Versión Aprobada Abraham Said Figueroa Urbanismo 06 Junio 2024 FINAL

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Programa de Maestría y Doctorado en Urbanismo

Economía, Política y Ambiente.

La construcción social del riesgo, su desarrollo y efectos: el impacto de la


tormenta tropical “Manuel” en Chilpancingo de los Bravo, Guerrero; 2010-
2015.

Presentación de Tesis para optar por el grado de Maestro en Urbanismo

Presenta
Lic. Abraham Said Figueroa Zúñiga.

Tutor:
Doctor. Hermilo Salas Espíndola
Facultad de Arquitectura

Miembros del comité tutor:


Doctor Francisco Morales Segura, Facultad de Arquitectura
Doctor David Alberto Novelo Casanova, Instituto de Geofísica
Doctor Felipe Albino Gervacio, Facultad de Arquitectura
Mtro. José Luis Salazar Maya, Facultad de Arquitectura

Ciudad Universitaria, abril de 2024.

1
Agradecimientos

De manera muy especial agradezco a todas las personas que han creído
en las ideas y proyectos que me he propuesto, ya que de todos siempre he
podido recibir lo mejor.

A la Universidad Nacional Autónoma de México por darme la oportunidad


de seguir con mi preparación, tanto profesional como personal.

A mi padrino el Ingeniero Juan Augusto Vega Trejo (Q.E.P.D.) y su gran familia


por todo el apoyo incondicional.

A mi abuelo el señor Tirso Zúñiga Bibiano (Q.E.P.D.) que siempre me supo


guiar.

A mi madre Ada Irasema Zúñiga Gallardo por siempre darme fuerzas para
seguir adelante.

A mi hermana Heidy América Figueroa Zúñiga por sus consejos.

A Alain David Adame Román, porque siempre sabe que decirme y desde
hace más de 20 años ha confiado en mí.

A Jaime y Tutsi que me acompañaron en las noches largas de escritura, así


como a Magni que aún sigue viéndome cada noche.

A Israel Chavez, por su gran apoyo en la revisión de la tesis.

A todos muchas gracias…

2
Índice general
Introducción. 7

Capítulo 1. Los desastres en asentamientos humanos. 11

1.1. Los Desastres no son naturales 11

1.2. La Vulnerabilidad urbana. 17

1.2.1 Tipo de vulnerabilidades 21

1.3. La construcción social del riesgo 25

Capítulo 2 Fenómenos naturales y sus repercusiones en México 33

2.1 Principales fenómenos naturales que afectan a la población del país.


33

2.2. Los ciclones tropicales 43

2.3 Inundaciones 49

2.4 Los territorios más vulnerables ante desastres. 53

2.5 Respuesta institucional a los fenómenos. 59

Capítulo 3. El paso de tormenta tropical “Manuel” en México. 69

3.1 Descripción del fenómeno en el país y en Guerrero 69

3.2. Condiciones pre-desastre en Chilpancingo 79

3.3 El proceso de reconstrucción y reubicación 97

3.4 ¿La respuesta se encuentra en la resiliencia urbana? 112

Conclusiones 120

Fuentes de referencia 126

Índice de gráficos
Gráfico 1. Mortalidad por desastres en México al 2015. ................................ 35
Gráfico 2. Pérdidas económicas por desastres al 2015 en México............... 36
3
Gráfico 3. Viviendas destruidas y afectadas por desastres en Guerrero ..... 72
Gráfico 4. Afectados por desastres en Guerrero ............................................ 73
Gráfico 5. Población de Chilpancingo de los Bravo ..................................... 81

Índice de fotografías
Fotografía 1. Afectación al Cauce del Río Huacapa .................................... 93
Fotografía 2. Afectación frente a campo militar. ........................................... 93
Fotografía 3. Afectación en colonias ............................................................... 94
Fotografía 4. Afectación a vehículos y puentes ............................................. 94
Fotografía 5. Afectación en la periferia. .......................................................... 95
Fotografía 7. Reconstrucción del encauzamiento del Río Huacapa. .......... 97
Fotografía 8. Vialidad y transporte hacia el “Nuevo Mirador” ...................... 99
Fotografía 9. Tipo de reforestación en el predio ........................................... 101
Fotografía 10. Condiciones del Cerro Tepancalco en el año 2011. ........... 101
Fotografía 11. Fraccionamiento “Nuevo Mirador” al 2016. ......................... 102
Fotografía 12. Vista aérea del Fraccionamiento “Nuevo Mirador” ............ 103
Fotografía 13. Viviendas en el Fraccionamiento Nuevo Mirador ................ 104
Fotografía 14. Daños estructurales en las viviendas del fraccionamiento . 105
Fotografía 15. Desalojo a paracaidistas en el fraccionamiento “Nuevo
Mirador” ............................................................................................................. 106
Fotografía 16. Asamblea ordinaria de la COCOARHA................................. 107

Índice de mapas
Mapa 1. Distribución geográfica de defunciones por desastres en México al
2013.. .................................................................................................................... 37
Mapa 2. Viviendas destruidas y viviendas afectadas por desastres en
México.................................................................................................................. 37
Mapa 3. Afectados y damnificados por desastres en México. ..................... 38
Mapa 4. Zonificación de la precipitación media anual en México. ............ 40

4
Mapa 5. Índice de Peligro por inundación en México. .................................. 57
Mapa 6. Índice de Marginación 2015 por municipio en México. ................. 58
Mapa 7. Regiones del estado de Guerrero. .................................................... 71
Mapa 8. Defunciones por fenómenos hidrometeorológicos extremos en
Guerrero ............................................................................................................... 74
Mapa 9. Viviendas destruidas y viviendas afectadas por desastres en
Guerrero ............................................................................................................... 75
Mapa 10. Afectados por desastres en Guerrero ............................................. 76
Mapa 11. Identificación de corrientes de agua y del Río Huacapa ............ 83
Mapa 12. Identificación de sitios afectados sobre el Río Huacapa,
Fotografías 1, 2, 3, 4 y 5. ..................................................................................... 96
Mapa 13. Identificación del Fraccionamiento “Nuevo Mirador”. ................ 98
Índice de tablas
Tabla 1. Situación de barrancas en Chilpancingo. ........................................ 82

5
6
Introducción.

El presente estudio tiene como objetivo general, revisar los procesos de


reproducción de la construcción social del riesgo derivados principalmente
por desastres asociados a fenómenos hidrometeorológicos extremos, en
específico de tormentas tropicales, tal como es el caso de la tormenta
tropical “Manuel”, que afectó a la ciudad de Chilpancingo de los Bravo en
el estado de Guerrero, en septiembre de 2013.

Partiendo desde la hipótesis de que: el desastre que generó el paso de la


tormenta tropical “Manuel” fueron causados por condiciones específicas y
acumulativas de una construcción social del riesgo en la ciudad de
Chilpancingo de los Bravo, Guerrero; aunado al deficiente proceso de
recuperación en la ciudad que genera una espiral de riesgo constante y
latente para su población.

Para esto, como primer objetivo es necesario hacer un análisis y síntesis de


la discusión teórica de cómo los fenómenos naturales son detonantes en las
condiciones propicias al riesgo, y estas se amplían debido a las
vulnerabilidades acumuladas del sitio, esclareciendo los procesos de la
construcción social del riesgo por medio de las vulnerabilidades
acumulativas.

A su vez como un segundo objetivo, evidenciar a los fenómenos naturales


extremos que impactan a México, dada su posición geográfica, con los
respectivos impactos y consecuencias que conllevan, así como la respuesta
institucional a los mismos por parte del Gobierno de México y su eficiencia
para el trato de estas contingencias.

Tomando en cuenta como base los impactos generados tras el paso de la


tormenta tropical “Manuel” en Chilpancingo de los Bravo, como último

7
objetivo se analiza su proceso de restauración tanto de infraestructura,
como de reasentamiento de la población afectada, estableciendo como
una posible solución a próximos fenómenos extremos a la resiliencia urbana.

Para la elaboración del presente estudio, fue necesario realizar una


combinación entre metodologías cuantitativas y cualitativas, dado que,
que si bien existen datos estadísticos oficiales sobre el avance del fenómeno
y su impacto en la ciudad de Chilpancingo de los Bravo, también fue de
suma importancia entrar con una observación participante, entrevistas no
formales y el trabajo comunitario de la mano con los propios afectados por
parte del autor, esto para entender de mejor manera el impacto del
fenómeno en los propios habitantes reubicados.

La estructura del presente está conformada por tres grandes capítulos, en el


primero se describe el marco teórico, en el cual se basa para entender los
desastres en los asentamientos humanos, partiendo desde la primicia de
que los desastres no son naturales, pasando a describir a la vulnerabilidad
urbana y segmentándola en los tipos que existen y algunos ejemplos,
terminando el capítulo con la descripción de lo que es la construcción social
del riesgo y como se relaciona con los desastres.

En el segundo capítulo se retoman a los fenómenos naturales que impactan


de manera directa al país y que pueden tener una gran afectación a los
habitantes de este. Se toman en cuenta los principales fenómenos
hidrometeorológicos como son los ciclones tropicales, los tipos de
inundaciones que ocasionan en todo el país y sobre todo la respuesta
institucional del Estado Mexicano ante este tipo de fenómenos.

En el tercer y último capítulo se describe el paso de la tormenta tropical


“Manuel” en el país y en el estado de Guerrero, pasando también al análisis
de las condiciones pre-desastre en la ciudad de Chilpancingo, las cuales
fueron las que propiciaron el inminente desastre a partir de la acumulación

8
de vulnerabilidades y el aumento en la construcción social del riesgo. Se
describe consecuentemente el proceso de reconstrucción de la ciudad,
tomando como base la reubicación de la población afectada, el nuevo
sitio donde habitan dichas personas y su organización política social para
evitar tener las mismas condiciones pre-desastre y finalmente se abre una
interrogante, en la cual se encuentra a la resiliencia urbana como una
posible solución o respuesta a este tipo de eventos, que es necesario
considerarla como un proceso transversal y no como una respuesta
inmediata que evitaría que se repita el desastre en la ciudad de
Chilpancingo de los Bravo.

9
10
Capítulo 1. Los desastres en asentamientos humanos.

1.1. Los Desastres no son naturales

A lo largo de las últimas décadas, las ciudades han experimentado un


crecimiento y una complejidad sin precedentes. Según datos del Banco
Mundial para el año 2018, más de la mitad de la población mundial reside
en áreas urbanas1 y esta tendencia es aún más pronunciada en América
Latina y el Caribe, donde un 81% de la población vive en ciudades.2

Con el paso del tiempo, es común que los desastres ocasionados por los
fenómenos naturales sean considerados erróneamente como “naturales”,
siendo que, para poder tener un cambio en el paradigma de los desastres,
es necesario desapegarse de una serie de malinterpretaciones que
confunden al imaginario social de las personas afectadas y de las
autoridades directamente encargadas de su prevención y mitigación.

Es así, que a partir del desarrollo de la raza humana y con el paso a


comunidades sedentarias, la agricultura conllevó “al clareo de los
ecosistemas naturales, para crear un hábitat artificial donde los seres
humanos puedan cultivar plantas y tener los animales que deseen” (Ponting,
1992: 105).

Hasta el día de hoy no podemos decir que se considere como superada la


visión de los desastres “naturales”, como eventos naturales cuyo suceso,
atributos y grado de perjuicio no están vinculados con la intervención
humana (Jordán y Sabatini, 1988: 53).

El supuesto común, es pensar en que un desastre producido se debe a


fuerzas divinas, sobrenaturales y/o la actuación maléfica de la naturaleza,
que actúa irremediablemente contra los humanos, y conlleva a acciones

1
https://datos.bancomundial.org/indicador/SP.URB.TOTL.IN.ZS?end=2018&start=2018&view=bar
2
https://www.un.org/development/desa/es/news/population/2018-world-urbanization-prospects.html

11
negativas, llevando a una perspectiva pesimista que restringe la iniciativa y
lleva a la resignación y al conformismo (Romero y Maskrey, 1993).

De acuerdo con Lavell (1993) las ciencias naturales y básicas ejercen un


dominio sobre el estudio y la concepción de los desastres en toda América
Latina. Es entonces que, si bien son una parte importante en este tipo de
estudios desde estas ciencias, no deben ser el único factor para entender,
prevenir y mitigar desastres (Lavell, 1993: 73).

Es así que, dentro del gran paradigma de los desastres, el enfoque de tipo
fisicalista (ciencias naturales y básicas) y estructural (ingeniería y
arquitectura) es el predominante para abordar los mismos, por lo cual limitan
las concepciones desde la visión de las ciencias sociales y por ende del
paradigma que sigue con la visión de los desastres “naturales”.

A partir de la concepción de Hevitt (1983), el autor nos plantea que los


paradigmas dominantes actuales perciben los desastres como sucesos
temporales y geográficamente inclinados, donde la principal causa se
origina de los procesos extremos de la naturaleza (como terremotos,
huracanes, tsunamis, etc.).

Aun cuando existe una relación física con lo anterior, estos fenómenos no
constituyen un desastre, al menos que tengan un impacto negativo en
alguna localidad, ya sea urbana o rural. Por lo tanto, la tendencia a separar
los fenómenos extremos genera una percepción de los desastres como un
universo distinto, como el desorden que irrumpe en el “orden”, el caos que
altera la calma.

Un paso para el cambio del paradigma sobre el entendimiento de los


desastres es que estos son un proceso de índole eminentemente social, esto
se refiere a las condiciones necesarias para su creación; de la misma
manera, los rasgos que generan y exacerban esta situación.

12
Es como lo que comenta Ponting (1992) en su texto recordando lo ocurrido
en China:

“La pérdida en masa de árboles en las regiones montañosas de China fue


una de las causas principales del desastroso desbordamiento del río Amarillo
(así llamado por la cantidad de tierra que arrastraba debido a la erosión que
ocasionaba en el suelo de su curso alto)” (Ponting, 1992: 114).

Tomando como ejemplo lo anterior, estos desastres “naturales” son


producidos por acciones humanas que incrementan el impacto de un
fenómeno extremo y esporádico.

Estos son más por acciones acumulativas, que por razones “divinas” que
ocurre un desastre; Lavell (1993) comenta que un terremoto o un huracán
son condiciones naturales para que pueda existir un desastre, pero no son
en sí estos fenómenos un desastre. Para que se puedan considerar como tal,
es necesario que impacten en un territorio con una estructura social,
geográfica y económica (por decir algunas) altamente vulnerable y donde
estos impactos son percibidos diferencialmente por la sociedad impactada
(Lavell, 1993: 78).

También la combinación de diferentes vulnerabilidades (vulnerabilidad


global) en la visión y propuesta de Wilches Chaux (1993), que tiene que ver
con la ubicación y construcción de viviendas, la relación existente entre el
ser humano y el medio natural, la pobreza, la organización social, política,
institucional entre muchas más, influyen en la concreción y definición del
desastre y sus posibles impactos.

Es así como siguiendo el planteamiento de Romero y Maskrey (1993),


tomamos en cuenta dos preguntas que a nuestro parecer son básicas para
entender la problemática al abordar los desastres. Los autores se preguntan
qué es lo que se entiende por un “fenómeno natural” y un “desastre natural”,

13
dado que en repetidas ocasiones los han tomado como términos similares,
siendo que ni siquiera existe tal suposición.

Para entender la relación de los fenómenos naturales y los desastres es


importantes diferenciar unos de los otros, tal como lo comentamos
anteriormente, no es una suposición que cuando exista un fenómeno natural
este provoque a su vez un desastre en cierto asentamiento.

Es por eso por lo que, un fenómeno natural de acuerdo con Romero y


Maskrey (1993) es:

“Toda manifestación de la naturaleza. Cualquier expresión que adopta la


naturaleza como resultado de su funcionamiento interno. Los hay de cierta
regularidad o de aparición extraordinaria y sorprendente” (Romero y
Maskrey, 1993: 7)

Tomando en cuenta para América Latina y desde la visión de la economía


política del desastre, esta interpretación de los desastres vinculados a
eventos naturales se entiende como una dinámica entre la sociedad y el
medio ambiente, enfatizando la asignación de costes y ventajas ecológicos
en el contexto de los procesos particulares del desarrollo capitalista.
(Campos-Vargas et al, 2015: 56)

El neoliberalismo, en su aplicación, demanda modificaciones en la


estructura institucional y política; por lo tanto, la dimensión geográfica de las
acciones neoliberales opera en múltiples escalas; por lo que la
neoliberalización se manifiesta de manera diferida en el espacio (Castillo,
2016: 103).

Entonces los desastres de acuerdo con Rodríguez (2005):

“deben ser enfocados como fenómenos humanos y sociales, por lo


tanto, el calificativo de “natural”, debe ser redimensionado hacia el
concepto de riesgo, el cual, involucra los procesos intrínsecos de

14
transformación de la naturaleza […] y la actividad humana”
(Rodríguez, 2005: 40)

Siendo un claro factor el clima, este es parte fundamental para el


entendimiento del problema de los desastres asociados a eventos
hidrometeorológicos. Además, un porcentaje considerable del crecimiento
urbano en países en desarrollo está compuesta por asentamientos
informales que se ubican fuera de los planes urbanos y, en muchos casos, se
encuentran en áreas de riesgo propensas a sufrir daños por eventos
naturales extremos. (UNISDR, 2013).

Teniendo en cuenta todo lo anterior, se resume que un desastre es la


concreción de un particular estado de normalidad, como expresión de las
condiciones objetivas de cierta población que se rige bajo circunstancias
extremas (pobreza, marginación, vulnerabilidad, etc.) (Lavell, 1993: 78), por
lo que los desastres son producto de procesos sociales históricamente
determinados en ubicaciones específicas.

15
16
1.2. La Vulnerabilidad urbana.

Las ciudades surgieron en un estadio inicial de la evolución de las


comunidades sedentarias y, comúnmente, se las ha visto como uno de los
rasgos definitorios de una sociedad civilizada. (Ponting, 1992: 397), aunque
también, de un lugar donde las características económicas y sociales de la
población que las habita son sumamente radicales e inequitativas.

De acuerdo con Cardona (2001) la vulnerabilidad se define:

“Como un factor interno de riesgo, que debe relacionarse no solamente con


la exposición del contexto material o la susceptibilidad física de los
elementos expuestos a ser afectados, sino también con las fragilidades
sociales y la falta de capacidad para responder o absorber el impacto de
la población propensa.” (Cardona, 2001: 1).

En la perspectiva de la economía política de los desastres, se considera la


generación y reparto social de la vulnerabilidad. La probabilidad de un
desastre está condicionada por la naturaleza del evento y por la
susceptibilidad que tiene la población de una localidad específica ante
dicho fenómeno. (Jordán y Sabatini, 1988: 59)

De modo que, bajo este enfoque Las sociedades contemporáneas se


benefician de la vulnerabilidad acumulada durante los últimos tres siglos, en
los que la naturaleza ha sido explotada al servicio del hombre,
principalmente para satisfacer las necesidades de la sociedad industrial.
(Ruiz, 2005).

El aumento de los canales informales de desarrollo urbano significa el


aumento de la vulnerabilidad frente a desastres; donde las consideraciones
por parte del Estado para crear acciones de tipo preventivo resultan ser un
lujo “innecesario” frente a las urgencias y problemas inmediatos de la
población (Jordán y Sabatini, 1988: 62).

17
El sistema actual de producción y acumulación no ha logrado mitigar los
impactos ambientales que él mismo provoca, ya que la lógica con la que
funciona para mantenerse ejerce presión sobre los periodos de producción
y regeneración de la naturaleza y sus ciclos (Montoya et al, 2008: 84).

Para Sánchez y Cavazos (2015), los factores que agravan la vulnerabilidad y


está a su vez relacionada con los desastres son:

“1. La recurrencia de fenómenos naturales o de cambio climático.

2. El aumento poblacional y de infraestructura en zonas de riesgo.

3. Construcciones no aptas para enfrentar los fenómenos naturales


típicos o atípicos en una región.

4. El mal manejo de cuencas hidrológicas, trasvases entre cuencas e


invasión de cauces de ríos.

5. Falta de planificación y su implementación en el desarrollo social y


económico.

6. Deforestación, cambio de uso de suelo, desaparición de ecosistemas.

7. Sistemas de drenaje pluvial incompletos o inexistentes en el caso de


áreas urbanas.

8. Pobreza y desigualdad social.

9. Falta de alertas tempranas.

10. Poca o nulas estrategias para la prevención de desastres.” (Sánchez


y Cavazos, 2015: 34)

La variabilidad en la vulnerabilidad provoca que fenómenos


hidrometeorológicos o climáticos similares a menudo tengan consecuencias
distintas en áreas adyacentes, favoreciendo a unos y perjudicando
considerablemente a otros (Sánchez y Cavazos, 2015).

18
La exposición y la vulnerabilidad se incrementan con el tiempo, de modo
que la exposición reiterada a peligros inesperados incrementa la propensión
de la población a experimentar daños en caso de desastre, contribuyendo
así a la continuidad de la pobreza y la desigualdad social. Por otro lado, el
cambio climático introduce un factor adicional de incertidumbre al riesgo
de desastre, en particular debido al potencial aumento de fenómenos
extremos y la variabilidad del clima como resultado del calentamiento
global (Seneviratne et al. 2012 en Sánchez y Cavazos 2015: 16).

Tal como lo menciona Sánchez (2010):

“la pobreza es un concepto polisémico sujeto a diferentes visiones, métodos


y formas de cuantificación[…]; dado que la pobreza se relaciona con varios
conceptos que se aproximan a ella de manera intrínseca, tales como,
desigualdad, exclusión, vulnerabilidad, segmentación y polarización
sociales[…]; así como las formas en que se han tratado de cuantificar que
son: enfoque monetario, necesidades básicas insatisfechas, medición
integrada de la pobreza, la cual corresponde de manera directa o indirecta
a varias cuestiones” (Sánchez, 2010: 93-96).

De acuerdo con la visión muy acorde de Sugirats (2004) se vislumbra que:

“La crisis o replanteamiento del Estado de Bienestar y los efectos de la


globalización económica han ido conduciendo a la desprotección de
capas sociales cada vez más amplias. A esta reducción o falta de
crecimiento de la cobertura pública ante las nuevas situaciones de
desigualdad, hay que añadir además la creciente precariedad en el ámbito
de lo laboral, y también los efectos de la liberalización del mercado de la
vivienda que ocasiona, por lo menos en las grandes ciudades, situaciones
de agravamiento en las condiciones de vida y de desarrollo de los menos
favorecidos” (Sigurats, 2004: 12).

Con base a lo anterior para Sánchez (2010) el enfoque de vulnerabilidad se


enfatiza en:

19
“La noción de riesgo diferencial, es decir, la división de las personas y los
hogares en grupos con capacidad de adaptación o indefensión ante
distintas condiciones adversas […] este enfoque se centra en la
disponibilidad de activos de los grupos sociales para hacer frente a cambios
en el entorno: trabajo, capital humano, capital social y recursos productivos”
(Sánchez, 2010: 107)

De igual forma el concepto de vulnerabilidad está al parecer


estrechamente relacionado con la marginalidad, esto desde la visión de los
desastres por fenómenos naturales. Aunque ciertas condiciones sociales
pueden ser vistas como elementos relacionados con la vulnerabilidad en el
contexto de los desastres, no necesariamente representan la vulnerabilidad
en sí. Por ejemplo, la pobreza, que puede ser un factor o una causa de
vulnerabilidad frente a determinados eventos, pero no es en sí misma
equivalente a vulnerabilidad. (Cardona, 2001: 104).

Por lo tanto, el concepto de vulnerabilidad no es aislado, sino que debe


verse de manera integral para tener todas las aristas cubiertas. Es así, como
llegamos al planteamiento de Wilches-Chaux (1993), donde la
vulnerabilidad puede manifestarse en múltiples dimensiones, variando
según el enfoque particular que se adopte para su estudio.

20
1.2.1 Tipo de vulnerabilidades

Para profundizar en los distintos tipos de vulnerabilidad urbana, resulta


esencial centrar el análisis en cómo se genera la vulnerabilidad a raíz de las
circunstancias sociales, políticas y económicas de las sociedades. (Campos-
Vargas et al, 2015: 56)

De acuerdo con Wilches-Chaux (1993) la vulnerabilidad puede tener varias


dimensiones dependiendo del aspecto que se esté teniendo en cuenta
para su análisis. El autor propone el concepto de “vulnerabilidad global”
para integrar las múltiples aristas que caracterizan la vulnerabilidad desde
varios puntos de vista, las cuales las más relevantes se describen a
continuación:

1. Dimensión física. La dimensión física de la vulnerabilidad se refiere a la


susceptibilidad de las personas, los bienes y las infraestructuras a los
daños causados por fenómenos naturales o antrópicos. Un edificio
que no está diseñado para resistir terremotos y que está ubicado en
una zona sísmica es altamente vulnerable a los daños en caso de un
sismo, una comunidad ubicada en el cauce de un río y que no cuenta
con medidas de protección contra inundaciones es altamente
vulnerable a las inundaciones, son ejemplos de la dimensión física de
la vulnerabilidad.

2. Dimensión económica. Existe una estrecha relación entre pobreza y


vulnerabilidad. Los sectores de la población con menores recursos
económicos son los más propensos a sufrir los efectos de los desastres
naturales o antrópicos. nivel local e individual, la pobreza se manifiesta
en desempleo, pocos ingresos, dificultad para acceder a servicios.

21
3. Dimensión social. El nivel de integración de una comunidad juega un
papel fundamental en su capacidad para afrontar los efectos de un
desastre. Una comunidad integrada, que ha superado los obstáculos
que suelen presentarse en la convivencia, estará mejor preparada
para absorber las consecuencias de un desastre y reaccionar con
mayor rapidez que una comunidad desintegrada. Las sociedades
pueden ser más o menos vulnerables en función de su capacidad
para actuar como un grupo organizado.

4. Dimensión educativa. La falta de educación o una educación


deficiente en una comunidad propensa a desastres aumenta su
vulnerabilidad. Esto se debe a que la población no tiene el
conocimiento necesario para comprender las causas, los efectos y las
formas de prevenir los desastres. La educación es un factor
fundamental para la reducción de la vulnerabilidad ante los
desastres, dado que es importante que las comunidades tengan
acceso a una educación de calidad que les permita comprender los
riesgos y desarrollar las capacidades necesarias para afrontar un
desastre.

5. Dimensión política. La vulnerabilidad de una comunidad está


directamente relacionada con su nivel de autonomía en la toma de
decisiones y la gestión de sus recursos. Bajo esquemas centralistas,
donde las decisiones se toman a nivel nacional sin tener en cuenta las
necesidades locales, la comunidad se vuelve más vulnerable. la
autonomía de las comunidades es un factor fundamental para la
reducción de la vulnerabilidad ante los desastres. Es importante que
las comunidades tengan la capacidad de gestionar sus propios
recursos y tomar decisiones que les afecten.

22
6. Dimensión institucional. a capacidad de gestión del riesgo por parte
de las instituciones es un factor determinante en la vulnerabilidad de
una comunidad. Cuando las instituciones no están preparadas para
responder ante un desastre o no implementan medidas eficientes
para reducir el riesgo, la comunidad se vuelve más vulnerable. La
capacidad de las instituciones para gestionar el riesgo de manera
efectiva es fundamental para la reducción de la vulnerabilidad de las
comunidades. Es importante que las instituciones sean flexibles,
adaptables y eficientes en la toma de decisiones y la implementación
de medidas de prevención.

7. Dimensión cultural. La dimensión social de la vulnerabilidad se refiere


a la percepción que los individuos tienen de sí mismos y de la sociedad
en la que viven. Esta percepción puede verse afectada
negativamente por estereotipos dañinos que no se cuestionan y que
se perpetúan. Los medios de comunicación juegan un papel crucial
en este sentido, ya que pueden contribuir a la utilización sesgada de
imágenes o a la transmisión de información superficial o imprecisa
sobre el medio ambiente, la sociedad y los desastres. Esta percepción
negativa puede tener un impacto significativo en la capacidad de las
personas para afrontar los desastres. Por ejemplo, si las personas se ven
a sí mismas como impotentes o como víctimas, es menos probable
que tomen medidas para protegerse o para ayudar a otros.

8. Dimensión ambiental. La vulnerabilidad se intensifica cuando el


modelo de desarrollo se basa en la explotación desmedida y la
destrucción de los recursos naturales, en lugar de en la convivencia
armónica con el medio ambiente. Esta práctica conduce al deterioro
inevitable de los ecosistemas, debilitando su capacidad de auto
ajustarse para compensar los efectos de la acción humana o de
eventos naturales. (Wilches-Chaux, 1993: 14-21).
23
Wilches-Chaux a lo largo de estas aproximaciones a los conceptos nos
muestra desde cada una de las diferentes aristas los tipos de vulnerabilidad;
esto sin duda es un parteaguas para tener en cuenta un ente en común
donde se suscitan todas estas vulnerabilidades, que es la ciudad.

Este enfoque facilita la comprensión de la vulnerabilidad como una


condición o circunstancia dinámica y susceptible al cambio. No se trata de
una característica estática, sino de un proceso acumulativo de fragilidades,
deficiencias o limitaciones que se mantienen en el tiempo y que influyen en
el grado de vulnerabilidad de una persona, comunidad o territorio.

También permite analizar la vulnerabilidad desde una perspectiva más


amplia e integral. No solo se consideran las condiciones físicas o materiales,
sino también las sociales, económicas, políticas y culturales que pueden
aumentar o disminuir la vulnerabilidad.

Al comprender la vulnerabilidad como un proceso acumulativo, podemos


identificar las causas y los factores que la generan. Esto permite diseñar
estrategias y medidas de intervención más efectivas para reducir la
vulnerabilidad y aumentar la capacidad de las personas y comunidades
para afrontar los riesgos y desastres.

La vulnerabilidad social es un producto histórico y acumulativo de la


pobreza y la desigualdad en el acceso a bienes y oportunidades específicos
dentro de una sociedad estructurada. Es decir, la vulnerabilidad social no
surge de manera espontánea, sino que se configura a lo largo del tiempo
como resultado de las condiciones sociales, económicas y políticas que
imperan en una sociedad

24
1.3. La construcción social del riesgo

El rápido crecimiento de las ciudades ha provocado un importante


deterioro ambiental con relación a condiciones de vida, salud y
contaminación (Ponting, 1992: 419) y que conforman el incremento de una
construcción social del riesgo, ya que el hombre modifica la naturaleza y
obliga así a servirle, la domina (Engels, 1876). Es tanto así, que el motor de
esta “urbanización generalizada” se encuentra en la reproducción de la
pobreza y no en la reproducción del empleo (Davis, 2006: 28).

Tal como lo describe García (2005):

“El concepto de construcción social asociado con los riesgos ha demostrado


su utilidad analítica cada vez con mayor fuerza entre los estudiosos de los
desastres y los efectos que éstos han tenido en la sociedad” (García, 2005:
11).

El riesgo construido socialmente y el aumento de la vulnerabilidad deben ser


entendidos como desastres en potencia o en vías de creación, los cuales se
manifiestan plenamente por efecto de fenómenos extremos o por el arribo
de la sociedad a situaciones de daño generalizado (Ruiz, 2005: 102).

Si concebimos el desastre como un proceso, podemos entender el riesgo


como una etapa previa a este y al propio desastre como un detonante de
nuevos o mayores riesgos. En otras palabras, el riesgo no se limita a un evento
puntual, sino que se configura como una fase dentro de un proceso más
amplio que abarca desde la predisposición a un desastre hasta sus
consecuencias a largo plazo.

Esta perspectiva nos permite comprender mejor la naturaleza dinámica del


riesgo y la vulnerabilidad. El riesgo no es algo estático, sino que está en
constante evolución, aumentando o disminuyendo en función de diversos

25
factores como la preparación de la comunidad, la inversión en medidas de
prevención y la ocurrencia de eventos naturales o antrópicos.

Al considerar el desastre como un detonador de nuevos o mayores riesgos,


podemos anticipar mejor las posibles consecuencias y tomar medidas para
mitigarlas. Esto implica no solo enfocarse en la respuesta inmediata al
desastre, sino también en la gestión integral del riesgo, incluyendo la
prevención, la preparación y la recuperación.

Desde la ecología humana, El riesgo natural surge de la interacción entre el


medio natural y las actividades humanas. La intensidad del fenómeno
natural, junto con las características de los asentamientos humanos y su
capacidad de respuesta, determinan la magnitud del riesgo. La percepción
social del problema y la falsa sensación de seguridad pueden aumentar la
vulnerabilidad. (Campos-Vargas et al, 2015: 56)

Es entonces a partir de la interpretación de García (2005) explicamos la


construcción social del riesgo, que desde 1990 se generó este concepto
como un nuevo contenido en el estudio de los riesgos asociados a los
desastres por fenómenos naturales. No obstante, en numerosos estudios de
caso revelan que muchos desastres tradicionalmente considerados como
naturales, en realidad son producto de la actividad humana. La
degradación ambiental, el crecimiento demográfico y la urbanización
descontrolada, fenómenos estrechamente ligados al aumento de las
desigualdades socioeconómicas a diversas escalas son factores
determinantes en la generación de desastres (García, 2005: 16-17).

Varias pruebas empíricas subrayan la importancia de formular las


posibilidades de que grupos socialmente vulnerables se enfrenten a
desastres. Uno de los descubrimientos clave fue la necesidad de examinar
el entorno del desastre e integrar las dimensiones socioeconómicas de los
grupos afectados, lo que lleva a reconocer que la amenaza, ya sea natural

26
o causada por el hombre no es el único factor en la ocurrencia de un
desastre; por lo tanto, es crucial enfocarse en el riesgo más que en el evento
que manifiesta su presencia. (ídem: 18).

La producción y repetición de riesgos, que son esenciales en el proceso de


desastres, aumentan la frecuencia y gravedad de los daños causados por
terremotos, huracanes, o por la falta o abundancia de precipitaciones que
resultan en sequías e inundaciones, han contribuido a lo largo del tiempo a
un aumento de los incidentes perjudiciales. “su aumento en el tiempo puede
explicarse por la incidencia de eventos físicos construidos o amplificados
socialmente” (Lavell, 1998: 169, en García, 2005: 18) por la creciente
construcción social de riesgos.

Aunque la construcción social del riesgo se agudiza y parece más


perceptible en ciertos instantes debido a eventos específicos, de las
premisas previas se deduce claramente que los desastres y la misma
formación social del peligro son procesos. Por lo tanto, desde este enfoque,
se refiere fundamentalmente a cómo la sociedad crea escenarios delicados
que se vinculan y amplían las dimensiones de la vulnerabilidad. (ídem, 19).
Todo esto se interpreta como una inadecuada adaptación al entorno físico,
lo que causa que el mismo entorno se transforme en un peligro y, en algunos
casos, en un elemento que genera riesgo.

Debemos tener clara la siguiente distinción: la percepción del riesgo3 es en


sí una construcción social culturalmente determinada, lo cual no equivale a
construir socialmente riesgos (ídem, 23).

Lo que se construye culturalmente no son los riesgos en sí mismos, sino la


forma en que los percibimos. La construcción social del riesgo se refiere a la

3
“Las acciones humanas o los acontecimientos naturales que significan un riesgo para algunos actores sociales pueden no
serlo para otros. Puesto que los grupos sociales difieren entre sí a partir de las ideas y creencias sobre las que edifican su
visión de la realidad, estamos frente a un fenómeno investido de los particularismos propios de cada sociedad” (Baquerin y
Scaricabarozzi, 2013).

27
generación y perpetuación de condiciones de vulnerabilidad que, ante la
presencia de una amenaza natural, definen y determinan la magnitud de
los efectos. Por lo tanto, esta construcción social es la principal responsable
de los procesos de desastre.

Por consiguiente, el individuo se exime de la naturaleza, entonces cualquier


actividad de la naturaleza que sea contraria a las leyes humanas se
conceptualiza como un desastre. Algo que debemos de tomar en cuenta
son las condiciones en donde y como se produce socialmente el riesgo, de
tal forma se comparte la visión que tiene Mike Davis (2006) con respecto a
la ecología en las áreas urbanas hiper degradadas, donde estos lugares son
nichos de pobreza en la ecología de la ciudad y los más pobres no tienen
otra alternativa que convivir con el desastre, en las cuales el autor identifica
tres puntos de gran envergadura:

1. Como punto de partida se identifica a estas áreas con una geología


adversa, que es parte de un aspecto físico un tanto homogéneo en
el mundo, donde esta característica impera en asentamientos
irregulares o regularizados, por lo que, al momento de tener un
fenómeno natural extremo, funge como catalizador del desastre. Las
viviendas construidas en terrenos inestables, como aquellos sobre
estructuras de granito o laderas de colinas, son propensas a
derrumbarse con resultados fatales. Esta situación se debe a la
combinación de la fragilidad del terreno y la inadecuada
construcción de las viviendas. Ejemplos en Johannesburgo, Belo
Horizonte, Río de Janeiro, Caracas (entre muchos más) en los cuales
Davis explica catástrofes relacionadas con deslizamientos e
inundaciones (Davis, 2006: 158-161).
2. Existe también una dualidad entre las zonas ricas y las zonas pobres
de una ciudad, o inclusive entre ciudades “pobres” y “ricas” donde es
posible convivir con el riesgo, aunque tenga peligros geológicos y/o
28
meteorológicos; ya que las ciudades “ricas” pueden invertir en
tecnología e infraestructura, como por ejemplo Los Ángeles y Tokio.
Otro ejemplo es el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, donde
existe un gran riesgo sísmico, esto como consecuencia de la
ubicación geográfica de nuestro país que se encuentra ubicado en
el Cinturón de Fuego (donde se concentra aproximadamente el 80%
de la energía liberada por sismos y erupciones volcánicas a nivel
mundial), así como a la heterogeneidad y comportamiento del
subsuelo donde se encuentra, aunado a las condiciones
socioeconómicas de la misma, que son muy diferentes a las ciudades
anteriormente nombradas. Por este motivo, el riesgo sísmico se ha
llegado a nombrar “fenómeno clasista” para describir a un desastre
que no afecta a todos por igual (ídem: 161-164).
3. Dentro de las zonas urbanas pobres todos los esfuerzos de hacer una
mejor planificación urbanística para la conservación de espacios
públicos y la división entre los usos de suelo peligrosos y los usos
habitacionales se vuelven al revés. Esto repercute en la expansión sin
control de la mancha urbana, debido a que los terrenos económicos
no se encuentran en sitios donde exista cierta sanidad de por medio,
más bien cerca de fábricas contaminantes, basureros o barrancas,
por lo cual las personas pobres únicamente pueden optar por ese
terreno urbano (ídem: 166-173).

De esta manera, los contextos en los cuales el riesgo de reproduce


socialmente también tienen una fuerte influencia por parte del capital y las
transformaciones que ha tenido sobre el llamado “entorno natural” (Harvey,
2010); por lo que ahora se ha producido una “segunda naturaleza”, es decir
una naturaleza remodelada por la acción del hombre (Harvey, 2010: 155).

De este modo y de acuerdo con Harvey (2010):

29
“Son muchos los agentes que intervienen en la producción y reproducción
geográfica de la segunda naturaleza que nos rodea, los principales agentes
sistémicos de nuestra época son el Estado y el Capital. […] Surge entonces
la frase coloquial “venganza de la naturaleza” que señala la existencia de
un mundo físico y ecológico tan autónomo, recalcitrante e impredecible
como el tiempo meteorológico, que constituye el medio ambiente en el que
nos movemos” (ídem: 156).

Es de ahí que las poblaciones afectadas por desastres han tenido la idea de
que los desastres son naturales y un tipo de “castigo divino”, siendo que en
realidad son procesos naturales.

Sin embargo, la construcción social del riesgo también tiene que ver que la
población busca razonable o desesperadamente un espacio personal
seguro en el que vivir y reproducir su fuerza de trabajo para entonces
sobrevivir. No sólo la población está inmersa dentro de los procesos de
construcción social del riesgo, también las respuestas estatales incentivan un
desarrollo geográfico desigual ante las problemáticas que este conlleva,
todo esto para dar acciones de reproducción del capital por medio de la
acumulación por desposesión y las acciones inmobiliarias (Harvey, 2010:
166).

Se ha explicado el marco teórico y conceptual en el cuál la presente tesis


se postula, tomando como base a la construcción social del riesgo que
explica que los desastres no son naturales, sino que son construidos, dejando
de lado la postura clásica de las “ciencias exactas”4. Sin embargo, no es
suficiente en la cuestión del tema el abordarlo de manera “clásica”5, dado

4 Las ciencias exactas, como la geología, la física y la meteorología, abordan los desastres “naturales” desde una perspectiva
objetiva y cuantitativa. Estas ciencias se centran en el estudio de los fenómenos naturales que causan los desastres, como los
terremotos, los tsunamis, las inundaciones, los huracanes, entre otros (Rodríguez, 2007).
5 Es importante mencionar que, aunque las ciencias exactas pueden proporcionar información valiosa sobre los desastres, su

enfoque es fundamentalmente diferente al de las ciencias sociales, que se centran más en cómo estos eventos afectan a las
sociedades humanas y cómo estas sociedades responden y se adaptan a las nuevas condiciones generadas por estos (ídem).

30
que también es necesario el enfoque social para poder analizarlos, en tanto
que un desastre en un fenómeno eminentemente social.

No se puede evitar el decir que un desastre es la acumulación de un


particular estado de normalidad, como expresión de las condiciones
específicas de cierta sociedad que se rige bajo circunstancias extremas, por
lo que los desastres son producto de procesos sociales históricamente
determinados en ubicaciones específicas, también, un factor importante
que se comprueba es que la vulnerabilidad económica, física y social se
relaciona con un desastre, pero también la institucional.

Por último, la construcción social del riesgo es no es solo un proceso puntual,


sino que se configura como una etapa previa al desastre. De hecho, el
riesgo actúa como un detonador de nuevos o mayores riesgos, es decir, la
forma en que una sociedad entiende y enfrenta los riesgos, se vuelve más
visible en ciertos momentos a partir de determinados acontecimientos.

Los desastres no son eventos fortuitos o inevitables, sino que son producto de
la interacción entre los fenómenos naturales y la construcción social del
riesgo, son procesos dinámicos que se configuran y evolucionan a lo largo
del tiempo.

Es así como esta perspectiva nos permite comprender mejor la naturaleza


compleja de los desastres y la importancia de abordar la construcción social
del riesgo para reducir su impacto.

En el siguiente capítulo se analizan los fenómenos naturales y sus


repercusiones al entorno nacional, el cómo su afectación a la población del
país con los territorios más vulnerables económica, física y socialmente ante
los desastres, la respuesta institucional a estos fenómenos y en su caso la
respuesta ante posibles desastres derivados de estos.

31
32
Capítulo 2 Fenómenos naturales y sus repercusiones en México

2.1 Principales fenómenos naturales que afectan a la población del país.

En el contexto de los desastres y los fenómenos extremos, el país se ubica en


una región intertropical, que lo hace sujeto a los impactos de huracanes que
se generan tanto en el océano Pacífico como en el Atlántico. De los 25
ciclones que en promedio llegan cada año a los mares cercanos del país, 4
o 5 suelen penetrar en el territorio y causar daños severos; teniendo esto en
cuenta, las ciudades no costeras no esperan un fenómeno de esta
intensidad y por lo general no tienen las herramientas suficientes para
afrontarlo y también están expuestas a una gran actividad sísmica y
volcánica dada su posicionamiento en el Cinturón de Fuego del Pacífico
(CENAPRED, 2001).

En México, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) ha


adoptado la clasificación basada en el tipo de agente perturbador que los
produce:

“Se distinguen así los riesgos de origen geológico, hidrometeorológico,


químico, sanitario y socio-organizativo [...]. También, existen desastres
ocasionados no sólo por un tipo de fenómeno, sino de la combinación de
algunas de las categorías mencionadas anteriormente, tal es el caso de un
huracán es el fenómeno específico que en este caso provoca el alud, cuyas
consecuencias pueden calificarse como un desastre de origen
meteorológico o como uno de origen geológico” (ídem: 8).

La proporción del crecimiento urbano en México asociada a asentamientos


informales y a la pobreza en las grandes ciudades en zonas costeras,
cañones, laderas y riberas, ha aumentado la vulnerabilidad a los riesgos
naturales.

33
En años recientes ha tenido lugar una secuencia de desastres de origen
hidrometeorológico con graves daños para la sociedad mexicana, donde,
las explicaciones oficiales han invocado con frecuencia el paradigma
naturalista, poniendo como responsable del desastre a la naturaleza misma
(Landa, 2008: 13), aunque en realidad estos desastres son debido a una
construcción social y con una estrecha vinculación a la vulnerabilidad
social.

Las consecuentes e intensas lluvias son los principales fenómenos que


generan inundaciones y deslaves importantes, impactando en las ciudades
no costeras con más frecuencia, incrementando su grado de vulnerabilidad
y su riesgo de desastre.

De este modo, los efectos que propicia el cambio en la variabilidad de


fenómenos son acumulativos, así como emergentes, entonces se requiere
de estrategias multidimensionales para manejarlos y entenderlos (Sánchez y
Cavazos, 2015: 7). Si bien los eventos de gran magnitud pueden generar
desastres, no son la única causa. Eventos de menor intensidad también
pueden tener consecuencias devastadoras, en ocasiones, la acumulación
de eventos de menor intensidad puede desencadenar un desastre mayor,
poniendo de manifiesto la vulnerabilidad global de un territorio específico.

De acuerdo con el “Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del


Riesgo de Desastres 2015” (GAR por sus siglas en inglés) de la “Oficina de las
Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres” (UNISDR), y tal
como se puede observar en la gráfica 1, las principales causas de
mortalidad por algún fenómeno extremo que conlleva a desastres hasta el
año 2015, lo encabezan con un 17% las heladas, 16.6% los deslizamientos,
16.5% las inundaciones y seguido por las lluvias con un 12.9% (tomando en
cuenta los principales fenómenos). Tenemos entonces que los fenómenos
hidrometeorológicos extremos (heladas, inundaciones, lluvias) son las

34
principales causas de defunciones en México por eventos de origen natural,
con un 46.6% del total, he de aquí una gran justificación para tener en
cuenta la investigación de este tipo de fenómenos en el país.

Gráfico 1. Mortalidad por desastres en México al 2015.


Fuente: Global Assessment Report, 2015. Recuperado de
http://www.preventionweb.net/english/hyogo/gar/2015/en/home/data.php?iso=
MEX
Comparando las defunciones con las pérdidas económicas combinadas de
estos desastres, de acuerdo con la gráfica 2, el 80% de estas son producidas
por eventos hidrometeorológicos extremos, el 39.1% por las inundaciones,
23.2% por lluvia y 18.4 por sequías. Entonces, la mayoría son pérdida de vidas
por inundaciones y por lluvias, que en contexto llegaría una a ocasionar la
otra.

35
Gráfico 2. Pérdidas económicas por desastres al 2015 en México.
Fuente: Global Assessment Report, 2015. Recuperado de
http://www.preventionweb.net/english/hyogo/gar/2015/en/home/data.php?iso=
MEX

Tomando en cuenta el recuento estadístico de las afectaciones por


fenómenos extremos que ocasionan un desastre, es importante
contextualizar y localizar geográficamente estas mismas, por lo cual en el
mapa 1 podemos observar los municipios del país donde más defunciones
ha existido desde el año 1970 al 2011.

36
Mapa 1. Distribución geográfica de defunciones por desastres en México al 2013.
El color más oscuro muestra donde han existido más de 10 mil muertos por
desastres.
Fuente: Disaster Information System (Desinventar), 2013.
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

Mapa 2. Viviendas destruidas y viviendas afectadas por desastres en México.


Fuente: Disaster Information System (Desinventar), 2013.
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

37
El mapa 2 nos muestra la correlación que existe también entre las
defunciones a causa de los desastres en el país, así como el número de
viviendas destruidas y afectadas, desde 1970 al 2011 como ya se ha
mencionado anteriormente. Es aquí cuando se observa y comprueba que
el país tiene un alto grado de vulnerabilidad tanto social, económica y física
por fenómenos naturales extremos y en especial los hidrometeorológicos, ya
que la mayoría de los sitios que comprenden el alto índice de defunciones,
afectaciones, damnificados y viviendas afectadas y destruidas, es en las
costas (ver mapa 3).

Mapa 3. Afectados y damnificados por desastres en México.


Fuente: Disaster Information System (Desinventar), 2013.
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

De acuerdo con el CENAPRED, México es afectado por varios tipos de


fenómenos hidrometeorológicos, que pueden aunar al desastre
conllevando a la pérdida de vidas humanas o a daños materiales de
importancia. El país está expuesto principalmente a lluvias, granizadas,
nevadas, heladas y sequías; de las cuales sólo nos centraremos en las lluvias,

38
Las fuertes lluvias no solo empapan la tierra, sino que también pueden
desencadenar una serie de eventos peligrosos que, en conjunto, pueden
desencadenar un desastre. Ríos convertidos en torrentes impetuosos
arrastran todo a su paso, mientras que las laderas de las montañas se
convierten en canales para flujos de sedimentos conocidos como lahares,
capaces de transportar grandes cantidades de tierra, rocas y vegetación.
A estos se suman los movimientos de masa, como deslizamientos de tierra o
avalanchas, que movilizan lodo, rocas, arena, árboles y otros objetos con
una fuerza devastadora, destruyendo casas, puentes y carreteras.

En este punto, se hace evidente la importancia de comprender la noción


de la combinación de tipos de riesgos. No se trata de eventos aislados, sino
de una interacción entre diferentes fenómenos que puede amplificar el
impacto del desastre. Un deslizamiento de tierra, por ejemplo, puede
bloquear un río, lo que a su vez provoca una inundación.

La imprevisibilidad y la fuerza de estos eventos combinados hacen que los


desastres sean tan difíciles de prevenir. Sin embargo, es fundamental tomar
medidas para reducir la vulnerabilidad de las comunidades a estos eventos
y aumentar su capacidad de respuesta ante un desastre.

Siguiendo con lo planteado por el CENAPRED, la precipitación lleva el


nombre del factor que causó el ascenso del aire húmedo, mismo que se
enfría conforme se alcanza mayores alturas. Los tipos de precipitación en el
país son las siguientes:

“1. La lluvia ciclónica: que es resultado del levantamiento de aire por una
baja de presión atmosférica.
2. La lluvia de frente cálido: que se forma por la subida de una masa de aire
caliente por encima de una de aire frío.
3. La orográfica: que se da cuando las montañas desvían hacia arriba el
viento, sobre todo aquel proveniente del mar, y, por último,

39
4. La convectiva: que se forma con aire cálido que ascendió por ser más
liviano que el aire frío que existe en sus alrededores. Esta última se presenta
en áreas relativamente pequeñas, generalmente en zonas urbanas.” (ídem,
105).

De manera general podemos ver la zonificación de la precipitación media


anual en México del país, tal como se muestra en el mapa 4.

Mapa 4. Zonificación de la precipitación media anual en México.


Fuente: Diagnóstico de Peligros e Identificación de Riesgos de Desastres en
México, CENAPRED, 2001.

Como podemos apreciar en el mapa anterior, la distribución de la


precipitación media anual en el país no es homogénea, sino todo lo
contrario, ya que mientras que en los estados del norte la precipitación es
algo escasa (100 a 750 mm), en los estados del sur es mucho mayor (1,000 a
3,000), llegando incluso a tener zonas con 3,000 mm en promedio
anualmente, como el caso de algunas partes de Oaxaca y Chiapas.

40
También, de acuerdo con Landa (2008) Las zonas más propensas a lluvias
intensas en México y Centroamérica se ubican en regiones montañosas
cerca de las costas o en latitudes bajas. Esta relación entre las lluvias
torrenciales y las zonas montañosas costeras debe ser analizada con
detenimiento.

En el caso de México y Centroamérica, las ya de por sí fuertes lluvias


asociadas a los huracanes se ven intensificadas al llegar a las costas debido
a la orografía (es decir, la forma del relieve). Las montañas actúan como
una barrera que obliga a las nubes a ascender, lo que provoca que se
enfríen y se condense la humedad, aumentando la intensidad de las lluvias.

Esta combinación de factores, la orografía y los huracanes, crea una


situación de riesgo elevado para las comunidades costeras. Es importante
que estas comunidades estén preparadas para enfrentar las fuertes lluvias y
los posibles desastres que puedan ocasionar.

Tomando como base la clasificación de Landa, la precipitación se clasifica


según su forma e intensidad:

“1. Llovizna: cuando las gotas que caen son menudas, con un diámetro de
menos de 0.5 mm y se presentan de una forma pulverizada, como flotando
en el aire.
2. Lluvia: si es continua, regular y el diámetro de sus gotas es de más de 0.5
mm.
3. Chubasco o aguacero: si cae de golpe, con intensidad, y de un intervalo
de tiempo pequeño. También se define al precipitarse más de 20 mm/hr.
4. Tromba: si cae tan violenta y abundantemente que provoca riadas e
inundaciones. En algunas partes del mundo, como Australia, una tromba es
una especie de tornado sobre el mar. (Landa, 2008: 13)

Tomando en cuenta las clasificaciones anteriores, Es importante


comprender la vulnerabilidad de una región, ciudad o colonia para poder

41
tomar medidas adecuadas ante la amenaza de eventos climáticos
extremos. Sabiendo la capacidad del sitio o de la población para absorber
los impactos de una tormenta severa (como la infraestructura pluvial), se
estima el riesgo y se toman las medidas adecuadas. Es importante conocer
los valores umbral de lluvia intensa para cada región, a fin de tomar medidas
preventivas ante la posibilidad de daños.

Siguiendo con el planteamiento de Landa (2008), en México, la intensidad y


el impacto de las lluvias varían considerablemente de una región a otra. Por
ejemplo, en Villahermosa, Tabasco, las tormentas con precipitaciones
superiores a 30 mm/h son frecuentes. Sin embargo, si este mismo tipo de
tormenta se presentara en ciudades como Chihuahua o Ciudad de México,
las consecuencias podrían ser devastadoras.

Las principales preocupaciones en caso de lluvias torrenciales en zonas no


acostumbradas a este tipo de fenómenos son las inundaciones. La falta de
infraestructura adecuada para el drenaje pluvial, sumada a la
impermeabilización del suelo en zonas urbanas, aumenta el riesgo de
inundaciones y sus consecuencias negativas, como daños a la
infraestructura, pérdidas materiales y, en casos extremos, la pérdida de vidas
humanas. Es fundamental que las ciudades y comunidades que no están
habituadas a las lluvias torrenciales tomen medidas para adaptarse a este
tipo de fenómenos. Esto incluye la inversión en infraestructura para el
drenaje pluvial, la implementación de medidas para la permeabilización del
suelo y la educación de la población sobre los riesgos asociados a las lluvias
intensas. (Landa, 2008: 22-23).

42
2.2. Los ciclones tropicales

Un fenómeno hidrometeorológico extremo que se presenta con cierta


frecuencia y temporalidad en el país, tenemos que mencionar
obligatoriamente a los ciclones tropicales, ya que, la combinación de una
extensa línea costera, una configuración territorial que se estrecha hacia el
sur y su ubicación intertropical convierten a México en uno de los países más
vulnerables a los ciclones tropicales.

Su amplia costa, que abarca tanto el Océano Pacífico como el Golfo de


México, lo expone directamente a la trayectoria de estos fenómenos
meteorológicos. A esto se suma la particular forma del territorio mexicano,
que se angosta hacia el sur, concentrando la fuerza de los ciclones en una
zona más reducida. Por último, su ubicación dentro de la franja intertropical
lo coloca en la ruta habitual de los ciclones tropicales, que se forman y se
intensifican en las aguas cálidas del trópico.

Todas estas características geográficas convierten a México en un blanco


fácil para los ciclones tropicales. Por ejemplo, El impacto económico de las
tormentas tropicales en México es considerable, tal como se evidenció entre
1980 y 2003 l, causando daños estimados en casi 2 400 millones de dólares
(Manson y Jardel, et al, 2009) y las áreas afectadas regularmente abarcan
más del 60 % del territorio nacional (CENAPRED, 2001).

México, por su ubicación entre los paralelos 16° y 32° de latitud norte y sus
extensos litorales, experimenta ciclones en el Pacífico, el Golfo de México y
el Caribe. Esto expone a las poblaciones costeras a los efectos de estos
fenómenos. (CENAPRED, 2001: 128).

El impacto de los ciclones tropicales va más allá de los fuertes vientos y las
lluvias torrenciales. Estos fenómenos también pueden desencadenar otros
eventos peligrosos, como inundaciones, deslizamientos de tierra y oleajes o

43
marejadas de gran magnitud, especialmente en zonas costeras. Sin
embargo, es importante destacar que no siempre son las localidades
costeras las que sufren el mayor impacto.

Las inundaciones son uno de los principales riesgos asociados a los ciclones
tropicales. Las fuertes lluvias y el aumento del nivel del mar pueden inundar
zonas costeras y, en algunos casos, incluso penetrar tierra adentro. Esto
puede causar daños a la infraestructura, pérdidas materiales y, en casos
extremos, la pérdida de vidas humanas.

Los deslizamientos de tierra son otro riesgo importante. Las lluvias torrenciales
pueden saturar el suelo y provocar que las laderas de las montañas se
deslicen, lo que puede generar daños a las viviendas, las infraestructuras y
los cultivos.

Los oleajes y marejadas son olas de gran altura que pueden azotar las costas
durante un ciclón tropical. Estas olas pueden causar daños a las
infraestructuras costeras, erosionar las playas y poner en riesgo a las personas
que se encuentran en la zona.

Si bien los ciclones tropicales y huracanes suelen ser asociados con


destrucción y peligro en zonas costeras, su ausencia también puede poner
en riesgo a diversos grupos de población, dado que estos fenómenos son
generadores de lluvias, que son esenciales para las localidades. (Landa,
2008).

Los ciclones tropicales se clasifican de acuerdo con la intensidad de sus


vientos en:

1. Depresión tropical (velocidad de los vientos menor a 63 km/h).


2. Tormenta tropical (presión de velocidad del viento entre 63 y 118
km/h).

44
3. Huracán (velocidad del viento mayor a 119 km/h) (que estos a su vez
se dividen en 5 categorías de acuerdo con la escala Saffir-Simpson)
a. Categoría 1 y de acuerdo con el nivel de daños: Sin daños en
las estructuras de los edificios. Daños básicamente en casas
flotantes no amarradas, arbustos y árboles. Inundaciones en
zonas costeras y daños de poco alcance en puertos.
b. Categoría 2: Daños en tejados, puertas y ventanas. Importantes
daños en la vegetación, casas móviles, etc., inundaciones en
puertos, así como ruptura de pequeños amarres.
c. Categoría 3: Daños estructurales en edificios pequeños.
Destrucción de casas móviles. Las inundaciones destruyen
edificaciones pequeñas en zonas costeras y objetos a la deriva
pueden causar daños en edificios mayores. Posibilidad de
inundaciones tierra adentro.
d. Categoría 4: Daños generalizados en estructuras protectoras,
desplome de tejados en edificios pequeños. Alta erosión de
bancales y playas. Inundaciones en terrenos interiores.
e. Categoría 5: Destrucción de tejados completa en algunos
edificios. Las inundaciones pueden llegar a las plantas bajas de
los edificios cercanos a la costa. Puede ser requerida la
evacuación masiva de áreas residenciales (CENAPRED. 2001:
125).

Un ciclón, así como cualquier fenómeno natural, puede ocasionar un


desastre de diversas proporciones. Su impacto destructivo depende no sólo
de su intensidad, sino también de la conformación urbana que tengan las
poblaciones (ídem: 128).

Los efectos correlacionados de los ciclones que se materializan en ciudades


o localidades independientemente de su condición costera o no, son los
siguientes:
45
“ 1. El Viento: El viento distingue al ciclón de otros tipos de tormentas severas.
Es el generador de otros fenómenos físicos que causan peligro: el oleaje y la
marea de tormenta. Los huracanes tienen vientos mayores a los 120 km/h
que son muy peligrosos para la navegación (por el oleaje que desarrolla) y
generan fuerzas de arrastre que pueden levantar techados, tirar árboles y
destruir casas. En el caso del huracán Gilberto el viento alcanzó una
velocidad máxima con ráfagas de 280 km/h y una velocidad máxima
sostenida de 210 km/h.

2. Precipitación. Los ciclones tropicales traen consigo enormes cantidades


de humedad, por lo que generan fuertes lluvias en lapsos cortos. Las
intensidades de la lluvia son aún mayores cuando los ciclones enfrentan
barreras montañosas, como sucedió con el huracán “Pauline” en Acapulco
que presentó una intensidad máxima de precipitación de 120 mm/h y una
lámina de lluvia de 411 mm en un día.” (ídem).

De tal modo, que las fuertes precipitaciones asociadas a los huracanes


producen deslaves o inundaciones que afectan a poblaciones ubicadas en
cañadas o laderas de las montañas (Landa, 2008), aunque no sólo en estas,
sino también a las poblaciones con un déficit de infraestructura específica
para el desazolve de la acumulación rápida del agua, corrientes naturales
y condiciones del suelo de la región donde ocurrió (CENAPRED. 2001: 129).

Por lo que los ciclones aunados con las altas cantidades de precipitación
incurren en escurrimientos súbitos, que, de acuerdo con el CENAPRED (2001)
son:

“Escurrimientos con un cambio muy rápido en la cantidad de agua que está


fluyendo. Se generan a partir de lluvias intensas que duran varias horas, por
la falla o ruptura de alguna estructura de contención (natural o artificial), o
bien, por la descarga del agua desde una presa. En cualesquiera de estos
eventos las corrientes tienen una gran velocidad.

46
Y los principales factores que contribuyen al fenómeno de escurrimientos
súbitos son los siguientes:

1. Intensidad de la lluvia: Se refiere a la altura de la lámina de


precipitación que se presenta en un intervalo de tiempo corto (menor
de 24 horas).
2. Saturación del suelo: Estado que presenta el suelo cuando se ocupan
sus vacíos con agua y la infiltración es pequeña (capacidad de
campo).
3. Pendiente del terreno: En los suelos con fuerte inclinación de la
superficie, el escurrimiento superficial se desarrolla con velocidades
grandes, por lo que se pueden transportar distintos tipos de sólidos”
(CENAPRED. 2001: 136).

Las inundaciones por escurrimientos súbitos son eventos que se caracterizan


por su rapidez e intensidad. A diferencia de las inundaciones fluviales, que
se producen por el desbordamiento de un río, las inundaciones por
escurrimientos súbitos se originan por la acumulación de agua en la
superficie del suelo, que no puede ser absorbida o drenada lo
suficientemente rápido.

Este tipo de inundaciones puede ocurrir de forma inmediata después de una


lluvia intensa, o poco después de la falla de una presa o del desbordamiento
de un río.

Para pronosticar con precisión las inundaciones por escurrimientos súbitos,


es necesario considerar una serie de factores:

• El estado inicial del suelo: Si el suelo está saturado de agua, será más
susceptible a la generación de escurrimientos súbitos.

47
• El contexto morfológico de la cuenca: La forma y la pendiente de la
cuenca influyen en la velocidad con la que el agua se acumula y se
desplaza.
• La ocupación del suelo: La presencia de infraestructuras
impermeables, como carreteras o edificios, reduce la capacidad de
absorción del suelo y aumenta el riesgo de inundaciones.
• Las poblaciones e infraestructuras expuestas: Es importante identificar
las zonas que se encuentran en riesgo de inundación y las personas y
bienes que pueden verse afectados.

La información sobre estos factores puede ser utilizada para desarrollar


modelos hidrológicos que permitan predecir la ocurrencia de inundaciones
por escurrimientos súbitos. Esta información es vital para la toma de
decisiones por parte de las autoridades y las comunidades para reducir el
riesgo de daños y pérdidas humanas.

48
2.3 Inundaciones

De acuerdo con el CENAPRED (2014) el concepto de inundación es el


siguiente:

“Una inundación: es aquel evento que, debido a la precipitación, oleaje,


marea de tormenta, o falla de alguna estructura hidráulica provoca un
incremento en el nivel de la superficie libre del agua de los ríos o el mar
mismo, generando invasión o penetración de agua en sitios donde
usualmente no la hay y, generalmente, daños en la población, agricultura,
ganadería e infraestructura” (CENAPRED, 2014: 5).

Varios elementos influyen en la ocurrencia de inundaciones, incluyendo


cómo se distribuye la lluvia en el área, la configuración del relieve, las
propiedades físicas de arroyos y ríos, así como la forma y extensión de sus
lechos. También son determinantes el tipo de suelo, la inclinación de la
superficie, la vegetación presente, el manejo del terreno, la posición de las
presas y la altura de las orillas fluviales. (CENAPRED, 2001: 139).

Además de las tormentas severas, hay otros factores que pueden provocar
inundaciones repentinas. Por ejemplo, si una presa cede bajo la presión del
agua acumulada tras una tormenta intensa, puede colapsar y soltar una
gran cantidad de agua, causando devastación en su recorrido (Landa,
2008: 23).

Pero los desastres por inundaciones ocurren en gran parte por la relación
intrínseca que existe entre la expansión de los asentamientos humanos y la
degradación de la naturaleza, con base en lo mencionado por el
CENAPRED (2014):

“Aún antes de la aparición del hombre sobre la Tierra, el entorno físico


mantenía un equilibrio: el agua que llovía en las zonas montañosas bajaba
por los cauces e inundaba las zonas bajas, para luego volver a su estado

49
inicial. Posterior a la aparición del hombre se desarrollaron asentamientos
humanos en las zonas aledañas a los cuerpos de agua trayendo consigo,
cuando se desborda una corriente, problemas de inundaciones.
Adicionalmente, la degradación del medio ambiente, tal como la
deforestación, la erosión, etc., modifica la respuesta hidrológica de las
cuencas, incrementando la ocurrencia y la magnitud de inundaciones.”
(CENAPRED, 2014: 11).

El proceso de urbanización en las ciudades lleva a la creación de superficies


impermeables como el concreto y el asfalto, impidiendo la absorción del
agua de lluvia por el suelo. Además, la acumulación de residuos urbanos
puede obstruir las alcantarillas, reduciendo su capacidad para manejar
grandes cantidades de agua.

En situaciones de inundación, independientemente de su tipo, las


comunidades afectadas a menudo se desconectan del contexto histórico
de su entorno. La falta de planificación adecuada en los asentamientos
humanos y la modificación del entorno natural pueden ser factores clave
que contribuyen a convertir estas inundaciones en desastres, aumentando
el riesgo para los residentes de áreas específicas.

En México, las inundaciones naturales suelen ocurrir durante la temporada


de lluvias, que generalmente se extiende de mayo a noviembre.
(CENAPRED, 2009).

Las inundaciones de acuerdo con el CENAPRED (2014) pueden catalogarse


de varias formas:

1. Por las actividades humanas (como ya se ha descrito anteriormente).


2. Por exceso de precipitación (como se vio en el apartado anterior).
3. Por falla de obras hidráulicas (como la falla en el sistema de drenaje
o en una presa).

50
De los cuales los tipos de inundación de acuerdo con el CENAPRED (2009 y
2014) son:

“1. Inundaciones pluviales: que son consecuencia de la precipitación,


estas se presentan cuando el terrero se ha satura y el agua de lluvia
excedente comienza a acumularse, pudiendo permanecer horas o días,
hasta que se evapore (o desazolve) y el terreno recupere su capacidad de
infiltración. Estas se dividen en
a. Lluvias por ciclones tropicales.
b. Lluvias orográficas: Se originan con las corrientes de aire húmedo que
chocan con las barreras montañosas, provocando su ascenso y
consecuente enfriamiento, lo que da lugar para su condensación y,
como resultado, la ocurrencia de precipitación en el lado por donde
sopla el viento (barlovento) hacia las montañas.
c. Lluvias invernales (frentes fríos): Consisten en el desplazamiento de
frentes de aire frío procedentes de la zona del Polo Norte. En el país,
la zona más afectada por este tipo de fenómenos meteorológicos es
la noroeste, donde se originan precipitaciones importantes.
d. Lluvias convectivas: Estas tienen su origen en el calentamiento de la
superficie terrestre, ya que algunas áreas de la superficie de la tierra
absorben mejor que otras los rayos solares (como las lluvias por zonas
aisladas dentro de las grandes ciudades).
2. Inundaciones fluviales: Estas se generan cuando el agua que se desborda
de los ríos queda sobre la superficie de terreno cercano a ellos. A diferencia
de las pluviales, en este tipo de inundaciones el agua que se desborda sobre
los terrenos adyacentes corresponde a precipitaciones registradas en
cualquier parte de la cuenca tributaria y no necesariamente a lluvia sobre
la zona afectada.
3. Inundaciones costeras: Estas se presentan cuando el nivel medio del mar
asciende debido a la marea y permite que éste penetre tierra adentro, en
las zonas costeras, generando el cubrimiento de grandes extensiones de
terreno.

51
4. Inundaciones por fallas en la infraestructura hidráulica: Existe una causa
que puede generar una inundación, aún más grave que las antes
mencionadas: si la capacidad de las obras destinadas para protección es
insuficiente, la inundación provocada por la falla de dicha infraestructura
será mayor que si no existieran obras. Dentro de las cuales de las fallas
pueden ser alguna o todas las siguientes:
a. Diseño Escaso: Algunas causas de un diseño escaso son la falta de
información hidrológica en la cuenca o de la climatología misma que
afecta la región. Otra causa es el empleo de criterios o metodologías
inapropiadas u obsoletas para el diseño de las obras.
b. Mala operación.
c. Falta de mantenimiento o término de la vida útil de la obra.”
(CENAPRED 2009 y 2014)

Es a partir de la descripción de los fenómenos que impactan al país, siendo


en específico los ciclones tropicales los de especial interés en este texto, los
fenómenos que conllevan, como las precipitaciones intensas y las
inundaciones que afectan principalmente a los asentamientos urbanos
tenemos una percepción del peligro a los desastres que está expuesto el
país.

52
2.4 Los territorios más vulnerables ante desastres.

La creciente vulnerabilidad de los asentamientos humanos ante desastres


naturales tiene diversos orígenes. Entre ellos, la desigualdad en la distribución
de la tierra y la especulación inmobiliaria, que fuerzan a las poblaciones más
pobres a habitar zonas urbanas marginales con alto riesgo, como riberas,
costas y laderas. A esto se suma el acelerado crecimiento poblacional y la
migración del campo a las ciudades, lo que genera una expansión urbana
desordenada. La falta de planificación y regulación del uso del suelo, la
construcción de fraccionamientos y sitios de recreación en zonas silvestres,
la información deficiente sobre medidas preventivas y el desconocimiento
de las experiencias locales para enfrentar desastres naturales, completan el
panorama. (Manson y Jardel et al., 2009). La exposición al riesgo y la
vulnerabilidad son dos factores clave que determinan la gravedad de un
desastre. Reducir estos factores es fundamental para minimizar el impacto
de los eventos peligrosos. (Landa, 2008).

Es así que las condiciones sociales, la distribución de la población y las


actividades económicas son aspectos que aumentan la vulnerabilidad ante
los efectos de fenómenos climáticos extremos. (Constantino y Dávila, 2011).

De acuerdo con Landa (2008) el grado de exposición poblacional frente a


los impactos de eventos extremos en México queda evidenciado con las
siguientes cifras:

“560 municipios rurales de las costas y próximos a éstas, con una


población cercana a 7.7 millones de habitantes, se ven afectados por la
ocurrencia de ciclones de diversa magnitud. Las zonas con mayor
exposición a ciclones de gran intensidad son la península de Yucatán, la
costa de Tamaulipas y el norte de Veracruz; también se ven afectadas
las costas de Sinaloa, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero, así como la

53
península de Baja California. Un total de 1.4 millones de personas con
diversas carencias económicas son las más vulnerables a los impactos de
huracanes.
Cerca de 5.6 millones de pobladores rurales residen en municipios con
incidencia de inundaciones, situados principalmente en el noroeste,
Sinaloa, Durango, Nayarit y Jalisco. En el noreste, Tamaulipas y norte de
Veracruz, así como en el sur-sureste, costas de Guerrero, Oaxaca,
Chiapas y Tabasco. Un total de 3.7 millones de habitantes rurales
presentan mayor vulnerabilidad ante situaciones de inundación.
Adicionalmente durante el siglo XX, la población del país creció siete
veces, pasando de 13.6 a 103 millones de habitantes, en este caso el
simple crecimiento demográfico amplía la magnitud de la población
expuesta a peligros asociados a las condiciones climáticas. Los efectos
de este crecimiento se suman a los derivados de la consolidación de
ciudades en las costas del país” (Landa, 2008: 54).

De acuerdo con lo anterior, la población rural mexicana en zonas de riesgo


climático se encuentra en una situación de alta vulnerabilidad.

Los principales factores que aumentan esta vulnerabilidad son:

• La exposición a fenómenos climáticos extremos: como ciclones e


inundaciones, que afectan a millones de personas en diferentes
regiones del país.

• Las carencias económicas: que limitan la capacidad de las


comunidades para adaptarse y recuperarse de los desastres.

• El crecimiento poblacional: que incrementa la cantidad de personas


en zonas de riesgo.

54
• La consolidación de ciudades en zonas costeras: que aumenta la
densidad de población en áreas propensas a fenómenos climáticos
extremos.

Esta situación representa un reto importante para el gobierno y la sociedad


mexicana. Se necesitan medidas urgentes para proteger a estas
comunidades y aumentar su resiliencia ante los riesgos climáticos.

Algunas de las medidas que se pueden tomar son:

• Implementar políticas públicas que aborden la vulnerabilidad de la


población rural a los riesgos climáticos.

• Invertir en infraestructura y medidas de prevención para reducir el


impacto de los fenómenos climáticos.

• Fortalecer la educación y la participación comunitaria en la gestión


del riesgo climático.

• Promover el desarrollo sostenible en zonas rurales para reducir la


vulnerabilidad de las comunidades.

Es importante destacar que la acción no puede esperar a que ocurra un


desastre. Es necesario actuar ahora para proteger a las comunidades más
vulnerables y construir un futuro más resiliente al cambio climático.

Además de las medidas mencionadas, es importante:

• Fortalecer la investigación científica sobre los riesgos climáticos y su


impacto en las comunidades rurales.

• Promover la transferencia de conocimiento y tecnología para la


gestión del riesgo climático.

• Fomentar la cooperación internacional para enfrentar el cambio


climático y sus efectos.

55
La protección de la población rural en zonas de riesgo climático es una
responsabilidad compartida por todos. Solo mediante un esfuerzo conjunto
podremos construir un futuro más seguro y sostenible para las comunidades
más vulnerables.

De acuerdo con una base de datos que está elaborando el CENAPRED (M.
Jiménez, datos no publicados), se reportan cuatro niveles de vulnerabilidad
a las inundaciones por municipio en todo el país: baja (con 4.2% de la
población y 2.9% del área del país), media (49 y 48.7 por ciento), alta (30.3 y
13.1 por ciento) y donde aún no hay datos (16.5 y 35.3 por ciento).

Como se puede observar en el Mapa 5, el Índice de Peligro por Inundación


(IPI) en las costas del estado de Guerrero oscilan entre un punto Medio, Alto
y Muy Alto. Estos valores incrementan la probabilidad de que ocurra un
evento hidrometeorológico extremo.

56
Mapa 5. Índice de Peligro por inundación en México6.
Fuente: Índice de Peligro por Inundación, CENAPRED, 2016.
En el análisis de la vulnerabilidad a escala municipal se puede identificar con
mayor detalle sus causas y las acciones necesarias para reducirla (Sánchez
y Cavazos, 2015), por lo que es de suma importancia el Mapa 6, donde se
puede observar el índice de Marginación por municipio para el año 2015,
dando una perspectiva de la situación de marginación en los municipios del
estado de Guerrero.

6
“La Subdirección de Riesgos por Inundación desarrolló una metodología para que la sociedad o las autoridades pudieran
consultar el peligro por inundación a nivel municipal. El método consiste en un análisis del índice de inundación de la Comisión
Nacional del Agua para el período de retorno de 5 años, construido con diversos factores que intervienen por parte del
fenómeno perturbador (la lluvia) y de las condiciones naturales determinantes de los escurrimientos (tales como el relieve del
terreno, el tipo y uso del suelo, entre otros). Dicho índice se utiliza como insumo para obtener resultados que se representan
por medio de niveles de peligro, los cuales pueden ser fácilmente distinguidos mediante colores” (CONAGUA, 2013).

57
Mapa 6. Índice de Marginación 2015 por municipio en México.
Fuente: Elaboración propia con base en el Índice de Marginación a nivel
municipal, CONAPO, 2015.

La población en México que vive en pobreza es más propensa a sufrir las


consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos como sequías,
inundaciones o tormentas. Esta situación aumenta su vulnerabilidad de
forma más significativa que el crecimiento de la población. Entre las causas
principales se encuentran:

1. Ubicación: Los asentamientos precarios donde viven estas personas


suelen estar en zonas de mayor riesgo a eventos naturales peligrosos
y con condiciones ambientales más frágiles.

2. Infraestructura deficiente: La infraestructura en zonas con menos


recursos económicos suele ser de baja calidad, lo que las hace más
vulnerables a los daños causados por fenómenos meteorológicos.

58
3. Falta de servicios básicos: La cobertura de servicios básicos como
agua potable, electricidad o saneamiento en estos asentamientos es
insuficiente o inexistente. Estos servicios, si funcionaran correctamente,
podrían reducir el impacto de un evento climático extremo.

4. Impacto económico: Los bajos niveles de ingresos de las personas en


pobreza se ven aún más afectados por la pérdida temporal de
trabajo o recursos que puede ocurrir durante un desastre. Esto
desestabiliza aún más su economía familiar. (Landa, 2008: 56)

Contrastar los anteriores mapas permite ver una constante, el dónde existe
la mayor carencia en el sentido del grado de marginación en el país es
donde existen más afectaciones por desastres de acuerdo con el portal
“Desinventar” y las declaraciones de desastres por el FONDEN.

2.5 Respuesta institucional a los fenómenos naturales extremos7.

Los gobiernos, conscientes de los daños que los fenómenos naturales causan
en la sociedad, implementan medidas para prevenir desastres. Estas
medidas incluyen la preparación de la población, el desarrollo de
tecnologías y la creación de mejores sistemas de construcción. También se
busca mejorar el estudio, la alerta y el seguimiento de fenómenos adversos,
así como el conocimiento histórico de desastres pasados. Todo esto con el
objetivo de desarrollar actitudes y habilidades en la población que permitan
una mejor convivencia con los fenómenos naturales y reduzcan su impacto
negativo. (INBA, 2012).

7 El presente apartado no pretende ser un análisis extenuante del Sistema de Protección Civil en México, sino un
apartado ejemplificador de los avances y carencias de las acciones del Estado Mexicano ante la respuesta de los
fenómenos extremos de origen natural y los desastres.

59
Los desastres son el punto de partida para la investigación y uso del
concepto de Protección Civil en México. En nuestro país los desastres
provocados por la erupción del volcán Chichonal en Chiapas, en 1982; la
explosión de tanques de almacenamiento de gas en San Juan Ixhuatepec,
Edo de México, en 1984; los sismos del 19 y 20 de septiembre en la Ciudad
de México, en 1895, son el antecedente inmediato de la creación en 1986,
del Sistema Nacional de Protección Civil en México (INBA, 2012). Por virtud
de un Decreto Presidencial, en cuya publicación se incorporó el documento
denominado “Bases para el Establecimiento del Sistema Nacional de
Protección Civil (SINAPROC)” (SCT, 2006).

Es entonces cuando el país tiene su reacción institucional (SINAPROC) ante


los desastres, ya que fue una reacción natural debido a los desastres de gran
envergadura que se suscitaron en México.

Tomando este concepto, las “Bases” determinaron, como el objetivo


fundamental del sistema: “Proteger a la persona y a la sociedad ante la
eventualidad de un desastre provocado por agentes naturales o humanos,
a través de acciones que reduzcan o eliminen la pérdida de vidas humanas,
la destrucción de bienes materiales y el daño a la naturaleza” (ídem).

Para asegurar el cumplimiento de este objetivo, el documento destaca tres


estrategias básicas:

“1. La articulación y coordinación de políticas de protección civil entre los


distintos órdenes y dependencias del gobierno. Esto es: entre el gobierno
federal y los gobiernos de las entidades federativas y de los municipios del
país, así como entre las dependencias y organismos de la administración
pública,

2. La oportuna organización de la sociedad civil con base en el principio de


la solidaridad para que recoja y encauce la participación social, y

60
3. La clara identificación y delimitación de los fenómenos destructivos, con
arreglo a su ocurrencia y temporalidad dentro del territorio nacional,
representada por el atlas nacional de riesgos”( ídem) .

Para asegurar el correcto funcionamiento del Sistema Nacional de


Protección Civil, se estableció el Consejo Nacional de Protección Civil. Este
consejo, liderado por el presidente de la República, actúa como un
organismo asesor y coordinador para la planificación en materia de
protección civil.

El Consejo está integrado por doce dependencias federales y el


Departamento del Distrito Federal, y se encuentra bajo la coordinación de
la Secretaría de Gobernación. Además, participan diversos sectores de la
sociedad civil, como instituciones académicas, agrupaciones voluntarias,
vecinales y no gubernamentales. (Ídem).

El SINAPROC, o Sistema Nacional de Protección Civil, es una red integral que


combina estructuras, métodos y procedimientos. Esta red la conforman las
dependencias del sector público, así como las autoridades estatales y
municipales. Su objetivo principal es proteger a la población frente a los
peligros y riesgos que se presentan en caso de un desastre. (Rodríguez, 2004:
83).

Sin embargo, El SINAPROC ha experimentado una evolución significativa a


lo largo del tiempo. En 1990, se creó el Centro Nacional de Protección de
Desastres (CENAPRED), lo que marcó un hito en la gestión de riesgos en
México. Este centro se encarga de la investigación, la capacitación y la
difusión de información en materia de protección civil. En 1996, se produjo
un cambio fundamental en la respuesta del gobierno federal, estatal y
municipal ante desastres. Se abandonó la estrategia tradicional de
reorientar el presupuesto para reparar los daños después de un desastre.
Esta práctica generaba problemas en los programas regulares de las

61
dependencias responsables de la atención inmediata, ya que sufrían
alteraciones o no se cumplían a cabalidad. (ídem: 84).

A partir de 1996 se constituyó el Fondo Nacional de Desastres Naturales


(FONDEN), Este fondo tiene como objetivo atender de manera rápida y
efectiva los daños ocasionados por desastres naturales imprevisibles. Estos
desastres deben ser de tal magnitud que superen la capacidad de
respuesta de las entidades federales y locales. (ídem).

El FONDEN es, un complemento de las acciones que deben llevarse a cabo


para la prevención de desastres naturales. Sus funciones de acuerdo con
Rodríguez (2004) son las siguientes:

“1. Apoyar a través del Fondo Revolvente a la población que pudiera verse
afectada ante la inminencia o alta probabilidad de ocurrencia de un
desastre natural.
2. Apoyar ante la ocurrencia de un desastre natural a toda la población
afectada dentro de las zonas siniestradas en sus necesidades inmediatas de
protección a la vida, la salud, alimentación, vestido y albergue.
3. Atender, dentro de una determinada zona geográfica, la reparación de
daños a la infraestructura y bienes públicos.
4. Combatir, y restituir en la medida de lo posible, los siniestros en bosques o
áreas naturales protegidas.
5. Apoyar a las familias de bajos ingresos en la mitigación de los daños a su
patrimonio productivo y su vivienda.
6. Ayudar a la consolidación, reestructuración o, en su caso, reconstrucción
de los bienes inmuebles considerados como monumentos arqueológicos,
artísticos e históricos por ley o por declaratoria.
7. Auxiliar de manera transitoria a dependencias y entidades federales para
la reparación de infraestructura asegurada, en tanto reciban los pagos
correspondientes de los seguros.

62
8. Adquirir equipo y bienes muebles especializados que permitan responder
con mayor eficacia y prontitud en la eventualidad de un desastre”
(Rodríguez, 2004: 85).

En caso de emergencia, el Sistema Nacional de Protección Civil establece


un orden de respuesta. En primer lugar, son los municipios los responsables
de brindar la asistencia necesaria. Si la magnitud del desastre supera las
capacidades del municipio, la responsabilidad recae en el gobierno del
estado. Y si este también se ve rebasado, entonces se puede solicitar ayuda
al gobierno federal.

La Secretaría de Gobernación, como responsable de la coordinación de la


ayuda federal en situaciones de emergencia, ha diseñado procedimientos
específicos para actuar en estas situaciones. Estos procedimientos incluyen
la concertación de diversos apoyos, siempre bajo el principio de que la
ayuda federal solo se brindará a petición expresa del gobierno estatal y con
pleno respeto a su soberanía.

Las principales funciones que se asumen en estas situaciones de emergencia


son:

• Transporte de personas y bienes: Traslado de personas y recursos a las


zonas afectadas.

• Suministro de insumos: Provisión de alimentos, agua potable,


medicamentos, materiales de construcción y otros artículos de
primera necesidad.

• Albergue y abrigo: Instalación y administración de albergues


temporales para las personas damnificadas.

• Servicios médicos: Brindar atención médica a las personas que lo


necesiten.

63
• Búsqueda y rescate: Localización y rescate de personas atrapadas o
desaparecidas.

• Remoción de escombros: Limpieza y eliminación de escombros tras el


desastre.

• Apoyo a la reconstrucción: Asistencia financiera y técnica para la


reconstrucción de las zonas afectadas.

Siendo así, el Sistema Nacional de Protección Civil establece un sistema de


respuesta escalonado para las emergencias, con el gobierno federal como
último recurso. La Secretaría de Gobernación coordina la ayuda federal y
se asegura de que se brinde con pleno respeto a la soberanía de los estados.
(SCT, 2006).

En México y otros países de América Latina, la forma de enfrentar los


desastres ha cambiado. Se ha pasado de un enfoque reactivo, donde solo
se actuaba después del desastre, a uno preventivo, que busca comprender
mejor las amenazas y los factores de riesgo. Este nuevo enfoque también
busca desarrollar métodos para detectar, predecir y mitigar los desastres
antes de que ocurran.

En otras palabras, ahora se busca:

• Entender mejor las amenazas: Investigar y comprender mejor los


fenómenos naturales que pueden causar desastres, como terremotos,
inundaciones o huracanes.

• Identificar los factores de riesgo: Analizar las condiciones sociales,


económicas y ambientales que hacen que una población sea más
vulnerable a los desastres.

64
• Desarrollar métodos de detección: Implementar sistemas de alerta
temprana para que la población pueda tomar medidas ante la
inminencia de un desastre.

• Predecir los desastres: Utilizar modelos científicos para pronosticar la


probabilidad de que ocurra un desastre en un lugar y momento
específicos.

• Mitigar los efectos: Implementar medidas para reducir el impacto de


un desastre, como la construcción de infraestructura resistente o la
reubicación de poblaciones en zonas de menor riesgo.

Este cambio de enfoque busca reducir el número de víctimas y daños


materiales causados por los desastres, y crear comunidades más resilientes
ante los fenómenos naturales. (CENAPRED, 2001).

Las acciones que se toman ante eventos naturales de gran magnitud


pueden dividirse en tres fases: antes, durante y después del evento. Además,
estas acciones pueden tener dos enfoques diferentes:

1. Protección civil o acción reactiva: Este enfoque se centra en proteger la


integridad física de las personas durante el evento. Implica medidas como
la evacuación, el rescate y la asistencia médica.

2. Prevención de impactos o acción proactiva: Este enfoque se centra en


reducir el impacto del evento en el funcionamiento socioeconómico del
área afectada. Implica medidas como la construcción de infraestructura
resistente, la planificación urbana y la educación de la población.
(Constantino y Dávila, 2011: 17).

Es así como, en relación a lo anterior y con base a lo que comenta Aragón-


Durant (2008):

“las acciones de emergencia y asistencia a los damnificados y con la


intención de recuperar las zonas afectadas, la Secretaría de la Defensa

65
Nacional creó en 1966 el Plan DN-III, el cual es aún considerado como la
operación gubernamental más importante (y visible) en los momentos
seguidos al impacto de los desastres. El objetivo del Plan DN-III es llevar a
cabo acciones de emergencia para asistir a los afectados por desastres al
rescatar, evacuar, proveer asistencia médica y mantener el orden social y
prevenir futuras calamidades al monitorear los riesgos”. (Aragón-Durant,
2008: 25).

No obstante, y de acuerdo el estudio “Evaluación de la Política Pública de


Protección Civil”, elaborado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF),
a pesar de que México se encuentra propenso a sufrir catástrofes naturales,
el SINAPROC no funciona de la mejor manera.

El gobierno federal mexicano no ha logrado cumplir con su objetivo de


reducir la vulnerabilidad de la población ante desastres naturales. A pesar
de que se han realizado diagnósticos y planes de acción desde 2011, estos
no han sido efectivos debido a:

• Falta de información: No se cuenta con un diagnóstico general


actualizado de la vulnerabilidad social.
• Falta de integración de la información: Cuando se obtiene
información, no se integra en un sistema único que permita una
adecuada toma de decisiones.
• Enfoque reactivo: Las estrategias del gobierno se centran en atender
los efectos de los desastres después de que han ocurrido, en lugar de
prevenirlos.
• Marco legal deficiente: La Ley General de Protección Civil y su
reglamento no son suficientes para garantizar la correcta
implementación de las medidas de prevención.
• Falta de coordinación: Existe una falta de coordinación entre las
diferentes instituciones responsables de la gestión de riesgos.

66
• Bajo presupuesto para la prevención: Solo se ha gastado el 0.2% del
presupuesto en acciones para prevenir desastres en los últimos años.

Es necesario que el gobierno federal tome medidas urgentes para mejorar


la gestión de riesgos de desastres en México. Estas medidas incluyen:

• Realizar un diagnóstico general de la vulnerabilidad social.

• Crear un sistema único de información sobre riesgos.

• Desarrollar estrategias de prevención que se implementen antes de


que ocurran los desastres.

• Fortalecer el marco legal para la gestión de riesgos.

• Mejorar la coordinación entre las diferentes instituciones responsables.

• Aumentar el presupuesto para la prevención de desastres.

Solo mediante la implementación de estas medidas se podrá reducir la


vulnerabilidad de la población mexicana ante los desastres.

67
68
Capítulo 3. El paso de tormenta tropical “Manuel” en México.

3.1 Descripción del fenómeno en el país y en Guerrero

En el mes de septiembre del año 2013, México recibió de manera simultánea


dos fenómenos hidrometeorológicos extremos, por un lado la tormenta
tropical “Manuel” por el Océano Pacífico y el huracán “Ingrid” por el golfo
de México, de acuerdo con cifras oficiales, estos fenómenos dejaron a su
paso 157 muertos y 53 desaparecidos, más de un millón 600 mil personas
afectadas y 300 mil damnificados, daños en 1.5 millones de viviendas, mil
153 unidades de salud pública, unas 70 carreteras, alrededor de dos mil 150
locales educativos de todos los niveles, además de cuantiosas pérdidas
agrícolas en 19 estados.8

Figura 1. Ingrid al acercarse a la costa de México y a “Manuel” en el Pacífico


Fuente: Los efectos de “Manuel” en Guerrero, resultado de la saturación del suelo,
recuperado de
http://www.jornada.unam.mx/2013/09/24/ciencias/a02n1cie#sthash.WxMDS7lY.d
puf

8
http://www.nexos.com.mx/?p=15581

69
La tormenta tropical “Manuel”, arribó a las costas del país por el océano
Pacífico, afectando primero a la región sur, durante el periodo del 13 al 20
de septiembre de 2013.

De acuerdo con el CENAPRED (2013), en el Estado de Guerrero hubo una


afectación entre el 14 y el 16 de septiembre, donde se declaró en desastre
los 81 municipios que conforman la entidad. A la postre, la interacción de
estos dos fenómenos originaría uno de los mayores desastres de la época
contemporánea del estado y del país. El monto total de daños y pérdidas
ascendió a 23,441 millones de pesos, equivalente a 10.8% del Producto
Interno Bruto (PIB) de la entidad. El sector más afectado fue el de
comunicaciones y transportes con 48.9%, seguido de la infraestructura
hidráulica con 24.8% y el sector educativo con 11.8%. Estos tres sectores
concentraron 85.5%9.

El número de decesos ascendió a 105, gran parte de ellos fue a causa de


deslaves detonados por las lluvias torrenciales que trajo consigo el ciclón.
Tan sólo en la localidad de La Pintada se tuvieron 71 decesos: 32% fueron
del sexo femenino y el restante 68% masculino; los rangos de edad variaron
considerablemente, donde el municipio más afectado en este rubro fue
Atoyac de Álvarez.

El estado de Guerrero es uno de los 32 estados que componen la república


mexicana, el cual está situado en la región sur del país, tiene una extensión
territorial de 63,794 km2, que representan el 3.2% de la superficie total de la
República Mexicana. Su forma es irregular; la mayor anchura es de 222

9Con información del Impacto socioeconómico del ciclón tropical Manuel en el Estado de Guerrero el 15 y 16
de septiembre de 2013. https://www.cenapred.unam.mx/es/Publicaciones/archivos/324-NO.15-
IMPACTOSOCIOECONMICODELOSPRINCIPALESDESASTRESOCURRIDOSENMXICOENELAO2013.PDF

70
kilómetros y la mayor longitud es de 461 kilómetros; su litoral es de 500
kilómetros aproximadamente10.

Este estado está dividido en siete regiones: Acapulco, Centro, Norte, Tierra
Caliente, Costa Chica, Costa Grande y la región de la Montaña, que
concentran los 81 municipios del mismo, De acuerdo con el censo de
población y vivienda del INEGI para el año 2010, el estado cuenta con una
población de 3,388,76811 que representa el 3% del total de la población del
país; siendo Acapulco la región, municipio y ciudad más poblada, con
789,971 habitantes para el 201012, además de ser la única zona
metropolitana del estado.

Mapa 7. Regiones del estado de Guerrero.


Fuente: Enciclopedia de los municipios y delegaciones de México, INAFED.
recuperado de
http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM12guerrero/regionalizacion.ht
ml

10 http://guerrero.gob.mx/articulos/geografia/
11 Con información de México en cifras del INEGI http://www3.inegi.org.mx/sistemas/mexicocifras/default.aspx?e=12
12 Ídem

71
Al igual que el contexto nacional, el Estado de Guerrero es un estado
vulnerable, esto dado por su territorio de costa en el Pacífico, sus
condiciones económicas, políticas y sociales que agravan e incrementan su
vulnerabilidad social; siguiendo con las estadísticas, desde el año 1970 al
2011, tenemos que la mayoría de las viviendas afectadas y destruidas por
desastres son en su mayoría por fenómenos hidrometeorológicos extremos
(gráfico 5), con un 75% del total, que corresponde a las inundaciones, lluvias
y tormentas.

Gráfico 3. Viviendas destruidas y afectadas por desastres en Guerrero


Fuente: Disaster Information System (Desinventar)
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

Como anteriormente se ha visto, la correlación que existe en cuanto las


viviendas afectadas y los afectados es muy fuerte, dado que como se
puede observar en la gráfica #4, el porcentaje de más afectados por
desastres se vuelve a concentrar en aquellos ocasionados por fenómenos
hidrometeorológicos extremos, con un 59% debido a inundaciones, lluvias y
tormentas.

72
Gráfico 4. Afectados por desastres en Guerrero
Fuente: Disaster Information System (Desinventar)
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

De igual forma que se mostró en los mapas 1, 2 y 3, es importante referenciar


de manera geográfica estas estadísticas; para el caso del estado de
Guerrero, se puede observar que los municipios con más defunciones a
causa de los desastres, son los que están situados en la costa, por ende las
regiones de la Costa Grande, Acapulco, y Costa Chica; pero no sólo los
municipios de estas regiones están siendo más abatidos; sino que también
los municipios de la región Centro del estado, que es donde se concentra
un cantidad considerable de muertos, que es similar a la de las demás
regiones costeras.

73
Mapa 8. Defunciones por fenómenos hidrometeorológicos extremos en Guerrero
Fuente: Disaster Information System (Desinventar)
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

En la región de Acapulco y la región centro más de 800 viviendas han sido


afectadas y/o destruidas por desastres. Cabe mencionar que en estas dos
regiones mencionadas es donde se concentran las ciudades más
importantes del estado, la ciudad de Acapulco y la capital del estado que
es Chilpancingo.

74
Mapa 9. Viviendas destruidas y viviendas afectadas por desastres en Guerrero
Fuente: Disaster Information System (Desinventar)
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

Haciendo un especial énfasis en las dos ciudades antes mencionadas


(Acapulco círculo rojo y Chilpancingo círculo morado del mapa 11)
tenemos que la mayoría de los afectados y damnificados por desastres se
concentran en el municipio de Acapulco con más de un 1 millón 300 mil
afectados, compartiendo este rango con otros 7 municipios, dos de ellos
muy cercanos a la costa del pacífico; pero contrastando con el otro rango
que va desde los 15 mil hasta el millón 300 mil. El municipio de Chilpancingo
comparte este rango con 7 municipios más; cabe recordar que como se
pudo observar en gráficas pasadas, un gran porcentaje de estos desastres
son de origen hidrometeorológico y que está última ciudad será parte
importante de este estudio.

75
Mapa 10. Afectados por desastres en Guerrero
Fuente: Disaster Information System (Desinventar)
Recuperado de https://online.desinventar.org/desinventar/#MEX-1250695136-
mexico_inventario_historico_de_desastres/

La tormenta tropical “Manuel” causó daños principalmente a 56 de los 81


municipios del estado de Guerrero, con un total de 53 mil 149 viviendas
afectadas, siendo los más afectados los cuales que concentran la mayor
cantidad de población.

De acuerdo con datos del CONEVAL (2010), Guerrero ocupa el segundo


lugar a nivel nacional en cuanto a población con pobreza alimentaria, tanto
en porcentaje total como en porcentaje de pobreza extrema. Esto significa
que se encontraba entre las cinco entidades del país con mayor número de
habitantes en situación de pobreza alimentaria.

Para este año el 67.6% de la población total del estado se encontraba en


situación de pobreza, con un promedio de 3.4 carencias. Esto equivale a
290,679 personas en todo el estado, y 122,250 personas en el municipio de
Chilpancingo de los Bravo (50.2%).

76
Casi dos tercios de la población del estado se encuentran en esta situación,
y la ciudad capital no era la excepción. Por otra parte, los municipios donde
se concentró el mayor número de personas en pobreza son:

1. Acapulco de Juárez, 405,499 personas (51.6 por ciento)


2. Chilpancingo de los Bravo, 122,250 personas, (50.2 por ciento)
3. Chilapa de Álvarez, 94,173 personas, (82.2 por ciento)
4. Taxco de Alarcón, 72,012 personas, (59.2 por ciento)
5. Zihuatanejo de Azueta, 64,303 personas, (53.6 por ciento)

77
78
3.2. Condiciones pre-desastre en Chilpancingo

Antes de analizar los efectos de “Manuel” en Chilpancingo, es necesario


tener el contexto histórico de la ciudad; Chilpancingo de los Bravo es la
capital del estado de Guerrero, la cual se encuentra en el municipio de
nombre homólogo y forma parte de la Región Centro del Estado de
Guerrero, tiene una extensión de 2,255 km2, que representa el 3.54% del total
estatal. Colinda al norte con Leonardo Bravo, Tixtla, Eduardo Neri y Heliodoro
Castillo, al sur con Coyuca de Benítez, Acapulco y Juan R. Escudero, al este
con Mochitlán, Juan R. Escudero y Tixtla, y al oeste con Coyuca de Benítez y
Heliodoro Castillo. La ciudad ha experimentado cambios constantes a partir
del año de 1990, una muestra de esto es el incremento población que ha
tenido, que ha pasado de 97,000 habitantes en 1990 a 187,000 para el 2010,
esto representa el 77.5% del total de la población del municipio (241,000
para 2010) concentrada en la ciudad, esto con base a los censos de
población y vivienda de 1990 y 2010; en cuanto a la tasa de crecimiento, ha
incrementado su población en un 68% desde el año 1990, con un
crecimiento anual en promedio de un 2.9%13.

Su orografía se clasifica en tres zonas: accidentada, en un 65%; la semiplana,


en un 25%, y la plana, en un 10% del territorio. Las principales elevaciones son
los cerros Tepoztepec, Machohua, del Toro y Alquitrán. Al poniente de
Chilpancingo se encuentra la sierra del Culebreado14

Con respecto a la hidrografía, el municipio pertenece a la región hidrológica


de Costa Chica - Río Verde (99.3%) y Balsas (0.7%) de su territorio; se
encuentra dentro de la cuenca del Río Papagayo (99.3%) y Río Balsas -
Mezcala (0.7%); en la subcuenca del Río Papagayo (56.47%), Río San Miguel

13Con información del Gobierno del Estado de Guerrero https://enciclopediagro.mx/indice-municipios/municipio-de-


chilpancingo-de-los-bravo/
14
Ídem

79
(20.6%), Río Azul (17.11%), Río Omitlán (5.12%), Río Huajapa (0.6%) y Río
Huautla (0.1%).

Sus principales corrientes de agua perennes son: Agua Hernández,


Azinyehualco, Chiquito, Cochoapa, Cordoncillo, El Ahuejote, El Caracol, El
Limón, El Reparto, El Retiro, El Zapote, Escondido, Grande, Las Ánimas, Llano
Grande, Los Limones, Los Nogales, Papagayo, Potrero, Santa Rita, Santa
Rosa y Santo Domingo15.

Cuenta con los siguientes cuerpos de agua intermitentes: Agua Fría,


Buenavista, Del Aguacate, El Cantarito, El Ocotito, El Zapote, Gueyapa,
Huacapa, La Hamaca, Las Trojas, San José y Tlahuizapa Perennes (0.02%):
Ingeniero Fernando Galicia Islas y Juan Catalán Bervera (El Molino).

La ciudad de Chilpancingo ha experimentado cambios constantes a partir


del año de 1990, una muestra de esto es el incremento población que ha
tenido, que ha pasado de 97,000 habitantes en 1990 a 187,000 para el 2010,
esto representa el 77.5% del total de la población del municipio (241,000
para 2010) concentrada en la ciudad, esto con base a los censos de
población y vivienda de 1990 y 2010; en cuanto a la tasa de crecimiento, ha
incrementado su población en un 68% desde el año 1990, con un
crecimiento anual en promedio de un 2.9%.

15 Ídem

80
Gráfico 5. Población de Chilpancingo de los Bravo
Fuente: Elaboración propia con base en los Censos y Conteos de Población y
Vivienda, 1990, 1995, 2000, 2005 y 2010.
Chilpancingo se ha ido constituyendo como una ciudad de servicios, la cual
concentra en su mayoría población que se dedica a la burocracia estatal,
dada su condición de capital de estado y también como una ciudad de
estudiantes, ya que la Universidad Autónoma de Guerrero cuenta con una
de sus principales sedes en la ciudad.

En las últimas dos décadas, la población de la capital del estado ha


experimentado un crecimiento exponencial, duplicando su tamaño original.
La ciudad ahora alberga alrededor de 380 asentamientos humanos y más
de 500 colonias, incluyendo tanto zonas regulares como irregulares.
Preocupantemente, un número significativo de familias reside en áreas de
alto riesgo, como barrancas y zonas propensas a desastres naturales o
accidentes; esto con base en el plano de Riesgos y Vulnerabilidad del año
2009, que se desprende de la Dirección de Desarrollo Urbano y Ecología del
H. Ayuntamiento de Chilpancingo, Guerrero, siendo así, se pueden
identificar para el año 2009 estos asentamientos en la siguiente tabla:

81
Nombre de la Superficie Superficie Viviendas
barranca Total (m) Invadida (m) irregulares
Chuchululuya 4,745 1,200 22
Las Calaverras 949 700 35
Amatitos 1 392 392 32
Jalahuatzingo 2,032 1,500 101
Apatzingo 4,375 2,000 21
Del Guaje Seco 3,772 1,121 73
Tlacomulco 1,014 519 36
San Miguel 1,431 1,431 41
Pezuapa 3,403 2,220 47
Ocotepec 5,781 300 6
Texcalco 3,125 1,500 39
Casuarinas 2,227 1,200 30
Tequimil 1,339 1,339 99
Espinal 1,100 1,100 17
Tonalapa 3,179 1,586 50
El Aguacate 5,290 920 12
Alpuyeca 1,725 920 39
El Coro 1,000 604 42
Lobera 5,922 2,000 121
Tecolotes 2,229 1,500 45
Coyote 397 320 20
Rio Huacapa 1,377 1,377 132
Tabla 1. Situación de barrancas en Chilpancingo.
Fuente: Plano de Riesgos y Vulnerabilidad del año 2009, Dirección de Desarrollo
Urbano y Ecología del H. Ayuntamiento de Chilpancingo.

Es importante mencionar que sólo estás 22 barrancas tiene asentamientos


irregulares que están distribuidos a los largo y ancho de la ciudad, ya que
aún no han sido ocupadas 15 más en la ciudad; haciendo el recuento se
puede observar que 1,060 viviendas irregulares están asentadas en
barrancas; las cuales son muestras de la carencia de oportunidades de
acceder a una vivienda y muestran la pobreza que vive la población,
donde su vulnerabilidad se ve más expuesta y se ven más propensos a tener
el riesgo de un desastre.

82
Mapa 11. Identificación de corrientes de agua y del Río Huacapa
Fuente: Elaboración propia con base en el Marco Geoestadístico Nacional 2018,
INEGI, 2018.

83
La ciudad de Chilpancingo presenta una alta exposición a fenómenos
naturales con el potencial de generar daños a la población como son
sismos, inundaciones y deslizamientos de tierra. Sin embargo, es importante
distinguir entre la exposición a estos riesgos y la vulnerabilidad de la ciudad.
La exposición se refiere a la presencia de personas, infraestructuras y
recursos económicos en áreas que pueden ser afectadas por estos
fenómenos. Por otro lado, la vulnerabilidad como se mencionó
anteriormente se refiere a las fragilidades sociales y la falta de capacidad
para responder o absorber el impacto de la población propensa, que, en el
caso de Chilpancingo, estas condiciones se ven agudizadas también por
factores socioeconómicos como la pobreza, la marginación, la violencia y
la inseguridad.

Con base en el estudio de García Castro y Villerías Salinas (2016), la ciudad


presenta altos niveles de vulnerabilidad social, que se reflejan en la falta de
acceso a servicios básicos, a oportunidades educativas y laborales, a
vivienda digna y a seguridad pública. Estos factores limitan la capacidad de
la población para enfrentar y recuperarse de los impactos de los fenómenos
naturales extremos, y aumentan su dependencia de la ayuda externa.

Según el estudio de García Castro y Villerías Salinas (2016), el 60% de la


población de Chilpancingo vive en asentamientos irregulares, que carecen
de servicios básicos, infraestructura adecuada y seguridad jurídica. Estos
asentamientos se han formado por la migración rural-urbana, la
especulación inmobiliaria, la corrupción y la falta de alternativas de vivienda
digna y accesible para los sectores más pobres.

Analizando la situación de vulnerabilidad económica, física y social de la


población asentada en las barrancas (aproximadamente 4,368), podríamos
caracterizarla por las siguientes: primero la Dimensión física, dado la
ubicación de esta población en las barrancas queda expuesta ante una

84
inminente inundación, deslizamiento o escurrimiento, ya se típico o atípico;
dentro de la Dimensión económica podemos afirmar que la población que
se ve orillada a establecerse en estos lugares es porque no tiene la suficiente
solvencia económica para optar por una vivienda regulada o establecida
formalmente.

El río Huacapa atraviesa Chilpancingo de norte a sur, dividiendo la ciudad


en dos zonas con características diferentes. La zona oriental presenta una
pendiente más suave y menor altitud, mientras que la zona occidental se
caracteriza por una pendiente más pronunciada y mayor altitud. El río
Huacapa corre paralelo a la carretera nacional México-Acapulco, que se
encuentra ubicada muy cerca del cauce del río.

El encauzamiento del Río Huacapa fue implementado en 1990, y desde esa


fecha se ha convertido en el origen de desbordamientos incontrolados que
exponen a la ciudad a peligrosas y reiteradas inundaciones. Por ello, dicha
acción ordenada por el Ayuntamiento local se convirtió y continúa siendo
en los hechos un acto de irresponsabilidad de política pública urbana
interna, y así mismo una obra ingenieril fallida, por lo que al paso de la
tormenta tropical “Manuel” el río retomó su cauce.

El río desde los años 1950 es contradictoriamente una de las principales


amenazas de devastación urbana por el lanzamiento progresivo de
desechos sólidos y aguas negras sobre su cauce durante décadas, que lo
han contaminado en todo su paso por la ciudad, de noroeste a sureste,
atravesando como guía de su expansión territorial y el asentamiento de
colonias populares.

Las colonias de norte a sur que están en la ribera del Huacapa, es decir en
zona federal y debidamente regularizadas son 36 colonias16, que hasta el

16 http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2013/10/08/index.php?section=politica&article=005n1pol

85
mes de septiembre de 2015 no habían sufrido los impactos de un fenómeno
hidrometeorológico extremo, tal como fue la tormenta tropical “Manuel”.
Según el artículo de El Universal (2016), el 80% de las viviendas en
Chilpancingo son autoconstruidas, y el 90% de ellas presentan algún tipo de
riesgo.

Para cuantificar las condiciones de vulnerabilidad en Chilpancingo, nos


centraremos en tres de estas (económica, física y social) y su evaluación
utilizando los siguientes índices: el Índice de Marginación Urbana del Consejo
Nacional de Población (CONAPO) para el 2010, el Índice de Vulnerabilidad
Frente a Inundaciones y/o Inestabilidad de Laderas del Instituto Nacional de
Ecología y Cambio Climático (INECC) para el año 2000 y el Índice de Rezago
Social del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(CONEVAL) para el 2010.

Teniendo en cuenta lo anterior, para el análisis del índice de Marginación


Urbana GMU) 17, se decidió considerar cinco categorías: Muy Bajo, Bajo,
Medio, Alto y Muy Alto, que para el contexto de Chilpancingo el panorama
se encuentra de la siguiente forma: 5,955 personas se encuentran en un nivel
Muy Bajo de marginación, 26,251 están en un grado Bajo, 49,067 están en
un grado Medio, 80,315 se encuentran en un grado Alto y por último 23,347
personas en un grado Muy Alto de marginación.

Esto nos habla de que el 56.1% de la población de la ciudad se encuentran


un contexto de precariedad y vulnerabilidad alta según los lineamientos de
este índice, donde se pueden identificar vulnerabilidades en su dimensión
cultural, económica, educativa, física y social en Chilpancingo.

17 El índice de marginación es una medida-resumen que permite diferenciar las Áreas Geoestadísticas Básicas
(AGEB) urbanas del país según el impacto global de las carencias que padece la población como resultado de
la falta de acceso a la educación y la salud, la residencia en viviendas inadecuadas y la carencia de bienes
(CONAPO, 2010).

86
Analizando ahora el Índice de Vulnerabilidad Frente a Inundaciones y/o
Inestabilidad de Laderas (IVFIILL) del INECC18, tenemos que el objetivo
principal de este es:

“El objetivo es construir un índice que permita asignar niveles de


vulnerabilidad de la población que reside en las áreas susceptibles de
inundaciones y en las áreas con inestabilidad de laderas en las cuencas
hidrográficas, con la finalidad de apoyar el diseño y mejoramiento de la
política ambiental.” (Saavedra, 2010, p. 132)

Para el caso de Chilpancingo este índice lo posiciona con un grado de


vulnerabilidad moderada, dentro de una zona funcional alta; en particular
este índice nos ayuda a conceptualizar y cuantificar la tesis de Wilches-
Chaux sobres la vulnerabilidad global sobre un territorio en específico.

Por Grado de Rezago Social (GRS) 19 de las 135 localidades que integran el
municipio, tres tienen un grado “Muy Alto” de rezago, con una población
de 237 habitantes; 17 tienen un grado “Alto” con una población de 4, 914
habitantes; 29 tienen un grado “medio” con una población de 12, 221
habitantes, 17 tienen grado “Bajo” con una población de 34,021 habitantes

18
“Para este índice se seleccionaron algunas variables referidas a las condiciones materiales de las viviendas que habitan
(tipo de muros y piso), contar con agua, drenaje, bienes de comunicación (TV, radio, teléfono) y otras referidas a los individuos
como son edad, educación, derechohabiencia e ingresos. Los materiales de la vivienda indican la precariedad o no de la
misma, al igual que el acceso al agua y drenaje, ya que no solamente pueden ser menos frágiles frente a los eventos
considerados, sino que reflejan las condiciones del contexto de la localidad —la posibilidad de contar con instituciones
encargadas de los servicios de agua y drenaje por ejemplo— así como un cierto nivel socioeconómico que diferencia a la
población según las posibilidades de enfrentar, reaccionar, recuperarse y prevenir tales situaciones. Por su parte, el contar
con medios de información y comunicación en la vivienda (TV, radio, teléfono) permite, aunque sea potencialmente, estar
informado y así prevenido, lo cual facilitaría la reacción y la posible recuperación en un tiempo menor que aquellos que no
cuentan con estos medios. La educación, acceso a la salud y la relación de dependencia (menores de seis años y mayores
de 70 respecto a la población de siete a 69 años), serían factores individuales pero que traducen las diferentes capacidades
que existirían en los hogares para poder enfrentar y recuperarse de los posibles daños causados por las inundaciones o las
consecuencias de la inestabilidad de las laderas en las cuales se ubican ciertas localidades. Las particularidades de cada
localidad se conjugan con las especificidades de las viviendas y familias, por lo que los supuestos anteriormente señalados
requieren ser interpretados en tal sentido. Todo esto en bajo el método de Componentes Principales” (CONEVAL, 2010a). .

19
El GRS es una medida que resume indicadores de carencias sociales y bienes del hogar. Para su estimación, utiliza cuatro
dimensiones señaladas en la Ley General de Desarrollo Social (LGDS): rezago educativo; acceso a los servicios de salud;
calidad y espacios de la vivienda; y, servicios básicos en la vivienda; adicionalmente, se incorporan indicadores referentes a
los bienes del hogar. El GRS busca identificar la intensidad de estas dimensiones en las 61,430 AGEB urbanas del país y, de
acuerdo con ésta, se asigna a cada una en un grado de rezago social: muy bajo, bajo, medio, alto o muy alto. Por lo tanto, el
GRS a nivel AGEB urbana constituye una herramienta para identificar las áreas territoriales prioritarias en el ámbito urbano
en términos de los indicadores incorporados. El Grado de Rezago Social no es una medición de pobreza, ya que no incorpora
los indicadores de ingreso, seguridad social y alimentación, sino que provee información, desagregada a nivel AGEB urbana,
complementaria a la medición de pobreza multidimensional a nivel entidad federativa y municipal (CONEVAL, 2010b).

87
y cuatro tienen un grado “Muy bajo” con una población de 189, 984
habitantes (CONEVAL, 2010a).

Con el propósito de contar con la mayor información posible de indicadores


de desarrollo social, en mayores niveles de desagregación territorial, el
CONEVAL dio a conocer la estratificación de las AGEB20 de las zonas
urbanas del país en tres GRS, de acuerdo con la información disponible del
INEGI para el año 2010.

Para la estimación del número de GRS y la distribución de las AGEB en esos


grados, el CONEVAL empleó la metodología estadística de Análisis de
Clases Latentes (ACL), la cual permite estimar tanto el número óptimo de
estratos como la distribución de las observaciones en esos estratos,
empleando la información de las variables de cada observación en sus
valores originales (CONEVAL, 2010b).

La metodología de ACL empleada a nivel AGEB es diferente a la usada en


la clasificación de las entidades, municipios y localidades en los diferentes
Grados de Rezago Social (GRS); sin embargo, se utilizan los mismos
indicadores en todos los niveles de desagregación.

Las variables para la creación de IRS a nivel AGEB son cinco: rezago
educativo, acceso a los servicios de salud, calidad y espacios de la vivienda,
servicios básicos en la vivienda, ingreso (bienes del hogar)21; donde los
indicadores o variables difieren en cuanto la escala de análisis, ya que para
el nivel entidad, municipio y localidad son 11 y para el nivel AGEB son 14.

20 Con base la Medición de la Pobreza del CONEVAL para el año 2010 “Según la definición de INEGI, una AGEB
urbana es un área geográfica ocupada por un conjunto de manzanas perfectamente delimitadas por calles,
avenidas, andadores o cualquier otro rasgo de fácil identificación en el terreno y cuyo uso del suelo es
principalmente habitacional, industrial, de servicios, comercial, etcétera, y sólo son asignadas al interior de las
zonas urbanas que son aquellas con población mayor o igual a 2,500 habitantes y en las cabeceras municipales”
(CONEVAL, 2010c).
21 Ídem

88
Los GRS estimados para las AGEB son Alto, Medio y Bajo, distribuyéndose
entre esos grados a 51,034 AGEB de todo el país, de acuerdo con la
información disponible del Censo de Población y Vivienda 2010 (INEGI,
2010).

Para Chilpancingo existen al año 2010, 158 AGEB de las cuales 54 están
dentro del GRS Alto, con una población de 12,179 habitantes; 61 AGEB para
el GRS Medio con 82, 012 personas y 44 AGEB con 93,019 habitantes para el
GRS Bajo; esto nos quiere decir que el 56.2% de la población de
Chilpancingo tienen algún tipo de Rezago Social, que en términos absolutos
son 105,198 habitantes.

Si hacemos una comparativa a nivel AGEB, entre el IMU y IRS podemos tener
una conceptualización mayor de las vulnerabilidades urbanas en
Chilpancingo, dado las variables que manejan los dos índices. En el IMU
tenemos 10 variables a nivel AGEB, mientras que en el IRS tenemos 14 al
mismo nivel, cabe mencionar la incorporación de la variable del porcentaje
de viviendas que no disponen de energía eléctrica en el IRS, sin embargo,
básicamente los dos tienen mucho parecido.

Con respecto a los datos para Chilpancingo de los índices a nivel AGEB, se
obtiene que para el IMU existen 152, 729 personas que están entre el grado
medio, alto y muy algo de marginación, esto representa el 81.2% de la
población de la ciudad; mientras que para el IRS existen 105,198 habitantes
que están en el grado medio y alto de rezago social, que equivale al 56.26%.

La identificación de las vulnerabilidades por medio de estos dos índices es


algo complicada, ya que, si bien el IMU tiene sólo 11 variables en 4
dimensiones y el IRS tiene 14 variables de también 4 dimensiones, tenemos
una diferencia de 47,531 personas, que representa el 25.4 % del total de
habitantes de la ciudad.

89
La vulnerabilidad no es un concepto simple, sino que presenta una
complejidad y multiplicidad de aspectos. Para hacerle frente a las diversas
presiones que pueden surgir, tanto en tipo como en magnitud, se requiere
de un abordaje que comprenda diferentes características y niveles de
análisis.

En otras palabras, la vulnerabilidad no puede ser abordada de manera


superficial o unidimensional. Es necesario entenderla como una interacción
de diversos factores, tanto individuales como sociales, económicos,
ambientales y políticos.; la óptima identificación de las vulnerabilidades y la
cuantificación de estas son necesarias para tener en cuenta las distintas
dimensiones de las vulnerabilidades y estar apoyados en los índices como
los antes analizados.

Es así como el análisis de las vulnerabilidades económicas, físicas, sociales


de los 3 índices IMU, IVFIILL y el IRS tienen una gran potencialidad en la
creación de indicadores en los ejes ante la falta de condiciones de
mitigación para la vulnerabilidad, dado que sólo se hace hincapié a los
esfuerzos de reparación.

La ciudad de Chilpancingo de los Bravo, a través del tiempo ha ido


construyendo su riesgo socialmente, tal como se puede observar con los
índices antes mencionados, tanto en una evaluación a nivel localidad,
como a nivel menor (AGEB), esto sólo necesitaba un evento extremo para
que se detonara un desastre de tal magnitud.

Es así que, con base en lo anterior, la ciudad de Chilpancingo presenta


una serie de características que reflejan las condiciones de vida de sus
habitantes. Estas características, que abarcan aspectos sociales,
económicos y físicos, se manifiestan en diversos grados de vulnerabilidad.
Por ende, estas vulnerabilidades determinan la capacidad de los
residentes para responder a emergencias de diversa naturaleza y escala,
ya sean causadas por fenómenos naturales o actividades humanas, que
amenazan su bienestar físico y la continuidad de sus actividades diarias.

90
91
3.3 Efectos de la tormenta tropical “Manuel” en Chilpancingo.

De acuerdo con la Secretaría de Protección Civil del Estado de Guerrero, la


Ciudad de Chilpancingo de los Bravo tuvo 7 decesos humanos, más de 3 mil
viviendas afectadas de las cuales 294 viviendas fueron consideradas como
pérdida total en 90 colonias de la capital del estado, con un total de 6,470
personas afectadas directamente ante el paso de la tormenta tropical
“Manuel” (SEPROCEG, 2017), por lo que la SEDATU se comprometió a
reubicarlas a zonas más seguras dentro de la capital del estado22.

Las principales afectaciones por el paso de “Manuel” se vieron


principalmente sobre las partes altas de la ciudad con el desprendimiento
de tierra o deslaves, así como en las áreas donde las casas estaban
aledañas al río Huacapa o barrancas y escurrimientos, que resultaron con
inundaciones o llenas de tierra o sedimentos, Con base en lo descrito por
Arroyo Matus (2011), la ciudad de Chilpancingo presenta una baja cultura
de la prevención y la autoprotección, y una alta dependencia de la ayuda
externa.

22Con información del Portal de INFONAVIT https://portal.infonavit.org.mx/wps/wcm/connect/816208b1-71d3-44f4-


a2de-
9a3dde1356b9/Sintesis+informativa+mi%C3%A9rcoles+10+de+septiembre+del+2014.pdf?MOD=AJPERES&CONVE
RT_TO=url&CACHEID=ROOTWORKSPACE-816208b1-71d3-44f4-a2de-9a3dde1356b9-lJZ9fWV

92
Fotografía 1. Afectación al Cauce del Río Huacapa
Fuente: Fotografía tomada por Caleb Rodríguez, septiembre 2013.

El paso de “Manuel” tuvo afectaciones principalmente en el caudal del Río


Huacapa que comparte infraestructura vial en la ciudad de Chilpancingo,
afectó tanto comercios y vividas siendo lo más afectado la parte de la Zona
Militar, la Zona Comercial, así como las colonias aledañas a la Zona Militar y
la Zona Comercial, estas mismas se pueden ver identificadas con las
siguientes fotografías y el mapa # 13.

Fotografía 2. Afectación frente a campo militar.

93
Fuente: Fotografía tomada por Caleb Rodríguez, septiembre 2013.

Fotografía 3. Afectación en colonias


Fuente: Fotografía tomada por Caleb Rodríguez, septiembre 2013.

Fotografía 4. Afectación a vehículos y puentes


Fuente: Fotografía tomada por Caleb Rodríguez, septiembre 2013.

94
Fotografía 5. Afectación en la periferia.
Fuente: Fotografía tomada por Caleb Rodríguez, septiembre 2013.

95
3

Identificación de fotografías de sitios afectados sobre


1
el Río Huacapa

Mapa 12. Identificación de sitios afectados sobre el Río Huacapa, Fotografías 1, 2,


3, 4 y 5.
Fuente: Elaboración propia con base en el Marco Geoestadístico Nacional 2018,
INEGI, 2018.

96
3.3 El proceso de reconstrucción y reubicación

El proceso de reconstrucción de Chilpancingo fue lento, dado que las obras


de reconstrucción en los lugares afectados por “Manuel” no fueron
prioridad, tal como se aprecia en las siguientes imágenes, las cuales fueron
tomadas con cuatro años de diferencia, ya que para el año 2017 el
encauzamiento del río Huacapa fue entregado.

Fotografía 6. Reconstrucción del encauzamiento del Río Huacapa.


Fuente: Fotografía del autor, mayo 2017.

Pero no solo esta obra fue entregada, también fue el lugar del
reasentamiento de la población afectada en las colonias aledañas al río
Huacapa.

En el mapa 13 se puedo observar un recuadro de color rojo es donde se


encuentra el fraccionamiento “Nuevo Mirador”, lugar donde fueron
reasentados los habitantes de la ciudad de Chilpancingo que fueron
afectados por inundaciones o deslizamientos a causa del paso de la
tormenta tropical “Manuel” el día 13 de septiembre del 2013.

97
Mapa 13. Identificación del Fraccionamiento “Nuevo Mirador”.
Fuente: Elaboración propia con base en Google Maps.

El Fraccionamiento “Nuevo Mirador” es un asentamiento humano


conformado por 598 viviendas23, con más de 300 viviendas habitadas con el
mismo número de familias24. Este fraccionamiento es parte de las acciones
de reasentamiento de damnificados por la tormenta tropical “Manuel” por
parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU)
como parte de las acciones del programa de reconstrucción llamado
“Nuevo Guerrero”.

23
http://bajopalabra.com.mx/en-riesgo-mas-de-300-familias-reubicadas-a-el-mirador-en-chilpancingo
24
http://suracapulco.mx/2/no-entra-todo-el-transporte-al-mirador-porque-el-ayuntamiento-capitalino-no-arreglo-el-camino/

98
Este fraccionamiento se encuentra sobre la autopista México-Acapulco, a
10 minutos de la ciudad de Chilpancingo (1.1 km de la zona urbana, en lo
que antes era el Cerro Tepancalco25), donde sólo se puede entrar por un
acceso precario y el regreso es sumamente complicado (de acuerdo con
el trabajo de campo hecho por el autor), ya que el transporte público (6
Urvan)26 tiene que bajar por un tubo regulador de agua y se pasa por otros
asentamientos rurales hasta salir a la carretera federal.

Fotografía 7. Vialidad y transporte hacia el “Nuevo Mirador”


Fuente: Recuperado de http://suracapulco.mx/2/no-entra-todo-el-transporte-al-
mirador-porque-el-ayuntamiento-capitalino-no-arreglo-el-camino/

El predio donde se construyeron las viviendas fue responsabilidad del


entonces delegado de la SEDATU en Guerrero y actual diputado local de
Guerrero, Héctor Vicario Castrejón, el cual se ha deslindado de los daños y

25
https://portal.infonavit.org.mx/wps/wcm/connect/816208b1-71d3-44f4-a2de-
9a3dde1356b9/Sintesis+informativa+mi%C3%A9rcoles+10+de+septiembre+del+2014.pdf?MOD=AJPERES&CONVERT_T
O=url&CACHEID=ROOTWORKSPACE-816208b1-71d3-44f4-a2de-9a3dde1356b9-lJZ9fWV
26
http://suracapulco.mx/2/no-entra-todo-el-transporte-al-mirador-porque-el-ayuntamiento-capitalino-no-arreglo-el-camino/

99
la mala planeación del fraccionamiento, como daños en las viviendas por
cuarteaduras y pérdida de verticalidad

Con base en la Carta de Uso de Suelo y Vegetación del INEGI para el año
2011 de la ciudad de Chilpancingo, la vegetación que existía en el predio
donde se encuentra el fraccionamiento era pastizal inducido, como se
puede apreciar en la fotografía 9. Para el año 2012 no existía algún tipo de
asentamiento en el predio dado que era un cerro con vegetación, por lo
que no existía ningún tipo de apropiación por parte de la población de
Chilpancingo, se presume que el cerro “Tepancalco” era usado en su
mayoría para el pastoreo de borregos y vacas por parte de pobladores que
vivían cerca del sitio.

Derivado del desastre, “Casa Flex” y “García Vélez Arquitectos” fungieron


como una alternativa en la creación de viviendas para este
fraccionamiento, y de acuerdo con ellos “la rapidez es la parte fundamental
que atender en casos como el de varios municipios de Guerrero, en la que
es fácil montar hasta mil 100 viviendas en aproximadamente tres meses"27,
expusieron. Explicó que la desarrolladora posee “un proyecto de vivienda
con patente internacional que ofrece la prefabricación de casas, como un
mecanismo de solución, con sistemas modulares de diseño y construcción.

El objetivo principal de la desarrolladora fue el generar una tecnología a


base de módulos tridimensionales de concreto para edificar vivienda y otro
tipo de complejos como centros de salud y educación, en su mayoría de
interés social. El proyecto se implementó en Chilpancingo, capital de
Guerrero, que sufrió fuertes daños tras el paso de “Ingrid” y “Manuel”, dos

Con información de https://centrourbano.com/entrevistas/importante-unificar-normas-para-vivienda-


27

garciavelez/

100
fenómenos naturales que devastaron gran extensión de territorio del estado,
con apoyo de ICA, desarrolladora mexicana”28.

Fotografía 8. Tipo de reforestación en el predio


Fuente: Fotografía del autor, mayo 2017.

Fotografía 9. Condiciones del cerro “Tepancalco” en el año 2011.


Fuente: Google Earth, 2011.

28Con información del Portal del INFONAVIT https://portal.infonavit.org.mx/wps/wcm/connect/816208b1-71d3-


44f4-a2de-
9a3dde1356b9/Sintesis+informativa+mi%C3%A9rcoles+10+de+septiembre+del+2014.pdf?MOD=AJPERES&CONVE
RT_TO=url&CACHEID=ROOTWORKSPACE-816208b1-71d3-44f4-a2de-9a3dde1356b9-lJZ9fWV

101
Después del paso de la tormenta tropical “Manuel”, se hizo un proceso de
apropiación del predio por parte del Gobierno en sus tres niveles, como ya
se mencionó anteriormente, que fue parte del Plan Nuevo Guerrero. Aunque
el objetivo de la SEDATU era concluir las casas antes del primer aniversario
de “Ingrid” y “Manuel”; donde el avance de la construcción tuvo un avance
lento, debido a tres factores: los terrenos para construir, el adelanto de la
temporada de lluvias y la inseguridad29.

Fotografía 10. Fraccionamiento “Nuevo Mirador” al 2016.


Fuente: Google Maps, 2016.

En la fotografía anterior, se puede identificar de manera puntual la


afectación que hubo por parte del asentamiento en el ahora extinto cerro,
también las partes donde se pretende tener la expansión de las nuevas

29 Con información de Milenio https://www.milenio.com/estados/acondicionan-un-cerro-para-viviendas-en-chilpancingo

102
viviendas hasta llegar al total acordado entre la SEDATU y el Gobierno de
Estado de Guerrero.

Fotografía 11. Vista aérea del Fraccionamiento “Nuevo Mirador”


Fuente: http://www.digitalguerrero.com.mx/principales/en-un-ano-sedatu-
entrego-mas-de-dos-mil-viviendas-en-guerrero-14-fraccionamientos-en-
construccion/

Al interior del Fraccionamiento Nuevo Mirador, las viviendas están pintadas


de diferentes colores, donde las familias poco a poco han ido adaptándolas
de acuerdo con sus necesidades, siendo una de las principales carencias el
servicio de agua potable, dado que usan el servicio de renta de pipas de
agua para poder abastecerse y así poder tener el acceso a este bien, lo
que hace que tengan que adquirir un tinaco tipo “Rotoplas” que dejan
fuera de sus viviendas por falta de espacio en ellas.

103
Fotografía 12. Viviendas en el Fraccionamiento Nuevo Mirador
Fuente: Fotografía del autor, mayo 2017.

La vida en el fraccionamiento pasa de manera normal, incluso con los


riesgos y vulnerabilidades adquiridas por la mala ubicación y gestión de las
viviendas recibidas, tal es el caso de muchas de estas últimas, con daños
estructurales, como cuarteaduras provocadas por los constantes sismos que
en la zona ocurren por mencionar lo físico.

104
Fotografía 13. Daños estructurales en las viviendas del fraccionamiento
Fuente: Recuperado de
http://www.redesdelsur.com.mx/2016/index.php/guerrero/1246-damnificados-de-
el-mirador-en-riesgo-predio-no-es-seguro-sedatu

No obstante, el asentamiento ha tenido otro tipo de apropiación, este es el


caso de personas que invadieron el fraccionamiento, los llamados
“paracaidistas”, este suceso ocurrió meses antes de que se diera entrega
semi formal de las viviendas a los afectados.

Con información del periódico La Jornada, al menos nueve personas fueron


detenidas, entre ellas la presunta lideresa de invasores Cándida Vázquez, en
la redada, encabezada por José “Manuel” Tello Armenta, delegado en
Guerrero de la SEDATU, y por el subsecretario de Seguridad Pública Estatal,
Tomás Hernández, participaron poco más de 100 elementos de la Unidad
de Fuerzas Estatales y medio centenar de policías federales.

Según Tello Armenta, de las 598 viviendas del fraccionamiento 453 habían
sido asignadas por SEDATU. La diferencia es las ocupadas legítimamente por
sus dueños (145), las demás estaban invadidas.30

30 Con información de La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2016/03/07/estados/029n1est

105
Fotografía 14. Desalojo a paracaidistas en el fraccionamiento “Nuevo Mirador”
Fuente: Recuperado de
http://www.jornada.unam.mx/2016/03/07/estados/029n1est

A pesar del estado en que se encuentra el asentamiento (falta de servicios


básicos, inseguridad y daños en las viviendas) los habitantes se encuentran
en parte organizados, este es el caso de la Coordinadora de Colonias y
Comunidades Afectadas por el Río Huacapa y sus Afluentes (COCOARHA),
que surge a partir de la organización de afectados por la catástrofe en la
ciudad de Chilpancingo de los Bravo el día 19 de septiembre del 2013.

Esta organización es presidida por el señor Gumaro Guerrero Gómez, el cual


junto con los afectados se organizaron para pedir al gobierno federal,
estatal y municipal una solución ante la pérdida de su patrimonio; ocuparon
tanto acciones legales como acciones de protesta para que fueran
tomados en cuenta dentro de los planes de reconstrucción.

Ellos salen todos los domingos a limpiar sus calles y lugares comunes, de
manera organizada, tratando de preservar y dar mantenimiento a las
necesidades básicas del fraccionamiento; después de las labores de limpia

106
y mantenimiento los vecinos hacen una asamblea para tratar temas
relevantes de la comunidad, como los que se pueden mencionar:

• El problema del agua,


• La inseguridad,
• Afectaciones a la vida cotidiana, y
• Sobre todo, la prevención del riesgo ante alguna situación de peligro
en la cual ellos están más vulnerables dada su situación precaria.

Fotografía 15. Asamblea ordinaria de la COCOARHA.


Fuente: Fotografía del autor, mayo 2017.

El movimiento de la COCOARHA muestra acciones concretas de


organización efectiva, como las que describe Svampa (2012):

“ya que esta dinámica organizacional, que combina la acción directa


(bloqueos, manifestaciones, acciones de contenido lúdico), con la acción
institucional (presentaciones judiciales, audiencias públicas, demanda de
consultas, propuestas de leyes)” (Svampa, 2012: 20)

107
Tal como fue el proceso de exigencia por parte de ellos a las autoridades
competentes de los tres niveles de gobierno, por medio de plantones frente
a las oficinas de la SEDATU, Casa Guerrero (lugar donde se aloja el
gobernador de Guerrero) y demás instituciones inmiscuidas en el proceso,
bloqueos en las principales avenidas de la ciudad de Chilpancingo, por lo
cual las instituciones se percataron que no estaban frente a una masa
enardecida de personas desesperadas, sino que estaban frente a una
comunidad organizada con objetivos claros.

También de cuentan con una asesoría legal, ya que cuando “por fin”
pudieron tener una respuesta institucional, fueron reasentados en el “Nuevo
Mirador”, pero ante los consistentes problemas de seguridad ellos
recurriendo a denuncias judiciales ante la procuraduría General de la
República (PGR), a su vez los habitantes del fraccionamiento demandan
aún las escrituras que les den la posesión legal de las viviendas, ya que sólo
han firmó un comodato; no obstante ya han mandado un pliego petitorio
al gobierno municipal y a la SEDATU, para pedir agua potable, servicios
básicos y equipamientos educativos.

Si bien existe un tipo de apropiación positiva del sitio por los habitantes, es
importante mencionar que la respuesta Estatal con este tipo de
reasentamientos no es la óptima, tal como lo comenta Kosik (2012) “La
mayoría de la población no vive en ciudades sino en urbanizaciones o en
suburbios” (2012: 53).

Como muestra de lo anterior, se encuentra la lejanía del fraccionamiento,


como ya se comentó anteriormente, se encuentra a 1.1 km de la zona
urbana próxima, por lo que la proyección del gobierno no tomó en cuenta
la lejanía del lugar y solamente creo una simple urbanización más, para
poder así legitimarse ante la población en general, pero no de la población
que vive día a día en este asentamiento.

108
Es así como muchos de los habitantes del “Nuevo Mirador” tienen que hacer
grandes trayectos para llegar a sus sitios de trabajo o las escuelas, por lo que
en una ciudad relativamente pequeña (donde los trayectos más largos son
de 30 min) se pueden hacer hasta una hora para llegar a la parte central
de la ciudad, dado que el trayecto del transporte público es deficiente y
caro (6 pesos por viaje), siendo que sólo brindan transporte 6 Urvan de 6 am
a 9. pm de lunes a viernes y los sábados y domingos de 7 am a 8 pm; el costo
de un taxi promedio al fraccionamiento oscila entre los 120 a 150 pesos en
el día, mientras que en la noche el precio no baja de los 200 pesos; es por
esta razón que las personas que tienen un trabajo donde salen en la noche
o madrugada tienen que optar por quedarse en la “ciudad” para ahorrar
dinero.

Siendo así y con base en Carrasco (2006), el proceso del fraccionamiento


“Nuevo Mirador” tiene que ver con el crecimiento desmedido del capital y
la consolidación acelerada del proceso de urbanización, incluso el mismo
gobierno ha declarado que ese lugar fue el óptimo para la reubicación de
la población afectada por “Manuel” dado su bajo costo por metro
cuadrado (700 pesos el metro cuadrado).

En tanto, que las viviendas del fraccionamiento fueron construidas por la


empresa “Casa Flex”, la cual construye las viviendas por paneles que se
montan entre sí y “tienen menor costo”, el proceso de estas vienen de una
fábrica, con sede en Hidalgo, donde se realizan alrededor de 20 mil
módulos, la mayoría para vivienda, luego se transportan en un tráiler y con
apoyo de grúas se montan en un lapso muy corto (hasta tres horas), la
ventaja de éstas es que son de diferente textura, color, lo importante es la
rapidez, la calidad y flexibilidad, por ello el nombre31.

Con información de Centro Urbano https://centrourbano.com/entrevistas/importante-unificar-normas-para-vivienda-


31

garciavelez/

109
Este tipo de arquitectura es aquella que banaliza el sentido de la calidad de
vida, el cual solo puede proveer a la población de viviendas de hasta 55
metros cuadrados para poder satisfacer el gran mercado inmobiliario.

Es así que en consecuencia, para estos procesos la cuestión de medio


ambiente tiene una relación más mercantil que de importancia
ecosistémica, tal como se dio el proceso de destrucción del Cerro
“Tepancalco”, el cual ocupaba el lugar donde actualmente se encuentra
el “Nuevo Mirador”, siendo que el valor de uso en cuanto a beneficios
ambientales del cerro era parte de la dinámica natural del municipio, ahora
es destruido y cambiado su valor de uso por un solo valor de cambio, pero
no solo monetario, sino como moneda de cambio política para presumir los
avances de un gobierno que no previo en ningún momento atender a las
personas en situación de riesgo dentro de la capital del estado.

Tal como se observa a través del desarrollo de este estudio, el país es sin
duda un territorio con grandes riesgos y vulnerabilidades de varias índoles,
pero no sólo eso, también las afectaciones a la población han sido muy
bastas, sobre todo en territorios costeros con altos niveles de precipitación y
vulnerabilidad social.

En cuestiones de afectación al territorio, la tormenta tropical “Manuel”


causó estragos en el estado de Guerrero, sobre todo en la ciudad de
Acapulco y la de Chilpancingo, por lo que tanto el gobierno y la población
organizada buscaron soluciones al desastre que recayeron en la creación
de COCOARHA y el reasentamiento al fraccionamiento “Nuevo Mirador”.

El sentido de apropiación hacia este lugar conllevó a varias acciones, entre


los cuales podemos recalcar la destrucción del Cerro “Tepancalco” para la
creación del nuevo asentamiento; la invasión al fraccionamiento por parte
de personas ajenas a la afectación de “Manuel” y sobre todo la

110
organización vecinal por parte de los miembros de la COCOARHA para
dotar de servicios, limpieza y reducción de riesgos.

Con base en lo anterior se puede observar que se llevan a cabo varios tipos
de acciones concretas de organización de acuerdo con lo planteado por
Suampa, donde existe una respuesta Estatal nada óptima para la solución
del desastre. Este fraccionamiento no responde a una ciudad, sino que
responde a la creación de urbanizaciones alejadas de la ciudad.

Debido a que el proceso de reasentamiento se rige por la lógica del capital,


este se convierte en una simple mercancía. Se niega su valor de uso y se
transforma en un objeto con valor de cambio.

De tal forma los desastres también tienen que ver con la forma de
apropiación de la población en sitios no aptos para el desarrollo de una
vivienda, de un hogar, de una colonia; esto dadas las condiciones
excluyentes del mercado urbano del suelo.

Por último y de acuerdo con Albino (2015), el Estado tiene un rol ineludible
como actor principal en la sociedad. Su intervención es constante, ya sea
regulando, imponiendo o asegurando el cumplimiento de las leyes. (Albino,
2015: 40), tal como lo es el “Nuevo Mirador”, donde se concretan las
decisiones de un Estado que sólo busca dar una solución rápida para un
problema que deriva de un proceso histórico.

111
3.4 ¿La respuesta se encuentra en la resiliencia urbana?

La resiliencia ha sido uno los términos más comentados en la literatura sobre


el cambio climático en zonas urbanas y en la planificación urbana
(Calderón-Contreras, 2014). Este término ha tenido su nacimiento desde
varias disciplinas antes de verse inmiscuido dentro del quehacer urbano, por
lo que hablar de resiliencia es hablar con un enfoque transdisciplinario.

Conforme a Mallqui (2013) el término resiliencia tiene su origen del latín


“resilio” que significa volver atrás, volver de un salto, rebotar; lo que lleva al
ajuste que se ha generado en varias disciplinas para este término; para las
ciencias como la ingeniería de materiales, ingeniería civil, arquitectura, etc.,
“el término resiliencia se utiliza para dar cuenta de la propiedad elástica de
un material para retomar su forma inicial después de haber registrado un
impacto" (Metzger y Robert, 2013, 26), pero para el caso del riesgo y la
preparación a un desastre, los orígenes del concepto se remontan a la
biología y a la psicología.

Con base en la American Psychological Association la resiliencia es el


proceso de adaptarse bien a la adversidad significativa, como problemas
familiares, personales, salud o laborales (APA, 2015), así es que tanto para la
Holling (1973) la resiliencia de un sistema se define como su capacidad para
afrontar una perturbación sin que esta modifique su naturaleza intrínseca es
la capacidad, por lo que se puede aplicar concretamente a un “sistema
urbano”.

Con base en la descripción del concepto, la construcción de la resiliencia


urbana es compuesta por varios conceptos, donde el término más
aceptado para hablar de la resiliencia urbana es a lo que la United Nations
International Strategy for Disaster Reduction (UNISDR) denomina como:

112
“La capacidad de un sistema, comunidad o sociedad expuestos a una
amenaza para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de
manera oportuna y eficaz, lo que incluye la preservación y la restauración
de sus estructuras y funciones básicas” (UNISDR, 2009: 28).

Con el conocimiento de lo anterior, es necesario entonces conocer el


análisis central que aporta la identificación de las vulnerabilidades y su
corrección, que contribuyen a la primera de las etapas de construcción y
aumento de resiliencia urbana, siendo así y de acuerdo con Bertoux y
González (2015) el análisis e identificación de la resiliencia urbana sería:

“La adaptación a la vulnerabilidad inmediata (protección de la población,


acceso a servicios de salud, alimentos, etc.) y, en una segunda fase más
larga, la recuperación de las diferentes actividades de la ciudad
(capacidad de restablecer las conectividades de las diferentes redes,
capacidad de movilizar los diferentes actores públicos y privados)” (Bertoux
y González, 2015 29).

Así como la vulnerabilidad, también la resiliencia es complicada y con


múltiples aristas, siendo así es necesario tener varias formas de construcción
de resiliencia.

Para la óptima creación de resiliencia urbana y la cuantificación de esta, es


necesario tener en cuenta las distintas dimensiones de las vulnerabilidades y
estar apoyados en los índices como los antes analizados.

Para esto y de acuerdo con Mallqui (2013), es necesario considerar a la


resiliencia como un proceso transversal y no como una respuesta inmediata
ante una adversidad, ni tampoco pensar a la ciudad resiliente como un sitio
invulnerable, ni mucho menos como una simple técnica de intervención
urbanística, sino como una posible solución que coadyuve en el proceso de
mejorar la vida de los habitantes de todos los asentamientos humanos del
mundo.

113
Mallqui (2013) nos comenta que las dimensiones y paradigmas de la
resiliencia urbana suelen abordarse como un conjunto de vectores
agrupados en cuatro categorías y cada uno con sus respectivos
indicadores:

“En primer término, los flujos metabólicos (metabolic flows) que se refieren a
las cadenas de producción y consumo al interior de un ecosistema cuyo
tamaño excede siempre los límites de una ciudad; representan la
capacidad productiva de energía, bienes materiales y servicios necesarios
para el bienestar de la población y la calidad de vida comunitaria;
En segundo, la dinámica social (social dynamics) que da cuenta de las
características demográficas, el capital humano y la inequidad de la
población;
En tercero, las redes de gobernanza (governance networks) integradas por
instituciones y organizaciones encargadas de la gestión urbana cuya
interdependencia tiene lugar no únicamente a nivel local sino también –muy
importante- regional, nacional y en algunos casos internacional;
Y en cuarto, el medio ambiente construido (built environment) que
comprende los diversos paisajes (ecológicos, urbanos) y hábitats de las
unidades territoriales bajo estudio” (Mallqui, 2013: 3:5)

Por lo que la resiliencia urbana se ve beneficiada en la construcción de sus


indicadores con la óptima identificación de las vulnerabilidades urbanas, ya
que forman parte fundamental de la dinámica social y las redes de
gobernanza.

Y sus diferentes aplicaciones de acuerdo con la propuesta de Mallqui (2013)


para hacer un estudio competente de una línea base para evaluar el nivel
de resiliencia a nivel local:

1. Análisis de vulnerabilidad y capacidad.


2. Planeación del proyecto de recuperación.
3. Monitoreo y evaluación del proyecto.

114
Es importante recalcar que la selección de los indicadores de resiliencia
urbana es un tema por resolver, dado que cada caso tiene una magnitud y
condiciones específicas (Mallqui, 2013), así como en algún territorio en
específico, dado que la resiliencia no es un proceso homogéneo, sino que
la adaptación resiliente depende de la capacidad del entorno y con base
en los muy específicos flujos antes mencionados.

Y es así como, que con base en Cardona (2001), se proponen los siguientes
factores de los cuales se origina el riesgo:

1. La exposición: se define como la condición de susceptibilidad que


presenta un asentamiento humano a ser afectado por fenómenos
peligrosos. Esta susceptibilidad se encuentra directamente
relacionada con la ubicación del asentamiento dentro del área de
influencia de dichos fenómenos, así como con la vulnerabilidad física
ante los mismos.
2. La fragilidad social: hace referencia a la tendencia a sufrir daños que
surgen como resultado del nivel de marginación y segregación social
en algún sitio habitado. Esta predisposición se ve intensificada por las
condiciones de desventaja y debilidad relativa que presenta el sitio
en términos socioeconómicos.
3. La falta de resiliencia: se refiere a las limitaciones que enfrenta el
asentamiento humano en cuanto al acceso y movilización de
recursos. Estas limitaciones se traducen en una incapacidad de
respuesta ante los eventos adversos, así como en deficiencias para
absorber el impacto de estos.

Es así como el análisis de las vulnerabilidades físicas y los tres índices IMU,
IVFIILL y el IRS tienen una gran potencialidad en la creación de indicadores
en los ejes temáticos 2, 3 y 4 de la propuesta de Twigg de resiliencia.

115
También, confirma que a mayor vulnerabilidad existe menor resiliencia, por
ende, el crecimiento de la construcción social del riesgo.

La ciudad de Chilpancingo de los Bravo tiene las puertas abiertas para ser
una ciudad resiliente, esto con base en las oportunidades y puntos débiles
de la misma. Para ser una ciudad eficientemente resiliente, Chilpancingo
necesita implementar una serie de acciones y políticas que le permitan
reducir su vulnerabilidad y aumentar su adaptabilidad y transformabilidad.
Algunas de estas acciones y políticas son las siguientes:

• Elaborar e implementar un plan municipal de desarrollo urbano que


considere los principios de la resiliencia, la sustentabilidad y la
participación ciudadana, y que establezca las normas y los
instrumentos para ordenar el crecimiento urbano, regular el uso del
suelo, proteger el medio ambiente, mejorar la infraestructura y los
servicios públicos, y fomentar el desarrollo económico y social. Según
el Periódico Oficial del Estado de Guerrero (2021)32, el H. Ayuntamiento
de Chilpancingo aprobó la actualización del plan municipal de
desarrollo urbano de Chilpancingo de los Bravo, Guerrero 2021, que
tiene como objetivo orientar el ordenamiento territorial y el desarrollo
urbano del municipio.

• Fortalecer la gestión de riesgos de desastres, mediante la


identificación, la evaluación, la prevención, la mitigación, la
preparación, la respuesta, la recuperación y la reconstrucción. Para
ello, se requiere contar con un atlas de riesgos actualizado, con un
sistema de alerta temprana, con un fondo de contingencia, con
planes de emergencia, con programas de capacitación y
sensibilización, y con mecanismos de coordinación y colaboración
entre los diferentes niveles de gobierno y los actores sociales. Según el

32 https://periodicooficial.guerrero.gob.mx/wp-content/uploads/2021/09/Periodico-078-28-Septiembre-20211.pdf

116
estudio de Arroyo Matus (2011)33, la ciudad de Chilpancingo presenta
una alta vulnerabilidad sísmica, por lo que se recomienda realizar un
diagnóstico estructural de las edificaciones, aplicar normas de
construcción antisísmica, y promover la cultura de la prevención y la
autoprotección.

• Promover la inclusión social y la cohesión comunitaria, mediante el


diseño e implementación de políticas públicas que atiendan las
necesidades y demandas de los grupos más vulnerables que mejoren
sus condiciones de vida, que amplíen sus oportunidades de desarrollo,
que fomenten su participación y empoderamiento, y que generen un
sentido de pertenencia e identidad. Para ello, se requiere impulsar
programas de combate a la pobreza, de acceso a la educación, la
salud, la cultura y el deporte, de generación de empleo e ingreso, de
seguridad pública y prevención del delito, de equidad de género y
derechos humanos, y de organización y movilización social.

• Estimular la innovación y la creatividad de la población, mediante el


aprovechamiento de las potencialidades y los recursos locales, el
fomento de la investigación y el desarrollo tecnológico, el apoyo a las
iniciativas y los emprendimientos sociales y económicos, el estímulo a
la diversificación y la competitividad productiva, y la generación de
alianzas y redes de colaboración entre los diferentes actores urbanos.
Para ello, se requiere crear un sistema de información y conocimiento,
un fondo de financiamiento, un marco regulatorio favorable, un
espacio de diálogo y concertación, y un mecanismo de seguimiento
y evaluación.

Estas acciones y políticas no son exhaustivas ni excluyentes, sino que deben


ser complementarias e integrales, y deben adaptarse a las características y

33
http://i.guerrero.gob.mx/uploads/2016/02/VULNERABILIDAD-SISMICA-DE-LA-CIUDAD-DE-CHILPANCINGO.pdf

117
al contexto específico de la ciudad de Chilpancingo. Asimismo, deben ser
resultado de un proceso participativo, democrático y transparente, que
involucre a todos los sectores y actores urbanos, y que garantice la rendición
de cuentas y la responsabilidad social. De esta manera, se podrá construir
una ciudad resiliente, que sea capaz de enfrentar los desafíos y los shocks, y
que sea capaz de aprovechar las oportunidades de cambio para mejorar
su calidad de vida y su desarrollo sostenible.

118
119
Conclusiones

A lo largo de toda la presente investigación se ha hecho hincapié en que,


al paso de los años, es común que los desastres ocasionados por los
fenómenos naturales sean considerados como “naturales”, esto por la
divulgación de las ciencias naturales y básicas que ejercen un dominio sobre
el estudio y la concepción de los desastres en toda América Latina.

Es necesario hacer un cambio sobre el paradigma de los desastres, es decir,


que los desastres no están relacionados per se con los fenómenos naturales,
sino que son consecuencia de ciertas condiciones, en ciertos sitios y que los
impactos de estos hacen que se agudicen las pérdidas de diferentes
indoles.

Por lo cual, un desastre es la concreción de un particular estado de


normalidad, como expresión de las condiciones objetivas de cierta
población que se rige bajo circunstancias extremas (pobreza, marginación,
vulnerabilidad, etc.), por lo que los desastres son producto de procesos
sociales históricamente determinados en ubicaciones específicas.

Considerando que tanto la exposición como la vulnerabilidad se acumulan,


el hecho de que la población esté continuamente expuesta a amenazas
inesperadas incrementa su propensión a experimentar pérdidas en caso de
desastres, esto contribuye a la perpetuación de la pobreza y la desigualdad
social.

Por lo tanto, el concepto de vulnerabilidad no es aislado, sino que debe


verse de manera integral para tener todas las aristas cubiertas, siendo que
la vulnerabilidad social constituye el resultado de la acumulación histórica
de la pobreza y del poco acceso a bienes y oportunidades específicas de
cierta población dentro de una sociedad estructurada.

120
El riesgo socialmente construido y la creciente vulnerabilidad no deben ser
considerados como eventos aislados, sino como desastres latentes o en
desarrollo. En el contexto específico donde se manifiestan, es fundamental
realizar un análisis profundo del contexto del desastre y tomar en cuenta las
variables socioeconómicas de los grupos afectados. Esto permite
comprender que la amenaza, natural o antropogénica, no es el único factor
determinante en un desastre. Por lo tanto, el énfasis del análisis debe recaer
en el riesgo en sí mismo, no en la materialización final de su existencia.

La construcción social del riesgo no se limita al momento del desastre, sino


que abarca una etapa previa y una posterior. El desastre en sí mismo actúa
como un detonante que puede generar nuevos o mayores riesgos. Esta
construcción se vuelve más evidente en ciertos momentos a partir de
eventos específicos. En este sentido, tanto los desastres como la
construcción social del riesgo son procesos dinámicos y en constante
evolución.

México sin duda es un país donde es más común encontrarse con


fenómenos extremos en su territorio, dado que es afectado por varios tipos
de fenómenos hidrometeorológicos, que pueden aunar al desastre que
puede conllevar a la pérdida de vidas humanas o a daños materiales de
importancia.

Resulta crucial destacar que la población mexicana en situación de


pobreza se encuentra en una posición de extrema vulnerabilidad frente a
los eventos hidrometeorológicos extremos. Esta condición incrementa su
riesgo en un grado mayor que el crecimiento poblacional.

Si bien combatir la vulnerabilidad social figura como objetivo en cada inicio


de sexenio, el gobierno mexicano aún carece de un diagnóstico integral y
efectivo que mida el grado de riesgo en una sociedad tan diversa como la

121
del país. En consecuencia, los planes actuales se limitan a reparar los daños
materiales después de ocurrida una catástrofe, sin abordar la prevención.

Los mayores afectados en el estado como ya se comentó en la


investigación fueron Acapulco y Chilpancingo, donde el 50% de la
población de este último está en situación de pobreza y donde se hizo en
análisis comparativo de los índices de marginación, vulnerabilidad frente a
inundaciones y de rezago social.

Dando como resultado de los análisis una cantidad considerable de


población con grandes vulnerabilidades acumuladas y que se encuentran
en una permanente construcción social del riesgo, en espera sólo de un
agente detonador de un desastre como lo fue la tormenta tropical
“Manuel”.

Las afectaciones se concretaron principalmente sobre las partes altas de la


ciudad con el desprendimiento de tierra o deslaves, así como en las áreas
donde las casas estaban aledañas al río Huacapa o barrancas y
escurrimientos, que resultaron con inundaciones o llenas de tierra o
sedimentos.

Con base en la hipótesis planteada en este estudio, se comprobó que es


cierta, dado que el desastre ocasionado por la tormenta tropical Manuel
fue causado por las condiciones acumuladas de construcción social en
Chilpancingo, esta a su vez es construida por las vulnerabilidades explicadas
en la ciudad.

Siendo así, Chilpancingo construyó socialmente su propio riesgo debido a


una serie de factores históricos, culturales, políticos y económicos que
influyeron en la forma de habitar y desarrollar el territorio urbano, sin
considerar adecuadamente las condiciones ambientales y los peligros

122
naturales a los que está expuesta la ciudad. Algunos de estos factores son
los siguientes:

• La falta de una planeación urbana integral y participativa, que


ordenara el crecimiento de la ciudad y evitara la ocupación irregular
e ilegal de zonas de alto riesgo, como laderas inestables, cauces de
ríos, zonas sísmicas y áreas protegidas. El 60% de la población de
Chilpancingo vive en asentamientos irregulares, que carecen de
servicios básicos, infraestructura adecuada y seguridad jurídica. Estos
asentamientos se han formado por la migración rural-urbana, la
especulación inmobiliaria, la corrupción y la falta de alternativas de
vivienda digna y accesible para los sectores más pobres.

• La reproducción de prácticas constructivas tradicionales, que no


incorporan criterios técnicos, normativos y preventivos para garantizar
la calidad y la seguridad de las edificaciones. Estas prácticas se
transmiten entre generaciones como parte de sus usos y costumbres,
y se basan en la autoconstrucción, el uso de materiales locales, la
adaptación al entorno y la economía de recursos. Sin embargo, estas
prácticas también implican una mayor vulnerabilidad ante los
fenómenos naturales, como los sismos, las inundaciones y los
deslizamientos, que pueden provocar daños estructurales, colapsos y
pérdidas humanas y materiales.

• La desarticulación y la desconfianza entre los diferentes actores


sociales, que dificultan la coordinación, la colaboración y la
participación para la gestión de riesgos y la construcción de
resiliencia. La ciudad de Chilpancingo ha sufrido diversos conflictos
sociales, políticos y violentos, que han generado un clima de
inseguridad, incertidumbre y descontento entre la población. Estos
conflictos han afectado la gobernabilidad, la legitimidad y la

123
capacidad de respuesta de las autoridades locales, y han debilitado
el tejido social, la cohesión comunitaria y la solidaridad ciudadana.

Estos factores, entre otros, han contribuido a que Chilpancingo construya


socialmente su propio riesgo, es decir, a que la población y las autoridades
locales perciban, interpreten y actúen frente a los peligros naturales de una
manera que aumenta su vulnerabilidad y reduce su capacidad de
adaptación y transformación. Por lo tanto, se requiere de un cambio de
paradigma, que reconozca el riesgo como una construcción social, y que
promueva la construcción social de la resiliencia, como un proceso
colectivo, dinámico y participativo, que involucre a todos los actores
urbanos, y que busque mejorar las condiciones de vida y el desarrollo
sostenible de la ciudad.

Dejando un proceso de reconstrucción y reubicación lento debido a falta


de recursos e inadecuadas gestiones del gobierno Estatal y Federal,
teniendo un retraso de hasta cuatro años en algunos asentamientos y
colonias, dando respuesta al segundo objetivo particular.

Una de las obras más importantes fue la reubicación de la población


afectada en el Fraccionamiento “Nuevo Mirador” como parte del
programa “Nuevo Guerrero”, que después de pasar por varios problemas
como se detalló en el capítulo 3, se mantiene hasta la fecha como un
asentamiento con un latente riesgo debido a que también genera
situaciones de vulnerabilidad.

Aunque la Coordinadora de Colonias y Comunidades Afectadas por el Río


Huacapa y sus Afluentes (COCOARHA), ha tenido un gran éxito como
organización en pro de los afectados y ahora reubicados, su lucha aún por
tener mejores condiciones de vida es permanente. Con base en el trabajo
en conjunto que se realizó con ellos es destacable todo lo que se ha llegado
a concretar

124
Se abordó el concepto de resiliencia urbana desde una perspectiva
transdisciplinaria, que integra aportes de la física, la biología, la psicología y
la ecología. En el presente trabajo se explica que la resiliencia urbana se
refiere a la capacidad de las ciudades de resistir, absorber, adaptarse y
recuperarse de los efectos de las amenazas, como el cambio climático, los
desastres naturales o las crisis sociales. Para ello, se requiere identificar y
corregir las vulnerabilidades que afectan a los sistemas urbanos, así como
considerar las diferentes dimensiones y paradigmas que intervienen en la
construcción de la resiliencia. Siendo así, se propuso que la resiliencia urbana
no debe ser vista como una meta estática, sino como un proceso dinámico
y transversal, que busca mejorar la calidad de vida de los habitantes de las
ciudades.

Se expuso la importancia de la resiliencia urbana para enfrentar los desafíos


y las amenazas que afectan a la ciudad de Chilpancingo de los Bravo, en
el estado de Guerrero. Así mismo, se utilizó el análisis de las vulnerabilidades
físicas y tres índices (IMU, IVFIILL y IRS) para medir el grado de resiliencia de
la ciudad, basándose en la propuesta de Twigg.

Con base en el objetivo general del presente estudio, se revisaron los


procesos de la construcción social del riesgo derivados principalmente por
desastres asociados a fenómenos hidrometeorológicos extremos, en
específico de tormentas tropicales, tal como es el caso de la tormenta
tropical “Manuel”, que afectó a la ciudad de Chilpancingo de los Bravo en
el estado de Guerrero, en septiembre de 2013. Esta ciudad tiene potencial
para ser resiliente implementando una serie de acciones y políticas en
cuatro ámbitos: el desarrollo urbano, la gestión de riesgos, la inclusión social
y la innovación.

125
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