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T 1 -COMPETENCIA

El Derecho Internacional privado se basa en relaciones y situaciones privadas internacionales, es


decir, entre sujetos particulares cuando hay al menos un elemento extranjero. Si bien, también
puede tratarse de sujetos públicos despojados de toda potestad o autoridad.
El Derecho Internacional privado trata de resolver los conflictos que se plantean como consecuencia
de esas relaciones privadas internacionales.

Un contrato entre un granadino y un sevillano que venden vino de España en España no tiene nada
que ver con el Derecho Internacional privado. Pero cuando hay algún elemento extranjero con
respecto al foro (es decir, a la autoridad que conoce el asunto) ya se trata de un conflicto de Derecho
internacional privado. Si el vino es suizo, por ejemplo, ya habrá que pensar en el ordenamiento
jurídico suizo. Cuando un extranjero viene a España a alquilar un piso, tiene en cuenta que se le van
a aplicar las normas de España. Pero si un marroquí viene a divorciarse a España está pensando en
las reglas que dispone el código marroquí y no el español. Por eso aquí se plantean problemas.
Precisamente por la relevancia de que en esa relación haya un elemento extranjero. Pues no sería
justo que se le aplicaran las mismas normas que a un conflicto en el que no haya elemento
extranjero.
En Portugal se puede tener hasta cuatro apellidos, por ejemplo, y alguien que venga de Portugal
puede creer tener derecho a todos esos apellidos.
Por eso, hay que buscar mecanismos de solución más justos, que nos los da el Derecho
internacional privado. Lo mismo si un estadounidense contrata con un español y el español no paga
y lo demanda en EE.UU., se espera que esa sentencia pueda surtir efecto en España. Pero ¿puede
realmente? ¿quién tiene la potestad en España para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado según la
Constitución española? Los tribunales españoles. Por tanto, si hay una sentencia dictada por los
tribunales de EE.UU., ¿surtirá efecto en España? ¿o una sentencia dictada en Francia reclamando
alimentos una mujer tras un divorcio, tendrá efecto? No la ha dictado un juez o tribunal español.
Esto significa que habrá que utilizar mecanismos para asegurar la continuidad de las relaciones
privadas en el espacio. De tal manera que cuando se haya solventado un problema, esa solución
pueda seguir surtiendo efecto allí donde se traslade la persona. Por tanto, hacen falta mecanismos de
solución de los problemas que plantean esas relaciones privadas internacionales.

Y otro de los problemas consiste en saber quién va a conocer de ese problema o ese conflicto de
dimensión internacional. En el caso, por ejemplo, de una australiana que ha contraído matrimonio
con un español y que quieren divorciarse en Australia, ¿qué Juez podrá conocer de este asunto? El
primer problema será a qué autoridad van a ir para poder disolver ese matrimonio. ¿Pueden
divorciarse en España y en Australia? ¿o incluso en Alemania si ahora viven allí? ¿Qué tribunal es
competente para conocer de ello? O si hay un causante que tiene mucho dinero y vivió en Suiza,
pero era español, ¿dónde se iniciará el proceso de sucesión? Son problemas importantes que se
plantean en el Derecho internacional privado y que se resuelven por el mismo. Por tanto, es el
Derecho internacional privado el que se encarga de dar solución a los problemas planteados por las
relaciones y situaciones privadas.

Los problemas que se plantean por tanto son tres:


- Competencia (para conocer del asunto)
- Ley aplicable
- Reconocimiento o eficacia interterritorial (cuando se haya dictado ya una sentencia o tenga
un documento público extranjero qué mecanismos hay que utilizar para que ese acto pueda
surtir efecto en el foro – que es el país en el que se pretende resolver el problema).

El foro es:

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▪ Tanto la autoridad que conoce del asunto
▪ Como el lugar donde yo pretendo que surta efecto esa solución extranjera.
Por tanto, el foro es el país donde quiero que surta efecto la decisión o el tribunal que está
conociendo del asunto. (Más adelante hay una tercera definición de foro: criterio para determinar la
competencia).
De todo ello se ocupa el Derecho internacional privado español. Las normas de competencia
internacional del Derecho internacional privado español son las que hay que aplicar cuando hay
problemas en las relaciones y situaciones privadas internacionales relativos a la competencia (es
decir, relativos a qué juez o tribunal pueden conocer del asunto concreto).

Por tanto, los tres sectores tradicionales del Derecho internacional privado son: competencia, ley
aplicable y reconocimiento. Y cada uno se rige por sus propias normas. Habrá que regirse a las
normas de Derecho internacional privado que regulan la competencia si el problema es relativo a la
competencia. Resuelto ese, el segundo problema será qué ley me van a aplicar. Para decidir esto
también la autoridad tiene que consultar las normas de Derecho internacional privado españolas que
se aplican en relación al Derecho internacional privado aplicable. Y, por último, si quiero que surta
efecto esa solución en un país distinto del país en que ha sido dictada, tendré que aplicar las normas
de Derecho internacional privado en el sector de reconocimiento.

1. COMPETENCIA

La competencia judicial internacional son las normas que nos dicen si una autoridad puede entrar a
conocer de una relación privada internacional.

El art. 117.3 CE establece que los tribunales y autoridades españoles tienen potestad jurisdiccional
para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Pero competencia y potestad jurisdiccional no es lo
mismo. La potestad jurisdiccional la tienen todos los tribunales españoles en España porque se la
atribuye la Constitución. Sin embargo, para poder juzgar tienen que tener, además, competencia.
Tienen potestad para juzgar, pero para poder entrar a conocer y a juzgar tienen que tener
competencia, y esta en el ámbito internacional es la competencia juridicial internacional.

Los asuntos relativos a la competencia en España se resuelven conforme a la LEC o la LECrim,


según la materia. Hay tribunales competentes para conocer en materia civil, penal, administrativa,
etc.
También hay competencia en función de la instancia (primera instancia, apelación, casación, etc.).
Pero cuando se trata de un conflicto internacional, lo primero de todo es tener competencia judicial
internacional.
Todos los tribunales españoles tienen potestad jurisdiccional, pero además tendrán que tener
competencia judicial internacional. Y esta no la tienen siempre. La potestad jurisdiccional sí la
tienen siempre, pero la competencia no. Para ello hace falta que haya una norma de competencia
judicial internacional que les atribuya esa competencia. Y una vez que tenga esa competencia
judicial internacional, entonces habrá que decidir qué juez español o qué tribunal en concreto se
encarga. Y aquí ya sí que entramos en el reparto de competencias dentro de nuestra normativa
interna procesal. Pero previamente habrá que haber examinado las normas de competencia
internacional del Derecho internacional privado, es decir, la norma española de Derecho
internacional privado del sector de la competencia.

Estas normas de Derecho internacional privado pueden tener distintas fuentes: pueden provenir de
la UE (reglamentos de la UE), puede tratarse de un convenio entre España y otros países
(convenio internacional), o puede consistir en una ley promulgada por el Parlamento español o un
reglamento derivado del Gobierno español (conocido como normas de producción autónoma).

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Puede haber normas de Derecho internacional privado españolas sobre competencia judicial
internacional en un reglamento de la UE, en un convenio internacional o en las normas de
producción autónoma. Y todas son derecho porque forman parte de nuestro ordenamiento jurídico.
Si se aplica un reglamento de la UE, en definitiva estoy aplicando Derecho español (aunque proceda
de otra fuente). Por tanto, puedo encontrar normas de competencia judicial internacional en
reglamentos de la UE, en convenios internacionales o en normas de producción autónoma (leyes y
reglamentos internos), que proceden del legislador español estricto sensu (del parlamento – ley o
del gobierno – reglamento).
Se atribuye esa competencia judicial internacional a través de normas que establecen foros. Este es
el tercer significado de foro: criterio de vinculación que utiliza el legislador para decidir que ese
asunto está vinculado con ese tribunal y por tanto puede entrar a conocer del asunto. Aquí,
por tanto, foro es el criterio de competencia judicial internacional que se utiliza en esa norma para
atribuirle competencia a ese tribunal. El foro es el elemento que considera el legislador que es
relevante porque está vinculado con ese tribunal.

Si la norma dice que el tribunal competente para conocer de un divorcio o disolución de un


matrimonio lo será cunado los cónyuges tengan su residencia en España, aquí el foro sería la
residencia de los cónyuges. El legislador no ha considerado relevante la nacionalidad de los
cónyuges (podría hacerlo, y de hecho, lo hace con un criterio subsidiario), tampoco el lugar de
matrimonio. Sino que lo relevante es la residencia, porque considera que el tribunal del lugar donde
están residiendo las partes es el que está en mejores condiciones para estudiar el interés de los
cónyuges en el divorcio.

Por tanto, el foro o criterio de competencia es ese criterio que tiene vínculo con la autoridad que
pueda conocer del asunto. En la medida en que haya vínculos con más de un ordenamiento jurídico,
habrá que buscar el elemento más relevante para que el tribunal de ese país y no de los demás pueda
conocer de ese asunto. El legislador español considera que el elemento relevante es la residencia
habitual.
Pero si dos marroquíes vienen a divorciarse a España, y residen aquí, lo primero que tendrá que
hacer el tribunal es descubrir si es una relación privada internacional. Es una relación privada (entre
particulares) y hay elementos extranjeros. Ahora habrá que irse a las normas del Derecho
internacional privado y lo primero que tendrá que saber es si tiene competencia para conocer de ese
asunto y para ello consulta sus normas de competencia y llega a la conclusión de que el tribunal
español es competente si los cónyuges tienen residencia en España. Por tanto, sí tiene competencia.

Pero esto puede plantear problemas. ¿Y si el derecho marroquí, por ejemplo, dice que el tribunal
marroquí tiene competencia para conocer de los divorcios entre los cónyuges de nacionalidad
marroquí aunque residan en otro país? ¿quién tiene competencia entonces?
Esto podría resolverse por ejemplo a través de un tratado. Esto es lo que se ha hecho en el marco de
la UE para resolver los conflictos en las relaciones transfronterizas, mediante reglamentos. Si yo,
español, considero que tengo competencia para divorciar a los dos marroquíes, puede que esto no
surta efecto en marruecos si no se ha llegado a un acuerdo. Y lo mismo al revés, si se divorcian en
marruecos en España podrían seguir casados. La sentencia marroquí en España no produciría
efectos si no nos ponemos de acuerdo. Por tanto, esto puede plantear problemas y por eso hay
mecanismos para solucionarlos.

En todo caso, cuando no tengo convenio internacional (como es el caso con Marruecos), los
tribunales españoles pueden conocer, resuelven el caso aquí en España y esas personas aquí estarán
divorciadas y podrán volver a contraer matrimonio. Pero esto plantea el problema de la continuidad
de las relaciones en el espacio. Pero este es un problema a posteriori.

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Por tanto, para garantizar que lo que han decidido los tribunales españoles luego surta efecto en
otros países, los criterios de competencia tienen que elegirse muy cuidadosamente. Porque si yo
digo que pueden conocer los tribunales españoles de dos personas que estaban en un aeropuerto
español y en ese momento deciden divorciarse, este criterio de competencia sería muy débil. Si el
criterio de competencia fuera “encontrarse de paso en España” en lugar de residir, lógicamente no
es suficientemente fuerte. Sería un criterio exorbitante. Es decir, criterio o foro que se da cuando
el legislador se extralimita y atribuye competencia a sus tribunales en un volumen excesivamente
amplio sin que el tribunal tenga suficiente vinculación con el asunto. En principio el legislador es
soberano sobre los criterios de competencia que establece. Pero si lo hace, esto planteará problemas
no en el momento de conocer del asunto (porque los tribunales están obligados a aplicar la ley
española), sino en el momento de reconocer esa sentencia fuera, de hacerla valer donde
verdaderamente se quiere. Donde esas personas tienen su residencia, o su país tendrán que registrar
ese divorcio y allí sí podrán ponerle pegas y no reconocer la sentencia porque el legislador se ha
extralimitado y ha previsto un criterio, un foro de competencia judicial internacional que es
exorbitante. Por eso, hay que establecer criterios de vinculación verdaderamente reales o
verdaderamente fuertes.

Además, puede ocurrir que al legislador le interese muchísimo una materia y que no quiera que
ningún otro tribunal que no sea el suyo conozca de esos asuntos. Por ejemplo, el derecho
inmobiliario registral sobre los inmuebles en España. La competencia para conocer de los conflictos
derivados de adquirir bienes inmuebles solo la tiene España, por ejemplo. El legislador podría decir
que con carácter exclusivo solo los tribunales españoles pueden conocer de este asunto.

▪ Estos son los que llaman foros exclusivos. Por tanto, hay foros exorbitantes y foros exclusivos.
Los exclusivos son aquellos de los que solo pueden conocer los tribunales españoles. Son
determinadas cuestiones sobre las que el legislador español considera que solo pueden conocer
sus tribunales.
Si un abogado se va a un tribunal extranjero para conocer un litigio sobre un inmueble situado
en España y conoce de ese asunto un tribunal extranjero, una vez que se venga con esa sentencia
sobre un derecho inmobiliario real en España habrá que inscribirlo en el registro español.
Cuando vaya a inscribirlo le dirán que ese tribunal extranjero no tenía competencia para conocer
del asunto por ser la competencia exclusiva de los tribunales españoles. Por tanto, la
competencia muchas veces incide en el reconocimiento. Porque todos los estados quieren que
sus tribunales conozcan de los asuntos, pero tendrán que ser un poco coherentes o razonables los
legisladores y prever que una vez que ya se ha conocido de un asunto eso tiene que ser
reconocido en otro país y no una pérdida de tiempo y dinero.

▪ Por el contrario, los foros que permiten conocer tanto a los tribunales españoles como a
cualquier otro porque no son exclusivos son los foros concurrentes.
Estos permiten a los tribunales españoles conocer del asunto, pero no impiden que pueda
conocer de ello otro tribunal de otro país. ¿Y esto como puede ser? Si marruecos dice que la
competencia es suya porque los cónyuges son marroquíes, y nosotros decimos que tenemos
competencia porque los cónyuges residen en España, los tribunales españoles solo van a aplicar
las normas españolas de Derecho internacional privado. Luego, solo van a aplicar las normas de
competencia españolas. Pero eso no impide que el legislador de su país haya atribuido
competencia también a sus tribunales según otro criterio.

Por tanto, en España habrá que reconocer el divorcio que se resuelva en Marruecos. El
legislador español no puede decir que la competencia para conocer de un asunto la tienen los
tribunales marroquíes, porque el legislador español solo puede decidir cuándo son competentes
las autoridades españolas, pero no tiene potestad para decidir la competencia de un tribunal de
otro estado.

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Por tanto, el legislador español puede establecer un criterio concurrente, que permite que sus
tribunales conozcan del asunto, pero no impide que si decide otro tribunal pueda reconocerse
España esa decisión. Porque de no ser así, no podría existir la dimensión internacional que
existe hoy. No habría movilidad internacional. Y para evitar esto, hay que prever foros
concurrentes. En relación a aquellas materias que no sean imprescindibles para el legislador
español, se prevén criterios concurrentes (siempre y cuando el foro del otro país no sea
exorbitante).

▪ Y también hay otros criterios. El legislador español puede decir que son competentes los
tribunales para conocer del divorcio de dos personas que tienen residencia actual en España,
pero si no residen ahora, no se darían los criterios. Y si estas personas tampoco tienen ya la
nacionalidad marroquí porque tienen la española, no podrían divorciarse tampoco en Marruecos.
Por eso hay que prever criterios subsidiarios: que puedan conocer de la residencia habitual del
demandante si vive aquí, o de la nacionalidad, etc.

▪ O también pueden ser criterios alternativos. Son subsidiarios cuando hay un criterio y solo si
ese criterio no se da, me puedo ir al siguiente. Son jerárquicos, subsidiarios. Peros son
alternativos si permiten conocer indistintamente de uno o de otro. Cualquiera de ellos sirve para
atribuir la competencia.

Por tanto, hay foros exorbitantes, exclusivos, alternativos o subsidiarios y, por último, puede haber
otra clase de foro, que es el foro protector o el foro orientado a un resultado, y el foro neutro.
Imaginemos un consumidor que ha celebrado un contrato de consumo y ha adquirido un producto,
pero le han estafado. El consumidor es la parte débil de la relación. O lo mismo en el caso de un
trabajador y un empresario. ¿Hay que proteger a esa parte débil cuando se establece la
competencia? El legislador dice que sí que hay que proteger a esa parte débil incluso a la hora de
designar criterios de competencia judicial internacional.
Por ejemplo, si el consumidor es la parte demandante podrá interponer la demanda donde le resulte
más cómodo (que generalmente será su lugar de residencia habitual). O puede interponerla en el
domicilio del empresario si eso le interesa más, porque así se ahorra los costes del reconocimiento
de la sentencia en ese país. Estos foros son los foros protectores o foros orientados. Son los foros
que protegen a la parte débil (al consumidor). El empresario, en cambio, solo puede demandar al
consumidor en el domicilio del consumidor, para evitar todos los costes al consumidor de
desplazarse a otro país, buscar un traductor, etc.

▪ En cambio, son foros neutros los que no protegen a ninguna de la parte en concreto. Se puede
interponer la demanda ante los tribunales del domicilio del demandado, por ejemplo. Este es un
foro neutro porque no protege a ninguna de las partes. No hay un valor especialmente protegido.
El interés aquí es la buena administración de la justicia. De alguna manera protegería al
demandado, porque no se espera la demanda y, en cierto modo, está en desventaja, pero no
protege especialmente a una parte porque podría ser cualquiera de ellos.

▪ El domicilio del demando es otro de los foros que funciona como cajón de sastre. Pero el
legislador ha considerado que para materias concretas está más vinculado con ese asunto un
tribunal y no otro. En materia de contrato, el tribunal donde se vaya a ejecutar el contrato, en
materia de maternidad, donde tenga su domicilio el hijo, en materia de divorcio, donde tengan
su residencia habitual los cónyuges, etc. Estos son los foros especiales por razón de la
materia.

Luego ya conocemos todos nuestros protagonistas dentro de la competencia judicial internacional:


foros concurrentes, foros exclusivos, foros orientados a un resultado, foros exorbitantes, foros
subsidiarios, alternativos, foros especiales por razón de la materia, foros neutros.

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Por ejemplo, el domicilio del demandante es considerado un foro exorbitante. Porque se le da
mucha ventaja al demandante, porque es quien decide a quién demanda y cómo demanda, y además
no tiene que desplazarse. En cambio, lo contrario no, el domicilio del demandado se considera que
es el foro natural, el foro más razonable, porque el demandado es la parte “débil” en el sentido de
que le pilla de sorpresa. Y ello salvo que el demandante sea la parte débil (por ejemplo, el
consumidor, el trabajador, etc.). Pero en este caso es un foro orientado a un resultado, que es la
protección de la parte débil. Estos foros están todos en nuestras normas de competencia judicial
internacional.

En la UE hay diferentes reglamentos de reparto de competencia judicial internacional. Por


tanto, estos reglamentos también hay que conocerlos y esta norma se aplicará de la misma manera
por los tribunales españoles y también por otros países de la UE. El legislador español solo atribuye
la competencia a los tribunales españoles (a través de la LOPJ), pero no la distribuye, no puede
repartirla. Sin embargo, en el marco internacional, por ejemplo, en la UE, sí que puede repartirse
esa competencia. En el ámbito de la normativa de la UE o de los convenios que tenga suscritos
España internacionalmente no se atribuye solamente la competencia, sino que se distribuye. Se
otorgan foros exclusivos, foros concurrentes, foros alternativos, etc. por tanto, si hay foros
alternativos o concurrentes, conocerá el tribunal donde el demandante interponga la demanda. (Por
tanto, la profesora podrá preguntarnos si un tribunal español tiene competencia, pero también si la
tiene cualquier otro tribunal de la UE).
Ahora bien, si se tratara de un foro exclusivo solo podría conocer ese tribunal.

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(Convenio de legislación internacional – índice: leyes - buscar LOPJ (pág.15), hay grupos de
normas de origen autónomo, para la competencia judicial internacional interesa sobre todo la LOPJ
y alguna de la LEC (pero solo para cuestiones especiales), el art. 22 LOPJ y el art. 21 LOPJ son
importantes – el art.21 LOPJ es solamente una norma recordatoria:

Artículo 21.
1. Los Tribunales civiles españoles conocerán de las pretensiones que se susciten en territorio
español con arreglo a lo establecido en los tratados y convenios internacionales en los que España
sea parte, en las normas de la Unión Europea y en las leyes españolas.
2. No obstante, no conocerán de las pretensiones formuladas respecto de sujetos o bienes que
gocen de inmunidad de jurisdicción y de ejecución de conformidad con la legislación española y
las normas de Derecho Internacional Público.
Es decir, un tribunal español no puede entrar a conocer del fondo de un asunto mientras no tenga
un criterio de competencia. El art. 21.2 dice que no podemos conocer respecto a las personas que
tienen inmunidad de jurisdicción (por ejemplo, el Estado cuando actúa con su ius imperium).
Cuando el estado actúa despojado de poder, en cambio, no tiene inmunidad.

Artículo 22.
Con carácter exclusivo, los Tribunales españoles serán competentes en todo caso y con preferencia
de cualquier otro, para conocer de las pretensiones relativas a las siguientes materias:

a) Derechos reales y arrendamientos de bienes inmuebles que se hallen en España. No obstante, en


materia de contratos de arrendamiento de bienes inmuebles celebrados para un uso particular
durante un plazo máximo de seis meses consecutivos, serán igualmente competentes los órganos

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jurisdiccionales españoles si el demandado estuviera domiciliado en España, siempre que el
arrendatario sea una persona física y que éste y el propietario estén domiciliados en el mismo
Estado.
b) Constitución, validez, nulidad o disolución de sociedades o personas jurídicas que tengan su
domicilio en territorio español, así como respecto de los acuerdos y decisiones de sus órganos.
c) Validez o nulidad de las inscripciones practicadas en un registro español.
d) Inscripciones o validez de patentes, marcas, diseños o dibujos y modelos y otros derechos
sometidos a depósito o registro, cuando se hubiera solicitado o efectuado en España el depósito o
el registro.
e) Reconocimiento y ejecución en territorio español de sentencias y demás resoluciones judiciales,
decisiones arbitrales y acuerdos de mediación dictados en el extranjero.
De estas materias, los tribunales españoles conocen con carácter exclusivo. Pero el legislador
español lo único que puede hacer es atribuir competencia a los tribunales españoles. Por tanto, no le
interesa saber si su competencia es exclusiva, alternativa, concurrente o no. Lo único que le interesa
saber es si tiene competencia para esa materia, porque el legislador español no puede distribuir
competencia, sino atribuir competencia.
Sin embargo, al demandante sí que le interesa. Esta norma lo dice de esta manera porque sirve
también como criterio de reconocimiento. Al ser competencia exclusiva, si viene una sentencia de
fuera, esa sentencia en una fase posterior no se va a reconocer aquí. El tribunal español funda su
competencia en la LOPJ. Al tribunal español le da igual (a la hora de conocer) que su competencia
sea exclusiva o no. Pero en una fase posterior (la de reconocimiento) ya no le da igual. Porque este
criterio de exclusividad dice que no va a reconocerse en España en estas materias las sentencias
extranjeras. Pero podían haberlo puesto ya en las normas de reconocimiento y no en las de
competencia. No obstante, este precepto tiene su redacción original en el año 1985, es decir,
momento en el que España se estaba preparando para incorporase a la Comunidad Económica
Europea y en el ámbito de algunos países de la CEE (Gran Bretaña, Francia, Holanda y Bélgica,
etc.) ya se había firmado el Convenio de Bruselas, de 27 de septiembre de 1968 (para repartir la
competencia). Por eso, para facilitar la libertad de circulación dentro del espacio de la CEE se
pusieron normas para facilitar la competencia y el reconocimiento de la sentencia. Si no tengo
garantía en que me van a reconocer una sentencia contractual dictada en Alemania, no me voy a
Alemania, y no habría comercio internacional. Por tanto, se delimita la competencia para favorecer
el reconocimiento de la sentencia, que es lo realmente importante. Esta es la única garantía que hay
de que va a ser reconocida una sentencia. Por eso se celebró el convenio del reparto de distribución
de la competencia para facilitar luego el reconocimiento. El convenio es de 1968 y es un convenio
de reconocimiento de sentencias extranjeras en materia civil y mercantil. De aquí derivan el
Reglamento de Bruselas I, Bruselas II y el Bruselas II bis. El origen de todo ello está en las
reglas de reparto que se establecieron en el Convenio de Bruselas, por eso el legislador español
quiso promulgar esta LOPJ que prácticamente copió lo que establecía el convenio de Bruselas. Por
eso nuestra LOPJ parece más una norma de reparto de competencia que de atribución de
competencia, que es lo que procede.
El pacto de San Sebastián se copia este convenio de Bruselas modificándolo levemente.
Por eso, en este año 85 se produce esa amplia reforma y promulgación de normas. En el art. 22 bis
LOPJ ya se incorpora un nuevo precepto.

Artículo 22 bis.
1. En aquellas materias en que una norma expresamente lo permita, los Tribunales españoles serán
competentes cuando las partes, con independencia de su domicilio, se hayan sometido expresa o
tácitamente a ellos. No surtirán efectos los acuerdos que atribuyan la competencia a los Tribunales

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españoles ni las estipulaciones similares incluidas en un contrato si son contrarios a lo establecido
en los artículos 22 quáter, 22 quinquies, 22 sexies y 22 septies, o si excluyen la competencia de los
órganos judiciales españoles exclusivamente competentes conforme lo establecido en el artículo 22,
en cuyo caso se estará a lo establecido en dichos preceptos.
La sumisión a los Tribunales españoles en las materias contempladas en las letras d) y e) del
artículo 22 quinquies sólo será válida si se fundamenta en un acuerdo de sumisión posterior a que
surja la controversia, o ambos contratantes tuvieran ya su domicilio o residencia habitual en
España en el momento de celebración del contrato o el demandante fuera el consumidor, asegurado
o tomador del seguro.
2. Se entenderá por acuerdo de sumisión expresa aquel pacto por el cual las partes deciden atribuir
a los Tribunales españoles el conocimiento de ciertas o todas las controversias que hayan surgido o
puedan surgir entre ellas respecto de una determinada relación jurídica, contractual o no
contractual. La competencia establecida por sumisión expresa se extenderá a la propia validez del
acuerdo de sumisión.
El acuerdo de sumisión expresa deberá constar por escrito, en una cláusula incluida en un contrato o
en un acuerdo independiente, o verbalmente con confirmación escrita, así como en alguna forma
que se ajuste a los hábitos que las partes tengan establecidos entre ellas, o en el comercio
internacional sea conforme a los usos que las partes conozcan o deban conocer y que, en dicho
comercio, sean ampliamente conocidos y regularmente observados por las partes en los contratos
del mismo tipo en el sector comercial considerado. Se entenderá que media acuerdo escrito cuando
resulte de una transmisión efectuada por medios electrónicos que proporcione un registro duradero.
Se considerará igualmente que hay acuerdo escrito cuando esté consignado en un intercambio de
escritos de demanda y contestación dentro del proceso iniciado en España, en los cuales la
existencia del acuerdo sea afirmada por una parte y no negada por la otra.
3. Con independencia de los casos en los que su competencia resulte de otras disposiciones, serán
competentes los Tribunales españoles cuando comparezca ante ellos el demandado. Esta regla no
será de aplicación si la comparecencia tiene por objeto impugnar la competencia.
Aquí hay otro criterio de competencia. El legislador español en este art. 22 bis prevé un foro, un
criterio para que puedan conocer los tribunales españoles y es que las partes se hayan sometido
expresa o tácitamente a ese tribunal, es decir, el criterio aquí es la voluntad de las partes. Expresa o
tácita. La sumisión tácita se da cuando el demandante interpone la demanda y el demandado
comparece y acepta y no impugna esa competencia. Sería un foro concurrente porque es
concurrente con el del domicilio del demandado.
Al realizar el caso práctico, cuando el demandado no comparece habrá que buscar el motivo por el
que no comparece y para ello es necesario saber si ha sido notificado correctamente (luego, aquí
habrá que mirar las normas de notificación).

En el art. 22 quinquies, por ejemplo, también se introduce otro foro.

Artículo 22 quinquies.
Asimismo, en defecto de sumisión expresa o tácita y aunque el demandado no tuviera su domicilio
en España, los Tribunales españoles serán competentes:

a) En materia de obligaciones contractuales, cuando la obligación objeto de la demanda se haya


cumplido o deba cumplirse en España.

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b) En materia de obligaciones extracontractuales, cuando el hecho dañoso se haya producido en
territorio español.
c) En las acciones relativas a la explotación de una sucursal, agencia o establecimiento mercantil,
cuando éste se encuentre en territorio español.
d) En materia de contratos celebrados por consumidores, estos podrán litigar en España si tienen
su residencia habitual en territorio español o si lo tuviera la otra parte contratante; esta última
solo podrá litigar en España si el consumidor tiene su residencia habitual en territorio español.
e) En materia de seguros, cuando el asegurado, tomador o beneficiario del seguro tuviera su
domicilio en España; también podrá el asegurador ser demandado ante los Tribunales españoles si
el hecho dañoso se produjere en territorio español y se tratara de un contrato de seguro de
responsabilidad o de seguro relativo a inmuebles, o, tratándose de un seguro de responsabilidad
civil, si los Tribunales españoles fueran competentes para conocer de la acción entablada por el
perjudicado contra el asegurado en virtud de lo dispuesto en la letra b) de este artículo.
f) En las acciones relativas a derechos reales sobre bienes muebles, si estos se encontraren en
territorio español al tiempo de la interposición de la demanda.

Respecto a los supuestos previstos en las letras d) y e) también serán competentes los Tribunales
españoles cuando el consumidor, asegurado o tomador del seguro sea demandante y las partes
hayan acordado la sumisión a los Tribunales españoles después de surgir la controversia, o ambos
contratantes tuvieran ya su domicilio en España en el momento de celebración del contrato o el
demandante fuera el consumidor, asegurado o tomador del seguro.
Aquí ya hay una enumeración de materias para las que el tribunal español va a tener competencia,
pero matizando. El empresario no puede demandar al consumidor ante los tribunales españoles
salvo que ese consumidor tenga su domicilio en España, en cambio los consumidores sí que podrán
demandar al empresario en España, aunque este no tenga su domicilio allí (es un foro protector u
orientado).

Otra norma relevante en competencia judicial internacional va a encontrarse dentro de las normas
que proceden de la UE y la asociación europea de libre comercio.
A. Una de ellas es el Convenio de Lugano, de 16 de septiembre de 1988, que fue el siguiente paso
dentro del Convenio de Bruselas. Los países de la UE firmaron el convenio de Bruselas, pero
solo podían formar parte del convenio de la UE. Pero Noruega, Islandia y Suiza también
comerciaban con la UE, por eso fuera de la UE se negocia el convenio de Lugano que lo
celebran los países de la UE con Noruega, Islandia y Suiza. El primer Convenio de Lugano
entró en vigor en 1994 y fue reformado en 2007.

B. Antes de este convenio, la UE se dio cuenta de que un convenio no era la vía adecuada para
regular este reparto de competencia, si no que lo más adecuado sería un reglamento. Por eso se
promulgó el Reglamento de Bruselas I, en materia de reconocimiento y ejecución de
soluciones en materia civil y mercantil (todo patrimonial) y también incluía los alimentos (pero
excluyendo todo lo que tenía que ver con el Derecho de familia).

C. Este reglamento de Bruselas I es del año 2001, y se perfeccionó con el Reglamento Bruselas I
bis (que es el que tenemos actualmente). Reglamento 1215/2012. Esta es la versión actual que
tenemos del primitivo Convenio de Bruselas que evolucionó gradualmente hacia el convenio de
Lugano de 94, el reglamento de Bruselas I, Convenio de Lugano del 2007 y Bruselas I bis.

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D. Pero después se fueron dando cuenta de que no bastaba con armonizar las reglas en materia civil
y mercantil patrimoniales, sino que había que entrar también en el derecho de familia. Para
facilitar la libre circulación de ciudadanos, se promulgó el Reglamento de Bruselas II
cuestiones de familia en materia de divorcio, responsabilidad parental, etc.

E. Pero se dieron cuenta de que esto solo valía para el divorcio y se dieron cuenta de que esto era
discriminatorio y por eso se hizo el Reglamento de Bruselas II bis, porque la custodia de un
niño puede derivar de un divorcio o de la ruptura de una relación de pareja – reglamento
2201/2003.
Y ahora hay una refundición del Bruselas II bis donde se han intentado incorporar cuestiones de
secuestro, pero lo que tenemos de momento es el Bruselas II bis.

F. Fueron avanzando y ampliando su campo de interés hacia los alimentos. El reglamento de


Bruselas I inicial no regulaba los alimentos, pero estos habría que regularlos en su conjunto. Y
entonces se hizo el Reglamento de Bruselas III – reglamento 4/2009, en materia de alimentos.
No regula solamente la competencia y el reconocimiento, que era lo tradicional, sino también la
ley aplicable.

Y también se han metido a regular las sucesiones, que también afectan a la libertad de circulación.
Por tanto, ampliaron aún más el volumen de competencias de la UE que inicialmente eran solo
cuestiones patrimoniales, y ahora también familia, alimentos, sucesiones. Este reglamento de
sucesiones es el reglamento 650/2012.
Y también el régimen económico matrimonial, que también es patrimonial aunque sea derecho de
familia. Aquí están los reglamentos 2016/1113; 2016/1104. Reglamentos sobre competencia y
ejecución en materia de uniones matrimoniales.
Estas normas son las que tienen competencia en la UE y en el ámbito plurilateral o bilateral de los
convenios.

G. El Convenio de la Haya sobre acuerdos de elección del fuero, solo nos vincula con México.
Estas son las reglas de competencia que vamos a estudiar.

Las reglas de competencia son de Derecho internacional privado español, aunque provengan de
diferentes fuentes normativas. El primer sitio al que hay que acudir es la normativa institucional. Si
no, habrá que ver si tenemos convenios. Y si tampoco hay, la norma en la que se fundamenta la
competencia es la LOPJ.

En conclusión, los tribunales españoles siempre van a tener potestad, pero no siempre van a tener
competencia, para ello hace falta una norma española de competencia judicial internacional.

En nuestro reglamento de Bruselas I bis (Reglamento 1215/2002) encontramos normas de


competencia. Vamos a imaginar que un ciudadano estadounidense le ha comprado a un empresario
español una enorme cantidad de jamones. El estadounidense le ha venido pagando tradicionalmente
sus facturas, pero llega una factura que no se la paga y el empresario español decide interponer la
demanda ante los tribunales españoles para reclamar el pago que le debe ese estadounidense. Por
tanto, es un empresario español con vecindad en Huelva que vende esos jamones a un
estadounidense y son jamones que además tenían que ser entregados en estados unidos. ¿Tendrán
competencia los tribunales españoles? O a la inversa, ¿y si el estadounidense no le ha pagado
porque los jamones no corresponden a la calidad pactada? ¿Podrá el estadounidense demandar al
español en los tribunales españoles? Habrá que mirar las normas de competencia judicial
internacional para ver si los tribunales españoles tienen competencia.

10
CALIFICACIÓN DE LA PRETENSIÓN

En primer lugar, tendremos que calificar la pretensión, de qué va el asunto. Es un contrato en


materia mercantil (porque las partes son empresarios). Nosotros no conocemos muchas normas,
solo el reglamento Bruselas I bis. ¿Sería aplicable este reglamento? Hay que saber si los tribunales
españoles son competentes y pueden entrar a conocer. Para ello hay que mirar el ámbito de
aplicación del Reglamento. Este lo encontramos en el primer artículo (p. 379). Es posible que esta
norma sea aplicable porque en su título se deduce que versa sobre competencia en materia civil y
mercantil.

● Ámbito de aplicación material.

- El art. 1 dice que el reglamento se aplica en materia civil y mercantil. Pero además señala que se
aplica con independencia de la naturaleza del tribunal que conozca del asunto. Por tanto, da
igual la naturaleza del tribunal, lo que importa es la naturaleza de la acción, del petitum, de la
acción procesal, es decir, lo que me está pidiendo la parte. Si es un problema penal no entra
dentro del ámbito del reglamento, pero sí es una cuestión civil o mercantil, entonces sí. Pero
materia civil y mercantil es muy amplio (divorcio, adopción, filiación, contratos, etc. es civil).
¿Regula todas las cuestiones el Reglamento de Bruselas I bis o solo algunas? A esto
respondemos si continuamos leyendo el art. 1 (p. 379). Con independencia de que en algún
estado miembro la cuestión aduanera sí pueda incluirse, nosotros no lo vamos a incluir. Ni
tampoco la responsabilidad administrativa ni la del Estado (siempre y cuando actúe con todo su
ius imperium), porque cuando actúa sin el ius imperium se considera una relación entre
particulares. Todavía no nos ha dicho si los contratos se consideran materia civil o mercantil.
Solo podemos utilizar calificaciones autónomas, de manera que lo que sea civil en mi país no
tiene por qué ser civil en otros países. Habrá que estar a las interpretaciones del reglamento que
se hayan hecho en la UE. Tanto desde la jurisprudencia que hay acumulada desde el Convenio
de Bruselas hasta hoy. Todo ese cuerpo jurisprudencial del TJUE interpretando el Reglamento,
esas son las calificaciones autónomas, y las que pueden hacer los jueces nacionales, pero desde
la perspectiva del derecho de la UE. Porque este reglamento, aunque es Derecho español,
procede de la UE, esa es la fuente y hay que interpretarlo acorde a tal.

- En el apartado 2 de este art. 1 se señalan las materias que se excluyen de la aplicación de este
reglamento. Algunas de estas cuestiones no las regula el Reglamento de Bruselas I bis porque ya
tenemos otro reglamento que las regula. Para la cuestión de los alimentos, por ejemplo, tenemos
el Reglamento de Bruselas III. Para otras materias, sencillamente, no hay instrumentos de la UE
que los regulen, pero es que la UE aún no se ha decidido a regularlas, bien por no tener
competencia o bien por no ponerse de acuerdo. Tampoco están reguladas las sucesiones, porque
también tenemos el reglamento 650/2012, que regula todas las cuestiones relativas a sucesiones.

● Ámbito de aplicación territorial.


Por tanto, visto esto, ya puedo decir que el reglamento Bruselas I bis sí regula la competencia para
conocer de un contrato mercantil (porque está en el ámbito de aplicación del reglamento señalado
en el art. 1 del propio reglamento).
Ahora bien, aquí tenemos otro problema: ¿quiénes están obligados a aplicar el reglamento? ¿Puedo
exigir a un tribunal marroquí que aplique el reglamento? Claramente no. Solo están obligados los
tribunales de los estados miembros. A veces los reglamentos tienen una clausula donde se dice
quiénes son considerados los estados miembros y, en definitiva, quienes están vinculados por el
Reglamento. Se entienden vinculados todos los estados de la UE excepto Reino Unido y Dinamarca
(porque estos dos estados tienen sus propias reglas de vinculación a los Reglamentos y tienen que
ejercitar su derecho a quedar vinculados para que les vincule). Pero en el caso de Bruselas I bis sí

11
que están vinculados porque sí que ejercieron ese derecho a ser vinculados tanto Reino Unido como
Dinamarca.
En todo caso, el estado miembro tiene que ser aquel ante el que se interpone la demanda. Para ver el
ámbito de aplicación territorial del Reglamento me tengo que fijar en quién es el Estado ante el que
se interpone la demanda. En este caso la demanda se interpone ante los tribunales españoles.
¿Vinculan a los tribunales españoles las normas de la UE? Sí. Por tanto, sí que entra España dentro
del ámbito territorial de aplicación del reglamento porque España es un estado dentro del ámbito de
aplicación territorial del Reglamento.

Por tanto, tenemos ya dos criterios para determinar que sí es aplicable este reglamento: un criterio
material y un criterio territorial.
Lo único que nos interesa en el ámbito de competencia es el Estado del foro. No me importa estados
unidos que es el otro país que podría estar vinculado con este caso. Porque a los efectos de que se
aplique el reglamento solo me importa el tribunal del estado del foro, es decir, aquel ante el que se
ha interpuesto la demanda.
Por tanto, tendré que fijarme en el ámbito material de aplicación de la norma y en el ámbito
territorial (relativo exclusivamente al estado del foro).

● Ámbito de aplicación temporal.


Hace falta saber desde cuándo y a qué acciones es aplicable el reglamento. El ámbito de aplicación
temporal de la norma se encuentra en las disposiciones finales. En este caso de Bruselas I bis es el
art. 81 el que lo recoge (p. 396). El reglamento de Bruselas I bis entra en vigor a los 20 días de su
publicación en el DOUE. Si bien, es aplicable desde el 10 de enero de 2015 (porque un reglamento
es algo complicado y hay que dejar un tiempo para que los estados preparen a sus tribunales para
aplicarlo). Pero, ¿es aplicable a lo que vaya a conocer el tribunal a partir de esa fecha o es aplicable
a lo que haya ocurrido antes y aún no haya sido resuelto? Para saberlo tenemos que ir al art. 66 (p.
393) que dice que las disposiciones del reglamento solamente serán aplicables a las acciones
judiciales ejercitadas a partir del 10 de enero de 2015. Luego lo que me importa es la fecha en que
se interpuso la demanda. Si la fecha en que se interpone la demanda es el 10 de enero de 2015 o
después del 10 de enero de 2015, se aplica el reglamento.
Luego ya tenemos los tres ámbitos de aplicación: ámbito de aplicación material, ámbito de
aplicación territorial y ámbito de aplicación temporal.

La materia en este caso es una materia contractual (luego está dentro de las materias incluidas en el
ámbito material de aplicación del reglamento y no dentro de las excluidas). En cuanto al ámbito
temporal, también se da (art. 81 y 66 del reglamento). Y, en tercer lugar, también se da el ámbito
territorial porque España es un país miembro de la UE que está vinculado por el Reglamento. Si no
entrara en el ámbito de aplicación temporal, habría que utilizar las normas anteriores o posteriores,
en su caso.
El Reglamento de Bruselas I bis no es el único instrumento normativo que yo tengo, tengo otros
instrumentos normativos, pero ahora vamos a estudiar el esquema de funcionamiento del
Reglamento de Bruselas I bis. Pero también vamos a ver la concurrencia que puede haber entre el
Reglamento de Bruselas I bis y el Convenio de Lugano, etc.

Pero ahora nos centramos en que en este supuesto todo nos conduce a poder aplicar el Reglamento
de Bruselas I bis. Si fuera esta norma la que realmente hay que aplicar en concreto (ya hemos
resuelto la calificación y la identificación del régimen normativo aplicable – Bruselas I bis), ahora
el tercer paso es encontrar qué precepto es el que determina si tiene o no competencia el tribunal
español. Hay que ser coherente en esa fundamentación. Si yo digo en el punto 1 que esto es materia
contractual, no puedo decir luego en el punto 3 que hay un foro totalmente diferente. Por tanto,
ahora ya sí tendré que mirar el articulado del Reglamento de Bruselas I bis. La primera tentación
sería irnos a los primeros artículos. El art. 4,5,7,24,25 y 26 son preceptos que nos van a interesar en

12
materia de competencias. Pero en el Reglamento hay una jerarquía de foros. Hay distintos tipos de
foros: foros exclusivos, foros concurrentes, foros neutros, foros orientados a un resultado, etc.

1. Los primeros y los más importantes son los foros exclusivos. El foro exclusivo es aquel que
atribuye competencia para conocer de un asunto única y exclusivamente a un tribunal, de tal
manera que el resto de tribunales no tienen competencia, no pueden entrar a conocer del fondo
del asunto, porque la norma dice que el único que puede entrar a conocer es este (tiene
competencia inderogable). Y esto está por encima de la nacionalidad de las partes, por encima
del domicilio de las partes, por encima de la voluntad de las partes, etc. Por tanto, esas
competencias exclusivas son las del art. 24 del Reglamento de Bruselas I bis. Luego, antes
de decidir si yo tengo competencia o no para conocer de este contrato entre el estadounidense y
el español tengo que mirar a ver si es una competencia exclusiva mía. Porque el Reglamento no
va a poder decir nunca cuáles son las competencias de los tribunales estadounidenses, porque
solo vincula a los estados miembros de la UE. Será el estado federal o los estados federales de
Estados Unidos los que le atribuyan la competencia o no a sus tribunales. Por tanto, el art. 24
nos va a decir si la competencia es exclusiva mía o es exclusiva de algún estado miembro. Lo
más importante en contratación es la autonomía de las partes (o voluntad de las partes) y la
seguridad jurídica (que lo que yo he acordado luego efectivamente se pueda cumplir). Siendo
esto lo más importante en los contratos, no parece lógico que se atribuya competencia exclusiva
a un tribunal en materia de contratos, porque entonces estaría quitando la voluntad de las partes.
Por tanto, en este supuesto de la venta de jamones, que es un contrato mercantil, no parece que
vaya a estar en el art. 24 porque si no nos cargamos el comercio internacional. Habrá otra serie
de materias en ese artículo sobre las que el legislador considera que son tan relevantes que la
competencia sí que tiene que ser exclusiva (p. 384). Si el supuesto versara sobre una materia de
competencia exclusiva (por ejemplo si fuera un derecho real sobre un bien inmueble) sí que
tendría que fijarme en este artículo para ver si tengo competencia (la tendrían los tribunales
españoles, en exclusiva, si el inmueble estuviera situado en España y lo mismo en cualquier otro
estado de la UE, sería competente en exclusiva el tribunal de ese Estado concreto). Pero si el
inmueble estuviera situado fuera de la UE, en algún estado que no esté vinculado por el
Reglamento de la UE, ya no podría decirnos el Reglamento si es o no competente en exclusiva,
si no que habría que estar a otros foros o convenios, si los hubiera. Por ejemplo, si el inmueble
estuviera situado en Marruecos, el Reglamento de Bruselas I bis no puede decir si es o no
competente un tribunal marroquí. El Reglamento solo dice cucando es competente o bien el
tribunal español o bien otros tribunales de un estado de la UE. Por tanto, me dice quiénes
podrán entrar a conocer sobre inmuebles que estén en territorio de alguno de los estados de la
UE y qué otros tendrán que declararse incompetentes.

Si el inmueble está situado en Marruecos, no me puede decir el Reglamento Bruselas I bis si


Marruecos es competente o no. Seguramente lo sea porque todos los estados quieren tener
competencia exclusiva en materia de bienes inmuebles por ser los que pueden conocer la
propiedad de los mismos. Pero por el principio de seguridad jurídica, tendré que seguir mirando
los foros. Ahora bien, si soy un abogado español y quiero interponer una demanda sobre un
inmueble situado en Marruecos, incluso aunque el tribunal español tenga competencia sobre la
materia, hay que pensar que no es muy lógico interponer la demanda ante los tribunales
españoles, porque después tendrá que ser reconocida en Marruecos. Y en Marruecos no la van a
reconocer porque van a tener competencia exclusiva para conocer de los asuntos relativos a los
bienes inmuebles situados en Marruecos.

2. Por tanto, si se tratase de un tema de competencia exclusiva tendríamos que estar a este art. 24.
Pero en nuestro supuesto de los jamones se trata de un contrato mercantil y, por tanto, no es
competencia exclusiva. Luego habrá que seguir mirando el resto de los foros. Después de la
competencia exclusiva, el siguiente nivel es el foro de sumisión expresa, es decir, la voluntad

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de las partes. Habrá que mirar a ver si han acordado las partes que sean competentes los
tribunales de uno u otro país. Porque si lo han acordado las partes tendré una competencia
exclusiva del art. 25 (p. 385). Este artículo dice que independientemente de donde tengan su
domicilio las partes (me da igual donde tengan su domicilio), si han decidido las partes que los
órganos jurisdiccionales de un estado miembro sean competentes (tiene que ser un estado
miembro de la UE), ese tribunal tendrá competencia. Lo que se hace es prorrogarle la
competencia. Un tribunal que a lo mejor en principio no tiene nada de relación con el asunto,
puede que las partes decidan que ese tribunal sea competente y por tanto a ese tribunal de un
estado miembro se le prorroga la competencia (sumisión expresa). Pero no solo eso, sino que el
art. 25 sigue diciendo que esa competencia que las partes han otorgado al tribunal de un estado
miembro (tiene que ser miembro), será una competencia exclusiva. Luego el resto de tribunales
ya no pueden conocer, solo él. Por tanto, la sumisión expresa del art. 25 (cuando se dan los
requisitos materiales y formales previstos en el mismo) hace que ese acuerdo de sumisión
expresa sea exclusivo. Y ello salvo pacto en contrario (coletilla final del art. 25). El tribunal que
las partes han acordado, es exclusivamente competente salvo que las partes hayan dicho
expresamente que ese acuerdo no es de atribución de competencia exclusiva, sino que es para
abrir otro foro a parte del que ya haya. Pero si las partes no dicen nada, entonces el foro es
exclusivo.
Imaginemos que las partes tienen un contrato de compraventa del inmueble y lo que se discute
es si se ha transmitido o no la propiedad. Es un problema de derecho real. Si el inmueble está en
Francia, pero las partes quieren que tengan competencia los tribunales españoles y así lo
acuerdan, ¿qué ocurriría? Lo primero que hay que hacer es calificar de qué va el asunto. Se trata
de un bien inmueble. Es aplicable Bruselas I bis y por tanto tendré que irme al art. 24 que dice
que es exclusivamente competente el tribunal francés (por estar el inmueble situado en Francia)
y, por tanto, esto se antepone al domicilio de las partes, a la voluntad de las partes, etc. Por
tanto, por ser una competencia exclusiva del art. 24 me tengo que quedar en el art. 24. Luego,
aunque las partes interpongan la demanda ante los tribunales españoles, el tribunal español tiene
que irse a otro precepto del reglamento que le obliga a declararse de oficio incompetente (art. 27
del Reglamento Bruselas I bis), porque el competente es el tribunal francés. Aunque el
demandado no diga nada, se declarará de oficio incompetente. Por tanto, da igual la voluntad de
las partes, el domicilio y todo lo demás. Lo único que importa es donde está el inmueble o
donde está el registro en que se haya hecho la inscripción, en función de la materia sobre la que
verse la demanda.
Por tanto, el primer escalón de foros del Bruselas I bis son los foros exclusivos del art. 24.
Ahora bien, si la materia no es ninguna de las del art. 24, entonces ya puedo dar el siguiente
paso. Y el siguiente paso es ver si hay sumisión expresa. Porque dentro de la jerarquía primero
está la competencia exclusiva del art. 24 y luego está la sumisión expresa del art. 25 cuando se
den los requisitos materiales y formales (acuerdo por escrito o verbalmente pero dejando
constancia por escrito, también por los medios electrónicos, no se pueden incluir condiciones
generales del contrato si no se hace referencia a las mismas en el contrato, etc.), y ello porque el
efecto de la sumisión expresa es muy importante puesto que convierte una competencia en
exclusiva por la voluntad de las partes. Pero es una competencia exclusiva sui generis.
Porque si fuera una materia de competencia exclusiva del art. 24, no cabe la sumisión expresa a
otro tribunal distinto del exclusivamente competente según el art. 24. Pero, además, es necesario
que no haya voluntad contraria de las partes. Si no pactan nada, se da la competencia exclusiva.
Pero si pactan que no lo sea, no habrá. Y, en tercer lugar, las partes pueden derogar luego lo que
por escrito se había dicho.
Por tanto, la sumisión expresa del art. 25 aun cuando atribuye competencia exclusiva a un
tribunal, es sui generis, porque las partes la pueden derogar. Cosa que no ocurre con la
competencia exclusiva del art. 24.

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Luego para el resto de materias fuera del art. 24 sí que puede haber sumisión expresa. Y esa
sumisión expresa es exclusiva. O bien porque lo hayan previsto o bien porque tácitamente se
hayan sometido a otro tribunal.
Por ejemplo, aunque hayan previsto que sean los tribunales franceses los que resuelvan, si el
demandante demanda ante los tribunales españoles y el demandado comparece, se entiende
renovada su voluntad y sí será competente el tribunal español. Luego en este caso el tribunal
español tendrá que esperar a ver la actitud procesal del demandado, pero no tendrá que
declararse de oficio incompetente, como sí ocurría en el art. 24. Si el demandado no comparece
o impugna que existía un acuerdo que otorgaba la competencia al tribunal francés, entonces ya
no será competente el tribunal español, sino que lo será (“en exclusiva”) el tribunal francés.

3. Luego, visto que en nuestro caso no hay sumisión expresa, habrá que mirar el resto de los foros,
que ya son alternativos. El art. 26 es el que se encarga de la sumisión tácita. Si el demandado
no impugna, habrá sumisión tácita. Y ello salvo que haya una competencia exclusiva del art. 24.
Si hay una competencia exclusiva del art. 24, no puedo fundamentar mi competencia en la
sumisión tácita del art. 26, porque las competencias exclusivas del art. 24 son inderogables,
independientemente del domicilio, de la voluntad de las partes, etc.
Ahora bien, si hay sumisión expresa (art. 25) pero el demandado comparece ante otro tribunal y no
impugna, entonces sí que es competente ese nuevo tribunal por sumisión tácita (art. 26). La
sumisión expresa que otorga una competencia “exclusiva” sí puede derivar en sumisión tácita del
art. 26 porque se entiende renovada la voluntad de las partes. Pero no puede derivar una
competencia exclusiva del art. 24 en la sumisión tácita del art. 26.

4. Pero si tampoco hay sumisión tácita (por ejemplo, el estadounidense no comparece ante los
tribunales españoles donde ha sido demandado por el contrato de los jamones), tendré que
seguir mirando los demás foros. El art. 4 determina que son competentes los tribunales del
domicilio del demandado (siempre y cuando esté domiciliado el demandado en un estado
miembro, lógicamente). Si no hay competencia exclusiva, no hay sumisión expresa, y tampoco
hay sumisión tácita (o si hay sumisión tácita habría dos foros: la sumisión tácita y el domicilio),
habría que estar al domicilio. En este caso no tengo competencia porque el demandado no está
domiciliado en España (está domiciliado en EEUU). Para los casos en que el demandado sí está
domiciliado en el espacio de la UE, pero no ante el foro (por ejemplo, si estuviera domiciliado
en otro Estado de la UE que no sea España, en nuestro caso, que es el foro), me voy al art. 7,
donde entran en juego los foros especiales por razón de la materia. Si está domiciliado en el
espacio de la UE puedo seguir consultando los foros especiales que contiene Bruselas I bis (pero
no en España, porque si está domiciliado en España me voy al art. 4 – domicilio del demandado
y ya tendría competencia). Pero si está domiciliado en otro estado miembro de la UE, me voy al
art. 7 y ss – foros especiales por razón de la materia.

5. Ahora bien, si el demandado no está domiciliado en ningún estado de la UE (como es nuestro


caso del estadounidense) me voy al art. 6 del Reglamento de Bruselas I que me dice que me
vaya a mi legislación, en nuestro caso, la LOPJ. Viendo que en nuestro ejemplo, no
encontramos la competencia de los tribunales españoles en este Reglamento de Bruselas I bis
tendré que mirar si todavía hay algún foro de competencia que venga atribuido por la LOPJ.
Por tanto, haciendo el supuesto práctico tendré que decir que el artículo que se aplica del
Reglamento de Bruselas I bis es el art. 6 que me manda a aplicar la LOPJ. Y ahora si la LOPJ en
alguno de sus preceptos atribuye competencia a los tribunales españoles, entonces tendrán un
foro de competencia basado en el art. 6 del Reglamento Bruselas I bis en relación con ese
precepto de la LOPJ. Y si no hay ningún artículo que atribuya competencia en la LOPJ a los
tribunales españoles para el caso del jamón, entonces los tribunales españoles se declararán
incompetentes.

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Un extranjero en situación irregular puede ser demandado en España por considerar que tiene aquí
su domicilio.

Por tanto, las normas de competencia judicial internacional pueden tener diferentes fuentes de
producción: institucional o autónoma. La norma institucional por su rango preferente es la que tiene
prioridad para ser aplicada. En materia patrimonial tenemos el Reglamento de Bruselas I bis, el
convenio de Bruselas, el convenio de Lugano, el reglamento de Bruselas I, etc. Por tanto, habrá que
empezar a mirar en la norma de rango superior para ver si concurren los presupuestos de
competencia territorial, material y temporal. Habrá que delimitar además el ámbito de aplicación de
otra norma en su concurrencia con otras normas. Por tanto, suponiendo que el Reglamento de
Bruselas I bis fuera aplicable para nuestro supuesto, hay que tener en cuenta que el Reglamento
establece una especie de jerarquía dentro de esos foros. Así, establece como prioritarios los foros de
competencia exclusiva (que obliga a otros tribunales a declararse de oficio incompetentes – art. 27).
Si no hay competencia exclusiva (del art.24 del Reglamento), que no puede ser derogada por ningún
criterio – derechos reales sobre bienes inmuebles, inscripciones en registros públicos,
arrendamientos de bienes inmuebles, etc.; entonces podemos dar el salto a la sumisión expresa (art.
25) que no solo atribuye competencia al tribunal designado por las partes, sino que además esa
atribución de competencia es “exclusiva” (pero no puede ocurrir si estamos ante una de las materias
del art. 24, donde la competencia sí que es exclusiva; y además puede ser derogada por las partes
por sumisión tácita o renovación de la voluntad). Por tanto, es una competencia exclusiva sui
generis.
Si tampoco hay una sumisión expresa (además de no ser una de las materias de competencia
exclusiva del art. 24), podemos pasar al resto de los foros (sumisión tácita del art. 26, domicilio del
demandado del art. 4 o foros excepcionales por razón de la materia del art. 7 – que solo se pueden
entrar a aplicar cuando el demandado está domiciliado en algún estado miembro de la UE). Pero si
el demandado no está domiciliado en ningún estado miembro de la UE, no puedo aplicar el art. 7
(foros especiales por razón de la materia), sino que el art. 6 del Reglamento dice que consulte mi
propia normativa procesal. Por tanto, habiendo decidido inicialmente que la norma aplicable era el
Reglamento de Bruselas I bis, al final puedo terminar fundamentando mi competencia en uno de los
criterios de la LOPJ por mandato del art. 6 del reglamento Bruselas I bis, pero no es que yo aplique
la LOPJ sino que estoy aplicando el art. 6 del reglamento en relación con la LOPJ.

De una manera muy similar funciona el Reglamento de Bruselas I, el convenio de Lugano y el


primitivo Convenio de Bruselas I. Hay una prioridad para la competencia exclusiva del art. 24, hay
una prioridad también de la sumisión expresa (que es una competencia “exclusiva”) y la aplicación
de los foros especiales por razón de la materia tendrá que estar domiciliado en alguno de los estados
miembros de la UE (siempre que sea distinto del del foro, porque sino la competencia la da el art. 4
– precisamente por estar domiciliado el demandado en el estado del foro).

2. CONCURRENCIA DE NORMAS

Ahora vamos a ver ante un caso concreto si resulta que esa materia patrimonial está regulada tanto
por el Reglamento de Bruselas I bis, o por el Convenio de Lugano (o el nuevo convenio de Lugano
de 2007), o el Reglamento de Bruselas, porque en todas concurre el ámbito de aplicación material,
territorial y temporal, ¿cuál de ellas tengo que aplicar? Cuando hay una concurrencia de normas
porque más de una regulan el mismo asunto, ¿qué norma tendré que aplicar si esa competencia
puede venir dada por cualquiera de estas normas? ¿Aplico Bruselas I bis, el Convenio de Lugano?
La respuesta a esto la dan las clausulas de compatibilidad, que están normalmente contenidas en
los convenios normativos o reglamentos y que me dicen, en caso de concurrencia de normas, cuál
de ellas tengo que aplicar. Normalmente esas clausulas de compatibilidad yo me las puedo
encontrar al final del instrumento normativo. En estas normas hay que estar constantemente
dando saltos de un artículo a otro. Pero en concreto las clausulas de compatibilidad están al final. La

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esquemática a la hora de elaborar estos instrumentos normativos no es la adecuada, porque lo lógico
sería ir leyendo desde el principio en adelante. Pero para ver si se aplica o no, hay que ir al final (y
no quedarse en el principio, que sería lo suyo). Por tanto, las clausulas de compatibilidad suelen
estar al final del instrumento normativo y son muy importantes porque dicen si verdaderamente se
aplica esa norma o si por el contrario ese instrumento normativo le da prioridad a otra norma
distinta.

En este supuesto, vamos a intentar aplicar el Convenio de Lugano. Yo ya había considerado que
para este supuesto es aplicable el Reglamento de Bruselas I bis porque se cumple el ámbito de
aplicación material, el ámbito de aplicación territorial y el ámbito de aplicación temporal. El
convenio de Lugano (p. 129) regula la competencia y el reconocimiento, por tanto, es una norma
doble (igual que Bruselas I y Bruselas I bis), donde se regulan tanto la competencia como el
reconocimiento. Si yo respeto las reglas de reparto de la competencia, sé que la decisión se va a
reconocer en otro Estado. Y además mezcla la materia civil y la mercantil. Para ver el ámbito de
aplicación material del Convenio de Lugano me voy a su art. 1 que me dice que se aplica en materia
civil y mercantil y la redacción es muy similar a Bruselas I bis. Igualmente, en el segundo apartado
del art. 1 del Convenio de Lugano aparecen las exclusiones. Nuestro supuesto (la venta de jamones)
también cabría en el Convenio de Lugano en relación a su ámbito de aplicación material. Luego
el Convenio de lugano también concurre.
En cuanto al ámbito de aplicación territorial, el Convenio de Lugano vincula a todos los estados
miembros de la UE. Y también todos los estados que hayan firmado el Convenio de Lugano
(porque a diferencia del Reglamento de Bruselas I y de Bruselas I bis, el Convenio de Lugano es un
Convenio abierto a otros países y estos países se encuentran en la segunda nota a pie de página que
tiene dos asteriscos (p. 130). Por tanto, Islandia, Noruega y Suiza también están vinculados, además
de los países miembros de la UE, por este Convenio de Lugano. Y también Dinamarca, pero como a
Dinamarca también le es aplicable el Reglamento de Bruselas I, hay especificidades. Ya tenemos el
ámbito de aplicación territorial.
En cuanto al ámbito de aplicación temporal, habrá que ir al final del convenio de Lugano, el
Convenio está en vigor desde el 1 de enero de 2010 (art. 69). Es el art. 63 del Convenio de Lugano
el que nos habla a partir de qué fecha son vinculantes las reglas establecidas en el propio convenio
de Lugano. Será aplicable a las acciones ejercitadas formalizadas con posterioridad a su entrada en
vigor. Solamente se aplicará si la acción, si la demanda se interpone después de la fecha de entrada
en vigor de propio Convenio de Lugano (según el art. 63).

Pero aquí tenemos una concurrencia de normas, porque para nuestro supuesto puede resultar
aplicable tanto Bruselas I bis, como el Convenio de Lugano. Si busco las clausulas de
compatibilidad del Reglamento de Bruselas I bis que es el que tiene prioridad (porque tiene un
rango jerárquico superior o al menos aplicación preferente por el interés de los reglamentos en
unificar la UE). Por tanto, los reglamentos tienen un rango jerárquico superior o en cualquier caso
aplicación preferente (todo depende de la teoría del Derecho que se siga). O bien que el objetivo de
integración es prioritario o bien que el Reglamento tiene un rango jerárquico superior.
En el Reglamento de Bruselas I bis están las clausulas de compatibilidad a partir del art. 67 y ss.
Podemos tener clausulas de compatibilidad de varios tipos:
o Las hay de jerarquía (en función de las cuales la norma se coloca por delante del resto de las
normas)
o O de sumisión (si se subordina a las otras).
En cualquier caso, nos dan la solución estas clausulas. Porque o bien tiene prioridad para aplicarse
Bruselas I bis (se pone por encima), o bien se pone por debajo (tenemos que aplicar la otra norma –
en nuestro caso el Convenio de Lugano). Pero hay clausulas que no son de sumisión ni de jerarquía,
sino que son de compatibilidad en sentido estricto porque lo que hacen es establecer la
compatibilidad con la norma. Me voy a la otra norma y si también la otra norma tiene una clausula
de incompatibilidad en sentido estricto y ninguna de las dos me dice cuál tengo que aplicar, lo que

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tengo que hacer es acudir a las normas generales de Derecho Internacional y la norma que prevalece
es la mas favorable para la consecución del resultado pretendido. Y las dos son igual de favorables,
la más especial. Y si las dos son igual de especiales, la posterior en el tiempo.

Luego lo primero de todo es mirar las clausulas de compatibilidad, si estas me sirven hago lo que
me diga la clausula (principio de seguridad). Pero si no, atiendo a los principios generales del
Derecho internacional y doy preferencia a la norma más favorable, sino a la más especial, y
finalmente a la posterior en el tiempo.

En el reglamento de Bruselas I bis lo tenemos en el art. 67 del mismo y los siguientes artículos del
Reglamento. Este Reglamento lo único que viene a decir es que es compatible con otros
instrumentos de la UE sobre materias particulares (en la UE tenemos el reglamento sobre alimentos,
reglamento sobre sucesiones o reglamento sobre régimen matrimonial y ámbito patrimonial de las
parejas registrales). Esto no nos sirve porque el Reglamento de Bruselas I bis ya excluye estas
materias de su ámbito de aplicación material. Pero en el caso de que coincidieran, tendríamos que
estar a esta compatibilidad. Pero estas materias no son de nuestro interés en este supuesto.

- Si bien el art. 68 del Reglamento de Bruselas I bis dice que Bruselas I bis sustituirá (…), esto
significa que prevalece el Reglamento de Bruselas I bis, que se coloca por encima.
Luego esta clausula permite descartar la aplicación del primitivo Convenio de Bruselas (que
vinculaba a España desde el año 91 a través de la versión que se hizo del Convenio de San
Sebastián).

Este convenio que establecía lo mismo que Bruselas I, lógicamente, al tener ahora un
Reglamento (que es más perfecto y que tiene un rango superior), va a desplazar al convenio de
Bruselas.
Por tanto, el Reglamento de Bruselas I bis sustituye al Convenio de Bruselas. No lo deroga
porque hay materias que regula el Convenio de Bruselas (como por ejemplo, los alimentos en un
determinado periodo temporal), que no regula el Reglamento de Bruselas I bis. Y hasta que se
adhieren el Reino Unido y Dinamarca y en los términos en que se adhieren, también tuvo que
ser aplicable el Convenio de Bruselas durante un tiempo. Y lo mismo ocurrió con Bruselas I.

Por tanto, en vez de derogarlo, se pone esta clausula de compatibilidad y se dice que el
Reglamento de Bruselas I bis sustituye al Convenio de Bruselas. Por tanto, habrá que mirar qué
normas concurren y si hay concurrencia normativa, resolverla a través de las clausulas de
compatibilidad. Por tanto, tras identificar la pretensión, habrá que identificar qué norma es la
aplicable (y a través del art. 68 ya sé que prevalece el reglamento de Bruselas I bis frente al
Convenio de Bruselas). Y también desde la fecha en que fuera aplicable el Reglamento de
Bruselas I, que sustituiría al convenio de Bruselas, este reglamento de Bruselas I bis, también
sustituye al Reglamento de Bruselas I (que fue aplicable desde 2002 a 2015).

Mientras no sea aplicable el Reglamento de Bruselas I bis, tengo el Reglamento de Bruselas I. Y


cuando no sea aplicable el Reglamento de Bruselas I, tengo el Convenio de Bruselas. Por tanto,
el reglamento de Bruselas I bis desplaza tanto al Reglamento de Bruselas I como al Convenio de
Bruselas. Donde hable del Convenio de Bruselas, también se refiere al Reglamento de Bruselas
I. Por tanto, Bruselas I bis permanece y tiene vocación y voluntad de sustituir a todo lo anterior.

- El art. 69 tiene otra clausula y también dice que sustituirá (esto es, que tiene prioridad). Por
tanto, entre el Convenio de lugano y el Reglamento de Bruselas I bis prevalece el Reglamento
de Bruselas I bis entre los estados miembros de la UE.

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- El art. 70 dice algo obvio, si yo tengo un convenio que regula una materia que no está regulada
por el Reglamento de Bruselas I bis, es que ni siquiera tengo que consultar el art. 70 porque no
es aplicable Bruselas I bis. Puedo aplicar el resto de normas, evidentemente. Es una cosa obvia,
pero la dice para dejar constancia de que los demás instrumentos normativos no quedan
derogados. Por tanto, no puedo llegar a una clausula de compatibilidad si previamente no he
dicho que concurren dos normas en el ámbito de aplicación material temporal y territorial de las
dos normas coinciden. Porque este conflicto de concurrencia solo lo habrá si concurren las dos
normas en los tres ámbitos. Porque si no es aplicable alguna de las normas en algún ámbito,
entonces ya no se podrá aplicar a ese supuesto y ya no concurren. Por tanto, tienen que concurrir
los tres ámbitos de las dos normas (material, temporal y territorial), para que haya concurrencia
de normas. Porque si no concurre alguno de los ámbitos, esa norma no es aplicable
(directamente se descarta ella sola), porque para que una norma sea aplicable tiene que concurrir
el ámbito material, temporal y territorial. Por tanto, esta clausula del art. 70 realmente no puedo
aplicarla nunca, porque si llego a esta situación es porque no puedo aplicar Bruselas I bis. Pero
el art. 70 nos recuerda que si el convenio bilateral o plurilateral sobre esas materias contiene
materias que no están reguladas en Bruselas I bis, para esas materias sí que puedo seguir
aplicando el convenio que sea. Pero realmente este artículo es algo absurdo.

- El art. 71 dice que el Reglamento de Bruselas I bis no afectará (…). ¿Qué significa no
afectará? No es ni que se subordina ni que se impone. Sino que simplemente acepta que haya
otras normas. Esta es la típica clausula de compatibilidad en sentido estricto. Es decir, la que no
sirve de nada y me hace ir a ver qué dice la otra norma. Y si la otra norma es igual de respetuosa
y de diplomática y tampoco se subordina ni se impone, entonces me tendré que ir a las normas
generales del Derecho internacional (la más favorable, la más especial o, finalmente, la posterior
en el tiempo). Dice que no afectará en materias particulares. Este es en general (materia civil y
mercantil), pero si yo tuviera un convenio específico sobre alimentos o en materia de
responsabilidad extracontractual, yo sé que este reglamento no afecta, es decir, que es posible la
aplicación de la otra norma.

- El más importante de todos estos artículos (además del art. 68) es el art. 73 y dice que Bruselas
I bis no afectará al Convenio de Lugano. Esto no significa que se imponga, ni que se
subordine, sino que respeta lo que diga Lugano. Le deja la pelota en el tejado de Lugano y ahora
habrá que ir a ver las normas del Convenio de Lugano. Si bien, el apartado tercero del art. 73
dice que el Reglamento es compatible con todo lo que allí refiere (p. 395).

La concurrencia de normas que ahora nos importa (entre Bruselas I bis y el Convenio de Lugano) se
resolvería consultando el art. 73 del Reglamento de Bruselas I bis, que es una clausula de
compatibilidad en sentido estricto. Por lo que tenemos que ir a mirar el Convenio de Lugano.
Bruselas I bis es de 2012, luego en 2007 (año del Convenio de lugano) aún no existía. Y Lugano
lo que tenía era una clausula de compatibilidad con respecto al Reglamento de Bruselas I (que era el
que existía). Pero como Bruselas I ha sido sustituido por Bruselas I bis, hoy hay que entender que
donde el Convenio de Lugano dice Bruselas I se refiere también a Bruselas I bis.

- El art. 64 del Convenio de Lugano, me dice que es compatible con Bruselas I (y, por ende,
también con Bruselas I bis). Luego también establece una clausula de compatibilidad en
sentido estricto.

- Pero el art. 64.2 sí que me da ya la solución. Porque dice que el Convenio de Lugano se
aplicará en cualquier caso (esto es, prevalece Lugano). Ya no estamos ante una clausula
diplomática de respeto de una norma a otra, sino que nos dice cuándo prevalece Lugano.
En el art. 64.2 a) se refiere a la competencia (que es lo que ahora nos interesa) y dice que
prevalecerá Lugano cuando el demandado esté domiciliado en un estado donde rija el

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Convenio de Lugano (es decir, en los estados miembros de la UE y además en Noruega,
Islandia o Suiza) y donde no se aplique Bruselas I ni Bruselas I bis (es decir, Noruega,
Islandia o Suiza). Por tanto, si el demandado está domiciliado en alguno de estos estados,
prevalece Lugano.

Por tanto, no basta con que el demandado esté domiciliado en alguno de estos estados, sino que
además de estar allí domiciliado el demandado, tiene que ser un estado en el que no se aplique el
Reglamento de Bruselas I ni el Bruselas I bis (es decir, Noruega, Islandia o Suiza). ¿En cuál de
estos países – Noruega, Islandia o Suiza – no se aplica Bruselas I bis? En ninguno de los tres
(porque Bruselas I bis solo se aplica en los países de la UE y estos tres no son miembros de la UE).
Por tanto, según el art. 64.2 a) cuando concurren Bruselas I bis y el Convenio de Lugano,
prevalece Lugano cuando el demandado esté domiciliado en Noruega, Islandia o Suiza. En
nuestro supuesto no está el demandado domiciliado en Noruega, Islandia, ni en Suiza (sino en
EEUU), por eso NO prevalece Lugano, sino que prevalece Bruselas I bis, en nuestro supuesto.

Pero no solo eso, sino que esta solo es una de las reglas por las que prevalece Lugano. Pero también
prevalece Lugano (art. 64.2 a)) cuando los arts. 22 y 23 del presente convenio otorgaren
competencia a los tribunales de dicho estado (el art. 22 del Convenio de Lugano se corresponde con
el art. 24 de Bruselas I bis – es decir, competencia exclusiva). Luego cuando el inmueble esté
situado en Noruega, Islandia o Suiza, prevalece Lugano. O cuando la competencia la otorgue el art.
23 del Convenio de Lugano (que se corresponde con el art. 25 de Bruselas I bis – es decir, acuerdo
de sumisión expresa a los tribunales de Noruega, Islandia o Suiza).
En cualquiera de estos casos prevalecerá Bruselas I bis o Lugano según que concurra. Si hay un
acuerdo de sumisión expresa a los tribunales franceses, prevalecerá Bruselas I bis. Si hay un
acuerdo de sumisión expresa a los tribunales de Noruega, Islandia o Suiza, prevalecerá Lugano. Y
lo mismo si el inmueble está situado en Noruega, Islandia o Suiza.

Pero esto tampoco resuelve todos los problemas. ¿Y si el demandado está domiciliado en Noruega,
pero hay un acuerdo de sumisión expresa a los tribunales franceses? O al revés, ¿domiciliado en
París y acuerdo de sumisión expresa a Noruega, por ejemplo? El mismo criterio que utiliza Lugano
para decidir si prevalece uno u otro puede concurrir. ¿A qué le doy importancia, al domicilio o a la
sumisión expresa?

Imaginemos que el inmueble está situado en Noruega, el demandado está domiciliado en España.
En este caso da igual que haya un acuerdo de sumisión expresa, porque la competencia es exclusiva
(lugar de situación del inmoble). Los criterios no son alternativos, sino que depende de la materia
sobre la que estamos conociendo. Si tenemos un acuerdo de sumisión expresa lo que prevalece es la
sumisión expresa y no el domicilio. Y con carácter general ya se aplicaría el domicilio. Tenemos un
problema porque el art. 64.2 a) utiliza el término “o” y puede dar lugar a dudas y a creer que son
alternativos los criterios. Pero la sumisión expresa es “exclusiva” y podría considerarse que tiene
prioridad sobre lo demás. Esta es una de las dos interpretaciones que da la doctrina (me da igual el
domicilio del demandado). La doctrina interpreta esto de manera dual. Unos piensan una cosa y
otros dicen lo contrario.

Hay algunos que entienden, en cambio, que aquí tiene que haber una cierta jerarquía. Pero, ¿cómo
entendemos ese “o”, que es alternativo? ¿Lo entendemos como que se refiere solo a cuando haya
carácter general y cuando haya competencia exclusiva prevalece la competencia exclusiva y cuando
haya sumisión expresa la sumisión expresa por encima del domicilio? Esto está abierto en la
doctrina y lo que tenemos que hacer es fundamentarlo, independientemente de la postura que
adoptemos.
Si no hay acuerdo de sumisión expresa, pero hay una competencia exclusiva, podría entenderse que
prevalece el lugar donde esté situado el inmueble y donde esté situado el inmueble prevalece

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Bruselas I bis (si el inmueble está en alguno de los estados de la UE), o prevalecería Lugano si está
situado en Noruega, Islandia o Suiza.
O bien entender que basta cualquiera de los criterios. Parece ser que podría tener más sentido una
aplicación jerárquica, pero entonces, ¿para qué se utiliza la expresión “o”? Por eso es dudoso y el
tema queda abierto, pero hay que fundamentarlo.

Y aún hay otra cosa más (art. 64.2 b)) que también contiene otra clausula de compatibilidad y dice
que prevalecerá Lugano en todo caso en los supuestos de litispendencia o conexidad previstos en el
art. 27 o 28 (etc.). Es decir, cuando haya al mismo tiempo dos demandas interpuestas entre las
mismas partes con el mismo objeto y la misma causa, o estén estrechamente vinculadas. Cuando
esto ocurra, y una demanda se haya interpuesto ante los tribunales de Noruega, Islandia o Suiza y la
otra se haya interpuesto ante los tribunales de cualquier otro país de la UE, prevalece Lugano
(porque como los de la UE están vinculados por el Convenio de lugano, parece más lógico resolver
todo por el Convenio de Lugano). Este también podría ser un argumento a favor de aplicar
alternativamente los criterios del art. 64.2a), por considerar que si uno está vinculado por Lugano
(solamente) y el otro por Lugano y por Bruselas I bis, vamos a aplicar Lugano. Este es el criterio
que se sigue en caso de litispendencia. Porque ese tribunal, ese foro va a ser Noruega, Islandia o
Suiza que aplicarán Lugano.
Y hay otra clausula más de compatibilidad pero referida al reconocimiento (que veremos más
adelante), en el art. 64.2 c) del Convenio de Lugano.

Si la clausula de compatibilidad dice que la normativa aplicable es Bruselas I bis, es en este


instrumento donde habrá que buscar las normas de competencia, por ejemplo. Prevalecerá Lugano o
Bruselas I bis según los criterios de compatibilidad. Y lo mismo con los demás convenios y
reglamentos.

3. NOTIFICACIONES

Tenemos que distinguir que en materia de notificaciones hay muchas normas: Convenio de la Haya
de 1965, Convenio de la Haya de 1954 sobre procedimiento civil, tenemos un Convenio de exhortos
y declinatorias, convenios bilaterales de asistencia judicial internacional, nuestra normativa procesal
interna y un reglamento de notificaciones.

Para saber la normativa aplicable a las notificaciones hay que fijarse en el estado del foro del
asunto y donde está domiciliado el demandado, que es el que tiene que conocer de las
notificaciones. Puede que el lugar de domicilio del demandado sea la UE y que también el foro sea
parte de la UE. Será, en este caso, una notificación intracomunitaria, va de un estado miembro a
otro, versa sobre materia mercantil o civil y va de un estado miembro a otro estado miembro. En
este caso se aplicará el Reglamento de Notificaciones.

En el Convenio de la Haya del 65, igualmente tendrá que ir de un estado miembro de tal convenio a
otro. El del 54 es del mismo organismo. Primero se hizo uno y luego el otro, para mejorar las reglas
de participación. Si hay concurrencia normativa entre el Convenio de la Haya del 54 y el del 65, el
que prevalece es el del 65 porque es más perfecto y además más objetivo.

Cuando haya concurrencia normativa, hay una prioridad en la aplicación del convenio del 65 frente
al del 54. Y entre el Reglamento de Notificaciones y el Convenio de la Haya del 1965, siempre
tiende a desplazar el Reglamento de notificaciones al Convenio de la Haya del 65.

La notificación se tiene que hacer en tiempo y forma.

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Debo tener tiempo para articular mi estrategia procesal. Según jurisprudencia del TJUE, se entiende
que los requisitos de tiempo en la notificación se aplican según las circunstancias fácticas. No hay
que aplicar ninguna ley. Se aprecia lo complicado que es el asunto, las partes que intervienen en el
proceso, etc. y así entender si el demandado ha tenido tiempo o no para comparecer.

Respecto de la forma, sí que hay que tener en cuenta la ley aplicable: estado del foro y domicilio
del demandado y materia en que se hace la notificación. Y en función de esto habrá que ver qué
normativa es aplicable (reglamento, convenios de la haya, normativa interna, etc.).

El problema de las notificaciones, que es otro de los requisitos de forma, es también el idioma. ¿En
qué idioma hago las notificaciones? El convenio de la haya del 1954 dice que la petición de
notificación tiene que hacerse en el idioma del domicilio del demandado.
El convenio de la haya del 65 dice que hay que distinguir la petición de la notificación y el acto que
se notifica y que en todo caso se puede hacer en inglés, francés o en el idioma del domicilio del
demandado. Distinguiendo según si lo que se traduce es el acto a notificar (se notifica para
obtención de pruebas, o para que comparezca un colectivo, etc.), tiene que estar o no en el idioma
del estado del demandado.
Mentiras que la petición de notificación puede ir en inglés, francés o en su idioma (en el idioma de
estado que pide la notificación, es decir, el estado del foro, ante el que se interpone la demanda).
En cambio, el del 54 nos dice que tiene que estar hecha la notificación en el idioma del otro país (es
decir, del domicilio del demandado) obligatoriamente.
Pero esto hoy se ha flexibilizado en el convenio del 65, que permite hacerlo en ingles, francés o en
el idioma del domicilio del demandado.
Y en el Reglamento de Notificaciones se dice que si se hace la demanda (en el idioma del domicilio
del demando o en alguno aceptado por ese país), y este no acepta, no es válida; pero si no, es
perfecta. Si no acepta, se devuelve la notificación y hay que volver a otorgársela en el idioma de su
domicilio o en un idioma que el demandado comprenda.

En cuanto al convenio del 54 – obligatoriedad de traducción al domicilio del demandado; convenio


del 65 – ingles, francés o domicilio del demandado; Reglamento de Notificaciones – si el
demandado acepta, vale cualquiera (pero para no arriesgarme lo haré en el idioma del demandado, o
en un idioma que este entienda).

Con lo cual, cuando haya que analizar si ha habido sumisión tácita o no, ya habrá que meter estas
reglas para ver si la notificación se ha hecho correctamente o no y si ha habido o no sumisión tácita.
Una vez concluido esto, se sigue adelante (había o no sumisión tácita).

Todo este bloque de las notificaciones hay que meterlo en medio cuando estemos analizando los
foros. Si el demando no comparece, habrá que saber si ha sido notificado correctamente en la forma
y tiempo estipulados. Si todo esto era correcto, seguimos adelante. Si no, hay que volver a notificar
al demandado.

Solicitud de cooperación internacional a la autoridad del domicilio del demandado para que realice
el acto de notificación (yo no puedo llegar a notificar a otro país porque es un acto que afecta a la
soberanía del país), luego se necesita esta cooperación. Y para ello tiene que haber una traducción
de esa petición al inglés, francés o a su propio idioma (el del estado del foro). Y el acto tiene que
estar notificado en inglés, francés o idioma del demandado. Esto puede ser un motivo para
impugnar la validez de la notificación y la competencia no se podrá fundamentar. Por tanto, no se
reconocerá después la sentencia. Es un motivo para denegar el reconocimiento de la sentencia,
porque las garantías procesales del demando son muy importantes y se tienen que recoger.

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