Parte General Los Sujetos de Derecho. 625052190
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Sujeto de derecho:
En Roma era el hombre, pero no todo hombre, sino aquel en quien además de su
condición humana concurren la de ser libre, ciudadano y sui iuris (aquel que no se
encuentra sometido al mando de otros o de cualquier potestad familiar).
Dentro del mismo Derecho Romano el Status Libertatis era en Roma el primer
requisito para que el hombre fuera un sujeto de derecho, es decir, la condición de
hombre libre.
El Status Civitatis, era requisito para que el hombre libre fuese sujeto de derecho,
tener este estado, es decir la ciudadanía.
Y era entonces donde ya podría optar al El Status Familiae en Roma era la distinta
posición en que un hombre libre y ciudadano puede encontrarse con relación
determinada familia. En ese sentido, tanto el alieni iuris, es decir, el que está
sujeto a potestad como el sui iuris, o sea, el que no lo ésta, tienen un status
familiae; pero solo el último goza de plena capacidad jurídica y puede ser titular
de toda clase de derechos.
derecho y de hecho.
Incapaces de derecho absolutos
1. Los libertos que no poseían el ius honorum (el que correspondía a los
ciudadanos romanos para ejercer funciones públicas y religiosas).
2. Los latinos que no gozaban de los derechos de los ciudadanos, pero ejercían
algún derecho privado.
3. Los extranjeros no ejercían derechos públicos y privados y vivían de acuerdo al
derecho de sus países y del ius genttium.
4. Los hijos de familia no podían ejercer el derecho de propiedad.
5. Los colonos eran hombres libres adscriptos a la tierra que trabajaban y seguían
su suerte.
En cuanto al parto los romanos decían que tenía que ser perfecto, es decir,
acaecido plena temporis es decir que la gestación haya durado como mínimo 6
meses. Parto perfecto significa no prematuro, viable.
Modificaciones de la capacidad
1. Máxima: cuando una persona cae en la esclavitud. Es la más grave, porque con
la pérdida de la libertad se extingue en realidad la capacidad jurídica y con ella
todos los derechos, no solo públicos, sino también privados, es decir, es la
muerte del “sujeto” para el derecho, denominado por algunas legislaciones
“muerte civil”.
2. Media: tiene lugar cuando se pierde la ciudadanía; ello ocurre en casos poco
frecuentes, es decir, cuando un ciudadano deja de ser tal y sigue siendo libre, o
cuando abandona la ciudad para radicarse en una colonia.
3. Mínima: es la alteración del status familiar; en este caso, tanto puede tratarse
de una disminución como de un aumento de la capacidad, o ni lo uno ni lo otro.
Fin de la persona física
Tanto la muerte como el nacimiento son hechos jurídicos, y como tal deben ser
probados por quien los alega.
Pero esto no ocurrió nunca con respecto a la muerte, porque no había registro del
fallecimiento de las personas; es decir, que debía certificarse con testigos.
Todos los entes que no son personas de existencia visible susceptibles de adquirir
derechos o contraer obligaciones son personas jurídicas.
No cabe duda que la vida asociativa y corporativa fue muy intensa en Roma, y ya
en los primeros momentos de su historia aparece la noción de societas como
agrupación de un número fijo de personas cada una de las cuales tiene una
participación igual en unos bienes o patrimonio común, en particular en el ámbito
hereditario. Así, las primeras manifestaciones de este tipo de societas surgieron
en la vida familiar romana y con el consortium ercto non cito, una sociedad de
propiedad pro indivisa formada a la muerte del padre de familia por sus herederos
y que podía constituirse por otras personas, denominada consortium.
Como nos expone Gayo en sus Instituciones, y de ahí se pasó a admitir una
societas constituida voluntariamente inter cives llegando de este modo, en un
tercer momento a las grandes societates, como sería el caso de las publicanorum
de época imperial. La realización de una actividad que excedía de las
posibilidades o capacidad del individuo aislado se resolvió así mediante la figura
de la societas. Será de esta manera cómo Gayo en un fragmento del Digesto nos
diga que: “Los que pueden constituirse como colegio, sociedad o cualquier otra
corporación, tienen, como si fueran una ciudad, bienes comunes, caja común y un
apoderado o síndico, por medio de quien, como en una ciudad, se trate y haga lo
que deba tratarse y hacerse en común”.
Estas instituciones eran conocidas como las “piae causae”, o fundación u obra
piadosa.
Dentro del Derecho Romano, y por la influencia del cristianismo, se concedió
personalidad jurídica bajo esta denominación a este tipo de instituciones que cuyo
fin era el desarrollo de obras benéficas a favor de pobres, enfermos, ancianos e
hijos abandonados.