Daniel Cassany

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El Arte de dar clase

María José Morocho

Carrera de Pedagogía de Lengua y literatura, Universidad Nacional de Loja

Planificación micro curricular

Ing. Miguel Ángel Saritama

14 de mayo. de 24
Mi primer primer día
Angustia
Era domingo y estaba muy preocupada por el día de mañana, me reconfortaba la idea de que a mi
compañera y a mi nos habían asignado novenos años, así que la planificación tendría que ser
similar y nos ayudaríamos mucho. En la noche del domingo llamé a mi compañera para
conversar y darnos ideas sobre como íbamos a dar nuestro primer día de clases, ella se notaba
más relajada. Nos reunimos en su casa y llamamos al docente tutor para que nos explique los
temas que habían abordado los estudiantes, el tipo de planificación que hacían el colegio, la
conducta de los alumnos, etc. Así que nos explicó todo lo que necesitábamos saber de manera
rápida. Al terminar la reunión me alivié un poco, pues contábamos con el apoyo del docente
tutor. Así que entre las dos preparamos la clase de mañana con ideas dinámicas, estábamos
entusiasmadas.

Llegó el lunes y con él, mi angustia. Llegamos al colegio y mi compañera y yo acordamos


acompañarnos en cada una de nuestras clases, ella fue la primera en dar clases y las dos horas
posteriores continué yo. No sabía mucho como actuar o que decir específicamente frente a ellos,
me sentía muy nerviosa y asustada. Cuando llegó el momento de pararme frente a ellos, sentía
sus miradas sobre mí, algunas eran amables, otras extrañas y otras hasta enojadas. El docente
tutor de las prácticas fue muy amable pero aun así me incomodaba su presencia. Solo estuvo un
momento con nosotros y luego me dejo para que me pueda desenvolver. En sí, mi primer día no
fue muy bueno, había preparado un tema sobre el que los estudiantes no tenían bases. Al docente
se le había olvidado decirme que los cursos que se me asignaron estaban atrasados.
Estrés
En cuanto ellos me dijeron que no sabían contar sílabas supe que sería un error hablarles de las
reglas de conteo métrico, que era el tema que había preparado. Sentí más nervios de los que tenía,
en ese momento me estresé demasiado, mi cabeza por un momento quedó en blanco. Y pensé: ya
estaba ahí, tenía que afrontar la situación y sacar la clase como pueda. Así que me calmé, respiré
y tuve que improvisar. Con ayuda de mi compañera sacamos el tema y ejercicios en internet para
yo enseñarles a contar sílabas gramaticalmente, recuerdo que un alumno me hizo burla por no
haber preparado la clase.
Planificar la primera clase
Como la clase había sido improvisada y no tuve metodología, sentí que no me había dado a
entender bien. Entonces llegué a casa y preparé de nuevo el tema, estudié conceptos, ejercicios,
metodología, incluso repasé la forma en la que iba a hablar y como me iba a dar a entender. Para
el segundo día de clases estaba más segura y me sentía bien preparada, durante las clases utilicé
un tono de voz adecuado, de manera que todos los estudiantes me escuchaban, pude darme cuenta
que en esta ocasión estaban más concentrados. Tuve que primero dictarles el concepto con
palabras sencillas, explicarles y luego realizar mis ejemplos en la pizarra junto con ellos. Para que
me entiendan utilicé aplausos para cada sílaba, iba marcando cada silaba con marcador en la
pizarra y ellos iban contando conmigo. Finalmente les di ejercicios para que realicen ellos solos y
a lo que iba revisando me di cuenta que habían entendido, todos querían pasar al pizarrón a
realizar ejercicios. Mi desenvolvimiento había sido bueno.

El libro de Daniel Cassany El arte de dar clases me ayudó mucho a obtener confianza y a
preparar mis clases. Comprendí que no fui la primera ni seré la última en tener estes tipo de
experiencias. También me ayudó mucho a preparar mis clases de manera dinámica y a obtener la
mayor atención de mis estudiantes.

Atender al alumno

Aprender sus nombres


A decir verdad, no se me hizo difícil aprenderme sus nombres, de hecho, algunos alumnos me
preguntaban cómo me aprendía los nombres de los estudiantes tan rápido, yo tampoco creí tener
esa capacidad porque casi siempre olvido las cosas con facilidad. En este caso lo que hice fue
asociar los nombres con sus rasgos físicos. Los primeros nombres que me grababa eran de los
alumnos que más participaban y de los que eran más inquietos.
Alumnos particulares
A mí me asignaron dos paralelos de noveno, el D y E. Se puede decir que con el paralelo E no
tuve ningún problema de comportamiento, sin embargo, en el paralelo E me encontré con
estudiantes que tenían problemas de conducta. A mi nunca me dijeron algo grosero, pero se
insultaban y se hacían burlas entre compañeros. Trate de hablar con ellos porque distraían a los
demás, pero cada uno de ellos tenía un problema diferente en casa y me comentaban que sus
papas los pegaban porque ya tenían reclamos de más docentes incluso uno de ellos me mostró su
espalda con señales de golpes, pero me dijo que ya ni le dolía. Como suele decirse eran “niños
curtidos”. Poco después el docente tutor me pidió un informe de la conducta de estos estudiantes
porque los iban a expulsar.

Durante mis practicas trataba de abordar los temas de la manera más creativa posible, hacia que
los alumnos repitan los ejercicios en voz alta, también les daba un espacio para que cada uno
ponga sus propios ejemplos en el cuaderno luego yo pasaba revisando ligeramente por los
asientos. Yo explicaba un poco de la teoría y ponía uno o dos ejemplos en el pizarrón y los
explicaba poco a poco y ellos luego alzaban la mano para participar. Siempre trataba de hacer mi
clase más dinámica.
Otro desafío significativo es la falta de recursos y apoyo. Las adaptaciones curriculares pueden
requerir materiales específicos, tecnología adaptativa o personal adicional, como asistentes
educativos. Sin el apoyo adecuado de la administración escolar y los recursos necesarios, los
docentes pueden encontrar difícil implementar estas adaptaciones de manera efectiva.

Considero que uno de los mayores desafíos que enfrentan los docentes al aplicar adaptaciones
curriculares es la diversidad de necesidades de los estudiantes. En cualquier aula, los estudiantes
presentan diferentes estilos de aprendizaje, ritmos de desarrollo, intereses y habilidades. Adaptar
las necesidades a cada uno de estos estilos puede resultar complejo y con bastante demanda de
tiempo. Además, se requiere que el docente comprenda y entienda a cada estudiante lo que puede
resultar más difícil en aulas como las que hay en nuestro país, con gran número de alumnos. A
esto sumémosle la falta de recursos y apoyo para poder adaptar no solo el currículo sino también
la infraestructura en la mayoría de establecimientos educativos

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