Roque Dalton
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Roque Dalton
Razn y Revolucin n 17
El marco histrico
Cien aos antes que Roque Dalton fuera expulsado de su pas para
repetir el eterno viaje iniciativo del hroe por tierras lejanas, Adolfo
Bcquer se adentraba en la Espaa ntima de las leyendas populares.
Aunque la pluma del espaol no estaba libre de implicaciones polticas,
bien podramos decir que su mirada hacia el pasado fantstico era la mirada de un romntico tardo que sala de su yo atormentado. En su ms
famoso poema, Rima LIII, no slo nos presenta un marco natural que
se repite eterno e indiferente a las pasiones humanas, sino que dentro
de ese marco pone la historia del hombre y la mujer como individuos
que slo pueden esperar la prdida de la vida en un tiempo lineal que
no puede volver. Como en las cosmogonas ms conservadoras desde
Hesodo, todo cambio slo podra agravar la corrupcin, la prdida de
la armona. Porque, no hay duda -anot el poeta-, el prosaico rasero de
la civilizacin va igualndolo todo. Un irresistible y misterioso impulso
tiende a unificar los pueblos con los pueblos, las provincias con las provincias, las naciones con las naciones, y quin sabe si las razas con las
razas. A medida que las palabras vuelan por los hilos telegrficos, con el
ferrocarril se extiende, la industria se acrecienta y el espritu cosmopolita
de la civilizacin invade nuestro pas, van desapareciendo de l sus rasgos caractersticos, sus costumbres inmemoriales, sus trajes pintorescos
y sus rancias ideas.
Jorge Majfud es un escritor uruguayo. Actualmente ensea literatura latinoamericana en la Universidad de Georgia, EEUU.
Bcquer, Gustavo Adolfo. Desde mi celda. [1864] Edicin, introduccin y notas de
Daro Villanueva. Madrid: Editorial Castalia, 1985, pg. 138.
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su mochila, mezcla de utopa europea y mitologa americana. Del carcter tormentoso y oscuro del romanticismo decimonnico, aislado y perdido en su yo, los intelectuales revolucionarios descubren la alegra del
compromiso social. Palo Neruda recuerda y poetiza este cambio as:
Cuando yo escriba versos de amor, que me brotaban
todas partes, y me mora de tristeza
errante, abandonado, royendo el alfabeto
me decan: Qu grande eres, oh, Tecrito! []
y luego me fui por los callejones de las minas
a ver cmo vivan otros hombres. []
me dejaron de llamar Tecrito, y terminaron
por insultarme y mandar toda la polica a
encarcelarme
porque no segua preocupado exclusivamente
de asuntos metafsicos.
Pero yo haba conquistado la alegra.
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objeto, sin ser cambiado por sta, sin intentar cambiarla como sujeto. Al
igual que en los escritos de Ernesto Che Guevara, de Eduardo Galeano
y de tantos otros, Los testimonios de Dalton marcan un periplo (19621968) posterior al exilio: Mxico, La Habana, Praga y vuelta a Cuba.
En la tercer y ltima parte de Los testimonios, Dalton inicia con una
cita de Bernal Daz: Despus que a Dios, debemos nuestra victoria a
los caballos. Especulando con la muerte de ese dios, reflexiona: Los
creyentes inconformes podrn pasarse al culto del caballo basados en la
poca distancia que la Historia dej establecida entre ambos. Por mi parte
declaro que no pienso creer en el caballo. De la poesa en verso pasa a
la poesa en prosa, a la vieta fraccionada, decontructiva de la historia
oficial. Con esta tercer y ltima parte de Los testimonios, Roque Dalton
ha madurado y completado el perfil del intelectual comprometido, que
es la consecuencia y la continuacin de un espritu humanista que se
desarrolla en Occidente a lo largo de varias centurias. Ser este hroe
dialctico, quien rena en una sola manifestacin lo que el Occidente
capitalista separ: tica y esttica.
La literatura comprometida
Supongo que somos un par de personas marcadas por el veneno de nuestra fastuosa educacin, por las mariposas negras de los templos, por los vampiros de las elites. Nos gusta el whisky, Maribel, nos gusta quedarnos demasiado tiempo desnudos
[] Nos fascina adems el arrepentimiento.10
No podemos hablar de literatura comprometida ya que la literatura es un fenmeno social, cultural e histrico, por lo cual cualquier
hipottico compromiso depende, en ltima instancia, de las interpretaciones que haga el lector de cada texto. Por otra parte, en Amrica
Latina no existi un fenmeno artstico de importancia que adhiriese a
los preceptos del realismo socialista, aunque en ocasiones los dirigentes ms influyentes de la Revolucin cubana se manifestaron a favor de
este principio: Dentro de la revolucin todo, fuera de ella, nada.
Por lo general, los intelectuales resistieron o reaccionaron contra
los preceptos stalinistas del realismo socialista y adhirieron a corrientes estticas y de pensamiento de Europa occidental, especialmente de
Francia y del existencialismo de postguerra. Incluso Ernesto Guevara
(que paralelamente critic la burocratizacin del bloque socialista) tomar una posicin a favor de la libertad de la creacin artstica.
Sin embargo, al separar la tica de la esttica, nuestra cultura alien
y privatiz el referente trascendente a uno: la tica. Es decir, hizo de la
esttica el mundo de la forma y lo superfluo, de la belleza descarnada,
de lo prescindible, del lujo. El arte alienado se vanaglori de la intrascendencia del arte. El arte comprometido, por el contrario, realiz la
conmovedora experiencia de la reunificacin. El compromiso personal
ha creado lo que llamamos aqu una esttica de la tica. Es en ese sentido que nos referimos cuando hablamos de arte comprometido.
Roque Dalton. Poesa escogida. Seleccin del autor. Prlogo de Manilo Argueta. San
Jos, Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana, 1983.
Jos Ortega y Gasset. Misin de la universidad, Kant, La deshumanizacin del arte.
Madrid: Galo Sez, 1936.
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Jos Mart: Los tres hroes (liderazgo moral entes que el pueblo) [1889].
Bombona? Cita de Bolvar en la independencia cuando el pueblo no quera, etc.
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Relaciones: entre la
vida, el arte y la poltica
Vicente Zito Lema*
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