Anatomia Bby Resumen Aparato Locomotor

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Aparato locomotor pasivo y activo

Indicaciones de dirección
Orden alfabético
anterior medial
caudal palmar
craneal plantar
distal ventral
Ordenación sistemática
anterior posterior
derecha izquierda
distal proximal
dorsal ventral
dorsal palmar/plantar
externo interno
inferior superior
interno externo
caudal craneal
lateral medial
profundo superficial

Movimientos
Abducción Separación
Aducción Aproximación
Anteversión Movimiento hacia delante
Retroversión Movimiento hacia atrás
Extensión Estiramiento
Flexión Doblamiento
Pronación Giro hacia dentro
Supinación Giro hacia fuera
Elevación Levantamiento en un plano horizontal

Planos y ejes
(ver fig. 39)
1. Eje sagital – plano sagital
2. Eje frontal – plano frontal
3. Eje longitudinal – plano transversal

Figura 39. Localización de los planos y ejes anatómicos en relación con el cuerpo humano.

Visión general del aparato locomotor

E l aparato locomotor está compuesto por dos sistemas: el sistema esquelético y el sistema
muscular. El sistema esquelético incluye los huesos, las articulaciones y los ligamentos, y
el sistema muscular, los músculos con sus estructuras auxiliares, tales como los tendones, las
vainas tendinosas, las bolsas serosas, etc.
Gracias a la capacidad del músculo de acortarse, éste es capaz de mover articuladamente
diferentes huesos que están en contacto entre ellos. Contrariamente al sistema esquelético –del
aparato locomotor pasivo– el sistema muscular representa la parte activa del aparato
locomotor.

Estructuras pasivas del aparato locomotor

Conceptos generales sobre huesos y articulaciones


El esqueleto humano está compuesto por entre 208 y 212 huesos diferentes, cuyo peso global
representa el 17% del peso corporal.
Función del hueso
Además de su función de protección (del cerebro, de la médula espinal, etc.), los huesos
forman, por un lado, una estructura que proporciona sostén y forma a las partes blandas y que
proporciona, por otro lado, palancas fijas para la inserción de los músculos.

Formas óseas
De acuerdo con las diferentes funciones y cargas a las que se ven sometidos, encontramos
diferentes formas óseas, ya sea en forma tubular y largas como los huesos de las extremidades,
o anchos y planos como la escápula, la cadera o los huesos del cráneo, o cortos y en forma de
dado como las vértebras, los huesos del carpo y del tarso.

Adaptación del hueso a la carga deportiva


El desarrollo, el crecimiento y el mantenimiento del hueso están influidos por hormonas (este
aspecto es frecuentemente menospreciado) y por mecanismos de regulación mecánicos.
Las cargas mecánicas a las que se somete el cuerpo humano, tales como el entrenamiento
deportivo, constituyen un estímulo formador que modifica de manera específica la
composición y el conjunto del hueso.

El hueso como componente articular: clasificación de las


articulaciones
Los huesos están unidos entre ellos mediante uniones fijas o móviles, denominadas sinartrosis
y diartrosis.

Sinartrosis
Se trata aquí de una unión fija entre dos huesos formada por un material de unión que no
permite prácticamente ningún tipo de movilidad.
Se distingue entre:
1. Sindesmosis (ligamentaria). Ejemplo: la unión conectiva y densa entre la tibia y el peroné.
2. Sincondrosis (cartilaginosa). Ejemplo: la unión cartilaginosa y conectiva existente en la
sínfisis púbica.
3. Sinostosis (ósea). Ejemplo: la unión ósea del sacro.

Diartrosis
Este término define la unión móvil existente entre el hueso y la hendidura articular. Los
extremos óseos están cubiertos por cartílago y son móviles entre ellos; se trata de una
articulación verdadera.

Estructura de las diartrosis

Superficie articular
Los extremos óseos que se articulan están recubiertos por cartílago hialino de manera que se
forma una superficie lisa y se evita que haya rozamiento. Las superficies articulares son
convexas –esta forma de la cavidad articular es denominada cabeza articular– o cóncavas,
hablamos entonces de un acetábulo o cavidad articular. Este acetábulo puede ser ampliado
por un rodete (labrum glenoidal), por ejemplo en las articulaciones del hombro y de la cadera.
La incongruencia de algunas superficies articulares es compensada o equilibrada mediante la
presencia de discos (placa entre dos superficies) o meniscos (medio anillo).

Cápsula articular
La cápsula articular forma una vaina de tejido conectivo para la articulación y cierra la
cavidad articular sin dejar pasar el aire. Dicha cápsula está sujeta a los dos huesos que forman
la articulación, normalmente al límite de las superficies articulares recubiertas de cartílago.
La cápsula articular dispone de una capa interna y de una capa externa. La capa interna es lisa
y secreta líquido sinovial que lubrica y suaviza el movimiento de las superficies articulares.
La capa externa está formada por fibras de tejido conectivo colaginosas.

Cavidad articular
La cavidad articular de hecho no está presente como “cavidad”, puesto que entre las partes
que forman la articulación solamente queda una fina hendidura debido a la presión negativa
existente en la misma y a la tracción que ejercen los músculos que atraviesan la articulación.

Clasificación de las diartrosis


La forma de las superficies articulares y la disposición del correspondiente aparato
ligamentario determinan ampliamente las posibilidades de movimiento de una articulación
(ver fig. 40).

Articulaciones de un solo eje

Articulación en bisagra
Permite movimientos de flexión y de extensión como, por ejemplo, en el dedo medio y en las
articulaciones interfalángicas.

Articulación trocoide
Rotación de la cabeza del radio en la articulación radiocubital proximal en la incisura radial
del cúbito, así como dentro del ligamento anular al realizar los movimientos de giro de la
mano (pronación y supinación).
Figura 40. Representación esquemática de los diferentes tipos de articulaciones: a) articulación esferoidal, b)
articulación en bisagra, c) articulación trocoide, d) articulación elipsoidea y e) articulación sellar.

Articulaciones con dos ejes

Articulación elipsoidea
Flexión dorsal y palmar y/o abducción cubital y radial en la articulación proximal del carpo.

Articulación sellar
Imitando la forma de una silla de montar, los dos componentes articulares poseen una
superficie articular convexa y una cóncava. El único ejemplo es la articulación sellar del
pulgar, en la que la base del primer metacarpiano del pulgar se articula con el hueso trapecio.

Articulaciones de tres ejes

Articulación esferoidea
La superficie del acetábulo articular es menor que la de la cabeza articular. En este sentido, la
articulación del hombro, por ejemplo, es la más móvil del cuerpo humano y también la más
inestable.

Articulación esferoidal
El acetábulo es tan profundo que cubre la cabeza articular hasta más allá del ecuador. De esta
forma, el peligro de que se produzca una luxación es mucho menor que la existente, por
ejemplo, en la articulación esferoidea.

Estructuras que limitan la movilidad articular

Limitación ósea
El movimiento se ve limitado por el choque óseo. En la articulación del codo, por ejemplo, su
extensión queda limitada por el choque del olécranon con el húmero.
Limitación ligamentaria
La amplitud de movimiento está limitada por el aparato ligamentario. El ligamento
iliofemoral, por ejemplo, limita el movimiento del tronco hacia atrás con la pierna apoyada en
el suelo.

Limitación muscular
Los músculos que atraviesan varias articulaciones quedarán acortados o limitados en su
posición extrema y, por lo tanto, no permitirán que progrese más la flexión. Un ejemplo de ello
es la imposibilidad de cerrar completamente los dedos en puño cuando se efectúa una flexión
completa de la articulación de la muñeca.

Lesiones articulares

Terminología y sistemática de las lesiones articulares

En las lesiones cápsulo-ligamentarias de las articulaciones podemos diferenciar entre lesiones con o sin
estabilidad.

Las lesiones con estabilidad también son denominadas distensiones. Se producen por
sobrepasar la amplitud de movimiento natural de una articulación y suelen ocurrir al realizar
actividades deportivas.
Son más raras las contusiones, que se producen por una fuerza actuante directamente sobre la
articulación (golpe, patada, etc.).
En este caso, la articulación también permanece estable.
En el contexto de las lesiones articulares debería evitarse el uso de términos tales como
torcedura o esguince puesto que no tienen una definición exacta, sino que describen tan sólo
un mecanismo de lesión sin definir su efecto. Con el término torcedura se define la aplicación
de una fuerza indirecta sobre una articulación que ocurre tras sobrepasar la amplitud de
movimiento anatómica y fisiológica de la misma; por ejemplo, al torcerse el pie, al realizar
una sobreflexión o una sobreextensión (Rieger/Grünert, 2003, 73).
En numerosas ocasiones, detrás de una torcedura o de un esguince, se encuentra un desgarro
total o parcial del aparato cápsulo-ligamentario.

También diferenciamos entre lesiones articulares cerradas (la mayoría) y abiertas, que, debido al riesgo de
infección que conllevan, deberían ser operadas lo más rápidamente posible.

Observe. Todas las lesiones cápsulo-ligamentarias tratadas erróneamente pueden conllevar


alteraciones funcionales a largo plazo y de cierta notoriedad en la articulación afectada. Esto
debe ser explicado y tenido en cuenta en aquellos deportistas que exigen una rápida
rehabilitación con el fin de garantizar la colaboración óptima del paciente durante el
tratamiento.

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