B1 Burgos
B1 Burgos
Presentación2
Saluda3
El juego y su valor incalculable 5
Las tabas 6
La tanga o tanique 8
La comba 10
La peonza 12
Los alfileres 14
La muñeca de trapo 16
El corro de la patata 18
La rayuela 20
Los bolos 22
Las canicas 24
Agradecimientos26
EL JUEGO
Y SU VALOR
INCALCULABLE
Los juegos tradicionales llevan miles de Hoy, quienes mejor conocen los juegos
años viajando en el tiempo sin necesidad de tradicionales, quienes más saben de
máquinas mágicas y han llegado a los lugares maneras no digitales de divertirse, son las
más conocidos y a los más escondidos sin personas mayores. En las páginas de esta
usar aviones ni trenes. revista trasmiten sus experiencias de vida,
cuentan sus recuerdos más especiales,
Para viajar tanto en el tiempo y en el espacio
narran aquellos ratos de alegría que vivieron
han usado un transporte tan eficaz como
durante su infancia en la que el juguete más
el boca a boca y a unos transportistas tan
apreciado era la imaginación.
esforzados como los niños y las niñas de
muchas generaciones. Los juegos recogidos en esta revista no
requieren artilugios complicados ni conexión
Jugar es, en la niñez, un instinto imparable,
a internet. Con su sencillez, han conseguido
lo más importante, la prioridad absoluta; así
ser parte de la historia de pandillas de todos
es como ha sido siempre y así es como debe
los tiempos, de quienes los cuentan aquí y,
ser.
probablemente, de la tuya si ya tienes unos
Y es que jugar construye en la infancia a la años. Si eres demasiado joven y aún no
persona que seremos de mayores. Jugando forman parte de tu vida, busca a tu abuela
se desarrollan capacidades, se mejoran o a tu abuelo y pasad juntos a la siguiente
habilidades, se aprende a relacionarse y se página.
ganan conocimientos que tendremos que
utilizar durante toda la vida.
M.ª Carmen
Mi infancia la pasé en Villamudría, un pueblo Teníamos una maestra muy buena, y cuando
que está muy cerca de donde vivo ahora. Me ganábamos varias veces, nos hacía regalos
quedé sin madre siendo muy joven y la vida de cosas que necesitábamos. Una vez gané
fue muy difícil, pero el colegio era una diver- durante 20 días seguidos, y ella me compró
sión. un vestido y unas zapatillas. Cuando me los
dio, me emocioné tanto que todavía hoy, al
Estábamos todos juntos en una misma cla-
recordarlo, me da un vuelco al corazón. Por
se, de todas las edades. En invierno, duran-
eso, este juego nunca se me olvidará.
te los recreos, llevábamos tabas de corderos
limpias y, como hacía frío fuera, nos quedá- M.ª Carmen Rubio Rubio, 94 años.
bamos en clase al calor de la estufa de leña.
Yo era muy buena jugando y sabía lanzar las
tabas, así que ganaba muchas veces.
LAS TABAS
Si las cosas que usamos para jugar habla- ras del hueso son tan importantes que hasta
ran, ¿qué dirían? Pues las tabas de tus abue- tienen nombre propio: la del agujero, Jete
los y abuelas contarían que salieron de un u Hoyos; la opuesta, Tripas o Panza; la más
lechazo, que aquellos jovencitos esperaron lisa, Lisos o Verdugo; y la más puntiaguda,
un buen rato a que sus mayores se las die- Rey o Carneros. O pueden tener otros nom-
ran, que las recibieron como si de un tesoro bres en otras zonas.
se tratase, que las limpiaron y lavaron con
Para jugar hay que ser hábil, ya que hay que
mimo, quizá que las pintaron de colores y
lanzar una taba al aire y, mientras está vo-
que jugaron con ellas durante horas y horas.
lando, agarrar otra con la misma mano, así
hasta recogerlas todas. Se juega por turnos
Sería genial encontrar y pierdes el tuyo si no coges el hueso a tiem-
en un cajón olvidado las tabas po, si se te escapa o si te equivocas y coges
antiguas de tus abuelos la taba que no toca.
y abuelas
LAS TABAS | 7
COVARRUBIAS
José
Primero la obligación y después la devoción. Con las cabras llegaba el momento de la de-
voción. Nos reuníamos todos los amigos en
La obligación principal era ayudar en casa a
medio del camino, sin que nuestros padres
sacar el ganado al campo para que nuestros
lo supieran, y cuando escuchábamos ruidos
animales comieran, además de ir a la escuela
porque alguien se acercaba, escondíamos el
como cualquier niño. Teníamos pavos y ca-
tanique rápidamente.
bras, y mi hermano y yo debíamos turnarnos
para decidir quién sacaba a cada uno. A mí José Espejo Fuentes, 92 años.
me gustaban más las cabras, porque así po-
día jugar con mis amigos; con los pavos había
que tener más cuidado y estar pendiente de
que no se perdieran entre los olivares.
LA TANGA
O TANIQUE
Si pensabas que tus abuelos y abuelas en Colocad en el suelo la tanga con la chapa
su infancia no se enfadaban nunca, olvída- y fijad una zona de lanzamiento alejada; las
te. Pregúntales y te contarán la rabia que personas mayores dejan una distancia de
les daba perder, lo mal que les sentaba no veinte metros, pero en vuestro juego puede
acertar con sus lanzamientos y lo frustrados ser menos, que los tostones pesan mucho y
que se sentían cuando intentaban algo una cuesta hacerlos llegar lejos.
y otra vez y no les salía. Todo igual que tú.
Se lanza por turnos y todos tienen las mis-
mas oportunidades. Derribar la tanga son
Fallar es una manera dos puntos. Si, además, la chapa queda más
estupenda de aprender si en cerca del tostón que de la tanga o a la mis-
lugar de enfadarte te animas ma distancia de los dos, suma dos puntos
a volver a intentarlo más.
EL TANIQUE | 9
FRESNEDA DE LA SIERRA
Delfina
Cuando era niña y salíamos al recreo en la es- Usábamos una soga, y dos de nosotras la su-
cuela, jugábamos a la comba entre chicas. A jetábamos por los extremos, haciéndola girar
veces, doña Carmen, la maestra, se unía a no- en círculo con fuerza hacia el mismo lado. Po-
sotras; así nos enseñaba y mantenía el orden. níamos normas que debían cumplir las que
entraban y salían, y formábamos una fila lar-
Sin embargo, nosotras éramos más pícaras,
ga para que todas las niñas pudiéramos jugar
y si podíamos, cuando le tocaba saltar, ten-
juntas al mismo tiempo.
sábamos la comba para que se cayera. Eso
sí, después de eso venía el castigo, así que Delfina Moula Vitores, 81 años.
siempre salíamos perdiendo.
LA COMBA
Busca a tu abuelo o a tu abuela y pregúnta- Quienes saltan se organizan según el juego;
les qué es eso del ‘cocherito leré’ o que te si solo salta uno, este tiene que entrar, sal-
cuenten quién era ese barquero que llevaba tar durante toda la canción y salir cuando
gratis a las niñas bonitas. Te hablarán emo- termine. Si juegan más personas, puede que
cionados de las canciones que cantaban entren varias a la vez o que entre una, salte
cuando eran muy muy jóvenes. y salga rápido para que pase otra.
Canta todo el mundo y, además, muy alto. Si
Para jugar a la comba tropiezas o pisas la cuerda, acaba tu turno
hay que cantar fuerte, y te toca darle a la comba. Aquí nadie gana
saltar alto y darle con ganas ni pierde, solo saltas, cantas, te agachas, te
a la cuerda levantas, te ríes y así, sin darte cuenta, te di-
viertes mucho.
LA COMBA | 11
FRESNEDA DE LA SIERRA
Julián
Cuando me portaba bien, mi madre me deja- de preocupación y enfado, y su zapatilla no
ba ir a jugar con mis amigos. Un día, mientras tardó en aterrizar en mi trasero.
jugábamos a la peonza, todo iba bien hasta
Al día siguiente, decidimos que era mejor
que uno de nosotros la lanzó mal y acabó
buscar otro juego para evitar más sustos y
rompiendo un cristal.
tratar de olvidar lo ocurrido. Pero os diré una
En el momento del impacto, nadie se atre- cosa: para mí, el juego de la peonza nunca
vía a acercarse; no queríamos ver el desastre podrá ser reemplazado..
que habíamos causado. Con un nudo en el es-
Julián Abajo Vitores, 85 años.
tómago y armándome de valor, me fui para
casa. Encontré a mi madre con una mezcla
LA PEONZA
Jugar a la peonza era pasarlo bien con la sitarás practicar hasta conseguir hacer ese
pandilla, era divertirse aprendiendo nuevos movimiento de muñeca con el que se consi-
trucos, era alegrarse al ver que por fin salía gue lanzar bien para que la peonza baile sin
ese lanzamiento que el día anterior había re- tambalearse.
sultado imposible.
Cuando domines lo básico, puedes pasar
al siguiente nivel, el de los trucos. Jugando
Para bailar una peonza no mucho lograrás que tu peonza salte, que
necesitas aprender a mover vuele o que baile en la palma de tu mano.
los pies, sino a lanzar bien También podrás competir en un montón de
con las manos juegos; en algunos tan solo hay que hacer
que la peonza aguante girando más que
ninguno y en otros hay que golpear otras
Puede que tus abuelos y abuelas pasaran
peonzas o algunos objetos para sacarlos de
horas bailando sus peonzas en la calle o en
la zona previamente marcada.
el patio del cole. Seguramente los pintaron
a su gusto para que fueran únicos. Quizá
podían hacer trucos difíciles o conseguían
mantenerlo danzando mucho rato. Lo más
probable es que si les preguntas, te cuenten
encantados cómo, dónde y con quién juga-
ban.
ADEMÁS DE HACERLOS
Aunque lanzar correctamente no es muy
complicado, es necesario que quien sepa GIRAR, LAS PEONZAS DE
manejarlo enseñe a quienes no tienen ni
idea.
MADERA SE PINTABAN Y
Tendrás que aprender a colocar la cuerda. DECORABAN PARA QUE
Deberás saber cómo sujetar con una sola
mano el cordón y la peonza a la vez. Nece-
FUERAN MÁS BONITAS”
LA PEONZA | 13
FUENTESPINA
Sofía
De los 7 a los 13 años, recuerdo que jugaba rio, si el bote quedaba vacío, nos sentíamos
con las niñas del colegio durante el recreo y un poco tristes. Había muchas formas de ju-
con las amigas del pueblo después de clase. gar, pero lo más importante era la maña para
Éramos 2 o 3, y nos sentábamos en el suelo, lanzar la piedra y desenterrar los ‘tesoros es-
dibujábamos un cuadrado y lanzábamos una condidos.
piedra al montón de arena donde estaban en-
Sofía Lorenza Moraga Miguel, 94 años.
terrados los alfileres doblados.
Nos hacía mucha ilusión y nos ponía muy
contentas llevarnos un bote lleno de alfileres
de colores cuando ganábamos. Por el contra-
LOS
ALFILERES
Aunque no te lo creas, los niños y las niñas Jugad también en la calle, como hacían vues-
no siempre han tenido tantos juguetes como tras abuelas y abuelos. Hacéis un montonci-
ahora. Hace ochenta años o así, cuando se to de tierra con un hueco en medio, dejáis
aburrían, no les quedaba otra que rebuscar ahí los alfileres y los cubrís con más tierra. Id
por casa hasta encontrar algún objeto de lanzando una piedra hasta conseguir desen-
mayores al que darle una utilidad divertida. terrarlos. Si solo se ve una parte, usad otro
alfiler para sacarlos.
LOS ALFILERES | 15
CANIEGO VALLE DE MENA
María Rosario
Me crio mi madre, junto a mis tres hermanas y pecial, ya que era raro tener una muñeca en
un hermano, porque mi padre se fue a la gue- aquella época.
rra y nunca volvió. A pesar de las dificultades,
Recuerdo que mi madre siempre me enseñó
ella nos sacó adelante y nos dio estudios, sin
a compartir con mis hermanos, y así lo hice.
dejar de trabajar ni un solo día. Por eso, no se
Con el tiempo, la muñeca terminó hecha añi-
podían comprar muchos juguetes.
cos de tanto jugar con ella, pero el recuerdo
Sin embargo, tuve la gran suerte de tener una de su generosidad y de esos momentos sigue
madrina que estaba en buena posición eco- conmigo.
nómica y no tenía hijos. Un cumpleaños, me
María Rosario Fernández Bodega, 96 años.
regaló una muñeca con la cara de porcelana
y el cuerpo de trapo. Era un regalo muy es-
LA MUÑECA
DE TRAPO
Los abuelos y abuelas conservan muchos Pero los niños y las niñas siempre habéis sido
recuerdos en su memoria, pero algunos, los capaces de ver mucho más, porque al jugar
más chulos, los guardan en un sitio especial. utilizáis, sin daros cuenta, algo tan poderoso
como la imaginación. Con ella podéis hacer
que una muñeca de trapo se mueva, corra
La imaginación es ese y salte, que coma y que duerma. Conseguís
superpoder que llevamos que sea la mejor amiga, una gran doctora o
dentro y que usamos sin una valiente aventurera, porque en vuestras
límite cuando jugamos manos, igual que en las manos de vuestras
abuelas y abuelos cuando eran pequeños,
Seguro que, si de pequeños tuvieron una una muñeca de trapo es capaz de todo.
muñeca de trapo, todo lo que vivieron con
ella lo tienen metido en el rincón más pro-
fundo, bonito y cómodo de su corazón.
Piensa que antes los niños no tenían tantos
juguetes y muchas veces eran ellos mismos
o alguien de su familia quienes se los hacían PARA LOS DEMÁS
con los materiales que tenían por casa.
Imagínate, si sobraba tela de hacer alguna
ES UNA MUÑECA
prenda de ropa, la cosían dándole forma hu- DE TELA, EN TUS MANOS
PUEDE SER UNA
mana, le metían relleno dentro, le pintaban o
le cosían los ojos y la boca y le ponían pelo
hecho con tiras de tela, hilo o lana. Y así era
como acababan teniendo una muñeca.
PERSONITA LLENA
Seguro que a los mayores de entonces les DE VIDA”
pasaba como a los de ahora, que cuando
ven un muñeco ven solo eso, un muñeco.
LA MUÑECA DE TRAPO | 17
PRADOLUENGO
Margarita
Con nuestras manos hacíamos un corro y fadarnos, nos echamos a reír y continuamos
dentro se quedaba una de nosotras. Dába- jugando, improvisando nuevas estrofas.
mos vueltas mientras cantábamos: ‘Al corro
Esa tarde comprendí que la verdadera diver-
de la patata, comeremos ensalada, como co-
sión está en estar juntos y disfrutar de esos
men los señores, naranjitas y limones. Que sí,
momentos simples. Años después, aún guar-
que no, que caiga un chaparrón con naranjas
do ese recuerdo con cariño; ese juego nos
y turrón’. La última que se agachaba al termi-
unió y creó lazos que perduran hasta hoy.
nar la canción era la siguiente en meterse al
centro del corro. Margarita Sacha Hernando, 80 años.
EL CORRO DE LA PATATA | 19
SANTELICES DE VALDEPORRES
Juana
Cuando era pequeña jugaba a muchas cosas: Poco nos duró esa época, porque una se
al corro de la patata, a la comba, a las tabas, a puso a trabajar de niñera y a escaldar la re-
la rayuela... siempre que las obligaciones me molacha, y la otra se fue del pueblo a traba-
lo permitían, ya que éramos 11 hermanos y to- jar de sirvienta. Son recuerdos de cuando era
dos teníamos que echar una mano en casa. muy pequeña, pero aun así, son muy bonitos
y especiales
La rayuela era el juego que más me gustaba
de todos. Jugaba cuando salía de la escuela y Juana Municio Nieto, 93 años.
aprovechaba ese único ratito para estar en la
calle. Recuerdo a mis amigas Eugenia (Eña)
y Andrea; entre las tres pintábamos el suelo
con tiza y nos divertíamos mucho.
LA RAYUELA
Si ahora pensamos en una tiza, nos acorda- La paciencia tendrás que usarla para aceptar
mos del cole, de resolver cuentas o de escri- que pierdes turno si la piedra no cae donde
bir en la pizarra de clase, pero antes una tiza debe o si tus pies rozan las líneas de borde
servía para cosas mucho más divertidas. al saltar.
Y si hablamos de una piedra, ya ves, ¿qué Se empieza dibujando la rayuela en el suelo
puede haber más soso que una piedra? con cuadros numerados tal y como te ex-
plicarán las personas mayores a las que les
preguntes. Después hacéis una fila y uno por
Los objetos más simples
uno lanzáis la piedra cuadro a cuadro hasta
y aburridos pueden ser los
completar la rayuela de ida y de vuelta cum-
más divertidos en manos
pliendo todas las normas; quien primero lo
de niñas y niños
consiga, gana la partida.
LA RAYUELA | 21
SANTELICES DE VALDEPORRES
Felipe
Yo tenía dos juegos preferidos: la peonza y gos me llevaban a chavales para enseñarles a
los bolos, pero el que recuerdo con más ca- jugar y para que pudieran competir también.
riño es el de los bolos. Jugaba desde niño,
Jugué en muchas boleras, como las de Pedro-
y ya de adulto (porque nunca dejé de jugar)
sa, San Martín de Porres, Rozas, y Dosantes,
llegué a ganar varias copas. Acumulé más de
entre otras. Aún me emociono al recordarlo.
15 trofeos y aún conservo las bolas con las
que jugaba como recuerdo. Felipe Antonio Peña Ruiz “El comandante”,
95 años.
Competía con pasión junto a Vitorino y con
todo aquel que quisiera jugar conmigo. Re-
cuerdo que en las boleras del Plantío de Bur-
LOS BOLOS
Las personas mayores, al crecer, cometen un El juego comienza colocando los bolos en
fallo sin darse cuenta y es que dejan de ju- la cureña. Se ponen en tres filas de tres, uno
gar. Por suerte, en Burgos tenemos un juego aparte más alejado de estas tres filas.
al que ya jugaban nuestros abuelos y abue-
Se lanzan las bolas desde una distancia de 11
las en su infancia, al que siguieron jugando
pasos y se tiene que tirar el mayor número
en su juventud e, incluso, al que todavía se
de bolos posibles en una sola tirada.
juega.
Puntúas si tumbas algún bolo; acuérdate de
que tirar el bolo apartado sólo cuenta si se
Una tradición que viene de ha derribado alguno del castro en la misma
lejos y que ahora necesita jugada. Afina tu puntería, que si la bola pasa
jóvenes jugadores y de largo, no sumas nada.
jugadoras para continuarla
LAS CHAPAS | 23
QUINTANAR DE LA SIERRA
Enrique
Recuerdo jugar a las canicas en el patio de las Jugábamos lanzando nuestras canicas con la
escuelas, cuando el suelo aún era de tierra. esperanza de sacar las de los demás, concen-
Las canicas eran de diferentes colores y con trándonos en cada tiro y soñando con lograr
distintas ralladuras, y organizábamos compe- el movimiento perfecto. Las victorias las ce-
ticiones con ellas e incluso las intercambiá- lebrábamos con gritos y risotadas, por lo que
bamos. es un gran recuerdo de diversión compartida.
Con la propina de los domingos comprába- Enrique Ayuso García, 71 años.
mos nuevas canicas, y yo llegué a tener más
de 100. Pero había una que no tenía, la de
un compañero, que nos daba mucha envidia:
¡una canica dorada y brillante!
LAS CANICAS
Una tarde jugando con la pandilla a las ca- Juegos hay muchos y en todos ellos el terre-
nicas podía ser, para los niños y las niñas de no de juego debe ser de tierra para trazar el
antes, el mejor momento del día o el peor circuito correspondiente; puede ser un cír-
rato de la semana. culo, un triángulo, una raya o un agujero en
el suelo.
EL PAÑUELITO | 25
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos de corazón a quienes compartieron sus recuerdos e historias, así como a las
auxiliares que nos apoyaron en recoger y documentar estos valiosos testimonios.