Lectura de Clase - Taller
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Carrasco, C (2021) Empleo con Apoyo en personas con discapacidad intelectual: Estudio de caso de la Fundación Avanzar Juntos de
Santiago de Chile, P63-65 [Tesis Doctoral], Universidad de Barcelona
Actividad
• Hacer una ficha de lectura (llenar las preguntas) según sus palabras de la definición de discapacidad.
• Confección línea de tiempo con los principales hitos de la evolución del concepto de Discapacidad.
El término discapacidad como categoría conceptual es de uso reciente en el idioma español. Antes, se usaba inválido,
minusválido o disminuido. Este se acuñó por primera vez en la 21ª Edición del Diccionario de la Lengua Española, de
la Real Academia de la Lengua en 1992, como un neologismo ya en uso para ese momento. En la entrada del diccionario
se describe como un adjetivo de “calco del inglés disabled” (Navarro, 1993), aunque pareciera traducirse mejor como
inhabilitado. Con la acuñación del término sobrevino la discusión sobre el uso de los adjetivos discapacitado o
discapacitada que connotaban una asunción negativa sobre la persona en el marco de las reivindicaciones del modelo
social de la discapacidad.
Con la Convención (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2006) se acuerda hacer uso de la construcción persona
con discapacidad, con la separación de la condición de discapacidad del sujeto se buscó superar en gran medida los
debates negativos y que se determinara o etiquetara a la persona. En lo más actual, como sucede en Chile, se ha adoptado
persona en situación de discapacidad profundizando en la comprensión del modelo social y las condiciones histórico,
sociales, culturales y económicas que no generan las oportunidades necesarias para que las personas con algún tipo de
deficiencia puedan participar en igualdad de oportunidades en uno o varios ámbitos de la vida, según lo cual se da la
situación como una interpretación dinámica y variante que puede irse superando en la medida que se ajuste el entorno y
la interacción a las necesidades de la persona como respuesta al derecho de igualdad y no discriminación.
Con el advenimiento del paradigma social se suscita una emergencia del ser humano como sujeto de estudio en una
ciencia social que se interesa por el conocimiento de su actuar en las relaciones y formas de organización en la sociedad.
La discapacidad tiene, por decirlo de alguna manera, una entrada tardía en la sociología, demora que se relaciona con la
hegemonía y tradición dominante de la visión individual y médico-fisiológica sobre este colectivo, no llegando incluso
a la sociología médica como campo de estudio más cercano (Oliver 1998).
i) que su existencia cotidiana está dominada por una singularidad: sus prácticas e interacciones quedan sujetas y
condicionadas a esa su discapacidad; ii) que dicha singularidad los homogeneiza, haciendo abstracción de toda la
diversidad inscrita en las particulares condiciones de su existencia, induciendo una concepción de sí anclada en la
oposición a los no discapacitados; se induce una identidad social «en negativo»; y iii) que dicha singularidad y
dicha homogeneización identitaria, automáticamente, suponen una clasificación del colectivo en la ordenación
jerárquica de la sociedad (Ferreira, 2010, p. 153).
Estos puntos expresan, entonces, tres dimensiones: i) prácticas propias (carácter singular); ii) identidad social y iii)
posición en la estructura social. Ante lo cual, se pone los ejes “constitutivos de todo «hecho social», la interacción
práctica, la construcción simbólica y la estructuración material, la discapacidad se evidencia sólida, coherente y
homogéneamente dotada de «facticidad»” (Ferreira, 2008, p. 153). Establecido ya la discapacidad como un hecho social,
categoría de análisis, a estudiarse por las ciencias sociales se puede enunciar el desarrollado teórico que explica la
discapacidad en términos del materialismo, interaccionismo e identidad, o en combinaciones de estas corrientes.
Por ejemplo, con Pierre Bourdieu (2007) y su teoría del habitus se da un intento de articular materialismo e
interaccionismo para una aproximación a la discapacidad,
Tanto por los condicionantes prácticos (obstáculos materiales) como por los referentes representacionales
(depreciación simbólica), el habitus de las personas con discapacidad se configura, operativa y simbólicamente,
como el de un colectivo segregado del conjunto de la comunidad, homogeneizado por su insuficiencia, su
incapacidad y su valía reducida respecto de las suficiencias, capacidades y valías de la generalidad de la población
no discapacitada (Ferreira, 2008, p. 156)
Por su parte, con teóricos que sitúan el cuerpo como eje de reflexiones, en particular Michel Foucault (2007), se abre un
campo de estudio en el que se considera al cuerpo como texto donde se escribe la realidad social, denominada sociología
del cuerpo. Algunos de las teorías que se proponen son opresión, dominación y dispositivo biopolítico que inscribe la
normalidad/anormalidad (Pérez y Chhabra, 2019). Con la correspondiente crítica de que “los sociólogos del cuerpo o
bien olvidan completamente la discapacidad, o la analizan como si fuera el mismo fenómeno que la enfermedad”(Oliver,
1998, p. 35). Además, pareciera que la teoría social inscrita en el cuerpo es adecuada a las discapacidades relacionadas
con diferencias en lo físico y sensorial, entonces cómo se explican las diferencias cognitivas y comportamentales (Díaz,
2009, p. 96). Aunque, hay discusiones que la concepción de biopolítica puede superar estas limitaciones referidas al
cuerpo como lugar en el que se inscribe la discapacidad como un hecho social.
Ante lo anterior, Díaz indica la noción autoconcepto como una vía para superar la discusión ante otros tipos de
discapacidad, para lo cual indica,
En tanto que existen elementos estructurales más o menos tangibles que sí se pueden considerar análogos, aunque
diversificados, a todos los tipos de discapacidad o diversidad (restricciones, barreras, limitaciones impuestas y/o
legitimadas socialmente), así como también referentes representacionales en el plano de lo simbólico, la riqueza de
un análisis sociológico ha de centrarse en ellos, sobre todo si éste tiene una voluntad transformadora (Díaz, 2009, p.
96).
De esta manera, se podría acudir a una noción análoga a la de cuerpo inscrito socialmente y es la de autoconcepto, de la
psicología social, para dar cuenta de la manera en que las representaciones de dominación social se inscriben en cuanto
a su “posibilidad de conocer y tomar decisiones de la persona con discapacidad intelectual o enfermedad mental” (Díaz,
2009, p. 96). Así en la teoría de habitus se debe acompañar la noción de cuerpo con la de autoconcepto en el caso de las
personas con discapacidad cognitiva y mental o del comportamiento como un avance a teorías sociales complejas.
Referencias
Díaz, Eduardo. 2009. “Reflexiones Epistemológicas Para Una Sociología de La Discapacidad.” 3(2):85–99.
Ferreira, Miguel. 2008. “Una Aproximación Sociológica a La Discapacidad Desde El Modelo Social: Apuntes
Caracteriológicos.” Revista Española de Investigaciones Sociológicas (124):141–74.
Navarro, Fernando A. 1993. “El Nuevo Diccionario de La Real Academia Española : Su Repercusión Sobre El Lenguaje
Médico.” Medicina Clinica 101:584–90.
Oliver, Mike. 1998. “¿Una Sociología de La Discapacidad o Una Sociología Discapacitada?” Pp. 34–58 in L. Barton.
Discapacidad y Sociedad. Madrid: Morata.
Organización de las Naciones Unidas. 2006. Informe Final Del Comité Especial Encargado de Preparar Una Convención
Internacional Amplia e Integral Para Proteger y Promover Los Derechos y La Dignidad de Las Personas Con
Discapacidad. Ginebra.