Guía Claves Mundo Clásico UNED
Guía Claves Mundo Clásico UNED
Guía Claves Mundo Clásico UNED
GUÍA DE
ESTUDIO
COMPLETA
ÍNDICE
PRESENTACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN
REQUISITOS Y/O RECOMENDACIONES PARA CURSAR ESTA
ASIGNATURA
EQUIPO DOCENTE
HORARIO DE ATENCIÓN AL ESTUDIANTE
COMPETENCIAS QUE ADQUIERE EL ESTUDIANTE
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
CONTENIDOS
METODOLOGÍA
PLAN DE TRABAJO
SISTEMA DE EVALUACIÓN
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
RECURSOS DE APOYO Y WEBGRAFÍA
GLOSARIO
CLAVES DEL MUNDO CLÁSICO CÓDIGO 24402870
PRESENTACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN
El sentido general de esta asignatura y, por lo tanto, sus contenidos centrales, persiguen una
finalidad concreta y clara. Hay que perfilar un gran decorado de fondo en el que los alumnos
procedentes de áreas académicas no filológicas se familiaricen con las líneas generales de
lo que fue el Mundo Clásico, es decir, Grecia y Roma, esa etapa en la progresión cultural del
hombre que marcó un hito destacado, hasta el punto de convertirse en elemento de
referencia para la tradición cultural occidental hasta nuestros días.
Esta asignatura forma parte del Módulo de nivelación y está orientada a introducir al
estudiante en un contexto cultural que no le es próximo. Su inclusión en la estructura del
Máster pretende, por lo tanto, servir de elemento formativo e informativo básico, de forma
que el resto del Máster le sea accesible de forma más fluida.
De otro lado, su contenido entronca adecuadamente con el contenido general, porque se
busca diseñar un Marco general del Mundo Antiguo, sobre el cual ir colocando
convenientemente los contenidos más específicos del resto del Programa.
En líneas generales, el estudiante natural de este Máster será el procedente del Grado en
Filología Clásica, que busca una especialización determinada según sus inclinaciones.
Ahora bien, dentro del Programa general del Máster, esta asignatura en concreto pretende
que el estudiante no filólogo se familiarice previamente con un contexto cultural preciso,
cuyas líneas histórico-culturales tal vez le sean en un primer momento difusas.
Requisitos obligatorios
Para cursar esta asignatura, incluida en el Módulo de Nivelación, se exige como requisito
previo únicamente haber cursado un Grado.
Requisitos recomendables
Será provechosa la familiaridad con la Lectura y el Comentario de Textos, tareas
primordiales en la labor filológica. De todas formas, entre las diversas actividades se
prestará una atención especial a este cometido, de forma que al final se alcance esa
formación textual pretendida.
EQUIPO DOCENTE
Nombre y Apellidos ROSA MARIA DIAZ BURILLO (Coordinador de asignatura)
Correo Electrónico [email protected]
Teléfono 91398-6895
Facultad FACULTAD DE FILOLOGÍA
Departamento FILOLOGÍA CLÁSICA
Tutorización
La tutorización de la primera parte de la asignatura, la parte correspondiente a
Grecia, correrá a cargo de la Profesora Andrea Navarro Noguera
([email protected]).
Horario de atención al estudiante:
Miércoles de 10.00 a 18.00 h.
Tfno.: 91 398 92
La segunda parte de la asignatura, la parte dedicada a Roma, será tutorizada por
la Profesora Rosa María Díaz Burillo ([email protected])
Horario de atención al estudiante:
Lunes de 10.00 a 14.00h y martes de 16.00 a 20.00h.
Tfno.: 91 3986895
Dirección postal:
Dpto. de Filología Clásica.
Fac. de Filología. UNED, Desp. 613-614
c./ Senda del Rey, 7
28040 Madrid
COMPETENCIAS GENERALES
CG02 Adquirir las destrezas necesarias para una adecuada especialización filológica en el
conocimiento de los textos y de las bases culturales del mundo grecolatino, así como trazar
un cuadro global de su pervivencia en la Cultura Occidental.
CG03 Adquirir y aplicar los métodos y procedimientos para el análisis de las manifestaciones
literarias, culturales y científicas del mundo clásico y de sus modalidades de recepción en
Occidente.
CG04CF Adquirir la capacidad de analizar y de sintetizar conceptos extraídos de diversas
fuentes, así como, potenciar el aprendizaje autónomo a través de la información propuesta
en el programa.
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
CE5 Dominar los instrumentos necesarios para la investigación en Filología Clásica, tanto
desde la perspectiva metodológica, como la material.
CE3 Conocer en profundidad la Antigüedad Grecolatina en todas sus facetas (lingüística,
literaria, histórica, artística), investigando en sus orígenes y estudiar su tradición,
supervivencia e influjo hasta nuestros días.
CE2 Proporcionar al estudiante la capacidad de aplicar los conocimientos teóricos y
metodológicos al análisis de textos de todo género, sabiendo utilizar, analizar y sintetizar
conjuntos complejos y variados de datos y fuentes documentales en la investigación literaria
y cultural occidental.
RESULTADOS DE APRENDIZAJE
Conocimientos
GRECIA
1. Describir las etapas generales de los géneros literarios (Épica, Lírica, Teatro,
Historiografía, Oratoria, etc.) en Grecia.
2. Identificar los rasgos generales de cada una.
3. Reconocer las principales figuras de cada una.
4. Exponer las peculiaridades de cada autor.
5. Relacionar unas épocas con otras, y unos estilos con otros.
6. Localizar las posibles huellas de tradición.
ROMA
1. Identificar las etapas de la evolución histórica del pueblo romano.
2. Localizar el porqué de esta evolución.
3. Identificar el conjunto de creencias y valores sobre los cuales se articula la imagen del
Habilidades y destrezas
1. Interpretar más adecuadamente los textos desde la perspectiva alcanzada con los
contenidos estudiados.
2. Relacionar las divergencias.
3. Integrar los rasgos específicos dentro un ámbito común.
4. Diseñar un esquema general homogéneo que abarque todas las variables.
5. Iniciar a la investigación filológica.
Actitudes
1. Disposición a plantear y resolver problemas.
2. Disposición a comparar, contrastar y clasificar divergencias.
3. Inclinación a relacionar hechos más o menos separados.
4. Inclinación a debatir y concluir.
CONTENIDOS
Descripción General
Esta asignatura está dividida claramente en dos partes, correspondientes a las dos etapas
históricas aquí tratadas: Grecia y Roma.
El sentido general de esta asignatura y, por lo tanto, sus contenidos centrales, persiguen una
finalidad concreta y clara. Hay que perfilar un gran decorado de fondo en el que los alumnos
procedentes de áreas académicas no filológicas se familiaricen con las líneas generales de
lo que fue el Mundo Clásico, etapa en la progresión cultural del hombre que marcó un hito
destacado, hasta el punto de convertirse en elemento de referencia para la tradición cultural
occidental hasta nuestros días. Entendemos por cultura el avance en el proceso de civilidad
de una sociedad. Y esa civilidad se materializa en los múltiples campos de la actividad
humana, tanto en el plano individual como en el colectivo. En el resto del Máster se irán
estudiando de manera individual las diversas áreas concretas de incidencia (las
estrictamente literarias, las intelectuales, las artísticas, la de cultura material en sentido
amplio, etc.), pero no hay que olvidar que las unas coincidieron con las otras en cada etapa
de su historia. Ahora se busca pergeñar esa marcha general del devenir histórico, a fin de
que el acercamiento posterior a las áreas específicas sea más accesible y provechoso.
Esta asignatura está dividida claramente en dos partes, correspondientes a las dos etapas
históricas aquí tratadas: Grecia y Roma.
El sentido general de esta asignatura y, por lo tanto, sus contenidos centrales, persiguen una
finalidad concreta y clara. Hay que perfilar un gran decorado de fondo en el que los alumnos
procedentes de áreas académicas no filológicas se familiaricen con las líneas generales de
lo que fue el Mundo Clásico, etapa en la progresión cultural del hombre que marcó un hito
destacado, hasta el punto de convertirse en elemento de referencia para la tradición cultural
occidental hasta nuestros días. Entendemos por cultura el avance en el proceso de civilidad
de una sociedad. Y esa civilidad se materializa en los múltiples campos de la actividad
humana, tanto en el plano individual como en el colectivo. En el resto del Máster se irán
estudiando de manera individual las diversas áreas concretas de incidencia (las
estrictamente literarias, las intelectuales, las artísticas, la de cultura material en sentido
amplio, etc.), pero no hay que olvidar que las unas coincidieron con las otras en cada etapa
de su historia. Ahora se busca pergeñar esa marcha general del devenir histórico, a fin de
que el acercamiento posterior a las áreas específicas sea más accesible y provechoso.
PROGRAMA
GRECIA
Primera Parte: El mundo griego arcaico
1. La épica homérica
2. Las colonias griegas
3. Los aristócratas
4. Los dioses inmortales
5. Tiranos y legisladores
6. Esparta
7. Los griegos orientales
8. Hacia la democracia
9. Las Guerras Médicas
10. Los griegos de Occidente
8. Filipo de Macedonia
9. Los dos filósofos
10. Los atenienses en el siglo IV
ROMA
Primera Parte: La república romana
1. Lujo y libertinaje
2. Turbulencias en el interior y en el exterior
3. Los triunfos de Pompeyo
4. El mundo de Cicerón
5. La ascensión de Julio César
6. El espectro de la guerra civil
7. El dictador funesto
8. La liberación traicionada
GRECIA
Primera Parte: El mundo griego arcaico
1. La épica homérica
2. Las colonias griegas
3. Los aristócratas
4. Los dioses inmortales
5. Tiranos y legisladores
6. Esparta
7. Los griegos orientales
8. Hacia la democracia
9. Las Guerras Médicas
10. Los griegos de Occidente
ROMA
Primera Parte: La república romana
1. Lujo y libertinaje
2. Turbulencias en el interior y en el exterior
3. Los triunfos de Pompeyo
4. El mundo de Cicerón
5. La ascensión de Julio César
6. El espectro de la guerra civil
7. El dictador funesto
8. La liberación traicionada
partes del conjunto estaban funcionalmente bien definidas: el sector dedicado al rey y la
reina, la zona sagrada, los talleres de manufacturas, los depósitos de productos agrarios y
artesanales, y los aposentos para toda la gente que estaba en función de la vida de palacio.
Tal vez una de las realidades básicas que explican buena parte del esplendor minoico sea la
institucionalización de la realeza en varios puntos de Creta. En el plano estrictamente
cultural la civilización minoica alcanzó un nivel destacado. Y no debemos olvidar el uso de la
escritura. En la Creta minoica se utilizaron sucesivamente dos sistemas. A la época de los
primeros palacios pertenece el famoso disco de Festo, descubierto en 1908 al excavar el
palacio de Festo. El segundo sistema de escritura minoico es el lineal A, llamado así por
Evans, el descubridor del palacio de Cnoso, para diferenciarlo del lineal B ya en lengua
griega.
Los griegos llegan a Grecia en torno al año 2000 a. C.: es el paso del Heládico Antiguo al
Heládico Medio (2000-1550 a. C.), es decir, la etapa de la Edad del Bronce Medio en la
Grecia continental. La Arqueología detecta en ese espacio de tiempo la llegada de un nuevo
grupo de población que altera la situación cultural preexistente. Es el período en que se
forma lingüística y culturalmente el pueblo griego.
La etapa micénica (1600-1100) es el período de esplendor de la Grecia del segundo milenio
a. C. Recibe el calificativo de "micénica" por el nombre de Micenas, la ciudad más importante
de aquel período y de la que, según la mitología, era rey el legendario Agamenón. Este
florecimiento se refleja en una presencia intensa en el Mediterráneo.
Tras el hundimiento de la civilización micénica el mundo griego entra en una etapa que
calificamos de oscura por la ausencia casi total de fuentes de información importantes.
Aunque con frecuencia este período es minusvalorado en la bibliografía al uso, la verdad es
que en esta etapa tuvieron lugar determinados hechos que se convertirán en elementos
básicos de la evolución posterior. Es en este período cuando empieza el movimiento
colonizador hacia las islas orientales del mar Egeo y en la costa de Asia Menor,
concretamente en la actual Turquía, donde se establecen unos asentamientos griegos que,
en el futuro, se convertirán en el puente de comunicación cultural entre el mundo asiático y el
griego.
Culturalmente tienen lugar en esta época oscura dos hechos singulares. En primer lugar, el
desarrollo de la poesía épica. Tradicionalmente empezamos la descripción de la Literatura
griega por la figura de Homero como primer representante de la época arcaica, dado que
efectivamente sus dos poemas la crítica actual suele situarlos en la segunda mitad del s. VIII
a. C. (750-700). Pero lo que a veces nos olvidamos de destacar es el hecho de que los
poemas homéricos son el final de una tradición poética que, a juzgar por el nivel alcanzado
en Homero, tuvo un largo recorrido anterior, que, como ya se ha dicho, arranca de época
micénica, pero que debió consolidarse a lo largo de toda esta época llamada oscura. En su
mayor parte el mundo que nos describe Homero corresponde realmente al momento final de
la Edad oscura.
En segundo lugar, en este período tiene lugar la aparición de un sistema de escritura mucho
más útil que los preexistentes y que determinará la historia cultural de Occidente: el alfabeto
completo. Se llama "alfabeto" (nombre formado sobre la denominación de las dos primeras
letras griegas: alfa, beta) porque cada nuevo signo corresponde a un sonido fonético, lo que
disminuye radicalmente el número de signos posibles y, consiguientemente, facilita su
aprendizaje y el incremento del público lector. Y decimos "completo" porque el alfabeto
griego es el primer sistema de escritura que tiene signos para todos los sonidos de la lengua
que registra: es bien sabido que los griegos lo adoptaron de los fenicios, pero éstos no
notaban las vocales, sino sólo las consonantes y semiconsonantes; los griegos utilizarán la
notación de éstas últimas para notar las vocales. Respecto a la aparición del alfabeto hay
dos interrogantes básicas: el dónde y el cuándo. Pero la crítica especializada no sostiene al
respecto un criterio uniforme: unos piensan que la adopción tuvo lugar en la propia Grecia, y
Creta suele ser la opción más aceptada; otros, por el contrario, suponen un asentamiento
griego en tierra asiática, y en concreto en Al-Mina. Respecto a la fecha, el abanico temporal
ha sido muy amplio, aunque en la actualidad las dos propuestas más aceptadas varían entre
finales del s. IX a. C. y mediados del VIII. En cualquier caso, a partir de ahora se podrá
registrar todo por escrito: desde las cosas más o menos insignificantes de la vida privada,
Tras el hundimiento de la civilización micénica el mundo griego entra en una etapa que
calificamos de oscura por la ausencia casi total de fuentes de información importantes.
Aunque con frecuencia este período es minusvalorado en la bibliografía al uso, la verdad es
que en esta etapa tuvieron lugar determinados hechos que se convertirán en elementos
básicos de la evolución posterior. Es en este período cuando empieza el movimiento
colonizador hacia las islas orientales del mar Egeo y en la costa de Asia Menor,
concretamente en la actual Turquía, donde se establecen unos asentamientos griegos que,
en el futuro, se convertirán en el puente de comunicación cultural entre el mundo asiático y el
griego.
Culturalmente tienen lugar en esta época oscura dos hechos singulares. En primer lugar, el
desarrollo de la poesía épica. Tradicionalmente empezamos la descripción de la Literatura
griega por la figura de Homero como primer representante de la época arcaica, dado que
efectivamente sus dos poemas la crítica actual suele situarlos en la segunda mitad del s. VIII
a. C. (750-700). Pero lo que a veces nos olvidamos de destacar es el hecho de que los
poemas homéricos son el final de una tradición poética que, a juzgar por el nivel alcanzado
en Homero, tuvo un largo recorrido anterior, que, como ya se ha dicho, arranca de época
micénica, pero que debió consolidarse a lo largo de toda esta época llamada oscura. En su
mayor parte el mundo que nos describe Homero corresponde realmente al momento final de
la Edad oscura.
En segundo lugar, en este período tiene lugar la aparición de un sistema de escritura mucho
más útil que los preexistentes y que determinará la historia cultural de Occidente: el alfabeto
completo. Se llama "alfabeto" (nombre formado sobre la denominación de las dos primeras
letras griegas: alfa, beta) porque cada nuevo signo corresponde a un sonido fonético, lo que
disminuye radicalmente el número de signos posibles y, consiguientemente, facilita su
aprendizaje y el incremento del público lector. Y decimos "completo" porque el alfabeto
griego es el primer sistema de escritura que tiene signos para todos los sonidos de la lengua
que registra: es bien sabido que los griegos lo adoptaron de los fenicios, pero éstos no
notaban las vocales, sino sólo las consonantes y semiconsonantes; los griegos utilizarán la
notación de éstas últimas para notar las vocales. Respecto a la aparición del alfabeto hay
dos interrogantes básicas: el dónde y el cuándo. Pero la crítica especializada no sostiene al
respecto un criterio uniforme: unos piensan que la adopción tuvo lugar en la propia Grecia, y
Creta suele ser la opción más aceptada; otros, por el contrario, suponen un asentamiento
griego en tierra asiática, y en concreto en Al-Mina. Respecto a la fecha, el abanico temporal
ha sido muy amplio, aunque en la actualidad las dos propuestas más aceptadas varían entre
finales del s. IX a. C. y mediados del VIII. En cualquier caso, a partir de ahora se podrá
registrar todo por escrito: desde las cosas más o menos insignificantes de la vida privada,
hasta los asuntos transcendentales (p.e., las leyes).
En este período se asientan las bases de lo que hoy entendemos por Cultura griega.
Empecemos por algunos hechos externos.
La situación económica era difícil: había una gran pobreza entre los pequeños campesinos,
que eran una mayoría de la población, como nos lo atestigua el poeta Hesíodo. Este factor
dará lugar a la llamada "gran colonización griega" (750-550). La finalidad principal era buscar
nuevas tierras de cultivo para asentar el excedente de población. Se transplantaba la
estructura política y social de la metrópoli, pero desde el principio el nuevo asentamiento
gozaba de una autonomía plena. Los vínculos entre ambas comunidades eran únicamente
religiosos y culturales. Esta colonización griega afectó sobre todo a Sicilia y al sur de Italia,
región ésta llamada desde ahora la Magna Grecia y que, con el tiempo, será núcleo de una
intensa actividad intelectual griega.
Un factor favorecedor del comercio fue la aparición de la moneda, que facilita la adquisición
de productos frente al más difícil sistema anterior de intercambio de mercancías.
Otro logro de la época arcaica fue la codificación de las leyes. Antes la administración de la
justicia estaba en manos de la aristocracia, que aplicaba según su personal criterio unas
normas tradicionales transmitidas oralmente de generación en generación -el poeta Hesíodo,
en la segunda mitad del s. VIII a.C., deja ver la inquietud de las clases bajas por la justicia y
su oportuna aplicación-. Una salida a esta situación será la puesta por escrito de estas
mismas normas, lo que supondrá un avance importante en la consolidación de la justicia y,
por tanto, en la defensa de las clases sociales más débiles.
Estos hechos socioeconómicos llevan a la aparición de una nueva clase social, la de los
artesanos y comerciantes, intermedia entre la aristocracia y el campesinado. Y todo ello
conduce a una progresiva pérdida de derechos de las clases superiores, lo que en ocasiones
dio lugar a revueltas sociales.
Políticamente también es trascendental la época arcaica. En primer lugar, ahora se
constituye en suelo griego esa realidad política que llamamos la pólis, la ciudadestado, que
va a ser la base sobre la que se erigirá ese sorprendente mundo que es la Grecia antigua.
La pólis es una zona geográfica –normalmente de no mucha extensiónque comprende una
ciudad y un territorio adyacente en el que puede haber un número reducido de aldeas, pero
toda la población tiene conciencia de formar una unidad política-social-religiosa. Dentro de
esta realidad en una primera época detenta el poder una clase aristocrática, que ha sucedido
a la realeza micénica, y la gestión político-administrativa la ejercen ahora un gobierno de
magistrados así como un Consejo de ancianos. Con el auge de nuevas clases urbanas
artesanas, ya aludidas, va produciéndose una nivelación del poder, lo que, tras diversas
situaciones de guerras internas, desemboca, desde la segunda mitad del s. VII a. C., en una
nueva forma política, la tiranía: en un momento dado, y como salida a las tensiones sociales
creadas, un aristócrata se desgaja de su grupo y, apoyado por el partido popular, se erige en
el hombre fuerte de la ciudad. Es la situación previa a la llegada de la democracia, pero para
esto habrá que esperar a la época clásica.
Respecto al desarrollo intelectual y cultural de Grecia en esta época arcaica habría que
empezar señalando un elemento al que los helenistas dan cada vez más importancia: el
influjo de las culturas del Oriente Próximo y Egipto, que llega principalmente a través de las
colonias asentadas pocos siglos antes en la costa de Asia Menor, y en las que destaca la
cultura jonia. Esta influencia será de todo tipo (literaria, mitológica, científica, etc.) y
determinará en principio la creación del mundo intelectual griego arcaico, aunque luego
Grecia terminará imponiendo su sello particular, como veremos.
A este elemento habrá que añadir dos rasgos peculiares del griego arcaico, en especial en el
contexto jonio: su espíritu sintético y empírico.
La característica más importante de la época arcaica es la toma de conciencia del hombre
como realidad individual y, al tiempo, como miembro activo de la ciudad, en cuyo gobierno
intenta cada vez participar más activamente, puesto que, dadas las nuevas tácticas de la
guerra, cada vez interviene más en su defensa. Así es como se entiende bien, por ejemplo,
la figura del nuevo poeta de esta época, frente al viejo poeta épico de tipo homérico. Ahora
los poetas ya no tratan de rememorar el pasado con grandes relatos heroicos, sino que son
conscientes de que su papel social es reflexionar y aconsejar sobre la vida humana del
momento, es el poeta-sabio, y así entendemos cómo adquiere a partir de este momento un
auge la variante poética que llamamos "elegía", a través de la cual Solón y tantos otros irán
destilando reflexión sobre la naturaleza humana. Y en este mismo sentido, en la parte final
de la época arcaica, vemos aparecer la figura del filósofo al lado del poeta lírico. Son los
llamados Presocráticos, que empiezan a hacerse preguntas sobre el origen del mundo.
En este período se asientan las bases de lo que hoy entendemos por Cultura griega.
Empecemos por algunos hechos externos.
La situación económica era difícil: había una gran pobreza entre los pequeños campesinos,
que eran una mayoría de la población, como nos lo atestigua el poeta Hesíodo. Este factor
dará lugar a la llamada "gran colonización griega" (750-550). La finalidad principal era buscar
nuevas tierras de cultivo para asentar el excedente de población. Se transplantaba la
estructura política y social de la metrópoli, pero desde el principio el nuevo asentamiento
gozaba de una autonomía plena. Los vínculos entre ambas comunidades eran únicamente
religiosos y culturales. Esta colonización griega afectó sobre todo a Sicilia y al sur de Italia,
región ésta llamada desde ahora la Magna Grecia y que, con el tiempo, será núcleo de una
intensa actividad intelectual griega.
Un factor favorecedor del comercio fue la aparición de la moneda, que facilita la adquisición
de productos frente al más difícil sistema anterior de intercambio de mercancías.
Otro logro de la época arcaica fue la codificación de las leyes. Antes la administración de la
justicia estaba en manos de la aristocracia, que aplicaba según su personal criterio unas
normas tradicionales transmitidas oralmente de generación en generación -el poeta Hesíodo,
en la segunda mitad del s. VIII a.C., deja ver la inquietud de las clases bajas por la justicia y
su oportuna aplicación-. Una salida a esta situación será la puesta por escrito de estas
mismas normas, lo que supondrá un avance importante en la consolidación de la justicia y,
por tanto, en la defensa de las clases sociales más débiles.
Estos hechos socioeconómicos llevan a la aparición de una nueva clase social, la de los
artesanos y comerciantes, intermedia entre la aristocracia y el campesinado. Y todo ello
conduce a una progresiva pérdida de derechos de las clases superiores, lo que en ocasiones
dio lugar a revueltas sociales.
Políticamente también es trascendental la época arcaica. En primer lugar, ahora se
constituye en suelo griego esa realidad política que llamamos la pólis, la ciudadestado, que
va a ser la base sobre la que se erigirá ese sorprendente mundo que es la Grecia antigua.
La pólis es una zona geográfica –normalmente de no mucha extensiónque comprende una
ciudad y un territorio adyacente en el que puede haber un número reducido de aldeas, pero
toda la población tiene conciencia de formar una unidad política-social-religiosa. Dentro de
esta realidad en una primera época detenta el poder una clase aristocrática, que ha sucedido
a la realeza micénica, y la gestión político-administrativa la ejercen ahora un gobierno de
magistrados así como un Consejo de ancianos. Con el auge de nuevas clases urbanas
artesanas, ya aludidas, va produciéndose una nivelación del poder, lo que, tras diversas
situaciones de guerras internas, desemboca, desde la segunda mitad del s. VII a. C., en una
nueva forma política, la tiranía: en un momento dado, y como salida a las tensiones sociales
creadas, un aristócrata se desgaja de su grupo y, apoyado por el partido popular, se erige en
el hombre fuerte de la ciudad. Es la situación previa a la llegada de la democracia, pero para
esto habrá que esperar a la época clásica.
Respecto al desarrollo intelectual y cultural de Grecia en esta época arcaica habría que
empezar señalando un elemento al que los helenistas dan cada vez más importancia: el
influjo de las culturas del Oriente Próximo y Egipto, que llega principalmente a través de las
colonias asentadas pocos siglos antes en la costa de Asia Menor, y en las que destaca la
cultura jonia. Esta influencia será de todo tipo (literaria, mitológica, científica, etc.) y
determinará en principio la creación del mundo intelectual griego arcaico, aunque luego
Grecia terminará imponiendo su sello particular, como veremos.
A este elemento habrá que añadir dos rasgos peculiares del griego arcaico, en especial en el
contexto jonio: su espíritu sintético y empírico.
La característica más importante de la época arcaica es la toma de conciencia del hombre
como realidad individual y, al tiempo, como miembro activo de la ciudad, en cuyo gobierno
intenta cada vez participar más activamente, puesto que, dadas las nuevas tácticas de la
guerra, cada vez interviene más en su defensa. Así es como se entiende bien, por ejemplo,
la figura del nuevo poeta de esta época, frente al viejo poeta épico de tipo homérico. Ahora
los poetas ya no tratan de rememorar el pasado con grandes relatos heroicos, sino que son
conscientes de que su papel social es reflexionar y aconsejar sobre la vida humana del
momento, es el poeta-sabio, y así entendemos cómo adquiere a partir de este momento un
auge la variante poética que llamamos "elegía", a través de la cual Solón y tantos otros irán
destilando reflexión sobre la naturaleza humana. Y en este mismo sentido, en la parte final
de la época arcaica, vemos aparecer la figura del filósofo al lado del poeta lírico. Son los
llamados Presocráticos, que empiezan a hacerse preguntas sobre el origen del mundo.
Entre 490 y 479 los griegos, con Atenas a la cabeza, tienen que defenderse del ataque de
los persas: son las Guerras Médicas. Las victorias de Maratón (490), de Salamina (480) y
Platea (479) detienen, por primera vez en la historia, la irrupción de un imperio asiático en
Europa.
Dentro de la línea de política democrática aparece a mediados de siglo la figura de Pericles,
que apoya resueltamente la rica vida intelectual ateniense y hace avanzar los ideales
democráticos e igualitarios de esta época en Atenas.
Pero en el período final la ciudad se ve inmersa en la Guerra del Peloponeso (431-404), en
la que se enfrenta a su enemiga Esparta, y cada una con sus aliados respectivos. La muerte
de Pericles y la subida al poder de políticos menos brillantes conducen a Atenas a la derrota.
En el s. IV asistimos a la aparición de distintas hegemonías políticas más o menos
duraderas, entre otras la de Tebas. Pero va a surgir una nueva potencia: Macedonia, región
hasta ahora apartada de la vida de Grecia. Ante el avance militar y político del rey
macedonio Filipo II, que intenta adueñarse de toda Grecia, los atenienses se dividen en dos
bloques: uno en contra de Filipo, con el orador Demóstenes a la cabeza; y otro a favor, con
Esquines al frente. La batalla de Queronea (338) se inclina del lado de Macedonia que,
aunque garantiza formalmente la autonomía de cada ciudad, en la realidad supone una
estricta autoridad de Macedonia.
Estos planes expansionistas de Filipo llegan a la cima en la persona de su hijo, Alejandro
Magno, que soñará con un imperio griego en el que se combinen armónicamente lo griego y
lo bárbaro, y que será la andadura cultural y social de la etapa siguiente, el Helenismo.
Las grandes manifestaciones culturales de la civilización griega comienzan a aflorar en el
siglo V.
Es la época del desarrollo del Teatro, que acaba de surgir en los últimos decenios del siglo
anterior y adquiere rápidamente una relevancia literaria y social destacada: los tres grandes
trágicos (Esquilo, Sófocles y Eurípides) están escribiendo ya en la primera mitad del siglo V,
y no olvidemos que hubo decenas de autores de tragedias contemporáneos de los tres
grandes. La tragedia fue un vehículo intelectual muy importante de los nuevos valores de la
vida política, social y literaria de la Atenas de este momento. Y lo mismo debemos decir de la
Comedia. Sin olvidar esa variante dramática peculiar de Grecia, que es el drama satírico.
Pero también este siglo V es la época de la Sofística, de Sócrates y, en los últimos decenios,
de Platón. Ahora la reflexión sobre la naturaleza va a ir desapareciendo, el hombre se
convertirá en el centro de la especulación filosófica, y así, entre otros aspectos, comenzará
la reflexión sobre la ética. Pero en todo momento quedará de manifiesto el poder de la
palabra.
También es muy importante el desarrollo de la prosa, que acaba de aparecer poco antes, en
los momentos finales de la época arcaica. Esta nueva variante cultural va a propiciar el
avance de la Historiografía y de la Ciencia en general, y de la Medicina en particular –buena
parte del Corpus Hippocraticum se escribirá en los decenios finales de este siglo-. También
la Oratoria, surgida al calor de la especulación retórica, alcanza ahora un primer momento de
esplendor.
El siglo V a. C. es, efectivamente, el bien llamado Siglo de Oro ateniense. Pero este éxito fue
difícil de alcanzar. Es cierto que el programa político de la democracia, que se instaura con
el cambio de siglo y se afianza tras la victoria en las Guerras Médicas frente al imperio
persa, convierte a Atenas en el epicentro de la vida intelectual de todo el mundo griego. Y
junto a este ideario político se yergue el axioma intelectual del poder de la razón. Los viejos
ideales tradicionales se ven ahora sometidos a la revisión racionalista de los nuevos valores.
Las tragedias que se representan en el teatro dedicado al dios Dioniso, someten los viejos
mitos a un angustioso replanteamiento. La historiografía, que realmente acaba de nacer, se
hace a toda prisa más reflexiva. La especulación filosófica, con el final de los Presocráticos,
los Sofistas y el propio Sócrates, bascula desde un recalcitrante relativismo hasta una
reflexión física o ética del mundo y del hombre pero, en todo caso, desde la óptica de la
razón como guía en los nuevos senderos que ahora se abren. Comienza una indagación
científica que se va haciendo cada vez más especulativa, a partir de unos comienzos
pragmáticos, y que, en cualquier caso, busca explicaciones físicas que sustituyan a las
interpretaciones extranaturales anteriores. El arte, técnicamente, se hace más realista,
expresivo y humano; pero además, intelectualmente, intenta compaginar armónicamente la
tradición con los nuevos planteamientos sociales y con el ideario que día a día se va
construyendo y consolidando en Atenas. En esta nueva visión del mundo la persona humana
va a ser colocada en el centro de la vida social, lo que acarrea que los viejos postulados,
según los cuales la divinidad era la única rectora de la existencia, pasan a ahora a un
segundo plano o, al menos, pierden buena parte de su hegemonía.
Pero no sería acertado limitarnos a esta visión idealista, que arranca de los intelectuales
alemanes de finales del siglo XVIII y perdura en buena medida hasta hoy. El llamado siglo de
Oro en Atenas fue una mezcla de grandezas y de miserias, de éxitos y de fracasos, de
contradicciones permanentes fruto de esa tensión contrapuesta entre racionalidad y
tradición. Este equilibrio inestable es menos utópico, pero más humano. Tal vez lo más
apasionante de ese período sea su proximidad a nosotros, porque supo abrir un
planteamiento de vida centrado en el hombre como realidad compleja, campo de batalla de
fuerzas contrarias. Y así, en concreto, frente al programa ilustrado de Pericles hubo siempre
una permanente oposición, que incluso llegó a hacer uso político de los tribunales de justicia.
En las comedias se criticaba, entre risas pero con acritud, a los políticos e intelectuales
contemporáneos. El mundo de la religión se defendía con la apertura de procesos judiciales
por impiedad. En definitiva, se alcanzaron grandes metas, pero el éxito no fue fácil. En el
camino fueron quedando desde pequeñas derrotas en conflictos puntuales hasta importantes
frustraciones de mucho mayor calado, como cierta incomprensión por parte de la población.
Todas las manifestaciones culturales testimonian esta nueva realidad: desde la poesía a la
especulación filosófica. Y a esto hay que añadir que la época helenística es el momento del
gran avance en las ciencias: desde las matemáticas y la astronomía hasta los estudios
literarios.
En adelante Grecia será una parte más del amplio imperio romano que, cuando la ocasión lo
requiera, será utilizada en las luchas internas o externas de Roma.
Sin embargo, culturalmente Grecia seguirá desempeñando un papel importante: Roma entra
en contacto con la civilización griega y se heleniza (el poeta latino Horacio dirá: "La Grecia
vencida ha vencido a su vencedor"), y a través de Roma se transmitirá la cultura griega a
todo el mundo occidental.
En el s. III d.C. los bárbaros cruzan el Danubio y hacen una primera incursión en suelo
Griego. Con el Bajo Imperio la situación se normaliza, pero el declive continúa. El
Cristianismo alcanza su victoria definitiva con Constantino, y el espíritu helénico pagano
cada vez va siendo más sospechoso para los emperadores: el 381 d.C. Teodosio I declara la
religión cristiana oficial en todo el Imperio y prohíbe los cultos a los dioses antiguos
definitivamente, y en el 393 se celebran los últimos Juegos Olímpicos.
El año 395 se divide el Imperio Romano en dos, y Grecia queda incluida en el bloque de
Oriente, lo que supone el fin del mundo antiguo y el inicio de la época de la Grecia bizantina,
que se extiende hasta el 1453, año en que los turcos se apoderan de Constantinopla y
comienza al período de dominación otomana. Con la independencia alcanzada el año 1832
Grecia encara la etapa moderna de su historia, que llega hasta nuestros días.
En adelante Grecia será una parte más del amplio imperio romano que, cuando la ocasión lo
requiera, será utilizada en las luchas internas o externas de Roma.
Sin embargo, culturalmente Grecia seguirá desempeñando un papel importante: Roma entra
en contacto con la civilización griega y se heleniza (el poeta latino Horacio dirá: "La Grecia
vencida ha vencido a su vencedor"), y a través de Roma se transmitirá la cultura griega a
todo el mundo occidental.
En el s. III d.C. los bárbaros cruzan el Danubio y hacen una primera incursión en suelo
Griego. Con el Bajo Imperio la situación se normaliza, pero el declive continúa. El
Cristianismo alcanza su victoria definitiva con Constantino, y el espíritu helénico pagano
cada vez va siendo más sospechoso para los emperadores: el 381 d.C. Teodosio I declara la
religión cristiana oficial en todo el Imperio y prohíbe los cultos a los dioses antiguos
definitivamente, y en el 393 se celebran los últimos Juegos Olímpicos.
El año 395 se divide el Imperio Romano en dos, y Grecia queda incluida en el bloque de
Oriente, lo que supone el fin del mundo antiguo y el inicio de la época de la Grecia bizantina,
que se extiende hasta el 1453, año en que los turcos se apoderan de Constantinopla y
comienza al período de dominación otomana. Con la independencia alcanzada el año 1832
Grecia encara la etapa moderna de su historia, que llega hasta nuestros días.
En los inicios del primer milenio a.C. el pueblo latino habitaba en unas humildes cabañas
levantadas en las colinas en torno al Tiber a 17 Km. de su desembocadura. Resulta muy
difícil de explicar cómo en los finales de ese milenio los descendientes de los habitantes de
esas cabañas se habían convertido en los dueños del mayor imperio de la historia. La
explicación que se ha dado a esa conquista radica en las características físicas y
psicológicas del pueblo latino. Pero también hay que tomar en cuenta al pueblo etrusco, que
venció a los latinos y sentó los cimientos de la grandeza romana. Las características que se
pueden descubrir a lo largo de la historia romana y que estaban presentes desde los inicios
son: espíritu guerrero proclive a la lucha y a la conquista de otros pueblos, espíritu de
sacrificio por el bien de la comunidad, amor a la patria y deseo de celebridad, impulso a vivir
y a morir por Roma y lealtad cívica. A esas características hay que añadir una alta valoración
del derecho, puesta de manifiesto desde muy temprano en la posibilidad de apelar a la
asamblea popular en contra de la pena capital.
Ya en la época de la monarquía se puede detectar la importancia de la familia como
fundamento del patriotismo cívico. La base de la familia radicaba en la concepción de la
pietas, que tenía tres aspectos: de los hijos hacia los padres, de los ciudadanos hacia los
magistrados y de los creyentes hacia los dioses. Precisamente en la pietas descansaba la
concepción familiar, que tenía como pieza clave al paterfamilias, quien como encarnación de
la patria potestas ejercía como propietario de todos los bienes del grupo familiar, como juez
en los conflictos y como sacerdote en el culto a los dioses.
En los inicios del primer milenio a.C. el pueblo latino habitaba en unas humildes cabañas
levantadas en las colinas en torno al Tiber a 17 Km. de su desembocadura. Resulta muy
difícil de explicar cómo en los finales de ese milenio los descendientes de los habitantes de
esas cabañas se habían convertido en los dueños del mayor imperio de la historia. La
explicación que se ha dado a esa conquista radica en las características físicas y
psicológicas del pueblo latino. Pero también hay que tomar en cuenta al pueblo etrusco, que
venció a los latinos y sentó los cimientos de la grandeza romana. Las características que se
pueden descubrir a lo largo de la historia romana y que estaban presentes desde los inicios
son: espíritu guerrero proclive a la lucha y a la conquista de otros pueblos, espíritu de
sacrificio por el bien de la comunidad, amor a la patria y deseo de celebridad, impulso a vivir
y a morir por Roma y lealtad cívica. A esas características hay que añadir una alta valoración
del derecho, puesta de manifiesto desde muy temprano en la posibilidad de apelar a la
asamblea popular en contra de la pena capital.
Ya en la época de la monarquía se puede detectar la importancia de la familia como
fundamento del patriotismo cívico. La base de la familia radicaba en la concepción de la
pietas, que tenía tres aspectos: de los hijos hacia los padres, de los ciudadanos hacia los
magistrados y de los creyentes hacia los dioses. Precisamente en la pietas descansaba la
concepción familiar, que tenía como pieza clave al paterfamilias, quien como encarnación de
la patria potestas ejercía como propietario de todos los bienes del grupo familiar, como juez
en los conflictos y como sacerdote en el culto a los dioses.
Catulo, Cicerón, César, Horacio, Virgilio, Ovidio, Propercio etc. A ello contribuyó en gran
medida la protección de Mecenas.
Augusto llevó a cabo el cambio de régimen bajo la apariencia de continuidad y de respeto al
constitucionalismo republicano. Para ello solamente tomó el título de princeps, esto es, el
primero de los senadores. La clave de su éxito estuvo en recibir en su persona los dos
poderes fundamentales de la república: el tribunado y el imperium consular, lo que no fue
obstáculo para que se siguiera con la elección de cónsules. A esos dos poderes se unió el
religioso, que siempre en Roma había tenido un carácter político. Aunque se opuso a su
consideración como dios, de hecho fue venerado como tal a través de su genius.
El régimen imperial inaugurado por Augusto mantuvo oficialmente el nombre de república
hasta finales del siglo III p.C. Y de hecho los principios establecidos por Augusto se
mantuvieron hasta la llegada de Diocleciano en el año 284. El problema principal en el
imperio era el de la sucesión, que se resolvía mediante la elección de un hijo o mediante la
adopción. Sin embargo, en muchas ocasiones el instaurador del emperador fue el ejército.
Entre los emperadores sobresale la figura de Adriano, tanto por su contribución al corpus
legislativo romano, como por haber consolidado las fronteras del imperio. Un hecho
trascendental en esta época del imperio fue la ampliación de la ciudadanía romana a todos
los habitantes libres del imperio, llevada a cabo por Caracalla mediante la Constitutio
Antonina en el año 212. A pesar de esa ampliación de la ciudadanía romana, y a pesar de
los beneficios materiales que mejoraron la vida cotidiana a los habitantes de todo el imperio,
las legiones romanas no pudieron resistir el pujante avance de los pueblos bárbaros, que
acabaron con la sólida estructura jurídica y militar del imperio.
Se discute cuándo empezó la decadencia del imperio, si fue al final del gobierno de Marco
Aurelio, o bien con Diocleciano y Constantino, en los inicios del siglo IV. Las reformas
llevadas a cabo por Diocleciano, con el nombramiento de dos Augusti y dos Césares, solo
lograron prorrogar la decadencia, que finalmente llegaría con la destitución de Rómulo
Augústulo en el año 476. Con todos los defectos y abusos cometidos por soldados y
magistrados romanos, los siglos de civilización del imperio romano recibieron una alta
valoración de historiadores tan competentes como Gibson y Mommsen.
impedida por el derecho al veto que cada cónsul tenía sobre el otro. Como los cónsules al
término de su mandato pasaban al senado, en la práctica la república romana era una
oligarquía de las familias patricias. A mediados del siglo V a.C. tuvo lugar la promulgación de
la ley de las doce tablas, fundamento del derecho romano, que, junto con las aportaciones
posteriores, iba a ser la contribución más importante de Roma a la civilización occidental. La
compilación del Corpus iuris llevada a cabo por Justiniano sería la culminación de un largo
proceso.
En el interior el mayor problema estuvo constituido por la lucha de los plebeyos para
conseguir la igualdad de derechos políticos, sociales y religiosos con los patricios. En esta
lucha fue decisiva la actuación de los tribunos de la plebe, que con su derecho a veto se
convirtieron en piezas fundamentales de la política republicana. Uno de sus logros fue el
reparto de las tierras tanto de su territorio como de los países conquistados. En el exterior lo
importante fue la expansión conseguida mediante las conquistas: en primer lugar de la
península italiana desde el año 450 al 270; en segundo lugar, el dominio del Mediterráneo
occidental gracias a las victorias sobre Cartago desde 264 hasta 202; finalmente, la
supremacía en el oriente helenizado a partir del año 197.
El siglo I a.C. la república romana estuvo extraordinariamente convulsionada debido a las
guerras civiles, primero entre Mario y Sila y después entre César y Pompeyo. El triunfo
definitivo de César tuvo graves consecuencias, pues, por una parte, supuso el final de las
libertades republicanas y, por otra, después de su asesinato, dio origen a nuevas guerras
civiles, esta vez entre Augusto, heredero de César, y Marco Antonio. La activa participación
de Cicerón en contra de Marco Antonio ocasionó la muerte del gran orador y una de las
personalidades más sobresalientes de toda la historia romana. El triunfo de Augusto dio
inicio al cambio al régimen imperial en el año 27 a.C. En esta época tan difícil para el pueblo
romano tuvo lugar el máximo florecimiento de su literatura, con autores como Lucrecio,
Catulo, Cicerón, César, Horacio, Virgilio, Ovidio, Propercio etc. A ello contribuyó en gran
medida la protección de Mecenas.
Augusto llevó a cabo el cambio de régimen bajo la apariencia de continuidad y de respeto al
constitucionalismo republicano. Para ello solamente tomó el título de princeps, esto es, el
primero de los senadores. La clave de su éxito estuvo en recibir en su persona los dos
poderes fundamentales de la república: el tribunado y el imperium consular, lo que no fue
obstáculo para que se siguiera con la elección de cónsules. A esos dos poderes se unió el
religioso, que siempre en Roma había tenido un carácter político. Aunque se opuso a su
consideración como dios, de hecho fue venerado como tal a través de su genius.
El régimen imperial inaugurado por Augusto mantuvo oficialmente el nombre de república
hasta finales del siglo III p.C. Y de hecho los principios establecidos por Augusto se
mantuvieron hasta la llegada de Diocleciano en el año 284. El problema principal en el
imperio era el de la sucesión, que se resolvía mediante la elección de un hijo o mediante la
adopción. Sin embargo, en muchas ocasiones el instaurador del emperador fue el ejército.
Entre los emperadores sobresale la figura de Adriano, tanto por su contribución al corpus
legislativo romano, como por haber consolidado las fronteras del imperio. Un hecho
trascendental en esta época del imperio fue la ampliación de la ciudadanía romana a todos
los habitantes libres del imperio, llevada a cabo por Caracalla mediante la Constitutio
Antonina en el año 212. A pesar de esa ampliación de la ciudadanía romana, y a pesar de
los beneficios materiales que mejoraron la vida cotidiana a los habitantes de todo el imperio,
las legiones romanas no pudieron resistir el pujante avance de los pueblos bárbaros, que
acabaron con la sólida estructura jurídica y militar del imperio.
Se discute cuándo empezó la decadencia del imperio, si fue al final del gobierno de Marco
Aurelio, o bien con Diocleciano y Constantino, en los inicios del siglo IV. Las reformas
llevadas a cabo por Diocleciano, con el nombramiento de dos Augusti y dos Césares, solo
lograron prorrogar la decadencia, que finalmente llegaría con la destitución de Rómulo
Augústulo en el año 476. Con todos los defectos y abusos cometidos por soldados y
magistrados romanos, los siglos de civilización del imperio romano recibieron una alta
valoración de historiadores tan competentes como Gibson y Mommsen.
Los plebeyos, por su parte, adoptaron formas propias de matrimonio. Estas fueron:
–la coemptio, que consistía en una compra fingida de la novia por parte del novio;
–el usus, o convivencia de los novios durante un año, con el consentimiento de los padres, al
cabo del cual estaban casados.
Con el tiempo, los patricios fueron adoptando también la coemptio y el usus debido a las
mayores facilidades de divorcio que presentaban. Hasta la época imperial el divorcio fue
privativo del hombre.
Matrimonio sine manu: Suponía que la mujer siguiera perteneciendo a la familia de su padre;
este tipo se creó con posterioridad al cum manu y su uso fue aumentando, hasta llegar a
imponerse en los últimos tiempos de la República. A partir del Imperio fue imponiéndose una
modalidad de matrimonio sine manu, en la que la mujer incluso pierde la sujeción a la familia
de su padre.
La mujer en el matrimonio: El marido trataba a su mujer en un plano de verdadero
compañerismo: le consultaba en sus asuntos, la llevaba a sus reuniones y banquetes... Sin
embargo se daba en ella, sobre todo durante la República, mayor austeridad de conducta
que en sus maridos: no podía beber vino, en los banquetes permanecía sentada y no
echada como los hombres, y se retiraba de estos antes que su marido.
Por otra parte, la mujer casada obtenía una libertad de conducta de la que no había
disfrutado estando soltera, pues ahora ya podía salir sola de casa para realizar sus compras,
hacer vida de sociedad, etc.
Los enterramientos
Los funerales de los ricos se hacían a pleno día y rodeados de gran pompa y espectáculo.
Los de los pobres y los niños, en cambio, se realizaban de noche y con toda sencillez.
En Roma se practicaron tanto la incineración como la inhumación. Durante la época
republicana y parte del Imperio el rito más solemne y fastuoso fue el de la incineración. En
los últimos siglos del Imperio, por influencia del Cristianismo, prevaleció la inhumación.
La casa
La casa en la ciudad
La casa señorial:
Era de un solo piso, sin ventanas al exterior y tenía dos partes:
a) La primera constaba de: Vestibulum y fauces, constituían el corredor que, dividido en su
mitad por la puerta de entrada, iba desde la calle hasta el atrium. A ambos lados de la
entrada solía haber tabernae (tiendas) abiertas al exterior.
Atrium, habitación que en los primeros tiempos servía de cocina, comedor, dormitorio y
santuario. Poco a poco tabiques construidos a los lados diferenciaron diversas estancias,
limitando la extensión y funciones del atrium; tenía una abertura en el techo (compluvium),
que permitía la entrada de aire, luz y agua de lluvia; esta se recogía en un estanque
construido en el pavimento (impluvium).
Tablinum, fue en la edad más antigua la habitación personal del paterfamilias. Con el tiempo
se fue reduciendo su tamaño en beneficio de nuevas habitaciones.
b) La segunda estaba formada por el:
Peristylum, jardín rodeado por un pórtico de columnas.
Diversas estancias: salón (exedra), comedor (triclinium), cocina, dormitorios, baños... Esta
segunda parte se añadió en el siglo II, por influencia griega. A partir de entonces es en esta
parte donde se hace prácticamente la vida.
La casas humildes (insulae): Estaban ubicadas en edificios de varios pisos, con numerosas
ventanas y balcones al exterior. Eran casa incómodas, ruidosas e incluso expuestas a
peligro de incendios y hundimiento. Solían alquilarse.
La casa de campo (villa): Constaba normalmente de dos edificios, la villa rustica, para los
criados que atendían las labores agrícolas, y la villa urbana, para los dueños.
La vida cotidiana
Un día cualquiera del romano
Los romanos se levantaban con el sol; tomaban un frugal desayuno (el ientaculum) y se
marchaban a sus ocupaciones: política, comercio, trabajos intelectuales, manuales... Muchos
de ellos pasaban la mañana en el foro, entregados bien a sus ocupaciones públicas, bien al
comercio, o simplemente al ocio y la conversación. Regresaban a casa sobre el mediodía,
que era la hora del prandium, una comida ligera que incluso hacían de pie. Después de
descansar un rato, solían acudir a lugares de reunión, entre los que destacaban como más
frecuentes las termas; ocasionalmente iban a los espectáculos, cuando los había.
A media tarde hacían la única comida fuerte del día, la cena, que tomaban, sobre todo en la
alta sociedad, recostados en lechos (triclinia), colocados en torno a una mesa redonda, y
ocupando los puestos según normas de etiqueta bien determinadas.
Las termas
Las termas, o baños públicos, eran uno de los centros de reunión más frecuentados por los
romanos. Permanecían abiertas toda la tarde y durante todo el año. Solían ser públicas y
gratuitas.
Espectáculos
Los principales espectáculos que se organizaban en Roma, sobre todo con motivo de fiestas
religiosas eran:
Teatro: Se hacían representaciones de tragedias y comedias, en las que los actores
llevaban vestido griego, si el modelo de la obra latina era una obra griega (las llamadas
‘comedias paliatas’), o romano, cuando el tema era itálico (las ‘comedias togatas’).
Se representaban, también:
Atelanas: piezas cortas con personajes que se repetían, como Maccus y Bucco (payasos);
Mimos: parodias de leyendas mitológicas. Era este un género en el que se permitían toda
clase de libertades, y el que más gustaba al pueblo romano a finales de la República. Estos
Los enterramientos
Los funerales de los ricos se hacían a pleno día y rodeados de gran pompa y espectáculo.
Los de los pobres y los niños, en cambio, se realizaban de noche y con toda sencillez.
En Roma se practicaron tanto la incineración como la inhumación. Durante la época
republicana y parte del Imperio el rito más solemne y fastuoso fue el de la incineración. En
los últimos siglos del Imperio, por influencia del Cristianismo, prevaleció la inhumación.
La casa
La casa en la ciudad
La casa señorial:
Era de un solo piso, sin ventanas al exterior y tenía dos partes:
a) La primera constaba de: Vestibulum y fauces, constituían el corredor que, dividido en su
mitad por la puerta de entrada, iba desde la calle hasta el atrium. A ambos lados de la
entrada solía haber tabernae (tiendas) abiertas al exterior.
Atrium, habitación que en los primeros tiempos servía de cocina, comedor, dormitorio y
santuario. Poco a poco tabiques construidos a los lados diferenciaron diversas estancias,
limitando la extensión y funciones del atrium; tenía una abertura en el techo (compluvium),
que permitía la entrada de aire, luz y agua de lluvia; esta se recogía en un estanque
construido en el pavimento (impluvium).
Tablinum, fue en la edad más antigua la habitación personal del paterfamilias. Con el tiempo
se fue reduciendo su tamaño en beneficio de nuevas habitaciones.
b) La segunda estaba formada por el:
Peristylum, jardín rodeado por un pórtico de columnas.
Diversas estancias: salón (exedra), comedor (triclinium), cocina, dormitorios, baños... Esta
segunda parte se añadió en el siglo II, por influencia griega. A partir de entonces es en esta
parte donde se hace prácticamente la vida.
La casas humildes (insulae): Estaban ubicadas en edificios de varios pisos, con numerosas
ventanas y balcones al exterior. Eran casa incómodas, ruidosas e incluso expuestas a
peligro de incendios y hundimiento. Solían alquilarse.
La casa de campo (villa): Constaba normalmente de dos edificios, la villa rustica, para los
criados que atendían las labores agrícolas, y la villa urbana, para los dueños.
La vida cotidiana
Un día cualquiera del romano
Los romanos se levantaban con el sol; tomaban un frugal desayuno (el ientaculum) y se
marchaban a sus ocupaciones: política, comercio, trabajos intelectuales, manuales... Muchos
de ellos pasaban la mañana en el foro, entregados bien a sus ocupaciones públicas, bien al
comercio, o simplemente al ocio y la conversación. Regresaban a casa sobre el mediodía,
que era la hora del prandium, una comida ligera que incluso hacían de pie. Después de
descansar un rato, solían acudir a lugares de reunión, entre los que destacaban como más
frecuentes las termas; ocasionalmente iban a los espectáculos, cuando los había.
A media tarde hacían la única comida fuerte del día, la cena, que tomaban, sobre todo en la
alta sociedad, recostados en lechos (triclinia), colocados en torno a una mesa redonda, y
ocupando los puestos según normas de etiqueta bien determinadas.
Las termas
Las termas, o baños públicos, eran uno de los centros de reunión más frecuentados por los
romanos. Permanecían abiertas toda la tarde y durante todo el año. Solían ser públicas y
gratuitas.
Espectáculos
Los principales espectáculos que se organizaban en Roma, sobre todo con motivo de fiestas
religiosas eran:
Teatro: Se hacían representaciones de tragedias y comedias, en las que los actores
llevaban vestido griego, si el modelo de la obra latina era una obra griega (las llamadas
‘comedias paliatas’), o romano, cuando el tema era itálico (las ‘comedias togatas’).
Se representaban, también:
Atelanas: piezas cortas con personajes que se repetían, como Maccus y Bucco (payasos);
Mimos: parodias de leyendas mitológicas. Era este un género en el que se permitían toda
clase de libertades, y el que más gustaba al pueblo romano a finales de la República. Estos
dos tipos de obras eran genuinamente romanos.
En el circo podían contemplarse carreras, preferentemente de carros tirados por caballos
(bigas, quadrigas...), que daban vueltas en torno a la spina. Los conductores eran a veces
verdaderos profesionales, organizados en equipos que se distinguían por sus colores.
En el anfiteatro, los espectáculos eran:
combates de gladiadores (prisioneros o profesionales), en los que al vencido, si así lo
pedía el pueblo, podía dársele la muerte;
luchas de hombres contra fieras (normalmente esos hombres eran condenados a muerte);
naumaquias, o representaciones de combates navales, sobre el lago artificial que se
preparaba en el interior del anfiteatro.
La educación
Educación primitiva: era impartida por los propios padres que inculcaban a sus hijos,
esencialmente, un ideal moral, religioso y de respeto a los antepasados. A la niña le bastaba
con aprender a llevar la casa, mientras que al niño el padre le enseñaba a leer, escribir,
hacer cálculo, y, sobre todo, a cultivar el campo. A partir de los dieciséis años (al vestir la
toga virilis) dedicaba un año al aprendizaje de la vida pública, del que se encargaba algún
amigo ilustre de la familia.
Educación a la griega: por influencia de Grecia, conquistada en el 146, la enseñanza se
hizo más compleja. Algunos tenían profesores particulares, pero la mayor parte acudía a las
escuelas. La enseñanza pasaba por tres grados:
El derecho romano
Una de las principales aportaciones del mundo romano a la civilización occidental ha sido sin
duda la del Derecho.
Con su carácter práctico y sus dotes de organización, así como por las necesidades del
gobierno de tan vasto imperio, los romanos desarrollaron una labor legislativa que ha
constituido hasta nuestro tiempo la más importante compilación de leyes de valor universal.
En un principio, las leyes no se promulgaban en Roma; solo las conocían los patricios, y de
ellos los Pontífices Máximos eran los que las conservaban. Esto duró hasta mediados del s.
V, en que, por la presión de la plebe, se redactó un código que se publicó en doce tablas
(“Ley de las doce tablas”). A estas leyes se fueron sumando las que los comicios votaban y
publicaban después los cónsules. Tenían fuerza de ley, también, los senatus consulta
(resoluciones del senado) y los edicta con que el pretor anual marcaba las normas jurídicas
para su mandato.
Después de los Pontífices Máximos, en los últimos tiempos de la República y durante el
Imperio, fueron los iuris periti (juristas) los intérpretes y custodios de la legislación. Si bien
ellos no intervenían en las causas públicas, que pertenecían a los advocati.
Júpiter, Juno y Minerva, que era la más importante y recibía culto en el Capitolio. El origen
de estos dioses era itálico o etrusco. Algunos de ellos fueron después identificados con
divinidades griegas.
En Roma, por estar profundamente arraigada, y por utilizarse al servicio del Estado, la
religión gozaba de gran importancia en la vida pública.
Sacerdotes
Flámines: eran quince, y se encargaba cada uno del culto de una divinidad; había tres
mayores: los de Júpiter, Marte y Quirino.
Pontífices: encargados de la conservación del puente sagrado (sublicius), supervisaban las
prácticas de la religión pública. El más importante de ellos era el pontifex maximus, quien,
entre otras funciones, tenía la de señalar los días fastos y nefastos del año (apropiados o no
para ciertas celebraciones). Con el tiempo se convirtió en el jefe de la religión.
Vestales: eran seis muchachas, encargadas desde su tierna infancia de mantener
encendido en el templo de Vesta el fuego sagrado. Llevaban un vestido blanco y eran muy
respetadas. tenían que guardar castidad hasta los treinta años que duraba su servicio,
siendo castigadas con una muerte ignominiosa las que, durante ese período, faltaban a su
deber.
Salios: guardaban doce escudos (acilia), uno de los cuales, según la tradición, había caído
del cielo, enviado por Marte; los otros once eran reproducciones de este, hechas para que
no pudiera perderse o ser robado. Una vez al año los sacaban por la ciudad rodando,
mientras ellos efectuaban una danza guerrera.
Feciales: a su cargo estaba el ritual de la declaración de guerra y firma de los tratados.
Fueron los creadores del “derecho internacional”.
Lupercales: llevaban a cabo las fiestas denominadas lupercalia, que venían a ser una
invocación para conseguir la fecundidad, tanto para los ganados como para las mujeres;
iban recorriendo la ciudad, durante las fiestas, y golpeando a las mujeres con tiras de piel.
Augures: predecían el porvenir, consultando el vuelo de las aves o el apetito de los pollos
sagrados.
Harúspices: la función de estos era también la de adivinar el porvenir, pero ellos mediante el
examen de las entrañas de los animales sacrificados.
Actos de culto
Cualquier celebración política (la toma de posesión de un cargo, el ‘triunfo’ de un general,
etc.) debía ser refrendada por un acto religioso. Este, generalmente, consistía en un
sacrificio público, en el que inmolaba un animal sin tara (vaca, toro, cerdo, cordero), después
de un complicado ritual, dirigido por el pontifex maximus y presidido por el más alto
magistrado.
Una vez sacrificada la víctima, el haruspex examinaba sus entrañas, interpretando en ellas la
actitud de los dioses y el porvenir. Una parte era quemada y el resto se comía en banquete.
Había gran variedad de estos actos de culto públicos, desde el lectisternium (banquete
sagrado ofrecido a un dios), hasta las simples oraciones públicas. Tanto en las oraciones
como en los sacrificios, se observaban escrupulosamente las palabras y ritos establecidos,
pues en caso contrario pensaban que no eran escuchados por los dioses.
El derecho romano
Una de las principales aportaciones del mundo romano a la civilización occidental ha sido sin
duda la del Derecho.
Con su carácter práctico y sus dotes de organización, así como por las necesidades del
gobierno de tan vasto imperio, los romanos desarrollaron una labor legislativa que ha
constituido hasta nuestro tiempo la más importante compilación de leyes de valor universal.
En un principio, las leyes no se promulgaban en Roma; solo las conocían los patricios, y de
ellos los Pontífices Máximos eran los que las conservaban. Esto duró hasta mediados del s.
V, en que, por la presión de la plebe, se redactó un código que se publicó en doce tablas
(“Ley de las doce tablas”). A estas leyes se fueron sumando las que los comicios votaban y
publicaban después los cónsules. Tenían fuerza de ley, también, los senatus consulta
(resoluciones del senado) y los edicta con que el pretor anual marcaba las normas jurídicas
para su mandato.
Después de los Pontífices Máximos, en los últimos tiempos de la República y durante el
Imperio, fueron los iuris periti (juristas) los intérpretes y custodios de la legislación. Si bien
ellos no intervenían en las causas públicas, que pertenecían a los advocati.
En Roma el Derecho se dividía en:
Derecho Público: que contemplaba las relaciones de los patres y demás individuos con el
Estado.
Derecho Privado: que se limitaba a las relaciones de los patres entre sí.
Dentro de la familia, el pater tenía poder absoluto sobre todos sus miembros, para mandar y
castigar (incluso con la muerte). Este poder fue limitándose progresivamente durante el
Imperio, y cada vez el Derecho Privado se redujo más, en provecho del Derecho Público.
A partir del s. III, con la formación de las provincias, se instituyó un Derecho especial, ius
gentium, con un pretor específico para ello. (Hasta entonces los extranjeros no tenían ley en
Roma).
La unificación del Derecho se hizo total en tiempos de Caracalla (s. III p.C.), al concederse la
ciudadanía a todas las provincias.
Debemos a los grandes juristas del s. III p.C., Papiniano, Paulo y Ulpiano la compilación de
las leyes romanas publicadas hasta entonces y su conservación. En el s. VI, Justiniano,
emperador de Bizancio, también contribuyó extraordinariamente a esta labor, mandando
confeccionar a sus juristas el corpus iuris civilis, que recogía la legislación romana.
Pero Roma, aún siendo una gran potencia, con un Derecho elaborado, no impuso sus leyes
a los países vencidos, sino que generalmente los dejó regirse por sus derechos particulares.
El valor, sin embargo, de su legislación, se fue imponiendo por sí mismo, y Europa terminó
rigiéndose, durante siglos, por las leyes del Derecho Romano, pues, como dice Balsdon en
Los Romanos (Gredos, Madrid, 1966), su adopción no significaba más que “la aplicación
organizada del sentido común a toda una serie de problemas”.
La religión romana
La religión en Roma, aunque tuvo una gran importancia, fue, sin embargo, una religión
externa, formularia y utilitaria: tenía como finalidad obtener beneficios de la divinidad.
Los cultos domésticos
Una parte del atrio estaba ocupada por el lararium (capilla doméstica) con un hogar donde
ardía constantemente el fuego sagrado y un nicho, que contenía figuras en cera de los lares
(dioses protectores del hogar), generalmente también de los penates (dioses de los
alimentos) y, a veces, incluso del fundador de la gens, al que se consideraba divinizado. En
el mismo lugar se daba igualmente culto a los manes (espíritus de los antepasados). La
veneración por los antepasados se expresaba también mediante la conservación de sus
imagines (retratos).
Dioses nacionales (indigetes)
Hasta la conquista de otros países –sobre todo de Grecia, cuyos dioses fueron adoptando–,
los romanos rendían culto a un ilimitado número de divinidades (numina); cada acto tenía su
divinidad protectora: así, el abonado del suelo tenía a sterculinus, la siembra a sator, etc.
Entre ellos había una serie de dioses mayores, distribuidos a veces en tríadas como la
Júpiter, Juno y Minerva, que era la más importante y recibía culto en el Capitolio. El origen
de estos dioses era itálico o etrusco. Algunos de ellos fueron después identificados con
divinidades griegas.
En Roma, por estar profundamente arraigada, y por utilizarse al servicio del Estado, la
religión gozaba de gran importancia en la vida pública.
Sacerdotes
Flámines: eran quince, y se encargaba cada uno del culto de una divinidad; había tres
mayores: los de Júpiter, Marte y Quirino.
Pontífices: encargados de la conservación del puente sagrado (sublicius), supervisaban las
prácticas de la religión pública. El más importante de ellos era el pontifex maximus, quien,
entre otras funciones, tenía la de señalar los días fastos y nefastos del año (apropiados o no
para ciertas celebraciones). Con el tiempo se convirtió en el jefe de la religión.
Vestales: eran seis muchachas, encargadas desde su tierna infancia de mantener
encendido en el templo de Vesta el fuego sagrado. Llevaban un vestido blanco y eran muy
respetadas. tenían que guardar castidad hasta los treinta años que duraba su servicio,
siendo castigadas con una muerte ignominiosa las que, durante ese período, faltaban a su
deber.
Salios: guardaban doce escudos (acilia), uno de los cuales, según la tradición, había caído
del cielo, enviado por Marte; los otros once eran reproducciones de este, hechas para que
no pudiera perderse o ser robado. Una vez al año los sacaban por la ciudad rodando,
mientras ellos efectuaban una danza guerrera.
Feciales: a su cargo estaba el ritual de la declaración de guerra y firma de los tratados.
Fueron los creadores del “derecho internacional”.
Lupercales: llevaban a cabo las fiestas denominadas lupercalia, que venían a ser una
invocación para conseguir la fecundidad, tanto para los ganados como para las mujeres;
iban recorriendo la ciudad, durante las fiestas, y golpeando a las mujeres con tiras de piel.
Augures: predecían el porvenir, consultando el vuelo de las aves o el apetito de los pollos
sagrados.
Harúspices: la función de estos era también la de adivinar el porvenir, pero ellos mediante el
examen de las entrañas de los animales sacrificados.
Actos de culto
Cualquier celebración política (la toma de posesión de un cargo, el ‘triunfo’ de un general,
etc.) debía ser refrendada por un acto religioso. Este, generalmente, consistía en un
sacrificio público, en el que inmolaba un animal sin tara (vaca, toro, cerdo, cordero), después
de un complicado ritual, dirigido por el pontifex maximus y presidido por el más alto
magistrado.
Una vez sacrificada la víctima, el haruspex examinaba sus entrañas, interpretando en ellas la
actitud de los dioses y el porvenir. Una parte era quemada y el resto se comía en banquete.
Había gran variedad de estos actos de culto públicos, desde el lectisternium (banquete
sagrado ofrecido a un dios), hasta las simples oraciones públicas. Tanto en las oraciones
como en los sacrificios, se observaban escrupulosamente las palabras y ritos establecidos,
pues en caso contrario pensaban que no eran escuchados por los dioses.
METODOLOGÍA
Metodología a distancia-mixta: con tutorías virtuales a cargo del equipo docente, a través
de herramientas didácticas de enseñanza virtual. Para ello se utilizará el curso virtual
desarrollado por la propia UNED, y que ya ha probado su eficacia en la práctica. De este
modo se crea un "aula virtual" que tendrá por objeto realizar la evaluación continua del
estudiante, en la que tendrán acceso al material didáctico, a bibliotecas virtuales y foros,
enviarán los trabajos y se comunicarán con las profesoras.
La modalidad virtual de aprendizaje es una forma de aprendizaje flexible que se adapta a la
disponibilidad de cada estudiante, permitiendo compaginar estudios con trabajo o cualquier
otra actividad.
Esta asignatura será impartida sobre la base de dos elementos, complementarios en la
metodología del aprendizaje. Primero, para el núcleo de los contenidos se utilizará material
PLAN DE TRABAJO
SISTEMA DE EVALUACIÓN
TIPO DE PRIMERA PRUEBA PRESENCIAL
Tipo de examen No hay prueba presencial
La nota final del primer cuatrimestre será la nota media de los trabajos obligatorios
que el estudiante deberá realizar. Igualmente la nota final del segundo cuatrimestre
será la nota media de los trabajos, también obligatorios.
También se podrán presentar en la convocatoria extraordinaria de septiembre (se
conservarán las notas de los trabajos evaluados a lo largo del curso).
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
ISBN(13):9788484328988
Título:EL MUNDO CLÁSICO. LA EPOPEYA DE GRECIA Y ROMA
Autor/es:Fox, Robin ;
Editorial:CRÍTICA
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
FOX, Robin Lane (2007), El Mundo Clásico. La epopeya de Grecia y Roma, Barcelona,
Crítica (ed. orig. ingl. 2005).
El Programa de la asignatura podrá prepararse en su totalidad por este libro.
A continuación se recogen otros manuales (no obligatorios) útiles para preparar la asignatura
y aproximarse a los textos griegos y latinos:
Domínguez, A., D. Plácido, F. J. Gómez Espelosín, F. Gascó, Historia del mundo clásico a
través de sus textos. 1. Grecia, Madrid, Alianza Editorial, 1999.
García Moreno, L, F. Gascó, J. Alvar, F. J. Lomas, Historia del mundo clásico a través de sus
textos. 2. Roma, Madrid, Alianza Editorial, 1999.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
GRECIA
Adrados, F.R., Lucas, J.Mª., Bádenas (1992), P., Raíces griegas de la cultura moderna,
Cuadernos de la UNED.
Bianchi Bandinelli, R. (1982-84), Historia y civilización de los Griegos, Barcelona, 10 vol.
Dover, K.J. (1986), Literatura en la Grecia antigua, Madrid, Taurus.
Easterling, P.E. (1990), Historia de la Literatura Clásica (Cambridge University) I: Literatura
Griega, Madrid, Gredos.
Jaeger, W. (1942), Paideia: los ideales de la cultura griega, México, FCE.
Lesky, A. (1968), Historia de la Literatura Griega, Madrid, Gredos.
Lévêque, P. (1968), La aventura griega, Barcelona, Labor.
López Férez, J.A. (1988), Historia de la Literatura Griega, Madrid, Cátedra.
Nestle, W. (1961), Historia del espíritu griego, Barcelona, Ariel.
Pomeroy, S. (2011), La antigua Grecia, Barcelona, Crítica.
Romilly, J. (1997), ¿Por qué Grecia?, Madrid, ed. Debate.
Vernant, J.-P. et alii (1993), El hombre griego, Madrid, Alianza Editorial.
ROMA
Barceló, P. (2003), Breve historia de Grecia y Roma. Madrid, 169-358.
Bayet, J. (1984), La religión romana (vers. esp.), Madrid.
Bayet, J. (1964), Literatura latina. Barcelona.
Bieler, L. (1968), Historia de la literatura romana. Madrid.
Carcopino, J. (1984), La vida cotidiana en Roma. En el apogeo del Imperio. Buenos Aires.
Frasca, R. (1996), Educazione e formazione a Roma. Storia, testi, immagini. Bari.
Gibbon, E. (2003), Historia de la decadencia y caída del imperio romano (vers.esp.).
Barcelona.
Howatson, M. C. (1989), Diccionario de literatura clásica. Madrid.
Jenkins, R. (1995), El legado de Roma. Una nueva valoración. Barcelona.
Grimal, P. (2006), Historia de Roma (ver. esp.). Barcelona.
Grimal, P. (1999), La civilización romana: Vida, costumbres, leyes, artes .Barcelona.
Marrou, H.-I. (1997), Historia de la educación en la Antigüedad. Madrid.
Roldán, J. M. (1995), Historia de Roma. Salamanca.
Scheid, J. (1991), La religión en Roma (vers. esp.). Madrid.
Syme, R. (1989), La revolución romana. Madrid.
Veyne, P. (1990), La sociedad romana. Madrid.
Veyne, P. (2009), El imperio grecorromano. Madrid.
Curso virtual:
Se hará un seguimiento continuo del desarrollo del curso virtual utilizando como medio de
comunicación con los estudiantes tanto para plantear y responder consultas, dudas, etc.,
como para hacer llegar todo tipo de indicaciones y observaciones adecuadas a los temas, a
las lecturas y el material complementario que se considere necesario en cada momento.
Dentro del seguimiento continuo que haremos del desarrollo del curso, todo el material que
se considere oportuno para ayudar en el estudio de los temas así como en el
aprovechamiento de las lecturas será situado en el curso virtual de la asignatura.
GLOSARIO
IGUALDAD DE GÉNERO
En coherencia con el valor asumido de la igualdad de género, todas las denominaciones que en esta
Guía hacen referencia a órganos de gobierno unipersonales, de representación, o miembros de la
comunidad universitaria y se efectúan en género masculino, cuando no se hayan sustituido por
términos genéricos, se entenderán hechas indistintamente en género femenino o masculino, según el
sexo del titular que los desempeñe.