EXPOSICION INFORME 1

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITECNICA
DE LAS FUERZAS ARMADAS BOLIVARIANAS
UNEFA

UNIDAD CURRICULAR: PSICOLOGIA GENERAL


PROFESOR: ALI GUEVARA

INFORME

PARTICIPANTES:

Diaz, R. Helen, F C.I: 31321485


González Yamira C.I: 9921408
Hernández María C.I: 11633987
Martínez Yenire C.I: 21311185
Ojeda, R. Bianny C.I: 10976002
Prado, Z. Leomarys C.I: 31526250
Rangel Jennifer C.I: 22887063

TUCUPIDO, DE ABRIL DEL 2024

INTRODUCCION
Las emociones tienen un papel esencial sobre nuestra conducta y son
inherentes al ser humano ya que cumplen una función vital para la adaptación, la
supervivencia y las relaciones sociales. En psicología, se define la conducta como el
conjunto de respuestas, bien por presencia o por ausencia, que mostramos a nuestro
entorno o mundo de estímulos. Esa conducta puede ser consciente o inconsciente,
voluntaria o involuntaria, según las circunstancias que la rodeen.
Las emociones surgen como respuesta a un acontecimiento o estímulo
producido por una persona, objeto, lugar, suceso o recuerdo y tendrán una gran
influencia sobre nuestras conductas. Comprendiendo el funcionamiento de las
emociones podremos orientar el comportamiento y responder de manera adecuada a
nuestros propios estados anímicos y a los de las demás personas. Es en este
momento en que activamos nuestra inteligencia emocional.
Cuando una emoción es muy intensa, lo que sucede es que nuestro
pensamiento se altera y ponemos toda la atención en la emoción, dejando al margen
la realidad. Esto provoca ciertas manifestaciones en nuestra conducta. Determinadas
emociones muy intensas, como la ira, generan conductas negativas que pueden
empañar la realidad. Por este motivo, resulta necesario aprender a manejar
adecuadamente nuestras emociones y controlar las manifestaciones que tendrán en
nuestra conducta.

En el desarrollo de la unidad curricular Psicología General, el progreso de la


unidad 2 Desarrollo de la conducta centra la atención en el tema de sentimientos y
emociones. De esta forma, este informe describe aspectos que valora la psicología
positiva, se aborda el tema desde su influencia en la salud desde una perspectiva
holística y dinámica para su comprensión en el ejercicio de la enfermería, se
estructurado de la siguiente manera en el orden de exposición: emociones y salud,
como afectan al cuerpo las emociones, gestión de la inestabilidad emocional, los
sentimientos, reacciones y salud, reacciones psicosomáticas, desarrollo de la
conducta emocional, sensación y percepción, factores que influyen en la percepción.
Al finalizar se el desarrollo de los contenidos se emite conclusiones.
UNIDAD: 2 DESARROLLO DE LA CONDUCTA
2.4 SENTIMIENTOS Y EMOCIONES
EMOCIONES Y SALUD

Una emoción es un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que


nos predisponen a reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo (como, por
ejemplo, la visión de una araña). Las emociones son generadas por el sistema límbico,
un conjunto de estructuras que se encuentra en el cerebro y cuya función está
relacionada con el aprendizaje, la atención, la memoria y las respuestas emocionales.

De igual manera, las podemos definir como las reacciones psicofisiológicas


que representan modos de adaptación a ciertos estímulos ambientales o de uno
mismo. Una emoción es un estado afectivo, una reacción subjetiva al ambiente que
viene acompañada de cambios orgánicos. En el ser humano la experiencia de una
emoción involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo,
que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en
el que se percibe dicha situación.

Las emociones;
 Son procesos fisiológicos primarios, instintivos e involuntarios.
 Sirven para la supervivencia.
 Facilitan el aprendizaje.
 No se procesan.
 Pueden aparecer sin que realmente se noten o se producen antes de que
la mente consciente haya tenido tiempo de registrar qué ha motivado la
emoción, y
 Son temporales.
Las emociones primarias
Las emociones básicas son innatas y las compartimos con otros animales.
Estas respuestas espontáneas revelan mucho sobre nuestra relación con el entorno y
no dependen ni de nuestro entorno social en la que vivamos, ni de nuestra cultura o
nuestras experiencias vividas.

Veamos cuáles son estas 5 emociones básicas (no aprendidas):


 El enfado/ira: Respuesta a una situación o hecho que no nos gusta o
nos hiere.
 El miedo: Sensación desagradable que nos recorre todo el cuerpo y que
es la respuesta ante un peligro.
 La felicidad: Cuando estamos gratificados con lo que tenemos y
sabemos disfrutarlo. Un estado de bienestar emocional y sensación de
satisfacción.
 El amor: Afecto que se siente por una persona, animal o cosa. Cuidado,
atención y gusto que se pone al hacer una cosa.
 La tristeza: Sentimiento de melancolía que provoca falta de ánimo y
alegría.

Tanto las emociones positivas como negativas son necesarias ciertas


emociones tienen las siguientes funciones:

-Función adaptativa: nos ayudan a adaptarnos a las situaciones importantes,

-Función motivacional: nos predisponen a la acción (nos motivan),

-Función informativa: La expresión emocional nos dice mucho del propio estado
de ánimo como el de los demás

-Función social: nos permiten expresar lo que pensamos y sentimos, comunicar


nuestros sentimientos.

Las dificultades aparecen cuando la gestión de las emociones, como las


regulamos resulta difícil, magnificando los problemas y enfocándonos en las
situaciones valoradas como negativas. Por otro lado, cuando las emociones negativas
son excesivamente intensas o duraderas pueden perjudicar nuestra salud, pues al
activarnos en exceso, nos hacen más vulnerables a contraer enfermedades.

COMO AFECTAN AL CUERPO

A grandes rasgos, la salud se ve afectada por diversos factores (biológicos,


psicológicos y sociales).
En el ámbito psicológico concretamente, ante ciertos problemas de mayor o
menor importancia, podemos sentir agobio, ansiedad y tristeza. Nuestro cuerpo
reacciona y se produce la “respuesta de estrés” que a la larga puede causar
alteraciones en nuestro cuerpo a través de los siguientes sistemas:
– Sistema inmunológico: disminuyen las defensas, aumentado el riesgo de
enfermedades (cáncer, herpes, gripe)
-Sistema cardiovascular: aumenta la presión arterial y el riesgo de
enfermedades coronarias.
– Sistema gastrointestinal: cambios en ácidos gástricos que lleva a riesgo de
trastornos digestivos (ulcera, reflujo…) Asimismo el estrés lleva a malos hábitos
(fumar, beber, dejar de hacer ejercicio, no dormir bien ni llevar una dieta equilibrada
etc.), que también perjudican nuestra salud.

GESTIÓN DE LA INESTABILIDAD EMOCIONAL

La inestabilidad emocional o también llamada neuroticismo se caracteriza por


manifestar altibajos en el estado emocional, con elevados niveles de ansiedad, fuertes
cambios de humor en cortos períodos de tiempo, desórdenes psicosomáticos y
dificultad en volver al estado emocional anterior a la respuesta nueva. En la tesis que
presenté el año pasado sobre “Calidad de vida y Trasplante” una de las conclusiones
del estudio es que el neuroticismo se relaciona con más síntomas psicológicos y peor
calidad de vida entre los trasplantados de hígado. Asimismo, entre aquellos con más
complicaciones después de la cirugía, mostraban más personalidad con tendencia al
neuroticismo, peor salud general y mental, más ansiedad, más preocupación por el
futuro y la salud y más efectos de la enfermedad en la vida diaria.
Los sentimientos
La activación fisiológica (emoción), por sí misma, no produce un sentimiento.
Un sentimiento es la suma de emoción + pensamiento, por lo que su base es cognitiva
con un componente subjetivo, es decir, los sentimientos se deben a las evaluaciones,
interpretaciones y atribuciones que hacemos de nuestros sucesos internos y externos.
Según el biólogo Huberto Maturana, una emoción se transforma en sentimiento en la
medida que uno toma consciencia de ella, por tanto, se da cuando etiquetamos una
emoción de manera subconsciente y emitimos un juicio acerca de ella. Los
sentimientos derivan del pensamiento y el pensamiento precede al sentimiento.

Numerosos estudios clínicos y experimentales han mostrado la implicación de


los lóbulos frontales del cerebro en los sentimientos. La parte ventromedial del córtex
prefrontal contiene información de la planificación conductual. La experiencia
subjetiva de nuestra experiencia emocional, como la indignación o la humillación,
puede tener una raíz cultural.

Diferencia entra una emoción y un sentimiento.


La emoción es un proceso inconsciente e incontrolable, surge, por algo, de
manera espontánea. Las emociones son temporales, nos preparan para la acción, es
decir, funcionan como fuerzas motivadoras que nos prepara para luchar o quizás
mejor huir. Su reacción física nos alerta de su presencia y para otras personas está
claro cuáles son nuestras emociones a partir de nuestra conducta.
Mientras, los sentimientos son la interpretación de las emociones, somos más
conscientes de ellos, es decir, reflexionamos al percibir un sentimiento y tomamos
decisiones al respecto. Los sentimientos son duraderos y pueden ser o no ser
congruentes con la conducta, porque podemos decidir sobre ellos y ocultarlos de
manera voluntaria.
CAMBIOS FISIOLÓGICOS DE LA RESPUESTA EMOCIONAL

Todas las emociones tienen en nuestro organismo una determinada expresión.


El objetivo es facilitar que éste se adapte al medio y a las circunstancias,
preparándonos para reaccionar y afrontar rápidamente aquellas situaciones que han
desencadenado esas emociones. Se han llevado a cabo multitud de investigaciones
con el fin de obtener patrones fisiológicos específicos que permitan saber qué emoción
se está experimentando en momentos concretos. Se ha podido detectar que siempre
que se vive una situación de miedo, asco, amor, felicidad, etc., se repiten las mismas
respuestas en el organismo.

Por ejemplo, ante situaciones de miedo y de peligro las respuestas que da


nuestro cuerpo son aquellas que nos preparan para una huida inmediata: se produce
una ausencia de flujo sanguíneo en la parte superior del cuerpo porque la sangre se
dirige a las extremidades inferiores para facilitar una huida rápida (por eso el rostro
suele palidecer), el corazón late más fuerte, la respiración se acelera, los músculos se
tensan, la digestión se ralentiza, las pupilas se dilatan y la sudoración se dispara.

Emoción-miedo

Todo lo contrario, ocurre cuando la situación es de felicidad; al estar en un


contexto que no supone ningún peligro para nosotros y al estar en un estado
placentero, nuestra musculatura se relaja, aumenta la actividad cerebral que inhibe los
pensamientos negativos e inquietantes, facilitando una mejor predisposición a realizar
acciones y favoreciendo los vínculos sociales y relaciones interpersonales. En un
estado de felicidad y bienestar la sensación de autoestima y autoconfianza aumenta.

Emoción-felicidad

A un estado de bienestar también nos lleva el amor. Con la emoción amor se activa el
sistema parasimpático que libera hormonas que nos lleva a un estado de calma. Al
igual que ocurre con la felicidad, en este estado se favorecen los vínculos sociales.

Amor

Con la emoción ira las respuestas fisiológicas suelen estar relacionadas con
alteraciones cardiovasculares, con un aumento hormonal y aumento del flujo
sanguíneo. La función de estas respuestas es la movilización de energía para las
reacciones de autodefensa o ataque. Por eso, percibimos que nuestra energía
aumenta y que necesitamos actuar de forma impulsiva, intensa e inmediata con el
objetivo de solucionar de forma activa el problema con el que nos enfrentamos.
Ira

Las respuestas fisiológicas del asco son, quizás, las más evidentes. Se
bloquea el sentido por el cual se ha percibido el asco, es decir, la persona aparta la
visión, se tapa la nariz o siente arcadas. La tensión muscular también suele estar
asociada a esta emoción. Estas respuestas fisiológicas son las que nos van a evitar
que pasemos por situaciones desagradables o perjudiciales para nuestra salud y las
que nos van a ayudar a que sigamos hábitos saludables, higiénicos y adaptativos.

La tristeza provoca en nuestro organismo una disminución de energía, una baja


efusividad y una baja predisposición a las relaciones sociales. Se reduce también la
capacidad de atención en estímulos exteriores, pero se fomenta el autoexamen
constructivo, con lo que se focaliza la atención en las consecuencias a nivel interno de
la situación.

tristeza

La emoción sorpresa, siendo una de las más breves, nos prepara para que
podamos afrontar de una manera efectiva los inesperados cambios y las
consecuencias asociadas. Las respuestas de la sorpresa están destinadas a activar
sistemas de percepción y a parar cualquier acción que interfiera en el ajuste necesario
al cambio inesperado que se ha producido. Por ejemplo, se activan rápidamente las
zonas de proyección sensorial dedicadas a la percepción de los desencadenantes
emocionales. Se produce una desaceleración de la frecuencia cardíaca, se aumenta la
frecuencia de respiración breve, se dilatan las pupilas, se elevan los párpados y las
cejas.

REACCIONES Y SALUD.
Las reacciones ante un evento traumático son bastante comunes entre todas
las personas. Si bien diferentes personas podrían actuar de diferentes maneras según
el evento, la edad del individuo, su experiencia de vida, capacitación, preparación,
proximidad al evento, cantidad de tiempo involucrado en el mismo, etc., muchas
personas tienen algún nivel de las mismas razones naturales, que se relacionan con la
supervivencia, elasticidad y recuperación.

Es importante saber que cualquier reacción sea probablemente una reacción


normal, incluso si no es la misma que la del resto. Algunas reacciones serán leves y
otras podrían ser tan fuertes que podrían causar dificultad para desenvolverse o
progresar hacia la recuperación. Más abajo se presentan algunos signos y síntomas
que son bastante comunes y normales, seguidos por algunos consejos y sugerencias
sobre lo que se debe hacer para ayudarse a usted mismo y a otros a su alrededor para
encaminar nuevamente su vida hacia la normalidad.

Reacciones físicas:

Escalofríos, sudor, malestar estomacal, dolores de cabeza, ritmo cardíaco


acelerado, vómitos, mareos, dolor en el pecho, respiración pesada, dificultad para
recuperar el aliento, temblor, tensión o dolores musculares, o cualquier cosa que no
sea parte de su estado físico normal.

Reacciones de pensamiento:

Confusión, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, reacción de


sobresalto exacerbada, culpar, desorientación, problemas para tomar decisiones,
problemas con números, pesadillas, recuerdos fugaces, o cualquier dificultad para
pensar o cambiar su proceso normal de pensamiento.

Reacciones emocionales:

Temor, ira, culpa, pánico, ansiedad, agresión, lapsos de llanto, irritabilidad,


sensación abrumadora o de pérdida de control, negación, depresión o cualquier
emoción que no sea común para usted.

Reacciones de comportamiento:

Retraimiento, inquietud, cambios en el sueño, cambios en el apetito, aumento


en el uso de alcohol, aumento en el uso de otras sustancias, brotes de ira, dificultad
para expresarse, frustración, o cualquier comportamiento que difiera de su
comportamiento habitual.

Reacciones espirituales:

Culpar a Dios, sentirse traicionado o abandonado por Dios, dificultad para


rezar, pérdida de fe y esperanza, pérdida del sentido de la justicia, alejamiento de la fe
o de la comunidad religiosa o cualquier cambio en su espiritualidad personal.

REACCIONES PSICOSOMATICAS

La psico somatización puede producir la dispepsia funcional, el síndrome de


intestino irritable, síndromes dolorosos (desde dolores articulares, cefalea o dolores
lumbares o cervicales) o fatiga crónica. Otros cuadros menos frecuentes: episodios de
dolor torácico (descartadas causas cardiovasculares) o síntomas urogenitales. Para
definir que un síntoma es producto de un trastorno psicosomático se necesitará llevar
adelante un estudio juicioso que abarque con los tratamientos e identificación de la
dolencia con origen somático.

Por otro lado, si bien múltiples enfermedades pueden tener síntomas


inexplicados con un componente anímico, es importante recalcar que no todas las
enfermedades pueden ser psicosomáticas.

Durante los últimos tiempos, la medicina se ha ido dividiendo y especializando


en cuanto a las diversas dolencias. Este proceso ha permitido avanzar en la definición
y clasificación de enfermedades en unidades cada vez más pequeñas. Fueron
apareciendo síntomas y dolencias sin alteraciones en dimensiones biológicas,
anatómicas o fisiológicas, generando problemas diagnósticos y también terapéuticos
con la consiguiente ansiedad de los pacientes y sus familias.

Particularmente en enfermedades altamente prevalentes como patología


funcional gastrointestinal o enfermedades reumatológicas como la fibromialgia. Existen
diversas posturas con respecto a si la psico somatización debe ser considerada un
trastorno psiquiátrico o si se la debe considerar como la presencia de múltiples
síntomas, que complican la presentación de una enfermedad médica habitual (grupo
de síntomas que no puedan explicarse por el diagnóstico al que se arriba y no parecen
responder a otra enfermedad distinta.

En lo referente a las causas, típicamente se ha descrito que cargas


psicológicas como traumas, angustia o ansiedad persistentes pueden aportar a la
génesis de estos trastornos, no obstante, no se puede descartar un componente
hereditario. Se han planteado una serie de factores de riesgo para el desarrollo de
trastornos interpretados como somatización: como el sexo femenino, menos años de
educación o bajo nivel socioeconómico. De cualquier manera, hay que aclarar que la
confianza que se tiene en esta información es baja a partir de la dificultad que existe
en realizar estudios que analicen factores predisponentes.

DESARROLLO DE LA CONDUCTA EMOCIONAL.

El desarrollo emocional o socioemocional representa un componente del


desarrollo desde la infancia. Es un proceso integrativo y gradual a través del cual los
niños adquieren la capacidad de entender, experimentar, expresar y gestionar
emociones y desarrollar relaciones apropiadas con los demás. Como tal, el desarrollo
emocional abarca un amplio rango de habilidades y estructuras, incluyendo entre
otras: autoconsciencia, atención conjunta, juego, teoría de la mente (o comprender las
perspectivas de los demás), autoestima, regulación de las emociones, amistad y
desarrollo de la identidad.

Además de un proceso natural y espontáneo del ser humano, el desarrollo


emocional es también un área que se puede trabajar desde la pedagogía y la
psicología, tanto en la etapa infantil y escolar como en la edad adulta. Se trata con ello
de formar seres armónicos, con capacidad para expresar afecto a otros, encontrar
cualidades en los demás, ser tolerantes con las deficiencias o los errores de las
personas allegadas, manejar sus emociones y construir a partir de las cualidades de
las personas que les rodean o familiares.

El desarrollo de la conducta emocional también puede ser definido como un


complemento del desarrollo cognitivo, los cuales son fundamentales para el desarrollo
de la personalidad integral. Además, es el desarrollo emocional el que se centra en la
capacidad para comprender las emociones, la capacidad para expresarlas de una
manera productiva y la capacidad para escuchar a los demás y sentir empatía
respecto de sus emociones.

El desarrollo emocional de la conducta cuenta con los siguientes objetivos:

Identificar las emociones de los demás

Desarrollar la habilidad de regular las propias emociones

Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas intensas,

Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas

Desarrollar la habilidad de relacionarse emocionalmente de manera positiva


con los demás.

Además, el desarrollo emocional cuenta con otros objetivos entre los que
podemos destacar:

El adquirir un mejor conocimiento de las emociones propias

Adoptar una actitud positiva ante la vida

Desarrollar la habilidad de automotivarse

Factores afectan al desarrollo emocional

Existen varios factores que afectan al desarrollo emocional en la infancia, en


los que incluimos niños y adolescentes:
Factores biológicos que afectan al desarrollo emocional. Aquí debemos hablar
del sistema cognitivo, relacionado íntimamente con el sistema nervioso que procesa
toda la información que llega a nuestro cerebro.

Factores ambientales que afectan al desarrollo emocional. El entorno en el que


vive el niño es un factor importante: estimulación sensorial, afectiva, normas y límites
durante su crecimiento.

Factores culturales que afectan al desarrollo emocional. El desarrollo de los


niños está influenciado por su entorno social, cultural, valores familiares, religiosos,
economía familiar, estatus social familiar.

Sin duda, los estudios muestran que el factor más determinante en un correcto
desarrollo emocional es la crianza familiar, donde los padres son una parte
fundamental y el apego a un adulto, especialmente a la madre, es imprescindible y
clave para el correcto desarrollo emocional del bebé y luego del niño.

Finalmente, está demostrado que los niños que tienen acceso a una educación
temprana, algo que les permite relacionarse con otros semejantes desde muy
pequeños y entrar en contacto con sus emociones lejos del ámbito familiar, aprenden
mejor a controlar sus emociones y son menos propensos a sufrir problemas en el
desarrollo emocional.

Factores que afectan en el desarrollo de la conducta emocional infantil y


en la adolescencia.

En el desarrollo emocional infantil. En los niños pequeños, la falta de apego


con un adulto, especialmente la madre, puede generar falta de confianza y de
autoestima en el niño, algo fácilmente evitable estando atentos a las señales que el
propio infante nos va mostrando: llantos, sonrisas, rabietas.

En el desarrollo emocional en la adolescencia. Los factores en el desarrollo


emocional que afectan a los adolescentes están más ligados a la parte social, dado
que es en esta etapa de transición de la infancia a la edad adulta cuando empiezan a
tener relaciones con sus semejantes más intensas.

¿Qué tipos de problemas están asociados al desarrollo emocional?

La canalización de las emociones por parte de los niños difiere mucho de unos
a otros. Es por eso que un buen desarrollo emocional pasa por conocer y saber cómo
se manifiestan las emociones en los niños, situación que dista mucho de como
canalizamos las emociones los adultos
En el caso de los niños podemos ver, irritabilidad, rabietas, conductas
desafiantes, agresividad, timidez extrema, retraimiento… Conductas que, si se
ignoran, pueden generar estos problemas y síntomas relacionados con el trastorno del
desarrollo emocional:

Somatización. Muchos niños sacan sus problemas emocionales a relucir con


síntomas físicos como dermatitis, dolor de cabeza, problemas gástricos...

Depresión. Se llega cuando el niño sufre una situación de tristeza de máxima


intensidad durante mucho tiempo que suele estar asociada al aislamiento social y a la
irritabilidad.

Ansiedad. La hiperexcitación y las reacciones físicas, como tensiones


musculares o falta de aire, son frecuentes en los niños.

Ansiedad por separación. Parecida a la anterior, el niño sufre cuando debe


estar lejos de sus padres o de su casa.

Aislamiento. El síndrome de Hikikomori, cuando los adolescentes se encierran


en su habitación y solo tienen contacto con el exterior de forma virtual, asociado a los
videojuegos en gran medida, es el aislamiento más común. Son niños y adolescentes
que han sufrido episodios de acoso, Bull ying, abusos…

Fobia social. Se inician siendo niños, pero son más acusadas en la


adolescencia, causando miedo a relacionarse con otros, justo en ese momento donde
las relaciones personales empiezan a estar más alejadas del núcleo familiar.

Trastorno del vínculo. Cuando hay una ruptura afectiva con los padres, se
producen síntomas de hiperactividad e impulsividad.

Trastornos de conducta. Cuando se asocian a problemas de conducta, como


actitudes desafiantes, negatividad, hiperactividad, rebeldía...

Trastorno por estrés post traumático. Después de vivir una situación extrema
pueden aparecer miedos a que vuelva a ocurrir.

Trastorno obsesivo compulsivo. Muy relacionado con la ansiedad, son niños


con pensamientos recurrentes y persistentes, con preocupación extrema, miedos…
que les calman la ansiedad momentáneamente.

Autolesiones. Los problemas emocionales son el desencadenante de los


intentos de calmar el dolor o de autocastigo mediante la autolesión.
Trastornos alimenticios. Muy vinculadas a las emociones, la anorexia y la
bulimia, más común en niñas y adolescentes, son síntoma de baja autoestima y de
inseguridad sobre su propia imagen.

Las palabras “sensación” y “percepción” son de sobra conocidas en el lenguaje


cotidiano. Si fuéramos por la calle y paráramos a alguien para pedirle que nos
definiera estos dos términos, seguramente nos diría que la sensación es la
interpretación subjetiva sobre un estímulo del ambiente mientras que la percepción
sería el simple hecho de percibir tal estímulo. Muy equivocado no estaría, salvo por el
nimio detalle de que habría confundido la definición de ambos términos.

En ciencia, la sensación es la parte objetiva y la percepción la subjetiva del


proceso sensorio-perceptivo. La sensación le corresponde a los órganos de los
sentidos, que captan los estímulos físicos “puros”, convirtiéndolos en impulsos
nerviosos y enviándolos al cerebro en donde se realizará la percepción, es decir, la
interpretación de tales estímulos y la asociación con información previa,
conocimientos, emociones…

Con esta escueta aclaración sobre que la percepción es en realidad la


sensación y viceversa, ya hemos introducido un poco una de sus principales
diferencias. No obstante, para entenderlas más a fondo primero vamos a definir con
mayor profundidad a qué nos referimos con sensación y percepción desde la
psicología experimental.

¿Qué es la sensación?

Popularmente se entiende a la sensación como la experiencia subjetiva


asociada a un estímulo. Prueba de ello lo vemos en construcciones gramaticales tan
cotidianas como “tengo/me da la sensación de…”, denotando cierto margen de opinión
y subjetividad (p. ej., me da la sensación de que es un color cálido, tengo la sensación
de que está demasiado salado…)

En ciencia, la sensación es objetiva. Hace referencia a la captación de un


estímulo físico, sin interpretaciones subjetivas por en medio. Implica recibir un
estímulo, registrarlo y codificar la información en los órganos sensoriales para que
viaje por las vías neuronales o nervios y llegar hasta el cerebro.

Por ejemplo, si vemos una flor en el campo, la parte de sensación sería que la
imagen de esa flor (la luz) viajara hasta las células de nuestra retina y la captaran en
forma de diferentes longitudes de onda. Los bastones y conos de la retina convertirían
ese estímulo físico en impulsos nerviosos, que viajarían hasta las áreas del cerebro
encargadas de la información visual. Allí, se procesaría la información y se le daría la
interpretación de que es una flor, más o menos bonita. Este último paso sería la
percepción.

El proceso que da origen a la sensación se puede esquematizar de la


siguiente forma:

1. Estímulo físico

El estímulo físico es la materia o energía que incide sobre un órgano del


sentido. Por ejemplo: sonido, luz, sustancia química, electricidad, calor…

2. Respuesta fisiológica

La respuesta fisiológica en el proceso de sensación hace referencia al conjunto


de actividades a nivel de los órganos del sentido que convierten el estímulo en
impulsos eléctricos para viajar por los nervios y llegar hasta el sistema nervioso
central.

3. Experiencia sensorial

La experiencia sensorial es la experiencia psicológica, subjetiva e individual,


sobre el estímulo. Esto es una parte perteneciente al proceso de la percepción.

Las sensaciones difieren cualitativa y cuantitativamente. Lo hacen


cualitativamente en el sentido de que encontramos muchos tipos distintos de
sensaciones captadas por diferentes órganos: visuales, gustativas, olfativas, táctiles,
acústicas, dolor… Y lo hacen cuantitativamente en tanto que hay estímulos más
suaves o débiles y otros más intensos, como por ejemplo el volumen de un sonido, la
luminosidad de una fuente de luz, la dureza de una textura…

Distinguir entre sensación y percepción

¿Qué es la percepción?

En psicología básica, la percepción es entendida como un proceso subjetivo,


una interpretación compleja de la realidad. Es el proceso de construcción y atribución
de sentido a los estímulos físicos que el organismo ha captado, como sería el caso de
ver que estamos viendo una flor o que oímos una bonita canción. Sin este proceso, la
captación de estímulos se quedaría solo en eso, fenómenos físicos aparentemente
aislados los unos de los otros.

La percepción es la forma en que un individuo experimenta la realidad. Son las


interpretaciones procesadas por el cerebro de la información captada a través de la
sensación, de la información sensorial bruta captada del entorno. Tales
interpretaciones se ven influidas por la interacción de tres factores:

Experiencias pasadas

Conocimientos actuales

Procesos innatos

La percepción siempre ha despertado fascinación en la psicología básica y


experimental, sobre todo porque la forma en cómo funciona nuestro aparato perceptivo
determina la imagen del mundo que construimos. Desde tiempos antiguos los filósofos
se han preguntado cómo la mente conoce, percibe y procesa su realidad, dando lugar
a todo tipo de reflexiones sobre la relación entre el mundo real, objetivo, y la
percepción, subjetiva.

Principales diferencias entre sensación y percepción

Ahora que comprendemos qué son la sensación y la percepción, toca ver


cuáles son sus principales diferencias. Fundamentalmente podemos destacar cuatro:

1. Reacción vs. elaboración

La sensación es una reacción, mientras que la percepción es una elaboración.


La experiencia sensitiva es la reacción a los estímulos físicos, sean internos o
externos, captados por los órganos del sentido.

En cambio, la experiencia perceptiva es una elaboración subjetiva de la


información captada por los órganos sensoriales, basada en intereses, hábitos,
recuerdos y asociaciones de datos. Las sensaciones, para ser convertidas en
percepciones, requieren que el sistema nervioso central recupere datos mnemónicos
(recuerdos) de experiencias pasadas para atribuirles un significado.

2. Recepción y captación

La sensación implica recibir, y la percepción, captar. Con esto nos referimos a


que la sensación consiste en recibir estímulos físicos “a secas”, como sonidos,
imágenes, texturas… mientras que la percepción establece relaciones entre ellos,
interpretando y viendo características a los conjuntos de estímulos y captando su
significado.

3. Simplicidad vs. complejidad


La sensación es un proceso elemental, provocado por la mera incidencia de un
estímulo sobre los órganos receptores. En cambio, la percepción es un fenómeno
psicológico mucho más complejo, en donde se implican varias áreas del cerebro y se
realiza un procesamiento de la información, integrándola.

4. Inmediatez

La sensación es un proceso mucho más inmediato que la percepción, pues la


primera tiene lugar directamente en los órganos de los sentidos mientras que la
segunda implica varios pasos: primero, que la información sea codificada en impulso
nervioso, luego que viaje por los nervios y después que llegue a diferentes partes del
cerebro en donde se decodificará, se interpretará como un tipo particular de
información y se le dará sentido.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PERCEPCION


Factores específicos neurofisiológicos

Los humanos tenemos un mundo perceptivo propio a consecuencia del sistema


neurosensorial de nuestra especie. Como es sabido, los humanos no captamos todos
los estímulos físicos, sino tan solo aquellos para los que estamos capacitados
neurofisiológicamente. Además, nuestra percepción solo puede atender a
determinadas cantidades de energía estimulante. Nuestra capacidad perceptiva es,
por tanto, limitada. En este sentido, hablamos de umbrales.

Los umbrales hacen referencia a la intensidad (o su variación) de los estímulos


necesaria para que se produzca percepción o que esta se varíe. Así, distinguimos
entre:

Umbral mínimo o absoluto: la cantidad mínima de estímulo necesaria para


poder provocar una sensación y poder percibir algo en una modalidad sensorial. Por
ejemplo, captamos sonidos a partir de 16 vibraciones por segundo.

Umbral máximo: la cantidad máxima de estímulo que puede captarse en una


modalidad sensorial. Aunque aumente la intensidad del estímulo, ya no podemos
percibir ese aumento.

Umbral diferencial: la cantidad de estímulo que necesitamos para observar una


variación en la sensación. Por ejemplo, si llevamos un peso de cinco kilos y nos
añaden 50 g, no notaremos diferencia alguna; pero si sopesamos un objeto de 100 g y
nos añaden 50, sí que sentiremos la diferencia.
Si tenemos en cuenta que percibimos lo necesario para sobrevivir en nuestro
entorno, podríamos llegar a la conclusión de que los umbrales también tienen una
destacada función adaptativa.

Factores culturales

La cultura en la que un sujeto vivo influye en grados variables en la percepción


de los objetos del mundo. En el campo cultural se han realizado experiencias que
ponen de manifiesto que los hombres de culturas distintas no perciben igual los
mismos fenómenos. Así, la ilusión que producen estas rectas es sobreestimada por los
individuos que pertenecen a una cultura primitiva de tipo agrícola frente a los
individuos de una cultura occidental urbana, más habituados a la percepción de
estructuras verticales y horizontales. Actividades como interpretar fotografías o
esquemas geométricos dependen también de la cultura en la que se vive.

Además de este tipo de factores propios de la cultura, el lenguaje como factor


cultural es uno de los elementos que más influyen en nuestra percepción de la
realidad, al someter a nuestro simbolismo lingüístico nuestras percepciones.

En este sentido, Sapir estudió la influencia de la lengua hablada en la captación


y retención memorística de colores y va a llegar a la siguiente conclusión: «Las
personas que utilizan acusadamente gramáticas distintas se ven dirigidas por sus
respectivas gramáticas hacia tipos diferentes de observación y hacia evaluaciones
distintas de actos de observación, externamente similares; por tanto, no son
equivalentes como observadoras, sino que deben llegar a algunos puntos de vista
diferentes sobre el mundo». (Los esquimales “percibirían” más tipos de nieve que los
occidentales porque su lengua tiene más palabras para referirse a ella).

Factores sociales o grupales

Un caso típico de la influencia social del grupo sobre el individuo puede


encontrarse en los experimentos de Asch. Algunos individuos se ponían de acuerdo
para decirle a otro que unas líneas de longitud desigual tenían la misma longitud; el
sujeto que veía por primera vez estas líneas y escuchaba las opiniones de los demás
tendía a percibir las rectas como iguales en longitud, incluso cuando eran, en realidad,
de longitud sensiblemente desigual.

Factores personales, subjetivos o internos

Aquellos que dependen de las características propias de cada persona; los


más importantes son:
La atención voluntaria o la capacidad que poseen las personas de seleccionar
intencionalmente determinados estímulos y procurar prescindir del resto. No olvidemos
que la percepción humana no está capacitada para atender a la totalidad de los
estímulos ambientales y, por tanto, debe seleccionar. Por ejemplo, en el caso de la
concentración en la lectura, no percibimos con claridad el ruido de fondo de la calle,
televisión, etc. Esta elección de estímulos tiene una función claramente adaptativa: de
todos los estímulos que nos bombardean solo percibimos los necesarios.

Los intereses individuales o las inclinaciones vehementes del ánimo de una


persona hacia determinados objetos o actividades. Dentro de estos intereses
personales podemos destacar:

Las necesidades o situaciones de carencia en las que se encuentra un sujeto


en un determinado momento. Por ejemplo, quien tiene hambre percibe los objetos
comestibles.

Los estados emocionales o las disposiciones sentimentales ―positivas o


negativas― hacia algo o alguna persona. Por ejemplo, una persona atemorizada
puede interpretar una sombra como la figura de alguien que le persigue.

Las ocupaciones profesionales, aptitudes y gustos. Por ejemplo, un melómano


puede percibir más matices musicales en una pieza que otra persona sin esa afición.

Factores objetivos o externos

Aquellos que influyen en la persona que conoce y que provienen del mundo
exterior a él. Condicionan la atención y, por tanto, la percepción. Los más significativos
son:

La intensidad del estímulo: Percibimos con mayor precisión los estímulos


intensos que los amortiguados. La reiteración o repetición del estímulo hace que este
se interprete más fácilmente.

El tamaño y tamaño del objeto. Por lo general, los objetos más grandes atraen
más la atención; por ejemplo, el edificio más alto de una manzana. La novedad de un
estímulo hace que, al ser habitual, este se fije más fácilmente.El movimiento y las
variaciones. Los objetos móviles y los que varían de ritmo, intensidad o tonalidad se
perciben mejor que los que permanecen estáticos o invariables; los automóviles que
circulan más que los aparcados.
El contraste. El cambio más o menos brusco de la situación o el entorno. El
sonido de una explosión en medio del silencio, manchas negras sobre objetos
blancos…

La situación. Por lo general, las cosas situadas en el centro de un determinado


medio tienden a percibirse mucho antes y mejor que las colocadas en zonas laterales;
por ejemplo, la fuente que adorna el centro de la plaza de cualquier población.

Otros factores externos que pueden influir en la percepción son la insistencia o


complejidad.

CONCLUSIONES
Teniendo todos los aspectos del tema estudiado podemos concluir que la
emociones generan reacciones fisiológicas, cognitivas y conductuales, así que tienen
impacto en las actitudes, acciones, pensamientos, memoria y atención de las
personas, además de otros efectos.

A nivel fisiológico las emociones provocan respuestas rápidas de distintos


sistemas del organismo: muscular (tensión, temblor de las manos, expresiones
faciales involuntarias, etc.), cardio vascular (presión arterial alta o baja, coloración de
las mejillas), dermatológico (sudoración) y respiratorio (agitación), por nombrar
algunas. Estas manifestaciones fisiológicas nos preparan para responder de diferentes
maneras al estímulo que nos emocionó. Por ejemplo: para huir, enfrentar o
permanecer inmóviles.

Cognitivamente hablando las emociones activan la amígdala, parte del cerebro


encargada de gestionar la elección de respuestas ante los estímulos externos e
internos que desencadenan las emociones, así como la fijación y asociación de la
memoria, entre otras funciones. De este modo, ella emite o inhibe las reacciones
emocionales, como lucha o huida ante situaciones peligrosas (autodefensa y
agresividad).

La mayoría de nuestros recuerdos tienen un fuerte componente emocional,


porque solemos valorar mejor las experiencias con esta característica, por otro lado,
muchas veces decidimos motivados por nuestras emociones. Es decir, ellas influyen
en nuestra capacidad de raciocinio, planeación, juicio, toma de decisiones, memoria y
más. Explicado lo anterior, se entiende que ellas pueden afectar cómo hablamos y nos
comportamos, haciendo que actuemos de la manera más idónea para la situación o
por el contrario de forma irracional e impulsiva.
Esto se debe a que las emociones tienen un papel adaptativo: nos ayudan a
afrontar mejor las situaciones o las condiciones de nuestro entorno. Además, una
función social, porque se constituyen en otra estrategia de comunicación e integración
grupal. No obstante, debido a que aparecen abruptamente pueden desestabilizarnos si
no hemos aprendido a identificarlas con rapidez y regularlas con destreza.

Sin embargo, vale la pena exponer los factores comunes a todos estos
enfoques evolucionistas, que podrían resumirse en los siguientes principios básicos:

1-Las emociones surgen desde una base biológico-adaptativa y son


modificables a través
del aprendizaje social.
2-La percepción de un estímulo emocionalmente e licitante produce una
actividad en
determinadas estructuras neurales.
3-Dicha actividad genera la experiencia emocional, la conducta emocional
expresiva y los correlatos fisiológicos típicos de la emoción.
4-El patrón de actividad neural, el patrón comportamental, el fisiológico y el de
experiencia subjetiva, son específicos para cada emoción, existiendo un
número limitado de éstas.
5-Se da un circuito de retroalimentación entre la acción motora expresiva y la
experiencia subjetiva emocional.
Se puede afirmar que la buena salud emocional comienza con ser consciente
de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. Aprender formas saludables
de lidiar con el estrés y los problemas es una parte normal de la vida. Es importante
sentirse bien consigo mismo y tener relaciones saludables. Muchas cosas que
suceden en su vida pueden perturbar su salud emocional. Esto puede llevar a fuertes
sentimientos de tristeza, estrés o ansiedad. Incluso los cambios buenos o deseados
pueden ser tan estresantes como los cambios no deseados.
El cuerpo responde a la manera de pensar, sentir y actuar. Este es un tipo de
«conexión mente/cuerpo». Cuando se está estresado, ansioso o molesto, el cuerpo
reacciona físicamente. Por ejemplo, es posible que desarrolle presión arterial alta o
una úlcera de estómago después de un evento particularmente estresante, como la
muerte de un ser querido.
Es importante resaltar, que hay maneras en que puede mejorar su salud
emocional. En primer lugar, reconocer nuestras emociones y comprender por qué se
están presentando. La clasificación de las causas de la tristeza, el estrés y la ansiedad
en la vida puede ayudar a controlar la salud emocional. Si los sentimientos de estrés,
tristeza o ansiedad están causando problemas físicos, guardar estos sentimientos
puede hacer sentir peor. La familia juega un papel importante, está bien hacer saber a
ellos cuando algo molesta. Sin embargo, tenga en cuenta que su familia y amigos no
siempre pueden ayudar a lidiar con sentimientos de forma adecuada. En estos
momentos, solicitar ayuda a alguien fuera de la situación. Tratar pedir asesoramiento y
apoyo a personal de salud.
Es importante para hacer frente a los sentimientos negativos, pero también
tratar de centrarse en las cosas positivas. Algunas investigaciones han demostrado
que tener una actitud positiva puede mejorar su calidad de vida y dar un impulso a su
salud. También puede ser necesario encontrar maneras de deshacerse de algunas
que hacen sentir estrés. Las personas con capacidad de resiliencia son mejores para
hacer frente al estrés de una manera saludable. La resiliencia puede ser aprendida y
reforzada con diferentes estrategias. Estas estrategias incluyen tener apoyo social,
mantener una visión positiva de sí mismo, aceptar el cambio, y mantener las cosas en
perspectiva.
La mala salud emocional puede debilitar el sistema inmunitario del cuerpo, esto
hace que seamos más propenso a tener resfriados y otras infecciones en los
momentos emocionalmente difíciles. Es posible no sentir ganas de hacer ejercicio,
comer alimentos nutritivos, o tomar un medicamento que indica el médico. Puede
abusar del alcohol, el tabaco u otras drogas. Otros signos de mala salud emocional
incluyen:

 dolor de espalda
 cambios en el apetito
 estreñimiento o diarrea
 sequedad en la boca
 cansancio extremo
 dolor y malestar general
 presión arterial alta
 insomnio (problemas para dormir)
 desvanecimientos
 palpitaciones (sensación de que su corazón se acelera)
 problemas sexuales
 dificultad para respirar
 rigidez en el cuello
 molestias en el estómago; entre otros
a modo de cierre es posible no estar acostumbrado a hablar con el personal de
salud acerca de sus sentimientos o problemas. Pero hay que recordar, el equipo de
salud no siempre identificar que usted se está estresado, ansioso o perturbado
simplemente con mirarlo. Es importante ser honesto con los profesionales de salud si
está teniendo estos sentimientos. En primer lugar, el personal tendrá que asegurarse
de que no existan otros problemas de salud que estén causando sus síntomas físicos.
Si sus síntomas no son causados por otros problemas de salud, los profesionales de
salud pueden abordar las causas emocionales de sus síntomas. Su médico, enfermera
puede sugerir maneras de tratar sus síntomas físicos mientras trabajan conjuntamente
para mejorar su salud emocional.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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SHAPIRO, L. Inteligencia emocional de los niños. Santiago de Chile, 1997.
STEINER, C. La educación emocional. Buenos Aires: Javier Vergara, 1997.

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