Cultura
Cultura
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Cultura (en latín: cultura, 'cultivo')1 es un término que tiene muchos significados
interrelacionados. Por ejemplo, en 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn compilaron una
lista de 164 definiciones de «cultura» en Cultura: Una reseña crítica de conceptos y
definiciones. En el uso cotidiano, la palabra «cultura» se emplea para dos conceptos
diferentes:
Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como
alta cultura.
Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social,
incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y
resolver sus necesidades de todo tipo.
Cuando el concepto surgió en Europa, entre los siglos XVIII y XIX, se refería a un proceso de
cultivación o mejora, como en la agricultura u horticultura. En el siglo XIX, pasó primero a
referirse al mejoramiento o refinamiento de lo individual, especialmente a través de la
educación, y luego al logro de las aspiraciones o ideales nacionales. A mediados del siglo
XIX, algunos científicos utilizaron el término «cultura» para referirse a la capacidad humana
universal. Para el antipositivista y sociólogo alemán Georg Simmel, la cultura se refería a «la
cultivación de los individuos a través de la injerencia de formas externas que han sido
objetificadas en el transcurso de la historia».2
Índice
1 Formación del concepto de cultura
o 1.1 Etimología
o 1.2 Concepción clásica de la cultura
o 1.3 Cultura y civilización
2 Definiciones de cultura en las disciplinas sociales
o 2.1 Definiciones descriptivas de cultura
2.1.1 Definición de Tylor
2.1.2 Definición de los culturalistas
2.1.3 Definición funcionalista-estructural
o 2.2 Definiciones simbólicas
o 2.3 Definición estructuralista
o 2.4 Definición de la antropología simbólica
o 2.5 Definiciones marxistas
o 2.6 Definición neoevolucionista o ecofuncionalista
2.6.1 White y Steward
2.6.2 Marvin Harris y el materialismo cultural
2.6.3 Evolución cultural
o 2.7 Definición de cultura en la Iglesia católica
3 El concepto científico de cultura
4 Industria cultural
5 Socialización de la cultura
o 5.1 Clasificación
o 5.2 Elementos de la cultura
o 5.3 Cambios culturales
6 Cultura en animales no-humanos
7 Véase también
o 7.1 Teorías sobre la cultura
o 7.2 Otras cuestiones culturales
8 Notas
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
La etimología del concepto moderno “cultura” tiene un origen clásico. En varias lenguas
europeas, la palabra “cultura” está basada en el término latino utilizado por Cicerón, en su
Tusculanae Disputationes, quien escribió acerca de una cultivación del alma o “cultura
animi”, para entonces utilizando una metáfora agrícola para describir el desarrollo de un alma
filosófica, que fue comprendida teleológicamente como uno de los ideales más altos posibles
para el desarrollo humano. Samuel Pufendorf llevó esta metáfora a un concepto moderno, con
un significado similar, pero ya sin asumir que la filosofía es la perfección natural del hombre.
3
Su uso, y que muchos escritores posteriores “se refieren a todas las formas en la que los
humanos comienzan a superar su barbarismo original y, a través de artificios, se vuelven
completamente humanos”.3
El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que significa
cuidado del campo o del ganado. Hacia el siglo XIII, el término se empleaba para designar
una parcela cultivada, y tres siglos más tarde había cambiado su sentido como estado de una
cosa, al de la acción: el cultivo de la tierra o el cuidado del ganado (Cuche, 1999: 10),
aproximadamente en el sentido en que se emplea en el español de nuestros días en vocablos
como agricultura, apicultura, piscicultura y otros. Por la mitad del siglo XVI, el término
adquiere una connotación metafórica, como el cultivo de cualquier facultad. De cualquier
manera, la acepción figurativa de cultura no se extenderá hasta el siglo XVII, cuando también
aparece en ciertos textos académicos.
El Siglo de las Luces (siglo XVIII) es la época en que el sentido figurado del término como
“cultivo del espíritu” se impone en amplios campos académicos. Por ejemplo, el Dictionnaire
de l'Académie Française de 1718. Y aunque la Enciclopedia lo incluye sólo en su sentido
restringido de cultivo de tierras, no desconoce el sentido figurado, que aparece en los artículos
dedicados a la literatura, la pintura, la filosofía y las ciencias. Al paso del tiempo, como
cultura se entenderá la formación de la mente. Es decir, se convierte nuevamente en una
palabra que designa un estado, aunque en esta ocasión es el estado de la mente humana, y no
el estado de las parcelas.
4
Voltaire, uno de los pocos pensadores franceses del siglo XVIII que se mostraban partidarios
de una concepción relativista de la historia humana.
La clásica oposición entre cultura y naturaleza también tiene sus raíces en esta época. En
1798, el Dictionnaire incluye una acepción de cultura en que se estigmatiza el “espíritu
natural”. Para muchos de los pensadores de la época, como Jean Jacques Rousseau, la cultura
es un fenómeno distintivo de los seres humanos, que los coloca en una posición diferente a la
del resto de animales. La cultura es el conjunto de los conocimientos y saberes acumulados
por la humanidad a lo largo de sus milenios de historia. En tanto una característica universal,
el vocablo se emplea en número singular, puesto que se encuentra en todas las sociedades sin
distinción de etnias, ubicación geográfica o momento histórico.
Cultura y civilización
Johann Gottfried Herder. Según él, la cultura podía entenderse como la realización del genio
nacional (Volksgeist).
5
Es necesario señalar que no todos los intelectuales franceses emplearon el término. Rousseau
y Voltaire se mostraron reticentes a esta concepción progresista de la historia. Intentaron
proponer una versión más relativista de la historia, aunque sin éxito, pues la corriente
dominante era la de los progresistas. No fue en Francia, sino en Alemania donde las posturas
relativistas ganaron mayor prestigio. El término Kultur en sentido figurado aparece en
Alemania hacia el siglo XVII -aproximadamente con la misma connotación que en francés.
Para el siglo XVIII goza de gran prestigio entre los pensadores burgueses alemanes. Esto se
debió a que fue empleado para denostar a los aristócratas, a los que acusaban de tratar de
imitar las maneras “civilizadas” de la corte francesa. Por ejemplo, Immanuel Kant apuntaba
que “nos cultivamos por medio del arte y de la ciencia, nos civilizamos [al adquirir] buenos
modales y refinamientos sociales” (Thompson, 2002: 187). Por lo tanto, en Alemania el
término civilización fue equiparado con los valores cortesanos, calificados de superficiales y
pretenciosos. En sentido contrario, la cultura se identificó con los valores profundos y
originales de la burguesía (Cuche, 1999:13).
Durante el siglo XIX, en Alemania el término cultura evoluciona bajo la influencia del
nacionalismo.4 Mientras tanto, en Francia, el concepto se amplió para incluir no sólo el
desarrollo intelectual del individuo, sino el de la humanidad en su conjunto. De aquí, el
sentido francés de la palabra presenta una continuidad con el de civilización: no obstante la
influencia alemana, persiste la idea de que más allá de las diferencias entre “cultura alemana”
y “cultura francesa” (por poner un ejemplo), hay algo que las unifica a todas: la cultura
humana.5
HOLIS DIANA
de lado a la cultura, ello se ve refutado por las mismas obras del autor, sosteniendo que las
relaciones sociales de producción (la organización que adoptan los seres humanos para el
trabajo y la distribución social de sus frutos) constituyen la base de la superestructura
jurídico-política e ideológica, pero en ningún caso un aspecto secundario de la sociedad. No
es concebible una relación social de producción sin reglas de conducta, sin discursos de
legitimación, sin prácticas de poder, sin costumbres y hábitos permanentes de
comportamiento, sin objetos valorados tanto por la clase dominante como por la clase
dominada. El desvelo de las obras juveniles de Marx, tanto de La ideología alemana (1845-
1846) en 1932 por la célebre edición del Instituto Marx-Engels de la URSS bajo dirección de
David Riazanov, como de los Manuscritos económicos y filosóficos (1844) posibilitó que
varios partidarios de sus propuestas teóricas desarrollaran una teoría de la cultura marxista
(véase más adelante).
Los etnólogos y antropólogos británicos y estadounidenses de las postrimerías del siglo XIX
retomaron el debate sobre el contenido de cultura. Estos autores tenían casi siempre una
formación profesional en derecho, pero estaban particularmente interesados en el
funcionamiento de las sociedades exóticas con las que Occidente se encontraba en ese
momento.8 En la opinión de estos pioneros de la etnología y la antropología social (como
Bachoffen, McLennan, Maine y Morgan), la cultura es el resultado del devenir histórico de la
sociedad. Pero la historia de la humanidad en estos escritores era fuertemente deudora de las
teorías ilustradas de la civilización, y sobre todo, del darwinismo social de Spencer.
7
Definición de Tylor
E. B. Tylor, etnólogo británico, dijo: “La principal tendencia de la cultura desde los orígenes a
los tiempos modernos ha sido del salvajismo hacia la civilización” (1995:43).
Uno de los más importantes etnógrafos de la época fue Gustav Klemm. En los diez tomos de
su obra Allgemeine Kulturgeschichte der Menschheit (1843-1852)9 intentó mostrar el
desarrollo gradual de la humanidad por medio del análisis de la tecnología, costumbres, arte,
herramientas, prácticas religiosas. Una obra monumental, pues incluía ejemplos etnográficos
de pueblos de todo el mundo. El trabajo de Klemm habría de tener eco en sus
contemporáneos, empeñados en definir el campo de una disciplina científica que estaba
naciendo. Unos veinte años más tarde, en 1871, Edward B. Tylor publicó en Primitive Culture
una de las definiciones más ampliamente aceptadas de cultura. Según Tylor, la cultura es:
...aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las
costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre. La situación de la
cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser investigada
según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción
del hombre.
De esta suerte, una de las principales aportaciones de Tylor fue la elevación de la cultura
como materia de estudio sistemático. A pesar de este notable avance conceptual, la propuesta
de Tylor adolecía de dos grandes debilidades. Por un lado, sacó del concepto su énfasis
humanista al convertir a la cultura en objeto de ciencia. Por el otro, su procedimiento analítico
era demasiado descriptivo. En el texto citado arriba, Tylor plantea que “un primer paso para el
estudio de la civilización10 consiste en diseccionarla en detalles, y clasificar éstos en los
grupos adecuados” (Tylor, 1995:33). Según esta premisa, la mera recopilación de los
“detalles” permitiría el conocimiento de una cultura. Una vez conocida, sería posible
clasificarla en una graduación de más a menos civilizada, premisa que heredó de los
darwinistas sociales.
Una mujer hopi arregla el peinado de una joven soltera de su tribu. Los antropólogos
estadounidenses de la primera mitad del siglo XX estaban muy interesados en la
documentación etnográfica de los pueblos indios, algunos de los cuales estaban en proceso de
extinción.
culturas. Por lo tanto, la labor más importante de los estudiosos del fenómeno debía ser la
documentación etnográfica.12 De hecho, Boas escribió muy pocos textos teóricos, en
comparación con sus monografías sobre los pueblos indígenas de la costa pacífica de América
del Norte.
Los antropólogos formados por Robin Reid hubieron de heredar muchas de las premisas de su
maestro. Entre otros casos notables, están el de Ruth Benedict. En su obra Patterns of culture
(1939), Benedict señala que cada cultura es un todo comprensible sólo en sus propios
términos13 y constituye una suerte de matriz que da sentido a la actuación de los individuos en
una sociedad. Alfred Kroeber, retomando la oposición entre cultura y naturaleza, también
señalaba que las culturas son fenómenos sui generis pero, en sentido estricto, eran de una
categoría exterior a la naturaleza. Por lo tanto, según Kroeber, el estudio de las culturas debía
salirse del dominio de las ciencias naturales y encarar a las primeras como lo que eran:
fenómenos superorgánicos.14 Melville Herskovits y Clyde Kluckhohn retomaron de Tylor su
definición cientificista del estudio de la cultura. Para el primero, también la recolección de
rasgos definitorios de las culturas permitiría su clasificación. Aunque, en este caso, la
clasificación no se realizaba en sentido diacrónico, sino espacial-geográfico que habría de
permitir el conocimiento de las relaciones entre los diferentes pueblos asentados en un área
cultural. Kluckhonn, por su parte, resume en su texto Antropología la mayor parte de los
postulados vistos en esta sección, y reclama el dominio de lo cultural como el campo
específico de la actividad antropológica.
Por su parte Javier Rosendo describe la cultura como el conjunto de rasgos que caracterizan a
una región o grupo de personas, con respecto al resto, que puede ir cambiando de acuerdo a la
época en la cual se vive. Estos rasgos pueden abarcar la danza, tradiciones, arte, vestuario y
religión.
Definición funcionalista-estructural
Más tarde, el polaco Bronislaw Malinowski retomó tanto la descripción de cultura de Tylor
como algunos de los planteamientos de Durkheim relativos a la función social. Para
10
Malinowski, la cultura podía ser entendida como una «realidad sui generis» que debía
estudiarse como tal (en sus propios términos). En la categoría de cultura incluía artefactos,
bienes, procesos técnicos, ideas, hábitos y valores heredados (Thompson, 2002: 193).
También consideraba que la estructura social podía ser entendida análogamente a los
organismos vivos pero, a diferencia de Durkheim, Malinowski tenía una tendencia más
holística. Malinowski creía que todos los elementos de la cultura poseían una función que les
daba sentido y hacía posible su existencia. Pero esta función no era dada únicamente por lo
social, sino por la historia del grupo y el entorno geográfico, entre muchos otros elementos. El
reflejo más claro de este pensamiento aplicado al análisis teórico fue el libro Los argonautas
del Pacífico Occidental (1922), una extensa y detallada monografía sobre las distintas esferas
de la cultura de los isleños trobriandeses, un pueblo que habitaba en las islas Trobriand, al
oriente de Nueva Guinea.
Años más tarde, Alfred Reginald Radcliffe-Brown, también antropólogo británico, retomaría
algunas de las propuestas de Malinowski, y muy especialmente las que se referían a la función
social. Radcliffe-Brown rechazaba que el campo de análisis de la antropología fuera la
cultura, más bien se encargaba del estudio de la estructura social, un entramado de relaciones
entre las personas de un grupo. Sin embargo, también analizó aquellas categorías que habían
sido descritas con anterioridad por Malinowski y Tylor, siguiendo siempre el principio del
análisis científico de la sociedad. En su libro Estructura y función en la sociedad primitiva
(1975) Radcliffe-Brown establece que la función más importante de las creencias y prácticas
sociales es la del mantenimiento del orden social, el equilibrio en las relaciones y la
trascendencia del grupo en el tiempo. Sus propuestas fueron retomadas más tarde por muchos
de sus alumnos, especialmente por Edward Evan Evans-Pritchard etnógrafo de los nuer y los
azande, pueblos del centro de África. En ambos trabajos etnográficos, la función reguladora
de las creencias y prácticas sociales está presente en el análisis de esas sociedades, a la
primera de las cuales, Evans-Pritchard llamó “anarquía ordenada”.
Definiciones simbólicas
Definición estructuralista
Según la teoría estructuralista, la mente humana clasifica todos los fenómenos del mundo,
estableciendo conjuntos clasificatorios a los que se adhieren cargas semánticas (se convierten
en símbolos). Por ejemplo, Héritier proponía que un par de grupos clasificatorios universal es
el que distingue varones de mujeres, basado en las diferencias fisiológicas. Lo que cambia son
las atribuciones de cada grupo: en algunas culturas, como la occidental, la mujer se encarga de
criar a los niños; en otras, esta tarea corresponde a los varones.
El estructuralismo es una corriente más o menos extendida en las ciencias sociales. Sus
orígenes se remontan a Ferdinand de Saussure, lingüista, quien propuso grosso modo que la
lengua es un sistema de signos. Tras su conversión a la antropología (tal como la llama en
Tristes trópicos), Claude Lévi-Strauss –influido por Roman Jakobson– habría de retomar este
concepto para el estudio de los hechos de interés antropológico, entre los que la cultura era
sólo uno más. De acuerdo con Lévi-Strauss, la cultura es básicamente un sistema de signos16
producidos por la actividad simbólica de la mente humana (tesis que comparte con White).
En Antropología estructural (1958) Lévi-Strauss irá definiendo las relaciones que existen
entre los signos y símbolos del sistema, y su función en la sociedad, sin prestar demasiada
atención a este último punto. En resumen, se puede decir que en la teoría estructuralista, la
cultura es un mensaje que puede ser decodificado tanto en sus contenidos, como en sus reglas.
El mensaje de la cultura habla de la concepción del grupo social que la crea, habla de sus
relaciones internas y externas. En El pensamiento salvaje (1962), Lévi-Strauss apunta que
todos los símbolos y signos de que está hecha la cultura son productos de la misma capacidad
simbólica que poseen todas las mentes humanas. Esta capacidad, básicamente consiste en la
clasificación de las cosas del mundo en grupos, a los que se atribuyen ciertas cargas
semánticas. No existe un grupo de símbolos o signos (campo semántico) que no tenga uno
complementario. Los signos y sus significados pueden ser asociados por metáfora (como en el
caso de las palabras) o metonimia (como en el caso de los emblemas de la realeza) a
fenómenos significativos para el grupo creador del sistema cultural. Las asociaciones
simbólicas no necesariamente son las mismas en todas las culturas. Por ejemplo, mientras en
la cultura occidental, el rojo es el color del amor, en Mesoamérica es el de la muerte.
12
La antropología simbólica es una rama de las ciencias sociales cuyo desarrollo se relaciona
con la crítica al estructuralismo lévi-straussiano. Uno de los principales exponentes de esta
corriente es Clifford Geertz. Comparte con el estructuralismo francés la tesis de la cultura
como un sistema de símbolos pero, a diferencia de Lévi-Strauss, Geertz señala que no es
posible para los investigadores el conocimiento de sus contenidos:
Al creer tal como Max Weber que el hombre es un animal suspendido en tramas de significación
tejidas por él mismo, consideró que la cultura se compone de tales tramas, y que el análisis de ésta no
es, por tanto, una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de
significado.
(Geertz, 1988:)
Bajo la premisa anterior, Geertz y la mayor parte de los antropólogos simbólicos ponen en
duda la autoridad de la etnografía. Señalan que a lo que pueden limitarse los antropólogos es a
hacer “interpretaciones plausibles” del significado de la trama simbólica que es la cultura, a
partir de la descripción densa de la mayor cantidad de puntos de vista que sea posible conocer
respecto a un mismo suceso. En otro sentido, los simbólicos no creen que todos los elementos
de la trama cultural posean el mismo sentido para todos los miembros de una sociedad. Más
bien creen que pueden ser interpretados de modos diferentes, dependiendo, ya de la posición
que ocupen en la estructura social, ya de condicionamientos sociales y psíquicos anteriores, o
bien, del mismo contexto.18
13
Definiciones marxistas
Tal como se señaló anteriormente, Karl Marx a pesar de la opinión generalizada, puso
atención en el análisis de las cuestiones culturales, específicamente en su relación con el resto
de la estructura social. Según la propuesta teórica de Marx, el dominio de lo cultural
(constituido sobre todo por la ideología) es un reflejo de las relaciones sociales de producción,
es decir, de la organización que adoptan los seres humanos frente a la actividad económica.
La gran aportación del marxismo en el análisis de la cultura es que ésta es entendida como el
producto de las relaciones de producción, como un fenómeno que no está desligado del modo
de producción de una sociedad. Asimismo, la considera como uno de los medios por los
cuales se reproducen las relaciones sociales de producción, que permiten la permanencia en el
tiempo de las condiciones de desigualdad entre las clases.
Así mismo, Michel Foucault –en el conocido debate de noviembre de 1971 en Holanda con
Noam Chomsky– respondiendo la pregunta de que si la sociedad capitalista era democrática,
además de contestar negativamente –argumentando que una sociedad democrática se basa en
el efectivo ejercicio del poder por una población que no esté dividida u ordenada
jerárquicamente en clases– sostiene que, de manera general, todos los sistemas de enseñanza –
los cuales aparecen simplemente como transmisores de conocimientos aparentemente
neutrales–, están hechos para mantener a cierta clase social en el poder, y excluir de los
instrumentos de poder a otras clases sociales.
White proponía que la energía de que dispusiera una sociedad es la que determina en buena
medida la cultura. Occidente, por ejemplo, ha modificado sus tecnologías para poder
aprovechar diversas fuentes energéticas a lo largo de su historia. La mayor cantidad de
energía disponible ha permitido a su vez el desarrollo de nuevas tecnologías, creencias y
formas de relaciones sociales. Sin embargo, como señalan Rappaport y Morán, es posible que
la expansión en el consumo energético produzca una desadaptación ecológica y conduzca a la
civilización Occidental a su desaparición.
Si bien el estudio de la cultura nació como una inquietud por el cambio de las sociedades a lo
largo del tiempo, el desprestigio en el que cayeron los primeros autores de la antropología fue
un terreno fértil para que arraigaran en la reflexión sobre la cultura las concepciones
14
Para introducir las definiciones neoevolucionistas de cultura, es necesario recordar que los
evolucionistas sociales de finales del siglo XIX (representados, entre otros, por Tylor),
pensaban que las sociedades “primitivas” de su época eran residuos de antiguas formas
culturales, por las que necesariamente habría pasado la civilización de Occidente antes de
llegar a ser lo que era en ese momento. Como se indicó antes, Boas y sus discípulos echaron
por tierra estos argumentos, señalando que nada probaba la veracidad de estas suposiciones.
Sin embargo, en Estados Unidos, hacia la década de 1940 tuvo lugar un nuevo viraje del
enfoque temporal de la antropología. Éste nuevo rumbo es el neoevolucionista, interesado
entre otras cosas, por el cambio socio-cultural y las relaciones entre cultura y medio ambiente.
White y Steward
Tanto Steward como White concuerdan en que la cultura es sólo uno de los ámbitos de la vida
social. Para White, la cultura no es un fenómeno que deba entenderse en sus propios términos,
como proponían los culturalistas. El aprovechamiento energético es el motor de las
transformaciones culturales: estimula la transformación de la tecnología disponible, tendiendo
siempre a mejorar. Así, la cultura está determinada por la forma en la que el grupo humano
aprovecha su entorno. Este aprovechamiento se traduce a su vez en energía. El desarrollo de
la cultura de un grupo es proporcional la cantidad de energía que la tecnología disponible le
permite aprovechar. La tecnología determina las relaciones sociales y esencialmente la
división del trabajo como una prístina forma de organización. A su vez, la estructura social y
la división del trabajo se reflejan en el sistema de creencias del grupo, que formula conceptos
que le permiten comprender el entorno que le rodea. Una modificación en la tecnología y la
cantidad de energía aprovechada se traduce, por tanto, en modificaciones en todo el conjunto.
Steward, por su parte, retomaba de Kroeber la concepción de la cultura como un hecho que se
encontraba por encima y fuera de la naturaleza. Sin embargo, Steward sostenía que había un
diálogo entre ambos dominios. Opinaba que la cultura es un fenómeno o capacidad del ser
humano que le permite adaptarse a su medio biológico. Uno de los principales conceptos en
su obra es el de evolución. Steward planteaba que la cultura sigue un proceso de evolución
multilineal (es decir, no todas las culturas pasan de un estado salvaje a la barbarie, y de ahí a
la civilización), y que este proceso se basa en el desarrollo de tipos culturales derivados de las
adaptaciones culturales al medio físico de una sociedad. Steward introduce en las ciencias
15
sociales el término de ecología, señalando con él: el análisis de las relaciones existentes entre
todos los organismos que comparten un mismo nicho ecológico.
Dentro del tipo de ideas introducidas por White y Steward, cabe señalar el materialismo
cultural propugnado por Marvin Harris y otros antropólogos estadounidenses. Esta corriente
puede ser asimilada a una forma de ecofuncionalismo en el que se encajan ciertas divisiones
introducidas por Marx. Para el materialismo cultural, entender la evolución cultural y la
configuración de las sociedades depende básicamente de condiciones materiales, tecnológicas
e infraestructurales. El materialismo cultural establece una triple división entre grupos de
conceptos que atiende a su relación causal. Esos grupos se llaman: infraestructura (modo de
producción, tecnología, condiciones geográficas, etc.), estructura (modo de organización
social, estructura jerárquica, etc.) y supraestructura (valores religiosos y morales, creaciones
artísticas, leyes, etc.).
Evolución cultural
Había por lo menos una gran distancia conceptual entre la propuesta de White y de Steward.
El primero se inclinaba por el estudio de la cultura como fenómeno total, en tanto que el
segundo se mantenía más proclive al relativismo. Por ello, entre las limitaciones que tuvieron
que superar sus sucesores estuvo la de concatenar ambas posturas, para unificar la teoría de
los estudios de la ecología cultural. De esta suerte, Marshall Sahlins propuso que la evolución
cultural sigue dos direcciones. Por un lado, crea diversidad “a través de una modificación de
adaptación: las nuevas formas se diferencian de las viejas. Por otra parte, la evolución genera
progreso: las formas superiores surgen de las inferiores y las sobrepasan”.20
La idea de que la cultura se transforma siguiendo dos líneas simultáneas fue desarrollada por
Darcy Ribeiro, que introdujo el concepto de proceso civilizatorio21 para comprender las
transformaciones de la cultura.
Con el tiempo, el neoevolucionismo sirvió como una de las principales bisagras entre las
ciencias sociales y las ciencias naturales, especialmente como puente con la biología y la
ecología. De hecho, su propia vocación como enfoque holístico le ha convertido en una de las
corrientes más interdisciplinarias de las disciplinas que estudian la humanidad. A partir de la
década de 1960, la ecología entró en una relación muy estrecha con los estudios culturales de
corte evolutivo. Los biólogos habían descubierto que los seres humanos no son los únicos
animales que poseen cultura: se habían encontrado indicios de ella entre algunos cetáceos,
pero especialmente entre los primates. Roy Rappaport introdujo en la discusión de lo social la
idea de que la cultura forma parte de la misma biología del ser humano, y que la evolución
misma del ser humano se debe a la presencia de la cultura. Señalaba que:
...superorgánica o no, se debe tener presente que la cultura en sí pertenece a la naturaleza. Emergió en
el curso de la evolución mediante procesos de selección natural diferentes sólo en parte de aquellos
que produjeron los tentáculos del pulpo […] Aunque la cultura está altamente desarrollada en los seres
humanos, estudios etológicos recientes han indicado alguna capacidad simbólica entre otros animales.
16
[…] Aunque las culturas pueden imponerse a los sistemas ecológicos, hay límites para esas
imposiciones, ya que las culturas y sus componentes están sujetos a su vez a procesos selectivos.
Esta hipótesis fue presentada en un congreso llamado Man, the Hunter, realizado en la
Universidad de Chicago en 1966. Fuera porque la investigación se apoyaba en premisas sobre
la evolución cultural que fueron desechadas desde los tiempos de Boas, o porque era una tesis
que negaba la importancia de la mujer en la construcción de la cultura, la tesis de Washburn,
Lee y De Vore no fue bien recibida.22
En 1998, Jesús Mosterín publicó su libro ¡Vivan los animales!, donde explica qué es la
cultura:23
La cultura no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que está bien documentada en muchas
especies de animales superiores no humanos. Y el criterio para decidir hasta qué punto cierta pauta de
comportamiento es natural o cultural no tiene nada que ver con el nivel de complejidad o de
importancia de dicha conducta, sino sólo con el modo como se trasmite la información pertinente a su
ejecución. […] Los chimpancés son animales muy culturales. Aprenden a distinguir cientos de plantas
y sustancias, y a conocer sus funciones alimentarias y astringentes. Así logran alimentarse y
17
contrarrestar los efectos de los parásitos. Tienen muy poco comportamiento instintivo o congénito. No
existe una 'cultura de los chimpancés' común a la especie. Cada grupo tiene sus propias tradiciones
sociales, venatorias, alimentarias, sexuales, instrumentales, etc. […] La cultura es tan importante para
los chimpancés, que todos los intentos de reintroducir en la selva a los chimpancés criados en
cautividad fracasan lamentablemente. Los chimpancés no sobreviven. Les falta la cultura. No saben
qué comer, cómo actuar, cómo interaccionar con los chimpancés silvestres, que los atacan y matan. Ni
siquiera saben cómo hacer cada noche su alto nido-cama para dormir sin peligro en la copa de un
árbol. Durante los cinco años que el pequeño chimpancé duerme con su madre tiene unas 2.000
oportunidades de observar cómo se hace el nido-cama. Los chimpancés hembras separados de su
grupo y criados con biberón en el zoo ni siquiera saben cómo cuidar a sus propias crías, aunque lo
aprenden si ven películas o vídeos de otros chimpancés criando
Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y
desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe
terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en
toda la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del
tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones
para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a todo el género humano.
de un grupo social es analizada por Mosterín en varias nociones precisas distintas, definidas
todas ellas en función de los memes presentes en los cerebros de los miembros del grupo.24
Industria cultural
Es la cultura que está, como un mercado, sujeta a las leyes de la oferta y la demanda de la
economía capitalista.
Socialización de la cultura
La importante aportación de la psicología humanista de, por ejemplo, Erik Erikson con una
teoría psicosocial para explicar los componentes socioculturales del desarrollo personal.
Cada miembro de la especie podría acceder a ella desde una fuente común, sin
limitarse, ejemplo de ello: el conocimiento transmitido por los padres.
Debe poder ser incrementada en las ulteriores generaciones.
Ha de resultar universalmente compartible por todos aquellos que poseen un lenguaje
racional y significativo.
Así, el ser humano tiene la facultad de enseñar al animal, desde el momento en que es capaz
de entender su rudimentario aparato de gestos y sonidos, llevando a cabo nuevos actos de
comunicación; pero los animales no pueden hacer algo parecido con nosotros. De ellos
podemos aprender por la observación, como objetos, pero no mediante el intercambio
cultural, es decir, como sujetos.
Clasificación
Según su extensión
19
Universal: cuando es tomada desde el punto de vista de una abstracción a partir de los
rasgos que son comunes en las sociedades del mundo. Por ej., el saludo.
Total: conformada por la suma de todos los rasgos particulares a una misma sociedad.
Particular: igual a la subcultura; conjunto de pautas compartidas por un grupo que se
integra a la cultura general y que a su vez se diferencia de ellas. Ej.: las diferentes
culturas en un mismo país.
Según su desarrollo
Primitiva: aquella cultura que mantiene rasgos precarios de desarrollo técnico y que
por ser conservadora no tiende a la innovación.
Civilizada: cultura que se actualiza produciendo nuevos elementos que le permitan el
desarrollo a la sociedad.
Analfabeta o pre-alfabeta: se maneja con lenguaje oral y no ha incorporado la escritura
ni siquiera parcialmente.
Alfabeta: cultura que ya ha incorporado el lenguaje tanto escrito como oral.
Según su dirección
Posfigurativa: aquella cultura que mira al pasado para repetirlo en el presente. Cultura
tomada de nuestros mayores sin variaciones. Es generacional y se da particularmente
en pueblos primitivos.
Configurativa: la cultura cuyo modelo no es el pasado, sino la conducta de los
contemporáneos. Los individuos imitan modos de comportamiento de sus pares y
recrean los propios.
Prefigurativa: aquella cultura innovadora que se proyecta con pautas y
comportamientos nuevos y que son válidos para una nueva generación y que no toman
como guía el modelo de los padres a seguir pero si como referentes.
Elementos de la cultura
La cultura forma todo lo que implica transformación y seguir un modelo de vida. Los
elementos de la cultura se dividen en:
a) Materiales: Son todos los objetos, en su estado natural o transformados por el trabajo
humano, que un grupo esté en condiciones de aprovechar en un momento dado de su devenir
histórico: tierra, materias primas, fuentes de energía, herramientas, utensilios, productos
naturales y manufacturados, etcétera.
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b) De organización: Son las formas de relación social sistematizadas, a través de las cuales se
hace posible la participación de los miembros del grupo cuya intervención es necesaria para
cumplir la acción. La magnitud y otras características demográficas de la población son datos
importantes que deben tomarse en cuenta al estudiar los elementos de organización de
cualquier sociedad o grupo.
d) Simbólicos: Son los diferentes códigos que permiten la comunicación necesaria entre los
participantes en los diversos momentos de una acción. El código fundamental es el lenguaje,
pero hay otros sistemas simbólicos significativos que también deben ser compartidos para que
sean posibles ciertas acciones y resulten eficaces.
e) Emotivos: que también pueden llamarse subjetivos. Son las representaciones colectivas, las
creencias y los valores integrados que motivan a la participación y/o la aceptación de las
acciones: la subjetividad como un elemento cultural indispensable.
Cambios culturales
Artículo principal: Evolución cultural
Los cambios culturales: son los cambios a lo largo del tiempo de todos o algunos de los
elementos culturales de una sociedad (o una parte de la misma).
Por el contrario, otros autores afirman que existen animales de otras especies que también
tienen conductas culturales. Jane Goodall fue la primera en descubrir una cultura no-humana,
la cultura de los chimpancés.25
El filósofo Jesus Mosterín explica uno de los elementos de la cultura de los chimpancés:
«La cultura no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que está bien documentada en muchas
especies de animales superiores no humanos. Y el criterio para decidir hasta qué punto cierta pauta de
comportamiento es natural o cultural no tiene nada que ver con el nivel de complejidad o de
importancia de dicha conducta, sino sólo con el modo como se trasmite la información pertinente a su
ejecución. […] Los chimpancés son animales muy culturales. Aprenden a distinguir cientos de plantas
y sustancias, y a conocer sus funciones alimentarias y astringentes. Así logran alimentarse y
contrarrestar los efectos de los parásitos. Tienen muy poco comportamiento instintivo o congénito. No
existe una 'cultura de los chimpancés' común a la especie. Cada grupo tiene sus propias tradiciones
sociales, venatorias, alimentarias, sexuales, instrumentales, etc. […] La cultura es tan importante para
los chimpancés, que todos los intentos de reintroducir en la selva a los chimpancés criados en
cautividad fracasan lamentablemente. Los chimpancés no sobreviven. Les falta la cultura. No saben
qué comer, cómo actuar, cómo interaccionar con los chimpancés silvestres, que los atacan y matan. Ni
siquiera saben cómo hacer cada noche su alto nido-cama para dormir sin peligro en la copa de un
árbol. Durante los cinco años que el pequeño chimpancé duerme con su madre tiene unas 2.000
oportunidades de observar cómo se hace el nido-cama. Los chimpancés hembras separados de su
grupo y criados con biberón en el zoo ni siquiera saben cómo cuidar a sus propias crías, aunque lo
aprenden si ven películas o vídeos de otros chimpancés criando.».
Jesús Mosterín. ¡Vivan los animales! Madrid: Debate, 1998. (Págs. 146-7, 151-2)26