Locke y Hume

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1.

JOHN LOCKE: UN EMPIRISTA CON RASGOS RACIONALISTAS

1.1. El empirismo de Locke


Locke fundador del empirismo inglés. El empirismo de Locke hizo énfasis en la importancia de la experiencia de los sentidos en la búsqueda
del conocimiento. Locke afirmaba que la mente de una persona en el momento del nacimiento es como una tabula rasa, una hoja en blanco
sobre la que la experiencia imprime el conocimiento, y no creía en la intuición ni en la teoría racionalista de las ideas innatas.
En su obra, Ensayo sobre el entendimiento humano Locke pretende investigar sobre el origen de las ideas y el fundamento de la
racionalidad del hombre. La tesis básica de Locke al respecto es que la experiencia es el fundamento de todo nuestro saber, y de donde en
última instancia se deriva.
2. DAVID HUME: LA NATURALEZA HUMANA ES MÁS PASIÓN QUE RAZÓN
2.1. La necesidad del estudio de la naturaleza humana
En su obra, Tratado sobre la naturaleza humana, David Hume , se enfoca en el análisis del ser humano, y toma como método el que
empleó Newton para estudiar la naturaleza. Pero él cree que el conocimiento de la naturaleza no puede ser completo porque falta el
conocimiento del sujeto que conoce: el ser humano. El estudio de la naturaleza humana es más importante que el de la física y las demás
ciencias porque “todas ellas dependen en cierto modo de la naturaleza del hombre”. Por ello, el objetivo último de este estudio es “moral”.
La estructura del Tratado está adaptada por tres libros: el primero “Sobre el entendimiento", el segundo, “Sobre las pasiones”, y el
tercero, “Sobre la moral”. Para estudiar la moral, hay que examinar el entendimiento y las pasiones, los componentes básicos de la
naturaleza humana. Y, así como los filósofos anteriores habían destacado el dominio del entendimiento, veremos que en Hume será al revés,
la pasión será el elemento básico y originario.
2.2. Los contenidos de la mente: impresiones e ideas
Hume llama percepciones a todos los contenidos de la mente e indica que en ésta, no hay contenidos abstractos. Hay dos clases de
percepciones: impresiones e ideas.
-Las impresiones son percepciones que “entran con más fuerza y violencia” en la conciencia. Las hay de dos clases: los datos de los sentidos
(impresiones de la sensación), y las pasiones y las emociones (impresiones de la reflexión).
-Las ideas son las imágenes atenuadas de las impresiones. Las reproducciones en la mente de las impresiones son las ideas, que son
parecidas a las impresiones, pero más débiles y difuminadas.
Las impresiones como las ideas pueden ser simples y complejas. Hay dos clases de ideas: las de la memoria, reproducciones de las
impresiones tal como son; y de la imaginación, ideas complejas formadas por asociaciones y alteraciones de las ideas simples. Las ideas
tienden a asociarse en la mente como empujadas por una fuerza que las atrae y que se compara con la atracción de los cuerpos. Esta
asociación de ideas se desarrolla siguiendo los principios o las leyes de la semejanza, contigüidad en el espacio y tiempo y causa y efecto.
Con esto, Hume consigue de entrada que evita la crítica que Berkeley hizo a Locke: las ideas no pueden representar más que contenidos
mentales. Por ello, Hume dice que las ideas son copias de impresiones; éstas son elementos originales. Todas las ideas provienen de
impresiones, y esto Hume, lo considera el primer principio de la naturaleza humana.
De ahí extrae el principio práctico, que llamamos de significación: ¿de qué impresión se derivan nuestras ideas? para que nuestras ideas
tengan sentido tienen que corresponderle alguna impresión. Este es un principio importantísimo, y le sirve de fundamento para toda su crítica
a las ideas generales o abstractas de la metafísica.
2.3. Los objetos que la razón es capaz de investigar
De este análisis concluye que la mente humana sólo puede investigar o tratar con dos tipos de objetos: las relaciones de ideas y las
cuestiones de hecho.
-Son relaciones de ideas todas proposiciones que se refieren a contenidos puramente ideales, sin referirse a lo que existe o puede existir.
Todas las proposiciones de las matemáticas son de este tipo. Son lo que Kant llama juicios analíticos. Su verdad o falsedad se descubre por
puro análisis de las proposiciones. Pueden ser intuitiva o demostrativamente ciertas. Estas proposiciones son necesarias, ya que la mente
descubre que no pueden ser de otra manera porque se basan en el principio de no contradicción. Según Hume todas las proposiciones
matemáticas son tautologías. Constituyen conocimiento cierto, pero no dicen nada del mundo.
-Las cuestiones de hecho se refieren a las existencias reales. Ninguna de las proposiciones de este tipo es ni intuitiva ni demostrativamente
cierta, porque su contraria es siempre posible. Su verdad o falsedad sólo se puede decidir recurriendo a la experiencia. Pero Hume nos
demostrará que la idea de la relación necesaria de causa a efecto no está fundamentada en la razón y que, por tanto, no tiene valor
cognoscitivo.
2.4. Crítica a la idea de causa
Entendemos por causa y efecto dos hechos que están conectados que, cuando se da uno, se da necesariamente el otro. Pero, lo que nosotros
observamos es que da entre ellos una contigüidad en el espacio y una sucesión temporal. Crítica que además de esta relación, se indique una
conexión necesaria,si se da la causa se dará el efecto si o si.
Pregunta de qué impresiones proviene esta necesidad. La experiencia sólo alcanza a hechos pasados y presentes, no a hechos futuros: del
hecho de que siempre haya sido así no se puede deducir que deba ser así. Este paso de ser a deber ser es ilícito, ya que son posibles otros
efectos, que a priori no podemos saber. El mismo principio de causalidad, “todo lo que existe tiene una causa”, que todos han dado por
absolutamente cierto, no tiene ninguna justificación: no es un principio lógico, ya que su contrario es perfectamente inteligible, ni puede
provenir de la experiencia que solo nos informa de cómo son y de cómo han sido los hechos, pero no de cómo serán.
Si la relación de causa a efecto no es justificable racionalmente,viene de la costumbre o el hábito de haberlos visto siempre juntos pero no
pertenecen a la razón. Con respecto a las cuestiones de hecho, de aquello que existe en la naturaleza, no puede haber conocimiento de ello,
tan sólo creencia. Las ciencias naturales son creencias probables que nos informan de cómo son los hechos, pero no pueden pretender
conocer leyes universales y necesarias.
2.5. Crítica a la idea de sustancia
Otro principio básico es la idea de sustancia. Cualquier metafísica ha intentado descubrir qué es lo real, y la mayoría ha distinguido entre
sustancias materiales y mentales. Siguiendo el mismo principio de significación, demostrará que, cuando hablamos de sustancia, no sabemos
a qué nos referimos, ya que si proviene de las impresiones de la sensación, sería un sabor, etc., pero la materia es aquello que tiene sabor, etc.,
pero de este no tenemos impresión. Tampoco puede provenir de las impresiones de la reflexión, ya que entonces sería un pensamiento...
Berkeley ya había hecho una crítica a la materia, pero había concluido que no existía , y de ahí deducía que existían sólo las sustancias
espirituales: el yo y Dios. Hume las someterá a la misma crítica.
Tenemos impresiones de nuestras operaciones, y esto hace suponer que existe un soporte de estas operaciones que las enlaza. Nuestra
tendencia a enlazar todas nuestras percepciones proviene de la memoria. La mayoría de los problemas filosóficos son dificultades
gramaticales, ya que los términos con que se plantean (causa, sustancia, accidentes, yo, Dios) están vacíos de significado, no son ideas.
2.6. El escepticismo de Hume
Lo único que podemos estar seguros es de la existencia de nuestras impresiones; pero, ni de las impresiones de la sensación podemos inferir
la existencia de cosas externas, ni de las impresiones de la reflexión podemos deducir la existencia de un yo sustancia, o alma, distinto de
ellas. La experiencia de un mundo externo, de la mente y de Dios no son objeto de conocimiento, sino de creencia.
El resultado del análisis que hace del entendimiento es el escepticismo; se trata de un escepticismo moderado, un escepticismo teórico que
hace desconfiar de la razón, aleja del dogmatismo y vuelve, tolerantes. Lo único que exige el escepticismo moderado es limitar nuestros
estudios a aquellos temas que se adaptan a nuestras capacidades mentales. Afirma que nuestras acciones no provienen tanto de la razón como
de las costumbres, y se fundamentan en las creencias y las emociones. Así, deja sin fundamento el proyecto racionalista de someter las
pasiones a la razón, lo que comporta como una nueva visión moral.
2.7. Las pasiones y la moral
Todo lo anterior ha mostrado que no es la razón el elemento de la naturaleza humana, sino las pasiones. Las pasiones son independientes de la
razón y no pueden estar sometidas a ella. La acción que consideramos virtuosa es la que nos produce un sentimiento de placer, la que atrae; y
la viciosa es la que nos provoca un sentimiento de dolor, de rechazo. El sentimiento moral no es el placer hedonista, sino que es un placer
desinteresado. En el juicio moral, la razón tiene un papel importante: las acciones que juzgamos como buenas suelen ser beneficiosas para el
individuo que las hace como para la sociedad: aquellas que ayudan a aumentar la felicidad general. Ante una acción, la razón puede descubrir
las características sensibles de aquella, pero su bondad o maldad no son características perceptibles por los sentidos. Por ello todos los
sistemas éticos que han intentado derivar del estudio de la realidad, de aquello que es, un código de normas, aquello que hay que hacer, dan
un paso ilícito, como si fuera una consecuencia lógica. La razón no nos puede determinar a obrar; es el sentimiento el que nos inclina a llevar
a cabo las obras que aprueba y a omitir las que desaprueba. Esta visión ha tenido su continuación en corrientes éticas como el utilitarismo y
el emotivismo moral.

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