Los Beneficios de La Muerte y Resurreccion de Cristo

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LOS BENEFICIOS DE LA MUERTE Y RESURRECCION DE CRISTO

(1 Corintios 15:20-22)
En 1 Corintios 15 el apóstol Pablo comienza hablar acerca de la resurrección de los muertos,
y más específicamente del acto poderoso de Cristo de morir por los pecados del mundo, y
resucitar al tercer día, saliendo triunfante ante la muerte.
Esto para Pablo y, por consiguiente, para toda la iglesia cristiana, sin duda,
• Se volvería un punto central de la fe, y del evangelio.
Por eso Pablo en uno de los versículos del capitulo llegaría expresar lo siguiente:
• “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe.”
• La TLA lo traduce de la siguiente manera: “Y si Cristo no resucitó, esta buena noticia
que anunciamos no sirve para nada, y de nada sirve tampoco que ustedes crean en
Cristo”
En otras palabras, Pablo nos dice que el evangelio solo tiene sentido desde el sacrificio,
muerte, y resurrección de Cristo.
Dicho de otra forma,
• recordemos que el evangelio tiene que ver con buenas noticias, esta noticia tiene que
ver con una Esperanza, tanto presente, como futura para todo aquel que se arrepiente,
recibe y cree en Cristo Jesús.
• Pero si Cristo no hubiera resucitado, la esperanza de vida para la humanidad hubiera
muerto también.
Por eso la palabra nos dice los siguiente:
• Lucas 4:18 dice, “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido, para
dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
• La TLA dice, “El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para
dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para
devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para
anunciar a todos que: “¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”
Amada iglesia,
• Cristo, con su sacrificio en la cruz y al vencer la muerte, nos terminó librando de toda
condenación, dejándonos el camino libre hacia la presencia de Dios, lejos de la
esclavitud del pecado.
Por eso, como iglesia cristiana pentecostés, en fechas como los son semana santa, recordamos
y reflexionamos acerca de ese acto poderoso que Jesús, el Hijo de Dios, vino a hacer.
La muerte de Cristo no es menos importante que su resurrección. Ambas son los puntos
centrales de la teología cristiana,
• La muerte de Cristo en la cruz, fue el pago de nuestros pecados, pero la resurrección
de Cristo se volvió nuestra garantía.
• Garantía de una esperanza de vida eterna.
Por lo tanto, la muerte y resurrección de Cristo trajeron grandes beneficios a la iglesia, dentro
de este recordatorio, queremos reflexionar.
1. Con su muerte Cristo pagó el precio de nuestros pecados.
La palabra menciona lo siguiente:
• 1 Pedro 1:18-19 dice, “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o
plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación,”
La palabra nos deja más que claro que nuestro rescate no se dio por medio de oro, ni plata o
por alguna otra cosa. Nuestro rescate fue pagado por medio de la sangre poderosa de Cristo.
• Por eso a Jesús se le conoce como el cordero de Dios, aquel que quita el pecado del
mundo.
Juan 1:29 dice,
• “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios,
quita el pecado del mundo.”
Recordemos que, desde el AT, se dejó declarado que sin derramamiento de sangre no podía
haber perdón de pecados,
• Hebreos 9:22 dice, “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin
derramamiento de sangre no se hace remisión.”
Es por eso, que podemos ver como los israelitas llevaban cada cierto tiempo un animal, este
era un macho cabrío, que pudiera servir de sacrificio para que la persona pudiera obtener el
perdón de sus pecados.
• Así, desde la perspectiva de levíticos 16, se deja establecido todo el procedimiento
para que alguien pudiera ser perdonado de sus pecados.
Ahora, al profundizar en esto, podemos darnos cuenta de dos cosas,
• La primera es que Dios siempre ha buscado que el ser humano este en total
reconciliación son su presencia, por es que dejo establecido en su palabra qué es lo
que tenían que hacer para poder ser perdonados por Dios y así poder estar en total
comunión con Dios.
• Pues recordemos que el pecado nos separa de la gloria de Dios y su presencia.
La segunda realidad es que,
• El perdón que el israelita recibía con los sacrificios era momentáneo, es decir, la
persona tenia que volver a traer otro animal para sacrificarlo y así poder ser liberado
de su pecado.
• Pues recordemos que el pecado no solo nos mantiene lejos de Dios, también nos
esclaviza.
Pero, con el sacrificio de Cristo, el perdón de los pecados se hizo permanente, completo y
duradero para la humanidad. Por eso la palabra nos dice lo siguiente:
• Hebreos 10:11-12 dice, “Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los
pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por
los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,”
Por eso a través de su muerte se nos dejó abierto el acceso al perdón de nuestros pecados,
solo basta que reconozcamos nuestros pecados, nos arrepintamos y nos entreguemos a Cristo
completamente.
2. Con su muerte dejó sin efecto el castigo que merecíamos.
Colosenses 2:13-14 dice,
• “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os
dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz.
La palabra menciona que había un acta que nos condenaba, esto era la ley. En otras palabras,
• Bajo la ley ciertamente éramos culpables, pues ningún ser humano es hallado justo o
recto.
• Pues, lo cierto es que todos somos pecadores. Ý como pecadores, teníamos que recibir
la muerte como castigo o pago.
La palabra dice en Romanos 6:23,
• “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.”
Por lo tanto, bajo la ley, todos íbamos a condenación eterna, no había algo que dijera lo
contrario acerca de nosotros.
• Nosotros éramos culpables, y merecíamos ser condenados.
Pero, con la muerte de Cristo para el perdón de nuestros pecados, esa acta quedó anulada, es
por eso que, como cristianos e iglesia pentecostal, decimos con toda seguridad
• que ya no vivimos bajo la ley, sino bajo la gracia.
• Y la gracia, siendo entendida de la forma correcta, no es el permiso para seguir pecado
y nunca reflejar una vida de santidad.
Mas bien, la gracia es, aquella que nos recuerda cual era nuestra realidad, en otras palabras,
la gracia nos recuerda que,
• Sin duda éramos culpables y que ciertamente estábamos bajo condenación y no había
forma de que eso cambiara, pero también nos dice que, por medio del sacrificio de
Cristo, toda esa condenación, esa acta, quedó totalmente anulada.
Efesios 2:8 dice,
• “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios;”
• La TLA dice, “Ustedes han sido salvados porque aceptaron el amor de Dios. Ninguno
de ustedes se ganó la salvación, sino que Dios se la regaló.”
• Por lo que ahora, lo que Dios pide de nosotros, es que ocupemos esa libertad para su
gloria y su honra.

3. Con su resurrección fuimos justificados.


Romanos 4:25 dice,
• “el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra
justificación.”
• La TLA dice, “Dios entregó a Jesús para que muriera por nuestros pecados, y lo
resucitó para que fuéramos declarados inocentes.”
Como bien expresamos al principio, a causa de nuestros pecados estábamos destituidos de la
gloria de Dios.
• Dicho de otra forma, como seres humanos imperfectos, nos encontrábamos separados
de Dios y e incapaces de tener una relación directa y personal con él.
Incluso, la palabra deja ver claramente que nosotros éramos hijos de ira (Efesios 2:3), pues
todos quebrantamos la ley de Dios. Y como Dios es un Dios justo,
• Ciertamente tenía que derramar su justicia sobre los que quebrantan la ley.
Pues la palabra misma nos deja ver más que claro la justicia de Dios, y sobre todo, la palabra
nos muestra a un Dios que ama la obediencia de sus hijos y que nunca de los nunca va a
negociar su santidad con nadie,
Es por eso que su justicia tenia que caer en nosotros, no porque Dios fuera un Dios malo,
sino porque nosotros somos los desobedientes y desleales a él, que constantemente nos
estábamos levantando en contra de su voluntad.
• Salmos 37:28 dice, “Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para
siempre serán guardados; más la descendencia de los impíos será destruida.”
• Isaías 13:11 dice, “Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su
iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los
fuertes.”
Pero gloria a Dios por la muerte de Cristo para el perdón de nuestros pecados, y no solo eso,
sino también gloria a Dios porque ciertamente resucitó.
Por lo tanto,
• la resurrección de Cristo vino a confirmar que Dios, el Padre, aceptó el sacrificio de
Cristo para el perdón de nuestros pecados, en ese sentido, es que nosotros somos
ahora declarados inocentes por medio de la fe en Cristo Jesús.
Por eso la palabra nos recuerda lo siguiente:
• Romanos 8:1-2 dice, “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
Amada iglesia,
• Ninguna condenación hay para los hijos de Dios. Y quienes son los hijos de Dios,
aquellos que han aceptado a Cristo, se han arrepentido y por lo tanto, ya no andan
conforme a la carne, sino que ahora caminan conforme al Espíritu.”

4. Con su resurrección demostró que la muerte no es el fin de todo.


La muerte es el enemigo de la humanidad y ciertamente es el castigo justo por lo pecados de
cada uno de nosotros.
En ese sentido, la muerte, es una realidad en la vida humana. Es algo que tenemos el 100%
de probabilidad de experimentarla.
• Unos mas tempranos que otros, pero todos en algún punto la experimentaremos.
Por eso, ningún esfuerzo, riquezas o poder impedirá que nosotros nos enfrentemos a la
muerte.
Pero, ante esa realidad, la resurrección de Cristo nos da esperanza de que no es el final de
todo.
• Ciertamente, para lo que no creen en Cristo, la muerte es el final de todo,
• Pero para lo que creen el Hijo de Dios, la muerte es el comienzo de la vida eterna.
Por eso podemos declarar con toda seguridad lo que un día el Apóstol Pablo dijo:
• 1 Corintios 15:55-57 dice, “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro,
tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo. “

5. Con su resurrección los creyentes nos unimos a él.


2 Corintios 4:14 dice,
• “sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con
Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.”
Cuando creemos en Cristo, somos unidos a él por medio de la fe. En otras palabras,
• Venimos a formar parte del cuerpo de Cristo. Siendo miembros con funciones
específicas para la edificación de su iglesia, y la propagación de su evangelio.
La unión con Cristo significa que,
• Cuando Dios nos mira, Él no ve nuestra pecaminosidad, sino la justicia de Cristo.
• En otras palabras, significa que hemos muerto con Cristo, pero también hemos
resucitado con él.
Por eso la palabra dice,
• Romanos 6:8 dice, “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con
él;”
En ese sentido,
• esta unión solo es posible por medio de la resurrección de Cristo.
• Pues si Cristo no hubiera resucitado, entonces nosotros seguiríamos bajo condenación
a causa de nuestro pecado, y por lo tanto, separados de Dios.
Pero como Cristo venció la muerte, nosotros venimos a formar parte de su cuerpo para la
gloria de su nombre.
6. Con su resurrección, nos ha dado esperanza viva.
Como cristianos estimada iglesia, tenemos una gran esperanza viva,
• Es decir, tenemos el perdón de nuestros pecados, y la justificación ante Dios.
Gracias a la muerte y resurrección de Cristo, hemos pasado de ser enemigos de Dios a ser
hijos de Dios por medio de la fe y el arrepentimiento.
Por lo tanto, como hijo de Dios, tenemos una herencia eterna en los cielos.
La palabra nos recuerda lo siguiente:
• 1 Pedro 1:3-4 dice, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien,
según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva,
mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia
incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para
ustedes…”.
Ciertamente esa es una gran noticia.
En ese sentido, para ir concluyendo, podemos expresar que,
• La muerte y la resurrección de Cristo no fueron actos comunes, sino actos poderosos
que sin duda trajeron grandes beneficios a toda la humanidad.
• Por lo tanto, nuestro deber como iglesia, es valorar el sacrificio de Cristo y el amor
eterno de Dios hacia nosotros viviendo de la manera adecuada.

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