El Negro, Héroe, Bufón y Persona en La Literatura Colonial Cubana

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El negro, héroe, bufón y

Arte y Literatura
persona en la literatura
cubana colonial
Alfredo Nicolás Lorenzo
Poeta
La Habana, Cuba

L
as páginas que siguen proponen un con la aparición de la imprenta, las muestras
material de estudio en torno al negro, de literatura insular. El negro no hará más
como tema en nuestra literatura colo- que esporádicas apariciones de comparsa en
nial, y señalan de paso algunas líneas de inves- los primeros cuadros costumbristas y no será
tigación determinadas por las diferentes acti- hasta el segundo tercio del siglo XIX que re-
tudes de los escritores ante el personaje, en el cupere su papel protagónico.
proceso histórico y literario anterior a la re- Domingo del Monte (1804-1853) pro-
pública semicolonial. De ahí el esquematismo pondrá a sus contertulios y discípulos el tema
y el seco sabor de prontuario que caracterizan del negro esclavo, maltratado por sus amos,
a estas notas. como un medio de combatir la trata, que per-
judicaba ya, económica y políticamente, a su
Héroe clase terrateniente, a la sacarocracia criolla,
pero cuidando, al mismo tiempo, que el exceso
En el primer documento de nuestra his- de sentimentalismo o de filantropía no fuera a
toria literaria, Espejo de Paciencia (1608), de desembocar en lo subversivo.2
Silvestre de Balboa Troya y Quesada (1563- Tanto Francisco (1838-39), de Suárez y
1649), el héroe del poema es el negro Salvador Romero, como el relato menos valioso de Fe-
Golomón, quien da muerte, en lucha singular, liz Tanco y Bosmeniel (1797-1819), Petrona
al pirata Gilberto Girón, secuestrador del y Rosalía (1838), inspirados ambos por Del
Obispo Fray Juan de las Cabezas y Altamira- Monte, constituyen tipos de esta literatura
no, y decide con su hazaña la suerte de la bata- filantrópica, lacrimógena, en la que el negro
lla en que un grupo de criollos de Bayamo se esclavo sufre con resignación cristiana las más
enfrenta a unos piratas franceses.1 atroces torturas sin un solo gesto de rebeldía y
A pesar de todas las reservas esclavistas acaba suicidándose. Frutos tardíos de este tra-
del poeta, el personaje negro no pierde sus tamiento del tema los hallamos en el drama El
exactos contornos de héroe. No volverá a re- mulato (México, 1870), de Alfredo Torroella
petirse, sin embargo, estampa como ésta en (1845-1879), y en la novela El negro Francisco
todo el siglo XVIII, cuando se multiplican, (Santiago de Chile, 1875), de Antonio Zam-

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brana (1846-1922), que concluyen también como figura grotesca, con el lenguaje bozal, el
con el suicidio del protagonista. Otro tanto español deformado que cultivan los bufos y un
ocurre con la novela Sab (1841), de Gertrudis gaditano injertado en el colegio El Salvador,
Gómez de Avellaneda (1814-1873), pero ésta de D. José de la Luz, Bartolomé de José Crespo
sí contiene un verdadero gesto de protesta y ( 1811-1871), más conocido por el seudónimo
una reclamación de igualdad esencial entre de Creto Ganga. Hay toda una línea ascenden-
los hombres en la carta que el mulato esclavo, te, desde el poema burlesco en lengua bozal y
Sab, escribe a su amiga Teresa, antes de darse el sainete bufo, para reír a costa de los vanos
la muerte. Sab es la única novela antiesclavista intentos de imitación de los blancos, en cier-
en la que el protagonista de color proclama su tas capas de libertos negros y mulatos, hasta
integra condición de hombre y denuncia la in- la agudización de la crítica social que hacen
justicia social de la época. patentes comedias y guarachas, anunciando el
En 1838 apareció la primera versión de estallido de 1868.
Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde ( 1812- Este mismo año, por ejemplo, fueron pu-
1894), en la cual, como habría de señalar blicados Los negros catedráticos, de Francisco
Morúa Delgado al publicarse la edición defi- Fernández, y Perro huevero, aunque le quemen
nitiva (1882), se presenta la esclavitud como el hocico, de Juan Francisco Valerio. A este úl-
un hecho que se describe y, de paso, se acep- timo se le supusieron alusiones políticas que
ta, sin la menor intención de mostrar los ya provocaron el ataque de los voluntarios en el
existentes intentos liberadores de negros y de Teatro Villanueva de la Habana. Las guara-
mulatos.3 A Del Monte y su círculo no les in- chas, de las que se hizo una recopilación en
teresa alentar esa actitud libertaria. De aquí 1882,5 recogen todos los tipos humanos del
que se exalte la mansedumbre de negro bueno mosaico isleño, con menos abuso del lenguaje
que refleja la Autobiografía de Juan Francisco bozal y mucha mayor simpatía por sus prota-
Manzano (1797-1854), antes que el atrevi- gonistas, que van dejando de ser meros tipos
miento con que el mulato libre Gabriel de la para convertirse en personas reales.
Concepción Valdés, Plácido (1809-44), canta
estrofas encendidas a la libertad.4 La conspira- Persona
ción de La Escalera (1844) cierra esta etapa en
que el negro, aunque sea en su doloroso papel La guerra de los Diez Años marca el fin
de víctima, es héroe y protagonista de la lite- de la esclavitud, aunque no quedó abolida de
ratura insular. derecho por España hasta 1886. Pero ya desde
1880 se advierte una actitud nueva entre los
Bufón escritores, que ven ahora como persona, que
distinguen en los hombres de color, como en
A partir de 1844 desaparece el negro los blancos, variedades y tipos humanos diver-
como héroe y es sustituido por el indio, el sos y se acercan a estudiar sus caracteres con
primitivo habitante de Cuba que duró esca- criterio científico. Ya en 1878, Francisco Cal-
sas generaciones. El siboneismo, que parte de cagno (1827-1903) había publicado su folleto
los días mismos de Del Monte, culminará con Poetas de color, dando a conocer la vida y la
apenas oculta intención patriótica, en José obra de un grupo de escritores negros y mula-
Fornaris y el Cucalambé. El negro reaparece tos que contribuyen al proceso cultural de los
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hombres de su raza. En 1880, las Poesías com- visto como persona son las dos novelas de
pletas de Diego Vicente Tejera (1844-1903) Martín Morúa Delgado (1857-1910): Sofía
incluían algunas valientemente denunciado- (1891) y La familia Unzúazu (terminada en
ras de la injusta esclavitud y los prejuicios ra- 1896). Ya no se trata de novelas sobre el negro
ciales. En 1881 apareció la mejor colección de realizadas con criterio sentimental, filantró-
artículos de costumbres publicada entre no- pico, sino de intentos por un autor negro —
sotros, espléndidamente ilustrada por Víctor desgraciadamente no logrados por entero—
Patricio de Landaluce: Tipos y costumbres de de pintar la situación social de los hombres de
la isla de Cuba, en la cual figuran, entre otros, su raza y la estructura general de la existencia
valiosos artículos sobre El ñañigo, de Enrique cubana, al modo del naturalismo francés.7 Y
Fernández Carrillo; Los negros curros, de aunque Morúa no alcanzó en ningún instante
Carlos Noroña; El calesero, de José E. Triay...6 a su modelo, Emilió Zola, queda en cambio su
En estos artículos se advierte el propósito de obra como testimonio elocuente de la presen-
acercarse al estudio y descripción de los tipos, cia del hombre de color en la literatura cuba-
con precisión científica, rasgo que se acentúa na colonial, ya no como víctima o bufón, sino
en el prólogo de la colección por Antonio Ba- advenido persona, con pleno reconocimiento
chiller y Morales ( 1812-1889). de su humana dignidad.
A Bachiller se debe el primer intento de
abordaje científico, etnológico, de la pobla-
ción de color de Cuba, con su libro Los ne-
gros (1887). Este mismo año aparecieron los
Estudios literarios de Aurelio Mitjans (1863-
1889), entre los cuales figura uno escrito Notas:
El poema dice (octavas 47, 51 y 52
en 1882: Del teatro bufo y de la necesidad de
del Canto Segundo):
reemplazarlo fomentando la buena comedia. Andaba entre los nuestros diligente
Aquí Mitjans se opone a lo que entiende como un etiope digno de alabanza,
degradación de la escena por la vulgaridad y llamado Salvador, negro valiente,
chabacanería de los bufos habaneros, sin ad- de los que tiene Yara en su labranza,
hijo de Golomón, viejo prudente:
vertir su entraña popular ni las posibilidades el cual, armado de machete y lanza,
de desarrollo ulterior. cuando vido á Gilberto andar brioso,
Desde el punto de vista literario, la cul- arremete contra él cual león furioso.
minación de esta etapa en la que el negro es

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