Arqueología Del Origen Del Estado - Las Teorías

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David Martín Jiménez

Tendencias Historiográficas. Curso 2023/2024.

RESEÑA. Arqueología del origen del Estado: las teorías


Capítulos 9 y 10. Vicente Lull y Rafael Micó
La obra objeto de la presente reseña es “Arqueología del origen del Estado: las Teorías” la
cual es una obra de Vicente Lull Santiago y Rafael Micó Perez, siendo el primero un catedrático
argentino de Prehistoria de la universidad de Barcelona a la par que arqueólogo y el segundo es
doctor de Filosofía y letras, además de en Historia, al igual que su compañero su principal campo de
interés es la arqueología. El objetivo en este libro es aportarnos un nuevo enfoque a las principales
teorías de lo que hoy conocemos como “Estado”, investigando por tanto las sociedades que han
desarrollado esta forma de organización política, todo esto además con un fuerte protagonismo de la
Arqueología. A todo esto el autor le presta a la categoría del “Estado” especial atención debido a su
impacto en el pasado de las sociedades humanas y que además es un término sumamente
controversial debido a sus connotaciones tanto ideológicas como políticas. En nuestro caso iremos a
tratar concretamente con los capítulos 9 y 10, donde en el primero se nos desarrollan diferentes
corrientes teóricas dentro de la arqueología que pretenden explicar el origen del Estado y en el
capítulo 10 serán los autores del libro los que intentan explicar este surgimiento desde el punto de
vista del materialismo histórico.
El capítulo 9 se titula “La arqueología y la investigación sobre el Estado”, donde se
comienza hablando que desde siempre “La arqueología ha dedicado grandes esfuerzos a conocer el
cuándo, el cómo y el porqué de la formación de los primeros estados” Lull y Micó (2007),
intentando resolver estas dudas gracias a las diferentes propuestas arqueológicas, aunque tampoco
dudan en mostrar sus deficiencias. Además señalan los autores que el término del Estado no solo
nos genera fascinación hoy en día, sino que generaba dudas desde la antigüedad y serían estos los
primeros que realizaron estudios y análisis para intentar definir el Estado tomándose como ejemplo
a ellos mismos. Por ello en la historiografía se ha colocado a estos gobernantes que han definido por
escritorio su gobierno como estado, como los primeros de su tipo. Pero los autores critican este
punto y lo ponen en duda, ya que el registro arqueológico no respalda estos datos, sino por el
contrario lo desmiente.
Gordon Childe parte de la visión de la arqueología histórico-cultural, debido al empleo en su
trabajo de los empleó los términos para clasificar a los diferentes pueblos como “Salvajismo,
Barbarie y Civilización”, con fines de distribuir las sociedades respecto a los diferentes
procedimientos concretos que se presentan las diferentes culturas, otorgándole prioridad a las
variables económicas por encima de las formas políticas y las creencias, (Lull y Micó, 2007, p.
195) esto es debido a sus influencias marxistas y a su empleo del materialismo histórico para
interpretar el registro arqueológico. Además señala el factor y medio de la transformación social la
difusión, un término que usa para hablar del surgimiento de la “Civilización” y explicar el
surgimiento de los primeros estados es el de “Revolución Urbana”, creando clasificaciones y
categorías para poder explicar en qué nivel o grado se encuentran las diferentes culturas.
La siguiente corriente teórica será el procesualismo o “New Archaeology”, de la cual los
autores realizan una crítica positiva a este acercamiento objetivo y científico a la arqueología.
Surgiendo luego de la muerte de Childe y la aceptación de sus propuestas teóricas sobre el origen
del Estado, surgió una nueva corriente de pensamiento interesada en el tema dando lugar a
numerosos estudios arqueológicos que profundizaron aún más el estudio de las civilizaciones
primitivas. Dedicándose especialmente al estudio de la cultura material y dudando de cualquier
veracidad aparente hasta que pudiera ser demostrada empíricamente siguiendo el método científico.
Además establecieron unas clasificaciones en categorías muy bien definidas y estructuradas de estas
sociedades para poderlas situar con facilidad, aunque presenta el problema que señalan los autores
debido a que es muy complicado encontrar dos yacimiento que compartan cada uno de las mismas
características (Lull y Micó, 2007, p. 226). Además algunas de estas características las he podido
desarrollar gracias a las observaciones que hacen de la arqueología procesual en el trabajo de los
mismos autores titulado “Teoría arqueológica II. La arqueología procesual”.
El capítulo acaba con la explicación del postprocesualismo, el cual surge en reacción ante la
incapacidad del procesualismo de resolver de forma satisfactoria las principales cuestiones del
pasado, ya para estos nuevos investigadores las sociedades equilibradas y bien definidas y divididas
en categorías les resultan problemáticas ya que consideran que “La inestabilidad y el conflicto son
la norma, no la excepción patológica.”(Lull & Micó, 2007), que las sociedades no se fundan
necesariamente en el consenso entre sus miembros, ni en pos del bien común, ya que creen que la
conducta de los sujetos no está determinada por el sistema, debido a que dicho sistema no es un
ente omnipresente y monolítico, por lo que estudiaran estas sociedades desde una perspectiva
diferente, ya que entre otras cosas sus clasificaciones en categorías de la arqueología procesualista
se considera ya insuficiente para captar la diversidad de lo social en la realidad histórica. Así pues,
estos arqueólogos parten de que son intérpretes de los individuos y sociedades del pasado con una
visión e ideología orientada al contexto político que vive (Lull y Micó, 2007, p. 229).
Finalmente antes de pasar al siguiente capítulo, la crítica que realizan los autores
principalmente, es sobre la disconformidad que tienen acerca de la clasificación, ya que estos
argumentan que en realidad se están recreando las investigaciones en establecer nuevas formas
clasificar, agrupar y seleccionar las distintas sociedades y se está dejando de lado aplicar la
metodología en el propio registro arqueológico para poder ejercer las clasificaciones de manera más
exacta. (Lull. V y Micó, R. 2001-200211-12).
En el capítulo 10, los autores Lull y Micó proponen su propuesta respecto al surgimiento de
los Estados, estando englobada dentro de la perspectiva marxista del materialismo histórico.
Empiezan señalando que aunque las investigaciones desde el marxismo hayan sido pocas, plantean
planteamientos y resultados diversos y además establecen las vías que toman para lograr una visión
del surgimiento del estado desde esta perspectiva (Lull y Micó, 2007, p. 238). Consideran que la
división de tareas y especialmente la división social de la producción, son factores fundamentales
para el surgimiento de dicho estado, ya que supone una diferenciación de los individuos de la
sociedad. Se refieren con la división de tareas al reparto de cometidos en concreto a individuos
concretos, siendo los factores que determinan esta división de tareas tanto la edad como la
condición sexual. Luego en la división social de la producción, los autores defienden que la
producción se articula en un ciclo de varios pasos bien definidos; el primero la producción misma,
luego la distribución y por último el cambio o el consumo (Lull y Micó, 2007, pp. 242 y 243). Pero
con esto en cuenta, sostienen que la división social en la producción genera una gran cantidad de
contextos de relación particulares, más que en la división de tareas y además los individuos se
reconocen a partir de su participación en las diversas tareas; y sobre todo por la participación,
diferencial o no, en los distintos contextos de producción y de consumos. Las relaciones particulares
que se van produciendo en los diferentes contextos pueden dar lugar a producir condiciones
subjetivas individuales que pueden plasmarse socialmente en ideologías más complejas (Lull y
Micó, 2007, p. 244).
De la política los autores la consideran como una herramienta más de la organización de la
producción, debido a las experiencias de prueba y error en la organización y desarrollo de la
producción de la vida social previa (Lull y Micó, 2007, p. 247). Del tema central, es decir la
formación de los Estados, determinan los factores claves en la división de tareas y la división social
de la producción, que ya vimos antes y añaden la ampliación de tareas, que generan una ampliación
del lugar de la política de estas sociedades, aunque dicha extensión, puede tornarse en una
distribución desigual. Por lo tanto, los Estados determinan que surgen para salvaguardar mediante la
fuerza las relaciones de explotación económica entre las diferentes clases, cuando sobrepasan los
“opresores" ciertos límites en dichas relaciones. Luego usa el término “explotación” cuando el
colectivo que produce se ve privado de consumir parte del producto que le corresponde por su
aportación. Es decir que el excedente pasa de las manos de los productores a otro colectivo el cual
no habría contribuido equiparablemente a estos productores (Lull y Micó, 2007, pp. 249 y 250).
Por último indican que todas sus propuestas deben de analizarse desde el estudio de la
cultura material del registro arqueológico e indica que sus explicaciones no deben de asociarse a un
contexto universal y que los indicadores que evidencian tensiones, explotación y lucha de clases no
deberían estar ligadas a un objeto o conjunto concreto. Ya cada sociedad tiene sus particularidades
y no se debe generalizar en el estudio de las mismas (Lull y Micó, 2007, pp. 255 y 259).
En conclusión, Arqueología del origen del Estado: las teorías es una obra que nos permite
comprender las diversas explicaciones que le dan al origen del Estado según los diferentes
postulados arqueológicos presentados incluidos los los de Lull y Micó, exponiendo los autores las
reflexiones e inquietudes que les impulsaron a expresar sus planteamientos, pero a diferencia del
resto de corrientes donde explican las diferentes limitaciones y carencias que tienen cada una según
sus opiniones, llama la atención que no sigan el mismo procedimiento con su propia teoría; y que al
igual que el resto de planteamientos tiene sus restricciones y si no es así no se tienen que demostrar
sobre el papel sino en la práctica de la arqueología, este aspecto también ocurre en la obra de
Vicente Lull Marx, Producción, Sociedad y Arqueología. A pesar de todo ello uno de los objetivos
que cumple el libro es incitar a la continuación del debate respecto a los temas historiográficos
discutidos y planteados.

Bibliografía
● Lull. V y Micó, R. (2007). Arqueología del origen del Estado: las teorías. Barcelona:
Ediciones Bellaterra.
● Lull. V y Micó, R. (1998). Teoría arqueológica II. La arqueología procesual. Revista
d’Arqueologia de Ponent, 8.
● Lull. V y Micó, R. (2001-2002). Teoría arqueológica III. Las primeras arqueologías
postprocesuales. Revista d’Arqueologia de Ponent, 11-12.
● Lull, V. (2005). Marx, Producción, Sociedad y Arqueología. Trabajos de Prehistoria, 62.

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