Ensayo Sobre La Importancia de La Lógica Jurídica en El Desarrollo Del Abogado

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ENSAYO SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA LÓGICA JURÍDICA EN EL DESARROLLO DEL ABOGADO

INTRODUCCIÓN

El presente ensayo tiene como objetivo tratar de los diversos temas de la lógica jurídica,

recordando que el elemento distintivo de la mente humana es la razón para resolver los

problemas que se le presentan en su actividad cotidiana. Para ello hace uso de las

herramientas intelectuales que posee, aunque muchas de las veces sin profundizar en los

principios constitutivos de ese ejercicio racional. Pero, para que una conclusión sea

idónea y pertinente, la mente debe operar confirme a ciertos lineamientos

epistemológicos que dirijan la corrección en el pensamiento, y para lograr dicha

finalidad hace uso de la Lógica.

Es por ello que la importancia de la lógica jurídica en el ejercicio de la abogacía hace

que subyace una concepción analítica del derecho, que ofrece una visión más clara para

entender términos jurídicos necesarios para comprender la ciencia que como

universitarios necesitamos comprender. Sabiendo que el derecho es ante todo una

actividad intelectual y que requiere reflexión, creatividad y debate. Por lo que la

utilización de la lógica jurídica nos permite mantener despiertas esas cualidades de la

mente.

También debemos saber que a la lógica jurídica es conocida con los nombres de lógica

aristotélica, lógica tradicional, lógica clásica, lógica formal o lógica de los enunciados.

Lógica que para Juan José Sanguinetti considera que es arte y ciencia a la vez; como

arte tiene un fin práctico: instrumento para conocer rectamente, y como ciencia tiene un

fin especulativo: describir la manera de pensar del hombre, cuyo objeto son las

propiedades o las relaciones lógicas, que las reputa como entes de razón (Sangueneti,

1982, pp. 18-20)

Por lo tanto, hemos considerado pertinente que nuestro ensayo presente las diferentes

características, importantes para la compresión de la lógica jurídica: En la primera

característica se tratará del lenguaje jurídico como una forma de expresión de un


estudiante de derecho o un abogado; además de comprender lo que significa este

lenguaje. Una segunda característica que está comprendida por un razonamiento

incorrecto que nos llevará a falacias que nosotros como intérpretes de las normas jurídicas
tendríamos que

evitar caer. Así pues, tendremos una tercera característica sobre la deontología jurídica,

como clave para la interpretación de las leyes y normas jurídicas. Al mismo tiempo

hablaríamos sobre las inferencias enunciativas en el derecho que implicaría la relación

racional entre premisa, o premisas, y conclusión. La quinta característica se hablará de

la norma jurídica como, norma esencialmente para la convivencia armónica de la

sociedad, normas necesarias para regular el comportamiento del individuo en la

sociedad. Para finalizar se tratará de la lógica formal, debido a que es de suma

importancia para un buen desarrollo de conocimientos del derecho, esto con la finalidad

de una mejor importancia en la interpretación del lenguaje jurídico. Por lo cual este

ensayo será destinado a estudiantes universitarios de derecho y abogados, para un buen

desarrollo de la carrera de derecho.

En la lógica jurídica se tratan de diversos temas que nos permitirán fortalecer esa

relación de interpretación jurídica lo que nos llevara a un gran desarrollo de la abogacía,

es por ello que tendremos que empezar por lo más importante del lenguaje jurídico,

considerando a dicho lenguaje como un conjunto de términos y expresiones que denotan

principios, preceptos y reglas a que están sometidas las relaciones humanas en toda

sociedad civilizada. Además, que este lenguaje nos brinda una importancia de sintetizar

los conceptos básicos en los que se sustenta la experiencia y el saber metódico acerca

del derecho. Su finalidad es la claridad semántica, la economía léxica y la precisión

conceptual. Lenguaje jurídico necesario regular la conducta humana en determinado

orden social. Agregando a lo anterior, el lenguaje jurídico también corresponde a toda

disciplina científica por ser muy especializado y que su dominio requiere de mucha

concentración y de un aprendizaje constante. La utilización de términos jurídicos en las

universidades y sobre todo en las facultades de derecho está justificada. De hecho, uno

de los aprendizajes más importantes de toda la carrera tiene que ver precisamente con el

manejo y dominio del lenguaje de los abogados.


Ahora bien, no se debe olvidar que el lenguaje es una herramienta. Es decir, el lenguaje es un
instrumento que nos permite lograr ciertos fines (sobre todo en el derecho) pero no es un fin
en sí mismo. La función primordial del lenguaje es permitir que los seres

humanos nos comuniquemos. Por lo que Norberto Bobbio (1998) señalaba:

“Que uno de los primeros deberes de cualquier intelectual era ser claro al expresar su

pensamiento. Entendiendo que la claridad no solamente es un deber de quienes hacen

trabajo docente o de investigación sino de toda persona que desarrolle trabajo

intelectual. Se trata, por tanto, de un imperativo que deberán observar los que aspiren a

desempeñarse con éxito en el campo del derecho”.

Los abogados no solamente suelen ser rebuscados en sus expresiones, sino que además

son meticulosos. Lo que pueden decir en pocas páginas, a veces lo prolongan hasta

construir enormes alegatos, llenos de tecnicismos y abstracciones incomprensibles. Por

lo que un buen abogado es, casi siempre, una persona que sabe comunicar con eficacia

lo que piensa, y esa comunicación abarca no solamente a sus colegas de profesión, sino

a cualquier persona con la que se relacione.

La progresiva expansión de la lógica jurídica exige incluso con mayor intensidad que

seamos claros a la hora de expresarnos; no olvidemos que la correcta expresión debe

abarcar no solamente todo aquello que se presenta por escrito, sino también lo que se

manifiesta de forma verbal. En cuanto al terreno del lenguaje jurídico, el reto más

importante para docentes y estudiantes de derecho es encontrar un balance razonable

entre el uso de tecnicismos jurídicos y el lenguaje común y corriente que usa cualquier

ciudadano. Y que a lo largo de la carrera y en el desempeño profesional como abogado

es probable que los ahora estudiantes se encuentren una y otra vez con los mismos

conceptos, que son aquellos que estructuran todo el conjunto del discurso jurídico. En

definitiva, el buen uso del lenguaje es especialmente importante cuando se crean las

normas jurídicas. Y que algunos de los problemas más recurrentes que enfrentan los

abogados en su práctica profesional tienen que ver con normas jurídicas que están mal

redactadas, tienen lagunas, contradicciones, etcétera. Por lo que un mal uso del lenguaje

por parte de tales profesionales e instituciones genera inseguridad jurídica e incide

negativamente en la solución de los conflictos sociales, como ha advertido el Informe de


la Comisión de Modernización del Lenguaje Jurídico del Ministerio de Justicia de España
(2011).

Las personas que acuden ante un tribunal no entienden bien la razón por la que han sido

llamadas y, muchas veces, salen sin comprender el significado del acto en el que han

participado o las consecuencias del mismo. Sin embargo, no hay algo tan complejo en el

ámbito jurídico como para que el ciudadano de a pie no pueda comprenderlo si se le

explica con claridad. Y Todo buen profesional del derecho es y debe ser capaz de

explicar con sencillez y claridad el significado de un determinado acto o resolución

(p.3)

Como el lenguaje jurídico es complejo es importante explicar que también un

razonamiento incorrecto de las normas jurídicas nos llevara a entrar a campo confuso de

falacias, sofismos y paralogismos por lo que señala según Peñalva (2020), compartiendo

el término de “Aristóteles “nos plantea que una vez que hablamos de falacias hacemos

referencia a un argumento o argumentación que no es genuino (es nombrar, que es un

silogismo fallido) pero que parece que lo fuera. Tal criterio nos hace sospechar que algo

ha ingresado indebidamente en el proceso inferencial, viciando el pasaje de las

conjeturas a la conclusión, o que cualquier elemento espurio se ha introducido en el

discurso provocando la infracción de una ley lógica, y que ello otorga como resultado

que lo afirmado como tesis no tiene respaldo en las premisas que debían avalarla.

Con respecto a la definición que nos acaba de dar Peñalva, podemos inferir que una

persona usa argumentos falaces de manera tramposa e intencionada, con la intención de

mentir o persuadir a una persona. Esta clase de argumento se usa mucho en política y en

sectores como el negocio, en los cuales se busca embaucar al receptor. En política es el

poder y la ambición, e inclusive las propias normas del juego, las que ocasionan la

implementación de las falacias. En el área empresarial o comercial, los ingresos

económicos. Además, tienen la posibilidad de cometer falacias por ignorancia o

desconocimiento del asunto sobre el que se está buscando.


Velázquez (2015), nos indica que las falacias se clasifican en formales e informales, las

falacias formales son aquellas que presentan semejanzas con razonamientos que sí son

válidos. Se crean cuando no se cumplen las condiciones de validez establecidas para que

un argumento sea válido, y las falacias informales son errores de argumento en los que

se cae por falta de atención, o por la falta de claridad del lenguaje o su ambigüedad, en

las falacias informales no hay una relación lógica entre las premisas y la conclusión.

El conocer acerca de qué trata las falacias es primordial en el instante de sustentar o

debatir un asunto, pues considero que, para todos los profesionales del derecho, la

identificación de estas es sin duda la herramienta esencial para efectuar las pertinentes

argumentaciones, como también la interpretación de las mismas. debido a que posibilita

que el abogado no caiga en aquellos errores argumentativos. Por ejemplo, cuando se cita

con razón lo que ha dicho alguien que no es autoridad o que no lo es en la materia.

“Se encontró un cadáver en el centro de Trujillo” (premisa 1). “El oficial de tránsito dijo

que el ciudadano murió de asfixia” (premisa 2). Por lo tanto, la persona murió por

asfixia (conclusión). Con este ejemplo podemos identificar una falacia.

Muy aparte de conocer sobre las falacias en un razonamiento incorrecto, deberíamos

también entender que en la deontología jurídico las palabras y las oraciones no tienen

siempre la misma acepción porque ésta depende del ánimo, del ángulo y de un gran

número de variantes en que son escritas o habladas, lo cual crea confusiones y

disparidades. Y nosotros como estudiantes o abogados nos llevaría a un desconcierto de

términos. Por ejemplo, como señala Dworkin (2006).

Se puede decir que Juan es un excelente “intérprete”, pero no sabemos si se refiere a un

músico o a un intérprete de lectura; Pedro puede hacer correcto uso de un

“instrumento”, pero no sabemos si se trata de un instrumento musical o de un

instrumento de trabajo o qué pensar si decimos que Luis es “paciente”; desconocemos si

se habla de paciencia o de alguien atendido por un médico (p. 223).


Esto sucede también con las leyes de las diferentes ramas del derecho, pues la

interpretación se convierte en punto angular de la dinámica del derecho. Y por ello para

poder entender la deóntica recurriremos a la lógica modal, la cual discurre en tres

formas: la modalidad óntica que se refiere a “algunos”, “todos”, “no todos” y

“ninguno”; la alética que corresponde a “posible”, “necesario”, “contingente” e

“imposible”; y la deóntica se refiere a “permiso a”, “permiso a no”, “no permiso a” (o

prohibido) y “no permiso a no”

(u obligatorio). Sin embargo, a ello, las modalidades deónticas y aléticas también se

asemejan en que, así como nada puede ser imposible y necesario a la vez, análogamente

nada puede estar prohibido y ser obligatorio simultáneamente. Además, cabría señalar

que ambas categorías modales siguen los mismos patrones de distribución, pues, los

modalizadores deónticos de permisión, prohibición y obligación se distribuyen respecto

de la conjunción y disyunción de manera análoga a cómo lo hacen los modalizadores

aléticos de posibilidad, imposibilidad y necesidad.

Por su parte, aclara Wright (2010) que “una ‘lógica’ ha de ocuparse de las relaciones de

implicación (consecuencia lógica) o de compatibilidad e incompatibilidad entre las

entidades que estudia”. En consecuencia, como la lógica estudia las relaciones de

implicación desde un punto de vista estrictamente formal, la lógica deóntica deviene en

el examen de las relaciones formales inferenciales existentes entre las normas o

proposiciones normativas.

Otro punto a tomar en cuenta es la de una inferencia como una operación de la mente,

un desplazamiento del intelecto que sigue, con base en ciertos datos, conseguir una

conclusión o efecto. Barragán (2017) nos dice que, si hablamos de una labor

requisitoria, con el objeto de sustraer del examen de un hecho o proposición otro hecho

o proposición que sigue o deriva de aquél. Jurídicamente, la inferencia podría ser

determinada como el efecto normativo, en otras palabras, las secuelas jurídicas de un

supuesto, por cierto, que en ningún instante tienen que pensarse como secuelas lógicas,
sino respuestas prácticas a la cuestión de que se trate. Dicho de otra manera, se llama

inferencia al proceso por medio del cual se obtienen conclusiones determinadas desde

un grupo específico de premisas. O sea, una vez que una conclusión deriva lógicamente

de lo postulado en sus premisas, se plantea que ésta se deduce de esas.

Para Pearce (sf). Tomando en cuenta la inferencia determinada como el grupo de todos

los procesos discursivos, se necesita diferenciar entre 2 tipos de tales procesos: los

inmediatos y los mediatos. El proceso discursivo inferencia rápida, puesto que en ella se

concluye una proposición de otra sin participación de una tercera, el proceso discursivo

inferencia mediata, en la que se concluye una proposición de otra mediante otra u otras

proposiciones. Las inferencias inmediatas y mediatas reciben además respectivamente

los nombres de procesos discursivos primordiales y complicados. Entre los últimos se

han integrado la deducción, la inducción, probabilidad y el razonamiento estadístico.

Las inferencias logradas por deducción, o sea, por la utilización de argumentos válidos

que permiten sustraer el sentido implícito en las conjeturas, las inferencias logradas por

inducción, proceso contrario al anterior, en el cual se busca una conclusión general,

mundial, desde premisas singulares, las inferencias conseguidas por medio de

posibilidad, que se apoya en encontrar conclusiones más o menos probables desde la

frecuencia con que se expresan las hipótesis, las inferencias logradas por medio del

entendimiento estadístico, que desde un porcentaje conocido de recursos, concluye la

probabilidad de que ciertas condiciones sean satisfechas. El conocer sobre las

inferencias, permite que podamos hacer una deducción breve sobre dos juicios jurídicos,

y por ello podemos llegar a una conclusión. En el ejercicio de la abogacía, al resolver un

caso o revisar una sentencia podemos encontrar varias premisas, no

necesariamente tiene que haber una, de las cuales nos dirigen a una misma dirección, se

le puede dar un valor distinto al de verdadero o falso, partiendo del valor de justicia, es

decir de lo justo o injusto de las proposiciones, lo que conlleva a validar el efecto de las

inferencias jurídicas y normativas. Para comprender mejor sobre inferencias, tomamos

como ejemplo lo siguiente.


Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no

se pruebe su culpabilidad. Es falso que ninguna persona acusada de delito tiene derecho

a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad. Por deducción;

Todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, Sócrates es mortal.

En toda sociedad existen normas para la regulación de un buen comportamiento de los

individuos, entendiendo así que las normas, en general, no se encuentran 9 sólo en la

ciencia jurídica; si no también, en la sociología, la etnología, la filosofía moral, la lingüística,


entre otras ciencias. Además, son normas como órdenes normativos que

indican conductas; es decir, las normas jurídicas regulan el comportamiento humano en

sociedad. Y las autoridades serán las encargadas de elaborarlas ya sea por sí mismas o a

través de organismos a quienes delegan tal competencia. Por ejemplo, los parlamentos

de los diferentes países son los encargados, por norma general, de elaborar y aprobar las

leyes, entendido a parlamento en el Perú al Congreso de la Republica.

Los derechos que las normas jurídicas otorgan a los ciudadanos pueden ser reclamados

de la misma manera que su incumplimiento genera sanciones dependiendo de la

importancia de la norma. Por ejemplo, no es lo mismo robar en una casa que esté

habitada que hurtar comida en un comercio.

Es por ello que los organismos competentes son los responsables tanto de implementar

las leyes como de hacer que se cumplan. De esta manera se construyen los

ordenamientos jurídicos. Estos no son más que la suma de todas las normas jurídicas de

esa sociedad.

En vista de eso Hans Kelsen elaboró una teoría de las normas jurídicas en varias de sus

obras. Para el autor oriundo de Praga, una norma establece un “querer”, un “acto de

voluntad” por el cual el legislador consigna que algo “debe suceder”. La norma señala

una conducta “debida”, es decir, que debe ser realizada por el agente (Kelsen, 1999).
A razón de Kelsen podemos que las normas jurídicas prohíben, ordenan o permiten ciertas
conductas. Por ejemplo. Está prohibido ser legislador nacional y ministro del Poder Ejecutivo a
la vez. Es obligatorio que los funcionarios públicos presenten su declaración jurada y que está
permitido formar parte de una asociación civil legítima.

Por último, para comprender el lenguaje complejo de la lógica jurídica como abogados

o estudiantes de derecho, será necesario entender que la lógica formal es la doctrina

sobre las formas del raciocinio humano; doctrina que establece un divorcio entre el

estudio de estas formas y su contenido (la naturaleza y la sociedad). A esta lógica no le

interesa la verdad material (el reflejo correcto de los fenómenos de la naturaleza en el

pensamiento), sino la verdad formal. Por ello la lógica formal trata los argumentos

como un encadenamiento de proposiciones, de tal manera que una de ellas (la conclusión), es

consecuencia de las restantes (premisa). Para la teoría de la argumentación, en cambio,

los argumentos son vistos no solo como una cadena de proposiciones, sino como una

acción que se efectúa por medio del lenguaje. Para argumentar se necesita producir

razones en favor de lo que se dice, mostrar qué razones son pertinentes y por qué rebatir

otras razones justificarían una conclusión distinta. La lógica jurídica está constituida por

la Lógica del Derecho, donde las normas deben tener una estructura y ordenamiento. En

concordancia con la lógica, los juristas deben actuar en base a reflexión, razonamiento,

argumentaciones y prudencia. Por otro lado, la argumentación jurídica abarca más que

la lógica jurídica ya que los distintos aspectos del Derecho son estudiados desde varias

perspectivas: formal, psicológica, política, filosófica, etc.

Conclusión

A partir de lo analizado; se puede concluir que, el buen uso del lenguaje es

especialmente importante para el desarrollo de un buen abogado, debido a que en la

interpretación jurídica se presentan problemas de entendimiento de dicho lenguaje; y es

por ello, que diversos abogados tienen problemas en la práctica profesional como

consecuencia, de que las normas jurídicas están mal redactadas, tienen lagunas y

contradicciones. La falta de claridad lingüística es la fuente del problema y debe ser

evitada a toda costa, para el buen manejo de la interpretación jurídica. En cuanto a las

falacias se dice que es una metodología excesivamente fácil, una observación errónea y
un estudio bastante veloz, que hace suponer que hemos caído en la trampa que las

falacias nos propondrán. Para ello es necesario tomarlas en cuenta como una

cosa sencilla y simple de evidenciar, para poder así entender que los razonamientos o

argumentos falaces resultan ser mentalmente persuasivos. Por lo que también en la

actualidad es necesario saber que en las sociedades actuales es necesario tener normas

jurídicas acordes a sus necesidades que se les presente; así como también, la población

deberá conocer claramente el sentido de estas normas; de esta manera, es donde aparece

la deontología jurídica, para dar el sentido de cómo debe ser el derecho y como debe ser

aplicado las normas para su beneficio de la sociedad. Igualmente, como juristas o

estudiantes de derechos sería necesario conocer sobre inferencia jurídica debido al caso

real que es preciso hacer antes de un juicio, de ahí nos posibilita asegurar o negar sobre

la realidad del caso concreto y sobre la probabilidad de subsunción de este en la premisa

de la proposición jurídica imputable al caso. Para ello es donde aparecen las normas

jurídicas que son diseñadas para regular el comportamiento del individuo en la

sociedad, para ello en buen abogado tiene la capacidad de imponer obligaciones, otorgar

derechos y establecer un orden entre las interacciones humanas. Para finalizar en estos

cuestionamientos de la lógica jurídica es necesario tener un buen conocimiento de la

lógica formal, debido a que se nos presente muchas nociones en la actividad judicial,

por ello que esta lógica nos permite informar sobre el alcance de la norma jurídica

aplicable y como deber ser interpretada.


Referencias
Barragán, J. (2017 ). La inferencia Juridica. Obtenido de
http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/RDUCV/73/rucv_1989_73_103-
118.pdf

Dworkin, R. (2006). “LA JUSTICIA CON TOGA” DE RONALD DWORKIN: ¿LOS JUECES SON
FILÓSOFOS O SON INTÉRPRETES MODERADOS? En C. A. Agudelo. Obtenido de
https://www.redalyc.org/pdf/4137/413740748011.pdf

Justicia, E. M. (2011). Informe de la Comisión de modernización del lenguaje jurídico.


Ministerio De Jusitica. Obtenido de Informe de la Comisión de modernización del
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Kelsen, H. (1999). teoria pura del derecho. Universidad Nacional de Mexico. Obtenido de
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/3/1039/1.pdf

Norberto, B. (1998). La duda y la elección. Revistas En El Acervo. Obtenido de https://revistas-


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Peñalva, G. G. (s.f.). El falaz problema de las falacias y el derecho. Universidad Nacional de la


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Wright, G. H. (2003). ¿Existe una lógica de las normas? ResearchGate. Obtenido de


https://www.researchgate.net/publication/39678070_Hay_una_logica_de_las_norma
s

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