Acomode Los Versos Con Prudencia La Polimetria en Dos Comedias Urbanas de Lope 923983
Acomode Los Versos Con Prudencia La Polimetria en Dos Comedias Urbanas de Lope 923983
Acomode Los Versos Con Prudencia La Polimetria en Dos Comedias Urbanas de Lope 923983
urbanas de Lope
Fausta Antonucci
Università Roma Tre
1. A MODO DE PREMISA
1
Rozas (1990: 275).
2
Machado, 1924 y 1925; Ferrer, 1991; Romero Muñoz, 1995 y 1996.
3
Sólo cito el trabajo de Vitse más conocido y sistemático sobre el tema, remitiendo a Antonucci, 2007
para más información bibliográfica.
Fausta Antonucci, "'Acomode los versos con prudencia': La polimetría en dos comedias
urbanas de Lope", Artifara 9 (2009) Addenda 1-25.
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
2. EL ACERO DE MADRID
El acero de Madrid, para cuya datación Stefano Arata (2000: 17-20) fija, con respecto al
lapso propuesto por Morley y Bruerton (1606-08), el bienio comprendido entre 1607 y
2
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
1609, es una comedia que conserva todavía algunos rasgos característicos de lo que
Arellano (1996) definió “modelo temprano de comedia urbana”: damas y galanes
poco preocupados por la honra y mucho por el dinero; comportamientos
decididamente desenfadados en cuanto a respeto de normas morales; código
onomástico que no refleja los usos españoles contemporáneos; número elevado de
personajes, algunos de los cuales decididamente poco funcionales para la intriga. La
duración del enredo es asimismo bastante extensa: al menos cuatro meses
transcurren entre el segundo acto y el tercero, y el primero y el segundo acto se
desarrollan en más de un día (en contra de lo que el mismo Lope teoriza en el Arte
Nuevo, es decir, que en cada acto hay que procurar “no interrumpir el término de un
día”, v. 214). La acción, que se ambienta en el Madrid contemporáneo, se mueve
entre cuatro espacios distintos: la calle, el Prado de San Jerónimo, el interior de la
casa de Belisa, el exterior de la casa de Marcela. Cuatro son también los cuadros que
componen cada acto; entendiendo por ‘cuadro’ el bloque escénico formado por una
unidad espacio-temporal y delimitado por un momento de tablado vacío4.
Los momentos de cambio métrico son, en comparación, más numerosos: nueve en
cada acto. Como ya he apuntado más arriba, en vez de considerarlos como mera
sucesión de metros y estrofas, me propongo examinarlos desde una perspectiva
estructural, en relación con el desarrollo de la acción y las unidades espacio-
temporales que constituyen los cuadros. Adoptando la óptica “jerarquizante”
propuesta por Vitse (1998), los veintisiete cambios métricos se reagrupan en ocho
grandes bloques (o macrosecuencias) cuyo deslinde viene dado por la coincidencia
entre cambio de forma métrica y cambio de cuadro (tablado vacío más cambio
espacio-temporal). Puesto que no siempre el momento de tablado vacío que deslinda
un cuadro coincide con un cambio de forma métrica (desfase que se da dos veces en
el primer acto y dos en el tercero), lógicamente el número de las macrosecuencias es
inferior al de los cuadros.
Las macrosecuencias pueden ser monométricas (es el caso de II, 3) o, más a menudo,
polimétricas, es decir, formadas por diversas microsecuencias. A veces una forma
métrica puede incrustarse en otra distinta, como sucede por ejemplo en I, 1 b y en III,
1 b: los tercetos y el romancillo, insertos en ambos casos en un bloque en redondillas,
son ejemplos típicos de lo que Vitse (1998: 50; 2007: 172-73 y passim) propone llamar
“formas métricas englobadas”: cambios de versificación que tienen un valor tonal
más que estructural, pues sirven para citar algún texto (los tercetos de I, 1 b coinciden
con el texto del billete de Belisa leído por Lisardo) o relatar algo en un contexto
discursivo que se reanuda a continuación (el romancillo de III, 1 b en el que Belisa
cuenta a Teodora su relación con Lisardo).
4
Criterios enunciados con mayor detalle por Ruano (1994: 291-294). No necesariamente un momento
de tablado vacío por sí solo da lugar a un cambio de cuadro: es lo que sucede en el tercer acto, cuando,
a pesar del tablado vacío del v. 2720, seguimos en el interior de la casa de Belisa y el tiempo es
continuo.
3
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
4
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
5
Es decir, el espacio donde se desarrolla la acción ficticia, al que remiten las palabras de los
personajes, con deícticos, descripciones, alusiones, y que sólo se visualiza en el metalenguaje del
crítico o del espectador; mientras que el espacio escénico es el concretamente visible por los
espectadores en un corral de comedias. Se trata de una terminología pertinentemente utilizada por
Vitse (1985: 8-9), que a su vez adapta unas definiciones de Patrice Pavis.
5
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
por los guardianes del honor (aquí, el padre), aunque este control pueda verse
burlado por la ingeniosidad de los enamorados y del criado ayudante. En cambio, la
casa de Marcela se presenta de forma distinta, no ya como claustro (virtualmente al
menos) cerrado, sino como el baluarte de la mujer libre que administra ella misma el
“permiso de entrada” en razón de sus inclinaciones. Por ello, en el cuadro III del
primer acto, no es importante saber dónde se desarrolla la acción, si dentro o fuera de
la casa de Marcela; de hecho, el texto no nos dice nada preciso al respecto, puesto que
la eventual entrada del galán Florencio en la casa (acción que no se realiza en escena)
no supone ningún problema para Marcela. Por ello, en los cuadros II del segundo
acto y II del tercero, la acción se desenvuelve fuera de la casa de Marcela, mientras
ésta sólo se muestra a la ventana o a la puerta para rechazar o admitir a los galanes
que están en la calle. La misma dinámica se da en el cuadro IV del tercer acto, en el
que Belisa y Beltrán, disfrazados, acuden a casa de Marcela en busca de Lisardo, y los
personajes actúan en el umbral, del lado de la calle (el tablado) Belisa y Beltrán, del
lado del portal de la casa (una de las puertas del fondo) Marcela, Riselo y Lisardo.
Los espacios domésticos propios de las dos damas, con las diferencias que acabo de
señalar, se combinan con el espacio urbano, abierto, que posibilita el encuentro de los
enamorados: en apertura de la comedia, es el exterior de la iglesia de la que va a salir
Belisa; al final del primero y del segundo acto, es el Prado de San Jerónimo, donde
Lisardo, Riselo y Beltrán esperan a sus respectivas enamoradas, con éxito feliz la
primera vez, infausto la segunda.
El paralelismo estructural de estas dos microsecuencias últimas, complicado por la
antítesis en el resultado de la acción, se ve reforzado por la métrica al mismo tiempo
que por la disposición de las réplicas de los personajes, hecho este último ya notado
por Arata (2000: 211-212). En ambos casos, se trata de un romance que glosa unas
coplas populares: la seguidilla “Mañanicas floridas / del mes de mayo, / recordad a
mi niña, / no duerma tanto”, citada por entero en los vv. 639-642, y los versos “que si
crece el sol que sale, /volveráse la niña, dirá que es tarde” (vv. 1903-1904), que
también son una seguidilla incompleta, formada por un verso octosílabo y un
dodecasílabo que es en realidad una unión de heptasílabo y pentasílabo. En ambas
microsecuencias, las seguidillas se ven glosadas, primero por Lisardo, luego por
Riselo y Beltrán que sustituyen, a la palabra “niña”, las necesarias variaciones (“tía”
en el caso de Riselo, “fregona” y “tollo” en el caso de Beltrán). La asonancia del
romance es, como era de esperar, la misma de la seguidilla que constituye el tema de
la glosa: á-o para I, 2 c, á-e para II, 4 b. Pero el juego de remites internos elaborado
por Lope gracias a la métrica no termina aquí: en II, 1 b (cuando ya el primer
encuentro amoroso se ha realizado felizmente) otra glosa en romance, con la misma
asonancia de I, 2 c, se encarga de avisar al padre de Belisa de la verdadera intención
de los paseos matinales al Prado de su hija (“Niña del color quebrado, / o tienes
amor, o comes barro”, vv. 1345-1346). Y la misma asonancia en á-o presenta la
microsecuencia conclusiva de la comedia, que ofrece un desenlace feliz a la intriga
amorosa.
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Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
3. LA DAMA BOBA
Cuando Lope compuso, en 1613, La dama boba, en una etapa de plena madurez
creadora, hacía ya muchos años que dominaba con maestría la fórmula de la comedia
urbana. De hecho, cuando Arellano (1996) estudia la producción temprana de
comedias urbanas de Lope, escoge un corpus que comprende piezas fechables entre
1590 y 1603, siendo El acero de Madrid (que Arellano fecha en 1606) la más tardía de
las comedias examinadas. Así y todo, indudablemente La dama boba reúne muchos de
los rasgos que conforman el que Arellano llama “modelo temprano” de la comedia
urbana de Lope: un sistema onomástico alejado de la cotidianeidad española
contemporánea, un número de personajes muy elevado con relativa afuncionalidad
de alguno de ellos, la centralidad del tema del dinero, el desenfado con el que se trata
el tema del honor. En la presencia de estos rasgos, La dama boba no se aleja demasiado
de El acero de Madrid, aunque sin duda se acerca más a esa estilización y
“normalización” de los caracteres y de la intriga que define el modelo más conocido
de comedia urbana, al que se suele llamar “de capa y espada” y que domina
magníficamente Calderón. Baste pensar en la importancia del motivo del “Amor
maestro” y en los ecos neoplatónicos que resuenan en la historia teatral de la boba
que se hace discreta gracias al Amor.
También desde otras perspectivas (la duración de la intriga, la cantidad de espacios
dramáticos, la composición en cuadros, la estructura métrica) La dama boba muestra
afinidades con El acero de Madrid al mismo tiempo que indicios de una mayor
regularidad estructural. La intriga dura un tiempo relativamente largo, aunque no
tanto como en El acero de Madrid, pues en el intervalo entre los actos transcurre, en
ambos casos, un mes, y sólo en el primer acto hay un intervalo temporal imprecisado
entre el I cuadro y el II. Los espacios dramáticos se reducen a tres (la posada de
Illescas, la casa de Otavio, un prado cerca de Recoletos), y la acción se concentra en
realidad casi exclusivamente en la casa de Otavio, ambientándose en los dos espacios
restantes sólo dos veces. Esta concentración espacial se refleja en un número de
cuadros más reducido (el acto primero se articula en dos cuadros, el segundo en
cuatro, mientras que el tercero es un cuadro único)6; además, en La dama boba no
6
En cuanto a la partición en cuadros del primer acto, hay que señalar que el v. 272 parecería coincidir
con un momento de tablado vacío, puesto que Otavio y Miseno ya no vuelven a hablar después de
este verso, y que la salida al tablado de Nise y Celia también se realiza después de este mismo verso, si
nos atenemos a la posición de la acotación explícita (“Nise y Celia, criada”). Sin embargo, una
acotación implícita, y por tanto más fehaciente, en el v. 269 pronunciado por Miseno (“Nise es
aquésta”), nos dice que la salida al tablado de Nise y Celia debe realizarse antes del v. 272, y, por
tanto, sin que haya cambio de cuadro, pues el espacio y el tiempo son continuos y no hay momento de
tablado vacío. En el tercer acto hay un momento de tablado vacío en el v. 2930, que coincide además
con un cambio de forma métrica, pero que no marca en mi opinión un cambio de cuadro, pues espacio
y tiempo son continuos, como sucede en el v. 2720 del tercer acto de El acero de Madrid.
7
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
existe ningún desfase entre el deslinde de cuadro y el cambio de forma métrica, como
se puede comprobar en el esquema final.
Por otra parte, la cantidad de cambios métricos se dispara: diez en el primer acto,
once en el tercero, doce en el segundo. Y sin embargo, utilizando los criterios
jerarquizadores que ya he aplicado para El acero de Madrid, la estructura métrica de
La dama boba muestra una cara distinta, más coherente y concentrada, más fácilmente
interpretable. Lo primero que salta a la vista es el elevado número de formas
métricas que no son en realidad secuencias autónomas sino englobadas: tres en cada
uno de los dos primeros actos, y una muy compleja y larga en el tercero (el romance
más canción con estribillo que bailan Nise y Finea). En todos los casos, estas
secuencias se ven enmarcadas en una microsecuencia en redondillas7. La
individuación de las secuencias englobadas pone al descubierto una vez más cómo la
armazón métrica de la comedia está constituida por las redondillas y el romance, casi
siempre en alternancia regular y ocupando el 78,2% del texto. Contra este entramado
métrico dominante, destaca la especialización de los versos y estrofas distintos. Un
solo pasaje en octavas (I, 2 a): la estrofa italiana, homónima del padre de Nise y
Finea, la reserva Lope justamente para la primera entrada en escena de este
personaje. Un solo pasaje en endecasílabos casi totalmente dispuestos en pareados, o
silva del tipo 3 según Morley y Bruerton (II, 3): se utiliza para el único cuadro “de
exteriores”, el único momento en el que los dos galanes protagonistas, Liseo y
Laurencio, se encuentran a solas y sellan el pacto del intercambio de las damas. Un
solo pasaje autónomo, no englobado, en décimas (III, 1 a): se utiliza para el gran
monólogo de Finea sobre el Amor maestro en apertura del tercer acto.
Las razones semánticas de la elección por Lope de los metros englobados también
resaltan si se los mira desde la perspectiva de la estructura métrica de la comedia: es
decir, no como formas aisladas, sino en su entramado de relaciones recíprocas. Quizá
los casos más transparentes sean dos: los endecasílabos sueltos (con un elevado
porcentaje de pareados) englobados en II, 2 y en II, 4 a, y el romance í-o y los sonetos
englobados en I, 2 b. Los endecasílabos sueltos caracterizan dos situaciones de segura
eficacia cómica y psicológica: la llegada de Otavio en dos momentos de gran
desconcierto interior de Finea, quien, acompañada por su criada Clara, está tratando
de desentrañar los misterios del nuevo sentimiento que experimenta y, en su
ingenuidad, pide consejo y aclaraciones a su propio padre. La inserción de los
endecasílabos en las redondillas empieza, y termina, justo en coincidencia con la
presencia en escena de Otavio, con un efecto que es al mismo tiempo de consabido
decoro (el personaje del anciano caracterizado por un metro noble y elevado) y de
realce de los primeros, y únicos, momentos de confidencia sincera entre Finea y su
padre. En cuanto al romance y al primer soneto englobados en I, 2 b, es clarísima su
funcionalidad antitética: el romance es un ejemplo de poesía narrativa, muy del
7
Para la determinación de las formas métricas englobadas he tomado en consideración las objeciones
de Vitse (2007) a mi manejo de esta noción en un trabajo sobre Peribáñez (Antonucci, 2000).
8
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
gusto popular8, que exalta un asunto nimio y cotidiano; el soneto es, al contrario, una
de las formas líricas más cotizadas de la poesía amorosa elevada. La antítesis entre
los dos pasajes no es sólo de tipo métrico, sino también semántico 9: el romance opera
un doble rebajamiento del tema amoroso, por tomar como protagonistas unos
animales y por hablar de una de las consecuencias más físicas del amor, el parto; el
soneto en cambio se eleva hasta las esferas celestes, hablando de almas y de un amor
aún más puro que el terreno “que ciega” (v. 545), con un conceptismo tan rebuscado
que aun la culta Nise declara no haberlo entendido. No creo que aquí Lope haya
querido poner en duda el entendimiento o la cultura de Nise10, sino simplemente
señalar que, por más leída y culta que sea, Nise es mujer, y apetece un amor más
concreto que el que le señala Duardo en su soneto. Pero ese amor, encarnado hasta
ahora en Laurencio, justo en esta microsecuencia va a escurrírsele de las manos a
Nise, pues apenas ella se va, Laurencio, a solas, recita otro soneto en el que da cuenta
de su intención de enamorar a Finea para enriquecerse con su dote: tema, como se ve,
que no puede ser más antitético al del soneto espiritual de Duardo11. Las tres formas
métricas englobadas en esta microsecuencia funcionan entonces, por un lado, como
señalizadores del modo de ser antitético de las dos hermanas, por otro, como indicios
de su diferente destino.
En cuanto a la alternancia redondillas / romance que, como comentaba más arriba,
constituye el entramado métrico de la comedia, su función semántica no es, como en
El acero de Madrid, la de marcar la alternancia entre protagonismo femenino (y del
lacayo) o masculino. De hecho, esta alternancia no existe en La dama boba, o cuando
menos no se da en la misma forma, pues el sistema de los personajes no es el mismo
que en El acero de Madrid. En primer lugar, salta a la vista la distinta función de los
criados: en La dama boba no existe ninguna figura comparable a la de Beltrán,
verdadero tipo de servus fallax, deuteragonista del engaño imaginado por Belisa,
enlace entre el espacio abierto de la urbe y el espacio cerrado de la casa de la dama, y,
por tanto, dramática y métricamente conectado con los personajes femeninos.
Ninguno de los criados (y criadas) de La dama boba tiene la misma independencia e
iniciativa; tampoco necesitan sus amos esas cualidades, en realidad, pues la
organización de los espacios dramáticos y de los movimientos de los personajes por
tales espacios es asimismo muy distinta. El espacio dominante en la comedia es la
casa de Otavio, a la que los galanes de Nise y de Finea tienen libre acceso hasta poco
antes del final; no hace falta pues imaginar otros lugares de encuentro, externos a la
casa, ni los galanes necesitan un criado como trámite con la dama, pues pueden
hablarle directamente. El espacio urbano abierto, exterior a la casa, sólo se necesita en
8
Aunque hay que señalar, con Pedraza (2003: 946), su “estilo tan trabajado que roza el
alambicamiento”.
9
Algo ya notado por Navarro Durán (1989: XIII) y Carrión (1991: 242).
10
Ver Holloway (1972: 251) y Egido (1978: 362), que, correctamente, observa que “Su inteligencia [de
Nise] se dirige más bien al ejercicio de la discreción amorosa”.
11
La interrelación entre los dos sonetos y el romance del parto de la gata es uno de los núcleos
analíticos más interesantes y acertados de la lectura de Dixon (1994).
9
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
relación con la rivalidad entre Laurencio y Liseo (II, 3), pues para un duelo sirve un
lugar aislado y solitario. En cuanto a galanes y damas, al sistema ternario propio de
El acero de Madrid se sustituye en La dama boba un sistema binario: dos damas rivales,
Nise y Finea, y dos galanes, Laurencio y Liseo, que, a intervalos, colaboran o
rivalizan. Sólo encontramos rastros marginales de ternarismo en la tríada formada
por los amigos Laurencio, Duardo y Feniso. Paralelamente, el sistema espacial
ternario propio de El acero de Madrid (casa de Belisa - casa de Marcela – calles y
jardines de Madrid) se ve sustituido por un sistema espacial binario: casa de las
damas como lugar para trenzar y destrenzar relaciones amorosas / espacio exterior
como lugar de encuentro y transacción entre los galanes12.
No se trata por supuesto solamente de una diferencia numérica: en El acero de Madrid
los protagonistas masculinos se mueven siempre de forma conjunta (los tres juntos,
o cuando menos en pareja: Lisardo-Beltrán o Lisardo-Riselo) pues existe entre los tres
un vínculo de amistad y de colaboración; en La dama boba, en cambio, cada galán se
mueve por su cuenta, tratando de enamorar a la dama escogida a solas: prueba de
ello es el mismo Laurencio, quien, aun formando parte originariamente de una tríada
de galanes, adquiere un protagonismo que sus dos amigos no comparten en
absoluto, y logra siempre quedarse solo con la dama que le interesa, ora sea Nise, ora
Finea.
Es más: mientras que el único equívoco amoroso en El acero de Madrid es el engaño
que sufre Teodora, al fingir Riselo estar enamorado de ella cuando no ha dejado
nunca de estarlo de Marcela, en La dama boba el entramado de relaciones
sentimentales se complica por la introducción del motivo del cambio de objeto
amoroso, que afecta tanto a Laurencio como a Liseo. Obedeciendo al principio
enunciado por Otavio en los vv. 255-256 (I, 2 a) Laurencio decide buscar en Finea el
dinero que no tiene, dejando a Nise, a la que cortejaba correspondido; mientras que
Liseo, quizá consciente de no ser un dechado de discreción (al respecto me parecen
reveladores los vv. 925 y ss.), se enamora de la sabia Nise a pesar del concierto de
matrimonio con Finea que lo ha llevado a Madrid y a la casa de Otavio. Mientras los
galanes intercambian el objeto de sus atenciones (Liseo con un ulterior cambio, pues
en III, 1 b vuelve a querer casarse con Finea al verla ya transformada en discreta), las
damas permanecen fieles a su amor, que es el mismo galán: Laurencio. Se crea así, no
sólo una rivalidad femenina que evoca en parte la rivalidad Marcela / Teodora de El
acero de Madrid (ambas parejas de mujeres caracterizadas por una gran diferencia
recíproca); sino la típica cadena de amores no correspondidos a la que aluden unos
de los últimos versos de la canción con estribillo que bailan las dos hermanas en III, 1
12
Un único espacio doméstico aloja ahora a dos personajes femeninos antitéticos y rivales: no hay aquí
ese “segundo polo” que en El acero de Madrid está representado por la casa de Marcela. El solo rastro
espacial de la antítesis entre Nise y Finea es la presencia (bastante insólita en las comedias urbanas de
Lope) del jardín como lugar propio de Nise, siendo allí donde ella recibe a su pequeña “academia”
poética y amorosa; mientras que Finea siempre actúa en los espacios interiores de la casa.
10
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
b (“¡Amor loco y amor loco! / […] / ¡Yo por vos, y vos por otro!”, vv. 2313-2315):
Liseo quiere a Nise que quiere a Laurencio que quiere a Finea. Contra este telón de
fondo, el protagonismo de Finea es sin ninguna duda mucho mayor que el de su
hermana Nise13, y, en comparación con El acero de Madrid, mucho mayor incluso que
el de ninguna de las mujeres que protagonizaban esa comedia.
Así las cosas, la alternancia redondillas /romance en La dama boba parece obedecer a
la necesidad de resaltar articulaciones importantes en la formación y la definición de
las relaciones recíprocas entre galanes y damas protagonistas, marcando cambios
significativos en la configuración de los personajes en escena. Si I, 2 b, en redondillas,
presenta el triángulo Nise-Finea-Laurencio, I, 2, c, en romance, introduce en relación
con ellos al segundo galán, Liseo; si II, 1 a, en redondillas, presenta a Nise
acompañada de sus tres galanes, II, 1 b, en romance, deja a Nise sola con Laurencio;
al revés, si en II, 4 a las redondillas marcan el encuentro a solas de Finea con
Laurencio, la llegada de los dos amigos de Laurencio coincide con el paso al romance
en II, 4 b. En el tercer acto la alternancia parece obedecer a otros criterios, marcando a
mi modo de ver el extraordinario protagonismo de Finea que resalta ahora más que
nunca: tras el gran monólogo inicial en décimas, dedicado a exaltar los
extraordinarios efectos del Amor en su inteligencia, las microsecuencias ulteriores
son una demostración de esta nueva capacidad de la protagonista, que tiene ahora
que luchar con una serie de nuevos peligros que amenazan su felicidad sentimental.
A cada nuevo peligro, y a cada reacción de Finea, le corresponde un cambio de forma
métrica. El primer peligro es la renovada intención de Liseo de casarse con ella, que
se manifiesta en las redondillas de III, 1 b, teatralizándose la reacción de Finea en el
romance de III, 1 c, que obtiene el resultado deseado en Liseo; con las redondillas de
III, 1 d se produce un nuevo peligro, pues Nise no se deja engañar y logra que su
padre prohíba a Laurencio la entrada a la casa, con lo cual Finea tiene que inventar
otro engaño, otra estrategia; en III, 1 e, en romance, vuelve a plantearse la posibilidad
de que Finea tenga que casarse con Liseo, por expresa voluntad de Otavio; con las
redondillas de III, 1 f, sin embargo, Otavio propone a su hija otro prometido, cuando
ya ésta ha puesto en marcha su estrepitoso engaño lingüístico del desván llamado
Toledo; finalmente, el romance de III, 1 g teatraliza el descubrimiento del engaño,
último potencial peligro para Finea y Laurencio neutralizado por el desenlace feliz.
13
Finea protagoniza once microsecuencias (I, 2, b - c; II, 2; II, 4, a-b; III, 1, a-b-c-d-f-g) ya sea sola, ya sea
con otros personajes (su padre Otavio, su hermana Nise, Laurencio y los demás galanes); Nise sólo
protagoniza siete (I, 2, b; II, 1, a-b; II, 4, a; III, 1, b-d-g) siendo en algunas de éstas la extensión y la
importancia de su presencia escénica inferiores a las de Finea.
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Casi nunca los estudiosos de una misma comedia concuerdan a la hora de segmentarla en cuadros,
como puede comprobarse en las distintas lecturas de una pieza famosa como el Peribáñez, citadas en
Antonucci (2000). Por otra parte, uno de los mejores teóricos del criterio de segmentación en cuadros,
Ruano de la Haza, menciona casos flagrantes de dificultad a la hora de marcar los confines del cuadro
(Ruano de la Haza, 1994: 293 y ss.).
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mujeres creen poder dominar a la “otra” femenina que reside en su misma casa, y
ambas terminan engañadas por la que creían más ingenua, más débil, sometida en
todo. Desde este punto de vista, tanto El acero de Madrid como La dama boba son,
además de historias de amor entre galanes y damas, historias de rivalidad femenina.
María Aranda (1995) nos mostró la gran presencia e importancia del tema del
“doble” masculino en la comedia de Lope; sería hora de empezar a estudiar la
presencia e importancia paralelas del tema de la rivalidad femenina, pues es un
hecho que el mundo de las relaciones mujeriles conflictivas se despliega en el teatro
de Lope con una amplitud y una complejidad que el teatro de Calderón desconoce.
Esta consideración última, lejos de querer restarle eficacia al método de análisis que
he venido practicando en estas páginas, es sólo un modo para recordar una
obviedad, es decir que cualquier método analítico elaborado para profundizar en los
productos de la creatividad literaria forzosamente tomará en cuenta sólo algunos
aspectos de tales productos, dejando otros aspectos disponibles para otros
acercamientos. Así y todo, la polimetría, como factor compositivo esencial de la
Comedia áurea, reconocido por el mismo Lope en el Arte Nuevo, se merece la
atención crítica renovada que está recibiendo en los últimos tiempos, y mucha más,
en el supuesto de que una lectura atenta e inteligente de su utilización nos puede
decir muchas cosas sobre la obra teatral y mostrarnos la vía para acercarnos cada vez
más a su significado.
Bibliografía
ANTONUCCI, Fausta (2000), «Más sobre la segmentación del texto teatral: el caso de
Peribáñez y el comendador de Ocaña», Anuario Lope de Vega, 6, pp. 19-37; ahora en Id.
[ed.], Métrica y estructura dramática en el teatro de Lope de Vega, Kassel,
Reichenberger, 2007, pp. 207-231.
-----, (2007): “Introducción: para un estado de la cuestión”, en F. Antonucci [ed.],
Métrica y estructura dramática en el teatro de Lope de Vega, Kassel, Reichenberger,
pp. 1-30.
ARANDA, María (1995): Le galant et son double. Approche théorique du théâtre de Lope de
Vega dans ses figures permanentes et ses structures variables, Toulouse, Presses
Universitaires du Mirail.
ARATA, Stefano (2000): “Introducción” a Lope de Vega, El acero de Madrid, Madrid,
Castalia.
ARELLANO, Ignacio (1996): "El modelo temprano de la comedia urbana de Lope de
Vega", en F.B. Pedraza Jiménez, R. González Cañal [eds.], Lope de Vega: comedia
urbana y comedia palatina. Actas de las XVIII Jornadas de teatro clásico (Almagro,
julio de 1995), Almagro, Festival de Almagro-Universidad de Castilla-La
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Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
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Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
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EL ACERO DE MADRID
Lugar imprecisado III Florencio, que pretende a Marcela, le dice que Riselo está
(casa de Marcela), al cortejando a Teodora. Marcela decide vengarse y pide a
día siguiente Florencio que la acompañe al lugar de la cita entre los
v. 630 enamorados.
Prado de San IV Lisardo, Riselo y Beltrán esperan a las mujeres.
c 639-642 seguidilla Jerónimo, poco Cada uno invoca la llegada de la que va a ser su pareja.
643-708 glosa en tiempo después
romance á-o
d 709-1044 redondillas Llegan las mujeres; Teodora riñe a Belisa para que no hable
(las 4 primeras son una con los hombres y Belisa finge un desmayo. Riselo, para que
glosa) la tía se distraiga, la corteja, y ella se ablanda y le deja hablar.
v. 1044
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope
Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope 21
b 1551-1830 redondillas Riselo llama a Marcela pero ella le contesta que vaya a llamar
a Teodora. Mientras, llega Beltrán con el billete de Teodora.
Lisardo decide explicarle a Marcela el porqué del
comportamiento de Riselo, pero Marcela no se ablanda.
Riselo se siente escindido entre la amistad y el amor, pero
v. 1830 finalmente opta por la amistad.
II, 3 1831-1890 quintillas Casa de Belisa, al alba III Octavio se viste para salir en seguimiento de Belisa, para ver
del día siguiente adónde va en sus paseos.
v. 1890
II, 4 a 1891-1932 glosa en Prado de San IV Lisardo, Riselo y Beltrán esperan a las tres mujeres.
romance á-e Jerónimo, poco
tiempo después
b 1933-2130 redondillas + Octavio y Marcela se encuentran buscando sus celos. Marcela
dos versos (la misma le cuenta a Teodora todo el enredo, por lo que Teodora
seguidilla glosada en II, enfurecida deja que Octavio se empareje con Belisa y Salucio
4 a) con Leonor. Marcela se va a su vez con Florencio.
v. 2130 Lisardo, Riselo y Beltrán quedan solos y decepcionados.
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b 2203-2262 redondillas Teodora le ruega a Belisa que le cuente la verdad sobre sus
amores con Lisardo.
[2263-2374 romancillo] Belisa le confiesa a Teodora que está embarazada.
2375-2670 redondillas Le ruega que la ayude a evitar las bodas con Octavio, y la tía
v. 2422 accede para que no se sepa de sus amores con Riselo.
Delante de casa de II Lisardo trata de convencer a Marcela de la fidelidad de
Marcela, el mismo día Riselo. Finalmente hacen las paces. Florencio y Gerardo, que
han asistido a la escena, para vengarse van a pedir la mano
v. 2638 de Belisa y Teodora.
Casa de Belisa, poco III Beltrán le está pidiendo celos a Leonor cuando, al llegar
después Prudencio, Octavio y Salucio, se esconde.
b 3095-3196 romance á-o Llegan los demás hombres. Octavio desafía a Lisardo y
Riselo, pero Lisardo declara no saber dónde está Belisa.
Beltrán jura revelarlo si le prometen que Lisardo puede
v. 3196 casarse con Belisa.
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LA DAMA BOBA (ed. Marco Presotto, Comedias de Lope de Vega Parte IX, tomo 3, Lleida, Milenio, 2007).
b 273-412 redondillas Nise habla de literatura con su criada Celia; Finea por otra
parte no consigue aprender el abecé y se pelea con su
maestro.
[413-492 romance í-o] En cambio, escucha con interés el relato de su criada Clara
sobre una gata que acaba de parir.
493-524 redondillas Nise recibe a sus tres pretendientes, Duardo, Feniso y
[525-538 soneto] Laurencio: Duardo le recita un soneto sobre el amor.
539-634 redondillas Nise no lo entiende. Se ve que entre los tres prefiere a
Laurencio. Éste sin embargo está pensando en dejar a Nise
por Finea, pues le atrae su riqueza: manifiesta este proyecto
[635-648 soneto] en un soneto.
649-888 redondillas Luego habla de ello con su criado Pedro, y al llegar Finea
empieza a hablarle de amor. Cuando Laurencio se va, Finea
enseña a Clara el retrato de su prometido: no le gusta, dice,
pues no tiene piernas.
c 889-1062 romance ó-a Sale Otavio para avisar a Finea de la llegada de Liseo; éste
v. 1062 saluda a su prometida, pero, disgustado por su necedad,
decide que más bien querrá a su hermana.
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Fausta Antonucci, “Acomode los versos con prudencia”: la polimetría en dos comedias urbanas de Lope 24
b 1231-1364 romance á-e A solas con Laurencio, Nise le reprocha que esté cortejando a
Finea y se va furiosa. Llega Liseo, y lo desafía a un duelo:
v. 1364 Laurencio cree que el motivo son sus celos por Finea.
II, 2 1365-1484 redondillas Interior de la casa de II Finea trata de aprender a bailar pero se enfada una vez más
Otavio – tiempo con el maestro. Clara le da un billete de Laurencio.
[1485-1540 continuo Cuando llega su padre, Finea le enseña el billete. Otavio se
endecasílabos sueltos desespera, pero tiene que salir corriendo para impedir el
con pareados] duelo entre Liseo y Laurencio.
1541-1580 redondillas v. 1580 Finea comenta con Clara el amor que siente por Laurencio.
II, 3 1581-1667 endecasílabos Prado cerca de III Liseo y Laurencio aclaran el equívoco y llegan a un acuerdo:
con pareados (o silva del Recoletos – tiempo Laurencio acepta que Liseo corteje a Nise y éste le cede a
tipo 3) continuo v. 1667 Finea.
II, 4 a 1668-1787 redondillas Casa de Otavio IV Nise le echa en cara a su hermana el que le esté robando a
Laurencio; luego mantiene con éste una escena de celos. A
solas, Finea conoce por primera vez qué son los celos.
[1788-1824 Cuando llega Otavio, Finea le habla del sentimiento
endecasílabos sueltos desconocido que experimenta, sumiendo al padre en el
con pareados] desconcierto.
1825-1860 redondillas Cuando Laurencio vuelve, Finea le pide que la desenamore.
b 1861-2032 romance á-a Al llegar sus dos amigos, Duardo y Feniso, a Laurencio se le
ocurre una estratagema: Finea, para desenamorarse, deberá
jurar delante de ellos que se casará con Laurencio. Finea jura,
luego lo cuenta a su padre y hermana, que no saben ya a qué
atenerse.
v. 2032 Nise por su parte sigue enamorada de Laurencio y rechaza a
Liseo.
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