TEMA 3 F
TEMA 3 F
TEMA 3 F
1. ANTECEDENTES.
1.1. RECONOCIMIENTO.
2. LA NULIDAD MATRIMONIAL.
2.1. PLANTEAMIENTO.
Ello es así, sobre todo, porque el matrimonio: a) afecta a las personas, en sí mismo
consideradas; y b) es un estado o situación jurídica duradera, no transitoria como es
propio de las obligaciones de contenido patrimonial.
La doctrina advierte que regulación del matrimonio nulo, por sus peculiaridades
intrínsecas, no puede equipararse, fielmente, a la que opera en el mundo de los
contratos patrimoniales. Pero tampoco puede obviarse que muchas de las causas,
efectos y soluciones elaboradas para la nulidad contractual son también aplicables,
en ocasiones, a la nulidad matrimonial.
Entre la nulidad, la separación y el divorcio, la primera es, sin duda, la que produce
mayor ineficacia al matrimonio puesto que, de prosperar la acción de nulidad, por
existir un defecto esencial en el momento de su celebración, se retrotraen sus efectos
invalidantes hasta ese mismo instante.
Página 1 de 37
2.2. LAS CAUSAS DE NULIDAD.
2°. a) Con menores de edad no emancipados; b) con personas que todavía estén
casadas; c) entre parientes en línea recta por consanguinidad o adopción; d) entre
los colaterales por consanguinidad hasta el tercer grado; y e) entre los condenados
por haber tenido participación en la muerte dolosa del cónyuge o persona con la que
hubiera estado unida por análoga relación de afectividad a la conyugal, salvo
dispensa -impedimento dispensable.
4°. Por error en: a) la identidad de la persona del otro contrayente; o b) en aquellas
cualidades personales del otro contrayente que, por su entidad, hubieren sido
determinantes de la prestación del consentimiento.
5°. Por coacción o miedo grave padecido por el contrayente que lo alegue.
Página 2 de 37
2.2.2. DEFECTOS MATERIALES: EL CONSENTIMIENTO.
B) Vicios del consentimiento. Entre los vicios que pueden afectar al consentimiento
matrimonial: a) el artículo 73.4° CC reglamenta el error en la persona: ya sea sobre
la identidad de la persona del otro contrayente, o ya sea el error en aquellas
cualidades personales que, por su importancia, hubieran sido determinantes para la
prestación del consentimiento; y b) el miedo grave y la coacción, según el art. 73.5
CC, siempre que: 1) sea grave; 2) provenga de otra persona; 3) sea antijurídica,
indeclinable e intimidatoria; 4) no consista en el ejercicio de un derecho legítimo por
parte de quien la ocasiona.
El matrimonio celebrado sin las formalidades exigidas por el CC podrá ser declarado
nulo, cuando: 1) no haya intervenido el juez de paz, alcalde o funcionario ante quien
deba celebrarse; o 2) haya faltado la presencia de los dos testigos exigidos.
Pero hay una cláusula de convalidación automática al ordenar que la validez del
matrimonio no quedará afectada por la incompetencia o falta de nombramiento
legitimo del juez, alcalde o funcionario que lo autorice, siempre que al menos uno de
los cónyuges hubiera procedido de buena fe, y aquellos ejercieran sus funciones
públicamente.
Página 3 de 37
Además de lo anterior, del artículo 78 CC se deduce la posibilidad de declarar nulo el
matrimonio por otros defectos formales, al indicar que el juez no acordará la nulidad
de un matrimonio por defecto de forma, «si al menos uno de los cónyuges lo contrajo
de buena fe», de donde se concluye que se podrá instar dicha nulidad si ningún
contrayente actuase de buena fe.
2°. La convivencia matrimonial continuada durante más de un año del cónyuge menor
tras alcanzar la mayoría de edad elimina la posibilidad de entablar la acción de
nulidad por el impedimento de edad (art. 75.2).
3°. El mismo periodo de convivencia anual de los esposos hace caducar la acción
para entablar la nulidad del matrimonio celebrado tras: a) haberse conocido el error,
b) finalizada la coacción; o c) desaparecida la causa del miedo grave; quedando
convalidado aquel matrimonio -inicialmente nulo-contraído cuando adolecía de tales
vicios del consentimiento (art. 76.2).
El ministerio fiscal será siempre parte -activa o pasiva- en toda nulidad matrimonial.
La legitimación activa para instar el proceso judicial solicitando la anulación de un
matrimonio dependerá de la causa que la fundamente. Podrán ser actores, según los
casos: a) el tercero que acredite «interés directo y legítimo»; b) los padres, tutores
o guardadores del menor de edad; c) el menor tras alcanzar la mayoría de edad; d)
el cónyuge que padeció los vicios del consentimiento. La legitimación pasiva la
tendrán, según los casos, uno o ambos cónyuges.
El plazo para instarla es de un año si el actor ha convivido ese lapso con el vicio,
siendo mayor de edad; en los demás casos la acción no prescribe.
2.4.1. LA SENTENCIA.
Al contrario que ocurriera con los efectos personales, las sentencias de nulidad,
separación y divorcio, no precisan de su firmeza para poder instar, y por tanto llevar
a efecto inmediato, su ejecución provisional sobre los efectos patrimoniales que estén
relacionados con el objeto principal del juicio, por deducirse del inciso final del artículo
525.1. 1ª LEC.
Página 4 de 37
A) Efecto retroactivo. La sentencia firme que declara la nulidad matrimonial implica
que el vínculo conyugal nunca ha existido en la realidad, no hubo matrimonio salvo
en apariencia, y por tanto, tiene efectos ex tunc o retroactivos (si fueran ex nunc sus
efectos carecerían de retroactividad).
3. LA SEPARACIÓN CONYUGAL.
3.1. LA DESAPARICIÓN DE LAS CAUSAS O MOTIVOS.
El Código civil ofrece a los cónyuges diversos modelos o procedimientos para instar
la separación matrimonial, que se pueden clasificar dependiendo: 1) que sea
contenciosa, o de mutuo acuerdo; y 2) quien sea el funcionario ante quien se tramite,
a elección de los cónyuges, juez, letrado de la Administración de Justicia o notario.
Seguiremos la primera clasificación, integrando en ella los tres supuestos de la
segunda.
Página 5 de 37
Fuera de las citadas separaciones, judiciales o notariales, no pueden obviarse las
separaciones de hecho, situaciones fácticas y frecuentes, ayunas de todo trámite
legal específico, que pueden ser, también, de mutuo acuerdo, o impuesta por uno sin
la voluntad del otro, o con su expresa oposición.
Es el trámite obligado para toda separación de mutuo acuerdo, según el texto del
año 2021, «cuando existan hijos menores no emancipados o hijos mayores respecto
de los que se hayan establecido judicialmente medidas de apoyo atribuidas a sus
progenitores, cualquiera que sea la forma de celebración del matrimonio» (art. 81.1°
CC).
Los requisitos para instarla son muy simples, que: 1°) la soliciten ambos cónyuges,
o uno con el consentimiento del otro; 2°) hayan transcurrido, al menos, tres meses
desde la celebración del matrimonio; y 3°) se acompañe a la demanda una propuesta
de convenio regulador, con el contenido del art. 90
CC, incluyendo las: a) medidas que han de adoptarse para regular la situación tras
la ruptura, b) medidas concretas personales y patrimoniales referidas los hijos y a
los cónyuges.
La tramitación procesal sigue los trámites previstos en el art. 777 LEC tanto para la
separación como para el divorcio, en ambos casos de mutuo acuerdo o por uno de
los cónyuges con el consentimiento del otro.
Página 6 de 37
3.3.2. SEPARACIÓN ANTE LETRADO DE LA ADMINISTRACIÓN DE
JUSTICIA.
Podrán los cónyuges acordar su separación de mutuo acuerdo ante el notario que
elijan del lugar de su domicilio.
Son requisitos inexcusables para la tramitación del divorcio ante notario que: a) no
existan hijos menores no emancipados o hijos mayores respecto de los que se hayan
establecido judicialmente medidas de apoyo atribuidas a sus progenitores; b) hayan
transcurrido tres meses desde la celebración del matrimonio; y c) lo soliciten al
notario ambos cónyuges (art. 82 CC).
El artículo 81.2° CC, establece unos presupuestos de fondo similares a los que se
precisan en la otra modalidad donde sí existe aquel acuerdo.
1°. Lo solicite uno de los cónyuges, al margen de la voluntad del otro, mediante
demanda ante el Juzgado de Primera Instancia competente.
Página 7 de 37
Sin embargo, dicho plazo no será preciso cuando se acredite la existencia de un
riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o libertad e
indemnidad sexual del cónyuge demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera
de los miembros del matrimonio.
3°. Se acompañe a la demanda una propuesta fundada que contenga las medidas
que hayan de regular los efectos derivados de la separación.
Este régimen, casi idéntico que el consensual, tiene tres notas diferenciales:
3.5.1. GENERALES.
Página 8 de 37
3.5.2. EN LA ESFERA PERSONAL.
Más complicado será hacer efectivos conjuntamente otros deberes como los de
«compartir las responsabilidades domésticas y el cuidado y atención de ascendientes
y descendientes y otras personas dependientes a su cargo», puesto que, más que
compartir estas obligaciones, hasta ahora conyugales, en adelante habrán de ser
repartidos entre ellos, pero más como obligaciones familiares que como efectos
personales de la ruptura matrimonial.
Permanecen intactas, incluso, tal vez, reforzadas, las obligaciones de los cónyuges,
en calidad de padres, respecto de los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio,
según el caso, especialmente sobre los menores, y en segundo plano, aunque
igualmente obligatorias, las que afecten a los demás ascendientes (padres, abuelos)
y descendientes (nietos, bisnietos) que tuvieren los cónyuges. Tales obligaciones se
contendrán en la resolución.
Como se indicó, con la separación legal «cesa la posibilidad de vincular los bienes del
otro cónyuge en el ejercicio de la potestad doméstica, referido ahora a los efectos
patrimoniales de la ruptura por la separación judicial.
Aunque serán detallados conjuntamente estos efectos más adelante, pues se aplican
similares normas a la separación conyugal que al divorcio y a la nulidad matrimonial,
cabe adelantar importantes efectos patrimoniales:
Página 9 de 37
Ha de tenerse presente que, incluso tras la sentencia firme de separación, el vínculo
matrimonial permanece vigente, por lo que: 1) la reconciliación de los cónyuges
separados es todavía posible; 2) los cónyuges no pueden casarse.
Cuando la separación hubiere tenido lugar de mutuo acuerdo ante notario o letrado
de la Administración de Justicia -sin intervención del juez-, la reconciliación se
formalizará en escritura pública o acta de manifestaciones.
La notificación al Juzgado por cada uno de los cónyuges informando que ambos se
han reconciliado produce dos efectos decisivos: a) pone al fin al proceso judicial de
separación iniciado; y b) si ya hubiere finalizado, deja sin efecto el contenido de la
sentencia de separación, ya estuviere en fase de recurso, ya fuere firme.
Pero los efectos invalidantes que la convalidación produce sobre la separación legal
no son absolutos, puesto que no se vuelve exactamente a la situación anterior, sino
que se producen las siguientes alteraciones:
Página 10 de 37
Sintetizando lo anterior, la reconciliación de los cónyuges separados, y notificada en
su caso, o en escritura o decreto, produce los siguientes efectos:
En ocasiones ocurre que uno de los cónyuges, o ambos, ponen fin a la relación
matrimonial pero no realizan ningún trámite, o no lo completan ante el Juzgado
competente, ni a través del notario o el letrado de la Administración de Justicia, sino
que se limitan a hacer su vida independiente uno del otro, con existencia o no de
hijos comunes, actuando ya como si estuvieran separados o divorciados, aunque, a
efectos legales sigan casados entre sí, al constar de tal modo en el Registro Civil.
A esta práctica acuden muchas personas casadas, y por los más variados motivos,
unas veces para no exteriorizar sus desavenencias conyugales, otras por simple
dejadez o desinterés en «legalizar» su nueva situación de «soltería» o de convivencia
con una nueva pareja, otras para evitarse un proceso judicial absurda e
innecesariamente largo, en no pocas veces con alto coste económico y personal, nada
fácil de sobrellevar; y otras, también, por desconocimiento de la rapidez de la
reciente separación o el divorcio tramitados ante un notario o ante el letrado de la
Administración de Justicia.
Cada vez son más habituales los «pactos de separación de hecho», que son muy
útiles en los casos en que no se desea pasar por el trámite judicial, o evitar que el
juez adopte difíciles decisiones, pactos que pueden incluir la práctica totalidad de los
aspectos de la nueva situación, ya sean personales o patrimoniales, siempre que no
Página 11 de 37
se opongan a lo ordenado en las normas imperativas, sobre todo en materia de hijos
menores y alimentos.
Se produce por «abandono del hogar conyugal», o por «expulsar al otro» de tal
domicilio, pero en ambos casos sin acuerdo alguno, situación fáctica que también
tiene importantes efectos jurídicos previstos en las leyes, alguno de ellos incluso de
carácter penal:
c) sirve para determinar la patria potestad del hijo al cónyuge progenitor con
quien conviva aquél;
4. EL DIVORCIO.
4.1. SUPUESTOS DE DISOLUCIÓN MATRIMONIAL.
Según el art. 85 CC: «el matrimonio se disuelve, sea cual fuere la forma y el tiempo
de su celebración, por la muerte o la declaración de fallecimiento de uno de los
cónyuges y por el divorcio»; así fue redactado por la Ley 30/1981, de 7 de julio («Ley
del divorcio»), en desarrollo del art. 32 CE.
Si, tal como ordena el art. 32 CC, «la muerte extingue la personalidad civil de las
personas», consecuencia inevitable de tan radical designio, es igualmente la
desaparición de todas las relaciones que cualesquiera personas tuvieren con el
fallecido, de las cuales no puede escapar la relación matrimonial con el cónyuge
supérstite.
Página 12 de 37
La muerte de un cónyuge elimina de raíz, y sin necesidad de declaración o acto
alguno, el vínculo matrimonial del esposo viudo, de modo que, una vez acreditado el
óbito, este recupera la plena libertad para contraer nuevo matrimonio con cualquier
persona que cumpla los requisitos legales.
Salvo la constatación legal de la muerte física del cónyuge, ningún otro requisito se
precisa para la automática disolución del matrimonio por esta causa y la posibilidad
de casarse de nuevo, teniendo en cuenta, claro está, la limitación, que impone el
artículo 47.3° CC al impedir contraer matrimonio a «los condenados por haber tenido
participación en la muerte dolosa del cónyuge o persona con la que hubiera estado
unida por análoga relación de afectividad a la conyugal».
Los arts. 193 a 197 CC regulan la declaración legal de fallecimiento que adoptará el
letrado de la Administración de Justicia tras un procedimiento especial de jurisdicción
voluntaria.
Puede definirse el divorcio como el mecanismo jurídico a través del cual se produce
la disolución de todo matrimonio en vida de los contrayentes, sea cual fuere la forma
de su celebración, pero del que se desprendan efectos civiles, debiendo ser instado,
en exclusiva, por la libre voluntad de solo uno, o de ambos cónyuges.
Página 13 de 37
4.3. NOTAS SOBRE EL DIVORCIO ESPAÑOL.
Los sistemas de divorcio civil más comunes que se siguen en el Derecho comparado,
suelen ser: a) divorcio consensual, donde los cónyuges se limitan a poner en
conocimiento de una autoridad pública o del Registro Civil su decisión de disolver el
matrimonio, inscribiéndose, a efectos de la seguridad jurídica; b) divorcio judicial,
que precisa un proceso ante un juez que mediante sentencia declare el divorcio; c)
sistema mixto, que reconoce a los cónyuges el derecho a elegir uno de los dos
anteriores.
España optó decididamente entre 1981 y de 2015 por el divorcio judicial, pero cambió
al sistema mixto desde mediados del último año citado.
Dado que el matrimonio no prescribe por falta de uso, ni por no ejercitar los derechos,
ni por incumplir los deberes conyugales, aunque tras la boda los cónyuges no vuelvan
a verse, ni saber uno del otro, no es posible el divorcio de hecho, sino que, para
disolver el vínculo conyugal, se precisa la declaración legal de divorcio: en la
sentencia del juez, en el decreto del letrado de la Administración de Justicia, o en la
escritura del notario.
Como en la separación legal, mediante la derogación del contenido del viejo art. 86
CC por la Ley 15/2005, de 8 de julio, se abandonó el tradicional sistema causalista
con la desaparición de las causas legales y tasadas (también denominadas
«causales») que habían de concurrir, y probarse, para poder declararse judicialmente
el divorcio.
El Legislador de 2005, al reformar el Código civil, decidió, con buen criterio a nuestro
juicio, renunciar a toda indagación sobre los hechos que motivan la ruptura
matrimonial, evitando declarar la culpabilidad de uno de ellos, debiendo quedar en la
intimidad de los cónyuges, bastando la mera voluntad de uno de ellos, ejerciendo su
«derecho a no seguir casado» para obtener la declaración legal de divorcio, aunque
el otro se oponga a ello.
Página 14 de 37
4.3.3. AUSENCIA DE SEPARACIÓN PREVIA.
Además, la reforma de 2005 eliminó también la previa separación legal y los plazos
que exigía tras aquella, que eran presupuestos imprescindibles para poder solicitar
el divorcio.
Al margen de sus efectos civiles, la subsistencia del matrimonio previo puede tener
consecuencias graves en el ámbito penal, puesto que, aunque pierdan todo contacto
entre ellos, al conservar ambos el estado de casado entre ellos, cualquier matrimonio
nuevo, sin disolver el vigente, produce la posibilidad de incurrir en un delito de
matrimonio ilegal castigado con penas de prisión.
2º. La remisión al art. 81 CC -donde se detallan los requisitos básicos para instar la
declaración de separación conyugal de carácter judicial- determina la aplicación al
divorcio de sus presupuestos que son idénticos.
Página 15 de 37
4.5.1. DIVORCIO CONSENSUAL ANTE EL JUEZ.
Es la única vía para divorciarse de mutuo acuerdo cuando existan hijos con
discapacidad con medidas de apoyo atribuidas a sus progenitores ni menores no
emancipados.
1°) Haber transcurrido al menos tres meses desde la celebración del matrimonio.
3°) Incluir las medidas que hayan de regular los efectos personales y patrimoniales
derivados de la ruptura.
Página 16 de 37
4.5.3. DIVORCIO ANTE NOTARIO.
El precepto requiere que los hijos mayores (y los menores ya emancipados) que
residan en el domicilio familiar consientan las medidas pactadas por los padres
cuando les afecten, lo que ocurrirá casi siempre.
Ante la falta de acuerdo entre los cónyuges, por la negativa de uno o de ambos, o no
siendo posible aquel por cualquier motivo, el divorcio siempre deberá sustanciarse
ante el juez competente.
4.6.1. PRESUPUESTOS.
Cualquiera de los esposos puede solicitar el divorcio, debiendo cumplirse los mismos
requisitos:
a) En los supuestos normales -la inmensa mayoría de los casos- una vez transcurridos
tres meses desde el día de la celebración del matrimonio.
Página 17 de 37
indemnidad sexual del cónyuge demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera
de los miembros del matrimonio.
En resumen, basta estar casado y poco más: plazo brevísimo o inexistente, y adjuntar
a la demanda una propuesta de medidas personales y patrimoniales que regirán la
vida de los cónyuges e hijos tras la ruptura.
Página 18 de 37
Sin embargo, tal declaración de divorcio «no perjudicará a terceros de buena fe sino
a partir de su respectiva inscripción en el Registro Civil».
Una vez instado por uno o ambos cónyuges, el juez, el letrado de la Administración
de Justicia y el notario carecen de competencia para denegar el divorcio cuando se
cumplan los requisitos legales, materiales y formales.
Entre los efectos de la disolución matrimonial por divorcio, que operan desde las
fechas indicadas, se han destacado, entre otros, los siguientes:
Finalmente, cabe preguntarse qué ocurre si, tras la firmeza de la sentencia o decreto
de divorcio, o tras consentir en escritura notarial, se produce la reconciliación de los
ya excónyuges reanudando la convivencia.
Página 19 de 37
Los efectos derivados de las crisis matrimoniales dependerán, en buena medida, de
la capacidad de los cónyuges para llegar a acuerdos sobre los aspectos personales y
patrimoniales que regirán tras la ruptura.
Así, el Código civil ofrece a los esposos, en las rupturas de mutuo acuerdo, la
posibilidad de elaborar ellos mismos una propuesta del «convenio regulador» de tales
efectos detallados en su art. 90, que luego se incluirá en la declaración de divorcio,
separación o nulidad, contenida en la escritura notarial, el decreto del letrado de la
Administración de Justicia o, cuando afecte a hijos menores o mayores en una
situación de discapacidad, en la sentencia del juez.
De otro lado, si no hubiere posibilidad de acuerdo, por los motivos que fueren,
también en el proceso judicial contencioso participan los cónyuges en la regulación
de tales efectos puesto que, según el art. 81 CC: «a la demanda se acompañará
propuesta fundada de las medidas que hayan de regular» tales efectos, con las
medidas que deben regir en adelante y que van referidas, precisamente, a los mismos
puntos que incluye el convenio regulador.
c) Cesa la posibilidad de vincular los bienes privativos del otro cónyuge en el ejercicio
de la potestad doméstica.
Existe otro efecto respecto del deber de convivencia del cónyuge que va a instar el
proceso de ruptura conyugal, pues el artículo 105 CC contiene la previsión de que
«no incumple el deber de convivencia el cónyuge que sale del domicilio conyugal por
una causa razonable y en el plazo de treinta días presenta la demanda o solicitud»
de medidas previas o provisionales.
Página 20 de 37
Siguiendo el texto del art. 90, la propuesta de convenio que confeccionen los
cónyuges «deberá contener, al menos -aunque no exclusivamente- y siempre que
fueran aplicables, los siguientes extremos»: a) el cuidado y estancia de los hijos
menores; b) las relaciones entre nietos y abuelos; b bis) el destino y régimen de los
animales de compañía; c) el uso de la vivienda y del ajuar familiar; d) los gastos y
la pensión de alimentos; e) la liquidación del régimen económico matrimonial; y f) la
pensión compensatoria.
Se incluirán las previsiones sobre: 1) qué cónyuge, o los dos, tendrá la «guarda y
custodia» de los hijos sujetos a la patria potestad de ambos; 2) quiénes ostentarán
el ejercicio de tal patria potestad, que por lo general serán ambos; 3) el
establecimiento del régimen de comunicación y estancia de los hijos con el progenitor
que no viva habitualmente con ellos.
También sería posible confiar la guarda y custodia de los hijos a terceras personas,
los abuelos o parientes muy cercanos, aunque tal circunstancia sólo se dará en casos
extraordinarios. «excepcionalmente, los hijos podrán ser encomendados a los
abuelos, parientes u otras personas que así lo consintieren y, de no haberlos, a una
institución idónea, confiriéndoseles las funciones tutelares que ejercerán bajo la
autoridad del juez». Por ello, nada impide que los cónyuges, en tales casos, lo
acuerden en el convenio.
Para ello los abuelos deberán estar interesados, debido a que será el interés de los
menores el que presida toda medida que se adopte sobre ellos.
Por primera vez en nuestro ordenamiento jurídico, incluido en el art. 90.1.b) bis, e
introducido por la Ley 17/2021, de 15 de diciembre, sobre el régimen jurídico de los
animales, se contempla la obligación de fijar en el convenio el destino de los animales
de compañía, en caso de que existan, teniendo en cuenta el interés de los miembros
de la familia y el bienestar del animal; el reparto de los tiempos de convivencia y
cuidado si fuere necesario, así como las cargas asociadas al cuidado del animal.
Página 21 de 37
5.3.5. GASTOS FAMILIARES Y ALIMENTOS.
Ello significa que cuando los esposos estén casados bajo el régimen de separación
absoluta de bienes, no será necesaria la liquidación, aunque en tal caso sí que podrán
incluirse las compensaciones como «el trabajo para la casa» que «será computado
como contribución a las cargas y dará derecho a obtener una compensación que el
juez señalará, a falta de acuerdo, a la extinción del régimen de separación».
Podrán acordar en el convenio los cónyuges que uno satisfaga al otro una pensión,
llamada compensatoria, así como su naturaleza, circunstancias y cuantía, debiendo
ser en dinero, cuando se produzca «un desequilibrio económico en relación con la
posición del otro, que implique un empeoramiento en su situación anterior en el
matrimonio».
Página 22 de 37
El precepto expresa, que el convenio regulador deberá contener «al menos» las
previsiones que en el mismo se establecen, pero no excluye aquellas otras que
puedan beneficiar a los hijos o cónyuges, sobre todo, en evitación de ulteriores
conflictos, puesto que cuanto mejor y más detallado sea el convenio elaborado en
momentos en que todavía es posible alguna comunicación, menores conflictos se
deberían producir posteriormente cuando el contacto ya no sean tan fluido.
Los acuerdos de los cónyuges adoptados para regular las consecuencias de la nulidad,
separación y divorcio presentados ante el órgano judicial serán aprobados por el Juez
salvo si son dañosos para los hijos o gravemente perjudiciales para uno de los
cónyuges.
Si las partes proponen un régimen de visitas y comunicación de los nietos con los
abuelos, el Juez podrá aprobarlo previa audiencia de los abuelos en la que estos
presten su consentimiento. La denegación de los acuerdos habrá de hacerse
mediante resolución motivada y en este caso los cónyuges deberán someter, a la
consideración del Juez, nueva propuesta para su aprobación, si procede.
Página 23 de 37
Tras ello el juez dictará sentencia declarando la separación o divorcio y se
pronunciará, sobre el convenio regulador pudiendo: 1) aprobarlo tal como fue
presentado por los cónyuges; 2) no aprobarlo en todo o en parte.
Pero cuando considerase que, a su juicio, alguno de los acuerdos del convenio pudiera
ser dañoso o gravemente perjudicial para uno de los cónyuges o para los hijos
mayores o menores emancipados afectados, lo advertirá a los otorgantes y dará por
terminado el procedimiento. En este caso, los cónyuges solo podrán acudir ante el
juez para la aprobación de la propuesta de convenio regulador. El decreto no será
recurrible.
Al igual que en el caso anterior, cuando el notario considerase que, a su juicio, alguno
de los acuerdos del convenio regulador pudiera ser dañoso o gravemente perjudicial
para uno de los cónyuges o para los hijos afectados, lo advertirá a los otorgantes
rechazando el otorgamiento de la escritura pública. En tal caso, habrán de acudir al
juez para solicitar la aprobación de esa propuesta de convenio regulador mediante el
proceso judicial indicado.
Página 24 de 37
No obstante, será obligatoria la intervención del juez para acordar la modificación
cuando existan hijos menores o hijos con discapacidad con medidas de apoyo
atribuidas a sus progenitores, quien aprobará o no las nuevas medidas que se le
soliciten y que alteren el convenio regulador.
Lo mismo ocurre cuando presentado el convenio regulador por los cónyuges el juez
rechaza su aprobación por considerar que los acuerdos adoptados lesionan los
derechos de los hijos, o gravemente los de uno de los cónyuges, debiendo, en tal
caso, decidir sobre tales extremos, inaceptables a criterio del Juzgador, con los
límites expresados en el Código civil.
Para ambos supuestos, se encarga al juez la adopción de las medidas que deberá
adoptar en relación con los hijos, la vivienda familiar, las cargas del matrimonio, la
liquidación del régimen económico y las cautelas o garantías respectivas, si no se
hubiera adoptado ninguna para tales conceptos.
Como se observa, los extremos sobre los que debe pronunciarse el juez son los
mismos que los contenidos en convenio regulador del art. 90 CC, sólo que, al no
haber acuerdos, o no ser aceptables según el criterio judicial, corresponde al
Juzgador decidir sobre cada uno de aquellos aspectos.
Página 25 de 37
Aunque nada expresa el Código sobre su justificación es evidente que la solicitud de
estas medidas sólo puede acordarse en casos de extrema urgencia, dado el carácter
perentorio e insostenible de la situación de crisis de la pareja casada, y en especial
para proteger a los hijos, por lo que, si no se dan esas circunstancias extraordinarias
el juez debería rechazarlas pues nada impide, en tal caso, que se soliciten junto con
la demanda.
1°. Se inicia mediante un simple escrito del cónyuge que las solicita sin que sea
preceptiva la intervención de abogado ni procurador en este momento, pero sí en las
actuaciones posteriores. El juez puede adoptar, inaudita parte, si la urgencia lo
requiere, alguna medida sobre la custodia de los hijos y la atribución del hogar
familiar, auto contra el que no cabe recurso alguno.
2°. Se convocará a los cónyuges a una vista, asistiendo ya con abogado y procurador,
y al ministerio fiscal si hubiere hijos menores o hijos con discapacidad con medidas
de apoyo atribuidas a sus progenitores. La no asistencia de algún cónyuge puede
determinar que se consideren admitidos los hechos alegados por el otro en relación
con las medidas patrimoniales.
3°. Tras celebrarse la vista y oír a ambas partes, así como la práctica de las pruebas
que no fueren inútiles, el juez dictará en el plazo de tres días un auto, aceptando o
denegando las medidas de las contenidas en los arts. 102 y 103 CC, resolución contra
la que no cabe ningún recurso, perdiendo toda validez las medidas acordadas si el
solicitante no presenta la demanda en el plazo de treinta días a contar desde la
notificación del auto que las decidió.
Página 26 de 37
A. MEDIDAS SOBRE LOS HIJOS MENORES
Deberá el juez, en primer lugar, «determinar, en interés de los hijos, con cuál de los
cónyuges han de quedar los sujetos a la patria potestad de ambos y tomar las
disposiciones apropiadas» de acuerdo con el Código civil «y, en particular, la forma
en que el cónyuge que no ejerza la guarda y custodia de los hijos podrá cumplir el
deber de velar por éstos y el tiempo, modo y lugar en que podrá comunicar con ellos
y tenerlos en su compañía».
Habrá de tener en cuenta el juez -al igual que los cónyuges en el convenio regulador-
el régimen sobre los hijos dispuesto en el art. 92 CC:
Apartado 2: el derecho de los hijos, incluso menores, a ser oídos antes de adoptar
toda medida sobre su custodia, cuidado y educación.
Apartado 4: siempre «en beneficio de los hijos», podrá establecerse que la patria
potestad la ejerza total o parcialmente «uno de los cónyuges».
c) El juez podrá reconocer el derecho de comunicación y visita del menor o del mayor
con discapacidad que precise apoyo para tomar la decisión, con sus hermanos,
abuelos y otros parientes o allegados, quienes deberán prestar su consentimiento,
resolviendo teniendo siempre presente el interés del menor o la voluntad, deseos y
preferencias del mayor con discapacidad.
Página 27 de 37
progenitor en situación de prisión, provisional o por sentencia firme, acordada en
proceso penal por los delitos que se han indicado en el apartado anterior.
I) Los hijos podrán ser encomendados a los abuelos, parientes u otras personas que
así lo consintieren y, de no haberlos, a una institución idónea, con «las funciones
tutelares que ejercerán bajo la autoridad del juez».
II) Acreditándose un riesgo de sustracción del menor por alguno de los cónyuges o
por terceras personas podrán adoptarse las medidas necesarias y, en particular: a)
decretar la prohibición de los hijos menores de salir del territorio nacional, salvo con
una autorización judicial previa; b) prohibir la expedición del pasaporte al menor o
retirada del mismo si ya se hubiere expedido; c) exigir una autorización judicial previa
a los cónyuges para que puedan adoptar cualquier cambio de domicilio del menor.
El artículo 103.1ª bis CC indica que el juez «deberá determinar, atendiendo al interés
de los miembros de la familia y al bienestar del animal, si los animales de compañía
se confían a uno o a ambos cónyuges, la forma en que el cónyuge al que no se hayan
confiado podrá tenerlos en su compañía, así como también las medidas cautelares
convenientes para conservar el derecho de cada uno».
A tal fin, habrá de tener presente el art. 94 bis CC, según el cual, el juez «confiará
para su cuidado a los animales de compañía a uno o ambos cónyuges, y determinará,
en su caso, la forma en la que el cónyuge al que no se le hayan confiado podrá
tenerlos en su compañía, así como el reparto de las cargas asociadas al cuidado del
animal, todo ello atendiendo al interés de los miembros de la familia y al bienestar
del animal, con independencia de la titularidad dominical de este y de a quién le haya
sido confiado para su cuidado». Ello se hará constar «en el registro de identificación
de animales».
También se han de tener presentes las normas del art. 96 CC: «en defecto de acuerdo
de los cónyuges aprobado por la autoridad judicial, el uso de la vivienda familiar y de
los objetos de uso ordinario de ella corresponderá a los hijos comunes menores de
edad y al cónyuge en cuya compañía queden, hasta que todos aquellos alcancen la
mayoría de edad. Si entre los hijos menores hubiera alguno en una situación de
discapacidad que hiciera conveniente la continuación en el uso de la vivienda familiar
después de su mayoria de edad, la autoridad judicial determinará el plazo de duración
de ese derecho, en función de las circunstancias concurrentes».
Página 28 de 37
A tales los efectos, «los hijos comunes mayores de edad que al tiempo de la nulidad,
separación o divorcio estuvieran en una situación de discapacidad que hiciera
conveniente la continuación en el uso de la vivienda familiar, se equiparan a los hijos
menores que se hallen en similar situación».
Indica el art 96.3 CC que «para disponer de todo o parte de la vivienda y bienes
indicados cuyo uso haya sido atribuido» según lo indicado, «se requerirá el
consentimiento de ambos cónyuges o, en su defecto, autorización judicial». Ello es
decisivo siendo una fuerte restricción para el cónyuge propietario y una garantía
extraordinaria para el cónyuge no propietario.
Denominadas en el art. 103.3ª: «la contribución de cada cónyuge a las cargas del
matrimonio», se acordará, cuantificándola económicamente, cuál será la cantidad
que cada cónyuge debe aportar para levantar las cargas y gastos familiares, incluidas
si procede las litis expensas, debiéndose, además, establecer «las bases para la
actualización de cantidades y disponer las garantías, depósitos, retenciones u otras
medidas cautelares convenientes, a fin de asegurar la efectividad de lo que por estos
conceptos un cónyuge haya de abonar al otro».
El juez deberá fijar, «atendidas las circunstancias, los bienes gananciales o comunes
que, previo inventario, se hayan de entregar a uno u otro cónyuge y las reglas que
deban observar en la administración y disposición, así como en la obligatoria
rendición de cuentas sobre los bienes comunes o parte de ellos que reciban y los que
adquieran en lo sucesivo».
Página 29 de 37
conflictos en la administración de los bienes comunes, la dilapidación de los mismos
por parte del que los posea o tenga disposición de los mismos y el desvío de las
ganancias comunes hacia un solo cónyuge, con la consiguiente despatrimonialización
del otro.
Será un supuesto poco habitual y muy específico que podría haberse no incluido en
el precepto sin que se hubiera resentido la regulación de las medidas, cual es la de
encomendar al juez la decisión, instada por los cónyuges, de: «determinar, en su
caso, el régimen de administración y disposición de aquellos bienes privativos que
por capitulaciones o escritura pública estuvieran especialmente afectados a las cargas
del matrimonio».
Son requisitos de esta medida judicial: 1°) que existan capitulaciones matrimoniales
en las que se disponga que determinados bienes privativos quedaron afectados de
forma especial al levantamiento de las cargas familiares; y 2°) que se acuerde la
medida de cómo han de administrarse y disponer de estos bienes. Es evidente que,
dada tal previsión legal para casos tan singulares y poco habituales, no resulta masiva
su aplicación.
G. ASPECTOS PROCESALES
Son las que se incluyen en la sentencia que pone fin al proceso judicial de ruptura
matrimonial y vienen a sustituir a las ya adoptadas anteriormente a lo largo del
procedimiento. En la practica suelen coincidir, casi siempre, con las medidas
provisionales acordadas.
A) RÉGIMEN JURÍDICO.
I. SUSTANTIVO O DE FONDO.
Los efectos y medidas previstos, arriba examinados, terminan, en todo caso, cuando
sean sustituidos por los de la sentencia estimatoria o se ponga fin al procedimiento
de otro modo.
Página 30 de 37
El régimen de estas medidas definitivas contenidas en la sentencia de divorcio al
disponer que: en las sentencias de nulidad, separación o divorcio, o en ejecución de
las mismas, el juez, en defecto de acuerdo de los cónyuges o en su caso de no
aprobación del mismo, determinará conforme a lo establecido en los artículos
siguientes la medidas que hayan de sustituir a las ya adoptadas con anterioridad en
relación con los hijos, la vivienda familiar, las cargas del matrimonio, liquidación del
régimen económico y las cautelas o garantías respectivas, estableciendo las que
procedan si para alguno de estos conceptos no se hubiera adoptado ninguna. La
sentencia que las acuerda es recurrible.
B) MODIFICACIÓN.
Ya sea en el convenio regulador homologado por el juez, o adoptada por este ante la
falta de acuerdo de los cónyuges, es una de las medidas que pueden adoptarse en
relación con los hijos menores, de cuyo régimen jurídico podemos destacar los
siguientes caracteres:
Página 31 de 37
violencia doméstica, aunque no exista ningún proceso penal abierto por tales
circunstancias al respecto.
e) Excepcionalmente, aun cuando no los padres no la hayan solicitado, o no
hubiere acuerdo sobre la misma, el juez, a instancia de una de las partes, con
informe del ministerio fiscal, podrá acordar la guarda y custodia compartida
fundamentándola en que solo de esta forma se protege adecuadamente el
interés superior del menor.
f) La jurisprudencia del Tribunal Supremo, viene corrigiendo ese carácter
excepcional que el Código Civil pretende dar a la custodia compartida,
indicando tal precepto: no debe interpretarse en el sentido de que la custodia
compartida se trate de una medida excepcional, sino que, al contrario, debería
considerarse la más normal, porque permite que sea efectivo el derecho que
los hijos tienen a relacionarse con ambos progenitores, aún en situaciones de
crisis, siempre que ello sea posible.
g) Finalmente, son numerosos los nuevos criterios jurisprudenciales que
continúan perfilando los rasgos más diversos de la custodia compartida,
como:
a. La posibilidad de atribución a un cónyuge de la vivienda familiar aun
siendo privativa del otro.
b. La estabilidad que tiene el menor en situación de custodia exclusiva de
la madre, con un amplio régimen de visitas del padre, no es
justificación para no acordar el régimen de custodia compartida.
c. La custodia compartida conlleva como premisa la necesidad de que
entre los padres exista una relación de mutuo respeto que permita la
adopción de actitudes y conductas que beneficien al menor, que no
perturben su desarrollo emocional y que pese a la ruptura efectiva de
los progenitores se mantenga un marco familiar de referencia que
sustente un crecimiento armónico de su personalidad.
d. No obstante, lo anterior, los desencuentros propios de la crisis
matrimonial, no autoricen per se este régimen de guarda y custodia,
salvo que afecten de modo relevante a los menores en perjuicio de
ellos, por tanto, la existencia de desencuentros propios de la crisis
matrimonial no justifica por sí mismo que se desautorice la guardia y
custodia compartida.
Página 32 de 37
5.6.1. CONCEPTO Y NATURALEZA.
Nótese que carece esta figura de una función alimenticia, teniendo una finalidad y
naturaleza eminentemente reparadora como consecuencia de la nueva situación
socioeconómica de desequilibrio que se puede producir entre los cónyuges tras la
ruptura matrimonial quedando uno de ellos en una posición sensiblemente más
precaria y frágil, económicamente, de que la que disfrutaba constante matrimonio,
antes de la crisis.
A) Una pensión periódica indefinida o vitalicia, que suele fijarse por meses y que
recibirá un cónyuge del otro mientras no se den determinadas circunstancias
previstas para su extinción en la ley, o en su declaración.
B) Una pensión periódica temporal, también generalmente de carácter mensual,
durante un número de años determinadas previamente.
C) Una prestación o pago único, de una vez, a un tanto alzado, como pudiera ser
una cantidad global de dinero, valores en bolsa, acciones de empresas, bienes
muebles o inmuebles, todo ello concretado con precisión.
Página 33 de 37
6º El tiempo de duración del matrimonio y de la convivencia conyugal.
La circunstancia 8º, una de las que mayor influjo debe tener en la fijación del importe
de la pensión, e incluso, de la existencia o no del derecho a la misma, al fundarse en
el desequilibrio económico entre los cónyuges constatado, sin embargo, no es este
el criterio del Tribunal supremo, pues determina que la procedencia o no de la pensión
compensatoria nada tiene que ver con el deber patrimonial al momento de liquidarse
la sociedad de gananciales.
5.6.3. ESTRUCTURA.
2) Será la falta de acuerdo entre los cónyuges lo que permita que el juez aplique los
criterios detallados en una serie de circunstancias legales previstas, aunque no
cerradas, para determinar el importe de la pensión.
3) Han de concretarse las bases para actualizar la pensión y las garantías para hacerla
efectiva en cada caso según las circunstancias concurrentes.
Todo ello sin perjuicio del posible carácter temporal, y no vitalicio, de la pensión
compensatoria, o de una vez, que, aunque se ha fijado legalmente, ya los Tribunales
venían haciendo uso de aquella posibilidad.
Pese a la importante carga de orden público familiar que preside la regulación del
Derecho matrimonial y de sus crisis, no está permitido al juez declarar de oficio, por
muy evidente que le parezca, la necesidad de que uno de los cónyuges perciba la
pensión compensatoria si, previamente, no ha sido solicitada por el cónyuge
afectado.
Página 34 de 37
En los litigios contenciosos, donde no existe acuerdo previo entre las partes, y, por
tanto, no se adjunta ningún convenio regulador por el demandante, éste deberá
incluir su solicitud del reconocimiento del derecho a la pensión compensatoria en la
propuesta de medidas definitivas de la parte afectada que habrá de adjuntar a la
demanda.
Página 35 de 37
En la práctica, la actualización se vincula al tipo o porcentaje referencial más común,
el Índice General de Precios al Consumo (IPC), puesto que es el sistema más cómodo,
justo y objetivo, que además no versa prueba pues se trata de una tasa oficial y
pública, de acceso fácil y universal.
Pero nada impide a los cónyuges pactar, o solicitar al juez a falta de acuerdo, y
determinar, otro mecanismo diferente de actualización, como puede ser un
porcentaje sobre el salario o los ingresos del obligado al pago, en cuyo caso,
obviamente, no procede la aplicación del IPC.
La modificación sigue un criterio rígido para evitar continuos procesos, pues sólo se
permite en los casos justificados en que se produzcan cambios importantes en la
situación económica de los cónyuges. Así el art. 100 CC establece que fijada la
pensión y las bases de su actualización en la sentencia de separación o de divorcio
«sólo podrá ser modificada por alteraciones sustanciales en la fortuna de uno u otro
cónyuge», en un nuevo convenio.
Página 36 de 37
5.8. INSCRIPCIÓN DE LA DISOLUCIÓN MATRIMONIAL.
Aunque, desde su celebración el matrimonio produce efectos civiles, sobre todo entre
los contrayentes, su inscripción en el Registro Civil es legalmente obligatoria para su
pleno reconocimiento. Así, «los efectos de la disolución del matrimonio por divorcio
se producirán desde la firmeza de la sentencia o decreto que así lo declare o desde
la manifestación del consentimiento de ambos cónyuges otorgado en escritura
pública», establece el art. 89, sin embargo, no perjudicará a terceros de buena fe
sino a partir de su inscripción en el Registro Civil.
Página 37 de 37