Mujer Y Pentecostalismo Laura Ester Una Líder Religiosa en La Communita Pentecostalizada (1909-1910)

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MUJER Y PENTECOSTALISMO
LAURA ESTER UNA LÍDER RELIGIOSA EN LA
COMMUNITA PENTECOSTALIZADA (1909-1910)
________________________________________________________________

Dr. Miguel Ángel Mansilla*


Dra. Zicri Orellana**
Instituto de Estudios Internacionales (INTE)
Universidad Arturo Prat (Chile)

El objetivo de este artículo es destacar los recursos sociales y simbólicos que brindó Laura Ester, una mujer
invisibilizada como líder del movimiento pentecostalizado en el proceso intersticial; y cómo estos recursos se
constituyeron en principios fundacionales del pentecostalismo. El abordaje teórico lo hicimos desde la propuesta
Turneriana de communita en donde destacamos cinco tipos que encontramos en la propuesta de Laura Ester: a)
communita peregrina; b) communita carismática; c) communita de jóvenes; d) communita terapéutica; y e)
communita de papel. Metodológicamente analizamos 8 cartas, como fuentes de información, extraídas de la Revista
Chile Evangélico.
Palabras claves: communita, pentecostalizado, liminalidad, mujeres

WOMAN AND PENTECOSTALISM. LAURA ESTER A RELIGIOUS LEADER IN THE PENTECOSTALIZED COMMUNITA (1909-
1910)
The objective of this article is to highlight the social and symbolic resources provided by Laura Ester, an invisible
woman as leader of the Pentecostal movement in the interstitial process; and how these resources become
foundational principles of Pentecostalism. The theoretical approach was made from the Turneriana de communita
proposal, where we highlight five types that we find in Laura Ester's proposal: a) communita peregrina; b) charismatic
communita; c) young people's community; d) therapeutic communita; and e) paper communita. Methodologically we
analyzed 8 letters, as sources of information, extracted from the Evangelical Chile Magazine
Keywords: communita, pentecostalizado, liminalidad, women

Artículo Recibido: 15 de Abril de 2019


Artículo Aprobado: 16 de Agosto de 2019

*
E-mail:[email protected]
**
E-mail: [email protected]

INTUS-LEGERE HISTORIA/ ISSN 0718-5456| EISSN 0719-8949/Año 2019, Vol. 13, N° 2, pp 206- 231.
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Introducción

L
as mujeres como fundadoras o líderes del movimiento pentecostal chileno nacido en
1909, quedaron excluidas no sólo de la memoria institucional, sino también de los
mitos fundacionales del movimiento pentecostal chileno, tal como sucedió con otras
mujeres del movimiento religioso1 y también de otros movimientos pentecostales en
América Latina2. De igual modo, encontramos una mujer que tuvo un rol muy relevante, que sólo ha
sido mencionada en investigaciones anteriores3, pero no se le ha dado la relevancia que tuvo para
uno de los momentos más importantes del pentecostalismo: el interludio entre la expulsión y la
organización como nueva religión. Momentos en que ya no eran parte de la Iglesia Metodista
Episcopal, y aún no eran Iglesia Metodista Pentecostal; es decir, todavía no eran pentecostales, sino
pentecostalizados. El dilema era el peligro de perderlo todo y disolverse como grupo, o enfrentar el
desafío de comenzar una nueva religión. Por lo mismo, debían soportar y enfrentar día a día la
liminalidad. En esta etapa cumplió un gran papel Laura Ester, quien logró mantener unido y
revitalizado al grupo, enviando distintas cartas dirigidas al grupo pentecostalizado.

1
Mansilla, Miguel et. al., «El drama de una fundadora. Exclusión y omisión de una líder del movimiento pentecostal
chileno (1909-1910): Elena Laidlaw», Unisinos, 21 (2), 2017 (pp. 234-245).
2
Tarducci, Mónica, «Estudios feministas de religión: una mirada muy parcial», Cuadernos Pagu Universidad de Campinas,
n° 16, 2005 (pp. 97-114).
3
Mansilla, Miguel y Luis Orellana, «Las pastoras pentecostales: metáforas sobre el liderazgo femenino en la Iglesia
Evangélica Pentecostal (1972-2001)», Memoria y Sociedad, n° 36, 2014 (pp. 83-98).

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Cuando comenzó el periodo de pentecostalización del metodismo (hablar en lenguas,


oraciones grupales, ayunos, oraciones intercesoras, imposición de manos, catarsis, etc.), los grupos
pentecostalizados no tenían problemas porque aún estaban dentro de una religión. Sin embargo,
cuando fueron expulsados el día 12 de septiembre de 1909 -situación que duró hasta el 2 de abril
del año 1910- quedaron en un tiempo y en un espacio indeterminado, o como diría Turner, en un
proceso liminal4. Fue así como la Iglesia Metodista Pentecostal, nació como organización el 2 de abril,
fecha cuando Hoover aceptó la invitación de las dos congregaciones separadas en Santiago que se
habían organizado en febrero del año 1910. Invitaron a Hoover para que fuese su superintendente5.
De este modo dieron por finalizada la etapa en el que, durante 5 meses, los pentecostalizados
permanecieron en la liminalidad, reuniéndose en casas de los mismos creyentes; no eran ni
metodistas, ni pentecostales; y le asignaban o se autoasignaban varios nombres: «los expulsados», «los
rebeldes», «los iluminados», etc. Durante el mes de febrero del 1910, se manifiestan los primeros
indicios de organización. El grupo que salió de la Primera Iglesia Metodista Episcopal de Santiago,
tomó el nombre de Primera Iglesia Metodista Nacional y se organizó formalmente el 15 de febrero de
1910. Su directiva estuvo constituida por 20 hermanos oficiales, en los que se incluyen tres mujeres.
El grupo que sale de la Segunda Iglesia Metodista Episcopal de Santiago, se organizó entre el 21 de
febrero y el 3 de marzo de 1910, y se llamó Segunda Iglesia Metodista Nacional. Hoover aceptó
dirigirlos, pero sin el nombre de nacional, para que no se entienda como un alzamiento nacionalista,
característico de la época6. Es decir, durante 7 meses el movimiento pentecostal estuvo en la
ambigüedad entre no-ser (protestante y metodista) y no saber qué ser (metodistas pentecostales o
metodistas nacionales).
¿Por qué puede ser relevante esta etapa o proceso sobre un fenómeno religioso que ha sido
bastante investigado? Fundamentalmente, porque esta etapa de liminalidad es dirigido por varias
mujeres, pero a una de ellas se la puede considerar como líder e ideóloga del naciente movimiento.
Nos referimos a Laura Ester Contreras, una mujer que escribió 7 cartas dirigidas al reciente grupo de
pentecostalizados con el fin motivarlos, dirigirlos y mantenerlos unidos en el proceso. Laura Ester
formaba parte de la Primera Iglesia Metodista de Santiago y fue parte de la Junta de Oficiales,
Ecónomos y de la Comisión trimestral que dirigía la iglesia, asumiendo el rol de secretaria. Según
Salazar, «ella fue una intelectual y una teóloga pentecostal»7. El objetivo de este artículo es destacar
los recursos sociales y simbólicos que brindó Laura Ester como líder del movimiento de

4
Turner, Víctor, El Proceso Ritual, Taurus, Madrid, 1988.
5
Orellana, Luis, El Fuego y la Nieve. Historia del Movimiento Pentecostal en Chile 1909-1932, CEEP, Concepción, 2008.
6
Sepúlveda, 2009.
7
Salazar, Elizabeth, «Todas seríamos rainhas. Historia do pentecostalismo chileno na perspectiva da mulher 1909-
1935», Dissertação de Maestrado em Ciencias da Religiao, UMESP, 1995, p. 77.

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pentecostalizados, en el proceso intersticial, y cómo estos recursos se constituyeron en principios


fundacionales del pentecostalismo.
Frente a ello nuestra hipótesis es el periodo de liminalidad del movimiento pentecostalizado, es
decir cuando no eran protestante (ya no pertenecían a la Iglesia Metodista Episcopal), tampoco
pentecostales (aún no habían fundado la Iglesia Metodista Pentecostal), sino pentecostalizados. Este
periodo fue liderado por una mujer líder e ideóloga, por 5 meses, nos referimos a Laura Ester
Contreras, quien escribió 7 cartas dirigidas al reciente grupo de pentecostalizados con el fin
motivarlos, dirigirlos y mantenerlos unidos en el proceso. En este proceso, ella elaboró cinco recursos
sociales y simbólicos: a) communita peregrina; b) communita carismática; c) communita de jóvenes;
d) communita terapéutica; y e) communita de papel, que no sólo permitieron unidad y cohesión al
nuevo movimiento religiosos, sino que estos recursos se constituyeron en principios fundacionales del
pentecostalismo chileno.
El abordaje más apropiado que encontramos para analizar el proceso, desde la expulsión
hasta la constitución como una nueva religión, es a partir del concepto de communitas, descrito por
Turner. Este concepto, nos parece más significativo epistemológica y teóricamente para describir los
inicios del pentecostalismo, que el de comunidad, empleado por algunos autores clásicos8. Una
communita «significa un proceso triple que redunda en los ritos: cada rito supone muerte y
renacimiento simbólico, y la transición está pautada en tres fases»9: a) la separación [expulsión] que
incluye comportamientos simbólicos que expresan el distanciamiento del grupo pentecostalizado en
relación con su iglesia o comunidad de origen, en este caso la Metodista Episcopal; b) el margen o
limen, como un período ambiguo en donde los sujetos pentecostales no poseen, o no creen poseer,
ninguno de los atributos del grupo anterior, pues creen haberlos superado. Es un tiempo donde no
saben qué hacer, dónde congregarse, cómo llamarse, quiénes serán los líderes, y a la vez desean ser
totalmente rupturistas con la organización anterior. La mentalidad de ellos se podría traducir en
«ellos eran… nosotros seremos…»; y c) la incorporación, que acontece una vez que la transición se
ha consumado y el grupo nuevo accede a una nueva condición social con derechos y obligaciones
claramente definidos. Sin embargo, en este artículo sólo nos ocuparemos de una etapa, que es cuando
Laura Ester lidera. Para el tiempo de la incorporación, abril de 1910, todas las principales voces
femeninas como Elena Lawdwis y Laura Ester, ya habían sido silenciadas o invisibilizadas. El proceso
de communitas del pentecostalismo es una etapa en donde el liderazgo femenino es claro, notable y
revolucionario. En definitiva, estamos ante cambios sociales e institucionales que pueden parecer

8
D´epinay, Cristian, El refugio de las masas: estudio sociológico del protestantismo chileno, Pacífico, Santiago, 1968.
9
Turner, Víctor, op. cit., p. 170.

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revolucionarios, sin embargo, al crearse desde el orden simbólico patriarcal, sigue repitiendo y
reinstalando el patriarcado, permitiendo su constante re-fundación10.
La communitas pentecostal estuvo liderada por mujeres, pero, que no pudieron y/o no
supieron transformar su liderazgo de carismático y contingente, a liderazgo administrativo y
denominacional. Esto –quizás- porque no lograron avizorar que estaban frente a uno de los
acontecimientos más importante del siglo XX: el pentecostalismo; que pronto se constituyó en la
religión de los pobres. En esta etapa communitas fue donde se tejieron varios recursos, que se
constituyeron en parte del mito fundacional, y luego se hará patente en los constantes cismas
pentecostales del siglo XX, centrado en la permanente nostalgia por este estado primigenio y genético
de la communita pentecostal. Destacamos cuatro aspectos:
a) En este período, los pentecostales de la etapa communitas pasaban la mayor parte del
tiempo «unánimes juntos»; eran pobres, no tenían templos, los líderes no recibían dinero de
manutención por liderar el grupo, porque todo les fue expropiado. Aunque ellos nunca tuvieron
nada; pues todo pertenecía a la Iglesia Metodista. b) Los líderes - antes que autoridades - eran
hermanos, es decir, uno de ellos; o se volvía como uno de ellos; todos se parecían. Eran conscientes
«de que estar arriba no lo podía lograr sin los que estaban abajo; el que está arriba sabe lo que es
estar abajo»11. Profundizando más el drama, no sólo eran desechados institucionales, sino también
despreciados sociales. c) Para resistir y superar la adversidad pasaban mucho tiempo juntos;
intensifican los ritos como el ayuno, la oración, la santa cena, las predicaciones callejeras y las
vigilias; todos participaban y todos tenían acceso. Esta es la etapa, como dice Turner, que se
caracteriza por la igualdad, la totalidad, la espontaneidad, la sacralización, la ausencia de propiedad,
y las relaciones directas entre personas concretas12. d) En esta etapa aparece una utopía que les
permitirá resistir y protestar, esto es el milenarismo. ¿Por qué se produce esto?, porque «los
movimientos milenaristas participan de las communitas porque caen en el intersticio de la estructura
social»13.
Metodológicamente analizaremos 8 cartas a la revista Chile Evangélico. De ellas, 7 cartas
fueron enviadas y publicadas entre noviembre de 1909 a abril de 1910, dirigidas al grupo
pentecostalizado, y una última carta dirigida a la revista Chile Evangélico, en el mes de septiembre de
1910. Estas cartas contienen un proyecto fundacional de los pentecostalizados, que posteriormente el
pentecostalismo lo constituirá en mito fundacional, pero sin considerar a las mujeres: inventoras y
creadoras de este proyecto.

10
Miranda, Gabriela, «Mujeres sacrificadas y violencia religiosa: una discusión sobre el martirio y la religión patriarcal»,
en Género y Religión: sospechas y aportes para la reflexión, UBL, Costa Rica, 2009.
11
Turner, Víctor, op. cit., p. 104
12
Ibidem, p. 117
13
Idem.

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Una Communita peregrina

Turner destaca tres características de las communitas: ambigüedad, invisibilidad y carencia14.


Son ambiguos en tanto, «no son ni una cosa ni otra, y al mismo tiempo son ambas»15. En este caso, los
pentecostalizados no eran ni metodistas ni pentecostales, pero una vez constituidos continúan con el
sistema doctrinal metodista16. En cuanto a su invisibilidad, se refiere a que el grupo liminal se define
por un nombre nuevo que se da durante ese periodo y por una serie de símbolos. Se autodefinen
primero como «metodistas expulsados»; luego como Iglesia Metodista Pentecostal Nacional y
finalmente como Iglesia Metodista Pentecostal. Siguen unidos a los metodistas, pero se autodefinen
como nacionales, frente a las misiones extranjeras y pentecostales en relación al protestantismo. En
cuanto a la carencia, en esta etapa no tienen ni status, ni propiedad, ni distintivos externos, ni rango,
ni situación de parentesco; nada que pueda establecer la diferenciación estructural con el resto de las
personas de su grupo social.
La expulsión generó un estado de liminalidad, esto es «la condición de no ser miembro
completo de ningún status: ya no se es lo que era antes, pero tampoco se ha alcanzado el nuevo
status»17. Pero esta experiencia de la expulsión, resulta ser tan significativa, que se hace constitutiva
del mito fundacional pentecostal: los pentecostales fueron expulsados de la Iglesia Metodista
Episcopal constituyendo una condición de existencia del sentimiento de peregrinaje; y así queda
expresado en las cartas de Laura Ester. «Si el amor infinito del Padre fuera medido por medida de
hombre, ¡cuán infelices seríamos ahora los metodistas expulsados de la relación oficial de la Iglesia
Metodista de Santiago! ¿No es verdad?»18. En esta re-significación, se trata de reconstruir un mito
que movilice a todos los expulsados, pero también una diferenciación entre «los expulsados» y «los
que se quedaron». «Por esto, cuando los amigos de ayer nos lanzan dardos de excomunión y cortan
con sus propias manos los vínculos de amor y de paz entre nosotros y ellos, no somos turbados;
porque el Espíritu Santo calma nuestras almas... »19. Se reitera la relevancia de la expulsión, pero
también la animadversión entre metodistas y pentecostalizados, entre institución y carisma; por lo
tanto, la misión autoimpuesta de los pentecostalizados, es predicar y crecer en números de conversos
para mostrar la legitimidad del carisma.

14
Ibidem, p. 110
15
Idem.
16
Sepúlveda, op. cit.
17
Turner, Víctor, op.cit., p. 102
18
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Santiago, diciembre 28 de 1909.
19
Idem.

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Otra expulsión que identificamos es la expulsión que viviría más tarde Laura Ester. Una
expulsión del espacio público al privado, un silenciamiento de su voz, un exilio a los roles sexistas y
patriarcales, situándola ahora en un espacio menos sagrado: la maternidad como destino principal de
las mujeres. Es Hinkelammert20 quien sostiene que con la modernidad se inaugura la clasificación de
los cuerpos entre abstractos y concretos. Las mujeres han sido entendidas históricamente como seres
meramente concretos y corporales, pues estarían más alejadas de lo divino, lo que provocaría que
estas no tengan control de sus cuerpos, deseos y necesidades. Es decir, las mujeres estarían atrapadas,
sujetas o sometidas a su naturaleza femenil. En el caso de Laura Ester, sería esta sujeción al cuerpo lo
que la llevaría al ejercicio de la heterosexualidad y la maternidad ilimitada. Una experiencia mucho
más fuerte que su deseo espiritual de liderar un movimiento religioso revolucionario en nombre de
Dios, según propone críticamente Hinkelammert. Ciertamente, estamos frente a una construcción
cultural misógina, que avala el sometimiento de las mujeres y legitima la creencia en la superioridad
de los hombres.
Uno de los fenómenos que aparece en este contexto es la comparación. Es decir, la delimitación
y construcción de la diferencia, entre la competencia con el exterior y la cooperación en el interior,
cuestión que permitió el crecimiento del pentecostalismo chileno. «Esta lucha de fe, naturalmente nos
ha llevado a preguntar: ¿Cuál es la Iglesia militante de Cristo?, ¿Dónde están sus límites?; y he
encontrado por medio de la Palabra de Dios que...no se llama Iglesia Metodista, ni Bautista, ni
Presbiteriana... Y donde quiera que dos o tres se congregaren en el nombre del Hijo de Dios, allí
estará Él en medio de ellos»21. Frente a esta omnímoda concepción bélica de la vida: la vida como
lucha, la lucha religiosa con el catolicismo, la lucha con la secularización, ahora aparece una nueva
lucha: la lucha por la legitimidad, al preguntarse por la naturaleza, dimensión y extensión del
concepto de iglesia. Su respuesta, es que no lo define el lugar ni la cantidad de personas. Aquí se está
fundamentando la existencia de la iglesia-hogar o la casa-templo, con la idea de no sólo de atraer a
las personas al templo, sino traer el templo a las personas. Por consiguiente, en el principio de
cooperación, los creyentes prestan una parte de su casa para realizar cultos; o bien cuando alguien se
dedicaba a la predicación y al pastorado, arrendaba un lugar para vivienda y ahí levantaba un
espacio cúltico. Todo es posible de imaginar en la fase liminal en donde el grupo «se encuentra
separado de su status anterior, pero no es una parte completa del siguiente»22. Es decir, una
comunidad religiosa sin importar el número de participantes, ni las características estéticas del lugar,
pues puede ser en cualquier espacio o habitación. Laura Ester extrae el símil de la verdadera religión
del protestantismo misionero, el cual se había presentado como la religión verdadera frente al

20
Hinkelammert, citado en Miranda, op. cit.
21
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Santiago, diciembre 28 de 1909.
22
Turner, Víctor, op.cit., p. 102.

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catolicismo. Tampoco lo definen los templos, ni siquiera el carisma: lo que define una comunidad
religiosa es la existencia de los conversos.
Lo interesante de los inicios del mito fundacional, es que posee una visión pluralista, diversa y
tolerante con los otros grupos religiosos. Es quizás un atributo del liderazgo femenino, o es que aún
no aparecía en el pentecostalismo el reduccionismo salvífico al creer que Extra Ecclesiam nulla
salus23. En esta etapa todo es posible proponer y experimentar, principios religiosos innovadores en
su proceso «liminal están entre-medio, es decir, la condición de estar fuera de los acuerdos
estructurales de un sistema social dado permanentemente y por atribución»24. El protestantismo fue
más abierto en la creencia de la diferencia y tolerancia, y de igual modo -a diferencia del catolicismo
- el pentecostalismo en su etapa communitas fue incluyente. «Creo con todo mi corazón que el Pueblo
escogido saldrá de todas las denominaciones religiosas…Porque para entrar en el Reino de los Cielos
no se necesita adquirir un salvo conducto en ninguna oficina establecida en la tierra. Solamente los
sellados en la frente serán arrebatados por los segadores en el día de la siega»25. Otro aspecto que
aparece en esta etapa es la creencia premilenarita - siempre desplazada por las instituciones
cristianas establecidas –que advierte: «los sellados en la frente serán arrebatados por los segadores en
el día de la siega». Esto porque «en la historia de las religiones es interesante observar con qué
frecuencia los movimientos de tipo communitas desarrollan una mitología, teología o ideología
apocalíptica»26. En este caso el premilenarismo, no sólo será parte integrado como parte del mito
fundacional, sino también de la utopía pentecostal: «Chile para Cristo» y «Cristo viene pronto». Estas
dos creencias se constituyen en el motor que movilizará a todos los creyentes pentecostalizados a
predicar. En donde la predicación no será una actividad más, sino el sentido de la vida de un
pentecostalizado y del pentecostalismo: predicar y crecer, o perecer.
La expulsión desde la Iglesia Metodista Episcopal, es representada desde una metáfora
marítima: «golpe de mar», por lo tanto, el creyente es representado como una barca. Estas metáforas,
después serán muy significativas cuando los pentecostales se extiendan hacia el sur de Chile. Es decir,
hacia las caletas de pescadores artesanales al representar la cultura marítima como: peces, barca,
mar, marea, vientos, hundimientos, etc. Todos son códigos de pescadores artesanales que los
pentecostales usan como símbolos religiosos «...nuestro Padre...no nos ha dejado huérfanos y, al
contrario, este golpe del mar de la vida cristiana nos estrecha más al que sabe reprender los vientos.
Aunque los hombres le vean dormido o ajenos a nuestras aflicciones, nosotros sabemos por

23
Dogma presente en el catolicismo declarada por el Papa Inocencio III (1198-1216); en el Cuarto Concilio de Letrán
(1215) y transformado en Bula el año 1303. Justo cuando Laura Ester realiza esta declaración amplia de la salvación, el
Papa Pío X (1903-1914) en su Encíclica Jucunda Sane reafirma el reduccionismo salvífico del catolicismo algo que ni
siquiera fue corregido en el Concilio Vaticano II.
24
Turner, Víctor, op.cit., p. 102.
25
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Santiago, diciembre 28 de 1909.

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experiencia que toda nave que ocupa la presencia del Maestro no se hundirá y también esperamos
puerto para nuestra fe».27. El creyente pentecostalizado es representado, como una nave que lucha
contra las adversidades externas (los vientos, las olas, las corrientes marinas, etc.) e internas (la
fragilidad de la barca, su ausencia de potencia motriz, su pequeñez y el peligro del hundimiento).
Este permite ir construyendo un discurso existencialista, en donde la naturaleza y la sociedad eran
hostiles, buscaban aplastar al individuo; por consiguiente, el individuo cada día luchaba, ya sea en
tierra o en mar; consigo mismo o con su familia. Completaba el panorama el sentimiento de ausencia
y demora de Dios; quien esperaba que el individuo luchara solo, y cuando ya estaba exhausto
aparecía para redimirlo y mostrarle su fragilidad y precariedad humana. Esto porque «el individuo
liminal se mueve hacia un status superior y, el hecho de que no tenga status temporalmente, es
pasajero»28. Pero los pentecostalizados no consideraron esta etapa como pasaje, sino que la
constituyeron en un principio de la vida: un sentimiento frágil y pasajero de la vida. En esta etapa
liminal de los pentecostalizados, emerge el inicio de una concepción existencialista y el desarrollo del
spleen pentecostal, en donde se destacará una concepción trágica y dramática de la existencia. Etapa
que fue liderada por mujeres.
Es «la liminalidad un estadio de reflexión (de lo anterior y de lo venidero), donde se rompe la
fuerza de la costumbre y se abre paso a la especulación»29, por tanto, en esta etapa, la inclusión al
liderazgo de las mujeres, pero también de los laicos y los pobres, fue fundamental. Es por ello que
Laura Ester recurre al relato bíblico para hacer un parangón entre el nacimiento del cristianismo y el
nacimiento del pentecostalismo chileno, en donde las mujeres eran desacreditadas, invisibilizadas y
su relato resulta permanentemente considerado inverosímil: «ellas hubiesen dado sus vidas por
recibir semejante declaración, pero los discípulos no creyeron hasta que ellos mismos vieron al Señor
de la Vida. La incredulidad momentánea de los discípulos ¿robaría algo del gozo de las mujeres?».
No30. Del mismo modo, ahora las mujeres eran deslegitimadas por los hombres, pero al igual que en
la realidad primigenia, finalmente el relato femenino tendría asidero. Pero, una vez más se repite la
historia: las mujeres quedan fuera del liderazgo y del púlpito. «No es necesario pasar a la eternidad
para contemplar las maravillas del reino, no, ahora es la oportunidad que el mundo infiel vea las
obras de santidad y poder para que glorifiquen al Padre»31. Este discurso será vivido a través de la
prédica de sanidad que los pentecostales difundirán.

26
Turner, Víctor, op.cit., p.158.
27
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Santiago, diciembre 28 de 1909.
28
Turner, Víctor, op.cit., p. 112
29
Ibidem, p. 102.
30
Chile Evangélico, n°22, 1910.
31
Idem.

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Laura Ester enuncia varios temas que el pentecostalismo asumirá como discurso central:
«¡Inmortalidad! eres nuestro don y mi alma vislumbra todas tus maravillas. ¡Oh! el camino al árbol
de la vida no es un secreto! No, mi Redentor abrió ya el camino vedado, el aguijón de la muerte fue
vencido por Él y he encontrado lo único que permanece por su amor»32. Otro de esos temas centrales
es la muerte. El pentecostalismo chileno constantemente se estará preguntando por el morir, la
muerte y los espacios mortuorios33. Entonces la vida fue concebida sólo como rito de paso, cuyo
destino es el cielo, donde la muerte es la «puerta al cielo». Pero qué es el cielo: «el árbol de la vida», el
espacio maravilloso; porque la vida es un peregrinaje, que sólo puede transitarse acompañado. Luego
se generará la pregunta ¿cómo llegar al cielo? ¿Cómo estar seguro de ir al cielo? «Esta certidumbre
me da mayor abnegación para cumplir mi modesta misión en este mundo. ¡Qué corto es el tiempo de
la peregrinación terrenal!»34. De este modo pensar en la muerte se constituyó en el sentido de la vida.
En consecuencia, Laura Ester piensa al pentecostalizado como un homo viator y este sentimiento será
el centro de esta etapa liminal, pero que continuará después en la etapa de la integración . «Cuando
pienso que serán resueltos todos los problemas de nuestra vida y que los misterios profundos vendrá
a plena luz, siento más hambre de acercarme a mi hogar celestial35. El cielo es el «hogar celestial», el
«lugar de la luz plena» y el lugar del «conocimiento total». En segundo lugar, está el spleent de los
pentecostalizados, en donde la vida pierde su sentido en sí misma: lo único que le brinda sentido es la
prédica y los ritos comunitarios «... ¡Cuánto valor tiene el rescate de una sola alma! Mi alma es una
voz de alabanzas que se une a las miradas de voces que alaban sin cesar al Autor de la Vida. Por esto,
todo canta el ¡hosanna! Eterno, todo es una canción sublime»36. Una vez descrita la maravilla del
cielo, la pregunta fundamental era saber cuáles son los requisitos más efectivos y eficientes para tener
rápida y libre entrada. La respuesta será ser un ganador de almas, y para ello había que predicar sin
cesar, vivir predicando y morir predicando.

Communita carismática

Al continuar la crítica al metodismo, la experiencia religiosa anterior es concebida como


«religión dormida» frente a la communita como una religión vigilante. «Las almas que han
despertado del sueño de la indiferencia necesitan una atmósfera de vida abundante para creer en la
gracia y llevar frutos dignos de la generación espiritual…Ahora es la hora que cada hombre y cada

32
Laura Ester Contreras, Santiago, abril 04 de 1910.
33
Mansilla, Miguel, La buena muerte: la cultura del morir en el pentecostalismo, RIL, Santiago, 2016.
34
Laura Ester Contreras, Santiago, abril 04 de 1910.
35
Idem.
36
Idem.

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mujer que lleva el nombre de Cristo sea un vaso lleno de agua viva que salte para vida eterna»37. Los
pentecostalizados son concebidos como la «religión despierta», por tanto, cada hombre y cada mujer
es conminada a predicar y evangelizar. Esta etapa es «el período de separación, que supone una
ruptura simbólica con las personas que están en la categoría que se abandona»38. También está
argumentando la urgente necesidad de crear una nueva religión, porque ni al catolicismo ni al
protestantismo, es posible unirse porque son religiones dormidas. Por tanto, ahora cada uno es
responsable de extender el pentecostalismo a lo largo y ancho de Chile. «Cuando miro a mis
hermanos empeñados en negar la verdad gloriosa del ministerio del Espíritu Santo en la Iglesia de
Cristo…son letra muerta y sin valor real; ellos desean un formulismo rutinario… es un cadáver dos
veces muerto; quieren una iglesia sin iniciativa ni entusiasmo»39. La prédica metodista es considerada
«letra muerta» y es por ello que no crece: es porque no logra convencer, el creyente metodista es un
«cadáver dos veces muertos», sólo predica el pastor, pero los laicos no tienen iniciativa, ni
entusiasmo, ni responsabilidad, ni compromiso para predicar. Siendo que los movimientos
communitas se caracterizan por su «homogeneidad, igualdad, anonimato y por la minimización de
las distinciones por razón de sexos: todos son iguales ante Dios»40. Por ello, la pentecostalización es
presentada como distintiva y como una opción religiosa posible y necesaria de fundar. El «Señor nos
ha llenado de su Espíritu y nuestra nación se hará estrecha para el desarrollo de la obra que el Señor
está señalando a nuestras vidas; quieren mantenernos en una prolongada infancia, pero,
permaneciendo en la vid verdadera, somos llenos de un vigor que debemos gastar, trabajando en los
campos del Señor»41. Es un llamado a que cada pentecostalizado, predique a lo largo de Chile. Si
Chile se hiciera pequeño con la prédica de cada creyente, entonces los pentecostalizados chilenos, se
extenderían hacia los países vecinos.
Laura Ester critica el paternalismo misionero y religioso del metodismo, quien forma un
«creyente-niño», sin responsabilidad ni compromiso con la prédica. Pero con el carisma pentecostal,
la religión se constituirá en la «vid verdadera», en donde cada vitivinicultor trabajará en la viña.
Aparece otra metáfora vinculado al metodismo: «hemos dejado de beber en las cisternas rotas de una
fe muerta para buscar vida abundante en la fuente de agua viva, que es nuestro Salvador. ¿Por qué
no debiéramos buscar la santidad con oración, ayunos y vigilias?»42. Estas metáforas son; «cisternas
rotas» y «fe muerta»; mientras que la pentecostalización, es representada como «vida abundante»,
«fuente de agua viva». Laura Ester sigue argumentando la necesidad de que la pentecostalización deje

37
Chile Evangélico, n°22, 1910.
38
Del Valle, 1987, p. 8.
39
Chile Evangélico, n°22, 1910.
40
Turner, Víctor, op.cit., p. 118
41
Chile Evangélico, n° 22, 1910.
42
Idem.

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de ser una experiencia liminal y se constituya en una nueva religión. Estamos frente a una líder
carismática y con gran visión de transformación, como muchas otras mujeres líderes de la época que
soñaron con grandes cambios, los impulsaron y sostuvieron. Es la época de las mujeres organizadas
en el mundo del trabajo al que recientemente llegaban: fábricas, salitreras, costureras. Un período
incluso donde las mujeres sacaron los primeros periódicos dirigidos a las obreras, como son el caso
de la Alborada y la Palanca. Muchas mujeres fueron vanguardistas para la época: Carmela Jeria,
Amanda Labarca, Esther Valdés de Díaz, Belén de Sárraga, Teresa Flores. Laura Ester es parte de esta
genealogía de mujeres líderes y rebeldes para su época.
También deslizan una crítica política y social al metodismo con frases como «no busquéis
ganar al mundo para Cristo, buscando la simpatía de los hombres, tolerando todas sus tendencias
corrompidas...Sin duda encontraréis hombres y mujeres que den tierras y cheques para levantar
templos valiosos»43. De este modo Laura Ester incluye en la elaboración del mito fundacional del
pentecostalismo, la diferenciación de clases: los metodistas serían la religión de los políticos y de los
empresarios, en cambio el pentecostalismo, la religión de los desheredados; al igual que otra mujer lo
definió como la religión de los despreciados44. Se trata de «otorgar el debido reconocimiento a un
vínculo humano esencial y genérico, sin el cual no podría existir ninguna sociedad»45. En ese sentido,
la prédica del metodismo no es libre sino comprometida con el poder burgués. En cambio, la prédica
de los pentecostalizados es libre, porque sus recursos dependen de la mima feligresía. «Son mucho
mejores las piedras vivas del templo de Dios, no hecho por mano de hombre, que son las almas de los
redimidos. Y el mundo no es mejor por la cantidad de templos y edificios piadosos, sino será
beneficiado por la cantidad de justos que hayan en cada ciudad…»46. La reconvención al metodismo
también está referida a las características de los templos. Los metodistas construyen templos de
madera y piedra, atractivos a los sectores medios; en cambio los pentecostales no se preocuparían de
las características de los templos, sino más bien de la atención y cuidado de las almas. «[he sido]
arrebatado de entre los muertos y el soplo de su Espíritu ha hecho salir nervios y carne sobre mis
huesos secos y con estos ojos, hechos inmortales por su poder, veré su rostro»47. En definitiva, el
metodismo representa una “religión muerta” y los pentecostalizados «una religión viva».
Laura Ester se refiere a la reunión donde finalmente la Iglesia Metodista Episcopal decide
expulsar a los pentecostalizados: «había una gran ansiedad de todas las Iglesias evangélicas de Chile
por causa de la proximidad de las anuales de la Conferencia Metodista de Los Andes…El punto
central de las discusiones fue alrededor de las manifestaciones, que en muchos casos han

43
Idem.
44
Mansilla, et. al, op. cit.
45
Turner, Víctor, op.cit., p. 104.
46
Chile Evangélico, n° 22, 1910.
47
Idem.

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acompañado al bautismo del Espíritu Santo en diferentes congregaciones de la Iglesia…»48.


Finalmente, señala que no se trata de un fenómeno orquestado por los mismos metodistas, sino
también de un don divino: «las Iglesias así bendecidas, lo fueron después de un período de oraciones
ardientes en espíritu y en verdad, permaneciendo sobre nuestras rodillas hasta sentir en todo nuestro
ser la presencia del Consolador…»49. También acontecen las oraciones, las vigilias y ayunos
realizados por los feligreses pentecostalizados. «Nadie pidió al Señor que le enseñarán a hablar un
idioma extranjero, pero la verdad es que muchos entre nosotros cantan y oran en lengua
desconocida. Si esto es precisamente lo que rechaza la Iglesia Metodista, el Señor lo acepta, porque es
su propia obra»50. La principal discusión estuvo en torno a la glosolalia, pero también al liderazgo
que asumió Elena Laidlaw, principalmente respecto de la imposición de manos por la misma Laidlaw.
No obstante, es llamativo que Laura Ester - por prudencia o cortesía - no nombró a ninguna persona
en sus diversas cartas. Ni siquiera tuvo palabra de ecuanimidad para Elena Laidlaw, quien en ese
entonces estaba sufriendo muchas acusaciones y persecuciones. «Nadie entre nosotros pretende, por
su propio poder, sanar enfermos, pero creemos firmemente que Dios es poderoso para hacerlo. Los
hombres dicen: No admitimos el don de sanidad y la Palabra de Dios dice: ¿Está alguno enfermo entre
vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia y oren sobre él. Juzgad vosotros ¿será bien de nosotros
que, por obedecer a nuestros pastores, desechemos el don de Dios? ¡Nunca!»51. Se trata de una lucha
entre la institución y el carisma, entre la teología académica y la teología espontánea, entre la
modernización y la tradición, entre la ciencia médica y la sanación tradicional. Es la clara lucha
identitaria de los liminales.
Una vez más hace una crítica soterrada al evangelio social del metodismo: «Pienso en los que
tratan de ensalzar la caridad sobre las obras de la fe y que no conocen ni la una ni la otra...quiero
conocer a mi Dios cada día por este camino porque estoy completamente hastiada de larguísimos
sermones y de profesiones de lenguas y busco la realidad de la potencia de mi Dios»52. Los
pentecostalizados suprimen la caridad social, por la caridad almística, es decir la predicación y los
problemas económicos y sociales los resuelve la comunidad religiosa, una vez que el individuo se ha
convertido. Entonces, la comunidad se hace responsable. El «calor de nuestra fe logrará derretir el
hielo de incredulidad que muchos siglos han amontonado sobre el pensamiento y la convicción de la
Iglesia de Cristo»53. Tal como lo resaltaba un coro pentecostal: viva la fe, viva la esperanza y viva el
amor. Sólo la fe lleva a la conversión, la fe conlleva al proceso de sanación, y luego comienza a

48
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción 03 de marzo de 1910, pp. 1-2.
49
Idem.
50
Idem.
51
Idem.
52
Laura Ester Contreras. Santiago, abril de 1910.
53
Idem.

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primar la esperanza y el amor, encarnado en la confianza, solidaridad y cooperación de la


comunidad religiosa. «Tanto se ha mundanalizado la Iglesia que ni aun sus ministros tienen claridad
y profundidad de fe, y mucho menos de la caridad que todo lo soporta y que todo lo espera»54. La fe
se manifiesta en la predicación, salir a buscar a las almas por las calles, orar por sus enfermedades y
cubrir sus necesidades por la comunidad.

Communita de jóvenes

Laura Ester hace un llamado a los jóvenes; ¿se refiere a todos los jóvenes? «Vosotros sois
responsables de la vida espiritual de esta nación. ¿Acaso vuestros corazones no son capaces de sentir
como el joven José, como el varonil Moisés, como Josué, Caleb, Gedeón, Daniel y otros muchos
caracteres revelados en la Historia Sagrada?»55. Se pasa de una religión tradicional adultocéntrica a
una donde los jóvenes también pueden tener acceso al liderazgo. Esto, porque «se transmite algo del
carácter sagrado de la humildad y ejemplaridad pasajeras, a la vez que modera el orgullo de quienes
ocupan posiciones o cargos superiores»56. Por tanto, se descentra la autoridad de los adultos, para
empoderar a los jóvenes y los niños, quienes también pueden tener acceso a las experiencias
religiosas. Por consiguiente, hace un llamado a todos los jóvenes, y más aún, carga sobre los hombros
de estos, la responsabilidad de Chile. No obstante, cuando resalta sólo el liderazgo masculino de los
relatos bíblicos, entonces está reduciendo el llamado sólo a los jóvenes varones. ¿Y qué de las
mujeres? Sólo podían ser esposas de pastores y madres de muchos hijos, como finalmente fue ella
misma. Por tanto, la transformación religiosa que estaba llevando a cabo Laura Ester y otras mujeres
pentecostalizadas, también quedó atrapada en el contexto patriarcal de la época. Esta obediencia al
poder patriarcal, finalmente las termina excluyendo del liderazgo en abril de 1910, y posteriormente
de los mitos fundacionales del pentecostalismo chileno. «¿Dónde están los jóvenes cristianos? Que
respondan hoy al llamamiento del Señor. Venid a vuestros puestos, sed fieles como Daniel, ante un
mundo sin fe... ¿Quién de vosotros, que habéis recibido el testimonio del Santo Espíritu, inclinará la
cabeza ante el ídolo del qué dirán»?57 No obstante, sí los creyentes llanos tienen la posibilidad de
acceso al liderazgo: a ellos los interpela y de paso le asigna un «lugar» en el liderazgo, llamado por el
Espíritu Santo. Por tanto, Laura Ester hereda del protestantismo misionero, el anticatolicismo, lo que
posteriormente el pentecostalismo enfatizará. «El fanatismo romano...los peligros de este mundo se
estrellarán con nuestra fe inquebrantable... y contra la espada de dos filos, que es la palabra de

54
Idem.
55
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción, 26 de noviembre de 1909.
56
Turner, Víctor, op.cit., p. 103.
57
26 de noviembre de 1909.

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Dios»58. El protestantismo, especialmente el metodismo, eran los adversarios religiosos, pero los
enemigos eran el catolicismo y la mundanización.
Una vez más recurre al imaginario social de los jóvenes al decir «siempre los jóvenes aspiran a
ser héroes, las luchas, las victorias y la gloria son bellos fantasmas que persigue la juventud. Pero
nosotros aspiramos a la realidad del poder en Dios…Para un joven soldado de Cristo esto no es una
aspiración, un deseo: es un mandato divino»59. «La communitas es un vínculo entre lo humilde y lo
sagrado, de la homogeneidad y el compañerismo»60, por tanto, el llamado es que los héroes
pentecostales sean los misioneros, predicadores de la calle y lo pastores, cuyo poder no sean las
certificaciones ni la academia, sino el carisma. A esto está invitando a los jóvenes. Para ello agrega
una metáfora marcial como mandato divino. « ¡Esforzados como buenos soldados en la causa del
reino de los cielos! ¡Que nadie os arrebate vuestra corona! Jesús nuestro Señor es el capitán y
consumador de nuestra fe...Tenemos delante de nosotros un vasto campo de acción. ¡Cuántos
millares de almas que arrebatar al maligno!»61. Y lo dice de manera más clara «buenos soldados del
cielo» y cuya tarea es predicar el evangelio y extender el pentecostalismo en Chile y en su muerte
recibirá una corona como galardón. El campo de batalla son las calles, los barrios, los talleres,
fábricas y los campos, ahí donde estén los pobres.
Las armas de estos soldados son la oración por los enfermos, la oración por las predicaciones,
vigilias y ayunos. El Señor nos dice: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi
Espíritu...Glorifiquemos a Dios porque él se ha dejado un residuo de jóvenes fieles, que son capaces
de poner sus vidas por sus hermanos. Las filas de los tales van engrosando y la preparación del
evangelio de paz está impulsando a buscar de rodillas el Poder de lo Alto para salir al mundo en la
potencia de fe y amor»62. Hace un llamado a los jóvenes utilizando metáforas marciales y bélicas, ya
que los sacrificios religiosos de la época eran altos, más aún cuando los adultos estaban ocupados en
sus trabajos sin control de horarios, malas condiciones laborales, mala alimentación, habitaciones
paupérrimas, alta natalidad, alta mortalidad infantil con bajas expectativas de vida. Frente a una
sociedad jerarquizada y una institución religiosa verticalista, entonces la communita pentecostal es
presentada como «un tipo de sociedad sin estructurar o rudimentariamente estructurada y
relativamente indiferenciada, de individuos iguales que se someten a la autoridad genérica de los
ancianos que controlan los rituales63. Así que, si la vida en sociedad era una batalla por la vida, la
predicación era una guerra, y sólo podían lograrlo con la incorporación de los jóvenes.

58
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción, 26 de noviembre de 1909.
59
Idem.
60
Turner, Víctor, op.cit., p. 103
61
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción, 26 de noviembre de 1909.
62
Idem.
63
Turner, Víctor, op.cit., p. 103.

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«Los grupos liminales no están en un sitio ni en otro; no se les puede situar en las posiciones
asignadas y dispuestas por la ley, las costumbres, las convenciones y el ceremonial»64. Por ello, el rol
fue tan relevante en esta etapa en donde Laura Ester se constituyó en una lúcida líder que arengó a
los jóvenes de sus días: «Me es muy grato tener la oportunidad de dar este mensaje a la juventud
cristiana de nuestro país, ahora que la grey de Cristo necesita ejercitar todas sus energías al servicio
del Maestro. Ciertamente que el Rey de Gloria puede obrar sin estos vasos de barro, pero a él le ha
placido glorificarse en ellos»65. Se trata de un discurso en medio de la crisis post-cisma, pero dirigida
hacia la juventud. ¿Por qué Laura Ester dirige su discurso inflamatorio a la juventud y no a los
adultos, por ejemplo; o a las mujeres? ¿Será que los creyentes que son expulsados de la iglesia eran
mayoritariamente jóvenes? Es difícil saberlo, no obstante, le insufla entusiasmo utilizando metáforas
como «vasos de barro», es decir receptáculos, conducto e instrumento para una nueva mentalidad
religiosa; y al aludir al barro (tierra), se refiere al origen campesino y artesanal: una religión de
campesinos y de artesanos. En los movimientos communitas se establece una abolición de la jerarquía
y se busca voluntariamente obediencia total al líder66.
En tiempos patriarcales, Laura Ester no estaba alejada o inmune a la supremacía masculina que
pone a las mujeres en lugares secundarizados. De hecho, trabaja para levantar una religión que
ponía (y aún lo hace) a las mujeres en lugares de menor prestigio. Les habla a los jóvenes y no a las
mujeres, poniendo la esperanza de la continuidad en los varones. Y luego, se posterga en pos de la
construcción de familia, una institución de poder masculino, para lo cual debe asumir la
heterosexualidad y la maternidad como nuevos destinos exclusivos para ella. Se trata de una líder
aún al servicio del orden simbólico patriarcal, con deseos de transformación de algunos valores que
deshumanizaban a la población en ese entonces.
Por otro lado, en una cultura adultocéntrica, Laura Ester eleva a la juventud en el sitial de un
sujeto histórico: «a la juventud le está reservado invariablemente el rol más arduo, el puesto más
avanzado, la tarea de mayores esfuerzos; ¿por qué? Juan lo dice: porque sois fuertes»67. Sustenta a la
juventud sobre un destino teleológico: la juventud es la reserva social de la fuerza religiosa. «Es la
época más satisfactoria de nuestra vida terrenal: han pasado los años del desarrollo y todavía está
lejos de la madurez»68. La juventud es elevada al centro de la vida: después de una niñez dura y una
adultez de duro trabajo. «El joven posee la plenitud de vida. El pecho está lleno de esperanzas para el
porvenir y el presente sonríe a nuestro alrededor»69. Pese a las condiciones miserables de la vida de la

64
Ibidem, p. 102.
65
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción, 26 de noviembre de 1909.
66
Turner, Víctor, op.cit., p. 118.
67
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción, 26 de noviembre de 1909.
68
Idem.
69
Idem.

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época, la juventud representa la esperanza. «Convenced a un joven de su deber, y lo veréis lanzarse


tras el ideal diseñado, con todo el ardor, con todas las fuerzas de su ser»70. La juventud es idealista,
soñadora y apasionada. «Si los ancianos son el cerebro y el corazón de la humanidad, la juventud es
el brazo que ejecuta y obra»71. Se resalta la maximización de las actitudes y conductas religiosas en
cuanto opuestas a las seculares, suspensión de los derechos y obligaciones de parentescos, sencillez
en el hablar y en los modales, locura sagrada, aceptación del dolor y el sufrimiento72. Para los
pentecostalizados, la conversión es resaltada como una ruptura social y familiar, y lo jóvenes
encontrarán en la prédica y en el liderazgo su sentido social y trascendente. Por tanto, el destino de
los pentecostalizados está en manos de los jóvenes. «Los jóvenes...se sienten fuertes. Las dificultades
les atraen, lo desconocido los subyuga; ignora, pero presiente. La mente juvenil no tiene reposo,
aspira, desea; lucha y vence»73.
Sin declarar explícitamente cuál es la visión o la misión que ella tiene para los jóvenes a los
cuales interpela, señala: «un joven de 20 años no ha obrado nada definitivo. La vida está delante de
él. Es el tiempo de elegir, elegir entre la vida noble, útil y abnegada, o la vida baja, egoísta e inútil
para todo el mundo. En este punto hay muchos caminos. ¿Cuál elegirá el joven?»74. Implícitamente
está desafiando a los jóvenes a internalizar el mito fundacional del pentecostalismo: ganar Chile para
Cristo. Esto podía lograrse predicando en la calle, yendo a misiones, recorriendo todo Chile, abriendo
iglesias y locales de predicación, siendo pastores, etc. Acá surge una tensión, pues «los atributos de la
liminalidad o de las personas liminales (gente de umbral) son ambiguos, ya que estas personas eluden
o se escapan del sistema de clasificaciones que establece situaciones y posiciones en el espacio
cultural. Los entes liminales no están ni en un sitio ni en otro; no se les puede situar en posiciones
fijas o impuestas por la ley, la costumbre, las convenciones y las ceremonias (Turner, 1969)»75.
Laura Ester los incentiva con distintas metáforas vinculadas a los orígenes sociales de la
feligresía de ese entonces, tales como artesanos y campesinos: «Me dirijo a los jóvenes de nuestras
iglesias que, como las primicias de esta tierra, se consagran al Dios vivo. Vosotros sois los vasos
elegidos por el Altísimo para conservar, escudriñar y fundir su Palabra». Usa las metáforas de
«primicias de la tierra» y «vasos elegidos», cuya primera tarea y misión personal y grupal era el
estudio de la Biblia y ser moldeado por ella. Ambas metáforas están relacionadas con el trabajo
agroalfarero. Al ser «primicias de la tierra»: el templo es un campo. Al ser un «vaso elegido», el
templo es entonces un taller alfarero. Ambas metáforas vinculadas a la tierra. «¡Oh! Podemos ser

70
Idem.
71
Idem.
72
Turner, Víctor, op.cit., p. 118.
73
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción, 26 de noviembre de 1909.
74
Idem.
75
Turner, Víctor, op.cit., p. 102.

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antorchas de la verdad; nuestra vida puede ser perfectamente luminosa, si se ha fundido con el
Espíritu de Dios». También utiliza otra metáfora: «antorcha de la verdad» con el fin de iluminar y
llevar la religión pentecostalizada a los pobres y guiarlos al templo. Es así, que la liminalidad se
expresa «como un tiempo y lugar de alejamiento de los procedimientos normales de la acción
social»76. Para experimentar un laboratorio de experiencias religiosas o más bien volver a los mitos
fundacionales primigenios del cristianismo.
Un elemento central que discutirá Laura Ester es sobre la verdad. Ella dice «la verdad es
necesario vivirla y sentirla para ser comprendida77. Acá no se pregunta qué es la verdad, sino cómo
acercarse a la verdad y transmitirla. En consecuencia, no está negando la inexistencia de la verdad en
la Metodista, sino que critica su énfasis unidimensional de la verdad racional.
Dado que los pentecostalizados nacieron como una religión del centro de Chile, entre
Valparaíso y Concepción, otro de los trabajos más habituales era la pesca; por consiguiente, la
metáfora del predicador como pescador, era significativamente relevante. De este modo, la sociedad
era el mar, los conversos los peces y los predicadores los pescadores. De igual modo, los creyentes
eran barcas « ¿Cuántas vidas son estériles y egoístas porque no han entendido la mente de Cristo?
¿Cuántos discípulos de Jesús gastan afanosamente sus vidas solamente en las obras que perecen?
¡Oh, amigos cristianos, el Señor quiere para vosotros una misión más sublime!»78. Esa misión
sublime, Laura Ester la entendió como predicar en todo momento y en todo lugar, todo creyente - sin
importar si era un converso reciente o de larga data - debía andar con su «púlpito bajo el brazo» e
instalarlo ahí donde haya una persona, sin importar el tiempo y el lugar. «Muchos dirán: ¡Yo no soy
apóstol, no soy ministro, no soy obrero del Evangelio! Pero todos somos discípulos de Jesús, y por lo
tanto, enviados de Él, sino a las naciones ni a las ciudades, a lo menos a nuestra propia casa y a
nuestros amigos! ¡Qué triste el que no ha pescado una sola alma de las tinieblas!»79. No hay pretexto
para no predicar80. Laura Ester carga la responsabilidad de la predicación sobre cada creyente, o en
otro sentido, democratiza la predicación no sólo sobre pastores y predicadores, sino sobre todos y
cada uno, ya sea a nivel internacional o nacional, pero sobre todo con la misma familia. Y afirma que
sería una tristeza no «pescar un alma de la oscuridad». Por tanto, imputa sobre cada creyente, la
responsabilidad de predicar y ganar conversos. En este sentido, podemos ver en Laura Ester una
práctica de igualdad, de no diferenciación sexual, ni etaria, en la tarea del evangelio.
No basta con predicar: hay que ganar almas « ¿De qué sirve que el hombre predique la verdad
toda su vida si lo hace sin fruto? Tendrá que llegar a la orilla con sus manos vacías y el corazón

76
Ibidem, p. 171
77
Laura Ester Contreras. Santiago, Abril de 1910.
78
Idem.
79
Idem.
80
Idem.

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pesado. La promesa de Jesús a Simón se cumplió fielmente el día de Pentecostés y en todo su eficaz
ministerio. Pablo, Lutero, Wesley, Moody y tantos otros reconocidos pescadores de hombres, lo
fueron porque recibieron potencia a los pies de Jesús»81. Sigue con la metáfora del pescador que no
logra pescar almas y llega a la orilla o al puerto, sin pescar almas y con las manos vacías. Entonces
¿cómo ser efectivo?. Laura Ester lo expone: recibir el fuego del Espíritu Santo. «Tu Iglesia, ¡Oh Señor!
no quiere ahora estar triste sobre botes vacíos, sino quiere cantar aleluyas porque se anegan al peso
de la multitud»82. Expone como metáfora a la iglesia y a la vida individual como «bote de pesca»:
ganar almas, «botes llenos»; no ganar almas, «botes vacíos», etc. Esto último es vergüenza. «Un
ministerio sin éxito, es indigno de toda alma sincera y ardiente de espíritu, pero nosotros queremos
servirte Señor con ardor, con entusiasmo y con libertad, para glorificarte por el éxito que tú nos
concedes; queremos Señor, que Tú dirijas nuestras maniobras»83. Sólo con la ayuda del Espíritu Santo
se puede «pescar almas» y «llenar los botes».
En la communita pentecostalizada, se resaltan la obediencia a las autoridades políticas, el
sometimiento al líder. Al mismo tiempo, hay también una constante rebeldía contra la estructuración
de la communitas. Y en este último aspecto vemos el gran dilema de Laura Ester, ¿obediencia o
rebeldía?, ¿igualdad o jerarquía? Resaltan la obediencia a las autoridades políticas, el sometimiento al
pastor, y la sumisión de la mujer al marido; sin embargo, la realidad histórica muestra que los
pentecostales se rebelan constantemente contra el convertir el carisma en una rutina. Esta rebeldía se
puede observar en las más del millar de denominaciones evangélicas que existen hoy en Chile, las
cuales en su mayoría son pentecostales. Sin embargo, se trata de una rebeldía aún construida desde el
orden simbólico masculino y patriarcal. Ese es su límite, su confinamiento. Se trata de un paradigma
predominante en el accionar del movimiento pentecostal.

Communita Terapéutica

El ritual es resaltado en zonas de liminalidad donde rigen procesos de mutación, de crisis y de


importantes cambios84. En esta lucha por la legitimidad religiosa, acontece también una lucha entre
modernidad y tradición. «Si las promesas de Cristo son… Si esto es contrario a las doctrinas de la
Iglesia Metodista Episcopal, en ninguna manera es contrario a la doctrina de Cristo. Tanto más
cuanto que nuestra conciencia dará siempre mayor autoridad a la Palabra de Dios, que es lo único

81
Idem.
82
Idem.
83
Idem.
84
Turner, Víctor, op.cit., p. 58.

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infalible y eterno…»85. Los clérigos y misioneros metodistas y los predicadores y predicadoras


pentecostalizados, se enfrentaban por la mediación cultural de la Biblia: unos defendían la mediación
académica y científica, lo otros apelaban a la mediación emocional, acceso libre y literal de los textos
bíblicos. «Porque el 99 % de los ministros graduados en las grandes universidades salen a conquistar
el mundo para Cristo con sus mentes repletas de conocimientos humanos, pero con sus corazones
vacíos del amor del Padre…»86. Es una crítica a la formación académica de tendencia social y liberal
del metodismo, influido por el llamado «Tercer Gran Despertar" (de 1858 a 1908) en donde se
produjo una proliferación de instituciones académicas, médicas, sociales y empresariales que
contribuyeron al «Despertar Misionero» y al Movimiento del Evangelio Social. No sólo en el
metodismo, sino también en otras denominaciones protestantes misioneras como los presbiterianos,
bautistas, adventistas, entre otras.
No obstante, los pentecostalizados reclamaban el regreso a los inicios de avivamientos
carismáticos del metodismo. «Sin vocación profunda para el sagrado ministerio de cura de almas, sin
el bautismo de fuego y del Espíritu, y cuando ellos mismos no son verdaderamente sanos. ¿Cómo
podrán ser hojas de sanidad para las naciones?»87. Reclaman el sentido vocacional del pastorado
vinculado a la administración de la salud, ¿por qué se reclamaba la oferta de sanidad? Porque con el
aumento de la población chilena, el aumento de las fábricas y el desplazamiento paulatino de la
población rural a la urbana, y por tanto el aumento de la población marginal y pobre, se requería
que el protestantismo atendiera las demandas de los pobres. Algo que supuestamente el
protestantismo no había cumplido según Laura Ester. Frente a ello recurre a una metáfora herbívora,
«hoja de sanidad». Por ello cierra este discurso destacando: «continuemos firmes y adelante, mirando
nuestro blanco, que es Cristo, dejando atrás lo que no es nuestro, orando sin cesar por nosotros y por
nuestros hermanos en toda nuestra nación…Si esta obra es de los hombres, perecerá; y si es de Dios,
nadie la podrá destruir.-Amén»88. Recurre al tradicional himno protestante, «firmes y adelante» para
animar a la tropa-pentecostalizada. Aún «más fascinante resulta comprobar cómo a menudo las
expresiones de communitas se asocian culturalmente con sencillos instrumentos de viento (flauta y
amónicas) y de cuerda, lo que quizás se pueda atribuir, a su facilidad de transporte, a la capacidad
que tienen para transmitir en forma de música la cualidad de communitas humanas»89. Es por ello
que también los pentecostalizados enfatizaron en la himnología protestante, pero cantada a capela y
marchando, ya sea en dirección a la calle para ir a predicar, o volviendo de ella en dirección al
templo.

85
Laura Ester Contreras, Chile Evangélico, Concepción 03 de marzo de 1910, pp. 1-2.
86
Idem.
87
Idem.
88
Idem.
89
Turner, Víctor, op.cit., p. 169.

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Otro elemento significativo del mito fundacional pentecostal es la oferta de sanidad. «Los que
se llaman cristianos, pregunto ahora, ¿creen o no en la sanidad por fe? Por mi parte creo en la virtud
de Cristo y estoy procurando ejercitar mi fe en este vastísimo campo y espero ver la gloria de Dios»90.
Llevar la oferta de sanidad a los pobres. Predicar, sanar y acompañar. Y para los que no sanan, está la
propuesta del imaginario del cielo. «En primer lugar, las Escrituras declaran que en los cielos no
habrá llanto, ni clamor, ni dolor, ni enfermedad, ni muerte»91. Por lo tanto, paulatinamente se iba
ampliando el imaginario bello, atractivo y maravilloso del cielo, para hacerlo apetecible y
disminuyera la angustia frente a la muerte, tanto para el moribundo como para los familiares. Por lo
tanto, la referencia de Apocalipsis 22:2 sobre las hojas de sanidad para las naciones, es un recurso
actual que los hijos de fe pueden usar; es un privilegio que los miembros del reino de los cielos
pueden ejercitar porque ahora es cuando estamos expuestos a las enfermedades92. «Los movimientos
milenaristas son una de las manifestaciones más llamativas de la communitas, ya que surgen entre las
masas desarraigadas y desesperadas de la ciudad y el campo, empujadas a vivir en los márgenes de
las ciudades»93.
Para los predicadores, todos los creyentes disponen de los recursos de la sanidad: el
pentecostalismo se encargará de enseñarle a los creyentes y no lo administrará solo, sino que toda la
comunidad lo ayudará, cooperará y acompañará; y dada la importancia de la sociedad rural y de los
campesinos, se resalta la oferta de sanidad como «hojas de sanidad». «Por lo tanto, las hojas de
sanidad son el símbolo de salud para su pueblo elegido. Aún más creo que usando las armaduras de
Dios contra nuestros enemigos es cómo podemos legítimamente luchar con eficacia contra el reinado
de las tinieblas»94. Las «hojas de sanidad» deben ser administradas por los «soldados-creyentes» para
quitarle almas enfermas al enemigo. «Necesitamos ver y sentir la mano de Dios extendida sobre
nuestros enfermos. ¿Acaso nosotros no tenemos quién cure nuestras llagas y quién tenga compasión
de nuestras dolencias?»95. El pentecostalismo asumirá esta propuesta de predicar sanidad a los
pobres. Después el grupo se preparaba para la búsqueda de la bienaventuranza absoluta, en una
situación transicional y sagrada de esperanzas o liminalidad96.
Laura Ester sigue resaltando la importancia de la oferta de sanidad, ya que los enfermos no
sólo están fuera de la iglesia, sino también al interior de ella. La liminalidad, es un concepto muy

90
Laura Ester Contreras, Santiago, abril de 1910.
91
Idem.
92
Idem.
93
Turner, Víctor, op.cit., p. 118.
94
Laura Ester Contreras, Santiago, abril de 1910.
95
Idem.
96
López- Baralt, El retorno del Inca Rey. Mito y profecía en el mundo andino, Hisbol, La Paz- Bolivia, 1989, pp. 30-31.

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importante en Turner, quien lo describe como «un proceso intermedio o algo propio de la
communitas»97. Por lo tanto, todos necesitan la sanidad:

Hace poco más de dos meses, uno de nuestros predicadores dio mucho énfasis
a la sanidad por fe y la Iglesia estuvo unánime pidiendo este legítimo don. Era
día viernes y cuando el domingo en la mañana se presentaron los visitadores a
muchos hogares de los miembros de nuestra Iglesia, encontraron más
enfermos que nunca. Había una casa con cuatro niños atacados de fiebre y en
casa del predicador de este tema, estaban sus dos únicas hijas con la misma
enfermedad, estando la mayor en un estado grave. El diablo nos había pedido
para zarandearnos...todos fueron sanados98

Communita de papel

Una de las herencias más significativas que el pentecostalismo continuó, fue la publicación
permanente de una revista institucional, que hasta hoy se han constituido en una fuente invaluable
de información. «La Iglesia de Santiago saluda con gozo al querido Chile Evangélico en el día de su
cumpleaños, esta Iglesia y Chile Evangélico nacieron juntos a una vida paralela, bajo el mismo
impulso del Espíritu Santo, con el mismo deseo de tomar posesión de la verdad que nos hará libres de
errores»99. Así, antes que el pentecostalismo tuviese algún templo de madera, tuvo una iglesia de
papel, que se constituyó en un recurso que unió y orientó a los pentecostalizados. La Revista Chile
Evangélico, se constituyó en el espacio en donde el iletrado podía escribir contando su testimonio, tal
cual lo hacía en los espacios cúlticos pentecostalizados. Hasta hoy queda memoria de innumerables
testimonios y relatos de hombres y mujeres invisibles, cuyos testimonios quedaron escritos. Los
«hermanos de la Iglesia Pentecostal de Santiago sienten para Chile Evangélico el mismo afecto que se
siente por un compañero que ha sufrido iguales apreturas y participado iguales glorias y
victorias»100. No obstante, si bien este periódico continúa hasta hoy, su nombre ha cambiado de
nombre y continúa a través de dos revistas: Fuego de Pentecostés y La Voz Pentecostal. «Esta Iglesia y
Chile Evangélico llevamos un año de obra victoriosa para nuestro Señor y Maestro, según nuestra fe y

97
Turner, Víctor, op.cit., p. 102.
98
Laura Ester Contreras, Santiago, abril de 1910.
99
Laura Ester Contreras, Septiembre 08 de 1910.
100
Idem.

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convicciones, a pesar de todos los pronósticos pesimistas que no nos han comprendido»101. Frente a
ello, Laura Ester entrega un mensaje de arenga:

Querido hermano Koppmann, el mensaje para Chile Evangélico y para la


Iglesia Pentecostal es el texto que encabeza estas líneas. No temáis es la voz de
aliento que nuestro Salvador nos da para nuestro consuelo; no temáis, porque
sentimos la aprobación de Dios; no temáis, porque hemos invocado la
dirección y dominio del Espíritu Santo; no temáis, porque la misericordia de
Dios nos ha rodeado un año y nos llevará a mayores experiencias según
aprendamos a obedecer la voz de Dios revelada en su Palabra102.

En esta etapa liminal, la concepción identitaria y del tiempo se vuelven indeterminadas: un


grupo sin pasado, con un presente precario y sin proyecto de futuro103; surge un sentimiento
desgarrador y el consuelo y la esperanza se vuelven inasibles. En esto Laura Ester fue relevante.
Aunque se trata de un mensaje entregado al movimiento pentecostal, «Señor, enséñanos a
permanecer en el terreno de la humillación que nos ensalzará para tu gloria; enséñanos a sufrir todas
las persecuciones por causa de tu justicia...; enséñanos a glorificarte con manos limpias; aleja de
nosotros todo lo que contrista tu Santo Espíritu; enséñanos a vencernos a nosotros mismos»104. Este es
el mensaje de cierre, porque la revista Chile Evangélico cambia de nombre y Laura Ester apaga su voz
y nunca más vuelve a escribir.

Conclusiones
En la etapa communitas, es cuando los pentecostalizados comienzan a definirse como
organización, pero resaltando la igualdad (hermanos), y no la diferencia (laicos y pastores;
extranjeros y nacionales) entre ellos. La ambigüedad se presenta con el Pastor, quien es autoridad (el
ungido), pero es una autoridad elegida («nosotros lo llamamos para que nos dirija»). También es un
hermano («el hermano-pastor») y por último, es un símbolo patriarcal («mi pastor» o «mi padre
espiritual»). El problema de esta etapa fue que el rol de la mujer no se definió como parte del
liderazgo formal, pastoral o administrativo; dado que las mujeres que lideraron esta etapa eran
esposas de pastores y líderes, excepto Elena Lawdlaw que era soltera y quizás por lo mismo aislada y
luego expulsada. De este modo, el liderazgo de la mujer quedó invisibilizado y subyugado en la

101
Idem.
102
Idem.
103
Turner, Víctor, op.cit.
104
Laura Ester Contreras, Septiembre 08 de 1910.

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«ayuda idónea», liderazgo invisible o tras el líder masculino, porque en última instancia era la
pastora o esposa del pastor quien administraba la iglesia cuando no estaba el pastor, estaba enfermo o
salía de misiones105.
Laura Ester para esta fecha era joven y soltera, pero posteriormente se casa con Manuel
García, quien comienza a pastorear una iglesia en Mulchén en el año 1911, y en su matrimonio
tendrán 10 hijos. De este modo, el matrimonio y la maternidad se constituyeron en el paulatino
silenciamiento de su voz y su pluma, ya que una vez que el movimiento se organiza, escribe sólo de
vez en cuando. No obstante, en sus primeros escritos se aprecian principios fundacionales que
contribuirán a la reconstrucción del mito fundacional del pentecostalismo chileno, pero sin mujeres
en el liderazgo. Laura Ester Contreras, luego de dejar escribir cartas, en 1910 escribe al periódico
pentecostal Chile Evangélico para dar un testimonio: «muchos entre nosotros cantan y oran en
lengua desconocida». Ella misma dio cuenta en 1914 de su propio testimonio al relatar cómo recibió
el bautismo en el Espíritu Santo: «en este instante una niña amiga mía, que se había interesado muy
poco por la obra del Señor, cayó bajo el poder del Espíritu y cantó en lengua extraña un himno
familiar, pero con una expresión tan sublime, y tan llena de poder como los que alaban con todo el
corazón. Me olvidé de quien era yo, de dónde estaba, y mi alma se unió a la alabanza. Mi boca no
cantó, mi alma cantaba. Todo era gloria, gloria y más gloria». Es lo último que conocemos de ella.
Por otro lado, podemos constatar cómo la reinstalación del paradigma patriarcal puede darse
con metodologías y comportamientos rebeldes, pero si siguen funcionando desde una lógica
simbólica masculina, no cambiarán la estructura de las relaciones humanas, en este caso, las
relaciones entre hombres y mujeres, así como el significado del cuerpo mujer. Es decir, Laura Ester
pudo haber sido una líder fundamental y fundacional del pentecostalismo, con un impacto de su obra
de mucho mayor alcance, que seguramente habría dejado otros valores en la religión. Sin embargo,
ella misma fue presa del orden simbólico del padre, al conducir su vida personal de una manera
obediente y sumisa, destinándose a la heterosexualidad y a la maternidad; haciendo de esto los límites
de su experiencia humana. De este modo, es expulsada de la creación de la nueva religión para ir a
cumplir su mandato sexual. Aun cuando ella hacía un llamado a predicar el evangelio en todos lados
como principal acción evangelística, ella misma (se) va quedando fuera de esta tarea fundacional,
debido a su confinamiento marital. Es el contrato sexual que firma106 el que finalmente impide o
dificulta que Laura Ester pueda continuar en su obra ministerial de levantar una nueva religión, de
un carácter más democrático y afín a las clases populares.
Es de esperar que se levanten nuevos estudios sobre la obra y ética que Laura Ester difundía,
para considerar la huella y genealogía de las mujeres en la creación del pentecostalismo.

105
Mansilla, op. cit.
106
Pateman, Carol, El contrato sexual, Anthropos, España, 1993.

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