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Caso DIH - DIDH

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JUSTICIEROS

Caso Corte Interamericana de los DD.HH.

Caso Ricardo Madeira y otros vs Zircondia.

En el caso Ricardo Madeira y otros,

Considerandos

La corte interamericana de los Derechos Humanos, (en adelante “la Corte


Interamericana”,
“la Corte” o “el Tribunal”), integrada por los siguientes jueces:
De conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y con los artículos 30, 58, 59 y 61 del Reglamento de la Corte
(en adelante “el Reglamento”), dicta la presente Sentencia.

INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA

El 21 de mayo de 2008, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 51 y 61


de la Convención Americana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
sometió a la Corte una demanda en contra de la República de Zircondia. Originado
por la cual en la denuncia presentada el 21 de mayo de 2008, la Asociación de
Doctores en Derecho de Zirconia.

Resultandos
Artículos
Garantía:
Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos
1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos
y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición
social.

Artículo 4.
Derecho a la Vida
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse
por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal
competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a
los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni
comunes conexos con los políticos.
5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión
del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le
aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto
o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos.
No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de
decisión ante autoridad competente.

Artículo 5.
Derecho a la Integridad Personal
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en
circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su
condición de personas no condenadas.
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos
y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento. 6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la
reforma y la readaptación social de los condenados.

Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal


1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados
partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su
detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u
otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin
perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a
garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.
6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los
Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de
ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a
fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede
ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra
persona.
7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de
autoridad judicial competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.
En el derecho internacional la jurisprudencia de este Tribunal toma conciencia de la
gravedad y el carácter continuado o permanente de la figura de la desaparición
forzada de personas.
La Corte ha reiterado que ésta constituye una violación múltiple de varios derechos
protegidos por la Convención Americana que coloca a la víctima en un estado de
completa indefensión, acarreando otras vulneraciones conexas, siendo
particularmente grave cuando forma parte de un patrón sistemático o práctica
aplicada o tolerada por el Estado.
La desaparición forzada implica un abandono de los principios esenciales en que se
fundamenta el Sistema Interamericano, y su prohibición ha alcanzado carácter de
Ius cogens.
Con base en lo anterior, la Corte considera que la Convención Americana produce
efectos vinculantes respecto de un Estado una vez que se obligó al mismo. En el
caso de Zircondia, al momento en que se adhirió a ella, es decir, en 1999. De esta
manera, de conformidad a partir de esa fecha rigen para Zircondia las obligaciones
del tratado, por lo que los hechos que constituyen violaciones de carácter continuo o
permanente, es decir, a los que tuvieron lugar antes de la entrada en vigor del
tratado y persisten aún después de esa fecha, puesto que ellas se siguen
cometiendo.
La Corte Interamericana es competente para conocer el presente caso, en los
términos del artículo 62.3 de la Convención, ya que Zirconia es Estado Parte de la
Convención Americana desde 1999.
Respecto de la complementariedad del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos con el Derecho Internacional Humanitario; la Corte impera que, durante
un conflicto armado interno o internacional, se encuentra protegida tanto por las
normas del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, como por la
Convención Americana, como por las normas específicas del Derecho
Internacional Humanitario, por lo cual se produce una convergencia de
normas internacionales que amparan a las personas que se encuentran en
comentada situación.

En este sentido, la Corte destaca que la especificidad de las normas de


protección de los seres humanos sujetos a una situación de conflicto armado
consagradas en el Derecho Internacional Humanitario, no impide la
convergencia y aplicación de las normas de Derecho Internacional de los
Derechos Humanos consagradas en la Convención Americana y en otros tratados
internacionales.

El artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, la


complementación de las normas con el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, inter alia, la obligación que tiene un Estado en situación de
conflicto armado de carácter no internacional, de brindar un trato humano,
incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas, o
que hayan quedado fuera de combate.

El Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949,


relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter
internacional Protocolo II, reconoce en su preámbulo la complementariedad o
convergencia entre las normas del Derecho Internacional Humanitario con las del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Se da entender que los instrumentos internacionales relativos a los derechos


humanos logran dar a la persona humana una protección fundamental. El Protocolo
I en su artículo 75 se hace Convenios, relativo a la protección de las víctimas de los
conflictos armados internacionales, al referirse a las garantías fundamentales de
todas las personas que estén en poder de una parte en conflicto y que no disfruten
de un trato más favorable en virtud de los referidos Convenios o de dicho
Protocolo, y el artículo 4 del Protocolo II, al referirse a las garantías
fundamentales de todas las personas que no participen directamente en las
hostilidades, las que hayan dejado de participar en ellas, estén o no privados de
libertad, señalan que tales personas deben gozar de dichas garantías, consagrando
de esta forma la complementariedad del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.

Puntos resolutivos
● Se condena al Estado Parte la reparación integral para las familias de Milena,
Restrepo, Esteban Martínez y Madeira en cuestiones relativas a la asistencia
médica, psicológica, económica a las víctimas, en su caso; y, a los ofendidos,
siendo sus familiares. Por concepto de:
● Asistencia médica, toda vez que las víctimas fueron lesionadas
físicamente, menoscabando su dignidad, derecho al libre desarrollo
personal, la salud y a la vida, de conformidad con los artículos 4, 5 y 7
Convención Americana de los Derechos Humanos.
● Psicológica, con motivo a los actos degradantes y denigrantes sobre
los cuerpos de las víctimas.
● Económica, considerando la situación económica de las víctimas que
debe oscilar en un rango de 1 millón USD a 2 millones USD.
Caso Comisión Interamericana de los DD.HH.

Hechos

- Desde hace unos años, existe un descontento generalizado dentro de la


población, fluctuaciones económicas cada vez más difíciles, la emergencia de
una clase económicamente dominante que ha empezado a permear en el
escenario político, la acusación de colaboradores del Presidente Román de
nepotismo, corrupción y dilapidación de los fondos públicos. Sumado a la
adhesión de la opinión pública por medio de medios de comunicación que
han reportado que algunos Ministros del Gabinete poseen propiedades
suntuosas en el vecino de Rosetta.

- Además, el Presidente Román, está a punto de completar su segundo


mandato de Zirconia y se sospecha que pretende dar un golpe de Estado
constitucional para alargar su posición de poder.

- El 21 de mayo de 2008, Ricardo Madeira y Milena Reyes fueron


aprehendidos por integrantes del Escuadrón del Terror donde sus
pertenencias fueron confiscadas y ambos fueron llevados a una cárcel
clandestina. Dentro de la cárcel, son interrogados a través de métodos como
el trato duro: encadenamiento de manos y pies, sumersión de la cabeza en
una tina de agua, reciben comida que no parece apta para consumo humano
y la vigilancia en todo momento por una cámara de circuito cerrado. Todas
estas acciones infligen directamente e intencionadamente a una persona, ya
sea físicos o mentales como herramienta coercitiva para la obtención de
información, todo esto inhibiendo la integridad y dignidad de la persona y la
libertad personal.

- Tras ocho días de su cautiverio, Milena Reyes logra escapar y acude a la


Oficina del Ombudsman para narrar lo sucedido en Antara. Además, declara
a las autoridades la sospecha de la muerte de Ricardo Madeira por el
Escuadrón del Terror , dado que durante los últimos días no logró verlo y
escuchó la conversación entre sus captores, a quien sus compañeros se
referían como “Timo”, jactarse de haber “suprimido al maldito que no había
querido hablar”. El 11 de octubre de 2006, todos los hechos alrededor de la
captura y detención de Ricardo Madeira fueron denunciados por su hermano
Gerardo a través de una carta enviada al Ministerio de Justicia y formalmente
ante la Fiscalía Especial de Defensoría de los Derechos Humanos.

- A raíz de un correo electrónico anónimo enviado a un periódico local, se


lograron obtener las coordenadas de una fosa común que pudiera contener
los restos del desaparecido y que acusaba a Timoteo, alias el “Timo”, por el
homicidio de Ricardo Madeira. El juez instructor solicitó la exhumación de los
cuerpos y, a través de estudios de ADN se pudo confirmar que el cuerpo de
Madeira se encontraba efectivamente en la fosa, y que su muerte había sido
provocada por heridas causadas por arma de fuego, disparada a corta
distancia.

- El 19 de noviembre de 2006, a las 3:00 am, un avión no tripulado controlado


y dirigido por miembros del personal de la empresa privada de seguridad
Coltech,con domicilio en Zircondia, atacó el Museo Provincial de San Hipólito,
ubicado en el centro de Filipolandia. El Ejército tenía conocimiento (a través
de informes de inteligencia) que el FNC estaba almacenando material militar.
Con el aval de los asesores jurídicos de mayor rango en el Ejército, los
soldados presentes en la zona estuvieron anunciando durante el día, en todo
el pueblo, a través de megáfonos, la realización inminente de dicho ataque.
Consecuentemente, ocasionó la destrucción de gran parte del
museo,matando a dos personas que estaban presentes en el edificio; entre
ellas, Reynaldo Restrepo, el Conservador del museo. En los escombros,
se encontraron restos de municiones, minas antipersonal sin explotar, y
componentes de armas largas.

- El 21 de mayo de 2008, la Asociación de Doctores en Derecho de Zircondia


presentó una petición ante la Comisión, alegando la presunta violación de los
derechos contenidos en los artículos 4 (Derecho a la vida), 5 (Derecho a la
integridad personal), 7 (Derecho a la libertad personal), todos ellos en
relación con la obligación de respeto y garantía enunciada en el artículo 1.1.
de la Convención Americana de Derechos Humanos, en perjuicio de Ricardo
Madeira, y la presunta violación de los derechos contenidos en los artículos 5
y 7 en perjuicio de Milena Reyes. La Asociación también invocó la violación
del artículo 4 en perjuicio de Reynaldo Restrepo, una de las dos víctimas
mortales del ataque de dron. Finalmente, por lo que corresponde a Esteban
Martínez, se invocó la violación de los artículos 4, 5 y 7

- La Comisión Interamericana, siguiendo lo previsto en su Reglamento y en la


Convención Americana, decidió adoptar un informe que declaró admisible el
caso y encontró violaciones a los artículos 4, 5 y 7 de la Convención
Americana, todos en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en
perjuicio de Ricardo Madeira, Milena Reyes, Reynaldo Restrepo y Esteban
Martínez. En dicho documento, solicitó al Estado la implementación de
recomendaciones

- La Comisión dio trámite a la petición, haciendo llegar al Estado de Zircondia


sus partes conducentes y otorgándole el plazo reglamentario para presentar
su respuesta.

- Una vez cumplidos el plazo y los requisitos que marcan la Convención


Americana y el Reglamento de la Comisión, y debido a que Zircondia no
consideró necesario implementar ninguna de las recomendaciones
formuladas por la Comisión, el caso fue sometido ante la jurisdicción de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos el 4 de octubre de 2016,
alegando la vulneración de los mismos artículos establecidos en el informe de
fondo de la Comisión.

Capítulo de derecho:

Convención contra la Tortura y Otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o


Degradantes

Artículo 1.
Se entenderá por el término “tortura” todo acto por el cual se inflija intencionalmente
a un aperosna dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin
de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un
acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o
coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razó nabsada en cualquier tipo
de dsicriminación cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un
funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación
suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas o
sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean
inherentes o incidentales a éstas

Garantía:
Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos
1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos
y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición
social.

Artículo 4.
Derecho a la Vida
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie
puede ser privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse
por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal
competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a
los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni
comunes conexos con los políticos.
5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión
del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le
aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto
o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos.
No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de
decisión ante autoridad competente.

Artículo 5.
Derecho a la Integridad Personal
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en
circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su
condición de personas no condenadas.
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos
y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento. 6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la
reforma y la readaptación social de los condenados.

Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal


1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados
partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su
detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u
otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin
perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a
garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.
6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los
Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de
ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a
fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede
ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra
persona.
7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de
autoridad judicial competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.

DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO


Cuarto Convenio de Ginebra, de 1949
Relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra

Artículo 52. Protección de los Trabajadores en caso de guerra


El Artículo 52 del Cuarto Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las
personas civiles en tiempos de guerra, del Derecho Internacional Humanitario, hace
alusión a la protección de los trabajadores en caso de guerra. Ningún contrato,
acuerdo o reglamento podrá atentar contra el derecho de cada trabajador, sea o no
voluntario, dondequiera que esté, a dirigirse a los representantes de la Potencia
protectora para solicitar su intervención. Aunado a ello, se prohíbe toda medida que
tienda a provocar el paro o a restringir las posibilidades de empleo de los
trabajadores de un país o territorio ocupado.

Recomendaciones:

1. Para las familias de Milena, Restrepo, Esteban Martínez y Madeira se


recomienda que el Estado Parte de Zircondia repare integralmente a las
víctimas y ofendidos, siendo el caso sus familiares. Lo cual incluye asistencia
médica, psicológica, económica a las víctimas, en su caso; y, a los ofendidos,
siendo sus familiares. Por concepto de:
● Asistencia médica, toda vez que las víctimas fueron lesionadas
físicamente, menoscabando su dignidad, derecho al libre desarrollo
personal, la salud y a la vida, de conformidad con los artículos 4, 5 y 7
Convención Americana de los Derechos Humanos.
● Psicológica, con motivo a los actos degradantes y denigrantes sobre
los cuerpos de las víctimas.
● Económica, considerando la situación económica de las víctimas y
2. Aunado a ello se recomienda al Estado que, implemente y/o aumente las
medidas de seguridad nacional, de tal modo que, evite la reiteración de
violación a derechos humanos por las contiendas que se sufren al interior del
propio Estado.
3. De igual manera, se recomienda que se limite a través del aparato jurídico, el
campo de acción de las fuerzas militares y paramilitares dentro del territorio
nacional.

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