Bolilla 1 Sucesiones

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BOLILLA 1: ASPECTOS GENERALES.

Punto 1. Sucesión. Concepto. Especies. Sucesión mortis causa. Definición. Fundamento. Vinculación con el
Derecho de Familia. Elementos. Clases. Sucesión en la persona y sucesión en los bienes. Fuentes. La
sucesión como persona. Sucesión notarial.

Concepto.

Antes de abordar el concepto, hay que tener en cuenta que:

1. Los derechos son transmisibles: art. 398, CCyC “Todos los derechos son transmisibles
excepto estipulación válida de las partes o que ello resulte de una prohibición legal o que
importe trasgresión a la buena fe, a la moral o a las buenas costumbres”. Dicha transmisión
puede producirse por actos entre vivos, o por un hecho jurídico (fallecimiento de su titular).

2. Contenido de dicho principio: no todos los derechos son transmisibles, por ejemplo, la
limitación a la transmisibilidad de los derechos a raíz de la muerte de una persona debe
surgir de una disposición expresa de la ley aunque también sería posible que esta restricción
se genera por el acuerdo de voluntades como ocurre en un contrato intuitu personae.

Etimológicamente, la palabra sucesión proviene del latin successio, y esta del verbo succedere: acción y
efecto de seguir o continuar en una situación. La sucesión, por lo tanto, es la continuación de alguien o algo
en lugar de otra persona o cosa.

Jurídicamente, el derecho de una persona se transmite a otra, de modo tal que esta sustituye aquel en una
relación jurídica de la que era titular. Es el cambio o sustitución de uno o más sujetos de una relación jurídica
en virtud de una transferencia o transmisión. El sucesor se coloca en la misma posición jurídica que el
transmitente, ni mejor ni peor, conforme con el art. 399, CCyC: “Nadie puede transmitir a otro un derecho
mejor o más extenso que el que tiene, sin perjuicio de las excepciones legalmente dispuestas”.

“La sucesión es la transmisión de derechos de una persona a otra, de tal manera que en adelante ésta pueda
ejercerlos en su propio nombre” (según Azpiri).

El CCCN ha definido en su artículo 400 los distintos tipos de sucesores que se reconocen, el cual establece:
“sucesor universal es el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de otro; sucesor singular el que
recibe un derecho en particular”.

Sucesores son aquellas personas a las cuales se transmiten los derechos de otras personas, de modo que en
adelante puedan ejercerlos en su propio nombre.

Especies.

A) Sucesión universal y singular

El sucesor universal es aquel a quien pasa todo o una parte alícuota del patrimonio de otra persona. Es decir,
cuando la transmisión comprenda un todo ideal, sea la totalidad o una parta alícuota. Solo opera por causa
de muerte del transmitente (sucesión mortis causa).
El sucesor singular es aquel al cual se transmite un objeto particular que sale de los bienes de otra persona.
Es decir, cuando se transmitan uno o varios derechos determinados. Puede ser entre vivos (venta, donación),
o por causa de muerte (legado de cosa cierta, dispuesto en testamento).

B) Sucesión entre vivos y por causa de muerte

Sucesión entre vivos: la fuente de transmisión es un acto jurídico realizado por el titular del derecho. Es
decir, cuando la transmisión de un derecho derive de actos jurídicos celebrados entre personas vivas (venta,
cesión, donación, etc.).

Sucesión mortis causa: el hecho jurídico generador de la transferencia de los derechos es la muerte de su
titular. Es decir, cuando el hecho jurídico necesario y determinante de la transmisión sea la muerte del
transmitente.

Sucesión mortis causa.

El Cód. de Vélez la definía expresando que la sucesión es la transmisión de los derechos activos y pasivos que
componen la herencia de una persona muerta, a la persona que sobrevive, a la cual la ley o el testador llama
para recibirla.

El CCyC no la define, sino que establece en el Título 1: Sucesiones, Capítulo 1: Disposiciones generales, el art.
2277, el cual expresa: “La muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y la
transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley. Si el
testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se defiere por la ley. La herencia
comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su fallecimiento”.

El análisis de este artículo permite identificar elementos esenciales de la sucesión mortis causa:

 Sujeto: “la muerte real o presunta de una persona”, dado que las titularidades patrimoniales
se relacionan a una persona.

 Causa: “la muerte real o presunta”, la muerte de una persona es el hecho jurídico que
provoca la transmisión patrimonial y de allí deriva el carácter mortis causa de esta clase de
sucesión.

 Efecto: “causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia”, principal efecto y


objetivo es la transmisión, pues el patrimonio del causante queda sin sujeto que las titularice
y la ley organiza como se produce dicha transmisión hacia su nuevo/s titular/es.

 Herederos: “a las personas llamadas a sucederle”, la ley determina quienes son los
sucesores, con que extensión, etc.

 Fuentes de la vocación sucesoria: “por el testamento o por la ley”, según que el llamamiento
provenga de la ley o de la voluntad del testador, dando origen a la sucesión ab intestato o
testamentaria.

 Objeto: “la herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se
extinguen por su fallecimiento”, aquello que se transmite, la herencia, configura una
universalidad jurídica, excluyendo a todo aquello que se extingue por muerte.
La muerte es un hecho de la naturaleza que produce consecuencias jurídicas y encuadra dentro del concepto
que trae el art. 257 en tanto establece que: “es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento jurídico,
produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”.

No cabe duda de que el fallecimiento de una persona ocasiona una modificación de los derechos que
ostentaba, ya que no puede seguir siendo su titular sino que deben ser transmitidos a otra persona.

El art. 2277 habla de muerte real o presunta:

Muerte real: artículo 23 de la ley 24.193 el cual dispone: “el fallecimiento de una persona se considerará tal
cuando se verifiquen de modo acumulativo los siguientes signos, que deberán persistir ininterrumpidamente
seis horas después de su constatación conjunta: a)ausencia irreversible de respuesta cerebral con pérdida
absoluta de conciencia, b) ausencia de respiración espontanea, c) ausencia de reflejos encefálicos y
constatación de pupilas fijas no reactivas, d) inactividad encefálica corroborada por medios técnicos y/o
instrumentales adecuados a las diversas situaciones clínicas...”

La muerte se prueba con la partida del registro civil conforme lo establece el art. 96.

Muerte presunta: la ausencia con presunción de fallecimiento puede ocasionarse por la ausencia de una
persona sin que se tengan noticias durante tres años (art. 85), o cuando se encontraba en el lugar de un
incendio, terremoto, acción de guerra u otro hecho semejante susceptible de ocasionar la muerte o participó
de una actividad que implique el mismo riesgo y no se tiene noticias de el por el término de dos años, y si se
encontraba en un buque o aeronave naufragado o perdido y no se tuviera noticias de su existencia por el
termino de seis meses (art. 86).

Cumplidos los plazos señalados y, realizado el correspondiente juicio se declara el fallecimiento presunto y
se fija como día presuntivo del fallecimiento en el caso ordinario, el último día del primer año y medio de
ausencia; en el primer caso extraordinaria, el día del suceso o el día del término medio de la época en que
ocurrió o pudo haber ocurrido, y en el segundo caso extraordinario, el último día que se tuvo noticias de
buque o aeronave perdidos (art. 90).

Fundamentos.

Todo el derecho sucesorio se basa en la existencia de la propiedad privada. El traspaso de esa propiedad
privada debe efectuarse, a la muerte de su titular, a favor de otras personas. Esta determinación del
heredero puede ser hecha por la ley o por la voluntad del causante a través de un testamento.

La sucesión intestada tiene su fundamento en el reconocimiento de los afectos presuntos del causante y en
la protección familiar. De allí su íntima vinculación con el derecho de familia.

Por el contrario, la sucesión testamentaria reposa en la libre voluntad expresada por el causante en su
testamento, que en nuestro ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir herederos
legitimarios.

Vinculación con el derecho de familia.

Si el derecho sucesorio se nutre del derecho de familia, claro está que al primero le debería interesar lo que
acontece en el segundo. Hay que tener en cuenta que, en la actualidad, las dinámicas familiares no son las
mismas.
Por ejemplo: la posibilidad de formar más de una relación de pareja a lo largo de nuestras vidas abre un
lugar a la configuración de familias ensambladas o “recompuestas”. Estas familias están formadas por
segundas parejas, con hijos de uniones anteriores y, en ocasiones, con hijos nacidos en el marco de la nueva
pareja. ¿Qué derechos y deberes surgen de los llamados progenitores afines, los que no son los padres
biológicos pero que tienen con el niño un trato diario o cotidiano que va consolidando un fuerte vínculo
afectivo? Cabría preguntarse si este reconocimiento legal no debería extenderse al derecho sucesorio. En
ese caso, se debería evaluar de qué modo y con qué extensión, ya que aceptar derechos hereditarios a este
vínculo afectivo, implica, a la vez, seguir colocando en tensión o restringir la noción de autonomía de la
voluntad en el derecho sucesorio, siendo que la ley obligaría a transmitir una parte de la herencia a los hijos
afines.

Otro ejemplo sería los avances en el acceso a la maternidad/paternidad en atención al desarrollo de la


medicina reproductiva. ¿Qué sucede si una persona en pleno tratamiento de fertilidad fallece? El niño que
nace de esa técnica tiene capacidad para suceder, entonces, ¿sería considerado heredero? El desarrollo de
las ciencias médicas y el pensar en las técnicas de reproducción humana asistida como una fuente de
filiación, tiene incidencia directa en el campo sucesorio.

Claro está que todos estos cambios culturales y sociales generan una necesidad de cambiar la legislación civil
en materia de familia. Ahora bien, cabría interrogarse en el derecho sucesorio debía o no cambiar y ver de
qué modo o en qué dirección debe hacerlo.

Clases. Sucesión en la persona y sucesión en los bienes. Fuentes.

Sucesión en la persona: La sucesión en la persona se encuentra fuertemente arraigada en la noción de


sucesor y se basa en una ficción: la continuación de la persona del causante por el sucesor universal. Con la
muerte del titular de un patrimonio caducan las relaciones derivadas de su posición familiar, pero la masa
del patrimonio pasa en conjunto a los herederos, de esta manera el heredero es el continuador de la
personalidad patrimonial del difunto.

Surge en el derecho romano, significa que el heredero es el continuador de la persona del causante, y como
tal se produce la confusión de patrimonios y la consiguiente responsabilidad personal del heredero por las
deudas de la persona muerta.

Sucesión en los bienes: La sucesión en los bienes limita esa continuación o continuidad a la órbita
patrimonial (es decir, limita la transmisión sucesoria caracterizada por la prolongación de la personalidad del
causante a los herederos) y es el seguido por la mayor parte de las legislaciones modernas. En este, a la
muerte del sujeto su patrimonio estará conformado por un activo y un pasivo (cargas a liquidar), el cual una
vez satisfecho, el heredero recibirá los bienes relictos (remanentes), es decir, se trata de un patrimonio
sujeto a liquidación. Los bienes solo se incorporarán al patrimonio del heredero una vez satisfechas las
deudas y cargas que pesaban sobre la herencia.

Surge en el derecho germánico, la confusión de patrimonios solo se producía cuando se habían cancelado
todas las deudas del causante no respondiendo el heredero con sus bienes personales en caso de no
alcanzar los bienes hereditarios.
La sucesión como persona.

La sucesión como persona: La sucesión no es una persona jurídica. La muerte, apertura y la transmisión de la
herencia, se causan en el mismo instante. No hay entre ellas el menor intervalo de tiempo. Una persona
jurídica debe tener un patrimonio propio, pero resulta que los propietarios de los bienes son los herederos
desde el mismo momento de la muerte del causante. Tampoco tiene un objeto social que cumplir y los
bienes se administran según la voluntad de los herederos. Carece de los requisitos esenciales de toda
persona jurídica y no puede por sí adquirir derechos ni contraer obligaciones.

Punto 2. Sucesores. Concepto. Clases. Diferencias. Heredero de cuota. Concepto. Carácter. Legatario.
Concepto. Carácter.

El art. 400 hace referencia a la existencia de sucesores universales y sucesores singulares, pero ahora es
preciso puntualizar la situación que estos tienen en caso de transmisión por causa de muerte.

ARTICULO 2278. Heredero y legatario. Concepto.

Se denomina heredero a la persona a quien se transmite la universalidad o una parte indivisa de la


herencia; legatario, al que recibe un bien particular o un conjunto de ellos.

Se han establecido dos especies de sucesores: los herederos que tienen un llamamiento que puede ser
universal o bien una parte indivisa de la herencia, y los legatarios que tienen un llamamiento particular.

Herederos.

Los herederos desde la muerte del causante tienen todos los derechos y acciones de aquel de manera
indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo que el
causante era poseedor, conforme al art. 2280.

ARTÍCULO 2280. Situación de los herederos.

Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de
manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la
posesión de lo que el causante era poseedor.

Si están instituidos bajo condición suspensiva, están en esa situación a partir del cumplimiento de la
condición, sin perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden.

En principio, responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en
caso de haber sido enajenados.

El heredero cuando es el único llamado ha adquirido, como efecto de la muerte y la consiguiente apertura
de la sucesión, la totalidad de la herencia.

En el caso de coexistir más de una persona llamada como heredero, a cada uno de ellos le corresponderá la
parte indivisa de la herencia que coincide con su porción hereditaria, es decir que la herencia se dividirá
entre la cantidad de herederos y el resultado será la porción indivisa que a cada uno de ellos le corresponde
y que se materializara con la partición.
Otra característica del heredero es que responde por las deudas del causante con los bienes que reciben o
con su valor en caso de haber sido enajenados. El heredero responderá con sus propios bienes por las
deudas del causante y por las cargas de la herencia si a) no hubiese hecho el inventario en el plazo de tres
meses desde que los acreedores o legatarios lo intiman judicialmente a su realización, b) oculta
fraudulentamente los bienes de la sucesión omitiendo su inclusión en el inventario, c) exagera dolosamente
el pasivo sucesorio, d) enajena bienes de la sucesión excepto que el acto sea conveniente y el precio
obtenido ingrese a la masa.

Heredero Universal.

Es a quien se transmite la universalidad de la herencia (ART. 2278) y sucede al causante con vocación a todos
los bienes de la herencia (art. 2486).

ARTÍCULO 2486. Herederos universales.

Los herederos instituidos sin asignación de partes suceden al causante por partes iguales y tienen
vocación a todos los bienes de la herencia a los que el testador no haya dado un destino diferente.

Si el testamento instituye uno o varios herederos con asignación de partes y otro u otros sin ella, a
éstos corresponde el remanente de bienes después de haber sido satisfechas las porciones
atribuidas por el testador. Si éstas absorben toda la herencia, se reducen proporcionalmente, de
manera que cada heredero sin parte designada reciba tanto como el heredero instituido en la
fracción menor.

Heredero de cuota.

ARTICULO 2488. Herederos de cuota.

Los herederos instituidos en una fracción de la herencia no tienen vocación a todos los bienes de
ésta, excepto que deba entenderse que el testador ha querido conferirles ese llamado para el
supuesto de que no puedan cumplirse, por cualquier causa, las demás disposiciones testamentarias.
Si la adición de las fracciones consignadas en el testamento excede la unidad, se reducen
proporcionalmente hasta ese límite. Si la suma de las fracciones no cubre todo el patrimonio, el
remanente de los bienes corresponde a los herederos legítimos y, a falta de ellos, a los herederos
instituidos en proporción a sus cuotas.

El heredero de cuota tiene derecho a recibir la fracción de la herencia que le asignó el testador, pero no
tienen vocación al todo de la herencia. Sin embargo puede suceder que el testador haya dispuesto que en
caso de que no puedan cumplirse otras disposiciones testamentarias, acrecerá la porción del heredero de
cuota.

La responsabilidad del heredero de cuota por las deudas del causante y por las cargas hereditarias se limita a
los bienes que recibe o a su valor en caso de haber sido enajenados (art. 2280).

Por otro lado, pueden clasificarse según el llamamiento o vocación sucesoria en herederos legítimos,
herederos legitimarios o forzosos, herederos legítimos no legitimarios y herederos testamentarios.
Herederos legítimos.

Son los llamados a suceder por la ley, que presume el efecto del causante hacia las personas con las cuales
mantiene vínculos más cercanos y llama a suceder a ciertos parientes y al cónyuge (art. 2424).

ARTÍCULO 2424. Heredero legítimo.

Las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus ascendientes, al
cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el orden y
según las reglas establecidas en este Código.

A falta de herederos, los bienes corresponden al Estado nacional, provincial o a la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, según el lugar en que están situados.

Herederos legitimarios o forzosos.

Aquellos llamados por ley que no pueden ser privados ni siquiera por el causante de una porción de la
herencia denominada legítima, salvo por alguna causa excepcional prevista por la propia ley (causas de
indignidad). Se trata de los descendientes, ascendientes y el cónyuge (art. 2444).

ARTÍCULO 2444. Legitimarios.

Tienen una porción legítima de la que no pueden ser privados por testamento ni por actos de
disposición entre vivos a título gratuito, los descendientes, los ascendientes y el cónyuge.

Herederos legítimos no legitimarios.

Son aquellos llamados por ley pero su vocación es siempre supletoria, ya que concurren a la herencia solo a
falta de herederos forzosos o testamentarios. Son los parientes colaterales hasta el cuarto grado (art. 2438).

ARTÍCULO 2438. Extensión.

A falta de descendientes, ascendientes y cónyuge, heredan los parientes colaterales hasta el cuarto
grado inclusive.

Herederos testamentarios.

Son los llamados a suceder por el causante en un testamento. La institución del heredero es la disposición
testamentaria por el cual el causante llama a una persona para sucederlo en la universalidad de sus bienes o
en una parte alícuota de ellos, con vocación eventual al todo.

Legatario particular.

El legatario es el sucesor del causante que recibe un bien en particular o un conjunto de ellos por voluntad
del causante establecida en una disposición testamentaria (arts. 2278 y 2484). Se trata entonces de un
sucesor llamado por el causante pero que a diferencia de los herederos testamentarios recibe uno o varios
bienes determinados, esto es un sucesor particular.
ARTÍCULO 2484. Principio general.

La institución de herederos y legatarios sólo puede ser hecha en el testamento y no debe dejar
dudas sobre la identidad de la persona instituida.

Recibe un bien determinado o un conjunto de ellos y no tiene derecho sobre los otros bienes que componen
la herencia. Esto significa que, aunque falten otros llamados a suceder al causante, el legatario no acrece por
sobre el bien legado, salvo que el testador hubiese dispuesto lo contrario.

En cuanto a las deudas del causante, el legatario solo es responsable hasta el valor de lo que recibe y nunca
responderá con sus propios bienes frente a los acreedores del fallecido.

El legatario tiene derecho al cobro de su legado sobre los bienes de la herencia, con preferencia sobre los
acreedores de los herederos (2316).

SUCESORES CRITERIO DE CLASIFICACIÓN


SEGU EL CONTENIDO DE LA UNIVERSAL
SUCESION DE CUOTA
LEGITIMARIO
HEREDERO (FORZOSO)
LEGITIMO
SEGÚN EL LLAMAMIENTO LEGITIMO NO
LEGITIMARIO
TESTAMENTARIO
DE COSA CIERTA Y DETERMINADA
DE COSA GRAVADA
DE INMUEBLE
DE GENERO
DE COSAS CON DETERMINACION
LEGATARIO SEGÚN SU CONTENIDO DE LUGAR
DE CREDITOS Y DE LIBERACION
DE COSA AJENA
DE BIEN EN CONDOMINIO
DE ALIMENTOS
DE PAGO PERIODICO

SUCESORES
LEGITIMARIO
LEY HEREDERO LEGITIMO NO
LEGITIMARIO
SEGÚN EL LLAMAMIENTO
HEREDERO
TESTAMENTO HEREDERO DE CUOTA
LEGATARIO
UNIVERSAL HEREDERO
SEGÚN LA EXTENSION DE LA HEREDERO DE CUOTA (FRACCION
VOCACION SINGULAR DE UNA UNIVERSALIDAD)
LEGATARIO
Punto 3. Apertura de la sucesión. Concepto. Hechos que la producen. Efectos. Conmoriencia. Régimen
sucesorio abierto por presunción de fallecimiento. Régimen sucesorio abierto debido a la ausencia por la
desaparición forzada de personas. Pactos sucesorios.

Apertura de la sucesión. Concepto.

La muerte del causante es el hecho jurídico que da lugar a la transmisión: se abre así la sucesión. Es decir, la
apertura de la sucesión se produce en el mismo momento de la muerte del causante y tiene como
consecuencia la transmisión instantánea de la herencia a los herederos.

El ARTÍCULO 2277 establece que “la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión
y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederlo por el testamento o por la ley”.

La apertura de la sucesión a la que nos referimos se relaciona con la transmisión de derechos que se produce
por la muerte; en cambio, la apertura del proceso judicial sucesorio es la iniciación del trámite judicial, que
es el procedimiento previsto para formalizar la transmisión ya operada, que debe ser realizada
necesariamente en sede judicial y culmina con la partición y adjudicación de los bienes en forma individual.

Es decir, la diferencia con el juicio sucesorio es que la apertura de la sucesión produce la transmisión de los
derechos a los herederos y legatarios, mientras que el juicio sucesorio tiene por fin ratificar quienes son los
herederos e inscribir los bienes a su nombre.

Empero, hay una porción del patrimonio que no se transmite por muerte, la cual no necesariamente se
limita a los derechos intuito personae. El art. 2277 establece: “la herencia comprende todos los derechos y
obligaciones del causante que no se extinguen por su fallecimiento”.

También sabemos que el art. 2280 establece: “desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los
derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por
sucesión, y continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor…”.

A su vez, el art. 2337 dispone: “si la sucesión tiene lugar entre ascendientes, descendientes y cónyuge, el
heredero queda investido de su calidad de tal desde el día de la muerte del causante, sin ninguna formalidad
o intervención de los jueces, aunque ignore la apertura de la sucesión y su llamamiento a la herencia…”.

Hechos que la producen.

Por lo tanto, la determinación del momento del acaecimiento de la muerte es de suma importancia.
Recordamos que la transmisión se produce ante la muerte real o presunta de una persona. Es decir, que los
hechos que producen la apertura de la sucesión son: la muerte real y la muerte presunta.

En primer lugar, el art 93 afirma que “la existencia de la persona humana termina por su muerte”.

Si se produjo en el país, la prueba directa de la muerte surge de la partida que otorga el registro civil y, si se
produjo en el extranjero se aprueba con los instrumentos otorgados según las leyes del lugar donde se
produjo.

Si no es posible obtener prueba directa, por falta de registro o nulidad de los asientos registrados, el art. 98
dispone “si no hay registro público o falta o es nulo el asiento, el nacimiento y la muerte pueden acreditarse
por otros medios de prueba”.
Entonces para que se produzca la transmisión de derechos debe haberse producido la muerte y acreditado
la misma. O debe haberse declarado la presunción de fallecimiento en la forma y en los casos previstos por
la ley.

Conmoriencia.

Se trata de un supuesto en el cual se presentan dificultades para precisar el momento de la muerte. Así
cuando dos o más personas mueren en alguna circunstancia en que no es posible precisar cuál murió antes,
se presumen que murió en el mismo momento. Es decir, habrá conmoriencia cuando dos o más personas
hubiesen fallecido en un destre común o en cualquiera otra circunstancia de modo que no se pueda saber
cuál de ellas falleció primero.

Se trata de un presunción iuris tantum, ya que es aplicable si no puede determinarse en contrario.

ARTICULO 95. Conmoriencia.

Se presume que mueren al mismo tiempo las personas que perecen en un desastre común o en
cualquier otra circunstancia, si no puede determinarse lo contrario.

Régimen sucesorio abierto por presunción de fallecimiento.

Los arts. 85 y 86 regulan los casos ordinarios y extraordinarios que posibilitan presumir el fallecimiento de
una persona ausente. Y luego de establecer el procedimiento a seguir para obtener la sentencia que declare
el fallecimiento presunto (art. 89), establece con relación a los bienes de la persona presuntamente fallecida
lo siguiente: los herederos y los legatarios deben recibir los bienes del declarado presuntamente fallecido,
previa formación de inventario. El dominio debe inscribirse en el registro correspondiente con la pre-
notación del caso; puede hacerse la partición de los bienes, pero no enajenarlos ni gravarlos sin autorización
judicial. Si entregados los bienes se presenta el ausente, o se tiene noticia cierta de su existencia, queda sin
efecto la declaración de fallecimiento, procediéndose a la devolución de aquellos a petición del interesado.

Por lo tanto, la declaración de fallecimiento presunto provoca una transmisión particular, porque los
herederos y legatarios deben recibir los bienes, e inscribirse tal transmisión en los registros
correspondientes, pero con la pre-notación de que la misma se produce en virtud de una declaración de
fallecimiento presunto. De este modo, los posibles acreedores pueden tomar conocimiento que la
transmisión se produjo como consecuencia de una presunción de fallecimiento. A su vez, los herederos y los
legatarios solo pueden enajenar o gravar los bienes si son autorizados judicialmente. ¿Por qué tantas
restricciones? Porque conforme a la última parte de la norma, si el ausente se presenta o se conoce su
existencia, queda obviamente sin efecto la declaración de su fallecimiento porque no murió, y procede la
devolución de los bienes. Como la muerte es presunta los efectos no son exactamente iguales a una muerte
constatada.

Hay tres sucesos que permiten la declaración de la muerte presunta:

1) la ausencia durante 3 años sin que se tengan noticias de la persona. (Fecha presuntiva de muerte: el
último día del primer año y medio)

2) en caso de incendio, terremoto, acción de guerra y otro suceso semejante, si no se tuvieren noticias
durante 2 años (fecha presuntiva de muerte: el día del suceso, el día del término medio en que ocurrió el
hecho)
3) en caso de encontrarse en un buque o aeronave naufragado o perdido, y del que no se tuviesen noticias
durante 6 meses (el ultimo día en que se hayan tenido noticias del buque o de la aeronave).

Régimen sucesorio abierto debido a la ausencia por la desaparición forzada de personas.

La ley 24.321 que regula la desaparición forzada de personas permite la declaración de la ausencia de
aquellas personas cuya desaparición forzada se hubiera producido con anterioridad al 10 de diciembre de
1983. Puede ser solicitada por todos aquellos que tuvieren un interés legítimo subordinado a la persona del
ausente.

El pedido tramitará por juicio sumario ante el juez civil del domicilio del solicitante o en su defecto el de la
residencia del desaparecido. Se fijara como fecha presuntiva de la misma el día que constaba en la denuncia
originaria ante el organismo oficial competente o en su caso el de la última noticia fehaciente sobre el
desaparecido.

Una vez declarada la ausencia por esta situación, los efectos serán análogos a los previstos para la ausencia
con presunción de fallecimiento.

Punto 4. La transmisión. Concepto. Contenido: derecho y obligaciones transmisibles e intransmisibles.

La transmisión de los derechos tiene lugar en forma instantánea en el momento de la muerte del causante.

El contenido de la transmisión es la herencia y esta se compone de todos los derechos y obligaciones que
formaban el patrimonio del difunto, menos los que se extinguen por causa de muerte.

Los derechos extrapatrimoniales se extinguen con la muerte de su titular y los derechos patrimoniales se
transmiten a los herederos.

Los atributos de la personalidad se extinguen con la muerte, lo mismo que los derechos de la personalidad.

Los derechos de familia se extinguen con la muerte de su titular. Lo mismo ocurre con la calidad de tutor o
curador. Respecto de las acciones de estado de familia, se puede sostener que en principio no son
transmisibles por vía sucesoria, sin embargo en algunos casos iniciada en vida por el causante, puede ser
continuada por los herederos, y en otros, puede ser promovida por sus sucesores en determinadas
condiciones. Los herederos del causante pueden ser demandados por una acción de estado.

En el caso de las sociedades de responsabilidad limitada, si el contrato previera la incorporación de los


herederos del socio, el pacto será obligatorio para estos y para los socios.

En cuanto a los derechos intelectuales, el causante tiene su derecho en forma vitalicia, pero a su muerte se
transmite a los herederos por un lapso determinado (setenta años).

La transmisión mortis causa requiere la reunión de tres elementos: 1) la apertura de la sucesión; 2) la


vocación sucesoria, y 3) la aceptación. Solamente cuando se han reunido los tres elementos se producirá y
perfeccionara la transmisión hereditaria.

1) Apertura de la sucesión: La muerte del causante es el hecho jurídico que da lugar a la transmisión: se abre
así la sucesión. Es decir, la apertura de la sucesión se produce en el mismo momento de la muerte del
causante y tiene como consecuencia la transmisión instantánea de la herencia a los herederos.
2) Vocación sucesoria: la transmisión se produce del causante a las personas llamadas a sucederle, es decir, a
los sucesores. Sabemos que este llamamiento puede ser testamentario o legal; y también puede ser
universal o particular. A este llamamiento se lo denomina vocación sucesoria, y tratándose de herederos,
vocación hereditaria. Ahora bien, un heredero llamado a suceder, o sea titular de la vocación hereditaria, no
está obligado a aceptar, a transformarse en heredero, y por tanto, en sucesor, o sea, a ser titular de la
herencia. Este derecho se denomina derecho de opción y posibilita elegir entre aceptar o no una herencia.
Obligatorio es llamar al heredero, pero no es obligatorio aceptar a ser un heredero. Una vez aceptada, la
herencia ya no puede renunciarse, pero si optar por la renuncia se lo tendrá como si nunca hubiese sido
llamado a heredar.

3) Adquisición de la herencia: la transmisibilidad de la herencia se trata de una atribución de las titularidades


patrimoniales del causante (transmisibles por muerte) que la ley efectúa en cabeza de sus sucesores. Ello a
los fines de evitar que esos derechos y obligaciones permanezcan sin titular. Pero, a su vez, los herederos
tienen la facultad de aceptar o renunciar a la herencia, pues no están obligados a ser herederos. Entonces, la
atribución patrimonial que dispone la ley a determinadas personas, ante la muerte del titular de aquellos
derechos y obligaciones que la muerte no extingue, se encuentra sometida a una condición: que los
herederos efectivamente acepten ser herederos y ser titulares de la herencia. La transmisión producida por
la muerte del causante implica una atribución legal en cabeza de los herederos. Pero esta atribución legal
solo se transforma en adquisición si el heredero acepta la herencia. La adquisición de la herencia requiere la
aceptación del heredero.

Punto 5. Ley aplicable. Sistema de la unidad y de la pluralidad sucesoria. Supuesto de particiones plurales.

La sucesión a titulo universal es la que tiene por objeto un todo ideal, sin consideración a su contenido
especial ni a los objetos de esos derechos. El sistema de unidad de ley consiste en que el derecho de
sucesión se regirá por una ley única, cualquiera sea el lugar donde se encuentren situados los bienes.

El sistema de pluralidad de leyes se configura cuando se rige el derecho de sucesión por la ley del lugar
donde se encuentren situados los bienes.

El principio de nuestro código es el de unidad de ley determinada por el último domicilio del causante.

Punto 6. Jurisdicción. Proceso sucesorio. Juez competente. Fuero de atracción, alcances. Caso del heredero
único. Prorroga de jurisdicción en la provincia de Buenos aires.

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Jurisdicción.

La jurisdicción sobre la sucesión corresponde a los jueces del lugar del último domicilio del difunto. El
domicilio que tenía el difunto determina el lugar en que se abre su sucesión.

Proceso sucesorio.

Cuando se inicia el juicio sucesorio, la primera resolución ordena inscribir el proceso en el registro de juicios
universales, y la constancia que expida el registro informará si ya hay otros procesos de la misma persona
iniciados ante otro juzgado de la misma jurisdicción. Si se presenta este caso, resultara imprescindible
proceder a la acumulación de los expedientes.
Dentro de los caracteres del proceso sucesorio se puede señalar que se trata de un juicio voluntario.

Se trata de un proceso universal porque tiene por fin trasmitir la herencia considerada como una
universalidad de bienes.

A los fines arancelarios, el juicio se divide en tres etapas: la apertura del proceso sucesorio, la declaratoria de
herederos o la aprobación formal del testamento, y la tercera concluye con las inscripciones de los bienes a
nombre de los herederos o legatarios

Hay que distinguir el juicio sucesorio intestado del testamentario. En ambos, quien solicita la apertura de
proceso deberá justificar su carácter de parte legítima y acompañar la partida de defunción del causante. Si
este hubiere hecho testamento y el solicitante conociere su existencia, deberá presentarlo cuando estuviese
en su poder o indicar el lugar donde se encontrase, si lo supiere. Cuando le causante hubiese fallecido sin
haber testado, deberá denunciarse el nombre y domicilio de los herederos o representantes legales
conocidos.

La calidad de parte legítima se acreditara acompañando las partidas que prueben el vínculo jurídico familiar
existente con el causante.

Objeto del proceso sucesorio.

ARTICULO 2335. Objeto.

El proceso sucesorio tiene por objeto identificar a los sucesores, determinar el contenido de la
herencia, cobrar los créditos, pagar las deudas, legados y cargas, rendir cuentas y entregar los
bienes.

Se trata de un verdadero proceso, ya que deben cumplirse los trámites previstos para alcanzar los objetivos
señalados, en especial, la determinación de los sucesores de la persona fallecida y la entrega de los bienes
que integran el acervo transmitido.

Tiene como características que es judicial, voluntario y universal.

Esta tramitación judicial deviene necesaria en razón de que la determinación de los herederos debe ser
realizada por los jueces, ya sea en la declaratoria de herederos o mediante la aprobación formal del
testamento.

Se trata de un proceso voluntario por cuanto la función jurisdiccional se limita a constatar la existencia de
herederos, ya sean estos llamados por la ley o por la voluntad del causante instrumentada en un testamento
válido.

También es necesario puntualizar que se trata de un juicio universal por cuanto dentro del mismo se deberá
consolidar la transmisión de la herencia que tiene un contenido menor que el del patrimonio que gozaba el
causante en vida.
Competencia.

ARTICULO 2336. Competencia.

La competencia para entender en el juicio sucesorio corresponde al juez del último domicilio del
causante, sin perjuicio de lo dispuesto en la Sección 9a, Capítulo 3, Título IV del Libro Sexto. El mismo
juez conoce de las acciones de petición de herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que
tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la ejecución de las
disposiciones testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de partición, de
la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y nulidad de la partición. Si el causante
deja sólo un heredero, las acciones personales de los acreedores del causante pueden dirigirse, a su
opción, ante el juez del último domicilio del causante o ante el que corresponde al domicilio del
heredero único.

En realidad, la remisión se hace al art. 2643 y allí se reitera ese principio y se establece una excepción: “son
competentes para entender en la sucesión por causa de muerte, los jueces del último domicilio del causante
los del lugar de situación de los bienes inmuebles en el país respecto de estos”.

De acuerdo con el art. 73, la persona humana tiene domicilio en el lugar de su residencia habitual y su
cambio se verifica instantáneamente por el hecho de trasladar la residencia de un lugar a otro con ánimo de
permanecer en ella (art. 77).

Por lo tanto, el domicilio que servirá para determinar la competencia territorial del juicio sucesorio es el del
lugar donde residía con ánimo de permanecer allí.

Sin perjuicio de ello, en el caso de que dentro del acervo hereditario existieran bienes inmuebles que
estuvieran situados en otro país, el juicio sucesorio que deberá ser realizado para perfeccionar su
transmisión tendrá que ser planteado ante el juez que corresponda al lugar donde se encuentren dichos
bienes.

Esto significa que si el causante fallece en el extranjero y quedan bienes inmuebles en la República
Argentina, la competencia para la transmisión de estos últimos será la de nuestro país.

Fuero de atracción. Alcances.

Se ha dicho que el proceso sucesorio tiene por fin ratificar que son herederos los llamados por la ley o por el
testador e inscribirlos bienes a su nombre en los registros respectivos.

Todos los procesos vinculados a la transmisión sucesoria, y asea con la persona de los herederos o referido a
los bienes hereditarios, quedan comprendidos en principio dentro del fuero de atracción del juicio sucesorio;
es decir, que deben tramitarse ante el mismo juez que entiende en la sucesión, pero con expedientes
separados.

Todo tramita ante el mismo juez para que no haya sentencias contradictorias.

Esto es así porque existe un interés general en someter las contiendas relacionadas u originadas por la
muerte del causante a un mismo juez, aunque su tramitación deba efectuar por expedientes separados.
El fuero de atracción es parcial porque no implica que todas las acciones que se relacionen con la persona
muerta deben tramitarse ante el juez sucesorio sino que existirán algunas que si deben tramitar ante él.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que el fuero de atracción funciona de una manera pasiva y esto
significa que solo tendrá lugar cuando la acción persona es ejecutada por los acreedores del difunto; no
ocurre lo mismo cuando son los herederos quienes demandan a terceros porque, en ese caso, se aplican las
reglas generales de la competencia.

El fuero de atracción es temporal porque culmina con la partición.

El caso del heredero único.

ARTÍCULO 2336. Competencia.

Si el causante deja sólo un heredero, las acciones personales de los acreedores del causante pueden
dirigirse, a su opción, ante el juez del último domicilio del causante o ante el que corresponde al
domicilio del heredero único.

En la actualidad se brinda una opción entre hacerlo ante el juez del domicilio del heredero o ante el juez que
entienda en el juicio sucesorio.

Hasta que no se haya determinado en el juicio sucesorio que ha quedado un solo heredero no será aplicable
esta norma porque todavía no se conocerá con certeza si se presenta o no esta situación.

Prórroga de jurisdicción en la provincia de Buenos Aires.

Si todos los herederos están de acuerdo, pueden pedir la prórroga de jurisdicción.

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