi. Dos idóneos de farmacia, de aptitudes reconocidas,


Pedro Cabreros y Adolfo Miguel, se asociaron para fundar la Farmacia "La
Ideal" que estuvo a cargo del farmacéutico Carlos Kuperman en la Avda. San
Martín N° 165. Fue en julio de 1938. En 1940 se traslada a la esquina de San
Martín y Dorrego.

Es comprada por el farmacéutico D. Güelfo Gagliardi, poniéndole su nombre.


Luego se traslada a la Avda. San Martín 302, antiguo edificio que ocupara la
tienda "La Capital". El edificio se moderniza y con los años se retira don
Güelfo y se hace cargo su hijo José Luis, también farmacéutico, hasta
nuestros días.

Farmacia "Norte". La recordamos en la esquina de Avda. Alte. Mitre y Rivas.


Don Elías Llega estaba a su frente con el asesoramiento técnico del
farmacéutico Héctor Moretti. Después, el químico farmacéutico Juan José
Bozzano, oriundo de nuestra ciudad, se convierte en nuevo propietario y da
su nombre a la farmacia. Roberto Ferraro fue su auxiliar.

El recordado "Fiyin", un hombre polémico y preocupado seriamente de los


problemas lugareños, se aleja y se instala en Ranchos. Allí muere, dejando el
recuerdo de su gran espíritu de amigo generoso y sincero.
Farmacia Pasteur. Doña Melania Cremonte llegó muy joven a San Carlos y
tuvo intensa vida profesional y cultural. Profesora, farmacéutica, perteneció
a la Asociación de Cultura y Fomento ocupando la tribuna con frecuencia.
Casó con el Sr. Humberto Bucciarelli y realizó una gran labor como titular de
la Farmacia Pasteur, que continúa hoy en otras manos en la primera cuadra
de la Avda. General Paz.

Sea el último recuerdo, para cerrar este capítulo, para Jesús Martínez, idóneo
de farmacia de reconocida capacidad. Trabajó en la farmacia San Carlos y
después en farmacia Fal, para posteriormente instalarse con farmacia propia
en la ciudad de Olavarría. Allí murió, ya anciano, en 1989.

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CAPITULO XVII

FOTOS DE LA CONFITERIA EL AGUILA Y CINE SELECT


1. Primero llegó el dolor, después el hospital. Las primeras gestiones. Donan
el terreno. Un cierre inesperado. Sociedad de Beneficencia Caridad. Nómina
de directores. Asociación Cooperadora.

2. Construcción de un nuevo edificio, etapas. El Dispensario Público.

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Primero llegó el dolor, después el hospital...

El dolor nació con el hombre y siguió con él. Por eso es que en el nuevo
villorio, paraíso de las aves que Las Acollaradas acunaban, prontamente se
sintió la necesidad de contar con un Hospital Público, para asistencia de los
enfermos.

Los primeros datos precisos hablan de la inquietud nacida en 1888, cuando


ya teníamos médicos establecidos y otros habían estado de paso.

La llegada del ferrocarril (1898) marca un hito fundamental para el progreso


lugareño, porque de pronto rompe un aislamiento casi salvaje, permitiendo
una aproximación más cómoda y rápida con la capital federal, convertida
ayer y hoy en el centro vital del país.

La instalación de la imprenta (1899) es otro jalón importante para la vida de


un pueblo que mostraba inquietudes intelectuales y que aspiraba a
informarse. Su prédica da fuerzas a quienes, pioneros del adelanto, se tornan
en voceros del anhelado hospital.

Mientras los vecinos ya se reúnen y deliberan con ese propósito, doña


Carmen Vargas funda por iniciativa propia la Casa Hospital de Nuestra Señora
del Carmen, que habilita el 16 de julio de 1900. Es algo insólito ya que la
tarea correspondía ser llevada a cabo por las autoridades y no por un
particular.

El Hospital alcanzó a funcionar, con muchas dificultades por falta de dinero, y


lo hizo en la esquina de la avenida 9 de Julio y Güemes.

Las primeras gestiones

En septiembre de 1901 era Intendente don Juan Erramuspe y en sesión


municipal se designa a los señores Manuel Fernández, Paulino Rey y Cataldo
Altavista para integrar la Comisión encargada de iniciar los trabajos para
fundar un Hospital.

Un año después, una nueva Comisión continúa a la anterior, formada por los
Sres. Galdino N. Carminatti, Dr. José Fabrés García, Florencio Camet, Antonio
Lautre y Nicolás Delisio.

Pocos días más tarde, 7 de setiembre de 1902, un ciclón provocó grandes


destrozos y ocasionó numerosas víctimas, registrándose muertos y heridos.

En ese momento se hizo más notable la ausencia de un nosocomio que


pudiera albergar y dar asistencia a los damnificados.

La solidaridad, tan proverbial en nuestro pueblo, se hizo presente. En el


Teatro Coliseo Español se dio lugar para atender a los heridos y también se
usó para esos fines el local de la Sociedad Italiana de S. M. La Flor de Mayo.

La realidad golpeaba fuertemente en el ánimo de los municipales y estos


reaccionaron como impulsados por un resorte.

Era Comisionado Don Andrés Macaya, natural de Bragado, desde el 22 de


enero de 1903, y él recibe el importe de las numerosas donaciones de la
población con un saldo a favor de $ 4.976,32.

El 8 de julio de 1903 se convoca a una gran reunión y de allí surge la Comisión


Pro-Hospital, reuniendo a los más notables vecinos de la época. Tres
médicos, Arana, Salces y Fabrés García encabezan el grupo con Galdino
Carminatti, Pedro García, Paulino Rey, Nicolás Delisio, Juan Erramuspe,
Eduardo Otero, Alejandro Funes, Enrique Linch, Florencio Camet, Antonio
Lautre, Manuel Llorens, Valentín F. Coria, Abraham Medina y Manuel
Fernández.

Donan el terreno

Don Juan Maineri, un italiano que había llegado con la caravana fundadora,
tal vez como queriendo significar que todo el esfuerzo propio y el de su
mujer, doña Luisa Mosconi, no había sido suficiente para agradecer a tanto
como habían recibido del país, ofrecieron en donación un terreno ubicado
sobre la Av. de Circunvalación N° 34 esq. Boulevard 47, compuesto de 8.000
mts. cuadrados para levantar allí el edificio que atendiera los sufrimientos de
la población. Este gesto altruista y que la comunidad bolivarense ha
reconocido públicamente colocando un busto del donante al frente del local,
aceleró los trabajos preliminares que ya habían tomado gran impulso.

El 4 de octubre de 1903 se colocó la piedra fundamental. La misma fue


bendecida por el Padre Alejandro Chinca en un acto que reunió a las
autoridades en una magnífica fiesta, ya que tampoco faltó la Banda de
Música.

Dos días después, el 6 de octubre, ante el escribano don Rodolfo Jordán se


hizo la escritura traslativa de dominio del terreno a favor de la Asociación Pro
Hospital de Bolívar con destino a la construcción de un Hospital de Caridad.

Firmaron Juan Maineri, su esposa, los señores Carminatti y Rey, por la


Comisión, junto a los testigos don Tomás Rodríguez y Juan López.

Un cierre inesperado

La inauguración de la primera etapa de la obra se efectuó el 8 de julio de


1905. Pero unos meses antes, a raíz de los sucesos de Pirovano, que
historiamos en otro lugar de este libro, el hospital tuvo su bautismo de fuego.

Un triste episodio se produjo a fine del año 1910 como consecuencia de las
desavenencias internas del grupo y provocó el cierre del Hospital, tuvo un
lamentable cariz político y se llegó a una crítica situación que fue reparada a
mediados de enero de 1911 por la intervención del Padre José María
Argüelles. Este sacerdote que era Vice Presidente de la Asociación asumió la
responsabilidad de abrirlo nuevamente con el apoyo del Comisionado D. Díaz
Pumará.

En agosto de 1911 la Municipalidad produjo la siguiente resolución: "En vista


de no tener local alguno apropiado para poder tener aislados enfermos de
enfermedad infecto - contagiosas y siendo de suma necesidad dicho local en
bien de la salud pública el Intendente Municipal que suscribe decreta:
"Alquílase la casa de don Luis Sarrat destinada para la instalación de un
Lazareto. Se toma posesión en el día de la fecha abonándose un alquiler de $
40 mensuales". (La ubicación estaba dada en la intersección de las avdas. 25
de Mayo y 9 de Julio, donde todavía está en pie, ruinosamente, la vieja
edificación).
Sociedad de Beneficencia Caridad

En forma simultánea a los servicios hospitalarios la señora Manuela H. de


Scolari, había fundado la Sociedad de Beneficencia Caridad para "socorrer a
los enfermos y vestir a los desnudos", cumpliendo similares funciones.

Recibía el apoyo de los pobladores que reconocían sus humanitarios


esfuerzos, pero igualmente su accionar se hacía penoso.

A raíz del cierre del Hospital Público intensificó su labor y hasta habilitó una
pieza para asistir a algunos vecinos atacados de viruela.

Pero no pudo subsistir.

El Hospital, mientras tanto, retomaba el rumbo y continuaría en un ritmo de


creciente progreso. Paulatinamente agregó salas, consultorios, comodidades,
gracias al aporte de los vecinos y de la Municipalidad que gravaba los
espectáculos públicos para hacer fondos.

Los nuevos tiempos, la tecnología moderna, el espíritu visionario de los


gobernantes de esta época, hicieron el milagro de concretar un Hospital que
enorgullece a los bolivarenses.

Habrá que sostenerlo y mantenerlo contra todo intento de menoscabarlo en


sus funciones, porque es patrimonio común de un pueblo que sabe lo que
quiere y lo que puede. La Municipalidad está a cargo de su administración. El
ayer cobija en un ancho manto de recuerdos la sacrificada labor de
innumerables médicos y en el portal, sobre los jardines que dan a la Av.
Calfucurá, una abnegada generación de enfermeras le está dando guardia de
honor, con sus impecables guardapolvos blancos. La "negra" Balbina, entre
ellas.

Nómina de Directores

El Hospital estuvo a cargo, desde su fundación, de una Asociación Civil que


manejó sus destinos. A partir del 4 de noviembre de 1926 el Dr. José Fabrés
García se hace cargo de la Dirección que ejerce hasta el 31 de agosto de
1943. De ahí en más la institución se mantiene hasta nuestros días siendo
ésta la nómina completa de sus Directores: Dr. Rogelio Solís del 19/11/43 al
9/5/1954. Dr. Carlos Daroqui del 19/5/1954 al 30/11/55. Dr. Ernesto Grossi
del 1/12/55 al 30/3/1959. Dr. Miguel L. Capredoni del 26/12/1966 al
16/5/1970. Dr. Edmundo Vaccarezza del 16/5/1970 al 31/8/1971. Dr.
Washington González del 1/9/1971 al 31/5/1976. Dr. Arturo Fuentes del
1/6/1976 al 1/12/1980. Dr. Renato Menéndez del 1/1/81 al 10/12/1983; Dr.
César A. Giannángeli del 11/12/1983 al 18/5/1987. Dr. Eugenio Angulo del
18/5/1987 al 24/5/1988. Dr. Carmelo Salonia del 26/5/1988 hasta el
5/6/1989 y el Dr. Hugo Gambini le sucedió hasta el presente.

Asociación Cooperadora del Hospital Sub-Zonal

La Comisión Cooperadora del Hospital Sub-Zonal de Bolívar fue creada en


Agosto de 1985, cumpliendo con la Ordenanza N° 57/85 promulgada por
Decreto N° 782/85.

Realiza una gran labor procurando fondos para apuntalar los servicios
hospitalarios con la provisión de diversos elementos que hacen a la actividad
específica. Fue su primera presidente la Señora Leonor Alzueta de Martínez, y
actualmente está al frente de la Asociación el Sr. Alberto Basile, que se ha
constituido en un activo y desinteresado dirigente.

Construcción del Hospital Sub-Zonal General de Bolívar

El vetusto edificio del Hospital de San Carlos ofrecía al inicio de la gestión


municipal del Dr. Félix Bereciartúa serias deficiencias de construcción.
Además carecía de algunos servicios de importancia y necesitaba
acomodarse a los requerimientos médicos y técnicos de la hora, con una
medicina en pleno avance.

Alguien pensó en realizar refacciones, las que realmente serían costosas y


quedarían al fin como un remiendo en algo viejo. La idea fue, entonces,
construir un moderno edificio dándole todo aquello que fuera necesario. Y
así se hizo. No obstante la demolición de los pabellones centrales, los que
daban su frente a la Av. José Fabrés García, provocó serias críticas y alguna
disconformidad. Se argumentó que el inmueble podía adaptarse para otras
funciones, ser aprovechado. El espacio vacío, finalmente, dio asiento a la
Estación Terminal de Micros.

Las etapas

Cinco etapas se cumplieron para lograr la terminación de la obra que


respondió a planos y dirección del Ingeniero bolivarense Juan Carlos García.

En la primera (contrato del 18/5/1978) se realizó la estructura de hormigón


armado a cargo de la empresa Luis Aldo F. Rossi con un monto original de
pesos 168.508.439.

Al final de la 2ª etapa (contrato del 11/6/80) se habilitaron 16 habitaciones


con una capacidad de internación de 32 camas en grupos de dos, con sus
respectivos sanitarios, consultorio de curaciones, estar de visitas, office de
enfermeras y recuperación post - operatoria, con cuatro boxes de una cama
cada uno, cirugía y esterilización, también se construyó el sector de
emergencia, sala de máquinas, tanque de agua y lavandería.

La empresa constructora fue la de don Cándido Ucar en 2.490.764,80 pesos.

La tercera etapa también estuvo a cargo del Ingeniero Ucar con la firma del
contrato el 24/11/81. Se hizo la sala de rayos con revelado, comando y grupo
sanitario, zonas de esperas para el público, consultorios externos, un puesto
enfermería y baños generales.

La cuarta etapa volvió a encontrar a la empresa Ucar en la firma del contrato


de obra el 17/11/82, correspondiéndole la última etapa a la firma CYLPP-
SAMAIS-NORBAL TESA. Firma del contrato el 5/9/83.
Nuestro Hospital es magnífico y está preparado para desarrollar una intensa
actividad en favor de la población. Hace falta que no se descuide su acción y
que se hallen fórmulas, hasta ahora buscadas más que nada con fervor
político, para que su funcionamiento responda al interés de sus pacientes y
cumpla ampliamente con su insustituible labor social y humana.

Defenderlo, protegerlo y ayudarlo es una obligación irrenunciable de los


bolivarenses.

Zona sanitaria

La salud de nuestro Partido depende en su manejo y administración de la


Zona Sanitaria con centro en la ciudad de Azul.

El Dispensario Público

Comenzó para tratar casos de primeros auxilios y como consultorio externo


para pobres de solemnidad este Dispensario Público, transformado luego en
Asistencia Pública Municipal con una labor relevante y de muy importantes
méritos.

Fue creada por Ordenanza N° 10 del año 1928, nombrándose una Comisión
integrada por los Dres. Rogelio Solís, Miguel L. Capredoni y Daniel Salazar con
el fin de proyectar su instalación.

También se establece el alcance de su actuación recordando que el Hospital


Público, simultáneamente, cumplía con su habitual función.

El Dispensario proveía 1°) Asistencia médica de primeros auxilios. 2°)


Asistencia a domicilio y en consultorio para pobres. 3°) Uso de ambulancia
para auxilios y transporte de enfermos, además de vacunaciones y
consultorio odontológico.

El 8 de junio de 1942 se le da el nombre de Asistencia Pública Municipal,


habiendo inaugurado su gran casona de la calle Arenales, al lado de la
Comisaría de Policía, a principios de 1936. Luego se cerró para funcionar
como Guardia Médica Municipal dentro del Hospital Sub Zonal de Bolívar,
una vez que fuera habilitado el nuevo edificio.

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CAPITULO XVIII

1. La enseñanza primaria en sus orígenes. Escuela para niñas. Cuadro de la


enseñanza en el Partido. Mis maestras. Maestros bolivarenses. La primera
promoción de maestras locales. Nómina de egresadas.

2. Maestras en el recuerdo. Casimira Barroso. María Alcira Cabrera. María


Delhez de Franchimont.

3. Establecimientos educacionales. Simón Bolívar, Instituto Almafuerte,


Escuela de Ponce, Escuela Normal Popular, La Universidad Popular "Emilio
Grau", ENET N° 1, Escuela Nacional Profesional de Mujeres. Colegio Nacional.
La Santísima Trinidad. Colegio Cervantes. Instituto Superior del Hogar
Agrícola. Instituto de Formación Docente. Unidad Profesional N° 21.

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La enseñanza primaria en sus orígenes

En cuanto se constituyeron las primeras autoridades del Partido ubicamos un


Consejero titulado "Municipal de Instrucción Pública", cargo que ocupara don
Juan Munhoa, activo dirigente mutualista y que tuviera el triste privilegio de
ser el primer ocupante del cementerio local.

Es decir que la preocupación por la enseñanza surgió desde la fundación, ya


que la población aunque pequeña fue creciendo a buen ritmo, haciéndose
imprescindible dar enseñanza a los niños y también a los adultos.

Son varias las notas que se envían al Consejo de Educación, interesando a la


autoridad en el tema. Una que lleva fecha 16 de marzo de 1881 dice: "urge
que se instale un colegio para varones y que se designe un maestro". "No
habiendo un edificio público para desarrollar allí la actividad se ofrece una
casa particular costeada por la Municipalidad". Firma la nota don Martín
Arce.

Otra nota dice: "Bolívar, 5 de junio de 1881. Al Señor Ministro de Gobierno


de la Provincia de Buenos Aires Dr. Carlos D´Amico. La población siempre
creciente de este Partido exige la pronta creación de una escuela de primeras
letras para ambos sexos y la Municipalidad que presido me encarga dirigirme
al Sr. Ministro para que por intermedio de V.S. se pida al Consejo General de
Educación dote a este pueblo de una escuela, cuya creación se hace sentir ya
como una de sus más apremiantes necesidades". Dios guarde a V.S. Hernán
Ayerza. Juez de Paz.

Estas gestiones tuvieron éxito por lo que se nombró maestro a don Juan
Martínez Ruiz, asignándole un sueldo de $ 1.500 m/n y a fin de hacer posible
instalar la escuela, se enviaron 25 bancos dobles, 50 tinteros, 2 pizarras
murales, un mapa de la provincia, 100 libros de lectura, 200 cuadernos y
otros elementos como lápices, plumas, tizas, lapiceras y útiles de geometría.

El 11 de septiembre de 1881 quedó inaugurada la Escuela Nº 1 de varones,


con asistencia de autoridades y pobladores en un clima de gran alegría.

Treinta niños son los fundadores, los adelantados que abrirán ancha huella al
saber y se llamaban Mauricio Córdoba, J. Baldovino, Ginés Córdoba, Miguel
Viola, Segundo Terán, Jacinto Cebada, Manuel Zabaleta, Pedro Hueso,
Zacarías Linares, Tiburcio Mendiguchea, Emiliano Molina, Francisco Doll,
Demetrio Caña, Primitivo Chatruc, Agustín Cetrá, Encarnación Barrios,
Domingo Hernández, Benigno Sagores, Pablo Dorrego, Alejandro Aguirre y
Marcelino Díaz, Pedro Molina Ramón Mendiguchea, Arturo Cosa, Aureliano
Molina y Eduardo Chatruc.

En el año 1928 se eleva a primera categoría la escuela, contando en ese año


con 20 aulas (grados).
La creación de la Secretaría es del año 1914 y su primera secretaria se llamó
Srta. María Antonia Pignetto. Lleva el nombre de Domingo Faustino
Sarmiento desde el año 1933.

Fueron sus padrinos el Embajador de Venezuela Ministro Dr. Pedro César


Domínici -que no pudo asistir a la ceremonia- y el Sr. Mariano C. Unzué.

Durante la dirección de la Srta. Amalia Bustamante de una recordada labor


docente, fue reinaugurada y bendecida la Biblioteca del establecimiento. (9
de julio de 1939).

Desde la fundación y hasta el año 1890 actuaron como Preceptores Juan


Martínez Ruiz, Gregorio M. Ferrizzano, Mariano Barlar, Juan Fatella, Pedro
Rom, Germán Tejerina, Antonio Maláez y Zenón Márquez.

Luego fueron nombrados como Directores Basilio Erreca; Lorenzo Trusolino;


Hipólito Harispe; José Santos; Sra. Corina R. de Santa Marina; Srta. Agustina
Pelletieri; Srta. Amalia Bustamante; Adán Carrizo Etchegaray; Adolfo Sánchez;
Aníbal Michelli; Justina A. de Larrinaga; Irma Rodeiro de Tamagno; Matilde
Tamagno de Ponisio. Alguna vez estuvieron a cargo de la escuela la Srta.
Marcelina Olcoz, Elena Ortiz y Sra. Isabel Rossi de Lerga. En la actualidad, al
comenzar el año 1990, es su titular la señora Irma Sánchez de Lanzoni.

Escuela para niñas

El 11 de octubre de 1881, un mes de habilitada la escuela para varones, el


Consejo Autoriza la creación de la escuela para niñas, que comienza a
funcionar en 1882 a cargo de la maestra interina Gioiele Maranesi.

No hay suerte con estos maestros. Martínez Ruiz, terminado el período de


clases, se fue de vacaciones y nunca más volvió. La Srta. Maranesi, de un
carácter muy especial y costumbres no aceptadas en la época, pronto tuvo
serios problemas con la sociedad que le fustigó duramente su conducta.

Como resultado de esas protestas fue reemplazada por la Srta. Irene


Etcheverría el 22 de julio de 1882. La Maranesi provocó un revuelo singular
ya que publicó una solicitada en el diario "La Prensa" de Buenos Aires
defendiendo su posición y rechazando los cargos que se le habían formulado.

La publicación que hace el Dr. Alvaro Martínez en su obra del texto completo
me exime de reiterarlo aquí.

Así comenzamos a marchar sin pausas por los limpios senderos del saber en
una actividad, la docencia, que contó siempre con maestros de señalada
vocación y espíritu de sacrificio.

Cuadro de la enseñanza primaria en el partido

Año Total de escuelas Provincia Privadas

77 73 4

Preescolar 12 10 2

Primaria 55 53 2

Adultos 4 4 -

Especial 2 2 -

Media y Técnica 2 2 -

Superior 1 1 -

Form. Profesional 1 1 -

MATRICULA 6.229 5.284 945

Preescolar 1.258 1.066 192

Adultos 90 90 -

Primaria 4.261 3.508 753

Especial 123 123 -


Media y Técnica 164 164 -

Superior 224 224 -

Form. Profesional 109 109 -

Mis maestras

Son un hermoso y agradecido recuerdo en mi vida. En ellas, que tanto


hicieron por mí, rindo homenaje permanente a las maestras y maestros de mi
pueblo. Livia y Cora Salas (de la Escuela de Ponce), María Luisa Freire de
Maineri (1º grado), Nélida Zulet de Poffo (2º grado), Carmen Arriazu de
Rosiello (3º grado), Blanca Salduna de Bonati (4º grado), Ana María Taylor de
García Cein (5º y 6º grados) de la Escuela Nº 1. Púrpura Lugones de Pérez
(maestra particular).

Maestros bolivarenses

Para 1890 ya encontramos en funcionamiento otras escuelas primarias. La


Escuela Infantil Nº 7 es una de ellas, a cargo de quien fuera distinguida
maestra doña María Luisa Hortoneda de Harispe, a quien secundaba su
hermana Srta. Irene Hortoneda.

La señora de Harispe murió en La Plata casi centenaria y desde allí en 1932


había difundido un folleto propugnado "La Granja Familiar" como una
solución al problema económico de nuestros habitantes.

Doña Corina Ribota de Santa Marina fue otra maestra vocacional de


auténtica fibra que ocupó la dirección de las escuelas 1 y 6. También estuvo
presente en la creación de la Escuela Normal Popular y en cuanta inquietud
cultural asomara en el pueblo.

De Casimira Barroso y María Alcira Cabrera, como así también de doña María
Delhez de Franchimont, nos ocupamos en una pequeña semblanza personal.
Algunos nombres se nos ocurren para dejarlos grabados en la historia, aún a
riesgo de pecar por injustos, ante la segura omisión de muchos que en
aquellos días tempranos hicieron de la enseñanza un canto de fe para el
mañana.

Ignacia y Victoria Sagasti, Agapita Castro, Generosa Abrain, Emma Lescano,


Victorina Valdés, Elvira y Josefina Zelaschi, Adela Gelabert, Serafina Tobalina,
Adela y Delfina Franchimont, Clotilde Jofré, Segunda T. de Carrizo Etchegaray,
Agustina R. Pelletieri, Raquel Tuya, Carmen Méndez Jaren, más cercanas en el
tiempo, Margarita González Sosa y Juan P. de Agrelo. Tantas hay de ayer a
hoy, con iguales méritos, con hondas motivaciones patrióticas, con similar
espíritu de abnegación que merecerían, todas, la sola mención de sus
nombres y la expresión de la mayor gratitud, al menos, en páginas doradas e
imborrables.

Los hombres también vistieron el guadapolvos blanco. Don Hipólito Harispe y


Enrique Buscaglia. Don José Domingo Forgione, Don Prudencio Soto (h), Juan
R. Klappenbach y Adán Carrizo Etchegaray en una lista compleja que no
podría dejar afuera a don Adolfo Sánchez, ya avanzado en el tiempo hacia
nuestros días con Aníbal Michelli, Héctor Dante Andrade, Rodolfo Olalde,
José A. Lazarraga, Ismael Bois, Enrique Fazzini, Don Angel Lofrano, todos en
su momento directores de escuelas. Otros maestros de recordada actuación
fueron Alfredo Albisú, Alberto Galán, Guillermo Forte, Rubén Alvarez y
Miguel Albons. Y como exponentes de una "expecie en extinción" también
como homenaje, el nombre de dos maestros de hoy: Anselmo Varenna y
Jorge Salduondo Di Tomaso.

La primera promoción de maestras

Un viejo anhelo se cumplía cuando el Colegio Jesús Sacramentado estableció


el curso completo para obtener el título de maestro de grado primario. Por
eso el 27 de noviembre de 1953 fue un día de fiesta para la docencia
bolivarense y un jalón más para el progreso lugareño. En esa fecha y en el
Salón de Actos de la Municipalidad se despidió a la Primera promoción de
Maestras egresadas de ese Instituto religioso.

Hizo uso de la palabra la docente Srta. María Etelvina Cáceres y actuó el Coro
a cargo del maestro Virgilio Rossi.

En la oportunidad estuvo presente Monseñor Antonio Plaza, quien también


se dirigió con emotivas palabras a las nuevas maestras. Posteriormente se
sirvió un vino de honor que contó con la presencia del Sr. Intendente
Municipal Dr. Manuel Chatruc Miguez.

Nómina de egresadas

Asprea Elizabeth; Benedetti Doris Mabel; Camps Rosa Ethel; Casajús Susana
Araceli; Deleonaris Beatriz Esther; Guichandut María Elena; Hoanni Raquel
Nélida; Martínez Gladys; Maineri María de las Mercedes; Osovi Yolanda
Elvira; Peralta Juanita; de la Serna Alita; Timo Elba; Terrera María Nélida;
Urrutia Lía y Villamor Olga.

Casimira Barroso. Ejemplar maestra de los primeros días

Fue una de las primeras maestras que tuvo San Carlos de Bolívar. Mujer
valerosa, de probada conducta, le tocó sobrellevar circunstancias muy
difíciles en su modesta existencia dedicada a la enseñanza. La primera de
ellas, carecer de un título habilitante a pesar de su gran experiencia en la
materia; la segunda, ser sostén de una hermana enferma y una tía baldada,
que encontraron en ella seguro apoyo y solidaridad.

Perteneció a una generación de maestros con nombres que ya ganaron el


reconocimiento de la historia lugareña: las señoritas Alcorta, Baldomiro,
Borracer, Sagasti y Hortoneda.

Adelantados del saber que dieron una hermosa lección de amor cuando el
país quería comenzar a borrar su triste noche negra de la lucha contra el
indio, en nombre de una civilización que para imponerse les quitó la vida.

Su actuación se inicia en 1885 como maestra y ya es nombrada Directora de


la Escuela Nº 3 en 1887, en el Paraje llamado "Cabeza del Buey", al pie de la
laguna que sirviera de apoyo y descanso a las caravanas salineras. Allí el azar,
que a veces tiende los hilos invisibles para favorecer coincidencias
formidables, asiste al encuentro de la noble maestra con el niño estudioso
llamado a tener un papel preponderante en el hacer de la población.
Nombramos a Luis Mallol, que seguirá sus estudios con la Srta. Barroso
cuando ésta abre su escuela privada "Bernardino Rivadavia" al quedar
cesante por falta de título.

Por eso dice el poeta muchos años después "La Srta. Barroso ha sobrellevado
la vía crucis de su existencia con ejemplar resignación y ha sabido vivir su
pobreza con dignidad".

En los últimos años de su existencia, la Municipalidad de Bolívar le asignó una


pequeña pensión. También algunas ex alumnas se acercaron a la anciana
para ayudarla. Fue el reconocimiento a una mujer que dio lo mejor de su ser,
en una entrega incondicional y permanente al servicio de la enseñanza.

Un monumento, una plaza, la evocan para que nadie la olvide.

María Alcira Cabrera

Pertenecía María Alcira Cabrera a una familia de seis hermanos, donde el


padre había fallecido tempranamente. Había que trabajar, siendo niña aún.
Eso no la inquietó.

Solicitó una vacante de maestra, sin serlo todavía, y con apenas 13 años.
Practicó en la Esc. Nº 1 en el 1900 con la dirección del Sr. Harispe, para luego
recibir nombramiento como maestra de grado en la Escuela Nº 2, con un
sueldo mensual de $ 40.00 y con el compromiso de estudiar hasta conseguir
el título.
Más tarde pasó a desempañarse como Directora de la Escuela Rural Nº 3,
Cabeza del Buey, en un paraje totalmente desértico, donde para llegar había
que ir en galera.

Solicitó su traslado y obtuvo nombramiento para la Escuela Nº 11, "una


escuelita que era un encanto" según expresara alguna vez. Más tarde se le
ofreció la dirección de la Escuela Nº 6, con casa habitación, por lo que cambió
de destino.

1920 es su último año en la escuela primaria. Pero habría de continuar en la


enseñanza a partir del 1º de marzo de 1921 y por espacio de 23 años, en la
Escuela Nocturna Municipal.

María Alcira Cabrera obtuvo su diploma de maestra y le hizo honor con una
dedicación total y calificada, que la posteridad, agradecida, le ha reconocido
ampliamente.

Una gran fiesta

El 4 de diciembre de 1960 se realizó en el Club social un gran banquete en su


homenaje, con motivo de conmemorar los 40 años de su alejamiento de la
escuela primaria. La adhesión de autoridades, colegas, ex - alumnos y vecinos
fue emocionante.

Ofreció el acto don Horacio Gómez. "En esta tierra de los homenajes fáciles -
dijo el orador- nunca mejor tendida esta mesa que una generación levanta
con singular orgullo para testimoniar su gratitud a la maestra de los primeros
años".

Hubo adhesiones muy significativas. Entre ellas, de las educadoras Agustina


Rosa Pelletieri, María H. de Harispe, Elvira Zelaschi de Sánchez Guilarte. De la
señora Amparo Méndez Jarén de Mallol, del Dr. Carlos Daroqui, Sr. D. Jacinto
Maineri, don Martín Oriozabala, del Sr. Intendente don Domingo Erreca, de
doña Inés Cáceres de Pajot, Sra. Angélica Pascuet e hijos. Fue una fiesta
inolvidable. Ella también es inolvidable.
María Delhez de Franchimont

Había nacido en Lieja (Bélgica), donde se graduó de maestra normal. Casada


con León Franchimont, madre de dos hijas Ana y Adela, llega al país en 1880.

El matrimonio se radicó en La Plata ocupándose el marido en actividades


propias del comercio y la esposa dando clases de francés.

En el año 1900 consigue en la Escuela Normal de La Plata el título de maestra


nacional, que la habilitaría para una descollante tarea educacional.

Sale obligada por las circunstancias de su familia, muerte de su hija Ana y


pérdida del negocio del Sr. Franchimont en un incendio, al interior de la
provincia.

Cacharí, Hinojo, Azul, Olavarría, Carhué y Puán son hitos en el peregrinaje


familiar hasta que arriba a San Carlos en 1910.

Es la celebración del Centenario y en el pueblo se viven las vicisitudes de los


paros organizados por la población contra sus autoridades comunales.

El 22 de mayo de ese año se instala como Directora de la Escuela N° 7, en el


lugar que hoy ocupa el hogar de Ancianos, y su valiosa actividad docente
habría de prolongarse hasta sus últimos días entre nosotros.

La familia habría de aumentarse con la llegada de otros hijos: Ida, León y


Delfina, quienes siguen las huellas sarmientinas y se reciben de maestros,
dando exámenes libres en La Plata.

Digamos que Adela también fue maestra, por lo que la mesa de los
Franchimont reunía cinco maestros de sus seis integrantes.

Participó en la fundación de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia y en


la creación de la Escuela Normal Popular teniendo como alumnos a quienes
luego fueran destacados maestros, entre ellos José D. Forgione, Nicolás
Natiello, Etelvina C. de Klappenbach, Isolina Carminatti de Vignau, Celina Oro,
Lita Forte y Nicanora Zoco de Campo.

Ejerció en la escuela normal incorporada al Colegio Jesús Sacramentado,


integrando además comisiones de bien común por su espíritu devoto y
cristiano. Murió el 15 de octubre de 1924.

Establecimientos educacionales

Escuela de los Hermanos Pagadoy. Funcionando allá por el año 1908 estaba
dirigida por tres hermanos provenientes de 25 de Mayo. La particularidad de
la casa de estudios es su naturaleza franco-argentina, por lo que se cantaba
el Himno Nacional Argentino y también la Marsellesa, además de introducir a
los alumnos en el idioma francés.

Colegio Simón Bolívar. Llamado "escuela de Alías", ubicado en el año 1913


en el Salón de la Sociedad Española, contiguo al Teatro, y que alguna vez,
cuando don Hipólito Harispe dirigía la Escuela N° 1, sirvió de asiento para la
misma.

Escuela primaria y secundaria comercial, supo estar incorporada a la Escuela


Superior de Comercio de Buenos Aires y al Colegio Nacional de Bragado.
Cumplió con la conducción de don José Alías una buena tarea improba en
beneficio de la juventud estudiosa. Fue su Director Técnico el Dr. Carlos
Daroqui.

Instituto Almafuerte. El Instituto que llevara el nombre del gran poeta


platense se fundó en el año 1929 y estuvo a cargo de don Prudencio Soto (h),
maestro de relevante actuación en nuestro medio, luego Inspector de
escuelas y cultor de las letras.

Tres sectores marcaron su inicio primario, secundario y comercial. Luego se


transformaría nada más que en esta última, dando conocimientos prácticos
de contabilidad, teneduría de libros, dactilografía.

Reemplazado el Prof. Juan Santamaría por la Srta. Francisca Soto, fue ésta la
encargada de llevar adelante el Instituto, prácticamente hasta su
fallecimiento, en la casa de la calle Pringles a metros de la Av. San Martín.

Escuela de Ponce. Con la dirección de la señora Juan L. de Ponce y la


asistencia de las señoritas Cora y Lidia Salas, funcionó la Escuela de Ponce en
la Avda. San Martín, entre Dorrego y Zapiola, un poco más allá de la antigua
Casa Mazzuca. Tenía todo el aspecto de una casona de antaño. De doble
portal de madera, espacioso zaguán y dos ventanales anchos que caían hasta
muy cerca del piso. Un enorme patio de estilo colonial y amplias galerías,
todo un conjunto edilicio que exhalara austera belleza. Un ámbito de paz
donde las primeras letras empezaban a nacer con olor a jazmines y
madreselvas.

Escuela Normal Popular. Nació esta Escuela llamada a tener enorme


influencia en la juventud de la época, de la inquietud vecinal. La Comisión
fundadora de la Biblioteca Bernardino Rivadavia mucho tuvo que ver con tan
importante cometido. Don Adán Carrizo Etchegaray fue su primer Director y
la nómina de las primeras beneficiadas la integran Victorina Artieda, Orfilia
González, Julia Delisio, María Etelvina Cáceres, Angélica Silva, Angélica Costa,
Elvira Dalia y Zulema Kidd, que en marzo de 1914 obtienen becas municipales
de $ 7,50 cada una por mes para cursar estudios en esa casa.

La primera promoción lleva estos nombres que son realmente, todos, dignos
de la mejor mención por la labor cumplida luego con dignidad y patriotismo.
Regina Sarraúa de Urrutia; Zelmira Cobián de Larrosa; Julia Cobián de Alías;
Carmen Etcheverry de Márquez y María Alcira Cabrera.

Otros egresados con posterioridad habrían de honrar al magisterio


bolivarense y a la cultura en general. Son José D. Forgione, Prudencio Soto,
Juan Carlos Grossi y León Larregle.

Sostenida por el pueblo, la Escuela Normal funcionó durante 11 años y a su


alrededor gestó un amplio movimiento estudiantil que dio origen al "Centro
de Estudiantes" y a la Revista que los representaba, abarcando todo el
espectro educacional. Fueron dirigentes activos Virgilio E. Pérez, Ismael Bois,
Prudencio Soto (h), Enrique Fazzini, Francisco Dolhare, Juan José Godeol,
Nicolás Natiello (h) y Angel Vicente (h).

Fue Directora también de la Escuela Normal Popular la Señora Corina R. de


Santa Marina, quien obtuvo el reconocimiento de sus alumnos por "sus
sólidas dotes de carácter, vasta preparación, que las ha empleado siempre
para el progreso de la cultura bolivarense".

La Universidad Popular "Emilio N. Grau". Por Ordenanza Municipal


promulgada el 30 de enero de 1921 se crea la "Universidad Popular Emilio N.
Grau", como homenaje al autor del primer proyecto de la misma índole, cuyo
fin será la educación de adolescentes y adultos de ambos sexos. El art. 2°
establecía: Las clases serán nocturnas, de carácter objetivo y orientado en
sentido práctico teniendo en cuenta las necesidades de la región. Art. 3°) La
Universidad Popular podrá dar los siguientes cursos a medida que la
necesidad los requiera y las circunstancias lo permitan: a) Curso Libre para
analfabetos. b) Cursos comerciales -cursos técnicos- fotografía, música,
conferencias, etc. La Dirección y Administración podrá ser desempeñada por
la Asociación de Maestros. Fue nombrado ante la Asoc. de Maestros como
delegado al momento de la creación al concejal Dr. Carlos Daroqui, que
mucho tuvo que ver con la iniciativa y su puesta en marcha. Digamos que
Emilio Grau fue vecino de 25 de Mayo, educador y periodista. A su cargo
estuvo dirigir el periódico Cosmos de esa ciudad.

ENET N° 1 - Libertador Simón Bolívar. Nació a la vida, diríamos a la vida útil y


provechosa, en el año 1924 y se llamó Escuela Nacional de Artes y Oficios.
Ascendíamos un escalón incorporando un centro educacional y de
aprendizaje profesional a nivel medio.

Respondía a una sentida necesidad de un pueblo que quería darle a sus hijos
las herramientas válidas para un futuro laboral con mayores posibilidades.

La escuela supo cumplir con tan alta finalidad y no solamente fue dando en el
andar de los años artesanos hábiles , mecánicos, herreros, carpinteros,
electricistas, que se incorporaron a la actividad con plena conciencia de lo
que hacían, sino que también aportó cambios a esa juventud, a veces díscola,
mal entretenida, señalándole sana orientación.

Fue su primer director el Sr. Ing. Aquiles S. Scatini, quien al cabo de un


tiempo no mayor de dos años puso el cargo en manos del Ing. Ricardo F.
Arengo. Lamentablemente su accionar, dotado de amplio dinamismo, se vio
interrumpido por una temprana muerte. Le sucedió el Sr. David Sabatini y a
éste, y por largos años hasta 1956, don Vicente Frezza.

La escuela nació en el edificio de las calles Venezuela y Olascoaga, para


trasladarse luego al amplio predio de la Av. 25 de Mayo y Mitre, donde
permaneciera casi cincuenta años, pues formalizó su entrega recién en
octubre de 1988 a sus propietarios.

Como un homenaje a su alumnado vaya la nómina de los primeros


egresados, hombres todos de bien, que cumplieron una destacada labor
profesional y comunitaria. Fueron en Herrería José A. Paradella; Mecánica
Luis M. Puentes; Asdrúbal Puentes, Leodorico Prendes, Rómulo Vercellone,
Arturo Ferrando, Salvador Cárdenas, Daniel Pato y Juan Leonetti.

Las exposiciones anuales de los trabajos de los alumnos fueron siempre una
fiesta y la más viva muestra del trabajo creador, eficiente, práctico de la
escuela, que justificó ampliamente el esfuerzo hecho por los vecinos y
autoridades al momento de solicitar la apertura.

Algunos nombres. El historial registra muchos nombres de profesores y


maestros que pasaron por las aulas dejando lo mejor de sus inquietudes. Don
José Castellá fue un poco el "padre espiritual" de todos, porque a sus
condiciones técnicas unía una gran sensibilidad humana.

De aquella primera hora evocamos a don Francisco Santa María (Secretario


Contador), Don Enrique Pampín (Dibujo), Don Vicente Frezza (Mecánico
Electricista), Don Pedro Andorno (Herrería), Pascual Forte (Carpintería), Don
Deviterbo Peralta (Depósito de materiales) y don Lorenzo Borelli
(Ordenanza).

Después vendrían Alberto Porcel de Peralta, Don Héctor Llanos, Cirilo


Sangiani, Miguel Valva, don Luis Deleonardis, y seguirían dándose nombres y
apellidos en una continuidad de afanes y propósitos: Fangio, Aquaro, Rivas,
Oguiza, De Lara, Albizu, Agrelo, Caivano, Romero y muchos más que honran
la vieja historia, como Alberto Bianchi y Sra. Deleonardis de Paulet.

Sus denominaciones. Del 1° de marzo de 1925 -fecha en que comenzó la


actividad- se llamó Escuela de Artes y Oficios, hasta el año 1949. Por decreto
de fecha 28 de junio de 1949, N° 19.379, se le cambió la denominación por
Escuela Industrial de la Nación hasta el 12 de junio de 1961. Luego pasó a ser
Escuela Nacional de Educación Técnica hasta el 7 de setiembre de 1964. Por
último, y a raíz del decreto resolución 1196/64 su nombre actual es E.N.E.T.
N° 1 Bolívar - Provincia de Buenos Aires.

Fueron directores después del Sr. Frezza, don Cirilo Sangiani; don Mario
Rodríguez; la Srta. Irene Graciela Medina y el Sr. Oscar Yannuzzi, que sigue en
la dirección del establecimiento.

El nuevo edificio. Felizmente la ENET N° 1 ya está definitivamente en su


nuevo edificio. Un viejo sueño concretado ya que tuvo en el ex intendente
Félix Bereciartúa un decidido apoyo. En la Av. Centenario se levanta la
formidable construcción en una superficie de una hectárea y fracción.

El internado para los alumnos que se instaló en la casa de la Avda. Alsina y


Balcarce cumple con otra de las finalidades básicas de la escuela, que es la de
dar alojamiento barato a los alumnos que provienen de otros lugares de la
provincia.
En todo esto ha existido un gran aporte comunitario y una estrecha
colaboración de los padres de los alumnos con los educadores. La Asociación
Cooperadora es digna del mayor elogio. Es justicia destacar a la
consideración del pueblo el nombre de quien fuera su Presidente honorario,
don Emilio Beltramini, y mencionar además a ese noble caballero, luchador
incansable donde hubiera algo que hacer, que se llamó Domingo
Aguerregohen.

Escuela Nacional Profesional de Mujeres. En la esquina de Sarmiento y


Arenales, edificio propiedad de la familia Casariego, comenzó a funcionar en
junio de 1930 la llamada Escuela Nacional Profesional de Mujeres. Fueron sus
profesoras a la hora inicial las siguientes personas: Srta. Angélica Yorio,
maestra de bordado a máquina; Srta. Elvira Martirani, maestra del taller de
Lencería; Señora Isabel Sueldo de Liuzzi, maestra del taller de Dibujo; Srta.
Luis Bruglier, maestra del taller de Economía Doméstica, y la Sra. María E.
González de Peralta, maestra del taller de Corte y Confección. Fue su primera
Directora la Srta. Sara Freire.

"La Profesional" desarrolló una interesante tarea al iniciar en trabajos


propios del hogar a jóvenes que no querían o no podían intentar estudios
superiores. Enseñanza que les posibilitó acceder a empleos y a lograr una
independencia económica trabajando por cuenta propia.

La Escuela asimilada hoy a ENET N° 1 tiene su sede en el nuevo edificio de la


Av. Centenario y desde allí prosigue en su loable esfuerzo de enseñar.

Colegio Nacional "Remedios Escalada de San Martín". La creación del


Colegio Nacional respondió a una necesidad de la población y se logró tras
muchas gestiones por decreto del 7 de junio de 1929, cuando se designa al
Dr. José S. Fabrés para el cargo de Rector, y al Sr. Juan Quaranta como
Secretario.
Los vaivenes políticos del 30 lo marcan a fuego.

La Ley de Presupuesto del año 1931 le quita la partida, por lo que pierde su
carácter oficial. Funcionará como Incorporado al Colegio Nacional de Azul,
con todas las dificultades propias de no contar con fondos suficientes.

Su reapertura se produce el 28 de enero de 1937, asumiendo el Dr. Miguel L.


Capredoni el cargo de Rector Interino.

Por decreto del 18 de marzo de 1937 se nombra al personal administrativo y


de servicio. Quedó integrado de la siguiente manera: Secretario, Sr. Néstor
Larregle; Ayudante, Sr. Carlos Alberto Solís; Ayudante, Sr. Juan Cicco.
Bibliotecario, Sr. Absalón Larrazábal. Personal de servicios los señores Tomás
Cañas y Rogelio Díaz.

El nombramiento del personal docente se registra el 31 de mayo de 1937 y se


compuso de esta manera: Castellano, Prof. en Letras Osiris Demóstenes
Sordelli; Castellano e Historia, Prof. Adolfo J. Cancio; Botánica y Zoología, Dr.
Miguel L. Capredoni y M. Rodolfo Portela; Geografía, Prof. Julio Florencio
Cortázar; Historia, Temístocles Raúl Cabrera; Matemáticas, Prof. Rodolfo José
Crespi y Alcides A. Lotito; Dibujo, Emma Calac de Comas; Ejercicios físicos,
Prof. Prudencio Soto (h) y Angel L. Arias; Francés, Prof. Marcela Duprat;
Inglés, Profesora en Lenguas Vivas Srta. María de las Mercedes Arias. Como
interinos en Música se propone a la Señora Felisa Murro de Rossi y en
Francés a la Srta. Micaela M. Artola.

Un año después se incorporaría con tres horas de Química el farmacéutico


don Guillermo Fal. Y el Dr. Santiago B. Gandola a la cátedra de Historia. El 8
de octubre de 1938 se designa Rector por concurso al Prof. Augusto Fistolera
Mallé, quien sin hacerse cargo obtiene traslado a otro colegio.

Juan Pedro Curutchet. El 5 de julio de 1939 ingresa como Rector el Prof. Juan
Pedro Curutchet.

Su presencia resultó de capital importancia para el desarrollo de las


actividades, pues a su capacidad de profesor unió un concepto claro de la
disciplina y el cumplimiento del deber.

El 10 de mayo de 1954 habría de retirarse para acogerse a los beneficios


jubilatorios. No obstante, el 11 de mayo de 1956 vuelve a hacerse cargo por
Resolución Ministerial con carácter provisional de la Rectoría, que deja
vacante, por fallecimiento, el 22 de diciembre de 1958. Le sucederá la señora
María Genoveva Ferro de Durante.

Otros hechos. La Asociación Cooperadora "José Manuel Estrada" se formaliza


el 26 de agosto de 1939. Y el 12 de noviembre de 1940 se funda la Biblioteca
Popular "Juan María Gutiérrez" de acuerdo a los términos de la ley
Sarmiento.

El nombre de "Remedios Escalada de San Martín" le es impuesto al Colegio


por decreto N° 589 del año 1951.

Otros Rectores. Al retirarse el Prof. Curutchet como hemos dejado


consignado más arriba, le sucede en la Rectoría en forma provisional el Dr.
Mariano Rodolfo Portela. Prontamente es reemplazado por el Prof. Adolfo J.
Cancio, hasta el momento en que regresó a la función el Prof. Curutchet (4 de
junio de 1954 - 11 de mayo de 19569.

Por varios años estará al frente del Colegio la señora de Durante, hasta que
en marzo de 1968 es nombrada por concurso Rectora la Señora Prof. Matilde
T. Saravia de de la Fuente.

El 21 de agosto de 1977 la señora de de la Fuente es ascendida a Inspectora


de DINEMS, asumiendo entonces el Sr. Prof. Raúl Luis De Benedet, quien
continúa hasta este ciclo lectivo como Rector.

El Comercial. El Colegio Nacional abierto al bachillerato secundario


solamente, incorpora en marzo de 1967 la Sección Comercial Anexa, la que
va agregando año tras año las correspondientes divisiones.

El nuevo edificio. El edificio del Colegio fue construido por don Diego Naranjo,
titular de una de las empresas más fuertes del Partido y dado en alquiler al
Ministerio de Educación de la Nación.
Ya en 1973 hay una solicitud de las autoridades en procura de levantar un
nuevo edificio acorde con las necesidades del establecimiento. Incluso se
disponía de un inmueble sobre la Avda. Fabrés García para ese fin, producto
de una donación de la Suc. Cantero.

Pero la obra habría de tener principio de ejecución en el Parque Municipal


"Las Acollaradas".

Digno trabajo de la Asociación Cooperadora, encomiable esfuerzo de la


comunidad que alentó algo que aparecía como improbable.

El 27 de octubre de 1985 se hizo la inauguración oficial de la nueva casa. En


marzo de 1986 comenzó efectivamente sus tareas. La avenida que conduce
hasta el Centro se llama Adolfo Cancio. Un homenaje, que quiso ser suma de
homenajes, pues junto a él, figura inoldiable, le acompañan todos aquellos
profesores que iniciaron en 1937 la hermosa aventura de enseñar y
despertar inquietudes. Y los que les continuaron en silenciosa misión de
amor.

Breve nota aclaratoria sobre la fundación. Si bien el decreto fundacional es


del año 1929, el Colegio recién fue habilitado en 1930 en razón de que se
aguardó la entrega del edificio por parte de la empresa D. Naranjo. Funcionó
como tal hasta marzo de 1931. Luego, su actividad dejó de ser oficial para
tornarse en privada y como tal se incorporó al Colegio Nacional de Azul
(1932-1936). Lo extraño del caso es que el Colegio siguió funcionando en el
mismo lugar y aprovechó los elementos y materiales de estudio que habían
sido incorporados desde el primer momento.

Los primeros alumnos. Santa Acevedo, Agustín Aldunate, Ricardo Anzoátegui,


Juan Francisco Artola, María S. Barreiro, Arnaldo Belén, Rodolfo Belén,
Amelia H. Bertón, Juan José Bozzano, Luisa Bozzano, Benilde Cabreros,
Eugenio Court, María Elena d´Andrea, José Luis Ferreira, Carmen García, Eva
A. Grossi, Alfredo Iglesias, Julia Esther Irigoyen, Ignacio Juaristi Egaña, Fanny
Koloniets, Elba Larregle, Antonio Lopardo, Eliseo López, Guillermo L. Mariani,
Manuel Marco, Magín Marsol, Domingo Méndez, Lidia Angela Méndez,
Rolando Natiello, María Esther Olivera, María Teresa Ortiz, Manuel José
Otero, Nicolás Papaleo, Valentín Pérez, Zulema Lita Phillips, Luis Martirani,
Humberto Pirotta, Celia T. Robles, Carlos Sebastián Rodríguez, Joaquín Rossi,
Daniel Salazar, Emilia S. Salazar, Irma Saletta, Raúl Serradel, María Catalina
Tiscornia y Angeles Zabalo.

Colegio Primario de la Santísima Trinidad. En marzo de 1943 inició su


actividad el Colegio Primario de la Orden de la Santísima Trinidad, en su
edificio de la Av. Venezuela. Fue su Director el Rvdo. Padre Francisco
Echevarría y actuaban como maestros de grado los padres Rafael y César
Pascuali. La primera anotación fue de 110 niños. 14 de ellos fueron
internados.

El colegio no funcionó en el período 1950 a 1960 por falta de personal


competente. En 1960 se reabrió con maestras habilitadas para la enseñanza.

Instituto Comercial "Cervantes". En marzo de 1960 las autoridades de la


Congregación Trinitaria resolvieron dar clases a nivel secundario con
orientación comercial. Fue primer rector el Rvdo. Padre Francisco Echevarría.
Le sucedió el Rvdo. Padre César Pascuali y es de recordar la actuación que le
cupo luego a la profesora Sara Beatriz Mieres de Palacios.

Es su actual Rectora la Srta. Liliana Parma.

Instituto Superior del Hogar Agrícola. El 16 de junio de 1948, sobre una


hermosa extensión de campo de 196 hectáreas donadas por el Sr. Mariano C.
Unzué, a seis kilómetros de la ciudad, frente al mismo campo de aviación,
rumbo NE, se inauguraba lo que los bolivarenses hemos llamado siempre
"Escuela Agrícola". En realidad, el Instituto Superior del Hogar Agrícola,
dependiente de la Dirección General de Enseñanza Agrícola, del ese entonces
Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación.
Un complejo rural, con vastas comodidades, incluso capacidad para alumnos
internados, hecho a nuevo y muy bien planificado.

Sus funciones se han ido diversificando y cambiando a través de los años,


como buscando un perfil educacional y práctico, que lo definiera cabalmente.

En una primera época buscó perfeccionar a las maestras normales en las


tareas del campo y con las necesidades del hogar rural. Se abrió a toda
América y recibió alumnas de distintas nacionalidades.

La actividad fue intensa, febril y sumamente simpática por la presencia de


jóvenes llegadas desde muy lejos.

Ahí surgió la figura de la Ing. Agrón. Srta. Haydée Bidigorri, que tuvo a su
cargo la tarea directriz en lo profesional y en lo humano.

Su paso por nuestra ciudad fue importante y por eso mismo a pesar de que
su fallecimiento se produjo hace algunos años, se la sigue recordando con
singular afecto.

Tras la formación de extensionistas rurales a raíz de un convenio firmado con


el INTA, también se obtendrían títulos como Técnico en Producción Agrícola y
Técnico en Producción Ganadera.

Actualmente el establecimiento ha adoptado la denominación de "Escuela


Agrotécnica Dr. Tomás Amadeo" y está bajo la dirección del Ingeniero
agrónomo Sr. Edgardo B. Crespo y los egresados del mismo, estamos en la
sexta promoción, son agrónomos generales.

El Instituto Superior de formación docente. El día 25 de julio de 1969, en el


local de la Escuela N° 9, se crea por Resolución Ministerial N° 01302 recaída
en el expediente N° 2600-85216/69, el Instituto Superior de Especialización y
Perfeccionamiento Docente, funcionando en el curso lectivo 1969 con la
especialidad de Asistente Social Profesional.

Fue directora provisoria de dicho Instituto la Sra. María Virginia Ohaco de


Orlando y en los cargos de secretaria y bibliotecaria asumieron la señorita
Perla L. Tamborenea y la Sra. Ana Raimundini, respectivamente. Los
profesores de la carrera mencionada fueron María Cristina San Martín, María
Virginia Ohaco, María A. Maranzana, Ana María Martín, María Rosa Düaigües,
Esteban José Uría, Dante Oscar Cimino, Víctor del C. Chiclana y preceptora
Sra. Elsa Edith Iglesias.

Respondía su creación a un sentido anhelo de la población y a los esfuerzos


de las autoridades municipales de ese entonces que bregaron por obtener un
nuevo centro de estudios a nivel terciario y lo consiguieron.

Actualmente continúa en funciones con el nombre de I.S.F.D. N° 27, sigue


albergándose en las instalaciones de la Escuela N° 9, aunque se está
promoviendo activamente su cambio de ubicación. Al cumplir sus primeros
veinte años de existencia es su directora la Sra. Mirta M. Farace de Eberhard
y regente la Sra. Mercedes C. Gallardo de Amado. Cuenta con una inscripción
de 290 alumnos, con un cuerpo de profesores de 40 personas y 8 pertenecen
a la administración.

Unidad de Formación Profesional N° 21. El accionar de Formación


Profesional se inicia en forma sistemática a partir de un movimiento
comunitario y en base a datos objetivos, fruto de un trabajo de investigación
de la realidad socio educativa de la población, realizado en el año 1980.

Las autoridades y las instituciones intermedias se hicieron eco de los datos


registrados y en el Encuentro de Clubes de Madres, llevado a cabo ese año en
la Esc. N° 40, decidieron por consenso iniciar las gestiones tendientes a
realizar un curso de Formación de Instructores.

En el año 1981 egresa la primera promoción de Instructores en Bolívar y por


Resolución N° 1112/82 se comienzan a dictar cuatro cursos que dependían
de la Unidad de Formación Profesional N° 4 de Henderson.

Dada la amplia repercusión de esta modalidad de enseñanza en la población,


las autoridades y la Comisión de Apoyo recogiendo las inquietudes de la
comunidad, gestionaron la creación de una Unidad de Formación Profesional.

Por resolución ministerial N° 256/83 fue creada la Unidad de Formación


Profesional N° 21. Posteriormente, por Disposición N° 52 se pone en
funciones de Regente de la misma al Sr. Felipe Andrés Eguiguren, quien
desde el 10 de agosto de 1983 cumple con dicha función. Es secretaria la
Licenciada Sra. Beatriz Porcaro de Carbajo.

Desde que comenzó a funcionar se han registrado hasta fines de 1989/90


cursos que dan respuesta a las necesidades de distintos sectores
poblacionales. Ellos son la ciudad de Bolívar y barrios suburbanos Villa
Diamante, Casariego, Fortín San Carlos, y las localidades del Partido como
Urdampilleta, Pirovano y Hale.

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CAPITULO XIX

FOTO DE SACERDOTES BOLIVARENSES

1. La vida religiosa. Capilla. Parroquia. Los primeros curas. Monseñor


Marengo. Siervas de Jesús Sacramentado. Los Padres Trinitarios. La Iglesia
Evangélica.

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La vida religiosa. Capilla, parroquia.

La práctica de la religión siempre estuvo unida al andar del colonizador.


Nuestra herencia española así lo determinó y la cruz fue delante de las
caravanas pobladoras como símbolo de Fe y de la Esperanza en Dios,
Supremo Hacedor de todas las cosas.
Los Fuertes en cuanto tenían una población estable ya contaban con un
sacerdote, por eso extraña que al partir la Comisión Fundadora desde 25 de
Mayo no albergara en su contingente a un ministro de la religión católica. Y
por mucho tiempo fue así, por lo que la población recibía de tanto en tanto la
visita del cura de 25 de Mayo, primeramente, y luego de General Alvear para
imponer los sacramentos religiosos, ocupándose además de las otras
inquietudes pastorales.

Alguna vez los bolivarenses hemos escuchado en la voz de antiguos


pobladores referirse al Barrio de La Cruz (hoy Barrio de La Rural). Es que a
principios de siglo se había levantado una enorme cruz sobre la plaza
Ameghino (ahora R. Hernández) que sirvió de apoyo a los servicios religiosos
realizados al aire libre.

La cruz quedó por mucho tiempo, aunque la capilla ya existente y la


Parroquia, después, le quitaron la heterogénea feligresía que congregaba.

No faltó la versión, descabellada, producto de una imaginación febril, que


atribuía la existencia de la cruz a un homenaje popular y anónimo a unos
pocos indios que heridos en la batalla de San Carlos encontraron la muerte
en ese sitio cuando procuraban huir.

La verdad es que hubo una Santa Misión que pidió autorización a la


Municipalidad para realizar oficios de la fe en lugar que ella indicare. Se
autorizó al pedido asignándole la plaza mencionada. La misión se fue, dejó la
cruz.

La Capilla

Las previsiones para instalar una capilla estuvieron tomadas desde el inicio,
dejándose el lugar, donde luego se levantara la Iglesia. Pero en aquel
entonces el terreno se había ocupado por una construcción que sirvió a la
Comisaría de Policía.

Las damas, cuando no, asumieron la responsabilidad de fundar una capilla.


Formaron una comisión y se dieron a la tarea de reunir ladrillos y material
que pronto les posibilitó cumplir con sus propósitos. La Capilla, muy
modesta, estuvo levantada en la Plaza Mitre en el año 1883. Era de forma
rectangular, con un frente en que se insinuaban dos sencillas columnas
incrustadas en la pared, según nos dejara escrito don José Hoya. En 1884 el
Arzobispo creó la Parroquia, colocándola bajo la advocación de San Carlos
Borromeo, cuyo día se celebra el 4 de noviembre.

Los primeros curas

El primer cura nombrado para ejercer en el pueblo se llamó José Rodríguez


(25.XI.84 - 10.7.88). Le siguió Juan Gil (10.7.83 - 30.10.97). Después fue Luis
Gagliardi (1.XI.97 - 24.5.1900). Nuestro tercer sacerdote dejó los hábitos y se
constituyó en padre de familia en este mismo lugar. Fue Cónsul de Italia y
comerciante. Sus hijos honran a Bolívar desplegando intensa labor
profesional y en los campos de la educación y la cultura.

Eleuterio Díaz llegó el 7.6.900 para dejarnos el 14 de noviembre del mismo


año. Le sucedió Alejandro Chinca (14.XI.1900 - 18.6-1904).

El acta bautismal N° 1 es del 25 de noviembre de 1884 y registra el bautismo


del niño Laurentino Sequeira Lezama.

El primer matrimonio registrado correspondió a Pedro Miguel Ygartúa, que


se unió con Catalina Pagola.

Después la Capilla habría de desaparecer en un acto que debió tener la


aprobación del sacerdote de la grey y ésta misma. La aspiración -muy lógica-
era obtener un edificio mejor y para ellos había de provocar la necesidad de
hacerlo.

Se dice que una noche en que se celebraba una fiesta de gala en homenaje a
la Gesta de Mayo, un grupo de vecinos aprovechó la distracción para derribar
la construcción, ayudados por una yunta de bueyes.
Los elementos del culto puestos a resguardo fueron llevados a la casa de
familia del Sr. Funes (hoy Panadería El Sol) en Gral. Paz y Roca. Se estima que
fue en 1903 durante el corto período que fue Comisionado Don Andrés
Macaya.

Fueron muchos los sacerdotes que a lo largo de más de un siglo consagraron


sus vidas para atender a la población bolivarense. No todos lograron penetrar
con esa idealidad de padres y hermanos en el espíritu de sus gentes, pero hay
algunos nombres que jerarquizaron la noble misión pastoral y tienen un lugar
de privilegio en la historia lugareña.

El Padre Juan Gil, que bregó por traer a las Hermanas Siervas de Jesús
Sacramentado. El padre Alejandro Chinca, que mucho tuvo que ver con la
construcción del Hospital y luego el padre José María Argüelles, quien es el
iniciador de la obra del Templo Parroquial, siguiéndole el padre Vicente
Bautista. Estos dos sacerdotes habrían de atravesar una etapa difícil, pues
grupos liberales, activistas, le ofrecieron permanente desafío a través de los
periódicos de la época y "volanteadas" callejeras, agrupados en sociedades
de neto tinte anti clerical.

El Reverendo P. Jaime Plana, un catalán alegre y pintoresco, a quien se debe


el frente de tan hermoso edificio, tuvo destacada labor. Hombre sencillo,
comunicativo, trabajó hasta su muerte con noble empeño.

El Padre Vicente Aducci, sacerdote capaz como pocos, también estuvo al


frente de la Parroquia y dejó un imborrable recuerdo. La muerte tronchó su
preciosa vida quitándole posiciones en la carrera sacerdotal para la cual
estaba muy preparado.

El Padre Luis Castells, que en Pirovano venía desarrollando una vasta obra
apostólica, es nombrado en Bolívar, y aquí asume con su proverbial bondad y
humildad.

Su accionar es pausado, medido, no tiene espectacularidad, pero el ritmo


creciente de la Parroquia no se detiene. A su lado están los padres Francisco
Bondio y Carlos Lingüeta.
El 6 de enero de 1947, como un regalo de Reyes, hace de esto más de
cuarenta años, arriba a San Carlos por primera vez el Padre Cayetano
Palazzolo. Oriundo de Olavarría (Pcia. de Buenos Aires), ve la luz el 2 de
febrero de 1920. Se ordenó en la ciudad natal el 29 de septiembre de 1946
siendo consagrado por el Obispo de Azul Monseñor César A. Cáneva.
Permanece como Teniente Cura de Monseñor Aducci hasta febrero de 1951 y
luego pasa a Norberto de la Riestra, donde reflejó en obras su alta
espiritualidad de sacerdote y hombre de bien.

El 20 de enero de 1963 vuelve para hacerse cargo de la Parroquia. Le


acompañó en algún momento el Padre Marino Giampetruzzi y luego siguió
hasta nuestros días sin colaboración alguna.

El templo parroquial

El arquitecto Simonini tuvo a su cargo la realización de los bocetos, mientras


la Comisión procuraba los medios que hicieran factible la construcción. Los
ladrilleros, por de pronto comprometieron la donación de 10.000 ladrillos.

Se hicieron contribuciones de importancia entre las que se destacan las de


los señores Mariano Unzué y Dr. Carlos Casares. El Gobierno de la Provincia a
través del Ministerio de Obras Públicas a cargo del Dr. Saldías procuró la
construcción de los altares, bancos, confesionarios y muebles. Fueron
construidos en la Escuela de Artes y Oficios de La Plata.

A pesar de todo, las obras recién se comienzan en 1905. Con la presencia de


Monseñor Alberti de La Plata y el padrinazgo de doña Victoria Pueyrredón de
Lynch y Don Carlos Casares se coloca la piedra fundamental.

Los trabajos se harán en varias etapas. En la primera, bajo el curato del Padre
Juan M. Argüelles, la construcción alcanzará una altura de cinco metros,
quedando habilitado el templo para actos religiosos.

Es posible que la inauguración oficial haya sido en abril de 1909, ya que una
resolución del H. Concejo Deliberante de fecha 7 de febrero de ese mismo
año estableció "conceder al cura el pago de una subvención de $ 60.00 m/n
mensuales, destinada al alquiler de una casa ya que todavía no ha podido
hacer el traslado a la parroquia". Comprendía los meses de enero, febrero y
marzo.

Un diario de la época, agosto de 1911, informa: "En una solemne función


religiosa fue bendecido un altar recientemente adquirido. Actuaron de
padrinos la señora Angela B. de Solís, el Intendente Sr. Enrique Calac, el
Presidente del H. Concejo Deliberante Sr. Juan V. Erramuspe y su señora
esposa. "El altar ha llamado justamente la atención por sus atrevidas y bien
modeladas proporciones, domina el estilo romano, es obra de aliento que
caracteriza a su autor José Langieri, italiano, de cuyo taller saliera".

El 18 de septiembre de 1916 se elevan los muros hasta la altura donde


comienza la bóveda, cerrando el ábside y terminando la pequeña cúpula en
el centro del crucero.

Esta vez el arquitecto fue José Oldani y también el constructor.

En una tercera etapa se realiza la fachada y se completan trabajos interiores.


Arreglos que periódicamente convocan a albañiles y pintores en una tarea de
cuidados sin pausas.

En 1978 se renovó el altar ubicado en la nave central, construido en mármol,


con un peso de ocho toneladas, tres metros de largo, por un metro y medio
de alto y un metro veinte centímetros de ancho. Una escalinata de mármol
da acceso al altar; a dos metros de éste, el altar mayor que fuera donado por
la Señora Concepción Unzué de Casares, traído de 25 de Mayo, impone su
majestuosa presencia.

Los vitrales son dignos de mención, entre los que se encuentran obras
artesanales de la bolivarense Nidea Danesa.

Monseñor Manuel Marengo


En el historial religioso de Bolívar hay un lugar de privilegio para recordar la
extraordinaria obra apostólica realizada por Monseñor Manuel Marengo, que
reunía además en la exquisitez de su verbo, su ardiente llama interior y la
nobleza de su espíritu, las mejores condiciones humanas para conducir a su
grey. Hacía nacido en Teodelina el 16 de febrero de 1906, siendo ordenado
sacerdote el 22 de diciembre de 1928. Fue designado Obispo Auxiliar de
Santa Fe (su provincia) el 20 de febrero de 1950.

Llegó a la Diócesis de Azul para ser su Obispo Titular el 22 de setiembre de


1956, renunciando por razones de edad el 16 de abril de 1982.

Falleció en Buenos Aires en el Hospital de San Camilio, tras una prolongada


enfermedad, el 17 de noviembre de 1988. Sus restos fueron inhumados en
Azul.

Nuestra ciudad tendrá para el ilustre sacerdote y querido amigo de su


pueblo, permanente recuerdo.

Siervas de Jesús Sacramentado.

Memoria y abnegada labor casi centenaria

Las Hermanas Siervas de Jesús Sacramentado, que deben su creación a la


feliz e iluminada gestión de la hermana Benita Arias en el año 1872, una
verdadera santa que hizo posible fundar la Congregación, están en Bolívar
desde el 30 de junio de 1893.

Luego de intensas gestiones realizadas ante las autoridades religiosas, para


conseguir instalar entre nosotros a las hermanas de la Orden, una tarde de
ese mes de junio, en una vieja galera llegaba la preciosa carga de la primera
brigada de monjas.

Don Rufino Viera, presidente de la Corporación Municipal, en ausencia del


señor Intendente don Juan Urdampilleta fue el encargado de recibirlas.

Eran nueve hermanas, con la dirección de la Hermana Genoveva Corbalán.


Eran las portadoras del mensaje de Dios en la misma huella franca y piadosa
de María Benita.

Les esperaba un trabajo arduo y agotador. Las niñas huérfanas fueron la


primera inquietud. Después, la enseñanza y el alivio y asistencia al enfermo.

El Padre Juan Gil tuvo mucho que ver con esta radicación ya que
empeñosamente trabajó por ella. Y no estuvo equivocado. Se instalaron en
una casa, no muy confortable de la Av. Brown N° 401 de la familia Hortoneda
y desde allí se proyectaron a la población con inmenso amor, con profunda
fe, casi con heroísmo.

Una Comisión de Damas les sirvió de apoyo. Estaba presidida por la señora
Isabel R. de Rey, siendo Vice la señora Juan B. de Arce; Tesorera Sra. G. A. de
Llorens; María B. de Arce pro tesorera; secretaria Teresa E. de Fabrés y
vocales Benigna Ll de Arruti, Juan M. de Molina; Ana M. de Altavista, Elvira G.
de Faucheux, Casilda S. de Toledo, Josefa C. de Lautre, Catalina Recalde de
Salazar, Lucía M. de Sierra y Cecilia G. de Escudero.

La actividad crece y las necesidades obligan a nuevas obras y a procurar otra


comodidad mayor. La Avenida San Martín, pleno centro de la ciudad, las
recibe y, paulatinamente, ladrillo tras ladrillo la edificación crece, hasta
constituir esa obra monumental que hoy cubre ampliamente los diversos
aspectos del trabajo que la institución realiza.

Educación primaria, secundaria y luego terciaria, se imparte con la


responsabilidad de quienes tienen plena convicción en los valores humanos y
propenden a elevar al hombre en toda su dimensión.

Las Siervas de Jesús Sacramentado son dignas del mayor agradecimiento del
pueblo.

Los Padres Trinitarios

En un día de enero de 1942 llegaron a San Carlos dos sacerdotes de amplias


túnicas blancas, eran jóvenes y animosos, el viento abrasador los empujaba
con fuerza a un nuevo destino. Venían a fundar una Iglesia, a abrir una
escuela, a sembrar en la aridez del terreno el Verbo de Dios.

Pertenecían a la Orden de la Santísima Trinidad y sus nombres -imborrables-


eran Francisco Echevarría y Fray Arsenio de la V. de Gracia.

Tomaron posesión del edificio que perteneciera a la Sociedad Francesa "La


Unión" en la Avda. Venezuela esquina Rodríguez Peña. Así fue que
habilitaron la capilla el 14 de febrero de 1942, para proyectarse
luminosamente hacia una inmensa barriada que se volcó cariñosamente para
acompañarlos.

Al año siguiente arribaron los padres Rafael y César Pascuali y se pudo dar
comienzo a la obra educacional. Completados los cursos primarios, el Colegio
Cervantes inició los cursos del secundario comercial.

La construcción de la hermana Iglesia dio comienzo en Mayo de 1942 y


estuvo a cargo del constructor bolivarense José Leopoldo Chatruc.

El templo fue donación del Sr. Eduardo Otero y su esposa doña Nicolasa
Salazar y Otero, bendecido el 15 de abril de 1944 por el Obispo de Azul
Monseñor César A. Cáneva.

El padre Francisco cumplió una tarea gigantesca levantando aulas y dotando


de comodidades al establecimiento que día a día fue tomando mayor
importancia.

Era oriundo de Dima, Vizcaya, ordenándose sacerdote en el año 1933.

Bolívar fue para él su segundo hogar, su nueva patria, su razón de existir en


un amor compartido con Dios. El 14 de enero de 1968 se alejó calladamente
de su gente. Se sentía muy enfermo, pero no abatido, confiaba en volver. El 3
de noviembre del mismo año entregaba su alma al Señor en la Casa de la
Orden, en Buenos Aires. Respondía al llamado de Dios. Tenía 57 años de
edad. Sus restos descansan en la Iglesia que él ayudó a construir y a la cual le
brindó, con entusiasmo, sus más bellos años de juventud.
El Padre César Pascuali, primero trinitario argentino, había echado raíces en
San Carlos. Pero una orden de la Superioridad religiosa lo llevó a Santiago de
Chile. Después a Villa María, Córdoba. Se alejó con inmensa pena a fines de
1986. La población le dio un adiós emocionado y siempre aguarda, con
esperanza, su regreso.

El Padre Tomás Espina, fallecido muy joven, fue otro de los pilares de esta
obra religiosa que parece fruto de un milagro. Tal vez lo sea, aunque para
lograr lo que se haya puesto y mucho un incansable fervor humano. El R.P.
Domingo Ausucoa fue Ministro de Casa por varios años (1970-1974 y 1980-
1984).

El Padre Julio Calcagno, misionero, tiene la responsabilidad de llevar como


Atlas, todo este complejo religioso y educacional sobre sus espaldas. Y lo
hace, con la ayuda de Dios, a satisfacción. Tomó posesión el 11 de febrero de
1985.

Iglesia Evangélica

La libertad de cultos que consagra la Constitución Nacional ha permitido que


en nuestro medio otras congregaciones religiosas se hayan establecido sin
impedimento alguno y se encuentren en el franco ejercicio de sus
ministerios.

La Iglesia Evangélica, que tiene una hermosa construcción dedicada al Culto


en la Avda. General Paz y Pellegrini, es una de ellas.

En el año 1918 llega el matrimonio Sorensen de origen dinamarqués con el


propósito de fundar la Iglesia. Lo consiguen tras un denodado esfuerzo
pastoral que se concreta en el año 1933, cuando se puede habilitar el templo
actual.

Muchos pastores estuvieron al frente de la Congregación que con el correr


del tiempo fue incorporando nuevos fieles a su credo, alcanzando en el país
amplia difusión en más de 300 centros.
El Rvdo. Francisco Díaz es pastor en nuestra ciudad. La Misión de la Asamblea
de Dios, así se denomina esta fraternidad, lleva el N° 50 en el Fichero de
Culto y tiene personería jurídica nacional N° 37567.

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CAPITULO XX

FOTO DEL DR. RAFAEL CALDERA

1. Los intendentes. 113 años de vida comunal. Vida política. Nuestros


representantes. Una insólita y demorada elección. El Consejo Escolar. Los
consejeros de la democracia.

2. Los presidentes en San Carlos. Aramburu, Frondizi, Illía, Alfonsín. Presencia


del Dr. Rafael Caldera.

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Los Intendentes. Ciento trece años de vida comunal

La Municipalidad es el centro político del Partido.

La célula viva y fundamental de la sociedad jurídicamente organizada. No se


concibe un estado por pequeño que sea sin la presencia de la autoridad.
Nuestro pueblo tuvo su partida de nacimiento el 26 de octubre de 1877 y el
17 de noviembre del mismo año se constituyó la Comisión Fundadora
asociados al Juez de Paz don Victoriano Abrego, que lo era de 25 de Mayo.

Es el punto de partida. Esto dura hasta 1880 en que es nombrado Juez de Paz
don Hernán Ayerza, la primera autoridad propia luego de abandonar la
placenta materna, quien en su persona resume la conducción de todos los
asuntos locales. Don Emiliano Aráoz lo secunda como Comandante de
Guardias Nacionales, quedando constituida la corporación municipal en la
forma ya anticipada en estas páginas.

El 8 de junio de 1881 renuncia el Sr. Ayerza y lo reemplaza don Pedro Duval,


quien se hace cargo el 13 de ese mes.

1882. Prosigue en su cargo don Pedro Duval, es Procurador Municipal don


Juan M. Gutiérrez, Municipal Tesorero don José Llorens, Municipal de Policía
don Enrique Wagner y Municipal de Culto e Instrucción Pública don Faustino
Juárez.

1883. Es titular de la Comandancia de la Guardia Nacional don Abraham


Medina y son Municipales titulares los señores Juan M. Gutiérrez, José
Llorens, Cosme Romero y Lucio Vaccari.

1884. El Dr. Francisco Sicardi es titular de la Justicia de Paz. Jefe de Guardias


Nacionales Manuel Pardo y Municipales titulares los señores Emiliano
Toledo, Dr. Juan Alcorta, Abraham Medina, Luis Vaccari y Amaro Valenzuela.

1885-1887. Don José A. Places es titular del Municipio hasta el 23 de enero


de 1887, en que es reemplazado por el Sr. Federico Dozo. A su vez éste será
reemplazado por el Sr. Patricio Linch Pueyrredón el 15 de septiembre de ese
mismo año.

1888-1889. El último día del año 1887 asume don Bernabé Saldarriaga, hasta
que deja el cargo en manos de don Benito Linch, padre del famoso escritor, el
28 de diciembre de 1888.

1890. Vuelve al cargo el 1º de enero de 1890 don Patricio Linch Pueyrredón y


es desde esta fecha donde el nombre de Presidente de Corporación
Municipal da paso al de Intendente.

1891-1892. Es titular don Benito Linch. En su mandato tendrá lugar el grave


episodio conocido como la tragedia del Molino "Haupt".

Se instala el H. Concejo Deliberante que había sido creado por ley de 1886. A
Benito Linch en 1891 le corresponde constituirlo.

1893. Es intendente de Bolívar don Juan Urdampilleta, y preside el H. Concejo


Deliberante don Rufino Viera.

1894. Don Cosme Romero ocupa el cargo en reemplazo de don Pedro


Olivera.

1894-1896. Don Antonio Rodríguez ejerce la Intendencia y como Presidente


del H. C. Deliberante lo acompaña a Cataldo Altavista.

1897 - 1898. Es nombrado como Intendente don Valentín Fernández Coria.

1898. Don Andrés S. Gamundi, un hombre público muy controvertido fue el


Intendente, tanto que la comuna fue intervenida por el Gobierno de la
Provincia.

1900-1902. Se inicia el año y el siglo asumiendo el Comisionado don Julio


Naón, quien entrega funciones el 1º de enero de 1901 al caracterizado
vecino don Juan Erramuspe. El 7 de septiembre el ciclón se abate sobre el
pueblo. De él nos ocupamos en el lugar debido.

1903. Don Andrés Macaya, Comisionado del Gobierno, ejerce el cargo. Firma
el contrato de obra para el edificio municipal. Le toca fundar la Comisión Pro
Hospital, que habría de concretar poco después sus propósitos y asiste
"callando" al derribe de la Capilla de la Plaza Mitre. Al renunciar, el 15 de
julio, le sucede don Emeterio Lautre. Aparece aquí la figura central que daría
a los famosos paros del año 10 su especial motivación.

1904-1906. Don Rufino Viera es elegido Intendente y dura hasta el 12 de


diciembre, reemplazado por Emeterio Lautre, que vuelve al ejercicio
municipal. Lo hace hasta 1906, en que el Sr. Carlos Fernández Cutiellos lo
sucede por pocos días, ya que a éste lo reemplaza Abelardo Parodi,
completando el período.

1907. Parodi cesa el 13 de junio de este año, para entregar a don Mariano C.
Unzué.

1907-1908. Fue Intendente desde el 16 de julio don Manuel Fernández, hasta


el 28 de febrero de 1908. Al renunciar al cargo se produce un estado de
acefalía general. Por lo tanto, se produce el envío de un Comisionado, el
senador don Fernando Cordera, que gobierna del 4 al 23 de marzo. Del 23 de
marzo al 2 de julio es intendente el Sr. Carlos Fernández Cutiellos.

Del 2 de julio al 30 de octubre es Jefe Municipal don Gaspar López Costas y


éste hace entrega del gobierno municipal al Dr. Rogelio Solís. Por primera vez
aparece el nombre del caudillo conservador destinado a tener honda
gravitación en el desarrollo de nuestro Partido. Cesa el 31 de diciembre de
1908.

1909-1910. El 2 de enero encuentra a don Mansueto Cepeda ubicado en el


sillón de la Avenida Belgrano, en aquel tiempo Boulevard 19.

A él le toca vivir y padecer las históricas jornadas de rebelión popular. Los


paros que se organizaron en su contra terminaron con su gestión y un nuevo
Comisionado, el Dr. Pedro Pumará, lo reemplazó el 13 de junio de 1910.

1910-1912. Termina su misión el Dr. Pedro Díaz Pumará el 20 de marzo de


192 y el día 24 asume el vecino don Enrique Calac.

1913-1914. El 1º de enero toma posesión de su cargo el escribano don


Alfredo Lorenzo Vaccarezza. Le toca presidir los actos del "alumbramiento"
de San Carlos. Se instala en 1914 la luz eléctrica y se colocan 90 focos en las
calles.

1915-197. Es intendente el Dr. Rogelio J. Solís desde el 1º de enero de 1915,


siendo reelecto para continuar durante 1917, pero la intervención a la Pcia.
de Bs. Aires hace que la autoridad local también se intervenga. Solís es
reemplazado por don Joaquín Peñoñori el 2 de agosto de 1917.

1918-1921. Es titular del ejecutivo municipal don Félix García desde el 1º de


mayo de 1918 y finaliza el 31 de diciembre de 1921.

1922. Reaparece don Joaquín Peñoñori pero renuncia a los veintitrés días,
por lo que lo reemplaza el Presidente del H. C. Deliberante, don Félix García.

1923. Es intendente desde el 1º de enero don Sebastián Hueso. Dura hasta el


10 de octubre porque se impone una nueva intervención del Gobierno
Provincial. Es Comisionado el Sr. José A. Leiva. Termina el 18 de julio, para
entregar al Sr. Francisco Cobeñas.

1927-1930. Cobeñas deja la intendencia en manos del Sr. Domingo Althabe,


estanciero de la zona que asume el 2 de enero de 1927.

Tanto espacio en blanco a cargo de un Comisionado se debió a un pintoresco


conflicto planteado en el seno del H. C. Deliberante que no se ponía de
acuerdo en la designación del Intendente, repitiendo votaciones
innumerables e iguales. Le toca presidir los festejos del Cincuentenario, que
fueron muy significativos.

La revolución del 6 de setiembre de 1930 pone término a su mandato y es


sucedido por el Sr. Juan B. Salduna en el carácter éstse de Comisionado.

1931. Por renuncia del Sr. Salduna, el 13 de enero vuelve a la casa del pueblo
el Dr. Solís, siendo su secretario el Sr. Juan R. Núñez. El 27 de marzo renuncia
el Dr. Solís y se hace cargo el Secretario Sr. Núñez hasta el 30 de mayo de
1931, en que otra vez se designa al Dr. Solís. Y como si la función pública
fuera una suerte de capricho, vuelve a renunciar el Dr. Solís y le sucede el Sr.
Antonio Fernández Gandarias.

1932-1940. Llega a la Intendencia Municipal uno de los hombres más capaces


y activos de toda su historia, el Dr. Miguel L. Capredoni, médico de profesión,
oriundo de Chacabuco.

Jura en febrero de 1932, terminando su período el 30 de abril de 1940,


continuando como Comisionado hasta el 17 de mayo del mismo año. A su
lado, digno colaborador, un hombre de pueblo, ejemplar padre de familia,
que con suma modestia atendió a todos por igual; su nombre, Pedro Irigoin.

La continuidad jurídica se asegura con la presencia del Sr. Florencio Camet.

1941. El 21 de abril de 1941 es nombrado Comisionado Municipal don Raúl


Repetto y al renunciar éste, vuelve el Dr. Miguel L. Capredoni al lugar de su
proficua gestión.
1942. El 10 de abril renuncia el Dr. Capredoni y es nombrado Comisionado
Interino el Sr. Pedro Irigoin. El 20 de Mayo del mismo año, el H. C.
Deliberante elige Intendente al Dr. Capredoni por un período de cuatro años.

1943-1944. Los hechos de armas de ese momento interrumpen la legalidad.


Tres nombres cubren estos años. El de don Pedro Irigoin, otra vez
Comisionado Interino; el de don Joaquín Repetto -30 de julio de 1943 a 15 de
agosto de 1944- y finalmente el escribano don Francisco J. Orlando, hasta el
20 de febrero de 1945, que renuncia quedando la Municipalidad en manos
provisoriamente del contador don Martín Terile.

1945. El 3 de marzo de 1945, la Intervención Federal designa Intendente al


vecino don Nicolás Rueda, quien permanece en el puesto hasta el 14 de
febrero de 1946, siendo reemplazado por el Sr. José Anglés. Debemos anotar
en la gestión del Sr. Rueda la realización del camino pavimentado al
cementerio.

1947. Vuelve a ser Comisionado el Sr. Rueda hasta el 19 de febrero de 1948,


oportunidad en que renuncia.

1948. El Sr. Rueda se postula como candidato del peronismo para las
elecciones comunales, por lo que queda a cargo de la Intendencia el Sr. Luis
Calcaterra, que oficiaba de secretario.

El Sr. Rueda se hace cargo como Intendente electo el 1º de mayo de 1948. El


titular completa una importante obra pública construyendo el llamado Barrio
Obrero y la instalación de aguas corrientes. Una enfermedad hace crisis sobre
su persona y muere el 14 de febrero de 1950.

Le sucede el Dr. Alberto N. Busquet, Presidente del H. Concejo Deliberante,


aunque por breve tiempo, ya que su período como concejal terminaba. Le
continúa siguiendo el orden de prelación de lista, el concejal Sr. Manuel
Chatruc Miguez.

1950-1955. El 1º de mayo de 1950 inicia su mandato constitucional don


Manuel Chatruc Miguez, en carácter de Intendente. La revolución de
septiembre de 1955 habría de poner término a su gestión. El 1º de octubre
de 1955 se hace cargo del gobierno comunal una Junta de Vecinos presidida
por el Sr. Juan Pedro Curutchet, Rector del Colegio Nacional. Oficia de
Secretario don Aldo Gagliardi. Diez días después llega la designación del
farmacéutico don León Larregle como Comisionado.

En su período se constituye la Cooperativa Popular de Electricidad, apoyada


en la vieja entidad generadora de energía subsistente.

En la misma oportunidad queda constituida una Comisión Investigadora de la


Contaduría y Tesorería designada por el Comisionado Provisional e integrada
por los Sres. Héctor Moro, Antonio Gurruchaga, Eduardo Güidi y Luis
Larregle.

Ocupa la Secretaría el Sr. Angel C. García.

Su dictamen da lugar a la intervención de la justicia. Esta exime en definitiva


al Intendente saliente de responsabilidad penal.

Al Sr. Larregle le sucede en el cargo el Sr. Domingo Erreca, surgido en


municipales como representante de la Unión Cívica Radical. Asume en Mayo
de 1958.

Un golpe militar nuevamente interrumpe el proceso democrático y el 29 de


abril de 1962 el Sr. Erreca hace entrega de la Municipalidad al martillero don
Jorge Manuel de la Serna, designado Comisionado Municipal por el Gobierno
Militar. El acta la suscriben junto a los nombrados el Secretario General don
Héctor J. Gibert, el Secretario de Hacienda don Lorenzo Servente, el Tesorero
Sr. Enrique Esquivel y la Secretaria Municipal Srta. Zulema Lopardo. El
decreto emanado del Ministerio de Gobierno lleva el Nº 332.

Meses después, el 12 de octubre de 1963, el Comisionado Municipal saliente


pone en posesión del cargo al Intendente Municipal don Carlos A. Barrio,
también hombre del radicalismo bolivarense y productor agropecuario. Son
firmantes del acta los Señores Contador Municipal Lorenzo Servente,
Tesorero Ismael Toulouse y Secretario General don José María González.
1866. La Revolución del 28 de junio de 1966 puso término a los gobiernos de
la Nación, Provincias y Municipios. En nuestra ciudad se hizo cargo de la
Comuna el Mayor Rubén Brandariz, Segundo Jefe del Regimiento 2 de
Caballería "Lanceros Gral. Paz", de Olavarría, en el carácter de Interventor
Militar y en reemplazo del Sr. Carlos A. Barrio, que presentará su renuncia a
raíz de los acontecimientos militares.

A los 31 días del mes de julio del año 1966 entra en funciones el Intendente
Municipal Interino Don Jorge M. de la Serna.

1973. (Dr. Ravassi) El 25 de Mayo de 1973 inicia su período legal como


intendente el Dr. Francisco A Ravassi, de profesión médico, electo en nombre
de la Unión Cívica Radical en las elecciones del 11 de marzo de ese año.

1976. Un nuevo quebramiento del orden constitucional nos pone ante la


presencia de un jefe militar en la comuna. El acta de asunción del cargo dice:
"En la ciudad de Bolívar, a los Veinticuatro días del mes de marzo de mil
novecientos setenta y seis, siendo las diez y seis horas, constituido en el
despacho del Intendente del Partido de Bolívar, el Tnte. 1º D. Walter Grosse,
en cumplimiento de la orden del Comandante de la Sub-zona doce y previo
juramento procede a asumir la función de Interventor Municipal del Partido
de Bolívar".

Firmado Walter Jorge Grosse (teniente primero), Dr. Francisco Ravassi,


Intendente Municipal. Testigos Oscar Payeras, Roberto Crespi.

Dr. Félix Agustín Bereciartúa. Acta de asunción de cargo Nº 1073: "En la


ciudad de Bolívar, a los veintidós días del mes de abril de mil novecientos
setenta y seis. Siendo las 9 horas, constituido en el despacho de Intendente
del Partido de Bolívar, el Dr. Félix Agustín Bereciartúa, pro superior decisión
de S.E. el Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, y previo juramento,
procede a asumir la función de Intendente Municipal del Partido de Bolívar,
labrándose acta para constancia en tres ejemplares de un mismo tenor y a un
solo efecto a lo que se dará el siguiente destino: original se archivará en la
Municipalidad, duplicado se remitirá al Señor Gobernador de la Provincia y el
triplicado al Comando de la Sub zona Doce.

1982 - Dr. Roberto Edgardo Eberhard. El Dr. Bereciartúa renuncia a la


Municipalidad para hacerse cargo del Ministerio de Asuntos Agrarios de la
Pcia. de Buenos Aires. Le sucede quien fuera su Secretario de Gobierno y
Hacienda, Roberto Edgardo Eberhard, joven abogado del foro local. El
decreto Nº 647 que así lo dispone lleva fecha del 5 de julio de 1982.

1983. El 11 de diciembre de 1983, en un gran acto público realizado en el


Recinto del H. Concejo Deliberante, prestó juramento el nuevo Intendente
surgido del acto eleccionario del 30 de octubre, haciéndose cargo de la
función de inmediato el Ingeniero Civil don Eulogio Carretero, oriundo de la
localidad de Urdampilleta. El Presidente del Honorable Cuerpo, don Héctor
Piccirillo, tomó ese juramento que fue por Dios, por la Patria y los Santos
Evangelios. En el despacho comunal se realizó poco después la firma del acta
de traspaso conforme a derecho.

1987 - Dr. Julio César Ruiz. Cierra esta impresionante lista de mandatarios
comunales ocupados por un siglo y trece años más de la cosa pública, el Dr.
Julio César Ruiz. El que fuera Secretario de Gobierno y Hacienda del Ingeniero
Carretero le sucede el 11 de diciembre de 1987 como consecuencia de haber
sido elegido en limpios comicios, representando a la Unión Cívica Radical. Es
su Secretario de Gobierno el Sr. Ricardo J. Asín.

Vida política. Nuestros representantes

No ha sido muy numerosa a través de los años, la representación de nuestro


Partido en los ámbitos legislativos de la Provincia y de la Nación, confiada a
hombres del lugar. Por largos períodos han sido vecinos de otras localidades
los que han llevado nuestras inquietudes, junto a las propias, a los cuerpos
deliberativos donde se hace la ley.

No obstante, la nómina destaca algunos valores locales que mostraron


preocupación por las cosas del terruño, siendo los propulsores de muchas
realizaciones en el plano educacional, de la salud y de obras públicas,
preferentemente.

Busquet Alfredo. Abogado, político, hacendado, llenó con su presencia una


etapa en el desarrollo de Bolívar impulsando numerosas obras. Nació en
1883 y cursó sus estudios universitarios en la capital federal, recibiéndose de
abogado en 1910. Afiliado a la Unión Cívica Radical, fue designado Contador
General de la Pcia. de Bs. Aires en el año 1919. Son históricas sus luchas
internas con el caudillo de igual origen, don Arturo Santa María. Luego
ingresó en la nueva política inaugurada por el entonces Coronel Juan Perón y
alcanzó una senaduría en 1946.

Busquet Serra Manuel. Figura tradicional del radicalismo argentino, ha


acompañado a sus máximos dirigentes con noble empeño.

Presidió el Comité partidario de nuestra ciudad y ocupó una banca de


diputado nacional en el período 1960-64. Fue luego nombrado Embajador en
Australia durante el gobierno del Dr. Illia, desarrollando intensa actividad
diplomática y comercial. Sigue unido al país lejano con sólidos lazos de
amistad y es frecuente el contacto con embajadores y políticos australianos
que llegan a "La Matilde" como huéspedes de honor. Ocupó el cargo de
Interventor de la C.A.P., entidad que normalizada vuelve pronto a sus
orígenes.

Camet Florencio. Nació en Balcarce el 7 de noviembre de 1868. En junio de


1886 ingresó al Colegio Militar, donde egresó con el grado de Sargento 2º en
1890, siendo destinado a prestar servicios al Reg. 1º de Infantería, de
guarnición en Resistencia (Chaco). Luego de una intensa vida militar se acoge
al retiro en septiembre de 1915.

Se radica en Bolívar para atender sus establecimientos de campo y forma


parte del Partido Conservador.

Fue Presidente del Concejo Escolar, Juez de Paz, Alcalde del Cuartel 2º,
Comandante Militar y ocupó una Senaduría Provincial por el período 1935-
36, también fue Comisionado Municipal de Bolívar del 28 de mayo de 1940 al
21 de abril de 1941.

En su gestión en la banca auspició la creación de los Tribunales de Justicia


para Bolívar, un hermoso proyecto que nos "sopló" Azul, tal vez por el mayor
peso político en ese tiempo de su caudillo. Fue un funcionario probo,
desinteresado y con gran capacidad de trabajo.

Retirado de la actividad, se dedicó al campo.

Del Cerro Aurelio. Fue diputado provincial y según la crónica del periódico
"La Defensa" Nº 217 del 3 de mayo de 1911, fue el primero que representó a
Bolívar. No hemos encontrado ningún otro antecedente que permita
confirmar esa noticia.

Gasparri Anteo. Fue el Dr. Anteo Gasparri, fallecido en La Plata el


31/12/1984, un destacado médico que se definió por la política abrazándola
con total devoción y entrega. Dueño de una gran personalidad acaudilló,
valga el término y en forma decidida, las huestes peronistas de la zona.

Ocupó cargos partidarios, fue concejal y electo intendente durante la


presidencia del Dr. Frondizi no le fue permitido hacerse cargo. Con el retorno
del Gral. Perón llegó a la Legislatura de la Provincia como diputado. Los
problemas sociales, las necesidades del desposeído fueron sus constantes
preocupaciones. Gozó de la estima y admiración de los sectores populares.

Faucheux Alfredo. En los últimos años del siglo pasado, la sección cuarta
había designado diputado provincial a don Alfredo Faucheux, un martillero
de destacada actuación entre nosotros y tronco de una familia que habría de
tener gravitación en el medio social y económico. Nuestro máximo
historiador, don Alvaro Martínez, es por línea materna descendiente de este
noble varón.

Ghiani Rubén Mario. Nacido en Pehuajó el 5 de febrero de 1927, se recibió


de médico en la Universidad Nacional de La Plata en el año 1953, radicándose
en Bolívar el 1º de junio de 1957. Titular de la Clínica San Cayetano junto al
Dr. Héctor Noel, tuvo intensa labor profesional.

Militante de la Unión Cívica Radical, alcanzó la Senaduría Provincial el 10 de


diciembre de 1985. Fue presidente de la Comisión de Salud Pública del
Senado y Vice-Presidente de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente.
Delegado a la Comisión Interparlamentaria Federal de Turismo.

Gómez Adolfo. Senador provincial por la Sección Electoral Cuarta, oriundo de


Tapalqué, se vinculó a Bolívar por su trabajo de martillero, llegando a ser
titular de una casa feriera. En los sucesos de 1910 encabezó la Comisión de
Vecinos que organizó la defensa, por lo que lo consideramos afincado y
compenetrado de los problemas locales. Tanto fue así que planteó en la
Legislatura la anexión de varios predios de Tapalqué y Gral. Alvear a Bolívar,
en razón de la distancia y por los inconvenientes que la extracción de guías y
otros menesteres ocasionaban a productores vinculados directamente a esta
zona.

Ichazo Simón B. Nació en Bolívar en 1882. Cursó estudios en la Universidad


Nacional de La Plata, donde se recibió de abogado, doctorándose en Ciencias
Jurídicas y Sociales en 1915. Electo diputado por la Unión Cívica Radical, se
incorporó a la Legislatura de la Provincia en junio de 1942, cumpliendo en el
breve lapso de su gestión una labor provechosa. Su actuación continuó en
otros menesteres, incluso como representante de la Liga Deportiva ante la
AFA, destacándose por su alto espíritu comunitario.

Maineri Jacinto Docto. El 24 de febrero de 1946 la ciudadanía distingue a


don D. Jacinto Maineri para ocupar una banca en el Congreso de la Nación
como representante del pueblo.

Por cuatro años y en la compañía de notables como Ricardo Balbín, Alberto


Candioti, Gabril del Mazo, Arturo Frondizi, Oscar López Serrot, Ernesto San
Martino, se ocupó con inteligencia de los problemas locales y del país.
También en su juventud fue concejal, siempre dentro de la corriente que
impulsó sus amores desde niño.

Falleció el 12 de marzo de 1978 en pleno festejo de la Fiesta del Centenario,


en ese Salón Municipal que le viera actuar como vecino progresista. Había
nacido en 1901.

Martirani Luis. Don Luis, como cariñosamente se le llamaba, llegó tal vez
impensadamente a la función legislativa, pero tras una larga y meritoria
campaña en la política lugareña.

Concejal por la Unión Cívica Radical por el período 1948 a 1959, alcanzó
luego la Diputación Nacional (1958-60) dentro de los cuadros partidarios que
encabezara el Dr. Oscar Alende (Partido Intransigente), escindido del tronco
radical. Fue también Presidente de la Lotería de la Pcia. de Bs. Aires, dirigente
lugareño del fútbol, martillero público de profesión. Murió en un accidente
automovilístico el 5 de agosto de 1974.

Natiello Miguel V. Nació el 20 de enero de 1904 en Bolívar. Falleció el 27 de


diciembre de 1968. Radical de cuna, fue secretario del H. Concejo
Deliberante en el período 1926-30 y Secretario Municipal en el año 1945.
Adhirió a los postulados del peronismo y fue diputado provincial en 1945-50
y 1950-52.

Entusiasta de las letras, publicó algunos libros de versos y dirigió un diario,


"El Heraldo". Su labor fue múltiple y eficaz. Por otra parte se le recuerda por
su bonhomía y esa simpleza que adornaba sus actos tan llenos de idealidad y
cariño por su pueblo. La Liga Deportiva lo contó entre sus dirigentes.

Santos Domingo. Activo militante de la Unión Cívica Radical, pertenecía al


gremio ferroviario, donde se desarrolló un gran trabajo de base. Puso en su
accionar todo su temperamento de luchador y una gran fogosidad.

En los planos directivos locales trascendió por muchos años y en mérito a


esas condiciones que todos le conocían fue llevado a ocupar una Diputación
Provincial.

Concejal Municipal desde 1948 a 1954. Propició además, entre otras cosas,
la creación del Partido de H. Irigoyen. Falleció el 27 de septiembre de 1974.

Stamboni Juan Luis. Joven, de fácil oratoria, comunicativo, cordial, Juan Luis
Stamboni llegó a nuestra ciudad desde su Junín natal, convertido en un
perseguido político. Aquí encontró "asilo" y luego se convirtió en un
ciudadano más, abriendo su estudio de abogado y casándose con Ketty
Aguirre, una hermosa niña oriunda del lugar. Fue líder, digno discípulo del Dr.
Moisés Lebenshon.

Todos los caminos lo conducían a las más altas posiciones en el mundo de la


política. Su capacidad ya había sido notada y es por eso que accede a la
Senaduría de la Pcia. de Bs. As. en el año 1958, en representación de la
U.C.R.I.

Su muerte ocurre el 19 de abril de 1961, al sufrir un accidente automovilístico


en el camino a Olavarría.
Su temprana desaparición fue un duro golpe para todos, sin distinción de
banderías políticas.

Una insólita y demorada elección

La designación de don Domingo Althabe -representante del radicalismo-


como Intendente Municipal de Bolívar tuvo matices muy extraños, producto
de la puja política que separaba a los tradicionales rivales, y costó mucho
concretarla.

El 26 de julio de 1925 se aprueba la elección de municipales que había


arrojado el siguiente resultado: Partido Conservador 1.503 votos, Unión
Cívica Radical 1.253 votos.

Alcanzan la nominación de cocejales, por los triunfadores, los señores


Florencio Camet, Alfredo Vaccarezza, Rogelio Solís, Arturo Vitale, Argentino
Funes, Juan B. Salduna, Raúl J. Etcheverry y Juan R. Núñez. Por el radicalismo
asumen los señores Domingo Althabe, Arturo Santa María, David Pérez,
Miguel Derman, Marcelino Achuelo, Máximo Lorda y Don Rafael López. El
socialismo se adjudica una banca que correspondió al Sr. Juan Gayol. (Había
obtenido 183 votos).

Distribución de cargos

El 27 de diciembre del mismo año se realiza una reunión del H. Concejo


Deliberante a los efectos de proceder a nombrar al Intendente Municipal.

La primera votación arroja estos resultados: 8 votos para Camet, 6 votos para
Althabe, 1 voto para Gayol y 1 voto para Derman.

Es necesario que el candidato obtenga la mayoría absoluta de los presentes


que forman quórum legal.

Por lo tanto hay que votar nuevamente. El resultado esta vez sigue siendo de
8 votos para Camet, Atlhabe suma 7 y Gayol 1. A esta altura se desprende
que todos los candidatos se votan así mismo.

Se hace una tercera votación que vuelve a dar los mismos números.

Dada la "impasse" producida, se convoca a nueva reunión para el día 30.

En esa oportunidad preside el Comisionado D. Francisco Cobeñas y las cuatro


votaciones que se hacen vuelven a repetir los guarismos conocidos.

Se insiste convocando al Cuerpo para el 15 de enero de 1926, y la reunión se


hace en minoría, dejándose sin efecto la orden dada para que la Policía
compeliera por la fuerza a los concejales radicales y al socialista para asistir.

Otra reunión, la del 27 de enero, arroja la novedad de que asisten solamente


el Comisionado y los concejales conservadores. Se levanta la sesión por falta
de quórum.

El 16 de febrero encontrará en el Conejo a los concejales radicales y por lo


tanto fracasará nuevamente el acuerdo.

Varias fechas se escalonan en procura de que las partes puedan seguir


deliberando para darle Intendente a Bolívar.

17 de mayo, 7 de junio, 9 de junio, 12 de junio hasta que por fin -vaya a saber
porqué conjunción de astros favorables- el 16 de julio puede votarse. Se
hacen cuatro votaciones seguidas y otra vez Camet 8 - Althabe 7 - Gayol 1. Es
decir, quedamos como al principio.

Para eso estamos llegando al final del año y se pone a consideración si se


aprueba o no la elección municipal del 5 de diciembre, sin definir la cuestión
de fondo.

El Gobernador pone la rúbrica a la designación de Don Domingo Althabe y


este honesto hombre de campo se hace cargo el 2 de enero de 1927. El
Conejo Deliberante se da sus autoridades el 3 de enero de 1927, siendo
elegido Presidente don Arturo Santa María y Secretario el Sr. Juan Quaranta.
Una perla política, como para figurar en el Créase o no de Ripley. Pero pasó,
en San Carlos de Bolívar, allá por el veintitantos.

El Consejo Escolar

Desde aquel Municipal de Instrucción Pública Don Juan Munhoa, que


integrara el primer gobierno local en 1880, con la designación de Hernán
Ayerza como Juez de Paz y hasta nuestros días, la educación primaria ha
tenido un amplio y significativo desarrollo.

Los Consejos Escolares han sido a través de los tiempos, en nuestra provincia,
las instituciones ocupadas en ese quehacer prioritario y fundamental.

Cargo electivo, la designación de sus miembros surge del voto popular. Por
ello siempre se ha procurado integrar sus listas con hombres y mujeres con
predicamento en la sociedad y con garantías de idoneidad para ejercer la
función.

Hacer una lista configurará un trabajo mayor, pero de igual manera podemos
dar algunos nombres de aquellos vecinos que alguna vez ejercieron tareas de
consejeros escolares.

Se verá que en el ejercicio pasado, todas aquellas figuras de relieve en la


política lugareña pasaron por el Consejo.

Muchos alcanzaron después la Intendencia Municipa, como Florencio Camet,


Francisco Cobeñas, Rogelio Solís, L. Alfredo Vaccarezza. Otros fueron
profesionales destacados, como los Dres. Joaquín Salces, José Fabres (h),
Antonio Díaz (médico veterinario), Dr. Luis P. Gagliardi. O buenos vecinos con
preocupación social, como Enrique Larregle, Mario Abrain, Francisco
Galleazzi, Jacinto González, Francisco Gallo, Julián Sagardoy, Victorino
Ocampo y Fermín Dufourquet, para citar sólo algunos y desde muchos años
atrás.

El cargo de Secretario tuvo muy dignos representantes. Entre ellos Juan


Quaranta, J. Arturo Bertón y don M. Angel Mosca, cuyas actuaciones aún se
recuerdan.

Pero el que hizo de la función de Secretario Administrativo todo un


apostolado para constituirse en un colaborador sin medida y sin tasa al
servicio de la educación y del magisterio fue don Ismael Esteban Demarchi.
Su presencia en el Concejo fue de singular valía.

Los Consejeros en la democracia

La Unión Cívica Radical consagra en diciembre de 1983 (elecciones del mes


de octubre) a las siguientes personas: Estela Faraldo de Sagardoy, Luis
Alberto Gallego, María E. Herrera, Isnell Baya de Segura, René de Elizond. El
Partido Justicialista aporta las siguientes figuras: Dr. Armando Sangrígolio,
Sra. Nilda Palacios de Perruelo, Irma Sánchez de Lanzoni, Fabiana Municoy y
Juanita Peralta de Arras.

Se designa Presidente a la Sra. Estela F. de Sagardoy.

En diciembre de 1987 asume la Presidencia del Cuerpo el Sr. Luis Giarini. Es


secretaria la Sra. Alicia March de Laso, Tesorera Sra. Nelly Agrelo de
Canepare y vocales Sras. Leonor Alzueta de Martínez, Isabel Rossi de Lerga y
Alcira Baglietto de Ferrer.

En diciembre de 1989 se produce una nueva renovación, asumiendo la


Presidencia el Sr. Alfredo Albisu, con la Secretaría de la Sra. Leonor A. de
Martínez y actuando como tesorera la Sra. Alicia March de Laso. Son vocales
Isabel R. de Lerga, Juanita Peralta de Arras y Luis Gallego.

Por pedido de licencia de éste último, se hace cargo la Sra. Laura Brito de
Vignau.

Es secretaria administrativa la Sra. María Cristina Valdéz de Baracat.


Los presidentes en San Carlos

Gral. Pedro Eugenio Aramburu

El domingo 7 de octubre de 1956, San Carlos de Bolívar vivió una intensa


jornada en un clima de fiesta y de honda emotividad cívica. Es que por
primera vez en su historia, un Presidente argentino pisaba su tierra generosa,
en función de tal.

El Presidente Provisional de los argentinos, Gral. Pedro Eugenio Aramburu,


había de ser quien confiriera a San Carlos ese honor.

El Gral. Aramburu llegó al promediar la mañana de ese cálido domingo de


octubre al campo del Club de Planeadores, donde era aguardado por el
Comisionado Municipal Don León Larregle y una extensa delegación de
instituciones y pueblo.

FOTOS DE LA VISITA DE ILLIA Y ARAMBURU


Los actos principales se cumplieron al pie del monumento al Gral. San Martín,
donde fueron oradores el Sr. Larregle, quien reclamó la construcción del
camino pavimentado Bolívar - Olavarría; el Interventor Federal en la Pcia. de
Bs. As. Gral. Emilio Bonncarrere y el Presidente Aramburu.

El Presidente concedió luego varias audiencias en el despacho municipal.

Por la tarde inauguró la 28ª Exposición General de Ganadería, Granja e


Industria de la Sociedad Rural de Bolívar. Los discursos estuvieron a cargo del
Presidente de la entidad, don Miguel Alfano, y del Ministro de Agricultura de
la Nación, Dr. Alberto Mercier.

Dr. Arturo Frondizi

El 6 de octubre de 1961 Bolívar recibió la visita del Presidente Constitucional


de los argentinos Dr. Arturo Frondizi. Llegó en automóvil en horas de la
mañana de ese día, acompañado del Gobernador de la Pcia. de Bs. Aires Dr.
Oscar Alende, del Arzobispo de La Plata Monseñor Antonio J. Plaza y del Jefe
de la Casa Militar, brigadier mayor Baldomero J. Llerena.

En Nueve de Julio dejó inaugurada la ruta pavimentada que une a esa ciudad
con la nuestra cortando las cintas simbólicas y recibiendo el saludo de una
multitud que se había reunido en el lugar.

El Dr. Frondizi continuó luego hasta Bolívar. Aquí fue recibido por el
Intendente Interino Sr. Antonio Bardella por hallarse con licencia el titular de
la comuna Sr. Domingo Erreca. Se realizó un acto público en un palco
levantado en la esquina de la Municpalidad, pronunciando discursos el
Presidente Frondizi, el Dr. Alende, el Sr. Bardella y el Ing. Rafael Balsells,
Presidente del directorio de Vialidad de la provincia.

La comitiva almorzó en el Hogar Agrícola. Antes de ello, en gesto muy


simpático, el Dr. Frondizi saludó en la Parroquia al padre Luis Castells, que se
encontraba enfermo.

La población de Bolívar saludó con mucha alegría la presencia del Primer


Mandatario.

Dr. Arturo Umberto Illía

El Dr. Illía fue invitado a presidir la 1ra. Fiesta Nacional de la Electrificación


Rural y cumpliendo con su promesa estuvo en nuestra ciudad el 4 de
setiembre de 1965. Desde la localidad de Ibarra dejó inaugurada la primera
línea de electrificación rural, participó de un gran almuerzo popular y luego
visitó las instalaciones de la Sociedad Rural.

Viajó con su señora esposa, el Gobernador de la Pcia. Dr. Anselmo Marini y


los Secretarios de Energía y Combustible, Agricultura y Ganadería. En la nota
correspondiente a la Fiesta de la Electrificación nos ocupamos con mayor
extensión del tema.
Dr. Raúl Alfonsín

La clausura en nuestra ciudad del Año Bolivariano, iniciado en la capital


federal el 24 de julio de 1983, motivó la presencia del Dr. Raúl Ricardo
Alfonsín entre nosotros. No solamente le acompañó el Gobernador de la
Pcia. de Bs. Aires, Dr. Alejandro Armendáriz y ministros de su gabinete, sino
que también fueron huéspedes de San Carlos los embajadores de Venezuela,
Colombia, Panamá y Perú, y el Encargado de Negocios de Ecuador.

El Presidente hizo el viaje en avió y aquí fue recibido por el Sr. Intendente
Municipal Ing. E. Alfredo Carretero, funcionarios de su gobierno y fuerzas
vivas.

En la planta alta de la Municipalidad, el Dr. Alfonsín saludó a representantes


de instituciones e invitados especiales.

El acto central se cumplió en la esquina de la Av. San Martín y Alvaradoi,


donde se levantó el palco de honor. Fue único orador el ilustre visitante. Se
llevaron a cabo homenajes al Libertador San Martín y al Libertador Simón
Bolívar.

Al mediodía se sirvió un gran almuerzo popular en agasajo a tan calificados


visitantes.

Momentos antes y en visita del Dr. Alfonsín al Hospital Sub-Zonal de Bolívar,


dejó inaugurada la quinta etapa de los trabajos programados.

Presencia del Presidente Dr. Rafael Caldera

Una jornada histórica e inolvidable es la que vivió el pueblo de Bolívar el día 9


de febrero de 1973, al recibir con toda calidez y entusiasmo la visita del
ilustre Presidente de la República de Venezuela Dr. Rafael Caldera.

Su arribo se produjo en avión, acompañado del Embajador Sr. Luciano


Noguera Mora y personalidades de su gobierno. Aquí le aguardaban el
Canciller venezolano Dr. Arístides Calvani, el Intendente Municipal del
Partido de Bolívar don Jorge M. de la Serna, miembros de su elenco y el
Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, Brigadier don Miguel Moraguez,
acompañado de su esposa -oriunda de nuestra ciudad- doña Juana Fedele de
Moraguez.

El Dr. Caldera asistió a la inauguración del Monumento al Gral. Simón Bolivar


que fuera donado por su país, emplazado en la Av. San Martín entre las
plazas España e Italia, donde anteriormente estuviera el busto del Libertador.
Fuerzas del Ejército le rindieron honores y un público vibrante le dio
muestras de simpatía.

En su discurso el mandatario venezolano expresó: "Mi visita a esta noble


ciudad de San Carlos de Bolívar, que se desarrolla con ritmo vital en la pampa
argentina, la consideraba ineludible.

Para un venezolano que ha hecho del pensamiento de Bolívar norma


guiadora en su empeño de contribuir a la unidad de América latina, el
nombre puesto a la ciudad y a los términos jurisdiccionales en que fue fndada
constituye el testimonio más definitivo del sentimiento de profunda amistad
con que se levantaron nuestros países convertidos en repúblicas en acertada
interpretación del mensaje de los Libertadores".

Por primera vez en su historia, nuestra ciudad tuvo el halago de tan magnífica
presencia de carácter internacional. El Dr. Caldera, en extremo sencillo y
cordial, rompió todos los esquemas protocolares y caminó junto a los
bolivarenses en una hermosa integración afectuosa.

Al partir lucía entre sus manos una estatuilla del Segundo Sombra, obsequio
del Brigadier Moraguez. Ante los insistentes aplausos y vivas del público, el
Dr. Caldera exclamó: "Me voy como quien se desangra..." repitiendo la frase
que cierra el libro gaucho de Güiraldes. Luego, dándose vuelta para subir al
avión, su mano derecha se levantó hasta los ojos, como queriendo detener
alguna lágrima furtiva. El hombre, su corazón, se rendía ante una
demostración de cariño que tal vez nunca hubiera imaginado.

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CAPITULO XXI

1. Las comunicaciones. El ferrocarril. Teléfonos. Las rutas pavimentadas. El


Correo de los estancieros. Oficina local de Correos y Telecomunicaciones.

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Las comunicaciones

El chasque fue el medio de comunicaciones más rápido y seguro para


aquellos años en que no había caminos, ni vías férreas tendidas en medio de
la soledad de la pampa subyugante.

Y fue un chasque el que hizo virar el destino del Gral. Rivas en las vísperas de
la Batalla de San Carlos y con él la suerte de las armas nacionales. Sin ese
aviso a tiempo, hecho a puro galope largo de un caballito criollo, la historia
hubiera tenido otros sucesos que contar muy diferentes a los que nos dieron
origen como pueblo.

La carreta, pesada, cansina, con sus yuntas de bueyes abrieron surcos en los
pajonales conformando el único medio idóneo para el transporte de
mercaderías. La diligencia, más ágil aunque incómoda y mortificante, fue otro
nexo importante entre los pueblos surgidos unos tras otros a la vida.

Para el transporte de pasajeros y correspondencia se establecieron líneas


regulares que presentaban un invalorable servicio.

Ya en 1881 (la referencia es del Dr. Alvaro Martínez) existía La Unión del
Saladillo y Bolívar, a cargo de don Domingo Lusardo, uniendo en su viaje casi
interminable a las postas que se levantaban a unas tres leguas unas de otras.
Podemos contar el Fortín San Carlos, La Protegida, Santa Isabel, El Mangrullo
y algunas más.

"La Constante del 25", de Juan A. Negri y Cía, una verdadera empresa de
transporte de pasajeros, cubría la línea de Chivilcoy, Bolívar, Guaminí y
Carhué. Estaba compuesta de 6 galeras, 33 personas ocupadas y 410
caballos.

Tenemos en nuestras manos el expediente iniciado por Negri en la


Municipalidad de Bolívar en el año 1882 reclamando para sí en propiedad,
unos lotes de terreno donde dice del establecimiento de la mensajería.

También con el nombre de "La Constante", de Eratchy y Flores, incursionó en


la actividad un equipo compuesto de 6 diligencias, 310 caballos y 27
servidores. Unía Lobos, Saladillo, Alvear y Bolívar. Una de ellas se encuentra
actualmente en el Museo Histórico de Luján.

Por su parte "La Protegida de 9 de Julio" hacía su recorrido entre Bragado, 9


de Julio y Bolívar.

Existió también la mensajería "La Voladora" de Manuel Pereda, haciendo el


camino de Pehuajó a Bolívar, pasando por Nueva Plata, Indiana, La Piedra de
los Sres. Magnin, San Blas de Bardi y Save, El Cardón de Cánepa Hnos., La
Colonia y El Tropezón de don Ruperto Arias. (1901). D. Agustín Arce viajaba
de Hale a Santa Catalina de González.

La mensajería "La Esperanza" de don Nicanor Núñez hacía el recorrido de


Carlos Casares - Bolívar. De Bolívar a Henderson, Manuel Bustamante y a Del
Carril Pedro Billorou.

En otro lugar de este libro hacemos un recuerdo especial para "El Correo de
los Estancieros", que unía Carlos Casares - Bolívar teniendo en Mira-Mar su
posta de recambio. Mariano Urrutia, Miguel Meregaglia, dos nombres que
hicieron historia.
Los héroes modernos

Hemos citado a los pioneros en esto de andar por los caminos y para ser
justos, habrá que dar otros nombres de hidalgos caballeros de las rutas.
Cuando no teníamos pavimento y los senderos no eran más que una
continuidad de arena, lagunas y baches. Cuando el automotor había
reemplazado a la galera por obsoleta y lerda y se atrevía a desafiar leguas en
medio de crecientes dificultades.

Allí surgieron nombres de acero, de nervios bien templados, y tan


sacrificados como los primeros. Don José Balbino hacía el recorrido entre
Bolívar, Bahía Blanca, Blanca Grande y Olavarría. Toda una odisea a poco que
la lluvia se descargara sobre el terreno.

La empresa "El Tigre" cubría Pehuajó con Bolívar pasando por Herrera Vegas,
Girondo y Bellocq. "El Solcito" de Everardo Ervite llegaba hasta Paula, unos
40 kilómetros de tierra, tocando a su paso Vallimanca.

El recordado don Manuel Cano con su automóvil colectivo nos mantenía


comunicados con Henderson, siendo Herrera Vegas y María Lucila,
poblaciones menores, dos puntos de su recorrido.

La empresa San José de don José del Pedro hacía el trayecto entre Bolívar y
Gral. Alvear dos veces a la semana.

Bolívar - Urdampilleta tuvo varios esforzados colectiveros, Don Gregorio


Dotti, Armando Cassino y Don Clodomiro González. Así como Pirovano confió
en el Sr. Bianchini por muchos años el servicio a nuestra ciudad. Meritorios
trabajadores que mucho hicieron por el progreso, aunque hoy muy pocos los
recuerden.

El ferrocarril

Con un gran suceso llegó el 11 de abril de 1898 la primera locomotora a


nuestra ciudad. Fue un acontecimiento popular dignamente celebrado.
Luego, el 31 de julio de 1898, llegó el tren por primera vez a la Estación de
Bolívar. Fue todo un encantamiento. De pronto el pueblo rompió su
aislamiento y tomó contacto con la metrópoli.

Dos veces a la semana, martes y viernes, llegaba y su presencia cambió hasta


los hábitos sociales. Se hizo costumbre ir a esperar el tren y también
despedirlo.

Los diarios estuvieron con muy poco atraso a sus fechas de aparición y la
correspondencia tuvo mayor agilidad. Esto alteró las costumbres muy
favorablemente. La estación nos quitó el santo. Su breve nombre se impuso
por costumbre y llegó hasta los papeles públicos y documentos oficiales. Hoy
se revierte ese proceso y el San Carlos vuelve a su lugar por legítimo derecho
de nacencia, adosándose al Bolívar de siempre.

Teléfonos

En septiembre de 1904 se colocaron en nuestra ciudad los primeros hilos


telefónicos, bajo la dirección del Sr. L. Federico Troncoso, con capitales de la
razón social "Méndez y Orlando", creada a tal fin. Se llamó "La Primitiva".

Dos años después la empresa pasó a manos de don Patricio Linch


Pueyrredón, siendo el Sr. Troncoso socio industrial.

Más tarde resultó comprador en la suma de $ 18.000 el Sr. Tomás Bilbao,


quien mandó construir el edificio de la calle Güemes, demolido luego para
dar lugar a las nuevas instalaciones prometidas en visita del Dr. Zabaleta en
el año 1964 y felizmente realizadas.

Bilbao tendió líneas a Ibarra, Urdampilleta, Pirovano y Caseros. Un año


después vendía en una suma superior a los $ 100.00 m/n a la Compañía "La
Bahiense". En 1917 contabilizaba la empresa toda 6.095 kms. de línea y 2.840
aparatos, teniendo su casa central en Bahía Blanca. Desde septiembre de
1926 Bolívar se une a la red general y a la U. Telefónica del Río de la Plata
adquiere el servicio.
Hoy podemos decir que tras mucho esfuerzo, con el aporte de dinámicos
vecinos que trabajaron por conseguir nuevas líneas y aparatos, el servicio se
cumple acorde con las necesidades del Partido. Se ha establecido el discado
automático, incorporándonos a la red nacional, siendo nuestro número 0314.

Telégrafo

Según fuentes autorizadas que hemos consultado, el telégrafo llegó a


nuestro pueblo en octubre de 1885.

Por varias décadas confluían tres servicios telegráficos.

La Nación, la Provincia y el Ferrocarril. El Telégrafo Provincial fue dejado sin


efecto por una medida de carácter general.

El primer automóvil

La información que tomamos de un álbum antiguo dice que el primer


automóvil que llegó a Bolívar, al "doblar el codo del siglo", fue propiedad de
un vecino de la zona rural de apellido Videla, a quien conocían por el
sobrenombre del "Loco Videla".

Luego llegaron los correspondientes a los señores Bougen y Bernardo March,


Juan Lladó y José Baya, estos tres como co propietarios.

Las rutas pavimentadas

Fuimos una isla prodigiosa en un mar de cereales y verduras, en el centro


mismo de la provincia de Buenos Aires. Las rutas nacionales camineras se
fueron extendiendo hacia el mar (Mar del Plata), hacia el puerto (Buenos
Aires) y hacia La Pampa, y siempre nos dejaron al margen de sus recorridos.

Limitados con 9 de Julio, Olavarría, Pehuajó, 25 de Mayo, Daireaux, Tapalqué,


General Alvear y Saladillo, treinta años atrás no teníamos comunicación con
ninguna de las ciudades cabeceras a través de una ruta pavimentada. De
pronto, la mano de Dios nos acercó a la civilización. Se construyó la ruta
nacional 226, primero a Olavarría y luego a Pehuajó, por lo que quedamos
ensamblados a dos puntas con Mar del Plata y Carlos Tejedor.

La ruta provincial Nº 65 nos conectó a la ruta nacional Nº 5 a la altura de 9 de


Julio y nos continuó hasta Daireaux.

La capital federal y Bahía Blanca quedaron así, con nosotros en el centro,


acercadas por rutas de fácil acceso.

Y finalmente se construyó la tan demorada y discutida ruta nacional 205 que


dejó conforme a unos pocos y muy disgustados a otros por razón del trazado
impuesto. Pero llegó. El tramo construido Saladillo-Bolívar nos pone a las
puertas de la capital federal, pasando por Lobos, Cañuelas y Ezeiza.

La situación geográfica de San Carlos de Bolívar no puede ser más interesante


con una aproximación rápida a cualquier punto vital de la provincia y zonas
vecinas.

Habrá que pensar y muy seriamente en un plan industrial que aproveche la


producción del lugar y que proyecte nuestra capacidad creativa y de trabajo
fronteras afuera.

El Correo de los Estancieros

Sobre la pampa salvaje resonaba aún el último grito doliente del indio. La
civilización llegada con sangre y muerte comenzaba a hilvanar sus ansias de
progreso. Se abría el surco para la semilla milagrosa y se ensanchaban
senderos para abrazar a los pueblos hermanos.

No había terminado el siglo cuando don Nicanor Núñez, valiente como pocos,
comenzaba a andar los caminos con su galera tirada por caballos y animada
por un espíritu heroico, armado de paciencia y coraje.
9 de Julio primero, Carlos Casares después, tuvieron así comunicación con
Bolívar. Más tarde fue don Felipe Albornoz, oriundo de Chivilcoy, quien tomó
a su cargo la condición del importante servicio de transporte de pasajeros y
correspondencia.

A éste se le unió luego don Miguel Meregaglia, verdadero arquetipo de la


raza, noble y valiente, que tiene en la historia lugareña un sitio de inviolable
recordación. La galera era una tradición familiar. Don José Meregaglia, padre
de Miguel, natural de 9 de Julio, ya se ocupaba desde antiguo de estos
menesteres.

Se recuerda que él fue quien transportó a las personas que tuvieron a su


cargo la misión de señalar la ubicación del pueblo naciente en 1872. También
se cuenta que fue el encargado de traer a las primeras Hermanas que
fundaron el Colegio Jesús Sacramentado.

El Correo de los Estancieros, que así se llamó a la diligencia, circuló hasta más
allá del año 1920, siendo su último conductor don Agustín Meregaglia.
Fueron años de lucha y sacrificio. Pero eran otros hombres y otros tiempos.
Tenía su punto de partida en el Hotel "La Amistad" de Zubieta, en Carlos
Casares, y arribaba al Hotel "La Esperanza" en Bolívar, al son de cascabeles y
clarinadas. En el trayecto, las postas y las estancias eran ansiados remansos
para hombres y bestias, que allí ganaban nuevas fuerzas.

Basta nombrar a Mira Mar, paraje que tiene aún un típico colorida
tradicional, para evocar a un grupo de hombres que hicieron patria
dedicados a las tareas rurales, cuyos apellidos se siguen ligando a nuestras
mejores familias.

La Media Luna, El Trébol, San ramón de Dorrego, San Juan de Wilson, Las
Cortaderas, La María Isabel de don Antonio Santa María; Los Dos Paraísos, de
don Dionisio Cañas; Pedro Chico, de don Florencio Camet, la estancia
Erramuspe, y otras, fueron eslabones en esa cadena de esfuerzos realizados
con verdadero amor y fe en el futuro. No sólo son héroes los que ganaron las
estatuas. Sobre la dilatada extensión del suelo, sirviendo a sus semejantes,
estos hombres, heroicos e ignorados, escribieron también una epopeya: la de
la civilización. La Cruz del Sur que les vio asomar en cada amanecer, para
iniciar la marcha, superando avatares del camino, vigila el sueño definitivo,
callados ya los gritos del mayoral y esfumado en el tiempo, cristal de
recuerdos, el trote criollo de sus caballos blancos.

Oficina local de Correos y Telecomunicaciones

En el apéndice documental de este libro hacemos referencia a la designación


recaída en el Sr. Juan Francisco Ibarra del cargo de Administrador de Correos
en 25 de Mayo con fecha 12 de marzo de 1861, lo que pone bien a las claras
que la organización postal estuvo atenta a los reclamos de los pobladores
desde los primeros avances más allá del Salado y emprendimientos
poblacionales.

En nuestro pueblo también fue así, aunque se desvanecen los informes


precisos sobre su origen.

A título informativo sólo podemos dar datos a partir del año 1918 en cuanto
a los nombres de sus jefes y la ubicación del inmueble destinado al servicio
de Correos.

Nuestra oficina fue un poco transhumante y en la década del 40 se lanzó la


iniciativa de construir un edificio propio. La idea fue ampliamente aceptada,
pero no su ubicación. Hablar de Alvear y Roca, donde se construyó, significó
una larga polémica y un gran enojo. Se lo consideraba alejado del “centro”.

1918 San Martín – Jefe Sr. Arturo Gayupi.

1918 Sgto. Cabral y Olavarría – Jefe Sr. Arturo Gayupi.

1928 Mitre 560 – Jefe Sr. Roberto Romero.

1930 Mitre 770 – Jefe Sr. Roberto Romero.

1930 Dorrego y Alsina – Jefe Sr. Antonio Chitriángulo.


1944 Mitre 770 – Jefe Sr. A. Maservelli.

1951 Roca y Alvear – Jefe Sr. Pedro A. Lasalle.

1979 Roca y Alvear – Jefe Sr. César Stebani.

1988 Roca y Alvear – Jefe Sr. Ramón Racca.

1989 Roca y Alvear – Jefe Sr. Rolando Murillo.

El actual edificio fue inaugurado en febrero de 1948.

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CAPITULO XXII

1. Hágase la luz...y la luz se hizo. La Radiante. Nace la Usina. La Usina Popular.


Cooperativa Eléctrica de Consumos.

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Hágase la luz...y la luz se hizo

La inquietud popular se hacía sentir en los primeros años del siglo para darle
al pueblo los beneficios de la luz eléctrica. 1908 fue un año conflictivo en
cuanto a la permanencia de las autoridades comunales al frente de los
destinos del Partido, pero no obstante señaló el primer paso en el largo y
ansiado camino hacia la luz.

Era Comisionado Municipal el Dr. Rogelio Solís, quien el 23 de noviembre de


ese año designa un técnico para que estudie la puesta en marcha de una
Usina Eléctrica.

Poco después, el 7 de marzo de 1909 se acepta la propuesta de don Doroteo


Iñigo para la instalación de alumbrado público en la planta urbana,
acordándosele la concesión por veinte años. Este empresario debió poner en
marcha el servicio no más allá del 19 de mayo de 1910, por lo que al no
hacerlo se le declaró caduco el derecho por escritura pública ante el
escribano Cobeñas.

Mientras tanto se acordaba con Salustiano Sosa la concesión del alumbrado a


kerosene mientras no llegase el eléctrico.

La Radiante

En el año 1910 se constituyó una sociedad anónima llamada La Radiante, con


el objeto de instalar la usina eléctrica.

Sobre ella gravitaron los sucesos de ese año, a punto tal que la disposición
del Gobierno de la Pcia. en marzo de 1911 se dispuso anular la concesión
efectuada a la misma, como continuación de Doroteo Iñigo. Posteriormente
un aviso publicado en La Ley informa el remate dado por el Sr. Juan J.
Lagomarsino de todos los bienes de La Radiante S.A., efectuado el 11 de junio
de 1911. Entre los bienes subastados se encontraba una propiedad en
manzana 59 de 25 mts. de frente por 50 de fondo.

También se constituye una entidad llamada La Popular, que alcanza a


suscribir acciones pero que no logra sus objetivos.

El 20 de agosto de 1912 el H. Concejo Deliberante aconseja aceptar la


propuesta para el servicio eléctrico de don Eudosio Blasa y Cía. Este cederá
derechos a Parcus y Cía. y éste a su vez al Ing. Mario Herlitzka de la calle
Esmeralda Nº 188 de la capital federal.

Nace la usina

Después de tantas idas y venidas habrá de concretarse esa justificada


aspiración popular al formalizar un acuerdo con la Empresa de Luz e
Industrias Eléctricas S.A. por contrato concesión de 20 años de duración y
con principio de ejecución el 25 de mayo de 1914. Se instaló en terrenos de
General Las Heras y Edison.
Contaba con motores Diesel de la casa Goorlitz con dínamo directamente
acoplado de la fábrica Siemens Achubert Ltda. de Alemania. Una importante
red aérea y 85 focos de alumbrado público.

Grandes bailes populares expresaron el regocijo de la población ante tan


esperada y brillante presencia.

La usina popular

La "Usina Vieja", la primera, no gozó de las simpatías de los usuarios. Se


argumentaba, y con razón, que el costo de la energía era cara y que la
compañía atendía a sus propios intereses olvidando a los del pueblo. Por eso
mismo, mucho antes de vencer el contrato concesión se agitaban las aguas
tratando de reemplazar el servicio por otro propio con aportes municipales y
de los usuarios.

El Comisionado Municipal Dr. Rogelio Solís, año 1931, interpreta ese anhelo y
forma una Comisión Asesora formada por las siguientes personas: Pedro
Bedatou, Angel Vivanco, Angel Jaureguizar, Pablo Arné, Vicente B. Cabrera y
Juan B. Salduna, dando comienzo a un trabajo que se concretará con toda
felicidad.

Un poco más tarde se propicia crear una Comisión Provisoria cuya


presidencia se da al Dr. Carlos Daroqui, actuando como secretarios León
Larregle y Luis Mallol, designándose a los escribanos Vicente B. Cabrera y L.
Alfredo Vaccarezza para la redacción de los estatutos. El trabajo fue arduo y
las conversaciones con la compañía intensas e inflexibles. Se buscaba un
acuerdo ya sea para prorrogar el contrato sobre bases más posibles o bien
comprar los bienes de la empresa, para no empezar de cero.

Nada de eso fue logrado. La Comisión Provisoria renuncia al no poder reunir


personalidades para integrar un cuerpo directivo (23 de enero de 1933).

No obstante el Intendente Dr. Capredoni insiste y en asamblea popular


celebrada el 27 de julio de 1934 en el Teatro Español se forma una nueva
Comisión Vecinal que da entrada a un proyecto de contrato presentado por
el Sr. Juan B. Traversaro.

Fracasadas las gestiones conciliadoras con la Cía., se resuelve construir la


usina propia. En un terreno comprado sobre la Avda. 25 de Mayo y Edison, se
comienza la construcción del nuevo edificio y planta generadora de
electricidad a cargo de la Compañía Popular de Electricidad S.A., que habría
de inaugurarse oficialmente el 14 de noviembre de 1937.

El pronunciamiento popular había sido terminante; el 98,2 por ciento de los


consumidores se habían decidido por el sistema. La Asamblea Constitutiva
tuvo lugar el 19/5/1935.

Luz Meridiana se llamó la publicación que se originó para difundir y propagar


la idea de la usina propia.

La Sociedad quedó integrada con 1.600 accionistas, con un capital autorizado


de $ 700.000 m/n del que se suscribieron en ese momento $ 613.000 m/n,
realizándose $ 433.866 m/n.

El Directorio quedó formado de esta manera: Presidente Sr. Juan B.


Traversaro; Vice-Presidente Sr. Pablo J. Arné; Secretario Dr. Pedro Fernández
López; Tesorero F. Federico Marina; Vocales Sres. Luis Calcaterra, Jesús
Rodríguez; Vocales suplentes Sres. Juan Penna y León Larregle; Síndico titular
Sr. Federico Oestricher; Síndico suplente Dr. Rogelio Solís; Personal de
oficinas Contador Sr. Modesto Cancio; auxiliar Sr. T. Luis Lanzoni; Ayudantes
Sres. Ignacio Olmos, Joaquín Rossi y Juan C. Abad.

El contrato concesión venció el 30 de setiembre de 1957, por lo que la


Municipalidad de Bolívar tomó posesión de los bienes físicos, haciéndose el
traspaso por escritura pública que estuvo a cargo del escribano Eduardo
Cieza. Se formó una Comisión Municipal Administradora integrada por los
Sres. Héctor Gibert, Roberto Massa, Alfredo Blanco, Miguel Benvenuto y Don
León Larregle (Comisionado Municipal).
Cooperativa Eléctrica de Bolívar Ltda. (de consumo)

Nacida en ese año de 1957 y con personería jurídica otorgada por decreto Nº
754/58, la Cooperativa Eléctrica ha asumido con responsabilidad y tino la
provisión del fluido eléctrico para Bolívar. Recibe directamente de la DEBA a
través de la interconexión con el Sistema Chocón-Cerros Colorados que tiene
su planta de rebaje en Henderson. Su parque de maquinarias se mantiene
como reserva para atender emergencias. Su sede social está en calle Arenales
Nº 138. El total de kwh facturados en el último ejercicio es de 15.737.448,
registrando al 31.3.88, 691 usuarios. En el Parque Industrial ha levando una
fábrica de columnas.

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CAPITULO XXIII

FOTO DE LAS INUNDACIONES

1. Hecho y episodios notables. El drama del Molino de Haupt. La celebración


del cuarto centenario del Descubrimiento de América. El ciclón de 1902. El
día que Pirovano se vistió de luto. Los paros de 1910, el alzamiento de un
pueblo. Las causas.

El Teatro Coliseo, escenario de una lucha romana. Las inundaciones -1919-


1941-1980-1985. La nevada de 1927 - Cuando el pueblo le dijo no al
pavimento - La caída de un Douglas DC-4 - Incendio en el Molino Río de la
Plata - Nacimientos múltiples - El Bolivarazo - Nuestros desaparecidos - El
tren es del pueblo. El tren no se va.

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El drama del Molino de Haupt

Sucedió el 2 de octubre de 1892 y al mejor estilo de esos folletines


periodísticos que gozaban con las noticias cruentas podríamos decir que
Bolívar se tiñó de muerte, dolor y sangre.
La tragedia del Molino, como ha pasado a la historia a través de los sucesivos
comentaristas que se han ocupado del caso, se produjo por el
enfrentamiento armado entre la autoridad y un grupo de colonos dispuestos
a defender sus derechos con todo el rigor de las armas.

Muertos y heridos fue el lamentable saldo de esa acción casi de guerra.

Era don Rodolfo Haupt, alemán de nacimiento, y en él comienza el relato.


Había recorrido varios lugares de la provincia hasta que llegó a nuestro
pueblo para afincarse como chacarero.

Todo su bagaje era una numerosa familia, de la cual sobrevivían ocho de los
diez hijos que la pampa pródiga le había acunado al rumor de sus pajonales
bravíos, y unas mil ovejas que apacentaban en la chacra que había obtenido
del Gobierno por donación en 1882. Además había arrendado a la
Municipalidad otros predios por lo que su actividad era importante. En 1885
liquida la chacra -es decir sus existencias- para instalar un molino harinero.

En 1889 el Gobierno sacó a remate esas chacras, formalizándose la operación


con la entrega de la seña y asumiendo cada parte las responsabilidades
propias de un contrato de compra - venta.

Lamentablemente los colonos dejaron de cumplir con sus obligaciones


pretextando malas cosechas y falta de dinero.

La Municipalidad de Bolívar fue demorando las ejecuciones, a través de


sucesivas prórrogas que no arrojaron los resultados previstos. Hasta que el
asunto pasa a mayores, ordenándose los juicios correspondientes hasta
obtenerse los mandamientos de desalojo.

Las gestiones, que fueron muchas, para evitar esas desocupaciones


compulsivas que ya habían empezado a realizarse no arrojaron soluciones.
Por lo tanto la autoridad dispuso seguir adelante y los colonos en un número
cercano a los setenta resolvieron agruparse y no ceder. Estaba todo
preparado para la gran batalla.

El Juez de Paz y el comisario Idoyaga con siete hombres provenientes de 9 de


Julio formaron la columna principal, sumando 18 vigilantes, un oficial de
apellido Domínguez y varios vecinos hasta totalizar unos cincuenta hombres.

La misión era desalojar el Molino de Haupt.

A ellos se opondría el dueño de casa, con toda su familia y con un grupo de


tiradores que le acompañaban.

La batalla

El domingo 2 de octubre a las cinco y media de la mañana, las autoridades


llegan al Molino, distante unas dos leguas y media del pueblo.

Las circunstancias de la lucha difieren según sea el relator, pero hay una
narración publicada en "La Nación" de Bs. As. el 12 de octubre, es decir diez
días después, haciéndose eco del suceso que tuvo extraordinaria repercusión
y donde Haupt, "desde algún lugar", daba cuenta de la forma en que se
habían dado los hechos.

Haciendo hincapié en que eso no se les había permitido ser considerados


como pobladores de esos campos en igualdad a otros a quienes se les
ofrecía, estimando pues la "rebelión" como justa.

Lo cierto es que llegada la comitiva al Molino, es una hija de Haupt la que


sale a enfrentarla, solicitándole al comisario deponga de su actitud de
violencia.

Idoyaga la aparta con fuerza, la empuja y la insulta. Casi en forma simultánea


da la orden de atacar, iniciando el fuego contra la casa.

De allí, donde varios hombres estaban atrincherados, se contesta con otra


descarga y se ve caer al comisario Idoyaga herido de muerte. Pronto cae otro
agente y el Juez de Paz es herido. Esto provoca el desorden en los invasores
que abandonan el lugar llevándose sus muertos (dos) y varios heridos.
Acuden presurosos los médicos José Fabrés García y Juan Altavista. No
queda, mientras tanto, casi nadie en el Molino. Haupt se aleja y lo mismo
hace el joven Atucha Brian, que luego será destacado periodista. Tiempo
después la justicia habría de pronunciarse a favor de los colonos agredidos. El
episodio puso de relieve la férrea defensa de los colonos que jugaron
decididamente sus vidas, para evitar lo que ellos consideraban una injusticia.
Casi como en la canción que repite "eran hombres, muy hombres los
nuestros".

La Tahona de Marcazzoli

Digamos por asociación de ideas, no porque corresponda a este capítulo, que


para la misma época funcionaba la tahona de don José Marcazzoli, tirada por
mulas. Haupt y Marcazzoli, entonces, de las primeras moliendas locales. Con
Antonio Lautre y Patricio Linch, los otros.

La celebración del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América

En la villa de San Carlos tuvo extraordinaria repercusión el Cuarto Centenario


del Descubrimiento de América.

La iniciativa de los festejos tuvo su punto de partida en la Sociedad Española


de Socorros Mutuos y hay constancia de ello en el acta Nº 278 del 8 de mayo
de 1892: "El señor Presidente don Antonio Lautre hizo presente la necesidad
que había de festejar el Cuarto Centenario de Colón, o sea el Descubrimiento
de América; después de un cambio de ideas en las que algunos opinaban que
debía hacerse el mencionado día la Romería Española, puesto a votación si
debía tener lugar la Romería o sólo el Centenario de Colón, resultó mayoría,
por la Romería, juntamente con el Cuarto Centenario".

Se designó una comisión especial cuyo secretario fue el Sr. Nicolás Rueda
(padre) y se programaron festejos para los días 10, 11, 12 y 13 de octubre.

La Sociedad Española arregló su salón de fiestas, una "gran lavada de cara"


con revoques y pinturas, trabajos que dirigieron los socios Sres. Juan Canales
y Basilio Casariego.

Representaciones teatrales y un gran baile de fin de fiestas le dieron digno


marco al encuentro.

En el parque

El vasto escenario natural, casi salvaje de Las Acollaradas, fue propicio para
despertar las ansias marinas de los nuevos émulos de Colón. Se construyó
una nave, que quiso ser de una muy atrevida réplica de la Santa María, en
escala infinitamente menor y con ella se cruzó el proceloso "mar" hasta la isla
"no hollada" por el hombre que desde entonces se llamó Colón. Fue una
teatralización de aquel hecho memorable, con tripulación vestida
apropiadamente y hasta con una bandera que fuera especialmente
confeccionada para la "gran hazaña".

La población prestó su concurso en forma incondicional y acompañó con


entusiasmo a los organizadores, que cumplieron un rol destacado al recordar
con tanto brillo el hecho memorable del Descubrimiento.

La bandera que enarbolara la "Santa María" fue donada a la Sociedad


Española con fecha 16 de octubre de 1892.

Hechos para recordar

El Ciclón de 1902. El 7 de septiembre de 1902 es una fecha que tiene para


nuestra ciudad connotaciones de tragedia. Ese día se abatió sobre el villorio
de escasa población un devastador ciclón que en breves minutos derribó
casas, árboles, galpones y todo aquello que de alguna manera se oponía a su
violenta acción.

Testigo presencia de aquellos hechos, doña Victorina Valdés de Bardella, que


falleció de 104 años, nos hizo un lúcido relato cuando requerimos sus
recuerdos para la revista del Centenario que editara "La Mañana".
Según nuestra relatora el viento se había fijado del norte desde varios días
atrás y un calor que iba en aumento hacía insoportable el vivir. Ello, en el
ánimo de la gente, aparecía como un preanuncio de tormentas y vientos
fuertes.

Y el pronóstico no falló. Alguien había dado en reactualizar una vieja leyenda,


diciendo que los espíritus de los araucanos muertos por los blancos estaban
saliendo de las entrañas de la tierra y que pronto se lanzarían al ataque con
todas sus furias.

Doña Secundina, una mujer que curaba empachos y entendía del "mal de
ojos", se había encargado de anunciarlo amarrando su rancho, por las dudas.

A eso de las tres de la mañana de ese siete de septiembre, empezó a caer


una fina garúa que cesó poco después.

Luego se hizo un silencio profundo. Era la calma que precede a las


tempestades. De pronto sordos ruidos, lejanos, que cada vez son más
estridentes, se aproximan hasta dejar la impresión que se hubieran echado
sobre el pueblo mil potros desbocados al sonoro batir de sus cascos. Se
pensó que nada quedaría en pie.

Los habitantes, temerosos y resignados, se hacían cruces aguardando el


chubasco que se transformó en ciclón.

El desorden fue total y tras el viento llegó la lluvia. Paulatinamente y al


llamado de las campanas de la Iglesia (la capilla de la Plaza Mitre) el pueblo
fue saliendo de su asombro y de los miedos, comenzándose la tarea de
salvamento.

Muertos y heridos fueron levantados entre los escombros. Estos últimos


asistidos, los varones, en el Teatro Coliseo Español y las mujeres en la
Sociedad Italia La Flor de Mayo.

Más de veinte muertos y un centenar de heridos dan cuenta de la gravedad


del fenómeno metereológico que perturbó la vida de la modesta población
bolivarense.
Don Marcelino Ugarte, Gobernador de Buenos Aires, estuvo personalmente
en Bolívar recorriendo a los afectados y disponiendo la ayuda oficial. Doña
Victorina lo recordaba como un hombre de baja estatura, con tendencia a
tener un vientre prominente, de bigotes retorcidos y ojos muy vivos. Ella tuvo
oportunidad de saludarlo cuando visitó a las Damas que en el Colegio de
Hermanas trabajaban voluntariamente en el taller de ropa para proveer a los
necesitados, después del extraño suceso.

El día que Pirovano se vistió de luto

"Cuando no hay en la vida nacional ninguna esperanza de reacción


espontánea, ni posibilidad de alcanzarla normalmente, es sagrado deber de
patriotismo ejercitar el supremo recurso de la protesta armada a que han
acudido casi todos los pueblos del mundo, en el continuo batallar por la
reparación de los males el respeto de sus derechos..."

Son nada más que unas líneas -textuales- del llamado manifiesto radical que
se redactó a inspiración de Hipólito Yrigoyen y que lleva su firma y las de
Pedro C. Molina, José Crotto, Pablo Schickedantz y Vicente Gallo.

Era Presidente de la República el doctor Manuel Quintana y el radicalismo no


conforme con los que regían el destino del país -"los mismos que en 1893
avasallaron las cuatro provincias que habían reasumido sus autonomías"-
conspiraban. Fines de 1904 y principios de 1905.

El 4 de febrero de 1905 fue el día señalado. Los rebeldes fracasan en su


operación mayor, que era tomar el Arsenal de Guerra. El gobierno ya había
advertido la intriga y tomó las precauciones. En varios puntos del país hay
levantamiento de tropas. Córdoba fue un bastión de los insurgentes. En
Mendoza se constituyó una Junta Revolucionaria presidida por Lencinas. En
Bahía Blanca, el Regimiento 5º se adhirió a la protesta cívico militar.

Precisamente fueron esas tropas las que desencadenaron la Tragedia de


Pirovano, como se dio en llamar al lamentable suceso.
Comandaba el grupo que por vía férrea se dirigía a la Capital Federal el mayor
Aníbal Villamayor. Hasta Guaminí la marcha fue normal. Luego el
descontento de la tropa se hizo manifiesto, tanto que alertó a sus jefes y
algunos desertaron allí mismo poniendo los pies en polvorosa.

En la madrugada del 4 de febrero la avanzada revolucionaria entró en la


estación Pirovano del Ferrocarril Sud. Iban un teniente, un sargento y diez
soldados. Allí fueron recibidos por el jefe y vecinos que prontamente
abastecieron de víveres a los visitantes.

Más tarde se constituyó en el lugar el resto de la tropa y oficialidad bajo las


órdenes del coronel Aranzadi.

Después del mediodía, mientras la oficialidad dialogaba en la sala de espera,


ante el inminente arribo de tropas opositoras al mando del coronel Zeballos,
ubicadas a un kilómetro de la estación, el sargento Heredia forma a la tropa,
preparándose para la lucha.

Pero en forma imprevista da la orden de fuego y cinco soldado se adelantan y


dan muerte a los tenientes Mantero y Vernard. Los sublevados, perdido el
control, avanzan contra los militares y civiles que ocupaban el andén.

Se produce una cruel matanza, indiscriminada. Los muertos suman más de


diez y son muchos más los heridos.

Algunos soldados se dedican al saqueo de las propiedades.

Otros huyen a las estancias vecinas. El sargento Heredia se rinde al coronel


Zeballos y se organiza la asistencia de los heridos.

Los muertos son llevados a la capital federal y otros descansan para siempre
en el cementerio de San Carlos.

Poco después arriba, también por vía férrea, el coronel Bombello con tropas
de auxilio, pero no tiene necesidad de intervenir.

El Coronel Aranzadi salvó milagrosamente su vida y el mayor Aníbal


Villamayor ya no estaba. Vestido de paisano se había fugado. Tomado más
tarde prisionero y juzgado militarmente fue condenado a prisión.
Posteriormente, siendo Presidente de la República el Dr. Figueroa Alcorta, le
alcanzó una muy discutida ley de amnistía por lo que fue reincorporado a las
filas.

La tranquila población de Pirovano, recién abiertos sus ojos al mundo, tuvo


un inesperado bautismo de fuego.

Han pasado varias décadas, pero nadie olvida que la intemperancia política,
que busca la razón de las armas para mostrarse, sólo produce muerte y dolor
entre hermanos. Una lección que está reiteradamente escrita en la historia
argentina -como este pequeño episodio que referimos- y que nos resulta
arduamente difícil aprenderla definitivamente.

Los paros de 1910. El alzamiento de un pueblo

He tenido la preocupación de estudiar objetivamente este período de la


historia lugareña 1908 - 1910 por la importancia que adquiere a raíz de la
reacción popular que se genera en el 10 y da lugar a los famosos "paros", viril
expresión de protesta de una comunidad, alzada contra la autoridad.

La primera impresión que uno recibe, leyendo acta tras acta de las reuniones
del H. Concejo Deliberante, fue favorable.

Estaba todo por hacer y los ediles lo querían hacer.

Luz eléctrica, pavimento, aguas corrientes, matadero municipal, nichos en el


cementerio, mercado de abasto, hipódromo y una línea de "tranways",
ocupan muchos folios de esos libros que hemos rescatado de las aguas.

Y cabe preguntar ¿lo hacían bien? ¿Estaban bien intencionados?

Fueron años bravos y la pasión política dividía, como es estúpida costumbre


argentina, a los bolivarenses. Por un lado el Intendente don Mansueto
Cepeda respondía a la influencia del caudillo llamado Emeterio Lautre y con
él se alistaban los concejales de la tendencia.
Enfrente don Adolfo Gómez, diputado provincial, martillero de profesión,
agrupaba a los opositores y fue haciendo suyos también a los independientes
y a los tibios.

Las causas

La Municipalidad, muy revolucionaria para su época, estableció varias


concesiones que no fueron bien recibidas.

El 23 de noviembre de 1908 se concede el Mercado de Abasto a don Antonio


Lautre, quien constituye una sociedad anónima con los hombres
prominentes del oficialismo. Eso equivalía a establecer un monopolio
comercial en frutas, verduras y pescados, al crear zonas de operaciones y
ciertas exclusividades a favor del Mercado.

En enero de 1909 el Concejo Deliberativo presidido por don Benjamín


Etcharrán da autorización al vecino don Lorenzo Antognaza para construir
240 nichos en el cementerio local con destino a la inhumación de cadáveres,
los que explotará por el término de 20 años. Existía la prohibición, durante
ese plazo, de conceder permisos de construcción a otras personas, que
comprendían bóvedas y panteones, además, claro está, de nichos.

El 29 de agosto del mismo año "se concede a don José Antonio Lautre la
autorización suficiente para explotar por el término de 20 años un edificio
adecuado para Matadero Público en el sitio que encuentre más conveniente,
dentro de las chacras en que actualmente funcionan los mataderos del
pueblo. "Queda autorizado el concesionario para cobrar por su cuenta los
derechos de abasto por los animales que se sacrifiquen".

Aquí la Municipalidad habría de tener un largo pleito con Fernando


Etchegoyen, concejal en ese momento, quien continuó a Lautre en el
Matadero y luego reclamó por sus derechos cercenados, al cambiar la
situación política y dársele término a la concesión.

La necesidad de dar principio de ejecución a la instalación de energía


eléctrica llevó al grupo a formar una sociedad anónima que se llamó "La
Radiante" con el objeto de asumir esa responsabilidad. A su frente estuvo
don Antonio Lautre, quien luego renunció y finalmente la sociedad por
problemas internos fracasó y sus existencias fueron rematadas.

Sigo diciendo, el grupo empresario oficialista, la "banda" hubiera dicho don


Adolfo Gómez, tuvo la idea de fundar un Banco Municipal de Préstamos. Se
dieron las bases por ordenanza, se alquiló una propiedad y se designó
Director a uno de los concejales, Don Cipriano Lima. Las vicisitudes de tan
conflictiva situación abortó el proyecto y el Banco no entró en funciones.

La inquietud progresista de la comuna no se detiene y es así que elabora un


programa para el Parque Centenario (nuestras Acollaradas) y lo da en
concesión por 10 años a los Sres. Miró y Mallo, quienes debían darle el
carácter de paseo, autorizándolos a cobrar entrada.

La nomenclatura oficial de las calles urbanas que asocia a los números dados
en su primera nominación a próceres de Mayo y héroes patrios también
corresponde a la iniciativa de estos ediles.

La cuestión impositiva

Al 1º de enero de 1910 asumen las nuevas autoridades que integran el H.


Concejo Deliberante. Don Emeterio Lautre es su Presidente. Vice Presidente
don Benjamín Etcharrán, Síndico Fiscal Sr. Cipriano Lima. Vocales Fernando
Etchegoyen, Ramón Rojas y Mariano Jáuregui. Secretario Sr. Rickling Pereira.

Ya en la sesión del 20 de enero comienzan las escaramuzas bélicas. El


Presidente hace saber que en la tarde del día anterior había recibido la visita
de los Sres. Rafael Fabrizio, Francisco Llano y José Alabart, en nombre de un
Comité de Defensa Comercial de la población, solicitando se mantuviera en
vigencia el presupuesto de 1909 rechazándose por muy oneroso el
sancionado para 1910.

Que les había expresado, sigue diciendo, que el Concejo estaba dispuesto a
atender todas las manifestaciones de los contribuyentes y a mantener las
relaciones más cordiales. Y les solicitó hicieran una presentación por escrito,
la que había llegado en la mañana de ese día 20.

En esa nota los peticionantes justificaban su actitud basándose en la difícil


situación económica del momento ya que se habían perdido las cosechas
agrícolas y no estaban en condiciones de afrontar los aumentos sancionados
por el Concejo.

Pero además pedían noticias sobre las concesiones dadas a particulares,


condiciones y tramitación, como así también sobre la situación de muchos
dueños de terrenos que de pronto aparecían despojados de los mismos,
favoreciéndose a terceros que nada tenían que ver sobre los mismos.

Fue un diálogo entre sordos. El Concejo pide la nómina de los contribuyentes


afectados y que son representados por el Comité.

El Comité contesta evasivamente y se suceden las notas y las reuniones,


entendiendo el que esto escribe que los "contribuyentes" ya no admitían
rebajas y la actitud era de franco enfrentamiento, pues los ediles, tal vez
adivinando la tormenta, adoptaron una posición negociadora que bien pudo
tener otros resultados.

Planteada la lucha, el Comité resuelve interiorizar al Gobernador de los


sucesos y pedirle la destitución de las autoridades.

El Gobernador Irigoyen, en vísperas de dejar el cargo, trasladó el problema al


futuro Gobernador, el Cnel. José Inocencio Arias, el vencedor de La Verde.

El funcionario recibió a la Comisión y prometió hacer justicia. El primer paro


tuvo lugar entre el 1º y el 17 de febrero.

No hubo movimiento alguno en la población. La adhesión fue total hasta


temerse por la falta de víveres para la alimentación de los habitantes de San
Carlos embarcados en una porfía digna, valiente y casi desusada en esos
años.
Al demorarse las soluciones en la forma prometida al Comité de Defensa, se
quiebra la tácita tregua, y se realiza un segundo paro del 6 al 13 de junio, de
tanta o mayor fuerza que el primero, estableciéndose un "boy-cot" contra los
oficialistas, a quienes se les niega toda clase de asistencia, ayuda o trato.

Se logra la renuncia de las autoridades locales, designado el Gobernador al


Dr. Pedro Días Pumará como Comisionado Municipal.

Este se abocará, nombrando al Escribano L. Alfredo Vaccarezza secretario, a


la tarea de ordenar la administración, pagar cuentas y restablecer la justicia.

El Presidente del Comité de Defensa don Adolfo Gómez, siendo el predio de


las ferias un habitual lugar de reunión.

Integraron el cuerpo, entre otros vecinos, Dámaso Rego; José G. Campo; José
Sánchez; Andrés Gamundi; L. Alfredo Vacarezza; Eduardo Otero; Victorio
Campo; Juan V. Erramuspe; Basilio Méndez; Pablo Arné; Arturo Santa María;
Juan Maineri; Manuel Chorén; Carlos Gilardi; Santiago Martínez; Dalmiro
López; Enrique Larregle; Ramón González; Sebastián Hueso; Juan Lladó;
Basilio Casariego; Alejandro Funes; Saturnino Toulouse; Ignacio Basterrechea;
Liberato Espinosa; José E. Cieza; Federico Pagola; Bernardo March; Angel
Ferrando; Pablo Guglieri; Savio Espí; Pascual Machi y Ovidio S. Márquez.

Fiestas Populares

El júbilo de la población fue muy grande por la renuncia del elenco


gubernamental. Por tal motivo se realizaron grandes fiestas populares el día
14 de junio, que comenzaron con salva de 21 bombas a la salida del sol y
recorrida de la Banda por el pueblo al son de dianas y alegres marchas.

A las 9 y 30 tuvo lugar una solemne Misa en la Plaza Alsina, oficiada por el
Padre José María Argüelles. A las 10 y 30 recepción de familias en la
Intendencia Municipal y de allí, en caravana, la multitud se dirigió a las
instalaciones de Gómez y Faucheux para participar de un almuerzo a la
criolla.
El gran banquete se sirvió en el hotel La Vizcaína y el baile de Gala reunió a la
sociedad carlense en el Palacio Municipal.

Un diario para la causa

El Comité de Defensa se dio el lujo de editar un periódico semanal al que


llamó "La Defensa", dirigido por el maestro D. José Santos, constituyéndose
en el vocero de los intereses populares.

Por suerte y por amabilidad de la familia de don D. Jacinto Maineri, hemos


tenido acceso a esas páginas que reflejan el clima político vivido en tan duros
instantes.

El comercio local tuvo un gesto admirable que vale la pena recordar.

Ofreció al Gobernador una lista de cien empleados de diferentes categorías y


aptitudes, con su correspondiente foja de servicios, a fin de colaborar ad
honorem en las tareas que se le asignare y por el tiempo que se los
considerara útiles, hasta ir saneando las finanzas comunales.

Así escribió el pueblo naciente una página de gloria al hacerse fuerte en


defensa de legítimos derechos y en plena valoración del ejercicio de la
libertad como aspiración de vida.

El Teatro Coliseo, escenario de una lucha romana que terminó en horrenda


tragedia

Abril de 1919. La ciudad con su monotonía otoñal vivía la rutina cotidiana, sin
sorpresas, al ritmo habitual. "Los Principios", bisemanario de la época,
anunciaba el 149 remate feria de "La Ganadera" para el día 22, mientras que
el consejo Escolar daba comienzo al pago de haberes al magisterio. Habían
percibido enero y empezaban a cobrar febrero, con las congratulaciones del
periodista por este hecho, ya que, acota, los docentes estaban más "cortados
que tabla de picar carne".
Y como viajar, en tren claro está, era cosa muy notable, la página de sociales
registraba estos viajeros:

"De Buenos Aires don José Orlando; de Unzué, don José M. Arcansol; de Hale,
don Eduardo Romero. De y para Torrecita, los señores Vicente y Julio
Irigoyen; de y para Herrera Vegas, los señores Ramón Porto y José
Deagustini".

Mientras tanto, en el Teatro Coliseo se estaba realizando un espectáculo


deportivo que tenía como protagonistas a varios luchadores de distintas
nacionalidades, entre ellos el italiano Massetti y el turco Jousouí, quienes
mantenían una gran rivalidad y no habían conseguido vencerse.

Todas las noches, gran cantidad de público se hacía presente para alentar a
sus paisanos, muchos italianos, una colonia muy poblada, y algunos turcos
que se habían adueñado de las primeras butacas.

Como en toda reunión masiva, el público se divertía de muy diversas


maneras. Algunos preferían agredir de palabra a la legión turca, que
asimilaba los epítetos con bastante calma.

Grupos de "niños bien", dice la crónica, también habían hecho blanco de sus
pullas al sector turco, por lo que el ambiente en esa noche de domingo era
bastante espeso y preanunciaba violencia, a poco que el sector ofendido
reaccionara.

Y eso pasó. En plena lucha entre el italiano y el turco, alguien exclamó "sucio,
sucio", refiriéndose al turco y agregó otros calificativos. Un turco grandote,
sumamente enojado, se puso de pie en la platea, revólver en mano, y tiró
hacia el techo. Sus connacionales pronto le siguieron en la acción y el tiroteo
se hizo intenso en plena sala, por lo que los asistentes buscaron salir por
cualquier parte y escapar de ese infierno de balas, insultos y gritos de
desesperación que aterraba.

Un muerto, el joven Ramón Arredondo, de 20 años de edad, de profesión


mecánico, hermano del portero del teatro, y ocho heridos, fue el trágico
saldo.

Una anécdota

Mi abuelo paterno me refirió alguna vez este episodio ya que él se


encontraba en la sala al momento de producirse el hecho de sangre.

Mucho después del suceso, cuando ya nadie quedaba en el lugar, mi abuelo


se retiró a su casa cruzando en diagonal la Plaza Alsina en dirección Este,
cuando oye que lo nombran "Don Lope, Don Lope..."

Mira a su alrededor y no encuentra a nadie, cuando desde un árbol alguien


baja rápidamente. Era un joven de ese entonces Héctor Delupi, que había
aguardado sobre la copa de un árbol el resultado de los acontecimientos y
conociéndolo a mi abuelo, que era operario del Teatro, se animó a bajar.

El querido amigo, escribano Juan Carlos Grossi, recordaba el episodio ya que


fue partícipe de la función en esa noche trágica. Que disparó, lo aceptó, pero
no sabe cómo ni por dónde.

Remodelación del Coliseo

Como consecuencia de los daños sufridos en el teatro a raíz del episodio que
comentamos, en el año 1920 se produce una importante reparación.
Inaugura esta segunda época la compañía de Rosario Pino con la obra
"Malvaloca", de los Hermanos Quinteros.

Las inundaciones

Tan viejo como el pueblo es el problema de las inundaciones. Periódicamente


las aguas se deciden a volcarse sobre los campos de Bolívar y la zona, con
toda su carga de angustias y de dolor.
El viejo Chadileo de los pampas que hiere el verdor de los pastos con un leve
y poco profundo tajo de cristal, de pronto -león dormido que despierta- agita
su melena, extiende sus garras traicioneras y comienza a adueñarse de lo
ajeno. El Vallimanca, tan manso y cansino, recibe al agua de las lluvias que le
mandan las sierras de donde toma sus afluentes y provoca las temidas
inundaciones.

Otras veces la excesiva precipitación pluvial que supera con creces los índices
medios anuales es el otro factor determinante del flagelo.

El hombre de campo ve achicarse su predio, anegado en todo o en parte, con


pérdidas de cosechas y de sucesivas roturaciones, por lo que deja de
planificar para el futuro. Por lo general se endeuda y de ahí en más es un
productor predispuesto más al éxodo que al trabajo.

Los gobiernos se han sucedido en un lapso de 100 años manejando en los


planos las soluciones a tomar, pero sin llevarlas a la práctica. Las pérdidas
han sido enormes para la economía de la región y ello se refleja hoy tras
soportar dos grandes inundaciones como la del año 1980 y la del año 1985 en
el andar de un pueblo que tiene en la producción agropecuaria su única
fuente de recursos.

La inundación de 1919

Una de las más recordadas inundaciones que sufriera el Partido de Bolívar


fue la del año 1919, porque las aguas llegaron a la ciudad y anegaron zonas
céntricas con peligro para la vida de sus habitantes. Las cifras del perjuicio
ocasionado en el campo dicen de la pérdida de 87.500 vacunos y de 114.000
lanares.

Cómo fueron esas inundaciones, qué alcance tuvieron, siempre fueron mis
preguntas puesto que aún no pertenecía a este mundo y por suerte no pude
presenciarlas.

Pero hay un testigo de indudable jerarquía artística y literaria que una vez
desarrolló el tema en La Cultural. Esa noche del 9 de agosto de 1967 José
Leopoldo Chatruc (Negro) dio una conferencia que tituló "Juntando
Recuerdos". Esto fue lo que dijo de las inundaciones: "Fueron los años de la
gran inundación de 1919 y vimos llegar el agua casi al centro. Las aguas
turbias, revueltas, frías, sembrando la destrucción y la muerte".

"Frías porque era junio. Las escuelas cerraron. En la Escuela Nº 1, en la


Municipalidad, en la Iglesia Parroquial se amontonaban los pobres inundados
con sus familias, los colchones húmedos, los braseros de carbón y el lloro de
los niños". Olla popular. Solidaridad humana nacida de una tragedia común".

"Esa solidaridad espontánea y criolla que tuvieron sus gestos de heroísmo en


el salvataje, el ofrecimiento amplio y sincero que por todos aquellos meses
convirtió a los habitantes de San Carlos en una sola familia".

"Eran los primeros días. El agua seguía creciendo más y más y el terraplén de
la vía a Recalde era como un inmenso dique que contenía las aguas que
amenazaban la total inundación y tal vez la destrucción del pueblo".

"Un clima angustiante y de indecisión se cernía sobre los vecinos más


responsables. Un pequeño grupo más decidido, entre ellos mi padre, Juan y
Manuel Errián Chatruc se agenciaron de un carro y caballos y por encima del
terraplén cortaron las vías. Las aguas abrieron un boquete enorme en pocos
minutos con riesgo de las vidas de estos modestos vecinos que sin alarde
alguno defendieron la seguridad y la vida de sus conciudadanos.

Las defensas con sacos de arena, labor de titanes en horas de angustia. El


peligro fue conjurado y las aguas comenzaron a descender. En esa forma se
eliminó un peligroso instante de la vida bolivarense".

Las inundaciones tuvieron un carácter muy general abarcando unos treinta


partidos en el centro sur de la provincia.

Ya en ese entonces, 16 de mayo de 1919, el Diputado Dr. Poblet Videla


presentaba un proyecto en la Legislatura que tendía a resolver el problema
hídrico en la Provincia. Si bien es cierto que en estos últimos tiempos se han
elaborado planes y se han ejecutado obras de hidráulica a nuestro alrededor,
la cuenca del Vallimanca aguarda su turno.

La nevada de 1927

A fin de no interrumpir la continuidad de los sucesos en forma cronológica,


hagamos un pequeño lugar para la gran nevada del mes de julio de 1927. La
ciudad apareció vestida de blanco, como jamás se repetiría. Una foto de la
época muestra una plaza céntrica con sus árboles al mejor estilo de las
postales navideñas. Algo realmente insólito para nuestra zona.

La inundación de 1941

La información periodística de la época nos ubica exactamente en ese


momento cargado de dramatismo, cuando las aguas inundaron las estaciones
de Paula y Vallimanca como consecuencia del desbordamiento de los arroyos
Las Flores y Vallimanca y amenazaron en su desplazamiento llegar a nuestra
ciudad.

El periódico El Demócrata del 18 de julio de 1941 dijo: "Confirmándose


nuestra información de ayer, la inundación en Vallimanca y Paula ha cobrado
proporciones alarmantes, constituyendo ya una verdadera catástrofe. Son
numerosas las familias que se encuentran totalmente cercadas por las aguas
que han llegado, cruzando sobre las vías del ferrocarril, a una altura de dos
metros y medio, produciendo la muerte de gran cantidad de hacienda.

En la tarde de ayer se han recibido en la Comisaría local pedidos de auxilio de


la zona inundada. El comisario Sr. Sanguinetti se dirigió inmediatamente a la
Jefatura solicitando el urgente envío de botes y marineros, además de otros
elementos de auxilio".

Pocos días después, la misma publicación decía: "Ayer a la noche regresaron


los marineros que con motivo de las inundaciones permanecieron varios días
en Vallimanca. Numeroso público despidió en la estación del ferrocarril a los
esforzados y correctos muchachos".

Tengo en mis retinas grabado ese paisaje lacustre que mucho me sorprendió.
Recuerdo que con mi padre, en ese entonces un hombre joven, y un grupo de
operarios de la Zapatería Roma hicimos el itinerario a pie, sobre las vías, al
encuentro de las aguas. Las encontramos, cubriendo las mismas, a la altura
de la conocida chacra de Zaccardi (mi abuelo materno) a unos seis kilómetros
del pueblo. De ahí en más continuamos, mojándonos los zapatos, en una
extraña e inolvidable aventura, que en mi imaginación de niño era
comparable a esas odiseas que protagonizaban mis héroes del Tit-bits, casi
mi "libro de cabecera".

La inundación de 1980

El arroyo Vallimanca volvió a las andadas en el año de 1980 y puso a prueba


una vez más el espíritu de sacrificio de los hombres del pueblo, la fortaleza
de sus autoridades y un afán de sobrevivencia superior a cualquier mal.

Diríamos que hubo mucho suspenso y un hondo dramatismo ya que se


trabajó intensamente contra reloj. Parecía que las aguas iban a vencer en su
inclaudicable camino a San Carlos, pues las defensas hechas de apuro iban
siendo vencidas una a una sin remedio.

Pero el canal que la mano del hombre abrió al costado de la ruta, con desvío
hacia la parte posterior de Villa Diamante, permitió que el caudaloso río
tomara obedientemente el curso que en los papeles se había delineado. Se
llegó justo. Pero se llegó.

El Intendente Dr. Félix Bereciartúa cumplió una tarea notable al frente de


Bomberos, Policías, Ejército, personal municipal, vecinos, chacareros, que
mancomunadamente y con gestos de total renunciamiento material
trabajaron con singular denuedo.

"La Mañana" en su editorial del 10 de mayo de 1980 decía estas cosas: "Se ha
librado una lucha tenaz, incansable, contra las aguas invasoras que
marchando inexorablemente hacia la ciudad, despertaron una nerviosa
expectativa y los más alocados comentarios. No fue tarea fácil. Hubo que
improvisar defensas. Proceder con rapidez y energía. Hacer frente a cada
momento a situaciones difíciles y cambiantes.

Había que tener el corazón caliente pero la cabeza fría.

Un batallón se alistó para emprender la gran aventura y todos y cada uno de


sus componentes supo cumplir con el deber con una cuota invalorable de
abnegación y desprendimiento. Fue una acción combinada, donde el Ejército
tuvo real significación y la Policía puso su inestimable aporte con hombres
que agotaron sus fuerzas, pero no sus entusiasmos en largas vigilias.

Con un Cuerpo de Bomberos, los héroes mansos, dijimos alguna vez con
verdad y sentimiento, que estuvo a la altura de su devoción humana. Con el
Radio Club vigilante y activo en función social, y el Aero Club, fogueados los
soldados del aire. Y con un grupo de obreros municipales que son
merecedores del más amplio elogio.

En ellos se hizo conciencia la importancia del momento que se vivía, y dieron


de sí lo mejor para acelerar los trabajos, sin ningún tipo de problemas. Otro
ejemplo de voluntad y el empeño de los bolivarenses, que son capaces de
hacer un río de una legua de largo en apenas 48 horas, y remover más tierra
que para el estadio del Mundial". El Vallimanca volvió al Vallimanca en un
rodeo por las cercanías del pueblo y tras darnos un tremendo susto.

La inundación cubrió los campos de la zona Sudoeste y causó grandes daños


a la economía rural.

1985. La inundación de la gran tragedia

Si la inundación de 1980 tuvo perfiles dramáticos y heroicos, donde se puso


de manifiesto la voluntad de un pueblo por defender el asiento poblacional
con toda energía, la del año 1985 tuvo iguales características. Pero la fuerza
de los acontecimientos, ese vaivén de cosas que surgen espontáneamente y
apuran decisiones por tremendas que sean, le dio un tinte emocional
intenso, cobró una preciosa vida y nos puso al borde de la violencia.

Si bien es cierto que el desborde del Vallimanca fue el factor determinante,


tanto en el 80 como en el 85, de las inundaciones, hubo un hecho nuevo que
agravó la situación en esta última.

Fue que existieron grandes lluvias que anegaron los campos, por lo cual al
recibir las aguas del arroyo, ya no tenían poder de absorción ni cuencas
vacías para llenar. Eso favoreció la salida rápida de las aguas siguiendo las
pendientes naturales y taponadas por las obras del hombre que desviaban su
curso.

Cronología de los hechos

Martes 12 de noviembre. Las poblaciones de Guaminí, Carhué y Lago


Epecuén estaban rodeadas por las aguas. El Gobernador Armendáriz dispuso
cerrar el Arroyo Corto derivando las aguas al arroyo Huáscar. Este, llenado,
volcaría luego en el Juancho, entre Daireaux y Bolívar, y luego llegaría a Pay
Lauquen, Salado (Vallimanca) y laguna San Luis.

La decisión del Gobernador preocupó entre nosotros pues se intuía, y resultó


cierto, que el Vallimanca sería el receptor de todo ese excedente líquido.

La movilización de las autoridades comenzó inmediatamente.

Miércoles 13 de noviembre. Se crean comisiones especiales. Se reúnen en la


Municipalidad los integrantes de la Comisión Asesora de Aguas, Comisión de
Defensa Agropecuaria, de Defensa Civil, concejales, autoridades de sanidad,
Bomberos Voluntarios y Policía para evaluar los hechos ante la emergencia
que tendía a empeorarse. Por otra parte, la situación en los barrios y en la
ciudad es de alerta, pues las nuevas lluvias caídas intensamente a lo largo de
dos días, un total de 200, provocó inundaciones y problemas a muchos
vecinos.
Jueves 14. El Intendente E. Alfredo Carretero apura el operativo tendiente a
evitar que las aguas del Vallimanca se desplacen hacia la ciudad. Sobre la ruta
226 y a la altura de los campos conocidos como de Capecce y Zaccardi se
levantan dos terraplenes defensivos en la misma forma que en la anterior
inundación. Se sobrevuela la zona y numerosos camiones llevan tierra y
arena a la ruta para ir haciendo otras defensas.

15 de noviembre. Hay anegamiento en la parte posterior de Villa Diamante,


en Villa Pompeya, Los Zorzales, Los Tilos y otros barrios, por lo que la
actividad de los auxilios es intensa. Los evacuados, que también los hubo,
fueron asistidos en el Hospital.

Se hacía saber que en Hale había 30 evacuados.

Un nuevo e imprevisto frente de agua se abrió viniendo del Oeste y cortando


campo desde Cabeza del Buey llegó hasta la parte posterior del cementerio.
En el intento de desviar ese curso imprevisto se inundó el Instituto de
Reproducción Animal ubicado en las cercanías, debiendo trasladar sus
animales destinados a la inseminación.

El Vallimanca mientras tanto, cada vez tenía más cerca la corriente que venía
de Juancho y Pay Lauquen.

Se recomendaba la depuración de las aguas para el consumo si no eran del


servicio municipal y el Radio Club mantenía su puesto de vigilancia y
comunicación.

16 y 17 de noviembre. Fueron dos jornadas de permanente labor ante la


emergencia. Llegan dos camiones Unimog desde Tandil. Se vigilan los
terraplenes levantados frente al cementerio.

Sigue el auxilio en los barrios. Se asiste a los evacuados y a la Comisión de


Aguas, de activa gestión, permanece reunida analizando las novedades
minuto a minuto. Arriba un helicóptero del Ministerio de Acción Social para
brindar apoyo. El Vallimanca alcanzaba 2,45 m. de altura.

18 de noviembre. Un comunicado que dispone el corte de la ruta. Un primer


comunicado de la Municipalidad dice: "Habiendo realizado la evaluación de
los estudios respecto de la situación que vive el Partido de Bolívar con
relación a la crecida del arroyo Vallimanca y las consecuencias que podrían
derivarse de un desbordamiento del mismo.

La Comisión Técnica, contando con el total apoyo de la Comisión Política y la


Comisión Multisectorial dispone: 1º) Efectuar un corte en la ruta nacional 226
a la altura del canal San Jorge. 2º) Dicho corte afectará a los cuarteles IV, V y
VII del Partido de Bolívar, por lo que entonces se notifica a los productores
ubicados en esa zona que tomen las medidas pertinentes conducentes a
salvar bienes, vidas y hacienda, debiendo procederse a la evacuación con
suma urgencia. Llevaba la firma del Secretario Interino de Gobierno y
Hacienda Contador Eduardo Alzueta. En otro comunicado se daban
instrucciones para ser tenidas en cuenta por los pobladores rurales
afectados, para hacerles llegar auxilio o víveres.

También se dispuso que el corte se efectuaría el día martes a las 5.

19 de noviembre. El día "D". A las 5 de la mañana de un amanecer frío y de


fina lluvia, el Intendente Municipal con funcionarios de su Departamento,
concejales, fuerzas vivas y vecinos emprendió la marcha hacia la ruta 226.

Allí aguardaban maquinarias y operarios dispuestos a iniciar los trabajos. La


presencia de funcionarios de Vialidad de la Pcia. retardó la iniciación. Pero a
las 8.30 la máquina excavadora daba comienzo a una decisión que había
tenido el amplio apoyo popular y político.

Esa tarea se terminó a las 14.00. Una segunda apertura a la altura del
kilómetro 385,5 se inició luego, siendo ayudado por una carga explosiva que
causó lógica conmoción entre el numeroso público allí reunido.

Después llegó la reacción oficial, las noticias que el Gobernador dispondría el


cerramiento de las brechas y el pueblo codo a codo, ya en la calle, pacífico,
pero en son de guerra si había que defender lo hecho, se hizo fuerte en una
espera tensa y cargada de rumores.

Una muerte injusta

Fue precisamente la noticia de que fuerzas policiales de Olavarría habían


llegado al extremo del camino donde se hizo el primer corte, lo que movió ya
en plena noche del 19 al Intendente y un grupo de concejales y vecinos a
movilizarse en lancha hacia ese lugar para deliberar. Lo hicieron en muy
malas condiciones de navegabilidad, sin luces, y por un canal abierto junto a
la ruta y por encima de los alambrados.

Al intentar el regreso de esa misión de paz, la lancha zozobró al detenerse su


motor y caen al agua el Ing. Carretero y el concejal Laso, entre otros, los que
alcanzan a aferrarse a la embarcación y son ayudados a subir al camino por lo
Sres. concejales Reina y Ferraro, el Sr. Víctor Cupertino y el Dr. Víctor Agustín
Cabreros, que habían quedado en la orilla. Juan Carlos Bellomo, que también
había caído, fue rápidamente llevado por la corriente y desapareció.

Dos días después apareció su cadáver en las cercanías del lugar, llenando de
inmenso dolor a su familia, esposa y tres hijos, a su madre, hermanas y a
toda la población de Bolívar que reconocía en él virtudes de caballero y
hombre de bien.

Juan Carlos Bellomo es desde entonces el hombre símbolo de los


bolivarenses. Dio su vida por amor a su pueblo.

Su entrega debe llamarnos a la reflexión y al trabajo cada vez que nuestras


fuerzas flaqueen en esa misión que nos compete de propender al progreso
material y espiritual de este rincón de paz donde vivimos.
"Bolívar ganó", dijo después Carretero. Lo hizo tras el esfuerzo denodado de
todos sus habitantes y no sin lágrimas. Las que lloraron también los hombres
cuando Juan Carlos quedaba en su santo reposo para siempre y aún nos
seguía pareciendo imposible.

Un final rápido e imprevisto

El final de la desobediencia del Sr. Intendente y del estado de alerta de la


población cesó en forma inesperada. Al día siguiente de las "voladuras"
existía un clima bélico que presagiaba una gran tormenta. La policía de la
provincia con un cuerpo de lanza-gases había tomado posiciones en la ruta
como anticipando una represión enérgica. Por su parte, sectores de los
habitantes, por sus propios medios, se habían convocado en el lugar con toda
clase de elementos y hasta con armas, según luego se pudo saber.
Respondían a sus propias convicciones y escapaban a la autoridad de los
dirigentes.

El Ing. Carretero tomó noticias de la situación y me pidió lo transportara


hasta la ruta en mi automóvil. Lo hicimos acompañados del Dr. Julio Ruiz y el
Sr. Rodolfo Merlo, periodista de "La Mañana".

En el lugar se advirtió la presencia del jefe de la Policía de la Pcia. de Buenos


Aires, Comisario Mayor Walter Stefanini.

Había llegado en helicóptero, cumpliendo órdenes del Sr. Gobernador.

El encuentro se hizo sobre la ruta, en las cercanías de "Las Cavas", ante


mucha gente y también gran cantidad de policías.

Stefanini exigió la "rendición". Carretero se negó terminantemente y dio


razones para ello. El diálogo se hizo intenso, vibrante. Fue en ese momento
en que en forma descomedida y alzando el dedo índice de la mano izquierda,
señalándolo le dije irrespetuosamente al Sr. Stefanini: "Sabe lo que tiene que
hacer Ud., irse y dejar las cosas como están". El Comisario escuchó estas
cosas y muchas más, acompañado por el Jefe de la Regional de Pehuajó
Comisario Arruabarena y el Comisario de ese entonces de Bolívar, Sr.
Ponzetti, sin inmutarse. Después se dirigió al Intendente y le aseguró que en
menos de una hora se entrevistaría con él.

La solución fue total. Retiro de la policía en toda el área y mantenimiento de


las aperturas en las rutas hasta tanto se diera solución al problema y siempre
con intervención de la Municipalidad de Bolívar.

La serenidad del Comisario Stefanini, la cabal comprensión del problema, nos


evitó horas de tremendas angustias, tal vez hasta un derramamiento de
sangre de alcances insospechados.

Mi reconocimiento personal al Comisario, que toleró de mí lo intolerable y a


la democracia, que olvidó el episodio una vez terminado, sin persecuciones ni
venganzas.

Cuando el pueblo le dijo no al pavimento

Seria oposición le planteó el pueblo de San Carlos al Intendente Municipal Dr.


Miguel L. Capredoni cuando éste le propuso pavimentar 40 cuadras.

La necesidad de hacer la obra era imperiosa si es que con espíritu de


progreso se miraba hacia el futuro. Pero la reacción popular fue adversa a las
buenas intenciones municipales y originó un serio conflicto entre las partes.
Transcurrían los primeros meses del año 1935.

Los frentistas aducían -en todo tiempo parece igual- estado de crisis. Una
economía comprimida y que no era el momento para hacer ese gasto
llamado a tener gran incidencia en los presupuestos familiares.

El Intendente obtuvo con el concurso de los Mayores Contribuyentes y el


Concejo Deliberante, la sanción de la ordenanza de pavimentación. Luego se
hizo lugar a la oposición de los interesados, que según diarios de la época
superaba el 40% exigido por la ley, por lo cual la realización de la obra no era
procedente. (El petitorio de los vecinos tuvo engorroso trámite, sea dicho en
honor a la verdad).

No obstante el Intendente, aferrado a la idea de hacerlo, y con razón moral


no jurídica, dio largas al asunto hasta que los frentistas interesaron al
Ministro de Gobierno para que tomara cartas en el asunto. Finalmente las
obras se hicieron. Desde lejos advertimos que ese sacrificio sirvió y que si
bien mucha gente no era pudiente otros tenían medios para afrontar el pago.
La lista de opositores incluye familias de mucho relieve en esa época y en
ubicaciones estratégicas para el desarrollo del pueblo. Las mismas que poco
tiempo después insistieron para que la obra de pavimentación se ampliara.

Tal vez la "cuestión política" también tuvo que ver con las negativas. No
había términos medios, se estaba a favor o en contra de la autoridad. Y los
periódicos de la época según el santo así era el rezo.

Fueron miembros del Concejo Deliberante que hizo factible la Ordenanza los
señores Juan M. Alsina, José María Alonso, C. Manuel Cimino, Emilio Moras
Benítez, Gregorio A. Rivas, Santino Bilbao, Lorenzo J. Lupano, con la
presidencia del Dr. Rogelio J. Solís.

Eran Mayores Contribuyentes Zoilo Creado, Basilio Casariego, Diego Naranjo,


Agapito Fernández, Victorio Campo, Antonio Devito, José Chorén, Fco.
Cipriani, Guillermo Larrinaga, Luis Leonetti y Carlos Pepe.

Un Douglas DC-4 de Aerolíneas Argentinas

cayó en cercanías de la ciudad

El 8 de diciembre de 1957 es de imborrable y triste recuerdo para los


bolivarenses. Esa tarde, en medio de una fuerte tormenta que cubría todo el
cielo, un avión de pasajeros que cumplía un vuelo regular entre Buenos Aires
y Bariloche se precipitaba a tierra. Como consecuencia de ellos, sus 61
tripulantes perdieron la vida.

La desgracia ocurrió en el campo "Las Mercedes", propiedad de la señora


Mercedes Peña Unzué de Paunero, sobre la ruta 226, que aún era de tierra, y
a unos 25 km. de la ciudad.

De inmediato se organizaron servicios de rescate y atención, actuando las


autoridades municipales, policiales y sanitarias en forma conjunta.

Lamentablemente, no se registraron sobrevivientes, por lo que la tarea


consistió en el reconocimiento de los cadáveres, que aparecían casi
desnudos, mutilados y diseminados en un amplio espacio de campo, entre
restos del aparato caído.

Fue en su momento la mayor desgracia aérea del país.

La población se adhirió al dolor de las familias afectadas, realizándose en la


Iglesia Parroquial un solemne funeral pidiendo por la paz de las almas de
quienes al emprender con suma alegría un viaje de placer, iban en realidad
camino al Más Allá. Una tragedia inolvidable.

El incendio en las instalaciones del Molino Río de la Plata

Un dantesco incendio se produjo en las instalaciones del Molino Río de la


Plata, ubicadas detrás de las vías férreas sobre la calle Cacique Catriel el
domingo 27 de mayo de 1962.

En horas de la tarde de ese día de fiesta, el sereno advirtió fuego en uno de


los galpones y de inmediato dio la voz de alarma. El pueblo se movilizó
imprudentemente hacia el lugar del siniestro, mientras que las autoridades
prontamente tomaron medidas para oponerse al desastre.

Junto a la dotación de Bomberos de la localidad se aunaron en un solo


esfuerzo los Bomberos de Daireaux, Pehuajó, 9 de Julio, Chivilcoy y Olavarría.

Se trabajó intensamente tras muchas horas de permanente vigilia, hasta


conseguir dominar el fuego y extinguirlo. Capitán de Bomberos era D.
Celestino Sarraúa y Sub-capitán don Rogelio Busso. Ellos dieron ejemplo de
valor y arrojo. Las pérdidas fueron valuadas en 40 millones de pesos de ese
entonces.

Nacimientos múltiples

El año 1966 habría de depararnos un hecho extraordinario. Uno de esos


casos que se producen muy alejados en el tiempo y que promueven la lógica
repercusión de la gente y autoridades a lo largo de todo el país.

El 18 de agosto de 1966, cuatro pequeños abrieron sus ojos en San Carlos,


traídos al mundo por Angela Rosalía Aguirre, en un nacimiento múltiple.
Nélida Sara Fernández, Arturo Hugo Fernández, Delia Isabel Fernández y
María Luján Fernández. Las partidas de nacimiento consignan estos horarios
de nacimiento: 15.05; 15.20; 15.35 y 15.45 respectivamente. Consignan
además el nombre del padre, Leoncio Arnaldo Fernández.

El Sr. Fernández murió joven y la familia se trasladó a Buenos Aires, donde


viven tres de los cuatro hermanos, ya uno falleció.

Tres mellizos

Por una resolución del H. Concejo Deliberante del año 1950, nos enteramos
de otro nacimiento múltiple. En este caso tres hermanos, al concederse a la
madre de los mismos, doña América Plaza de González, la suma de $ 100.00
en carácter de pensión. No hemos obtenido ninguna otra referencia que nos
permitiera ampliar detalles.

Nuevos gemelos

El 15 de agosto de 1978 nos encontramos con otro nacimiento múltiple en


San Carlos. Tres niños llegaron al mundo, siendo sus padres Alfredo Diez y
Estela Cámara: Facundo Miguel, Mario Renato y Fernando José, atendidos en
Clínica Modelo por los Dres. Renato Becerra, Miguel Cerrezuela y José Bucca.
18.50; 19.00 y 19.15 fueron los horarios registrados.

Actualmente estos niños viven en Del Valle, Partido de 25 de Mayo, y


concurren a la Escuela Nº 27, Distrito Bolívar, en el Paraje "30 de Diciembre".

El Bolivarazo

Cuando el pueblo tomó simbólicamente la usina

La intensa pedrea caída sobre la ciudad en la tarde del 1° de enero de 1974,


que cubrió de un manto blanco sus calles y edificios, ocasionó serios daños a
la propiedad privada y también originó dificultades muy serias en el
suministro de energía eléctrica. Cayeron postes, se desprendieron cables, se
inundaron sub-estaciones, etc. Coincidió este fenómeno con una situación
muy especial creada entre el Sindicato que agrupa a los obreros y empleados
de Luz y Fuerza y la Cooperativa Eléctrica titular del servicio. A tal punto
estaban tensas las relaciones que se estaba cumpliendo con un programa de
retiro de colaboración y trabajo a reglamento.

Se creó una Comisión de Vecinos con el objeto de mediar en el problema y


obtener del Sindicato algo así como una tregua que permitiera trabajar a
pleno y reparar en el menor tiempo posible los servicios eléctricos. No se
tomaba partido en la cuestión que enfrentaba a la patronal con sus
empleados y obreros. Sólo se quería la vuelta a la normalidad con el menor
perjuicio posible para los usuarios, que en muchos casos carecían de energía.

Se realizó un viaje a Chivilcoy para plantear en la sede gremial la posición de


las fuerzas vivas y en el orden local el Secretario de Gobierno Sr. Francisco
Alabart mantuvo conversaciones con los representantes gremiales buscando
una conciliación que permitiera salir de la emergencia. Los esfuerzos no
tuvieron feliz resultado.

Mientras tanto, en la tarde del siete de enero, no menos de 4.000 vecinos


estaban reunidos en la Plaza Alsina a la espera de novedades. El Diario "La
Mañana" había apoyado la actitud de la Comisión y urgía, editorialmente,
soluciones.

La Comisión Vecinal resolvió hacer una reunión de puertas abiertas en el


Salón de Actos de la Municipalidad, donde hablaron el Presidente de la
Cámara Comercial D. Isaac Mosca, el concejal Dr. Dante Oscar Cimino, el
Director de "La Mañana" Dr. Oscar C. Cabreros y el Sr. Luis Achuelo,
resolviéndose realizar la "toma simbólica" de la Usina como protesta y puesta
en marcha de un plan estabilizador. La gente acompañó a la Comisión con
vivas muestras de alegría y en perfecto orden en su caminata desde la
Municipalidad y por la Avda. San Martín hasta la Av. 25 de Mayo esquina
Edison.

A ambos lados los jóvenes, peronistas y radicales, hacían de cordones


humanos marchando también entre cánticos y frases creadas al momento
por el ingenio popular.

Al llegar al edificio solamente ingresó la Comisión y las autoridades,


procediéndose a labrar un acta que suscribió el Ing. Barletta, a cargo de la
planta junto a los señores Anteo Gasparri, Antonio Bardella (Intendente
interino), Jorge Serna, Isaac Mosca, Aldo Chorén, Melchor Gutiérrez, Arístides
Pérez Toral, Oscar C. Cabreros, Humberto Caligiuri, Carlos Bardella, Juan
Angel Porta, Juan José Santos, Héctor Arcumano.

Se estableció que se procedía tomar la planta en nombre del pueblo de


Bolívar, debiendo el titular asumir la responsabilidad de continuar en el cargo
y asegurar los servicios eléctricos hasta su total normalización. También se le
hace saber al Delegado gremial del sentido de la ocupación.

La desconcentración -22.20 horas- fue realmente magnífica, en un clima de


fiesta. Un pequeño episodio frente a la casa de un empleado de la
Cooperativa puso la única nota ingrata y lamentable.

El día 8 tuvo lugar una nueva asamblea popular convocada por los altavoces
callejeros en el Monumento a San Martín. La misma reunió a unos 5.000
vecinos y se desarrolló en un clima tenso, arribándose a un acuerdo por el
cual el gremio de Luz y Fuerza aceptaba el acta aprobada por Asamblea
Popular y levantaba por 72 horas el retiro de colaboración.

Eso permitió normalizar el servicio y realizar gestiones luego entre las partes
para dar fin, al menos, al diferendo que se había planteado con el pueblo.

Nuestros desaparecidos

El horror y la muerte nos tocaron de cerca cuando en pleno gobierno militar


la gente desaparecía y nadie respondía por esos atropellos a la dignidad
humana, a la libertad.

Mirta Pérez y Celeste Marina Gallo, jóvenes estudiantes, fueron arrancadas


de sus hogares y nunca más se tuvo noticias de ellas. Amaban la vida, querían
estudiar, tenían ilusiones. ¿Quién fue el verdugo? ¿En nombre de qué Dios
fueron llevadas a la muerte? ¿Por qué?

"Los chicos de Malvinas"

Jorge Luis Buglioni, Claudio López Mariani, Miguel Angel Estelrich, Adolfo
Miguel Barcia y Miguel Nazario Martínez, soldados bolivarenses de la clase
1962, estuvieron en Puerto Argentino durante la guerra de las Islas Malvinas.

72 días permanecieron como integrantes de la Compañía de Ingenieros


Anfibios de la Base Naval Puerto Belgrano.

Regresaron sanos y salvos, a pesar de haber sostenido algunos combates en


Monte Tomblerón, y con una enorme cicatriz en el alma. La experiencia de la
guerra con toda su crueldad los hizo "grandes" de golpe.

El tren es del pueblo. El tren no se va...

La "pueblada" del 2 de febrero de 1990

Una decisión del gobierno nacional de levantar ramales ferroviarios, para


terminar con el déficit de la empresa y permitir la privatización de la misma,
tocó la sensibilidad bolivarense. El Plan contemplaba levantar el tren de
pasajeros Constitución-Bolívar. La ciudad de 25 de Mayo fue la encargada de
iniciar una gran movilización de todas sus fuerzas para evitar el cumplimiento
de la medida. En nuestra ciudad la autoridad municipal, el H. Concejo
Deliberante, los gremios y el diputado provincial Sr. Isidoro Laso realizaron
gestiones ante los poderes gubernamentales.

El último tren debía correr el 4 de febrero, pero se obtuvo una prórroga de


30 días a la espera de concretar algún tipo de acuerdo con las
municipalidades afectadas.

No obstante, el diario "La Mañana" en su editorial del día 1° de febrero


firmado por su director, hacía un llamado al Sr. Intendente Municipal, ante la
necesidad de manifestar público apoyo a las gestiones iniciadas en 25 de
Mayo y a la concentración anunciada al paso del tren 319 en la noche del 1°
de febrero en esa ciudad.

El Dr. Ruiz hizo suyo el desafío y urgentemente, no quedaban más que muy
pocas horas, se invitó a la población de San Carlos a la estación ferroviaria
como acto masivo de protesta y de adhesión a todo lo actuado.

La cita era para las 23.30 horas del viernes 2.

El pueblo respondió con mucha firmeza. Unas dos mil personas se juntaron
en el playón de la estación y en su andén para afirmar un categórico no al
levantamiento.

El tren, que traía innumerables vecinos de estaciones del trayecto y


autoridades políticas y gremiales, recién arribó a las 5.20 del sábado 3.

Fue una expresión jubilosa y emocionada la que surgió espontáneamente de


las mil gargantas que habían quedado tras la agotadora espera.

Discursos, abrazos, aplausos, todas las formas de comunicación sirvieron


para unirse en un deseo común que el tren no sea levantado. Si la voz del
pueblo, es la voz de Dios, seguro estamos que será escuchada.}
La Comisión Técnica

De una reunión realizada entre el Sr. Intendente Municipal, concejales,


representantes de las fuerzas vivas y gremiales, se constituyó la Comisión
Técnica para hacer de nexo en las negociaciones con Ferrocarriles argentinos.

Se integró de la siguiente manera: Contador Alberto F. Rivas, Dr. Oscar C.


Cabreros, Ingeniero Sergio Mendiburu y Sr. Mario Bravi.

La comisión trabajó activamente, realizó varios viajes a la capital y La Plata,


reuniéndose con la representante del Gobierno de la Pcia. Ingeniero Susana
Ascusín, y elaboró una propuesta que fue puesta en manos del Sr. Asesor de
la Intervención en Ferrocarriles el día 9 de abril, obteniéndose la promesa de
llegar a un acuerdo que permitiera seguir con el servicio, aunque con algunas
frecuencias menos.

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CAPITULO XXIV

1. La vida cultural. El Centro de Libres Pensadores. La Universidad Popular.


Las logias. Biblioteca Bernardino Rivadavia. Asociación de Cultura y Fomento.
Museo Regional Municipal "Florentino Ameghino". Ateneo Juan Bautista
Alberdi. Biblioteca "María Alcira Cabrera". Asociación Musical. Otras
asociaciones.

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El Centro de libres pensadores

La quieta vida pueblerina había sufrido en 1910 -Año del Centenario de la


Revolución de Mayo- una tremenda sacudida con motivo de los paros que la
población cumplió en señal de protesta por el abuso de las autoridades
municipales en el cobro de impuestos y otros rubros.
Parecía que todo volvía a su cauce, a las largas siestas veraniegas, a las
plácidas tertulias hogareñas donde las niñas muy recatadamente y
ruborizadas se atrevían a fijar la mirada en algún galán de paso.

Pero no era así. Un grupo de hombres autotitulados liberales, ansiosos de luz


y progreso, en el propio decir, sembradores de ideales y propulsores de un
nuevo ordenamiento social, habrían de aparecer en el escenario de San
Carlos levantando armas contra "la ignorancia y el obscurantismo".

Sus baterías se emplazarían, sin más, contra la Iglesia y sus ministros,


negando el Credo y la Biblia y reivindicando a la Ciencia como madre
creadora y orientadora del hombre.

Fueron inquietos, capaces, luchadores y apasionados.

No podemos negarle el esfuerzo desplegado y el afán de hacer cosas,


especialmente en el ámbito de la educación y la cultura, en un tiempo de
carencias fundamentales.

Estatutos

En mayo de 1911 se crea el Centro y en sus estatutos aprobados de


inmediato establece sus objetivos: a) Propagar por medios lícitos las
verdades de la ciencia. b) Propender al mejoramiento educativo del medio
ambiente. c) Fomentar el espíritu de unión y fraternidad entre sus asociados.
d) Cooperar en la medida de sus fuerzas a la buena marcha y mejoramiento
de las instituciones humanitarias, libres de todo perjuicio.

Art. 2°) Para la realización de estos propósitos la Asociación se valdrá, entre


otros, de los medios que se expresan a continuación. a) Fundar un órgano de
publicidad y organizar conferencias públicas. b) Fundar una escuela laica. c)
Fundar una Universidad. d) Crear una Biblioteca. e) Obtener un local para
reuniones periódicas de los socios y también de las familias respectivas. f)
Formar un fondo especial constituido por el cinco por ciento de las cuotas de
los socios, el diez por ciento de los donativos en dinero no especificados y de
las donaciones que para este objeto se hicieren, destinado para las
instituciones mencionadas en la base d).

El artículo 24 declaraba expresamente que en ningún caso la asociación


podría tomar participación en asuntos relacionados con la política, ni permitir
que se traten dentro de la institución dichos asuntos.

Con ellos quedaba claro que la política estaba al margen con sus propósitos.
Y así fue. Tanto que la tribuna del Centro se constituyó con amplia libertad de
expresión y dentro de una variedad de temas que incluyó todo el
pensamiento de la época.

La obra

En cumplimiento de lo establecido estatutariamente, el Centro va logrando


sus objetivos. El 25 de mayo de 1911 nace el periódico semanal llamado
"Libre Examen", que tuvo larga vida, unos doce años, y que reflejó la
actividad de la institución, dando cabida a vibrantes artículos, muchos de
ellos de encendido tono polémico contra la Iglesia. En verdad y desde una
óptica que quiere ser imparcial, la prédica nos resulta obsesiva y
mortificante. Incluso reiterativa y agobiante como aquello de que la Iglesia
"es antro maldito, vetusto baluarte del obscurantismo donde se pervierten
los más nobles sentimientos y se petrifican los cerebros y acelera sus pasos
hacia los estrados de la muerte".

No es de extrañar, por ello, el duelo entablado con el Padre José María


Arguelles y luego con el Padre Vicente Bautista, quienes también atacan y se
defienden con la pluma a través de los periódicos parroquiales.

La Universidad Popular

Prontamente se crea la Universidad Popular, que dará cursos gratuitos,


comenzando por la enseñanza del Castellano, Aritmética, Embriología,
Geometría, Contabilidad, Teneduría de Libros, Física, Química y Zoología.

Profesores y médicos de la localidad prestaban concurso


desinteresadamente para dar clases.

La Biblioteca se abría al público de 4.30 a 6.30 y de 8 a 10 p.m. todos los días,


en el local del Centro en la Av. San Martín esquina 13 (Laprida).

Otra inquietud concretada por el Centro fue el Museo de Historia Natural que
comenzó a formarse con donación de vecinos y que luego pasara a la
Asociación de Cultura y Fomento, año 1925, dando origen al Museo
Florentino Ameghino.

La acción de la entidad se extiende a otras localidades como 25 de Mayo y


Caseros (Daireaux), organizándose visitas en comitivas que arengan en las
plazas y desarrollan una gran tarea proselitista.

Sus integrantes

No hemos podido hallar una nómina de asociados que nos clarificara sobre
sus componentes. Nos vale la lectura de "Libre Examen" para rescatar
algunos nombres. Por de pronto leemos en el número del 12 de noviembre
de 1911 que se hace un llamado al pueblo para celebrar un "meeting" de
protesta en la plaza pública. Convocan la Logia "El Progreso" y el Centro de
Libres Pensadores. Fueron oradores José Sala (que no puede ser otro más
que el conocido sastre de la Casa La Moda Elegante de la Avda. San Martín),
Enrique Buscaglia, Escribano Francisco Cobeñas (de la logia El Progreso), Luis
Mallol, Cándido Toranza y la Señora Manuela H. de Scolari, Presidenta de la
Comisión de Damas de Beneficencia de Bolívar. El acto fue exitoso, según el
decir del periódico, tanto que hasta el cura se avino a presenciarlo.

Otros nombres son Juan Cruz Torres, Diego Torres (con Relojería), Agustín
Rodeiro, Francisco Arenarez, Santiago Martínez, Carlos Daroqui, M. Rosner,
V. Cabrera, J. Moreira y M. Carballo.
Roberto Payró hubiera encontrado aquí, para su graciosa vena literaria,
argumentos válidos para otro "Pago Chico".

Pero debemos reconocer en homenaje a la verdad, aunque nuestra creencia


no es la de ellos, que fueron hombres de bien, de sentimientos nobles,
imbuidos de un gran ideal y generosos.

La labor desarrollada dejó huellas en la juventud de aquel tiempo. Muchos de


nuestros escritores formaron fila, de niños, en esa escuela. Negaron a Jesús
en vida, tal vez lo hayan encontrado cuando más falta les hacía...

Las logias

La francomasonería dice ser una asociación de hombres que se propone el


mejoramiento personal de sus miembros y la fraternidad universal, basada
en una pretendida tolerancia religiosa y en los principios del humanitarismo.

Las sociedades secretas que se manejan por lo general con una simbología
afín con la albañilería y la arquitectura.

Algunas de ellas de origen romántico o latino, adoptaron una definida


posición anticlerical. No es de extrañar entonces que hayan tenido la
oposición de la Iglesia llegándose a la excomunión de sus miembros.

En San Carlos, en los primeros años del siglo, existieron grupos masónicos.
Hay conocimiento pleno de uno de ellos a través de las menciones
periodísticas, conociéndose que dependía de 25 de Mayo. Pertenecía al ritual
azul y sus símbolos eran un triángulo y un compás.

Incluso se hace mención a un integrante perteneciente a una muy acreditada


familia de apellido francés de nuestro medio.

En un "meeting" organizado por el Centro de Libres Pensadores, hay un


orador, el escribano Francisco Cobeñas, que habla en representación de la
Logia "El Progreso". Así se desprende del periódico "Libre Examen", que hace
referencia al acto que tuvo lugar en la plaza pública en el año 1911.
Nuestro pueblo en esos tiempos tenía una fuerte corriente de pensamiento
anti-clerical, manifestándose en asociaciones, periódicos, revistas.

Las logias encontraban así un campo fértil para desarrollar sus experiencias.
Aunque su forma de actuar era muy reservada, casi secreta.

La Biblioteca Bernardino Rivadavia

Su creación

El libro, "ese amigo que callado espera, pero que abierto se entrega
totalmente a la avidez del lector", tuvo distinguidas cultoras en ese San
Carlos de antaño, que comenzaba a crecer a impulsos del trabajo creador.

Ya en 1905, damas de la sociedad bolivarense, maestra casi todas, con una


auténtica vocación por la enseñanza, se unieron tras la feliz iniciativa de
fundar una Biblioteca Pública que fuera popular. Es decir que estuviera
abierta a todo público y que sirviera de guía espiritual a una población que
ambicionaba acceder a las bellezas del espíritu.

La primera anotación en el libro de actas, celosamente guardado, dice lo


siguiente: "En Bolívar a los veintiséis días del mes de julio del año mil
novecientos cinco, reunidas en la casa de la Srta. Irene Hortoneda las
señoritas que al margen se expresan, con el propósito de constituir la
Comisión Provisoria, que se encargará de la organización de una Biblioteca,
cuya creación fue resuelta en la anterior sesión preparatoria, se acordó
designar ésta en la siguiente forma: Presidenta Irene E. Hortoneda, Vice-
presidenta Agapita Castro; Tesorera Emma Lescano; Secretaria Genoveva F.
Abrain; Protesorera Victorina Valdéz; Vocales Josefina Zelaschi, Adela
Gelabert; Serafina P. Tobalina y Elvira Zelaschi.

De inmediato comenzó la ardua tarea. La Biblioteca Popular de Bolívar abría


un azaroso camino, lleno de dificultades, hacia su concreción definitiva.

Luego se llamaría Bernardino Rivadavia y lentamente iría sumando libros a


sus anaqueles, gracias a la generosidad de los pobladores.

Y la preocupación mayor, la que llevó a estas animosas damas a peregrinar


por despachos oficiales en busca del apoyo pecuniario, se logra en 1908. La
Comisión adquiere entonces un terreno propiedad de la señora Aureliana
Méndez en la suma de tres pesos con cincuenta centavos el m2. Total $ 840
m/n

Las circunstancias se vuelven contra tan magnífico proyecto, pero no hacen


declinar sus afanes a las entusiastas organizadoras.

Hay un cono de sombras, un período de inactividad, como si se estuviera


descansando tras ardua fatiga, para retomar el aliento y proseguir. Se
renueva la Comisión Directiva, que pasa a presidir la Srta. Josefina Zelaschi y
cuando ésta debe renunciar por causas particulares se pide la colaboración
del "sexo fuerte".

Algo que había comenzado como "cosa de mujeres" se transforma en


inquietud de todos y se suman al esfuerzo los señores José María Arguelles
(Cura Párroco), José N. Santos (Inspector de escuelas), Angel C. Larrosa
(escribano público) y el Dr. Rogelio J. Solís (Presidente del Concejo).

Este intento no habrá de ser el último. La Comisión desaparece envuelta tal


vez en el torbellino político del momento. Bolívar vive en ese lapso una lucha
cívica de perfiles heroicos enfrentando su pueblo al Intendente don
Mansueto Cepeda y al caudillismo representado por don Emeterio Lautre, lo
que ocasiona los paros de 1910.

Recién el 15 de octubre de 1911 parece ser que la nave se hace a la mar


definitivamente. Es su Presidente Dr. Rogelio J. Solís; Vice-presidente Alfredo
L. Vaccarezza; tesorero Fermín Doufourquet; vocales Dr. Carlos Daroqui, y
señores Angel C. Larrosa, Victorio Campo, Enrique Buscaglia y José Sánchez;
secretario Sr. Octavio Calvo y pro-secretario Sr. Felipe Orellano.

El 20 de marzo de 1912 se concreta la habilitación al público de la Biblioteca.


Casi siete años de dudas y trabajos quedaban atrás.
Un intento de fusión frustrado

Fundada la Asociación de Cultura y Fomento, se lanza la propuesta de crear


la Biblioteca y el Ateneo. El Dr. Pedro Vignau advierte que existiendo ya la
Biblioteca Bernardino Rivadavia se podría lograr la fusión de ambas entidades
para no dividir esfuerzos. El asunto es llevado al seno de la entidad de la calle
Las Heras y se resuelve en votación no prohijar la iniciativa.

El Dr. Vignau hará luego un extenso comentario en la Revista de La Cultural


defendiendo su tesis, pero aceptando caballerescamente la derrota. El Dr.
Arturo Vitale fue quien sostuvo dentro de la Biblioteca Rivadavia la idea de la
no fusión.

Tal vez como una salida salomónica, se le ofreció a la Asociación de Cultura y


Fomento en venta el predio ubicado hoy en la esquina que forman las calles
Las Heras y Mitre. Se argumentaba que ambas entidades iban a estar juntas,
formando un solo cuerpo aunque con direcciones distintas, integrando
entonces un complejo cultural en el pueblo.

El temperamento no tuvo éxito y ambas entidades tomaron rumbos, cada


uno en lo suyo, por separado.

Bibliotecarios

Don Antonio Vallespir, el popular "Toni", fue bibliotecario por muchos años.
Estos últimos treinta que han pasado la han tenido a la Srta. Marta Brindesi
en la misma misión y cumpliéndola con eficiencia hasta el presente.

Asociación de Cultura y Fomento

Hay que hacer obra, esa fue la orden, el compromiso, que un grupo
heterogéneo de hombres y mujeres del pueblo adquirió como en un
juramento de honor para servir a sus ideales y bregar por el adelanto de
Bolívar, en un momento en que todo le hacía falta.

Hablaron, entonces, que tanto el gobierno como las instituciones se deben al


progreso, al bien general, significando con ello que no podía haber, en ese
terreno de las realizaciones concretas, diferencias ideológicas de cualquier
orden.

"Cuando de hacer algo se trata, lo decían claramente, no debemos mirar en


quien se inicia ni quien lo hace, para restarle nuestro concurso o predisponer
en contra a los demás".

"Por el contrario, cualquier empresa u otra útil debe ser estimulada y


aplaudida, con la nobleza de intenciones y con el alto espíritu de justicia que
es norma en cada paso de los hombres superiores, en la verdadera acepción
de la palabra".

Primera Comisión Directiva (provisoria)

Presidente Dr. Pedro Vignau; Vice Sr. Vicente Cabrera; Secretarios Sres. Luis
Mallol y Horacio Gómez; Tesorero Sr. Edberto J. Gómez; Pro-Tesorero Sr. José
Aliás. Vocales titulares señoritas M. Etelvina Cáceres y Agustina Pelletieri;
Doctores Carlos Daroqui, Arturo J. Vitale, José S. Fabrés y Julio G. Velázquez;
Ingeniero Aquiles Scattini y Sres. Prudencio Soto (h), Luis Gagliardi, Antonio
Giordano, Angel C. Larrosa, Angel Jaureguizar, José Robles de Hoz, Pedro
Jaime y Pedro Demaría. Vocales suplentes Señora Elvira Z. de Sánchez
Guilarte, Doctores Joaquín Salces y Pedro Fernández López, y Sres. Guido
Grossi, Alejandro Verri, Juan Salduna y Juan Quaranta. Revisores de cuentas
Doctor José Fabrés García y Señor Miguel Marimón.

Los primeros tiempos. El Museo

La institución cobijó sus primeras reuniones en un local cedido por la


Asociación de Maestros y después pasó a ocupar dependencias de la
Biblioteca Bernardino Rivadavia, hasta que alquiló por dos años la casa de la
Sociedad Italia Il Fior di Maggio. Precisamente en ese lugar, inaugurado el 30
de abril de 1926, quedó instalado el Museo "Florentino Ameghino", que se
formó, inicialmente, por donación que hiciera el "Centro de Libres
Pensadores" de sus restos fósiles.

El Museo se había fundado en febrero de 1915 con la atenta dedicación del


Dr. Carlos Daroqui y Luis Mallol, teniendo en la señora Manuela H. de Scolari
a su principal colaboradora. (La misma que viéramos devotamente
consagrada al Hospital de Caridad).

Este fue donado a principios de 1924 a la Federación de Comedores


Escolares, la que no llegó a funcionar, por lo que su Presidente Sr. Juan José
del Carril lo retuvo hasta que La Cultural lo solicitó en donación.

La obra de Vignau

Decía entonces el Dr. Vignau "Nuestra consigna ha de ser la de trabajar en tal


forma, que algún día cada bolivarense pueda mostrarlo con orgullo al
forastero, diciéndole "ese museo es nuestro, lo hemos fijado nosotros"; aquí
vienen a plasmar sus conocimientos lo estudiosos; aquí llegan a distraerse los
amantes de la naturaleza o los simplemente aficionados a lo raro o lo
curioso".

Sería el Dr. Vignau, precisamente, su más eficaz coleccionista. Las piezas


lícitas por él extraídas de los paraderos indígenas de la zona, que recorriera
acompañado de su mujer e hijos, fueron clasificados por el Dr. Marcelo
Bórmida de la Universidad Nacional de La Plata, publicado su informe en la
Revista del Museo platense. Dos culturas quedaron a descubierto y de
distinto signo que el estudioso dio en llamar "Bolivarense" y
"Blancagrandense".

Altísimo honor para este investigador nuestro de tan ascética vida


provinciana.

La colección de armas antiguas que luego se agregaron era de pertenencia


del Dr. Santiago Ferro.

El Museo sufrió una amputación dolorosa al ceder su planta alta al Teatro


Vocacional Independiente "El Mangrullo", quitándose un espacio que le era
vital. Eso obligó a proyectar nuevas obras en su frente, las que se han ido
haciendo con mucho esfuerzo y largamente. Felizmente el sueño de sus
directivos de hoy se cumplirá.

Al estar en prensa este libro, se habilitó nuevamente para restablecer su


comunicación con el público y los estudiosos. La Municipalidad es ahora la
titular del Museo por cesión que le hiciera la Provincia, luego de recibirla de
La Cultural.

No obstante, el cuidado y administración compete a los dueños de casa hasta


tanto se designen autoridades.

Dos hermosas salas, la Dr. Pedro Vignau y Escribano Juan Carlos Grossi,
hechas a nuevo, honran a dos de sus más fieles sostenedores de tan
magnífica obra.

"La Cultural" propició las fiestas del Cincuentenario de la Fundación de


Bolívar, en lo que se llamó la Semana de Bolívar, siendo el Dr. Pedro Vignau el
titular de la primera, Presidente del magno acontecimiento.

La entidad, con la Presidencia del Dr. Oscar C. Cabreros, brega hoy por
mantener altos esos viejos pergaminos, de tan exquisita raigambre y de
perfiles realmente magníficos.

Son otros tiempos, y la aldea, encerrada en su damero urbano por falta de


comunicaciones, ha dado paso a una ciudad inquieta, con caminos a todos
los vientos y con la acción a veces desgastante y masificadora de la televisión.
Ello quita espacio a una acción cultural no tan pródiga en concurrentes y por
lo tanto con menor eco. Pero se está en la lucha con espíritu levantado,
manteniendo el legado histórico de los mayores, que abrieron un camino,
señalaron un rumbo, haciéndolo con verdadero sentimiento de amor a la
cultura.

El Ateneo Juan Bautista Alberdi

Otra creación de la Asociación de Cultura y Fomento fue el Ateneo Juan


Bautista Alberdi. Fue inaugurado el 27 de mayo de 1926 con la presentación
del Dr. Tomás Jofré, destacado hombre del foro, poeta y escritor, que habló
sobre la conquista del desierto en forma brillante y amena. El Ateneo daría
lugar con sus reuniones semanales a los clásicos "Viernes de la Cultural", que
le dieron a la vida pueblerina un motivo de atracción y un ámbito para
expresar las ideas libremente y promover el diálogo abierto, franco, sano.

Fue múltiple la labor de la Comisión Directiva de esa hora, alcanzándole el


logro de la fundación de la Federación Regional de Fútbol. Manejó los hilos
para reunir a los hacendados y con ellos promocionó la fundación de la
Sociedad Rural.

Como los caminos eran malos, casi intransitables, dejó fundado el Automóvil
Club de Bolívar, entidad que estuvo al servicio de la comunicación vial,
actuando con tesón y empeño.

De sus filas surgió la iniciativa de fundar el Tiro Federal, posteriormente


concretado, y de crear un Parque Municipal. La Ayuda Escolar fue otra de sus
obras básicas. Sus hombres y mujeres, desde la institución y fuera de ella,
estuvieron comprometidos con el progreso, dando señales de una vocación
de servicio realmente encomiable. Y lo siguen estando.

Las primeras bibliotecas

Ya en 1899, con el nombre de Casa del Pueblo, se había creado una biblioteca
que además se completaba con salón para conferencias y veladas teatrales.
Pertenecía a un sector de obreros que tendían a tener su propia asociación
gremial y desde allí expandir una acción cultural.

La Biblioteca Escolar "Sarmiento", fundada en 1910, debe tomarse como


base para la creación de la Biblioteca Rivadavia.

La preocupación por los libros existió, desde siempre.

Es una característica de nuestro pueblo que ha sido, tal vez hoy no, por
razones fáciles de entender, un lugar destacado en lo que hace a adquisición
de libros.

Biblioteca "María Alcira Cabrera"

Podríamos decir que la Biblioteca "María Alcira Cabrera" es creación de un


pequeño gigante. Del trabajo paciente, desinteresado, y hasta carente de
espectacularidad, de esos hombres que siempre dan los pueblos de sus vetas
más populares.

Don Pablo V. Volpe (Paulino) es el hombre de esta historia que se inicia en el


Club La Rural, cuando los socios llevan a este vecino del barrio a la
presidencia.

Desde allí comienza el largo itinerario de sus sueños, fundar una biblioteca y
darle el nombre de la docente María Alcira Cabrera, muy adentrada en sus
sentimientos y a quien la comunidad le estaba debiendo un homenaje.

Don Pablo realizó una sacrificada obra de hormiga, sumando grano tras
grano, en un constante trajinar por los despachos oficiales, visitó a sus
amigos, escribió a entidades culturales, pidió con la dignidad del que pide
para el bien. Y así, un día de julio de 1972, precisamente el 8, pudo anotar
este importante nacimiento a la vida cultural de San Carlos de Bolívar.

Luego, y dentro del programa de festejos del Centenario de nuestro pueblo,


se inauguró el nuevo local, sobre la calle Falucho, a pocos metros de la Avda.
Brown.
Por el Comité Ejecutivo de la Fiesta pronunció un discurso la Srta. Ofelia
Bubaroff y agradeció al gestor de la hazaña con su conmovedora humildad.
Bendijo el Padre Palazzolo.

Desde entonces, allí está la Biblioteca, "fuente de cultura" como gusta


definirla don Paulino, sirviendo a las inquietudes de la población escolar de
una gran zona de influencia.

El favor del pueblo, que la quiere, hace que siga creciendo en volúmenes y en
servicios.

Asociación Musical

La Asociación Musical de Bolívar se fundó el 23 de agosto de 1962, Año de


Debussy y al amparo del recuerdo del gran Claude de France. La comisión
constituida en esa fecha estaba formada de la siguiente manera:

Presidente: Dr. Luis P. Gagliardi.

Vice: Dr. Oscar C. Cabreros.

Secretario: Sra. María Elena Maza de Larregle.

Tesorero: Dr. Mariano R. Portela.

Vocales: Sra. Emilia Grossi de Bedatou, Srta. Enilde Salmerón, Dr. Aurelio
Locícero, Dr. Reinaldo Longobardi, Sr. Francisco Ricciardi, Sr. Miguel Giugno y
Sra. Ana María Landó de Soldado Deheza.

Tiene la misión de promover manifestaciones artísticas y lo ha hecho al más


alto nivel.

Las principales figuras del mundo de la música han sido nuestros visitantes. El
espíritu inquieto del Dr. Gagliardi, su vocación de músico nato, a pesar de
haber optado por la medicina, le dio magnífica vida a la institución, que hoy
con otros nombres procura seguir en ese camino de realizaciones.
La revista "Polimnia", aparecida en mayo de 1963, fue por muchos meses una
expresión fiel de la actividad de la Asociación y reflejó su pensamiento. Por la
generosidad de mis amigos Gagliardi y Senna, compartí con ellos la dirección
de la revista. Es su actual sostenedor y Presidente el Dr. Reinaldo A.
Longobardi.

Asociación Cultural Sanmartiniana

Fundada el 25 de mayo de 1960, su finalidad es perpetuar la memoria y la


gloria del Libertador General Don José de San Martín.

A.M.N.Y.P.

La sigla responde al nombre de Asociación de Mujeres de Negocios y


Profesionales. Fue fundada en el año 1961 y realiza una interesante labor con
conferencias y participando en la vida comunitaria.

Coro Polifónico Municipal de Bolívar

El Club de Leones de nuestra ciudad -hoy desaparecido- fue la entidad madre


del Coro Polifónico. La actividad coral tiene antecedentes en nuestra ciudad
merced a la notable labor del maestro de música Virgilio C. Rossi, continuada
luego por su sobrino Mario Rossi, fundamentalmente en el ámbito
educacional. Quien esto escribe había interesado al Dr. Luis P. Gagliardi,
Director de Cultura del gobierno municipal del Sr. de la Serna, para darle a
Bolívar el coro que estaba reclamando su trayectoria cultural.

A pesar de su promesa y de ser el Dr. Gagliardi un eximio músico, la idea no


se concretó. Al fundarse el Club de Leones, agosto de 1973, fue su presidente
el Sr. Donato Martínez, Gerente del Banco de la Pcia. de Bs. Aires, a quien me
tocó acompañar como vice-presidente. Tanto el Sr. Martínez como su esposa
habían formado parte del Coro del Club River Plate, por lo que prestaron al
proyecto toda su intención. Ya en marcha la iniciativa, el Sr. Martínez se alejó
de Bolívar, y felizmente los miembros restantes consiguieron plasmarla en
realidad.

La señora Alicia Lamarque de Woycick y su esposo, el Dr. Jorge Woycick,


hicieron gestiones en La Plata para obtener el concurso de un maestro coral.
Así fue que se designó para el cargo al Sr. Osvaldo Lavalle, todo un señor que
se prestó con entusiasmo a colaborar. Su presencia, muy significativa y
valiosa, permitió la creación del Coro Polifónico en el año 1974.

Tiempo después, por detalles de un menor trabajo de grupo y por


requerimiento de sus propios integrantes, el Coro pasó a tener
independencia, manejándose internamente por una comisión propia.

El éxito les acompañó. No obstante, el Coro sufrió un largo paréntesis, acaso


por la pérdida de sus coreutas, llevados a otras inquietudes y por razones
personales dignas de ser tenidas en cuenta. Por ello, la llama que ardía en
algunas figuras de la primera hora, hizo que el fuego ritual no se extinguiera.

Llegaron otros nombres, otras voces, y el Coro se armó nuevamente. Ahora,


con la eficaz batuta del maestro Vicente Pérez Ramos, de la localidad de
Henderson y con los auspicios de la Municipalidad de Bolívar. El Coro
Polifónico ha recobrado su alto prestigio, el que nunca perdió, y brilla con
luces propias.

El 16 de noviembre de 1990 vivió su gran momento ante una sala llena y


emocionada. Cantó la Misa Criolla con el Coro de Henderson, Ariel Ramírez,
Zamba Quipildor y Domingo Cura.

Mozarteum Argentino (Filial Bolívar)

Nuestra ciudad cuenta con el halago de ser filial del Mozarteum Argentino.
Fue una de las primeras en contar con el apoyo y el auspicio de tan
consagrada entidad musical, de nivel mundial, que dirige la Sra. Jeanette
Arata de Erize.
Conciertos memorables de primeras figuras se han realizado en el Teatro
Coliseo y cada temporada se aguarda con expectativa el anuncia de su
programación. La señora Josefa Aguinaga de Bres fue quien llevó adelante la
iniciativa y concretó con notable empeño sus sueños. Después, el Dr. Felipe
Martínez Pérez y hoy el joven Walter D´Aloia mantiene el fuego sagrado de la
música, con las dificultades propias de una situación económica muy mala,
bajo tan venerable protección.

Movimiento 68

Fue un movimiento cultural intenso, ávido de cosas nuevas, que de pronto


irrumpió en la ciudad, cargado de energías y de ideas. Exposiciones
pictóricas, concurso de murales, conferencias, labores de artesanías. La
familia Liboreiro, Carlos, Amalia, Emilia, fueron ejes de ese desarrollo.

Mariano Pueyrredón, Roberto Ferraro, Carlos Bardella, Marith Gilardi, entre


muchos hombres y mujeres que sintieron aires de renovación y se decidieron
a trabajar. De esto queda un hermoso recuerdo, nada más, y es justo
mencionarlo.

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CAPITULO XXV

FOTO DE LA ORQUESTA

1. La actividad musical. Las orquestas. El arte de la pintura. Nidea Danesa,


artista del vitral. Los escultores.

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La actividad musical
La música en toda su magnífica expresión de sentimiento y espiritualidad,
tiene en nuestro pueblo un capítulo muy destacado. Aquí tuvimos música,
porque en el andar de los años se formaron músicos de calidad con pleno
conocimiento del arte que practicaban profesionalmente, pero imbuidos de
auténtica vocación.

Con la llegada de los inmigrantes y su pronta asociación por nacionalidades,


surge como una necesidad interpretar la música y las danzas de sus lugares
de origen.

Son los italianos los que traen al maestro Vicente Lozzi para abrir un camino
pleno de satisfacciones. Ya en 1884 el vecino don Gumersindo Hueso preside
una Comisión local para organizar una Banda de Música. Eso se logra en
1887.

"La Popular" se llamó la Banda que dirigía el maestro Di Pietro y que


rivalizaba con la del maestro Lozzi en actos públicos, bailables, y en el
tradicional paseo de la plaza Alsina. Como así también en las clásicas
Romerías Españolas.

En los años 1908 y sucesivos el "Pabellón de las Rosas" era un lugar


distinguido para escuchar música y donde también se pasaban películas.
Según referencias que parecen ciertas, estaba instalado en el local de la
Sociedad Italiana de la Av. San Martín. Era de propiedad de la familia
Beneyto, donde padre e hijas formaban parte de un conjunto orquestal
familiar para alegrar las tardes bolivarenses. También enseñaban música en
forma particular.

Los Hijos del Arte nacieron en la Confitería del Aguila en 1910 para hacer
música y teatro. No hay de ellos mayores noticias.

Mucho antes, en 1899, un profesor don Antonio Ruis Juliá impartía lecciones
de música y don Lucas Cortijo se ofrecía como afinador de pianos.

Las autoridades municipales prohijaban la inquietud musical y establecían


subvenciones para pagar a los maestros de Banda. Pero igualmente se
constituía una comisión de vecinos asociándolos monetariamente para
sufragar los gastos de sostén.

Ello explica que frente a una necesidad del erario lo primero que se dejaba
sin efecto era la partida para el funcionamiento de la Banda.

Veamos una pequeña recorrida por los libros municipales de antaño. 1910, se
crea una Comisión Organizadora de la Banda de Música. El 28 de febrero se
nombra Director a Don Vicente Lozzi.

1 de marzo de 1915. Se retira la subvención a la Banda y se deja cesante a su


Director José Juárez. Es de entender que en el interín ha existido el
desplazamiento de Lozzi y tal vez otro nuevo nombramiento.

El 5 de mayo de 1915 se nombra Director a Don Virgilio Rossi, figura


fundamental que habría de desarrollar una tarea inmensa, con la enorme
fuerza de su saber, su temperamento y gran desinterés. El 12 de julio de 1916
"se suspende el servicio de música por carecer de fondos".

Siempre fue así, hasta que un buen día la Banda dejó de existir. Acotemos
que tanto Urdampilleta como Pirovano, para la misma época y con las
mismas dificultades, trataban de sostener a los músicos.

Las academias y conservatorios incorporan a los jóvenes de las familias


bolivarenses, que adquieren así los conocimientos de la música para su
propio solaz, o para integrarse a los conjuntos orquestales que dieron brillo a
una época.

Por los años 1914, 1915, el maestro Luis Pirosanto acompañado de su hija
María Esther impartió sólidas enseñanzas. Luis Gagliardi, Sara Grossi y
Casimiro Cabreros (mi padre) se formaron allí. Los dos primeros fueron
concertistas de muy buen nivel, el tercero un gran músico que no se animó a
escaparse con su saxofón más allá del límite comarcano, aunque lució en lo
suyo -lo dicen las crónicas, no la devoción del hijo-.

Doña Felisa Murro tuvo su momento de esplendor en San Carlos. Aquí vivió y
enseñó y luego se radicó en la capital federal.
Emma González Palacios fue otra profesora de indudables méritos, como lo
fue la Sra. Soledad González Chávez.

Don Humberto Sangrígoli, virtuoso del violín, que en sus altos años terminara
su notable ciclo como violinista de la Orquesta Estable del Teatro Argentino
de La Plata, tuvo en su hija, Eda María, a su mejor alumna.

Concertista de piano casi precoz, se radicó en París desde donde llevó su arte
a los centros de mayor nivel del mundo.

Establecida ahora en Nueva York ha alcanzado tras estudios intensos su


diploma de Directora de Orquesta.

Las Orquestas

El maestro don Virgilio Rossi llena todo un espacio al frente de su orquesta y


de su Banda. Fue un ser humano excepcional, con méritos sobrados para
alcanzar otros destinos de mayor predicamento. Pero prefirió quedarse entre
nosotros y trabajar, como pocos, para los demás, haciendo cierto aquello de
"por amor al arte". Le acompañaron sus hermanos Orestes, Horacio y Luis.
También sus hijos, aunque en menor grado.

Sus sobrinos Mario y "Tití", hijos de Ernesto, también músico con orquesta de
Guaminí, formaron parte de sus agrupaciones junto a nombres que ya tienen
un lugar en esta historia tan simpática de la música: Francisco y Gregorio
Remón, Casimiro Cabreros, Manuel Rodeiro, Miguel Alvarez, Víctor y
Salvador Moreno, Edmundo y Angel Baya, Manuel Muñoz, Gasparini, Bravo,
Panaro y otros de imborrable recuerdo.

Don Humberto Sangrígoli, ya citado, estuvo al frente de otro conjunto


orquestal y con él recordamos a estos hombres: Don Carlos Bajman, C. Reat
(un pianista de jerarquía), Germán Alonso, Luis Oscar Natiello, Carlos
Woycick, N. González, Jorge Devicenzi y Omar Pérez.

Don Cataldo Valva fue el Director de un modesto conjunto que cumplió su


interesante ciclo actuando en bailes de sociedades y clubes. Al igual que
Fernando Lozzi (Nanducho) un hombre de permanente bonhomía y
sinceridad de amigo.

Un terceto de "cinco" constituyó en un momento la máxima expresión


tanguera. Estaba formado por Mario Rossi al piano, Humberto Borzillo
(contrabajo) y Jorge Riccio, el inimitable bandoneonista que partiera
sorpresivamente a la eternidad en 1988, y las voces consagradas de Néstor
Darino y Jorge Soria.

La noche de Buenos Aires alumbró los sueños de algunos bolivarenses. "Tití"


Rossi como arreglador y compositor Pedro Carrasco, Mario Corti, Juan José
Lofrano, los hermanos Baya, Nino Maletti y Osvaldo Touriño (que integrara la
Orquesta Sinfónica del Estado como violinista).

Don Albino Valva, concertista de guitarra, dejó bien sentados los prestigios
locales en su largo peregrinar por las salas del país y actuaciones radiales.

La enseñanza, ahora, ha perdido significación. El ejercicio de la música va por


otros carriles distintos y de menor sacrificio, adaptándose a la tecnología
moderna, a otros gustos y a un sentimiento joven que la libera de formas y
contenidos que aparecen como caducos.

La precursora

Se llamaba Pilar Fenech y fue la maestra de música de los consagrados. Sus


alumnos Virgilio C. Rossi y Pedro Scolatti Almeyda. El primero, hombre
símbolo de Bolívar, en una dimensión humana y artística hasta ahora no
superada. El segundo, un triunfador en Buenos Aires con una orquesta
folklórica que alcanzó justa nombradía.

Lástima no haber reunido mayores datos sobre esta personalidad femenina


que hizo docencia musical en profundidad y con tan buenos resultados.
El arte de la pintura

La pintura, esa exteriorización del alma, que busca plasmarse en la tela en un


juego de luces y de sombras, de intensos o pálidos colores, según la
sensibilidad del creador que maneja la paleta, ha tenido y tiene en Bolívar
finísimos cultores. Se diría que, felizmente, tal vez al impulso de algunos
entusiastas se fue haciendo una escuela que hoy tiene en su seno una gran
cantidad de alumnos ya consagrados y en plena tarea de seguir haciendo
buenas cosas.

Don Enrique Pampín aparece como profesor de dibujo y pintura y tiene en su


haber los primeros cuadros. En aquel tiempo era muy común que en las casas
de familia de cierto nivel y también en las construcciones campestres se
pintaran murales de gran tamaño, lo que requería la presencia de artesanos
del pincel con habilidad y talento. Don Luis Laureano Lanzinetti también lo
fue.

Recuerdo a don Florencio Santos, pintor de obra de profesión, pero también


capaz de incursionar por la temática del paisaje si era llamado para tal fin.

De pronto el escenario de la pintura bolivarense se iluminó y con grandes


luces, al llegar a nuestra ciudad la señora Luciana Chavanne de Duprat,
oriunda de Francia, acompañando a su joven hija profesora en el recién
creado Colegio Nacional.

Acuarelista de alto vuelo, se ha dicho de ella, dueña de una gran


personalidad, de técnica admirable y sugestiva.

Tras ella, tras sus pasos, surgieron los discípulos.

Miguel Albons fue uno de ellos. Talentoso, trabajador, imaginativo. Cuando


su bregar ya mostraba éxitos y el temperamento de los creadores, se fue a
Mar del Plata. Allí afirmó esas condiciones más que insinuadas entre
nosotros. También su hermana Irma.

Oberdán Paterlini, este audaz bolivarense que trazó sus propias líneas, para
un arte que practica con total independencia de clásicas enseñanzas, nos
trajo sus trabajos producidos en el Sur Argentino y causaron lógica
admiración. Vive en Mar del Plata.

José Leopoldo Chatruc, constructor, pintor, poeta. Residió en el Bolsón (Río


Negro) pero ha vivido por años en Italia alcanzando jerarquía internacional
con sus exposiciones en Europa. La muerte le sorprendió en España, en el
otoño de 1990.

De 25 de Mayo arribó un día, hace de esto muchos años, Mariano Segura.


Aquí ancló su nave y la pintura fue una de sus más altas preocupaciones. Ha
llenado con su arte magnífico un espacio grande de nuestra historia cultural.
Es uno de los consagrados con premios en varias exposiciones, logrando el
reconocimiento de los entendidos.

Alberto Martínez, de un hogar bolivarense, fue otro exquisito pintor que


alcanzó, fuera de nuestros límites, un lógico suceso.

Radicado en Rosario, expuso en las galerías más importantes del lugar, de la


ciudad de Santa Fe y de la Capital Federal.

Riqueza de colores y el paisaje del Paraná con sus altas barrancas, sus sauces
casi dormidos de llanto sobre las orillas, destacaban su inquietud, y un estilo
propio, sincero, auténtico.

Américo Sisto, el médico pintor de Urdampilleta, llevaba a las telas el gris


otoñal de sus calles de tierra, y el espectral silencio de las casonas sin gente
del pueblo viejo.

Mirta Mariotti, desde joven, hizo docencia de la pintura.

Enseñó, reunió a su lado alumnos y pintó. Todavía persiste en la noble tarea


creativa que la distingue como una maestra en todos los tiempos.

Matilde Tello es otra de las apasionadas del arte. Pintura, cerámica, toda
manifestación estética halla en ella una segura intérprete y una mujer en
actitud de entrega. Su taller - escuela es un ejemplo de ese sentir y de la
nobleza de su ser volcado al arte.
Marcela Duprat ha continuado a su señora madre y en la serena paz de su
casa de la calle Sgto. Cabral, entre libros y recuerdos, hace de la pintura un
"hobby", un recreo alegre. Su obra, modesta, tiene el encanto de su propio
encanto.

Valentina Fernández de González, Irma Urrutia, Esbelia Zoco dibujan, pintan,


exponen. Mantienen ese fuego sagrado de los artístico, mezclándose en una
nueva promoción que tiene exponentes muy lúcidos y promisorios. Adriana
C. Unzué, Dora G. de Real, Ricardo Caínzos, Carolina Martínez, Pedro
Amengual, Alicia Fernández, María de Flores, Silvia Crespi ya lo van
perfilando.

Ilustres visitantes

"Atellier", la creación de Justa "Negrita" Mosca, nos acercó a los grandes


pintores del país. Parodi, Ramoneda, Borraro, Huergo, Cirio, di Taranto,
Jeckell, Chiochini, Lococo, Marenco y muchos más. Y ayudó para que algunas
de sus obras se quedaran aquí. También "La Mañana" en su stand ruralista
aportó presencias significativas.

A veces llega hasta nosotros Marith Gilardi, que viviera en San Carlos por
muchos años brindándonos toda su riqueza en el dibujo, inaugurando
entonces una nueva forma de interpretar los hechos cotidianos. Tuvo
innumerables aciertos, ganó premios, la prensa se ocupó de ella. También
enseñó y dejó continuadores de su estilo, cuando se fue a vivir a Mar del
Plata. Bolívar, que la hizo suya, la recuerda con cariño.

Nidea Danesa. Artista del vitral

Es bolivarense. Aquí cursó sus estudios primarios y secundarios. Luego


ingresó a la Facultad de Bellas Artes de La Plata y comenzó a buscar el
sendero que la acercara a su vocación más sentida. Se llama Nidea Danesa y
es profesora superior de pintura.
Obtenido el título sigue en esa incesante búsqueda, que es como un llamado
interior que la obliga a otras cosas, a un perfeccionamiento que la ayude a
descubrir la verdad. Hace escultura y cerámica. Allí cree encontrar el espacio
y el volumen que su arte, aún incipiente, necesita para expresarse.

Y entonces hace los estudios de profesora superior en vitrales.

Nidea ha viajado por España, Francia, Bolivia, Brasil y ha expuesto en los


centros más importantes del país y del extranjero.

Uno de sus vitrales engalana el Salón de Actos de la Cámara Comercial e


Industrial y otros están en la Iglesia Parroquial. Esta eximia artista, orgullo
bolivarense, sigue muy humildemente, en su cálido mensaje estético. Al
transmitir lo que siento dijo una vez a un periodista lugareño, "creo descubrir
a Dios y hacerlo terreno, cotidiano". Grata reflexión de quien es una
auténtica hacedora de belleza.

Los Escultores

Difícil y apasionante arte el de la escultura, sólo unos pocos se atreven a dar


vida a la forja, a la madera, al bronce con un soplo divino de la creación. Don
Félix Aranguren, oriundo de Urdampilleta, fue una figura de gran notoriedad
en esta disciplina. Sus máscaras fueron famosas. Vivió en el Brasil y realizó
exposiciones en América. Don Rodolfo Pirovano, que construyó un pueblo
para honrar a su padre, puede ser considerado un bolivarense por adopción.
Trabajó la madera y algunas de sus obras fueron modeladas pacientemente
en el taller artesanal de su campo pirovanense. Por último, Rolando Román
asomó estos últimos años como un valor en alza. San Carlos Borromeo, el
canillita, Monumento a Juan Carlos Bellomo, expuestas en nuestras avenidas,
dicen de la riqueza de su arte, que es espontáneo, rico en sugerencias y fruto
de una gran vocación. La muerte, ese ciego visitante que llega sin llamar, nos
arrebató a Rolando en el último año transcurrido de 1989.

Nos despojó de un auténtico artista, joven, pletórico de vida, jefe de una


hermosa familia.

Cosas del destino. Designios de Dios.

Dos jóvenes consagrados

1989 marcó la consagración para dos jóvenes hijos de nuestra ciudad. Miguel
A. Scenna logrando con sus dibujos ingresar a la prensa capitalina de primer
nivel. Un paso promisorio que no hará más que abrirle caminos a la
consagración, merecida y temprana.

El otro es Alejandro Ravassi, con más antecedentes y más actuación que


Scenna. Gana premios, interviene en concursos, hace exposiciones y trabaja.
La prensa gráfica también sabe de su ingenio y capacidad ilustrativa.

Dos nombres como para seguirles los pasos. Nos harán quedar muy bien.

Un médico pintor

De Javier Pérez de Eulate, nacido en nuestra ciudad, de profesión médico,


conocemos su actividad pictórica en la ciudad de La Plata. Ha presentado en
varios Salones y últimamente en la Agremiación Médica Platense. 19 cuadros
lo mostraron en la plenitud de la creación artística.

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CAPITULO XXVI

FOTO DE EL MANGRULLO

1. El teatro. Las primeras manifestaciones. Martín Coronado. El Mangrullo,


Aleteia. Artecón. Las Asistencias teatrales. Los Encuentros de Teatro. El
teatro Coliseo Español.
2. El Cine. Victoria, Select, Avenida, otras salas.

3. Propaladoras. Radios y Televisión.

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El Teatro, esa pasión que no muere

Una rica historia teatral es la nuestra. El Bolívar de ayer dio muestras muy
fehacientes de su inquietud cultural. Sus escritores y poetas, y hasta sus
pensadores, que también los tuvo, llenaron un espacio muy grande de su
vida. Junto a los músicos, notables algunos, pintores y artistas.

Estos últimos hechos al arte de la escena nada más que por una auténtica
vocación, por el llamado interior que es como un fuego ardiente que hay que
sostener y vivificar aún a costa del mayor sacrificio.

Ayer fue así y hoy sigue siéndolo. El Mangrullo, con treinta años de vida y
Artecón, con muchos menos, son pilares que aseguran una continuidad,
proyectado el amor al teatro a estos tiempos.

Las primeras manifestaciones

Descorrer el telón no es tarea fácil para descubrir los primeros intentos. Los
frágiles aleteos escénicos en una época en que las costumbres, severas,
austeras, imponían normas rígidas a los artistas aficionados.

En 1899 la Sociedad Española cede el Salón Social al Sr. Ruis Juliá, de


profesión músico, "cuyos propósitos de fundar una compañía teatral con
elementos locales ha merecido ya unánime aprobación". Es un atisbo.

Para la misma época, las hermanas Sagasti, docentes, organizan una velada
teatral a beneficio del pueblo africano.

La Sociedad Española presta la Sala a condición de que la mitad del beneficio


sea para las víctimas de la explosión de Santander (España). Un barco había
detonado su carga de dinamita en el puerto en forma accidental, provocando
una gran tragedia.

Los Hijos del Arte se llamó una agrupación nacida, como muchas otras, en la
Confitería del Aguila, para hacer teatro y música.

Sabemos que la presidió don Ireneo Fernández, a quien ubicamos como


empleado municipal primero y luego del Juzgado de Paz, y don Rafael Giffoni
fue su pro tesorero.

El Sr. Giffoni, de profesión sastre, tuvo su último domicilio en la Avda. Alsina y


Dorrego. Allí consulté a su hijo Dante sobre este conjunto y su respuesta fue
afirmativa.

Por referencias de su padre, sabe que existió el grupo y hasta recuerda, con
gracia, una anécdota.

En una obra teatral muy truculenta, al estilo Long Chaney, don Rafael hacía
de estatua, y estuvo tan bien que a pesar del miedo que imponía el
protagonista, no se movió.

El Centro Unión Empleados de Comercio, entidad gremial que diera origen,


precisamente, para escindir funciones al Club Empleados de Comercio, tuvo
intensa acción cultural.

Propició, allá por 1915, la presentación de un elenco teatral que alcanzó


señalado éxito actuando en el Teatro Español.

Por dos veces lo hizo con crítica favorable del público. Poco después, y por
medio de los periódicos del momento, se hacía una invitación a las niñas
bolivarenses para que alguna de ellas se animara a integrar el conjunto. Es
que se había dado el caso, un poco insólito y bastante risueño, de que en el
elenco no había mujeres. Muy propio, si se quiere, de cómo se pensaba en
los hogares de la sociedad aquella. Algunos nombres de esos aficionados han
quedado para el recuerdo: Francisco Sanz, Gonzalo Díaz, Fernando
Fernández, Miguel Bastida, Enrique Lescano, Angel Jaureguizar y Carlos
Ponte. Obra de su cartelera "El ojito derecho", "Agencia Política", "Parada y
Fonda" y "Ayer me casé".
Martín Coronado

Don Félix Federico Marina, que al escribir estas líneas todavía paseaba sus
gallardos 88 años por las calles de la ciudad, recordaba haberse iniciado a
fines de 1925, principios de 1926 en el teatro vocacional. El grupo surgió en
la Confitería del Aguila y se llamó Martín Coronado. Fue su primer director el
escribano don Antonio Larrosa.

A instancias de "La Cultural" este grupo se une al llamado "Actores Noveles"


de temprana fundación y pasan a constituir la Agrupación Artística "Florencio
Sánchez". Debutan el 21 de septiembre de 1928 en el Teatro Español con la
obra "En familia", del autor uruguayo que les dio el nombre y "Se acabaron
los criollos", de Alberto Vaccarezza. La función fue a beneficio del Museo F.
Ameghino.

Dos meses después el elenco vuelve a las tablas con "El Príncipe Heredero",
de Sánchez Gardel, y "La Gaucha", de A. Novión. Fueron sus intérpretes
Asunción Pérez, Ana María Taylor, Eulalia Badalá y Carola Martínez, entre las
damas, y los señores Federico Marina, Juan Damilano, José A. Castellá y S.
Oscar Cáceres. Hizo de apuntador Miguel Benvenuto y de director su
hermano Carmen.

En abril de 1928 volvemos a ubicar al Cuadro - Filo - Dramático, como


realmente se le denominaba, en escena.

Fue su tercera presentación con la "Gloria del Niño Jorge", de Pedro Aquino,
incorporando otras figuras de muy buen desempeño, Elsa Cáceres, Nélida
Iribarne y la Srta. Andorno. Completado con "El inventor del paraguas", de
Goycochea y Cordone. A los artistas conocidos se le sumaron Miguel Natiello
y A. Yorio.

Talía
Simultáneamente se había creado el Cuadro Filo Dramática "Talía", que tenía
como presidente al Sr. Vicente Pérez.

Don Vicente, oriundo de Lanús, llegó a nuestra ciudad vinculándose de


inmediato a la Sociedad Española. Trajo con él abundante escenografía, ese
era su oficio, que sirvió luego para vestir los escenarios en muchas
presentaciones.

No es de extrañar que de "tal palo saliera tal astilla" surgiera, refiriéndonos


concretamente a don Omar Pérez, su hijo, fallecido imprevistamente el 4 de
junio de 1989.

Fue larga la labor de este grupo, señalemos nada más que como ejemplo,
una de las tantas actuaciones que tuviera. "El secreto de Vicente Pérez" y
"Abrázame en tus brazos", representadas en enero de 1941 en el T. Español.
Actuaron Clorinda y Rina Yorio, Gasparina Garat, Miguel V. Natiello, Eduardo
Olivieri, Omar Pérez, Enrique Polito, Antonio Rosas y Roberto Medina. Fue
apuntador Fernando Testa.

Fuego sin llamas

El conjunto al cual estaba adherido Marina actuó por espacio de veinte años.
"Se acabaron los criollos" volvió a escena con el mencionado Marina, Haydée
Repetto, Julia Fernández Sarraúa, Olivieri, esposos Martínez Tapia en bailes,
Nita Marina en canciones a beneficio de las obras de la Parroquia.

"Fuego sin llamas" se representó el 4 de octubre de 1946 con dos presencias


femeninas de alto nivel. La ya mencionada Srta. Haydée Repetto y la Srta.
Coca Belén con la dirección de José Castellá. También formaron parte del
equipo las Srtas. Consuelo Rodríguez, Nelly Luchini, Nené Salduna y María
Julia Fernández Sarraúa, completando la nómina de los "feos" Amando
Blanco, Alfredo Muzzopappa y Cirilo Sangiani.

De la década del 50 es el conjunto "El Puente", que tuvo como director a José
Castellá.
Complejo sería enumerar las presentaciones por aficionados surgidas de
colegios, clubes y asociaciones, casi siempre enderezadas a obtener algún
beneficio. Actuaciones algunas de muy grato recuerdo, pero efímeras.

Sea como expresión de homenaje a una institución de jóvenes, la mención


del Conjunto Teatro Experimental del Club Estudiantes. Con Jorge Cieza, un
nombre con historia teatral y Noemí Cors. Esta última, ya desaparecida, que
animó con su entusiasmo y alegría cuanta fiesta tuvo el Bolívar del 50.

Formaron parte del elenco Luis Urriza, Hilda Curutchet, Roberto Garrote (el
paisano de Urdampilleta), Rachel Marina (la inolvidable Tato) y los jóvenes
Santos Alonso, Néstor Merlo, Arnoldo Cassino y Héctor Vignau. Fueron
dirigidos nada menos que por Castellá, Marina y Miguel Benvenutto.

Algunos representantes

Muy pocos nombres lugareños brillaron en el escenario grande de la capital


federal. Armando De Vicente fue uno de ellos, un galán bastante bien
parecido que actuó en cine.

Don Pedro Calderón, recitador de fuste, oriundo de Urdampilleta y Humberto


Lopardo "Pichirica", estos últimos acompañando a otro bolivarense, Atilano
Ortega Sanz en su elenco de radio teatro.

Gastón Carballo Marina, nieto de don Florencio, ha empezado su carrera


artística. Pequeños papeles lo van mostrando. Apostamos a su triunfo.

Los encuentros de teatro

La Directora de Cultura de la Municipalidad Srta. Josefina Chorén tuvo la


buena idea de organizar el "1° Encuentro Teatral Bolívar 87" del 9 al 25 de
mayo de 1987.

Gracias a su empeño se obtuvo un éxito resonante con notable aporte de


público. Estuvieron presentes grupos teatrales de Pehuajó, Daireaux, Carhué,
Bolívar, Rauch, Villa Maza.

El segundo encuentro

1988 dio la segunda oportunidad al teatro. Pero esta vez sin concurso. No
intervinieron los conjuntos bolivarenses y el esfuerzo, tan digno como el
primero, no alcanzó tanto brillo, aunque se valoró el inmenso esfuerzo de la
Comisión de Cultura por mantener la actividad teatral sin renunciamiento.

III Encuentro de Teatro - Bolívar 89

En el mes de diciembre de 1989 se realizó el III Encuentro de Teatro con la


presencia de las siguientes agrupaciones: Teatro Independiente de Pehuajó,
Grupo Universitario de Tandil, Grupo de Teatro de Cacharí, de Henderson, "El
Mangrullo" y "Artecon", estos dos últimos de nuestra ciudad.

Los premios

El Premio "Juan Moreira", pieza artesanal del artista bolivarense Claudio


Serrano, fue dado por el Jurado compuesto por Jorge Crapanzano, Andrea
Franco y Miguel Torres de la siguente manera: mejor actor Marcelo Valdez,
Artecón de Bolívar. Mejor actriz Marta Gomiero (Pehuajó). Mejor actor o
actriz juvenil Alicia Fernández (Bolívar-Artecón). Mejor dirección y puesta en
escena Grupo Universitario de Tandil, Carlos Catalano. Mejor apoyo técnico
Teatro Independiente de Pehuajó. Por su parte, el público también tomó
participación con derecho a voto, excluyendo los teatros locales; el "Juan
Moreira" fue para el Grupo Universitario de Tandil.

Por su parte, el jurado estableció una mención para Duilio Lanzoni por ser
autor de una obra que refleja la realidad local, apartándose de una temática
ajena a lo conocido.
El Centro Tradicionalista Salinas Grandes brindó su apoyo con una hermosa
pintura artística en homenaje al desaparecido Florencio Molina Campos, en
una magnífica recreación escénica de sus personajes de "almanaque".

Centro "Salinas Grandes"

Y ya que hemos mencionado al Centro digamos que nació a la vida el 27 de


setiembre de 1979, en el seno de la Asociación de Cultura y Fomento.
Respondía su creación a una necesidad que era preciso cubrir, con muy alto
respeto a nuestras costumbres y tradiciones. Hubo así una revalorización de
los elementos estéticos y morales del folklore nacional. El grupo de baile,
entusiasta y capaz, tuvo en la Sra. María E. Lanzoni de Bilbao a una eficiente
directora. Después llegó la Sra. Liliana I. Cerdá de Rodríguez, quien tuvo a su
cargo la Escuela de Danzas. Fueron sus primeros bailarines Roberto Godoy,
Elsa Blanco de Godoy (Tatá), que fue llamada prontamente al Reino de Dios
dejando una infinita pena en la gran familia tradicionalista y en toda la
comunidad; Osvaldo Carballo, Blanca Pisano de Carballo, Germán Laborde,
Olga Gallo de Laborde, Olga Larralde de Criado, Carlos Larralde, María V. de
Larralde, Néstor Nadal y Felisa R. de Nadal.

El Centro reúne en fogones y espectáculos musicales a solistas, recitadores y


conjuntos locales, que junto al cuerpo de baile rememoran ese pasado que
parecía olvidado.

Un grupo de jinetes se ha asociado al Centro, participando de desfiles, con


bandera y estandarte en su alarde de criollismo auténtico y bien entendido.

"Salinas Grandes" tiene local propio y un nombre hecho con esfuerzo y


permanencia en el canto y la danza, y lo luce aquí, en Bolívar, y en todas
partes, con legítimo orgullo.

IV Encuentro de Teatro
El sábado 20 de octubre se llevó a cabo en el Teatro Coliseo Español la noche
final del 4to. Encuentro de Teatro, 1990.

Se procedió a la entrega de los premios "Juan Moreira". Cuatro galardones


fueron para el Teatro Universitario de Tandil, obteniendo Artecón de Bolívar
el premio a la mejor presentación grupal. Don Federico Marina, pionero del
teatro, fue el primero en subir al escenario para recibir el aplauso del público
y comenzar la entrega de las estatuillas.

Un documento revelador

La señorita Juana Ricabarra, que era maestra de profesión, en una nota


dirigida a la Presidente de la Comisión de Damas Pro Patria, con fecha 17 de
julio de 1898, destaca muy oportunamente los inconvenientes insalvables
que tenía la mujer para actuar en funciones teatrales, aunque ellas
estuvieran motivadas por causas muy humanitarias y atendibles.

Dice así: "Comunico a Ud. que se ha apersonado a mi mamá el Presidente del


Consejo Escolar y le ha manifestado no ver de su agrado que empleadas del
Magisterio tomen parte en funciones teatrales, pues según él, puede ser ésta
una causa para retirarlas del puesto que desempeñan.

Con tal motivo, y aunque con el mayor pesar, me veo en la necesidad de


renunciar a tomar parte en la función que se dará a beneficio de la
Asociación Patriótica Argentina.

Agradeciéndole ponga en conocimiento de las demás Damas de esa digna


Comisión esta renuncia, me es grato saludar a Ud. con la consideración más
distinguida".

(Textro extraído del libro "Ayer en Bolívar", de D. Jacinto Maineri).

Un ignorado actor teatral hizo escuela en las chacras


Ya al cierre de este libro, me llega el comentario de la existencia de un
personaje muy especial, de profesión peluquero, moviéndose entre Ibarra y
Urdampilleta allá por los 1915 en adelante. Carrera era su apellido y se
estima que su nombre era Joaquín. Algo curandero también y hombre de
teatro.

De filiación socialista y revolucionario, se cuenta la anécdota que había


movilizado a los "changarines" de los galpones ferroviarios en procura de
mejoras salariales, lo que determinó la reacción patronal. Tanto que se
dispuso darle al menos alguna buena paliza para desalentarlo. Los
encargados de la "intimación" llegaron a la peluquería y allí debieron
soportar una febril arenga social de la "víctima".

Los convenció y salvó el pellejo. No fue la única vez.

La noticia merece ser investigada en profundidad, ya que aún habría con vida
alguna dama de aquellas que integraron los elenco chacareros. El almacén y
cancha de pelota de Tejero habría sido uno de sus escenarios.

El Mangrullo, un teatro vocacional que cumplió treinta años de vida

En los primeros meses del año 1958, en el estudio de un joven abogado


bolivarense, calle Balcarce 136, se realiza la primera reunión de amigos que
habría de constituir la base fundacional de un teatro independiente. Se lee la
pieza teatral de don Alejandro Casona "Prohibido suicidarse en primavera" y
una semana después es el turno de "La Dama del Alba", del mismo autor.

La inquietud que había ido tomando cuerpo en unos pocos muchachos con
ganas de hacer teatro, toma visos de realidad.

Al llamado de los pioneros acuden muchos más y entonces el Club Buenos


Aires es sede fundacional del nuevo grupo que continúa una larga tradición
teatral de los bolivarenses y que se llamará "El Mangrullo".

"Nadie olvida que el Mangrullo, dice el acta N° 1 y que fundamenta el


nombre, fue la construcción primitiva que se alzó sobre los fortines, en las
primeras horas de la patria, cuando en las luchas por la civilización se llegó
hasta el confín de La Pampa para derrotar al indio. El Mangrullo referido a la
actividad teatral tiene la pretensión de ser avanzada en la marcha cultural de
nuestro pueblo y constituirse a la vez en vigía de todas sus inclinaciones
constructivas".

Su partida de nacimiento data del día 28 de junio de 1958. Preside este grupo
de animosos cultores del arte de Talía el Dr. Oscar C. Cabreros, es secretario
el Sr. Salvador Horacio Coviellas y tesorera la profesora Enilda Salmerón.

La primera presentación se realiza el 24 de octubre del mismo año, en el


Teatro Coliseo Español, con obra de Malfatti y de Las Llanderas titulada "Así
es la vida". Fueron sus protagonistas entre otros, Zulema Lopardo, Blanca
Reguero, Marta Aguilera, Enilda Salmerón, Marta Reina, Oscar C. Cabreros,
Salvador Coviellas, Jorge Lanzinetti, Luis Gómez Lamarque, Jorge Fontana,
Carlos Carbajo, Carlos Escobar, José C. González, Raúl Fredes, Marta Escobar
y Horacio Alomar. Dirigió Omar Pérez y actuó como apuntador Avelino
Sardón.

Luego llegarán "Los chicos crecen" y tras ella "La rosa azul" de Eduardo
Borrás. Vuelve Casona, pero esta vez al escenario con "La barca sin pescador"
y "La tercera palabra". Desfilan nombres consagrados como Luis Peñafiel con
"Aprobado en Castidad" y César Tiempo con su "Lustrador de manzanas".
También Agustín Cuzzani con "Sempronio".

Carlos Gorostiza aporta "Los prójimos", "El pan de la locura" y "Los hermanos
queridos".

Son muchos más los títulos que El Mangrullo llevó al escenario en su


peregrinaje artístico, hasta que en la vieja casona de la Asociación de Cultura
y Fomento pudo levantar su local propio. Una sala con capacidad para 120
butacas y todos los detalles técnicos que hacen a una prolija puesta en
escena.

"El Mangrullo" se ha presentado en varias salas del interior y en 1972 en la


ciudad de La Plata a invitación de la Dirección de Cultura con "Historia de
nuestra historia", de los autores locales Oscar Gentile y Camino U. Pérez
Risso.

El teatro ya cumplió sus primeros treinta años de vida. No es su mayor virtud


con ser importante. San Carlos le ha dado su apoyo y ha volcado en ellos una
profunda simpatía.

En la huella están, todavía, Betty López, con su inclaudicable entusiasmo;


Oscar Gentile, que continuó a Omar Pérez en la dirección del elenco, dio a
conocer una obra de su autoría. Juan Carlos Carlos Leontti, Horacio Silva,
Oscar Carbajo y algunos nombres nuevos que van tomando la antorcha
triunfal que legaran los mayores.

Aleteia

Fue un grupo juvenil que trabajó con mucho entusiasmo. Santos Vega hizo
sus primeras armas como director, estrenando con mucho éxito "Pedro y el
lobo". Al disolverse el grupo, Vega junto a Gustavo Bonamino, Walter Alvarez
y Alejandra Garayalde fundaron Artecón.

"ARTECON", un grupo teatral que nació para crecer

Son jóvenes, inquietos, aspiran a enriquecer el espíritu con las bellas


creaciones de la inteligencia, para sí y para los demás. Por eso están en el
teatro. Un día el azar los unió, les señaló ese camino que estaban buscando y
se decidieron a actuar.

Eran nada más que cuatro. Un trébol con suerte. Pero pronto fueron muchos
más y la criatura, hija de la fantasía, tuvo nombre: ARTECON (Arte Teatral
Contemporáneo).

Santos Vega tomó la responsabilidad de dirigirlos, hombre joven, dinámico,


tiene estudios realizados en La Plata y eso le sirvió para empuñar la batuta y
hacerlo con autoridad.}

Ya llevan realizadas numerosas obras desde aquella "Historia del Zoo" dada a
la escena el 16 de octubre de 1982.

En el 1° Encuentro Teatral Bolívar 87 realizado por la Dirección de Cultura de


la Municipalidad de Bolívar, "Artecón" se llevó el Primer Premio en una
jornada triunfal que llenó de legítima satisfacción a sus integrantes.

La pequeña historia

Después de la Historia del Zoo llegó El País de la Imaginación, de Duilio


Lanzoni, el 7.8.83 y seguidamente las siguientes:

El Viejo Criado (Roberto Cossa) 17.12.83; Había una vez una Bruja (Duilio
Lanzoni) 5.5.84; Convivencia (Oscar Viale) 13.10.84; La isla desierta (Roberto
Arlt) 13.10.84; El Gigante Amapolas (Juan B. Alberdi) 6.4.85; Historia del Zoo,
nuevamente (Edward Albee) 27.7.85; La Forestal (Ielpi-Cánepa-Bollea)
14.12.85; No hay que llorar (Roberto Cossa) 8.2.86; Jaque a la Reyna
(Santillán-Peyrou) 4.10.86; El Viejo Criado, otra vez, el 3.4.87; Vincent y los
Cuervos (Pacho O´Donnell) 16.4.88; El huevo de Pascua (adaptación de
Valdés y Lanzoni) 7.10.88, y Tres Jueces para un largo silencio, de Andrés
Lizarraga, estenada el 3 de junio de 1989 en la Sala María Laura Gardón
(Edificio de la Soc. Italiana). Por último, "Historias de irse siempre"
(tragicomedia de un éxodo), de Duilio Lanzoni (Nov. 1989).

Las asistencias teatrales

La Dirección de Cultura de la Municipalidad ha propiciado seminarios de


teatro dentro de sus asistencias destinadas a las artes y a la educación. Una
tarea responsable que por dos años ha posibilitado la incorporación al
escenario de muchos valores jóvenes.
El teatro Coliseo Español

Todavía sorprende la hermosa construcción del Teatro Coliseo Español, por


su imponencia de líneas, y por su estilo, a pesar de cargar sobre sus gruesos
pilares varias décadas de gloria.

¿Tuvieron los españoles de ayer, sus fundadores, la exacta noción de los que
hacían? ¿De lo que estaban proyectando y del destino final que alcanzaría
esa sala que comenzó a crecer de la nada y que significó un tremendo
esfuerzo para las arcas de una institución que cubría otros fines sociales y no
estaba preparada para tan magna empresa?

Estimo que no. Y esto no es minimizar el trabajo de esos hombres, ni


pretender restarle el extraordinario mérito que tiene.

Me he tomado la tarea de leer acta por acta para constatar lo dicho en esos
días -la Sociedad Española es ejemplar hasta en la forma que ha guardado sus
documentos- y eso permite reconstruir con alguna certeza lo sucedido.

El comienzo (la idea)

En la Asamblea General Ordinaria realizada por la institución el 24 de mayo


de 1896, el socio don José Horta pidió la palabra y dijo: "Que teniendo en
cuenta que la Sociedad Italiana de la localidad tiene idea de construir en su
local un teatro, cree que los españoles no deben dejarse tomar la delantera,
haciendo moción en consecuencia para que la Sociedad construya en su local
un teatro en forma".

Tomada en consideración por la Asamblea la moción del Sr. Horta, después


de haber sido apoyada, se acordó por unanimidad en favor de la construcción
del teatro, autorizando a la Junta Directiva para que corra con toda la
tramitación.

El acta no trae el desarrollo de las deliberaciones, lo que nos hubiera


permitido saber cuál era el espíritu de esos pioneros. Una declarada rivalidad
con una sociedad hermana no es suficiente motivación. Seguramente han
existido otros argumentos que hacen a la raíz de un sentimiento cultural tan
afirmado en los españoles por tradición y educación.

Pocos días después se piden planos y presupuestos a las sociedades de 25 de


Mayo, Saladillo y 9 de Julio, nombrándose una sub comisión a cargo de esos
trabajos, integrada por los señores Antonio Lautre, Melchor Arruti, Manuel
Tuya y Dr. José Fabrés García.

25 de Mayo contesta rápidamente y manda los planos de su local social.


Saladillo no, porque no los tenía, y 9 de Julio hace llegar los suyos. Estos
últimos habrían de ser aceptados en un primer momento y luego desechados
por el alto costo de la obra.

En el año se siguen las conversaciones y se determina que la sala teatral será


construida independientemente de la edificación ya existente (Hubo
directivos que formularon la propuesta de una ampliación o anexión).

Deberá constar de 14 a 16 palcos, platea baja para unas 150 personas y las
altas las que resulten. Se precisa que la sala tendrá forma de herradura.

Un largo silencio

De ahí en más se produce un largo silencio. Recién en la reunión de comisión


del día 26 de octubre de 1899 vuelve a hablarse del proyecto, y son don José
Fabrés García y don Nicolás Rueda (padre) las personas designadas para
entrevistar a los señores Ferrari y Simonini para solicitar precio por la
confección de un plano de obras. Estos los presentaron los primeros días de
noviembre.

El 17 de diciembre del mismo año se acuerda en comisión destinar la suma


de $ 15.000 m/n para construir el salón teatro con fachada a la calle. Además
se autoriza a la Comisión para emitir bonos de $ 20 cada uno, sin interés,
para requerir un empréstito particular. Y finalmente "si hiciera falta, hacer
petición en los bancos, en el último extremo, cuando no pudieran arbitrarse
los recursos necesarios para la obra. Digamos que fue necesario tomar
crédito bancario. Fue a través del Banco Nación de 25 de Mayo y por la suma
de $ 3.000 m/n. En nuestro pueblo todavía no teníamos una sucursal
instalada. Recién llegó en 1904.

Se hace una primera licitación de precios para iniciar la construcción y todos


superan con amplitud el máximo fijado por la entidad. Se resuelve hacer un
segundo llamado. Pero no se alcanza a concretarlo ya que se acuerda con el
arquitecto Germán Simonini un contrato de obra, en la suma de $ 15.040
m/n.

Se fijaron las condiciones y tiempos de pago, con las garantías de rigor, y se


comenzó la gran empresa. Fue en la reunión del 6 de abril de 1900. Entonces
empezaron a surgir las otras cosas que necesariamente deben estar y que no
son contempladas con anterioridad. Se vio la necesidad de hacer un vestíbulo
de entrada en planta baja y otro vestíbulo en planta alta. Camarines.
terminación de palcos con sus divisiones y los pasamanos. Decoración.
Pintura. Escenografía. Maquinarias. Luz eléctrica, puertas y accesorios.
Vidrios, servicios de agua, mobiliario, telones, arañas de luces, etc. Los gastos
aumentaron y los directivos, superados en sus cálculos y "ya metidos en el
baile", cubrieron de sus bolsillos más de una vez las sumas faltantes.

¿A cuánto ascendió el gasto total? No es exagerado suponer que estuvo muy


cerca de multiplicar por dos la suma inicial fijada.

Piedra fundamental

El 7 de octubre de 1900 se coloca la piedra fundamental del teatro,


trasladándose la misma de su anterior ubicación en el edificio primitivo al
que estaba en construcción.

Se colocó en el centro de la puerta de entrada a las plateas. Fueron


depositados en el lugar varios objetos recordatorios, medallas, monedas,
diarios, etc. Fueron designados padrinos la Sra. Victoria Castro Pueyrredón de
Linch y el Sr. José F. Soage.

El equipo que proyectó la energía eléctrica fue adquirido en Buenos Aires a la


firma Adolfo Mantels y Cía. Para el mes de junio de 1901, el arquitecto
Simonini formaliza la entrega de la obra terminada a la Sociedad Española.
Faltaba vestirla y se hizo prestamente.

Se fija la fecha del 7 de setiembre para la inauguración. La misma se realiza


con la presentación de la primera tiple Carola Millares, acompañada del
maestro director D. Carlos A. Alvarez, el primer bajo y director de escena D.
Pascual Rosselli, el peluquero D. Andrés Narboni, 15 coristas de ambos sexos
con armería y zapatería a cargo de Pellegrini Malatesta.

Así se abrió el telón. Se encendieron las luces y la música batió sus alas
invisibles para atrapar a todos en su misterioso juego de ilusiones.

Han pasado 89 años. Casi nada.

El cine

Fue uno de los grandes milagros del siglo que recién nacía, iluminando una
pantalla donde se movía, grotescamente, imágenes que protagonizaban
historias de vida.

Primero mudo y después, prodigiosamente, sonoro. La magia del celuloide


cambió las costumbres de los habitantes de los pueblos. Las "vistas" se daban
en los hoteles, en los bares, antes de que llegaran a salas especialmente
dedicadas a dar cine.

En nuestra ciudad, el primer cinematógrafo que llegó, Lumiere, lo trajo


Andrés Dalman de 25 de Mayo en el mes de febrero de 1901, proyectándose
en la sala de la Sociedad Italiana.

Cine Victoria
Don Manuel Chorén, a quien ubicamos con panadería en la Avda. San Martín,
donde su luego su hijo Pedro tuviera vinería, continuada por su nieto Aldo,
fue uno de los adelantados del cine.

Precisamente en la esquina de Av. San Martín y Balcarce instaló un bar-cine


que se llamó Victoria. Don Manuel Otero, el N° 1 de esta actividad, había
llegado de España - La Coruña donde había nacido el 30 de julio de 1886,
entrando a trabajar de mozo con el Sr. Chorén. Con él servía también don
Francisco Llanos. Esto sucedía en el año 1904. Años después se retira el Sr.
Chorén del cine y quedan a cargo del mismo los Sres. Otero y Llanos,
permaneciendo hasta el año 1918.

Otero y Llanos, asociados a otros vecinos -Zulet y Sánchez- alquilan la


propiedad del Sr. José Fernández López en Av. Venezuela (en ese entonces
Alsina) y Olascoaga, dodne la Tienda Blanco y Negro había asentado sus
reales con anterioridad.

El Cine Select

Nace el Cine Select, con modernas butacas, en un ambiente que lograría la


total aceptación de los habitantes, hasta convertirse en un lugar tradicional,
querido y muy concurrido a través de los años.

La noche del 20 al 21 de diciembre de 1928, en plena función, cuando la


gente estaba en el intervalo y don Manuel Otero hacía la proyección fílmica
desde lo alto, se inició un incendio que pronto alcanzó grandes dimensiones.
Un testigo presencial nos contó del enorme susto vivido por los presentes,
que eran muchos, y cómo se golpeaban para salir cuanto antes de esa
trampa. Felizmente el desprendimento de cortinados, telones y mampostería
se produjo cuando la gente estaba en la calle

Se reconstruye el edificio y la sala, ésta con butacas nuevas, merced a la


buena predisposición del propietario del edificio y de la firma Diego Naranjo,
que realiza la construcción.
Se inaugura el 17 de julio de 1929, esta vez bajo el rubro social Alborch y
Otero, hasta principios de 1936, que se disuelve y queda don Manuel Otero
como único dueño.

La sala volverá a sufrir nuevas modificaciones. Se coloca el piso en declive,


desaparecen los tradicionales palcos laterales y se cambia la fachada. La
remodelación se inaugura el 6 de junio de 1963 en una función auspiciada y a
beneficio de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer. Se exhibió "Los
cañones de Navarone" con un estupendo reparto, nada menos que Gregory
Peck, David Niven y Anthony Quinn.

La Warner Bross First National distinguió al Sr. Otero con una medalla
recordatoria, como exhibidor de la primera hora, de la puesta en marcha del
cine sono (1946).

Cine Avenida

El Dr. José María Tonelli, un hombre inquieto, dentista de profesión,


incursionó por el cine como empresario. A él se debe la adquisición del
terreno de la Avda. San Martín a don Rodolfo Maineri y la iniciación de los
trabajos de albañilería en lo que había proyectado fuera el Cine Avenida. Por
inconvenientes personales vendió a don Manuel Otero el inmueble y la idea,
quien se encargó de continuar los trabajos hasta finalizarlos.

El 12 de abril de 1951 se asiste a una noche inolvidable.

1.100 personas que colmaron la capacidad de la sala participaron de la velada


inaugural con la película "La Danza Inconclusa", con Margaret O´Brien y Cyd
Charise.

Don Manuel Otero, el pionero, el infatigable luchador de horas y días, el


comunicador de los sueños más fantásticos y hermosos que la ficción creara,
falleció el 19 de abril de 1965 a los 79 años de edad. Dos horas antes había
estado, como siempre, en el Cine Avenida, trabajando.
Otras Salas

No se agota aquí la historia del cine bolivarense.

Los memoriosos recuerdan un Cine "Ideal", en la esquina de San Martín y


Brown y exhuman de su memoria el "Novelty", de la empresa Cassino, en la
misma esquina donde estuvo el Victoria.

Sin olvidar, por supuesto, el Cine Teatro Coliseo Español, que por varias veces
estuvo en manos de empresarios particulares.

Algunos locales y otros foráneos, que lo explotaron en alquiler.

La Sociedad Italiana también puso su gran salón al servicio de las inquietudes


artísticas e intelectuales del pueblo.

Desde aquel Pabellón de las Rosas, año 1908, donde se hacía música y se
proyectaba cine, hasta nuestro Artecon, de hoy, con su mensaje teatral.

Propaladoras, radios y televisión

La propaladora que transmitía música y noticias tuvo un airoso papel en su


momento y llenó una función social y comunitaria que luego delegó en la
radio y en la televisión, rindiéndose al progreso y a la tecnología siempre en
avance.

El pionero en este sistema que utilizó la vía pública para comunicarse con el
pueblo fue don Rodolfo Pacheco, que el 15 de febrero de 1936 obtuvo
permiso municipal para instalar en la Plaza Alsina un aparato amplificador
para emisiones musicales y de propaganda comercial. La resolución agregaba
"que no permitiendo el erario sostener la banda de música en audiciones que
esta mantenía, pueden ser sustituídas por las que el proponente ofrece
realizar".

Le continuó en el servicio don Rómulo Esnaola, electricista de profesión


domiciliado en Av. Venezuela N° 47. Hiso uso de dos parlantes ubicados en la
Plaza Alsina y Avda. San Martín.

Años más tarde la firma Cassino hermanos es la que toma la conducción de la


propaladora y la instala en la Avda. Alsina 566, edificio de la Alianza Francesa.

Esta firma acrece la importancia del medio que ya ha logrado imponerse en


las constumbres del pueblo.

"Vox Populi"

Pero quien le dará su verdadero rol y la ubicará en la preferencia del público


es don Carlos A. Márquez, que aparece comprando el 15 de marzo de 1945 y
con la denominación de "Vox-Populi" gana la calle definitivamente. Su
estudios estarán en la Avda. San Martín 980 y su accionar alcanzará un gran
nivel de audiencia. En ese entonces la repetida marcha final de la
propaladora era como una voz de orden para considerar terminado el clásico
andar de la "vuelta del perro" por la avenida principal.

Don Carlos Márquez fue una figura muy singular en este Bolívar de ayer. Su
muerte ocurrió trágicamente en un accidente de automóvil. Un digno
colaborador fue Edgardo Merlo.

Las radios

Dos radios se encargaron de establecer contacto diario con sus abonados a


través de un sistema de cables. La primera de ellas Radiodifusora Bolívar, es
conducida por el joven Fernando Stebani. La otra, surgida poco después -
Radio del Libertador- tiene como director al Sr. Enrique Sacco.

La televisión

La aspiración de progreso de nuestro Partido, las legítimas y necesarias,


imponían al finalizar la década del 70, la llegada de la televisión.

En ese aspecto las autoridades municipales conducidas por el Dr. Félix A.


Bereciartúa, entendiendo que Bolívar no podía estar por más tiempo ajeno a
ese maravilloso espejo de la televisión, inicia un ambicioso plan para obtener
la transmisión de un canal abierto construyendo para ello una planta
retransmisora en nuestra ciudad.

El 21 de abril de 1980 se crea la Comisión Municipal Pro instalación


Repetidora de Televisión, integrada por los señores Carlos Poffo, Roberto
Beighau, Jorge R. Portela y Héctor Losada.

Así nace, no sin esfuerzo y con el aporte de la comunidad a la cual se le


requirió su ayuda, Canal 13 de Bolívar, que toma las audiciones de Canal 8 de
Mar del Plata. Los inconvenientes propios de un salto tan grande, han ido
encontrando solución y la "repetidora", la llamamos, tiende a cumplir su vital
destino de llegar a la ciudad, pero principalmente al campo, sin costo alguno
para el usuario, que fue una de las mnotivaciones de su creación.
Ultimamente se le ha agregado Canal 6, que toma vía satélite las emisiones
de ATC capital. El costo de su instalación fue sufragado por el Dr. Rubén M.
Ghiani de las partidas que como Senador Provincial disponía para subsidios y
donaciones.

El esfuerzo privado

Interesante es destacar que en el año 1978 un grupo de vecinos pensó en la


instalación de una emisora de televisión por el sistema de cables que ya
había tomado importante auge en el país.

Es preciso acotar que en nuestra ciudad ya habían existido dos proyectos de


televisión local que alcanzaron a tener algún principio de ejecución, pero que
resultaron dos fracasos por la falta de seriedad e idoneidad de sus
organizaciones.

Eso enfrió el ambiente y provocó desconfianzas.


No obstante Canal 3 TV Bolívar puso manos a la obra y consiguió sus
objetivos. Inauguró su planta el día 4 de abril de 1980. hoy, su imaggen, con
el nombre de Canal 4, es una compañía familiar en los hogares bolivarenses,
Urdampilleta, Pirovano y Henderson, cumpliendo la finalidad, por cierto muy
plausible, de tener proyección regional.

Otros canales han ido sumando la empresa por lo que el televidente,


abonado a la línea por una cuota mensual, tiene oportunidad de elegir
programa a su gusto. Todo un adelanto que es justo valorar adecuadamente.

Es presidente de su directorio el Dr. Juan Rafael Cánepa. Es director del canal


el Sr. Carlos María de la Serna.

"Los callejeros"

La publicidad ganó la calle con equipos que transmitían el mensaje comercial


con música y desde modestos automóviles. En esa tarea, los más conocidos
representantes han sido Carlos Palacios, Osverlando A. Natiello y Nelson
Gandola.

Nómina que completa Manuel "Lito" Sosa, gran animador, con "La Voz del
estadio" y publicidad De Leo, de las jornadas de fútbol lugareño.
Lamentablemente su voz acalló la muerte sorprendiéndonos a todos.

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CAPITULO XXVII

1. El periodismo lugareño: las primeras publicaciones. El nacimiento de "La


Verdad". La Defensa. Libre Examen. Otras publicaciones hasta nuestros días.

2. Atucha Brian. Un recuerdo de Don D. Jacinto Maineri.

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El periodismo lugareño
Enorme trascendencia ha tenido, y tiene, el periodismo en la vida
bolivarense. A principios de siglo su carácter era eminentemente ideológico y
político. Un periodismo de ideas al servicio de una posición ya tomada en el
campo de la política. No eran momentos para paños tibios. Las publicaciones
se embanderaban con sus líderes carismáticos, conductores del país o
simplemente caudillos de pueblo, y marchaban detrás de ellos como niños
detrás de la banda.

Todo lo teñían con el color partidista. De un lado, el propio, estaban los


buenos. Del otro, el contrario, los malos.

Unos salvarían al país, los opositores lo hundirían.

Y a veces en esta puja electoralista y comicial no se salvaban ni los del mismo


bando si los jefes tomaban rumbos distintos. La célebre oposición entre el Dr.
Alfredo Busquet y el Sr. Arturo Santa María, ambos del radicalismo, pero
enfrentados en sus líneas internas, hace que "La Causa" fustigue al primero
como al más acérrimo enemigo. Y ataque duramente a los señores concejales
que acompañaron la gestión municipal del Intendente Félix García, a raíz de
ser llamado éste a rendir cuentas ante la justicia.

También existió el periodismo cultural y las expresiones de la inquietud


juvenil, siempre alocada, bullanguera y valiente.

Maestros, literatos, tuvieron su hoja impresa para manifestarse. Un gran


mosaico de intenso colorido y apasionantes temas.

Aparecían y duraban muy poco. Pero algunos alcanzaron larga existencia


como "El Combate", "La Verdad", "El Imparcial", "El Radical", "El Demócrata"
y "Noticias".

Pero el diarismo se transforma en todas partes y aquí también. Cobra una


dimensión moderna con ritmo de empresa.

"Pregón", que llega de Olavarría, hace el cambio. Don Amadeo Parrondo lo


conduce con éxito. Su primer número se voceó en la tarde del 6 de octubre
de 1944.
Esta fue su tarjeta de presentación: "Con la emoción que surge cuando se
está en vísperas de afrontar empresas arduas y difíciles; con la mirada puesta
serenamente sobre nuestra conciencia para trasuntar bien claro el
pensamiento que nos impulsa, comenzamos a pergeñar estas líneas de
presentación ante el pueblo todo de Bolívar, las que tienen para nosotros el
valor sagrado de la confesión ante un santuario, por cuanto hemos de
estereotipar en ellas, a manera de retrato, cuáles son las finalidades y
propósitos que nos animan para el futuro".

En 1946 la empresa pasa a ser de los Señores Luis y Amadeo Parrondo, y es


su director desde 1953 el Sr. Amadeo Parrondo hasta la fecha de su
desaparición.

"Pregón" pone en práctica la venta callejera con "canillitas", los que al


promediar la tarde salían todos juntos desde el diario para vocear su nombre
por las calles de la ciudad.

Las primeras publicaciones

Se cree que la primera publicación local fue un semanario llamado "El


Chiquitín", que se imprimía en 25 de Mayo con un tiraje de 50 números.
También habría aparecido "El Bolivarense" con la misma impresión
veinticinqueña que, como buena madre, no sólo nos dio la cuna sino también
nos proveyó de víveres y nos acercó las formas tipográficas.

Se ha dado siempre como un hecho cierto que el "Bolívar Ilustrado", que


perteneció a la firma Antonio Botana y Nicolás Rueda, fue la primera
publicación nacida de una imprenta local. Aparecía los domingos y contaba
con excelentes trabajos en litografía pertenecientes al Sr. Botana. Data del
año 1899.

Sin embargo, en la colección de diarios del Museo Ameghino contamos con


un ejemplar de "El Progreso" de 1900 que dice estar en su tercer año de
existencia. ¿Es, entonces, del año 1898?
Y que tenía imprenta propia nos consta porque años después encontramos
en otros periódicos la noticia de su puesta en venta.

¿Será El Progreso el primero?

Pero para que todo no sea tan fácil vayamos a un acta de reuniones de la
Sociedad Española. Allí se expresa ordenar una publicación de "La Voz del
Pueblo", de la localidad. Estamos en el año 1889. Don Luis Mallol, don José
Hoya, navegantes en las mismas aguas, no descubrieron nada más. Yo
tampoco.

"Rojo y Negro", publicación libertaria sin época fija de salida, inaugura el


periodismo de ideas, cuyo principal exponente sería "El Libre Examen". "El
Municipio" se asocia al movimiento impresor en el año 1901.

"Montaña" se denominó una publicación de sólo dos números (septiembre -


octubre de 1906). En ese mismo año nos consta que aparecía "El Heraldo de
Bolívar", de Emeterio Lautre, periódico bisemanal y además "El Comercial",
que era semanario. Dos recibos en la colección Erramuspe así lo certifican. La
misma fuente nos dice de la existencia de "El Porteño", semanario, y "El
Amigo del Pueblo", órgano defensor de los derechos locales. Aparece los
domingos. La prensa social tuvo en esos años su expresión a través de
"Mitre", "La Alborada", "Vida Activa" y "Brisas".

De agosto a noviembre de 1909 la prensa infantil estuvo representada por


"Sarmiento", nada más que cinco números.

El nacimiento de "La Verdad"

Un enigma resulta descifrar la fecha de nacimiento de "La Verdad".

En mi poder tengo un recibo otorgado por P. Jaime en su carácter de


administrador, por la suma de un peso y que corresponde a la suscripción del
Sr. Juan V. Erramuspe por el mes de noviembre de 1909.

El diario dio como fecha inaugural de aparición el 3 de noviembre de 1910 y


desde esa fecha festejaba sus aniversarios.

Pero en el archivo de La Cultural se encuentra el N° 1 del año 1 de "La


Verdad", con aparición el 3 de noviembre de 1912.

Esta aparente nebulosa debe tener alguna explicación válida, pero yo no la


sé.

Don Pedro Jaime era natural del Uruguay, y aquí se casó con doña Josefa
Beneito, de un hogar de músicos, fundando una numerosa familia llamada a
gravitar en nuestro medio social, hasta nuestros días. Don Pedro murió el 27
de abril de 1941 y "La Verdad" inicia una segunda época con Edmundo
Néstor Acevedo y Oscar López hasta desaparecer.

La Defensa (1910)

Con motivo del alzamiento popular contra las autoridades municipales y


habiéndose constituido un Comité Vecinal de Defensa, nada mejor que un
periódico naciera para interpretar los anhelos del vecindario. Fue en 1910 y
lo dirigía don José Santos, Director de la Escuela N° 1. Luego fue ascendido y
debió dejar San Carlos y la dirección de la valiente hoja.

En este año se conoce "La Justicia", a cargo de Raúl Dozo, y "La Ley", bajo la
batuta de don Cornelio Moglia. También "La Luz", órgano de propaganda
liberal y "Helios", revista literaria, de artes, críticas y ciencias que bastaría
para definirla dos estrofas de un verso aparecido en el primer número de
octubre firmado por PAX y que dice: "¡Oh, Helios inmortal! tú, guía del
talento, serás también el sol del Libre Pensamiento".

Libre Examen (1911)

Continúan las apariciones de periódicos. Son ellos "La Crónica", periódico


bisemanal, independiente, social y noticioso.
"Fígaro", conducido por Aníbal Alvarez de Igarzábal, y "Libre Examen". Este
último, dirigido por Luis Mallol, una creación de los libres pensadores,
voceros de sus luchas y un látigo fuerte contra las costumbres religiosas de la
época.

"El Combate", con la dirección de Avelino Atucha Brián, es del 1° de abril de


1911. Francisco L. Troncoso su secretario de redacción y doña Zulema Ch. de
Brian su administradora. Atucha Brián estuvo en el Molino de Haupt cuando
el célebre tiroteo, huyendo del lugar después de la matanza. Muchas
cicatrices en su cuerpo decían de ataques que debió sufrir por defender, con
altivez, sus principios cívicos, que no eran otros que los del radicalismo.

"Nuevo Día" (1913)

Don T. Parodi Pauletti lanza "Nuevo Día" en 1913. "Periódico moderno,


impersonal, noticioso y de propaganda". Aparecía los miércoles y sábados.
De esta época es "El Obrero", órgano de Federación Obrera local que se daba
gratis a los socios. Su lema "La Libertad no se da, se conquista" ya lo está
definiendo.

"La Ley" aparece en su segunda época.

"La Unión" (1914)

La Unión - Dios - Patria - Hogar, semanario noticioso de lectura y moral, a


cargo del Padre Vicente Bautista. El N° 1 lleva fecha del 7 de febrero de 1914.
Fueron célebres las polémicas sostenidas con Libre Examen. Por la religión o
contra ella. Un estilo directo, sin concesiones.

Es de este año "El Bolivarense"; se vuelve a dar el mismo nombre


(bisemanario).
"La Senda" (1916)

Con aparición los días miércoles, colocado bajo la dirección del maestro don
José Forgioni. Se decía pedagógico, literario, científico y social. El N° 1
correspondió a marzo de 1916.

"Dignidad" (1917) - "El Radical"

La Federación Obrera Ferrocarrilera de nuestra ciudad editaba "Dignidad


Obrera" cada quince días. Uno de sus directivos era Miguel Vallespir. De este
año es "El Radical", conducido por Américo Quaranta.

"El Pueblo" (1918)

Don Federico Troncoso sale a la palestra con "El Pueblo", bisemanario. Don
Juan E. Gamundi hace lo propio con "Los Principios".

"Unión y Cultura" (1919)

La Federación General de Trabajadores da a conocer "Unión y Cultura", a


cargo su parte administrativa de don Inocente Iglesias. Su precio era
"voluntario" y se distribuía, lógico era, entre la masa obrera que vivía
momentos de agitación en procura de mejoras laborales. Una de ellas, las
ocho horas diarias.

"El Imparcial" (1920)

Como no queriendo interrumpir la continuidad de la gráfica, el año 20


también tiene varias expresiones en las letras de moldes. Son "Alma", cuyo
primer número aparece el 15 de mayo con la batuta de don José Forgioni. Se
trata de una pequeña revista de letras y educación.
"El Imparcial" de don Esteban Puig López es de ese mismo año, al igual que
"Sal y Pimienta", un semanario informal, hecho más en broma que en serio.
"Organo de la nobleza", según su decir.

"Rumbos" (1921)

"La Verdad" incorpora un suplemento con el nombre de "Rumbos". Su primer


número es del 20 de marzo.

Don Juanario Gutiérrez se pone al frente de "La Opinión".

"Aleteos" (1923)

Aleteos Infantiles, revista escolar, tiene como Director al Sr. Eduardo Galussi.

"La Causa" (1924) - La Idea

Aparece "La Causa", bisemanario que "defiende los intereses del radicalismo,
de ese radicalismo que no transige ni claudica". Su accionar será directo y
fuerte, algo así como una barricada partidaria lanzando petardos contra sus
enemigos políticos y hasta con los propios radicales alineados en otros
frentes internos. Dice tener redacción anónima y la correspondencia debía
dirigirse a una casilla de correos.

Carlos Olivera, en colaboración con el Sr. Herberto Zorrilla, publica "La Idea"
en el pueblo de Urdampilleta y ya contando con medios gráficos propios.

"La Voz de Bolívar" (1925)

Don Atilano Ortega Sanz, hombre que transitó por la poesía, la radio y el
teatro, también hizo periodismo. "La Voz de Bolívar" estuvo a su cargo y ya
veremos que no fue su única manifestación en esta profesión.
En septiembre de este año se da vida al Boletín Oficial de La Cultural. Será un
medio de comunicación con la comunidad, dando cuenta de sus trabajos.

"La Voz del Coliseo" (1928)

Nace para reflejar todo lo relacionado con el teatro y en general con el arte.
Del mismo año es "Libre Tribuna", "diario impolítico, noticioso y literario".
También "La Peña", órgano literario y noticioso, hecho en imprenta
"Gutenberg" y que dirige Atilano Ortega Sanz, adoptando el formato de una
linda revista.

"La Democracia" (1929)

Organo quincenal, literario, social y de interés general, es la única publicación


aparecida en el año.

"El Heraldo" (1930)

Miguel V. Natiello, hombre de letras y político, funda "El Heraldo", teniendo


en la administración a don Carmelo Cicco.

De principios de año es "El Precursor", con aparición mensual, con dirección y


administración en la Casa Parroquial.

"Albi Rojo" (1932)

El Club Empleados de Comercio pone en circulación su revista mensual hecha


a mimeógrafo, que distribuye entre sus asociados. Fue su director -
periodista don Casimiro Cabreros. Se llamó "Albi - Rojo", a tono con los
colores tradicionales de su casaca deportiva.
"El Heraldo" de Urdampilleta (1933)

Oriundo de España, radicado en Guaminí, un día de 1932 llega a


Urdampilleta, siendo de oficio tipógrafo. Allí el 29 de junio de 1933 saca a la
calle "El Heraldo". Una clarinda de amor a la tierra que lo recibió como a un
hijo más. Su nombre, don Mariano Tobal.

Se conoce "El Dardo". Semanario jovial, humorístico y formal según su


presentación. Estaba a cargo de don Guillermo A. Borrego. Se ocupaba de la
vida social, interpretándola a su gusto y metiéndose sin miramientos en las
relaciones personales. Lo voceaban los canillitas en la calle y tenía
suscriptores.

Por su tono menor y "peligroso", era muy comprado.

El semanario "Alem" aparece para sostener los principios de la Unión Cívica


Radical.

"Excelsior" (1934)

El Centro de Estudiantes de ese entonces saca "Excelsior", una revista con


mucho material de lectura. Y aparece también "Luz Meridiana", que no era
más que el vocero de la Comisión Vecinal Pro Usina Propia. De este mismo
año es "El Demócrata" de J. Gayol.

"Impresiones" (1935)

De este año es "Impresiones", una linda revista con temas variados, sociales y
deportivos que manejó don Juan Gayol, dándose a la estampa en Imprenta
Del Globo. Se publicaron pocos números.

"La Guitarrita"
Fue una travesura de "los muchachos del Club Social". Entre ellos, hermanos
Néstor y Pedro Larregle, Tomás Bres, Armando Blanco e Ismael Demarchi.
Muy en broma reflejaba la vida de la institución. Se imprimía en mimeógrafo
con una tirada muy limitada.

"Semáforo" (1936)

Nino Maletti, destacado estudiante en ese entonces, era el conductor de


"Semáforo", publicación mensual y órgano de la juventud estudiosa. En ella
se expresaban con toda la fuerza nueva, llena de inquietudes e idealidades.

"Afanes" (1937)

La querida revista escolar que viera la luz en la Escuela N° 1, cuando quien


esto escribe comenzaba a corretear por sus patios, con la dirección de
Eusebio Lucero (el Negro), que se fue temprano de la vida. Tenía a su lado a
Ethel Ferro como secretaria. Figurando después Raúl Jaime, Roberto Luchini,
Edith Urrutia, María Julia Fernández Sarraúa, José Roberto Colella, Horacio
Chitriángulo y Margarita Mazzuco entre otros.

"Angulos" (1939)

Conocimos a Heriberto Valdez, perteneciente a una familia lugareña de


destacada actuación en el medio, pero ignorábamos su condición de
periodista hasta que por azar encontramos algunos ejemplares de la revista
"Angulos", que tenía su dirección.

El primer número es del 1° de setiembre de 1939 y suponemos que ha tenido


corta existencia. Se decía socio-cultural y deportiva.

"El Popular" (1940)


Periódico independiente, muestra el talento y la garra de don Luis Mallol;
estaba asociado a la dirección con el Sr. Edmundo Néstor Acevedo, un
tipógrafo de larga data. Lamentablemente la muerte de Mallol, muy joven
todavía (1° de diciembre de 1941), corta su apasionante trayectoria
periodística y poética. El diario le sobrevivirá algún tiempo más.

"Pregón" (1944)

De resonante suceso podemos calificar la aparición de "Pregón". Fue el 6 de


octubre. La empresa, Melo y Parrondo de Olavarría.

"Huellas" (1944)

La Asociación de Cultura y Fomento publica "Huellas", una revista mensual de


contenido literario y de aliento para toda inquietud pueblerina.

"Estudiantes" (1950)

Es la revista del Club de los jóvenes. Una entidad que ha seguido creciendo al
impulso de un magnífico ideario. Estuvo al servicio de Bolívar, ocupándose de
sus instituciones, de su historia, con sentido progresista y dinámico. Cumplió
algo más de cinco años de vida. Su lema "Si no crees vencer, ya estás
vencido" es todo un programa de lucha. Su primer director fue Luis Urriza,
editor responsable Edgardo Merlo y tesorero Héctor P. Vignau. Su inspirador
y guía tutelar, el Dr. Santiago B. Gandola. Y un hombre pilar, sostén y base de
esos entusiasmos juveniles: L. Oscar Ochoa.

"Tribuna" (1951)

"Tribuna", revista deportiva, se edita en la Librería e Imprenta Del Globo,


siendo don Pascual Murano su director.
"Noticias" es de este mismo año. Don Fande Asín era su director propietario,
cumpliendo una vasta tarea informativa y de bien común. Tenía imprenta
propia.

"Hacha y Tiza", órgano intransigente del radicalismo de Bolívar, muestra la


pluma sagaz y certera de Horacio Gómez Iza que, siendo estudiante de
derecho, asume la dirección del semanario político. "Será órgano de
combate", decía en el primer número del 15 de septiembre de 1951 y vaya si
lo sería. El peronismo, gobierno, sacó una hoja como réplica que tuvo como
inspirador al Dr. Reinaldo Longobardi. Su nombre "El Justicialista".

"Tribuna deportiva" (1952)

Como lo dice el nombre tenía neto corte deportivo; apareció el 8 de agosto


de 1952. Tuvo corta existencia como las revistas de este tipo que en general
fracasaron por falta de venta muy a pesar de la capacidad periodística de sus
responsables. "Stadium" se incorpora a esta galería. Y habría muchas más
para nombrar.

"La Mañana" (1953)

El 15 de junio de este año -Día del Libro- sale a la calle "La Mañana". La
sociedad se gesta en la Organización "La Mañana" que dirigía el Sr. Luis Oscar
Delavault, entre un grupo de amigos, Reinaldo Longobardi, Gabriel Pedruelo,
J. C. Chatruc Miguez y otros, por entender que "Pregón", diario de la tarde,
no reflejaba los sucesos del ámbito local con la cuota de imparcialidad que
era dado exigirle. Había pues, en su iniciación, una intención política, que de
ningún modo alcanzó a concretarse.

"La Mañana" S.R.L. estuvo integrada al momento de su aparición, 15 de junio


de 1953, con la hoja impresa del mismo nombre por los Sres. Luis Oscar
Delavault, Gabriel Pedruelo, Reinaldo A. Longobardi, Juan Carlos Chatruc
Miguel, Juan José Clarke y Ciriaco Dufau.
Una gentileza del Dr. Reinaldo Longobardi, que nos acerca importante
documentación, nos permite fijar con certeza esa primera etapa.

El 29 de noviembre de 1954 se resuelve: "Dado el análisis realizado sobre


inventario y balance del ejercicio presentado a consideración de los socios
por el socio gerente Sr. Luis Oscar Delavault, y teniendo en cuenta que del
mismo surge la imposibilidad absoluta de establecer el equilibrio económico-
financiero de la misma en las actuales circunstancias y en el número de
socios que integran la empresa, los socios firmantes por unanimidad
resuelven: 1°) Disolver la Sociedad de Resp. Limitada "La Mañana", 2°) Se
retiran de dicha empresa en calidad de socios los señores Pedruelo,
Longobardi, Clarke y Dufau, quedando estos dos últimos en la empresa como
empleados de la misma".

A partir del 5 de noviembre de 1956 se produce la disolución total de la firma


y queda don Luis Oscar Delavault único dueño del paquete accionario y al
frente de la publicación.

El 18 de agosto de 1956 habría de comenzar una segunda época al venderse


a la firma José Domeño y Cía., integrada por el Señor José Domeño, fuerte
comerciante en lanas y cueros, asociado a los ya conocidos Sres. Clarke y
Dufau. El primero será su director.

El 1° de diciembre de 1963 esta firma vende a Cabreros y Dufau, integrada


por el Sr. Ciriaco (Tito) Dufau y Oscar C. Cabreros. Ambos asumen en común
la dirección del diario.

Casi diez años dura el rubro hasta que en agosto de 1973 el Dr. Oscar C.
Cabreros queda como único dueño de "La Mañana" y el Sr. Dufau pasa a ser
único dueño y director del diario "Pregón" de 9 de Julio, que la firma había
instalado allí unos años atrás.

Los escolares que visitan la empresa ubicada ahora en la Avda. Venezuela


159, preguntan el origen del nombre.

Tenemos entendido que lo tomó directamente de la organización contable


del mismo nombre que, con anterioridad, había establecido en nuestra
ciudad el Sr. Luis Oscar Delavault.

El Sr. Delavault había llegado de su provincia natal, Entre Ríos, como


funcionario de la Dirección General Impositiva y luego se independizó. Sus
últimos años los pasó en Urdampilleta, donde falleció hace dos años. Dos
premios nacionales avalan la trayectoria. Santa Clara de Asís (1974) y San
Gabriel (1978).

"Mi Ciudad" (1956)

El semanario "Mi Ciudad", revista, era editado en la imprenta de don Juan


Arturo Bertón, un hombre que perfiló condiciones, que tuvo alguna actuación
pública en el Consejo Escolar, pero que no alcanzó mayor relevancia en la
industria gráfica.

El N° 1 es del mes de agosto de 1956. Se decía "cultural, deportivo y de


interés general". Don José Hoya colaboró con notas sobre el pasado de
nuestro pueblo.

"Panorama" (1963)

En el mes de octubre irrumpe "Panorama", periódico semanal, donde se ve el


trabajo de aquel periodista que estuvo algún tiempo entre nosotros, don
Arnaldo Pites, y que luego emigrara a Olavarría.

"Polimnia"

La Asociación Musical logra un gran anhelo: hacer su revista mensual. Se la


nombraría "Polimnia" y reflejaría, por corto tiempo, lamentablemente, la
actividad del grupo con notas de cultura general.

La imprenta Del Globo estuvo a cargo de la parte gráfica, habiendo logrado


una hermosa presentación.

Tuve el inmenso honor de compartir su dirección en la muy grata compañía


del Dr. Luis P. Gagliardi, mi inolvidable profesor de anatomía, y el querido y
siempre recordado amigo Dr. Miguel Angel Scenna.

Fue un tributo de amistad el que aquellos me brindaron. No tiene ninguna


otra explicación.

"El Mensajero" Matutino (1965)

El domingo 25 de julio de 1965, un nuevo diario matutino se incorpora a la


familia periodística bolivarense. Se llamó "El Mensajero" y en su primer
número figuraba como responsable al frente de la Secretaría de Redacción el
Sr. Hugo F. Alfieri.

Fue un intento serio y que reunió más de cuarenta socios, empresarios,


martilleros, hombres de campo, con la atenta conducción del Contador
Roberto Beighau, el Dr. Reinaldo Longobardi, el Sr. Horacio Mapis, Raúl Otero
y don José Domeño entre muchos.

En formato "tabloid" dio lugar a material local y nacional, con profusión de


páginas. No obstante el esfuerzo loable por su intención de constituir una
verdadera empresa gráfica, fracasó.

La sociedad sufrió una transformación y el diario cambió de nombre.


Precisamente su nombre fue "El Diario de Bolívar".

Cinco vecinos fueron sus responsables, R. Beighau, Pedro Moya, Raúl Otero,
Manuel Busquet Serra y Abel Sarragoicochea. La empresa vendió, finalmente,
sus existencias a la firma Cabreros y Dufau y éstos, con esos elementos,
fundaron "Pregón" en la ciudad de 9 de Julio.

Periódicos comerciales
La firma martillera D. Jacinto Maineri editó su revista mensual que hacía
llegar a sus clientes y amigos por espacio de varios años.

A su vez, Organización Casajús nos sorprendió en noviembre de 1972 con la


revista "Surco Abierto", con la dirección de Juan Angel Porta, un hombre
joven, lleno de inquietudes, dueño de gran vocación periodística. Fue
secretario de redacción Diego Lanzoni.

La Cámara Comercial e Industrial, por temporadas, ha impreso un Boletín


Informativo de distribución gratuita. En estos días circula entre los socios con
la dirección de Oscar Gentile, siendo secretaria de redacción la Srta. Haydé N.
Linares.

Otras publicaciones

El Teatro El Mangrullo tuvo su hoja, como alguna vez el Club Independiente


con la dirección del inquieto Efraín Chávez, incursionó en el tema de
comunicaciones escritas para sus asociados.

Son expresiones menores, pero igualmente importantes, que reflejan


momentos de la vida institucional.

Como son loables también los trabajos estudiantiles que con muchas ganas y
sin medios, en todas las épocas, quisieron levantar sus banderas de juventud.
En ese terreno está "Síntesis", de Carmelo Billota, y "Voces", de Julio Fal.

Revista Realidad Bolivarense

Un periodista profesional, hijo de una familia bolivarense, joven, estudioso,


lleno de fibra, llega a San Carlos.

Su nombre Enrique Sacco. Tiene ganas y capacidad. Por eso no extraña que
en el año 1983 nos sorprenda con la publicación de la Revista "Realidad".
Curiosamente presentada, con el certero enfoque juvenil a los viejos
problemas de la ciudad y del país.

Fue una cosa distinta. Dinámica, ágil, convocante.

Su impresión en frío y con hermosos colores se hacía fuera de Bolívar.}

Los altos costos del material, al pequeño mercado que se le ofrecía, dieron
por tierra con tan levantadas y legítimas pretensiones.

Para el mismo tiempo el Dr. Edgardo Curutchet nos hacía conocer


"Liberación", un semanario político, apasionante y comprometido con el
destino del país. Su existencia fue efímera.

En esta enumeración, somos conscientes, debe faltar la mención de otras


publicaciones. Lo es porque no hemos tropezado con ellas, ni siquiera con la
mención de sus existencias.

El pasado bolivarense tiene muchos claros en lo que hace a diarios y revistas,


porque antes, con otro criterio, de ningún modo cuidadoso de ese
patrimonio, eran víctimas del fuego.

Los imprenteros

Cabe terminar este capítulo dedicado al periodismo recordando a don Ramón


Contreras, figura consular de las artes gráficas, dueño de la imprenta
Gutemberg. A don M. Angel Mosca y a sus sucesores que desde "El Globo"
fundaron mil y una publicaciones y facilitaron la edición de libros
bolivarenses. (Vignau, Cabreros, A. Varela, J. Chorén, Pérez Risso).

A don Juan Gayol, modesto obrero panadero en sus comienzos, con la


imprenta en la Avda. Lavalle. A don Américo Quaranta con la suya, en la
misma avenida, donde imprimía El Radical.

Y en esa mención de merecido homenaje queden los nombres de don


Ricardo Ariño, Ramón Briguez, Agustín Arballo, Juan González, Jorge Mosca,
Oscar López y Edmundo Néstor Acevedo.
Lista que habría que completar, cuanto menos, con don Fande Asín, su hijo
Ricardo, don Juan R. Izquierdo, los Piccirillo, los Altavista y Rosa Cepeda. Una
mujer en un oficio dominado por hombres. Una rosa, con olor a tinta, pero
con alma de pájaro.

Periodismo con humor

Pedro Amengual, un joven con muchas inquietudes, dueño de una gracia


muy particular para el dibujo y para interpretar las cosas de la vida cotidiana
con sano humorismo, nos sorprendió el 1° de julio de 1980 con una
publicación bimestral que llamó "Paito´s". Fueron quince números para
desarrollar allí un nuevo estilo periodístico desde la fecha indicada al 1.11 de
1982. Con anterioridad "Pedrito" había incursionado en la página grande,
siempre con despliegue de humor, en el diario "La Mañana".

También durante la existencia de la revista nació "Sumario Paito´s, una


publicación que aparecía los domingos y que circuló desde el 6/6/1982 al
28/1/1983.

"Palabras"

Hemos tenido en las manos dos números de "Palabras", un mensuario


literario que refleja la inquietud de los jóvenes y que muestra una renovación
muy interesante en el panorama de las letras bolivarenses. No es tarea fácil
imprimir y a pesar de todo, y con el apoyo de la Municipalidad de Bolívar y
alguna institución local, "Palabras" seguirá con su hermoso mensaje poético,
como flor de cardo, abriéndose a los cuatro rumbos de la patria chica. Lo
esperamos.

Un recuerdo de D. Jacinto Maineri

Teníamos con el recordado martillero Don D. Jacinto Maineri una buena


relación de amistad. El, más que yo, lo confirmó en varias oportunidades. En
una de ellas me llamó a su escritorio y allí ante mi sorpresa me dijo: "Tengo
algunos apuntes hechos al correr de la pluma, que reflejan algunos
acontecimientos que guardo en mi memoria y como se ve que Ud. escribirá
alguna vez la historia de Bolívar, los voy a poner en sus manos".

Se trata de anotaciones efectuadas en forma manuscrita sobre papel con


membrete de la casa, algunos, y otros al dorso de boletines de remates.

Su vaticinio se cumplió y es interesante rescatar el nombre del periodista


Avelino Atucha Brián a través de la palabra de don Jacinto: "Atucha Brián
murió luchando a brazo partido por sus ideales. "El Combate" hacía honor a
su nombre. Su partido le rindió los honores correspondientes. En la dirección
del periódico continuó su esposa hasta su extinción, señora Z. Chávez de
Atucha Brián, descendiente ésta de una familia fundadora de Bolívar,
habiéndoles otorgado el Gobierno el predio llamado "Cabeza del Buey", lugar
histórico que le fue escamoteado".

"Atucha Brián fue uno de los primeros fotógrafos. Muchas de las fotografías
de fin de siglo y comienzo de éste fueron efectuadas por él. Bolívar bien
podría perdurarlo en el recuerdo con el nombre de una calle, aunque fuera
en barrio suburbano, acorde con su llaneza y modestia, siempre vivió en la
pobreza, lo que obtenía de sus magros ingresos lo derramaba a manos llenas.
Vivió dentro de una pobreza franciscana".
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CAPITULO XXVIII
Escritores y poetas bolivarenses. Escritores con obras publicadas. Otros nombres que no llegaron
al libro. La dinastía de os Pérez a través de las letras.
Benito Linch, de Bolívar al mundo. Julio F. Cortazar habitante de San Carlos. Presencia de Jorge Luis
Borges en Bolívar.
Don Luis Mallol, obrero del pensamiento. Los escritores por dos veces volvieron al terruño. El
certamen literario del Centenario. Los premios.
Escritores y poetas bolivarenses
Es muy rica la producción literaria de los hombres y mujeres nacidos en el Partido de Bolívar o
afincados en él por largo tiempo por lo que los consideramos también nuestros. Muchos han
podido dar a conocer en libros sus obras, otros solamente han trascendido por las publicaciones
periodísticas, negada la posibilidad de la imprenta, lamentable e injustamente, por razones
económicas.

Escritores con libros publicados


Arce Marcelino: Vivió siempre en San Carlos. Perteneció a La Cultural y fue Presidente de la Liga
Deportiva, “Meditaciones y Ensueños” obra en prosa con prólogo del Dr. Enrique de Gandía fue
publicada por la Editorial Perlado en el año 1945. “El Rebelde” aparece en el año 1946 editado por
la imprenta “La ciudad” con prólogo del Dr. Pedro Vignau.
Anzoátegui Yderla: Cursó en nuestra ciudad los estudios primarios. Ha tenido una gran actividad
literaria. Enumeramos algunas de ellas. “Sueño de al sombra”, poesía año 1949, Remedios de
Escalada, la gran predestinada. Poesía histórica 1950. Alem e Irigoyen: Poesía Cívica, Sarmiento,
VIDA HERÖICA. 1960. Madre María, Pastora Inmortal. Biografía, año 1969. Prosperina de América.
Biografía 1971 – Miguelito el moderno misionero – Crisólogo Larralde, paladín de la democracia. In
Memorian de una Santa mujer Irma de Moresco, año 1973 – Apariciones de la Virgen de Lourdes
Vida de Bernardita, año 1977.
Reside en la capital federal.
Anzoátegui Mafalda: Hermana de la anterior, también reside en la capital federal. Su obra que
conocemos “Profundidad”, poesías editadas en el año 1953 por Editorial Mendoza, Buenos Aires.
Bajma Teresa: Nació el 11 de septiembre de 1934. Es maestra, esposa y madre y reside en
Quilmes. Es una digna representante del terruño. Algunos de sus títulos: “Erase que se era”
Cuentos en Verso (1970) y Bajo el Arco Iris. Versos. Editorial Nueva Vida año 1957.
Butti, Leonor Giménez de: Oriunda de Bolívar, vivió en Mar del Plata. Allí se vinculó al mundo de
las letras perteneciendo al Centro de Escritores. “Violetas” es su libro de poesías del año 1962.
Integró los cuadernos marplatenses obtuvo los premios de la Liga Naval Argentina y Revista Pan.
Sus restos descansan en la ciudad atlántica.
Cabreros Oscar C.: Autor del presente trabajo tiene varios libros impresos. “Nido de Verano”,
relatos, con ilustraciones del pintor “Tomás Di Taranto. (1978) Ocurrencias (1981), Un Río lleno de
Pájaros (1984) y “Por donde crecen los lirios…”, aforismos, divagaciones y coplas en imprenta.
Preside la Asociación de Cultura y Fomento y en dos oportunidades convocó a los escritores y
poetas en la vieja casona de la Av. San Martín en un encuentro con las letras y el terruño.
Cicco Juan: Dos etapas marcan su derrotero en la vida. La primera entre nosotros como auxiliar de
administración en el Colegio Nacional y la otra en la capital federal. Aquí tuvo relevante actuación.
Su obra: VISPERA (1941) ejercicios narrativos pertenecientes a su primer ciclo. Luego el Hombre
Repetido (1966) cuentos premiados por el fondo Nacional de las Artes. Consejos a todo el mundo
(1974) e Irene, la última.
Premio único (obra inédita) por la Municipalidad de Buenos Aires. Escribió ensayos y crítica
literaria en La Nación. Fue becado por la Unesco y como tal asistió en 1971 al Primer Curso
Latinoamericano de Producción y Administración Editorial realizado en Bogotá. Colombia. Es
fallecido.
Choren Josefina Neli: Docente a cargo de la Dirección de Escuela N° 2 y Directora Municipal de
Cultura desde el año 1986. Registra dos obras de carácter didáctico de señalado éxito en su medio
HACIA UN LENGUAJE CREADOR. Junio de 1977 imprenta Del Globo, con dibujo de tapa de Marith
Gilardi y TRABAJANDO LAS NOTICIAS: Análisis del mensaje periodístico con los niños. Ediciones “La
Obra”, año 1983.
Diez Angélica: Una vida consagrada a Dios y a los niños. Es de Urdampilleta. Tren de letras de
Ilusión – Diciembre de 1977. Dedicada a todos los niños sin edad.
Forgioni José Domingo: Alumno de la Escuela Normal Popular, fue periodista y titular de alguna
hoja en su tiempo. Maestro y autor de libros escolares. Nuestro idioma: Gramática Editado por
Kapeluz. Geografía intuitiva, también de Kapeluz año 1936. Por la Pureza del Habla, lenguaje.
Centros de Expresión (lenguaje para 2° grado) – Historia General e Historia Argentina en cuadros.
Gasparini Nélida de: Reside en nuestra ciudad. Ha participado en numerosos concursos literarios
obteniendo importantes premios. En 1967 da a conocer “INTIMAS” una edición de poesía y luego
publica NORA (novela) para dar su último libro “Crecer” en 1988.
Godoy Pedro: Perteneció a un grupo joven lleno de inquietudes e idealidades. “Vidrio de Punta”
fue su primer libro publicado en 1930. La primera parte se tituló “Mi propia sombra”, la segunda
“Gorgojos urbanos”. Le siguió BROCHA GORDA (Pesadillas que parecen cuentos) del año 1934.
Luego “TARJA” (versos de la editorial Nueva Vida) – año 1941. “No hay lema” Poemas del año 1953
y Milonga de los caminos de Mayo de 1969. Dijo de él Ernesto Sabato: “Es el modelo de hombre
que a uno le gustaría ser, o al menos yo, querría ser. “Nada menos que todo un hombre”.
Vivió sus últimos años solitariamente en la playa marplatense. Allí murió.
Klappenbach Horacio: Fundamentalmente fue un periodista de fuste. Colaboró en los diarios “La
prensa”, “Democracia”, “Clarín”, “La Nación”. Fue combativo y le interesó el teatro, haciendo
crítica para las revistas de la época. Perteneció al grupo de Lanús, donde también militaron los
“Natiello”. Su identificación con el pueblo fue total y sus versos se impregnan de ese sentimiento.
Murió joven el 13/2/1969 sus restos por expresos deseos, descansan en Bolívar. Había nacido en
1917. Algunos títulos de sus obras “AYER ERAN LAS FLORES…” Canciones y poemas de España. Año
1938 – dijo- de la ternura, de la viril voluntad de justicia y de la esperanza han sido escritos estos
versos. ¿Cuál será su destino? Cuál será destino del poeta que los hizo? MIENTRAS TANTO…
Poesías del año 1945 – ESTE INCONCLUSO MAPA DE MIS VERSOS. PROLOGO DE BUENOS AIRES.
Poemas de la ciudad – año 1955 – SUBSTANCIA DE MI VOZ. Son doce historias con el inspector
Bernárdez y un relato de futuro, incursionando con hábil pluma en el cuento policial.
Llanos Jorge Raúl: Maestro normal nacional cumplió una vasta labor en la docencia ocupando
cargos jerárquicos. Su pasión por la entomología lo llevó a realizar estudios profundos y a publicar
sus conclusiones. Una mariposa por él descubierta lleva el nombre de “Agrotis Llanoil” en su
homenaje.
Mallo Huergo Perla: Hacemos mención de su nombre en la presente nómina, nada más que eso,
pues nos ocupamos de su historial en una nota especial sobre la “Dinastía de los Pérez”.
Pérez de Eulate Isabel, Pérez Pieroni Tilde, Pérez Risso Camilo, Pérez Zelaschi, Adolfo. Todos ellos
son mencionados con amplitud en la página anteriormente mencionada, a ella nos remitimos.
Mallol Luis: Reconocido como “el poeta mayor de su tiempo” merece en este libro una
consideración muy especial por su amplia e invalorable presencia activa de treinta años batallando
– con aciertos y errores- eso es así, pero con mucha lealtad a sus principios, por el progreso
lugareño.
Maineri D. Jacinto: Fue un apasionado de los temas históricos. Presidió la Asociación de Cultura
Fomento, tuvo destacada vida pública, y aunque reconoció su “escasa versación letrada” escribió
“AYER EN BOLÍVAR”, un brochazo familiar que encierra toda una época y que recuerda hechos de
importancia. Había nacido en el año 1901 en nuestra ciudad. Falleció el 12 de marzo de 1978.
Martínez Alvaro: Orígenes de San Carlos de Bolívar es la obra máxima de este escritor nacido en el
Uruguay, pero vinculado a nuestro pueblo desde su niñez. Abogado, periodista, escritor. Colaboró
en diarios de la capital donde habitualmente residió. Con esa monografía fue 2° premio de los
Juegos Florales del Cincuentenario. Orígenes de San Carlos de Bolívar fue editado por Tor en 1939.
San Carlos de Bolívar, nueva edición de 1967. La Comisión del Centenario hizo otra edición, ya
agotada, de 1.000 ejemplares (1978). ESTRELLA NATIVA es un libro de versos del año 1933.
BUENOS AIRES REINA Y CENICIENTA es más actual y también escribió una satírica política
humorística que llamó “PLATANDIA”. Falleció en Buenos Aires el 19/8/1974. Su obra ha ganado
consideración y respeto. La Biblioteca de la Escuela N°6 lleva su nombre.
Martínez Pérez Felipe: Médico de origen español radicado entre nosotros. EN LA SEPTIMA NOCHE
NACIERON LAS GUITARRAS. Es la única obra publicada que conocemos de este autor. Año 1976.
De su capacidad, que no se discute, se puede esperar mucho más.
Meloni Luis Aledo: Nacido en 1912. Ejerció la docencia y se radicó en el Chaco en el año 1937. Su
primer libro “Tierra ceñida a mi costado” data de 1965. “Rama y Ceniza” es de 1966.
Miguel María Elena: Oriunda de nuestra ciudad, se radicó en Daireaux. “Raíces” es un canto de
amor a su pueblo. (1985).
Moura Ana María: En 1980 apareció en el escenario de la poesía local Ana María Moura,
publicando AMORES CALLADOS.
Natiello Alberto: Abogado, escritor, político. Vivió en Lanús y sus últimos años en Olavarría (Pcia.
de Buenos Aires) publicó RISA EN LA CALLE DE LA MORGUE (Poemas) Editorial Botella del Mar.
Año 1980.
Natiello Luis Bernabé: Nació el 13/6/1907. Fueron sus maestros Don Prudencio Soto y la Srta.
Agustina Pelletieri. Obtuvo el título de maestro. Fue empleados del Colegio Nacional. Colaboró en
diarios y revistas. Estudió medicina recibiéndose para especializarse en Medicina del Trabajo.
Murió en la capital federal. OBRAS: BOLIVAR DE LAS ACOLLARADAS (Poemas) Año 1959 – TIERRA
DE LOS CUATRO VIENTOS (Poemas) Año 1959 – ESTA ANGUSTIA NUESTRA (Ensayo) 1963 –
PSICOLOGÍA DE BOLSILLO (Texto psico-social) – PSICOLOGÍA DEL TUBO DIGESTIVO (Mayo de 1971).
Natiello Luis Oscar: Un lúcido y humilde poeta de nuestro pueblo. Tan sencillo como bohemio.
También músico y autor teatral. Perteneció al Grupo Mensaje de Lanús. Su primer libro fue “Entre
el campo y el mundo” año 1946 (Allí aparece uno de sus pocos versos épicos y de clara militancia
política). TREN HACIA EL SUR fue otra de sus creaciones a la que siguió ESTRELLA DE LIMON
(Poemas) Año 1959.
Murió en una tarde de sábado caminando por la calle Corrientes al desplomarse un tapial que lo
hirió mortalmente. Fue en el año 1971.
Natiello Miguel V.: Fue el único de los Natiello que se quedó en San Carlos. Actuó en el periodismo
y la política. VELAMANES ROTOS (Poesías) año 1930 y MOTIVOS DEL TERRUÑO – Versos
publicados con anterioridad en el año 1928 señalan su producción. Obtuvo el 2° Premio en los
Juegos Florales del Cincuentenario con su poema “La Luz Mala”.
Natiello Nicolás: De profesión médico nunca olvidó a su tierra natal. Vivió en Buenos Aires y entre
sus trabajos destacamos VENULAS (Prosa) – BALDIOS EN FUGA (Una fisonomía de tierras) y ESTILO
Y TABACO (1941).
Ortega Sanz Atilano: Periodista de los primeros tiempos – Autor de novelas para la radio teatro
escribió “Carne a los cocodrilos” con una poesía de Felipe Varela como presentación y dibujos de
Enrique Pampin.

Ortíz Miguel A.: Hizo sus estudios primarios entre nosotros. Luego se radicó en la capital federal.
Alí escribió “EL VERSO PROHIBIDO”. Escribe poesías y ha presentado trabajos en concursos
habiendo merecido algunas distinciones. Fue su maestro don José Castellá.

Rodeiro Irma Elvira: Maestra Normal Nacional vivió sus últimos años en Bernal (Bs.as.) Toda su
producción está referida a la docencia y es muy completa (Enciclopedia Práctica Primaria -4
tomos-) Editorial Granda – MANUAL DEL MAESTRO -4 Tomos- FUNDAMENTACIÓN DE LAS
CIENCIAS NATURALES, MATEMÁTICA Y LENGUA Y HABLA. Diccionario Granda. ESPRESIONES
DINAMICAS INFANTILES.

Cajita de sorpresas son algunos de los títulos. Adoptó el seudónimo de Elvi Rodt.

Salgado Julio: Escribió “Recuerdo de mi pueblo natal”.

Scenna Miguel Angel: Bolivarense por adopción, aquió comenzó a desarrollar una vasta tarea en
el campo de la investigación histórica que contemplaba con su trabajo de médico oculista. La
revista “Todo es historia” le abrió sus páginas y Miguel Scenna volcó allí cientos de artículos
analizando hechos del pasado nacional. Lo hizo con probidad y entusiasmo. FORJA, UNA
AVENTURA ARGENTINA (De Yrigoyen a Perón) año 1972. COMO FUERON LAS RELACIONES
ARGENTINO – NORTEAMERICANAS (1969). LOS MILITARES de Editorial Belgrano (1980).
ARGENTINA – CHILE una frontera caliente 1981 cuando sorpresivamente un aneurisma dio por
tierra con Miguelito Scenna. A pocas cuadras de su casa, se celebraba el centenario de la
fundación de la primera escuela bolivarense.

Soto Prudencio (h). Educador, periodista, escritor. Tomó parte activa en la vida del pueblo y sus
instituciones mientras permaneció aquí. Escribió “Apuntes para el problema de la escuela rural”
año 1942 y CANDILEJA EN LA NOCHE: (Biografía de un personaje imaginario llamado Renato
Burton).

Soule Marcelino Beltrán: Como consecuencia de su viaje a caballo a EE.UU., de Norteamérica


escribió sus memorias. Las llamó “Cortando el continente” y fueron editadas en el año 1944.

Torres Ulises: Nació en Bolívar el 24 de mayo de 1913. Desde 1936 residió en Campana (Bs.as)
donde falleció. Publicó “LA MAÑANA EN LA SANGRE” año 1946. Fue su primer libro. Le siguió
PALABRAS EN LOS MUROS (poemas) y DEL MUNDO DEL POETA (Poemas y Buceos) Grupo Editor
Mensaje de Lanús, año 1966.

Varela Amancio Alfredo: Nacido en Urdampilleta en 1922 vive en la Capital Federal donde ha
desarrollado intensa actividad radial periodística relacionada siempre con el folklore nacional.
Colabora en diarios de la Capital y tiene una columna fija desde hace años en “La Mañana” titulada
“Junto al camino”. Ha obtenido premios de importancia en los más importantes certámenes
literarios.

Su producción es la siguiente: HUELLAS PAMPEANAS (Poemas) 1950. RAÍZ DEL VIENTO: Poemas:
año 1965. DESPUÉS DE LOS PAJAROS: Poemas – 1974. HISTORIA DEL FOLKLORE, una interesante
recopilación denoticias que ha tenido gran suceso. Año 1979. MEMORIAS DE UN PAGO: Dedicado
a historias su pago natal. Prosa año 1982. Impreso en la Librería e Imprenta Del Globo de Bolívar
con material de linotipo de “La Mañana”. SOMBRA DE LLUVIA, Poemas. Mereció Premio del
Ministerio de Educación de la Pcia. de Buenos Aires. Editado en 1963. Finalmente “PATRIA DEL
CHINGOLO” del año 1988, también poemas con acento terruñero, cierra, por ahora, su trabajo
literario.

Varela Felipe: Un patriarca de las letras lugareñas nacido en Lobos pero asentado en Urdampilleta
más de 60 años hasta su lamentado fallecimiento, ya anciano, en el año 1987. Escribió, luchó,
trabajó. Fundó periódicos, bibliotecas, clubes deportivos. Fue socio de la SADE. Sus versos tenían
cabida en los diarios de la época. Así se conocieron. “MODULACIONES SINCERAS” y “ACUARELAS
PAMPEANAS”, ambos libros de versos le pertenecen.

Vigneau Pedro: Médico, investigador, poeta, nació en Azul. Llegó a nuestra ciudad en 1919 y
desde entonces hasta su muerte, ocurrida el 20/5/1972 vivió en una entrega permanente,
desinteresada, humana, a su pueblo, a sus gentes. ROMANCES DEL TIEMPO VIEJO, fue su primer
libro impreso en Librería Del Globo con material de linotipo de “La Mañana”. Poesía épica que
mereció un prólogo del Dr. Alvaro M. Martínez. TRANSITANDO MI ATARDECER – Poemas – año
1969 y REFUGIOS EN EL CAMINO – Poemas. Editorial Nueva Vida. Año 1971, completan su labor
literaria.

Villar Oscar F.: No es mucho lo que sabemos de este bolivarense que tuvo una destacada vida
pública como secretario de la Municipalidad y en otras actividades. En el año 1940 – mes de
noviembre – es el encargado de hacer entrega de la bandera de los Guardias Nacionales a la
Asociación de Cultura y Fomento, en ausencia del Sr. Intendente.

Los diarios de ese entonces tienen algunas colaboraciones poéticas y se sabe que fue autor de un
trabajo sobre nuestro pueblo llamado “Historias del Pago”. Fue una monografía presentada a
competir ante el Ministerio de Educación de la Provincia y autorizada su publicación. Sin embargo
todo parece que el trabajo fue retirado y no se publicó. Por de pronto en el archivo de la Provincia
no figura la obra y tampoco conocemos si algún vecino pudo haberla tenido en sus manos. Villar se
alejó de Bolívar y eso hizo más patente su desarraigo y falta de noticias.

Villareal Benicio Carlos: Una provechosa vida dedicada a la enseñanza es la del profesor Benicio
Carlos Villareal que tiene sus raíces nativas en Pirovano.

Ha ocupado importantes cargos en el ámbito educacional y también fue Subsecretario del


Ministerio de Educación de la Pcia. de Buenos Aires. Tiene una gran literatura desarrollando temas
sobre la familia y la religión. “El Maestro Olvidado Indispensable” aparecido en 1966, editado por
Guadalupe es una contribución al diálogo, con un sentimiento expreso: hacer renacer el
entusiasmo por su vocación en cada maestro. Colabora con la revista CONSUDEC y en otros
órganos de opinión católica. Vive con su familia en Ramos Mejia.

Zabala Abel.: Nació en Urdampilleta el 27 de noviembre de 1946 y actualmente trabaja en Santa


Lucía, Partido de San Pedro, Buenos Aires.

Tiene una especial inclinación al estudio del arte payadoril rioplatense. Su vinculación con músicos
y cantores es permanente y de allí ya extrayendo sabias conclusiones que alguna vez verán la
estampa. “RETOÑOS DE TIEMPO” publicado en 1980 muestra de poemas dichos con
“sentimiento”, tal como es su propósito. Es colaborador del diario “La Mañana” de San Carlos de
Bolívar con un título muy sugestivo para sus notas: “Rastros Nativos”.

Otros nombres que no llegaron al libro

El Parnaso literario bolivarense se nutre de muchas figuras más, algunas de real significación por
estilo y calidad, que no alcanzaron a plasmar el fruto de real significación por estilo y calidad, que
no alcanzaron a plasmar el fruto de sus sueños en las páginas de un libro. Como un acto de justicia
para con estos obreros silenciosos de la palabra, haremos mención de sus nombres.

Arriazu Buenaventura: Español de origen, llegó a Bolívar en los primeros tiempos cuando ya
contaba 44 años de edad. Fue secretario de la Asociación Española de S.M. y el primer poeta
conocido. De genio alegre, humorístico, todo lo transformaba en verso, que dedicaba a sus
amigos. Era apoderado “El viejo vizcachón” ya que con ese seudónimo firmaba sus trabajos. Fue
activo colaborador del “Bolívar Ilustrado”. Partió por España con la intención de volver, pero allí lo
retuvo la muerte. Fue en el año 1914. Su nombre queda en esta pequeña historia como el primer
poeta bolivarense.

Hay una generación muy buena de escritores que animaron con su talento los Viernes de la
Cultural y que volcaron sus pensamientos en los periódicos y revistas de la época.

En ese grupo destacamos la presencia de don José Castellá, profesor de mérito,


fundamentalmente maestro; Miguel Benvenuto, lírico y soñador, María Etelvina Cáceres de
permanente inquietudes culturales. José Leopoldo Chacturc, pintor de los buenos, pero también
hombre de pensamiento profundo. Juan Carlos Grossi, un estudioso y perseverante lector. Juan
yde abundante producción que perteneció a “Huellas”. Una antología de Poetas de Buenos Aires
del año 1976 incluye sus poemas. Don José Hoya, a quien hemos dado en llamar el Cronista de San
Carlos. Toda una vida en los archivos tratando de rescatar lo mejor de nuestro pasado. Su obra
debió trascender el libro, pero quedan innumerables notas escritas para los diarios de su tiempo.
Murió en Dolavon (Chubut) y allí descansan sus restos. Ismael Lacentre es otro de los poetas de los
tiempos viejos. Hildebrando Argentino Juárez, nacido en 1931 y que murió muy joven, fue el
ganador de los Juegos Florales de los 75 años de Bolívar con su Oda a la Batalla San Carlos. Así
como José María González Hueso, otro bolivarense de cuna obtuvo el Primer Premio en el
Concurso Literario del Centenario referido a la Poesía. Juan Gandola, mostró su vena lírica en
muchos trabajos que publicó en los medios gráficos locales. Al igual que Rubén Nicanor Herrera,
de una inolvidable presencia, a pesar de su temprano adiós. Luis Catuogno es el cronista de
Pirovano. Cada personaje de su pueblo, modesto encumbrado, encuentra en Catuogno un
biógrafo apasionado. Recientemente una magnífica idea de profesores y alumnos del Colegio
Nacional y Sección comercial anexa, hizo posible la edición de una Antología de Poetas
Bolivarenses. Allí aparecen nuevas figuras llamadas a continuar esta tradición tan rica de buenos
poetas y escritores. José Luis Alonso, Dario Recio, Pablo Ariel Sayago, Jorge Alberto Suárez y
Domingo Adolfo Alonso. Junto a ellos otros nombres consagrados no solamente por una larga
militancia en letras como Irma Elvira Sánchez de Lanzoni, Nélida Bríguez de Palacios e Inelda
Fernández de Toulouse, sino también porque la intervención en concursos les ha valido merecidos
premios.

Oscar Gentile puede ser sumado a esta valiosa “colección” bolivarense. Cultiva la poesía y es autor
teatral. “Responsable” su última obra fue llevada a escena por el Teatro Independiente El
Mangrullo en 1987. Marta Pérez Oguiza, desaparecida en plena juventud. Insinuaba ser fiel
continuadora de esa dinastía de los Pérez de tanto brillo entre nosotros. Luis Alberto Lozano
incursiona en el cuento y la novela. Ya ha obtenido premios junto a otro joven, Alejandro Scenna,
en ellos hay mucho futuro. Y en quien este autor cifra todas las esperanzas, se llama Duilio Olmes
Lanzoni. Tiene, si lo quiere, si lo busca, un gran futuro. Recientemente acaba de obtener premio
mención en un concurso internacional con la participación de consagrados escritores. María Inés
Noseda, “Bibi” Chatruc, Miguel Gargiullo y muchos más están en la buena senda de la creación. A
ellos corresponde tomar el testimonio en esta posta que el andar de los años renueva
inexorablemente.

La dinastía de los Pérez a través de las letras:


Pérez es un apellido común. La guía telefónica está llena de este apellido español como pocos. En
nuestro pueblo forman una gran familia de literatos cuya nombradía trascendió los límites
comarcales.
Han cumplido una importante y larga trayectoria literaria y sus obras, algunas de ellas realmente
muy valiosas, figuran en las mejores bibliotecas.
Los Bolivarenses están orgullosos de estos hermanos de cuna que con el valor del pensamiento el
magnífico vuelo de sus plumas, han logrado una consagración merecida.
Nombremos al primero de ellos, tal vez el que ha logrado mayor renombre mundial, a don Adolfo
Pérez Zelaschi.
Nacido en 1920 en San Carlos donde estudia y trabaja como auxiliar en la Secretaría de la Sociedad
Rural, hasta que muy joven se radica en la Capital Federal. “Canto de labrador y marinero”
premiado por el Ateneo Popular de la Boca es su carta de presentación.
Su fuerte ha sido la narrativa policial y se lo cuenta entre los primeros autores latino-americanos
figurando en numerosas antologías. “Más allá de los espejos” (1940) fue Faja de Honor de la SADE.
“El Terraplén” (1955) recibió el Premio de Literatura Pcia. de Buenos Aires. Otros títulos “Hombres
sobre la pampa”, “La Puerta Amarilla”, “Con Guiye sesenta”, “Con arcos y ballestas”, “El Presidente
en la mira”, “De los pequeños y los últimos” (Premio Fondo Nacional de las Artes) revelan su gran
capacidad para manejar situaciones personajes. También recibió el Premio Planeta (1983) con lo
que queda todo dicho sobre este formidable escritor bolivarense, que dicta cursos en la Escuela de
Periodismo y la Academia Argentina de las Letras, sillón Rafael Obligado.
TILDE PÉREZ PIERONI, falleció en Buenos Aires, en 1984.
Su voz de mujer enamorada nos hace recordar en “Sangre verde” nada menos que a Juana de
América. Como ella, apasionada y tierna. De vibrante canto, de melancólico decir, con toda la
fuerza de su corazón volcada al amor sin restricciones. Sus “Sonetos a Jesús” son desgarradores,
intensos. Toda su fe de creyente se postra ante el Señor en ruegos de profundidad conmovedora:
“Dolor el tuyo que no tiene nombre / Amor el tuyo que de amor perece / Dolor de amor que
sangra por el hombre.
Su cancionero Azul y Blanco refleja el haber de paisano don Atahualpa Yupanqui hace un inmenso
juicio valorativo de su obra. Tuvo vasta labor en revistas y diarios.
PERLA MALLO HUERGO: hermana de Tilde, dejó el Pérez para adoptar el apellido de su marido.
Reside en la Capital Federal.
Hace 30 años que su quehacer literario es conocido en el país y fuera de él, habiendo obtenido
premios de gran consideración, en una intensa actividad cultural.
Faja de Honor de Escritores de la Pcia. (SEP) año 1966. Faja de Honor de la SADE (1967). Primer
Premio La Rosa de Hierro, Juegos Florales Internacionales del Rotary Club de Buenos Aires (1968).
De ahí en más un largo rosario de éxitos que escapan al rigor de esta síntesis, jalonan su
interesante vida de escritora.
Es escultura y sus máscaras han sido justicieramente elogiadas. en 1982 e escenario del desierto,
pero que puede transitar con sus dudas y sus esperanzas en cualquier camino, “una lectura para
elegidos”, dice Haydée M. Jofre Barroso en el prólogo.
Camilo Ulises Pérez Risso, del mismo tronco familia que Tilde y Perla ya que son primos hermanos
es el más modesto de los cuatro, tal vez porque se quedó a cantar en su pueblo, a vivir en pleno
sus amaneceres, y a alternar con los paisanos en una yerra, en una doma o simplemente una
mateada.
“La tierra se hace carne / cuando la siembran sueños/ Y yo pondré en sus venas / la sangre de mis
venas.
“Huellas de cantos” (1969) se hizo a la luz por la devoción de sus amigos, venciendo su natural
modestia. Allí está parte de la obra de este poeta gauchesco de particular estilo y de sensible
vocación telúrica. “Yo vivo en mi soledad/ y con ella me entretengo / Es un naipe que barajo / con
las cartas del recuerdo”.
Murió en San Carlos el 15 de Junio de 1990.
Isabel Pérez de Eulate, hija de don Javier Pérez de Eulate y Catalina Falcón, nos sorprendió el año
pasado con un libro de poemas de su autoría que editara “Botella al Mar”.
Una nueva voz femenina y otro Pérez que ingresa en el círculo grande de las letras bolivarenses.
En la guía telefónica de San Carlos de Bolívar, si no sos escritor, no te ubican en la P de Pérez….

Benito Linch: de Bolívar al mundo


“Hay una solemne paz en la naturaleza. Los grandes sauces se inclinan como cansados por una
dura labora, y la brisa crepuscular trae de los campos, juntamente un chillido de los insectos
nocturnos, el aroma silvestre de los pastos maduros”. Es un trozo literario de un escritor
argentino que describió como nadie el paisaje campesino, y en el dio vida de ficción a criaturas
inolvidables.
Se trata de Benito Linch (h) y el párrafo que hemos tomado al azar, pertenece a su obra “Los
Caranchos de la Florida”.
De su vida y de sus trabajos se ocuparon mu destacados autores. Entre ellos Ulises Petit de Murat,
César Porcio, Manuel Trigo Viera, Roberto Salama, Ernesto Mario Barreda. No vamos a incursionar
entonces por caminos transitados, pero si vamos a decir, son fundamento histórico, preciso, que
Benito Linch fue vecino de estos pagos y que su temática fue inspirada en las costumbres
camperas de la zona. ¿Porqué? Porqué vivió su infancia, desde los dos años ese tiempo de
aprendizaje fácil, de la mayor fijación de imágenes, en la Estancia El Deseado, donde el Coronel
Marcelino Freyre levantara el fortín del mismo nombre en 1876. Allí vivió por espacio de mas de
ocho años continuos en compañía de sus padres y hermanos, para regresar, luego de instalado en
la Capital Federal de forma periódica.
Don Benito Linch (padre) aparece en la menciones catastrales de nuestro Partido como dueño de
tierras, que ya habían pertenecido a su progenitor, en las cercanías del actual pueblo de
Urdampilleta.
El 29 de diciembre de 1888 es nombrado Presidente de la Municipalidad de Bolívar para el período
1889. El cargo se renueva todos los años, sucediéndole don Patricio Linch Pueyrredón.
En 1890 aparece nuevamente en el escenario político lugareño con el título de Intendente. Su
gestión no fue fácil y tuvo que sortear muchas dificultades. De cualquier manera se constituye en
el primer Intendente del Partido de Bolívar.
Mientras don Benito atendía sus problemas políticos, el niño crecía en el campo rodeado del
afecto materno, y para ella escribía un diario dando cuenta de las novedades del establecimiento,
como ensayando su primer atisbo de periodismo.
Su mente y sus ojos se llenaron de figuras imborrables. Esas que luego volcaría en páginas de
atractiva belleza, de hondo contenido emocional, dramáticas a veces, y siempre reflejando un
natural encanto.
Allí, junto al médano donde se sentó el mangrullo avizor, ya en la etapa final de la lucha con el
indio, había un espejo de agua fresca y clara.
Era un lugar deseado en pleno desierto. Benito Linch. el escritor, recorrió palmo a palmo esas
tierras, dialogó con las nutrias de los cañadones y con los tordos al regresar de sus vuelos.
Apretó entre sus manos las desechas melenas de los pastos duros.
Sintió la dulce voz del arroyo al chocar con las piedras y se fue acriollando lentamente.
Tanto que su padre, advertido de ese cariño del niño por la vida rural, quiso sacarlo del medio
cuanto antes, precisamente para que no se le hiciera gaucho y abandonara la idea de una
educación superior.
Tal vez se haya sentido lejos de sus pagos, un pájaro abatido por un dardo invisible y, herido su
corazón, casi preso, haya nacido en él su eterna tristeza.
Ese misterio que lo acompañó por la vida.
Su destino lo llevó finalmente hacia el periodismo y las letras.
Hermoso destino, agregamos. Con ello ganó el país y la literatura.
Pero a esa tierra desolada y agreste, esa pampa hecha de silencios, de odios eternos, de amores
imposibles, de sueños y fracasos, que suya de niño, volvió a vivirla una y mil veces, al llevarla al
libro, al cuento, a la nota periodística.
Esos hombres fieros de los pueblos, curtidos en la adverisidad y el desamparo; sus mujeres de tan
especiales características humanas, regresaron con él en “El Inglés de los Güesos”, en Raquela, En
los “Campos Porteños”. ¿Y acaso, Mario no será Benito recreando sus pasos por “El Deseado”?
Linch dio a su labor un sentido de eternidad, como sucede con José Hernández. Por eso déjesenos
decir que Benito Linch, que vivió “su tiempo más hermoso” en San Carlos de Bolívar, recordando el
acertado título de una obra de Jorge Vocos Lescano, y que nos dejó el regalo permanente de este
paisaje, nuestro paisaje, descripto (¿Porqué no pintado?) con singular maestría.
Es una modesta opinión. Aunque sin duda alguna, Benito Linch ya no es nuestro, pertenece al
mundo, porque su obra, ha tenido trascendencia universal y le quedan chicos los límites – por
inconmensurables que sean – de las pampas argentinas.

Julio F. Cortázar. habitante de San Carlos


El conocido cuentista argentino que alcanzó alto vuelo en la literatura universal, autor de “Los
Reyes”, “Bestiario”, “Final del Juego” y “Rayuela” entre otras obras de gran repercusión en el
tiempo, fue habitante de San Carlos.
Por más de dos años transitó nuestras calle, dio clase en el Colegio Nacional y el viejo Hotal La
Vizcaína, ya centenario, lo tuvo entre sus huéspedes notables.
No había alcanzado la fama, claro está y era muy joven.
Inició aquí una simpática relación amistosa con la familia Duprat. Marcela era profesora de francés
y su mamá aficionada a la pintura, había sido alumna de Sivori.
Cortázar quería aprender inglés – el francés lo hablaba a la perfección- por lo que tomaría clases
de la profesora María de las Mercedes Arias, también del equipo del Colegio Nacional.
Como en la casa de pensión donde vivía la Srta. Arias o se podían recibir hombres (¡Ah, tiempos!).
La Srta. Duprat ofreció su casa.
Allí todos los jueves a la tarde el alumno Cortázar recibía lecciones de inglés. Luego se tomaba e té
y se seguía en gran charla hasta la hora de cenar. Así nacieron “los jueves de Cortazar” como
mademoiselle Duprat evoca todavía hoy con mucha nostalgia.
A fines de 1939 Cortázar se trasladó a Chivilcoy y desde entonces se estableció una fluida
correspondencia entre éste y la familia Duprat que duró hasta después de la guerra y cuando
renunció a su cátedra en la Universidad de Mendoza, a fines e 1945.

Presencia de Jorge Luis Borges en Bolívar


El 8 de marzo de 1972 la población del Partido de Bolívar celebró el Centenario de la batalla de San
Carlos y lo hizo con un vasto programa de actos.
FOTOS (PÁGINAS 366, 367 Y 368)
Entre ellos, y como adhesión, se contó con la presencia del gran escritor argentino Jorge Luis
Borges.
Su arribo a la Intendencia Municipal de Bolívar acompañado por la señorita Alicia Jurado, se
produjo el 7 a las 18.00 siendo recibido por el Intendente Municipal Don Jorge M. de la Serna, el
secretario de gobierno Don José María González y por el Sr. César Municoy en representación de
la Comisión de Festejos.
En el despacho del Sr. Intendente se le entregaron en forma simbólica las llaves de la ciudad,
declarándose huésped de honor.
Ya ubicado en el Salón Municipal l Sr. Borges dio comienzo a su disertación sobre “La Conquista del
Desierto”, presentado por el Dr. Santiago B. Gandola, en nombre del Rotary Club, entidad que
auspiciaba el acto.
Adentrándose en los preámbulos de la historia, esa aventura común de la humanidad, según
expresara, se refirió a una sucesión de hechos distintos, todos ellos puede configurar una situación
semejante. Habló después de la manifestación gloriosa y sangrienta que ve luz en el siglo
diecinueve, por la que desfilan acontecimientos como las invasiones inglesas, la Revolución de
Mayo, la Declaración de la Independencia, la guerra de la independencia, las guerras civiles, y la
conquista del desierto.
Con referencia a la batalla de San Carlos estableció que su importancia puede medirse por las
consecuencias, ya que como epílogo de la lucha del blanco y el indio, tanto en los aspectos social,
económico y político, deja testimonio de su verdadera trascendencia.
Un público atento y entusiasta colmó el amplio recinto municipal.
Borges firmó libros en la Librería del Globo y paseó por la Plaza Alsina del brazo de los
bolivarenses, dejando un imborrable recuerdo.
Don Luis Mallol: obrero del pensamiento
Fue un personaje excepcional que hizo suya tres décadas, enarbolando la bandera del Ideal como
inquietud superior del espíritu, y trabajando denodadamente por el nacimiento y desarrollo de las
instituciones que el pueblo estaba necesitando.
Dotado de gran inteligencia, de voluntad férrea y capacidad de hacer, cubrió todo el espectro
educacional y cultural de ese lapso, tornándose en una figura imprescindible y única.
Había nacido en Buenos Aires en 1887 y a los cinco años ya era ciudadano de San Carlos,
educándose en las primeras aulas del lugar y recibiendo de preclaros maestros de ese entonces,
entre ellos Casimiro Barroso, las primeras lecciones que florecieron delicadamente en su alma de
niño, sumamente interesado en aprender. Fijó posiciones siempre claras desde que asomó a la
vida comunitaria con el gran bagaje de sus sueños románticos, casi quiméricos y sus convicciones,
netamente definidas a favor de corrientes muy en boga que negaban la religión y sus prédicas.
Actuó de frente, con honestidad y valentía, acaso arrebatando a veces por el propio fuego que
alimentaba su interior, pero con lealtad.
Para eso le sirvió la pluma que manejó con la calidad del mejor espadachín. Integró, lo decimos en
otra parte, el centro de libres Pensadores y fue el artificie de su vocero doctrinario “Libre
Examen”.
La Educación, fundamentalmente, fue su gran preocupación como hombre y pensador y a ella
dedicó sus mejores horas. Profesor en la Universidad Popular, en la Escuela Normal y del Colegio
Nacional Incorporado. Maestro de sí mismo, primero, concibió los mejores frutos de su intelecto,
para darlos a la juventud que le seguía y le admiraba.
Su labor periodística se vio reflejada en el Boletín de la Cultural, en el periódico “La Verdad” como
colaborador y luego en “El Popular”, compartiendo la dirección con el Sr. Néstor Edmundo
Acevedo hasta el día de su muerte.
“Quimeras y esperanzas me acompañan
Y habrán de acompañarme hasta la muerte.
Nacieron junto a mí y en mí perduran;
Han nacido quizás para quererme;
Las que vuelan ya dejan empolladas
Otras generaciones en mi mente”.

Así expresaba el poeta el sentir, abierto generosamente al mundo lírico que lo llevaba a cantar en
dulces versos, al amor y a la vida.
Producción literaria
Su obra literaria fue vastísima, aunque no toda llegó al libro. En 1917 da a conocer “El libro de Mis
Horas”, en 1922 “El Triunfo del Dolor” y en 1923 “Retoños”. Obtiene numerosos premios de
importancia en concursos nacionales. En 1911 Medalla de Oro en los Juegos Florales de Mercedes
(Bs.As.), tema “Estudio del Anarquismo”. En 1923 triunfa en Pigüe y en 1928 interviene en los
Juegos Florales del Cincuentenario de Bolívar y gana medalla de oro con el título “Leyendas de la
pampa”.
En las instituciones
Uno de los primeros clubes deporticos fundados en la localidad – United Friends- lo tuvo a Mallol
como inspirador y bibliotecario. Porque valga esta curiosidad que atribuimos a su genio creador,
el club nació con una biblioteca.
Situación que no se ha dado después ni por casualidad.
Allí actuó como secretario y conferencista por muchos años. Fue artificie de los Juegos Florales del
año 1928 y de los actos recordatorios cuya idea lanzó en “La Verdad” de ese entonces haciéndola
suya “La Cultural”.
Miembro de la Colectividad Española fue secretario honorario por varios años de la Sociedad
Socorros Mutuos.
También ocupó la Secretaría de la Cámara Comercial e Industrial. Estaba casado con Amparo
Méndez Jarén de cuya unión nacieron dos hijos: Alicia y César Luis. Su medio de vida era una
agencia de encomiendas representando a una conocida firma de la Capital Federal.
Su vida ejemplar , modesta, llena de inquietudes se apagó el 1º de diciembre de 1941 en nuestra
ciudad. Tenía 54 años de edad.
Don Luis Mallos Preso
Hay un episodio en la vida de este encendido y fogoso luchador laico que adquirió en su
momentos caracteres de cierto dramatismo y que produjo reclamos airados, protestas y
“meetings” en el febril año de 1915 y es cuando Luis Mallol detenido por la policía, al parecer con
malos modos, es trasladado a Bahía Blanca y sometido a juicio penal.
Todo estaba rodeado de cierto pintorequismo lo que en el prisma de los años, el hecho del
resultado anecdótico y hasta divertido. No en ese instante de ebullición en las ideas y de enconada
porfía entre los bandos sostenedores de sus firmes convicciones.
Resulta que se había anunciado con bombos y platillos la llegada a San Carlos de una comitiva
religiosa presidida por el Sr Obispo .- Esta noticia que fue motivo de justificada alegría en sector
ligado a la iglesia, fue tomada muy malamente por el sector anticlerical que tenía a Mallol como
destacado líder .-
Precisamente Juan Alfonso, tipógrafo de “Libre Examen “, fue sorprendido tirando “ papelitos”
adversos a tan particular visita y hasta golpeado por un oficial de la policía, que llevó detenido.
Mallol lo explica “Ubicada mi persona en un baúl que por circunstancias accidental se encontraba
al paso de la comitiva, contemplé el proceder abusivo.
“indignado y en un arranque de justificada virilidad, en un momento en que la emoción me
cortaba la voz, pero en que la razón me imponía también su protesta, hice un esfuerzo sobre
humano, y mis labios cumpliendo lo que se debía, y en un arranque estentóreo pronuncié las
célebres palabras que todos escucharon y que eran “ Viva la dignidad y la conciencia” .
Tres horas después de este hecho, Mallol es invitado a la Comisaría. Logra salir poco después de
ella por dos veces más la situación se repite hasta que queda detenido y puesta a disposición del
Juez en lo Penal de Bahía Blanca.
Traslado a esta ciudad se lo encarcela y permanece en calidad de detenido ocho días, hasta que
el Juez lo exime de todo delito ya que la causa es de índole contravencional y no penal.
Los “papelitos”:
En el Centro de Libres Pensadores se da en horas de la tarde un manifiesto que se distribuye por
las calles del Pueblo. Es la gota de agua que supera la medida, ya que los “papelitos” como los
llama Mallol, habían tocado a fondo la sensibilidad de los católicos.
Dejemos consignado algunos de ellos por respeto a la verdad histórica: “No te cases en tu vida /
con mujer que va a la iglesia/ pues tiene dos cualidades / o es muy pícara o es muy necia”.
Otro: “De la nata se hace el queso/y del queso los quesitos/ y de misas y sermones/ se hacen los
curas gorditos”.
Las frases y los versitos son muchos y todos conllevan una burla a la religión y atacan a sus
ministros.
Eso pasó en Nuestro San Carlos aldea de 1915. Es historia de nuestra historia…
Los escritores por dos veces volvieron al terruño
El 17 de agosto de 1967, organizado por la Asociación de Cultura y Fomento se realizó en San
Carlos de Bolívar el 1er. Encuentro de Escritores y Poetas Bolivarenses.
El acto central tuvo lugar en la entidad madre con palabras de apertura a cargo de su Presidente
Dr. Oscar. C. Cabreros.
Luego se desarrolló el tema “Influencias del terruño en la producción literaria” que había sido
sugerido por el Sr. Moisés Brandernburg. Al día siguiente en el Salón de la Municipalidad los
escritores leyeron trabajos y finalmente en una gran cena servida en la Sociedad Rural se puso
término a tan magnífico acontecimiento de las letras locales. Asistieron Alvaro M. Martínez, Ulises
Torres, los Natiello Nicolás, Alberto, Miguel y Luis Oscar; Perla Mallo Huergo; Benicio Villareal;
Miguel Benvenuto; Amancio Varela; D. Jacinto Maineri; Felipe Varela; José Hoya, Jorge Raúl Llanos;
Leonor G. de Butti; Camilo Pérez Risso; Pedro Vignau; Irma Lanzoni; Oscar Cabreros; Martha Pérez
Oguiza; Teresa Bajma; María Etelvina Cáceres Hildebrando Juárez; Adolfo Pérez Zelaschi; Juan
Carlos Grossi; Efraín Chavez; Nélida de Gasparini; Pedro Godoy, Horacio Klappebanch. Tilde Pérez
Pieroni; Juan A. Gandola y Francisco Dolhare. Este último radicado en Lincoln encendió la llama
votiva por ser el de más edad con la Srta. Alicia Mallol, hija del poeta, y en ese tiempo con
domicilio en la Capital Federal.
El segundo encuentro
El 19 de junio de 1986, La Cultural, otra vez con la presidencia del Dr. Oscar C. Cabreros, realiza el
2º Encuentro de Escritores y Poetas. Se inicia con una muestra pictórica de Leopoldo Chatruc en el
Palacio Municipal que tuvo el auspicio de H. Concejo Deliberante. Al día siguiente se inauguró la
Sala Dr. Pedro Vignau, hijo del recordado médico y se habilitó una Muestra de Estampillas de la
Srta. María Carminatti. Por último el sábado 21 en el salón de la Cámara Comercial los autores
dieron lectura a sus trabajos y se entregó el Premio Pluma de Plata José Hoya a tres caracterizados
hombres de la cultura lugareña. Fueron ellos: Juan Carlos Grossi, José Leopoldo Chatruc y el Dr.
Luis P. Gagliardi.
El encuentro lamentó algunas ausencias definitivas y celebró el arribo de figuras nuevas. Fueron
ellas, María Elena Miguel, José González Hueso, Duilio Lanzoni, Nélida Briguez, Isabel Pérez de
Eulate, Felipe Martínez Pérez, Abel Zabala.

El Certamen Literario del Centenario


En la espléndida y remozada sala del Teatro Coliseo decía “La Mañana” del lunes 13 de marzo de
1978, fueron proclamados el pasado sábado, los ganadores del Certamen Literario del Centenario
de la Ciudad de San Carlos de Bolívar, que concurrieron a recibir sus distinciones y participaron del
magnífico acto cultural que contó con la presencia del Sr. Intendente Municipal Dr. Féliz
Bereciartúa y altos funcionarios comunales, miembros del Comité Ejecutivo de los Festejos e
integrantes del Jurado Srta. María Esther de Miguel y Señor Juan Carlos Ghiano y el conocido
poeta y escritor, hijo de Bolívar, D. Adolfo Pérez Zelaschi.

Los premios
El jurado tuvo que actuar leyendo más de 1.300 Trabajos y finalmente acordó los siguientes
premios: Alicia Dinorah Cabral, dos distinciones, por su Homenaje a Simón bolívar y Canto a
América”; Ernesto Castany segundo premio en Poema por su trabajo “El general está lejos”; José
María González Hueso, primer premio por su “Muerte y permanencia del Rubio Olivera” y otro
premio por “La sangre y el cuntrún”. En la categoría ensayo recibieron una distinción Elizabeth
Compañy y Nelly Beatríz López y en monografía el primer premio fue para la señorita Leticia
Torresan por su trabajo “Rastrillada, Fortín, Ciudad”.
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CAPITULO XXIX
(Foto, página 375)
1. Las celebraciones bolivarenses. El Cincuentenario. Los juegos florales. Las Bodas de
Diamante. El Centenario de la batalla de San Carlos. El Centenario de la fundación. Primera
Fiesta Nacional de la Electrificación Rural. Segunda Fiesta Nacional de la Electrificación
Rural. La Semana de Bolívar.

Las grandes celebraciones bolivarenses


El Cincuentenario
La fecha del nacimiento del pueblo –finalmente aceptada como la del 2 de marzo de 1878- tuvo a
lo largo de su existencia tres momentos claves de grata celebración en un clima de fiesta y de
general regocijo.
Ellas fueron, el Cincuentenario, los primeros setenta y cinco años de vida, Bodas de Diamante y el
Centenario.
En cada oportunidad las autoridades constituyeron comisiones de vecinos para la organización de
los distintos actos conmemorativos y se elaboraron programas amplios y de muy diverso colorido
para exaltar el acontecimiento y rendir homenaje a los fundadores y pioneros de San Carlos de
Bolívar.

El Cincuentenario
Desde el diario “La Verdad”, don Luis Mallol, un hombre múltiple, poeta y animado de una fuerza
interior insospechada para impulsar cuanta obra requiriera su ciudad de adopción, lanzó la idea,
en el año 1925, de preparar grandes festejos para recordar la gesta fundadora el 2 de marzo, a
cincuenta años de su acontecer, plazo que se cumpliría en 1928.
La Asociación de Cultura y Fomento, madre de instituciones, gestora de ideas, realizadora de
proyectos, acogió la idea de propia y se dirigió al Comisionado Municipal de ese entonces Don
Francisco Cobeñas pidiéndoles accediera a organizar y apoyar la iniciativa.
Poco tardó el Comisionado en responder afirmativamente y el 29 de junio de 1926, en una
asamblea popular por él convocada es nombrada la Comisión Honoraria y la Comisión Ejecutiva
´para la organización de tan importante celebración.
Comisión Honoraria
S.E. Sr. Presidente de la Nación Dr. Marcelo T. de Alvear S.E. Sr. Gobernador de la Pcia. de Bs. Aires
Dr. Valentín Vergara. S.I. Sr.Obispo Diocesano de La Plata Monseñor Francisco Alberti; S.E. Sr.
Ministri Plenipotenciario de los EE.UU. de Venezuela Dr. Pedro César Dominici. Los señores
diputados nacionales Dr. Rogelio Solis y Don Arturo Santa María. El Delegado del P.E. en aquela
emergencia Don Fracisco J. Cobeñas, incorporándose luego el Sr. Intendente Municipal Don
Domingo J.Althabe.

Comisión Ejecutiva
La Comisión Ejecutiva quedó constituida de la siguiente manera: Presidente: Dr. Pedro Vignau –
Vicente 1° Dr. José Fabrés García; Vice 2°: Domingo J. Althabe (luego pasó a integrar la C.
Honorario al hacerse cargo de la Intendencia Municipal); Vice 3° Sr. Eduardo Otero; Vice 4° Sr.
Antonio Lautre; Tesorero Sr. Pedro Bedatou; Pro Sr. J. Eduardo Pons. Secretario General Sr. Luis
Mallol; Secretario de Actas Sres. Jaime Suñol (h) Prudencio Soto (h) Lorenzo Acosta y Héctor
Delupi. Después se agregó el Sr. Marcelino W. Arce.
Quedaron como vocales todos los asambleístas elegidos en la Asamblea popular el 29 de junio.

Programa
Lo extenso y variado del programa da cuenta que en la oportunidad “se tiró el pueblo por la
ventana”, ante el beneplácito popular que acompañó entusiastamente todos y cada uno de los
actos.
Jueves 1° de marzo
A las 6 y 30 reparto de víveres de la Intendencia Municipal. A las 21.30. Procesión de antorchas
desde las plazas España e Italia a la Plaza Alsina. A las 23 concierto de banda.
Viernes 2 de marzo
A la salida del sol. Solemne Diana por la Banda de Música y Disparo de 21 bombas.
A las 9. Recepción de la Comitiva Oficial en la Estación del Ferrocarril – Procesión Cívica – Desfile
de Jinetes a caballo - Concentración Escolar en la Plaza Alsina.
A las 10 – Conmemoración del Cincuentenario – Himnos Patrios de las Repúblicas Argentinas,
Venezuela, España, Italia y Francia – Discursos rememorativos.
A las 11.15 – Solemne Té Déum en la Iglesia Parroquial con alocución patriótica por el Pbro. Doctor
Andrés Clacagno.
A las 12. Recepción oficial en el Salón Municipal.
A las 13. Comida íntima a los huéspedes oficiales.
A las 15.30. Vistas al Asilo de Ancianos, Museo “Florentino Ameghino”, y Parque, colocación de la
Piedra Fundamental del Edificio para Colegio Sección 3ra. Visita Hospital Público. Biblioteca
Bernardino Rivadavia y Club Social. Colocación de la Piedra Fundamental el Edificio para Colegio en
la Sección 2ª.
A las 18. Homenaje a la Comisión Fundadora de Bolívar. Descubrimiento de la placa rememorativa.
A las 18.45. Cinematógrafo al aire libre.
A las 20. Gran banquete oficial.
A las 21.15 – Fuegos artificiales (acuáticos) en Las Acollaradas.
A las 21.15 – Gran Baile Oficial de Gala en el Palacio Municipal.

Sábado 3
A las 8. Disparo de 21 bombas. Alegres Diana por la Banda de Música.
A las 14.30. Carrera de obstáculos del Automóvil Club de Bolívar en la chacra del señor Roque
Macchia.
A las 16 y 45. Gran Fiesta Criolla. Doma de Potros.
A las 18 y 45. Cinematógrafo al aire libre.
A las 21 y 15. Grandes romerías populares gratuitas en el Prado Español.

Domingo 4
A las 8. Disparo de 21 bombas y alegres dianas por la Banda de Música.
A las 9 y 30 – Gran Partido de tenis organizado por el “Lawn Tennis Club”, local.
A las 10 y 30 – Colocación de la Piedra Fundamental del Pórtico y desfile de automóviles alrededor
del futuro parque.
A las 15. Gran match de fútbol, organizado por la Federación.
A las 17 y 15. Concierto de Banda en la Plaza Alsina.
A las 18 y 45. Cinematógrafo al aire libre.
A las 21 y 15. Gran Corso de Flores, organizado por la Comisión de Damas de Beneficencia.
A las 24. Gran Baile en el Salón Municipal, ofrecido por el Club Social Deportivo.

Lunes 5
A las 8. Disparo de bombas y alegres Dianas por la Banda de Música.
A las 15 y 15 – Recepción del Señor Ministro Plenipotenciario de E.U. de Venezuela en Buenos
Aires.
A las 16- Colocación de la Piedra Fundamental de la Farola, ofrenda de la Sociedad Italiana “Il fior
di Maggio”
A las 17 y 30 – Inauguración del busto del Libertador Simón Bolívar.
A las 18 y 15 – Apertura de la exposición del Concurso Fotográfico.
A las 18 y 45 – Cinematógrafo al aire libre.
A las 21 y 15. fuegos artificiales (terrestres) en Las Acollaradas.
Martes 6
A las 8. Disparo de 21 bombas y alegres Dianas por la Banda de Música.
A las 10. Excursión campestre y comida criolla, organizada por el Automóvil Club de Bolívar en el
establecimiento del Sr. Pedro Arrospide e inauguración de un puente sobre el arroyo Salado.
A las 16. Corrida de sortija en auto para señoritas.
A las 17. Homenaje a Venezuela. Descubrimiento de la placa en la avenida de su nombre. Palabras
del Sr. Ministro Dr. Pedro César Dominici.
A las 17 y 30. Concierto de Banda en la Plaza Alsina.
A las 19 y 30. Banquete íntimo a S.E. el Sr. Ministro de Venezuela.
A las 21 y 30. Cinematógrafo al aire libre y Retrera Musical en la Plaza Alsina hasta las 23 y 45.
A las 24. Gran Baile de Gala en el Club Social.
A las 24. Gran salva de bombas como anuncio de la terminación de los festejos.
La crónica de esos días
Los periodistas de aquel entonces se encargaron de dejar sus impresiones en sus distintos medios
y todas fueron coincidentes en señalar que Bolívar no había vivido fiesta igual en ningún momento
de su breve historia. La población adhirió sin distinción de banderías y el programa se cumplió con
éxito total, incluso sin que ninguna incidencia desagradable empeñara tan magno festejo. Quedó
en la memoria de sus participantes la alegría de una convocatoria sin igual, hermanados pueblo y
gobierno, para rendir justo homenaje a los adelantados de la civilización.

Las obras
Nuestra ciudad cosechó algunas obras que su progreso venía reclamando. El monumento a Bolívar
en la Avda. San Martín entre las plazas España e Italia, inaugurado en un acto solemne hizo justicia
al héroe epónimo pues era impropio que no se tuviera su figura en bronce, para rendirle el
homenaje de los bolivarenses en cada acontecimiento que así lo requiera.
Se prometieron dos escuelas las que poco después se construyeron.
La Farola (mástil central) donde ondea majestuosamente nuestra bandera fue donada por la
Sociedad Italiana Il Fior di Maggio. El pórtico, vencido ahora por el paso de los años, que sirve de
entrada al Parque Las Acollaradas, se construyó una adhesión a las fiestas y fue donado por la
Sociedad Española de S.M.
La Sociedad Francesa donó bancos para el Parque y se dispuso habilitar al público un puente
construido sobre el arroyo Salado. Conquistas materiales, que no alcanzan a eclipsar a las otras, a
las del espíritu. Estas tuvieron una expresión muy feliz en el encuentro con representantes de
países hermanos, con las autoridades del país representadas aquí, con la galanura de los bailes, un
hermoso Corso de Flores y los Juegos Florales, abierto éste a la inteligencia y a la creatividad de
poetas y escritores de América.

Los Juegos Florales


Grande fue el suceso de los Juegos Florales, realmente conmovedor, pues en el Certámen de las
letras intervinieron representantes de 16 países, sumándose 278 participaciones lo que obligó al
jurado a una intensa tarea selectiva.
Entre los 38 premios otorgados (entre los instituidos por las Bases y los Accésits agregados
después) 5 correspondieron a los bolivarenses. Los premiados fueron Atilano Ortega Saanz (autor
de libreto radiales mucho después de gran suceso popular) Accésit 2° a la Flor Natural; Srta. María
Etelvina Cáceres, Premio “Leyendas y Supersticiones de La Pampa” (verso)-, Sr. Alvaro m.
Martínez, segundo premio “Fundación e Historia de Bolívar”; y Miguel V. Natiello, Accésit: Balada
“La Luz Mala”.

La Reina del Cincuentenario


La parte social fue brillante y digna. Con una jerarquía exquisita, en un marco distinguido y
cautivamente.
Resultó elegida Reina de la Fiesta la Srta. Dora Calac y le acompañaron como Damas de Honor las
señoritas: Alcira Artola, Nélida Belén, María Etelvina Cáceres, María E. Carminatti, Pura Gamundi,
Isolina Guichandut, Isabel Hueso, Ema Liébener, Haydée Llano, rosa Martínez, María Esther Santa
María, Evelia Tuya y María Wol. Iban de pajes de niñas Tota Campo y Beba Tiscornia.

El jurado
El jurado de los Juegos Florales estuvo integrado por los señora Pedro César Dominici, ministro
Plenipotenciario de Venezuela, Héctor Díaz Leguizamón, Mayorino Ferrería, Enrique de Gandía y
Bernardo Marcel Porto. El acta del fallo se suscribió el 20 de febrero de 1928 en la sede la
representación diplomática de Venezuela.

Las Bodas de Diamante


La conmemoración del 75° aniversario de la fundación de nuestro pueblo tuvo características
extraordinarias y el vasto programa de actos de lucido desarrollo, contó con el aporte de las
autoridades de la Provincia de Buenos Aires cuyo Gobernador D. Carlos V. Aloé se hizo presente e
domingo 1° de marzo de 1953 con sus ministros y comitiva.
Representantes diplomáticos, embajadores, ministros y cónsules de Venezuela, Perú, Colombia,
Bolivia, Ecuador y Panamá adhirieron a tan importante acontecimiento.
A partir del día 27 de febrero se dieron comienzo a los festejos izándose la bandera patria al tope
del mástil central.
Tras el homenaje rendido a los dos Libertadores en sus respectivos monumentos, el Prof. Adolfo
Cancio habló ante el Monumento a la Madre y se descubrió una placa alusiva. Poco después el Dr.
Pedro Fernández López hizo uso de la palabra recordando al indio de América en el monumento
levantado en el Parque Las Acollaradas.
Al día siguiente en la Asociación de Cultura y Fomento se inauguró la sección Autores Bolivarenses,
archivo local y sección especial del Museo Florentino Ameghino.
En la mañana del domingo se rindió homenaje a la Comisión Fundadora frente al monolito ubicado
sobre la Avda. Alte. Brown colocándose una placa recordatoria. Habló el Dr. Pedro Vignau.
Rafael Hernández también tuvo su homenaje en la calle que lo perpetúa en la memoria del
pueblo, siendo el orador encargado de honrarlo ante la presencia de sus dos hijas el Sr. José Hoya.
A las 15 horas de ese día se recibieron a las autoridades diplomáticas y miembros de la Sociedad
Bolivariana.
A las 17.00 llegó el Mayor Aloé quien procedió a inaugurar las Obras de Aguas Corrientes y poco
después se realizó un gran acto cívico frente al Palacio Municipal. La bienvenida estuvo a cargo del
Sr. intendente Don Manuel Chatruc Miguez y se escuchó la palabra del señor Gobernador.

Otros actos
El Sr. Virgilio Martínez de Sucre, miembro de la Sociedad Bolivariana y Presidente del Instituto
Belgraniano hizo el discurso ante el Monumento al Gral. José de San Martín.
Por nuestra ciudad y en el mismo lugar se escuchó la palabra del bolivarense Dr. Santiago B.
Gandola.
Por su parte la Dra. Beatriz Arredondo, de la Comisión de Festejos, leyó su discurso en el
monumento a Simón Bolívar y luego lo hizo el Embajador de Venezuela Dr. Joaquín Díaz González,
al colocarse la piedra fundamental de una nueva construcción recordatoria.
La Unión Ferroviaria, entidad gremial que agrupa a obreros y empleados del riel, levantó frente a
la playa de acceso a la Estación un mástil que llamó Eva Perón.
En la oportunidad pronunció un discurso el Sr. Dante Vidili.
Para ofrecer un cuadro del Libertador Simón Bolívar y placa conmemorativa en el frente de la
Municipalidad habló el Presidente de la Sociedad Bolivariana de la R. Argentina don Ricardo
Carrasco y agradeció en nombre del pueblo don Miguel Osovi, Presidente del H. Concejo
Deliberante.
En todos estos actos lució su gallardía y estampa el Cuerpo de Granaderos a Caballo Gral. San
Martín, que destacó una delegación de sus hombres.
Actividades literarias y deportivas dieron complemento al festejo que tuvo amplio apoyo popular y
una realización impecable con la colaboración de todos los sectores sociales y políticos unidos en
un mismo objetivo de exaltar el nacimiento del pueblo a la vida del país.
Con gran brillo se celebraron los actos recordatorios
del Centenario de la batalla de San Carlos
Un extenso programa de actos elaborado por la Comisión Municipal de Festejos hizo que la
celebración del Centenario de la Batalla de San Carlos tuviera enorme trascendencia y se viera
seguido prácticamente por toda la población.
En las vísperas, martes 7 de marzo de 1972, se inauguró un busto del agrimensor Rafael
Hernández en la Plaza que leva su nombre frente a la Sociedad Rural.
La obra es del escultor Antonio Daniel Palau, que se hizo presente en el acto.
Usó la palabra el Dr. Luis P. Gagliardi.
Por la tarde la Banda de la Policía de la Pcia. de Buenos Aires brindó un concierto en el Club
Empleados de Comercio.
El día 8 se realizó una gran concentración frente al monolito que recuerda el hecho de armas
sobre Ruta 65, estando presentes los nietos del Gral. Rivas, Carlos Ignacio y César I. Rivas. Luego se
cumplió con otro acto en Villa Fortín San Carlos, Inaugurándose un refugio colocándose placas
alusivas. Por último al mediodía se sirvió un almuerzo en la Sociedad Rural de nuestra ciudad.
El Gral. e Brigada don Federico Mourglier puso en manos del Intendente de la Serna el sable que
perteneciera al Gral. Rivas.
El mismo quedó en exhibición con la custorida de dos granaderos de San Martín.
Por el mal tiempo reinante, amenazante de lluvia, no se realizó el desfile de tropas programado.
No obstante eso no impidió una marcha de jinetes criollos.

Comisión de festejos
La Comisión de Festejos estuvo integrada de la siguiente manera: Dr. Luis P. Gagliardi, Presidente;
Dr. Oscar C. Cabreros, Vice-presidente; Secretario Sr. Camilo Pérez Risso; Tesorero Sr. César
Municoy; pro-tesorero: Ingeniero Luis Mazzucco; Vocales, arquitecto Jorge Fernández, R. Padre
Cayetano Palazzolo; Profesor Adolfo Cancio; Ingeniero Luis Leonetti; Profesor José Castellá,
Inspectora Jefe de Zona, Sra. Desi R. de Terrile, delegado del Sr. Intendente Dr. Miguel A. Scenna.
también disertó el conocido escritor Dr. Samuel Tarnopolsky, sobre el tema “Antes y después de
San Carlos”.

Memorable recordación del Centenario


La fiesta del Centenario de Bolívar tuvo alcances y resonancias que superaron las expectativas
más optimistas. Tanto por la calidad y cantidad de actos realizados, todos dentro de una
organización casi perfecta, como por el aporte recibido de la población que los hizo suyos, los
sintió como propios y os vivió intensamente.
Un decreto del 14 de octubre de 1977, dado por el Intendente Dr. Félix Bereciartúa estableció el
cese en sus funciones del cuerpo orgánico que la administración del Dr. Francisco Ravassi había
designado, creando, a su vez, un Comité Ejecutivo.
Este estuvo integrado por los señores Dr. Oscar C. Cabreros, Héctor Rubén Barrio, Juan Carlos
Cisneros y Ernesto Losada. Su labor fue ímproba y coronada por el éxito.
La iniciación
El extenso programa oficial de actos dio comienzo el sábado 18 de febrero con la inauguración de
una Muestra Pictórica en el Salón Verde de la Municipalidad.
Abrió el acto el Secretario General del Comité Ejecutivo Dr. Oscar C. Cabreros, quien entre otras
cosas, dijo:
“Pláceme dejar iniciados los Festejos del Centenario pláceme también declarar inaugurada esta
exposición de pintores bolivarenses. “Quiera Dios acompañarnos en este largo itinerario de tantos
días y tantos esfuerzos para que de ninguna manera decaiga nuestro entusiasmo, y para que esto
sirva de apoyo a esa labor de futuro que es nuestro programa inmediato una vez acallado el ruido
del Centenario. “Y para que el hombre, principio y fin de todas las cosas, esencia formativa del
mundo, siga creyendo en sí mismo por encima de las dudas y dificultades que hoy se plantea. Y
para que después de este Centenario, y entre nosotros, en esta tierra de San Carlos, siga brillando
muy alto el sol y que encontremos muchos artistas, como hoy, muchos pintores y poetas y
músicos, cantando al ideal, al ensueño, al amor. Habremos realizado, así, un gran destino.”
Poco después quedaría inaugurada una exposición de cerámica en Avda. San Martín 340, donde
hizo uso de la palabra el Sr. Héctor Rubén Barrio.

Otros actos
Homenaje al Gral. San Martín: el 25 de febrero frente al Monumento que lo recuerda. Hablaron el
Escribano Juan Carlos Grossi por la Asociación Cultural San Martiniana y el Dr. Abel Oscar Pato por
el Departamento Ejecutivo.

Busto de Mitre
A las 11.30 del mismo días en lucido acto se descubrió un busto de Bartolomé Mitre donado por la
Asociación Amigos del Museo de Mitre. Pronunció un discurso al efectuar la entrega el escribano
Alfredo Rueda presidente de la entidad donante. Agradeció en nombre de la Municipalidad el Dr.
Roberto Eberhard.
También se dirigió a la concurrencia la Srta. Susana Pereyra Iraola Mitre del diario “La Nación”.
Bendijo el Padre Cayetano Palazzolo y se descubrió una placa recordatoria.
En la Sala del Teatro Independiente El Mangrullo se exhibió la película tomada en el
Cincuentenario y se pasó un audiovisual obra del Dr. Carlos Poffo.
También quedó habilitado nuevamente el Museo Florentino Ameghino con palabras pronunciadas
por el Sr. José Castellá.
Por la noche y frente al tablado levantado frente al Palacio Municipal actuó el Ballet Brandsen por
gentileza de la firma Marcolla S.A.
La fiesta de ese sábado tan singular y lleno de hechos felices terminó con una cena que tuvo lugar
en la Sociedad Rural y que fue ofrecida en honor del Centro de Ex – Residentes “Fortín San Carlos,
de la Capital Federal”.
Domingo 26 de Febrero
Brillante fue la inauguración del Monumento Recordatorio donado por los Ex - Residentes en
Buenos Aires. Ofreció la donación del Sr. Rodolfo Arce y recibió el Sr. Intendente Municipal que
leyó un significativo discurso.
Bendijo el P. Palazzolo y se descubrieron varias placas.
Seguidamente tuvo lugar una solemne misa surera con la presencia de soldados del Hospital
Militar Central cantando motivos religiosos. Hubo donación de banderas y el entonces Tnte.
Coronel Hilario Sagasti pronunció vibrantes palabras.
Por la tarde hubo juegos de scouts y suelta de globos.
Lunes 27 de Febrero
A las 13 horas y en el vestíbulo del Palacio Municipal se procedió al descubrimiento del Mensaje a
las autoridades del Centenario ofrecido por la Comisión del 75° Aniversario.
Martes 28 de Febrero
A las 11 se recibió a los vecinos más antiguos nacidos en Bolívar. Fueron ellos Florentina Venini de
Gandola, Estefanía Luna, Juan Francisco Bois, Gregoria Aguirrezabala, Manuel Eduardo
Bacigaluppo, Manuel Errain Chatruc, María Agustina Salazar de Vivanco, Delia Leguizamón de
Etcheverry, Victorina Valdez de Bardella, Marta Regina Mendez de Latreita y Víctor Félix Arbizu.
A las 20 en el amplio hall de la Escuela N° 1 se habilitó la Exposición de Cartografía Antigua que
contó con los auspicios de la Dirección de Geodesia de la Pcia. de Buenos Aires.
Disertó sobre el tema el Sr. José María Prado y fue presentado por la Srta. Amalia Safar.
Jueves 2 de Marzo:
El pueblo despertó a la usanza tradicional con una salva de 21 bombas. A las 8 se izó la enseña
patria en el Mástil Central y luego se recibió a la Caravana fundadora que en forma simbólica llegó
el 25 de Mayo encabezada por su Intendente Municipal.
A las 9:30 tuvo lugar el acto central en el monolito que recuerda a los fundadores. Habló el Sr.
Héctor Rubén Barrio y contestó el Sr. Rogelio Alberto Criado, Intendente del pueblo hermano.
Más tarde se habilitó un refugio peatonal obsequio de los residentes veinticinqueños en esta
ciudad ubicado en la Av. 25 de Mayo. Fue ofrecido por el Sr. José María Iriondo, agradeció por la
Municipalidad el Dr. Abel Pato y fue bendecido por el Padre César Pasquali.
Después de un almuerzo los actos siguieron a la tarde. En la plaza Barroso fue descubierto un
busto de la educacionista Casimira Barroso donado por el Sr. D. Jacinto Maineri, quién usó de la
palabra. Luego de rendir en la plaza Rafael Hernández homenaje al agrimensor que delineó el
pueblo tuvo lugar la inauguración de la biblioteca María Alcira Cabrera en el Barrio La Rural.
Por el Comité Ejecutivo se refirió al acontecimiento la Srta.Ofelia Bubaroff y agradeció el Sr.
Paulino Volpe gestor de la iniciativa y propulsor del progreso de esa barriada.
Más tarde tuvo lugar la inauguración de la Muestra Pictórica de don Tomás Di Taranto dedicada al
Centenario. La presentación estuvo a cargo del Sr. Juan Carlos Leonetti.
Por la noche quedaron habilitadas las vidrieras alegóricas en la Av. San Martín. Por último se bailó
en plena calle frente al Palacio Municipal.

La Camerata
En el Teatro Coliseo Español actuó la Camerata Bariloche en la noche del sábado. Fue un concierto
inolvidable que llenó la Sala totalmente.
Sábado 4 de marzo
Fue el más importante día en el largo calendario de actos. Luego de izado el pabellón nacional en
el mástil central se recibe a los integrantes del VI Congreso Internacional Bolivariano que llegan
para efectuar una sesión especial en esta ciudad.
En el aeródromo local hace su arribo el Gobernador de la Pcia. Gral. Ibérico Manuel Saint Jean y su
comitiva.
De inmediato es recibido en el hall del Palacio Municipal donde se descubre una placa
recordatoria.
El primer homenaje es para Simón Bolívar. Se colocan ofrendas florales y la Fanfarria Alto Perú
interpreta el himno Venezolano.
El público se desplaza instantes después hacia el monumento al Gral. San Martín donde se rinde
homenaje al Padre de la Patria. El Sr. Gobernador revista las tropas y se escucha el Himno al
Libertador.
Ubicadas las autoridades frente al Colegio Jesús Sacramentado comienzan los discursos. Habla en
primer término el Dr. Bereciartúa. Le continúa el Dr. José Luis Salcedo y Bastardo en
representación del Presidente de Venezuela y finaliza el Dr. Raúl Salaberren Ministro de Economía
de la Provincia en nombre del Gobernador. Antes se habían entonado las estrofas del Himno
Nacional Argentino.
Tropas de Regimiento de Azul, y secciones del Colegio Militar de la Nación, Granaderos a Caballo y
Patricios y Aviación Militar ponen un intenso colorido en la luminosa mañana embargando de
emoción una multitud que siguió en orden el desfile de las fuerzas.
Complejo República de Venezuela
Las autoridades se trasladaron al término de los actos principales al Parque Municipal para asistir a
la colocación de la piedra fundamental del Complejo Educativo – Cultural y Deportivo donado por
la República de Venezuela.
Por la tarde celebró sesión el Congreso Bolivariano presidido por el General Ubaldo Comini.
Los miembros del Congreso descubrieron una placa en el Monumento Recordatorio del
Centenario, hablando el representante de Chile, para cerrar el acto lo hizo, el Dr. Santiago B.
Gandola.
A las 20 horas se procedió a la ceremonia del arrío de la bandera. La Fanfarria del Alto Perú realizó
un concierto y ejecutó, brillantemente, la Retreta del Desierto.
La jornada terminó con un baile en el Club Empleados de Comercio.
El domingo 5 los actos continuaron en Pirovano, en la plazoleta que fue diseñada por el arquitecto
de renombre mundial Amancio Williams. La bendición estuvo a cargo de Monseñor Manuel
Marengo.
El miércoles 8 en el Paraje “Los Cuatro Vientos” se recordó el 105 aniversario de la Batalla de San
Carlos. Por el Comité Ejecutivo dijo el discurso alusivo el Sr. Juan Carlos Cisneros.
Debemos consignar otros acontecimientos más de los producidos referidos siempre al magno
acontecimiento del Centenario, como el Certamen Literario, el Baile de Gala de donde surgió la
Srta. María Susana Mapis como Reina del Centenario, la actuación memorable de “Tango a Bordo”
en Empleados y el baile en el Club El Fortín.
Además se habilitó la explanada del Ferrocarril Roca, se descubrió un busto de don Juan Maineri
en el frente del Hospital y hubo numerosas pruebas deportivas. También se contó con la fiesta del
radioaficionado, donde estuvo presente el animador Sr. Antonio Carrizo y Movimiento 68 realizó
el Tercer Encuentro Nacional de Muralistas.
Otros actos más se fueron sumando como la Muestra de Artesanía de Madres Industrias
Promueven y la exposición pictórica de Graciela Gigena de abuelos bolivarenses y el
descubrimiento de un busto al Alte. Guillermo Brown en la Avenida que lleva su nombre.
Finalmente digamos que el 2 de marzo nación Carlos Simón Centenario Ruíz. Homenaje al Santo
Patrono y al Libertador en su nombre. El se ganó el premio instituido por el Comité Ejecutivo, al
nacer, justamente el primero, al inicio de la segunda centuria.

Primera Fiesta Nacional de la Electrificación Rural


“Tal vez en alguna oportunidad, un visionario ebrio de sueños y de afanes vio transformada la
pequeña aldea en una ciudad portentosa de calles asfaltadas y de interminables columnas de
alumbrado. Y en su delirio, su imaginación fue más lejos, llegó hasta el campo y pobló de luces el
verde de sus pastos, el oro de sus mieses y el silencio de sus atardeceres”.
“Pero la fantasía, que es hija de la locura, de la genial locura de los que tienen fe en algo, de los
que creen en la maravillosa aventura humana, también puede ser objeto de realidades. “Sólo hace
falta unir la acción a la palabra en un supremo renunciamiento a lo fútil de la vida, para encauzar
los esfuerzos del hombre a lo constructivo, a lo práctico, a lo verdadero”.
“Aquí, por obra y milagro de dos instituciones de primer orden: INTA, señera y orientadora del
agro argentino y la Cooperativa Eléctrica de Bolívar, modesta pero pujante en su ambición de
progreso, se está haciendo cierta la figura soñada por alguien en un momento de supuesto
extravío”.
“La electrificación rural está en marcha. Las primeras líneas se alzan en el cielo, como
agradeciendo a Dios por haber finalizado una etapa, y otras nuevas comienzan su trazado de
esperanzas, de bienestar”.
Así saludaba el diario “La Mañana” del 31 de agosto de 1965 el gran acontecimiento que había
movilizado pueblo y campaña: La Primera Fiesta Nacional de Electrificación Rural.
El decreto nº 5530
La idea de acompañar los trabajos de electrificación rural con una gran fiesta de dimensión
nacional, surgió en el espíritu inquieto de muchos y encontró vías de aceptación en una institución
que recién nacía con los mejores auspicios. Era el Consejo Ejecutivo del Plan Para el Progreso
(CEPP). Esta entidad que presidía Don Román Tello se encargó de hacer las gestiones ante las
autoridades nacionales y de ellas obtuvo el decreto Nº 5330 que otorgó a San Carlos de Bolívar ser
sede de la Primera Fiesta Nacional de la Electrificación Rural.
Comisión Organizadora
La Comisión Organizadora que tuvo intensa tarea y que cumplió satisfactoriamente su cometido,
tuvo como Presidente al Dr. Pedro Fernández López.
Sumamente inquieto, de una actividad constante no decayó su entusiasmo en ningún momento.
Como vocales formaron parte de la misma los señores concejales Dr. Anteo Gasparri y Antonio
Bardella, el Rvdo. Padre Cayetano Palazzolo, el Sr. Comisario de Policía D.José Luis Zugarramurdi,
el Presidente del CEPP Sr. Román Tello, el Presidente de la Sociedad Rural D. Héctor Rubén Barrio,
el Presidente de la Cooperativa Eléctrica Don Antonio Gómez, el Presidente de la Cooperativa
Agropecuaria de Bolívar Ltda. don Juan Manuel Criado, el Presidente del Rotary Club Sr. Francisco
Ponsernau, el Vice-Presidente de la Cámara Comercial e Industrial (en razón que su Presidente
representaba al CEPP) Don Gregorio Dvoskin. Integraron el Comité Ejecutivo en carácter de
presidentes de sub-comisiones las siguientes personas: Dr. Oscar C. Cabreros en Relación Públicas;
Sr. Santiago Galaz en Finanzas; Srta. Amelia Barrio en Alojamiento, Arquitecto Jorge Fernández en
Prensa y Publicidad; Don Manuel Hernández en Fiestas, Dr. Abel Oscar Pato en Relaciones
Municipales, actuando como coordinadores generales los ingenieros Horacio Fernández y D.
Hipólito l. Arias.

El programa cumplido
En horas de la mañana del día 3 de septiembre se realizó un acto en el Colegio Nacional alusivo a
la fiesta y se entregaron los premios instituidos a la “mejor tira publicitaria”.
Sin embargo, el hecho transcendente y verdadero inicio de la celebración tuvo lugar en la
Intendencia Municipal a partir de las 14 horas. Allí se realizó la Primera Convención Nacional de
Técnicos en Electrificación Rural, seguida por una extraordinaria concurrencia que colmó los
amplios salones.
Las primeras palabras de salutación y bienvenida estuvieron a cargo del Dr. Oscar Cabreros, quien
señaló el esfuerzo cumplido por las entidades protagonistas del Plan. Luego hizo uso de la palabra
el Ing. Horacio Fernández que explicó los alcances técnicos de la obra. Seguidamente disertó el
Ing. L. Zappalorto y después se hizo un panel de discusión con técnicos llegados de otras
localidades y representantes de empresas de la capital federal.

Acto central realizado en la estación Ibarra


La estación Juan Francisco Ibarra del Ferrocarril Gral. Roca, vivió el sábado 4 de septiembre de
1965 una jornada que será doblemente inolvidable para sus escasos habitantes. Primero porque
allí estuvo un Presidente argentino para inaugurar la Red de Electrificación para el campo, insigne
honor que pocas veces se da en la vida de los pueblos. Un presidente que dejó la imagen de su
bondad, de su natural sencillez y por el hecho, inusual, que significó, como se ha dicho, poner en
marcha la energía eléctrica al servicio del agro.
Orgullo también para los bolivarenses que poblaron las largas calles de la al villa rural con
verdadero sentido de fiesta y con enorme alegría.
La Red fue bendecida por el Padre Plazazzolo, y luego de cantarse el Himno Nacional, el Dr. Pedro
Fernández López pronunció muy emotivo discurso.
Habló después el Ing. Walter Kugler, Secretario de Agricultura de la Nación, continuándole el
Gobernador de la Pcia, de Buenos Aires Dr. Anselmo Marini.
Cerró el acto el Presidente Dr. Arturo Illia, en una feliz improvisación pedida por el público.
Almuerzo
Un almuerzo popular fue servido en el Centro Ibarrense. Allí hizo uso de la palabra el Intendente
de Bolívar D. Carlos Barrio y también el Dr. Illia.
Las autoridades participaron luego de una visita a la Sociedad Rural, donde coincidentemente se
estaba realizando la 37 Exposición Ganadera.
La reina nacional
Fue elegida Reina y con toda justicia de la Fiesta la Srta. Beatriz García de nuestra ciudad y la
corona le fue colocada por otra Reina, la Srta. Elba Pisano, Reina Nacional del Girasol año 1965.
Un baile en el Club Empleador de Comercio fue el digno broche a tan magnífico acontecimiento. El
Teatro Coliseo, una noche antes, había abierto sus puertas para ofrece un recital poético de
elevada jerarquía en la voz de Lilia Robertil.
Después El Mangrullo puso en escena “Sempronio”.
Campo y ciudad, poesía y canto, se unieron para seguir hilando sueños y realizando cosas, San
Carlos de Bolívar no quería cerrar sus ojos ante tanta felicidad que llegaba, como lluvia, desde
alguna nube viajera.

2ª Fiesta Nacional de la Electrificación Rural


El trabajo continuó con igual intensidad y la zona de Hale aguardaba la inauguración de sus líneas.
Pero algo y muy importante había cambiado en el país. El Dr. Illia, en una noche negra para la
democracia, había sido desalojado en la Casa de Gobierno y lanzado a la calle sin respeto alguno
por su investidura, ni por su condición de hombre.

Programa de actos
Para esta oportunidad el Comité Ejecutivo de 2ª Fiesta contó con el amplio apoyo de los Consejos
Asesores Rurales los que conformaron una Comisión de la siguiente manera: Médanos de Robles,
Sres. Bernardino Rivas y Héctor Navarro; La Vizcaína, Sres. Donato Porcaro y Carlos Spala; por San
Andrés Don Eduardo Chiberry e Iñigo Chillón; Por Mira – Mar Sr. Rosendo Urrutia, por “Los Tres
Unidos” Sres. Rafael Moriones y Antonio Amandi, por Hale Sres. Arturo Oavía y Hércules
Castellani, por Santa Rosa Sres. Oviedo Domínguez y Alfredo Hueso, por Ibarra Sres. Jesús
Moriones y Roberto Bellone. También se incorporaron representantes de Urdampilleta y Pirovano.
Esta Comisión que presidiera don Eduardo Chiberry tuvo a su cargo la organización del almuerzo
principal, el servicio de cantina en la Sociedad Rural y se hizo cargo del comedor en la misma
institución.

El acto central
El acto central se cumplió el sábado 12 de noviembre de 1966, declarado feriado en el Partido de
Bolívar, en la localidad de Hale y en horas de la mañana.
Para asistir a la ceremonia llegaron a nuestra ciudad el Gobernador de la Pcia. De Buenos Aires
Gral. Francisco Imaz, en representación del Presidente de la República Gral. Juan Carlos Onganía.
El Secretario de Agricultura y Ganaderia de la Nación Dr. Lorenzo Raggio, el Ministro de Gobierno
de la Provincia Dr. Mario Canestri, el Ministro de Educación Dr. Abel Clavo, el Presidente del Banco
de la Pcia. Gral. Horacio Rivara, el Presidente del INTA Ing. Borleois y altas personalidades.
En Hale

En la estación Hale tuvo lugar el acto inaugural de la nueva línea, bendecida como en la primera
vez, por el padre Palazzolo.
Hablaron el Presidente de la Fiesta Dr. Pedro Fernández López, el Dr. Lorenzo Raggio y el
Gobernador General Imaz.
En las instalaciones de la Sociedad Rural se realizó un gran almuerzo popular atendido por Srtas.
de los Clubes de Hogar Rural. La extraordinaria concurrencia dio al Gobernador una claurosa
bienvenida.
A los postres se dirigió a los comensales el Jefe Comunal Sr. Jorge Manuel de la Serna y el gral.
Imaz ofreció un brindis.

Asamblea de técnicos
En el marco de la Fiesta fue singularmente importante la II Convención de Técnicos en
Electrificación que reunió a personas de los más distintos lugares del país dispuestos a intervenir,
exponer sus experiencias y elaborar en común programas de trabajo. Una tribuna de jerarquía, a
tono con la dimensión del esfuerzo que alcanzaba así auténtica expresión nacional tal como había
sido concebido desde San Carlos.

La reina
Elena Rosa Yorade, representante de Perico, Jujuy fue elegida Reina Nacional de la Electrificación
Rural y princesas María Inés Hussi de Villa María, Córdoba y Nidia Zulma Porcaro de nuestra
ciudad.
Lamentablemente después de dos actos tan significativos y de tantos esfuerzos desplegados, si
bien se continuó con el programa de electrificación rural, nunca se volvió a vivir algo similar.

La semana de Bolívar
Para dar verdadero realce a la conmemoración de la fundación del pueblo y de la batalla de San
Carlos, que generalmente, pasan sin pena ni gloria, apenas esbozados en la nota periodística y un
pequeño acto escolar, el Dr. Julio Ruíz, estableció en el año 1988 la llamada Primera Semana de
Bolívar. Del 2 al 8 de marzo, entonces, se realizan actos de nivel cultural, artísticos, bailes, desfiles,
habilitación de muestras, que cuentan con la entusiasta adhesión popular.
Al respecto debemos decir que la numeración va mal., ya que en 1928 con mucha anticipación
habían establecido la Primera Semana de Bolívar. Mérito de don Luis Mallol que la propuso, de la
Cultural que la “armó” con la inestimable colaboración del Dr. Vignau, y de las autoridades,
Intendente Althabe y demás, que la ejecutaron.
No sería bueno decir en 1991 que estamos celebrando la Quinta Semana de Bolívar.

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CAPITULO XXX
1. San Carlos de Bolívar y venezuela: Sus relaciones. Una amistad inolvidables: Dr. Pedro
César Dominici. Visita de la Sociedad Bolivariana y Homenaje al Libertador S. Bolívar. La
Semana Cultural de Bolívar. El Complejo Cultural y Deportivo República de Venezuela. Dr.
Jorge Dager: Otro entrañable amigo nuestro.
2. Monumento a la Hermandad Latinoamericana.
Congreso Internacional Bolivariano (1989)
La Orden del Libertador Simón Bolívar para tres bolivarenses.

Una amistad inolvidable


El Dr. Pedro César Dominici, ministro Plenipotenciario y Embajador de la República de Venezuela
en nuestro país. Chile y Uruguay, mantuvo una larga y sincera amistad con nuestra ciudad y sus
vecinos más caracterizados por muchos años.
Caballero sin tacha, escritor profundo, hombre de bien nos cuenta su devoción por este pueblo en
las páginas de su libro “Bajo el Sol de Otoño”, publicado en Buenos Aires con el expresivo sub-
título “Del Bosque de mis recuerdos”. Su primer viaje lo efectuó en marzo de 1928 en su carácter
de Mantenedor de los Juegos Florales del Cincuentenario, cuyo tema central del certamen literario
fue el Canto a Bolívar; el éxito de la justa poética fue admirable y alcanzó proyecciones
internacionales. Pero dejemos que el lúcido autor de Dyonisos, nos cuente al correr de su brillante
pluma una confesión que mucho nos honra. “Es indudable que uno de los más gratos recuerdos de
mi vida diplomática en Italia, España, Inglaterra, Argentina, Chile y Uruguay, y muchos tengo
gratísimos de esos países es aquel que se refiere al primer Cincuentenario de la fundación del
pueblo de Bolívar en la Pcia. de Buenos Aires; conmovedor por la parte que como escritor me tocó
desempeñar, y sobre todo, por la trascendencia diplomática americanista de aquellos días
inolvidables”.
Y agrega párrafos más adelante: “Años después del Centenario todavía yacen vivos en mi memoria
los recuerdos de aquellas fiestas argentino-venezolanas…”
El viaje es de siete horas a través de una planicie árida, en trayectos lleno de verdor…”
“Llegó el momento de cerrar las fiestas con el broche de diamante de los Juegos Florales en el
Coliseo Español… el representante diplomático de Venezuela prometió entre aplausos hacer
pronto otra visita a Bolívar, el tren partió…y aquellos tres días penetraron en el pasado
gloriosamente, a la sombra del Héroe cuyo nombre ostenta con orgullo la pequeña ciudad
lejana…”
“En dos ocasiones cumplí la promesa que hice a los habitantes del pueblo de Bolívar de volver a
visitarlos impulsado por el deber y por un sincero sentimiento de gratitud. El 6 de marzo de 1929
para asistir a la inauguración del nuevo edificio de la Biblioteca Rivadavia…” La tercera vez que fui
a Bolívar fue así mismo en fecha memorable para los venezolanos, y para toda América: el 17 de
diciembre de 1930, conmemoración del Primer Centenario de la muerte del Libertador. “Invitado
por la ciudad argentina de Bolívar en compañía de algunos amigos presencié el funeral de la
Iglesia con verdadera pompa y lujo; y a las seis de la tarde pronuncié el discurso de orden ante el
Monumento del Héroe, en una atmósfera de emoción patriótica, y como bajo un esplendor lejano
de glorificación inmortal. “Había algo severo en los rostros, algo doloroso que la voz grave y lenta
del orador reflejaba, recordando los días postreros y la última hora del Héroe en Santa Marta. “Las
sombras crepusculares de la noche cercana comenzaban a caer sobre la ciudad haciendo más
visible la presión de los espíritus cuando el orador había transformado aquel crespúsculo de la
muerte en aurora esplendente de gloria y de inmortalidad… “Recuerdos inolvidables de mi
corazón de venezolano son aquellas tres visitas. ¡Cuántas veces, cerrando los ojos, he revivido
aquellos días de acontecimientos tan llenos de sinceridad y nobleza”.
Dominici habría de realizar un cuarto viaje que no figura en su libro porque fue posterior a su
edición. Vino sin representación diplomática alguna (¿acaso la necesitaba?), al solo enunciado de
un nobilísimo título de amigo, a invitación de la Asociación de Cultura y Fomento que cumplía
años. Ocupó la tribuna, emocionó al público y nos dejó un adiós cargado de silencios, acaso
intuyendo que sería para no volver. Fue el 22 de mayo de 1948.
Un día muy triste de 1954 llegó la noticia de su muerte.
El amigo ejemplar, el venezolano que hizo suya esta tierra que nombra al Libertador oriundo de su
patria, nos había dejado para siempre.
He aquí nuestro homenaje.

Visita de la Sociedad Bolivariana y Homenaje al Libertador Bolívar


El 6 de noviembre de 1954 una delegación integrada por el Presidente de la Sociedad Bolivariana
de la República Argentina don Ricardo Carrasco, el Señor Embajador del Ecuador don Angel I.
Chiriboga Navarro, el Presidente del Instituto Belgraniano y miembro de la Sociedad Bolivariana de
la República Argentina don Raúl Martínez Sucre, el Agregado Militar de la Embajada de Ecuador
Teniente Coronel don Francisco Zambrano, el Secretario General de la Sociedad Bolivariana de la
R. Argentina y Presidente del Instituto Cultural Argentino Venezolano Prof. Enrique García Rossi y
un grupo de miembros de la Sociedad Bolivariana se hicieron presentes en nuestra ciudad, donde
fueron recibidos por el Sr. Intendente Municipal D. Manuel Chatruc Miguez y las autoridades
municipales.

Acto de la Municipalidad
Ese mismo día del arribo, a las 19 tuvo lugar en el Salón de Actos de la Municipalidad el acto
académico que contó con la palabra del General Chiriboga. El Dr. Reinaldo Longobardi, concejal
peronista, dio la bienvenida a la delegación visitante. Al término de la conferencia se realizó una
cena íntima en el Plaza Hotel. Allí pronunció algunas palabras el doctor Longobradi, agradeciendo
el Agregado Militar del Ecuador Teniente Coronel Francisco Zambrano. También hicieron uso de la
palabra el Intendente Sr. Chatruc Miguez y el Secretario Municipal Sr. Juan A. Gandola.
Homenajes a San Martín y Bolívar
Se realizaron homenajes a los dos Libertadores, colocándose ofrendas florales al pie de sus
monumentos. En el segundo se descubrió una placa con la siguiente inscripción:
Ecuador al Libertador Simón Bolívar – Octubre 1954.
El Presidente de la Sociedad Bolivariana señor Carrasco inició la serie de discursos. Trazó una
semblanza de la trayectoria gloriosa que cumplió en vida el Libertador Bolívar, constituyendo
pueblos libres, a través de las rutas que transitó.
Luego habló el Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano (Filial Bolívar) Profesor Adolfo José
Cancio. Finalmente improvisó palabras de agradecimiento el General Chiribogas.
Cerró el acto del Intendente Municipal.

Filial Bolivariana
En oportunidad de las visitas que comentamos queda constituida la primera filia de la Sociedad
Bolivariana de la República Argentina labrándose el acta respectiva en el despacho del Sr.
Intendente Municipal.
Quedaron acreditados como miembros de la misma las siguientes personas: Don Miguel Osovi,
presidente del H. Concejo Deliberante, Profesor Adolfo J. Cancio, del Instituto San Martiniano, y
Secretario Municipal don Juan A. Gandola, Miembros de la Comisión Municipal de Cultura:
Concejal Dr. Reinaldo A. Longobardi, Escribano Juan Carlos Grossi, Ing. Agr, Haydée Bidigorri y
doctor Ignacio Pirovano.

Embajador Julio de Armas


Para inaugurar la escuela nacional Nª 140 República de Venezuela fue huéspes de nuestra ciudad,
y así se declaró en forma honorífica por decreto municipal S.E. El Embajador de la República de
Venezuela D. Julio de Aranas.
La Semana Cultural de Bolívar
La Organización Universitari de Intercambio Panamericano organizó en la ciudad de San Carlos de
Bolívar, en el mes de marzo de 1970 la Primera Semana Cultural.
Fue un acontecimiento trascendente, cumpliéndose una serie de actos que alcanzaron gran brillo y
que revalidaron esos seguros lazos de confraternidad que nos llega a los países hermanos de
América.
En esa oportunidad llegó por primera vez a nuestro suelo hermandiano el Dr. Martín Araujo,
Embajador de la República de Venezuela en nuestro país.
Permaneció con nosotros dos días y nos dejó una gratísima impresión. Fue él el gestor del trámite
para que su país nos donara la estatua del Libertador.
Con nosotros estuvo también el Rector de la Universidad John F. Kennedy, Dr. Miguel Herrera
Martínez.

Nueva visita del Dr. Araujo


Invitado por la Sociedad Rural de Bolívar el Dr. Martín Araujo estuvo presente en la inauguración
realizada en septiembre de 1971. También visitó la Escuela del Paraje 140. Escuela Nº 59, que lleva
el nombre de República de Venezuela.

Noguera Mora
El Dr. Luciano Noguera Mora llega a Bolívar el 1º de septiembre de 1973 y el Intendente Municipal
lo declara Huésped de Honor y le entrega simbólicamente las llaves de la ciudad. Se trata del
Embajador de la República de Venezuela que reemplazó al anterior destinado a Portugal.

El Complejo Cultural y Deportivo República de Venezuela


Por gestiones personal del Dr. Santiago B. Gandola ante el Embajador de Venezuela Ernesto
Santander se pudo interesar al gobierno de la República hermana para que hiciera una donación
de importancia ante el acontecimiento cercano de cumplir San Carlos de Bolívar cien años de su
fundación. Se determinó que fuera un Complejo Cultural y Deportivo que llevara el nombre de la
donante a levantarse en terrenos donados por la Municipalidad sobre Av. Centenario. La piedra
fundamental se colocó el 4 de marzo de 1978 dentro del programa de festejos del Centenario,
Venezuela tuvo una distinguida representación: El Dr. José Luis Saucedo Bastardo Ministro Asesor
para Asuntos Científicos, Tecnológicos y Culturales. El vicealmirante Félix Mendoza Acosta, jefe del
Comando de las Fuerzas Armadas de Venezuela: Encargado de Negocios de Venezuela en Buenos
Aires Sr. Juvenal Romero.
La obra ejecutada rápidamente fue inaugurada el 2 de junio de 1979. Era embajador en ese
entonces y nos visitó el Dr. Horacio Cárdenas.

Congreso Internacional Bolivariano


Participantes del 6º Congreso Internacional Bolivariano que se celebraba en Buenos Aires, llegaron
en delegación a San Carlos para adherirse al Centenario y celebrar una reunión especial en ésta. (5
de marzo de 1978).
Lo hicieron en la planta alta de la Municipalidad donde el Intendente Municipal Dr. Félix
Bereciartúa pronunció el discurso de bienvenida.
Los visitantes donaron una placa recordatoria que fue colocada en el Monolito ubicado en la Plaza
Alsina.
Demás está decir que tan distinguidos visitantes, al igual que el Dr. José Luis Salcedo Bastardo
fueron declarados huéspedes de honor por parte de la Municipalidad de Bolívar.
Dr. Jorge Dager: Otro entrañable amigo nuestro
Llegó a San Carlos de Bolívar el 24 de julio de 1980 en su carácter de Embajador de la República de
Venezuela y desde ese día en que se conmemoraba el 191 aniversario del natalicio del Libertador
Simón bolívar, se hizo bolivarense y se quedó, al igual que el recordado Dr. Pedro César Dominici,
a transitar estas calles con nosotros.
Cordial, afectuoso, amplio, sencillo. Hasta permitió el “che” tan argentino como una identificación
espiritual y profunda para todos aquellos que nos consideramos sus amigos.
En San Carlos rindió homenaje a los dos Libertadores, visitó el gimnasio donado por su país y
estuvo en el diario “La Mañana”.

Una placa
El embajador fue acompañado de su secretario Sr. Mario González y del Agregado Aeronáutico
Coronel D. Rafael Briceño Rodríguez, Fueron recibidos en la puerta de calle por el Director del
matutino Dr. Oscar C. Cabreros y le aguardaban el Sr. Intendente Dr. Felix Bereciartúa,
representantes de las fuerzas vivas y un selecto y numeroso público.
Al frente de la publicación sobre la Av. Venezuela, que feliz coincidencia, El Dr. Dáger descubrió
una placa que dice: “La embajada de Venezuela al diario LA MAÑANA con motivo de la visita de
S.E. el Sr. Embajador de la República de Venezuela Dr. Jorge Dáger a la ciudad de Bolívar; en
reconocimiento a su vocación americanista. 24 de Julio de 1980”.
Habló el dueño de casa y respondió el Dr. Dáger sirviéndose luego un vino de honor.
Muchas veces más estuvo el Dr. Dáger en Bolívar. Cualquier acontecimiento era excusa válida para
visitarnos. Su nombre está incorporado a ese registro tan privado, íntimo diríamos, donde se
graban los más hermosos recuerdos que hacen a la memoria de los pueblos.

Monumento a la Hermandad Latinoamericana


Con fecha 29 de junio de 1983 el Intendente Municipal de Bolívar produjo la siguiente resolución
“VISTO: El cumplimiento del Bicentenario del Nacimiento del Libertador Simón Bolívar, arquetipo
de nuestra América, genio y forma de nuestra raza latinoamericana, númen pródigo de la
civilización de nuestros pueblos y adalid de libertades y; CONSIDERANDO:
Que el Libertador Simón Bolívar juan al Gral. José de San Martín con la expresión suprema de la
liberación americana. Que la ciudad de Bolívar rinde homenaje a la figura de ambos libertadores
erigiendo en su arteria principal sendos monumentos que los recuerda.
Que partiendo de cada extremo del Continente sellaron en Guayaquil la emancipación de los
pueblos americanos en una campaña que pese a partir de puntos distantes buscaban un único
objetivo.
1º) Dispónese la construcción de un Monumento que simbolice la Hermandad Latinoamericana,
fijar como lugar de emplazamiento el terreno frente al Complejo Cultural y Deportivo República de
Venezuela”.
La resolución dispuso además la creación de la correspondiente partida a los efectos de poder
afrontar los gastos de la obra.
El 9 de noviembre de 1983 se llamó a concurso de ante proyectos para levantar el Monumento,
Decreto Nº 457, que lamentablemente quedó desierto, sin que luego se intentara volver sobre el
tema.

La Piedra basal
El 30 de julio fue colocada la piedra fundamental de la obra con la presencia del Sr. Gobernador de
la Pcia. de Buenos Aires D. Jorge Aguado, el embajador de Venezuela Dr. Jorge Dàger, el Ministros
de Asuntos Agrarios de la Pcia. Dr. Féliz A. Bereciartúa, el Ministro de Educación y Cultura Dr.
Carlos Andrés Falco, otros funcionarios del gobierno provincial, el Presidente de la Comisión de
Homenaje al Bicentenario de Simón Bolívar Dr. José Antonio Allende y el Intendente Municipal Dr.
Roberto H. Eberhard.
El Honorable Concejo Deliberante de Bolívar, en el mes de mayo de 1989 ha reactualizado el
proyecto, con intención de dar cumplimiento a esa hermosa aspiración de hermandad
latinoamericana.

Congreso Internacional Bolivariano – 1989


El 12 de Octubre de 1989 tuvo inicio en nuestra ciudad el Congreso Internacional sobre el
Libertador Simón Bolívar, sus ideas y su tiempo, organizado por la Sociedad Rural Argentina de
Historiadores, que contó con el patrocinio de la Intendencia Municipal de Bolívar y la colaboración
de la Academia Bolivariana de las Américas conjuntamente con la Unión de Cóndores de las
Américas.
La Palabra siempre vigente y autorizada del gran historiador don Enrique de Gandía fue escuchada
en el amplio recinto de la Cámara Comercial e Industrial para referirse a los viajes de Cristóbal
Colón a América.
Fue presentado por el Dr. Eugenio Francisco Limongi.

Los actos del 13


Al medio día del viernes 13 arribó la delegación de autoridades del Congreso y participantes en los
micros contratados especialmente. De inmediato se realizó la recepción en el Palacio Municipal y
luego tuvo lugar una reunión especial del H. Concejo Deliberante. Los concejales Dr. Juan E.
Colombo y el farmacéutico Julio C. Fal expresaron con gran jerarquía intelectual el sentimiento de
los bolivarenses frente al hecho histórico convocante y la figura de quien nos diera su nombre.
Posteriormente se cumplieron los homenajes a los dos Libertadores en sus respectivos
monumentos.
Ya en horas de la tarde celebró sesión especial la Unión de Cóndores de América, oportunidad en
que procedía a designar e incorporar como miembros de la entidad internacional a los Dres. Julio
César Ruíz, Juan Emilio Colombo y Oscar C. Cabreros, Intendente, Presidente del H. Concejo
Deliberante y Presidente del Comité Ejecutivo local del Congreso, respectivamente.
Poco después se impuso el nombre de María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza a la Estación
Terminal de Micros sobre Av. 3 de Febrero.
Cobró emotividad el acto de dar el nombre de “Enrique de Gandía” a una rambla de la Av. Mitre.
El Dr. de Gandía, receptor de muchos homenajes a lo largo de su dilatada y distinguida vida de
estudioso, nunca había asistido a uno de tan especiales características. Dijo “este homenaje que
recibo en vida se le hace a los muertos, y a los muertos ilustres”.
Su encuentro en el lugar con la Srta. María Carminatti (Morocha) madrina del acto y participantes
de ambos de los Juegos Florales del año 1928 tuvo la honda belleza de lo inenarrable.

Acto de apertura
El acontecimiento mayor –la apertura- se vivió esa noche en la Sala del Teatro Coliseo. En la
oportunidad hablaron los Dres. Julio César Ruíz, Oscar C. Cabreros, Eugenio Limongi y Enrique de
Gandía.
Las jornadas de labor iniciadas al día siguiente en la ENET Nº 1 fueron muy importantes y
alcanzaron destacado nivel. Setenta trabajos de historiadores del país, de Chile, Venezuela y
Uruguay, dieron fundamente sólido a una actividad que se desarrolló en sano ambiente de
confraternidad y entusiasmo.
Siete comisiones se ocuparon de escuchar a los expositores, dándose lectura a las conclusiones el
domingo 15 en una reunión filial de análisis y clausura, realizada en el Teatro Coliseo.
370 adherentes y los auspicios de importantes personalidades del gobierno, la diplomacia, la
Universidad, la historia hicieron de este Congreso Internacional un excepcional hecho cultural y
humano.
Quedó en pie – sagrado compromiso a cumplir inexorablemente- la propuesta formulada por el
Dr. de Gandía, tomada minutos después por la Academia Bolivariana de la Historia, que en su
sesión especial realizada en El Mangrullo, estableció, mediante acta declarativa, el honor de ser
nuestra ciudad nombrada Capital de Altos Estudios Bolivarianos en Argentina.
Entre las personas que participaron de la reunión en San Carlos cabe mencionar al Dr. Jorge Gullo
Presidente de la Academia Bolivariana de la Historia, Sr. Luis Gonzalo Coloma Vicepresidente del
Instituto Sanmartiniano de Chile, Srta. María Eugenia Zamora, agregada Cultural de la Embajada de
Bolivia, Almirante Pablo Harguindeguy, Capitan de Navío Hugo Horacio Colombatto y Mayor de
Granaderos a Caballo Gral. San Martín Don José Díaz Diez y el Sub – Secretario de Cultura de la
Pcia. de Bs. As. Profesor Anotnio H. Caruso.

La Orden del Libertador para tres bolivarenses


Varios meses después de haberse realizado el Congreso Bolivariano, el Gobierno de la República
de Venezuela otorgó la Orden del Libertador, en el grado de Comendador a tres bolivarenses,
precisamente por la labor cumplida en tan importante acontecimiento internacional.
Fueron ellos el Intendente Municipal Dr. Julio César Ruíz, y los Dres. Santiago B. Gandola y Oscar C.
Cabreros.
El acto de imposición se cumplió en la Misión Diplomática de la Rep. De Venezuela en Buenos
Aires, el 14 de junio de 1990, en lucida ceremonia.

Un año después
El 13 de octubre de 1990 en un sencillo acto se recordó el gran acontecimiento vivido un año
atrás. El mayor homenaje fue para el Dr. Pedro César Dominici, al imponerse su nombre a una
rambla sobre la cale Mitre, contigua a la que se denomina Dr. Enrique de Gandía.

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CAPITULO XXXI
1. Entidades de Bien Común. Hogar de Anciano – Club de Madres – Liga Argentina de Lucha
contra el Cáncer – Hogar “ITO” – Hogar de Niños – Club de PUMAS –Fundación Bolívar –
Radio Club – Rotary Club - Cuerpo de Bomberos Voluntarios – Comedor Escolar –
Alcohólicos Anónimos – Madres Industrias Promueven – Grupo “Scout” Nº 328 San Carlos.
2. Los Centros de Ex – Residentes: Fortín San Carlos – La Plata – Mar del Plata.

Entidades de Bien Común


Hogar de Ancianos: Una noble trayectoria iniciada en el año 1925 es la de la Comisión de Damas
que dirige los destinos del Hogar de Ancianos. Su primera comisión data del 28 de noviembre de
1925 y fue presidida por la señora Adela Franchimont de Belén. Desde entonces en una labor
ininterrumpida protege a los ancianos que carecen de recursos brindándose la atención que
merecen en las instalaciones de la Avda. Belgrano Nº 699.
Pertenece a las Conferencias de Señoras de San Vicente de Paul de la República Argentina,
institución privada internacional de origen francés. Es su titular actualmente la Señora Adela
Raineri de Barrio. Una mención especial merece su noble empeño al frente de la institución la Srta.
Amelia Barrio junto a un destacado conjunto de damas que le prestaron invalorable apoyo.

Liga de Madres:
Otra benemérita institución de indudable servicio fue fundada el 10 de octubre de 1945 a raíz de
un inquietud del Cuerpo Médico del Servicio de Higiene Materno Infantil, hoy desaparecido. Fue
su presidenta la Sra. María Grossi, Micaela Artola y Marilé Larregle.
Es de recordar la obra desarrollada por la Sra. Elba S. de Gagliardi y luego por la señora Nélida
Belén de Portela, ambas desde la presidencia.
Actualmente dirige sus destinos la señora C. Darino de Manganiello. Anteriormente y por espacio
de de varios años la institución estuvo en las buenas manos de la señora Nelia Deleonardis de
Álvarez.
Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec)
La función específica de esta muy noble institución es la lucha contra el cáncer, ayudar a los
enfermos, colaborar con los médicos y prestar toda clase de asistencia, procurando atención y
provisión de medicamentos.
La filial Bolívar ha alcanzado gran desarrollo y es dueña de una gran aparatología, que definen una
preocupación que no conoce pausas. Su sede propia está ubicada en la calle Pellegrini esquina Las
Heras. La preside el Sr. Raúl Otero y son estrechos colaboradores el Dr. Alberto Bianchi, las señoras
Etelvina D. de Toscano, Sonia P. de Viola, Srta. Mabel Pereira y Viver Viola, don Raúl Bcigaluppo y
señora y don Jorge Terrile y Sra. Marta F. de Villanueve entre una legión de gente de pueblo que
se acerca para trabajar y que ayuda positivamente.

Hogar “ITO”
Es un hogar instalado en la avda. Alsina y Balcarce, para niñas a cargo de las Hermanas de la Orden
de Jesús Sacramentado.
Surgió de una donación efectuado por el Dr. Seizo Ito al momento de su muerte para ser afectada
a ese destino.
Hogar de Niños
Nació el fervor humanitario de un grupo de vecinos para atender el problema de la minoridad sin
hogar. Lo dirige una Comisión que tiene a su cargo proveer los fondos para su mantenimiento.
Para eso organizan fiestas y colaboran trabajando para otras instituciones (caso comedor de la
Soc. Rural) Hoy preside la Sra. Norma Danesa de Pérez.

Club de Pumas (Por Unas Malvinas Argentinas Soberanas)


Nació el 6 de mayo de 1892 con motivo de los sucesos bélicos en Malvinas. La totalidad de sus
integrantes venían del Club de Leones fundado el 21 de setiembre de 1973. Está asociado a la
Asociación Argentina de Clubes de Servicio, entidad que surgió precisamente para agrupar a esos
clubes y otros que ya funcionaban sin afiliación internacional. Es su presidente el Dr. Rodolfo
Martínez. Tiene casa propia en la Avda. 25 de Mayo Nº 180.

Fundación Bolívar
Su cata de nacimiento es casi coincidente con la de Pumar y fue motivada por igual decisión frente
a la Guerra desatada en las Islas Malvinas y del Atlántico Sur. Anteriormente fue Rotary Club
Bolívar y su fundación había acaecido en el año 1949. Su sede social propia está instalada en la Av.
Arenales frente a la Comisaría de Policía. Don Jorge Cabrerizo es su presidente.
Radio Club Bolívar LU 3 Dar
Son los mensajeros del aire. Los vigías silenciosos que están prontos para hacer un servicio, para
establecer un puente de comunicación con cualquier lejanía y ante cualquier necesidad. El Radio
Club Bolívar de bien ganado prestigio y labor encomiable fue fundado el 11 de julio de 1959.
Después de haber funcionado en diversos lugares –edificio Alianza Francesas, Sede de Bomberos
Voluntarios- obtuvo su casa propia en la calle Las Heras 193.

Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Bolívar


Su creación:
Don José Hoya, inquieto buceador del pasado lugareño, hombre activo y dispuesto a colaborar de
lleno en cuanta obra de bien común se iniciara, fue el alma de la creación del Cuerpo de Bomberos
Voluntarios de Bolívar. La noble institución que tanta falta hacia concretarla, tuvo un nacimiento
difícil, costos y sólo el empeño de unos pocos hizo posible fundarla y darle vida.
Con motivo de haber quedado constituido el primer piquete de Bomberos Voluntarios, primeros
meses del año 1960 el diario “Pregón” entrevistó al Sr. Hoya. Este dio algunas noticias que
gustosamente reproducimos: “Ante algunas insinuaciones periodísticas que venían reclamando
para Bolívar la constitución de un Cuerpo de Bomberos Voluntarios, en el seno del Rotary Club se
habló de esta iniciativa. Co fecha 21 de agosto de 1956 el Jefe de Bomberos de la Provincia de Bs.
As. Se dirigió al Sr. Comisionado Don León Larregle para despertar el interés de algunos vecinos
para la organización de la benemérita entidad”. “En la Intendencia Municipal, ante una invitación
cursada a más de 100 vecinos caracterizados, se llevó a cabo la reunión con la asistencia de nueve
personas el día 23 de noviembre.
Sigue contando el Sr. Hoya que cinco días después se hizo una nueva reunión con la asistencia de
veinticuatro personas y se designó una Comisión Provisoria que debía organizar la entidad y
convocar a asamblea.
Allí se iniciaban las gestiones oficiales, se obtiene una autobomba en forma simbólica que luego
queda en la nada.
Igualmente se trabaja en la conscripción de socios sumando 107 en 1958, lo que permite por fin
hacer la asamblea constitutiva y tramitar la personería jurídica. Comienzan a llegar algunas
subvenciones y ya con doce bomberos y bandera para desfile donad por el Rotary Club, el cuerpo
es un presencia cierta en la ciudad y en nuestras calles. Aunque sigue esperando la herramienta
fundamental de su existir: A su autobomba.
La Comisión
Notable tares le cupo a la Comisión que presidiera el recordado vecino don Alberto Bonati. Le
acompañaron en tan importante gestión los Sres. Frank Wincakbbich, vicepresidente, José Hoya,
secretario; Amadeo Parrondo, pro-secretario; Antonio Menéndez, tesorero; Lorenzo Quijada, pro-
tesorero; Vocales: Aníbal Jáuregui, Daniel Pato, Julio Pato, Rogelio Busso; Vocales suplentes,
Alberto Camet, Dr. Rubén Ghiani, y Miguel Alfano. Revisores de cuentas: Sres. Angel C. García,
Francisco Ravassi y Jonás Pérez.
En la actualidad el Cuerpo de Bomberos es una magnífica realidad. La obra realizada ha sido tan
eficaz como sorprendente. Nuevos nombres se han sumado a esa lista inicial de benefactores lo
que ha producido un verdadero milagro. Don Rodolfo Amadori, con muchos en la presidencia, ha
sido el gestor de la unidad bomberil. Es Jefe del Cuerpo activo Sr. Félix Sáenz.
Injusto sería cerrar esta breve reseña sin anotar para el recuerdo el nombre Eduardo Fabián
Carrizo, que presidió la entidad y bregó por su engrandecimiento.

El Comedor escolar
Una institución bolivarense de bien común que todavía cumple con su magnífica labor de
solidaridad, atendiendo a los niños en las escuelas.
Fue creada en mayo de 1938 a iniciativa del Presidente de la Comisión de Distrito Escolar Sr.
Prudencio Soto (h) siendo presidente del Concejo Escolar el Sr. Luis Gagliardi. En el acto inaugural
hubo una concurrencia de 100 niños.
La silenciosa labor de las autoridades del Comedor, vecinos de todos imbuidos del más alto
espíritu de nobleza, no se ha detenido en el tiempo. Ocupa un amplio y cómodo edificio en la
Avda. Gral. Paz.

Alcohólicos Anónimos
Otra entidad que cumple silenciosa labor y muy provechosa es Alcohólicos Anónimos. Tiene su
secretaría en Rafael Hernández 146. Sus reuniones se realizan en el Salón Parroquial de la Avda.
Alsina.

Madres Industrias Promueven (M.I.P)


La necesidad de crear industrias que dieran al Partido la posibilidad de crecer fue una
preocupación constante. En 1971 se produce en nuestra ciudad un gran movimiento de bases que
procura conciliar iniciativas y promover un trabajo enderezado a conseguir esos objetivos.
La mujer bolivarense, no quiso ser espectadora, por el contrario, quiso ser protagonista y gestó un
gran movimiento que alcanzó importante desarrollo.
La iniciativa nació en el Club de Madres de la Escuela Nº 40 y contó con la adhesión inmediata de
la Liga de Madres. Juntas ambas entidades programaron una primera asamblea para el día 21 de
agosto en la Biblioteca Bernardino Rivadavia.
La reunión contó con más de sesenta personas.
Hablaron en fundamento de la idea la Srta. Mirta Farace, al Señora María Elena H. de Andrade y
finalmente lo hizo la señora Rosa D. de Salduondo (Presidenta del Club de Madres de la Escuela Nº
40).
Cinco puntos fueron analizados: entre ellos la necesidad de industrializar y los motivos del
alejamiento de la juventud.

La Comisión provisoria
Se nombró una Comisión Provisoria que ubicó a la Sra. De Salduondo como Presidente, siendo
Vice la Sra. Emilia R. de Scenna y como secretaria la Sra. Araceli Dvoskin de Brandenburg.
Vocales fueron designadas las señora Celia P. de González, Lidia Cavallero de Pachecho, Raquel
Alías de Iglesias, Olga Morena de Cabreros, María Alonso de Español , Ramona Lerga de Tello,
Raquel Garmendia de Noseda, señoras de Bugos, Levato, Siervo, Navarro, Del Arco, Infantas,
López, Caivano, Sánchez, Valdovinos, Lemus, Guerrero y Pérez y las señoritas Graciela Toscano y R.
Olcoz.
La entidad respondería a la sigla P.I.M que luego se transformaría en M.I.P.
Una nueva asamblea realizada el 2 de octubre confirmó los cargos de la Comisión Provisoria y
señaló los rumbos a tomar. Asistió el Dr. Oscar C. Cabreros, que actuara como asesor del grupo. La
labor de la entidad fue entusiasta, perseverante y tenaz. Pero no pudo vencer las vallas que de
siempre se han opuesto en Bolívar a una transformación en serio y con miras al futuro.
Un buen día sus integrantes dijeron adiós…Tal vez por aquello que es tan familiar en las mujeres,
dejar de creer en las promesas de los hombres…

Grupo Scout Nº 328 “San Carlos”


Esta simpática institución comenzó a gestarse en una reunión de gripo de cristianos integrada por
Luis V. Terrera, Miguel Español, Juan R. Castro y Eduardo Márquez Llanos en el año 1974.
La vinculación con el Grupo Nº 8 “Santísimo Sacramento” que había establecido campamento en
la Estancia “San Miguel” de Busquet Llorens, afianzó la idea de formar un Grupo Scout.
Son muchas las reuniones que se establecen con Asociaciones de Guías, Grupos Scouts y jóvenes
de las parroquias, madurando la idea que ya los venía acuciando.
El día 2 de marzo de 1976 formulan su promesa Scout con los dirigentes del Grupo que se
denominará “San Carlos”, son ellos Eduardo Llanos (Jefe de Grupo), Juan R. Castro (Jefe de Tropa
Scout), Daniel Martínez y Alfredo Busso (Ayudantes de manada) y Miguel Español (Coordinador de
clan).
Las actividades con los niños comienzan en el colegio Cervantes, primer hogar del grupo.
El pañuelo es color celeste con cintas en su borda de color rojo-blanco-azul y una cruz trinitaria en
su ángulo. Significa; cinta blanca: Dios Padre; cinta roja: Dios hijo; cinta azul Dios Espíritu Santo;
también el blanco pureza, el rojo valor y el azul firmeza. El fondo celeste es el color de la Virgen
María y la Cruz Trinitaria; Misión, o sea “Por la Virgen María somos misioneros en la tierra”.
El 25 de julio de ese año formulan sus promesas niños y jóvenes del grupo.
En la actualidad el Grupo cuenta con unos 40 niños y ocupa un local cedido por el Obispado de
Azul.

Lo centros de ex – residentes
Somos pueblo de emigración. Es una característica de las poblaciones del interior de la provincia
que pierden a sus jóvenes en busca de nuevos horizontes de trabajo. Tras ellos muchos son los
que no tan jóvenes también asientan sus aspiraciones en centros urbanos de mayor captación
humana y que ofrecen otras posibilidades de vida. La nostalgia impone el recuerdo y el encuentro,
Así nacen los centros que convocan a los bolivarenses ausentes de su terruño.

Centros de ex – residentes Fortín San Carlos


Amancio Varela, el escritor costumbrista que tantas páginas hermosas ha escrito recordando sus
pagos de Urdampilleta, fue uno de los pioneros en la tarea de fundar un Centro en Buenos Aires.
El sábado 27 de abril de 1968 un grupo de amigos convocados por las mismas nostalgias
terruñeras se encontraron en “El Ceibo”, un lugar donde se cultiva la tradición y allí se pusieron en
marcha sus propósitos.
Varela fue su primer presidente. Luego habría de sucederle Horacio Belén y más tarde don Rodolfo
Arce. Hoy preside este animoso grupo don José María Lampón.
El centro ha mantenido y mantiene un estrecho acercamiento con nuestra ciudad, participando de
las fiestas mayores y colaborando con periódicas donaciones a instituciones de bien común. El
Club Zamorano de la Calle Pasco, debajo mismo de la autopsia que le conmueve sus cimientos, es
el lugar donde los bolivarenses se reúnen en largas mesas para evocar los buenos tiempos de la
niñez y la adolescencia y comentar los hechos de ayer y hoy.
Lino Alcaraz es su secretario a perpetuidad. Ismael Lucero, Ludovico Prendes el “negro” Zelaya,
Antonio San Martín, los Natiello, José Fucci, Armando Fernández, Delfin Unzué, familia López
Camelo, Raúl Jaime, Adolfo Pérez Zelaschi, Ingeniero Tocci, Vicente Garrote Sastre, familias
Giménez, Moriones, Willi, Aranguren, Arrechea, Guerrero, Carmelo Russo, Rosa Mucillo,
Tarantino, Díaz Castro Pueyrredón, Guichandut, Woll, Belén, Molina, son nombres muy ligados a la
entidad desde sus comienzos. Muchos y ano están en la vida, pero han dejado un invalorable
recuerdo.

Centro de Bolivarenses Residentes en La Plata


Se constituyó en la ciudad de La Plata con la colaboración de los Ex – Residentes de la capital
federal y el trabajo de organización del diario “La Mañana”. La gente joven radica allí por razones
de estudio, le dio fundamental apoyo,
Quedó constituido el 20 de agosto de 1983. La Comisión Fundadora estuvo integrada de esta
manera: Presidente Efraín Chávez. Vicepresidente 1º Jorge Alabart, Vice 2º Rodolfo Raúl Troncoso,
Vice 3º Elena Noseda de Bustos, Secretario General Juan Carlos Toulouse; Secretaria de Actas
Mariel Mosca, Pro – Secretario Hugo Alberto Torio, Tesorero Horacio Falcón, Protesorero Mario
Navarro. Vocales Mariela Cabreros, Carlos Alberto Eberhard , Pedro Durante, Aída E.V. de Goñi,
Angélica Larrosa, Luis Alfredo Faría, Pablo Resta, Marta Valladares de Caro, Nora Pérez de
Ricciardi, Carlos Arysmendy. Órgano Fiscalizador: Daniel Gómez Cuscó, Arnaldo Belén, Jorge
Ricardo Echave y Dámaso Crespi.

Centro de Residentes en la ciudad de Mar del Plata


La hermosa ciudad balnearia fue como un imán para los bolivarenses y a lo largo de los años se
formó allí una “colonia muy numerosa”. Tanto que, con muy buen criterio, resolvieron organizarse
en un Centro, para mantenerse comunicados entre sí y no perder contacto tampoco con Bolívar,
sus autoridades y su pueblo.
Preside la entidad don Esteban Scapellato, un gran deportista en su juventud defendiendo la
camiseta del Club Independiente y funcionario del Banco de la Nación Argentina. Es su esposa la
señora Margarita Mazzuco, de otro hogar muy nuestro.
Como secretaria actúa la Señora Edith Santos de Irigoin. Docente de importante carrera en nuestra
ciudad y casada con el Agrimensor Alejandro Irigoin, también integrante de una tradicional familia
lugareña.
A poco de entrar en prensa este libro nos llega la noticia de la renovación de autoridades. Es ahora
su presidente don Eter Zalazar, un querido amigo de la infancia, que pasó como futbolista por
Empleados de Comercio y que luego lució en el referato local.
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CAPITULO XXXII
1. Calles, Plazas, Bustos, Monumentos, Nomenclatura de la calles de San Carlos.

Calles, plazas, bustos, monumentos


Nomenclatura de las calles de San Carlos
Don Rafael Hernández trazó el pueblo de San Carlos sabido es, dotándolo de una gran avenida
central (boulevard llamada en ese tiempo) a la cual se le dio el Nº 18 nombrándosela San Martín.
Todas las otras calles fueron reconocidas por numeración, hasta que comenzó la fiebre de los
nombres produciéndose un sinfín de cambios, que a poco iremos viendo.
La actual Centenario, que para mí se llama Avenida Leandro Alem desde el año 1921, llevaba el Nº
1 y así sucesivamente eran impares la 3, 5, 7, 9, 11, 13,15 y 17. Esta última la otra gran avenida
que hoy se desdobla en Lavalle y Alte Brown. Y así sucesivamente hasta terminar en la avenida de
circunvalación Nº 33 (hoy 25 de Mayo).
Los números pares se iniciaban con el Nº 2 en la que conocemos como Av. 9 de Julio y Dr. Pedro
Vignau en su continuación y así se iban escalonando hasta alcanzar el Nº 34 en la avenida de
Circunvalación que da a la Estación Terminal.

Primer cambio de nombres


La Ordenanza dada por el H. Concejo Deliberante en sesión de fecha 27 de junio de 1909, con la
Presidencia de don Benjamín Etcherrán, Secretaría Oscar Villar y promulgada por el Intendente D.
Mansueto Cepeda el 22 de julio del mismo año estableció: Art. 1º) Cambiar la nomenclatura de las
calles de esta población, por el nombre de ciudades importantes, provincias, fechas históricas o
ciudadanos que por sus importantes servicios a la patria sean acreedores.” Artículo 2º) A los
efectos de la numeración divídase al pueblo en dos fracciones sirviendo de eje o punto divisorio la
Av.18, denominada Avenida San Martín y compuesta la 1ª de la sección 1ª y 2ª, y la otra sección 3ª
y 4ª abarcando la 1ª al costado al Noreste de la avenida San Martín y la segunda el costado Sud
Oeste.
Artículo 3º - Las calles y avenidas que corren paralelas al Boulevard San Martín se denominarán
calle 2 Avenida 9 de Julio – la 4 Jujuy – la 6 Catamarca – la 8 San Juan – la 10 Salta – la 12 Córdoba
– la 14 Entre Ríos – la 16 Buenos Aires – la 18 como se denomina actualmente Av. San Martín – la
20 Santiago del Estero – la 22 Corrientes – la 24 Tucumán – la 26 Mendoza - la 28 San Luis – la 30
Santa Fe – la 32 La Rioja – la 34 3 de Febrero.
Artículo 4º - Las calles transversales y comprendidas en el costado Nord Este del Boulevard San
Martín se denominarán 3 Matheu (nótese que se omite el Nº 1 de la Av. Centenario) la 5
Azcuénaga – la 7 Chiclana – la 9 Rodríguez Peña - la 11 Passo – la 13 Laprida – la 15 Olascoaga, la
17 Almirante Brown – la 19 Avenida General Belgrano – la 21 Arenales – la 23 Güemes - la 25
Balcarce – 27 Dorrego – la 29 Zapiola – la 31 Rodríguez, la 33 Avenida 25 de Mayo. En todas las
chapas que determinan el nombre de estas calles deberán llevar inscriptos en primea línea la
palabra “Norte” – Artículo 5º - Las calles transversales de la 2ª Sección que corre al costado Sud
Oeste de la Avda. San Martín y que son la continuación de las determinadas en el artículo anterior
se denominarán: La 3 Alberti – la 5 Larrea – la 7 Castelli – la 9 Saavedra – la 11 Mariano Moreno –
la 13 Viamonte – la 15 Olavarría – la 17 General Lavalle – la 19 Avda. Gral. Paz – la 21 Gral. Las
Heras – la 23 Alvear – la 25 Rondeau – la 27 Pringles – la 29 Necochea – la 31 Alvarado – la 33 en
toda su extensión 25 de Mayo.

Nuevas designaciones:
El 21 de noviembre de 1915 el H. Concejo Deliberante presidido por don Ramón Arriaga produce
una ordenanza confusa e incompleta reemplazando los nombres de las provincias argentinas por
los pro-hombres del desarrollo económico nacional, varios de ellos presidentes del país. Propone
el reemplazo de doce nombres. Omite ex profeso o no a Santa Fe y Catamarca, y da once titulares
en su reemplazo. Es decir olvida uno. El artículo 1ª dice: Las calles de este pueblo que llevan los
nombres Entre Rios, Córdoba, Salta, San Juan, Corrientes, Tucumán, Mendoza, San Luis, Santiago
del Estero, La Rioja y Jujuy y la Avenida Buenos Aires, se designarán en lo sucesivo con los nombres
de Sarmiento, Avellaneda, Gral. Urquiza, Bernardo de Irigoyen, Gral. Roca, Sáenz Peña, Uriburu,
Quintana, Quirno Costa, Ameghino y Av. Alsina respectivamente.
No encuentro en la lectura de las actas posteriores ninguna mención a las calles Pellegrini, a la
Sargento Cabral y Falucho, que debo entender fueron omitidas involuntariamente zanjándose el
error en forma directa, sin la ampliación o la corrección de la ordenanza que comentamos. La
Ordenanza Impositiva del año 1919 registra los nombres corregidos. Aparecen Pellegrini, Sgto.
Cabral y Falucho. También el cambio de Rodríguez por Rivadavia.

Avda. Leandro N. Alem


El 14 de abril de 1921 el honorable Concejo Deliberante aprueba una ordenanza originada en un
pedido del Intendente Municipal Don Félix García por el cual se le da el nombre de Leandro N.
Alem a la Avenida de circunvalación que siempre hemos conocido con el nombre de Centenario.
Todos los ediles destacan los valores cívicos y patrióticos del jefe radical por lo que el acuerdo es
rápido y espontáneo.
El Intendente García promulga esa ordenanza que había sido especial motivo de su interés. Por lo
tanto Centenario cede paso a Alem y de allí en más, pese a un búsqueda muy prolija no hay
ninguna señal de que las cosas hubieran cambiado. Para mí Centenario es Alem, hasta que no me
demuestren lo contrario.
Una avenida que no aparece nombrada en la Ordenanza de 1909, arrancando la numeración impar
con el Nº 3 y la adjudicación para esta calle el nombre de Matheu. ¿Se ha reparado la omisión
poco tiempo después con un nombre ocasional ya que el país estaba con los preparativos de la
Fiesta del Centenario?
Es lo más acertado creer.
Calle Mitre: Una Comisión creada para rendir homenaje el Gral. Mitre pide se de el nombre del
ilustre patricio a una calle del pueblo.
Las autoridades acceden – 12 de junio de 1921 – y se reemplaza Sargento Cabral por Mitre desde
Avda. 25 de Mayo hasta Avda. Lavalle.
Y la ordenanza aclara que desde Lavalle hasta la Avenida Alem se seguirá llamando ese tramo
Sargento Cabral. Es el primer reconocimiento y el único, a ese cambio de denominación que
hemos analizado.
Venezuela y Rafael Hernández
La comisión Pro – Cincuentenario de Bolívar fue la responsable de dos nuevos cambios. Solicitó el
nombre de Venezuela y Rafael Hernández para dos calles de nuestra ciudad. Accediendo a ese
pedido la Avda. Alsina perdió la mitad de su recorrido para que el tramo comprendido entre la
Avda. Brown hasta Centenario fuera llamado Venezuela.
Por su parte el Gral. Roca, conquistador de territorios, perdió algunas cuadras para otorgárselas
nada menos que a don Rafael Hernández. Así se llama desde entonces (1928) la calle que corre
entre Avda. Lavalle y Centenario. Y esto de repetir Centenario no es una costumbre es como figura
en las ordenanzas correspondientes.
Calle Tomás Alva Edison
Es una calle que guarda su historia.
La calle Sáenz Peña en el trayecto que media entre Lavalle y Avda. 25 de Mayo cambió su nombre
por el de Tomás Alva Edison. La ordenanza que así lo estableció del 18 de octubre de 1932 previó
la colocación de una placa en el sitio de su iniciación y la celebración de un acto público con el
concurso de una delegación de alumnos de la Escuela Nº 1, el decreto fue hecho conocer al
Embajador de EE.UU. de Norte América D. Roberto Wood Bliss.
El fervor tanguero representado por un grupo de seguidores del cantor Carlos Gardel, pidió y
consiguió del Concejo Deliberante durante el gobierno del Dr. Ravassi otro cambio para esa calle,
que de pronto se tornó en Carlos Gardel. Y pudo pensarse en una gran alegría popular, en una
aceptación complaciente ya que de todos modos y con sumo cuidado se había optado por
reemplazar un nombre extraño a la nacionalidad. Pero no fue así. Los vecinos reaccionaron con
vigor y se dieron a defender su nombre con entereza y con sólidos argumentos. Aún reconociendo
el valor y la significación espiritual de Gardel para los argentinos.
La calle volvió a llamarse Edison. Una decisión legal del gobierno del Dr. Bereciatúa, el 1º de
agosto de 1978, así lo dispuso.

Homenaje a héroes de San Carlos


Los tenientes Pedro Palavecino, Coronel Domingo Rebución, Cnel. Francisco Borges, Mayores
Santos Plaza, Gral. Ignacio Rivas, Cnel. Juan Carlos Boer, Cnel. Francisco Leiría y Coronel Nicolás
Ocampo recibieron del gobierno comunal en el año 1934 el justo reconocimiento a la intervención
que les cupo en la heroica jornada de la Batalla de San Carlos.
Las calles Quirno Costa, Uriburu, Quintana, Carlos Pellegrini, Sarmiento, Avellaneda, Urquiza y
Bernardo de Irigoyen, cedieron la mitad de sus recorridos desde Avda. Lavalle y Alte, Brown hasta
Centenario. En el resto de su trazado siguieron teniendo, y hoy todavía los mantienen, los
nombres recibidos como hemos dicho en el año 1915.

Lavalle y Alvear
Los cambios políticos suelen traer aparejados cambios de nombres en las nomenclaturas de las
calles. En 1952 el gobierno comunal a cargo de D. Manuel Chatruc Miguez reemplazó la
denominación de Av. Gral Lavalle por Avda. General Perón a la calle Alvear le dio nombre de Eva
Perón. Producida la llamada Revolución Libertadora la primera medida del Comisionado Municipal
Don León Larregle viejo vecino de la Avda. Lavalle, precisamente, fue reintegrar a esas arterias
ciudadanas sus nombres anteriores. Igualmente el Estadio Municipal bautizado Eva Perón dejó de
serlo con ese nombre.

Almafuerte
El poeta Pedro B. Palacios tuvo el recuerdo de los bolivarenses, fue en el año 1954 por ordenanza
que lleva el n° 254. El inmortal negro Falucho, el de la hazaña heroica envuelto en su bandera, le
cedió la mitad de su calle desde la Av. Brown hasta la Av. Centenario (¿o Leandro Alem?)

Cacique Catriel
Detrás de las vías del ferrocarril asentó sus reales en años de bonanza el Molino Harinero Río de la
Plata.
Por eso la larga calle suburbana que le servía de acceso se dio en llamar “Calle del Molino”. Pero
en un decreto del 22 de Mayo de 1957 hace justicia con el Cacique Catriel el verdadero héroe de
San Carlos, y se le da su nombre a esa arteria otrora de vital importancia comercial.

Avenida Dr. José Fabres García


Justiciero homenaje al destacado médico español radicado entre nosotros fue ejemplo de
abnegación y sacrificio. La Avda. 3 de febrero desde Lavalle a 25 de Mayo, le hizo lugar para
nombrarlo y destacarlo ante la posterioridad. La ordenanza lleva el N° 79 y es del año 1961.

Calle Luis Mallol


El poeta mayor de su pueblo tiene su calle.
Fue a impulsos de la Asociación de Cultura y Fomento. La misma ordenanza anterior al del 25 de
agosto de 1961 así lo estableció, esta vez fue el sabio Florentino Ameghino el que vio perder la
mitad de su calle para compartirla con nuestro poeta. No fue el único desgajamiento hecho al
ilustre investigador, también su plaza habría de ceder el nombre esta vez para honrar a Rafael
Hernández. En el acto de imposición del nombre se colocó una placa alusiva e hizo uso de la
palabra el Presidente de la entidad madre de la cultura lugareña Dr. Oscar C. Cabreros.

Monseñor Luis Castells


El 11 de septiembre de 1962 murió Monseñor Luis Castells Cura Párroco de noble acción pastoral e
imborrable recuerdo. Por decreto del Intendente Jorge de la Serna del 1° de Octubre de 1963 se
dio su nombre a la calle que es prolongación de la Cacique Catriel en el tramo comprendido en la
prolongación de la calle Urquiza y calle 9 de Julio, frente a la Capilla de Nuestra Señora de Luján en
Villa Diamante.
Avenida Dr. Pedro Vignau
Corre desde el Portón de entrada de la Sociedad Rural, esquina Mariano Unzué, hasta la Avda.
Centenario. Fue precisamente la entidad ruralista la que pidió ese nombre para honrar la memoria
del médico a cuyas instancias y desde la Asociación de Cultura y Fomento dio origen junto a otros
visionarios a la misma. La resolución fue dada por el intendente Félix Bereciartúa el 2 de agosto de
1978.

Prof. Adolfo J. Cancio:


Nada mejor que la calle que desde el Pórtico del Parque conduce hasta el Colegio Nacional y Cristo
Redentor para llevar el nombre del profesor de tan brillante desempeño en la cátedra. Fue a
solicitud de la Asociación de Cultura y Fomento.

Profesor José Castellá:


Por la misma ordenanza la N° 221/86 y por igual peticionante se dio el nombre de Prof. José
Castellá a la prolongación de la calle Ignacio Rivas que pasa por el costado norte de la ENET N° 1.
Ambos maestros de la juventud bolivarense, guardan celosamente el patrimonio cultural de las
dos instituciones de la educación a las cuales dieron lo mejor de sus existencias dedicadas por
entero a la enseñanza.
La imposición de ambos nombres dio lugar a emotivos actos en cada iniciación de las calles,
haciendo uso de la palabra los Sres. Juan Carlos Leonettí y Oscar Gentile, ex – alumnos y miembros
de la Comisión Directiva de la Cultural.

Avenida Juan Carlos Bellomo:


Joven, fuerte, dinámico. Cayó en una trampa de la naturaleza en plenas jornadas épicas, cuando
Bolívar se sentía atrapada por las aguas. La Municipalidad a cargo del Ing. Carretero por decreto
del año 1986 dio su nombre a la calle que es prolongación de la Avda. Fabrés García en su
intersección con la Avda. 25 de Mayo, que cruza las vías del ferrocarril y llega al encuentro de la
ruta nacional 226.

Avenidas Mariano Unzue y Calfucurá:


Podemos decir que ambas avenidas constituyen la espina dorsal de la ciudad. La Mariano Unzué
que debe su nombre a un acaudalado vecino y benefactor del pueblo, fue impuesto el 4 de mayo
de 1935.. La Calfucurá, recuerda nada menos que al gran cacique araucano que mantuvo larga
lucha en defensa del indio, de su territorio y de sus formas de vida. De NE a SO en una sola línea se
unen, simbólicamente, La Portada y el Cementerio.

La Calle San Carlos de Bolívar en Carrasco (Uruguay)


La Junta Departamental de Montevideo
Decreta:
Artículo 1º) Designase con el nombre de San Carlos de Bolívar a la Avda. Central (Carrasco),
primera paralela al Sur de la calle Mariano Uriarte, también primera paralela al Norte de la Horacio
Quiroga, entre la Avda. Bolivia y la Cooper.
Artículo 2º) Comuníquese, etc.
Los Fundamentos de esa petición se basan en los importantes lazos que ligan al Uruguay con
nuestra ciudad a partir del Cnel. Francisco Borges, abuelo del gran poeta que tuvo papel
protagónico en nuestra zona como Jefe de la Frontera Sud y que murió como consecuencia de las
heridas recibidas en La Verde (1874).
Se continúa con la figura del Gral. Ignacio Rivas también uruguayo y vencedor en San Carlos. Con
Rafael Hernández que aunque argentino fue uno de los héroes de la defensa de Paysandú y Emilio
Arauz que inició los trabajos de fundación del pueblo, siendo nativo de Uruguay.
Y finalmente como homenaje y recuerdo al oriental de Florida, el dr. Alvaro M. Martínez,
reconocido como el historiador de San Carlos de Bolívar. Una delegación de bolivarenses estuvo
allí en el año 1987 y colocó una placa recordatoria.

Plazas bolivarenses
El trazado original del pueblo San Carlos previó la construcción de 14 plazas.
ALSINA y MITRE, en el centro del pueblo y ESPAÑA e ITALIA, frente adonde luego se levantara la
estación del Ferrocarril del Sud (hoy Gral. Roca) fueron las que por muchos años se
individualizaron como tales. Cuatro pasaron a constituirse en campos de deportes para los clubes
de fútbol, una se convirtió en vivero y las restantes fueron abandonadas como campos de
pastoreo hasta avanzado el siglo.
Dos se perdieron para siempre por lo que el número se reduce a 12. Una para ser sede del edificio
de Obras Sanitarias en Lavalle y 3 de Febrero. La otra para dar lugar a la construcción del Estadio
Municipal. La de enfrente fue rescatada para juegos infantiles luego de haber servido como cancha
de tenis en los tiempos de Lawn Tennis Club. Veamos la historia de algunas de ellas que no
resistieron la tentación de ser llamadas según el color político del gobernante de turno.

Plaza Manuel Belgrano


Una ordenanza del año 1909 designa como Plaza Francia a la plaza de este pueblo comprendido
entre las calles Rodríguez Peña, Chiclana, Salta y Córdoba.
Estas dos últimas designadas ahora como Boer y Leiria.
El 14 de agosto de 1952, gobierno comunal peronista la nombra 17 de octubre. El 17 de febrero de
1956, producido un cambio de autoridades por los hechos de público conocimiento, se deroga el
artículo 1º de la ordenanza ya mencionada volviéndose el nombre de origen.
Finalmente el 20 de junio de 1957 toma su actual denominación plaza Manuel Belgrano (El Club
Empleados de Comercio tuvo allí el escenario de su memorables éxitos futbolísticos).

Casimira Barroso:
Las autoridades surgidas de golpe revolucionario del año 30, le pondrán 6 de septiembre. Pero en
1948, el Intendente Sr. Rueda, Secretaría del Sr. Luis Calcaterra, dos dirigentes políticos que
tocaban música con otra partitura, rápidamente dejaron sin efecto esa recordación del fasto
conservador.
Casimira Barroso, sacrificada educadora, privada de tantas comodidades en vida, acariciaba la
eternidad en el reconocimiento de los hijos de este pueblo. Su nombre daba luz a esa plaza para
reencontrarse, en un juego inocente del destino, con su ex – alumno de Cabeza del Buey, el poeta
Luis Mallo, que da nombre a una calle lateral.

Libertador General San Martín


Es la plaza ubicada frente a la Escuela Nº 2.
Por ordenanza del año 1934 se lo denominó “8 de marzo de 1872”, fecha en que se celebró la
Batalla San Carlos. Pero en 1950 las autoridades municipales vaya a saber porque
incomprensiblemente decisión le dieron el nombre de Libertador Gral. San Martín. Tal vez por
aquello del año Sanmartiniano pues el héroe de los Andes ya tenía su lugar en la nomenclatura
ciudadana y su monumento.
Gral. Julio Argentino Roca
Una resolución del año 1916 propiciada por el D. Ejecutivo solicitaba los nombres de Julio A. Roca,
Ameghino y Centenario para tres plazas que aún carecían de nombre. Estaban ubicadas en las
secciones 2ª, 3ª y 4ª de la ciudad.
¿Se cumplió? Tal vez no porque no hay correlación en lo que hace a las ubicaciones y porque el 4
de julio de 1935 se da el nombre del “Zorro del Desierto” a la plaza que daba frente al viejo
Hospital sobre la actual Avda. Fabrés García.

Jorge Newbery
El malogrado y brillante aviador argentino, ese caballero llamado Jorge Newbery también tiene su
lugar en nuestro pueblo. La plaza donde nuestras niñas jugaron al tenis, cuando todavía era un
deporte para unos pocos, tiene su nombre. La ordenanza que lo establece es del 14 de junio de
1954.

Ricardo Rojas
El autor del Santo de la Espada e ilustre hombre que honra a las letras argentinas oriundo de
Tucumán da nombre a la plaza ubicada frente a la Escuela Nº 7. Una placa colocada sobre una
alegoría hecha en material dice: “La Municipalidad de Bolívar a Ricardo Rojas en el 10º Aniversario
de su muerte”. 5 de Noviembre de 1967. Tal vez evocando un pasado de duelos y cuchillos se la
conoció como “plaza del ahorcado”.

Hipólito Irigoyen
El líder radical tiene, con justicia, un lugar en nuestra geografía urbana. Es nada menos que aquel
cuadrilátero que sirvió para las instalaciones deportivas del Club A. Independiente y campo de
educación física para el alumnado del Colegio Nacional. La anécdota cuenta que urgidas las
autoridades comunales a la inauguración y no habiéndoles llegado el busto lo prestó don D.
Jacinto Maineri. Salvado el momento el busto fue devuelto a su dueño. Tiempo después se cubrió
la gran ausencia colocando, calladamente, la recia figura en bronce de don Hipólito.

Rafael Hernández
El agrimensor que trazar el pueblo ya que había obtenido su presencia en la calle (sede del Club
Empleados de Comercio) obtuvo para sí una plaza vecina a la Barroso, entre Avda. Brown y
Belgrano. La decisión fue tomada con motivo de la celebración del Centenario de la Batalla San
Carlos (1972). Antes se había llamado Ameghino. En el acto inaugural habló el director de Cultura
de ese entonces Dr. Luis Gagliardi.

Los monumentos – Bustos – Monolitos


A los Aliados: Fue la primera demostración de un pueblo en el acto de homenaje y no fue un
prócer el destinatario de esa expresión de afecto. Tuvo un valor más alto – por su universalidad – y
de gran trascendencia espiritual: LA PAZ.
Levantado en la Plaza Mitre como una pequeña pirámide al término de la Guerra Europea del año
1914 – 18, el 8 de julio de 1918. El monumento evoca el triunfo de los aliados y fue mandado a
construir por la inquietud de una Comisión de vecinos creada al efecto. La placa colocada en su
frente dice “Con lo perdurable de su temple y de su símbolo. A la posterioridad levantase este
bronce, mientras recuerdo el celebrado triunfo de los aliados en la titánica lucha entre el derecho
y libertad. Sus hijos y progenie de los pueblos victoriosos al común ideal adhiriendo los libres de
esta libérrima tierra. El día que el mayor himno cantaron a la gloriosa conquista, obsecuentes
perdieron”.

A Simón Bolívar
En el cincuentenario de la Fundación de Bolívar se inauguró un busto al Libertador que nos dio su
nombre.
Fue emplazado en la Avda. San Martín entre las plazas España e Italia dando la espalda a la
Estación FFCC SUD.
Reemplazado luego por el monumento que muestra el Héroe de Caracas de Pie, inaugurado con la
visita del Presidente de Venezuela Dr. Rafael Caldera, el busto está hoy en la Plaza Simón Bolívar
en el Barrio Casariego. En el capitulo dedicado a las relaciones de Venezuela y nuestro Partido
damos detalles más completos sobre los dos actos.

Teniente Gral. José F. Uriburu


El Parque Las Acollaradas cedió su nombre al Tnte. Gral. José F. Uriburu impuesto por el Gobierno
conservador del Dr. Miguel l. Capredoni en 1932. También se aprobó construir un busto del militar
triunfante en la Revolución del 6 de septiembre de 1930 y así se hizo. En la actualidad recobrado el
nombre originario del Parque el busto sigue en su lugar de siempre sin que una placa diga de la
adhesión o de la presencia de alguna entidad en actitud de homenaje.

Al Gral. José de San Martín


En 1916 en gestión municipal del Dr. Rogelio J. Solis se colocó la piedra fundamental de lo que
luego habría de ser el Monumento al Libertado General José de San Martín.
Se concretó durante la administración comunal del Dr. Miguel L. Capredoni quién nombró para
ocuparse de los detalles de la obra (construcción y financiamiento) una Comisión Ejecutiva el 6 de
febrero de 1934 integrada por los siguientes vecinos: L. Alfredo Vaccarezza, Pedro Bedatou, Ireneo
Zuliani, Dr. Alberto Correa Aybar, Dr. Julio L. Segura, Prudencio Soto (h). Francisco J. Orlando,
Antonio Fernández Gandarias, Juan Pablo Arné, Luis Gagliardi, Santiago Bilbao, Juan B. Salduna,
Juan R. Núñez, Antonio Devito, Pedro M. Artola, Artuto Argerich, Horacio de la Serna, Gerónimo
Oro, Vicente B. Cabrera, Tnte. Cnel. Antonio E. Arruty, Enrique Calac, Raúl Etchecerry, D. Jacinto
Maineri, Domingo J. Althabe, Dr. Dr. C.A. Flores Diez, Srta. Agustina Pelletieri, Sra. Aurora Cabrera
de Aguilera y Sr. Félix Baldini, Miembro Honorario se designó al Ministro de Guerra Gral. Manuel
A. Rodríguez.

La obra
La estatua ecuestre del Gral. San Martín tomó su modelo de la que el Gral. Agustín P. Justo
regalara en 1924 al acorazado Moreno, con una altura de cuatro metros por cuatro metros
noventa centímetros de largo.
Se construyó sobre un pedestal de granito martellinado en los Talleres del Ministerio de Obras
Públicas de la Provincia en el presidio de Sierra Chica.
La estatua fue encargada a la Dirección General de Arsenales de Guerra con un costo de $ 11.260
m / n.
La Municipalidad hizo el aporte mayor para su pago emitiéndose además estampillas especiales y
organizándose fiestas para recaudar fondos.
Fue inaugurada el 12 de octubre de 1935 con la presencia del Cuerpo del Regimiento de
Granaderos a Caballo y aviones de la Fuerza Aérea, habiéndose realizado una gran concentración
cívica y escolar frente a la estatua.
VISITANTES
Con motivo de tan importante acto patriótico fueron huéspedes de nuestra ciudad el Sr.
Gobernador de la Provincia Dr. Raúl Díaz, sus ministros Dr. Pedro Groppo e ingeniero Numa Tapia,
el Coronel Carlos Kelso en representación del Sr. Presidente de la República Gral. Agustín P. Justo,
el Sr. Presidente del Instituto Sanmartiniano Dr. José Pacífico Otero; el Director de Escuelas
Profesor Eladio Carranza, el Director de Aeronáutica Comandante Zuloaga, el Presidente del
Ateneo Ibero Americano Don José E. Campiani y el miembro de la Junta de Historia y Numismática
Don Enrique de Gandía.

Pirámide a la Batalla de San Carlos


El 13 de octubre de 1935 a las 9 horas, dentro del programa de homenaje al Gral. San Martín, se
inauguró un monolito recordatorio de la Batalla de San Carlos en el Paraje llamado “Los Cuatros
Vientos” al costado de la Ruta 65 a 9 de Julio, en las proximidades donde se desarrolló el
encuentro, pero más cerca aún del emplazamiento del Fortín San Carlos, 2.315 metros al NE en
campos de Barnetche, que ya lo eran en aquel tiempo.
A su frente una placa dice: Homenaje del Museo de Luján a los heroicos soldados y ciudadanos
caídos en este campo en defensa de la civilización en la sangrienta Batalla de San Carlos el 8 de
marzo de 1872 contra las tribus de Calfucurá. A.D.
Sobre el costado este de la pirámide otra placa dice “La Municipalidad de Bolívar a la memoria de
los valientes conquistadores del desierto que rindieron su vida al servicio del progreso de la patria
en los campos del Fortín San Carlos en cruenta lucha contra las indiadas de Calfucurá el 8 de marzo
de 1872-1935.
Mucho después se hicieron arreglos en el lugar, se levantó un mástil y sobre un paredón
decorativo está la placa con la síntesis del Partido confeccionada en el año 1934.

Busto al Gral. Julio Argentino Roca:


En la plaza que lleva su nombre sobre la Av. Lavalle frente a la actual Estación Terminal de Micros,
se cumplió el 14 de noviembre de 1937 con el solemne acto inaugural del Busto del Jefe de la
Campaña del Desierto. La lucida ceremonia contó con la presencia de su hijo el Dr. Julio Argentino
Roca Vice – Presidente en ejercicio de la República Argentina y la del Gobernador de la Pcia. Dr.
Manuel A. Fresco. Las palabras oficiales fueron dichas por la Municipalidad a cargo del
farmacéutico don Guillermo Fal, en nombre de la Comisión Nacional de Historia lo hizo el Gral.
Vélez y por la Comisión de Homenaje a los Próceres argentinos habló el General Camilo Idoate.
Ninguna placa recuerda el acto.

El Cristo Redentor
Símbolo de la fe. Presencia de Dios en el ámbito lacustre de “Las Acollaradas”, el Cristo Redentor
fue inaugurado en la tarde del 14 de noviembre de 1937, conforme a un programa de actos que
contempló, además, dejar inaugurado el Palacio Municipal. Allí estuvieron todos los ilustres
visitantes con las autoridades locales y el pueblo. Fueron madrinas las Señoras Nélida Sangiani de
Capredoni, Raquel Monasterio de Fresco, Emilia Grossi de Bedatou y Roca Lezica Alvear de
Pirovano.

A Don Domingo Faustino Sarmiento


Un busto ubicado frente a las Escuela Nº 1 en la intersección de las avenidas Alsina y Belgrano
recuerda al gran educador sanjuanino. La obra es del escultor Luis Perlotti y fue emplazada el 11
de septiembre de 1938 al cumplirse el cincuentenario de su muerte. Una sola placa hay colocada y
dice: “Sembró escuelas – dignidad – honradez – Escuela Industrial de la Nación 11 Septiembre
1960. Y el magisterio, y las autoridades, y las escuelas? Sencillamente, no están.

Eva Perón
Despertó polémicas y encendió el amor en vastos sectores del pueblo. El gobierno peronista de
don Manuel Chatruc Miguez por Ordenanza Nº 208 del año 1953 autorizó se instalara un busto de
la señora Eva Perón frente al edificio de la Municipalidad y así se hizo. La revolución de septiembre
de 1955 desató odios, avivó pasiones y el busto fue arrancado de su lugar.
Fue ocultado hasta que el gobierno democrático del Dr. Francisco Ravassi resolvió se instalara
nuevamente, aunque esta vez frente al edificio del Consejo Escolar e Iglesia Parroquial ya que
Manuel Belgrano, había ocupado con su mansa figura el espacio vacio. Hoy, felizmente, ya nadie
se atrevería a desalojarlo. La democracia si sabemos esperarla da sus frutos.

Monumento al indio
Fue intención de la Comisión de Bellas Artes que presidia el Dr. Santiago Gandola durante la getión
del Sr. León Perlotti levantar un monumento en homenaje al indio de América. Se emplazó en el
Parque Municipal y es obra de don Luis Perlotti (27/6/1957).

A la madre
La Comisión de Bellas Artes de la Municipalidad donó la obra escultórica (la madre y el niño) que
pertenece a Luis Perlotti y la Municipalida hizo el emplazamiento. Fue a principios del año 1958.
Ocupa el centro de la Plaza Alsina, donde otrora el lugar se utilizaba como palco para la Banda de
Música. Sobre el frente del Monumento una frase que escribió la destacada docente Lita Forte
dice “Con tu fuerte debilidad sostienes el mundo”.

Mariano Moreno
Era Intendente del Partido don domingo Erreca y don Héctor Gibert su secretario, cuando se
autorizó la construcción de un busto de Mariano Moreno en la iniciación de la calle que lleva su
nombre en la Av. San Martín al 1.100.
Ordenanza del año 60 con la firma de don Gilberto Irisarri Presidente del Consejo Deliberante y
Camilo Pérez Risso, secretario.

Manuel Belgrano
Por resolución del 18 de mayo de 1965 del Intendente don Carlos A. Barrio se autorizó a la
Agrupación Tradicionalista Fortín San Carlos a emplazar en la rambla de la Av. Belgrano frente al
edificio del Palacio Municipal un busto del Gral. Manuel Belgrano que será erigido como homenaje
de justa recordación al héroe.

Monumento a Simón Bolívar


Donde en 1928 se colocara un busto del Libertador Simón Bolívar, se le reemplazó el 9 de febrero
de 1973 por un Monumento al Libertador con la presencia en el acto Inaugural del Sr. Presidente
de la República de Venezuela Dr. Rafael Caldera.

A Rafael Hernández
La Comisión de Conmemoración del Centenario de la Batalla de San Carlos hizo levantar un busto
del agrimensor Rafael Hernández en la plaza que también tomó su nombre en el Barrio de La
Rural. Fue en marzo de 1972. Se colocó una placa con la siguiente leyenda: “el Pueblo de Bolívar a
Rafael Hernández artífice del trazado de nuestra ciudad. 1872 8 de marzo de 1972. Y aquí los
organizadores, entre los que me incluyo, cometieron un grueso erros. 1878 es el año del trazado.
Debió figurar esta última, aunque se explica el hecho por que lo que se estaba conmemorando era
precisamente, el Centenario de la Batalla y a eso apuntó la inscripción.

Los monumentos del Centenario


El festejo del Centenario de la Fundación fue pródigo en la inauguración de bustos y monolitos
recordatorios, tanque que en el “argot” popular ya se nos llamaba Isabel Sarli, por aquello de
tener mucho busto.

De los ex – residentes a los fundadores


Fue levantado a instancias del Centro de Ex – Residentes Fortín San Carlos de la capital federal que
presidia don Rodolfo Arce siendo don Lino Alcaraz secretario y con su esfuerzo pecuniario. Se
inauguró en un lucido acto el 2 de marzo de 1978. La placa colocada a su frente por el Centro
expresa: “El C. de Ex – Residentes Fortín San Carlos rinde homenaje –con este monumento- a los
hombres y mujeres que hace cien años, con clara visión de futuro, fecundo trabajo y coraje,
poblaron, esto pagos donde hoy se levanta San Carlos de Bolívar, 1878 – 2 de marzo – 1878.
Muchas placas más se han ido fijando sobre el monumento como expresión de amor del pueblo a
los forjadores de un pueblo nuevo en la inmensidad del desierto agreste.
Digamos finalmente que ocupa este recordatorio un lugar en la Plaza Alsina.

Mitre – Barroso – Brown – Maineri


A Bartolomé Mitre Fue instalado en la Plaza que lleva su nombre. Pronunció el discurso de entre
del busto el escribano Alfredo Rueda Presidente de la entidad donante. Agradeció el Secretario de
la Municipalidad Dr. Roberto Eberhard. También se dirigió a la concurrencia la Srta. Susana
Pereyra Iraola Mitre del diario La Nación. Bendijo el Padre Palazzolo,
A Casimira Barroso El busto fue donado por el Sr. D. Jacinto Maineri quien lo ofreció en un
emotivo discurso. Agradeció por el D. Ejecutivo el Arq. Jorge Fernández. La bendición fue
impartida por el Padre Trinitario César Pascuali.
A Juan Maineri Fue uno de los primeros actos realizados dentro del vasto programa de festejos del
centenario.
El 18 de febrero fue inaugurado el busto que donara la familia Maineri colocándose en el frente
del Hospital de Bolívar. Lo ofreció su bisnieto Juan Joaquín Maineri y agradeció el Dr. Jorge
Garbini.
Ahora con la inauguración del nuevo Hospital que tiene su frente a la Avda. Calfucurá el busto de
Juan Maineri donante de los terrenos con su esposa Luisa Masconi, hace compañía el busto del Dr.
Fabrés García, que fuera emplazado en el año 1946, también en el frente viejo.
Alte. Guillermo Brown La armada Argentina ofreció el busto del ilustre marino que fue emplazado
en la Avda que lleva su nombre entre las plazas Barroso y Hernández. Fue ofrecido por un oficial
superior del arma y agradeció en nombre del Departamento Ejecutivo Municipal el Contador
Alberto Rivas.
San Carlos Borromeo El Movimiento Familiar Cristiano en adhesión al Centenario de la Parroquia
ofreció la imagen del Santo Patrono de Bolívar San Carlos Borromeo en una artística obra
escultórica del Sr. Rolando Román, hijo de nuestra ciudad.
Fue bendecida por el Obispo Diocesano Monseñor Emilio Bianchi Di Cárcano el 4 de febrero de
1984. Se instaló en la última cuadra de la Avda. Belgrano en la rambla frente a la Plaza Hernández.

Monolito a la memoria de Juan C. Bellomo


Un monolito obra también del escultor bolivarense Rolando Román, recuerda a Juan Carlos
Bellomo, caído para siempre durante las inundaciones de 1985, un fatídico 19 de noviembre. La
alegoría representa a un hombre del pueblo sujetando de una gruesa soga al partido de Bolívar y
elevándolo para que las aguas no lo sumerjan.
La inscripción en su frente expresa: “La Comunidad de Bolívar a Juan Carlos Bellomo. En homenaje
a quien ofrendo su vida en un acto de solidaridad por su pueblo”. Bolívar 19 de noviembre de
1986.

Al canillita
Un expresivo homenaje organizado por el Club de Pumas con el auspicio del Diario La Mañana,
Librería e Imprenta del Globo y Casa Mazzuca se realizó al canillita.
Una hermosa figura del vendedor de diarios realizada por el Sr. Román se asentó sobre un
pedestal de material en la rambla de Av. Belgrano, a pocos metros donde en un accidente de
tránsito perdiera la vida Alejandro Martín veterano vendedor de diarios de “La Mañana”.
Precisamente fue director de este medio Dr. Oscar C. Cabreros el encargado del discurso de
circunstancias.
Se realizó el 7 de noviembre de 1988 en horas de la tarde.

José Hernández – Beethoven


La administración del Intendente De la Serna había recordado en el Parque a José Hernández el
inmortal creador del Martín Fierro y a Ludwig van Beethoven, a inspiración del Director de Cultura
Dr. Luis Gagliardi. Fatalmente ambas obras muy cercanas entre sí fueron desapareciendo atacadas
por la necedad de algunos inadaptados.
El monolito a los fundadores
En la continuación de la Avda. Brown en su ejemplar con la Avda. Mariano Unzué, teniendo a
ambos lados las Avenidas 9 de Julio y Dr. Pedro Vignau un monolito un monolito recuerda a la
Comisión Fundadora. Una sola placa dice de su existencia y fue colocada con motivo del 75
aniversario de la fundación en el año 1953. Fecha que nada tiene que ver con su emplazamiento
en el lugar. No hay referencias escritas que permitan obtener la fecha cierta de su presencia allí.
Pero a través de dichos de vecinos la piedra habría sido traída del Matadero Municipal y estuvo
mucho tiempo en una de las plazas hasta que se ubicó adonde ahora se encuentra. Es una versión,
nada más. Por el tipo de piedra, coincidentemente con otras que fueron emplazadas en la gestión
del Dr. Capredoni, no tengo dudas que así fue y que data del año 1935 apróximadamente.

Las ramblas y las palmeras

Nuestra ciudad se caracteriza por sus amplias avenidas (boulevares en ese tiempo), las ramblas
que las enmarcan y por las palmeras.
La Ordenanza sobre construcción de ramblas es del 8 de octubre de 1927.
Su artículo primero dice así: “Se construirá en la parte central de la calzada de las avenidas una
rambla de seis metros cuarenta centímetros de ancho, dejándose a ambos lados de la misma dos
franjas de seis metros cada una destinada a pavimentarse. Serán de 40 mts. de largo cada una en
dos secciones, separadas por un espacio central de 15 metros de largo, espacio que deberá
pavimentarse oportunamente”.
En lo que hace a las palmeras es enorme la curiosidad por saber cuando fueron plantadas y
precisar el nombre del benefactor que hizo tan hermoso regalo al pueblo.
A pesar de que el gobierno comunal del Dr. Miguel Capredoni, ha llevado un detalle muy ajustado
de sus realizaciones en una documentación prolijamente guardada donde el rubro plantaciones es
objeto de cuidado, nada dice del momento en que se ordenó la plantación de las palmeras, su
procedencia y otros datos.
Pero el método deductivo se impone, a falta de una prueba concluyente, y es fácil determinar que
las primeras palmeras datan del año 1932, 1931.
Se había puesto término a una importante etapa de pavimentación y estaban construídas las
ramblas. Una fotografía de la actual Municipalidad tomada en 1937, año de su inauguración,
destaca al frente, sobre la Avda. Belgrano al comienzo de la cuadra una palmera ya desarrollada
que permite suponer tenía unos cinco años.
Hemos cotejado amplia documentación fotográfica y sostenemos, entonces, con fundamento,
esta posición.

Las casuarinas

La Avenida de los Pinos, se la llama a la ancha calle arbolada que conduce desde prolongación
Lavalle y avenida Calfucurá al Cementerio. Pero en realidad son casuarinas las que alineadas de
uno en fondo han dado al lugar ese aspecto tan hermoso. Una de sus filas ha sido talada por
exigencias de los vecinos y con autorización del actual Intendente, La otra tal vez aguarde similar
destino. Sería muy lamentable por el hondo significado que tienen al ser parte del patrimonio
cultural de este pueblo. Pero no nos corresponde a nosotros resolver el dilema que a muchos
preocupa.
Digamos que 158 de ellas fueron trasladadas al lugar desde el vivero municipal en octubre de
1932. 232 más fueron plantadas en el año 1933. ¿Cuántas quedan? ¿Cuántas quedarán?.

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CAPITULO XXXIII

FOTO (PÁGINA 438)

1. La Obra pública. El pavimento urbano.


Obras en la administración del Dr. Capredoni. Del Intendente Barrio.
Pavimentación durante el gobierno del Dr. Bereciartúa.
2. Parque “Las Acollaradas”. El Matadero Municipal. El Cementerio.
Los primeros mauseolos. El Mercado Municipal. La Estación Terminal de Micros. El Palacio
Municipal. La Pileta de Natación del Parque.

El pavimento urbano

La máxima aspiración de los pueblos ha sido la de obtener paso a paso las obras de
infraestructura que definan su futuro: el adelanto o el retraso. Una de ellas, de tanta importancia
como la luz, el agua, las cloacas, es el pavimento.
Por eso no es de extrañar que esa preocupación ya hubiera prendido en los ediles en el año 1909 a
punto tal de resolver un llamado a licitación que lleva fecha del 24 de mayo de ese año, aunque no
especifica cantidad de calles a pavimentar, ni condiciones.
Cierto que fue para los bolivarenses un año de muchas iniciativas ya que otra de ellas proponía la
habilitación de una línea de tranvías. (Aunque parezca cosa de no creer).
El concejal Domingo Althabe (luego intendente) porponía en 1919 un estudio técnico para
“macadamizar” algunas calles de la ciudad. Y don Miguel Arce, concejal también, presentó un
proyecto para adoquinar la Av. San Martín desde la Estación hasta la Municipalidad.
Todo comenzó en firme con un Proyecto de Ordenanza elaborado el 11 de mayo de 1927 para
pavimentar 63 cuadras por parte de una Comisión Especial Integrada por los Sres. Carlos M.
Cepeda, Arturo Vitale, Rogelio J. Solis, Máximo Lorda y Marcelino Achuelo. Se establecía que sería
de hormigón armado con un 15% del costo a cargo de la Municipalidad y el resto a apgar por los
frentistas en cuarenta cuotas trimestrales con un interés del $ 7 anual. La ordenanza habría de
darse el 4 de septiembre de 1927, pero recién el 28 de enero de 1929 se llama a licitación para
pavimentar 26 cuadras conforme a la ordenanza del año 1927.

Adjudicación

Se concede a los Sres. Muller y Ryssi la realización de la obra debiéndose firmar la correspondiente
escritura por ante el escribano don Antonio Larrosa.
Lo hacen el Intendente Althabe y el secretario don José Anglés el 16 de marzo de 1929.
Las primeras cuadras en dejal la tierra fueron: la avda. San Martín de Alvarado (Plaza Hotel) hasta
General Paz (Librería del Globo) y Alsina de Rivadavia hasta Belgrano ( Escuela Nº 1), las cuadras
transversales entre ambas,a demás de la Avda. ALte Brown (desde Alsina a Avellaneda) y Gral.
Lavalle (de Mitre a Pellegrini).
Por Ordenanza del 8 de marzo promulgada el 16 del mismo mes se amplia el radio de
pavimentación por contratación directa que comprende dos cuadras calle Roca entre Avda. Gral.
Paz y Lavalle y calle Mitre entre Gral. Paz y Las Heras.

Transferencia contractual

Los Sres. Müller y Russo transfieren a Wenceslao Álvarez la realización de los trabajos de
pavimentación, circunstancia que encuentra la debida aprobación municipal.
El 14 de Julio de 1929 se nombra al Ing. Francisco Balado con una asignación dd $ 400 mensuales
para atender las obras. Y el 3 de enero de 1930 se designa al Sr. Juan Maineri como inspector de la
misma.

Ampliación

Una Ordenanza del 19 de enero de 1930 promulgada el día 23, amplia la pavimentación por el
sistema de Bonos de la Provincia frente a las plazas Alsina y Mitre, Italia y España. Es decir las
centrales y las que dan a la estación del ferrocarril.
Sería receptor del pavimento en esta primera etapa el Sr. Antonio Fernández Gandarias.
Comisionado Municipal, el 16 de enero de 1931.

Obras en la Administración del Dr. Capredoni


El 11 de noviembre de 1934 el H.C. Deliberante que presidia el Dr. Rogelio Solís, siendo secretario
el Sr. Oreste Repetto dicta una nueva ordenanza ampliatoria de pavimentación. El Intendente del
Partido Dr. Miguel Capredoni la promulga con fecha 12 de noviembre, declarando a la
Municipalidad acogida al régimen de la ley Nº 415. Se proyectan 53 cuadras con el sistema de
Bonos de Pavimentación.
Pero esta ordenanza habrá de ser derogada y habrá unnuevo llamado a pavimentar esta vez no
por Bonos sino por contratación directa.
La Ordenanza es del 5 de julio de 1936, llamándose a licitación pocos días después. Se adjudica a la
firma Acevedo, Shaw y Cía. El plazo de pago se fija en 10 años con un tipo de interés del 7% anual y
el pavimento será de hormigón armado.
Es Director Técnico de los trabajos el Ing. Francisco Marsellán.
Las obras se iniciaron el 1º de octubre de 1936 y fueron terminadas en agosto. De 1937. Total de
cuadras construidas 85 en este período. 137 suman hasta esa fecha entre las dos etapas (52 tiene
a su favor la primera).

Algunos datos

Estos números corresponden a la pavimentación de la Administración Capredoni:

Superficie de calzada construida……………………………………………………….. 104.268,23 m2.


Longitud de cordones integrales de hormigón………………………………….. 20.959,94 m2.
Cemento utilizado – 114.014 bolsas………………………………………………….. 5.730.700 ks.
Hierro redondo en barras………………………………………………………………….. 290.700 Ks.
Arena………………………………………………………………………………………………... 13.431.120 ks.
Pedregullo………………………………………………………………………………………… 20.059.63 ks.
Juntas asfálticas………………………………………………………………………………… 24.000 Ks.
Importe total de las obras ejecutadas,
facturadas a los precios básicos del contrato: $ 1.386.146,10 m/n.

En la administración del Intendente Barrio

Los trabajos de pavimentación habrían de sufrir un largo lapso de paralización hasta que en la
administración comunal de don Carlos A. Barrio, año 1964, se vuelve sobre el tema.
Hubo intentos anteriores, el Intendente Chatruc Miguez, incursió en la materia y hasta constituyó
una Comisión; en octubre de 1955 se lanza un plan para construir 95 cuadras a financiar con
crédito bancario y el 27 de junio de 1957 encontramos la designación que se hiciera al Ingeniero
Alberto Reyna Almados para realizar los estudios destinados a emprender las esperadas obras de
pavimentación. Pero todo quedó nada más que en buenas intenciones.
La Ordenanza Nº 18/64 dada por el H. Concejo Deliberante en agosto de ese año declaró de
utilidad pública todas las obras de pavimentación a llevar a cabo en el Partido de Bolívar (Régimen
de licitación pública y Administración).
Esta decisión legal encontró apoyo en la Comisión Vecinal de Pavimentación creada con ese
fin.
La presidió el recordado Padre Trinitario Francisco Echevarría. Vice – Presidente fue el Dr. Alberto
Bianchi. Sus secretarios los Sres. Francisco A. Alabart y Enrique Siysa. Vocales en representación de
las fuerzas vivas: Dr. Oscar C. Cabreros, Sr. Isaac Mosca, Sr. Rogelio Parada, Sr. Antonio Gómez y
Sr. César Municoy. Vocales suplentes Sres. Juan G. Rodríguez y Alfredo F. Blanco. Además la
integraban los siguientes concejales que ejercían en ese período Sres. Antonio Bardella, Rubén
Curuchet, Dr. Dante O. Cimino y Andrés F. Morel.
Se proyectaron así 97 cuadras a través de dos llamados: uno de 50 cuadras licitadas por el Plan
Provincia y otro de 47 cuadras por administración municipal. Los dos tuvieron apertura y
adjudicación de propuestas conforma a las normas legales pre-establecidas.
Pero a raíz de que el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia descubrió vicios en la
presentación de los contratistas que pudiera encubrir una maniobra, la Comisión Vecinal aconseja
rechazar esa licitación y propiciar un nuevo llamado anulándolo todo.
Una ordenanza del 15 de septiembre de 1965 así lo establece. Finalmente el 14 de abril de 1966 se
adjudica a la empresa Eduardo Sánchez Granel la licitación provincial de 50 cuadras en la planta
urbana, instalando su obrador en Mayo del mismo año.
El Plan Municipal es otorgado a la firma Enrique Alfieri de Olavarría. En total la cifra al finalizar la
misma alcanzaría a 245 cuadras. Mientras tanto se trabajaba en Urdampilleta y en Pirovano. En
esta última localidad la Comisión Vecinal era presidida por ese incansable luchador y hacedor del
progreso llamado lugareño Alfredo Martín.

Pavimentación durante el gobierno del Dr. Bereciartúa

Vuelve a producirse otro vacio importante en la actividad pavimentadora. Pero no inercia de las
autoridades ya que en el período de más de diez años que marca ese compás de espera, se
registran movimientos importantes tendientes a continuar con los trabajos. Citamos algunos. El 16
de enero de 1973 se declara de utilidad pública y pago obligatorio para los propietarios las obras
de pavimentación a ejecutar. En febrero del mismo año se pre adjudica a la firma Geopé S.A. y Cía
la ejecución de las obras de pavimentación y desagües pluviales complementarios – 21 cuadras –
por la suma de $ 1.203.413. En agosto de 1973 se crea la Comisión Asesora Municipal de
Pavimentación (Gestión Ravassi).
Es durante la gestión municipal del Dr. Félix Agustín Bereciartúa, nombrado a raíz de la última
revolución militar triunfante, que se va a dar un nuevo y decidido apoyo a estas obras, como a
otras, que el Partido venía reclamando.
Con la adquisición de un equipo de hormigón armado, la Municipalidad se constituye en
empresaria con el lógico abaratamiento de los costos y con una notable simplificación en las
tareas.
Con el auxilio crediticio del Banco de la Pcia. de Bs. As. se puede dar cumplimiento a un positivo
plan que arroja para 1978 la construcción de 48 cuadras, 23 cuadras en 1979 y 22 en 1980 para la
ciudad de San Carlos.

Un sistema “sui – generis”

Ante la imposibilidad de seguir contando con ayuda financiera el Intendente sugiere un sistema
propio, original, para afrontar la construcción, creando algo muy parecido a los “círculos cerrados”
donde todos pagan y las cuadras se van haciendo paulatinamente en acuerdo de partes. El plan de
125 cuadras fue expuesto en reunión pública a los interesados, contando con la “masiva adhesión
de los propietarios” según reza en el Diario “La Mañana” del 30 de Mayo de 1981.
Se agregaron 17 cuadras más por lo que quedó implementado un plan de 142 cuadras previsto a
realizarse en 5 años, a contar del mes de julio de 1981. Al término de la gestión Bereciartúa –
Eberhard por entrega al Intendente Carretero, elegido por el pueblo, se habían construido 58
cuadras del plan propio, completando para la ciudad, 153 cuadras en total, sin incluir desde luego,
a Urdampilleta y Pirovano que seguían haciendo lo suyo. El plan estaba en su última etapa la
realización con cuadras faltantes hasta mayo de 1990. La administración Carretero – Ruíz cerraba
un ambicioso progreso de pavimentación.

Parque “Las Acollaradas”

La naturaleza creó las lagunas y las unió “acollarándolas”, según la clásica expresión campera, para
que sirvieran de apoyo a las caravanas que iban a Salinas Grandes. El azar, luego, casi
caprichosamente, hizo que a su versa naciera un pueblo.
Los hondos cañadones, los tupidos yuyales, le dieron al lugar un aspecto salvaje, primitivo, Paraíso
del ave y de toda clase de animales. Sólo dos islas fueron quedando en el inmenso océano verde
que se extendía sobre el costado del villorio que crecía con pretenciones de futuro.
El Parque, que en 1910 había sido llamado del Centenario, había albergado a un club náutico que
poco a poco desapareció.
Las autoridades venían mostrando su preocupación por hacer de “Las Acollaradas” un lugar de
esparcimiento, de diversión y recreo, aprovechando tan magnífica disposición del Creador.
Desde 1926 se avanza con ese propósito y el Comisionado de ese entonces don Francisco Cobeñas
comisionada al Jefe de la Oficina de Obras Públicas de la Municipalidad para que proceda al
estudio y confección de un plano de realizaciones.
En 1927 se destinan fondos en el presupuesto municipal para que proceda al estudio y confección
de un plano de realizaciones.
En 1927 se destinan fondos en el presupuesto municipal para trabajos en el Parque y los mismos
se repiten en el próximo ejercicio.
Don Claudio Court, ingeniero agrónomo, se ofrece gratuitamente a dirigir las plantaciones y es
nombrado en 1931 Director de Parques y Jardines Públicos.
En ese mismo tiempo se forma una Comisión Vecinal que habría de tener gran papel en ese
cometido.
Llega el Dr. Miguel Capredoni en febrero de 1932 a ocupar la Intendencia Municipal y no
solamente confirma a la Comisión existente, sino que levanta en la isla central la famosa glorieta,
que marcó toda un época, y se lanza decididamente a la gigantesca tarea de hacer plantaciones.
Fue terminada en octubre de 1932.
La pasión política, empero, puede más que su entusiasmo y el Parque toma el nombre de José
Félix Uriburu, Jefe de la Revolución del 6 de septiembre y se construye un busto a su memoria.
Cabe señalar los nombres de don Hilario Sagasti, Antonio Rosas, Lorenzo Lupano, Santino Bilbao,
Pedro Herzovich, Antonio Devito, P. Enrique Larregle, Francisco Cipriano, Horacio de la Serna,
Ramón Terruela, Antonio Fernández Rey, S. Oscar Cáceres, Antonio Fernández Gandarias y Luis
Mallol, integrantes de las primeras comisiones a cuyo impulso el Parque fue adquiriendo belleza y
la trascendencia que por muchos años fue nuestro orgullo. Con el correr de los años se
incorporaron al espacio verde obras de importancia. La primera de ellas fue construir un murallón
de la laguna y el puente de madera, reemplazado mucho después por un artístico puente colgante.
La pileta de natación fue obra del gobierno comunal del Dr. Capredoni. Paulatinamente cada
intendente mostró su preocupación y dejó señales de su paso por la conducción política del
pueblo. Unos más acertados que otros, ya que el mantenimiento de los espejos de agua, era una
prioridad reclamada desde la historia misma del lugar, y algunos se olvidaron de ella en tareas de
rellenamiento que consideramos inapropiados.
Actualmente, ya en el año 1990, desde la Casa Municipal se prometen obras que nos llevarán a
reencontrarnos con el soñado balneario, con botes y veleros, en un aprovechamiento integral del
paseo y su tan particular paisaje.
El 21 de mayo de 1948 la Ordenanza Nº 1, promulgada por el Departamento Ejecutivo restituía al
Parque su vieja denominación “Las Acollaradas”. Se hacía justicia.

Los nombres de las lagunas

A principios de siglo existían cuatro lagunas las que respondían a los apellidos de los titulares de
predios vecinos a las mismas y que invadían sus tierras. Son ellos “de Macchia”, “de Lucero”, “de
Pueyerredón” y de “Pita”. Esto siempre dentro del ámbito geográfico de “Las Acollaradas” ya que
todo el pueblo era una inmensa laguna.

La llamas del parque


Por muchos años el paseo de los bolivarenses contó con extraños habitantes. Hermosas llamas,
que hacían las delicias de los niños, y que atraían la curiosidad de todos.
Fueron vendidas el 14 de julio de 1951.

El Matadero Municipal

El primer matadero municipal surgió durante la administración comunal del Sr. Juan Erramuspe
(1901), actuando como consejeros municipales los Señores Rios, Don Manuel Fernández y Paulino
Rey, quienes reunidos en comisión establecieron los corrales de abasto en el lugar del Cuartel 1º
que siempre hemos conocido, rumbo Este. Esta resolución se tomó a raíz de que en una tarde se
disparó de “Las Acollaradas” donde se faenaba a campo raso, una vaca furiosa que penetró por las
calles céntricas del pueblo causando muchas dificultades y un buen susto a varias personas.

Primera Concesión

El 29 de agosto de 1909, el gobierno comunal resuelve “privatizar” los servicios de matanza y


concede a don José Antonio Lautre la autorización suficiente para construir y explotar por el
término de 20 años, un edificio adecuado para Matadero Público en el sitio que encuentre más
conveniente, dentro de las chacras en que actualmente funcionan los mataderos del Partido.
Además la ordenanza le autorizaba para “cobrar por su cuenta los derechos de abasto de los
animales que se sacrifiquen”.
Esta concesión fue transferida poco después a Fernando Etchegoyen que era concejal del grupo
que manejaba el caudillo don Emeterio Lautre.
Una vez “derrocado” el intendente Mansueto Cepeda, los intendentes siguientes, Pedro Pumará y
Enrique Calac, dan por terminada esta concesión, como la del cementerio y otras.
La Municipalidad habría de tener luego un pleito muy largo y costoso con la firma Etchegoyen,
hasta que transó pagando una importante suma de dinero en concepto de indemnización.

Obras nuevas
El 12 de noviembre de 1929 se llama a licitación para realizar un nuevo matadero. La obra se
adjudica a don Francisco M. Valentino el 26 de diciembre de ese mismo año. En la administración
del Dr. Capredoni se habrían de realizar obras complementarias a cargo de la firma constructora
Devito Hnos. en la actualidad El Matadero es una planta obsoleta por lo que la matanza para el
abasto local se hace el Frigorífico de Bolívar Industrias S.A. en la zona industrial planificada.

El Cementerio

En las normas impartidas el 23 de noviembre de 1877 al agrimensor Rafael Hernández para ser
tenidas en cuenta en el planteamiento del nuevo pueblo, estaba la de ubicar el cementerio de
acuerdo con el Juez de Paz y la Comisión, a una distancia no menor de 3 Kms., de la población con
una superficie de ocupación de 4 hectáreas. El agrimensor hizo el reconocimiento del terreno
donde hoy se encuentra por considerarlo apto. Pasaron cinco años hasta que se dio comienzo a las
inhumaciones en ese predio correspondiendo la primera a don Juan Munhoa que tuvo actuación
como Municipal de Instrucción pública en el año 1880 y que formó filas en la Sociedad Española
como dirigente, Su esposa doña Casilda Arriaga de Munhoa le acompañaría en ese mausoleo
levantado por D. Antonio Lautre, al fallecer ésta en mayo de 1896. Acotemos que las
inhumaciones de ese primer lustros se efectuaban en 25 de Mayo, adonde eran trasladados los
cadáveres.

Los primeros mausoleos

La falta de los primeros registros de anotaciones en el cementerio local no nos permite hacer una
historia ajustada a una documentación fehaciente. Un panteón a nombre de Agustín Aguerrido,
que fuera oficial de policía integrado al cuerpo mandado por Pedro Duval tiene fecha del año
1883. Es sin duda el primero. Está construido hacia abajo y alberga féretros entre los que existen,
según referencias del encargado, personalidades de los comienzos del pueblo.
El primer panteón sobre la calle de entrada, a la izquierda es también muy antiguo. Tiene fecha
1902 y está a nombre de Juan Fabregá Rouvra. Su nombre aparece en las primeras adjudicaciones
de lotes e integra el acta fundacional de la Sociedad Española. En el interior están los restos
mortales de don Andrés Gamundi que fuera intendente en 1899 y de sus familiares.
En la primera fila de nichos altos, bajo el corredor que encontramos a la izquierda en cuanto se
entra hay muchos nombres que hicieron a la historia de esos días. Carmen Chávez de Viera
(27/9/94) a quien suponemos esposa de don Rufino Viera intendente en el año º893, ocupó otros
cargos además, y que hallamos un poco más abajo con la anotación de haber fallecido el 10 de
mayo de 1908 a los 55 años.
Otro intendente, don Federico Dozo que actuara como tal en el año 1887 aparece en la vecindad.
La placa dice: 6.4.1094 a los 52 años de edad.
Hay una señora Teodora N. de Delupi fallecida el 18 de septiembre de 1885, El apellido Delupi
(familia de relojeros) tuvo vigencia en San Carlos por más de siete décadas, pero hoy es uno de los
tantos nombres que se han ido borrando por ausencia.
Don Francisco Corvalán. Vice – Presidente 2º del H. Concejo Deliberante del año 1898, tiene su
lugar de descanso definitivo en las alturas de ese corredor.
Registramos el nombre de Celina Viera Chávez de Miró, fallecida el 1 de junio de 1910. La
asociamos como hija del matrimonio ya mencionado y esposa de don Martín Miró que actuara
como concejal en el gobierno comunal de don Mansueto Cepeda.
Después de las grandes bóvedas, muchas de ellas de fina arquitectura y de estilos renacentistas
guardan celosamente los restos de quienes fueron los hacedores del pueblo. Familias de ayer,
continuadas en hijos y nietos, y otras acalladas para siempre tras un silencio de olvido o de pena,
porque nadie quedó para recordarlos.
Domingo Iñarra, la primera, Narciso Ruíz, familia de Javier Salazar (1906), don José Cieza, familia
San Román, Diego Pueyrredón, Francisco Urrutia, Daniel Salazar, José Chorén, José Iriarte, Mariano
Pueyrredón, Alejandro Funes, José Iriarte, Arriazu, Etcheverry, Erramuspe, Ané-Galló, Erreca,
Familia Giménez que guarda los restos del Capitán Edelmiro Giménez, jefe de los Guardia
Nacionales y muchos nombres más que sería interminable pronunciarlos.
Se impone, alguna vez se hará, reubicar prolijamente esas sepulturas para saber cómo están y
para que restos tan queridos no sean abandonados a su suerte y pierdan. Tal vez habría que
reunirlos, al menos aquellos que no tengan propiedades perpetuas, en un panteón común,
convenientemente identificados, para que reciban el permanente homenaje del pueblo. Volver al
pasado sirva para asegurar el futuro.
El cementerio viejo dio lugar a una extensión que por contraposición se ha dado en llamar
“cementerio nuevo”. Los restos mortales de don Carlos Alberto Rico, sepultados el 4 de enero de
1978 fueron los primeros en llegar.
La actual fachada del cementerio con un estilo románico muy apropiado para sus funciones, con
cierta majestuosidad y belleza clásica, fue realizado en el año 1938.

El Mercado Municipal

La gestión creadora del Intendente Dr. Miguel Capredoni también abordó la construcción del
Mercado Municipal, años 1937-38, para dar ubicación en el mismo lugar a una gran cantidad de
puestos de ventas de carnes, pescados, verduras, frutas y otros elementos que componen la
canasta familiar.
Reconoce como antecedentes el Mercado Municipal instalado en la esquina de Balcarce y Avda.
Alsina por una sociedad anónima constituida en 1910 por prominentes ciudadanos de es tiempo.
Por muchos años el Mercado de Mitre y Alvear fue el centro de la actividad mercantil relacionada
por muchos, se vendió en subasta pública el edificio saliendo del patrimonio municipal.

La Estación Terminal de Micros

Fue el gobierno del Sr. Manuel Chatruc Miguez el encargado de construir la primera estación de
micros de nuestra ciudad.
Se levanto en la Avda. Gral. Paz y Edison. Fue un lindo proyecto de una nueva Estación Terminal de
Micros. Prontamente quedó chica desbordada por el crecimiento del transporte automotor.
Le correspondió al Dr. Bereciartúa ser el iniciador del proyecto de una nueva Estación Terminal de
Micros que había prometido para el final de su gestión. La tarea le llevó felizmente a término su
sucesor Dr. Roberto Eberhard, al ocupar el Dr. Bereciartúa la cartera de Ministro de Asuntos
Agrarios de la Pcia. de Buenos Aires. Se realizó una primera parte de un proyecto más ambicioso
que abarca seis dársenas y locales para las distintas empresas de micros, amplia sala de estar y
bar.
Ocupa el predio donde antiguamente estaba instalado el Hospital de Bolívar –su edificio central –
con frente a la Av. Fabrés García. Se inauguró el 10 de diciembre de 1983. Se apagaba la tarde y el
nuevo gobierno comunal estaba pronto para asumir.
El Palacio Municipal

Don Andrés Macaya, Senador Provincial, nombrado Comisionado Municipal en el año 1903 en el
Partido de bolívar, fue el encargado de suscribir el contrato de obra para la construcción del
Palacio Municipal (así se lo nombraba oficialmente) en el amplio predio de la Avda. San Martín y
Belgrano.
El contrato lleva el número de escritura 96 del registro del escribano Rodolfo Jordán y está
fechado el 10 de agosto de 1903 en San Carlos de Bolívar.
Se llamó previamente a licitación conforme a un pliego de condiciones abriéndose las propuestas,
cuatro en total, el 28 de junio. Se adjudicó la obra al constructor Carlos Pedemonte por la cantidad
de $ 42.900 m/n.
En oportunidad de mandar el Gobierno de la Pcia. un ingeniero constructor para inspeccionar las
obras del Hospital, también en construcción, se le pidió su presencia en el terreno municipal. Allí
delineó algunas reformas que fueron aceptadas y llevadas a la práctica.

El nuevo edificio

En 1934 las autoridades comunales estudian la posibilidad de mejorar el edificio y de hacer


algunas ampliaciones. Hacen la consulta al ministerio de Obras Públicas de la Provincia y esta
destaca el arquitecto Federico de Achával, perteneciente a la Dirección de Arquitectura para que
haga los estudios pertinentes.
Achavál llega a San Carlos y sobre el terreno analiza la situación. Su consejo es un poco
sorprendente, prefiere demoler y hacer un edificio nuevo.
La misma Dirección ha el proyecto y prepara los planos. El H.C. Deliberante por Ordenanza del 3 de
junio de 1934 se acoge a los beneficios de la ley 4017 – Bonos de Obras Públicas de las
Municipalidades - por la suma de $ 250.00 que luego se amplía en $ 50.000 más moneda nacional.
La Dirección de Obras Públicas de la Pcia. llama a licitación para la obra y el primer llamado
fracasa. En el segundo hay cuatro ofertas, entre ellas figura don Diego Naranjo empresa local,
haciéndose la adjudicación de los trabajos a Santos Ferroni de La Plata.
Estos se iniciaron el 23 de diciembre de 1935.
El hermoso edificio que consta de dos plantas de líneas clásicas, “de un griego modernizado”, de
gran suntuosidad y tiene salones para expositores y fiestas, además de un cómodo Recinto para el
Honorable Concejo Deliberante y oficinas.
La bendición e inauguración de las instalaciones tuvo lugar el 14 de noviembre de 1937. Su
funcionamiento comenzó al día siguiente.

La pileta de natación del parque

A raíz de haberse obtenido un subsidio del Presupuesto Nacional, se resuelve con fecha 5 de mayo
de 1937 dar iniciación a los trabajos para construir una pileta municipal en terrenos del Parque,
llamado en esos años Tnte. Gral. José F. Uriburu.
Se establece que la administración es la mejor forma de llevarla a cabo, encomendándose al Ing.
Guillermo L. Martín del estudio F. Marsellán y Cia. De Bahía Blanca, la confección de los pliegos y
los planos correspondientes.
Y se llama a licitación privada para la provisión de los materiales dentro del comercio local para el
día 14 de mayo.
A su vez se hace otro llamado, para el día 21 a los efectos de proveer madera para el encofrado y
mano de obra de hormigón.
Tres firmas bolivarenses intervinieron en la entrega de esos materiales; Angel Vivanco & Cía.,
Sánchez, Bedatou y Cía. Y Juan Bautista Aime.
La mano de obra se adjudicó al Sr. Maulio Fioravanti de Bahía Blanca.
El 8 de septiembre se llamaría a licitación de las obras complementarias de la Pileta de Natación.
Dos propuestas se presentaron: Antonio Devito y Diego Naranjo, las dos expresiones más fuertes
de la construcción dominaban la plaza. El primero ganó esa licitación.
Temporada tras temporada la Pileta cumplió con su cometido. Subcomisiones integradas por
vecinos le dieron impulso, el que no se mantuvo firme, teniendo, pronunciadas caídas en su
manejo. Actualmente las instalaciones están a cargo, con un contrato concesión, del Club
Empleados de Comercio y su funcionamiento ha cobrado la importancia que merece.

…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………….

CAPITULO XXXIV

(FOTO, página 452)

1.- La Vida Institucional. Sociedad Rural de Bolívar. Desde la ciudad mirando al campo. Cámara
Comercial e Industrial de Bolívar. Centro de Acopiadores de Cereales. La Actividad bancaria.
Cooperativa Agropecuaria.
2.- Seguros. La Nueva Providencia. La Providencia S.A. Concejo Ejecutivo del Plan Para el Progreso
(CEPP) Comisión Multisectorial Para el Progreso y el Desarrollo del Partido de Bolívar.

Sociedad Rural de Bolívar.


Desde la ciudad mirando al campo

Con más de seis décadas sobre su vigorosas espaldas la Sociedad Rural de Bolívar, es una de las
entidades más representativas del medio, la que ha tenido una plena realización en el desarrollo
de los principios que le dieron origen y la que ha conformado una estructura interna de alcances
insospechados.
En un predio de más de cuarenta hectáreas, en la intersección de las avenidas Dr. Pedro Vignau y
Mariano Unzué, allí ha levantado sus instalaciones que son el fruto de una acción sostenida a favor
del agro y de todo acontecer que tuviera como objetivo el progreso lugareño.
Sus exposiciones rurales, año tras año, se han constituido en un foco de atracción multitudinario,
merced a una organización eficiente y a la complementación lograda con la Cámara Comercial e
Industrial presente también en esos días con expositores comerciales e Industriales.
“Palermo chico”, fue la acertada expresión de un periodista porteño asombrado ante ese
despliegue multicolor en una feria que convocaba a todo un pueblo y que encontraba en ella, su
fiesta.
Los bolivarenses,, cuando de comparar se tratar, sólo se rinden ante la imponencia de la Rural
palermitana. Es que Bolívar, por una conjunción de voluntades, que sería tema de un estudio
psicológico, se multiplica en un esfuerzo que supera su realidad y sus expectativas, y se brinda sin
medida para hacer de su exposición rural algo realmente notable y excepcional.
Es su presidente actual Don Héctor Rubén Barrio que cumpliera en 1987 lo 25 años como titular de
la entidad. Gracias a su dinamismo, a su fuerte personalidad de ejecutivo y a una entrega
permanente al servicio de la institución, la rural creció en bienes y servicios y ostenta hoy,
legítimamente, un lugar de privilegio en la ciudad y en el ámbito gremial de CARBAP y entidades
afines, donde su palabras es siempre bien recibida.
Hombres de sus filas, el Sr. Juan Carlos Cisneros, es en este período Vicepresidente 1º de CARBAP.

Sus orígenes

La Asociación de Cultura y Fomento, madre de instituciones, no bien fuera fundada el 26 de mayo


de 1925 proyecta expandir su acción a otros rumbos no solamente en lo que hace a la cultura. Es
así que en sesión del 28 de diciembre del mismo año ya se debate la idea de agrupar a los
hombres del campo en una entidad que les sirviera de apoyo y velara por la defensa de sus
intereses comunes.
La tarea demandó su tiempo, porque no era fácil encontrar la adhesión buscada. Pero el empeño
puesto en la misión pudo arribar a buen puerto.
El 17 de febrero de 1927 se realizó una reunión de donde surgió una Comisión Especial destinada a
la confección de los estatutos que estuvo integrada por los señores Enrique Calac, Vicente B.
Cabrera, j. Raúl Etchecerry y Dr. Pedro Vignau.
El 17 de abril – dos meses después - se efectuó la Asamblea Constitutiva presidida por el Señor J.
Raúl Etcheverry y don Horacio Gómez como secretario.
Fueron aprobados los estatutos y se dejó constituido el Directorio Provisional de la siguiente
forma: Presidente Don Domingo Althabe; Vice D. Jorge Andant, Tesorero D. Pedro Bedatou;
Vocales titulares Sres. Enrique Calac; Pedro M. Artola; Ignacio Tamborenea; Antonio Egaña; J. Raúl
Etcheverry y Atilio Cánepa.
Vocales suplentes: Domingo Brescia, Juan D. Erreca y Pedro Arrospide. Síndico titular Sr. Angel
Jaureguizar. Síndico suplente Sr. Alejandro Balsells.
Esta comisión tuvo ímproba tarea. Fue necesario salir al campo, ver a la gente y compenetrarla
una por una, de lo que la organización y la unidad podía hacer en defensa del productor que se
encontraba solitario en su predio y sin medios de acción para hacer escuchar su palabra.
Se trabajó en el aporte de capital societario a través de un sistema de venta de acciones, se
gestionó la personería jurídica y se compraron las instalaciones que fueran del conocido martillero
D. Pedro Bordenave.
El 20 de junio de 1928 se llevó a cabo en la Asociación de Cultura y Fomento la primera asamblea
extraordinaria que dejaría integrado el Primer Directorio legal de la sociedad cuya personería
jurídica data del 5 de marzo de 1929.
Treinta accionistas concurrieron al acto que eligió a don J. Raúl Etcheverry para la Presidencia, y a
don Pedro M. Artola para la vice-presidencia.
No todo fue camino de rosas, indudablemente, y si así lo fuera no hay rosas sin espinas. La
institución está hoy revitalizada, mirando siempre al futuro, procurando mayor comodidad para
los ferieros y pensando en establecer un Mercado Concentrador de Haciendas.

Cámara Comercial e Industrial


La Cámara Comercial e Industrial se ha constituido en un ente rector de las fuerzas empresarias, a
la vez ha tomado una decidida proyección hacia la vida del pueblo, impulsado con hombres, con
ideas y con obras su progreso.
Su creación se motiva en la defensa de los intereses del sector con su relación a través del estado
de leyes, decretos y medidas que se consideran impropias o traban la actividad.
Es centro de consulta, de promoción de iniciativas y de estudio a investigación de la realidad
económica del Partido, de la región y el país.
La primera reunión constitutiva, año 1936, es presidida por el Sr. Santino Bilbao (integrante de la
razón social Bilbao y Rosa con negocio de Almacén y Bazar), y tiene lugar en un cine de la
localidad, actuando como secretario don Ernesto S. Noseda, de la firma Salvador Noseda e hijos
con Zapatería en Av. San Martín Nº 300.
De este pequeño cónclave surge el convencimiento de seguir adelante con el proyecto y es así que
en sucesivas reuniones se van dando forma a los estatutos societarios.
El 9 de agosto de 1936 se pone en marcha, ya sin titubeos, la Cámara que agruparía a
comerciantes e industriales del Partido de Bolívar y se forma su primera Comisión Directiva.
Presidente: Don Antonio Fernández Rey; Vice – Presidente D. Santino Bilbao; Vice- Presidente 2°
Sr. Temístocles Robles, Tesorero: D. Angel Vivanco h. Pro –Tesorero D. Ernesto S. Noseda; Vocales
Titulares: 1° Manuel Caballero. 2°) José Faraldo. 3°) Juan Penna. 4°) Juan B. Travesaro. 5°) Sr.
Américo Valva; vocales: 1°) Pablo Arné, 2°) Teodoro Diez, 3°) José E. Lupano, 4°) Agapito
Fernández, 5°) Martín Aldunate; Jurado: 1°) D. Jacinto Maineri, 2°) León Larregle, 3°) José Quellos y
4°) Diego Naranjo; Revisores de cuentas: Sres. Federico F. Marina; Antonio Fernández Gandarias.
Por muchos años la institución tuvo su sede en la Av. Alsina N° 452, primero, y más tarde al N° 51,
hasta que en la presidencia de Román Tello actuando de Secretario D. Luis G. Mazzuco se adquirió
el edificio de la Av. Venezuela y Paso a la Suc. de don Felipe Erreca.
Pero no estaba todo dicho. En el espíritu de muchos dirigentes aguijoneaba la idea de hace algo
nuevo, cómodo hasta brillantes. No por un dejo de vanidad o de grandeza fatua, sino por imperio
de una espiritualidad mayor, donde la belleza también tuviera su lugar junto al incansable andar
de cada día.
Algo casi imposible de lograr, se supuso. Un sueño. Pero a veces la realidad se hermana a los
sueños y estos se concretan. La operatoria de la Cámara – su intervención en sellados de
documentación comercial – le permitió manejar fondos de importancia y el proyecto de la casa
nueva, un diseño que se debe al Ing. Juan Carlos García, fue tomando vida. Una obra importante,
magnífica.
Hecha a gran costo y calidad. Para eso se contó con un lote de tierra en la calle Gral. Las Heras a
pocos metros de la Av. San Martín, es decir, en el centro vital de la ciudad.
La planta baja consta de 430 mts2. cubiertos con una amplia galería de oficinas, más las
comodidades que utiliza la Cámara con su regia Sala de Reuniones y hall de recepción.
La planta alta tiene su amplio Salón de Actos, donde luce plenamente un artístico vitral de la
bolivarense Nidea Danessa y es otra grata expresión de buen gusto. Fue inaugurado en 1983.

Los presidentes

La galería de Presidentes se integra con Miguel Álvarez, activísimo hombre de negocios, período
1952 a 1957; don Román Tello (1958 – 1967), don Issac Mosca (1968 – 1987) y en la actualidad
está a su frente el Sr. Augusto Santos.
Don Román fue un infatigable luchador. Hombre de ideas claras, dinámico, entendió que la
Cámara debía ir más allá de sus problemas específicos, atendiendo también a las necesidades de
una población en crecimiento.
Junto a otras instituciones levantó la bandera del “Querer Ser” bolivarense.
Don Issac hizo realidad el gran edificio con una perseverancia de orfebre. Tuvo a su lado
dignísimos colaboradores, a los cuales les dio el soplo vital de lo que es posible lograr si se quiere y
se tiene fe.
La institución fue siempre gestora del progreso y sus hombres estuvieron – y están – en la primera
línea de trabajo en cada oportunidad es que es requerida la colaboración.
Ha emprendido, además, y nos parece formidable que así sea, una loable tarea cultural,
organizándose muestras pictóricas, promoviendo concursos literarios y editando un boletín
mensual que reparte gratis a sus asociados.
Produjo, con un sentimiento localista admirable, un meduloso trabajo socio – económico sobre la
situación del Partido a raíz de los repetidos ciclos de inundaciones sufridas.
Un documento estremecedor que pinta crudamente, con números y gráficos, las pérdidas sufridas
por el agro y su incidencia directa sobre el comercio lugareño. Un cuadro que se extiende a la zona
de influencia, abarcando pueblos vecinos, que pasaron también por tan tristes momentos.

Centro de acopiadores de Cereales

Tiene fecha de fundación el 10 de agotos de 1976.


Sus oficinas están instaladas en la Cámara Comercial e Industrial y agrupa a los empresarios del
área.
Más allá de su laboor específica el Centro es sensible a las inquietudes de la población y colabora
con las instituciones de bien común, participando además en comisiones vecinales.

La actividad bancaria

Tres bancos tradicionales fueron los motores impulsores del crédito e el Bolívar que afirmaba su
destino en el comercio y el trabajo rural. Fueron el Banco de la Nación Argentina que inauguró su
sucursal el 1° de marzo de 1904 en la casa que cediera el Sr. Antonio Lautre, el Banco de la Pcia.
de Buenos Aires y el Banco Español del Río de la Plata en el edificio de “La Ganadera” y luego
enfrente, en una moderna construcción que ocupara hasta 1968 la Casa Blanco y Negro.
Los dos primeros continúan y el Banco Español ha dado lugar al Banco de Galicia recientemente
incorporado a la vida pueblerina. Como también es reciente el Banco de Olavarría en el inmueble
construido para el Banco de Pringles, frente a la Plaza Mitre. Entre los “desaparecidos” junto al
Pringles alineamos al Banco Comercial del Norte y Banco del Oeste.
El Banco de Los Arroyos Cooperativo Ltda. asomo a la vida comercial el 15 de enero de 1990,
instalándose en la Av. San Martín.

Cooperativa Agropecuaria de Bolívar Ltda.

Algo más que un rubro comercial, un rótulo, mucho más que eso es decir entre nosotros
Cooperativa Agropecuaria.
Es que la entidad de los productores agropecuarios por excelencia, tuvo los matices de la lucha
gremial, de las justas aspiraciones de los hombres del agro argentino por lograr un lugar en la
sociedad acorde con los trabajos realizados.
Inspirados en esos ideales federativos que hicieron del Grito de Alcorta una voz permanente y
significativa, levantaron, bien dicho está, la bandera del cooperativismo.
Los ideales, semillas al fin que buscan multiplicarse, debieron ser sembrados en estos campos,
buscando el común denominador que los uniera. En esa tarea hubo hombres, curtidos chacareros,
que se echaron a andar por las huellas, para convocar a sus hermanos. Don Alejandro Criado,
Miguel Lorenzo, Ernesto Dastugue, Félix Marsiglio y tantos, hasta que en 1947 surge el Primer
Consejo de Administración de la flamante Cooperativa Agropecuaria. Lo preside Alejandro Criado,
es su Vice – Presidente don José Lorenzo. Hace de secretario D. José Alberca y don Ceferino Pérez
García en su pro-secretario. Tesorero es nombrado don Antonio Martín Guerra y don Ernesto
Dastegue como Pro – Tesorero; don Miguel Lorenzo, don Juan M. Aguirrezabala y don Ramón
Alonso son vocales titulares; don Adán Venier, don Julián Reguero y don Francisco Criado como
suplentes y síndicos don Félix Marsiglio como titular y don Patrocinio Gómez como suplente.
La Cooperativa creció al impulso del afán sin descanso de sus asociados y de directivos que
tuvieron perseverancia valga mencionar sin ánimo de lesionar por omisión a nadie, los nombres de
Juan Manuel Criado, Juan José Santos, Delfor Erreca, Nicolás Héctor Piccirillo, Pedro Gelabert, Raúl
H. Zabatoni, Néstor Sarnari, Ernesto Estellrich, Vicente Inda y Juan Moriones.
Pasado un lapso de dificultades la Cooperativa ha retomado su rumbo y está en buenas manos
como para no desmayar por ningún motivo. Sus dirigentes, actúan en la vida comunitaria y son
ejemplo de conducta al servicio de los intereses generales de la población.

Seguros

La Nueva Providencia

Por iniciativa de un prestigioso grupo de vecinos y arraigados comerciantes del Partido de Bolívar,
el 7 de Julio de 1915 quedó resuelta la constitución de una Sociedad Anónima de Seguros contra el
granizo. Reconocida con carácter de persona jurídica por el P.E. de la Provincia con fecha 2 de
agosto del mismo año, su primer directorio estuvo compuesto por los señores: presidente:
Eduardo Otero; Vice – presidente, Dr. José Fabrés García; tesorero Alejandro Martínez; vocales:
Juan V. Erramuspe, Juan Maineri, Alejandro Funes, Bernardo March; suplentes: Antonio H. Sanz,
José Fernández López, Francisco Sanmartín; síndico titular Manuel J. Llorens y suplente Julián
Boughen.
Formada con capitales exclusivamente locales, por espacio de muchos años, desarrolló en la zona
una vasta operatoria con buenos resultados económicos y con un exacto cumplimiento de sus
obligaciones.

La Providencia S.A

En materia de seguros, una actividad que el comercio y la banca de bolívar pudieron haber
concretado hasta nuestros días, como se ha conseguido en Trenque Lauquen, Tandil y Olavarría,
por citar a nuestros vecinos comarcanos, tiene nada más que dos antecedentes. El que damos a
conocer más arriba el de La Providencia S.A. que reconoce fecha de fundación el 22 de setiembre
de 1904. Su edificio estaba ubicado en la calle Arenales frente a la Comisaría de Policía. El capital
social era de $ 150.000 m/n.
El nombre, La Nueva Providencia, está marcando el nacimiento de una empresa sobre los
cimientos de la otra. Dos intentos que fructificaron en su momento y luego decayeron hasta
desaparecer.

Otro antecedente bancario

Al término de nuestras investigaciones en el pasado de nuestro pueblo nos encontramos,


casualmente, con este dato.
Español, ocupando una esquina céntrica con una construcción moderna para la época.
Desconocemos su actuación y su final.

Consejo Ejecutivo del Plan para el Progreso (C.E.P.P.)

1964 fue un año de inquietudes. Desde varios sectores de la producción y el trabajo surgían
deseos de mancomunar esfuerzos para darle al Partido de Bolívar nuevas posibilidades de
crecimiento. Había mucho por hacer, caminos, electricidad, pavimentos, aguas corrientes,
viviendas y sobre todo tratar una reactivación de la economía en procura de abrir fuentes de
trabajo.
En principio se contaba con la presencia activa y campechana del diputado nacional Don Oscar H.
Santa María que hizo de nexo para llegar a los poderes públicos. La fatalidad quiso que el querido
“Lito”, el amigo de todos, más allá de las banderías políticas muriera en un día de octubre de ese
mismo año.
“La Mañana” había inaugurado un slogan del “Querer Ser” y dijo que había caído un soldado de
ese credo bolivarense.
Pero otros quedaron. Don Román Tello desde la Cámara Comercial e Industrial levantaba su voz y
llamaba a la unidad. Quien esto escribe desde el diario le apoyaba. Pero había muchas entidades
más comprometidas con el futuro que acompañaban.
Así pudo nacer el Concejo Ejecutivo del Plan Para el Progreso, todo un programa para salir del
estancamiento en una labor conjunta y de vasto alcance.
El 30 de noviembre de 1964 se celebra la Asamblea General Constitutiva y el CEPP ve la luz. Las
instituciones del quehacer bolivarense designaron representantes a esa unión y de allí surgió el
Comité Ejecutivo que tuvo como Presidente a D. Román Tello y como miembros a los señores Ing.
Hipólito Arias (INTA), Héctor Rubén Barrios (Soc. Rural), Arq. Jorge Fernández, y Dr. Oscar C.
Cabreros (Asoc. de Cultura y Fomento).
Vecinos honorables y dispuestos a trabajar se incorporaron a la entidad que pretendió hacer un
análisis de la situación general como punto de partida y un estudio de las necesidades más
inmediatas en todos los terrenos.
Este plan ambicioso en sus enunciados y con un sentido neto localista, estaba enderezada a
cumplirse junto a las autoridades comunales, capitalizando esa potencialidad dormida de los
bolivarenses por falta de motivación. No fue entendido así. Los pequeños de la política pequeña.
Los que llegan y entienden que el sitio es eterno. Los que ofician de perro del hortelano
bombardearon el proyecto. Se había creado un “súper - poder” dijeron y agitaron las antinomias
de siempre. Las que nos marcan a fuego y nos van llevando, pruebas al canto, al desastre nacional.
El CEPP se fue quedando solo: Increíblemente solo. Allí mismo comenzó la decadencia de Bolívar.
No tuvimos la grandeza de asumir una tarea constructiva. Las estadísticas de la Cámara Comercial
están señalando el precio de la derrota, más allá de los fenómenos climáticos, que también en su
momento gravitaron.

Comisión Multisectorial para el Progreso


y Desarrollo del Partido de Bolívar

Casi con el mismo espíritu creador del CEPP, con muchos de sus hombres, se actualizó el
proyecto. Fue en el año 1984 y se contó con el apoyo de las fuerzas vivas para la designación de
representantes. Se encontraron las mismas dificultades de siempre y una vez más, concejales del
radicalismo, se mostraron reticentes al cambio.
La vieja tesis de considerar la institución como un super poder que opacaría la labor de los Señores
Concejales, fue un caballito de batalla. Forzadamente se logró integrar una Comisión Ejecutiva que
presidió el vecino don Roberto Paulet, pero duro lo que un lirio en la tormenta.
Quien esto escribe fue el autor del Estatuto que fuera aprobado en asamblea.
Uno de los tantos esfuerzos malogrados después por falta de visión y de ganas, en quienes
debieran haberlo apoyado. Lamentablemente, diríamos con mucha angustia, una forma de ser que
no ha ubicado en el sitial que tenemos. Lo dejamos ahí?

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CAPÍTULO XXXV

1- EL CAMPO BOLIVARENSE – Estancias - Cabaña “Boscobel” – “La Nicolasa” – Don Miguel –


Don Rosendo – La Susana – Cume Có – La Florida – San Pablo – San Carlos – El Cabildo – La
Vizcaína – La Paz – Fortín San Carlos – La Morocha – 30 de Diciembre – San Andrés – La
Ema – La Matilde – La Celina – Otros establecimientos.
2- Intendentes con estancias – Inta Bolívar – Al servicio del campo.

Estancias bolivarenses

El gran historial del campo argentino sigue guardándose celosamente en sus estancias. Ellas
conservan todavía en sus construcciones, en las añosas arboledas, en las salas de muebles
antiguos los recuerdos de una tradición que mucho las honra, Fueron nacidas del dolor y de la
sangre derramada.
De luchas inagotables. Mostraron el coraje de una raza y la valentía de sus mujeres. Se hicieron de
la nada y lograron todo.
Nuestra zona, una rica pradera, que alguna vez se compuso de 383 leguas cuadradas, agrupó
familias labriegas y se extendió junto a las vías, dando origen a otros pueblos fundamentando una
producción agraria – trigo, maíz, avena – muy importante y alcanzando, además, una alta
mestización en las haciendas. Una estadística del año 1907, cuando Bolívar y Daireaux estaban
integradas, arroja estas cifras en lo que hace a la existencia de animales. Vacunos: 567.000;
Lanares 1.100.000; Yeguarizos 47.000 y Porcinos 22.000. El dato población también interesante
para cotejar con los actuales daban estos resultados: Habitantes 29.200. En la zona rural 18.800 y
urbana 10.400.
Los más valiosos establecimientos “pastoriles” dice la información pertenecían a los Señores
Mariano C. Unzué, Dr. Rafael Herrera Vegas e hijos, Concepción Unzué de Casares, Magdalena E.
de Galli e hijos, Doctor Guillermo Walker (Nuevo Bichadero, Pablo Guglieri (“La Elena”) estos tres
últimos en el Daireaux de hoy y Alfredo Peña (La Florida).
Se mencionan además otros establecimientos, como “Pedro Chico” a una legua de distancias de la
estación Unzué propiedad de don Florencio Camet.
Estancia “San Luis” de Luis J. Devincenzi, radicado su titular en este paraje en 1879.
Establecimiento ganadero de don Mariano Urrutia, 1.396 hs. ubicado a unos veinticinco kilómetros
de San Carlos. La Carolina del Sr. Manuel González ubicada entre Hale y Del Valle. “La Esperanza”
del Sr. Juan Suparo instalado en estas desde 1894 en el Cuartel 4to. del Partido “La Marcela” de
don Manuel Miguenz, compuesto de 2.700 hs. de buen campo en el Cuartel 6° a 11 Kms. de “La
Torrecita” el ferrocarril Sud.

Estancias “Diez Leguas”

El campo era de pertenencia del Sr. Emilio Daireaux Molina, explotando en arrendamiento una
extensión de 3.300 hectáreas el Sr. Mariano Jáuregui, quien se afincó en el año 1900. Estancia “La
Primavera” de don Diego Castro Pueyrredón, fracción de 2.000 hs. situada en el Cuartel 10° del
Partido de Bolívar. Estancia “San Vicente” de don Bonifacio Zamora, establecido en el año 1880
entre Hale y Del Valle. Establecimiento Agrícola e Invernadero “María Eloísa” de don Alberto E.
Videla. A cuatro leguas del pueblo, en un campo de excepcional calidad, se estableció la “María
Eloisa” con un gran plantel de porcinos, de la raza LArge White Yorshire, procedente sus padres de
Inglaterra.
Establecimiento “San Juan” de los señores Urdampilleta hermanos. Eran 18.000 hectáreas
dedicadas a la siembra de trigo maíz, dividiéndose más de cien familias agricultoras en el mismo.
En aquellos años el resultado de las cosechas era de un término medio de 25 a 30 fanegas por
cuadra.
A continuación damos una pequeña síntesis de otros establecimientos bolivarenses, ligados al
quehacer comercial y cultural de nuestro Partido. Una nómina que ofrece muchos espacios vacíos,
porque la intención no ha sido ir muy lejos en la investigación, más propio ello para un trabajo
especifico, que se me antoja apasionante. Por eso nuestras disculpas por omisiones que
seguramente existen.

El campo bolivarense: “Cabaña Boscobel”

En una tradicional cabaña de nuestra zona propiedad de la firma Angel Vivanco & Cía. S.A. y que
administrara hasta la hora de su muerte en 1988 don Angel Rubén Vivanco.
Está ubicada sobre la Ruta 226 que une San Carlos con Pehuajó. Ya en el año 1914 se comienza
con la formación de los planteles Shorthorn puros por cruza, con dos toros importados del Reino
Unido.
Desde el año 1960 se incorpora con fuerza avasallante la cría de Charolais, que es el producto que
daría muchas satisfacciones a la cabaña, incluso con la conquista de importantes premios y
campeonatos en la exposición de Palermo.
El nombre del establecimiento se debe al Sr. Henry Reynolds anterior propietario quien vendió al
Sr. Angel Vivanco (padre) en el 1910.
La historia refiere en que el año 1651, Jhon Giffard, perseguido por sus creencias católicas, fue a
refugiarse a un bosque de añosos robles.
Al terminar la construcción un amigo le preguntó, qué nombre le daría al lugar, para solicitarle
después que le pusiera Boscobel derivación del italiano “Bosco Bello”. La sugestión fue aceptada y
así se llamó. El hecho sucedió en Inglaterra.
Henry Reynolds emparentado con los personajes el cuento, recordó el episodio y lo actualizó en la
Argentina.

“La Nicolasa” en Hale

Don Miguel Busquet a fines del siglo pasado compró campos a don Samuel B. Hale para dedicarse
a la cría de vacunos de la raza Shorthorn. En 1910 contrajo matrimonio con la Srta. Irena Iñarra,
oriunda de este pueblo, y de esa unión nacieron tres hijos: Alberto, Jorge y Oscar. A estos
renuevos del viejo árbol les correspondió iniciar la aventura de la cabaña y de llevarla, paso a paso,
a los máximos niveles de producción y competición. Los planteles de Aberdeen Angus, magníficos,
se iniciaron en 1959. Y las primeras vaquillonas muy seleccionadas llegador de “La Danesa” de
Firpo, “Charles” de Guerreo y “La Celina” de Zuberbühler. También se adquieren padres
importados como el ya famoso y recordado Ankonian Best Ballot hijo de “Ballot Of Bella Drum”,
proveniente de Chicago.
Un aporte de vientres muy importante se obtiene al realizar un convenio de explotación con el Sr.
Pablo Escoda trasladando el plantel principal de la cabaña “San Justo” de más de 200 vacas a “La
Nicolasa”.
Ha obtenido el Gran Campeón A. Angus en Palermo y en todas las exposiciones calificadas del país.
Jorge Busquet falleció trágicamente a raíz de un ataque que sufrió la estancia por la acción de
malvivientes que dispararon sobre él sin justificación alguna.
El Dr. Alberto Busquet quien con su dinamismo, capacidad y hombría de bien había hecho realidad
el sueño de la cabaña llevada a su mejor organización y emplazamiento murió como consecuencia
de una cruel enfermedad.
Doña Irene Irraña de Busquet, también falleció últimamente alcanzado 101 años de vida.
“La Nicolasa” está en manos hoy de los hijos de Alberto. Son ellos Alberto, Guillermo y Mónica. La
sangre nueva se afirma en un ayer que sirva de guía y de experiencia. Don Oscar Busquet, es
Titular de “Don Florencio”, trabajando con su hijo separadamente.

Don Miguel: Una joven cabaña

Hay en la señora María Luisa Busquet Serrra de González Monteagudo toda una tradición ruralista
y un profundo amor a las cosas del campo que hereda de su señor padre y que va más allá en el
tiempo al encontrarse con su bisabuelo Don Pablo Landó uno de los primeros pobladores de la
zona, cuando había que ganar la tierra peleando con el indio.
La cabaña está ubicada entre Unzué y Hale y sus productos noble origen han comprometido con
éxito en Palermo y en exposiciones del interior y también en Bolívar. La estancia “La India” con su
hermoso parque y un freso monte, dando marco umbroso y bello al caso, alberga a pocos metros
destacados pensionistas destinados a sostener la calidad y el prestigio de nuestras carnes.

“Don Rosendo” de Rosendo Urrutia


La producción lechera es marginal en nuestra zona, no obstante a favor de los buenos campos
existentes en el Paraje Miramar, se han establecido desde antiguo importantes tambos.
Don Rosendo Urrutia, hijo de productores agropecuarios, se inició de muy joven en las tareas del
campo, y a poco fundó una pequeña cabaña dedicada al Holando Argentino que hoy ha alcanzado
una justificada fama.
El núcleo familiar está integrado por su esposa doña Nélida Pendás y sus hijos Rosendo, Ricardo y
Angélica.
30 vientres provenientes de La Martona marcaron el comienzo. Sumando otros de Cume – Có y la
compra de padres en acreditadas cabañas del país.
“Don Rosendo” ya sabe de los halagos del éxito en Palermo y prácticamente es el dueño de los
premios en Bolívar.

“La Susana” de Zuberbuhler

A 25 kilómetros de Urdampilleta hacia el sur este se encuentra ubicada “La Susana”, estancia
tradicional que aún conserva viejos recuerdos en sus dilatadas pampas. Las añosas arboledas con
su tupido follaje y edificios de antigua arquitectura son quizá los últimos vestigios de nuestras
primeras estancias.
Todo cambia, todo se transforma, no puede quedar entonces marginada de esta mutación la
actividad campesina.
Se producen en la estancia y principalmente para destinarlos a los rodeos propios toros Aberdeen
Angus puros por cruza y se exhiben y se venden en la Exposición de Bolívar. Pertenece a la familia
Zuberbüller transmitiéndose de padres a hijos, manteniéndose el cuelto a lo nuestro y a esas
costumbres criollas de tan agradable recuerdo.

“Cume – Có” en Pirovano

Llevados por el inquieto espíritu de Ignacio Pirovano estuvimos en Cume – Có muchas veces,
siempre son amigos y en recordadas reuniones culturales. La cabaña fundada por don Rodolfo
Pirovano se orientaba a la cría de Holando Argentino y a la industria lechera en gran escala. Sus
mejores exponentes obtuvieron en Palermo muy significativa consideración de los jurados. Cuenta
hoy con 3.100 hectáreas en explotación y pertenece a la sociedad San Aquiles.

Estancia “La Florida”

Sobre la ruta 226 casi a la vista del Vallimanca que la corre por dentro se encuentra “La Florida”
estancia centenaria que perteneciera a la familia Unzué.
Su vieja construcción tiene el encanto de aquella época y el parque trazado por Tays a quien se le
encomendara nada menos que la planificación arbórea de Palermo, conserva todavía sus bellas
especies locales y exóticas, de magnífica belleza.
Don Alfredo Peña Unzué vendió a don Kurt Etcholz, quién impuso a la explotación una dinámica
nueva y le dio características definidas. La muerte sorprendió a este emprendedor hombre de
campo, mu joven. Tres hijas le sucedieron y “La Florida” se dividió en tres partes. Cada una hace lo
suyo con el cariño que la vieja heredad impone por tradición y costumbre.
Estancia “San Pablo”

Otro antiguo poblador de fecundo obrar y de valerosa acción fundacional fue don Mariano C.
Unzué. Llegó para poblar y pelear de igual con el indio, para disputarse la tierra que volcaría al
trabajo. Uno de sus campos, “San Carlos”, fue vendido en 1937 al Sr. Miguel Busquet Serra en una
extensión de 1.000 hectáreas que incluía el caso y sus instalaciones. Años después don Rómulo
Busquet Serra, hombre vinculado permanentemente al quehacer bolivarense queda a cargo de la
estancia que hace suya.
Es hoy un campo dedicado a la cría del ganado y a la agricultura con excelentes resultados. De una
vieja guía comercial extraemos estos datos correspondientes al año 1907. Extensión seis leguas
cuadradas, 23 potreros, 14 puestos. 8.000 vacunos de la raza Durham, 15.000 ovejas, 11 molinos,
cinco norias.

“El Cabildo” de Gómez Andrade S.A.

La estancia “El Cabildo” fue en sus orígenes un solo campo de unas cuatro mil hectáreas propiedad
don Marino Andrade, que debe su nombre precisamente al Cabildo de Buenos Aires, institución
colonial, que dio ocupación a la familia.
Le continúan sus hijos Mariano y Netfer. El primero vende su parte, que incluye el casco, a
Mariano Pueyrredón y éste a doña Teresa Garavaglia de Atorrasagasti, para llegar como decimos
en su lugar a manos de la Sra. Raquel Schinelli de Jardón.
Por su parte Netfer Andrade se casa con su primo Clemente Gómez Andrade y construyen en la
propiedad que también responde al nombre de “El Cabildo”.
Un incendio casual destruye la casa en 1954, lo que obliga a rehacerla.
“La Elvira”, entre el Vallimanca y “La Morocha” es otra estancia que puede considerarse de las
primeras en la zona, ya que el titulo original no ha salido de las manos familiares desde 1867 en
que fue adquirida mediante la ley de enfiteusis. Fue su adquiriente don Martiniano Gómez. Las
que fueron alquiladas en el año 1916 a don Enrique Calac. Suscribieron el contrato doña María
Andrade de Gómez, cónyuge supérstite y sus hijos María Hilaria, Ofelia, Fulgencia, Martiniano
Ireneo, Ana María y Clemente Evaristo Gómez Andrade.
El precio acordado fue de siete pesos moneda nacional la hectárea y por un plazo de cuatro años.
“San Jorge” donde desarrolla la actividad agropecuaria el Dr. Jorge Gómez Andrade, hijo de don
Jorge Gómez Andrade ya fallecido y de doña Isabel Alonso y “Los Ranqueles” de Patiño, en
fracciones menores, desde luego, siguen unidos al viejo tronco civilizador y poblacional de sus
mayores, con más de un siglo de honrosa tradición ganadera.

Estancia “La Vizcaína”

A 15 kms. De San Carlos de Bolívar, junto a la estación del ferrocarril Roca Juan F. Ibarra, se
encuentra el viejo casco de la estancia “La Vizcaína” fundada en 1881.
Fue el fundador el Dr. Juan Francisco Ibarra un distinguido hombre de letras, de vasta cultura y
conocedor de varios idiomas.
Además poeta y compositor de música, amigo de las celebridades de la época, nada menos que de
los hombres de la generación del 80.
Sobre esos campos se realizó la más importante subdivisión habida en el Partido. Numerosos
colonos se afincaron primero como arrendatarios y luego fueron adquiriendo la propiedad del
suelo que labraban con esfuerzo personal y de sus familias. La estación Ibarra floreció con varios
negocios siendo la sucursal de ramos generales de la firma Angel Vivanco y Cía. La más importante
y la que tenia la administración de la colonia. Una visión progresista de la familia Ibarra fue que se
refundara el pueblo con la construcción de numerosas casas de familia, locales para negocios,
hotel, club social, sala de primeros auxilios, destacamento policial y la escuela en un hermoso
estilo colonial.
Lo más importante de la antigua casona, que aún parece conservar los recuerdos de un ayer
amasado con sacrificio, por donde mismo pasaba la “rastrillada”, se encuentra en un predio de
622 hectáreas de propiedad del Sr. Raúl Horacio Zubillaga y su esposa María Catalina Juaristi.

Estancia “La Paz”

Perteneció a don Mariano Unzué y es una de las primeras fundadas cuando el indio era una
presencia cierta y peligrosa en estos campos. La anécdota que nos refiere Alvaro Martínez, en
cuanto a que hombres de la estancia y caballos son ofrecidos a Juan Carlos Boer con anterioridad a
la batallas de San Carlos, nos confirma su antigüedad.
Cedió el Sr. Unzué las tierras para el emplazamiento de la estación ferroviaria que se inaugurara,
con su nombre, en 1904, siendo su jefe el Sr. Juan Palmieri.
En el año 1908 en “La Paz” se abre la primera escuela primaria de “Unzué” siendo el director el Sr.
Boys Estrada.

Estancia Fortín San Carlos

La Estancia “Fortín San Carlos”, ubicada en el Cuartel XII del Partido de Bolívar, tiene el enorme
privilegio de guardad uno de los mayores tesoros de la historia lugareña: nada menos que el lugar
donde se levantar el fortín San Carlos y los campos donde se librar el formidable combate contra
Calfucurá.
Sus primitivos duelos fueron los Sres. Barnetche y Goyeneche, que eran primos y la adquisición de
la tierra es anterior a la fundación del pueblo. Data de 1874 aproximadamente.
Don Pedro Barnetche, un hombre culto y amante de la tradición, continúa a sus mayores en la
actividad rural. Explota una superficie de 4.800 hs. Los campos conocidos como “San Juan” y “El
Rincón” no son más que desprendimientos de la vieja heredad.
Hay una ferviente aspiración de los bolivarenses, y es la de reconstruir el fortín en su histórico
emplazamiento. Una idea también compartida por el Sr. Barnetche pero que todavía no ha podido
cristalizarse. ¿No estará llegada la hora de ponernos en esa magnífica tarea evocativa?

Estancia “La Morocha”

Don Patricio Linch, hombre público que alcanzó a presidir la Municipalidad y que fue dueño del
Molino harinero instalado don hoy está el corralón municipal, fue el primer propietario de “La
Morocha”. Un establecimiento rural ubicado en el Cuartel V del Partido de Bolívar y que en sus
orígenes totalizó 8.000 hs. Dividida en ese entonces en 30 potreros con 19 puestos y un almacén
instalado en el lugar llamado “El Solito”.
En 1914 compró don Enrique Calac 2.000 hectáreas incluido el casco. Luego heredó su hijo Marcos
Calac, también fallecido. Sus sucesores son los actuales dueños del campo que suma 1035 hs.
“La Morocha2 fue una de las estancias más familiares para los bolivarenses, por la disposición de
su dueño de ofrecerla a sus amigos y entidades para reuniones y fiestas.
Estancia “El Cabildo”

La estancia “El Cabildo” está ubicada en el Cuartel V del partido de Bolívar y actualmente se ha
reducido a 520 hs. de superficie.
Fue su primer dueño don Mariano Pueyrredón, sucesor del ilustre patricio don Juan Martín de
Pueyrredón.
En 1936 la adquiere la Sra. Teresa Garavaglia de Atorrasagasti, le continúa en 1946 su hija María
Teresa Atorrasagasti de Schinelli, quien en 1948 cede a su hija Raquel Schinelli de Jardón.
Una muy llamativa y antiquísima construcción de clásico estilo español – la casa principal - tiene
en su frente una inscripción: El Cabildo – 1880 -.
La antigua campana que servía para alertar a los habitantes de la amenaza de los indios, se guarda
celosamente como un preciado tesoro. Todo allí respira un cálido homenaje al pasado.

Estancia “30 de diciembre”

Don Marcelino Guichandut y don Domingo Althabe fundaron la estancia 30 de diciembre en una
zona límite con el partido de 25 de mayo.
Don Domingo fue intendente de muy buen recuerdo en el período 1927 – 1930 interrumpido por
la Revolución de ese año.
También presidió la Sociedad Rural – 1942-44.
La actual dueña es la señora Julia Elena Seery de Acuña y administra su hijo don Juan Manuel
Acuña.
Un hermoso chalet construido por don Diego Naranjo en 1920 ocupa el centro del casco y una
variada le presta sugestivo marco.
El árbol de los “cuarenta escudos”, perteneciente a la familia de las Ginkgoaceas, único
representante de su familia es considerada un fósil viviente.

Estancia San Andrés

Está ubicada en el Cuartel IV del Partido de Bolívar y limita al norte con el partido de 25 de Mayo.
Su superficie es de 980 hs. Perteneció a Doña Ana Caramiva de Oviedo y luego compró el Sr. Carlos
Ibarra. Su hijo, del mismo nombre, es quién administra en la actualidad. La primera construcción
date del año 1876.

La Ema

En el Cuartel 8ª de Tapalque se encuentra la estancia “La Ema”, vinculada desde siempre a nuestra
zona por acción de sus propietarios que han residido tierras donde se fundaría más tarde el
establecimiento ganadero “La Unión”. Por disolución de la sociedad queda en manos de la familia
del Cerro quienes cambiarían el nombre ya citado por el de “La Ema”.
La señora Mría B. de Parma, abuela del actual dueño de ese campo, Don Gustavo Martínez Parma,
compra para sí en el año 1947.
Son mudos testigos de la antigüedad de ésta estancia los anchos muros de las casas y galpones
que se remontan a los tiempos en que los salvajes eran los amos de estos territorios y un
eucalipto, mucho más que centenario, cuyo porte y tamaño es único en varias leguas a la redonda.
Es de suponer que la semilla que le dio origen, es de aquellas que trajo Sarmiento al país.

Estancia “La Matilde”

Es otra de nuestas estancias centenarias. Está ubicada en Hale, sobre la ruta 205 a Saladillo.
Es una extensión de dos mil hectáreas se da prioridad a la ganadería y al trabajo rural en todas sus
manifestaciones.
Pertenece a don Manuel Busquet Serra y a doña Isabel Busquet de Busquet Serra que han
instalado allí la sede de la embajada de Bolívar. Una especie de Cancillería local para recibir, al
mejor estilo del campo, a personalidades de la política nacional y extranjera.
En esa casa tan abierta a la amistad, en sus patios poblados de hermosos árboles vibra el espíritu
de la tierra en su más alta significación humana, y cada visitante es un rey que dispone de lo que
hay –y nunca es poco- como propio.

Estancia “La Celina”

Ya cumplió con creces sus cien años de existencia esta estancia que se orienta hacia el SO de
nuestra ciudad en la vecindad de Urdampilleta y que pertenece a los hermanos Carlos Alberto y
Alfredo Busquet Llorens. Hijos de don Alfredo Busquet, político de renombre y de vasta labor
parlamentaria y de doña Celina Llorens, dueña también de un apellido que surgió en San Carlos
desde la primera hora.
Caracteriza la labor de los hermanos Busquet la explotación de la ganadería mayor y de los cerdos,
sin descuidar otros rubros, como la miel, la madera, los ovinos. Otros campos en la zona, “San
Miguel” entre ellos, aumentan la capacidad de trabajo llevándola a niveles muy importantes. Los
hijos de ambos acompañan en la noble tarea rural que viene transmitiéndose de generación en
generación. Al cierre de esta edición se procedía a la división de los bienes sociales y hereditarios.

Otros establecimientos

Pirovano es centro de grandes extensiones de campo de muy buena explotación. Don Luis Catugno
nos ayuda a recordarlas: “El Tordillo” de Ignacio Pereyra Iraola (2.300hs.) “Natividad” de la Sra.
Sara Pereyra Iraola de Ayerza (3.600 hs). “El Callejón” del Sr. Emilio Pereyra Iraola (1.200 hs). “La
Concepción” del Sr. Javier Pereyra Iraola (1.200 hs.). “San Carlos” de Rodríguez Larreta y Cía., San
Joaquín S.C.P.A. y Don Roque.
La nómina debe abarcar a otros establecimientos aunque sea nombrándolos solamente en esa
misma región: Epu – Lauquén, del Dr. Aquiles Pirovano, “Hinca – Hué” que perteneciera a don Luis
Gallardo; “El Cariño” de Marlo Mom; “El Casal” del Dr. Luis María Arias Usandivaras y la actual
“Santa María” de la sucesión de don Marcelo Vezzosi, en campos que fueran de don Rufino
Bugallo.

Intendentes con estancias


Sabemos que desde la primera hora de gestión administrativa del pueblo estuvo en manos de los
estancieros de la zona que a veces delegaban en sus mayordomos sus funciones.
“El Deseado” con todo su historial de malones alzados fue propiedad de los Linch y un de ellos don
Benito, el padre del célebre escritor costumbrista, ocupó la intendencia de San Carlos de Bolívar,
cuando por vez primera se le daba ese nombre.
Juan Urdampilleta, otro ganadero que le dio el nombre familiar al vecino pueblo, fue intendente.
Don Juan Erramuspe dueño de “La María” que ahora es su titular el Sr. Nicolás Danessa. Don
Enrique Calac que populariza “La Morocha” a través de sus hijos Marcos y Carlos muy vinculados a
la vida social y comercial de nuestro pueblo y que originariamente fuera de Patricio Lynch
Pueyrredón también Intendente; “La Esperanza” de don Joaquín Peñoñori, hoy en manos de su
esposa y “Pedro Chico” de don Florencio Camet, “30 de diciembre” de don Domingo J. Althabe,
campo en la cercanía de Del Valle, intendente derrocado por movimiento revolucionario del 6 de
septiembre.
Y como para que la tradición no se pierda en un lugar donde el campo es la sabia nutricia de todo,
otros intendentes tuvieron igual procedencia con explotaciones agrarias de importancia. Son ellos
Domingo Erreca, Carlos A. Barrio y el Dr. Félix A. Bereciartúa.
Y como cierre de esta enumeración de nuestros campos que de ninguna manera quiere ser
completa, no lo es, agreguemos otros nombres. “El Rosario” fundada en 1880 por José H. Cantero,
“Santa Catalina” iniciada por Juan Arrospide en 1876, recordando otra estancia de igual nombre a
partir de don Antonio Egaña, sin olvidarnos de “El Peligro” y el Cardón – de la familia Cánepa en
Herrera Vegas. Agregamos finalmente, “San Emilio” de Busquet – Artola, “San Joaquín” de
Oriozabala Hnos. y “El Trébol” del Dr. Seizo Ito, campos que han sufrido los cambios impuestos por
las leyes de herencia.

Inta Bolívar, al servicio del campo

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Inta, fue creado en diciembre de 1956 y comenzó
su acción en marzo de 1958. Nació “para impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la
investigación y extensión agropecuaria y acelerar con los beneficios de estas funciones
fundamentales la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y de la vida rural”.
La Agencia de Extensión Rural Bolívar, Data de marzo de 1958 en la casa de la Av. Alsina Nº 416.
Estuvo a cargo de la oficina el Ing. Agr. Luis Ciliberto. Técnico el Ing. Agr. Obdulio Lugones; Asesor
de Juventudes Agr. Carlos Campo; Asesor Hogar Rural: Ana María García; administrativo Sr.
Marcelo Britos, auxiliar Sr. Ernesto Córdoba.
Grato recuerdo dejaron en Bolívar los ingenieros Hipólito L. Arias y Enrique Vinardel. Ellos con un
trabajo paciente, con mucha pasión por el agro y por sus hombre y mujeres dieron real impulso a
la actividad programada y consiguieron los objetivos de acercar la tecnificación y el buen consejo
al productor y hacer, además, que estos reconocieron la utilidad de ese esfuerzo. El Ing. Agr. Luis
Mazzucco, completa la lista de Jefes del pasado. Oriundo de Bolívar, él también puso lo suyo con
cabal sentido de la obligación y siguió la amplia avenida de proyectos que Arias y Vinardel dejaron
tras sus muy lamentadas ausencias.

Personal actual

Es hoy jefe de la Agencia el Ing. Agr. Roberto Juan Siolotto, como Técnico revista el Ing. Luis
Mazzucco, reintegrado tras una larga ausencia. Asesora Rural es la Srta. Norma G. Ojeda, actuando
como empleada administrativa la Srta. Catalina Mariel Aguilera. Como auxiliar revista, todavía el
señor Ernesto Córdoba.

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CAPÍTULO XXXVI

1. EL VIEJO COMERCIO BOLIVARENSE: Angel Vivanco & Cía.- Sánchez y Calac – Almacén Inglés
– Las Grandes Tiendas – Las Pequeñas Tiendas – Talabarterías y Herrerías – Panaderías –
Otros negocios – Carpinterías – El Montepío.
2. Bares y confiterías – La Pulpería que miraba al mar – La hotelería en San Carlos – Hotel La
Vizcaína – Hotel La Balear – Hotel Plaza – La Zamorana.
3. Una anécdota memorable de Gardel – Otros nombres en el recuerdo – Hotel París – El
Gran Hotel San Carlos – Los avisos de la hotelería.
4. Librería Del globo- La Construcción – Empresas Devito y Naranjo – Los Chatruc – Los Lalli –
Los primeros.

FOTOS (PÁGINA 478)

El viejo comercio bolivarense


La actividad comercial fue la nota destacabda desde los primeros instantes en que el pueblo de
San Carlos se lanza a buscar su destino tras las huellas marcadas por Hernández y el grupo
fundador.
A fines del siglo ya había casas abiertas con una amplia gama de productos –ramos generales en su
esencia- con un sentido de seriedad y firmeza que las hacia importantes. Los hermanos Llorens en
el año 1882 establecieron en la esquina de Alsina y Brown (hoy Hotel San Carlos) un almacén,
corralón y acopio de frutos del país, que era sucursal de la casa matriz instalada en Trenque
Lauquen por Juan. J. Llorens, padre de los antes nombrados y que tenía como socia comanditaria a
doña Graciana Llorens.
Don Melchor Arruti a quien vemos integrar la primera Comisión de la Asociación Española de S.M.
y ser tronco de una familia numerosa, fundó su comercio en la esquina de Almte. Brown y
Sarmiento. Don Servero Ruíz. Asu vez completaba esa triología de adelantados del comercio, abrió
el suyo en Alsina Belgrano, esquina norte.
Si recordamos que el Hotel La Vizcaína, carga un siglo sobre sus cimientos, y que poco más don
Antonio Lautre (1888) fundaba su molino harinero y don Constancio Molina, con su fonda, abría
en las cercanías, surge la consideración que el pueblo crecía hacia La Portada. Por la sencilla razón
de que la que hoy llamamos, con justicia, Avda. Mariano Unzué, era la vía principal de entrada al
pueblo. Lo corroboraba don Abraham Medina, hombre público, martillero, fundando el hotel de
“Los estancieros” en la Av. Belgrano don hoy está el Hogar de Ancianos.
Por más que las asociaciones mutuales, las tres, buscaran el rumbo norte, hacía Las Acollaradas,
para edificar sedes. Alguien sugirió que fue por la impresión que existía en esos años de que el
ferrocarril llegaría por ese costado del pueblo.
No fue así. Y entonces se dirigió hacia el Sur. Junto a la estación nacieron las fondas. La vieja
heredad de los Chorén sobre la Avda. 25 de Mayo fue una de ellas. Luego se instaló allí la Esc. Nº 2.
También la hubo sobre el otro rumbo de la misma Avenida 25 de Mayo sobre la Avda. Alsina y
apareció don Bernardo March (después Club Talleres) con su Hotel La Balear.
Y sí hablamos de tradición comercial volvemos a otra trilogía que señaló el gran esplendor de
Bolívar, tres grandes comercios que incluso compitieron por espacio de años uno casi al lado del
otro y siempre – notable continuidad- en ese círculo que pareció encerrar lo más importante de
esa actividad.
Nos referimos a Angel Vivanco y Cía. fundada por José María Franco en los albores del pueblo, en
1888. Un ex – capitán de barcos mercantes que ancló su nave viajera en las riberas de Las
Acollaradas. Don Eduardo Otero habría de comprar y darle su nombre a la firma acompañado de
su socio comanditario don Sandalio González.
En 1904 se transforma la razón social en Eduardo Otero y Cía. pasando a integrar la misma don
Angel Vivanco, quien revestía como empleado desde el año 1989.
Una nueva operación le cambiaría el nombre y la llevaría al sitial principalísimo que alguna vez
tuvo. Angel Vivanco y Cía. sería el rubro con lo socios Eduardo Otero, Angel Vivanco y Angel
Zubiaga.
Nuevas transformaciones se operan; ya ha desaparecido don Angel, el patriarcal jefe de tan
relevante trabajo y también ha muerto en 1988 su hijo Angel Rubén. Pero la casa está en pie,
como esos añosos árboles que no se resignan a morir, soportando todos los embates de los
vientos.

Sánchez y Calac

Esta firma social es el origen de lo que luego sería Sánchez, Bedatou y Cía. Un comercio de ramos
generales que los bolivarenses vieron nacer en 1903, por donde otros almaceneros, los hermanos
Arce, frente a la Plaza Mitres, habían señalado el camino, mucho antes. Después comprarían el
edificio de La Perla -otra antigüedad comercial- y se instalarían calle por medio con el Hotel La
Vizcaína.
Así como Vivanco nos dejó los nombres de Diego Giraldez, Luis Bonardi, Antonio Menéndez,
Francisco Di Carlo, Vicente Recalde, Víctor C. Chiclana, Jesús Palma, Inocencio Cardín y otros que
trabajaron con ahinco por la empresa, que extendió su influencia a la zona de Ibarra; Sánchez,
Bedatou y Cía., que se rindió al paso del tiempo también dejo los suyos. Los hermanos Carlos
Alberto y Horacio Bedatou, don Félix Gómez, Manuel Caballero, Sergio Alvarez, José Larracoechea,
José F. Núñez, Julián y José Berridi, José Guglielmino, Antonio Gurruchaga, Agpito Rueda, Jesús
González, Eleuterio Campos, Licinio Lanzoni, Luis Codini y Francisco Macchia, entre muchos más,
de los que bregaron con honestidad por mantener bien alto los prestigios de la Casa.

Casa Gómez, Sanz y Cía.

La familia Gómez, oriunda de España y ubicada en los primeros años de Argentina en 9 de Julio, es
la que dio origen a esta muy importante casa comercial, lamentablemente desaparecida no hace
mucho tiempo.
Don Calixto, a quién muchos recordarán por su especial indumentaria, su cabeza rapada y blanca,
y el permanente movimiento que desplegaba frente al mostrador, tratando de estar en todas
partes a la vez. Su origen comercial fue una tienda a la que llamó “Los Paraísos”, a la cual
incorporó a sus primos Celedonio y Juan los que fueron transformando y ampliando el negocio.
Fue precisamente Juan Gómez el que se decidió a crear otra empresa fuera de 9 de Julio, eligió san
Carlos por la sencilla razón de que tenía apariencia de pueblo rico “ya que no se veían perros
flacos”. Tal vez este español ya conocía el Martín Fierro y ese concejo del Viejo Vizcacha: “nunca
llegues a parar donde veas perros flacos”.
En 1914 se abre el negocio entre nosotros en momentos en que Vivanco y Sánchez, Bedatou
estaban en plena evolución ascendente. Pero aquí Don Juan Gómez, dejó otra frase, que don
Román Tello nuestro informante, nos hace conocer: “Para luchar hay que establecerse frente a los
tigres”.
Don Juan Gómez, por lo que parece el artificie de la obra, también le puso el nombre, “Almacén
Inglés”, todo porque había trabajado en una casa inglesa de mucho éxito.
Don Román que había llegado de España en 1925, recién asomaba a Bolívar en el año 1928. Venía
por un mes en reemplazo de Celedonio que había enfermado.
Y aquí está, incorporado al inventario de los que no se quedaron quietos y lucharon por Bolívar.
La firma creció, almacén, corralón de materiales de construcción, maderas, aberturas, etc.
Incorporó la barraca que fuera de don José Domeño poniéndose al frente de la misma los señores
Alfredo Tello, Francisco Dellatorre y Nicanor Domeño. Era su comprador en el campo don francisco
Ponsernau. El Bazar Oriente fue otra incorporación inteligente. Allí lució la simpatía y el don de
gentes de don José María Iriondo con la colaboración de don Marcelino Mansilla y muchos jóvenes
que eran promesas de comerciantes, como Walter Salvo. La Agencia de automóviles Ford con un
taller magnífico, incorporando además una línea de tractores de primer orden. Todo estaba
dispuesto para triunfar. Pero no fue así. Llegó a tener 120 empleados y 15 socios.
La familia se hizo muy grande, acota don Román, y por eso mismo cada uno buscó su destino. La
casa cerró y los bolivarenses seguimos lamentando todavía.

Las grandes tiendas

En 1898 El Gran Baratillo Galli de Julio López y F. García Olano asomaba a la vida aldeana
constituyéndose en la primera tienda de importancia. Habría de ser una sucursal en esa cadena de
tiendas que don Casimiro j. Galli, fue estableciendo en la provincia. “Los Vascos” de Galli sería el
nombre que adoptaría entonces. Una hermosa esquina, la de la Av. Alsina y Arenales le sirvió de
local. En mi memoria rescato algunos nombres del olvido acordándome de los gerentes Terruel,
Bernardo Viscay, Javier Pérez de Eulate, y de algunos empleados eficientes como Horacio
Marriescurrena –noble vasco de mi amistad personal- Roberto Graciano, Eleuterio Cardoso
(sastre), Luis G. Mazzucco, Antonio Lozardo, Pascual Fúrega, Miguel Giugno, que luego, algunos de
ellos, intentó suerte por cuenta propia.
Casa Blanco y Negro, de Fernández, Grova y Cía. sentó sus reales en la Av. San Martín esquina
Alvear, registrando su cierre en el año 1968. Don Pedro Castagnola fue un activo Gerente y don
Teodoro Diez, por años, su segundo encargado.
El Barato Argentino, tradicional tienda para la familia y el hombre de campo, mantiene su
presencia en la esquina de Mitre y Gral. Paz. Ahora responde al nombre de Casa Arteta con un
personal mucho más reducido, sintiendo el impacto de épocas diferentes a las que marcaron su
progreso. Don Hilario Sagasti fue gerente en esos tiempos. A su nombre se asocian los de don
Antonio Tarantino, A. Caviglia, Lorenzo Quijada, David Piña que se integraron además a la vida
ciudadana con sus inquietudes personales.
Don Ubaldo Orive es el capitán al timón de una barca que intenta seguir el viejo rumbo marcado
por los mayores.
“La Capital” fue otra tienda grande. La ubicamos en San Martín y Pringles, donde hoy está la
farmacia Gagliardi.
Don Adolfo Brisa, que se quedó a vivir entre nosotros, estuvo por años a su frente.
Las pequeñas tiendas:

Junto a aquellos negocios del vestir que tenían de todo, la ciudad contaba con otro grupo de
tiendas de menor importancia, donde el trato personal de sus dueños establecía una relación
diferente y más durable.
Destaco algunas, nada más, porque están más frescas en mis recuerdos.
“La Favorita” de Benjamín Zigaler en la esquina de Av. San Martín y Balcarce.
Los hijos del matrimonio Zigaler, David, Rosalia y Ñoño, participaron de la vida estudiantil,
deportiva y social del pueblo.
“El Gaucho”. La ubicamos sesenta años atrás en la esquina que ocupa hoy el Banco de Galicia. El
Sr. Sardas, su dueño, se trasladó luego a un local adonde está establecido con Agencia el Banco de
Olavarría. Un hijo del matrimonio Sardas, aficionado de la aviación, encontró la muerte en un
accidente ocurrido en nuestra ciudad.
“La Quemazón” de don Jacobo Galante, continuada después por su hijo Santiago y en la actualidad
deriva en el ramo perfumería por los nietos del fundador, siempre en el local de la Avda. San
Martín al trescientos sesenta y seis.
“LOS RATZER”: Bernardo Ratzer se estableció con tienda en la esquina de Av. San Martín y Zapiola.
Un negocio que vendía barato y que se hizo popular con el nombre de “La Chinche”. La tradición
dice que el apodo le vino de otro colega, Don Benjamín, un turco, tendero instalado frente a la
Confitería que fuera de don Carlos Alberto Gómez. Este era muy amigo de don Bernardo, pero a
poco que empezó a sentir la competencia, estaban a pocos metros de distancia uno del otro, lo
quiso desmerecer con el nombre de “La Chinche”. Así se llamaba en Buenos Aires a un negocio
que compraba y vendía de todo y no de la mejor calidad precisamente.
Con el nombre de Casa Bernardo, Jorge Diaz y Alberto Milonas, continúan con el comercio, aunque
reducidos en espacio, en el mismo lugar.
don Salomón Ratzer, que fuera tablero N° 1 de ajedrez en la zona, tenía su tienda en av. san
Martín y Olavarría. Sea la última mención para Luis Safar y su hijo Safar, tenderos de largo oficio
que ya no están.

Talabarterías y herrerías

No es de extrañar que al final del siglo y en los primeros años de este siglo XX, existieran varias
talabarterías, herrerías, tapicerías y carpinterías dedicadas a la fabricación de carruajes.
Se trabaja con bueyes y caballos, con precarios arados de rejas y se viajaba en carros, sulkys y
elegantes americanas.
El precioso material que obra en mi poder y que perteneciera al Sr. Juan V. Erramuspe hay notas
de venta de una Carpintería y Herrería a vapor “La Calle Real” de Benito Boada y Cia.. Es del año
1895. Además hace notar que tiene cajones y coche fúnebre.
Otra de Talabartería Franco – Argentina de Juan M. Curtois (1904). “El sol de mayo” era la
talabartería y tapicería de don Enrique Genoval que con anterioridad había pertenecido a
Labaronne Hnos. Un Apellido francés que se asocio a otro francés Larregle, para fundar familia. Y,
también hay un herrador francés para ese entonces que en la factura que entrega hace mención
de los premios recibidos en distintas exposiciones importantes. Es don Beltrán Soulé.
Y como para certificar que la colonia francesa también se hizo su sombra en el suelo, no podemos
dejar afuera de lista a don Saturnino Toulouse Herrero y tapicero de sana ejecutoria.
La Azuleña se llamo la fábrica de carruajes de don Severo LLamedo. Y al nombre de “El Progreso”
respondía la carpintería y herrería de don José Terrile (1912). Valens, más avanzado el siglo, tuvo
herrería importante.
Al mismo rubro asociamos a don Francisco Venini, fabricante de carros y propietario de una
empresa de servicios fúnebres. Su casa se llamó “El Vulcano” un nombre muy a tono con el oficio.
“La Pechera Grande”, fue otra casa dedicada a talabartería y tapicería de carruajes, perteneciente
a Pedro González y Cía. La factura de trabajos realizados al Sr. Erramuspe data del año 1905.
Talabartero de oficio y por muchos años lo fue don Miguel Huarte, que heredara el negocio de don
Joaquín Huarte instalado éste en el año 1898. Un primer oficial de apellido Bravo – también
músico de banda- oriundo de 25 de Mayo le acompañó con mucha jerarquía artesanal. De niño
ingresó como aprendiz Héctor Miguel Lopardo, quién en 1956 se instaló por su cuenta.
Los Oliverio gozaron de justificado buen nombre en el trabajo y don Juan Marano fue otro de los
pilares de la actividad, continuándose de alguna manera hasta nuestros días a través de su hijo
Antonio.

Panaderías

Una de las primeras panaderías instaladas fue la de don Atanasio Arocena llamada “La
Esperanza”, luego continuada por Pedro García e hijo y finalmente por, don Félix García que fuera
intendente radical por lo años veinte.
Don Manuel Chorén fue el iniciador de toda una dinastía que de alguna manera todavía hoy tiene
relación con el gremio. Le continuó José San Román y Cía. Es decir asociado a don José Faraldo que
siguió en el rubro, hasta entregar el testimonio –como en la posta- a Don Pedro real Rodríguez que
sigue en la brecha. Ramón, que murió muy joven, José, Pastor y Ramiro Chorén fueron panaderos
de alma desde el momento mismo que dejaron los “airiños” de Galicia, para radicarse por donde
sopla el pampero.
Lupano y Cía. es nombre asociado a la fabricación de galleta y confitería. Su instalación en San
Carlos data de 1906.
Y en esto de dar nombres tradicionales digamos que la Panadería “La Angelita” a cuyo alrededor
creció un barrio, perteneciente a los hermanos Méndez Jarén, tiene su inicio en 1896.
Hoy sigue abierta siendo su propietario el Sr. Adolfo Bonifacino.
Tan popular como ella y tan conocidas no podemos terminar esta reseña del ayer sin nombrarlas,
las panaderías El Sol y La Favorita, Teodoro, Angel y Jesús Rodríguez primero, luego los sucesores;
y más tarde, ya en estos tiempos, los hermanos Real y los hermanos Antoniano, y los hermanos
Iglesias continuando con un negocio, el panaderil, que se dice, es de mucha miga.

Otros negocios

La construcción de pozos y colocación de molinos requería operarios en forma permanente. Para


ello se ofrecían don P.Gauthier (“El Pampero”), don Ascanio Arcumano y Pablo Stuck.
Don Sebastián Hueso, que fue intendente tras Félix García, ofrecía los servicios de su hojalatería
“Bolívar” y don Blas Calderaro (padre) con “El Progreso”, los suyos.
Don Benigno Goiriena atendía todo lo referente a lonería y La Fantasmagoría de don Pablo D
´Agnillo e hijos, fabricaba bombas (1906). Pero no era terrorista, sólo quería alegrar las fiestas que
se iniciaban con salvas de bombas y terminaban con fuegos artificiales.
Don Angel Ferrando instaló la primera fideería. Después siguieron otras, Juan Quaranta, Camilo
Berardinelli, Vicente Cicco. Hoy no queda ninguna.
Los hermanos Mazzuco hacían el jabón. Tampoco hoy se hace.
La mujer bolivarense, tenía la Casa de Modas de Soledad González Chávez.
En 1913 habría de llegar doña Ana T.de Antoniotti que marcaría rumbos en la materia.
Fernández y Alcain, transformándose en Agapito R. Fernández y Cía., con “La Funeraria” se
ocupaban de sepelios y traslados. Por su parte don Nicolás Giannico con su Empresa de Pompas
Fúnebres. “La Nacional” prestaba los mismos servicios. Don Pedro Vidal fue uno de los primeros
“cajoneros” junto a Juan Garavaglia, don Juan Emilio Colombo, llegado de Daireaux, es hoy el
empresario fúnebre de mayor ejecutoría.

El Montepio

Se llamaba así el almacén de ramos generales instalado en el año 1910 en la esquina de Sarmiento
y Arenales. Fue su propietario don Miguel Alborch, de Burgos, España. El negocio tuvo una
característica muy especial al tener una sección de empeños. Quien necesitaba una suma de
dinero no podía operar allí como en un Banco, dando en garantía una prensa personal, objetos
santuarios, joyas, muebles, etc., los que eran restituidos al cumplirse con la obligación pactada.
Don Miguel contrajo matrimonio con Benita Ulibarri, de su misma procedencia y cinco hijos le
continuaron. Miguel, María Esther, Dolores, Josefa y Pedro.
Alborch, inquieto por naturaleza, fue empresario de cine y en el capítulo correspondiente lo
mencionamos como asociado al Sr. Manuel Otero en la explotación del Cine Select.
“El Montepío”, en lo que hace a su función pignoraticia, fue perdiendo eficacia, siguiendo con el
ramo original de almacén, más allá del año 1945 en que se produjo la muerte del titular, por el
trabajo de sus hijos.

Otros rubros:

La fabricación de ladrillos fue un trabajo que se impuso en cuanto a la caravana llegó al lugar de la
fundación.
Hemos nombrado a Lasa y en los apuntes que consulto encuentro una factura extendida por don
José Pérez, fabricante de ladrillos, del año 1904.
Seguramente que este rubro ha tenido muchos y cambiantes fabricantes, conforme a la necesidad
de la población.
Se ha dicho donde vestía la mujer, digamos que el hombre también tenía oportunidad para estar a
la moda. Para ellos Murro y Rodeiro dueños de la sastrería “La Elegancia” exponían telas y cortes
para todos los gustos. Por su parte al lado del Hotel París, otro sastre, Luis Molina, competía en
calidad y precios.
Fue un gremio pujante que agregó maestros cortadores en forma progresiva, Juan Terrera,
Conrado de la Orden, Inocencia Muccillo, Antonio y Rafael Giffoni, Antonio Cardama en una lista
que podría ser interminable a poco que pretendamos llegar con ella hasta nuestros días, con Ángel
Neira y Carlos Papaleo, entre otros.

Carpinteros
En la carpintería de obra hay un nombre símbolo que lo expresa todo: José Quellos. Llegó a San
Carlos en 1899 y comenzó a trabajar de empleado con el Sr. Banfi para luego asociarse con él.
Continuó con Félix Segarra, otro de los pioneros del cepillo y la viruta, hasta que finalmente se
decidió a trabajar por su cuenta. En sus últimos años hizo sociedad con los señores Sálice y
Antognazza. A su vez Segarra asoció con los hermanos Pedro y Angel Cattáneo, que se hicieron
cargo de la carpintería a la muerte de éste. A su vez los Hnos. Cattáneo dejaron la antigua
carpintería de la calle Alvarado a manos de los hermanos Angel y Manuel Falcón, Allá por el año
1925 don José Papaleo, frente a la “plaza de la Escuela Nº 2”, fundó “El Genio”. Sus hijos Víctor y
Nicolás, entre vidrios y maderas, se mantienen fieles a la vocación familiar.
En aquellos tiempos una buena fruta se compraba en el mercado de don Juan Farace o en lo de
José Ordas frente “Al Aguila”, una planta forestal o de adorno se adquiría en el Jardín Recreo, de
don Luis Sarrat y el bolivarense aficionado a la lotería obtenía su billete en la casa “La Barcelonesa”
de don Magin Marsol, donde también se podía suscribir a un diario o revista de actualidad.
Benjamín Mazzuca aparecía en el mismo ramo en 1927, continuado por su hijo Enrique y ahora sus
nietos.
El Bolívar industrial muestra a don Bonifacio Ruíz al frente de siete operarios, en el año 1917, en la
fabricación de cocinas económicas, celosía, puertas y ventanas.
Para el recuerdo también queda aquella otra Herrería artística y de obra, que alcanzó un gran
desarrollo cuando este pueblo crecía: la de don “Héctor Pezzali.
Una fabricación de mosaicos “La Verdadera” de Bautista Dalmaso, agregaba a su tarea principal,
mármoles y esculturas.
El arte funerario para ese tiempo, usaba de figuras en mármol que requerían un trabajo artístico.
Recuerdo de mi infancia otra marmolería, la del Sr. Lorito y la impresión que me causaba, ver esos
trabajos destinados a ornamentar mausoleos y tumbas. Toda una institución fue don Bautista
Aime, siguiendo con la fábrica de mosaicos Don Juan Gregorio Rodriguez.

Muebles

La fabricación de muebles ocupó mano de obra especializada y de aquí salieron muy buenos
carpinteros y ebanistas.
“La Moderna” de Bocchieri Hnos. y El Progreso de m. Germán se destacaban en ese rubro. Los
hermanos Bocchieri, Salvador y Francisco habrían de tener después sus propios negocios, el
primero asociado a los señores Francisco Culotta y Conrado Scapellato y el segundo solo, ubicados
ambos sobre la Av. San Martín.
Vale mencionar, aunque más cercano a nosotros, a don Sergio Suslov, un artista de madera.

Los que se mantienen

No son muchas las casas de comercio que hayan superado las siete u ocho décadas de vida,
manteniendo el mismo rubro aunque con las variantes en la conducción de las mismas.
El Hotel La Vizcaína es el más antiguo, y de él nos ocupamos aparte más especialmente. “Zapatería
Roma”, es otro de los negocios que ha superado las contingencias de una larga existencia y sigue
en manos de los hijos del fundador don Salvador NOseda, que llegara procedente de Cañüelas en
el año 1906.
Joyería “Grossi”, con otros dueños, es la afirmación de una larga permanencia en el rubro. Librería
e Imprenta Del Globo está en esa misma línes, con más de 75 años sobre sus estantes.
El “Nuevo Siglo” instalada aquí en 1918 por Murillo y Cía., ha cambiado de lugar y de integrantes,
pero reconoce continuidad histórica con sus fundadores.
Campo, Manganiello y Cía., ya desaparecida totalmente, abrevó en las raíces de aquella casa que
se llamó “La Aurora” y que reunía bajo su techo, tienda, almacén, corralón de maderas y fierro de
Campo y Porto. Don Emilio Manganiello, oriundo de Lobos, y don Aníbal Campo, hijo de don
Victorio y su sucesor comercial, dieron término en 1989 a una larga y provechosa labor
empresarial que reconoció varias etapas y diferentes rubros sociales. Don Emilio, en una grotesca
jugada del destino, a poco de dejar la empresa enfermó de un mal que le fue quitando toda
movilidad y que le ocasionó la muerte en octubre de ese mismo año.
El axioma parece ser el mismo para los hombres que para los negocios aunque parezca cruel: “Los
viejos se terminan”…

Reflexión final

¡Cuánto más se podría decir y cuántos comercios aguardan a que se los recuerde! Pero es una
tarea de gigantes que no puede caber en este compendio de cosas del pasado, por razones de
método y de espacio. Puede ser tema de otra obra. No es mala la idea.
Ya llegará ese día porque el reconocimiento del pueblo encontrará donde expresarse. Mientras
tanto séame permitido aquí, eco de una íntima emoción, decir de algunos de ellos, muy pocos,
que se grabaron en mi niñéz y me siguen acompañando con la calidez de los buenos amigos.
El mercado de don Mateo Rivas y su incansable esposa doña Emilia a quien hacíamos blanco de
nuestras travesuras. La Confitería “San Martín” de don Carlos Alberto Gómez. Un imán que nos
atraía cada vez que se descargaba leña en la vereda y esperábamos ser llamados para entrarla.
Esas masitas finas que se nos daba en pago del trabajo realizado, nos parecía un manjar exquisito y
gratificante.
El almacén “La Castellana” de don Eleodoro Falcón en la esquina de mi barrio, Rondeau y Mitre; la
sastrería de don Alberto Giffoni en la Avda. San Martín Nº 410, con su maestro cortador don Luis
Sebastiano, donde de jóvenes nos reuníamos, bajo la paternal tolerancia de ambos. El café de
Moronta y Ballesteros otro lugar de reunión y la zapatería de mi abuelo paterno, donde entre
suelas, banquetes y calzados fui creciendo ante la atenta y celestial mirada de Epifanía, mi abuela
española, que desde un sillón, impedía de andar por una temprana enfermedad, me bendecía con
infinita ternura.
Recuerdo imborrable tengo, además, por la Sodería del Sr. Juan Pena, instalado donde antes
estuviera don Paulino Rey un hombre de la primera hora y gran luchador por las cosas del terruño,
y también productor rural.
Montado a mi gloriosa bicicleta “Invicta”, que a mi padre vendieran don Juan Reina y Luis
Troncoso, iba todas las mañanas con mi bolsita a buscar hielo cristalino.
No hace tanto, pero ¡cuán lejano parece!

Bares y confiterías

Cualquier referencia al pasado bolivarense tratando de dar razón de sus confiterías más
importantes, o al menos más famosas (el ágora ciudadano de nuestros mayores), tendría que
centrarse en dos de ellas, como punto de partida.
La primera, por orden de aparición, como en el teatro, es la Confitería Del Pueblo, fundada en
1901 por don Jaime Suñol, con ventas de masas, confiterías y otras menudencias dulces, conocida
“mundialmente” como Bar Suñol a poco que fue adquiriendo otra funcionalidad.
Instalada en la esquina de Belgrano y Alsina, señala una gran particularidad porque a la proyección
de vistas, como se decía entonces, agregó un pequeño escenario al fondo del salón, para dar
cabida al varieté. Un género menor que ofreció sin embargo motivos de distracción y
entretenimiento a un vasto sector del público.
La gente de campo en su visita a la ciudad tenia como una obligación de entrar al Bar Suñol y
quedarse a tomar algunas copas al ritmo de la música que noche a noche, desde el tablado se
interpretaba. Se pedía una pieza o se agradecía una ejecución otorgándose alguna propina en
efectivo. Entonces la dama encargada de recibirla pedía un aplauso para el Señor “de la boina roja
o el pañuelo batarás” que había dado una “colita de chancho” o bien un “cuerito de liebre”, es
decir un peso o cinco pesos de la extinguida moneda, respectivamente.
El 4 de enero de 1949 el negocio que estaba en manos del hijo del fundador, también de nombre
Jaime, vendió a Don Juan Trucelle, un vecino de Pirovano, que dio otro estilo a la confitería. Por allí
pasaron los hermanos Ron con él y después le continuaron sus hijos políticos Ronney Ferrari y
Delfor Néstor Zoco, hasta su cierre definitivo no hace de esto muchos años. Ahora, como para no
añorar sus buenos tiempos, una moderna confitería nocturna, trata de apresar los bellos duendes
de la canción, que alguna vez seguramente, aparecen sin ser llamados.
Valga como anécdota que al caer el gobierno peronista (1955) muchos de los hombres de esa
filiación se encontraban en el bar para conversar y recordar días mejores.
Alguien, entonces, con mucha picardía, la llamó “La Cañoñera”. Alusión al viaje del derrocado Gral.
Perón en una cañonera paraguaya.
Y hasta el Dr. Luis Stmaboni en unas colaboraciones políticas para el periodismo las tituló “Desde
la cañonera”.

“El Aguila”

Fue una confitería realmente hermosa, hasta de lujo y señorial, dicen los que la recuerdan. Amplia,
cómoda, reducido de la vida ociosa del lugar. Billares, juegos, naipes, copas.
Ocupaba la esquina de Venezuela (antes Alsina) y Brown que luego fuera la sede del Club. A.
Independiente y hoy es Galería Prada.
En su frente un enorme águila de material que se ha perdido lamentablemente, le daba el
nombre.
Pertenecía don Miguel Derman que también ocupó la banca de concejal y su apertura data del año
1907.
Dos mozos, entre otros, cumplieron por años la delicada tarea de atender y armonizar con tan
heterogénea clientela, dos nombres que merecen este recuerdo: Faustino Lucio López (el “negro”)
y Agapito Martín Pacheco (Pachequito), los dos fallecidos. Ambos dueños de mi entrañable afecto.
Pero la alta especialidad de la casa era las confituras a cargo de dos profesionales de la masitería.
U señor Larroque, que impuso fuera de nuestra ciudad unos famosos alfajores de su creación y
don Tomás Bres. Este último también tuvo después su propia confitería ubicada en la Av. San
Martín que luego fuera la “botica” de Larregle. Se llamó “La Espina”. ¿Por qué? No lo sabemos, nos
quedamos con la espina.
Tal vez la primera, en 1882, ya existía, fuera “La Central” de don Manuel Blanco. El bar y el
cinematográfico San Martín de Manuel Lagos que en los periódicos anunciaba “profusión de vistas
nuevas todas las noches”. Su “hábitat” era la esquina donde se encuentra la “Librería Del Globo”.
“La Aurora” de Pacheco Hnos., tuvo su momento de esplendor, ocupando la esquina San Martín y
Brown (Clínica Central) y que fuera ocupada antes por Llorens, Antiz y Cía. y también por Robles y
Net, ambos con ramos generales.
Posteriormente en ese mismo lugar llegó la confitería y salón de billares “La Familia” de A.
Saganías. El edificio sufrió un importante incendio que lo destruyó cuando estaba a cargo de esa
firma. Aproximadamente en 1940.
“La Universal” de Carlos Yorio, popularizó un slogan publicitario adelantándose a los tiempos
actuales. -¿Adónde vas? preguntaba un vecino a otro y éste le respondía: -Derechito a lo de Yorio
a tomar un buen café.
“La ejemplar” de Rosiano Caivano, pizzería y bar, alcanzó en los años cuarenta enorme aceptación.
La costumbre de tomar el “vermouth” había prendido fuertemente y ya sea dentro del salón, en la
vereda o en un gran patio interior, la gente se convocaba con mucha animación.
De mis recuerdos de muchacho, “allá lejos y hace tiempo extraigo algunos nombres más”.
“Arballo Bar” en la planta ata de Cine Avenida atendida por don Carlos y sus hijos, donde era
posible escuchar música y bailar en un ambiente alegre y sano.
“La Armonia” de Gabriel Rosa Cuello, que tuvo varias ubicaciones, pero que localizo en la Avda.
Gral. Paz a metros de la imprenta Del Globo. Para nosotros tenía otro nombre: El Asilo.
“Monti Bar” en plena Av. San Martín y en el apogeo de “la vuelta al perro”, tuvo su momentos.
Luego aparecía el “Bar Rex” que comanda don Alfredo Prietoni, hombre del oficio y un
extraordinario deportista en su juventud. “El Grillo”, también tuvo su momento en la Av. San
Martín.
Confitería “Express” de Moronta y Ballesteros dos hombres buenos, con un especial sentido de la
amistad, también en la Av. San Martín entre Balcarce y Güemes.
Vaya una mención para Miguel Osovi, que intentó con “Once de Julio” y “Don Enrique” incursionar
en el ambiente pero dando espectáculo. A él se debió la presencia de grandes cultores del tanto
como Roberto Goyeneche, el negro Ledesma, Marino y otros en memorables reuniones artísticas.
No quiero cerrar este incompleto capítulo dedicado a los bares y confiterías, sin olvidarme de
Carlos Alberto Gómez.
Su confitería San Martín, con fabricación propia de masas, facturas, etc., prevaleció por años en el
gusto de los bolivarenses. Impuso calidad la bonhomía de su trato acompañado en el mostrador
por su esposa, Un heredero de su arte es lo es Juan. M. Angel , quien lo continúa ahora en Av.
Brown.
Méritos tiene, y se los reconocemos, en la materia. “La Escala” de la familia Pereira, con raíces
panaderiles. Angel Iglesias desde su “Centenario” afirma una tradición familiar. “La Confitería del
Hotel”, es hoy la nueva moda. Están los abonados de siempre, bajo inventario, como cumpliendo u
ritual. Van los jóvenes a contarse sus cosas y las damas también se hacen un lugar en la tarde o en
la noche para hilvanar sueños, comentar los hechos cotidianos y alentar esperanzas para un
mañana con amor.

Gran Confitería “Horizonte”:

Avanzando el año, 28 de agosto de 1990, los señores E. Oscar Basílico y Dr. Oscar Basílico, padre e
hijo, inauguraron un nuevo salón de confitería que lleva el nombre de Horizonte, ubicada en la
esquina de Av. Brown y Rivas. es parte del formidable edificio levantado para hotel y que incluye
además 16 locales para negocio, ya en funcionamiento, y departamentos para familias. Un notable
esfuerzo al servicio del progreso bolivarense.
La Pulpería que miraba hacia el mar

Había llegado de las provincias vascongadas aun teniendo en la boca el gusto salobre de su Mar
Cantábrico, y en la mirada, perdida en ignotas lejanías, la imagen de un barco pesquero con sus
redes tendidas.
Se llamaba Mariano Urrutia, era joven, fuerte, empecinado.
Aquí era todo verdor. Otro inmenso mar, pero de pastos salvaje, de llanura sin fin. En esa soledad,
con el alto cielo por testigo, edificó una casa. Sería la Pulpería de “Mira Mar”. Un almacén de
ramos generales convertida en posta, farmacia, correo; la vida misma en el silencio de la pampa.
Fue en 1890. Miraba hacia una gran laguna que para don Mariano era su mar.
Mucho después comenzó su tarea en una mensajería que se llamó “El Correo de los Estancieros”
que unía dos puntos muy distantes, las poblaciones de Carlos Casares y San Carlos de Bolívar
haciéndose el relevo de los animales en la pulpería.
Don Miguel de Meregaglia, otro vasco curtido y noble como el que más, era el encargado de
conducir la galera a destino con su preciosa carga de pasajeros y víveres.
Prontamente el lugar fue aclimatando vascos atraídos por don Mariano y sus amigos. No es de
extrañar que hoy sigamos asociándolos a ese paraje. Sarraúa , Zlabaldía, Errasquin, Santa María,
Ordoqui, Zubiría Urchuaga y otros, son nombres que continúan la senda abierta por sus
antecvesores, fundadores en el desierto.
La historia nos cuenta de una costumbre que se mantuvo por mucho tiempo y que pone al
descubierto el alma generosa de estos pobladores. En un galpón muy grande se establecían los
caminantes, los que se podían quedar por tiempo indeterminado. Siempre había fuego prendido y
una enorme olla para la cocción de los alimentos. A nadie se le preguntaba por su nombre. Pasado
y presente se esfumaban en sombras o tras el humo de un cigarrillo. Existía el hoy. La La necesidad
de ese día. Y allí estaba la mano tendida para amparar a quien lo necesitara.
Los parroquianos jugaban a las cartas y bebían.
También construían un mañana. De esa reuniones nació el club Deportivo que exaltó a los jóvenes
de la comarca a los mejores lugares del atletismo continental, como el recordado Celestino
Sarraua, que vistió la camiseta de River Plate, aunque su corazón es de Boca, para ser campeón
sudamericano en salto triple.
Luego a su sombra bienhechora creció la escuela. La civilización siguió ganando espacios y a nadie
debió extrañar que las torres del Complejo Chocón – Cerros Colorados pasen muy cerca y que la
luz eléctrica y el teléfono hayan llegado desde Bolívar, treinta kilómetro tierra adentro.
Pero la pulpería se mantiene fiel a su origen. Salvo algunos arreglos circunstanciales que sigue
estando igual.
Con sus altas rejas sobre el mostrador para ponerse a cubierto de la bravura de algún paisano
alcoholizado. Con su estantería antigua y las cajoneras que guardaban los “vicios” a granel.
Hasta las telarañas, por decisión de Mariano Urrutia (nieto), más conocido como “canuto”, que es
quién está al frente del negocio que se mantiene nada más que por una tradición muy rica en
recuerdo, siguen, como estalactitas pendiendo del techo, y forman un rarísimo cielo raso tejido.
De noche vuelven los fantasmas del ayer a poblar de leyendas el viejo caserón. Algún partido de
truco se anima con una flor que se dice cantando con intención y picardía. La guitarra es visita
frecuente, surge entonces un rasguido dulzón de enamorado y la voz del cantor, tan honda como
una pena, se mete en los campos arados, en busca de la dueña de esos sentimientos.
Parece que todo ha cambiado. Pero al fin, el hombre siempre es el mismo. La vieja pulpería,
mientras tanto, sigue amontonando recuerdos detrás de su mostrador callado…
1) La presente nota fue publicada con la firma de su autor el día 5 de octubre de 1984 en el
diario Tiempo Argentino que aparecía en Capital Federal

La hotelería de San Carlos

Desde que el hombre se estableció en estas tierras y dio comienzo a la tarea de construir el futuro,
sinmás medios que sus brazos u recoger aquellos que la tierra generosa, podría darle tras el
esfuerzo cotidiano, necesitó un lugar para su reposo.
Así como la pulpería, transformándose en un clásico boliche de campo, servía para las reuniones
sociales de la época, taba, riña de gallos o cuadreras y el tradicional juego de cartas; la fonda dio
comida y albergue al viajero y se esmeró en su atención prodigándole algún pasatiempo. Cancha
de pelota, las “vistas” cuando el cine asomó como un portento de la técnica y algún baile como
para anudar relaciones entre los sexos o celebrar los fastos de la patria.
Las mensajerías tenían allí sus estaciones o postas. Es decir puntos de arranque y de llegada. Y era
tan importante atender a los clientes como a los caballos que tiraban los coches de sus dueños.
Por eso la comodidad para las nobles bestias se ofrecía como un servicio más de la casa y hasta se
destacaba en los avisos que la prensa publicaba.
La hotelería en San Carlos de Bolívar tuvo matices destacados por la nobleza de sus gentes. Por el
espíritu progresista de quienes la ejercieron, con mucho dinamismo, y se constituyeron en el
apoyo, de valor inestimado, para los parroquianos que la frecuentaban.
No es posible hacer un análisis exhaustivo de tantos negocios como existieron y nos quedamos
con la pena por omitir nombres de personas que en la actividad cumplieron tareas de significación.
Hombres y mujeres que a través de la hotelería se brindaron con calor de amigos, en una tares de
vasta dimensión humana.
Haremos mención de aquellos que alcanzaron mayor notoriedad y que por muchos años
estuvieron consecuentemente al servicio de la actividad. Algunos todavía abiertos, viviendo una
gloriosa vejez, y añorando aquellos días de esplendor, que para ellos ya nunca más vendrá.

Hotel La Vizcaína

Todavía destacada sobre la Avenida Brown su estrucutra colonial, el edificio del Hotel “La
Vizcaína”, que parece surgir de una vieja postal, tras densos nubarrones, que aprisionaron el
tiempo. Fue construido por los hermanos José y Pedro Sarraúa con material traído en carretas
desde Saladillo, comenzando la obra en el año 1880. Don José Sarraúa estaba casado con Melitona
Laza y provenían de Vizcaya, por lo que el nombre dado al hotel, hacía clara referencia al origen
vascuence de doña Melitona, “La Vizcaína”, que en el argot popular al quitársele el acento se
transformó en La Vizaina. Al respecto hay otra versión que dice que el primer nombre fue “El
Vizcay”.
Un barrio recuerda a esta pionera del progreso. Allí donde plantó sus reales y a fuerza de vigor y
coraje crió a su familia, sin su marido y abnegadamente.
No hay documentación alguna que avale esa fecha que adjudicamos a la obra. Pero hay
circunstancias que son coincidentes, por lo que la elaboración resulta aceptable. Además doña
Isabel Casariego de Ugarte, con sus jóvenes 82 años, no dudó al confirmarnos el dato y lo hizo con
una seria documentación de la época en sus manos y el recuerdo de lo manifestado por su señor
padre don Basilio Casariego a su hija, a quien confió el “archivo familia”, algo digno de verse y que
ya he comprometido para el Museo de nuestra ciudad.
Un detalle significativo lo dan un membrete del hotel que ilustra una nota de venta del año 1897.
Reproduce el frente del edificio tal como lo vemos hoy. Con una sola variante: sobre la avenida
Brown lo que es una construcción de planta baja y primer piso con balcones a la calle, en su origen
fue la cancha de pelota abierta. Los periódicos de aquel tiempo dan cuenta de los desafíos que se
producían en el frontón de “La Vizcaína”.

Sus dueños

Revelada la incógnita de quienes fueron sus fundadores (no desconozco la versión que liga a
Mariano Urrutia con el hecho), podemos establecer algunos continuadores inmediatos.
Miguel Galcerán y Cía., es la firma sucesora. En mi poder tengo una boleta del hotel del año 1892
donde consta ese rubro.
Don Basilio casariego era el socio. Ambos eran jóvenes y habían vendido de España, uno de
Barcelona, el otro de Asturias, y eran amigos.
Todo indica que la familia Galcerán, dueña de una apreciable fortuna, volvió a Barcelona. Por eso
el nombre no nos es familiar y resulta casi desconocido. Aunque fgura formando parte de la C.
Directiva de la S. Española des de Agosto de 1895. El Dr. Alfredo Busquet habría quedado como
apoderado es lo que deducimos al rescatar un recibo de pago extendido a favor de Don Domingo
Barnetche por el arrendamiento de una fracción de campo propiedad de Galcerán de fecha de
1915.
Don Basilio Casariego seguiría solo al frente del hotel. En enero de 1896 se constituye la sociedad
con el Sr. José Horta, un vecino ocupado en trámites de gestoría y seguros y se disuelve justo tres
años después. El 19 de abril de 1899 asocia a su cuñado de apellido Fernández y el rubro es por
poco tiempo Casariego y Fernández. En 1901 aparece don Alejandro Martínez como titular del
hotel. (Padre de Ignacio y Catalina Martínez de Irigoin). Le continúa el Sr. Enrique C. MAglio (1907).
En el año 1909 es don José Cieza (padre de Anacleto) el nuevo dueño y sucesivamente se
producirán cambios de firmas.
Martínez y Bullosa; Carlucci; De Francesco y Cía., Don Mihuel Roca, de recordada gestión hotelera.
Otros nombres se agregarían a esta lista como Peón Y Musella, Antonio Ferragut, hasta que los
hermanos Galaz compran el 1º de diciembre de 1946 asumiendo una conducción que no han
abandonado hasta el presente.
El Hotel “La Vizcaína” ya no es el de antes. Ha perdido su hegemonía hotelera, aunque mantiene
vivo el mejor espíritu de amistad y confianza, que le caracterizaron. Entendemos que no puede
desaparecer. Es más, los bolivarenses tenemos la ineludible obligación de preservar ese
patrimonio edilicio y cultural transformándolo en Museo Histórico y de Ciencias. Es un girón del
pasado, que simboliza el esfuerzo de un pueblo por crecer de la nada. Es el canto al trabajo. Un
himno de fe. En sus gruesas paredes está aprisionada la historia de San Carlos. Mantenerlas en
pies es un signo de fortaleza anímica, un agradecido homenaje a quienes nos fundaron y a los que
vinieron después pala en mano y un montón de sueños.
Miremos hacia el futuro afirmados en las sólidas raíces de un ayer lleno de abnegación y heroísmo.

Hotel “La Balear”

El 9 de marzo de 1879, en la Isla Mallorca, Provincia de Las Baleares, España, nace Bernardo
March. Aquí comienza nuestra historia. El 10 de septiembre de 1896 llega al puerto de Buenos
Aires una familia española, la de don Miguel Morey, y con ellos arriba el joven March.
Van hacía 9 de Julio donde permanecerán por espacio de dos años. Luego Morey y March se
asocian en los negocios y en la vida pues Bernardo se casa con la hija del primero llamada
Margarita, y se deciden por instalar un hotel en Bolívar (1899).
Le llamarían “La Balear” en homenaje al solar natal ocupando la esquina de Av. San Martín y
Rivadavia (en ese tiempo Rodríguez), a una cuadra de la estación ferroviaria.
El movimiento de pasajeros era intenso y el hotel tenía mucha vida. Sus dueños trascendían de la
ocupación habitual y entendían de todo. El hombre de campo y de las estaciones vecinas confiaba
en ellos diligencias y trámites en las oficinas públicas y hasta pedía consejos.
Eran felices días en que por un peso con ochenta centavos el menú establecía: fiambre, sopa.
Puchero, dos entradas y postre de queso y dulce y nueces o frutas.
En el año 1911 cesó la sociedad entre yerno y suegro, don Miguel Morey se dedicó al campo en la
zona de Tres Lomas y don Bernardo al Hotel. No obstante se hacía tiempo para integrar
comisiones, entre ellas la de la Asociación Española, y alentar con su presencia o aporte cualquier
inquietud vecinal.
En 1925 “La Balear” fue adquirido por don Braulio Salaberría y señora, y luego en 1942 fue
vendido a don Angel Rodríguez y hermana que provenían de General Pinto.
Do Braulio Salabaería había hecho construir a nuevo un edificio para Hotel sobre la calle Alvear
entre San Martín y Mitre al que llamó “Bolívar”. Este continuó por muchos años hasta que se
convirtió en sanatorio.
Como administrador gerente estaba don Oscar Fragiácomo, cuyos hijos Oscar y Georgette, fueron
nuestros compañeros en las aulas del Colegio Nacional.
Recordemos que don Gabriel Fornes, hombre de campo, levantó en la Avda. Belgrano y
Avellaneda otro edificio para hotel y lo llamó “Bolívar”, pues el anterior del mismo nombre había
desaparecido. Aquí lució en la década del cincuenta don Alberto Martínez, hombre del oficio, buen
cocinero, con una importante trayectoria en el arte del buen comer. Un día se cerró el hotel y se
convirtió en una clínica privada. Un mismo destino para dos hoteles que llevaron el mismo
nombre.

Hotel Plaza

Don Angel Rodríguez, no se quedó quieto y por su cuenta, con el auxilio profesional de don José F.
Maugeri, fundó el Hotel Plaza en la esquina de Av. San Martín y Alvarado, donde Lorenzo y
Montaner tuvieron almacén de ramos generales y bazar.
El viejo edificio de “La Balear” fue entonces la sede social del Club A. Talleres.
Y como para esta trama hotelera, realmente singular, tenga otro anillo complementario, digamos
don Miguel Roca, gerente y asociado al negocio de March al quedar sin trabajo se decidió por
comprar “La Vizcaína”
Su gestión fue en ese lugar muy buena y el hotel vivió un momento de gran esplendor.

Hotel Goitías

Más de setenta años marcan la trayectoria hotelera del “Hotel Goitías”, que no siempre se llamó
así, pero que de una manera u otra, siempre estuvo en el patrimonio familiar.
Don Bernardo Lamarque compra el 1º de marzo de 1918 la fonda de Inchaurrondo instalada en la
Av. Alsina Nª 102. El negocio se llamará “El Vasco Francés”, atendiendo al origen del dueño,
aunque el nombre de Incharruondo seguirá algún tiempo y así se consigna en el acta que da origen
al Club Empleados de Comercio en ese lugar y en junio de 1918.
El 16 de junio de 1923 muere Lamarque y su mujer, doña Francisca García se traslada a Alsina Nº
55 “La Vasca Navarra” será el nuevo nombre que se adopta para el comercio.
En el año 1927 la viuda de Lamarque contrae nupcias con Alberto Goitías y pasan a ocupar la
esquina de Alsina y 25 de Mayo con el nombre del “El Vizcaíno”.
Habría otro paso más para dar y esta vez de forma definitiva. Es ubicarse en la Avda. San Martín al
lado del edificio que hoy ocupa el Plaza Hotel. El 3 de marzo de 1936 muere Goitías y la firma
comercial será Vda. De Goitías e hijos. (Bernardo y Francisco Lamarque acompañando a la madre
de ambos.)
El apellido Goitías termina por imponerse y entonces el hotel adquiere este último nombre
familiar. En la actualidad desaparecidos doña Francisca y Bernardo, éste último un gran deportista
que lució la camiseta de Empleados de Comercio en fútbol y atletismo, además de haber sido buen
ajedrecista, rige los destinos de la casa don Francisco (Poroto) Lamarque. También deportista,
pero apasionado de la natación.

Hotel La Zamorana

Don Tomás Diego es otro de los hombres importantes que le dieron a la hotelería bolivarense lo
mejor de sus aptitudes y desvelos. Un inmigrante laborioso, luchador, honesto a carta cabal, que
fundó una familia numerosa y que abrió rumbos en esos tiempos difíciles en la vida pueblerina.

La tierra

Por una amable atención de María del Carmen Diego podemos conocer la historia de ese enorme
solar de la calle Mitre y Pringles que es concedido por la Municipalidad el 20 de Octubre de 1888 a
don Manuel Lucero. Era intendente D. Cataldo Altavista y la única condición establecida era la de
poblar y cerrar los solares en el término de un año. En 1094 aparece como titular del fundo por
compra efectuada a Modesta Fial el Sr. Carlés, constando que el inmueble tenía 10 piezas de
material, cochera, galpón, gallinero y wáter – clot.
Ninguno duda, entonces, que la fonda ya existía por lo menos desde principio de siglo.
Don Tomás Diego aparece en el escenario dona va a transcurrir toda su existencia en el año 1912
por compra que efectúa al Sr. Luis Digiovanni Galassi en la suma de $ 3.000.
Por razones de salud no se hace cargo del negocio en forma inmediata y resuelve alquilarlo. Deja
la administración a cargo de la firma Sánchez, Bedatou y Cía. Y regresa a España, su solar natal.
A los dos años de nuevo en la Argentina dispuesto a asumir el manejo del hotel.
No lo hace enseguida pues antes debe desalojar a los ocupantes. Se dedica a la venta de billetes
de lotería actividad que habría de continuar por mucho tiempo.
Se cuenta que era muy común trenzarse en partidas de naipes por billetes de lotería.
Por tres veces, nos dice su nieta, le tocó perder billetes que luego resultaron ganadores de los
primeros premios.
Como las partidas eran a “cara de perro”, es decir a todo o nada, el perdedor sólo le quedaba un
rosario de lamentaciones.

Hotel familiar
El Hotel era una gran casa de familia. La clientela llegaba del campo y se instalaba por días y hasta
las mujeres en vísperas de ser madres encontraban allí comodidades y una atención preferencial.
Don Tomás fue padre de siete hijos, acompañado en el hogar y en las tareas por una mujer
admirable.
En 1950 se hace cargo del establecimiento su hijo Celestino. El le da un nuevo impulso y se amolda
a los cambios que la modernidad va exigiendo. Se hace obras, se incorpora el baño privado que
pasa a ser una exigencia permanente y se proyecta al futuro con otra dimensión.
Don Tomás resuelve irse con su familia a pasar sus últimos días en el Gran Buenos Aires. Pero el
día de la mudanza, 27 de febrero de 1955, tal vez agobiado el anciano corazón por la pena de la
despedida, deja de latir,
Don Tomás queda, para siempre, en la tierra que hizo suya con el noble esfuerzo del trabajo.

La nueva firma

Celestino, padre de cinco hijos, fallece en 1973.


En la dirección del hotel, que luce muy renovado, han quedado Miguel Angel, María Cristina y
María del Carmen. Las otra dos hermanas han integrado la caravana del éxodo. Ya no están en San
Carlos.
“La Zamorana” ha dado su salón comedor a un concesionario que continúa la tradición de las
típicas fondas de campaña. Algo tan caro a nuestros afectos y costumbres que también se va
perdiendo.
Aquí se hospedó Gardel, nos refiere María del Carmen, allá por los años 30.
No ha sido el único notable.

Una anécdota memorable de Gardel

La referencia es exacta. Carlos Gardel estuvo en Bolívar y cantó a sala llena y con pleno éxito en el
Teatro Coliseo.
Muy pocos conocen la anécdota que me refiriera mi padre presente en el recital de esa noche
memorable.
A la hora fijada para la iniciación del programa, las 22.00, el administrador del Teatro Sr. Sánchez
Guilarte se dirigió a los camarines para invitar a Gardel a iniciar la función.
El artista al ver que muy poca la gente que había arribado se negó.
Sánchez Guilarte, que al parecer era de muy pocas pulgas le dijo con voz de mando y amenazante:
Ud. Sale a cantar y ahora. De lo contrario no cantará nunca más, llevando sus manos luego a la
cintura, donde se suponía tenía un revólver.
Gardel accedió, comenzó a cantar, y a los pocos minutos no había un solo lugar disponible en la
sala ni para estar parado.
La emoción fue incontenible y la versión del “Pañuelito Blanco” conmovió al auditorio hasta las
lágrimas.
Muy pocos se enteraron, claro está, del hecho bastante insólito ocurrido momentos antes de dar
comienzo a tal relevante actuación.

Otros nombres en el recuerdo


No quiero cerrar esta evocación hotelera del Bolívar de ayer, sin dejar de mencionar otros
nombre, que, cada uno de ellos, encierra una apasionante historia de hechos y sucesos de singular
importancia.
“La Navarra” de don Félix Aranguren fue un típica fonda y su titular todo un personaje que llenó
una época del pasado bolivarense.
La fonda “Del Sopapo”, de ella me habla el vecino don Valentín Martínez y algo rescato de unos
apuntes personales de Don Jacinto Maineri. Estuvo ubicada en la calle Viamonte donde alguna vez
estuviera después el Taller mecánico de los hermanos Pérez Toral, a metros de la Avda. San
Martín.
Según la referencia oral el nombre quedó de una rencilla habida entre un parroquiano y don
Manuel Fernández, a quien llamaban “caldo frío”, y que alcanzó a ser intendente del pueblo.
Este último habría recibido, precisamente, un sopapo en esa discusión y con ello contribuyó a que
la posteridad le reconozca la autoría de un nombre comercial.
HOTEL PARIS: Vivió un momento de esplendor instalándose en la Avda. San Martín, edificio de dos
plantas que hoy pertenece a la Sociedad Española. Tenía entrada para carruajes por la Avda. Gral.
Paz y salida por Las Heras. Sus dueños Eusebio del Campillo y Cía.
En un acta de la Sociedad española muy vieja se menciona para hospedaje de los músicos que
venían de 9 de Julio o Saladillo el Hotel Universal y el Hotel Del Oeste. También hacen notar, en
otra oportunidad, que la fonda de Sarraúa es la que tiene mejor precio. Y en el Bolívar Ilustrado de
1901 figura la venta que de su hotel hace don José H. Cáceres.
Y dejemos un lugar para don Agustín López y su apreciada familia para evocar al Hotel Español. La
vieja casona de Roca y Alvear.
Imperó allí la alegría, la fiesta del vivir, en la más pura y franca amistad.
Los hermanos López, Eliseo (garbanzo) y Agustín (pibe) acompañados por sus hermanas hicieron
de ese negocio un lugar de permanente reunión.
Fue una existencia feliz, signada por el trabajo y por un sentimiento de generosidad y
compañerismo de muy particulares y especiales relieves. Valga al menos esta mención como un
cálido homenaje para todos. Hemos mencionado antes de ahora, el Hotel de los Estancieros de
don Abraham Medina y la fonda de don Constancio Molina.
Y hagamos un lugar para “La Esperanza” de don Francisco Corbalán y de tanta significación en su
tiempo.
Sea un recuerdo también para el Hotel de don Francisco Notario que en sus días finales se llamó
“El Imparcial” y que sí mi información no es errónea alguna vez supo ser llamado “La
Salamanquina”. Estaba en Avda. San Martín 200 y de nacimiento en la calle Necochea.
Sería imperdonable para el autor, cerrar este capítulo tan rico en novedades y de tan apreciables
valores humanos, en cuanto a que la actividad gastronómica de la época estaba revestida de otras
singularidades particulares, como ya lo hemos señalado más arriba, sin hacer alguna otra mención,
aunque sea pasajera.
Sea ella, muy allá en el Bolívar de antaño para la fonda de Tasistro y Cogo en Gral. Paz y Pellegrini y
un poco más en el siglo para la fonda Vasco Navarro de Reta en la esquina de Avda. Gral. Paz y
Mitre. El 13 de marzo de 1939 cambió de dueño al llegar de Ibarra don Camilo Delgado, con su
esposa doña María Regalado y seis muchachos. Tres de cada sexo. Al morir don Camilo le
continuaron sus hijos hasta el año 1950 y luego Benedicto, Juan Francisco y Camilo Delgado hijo,
hasta 1957 en que la sociedad se disuelve. Este último habría de abrir una casa de comidas en la
Avda. San Martín entre Brown y Olascoaga a un pasito del semáforo y luego tomaría el camino del
éxodo. Como tantos.
El Gran Hotel “San Carlos”

El miércoles 5 de julio de 1972 quedó habilitado el “Gran Hotel San Carlos” en la esquina de Avda.
Alsina y Almirante Brown. Un moderno edificio que consta de cuatro pisos, teléfono, música
funcional y detalles de buen gusto.
Una empresa foránea, de Trenque Lauquen, asumió el compromiso que los bolivarenses, pese a
sus intenciones, no realizaron. Son los Sres. Alvarez, Calvo y Luna.
La vieja propiedad de la familia Busquet Llorens asentamiento de la primera edificación
pueblerina, sólo fue vendida condicionándola, precisamente, para la construcción de un hotel.
Me tocó intervenir como profesional en las conversaciones compra-venta acompañando al Sr.
Carlos Busquet Llorens en su gestión y al término de las mismas preguntas le pregunté al Sr.
Alvarez: - ¿Qué nombre le darán al Hotel? Me respondió sin hestiar: Bolìvar, que mejor que
llamarlo Bolívar. Le hice saber que en la ciudad había un hotel de ese nombre y entonces le sugerí
San Carlos. ¿Acaso ese no es el nombre de nuestro pueblo?
Y también es el nombre de uno de los vendedores. El Sr. Alvarez asintió con presteza. Se llamará
San Carlos. Y así fue.
Cruzando la Avda. Brown, sobre la otra esquina el Mercado de don José Ordas, con más de setenta
años sobre sus ladrillos, habrá sonreído de felicidad.
Al fin un hotel que tanta falta hacía y justo llamarse San Carlos, como el Santo Patrono, y como
yo….habrán sido sus palabras.

Los avisos de hotelería

Dos avisos colocados en los periódicos de ese tiempo dan una idea muy acertada de las
costumbres y los usos de nuestros antepasados, no tan lejanos.
El primero de ellos dice: Fonda y Posada de Carmelo Giancristiano. Se reciben pensionistas.
Comodidad para caballos. Precios módicos.
El segundo rezaba así y es del año 10. Gran Hotel La Vizcaína de José Cieza.
Comodidades para carruajes y caballos. Servicio esmerado. Exhibiciones cinematográficas todas las
noches.
En este establecimiento se reciben todos los días 1.500 metros de cintas nuevas debido a un
contrato celebrado con importante casa de la Capital Federal. Teléfono Nª 50 – Bolívar.
Aparte de la solícita atención prometida se tenía en cuenta un buen servicio para el cuidado de los
caballos. Lógico era, pues la movilidad se hacía puramente a sangre. Y las “vistas” eran otro
gancho para el buen entretenimiento de los clientes.

Librería “Del Globo” el comercio de Bolívar hubiera


mandado a construir, sino lo hubieran fundado.

Cuando algo traspone los umbrales del tiempo, se adueña de él, y se proyecta allí donde nació,
vive y crece con sentido de permanencia y futuro, rodeado del afecto de la comunidad, se dice que
es una “institución”.
Con lleva eso un juicio elogioso que es también un reconocimiento a una larga y provechosa
existencia. Eso pasa con la Librería e Imprenta Del Globo ubicada en Av. San Martín y Avda.
General Paz, justamente en el meridiano de Greenwich del pueblo.
La librería en una tradición, es el símbolo vivo de la amistad más pura. Es la tertulia al paso. Por
mucho tiempo fue dado ver en el mostrador a don M. Angel Mosa, todo un patriarca de su época,
junto a su esposa doña Nerea Siñeriz, acompañándolo con la dulzura de una joven ancianidad llena
de recuerdos.
“Negra” Mosca tiene también un lugar en un ángulo del largo salón donde alguna vez funcionara
“Atelier” y aproximara a los bolivarenses a los mejores pintores de su época. Como lo tienen
“Petit” y Jorge Mosca, ambos merecidamente.
Hoy está al mando de la vieja barca., bravo capitán experto en tormentas y borrascas don Isaac
Mosca y, como repitiendo la usanza de sus mayores, a su lado, otra mujer, de exquisita
sensibilidad le acompaña. Es su esposa, doña Ema Mosca, los nietos del viejo tronco que ya van
madurando sueños en esa esquina que es caso de leyenda, y que si no estuviera allí donde está y
como está, recibiendo a pleno la caricia del sol y mirando, con amor de padre, hacia las plazas. San
Carlos de Bolívar la habría mandado a construir, sin quitarle nada de lo que el andar del siglo,
apenas ochenta años vividos, le ha dado en contenido de onda espiritual y belleza.

La construcción

Hacer de la nada todo, es construir. Para eso hace falta a la orden que emite la inteligencia el
trabajo de las manos, el infatigable canto del albañil que ladrillo sobre ladrillo, le pone sombra y
abrigo a la vida.
La epopeya civilizadora, la que se plasmó con la reja del arado y el cavar de la pala, acallado el
Remington de la desigual pelea, tiene en el albañil uno de sus héroes ignorados.
En San Carlos dos nombres monopolizan por más de cincuenta años la actividad de la
construcción. Figuras descollantes en lo suyo, pues a la idoneidad en el tema agregaban seriedad y
responsabilidad. Tenían ambas firmas un sólido prestigio y ayudaron hasta con desinterés a
levantar obras que de otra manera no se hubieran hecho.
Nos referimos a Francisco Devito y sucesores y a Don Diego Naranjo y su sucesor.

Empresa Devito

Don Francisco Devito, el fundador de la dinastía llegó a Bolívar en 1893 y por más de treinta años
ejerció su noble oficio con mucha autoridad. Sus hijos Antonio y Francisco se formaron junto al
padre y le continuaron.
Les tocó trabajar en una etapa de crecimiento por lo que fueron ejecutores de la gran obra pública
que hiciera el Dr. Miguel L. Capredoni al frente de la Municipalidad, Matadero, Club Social,
Mercado Municipal, Pileta de Natación, Monumento a San Martín, delegaciones de Urdampilleta y
Pirovano, la Biblioteca Popular, el Estadio e infinidad de casas en la ciudad y en la campaña que
modificaron favorablemente el paisaje urbano.
Por un tiempo más a la muerte de los mayores continuaron los hijos de Francisco, y Alberto
quienes realizaron el edificio San Martín. Luego se volcaron a explotar un corralón de materiales
para la construcción y abandonaron la construcción.

Empresa Naranjo
Don Diego Naranjo, natural de Canarias, se encontró en San Carlos en el año 1900. Fue un hombre
múltiple, de gran visión y profundamente trabajador y organizado. Muchos edificios importantes
tiene en su frente el nombre de este constructor. Club Buenos Aires, Colegio Nacional, Club
Empleados de Comercio (sede y cancha de pelota), la Igelsia de Huanguelén y también la de
Bonifacio, Escuelas en Guaminí y otros lugares. En 1942 Armando R. Naranjo sucede a su señor
padre, aún en vida de éste, y realiza como él importantes trabajos. Ambos son fallecidos por lo
que este nombre ya es una página de historia. De una bella historia de amor al trabajo.

“Los Chatruc”

Otro apellido tradicional en el arte de la construcción fue, por muchos años Chatruc.
Don Manuel Erraín Chatruc, nacido en bolívar en 1186 (7 de abril) y que falleciera luego de vivir
sus muy lúcidos 92 años, comenzó con su padre que ya era albañil. Por lo que nadie puede
discutirme que este apellido se asocia a las primeras obras que se van haciendo en el lugar.
Le tocó levantar el edificio de dos plantas destinado al Hotel Bolívar, el inmueble donde está la
Clínica Modelo, una importante construcción particular en la calle Mitre con nueve
departamentos, obras para familias en la ciudad y en pueblos de la vecindad. El quiosco que
sirviera para la actuación de la Banda de Música en la Plaza Alsina y que hoy hace de sustento al
monumento a la Madre, es de su dirección.
José Leopoldo Chatruc, sobrino de Manuel, hizo mucha obra local. Pero su mérito mayor le alcanza
por haber sido el constructor de la Iglesia de la Santísima Trinidad.
Tras esa huella familiar se encolumnó Manuel A. Chatruc Miguez, un inteligente maestro de la
cuchara, con realizaciones de muy buen gusto en casas de familia y negocios.

“Los Lalli”

Albañiles de toda la vida “Los Lalli”, Pedro, Enrique y Florentino, fueron trabajadores incansables.
Junto a ellos podemos alinear a “los Pisano”, padre e hijo, o a los Amado que desde Sebastián
(padre) tuvieron un momento muy feliz y de gran trabajo. Son ellos Roel y Raúl, que hoy
descansan gozando de una bien ganada jubilación.
Otros nombres llegan a la mente de albañiles que hicieron posible el progreso lugareño. La
mayoría de ellos surgidos de la cantera de los fundadores, como Benito Cabreros, Timoteo García,
Copello, Vidarte, don Pascual Borzillo.

Los primeros:

Bruno Esquivel, Luis Lanzoni y Ramón Villarino, figuran en la nómina de los albañiles de la primera
hora. José M. Hortoneda en 1883 tuvo a su cargo la obra de la Sociedad Española (Salón de Actos y
Secretaría). Don Juan Maini se estableció en 1904 y se ofreció como maestro constructor. Parte de
la Iglesia es obra suya.
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CAPÍTULO XXXVII
(FOTO, página 507)

1. COSTUMBRES OLVIDADAS.
Las fogatas de San Juan y San Pedro. La festividad de San Roque.
Noches de plaza. Las romerías. Las cédulas de San Juan. El luto. La
rezadora. Los bailes en familia. Dos recuerdos imborrables.
2. Los carnavales de antaño. Los bailes populares.

Costumbres olvidadas

El ambiente pueblerino , familiar y sano, donde todos se conocían desde pequeños y hasta
estaban unidos por lazos de sangre, tenía características muy especiales . El apuro, la urgencia, la
ansiedad que muestra el hombre de hoy, llamado a vivir con otras necesidades, algunas
ficticiamente creadas con sentido comercial, no eran corrientes en ese San carlos de las
Acollaradas, sin caminos y abiertos al exterior, solamente, por las paralelas de acero ferrocarril.
Las costumbres eran sencillas, austeras y convencionales.
Un pueblo de campo, crecido al borde mismo de los trigales, con una estructura artesanal para
servirlo (Carpinterías, herrerías, talabarterías, talleres,etc.). Y como tal, caja de resonancia de sus
formas de vidas, de sus creencias, de sus expectativas.
Una sociedad cerrada, si se quiere, donde las diferencias de rango se acentuaban, aunque la
comunicación era fluida y permanente.

Las fogatas de San Juan y San Pedro

La niñez tuvo todo un tiempo que fue suyo. Que fue de niñez sin deformaciones y dentro de un
régimen que le imponía reglas precisas de comportamiento. Fue dueña de los juegos y de las
travesuras. Las fogatas para San Juan y San Pedro constituían una fiesta y se encendían por
doquier. En todas las esquinas se juntaban material para quemar, ramas secas, cartones,
neumáticos, trapos viejos, pastos, y al caerla tarde la quema congregaba al barrio en un festín
pagano de gritos y de llamas que, subiendo en largas lenguas rojas, pretendían alumbrar la noche.
El barrio de “La Angelita” formado en torno a la panadería del mismo nombre de los Méndez
Jarén, había congregado una numerosa “barra” de muchachos que se entretenían de mil maneras,
haciendo de la esquina una especie de club callejero.
San Juan y San Pedro tenía para ellos, como también lo tenía para los chiquillines de todos los
barrios, una obligada celebración y la hacían procurando darle al acto el mayor brillo posible, para
que esa fogata, fuera la más grande, la más importante.
Carlos Méndez Jarén recordaba con nostalgia en las páginas de las Revista “Estudiantes” esos
momentos felices junto a los amigos de la infancia, queriendo rescatar del olvido una costumbre
tan de aquellos días. Y desgranaba estos versos que tenían la música grabada en su corazón:
“Viva San Pedro y San Pablo
y viva también San Juan.
En San Juan habrá fogatas.
San Pedro el Judas tendrá.
Quemaremos el muñeco
con sus cohetes voladores
de alegre chisporrotear…
y al reunirnos gozosos,
siguiendo la tradición
que aprendimos siendo niños,
volveremos a cantar,
sin rencores ni egoísmos
y así dirá el corazón:
San Juan, San Pedro y San Pablo:
Noches de recordar.

“Esa noche, cuenta Carlos , colgado en la ochava, haciendo cruz con la esquina, estaba el muñeco.
Cómico, burdo, pero a nosotros nos pareció perfecto.”
“Era toda una obra de arte. Y a modo de epitafio, nos sigue diciendo, rezaba un cartelito:

Nací en el barrio de “La Angelita”


y aquí mismo he de morir…
cuando las 19 lleguen
al cielo me voy a ir.

Ya no hay nadie de aquellos juveniles y animosos vecinos de “La Angelita”. Los muchachos de la
barra, el Pato, checho, el rengo Manuel y su carretilla… Aunque la panadería sigue abierta como si
los estuviera esperando. ¿ Y si volviéramos a encender una fogata para San Juan y San Pedro, no
regresarían por el sendero que dibuja el humo, hasta el borde mismo de las lágrimas?
Sea un recuerdo cariñoso para Luis Morena, mi suegro, que inició a mis hijos en esta celebración
llenándoles de inolvidable alegría.

La festividad de San Roque

La colectividad italiana proveniente del sur de la península, dedicada en su mayor parte al trabajo
de la tierra y a la producción hortícola, tenía devoción por San Roque. Por eso cada 16 de agosto
una comisión especial le organizaba la fiesta requiriendo la colaboración del vecindario que lo
hacía con gusto.
Se celebraban misas en la Parroquia y el venerado santo acompañado de su perro, recorría las
calles alrededor de las plazas entre vivas, estruendo de bombas y fuegos de artificios de
multicolores. La Banda de Música les acompañaba con su habitual sentido del humor, de la gracia
de la alegría.
En pan de San Roque era otro de los atractivos que interesaba a la multitud que acompañaban con
religiosidad a los italianos. Con la desaparcicion de los viejos inmigrantes, la fiesta no es nada más
que recordación del Santoral, ha perdido su brillo todo su boato ue alguna vez lució
magníficamente. Los decendientes, que no siguieron a los mayores en su ocupación de quinteros ,
en un desarraigo que como pueblo nos pesa, tampoco mantuvieron el culto a San Roque en la
forma acostumbrada.

Noches de plaza (la vuelta del perro)

Otra costumbre de aquellos años fue la retreta de la Plaza Alsina. Allí, sobre el escenario levantado
en su centro, que hoy sirve de base al Monumento a la Madre, la orquesta animaba a la tarde con
música alegre y variada. Las niñas de la sociedad paseaban por lo general en familia y , los mozos,
no tan atrevidos como ahora, pero enamorados como siempre, aguardaban ese paso con la mejor
sonrisa, con la más tierna mirada. Fue el antecedente de lo que luego llamaríamos con un nombre
más vulgar y hasta grotesco, “la vuelta del perro”.
La plaza cedió con los años su lugar a la avenida San Martin en un trayecto de dos cuadras, nada
más. La juventud se adueño de centro de la calle y paseaba de ida y vuelta, en giros incontables,
mientras Vox-Pópuli por sus altoparlantes le ponía música y comentarios al atardecer bolivarense.
Hasta en un momento dado una ordenanza municipal la hizo calle peatonal en las horas de paseo
y días feriados.
Después por esos caprichos inexplicables de la moda se comenzó a transitar por la vereda entre la
“Librería del Globo y Tienda Blanco y Negro”, que aún lucía sus vidrieras iluminadas. La esquina de
Salvador Bocchieri y Cía., luego Record, era un punto de reunión para los jóvenes, una posta
urbana, para gozar del hermoso atractivo de ver pasar lo mejor de la belleza lugareña.
Un día todo esto cesó, tal vez porque el contacto se hizo cada vez más frecuente y menos formal
entre los jóvenes, sin esa carga de consideraciones y respeto que la época del almidón y las
camisas blancas imponían, encontrando otros lugares donde el trato se hacía más abierto y franco.
Un seminario de la época pasada- 7 de febrero de 1920- hace la nota social en sus páginas de la
siguiente manera: “el jueves por la noche con motivo de la retreta de la Plaza Alsina, se vio este
paseo concurrido por numerosas familias. El carnet de nuestro cronista anota como asistentes las
que siguen: Goiriena, Martínez, Tuya, Gagliardi, Courlet, Queipo, Cieza, Gómez, Faucheux, Woll
Valdéz, Montes Dhers, Klappenbach, Carminatti, Cein, Labandeira, Aranguren, Alcain, Gianinni,
Colombo, Sagasti, Iñarra, Urrutia, Gamundi, Blasco, Cáceres, Pisano, Artola, Yorio, Valeinoto,
Castex, Gallegos, Etcharán, Soulé, Ponce, Gutierrez, Kidd, Yanuzzi, Cetrá, Gonzalez, Terrile, Bianchi,
García, Benguria, Del Hoyo, Sanchez, Jaureguizar, Apestegui, Lofrano, Pirotta, Guitart, Tasistro
Perini, Fernandez, Uría, Cascante, Rago, Vidal, Funes, Alzueta, Suñol, Olivera, Pagés, Chorén, Rossi,
Eldridge.
El paseo en la actualidad se hace en automóvil. La calle toma animaciones en las tardes estivales,
pero aquel sabor añejo del pasar repetidas veces por un mismo lugar, para engarzar al vuelo una
mirada, un gesto de complacencia, a caso una velada insinuación, está, irremediablemente,
perdido.

Las Romerías

El inmigrante trajo su pasión por la vida, su amor al trabajo y la música en su corazón. Al llegar a
nuestras tierras trató de adaptarse a lo que el medio le ofrecía, pero sin dejar de mostrar lo suyo,
sus costumbres, sus creencias, y las canciones aprendidas desde la cuna. Por eso no es de extrañar
que tanto españoles, italianos y franceses, por citar a los más numerosos que afincaron en Bolivar,
buscaran agruparse como forma de ayudarse y complementarse en sus múltiples necesidades, tan
lejos como estaban de La Madre Patria. Lograda esa asociación de propósitos y de ideas se
volcaron a celebrar sus fiestas típicas con el fervor de la sangre latina que danzaba en las venas.
Así nacen las romerías, que en San Carlos, tuvo a la colectividad española como principal
organizadora. Ya no son los romeros que van por los caminos rumbo al santuario de la Virgen
venerada. Pero igualmente mantienen esa religiosidad íntima, aunque el destino que los lleva
ahora es la diversión, el goce de cantar y bailar como en la aldea natal entre peñascos ríspidos y
encinas centenarias, trastocados en una verde llanura de pastos altos.
Las primeras romerías españolas tuvieron lugar antes del fin del siglo en la conocida Quinta de
Sánchez ubicada en la terminación de la calle Dorrego sobre la avda. 9 de julio, donde una puerta
doble de hierro, como otrora, indica la entrada. Del patio de la casa quinta se habían quitado
varios árboles para dar lugar a una pista de baile espaciosa al aire libre.
Después los españoles habilitarían el famoso Prado, que constituía toda la manzana junto con el
Teatro Coliseo y el edificio de la Secretaria de la entidad. Los bailes eran populares, se alquilaban
carpas para juegos y entretenimiento, con amplio apoyo de la población.
Se contrataban juegos de gaiteros, rondallas y dulzainas que le daban a la fiesta ese acento
tradicional de la hispanidad. Incorporándose a las danzas jóvenes vestidos a la usanza de las
regiones de España. Los músicos ofrecían los pasa calles, que consistía en recorrer las calles
principales del pueblo al son de sus instrumentos, ejecutando marchas, que desertaban el interés
general.
En marzo de 1941 los martilleros Félix Marina y D. Jacinto Mainieri vendieron por cuenta de la
Sociedad Española 5.830 metros cuadrados de superficie dentro del mencionado predio. Se
adjudicaron 26 lotes en la suma total de $34.490 fue el acta de defunción para otra costumbre
nuestra.

Las cédulas de San Juan

Para la festividad de San Juan las familias se reunían en el hogar con sus amigos, donde los
solteros y solteras eran convocados al juego. Las cédulas se sorteaban de modo tal de formar
parejas. Entre risas y bromas, alguna vez el azar inició un romance y otras veces, el diablo,
complicó las cosas como para hacer ciertas las esperanzas de una niña novia. Los diarios le daban
ubicación a estas cédulas sus resultados eran muy comentados y también festejados sin ningún
atisbo de malicia.
El periódico El Popular de Mallol y Acevedo publicó en el año 1941 una cédula enviada por una
lectora que muy románticamente firmaba Margarita Gauthier. He aquí su reproducción: Lidia A.
Méndez Jarén - Luis Mazzuco; N. Mosca – José Berride; Elsa Chorén – Matías Val; Juantira Abad –
Lorenzo Carregal; Ñata Zaccardi- José Maria González; Ñefer Perez Marzo- Adhemar Jaime;
Yolanda Marchione- Miguel A. Sarrasín; D. Viscay- Juan José Bozzano; Emilia Terrile-
SaturninoTorío; María Sugobono- Juan C. Belén; C. Apesteguía- Angel Falcón; Juana Nuñez- Angel
Quellos; Monserrat Gómez- Alcides Acuña; Ana Wocihenko- Enrique Villanueva; Dora Manrique-
Enrique Rolla; Mabel Colombo- Agapito Rueda; Rolanda Fiorentino- Carlos Campo.

El luto

Frente a la dolorosa y siempre desgarrante presencia de la muerte, se imponía el uso del luto. El
hogar tocado por la desgracia debía afrontar un largo período de duelo. Las mujeres vestían
entonces de negro y guardaban un recogimiento casi monacal, encerradas en sus aposentos y
alejadas, como el fraile de la Vida Retirada, del mundanal ruido. Los hombres usaban corbata
negra y un brazalete negro sobre la manga del saco, como signos distintivos del estado espiritual
que los embargaba por la pérdida de un ser querido. Había como un código de usos que era
observado solemnemente. Por los padres se guardaba dos años de riguroso luto. Por los abuelos y
hermanos, un año. Por tíos y primos seis meses. La prohibición contemplaba no asistir a bailes ni
usar alhajas. El hombre se deshacía tempranamente de esos compromisos por la necesidad de
estar fuera de la casa cumpliendo con sus obligaciones laborales y de relación. La mujer lo sufría
con mayor rigidez. El luto es otra de las cosas que la modernidad ha dejado solemnemente para el
recuerdo.

La rezadora

Yo conocí siendo niño a la última rezadora de mi pueblo. Una mujer de aspecto fantasmal,
rigurosamente vestida de negro de pies a cabeza, y sobre ésta una cofia también negra.
Muy delgada, con un rostro pequeño y anguloso surcado por numerosas arrugas, que pintaba en
forma desmedida, hasta grotesca. Caminaba a pasos muy lentos, erguida, con nadie se detenía en
su andar. Su oficio era rezar en los velorios y hasta si se ofrecía, llorar (Algo que las viejas
costumbres aceptaban con normalidad). Tal vez su nombre fuera Carlota, puedo olvidarme de ello,
pero recuerdo sí, con fidelidad y asombro, todavía, la viva impresión, que esta buena mujer de
pueblo, me causaba por su habitual profesionalidad: rezadora.

Los bailes “en familia”

Otra nota muy singular del espíritu festivo de San Carlos la daba el baile. Eran tan numerosos y
concurridos que nos ganamos el justiciero título de “Villa Milonga”.
El campo a través de las instituciones deportivas o bien sus comisiones cooperadoras escolares,
hicieron del baile un medio de obtener fondos, ocupando el calendario anual en su totalidad.
Algunos lugares se hicieron más famosos que otros, aunque las barriadas rurales brindaron
entusiasta aporte a cada llamado, cualquiera fuera su promotor.
En la ciudad, Empleados de Comercio e Independiente rivalizaban en la danza, tanto o más, como
lo hacían en el campo de juego. El Club de la Av. Lavalle usaba la cancha de pelota para sus
reuniones y muy ingeniosamente se había fabricado un piso de madera, desarmable, que era
colocado en cada oportunidad que se requería. El club Alem usó las instalaciones de la Sociedad
Italiana, hasta que pudo reencontrarse con su sede social a nuevo. Argentino, inquilino de la
Sociedad Española, hacía sus bailes en el local contiguo al actual cine avenida. Mientras que
Talleres, después de que dejo el galpón de los Tocci, se refugió en San Martin y Rivadavia, donde la
juventud ferroviaria, tuvo momentos muy lindos al compas de los ritmos que la moda imponía.
Pero la nota distintiva, que marcaba una costumbre, una modalidad ya desaparecida, era que las
madres acompañaban a sus hijas y “planchaban” pacientemente durante las horas de diversión,
para retirarse con las hijas, bien a cubierto de cualquiera osada pretensión donjuanesca.
Las jóvenes de estos tiempos salen solas a edades muy tempranas y vuelven también por sus
medios, sin aquella vigilancia maternal que las protegía de cualquier locura impensada.
Eran bailes de familias. Algo que también pasó.

Dos recuerdos imborrables

De aquellos bailes de Empleados de Comercio, bulliciosos, alegres y con la gente más calificada de
la localidad, guardo dos recuerdos imborrables.
El primero de ellos una noche en que la orquesta del maestro Sangrígoli, a la que estaba unido por
sólidos afectos, como lo estaba con el maestro Virgilio Rossi por las actuaciones de mi padre, puso
en ejecución una pieza musical muy de moda referida a los Bomberos.
En un momento dado al cantar aquello “de que hay que apagar el fuego”, se hizo un corte de luz y
el fuego apareció de pronto sobre el escenario.
La música seguía y la cancha de pelota, cubierta la pista de bailarines, entre sorprendidos estos, y
con algo de miedo era un canto a la vida.
Algunos jóvenes, entre los que me encontraba, aparecimos con aparatos mata fuegos y corriendo
por el sare mojábamos el incendio y a los bailarines. Fue algo impactante. Magnífico. (Lógicamente
preparado en secreto y de antemano).

“Garbanzo” López

Fue una noche de carnaval. El baile era un éxito pleno. Eliseo López, el popular “garbanzo” era el
bastonero.
A su impulso, a la magia de su simpatía, se movía el grupo. De pronto, se escuchan los compases
de la conga de Jarusco. Nadie quedó sin pareja. Todos salen a bailar. Es la locura. La fiesta vivida
con sana alegría, pero intensamente.
Garbanzo va adelante con su pareja y detrás se van encolumnando los demás. De pronto deja el
escenario y marcha hacia la calle. La orquesta también baja y lo sigue. La caravana, siempre
bailando toma la Avda. Lavalle hasta San Martín luego llega hasta el monumento a San Martín, lo
rodea y regresa. No hubo interrupción orquesta y bailarines, cada uno en lo suyo, completaron un
circuito callejero llevados por la música, como si tuvieran alas. Nunca más vi, ni participé de cosa
igual. Mi emocionado recuerdo para Garbanzo, un tipo humano excepcional. Un amigo cabal que
hizo de su vida una fiesta y que por donde anduvo dejó las huellas profundas de su sincera
amistad.
Junto a él, y para esos tiempos, lució como un gran animador de los bailes, un viajante de apellido
Stagione. Capaz de cantar, bailar, disfrazarse. Era dueño de un carácter formidable y de una gracia
inimitable. Nombrarlos, con mi mayor cariño, es un acto de justicia.

Los carnavales de antaño

El Carnaval, festival pagano que rinde culto al Dios Momo, tuvo en el vida de los pueblos de
campaña como el nuestro una motivación muy especial y su celebración era esperada con alegría y
mucha expectativa.
Las tareas rurales ocupaban a la población la mayor parte del año, pues el trabajo era
rudimentario y sacrificado.
Los caminos de tierra con sus profundos baches eran intransitables, por lo que la actividad social
del hombre de campo se reservaba para fechas clásicas en su calendario. Entonces sí, la
convocatoria era por todos aceptada.
Las romerías estivales, con bandas de música, gaiteros y rondallas, con sus tradicionales pasa-
calles y los carnavales gozaban del franco apoyo popular.
Entonces San Carlos era una fiesta. Carruajes adornados, profusión de máscaras, comparsas
multicolores, las bullangueras murgas aparecían como al llamado de un clarín prodigioso para
alegría de grandes y chicos.
Se jugaba con serpentinas, con papel picado, con flores.
Es que en esos tiempos la galantería del hombre y la gracia de la mujer iban unidos en un hermoso
juego picaresco, travieso, casi antesala del amor.
Y la escena final, trágica y sublime, la que abría de dar cierre al encanto y la fantasía de tantas
noches de ensoñación y misterios, entre divertidas máscaras que escondían rostros inimaginados,
era la quema del “muñeco”. El Dios se rendía ante el fuego tal vez para purificar su alma entregada
al diablo en el festejo que siempre dejaba abierta la puerta al pecado, como una posibilidad cierta
ante tanto desvarío, ante tanta locura.
Entonces aparecía el Gran Maestro, el sacerdote del Rito Banal, dispuesto a cumplir con la
ceremonia que un código no escrito establecía. Por muchos años fue don Enrique Méndez Jarén el
organizador de ese trascendente acto. Locuaz, de contagiosa alegría, se expresaba con ampulosos
gestos y pronto ganaba la simpatía de los presentes. No había reunión donde no fuera invitado.
Don Enrique fue figura de ese Bolívar de antaño, con su ancha sonrisa de hombre bueno, tal vez de
ensayar mímica al compás de sus ocurrencias, muy festejadas y divertidas.
Don Enrique habría de tener en don Pablo V. Volpe un digno sucesor.
El inquieto vecino del barrio de La Rural, también supo de organizar carnavales y de quemar
muñecos, en jornadas de imborrable recuerdo.
El Testamento

La costumbre señalaba que el “Judas” hacia entrega de sus bienes terrenales a personas del
pueblo y eso servía para que se le leyera entonces el testamento; una pieza grotesca, de jocosa
intención y de general complacencia dentro de las reglas del juego que el carnaval imponía.
El 1º de marzo de 1925 don Enrique Méndez Jarén megáfono en mano leía ante una multitud la
última voluntad de quien fuera condenado a morir, como Juan de Arco en la hoguera.
Las referencias son siempre hechas nombrando a los personajes màs notorios del pueblo. El
Comisionado que lo era el escribano Cobeñas, Agapito (don Agapito Fernández el funebrero)
Victorio, (Don Victorio Campo) Ignatti (electricista) Juárez (Director de la orquesta), don Arturo
(Santa María) don Rogelio (Solís) Hunter (Gerente del Banco de la Pcia) Milani (del Banco Nación),
etc.

“Pueblo que atento me escuchas


con toda galantería,
permíteme que te lea
lo que este Judas me envía.
Murió hace poco y sin ganas
protestando con razón,
por las lluvias que cayeron
malogrando la función-
Judas le carga a San Pedro
la culpa de tan engorro,
ya que teniendo él la lleve
pudo bien cerrar el chorro.
Y antes de morir el pobre
con frases entrecortadas,
dijo que otra vez al Diablo
le encomendaría su alma.
Después como un pajarraco
se olvidó de respirar,
y se quedó tan tieso y duro
como está en este lugar
Esto es señores, el prólogo
ahora principiaré
por leer el testamento
haciendo lectura fiel.
Dice así:
Lego mis bienes
a mis mejores amigos
y de la verdad del caso
ustedes serán testigos.
Principio por Agapito
lechuza de funeraria
a quien para que me entierre
le dejo mi indumentaria
Quedan para Don Julián
protector de canillitas
tres medias agujereadas
y el cuello de una levita.
Desde que soy español
no lo olvido a don Victorio
y le dará mi albacea
recuerdos al Directorio.
Los políticos tendrán
por ser de costumbres raras,
un traje de inconsecuencia
y un caretón de diez caras.
Al Sr. Comisionado,
si este año adoquina el pueblo
le dejaré mi retrato
estampado en un tablero
Al andaluz don Juan Ruiz
muy amigo de jarén
le dejo media fortuna
para que lleve buen tren.
A los Pachecos hermanos
de “La Aurora” confiteros,
les queda en la valija
dos docenas de plumeros.
Para Chorén don Manuel
viejo y buen amigo mío´
le dejo el gabán usado
con que me he quitado el frío
A Méndez Sierra y Payeras
que comprobarán mi muerte
deséoles mucha suerte
mezclados entre polleras
A Ramos el Comisario
Por ser cuco de rateros,
le dejo un pito de lata
y un rifle que no hace fuego.
A Ingatti el de las corridas
que hace como que trabaja,
le entregarán en mi nombre
un linterna de paja.
A Juárez porque sopló
Igual que el viento pampero,
delen el Jazz Band de trapo
un serrucho y un salero.
A Hunter y a Milani
que me guardaron los fondos
es justicia que les deje
lamparitas de adornos
Las chicas que usan melena
recibirán de Judas,
dos tijeras de esquilar
y un polizón sin arrugas.
La mesa, el mantel, los platos
el código y el facón
serán para don Arturo
y Rogelio el barrigón.
Al médico y al boticario
no me olvido de obsequiar
y les dejo, si es su gusto
recetas para matar
A escribanos y aves negras
les quedan, por si precisan,
las uñas de ochenta gatos
bien afiladas y listas.
A Paz Gómez el gigante
y a Salazar el fideo,
les dejo mil litros de agua
para agrandar el comercio
A Antonio Fernández Rey
mercader del “Nuevo Siglo”
ordeno que se le entreguen
mis chancletas verde nilo.
A Robles, en fin, por calvo
y a Mallol que está sin pelo,
pueden darles mis pelucas
de barbas de choclo nuevo.

Los bailes populares

El carnaval daba lugar a bailes sociales que por lo general eran organizados por la Comisión de
Festejos de ese año. Los había de dos categorías: los oficiales, con invitación, que se realizaban en
la planta alta de la Municipalidad o en algún club tradicional y los populares. Estos tenían su sede
en el Cine Select casi permanentemente y en el lenguaje de la calle se los llamó “baile de las
pulgas”.
También ocuparon la pista al aire libre del Prado Español y el Luna Park un recinto amplio y
cubierto sobre la Av. Belgrano y Urquiza.
Allí, una noche de carnaval, vestida con la inocencia candorosa de una colegiala, fue herida de
muerte una mujer de la mala vida. Su apodo había trascendido casi como una leyenda. Le
llamaban “la leona”.
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CAPITULO XXXVIII
1. VECINOS EN LA HISTORIA
Don Loreto Moyano – su entrevista con el Gral. Mitre – Doña Justa
Raninqueo – Don Rufino Viere – Don Federico Dozo – Don Pedro A. Duval –
Don Antonio Lautre – Dr. Carlos Salvador Daroqui – Dr. Pedro Vignau.
2. Marcelino B. Soulé de Bolívar a Washington al manso andar de dos caballos criollos. Los
cinco grandes olvidados.
3. PERSONAJES SIN HISTORIA
Serapio Gómez – La Pasuca – Serafin – El loco Cañas – La Picirila –
Otros.
Tarufi el perro del pueblo. Carlos Alomar.

Vecinos en la historia

Don Loreto Moyano

Detrás de la “Quinta de Pueyrredón” vivía muy modestamente don Loreto Moyano, cargado de
años y de gloria. Por más que muy pocos conocían en verdad todo el andar de este guerrero que
sirvió a la patria por cuarenta años y una yapa.
El padrón electoral del Distrito Militar 21 que integraba Bolívar le había adjudicado el Nº 1. Había
nacido en el pueblo de Loreto, Provincia de Santiago del Estero, el 15 de agosto de 1820. Murió en
San Carlos en 1923, es decir a los 103 años.
Cuentan las crónicas que don Loreto salía de su rancho para las fiestas patrias y bien temprano
estaba en la plaza del pueblo para saludar a la bandera y entonar las estrofas del Himno Nacional.
A los 20 años se enroló en el Ejército, por lo que podemos decir con propiedad que no hubo
entrevero que no lo contara como protagonista.
En la guerra del Paraguay formó parte del batallón San Luis que se batió en Estero, Bellaco y
Boquerón. Aquí recibió las primeras heridas en su curtido cuero que registraría más de 24
cicatrices.
También estuvo en Cepeda y Pavón y participó en la Expedición al Río Negro en el Batallón “Nueva
Creación”.
Su vivir fue servir a la patria. Fue dado de baja cuando estaba bajo las órdenes del Gral. Reynolds.
Recién en 1916 consiguió una pensión para aliviar su estrechez económica.

Su entrevista con el Gral. Mitre

Tantas veces refirió don Loreto que había sido asistente del Gral. Mitre en la Guerra del Paraguay,
que un caracterizado vecino lo llevó a presencia de éste en su casona de Florida y San Martín,
desde donde dirigía “La Nación”.
Don Loreto al ver a su viejo Jefe se cuadró militarmente y lo saludó –Buenos días mi general-.
Mitre que lo reconoció le contestó –Loreto, tú por aquí y abrazó a su recordado soldado-.
Luego lo invitó a sentarse y Moyano, fiel a su ejercito militar le dijo: “Un soldado no debe sentarse
cuando su General está de pié…

Doña Justa Raninqueo


Los Raninqueo fueron indios no sumisos al poder y mando de Calfucurá. Dice Alvarado Martínez
en su libro ya nombrado: “en el año 1861 Ignacio Coliqueo fue ubicado en Los Toldos donde se le
adjudicó una extensión de dos leguas en el lugar denominado la Tapera de Díaz…posteriormente
se le adjudicaron cuatro más en donación.
“Es posible que como estas fuerzas eran numerosas y quedaban dentro de la Frontera Oeste
desprendió de la misma, en 1868 a Andrés Raninqueo y a Ramón Tripaliaf, como primero y
segundo cacique con 200 hombres de lanza y 400 de chusma para establecerse en “La Verde…”
con fecha 19 de octubre de 1869 se les concedió en propiedad a Raninqueo y a sus jefes, en
propiedad, una extensión de seis leguas cuadradas en el lugar que ocupaban…”
Ya sabemos que con motivo del malón de Calfucurá a las pampas que diera lugar a la batalla de
San Carlos, la tribu de Tripailaf se plegó a los invasores, tomando prisionero a Raninqueo, que
seguía fiel al gobierno.
Andrés Raninqueo murió el 4 de julio de 1884 en Carhué, habiendo reivindicado sus derechos a la
tierra de La Verde.

La nieta del Cacique

Nuestra ciudad albergó desde pequeña y hasta su muerte a Justa Raninqueo, nieta del célebre
cacique. Había nacido en General Acha el 19 de julio de 1884, hija de Juan Raninqueo que a su vez
era hijo de Andrés.
Aquí hasta avanzada edad se ocupó en tareas de servicio doméstico, cumpliendo funciones en
casa de familia y haciendo lavados de ropa “para afuera”.
Alguna vez proclamó ser nieta de cacique y sucesora con derechos a campos en La Verde. Alguien
habría sonreído con malicia, pensando en una mentira de la anciana o en un estado virtual se
senilidad.
Fue madre de tres hijos y vivió una limpia y humilde ancianidad, llena de afectos y de recuerdos.

Don Rufino Viera

Llegó a San Carlos con el contingente fundador como oficial de la policía. Fue un vecino que gozó
de gran predicamento moral siendo llamado para cubrir los más diversos cargos. Fue Intendente
Municipal en el año 1893, también Presidente del honorable Concejo Deliberante, Juez de Paz,
Jefe de la Oficina de Correos y durante 25 años, con algunas interrupciones. Comisario de Policía.
En sus últimos años fue Valuador de Rentas, brillando por su espíritu de justicia. Falleció el 10 de
mayo de 1908. Casi por treinta años asistió a todo el acontecer pueblerino y trabajó por su
progreso. Es como para no olvidarlo.

Don Federico Dozo

Lo ubicamos como Intendente en el año 1887 y también como martillero publicó antes del siglo
con instalaciones para el ejercicio profesional. Incursionó brevemente por el periodismo y fue un
apasionado de su pueblo, el apellido Dozo habría de continuarse en sus hijos, recordando a uno de
ellos. Ismael, autor de numerosos poemas que registraron los periódicos de entonces.
Su fallecimiento data del año 1904. Tenía nada más que 52 años de edad y una magnífica labor
cumplida.

Don Pedro A. Duval


Otro hombre de singular prestigio y figura fundamental en la vida desde los orígenes mismos de la
fundación es don Pedro A. Duval. Nosotros lo ubicamos como Comisario en La Verde durante los
años 1876 y 77 y como integrante de la expedición fundadora en su carácter de comisario y a
cargo de la tropa.
A su arbitrio estuvo la distribución de los solares y chacras conforma a la ley de Ejidos del 2 de
octubre de 1870 a todos aquellos que se comprometieran a poblar y cautivar el suelo.
El 13 de junio de 1881 al renunciar el Juez de Paz Sr. Hernán Ayerza asume el Sr. Pedo Duval, y
continúa en el cargo también en 1882. En la sesión del 28 de octubre de 1183 la municipalidad en
reconocimiento a los servicios prestados por Duval y al comprobársele no poseer bienes de
fortuna se le dieron en donación cuatro chacras en el ejido del pueblo. Don Moisés Curiel, en su
guía histórica de 25 de Mayo decía de Duval que “debería ser recordado con veneración y respeto
por todas las generaciones que en aquella comarca se sucedan”. Calificándola de “persona
honorable y digna”.

Don Antonio Lautre

Una figura con méritos propios: Don Antonio Lautre llegó a San Carlos en 1880. La pampa
inconmensurable le esperaba con su canto triste y todas sus esperanzas escondidas en los pastos,
donde la tierra, madre pródiga, reclamaba la herida de la reja para abrirse en frutos abundantes y
generosos.
Intuyó las necesidades y luego las vivió de cerca, por lo que su espíritu de progreso le llevó a
instalar la primera tahona.
Allí molía el trigo que era preciso traer de otros lugares. Pero eso no lo detuvo.
Sembró asociado a don Basilio Méndez y juntos tuvieron la primera trilladora.
Tampoco se quedaría aquí, en este paso fundamental que ya había dado con todo entusiasmo,
porque en 1888 instalará el Molino que llevaría su nombre en la Av. Brown, constituyéndose en
timbre de orgullo para Bolívar y la zona.
Don Antonio tenía tiempo para todo. Por eso lo encontramos en el grupo animoso que fundó la
Sociedad Española, presidiéndola en varios ejercicios y mostrando a cada momento la solidaridad
de sus sentimientos cristianos.
Fue concejal, Juez de menores. Tuvo a su cargo la formación de la Plaza Alsina y pala en mano hizo
hoyos para plantar y cavó la tierra transportando en carretilla los arbustos que quedarían como
expresión de belleza.
Durante el ciclón de 1902 participó en C. Municipal de Socorros en forma encomiable. Actuó en la
fundación del Hospital. Cedió su casa para la instalación del Banco de la Nación Argentina y la
sucursal del Bco. de la Pcia. de Buenos Aires. Fue Vice-cónsul de España. En las vibrantes jornadas
de 1910 se jugó junto al pueblo, muy a pesar de los lazos de parentesco que le unían al “caudillo”
objeto de la ira popular. Murió en San Carlos el 17 de septiembre de 1929, estaba pobre.
Tenía 86 años. La placa colocada en el lugar donde descansan sus restos ofrecida por sus amigos,
dice: “Antonio Lautre: vidas como la tuya de labor, progreso y de altruismo, bien merecen el
homenaje de los pueblos”.

Dr. Carlos Salvador Daroqui

Una vida consagrada al bien y cuidado de los demás y notable aporte a los requerimientos de su
pueblo en los más diversos aspectos de su obrar, fue la del doctor Carlos Salvador Daroqui, médico
de aldea, bonachón, sacrificado, paciente, humanitario.
Su biografía dice que su padre fue don Vicente Daroqui y su madre doña Natalia López, habiendo
nacido en la capital federal el 14 de marzo de 1882.
Como estudiante alcanzaba la Presidencia del Centro

De Estudiantes de Medicina de la Universidad de Bs. Aires y propugna la creación de la Federaciòn


Universitaria que data del año 1909.
Al año siguiente se organiza un Congreso Internacional en la ciudad de Montevideo, República
Oriental del Uruguay, y allá el espíritu jovial y emprendedor de Carlos Daroqui propone se destine
un día en el año para la celebración de los estudiantes. Nace entonces el “Día del Estudiante”
fijándose el 21 de septiembre, justamente con la entrada de la primavera. De ahí en más la
iniciativa fue encontrando espacio en América y hoy está consagrada casi en su totalidad. Mérito
para quien luego daría 56 años de su preciosa vida a nuestra ciudad y campaña.
Su llegada a San Carlos se produce el 5 de marzo de 1910. Estaba en plana ebullición la política y se
desencadenarían hachos de suma gravedad y violencia.
Le acompaña su esposa soña Angélica María Langlade y su hija Edhit. Cuatro hijos más habrían de
continuar su apellido al nacer en estas feraces tierras.

Médico, periodista, político

Cómo médico cumplió su juramento hipocrático, como muy poco lo han hecho. Perteneció al
Servicio del Hospital local, ejerció su dirección y también lo hizo en la Asistencia Pública Municipal.
Participó activamente en todo aquello que era una exigencia del deber, sin importarle tiempo ni
honorarios, con un sentido social que era parte de su ser.
Como periodista perteneció al equipo fundador de “Libre Examen” y después del diario “El
Radical” y más tarde fue director del periódico “Alem” que era vocero del anti personalismo
radical.
Su pluma estuvo en alto para defender sus ideales políticos y por eso mismo tuvo duros
enfrentamientos con colegas y adversarios que no le retacearon cargos y agravios.
Fue concejal por la UCR y desde la función bregó por la niñez.
A ese impulso obedece la creación de la Escuela Vespertina “Emilio Grau” en el edificio de la
Escuela Nº 1 (año 1921).
Tuvo mucho que ver con la Fundación de la Biblioteca Popular, luego Rivadavia y con el nacimiento
de la Asociación de Cultura y Fomento.
Quien esto escribe tuvo la suerte de conocerlo y tratarlo en su intimidad hogareña como un amigo
más de la casa, con la audacia y hasta diría con la confianza que los niños se toman sin que los
mayores se la otorguen.
Puedo dar fe de su sencillez, su ternura y su profundo amor a los niños. Mi hermana mayor Nelly,
era un poco el juguete travieso que descansaba en sus brazos, convirtiéndose Don Carlos en su
abuelo cariñoso y dulce.
Después me tocaría hablar en el cementerio de la ciudad al inaugurarse el mausoleo que guarda
sus restos y donde una figura en bronce lo recuerda. El alumno rendía su emocionado homenaje al
maestro, al hombre de bien que llenó un espacio muy grande del pueblo con su bondad y
altruismo. Junto a él una multitud de amigos y vecinos agradecidos cumplían con el sagrado deber
de reverenciar su memoria. Murió el 2 de enero de 1967.
Había ganado su paz con las más nobles armas que ser humano alguno pudiera esgrimir.

Dr. Pedro Vignau


Fue el Dr. Pedro Vignau una extraordinaria personalidad científica y humana. Cumplió en San
Carlos de Bolívar una gran labor médica y trabajó por la cultura lugareña como pocos. Oriundo de
Azul tenía en su mente grabada la epopeya del desierto a través de los relatos que escuchara de
los suyos, en especial de su madre. Por eso su vena lírica se nutrió de esos acontecimientos que
llegó al libro en sentidos romances. Ta hemos anotado algunos aspectos de su vida y de su obra,
pero cabe completar su biografía con lo relatado en una entrevista que “VOCES” publicación del
Centro Literario José M. Estrada le hiciera en 1960-
Dr. Vignau: “Aunque repugna a mí ánimo el hablar sobre si mismo, por no ser descortés con
quienes han sido tan amables conmigo, me avengo a contestar las preguntas que me formulan.
Voces: Dónde realizó sus estudios secundarios y universitarios?
Dr. V.: Los tres primeros años del bachillerato los cursé en el Instituto Popular de Enseñanza
Secundaria en Azul. El cuarto año en el Colegio Internacional de Bs. Aires antes de su traslado a
Olivos. El quinto en el Colegio Nacional Domingo F. Sarmiento de la misma ciudad. Los estudios
universitarios en la Universidad Nacional de Bs. Aires.
Voces: Dr. recuerda Ud. algún momento grato de su vida de estudiante?
Dr. V.: Si recuerdo dos, el primero cuando el director del Colegio Internacional nos hizo visitar el
museo de Historia Natural de La Plata; el segundo cuando dejé de ser “pupilo” para sentirme libre.
Voces: Tuvo Ud. alguna relación con el Colegio Nacional de Bolívar?
Dr.V.: “Sí, fui profesor de Castellano en 1930. La clase inaugural fue la mía. Jamás tuve ni
preparación ni simpatía por dicha asignatura, pero nadie quiso hacerse cargo aquí de ella, y no
hubo profesor que quisiera venir de otro lado por solo seis horas a dictarse. Eso sí, una vez que
acepté, mi firme sentido de la responsabilidad hizo que me empeñara en estudiar más y mejor que
mis alumnos”.
“Estas mismas apreciaciones valgan para todas las asignaturas que estuvieron a mi cargo en otros
establecimientos antes y después de mi actuación en el Colegio Nacional”.
Voces: Alguna institución, además, de la Asociación de Cultura y Fomento tuvo su colaboración?
Dr.V.: Si, en los años 1920 y 21 estuvieron a mi cargo los cursos de Psicología Infantil, de Física y
Literatura Preceptiva, en la Escuela Normal Popular, establecimiento que dejó de funcionar en
1922.
“En 1932 continué con las interrumpidas clases del Colegio Nacional. Cuando los cursos se
completaron dejé la asignatura de castellano para tomar la de Psicología y de Lógica… Esto duró
hasta la reapertura del Colegio en 1937.
A excepción de lo que ocurría en 1930, en el que naturalmente era profesor rentado, todos los
otros cursos fueron ad-honorem”. Desde 1919 –fecha en que llego a San Carlos- hasta 1934 fui
médico adscripto a la Sala de Varones del Hospital de Bolívar año en que fui nombrado jefe de la
Sala de Maternidad en la indicada institución hasta 1946 en que pasé a ser Director del Centro
Materno Infantil hasta febrero de 1954, año en que renuncié al cargo”.
Fue su esposa doña Isolina Carminatti, de una familia de la primera hora bolivarense, con quien
tuvo tres hijos: Jorge Oscar, fallecido en plena juventud, Ofelia y Héctor.
De su trascendencia como investigador, ya se ha hablado. Para su hombría de bien, su corrección y
generosidad cualquier palabra que diéramos en ocasión de valorar su obra, resultaría pequeña.
Me cabe la inmensa satisfacción de haber mantenido con el maestro una sólida amistad. Infinitas
charlas los sábados por la tarde en su consultorio médico o en paseos por el campo siempre con la
idea de encontrar elementos de estudio que abrieran sendas hacia el pasado.
No coincidíamos en una cosas, Frente a mi fe, aceptando la existencia de Dios el oponía a la ciencia
como gestora de vida. Pero no discutíamos. Mi respeto por él era imponente. Su cariño a mi
persona no era de mostrarse, pero lo tenía en su interior con firmeza. No era el Dr. Vignau hombre
de manifestaciones por compromiso, Más bien resultaba recatado, profundamente humilde y
caballero sin tacha. Ha sido sin duda, uno de los benefactores más prominente de nuestro pueblo.
Falleció el 10 de mayo de 1972. Sus restos descansan en el cementerio de Bolívar. Su espíritu, yo
digo que sí, está con nosotros.

Marcelino B. Soule: De Bolívar a Washington


al manso andar de dos caballos criollos

Había nacido en San Carlos de Bolívar el 26 de abril de 1906, su padre don Beltrán Soulé, herrador
de caballos, su madre Francisca Remau, de origen ambos francés.
Marcelino Beltrán su nombre y en la historia de su vida mucho de leyenda y de aventura, con el
broche de una gran hazaña: marchar de a caballo desde de Monumento a San Martín en su solar
nativo hasta Washington, capital de los EE.UU, de Norte América.
Marcelino hizo la escuela primaria en el Colegio de Hermanas, más tarde completaría sus estudiso
en el colegio del maestro José Aliás. Pero no estaba su fuerte en los libros. Tenía espíritu de
aventurero y ya a los once años deja su casa por primera vez.
Aparece en Arboledas, más allá de Daireaux, sirviendo de “apoyador” en un tambo.
Participa de un arreo de ganado hasta General Lamadrida y con el sabor de una alegre y divertida
travesura, regresa al hogar.
A los quince años escapa de nuevo. Esta vez a la Estancia “Los dos Rifles” de don Alfredo Peña
Unzué. Allí trabaja de domador. Entre pampa y cielo, dice en sus memorias, me fui haciendo un
hombre de provecho. Estos pocos trazos lo pintan como era. Un soñador. Un incansable oteador
de horizontes. Amante de la libertad y del paisaje campesino.
Por eso no extraña que protagonizara una gran odisea. Nada menos que unir de a caballo San
Carlos y Washington, por la ruta de Gato y Mancha.
El Intendente Municipal Dr. Miguel L. Capredoni lo estimula y le consigue dos caballos criollos. Uno
donación de Poggio y el otro de Zuberbüller. “Bolívar” y “Argentino” los llama. El 27 de julio de
1938 parte en medio de una ruidosa caravana de autoridades, amigos y vecinos. Transita todos los
caminos de América al tranco gaucho de sus fieles compañeros.
En Cali, Colombia, lo arrebata una fiebre que lo mantiene en cama. Sus caballos, al cuidado de
persona extrañas, son abandonados.
“Bolívar” muere de hambre. Argentino apenas se salva. Sus amigos poco después le regalan otro
animal al que llama “Paisa”.
En México muchos sobresaltos, sorpresas y falto de medios, llega a destino en enero de 1941.
Fue recibido por el Presidente D. Franklin D. Roosevelt en la Casa Blanca.
Muchos años después, Marcelino Soulé, compitiendo en Turismo de Carretera muere en un
accidente. Queda para siempre en el camino. Pero son caballos de hierro los que lo derriban. Tan
justo él, criollo y bolivarense. Su hazaña está en la historia.

Los cinco grandes olvidados

Don José Castella, cuyo nombre lleva una calle que corre al costado norte del edificio de la ENET
Nº 1, continuación de Ignacio Rivas, escribió el 6 de octubre de 1979 al diario “La Mañana”. Titulò
la nota “Reminiscencias del Centenario” y se refirió, concretamente, a cinco personalidades de
nuestra ciudad, que en su manera de ver eran merecedores del homenaje del pueblo en
momentos de tan especial recordación.
Lamentó, entonces, que hubieran sido olvidados.
La Comisión del Centenario –que tuve el honor de presidir- se formó en octubre de 1977 y sus
primeros actos tuvieron principio de ejecución a fines de febrero de 1978. Algunos homenajes se
realizaron: Casimira Barroso, Juan Maineri, Bartolomé Mitre, Almirante Brown y José de San
Martín – nacidos de la inquietud de los vecinos que incluso donaron los bustos.
Difícil os hubiera sido en aquel instante determinar los “grandes”, como el Profesor los llamaba. Es
una tarea ímproba y siempre comprometida, porque es inevitable caer en la omisión. O lo que es
peor, en el olvido.
Al escribir estas páginas apuradas, incompletas, estuve tentado de dedicar un capítulo a esas
figuras que transitaron por San Carlos de Bolívar y los pueblos vecinos sembrando ideales,
apoyando iniciativas, trabajando por el bien común.
Preferí mencionarlas al pasar de las páginas y detenerme en ellas brevemente para destacar sus
valores más notables.
Las pocas notas biográficas agregadas, en nada alteran ese concepto.
Castellá nombraba a Juan B. Traversaro, un trabajador de gran inteligencia que derrotó al trust de
la electricidad y que permitió fundar la Cooperativa Popular. A “Miguelito Urrutia” un fino
caballero de Mira Mar, que frustrada su carrera de médico muy cerca de la meta, ejerció benévolo
y altruista “curanderismo” en la villa rural de sus mayores. A Monseñor Luis Castellá, cura párroco
de invalorable acción social. Prudencio Soto (h) maestro y propulsor de la actividad cultural del
medio donde brilló por su capacidad y hombría de bien.
Y finalmente a don José Hoya, un inquieto y vivaz Santanderino, que se constituyó en el cronista
de San Carlos, participando activamente en la creación de instituciones –como Bomberos- o
sumándose al quehacer de cuantas le pidieran su colaboración. (Rotary, La Cultural, Cámara
Comercial, Sociedad de Almaceneros, Bibliotecas, Club Bolívar Juniors, Comisiones municipales,
etc.
Justo era el homenaje pedido. Pero cuántos más se alinean junto a ellos, con parecidos valores?
Hombres del ayer y de hoy que han ganado un espacio en la consideración del pueblo?
Basilio Casariego, Melitona Laza de Sarraúa, Melchor Arruty, Alfredo Faucheux, Mariano Urrutia
(abuelo), Avelino Atucha Brian, Anastasio Arocena, Domingo Iñarra, Juan B. Salduna, Dres. José
Fabrés García, Pedro Vignau y Miguel L. Capredoni, Sr. Pedro Irigoin, Santiago Galaz, Profesores
Rodolfo Crespi y Adolfo Cancio, maestro D. Virigilio Rossi, Ingenieros Hipólito Arias y Horacio
Fernández, Micaela Marzo de Pérez, junto a ese pléyade de maestros de escuela de tan calificada
labor, fueron señalando rumbos en el hacer ciudadano.
Y hay muchos más, que hicieron su generosa entrega en la actividad profesional, religiosos,
médicos, abogados, ingenieros, escribanos, periodistas, músicos, pintores, artistas. Los hombres
del campo y aquellos otros, humildes trabajadores, siempre postergados pero presentes a la hora
del sacrificio. En un hospital, en el taller y hasta barriendo las calles. También desde la función
pública y en ejercicio de los mandatos del pueblo: en la política.
Un pueblo es la suma de esas voluntades. De muchas vidas, unas exaltadas a la consideración de la
ciudadanía, Otras, las más, pálidas y hasta oscuras, pero no por ello menos significativas a la hora
de dar o de recibir merecimientos.
No tendríamos que detenernos en una figura como la del Dr. Féliz Zaccardi, con cincuenta años en
la medicina, cumplidos en marzo de 1989?
O en una Román Tello que desde la Cámara Comercial e Industrial bregó por el progreso lugareño.
No merece un párrafo don Héctor Rubén Barrio con sus 27 años consagrados en cuerpo y alma en
la Sociedad Rural?
Acaso Urdampilleta con Salvador Carretero y Pirovano con Alfredo Martín, no son dignos de
aparecer en una nómina de “notables”?
Qué dudas tiene el lector, si de pronto y espontáneamente, es el Padre César Pascuali el que le
señala su presencia, revestida de angelical humildad. O si es mi hermano, mi querido Rvdo. Padre
Cayetano Palazzolo, el nombrado en el cálido afecto de la feligresía. ¿Por qué no las hermanas
Laura Valdéz y Elena Wagner?
Qué no decir de Miguel Angel Scenna que se afincó en San Carlos y que fechó sus innumerables
escritos y libros de historia desde Bolívar, con el orgullo de saberse integrado a una comunidad
que hizo suya por adopción?
Todavía me parece ver andar por las calles de la ciudad a Juan Carlos Grossi, cuya ausencia se
siente allí mismo donde duelen los afectos.
Hay una mujer que escribió una bella página de amor. Era enfermera, se llamaba Delia Bianchi. A
todos auxilió con sus buenos oficios de samaritana.
Delia es un nombre que traduce lo mejor del ser humano. Su vocación de servicio, la solidaridad.
¿Podría quedar fuera del bien ganado acto de recordación?
Hechos al olor de la tinta, a la fijación de los sucesos en tipos de imprenta, Don Ramón Contreras
es para nosotros el viejo maestro. La linotipo ingresó con él y desde su modesto taller hizo posible
que el pensamiento y la palabra de aquellos conductores de ayer, llegaran a un pueblo ávido de
entenderlos y con ansias de avanzar en la idea y en la acción.
Una flor es un mensaje delicado. Es el milagro de la creación hecho forma y perfume. Muchas
flores integran un jardín y multiplican la belleza. Don Benigno Faraldo, un guarda-trenes, un
español amigo de las plantas, las puso en la calle.
Las cuidó con esmero y se sintió feliz de dar a sus vecinos, que fueron sus amigos, el paisaje
renovado, como en un vivero, de los más variados colores.
“No podría quien esto escribe –humano al fin- dejarse llevar por la emoción y traer aunque sea al
pasar la imagen viva, simpática y hasta alegre, de quienes fueron sus colegas en la vida
profesional. Hombres de clara inteligencia, Dres. Juan Luis Stamboni, Horacio Gómez Iza, Rafael
Oscar Payeras y Godi Marcelo Carballo, que rindieron tributo a la tierra muy tempranamente? Y
asociarlos a esa figura patriarcal de la abogacía, el hombre capaz de calmar todas las tempestades,
el inolvidable Dr. Héctor Vaccarezza?
Finalmente séame permitido agregar dos nombres que tiene para mí el alto simbolismo del
trabajo, la honestidad, la perseverancia. Dos vidas que alguna vez dijimos desde “La Mañana” que
estaban modeladas a yunque y martillo. Son ellos Juan y Carlos Pirotta.
La vieja herrería de la calle Mitre, que les venía de herencia paterna, fue una escuela de artesanía.
Horas y horas, los hermanos Pirotta –alguna vez estuvo asociado también Ernesto – y por años,
estuvieron el aprecio y la consideración del vecindario.
Soplando el fuelle, picando rejas, construyendo carros también se hacía patria. Los Hnos. Pirotta,
la hicieron. Bolívar no puede olvidarlos.
El tema es inagotable. Las omisiones surgen entonces a raudales. Por eso este comentario a modo
de disculpa. Tal vez una segunda edición del libro pueda admitir ampliaciones y correcciones. Con
un enfoque un poco más alejado de lo que significa escribir sobre un inmenso fárrago de papeles,
libros, cartas, las que permiten vivir, para luego “historiar”, podamos cubrir ausencias y ser más
justos en la memoración de nuestros antepasados. Igualmente no será labor sin compromisos.

Personajes sin historia

Serapio Gómez: Llevaba la tristeza en sus ojos, inmensamente mansos, y un cansancio viejo sobre
las espaldas dobladas. Era la diversión de los niños que le azuzaban con gritos y alguna piedra para
provocar su enojo.
Jamás peleó con nadie. No tenía maldad, sólo una infantil inocencia, acaso por una estrechez
mental, congénita que no le permitió desarrollarse intelectualmente. Dos poetas nuestros le
cantaron, Luis Mallol primero y después Camilo Pérez Risso. Su nombre tiene, por eso mismo,
destino de eternidad.

La Pasuca: Cuando joven se rendía amorosamente a su admiradores que por unas pocas monedas
conseguían sus favores de mujer liviana.
Después, gastada, sucia, descreía de todo, mendigaba pan. La calle, el habitual escenario de su
perdida, la recibía como a una vieja amiga. La pasuca le llamaban, por su paso tal vez, sin apuro y
sin rumbo. ¿Total dónde ir cuando no se tiene adónde ir? Fue la imagen del dolor y del olvido.

Serafín: “Por cuatro días locos que vamos a vivir…te tenés que divertir”, así cantaba Serafín
Garrido, el fletero, que con un destartalado carruaje de grandes ruedas, se desplazaba al mañoso
andar de sus dos jamelgos, por las calles pueblerinas.
Un persona singular y simpático. Barba espesa, una gorra cubriéndole hasta las orejas, desaliñado,
hasta sucio, pero con una permanente salida graciosa, nunca obscena.
Un piropo, a veces, y aquella pregunta que repetía cuando alguna joven cruzaba cerca de él. ¿Te
hiciste la croquiñola? Se fue gastando sin apuro, repartiendo paquetes que recibía en el ferrocarril.
Lentamente, en días opacos, grises, envuelto en esa picara alegría, que tal vez hidalgamente,
quería contagiar a sus amigos, transeúntes de un Bolívar que se fue.
Serafín otro personaje sin historia. Esta mención lo rescata del ayer.

El loco Cañas: Alto, flaco, desgarbado, caminaba adelantando sus largas piernas como en un
exagerado paso de ganso. Paseaba constantemente tratando de comunicarse con la gente.
NO era belicoso, ni agresivo. Aunque de niños nos impresionada esa forma de ser, su ampuloso
andar y su presencia que revelaba, sin duda, un mecanismo mental no del todo acorde con lo
normal. Por ello, tal vez, se le llamara “loco!.
“La Picirila”, la “Gata Negra” y hasta Dionisio que nos llegaba de Daireaux, su pueblo natal, fueron
personajes que habitaron las horas pueblerinas con sus rarezas y extravíos.
Hombres y mujeres, aparentemente sin realizaciones, que sin embardo formaron parte de nuestra
vida ciudadana. Muchos más podría recoger la crónica de estos individuos signados por la
desgracia, como aquel escribano Fernández (caldo frío), que venía de una familia bien, y que cayó
en la locura por un episodio policial de bastante notoriedad en su época. Andaba con unos pliegos
bajo el brazo levantando firmas para solicitar su rehabilitación notarial.
Algunos buenos amigos le ayudaban a pasar sus días con algo de abrigo y con comida. Cada vida,
en fin, una novela, una equivocación, un calvario, un castigo, y hasta nada. Y Pachamé?
A veces con algunas copas de más, “pechador” y protestón, pero buen hombre. En una reunión
píblica realizada en la plaza gente de Pehuajó llegó con grandes carteles que decían: Pehuajó:
Agua para que la autoridad los viera.
Entonces PAchamé, ofendido salió enojado proclamando Bolívar: VINO.
Don Luis Mallol con su fina sensibilidad de poeta se detuvo a pensar en estos personajes. Veamos
que dijo en algunas de sus estrofas sobre Serapio:
“Nadie supo jamás de dónde vino
ni quién lo trajo, ni por qué llegara.
Serapio fue su nombre. Triste nombre,
perdido entre las sombras de la nada.
Careció de apellido. Se diría
que sólo siete letras le bastaban
para sumarse al reino de los vivos,
aunque fuese en el mundo una piltrafa.
Símbolo del idiota y del inútil;
de lo que es sin espíritu y sin alma;
cruzó por la existencia como un eco:
sin hoy, y sin ayer y sin mañana”.

Carlos Alomar: Todos lo conocimos como “Carlitos”. Por más de cuarenta años – hasta fines de
1988 – Carlos Alomar cumplía con su trabajo de lustrador de zapatos en la esquina de la Librería
Del Globo.
Su presencia en el lugar no pasaba desapercibida para nadie. Siempre estaba allí cumpliendo con
su trabajo o recostado en la vidriera sobre la Avda. San Martín esperando a su clientela. Nunca
molestó al transeúnte. Era más bien callado y hasta tímido. Un muchacho grandote, de figura
desgravada pero de buenos sentimientos. El “negro” Alomar se llamó a silencio.
La esquina, cada vez más sola, está allí como esperándolo, por si acaso…

Tarufi: El perro del pueblo

Y entre aquellos personajes sin historia porqué no nombrar a Tarufi, aunque el dueño del nombre
sea un perro?
Tarufi caminó por nuestras calles como uno de los nuestros. Con sus costumbres, sus rarezas y sus
fidelidades. Fue el perro del pueblo. El amigo de todos. Perro callejero al fina, pero dueños de una
personalidad que no parecía de perro.
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CAPITULO XXXIX

1. Anecdotario Bolivarense

Anecdotario bolivarense

El gracejo popular no descansa, como tampoco descansa su inventiva frente a personajes que
reúnen algunas características especiales, que les hacen simpáticos interesantes y protagonistas
de muchas historias. Algunas producto nada más que de la fantasía, otras, exageradas
interpretaciones de hechos intrascendentes, pero que tienen picardía o alguna gracia.
La galería de frases y anécdotas se hace interminable si uno quiere registrar tantas como son de
dominio público.
Debe bastarnos un brochazo, apenas, como para justificar que también entre nosotros hay un
historial humorístico, sentencioso, nacido al calor del diario vivir y de sus circunstancias.

Y acá estamo…camenando…

Pepe Benvenuto un trabajador que no había perdido para nada su acento itálico era uno de los
animadores, con su cálida presencia, de las reuniones habituales de Bar Suñol.
Allí llegaba Pepo, un hombre querido por todos con su figura un poco contrahecha, algo giboso, y
un sombrero de ala ancha requintado en una expresión típica de “taita” orillero.
Al verlo no faltaba quien le preguntaba con una exclamación admirativa: -Che, Pepo, que tenés
que gustas tanto a las mujeres, escondiendo, claro está en tono de burla.
Y Pepo, que de zonzo no tenía nada, le contestaba siguiéndole la broma: -No sé, será la pinta, o la
forma de caminar (que por cierto no era nada elegante). Y todos reían.
Pero la frase que pasó a la posteridad se produjo, según la versión de los amigos, de esta manera.
Nuestro vecino había ido a visitar a una mujer casada, cuando imprevistamente llegó el marido.
Pepo no tuvo tiempo de escapar y optó por esconderse en el ropero del dormitorio. El marido
engañado, en un momento, lo abrió para dejar allí su saco, encontrando a Pepo todo encogido
haciéndose el chiquito para no ser descubierto.
El hombre, con bastante enojo, dio un grito y preguntó - ¿Ud. Qué hace ahí?
- Y Pepo, muy confundido y hasta con miedo, sólo atinó a decir: “Y acá estamo…

Anecdotario bolivarense:

“EL TIGRE QUE SE FUE”: Don Andrés Ulibarri, un viejo poblador de la zona y activo comerciante,
que perteneció a la Sociedad Española entre otras instituciones, era dueño del almacén “El Tigre”
en la esquina de Balcarce y Sarmiento. Un acreditado negocio que tuvo también habilitado un
mostrador para el “coperío”.
Allí recalaba de paso don Rafael D´Alessandro, un pintor bohemio, de amables gestos y muy
trabajador.
Don Andrés le encargó en razón de esa amistad y confianza la pintara sobre la ochava bien arriba
un tigre para destacar el nombre del almacén.
Don Rafael puso su mejor ciencia, que no era poca, en el trabajo encomendado y cuanto tuvo el
tigre casi terminado, preguntó al patrón si lo quería con cadenas o sin cadenas.
Don Andrés no entendió el porqué de la pregunta pero respondió: sin cadenas, no parecerle lo
más lógico.
Al tiempo que estuvo terminada la pintura sobrevino una gran tormenta y el hermoso tigre
desapareció del frente como por arte de magia, borrado en su totalidad.
No tardó en pasar don Rafael por el negocio y Don Andrés que lo esperaba como agua en Mayo,
en el decir del gallego, le puso sus quejas con bastante fuerza.
El pintor no se inmutó. Escuchó serenamente y después contestó: “Yo le dije Don Andrés si lo
quería con cadenas o sin cadenas. Y bueno Ud. lo quiso suelto y con semejante tormenta el tigre
se asustó y se fue…
Hubo acuerdo para pintarlo de nuevo, pero atado…

El farol de Milano

Eran tiempos del Centenario de la Revolución de Mayo. Los carruajes tirados por caballos eran los
medios de transportes para una población que carecía de la mayoría de los adelantos que la
civilización da hoy a sus habitantes.
Milano era uno de esos cocheros que se ocupaban de llevar y traer pasajeros de la estación del
ferrocarril entre otros viajes.
En una oportunidad un inspector municipal observó al Sr. Milano que no llevaba faroles en su
carruaje, tal como se estilaba y tal como la ordenanza lo exigía.
Don Milano aceptó el reto, se disculpó y prometió que al día siguiente llevaría los faroles
cuestionados.
Y así fue. A la otra noche el Inspector ya más severamente increpa a Milano con estas palabras: -
No le dije Sr. Que había que llevar los faroles… -Sí, sí contesta Milano y estos que son, afirma
señalando los dos faroles que había colocado uno a cada costado de su coche.
El Inspector ya encolerizado entendiendo que era objeto de una broma, grita:
- Sr. Milano, pero prendidos, prendidos…
¡Ah, lo hubiera dicho…contestó Milano!

Bajo questo frondoso arbole

En el decir popular se atribuyen estas palabras a un Presidente de la Sociedad Italiana, un


peninsular de bien poblados bigotes, porte elegante, e instalado con negocio en la Av. San Martín.
Había preparado con sumo cuidado su discurso para festejar el 20 de setiembre, en un acto que
debía realizarse al aire libre. El tiempo le jugó una mala pasada. Comenzó a llover y la reunión
debió hacerse dentro del amplio local societario.
No advirtió el Presidente el cambio de ubicación y comenzó a leer su discurso preparado para el
patio arbolado:
“Bajo questo frondoso árbole…fueron sus primeras palabras, las que ya se ganaron la posteridad.

Vaya a dormir hijo, y soña

Mapmut, lo recuerdo con sus enormes bigotazos negros, a quien llamábamos “el turco”, tenía una
verdulería que atendía con su familia.
Era un personaje singular, pintoresco, con las características de un pueblo distinto al nuestro en
costumbres y credos.
Roberto era su hijo mayor. Un día el muchacho le hace saber al padre que había soñado un
número y que con ese número se sacarían la lotería.
Mapmut buscó el número y una vez obtenido tuvo la suerte de confirmar el sueño del hijo,
sacando un premio importante.
Por eso, pasado algún tiempo, disipadas las alegrías de esa gran sorpresa, y gastado el dinero
también, don Mapmut, cuando llegaba la noche daba de cenar a su hijo y muy cariñosamente le
decía: -Vaya Roberto, vaya dormir y soña un numerito…

“Que te voy a cobrar…” dijo Zaccardi

El Dr. Félix Zaccardi lleva cincuenta años de vida profesional –los cumplió el 2 de marzo de 1989 –
entre nosotros. Su figura es querida, respetada y sumamente valorada por que ha sido siempre la
imagen del médico de pueblo, desinteresado, capaz y bonachón. Sin aficiones monetarias,
viviendo nada más que con lo justo.
Vencedor de vanidades, dijimos alguna vez, y profundamente humilde, a punto tal de restarle
valor a los suyo, por más que haya tenido alguna vez, caso del mal de los rastrojos, una amplia
difusión a nivel nacional.
Vamos al cuento. Un paciente había finalizado una serie de visitas y un tratamiento con resultado
favorable y se disponía a pagar, por lo tanto le dice al Dr. Zaccardi: -Espero que me diga sus
honorarios para pagarle…El médico lo mira, se toma su tiempo para pensar y con aire cansino,
como si le costara trabajo hablar, mientras sus cuentas andan por el aire, le dice: -“Y que te voy a
cobrar”.
Allí se quedaba seguro de haber hallado la cifra exacta, que va achicando paulatinamente como
queriendo ahorrarle gastos al cliente. Pero éste muy vivo y además suelto de cuerpo, vuelve a la
carga y lo detiene en sus pensamientos.
“Gracias, doctor, muchas gracias, ya me habían dicho de Ud. que era muy gaucho”, y se va sin
pagar.
Desde entonces la frase tiene ciudadanía bolivarense.

Lindo fuego, si no se apaga

El hombre tenía una gomería bastante surtida, que no andaba mal del todo pues el trabajo no
faltaba, y una noche comenzó a arder y muy bonito.
El humo pronto invadió la zona y los vecinos llegaron presurosos para ayudar al gomero en tan
tristes circunstancias. Uno más amigo y confianzudo que otros sin saber que decir, sólo atino a
presentarse con estas palabras: -“Lindo fuego, ¿no?”
Y el comerciante le puso la rúbrica: “Lindo fuego si no se paga”… Es que el fuego había sido
provocado para cobrar un seguro y claro está que si se apagaba, la cosa no iba a salir como se
pensaba.

¡Adiós, linda!

“Nado Herrera” fue una simpática presencia en la avenida durante los paseos “sociales” de la
década del 50.
Culto, aficionado a la música clásica y amante de las rosas, buen amigo, su figura no le ayudaba,
precisamente, para andar en tren de conquistas.
Un anochecer estaba parado en la puerta de entrada del Monti Bar, mirando pasar las chicas,
Nando vio venir una muy bella que despertó su muy humana admiración y se gastó con las
mejores palabras de su repertorio. Le dijo: - Adiós, linda…
La joven se dio vuelta para agradecer el piropo y al reconocer al autor de la frase, le replicó: -
Gracias, lástima que yo no pueda decir lo mismo.
Y Nando, que no tenía nada de zonzo, muy rápidamente le contestó como para darle una lección.
–No importa, haga como, mienta…

A lo de Uri, a lo de Uri

Todavía hoy, en los carnavales, alguien lanza el grito que es como invitación: A lo de Uri, a lo de
Uri.
Tiene relación con los tiempos viejos. Al fondo de la calle Dorrego existía una gran ranchada, muy
modesta por cierto, que albergaba a la familia Uri.
Parece que para esas grandes fiestas obtenía algún permiso especial para hacer bailes populares
en ese mismo lugar.
El rancho se ponía alegre y al rojo vivo. No faltaban algunas tranzadas amorosas, ni tampoco
chicas de andar ligero, como para animar al más temeroso.
La frase refleja un hecho del pasado que formó parte de nuestras costumbres. Por eso la
recordamos.

Mensaje del otro mundo


Rosales, un ser humano pequeño, de andar ligero y casi siempre vestido de negro, se acompañaba
de gafas y un bastón. Era ordenanza del Banco de la Nación Argentina y alquilaba una habitación
en el conocido almacén de don Ireneo Fernández, frente a la barrera ferroviaria y la Usina de
Energía Eléctrica.
Cierta mañana Rosales despertó con fiebre por lo que demoró su alistamiento para concurrir al
trabajo. Sumamente preocupado llamó a la sucursal por teléfono con tan mala suerte que le
atendió el mismísimo gerente, un funcionario enérgico, con “pocas pulgas” y recién llegado.
Rosales le explicó con suma timidez su problema y el gerente para abundar con detalles le
preguntó: - ¿De donde me llama Uda. Rosales? Y el ordenanza fiel a la verdad le respondió: - Le
estoy llamando desde el Otro Mundo mi Gerente. - ¿Cómo? No sea insolente Rosales, qué me
dice…Preséntese ya mismo en mi despacho y colgó.
El almacén y despacho de bebidas a cargo hoy de Edgardo Fernández, sigue llamándose como
otrora “El Otro Mundo”.
Rosales tenía razón, él llamada desde “El Otro Mundo”, aunque le haya costado explicar lo que
parecía una broma de muy mal gusto.

Don Ledesma, fantasía y gracia para hacer cuentos…

Don Ledesma era cazador de patos. Ese, su oficio, su medio de vida. Cuentan que era de mediana
estatura, de rostro aindiado, de una sorprendente facilidad de palabra y paso vivo.
Era frecuente verlo por las calles pueblerinas, aún de tierra, con una vara larga de madera dura
sobre su hombro izquierdo y en un extremo atada su cosecha del día anterior: patos, martinetas,
perdices y hasta alguna liebre si la ocasión se daba.
Iba casa por casa y ofrecía a la venta su mercancía muy especial.
Personaje tan singular no podía pasar inadvertido para los escritores de aquel entonces y Atilano
Ortega Sanz, el creador de exitosas radio novelas, propaladas por la década del 40, donde luciera
otro bolivarense, Humberto Lopardo “Pichirica”, difundió sus cuentos. También los tomó Luis
Bernabé Natiello, otro escritor local para un anecdotario de figuras bolivarenses.
Ledesma era esperado frecuentemente en la confitería “El Aguila”, centro de la vida social del
pueblo, de amplios salones y buena concurrencia, ubicada frente a la Plaza Alsina, sobre la Av.
Alte. Brown.
En rueda de amigos, que gustosamente le pagaban la caña, don Ledesma refería sus andanzas por
las lagunas de la zona y muy especialmente por la Cabeza del Buey, donde tenía fijado su hábitat
por la gran existencia de patos silvestres.
Una vez, dijo Ledesma, me quedé sin municiones y no tuve más que valerme del ingenio, acoto.
- ¿Cómo hizo?, preguntaron los muchachos del café al unísono.
- Muy fácil, contestó. Embebí unos granos de maíz que siempre llevo en la maleta en un poco de
ginebra, que uso para los momentos fuertes y los desparramé al costado de la laguna. Al rato no
tuve más que juntar a los patos.
Se habían emborrachado y no sabían lo que hacían.
-Cuente don Ledesma la pelea con el bagre, le decían otra vez sus amigos.
Y don Ledesma, no sin antes beber de la copa que le alcanzaban y cerrando los ojos para hacer
memoria, empezaba su relato: “La caza era buena, pero los patos parece que hacen pericones…me
conocen desde lejos”.
-Como es eso don Ledesma, acaso son patos amantes del folklore preguntaba alguno con sorna.
-No, que va. Y entonces comenzaba un relato interminable de su lucha por agua y por tierra contra
un bagre que se encargaba de avisar a los patos del peligro cada vez que él tomaba puntería.
Hasta que se firmó el armisticio en estos términos:
-jurá,c aramba; que ésta es la última vez que me haces la chanchada.
-Sí, juro don Ledesma –dijo el bagre- por esta luz que me alumbra…
-bueno. Ahora te mandas a mudar del partido si no querés que te entregue a Barraza.
-¿Y quién es Barraza?, preguntó otro de los parroquianos.
El vendedor de corvinas, respondió el viejo. Y muy seriamente terminó el cuento de esta manera:
-Agarró por el bajo camino a Unzué y nunca más tuve noticias de él.
Los relatos del Viejo Ledesma, su figura desaliñada y esa bohemia entre burlona y triste que tenía
para enfrentar la vida, me recuerdan esos otros personajes grotescos, desposeídos en bienes e
intelecto, que tanta curiosidad me causaron en mi niñez.
Seres de mentes extraviadas, abandonados a su suerte, viviendo de la caridad y recogiendo
lástimas e indiferencias. Cada pueblo ha tenido el suyo.

CAPITULO XL
CASAS DE REMATES FERIAS
Servicios profesionales y algo más. Los primeros ferieros – Los de hoy.

Casas de remates ferias:


Servicios profesionales y algo más….

En la vida de los pueblos, donde todo transcurre apaciblemente y dentro de límites de convivencia
de general aceptación, rindiendo tributo a la amistad y a la palabra empeñada, la casa de remates-
ferias, “el feriero” en particular, adquirió siempre especial consideración y respeto.
El hombre de campo por naturaleza corto con su expresión encontraba en el feriero un amigo
confiable, no solamente para darle en venta su producción, sino también para interiorizarle de sus
problemas personales en busca de consejo y orientación. Muchas veces era el Banco obligado. Allí
quedaban los saldos favorables y se operaba con la casa dando órdenes de pago. Y otras veces la
Casa atendía las obligaciones de sus clientes anticipadamente a cuenta de futuras remisiones. No
ha desparecido esta vieja costumbre, pero los nuevos usos han traído cambios que también han
ejercido influencia sobre esta modalidad de viejo cuño.
Hemos querido hurgar en el pasado para traer algunos nombres de los tantos que pasaron por
nuestro pueblo desde sus primeros días dedicados a tan importante función.
La documentación existente tiene sus grandes vacios y es seguro, entonces, que muy a pesar
nuestro, algunas firmas puedan escapar a la recordación que intentamos.
Digamos antes que hasta tano las casas de remates ferias no se constituyeron como tales, la
compra-venta de haciendas se hacía por la intermediación de personas que recorrían los campos
haciendo las transacciones en forma directa.
Otras veces se recorrían leguas en grandes arreos trasladando los animales a lugares de ventas
ubicados fuera de la zona.

Los primeros ferieros

A fines del siglo pasado, 1898, principio del actual, ya existía en San Carlos un feriero. Se llamaba
Francisco Dozo y sus instalaciones estaban frente a la estación ferroviaria en las cercanías de la
coqueta Plaza Italia, convertida en ese entonces, en un amplio “potrero”.
Tal vez tenía razón Alvaro Martínez cuando nos da la noticia de esta aparición como primera. Pero
un telegrama del Juez de Mercedes recibido en la Municipalidad de Bolívar en el año 1893 le hace
saber el Intendente que deberá proveer a ls guías solicitadas por un comprador de hacienda por
intermedio del Sr. Ramón Arriaga. Una publicación del año 1907 le da el carácter de ser el primero.
Arriaga, hombre público y de mucha figuración en ese San Carlos naciente, también aparece poco
después de Dozo en los periódicos de la época con avisos de remates. ¿Qué pasó?
Tal vez Arriaga en ese tiempo no era nada más que un intermediario sin instalaciones para
efectuar remates. Puede ser.
Avila y Faucheux es un rubro comercial que data del año 1899. En 1900 editan una Revista
Ganadera – sin duda la primera que se lanza al mercado bolivarense – imprimiéndose en la
imprenta de los Sres. Rueda y Botana que a su vez eran los responsables del Periódico “Bolívar
Ilustrado”.
Galdino Carminatti tiene su casa de remates ferias en el año 1900, a partir del tercer domingo de
noviembre.
Después será la firma Carminatti y Arriaga.
1909 marca el nacimiento de “La Ganadera”. Fue fundada el 5 de septiembre de ese año por
iniciativa del Sr. Juan B. Saduna, Pedro Salduna, Pedro Vázquez, Juan V. Erramuspe, Alejandro
Gandarias, Enrique Calac, Antonio Egaña, Mariano Jáuregui, Juan y Enrique Larregle, Fermín C.
Dufourquet y Santiago Martínez , suscribiéndose 820 acciones. Luego ingresaron como socios los
Sres. Carlos y Atilio Cánepa, Pablo Arné, Máximo Guastini, Enrique BArdini, Zoio Creado y Carlos
M. Catalá. En directorios posteriores figurarían los nombres de los señores Pedro Bedatou,
Salvador Escarrá, Juan Boughen y L. Alfredo Vaccarezza.
Sus corrales estaban al Sur, frente a las vías del ferrocarril y hoy todavía hay un barrio que lleva su
nombre, precisamente derivado de ese asentamiento comercial.
El edifico de la firma se hace construir especialmente en la Av. San Martín y Güemes, edificio que
por muchos años ocupara la sucursal del Banco Español del Río de la Plata.
Fue su martillero don Juan B. Salduna.
El mismo año 1909 se instala en San Carlos don Pablo Landó por su cuenta. Ya que con
anterioridad formó parte de la firma Wildner y Landó con muy hermosa instalaciones a quince
cuadras de la plaza principal.
Un sueco de dos metros de alto, rubi y simpático, la referencia es de don D. Jacinto Maineri, dio
remates a dos kilómetros al Sur, chacra que luego ocuparía don Abraham Medina, a la cual
llamaría Villa Laura, para dar remates (3.2.1918) su nombre Otto Wildner, Tomás Barnasthpol
sienta sus reales en Pirovano los segundos jueves de cada mes del año 1920.
Serán sucesores de “La Ganadera” Irigoin, Etecheverry y Cía., martillando para ellos don Juan B.
Salduna.
Casajús y Cía., apellido que hoy asociamos a cereales, tuvo que ver con la venta de hacienda en
Urdampilleta y Henderson. Don Juan Casajús era el encargado de las operaciones.
Y en este y venir de firmas que aparecen y desaparecen y que a poco se transforman, surge don
Pedro Bordenave.
U pintoresco personaje de la época. Pero volvamos antes del carril hacía atrás para mencionar a la
razón social Díaz y Olivares, que actuaron en 1910, conjuntamente con Paez y Faucheux, luego
Gómez Faucheux para constituirse en Adolfo F: Gómez y Cía.
Este último –lo decimos donde corresponde- caudillo del movimiento popular que dio por tierra
con el poder de las autoridades municipales tras los paros de 1910.

La Sociedad Rural
Bordenave tenía sus instalaciones sobre la Av. 9 de Julio (hoy Dr. Pedro Vignau) las que fueron
compradas después por la Sociedad Rural. Dicen que martillaba a caballo, mezclando en su
conversación dichos criollos que hacían las delicias de la gente.
Para la misma fecha se inicia don F.A. Arenarez en chacra al NE de la ciudad y que luego
continuaría Alchourrón hermanos.
Nuestros apuntes registran con anterioridad al hecho fundacional de la Sociedad Rural los
nombres Diógenes Ruiz y Fiorito Hnos. y Sambrizzi.
La entidad ruralista da su primer remate entre el 20 y 22 de octubre de 1929 y su primera
exposición, con la intervención de las siguientes casas: Eduardo Sambrizzi y Cía., para quien
martillaba don Horacio de la Serna, toda una autoridad como persona y en el ejercicio de su
profesión, experto conductor y gran cultor de nuestra tradición. D. Jacinto Maineri otra figura con
características muy especiales que interviene en las ventas. Francisco A. Arenarez, Pedro
Bordenave y don Alejandro Balsells. Este último era de Hale y martillaba para él don Orestes
Repetto. Su martillo era un rebenque maltratado a golpes sobre el carruaje que lo llevaba.
Se manejaba, además, con chistes de seguro efecto.

Otros nombres

Otros nombres irán apareciendo y desapareciendo en el ir y venir de los días, produciéndose el


recambio generacional que es propio del vivir.
Algunas firmas tuvieron largo recorrido y otras quedaron muy cerca en un intento fugaz de
comercializar haciendas.
En el año 1936 aparece la firma Vallerga, Cortari y Cía. de vasta tradición feriera y son sus
representantes Huertas, Peralta y Cibert. Este rubro habría de sufrir una modificación al alejarse el
socio José Huertas. Don Humberto Duverni ofició de martillero y en esta casa hizo sus primeras
armas en la profesión Carlos Aurelio Peralta. Pedro Arenarez es otro nombre en el ramo.
Félix Federico Marina realizó una larga vida comercial en las ventas de haciendas y bienes en
general iniciado el 22/7/36. Tenía su escritorio en la Av. Gral. Paz 36, a pasitos del mástil central y
representó a Bunge y Borg Ltda.
Alberto Busquet, Miguel Natiello y Juan Arturo Bertón crearon un rubro social que no prosperó.
Aparecen como martilleros en una Feria de Reproductores Ovinos realizada el 16 y 17 de enero de
1944.
Vida efímera tuvieron Guillermo Forte (7.XI.50) Arnaldo Belén y Cía., Arturo Valva y Arturo Benito.
Más afirmada en el tiempo apareció Heguy, Pezzali y Cía. con la representación de los señores
Héctor Sarlo y Manuel García Goggi.
Salaberry, Bercetche y Cia. incursionó en este medio con oficinas en la Avda. General Paz, donde
hoy está la Farmacia Pasteur.
De Olavarría nos llegó Pellicioni Triaca y Cía., siendo sus representantes Pellicioni, Bó e Irisarri.
Urdampilleta tuvo sus propios martillos. Rolo Baya Otegui desarrolló una vasta labor profesional
en ese lugar. Como también lo hizo Martín Elissamburu y Cía… No fueron los únicos.
De Pirovano vino don Ignacio Tamborenea, una figura muy particular y acriollada, de excelente
trato. Ejerció con oficinas propias y también martillo alguna vez para Casa Maineri y que luego
incursionó con sus propios colores martillando también para otras firmas.

Los de hoy
La plaza local tiene acreditadas firmas que trabajan a pleno cumpliendo cabalmente la importante
misión que les toca desempeñar.
La más antigua, si de una tradición familiar se trata, es hoy Jorge y Martín de la Serna S.R.L aunque
su constitución societaria sea de muy pocos años atrás. (13-10-1982)
Es que el fundador de la casa don Horacio de la Serna llegó a San Carlos e 1926 luego de trabajar
con la firma Lanusse y Peralta Ramos, asumiendo una sociedad con el Sr. Rudecindo Belén (h) para
representar a Fiorito Hnos. y Sambrizi y después a Eduardo Sambrizi y Cía. Procedía de Merlo y le
acompañaban su esposa Georgina Van Galderen y sus tres hijos mayores, Horacio, Jorge Manuel y
Eduardo.
Le sirvió de sede el edificio que hoy ocupa Casa Maineri y luego pasó a la vereda de enfrente en la
que fuera casa de la familia Calac y más tarde pensión Lobosco, para trasladarse a Venezuela
Olascoaga, finalmente.
El 1° de julio de 1956, ya fallecido el titular sus hijos dan origen a De la Serna Hnos. S.R.L.,
continuando en la actividad hasta el año 1986.
Don Jorge Manuel de la Serna, hábil conductor del martillo abre paso a sus hijos y ellos llevan
entonces sobre sus espaldas jóvenes un hermoso pasado familiar.

Casa Maineri S.A.

Fue la obra de un hombre dinámico, con mucha confianza en sí mismo y una voluntad de acero.
Sus comienzos los relata con mucha emoción en esas páginas evocativas que intituló “Ayer en
Bolívar”.
Empleado en a Valuación local aspira a cosas mayores.
Animado por sus amigos y hasta por martilleros de ese entonces, recuerda con mucho cariño a
don Alvaro Martínez (padre), se lanza al ruedo.
Obtuvo su matrícula de martillero público en abril de 1928 y el 11 de mayo del mismo año da su
remate de mercaderías generales en Urdampilleta.
El 7 de abril de 1930 inaugura sus ventas de haciendas en la ciudad. Había contraído matrimonio
co la Srta. Angela Cortés y le continúa un hijo: Juan Rubens y dos nietos; Juan Joaquín y Juan
Guillermo.
La muerte le sobreviene inesperadamente el 12 de marzo de 1978 en la reunión danzante de los
festejos del Centenario, y de la mejor manera posible, bailando. D. Jacinto Maineri se transformó
en Casa Maineri S.A. Es su martillo don Jorge A. Villanueva, otros de los discípulos del viejo
luchador. Un hombre joven que ha mostrado idoneidad y carácter.

Aurelio Gallo Corriente S.A.

Aurelio Gallo Corriente impuso un estilo en la labor comercial. Una manera de ser muy particular
que le fue dando clientela y prestigio. Viene de noble tronco. Hijo de don Rafael Gallo Corriente un
correcto hombre de trabajo y profundo conocedor de la vida del campo, sus costumbres y sus
formas de actuar.
La firma se inicia en Abril de 1953 y está compuesta la sociedad por la familia Diez, cuya cabeza
visible ha sido siempre Vicente Diez y por la familia Gallo Corriente. Con el tiempo su integració
sufrirá algunas transformaciones.
El titular de la firma y martillero, Don Aurelio Gallo, goza, de gran popularidad y es llamado
“Gallito”, un diminutivo que explica el cariño que se ha granjeado entre el campesinado.
Sobre la Av. Mariano Unzué ha levantado sus instalaciones para remates ferias, y allí congrega a su
numerosa clientela.
Su esposa, lamentablemente fallecida, era la educacionista Ana Ramos. Una hija es el furto de esa
unión y tres nietos.

Luis y Elmiro Martinari

Y no sigue ninguno de sus fundadores.


Luis fue una figura gravitante en el medio por su afición al deporte y por su vocación política,
además de ofrecer una imagen de hombre campechano, humilde y generoso.
Elmiro tuvo alguna actuación en el fútbol lugareño vistiendo la camiseta del Club Talleres.
Nacieron a la vida comercial desarrollando una amplia labor empresaria en Paula, para luego ir
consolidando la tarea en Bolívar y otras zonas, Su 1er. remate feria fue el 30/6/60.
En la actualidad Casa Martinari tiene ganado un lugar de confianza en el agro bolivarense y
quienes están al frente de la firma, son dignos continuadores de quienes la fundaran.

Cooperativa Agropecuaria de Bolívar Ltda.

Entre la operativa comercial que abarca la Cooperativa Agropecuaria, se incluye la actividad


feriera. Los asociados de la entidad y los que no lo son, cuentan con una organización apropiada
que les permite hacer sus negocios con seguridad y prontitud.

Ferias del Centro

Compuesta por los Sres. José A. Biscardi, Juan Carlos Biondini, Raúl Zabatoni y César A. Diez
comenzó su cometido en el rubro remates-ferias y consignaciones FERIAS DEL CENTRO. Su
apertura data del 14 de febrero de 1983. Cuatro hombre jóvenes, que hicieron escuela con Aurelio
Gallo Corriente, llevan la empresa adelante con mucho entusiasmo. Ya tienen un lugar ganado
meritoriamente en esta plaza.

Pellicioni e Irisarri

Dos hombres con mucho oficio, hechos a la labor martillera desde abajo, se unieron para fundar
un nuevo nombre comercial. Son ellos Jorge Pellicioni y Gilberto V. Irisarri.
Están instalados desde el 22 de febrero de 1988.

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CAPITULO XLI

(Foto Bolívar Campeón Argentino, página 557)

1. Bolívar en el deporte – United Friends – Independiente – Argentino – Empleados de


Comercio – Alem – Boca Juniors – Talleres – El Fortín.
2. Club Social – Buenos Aires – Estudiantes – La Rural – 9 de Julio – Villa Juana. Otras
instituciones.
3. Club Náutico – La Liga Deportiva – Bolívar Campeón Argentino de Fútbol año 1931 –
Aquella campaña del 62 – Campeones del deporte.

Bolívar en el deporte:

Sus instituciones: Hay un sello distintivo del bolivarense que es la suma de entidades que
conforman su panorama deportivo social, fruto de un gran empeño individual, pero que ha
quitado empuje y significación a las instituciones como para desarrollarse con otra potencialidad y
riqueza.
Una población pequeña, en esencia, que divide esfuerzos, que parcializa voluntades y que no
aporta, como debiera, a la gran obra, donde todos los habitantes y en especial la familia y los
jóvenes, tengan cabida.
Algunas entidades, Empleado de Comercio e Independiente, tal vez por la propia rivalidad
mantenida año tras año, crecieron más a tono con lo que la ciudad esperaba de ellas.
Las otras caminan lentamente, con hermosos pergaminos, con honrosas tradiciones deportistas,
con gloriosos nombres, casi en la estrechez económica.
No dejan de cumplir por ello un papel digno dentro de a sociedad, pero lo hacen a base de grandes
esfuerzos personales y ante una generalizada despreocupación de los pobladores. Hay que
convenir que los cambios sociales, las costumbres pueblerinas dejadas de lado, los nuevos
requerimientos de la hora, han modificado ese esquema otrora. Y la diferencia se hace notoria,
hondamente perceptible.

United Friends

En 1908 nace United Friends (amigos unidos) una entidad deportiva y social que contara hasta con
la biblioteca pública. Se origina en la presencia de los empleados del FFCCSud, muchos de origen
inglés, que fieles a su historial practicaban fútbol.
Dos hombres claves de nuestro pasado histórico –que también fueron muchachos y se pusieron
los “cortos”-, don Luis Mallos y don José Hoya integraron sus primeros equipos. La entidad
desapareció sin dejar huellas de su efímera existencia,

Club Atlético Independiente:

Fundado el 1° de julio de 1912. La antigua confitería “El Aguila” le cedió sus instalaciones y allí
desarrolló el club de la camiseta azul toda una gran actividad deportiva y social. Hace unos años en
una decisión que costó muchos devaneos se resolvió vender esa esquina para levantar un
Complejo Deportivo en la Avda. Mariano Unzué. En ese amplio predio inmejorablemente ubicado,
tiene su sede social, cancha de fútbol y vestuarios, pileta de natación hermosas canchas de tenis.
Paulatinamente va concretando así un viejo sueño: la entidad al servicio de muchos y no de unos
pocos. El tiempo les dará la razón.
Fue su primer presidente el Sr. Juan Gamundi. Entre sus dirigentes sería injusto no mencionar a
don Conrado Scapellato, Luis Larregle, Joaquín Freire, Rogelio Canepare, Carlos A. Peralta, Rogelio
Otero, Pedro Peralta, Luis Terrera, Alberto Gómez, Luis Troncoso, Carlos Rodríguez, Lorenzo Frau,
Santiago Leonetti, Abel Font, José Papaleo. Y entre sus futbolistas don Luis Laureano Lanzinetti, los
hermanos Escobar, Archuby, Guichandut, Héctor Sarrat, Pedro Palomino, Lorenzo Carregal, Nelson
Tonelli, Osvaldo Cardoso, los Castro, Odilio García, José Esteban “Pepe”, Pedrito Cestona. Marcos
Solari y “Muralla” Escobar prestaron su aporte integrando el equipo Campeón del año 1931.

Club A. Argentino

Nació el 25 de mayo de 1913 y se vistió con los colores de la bandera. Su sede social estuvo en la
Avda. San Martín, edificio de la Sociedad Español, en pleno centro de la ciudad y que fuera, con
anterioridad, emplazamiento del llamado Club Social.
Su escenario deportivo lo constituyó una manzana deshabitada sobre la calle Edison, frente a la
Escuela N° 2, hoy Plaza Gral. San Martín. La característica de ese pequeño estadio es que tuvo una
tribuna techada, algo que significó un adelanto para su tiempo. Tribuna que fue destruida por el
fuego y nunca más se reconstituyó. Fue su primer presidente don Daniel Araya.
Tuvo Argentino una clase dirigente integrada por personas muy representativas en el medio, que
no canalizaron todas esas posibilidades como se les ofrecían. José Castellá, Pascual Marcovecchio,
Los hermanos Mazzuco, Carmen, Miguel y Juan Benvenuto. Don Amadeo Alegret, Isaac Mosca,
Aldo Gagliardi, F. Federico Marina, Hermengildo Caballero, Modesto Cancio, Rogelio Pascual, Juan
C. Saldarini. Su primer equipo de fútbol tuvo momentos brillantes, de gran jerarquía, con hombres
que trascendieron como José Lampón, Antonio San Martín y Alfredo González al integrar el
seleccionado liguista del año 1931.
Don Luis Deleonardis es la figura símbolo de todo ese conjunto de hombres de gran prestigio que
le acompañaron en el amor a una divisa.
Entre ellos, Agapito Pacheco, Ismael Demarchi, los ya mencionados Mazzuco y Castellá. Alfredo
Quín, Francisco Matas, Esteban Villanueva, Manuel García Goggi, “el chueco” Bozzano, Saletta,
Casas, etc.
El Club Argentino se fusionó con Bolívar Juniors y de ahí en más se llamó Argentino Juniors. Ello le
permitió concretar el sueño de la “casa propia”, anhelo al fin cumplido con una coqueta sede en la
Avda. San Martín en el barrio de “Las Acollaradas”.

Club A. Empleados de Comercio:

Tuvo su origen en la pensión del Inchaurrondo el 9 de junio de 1918, después de intensa


deliberaciones en el seno del Centro de Empleados de Comercio, resolviéndose separar lo gremial
de lo social deportivo. Fue su primera presidente don Luis Borrajo.
La institución creció merced al aporte del vecindario y a una dirigencia visionaria. En Lavalle y
Rafael Hernández, tiene levantado su gran complejo deportivo que comprende: Sede social,
cancha de pelota a paleta, moderno gimnasio techado, canchas de bochas.
El fútbol infantil es otra de las preocupaciones de la entidad abi-roja y su actuación ya ha tenido
consagración a nivel provincial ganando dos torneos en distintas categorías, con pasaporte a los
campeonatos argentinos, que lamentablemente luego no se realizaron.
Futbolistas notables le dieron brillo a intensas jornadas, Antonio Gurruchaga, José A. Junquera,
Ramón Paraja y Gabino Arregui se alinearon en el 31 en el equipo liguista para concretar la gran
hazaña. Pedro Cabreros fue suplente. Antonio López Camelo dejó imborrable recuerdo junto a
Alfredo Pietroni, Bernardo Lamarque, Pedro García Goggi, Alfredo Oscar Davobe, Francisco J.
Orlando, Alberto y Manuel Paraja, Rubén Aspiroz, Julio Lerga, José Bolmene, Raúl Ojeda, Raúl
“Mermut” López, Ernesto Altavista, Federico Paoletti, Ernesto Barraza, Said Abosaleth, José
Sánchez, Raúl “Negro” Rodríguez, los hermanos Diez y B. de Vega.
Entres sus dirigentes citemos a don Félix Gómez, Miguel Huarte, Eleuterio Campos, Casimiro
Cabreros, Valentín Cortondo, Dr. Edmundo Vaccarezza, Ernesto Noseda, Guillermo Fal, Daniel
Pato, Eitel García Garay y Julián Ojinaga, Dr. Enrique Passoti, Fernando Vázquez, José
Larracoechea, Juan B. Bres, Dr. Oscar C. Cabreros, Agapito Rueda, Víctor G. Chiclana, Dr. Hugo de
la Fuente, Horacio N. Mapis y don Juan Diego Terrera, su último presidente, al frente de un juvenil
e inquieto grupo humano. Le continúa ahora el Sr. Alfonso Croce.

Club Atlético Alem:

“Los leandros” conforman otra de las antiguas instituciones de nuestro pueblo, con una partida de
nacimiento que dice de un alumbramiento ocurrido el 15 de abril de 1919. En la casa de don Juan
Conforte en Belgrano y Avellaneda.
Son sus colores los albiverdes y en su origen se conjugan varios apellidos para darle el impulso que
necesitó para consolidar tantos afanes. Son ellos “los Natiello”, “los Fucci”, “los Volpe”.
Tiempos heróicos y de sacrificados les tocó afrontar y nunca se perdió la línea. Competir, era la
premisa, y aún con suerte varia, Alem, formaba en los equipos de la Liga y trataba de crecer. Hoy
tiene una hermosa sede social en la Avda. Gral. Paz y si bien el fútbol gravita todavía en la masa
societaria, el billar, y el casin más precisamente, tiene muy buenos cultores, a partir de Miguel
Angel Borelli, que un día se trajo a su pueblo y a su club nada menos que un campeonato del
mundo.
Fue su primer presidente Francisco Natiello.
Muchos hombres jalonan ese andar por el fútbol, entre ellos Rogelio Tocci, Fermín Farace y
Alberto Alberici, son como el fundamento de esa tradición deportiva.
Don Luis Mazzuco, Ergasto Gómez, Miguel Volpe, Oscar Molpen, Carlos Roca, Pedro Vidal, Agripino
Anganuzzi, Angel Mosca, juan Teruel, Pablo V. Volpe, Carlos Arras, Pedro Pérez Toral, Ricardo A.
Landoni, Manuel Panaro 8h), Salvador Alabart, Ismael Chávez (capitán del 1er. Equipo), Juan
Gianico, Juan Arrechea, “Chola” Volpe, entre tantos fueron dirigentes.

Club A. Bolívar Juniors

Si bien esta institución ha desaparecido por su fusión con el Club Argentino, no podemos menos
que citarla ya que tuvo una vida muy intensa y ocupó un lugar preponderante en el deporte
bolivarense, no solamente con el fútbol sino también en la práctica del atletismo.
Fue fundada el 11 de julio de 1926. Fue su primer presidente el escribano Juan Carlos Grossi. Había
alcanzado a obtener su local social al comprar la cancha de pelota que fuera de D. Luis Curto en la
esquina de Alsina y Zapiola.
Sus dirigentes más fervientes de la primera hora fueron los hermanos Virgilio y Horacio Rossi.
Junto a ellos Manuel y Pedro Hernández, Pedro Peralta, escribano Miguel Sosa, Antonio Del Gesso,
Angel Rodríguez, fueron pilares de un crecimiento lamentablemente interrumpido al perder su
nombre y los colores auri-azules del Boca porteño.
Celestino Bussa, Ismael Lucero, los hermanos Medina, los hermanos Oguiza, Camilo Pérez Risso,
Juan Bautista y Luján Méndez, Enrique Polito, también los hermanos Hernández son nombres
asociados a los mejores momentos de esta querida entidad, presente ahora nada más que en el
recuerdo.

Club Atlético Talleres

La institución de los “ferroviarios” fue fundada el 13 de junio de 19333, obedeció a la inquietud de


la gran familia que se nucleaba alrededor de la empresa del riel. Sus primeros bailes en el galpón
de los Tocci, en pleno campo. Afirmó la idea fundacional.
Después ocupó el edificio que fuera del Hotel La Balear, frente a la plaza España y actualmente
está levantando su edificio propio y campo de deportes sobre la Avda. José Fabrés García, en un
esfuerzo notable, que habla a las claras que aún quedan románticos con vocación de servicio y
patriotismo. Fue su primer presidente don Luis Martinari, quién también se constituyó en un
sostén válido de su progreso por muchos años. Don Eloy García, los hermanos Poffo, Don Juan
Gregorio Rodríguez, su hermano Ismael, don Alberto G. Rivas, Jorge Díaz, Eduardo Duro, Abel
Noblia, Juan Quiritti, Carlos Vásquez, don Enrique Mazzuca, los hermanos Burgos, Carlos Pepe, son
parte de una nómina más vasta de dirigentes probos y capaces.
Beltramini, Arias y Vasquez, Virumbrales, Escobar y Saraceno; Gómez, Troncoso, Nievas, Casas y
Molina, son la expresión de un fútbol alegre que los hizo campeones. Elmiro Martinari, Nengo
González, C. Román, tito Burgos, Obdulio Morena, Edgardo Fernández vistieron la camiseta de la
banda azul y se lucieron con ella.

Club Atlético El Fortín:

Simpática entidad nacida en una barriada que le dio vigor y permanencia, el 18 de noviembre de
1947.
Ocupó la presidencia por primera vez don Pedro Angel Urrutia y estuvo junto a él José Lucio
Marmouget. Hombres importantes y propulsores de su progreso fueron Alfredo Crespo, Rafael
Giffoni, Oscar Prada, Gabriel Checchia, Fermín Leal, Juan Antonio Villa y Rubén Antonio Bilbao.
Su equipo de primera división brilló por varios años.
Campeón en 1950,54,55 y 56 alcanzó un gran nivel que luego fue perdiendo paulatinamente por
cansancio, tal vez de sus mejores dirigentes.
En la esquina de Güemes y Urquiza El Fortín tiene sus instalaciones levantadas con mucho
sacrificio y con la colaboración casi anónima de sus vecinos y asociados,
Ella aguarda el renacer de los viejos laureles. Sus antecedentes avalan esas esperanzas.

El primer equipo

El Fortín debió militar en segunda división para aspirar al ascenso e la primera. Eso sucedió en
1948.
Fue una campaña inolvidable, llena de halagos y que consiguió su objetivo; llegar a primera.
Fueron sus héroes: Vallejos (Polo); Orlando (Pancho) y Lance (chueco); Bilbao (vasco); Isidoro
Martínez (piojo), Dionisio Leal (cabezón), Pereyra (Cartolano), Sarchione (el gato), Lopardo (Tete),
Juan Leal (finito), Delfo García Sabté (Chuli), Juan Villa (El Chueco), Santa María “Cacho” Mosca y
José María Azcoiti (vasco).

Club Social

Fue fundado el 24 de mayo de 1913. Tuvo un momento de gran brillo desarrollando la vida social,
de una época. Ocupó el edificio de dos plantas de la Av. San Martín, donde anteriormente
estuviera el muy aristocrático Hotel París, para pasar en 1937 a su inmueble, que hoy habita,
mandado a construir ex profeso.
Fueron clásicos sus bailes y sus reuniones en un sano ambiente de alegría. El Club Social reunió a
una juventud bulliciosa, no exenta de picardía, y marcó un estilo, una forma de vivir y hasta un
pensamiento político, pero abierto generosamente hacía todos los rumbos. Hoy se recupera de
cierta eclipse que detuvo su accionar y en manos de otros jóvenes, aspira a crecer sin olvidar esos
blasones atesorados en “los años locos”. Fue su primer presidente don F. Fernández Coria.
Club Buenos Aires

El Dr. José F. Fabrés presidió la primera Comisión Directiva del llamado Club Buenos Aires, fundado
el 6 de abril de 1933. Los hombres de esa hora respondían al pensamiento radical.
Un club de familias, sus tertulias bailables se caracterizaron por la distinción que le imprimieron
sus directivos y por la simpatía de sus concurrentes. Los juegos de salón y billares dieron vida a la
actividad social. Desde hace unos años juegos de salón y billares dieron vida a la actividad social.
Desde hace unos años sobre la ruta 226 el Club construyó un complejo deportivo que cuenta con
pileta de natación, cancha de tenis, de pelota a paleta, básquet y fútbol. Juan Carlos Grossi, Pedro
Viganu, Félix Zaccardi, Adolfo Bernardez cabezas, Eduardo Cieza, Amadeo Parrondo, César
Municoy, Renato Menéndez, Carlos Felice, Esteban Quibus, Héctor Carballo, Jorge Villanueva, han
pasado por las instituciones procurando el progreso de la misma. El fogón de los viernes, es una
costumbre que ostenta más de treinta años de vida y que mantiene la institución, el fuego sagrado
de la amistad, como principio.

Club Estudiantes

Respondió su creación al fervor juvenil de un grupo de estudiantes concretado el 24 de Octubre de


1947 y que tuvo en el Dr. Santiago B. Gandola, profesor del Colegio Nacional y amigo de todos, a
su cabeza y gestor visible. Por años fue su mentor y presidente, Estudiantes no hizo fútbol, pero
abrió sus puertas a las mayores inquietudes de los jóvenes y consiguió el éxito.
Fundó una revista, propició conferencias y presentaciones de artistas notables. Pintores, músicos,
escritores. Hizo teatro. En Villa Melitona, paulatinamente, fue estructurando una hermosa sede
con amplia instalaciones para el deporte.
El tenis ha sido una de sus más importantes preocupaciones y ha alcanzado en el mes de julio de
1989 un título nacional en categoría Pre infantiles (menores de 10 años) a través de los niños
Manuel De Ambrosio y Eduardo Bucca. De la primera hora hay muchos nombres para rescatar:
Rafael Payeras, Godi Graballo, Edgardo Merlo, L. Oscar Ochoa, Héctor Fagiani, Horacio Fernández,
Rubén Curuchet, Dino Tinelli, Miguel Albons, Luis Urriza, Jorge Cieza, ya son parte, junto a quienes
le continuaron, de esa historia que apunta al futuro con las mejores posibilidades.

Club Social y Deportiva La Rural

Enquistado en el corazón de una populosa barriada, alguna vez conocida como “de la cruza”, el
Club Social y Deportivo La Rural se hizo a la luz el 7 de febrero de 1951. Fue su primer presidente
don Vicente Caligiuri. Alquiló un amplio local a la familia Carbajo, hasta que pudo cristalizar sus
sueños de ir a la casa propia en Avda. A. Brown y Falucho. La Biblioteca María Alcira Cabrera, que
tuvo como gestor a don Pablo Volpe, recibió del club su constante apoyo y la cesión de parte de
sus instalaciones. Un gesto que no es frecuente y que la población ha agradecido como
corresponde.
CLUB 9 de Julio: En la prolongación de la calle Güemes a pocos metros de la Av. 9 de Julio, nació el
club que adoptó su nombre. Tiene salón para reuniones sociales y juego de billar. Cumple una
digna labor de apoyo barrial.

Club Villa Juana


En un típico club de barrio. Nació en los clásicos torneos veraniegos y se afirmó – con cuatro
paredes y un techo- en la cale Borges al 500. Goza de enorme popularidad y sus futbolistas,
codeándose con el triunfo, son los artificies de esa nombradía.

Clubes de la zona rural:

En las comunidades rurales hay ocho clubes sociales deportivos, todos son instalaciones y cancha
de fútbol. Están ubicados en Hale, Unzué, Ibarra, Villa Sanz, Paula, Mira Mar. El Veterano y Villa
Linch. Además hay 19 clubes de cooperadoras escolares en: Vallimanca, El Positivo, El Cabildo,
Campo de Cañas, Escuela Nº 20, Médanos de Robles, Paraje Avellaneda, San Andrés, Nueva
España, La Marcela, Paraje Capece, Escuela Nº 140, Paraje la 14, La Vizcaína, San Luis, Mrsiglio,
Paraje Domínguez, La Protectora y Escuela Nº 18.
Los torneos de fútbol en el campo tienen mayor interés y trascendencia que los campeonatos
organizados por la Liga local.

Otras entidades:

La historia del deporte en sus distintas manifestaciones da lugar a que se escriba un libro
completo. Aquí, a manera de homenaje, citaremos algunas instituciones que en su momento
mucho trabajaron por las disciplinas de su preferencia.

Ciclismo: Deportivo Pedal Club:

Es del año 1932. La presidía don José María Casajús y fue su vice-prsdindete D. Adhemar Jaime.
Secretario Alberto Jaime y Pro-secretario Alfredo Novara. Tesorero Sr. Rafael Barriga y Pro-
Tesoreros Sr. Elio Quellos. Vocales: Sres. Luis Andrietti, Andrés Cesteros, Jesús Rodríguez, Augusto
Rodríguez, José Dandrea y Pedro Medina.

Deportivo Cicles Club:

Fundada el 22 de marzo de 1956. La Comisión directiva la integraron los Sres. Luis Galaz
(Presidente), Antolín Antoniano (Vice – presidente), Oscar Belén (secretario), Antonio Bardella
(pro-secretario) y Aldo González (tesorero).

Atletismo Agrupación Atlética Bolívar

Fue una institución de corta vida que irrumpió el escenario bolivarense en el año 1938 para la
práctica del box, ajedrez y atletismo. Tuvo en los hermanos Bissio a sus más fervorosos dirigentes.
(Juan y Atilio).

Box:
Esta actividad nucleó a los aficionados en sus mejores barriadas en instantes en que aparecía
algún crédito local o “importado” y promovía espectáculos que eran seguidos con interés. El
Boxing Club Villa del Parque fue uno de ellos.
Apareciò en el año 1942 y fue su presidente el Sr. Pedro Larregle, Pro Sixto Suárez. Vocales E.
Astudillo, Francisco Pascuet y Pedro de la Iglesia.

Tenis:
Allá por 1928 existía el Lawn Tenis en nuestra ciudad que presidia el Sr. Juan Calegari aunque
desconozco su punto de partida. Posteriormente los diarios del momento hablan del Bolívar Tenis
Club y dan como presidente al Dr. Ernesto O. Grossi. Lo cierto que la actividad tan en boga hoy, ya
tenía adeptos en el Bolívar de ayer y de ambos sexos. Precisamente en la que es hoy plaza J.
Newbery, a la entrada del Parque, la Municipalidad había construido dos canchas que había cedido
a las instituciones deportivas para su uso.

Círculo de Ajedrez

En abril de 1944 un grupo de aficionados al juego ciencia dejan constituido el Circulo de Ajedrez de
Bolívar. Hasta ese entonces los torneos tenían siempre el apoyo de la Liga Deportiva. Preside la
entidad don José Huertas y a poco andar los Sres. Salomón Ratzer, Dr. Adolfo Bernàrdez Cabezas
(capitán) y Vicente Frezza, Suplentes Luis Herrou y Rómulo Vercellone.
La entidad no resistió a los tiempos. El ajedrés vivió varias etapas, algunas de mucho silencio, otros
como intentando un resurgimiento. En la planta alta de Empleados de Comercio tenían su reducto
y se organizaron varios torneos.
Otros nombres surgieron entonces a la consideración general, entre ellos Alfredo Pietrobono
como el más capaz. Por ahora no hay actividad.

Asociación Bolivarense de Basquet

La Liga deportiva de Bolívar en su reunión del 4 de abril de 1951, a solicitud del delgado del Club
Estudiantes, resolvió crear la Federación de básquet- ball.
El escribano Héctor H. Cipriano presidente de la Liga, fue designado Presidente de la nueva
entidad, llevando como secretarios a los señores Raúl Ameglio y Edgardo N. Merlo. Todos los otros
delegados de los clubes eran vocales.
Esta creación no fue todo lo exitosa que se esperaba. Los clubes siguieron haciendo lo suyo
independientemente y el olvido mató las buenas intenciones.

Otro intento

A comienzos del año 1956 surgió la Asociación de BAsquet-ball. Fue su presidente el Dr. Oscar C.
Cabreros, secretario Héctor Fagiani y vocales Eitel García Garay y Abel Font.
Fue un momento muy lindo del básquet local con dos formaciones fuertes y muy parejas
Empleados e Independiente. La rivalidad de siempre hizo necesario traer árbitros de afuera. Lució
su capacidad en ese entonces el joven De Luca en el difícil de arbitrar. Hasta se ganó una copa
interviniendo el seleccionado en un Torneo con entidades hermanas de otras ciudades.
Lamentablemente al no existir otras instituciones comprometidas en hacer equipos el interés
decayó.

El Club Náutico

“Las Acollaradas” ese espejo de agua que dormita silenciosamente al costado de la ciudad que
crece a sus espaldas, tuvo una época de esplendor, los bolivarenses de ayer, más inteligentes y
más prácticos que los de hoy, no desaprovecharon ese regalo de la naturaleza y procuraron
encontrar fórmulas para gozar de esa maravilla de seducción y encanto. Así fue que el 6 de
septiembre de 1914 se crea el Club Náutico, destinado a facilitar la práctica deportiva en ese lugar.
El acta N° 1 establece: Reunidas las personas anotadas al margen (Francisco Venini, Tomás Bres,
Jorge Sode, Alfonso Learreta, Antonio Devito, Pascual Gizzi, Juan B. Odisio, Emilio Ausili, Nino
Gentile, Francisco Mazzei, Antonio Giffoni, Pedro Odisio) a iniciativa de los señores Bres, Odisio,
José Damiano, Venini y Manuel P. Pérez, a fin de constituir una asociación náutica establecer un
recreo en la Isla colón de la laguna Las Acollaradas, se declaró abierta la sesión a las 9,30 p.m. y se
trató lo siguiente:

1°) Se resolvió formar una asociación para fomentar el remo, etc, con asiento en Bolívar y llevará
el nombre de “Club Náutico Colón”, debiendo estar denominación confirmarse en la próxima
asamblea. (Después se llamó “Club Náutico” solamente).
La primera comisión estuvo integrada de a siguiente manera:
Presidente: Francisco Venini, Vice José Damiano; Secretario: Jorge A. Sode; Pro: Juan P. Odisio;
Tesorero: Tomás Brés; Pro- Antonio Devito; vocales Pascual, Gizzi, Manuel P. Pérez, Nino M.
Gentile, Emilio Ausili, Benito Ponte y Bartolomé Sua.
Es de precisar que el lugar era en ese entonces bastante salvaje, pues la mano del hombre aún no
se había hecho notar como hubiera correspondido. Existían dos lagunas, una llamada Colón,
donde ahora está el Colegio Nacional y Cristo Redentor y la otra Sarmiento, prácticamente
constituye la única reserva lacustre que nos queda, frente al natatorio municipal.
La Comisión comenzó con mucho entusiasmo a trabajar y logró reforestar las islas, las que
previamente fueron rellenadas y arregladas con trabajos de terraplenes, muelles y casillas, además
de construirse glorietas.
El intendente Enrique Cala hizo importantes aportes para darle a Las Acollaradas otra fisonomía y
hacer propicia la actividad de los entusiastas remeros.
El club adquirió 10 botes y los particulares arrimaron 30 botes más, lo que da una idea de la
importancia que había adquirido la institución en muy poco tiempo.
Es ilustrativo dar a conocer algunos propietarios de “naves”. Los empleados de la casa Sánchez,
Bedatou tenían una embarcación llamada “Edén” que corría regatas con sus similares.
La Sociedad Española era dueña de un bergantín a vela con el hombre de “América” y llevaba más
de 20 personas a bordo.
Los señores Devito y Gentile poseían una góndola, la “Leonardo Da Vinci”, don Ramiro Villarino era
dueño de la “Venus de Milo” refiriéndonos siempre a botes. A su vez don Francisco Venini, herrero
y funebrero del pueblo, tenía su góndola con un hermoso nombre de mujer pintado “Isolina”. Juan
Maineri como para no desmentir su esencia política, su raíz radical, puso a su embarcación el
nombre de “Alem”.
También tenían botes los ferroviarios y don Emilio Ausili se asociaba con el suyo llamado “Rina”. El
Jorge Newberry pertenecía a don Victorio Venini, y otro vecino Jaime Aime tenía un remolcador a
motor con un lanchón con capacidad para 40 personas.
Lamentablemente a tanto afán no correspondieron después ni las autoridades, que no
continuaron con su ayuda, ni el tiempo. Una larga sequia años 1917 y 1918 redujo enormemente
el caudal de las aguas, a punto de que se podía caminar por las lagunas. Eso facilitó el acceso de
gente extraña que dañó las instalaciones y las embarcaciones allí ancladas. Las que también
sufrían las acciones de los vientos y lluvias por falta de cobertizos adecuados.
1919, año de la inundación encontró al Club abandonado. Sus pocos botes existentes, acaso para
no resistirse a morir, cumplieron una heroica función con sus remeros, salvando gente y
colaborando en el desastre solidariamente.
Alguna vez se intentó reavivar las cenizas de este extinguido fuego sin éxito.
Porque a decir verdad ya ni agua nos queda.
La vieja cacha de pelota a paleta

En la esquina de Av. Alsina y Zapiola, por la puerta grande instalada en su frente se entraba al
salón bar de don Luis Curto (Don Paulino). Allí los parroquianos jugaban a las cartas y se hacían
bromas a la tradicional usanza de los vasconavarros, que en su mayoría eran los concurrentes.
A los fondos, luego de atravesar parte del salón y un patio se ingresaba a la cancha de pelota
cerrada. Fue por varios lustros un lugar de reunión de la juventud bolivarense, distrayéndose en
un juego varonil, fuerte y apasionado.
Los Curto, los últimos inquilinos de la cacha, hicieron honor al deporte y todos, Luis, Roberto,
Romeo, Héctor y Raúl, adquirieron una destreza sin igual en manejo de la paleta. Tanto que
Roberto luego de lucir los colores de Empleados de Comercio y adjudicarse algunos torneos
provinciales con la buena compañía de José Escurra y Osvaldo Cardoso, ingresó en el
profesionalismo porteño y por muchos años realizó una gran labor competitiva, hasta alcanzar un
campeonato mundial. Esta vez en compañía de su cuñado Arnoldo Olite, que también dio sus
primeros pasos en Bolívar, al igual que su hermano mayor Domingo (Vasco). La cancha tuvo varios
dueños. Don Manuel Errián Chatruc fue uno de ellos y quien construyó el techo y le dio
iluminación para jugar de noche. Después estuvo en manos de una familia García, para ser
ocupada después por los Curuchet. Este apellido tuvo resonancia en el deporte de la pelota con
dos des su integrantes muy destacados.
Fueron Alfredo (Pito) y Rogelio Curuchet. Apareció más tarde el club Bolívar Juniors comprando el
local para instalar su sede social y la cancha fue perdiendo vigencia. Luego pasó a ser depósito de
una firma comercial y finalmente la Asociación Mutual de Jubilados la hizo suya para aumentar la
capacidad de su salón de fiestas. Toda una tradición que marcha al olvido. No hace muchos se fue
don Paulino Curto, el fundador de la dinastía con esa admirable y sufrida mujer que se llamó doña
María. Se apagaron las risas de los vascos farristas y divertidos.
No arrimará por horas su sulky don Julián Ventura, tando su resignado caballo a un árbol, para
vivir dentro de la casona esos grandes desafíos que siempre provocaba con sus amigos pelotaris.
Un vasco noble, fuerte, empecinado, que llenó una época inolvidable, con un anecdotario
magnífico y chispeante.

La Liga Deportiva (Federación Deportiva Bolivarense)

La Asociación de Cultura y Fomento promueve el acercamiento de las entidades representativas


del fútbol lugareño, convocándolas para intentar crear una entidad que las agrupara. En el local
societario se hace una reunión el día 15 de Julio de 1926 con estas presencias; por el Club
Argentino los señores Vicente B. Cabrera y José Castellá, por el Club Empleados de Comercio los
señores Félix Gómez, Antonio Tarantino y José Larracoechea, por el Club Alem los señores
Domingo Basile, José Anglés y Pedro Riera y por el Club Independiente los señores Horacio Gómez
y Luis L. Lanzinetti. Por la Cultural, dueños de casa e inspiradores del encuentro Dr. Pedro VIgnau,
Juan Salduna y Pedro Demaría.
Se resuelve proceder a la “organización de una liga de football local”, nombrando una comisión
provisoria integrada por los cuatro presidentes de los clubes intervinientes, Sres, José Anglés,
Vicente B. Cabrera, Horacio Gómez y Félix Gómez, a fin de dejar presentado un proyecto de
estatutos antes del 12 de agosto.
El artículo primero, luego aprobado, decía: Entre los clubes de foot-ball Alem, Argentino,
Empleados de Comercio e Independiente, en carácter de fundadores, constituyen una entidad
deportiva denominada “Federación Deportiva Bolivarense” con el fin de fomentar la práctica de
todos los deportes y principalmente el “Foot-ball Asociation”.
En la reunión del 7 de enero de 1927 formalizada en “La Cultural”, los representantes de los clubes
fundadores dejan constituido el Concejo Unido de la Federación Deportiva (así reza el acta), de la
siguiente manera: Presidente Don Lindsay Burton, Vice-Presidente Sr. Horacio Oro; Tesorero Sr.
Rafael López, Pro-Sr. Domingo Basile; Vocales Sres, José Castellá; Leonardo Giffoni y Antonio
Tarantino. Se adoptó como secretaría provisoria de la institución a la cual pertenecía el secretario;
es decir a Empleados de Comercio.

Clubes afiliados – Primeros árbitros

En la reunión del 13 de abril del año 27 se le concede la afiliación al Club Bolívar Juniors y a la
reunión siguiente se inscribe al Club Comercio e Industria de Urdampilleta.
En el mes de mayo se afilia el Club Huracán en división intermedia. Y también se registrar el Club
A. Ciclista Bolívar que tenía como dirigente a Domingo Reinoso.
Se incorporan a la Federación seguidamente el Club Hale en división intermedia y el Club Villa
Sanz.
Así comienza a marchar la Federación que irá sumando instituciones deportivas en una ancha
franja del centro de la provincia.
Según las actas de la entidad el primer árbitro de fútbol en registrarse es el Sr. Orestes Rossi y le
sigue el Sr. José Martínez.
Muchos jugadores integran el grupo primero de los árbitros.
Gómez –uno de los más brillantes en ese cometido – Andrés Sarrat; José Castellá; José Mazzucco;
José Villemur, Victoriano Alvarez, Luis Sommariva y Salvador Alabart.

Tiro Federal

En agosto de 1942, la Comisión del Tiro Federal, trabajaba con ahinco en pos de la construcción
del Polígono de tiro que ya era un anhelo popular. El mayor don Oscar F. Benavídez era su
presidente y tenía a su lado al profesor Juan Pedro Curuchet Rector del Colegio Nacional que se
relevó como una entusiasta de tan importante deporte. Estaba al frente de la Municipalidad el Dr.
Miguel L. Capredoni, que hizo suyo el proyecto con el dinamismo que le caracterizaba.
Las amplias instalaciones se levantaron entonces en un costado (oeste) de Parque Municipal por
muchos años la actividad fue permanente. Las distintas comisiones organizaron importantes
encuentros y surgieron deportistas de alto nivel que nos representaron con gran valía, como el
caso del Sr. Osvaldo Stefani. Brillante tirador y activo dirigente de todos los tiempos. La noble
práctica del tiro, ha perdido, entre nosotros, entusiasmo y la institución languidece, a las espero
de tiempos mejores.

Alas Bolivarenses

Son dos las instituciones que en el orden local se manifestaron entusiastas de deporte aéreo. El
club de Planeadores y el Aero Club Bolívar con dos actividades similares, pero una sin motor y la
otra si con el auxilio motris.
La primera en nacer es el Club de Planeadores el 9 de septiembre de 1936 con el nombre de Aero
Club, denominación que deberá cambiar el 11 de octubre de 1948 en razón de disponerlo así la
entidad madre que rige este deporte, la Dirección de Aeronáutica de la Nación.
Su propulsor entusiasta fue el maestro don Luis Deleonardis que con mucha paciencia y escasos
medios materiales pudo construir el primer aparato de vuelo tipo “Alumno 35” matrícula 1
bautizado con el nombre de Pitín, en homenaje y recuerdo cariñoso a don Martín Arce que fue el
primer piloto bolivarense con brevet como tal.
La incorporación del instructor de vuelo don José Ramón Segura el 20 de Octubre de 1945, hace
que un grupo entusiasta de volovelistas comiencen sus prácticas y logren graduarse como pilotos
“B”; la Brigada del Cadimán como se les llamó la integran Abel Gandola, Gualberto Noseda, José U.
Padola, Néstor Larregle, Felipe H. Fangio, Guillermo V. Arné y Osvaldo Franchi.
Grandes deportistas ha dado la institución y en breve reseña cabe mencionar a Leonel Oscar Caro,
piloto en 1963, es quinto en un certamen nacional en 1963 y en Pehuajó, año 1968 es segundo
detrás de ese grande que fue Rodolfo Hossinger, más tarde sería tercero en otro campeonato esta
vez en Santa Rosa.
En 1966 marca un record nacional entre Bolìvar-Junín-Bolívar. Concurre como primer ayudante, a
los concursos mundiales de Texas (EE.UU), y Yugoslavia 1972.
Murió en un accidente de aviación de octubre de 1972.
Roberto Fittipaldi con Velero Categoría B resulta Campeón Nacional en Santa Rosa (La Pampa) año
1979.
Dario Lestani fue otro entusiasta volovelista de la primera hora.
El Dr. Jorge Carlos Serna aficionado al vuelo sin motor es el primer egresado del Club. Inició la
instrucción el 28 de mayo de 1948, obtuvo la categoría C el 11 de enero de 1949. Su patente
nacional de piloto de aviones sin motor le es otorgada el 16 de octubre de 1949.
Nuevas promesas surcan los cielos bolivarenses con sus silenciosas alas desplegadas. De ellas
esperamos mucho más.

Aero Club Bolívar

La necesidad de obtener una orientación propia para el desarrollo de la actividad de vuelo con
motos, hace que el mismo grupo que trabajaba en el Campo de aviación, surja la primera Comisión
Directiva del Aero Club bolívar, puesta en funciones el 6 de agosto de 1947 y presidida por Angel
R. Vivanco, teniendo como secretario a Nicolás Papalep y como vocales al Doctor Miguel L.
Capredoni, Alberto Bonati, Antonio Fernández Gandarias y Néstor Larregle.
Esta comisión con carácter de provisoria daría luego paso a Don Rómulo Busquet Serra (Belcha)
como Presidente.
La importante presencia del instructor Sr. Alfredo Gómez Olivera, pondrá alas al empeño de los
jóvenes, y entonces sí serán muchos los que elegirán los caminos del aire, para refugiarse en las
nubes y estar más cerca del cielo.
Los primeros pilotos son de abril de 1949 y lo integran al grupo los hermanos Jaime y Roberto
Campion; Néstor Larregle, Manuel Busquet Serra, Zelmar Baisells, J. School y Mario Ferraro.
En junio de ese mismo año dos “atrevidas” damas “Pocha” Rodríguez y ElsaTóffolo recibirán sus
certificados aprobados y con ellas Nicolás Papaleo y Antonio Fernández Gandarias.
La entidad tiene ahora sus hermosas instalaciones en el campo donde se levanta la tan anhelada
pista de aviación sobre ruta de acceso norte a Bolívar y desde allí continúa, casi en silencio, una
labor intensa y siempre dispuesta a brindarse a la comunidad cuando las circunstancias la
requieren.

Club Santa Ana:

El 1º de marzo de 1958 se fundó el club de ciclismo y motociclismo llamado “Santa Ana”. Como
ocurre siempre fue el fruto del entusiasmo de unos pocos y hasta se pensó, que no iría más allá de
la ilusión que le daba vida, como ha pasado con tantas instituciones de este tipo. Pero San Ana,
quebró ese pesimismo, y se yergue victoriosa en su hermoso predio de 5 hectáreas, ubicado sobre
la ruta 226 a pocos metros de la ciudad. Allí levantó su complejo deportivo y realiza sus festivales.
Es un club organizado, que tiene predicamento nacional por la seriedad de sus actuaciones y en
pleno crecimiento.
En su primera hora varios nombres se asociaron al esfuerzo, el escribano Juan Carlos Turán fue
uno de ellos, Juan Carlos Bellomo, otro. Y la lista se enriquece sucesivamente con figuras como el
Dr. Hugo de la Fuente, Miguel Fuentes, Néstor Mendiburu, Emilio Stampone, Raúl Bellomo,
Fernando Cisneros, Diego Antoniano y otros.

Club de Pesca Las Acollaradas

Los aficionados a la pesca deportiva, que son muchos, tienen en la laguna San Luis un hermoso
espejo de agua que les permite dar rienda suelta a sus entusiasmos. El club de pesca “Las
Acollaradas” ha sentado allí sus reales y ha hecho realidad el sueño de la casa propia. Con mucho
sacrificio ha ido realizando comodidades y también ha obtenido para el patrimonio del Club
fracciones de tierra, cedidas por los ribereños. El Club, paciente obra de sus asociados, muestra
con orgullo sus instalaciones, allí donde el Vallimanca, detiene sus aguas, y se proyecta al futuro,
con esperanza creciente.
Su fundación arranca de una reunión realizada en el Club Empleados de Comercio el día 22 de julio
de 1959. En esa oportunidad el Sr. Raúl Mayo Montiel presidió la asamblea. Surgió una comisión
provisoria integrada por los Sres. Enrique Rolla (Presidente), Néstor Larregle (Vice), Mario Bravi
/secretario), Pedro Cestona (tesorero), vocales: Pedro Real, Pedro Aragón y Pablo T. Perfumo. La
primera comisión directiva quedó en ejercicio el 10 de agosto del mismo año, presidida siempre
por el Sr. Enrique Rolla. Otros nombres se agregaron a los ya citados, como Ergasto Gómez, César
Municoy, Horacio Hueso, Luis Butti, Francisco Sabalza y Carlos Campo.

Los colombófilos

La paloma mensajer unió en el mes de julio de 1947 a varios caracterizados vecinos del lugar, para
dar origen a la Sociedad Colombófila “Alas Bolivarenses”.
Por espacio de más de veinte años tuvo una importante actividad, plena de entusiasmo y con
varios campeonatos tanto para pichones como para adultos.
De esa camada inicial, cabe recordar a Don Benito Cabreros con su palomar “Pluma Blanca” todo
un consecuente animador de las líneas y varias veces campeón, Junto a él se destacaron Bartolo
Castelli, “Bartolito”, Héctor Funtanillas, Antonio Moreno, Miguel Spagnuolo y don Idalgelio
Giarola. La primera comisión directiva fue presidida por el Sr. Horacio Mapis, era vice-presidente
don Andrés Casquero y Secretario Efraín Chávez.
Se produce un receso, siempre hay instancias en que se hace una pausa como para tomar nuevas
fuerzas y allá por 1975 se volvió a reorganizar. Podemos decir que en nuestra ciudad se vive en
segunda etapa. Marcelo Erreca es uno de sus conductores. También están Carlos Cardoso, Alberto
Morey, Roberto Sasía, Jorge Vivas, Miguel Islas, Ubaldo Uribe, Luis Leonetti, Rudi Lalli, Oscar
Castro, con la mirada atenta de los “viejos” que quedan, como Funtanillas, asomándose al vuelo
de las valientes palomas.

Peña “Las Tres Llantas”

La primavera de 1972 trae la savia nueva de una institución deportiva, nacida al calor de una
barriada de pueblo, en torno a la Escuela Nº 7.
Se la denomina “Las Tres Llantas” porque señala dos objetivos básicos, aunque otros más se han
incorporado a sus filas, son ellos la práctica del ciclismo y las carreras pedestres.
Sus instalaciones, levantadas con el inmenso sacrificio de sus asociados, están ubicadas en el
Barrio Villa del Carmen. Sede social amplia, canchas de bochas techadas, las más modernas de la
localidad, cancha de fútbol.
Se proyecta ahora una cancha de básquet y comodidades para la familia. Ha patrocinado
importantes premios ciclistas y también torneos de bochas, compitiendo con destacados valores
de la zona y el país.
Su Comisión Directiva está integrada por las siguientes personas: Presidente Alfredo Gargiulo, vie-
presidente Luis C. Orsetti, Secretario Néstor Alfredo Gargiullo, Pro-Secretario José A. Ischia,
tesorero Julia Herreo de Alonso, Pro-tesorero Edith O. de Gargiullo. Vocales titulares: Rogelio A.
Valdés, Omar E. Suárez, Aníbal A, Santillán, Ariel Gargiullo, Raúl Alonso y Carlos Marrese, vocales
suplentes: Roberto Peret, Rubén Zoco, Rodolfo Renna y Susana M. de Marrese.

Bolívar Automóvil Club:

Nuestra ciudad no podía estar ausente de esa pasión nacional que es el automovilismo y es por
eso que el 16 de noviembre de 1960 nace el Bolívar Automóvil Club, entidad civil, con el fin de
promociones el deporte de “los fierros”. Se cristaliza una vieja aspiración popular.
La reunión se hace en el Comedor Escolar, en cumplimiento a una precia citación realizada en los
diarios.
La Asamblea nombre Presidente de la misma al Sr. Enrique Delfor Busquet y secretario al Sr.
Cayetano Rubens Gallo.
De allí surge la primera Comisiòn Directiva con carácter provisoria constituyéndose de la siguiente
manera:
Presidente: Sr. Edgardo Néstor Merlo, Vicepresidente Sr. Juan Carlos Cisneros, Secretario Sr. Roold
Alberto Gandola; Pro-secretario Sr. Edgardo Rodríguez Ateca: Tesorero Sr. Rodolfo J. Martínez;
Pro-Tesoreo Sr. Juan Rubens Maineri. Vocales Sres. Juan José Garmendia, Santiago Leonetti, José
Alcorta, Eduardo H. Pato, Eliseo Pérez Risso, Atilio Laprovida, Danto José Caivano, Hugo A.
Casquero, Pascual A. Palladino, Eduaro Moretti, Alfredo Fernández, Amilcar O. Merlo, Carlos J.
Martínez, Abel Chiavari, Néstor Sánchez, Angel Bissio y Juan J. Carballo.
La entidad estableció su pista de carreras en campo arrendado a la firma Rico Hnos. realizando el
primer festival el 18 de junio de 1961.
En la actualidad su campo de deportes propio se levanta con interesantes comodidades en el
Cuartel 1º, detrás del campo que fuera ocupado por el Aero Club, a unos 2.000 metros de la ruta
226.

Agrupación Bolivarense de Karting

Por una iniciativa de los Sres. Juan g. Maineri y Jorge Deleonardis, el día 23 de marzo de 1987 se
reunieron en la sede social del Club Empleados de Comercio, un importante número de
aficionados al deporte motor, estando entre ellos Eduardo Pato, juan C. Lozano, Aroldo Bolpe,
Néstor Botet, quienes lo hicieron con el propósito de fomentar la práctica activa del Karting en
nuestra ciudad.
En una segunda reunión, con la concurrencia de más de treinta personas se procedió a
confeccionar el primer Reglamento Técnico para la futura Categoria (125 cc con caja).

La fundación
El 11 de abril de 1987 se funda la Agrupación Bolivarense de Karting que se identifica con la sigla
ABOKA.
La Comisión Directiva quedó integrada de la siguiente manera: Presidente: Sr. Juan Guillermo
Maineri. Vice-Presidente: Sr. Eduardo Pato, Secretario General Sr. Jorge Humberto Deleonardis.
Vocales Sres. Néstor Boté, Juan Carlos Lozano, Aroldo Bolpe, Ing. Raúl Carbajo y Carlos Pereyra
Guell. Revisor de cuentas Sr. Miguel Angel Villacorta.

Primera competencia:

El 20 de junio de 1987 se realizó el Primer Festival en conjunto con el Club Santa Ana
presentándose 4 máquinas de Menores y 17 en mayores. Fueron sus ganadores Diego Gayol y
Néstor Navarro, respectivamente.
Actualmente ABOKA cuenta con personería jurídica, matrícula de Asociaciones Civiles de Deportes
reconocida como entidad de Bien Público. Sus instalaciones y campo de deportes en las afueras de
la ciudad le permiten desarrollar ampliamente los fines de su creación.

Asociación Tradicionalista “San Carlos”

Un animoso grupo de hombres amantes de la tradición y de las costumbres del campo argentino,
se han reunido para dar lugar a un Centro Tradicionalista. Sus jinetes ya han participado en
desfiles hechos fuera de la ciudad y últimamente hicieron su presentación oficial, y con buen
suceso, en la Exposición Rural de Bolívar 1990. En Los Zorzales, barrio gaucho, se ha encendido
otra llama de argentinidad.

Bolívar campeón argentino de fútbol (Año 1931)

La mayor gloria del deporte lugareño, su timbre de honor, su permanente orgullo a pesar del paso
de los años es haber obtenido el XII Campeonato de Fútbol organizado por la Asociación del Fútbol
Argentino.
Fue una patriada que comenzó, como siempre, con serias dificultades y con muchas dudas sobre
las posibilidades de ascender en la marcha de tan importante torneo.
La pregunta era ¿hasta dónde llegamos? Y la respuesta, casi tímida al principio, y por qué no hasta
el mismo momento de la final con San Juan era “hasta donde se pueda” pero sin imaginar un
triunfo tan notable, afirmado en valores reales de un fútbol que lució figuras de consideración y
que coordinó su juego de una manera insospechada.
El cuadro titular que representó a la Federación Deportiva Regional de Bolívar, ese era su nombre,
se formó con once titulares que actuaron juntos a lo largo del campeonato, sin hacer lugar a
ningún cambio, ni por lesiones, ni por rezones técnicas. Fueron ellos Antonio Gurruchuaga
(Pichón) de E. de Comercio como arquero. Marcos Solari (Independiente) y Ricardo García (Pito)
de Alem en la línea de backs; José Lampón (Argentino), Raúl Escobar (Muralla) Independiente y
Antonio San Martín (Argentino) en la llamada línea media y como delanteros Miguel Muiños
(Daireaux), José Antonio Junquera (Cotono) de E. de Comercio y capitán Alfredo González
(Gonzalito) de Argentino, Ramón Paraja de E. de Comercio y Gabino Arregui de Empleados
Suplentes fueron nombrados: José Álvarez (Paisano) como arquero, Pedro Cabreros, josé F.
Orlando, Alfredo Serrat, Ismael Toulouse, Juan Rodríguez Miranda, Oscar Escobar, Bernardo
Lamarque, Pedro Hernández, Angel Flacón, Rafael di Mayo y Rogelio Ortíz.
Los partidos

Con la Liga Azuleña de Fútbol – 1 a 0- gol de Alfredo González. Con las Asociación de Fútbol de Las
Flores 4 a 2 – goles de Junquera, R. Paraja, Arregui y M. Muiños. Con la Asoc. Balcarceña de Fútbol
– 6 a 1 – goles de Arregui (2) González Paraja (29 y Muiños.
Con la Asoc. Pampeana (Gral. Pico) – 5 a 2- goles de Ramón Paraja (4) y Gabino Arregui.
Con la Asoc. de Fútbol Liga del Sur (Bahía Blanca). Ya en la semifinal del torneo triunfo de Bolívar
por 3 a 1 con goles de Paraja, Muiños y Arregui.
Con la Liga Sanjuanina de Fútbol, partido final jugando el 6 de diciembre de 1931 en la capital
federal, 1 a 0, con gol de Ramón Paraja.
Total de goles a favor 20 y seis en contra (6).
Fueron los artilleros: Ramón Paraja (9); Gabino Arregui (5); miguel Muiños (3), Alfredo González (2)
y José A. Junquera (1).

Clubes afiliados:

Alem, Argentino, Bolívar Juniors, Empleados de Comercio, Huracán, Independiente y Sportivo


Bolívar de Bolívar, Torrecita y Comercio e Industria de Urdampilleta, Sportivo de Pirovano,
Independiente de Daireaux, San Martín de Carhué y Racing Club también en Carhué. Club
Sportman de Maza; Sportivo de 25 de Mayo. Atlético Ibarra de Estación Ibarra; Social y Deportivo
de Unzué, Deportivo Empleado de Comercio de Guaminí, unión Deportiva de Bonifacio, Mira Mar
de Paraje Mira Mar, Durañona (atletismo) de Durañona, Huracán de La Larga y Liga Veinticinqueña
de Fútbol.

Consejo Directivo:

Sea como homenaje a tan valiosa conquista la mención de los dirigentes que tuvieron a su cargo
la conducción de tan magna empresa deportiva; Presidente Sr. Marcelino Arce; Vice-Presidente Sr.
Rafael Hernaández, Secretario Miguel V. Natiello, Pro- Escribano Juan Carlos Grossi, tesorero Sr.
Demetrio Tabolaro Gil; Gamberoni (reemplazó Carmen Benvenuto) Olmes Lanzoni; Pascual
Sarchiones, Horacio A. Orofino.
Revisores de Cuentas: Sr. José Foco (titular), Sr. Román Vigil (suplente). Delegado ante la
Confederación de Fútbol Dr. Simón B. Ichazo, Secretario Gerente Sr. Casimiro Cabreros.

Aquella Campaña del año 1962

El equipo seleccionado de la Liga Deportiva de Bolívar cumplió en el año 1962 una lucida campaña.
Por muchas razones esa formación reunió características tan especiales que una vez más el pueblo
se movilizó tras de él y le prestó su incondicional apoyo.
Hoy se recuerda con mucho cariño a sus hombres que consiguieron una amalgama tal en calidad
futbolística y humana que no se ha vuelto a dar.
En un partido de muy cambiantes situaciones Bolívar quedó eliminado del Campeonato Argentino
frente a Bahía Blanca como visitante. Se perdió 2 a 1 en un final de epopeya donde el empate
estuvo muy cerca de concretarse. (9/)(1962).
Estos fueron los hombres de la desigual batalla y de honrosa derrota: Burgos, Sabbatini, Palacio,
Ojeda, Moreyra, Carriquiri, Plaquin, Iriarte, Latorre, Chavez y Ferreira. Ferrarese (arq. Suplente),
“Memut” López, también suplente y motivo de una honda discusión sobre si tenía que actuar o no
en ese partido. Atilio Sarrat (masajista) Juan Calloni y Oscar Mon. Directores Técnicos, Osverlando
Natiello (masajista) Ponce (ayudante).

Campeones del deporte

La excepcional actuación del equipo de fútbol representativo de la Federación Deportiva de


Bolívar, que obtuvo el Campeonato Argentino de Fútbol del año 1931 está grabada para siempre
en el historial lugareño, alcanzando perfiles de leyenda.
Fue a nivel colectivo, de grupo y por única vez. Luego alcanzaríamos algunas consagraciones por el
esfuerzo individual de deportistas, que fueron importantes, pues hasta trajeron títulos mundiales.
Uno de esos lauros fue para Miguel Angel Borelli, el muchacho formado en el Club Alem al pie de
los billares mientras su padre y su tío estaban a cargo de la cantina.
Lo ganó en Marcos Juárez (Pcia. de Córdoba) al imponerse en casín individual al italiano Ciafala en
el año 1983.
Varias veces Campeón Argentino y una honrosa trayectoria por varios países del mundo dicen de
la calidad de este representante nuestro aún en actividad.

Los Hnos. Olite y Curto

Pelota a paleta nos dio la satisfacción de ser campeones nacionales y también mundiales. Roberto
Curto, de una familia agraria de Ibarra, que luego tomara a su cargo la cancha de pelota cerrada de
la Avda. Alsina y Zapiola, y los hermanos Domingo y Arnaldo Olite fueron los artífices de esos
éxitos. Estos últimos llegaron a San Carlos muy pequeños y de la mano de don Domingo Olite,
encargado de la cancha del Club Empleados de Comercio, hicieron notables aprendizaje.
Fue una época de oro para el deporte vasco.

Norberto Santos

Se llama Norberto Miguel Santos, le dicen “el paisano”. Un día se fu “a dedo” hasta San Juan para
entreverse entre los grandes. Había dicho al salir: “Si no gano en el palo”. Y ganó sólo contra todos
y obtuvo el Campeonato Argentino.
Otra figurar de gran brillo y de notable perseverancia en el ciclismo es la de Oscar “Cacho” Belén.
Ganador de más de 600 competencias este veterano radicado ahora en las sierras de Córdoba,
sueña con éste Bolívar de Las Acollaradas, que lo recuerda como a un ídolo del deporte. Completa
la trilogía otro valor formado aquí y que luego se alejó hacia otros rumbos: Gabriel Niell (h).

Celestino Sarraúa

Alguna vez el atletismo tuvo su gran momento en el Partido.


Con frecuentes competencias y protagonistas importantes. Arturo Best, J. Colombo, Alfredo
Pietroni, Manuel Hernández, Pedro Cabreros, Antonio Garbarino, Antonio Gurruchuaga y los Hnos.
Bonvini dieron impulso a la actividad de Juventud junto a Rosendo Urrutía, Errasquin, Cantero,
Salavería, Oyarzábal y muchos más. La clásica “cinchada” tenía en los vascos a sus más fervientes
propulsores.
Celestino Sarraúa, fue el que llegó más alto.
Campeón Sudamericano de salto triple llevando la camiseta de River Plate en el pecho y la de Boca
en el corazón.
Celestino viajó por América y lució en muchos torneos. Fue un deportista cabal reconocido por sus
pares como un auténtico caballero.

Roberto Lozano

En una de las glorias del automovilismo bolivarense. Roberto Lozano pertenecía a una familia de
Pirovano, y al momento de intervenir en pruebas de la especialidad era Concejal integrando el H.
Concejo Deliberante de Bolívar.
El 20 de septiembre de 1931 bajo los auspicios del Automóvil Club Argentino se corre por el Trofeo
Samuel j. Dorrego en el trayecto Pehuajó-Luján y “Giliberto” Lozano al comando de un Ford A.
resulta ganador. Su promedio 97 kms. la hora es una gran proeza.
Esto no hace más que preparar la gran hazaña.
En el año 1933 Roberto Lozano se consagra Campeón Argentino al vencer en el Gran Premio
Nacional corrido en dos etapas entre Florencio Varela y Bahía Blanca. La etapa final, bajo la lluvía,
provocó el abandono general de los participantes. Sólo nuestro “chacarero” hábil en el barro
consiguío llegar. El mecánico Abalos, de Urdampilleta, era su acompañante.

Jorge Martínez Boero

El fenómeno Lozano se repetiría muchos años después por Jorge Martínez Boero. Nadie como él
para representarnos con tanta jerarquía y audacia en el T.C. Campeón Argentino de 1982 y un
animador constante de cuanta carrera se organizara.
Su nombre estuvo en boca del mundo deportivo y decir soy de Bolívar, era recibir una sola
respuesta: de los pagos de Martínez Boero. Tal la identificación en la gente, un ídolo con su pueblo
de origen.
Para no pecar de injustos en cuanto a los pioneros del Turismo Carretera, quede un recuerdo para
Alfredo Fernández, el “Negro”, que también se entreveró con “El Ciudad de Bolívar” con los
grandes y no hizo mal papel. “Cachilo” Pato, Fernando Cisneros y Roberto Carbajo, todos
bolivarenses, hicieron el aporte de sus trabajos en las máquinas, acompañando y colaborando con
extraordinario entusiasmo. La Peña “El Pato” fue la sede tuerca. Y para “el colorado” Carlos Cortés
que con su Torino nos regaló algunas satisfacciones, esta mención de su nombre.

Basquet femenino

Si bien el básquet femenino tuvo muy poca exteriorización entre nosotros, existió un grupo dentro
del Club Empleados de Comercio, que en un momento dado lo práctico con mucho entusiasmo.
Prueba de ello es haber logrado el Sub-Campeonato Femenino de Basquet de la Pcia. de Buenos
Aires en el año 1950. Fueron integrantes del formidable equipo las siguientes señoritas: Rosa
García Garay, Coca Eloísa Alfonso (capitana), Teresa Alfonso, Titina López, Olga Rossi, Nelsa
Martínez, Marta García Bruno y Cleila Chorén.

La hazaña de Alberto Paraja

“Berto” Paraja, hermano menor de Ramón, el que nos dio el triunfo en 1931 en la final del
Campeonato Argentino, se formó en las inferiores del Club. A. Empleados de Comercio. En el año
1950 integró la 1ra División del Club Quilmes y debutó con gran éxito convirtiendo el gol de
empate con Independiente de Avellaneda. A la fecha siguiente, el 10 de abril. Quilmes le gana al
River Plate de Carrizo, Yacono, Walter Gómez Labruna y Lostau entre otros, nada menos que por 4
a 1. Los tres últimos tantos fueron logrados por Paraja. El célebre Amadeo en su propia cancha,
escenario mayor de sus glorias, se rindió al juvenil impulso del bolivarense. Fue una verdadera
hazaña.

Permanencia en bicicleta

El 12 de Febrero de 1949 con el auspicio del Club Empelados de Comercio el destacado ciclista de
ese entonces Antonio Fragomeni intenta batir el record de permanencia en bicicleta.
Su andas bajo la lluvia fracasó pasó las 100 horas. Toda una hazaña.
A su vez Oscar Belén, otro de los grandes valores que dio el pedalismo lugareño, acompañado de
Juan Carlos Cisneros, procuraron el éxito. Cisneros abandonó tras 40 horas 35 minutos de marcha
ininterrumpida. Belén se rindió después de 75 horas 05 minutos. Fue el 16 de abril de 1949.

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CAPITULO XLII

A mi amigo espiritual, hijo e historiado de esos pagos,


Don Amancio Varela

FOTO (PÁGINA 585, URDAMPILLETA)

Ayer Torrecita
Hoy Urdampilleta

Urdampilleta: breve nota histórica sobre sus orígenes

Nuestro pueblo – San Carlos – en el Partido de Bolívar quiso ser fundado por decreto en campos
que al ser reconocidos ya tenían dueños. Es que desde los albores mismos de la patria en el tema
de la tierra pública fue preocupación de los gobernantes para entregarla en venta, donación,
enfiteusis, cuando no en arrendamiento a los efectos de ir poblando la campaña y afirmando,
tramo a tramo, el avance de la línea de frontera.
Nicolás Avellaneda, siendo Ministro de Gobierno de Adolfo Alsina trazó planes de colonización
agraria y se preocupó en obtener leyes que hicieran cierto ese propósito.
La legislatura provincial con el gobierno de Emilio Castro aprobó el 3 de noviembre de 1870 la
llamada Ley de Ejidos, que tenía por objeto poblar, ofreciendo la tierra a los colonos a bajo precio
a sola condición de levantar allí vivienda y trabajar la tierra.
El 12 de agosto de 1871 se da una ley complementaria de la anterior que dispone la venta de la
tierra pública fuera de la línea de frontera. No faltaron entonces, los compradores a dos puntas:
unos para lucrar con el mayor precio a obtenerse en breve tiempo; otros realmente para instalarse
con todos los riesgos propios de la gran patriada.
En 1872 tenemos la Batalla de San Carlos con la derrota de Calfucurá, que no termina con el
problema del indio, pero lo alivia.
En 1876 la expedición de don Marcelino Freyre, ordenada por Alsina, parte de fortín San Carlos
donde había acampado y funda Guaminí, pero antes deja levantado el Fortín El Deseado en los
campos que hoy ocupa la familia Campion junto al ojo de agua del médano existente en el lugar
(21 de marco).
No es un intento poblacional como algunos sugieren, con toda la intención de fundar. Fue sí, un
eslabón más en la cadena defensiva que se viene instalando en el desierto a partir del Coronel
Czets que de un solo intento en 1869 construyó 13 fortines en nuestra zona uno de ellos San
Carlos, como ya se ha referido.
Muchas cosas estaban pasando, casi juntas , por estos andurriales como para despertar el interés
del poblador y jugarse a todo o nada en la nueva conquista.
Los inmigrantes comerciantes y los labriegos comenzaron a nutrir las caravanas del progreso y los
villorrios, apenas caseríos diseminados entre los pastos, fueron configurando centros de población
cada día más compactos.
El ferrocarril haría el milagro de acercar el campo a la ciudad y el producto de la tierra, al molino y
al puerto exportador.
Ya a fines del siglo el riel sería una realidad de múltiples beneficios.
Como una prueba de los anteriormente expresado digamos que el Gobierno de la Pcia. a cargo de
Carlos Tejedor vendió en pública subasta en nuestros dominios tierras que compró don José María
Villaraza a razón de $ 6.700 m/n cada 200 hectáreas, el 23 de marzo de 1879. Su viuda doña
Magdalena Venzano de Villaraza vendió a los señores Miguel Braña y Pio Trelles el 13 de mayo de
1880 y a su vez estos señores vendieron a don Juan B. Urdampilleta el 1° de septiembre de 1881.

El ferrocarril
La primera locomotora entró a Bolívar el 31 de julio de 1898 prolongando la línea que unía Buenos
Aires con 25 de Mayo.
La estación La Torrecita fue habilitada al uso público el 1° de septiembre de 1904. Con
anterioridad se le había impuesto el nombre “El Deseado”, pero por resolución interna de 31 de
agosto de 1904 se le cambió el nombre por el de “La Torrecita”
Posteriormente y a raíz de una presentación hecha al Ministerio de Obras Públicas por vecinos se
le cambió el nombre por Urdampilleta, fue el 16 de abril de 1926. Se seguía así la tradición de dar
los nombres a cada estación de los donantes de la tierra.
La línea férrea a Guaminí contemplaba la estación “La Vizcaína” en relación a la colonia del lugar,
luego llamada Juan Francisco Ibarra, y siguiéndole la estación Pirovano. Fue precisamente una
petición de los vecinos y don Amancio Varela lo destaca en su libro “Memorias de un Pago”, lo que
determinó la nueva construcción entre ambas.

El por qué del nombre

Los nombres se imponen a través del uso y son del pueblo como las copias que se cantan sin
reconocer autores. La versión más cercana a lo verdadero, aunque sin precisar que lo sea, dice
que la estación ferroviaria se edificó sobre terrenos medanosos que mostraban algunas
elevaciones de importancia en el marco severo de la llanura. Alguien creyó ver o imaginó torres en
mañanas de intensas heladas al reflejo del sol que castigaba con sus primeros rayos.
Y alguna, entre otras, dominaba el raro paisaje matinal, por lo que se la llamó “La Torrecita”.

La Fundación

Los habitantes de Urdampilleta celosos de la tradición han querido dar fecha cierta a la fundación
que no surge de ningún acto especial de gobierno, entendiendo que hay elementos probatorios
de una identidad que les viene en el tiempo desde muchos antes de haberse aprobado los planos
del trazado del pueblo, en campos donados por Nicanor Urdampilleta. Esto tuvo lugar el 17 de
julio de 1923. En esa tarea se está.
A poco de instalarse la estación ferroviaria tenemos la estafeta en funcionamiento, 23 de mayo de
1905.
Poco después, 1906, se instala un gran negocio propiedad de los hermanos Bernardo, Lorenzo y
José Zabaleta con ramos generales, hotel, acopio de cereales, frutos del país y corralón.
Fue gente generosa que se constituyó en garantía de operaciones y entidad bancaria al estilo
criollo. Le sucedió la firma Irigoyen, que fue delegado municipal, nacido en Lobos en 1893 fue
durante 5 años empleados de Zabaleta Hnos. Jacinto David Pérez español de Santander también
integrante de la firma.
Era cajero don Domingo Irigoyen, contador de don Vicente Luis Irigoyen y empleado don Pedro
Aspiroz.
Dos expresiones elocuentes estas de que la villa había nacido con decidido afán de progreso y
mirando hacia el futuro.
Muchas más encontramos a lo largo de este pequeño segmento de tiempo que nos lleva a esa
fecha clave del 17 de julio.

La escuela

La primera escuela fue crada el 12 de octubre de 1909 respondiendo a una necesidad de sus
habitantes y se inauguró el 1º de marzo de 1910 en terrenos del Sr. Urdampilleta y alquilados por
los señores Zavaleta Hnos. Fue su primer maestro don Ricardo Queipo a quien auxiliaba su señora
esposa doña Isabel Texera de Queipo atendiendo tres turnos.
En 1908 registramos la apertura de la panadería La Armonía de José María Varela. El apellido
habría de tener profundas raíces en la población hasta nuestros días. Procedía de Lobos, como la
mayoría de los pobladores que llegaron a esa región.
Casado con la señora Isable Román fueron sus hijos: José Amancio, Arturo Laureano, Felipe, Justo
Pastor y Eleodoro Enrique.
Los hermanos Pedro, Liceiro y Laureano Díaz instalan el primer comercio de ramos generales,
llamado “El Centenario” en la zona rural para ese mismo tiempo. Y don Rafael Huertas, empleado
de Zavaleta Hnos. abre un hotel.
Ya en 1910 tenemos destacamento policial con un agente a su cargo.
Se van dando de esta manera otras actividades conforme el pueblo crece, sin partida de
nacimiento ni padrino bautismal.
Herrerías, carnicerías, talleres de maquinarias, farmacia y trabajos artesanales. Don Flores
Gandará un constructor que desarrolló amplia labor en Urdampilleta llegó en 1913.

Los primeros colonos

Los campos de “El Deseado” ya han sido mencionados en esta historia por lo que su antigüedad en
la explotación agraria data del siglo anterior.
Allí encontramos instalado a Don Benito Linch en la propiedad que fuera de su padre, cuando es
nombrado Presidente de la Municipalidad de Bolívar en 1888. Ese sería el escenario campestre
que luego su hijo, Benito, llevaría a la literatura con gran maestría.
Los Campión, familia de irlandeses con intereses en varios lugares del país arribaron a la estancia
“El Deseado” en 1921 y era todo un pueblo el que en ese establecimiento se dedicaba a la cría de
animales (vacunos y cerdos en gran número).
Don Manuel Miguenz, natural de Galicia, nació en Padrón La Coruña (España) y llegó al país en
1873. Se inició como dependiente de comercio hasta 1893 en que se estableció con casa de
comercio en Balcarce, de allí pasó a campo La Marcela). Casó con doña Juana Gorostarzú y de ese
matrimonio nacieron los siguientes hijos: Manuel, Bernardino; José; Marcelo; Claudio; Rómulo;
Nicanor; María y María Elena.
Campo de 6.000 hectáreas tenía como linderos a Claudio Urdampilleta, Gregorio Gorostarzú,
Lorenzo Izaso, María O. de Ferrari, Servanda C. de Garay y Nicanor Urdampilleta.
Otros nombres, Ichazo, Palau, Del Carril, Pueyrredón Elizondo, Llorens, Busquet, van configurando
ese potencial rural de Urdampilleta, un verdadero granero, que obligó a multiplicar silos, antes
que las aguas traidoramente avanzaran sobre las tierras de laboreo.
Con ellos van asociados en el esfuerzo, Allende, Aguinaga, Spala, Oroná, Zapata, Alonso, Cisneros,
Sánchez, Fuentes, Casali, Serra, Carreteto, Carballo, Sallal, Rodrñiguez, González, Sánchez, García,
Picazzo, Martín, Aureano, Lahitte, Ballesteros, Garmendia, Lorda, Lozano, Burgos, Catrón,
Moronta, un ramillete apenas de colonos, de los tantos que en el surco dejaron la semilla, para
hacer crecer el pueblo.

Farmacias y médicos

La nómina de médicos la inaugura el Dr. Juan Juaristi Rosas y le siguen Luis Noccetti, Ricardo
González Bonorino, Américo Sisto, Constantino Arturo Flores Diez, Numa Cusimano y los más
recientes Víctor S. Medo, Alfredo Arruñada.
Una farmacia tradicional, la de Arias Núñez, un idóneo en farmacia acompañado por su hermanos
Manuel, luego por el técnico en farmacia don Neptali Blanco, quien se hizo tiempo para andar por
los carriles de la historia, investigando y escribiendo.
Otra farmacia para la estadística la de Juan Barrachina. Luego Baltasar Gutiérrez y el sucesor de
éste don Valentí Pérez Irigoyen.

El primer cine: El primer periódico


Como afirmación de un pueblo ya hecho, don Generoso Dimeo funda el primer cine llamado “La
Libertad” y el 9 de mayo de 1922 da vida a la primer hoja periodística, impresa en Bonifacio,
también de nombre “La Libertad” en compañía de Felipe Varela.
Y hasta un cluvb deportivo y social, el Atlético Torrecita, es creado el 18 de marzo de 1923.
¿Cuál es entonces la fecha de Urdampilleta elegirá más allá de aquella que le han adjudicado para
considerarse fundada?
El 26 de noviembre de 1913 el agrimensor Luis Monteverde da término a los trabajos de medición
y replanteo del pueblo de Torrecita que había efectuado en propiedad de los señores Salduna y
Erdoiz en campo que había sido de los señores Urdampilleta.
Todo nos induce a pensar que esta fecha, relacionada a un acto de neto contenido poblacional, en
circunstancias de existir los elementos que hacen a una vida en comunidad organizada (hay
estación ferroviaria, estafeta, policía, escuela, hotel, negocios, etc.) y una voluntad expresada en
un trabajo activo y constante, ya con acento localista, es la que más se acerca a la realidad formal.
La otra, la espiritual, la que decimos “de hecho”, tenemos conciencia clara que es anterior.

El quehacer cultural

El pequeño pueblo, con todas las características de medio rural, donde el campo era el sustento de
su economía y donde el paisaje de llanura dilatada afirmaba ideales de libertad, fue gestando una
obra cultural de vastos alcances.
Por eso a nadie sorprendió que el 21 de julio de 1933 se fundara la Biblioteca Popular “Sarmiento”
bajo el influjo benefactor de estas personalidades: Dr. C.A. Flores Diez, Edgardo A. Lannes, Oscar
Urquiza Quiroga, Pablo Neptail Blanco, Felipe Varela y José Arias Núñez.
El edificio propio se inauguró el 16 de agosto de 1980.
El amplio salón de lectura recibe a los jóvenes que siguen la huella fecunda trazada por los
mayores.

Instituto de enseñanza secundaria

Una sentida necesidad educacional: la de establecer un Instituto loca para completar los estudios
secundarios recién se pudo concretar el 19 de julio de 1953. Nace el ciclo básico y es rector del
establecimiento el Dr. Américo Sisto hasta su muerte, don Pabo Neptalí Blanco y finalmente el Sr.
Roque Spaltro que aún ostenta el cargo.

Escuela agrícola “Paula Albarracín de Sarmiento”

Esta escuela depende de la Subsecretaría de Asuntos Agrarios de la Provincia, fue fundada el 14 de


mayo de 1967 y presta un invalorable apoyo a los jóvenes introduciéndolos en manualidades,
corte y confección, arte decorativo, cocina, primeros auxilios, avicultura, etc.

El Hospital Municipal

Nuestro querido amigo Amancio Varela ha fijado sus recuerdos y la historia de sus pagos en una
interesante obra, por lo que me exime de entrar en detalles mayores en este repaso que hacemos,
muy sucintamente, sobre la localidad de Urdampilleta.
Sin embargo a más de lo ya vertido en estas páginas, merece un párrafo el Hospital Municipal. Una
institución que nació con el calor del pueblo y que se ha constituido a través de los años en un
centro médico-hospitalario de gran valor.
Tuvo como antecedente la Sala de Primeros Auxilios creada en el año 1928, funcionando frente a
las vías del ferrocarril.
Fue su primer director el Dr. Ricardo González Bonorino.
Posteriormente se constituyó la Asistencia Pública con la dirección del Dr. C.A. Flores Diez. Ya en
1932 se habla de la construcción de un hospital, planos que se entregaron al Ing. Guillermo I.
Martín, siendo aprobados en reunión de la Comisión Pro-Hospital del 25 de noviembre de 1932. La
adjudicación de la obra fue dada a los señores Flores y Juan Gandará.
El nombre de “Juana G. de Miguens” recuerda a una distinguida dama de la localidad, esposa de
un acaudalado hacendado, pioneros ambos de la colonización agraria en el lugar.

La Cooperativa Agropecuaria

La vida comercia de Urdampilleta es intensa y cuando los granos llaman a la cosecha se torna
fébril. Su movimiento entonces alcanza su mayor crecimiento. en ese ámbito de trabajo que tiene
varios lugares de manifestación – acopiadores de cereales, casas de remate-ferias, estaciones de
servicio, almacenes y tiendas, banco y hotelería –se destaca la presencia de la Cooperativa
Agropecuaria, nucleando a los agricultores en una entidad que ha ido progresando sin detenerse
en una labor digna de encomio.
Durante muchos años don Salvador Carretero le dio su esfuerzo personal y luchó por su
engrandecimiento. Tuvo que soportar, no obstante, pequeña condición de los humanos, ataques y
calumnias. Fue el tributo que pagan los hombres de provechoso frente a la liviandad de los que
nada hacen, pero critican.

Otro antecedente

No es pequeño antecedente citar el negocio de almacén, ferretería y corralón, entendiendo


además en la compra de cereales y frutos del país de la firma Ricardo Gómez y Cía, llamado “La
Nueva España” a unas dos leguas de la estación “La Torrecita”, cuya casa central operaba en San
Caros al asomar el siglo veinte. A su vez eran titulares de una fracción de campo de 3.000
hectáreas que también llamaban “La Nueva España”.

La actividad deportiva

Hemos citado la fundación del Club Atlético “Torrecita” que luego adoptara el de Urdampilleta, y a
corto plazo nació el Club Atlético Comercio e Industria, que reunió a la gente de la actividad
comercial con hombre que luego alcanzarían gran significación en la vida de relación como los
señores Emiliano De Vega, Manuel Caballero, Sergio M. Alvarez, Licinio Lanzoni, Herberto Zorrilla y
otros, Data del 4 de julio de 1925.
Ambas instituciones deportivas dieron nombres ilustres al atletismo y al fútbol lugareño. Sin duda
que Juan J. Zorrilla (Tinina) fue el más brillante ya que alcanzó a jugar en la primera división de
Independiente de Avellaneda y luego en Independiente local, desplegando un gran juego, lleno de
sutilezas y una gran caballerosidad.
Los hermanos Manuel y Gerardo Diez, el largo Custeix, Balbino de Vega, Jesús Gandará, Héctor
Laborde, forman parte del hermoso historial bolivarense, donde hay muchos más que también
merecerían, al menos, el recuerdo de unas líneas.

Un homenaje a Benito Linch

El 3 de noviembre de 1968 tuvo lugar el descubrimiento de un monolito recordatorio del paso del
escritor Benito Linch por la estancia “El Deseado”. Familiares del escritor, sus amigos platenses y el
pueblo de Urdampilleta, sumados a las autoridades de San Carlos, testimoniaron de esta manera y
sinceridad escribió páginas imborrables.
La Fundación de Museos Argentinos y la Sociedad de Escritores de la Pcia. de Buenos Aires han
solicitado –abril de 1990- autorización al Sr. Intendente Municipal para construir un monumento a
Benito Lynch sin gasto para el erario municipal.
Consultado por el Dr. Julio Ruíz manifesté mi total conformidad y el más entusiasta apoyo,
sugiriéndole que la obra se realice en Urdampilleta.
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CAPITULO XLIII
Al prolijo cronista de su pueblo, biógrafo de sus gentes
y dueño de un rico anecdotario, don Lis Catuogno
Pirovano: entre diagonales y la sencillez de sus gentes

Ya habían pasado por estas tierras las huestes derrotadas de Calfucurá camino a las Salina Grades
y tras ellas tropas de guardias nacionales comandadas por Marcelino Freyre para establecer
fortines en esa cadena de lagunas que espejaban la aridez la pampa.
San Carlos de Bolívar tenía un destino de pueblo marcado por la ley que lo creaba por el espíritu
aventurero de sus primeros habitantes. Fue cuando estas tierras podían ser dispuestas para la
roturación y el trabajo. Es don Eduardo Madero quien recibe en donación las mismas para
venderlas luego el 9 de octubre de 1883 al Dr. Ignacio Pirovano quien adquiere una fracción de
20.800 hectáreas. Luego las ampliaría a cuarenta mil en sucesivas compras.
A la muerte del Dr. Pirovano la heredad es dividida entre sus cuatro hijos a razón de 10.000
hectáreas cada uno.
Son ellos Catalina Pirovano de Pirovano, Celina Pirovano de Zuberhühler, Mercedes Pirovano de
Rodríguez Pividal y Rodolfo Pirovano. Este último ubicado en la estancia Cumecó.

Labor de inmigrantes

Se fecunda la tierra con el sudor del hombre y el andar de las bestias unidas al yugo que las
domina. Son los inmigrantes aquí, como en todas partes de la Argentina Ubérrima, los forjadores
del progreso.
De 9 de Julio llegan los hermanos Oramaechea quienes fundan la primera casa de ramos generales
con el insólito nombre de “El Calzoncillo”, tal vez como expresión de una pobreza límite,
queriendo decir que esa prenda interior era lo único propio.
La extensión del ferrocarril de Bolívar a Guaminí, obligará a construir una estación frente a la
Estancia Cume-Có que se habilita el 1° de Mayo de 1899. Se establece así e punto de partida de un
constante hacer que irá delineando el villorio, primero, y el pueblo después.
La fonda de don Manuel urcullu, recuerda Luis Catuogno en sus innumerables colaboraciones a “La
Mañana” es el lugar de reunión, el club “social” de la pequeña población.
Don Antonio Lozano se establece con panadería la que lleva con toda lógica el nombre de “La
Primera”.
El primitivo comercio aporta nombres consagrados que ya son historias: José Oramaechea, Juan
Angel Roteta, Marcos Valentín Tamborenea, José Benito Diez, Tomás Alfredo Fernández, Demetrio
García y Domingo Tamborenea.
El incendio redujo a cenizas la tradicional casa de comercio, y ya disuelta en el año 1913, nacen a
la vida dos nuevos rubros comerciales: Roteta y Tamborenea y Diez y Fernández.
No serían los únicos. cabe mencionar a don Juan Serna, Branca y Castrillo, Alvarez Hnos, Loureiro
Hnos, el Hotel Milani, la herrería de don Pedro Zaffaroni y la carnicería de don Fermín Carranza.
Más adelante se incorporan a la actividad creadora, don Mauro Pino (sastre), Pedro Rahoa
(zapatero), Naúm Chamudis (tienda), Francisco Delgado (herrería).

Como nace un pueblo

Es don Rogelio Pirovano quien decide la fundación del pueblo para honrar la memoria de su padre.
Dirigió personalmente la tarea de planearlo, comenzando por hacer donación de las tierras
necesarias para su trazado, compuesto de 49 manzanas atravesadas por atrevidas diagonales.
La fundación oficial data del 20 de octubre de 1913 momento en que es dado a conocer el decreto
firmado por el entonces Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires Coronel José Arias.
El poder político

Pirovano es parte del partido de Bolívar y depende políticamente del Intendente Municipal el que
ejerce mandato sobre el pueblo a través de sus delegados. Esta delegación Municipal fue creada el
27 de marzo de 1921 que tuvo como auxiliar al Sr. Juan Chatruc (h) y como primer Delegado al
caracterizado vecino Don Benito González. Pero antes de ello se habían asignado cargos de
inspectores para ejercer sobre todo las áreas de la cobranza impositiva.

La enseñanza

La escuela provincia N° 13 ha sido y es el centro educacional de pueblo. El 20 de febrero de 1909 la


Dirección General de Escuelas nombró a Sr. Mario Ricci Director Interino del Establecimiento.
Luego le continuó el Sr. Antolín González y la primera maestra fue la Srta. Victoria Mosquera.
La primera educacionista hija del pueblo fue la Srta. María Elena Lozano. Cumplieron destacada
labor docente entre otras personalidades la Sra. Eugenia S. M. de Ortíz Zárate, la Sra. Sara
Villamayor Freyre y la Srta. Lidia Moyano. Fue secretaria por muchos años la docente Sra. Nelly
Cabreros de Martín.

El teléfono

La hermosa Capilla dedicada a “Nuestro Señor Crucificado” data del año 1920. Fue obra del cura
párroco de San Carlos don Vicente Bautista, que encontró en la señora María Rosa Lezica de
Pirovano un espíritu cristiano y caritativo dispuesta a acompañarlo. Fue la donante del terreno y
puso todo su empeño para obtener fondos de la comunidad destinados a tan elevado destino.

Club Sportivo Pirovano

Fue fundado el 9 de noviembre de 1922. José A. Tamborenea fue su primera presidente.

La luz eléctrica

Los señores Arbuco y Cía concesionarios del servicio eléctrico en Pirovano lo inauguran el 11 de
noviembre de 1928.
En la oportunidad se realizó una gran fiesta que duró todo el día.

Teatro español

La Sociedad Española de Socorros Mutuos de Pirovano cumpliendo con la tradición brindaron a


pueblo un teatro. Se inauguró el 24 de mayo de 1929 con una velada artística que tuvo como
protagonistas a jóvenes pirovanenses. Se llevó a escena “El Pendón de los Humildes” de los Sres.
Treviño y Blasco.

El monumento a Ignacio Pirovano

El gran cirujano argentino fue honrado en su pueblo donde en la plaza central se levantó un
monumento a su memoria. Fue a instancias de su hijo, don Rodolfo Pirovano y la obra pertenece
al escultor francés León Drivier.
Sucedió el 1° de febrero de 1929.
Estuvo presente en el acto el Interventor Nacional de la Pcia. de Buenos Aires Dr. Carlos Meyer
Pelegrini, el Comisionado Municipal de Bolívar Dr. Rogelio J. Solis y en representación de la
Asociación de Cultura y Fomento el Dr. Pedro Fernández López.

Club A. Pirovano Junior

La otra institución deportiva de Pirovano, que cuenta con su sede social propia, data del 28 de
abril de 1932.
Fue su primer presidente el Sr. Alfredo Carón.

El telégrafo

El 3 de agosto de 1935 quedó habilitado al público e Telégrafo de la Pcia. de Buenos Aires. Como
jefe se nombró a Sr. Eloy López.

La asistencia pública

Fue obra de muchas almas nobles. Del Sr. Augusto Arce que concibió la idea desde su función
como Delegado Municipal, hasta los Sres. Carlos y Guillermo White que donaron los ladrillos, y la
Sra. María Rosa Lezica Alvear de Pirovano que costeó el moblaje.
Después una comisión de vecinos hizo el gasto. Allí estaban Guillermo S. Tamborenea e Ignacio
Gallego con un permanente esfuerzo personal. La Asistencia Pública que comenzó con una
capacidad de 8 camas fue inaugurada en el año 1937, siendo sus padrinos don Carlos White y la
Sra. María Rosa L.A. de Pirovano.

Escuela vespertina

Funciona en la Escuela N° 13 Mariano Moreno, y fue su primera Directora doña Angelina Eugenia
Santos. Fecha de apertura 28 de agosto de 1962.

Enseñanza media

La posibilidad de realizar estudios a nivel secundario fue una preocupación constante de la


población ya que los jóvenes debían trasladarse a Urdampilleta o Bolívar para cumplir con el
segundo ciclo de estudios. Una resolución del 26 de marzo de 1984 amplió una anterior por la cual
se resolvió crear la Escuela de Enseñanza Media. Su primera Directora fue Diana Balsells de
Manzano.

Jardín de Infantes

Lleva e N°903 y fue creado el 17 de agosto de 1964.


Funcionó en el Oratorio Festivo de la Parroquia hasta el año 1982 para luego trasladarse a su
edificio actual.
Doña Nydia María Santos fue su directora.
Cumple plausible labor comunitaria ya que tiene a su cargo más de un centenar de niños.

Cooperativa Eléctrica de Obras y Servicios Públicos


Pirovano debe mostrar con orgullo el trabajo de los directivos que fundaron la Cooperativa
Eléctrica de Obras y Servicios con el alto objetivo social de dar luz al pueblo, la energía para activar
los motores de la producción, extendiéndose luego hacia otras inquietudes, como agua potable y
teléfonos, en un basamento notable de realizaciones que hoy luce como fruto de ese accionar sin
pausas.
Hemos dicho en otro lugar que la inauguración de la Usina Eléctrica fue el 11 de noviembre de
1928 estando a cargo el servicio de la firma ARBUCO y CÍA., que puso en marcha una máquina
Crossley 120 procedente de Manchester-Inglaterra con doce usuarios. La segunda máquina otra
Crossley 120 se instaló el 11 de Noviembre de 1930. Es decir, dos años después.
La Cooperativa de Luz y Fuerza de Pirovano Ltda., se funda el 18 de Mayo de 1982, sucediendo
entonces a la vieja Usina que tuviera en don Modesto Dominguez desde sus inicios a uno de sus
pioneros y luego a don Danilo Delgado como eficiente jefe.
La labor se hace ímproba, eficiente, buscando siempre el bienestar de la comunidad. El 22 de abril
de 1982 la Cooperativa toma su nombre actual y poco después, en octubre, comienza la
construcción de la línea rural a “La Celina” de 16 kms. de extensión.
En enero de 1984 se construye la línea rural “San Sebastián” de 46 kms. La línea denominada
Pirovano-Don Roque- San Carlos de 55 kms. Comienza a levantarse con postes de cemento e
propia fabricación, siendo inaugurada el 10 de diciembre de 1988 en un gran acto público con
asistencia de autoridades y vecinos, con el nombre de “ Alfredo Martin” . su actual presidente y
hombre de una trayectoria generosa y valiente con el pensamiento puesto en servir a su pueblo
natal dándole todo y no pidiéndole nada.
Otra conquista fue conseguir el servicio con sistema de enlace a tele discado Nacional Data del 2
de agosto de 1985 y fue iniciada con 150 abonados.
441 usuarios del servicio de agua potable están certificando otro logro de la Cooperativa,
conseguido no sin arduas gestiones.

Oratorio festivo “Don Bosco”

Fue obra de Padre Luis Castells – primer Capellán Vicario de la Capilla de Jesús Crucificado,
construida en el año 1942 bajo la advocación del fundador de la obra Salesiana de tan vasta labor
misionera y educacional en La Patagonia.
La inauguración se realizó el 26 de octubre del mismo año con la presencia del Sr. Obispo de Azul
Monseñor César Cánepa, el presbítero Virgilio Filippo, promocionando sacerdote en la época del
gobierno peronista y el Padre Jaime Plana.

Oficina del Registro Nacional de las Personas

El Registro Civil se habilitó en el año 1937, teniendo en el escribano don Miguel Angel Sosa a un
funcionario preocupado en prestar una atención seria y eficiente.
Pirovano tiene la fuerza del trabajo, la devoción de sus hombres y mujeres por la tierra que acuna
todos sus sueños y una sencillez en su gente que asoma sin esfuerzo y establece firmes lazos de
amistad.
Su pueblo mira al porvenir. Y sabe que lo hará suyo porque le da lo mejor de cada uno con un
noble empeño de progresar.
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CAPÍTULO XLIV

(Foto croquis partido de Bolívar)

1. El Partido de Bolívar. Situación geográfica. La sub-cuenca del Vallimanca.


2. Bolívar. Situación general. Una estadística seria. Población. Producción agropecuaria. El
comercio. La industria. Autoridades municipales. Servicio de aguas corrientes, cloacas,
desagües pluviales. Gas natural. El Escudo de Bolívar.

El partido de Bolívar

Situación Geográfica:

El Partido de Bolívar se encuentra localizado entre los 35°50´y 36°40´Lat. Sur y 60° 30´y 61° 40
´Long. Oeste; la mayor parte de su territorio se inscribe dentro de la denominada Región del
Noroeste de la Pcia. de Buenos Aires, aunque también están presentes parte de la Región de las
Encadenadas del Oeste y parte de la Región Salado- Vallimanca,

Clima

El clima dominante es de tipo templado. Esta región ha sido afectada históricamente por cambios
climáticos que llevan a considerarla como semiárida o semihúmeda de acuerdo a la alternancia de
períodos con excesos y déficit hídircos.
Durante la década del 60 las precipitaciones anuales estaban en el orden de los 743 mm, pero a
partir de entonces fueron aumentando notablemente desarrollándose un periodo lluvioso
excepcional por su intensidad y persistencia. Anotemos a título de ejemplos algunos de los últimos
años: 1980 – 1.092; 81-836; 82-848; 83 – 1.020; 84 – 1059; 85 – 1221; 86 – 1205; 87 – 1.246,72;
88-848; 89-866,5 mms.
Frente a tantos períodos de lluvias abundantes que ocasionaron graves inundaciones, cabe
mencionar algunos registros mínimos que trajeron tiempo de sequía, recordándose aquellas
sufridas en la década del 30 y que terminó en 1941 con una grave inundación.

Régimen térmico

El régimen térmico de Bolívar es bastante templado siendo su temperatura media anual de 15°C,
la norma del más caluroso es de 24°C (enero) y la de más frío (julio) es de 7°, 7C. lo que indica una
amplitud anual de 15.7°C.
Las temperaturas extremas registradas son de 42,5°C en verano (26.12.1953) y (29.12.1971) y 8°C
bajo cero en el invierno (12.6.1967).

Altura

Su altura sobre el nivel del mar varía entre las cotas de 75 y 115 metros en los extremos NE y S del
Partido, respectivamente, tomadas en las proximidades de las vías del ferrocarril Roca es decir 40
metros de diferencia en un recorrido de algo más de 10 kms.
Su escasa pendiente de orden del 0.04 por ciento hace que cobre importancia el micro relieve,
formándose depresiones donde suele acumularse el agua formando bañados o lagunas.
Napa freática

La napa freática se encuentra habitualmente muy cerca de la superficie. Más en estos tiempos en
que las napas han aflorado casi espontáneamente ante la saturación de los suelos.

Suelos

Diríamos que tenemos un verdadero mosaico de suelos; la Depresión Centro Oriental o del Salado
región baja e inundable donde se localizan los grandes canales de desagüe de la provincia.
La llamada Depresión Diagonal en el extremo Sud que es la cuenca receptora de las aguas que
vienen de las sierras y da origen al Salado-Vallimanca. El sector NO que integra la región
caracterizada como Pampa arenosa Lincoln-Bolívar, lo que determina como es lógico la radicación
de los cultivos tradicionales y los mejores tipos de haciendas.

Vientos

El viento juega un rol básico en la evaporación de los suelos. Los vientos que prevalecen en
nuestra zona son del cuadrante NE, cálidos y húmedos, mientras que los del sector SO resultan
frescos. Alguna vez han soplado con fuerza y hay muchos recuerdos de ellos, no sólo el comentado
ciclón de 1902, con destrozos muy importantes en sembrados, arboledas, viviendas, antenas, etc.

La Sub cuenca del Vallimanca

El abanico de arroyos que bajan de las laderas de la sierra Las Tunas, grupo orográfico de
Ventania, unido al del área interserrana del Partido de Laprida forman, en las cercanías de la
ciudad de General Lamadrid el arroyo Salado.
Recorre 94 kms. en los partidos de General Lamadrid y Daireaux y cuando penetra en territorio del
Partido de Bolívar, a unos pocos kilómetros recibe por el oeste el arroyo emisario de la laguna de
Juancho. Cabe destacar que esta laguna está alimentada por el caudal del arroyo Huáscar, que
baja de las sierras de la Ventania, cruzando los partidos de Cnel. Suárez, Gral. Lamadrid y Daireaux.
Una vez que al arroyo Salado ya recibido los aportes de la laguna Juancho cambia rumbo hacia el
este y a 2 kms de la laguna Pay Lauquén recibe los aportes del arroyo Quilco que nace en las
laderas de las sierras de Tandilia, recorriendo el oeste del partido de Olavarría. A partir de esta
confluencia el arroyo Salado a pocos kilómetros vertiera sus aguas en laguna Pay Lauquén,
conocida vulgarmente con el nombre Conde Guazzone o Raquel, siguiendo un curso hacia el Norte
cruzando bañados y lagunas hacia la laguna Noreiko, para después volcar sus aguas en la laguna
San Luis, a partir del cual el arroyo toma el nombre de Vallimanca. (En su traducción yegua baya y
manca). El Chadileo de los indios, y alguna vez bautizado San Bruno.
Ya con rumbo SO-NE recorre 70 kilómetros sirviendo de límite entre los partido de Bolívar-
Tapalqué; Bolívar-Gral. Alvear, el arroyo sigue en dirección hacia el Este y se convierte en afluente
del río Salado.
A esta descripción del desarrollo natural de la cuenca se hace necesario apuntar las obras
realizadas por el hombre que han modificado considerablemente la sub-cuenca descripta. En
primer lugar se debe considerar el canal Ameghino, el cual fue construido para derivar las
crecientes del arroyo Salado, a la altura de la ciudad de Gral. Lamadrid, a las lagunas Encadenadas
del Oeste, que en la década del 50 al 60 sufrieron una extrema sequía. A partir del año 1980 dicho
canal es interceptado inmediatamente después de su confluencia con el arroyo Huáscar, lo que
significa devolver a la cuenca del arroyo Salado su caudal de origen, pero encausado en un canal
con derivadores, lo que impide el funcionamiento natural del sistema que es su escurrimiento, en
manto y con menor velocidad.
Por último se debe mencionar el canal Aviador que se construyó (Gobierno del Dr. Armendáriz)
entre las lagunas Alsina y del Tordillo a fin de bajar los niveles de la primera que amenazan las
poblaciones de Guaminí Carhué.
La puesta en funcionamiento de este canal aliviador de 20 kms. de longitud hará que los
excedentes de la cuenca endorreica (cerrada) de las Encadenadas sean recibidas por el arroyo
Vallimanca.
Esto actualiza la necesidad de ocuparse del curso de las aguas desde nuestro arroyo en todo su
tramo descendente hasta encontrarse con su salida natural hacia el mar.

Aguas:

El agua para consumo es buena, aunque en algunas zonas, en forma excepcional, su grado de
salinidad no la hace apta para el ser humano. La población urbana cuenta con servicio de aguas
corrientes.

Límites:

El Partido de Bolívar está dividido en 12 cuarteles, y limita con los siguientes partidos: Hipólito
Irigoyen, Carlos Casares, 9 de Julio, 25 de Mayo, General Alvear, Tapalqué, Olavarría y Daireaux.

Bolívar: Situación general

Estamos escribiendo en un atardecer de primavera después de abundantes lluvias que han dado a
los campos una hermosa coloración verde, que nunca como ahora, es sinónimo de esperanza.
Vuelve la espiga a sentir la caricia de los vientos y en ella, el grano –anticipo del pan- quiere
resarcir al hombre de campo de reiterados fracasos.
Es que sucesivas inundaciones a los largo de un lustro por lo menos han tornado la situación del
agro en algo desesperante.
Justificadamente las autoridades provinciales y de La Nación, respondiendo al clamor de los
afectados, consideraron a toda esta zona, junto a otros partidos limítrofes (Henderson, Daireaux,
Pehuajó, entre otros) en estado de emergencia y de desastre agropecuario.
La falta de roturación de las tierras mermó los cultivos, redujo los trabajos y la ganadería también
sintió el impacto de las aguas sufriendo un grave deterioro.
Ante tan preocupante situación el comercio, que se ha caracterizado por su dinamismo, marchó al
unísono con el campo bajando su nivel de ventas y obligando a firmas importantes y de vasta
trayectoria a reducirse algunas y otras a cerrar sus puertas.
La emigración un mal endémico de la pampa húmeda por carecer de industrias fue su
consecuencia y son los jóvenes los que con mayor audacia buscaron otros horizontes para iniciar
sus vidas.
Ha sido un factor extraño a la voluntad del hombre el que ha provocado estos males y, al repetirse
en forma obstinada, ha derivado en serios perjuicios a la economía regional.

Tierra de esperanzas
Fue Bolívar, siempre, tierra de esperanzas. Se dieron aquí varios factores para que así sucediera. La
calidad de su gente, fruto de una inmigración de trabajadores que continuaron las tradiciones y el
esfuerzo a que estaban acostumbrados allende de mares. Una tierra generosa pronta a multiplicar
la semilla echada en el surco en rindes prodigiosos. Un régimen de aguas de lluvia aceptable
dentro de un clima perfectamente tolerable.
El campo constituyó entonces su principal fuente de ingresos y si bien algún molino harinero echó
sus reales desde temprano en el pueblo, junto a alguna fábrica de fideos, o de jabón, que ya no
están, y la metalúrgica quiso esbozar un intento mayor, la industria nunca fue un factor
ponderable.
Digamos que tampoco estábamos preparados para tamaña y lógica pretensión, ya que la energía
eléctrica era escasa, la vivienda deficiente y los caminos de acceso a San Carlos, hasta treinta y
cinco años atrás, no eran nada más que aptos para golondrinas.
Hoy la Zona Industrial Planificada sobre la ruta provincial Nº 65 y en el extremo de la Avda. Pedro
Vignau ofrece la posibilidad de una radicación industrial, con facilidades de toda índole y eximición
de impuestos, contando con áreas dotadas de energía, aguas y caminos interiores.
Concretadas las rutas pavimentadas a Olavarría y Pehuajó (226), a Saladillo (205) y a 9 de Julio (65)
y a Bahía Blanca, Bolívar rompió su asilamiento y es centro ahora de una vasta red caminera
dentro de la Provincia de Buenos Aires.
La interconexión con el sistema eléctrico Chocón-Cerros Colorados, a través de una planta de
rebaje existente en Henderson (Partido de H. Irigoyen) nos asegura una provisión de abundante
energía eléctrica.

Un nuevo tiempo

Es necesario creer y pensar que estamos en un nuevo tiempo. El renacimiento del campo traerá un
mejor nivel de vida y en virtud de que hemos arribado a la infraestructura elemental que todo
pueblo necesita para su despegue, habrá gente dispuesta a fundar fuentes de trabajo. Entonces sí,
este proceso decadente de nuestra economía, que muestra cifras muy alarmantes, habrá de
estacionarse, primero, para luego cobrar un paulatino ascenso. Es un desafio histórico el que nos
está golpeando con sus nudillos a la puerta. Autoridades y pueblo lo saben. Hay que poner en
marcha las energías creadoras, tarea nada fácil, ante el panorama que el negocio del dinero ofrece
a quien quiere trabajar.
Pero hay que intentarlo.

Una estadística seria

Interesante, casi obligatorio, resulta remitirse para tener en detalle toda la estadística que hace a
esta grave problemática bolivarense, al estudio realizado por la Cámara Comercial e Industrial de
Bolívar.
En la exitosa Exposición rural del año 1988, la Cámara vistió su stand de números y de datos. Lo
hizo con el afán de contribuir a un análisis claro de la situación regional y local, manejándose con
los testimonios que surgen de las cifras.

La ciudad

La ciudad de San Carlos de Bolívar tiene en su planta urbana una extensión de diez y seis cuadras
por diez y seis lo que hace un total de 256 manzanas. Un pueblo que mucho la distinguen,
favorablemente, de otras.
El Gobierno de la Pcia. de Buenos Aires le confirmó la jerarquía de ciudad mediante decreto del 20
de septiembre de 1916.
Los barrios

El pueblo creció con desorden y caprichosamente, casi al azar, sin plan regulador que le pusiera a
cubierto de sorpresas. Así fueron surgiendo barrios en toda la periferia exigiendo de la autoridad
municipal obras de infraestructura.
Sobre la Av. Mariano Unzué en su recorrido a la Portada se alinean sobre mano izquierda Villa
Fortín San Carlos (Barrio Obrero), Villa Pompeya y El Recuerdo. Sobre la mano derecha en lo que
fuera la Granja del Dr. Antonio Díaz, un paseo obligado de los escolares en la década del 40, se
ubica hoy Los Zorzales.
Villa Diamante en los bajos que fueran de don Artuto Bertón muestra un progreso evidente, con
capilla, escuelas y sala sanitaria. Está ubicada en el ángulo. Esto detrás de las vías férreas.
Al fondo de los viejos galpones de cereales se ha desarrollado otra humilde barriada: El Trío. Más
acá encontramos Barrio San Juan y Colombo, Después Barrio Casartelli ya avanzado sobre la ruta
226 hacia el sur, Barrio Amado y por último el club Alem con sus instalaciones deportivas y un
selecto grupo de viviendas de fin de semana. A su frente el Club Buenos Aires con comodidad para
sus asociados, salón bar, cancha de fútbol, pelota a paleta abierta y pileta de natación y un grupo
de viviendas permanentes y de fin de semana.
A lo largo de la Av. Calfucurá (prolongación de la Lavalle) sobre mano derecha en dirección al
cementerio se encuentran los siguientes barrios: Los Tilos, Los Troncos y Barrio Jardín. Sobre mano
izquierda el elegante barrio Calfucurá que podemos considerar residencial. Insinuándose otro
barrio: Las Lomitas.
Sobre la Avenida 3 de Febrero en primer término Villa Melitona, en el predio rural que fuera de
doña Melitona Laza de Sarraúa, luego Villa Casariego, en las propiedades que fueran de don Basilio
casariego.
En el frente de la Avda, Dr. José Fabrés García nace el barrio San José y más y más allá en las
cercanías de las vías, La Ganadera, que conserva el nombre de la feria y de la firma martillera que
en otros años sentara allí sus reales.
Barrio Palermo, reconocido como tal y solucionado sus problemas de escrituras se levanta
teniendo a su frente la Avenida Centenario.
A los fondos, propiamente, el Barrio Latinoamericano, Construcciones municipales modestas,
nuevas y totalmente ocupadas.
Habilitado hace poco otro grupo de viviendas vecinas a ENET Nº 1, también sobre la Av.
Centenario pero en dirección NE.
Esta barrio al momento de escribir estas líneas aún no tenía nombre impuesto.
Y el coqueto Barrio del Banco de la Pcia. de Buenos Aires entre la Avenida Calfucurá y ruta 226
detrás de la rotonda, nacido, precisamente, de un Plan de Viviendas dispuesto con el apoyo
crediticio del Banco de la Pcia., completan la nómina.
Más de cinco mil personas viven en estos barrios. Ello sólo da cuenta de cómo se ha extendido la
ciudad. Con ella se han multiplicado los servicios eléctricos y sanitarios, fundamentalmente.
Todavía nos queda para el final la mención del Barrio María del Carmen. Es un conjunto de casas
establecidas detrás del Parque Las Acollaradas.

Población

Nuestro grupo poblacional se apoyó en la fuerte inmigración europea de esos años, teniendo en
los españoles e italianos, sus mayores ingredientes. No faltaron franceses, ni alemanes, ni
tampoco los sirios libaneses, los clásicos vendedores de ropas, sumando un interesante potencial
humano a la étnica bolivarense.
Venimos sufriendo una permanente pérdida de población. Es uno de los fenómenos más
preocupantes del momento. Una publicación del año 1957 consignaba un total de pobladores de
49.400. El Censo Nacional de Población y Vivienda de 1980 nos contabilizó 32.965. Veamos como
se distribuyen.

Viviendas Varones Mujeres Población

Zona urbana
de Bolívar 5.905 7.623 8.732 16.355

Zona urbana de
Urdampilleta 970 1.203 1.301 2.504

Zona urbana de
Pirovano 574 818 861 1679

- ---------------------------------------------------------------------------------
TOTALES ZONAS
urbanas del Partido 7.449 9.644 10.894 20.538

TOTALES zona rural


y urbanizada 4.872 6.685 5.742 12.427

- ---------------------------------------------------------------------------------

TOTALES generales
del Partido 12.321 16.329 16.636 32.965

Producción agropecuaria

Es el fundamento de la vida económica del Partido que en una superficie total de 457.229
hectáreas cuenta con 1.840 productores según una estimación de la Sociedad Rural y con un
notable parcelamiento de la tierra donde prácticamente las grandes extensiones son muy escasas.
Trigo. Maíz, girasol, sorgo, cebada, y avena son las semillas más apropiadas a nuestros suelos y las
que aseguran un rendimiento normal.

Áreas de siembra (en hectáreas)

1980/85 1985/86 1986/87 1987/88


125.600 100.000 55.800 32.000

Discriminación por cultivo


El trigo tiene una medida histórica anual de 60.000 hectáreas. El girasol de 40.000 hectáreas; el
maíz de 20.000 hectáreas y el sorgo alcanza a 5.000 hectáreas. Se ha tomado el índice 1985/86 de
un informe de la Junta Nacional de Granos, extraído de la publicación de la Cámara Comercial e
Industrial de Bolívar.
Estas cifras han sufrido notoria disminución en los años sub siguientes como consecuencia de
anegamiento de los campos que ha durado hasta casi entrado el año 1989.

El ganado

Sensible baja ha registrado el stock ganadero en el Partido, por las mismas causas.

Bovinos: De un existencia de 463.234 cabezas en 1977 descendimos a 310.000 cabezas. Ovinos: el


mismo censo registró 84.501 animales y en 1987, tuvimos el Nº 1 en producción de la Pcia. en
1977 se censaron 46.788 cabezas y en 1987 solamente 14.180. un saldo realmente
desconsolador.

La actividad comercial

El comercio bolivarense tuvo gran auge en años anteriores. Grandes firmas de ramos generales
eran proveedores de todo lo que se pidiera, un botón, un automóvil, una tranquera, un elefante
de la India. Y también compraban los frutos del país, como se decía entonces. Cereales, animales,
cueros, lanas.
En la actualidad las grandes casas han desaparecido. Un comercio en menor escala las ha
reemplazado y la diversificación, en pequeños negocios, es la nota dominante.
Los comercios de toda índole instalados en el Partido según la fuente antes nombrada ascenderían
a 2.200. Una cifra que nos ocurre es importante.

Los profesionales

El rubro profesionales arroja estos números:


De la construcción (18), médicos (56), farmacéuticos (13), odontólogos (7), contadores (20),
veterinarios (23), abogados (22), martilleros (30), total 230.

La industria

Más de un siglo de vida propia y en tantos años transcurridos en ningún momento el Partido de
Bolívar pudo concretar su aspiración de contar con un perfil industrial que le diera otras
características complementando el trabajo rural.
Fueron esfuerzos individuales sin mayor arraigo y sin alcanzar tampoco gran significación
económica –social-
Desde aquellos molinos harineros que marcaron el inicio de la industria, los de Antonio Lautre “El
Primero” 1988 y Patricio Linch de “Los Pobres”, hasta nuestro días, rescatamos el Frigorífico
Regional de la Pcia. de Buenos Aires (1945), funcionando sobre la base de una sociedad de
capitales locales en sus primeros tiempos y que de él ha quedado una gran estructura de ladrillos
donde se asienta el Corralón Municipal. Al igual que el Frig. Fortín de los Hnos. Leonetti, hoy tuvo
hasta cien obreros trabajando.
La metalurgia nunca adquirió un a importancia mayor.
Pequeños talleres de obra artística, herrerías para el campo, fabricantes de cocinas económicas,
puertas y ventanas para la construcción, todo en pequeña escala, para responder a las
necesidades locales sin mayor propósito de crecimiento.
En 1949 don Joaquín Freire instaló en la Avda. 25 de Mayo lo que dio en llamar “La Primera
Matalúrgica”. La hizo con mucho entusiasmo, pero no obtuvo resultados positivos. “La industrial”
de don Pedro Gregorio tuvo su momento de expansión, al igual que la firma Reguero y Genovese
con fabricación de casillas y elementos para el agro. Panaro, Ruíz, y Cía con carpintería rural con su
marca registrada “Ruano” es una muestra de gran perseverancia superando momentos difíciles. La
misma mención cabe para José Venice e hijo, en Metalurgia.
Tal vez sean hoy los hermanos Oscar y Carlos Gentile por su juventud y experiencia los llamados a
crecer como fabricantes de silos, comedores para hacienda, chimangos y otros implementos para
el campo si se superan los tiempos especiales que se viven al hacer esta referencia.
La firma Fargopol distribuye bolsas de polietileno en un operativo que abarca otro pueblos.
Son como decimos, loables esfuerzos personales, pero que no nos definen con personalidad
industrial.

Otros rubros

El campo debiera darnos los elementos básicos para desarrollar una gran industria, pero no lo ha
hecho.
Nos referimos a la industrialización de la leche con usinas pasteurizadoras, fábricas de manteca y
quesos y otros derivados. Se da el fenómeno de que grandes tamberos siguen dependiendo de
compradores foráneos para su producción, con precios castigados, en lugar de haber asumido la
tarea por sí, a través de un ente cooperativo local. La excepción en don Héctor Pando.

La miel

Los apicultores han dado origen a una actividad nada despreciable. La extracción de la miel los
congrega y si bien son pocos los que le han dado a este trabajo toda una dimensión industrial, son
muchos los que a través de la miel regulan sus finanzas acertadamente.

El cuero

Solamente “El Peladero de López” ubicado sobre la Av. Pedro Vignau industrializa el cuero. Que
curte, para la fabricación de zapatos. Todo otro intento de aprovechar en el orden local los cueros
que provee la matanza para consumo no ha prosperado.

Tres industrias locales

Granja Modelo S.A., Algas Bolívar S.A. y BOLIVAR INDUSTRIAS S.A (BISA) son en la actualidad la
manifestación Industrial de Bolívar que ha sido posible merced al aporte societario de los vecinos
progresistas. Las tres nacieron al mismo impulso creador de interrumpir un proceso decadente en
lo económico y ante la necesidad de abrir fuentes de trabajo.

La zona industrial planificada

En un predio de 42 hectáreas adquirido por la Municipalidad en 1976, sobre ruta provincial Nº 65 y


acceso de la misma a Bolívar, en la prolongación de la Avda. Dr. Pedro Vignau que está
pavimentada se ubicó la Zona Industrial Planificada, con la aprobación de la Dirección de Industria
de la Provincia. Consta de 42 parcelas con superficies 4.250 a 15.750 metros cuadrados, tiene
energía eléctrica, agua potable con tanque de reserva, línea de alta tensión y servicio telefónico. El
Frigorífico de Bisa está instalado allí, y también hay otras empresas ocupando lotes. (Planta
procesadora de miel, aserradero, fabricación de columnas de cemento, planta enfriadora de lecha
San Cor y otras). La radicación en el lugar goza de franquicias impositivas.

Justicia de Paz Letrada

Desde el 28 de mayo de 1979 funciona en nuestra ciudad la Justicia de Paz Letrada dispuesta por
la Ley 9229 de la Pcia. de Buenos Aires.
Fue designado Juez de Paz el Dr. Víctor del Carmen Chiclana, abogado del foro local e hijo de una
familia de hondo arraigo lugareño.
Su designación fue hecha por decreto Nº 648 del 5 de abril de 1979, jurando ante la Suprema
Corte de Justicia de la Prov. De Buenos Aires con fecha 11 de mayo del mismo año.
Le acompañó como secretario el Sr. L. Oscar Ochoa un correcto funcionario con una larga
trayectoria en la Justicia de Paz.
Recién a mediados del año 1989 se designó un secretario letrado. La designación recayó en otro
joven abogado bolivarense, el Dr. Roberto Di Maggio.
En el acta constitutiva del nuevo Juzgado se hace constar, entre otras presencias, la del titular que
dejabda su cargo Don Ernesto Dastugue que había asumido el 1º de septiembre de 1958. También
la del Sr. Camilo Pérez Risso, Agente Fiscal desde el 10 de septiembre de 1971, junto al Sr. Luis
Larregle, Defensor de Incapaces desde el 20 de febrero de 1976.

Tribunales departamentales

En la actualidad la labor judicial está centralizada en los Tribunales del Departamento Sud-Oeste
con asiento en la ciudad de Azyl.

Correos y Telecomunicaciones

La Oficina de Correos de esta localidad depende directamente de la División con asiento en la


ciudad de Mercedes (Bs.As.).

Distrito Militar

El tradicional asiento del Distrito Militar Nº 21 que correspondió a tantas generaciones de


bolivarenses, ubicado en la ciudad de Saladillo ha cambiado de destino.
Los ciudadanos e nuestro Partido pertenecen ahora al Distrito Militar con sede en la ciudad de
Bahía Blanca.

Sección Electoral

Bolívar está ubicada en la Séptima Sección Electoral

Autoridades Municipales (octubre de 1990)

Intendente Municipal Dr. Julio César Ruíz


Secretario de Gobierno y Hacienda Sr. Ricardo Jorge Asín
Secretario de Obras Públicas Ing. Alberto Amado
Dirección de Personal Esc. José Gabriel Erreca
Directo de Planeamiento Arq. Dario Tomás Rodríguez
Dirección de O. Públicas Ing. Sergio Fabián Mendiburu
Dirección de Rentas Cdra. Susana Patti
Director de Servicios Sr. Hipólito Morán
Dirección de Bromatología Dra. Nélida Ruggiano
Dirección de Cultura Srta. Josefina N. Chorén
Dirección de Salud Dr. Alberto Llorente
Dirección de Asuntos Legales Dr. Carlos Curtois
Contador Cdr. Guillermo Fabián Pagola
Tesorero Sr. Ulpiano Muñoyerro
Delegado de Urdampilleta Sr. José Soler
Delegado de Pirovano Cdor. Raúl V. Villar
Delegado de Paula Sr. José Pérez
Dirección de O. Sanitarias Sr. Ernesto Carabajal
Director hospital Sub-Zonal de Bolívar Dr. Hugo Giambini

Aeródromo

Por convenio con el Ministerio de Gobierno y la Municipalidad de Bolívar se ejecutó la obra de


suma importancia. La pista principal de 1.200 mts. está pavimentada, como así también pista de
carreteo y plataforma de estacionamiento.
Gradualmente se construyó la Aeroestación, la instalación del balizamiento nocturno, grupo
electrógeno, tanque y surtidor de combustible para aeronaves (Intendencia Dr. Bereciartúa).
La empresa C.A.T.A. realizaba vuelos desde Buenos Aires uniendo nuestra ciudad con Coronel
Suárez.

Laboratorio de Diagnóstico Veterinario

La necesidad de contar en el centro de la Provincia con un organismo que sirviese de apoyo y


consulta a los profesionales de la sanidad animal, en esta zona se basa su economía en la tarea
rural, llevó al Ministerio de Asuntos Agrarios de la Pcia. y la Municipalidad a construir un
Laboratorio que permitiera solucionar en forma rápida y eficiente los problemas que afligen a ese
sector con mucha frecuencia.
Está instalado sobre la continuación de la Avda. Pedro Vignau hacia al Norte.
Es su director el Dr. Rolando Demarchi.

Repetidora L.U. 86 – Canal 8 Mar del Plata

Se irradian las señales de televisión emitidas por L.U. 86 de Mar del Plata –TV. Canal 8. Para lograr
ese objetivo se instaló una Estación Emisora en terrenos del Matadero Municipal y un sistema de
señal desde la ciudad de Olavarría.

Desagües pluviales
Las inundaciones urbanas, producto de un mal sistema de desagües, han tenido solución a través
de un convenio con la Dirección Provincial de Hidráulica, realizándose la obra en tres etapas.
El agua proveniente de las lluvias es conducida mediante ramales y conductos de sección circular y
rectangular respectivamente, hasta su desembocadura en el canal a cielo abierto ejecutado a tal
fin, a partir de ese punto cumple un recorrido por parte del sector rural del Partido para desaguar
en forma definitiva sobre el curso del arroyo Vallimanca.

Red Cloacal

La ciudad tiene una importante red local instalada y cuenta con una Planta Depuradora de líquidos
cloacales. Canales colectores los derivan luego por un canal a cielo abierto hacia la zona rural.

Servicio de agua corriente

En el año 1938 se realizan los primeros sondeos tratando de captar agua potable, con la finalidad
de lograr la instalación de una red domiciliaria de agua corriente. Se los ubica en el Parque Las
Acollaradas, Matadero Municipal y Cementerio.
En 1942 se ejecutan 4 pozos de explotación de 50 m3/h, el N° 1, de 71 m3/h el N°2; de 50 m3/h el
N° 3 e igualmente de la misma capacidad el N°4. Recién en el año 1953-mes de enero- se montan
los equipos de bombeo de los cuatro pozos. El Decreto N° 03589/953 autoriza el libramiento al
público de la red de cloacas, lo que se hace el 22 de abril. Se habilita la zona I, total 60 cuadras.
El primer jefe de la seccional fue el Dr. Armando Sangrigoli. La primera solicitud de conexión
correspondió a la finca de la Avda. San Martín N° 420 propiedad del Dr. Renato Menéndez que
ejercía la profesión de odontólogo.
En la actualidad existen 13 pozos en explotación y las cuadras que tienen el servicio alcanzan el
número de 788.
Una plaza sobre la terminación de la avenida Lavalle, cedió su espacio verde, para instalar allí el
edificio de la Dirección y el tanque de reserva.

Servicio de gas natural

Un “Slogan” político que se hizo público para las elecciones de 1987 decía el “Gas es una realidad”.
Se ahogaba por conseguirlo y se apostaba al éxito. La construcción del gasoducto Bahía Blanca –
Lomas de Las Latas nos aproximó a esa aspiración del pueblo. En 1990 desde Chivilcoy se licitaron
las redes troncales y en abril del mismo año en nuestra ciudad tuvo lugar la apertura de la
licitación para la construcción de la red domiciliaria. Una Comisión Administradora Municipal con
la presidencia del Dr. Félix Bereciartúa ha realizado una ímproba labor para hacer posible todo el
trabajo previo y llegar, no sin esfuerzos y preocupaciones, al logro ambicionado. El gas natural con
sus ventajas para el hogar y con lo que promete para la radicación de industrias está, al término de
este libro, casi encendiéndose.

El Escudo de San Carlos de Bolívar

Por disposición de la Ordenanza N° 34 del año 1964 dictada por el Honorable Concejo Deliberante
se llamó a concurso para la adopción de un escudo del Partido de Bolívar que “deberá simbolizar
el origen de nuestro partido, su tradición, su pujanza económica y cultural presente y futuro de la
comunidad”.
Integraron el Jurado en aquel momento el Intendente Municipal Don Carlos A. Barrio, la Srta.
María Etelvina Cáceres, destacada educacionista, el Dr. Pedro Fernández López y los concejales
Antonio Bardella, Horacio N. Mapis, Dr. Dante Oscar Cimino y Andrés Morel por cada uno de los
bloques que integraban el cuerpo.
Fue ganador el Sr. Oscar Gentile, vecino dedicado a la herrería artística y hombre de Teatro como
director, autor e intérprete. El creador simbolizó en el contorno del partido, el fortín y el
mangrullo, nuestros orígenes. En la cabeza de toro y a espiga de trigo su pujanza agrícola-
ganadera y en el engranaje la futura industria que desde siempre se espera.
Por un error de concepción, al llevar el nombre escrito en su interior de San Carlos de Bolívar, se
ha constituido en el escudo de la ciudad. Por aquello de que San Carlos es la ciudad y Bolívar el
partido.

Honorable Concejo Deliberante

Presidente del Honorable Concejo Deliberante

Preside el Honorable Concejo Deliberante de Partido de Bolívar, integrado por 16 concejales el Dr.
Juan Emilio Colombo del Partido Justicialista. Es secretario el Sr. Alfredo Acuse.
Preside la bancada de la Unión Cívica Radical el Sr. Francisco Alabart. A su vez es titular de a
bancada justicialista el Dr. Juan Carlos Reina y de la Unión Vecinal el Ing. Agr. Luis A. Leonetti.

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CAPITULO XLV

Esto también pasó…


Cronología de hechos acaecidos entre 1878 y 1946

Esto también pasó…

Registrar cada hecho, cada acontecimiento sucedido a lo largo de muchos año de vida, día por día,
año por año, es una tarea imposible. Esta cronología que agrego al final del libro no es más que un
complemento, tratando de no ser reiteración de lo ya dicho, muy breve y hasta caprichoso en la
elección de su contenido. Los libros municipales, alguna documentación salvada de la destrucción,
muy poca queda lamentablemente, y los periódicos de la época, sirven de apoyo a la inquietud del
investigador. Su mérito, si es que lo tiene, uno solo, contar con la paciencia necesaria para poder
cumplir con una tarea apasionante. Acaso, después, de todo, también sirva.

1878: Año de la fundación, si adoptamos el momento de la ocupación territorial, dejando atrás la


ley de 1877 que es la que en realidad marca un comienzo.
Se construye, se trabaja, se reparte la tierra. El caserío empieza a insinuarse. Los problemas están
a la orden del día.
“Lo que respecta a la población tiene mucho ánimo y así están poblando algunas chacras más; lo
único que falta es carne” “Hoy hace nueve días que estamos sin carne por no haberse hallado más
de una res de las tres que se perdieron”. (Carta de Aráuz a Abrego – 8 de julio de 1878).
1879: - A raíz de haber sido sancionada la ley que ampliaba el ejido primitivo del pueblo la
Comisión remite con fecha 8 de agosto un croquis de la ampliación requerida, dando también
detalles del tamaño de las chacras, pues destinada a sufragar los gastos.
-El primer remate judicial de bienes fue practicado en la chacra de don Francisco Garneri el 11 de
mayo. No hubo pastores.
-En setiembre Emiliano Arauz manifiesta sus dificultades con la policía y le manda a su compadre
Lucas Lubo a Sargento Nogueira y al soldado Pedro Barboza para que sean castigados por su mal
comportamiento y pide un reemplazo por personal competente.

1880: - Don Constancio Molina, hombre fuerte de la época, denuncia el robo de una yegua mansa
en su tropilla. El Acalde –ese personaje que era Aráuz –multa al ladrón de nombre Felipe Ferrero
con la suma de $ 500. De lo contrario deberá cumplir trabajos en la plaza pública. El detenido se
niega, antes de trabajar, dice, prefiere que lo fusilen. En octubre se lo manda a 25 de Mayo, este
individuo tiene vergüenza de trabajar, y no tiene ninguna para robar, es la acertada reflexión de
Aráuz.
-Los muertos eran llevados a 25 de Mayo donde se les daba sepultura. El 26 de marzo don E. Silva
le escribe a Lubo: “El portador de la presente es un pobre de solemnidad que habiéndosele
muerto una hija, y como aquí no hay un local arreglado para ese objeto suplico a Ud. y a la H.
Corporación Municipal se le ceda sepultura gratis…

1881: - Este año marca el comienzo de la educación primaria en el pueblo, tal como se narra en el
capítulo correspondiente.
El Consejo Escolar queda integrado el 26 de septiembre de la siguiente manera: Emiliano Silva
(Presidente), Adolfo Luna, secretario y como vocales Domingo Palleyro y Rafael Rossi.
-Se nombra valuador del Partido a don Emilio Conrado (10 de febrero) en razón de las ventas
públicas realizadas. El 26 de Octubre se lo reemplaza por don Alejandro Villa.
-Se funda la Asociación Italiana de Socorros M. “Il FIor Di MAggio”. Los habitantes según el censo
de ese año alcanzaban a 2.055 personas.

1882: - El 14 de abril da comienzo a la mensura de los campos destinados a la ampliación del ejido
el agrimensor desginado D. Alfredo Thamm. En los diarios La Nación y La Pampa se publicaron
avisos para todos aquellos que pudiera tener interés en esos trabajos.
-Una ordenanza establece la obligatoriedad de blanquear las casas construidas en el pueblo.
-Se constituye una Comisión de Señoras para atender al Sr. Cura –que venía de Gral. Alvear – en
sus visitas a San Carlos.
-Se funda la Asociación Española de S. Mutuos.

1883: -La Municipalidad ordena acuñar una moneda para el Gobernador Dr. Dardo Rocha, como
reconocimiento a apoyo brindado para la ampliación del ejido.
-En febrero se encargan 60.000 ladrillos para edificar la capilla. Se levantó en la Plaza Mitre. Sobre
su muerte el lector ya está enterado.
-El 31 de mayo el Presidente Duval estima perjudicial la plantación de montes de sauces y álamos
en los solares urbanos. La Municipalidad a su pedido ordena cortar las existentes y prohibir
montes nuevos. Se permitiría la plantación de árboles frutales.

1884: -Ya tenemos la Parroquía y se celebra el primer bautismo en ella y además la primera unión
matrimonial.
-Por decreto del 16 de octubre se deja cesante al municipal titular 1° D. Emiliano Toledo por haber
intervenido en algunos desórdenes. Por incompatibilidad a D. Amaro Valenzuela y por no ser
vecino del Partido ni residir en él al Dr. Juan Alcorta.
-El cálculo de recursos alcanzaba a la suma de $ 175.000.

1885: - El Gobierno de la Pcia. de Buenos Aires dio un decreto con fecha 5 de enero – tal vez como
regalo de Reyes –acordando la suma de $ 1.000 oro para la compra de los ornamentos de la
Capilla y autorizó a la Municipalidad a votar una partida para tal fin.

1886: - La jefatura de Policía hace un envío como era habitual, mes a mes de los sueldos
destinados al personal policial con asiento en Bolívar. La mensajería “Unión Argentina” era la
encargada del traslado de las sumas correspondientes.
-Agosto 10: El Consejo Escolar que preside José Rodríguez, siendo secretario Buenaventura
-Arriazu, solicita al Presidente de la Municipalidad un terreno de sus propios señalados como
sobrante N° 22 lindante a la chacra N° 236. Para establecer –dice la nota- lo antes posible la
escuela N° 6, comprendida en el presupuesto vigente y con el fin de obtener los más beneficiosos
resultados para el mayor número de alumnos posibles.
-Noviembre 9. El Consejo de Higiene de la Pcia. recomienda al Presidente de la Municipa-lidad
adopten medidas higiénicas a raíz de los casos sospechosos de cólera ocurridos en la Capital
Federal. Lleva la firma de don Manuel B. Gonnet.

1887: - Marzo 3: El Juez de Paz pone a disposición del Presidente de la Municipalidad al individuo
Natividad Barrera condenado a trabajos públicos por el Juzgado, por el término de quince días
contados de la fecha. Los multados que no hacían efectiva su multa sufría condena a trabajos en la
Municipalidad.
-En octubre 15 don Federico Dozo hace entrega de los bienes de la Municipalidad bajo
inventario del Presidente entrante, don Patricio Linch Pueyrredón. La carpeta se guarda en el
archivo municipal y tiene detalles dignos de mención, ej: cantidad de libros de contaduría y
correspondencia, además de solicitudes de solares efectuadas a la Comisión Fundadora.
Y es destacable el mobiliario existente: seis sillas, dos sillones, un escritorio de nogal, dos mesas
escritorios con carpeta de paño, un reloj de pared, una biblioteca, un cuadro de San Martín, una
lámpara de pie. Un tintero de cristal de roca y catorce lapiceras repartidas en la Municipalidad y
las dos Alcaidías.
Tres banderas con sus astas y un escudo de la Municipalidad. El rubro herramientas era mucho
más pobre: dos carretillas, seis palas y una guadaña, una escalera grande y una chica, un martillo,
un mortero para bombas, dos embudos, un galón para kerosene y algo que no podía faltar: dos
aros para correr sortijas. Algún canasto y un plumeo nuevo completan el lujo de aquel entonces.
Pensar que con tan poco, se hizo tanto.
-El agrimensor Manuel Almeira escribe desde Morón expresándole al Sr. Presidente de la
Municipalidad su imposibilidad de acceder a la realización de trabajos de mensura. Propone a un
ayudante que ya había cumplido funciones en San Carlos, que no es otro que el muy conocido D.
Emiliano Silva.

1888: - Se nombra Presidente de la Municipalidad a don Bernabé Zaldarriaga.


Se conceden escrituras a vecinos que han solicitado terrenos y chacras justificando haber
cumplido con los requisitos de ocupación señalados por la ley. Se otorga a doña Gerónima Ardiles
por transferencia que le hiciera el Sr. Gabino Torres.
También, entre otros a don Marcos Lapíz, la chacra Nº 51 de la 2ra. Sec.
1889: - Preside la Municipalidad don Benito Linch y don Patricio Linch Pueyrredón que le sucederá
al año siguiente, se asegura la titularidad de dominio sobre seis lotes que llevan los números
3,4,5,8,11 y 12 de la manzana Nº 20 Sección 1ra. (3 de diciembre).

1890: - Esta vez es don Patricio Linch Pueyrredón el encargado de firmar escrituras a favor de
donatarios, actuando como secretario don Buenaventura Arriazu, el primer poeta de San Carlos.
Se le extiende a favor de doña María Eusebia Acosta, vecina mayor y soltera.
Adquiere en esa fecha don Juan M. Courtoir y don Dionisio Cañas, junto a una lista por cierto
extensa de beneficiarios.

1891: -Agosto. Obtiene su personería jurídica la “Asociación Italiana de S.M Il Fior di Maggio”.
-Octubre 4. Presenta una cuenta el Sr. Rafael Rossi a la Sociedad Española por la suma de $ 36,50
m/n en concepto de aplicación de ventosas a sus asociados.
-Noviembre 22. En reunión de Comisión Directiva de la Soc. Española se da cuenta de haber
construido el cerco de la pared de línea de la calle con el ladrillo que existía en el corralón y de
haber puesto en los solares últimamente comprados, plantas de sauces en número de 300.

1892: -Marzo 13. Nota del Presidente de la Sociedad Italiana “Il Fior di Maggio” firmada por su
Presidente don Cataldo Altavista, dirigida al presidente de la Municipalidad, invitándolo para la
fiesta a celebrarse el viernes 18 a las 5 p.m., acompañándose con bandera, para presenciar la
inauguración del nuevo salón de la Sociedad. De paso pide algunos muebles para adorna la sala.
-Se da a conocer la lista de los mayores contribuyentes, son ellos: Antonio Lautre. Melchor Arruty
y Juan V. Erramuspe por patentes. Los señores José Llorens, josé L. Ichaso y Patricio Linch
Pueyrredon por contribución directa.
-Agosto 3. El telégrafo de la Provincia solicita la cesión gratuita de lotes de terrenos propiedad de
la Municipalidad para levantar las oficinas telegráficas.
-El Consejo Superior de Higiene de la Pcia. contesta un pedido de vacunas por haberse producido
casos de viruela. Asegura que dicho Consejo remitirá con mayor frecuencia la vacuna
indispensable para llenas las necesidades de la población.

1893: -Marzo 11. De don Alfredo Faucheux al Intendente Juan Urdampilleta: “Debiendo empezar e
día 15 del corriente con el enrolamiento de la Guardia Nacional, estando así decretado por el
S.G.N. es que me dirijo a Ud. se sirva acordarme la subvención que es de práctica en estos casos
para sufragar los gastos que con tal motivo se hacen necesarios en la Comandancia.
-Setiembre. Los vecinos Pedro Etcheverry, Graciano Ordoqui, Mariano Urrutia, Domingo Iglesias,
Juan Mugica y Marcelino Larralde, entre otros, piden al Concejo Deliberante la apertura del
Camino Real que une a Bolívar con 9 de Julio, cerrado y desviado por el Sr. Dionisio Cañas en el
Cuartel 2º del Partido, y que se pongan las tranqueras correspondientes.
-Octubre 15. Renuncia al cargo de Alcalde del Cuartel 1º, el vecino don Pedro Botana.
.Noviembre 18. Juan Sacca dice ser dueño de la casa de tolerancia que administra doña María
Pecce, instalada en el año 1890, y pide rebajas al H.C. Deliberante en la patente anual y la licencia
para bailes.

1894: -Es nombrado Agente Consular de Italia en San Carlos, el Sr. Juan Perini, comerciante del
ramo hotelería.
-7 de Febrero: La Sociedad Española resuelve cercar el fondo del terreno que ocupa para lo cual
decide comprar de 35 a 40.000 ladrillos entre los horneros españoles y a quien cotice mejor
precio.
-5 de Mayo: El Alcalde de Santander comunica haber recibido las 590 pesetas enviadas desde
Bolívar para socorro de las víctimas de la catástrofe del puerto y expresa su agradecimiento.
-20 de Junio. Se produce la muerte del médico Juan Altavista, de muy breve actuación en Bolívar.
El Dr. Juan Pascualini acepta ser médico de la Sociedad Española, actuando en forma conjunta con
el Dr. José Fabrés García,
-Noviembre. En sesión ordinaria de la Comisión de la Sociedad Española, el Sr. Víctor Mallol (padre
del poeta), manifestó que deseaba saber si el dinero que pone la Sociedad en tesorería gana algún
interés. El Sr. Presidente D. José María Raíz le hace saber que no gana interés alguno en razón de
no existir entidad bancaria en la localidad. Poco tiempo después la Sociedad habilitó un sistema de
préstamos a sus asociados, exigiendo una firma en garantía y devengando intereses.
-Diciembre. Se incorpora como farmacéutico a la Sociedad Española, el Sr. Joaquín Sánchez para
efectuar las tradicionales romerías españolas en su chacra durante el mes de marzo.

1895: -16 de Enero. La Sociedad Española acepta el ofrecimiento del Sr. Joaquín Sánchez para
efectuar las tradcioanales romerías españolas en su chacra durante el mes de marzo.
-1 de Marzo. Se contrata al Sr. José Meregaglia para el transporte de los 23 músicos que llegarán
desde 9 de Julio para las romerías en la suma de $ 150.000. incluido el retorno.
-Junio. Se establece en el pueblo el médico D. Francisco Arana.
-2 de Septiembre. El asociado don Juan Fábrega, cuyo mausoleo es el primero que encontramos al
entrar al cementerio sobre mano izquierda, inaugura el sistema de préstamos de la Sociedad
Española. Se le concede la suma de $ 300.000 m/n por el plazo de 180 días y aun interés del 1 y
medio por ciento mensual.

1896-Se funda la farmacia “San Carlos”.


-Junio. En reunión del día 5, la Comisión Directiva de la Sociedad Española de S.M. decidió
abocarse a la construcción de un teatro.

1897: -Para alojar a los músicos llegados para las romerías, la Sociedad pide presupuesto a los
hoteleros Basilio Casariego y Cía. (Hotel La Vizcaína), Tasistro y Cogo (Avda. Gral. Paz y Pelegrini y
Félix Aranguren (La Navarra).
-Se instala en San Carlos Armería: el taller de armería y ventas de las mismas a cargo de don
Ottorino Grossi.
-30 de abril. El boticario Carlos Gilardi reemplaza a don Alfonso Calvagni en su relación profesional
con la Sociedad Española. Ya vamos viendo cómo la familia del arte de curar va incorporando
nuevas figuras.
-27 de Junio. El Sr. Antonio Lautre se hace cargo de la Presidencia de la Asoc. Española de S.M. en
reemplazo del Sr. José María Raíz.
La Sociedad encarga a don Antonio botana, -el mismo que habría de fundar con Nicolás Rueda,
ambos españoles, el Bolívar Ilustrado- la confección de varios cuadros. Son ellos de Cristóbal
Colón. Fernando e Isabel La Católica, reyes de España, Méndez Núñez, Cánovas del Castillo, Prim,
José Zorrilla, Alfonso XII y la Reina Regente.
En la Secretaría de la Institución, tras el telón del Coliseo es dado ver algunas de estas obras,
pintadas con suma maestría en aquel momento.
Ya al finalizar el año, la misma entidad resuelve comprar un piano.
1898: -Es Intendente don Valentín Fernández Coria-, Presidente H.C. Deliberante don Andrés
Gamundi; Vice-1º D. Irinero Poce y Vicepresidente 2º D. Francisco Corvalán.
-Llega la primavera locomotora a San Carlos, don José Hoya. Refiere que fue el 11 de abril. La
oficina local de la estación ferroviaria da como llegada del primer tren el 31 de julio. Y ambas cosas
parecen conciliarse si es que primero llegó una locomotora, algo así como una prueba, y luego
arribó el primer tren.
-Aparece el “Bolívar Ilustrado” primera expresión periodística de autores locales y con imprenta
propia. “El Progreso” es del mismo año y nos queda la duda muy fuertemente asentada: ¿No
habrá sido el primero?

1899- “Teniendo en cuenta las deficiencias de que adolecen los archivos de marcas y señales del
Partido que existen la Intendencia, se decreta la formación de nuevos registros y se convoca a los
propietarios por el término de tres meses a concurrir para registrarse. “La resolución dada el 17 de
enero lleva la firma de don Andrés S. Gamundi, intendente”.
-Un aviso comercial da cuenta que ha quedado disuelta la sociedad que giraba en plaza con el
rubro B. Casariego y Cía, en el ramo hotel, de la cual formaban parte de los señores Basilio
Casariego y José Horta, quedando a cargo del activo y pasivo el Sr. B. Casariego.
-Se nombra maestra de primer grado en la escuela Nº 2 a la Srta. Juana F. Ricabarra.

1900: -Renuncia al cargo de Secretario del H.C. Deliberante el Sr. José María Covián y en su
reemplazo se nombra al Sr. Juan Salduna.
-Varios vecinos se dirigen al H.C. Deliberante pidiendo la remoción de la casa de la tolerancia sita
en el barrio de la estación; se resuelve nombrar a los concejales Altavista, Fernández y Martínez
para que estudien detenidamente el asunto y hagan el informe.
-Se instala en el local de la Sociedad Española el colegio para varones que dirigía el Sr. Harispe
(Escuela Nº1). (Luego da lugar al Colegio de Alías).
-Llega procedente de Pehuajó don Alejandro Martínez con su esposa Catalina Odriozola. Pronto se
integrarían a la vida social y comercial del pueblo constituyendo una honorable familia.

1901: -La Plaza Mitre y un conflicto que debió decidir la justicia. La capilla primitiva se instaló, lo
hemos dicho, en lo que hoy es la plaza Mitre. La Municipalidad tenía el propósito de levantar en
ese predio la Iglesia Parroquial y su propio edificio.
Para ese fin había reservado dos lotes de 20 m de frente por ciencuenta de fondo. Los vecinos que
ocupaban el frente de la calle se opusieron a esa medida y a la venta de los lottes restantes en
subasta pública. Entendían que allí debía ir una plaza y que la calle debía ser ensanchada como
una avenida, pero la venta se hizo y resultaron compradores don José Natiello, Melchor Arruty,
Luisa B. de Maineri, Francisco Morelli, Vicente Yanuzzi y Norberto Sueldo.
Algunos empezaron las construcciones mientras los disidentes iniciaban juicio. En 1901 la Suprema
Corte de Justicia de la Provincia –tan alto se había llegado- cerró el caso con un fallo final a favor
de los vecinos. Ganamos así una hermosa plaza y una cuadra, nada más que una cuadra de
avenida, por lo que nuestra debe ser la más corta del mundo.
-Compra de bueyes: aunque nos parezca una novedad, el periódico de aquella época, en su
sección comercial, daba cabida al aviso de los martilleros Wildner y Oro que decía: “compramos de
una a veinte yuntas de bueyes.”
- Petición mercantil: (Bolívar Ilustrado, 13 de enero de 1901). “Varios empleados de comercio se
han dirigido a esta redacción solicitando hablemos algo en nuestras columnas en pro del gremio al
cual pertenecen e interpongamos nuestros buenos oficios para conseguir el cierre de las casas el
domingo por la tarde”.
“Y que quieren Uds. Que hagamos, apreciables jóvenes. La petición de Uds. Es muy justa, pero
donde manda patrón no manda marinero, y si los patrones no cierran es porque no quieren.”

1902: - 7 de Septiembre. Un violento ciclón se abate sobre la ciudad y causa víctimas y destrozos
de importancia. Se solicita la cooperación del Gobierno y hasta el Gobernador D. Marcelino Ugarte
se hace presente para conocer personalmente la situación.
-Continúa siendo intendente don Juan V. Erramuspe que había asumido el 1º de enero de 1901.

1903: Se designa Comisionado al Sr. Andrés Macaya y actúa como secretario el Sr. Domingo Crisci.
-La Comisión de Auxilio creada para mitigar los efectos del ciclón se constituye en Comisión Pro-
Hospital.
-Se derriban las construcciones levantadas en lo que es hoy la Plaza Mitre y también “desaparece”
la capilla instalada en el mismo lugar.
-Al renunciar el Comisionado Macaya el 15 de julio, aparece en escena don Emeterio Lautre, un
caudillo que se “hará ver”.
-Se solicita al H.C. Delibertante la creación de tres puestos para inspectores que tendrán asiento
en Hale, Pirovano y Daireaux.

1904: -El vecino don Nicolás Ubici ofrece a la Municipalidad en venta el tejido de alambre que
cerca la plaza FF.CC. que le sería de mucha utilidad ya que está cercando el predio municipal.
Compró a $ 500 y deja librado al criterio de los ediles el precio a establecer.
-Abria sus puertas la zapatería “Marconi” de don Nicolás Colella, La especialidad de la casa era la
venta de calzado sobre medida.
El matrimonio tuvo siete hijos constituyéndose en una familia de amplia vinculación y progreso.

1905: -Continúa como Comisionado don Emeterio Lautre y es Comandante Militar D. Manuel
Fernández.
-Ocurre un cruento episodio de Pirovano que narramos en este libro.
-El 7 de Julio se coloca la piedra fundamental del nuevo edificio del Templo Parroquial. Asiste
Monseñor Francisco Alberti.

1906: -Se instala la Panadería y Pastelería “La Internacional” de la firma Lupano y Cía. El apellido
habría de prolongarse a través de los años en esta actividad panaderil y en otras, siempre en el
marco de un trabajo permanente y confiable.
-Se funda una Sociedad de Beneficencia integrada por miembros del magisterio con el nombre de
“Sociedad de Beneficencia integrada por miembros del magisterio con el nombre de “Sociedad
Belgrano”, presidida por la Sra. Corina R. Santa María y secretaria Zelmira Covián. En 1913 se hizo
cargo de la entidad una Comisión de Damas. En 1916 fundaron “La Gota de Leche”. Su
preocupación fue asistir a los niños pobres y a las familias necesitadas de alimentos y ropas.

1907: -Preside el Concejo Deliberante el Dr. Francisco Destéfano, Vice 1º es el Sr. Enrique C. Welss;
Vice 2º don Mansueto Cepeda y Secretario Vicente B. Cabrera.
-Octubre 6: El H.C. Deliberante convoca a reuniñon para sortear los municipales que terminan su
mandato el 31 de diciembre y que son: D. D. Benjamín Etcherrán (suplente).
-Siendo un problema de urgencia normalizar la justicia de paz del partido se forma una terna con
los vecinos D. Prudencio Soto, DD. Norberto Lima y D. José Tamagno.
El 23 de noviembre presta juramento como Juez de Paz, designado por el Ministro de Gobierno, el
Sr. Prudencio Soto.
-Noviembre 25. Son proclamados concejales titulares los señores Alfredo Vaccarezza, Vicente
Colombo y Zoilo Creado (titulares) y Don R. Fabrizio (suplente).
-En los comicios en que se presentan las fracciones Partidos Unidos y Comité Independiente votan
335 ciudadanos. Corresponden 193 a Partidos Unidos y 142 a Comité Independiente.
Nos referimos a elecciones municipales.

1908: Preside el H.C.D. don Benjamín Etcherrán; Vice 1º es D. Cipriano Lima; Vice 2º D. Fernando
Etchegoyen y Secretario D. Oscar F. Villar.
-Tras la renuncia del Intendente Manuel Fernández, están al frente de la comuna el senador
Fernando Cordero, el diputado Carlos Fernández Cutiellos y don Gaspar López Costas que entrega
finalmente el 30 de octubre al Dr. Rogelio J.Solis.
-Don Pablo Guglieri, vecino de Daireaux, hace gestiones para obtener el nuevo Partido de Caseros
con tierras de Güaminí, bolívar, Pehuajó, La Madrid y Cnel. Suárez.
El Comisionado don Carlos Cutiellos hace gestiones para darle a Daireaux sucursal bancaria y de
telégrafo.
-Dice “El Progreso”; existen en Bolívar algunos individuos que después de una vida no del todo
correcta, han llegado a poseer algún capital, dedicándose a su explotación en forma de préstamos
a base de interés fabuloso, o como vulgarmente se dice usuario. ¿Ya en 1908?
-Vaya esta queja que bien puede tener cabida en la actualidad. “La gran afluencia de piezas
postales que diariamente llegan a este pueblo, hacen casi imposible el reparto de la
correspondencia en las condiciones que los reglamentos de la repartición indican.”
-Para completar la trilogía periodística agreguemos esta otra perla que después de 80 años sigue
teniendo vigencia: “Uno de los primeros actos realizados por el nuevo Director de Escuelas ha sido
el de ordenar el pago de haberes de los maestros de varios distritos, entre los que figura Bolívar.”
Y agrega: es un buen estreno y una garantía para el personal docente, pues parece que el Dr. garay
sabe que los maestros son de carne y hueso como los demás y necesitan del sueldo mensual para
hacer frente a sus compromisos,
-El Dr. José Fabrés García, de cuya invalorable acción médica nos hemos ocupado, había adquirido
una chacra por donación de la Municipalidad. Allí instaló su Granja “Santa Teresita” y como lo
cortés no quita lo valiente, hacía saber en un aviso publicado en “El Progreso”, que vendía y
repartía a domicilio leche de primera calidad. Tenía un lechero de nombre Fidel Vilanoba,
encargado de esa sección tambo.
-Se lanza la idea de fundar un Banco Municipal de Préstamos.

1909: -Preside el H.C.Deliberante don Emeterio Lautre y es secretario D.Benjamín Etcharrán.


-Se llama a licitación por un mes para otorgar la concesión del alumbrado público.
-Se nombra al Ing. H. Van Ress para que estudie la nivelación y desagüe del pueblo, a fin de
“proceder a saneamiento e higienización”.
-Por primera vez y en Domingo de Ramos se oficia Misa en templo parroquial, instalado en su
asiento definitivo.
-El Sr. Nicolás Fabrizio, activo comerciante de la localidad, adquiere la tienda “El Sol”, ubicada
frente al Hotel del Comercio.
-El Consejo Escolar del distrito puso en funcionamiento las nuevas escuelas designadas con los
números 10,11 y 15 distribuidas en la zona rural y la número 7 en la zona urbana.
-Se procede a la inscripción y publicación de la escritura de constitución de la S.A. “Mercado de
Bolívar”, siendo su presidente don Fernando Etchegoyen.
-Se cambia la nomenclatura de las calles. Se las designa con nombres de ciudades importantes,
provincias, fechas históricas o ciudadanos de nombradía.
-Se prohíbe, por decreto, construir ranchos con techo de paja dentro de la traza urbana del
pueblo.

1910:-Enero 8. Designase al Señor Oscar F. Villar para que se traslade a la localidad de Daireaux y
procede a practicar una investigación administrativa tendiente a aclarar los cargos que pesan
sobre el delegado municipal y que han dado motivo a comentario de los diarios “La Prensa” y “La
Nación”.
-Febrero 5. Se suspenden los festejos oficiales del carnaval. La agitación política del momento y la
situación de tirantez que se vivía entre pueblo y autoridades hizo aconsejable la medida.
-Se producen los memorables paros, en abierta actitud de protesta contra las autoridades. El
primero de ellos se inició el 1º de febrero y duró 16 días. El segundo empezó el 1º de Junio y
terminó con la dimisión del Intendente.
-Junio 13. Asume el Comisionado Dr. Pedro Díaz Pumará.
-Carreros Unidos de Bolívar; en noviembre de este año queda constituida la sociedad gremial
“Carreros Unidos de Bolívar”. La Comisión Directiva estaba integrada por lo señores Carlos Amaral,
Juan Alvarez, Dolores Morales, Domingo Cometa, Miguel Crespo, Pascual Machi, Manuel Lucero,
Domingo Loprete y Benigno Chávez. La tarifa dada a conocer establecía por la primera legua de
distancia y por cada bolsa de cereal que no pasara de 70 kilos, 15 centavos; por la legua y media,
18 centavos y por dos leguas 0,20 centavos.
-Arriba a San Carlos de Bolívar para radicarse aquí, el Dr. Seizo Ito, nacido en la Japón, hombre
talentoso y caballaresco se dedicó a las tareas del agro. El Hogar de Niñas del Colegio Jesús
Sacramentado lleva su nombre y ocupa la casona que fuera de su propiedad, legada luego a la
institución religiosa.
-Por ley del 5 de Julio, Casares deja de pertenecer a Bolívar y se convierte en Partido autónomo.
-Se establece el descanso dominical. Por acuerdo entre patrones u empleados, desde el 7 de Julio
se establece el descanso dominical total.

1911: Preside el H.C. Deliberante don Juan V. Erramuspe, es Vicepresidente don Diego Castro
Pueyrredón y Secretario D. Felipe Arellano. Secretario de la Intendencia Salvador Escarrá, tesorero
D. Adolfo Luna, Auxiliar contador Miguel Guichandui; Inspector General Arsenio Méndez, Sub-
Inspector general D. Blas M. Cúparo. Encargado de guías D.G. Alexander; Médico Veterinario Dr.
Angel Demarco Mortati; Médico de Policía Dr. Rogelio Solís.
-Abril 1°. Se crea Lazareto para internar a enfermos infecciones, a raíz de haberse declarado una
epidemia de difteria.
-Queda librado al servicio público el molino a vapor del Sr. Antonio Lautre, ubicándose como
Gerente el Sr. José H. Caceres.
-El Comisionado Municipal Dr. Pedro Díaz Pumará donó la suma de $ 5.600 para ser destinados a la
creación de un vivero municipal.
Este vivero se estableció frente al Hospital, en lo que hoy es la Plaza Roca.
-La Junta Directiva designada por la Asamblea de socios del Hospital Público ha comenzado a
ocuparse de restablecer la normalidad del servicio, bastamente abandonado en los últimos
tiempos.
Se resolvió solicitar a las Hnas. de Caridad de la Orden Siervas de Jesús Sacramentado su
cooperación para la Administración Interna.

1912: -El 18 de Febrero se produce una huelga de carpinteros. Se requería la reducción de la


jornada de trabajo a ocho horas.
También se realiza una huelga de horneros. Es decir de trabajadores de los hornos de ladrillos. El
reclamo consistía en el pago de horas extras con limitación de la jornada laboral y aumento del
precio del corte.
-El “lautrismo”, corriente pública que inspirara don Emeterio Lautre, derrotado en las jornadas de
1910, parece querer volver a la lucha. Esta vez bajo el nombre de Partido Independiente. Cientos
de vecinos encabezados por apellidos como Vivanco, Chorén, Otero, Solía, Tuya, Campo, Arriaga,
Cáceres, March, Funes, Tamagno y otros publican en “La Verdad” una página denunciando ese
“disfraz político” para no caer en una trampa en las elecciones del 24 de noviembre.
-Instala su taller mecánico en la calle Dorrego entre Avellaneda y Sarmiento don César L. Pezzali,
radicado en Bolívar desde 1908, dedicado preferentemente al arreglo de maquinarias agrícolas.
Le continuó su hijo de igual nombre.
-Se designa Alcalde del Cuartel 1° a Virgilio Pérez.
-En las elecciones se presentan los partidos Conservador y Unión Cívica.
El primero obtiene 1309 votos. El segundo 480.
-Se deja cesante al concejal Erramuspe y este promueve acción judicial.

1913: -La moda femenina tendrá con Ana.T. de Antoniotti una conducción acertada. Abre
Academia de Corte y Confección, Corsetería y todo aquello que la mujer de ese momento exige,
será objeto de su preocupación.
-Preside el H.C. Deliberante don Ramón Arriaga. Vice 1° es don Enrique Calac, Vice 2° don Salvador
Escarrá y Secretario D. Felipe Arellano.
-Se radica en Urdampilleta procedente de La Pampa, don Flores Gándara de origen español. Su
misión: construir un pueblo. Y lo hizo.
-Las alpargatas y los zapatos marchan por separado. Para vender las primeras y toda clase de
artículos de lona aparece don Constantino Asencio, de una larga trayectoria en el ramo. Para
sumarse a un rubro que ya tenía sus expositores llega don Celestino Zabalo. Su zapatería “La
Navarra” parece indicar un origen ¿o no?.
- Los niños de las escuelas reunidos en la Plaza Alsina conmemoraron el nacimiento del Himno
Nacional Argentino. La banda fue la encargada de ejecutar sus vibrantes acordes.
-El barítono Negrini cantó en el Teatro, obras de Verdi, Tosti, Donizzetti, Rossini y Baldelli.
-Es nombrado Médico Veterinario Municipal el Dr. Ignacio Juaristi Rossas.

1914: -Enero. Don Pablo Ignatti se lanza a la aventura comercial con casas de electricidad e
instalación de usinas eléctrica. Un día cerrará sus puertas pero el apellido seguirá vigente por un
tiempo más por una llamada Pensión Ignatti.
-Febrero 11. Se declara una epidemia de tifus en la población, y se adoptan severas medidas para
evitar su propagación.
-Junio 28. En sesión celebrada por el H.C. Deliberante, se resuelve introducir algunas economías en
el presupuesto.
-Taller de Vicentinas: En el mes de noviembre comenzó a funcionar en el C. Jesús Sacramentado el
Taller de Señoritas aspirantes a la Conferencia de San Vicente De Paul. El fin del taller era
proporcionar ropa a los pobres. Preside la Srta. Celia Cepeda y le acompañan Delfina Franchimont,
María Esther Etcharrán, América Funes, Rosario López y muchas señoritas más.

1915: -Se hace cargo de la comuna por segunda vez el Dr. Rogelio Solis. Es secretario D. Adán
Carrizo Atechegaray; Defensor de Menores Zoilo Creado; Médico de Policía Dr. Santiago Ferro.
-Los bolivarenses tenían sus expansiones en los bares que al parecer no eran pocos y estos tenían
el atractivo de pasar películas. La crónica social de “El Bolivarense” del 15 de septiembre registra
funciones en el Bar San Martín, Bar Oriental y Bar Bolívar. Debemos agregar que los hoteles
importantes como La Vizcaína, Del Comercio, roma y otros, también pasaban “vistas”.
- La Municipalidad resuelve abrir un “Registro de Pobres” en el que se anotará el nombre de todos
los vecinos que por su estado de pobreza sean merecedores de socorro municipal ya sea en
asistencia médica, recetas, alimentos, pasajes, cajones fúnebres, etc.
-Se nombra una Comisión de Vecinos compuesta por los señores Bernardo March, José Chorén,
Mateo Garay y Juan Compta, para que se encarguen del cuidado de las plazas Italia y España y sus
alrededores, “en la imposibilidad absoluta de atenderlas por falta de personal”.
- Se auspicia la instalación de ferias francas que se realizarán todos los domingos, y se solicita al C.
Deliberante la eximición de impuestos a los que concurran a vender sus productos. Estas son las
primeras ferias francas que se instalan en San Carlos.
- Se prohíbe la conducción de cadáveres al Templo Parroquial para celebrar misa de cuerpo
presente, responsos, etc. Posteriormente la ordenanza quedaría derogada.

1916: -Enero 20. El H.C. Deliberante autoriza al Intendente a expedir certificados de la deuda
pública, por deudas anteriores al 16 de junio de 1910, hasta 30.000 pesos.
-Renuncia a la secretaría el Sr. Carrizo Etchegaray y asume el Sr. Alvaro Martínez (padre).
-Se radica en el pueblo el Dr. Martín P. Puyade, ex interno por concurso del hospital Rivadavia y
exjefe de servicio del instituto Modelo de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires.
-Julio 12. Se suspende el servicio de música municipal por carecer de fondos.
-Octubre 6. Se aprueba un proyecto de Ordenanza por el que las panaderías existentes en la
localidad, deberán usar para la elaboración del pana amasadoras mecánicas.

1917: -Se construye una torre sobre el edificio de la Municipalidad vieja para colocar un reloj
donado por el Sr. Mariano Unzué. Es el primer reloj público que funciona en el pueblo.
-Se realizan grandes fiestas con motivo del Centenario de la Declaración de la Independencia y se
coloca la piedra fundamental del Monumento al Gral. José de San Martín.
-Renuncia al cargo el relojero municipal el Sr. Roberto Paganini y es nombrado el Sr. Héctor Delupi.
-Agosto 14. Se prohíbe el juego de barriletes en los barrios donde existen redes del alumbrado
eléctrico o del teléfono.

1918: -Se dispone la formación del padrón de extranjeros.


-El C. Deliberante autoriza la creación de carnicerías para el expendio de carne de equino con
sujeción a la ordenanza vigente.
-Se autoriza una subvención de $ 200.000 para constituir de nuevo la Banda de Música a solicitud
del Sr. Oreste Rossi.
-La Sociedad Telfónica “La Bahiense” pide una concesión por dos años para extender y mejorar
redes.
-El Sr. Félix García asume sus funciones de Intendente el 1° de Mayo y designa secretario al Sr. José
Sálice. El Dr. Alfredo Busquet es designado Contador General de la Pcia. y renuncia a su cargo de
Presidente del H.C. Deliberante.

1919: -Junio. Se autorizan las construcciones de un canal de desagües paralelo a las vías, un
calabozo y una oficina en la comisaría, refección de nichos y en los corrales arreglos varios. El
“kiosco” de la Plaza Alsina y colocación de alumbrado externo en el Palacio Municipal.
-Se acuerda una partida de $ 10.000 para sufragar gastos originados en el auxilio y socorro de los
damnificados por la inundación.
-La inundación también preocupa a doña Luisa Krauss, titular de un negocio “extra-muros” por lo
que pide se le exima de la paga del mes de agosto y hasta tanto se retiren las aguas y que en los
meses siguientes se le cobre el 50% de lo que corresponda. Se resolvió hacerle una rebaja del 50%
hasta fin de año.
-Octubre 19. La Comisión Pro-inundados estima necesario la creación de un Hospital Auxiliar en
razón de las inundaciones que sufre el Partido. Los Dres, Solía y Salces rechazan la idea.

1920:-Es nombrado Médico Veterinario de la Municipalidad el Dr. Antonio Díaz.


-Julio 1°, El Concejal D. Martín Arce presenta un proyecto de pavimentación de la Av. San Martín.
-Con “La Canción del Ciego” y “El Naufrago” dio fin a la temporada la compañía González Castillo
que desarrollara en el Cine Teatro Coliseo Español.
-El Intendente Félix García destina una partida de $ 1000 para adquirir 24 bancos para las plazas
céntricas.
-Se suscita un conflicto laboral entre el dueño del Hotel “La Vizacína” y su personal que trajo como
consecuencia el abandono del servicio por parte de los trabajadores.
-Julio 4. La Federación General de Trabajadores inauguró su nuevo local.
En el acto hablaron los señores Pedro Godoy, Luis Mallol y Juan Clemente.
-Diciembre 26. Se incorporan los nuevos concejales electos y reelectos que son: Dr. Carlos
Daroqui, Sres. Domingo Althabe, Pedro Arrospide, Benito R. González, Bernardino Zabaleta, Miguel
A. Arce Camilo Pérez, José Chatruc y Julián Sagardoy. Preside Arturo Santa María, Vices 1° Joaquín
Peñóñori y Vice 2° Domingo Althabe. Secretario Sr. Domingo Archuby.
-Se crea la Universidad Popular Emilio N. Grau.
-Enerro 30. Se crea el impuesto o sobrecargo de diez centavos a la entrada a los espectáculos
públicos, que continúa en vigencia.
-La Municipalidad se adhiere a la obtención del brevet de piloto por parte del vecino Martín Arce y
ordena se acuñe una medalla para homenajearlo.
-Abril 11. Se decreta duelo por la muerte de Don Adolfo Gómez, Diputado Provincial y jefe del
movimiento popular de 1910.
-Abril 14. A raíz de que varias personas fueron mordidas por perros supuestamente hidrófobos, se
suscribió un decreto autorizando a dar muerte a los perros que deambulen por las calles sin bozal.
-Septiembre 5. La población se vacuna contra la viruela ante un nuevo brote epidémico surgido en
la provincia.
-Ingresa a la repartición policial con jerarquía de Subcomisario don Santiago Barreiro, natural de
Saladillo, ascendido a Comisario el 26 de abril de 1926. Su actuación, aún reconociendo que trató
de correr el malevaje que mucho preocupaba a los vecinos y a las autoridades, fue prepotente y
altanera.
Algunas de sus “hazañas” haciendo bailar y cantar a honorables ciudadanos, nada más porque se
le ocurría, entraría hoy sin atenuantes en una clara violación a los derechos humanos. Fue un fiel
exponente de la policía brava, apañada por el caudillo de turno.

1922:- Enero 18.Estación Torrecita. Se hace saber a los contribuyentes que desde el día 23 al 29 de
enero del corriente año se procederá para facilidad de los contribuyentes a despachar las patentes
municipales en el local del Sr. José Martínez.
-Aviso oficial: Las personas que quieran usar disfraz durante los días de Carnaval en los centros
poblados de Pirovano, Urdampilleta, Estación Hale y Villa Sanz deberán munirse de los permisos
correspondientes los que serán despachados por las delegaciones o empleados destacados en los
puntos citados, debiendo ser visados por los encargados de los destacamentos, sin cuyo requisito
no tendrán valor alguno (Febrero 20).
-Junio 25. Al tener que reasumir en sus funciones el Sr. Joaquín Peñóñori luego de una licencia,
renuncia a su cargo de Intendente. Queda al frente del D. Ejecutivo el Sr. Félix García.
-Se aprueba la tarifa para el servicio de alumbrado público librado en Pirovano.
-Se crea la Escuela de Música para Adolescentes a raíz de un proyecto del concejal Daroqui.

1923: -El Corso oficial este año tuvo lugar alrededor de la Plaza Alsina, cambiando su recorrido
habitual sobre la Av. San Martín.
-Atento a la renuncia presentada por el Sr. Benito González al cargo de delegado en el pueblo de
Pirovano, se designa al Sr. Juan Etcheto.
-Disolución de sociedad: Por escritura pasada ante el escribano don Alfredo Fabrés, quedó disuelta
la razón social Irigoyen, Pérez y Cía. un importante comercio de ramos generales instalado en
Urdampilleta.
-Intervenida la comuna por decreto del P.E. Provincial cesa en su cargo don Sebastián Hueso el 10
de octubre y asume el Dr. José A. eiva como Comisionado.
-Noviembre 23. Nómbrese a don Claudio Urdampilleta, Delegado Municipal “ad honorem” de
Torrecita.

1924: -Se aprueba el proyecto de trazado para la plaza de Torrecita.


-Si fijan los sueldos para la Municipalidad. El Independiente cobra $ 400 mensuales. Secretario y
Tesorero $ 300. Recaudador $ 180, Contador $ 250, Inspector General $ 220, Encargado de Obras
Públicas $ 180, Personal de Servicio $ 90, Ordenanza $ 80. Relojero Municipal $ 25.
-Fijase la cantidad mensual de $ 50 para la asistencia de los enfermos pobres de Pirovano,
- Se acuerda una subvención de $ 30 mensuales para la Biblioteca Popular de Bolívar.
-El 18 de Julio es designado Comisionado el escribano Francisco Cobeñas.

1925: - Marzo. Es designado para ocupar el cargo de auxiliar de la oficina de Marcas y Señales el
Sr. Miguel V. Natiello.
-Abril 5 – Se comunica a los tenedores de bonos de Empréstito Municipal que en Tesorería se paga
desde el 20 del corriente una amortización del 20% más el 5% de interés de acuerdo a la
Ordenanza transcripta al dorso de cada bono.
-Se establece el horario de atención municipal de 12 a 17 horas (15 de abril).
-Mayo 16. Prestan juramento de ley los señores Julián P. Iragüen y Braulio Vallejos, designados
para el cargo de Juez de Paz titular y suplente, respectivamente.

1926: -Febrero 9, Declárese corso oficial el que tendrá por recorrido de general Belgrano por
Avenida Alsina hasta Alte. Brown, por ésta hasta Av. San Martín y de ésta hasta Alvear.
-Marzo 2. Llámese a licitación pública por el término de 15 días a contar desde la fecha para la
provisión de 100.000 kilos de alfalfa o mezcla seco en fardos de 35 a 40 kilos.
-Abril 15. Se amplía el alumbrado público a varias calles de la localidad.
-Se dispone ampliar con 9 focos de 1000 bujías el servicio de luz de las Plazas Alsina y Mitre.
- Octubre 28. Se designa Alcalde del Cuartel 1° del Partido a Don Camilo Pérez.

1927: El 3 de enero se hace cargo de a comuna el Sr. Domingo J. Althabe.


-Es designado Delegado Municipal en Urdampilleta el Sr. Bartolomé Irigoyen.
-Abril 2. Se sanciona una Ordenanza prohibiendo el uso de papel impreso para la envoltura de
artículos comestibles.
-Abril 9. Se crean los cementerios de Urdampilleta y Pirovano.
-Abril 25. Se sanciona la Ordenanza creando los servicios de limpieza en Urdampilleta.
-Mayo. Se establece un servicio de vacunación gratuita en la Municipalidad.
-Julio. Se aprueba la concesión por 20 años a la Compañía de Teléfonos “Unión Telefónica del Río
de La Plata” para el establecimiento de oficinas y líneas telefónicas en el Partido.
-Agosto 4. Se crea el servicio de alumbrado público eléctrico para Urdampilleta y Pirovano.
-Septiembre 4. Se sanciona la Ordenanza de pavimentación.
-Noviembre 9. Se convoca a elecciones para elegir ocho municipales titulares y tres consejeros
escolares.

1928: -Recientemente instalado en nuestra ciudad el Dr. Miguel L. Capredoni es nombrado


médico agregado de la Sala 2ª. a cargo del Dr. Rogelio J. Solís, en el Hospital local.
-Con motivo de haber cumplido 25 años en la carrera médica profesional fue agasajado el Dr. Solís
con un banquete que fue servido en la confitería “La Aurora”. Ofreció la demostración el Sr.
Enrique Calac.
- Se celebran con gran brillo las fiestas del Cincuentenario.
- Es designado el Sr. Miguel Cándido Díaz, Delegado Municipal en Hale.
- La Asociación de Cultura y Fomento auspició la presentación del historiador Dr. José Carlos Astolfi
quien trató el tema “Esteban Etcheverría” – La Asociación de Mayo.
- Noviembre 11. Se libra al servicio público el alumbrado público en Pirovano.

1929: - Es reelecto el Sr. Althabe y continúa como secretario el Señor José Anglés.
Se solicita al Gerente de la Unión Telefónica S.A. una línea que permita comunicarse en forma
directa con la Capital Federal. El memorial da cuenta de las dificultades que se tienen al tener que
operar con 25 de Mayo que recibe además comunicaciones en Güaminí y de todas las estaciones
intermedias. Era encargado de la oficina local don Emilio Montesano.
-Se dieron comienzo en las obras de pavimentación urbana.
-El incendio ocurrido en el Cine Select el 21 de diciembre del ao anterior avivó en la población los
comentarios para organizar una Sociedad de Bomberos Voluntarios.
-La Sociedad Italiana “Il Fior Di Maggio” eligió nuevas autoridades. La Comisión Directiva quedó
integrda con los Sres. Antonio Giffoni (Presidente) Conrado Scapellato -Vice), Miguel Zampatti
(Secretario), Virgilio Rossi (Pro secretario), Francisco Culotta (Tesorero), y como vocales, Juan
Farace, Marcelino Achuelo, Pascual Sarchione y Alfonso Felice.
-Se realizó en la Esc. N° 1 la inauguración de la Copa de Leche, cuyo sostenimiento está a cargo de
la Asociación Cooperadora presidida por la Sra. Zelmira Covián de Larrosa.
-Don Salvador Merialdo ofrecía un hermoso automóvil de 52 HP marca Graham Paige al precio de
$ 3.395 puesto sobre vagón en Buenos Aires. Por su parte, Don Rafael Mateu, con agencia en
Mitre N° 201, proponía “la nueva creación de Chrysler De Soto Seis con motor poderoso, ligero y
suave que, silencioso, imprime al coche un impulso alado”.
-Se instala la Sala de Primeros Auxilios en Urdampilleta, por Ordenanza del 4.11.28, nombrándose
médico de la misma al Dr. Ricardo González Bonorino y miembros de la C. Administradora a los
Sres. Roberto Campión, Máximo U. Lorda y Manuel Caballero.

1930: Se llama a licitación para la adquisición de 26 columnas para el alumbrado público.


-Agosto 6. Se inaugura la Capilla del Colegio de Hermanos sobre la Avda. San Martín.
- Se nombra al escribano Osvaldo Solari Bosch Jefe del registro Civil de Urdampilleta.
-Bolívar y su momento actual en un comentario periodístico publicado en “El Momento” el 4 de
septiembre de 1930. Poco a poco pero firmemente, nuestra ciudad va tomando un bello aspecto
de acabada modernización: el pavimento, el arreglo de las plazas céntricas, los nuevos edificios
provinciales, los colegios, las aguas corrientes, etc., dicen de cuanto de bueno adquiere Bolívar,
por lo que nunca se pecaría de atrevida apreciación de decir que estamos a la altura de los
modernos más modernos e importantes pueblos de la Provincia.”
Dos días después habría de cambiar la historia del país. La revolución del 6 de septiembre sería la
culpable de ello. No obstante Bolívar habría de comenzar una etapa floreciente en Bolívar en
cuanto a la obra pública de la mano del Dr. Miguel L. Capredoni. El homenaje popular a este
hacedor de progreso no debiera demorarse. Es una deuda que nos pesa porque se advierte cierto
egoísmo en sectores políticos que le fueron adversos, como si lucha siguiera marcándonos a fuego.
Una debilidad y también una cobardía.
-Diciembre 16. El comisionado Municipal resuelve conceder autorización al Sr. Rodolfo
Pirovano para emplazar en el centro de la plaza del pueblo de Pirovano el monumento ofrecido
por él mismo, destinado a perpetuar la memoria del ilustre hombre de ciencia, el eminente
médico y cirujano Dr. Ignacio Pirovano.

1931: - Se acuerda una asignación mensual por parte del H. Concejo Deliberante de $60.00
-Es nombrado Delegado Municipal en Urdampilleta el Sr. Alvaro Martinez en reemplazo del Sr.
Miguel Volpe Lagreca.
Junio 13. Muere Casimira Barroso, la ejemplar maestra. La municipalidad adhiere al duelo
designando funcionarios para concurrir el acto del sepelio y votando una partida de $250 para
contribuir a los gastos que demande el mismo.
Se hacen trabajos de urbanización y parque en Las Acollaradas.
La municipalidad otorga medallas de oro a los Campeones Argentinos de 1931 y medallas de plata
a los suplentes.

1932: - Febrero 28. Comienza su ciclo histórico el Dr. Miguel L. Capredoni.


- Se autoriza al D.E. a comprar una fracción de terreno, propiedad de doña Felisa Lopardo de
Macchia en el Parque Municipal. Se trata de la conocida laguna de Macchia.
-Mayo. Centro Juventud Unida: Dado el éxito obtenido en su último matinee danzante, la
Comisión Directiva del Centro Juventud Unida del Barrio, ha resuelto realizar nuevamente otro, el
domingo 22 a las 14 horas en el local social. (Galpón de Tocci en sección Quintas) El famoso galpón
de los Tocci, ubicado detrás de las vías férreas hacia el Sur sirvió luego para dar nacimiento al Club
Talleres.
- Por la pantalla del cine Select se da a conocer “Marruecos” nada menos que con Marlene
Dietrich, Gary Cooper y Adolfe Menjou.
- Llegaron a San Carlos en gira proselitista los doctores Honorio Pueyrredón y Mario Guido. Abrió
el acto realizado en la avenida San Martin frente a la farmacia Larregle, el jefe del radicalismo local
Dr. Alfredo Busquet.

1933: La Sociedad Española y la Asociación de Cultura y Fomento puso en marcha el homenaje al


Dr. José Fabrés García con motivo de sus bodas de oro con la medicina. Para tal fin convocó
también a los directivos del Hospital. El acuerdo fue amplio y total. Se confeccionó un álbum que
en la tapa decía “El Pueblo de Bolívar al Dr. José Fabrés García con motivo de sus Bodas de Oro con
la medicina”. 1884 1° de Enero de 1934-. En su interior iban adhesiones de las distintas
asociaciones y pueblos en hojas de pergamino.
-En una asamblea realizada en la Asociación de Cultura y Fomento queda disuelto el Automóvil
Club de Bolívar y por lo tanto caduca en sus funciones la Comisión Directiva.
-Intercambio cultural: El Ateneo Rivadavia de Daireaux envió dos representantes, lo señores Luis
Ormaechea y Pedro Godoy (este oriundo de Bolívar) para disertar en La Cultural.
La retribución de tan gentil visita estuvo a cargo de los Dres. Jorge Goyenechea y Pedro Vignau y
los señores Luis Mallól y José Castellá. Un cuarteto de lujo.
-La Escuela N° 1 se anotó un gran éxito en el Concurso que sobre el Descubrimiento de América
realizó el diario “La Razón de Buenos Aires” a nivel nacional.
Obtuvo el primer premio absoluto para 5to. grado, por la niña María Angélica Salduna, alumna de
la división a cargo de la señorita Carmen Méndez Jarén.

1934: - Movimiento demográfico de Enero y Febrero. Registro Civíl 1ra. Sección a cargo del
escribano Vicente B. Cabrera. Nacimientos 90. 50 varones (32 legítimos, 18 ilegítimos) 40 mujeres
(31 legítimos, 9 ilegítimos). Matrimonios 20, defunciones 18. 2da. Sección: Escribano Francisco J.
Orlando. Nacimientos 58. Varones 24, mujeres 34. Matrimonios 12, defunciones 24.
-En virtud del atraso en que incurran los contribuyentes por servicio de alumbrado en las
localidades de Urdampilleta y Pirovano, la Municipalidad dispuso que la cobranza estuviera a cargo
de los concesionarios señores. Arbuco y Cía.
-Se nombra al señor José Lampón para el cargo de inspector y despachante de guías, al señor
Alberto Guichandut.
-Asume como titular del Registro Civil Sección 2da. al Escribano don Aldo Gagliardi y Gortari con
sede central en Pehuajó y que se ocupa en transacciones sobre haciendas ha instalado en la Av.
San Martín N° 646 de nuestra ciudad una sucursal.

1935: -Preside el escribano Francisco J. Orlando los festejos del carnaval.


-Se exime a los clubes Empleados de Comercio y Social del pago de impuestos de construcción
correspondientes a los edificios que ambas instituciones levantan en nuestra ciudad.
-La Asociación de Cultura y Fomento, en nota al señor intendente, sugiere que el busto al
Libertador Simón Bolívar colocado entre las plazas España e Italia en el año 1928 con frente a la
estación del FF.CC. sea dado vuelta. En esa oportunidad aun no había sido levantado el
monumento al Gral. San Martín, el que quedaría luego mirando la espalda del otro Libertador,
cuando en realidad debían estar frente a frente.
-Se da el nombre del doctor Alberto Medús al actual puente llamado “La Florida” sobre el arroyo
Vallimanca. (Medús fue Diputado Nacional y Provincial y ocupó la cartera de obras públicas de la
Provincia de Buenos Aires.
-Julio 8. La Municipalidad concede a título precario y por el término de 5 años a Bolívar Tennis Club
la posesión de las canchas ubicadas en el parque Tnte. Gral Uriburu.
-Noviembre 8. Fallece Mansueto Cepeda intendente denunciante a raíz de los paros de 1910. La
Municipalidad dispuso los honores de práctica.
Es designado médico municipal y de policía de Pirovano el Dr. Julio César Loza Colomer.

1936:- Mayo 31. Se inauguró la estación de servicio “Bolívar” ubicada en la esquina de Av. Gral.
Paz y Roca, colocada bajo la advocación de NS de Pompeya. Su titular don Antonio Fernández
Gandarias sirvió a los presentes un Vino de Honor.
-La Comisión Cooperadora de la Escuela N° 2 renovó su Comisión Directiva quedó constituida de la
siguiente manera: Presidente Sr. Antonio Quibus; Secretario Sr. Enrique Pla; vocales Sres. Juan
Otano, César Bacigaluppo, Bartolomé Salom y Angel Carrillo.
-Partió para Rosario David Sabattini, director de la Escuela de Arte y Oficios, trasladado a la escuela
de esa ciudad. Actualmente el Dr. Sabattini Méndez, hijo de esta ciudad es destacado médico con
importantes investigaciones. Vive en Nueva York.
1937:-La provisión de los muebles, cortinados, alfombras y efectos varios para vestir el nuevo
edificio municipal fueron adquiridos a la firma Luis F. Bottini de la Capital Federal.
-Agosto 12. Al abrirse las propuestas para la construcción de la Asistencia Pública de Urdampilleta
en el despacho del Sr. Intendente se registró un empate, entre los proponentes Antonio Devito
Hnos. y Juan Gándara. Muy salomónicamente se resolvió el problema practicando un sorteo. La
suerte favoreció al Sr. Gandará. La suma aceptada $ 29.495.30.
-Homenaje a Agustina Pelletieri: Mayo 2. En el Cine teatro Novelty se realizó la demostración
organizada en honor de la distinguida educacionista señorita Agustina Pelletieri. Calificada
concurrencia dio realce al acto que se desarrolló en un ambiente de cálida cordialidad. Ofreció un
homenaje el Dr. Luis Gagliardi entregándole un hermoso anillo como exteriorización de la gratitud
del pueblo de Bolívar y una preciosa pulsera en nombre de las autoridades municipales. Habló la
inspector la señorita Catoggio destacando la empeñosa obra realizada entre la juventud argentino-
venezolana que le mereciera la distinción del gobierno de Venezuela.
-Es nombrado Asesor Letrado de la Municipalidad el Dr. Emilio Reviriego.

1938:-Decía “La Verdad” en el mes de enero: “En la reciente promoción de ascensos en el ejercito,
nuestro convecino, el joven militar José García Althabe, fue ascendido al grado inmediato superior
al grado de teniente”. Desde su ingreso al Colegio Militar, e joven García Althabe se viene
destacando notoriamente en una breve y brillante carrera. Muchos años después Garcia Althabe
sería Edecán del General Juan Perón en su primera Presidencia.
Los coroneles Juan Diego Castro Pueyrredón, Carlos Alberto Salazar, Héctor Caruso, todos en
situación retiro oriundo de nuestra ciudad tienen ganado sólido prestigio a su paso por las filas del
ejército, igualmente se recuerdan con mucho cariño al Tnte. Coronel Rubén Fernández Sarraúa.
Convive en nuestro medio el Capitan (RE) Carlos María de la Serna, dedicado a la diligencia de un
canal de televisión.
En Gendarmeria Nacional Juan Aberto Pascuet (Tito) y Hermenegildo Barrera alcanzaron muy altos
grados merced a a consagración que pusieron al servicio del arma. Muchos militares más, oficiales
y sub- oficiales nacidos en Bolívar integran los distintos cuerpos de las fuerzas armadas,
recordamos entre ellos a Emilio Montesano, en fuerza aérea y a Luis Fal, en marina.
-Se designa como Presidente de la Comisión Carnaval al Sr. M. Angel Mosca. Vice- Presidente al Sr.
Aníbal Fernández Sarraúa, Tesorero al Sr. Santino Bilbao y Secretario al Sr. Cirilo Sangiani.
-Julio. La orquesta típica del Prof. Virgilio Rossi cumple un ciclo de audiciones diarias en L.R.2 Radio
Argentina de la Capital Federal. Se destaca como cancionista con señalado éxito en el conjunto la
Srta. Evelia “Chichi” Rossi.
-Se declara obligatoria la construcción de veredas dentro del radio pavimentado y la construcción
de cercos de material.
-“Habiéndose efectuado el llamado a licitación para las obras de construcción en el Templo
Parroquial de esta ciudad, de cuya Comisión forma parte el suscripto: Resuelve: Poner a
disposición de la Comisión Pro- Templo su despacho en el Palacio Municipal para el acto de
apertura de propuestas y para todas las reuniones que daba efectuar la mencionada Comisión y
prestar a ésta todo el apoyo que dentro de sus facultades pueda efectuarle.” Miguel Capredoni –
Intendente; Pedro Irigón - Secretario.

1939:- Febrero 15. El Ateneo de La Cultural dio inicio a la actividad del año con la presentación de
académico Juan Pablo Echague (Jean Paul), relevante figura de las letras argentinas. Fue
presentado por el Presidente de la entidad el Escribano Juan C. Grossi.
-Realiza en nuestra ciudad tres sesiones de simultáneas el conocido ajedrecista Jacobo Bolbochán.
La primera en La Cultural .
Jugó 28 tableros. Ganó 26, entabló con Juan Carlos Grossi y fue vencido por Luis Rossi. La segunda
en el Club Argentino; empató el Dr. Adolfo Bernández Cabezas y Victor Castro; perdió con Salomón
Ratzer, el tablero más fuerte de ese momento en nuestra ciudad. La tercera ronda realizada en el
Palacio Municipal sobre 28 tableros ganó 26. Empató con el Dr. Carlos Alberto Méndez y el Sr. Luis
Deleonardis.
-Ante la proximidad de la inauguración del Mercado Municipal (12 de noviembre) el D.E. dictó un
reglamento Interno a los efectos de proveer una mejor administración. Es nombrado encargado el
Sr. Santino Bilbao.

1940:- Nómbrase Director del Hospital Municipal de Urdampilleta al Dr. C.A. Flores Diez y médicos
a los Dres. Américo Sisto y Juan Juaristi Rosas.
-Es desginado Asesor Técnico de la Municipalidad el Ing. Civ. Guillermo Martín. Dicho profesional
habría de desarrollar una intensa tarea en nuestro medio siendo autor de numerosos proyectos de
obras importantes en instituciones y particulares.
-Junio 19. Se nombra en Pirovano una Comisión para dirigir los servicios públicos y administración
formada por los Sres. René Massaux, Joaquín Repeto, y Miguel Tamborenea.
-julio 5. Asume como médico de policía y Director de la A. Pública el Dr. Alberto Malatesta en la
localidad de Pirovano.
-“El Demócrata” formula una seria denuncia contra el gremio panaderil por lo que consideraba
indebida alza de precio del pan y de la galleta.
-En Campo, Manganiello, hnos, en el mes de Diciembre, Ud. podía comprar usted podía comprar la
yerba La Hoja paquete de 1 kilo a 0,90 centavos. Arroz Glacé a 0,35 el kilo, y aceite de girasol a
0,60 centavos el litro, y en ferretería un calentador Primus, muy en uso en aquellos días, nada
menos que a $ 7,20 cada uno.
-Octubre 28. Ya que hablamos de precios demos algunos números del remate realizado por la
firma D. Jacinto Maineri. Novillos 2 años a $ 85,50 a $ 96,50 c/u. de 1 año y medio de $ 62,50 a $
75 c/u. Vaquillonas de 1 año de $ 44 a $ 52,50; de 1 año y medio de $ 55 a $ 64. Se vendieron
1.750 cabezas a $ 124.537,50.

1941: -20 de Mayo. Se crea la Comisión Municipal de Bellas Artes que tendrá por finalidad
intensificar la difusión artística, organizando exposiciones de artes plásticas, conciertos,
conferencias y cuantos más actos considere conducentes al mejor cumplimiento de su misión así
como prestar la más amplia colaboración y apoyo a la obra que realice la Comisión Provincial de
Bellas Artes.
Es su presidente el Dr. T. Raúl Cabrera. Secretaria, Sra. Luciana Ch. de Duprat, Tesorera Sra. Emma
Calac de Comas, Vocales Dr. Pedro Vignau, Prof. Juan Pedro Curuchet, Dr. Luis O. Gagliardi e Ing.
Joaquín Repetto.
-El Cine Avenida, ubicado en la esquina de Avda. San Martín y Balcarce presentaba para el
domingo 27 de mayo estas películas. En matinée “La Carga de los Valientes”, con Santiago Arrieta,
Anita Jordàn y Domingo Sapelli. Por tarde Culpas Ajenas con el recordado Henry Fonda y Margaret
Sullivan.
-Noviembre 20. Se confirma como Maestro titular de la Escuela Nocturna Municipal al Sr. Héctor
Dante Andrade.
-La queja periodística se centralizaba sobre el estado de los caminos: decía “El Demócrata.
”: “Es realmente un desastre las pésimas condiciones de tránsito en que se encuentran todos los
caminos de salida y de acceso a nuestra ciudad”.
Vale recordar que todavía no teníamos ninguna vía de comunicación hacia afuera pavimentada-

1942:-Enero 24. Se le otorgaba a la Comisión Cooperadora de la Biblioteca José María Estrada del
Colegio Nacional la misión de organizar los próximos festejos del carnaval.
-Se nombra a don Juan José Oriozabala Delegado Municipal en la zona del Cuartel 5º y Estación
Unzué con el carácter de ad-honorem.
-Se concede beca municipal al alumno Vicente Mucillo, mejor alumno egresado del Colegio
Nacional, para continuar sus estudios.
-junio 1º. Se da el nombre de Juana Gorastazu de Miguens al Hospital de Urdampilleta.
-Junio 8. El Dispensario Público Municipal, comienza a llamarse Asistencia Pública.
-“Resultó todo un brillante y magnífico acontecimiento social la gran fiesta que, celebrando la
histórica fecha patria del 9 de Julio, se verificó la noche del martes último en las dependencias del
Club Social”. Así iniciaba su nota un diario de la época. Como el cronista se encargó de dar los
nombres de los asistentes, nosotros reproducimos aquí la nómina de las damas jóvenes que
dieron encanto a esa velada tradicional. Señoritas: Irma Belén, Chola Lerga, Anita Belén, Porota
Taylor, Carmen Rodrigo, Irma Andrade, Nilda Larregle, María Elena Tremuilles, María Maceras,
Elena Winter, Emma H. Sangiani, Hebe Esther Cánepa, Nerina Gagliardi, Dorita Badalá, Eva Alonso,
Sarita Daroqui, Coca Maina, Tota Loboreiro, Inés y Etelvina Cáceres, Nelly Luchini, Coca Belén,
Hilda Sarraúa, Haydee Valdéz, Menega Cáceres, Elba Terrile, Teresita Diego, Lola y Carmen Casajús
y Marina Sarraúa.

1943: -Es nombrado Delegado Municipal en Pirovano el Sr. Mario Oscar Mon.
-Agosto 20. El Dr. Héctor Alvarado Lucero y los Sres. Alberto Tamborenea, Guillermo Best y Alfredo
Fernández son designados para integrar la Comisión Administradora de la Asistencia Pública de
Pirovano.
-Septiembre 9. El Dr. Victorio Campo se hace cargo de la Inspección Veterinaria de la
Municipalidad de Urdampilleta y Pirovano y el Dr. Prudencia Villalonga es nombrado en Bolívar.

1944: -Por resolución municipal se designa como barrio Trinitario toda la sección 1 del ejido de
esta ciudad delimitado por la Av. San Martín, la Av. Almirante Brown, la Avda. Circunvalación 9 de
Julio (hoy Dr. Pedro Vignau) y cerrando el cuadrado la Av. De Circunvalación Centenario (Para
nosotros Leandro N. Alem).
-Se nombra Delegado Municipal en Pirovano al Sr. Eduardo Fabián Carrizo y en Hale al Sr. Hércules
Castellani. Se crea la delegación Mira Mar y se designa con el carácter de honorario al Sr. Miguel
Meregaglia.
-Inauguración de la Capilla de la Santísima Trinidad. Para organizar los festejos tendientes a la
inauguración se crearon comisiones integradas por festejos tendientes a la inauguración se
crearon comisiones integradas por caracterizados vecinos. Una de ellos la presidía el Dr. julio L.
Segura.

1945: -Febrero 26. Renuncia el Comisionado Municipal Escribano Francisco J. Orlando. Queda a
cargo el contador Sr. Martín Terrile y es Secretario Interino el Sr. Manuel Hernández. Le sucederá
el Sr. Nicolás Rueda con la Secretaría del Sr. Juan Carlos Grossi.
-Marzo 6. Se nombra Director de la Asistencia Pública al Dr. Félix Zaccardi y odontólogo al Dr. José
María Tonelli.
-Marzo 7. El Sr. Alberto Sobré es Delegado Municipal en Urdampilleta.
-Marzo 14. A su vez el Sr. Rudecindo Dolores Picazo es Delegado Municipal en Pirovano.
-Julio 11. Renuncia el escribano Juan Carlos Grossi para hacerse cargo del Registro Civil,
reemplazándolo el Sr. Miguel V. Natiello.
-Agosto 1º. El Escribano Francisco Lamanna es nombrado Jefe del registro Civil Sección 2ª.
1946:-Enero 9. Renuncia a la secretaría municipal el Sr. Miguel V. Natiello y es nombrado el sr. José
Anglés.
-Concédese permiso para la instalación de un local para bailes y espectáculos públicos a la
Empresa Márquez, rolla y Pietroni, que funcionará en Avda. Belgrano y Urquiza. Se llamó “Luna
Park” y alcanzó gran notoriedad por sus reuniones boxísticas.
-Carnavales: “Mises”. Del Club Buenos Aires, la Srta. Cata Martínez Noseda. La pieza musical en su
honor fue bailada con el joven César Municoy.
La Srta. Cori Fernández Gandarias fue elegida en la reunión danzante del Club Social. Su
compañero de baile fue el Sr. Horacio Gómez Iza. Por su parte la Srta.Edith Mafalda Lopardo fue
“Miss” por el Club Independiente bailó con el Sr. Angel Gil. La Lavandería, representante del Club
Independiente bailó con el Sr. Angel Gil. La Comisión de Carnaval designó su representante a la
Srta. Nora Correa Woll.
Fue elegida Reina del Carnaval de Bolívar 1946 la Srta. Cata Martínez Noseda. La pieza musical
interpretada en su honor fue bailada con el Sr. Félix Del Carreto.
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APENDICE DOCUMENTAL

25 de Mayo enero 26/861

El Comandante Militar del

Al Señor Juez de Paz y Com del 25 de Mayo


Don Victorino Abrego

Impuesto de su nota de hoy de transcripción que en ella, me hace, de la resolución Superior de


fecha 22 de Diciembre del año ppdo, en la que se ordena se haga entrega del Establecimiento de
Baldebinito a Don Manuel Giraldo con exceción de la parte que ocupa el Fortín que se halla
situado en otro establecimiento. Pidiéndome Ud. a la vez le diga cual es la parte que ocupa el
espresado fortín para proceder a la entrega en la forma que está mandado.

Diré a Ud. que el Fortín esta cituado en el cuadro refaccionado por la guarnición y ocupa todo de
él y amas un galpón que se está construyendo, dos corrales que tiene a la derecha e izquierda del
cuadro, una quinta que se halla a espaldas del cuadro la cual sirve para atar los caballos á soga que
deven salir á la descubiertas del siguiente día y en cuya ba á sembrarse alfalfa para la conservación
de los caballos de invierno, los dos corrales que se expresan, que han sido refaccionados por la
guarnición, son en los que se encierran las caballadas de invernada de servicio y hacienda de
consumo, una laguna que se halla contra la fortaleza, en la que beben las haciendas, también de
una necesidad en todas, si es, en tiempo de seca, por no haber aguada cerca y si es en cualquiera
otra estación que oiga novedad de indios, para tener las caballadas proccimas al Fortín y con
seguridad. Esto es todo lo que ocupa la Fortaleza y su guarnición y que es de suma necesidad todo
ello, de lo demás puede el Sor Juez de Paz hacer la entrega al Sor Giraldo, cuando estime
conveniente para lo cual se darán las órdenes correspondientes al Comte del Fortín.

Dios guarde a Ud. ms. Años.

Juan A. Noguera.

25 de Mayo Marzo 12/861


E. Cmte Mr del

Al Sor Juez de Paz y Com del Partido 25 de Mayo


Don Victorino Abrego.

He recibido la nota de Ud. fcha 9 del corriente en la que se me comunica que en el día anterior a la
fcha se ha recibido Dn Juan Fran° Ibarra del cargo de Administrador de Correos de este punto,
cuyo nombramiento fue comunicado a Ud. con fcha 24 de enero ppdo por el Sor Administrador de
Correos.
Debiendo dirigir la correspondencia Oficial al espresado Administrador de este punto.
Dios guarde a Ud. ms. Años.

Juan A. Noguera

El Comandante Militar del

25 de Mayo Octubre 25 de 1861

Al señor Juez de Paz Dn Victorino Abrego.

Acaba de recibir el que firma una nota del Juez de Paz del Bragado transcribiendo la nota del
coronel Diaz en la que dice que a la altura del paso de Piñero frente a Junín se hallan los Ranqueles
capitaneados por Crito Pichi Uinca y otros esperando a los caudillo Felipe Sáa y olevencia para dar
golpe al Bragado según noticias y como el suscrito debe moverse pronto a ese punto ó á
cualquiera otro que demande mi presencia es preciso tener inmediatamente todas las medidas
para traer a este punto todas las caballadas del Partido como de mas elementos para estar listos a
cualquier hora que se requiera.
Dios guarde a Ud. ms. Años.

Saturnino Albariño
Gefe de la Frontera del Oeste

Bragado Julio 8 de 1863

Al Señor Juez de Paz y Comisaría del 25 de Mayo


Don Marcelino Daves

Anoche á las ocho de ella, se ha recibido una comunicación despachada á las once y media de la
mañana por ese Juzgado, y como este retardo ocasiona grandes perjuicios al servicio y puede
ocasionar mayores, me permito llamar su atención sobre este asunto, para que sí le fuera posible
llame la atención á los maestros de posta sobre el retardo de las comunicaciones urgentes que
corren por ellas.

Julio de Vedia.

El Comando en Gefe de la Fontera


Del Oeste

Bragado Diciembre 17 de 1863

Al Señor Juez de Paz y Comisario del 25 de Mayo


Don Marcelino Dabel

Son las siete y cuarto de la noche y recibo la nota del Comandante del fortín Arebalo cuyo tenor
es como sigue:
“En este momento que son las ocho de la mañana recibo una nota del Comandante del fortín
Esperanza del tenor siguiente.
“En este momento acabo de recibir una nota del Comandante General de la frontera del Sud en
donde me dice que los indios de Calfucurá vienen a unirse a los indios de Catrielpara dar un golpe
á esa frontera.
“En vista de esta nota, mando una partida de ocho hombres bien montados á Ballimanca para que
de allí hagan la descubierta asta Jaguelitos, pues la descubierta de la Esperanza me dice el Mayor
Elías saldrá á los Pueblitos.
“Mi descubierta lleva la orden de permanecer en Ballimanca hasta recibir orden de retirarse
debiendo mandar el parte todos los días haya o nó novedad en el campo.
“Lo que comunico a Us. Para conocimiento”
Lo que transcribo a Ud. para su conocimiento previniéndole que en la fecha marcho el
campamento 9 de Julio de donde haré marchar una fuerza respetable á establecerse en
Bayimanca para que de allí observe y pueda comunicarse lo que ocurra.

Dios guarde a Ud,


Julio de Vedia

El 2° Gefe del Batallón

Nueve de Julio, diciembre de 1863

Al Sor Juez de Paz del Partido “25 de Mayo”


Don Marcelino Dabel

Con la nota de V. fcha de hoy se ha recibido el individuo Juan de la Cruz Herrera á que ella hace
referencia, destinado a este Cuerpo.
Obsequios de esta naturaleza serán recibidos con el mayor placer pues á mas de su utilidad, es una
muestra de dependencia hacia nosotros, que es como asegurar a V. agradecemos.

Dios guarde a V. ms. Años

Felipe Baptista

El Ayudante Mayor encargado de


La Comandancia del

25 de mayo febrero 20/864

Al Señor Juez de Paz y Comisario


Do Marcelino Dabel.

A continuación transcribo a U. la nota fecha 8 que he recibido del Gefe del Detall. De la Frontera y
Accidental de la división del Oeste: dice así.
“Acuso recibo á su nota fecha de ayer á participarme que el encargado de proveer las reses para el
consumo de ese punto, le ha dicho que no puede dar mas reses por los motivos que U. expone.
“En contestación debo decir á U. que en nota dirigida al Sr. Coronel Gefe de la Frontera fecha 27
de Enero ppdo, del Excmo Señor Ministro de Guerra y Marina de la Nación se le dice lo siguiente.
“En precaución de cualquier entorpecimiento que puede ocurrir en la provisión de reses para las
fuerzas a su mando, por falta de proveedor, se previene a V.S. debe tomarla del vecindario con la
anticipación conveniente dando al infrascripto, previo el ajuste del precio de ellas.
“Lo que se transcribe a U. para que de conformidad á lo dispuesto por la superioridad, contrate las
reses que precise para el consumo de ese punto dando cuenta inmediatamente á esta
Comandancia”.
En consecuencia de esta nota espero de U. que en vista de la urgente necesidad que hay de
ganado para el consumo, se sirva proveer á este punto con un número de treinta á cuentas del
Excmo Gobierno Nacional”.

Dios guarde a U. muchos años.


Alejandro de la Plaza

Al Comandante el Gefe de la
División del Oeste

9 de Julio Dcbre 23 de 1865

Al Señor Juez de Paz del “25 de Mayo”


Don Marcelino Davel

Habiéndose reiterado el aviso á esta comandancia por el Gefe de la frontera Norte., que el Cacique
Mariano Rosas, Baigorrita y Calfucurá preparar una invasión á esta frontera, según el parte que
con fecha 14 del presente dá el Coronel….Gefe de la Frontera de San Luis, es que.
Hallándose esta división en malísimo estado de caballadas y siendo este artículo el primer
elemento de la guerra y mucho mas para repeler al enemigo de la pampa, el infrascripto se vé en
la imprescindible necesidad de recurrir al reconocido patriotismo de U. así como al de todos los
hacendados de ese partido á efecto de que si le fuera posible pueda facilitar a esta División el
elemento de movilidad que tanto carece, llegado caso que la invasión anunciada se llegue á
efectuar por esta frontera.

Dios guarde a U.

Nicolás Granada

El Comandante en Gefe
de la frontera del Oeste

9 de Julio, Agosto 30 de 1866


Al Señor Juez de Paz del 25 de Mayo
D. Mariano Haedo

En la fecha ha recibido el infrascripto, la del Sr. Juez de Las Flores, del 23 del corriente cuyo texto
es como sigue:
“El Gefe de la Frontera Sur comunicada haber llegado yá el cacique Renqué Curá, con doscientos
hombres armados y espera de un momento a otro, la llegada del cacique Chocoví con trescientos
chilenos. También debe llegar el cacique Cayupan con los tehuelches y otro cacique con indios
ranqueles; que todos ellos vienen según lo manifiesta el primer cacique llegado, con el solo objeto
de Tratados de Paz; y no obstante de las protestas de paz y tratados que para contener
cualesquiera avances que no sería extraño intentasen”.
Lo que comunico a U. para su conocimiento y á efecto que tome las medidas que crea
necesarias y demás fines.
Dios guarde a U.

Nicolás Granada
Tratado con el Cacique Limonao

El Gobierno Nacional Argentino por una parte por otra Comisión del Cacique Limonao, compuesta
de sus dos hijos Henychal y Mariano Ruíz, enviados espresamente por el mencionado Cacique á
celebrar el presente tratado han convenido en los artículos siguientes.
1°) El Cacique Limonao con toda su tribu se declara súbdito Argentino y reconoce en el
Gobierno General el Dominio y Soberanía que tiene en todo el territorio de la República, que se
comprende por la parte Oriental de los Andes hasta terminar en el Estrecho de Magallanes.
2°) No reconoce otro cacique y su tribu ningún dominio, ni autoridad en los Caciques Clafucurá
y Renqué, ni en ningún otro cacique natural del País o de Chile, titulándose dueños de os
territorios pertenecientes a esta República, de una y otra banda del Río Negro, la Isla de
Choelechoel, el Río Neuquén y el Limay,.
3°) Como tales súbditos Argentinos, el Cacique y toda su tribu, formarán una Colonia agrícola
– militar, sea en Choelechoel ó más aproximado a Patagoned donde el Gobierno Nacional le
designe; y formarán el pueblo con los elementos que el gobierno les facilite, bajo la dirección del
Ingeniero que se de al efecto.
4°) El mencionado Cacique y su tribu admitirán y obedecerán á un Comisionario Intendente
que el gobierno mandase para regentar la Colonia, y también admitirán uno o más sacerdotes que
les enseñen a los niños de ambos sexos y a una o más personas peritas que les enseñen la
agricultura.
5°) El mencionado Cacique y su tribu declarados que sean Subditos argentinos harán el servicio
militar de frontera como Guardias Nacionales, contra toda invasión de indios ladrones, ó de otro
poder extraño poniéndose a las órdenes del Comandante del punto, ó del que el gobierno
mandase, y harán este servicio con sus gentes de Auras en sus propios caballos.
6°) Caso de una invasión de indios ladrones ó de chilenos que se introduzcan á robar á este
lado de las cordilleras, territorio argentino, el Cacique Limonao y su tribu se comprometen á
espedicionar en persecución de los invasores y atacarlos donde les diesen alcance, se entiende a
las órdenes del Jefe que dirija la expedición.
7°) Poblado que estibiesen, antes ó después de formado el pueblo, el Cacique y su tribu se
ocuparán de labrar la tierra con los elementos que el Gobierno les proporcione.
8°) El Gobierno General por su parte reconoce y declara Súbditos al Cacique Limonao y toda su
tribu, en los mismos términos y condiciones que espresan los artículos anteriores, y les concede
todos los privilegios que las leyes del país acuerdan á los Guardias Nacionales.
9°) Les dará un área de campo de su propiedad, suficiente para toda la tribu dónde el terreno
sea mas a propósito para el cultivo y para la cría de ganados, como también ovejas (mil),
trescientas vacas, dos tercios yerba y dos barricas azúcar.
10°) Cada año les mandará el Gobierno un vestuario completo de Cacique y diez vestuarios de
Capitanejos, completo, para que sean distribuidos uno para cada uno de los hijos del Cacique y el
resto á los Capitanejos.
11°) Si el Cacique y su tribu cumplen fielmente con todo lo que se ha expresado en los artículos
anteriores y que ellos lo prometen el Gobierno le asignará un sueldo mensual al Cacique y a cada
uno de sus hijos mayores, así como á sus capitanejos principales y esto tendrá lugar cuando ya
establecida la Colonia, sea informado el Gobierno, en Buenos Ayres, á trece de Octubre de mil
ochocientos sesenta y nueve, se firma el presente tratado por el Excmo. Señor Ministros de Guerra
y Marina, ante los testigos que firman, y á ruego de la Comisión Limonao el Jefe encargado de las
tribus, habiéndose dos de un tenor.
D.F. SARMIENTO.
M. de Gainza

COMANDANCIA EN GEFE DE LA FRONTERA


DEL OESTE

Fuerte Gral Paz, diciembre 11/1869

“Al Señor Juez de Paz del “25 de Mayo”

El teniente Sosa pasa á ese período con el objeto de recolectar caballos patrios para el servicio de
esta frontera; y el que firma espera se sirvará U. prestarle los auxilios necesarios para el mejor
desempeño de esa comisión.
Dios guarde a Ud.

Juan C. Boerr

El Teniente Coronel y cacique


principal de su tribu

La Verde Mayo 7 de 1870

El que firma ha recibido su nota fecha 4 del corriente por lo que a nombre del Superior Gobierno y
del buen servicio de ese Juzgado, me pide le remita bajo segura custodia, a todos los Gs. Ns. De
ese departamento, que fugitivos á consecuencia de las situaciones para mandar contingentes a la
Ciudad, se hayan venido á guarecerse en estos destinos.
En su contestación digo a U. que con el mejor gusto y sin interés de gratificaciones hubiera
prestado esa cierta cooperación que U. se ha servido pedirme, sin en ese caso hubieran venido
algunos G. Nasionales á estos toldos, pero esta vez no ha venido ninguno de esos rebeldes, sin
embargo me he puesto en observación y debo asegurarle que si algunos vienen en estos días, se
los remitiré como pide.
El portador que es Erasmo Teves, está enrolado en esta tribu, y como es un rebelde hasta para
los servicios que se ofrecen acá, es que les mando para U. lo tome al entregarle este oficio y sin
darle ninguna espera lo destine a contar número en el contingente que reviste a disposición del
Sup. Gobierno.
Con este motivo cuente U. ó ese Juzgado con las cooperaciones que estén al alcance del que
firma.

ANDRES RANINQUEO
(la firma es con la impresión de un sello)

El Capitán Comandante de la
tribu de Indios Amigos

Fuerte General Paz Agosto 4 de 1870

Al señor Juez de Paz del 25 de Mayo


Don Angel Araujo
Tengo el honor de dirigirme al Sr. Juez de Paz á efecto de pedirle se sirve tener a bien capturar a
los soldados de esta compañía José Castro y Juan Canullán , que no se han presentado hasta hoy,
sin embargo de tener por reiterada la orden de hacerlo, mucho mas cuando en estas ocaciones es
cuando se presisa que todos alludemos á defender los intereses de las fronteras.
En esta virtud espero que capturados que sean me los mantenga U. presos hasta tanto venga
algún contingente de ese partido á este punto á fin que pueda remitírmelos incluso ó de que
permanezcan presos hasta tanto se retire esta compañía por inobedientes.

Dios guarde a U.

MARTIN RONDEAU

SUB – INSPECCION
DEL CENTRO

Buenos Ayres agosto 8 de 1870

Al Comandante de la G.N. del Partido de 25 de Mayo


Dn. Victorino Abrego.

Inmediatamente de recibir esta, procederá Ud. á remitir a esta Sub – inspección una relación de
todos los postillones que hayan en las postas de ese partido, cuidando que esta operación sea
hecha de acuerdo con el Juez de Paz y Administrador de Correos de ese punto, a fin de evitar que
aparezcan como tales postillones quedan exceptuados de todo servicio militar, durante dicho
empleo.
Lo comunico a Ud. para su conocimiento y demás efecto.
Dios guarde a Ud.

CARLOS M. CAMPOS

Comandancia en Gefe de la Frontera


Sud Costa Sub y Bahía Blanca

Azul, marzo 24 de 1872

Al Señor Juez del “25 de Mayo”


Don V. Abrego
En contestación á la nota de V. fecha 18 del corriente, le aviso que todas las cautivas rescatadas á
los indios que invadieron ese partido, fueron entregadas al Coronel Boer, Gefe de esa frontera, por
esto debe dirigirse á ese jefe sobre el particular, que si la persona que se reclama ha sido
rescatada, la encontraran en su poder.
Dios guarde a U.

I.Rivas

Fuerte “General Paz” Mayo 15 de 1872


Al señor Juez de Paz del “25 de Mayo”

El Mayor don Santos Plaza, se ha presentado a esta Comandancia con un peón de su


establecimiento, diciendo, que a consecuencia de la invasión del 5 de marzo del corriente año, á
este individuo se le extravió su majada de ovejas, la que existe en poder de el vecino de ese
Partido Don Jun Mac Kellet, situado en la azotea de La Verde; como este individuo se resiste a
entregarlas me dirijo a U. para que se sirva tomar las averiguaciones necesarias, a fin de que le
sean devueltas.

Dios guarde a U.
Juan C. Boer

Fuerte Gral. Paz, Julio 8 1875

Al Señor Juez de Paz del Partido de 25 de Mayo

Pongo en conocimiento de U. a fin de que lo haga saber al vecindario de ese partido que en este
momento recibo aviso del Gobierno Nacional que mil quinientos indios chilenos bien montados se
han reunido con Namuncurá con el objeto de imbadir las fronteras de Buenos Ayres.
En su consecuencia prevendré á U. También a la Gef. Esté pronta para el primer aviso que se le
comunica de esta Comandancia en Gefe.

Dios guarde a U.

Marcelino E. Freyre

TELEGRAFO DEL ESTADO


OFICINA CENTRAL
83 y 85 Calle a la Piedad, Buenos Aires

Despacho recibido

A las 2 45 pm. El día 29 de Sbre de 1876


De B. Ayres fechado horas 2 30 pm
A Juez de Paz 25 de Mayo

Oficial El Gobierno Nacional tiene conocimiento de que las tribus de Catriel y Namuncurá preparan
una nueva invasión cuya dirección aún no se conoce, se tiene igualmente conocimiento que en ese
partido existe una gran cantidad de hacienda yeguariza y como es este el objeto principal de las
invasiones y lo único que los indios pueden arrebatar por la facilidad para arrearlas me dirijo a U.
para que vea personalmente a todos los hacendados que tengan yeguadas y los haga comprender
que su propio interés exige que cuiden esa clase de ganados. Haga U. todos los esfuerzos que
estén a su alcanze para obtener resultado en obsequio también de los gobiernos de la Nación y de
esta Provincia que no escusa sacrificio para garantir a los hacendados de las depredaciones de los
indios.

A. Del Valle
Ministro de Gobierno

REMATE JUDICIAL

Una finca en S. Carlos

Por orden del Sr. Juez de Paz D. Lucas Lubo, se rematará á la mas alta postura y dinero de contado
el Domingo once del corriente una chacra pertenecientes a D. Francisco Garneri tasada en
cuatromil quinientos ochenta y cinco pesos moneda corriente.
El terreno se compone de veinte y cuatro cuadras.
Un rancho pared francesa doble, techo de paja doblado, puerta de pino y dos ventanas; pozo de
balde; ochocientas varias de zanja, ciento treinta plantas de cinacina y trescientas de acacio.

25 de Mayo 6 de Mayo de 1879

LUCAS LUBO

San Carlos Mayo 20/1879

Al Señor Juez de Paz del 25 de Mayo

Don Lucas Lubo.

Adjunto a Ud. Las cuentas de los peones, por quienes están embargados los vienes de Dn. Lorenza
Laza (prófugo) para que Ud. las examine y se sirva dar la orden del remate, si Ud. lo halla así por
conveniente.

Emiliano Arauz

Junio 13 1879

Se citó al prófugo por treinta días en los diarios Reforma y Oeste. (Aclara el autor que pertenecían
a Mercedes)
Julio 15 de 1879

Se publicaron los avisos para rematar las existencias el domingo 20 de julio a las diez de la
mañana.

San Carlos de Bolívar Marzo 24 1880

Al Señor Juez de Paz de “25 de Mayo”

D. Lucas Lubo

La presente pone en conocimiento de U. que habiendo mandado publicar los avisos para que el
vecindario tubiese conocimiento de los nombramientos que se habían hecho de las autoridades
legales deste pueblo, D. Nicolás Deza no permitió se fijara en su casa que es pública, diciendo que
{el no reconoce autoridad ninguna, y como en la instrucción que se me ha mandado se me
recomienda un tratamiento prudente, no he querido hacerle comprender que en este pueblo
existe autoridad.
También pongo en su conocimiento que este individuo ejerce la profesión de médico sin tener su
correspondiente diploma y para el efecto que tiene una planilla al público, y enterado bien se que
ya se la ha prohibido por ese Juzgado siendo Juez el Sr. Agrego y mientras tanto aquí continua
espero que esto lo consulte y adopte algunas medidas á este respeto y al mismo tiempo me la
comunique.
Nada mas por ahora aquí todo el pueblo tranquilo y satisfecho de tener una autoridad legal
solamente este individuo es que quiere perturbar el orden.
Dios guarde a Ud.

Emiliano Silva

El cura Bibolini en apuros

25 de Mayo a 29 de marzo de 1880

Señor Juez de Paz de este partido del 25 de Mayo.

En vista de la escandalosa conducta observada por Dn. Francisco Bibolini en este Templo
(expuesto el Santísimo Sacramento) el día viernes santo veinte y seis del corriente ante una
concurrencia inmensa de ambos sexos, dando gritos descompensados, profanando el Templo sin
respeto a la Magesta divina cuya causa es mas agravante, siguiéndose de aquí, alteraciones y
griterías en el publico que preveía alguna catástrofe por aquel atrevimiento, y teniendo en cuenta
también sus posturas inmorales, sin respeto al lugar sagrado donde se habla con el bozo siempre
puesto, garrote en mano, cantando en el intermedio de la misa al elevar la ostia sagrada, a fin de
interrumpir al sacerdote, pierna sobre pierna, mostrando el calzoncillo á vista y paciencia de las
señoras, bolviendo la cabeza al publico sin decoro, sin miramiento al lugar, ni a las señoras,
probocando así, unas veces la risa y murmuración, y otras la indignación de todos en general.
(Sigue la nota que firma el cura a cargo de la Parroquia Saturnino Medrano, pidiendo la
intervención de la justicia y una sanción ejemplificadora).
Se le da traslado al padre Bibiloni, que estaba fuera del ejercicio pastoral por disposición
eclesiástica, y su contestación es muy breve. Lleva fecha marzo 30 y firman junto a él y el Juez de
Paz D. Lucas Lubo los testigos T. Perón y J. Cercetti.
Sería el primer testigo el Dr. Tomás Liberato Perón, abuelo del Gral Juan Domingo Perón?
No sería de extrañar ya que la familia Perón estuvo radicada en Lobos, donde nació el caudillo, y
con intereses en Saladillo y 25 de Mayo.
La sentencia condenatoria del Juez de Paz fue establecida en la multa de trescientos veintcinco
pesos con autorización de embargo en caso de incumplimiento.

Acta constitutiva del Juzgado de Paz de Bolívar

“En el pueblo de San Carlos, cabeza del Partido de Bolívar, a los veintiocho días del mes de
noviembre del año mil ochocientos ochenta, yo, Juez de Paz del Partido de 25 de Mayo, en
representación del Superior gobierno de la Provincia, y en cumplimiento de una orden emanda del
mismo, me constituí en el edificio formado por la Comisión fundadora, creada por decreto de diez
y siete de noviembre de mil ochocientos setenta y siete, acompañado de los tres testigos que
firman; y ante ellos di cumplimiento al artículo sexto del acuerdo decretado por el Poder Ejecutivo,
poniendo en posesión al Juez nombrado para constituir el Partido de Bolívar, don Hernán Ayerza,
después de haber prestado el juramento de ley. Seguidamente se procedió a levantar el
inventario general de las existencias en documentos y útiles que estaban a cargo del Juzgado de
Paz del “Veinte y cinco de Mayo” el cual se adjunta a esta acta: y hallándose conformes tanto el
señor Juez aceptando como el que entrega, firmaron la presente por duplicado así como el
inventario a presencia de los mencionados testigos. (firmado) Juan Duval (Juez de Paz de 25 de
Mayo; Hernán Ayerza; (testigos) Guillermo Valdés, Pedro A. Duval, Carlos Canavery. “Inventario
General de las Existencias de la Alcadía de San Carlos de Bolívar, que entrega el Juez de Paz don
Juan Duval comisionado por el Superior Gobierno de La Provincia al Juez nombrado señor Hernán
Ayerza: 1 legajo con 70 solicitudes de chacras desde 1878 a 1880; 1 legajo con 70 solicitudes de
solares de los mismos años; 1 legajo con instrucciones de la Comisión sobre el ejido del pueblo-, 1
cuenta de don Manuel García importe 676 $ m/n de los cuales ha recibido 326 pesos; 1 cuenta de
don Pedro Vidal y Cía ascendiente a $ 750 y cancelada 1 libro de entradas y salidas de presos, que
empieza en folio 22 en el 181 aparecen citaciones de varios vecinos; 1 caja con el sello de la
Alcadía de cuartel 1°; 2 cuchillos decomisados; 1 legajo de certificados de ventas de haciendas; 2
certificados de defunción; 1 cuaderno con la lista de los individuos que poseen solares; 1 archivo
de marcas; 1 archivo de señales de ovejas; 1 testamento de Da. Francisca Sosa; 1 legajo de varias
actas de demandas; 1 inventario de existentes firmado por don Emiliano Silva y don Carlos
Canaveri; 1 paquete conteniendo disposiciones de la Alcadía sobre sospechas de fraude en una
remesa de cueros; 3 pagarés sin sellos; 1 legajo de notas de varias autoridades; 3 pagarés sin
sellos; 1 expediente del Juzgado de Comercio de la capital; 1 legajo con 21 oficios y los certificados
introducidos de ambos partidos; 1 caja conteniendo 1 plano del ejido del pueblo; un plano del
ejido de solares; 1 plano de ubicación del pueblo y ejido; 1 plano de repartición de la manzana en
solares; 1 cuenta de farmacéutico Ludovico Cejsía importe $ 400 por medicinas suministradas a la
partida de policía; 4 fojas sueltas y sin foliar de un sumario levantado sin coordinación entre sí.
Documentos procedentes de los Juzgados de Paz del 25 de Mayo; 1 legajo con nueve guías
importadas y correspondiente al año 1879; 1 legajo con 18 guías procedentes de otro partido
durante el año 1880; 1 libro talonario con 200 boletas de señal en blanco; 1 planilla de marcas
registradas en el 25 de Mayo como pertenecientes al partido de Bolívar; 1 libro registro general de
señales de ovejas y cerdos; 1 plano de marcas del Partido de “25 de Mayo”. Utiles: 1 mesa usada;
1 mortero para bombas; un cepo sin candado; 1 arco para sortijas (del pueblo); 1 olla; 1 fuente; 1
escoba; 1 rastrillo; 1 roldana de fierro; 4 sables útiles; 2 inútiles; 1 rémington útil; 7 carabinas
fulminantes útiles; 1 cuadrante de mármol; 1 bandera. Policí: 1 oficial y 3 soldados. Caballadas: 4
caballos y 3 yeguas. “25 de Mayo”, noviembre 28/880 (firmado) Juan Duval, Hernán Ayerza”.

ACTA N° 1.- Fundación de la Sociedad “Il Fior di Maggio”


22 de mayo de 1881

In cuestogiorno e dalle 3 promeridiane si riunirono nella sala delconnazionale Garnieri Francesco,


veinticinque italiani per dichiarere un fatto compuesto lafundazione d´una Societá de Mutuo
Sccorsi del títolo “Il Fior di Maggio”.
Si diede lettura del Regolamento, e doppo algume modificazioni ed observazioni fatte dal
connazionale Maineri Michele, fu aprobato.
Il Regolamento fu presientato de Garnieri Francesco e da Rossi Raffaele.
In Secunto si passó alla votazione segretta nominandosi uncommissione per lo scrutinio composta
del sig: Rossi Raffaelle, Morelli Francesco é Piazzini Antonio.
Verificante la sehede resultaroni eletti ad unanimitá divoti per laformazione del consiglio Direttivo
y sigûenti scosi: Garnieri Francesco – Presidente – Rossi Raffaele – Secretario – Maineri Michelle
Tesoreri – Morelli Francesco – Assesore – Filipini Guiseppe ID – Yannuzzi Vicenzo Id.- Albónico
Lorenzo ID – Briganti Vito – Suplente, Piazzini Antonio Id – Dopo di che se levó la seduta alle ore 4
½ p.m. – La Comissione Provisoria-.

Firmato; Rossi Raffaele

Un documento muy personal

En los archivos municipales se encuentra un original documento de un vecino con marcado


sentido humorístico. Diríamos de humor negro, ya que está referido al cementerio, se ofrece para
el puesto de sepultero y reclama para sí la donación de la mitad de la chacra. (Se supone que se
encargaría después de ofrecer los lotes a módicos precios…).
Dice así: Bolívar, Abril 25 de 1883.
Señor Presidente de esta Municipalidad don Pedro A. Duval.
Manuel Mendizábal, mayor de edad, vecino de esta población con el respeto debido expone: Que
habiendo examinado minuciosa y detalladamente su nigromántica figura y físico atlético, se ha
parecido a sí mismo, y hasta se ha convencido de que se adaptaba perfectamente para
desempeñar el servicio de enterrador y guardián de cementerio.
No se esforzará en demostrar que el Campo – Santo de esta población se halla a merced de
cualquier malévolo que intente profanarlo, ni menor poner de relieve, cuan indecoroso e impropio
es ver crecer la maleza en aquel fúnebre recinto.
El recurrente Sr. Presidente, se obligaría gustoso a desempeñar el honroso y distinguido cargo de
sepultero y vigilante, de aquella triste mansión, siempre que la H.C., que Ud. preside tan
dignamente, le asignase un sueldo mensual y la mitad, en donación, de la chacra en que se halla
situado el lugar sagrado.
Por lo tanto pues: A.V. suplico: que habida consideración de las recomendaciones que se atribuye
para hacerlo, y se le considere digno de tan elevado cargo como es sepultero y custodio del
cementerio, se digne acordarle el diploma que como tal lo acredite, en las condiciones que deja
expresadas. Gracias que no duda merecer de esa ilustre corporación a la que Dios Guarde muchos
años.
(Se supone que fue de las travesuras de don Buenaventura Arriazu, primer poeta del lugar, como
lo hemos señalado, apodado el Vizcachón, hombre de gran genio y humos, que se radicó luego en
España y allí dejó sus huesos).

Escritura de donación a favor de la Asociación Pro – Hospital de Bolívar

“Escritura número CIENTO VEINTISES: En el pueblo de San Carlos de Bolívar, Provincia de Buenos
Aires, el seis de octubre de mil novecientos tres, ante mi el escribano autorizante y los testigos que
suscriben, compareció don Juan Maineri, mayor de edad, casado, vecino de este pueblo, hábil para
este acto y de mi conocimiento doy fe, y dijo: Que hace donación gratuita e irrevocable a favor de
la Asociación Pro – Hospital de Bolívar, de una fracción de terreno de este pueblo y cuyo terreno
forma parte de la suerte de chacra, que en el plano topográfico respectivo se designa en el
número ochenta y uno de la serie primera, con la expresa condición de no poderse disponer de
dicho terreno sino con destino a la construcción del Hospital de Caridad de este pueblo y una vez
concluida la obra, a inscribir en una placa el nombre del donante y su señora, como homenaje de
gratitud y a fin de perpetuar ese recuerdo, la que deberá colocarse en lugar visible. Siendo la
extensión del terreno donado compuesto de ochenta y nueve metros y cuarenta y medio
centímetros de frente al boulevard treinta y cuatro, por ochenta y nueve metros y cuarenta y
cuatro centímetros de fondo, o sea una superficie de ocho mil metros cuadrados.
Lindando por el Nordeste, calle por medio con la traza del pueblo, por el Nordeste, calle por medio
con la parte de la chacra número ochenta y uno y por el Sudeste y Sudoeste con terrenos de la
misma chacra que se reserva el donante.” Agrega poco después “en tal virtud y no siendo esta
donación inoficiosa, puesto que no alcanza a su parte disponible, por causa de muerte, luego de
todos los derechos de domino que a la fracción de terreno expresada a que ha sido destinado”.
“Presente a este acto doña Luisa Mosconi, legítima esposa de don Juan Maineri dijo: Que
consiente en que su esposo haga esta donación a raíz de que este bien ha sido adquirido durante
la sociedad conyugal, aceptada por la Comisión Directiva Pro – Hospital, según se justifica por el
acta que en el libro respectivo tengo a la vista para este acto de lo que doy fe”.
M. de Maineri. Los señores Galdino Carminatti y Paulino Rey por la Asociación del Hospital, los
testigos Tomás Rodríguez y Juan López ante escribano público don Rodolfo Jordán.

DEPARTAMENTO DE I. PÚBLICA. BUENOS AIRES, 13 de julio de 1943

Visto la nota de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos en la que


se solicita se declare Monumento Histórico la finca conocida por el nombre “el Carmen de
Güemes” situada al Sud – Oeste de la ciudad de Salta y Lugar Histórico el sitio donde se desarrolló
el combate de San Carlos (hoy jurisdicción del Partido de Bolívar – Provincia de Buenos Aires) el 8
de marzo de 1872 y

CONSIDERANDO
Que el valor histórico de la referida finca queda demostrado ante la manifestación que la misma
fue habitada por el General Güemes y sirvió de campamento al Ejército que durante varios años
guardó la frontera norte del país contra las fuerzas realistas del Alto Perú.
Que en cuanto a la acción de San Carlos tuvo como motivo la invasión de las líneas de
fortificaciones de la frontera Sud y Oeste por las tribus coaligadas al frente del Cacique Calfucurá y
su rechazo por las tropas nacionales al mando del Gral. Ignacio Rivas.
Por ello y de conformidad con lo dispuesto por los Arts. 1° (apartado 2°), 3° y 4° de la Ley 12.665.
El Presidente de la Nación Argentina

DECRETA
Art. 1°. A mérito de lo dispuesto por la Ley 12.665 primer apartado, segundo párrafo, declárese
Monumento Histórico la finca conocida por el nombre “El Carmen de Güemes” situada al Sud –
oeste de la ciudad de Salta y Lugar Histórico donde se desarrolló el Combate de SAN CARLOS.
Art. 2°. Autorizase a la referida Comisión Nacional para que acuerde con los propietarios del citado
inmueble el modo de asegurar su conservación y el cumplimiento de los fines establecidos por el
Art. 10° del decreto reglamentario de la ley de conformidad con lo dispuesto por Art. 8° de la
misma.
Art. 3°. Comuníquese, publíquese, anótese, dése al Registro Nacional y archívese.

RAMIREZ
ELBIO CARLOS ANAYA

Decreto N° 2478.

BIBLIOGRAFÍA

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FUENTES DOCUMENTALES
Archivo General de la Nación.
Archivo del Departamento de Ingenieros (Dirección de Geodesía, Catastro y Mapas de la Pcia. de
Buenos Aires, La Plata).
Archivo Histórico de la Provincia de Bs.As. La Plata.
Archivo de los Juzgados de Paz de Bolívar y 25 de Mayo.
Archivo perteneciente al Dr. Alvaro M. Martínez (a cargo de su hijo Gustavo. Estancia La Ema).
Archivo personal de don José Hoya facilitado por su familia en Dolavon, Pcía. De Chubut. Archivo
Diario “La Mañana”.
Correspondencia de los Comandantes de Frontera Nicolás Granada, Juan C. Boer, Manuel Roseti,
Ignacio Rivas, Julio de Vedia, Hilario Lagos, Juan A. Noguera, etc., facilitada por la familia Martínez
Parma para su consulta.
Correspondencia de los vecinos Emiliano Aráuz, Emiliano Toledo, Rufino Viera, Emiliano Silva,
Nicolás Deza, Antonio Pintos, pertenecientes al archivo que fuera de don Alvaro M. Martínez.
Correspondencia y anotaciones que pertenecieran a don D. Jacinto Maineri facilitadas por en
consulta por su hijo Juan Rubens y Susana Sánchez de Maineri.
Diario de la época. Estudio socio-económico de la Cámara Comercial de Bolívar, 1988.
Libro de Actas de la Municipalidad de Bolívar – Decretos y Resoluciones.
Libro de Actas del Honorable Concejo Deliberante.
Libro de Actas de las Sociedades Española de Socorros Mutuos, Liga Deportiva, Bolívar.
Automóvil Club, Asociación de Cultura y Fomento e instituciones deportivas.
Revista de Ciencias y Letras Azul, Azul 1930.
Revista del Centenario de la fundación de Bolívar, 1978.
Revista del Cincuentenario de Bolívar. Año 1928.
Revista del Centenario de Saladillo. Anales año 1965.
Revistas sobre Bolívar, años 1945 y 1953.
Museo Florentino Ameghino de Bolívar. Diarios, revistas, anotaciones.
Testimonios del pasado extraídos de documentos que pertenecieran a don Juan V. Erramuspe en
poder de la familia Nicolás Danesa.
Testimonios de vecinos en forma oral.

Trabajos publicados en la revista “Todo es historia” dirigida por Félix Luna, de los siguientes
autores:
Brailovsky Antonio Elio. “Biografía de la pampa”. N° 184.
Castany Ernesto, “Valentín Sahihueque. Cacique argentino. N° 136.
Conlazo Daniel. “Los Querandíes, un enigma histórico”. N° 140.
Cuadrado Hernández. “La dinastía de los Catriel”. N° 91.
Cuadrado Hernández. “El mito de la masacre de Masalle”. N° 172.
Cuadrado Hernández. “San Cipriano Catriel, cacique y mártir”. N° 106.
Guido Horacio. “Calfucurá y el cura”. N° 5.
Guido Horacio. “150 años de Bahía Blanca”. N° 131.
Iriarte Ignacio Manuel. Los libres del Sur. N° 47.
Mayol Laferrere Carlos. “Crónica ranquelina de M. Rosas”. N. 130.
Monner Sanz María Inés C. de. “El desierto, una obsesión familiar”. N° 140.
Nario Hugo I. “El derrumbe del imperio pampa”. N° 9.
Punzi Orlando Mario. “La Campaña del desierto”. N° 144.
Sáenz Jimena. “Las Cautivas”.
Ortega Ezequiel. “Las elecciones de 1874”. N° 29.
Scenna Miguel A. “San Carlos, la última batalla de Calfucurá”. N° 59.
Scenna Miguel A. “Adolfo Alsina. El mito olvidado”. N° 127.
Scenna Miguel A. “Mitre contra Avellaneda”. N° 167.
Tarzaga Alfredo. “La Revolución del 74, una estrella que sube”.
Vedoya Juan Carlos. “La mujer en las pampas”. N° 95.
Zucalanies y Musmano Roberto. “Las dimensiones del desierto”. N° 144.

MI AGRADECIMIENTO
A los esposos Isaac Mosca y Ema Giles de Mosca a cuya amistosa insistencia y confianza en mis
fuerzas se debe este libro.
Al Señor Intendente Municipal de Bolívar, Dr. Julio César Ruíz, que apoyó entusiastamente mis
trabajos de investigación y puso en mis manos la documentación de archivo.
Al personal municipal de su directa dependencia.
Al Honorable Concejo Deliberante de Bolívar.
Al Consejo Escolar de Bolívar.
Al Museo Florentino Ameghino, a mis compañeros miembros de la Comisión Directiva de “La
Cultural”, que pusieron a mi disposición la colección de periódicos y diarios bolivarenses.
A la Biblioteca María Alcira Cabrera.
A la Asociación Española de Socorros Mutuos.
A la Liga Deportiva de Bolívar.
Al Bolívar Automóvil Club.
A la familia del Dr. Alvaro M. Martínez y en especial, a mi querido amigo Gustavo Martínez Parma,
que con total generosidad hizo mío, en consulta, el archivo del destacado historiador bolivarense.
A la familia de don José Hoya, Juanita Victoria en Dolavon (Chubut) y a José (Canuto) en La Plata,
que con mucho cariño me recibieron y me permitieron estudiar escritos de su señor padre.
A Juan Rubens Maineri y a su inolvidable esposa Susan Sánchez, que me acompañaron en este
esfuerzo facilitándome documentación d don Jacinto Maineri.
A Rubén Danessa y familia, por permitirme usar de un precioso libro de notas particulares y
comerciales que perteneciera a don Juan Erramuspe.
A doña Isabel Casariego de Ugarte con quién conversé largamente sobre la actuación de su padre,
don Basilio, y me dio referencias concretas sobre el San Carlos de antaño.
A don Amadeo Parrondo, por permitirme acceder a la colección del diario Pregón que fuera de su
propiedad.
A la Cooperativa Eléctrica de Bolívar Ltda.
A la Cooperativa de Obras y Servicios de Pirovano.
A la Cámara Comercial e Industrial de Bolívar.
A la Sociedad Rural de Bolívar.
Al Rvdo. Padre Cayetano Palazzolo.
A los señores Pablo V. Volpe, Valentín Martínez, Agapito M. Pacheco (fallecido), Román Tello, Juan
Agustín Vaquero, Ismael Demarchi, L. Oscar Ochoa, Jorge Delonardis, Oscar M. López, Jorge
Santillán, Prof. Raúl De BEnedet, Oscar Yannuzzi, Mariano (Canuto) Urrutia, Eduardo Marquez
Llano, Manuel Busquet Serra y señora, Isabel Busquet de Busquet Serra, Domingo Barnetche (h),
Héctor Rubén Barrio, Héctor Dante Andrade, Efraín Chávez, Alfredo Martín (Pirovano), Raúl Oteri,
Galaz Hermanos, F. Federico Marina, Avelino Sardón, David Geneux, Oscar Florencio Bissio,
Antonio Iglesias, José Mansilla, Raúl Ponce de León, Dario Recio, Domingo Zaccardi, Gustavo
González Livio, Francisco Lamarque, Juan Busquet, César Barros, Juan Angel Porta y Raúl Alvarez.
A las señoras Rosa Salduondo, María L. de Martini, R. Caligiuri de Sáenz, Betty P. de Carbajo.
A las señoritas María del Carmen Diego, Celia Otano, Alicia Mellado.
A las familias de don Bernardo March, del Dr. Armando Ananue (25 de Mayo), de Manuel A.
Chatruc Miguez.
A los Dres. Felipe G. Ricci (Azul), Santiago B. Gandola, Jorge Gómez Andrade, Félix Zaccardi, Víctor
del Carmen Chiclana.
A todos aquellos vecinos que me acercaron alguna referencia histórica y que están en mi
recuerdo. A mis amigos.
A mi familia, esposa, hijos y nietos, que me regalaron un hermoso tiempo que les pertenecía.

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CONTRATAPA

La historia de los pueblos, jalones heroicos en la pampa que fueron señalando el camino a la
civilización, suele perderse en el tiempo tras el paso por la vida de los viejos pobladores. Ni
siquiera la documentación tan valiosa de los Juzgados y Municipalidades, se guarda en forma
conveniente y ordenada, por lo que indagar sobre el origen de las fundaciones y sus hechos
fundamentales puede resultar una tarea tan ímproba como poco exitosa.

San Carlos de Bolívar, con un trazado magnífico que tuvo a Don Rafael Hernández como
inspirador; con sus altas y cautivantes palmeras que le dan un paisaje de ensueño, se abre el
presente con sus mayores esperanzas.
Pero hace del pasado un culto. Una permanente evocación agradecida. Alguien debía tomar la
antorcha que dejara el Dr. Alvaro M. Martínez iluminando un espacio de ese imborrable
acontecer.
Y aquí está el continuador – sin más título que su probado amor terruñero – con su obra,
contándonos la historia que nunca termina.
Pero hubiera sido impropio no abarcar más lejos y en profundidad, entendiendo que somos parte
de un todo. Por eso este panorama del ayer que arranca con el indio –el sufrido y combatido
dueño de la tierra virgen –para llegar hasta nuestros días.
Apretada síntesis de acontecimientos vitales, irrepetibles, que son parte de nuestro ser. Que han
conformado espiritual y materialmente un país nuevo, afirmado en hondas raíces, y también un
hombre nuevo.
Es decir la patria misma.

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