Antologia Tercer Grado
Antologia Tercer Grado
Antologia Tercer Grado
EDGAR ALLAN POE No lector tan Estara suceso propia obstante, demente; pretendo crea esta como que el
podra reducir mi fantasma a un lugar ms y en que de comn, mucho los con un algn ms menos sucesos terror, proceso y intelecto lgico historia simple. si que rechazan este mis la No un estoy calmado,
violenta
demente en
natural efectos.
causas
Desde que era nio fui muy dcil corazn y era se generoso. tan Mi sensible de
soando. Sin embargo maana morir y hoy quiero atenuar el peso de mi alma. Mi meta inmediata sucinta y es sin La ha ha ha
que en varias ocasiones mis compaeros burlaron m. Como me agradaban mucho los animales, mis padres me regalaron tiempo, y colmaba darles rasgo de de de mi varios, con los que pasaba la mayora del lo que ms me felicidad comer era y
ensear al mundo, de manera sencilla, de sucesos comentarios, solo una serie domsticos. de me me me consecuencia acontecimientos horrorizado, atormentado, estos
acariciarlos. Este especial personalidad aumento con los aos y, en mi edad adulta, halle as una de las de principales No es fuentes placer.
destruido. No obstante, no intentare explicarlos, pues para m solo significaron muchos, terribles horror; parecern para menos
importante que me esfuerce en precisar la naturaleza o la intensidad de la gratificacin que conlleva el afecto a un perro fiel y sagaz. Algo en el amor
algn
intelecto
un individuo que ha tenido la oportunidad de probar la falsa hombre. Me que mis los perda obsequiarme agradables. matrimonie mi esposa a temprana amistad y la del vulnerable fidelidad
asignamos al gato- era mi mascota favorita y mi mejor compaero nicamente la casa. de yo le juegos. daba no de
comer y me segua por toda Hasta poda evitar que me siguiera por las calles. Nuestra amistad duro varios del un aos, durante (me los cuales mi carcter, por accin tuvo demonio avergenza negativo. mostraba ms confesarlo), radical Cada ms terrible, a cambio da me ms los
pjaros, peces de colores, un perro precioso, conejos, un monito y un gato. Este ltimo era norme y de gran hermosura, totalmente negro extremos y astuto hasta extraordinarios.
malhumorado,
indiferente
sentimientos de los otros. Empec a usar un lenguaje inadecuado para dirigirme a mi mujer. Me atrev, incluso, a maltratarla. Lgicamente, tambin solo que justo los los mis mascotas esta sino No no
Cuando comentaba acerca de su inteligencia, mi esposa, que era muy supersticiosa, mencionaba constantemente la antigua creencia popular que aseguraba que todos los gatos negros son brujas encubiertas. Es verdad que mi esposa no lo deca en
variacin en mi actitud. No
maltratarlo,
aunque
no
cuello, le extirpe un ojo! Me da vergenza, me abrazo, me estremezco, al describir esta pavorosa brutalidad. A la maana de que siguiente, mediante el
tena ninguna compasin en maltratar a los conejos, al mono, incluso o de y al por mi perro, afecto. creca (Qu cuando se me acercaban por accidente Pero la dentro alcohol?) enfermedad
luego
sueo aleje la furia de la noche de ebriedad, por la atrocidad que haba cometido; pero era, no hay duda, un sentimiento dbil y equivoco, y mi alma no se vio afectada. Otra vez me sumerg en los excesos e intente ahogar en vino todo recuerdo de lo ocurrido. Entretanto, cierto ojo sin que el la gato rbita tena daba se del una la
enfermedad es comparable al finalmente hasta Pluto, que ya estaba avejentado y se mostraba un poco irritable, empez a sufrir mi mal humor. Cierta regrese noche, alcoholizado cuando a mi
hogar, luego de uno de mis paseos por la ciudad, tuve la sensacin de que el gato me rehua. Lo caj por seguida, Ya no y, mi se me amedrentado mano. un En
violencia, me mordi en la apodero de m la furia de demonio. reconoca. Mi alma pareci, de repente, alejarse de mi cuerpo la y una violencia por mi del y, el por vibrar de demoniaca, todas cuerpo. bolsillo agarrando las alimentada hizo fibras Extraje una al navaja gato
apariencia
horripilante,
sensacin de que ya no le dola. Andaba por la casa como mi siempre, aterrado pero, cuando Como principio como me aun me era de esperarse, hua de aproximaba. corazn, al
ginebra,
conservaba algo de mi noble sent triste por el rechazo d una criatura que tanto me haba amado. Pero este
sentimiento pronto dio paso a la irritacin. Y luego sobrevino, para provocar mi cada final, el espritu de la esta obstante, seguridad exista impulsos de las perversidad. sensacin. no de de tengo que mi que La No la alma la del filosofa n puede precisar
naturaleza, a hacer el mal por el mal mismo, lo que me llev que a haba con proseguir impuesto animal. sangre y al Una frio finalmente concluir el dao inocente maana,
coloque una cuerda por su pescuezo y lo colgu de un rbol; el ms lo colgu de con los lagrimas en mis ojos y con amargo remordimientos en el alma; lo colgu porque saba que al hacerlo est cometiendo un pecado, un pecado mortal que comprometa mi alma inmortal, si fuera posible, aun mas all del alcance de la del terrible. Una noche despus de este pavoroso de Las la suceso, me de el mi mi grito cama por hogar un fuego! cortinas sido lumbre. despert. infinita dios y misericordia mas, ms
como
perversidad es uno de los primitivos corazn humano, un impulso indivisible primarias o facultades
sentimientos, que guan el carcter del hombre. Quin no se ha visto, cientos de veces, cometiendo una accin vil o estpida solo porque sabe que no debera hacerlo? No tenemos una inclinacin juicio, con decir el a permanente, violar solo la hecho ley, d de
misericordioso
entenderla como tal? Quiero este espritu perversidad contribuyo a mi cada final. Fue del ella este alma afn de a misterioso a de su causar propia
haban
abrazadas Todo mi La
estaba ardiendo. Con enorme dificultad, siniestro. mujer ultrajarse sirviente y yo huimos del destruccin fue total. Toda mi riqueza
misma,
violencia
terrenal a la
se
consumi
y, No
La claridad de la silueta era Presentaba torno animal. invadi asombro y del un extraordinaria. una soga lo vi en del me Sin cuello
desde entonces, me resigne desesperacin. quiero caer en la debilidad de establecer una secuencia de causa y efecto entre el desastre Sin sucesos maana precisando y y la una no atrocidad. estoy serie quiero de que del embargo
Cuando
descomunal horror.
embargo, logre reflexionar. Recordaba que el gato haba sido ahorcado en un jardn adyacente a la casa. Ante la alarma del incendio, el jardn haba sido invadido, de inmediato, y al por una deba en mi multitud, arrojado abierta. Quiz esto habra ocurrido para que me despertara del sueo. El derrumbe de los otros muros haba a la victima de esa prensado de mi pared alguien gato
falte ningn eslabn. A la siguiente incendio, fui a visitar las ruinas. Todos los muros se derrumbaron, a excepcin de una pared interior no muy ancha que se encontraba en medio de la casa y contra la cual se de hallaba mi el cabecero cama. varias una Las otras la
Alrededor de esta pared se concentraron atencin parte palabras singular! semejantes como relieve me revisaron del muro. y personas que con particular
extrao! llamaron en la
crueldad. Por su parte el material recin colocada las llamas y el amoniaco del cadver haban producido la imagen tal cual la acababa de ver. No obstante a que que as acabo fue de
narrar
y a
de
ese
barril de que de
lo no
que fue
me el el
causo hecho
admiracin
si no a mi conciencia), lo genero sensacin desprender del una gato, volva que tiempo
haba
percibido
inmediato
objeto que all se hallaba. Me acerque y lo toque con la mano. Era un gato negro, muy todo grande, salvo tanto en Pluto como una no Pluto, y se le pareca en caracterstica:
pareca
tena un solo pelo blanco, sin embargo este gato tena una gran mancha blanca de forma indefinida, que le cubra casi todo el pecho. Cuando toque, se paro muy rpido, contra mi mano y ronroneo pareca vigorosamente, se restreg feliz con la diferencia que
hacerlo. la
despreciables ambientes que frecuentaba, otro animal de la misma especie semejante y de con apariencia
le estaba dando. Por tanto, esta era la criatura que al este nunca buscaba. ofrec presunto sujeto me Inmediatamente comprrselo dueo, dijo pero que
encontraba un poco ebrio en una lgubre taberna, llamo mi atencin, de pronto, un diminuto objeto negro, que descansaba encima de uno de los enormes o la de barriles ron ese de que sitio. minutos observando ginebra conformaban decoracin Durante haba
principal
cuando me dispuse a salir taberna, Le gato mostro que estaba dispuesto acompaarme. permit
varios estado
que dar
lo
hiciera. un se
Luego
de me
coincidencia solo hizo que mi mujer se encariara ms con el animal. un de Mi esposa notable humanidad y haba tena sentimiento haba
varios
pasos poco
inclinaba casa,
para
acariciarlo. Cuando llego a acomodo rpidamente y se convirti en el favorito de mi mujer. Prontamente me di cuenta de que su cario hacia m me molestaba. convertido pues el Desde en la haca amargura de no mi me poco, lo anterior se haba del odio. Eluda al animal, recuerdo crimen Durante de otro anterior de l.
que alguna vez tambin me distinguido sido la fuente de muchos de mis ms simples placeres. Pero mi repugnancia por la criatura acentu el efecto del gato hacia i persona. Me persegua Ah con difcil donde una de me obstinacin describir.
permita abusar fsicamente varias modo; muy a odio en semanas no le pegue ni lo maltrate pero, mirarlo paulatinamente, llegue un y huir con
sentaba, vena a cobijarse debajo de i silla o saltaba sobre cubra caricias. para mis de Si rodillas me y me desagradables levantaba se pona
paulatinamente indescriptible
caminar,
entre mis pies y casi me hacia caer o se colgaba de mi ropa y trepaba hasta mi pecho. aunque En esos momentos destruirlo deseaba
de un golpe, me deprima, un poco por el recuerdo de mi ms anterior que crimen, nada, pero debo
acentu mi rencor hacia el gato fue que un da, luego de haberlo llevado a casa, me di cuenta de que tambin le faltaba un ojo como a Pluto. No obstante, esta
Este
temor un
no pavor
era al
del Y
terror me
el
precisamente
crimen, de la agona y la ahora sent Una yo ms miserable que la mayor humana. cuyo semejante que es
mal fsico. Me da vergenza aceptar-si, incluso en esta celda, me da que vergenza este pavor aceptarlo
que el animal me causaba se haba incrementado por una de las ms simples quimeras que se puede concebir. Mi esposa me haba llamado la atencin ms de una vez acerca de la caracterstica de la marca de pelo blanco y que constitua la nica diferencia entre este gato desconocido haba y el que yo No destruido.
angustia, a m, un hombre creado a imagen y semejanza de dios! Ay! Ni de da ni de que noche, de nunca la ms, el disfrute descanso! durante el da el animal no me dejaba solo, por ni y un por solo las instante hora bendicin
significaba
obstante poco a poco tanto que era casi imperceptible y que por mucho tiempo mi razn por lucho por rechazar comenz a fantasiosa
tomar una forma distintiva. Ahora tena la forma de una cosa que tembl al mencionar y, solo por eso, aborrec y tem al monstro y me habra desecho de el de haberme atrevido. Ahora representaba algo el la imagen de horrible, patbulo! tretica pavoroso: Oh, de
aliento de esa cosa frente a mi rostro y su espantoso peso (una pesadilla de la que no poda desprenderme) apoyado corazn. Debido me poca quedaba al nerviosismo expidi m. que la que Los fuertemente de mi
causaba generosidad en
estos
sufrimientos,
escalofriante
detuvo la mano de mi mujer. Cargado, por su intervencin, de una rabia ms que demoniaca, solt mi brazo y le clave el hacha en la cabeza. Cay muerta inmediatamente, despedir un solo gemido. Luego cuerpo. me dedique, seguro con que sin
execrables y ms tenebrosos
temperamento
transformo en una repulsin a todas las cosas y a la humanidad. Y mi esposa fue quien ms padeci de mis ira, e imprevistos establecimientos constantes incontrolables. Un da, mi al cuando esposa stano edificio deba me del que
sangre fra, a esconder el Estaba no poda sacarlo de casa, ni durante el da ni por la noche, sin exponerme a que algn cuenta. vecino Pens Por se en un trozos diera varios rato y
proyectos. los
pens en cortar el cuerpo varios quemarlos. En otro momento, pens en la posibilidad de cavar una tumba en el piso del al stano. pozo del Ms tarde, o considere lanzar el cadver patio, meterlo en una caja como si fuera una mercanca en un embalaje porteador de la y pedirle lo a un que casa. retirara
habitbamos consecuencia de nuestra miseria. El animal me persigui por las escaleras casi me hizo caer de cabeza, eso me enardeci hasta la demencia. Levante una hacha y, olvidando en mi locura los infantiles mi mano, el sino lo temores que hasta entonces haba lance gato habra hubiera controlado un que, sido sido golpe por sobre
Finalmente
supuesto, porque
fatal
edad
media
con
sus
la Con
vctimas. Uno de los muros del stano se sido ajustaba totalmente a con y mis necesidades, pues haba construido poco yeso la firmes de materiales recubiertos con un calidad,
menor
indicio aire
alrededor
victorioso
ambiente no haba permitido endurecer. Adems, otro de estos muros era una saliente, producido por una falsa chimenea y hogar que haba sido rellenado al resto remover esa muro manera cadver para del los y como que asemejarse que podra de el el tal
lo menos en esto mi trabajo no ha sido en vano. Mi haba desdicha, hubiera instante, pero prxima tarea era tanta estaba en ese
ninguna duda de su destino; pareca con la que marrullero animal se haba alarmado violencia de mi anterior furia y se negaba presentarse ante m en este estado de nimo. No es posible el describir profundo alivio que o y me No imaginar
apropiadas. Con una palanca retire los ladrillos de la pared y empotre el cadver en la pared, lo sostuve en esa postura, mientras, sin dificultades, toda la reconstru hasta estructura
maravilloso detestable
produca la ausencia de la criatura. apareci durante la noche. As que, por una noche por lo menos, desde su llegada
a la casas dorm profunda y tranquilamente, homicidio cometido. Luego verdugo Entonces hombre marchado mi de tres no respire libre. El se das como mi un que pese al haba
en
la
bsqueda. los
Revisaron de la
todos o Los
rincones
casa. Por fin, por tercera cuarta el segu un sin solo ocasin, stano. que me musculo. inspeccionaron temblara
Mi corazn lata con calma como el que duerme en su inocencia. Camine de una esquina a otra del stano. Cruce mis brazos y prosegu caminando serenamente de un lado a otro. Los policas estaban para retirarse. Mi corazn que estaba no deseos al y menos, expresaba para seguros de en tan poda Tena de una mi su mi totalmente satisfechos y se preparaban
horrorizado,
del edificio. La culpa de siniestro perturbo mucho. Me hicieron algunas pude marcha preguntas, contestarlas una bsqueda; nada. Ya
reprimirlo.
estaba asegurada. Al cuarto da del homicidio repentinamente al edificio otra elementos realizaron rigurosa obstante seguridad el ingresaron varios que una no la que sent vez de
que
dejarlos
convencimiento
oficiales-
dije,
por fin mientras suban al primer piso-, me siento muy satisfecho aclarado les deseo todas de sus felicidad haber dudas y un
haba elegido para ocultar cadver, nervioso. Los oficiales me pidieron que los acompaara
poco
mas
de
cortesa.
que podra ver emanado de un infierno, conjuntamente de las gargantas de los malditos en su agona y de los demonios que exaltan la maldicin. Pienso que sera absurdo instante. muro. se explicar Agitado Durante encontraban se de una en lo que
Adis, seores, esta es una casa, muy bien construida. (En mi anhelo fervoroso de decir algo con naturalidad, casi no supe lo estaba decir diciendo.) que esta que quiero esta bien muros, una casa
paso por mi cabeza en ese camine unos las pavor. de inseguramente hasta el otro segundos, los policas que escaleras petrificados Luego, quedaran docena
seores?,
tienen
construccin muy firme. Entonces, con el de al donde gran mis muro, haba
fuertes brazos golpearon el muro. Cay de una vez. El cadver, anchado coagulada, ya con decadente la se y sangre mantuvo
empotrado el cadver de mi amada esposa. Pero dios me proteja, garras me libre de las del demonio! Luego
firme ante los ojos de los espectadores. Encima de su cabeza con su enorme boca roja bestia y su cuya nico ojo de me fuego, estaba la tenebrosa astucia haba llevado al asesinato y cuya voz denunciante me estaba entregando al verdugo. Haba emparedado al monstruo en la tumba! ***
de que ces el eco de mis golpes n el silencio, una voz me respondi desde la tumba! principio despus, prolongado, constante, inhumano; un un llanto, entre un al cortada grito y un totalmente aullido,
EL CUERVO.
Una vez filo de una lgubre media noche, mientras dbil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyese de sbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. Es dije musitando un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada ms. Ah! aquel lcido recuerdo de un glido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo da; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la prdida de Leonora, la nica, virgen radiante, Leonora
por los ngeles llamada. Aqu ya sin nombre, para siempre. Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenbame de fantsticos terrores jams antes sentidos. ahora aqu, en pie, acallando el latido de mi corazn, vuelvo a repetir: Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algn visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada ms. Ahora, mi nimo cobraba bros, y ya sin titubeos: Seor dije o seora, en verdad vuestro perdn imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a Y
llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oa. Y entonces abr de par en par la puerta: Oscuridad, y nada ms. Escrutando hondo en aquella negrura permanec largo rato, atnito, temeroso, dudando, soando sueos que ningn mortal se haya atrevido jams a soar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la nica palabra ah proferida era el balbuceo de un nombre: Leonora? Lo pronunci en un susurro, y el eco lo devolvi en un murmullo: Leonora! Apenas esto fue, y nada ms. Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasndose
dentro de m, no tard en or de nuevo tocar con mayor fuerza. Ciertamente me dije, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede all, y as penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazn llegue un momento el silencio, y as penetrar pueda en el misterio. Es el viento, y nada ms! De un golpe abr la puerta, y con suave batir de alas, entr un majestuoso cuervo de los santos das idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran seor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmvil, y nada ms.
Entonces, este pjaro de bano cambi mis tristes fantasas en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revesta. Aun con tu cresta cercenada y mocha le dije , no sers un cobarde, horrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. Dime cul es tu nombre en la ribera de la Noche Plutnica! Y el Cuervo dijo: Nunca ms. Cunto me asombr que pjaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningn ser humano ha sido antes bendecido con la visin de un pjaro
posado sobre el dintel de su puerta, pjaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: Nunca ms. Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. Las palabras pronunci, como vertiendo su alma slo en esas palabras. Nada ms dijo entonces; no movi ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: Otros amigos se han ido antes; maana l tambin me dejar, como me abandonaron mis esperanzas. Y entonces dijo el pjaro: Nunca ms. Sobrecogido al romper el silencio tan idneas palabras, sin duda pens, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impo persigui, acos sin dar tregua hasta que su cantinela slo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron slo esa carga melanclica de Nunca, nunca ms. Mas el Cuervo arranc todava de mis tristes fantasas una sonrisa; acerqu un mullido asiento frente al pjaro, el busto y la puerta; y entonces, hundindome en el terciopelo, empec a enlazar una fantasa con otra, pensando en lo que este ominoso pjaro de antao, lo que este torvo, desgarbado, horrido, flaco y ominoso pjaro de antao quera decir graznando: Nunca ms.
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y ms, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojn acariciado por la luz de la lmpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lmpara que ella no oprimira, ay!, nunca ms! Entonces me pareci que el aire se tornaba ms denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. Miserable dije, tu Dios te ha concedido, por estos ngeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora! Y el Cuervo dijo: Nunca ms. Profeta! Exclam, cosa diablica! Profeta, s, seas pjaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impvido, a esta desrtica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, hay, dime, hay blsamo en Galaad? Dime, dime, te imploro! Y el cuervo dijo: Nunca ms. Profeta! Exclam, cosa diablica! Profeta, s, seas pjaro o demonio! Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos t y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edn tendr en sus brazos a una santa doncella llamada por los ngeles Leonora, tendr en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ngeles Leonora! Y el cuervo dijo: Nunca ms. Sea esa palabra nuestra seal de partida pjaro o espritu maligno! le grit presuntuoso. Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutnica! No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profiri tu espritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazn y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: Nunca ms. Y el Cuervo nunca emprendi el vuelo. An sigue posado, an sigue posado en el plido busto de Palas. En el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que est soando. Y la luz de la lmpara que sobre l se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podr liberarse. Nunca ms! ***
construcciones mezcla de majestuosidad y pesadumbre que durante mucho tiempo levantaron sus altivas frentes en medio de los Apeninos, tanto en la realidad como en la imaginacin de Mistress
Radcliffe de acuerdo con su
aspecto, el castillo haba sido ltimamente abandonado, aunque de manera temporal. Nos instalamos en una de las estancias ms pequeas y menos ostentosamente amuebladas. Estaba ubicada en una torre aislada del resto del edificio. Su decorado era rico, pero antiguo y muy maltratado. Las paredes estaban recubiertas de tapiceras y adornados con numerosos trofeos herldicos de varias clases, y de ellos colgaba un numero verdaderamente prodigioso
EL RETRATO OVAL
El castillo, a donde mi sirviente haba entrado violentamente en lugar de permitirme, herido como me encontraba, pasar una noche al ras, era una de esas
de pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto arabesco. Me produjeron y una tal vez gran mi
atraccin,
delirio
fue
la
silenciosas, marco la
el
reloj
cuadros sino la
media
noche.la
pendientes no solo de los tambin en una porcin de arquitectura caprichosa del castillo hacia inevitable; ped a Pedro que la cerrara los pesados pues Que postigos ya era de y encendiera del muy un salnnoche-. gran mi de que
posicin del candelabro me incomodaba, y estirando la mano con dificultad para no turbar que el sueo la de luz mi de criado, lo coloque de modo arrojase lleno sobre el libro. Pero produjo completamente La luz de sus este un movimiento efecto inesperado. numerosas
muchos
brazos colocad al lado de corriera totalmente guarnecidas de las cortinas terciopelo, festones, el lecho. sueo, de la pequeo haba la
bujas dio de pleno en un nicho del saln que una de las haba cubierto profunda. viva hasta de una luz columnas hasta con Vi un una del lecho sombra en que no formada, contempl cerr los entonces envuelto cuadro
Quise as, al menos, si no conciliar distraerme entre estas lectura volumen encontrado la alterativamente contemplacin y de un que sobre
entonces joven y al ya Lo
pinturas
rpidamente expliqu
ojos. Por qu? No me lo principio; cerrados, el haca ganar me un los para pero, en tanto que mis ojos permanecieron analic motivo cerrar. rpidamente que Era
almohada y que trataba de su crtica y su anlisis. Le durante mucho tiempo y examine devolucin religiosas; trascurrieron, con las las mucha pinturas horas y rpidas
movimiento
involuntario
tiempo y recapacitar, para asegurarme de que mi vista no me haba engaado, para calmar espritu contemplacin ms serena. algunos y preparar a ms Al fra cabo mir mi una y de de
sombra, pero profunda, que serva de fondo a la imagen. El marco era oval, magnficamente dorado, y de un Tal bello vez estilo no fuese belleza lo que No su la morisco. ni de la su me poda delirio, cabeza del
momentos,
nuevo el lienzo fijamente. No era posible dudar, aun cuando lo hubiese querido; porque luz al lienzo, mis el primer caer haba rayo de el sobre
impresion tan repentina y profundamente. creer al que mi de tomado los salir imaginacin,
hubiese Empero,
desvanecido se hallaban a la
por la de una persona viva. detalles dibujo, el estilo de vieta y el aspecto del marco, no me permitieron dudar ni un solo instante. Abismado en estas permanec retrato. inexplicable realidad principio estremecer, y respeto, a y de de y vida me acab volv su mi mi habiendo vista una reflexiones, hora entera Aquella expresin que de al por el as la
el estupor delirante de que sentidos posedos, hacindome volver repentinamente realidad de la vida. El como cuadro ya he Se cuerpo, representaba, dicho, a una trataba todo en
joven. de medio
sencillamente de un retrato este estilo que se llama, en lenguaje tcnico, estilo de vieta; de de el de haba la Sully seno sus la en en y l de sus Los las mucho pintar cabezas brazos, puntas cabellos, manera
hiciera
favoritas.
radiantes imprecisa
profunda
agitacin, ansiosamente
me del
apoder volumen
durante en la habitacin
que contena la historia y descripcin de los cuadros. Busqu nmero que inmediatamente correspondiente el el al
de la torre, donde la luz se filtraba sobre el plido lienzo cielo cifraba solamente raso. su El gloria por en el su artista
marcaba
retrato historia
oval, y le la extraa y singular siguiente: "Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora am al pintor y se despos con l. l tena un carcter y apasionado, estudioso
obra, que avanzaba de hora en hora, de da en da. Y era un hombre en que mil vehemente, ensueos; tan extrao, pensativo y que se perda luz tanto que no vea que la penetraba lgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consuma para todos excepto para l. Ella, no obstante, ms, pintor, sonrea vea ms que y el de porque que
austero, y haba puesto en el arte sus amores; ella, joven, de rarsima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegra amndolo de un cervatillo, no odiando todo,
disfrutaba
ms que el arte, que era su rival, no temiendo ms que la paleta, los pinceles y dems importunos instrumentos que le
gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y da para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de da en da, se tornaba los el ms que retrato, dbil y desanimada. Y, en verdad, contemplaban
arrebataban el amor de su adorado. Terrible impresin caus a la dama or al pintor hablar del deseo de retratarla. Ms era humilde y sumisa, y sentose
palpable que su
verdad,
cuando el trabajo tocaba a su trmino, no se permiti a nadie entrar en la torre; porque ardor el con y pintor que haba su los llegado a enloquecer por el tomaba
trabajo,
levantaba
ELEONORA
Vengo de una raza notable por las la fuerza de la imaginacin y el ardor de pasiones. Los hombres me han llamado loco; pero todava no se ha resuelto la cuestin de si la locura es o no la forma ms elevada de la inteligencia, si mucho de lo glorioso, si todo lo profundo, no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de nimo exaltados a expensas del intelecto muchas a los noche. visiones general. cosas que En que sus Aquellos que suean de da conocen escapan slo grises de suean
ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no poda ver que los colores que extenda sobre el lienzo se borraban de las mejillas de la que tena sentada a su lado. semanas Y cuando muchas hubieron
transcurrido, y no restaba por hacer ms que una cosa muy pequea, slo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpit an, como la llama de una lmpara que est prxima a extinguirse. Y entonces toques, el y pintor durante en un dio un los
instante
qued Pero
xtasis minuto
obtienen
atisbos de eternidad y se
estremecen,
al
despertar,
eso, creed lo que contar del primer perodo, y, a lo que pueda relatar tan del slo ltimo, conceded
descubriendo que han estado al borde del gran secreto. De un modo fragmentario de y la mucho aprenden sabidura ms del propio aunque de otra Nubio, la del algo propia mero sin luz vez, agressi mal.
el crdito que merezca; o dudad resueltamente, y, si no podis dudar, haced lo que Edipo ante el enigma. La amada de mi juventud, de quien calma, recibo era ahora, la con estos nica muerto Mi claramente,
conocimiento Penetran, timn inefable, como del sunt (Ellos ni y los mare se
aventureros
gegrafo
tenebrarum quid in eo esset exploraturi. aventuraron en la oscuridad del mar para explorar sus misterios) Diremos, loco. pues, Concedo, que por estoy lo
tropical, en el Valle de la Hierba Irisada. Nadie lleg jams valle, apartado lo sin pues entre gua a aquel muy cadena sus quedaba una con
menos, que hay dos estados distintos en mi existencia mental: el estado de razn lcida, que no puede discutirse y pertenece a la memoria de los sucesos de la y primera duda, que poca de mi al vida, y un estado de sombra pertenece presente y a los recuerdos que constituyen la segunda era de mi existencia. Por
que entrara la luz en sus ms bellos escondrijos. No haba sendero hollado en su vecindad, y para llegar a nuestra el feliz de morada miles era de preciso apartar con fuerza follaje
movan, su
en
quieto posicin,
contentamiento, cada uno en antigua brillando para siempre. Las mrgenes del ro y de los numerosos por hasta su arroyos que se cauce, las las el el no en caminos deslumbrantes gloriosamente
flores
valle, yo, mi prima y su madre. Desde las confusas regiones ms all de las montaas, en el extremo ms alto de nuestro circundado dominio, se deslizaba un estrecho y profundo nada los ms ojos ro, de y no haba salvo y su una entre en de brillante, furtivo travs garganta,
deslizaban sinuosos se
as como los espacios que extendan desde de tocar mrgenes descendiendo a las profundidades corrientes lecho fondo, menos de que hasta
Eleonora;
guijarros la
serpeando fin, a
esos
lugares,
superficie
entera del valle, desde el ro hasta las montaas que lo todos hierba espesa, perfectamente circundaban, alfombrados suave y estaban por una verde, corta, uniforme y
colinas an ms oscuras que aquellas de donde saliera. Lo llambamos una No deslizaba que guijarros el Ro de Silencio, haber enmudecedora corriente. y se porque en pareca su brotaba tan los que
influencia
perfumada de vainilla, pero tan salpicada de amarillos rannculos, margaritas blancas, purpreas violetas y asfdelos rojo rub, que su excesiva belleza hablaba a nuestros corazones, con
altas voces, del amor y la gloria de Dios. Y aqu y como cuyos troncos mas se all, entre selvas altos no en la de y eran
tarde, el
al
terminar de junto la a
el ma, los
tercer lustro de su vida y cuarto abrazados rboles mirando en las Silencio. aguas No
dijimos
palabra durante el resto de aquel dulce da, y aun al siguiente nuestras palabras fueron al dios Eros temblorosas, de aquellas dentro de escasas. Habamos arrancado ondas y ahora sentamos que haba de Las encendido las nosotros gneas que almas
inclinaban
graciosamente hacia la luz que asomaba a medioda en el centro de del valle. el del bano las Las manchas esplendor suave, sus cortezas vvido y la
alternaban
plata, y no haba nada ms salvo mejillas de Eleonora; de modo que, de no ser por el verde vivo de las enormes hojas que se derramaban desde sus cimas en largas lneas trmulas, retozando con los cfiros, podra habrselos credo de gigantescas serpientes
antepasados. durante en
por las cuales tambin era famosa, y juntos respiramos una dicha delirante en el Valle de la Hierba Irisada. Un cambio sobrevino en todas las cosas. Extraas, brillantes rboles de la donde alfombra y flores nunca verde se se una estrelladas brotaron en los vieran flores. Los matices ahondaron, mientras
Siria rindiendo homenaje a su soberano, el Sol. Tomados de la mano, durante quince antes entrara corazones. de aos, que en erramos el amor una Eleonora y yo por ese valle nuestros
Ocurri
por
una
desaparecan
las
como
para y de
margaritas, asfdelos senderos, flamencos nunca los pjaros su ante oro el y rojo pues hasta y gayos, plumaje nosotros. plata de que una ms arpa de nube en ro,
La belleza de Eleonora era la de los serafines, pero era una doncella natural e inocente, vida entre que las como haba flores. la breve llevado Ningn el
vistos,
artificio su
disimulaba y
fervoroso amor que animaba corazn, examinaba mientras juntos por el los se los conmigo los escondrijos ms recnditos caminbamos y
cuyo seno brotaba, poco a murmullo fin la la una en del voz meloda
arrulladora
Valle de la Hierba Irisada discurramos cambios producido sobre que en grandes haban
un da, entre lgrimas, del ltimo y triste camino que debe sufrir el hombre, en adelante se demor Eleonora en todas los se cantos del este nico tema nuestras bardo y de otra doloroso, vinculndolo con conversaciones, as como en Schiraz las mismas imgenes encuentran una
vez ms, da a da, hasta que sus bordes descansaron en las cimas de las montaas, convirtiendo toda su oscuridad en esplendor y
vez
en
cada
grandiosa
la yo
del Y del
abnegado apel al
variacin de la frase. Vio el dedo de la muerte posado en su pecho, y supo que, como la efmera, haba sido creada perfecta en su hermosura slo para morir; pero, terrenos reducan para de a ella, tumba los se una
como testigo de la piadosa solemnidad de mi juramento. Y la maldicin de l o de ella, santa en el Elseo, que invoqu si traicionaba aquella promesa, implicaba un castigo tan horrendo que no puedo mentarlo. an ms y Y al los or brillantes ojos de Eleonora brillaron mis palabras, suspir
consideracin que me revel una tarde, a la hora del crepsculo, a orillas del Ro de Silencio. Le dola pensar que, una vez sepulta en el Valle de la Hierba Irisada, para felices transfiriendo entonces el yo siempre abandonara aquellos lugares, amor tan
como si le hubieran quitado del pecho una carga mortal, y tembl y llor qu y era el amargamente, pero acept el juramento sino una (pues, nia?)
juramento la alivi en su lecho de muerte. Y me dijo, pocos pago das de lo despus, que, yo que en en tranquila agona,
apasionadamente suyo a otra doncella del mundo exterior y cotidiano. me y Y entonces, arroj jur, unira ante en all, de Eleonora me
haba
precipitadamente a los pies ella y ante el cielo, que nunca matrimonio con ninguna hija de la Tierra, que en modo alguno me mostrara desleal a su querida memoria, o a
hecho para confortacin de su alma, velara por m en espritu partida forma permitido, despus y, visible si de le su era en la
volvera durante
rboles y no brotaron ms. Los matices de la alfombra verde uno se por desvanecieron, uno y fueron
marchitndose los asfdelos rojo rub, y en lugar de ellos que brotaron se y de a diez oscuras violetas como ojos, retorcan estaban de no desasosegadas la alto Vida se
con estas palabras en sus labios sucumbi su inocente vida, poniendo fin a la primera poca de la ma. Hasta aqu he hablado con exactitud. Pero cuando cruzo la barrera que en la senda del Tiempo form la muerte de mi mi de mi amada y comienzo con la segunda era existencia, y duda siento de de la mi que una sombra se espesa en cerebro perfecta Los aos y cordura se yo
siempre llenas de roco. Y retiraba ya nuestros senderos, pues el flamenco su ante las desplegaba escarlata mas valle todos vol a los plumaje nosotros, del con
pjaros haban
brillantes
llegado en su compaa. Y los peces de oro y plata nadaron garganta nunca a travs el de la hasta confn el
relato. Mas dejadme seguir. arrastraban continuaba pero todas un las lentos Hierba segundo sobrevenido cosas. estrelladas de los
ms hondo de su dominio y ms adornaron dulce ro. Y la arrulladora meloda, ms suave que el arpa elica y ms divina que todo, salvo la voz de Eleonora, fue muriendo poco a poco, en murmullos cada vez ms sordos, hasta que la corriente torn, al fin,
desaparecieron
a toda la solemnidad de su silencio originario. Y por ltimo, la voluminosa nube se la levant y, abandonando oscuridad, llev sus del los picos de las montaas a antigua y y se retorn a las regiones del Hspero mltiples dorados resplandores magnficos
Pero,
aun el
as, vaco
rehusaba de el mi amor
llenarse corazn.
Ansiaba
que antes lo colmara hasta derramarse. Al fin el valle me dola por los recuerdos de Eleonora, y lo abandon para las mundo. Me encontr en una extraa ciudad, para donde todas las cosas podan haber servido borrar del recuerdo los dulces sueos que tanto duraran en el Valle de la Hierba Irisada. El fasto y la pompa de y una el de corte loco la e soberbia radiante mujer siempre en busca y de los del vanidades
turbulentos
triunfos
Eleonora no cayeron en el balanceo de los incensarios anglicos, y las olas de un perfume las cuando que sagrado horas mi flotaban siempre en el valle, y en solitarias, corazn los mi y lata vientos me
pesadamente, baaban
frente
llegaban cargados de suaves suspiros, murmullos confusos llenaban a menudo el aire nocturno, y una vez -ah, pero slo una vez!me despert de un sueo, como el sueo de la muerte, la presin de unos labios espirituales mos. sobre los
intoxicaron mi mente. Pero, aun entonces, mi alma fue fiel a su juramento, y las indicaciones presencia silenciosas noche. De de horas pronto, de la Eleonora de la
ojos y qued aterrado ante los pensamientos poseyeron, terribles alguna tierra alegre quien mi pies con abrasadores que ante tentaciones me las que
recuerdo,
slo
pens
en
maldicin
me acosaron, pues lleg de lejana, corte yo corazn me la lejansima a rey la a una se una del serva, desleal sin desconocida,
invocado, y su amargura no me visit. Y una vez, pero slo una vez en el silencio de la noche, de la llegaron celosa que a los me y travs suaves haban adoptaron
doncella ante cuya belleza dobleg en seguida, a cuyos inclin ms amorosa. lucha, con la ms ardiente, abyecta Qu adoracin
suspiros la voz
abandonado,
dulce,
familiar, para decir: Duerme en paz! Pues el espritu del Amor reina y gobierna apasionado Ermengarda, por en razones el y, abriendo corazn ests que de tu a
era, en verdad, mi pasin por la jovencita del valle, en comparacin con el ardor y el delirio con de que la y el de verta arrebatado adoracin los pies xtasis
libre, tus
conocers
Cielo,
toda mi alma en lgrimas a etrea Y Ermengarda? Ah, brillante serafn, sabindolo, lugar Ah, las ojos, para Ermengarda! no me ninguna quedaba otra. ngel, de sus el
SILENCIO
Escchame -dijo el Demonio, apoyando la mano en mi cabeza-. La regin de que hablo es una lgubre regin en Libia, a orillas del ro Zaire. Y all no hay ni calma ni silencio.
Las
aguas
del de y
ro un el el
teidas azafranado no sino siempre purpreo movimiento muchas lados del plido fluyen que
enfermizo, palpitan
hacia bajo
filtran,
gota, rocos eternos. Y en sus races se retuercen, en un inquieto sueo, extraas flores venenosas. Y en lo alto, con un agudo sonido susurrante, grises en corren las por nubes siempre las del ningn
del
sol,
con
tumultuoso a
convulsivo. A lo largo de millas, del ro, se ambos lecho un de en esa legamoso desierto entre s
tiende
hacia el oeste, hasta rodar cataratas sobre gneas horizonte. paredes Pero
gigantescos Suspiran
nenfares.
soledad y tienden hacia el cielo sus largos y plidos cuellos, mientras inclinan a un lado y otro Y sus un cabezas de del sempiternas. como el
viento surca el cielo. Y en las orillas del ro Zaire no hay ni calma ni silencio. Era de noche y llova, y al caer despus era de entre lluvia, cada los y pero era altos los
sangre. Y yo estaba en la marisma en mi lmite, oscura, como agita ningn las olas la lmite nenfares, y la lluvia caa cabeza, nenfares suspiraban entre s en la solemnidad de su desolacin. Y de improviso levantse la luna a travs de la fina niebla espectral y su color
continuamente. viento
era carmes. Y mis ojos se posaron en una enorme roca gris que se alzaba a la orilla del ro, iluminada
pero sus facciones eran las facciones porque noche, dejado frente pensativa, el y al la de una palio luna, deidad, de y la la las y ojos
por la luz de la luna. Y la roca era gris, y espectral, y alta; y la roca era gris. En su faz haba caracteres grabados en la piedra, y yo anduve la por la marisma leer de los nenfares hasta acercarme a orilla, para en la caracteres piedra.
brillaban de preocupacin; y en las escasas arrugas de sus mejillas le las fbulas de la tristeza, del cansancio, del disgusto de la humanidad, y el anhelo de estar solo. Y el hombre se sent en la roca, apoy la cabeza en la mano y contempl Mir la los desolacin.
Pero no pude descifrarlos. Y me volva a la marisma cuando la luna brill con un rojo ms intenso, y al volverme y mirar otra vez hacia la roca vi y que los los decan caracteres caracteres DESOLACIN. Y mir hacia arriba y en lo alto de la roca haba un hombre, y me ocult entre los nenfares para observar lo que haca aquel hombre. Y el hombre era y alto y majestuoso estaba
inquietos matorrales, y los altos rboles primitivos, y ms arriba el susurrante cielo, y la luna carmes. Y yo me mantuve al abrigo de los las en nenfares, acciones la soledad, observando de aquel la l la
cubierto desde los hombros a los pies con la toga de la antigua era Roma. Y su silueta indistinta,
continuaba
el
hombre el y
distrajo
su ro las de
el
hombre
tembl pero la
en
la
atencin del cielo y mir hacia Zaire plidas nenfares. melanclico las aguas legiones Y el y amarillas,
soledad;
noche
siniestras
hombre
escuch los suspiros de los nenfares y el murmullo que naca las en de ellos. Y de yo me mantena oculto y observaba acciones la soledad; transcurra sentado aquel la l la hombre. Y el hombre tembl pero y en noche roca. Entonces me sum de de a en las la los los las la y
congreg en el cielo, donde antes no haba viento. Y el cielo se torn lvido con la violencia y la del y se los se de la lluvia ro el cubra y se ro de la tempestad, y las
azot la cabeza del hombre, aguas desbordaron, atormentado espuma, alzaban floresta y
continuaba
nenfares desmoronaba
profundidades de la soledad y
clamores,
ante el viento, y rodaba el trueno, y caa el rayo, y la roca y vacilaba en sus las la cimientos. Y yo me mantena oculto el observaba tembl pero la en acciones de aquel hombre. Y hombre soledad; sentado. Entonces maldije, me con encoleric la y noche
marisma. Y los hipoptamos vinieron con los Behemot al pie de la roca y rugieron sonora y terriblemente bajo la luna. Y yo me mantena oculto y observaba las acciones de aquel hombre. Y
transcurra y l continuaba
maldicin
nenfares y el viento y la floresta y el cielo y el trueno los la y los suspiros Y de de nenfares. luna ces quedaron trepar
los
caracteres se
sobre
la y,
roca decan: SILENCIO. Y el hombre estremeci desviando el rostro, huy a toda carrera, al punto que ces de verlo. Pues bien, hay muy hermosos relatos los Magos, hierro. en los libros en de los en hay del los el el las y en Magos,
malditos y se callaron. Y hacia el cielo, y el trueno muri, y el rayo no tuvo ya luz, las los y aguas las nubes inmviles, bajaron a se y su de los suspendieron
nenfares ya no suspiraron y no se oy ms el murmullo que naca de ellos, ni la menor sombra de sonido en todo el vasto Y de la desierto mir y los y los roca, ilimitado. caracteres haban caracteres SILENCIO. Y mis ojos cayeron sobre el rostro de aquel hombre, y su rostro estaba plido. Y bruscamente alz la cabeza, que apoyaba en la mano y, ponindose de pie en la roca, escuch. Pero no se oa ninguna voz en todo el vasto desierto ilimitado, y
cielo y de la tierra, y del mar, que la gobiernan tierra, cielo. saber y las que
Tambin
cambiado;
decan:
temblaban
torno a Dodona. Pero, tan cierto como que Al vive, digo que la fbula que me cont el a Demonio, mi lado que a se la sentaba
sombra de la tumba, es la ms asombrosa de todas. Y cuando el Demonio concluy su historia, se dej caer,
en la cavidad de la tumba y ri. Y yo no pude rerme con l, y me maldijo porque no rea. Y el lince en que la del mir eternamente tendi Demonio, a mora los y
de
una
rueda
de
molino.
Esto dur muy poco, pues de pronto ces de or. Pero al mismo aunque de los tiempo con pude qu ver... terrible de
blancos... ms blancos que la hoja sobre la cual trazo estas hasta por la palabras, lo y finos finos de su de de grotesco; intensidad de
EL POZO Y EL PNDULO
expresin Senta nuseas, nuseas de muerte despus de tan larga agona; y, cuando por fin me desataron y me permitieron me sentarme, La atroz inmutable
firmeza,
resolucin,
absoluto desprecio hacia la tortura humana. Vi que los decretos de lo que para m era Los el vi destino torcerse una vi Los brotaban mientras frase las todava de aquellos labios. pronunciaban letal.
sentencia de muerte, fue el reconocible que registraron mis odos. Despus, el murmullo de las voces de los inquisidores en un zumbido la idea de lo ronroneo pareci fundirse
formar
slabas de mi nombre, y me estremec, en aquellos porque ningn de y sonido llegaba hasta m. Y momentos horror delirante vi tambin oscilar suavemente colgaduras Entonces mi imperceptible las que negras ocultaban recay
sooliento mi mente
indeterminado, que trajo a revolucin, tal vez porque imaginativamente confunda con el
de la mesa. Al principio me parecieron caridad, esbeltos salvaran; smbolos como pero blancos que ngeles de y me
la
ms
negra Todas de
de mis una
tinieblas. el
sensaciones fueron tragadas torbellino cada en profundidad, como la del alma en el Hades. Y luego noche. Me haba desmayado, pero no puedo afirmar No que hubiera la de perdido completamente tratar y pero el universo no fue ms que silencio, calma y
entonces,
bruscamente, una espantosa nusea invadi mi espritu y sent que todas mis fibras se estremecan como si hubiera tocado los hilos de una batera las galvnica, formas mientras
anglicas se convertan en hueros espectros de cabezas llameantes, y comprend que ninguna ayuda me vendra de ellos. Como una profunda nota musical penetr en mi fantasa la nocin de que la tumba deba ser el lugar del ms dulce descanso. El pensamiento poco poder plenamente; llegaba abrigarlo, y vino poco de a sigiloso, modo
conciencia. de ella,
haba perdido por completo. En el ms profundo sopor, en el delirio, hasta no la en el la misma la el los tela Y, ms desmayo... muerte, O bien, hasta
tumba!, no todo se pierde. existe para de la poco sueo. inmortalidad ms sutil sin tarde nos profundo rompemos algn un de
que pas un tiempo antes de apreciarlo pero, por las en fin figuras el a de
los jueces se desvanecieron como por arte de magia, las altas en la llamas bujas nada, se hundieron sus y me mientras
embargo, (tan
frgil de
puede haber a
desaparecan,
la
vida
de por el
un dos del la o Es
visiones que la mayora no es el capaz perfume de mientras de una ver; no nueva meditar respira
sentimiento
mental fsica.
flor; no sentir exaltarse su mente ante el sentido de una jams cadencia haba musical llamado que antes
espiritual; segundo, el de existencia segundo del probable que si al llegar momento las primero, pudiramos impresiones recordar
su atencin. Entre reflexivos luchas para frecuentes esfuerzos apresar y para algn
stas contendran multitud de recuerdos del abismo que se abre ms atrs. Y ese abismo, qu es? Cmo, por lo si que menos, las he distinguir de sus lo ser se largo nos Aquel sombras de la tumba? Pero impresiones llamado no el pueden no un mientras proceden? primer
recordar, entre acendradas vestigio de ese estado de aparente aniquilacin en el cual que se he haba hundido mi el alma, ha habido momentos en vislumbrado triunfo; breves, brevsimos perodos en que pude evocar recuerdos que, a la luz de mi lucidez posterior, slo podan momento de recuerdo referirse de me a aquel aparente muestran, altas en silencio, siempre hasta mareo que me
momento la
maravillamos preguntndonos que nunca se ha desmayado, descubrir y extraos caras familiares palacios
fantsticamente
oprimi a la sola idea de lo interminable de ese descenso. Tambin evocan el vago horror que senta mi corazn, causa luego sbita invade como si de una todas precisamente la a monstruosa de que cosas, que en me su
la
mera
conciencia sin
de
existir,
pensamiento;
algo que dur largo tiempo. De pronto, bruscamente, el pensamiento, un espanto estremecedor y el esfuerzo ms intenso por comprender mi verdadera sucedi de situacin. un en A la del esto deseo profundo
recaer revivir
insensibilidad. Otra vez un violento espritu y un esfuerzo por moverme, hasta conseguirlo. Y entonces del las la el recuerdo los la colgaduras vvido jueces, negras, proceso, sentencia,
llevaban (atroz cortejo!) hubieran descenso los lmites de lo ilimitado y descansaran de la fatiga de su tarea. Despus de esto viene a la mente como un desabrimiento y humedad, y luego, todo es locura -la locura de un recuerdo que se afana entre cosas prohibidas. Sbitamente, el movimiento y el sonido mi ganaron otra el vez espritu:
nusea, el desmayo. Y total olvido de lo que sigui, de todo lo que tiempos posteriores, y un obstinado esfuerzo, me han permitido vagamente recordar. Hasta ese momento no haba abierto los ojos. Sent que yaca de espaldas y que no estaba atado. Alargu la mano, que cay pesadamente sobre algo hmedo y duro. La dej all algn tiempo, mientras trataba de imaginarme dnde me hallaba
tumultuoso movimiento de mi corazn y, en mis odos, el sonido de su latir. Sucedi una pausa, en la que todo era confuso. Otra vez sonido, movimiento y tacto -una sensacin de hormigueo en todo mi cuerpo-. Y luego
y qu era de m. Ansiaba abrir los ojos, pero no me atreva, espantaba porque esa me primera
muerto.
Semejante
suposicin, no obstante lo que leemos en los relatos ficticios, es por completo incompatible con la verdadera existencia. Pero, dnde y en qu situacin me por encontraba? lo Saba en que, los un la regular, moran
mirada a los objetos que me rodeaban. No es que temiera contemplar cosas horribles, pero me horrorizaba de de corazn, que la no atroz abr se noche aquella atmsfera posibilidad fin, lleno mi
condenados acababa de
auto de fe, y uno de stos realizarse misma noche de mi proceso. Me habran devuelto a mi calabozo se vi a la espera del prximo sacrificio, que no cumplira que era hasta varios En una de mi las de meses ms tarde? Al punto imposible. haba adems, todas piso aquel demanda vctimas. calabozo, Toledo, sido suprimida. Una horrible idea hizo que la sangre se agolpara a torrentes en mi corazn, y por un breve instante reca en la insensibilidad. momento Y, como tena
de golpe los ojos, y mis suposiciones de una de La confirmaron. Me rodeaba la eterna. Luch por respirar; intenso sofocarme. de una oscuridad pareca oprimirme era intolerable por proceso mi La razonar. de la buscando verdadera haba desde ni
inmediata
situacin a partir de ese sentencia de que Pero sido pronunciada; tena la impresin largo entonces haba transcurrido tiempo. siquiera por un momento me consider verdaderamente
Cuando me repuse, temblando convulsivamente, me levant y tend desatinadamente los brazos en todas direcciones. No sent nada, pero no me atreva a dar un solo paso, por temor de que me lo impidieran de una las tumba. paredes
que
en se los yo por no
Cosas
invenciones,
por eso eran menos extraas y demasiado horrorosas para ser repetidas, salvo en voz baja. Me dejaran morir de hambre en este subterrneo mundo de tiniebla, o quiz me aguardaba peor? para un destino Demasiado dudar de todava mis
Brotaba el sudor por todos mis poros y tena la frente empapada de gotas heladas. Pero la agona de la por y volv brazos incertidumbre volverse adelante, cautelosamente con termin me los
intolerable,
conoca yo el carcter de jueces que el resultado sera la muerte, y una muerte mucho ms amarga que la habitual. Todo lo que me preocupaba y me enloqueca era el modo y la hora de esa muerte. Mis manos por extendidas fin, Era un un de liso, con que
tendidos, desorbitados los ojos en el deseo de captar el ms dbil rayo de luz. Anduve pasos, siendo por era as pero unos todo y cuantos segua vaco. pareca de
tiniebla lo menos ms
Respir con mayor libertad; evidente que mi destino no el espantoso todos. Pero segua cautelosamente, en mi recuerdo entonces, mientras avanzando resonaron los mil
slido. sumamente
probablemente
de
no
haba
contado
con
el
tamao del calabozo y con mi debilidad. El suelo era hmedo Avanc, trecho, trastrabill permanecer sueo no dominarme. Al despertar y extender un brazo hall junto a m un pan y un cntaro de agua. Estaba esto, reanud calabozo pedazo haba vuelta de demasiado pero mi y com Poco con exhausto y beb al mucho Hasta y y para reflexionar acerca de vidamente. despus y resbaladizo. un luego ca. y Mi el en pero y titubeando,
uniforme y lisa la pared. cuchillo que llevaba conmigo cuando me condujeron a las cmaras inquisitoriales; haba desaparecido, y en lugar de mis ropas tena puesto un sayo Haba la de burda estamea. hundir a de fin la de de pensado
hoja en alguna juntura de mampostera, mi Pero, la de me en del el sayo identificar partida. modos, careca mente insuperable del puse al ruedo bien punto
todos
vuelta
aunque en el desorden de mi
trabajo llegu, por fin, al estamea. el momento de caer al suelo contado otros cincuenta cuarenta dos pasos, y al reanudar m ocho, hasta llegar al trozo de gnero. Haba, pues, un total de cien pasos. Contando una yarda por cada dos pasos, calcul que el calabozo tena un circuito de cincuenta yardas. No
ngulo
recto
respecto tentar
muro.
toda la vuelta de mi celda, no dejara de encontrar el jirn al completar Tal es lo el que, circuito.
obstante, haba encontrado numerosos ngulos de pared, de modo que no poda hacerme una idea clara de la forma de la cripta, a la que llamo as pues no poda impedirme era. Poca finalidad y pero menos estas una pensar que lo
En la confusin que sigui a la cada no repar en un sorprendente cuando an detalle yaca que, boca pocos segundos ms tarde, y abajo, reclam mi atencin. Helo aqu: tena el mentn apoyado la parte en el piso de a de del mi un la me mi de calabozo, pero mis labios y superior
esperanza
tenan
que
aparentemente al
investigaciones,
vaga curiosidad me impela a continuarlas. Apartndome de la pared, resolv cruzar el calabozo por uno de sus dimetros. principio Avanc con al suma
frente un vapor viscoso, y caracterstico los hongos podridos penetr en mis fosas nasales. Tend un brazo y me estremec al descubrir desplomado cuya que me haba al era la un exactamente me en
precaucin, pues aunque el piso pareca de un material slido, era peligrosamente resbaladizo limo. Cobr y con lo embargo, caminando lnea posible. forma enred a causa nimo, del sin
borde de un pozo circular, profundidad Tanteando imposible descubrir por el momento. pozo al mampostera que bordeaba el logr desprender Durante escuch las paredes menudo fragmento y lo tir abismo. largos cmo del segundos descenso
diez o doce pasos en esta desgarrado del sayo se me Trastabillando, violentamente de bruces.
repercuta al golpear en su
pozo; cual
hubo en
por el
fin agua,
un al
fsicos,
y de
chapoteo
sucedieron
sonoros
ecos. En ese mismo instante o un sonido semejante al de abrirse y una luz y cerrarse puerta en rpidamente rayo de
destinado
lo alto, mientras un dbil cruzaba la volva con la a misma instantneamente tiniebla desvanecerse
precipitacin. Comprend destino haber gracias accidente. antes de claramente que escapado al Un mi me a el
para la clase de torturas que me aguardaban. Estremecindome cabeza, volver resuelto me a a tocar de la pies a haban tiempo oportuno paso cada y ms el arrastr perecer hasta pared, all
preparado y me felicit de
antes que arriesgarme otra vez a los horrores de los pozos ms de -ya unoDe que situados haber mi en del tenido imaginacin conceba ahora distintos calabozo. lugares
mundo no hubiera vuelto a saber de m. La muerte a la que tena haba acababa de escapar las yo como que justamente rechazado
caractersticas
fabulosas y antojadizas en los relatos que circulaban acerca Para tirana especies llena de las se de de la Inquisicin. de su dos una vctimas
otro estado de nimo, tal vez me hubiera alcanzado el coraje para acabar de una vez esos con mis desgracias en pero uno de haba precipitndome abismos;
reservaban muerte:
horrorosos
llegado a convertirme en el
peor
de
Y lo su se
extensin y el aspecto de mi crcel. Mucho sobre circuito muros no me haba su equivocado El los unas de de
completo
extinguiera de golpe. La agitacin de mi espritu me mantuvo despierto acab por Cuando durante largas horas, pero finalmente adormecerme.
veinticinco yardas. Durante unos minutos, esto me llen de una vana preocupacin. Vana, s, pues nada poda tener menos importancia, en las circunstancias rodeaban, Pero mi que dimensiones del terribles que las me simples se
despert, otra vez haba a mi lado un pan y un cntaro de agua. Me consuma el jarro. una El sed ardiente y de un solo trago vaci agua deba contener alguna droga, pues apenas la hube bebido adormilado. sueo No s, cay en me Un sobre verdad, sent profundo m, un irresistiblemente
calabozo.
espritu
interesaba extraamente en nimiedades y me esforc por descubrir medidas. revel primera exploracin la el Por error fin se En que me la de haba podido cometer en mis verdad. tentativa haba
sueo como el de la muerte. cunto dur, pero cuando volv a abrir los ojos los objetos que me rodeaban Gracias fue al a eran un visibles. origen pude me
contado
cincuenta y dos pasos hasta el momento en que ca al suelo. instante Sin me duda, en ese a encontraba
uno o dos pasos del jirn de estamea, es decir, que haba calabozo. cumplido Al casi de completamente la vuelta del despertar
contemplar
y soldarse, ocasionaban las depresiones. superficie metlica toscamente de La esta entera celda apareca pintarrajeada
volviendo sobre mis pasos, y as fue cmo supuse que el circuito meda el doble de su verdadero tamao. La confusin impidi que la de mi mente me mi la la reparar entonces
con todas las horrendas y repugnantes imgenes que la sepulcral supersticin de los monjes haba sido capaz de concebir. Las figuras de demonios todava recubran los las bien los muros. amenazantes, ms y de esqueletos y otras imgenes terribles desfiguraban en que de aquellas estaban pero que parecan
haba izquierda
empezado y que a me
vuelta teniendo la pared a termin derecha. calabozo. paredes numerosos presentaba es el una efecto de tenindola Tambin Al haba
haba las
Repar
siluetas
deduciendo as que el lugar irregularidad. Tan potente tinieblas sobre alguien que despierta de la letargia o del sueo! Los ngulos no eran ms que unas ligeras depresiones diferentes prisin cuadrada. tomado resultaba algn otro o entradas a Mi intervalos. tena Lo por ser que
borrosos y vagos, como si la humedad de la atmsfera los hubiese afectado. Not asimismo que el suelo era de piedra. En el centro se abra el pozo circular de cuyas fauces, abiertas como si bostezara, pero acababa no de escapar; haba
forma haba
de
mi de
sopor.
Yaca
En
uno
de que
sus una se
apareca figura La
completamente una
apoder por completo de mi atencin. pintura representaba al Tiempo tal como se lo suele figurar, salvo pareci los que que, la en lo vez que de de me un los guadaa, tena
bastidor de madera. Estaba firmemente amarrado por una larga banda que pareca un cngulo. muchas miembros dejndome libertad trabajo hasta colocados barro mayor haban de sed porque me a la Pasaba, vueltas, y mi cabeza por dando mis en y el cuerpo,
pintura vemos en
solamente
pesado pndulo, semejante a relojes antiguos. Algo, sin embargo, a en la apariencia con ms de aquella imagen me movi observarla detalle. Mientras la miraba directamente de abajo hacia arriba (pues se encontraba situada m) que tuve se exactamente la mova. esta era Un sobre de se y, Lo segundo impresin impresin breve lenta.
brazo derecho, que con gran poda los en mi un extender alimentos, plato vi el que de se alcance. Para
espanto, llevado Y la ms
agua.
digo
intolerable
consuma.
visto, la intencin de mis torturadores era estimular esa sed, pues la comida del plato consista en carne sumamente condimentada. Mirando observ prisin. el hacia techo Tendra arriba de mi unos
despus pndulo
observ durante un rato con ms perplejidad que temor. Cansado, contemplar al su fin, de montono
Un ligero ruido atrajo mi atencin enormes salido hallaba del al y, mirando hacia Haban que de se mi las el piso, vi cruzar varias ratas. pozo, alcance mientras
con cunto horror- que su extremidad inferior estaba constituida luna de por una media acero, reluciente
cuyo largo de punta a punta alcanzaba a un pie. Aunque afilado como una navaja, el pndulo iba rematar a un pareca ensanchando en pesado al una macizo y pesado, y desde el filo se hasta ancha y de en
vista sobre la derecha. An entonces, miraba, siguieron saliendo en cantidades, presurosas y con ojos famlicos atradas por el olor de la carne. Me dio comida. Habra pasado una media mucho del trabajo plato de ahuyentarlas
slida masa. Hallbase fijo vstago bronce y todo el mecanismo silbaba el aire. balancearse
hora, quiz una hora entera -pues slo tena una nocin imperfecta ojos me en llen lo de del alto. tiempo-, Lo que La antes de volver a fijar los entonces vi me confundi y asombro. pndulo yarda. natural, mucho lo que era Pero carrera en del haba Como su ms me
Ya no me era posible dudar del destino que me haba preparado el ingenio de los monjes para la tortura. Los agentes haban pozo, estaban recusante s, de la Inquisicin mi advertido cuyos tan
como yo; el pozo, smbolo tpico del infierno, ltima Thule de los castigos de la Inquisicin, ms casual haba segn de los los evitado rumores que corran. Por el accidentes
perturb fue la idea de que el pndulo haba descendido perceptiblemente. Not ahora -y es intil agregar
caer
en
el
pozo
bien
antes de que oscilara tan cerca de m El que pareca su olor acre del abanicarme aliento. mis con
saba que la sorpresa, la brusca precipitacin en los tormentos, constituan una parte tenan cado importante lugar en no eso, otra y el plan en No de las que grotescas calabozos. demoniaco verdugos y por muertes
afilado acero penetraba en sentidos... Supliqu, fatigando al cielo con mis ruegos, para que el pndulo descendiera ms velozmente. Me volv loco, me exasper e hice todo lo posible por enderezarme y quedar en el camino una de la horrible y me cimitarra. Y despus ca en repentina calma mantuve inmvil, sonriendo a aquella brillante muerte como un nio a un bonito juguete. Sigui otro pues intervalo al de Fue
contaba ya que
sonre en medio del espanto semejante aplicacin de la palabra. De qu vale hablar de las largas, largas horas de un horror durante del que ms las que cuales mortal, cont a
total breve,
insensibilidad.
resbalar
otra vez en la vida not que no se haba producido ningn descenso perceptible del pndulo. Poda, sin embargo, aquellos que haber demonios haber me durado estaban detenido sent
las zumbantes oscilaciones pndulo? con de slo poda Pulgada un pulgada, despus parecan ms hayan descenso apreciarse que y ms
mucho, pues bien saba que al tanto de mi desmayo y podan el pndulo a su gusto. Al despertarme
intervalos
siglos...
base pasado
inexpresablemente enfermo y dbil, como despus de una prolongada en la inanicin. de Aun agona aquellas Con un
ms
que
un
imbcil,
un
horas la naturaleza humana ansiaba alimento. penoso esfuerzo alargu el brazo izquierdo todo lo que me una lo y permitan me apoder las llevaba cantidad mis de que una ataduras haban Cuando
se cumpla en ngulo recto con mi cuerpo extendido. Vi que la media de luna estaba de orientada manera
cruzar la zona del corazn. Desgarrara la estamea de mi sayo..., retornara para repetir pesar la de operacin... su carrera amplia de su otra vez..., otra vez... A terriblemente sibilante descenso, aquellos violencia capaz muros de de
pequea dejado me
ratas.
porcin a los labios pas por mi mente un pensamiento apenas alegra... con aqul, la esbozado de de esperanza. Era un
todo lo que hara durante varios minutos sera cortar mi sayo. A esa altura de mis pensamientos a deb de mi en al hacer una pausa, pues no me atreva prolongar Me mantuve si reflexin. atencin,
pensamiento apenas formado; muchos as tiene el hombre que no llegan a completarse jams. Sent que era de alegra, de esperanza; pero sent al mismo tiempo que acababa plena Vanamente El prolongado mis de extinguirse luch en por elaboracin.
ella, pertinazmente fija la como hacerlo pudiera detener en ese punto el descenso de la hoja de acero. Me obligu a meditar que cuando acerca la pasara del media sonido luna el hara
completo
cortando
gnero sensacin
la
especial de
hasta la boca, pero no ms all. De haber arriba roto del las codo, ataduras
estremecimiento que produce en los nervios el roce de una tela. Pens en todas estas frivolidades hasta el lmite de mi resistencia. Bajaba... suavemente. frentico comparar lateral la su con segua placer la hacia bajando un en del los
hubiera tratado de detener el pndulo. Pero lo mismo hubiera sido pretender atajar un alud! Bajaba... Luch, Sin a cesar, bajaba! cada encoga Mis con la se ojos hacia la ms
Sent
velocidad
descenso. A la derecha... a izquierda... lados, con el aullido de un espritu mi sigiloso Sucesivamente carcajadas que una u dominara. Bajaba... incansable, pasaba con furiosamente, mi del brazo codo. la vibrando Seguro, bajaba! a Ya tres y otra maldito... con del re clam, idea el hacia paso tigre. a segn me corazn,
descenso, aunque la muerte alivio, ah, inefable! Pero cada uno de mis nervios se estremeca, sin embargo, al pensar que el ms pequeo deslizamiento del mecanismo precipitara reluciente, contra mi esperanza estremecer esperanza, la mis esa afilado pecho. que Era aquel eje la y haca
slo estaba libre a partir posible el mi lado, llevar plato, mano desde
nervios
puesto
que triunfa an en el potro del suplicio, hasta de que susurra en los la al odo de los condenados a muerte calabozos Inquisicin. Vi que despus de diez o doce oscilaciones el acero se pondra en contacto con mi ropa, en y en que el hice mismo esa mi la momento
resultado lucha! Y
de
la
ms
leve era
luego,
verosmil que los esbirros del torturador no hubieran previsto y prevenido esa posibilidad? Caba pensar que la atadura cruzara mi pecho en el justo lugar por donde mi pasara de y, el al pndulo? que se la para parecer, Temeroso dbil postrera frustraba, cabeza lo descubrir esperanza levant bastante
observacin calma
invadi de
espritu toda la penetrante concentrada desesperacin. Por primera vez en muchas horas -quiz dasme puse a pensar. Acudi a mi mente la nocin de que la banda o cngulo que sola me ataba era de una pieza. Mis ligaduras El la luna para podra Pero, ese del el en letal
distinguir con claridad mi pecho. El cngulo envolva mis miembros y mi cuerpo en todas direcciones, salvo en el lugar por donde pasara el pndulo. Apenas hacia cuando haba atrs dejado la en caer cabeza mi
no estaban constituidas por cuerdas primer afiladsima la mano cun caso, acero! banda separadas. roce de media bastara
relampague como la
mente algo que slo puedo describir mitad de informe idea la mi de aquella y de en la
sobre cualquier porcin de soltarla, y con ayuda de mi izquierda del todo. terrible, la Cun desatarme
liberacin a que he aludido previamente slo cuando mis ahora una cual mente a Mas parte flotaba comida
proximidad
labios.
pensamiento
estaba apenas
sus los y
definido...
fragmentos quedaba
entero. Inmediatamente, con la nerviosa energa de la desesperacin, ejecutarlo. Durante cantidad pululado inmediata madera hallaba. eran pupilas esperaran para famlicas; centelleantes, verme horas de en del sobre la el y horas, haban vecindad de me cual proced a
aceitosa
plato, frot con ellos mis ataduras posible all donde alcanzarlas, suelo,
ratas
armazn
conteniendo el aliento. Los hambrientos animales se sintieron aterrados por el cesacin alarma, esto yo no y de y dur primeramente sorprendidos la de se un su movimiento. llenos muchos ms que cambio...
salvajes,
Retrocedieron
convertirme
presa. A qu alimento pens- las han acostumbrado en el pozo? mis el salvo Mi como la A ya unas se un pesar de por del todos esfuerzos contenido mano
refugiaron en el pozo. Pero momento. No en vano haba contado con voracidad. Al observar que segua sin moverme, una o dos de las al y para en Se ms atrevidas de el saltaron madera seal bastidor olfatearon que
cngulo. Esto fue como la todas avanzaran. Salan del pozo, corriendo renovados colgaron contingentes.
de la madera, corriendo por ella El del y saltaron a centenares sobre mi cuerpo. acompasado pndulo para sus sobre movimiento no golpes, las nada. se las Se
estaba colgaba el
libre. en
El
cngulo a los
tiras del
lados de mi cuerpo. Pero ya paso mi pndulo Haba la Dos alcanzaba sayo tela y de pecho.
ligaduras.
veces ms pas sobre m, y un agudsimo dolor recorri mis nervios. de mis Apenas Pero agit el haba la momento llegado. mano, escapar
apretaban, pululaban sobre m en cantidades cada vez ms grandes. Se retorcan cerca de mi garganta; sus fros hocicos buscaban mis labios. Yo me senta ahogar bajo su creciente peso; un asco para el cual no existe nombre en este mundo llenaba mi pecho y helaba con su espesa viscosidad mi corazn. Un minuto ms, sin embargo, terminara. claridad ataduras se y la Con que lucha toda las Me
deslic, lentamente, fuera de mis ligaduras, ms all del alcance de la cimitarra. Por el momento, al menos, estaba libre. Libre... y en las garras de la Inquisicin! de horror Apenas para me haba apartado de aquel lecho ponerme de pie en el piso de piedra, cuando ces el movimiento de la diablica mquina, movida invisible, y por la vi una subir, fuerza hasta
percib
aflojaban.
di cuenta de que deban de estar rotas en ms de una parte. Pero, que con exceda una lo resolucin
clculos
sufrido
ms
all fue a de de
parecan estaban-
-y
en
realidad
Aquello
completamente
deb
separadas del piso. A pesar de todos mis esfuerzos, me fue imposible ver nada a travs de la abertura. Al ponerme otra vez de pie comprend misterio haba bien de del pronto cambio en de en el que la las los
movimientos. Libre! Apenas escapado muerte bajo la forma de una tortura, para ser entregado a otra que sera peor an que la misma en eso, muerte. pase Pensando
nerviosamente los ojos por las barreras de hierro que me encerraban. no se el me Algo fue haba calabozo. minutos, me perd estos inslito, un cambio que, al principio, posible claramente, producido Durante vaga en en apreciar
esos colores haban tomado intenso que y sorprendente, espectrales imgenes ms mos. una vida, fijamente un creca
largos
conjeturas.
momentos pude advertir por primera vez el origen de la sulfurosa luz que iluminaba la celda. Proceda de una fisura de media pulgada de ancho, que rodeaba por completo el calabozo al pie de las paredes, las cuales
desde
direcciones, donde ninguno haba sido antes visible, y brillaban con el crdeno resplandor de un fuego que
mi imaginacin no alcanzaba a concebir como irreal. Irreal...! caracterstico que surga recalentado... Al respirar del del Aquel vapor hierro olor
un mi a
comprender el sentido de lo que vea. Pero, al fin, ese sentido alma, se hasta abri paso, y mi Oh, Oh todo avanz poco a poco hasta mi arder en razn. Todo... consumirse estremecida poder espanto!
sofocante invada ms y ms la celda... Los sangrientos horrores las ponerse jadeaba, respirar. representados empezaron tratando Ya no me rojos... en a Yo de caba paredes
expresarlo!
menos eso! Con un alarido, salt hacia atrs y hund mi cara en las manos, sollozando amargamente. El calor creca
duda sobre la intencin de mis torturadores. Ah, los ms implacables, Corr de la del la la los hacia ms los el celda, metal horrible que idea pozo un su de me la invadi blsamo. borde demoniacos hombres! centro alejndome pensamiento destruccin aguardaba, frescura mi alma Corr del como hasta entre
rpidamente, y una vez ms mir a lo alto, temblando como cambio en un Un acababa ataque de de calentura. segundo
ardiente. Al encarar en mi
producirse en la celda..., y esta vez el cambio tena que ver con la forma. Al igual que antes, fue intil que me esforzara o lo por que apreciar entender
mortal. Esforzndome, mir hacia abajo. El resplandor del ardiente sus huecos. Y, techo ms sin iluminaba recnditos
inmediatamente
estaba ocurriendo. Pero mis dudas no duraron mucho. La venganza de la Inquisicin se aceleraba despus de mi
doble escapatoria, y ya no habra los entonces ms prdida de Hasta haba tiempo por parte del Rey de Espantos. mi celda
con una rapidez que no me dejaba tiempo mayor para mirar. ya Su centro y, por tanto, su dimetro llegaba sobre el abierto abismo. Me ech hacia atrs, pero las movientes paredes me obligaban irresistiblemente a avanzar. Por fin no hubo ya en el piso del calabozo ni una pulgada de asidero para mi chamuscado cuerpo. Ces y de convulso
sido cuadrada. De pronto vi que dos de sus ngulos de hierro agudos, La un se y haban los vuelto dos, se y otros
por consiguiente, obtusos. horrible resonar diferencia profundo acentuaba rpidamente, con quejumbroso. En un instante el calabozo cambi su forma por la de un rombo. Pero el cambio no se detuvo all, y yo no esperaba ni deseaba que rojas se detuviera. paredes, Podra si haber pegado mi pecho a las como fueran vestiduras de eterna paz. La muerte! -clam. Cualquier la del Acaso que muerte, pozo! no era aquellos en el menos evidente objeto pozo?
luchar, pero la agona de mi alma se expres en un agudo, final prolongado de alarido desesperacin.
Sent que me tambaleaba al borde del pozo... Desvi la mirada... Y o un discordante un toque un
clamoreo de voces humanas! Reson de al spero de poderoso chirriar mil trompetas! Escuch
Insensato!
truenos!
resistir su fuego? Y si lo resistiera, cmo oponerme a su presin? El rombo se iba achatando ms y ms,
Lasalle.
ejrcito francs acababa de entrar en Toledo. La Inquisicin estaba en poder de sus enemigos.
deja de dar a entender a quien le ha agraviado que es l quien se venga. Es preciso entender bien
***
que ni de palabra, ni de
EL BARRIL DE AMONTILLADO
Mejor de que pude Pero haban cuando jur que la
obra, di a Fortunato motivo para que sospechara de mi buena voluntad hacia como y que l mi no l. de poda Continu, presencia, advertir
soportado las mil injurias Fortunato. el lleg conocen insulto, Ustedes, tan bien
vengarme.
entonces, tena como origen en m la de arrebatarle la vida. Aquel punto otros hombre temido. en de vinos. los Fortunato dbil, digno Se aspectos, tena era de un en un toda
naturaleza de mi carcter, no llegarn a suponer, no obstante, la menor que pronunciara con palabra
aunque,
respecto a mi propsito. A la larga, yo sera vengado. Este era ya un punto la establecido definitivamente. Pero misma decisin con que lo haba resuelto exclua toda idea parte. de No peligro por mi solamente Una tena
consideracin, y aun de ser enorgulleca italianos En la se siempre de ser un entendido Pocos tienen el verdadero talento catadores. su mayora, entusiasmo
adapta con frecuencia a lo que el tiempo y la ocasin requieren, millonarios austracos. piedras con objeto de y y dedicarse a engaar a los ingleses En pintura
que castigar, sino castigar impunemente. injuria queda sin reparar cuando su justo castigo perjudica al vengador. Igualmente queda sin reparacin cuando sta
preciosas,
Fortunato, verdadero
como
todos era
sus un pero
qu he
buen
aspecto un
tiene de
compatriotas,
usted hoy! El caso es que recibido barril algo que llama amontillado, y tengo mis dudas. -Cmo? Imposible! Carnaval! -Por eso mismo le digo que tengo mis dudas -contest-, e iba a cometer la tontera de pagarlo de como un si se sin -dijo Un Y en l-. barril? pleno
charlatn;
en cuanto a vinos aejos, era sincero. Con respecto a esto, yo no difera extraordinariamente de l. Tambin yo era muy experto en que lo que se se me refiere a vinos italianos, y siempre presentaba gran ocasin compraba
Amontillado?
anochecer, en plena locura del Carnaval, encontr a mi amigo. excesiva El buen Me acogi con cordialidad, hombre de un un de traje vestido colores, estaba payaso. muy con y
tratara
exquisito
amontillado,
consultarle. No haba modo de encontrarle a usted, y tema perder la ocasin. -Amontillado! -Tengo mis dudas. -Amontillado! -Y he de pagarlo. -Amontillado! -Pero estaba iba como usted l ahora a es supuse muy buscar un que a
coronaba su cabeza con un sombrerillo cnico adornado con cascabeles. estrechado Me alegr su tanto de verle, que cre no haber jams mano como en aquel momento. -Querido Fortunato -le dije en tono jovial-, ste es un encuentro afortunado. Pero
ocupado, buen
Luchesi.
entendido. l me dir...
es el
incapaz
de
amontillado
-Y,
no
obstante,
hay
cogi del brazo. Me puse un antifaz de seda negra y, cindome bien al cuerpo mi roquelaire, (ropa de hombre a partir de por no finales me l hasta en del dej mi Los la siglo conducir Palazzo criados XVII)
imbciles que creen que su paladar puede competir con el de usted. -Vamos, vamos all. -Adnde? -A sus bodegas. -No mi querido abusar usted amigo. de No su que algn
(palacio). estaban
casa. Haban escapado para celebrar la festividad del Carnaval. haba volvera concretas estorbaran Estas Aunque saba la yo, suficientes, inmediata Ya hasta para por rdenes de sobra para antes que la yo les no dicho quiero tiene
amabilidad.
Preveo
tenga
compromiso
asegurarme
alguno, veo que tiene usted mucho fro. Las bodegas son terriblemente estn hmedas; materialmente
desaparicin
de ellos en cuanto volviera las espaldas. Cog dos antorchas de sus hacheros, entregu a Fortunato una de ellas y le gui, hacindole encorvarse a travs que de distintos a la aposentos por el abovedado pasaje conduca
bodega. Baj delante de l una que fin, larga adoptara a y tortuosa escalera, recomendndole precauciones
-Salitre Hace
-le
mucho
tiene usted esa tos? -Ejem! Ejem!...! A mi pobre amigo le fue Ejem! Ejem!
al seguirme. Llegamos, por los y uno ltimos nos frente de a peldaos, encontramos, de las
imposible
contestar
hasta
resonaban a cada una de sus zancadas. -Y el barril? -pregunt. -Est ms all Pero -le observe
enrgicamente-. Volvmonos. Su salud es preciosa, amigo mo. Es Es No es y usted usted debe rico, feliz, usted respetado, querido. tiempo. respecta, Volvmonos. admirado,
contest-.
como yo lo he sido en otro malograrse. Por lo que m distinto. usted quiero esa Adems, vive no Podra con de aqu
usted esos blancos festones que brillan en las paredes de la cueva. Se volvi con hacia sus m y me
mir
nubladas
pupilas, que destilaban las lgrimas de la embriaguez. -Salitre? por fin. -me pregunt,
responsabilidad. Luchesi...
-Basta -me dijo-. Esta tos carece tos. de importancia. No me matar. No me morir de
-Verdad, contest-.
verdad Realmente,
-le no
-Esas cuevas -me dijo- son muy vastas. -Los Montresors -le
era mi intencin alarmarle sin motivo, pero debe tomar precauciones. la humedad. Y diciendo esto, romp el cuello de una botella que se fila suelo. -Beba -le dije, hallaba de en en una el larga hmedo otras anlogas, Un trago de este medoc le defender de contest- era una grande y numerosa familia. -He olvidado cules eran
sus armas. -Un campo aplasta gran de a pie una de oro El en pie
azur.
serpiente
tumbadas
rampante, cuyos dientes se clavan en el taln. -Muy bien! -dijo. Brillaba el vino en sus los se las por y las de un
ofrecindole el vino. Llevse labios, la botella mirndome a los de ojos y retian Tambin Por de con entre
soslayo. Hizo una pausa y me salud con familiaridad. Los cascabeles sonaron. -Bebo -dijo- a la salud de los enterrados que descansan en torno nuestro. -Y yo, por la larga vida de usted. De nuevo me cogi de mi
esqueletos,
nuevo, esta vez me atrev a Fortunato brazo, ms arriba del codo. -El salitre -le dije-. Vea usted cmo va aumentando. Como si fuera musgo, cuelga
de
las
bvedas.
Ahora
-No pertenece usted a la masonera? -S, s -dije-; s, s. -Usted? masn? -Un masn -repliqu. Imposible! Un
estamos bajo el lecho del ro. Las gotas de humedad se filtran por Venga entre los huesos. usted.
Volvamos antes de que sea muy tarde. Esa tos... -No es nada Pero otro -dijo-. primero de
-A ver, un signo -dijo. -ste -le contest, sacando de debajo de mi roquelaire una paleta de albail. -Usted bromea -dijo,
traguito
Romp un frasco de vino de De Grave y se lo ofrec. Lo vaci de un trago. Sus ojos llamearon fuego. un Se con ech que a ardiente rer no y
retrocediendo unos pasos-. Pero, en fin, vamos por el amontillado. -Bien -dije, guardando de nuevo la mi
tir la botella al aire con ademn pude comprender. Le mir el sorprendido. movimiento, El un
herramienta bajo la capa y ofrecindole brazo. Apoyse pesadamente en l y seguimos nuestro camino en busca del amontillado. Pasamos por debajo de una
repiti
serie de bajsimas bvedas, bajamos, llegamos cripta, del ms que aire avanzamos a donde una la luego, y profunda impureza enrojecer nuestras descendimos despus
haca brillar
lo
ms cripta menos
de apoyo a la bveda de las catacumbas, y se apoyaba en una de las paredes que de las granito macizo
paredes
alineados
restos humanos de los que se amontonaban en la cueva de encima de nosotros, tal como en las grandes catacumbas de Pars. Tres cripta modo. yacan suelo, lados de aquella estaban haban por en el un levantando su antorcha casi consumida, penetrar la profundidad de aquel recinto. La dbil luz nos impeda distinguir el interior Del cuarto fondo. -Adelntese -le dije-. Ah est el amontillado. Si aqu estuviera Luchesi... -Es un ignorante mi -
tambin adornados del mismo sido retirados los huesos y esparcidos formando
rincn un montn de cierta altura. Dentro de la pared, que haba quedado por de de as el los descubierta desprendimiento recinto interior,
interrumpi y seguido
amigo,
huesos, vease todava otro unos cuatro pies de profundidad y tres de anchura, y con una altura de seis o siete. No pareca haber para un sino dos de sido uso que un los construido determinado, formaba hueco entre
fondo por
nicho, se
hallar interrumpido su paso roca, y despus Haba detuvo Un yo al su atnito momento granito. hierro, perplejo. haba en encadenarlo
conseguido
sencillamente
por unos dos pies. Rodear su fue cintura cuestin para con de los pocos eslabones, para sujetarlo, segundos. Estaba demasiado aturdido y ofrecerme del resistencia. Saqu la llave retroced, saliendo recinto. -Pase usted la mano por la pared -le dije-, y no podr menos salitre. muy que Est, sentir en Permtame el que efecto,
de piedra de construccin y mortero. Con estos materiales y la ayuda de mi paleta, empec activamente a tapar la entrada del haba nicho. mi obra Apenas de
colocado al primer trozo de albailera, cuando me di cuenta de que la embriaguez de Fortunato se haba disipado en gran parte. que El primer de ello indicio fue un tuve
gemido apagado que sali de la profundidad del recinto. No era ya el grito de un hombre produjo de la embriagado. luego un largo Se y
hmeda.
le ruegue que regrese. No? Entonces, no me queda ms remedio pero que abandonarlo; prestarle debo antes
obstinado silencio. Encima primera la hilada la coloqu entonces ruido se segunda, las
algunos cuidados que estn en mi mano. -El amontillado! -exclam mi amigo, que no haba salido an de su asombro. -Cierto -repliqu-, el
tercera y la cuarta. Y o furiosas unos los sacudidas de la cadena. El prolong durante minutos,
amontillado. Y diciendo estas palabras, me atare en aquel montn de huesos a que antes he aludido. Apartndolos a un lado no tard en dejar al descubierto cierta cantidad
cuales, para deleitarme con l, interrump mi tarea y me sent en cuclillas sobre los huesos. por Cuando fin, cog las se aquel de apacigu,
rechinamiento, interrupcin
sexta y sptima hiladas. La pared se hallaba entonces a la altura de mi pecho. De nuevo me detuve, y, levantando la antorcha por encima de la obra que haba ejecutado, sobre la dirig figura la que luz se
Ya
era a
medianoche, su trmino
y mi
llegaba
trabajo. Haba dado fin a las octava, novena y dcima hiladas. casi una con la Haba terminado de la y totalidad que
oncena, y quedaba tan slo piedra su colocar que revocar. Tena luchar Slo
peso.
parcialmente se colocaba en la posicin necesaria. Pero entonces una risa sali del nicho que voz me tan ahogada, una
agudos
gritos
repente de la garganta del hombre encadenado, como si quisiera rechazarme con violencia hacia atrs. Durante un momento vacil y me estremec. y empec por el Saqu a mi espada tirar
puso los pelos de punta. Se emita con triste, que con dificultad la identifiqu con la del noble deca: -Ja, ja, ja! Je, je, je! Buena broma, amigo, buena broma! Lo que nos reiremos luego en el Palazzo, je, je, je!, a propsito de nuestro vino! Je, je, je! -El amontillado -dije. -Je, je, je! Pero, S, no el se Fortunato. La voz
estocadas de
interior para la
del nicho. Pero un momento reflexin bast Puse y la quien en tranquilizarme. de piedra a
mano sobre la maciza pared respir a y los pared, a satisfecho. acercarme contest gritos los que de Volv
entonces
clamaba. y amontillado.
Los repet, los acompa y venc extensin acab fuerza. As lo hice, y el gritaba por callarse.
Lady Fortunato y los dems? Vmonos. -S -dije-; vmonos ya. -Por el amor de Dios,
cubr con argamasa. Volv a levantar la antigua muralla de huesos contra la nueva pared. Durante medio siglo, nadie los ha tocado. ***
respuesta palabras.
todo
un
da
de las y
triste, cernan
oscuro, bajas
silencioso,
cuando
pesadas en el cielo, cruc solo, a caballo, una regin singularmente No hubo respuesta, y volv a llamar. -Fortunato! Tampoco me contestaron. pas; noche, vista pero que a y, me de la mi al lgubre fin, a del al la
Introduje una antorcha por el orificio que quedaba y la un dej caer en el una interior. Me contest slo cascabeleo. Senta presin en el corazn, sin duda causada por la humedad de las catacumbas. a terminar Con coloqu en Me mi su apresur trabajo. esfuerzos
invadi
espritu
sentimiento de insoportable tristeza. Digo insoportable porque ninguno sentimientos agradables, poticos, ms con por los no lo de atemperaba esos semiser cuales imgenes
muchos
naturales de lo desolado o lo -la terrible. casa y el Mir el escenario que tena delante sencillo las las paisaje paredes los ralos y del dominio,
mientras la hay,
reflexionaba.
Me
vi obligado a incurrir en insatisfactoria fuera de toda duda, de objetos que tienen el conclusin de que mientras combinaciones simplsimos naturales
ventanas como ojos vacos, siniestros escasos rboles fuerte nimo al de el del juncos, troncos agostadosdepresin sensacin despertar existencia horrible
poder de afectarnos as, el anlisis de este poder se encuentra ms all an de Era entre que las estn nuestro posible, de consideraciones alcance. disposicin
reflexion, que una simple diferente los elementos de la escena, de los detalles del cuadro, fuera poder acuerdo empuj escarpada que suficiente de con mi para modificar o quiz anular su impresin esta idea, a de la un dolorosa; y, procediendo de caballo orilla su
velo. Era una frialdad, un abatimiento, del mental de la irremediable que ningn malestar una tristeza acicate poda corazn,
imaginacin
desviar hacia forma alguna de lo sublime. Qu era -me detuve a pensar-, qu era lo que as me desalentaba en la contemplacin de la Casa luchar Usher? y yo los con Misterio no que poda se sombros insoluble;
estanque negro y fantstico extenda pero que la e grises, brillo a con an la un ms antes imagen de los y tranquilo mansin; junto
pensamientos
invertida
congregaban a m alrededor
espectrales troncos, y las vacas ventanas como ojos. En esa mansin sin pasar Su de
y me
mucho
ms,
este
pedido y, no un
hecho de todo corazn, no permitieron al vacilar que, en consecuencia, obedec de inmediato obstante, consideraba
embargo, algunas
requerimiento singularsimo. Aunque habamos ntimos, se de sido en haba muchachos camaradas poco realidad
Roderick Usher, haba sido compaeros de adolescencia; haban Sin regin -una transcurrido desde nuestro encuentro. en del una pas embargo, acababa de recibir distinta su tono
saba de mi amigo. Siempre mostrado excesivamente reservado. Yo saba, sin embargo, que su antiqusima haba tiempos una familia se desde por destacado inmemoriales peculiar
carta suya-, la cual, por exasperadamente apremiante, no admita otra respuesta que la presencia personal. denotaba de una La escritura agitacin enfermedad de un fsica desorden
sensibilidad
de temperamento desplegada, a lo largo de muchos aos, en numerosas y elevadas y de concepciones en repetidas artsticas obras
mental que le oprima y de un intenso deseo de verme por ser su su mejor nico gracias y, en realidad, de lograr, amigo a la
discretas, as como en una apasionada bellezas dificultades ms que a las ortodoxas fcilmente reconocibles de la ciencia musical. Conoca tambin el hecho
personal, con el propsito jovialidad de mi compaa, algn alivio a su mal. La manera en que se deca esto
de los en
que
la
Usher,
nombre que y
que lo la
Usher, ningn
entre
siempre venerable, no haba periodo, una rama duradera; en otras palabras, que toda la familia se limitaba a la lnea directa de y descendencia siempre, con y variaciones, as. Esta el del mientras
He dicho que el solo efecto de mi experimento un tanto infantil -el de mirar en el estanque- haba ahondado la primera que rpido qu no la y singular del de mi por este serva mismo. Tal impresin. No cabe duda de conciencia crecimiento -pues, de darle he
pens,
mentalmente acuerdo la
supersticin nombre?su
propiedad
con el que distingua a sus habitantes, reflexionando sobre la posible influencia que la primera, a lo largo de tantos siglos, sobre esta de y poda los ramas la transmisin haber quiz, colaterales, consiguiente ejercido
especialmente para acelerar crecimiento es, lo s de antiguo, la paradjica ley de todos los sentimientos que tienen como base el terror. Y debe de haber sido por esta sola razn que, cuando de nuevo alc los ojos hacia la casa desde su imagen surgi tan que para fuerza en en el mi en la la las me estanque, fantasa verdad, menciono vvida
segundos,
ausencia,
constante de padre a hijo, del patrimonio junto con el nombre, era la que, al fin, identificaba dos, hasta tanto el a los de punto
sensaciones
Mi de una
imaginacin que se
parte haber
alguna y una
de
la
estaba excitada al punto de cerna sobre toda la casa y atmsfera y de su una propia ambos
mampostera, incongruencia
perfecta adaptacin de las partes y la disgregacin de cada piedra. de que largo cripta Esto me recordaba mucho la aparente integridad maderajes podrido alguna del de ciertos se tiempo han en
inmediata
vecindad,
atmsfera sin afinidad con el aire del cielo, exhalada por los rboles marchitos, por los muros grises, por el estanque silencioso, un vapor pestilente y mstico, opaco, plomizo. Sacudiendo de mi espritu pesado, de apenas color perceptible,
sin que intervenga el soplo aire este exterior. indicio la de fbrica seales
general pocas
inestabilidad. Quiz el ojo de un observador minucioso hubiera una podido fisura descubrir apenas que, desde abra en aguas en el
eso que tena que ser un sueo, examin ms de cerca el verdadero aspecto Su pareca ser del rasgo una edificio. dominante era la por la y que forma
perceptible extendindose frente, pared hasta sombras estanque. Mientras cosas breve casa. observaba por hasta se abajo,
Menudos hongos se extendan superficie, enmaraada Pero ver esto con de suspendidos desde el alero fina tela nada araa.
perderse
tena
cabalgu calzada Un
ninguna
sirviente
aguardaba tom mi caballo, y entr en la bveda gtica del vestbulo. Un criado de paso furtivo me condujo desde all, en silencio, a travs de varios pasadizos oscuros hacia amo. el e intrincados, de lo su que gabinete de el en los
rostro,
pens, El
era
una
mezcla de baja astucia y de perplejidad. criado abri entonces una puerta y me dej en presencia de su amo. La habitacin era muy Tena donde amplia me y y de
Mucho
encontr avivar
camino vagos
ventanas
contribuy, no s cmo, a sentimientos de los cuales he hablado ya. Mientras los objetos relieves cielorrasos, circundantes de los -los los oscuros
puntiagudas, y a distancia grande roble negro, que resultaban absolutamente desde inaccesibles Dbiles dentro.
fulgores de luz carmes se abran paso a travs de los cristales servan enrejados para y los los diferenciar objetos;
tapices de las paredes, el bano negro de los pisos y los fantasmagricos trofeos herldicos que rechinaban a mi paso- eran cosas a las cuales, o a sus semejantes, estaba la cavilaba familiar acostumbrado infancia, en que desde lo todo mientras era
suficientemente principales
ojos, sin embargo, luchaban en vano para alcanzar los ms techo remotos ngulos del y aposento, a los huecos del abovedado esculpido. Oscuros tapices colgaban de las paredes. El moblaje y general era Haba e en profuso, incmodo, antiguo destartalado. libros musicales muchos instrumentos
reconocer
aquello, me asombraban por lo inslitas las fantasas que esas imgenes provocaban mdico de no en la habituales encontr al
desorden,
que
no
lograban
m, con el compaero de mi adolescencia. Sin embargo, el La carcter tez de su rostro los haba sido siempre notable. cadavrica; ojos, grandes, los lquidos, labios, una la nariz, un
dar ninguna vitalidad a la escena. Sent que respiraba una atmsfera de dolor. Un aire de dura, profunda e irremediable melancola lo envolva y penetraba todo. A mi entrada, tendido me tena, de del del su de unos no Usher cuan se
incomparablemente luminosos; tanto finos y muy plidos, pero hermosa; de curva de extraordinariamente delicado tipo hebreo, pero de ventanillas ms abiertas de lo que es habitual en ellas; el mentn, finamente modelado, revelador, en su falta de prominencia, de una falta de energa moral; los cabellos, ms suaves y ms tenues estos que tela y de de el la de araa: rasgos
incorpor de un sof donde estaba era mucho y largo con que al recibi pens
vivacidad,
ennuy.
perfecta instantes,
excesivo una
desarrollo
observ con un sentimiento en parte de compasin, en parte hasta en un de entonces periodo Roderick la tan espanto. haba breve, A del Seguramente hombre alguno cambiado tan terriblemente, como Usher!
regin frontal constituan fisonoma difcil olvidar. Y ahora la simple exageracin del carcter dominante de esas facciones y de su expresin habitual revelaban grande, persona hablando. espectral de un que con cambio dud quien La la de tan la
duras penas pude llegar a admitir identidad ser exange que tena ante
estaba palidez el
piel,
brillo cosas
milagroso me
de
los y
alternativamente vivaces y lentos. una (cuando pareca concisin manera de Su su voz pasaba de indecisin en trmula vital completa esa
ojos, por sobre todas las sobresaltaron adems, aun me aterraron. El sedoso cabello, en su haba textura crecido al descuido y, como desordenada de telaraa flotaba ms que caa alrededor del rostro, me era imposible, un su aun haciendo relacionar esfuerzo, enmaraada
espritu
latencia) a esa especie de enrgica, hablar abrupta, gutural, equilibrada, observarse perdido los o en en el el de
apariencia con idea alguna de simple humanidad. En las maneras de mi amigo me sorprendi encontrar y pronto motivada incoherencia, inconsistencia, descubr que era
incorregible periodos
mayor excitacin. As me habl del objeto de mi visita, de su vehemente deseo de verme y del solaz que aguardaba de m. Abord con cierta extensin lo que l consideraba de Era, dijo, la su un y una que en naturaleza enfermedad. mal
por una serie de dbiles y ftiles intentos de vencer un una ya azoramiento excesiva A estaba habitual, agitacin verdad, para
nerviosa.
decir
preparado
algo de esta naturaleza, no menos por su carta que por reminiscencias conclusiones su Sus peculiar y su fsica de ciertos de rasgos juveniles y por las deducidas conformacin temperamento. eran
indudablemente
gestos
Algunas y
de me
trivial, sobre
que esta
pueda
actuar
ellas, cuando las detall, interesaron tuvieron trminos de de y una los soportaba desconcertaron, aunque sin importancia el estilo acuidad sentidos; los
intolerable
agitacin. No aborrezco el peligro, como no sea por su efecto absoluto: el terror. En este desaliento, en esta lamentable condicin, siento que tarde o temprano llegar el periodo en que deba abandonar vida y razn a un tiempo, con en el alguna torvo lucha
alimentos ms inspidos; no poda vestir sino ropas de cierta perfumes flores aun le la textura; de eran luz todas ms los las
opresivos; dbil
intervalos, y a travs de insinuaciones interrumpidas y ambiguas, de otro su rasgo singular ciertas condicin impresiones
torturaba sus ojos, y slo pocos sonidos peculiares, y stos cuerda, horror. Vi que era a un una esclavo suerte de no instrumentos le de inspiraban
mental. Estaba dominado por supersticiosas relativas a la morada que ocupaba y de donde, durante muchos aos, nunca se haba aventurado a salir, cuya supersticiones energa fue para relativas a una influencia supuesta en descrita demasiado trminos
sometido
anormal de terror. "Morir -dijo-, tengo que morir de esta me s deplorable perder. mismos, locura. los sus As, as y no de otro modo Temo por sucesos del futuro, no por sino Me en aun resultados. pensando incidente, estremezco cualquier el ms
sombros
repetirlos aqu; influencia que algunas peculiaridades de la simple de forma la y material casa
familiar
haban
ejercido
apartado sin
del mi
aposento La mir
y, con no
sobre su espritu, deca, a fuerza de soportarlas largo tiempo; efecto que el aspecto fsico de los muros y las torrecillas grises y el oscuro estanque en el cual stos se miraban haba producido, a la larga, en la moral de su existencia. Admita, poda a sin un embargo, origen peculiar as cruel lo y la
notar
presencia,
asombro, es
desprovisto de temor, y sin imposible estos me pasos Cuando se y ojos del oprimi, con que por la se fin tras
sentimientos. Una sensacin mientras mirada alejaban. una puerta mis ella, el segua
aunque con vacilacin, que buscarse de la la que ms natural y ms palpable mucho melancola afectaba: prolongada disolucin prxima nica muchos solo tierra. de tiernamente aos, "Su
cerr
buscaron hermano,
instintiva
ansiosamente
semblante
pero ste haba hundido la cara entre las manos y slo pude palidez dedos entre percibir mayor que que una la por se
enfermedad, una
compaa pariente
apasionadas
muerte
-deca de Madeline de sus haba burlado durante mucho tiempo ciencia Una de su mdicos. gradual apata persona accesos y de
con una amargura que nunca podr olvidar- har de m (de m, el desesperado, el frgil) el ltimo de la antigua raza de los Usher." Mientras hablaba, Madeleine (que as se llamaba) pas lentamente por un lugar
parcialmente eran el
estrecha me introduca sin reserva en lo ms recndito de su alma, iba advirtiendo con amargura la sutileza de todo intento de alegrar un espritu inherente, cuya se oscuridad, derramaba como una cualidad positiva, sobre todos los objetos del universo fsico y moral, en una incesante irradiacin de tinieblas. Siempre tendr presente el recuerdo de las muchas horas solemnes que pas a solas con el amo de la Casa Usher. Sin embargo, fracasara en todo intento de dar una idea sobre el
diagnstico inslito. Hasta haba soportado a con firmeza la carga de su enfermedad, negndose guardar cama; pero, al caer la tarde de mi llegada a la casa, sucumbi (como me lo dijo esa noche su hermano con inexpresable agitacin) al poder aplastante del destructor, y supe que la breve visin que yo haba tenido de su persona sera probablemente para m, que la ltima ms nunca
exacto
carcter
de
los
posteriores, ni Usher ni yo mencionamos durante entregu esfuerzos melancola Pintbamos juntos; como su as, en o nombre, periodo aliviar mi este
estudios o las ocupaciones a los cuales me induca o cuyo Una camino me mostraba. exaltada, un e idealidad
vehementes amigo. leamos escuchaba, sueo, guitarra. que vez las Y una ms
fulgor sulfreo sobre todas improvisados fnebres eternamente en mis cantos resonarn odos.
intimidad
y amplificacin del extrao aire del ltimo vals de Von Weber. De las pinturas que nutran creca a su cada laboriosa pincelada, tanto ms que que imaginacin y cuya vaguedad
de pero
resplandecientes,
Una de las fantasmagricas concepciones que no de mi amigo, con ser participaba puede
tanto rigor del espritu de abstraccin, de una vagamente esbozada, aunque manera en indecisa, El dbil, palabras.
ignoraba su causa; de esas an tengo sus imgenes ante m) sera intil mi intento de presentar algo ms que la de pequea las meras porcin palabras por sus Si atencin y la la un comprendida en los lmites escritas. Por su extremada simplicidad, desnudez atraan de la diseos, jams
pequeo cuadro representaba el interior de una bveda o tnel inmensamente con ni del largo, paredes adorno elementos diseo se la rectangular, interrupcin alguno. accesorios que bajo esa la
subyugaban.
servan para dar la idea de excavacin superficie No se saliencia una de una de hallaba a mucha profundidad tierra. ninguna observaba en toda o sin todo de
mortal pint una idea, ese mortal fue Roderick Usher. Para m, al menos -en las circunstancias que entonces me rodeaban-, surga de las puras abstracciones que el hipocondraco intensidad de lograba intolerable proyectar en la tela, una espanto, cuya sombra nunca he sentido, ni siquiera en la contemplacin de las
la vasta extensin, ni se discerna cualquier artificial embargo, el espacio antorcha luz; por ola otra flotaba fuente
el
conjunto
con
un y
Recuerdo palabras me
esplendor espectral.
inadecuado
rapsodias. Quiz fue la que impresion cuando en o cre la fuerza porque interna sentido por acabada encumbrada que l
He hablado ya de ese estado mrbido del nervio auditivo que haca intolerable msica, de al con paciente excepcin toda
corriente
mstica vez,
percibir,
ciertos
primera
efectos de instrumentos de cuerda. Quiz los estrechos lmites haba guitarra el sus misma en los cuales con los se la que de es la sus confinado fueron
conciencia razn El
parte de Usher de que su vacilaba palacio sobre su trono. Los versos, titul encantado, decan poco ms o menos as: En el ms verde de los un
posible facilidad
explicar
fogosa
valles
que habitan ngeles erguase de majestad del all serafn cosa rey se bati tan
benficos, palacio lleno y hermosura. Dominio Pensamiento, alzaba! Y nunca alas un sus
impromptus. Deban de ser y lo eran, tanto las notas como pocas con de ser los las palabras se de sus extraas fantasas (pues no veces acompaaba improvisaciones resultados de
verbales rimadas)-, deban ese intenso recogimiento y concentracin mental a los cuales he aludido antes y que eran observables slo en ciertos momentos de la ms alta excitacin mental.
sobre
bella. Amarillos gloriosos hace pendones, (todo en eso los sobre fue ms
en tan por las una Y los viajeros, por rojas, que se cual por una las ven desde el valle, ahora formas en el ventanas vastas en mueven
expanda
ventanas ritmo de
luminosas
a los espritus
sale
lades, en torno al trono (porfirogeneto!) el seor del envuelto en merecida pompa, Sentbase reino. Y de de rubes y de perlas un ro
multitud que re... pues la sonrisa ha muerto. Recuerdo bien que las
sugestiones nacidas de esta balada nos lanzaron a una corriente donde opinin (pues pensado se de otros as), de pensamientos una que han para Usher hombres sino manifest
era la puerta del palacio, donde como fluan, centelleando, fluan los Ecos, de
gentil tarea: la de cantar con altas voces el genio y el Ms ingenio de su rey soberano. criaturas malignas de invadieron, vestidas
explicar la obstinacin con que la defendi. En lneas generales sensibilidad desordenada idea haba ms bajo Me carcter invada, inorgnico. afirmaba de todos la los la un e
tristeza, aquel dominio. (Ah, duelo y luto! Nunca ms nacer otra alborada!) Y en torno del palacio, la hermosura que antao floreca entre rubores, es slo una olvidada historia sepulta en viejos tiempos.
ciertas faltan
abandono de su persuasin. La creencia, sin embargo, se vinculaba (como ya lo he insinuado) con las piedras grises de la casa de sus antepasados. condiciones sensibilidad de haban Las la sido
destinos haciendo
de de
la l
ahora estaba yo viendo, eso que l era. Tales opiniones no necesitan comentario, y no har ninguno. Nuestros libros -los libros que parte durante no del como en este con de la aos pequea enfermopuede estricto carcter existencia constituyeran intelectual estaban, suponerse, acuerdo espectral. Verver Gresset; et el
satisfechas, imaginaba l, por el mtodo de colocacin de esas piedras, en que as por como hongos el por que orden los estaban
dispuestas,
numerosos
las cubran y los marchitos rboles circundantes, pero, sobre de aguas esa todo, este del orden por y la su Su prolongacin inmodificada
duplicacin en las quietas estanque. evidencia -la evidencia de sensibilidaddijo pero de poda (y al comprobarse, gradual condensacin
Maquiavelo; Del cielo y del infierno, de Swedenborg; el Viaje Nicols la subterrneo Klim, de de de Robert Holberg;
Quiromancia
Flud, de Jean D'Indagin y De la Chambre; el Viaje a la de libro pequeo del distancia Campanella. favorito volumen en azul, de Tieck; y La ciudad del sol, Nuestro era un octavo
atmsfera propia en torno a las aguas y a los muros. El resultado era discernible, aadi, en esa silenciosa, ms importuna haba y terrible durante los influencia siglos que
Directorium
modelado
de los y
(as me dijo) considerando el carcter inslito de la enfermedad ciertas parte de de la difunta, y la importunas sus mdicos,
stiros soaba
africanos
cuales
ansiosas averiguaciones por remota y expuesta situacin del cementerio familiar. No he de negar que, cuando evoqu el siniestro aspecto de la persona con quien me cruzara en la escalera el da casa, de mi no llegada tuve a la de deseo
olvidada-, Mortuorum
Eclesi Magunti. No poda dejar de pensar en el extrao y en ritual su sobre cuando de esa el una obra probable
oponerme a lo que consider una precaucin inofensiva y en modo alguno extraa. A pedido de Usher, lo ayud personalmente preparativos el atad, el de los en de dos los la solos a su La
influencia hipocondraco, noche, haba declar quince una humano para singular dej llegado en a tras bruscamente dejado su das de
que
sepultura temporaria. Ya en llevamos lugar (por clausurada en su cuerpo descanso. tanto que
intencin (antes de
preservar su cuerpo durante inhumacin criptas del motivo definitiva) las edificio. que
numerosas alegaba
antorchas casi se apagaron atmsfera poca opresiva, era y dndonos para pequea, oportunidad hmeda
examinarla)
de
luz;
estaba
gran
el hermano y la hermana fue lo primero que y quiz por y atrajo mi mis murmur las que casi no en se la atencin, adivinando pensamientos, algunas l eran palabras, mellizos simpatas embargo, mucho Usher,
profundidad,
justamente
bajo la parte de la casa que ocupaba mi dormitorio. Evidentemente desempeado, tiempos siniestro en oficio feudales, haba remotos el de
cuales supe que la muerta y entre ambos haban existido siempre ojos, sin inexplicables. detuvieron Nuestros
mazmorra, y en los ltimos tiempos el de depsito de plvora o alguna otra sustancia combustible, pues una parte del piso y todo el interior del largo que nos pasillo abovedado
muerta, porque no podamos mirarla sin espanto. El mal que llevara a Madeleine a la tumba en la fuerza de la juventud haba dejado, como es frecuente en todas las enfermedades de naturaleza estrictamente catalptica, la irona de un dbil rubor en el pecho y la cara, y esa sonrisa que en la la la tapa suspicaz, es a tan su y, de los menos parte muerte. lnguida,
llevara hasta all estaban cuidadosamente de cobre. La hierro inmenso un macizo, peso, chirrido revestidos puerta, tena al de una Su
proteccin
semejante.
moverse agudo,
sobre los goznes, produca inslito. Una vez depositada carga en sobre la los
fnebre
caballetes,
aquella
regin de horror, retiramos parcialmente hacia un lado la tapa todava suelta del atad, y miramos la cara de su ocupante. Un sorprendente parecido entre
superior de la casa.
entonces, das
sobrevino
profundsima atencin, como escuchara sonido es de me a se sus pasos extraas de fantsticas imaginario. aterrara, inficionara. mi lentos pero alrededor, las
desaparecido. Descuidaba u ocupaciones con de paso sin su comunes. Erraba de aposento aposento La presuroso, rumbo. desigual, palidez
seguros,
deslizaban influencias
semblante haba adquirido, si era posible tal cosa, un tinte haba ms espectral, pero la luminosidad de sus ojos desaparecido por completo. El tono a veces ronco de su voz ya no se oa, del y una vacilacin caracterizaba trmula, como en el colmo terror, ahora su pronunciacin. Por momentos, en verdad, pens que algn secreto opresivo dominaba por su mente agitada valor sin descanso, y que luchaba conseguir suficiente para divulgarlo. Otras veces, en cambio, me vea todo obligado a las a reducirlo meras e
a noche
mi del da la de esos
octavo en
Madeleine
depositada
mazmorra, y siendo ya muy experiment fuerza El manera especial y con toda sentimientos. las horas sueo no y por
racionalizar la nerviosidad que me dominaba. Trat de convencerme de que mucho, si no todo lo que senta,
era
causado
por
la
intervalos, no s de dnde. Dominado por un de me intenso horror, pero vest sentimiento inexplicable insoportable,
desconcertante
influencia
del lgubre moblaje de la habitacin, de los tapices oscuros de y una de los los rados por el que, soplo atormentados
aprisa (pues saba que no iba a dormir ms durante la noche) e intent salir de la lamentable condicin en que haba cado, recorriendo rpidamente la habitacin de un extremo al otro. Haba vueltas, paso en contigua el con paso un de dado unas un una pocas ligero mi Un mi una escalera
incipiente, se balanceaban espasmdicos all sobre de crujan alrededor del esfuerzos infructuosos. gradualmente propio Un mi muros
lecho.
incontenible fue invadiendo cuerpo, un al fin se instal sobre mi corazn ncubo, Lo las la del el peso de una alarma por completo me inmotivada. sobre en sacud, jadeando, luchando, incorpor y, almohadas miraba intensa mientras
cuando
atencin. Reconoc entonces instante puerta tena, una pero ojos y despus toque Su de entraba llamaba con
lmpara. como
ansiosamente oscuridad
aposento, prest atencin ignoro por qu, salvo que me impuls una a que con fuerza ciertos ahogados, llegaban de la largos pausas instintivasonidos indefinidos, en las tormenta,
haba una
especie
hilaridad,
histeria
evidentemente reprimida en toda su actitud. Su aire me espant, haba pero todo era tanto preferible a la soledad que soportado
tiempo,
hasta
acog
su
de sin aun no y
todos
los unas
presencia con alivio. -No echar No lo lo has visto? despus mirada en lo esto visto? vers a -dijo de su Pues -y
Digo
densidad
advertirlo, de la
silencio-.
protegi
cuidadosamente la lmpara, se precipit a una de las ventanas y la abri de par en par a la tormenta. La rfaga entr con furia tan impetuosa que estuvo a punto de levantarnos del suelo. Era, en verdad, una noche tempestuosa, pero de una belleza severa, extraamente singular en su terror y en su hermosura. Al parecer, un su torbellino fuerza en pues y en de la las que las la desplegaba nuestra haba violentos excesiva nubes opriman nos impeda
rodeaban, resplandecan en la luz extra natural de una exhalacin gaseosa, apenas luminosa visible, sobre la y que claramente se cerna y la casa
estremecindome, Usher
asiento-.
Estos simples
elctricos
en
el del esta tu Yo y
De haber juzgado, a decir verdad, tensa por la o me extraa con y vivacidad que
ventana; el aire est fro peligroso para salud. Aqu tienes una de novelas y me favoritas. escuchars, juntos leer
pareca hubiera
pasaremos
esta Haba llegado a esa parte bien conocida en que de la que historia de sus Ethelred, de
haba tomado era Mad Trist, de Launcelot Canning; pero lo haba calificado de favorito de Usher ms por triste broma que en serio, pues poco haba tosca, que la era a en su sin pudiera e prolijidad imaginacin, interesar amigo.
el hroe del Trist, despus vanos intentos introducirse por las buenas en la morada del eremita, procede las a entrar del por la fuerza. Aqu, se recordar, palabras relator son las siguientes: "Y Ethelred, y que un al era por
elevada el
ideal espiritualidad de mi Pero nico libro que tena a mano, y aliment la vaga esperanza de que la excitacin que en ese momento alivio est agitaba (pues llena de al la de aun la hipocondraco hallar mentales anomalas en la pudiera
corazn poder de
fortalecido,
gracias el
del vino que haba bebido, aguard momento parlamentar con el eremita, quien, en realidad, era de ndole obstinada y maligna; mas sobre sintiendo sus la lluvia y alz hombros,
exageracin
un
de
la
tormenta
creciente,
camino en las tablas de la mano s, guantelete, y, tirando con rompi, lo destroz todo en tal forma que el ruido de la madera seca y hueca retumb en el bosque y lo llen de alarma." Al terminar esta frase me sobresalt y por un momento me detuve, pues me pareci (aunque en seguida conclu que mi excitada imaginacin me haba engaado), que, de parte a mis el y de me la pareci mansin, confusamente exacta (aunque alguna llegaba odos
el sonido en s mismo nada tena, a buen seguro, que pudiera distraerme. relato: campen y interesarme Continu el pas al "Pero Ethelred o el buen la no del y un
puerta y qued muy furioso sorprendido percibir maligno encontrar, seales eremita en cambio,
dragn prodigioso, cubierto de escamas, con lengua de fuego, delante sentado de un en guardia de palacio
oro con piso de plata, y del muro colgaba un escudo de bronce reluciente con esta leyenda: Quien Quien mate entre al aqu, ser; dragn, el
remotsima
por cierto) del mismo ruido de rotura, de destrozo que Launcelot duda haba alguna, descrito la
"Y Ethelred levant su masa y golpe la cabeza del dragn, que cay a sus pies y lanz su apestado aliento con un rugido tan horrido y bronco tap de y adems gana tan los penetrante que Ethelred se buena odos con las manos para no
con tanto detalle. Fue, sin coincidencia lo que atrajo mi atencin pues, entre el crujir de los bastidores de las ventanas y los mezclados ruidos habituales
escuchar el horrible ruido, tal como jams se haba odo hasta entonces." Aqu me detuve de que otra vez
observacin la sensibilidad nerviosa No era hubiese de mi compaero. seguro que los nada
advertido
sonidos en cuestin, aunque se haba producido durante los ltimos y en Desde minutos una su su evidente alteracin apariencia. extraa
bruscamente, y ahora con un sentimiento asombro, dudar de violento no en poda esta me decir un pues
posicin frente a m haba hecho girar gradualmente su silla, de modo que estaba sentado mirando hacia la puerta de la habitacin, y as slo en parte poda ver yo sus facciones, sus como aunque labios si perciba temblorosos,
de qu direccin proceda) sonido chirriante, sofocado aparentemente lejano, pero spero, prolongado, la exacta rplica de lo que mi imaginacin extra dragn, atribuyera alarido como al del lo natural tal
murmuraran algo inaudible. Tena la cabeza cada sobre el pecho, pero supe que no estaba dormido por los ojos muy abiertos, fijos, que vi al echarle El una mirada de del perfil. movimiento
lo estaba desde la segunda extraordinaria por en mil las el sin coincidencia, sensaciones contradictorias, cuales asombro terror, embargo, excitar con y un predominaban conserv,
cuerpo contradeca tambin esta idea, pues se meca de un lado a otro suave, con un pero balanceo de todo
relato
de
Launcelot,
que
movimiento de Usher no se interrumpi. al silln Sus su hacia Me precipit estaba miraban y una Pero, fuerte donde ojos
despus se
escapar del
adelante persona
terrible furia del dragn, acord escudo el bronce y del encantamiento roto, muerto apart de su cuerpo y camino
ptrea. un
cuando pos mi mano sobre hombro, estremecimiento recorri su cuerpo; una sonrisa malsana tembl en sus labios, y vi que hablaba con un murmullo bajo, ininteligible, advirtiera cerca, mi apresurado, como si no presencia. fin, el
avanz valerosamente sobre el argentado pavimento del castillo el cual, hasta entonces, donde no colgaba del muro el escudo, esper su llegada, sino que cay a sus pies sobre el piso fragor." Apenas haban salido de mis labios cuando estas -como si palabras, realmente de plata y con grandsimo terrible
Inclinndome sobre l, muy beb, por horrible significado de sus palabras: -No lo oyes? mucho minutos, muchos das S, yo lo
un escudo de bronce, en ese momento, hubiera cado con todo un su eco peso claro, y en mis el sobre un pavimento de plata- percib profundo, resonante, apariencia Incapaz nervios, de me metlico aunque sofocado. dominar pero
odo, pero no me atreva... Ah, compadceme, msero de m, desventurado! No me atreva... no me atreva a hablar! La encerramos viva en la tumba! No dije que mis sentidos eran agudos? Ahora te digo que o sus
primeros dbiles, muchos atrev, hablar! noche, La muerte Di, atad eremita, estruendo al en
Como
si
la
sobrehumana
energa de su voz tuviera la fuerza de un sortilegio, los enormes y que antiguos Usher abrieron mandbulas obra de de la batientes sealaba sus pesadas Era
violenta rfaga, pero all, del otro lado de la puerta, Estaba la alta y amortajada figura de Madeleine Usher. Haba sangre en sus ropas blancas, de Por su un y huellas de acerba lucha en cada parte descarnada momento persona. permaneci
del el
escudo!... ruido y
mejor, de
rajarse, los
chirriar
frreos
goznes de su prisin, y sus luchas dentro de la cripta, por el pasillo de huir? pronto? No el he abovedado, Oh! estar se sus y su -y grit su No revestido Adnde aqu prisa? distingo horrible corazn? se ese puso cobre! No odo pesado de
tambalendose cay de su
en el umbral; luego, con un sofocado, cuerpo pesadamente hacia adentro, hermano, y en su violenta agona final lo arrastr al suelo, los muerto, vctima que de terrores haba
INSENSATO! de pie y
aquella tormenta
la vieja avenida. De pronto surgi ver de en el sendero poda una luz extraa y me volv para dnde tan salir pues mis llena, que casi en fulgor inslito, solas El la la luna a
mientras trab
la vasta casa y sus sombras quedaban espaldas. vena roja de como resplandor sangre,
Charlottesville
(Virginia,
casualidad era
Augustus Bedloe. Este joven caballero m un notable y todo sentido y despert en inters curiosidad resultaba comprenderlo profundos. tanto en
brillaba ahora a travs de aquella fisura dibujada la imperceptible edificio figura furioso torbellino, del satlite
zig-zag desde el tejado del hasta se soplo todo el irrumpi al base. Mientras la contemplaba, la ensanch pas un del disco de ver rpidamente,
imposible
fsico como en lo moral. De su familia no pude obtener informes Nunca satisfactorios. de dnde averig
vena. Aun en su edad -si bien lo califico de joven caballerome haba algo no que desconcertaba poco.
pronto ante mis ojos y mi espritu vacil desmoronarse los poderosos muros, y hubo un largo y tumultuoso mis pies clamor el como la y se voz de mil torrentes, y a profundo estanque corrompido
Seguramente pareca joven, y se complaca en hablar de su juventud; en mas que haba no aos nada me de ms mucho momentos hubiera atribuirle edad. fsica. alto y
encorvado.
excesivamente
la
frente la tez la ms
opaco, ojos de
que un
evocaban cadver
los largo
alta,
exange,
tiempo enterrado. Estas fsicas mucha caractersticas parecan causarle y a de molestia aluda en la parte
boca grande y flexible, y dientes desparejados, aunque sanos, que jams he visto en una cabeza humana. La expresin de su sonrisa, sin embargo, en modo alguno resultaba poda era profunda tristeza Sus tamao desagradable, suponerse; absolutamente Tena uniforme, ojos una una de melancola, eran como pero
ellas en un tono en parte primera sin se bien que no su haba de lo una yo mucho un
impresion Pronto,
invariable.
penosamente. y mi
embargo, me acostumbr a l incomodidad ms desvaneci. proponerse modo aspecto que una Pareca
constante.
anormal, grande y redondo, como los del gato. Tambin las pupilas o con cualquier de la la aumento o una disminucin como en
sido siempre el de ahora, serie de ataques haban eso tiempo mdico setenta conociera cuyos neurlgicos
especie felina. En momentos de excitacin le brillaban los ojos hasta un punto casi inconcebible; parecan emitir rayos luminosos, no de una luz reflejada, sino intrnseca, como una buja, como el sol; pero por lo general tena un aspecto tan apagado, tan velado y
proporcionado,
menos as lo pensaba, gran alivio. que El resultado hombre fue rico, Bedloe,
stos
logr
un
resultado
que en los ltimos tiempos se ha vulgarizado hasta el punto de llamar poco o nada la atencin, pero que en el perodo al cual me refiero era apenas conocido decir en que Amrica. Quiero
haba hecho un arreglo con el doctor Templeton, por el cual este ltimo, mediante un generoso en su y pago anual, su consinti tiempo consagrar
experiencia
entre el doctor Templeton y Bedloe se haba establecido poco a poco un rapport muy definido y muy intenso, una
mdica al cuidado exclusivo del enfermo. El doctor Templeton mucho en y haba sus en
relacin estoy en
magntica. condiciones
No de
viajado tiempos
juveniles,
asegurar, sin embargo, que este rapport se simple poder de extendiera provocar ms all de los lmites del sueo; pero el poder en s mismo haba alcanzado gran intensidad. intento somnolencia de El primer producir fue
Pars se convirti, en gran medida, a las doctrinas de Mesmer. Por medio de curas magnticas haba logrado aliviar los agudos dolores de su paciente, que, movido por este xito, senta de cierto grado natural
magntica
confianza en las opiniones en las cuales se fundaba el tratamiento. El doctor, sin embargo, fanticos, como todos los por haba luchado
un absoluto fracaso para el mesmerista. El quinto o el sexto de tuvieron largo el y Slo Despus del de un xito parcial, conseguido despus continuado en de el fue ste a la triunfo esfuerzo. duodcimo completo. la del sucumbi
encarnizadamente
convertir a su discpulo, y al fin consigui inducirlo a que se sometiera a numerosos experimentos. Con la frecuente repeticin de
voluntad mdico,
rpidamente
cuando los conoc, el sueo se produca por el casi la de inmediato cuando estuviera presencia. el ao comprueban miles similares, referir de me esta simple no su en se
luego un
o la y se son
voluntad del operador, aun enfermo de Slo ahora, cuando enterado 1845,
alzan hacia el suroeste de Charlottesville honradas con el ttulo de Montaas Escabrosas. Un da oscuro, de caliente, fines durante de que de el las en se indio, Mr. como de las el hacia Transcurri
imposibilidad como un hecho tan cierto como probado. El temperamento en Su el de ms Bedloe alto se
interregno
habitual de la morfina, que ingera en gran cantidad y sin la cual le hubiera resultado imposible vivir. Era su costumbre tomar una dosis muy grande todas las maanas inmediatamente despus del desayuno, o ms bien despus de una taza de caf cargado, pues no coma nada antes de medioda, y
noche,
seriamente
alarmados por su prolongada ausencia, estbamos a punto de salir en su busca, de cuando apareci
improviso, en un estado no peor que el habitual, pero ms exaltado y que de que de los lo costumbre. Su relato de la expedicin acontecimientos
haban
detenido
fue
en
haya y
sido
el
verdad singular. -Recordarn ustedes -dijoque eran alrededor de las nueve de la maana cuando sal de Charlottesville. De inmediato dirig mis pasos hacia las montaas y, a eso de las diez, entr en una garganta nueva gran para de recodos completamente m. este El Segu paso los con
aventurero, el primersimo nico aventurero en penetr reconditeces. La niebla indio y pesada, objetos, para espesa o que y peculiar que flota, los duda vaga al verano ahora sin la todos
humo
inters.
paisaje
impresin que esos objetos creaban. Tan densa era esta agradable bruma, que en ningn momento pude ver a ms de doce yardas en el sendero que tena delante. Este sendero era sumamente sinuoso y, como no se poda ver el sol, pronto perd toda idea de la direccin en que andaba. Entre tanto la morfina obr su efecto acostumbrado: el de dotar a todo el mundo exterior de intenso matiz trbol, de en inters. una el En el de de temblor de una hoja, en el brizna zumbido hierba, en la forma de un una abeja, en el brillo de una gota de roco, en el
que se vea por doquiera, aunque apenas digno de ser llamado presentaba indescriptible delicioso lgubre soledad absolutamente pude aquel menos de verde y para aspecto desolacin. virgen. pensar csped imponente, un m de La No que y
pareca
aquellas rocas grises nunca haban sido hollados hasta entonces por pies humanos. Tan absoluto era su apartamiento y en realidad tan inaccesible -salvo por una serie de accidentes- la entrada del barranco, que no es nada imposible que yo
del
en todo
los un
Mi
asombro
fue
por Un
olores
salan
supuesto
extremado.
bosque y
tambor en esas colinas era algo desconocido. No poda sorprenderme ms el sonido de surgi la trompeta Pero una y de fuente del de Se de Arcngel. entonces perplejidad son
horas,
cascabel o campanilla, como grandes llaves, y al instante pas exhalacin, alarido, Pas la una de los al un de tan cara. mano aros un por de
obligado a buscar a tientas el camino. Y entonces una indescriptible inquietud se adue de m, una especie de vacilacin nerviosa, de temblor. fuera algn sobre a Tem caminar, no en precipitarme
semidesnudo atezado. en en
abismo. esas
Recordaba, Montaas
adems, extraas historias Escabrosas, sobre una raza extraa y fiera de hombres que cavernas. vagas ms mi me ocupaban y Mil oprimieron por el sus sus y ser fantasas fantasas bosquecillos
compuesto
vigorosamente
desaparecido l, y
niebla tras
abierta
centelleantes, se precipit una enorme bestia. No poda equivocarme acerca de su naturaleza. Era una hiena.
La vista de este monstruo, en vez de los e aumentar alivi, mis pues terrores soaba,
sombra
minutos. Su forma me dej estupefacto. arriba. palmera. Entonces estado agitacin, suposicin soando Vi, ya de no de que me que me y pues levant en un la estaba serva. era terrible El
ahora estaba seguro de que intent despertarme. Di unos pasos hacia adelante con audacia, con vivacidad. Me frot los ojos. los mi Grit. brazos. vista la y me Me Un pellizqu pequeo entonces, moj y las el
apresuradamente
comprend
cabeza Esto
perfectamente dueo de mis sentidos, y estos sentidos brindaban y a mi alma El La de Un ro un mundo de sensaciones nuevas singulares. de cargada olor. de un calor pronto brisa un murmullo crecido tornse intolerable. estaba extrao surge
las
que
entonces me perturbaran. Me enderec, como lo pensaba, convertido en un hombre nuevo y prosegu tranquilo y satisfecho mi desconocido camino. Al fin, extenuado por el ejercicio opresiva y por cierta de la cerrazn
bajo, continuo, como el que pero que corre suavemente, lleg a mis odos, mezclado con el susurro peculiar de mltiples voces humanas. Mientras necesito fuerte viento y escuchaba describir, breve rfaga la disip en el una de niebla
atmsfera, me sent bajo un rbol. En ese momento lleg un plido resplandor de sol y la sombra de las hojas del rbol cay dbil pero definida Pasmado, sobre la hierba. esta contempl
oprimente como por obra de magia. Me encontr al pie de una alta montaa y mirando una vasta llanura por la cual serpeaba un majestuoso ro. A orillas de este ro haba una ciudad de como ms apariencia las que oriental,
mercancas variedad sedas, cuchillera deslumbrante, gemas Adems vean literas damas veladas, gualdrapas dolos tallados, pendones, ms de por con y
en
infinita abundancia: la ms y se
estas
estandartes y palanquines, majestuosas rigurosamente elefantes con suntuosas, grotescamente tambores, gongos, lanzas,
conocemos por las Mil y una noches, pero Desde de mi la singular a un an que las all descritas. posicin, ciudad, cada como delineado calles en en nivel mucho ms alto que el poda y si un percibir escondrijo estuviera mapa. Las rincn
mazas doradas y argentinas. Y en medio de la multitud, el del clamor, milln y y el enredo, de la confusin general, en medio hombres con y blancos turbantes barbas toros vastas asquerosos sagrados las los cornisas minaretes y De amarillos tnicas
parecan todas
innumerables y se cruzaban irregularmente direcciones, pero eran ms bien pasadizos sinuosos que calles, y bullan de habitantes. Las casas eran extraamente pintorescas. A cada de lado haba profusin galeras, templetes Abundaban y haba de y los un ricas balcones,
fantsticamente
hormigueantes
calles
del
sueo. una y
bajaban a las orillas del ro innumerables escaleras que llegaban a los baos, mientras pareca grandes muy el abrirse flotas ro paso de mismo con
posea rigurosa
principio,
dudando de estar realmente despierto, inici una serie de pruebas lo que de en pronto que, el deja me en convencieron efecto, uno sospecha suea y que
estaba.
Cuando sueo la de
amontonaban a lo largo y a lo ancho de su superficie. Ms all de los lmites de la ciudad se levantaban, en mltiples majestuosos, el gigantescos rboles all arrozal, campesina perdido, graciosa encaminndose, cntaro hacia magnfico sobre las la poda con un la y cocotero, aosos, y y grupos palmera y otros aqu y un choza de
suea,
sospecha nunca
confirmarse y el durmiente se despierta de inmediato. Por eso Novalis al no se que a equivoca estamos despertar que decir prximos cuando Si
soamos hubiera
soamos.
alguna
tenido esta visin tal como la describo, sin sospechar que era un sueo, entonces poda haber sido un sueo; pero objeto habindose de producido y de as, y siendo, como lo fue, sospechas entre pruebas, me veo obligado a clasificarla fenmenos. -En esto no estoy seguro de que se equivoque -observ el doctor Templeton-, pero otros
paja, un aljibe, un templo campamento doncella con orillas ro. un del cabeza, Ustedes gitano, o una solitaria y
dirn ahora, por supuesto, que yo soaba; pero no es as. Lo que vi, lo que o, lo que sent, lo que pens, nada tena de la inequvoca
contine. Usted se levant y descendi a la ciudad. -Me Bedloe con un levant mirando aire me En una que de -continu al doctor profundo como
ropas
semi-indias, y de
europeas, caballeros en
levant el
callejuelas.
armas de un oficial cado, y luch no s contra quin, con la nerviosa vencidos y nos un buscamos ferocidad por el de la desesperacin. Pronto fuimos nmero All por refugio y una del
atestaba
calles y se diriga en la direccin, ms De algn dando intensa pronto, y impulso experiment que Senta desempear cul. me estaba que un La muestras en todos sus actos excitacin. inconcebible, en deba lo
seguros. aspillera
pinculo del quiosco vi una vasta multitud, en furiosa agitacin, que rodeando el ese y ro. palacio de asaltando un alegre palacio dominaba de Entonces, desde una ventana superior baj aspecto valindose de un personaje, una
importante papel, sin saber exactamente multitud profundo animosidad. bruscamente, que rodeaba, de por
afeminado, cuerda
un sendero tortuoso, llegu a la ciudad y entr. Todo era de all hombres tumulto, vestidos con contienda. Un pequeo grupo
hecha con los turbantes de sus sirvientes. Cerca haba un bote, en el cual huy a la orilla opuesta del ro.
entonces Dije
un unas
Me
tambale me
y y
ca.
Una Me hasta
espantosa
invadi.
jadeando,
enrgicas a mis compaeros y, logrando ganar a algunos para mi causa, salida Nos hice desde que una el lo
puede
usted
insistir ahora -dije, sonriendo- en que toda su aventura no fue un sueo. No se dispondr a sostener que est muerto, verdad? Al decir estas palabras
precipitamos
multitud
rodeaba. Al principio sta se retir a nuestro paso. Volvi nuevo. habamos confundimos estrechas a unirse, se Entretanto alejado en de luch de nos del las casas enloquecida, retir
esperaba de parte de Bedloe alguna vivaz salida a modo de rplica; pero, se plido para puso y asombro tembl, terriblemente mo, vacil,
altas, salientes, en cuyas profundidades el sol nunca haba contra podido brillar. La canalla presion impetuosa nosotros, acosndonos con sus lanzas y abrumndonos a flechazos. Las flechas cris ondulada negras, eran muy
permaneci silencioso. Mir a Templeton. Estaba rgido y erecto en su silla, daba diente rbitas. -Contine! -dijo por fin con diente y los ojos se le salan de las
curiosas, algo parecidas al sinuoso serpiente largas y malayo. Imitaban el cuerpo de una y con eran pa
prosigui Bedloe- mi nico sentimiento, de nada, nica con la sensacin fue de oscuridad,
de mi
la alma
choque, la
galvnica; las sensaciones peso, voluntad, sustancia dirig no ansioso volvieron. mis pasos la
electricidad.
elasticidad y de luz. Sent la luz, no la vi. Por un instante me pareci que me levantaba no corprea, audible, del ni ni suelo. visible, palpable. Pero ni La tena presencia
Recobr mi ser original y hacia casa, pero el pasado haba perdido vivacidad de lo real, y ni siquiera ahora, ni siquiera por a un instante, puedo un obligar a mi entendimiento considerarlo como sueo. -No lo era -dijo Templeton con un aire de profunda solemnidad-, y sin embargo sera difcil decir de qu otra manera podra llamrselo. Supongamos tan slo que el alma del hombre actual algunos descubrimientos Contentmonos suposicin. resto, explicacin aqu debera antes, una pero En tengo que acuarela no lo est al borde de estupendos psquicos. con cuanto dar. esta al He que hice alguna
multitud se haba marchado. El tumulto haba cesado. La ciudad relativo yaca flecha y mi en se hallaba reposo. cadver la con en Abajo la la
sien, Pero
cabeza enormemente hinchada desfigurada. todas estas cosas las sent, no las vi. Nada me interesaba. El mismo cadver era como si pero deslic la no fuese algo flotando cosa ma. Voluntad no tena ninguna, pareca fuera de a impulsarme a moverme y me ciudad, volviendo
recorrer el sendero sinuoso por el cual haba entrado. Cuando llegu al punto del barranco en las montaas
haberle
mostrado
porque impidi
hasta un
ahora
me
lo
indujo a hablarle, a buscar su amistad y a llegar a un arreglo convert por en el su cual me compaero y el quiz dolido pero una a no
inexplicable
constante. Al hacer esto me urga en parte, del en con principalmente, recuerdo tambin, curiosidad usted,
muerto, parte, y
prodigioso. Casi se desmay al verlo. Y sin embargo era tan slo un retrato, de por Por de sus cierto, lo una un miniatura exactitud, retrato facciones. mirarlo. -Advertirn ustedes -dijo Templeton- la fecha de este retrato. Aqu est, apenas visible, en este ngulo: 1780. En ese ao fue hecho el retrato. Pertenece a un amigo muerto, a Mr. Oldeb, de quien fui muy ntimo en Calcuta, durante de la Warren La la administracin slo Bedloe, milagrosa pintura fue lo veinte en milagrosa notables menos
respecto
incmoda
visin entre las colinas ha descrito usted con la ms minuciosa ciudad exactitud de la india el la Benars, la
sobre el Ro Sagrado. Los tumultos, reales de combate, matanza fueron los sucesos insurreccin de Cheyte Sing que ocurri en 1780, cuando la vida de Hastings peligro. turbantes Cheyte destacamento y oficiales parte corri El era inminente que mismo El quiosco hombre el
Hastings. Entonces tena yo aos. Saratoga, primera vez que lo vi, Mr. semejanza que me
estaba formado por cipayos britnicos, de ese comandados por Hastings. Yo formaba
destacamento e hice todo lo posible temeraria del para y impedir fatal que la un cay, la en salida
los
ciudadanos
de
Charlottesville. Mr. B. haba varios que amenazaron padecido aos con con
oficial por
Aquel oficial era mi amigo ms querido. Era Oldeb. Lo vern ustedes de en notas pginas estos sac un que donde manuscritos cuaderno haba -aqu
un fin fatal; pero sta no puede ser considerada sino la causa mediata de su deceso. La causa prxima es especialmente singular. En una excursin a las hace Montaas poco aflujo el local, de Escabrosas, fro de y
varias
parecan recin escritas-; en el mismo momento en que usted imaginaba esas cosas entre de las colinas, sobre yo el estaba entregado a la tarea detallarlas papel, aqu, en casa. Aproximadamente una semana despus conversacin, peridico los siguientes prrafos: Tenemos el penoso deber de anunciar la muerte de Mr. AUGUSTUS numerosas BEDLO, caballero le cuyas amables costumbres y virtudes haban ganado el afecto de de en esta el de
unos das, Mr. B. tom un contrajo a la fiebre acompaada por gran sangre cabeza. Para aliviar esto, doctor a por la Templeton sangra de a el el las haba medio aplicadas breve en de se recurri
Charlottesville aparecieron
adhiri Su gran
una
Bedloe, vida he
con
mi se
sabido
escribiera de otro modo. -Entonces dientes alejaba-, realmente -dije mientras ha sucedido entre me que entonces
causa de que se advirtiera demasiado tarde el error. La sanguijuela venenosa de Charlottesville puede negro distinguirse por su y medicinal siempre de la por color
una verdad es ms extraa que cualquier ficcin, pues Bedlo, sin la e, qu es sino Oldeb, a la inversa? Y este hombre me dice que es un error tipogrfico. ***
especialmente que
sus movimientos reptantes o vermiculares, tienen una semejanza muy estrecha con los de la vbora. Estaba director accidente, ocurri el nombre hablando del con el en me qu
EL CORAZN DELATOR
Es cierto! Siempre he sido nervioso, Pero por muy qu nervioso, nervioso. afirman terriblemente
diario se por
difunto
ustedes que estoy loco? La enfermedad haba agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi odo era el ms agudo de todos. Oa todo lo que puede orse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas o en el infierno. Cmo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cunta cordura, con cunta
figuraba como Bedlo. -Supongo -dije- que tienen ustedes as, pero autoridad siempre imagin suficiente para escribirlo que el nombre se escriba con una e al final. -Autoridad? No -replic-. Es un simple El error es tipogrfico. nombre
tranquilidad les cuento mi historia. Me es imposible decir cmo aquella idea me entr en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acos noche y da. Yo no persegua ningn propsito. Ni tampoco estaba colrico. Quera mucho al viejo. Jams me haba hecho nada malo. Jams me insult. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. S, eso fue! Tena al un de ojo un semejante
previsin...
con
qu
disimulo me puse a la obra! Jams fui ms amable con el viejo que la semana antes de matarlo. hacia Todas las las doce, noches,
haca yo girar el picaporte de su puerta y la abra... oh, tan suavemente! cuando era para sorda, que luz, la se no y lo pasar Y la la una de ella Oh, redo entonces, abertura grande cabeza, linterna manera ninguna pasaba ustedes al ver
bastante
cerrada, viera
completamente
buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en m se me helaba la sangre. Y as, poco a poco, me de aquel muy fui ojo gradualmente, y librarme
cabeza. hubieran
cun
decidiendo a matar al viejo para siempre. Presten Pero nada. los En atencin locos no ahora. saben Si
sueo
viejo. Me llevaba una hora introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. Eh? Es que un loco hubiera tena sido la tan prudente cabeza dentro del como yo? Y entonces, cuando completamente
hubieran podido verme! Si hubieran podido ver con qu habilidad proced! Con qu cuidado... con qu
cuarto,
abra
la
linterna S, crujan la de ojo lo iba luz de hice largas siempre imposible quien me de
Al llegar la octava noche, proced con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con ms rapidez de lo que se mova mi mano. Jams, noche, de Apenas mi impresin antes de aquella facultades, sagacidad. contener haba mi lograba de
cautelosamente... oh, tan cautelosamente! la las que linterna (pues cautelosamente iba abriendo bisagras), un solo sobre Y rayo el
abriendo lo suficiente para cayera buitre. durante doce... por era ojo. apenas entraba eso el Y me
noches... cada noche, a las encontr el ojo cerrado, y cumplir mi obra, porque no viejo sino por sin y la miedo le irritaba, el mal el en
triunfo. Pensar que estaba ah, abriendo poco a poco la puerta, y que l ni mis o siquiera secretas soaba con
intenciones
pensamientos! Me re entre dientes ante esta idea, y quiz sent como ech no. el si se me oy, porque lo moverse sobresaltara. que me pero tan atrs... estaba
maana, da, su
iniciado
habitacin por su
llamndolo preguntndole
hacia
cmo haba pasado la noche. Ya ven ustedes que tendra que haber sido un viejo muy astuto todas yo a para sospechar que las mirarlo noches, mientras
negro como el pez, ya que cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo saba de que la le era la y imposible abertura distinguir puerta,
segu empujando suavemente, suavemente. Haba ya pasado la cabeza y me dispona en y en el a el el abrir la linterna, cuando mi pulgar resbal metlico enderez gritando: -Quin est ah? Permanec inmvil, sin cierre viejo se lecho,
Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dorma, surgi de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecan. Repito que lo conoca lo el el que viejo fondo bien. estaba y de le me mi que Comprend sintiendo tuve rea haba en
lstima,
aunque
corazn. decir palabra. Durante una hora entera no mov un solo msculo, y en todo ese tiempo no o que volviera a tenderse en la cama. Segua sentado, escuchando... tal como yo lo haba hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte. O de pronto que un nace leve del
Comprend estado
despierto
desde el primer leve ruido, cuando se movi en la cama. Haba que tratado aquel de decirse no era ruido
nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es ms que el viento en la chimenea... o un grillo que chirri una sola esas vez". S, haba pero tratado de darse nimo con suposiciones, todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se haba aproximado a l, deslizndose fnebre aquella furtiva, y de sombra envolva a su vctima. Y la influencia
quejido, y supe que era el quejido terror. No expresaba dolor o pena... oh, no! Era el ahogado el sonido la que brota del fondo del alma cuando espanto sobrecoge. Bien conoca yo ese sonido.
sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitacin. Despus largo de haber sin a esperado con or toda que
No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es slo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento lleg a mis odos un resonar apagado y presuroso, podra sonido como un me el que reloj era hacer tambin
tiempo,
acostarse, ranura en
resolv abrir una pequea, pequesima la linterna. As lo hice con -no qu pueden inmenso
envuelto en algodn. Aquel familiar. Era el latir del corazn del viejo. Aument an ms mi furia, tal como el redoblar el de un tambor de un estimula soldado. Pero, incluso entonces, me contuve Apenas Sostena modo que tratando y segu si la no de se callado. respiraba. linterna mantener de con moviera, coraje
imaginarse ustedes con qu cuidado, cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araa, brot de la ranura y cay de lleno sobre el ojo de buitre. Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empec a enfurecerme miraba. claridad, apagado y Lo mientras vi de con con un lo toda azul aquella
toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, latir ms del el corazn cada infernal iba vez en ms
horrible tela que me helaba hasta el tutano. Pero no poda ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido haba por un instinto, orientado
aumento. Se haca cada vez rpido, fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tena que ser terrible. Cada vez ms fuerte, ms fuerte! Me siguen ustedes con
atencin? Les he dicho que soy nervioso. S, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible aquella resonar tan silencio antigua casa, extrao de un como
preocupaba,
pues
nadie
podra escucharlo a travs de las paredes. Ces, por fin, haba colchn de latir. y El viejo el el muerto. Levant examin
aqul me llen de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todava algunos minutos inmvil. y Pero permanec el latido
cadver. S, estaba muerto, completamente muerto. Apoy la mano sobre el corazn y la menor mantuve No se latido. as El largo el viejo tiempo. senta
creca cada vez ms fuerte, ms fuerte! Me pareci que aquel ansiedad m... hora sonado! corazn Y se una vecino viejo Lanzando iba a de estallar. nueva
estaba bien muerto. Su ojo no volvera a molestarme. Si de ustedes hacerlo continan cuando las que el les adopt cadver.
apoder
Algn del
poda haba un
alarido, abr del todo la linterna y me precipit en la habitacin. El viejo clam una vez... nada ms que una vez. Me bast un segundo pesado que me para arrojarlo al suelo y echarle encima el colchn. haba Sonre resultado alegremente al ver lo fcil todo. Pero, durante varios minutos, el corazn sigui latiendo ahogado. con Claro un que sonido no me
La noche avanzaba, mientras yo cumpla mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuartic Le cort el la cadver.
cabeza, brazos y piernas. Levant luego tres planchas del piso de la habitacin y escond tablones habilidad humano -ni los restos con que ningn siquiera en el hueco. Volv a colocar los tanta ojo el
suyoadvertir
hubiera la No
Sonre, pues... qu tena que temer? Di la bienvenida a los oficiales que yo Les y les haba hice expliqu una
haba
lanzado aquel grito durante pesadilla. a los la la casa saber que el viejo se haba ausentado Llev a recorrer campaa. a y los bien. acab a la visitantes
terminado
mi
tarea eran las cuatro de la madrugada, pero segua tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oan las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. toda Acud a abrir con pues tranquilidad,
habitacin del muerto. Les caudales intactos y cmo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitacin y ped a los tres caballeros all de de que su mi descansaran con la
qu poda temer ahora? Hall que de a se tres como caballeros, muy la por la oficiales haba
polica. un se Al en
fatiga, mientras yo mismo, audacia perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadver de mi vctima. Los oficiales se Mis me sentan modales hallaba
escuchado
algn este de
polica, haban comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
satisfechos. mi parte,
Yo sin con
cosas comunes, mientras yo contestaba animacin. Ms, al cabo de un rato, empec a notar que me pona plido y dese que se marcharan. Me dola la cabeza y crea percibir un zumbido en los odos; pero los policas y se continuaban El ms hizo sentados zumbido charlando.
continuamente.
intenso; segua resonando y era cada vez ms intenso. Habl en voz muy alta para librarme de esa sensacin, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez ms clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se produca dentro de mis odos. Sin duda, deb de ponerme muy plido, con pero segu hablando creciente
continuamente. Por qu no se iban? Anduve de un lado a de otro, si a grandes pasos, me el creca Oh, de Dios! como las observaciones hombres pero
aquellos
Balanceando la silla sobre la cual me haba sentado, rasp con ella las tablas del y piso, pero sin ms Y el sonido Ms ms los sobrepujaba todos los otros creca cesar. alto... alto... alto! hombres
soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... hacer yo? y qu un poda Era resonar
entretanto seguan y
charlando sonriendo.
plcidamente
Era posible que no oyeran? Santo Claro Dios! que No, oan y Saban... no! que y
en
el
mar Si
un de
buque da el
abandonado.
peligro es menor, de noche el buque no se ve ni hay advertencia choque otro. Estos por a buques o por a las Recorren abandonados b navegan favor de se posible: lleva a uno el y
sospechaban!
se estaban burlando de mi horror! S, as lo pens y as lo pienso a Cualquier ms tolerable No tiempo gritar ms que hoy! cosa Pero era aquella cosa que poda sus o ms cualquier preferible agona! sera aquel
escarnio!
cambiando
caprichosamente de rumbo. No pocos de los vapores que un buen da no llegaron a puerto han tropezado en su camino con por a uno su cada de estos que cuenta. minuto. en los Los buques viajan hallarlos suelen mares silenciosos
fuerte... ms fuerte... ms fuerte... ms fuerte! -Basta malvados! Confieso Levanten Ah... latiendo corazn! *** que esos ah! su ya de lo Donde fingir, -aull-. mat! est tablones! horrible
buques se detienen por fin, aqu o all, inmviles para siempre en ese desierto de aguas. As, hasta que poco a poco se su van haciendo. en
silencio,
de
modo
que
el
pnico, orden. Y
todo
en
perfecto todos.
tranquilo y lgubre puesto siempre est frecuentando. El son principal abandonos sin y motivo de duda de las los
faltaban
Qu pas? La noche que aprend esto estbamos reunidos en el puente. bamos a Europa, y el capitn nos contaba su historia perfectamente otro lado. La concurrencia femenina, oa chicas sin marina, cierta, por
estos
buque
singulares, al
ganada por la sugestin del oleaje nerviosas susurrante, Las prestaban estremecida.
Nueva York el 24 de agosto que el maana su puso se puso al habla con una corbeta, sin acusar paquete, respuesta, novedad no alguna. teniendo una Cuatro horas ms tarde, un desprendi
querer inquieto odo a la ronca voz de los marineros en proa. y Una recin seora casada muy se joven
chalupa que abord al Mara Margarita. En el buque no haba nadie. Las camisetas de los marineros se secaban en la proa. prendida suspendida como si un dejada No de La cocina Una la estaba aguja sido antes. seal an. sobre
bondadosamente: - Qu, seora? guilas que se llevan a la tripulacin? Todos se rieron y la joven hizo lo mismo, un poco avergonzada.
haba lucha
un de
pasajero eso. Lo
Aun nos remos un poco de las famosas desapariciones sbitas. Ocho de nuestros a bordo del nuevo hombres para el buque.
miramos curiosamente. Durante el viaje haba sido un excelente por su compaero, cuenta y admirado
quedaron gobierno
Viajaramos de conserva. Al anochecer nos tom un poco de camino. Al da siguiente lo alcanzamos, a nadie pero sobre no el de vimos
seor!- suplic la joven de las guilas. -No tengo inconvenienteel En el una discreto dos Mara capitn, vez un con
puente.
Desprendise
nuevo la chalupa, y los que fueron recorrieron en vano el buque: de todos lugar. haban El mar desaparecido. Ni un objeto fuera estaba absolutamente terso en toda su extensin. En la cocina herva an una olla con papas. Como ustedes comprendern, el terror supersticioso de nuestra gente lleg a su colmo. A la larga, seis se animaron a llenar el vaco, y yo fui con ellos. Apenas a bordo, para mis nuevos toda compaeros se decidieron a beber desterrar preocupacin. Estaban
barco a vela. Nuestro rumbo tambin velas- nos llev casi a su singular aspecto de abandono, que no engaa en un buque, llam nuestra atencin, y disminuimos la marcha observndolo. Al fin desprendimos una chalupa; a bordo no se hall a nadie, y todo estaba tambin Pero en la das no perfecto databa atrs, sentimos orden. de de
mayor
impresin.
Lleg medioda y pas la siesta. brisa cayeron. mar A ces Un las y cuatro las la se se velas
marinero Todos
viejo marinero que me haba hecho la pregunta me mir desconfiado, con las manos en m. Mir largo rato mi los bolsillos, enfrente de recostndose
pasendose, sin ganas ya de hablar. Uno se sent en un cabo arrollado y se sac la camiseta De para se remendarla. levant y Cosi un rato en silencia. pronto lanz un largo silbido. Sus compaeros se volvieron. l los mir vagamente, tambin, y se sorprendido
pantaln, distrado. Al fin se tir al agua. Los tres que quedaron se acercaron sentaron silbando rpidamente en la y observaron el remolino. Se borda con la despacio
sent de nuevo. Un momento despus dej la camiseta en ello, avanz a la borda y se tir al agua. Al sentir el ruido los otros dieron vuelta la cabeza se a con el ceo ligeramente fruncido. Enseguida volviendo comn. Al rato otro se desperez, restregse caminando, y los se tir ojos al olvidaron, la apata
vista perdida a lo lejos. Uno se baj se tendi en el puente, cansado. Los otros desaparecieron uno tras otro. A las seis, el ltimo (se levant, se compuso la ropa), apartose el pelo de la frente, camin con sueo an, y se tir al agua. Entonces mar saber haban qued Todos, hacan, al en morboso solo, sin se mar, el que
agua. Pas media hora: el sol iba cayendo. Sent de pronto hombro. que me tocaban el
arrojado
envueltos sonambulismo
flotaba en el buque. Cuando uno se tiraba al agua los otros se volvan, como algo, enseguida. si para As momentneamente preocupados, recordaran olvidarse
duda
los
centinelas
de
aquella guardia clebre que noche a noche se ahorcaban. Como el comentario era
bastante complicado, nadie respondi. Poco despus el narrador se retiraba a su camarote. El capitn lo sigui un rato de reojo. -Farsante!- murmur -Al contrarioa su dijo un Si
haban desaparecido todos, y supongo que lo del da mismo los y los anterior,
otros y los de los dems buques. Eso es todo. Nos quedamos mirando al
pasajero enfermo, que iba a morir fuera se tierra-. no farsante habra tambin
raro hombre con explicable curiosidad. -y usted no sinti nada?le pregunt mi vecino de camarote. -S; un gran de desgano las y
obstinacin
mismas
EL ALMOHADN DE PLUMAS
La luna de y miel fue un el
ideas, pero nada ms. No s porqu no sent nada ms. Presumo que el motivo es ste: en vez de agotarme en una defensa angustiosa y a toda hecho acept muerte costa contra y lo aun que los esa si senta, como deben de haber todos, marineros sin darse cuenta, sencillamente hipntica, como largo escalofro. Rubia,
tmida,
carcter duro de su marido soadas Ella nieras quera ligero cuando juntos una alta echaba a la de noche novia. un lo
mucho, sin embargo, a veces estremecimiento volviendo por la furtiva calle, mirada
estatura por su
de
Jordn, la
mudo amaba
hubiera su
desde haca una hora. l, parte, profundamente, sin darlo a conocer. Durante haban vivieron ella severidad cielo expansiva de tres casado una deseado en e ese amor, meses en se dicha menos rgido ms incauta
nido
de
amor, Alicia pas todo el otoo. obstante, haba abril concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueos, y an viva dormida en la casa pensar hostil, en nada sin querer que hasta
llegaba su marido. No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero que ataque de influenza se arrastr
ternura; pero el impasible semblante de su marido la contena siempre. La casa en un que poco del y vivan en sus La patio frisos, estatuas de de
insidiosamente das y das; Alicia no se repona nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardn apoyada a uno en y el otro brazo de su marido. Miraba indiferente lado. De pronto Jordn, con honda ternura, le pas muy lento cabeza, enseguida echndole cuello. todo su la y mano Alicia en los Llor espanto por la rompi al
influa blancura
brillo glacial del estuco, sin el ms leve rasguo en las altas paredes, afirmaba aquella sensacin de desapacible fro. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo
redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos y an fueron qued retardndose,
largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra. Fue se el ltimo da en que amaneci con Alicia estuvo El levantada. Al da siguiente desvanecida. suma mdico de Jordn la examin atencin, ordenndole cama y descanso absolutos. No s le dijo a Jordn en la puerta de calle con la voz todava baja. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vmitos, nada... enseguida. Al otro da Alicia segua peor. marcha Alicia desmayos, visiblemente estaba prendidas silencio. ruido. con y no pero a la las en Hubo una consulta. anemia de agudsima, tuvo se ms iba muerte. luces pleno horas Constatose Si maana se despierta como hoy, llmeme
Jordn tambin
viva con
en toda
la la
encendida.
Pasebase
cesar de un extremo a otro, con incansable obstinacin. La el alfombra dormitorio ahogaba y sus pasos. A ratos entraba en prosegua su mudo vaivn a lo largo de la cama, detenindose un instante en cada extremo a mirar a su mujer. Pronto tener confusas principio, descendieron del los suelo. ojos La no y Alicia comenz a al que a ras con sino
desmesuradamente
abiertos,
mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se qued de boca repente para y gritar, mirando y sus se fijamente. Al rato abri la narices labios
completamente inexplicable.
Todo el da el dormitorio
Pasbanse
mirar la alfombra.
Jordn dormitorio,
corri y al
al verlo
La en al
aparecer Alicia alcanz un alarido de horror. Soy yo, Alicia, soy yo! Alicia lo mir con
Se Es poco
encogi un hay
de su
desalentado
extravo, mir la alfombra, volvi a mirarlo, y despus de largo rato de estupefacta se seren. Sonri y tom entre por las media confrontacin,
caso que
suyas la mano de su marido, acaricindola hora, temblando. Entre sus alucinaciones ms porfiadas, antropoide alfombra ojos. Los mdicos volvieron Haba all sobre hubo apoyado los en un la dedos, en
sobre la mesa. Alicia su agravado remita da no fue de extinguindose de anemia, pero las su cada que en tarde,
delirio
siempre
primeras horas. Durante el avanzaba pero Pareca en enfermedad, sncope fuera oleadas siempre sensacin casi. la de al vida
delante de ellos una vida acababa, da sin cmo. a da, saber En la Alicia mientras pulsaban, desangrndose hora, absolutamente
despertar
desplomada en la cama con un milln de kilos encima. Desde el tercer da este hundimiento no la abandon ms. Apenas poda mover la cabeza. No quiso que le
consulta estupor la
tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadn. Sus terrores crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos trepaban que se arrastraban hasta la cama y dificultosamente por la colcha. Perdi luego el
sobre aqul. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que haba dejado la cabeza de Alicia, se vean manchitas oscuras. Parecen picaduras murmur la sirvienta despus de un rato de inmvil observacin. Levntelo dijo Jordn. La pero sirvienta lo levant, lo dej a la luz le
conocimiento. Los dos das finales delir sin cesar a media voz. Las luces continuaban fnebremente
encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agnico de la casa, no se oa ms que que el sala delirio de la de montono los
enseguida
caer, y se qued mirando a aqul, lvida y temblando. Sin saber por qu, Jordn sinti que los cabellos se le erizaban. Qu hay? murmur con
cama, y el sordo retumbo de eternos pasos Jordn. Alicia muri, por fin. La sirvienta, sola ya, cuando mir un entr rato despus a deshacer la cama, extraada el almohadn. Seor! llam a Jordn en voz baja. hay En el almohadn manchas
sirvienta,
temblar. Jordn lo levant; pesaba extraordinariamente. Salieron con l, y sobre la mesa un del tajo. comedor Las volaron, toda la Jordn plumas y la boca las cort funda y envoltura de superiores horror abierta, con
manos bandos.
A LA DERIVA
El hombre y pis algo
viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca. Noche haba sigilosamente sienes chupndole picadura diaria duda del haba su de la era almohadn impedido su a noche, desde que
blancuzco,
enseguida
sinti la mordedura en el pie. Salt adelante, y al volverse, con un juramento, vio una yararacus sobre s que, misma, arrollada
trompa, mejor dicho a las aqulla sangre. La casi sin al ojeada a su pie, donde dos gotitas engrosaban dificultosamente, y sac el machete de la cintura. La vbora vio la amenaza y hundi ms la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero lomo, el machete cay de las dislocndole
imperceptible. La remocin
principio
desarrollo;
pero desde que la joven no pudo moverse la succin fue vertiginosa. En cinco das, en cinco noches, haba vaciado a Alicia. Estos parsitos de las
vrtebras. El hombre se baj hasta la mordedura, un dos pie. instante agudo quit contempl. naca de violeta las Un los y se gotitas de sangre y durante dolor
aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones enormes. La proporciones
puntitos
lig
el y
tobillo sigui
con por
su la
Su mujer corri con un vaso lleno, que el hombre sorbi en tres tragos. Pero no haba sentido gusto alguno. -Te ped caa, no agua! Rugi caa! -Pero es caa, Paulino! protest espantada. -No, me diste agua! la mujer, de nuevo-. Dame
pauelo
aumentaba, con sensacin de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sinti dos o tres fulgurantes puntadas que, haban como relmpagos, desde la la de sed un irradiado
herida hasta la mitad de la pantorrilla. metlica garganta, quemante, Mova sequedad seguida le de arranc pierna con dificultad; una
Quiero caa, te digo! La mujer corri otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre dos trag vasos, uno tras no otros pero
nuevo juramento. Lleg por fin al rancho y se ech de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos ahora violeta en la del de desaparecan monstruosa adelgazada ceder, se de
sinti nada en la garganta. -Bueno, esto se pone feo murmur su pie, entonces, lvido y mirando ya con
hinchazn y a punto
lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pauelo la carne desbordaba como una monstruosa morcilla. Los dolores fulgurantes se sucedan relampagueos sequedad ms, de en y continuos llegaban que par.
estertor-.
el
bajo
vientre con y
incorporarse, un fulminante
hinchado manchas
lvidas
terriblemente dolorosas. El hombre pens que no podra llegar jams l solo a Tacur-Pac y se decidi a pedir ayuda a su compadre Alves, tiempo aunque que haca mucho estaban
no
quera
morir, y descendiendo hasta la costa subi a su canoa. Sentose en la popa y comenz a palear hasta el centro del Paran. All la corriente del ro, que las inmediaciones corren llevara seis antes del de Iguaz lo cinco millas,
precipitaba ahora hacia la costa hombre picada brasilea, pudo en los fcilmente arriba; metros,
atracar. Se arrastr por la cuesta veinte pero pecho. -Alves! grit con cuanta fuerza pudo; y prest odo en vano-. Compadre Alves! No me niegues este favor! clam de nuevo alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva
energa, pudo efectivamente llegar hasta el medio del ro; pero all dejaron de dirigi sol que sus manos la dormidas nuevo esta mirada caer
no se oy rumor. El hombre tuvo an valor para llegar hasta su canoa, y la de corriente, a la deriva. cogindola
medio bloque
muslo, deforme
dursimo
El Paran corre all en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes altas de cien metros, las orillas, el encajonan bordeadas bosque, a de fnebremente el ro. Desde negros bloques de basalto, asciende tambin. negro los Adelante,
El veneno comenzaba a irse, no haba duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tena fuerzas para mover la mano, contaba con la cada del de roco tres para reponerse estara en del todo. Calcul que antes horas Tacur-Pac. El con llena senta pierna Vivira Gaona, bienestar l de ya ni en una nada en an su avanzaba, y No la
costados, atrs, siempre la eterna muralla lgubre; en cuyo en fondo se incesantes el ro arremolinado precipita borbollones
somnolencia ni el en
recuerdos.
de agua fangosa. El paisaje es agresivo y reina en l un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombra y calma cobran una majestad nica. El sol haba el cado ya
vientre compadre
Tacur-Pac?
Acaso viera tambin a su ex patrn mster Dougald y al recibidor del obraje. Llegara pronto? El cielo, al poniente, se abra ahora en pantalla de oro, y el ro se haba Desde coloreado la el costa ya monte en de tambin. paraguaya, entenebrecida, frescura penetrantes azahar Una cruz y muy pareja
cuando
hombre,
semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofro y de pronto, con asombro, pesadamente dola la enderez cabeza. la su Se sed pecho,
silvestre. guacamayos y en
alto
All abajo, sobre el ro de oro, sobre la s canoa misma de un derivaba ante el velozmente, girando a ratos borbolln remolino.
Su
luna
de y
miel
fue
un el
largo
escalofro.
Rubia,
tmida,
carcter duro de su marido soadas Ella un de noche a nieras quera ligero cuando juntos una alta mudo amaba echaba la novia. lo
El hombre que iba en ella se senta cada vez mejor, y pensaba entre tanto en el tiempo pasado justo sin ver que a haba su ex
patrn Dougald. Tres aos? Tal vez no, no tanto. Dos aos y nueve meses! Acaso ocho meses y medio! Eso s, seguramente. De pronto sinti que estaba helado hasta el pecho. Qu sera? Y la
Jordn, la
desde haca una hora. l, parte, profundamente, sin darlo a conocer. Durante haban vivieron especial. Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rgido cielo de amor, ms expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contena siempre. La casa en un que poco del y vivan en sus La patio -frisos, estatuas de influa blancura silencioso columnas tres casado una meses en -se dicha abril-
respiracin Al recibidor de maderas de mster en Dougald, Lorenzo un Cubilla, lo haba conocido Puerto Esperanza Viernes Santo. Viernes? Si, o jueves. El hombre estir lentamente los dedos de la mano. -Un jueves. Y ces de respirar
estremecimientos.
mano
por
la
cabeza,
y los
Alicia rompi en seguida en sollozos, brazos callado, de al echndole cuello. redoblando Luego y an Llor el los fueron qued ni
brillo glacial del estuco, sin el ms leve rasguo en las altas paredes, afirmaba aquella sensacin de desapacible fro. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono sensibilizado resonancia. En ese extrao No nido de amor, Alicia pas todo el otoo. obstante, haba concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueos, y an viva dormida en la casa pensar hostil, en nada sin querer que hasta hubiera su
largamente todo su espanto llanto a la menor tentativa caricia. sollozos retardndose, cuello, sin
largo rato escondida en su moverse decir una palabra. Fue ese el ltimo da que Alicia estuvo levantada. Al da siguiente El amaneci mdico de desvanecida.
Jordn la examin con suma atencin, ordenndole calma y descanso absolutos. -No s -le dijo a Jordn en la puerta de calle, con la voz todava baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vmitos, nada... enseguida. Al otro da Alicia segua peor. marcha Alicia no Hubo una consulta. anemia de agudsima, tuvo ms Constatse Si maana se despierta como hoy, llmeme
llegaba su marido. No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero que ataque de influenza se arrastr
insidiosamente das y das; Alicia no se repona nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardn de a apoyada l. uno en y el otro brazo Miraba
indiferente
completamente inexplicable.
se
iba
narices
labios
se
perlaron de sudor. -Jordn! Jordn! -clam, rgida Jordn dormitorio, aparecer de espanto, corri y al Alicia dio sin al verlo un dejar de mirar la alfombra.
Pasbanse
alarido de horror. -Soy yo, Alicia, soy yo! Alicia lo mir con extravi, mir la alfombra, volvi a mirarlo, y despus de se su largo seren. marido, rato Sonri y de tom estupefacta confrontacin,
encendida.
Pasebase
cesar de un extremo a otro, con incansable obstinacin. La el alfombra dormitorio ahogaba y sus pasos. A ratos entraba en prosegua su mudo vaivn a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su direccin. Pronto tener confusas principio, descendieron del los suelo. ojos La no y Alicia comenz a al que a ras con sino alucinaciones, flotantes y luego joven, haca
entre las suyas la mano de acaricindola temblando. Entre sus alucinaciones ms porfiadas, antropoide, alfombra ojos. Los mdicos volvieron Haba all intilmente. que hora ltima yaca en a se da sin cmo. hora, sobre hubo apoyado los en un la dedos,
desmesuradamente
abiertos,
delante de ellos una vida acababa, a da, saber En la Alicia mientras desangrndose absolutamente
mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se qued de boca repente para gritar, mirando y sus fijamente. Al rato abri la
consulta estupor
ellos mueca observaron silencio comedor. -Pst... hombros mdico-. serio... hacer... -Slo resopl tamborile
la
cabeza.
No
quiso
que
le
pasndose de uno a otro la inerte. largo y -se Es poco me siguieron encogi un hay
tocaran la cama, ni an que le arreglaran el almohadn. Sus terrores crepusculares avanzaron monstruos en forma que de se
arrastraban hasta la cama y trepaban Perdi dificultosamente luego el por la colcha. conocimiento. Los dos das
desalentado
eso
faltaba!
finales delir sin cesar a media voz. Las luces continuaban fnebremente
Jordn.
encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agnico de la casa, no se oa ms que que el sala delirio de la de montono los
agravado de tarde, pero que remita da no siempre primeras horas. Durante el avanzaba pero Pareca en enfermedad, sncope fuera alas siempre sensacin casi. la de al vida
cama, y el rumor ahogado de eternos pasos Jordn. Alicia muri, por fin. La sirvienta, sola ya, que mir un entr rato despus a deshacer la cama, extraada el almohadn. -Seor! -llam a Jordn en voz baja-. En el almohadn hay manchas que parecen de sangre. Jordn vez. se Efectivamente, acerc sobre rpidamente Y se dobl a su
despertar
desplomada en la cama con un milln de kilos encima. Desde el tercer da este hundimiento no la abandon ms. Apenas poda mover la
la funda, a ambos lados del hueco que haba dejado la cabeza de Alicia, se vean manchitas oscuras. -Parecen picaduras -murmur la sirvienta despus de un rato -Levntelo dijo Jordn. La pero sirvienta lo levant, lo dej enseguida de a la inmvil luz -le observacin.
entre las plumas, moviendo lentamente velludas, monstruoso, las haba un una patas animal bola
viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca. Noche haba sigilosamente sienes chupndole picadura de la era su a noche, desde que Alicia haba cado en cama, aplicado boca -su
caer, y se qued mirando a aqul, lvida y temblando. Sin saber por qu, Jordn sinti que los cabellos se le erizaban. -Qu hay? -murmur con la voz ronca. -Pesa mucho -articul sin dejar la de sirvienta, temblar. Jordn lo levant; pesaba extraordinariamente. Salieron con l, y sobre la mesa un del tajo. comedor Las volaron, toda la a Jordn plumas y la boca las los fondo, cort funda y envoltura de superiores horror abierta, manos bandos. con
imperceptible. La remocin diaria del almohadn haba impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succin fue vertiginosa. En cinco das, haba parsitos en cinco a las noches, Alicia. Estos de aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones enormes. La proporciones vaciado
sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma. ***
EL SOLITARIO
Kassim era un joyero aunque hombre de no
enfermizo, profesin,
completamente
para hacer una fortuna, Por lo cual, mientras el joyero trabajaba doblado sobre su pinzas, sostena para ella, sobre de su codos, marido luego
tuviera tienda establecida. Trabajando para las grandes casas, piedras siendo preciosas. su Pocas especialidad el montaje de manos como las suyas para los engarces delicados. Con ms arranque y habilidad sido comercial, hubiera
una lenta y pesada mirada, arrancrsela bruscamente y seguir con posicin sido su
la vista tras los vidrios al transente de que poda haber marido. Cuanto domingos para ganaba Kassim, al no fin un con de pero
rico. Pero a los treinta y cinco aos prosegua en su pieza, aderezada en taller bajo la ventana. Kassim, de cuerpo mezquino, rostro una exange mujer sombreado y por rala barba negra, tena hermosa fuertemente apasionada. La joven, de origen callejero, haba alcance. veinte aspirado a un Esper con ms hasta su alto los a hermosura
obstante, era para l. Los trabajaba Cuanto joya-y trabajaba costado; poderle una ofrecer
suplemento. deseaba l
Mara
cunta pasin deseaba l!incluso al noche. Despus haba tos y puntadas Mara tena sus chispas de brillante. Poco a poco el tratos diario con las gemas lleg a tarea segua Hacerle amar la del con artfice, ardor del y las
aos,
provocando
los hombres y a sus vecinos con su cuerpo. Temerosa al fin, acept nerviosamente a Kassim.
delicadezas
engarce.
concluida- deba partir no era de para su ellacaa ms Se al a su hondamente en la decepcin matrimonio. la Al y fin se la iba frente probaba detenindose espejo, por ah, alhaja, dejaba
murmuraba. Kassim, sobre sus engarces, no cesaba de mover los dedos. -No eres feliz conmigo,
cuarto. Kassim se levantaba al or sus sollozos, y la hallaba en la cama, sin querer escucharlo. -Hago, sin embargo, cuanto puedo por ti tristemente. Los esto, sollozos y el suban joyero con se en - deca l
Mara expresaba al rato. -Feliz!Y tienes el valor de decirlo!Quin puede ser feliz ltima contigo?...No de las la mujeres!...
lentamente
se
repitieron no se
tres mujer
de
la que un
Kassim
tena
levantaba ya a consolarla. Consolarla De qu ? Lo anterior que no obstaba prolongara para sus Kassim
chispas los
consideraba
labios
veladas a fin de un mayor suplemento. Era un hombre y de su indeciso, Las se ms mujer con
es
una
diadema
callado.
el
martes con
la
descolorida dormas
ahora
Mientras
de noche
-Oh,
podas
haberte los
en
sus
cajones
de
acostado!Inmensos, brillantes!
has
visto Mara? Lo
el dej
Porque su pasin eran las voluminosas Kassim piedras Segua que el montaba.
prendedor, aqu.
trabajo con loca hambre de que concluyera de una vez y apenas aderezaba la alhaja, corra con ella al espejo. Luego, sollozos: -Todos, cualquier marido, el ltimo hara un a qu sacrificio para halagar un miserable vestido un ataque de
encendidos
burlona, se ergua con el prendedor puesto. -Te queda muy al biendijo rato-
lmite de respeto al varn, la mujer puede decir a su increbles. La mujer de Kassim franque ese lmite con una pasin igual por lo menos a la que senta por los brillantes. Una tarde, al guardar sus joyas Kassim not la falta de un prendedor- cinco mil pesos en dos solitarios -. llegar a cosas marido
-Oh, no!, es mo. -Broma?... -S, es broma! Es broma, si! Cmo te duele pensar que es mo...!...Maana te lo doy. Hoy voy al teatro con l. Kassim se demud. -Haces m malpodran verte.
-Oh!-cerr
ella
con
Su mujer no dijo nada; pero Kassim la sinti respirar el hondamente solitario. -Un agua admirablel-, costar sobre
rabioso fastidio, golpeando violentamente la puerta. Vuelta Kassim guard del se en teatro, levant su taller coloc y la bajo
prosigui
nueve o diez mil pesos. -Un anillo!- murmur Mara ala fin. -No, es de hombres un
llave. Al volver, su mujer estaba sentada en la cama. -Es decir, que temes que la robe!Que soy una ladrona! -No mires asHas sido
Kassim arda
recibi de rencor
espalada trabajadora cuanto coraje frustrado en su mujer. Diez veces por da interrumpa a su marido para ir con el brillante ante el espejo, Despus se lo probaba con diferentes vestidos.
confan! A ti, a ti! Y mujer algo de halago, y quiereme llamas ladrona a m! Infame! Se durmi al fin, pero
-Si
quiere
hacerlo atrevida
para montar, un
el brillante ms admirable que hubiera pasado por sus manos. -Mira, Mara, qu piedra.
en
vano;
El solitario, violentamente arrancado, piso. Kassim, lvido, lo recogi examinndolo, y alz luego desde el piso la mirada a su mujer. -Y bueno, Por qu me miras as Le pas algo a tu piedra? Norepuso las Kassim, manos hasta Y le dar rod por el
desquitarcornudo!Aja!-y se llev las dos manos ala garganta Kassim ahogada. iba, salt de Pero la
cama y cay, alcanzando a cogerlo de un botn. -No importa! El brillante, dmelo! No quiero mas que eso Es mo Kassim, miserable! Kassim la ayudo levantarse, lvido Mara, Ests despus enferma, halaremos;
reanud enseguida su tarea, aunque temblaban lstima. Tuvo que levantarse al fin a ver a su mujer en el dormitorio, en plena crisis de nervios. La cabellera se haba soltado y los ojos se salan de las rbitas. -Dame el brillante!clam-Dmelo! escaparemos!Para m!Dmelo! -Ah!-rugi enloquecida-. ladrn robado iba mi su T vida mujer eres el has Nos
retorn. Kassim volvi a trabajar en su solitario. Como sus manos tenan una seguridad matemtica, faltaban pocas horas ya para concluirlo. Mara se levant a comer, y Kassim tuvo la solicitud de estar siempre con ella. Al fin en la cena su mujer lo mir de frente.
miserable!Me
ladrn, a
las
dos
de su
la dar
pudo
sonriendo-, no es nada. -Te juro que es mentira!incisito ella. Kassim sonri de nuevo,
tarea, en
tocndole con torpe caricia la mano y se levant para seguir su tarea. Su mujer, con la lo cara entre con las la manos, vista. -Ya no me dices Y por ms con que una sigui
blancura
helada de su camisn y de
Fue al taller y volvi de nuevo. Contempl un rato el seno descubierto un poco ms el y con una camisn descolorida sonrisa apart desprendido. Su mujer no lo sinti. bien, su despert marido No haba mucha una luz. El de
aquello
tan pegajoso, fofo e inerte que era su marido, se fue a su cuarto. No durmi
tarde ya, y vio luz en el taller; continuaba trabajando. Una hora despus Kassim oy un alarido. -Dmelo! -Si es para ti-.Falta poco, Maratras repuso ese presuroso, grito de levantndose. Pero su mujer pesadilla, dorma de nuevo.
rostro de Kassim de pronto adquiri piedra del con seno en dureza y suspendiendo un a flor hundi alfiler de su desnudo, u corazn
entero mujer.
Hubo una brusca apertura de ojos, seguida de una lenta cada de prpados. Los
convulsin
confn, ofuscante de luz a medioda, adquira reposada nitidez. No haba una nube ni un soplo de viento. Bajo la calma del cielo plateado el campo emanaba tnica frescura que traa al alma pensativa, ante la certeza de otro da de de seca, mejor melancolas
herido, tembl un instante desequilibrada. el solitario esper un momento, y cuando perfectamente inmvil,
retir, cerrando tras de s la puerta sin hacer ruido. *** INSOLACION. El cachorro Old sali por la puerta con y atraves recto el y patio paso
cachorro, cruz a la vez el patio y se sent al lado de aqul, con perezoso quejido de bienestar. Ambos permanecan inmviles, pues an no haba moscas. Old, que miraba haca rato a la vera del monte, observ: -La maana es fresca. Milk sigui la mirada del cachorro vista distrado. rato dijo: y qued Despus con de la un fija, parpadeando
perezoso. Se detuvo en la linde del pasto, estir al monte, entrecerrando los ojos, la nariz vibrtil, y se sent tranquilo. Vea la montona llanura del Chaco, con campo sus y alternativas monte, monte de y
campo, sin ms color que el crema del pasto y el negro del monte. ste cerraba el horizonte, a doscientos metros, por tres lados de la chacra. Hacia el Oeste el campo se ensanchaba y extenda en abra, pero que
-En
aquel
rbol
hay
dos
cuenta, rato:
despus
de
largo
halcones. Volvieron pasaba mirando cosas. Entretanto, abanico, precisin. patas hacerlo moverse, y el el Milk Oriente horizonte cruz y un las al leve por y por la vista
indiferente a un buey que continuaron costumbre las nuevo, convencidos. El sol sali, y en el
primer bao de su luz, las pavas del monte lanzaron al aire puro de el su tumultuoso charanga. los su pareja trompeteo oblicuo, ojos, Poco a
dolor. Mir sus dedos sin decidindose fin a olfatearlos. El da anterior se haba sacado un pique, y en recuerdo de lo que haba sufrido el lami dedo extensamente enfermo. -No poda caminar -exclam en conclusin. Old no comprendi a qu se refera. Milk agreg:
molicie en beato pestaeo. aument con la llegada de los otros compaeros: Dick, el taciturno cuyo partido dejaba e ver Isond, tendidos preferido; labio por un los de y Prince, superior, coat, dientes,
nombre indgena. Los cinco foxterriers, beatos durmieron. Al cabo de una del hora bizarro -el de bienestar,
de madera, con corredores y baranda de chalet-, haban sentido dueo, los que pasos de su la bajaba
el
cielo que en en
en un la
resquebrajaba mojada
costras
escalera. Mster Jones, la toalla al hombro, se detuvo un momento ya. en la esquina an el la del rancho y mir el sol, alto mirada velada Tena y muerta de labio ms las
blanquecinas. Mster Jones fue a la chacra, mir el trabajo del da anterior y retorn al rancho. En toda esa maana no hizo nada. Almorz y subi a dormir la siesta. Los peones volvieron a las dos a la carpicin, no obstante la hora de fuego,
pendiente tras su solitaria whisky, que prolongada habituales. Mientras perros se olfatearon meneando rabo. con Como se lavaba, y las las los en con nuevo su al los le el
pues los yuyos no dejaban el algodonal. los Tras perros, ellos muy fueron invierno aprendieron los halcones que un con golpes blancos bajo los
acercaron
pereza
amigos del cultivo desde el pasado, a los cuando a el gusanos disputar levantaba
arado. Cada perro se ech algodonero, su jadeo de la sordos acompaando azada. Entretanto el calor creca.
Pero el calor creciente les hizo presto abandonar aqul por la sombra de los corredores. El da avanzaba igual a los precedentes mes: seco, catorce calcinante de todo de ese con sol lmpido, que
En el paisaje silencioso y encegueciente de sol, el aire vibraba a todos lados, daando la vista. La tierra removida exhalaba vaho de
horas
pareca
horno, envuelta
que hasta
los las
peones orejas
sordamente, sin apartar los ojos de mster Jones, que continuaba mirndolos. incrdulo, dientes: -No es l, es la Muerte. El cachorro y se eriz de al El fue a inmvil, cachorro, avanzar,
soportaban sobre la cabeza, en el flotante pauelo, con el mutismo de sus trabajos de chacra. a Los cada perros rato de cambiaban
planta, en procura de ms fresca sombra. Tendanse a lo los sobre largo, las pero a patas la fatiga obligaba sentarse traseras,
retrocedi
para respirar mejor. patrn sin a siempre muerto? Reverberaba ahora adelante de ellos un pequeo pramo de greda que ni siquiera se haba intentado arar. All, el cachorro vio de pronto a Mster Jones que lo miraba fijamente, sentado sobre un tronco. Old se puso en pie meneando el rabo. Los otros levantronse tambin, pero erizados. -Es el patrn -dijo el Al or los ladridos, los peones haban levantado la vista, sin distinguir nada. Giraron la cabeza para ver si haba entrado algn cachorro, sorprendido de la actitud de aqullos. -No, Dick. Los cuatro perros estaban gruendo no es l -replic caballo en la chacra, y se doblaron de nuevo. Los al foxterriers paso al erizado volvieron El se an, pregunt ansiosamente. Los otros, rompieron furia, responderle, ladrar en con actitud
rancho.
cachorro,
apiados
entonces, sintieron ms el prximo cambio de dueo, y solos al pie de la en casa a coro, como dormida, llorar. volcando convulsivos masticados, comenzaron Lloraban sus y en de mientras cachorro La los la y de un
aparece antes. -Y cmo saben que se que vimos no era el patrn vivo? -pregunt. -Porque no era l -le
cambio
dueo,
las miserias, las patadas, estaba sobre ellos! Pasaron el y resto alerta. de Al sin la tarde al lado de su patrn, sombros menor saber ruido hacia gruan, dnde. Por fin el sol se hundi tras noche se del alto whisky. el negro palmar los del arroyo, y en la calma de la plateada en su perros estacionaron rancho, mster A media alrededor cuyo velada piso Jones de noche
perros de edad, agrupados a luna, hocico extendido e hinchado lamentos y dueo a que lo -bien acariciados iban alto a su continuaban alimentados perder-, llorando
mster Jones fue l mismo a buscar unci No mulas la carpidora, sin la las
recomenzaba
trabajando hasta las nueve. estaba satisfecho, Fuera de que embargo. bien
oyeron sus pasos, luego la cada de las botas en el piso de tablas, y la luz se apag. Los perros,
cuchillas no tenan filo, y con el paso rpido de las mulas, afil sus la la rejas; en que mquina carpidora saltaba. Volvi con sta y pero ya un al tornillo comprar
haba
notado una falla, se rompi al armarla. Mand un pen al obraje un buen prximo, animal, Alz la recomendndole cuidara del caballo, pero asoleado.
ladr,
call, entregndose con sus defensiva cacera de moscas. -No vino ms -agreg
cabeza al sol fundente de medioda, e insisti en que no galopara ni un momento. Almorz en seguida y subi. Los perros, a su que en la se maana no haban dejado un segundo patrn,
raign
quedaron en los corredores. La siesta pesaba, agobiada de luz y silencio. Todo el contorno estaba brumoso por las del quemazones. rancho la del por el Alrededor tierra patio, sol a
abierto
apartadas del cuerpo, cruz el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la sigui perezosamente con la vista y salt de golpe. -Viene otra vez! -grit. Por el norte del patio
pareca
hervor, los de
avanzaba solo el caballo en que haba ido el pen. Los perros las se arquearon ladrando sobre con patas,
furia a la Muerte, que se acercaba. caminaba baja, deba El con la caballo cabeza
su
patrn, con
se el y
conformado de
caballo. Sentanse alegres, preocupacin, en consecuencia disponanse a ir a la chacra tras el pen, cuando oyeron a mster Jones que le gritaba pidindole el tornillo. No haba tornillo: el almacn estaba encargado cerrado, dorma, el etc.
indeciso sobre el rumbo que frente al rancho dio unos cuantos pasos en direccin al pozo, y se desvaneci progresivamente en la cruda luz. Mster Jones baj; no tena sueo. carpidora, llegar Disponase cuando a vio al proseguir el montaje de la inesperadamente
Mster Jones, sin replicar, descolg su casco y sali l mismo en busca del utensilio. Resista el sol como un pen, y el paseo era maravilloso contra su mal humor. Los perros salieron con l, pero sombra calor. en las se detuvieron del Desde y a y all, el atento, su a la primer firmes ceo vean Al
pen a caballo. A pesar de su orden, tena que haber galopado para volver a esa hora. pobre los de Apenas su caballo, latidos, costado. Mster libre misin, en y el concluida
ijares era imposible contar agachando la cabeza, y cay mand a la chacra, todava de sombrero y rebenque, al pen para no echarlo oyendo si sus continuaba
patrn.
fin el temor a la soledad con agobiado trote siguieron tras l. Mster Jones y obtuvo volvi. su Para desde
contentos.
Muerte,
distancia,
la del lnea
tiempo
descompuesto.
El
cielo estaba blanco y no se senta un soplo de viento. El aire faltaba, cardaca, que concluir con no la angustia permita respiracin. Mster Jones su adquiri lmite Desde en de en el de los las el
recta a su chacra. Lleg al riacho y se intern en el pajonal, pajonal ha en del el diluviano que y secado sin Saladito,
crecido, el mundo,
retoado desde que hay paja conocer fuego. Las matas, arqueadas en bveda a la altura del pecho, bloques se entrelazan La en macizos. tarea
de cruzarlo, sera ya con da fresco, era muy dura a esa hora. Mster Jones lo atraves, braceando restallante por el sin entre y que embargo, la paja polvorienta dejaban de
cartidas.
aire, como si de dentro de la cabeza le empujaran el crneo mareaba Apresur acabar en s hacia mirando la con y eso se arriba. el marcha de hall cuadra Se para una en sin pasto.
barro y
las crecientes, ahogado de fatiga nitrato. Sali por fin y se detuvo en bajo Al das ahora la linde; ese calor sol pero y era ese imposible permanecer quieto cansancio. March de nuevo. quemante que creca sin cesar desde tres atrs, el agregbase del sofocamiento acres vahos
darse cuenta de nada. Mir atrs, y la cabeza se le fue en un nuevo vrtigo. Entretanto, seguan A tras los l, perros trotando
con toda la lengua afuera. veces, asfixiados, detenanse en la sombra de un espartillo; se sentaban,
precipitando su jadeo, para volver como la en casa seguida estaba al ya tormento del sol. A1 fin, prxima, apuraron el trote. Fue en ese momento cuando Old, que iba adelante, vio tras chacra vestido caminaba cachorro, el a de alambrado mster hacia con de la que El Jones,
En
efecto,
el
breve
hesitacin,
llevarlo justo al encuentro de mster Jones. Los perros comprendieron que esta vez todo a de conclua, paso El otro porque como su un patrn continuaba caminando igual nada. y autmata, sin darse cuenta llegaba de ya. Los perros hundieron el rabo corrieron costado, aullando. Pas un
blanco, ellos.
sbito
recuerdo, volvi la cabeza a su patrn, y confront. -La Muerte, la Muerte! aull. Los otros lo haban visto tambin, creyeron y que se ladraban iba a erizados, y por un instante equivocar; pero al llegar a cien metros se detuvo, mir el grupo con y sus ojos march celestes, adelante. -Que no camine ligero el patrn! -exclam Prince. -Va a tropezar con l! aullaron todos.
segundo y el encuentro se produjo. Mster Jones se detuvo, gir sobre s mismo y se desplom. Los peones, que lo vieron caer, lo llevaron a prisa al rancho, pero fue intil toda su all estuvo chacra, liquid en el agua; muri sin fue la das Los volver en s. Mster Moore, hermano desde una y en materno, Buenos hora en Aires,
cuatro al Sur.
todo,
volvindose
seguida
indios perros,
se
repartieron vivieron
los en
.Dejan sobre
el cuatro el
Cerro
que
postes cuervo
adelante flacos y sarnosos, e iban todas las noches con hambriento espigas de sigilo maz a en robar las
para que se ventile bien, mientras seoritas unos pasar. -Tenis razn- intervino un pataleos Algo hechiceras un debe poco de
lagarto-. y que
Yo
he del
hablado con una lombriz que sali donde y La al haba no pobre or escuch estado de ha
rbol centenario se movan, preocupados, unos lagartos. entenderse mutuamente, porque hablaban
ellos-. No he podido pegar los ojos en toda la noche con semejante alboroto! Ya poda hubiera dormir! -Aldo dudadebe deca de pasar, sin tener sido dolor de muelas, ya, que tampoco me posible
lombriz no quiso decirme de quien se trata, o quiz ni ella lo sepa. de luz Todos tienen los la gusanos
orden de bailar la danza de la antorcha, y la plata y el oro, que tanto abundan en el Cerro de los Duendes, han sido fregados y puestos a secar a la luna.
otro
lagarto-
pueden
ser
los Qu Qu
Rey quiere dar una fiesta en su honor. -A quin hay que invitar?pregunt la corneja -Al gran baile puede venir todo seres hablen Pero el mundo, humanos, durmiendo a hasta o los mientras hagan solo
ruido y cmo tiembla todo! En aquel preciso momento se abri el Cerro con la de los Duendes y apareci la vieja hechicera, hundida y espalda pero cojeando,
algo parecido a lo nuestro. banquete admitiremos gente selecta. Me he tenido que pelear con el Rey, porque, no hijos mucho en mi opinin, y sus debamos han venir en de a que cosa que los
decentemente ataviada. Era el ama de llaves del Rey de los duendes, de y la lejana familia pariente
real. Llevaba en la frente un corazn de mbar. Ech poda a andar hubiera correr y-caramba!, dicho tanto!que no
invitar a nadie. El tritn encabezar la lista. No les gustar una tierra enjuta, pero tendrn piedra o no y hmeda sentarse, mejor, rehsen. alguna creo todos
Quin
par hasta la casa de la corneja del pantano. -Quedas invitada esta noche al Cerro de los Duendes- le dijo-, hacerme encargarte invitaciones? tienes arreglar hacer visita amigos que la algo. pero, el de Ya casa, que cuidarte Esperamos que quieres favor de las no de una unos tienen
Luego,
gnomos de la nobleza, con cola, y no hemos de olvidar al maco cabro Pongamos el y a su squito. tambin caballo
en la lista el cerdo del cementerio, muerto y los enanos de la iglesia, que si es verdad que pertenecen a la clereca que no es nuestra
podrs
distinguida, gnomos
es y al estn
por al bien
de salitre de las tumbas. Todo muy sustancioso. Entre los de dulces las figuraban de las la uas torradas y los vidrios ventanas iglesia. La corona real se haba
relacionados con nosotros y nos invitan con frecuencia. -Cua!- asisti la corneja, volando a llevar las invitaciones. Las hechiceras ya en doncellas la cumbre
limpiado con pizarrn hecho polvo; pero pizarrn en su forma muy En primitiva, cosa de aun se de que y difcil los obtencin
bailaban
del Cerro haciendo ondular varios velos de niebla y de luna, formando un cuadro los admirable para
para el Rey de los duendes. dormitorios puesto con Ya all lo baba creo ruido haban bordadas caracol. haba cortinas
aficionados a esta clase de espectculos. En el centro del Cerro estaba el saln, adornado plcidamente. Se haba fregado el suelo con rayos de luna y frotado las paredes bruja, brillaban con de a la enjundia modo luz de que como
esto quemando cerdas y crin de caballo, y me parece que ya puedo descansar- dijo la hechicera, ama de gobierno. -Querido paprog la
lmparas. En la cocina se estaban asando montones de ranas y conchas de caracol con dedos de nios recin nacidos, y se preparaba una rica en ensalada remojo y con hongos la venenosos, hocicos de ratn cicuta; bruja de la cinaga haba hecho una cerveza con vino
menor de las hijas del rey, se puede saber quines son nuestros distinguidos huspedes? -Buenocreo sepas contest que ahora. en Dos el no que de rey-; hay lo mis
inconveniente
hijas
han
de
estar
vosotras
les
enseis
dispuestas a casarse. Hay que celebrar dos bodas sin remedio! El viejo Trasgo de Doure, que vive en Vetusta de Dourefjeld y es dueo de muchos inexpugnables, sobre rocas, y castillos asentados sobre una
pregunt otra de la hijas. -Eso depende del viento y del tiempo que haga- Dijo el Rey de los la duendes-. despacio, ruta de por no Viajan muy
mina de oro que vale ms que todo, viene con sus dos hijos buscando esposas para ellos. El viejo Trasgo es un veterano honrado noruego, si los de Vino hija personaje solo. que cual Lo
algn navo. Yo quera que cruzando camino; Suecia, pero al viejo no le adelanta con el tiempo, no quiere modernizarse, y a m eso no me gusta. En dos aquel preciso momento, se
hay, alegre y noble como l conozco juntos. Era una nuestros buenos tiempos, en bebamos muri. aqu a conseguir mujer, la del Rey de los acantilados de Greda de Moen. Se cas en moneda contante como y sonante, suele
lucirnagas
acercaban dando brincos en el aire, y por eso lleg una antes que otra. -Ya vienen! Ya vienen!-
gritaban. -Dadme la corona y permitir que salga a la luz de la luna- dijo el Rey. Las hijas se subieron los mantos y se inclinaron hasta el suelo. All estaba el viejo Trasgo de Doure, con su corona de
decirse. Oh! Como anhelo ver al viejo gnomo noruego! Dicen que sus hijos son un poco dejado groserotes, quiz llevar se del jvenes hayan mal modernos;
de y Adems en
adecuado
para
acomodarse.
La gente de mar se sentaba a la mesa en tinas y estaba realmente como el pez en el agua. con Todos buenos de que que se conducan a los mesa, estaba enanos modales, los la todo ponan
piel de oso y hunda sus calientes botas. Sus hijos venan sin nada al cuello ni pieles que les estorbasen, porque eran muy fuertes. -Eso pregunt es el un menor cerro?de los
sobre
los
pies el
de
la
orden
viejo
viejo-. Tened presente que un hoyo se hunde y un cerro se eleva. No tenis ojos? Lo nico que les admir en aquellas tierras hondas fue que podan entender el idioma sin dificultad. -No Podran os deis el que creer humos, viejoan
Los hijos obedecieron, pero sin darse prisa. Con pias que haban a trado las hacan seoras cosquillas
sentadas a su lado, luego se quitaron las botas para estar las otra ms cmodos y las el dieron a las damas para que guardasen; cosa: pero padre, Trasgo de Doure, era contaba historias muy bonitas sobre los imponentes peascos de Noruega y las cascadas que caen blancas de espuma con ruido de trueno y voces de rgano; hablaba del salmn que sube a brincos sobre la impetuosa corriente del ro
Entraron en el Cerro, donde se haban reunido del Rey los tan el convidados hubiesen anuncio al
cuando la sirena canta con su arpa de de de las oro; las deca claras cuando del el tan tambin noches replican con
donde
empezaban
donde
acababan, dnde estaban los brazos y dnde las piernas, porque se retorcan y confundan como virutas, y por fin se pusieron a girar como que un el torbellino, caballo hasta se muerto
invierno
campanas sobre
transparente que ven nadar a los peces bajo sus pies. Y lo saba contar todo tan bien que los oyentes vean y oan cuanto describa. que y y bailaban el los la Dirase que los aserraderos funcionaban, criados cantaban doncellas
mare y tuvo que abandonar la mesa. -Cspita!-exclam el viejo Trasgo-. mover fuera piernas las de y Qu manera de piernas! estirar bailar como Pero las un
danza del saln. Bravo! E inesperadamente, viejo Trasgo dio a la mayor de las hijas del rey un sonoro beso. Aquello era un beso! Y eso que no haba entre ellos el menor parentesco! Sigui a esto el baile de las hechiceras en lo doncellas; la luego, cual sali y forma de a de las primero, pataleo, la modo danza de
torbellino? -Ahora lo vers!- dijo el Rey de los duendes. Y llam a la menor de sus hijas. Era tan delicada y brillante como un rayo de luna, la ms sutil de las hermanas, boca y se enjuagaba la hacase invisible.
Tal era su don especial. Pero el viejo Trasgo afirm que ese no le y gustara pensaba hara para que esposa la mujer que tuviese don, tampoco les ninguna
acostumbrada,
pedir de boca. Vino despus artstica estirar figuras y, caramba!, Qu piernas! Nadie poda decir
La segunda saba caminar al lado de s misma, como si tuviera una sombra, cuando es bien sabido nunca que la los han duendes tendrn. La cualidad de la tercera era de distinta naturaleza: se haba educado en la cervecera de la bruja de la cinaga y saba mechar troncos de saco con gusanos de luz. -Ser una buena mujer de su casa- dijo el viejo Trasgo. Y brind los a su ojos, salud porque
Sus dos hijos, cansados de todo aquello, salieron del Cerro a tomar el aire. -Y que sabe hacer la
tenido, ni la tienen ni la
otra?- dijo el padre -Yo he aprendido a querer todo lo que la sea noruegoy contest hechicera-
nunca me casar sino para ir a Noruega. Entonces hermanas del Rey: -Eso lo dice porque ha odo en una cancin noruega que, cuando se hunda el mundo, los quiere riscos estar de all Noruega porque quedarn como monumentos, y tiene miedo de hundirse con el mundo. -Ah, caramba!dijo el la menor de al las odo
susurr
guiando
no quera beber demasiado. Se present luego la cuarta hija del Rey. arpa Posea de vibrar el una y la pie magnfica cuando primera levantaban oro,
haca
cuerda
todos
viejo Trasgo- Es por eso? A ver qu sabe hacer la sptima y ltima? -La sexta viene antes que la Rey sptima!del Cerro advirti que el sabia
izquierdo, pues los duendes son zurdos de los pies, y cuando cuerda tocaba todos la segunda de deban
-Yo hace
solo Y caso,
s como
decir nadie
la me
contars los tuyos, porque all arriba nadie lo sabe hacer tan bien, Nos sentaremos en las cuevas de
verdad!
bastante
tengo
piedra donde queman troncos de pino y beberemos aguamiel en los cuernos de oro de los antiguas reyes noruegos. Y cuando venga a visitarnos la sirena, nos cantar todas las canciones de las doncellas salineras. Vers cmo Te nos gustar divertiremos.
ltima. Y qu diris que Pues saba contar tantos cuentos como quera! -Aqu estn los cinco dedos de mi mano- dijo el viejo Trasgo-Cuntame cada dedo. Lo cogi por la mueca y el viejo ri hasta retorcerse, y al llegar al dedo anular, en el que luca un anillo de oro, como si supiera que haba de celebrarse una boda el viejo Trasgo dijo: -Aprieta tienes: fuerte la mano lo es que tuya. uno por
ver saltar al salmn entre las rocas por donde cae la cascada, pero no puede subir. Es una delicia vivir en la amada Noruega Pero dnde estn mis hijos? S dnde estaban aquellos diablillos? el que Cerro las a venan apagando Retozando encantado ejecutar por y la
Quiero que seas mi esposa! La hechicera por del advirti contar anular y que los el
lucirnagas
danza de la antorcha. -Qu travesura es sa?-les dijo el viejo Trasgo- Sabed que os he elegido una madre y ahora vosotros habis de elegir a una de las tas. Pero los mozos contestaron que preferan hablar y
-Ya los oiremos el prximo inviernomientras abetos y dijo los los el Trasgoy los de pinos
tmpanos
gozar queran
de
una porque
buena no y casarse.
***
discursos
bebieron, brindando por la golpendose los haba con los vasos la nariz para vaciado. Luego, se quitaron la chaqueta y se echaron a dormir sobre la mesa, pues no estaban para cumplidos. Pero el viejo Trasgo bail con su novia y cambi con ellas sus botas que era ms de moda que cambiar anillos. -El ama gallo de las cantadijo Hemos el de Prncipes se fueron por el mundo en busca de aventuras y, habindoles libre y gustado salvaje, la no vida
volvieron a su reino. El tercer hermano, al que todos dos. llamaban Cuando, al Bobalicn, fin, los sali a buscar a los otros encontr se burlaron de l y le invitaron a seguirles en el camino que haban emprendido. Iban un las tres anda Los que dos
llaves-.
bajar
persianas
para
que no nos abrase el sol. Y el monte se cerr por s mismo. Los lagartos se paseaban
andars, cuando encontraron hormiguero. hermanos mayores quisieron pisarlo y deshacerlo, para ver cmo escapaban el lo las
por las grietas del rbol y se decan: -Oh! Qu simptico es ese viejo Trasgo noruego! -Me gustan ms los chicosdijo la lombriz Y eso que no vea, la pobrecita!
Un
poco
ms
all
los
salones
encontraron un lago, en el que unos patos nadaban. Los mayores quisieron tomar un par de ellos, para asarlos y comrselos. Pero el Bobalicn no se los permiti, diciendo: -No los matis. Dejad en
cerrojos. En el centro de puerta rendija, por la que se vea lo que pasaba dentro de la habitacin. Los hermanos miraron por la ventana y vieron a un hombrecillo gris sentado a una mesa. Le llamaron una vez y otra, pero l no pareci cuando tercera orles. le vez, se Por fin, por llamaron
paz a las criaturas de Dios Andando, andando, llegaron a una colmena, en la que haba tanta y tanta miel, que rebosaba por el tronco del rbol. Los dos prncipes a las se queran y
levant,
prender fuego al rbol para ahogar abejas llevarse la miel. Pero el Bobalicn diciendo: -No paz Dios. Por ltimo, a de no un andando, castillo, estaban pero alma vea las a quemis los dejad en de opuso,
abri la puerta y sali. No dijo una sola palabra, pero los condujo a una mesa y y los un esplndidamente cuando bebido llev lecho, dormir. A la maana siguiente, el hombrecillo hizo una gris de fue que en le busca del hermano mayor, le sea siguiera y le condujo hasta una lpida de piedra donde hubieron a a su cada con donde servida comido uno un a placer,
animalitos
dormitorio
cmodo pudieron
caballos,
las
tres
Por ltimo, le lleg la vez al Bobalicn; entre y busc el y rebusc las musgo, no las
preciso
desencantar
el castillo. He aqu la primera prueba: en las el mil bosque, perlas Era todas, entre de sin el las que musgo, se haban esparcido princesas. recogerlas preciso
pero era difcil encontrar perlas, recoga sino muy despacio. Pensando en su desgracia,
se sent en una piedra y se ech a llorar. Entonces la Reina de las hormigas, a quien l haba salvado la vida, acudi con cinco mil hormiguitas, y en un santiamn encontraron todas las perlas y las pusieron en un montn. La segunda la las de prueba llave era del
faltase una sola, y si al ponerse el sol no estaban todas visitante piedra. El hermano y mayor fue al que solo un de la recogidas, se tornara el en
bosque, al
busc-busca la noche
encontrar cuarto
princesas,
que se haba cado al lago. Y cuando el Bobalicn lleg al lago, los patos a los que haba salvado la vida nadaron, se otra y sumergieron, vez de del a la las lago salieron
centenar. Y sucedi lo que lpida deca: que se torn de piedra. Al da siguiente mediano que el fue el el que
hermano ms
prob fortuna, pero no tuvo suerte y mayor; se solo pudo reunir doscientas perlas tambin convirti en piedra.
Pero la tercera prueba era la ms difcil. El prncipe tena que adivinar cul era la ms joven y bella de
las
tres
princesas
que
de
su Rey.
padre, Sus a
tomaron y fueron
iguales, y no se les poda distinguir en nada, excepto en que cada una, antes de dormirse, una haban probado La golosina distinta.
dos
princesas
felices
mayor un terrn de azcar, la segunda un caramelo, la tercera una cucharadita de miel. Entonces, la Reina de las abejas, vida, labios de la y a y quien prob tres. el los Por Bobalicn haba salvado la acudi de que as las
les urge llegar pronto? Llegaremos amaneciendo contestaron. Fue lo ltimo que les oy decir. palabras. acordara siguiente. All iban los tres, con la mirada tratando en de el suelo, la aprovechar Sus Pero de despus, ltimas eso al se da maana le
reconoci a la ms joven. Inmediatamente, el castillo se desencanto, y los en tomar entre dos prncipes y caballeros que estaban piedra, su ellos forma convertidos volvieron humana. estaban a Y los
hermanos de Bobalicn. El Bobalicn se cas con la ms joven y dulce de las tres princesas y, a la
poca claridad de la noche. "Es mejor que est oscuro. As no nos vern." Tambin
haban dicho eso, un poco antes, El o quiz No le se la noche el anterior. sueo acordaba.
talonazos que haban venido oyendo cuntas Magdalena primera quin sabe desde la la de cundo, durante quin sabe noches: para noche; "De all, despus
nublaba
all para ac, la segunda, y sta es la tercera. No seran de muchas pens, ellos si no al menos hubiramos dormido da". Pero Nos quisieron: pueden
rodendolo como buscndole la parte ms cansada. Hasta que lo tuvo encima, sobre su espalda, donde llevaba terciados los rifles. Mientras el terreno estuvo parejo, camin deprisa. Al comenzar moverse lentamente acortaban la subida, se ms se Los retras; su cabeza empez a despacio, conforme sus pasos.
agarrar dormidos dijeron. Y eso sera lo peor. Lo peor para quin? Ahora hablar. esperaran: este da el sueo "Les para vamos le dije haca que dejando
descansar.
Maana caminaremos de filo y con ms ganas y con ms fuerzas, por si tenemos que correr. caso." Se detuvo con los ojos Puede darse el
otros pasaron junto a l, ahora iban muy adelante y l segua balanceando su cabeza dormida. Se fue rezagando. Tena el camino enfrente, casi a la altura de sus ojos. Y el peso de los rifles. Y el sueo trepado all donde su espalda se encorvaba. Oy cuando se le perdan
cerrados. "Es mucho dijo. Qu ganamos con apurarnos? Una no jornada. que vale la Despus pena". de En tantas seguida andan?" hemos perdido, "Dnde
grit:
casi
en
secreto:
un cielo claro, por encima de las ramas oscuras. "Est oscureciendo", pens. Y se volvi a dormir. Se levant al or gritos y el apretado del golpetear el camino. bordeaba de seco Una el pezuas tepetate luz horizonte. Los arrieros pasaron junto a le l, mirndolo. "Buenos Pero l Lo no saludaron: contest. Se acord de lo que tena que hacer. Era ya de da. Y l noche vigas. ms deba para Este de evitar paso a era Se haber los el lo atravesado la sierra por la das", sobre
"Vyanse, pues. Vyanse!" Se recost en el tronco de un rbol. All estaban la tierra fra en y el agua sudor fra. convertido
sta deba de ser la sierra de que le haban hablado. All abajo el tiempo tibio, y ahora ac arriba este fro que se le meta por debajo del gabn: "Como si me levantaran la camisa y me manosearan el pellejo con manos heladas." Se fue sentando Abri de la una Respir resbalar sobre cmo el se sobre el
amarilla
dijeron.
los
resguardado.
haban dicho. Tom el tercio de carabinas y se las ech a la espalda. Se hizo y el a un cort donde sol. lado por Subi del el y
sintiendo
entumeciendo el cuerpo. Lo despert el fro de la madrugada. roco. Abri los ojos. Vio La humedad del
hacia
estaba lomas
estrellas transparentes en
cruzando
terregosas.
Le
pareca que y
or
los "Lo
Le pareca seguir oyendo a los arrieros que sus y cuando ojos le tal le eran al tal dijeron: Sinti primer "Lo engaosos. viga en vimos "Buenos das!"
decan: trae
Llegarn y
Tir los rifles. Despus se deshizo de las carrilleras. Entonces livianito correr bajada. Haba rodear bajar". que la Eso "encumbrar, y luego estaba y como se si sinti comenz a quisiera
dirn:
parte. No tardar el estar por aqu." De pronto se qued quieto. "Cristo!", dijo. Y ya iba a gritar: pero la "Viva se pistola debajo Cristo contuvo. de de la la Rey!", Sac por
meseta
costadilla y se la acomod dentro, camisa, le del dio Agua para valor. Zarca de los sentirla Se a fue pasos el
haciendo. Obre Dios. Estaba haciendo lo que le dijeron que hiciera, aunque no a las mismas horas. Lleg al borde de las
cerquita de su carne. Eso acercando hasta los ranchos queditos, bullicio mirando
barrancas. Mir all lejos la gran llanura gris. "Ellos deben estar all.
soldados
que se calentaban junto a grandes fogatas. Lleg hasta las bardas del corral y pudo verlos mejor; reconocerles la cara: eran ellos, su to Tanis y su to Librado. de Mientras la los soldados alrededor ellos se daban mecan, vuelta lumbre, colgados
de
un
mezquite,
en
mitad
maana,
acabalamos
con
el
del corral. No parecan ya darse cuenta del humo que suba de las fogatas, que les nublaba los ojos vidriosos y les ennegreca la cara. No quiso seguir vindolos. Se arrastr a lo largo de la barda y se arrincon en una esquina, descansando el cuerpo, aunque senta que un gusano se le retorca en el estmago. Arriba de l, oy que
mejor a buscarlo? As hasta se nos quitara un poco lo aburrido. No hace falta. Tiene que venir. arrendando Todos para la estn Sierra
de Comanja a juntarse con los cristeros del Catorce. stos ltimos. dieran son Lo ya de los sera los bueno a
dejarlos pasar para que les guerra compaeros de Los Altos. Eso sera lo bueno. A ver
si no a resultas de eso nos enfilan tambin a nosotros por aquel rumbo. Feliciano calmara senta estmago. tantito fuera agua a y, el Ruelas esper que el se el
llegue el otro. Dicen que eran tres, as que tienen que ser tres. Dicen que el que falta es un muchachito; pero muchachito y todo, fue el que le a tendi mi la emboscada Tiene eran que ms teniente por y aqu, ms
todava un rato a que se le bullicio Luego aire como zambullir agazapado por el cosquillearle si en
sorbi
Parra y le acab su gente. caer como cayeron esos otros que viejos colmilludos. Mi mayor dice que si no viene de hoy a
hasta suelo,
arrastrarse
Cuando lleg al reliz del arroyo, enderez la cabeza y se ech paso No a correr, entre mir que en los para el la abrindose pajonales. hasta arroyo que se
de a de veras. Y yo ya no quiero volver all. Anda otra otra vez, vez. a Solamente ver qu
consigues. No. No tengo ganas de eso, yo soy tu hijo. Y si voy mucho dar con por ellos, acabarn a m por saber quin soy y les afusilarme tambin. Es mejor dejar las cosas de este tamao. Anda, tengan Justino. tantita Diles lstima que de
m. Noms eso diles. Justino apret los dientes y movi la cabeza diciendo: No. Y sigui sacudiendo la
diles.
que lo hagan por caridad. No puedo. Hay all un cabeza durante mucho rato. Justino pila Haz que te oiga. Date tus maas Dile y que dile lo que haga para por sustos ya ha estado bueno. caridad de Dios. Voy, No se trata de sustos. perdida Parece que te van a matar pues. me Pero afusilan si a de m estaba Luego decir: de se levant y de en la que
camin para
La
Providencia,
Justino.
sus
razones.
se
Ella se encargar de ellos. Ocpate de ir all y ver qu cosas haces por m. Eso es lo que urge. Lo haban la a No de trado maana un se Haba y de l
acordaba: Don Lupe Terreros, el dueo de la Puerta de Piedra, por ms seas su compadre. Al que l, Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueo de la Puerta de Piedra tambin neg el animales. Primero se aguant por puro compromiso. cuando tras que de la otro su sus Pero sequa, sus despus, en que y su que, pasto siendo le sus para compadre,
madrugada. Y ahora era ya entrada segua amarrado esperando. estar el intento todava all, horcn, poda hecho un
quieto.
dormir
rato para apaciguarse, pero el sueo se le haba ido. Tambin se le haba ido el hambre. No tena ganas de nada. Slo de vivir. Ahora que saba bien a bien que lo iban a matar, le haban entrado unas ganas tan grandes de vivir como slo las puede sentir un recin resucitado. Quin le iba a decir asunto crea que tan que volvera viejo, estaba. aquel tan Aquel
vio cmo se le moran uno animales don la Lupe yerba hostigados por el hambre y compadre negndole potreros, segua
entonces
fue cuando se puso a romper la cerca y a arrear la bola de animales flacos hasta las paraneras para que se hartaran de comer. Y eso no le haba gustado a don Lupe, que mand tapar otra vez la cerca para que l, Juvencio Nava, le volviera a abrir otra vez el agujero.
rancio, tan enterrado como asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada ms por noms hacerle ver como los quisieron
As, de da se tapaba el agujero y de noche se volva a abrir, mientras el ganado estaba all, siempre pegado a la cerca, siempre esperando; suyo que aquel antes ganado noms se
ni las diez vacas que le di al juez, ni el embargo de mi casa para de que pagarle la la salida con de lo crcel. noms me
Todava despus, se pagaron quedaba modos por no perseguirme, aunque todos perseguan. Por eso me vine a vivir junto con mi hijo a este otro terrenito que yo tena y que se nombra Palo de Venado. Y mi hijo creci y se cas y con tuvo la ya nuera ocho Ignacia
viva oliendo el pasto sin poder probarlo. Y l, y don Lupe alegaban y volvan a alegar sin llegar a ponerse de acuerdo. Hasta que una vez don Lupe le dijo: Mira, animal Juvencio, ms que metas otro al
hijos. As que la cosa ya va para viejo, y segn eso debera Pero, est. "Yo entonces calcul que estar segn olvidado. no lo eso,
potrero y te lo mato. Y l contest: Mire, don Lupe, yo no tengo la culpa de que los su animales acomodo. Ellos son inocentes. Ah se lo haiga si me los mata. "Y me mat un novillo. "Esto pas hace treinta y cinco aos, por marzo, porque ya en abril andaba yo en el monte, corriendo del exhorto. No me valieron busquen
con unos cien pesos quedaba arreglado todo. El difunto don Lupe con era su Y Y donde As ellos, que, no de solo, mujer la a y solamente de de a
los dos muchachitos todava gatas. pena. viuda los unos por haba pronto muri tambin dizque muchachitos se los llevaron lejos, parientes. parte
"Pero
los
dems
se
curtido
por
los de
atuvieron a que yo andaba exhortado y enjuiciado para asustarme alguien avisaban: "Por ah andan unos al y seguir pueblo me robndome. Cada que llegaba
acaso, hasta
no que
haba se le la
dejado en que
fuera su mujer? Aquel da amaneci con nueva de que su mujer se le monte, los los haba ido, ni siquiera le pas por la de para para no que sin cabeza salir nada bajar se la a ni al le intencin sin con con indagar quin tal ni de Dej dems,
entreverndome madroos
entre
pasndome
das comiendo verdolagas. A veces tena que salir a la media fueran perros. noche, Eso como dur si toda me los la correteando
pueblo. todo lo
vida. No fue un ao ni dos. Fue toda la vida." Se eso haba era dado por que le a esta Por
fuera como se le haba ido meter las manos. Ya lo nico que le quedaba para cuidar era la vida, y a sta como la diera conservara
esperanza
entero.
costaba
trabajo imaginar morir as, de repente, a estas alturas de de su la vida, muerte; su de un y puro despus de de tanto pelear para librarse haberse tiempo para los su por por cuando acabado pasado tirando otro cuerpo ser mejor lado
lugar. No poda dejar que lo mataran. No poda. Mucho menos ahora. Pero para eso No para l lo haban
trado de all, de Palo de Venado. amarrarlo siguiera. miedo. necesitaron que los solo, dieron anduvo se
arrastrado haba un
sobresaltos
pellejo
de con como
que
no
Camin hombres los madrugada estrellas. soplaba llevaba traa olor tiene
viento seca de de
de morir. Porque a eso iba. A morir. Se lo dijeron. Desde Comenz le entonces a lo supo. esa pronto
la ms,
sentir de
como el
orines
comezn en el estmago que llegaba siempre que vea de cerca la muerte y que le sacaba el ansia por los ojos, y que le hinchaba la boca con aquellos agria buches que de agua que tena
apeuscado venan
viendo
aqu, debajo de sus pies, a pesar de la oscuridad. All en la tierra estaba toda su vida. Sesenta aos de vivir sobre de ella, de encerrarla entre sus manos, de haberla probado como se prueba carne. Se ojos, pedazo ltimo, vino largo con si fuera casi rato los cada el que el sabor de la
tragarse sin querer. Y esa cosa que le haca los pies pesados mientras su cabeza se sus le ablandaba fuerzas No, en no y el las poda corazn le pegaba con todas costillas.
acostumbrarse a la idea de que lo mataran. Tena que haber alguna esperanza. En algn quedar lugar alguna podra an esperanza.
desmenuzndola como
saboreando saliendo
Tal vez ellos se hubieran equivocado. Quiz buscaban a otro Juvencio Nava y no al l. Juvencio Nava que era
sera el ltimo. Luego, como queriendo decir algo, miraba a los hombres que iban junto a l. Iba a decirles que lo soltaran,
lo a a
dejaran nadie,
que
se
iban milpa
y no
despus se
volver
a de
bajar. Al fin y al cabo la lograra ningn modo. Ya era tiempo de que hubieran venido las aguas y las y aguas la no aparecan milpa
los pero No
vea. no lo
comenzaba a marchitarse. No tardara en estar seca del todo. As que ni vala la pena de haber metido bajado; entre haberse aquellos
hasta imaginar que eran sus amigos; hacerlo. saba eran. eran. vez
quines de
vea a su lado ladendose y agachndose cuando para ver por dnde segua el camino. Los haba visto por primera vez al pardear de la tarde, en esa hora desteida en que todo parece chamuscado. los Haban surcos atravesado
hombres como en un agujero, para ya no volver a salir. Y ahora de segua decirles No les junto que vea o puso si a las lo la se a lo
aguantndose
cara; slo vea los bultos repagaban se supo separaban de l. De manera cuando no hablar,
pisando la milpa tierna. Y l haba bajado a eso: a decirles comenzando milpa. Pero detuvieron. Los haba visto con tiempo. Siempre tuvo la suerte de ver con tiempo todo. Pudo haberse escondido, caminar unas cuantas horas por el cerro mientras ellos se que a all ellos estaba la se no crecer
haban odo. Dijo: Yo nunca le he hecho dao a nadie eso dijo. Pero darse no como se si verlo. nada cambi. Ninguno de los bultos cuenta. volvieron Siguieron pareci Las caras a igual,
Entonces pens que no tena nada ms que que en decir, buscar algn otra que la otro vez tendra esperanza lado. Dej
la pregunta el sargento que estaba frente a l. S. Dile al coronel que de all mismo soy. Y que all he vivido hasta hace poco. Pregntale que si conoci a Guadalupe Terreros. Que dizque si conociste a Guadalupe Terreros.
caer
los brazos y entr en las primeras casas del pueblo en medio de aquellos cuatro hombres oscurecidos por el color negro de la noche. Mi coronel aqu est el
hombre. Se haban detenido delante del boquete de la puerta. l, con el sombrero en la mano, esperando voz: Cul preguntaron. El de Palo de Venado, mi coronel. El que usted nos mand a traer. Pregntale que si ha hombre? por ver respeto, salir a
adentro cambi de tono: Ya s que muri dijo Y sigui hablando como si platicara con alguien all, al otro lado de la pared de carrizos: Guadalupe Terreros era mi padre. busqu estaba la cosa Cuando me crec dijeron Es y lo que algo
difcil crecer sabiendo que podemos enraizar nosotros agarrarnos est esos pas. si has "Luego supe que lo haban matado a machetazos, clavndole despus una pica
vivido alguna vez en Alina volvi a decir la voz de all adentro. Ey, t Que
muerta.
de buey en el estmago. Me contaron dos das cuando tirado que lo en dur ms y de perdido un que,
Mrame,
coronel
pidi
l!. Ya no valgo nada. No tardar en morirme solito, derrengado de viejo. ! No me mates!... ! Llvenselo!volvi a
encontraron arroyo,
todava estaba agonizando y pidiendo el encargo de que le cuidaran a su familia." "Esto, con el tiempo,
decir la voz de adentro. ...Ya he pagado, coronel. He Todo Me como pagado me he un lo muchas veces. Me de quitaron. cosa
parece olvidarse. Uno trata de olvidarlo. Lo que no se olvida que su el alma es llegar hizo a saber que aquello con la
est an vivo, alimentando podrida ilusin de la vida eterna. No podra perdonar a se, aunque no lo conozco; pero el hecho de que se haya puesto en el lugar donde yo s que est, me da nimos para puedo acabar No con l. que No siga haber perdonarle
apestado,
con el plpito de que en cualquier rato me mataran. No merezco morir que, as, al coronel. Djame
menos, el Seor me perdone. !No me mates! !Diles que no me maten! Estaba hubieran sacudiendo su all, como si lo
viviendo.
deba
golpeado, sombrero
nacido nunca." Desde ac, desde fuera, se oy bien claro cunto dijo. Despus orden: Llvenselo y amrrenlo
contra la tierra. Gritando. En seguida la voz de all adentro dijo: Amrrenlo y denle algo de beber hasta que se emborrache para que no le duelan los tiros.
Ahora,
por
fin, al y
se pie
Estaba venido su
Haba
haba
haba vuelto y ahora otra vez vena. Lo ech encima del burro. Lo apretal bien apretado al aparejo para que no se fuese a caer por el camino. Le meti su cabeza dentro de un costal para que no diera luego burro para Venado para mala le y llegar todava arreglar impresin. hizo se de a el con pelos Y al
vivan
casita, en la que reinaba el amor, pero un da aciago se abati sobre la ellos la desgracia, enferm anciana gravemente.
Sintiendo la proximidad de su fin, llam a Basilisa, le dio una muequita y le dijo: Guarda, muequita ensees de comer a y La hijita esta y nadie. luego ma, no Si la la te
arrebiatados,
del difunto. Tu nuera y los nietos te extraarn iba dicindole . Te mirarn a la cara y creern que no eres t. Se les afigurar que te ha comido el coyote cuando te vean con esa cara tan llena de boquetes por tanto tiro de gracia como te dieron. ***
comer lo que le des y te sacar de apuros. La anciana bes a su hija y, unos instantes despus, cerr siempre. los ojos para
El anciano llor su muerte unos cuantos aos y luego se cas le con otra. una Quera mala dar a su hijita una madre, pero dio madrastra. La madrastra tena dos
Basilisa haca todo lo que le le decan, cunda que procuraba era un complacerlas, y el trabajo primor. Cada da estaba ms bonita. Era preciosa! Tan preciosa cuentos Aquello muequita todo. Muy de maana, las en el Basilisa se desvn, que haba era le ni nia en los la en igual.
hijas, feas, caprichosas y malas. La mujer las quera y las el mimaba da La de mucho, La y de mientras que a Basilisa le grua entero. madrastra un humor vida era un infierno para Basilisa. las estaban cesar que que y hermanastras siempre
porque ayudaba
vacas,
perros, la vituperaban sin descargaban y el sobre para sol blanca ms que Come, muequita, y escucha mis penas. La muequita coma y, luego de consolar por a ella La al flores, acarreaba Adems, y Basilisa, todo fresco el o la el agua, le chica haca ella todo el trabaja, para enflaqueciera el viento y su casa
ennegrecieran oa en la
tez. En todo el da no se gritos: Basilisa, Basilisa! Haz la comida, barre la casa, trae la y lea, date ordea prisa, las no vacas,
escardaba
encenda la estufa y regaba coles. sealaba qu hierbas deba aplicarse para que el sol no tostara su tez. En fin,
Basilisa estaba ms hermosa cada da. En cierta ocasin, el padre emprendi quedaron reinaba ululaba un en una el largo casa. viaje. La madrastra y sus hijas se Fuera y Era oscuridad llova viento.
seguir de fuego a
trabajando. casa de la
hermanastra mayor. Yo hago puntilla y el ganchillo me da bastante luz. Pues apresur yo a tampoco decir se su
impenetrable,
avanzado el otoo. Rodeaba la casita un espeso bosque, en el que viva una bruja que se coma a personas como si fueran pollitos. La madrastra dijo a una de sus hijas a que la hiciera otra, que puntilla,
hermana. Yo hago medida y las agujas me dan luz. Las dos malas pcoras
gritaron a la vez Basilisa, Basilisa, ve a casa de la bruja y pdele fuego! Las salir casita, brutalmente. y el La hermanastras a Basilisa hicieron de la era
hiciera media, y a Basilisa le mand que hilara. Apag todas las luces de la casa, dej donde encendida las chicas una tea estaban
empujndola noche
oscura, el bosque, espeso, viento, del espantoso. la chisporroteaba, chisporroteaba por apagarse. Qu vamos a hacer? Basilisa rompi a llorar y sac bolsillo muequita. Muequita ma, me envan a casa de la bruja en busca de fuego. La bruja esa se
Dijeron las hermanastras de Basilisa. En toda la casa no hay luz, y hay que
come a la gente en un dos por tres. No te preocupes respondi la muequita, est que yendo no conmigo no te pasar nada. Mientras te alguna. Gracias, muequita, por contigo,
De
pronto
pas
al
galope
otro jinete, rojo, montado en un corcel rojo tambin y con los arreos del mismo color. Sali el sol, acarici a
ocurrir
desgracia
Basilisa, la hizo entrar en calor y le sec la trenza. Estuvo todo haba valla el Basilisa da y, caminando por con fin, una
muralla del bosque, en el cielo no luca ni una sola estrella, y la clara luna no apareca. de a su Basilisa miedo pecho y la temblaba apretaba muequita. De pronto pas ante ella un jinete blanco montado en un caballo blanco tambin, con los arreos claros. Empez a despuntar el da. Basilisa El roci y sigui adelante, su las
espanto. De pronto apareci un jinete negro, montado en un caballo negro tambin y con los y arreos del mismo como color. Lleg el jinete al portn tierra. Se hizo de noche. Todas las calaveras la luz valla como que se de desapareci si se lo hubiera tragado la
encendieron, y en el claro
Basilisa temblaba de miedo. Las piernas y no no le poda obedecan, paraje. De pronto se Era dio la cuenta
Luego, cuello: -
grit
voz
en
Abros, brete,
cerrojos ancho
fuertes! portn!
Basilisa de que la tierra retemblaba. almirez, bruja, el que llegaba montada en su empuando majadero a guisa de ltigo y borrando sus huellas con la escoba. Lleg la bruja al portn y vocifer, Fu, carne aqu? Se acerc Basilisa y le a la dijo fu, fu! Huele a hay
El portn se abri de par en par, y la bruja entr montada en su almirez, seguida de Basilisa. Junto al portn creca un abedul que quiso azotar a la chica con sus ramas. No pegues, abedul, a la
chica, que la he trado yo dijo la bruja. Ante perro la que puerta quiso haba morder un a
rusa!
Quin
bruja, le hizo una profunda reverencia humildemente: Soy yo, abuelita. Mis
bruja al can, que la he trado yo. En el zagun haba un gato que quiso araar a Basilisa. No la toques, gato grun rezong la bruja, que la he trado yo. Ya ves, Basilisa explic la bruja, que no es fcil
hermanastras me han enviado a que te pida lumbre. S tu ma. casa, hace. respondi madrastra En fin, trabaja la es vive para bruja, familia en m mi y
escaparse de aqu, el gato araa, el perro muerde, el abedul salta los ojos y el portn no se abre. Eh, tiznada grit, dame
Cmete, muequita querida, el pan y escucha mis penas. La bruja me ha encomendado un trabajo dificilsimo. Si no lo hago, dice que me comer La muequita respondi
de comer! Apareci y un sirvi cubo al a de instante la bruja una No llores, no te apures, y acustate, que maana ser otro da. En cuanto Basilisa los ojos, hubo la un doce patos, pasteles, cerrado
chica toda sucia de holln caldero de sopa de coles, leche, dos pollos, medio cuarenta
buey,
muequita grit: Abejarucos, gorriones y palomas, acudid sin dilacin, salvad a Basilisa de la perdicin! Acudi volando una nube de
bebi todo y a Basilisa le dio tan slo un pedazo de pan. Toma, Basilisa dijo,
aves
que el
se
pusieron
este saco de mijo, escoge los granos y tira todos los carcomidos. Si dejas alguno, te comer. Al poco, la bruja roncaba ya. Tom Basilisa el pedazo de pan, lo deposit ante la muequita y dijo:
escoger
mijo,
echando
los granos buenos al saco y los malos a su buche. En fin, grano a grano, escogieron todo el mijo. Apenas si haban terminado, cuando pas al galope por delante jinete La bruja de blanco se la y casa el y amaneci.
despert
pregunt a Basilisa:
Has
hecho
todo
el
Compadcete
de
m,
trabajo? Todo est listo, abuelita. La bruja tuvo que callarse, aunque estaba muy enojada. Bien gru, yo tengo que salir ahora en busca de
muequita querida, aydame! La muequita grit con voz sonora: Acudid, ratones
botn, y t toma aquel saco de guisantes mezclados con simientes sepralos, te comer. Sali a la bruja el al patio, y el de amapola haz y dos
ratoncillos e hicieron todo el trabajo aquel en cosa de una hora. Al atardecer, la chica tiznada puso la mesa, en espera de que llegara la bruja. Pas al galope ante la casa el jinete negro. Se hizo las los de noche. Se
montones. Si no lo haces,
Qu,
Basilisa
dijo
al
llegar, has hecho lo que te mand? Todo est hecho, abuelita. La bruja tuvo que callarse,
huellas con la escoba. Basilisa comer dijo, a la tom muequita una y aunque estaba muy enojada. Si es as Que yo dijo, voy a
hacer lo mismo.
Basilisa se ocult tras el horno y oy que la bruja deca a su sirvienta: Enciende que cuando el me horno,
Aydame, vez de
morenita. atizar el
Si
en
fuego
tiznada, y atiza el fuego, despierte asar a Basilisa. Se tendi la bruja en el banco, apoy los labios en el vasar, se tap con el almirez y al poco daba unos ronquidos que se oan en todo el bosque.
ayudar.
encender el horno y rascar los talones a la bruja para que duerma ms de la cuenta. Mientras, escapa
Basilisa se ech a llorar, sac ante pan. Come querida pan, dijo, muequita y escucha la muequita una y puso de ella corteza
jinetes?
No
me
harn
mis penas. La bruja quiere asarme y comerme despus. La para muequita evitar aconsej a
oscura.
Basilisa lo que deba hacer aquella desgracia. Corri Basilisa a la chica tiznada, profunda implor: le hizo y una le reverencia
precipitadamente al zagun. araarla. Basilisa le ech un pastelillo. El gato no la toc. Basilisa baj rpida de la terracilla. lanz hacia El perro ella se para
morderla. Basilisa le ech un pedazo de pan. El perro la dej en paz. Basilisa cruz corriendo el patio. saltarle una cinta El los de abedul ojos, seda, quiso pero y el
La se
bruja dio
se cuenta
despert, de que
desentumeci sus miembros, Basilisa se haba escapado y corri al zagun. Dime, gato grun,
El
portn
quiso le
cerrarse, engras Hace diez aos que estoy a tu sido servicio para y nunca darme has un
pero
Basilisa
los goznes, la dej pasar. Sali bosque. pas se al vea Basilisa En galope ni poda al el gota. oscuro instante jinete Pero
mendrugo, y la chica me ha dado un pastelillo. Por eso la he dejado pasar. La bruja sali
aquel
negro. Se hizo de noche. No acaso Basilisa apresuradamente al patio y pregunt al can: Mi fiel a perro, esa has chica
regresar a casa sin lumbre? La madrastra la matara. La muequita le dijo lo que deba hacer. Basilisa tom una de las calaveras de la valla y la levant en alto con un palo.
mordido
La
chica
corra despedan
por
el
los
que
llevo
bosque, y las rbitas de la calavera tanta luz, que se vea en torno como si alumbrara el sol.
servicio y jams has sido para darme un hueso, y la chica me ha dado pan. Por eso la he dejado ir.
La
bruja
grit
con
voz
ya salir en persecucin de Basilisa. Mientras, la chica llegaba a casa. Vio que en la isba no haba luz. Salieron corriendo las hermanastras y se pusieron a insultarla y a gritarle: Por qu has tardado tanto en volver con la lumbre? No hay forma de que arda nada en la casa. Hemos probado a encender y no hemos podido;
estridente: Abedul, abedul mo!, le has saltado los ojos? Hace diez aos que crezco en tu patio y jams has sido para atar mis ramitas con una cinta, mientras que la chica esa lo ha hecho. Por eso la he dejado pasar. Corri portn: has Portn, te detenido mi has a esa fuerte cerrado, moza la bruja hacia el
el
fuego de
que los
trajimos vecinos
de se
portn!, insumisa?
casa
apag en seguida. Puede que el tuyo arda. Llevaron la calavera al interior, pero las rbitas miraban a las
hijas y a la madrastra y las quemaban con su fuego. Ellas quisieron esconderse, pero los ojos las que de la se calavera ocultasen. encontraban
llevo a tu servicio no has sido para echar siquiera un poco de agua a mis goznes, y ella los ha engrasado. Por eso la he dejado salir. La vieja mont en clera y se puso a pegar al perro y al gato, a romper el portn y a talar el abedul. Se cans tanto, que no quiso
dondequiera
Al
amanecer,
las
malvadas
quiso quedarse Basilisa en la casa aquella en que la viva de en y se una la recogi anciana ciudad.
No,
hijita
dijo el
no
lo
vender;
slo
zarevitz
es digno de una tela como sa. La llevar a palacio. Vio el zarevitz el lienzo y
En
cierta
ocasin
dijo
Basilisa a la anciana: Me aburro sin hacer nada, abuelita. Cmprame lino del mejor. La anciana compr el lino, y Basilisa se puso a hilar. El era como trabajo un de le tan y cunda la de el Se que El zarevitz dio las gracias a la anciana y la colm de regalos. Quiso el zarevitz que le del hicieran lienzo se unas aquel, a camisas que primor, rueca prisa hilo puso el Este lienzo no se vende respondi la mujer, no tiene precio. Lo he trado para regalrtelo. pregunt a la anciana.
zumbaba
giraba, de que
sala igual y fino, como un cabello lienzo oro. pasaba Basilisa a tejer y sac un por ojo de una aguja. Luego lo blanque, dejndolo como la ms pura nieve. Aqu la tienes este lienzo, a y
pero era tan fina la tela, nadie atreva coserla. El zarevitz mand llamar a la anciana y le dijo: Ya que supiste tejer el
abuelita
dijo
Basilisa vndelo
anciana,
Pues que me haga ella las camisas. Regres la anciana a casa y cont a Basilisa lo que haba pasado. Basilisa hizo las camisas y las bord con sedas llev palacio. Basilisa se sent a la y perlas. las La vieja a camisas
Basilisa pidi a la anciana que se quedara tambin en palacio. lleva el La muequita Basilisa En fin, vayamos la en as a siempre
bolsillo. que
EL DISPARO
Estbamos acantonados en el pequeo pueblo de X. Todo el mundo sabe cmo es la
ventana con su bastidor. De pronto vio que corra hacia all un criado del zar. El zarevitz pide le que dijo vayas el a
vida de un oficial de tropa de guarnicin. A la maana, estudio comida y en picadero; casa la del
hombre palacio.
Basilisa fue a palacio. Al verla tan bella, el zarevitz dijo atnito: No me separar ya de ti, quiero que seas mi esposa. Tom el zarevitz las manos de Basilisa, blancas como la nieve, y la sent a su lado. Al poco celebraban la boda. Pronto regres el padre de Basilisa y se qued a vivir con ella.
comandante del regimiento o en una fonda juda; a la noche, ponche y naipes. En X no haba ningn lugar donde casa aparte ms. Un solo civil formaba parte de nuestro grupo. Tena viejo. unos 35 aos, lo que nos haca considerarlo reunirse, bamos otros, de de ni unos una a muchacha;
donde, nuestros
Su en
experiencia varios
le
daba y,
por pero a
un el
militar champn
superioridad sobre nosotros puntos, adems, su aspecto sombro que mostraba habitualmente, sus rudas costumbres y su lengua mordaz ejercan una clara influencia en nuestras mentes juveniles. Un cierto misterio pareca envolver su destino: se le hubiera aunque tiempos los tomado llevaba En y haba por ruso otros en con apellido
correr
torrentes
durante las comidas. Nadie saba si posea o no fortuna ni cules eran sus rentas, ni nadie se atreva a preguntrselo. libros, la Tena mayora muchos
obras de milicia y novelas. Los prestaba de buen grado, sin por nunca exigir su los parte, que a nunca como su devolucin, tampoco, devolva l le
extranjero. hsares,
servido hasta
prestaban. Su ocupacin predilecta era ejercitarse cuarto en el tiro a pistola. Las paredes de su estaban de tan balazos, acribilladas
suerte; sin embargo, nadie saba qu motivos le haban hecho servicio radicarse pueblucho, la obstante, pie, su vesta retirarse para en un donde a una ir viva unida, del a en no msero
estrechez,
que parecan paneles de una colmena. Una rica coleccin de pistolas constitua el nico lujo de la miserable casucha que habitaba. La destreza que haba
despilfarro. Iba siempre a negra, rada por el uso, y mesa estaba de de Sus disposicin oficiales regimiento. estaban los cenas por no
adquirido simplemente en el tiro, era increble, tanto como para que, de haberse propuesto balazo un acertar objeto de un puesto
nuestro
compuestas
sobre la gorra, ninguno de los de nuestro su regimiento en como hubiera ofrecerle blanco. El tema de los nuestras era con duelos. vacilado cabeza
Un da comamos en casa de Silvio unos diez oficiales del como decir, a nuestro una se fin regimiento. de Bebimos es Al que con largo no pero las costumbre, muchsimo. anfitrin partida Durante neg, mand jugar, traer porque
nosotros. acostumbraba
Silvio (as le llamaremos) nunca participaba de ellas. Cuando se le preguntaba si alguna vez le haba tocado batirse, secamente nunca saltaba tales suponer daba a sola que la responder s, vista pero y que lo en de su su
cartas, ech sobre la mesa medio centenar de ducados y tom la banca. y la Silvio absoluto jugaba, Si discutido y ni el Todos lo rodeamos comenz. guardar mientras haba partida sola silencio jams hecho que
detalles,
siniestra habilidad. Por lo dems, nunca se nos cruz por la mente imputarle de algo parecido al temor. Hay personas apariencia suposiciones. Un acontecimiento inesperado nos dej a cuya disipa sola tales
resto. Todos lo sabamos y en nada nos oponamos a su libre se arbitrio; hallaba un pero oficial a y sucedi que entre nosotros recientemente nuestro Participaba llegado del juego
todos consternados.
regimiento.
un
punto. y
Silvio El los
tom
la la
ms; no
tiza
rectific por
del vino, por el juego y burlas ofensa de y camaradas, lo tom como una enardecido mesa un
la
picadero, nos preguntbamos entre nosotros si el pobre teniente cuando se respirara present an ste
candelabro de bronce y se lo arroj a Silvio, quien apenas golpe. confusos. con mirada logr Todos eludir Silvio el se quedamos
incorpor, plido de ira, y centellante exclam: -Caballero, hgame el favor de retirarse inmediatamente y d gracias haya a Dios en que mi esto casa. No dudamos en lo ms mnimo de cules y ya seran de dbamos las esa por consecuencias escena, sucedido
respondi
fecha no tena noticias de Silvio. Asombrados, fuimos a casa de nuestro amigo, a quien hallamos en el patio, metiendo bala tras bala en un as de baraja, clavado en una hoja del portal. siempre, Nos sin recibi como
mencionar una sola palabra con relacin al suceso de la vspera. Pasaron teniente vida. extraados: -No se batir? tres das, an y el con
muerto a nuestro compaero. El oficial se fue no sin decir que estaba dispuesto a dar satisfaccin de la de su que pocos ofensa partida manera unos
segua
Preguntbamos
as
fue, Se
no
se por una
y la
agrado. idea de
bati. satisfecho y se
despus de aquella velada, haba sido mancillado, y no rehabilitado voluntad, me me impeda inquietaba tratarlo y no
explicacin muy superficial reconcili con el adversario. Esta perjudic reputacin jvenes, los circunstancia mucho entre que su los suelen
vuelco de mi conducta, pero descubra motivo. Pareca estar amargadamente impresionado. Por lo menos en dos ocasiones pude notar en l el deseo de darme una explicacin; embargo, evitar entonces en mi yo, elud trato. verlo de sin sus Desde slo mis de
tener a la valenta por la calidad ms sublime de un hombre, tiempo, olvid Silvio excusndole no lo obstante, ocurrido, recuper toda se y su clase de defectos. Con el
prestigio de siempre. Yo fui el nico que no pudo tratarlo confianza. tena, atrado, compaeros, romntica, ms por con una la misma como senta que un mis hombre Teniendo, me
presencia
imaginacin
compaeros, sinceras
nuestras
relaciones
otros tiempos se cortaron. Los displicentes habitantes de una capital que o no pueden muchas les son imaginar siquiera
cuya vida era un enigma, y que me pareca el personaje de alguna historia misteriosa. l me quera, y conmigo dejaba de lado sus palabras hablaba de punzantes, toda clase y de
impresiones en aldeas
familiares a quienes viven pueblecitos, como por ejemplo la espera de la llegada del correo...
Los martes y los viernes el despacho estaba oficiales. peridicos, paquetes del Unos regimiento de esperaban Los abrirse colmado
continu,
dirigindose
precipitadamente. Nosotros, decididos reunirnos casa de Silvio, nos fuimos cada cual por un lado. Fui a casa de Silvio a la hora nuestro muebles que las indicada, a y all todo Los ya encontr casi estaban
all mismo, y unos a otros se daban las noticias, de modo extrema a Un que la oficina Silvio y un gran leer la ojos Los en la deparaba un espectculo de animacin. se haca enviar sus cartas nuestro da le que regimiento, entregaron abri de Al sus ocupados sola acudir a la oficina. sobre muestras impaciencia. carta oficiales, centelleaban. dando
regimiento.
embalados, y no haba ms paredes, acribilladas a balazos. Nos sentamos a la mesa. Nuestro husped humor, tiempo su estaba y sin A no que a del pas todos mejor mucho los
comunicara momento
alegra
dems...
cada
lectura de sus cartas, no advirtieron nada. -Seores -les dijo Silvio-, las requieren circunstancias que me ausente Me voy
saltaban los tapones de las botellas de champagne. Los vasos relucan y espumaban sin pausa, con se y todos profunda al ausentaba, nosotros, franqueza, amigo que
inmediatamente...
desebamos
esta misma noche, y espero que no se nieguen a cenar conmigo esta ltima vez. Tambin a usted lo espero -
buen viaje y toda suerte de felicidades. Nos levantamos de la mesa ya muy avanzada la noche. Cuando fuimos a recoger la gorra, Silvio se
despidi de todos, me tom del brazo y me retuvo. -Quiero hablar con usted me dijo, bajando la voz. Ya todos nos a los ido... otro, Silvio no su dems se uno
una
impresin
contraria
la verdad. Dijo esto y call. Volvi a llenar Yo me su pipa apagada... silencioso, qued
bajando los ojos. -A usted le habr extraado -prosiguiexigiese R... usted Creo que yo no a satisfaccin que
sentamos
despaciosamente
teniendo yo libre eleccin de armas, su vida estaba en mis manos, en tanto que la ma casi no peligraba... mi la Sin a Podra prudencia magnanimidad... atribuir
alegra de poco antes. Su sombra, destello de sus ojos, y el espeso humo que despeda su boca, le daban el aspecto de un verdadero algunos Silvio que demonio. minutos rompiera Pasaron antes
embargo, no quiero mentir. Si hubiese podido castigar a R... sin no arriesgar lo mi vida, hubiera
el silencio. -Es antes querido probable ms de que -me darle Tiene no dijo-, nos y he una que
perdonado... Mir a Silvio con aire de asombro. Esta contestacin acab por consternarme. Silvio continu: -Es cierto. a No tengo al
veamos
despedirnos,
explicacin...
haber notado usted lo poco que me importa la opinin de los dems; pero me sera penoso dejar en su mente
derecho
exponerme
seis
aos y
recib mi
una
mis quin
compaeros me y dej de
no
haba
bofetada,
adversario
aventajara. nuestras atrs al Los encomiado nuestro y de todos Mis y del me mal
Burtsov en
vivamente excitada. -Fue porque usted no quiso batirse con l? -pregunt-. Sin duda, se lo impidieron las circunstancias. -Me bat con l y ste es el recuerdo de aquel duelo. Silvio se levant, sac de una gorra caja de cartn con una borla encarnada
Dionisio
Davidov.
regimiento, se entablaban a momento, participaba yo como testigo interesado. me adoraban comandantes que frecuencia, un compaeros los con regimiento, consideraban inevitable. ''Tranquilo (o
cambiaban
de oro y galoneada, lo que los franceses llaman bonnet de police. Se la encasquet: la gorra estaba agujereada a la altura de la frente. -Usted sabe -prosigui intranquilo), disfrutaba mi gloria, hasta que lleg a nuestro regimiento un joven rico de muy buena familia (su nombre no importa). En mi vida haba tropezado con un hombre tan halagado juventud, la ms un esplndidamente adems espritu de la Silvio- que yo he servido en el regimiento de hsares de X... Sabe tambin cul es mi carcter; suelo hacer notar mi personalidad en todo, y esta cualidad era una verdadera mana en mi juventud. tiempos modales En solan violentos y nuestros usarse entre
por la suerte! Figrese que tena ingenio, apostura, un alegre, desenfadada y una valenta,
y efecto
al
odo
cierta Presa En
banal de seguida
repentina ira me peg una buscamos los sables... Las desvanecan... no sin misma aquella apartaron
fama que gozaba, trat de granjearse mi amistad; pero yo me mostr fro y l se apart de m con total
noche nos batimos en duelo. Amaneca... Yo estaba en el lugar acordado, acompaado por Con mis tres una padrinos... impaciencia
indiferencia; le tom odio. Sus xitos en el regimiento y en el ambiente femenino me sumieron en completa a mis las ms decir ms para desesperacin. buscar frases siempre las provocarlo... Comenc Pero
inexplicable aguardaba a mi adversario. Despunt el sol primaveral, Lo vi y el an calor estaba con el empez a hacerse sentir... cuando lejos... a pie, llevando el uniforme sostenido sable, y acompaado por un padrino. Se acerc. En la mano llevaba su gorra llena de m cerezas. me Los padrinos disparar la midieron los doce pasos. A toc Sin primero. embargo,
contestaba l con otras que punzantes y ms agudas que mas, verdad eran muchsimo
alegres: l bromeaba y yo expresaba mi odio. Por fin, una vez, en un baile que daba un hacendado de de polaco, las que en al ver concentrada en l la atencin misma haba ama todas casa, antes damas, y sobre todo de la estado
agitacin que me causaba la ira me hizo desconfiar de la firmeza de mi pulso, y le ced el derecho del para primer disparo, ansioso por ganar tiempo
serenarme. Mi contrincante rehus el ofrecimiento. Se propuso echar suertes, y gan l, eterno favorito de la Fortuna. Apunt y con su bala atraves mi gorra. Era mi Lo turno... mir Su vida, por fin, estaba en mis manos. con tratando inquietud. inmvil de de la mi ansia de l devoradora, seal al de
disparar, o haga lo que le parezca. Le queda reservado el derecho a este disparo, y en cuanto a m, estar siempre a su disposicin. Me por volv el hacia no mis estaba y as
discernir en su rostro una permaneca can tomando frente pistola, gorra las
acab el duelo... Ped mi retiro y me radiqu en esta no aldea. hubo un Desde solo por entonces la
cerezas maduras, que coma escupiendo los carozos que casi me alcanzaban. Su indiferencia me enardeci. Qu voy a lograr' -pensquitndole la vida, si no siente el ms leve temor por ella? Fue entonces cuando una
da en que yo no pensara en venganza. Ahora, fin, lleg el momento... Silvio sac del bolsillo la carta para que que haba la recibido Una sus por la maana y me la dio leyera. de el con persona, administrador Mosc, que probablemente
idea diablica cruz por mi mente. Baj la pistola. -Segn usted se parece no est -le ahora dijepara no
asuntos, le escriba desde consabido una joven individuo pronto contraera matrimonio muy bella.
-Ya
habr
adivinado quin Me es
-dijo ese
me llevaron a establecerme en una pequea aldehuela del distrito de N. Me haba consagrado a la agricultura y no dejaba mi se era como de vida me suspirar cuando pasada, ms las en secretamente, recordaba Lo que
Silviopara
consabido individuo. Salgo Mosc... gustara ver si en vsperas de su casamiento, se enfrentar a la muerte con que la en misma otro indiferencia
noches, tanto en primavera, invierno, hora de completa soledad. Hasta la comida manera el de encontraba charlando otras tareas echando nuevos
levant, arroj la gorra al suelo agitado Yo lo ech la andar por habitacin escuchado sentimientos y opuestos me
como un tigre por su jaula. haba absorto: terribles agitaban. El criado que Silvio entr los me para dio para el un
matar el tiempo, unas veces alcalde, las y los inspeccionando labranza vistazo a
caballos
establecimientos;
listos
pero tan pronto como caa la noche no se me ocurra adnde meterme. Unos cuantos libros que encontr bajo los armarios y en el depsito de trastos, me los saba fuerza ya de de memoria, a reiteradas
fuerte apretn de manos... Nos abrazamos... Subi a un coche, en el que estaban acomodadas dos maletas, una con su equipaje, otra con pistolas. Nos saludamos por ltima vez y los caballos arrancaron... Algunos aos ms de tarde, familia
lecturas. Todos los cuentos que atesoraba en su memoria el ama de llaves Kirilovna, ya los conoca, y las
circunstancias
me la
suman bebida
en de un
de un
su
matrimonio, Pero la de mi
no
haba pasado en ello ms de mes. cuando segunda vida el de rumor transcurra primavera ermitao,
causaba dolor de cabeza y, convertirme en un borracho melanclico, distrito. A o mi tres alrededor no haba como tantos que haba visto en nuestro
corri
de que la condesa llegara a la aldea acompaada por su marido, para pasar el verano. Y as fue; llegaron a principios de junio.
vecinos cercanos, salvo dos melanclicos, cuya conversacin consista las ms de las veces en hipos y suspiros. acostarme de esta la La soledad era y preferible. Por fin resolv cuanto antes, comer lo ms tarde posible; manera logr y acortar velada,
La
llegada
de
un es
vecino un
acaudalado acontecimiento
memorable
para los moradores de una aldehuela. Los propietarios y de los ello y miembros suelen dos tres a desde hasta En de su servidumbre antes hablar meses aos m, de
despus. la
cuanto del
alargar al mismo tiempo los das... Y vi todo lo que haba hecho y he aqu que era bueno... A cuatro verstas la de mi rica
confieso con franqueza que noticia arribo una vecina joven y hermosa, me emocion fuertemente. Me abrasaba un ferviente deseo de verla, y, por lo tanto, el primer domingo siguiente a su llegada, fui, despus de comer, a la aldea X para presentar mi respeto a sus Altezas, como corresponda al vecino ms cercano que
finca
estaba
propiedad de la condesa de B.; pero all viva slo el administrador. La propietaria haba visitado su finca una vez, haca ya mucho tiempo, el primer ao
les
ofreca
sus
humildes
esforzaba por recuperar mi aplomo. sin darme Empec tiempo que por para nos presentarle mis respetos y,
servicios. Un lacayo me llev hasta el gabinete adelant El lo amplio largo del para conde, y se anunciarme. estaba
hablar,
sugiri
sentramos. Su conversacin, espontnea y amable, mi pronto timidez Empezaba pronto la una mayor ya logr de a se nueva que la disipar solitario. cuando present causndome confusin, de
despacho de las
puesto con fastuoso lujo; a paredes haba algunas bibliotecas, sobre las cuales se vean bustos de bronce. Arriba de la chimenea haba un espejo muy ancho; el piso estaba cubierto tapizado me haba de de pao verde y Mi la alfombras. perder
vida en mi humilde rincn hecho costumbre del lujo, y haca tiempo que no admiraba la esplendidez ajena. En aquel momento me sent cohibido. Esper a la de un al conde del que un hombre aos, El de embargado candidato espera la ministro. de conde unos se por una inquietud parecida provinciano salida entr treinta
anterior. En realidad, era de una acabada belleza. El conde me present. Yo, por mi parte, cuanto por un ms ms me esforzaba de asumir parecer aire turbado de me y mis
nuevos amigos comenzaron a discurrir entre s, dndome el trato que se le da a un antiguo vecino, sin ninguna clase de ceremonias. Yo, entretanto, ech a andar de un lado a otro, examinando
los libros y las pinturas. Aun cuando no soy ducho en artes cuadro atencin. plsticas, que hubo un mi llam
seras capaz de atravesar una carta a treinta pasos? Probaremos regular; aos pistola. -Oh! -coment-. En ese -contest hace el
Representaba
cierto paisaje de Suiza, y lo que me sorprendi no fue la parte artstica, sino el hecho de que estuviese atravesado por dos balazos que casi se juntaban. -Notable disparo! -exclam a la vez que miraba al conde. -S -me respondi-: fue un disparo Pero, muy dgame. memorable. Es usted
caso apuesto cualquier cosa a que vuestra Alteza no le da a una carta ni siquiera a veinte pasos; la pistola requiere diario. experiencia. uno de un Lo En los En una ejercicio s por nuestro mejores ocasin
dej de manejar la pistola por un mes entero, porque mis que armas sucedi, vez err a pasos. estaban Y que una qu Alteza? volv botella En haba cuatro en dira La a a un reparacin. primera tirar, seguidas veinte satisfecho al notar que la conversacin recaa por fin en un tema que me era tan familiar-; a treinta pasos no por yerro blanco jams, une teniendo carta, si
veces nuestro
tiro con una pistola a la cual est acostumbrado. -Es condesa cierto? con -dijo de la gran
regimiento
sargento, hombre ingenioso y muy dado a las bromas, que estando presente dijo: que por has casualidad visto, ''Est
tono
amiguito,
perdido
la
de una
el su
da menos pensado se olvida lo que se ha aprendido. El tirador encontr tres antes veces de la ms en por diestro mi lo que vida menos, Esto
el a
conde, incorporndose de un
practicaba todos los das, -Que si lo conoc, Alteza? ramos como amigos. fue un pero que En nuestro recibido verdadero desde tambin regimiento compaero... de l. As comida.
estaba en l tan arraigado, como la copita de vodka que tomaba como aperitivo. A los condes les satisfizo mi locuacidad. -Y cmo tiraba? -me
hace cinco aos no s nada vuestra Alteza lo conoci, no es verdad? -Lo conoc muy bien. No le cont acaso un suceso muy extrao? -El baile? -Y no le dijo a usted el nombre...? -No, Alteza, no me lo dijo. Ah! la -prosegu, verdad-. al intuir quizs Fue de una bofetada,
pregunt el conde. -A veces vea una mosca que acababa risa, de posarse en la es mi le una l y la en pared... Lo toma usted a condesa? Pues cierto... Vea una mosca y gritaba: pistola!. llevaba pistola disparaba enterraba pared... la con Kuzka, El criado celeridad cargada. entonces mosca
vuestra Alteza?
fui
-respondi con
el aire
mujer comenz a desmandarse y ella, asustada, me pas las riendas y volvi a casa a pie. Yo cabalgu delante. En el patio vi un coche, y me dijeron me dar que que su en mi un despacho esperaba
extremadamente pintura
distrado-; agujereada a
balazos es un recuerdo de nuestro ltimo encuentro. -Ay! No -dijo lo la Me condesa-. por horroriza
cuentes,
Slo haba dicho que tena hablar y un conmigo vi de en cierto asunto. Entr en la habitacin penumbra barba Estaba l, a al hombre de
complacerte conde-.
Lo
replic
contar todo. El seor sabe cmo ofend a su amigo y conviene que sepa tambin cmo Silvio se veng de m. Me ofreci el silln y yo, con escuch relato: -Hace cinco aos me cas. El primer mes, la luna de miel, la pas aqu, en esta aldea. En esta casa viv los instantes ms hermosos de mi vida, pero a ella le debo tambin uno de mis recuerdos ms dolorosos. Un da, a que al atardecer, El mi montaba viva el curiosidad, siguiente
cubierto Me de
polvo.
lado
chimenea... tratando
acerqu
reconocer
sus facciones... -No me recuerdas, conde? pregunt con voz trmula. -Silvio! confieso momento -exclam, que sent en que y aquel mis
salimos caballo
cabalgar.
bolsillo
lateral
chaqueta. Yo di doce pasos y me par lo all, ms Vacil Me en el que rincn, acabara mi mujer. suplicndole
Por
fin
cargamos arrollamos
una dos
pistola,
papelitos... l los puso en la gorra, que atraves un da mi balazo... Yo saqu de nuevo el primer nmero. -Tienes mala suerte, conde -dijo l, con una sonrisa que nunca olvidar. No recuerdo lo que sucedi entonces, ni cmo pudo l impulsarme cierto es a ello... que Pero dispar,
pronto por un
lumbre... Hice que trajeran una vela. Cerr la puerta, orden que que no entrara Sac la Yo nadie, y volv a suplicarle disparase. y pistola apunt...
cont los segundos.. Pens en ella... Fue un minuto terrible! brazo. Silvio baj el
-Lamento
de
veras
que
la
hacia
la
tela estaba
pistola no est cargada con carozos de cereza. Una bala pesa demasiado... y despus de todo, creo que esto no es un duelo, sino un homicidio. Yo no acostumbro disparar a un indefenso... Empecemos Volvamos para ver primero. La cabeza Creo me daba recordar a de tirar quin nuevo. suertes dispara
Su rostro pareca arder. La condesa como llevaba. contener espanto. -Dispar -continu el el un pauelo Yo
conde- y, gracias a Dios, no acert. Entonces Silvio -en ese momento un apunt Masha tena aspecto hacia entr verdaderamente siniestrose abri...
vueltas...
que me negu...
y, grito
humillante! -grit furiosocaballero, cundo dejar de burlarse de una pobre mujer? Va a disparar o no? -No disparar me He -respondi doy visto por tu a
sangre fra. -Querida ma -le dije-, no ves acaso que Te estamos asustaste? Voy a uno de a mis bromeando? acrcate... presentarte
Silvio-; satisfecho. Te he
acordars de m. Te dejo a solas con tu conciencia. Entonces se encamin a la puerta. All se detuvo y, volvindose hacia el cuadro agujereado por m, dispar casi sin haber tomado puntera, y desapareci.
lo que dice mi marido? pregunt, volvindose hacia aquel hombre terrible-. Es verdad que bromean ustedes? -Suele bromear, condesa -le respondi Silvio-. Una vez me dio, bromeando, me perfor una esta bofetada... tambin, Bromeando
Mi mujer estaba desmayada. Mi gente no se atrevi a detenerlo y lo l contempl sali por horrorizada.
gorra, y, bromeando, acaba de errar el tiro. Ahora soy yo quien quiere bromear. Y al decir esto me apunt delante de ella!
el portal, llam al cochero y se alej antes de que yo lograra reponerme.'' El conde call.
Fue as cmo me enter del final de la historia, cuyo principio asombrado encontrar tanto No jams me a haba a su volv
Usted tiene dinero para pagar por el entierro? En cualquier caso, amigo, pague de antemano! Est imposible un solo yo pidiendo usted. copeck ganar le No en algo tengo casa. y mi
Silvio, rebelin
tiempos
Alejandro heterositas en
capitane muri
***
Pero si usted esperar un poco, algo, doy entonces yo le pagar con intereses, palabra que yo lo pagar! El viejo interrumpi. Si usted no tiene dinero, como usted se atreve a venir aqu, dijo l. Lo que debe hacerse, ser hecho pens el hombre. Yo ir una al cementerio, como yo y enterrare excave mejor a mi tumba sacerdote de no haba al lo
EL TESORO
En un cierto reino viva a una vieja pareja Ms Era en gran que un pobreza. muri. pronto invierno,
despus la vieja mujer se tiempo severo y helado. El viejo fue alrededor por sus amigos y vecinos, pidindoles que le ayudaran a excavar una tumba para su mujer; pero sus amigos su y vecinos, sabiendo gran
terminado
escuchar
cuando
pobreza, todos se negaron a rotundamente. El hombre fue donde el sacerdote, (pero en ese pueblo ellos tenan un sacerdote muy avaro, uno
pueda,
una hacha y una pala, y fue al cementerio. all, una del l Cuando empez tumba. hacha, l a l y lleg
ducado en su mano y coje de l regreso Al la alcanz con momento puerta, el que el sacerdote.
preparar la punta
cort la tierra helada con entonces l tom a la pala. l excav y excav, y por fin l excav y golpeo una olla de como de ducados el metal. que Mirando brillaban El llor, viejo la dentro vio que estaba llena fuego. y
sacerdote abri la puerta. Le viejo ahora dije antes que a usted no anda
patn
era
volviera aqu sin dinero; y usted furtivamente de nuevo. No de modo est dijo enfadado, al viejo Aqu
batyushka,
estaba encantado,
inmensamente
suplicante.
esta el oro para usted. Si usted slo hace los ritos de entierro para mi mujer, yo nunca olvidar de su bondad. El padre tom el dinero, y no para dnde ahora, alegra supo donde era al con mejor viejo, qu Sea se Bien recibir sentarlo, viejo buena;
Gloria es tuya, o Seor! Yo tendr los medios enterrar a mi mujer y para realizar los ritos de sepultura. l no sigui excavando la tumba ya, tom la olla de oro y la llev casa. Bien, todos nosotros sabemos que el dinero el alisa aceite! la asperezas En tumba un y como para
palabras
alabarlo.
amigo! todo
instante se encontr gente excavar formar el atad. El viejo enviado a su nuera a que comprara carne y bebida y tipo para diferente la de viandas ceremonia
conmemorativa y l tom un
All ahora, los trozos viejos! ellos dijeron. Tan pobre, en verdad, tan pobre! Y ahora l a pagado con clase antes, una yo pieza he de oro. Muchas personas difuntas de enterrado yo nunca pero
entraran y a el
en
clrigo
que estaban por fin solos, cuestionar ante viejo: Confiese Escuche,
consegu nada as antes. El sacerdote bajo con todos su squito, y enterr la con Despus viejo fiesta en en lo en vieja apropiado del arrugado estilo. el
usted ha manejado seguir a tal un paso? Usted estaba sin pobre moujik, vino amigo y sin esto? cuyo mujer! dnde
Confiese,
entierro en la
respira lo tiene detenido? A quien usted ha robado? Qu usted est hablando, batyushka? Yo le dir la verdad. Yo no he robado, ni hurtado, ni matado a nadie. Un tesoro cay en mis manos simplemente. Y oy l le dijo el cmo todo
invit a su casa, a tomar parte ellos mesa, memoria de la muerta. Bien, entraron se miraba la todas cabaa, y se sentaron en la partes carnes y bebidas, y toda clase de bocados, todo en como profusin. se por tres El sent, clrigo comi personas, invitado
pas.
Cuando estas
sacerdote palabras
mirando lo que no era suyo avariciosamente. Cuando los otros invitados terminaron su comida, y se fueron a sus casas; entonces se el par sacerdote tambin En
realmente se agit con la codicia. Yendo a casa, l no hizo nada de noche y de da salvo pensar, Ese es un patn e infeliz moujik que no debe de haber saber que hacer con ese dinero! Debe haber manera de
engaarlo ahora, y quitarle esta olla de oro a l? l le dijo a su esposa, y l y ella discutieron la cosa juntos. Escuche, l; querida, tenemos dijo una
sacerdote fue directo a la cabaa del viejo, se puso bajo la ventana, y empez golpeando y rascando. Al or el viejo el ruido, se levant y pregunt:
nosotros
cabra, cierto? S. El nuestro es una mancha Bien, de entonces; hasta y nosotros que sea entonces santa! chill el moujik, y empez cruzndose y profiriendo las oraciones. Escuche, la noche el viejo, dijo el esperaremos noche,
nosotros haremos el trabajo propiamente. Tarde en sacerdote, De m usted no escapar, aunque usted ore y se santifique; mucho mejor devulvame mi olla de dinero o yo le har paga para ello. Vea, yo lo tuve lstima de su infortunio, y le poco Traiga piel, una para que aguja no y enhebre, querida, y ate la pueda El viejo miraba afuera a los cuernos de cabra e la As que ella tom una aguja fuerte, y un hilo duro, y cosi la piel de la cabra. Bien, cada la noche, el ventana y barba recogidas, que ante sus ojos era el Diablo, ninguna duda tena l. resbalarse fuera. mostr que pero para el pagar tesoro, un el lo por usted pensando entierro, tomara sacerdote arrastr la cabra dentro, la mat, y le quit toda la piel y los cuernos, y completo el cuero. Entonces l tir la piel de la cabra encima de l y le dijo a su esposa:
saque absolutamente.
Librarse dinero,
de
todo el
el
pero se
con haba
slo unido
el
mismo su
pens
viejo;
resultado. La piel de cabra con cuerpo a todo alrededor. Y todos que ellos probaron, y todos que a ellos hicieron, el La cura para incluso tuvo devolver provecho. firme lo gran al
yo he vivido antes sin el dinero, y ahora yo seguir viviendo sin l. As que l tom la olla de oro, el la llev fuera, nuevo como le la tan fue ech en la tierra, y ech cerrojo rpidamente posible. El sacerdote asi la olla de oro, y corri a su casa. Cuando l volvi, Vamos, dice ahora l, en el dinero est nuestras manos.
dinero al hombre viejo, no ningn piel de cabra segua siendo aferrndose igual. Dios su castigar hizo
codicia
evidentemente. ***
Aqu, querida valo y tome un cuchillo afilado, corte el hilo, y tire la piel de cabra fuera de m antes alguien la vea. Ella el y tom hilo el un a cuchillo, a la y
estaba
empezando
cortar
costura, empez a
cuando
pareca
llevando
por
que
el
murmullo
del
Lucasah un joven sentado ante una vasija de barro crudo, un cntaro redondo y botijn, al que nunca daban fin aquellas manos diestras he inalcanzables Sabe dios como, chocaron ni una dos
riachuelo lo extasiaba y su corazn tenia palpitaciones de su desusadas; tambin el aroma a miel de abeja de la flor de pascua haba dado por embelesarlo y los suspiros acurrucados en su pecho brotaban en silencio, a ocultas, como a flora el desasosiego veces labios quedo, se cuando posaba una tal s un se en a sus cometido una falta grave a tonadita saboreaba manjar
maanita ni llama,
miradas. No hubo ni chispa, incendio despus de aquel tope, que apenas si pudo palpitar las alas del petirrojo anidado entre las ramas de granjeo que creca en el solar. Sin embargo, desde
acre, pero gratsimo. ese pjaro quiere tuna-comento su padre cierto da, cuando sorprendi el canturreo. El muchacho no lleno volvi tzeltal de a de
entonces, ella acortaba sus pasos frente a las casa del alfarero arriesgaba y de una ganchete mirada de
urgidas timideces. El, por su parte, suspenda un momento su labor, alzaba los ojos y abrazaba con ellos la silueta que se iba en pos del sendero, hasta perderse en el follaje que bordea el rio Fue una tarde refulgente,
vergenza Lucas,
cantar; pero el padre juan indio bachajon-se haba adueado del secreto de su hijo. Ella tambin era de
bachajon;
pequea,
redondita y suave. Da con da, cuando iba por el agua al al riachuelo, portalillo pasa de frente Juan
que
moldeaba
un
como t y yo, Juan Lucas, lo tuvimos un dat dirs lo que se hace!. -quiero que pidas a la nia para mi hijo. -ese es mi deber ya como te
piezasigui con la suya la mirada de su muchacho hasta llegar al sitio en el que este le haba clavadoella, el fin, el designio, si del La el los al ojos sentir sobre
penetrantes de la
principalvamos, sigo, Juan Lucas. Frente elegida, cargado con chocolate, a la casa una varios
de
la de
ocultando
rubor
Juan
arda en sus mejillas. -esa es? pregunto en seco el anciano a su hijo. -si respondi el muchacho, y escondi su desconcierto en la reanudacin de la tarea. El principal, de un indio
de cigarrillos de hoja, un tercio de lea y orto de ocote, aguarda, en compaa del principal de bachajon, que los moradores de jacal ocurra a la llamada que han hecho sobre la puerta. Apoco, la etiqueta indgena todo lo satura: -ave mara pursima del
manda de Juan Lucas: -el hombre joven, como el viejo, necesitan la compaera, que para el uno es flor perfumada y, para el otro, bordnmi hijo ya puesto dmosle los gozo ojos al en unacumplamos la ley de dios y muchacho
refugio dice una vos que sale por entre las rendijas del jacal. sin pecado original el
concebido
responde
atosigante recin al
recibe
a que
-no-
llegados
interior; al
llevan y
sus sombreros a la mano y abanean diestro siniestro. Al fondo de la choza, la nia motivo del ceremonial acontecimiento tortillas. fuego, Su disimula echa cara, su
mira alegre con la visita de ustedes. -pues bien, mateo bautista, aqu tu hijo. -no es mala respuesta pero yo quiero juan que algn es tonta mi da: de buen no se mi su prjimo Lucas nuestro nia el para vecino que a y le su prjimo Juan Lucas pide a caliente tapexco
enrojecida por el calor del turbacin a medias, porque est inquieta como trtola recin acaba frente enjaulada; por al destino peto que de tranquilizarse
arrepienta terca y
una buena voluntad le estn aparejando los viejos. Cerca de la puerta el padre de mira recin petra, gozo ella, mateo bautista, a los y el los Bibiana gorda a impenetrable llegados, su y mujer, no seala
muchachita es haragana, es cabeza prietilla y chata, pues, no le debe nada a la hermosurano s, la verdad, que le han visto -yo tampoco tercia he para de el fresca se le digno para tan pobre juan tenido hacer a suerte una y ha
saludable,
esconde
Lucasinteligencia mi hijo
visitantes dos piedras para que se sienten. -sabes a lo que venimos? pregunta por formula el principal.
En un rincn de la casucha Bibiana petra sonre ante un buen cariz que toman las cosas: habr boda, as se lo indica con toda claridad la vehemencia de los padres para desprestigiar a sus mutuos retoos. -es que la decencia no deja a ustedes ver nada bueno en sus noble el hijosla cuando juventud se le es ha
frases
de
rigor
en
casos
prjimo, recibir regalos en tu casa cuando por primera vez nos son ofrecidos, t lo sabes vayan con dios. Los visitantes se ponen en pie. El dueo de la casa ha besado la y a su mano del vecino los principal tiernamente salen abrazado
guiado con prudencia- dice principal recitando algo que ha repetido muchas veces en actos semejantes. La nia, echada sobre el
Juan Lucas. Los dos ltimos cargados que al la buen tzeltal con presentes etiqueta aceptar bautista. La vieja Bibiana petra esta rebosante primer maravillas. La muchacha levanta con el dorso de su mano el mechn de pelo que ha cado sobre su frente de a y se da prisa se del para acabar de tortear el almud comal. masa un que lado amontona de acto gusto: sali el de exigente impidi mateo
metate, escucha; ella es la ficha gorda que se juega en aquel torneo de palabras y, sin embargo, no tiene derecho ni siquiera a mirar frente a frente a ninguno de los que en el intervienen. -mira, prjimo Lucas-, vecino acepta y buen Juan estos
agrega
presentes que en prueba de buena fe yo te oferto. Y mateo bautista, con gran dignidad, remuele las
sobre de
la las
sugerente
Durante la tercera visita, mateo bautista ha de su cambiar con eleganciay as suceded: los entonces con un acepta gesto regalos
un trago de guaro. La rojiza mujer obedece y pone en manos de su marido un jarro de aguardiente. El empieza a beber despacio, saboreando los sorbos. A la semana se siguiente repite. deben y la no a se la En
displicente, a pesar de que ellos han aumentado con un enredo y de lana, de una un seda, de todos argolla huipil bordado con flores mariposas y aretes, alambre nupcial, gargantilla presentes
entrevista y visitado
peticin los
rechazar
padrinos. Todo lo arreglan viejos mejor tacto. La nia sigue ante esta en martajando el impo los
que las palabras pierden su elocuencia frente protocolo indoblegable. La nia ha dejado de ir por agua al rio-as el no pero lo ritual el sus en establece muchacho manos
silencio
planes, sin darse por ello descanso: muele y tortea y muele noche. El da est cercando. de la maana a la
consuetudinario-, sabias
descansa
pasado la noche en vela. A la molienda de boda han concurrido las vecinas, que rodean moler arroba se y a la prometida, la y en media los que el En Mateo obligada por su condicin a tortear de maz
Ahora los El de de
la
pareja del
se
ha
arrodillado humildemente a pies principal. habla por que de de La concurrencia los rodea. principal acatamientos ella. se Hace tomen derechos para el hombre y parte los las
novios
manos y reza con ellos el padrenuestrola suegro Juan desposada indio se pone en pie y va asa su Lucas, tzeltal de bachajon- u besa sus plantas. En la alza con comedimiento y dignidad y la entrega a su hijo. Y, por fin, entra en accin Bibiana petra su papel es corto, pero interesante. -es tu mujer al dice con
grandes cazuelas hierve el bautista ha llegado con dos garrafones de guaro, y la casa, espera barrida el y regada, de la arribo
comitiva del novio. Ya estn aqu. El y ella se miran corta muchacha grave su y por primera distancia. sonre l la baja modosa se vez a La y pone
pusilnime;
cabeza, de
solemnidad cuando
yerno- puedes
mientras rasca el piso con guarache chirriante puro nuevo. El principal en de se ha del el
quieras,
llevarla a tu casa para que te caliente el tapexco. Entonces el joven responde con la frase consagrada: -bueno, quieres La pareja sale va lenta tras y el madre, tu lo
medio sobre
jacal. Bibiana petra riega rosa los piso. La chirima atruena, invitados invaden el recinto.
humilde.
Ella
Bibiana petra, ya fuera del protocolo, dice: -va muy de contenta contenta su la va muchacha mi hija, llora enternecida, a la vez que
lujo.
impuso de
deber de no molestarse a si mismo, vean porque bueno Mas llego un da infausto; fue aquel cuando en en el que se le ocurri pasar frente a la escuela, momento muchachos garboso, cesta frutan, legumbres preciso los Llevaba mano la de y a la grado la su llego a suponer que todos propia tacha; uno misericordia
sabroso que nos sabe a las mujeres cambiar de metate Al torcer el vallado
teniendo
espinudo, l toma entre sus dedos el regordete meique de ella, mientras escuchan, bobos, el trino de un jilguero.
salan. en una
vieja clientela. ah va el tuerto, dijo a sus espaldas una vocecita tiplido. La frase rodo en medio del silencio, comentarios, algarada de era no ni que hubo risas, ni un acababa
aos.
aquellos en que la gente no puso reparos en su falla. El mismo no haba concedido mayor importancia a la oscuridad Que le arrebatad el defecto, media pero
hacerse
descubrimiento.
Si,
un
descubrimiento mismo le
que ah
mltiples y burlones que lo siguieron cuchufleta: luz Detuvo los macula de la la marcha y por la una medio sin ni tras de la media adis,
aquel
primera vez miro como ven tuertos: brillante calle, ni era en algo multitud infantil
sus entregas Tuerto, s seor, el acabo por aceptarlo: en el fondo del espejo, trmulo entre sus manos, la impala pupila se clavaba sobre un cumulo que se interpona entre l y el sol Sin embargo, bien podra
perfiles,
relieves,
volumen. Entonces las risas y las burlas llegaron a sus odos con acentos nuevos: empezaba a or, como oyen los tuertos. Desde entonces la vida se le hizo ingrata. Los las escolares dejaron el la
ser que nadie diera valor al hallazgo del indiscreto escolarandaban tuertos Ocurrosle por el tantos mundo!
aula porque haban llegado vacaciones: muchachada se dispers por el pueblo. Para el la zona peligrosa se haba diluido: ahora era como un manchn de aceite que se extenda por todas calles, rehuir por su todas paso la por las el le plazas ya el expediente de portn del colegio no tena valimiento: desazn
entonces
imprudente- poner a prueba tan optimista su posicin. As lo hizo. Pero cuando paso frente a la escuela, un peso terrible lo hizo bajar la cara y abatir el garbo del paso. Evito un encuentro entre su ojo hurfano y los
sala
al
paso,
y puos
desenfrenada, agresiva. Era la parvada de rapaces que a coro le gritaban: uno, dos, tres, tuerto es. O era le mocoso que tras del parapeto de una esquina lo increpaba: eh, tu, prende el otro
Mas la cantaleta era tozuda y la voluntad caa en resultados funestos. Un una da hecho con que la mano de
piedras y las lanzo una a endemoniada le cerraban se puntera contra la valla de muchachos el paso; pandilla
dispers entre carcajeadas. Un nuevo mote sali en esta ocasin: ojo de tirador Desde caterva tuerto. Claro que haba que buscar remedio a los males. La madre amante recurri a la terapeuta de todas las comadres: renuevos lavatorios malva, cocimientos de con agua de de de mezquite: entonces mejor que no hubo la al
rabia, porque la broma la como injuria gresca como provocacin. Con su estado de nimo sus
distraccin
para
provocar
mudaron aquel
tambin aspecto
actitudes, pero sin perder ridculo, aquel aire cmico que tanto gustaba a los muchachos: uno, dos, tres, tuerto es. Y el ya no los lloraba; se
cataplasmas
morda
encontraba dique:
adis, ojo de tirador uno, dos, tres, tuerto es Pesco por una y oreja al de la las sin Y el resultado no se hizo esperar; ofendido trmulo escupir en pueblo, una bofetada que del el determino
grandulln lo hiciera pagar muy caros los arrestos y el tuerto volv aquel da a casa trecho. Busco en el calor materno un poquito de paz y en el rnica alivio a los incontables chichones La vieja acaricio entre sus dedos la cabellera revuelta del hijo que sollozaba sobre sus piernas. Entonces se pens en buscar sangrante y mal
testigos; ah pudo erigirse la venganza, que ya surga en espumarajos y quejidos pero la inopinada presencia de dos hombres aquello como vino que un a ya goce evitar tuerto crcel. Se olvidaron de las los remedios del y de en
otro solo
camino disimulo
llano de la tan
de la comadrera para ir en busca recetas mdico. pomadas, emplastos, transformar espeso nimbo. El mancho de la un inquina sitios da, al Vinieron a el entonces
remedio a los malos, si no gente para aquella tara que resultaba fastidiosa. En falla los medios al
humanos,
ocurrieron
concurso de la dignidad: la madre prometi a la virgen de sanjun a su de los lagos al llevar santuario
haba
invadido
imprevistos:
que dedicaban a cambio de templar la inclemencia del muchachero. Se acord a la en de que salir madre el surtir l a no la lo deber las
Sin embargo, el no llego a estar prodigio tan solo aquellos aventura, eco muy y seguro se con del conformaba disfrutar de en sola
momentos empaados
sustituira
cuando, por lo que, como un remotsimo, llegar a sus odos: Uno, dos, tres,
frutas, las verduras y las legumbres a los vecinos, Cuando para el todo estuvo listo
viaje,
confiaron
tuerto es Entonces haba en un rostro pliegues de pesar, sombras de ira y resabios de suplico. Fue la vspera del regreso; caa la tarde cuando y ceremonias las las de cofradas las
las llaves de la puerta de su chivitil a una vecina y, con el corazn lleno y el bolso vano, emprendieron la caminata, de llegar de altares con la el designio a los das frente por
milagrera, los
precisamente de la feria.
peregrinaciones asistan a despedida. Los danzantes desempedraban el atrio con un zapateo contundente; la musiquilla y los sonajeros hermanaban ruido y meloda. Para elevarlos de una de estadillo como el
sorprendi de que nadie se filara su tacha; gozaba de ver a la gente cara a cara de transitar entre ella con desparpajo, amparado obraralabada confianzudo, en sea su la
plegaria. cohetes de su
ella, acaricindole la cara con sus dos manos le dijo: -Ya saba yo, hijito, que la virgen de san juan no nos iba a negar un milagro porque contigo patente! l puso una al cara de lo es que un a echo milagro
cohetn varilla
arrastraba gruesa
simultneamente al trueno, un florn de luces broto en otro lugar del firmamento; la nica en pupila las de busco el recreo policromas pronto
estupefaccin
escuchar
efmeras
sinti un golpe tremendo en su ojo sano siguieron la oscuridad, lamentos. La multitud lo rodeo. -la varilla de un cohetn ha dejado ciego a mi : en muchachito grito la madre, quien busquen imploro un despusdoctor, el dolor, los
se lo agradezco, eh perdido mi ojo bueno en las puertas de su templo. -ese es el prodigio por que cuando pueblo, tener buscarse hijo debemos te todos y no ms vean en van el el a que de eres
bendecirla: quedaran
chasqueados
remedio tuerto no
otro ya
caridad de dios. Retornaban. La madre haca de lazarillo. Iban los dos trepando trabajosamente la pina Hubo maldijo falda de su de El un cerro. un y ms hacerse gimi suerte
quien burlarse porque t, mo, tuerto. El de permaneci amargura silencioso fue en de mudando hasta una ciego,
descanso.
que cara.
le
ilumino
toda
la
-es verdad, madre, yo ya no soy tuerto! Volveremos entra; las si, santuario seora. Volveremos, hijo, con un el para a ao que al
de plcido Santiago los que regresaban panales, el agachaba pueblo de despus hacer
volveremos
agradecer nuestra
mercedes
tianguis su humildad
ixmiquilpan. A panales, que margen de la carretera de Mxico a Laredo. Algunos borrachos; hombres las venan mujerucas
los precedan en la marcha, cargadas con las compras o con los efectos de su industria no vendidos en el mercado regional. El hallazgo un consterno a
todos;
apretado
grupo
rodeo el exnime cuerpo del paisano plcido Santiago. -fue un astro mvil. -yo crio, que una troca. -maldito les estos sean, desde caminos nadie que a anda
deca a las claras de la del el borrico cargado con dos tercios de lea y un pellejo inflado de pulque; ms joln cerca el y todava, perro esqueltico, tlaquiche,
abrieron diablos,
Una
vieja
se
arrodillo
en comps sobre la barriga de la bestezuela; que asomaban como la los entre frutos helada; dedos,
junto al cadver humedeci con saliva sus dedos ndice y pulgar y con ellos de la acaricio los lbulos de las orejas placido amarillentas Santiago. que Por
la pelambre de la cabeza, fantsticamente braquicfala, se volva al impulso del aire friolero de diciembre. Tras del pollino iban los hombres paso animal tiraba renuevos seguan y de las vez de a ms mujeres en a el los sin lento, solemne; a
boca de la anciana noto una jaculatoria voces graves. El ms viejo a tomo la el corearon
iniciativa; dos jvenes la ayudaron pollino. -habr harto pulque en el velorio dijo uno, cuando abrazo con satisfaccin la bota en henchida. -habr otro, espacio mientras confirmo cargaba a descargar
cuando
tarascadas
grama, los en
cuerpo
sus espaldas el pellejo. -tu, tercio herencia Santiago quien roque. Luego, en el entre burro: las varios piernas pa tomas, de de mi llvate lea es el la
punto de rodar; hubo alarma y gritera. Roque higuera, el to, dispuso que un muchacho trepara a la grupa del jumento y mantuviera en equilibrio los despojos de plcido Santiago. La caravana que sigui llevaba su a
placido comadre to
marcha, hasta torcer por la vereda panales; a la retaguardia; tlachique, vio el ojo y
la lengua colgante, jadeaba al trotecillo lo bueno que haba tomado. La comadrita sin de su trenida el marido
la pies
comadrita ya en
trenida juntos de
los su
placido Santiago y apret, apret hasta colocarlos en disposicin dejo muerto virgen sobre una de cabal. el la imagen Cuando del la la de pecho merced,
recibi cadver
lgrimas
placido Santiago; la pena, que se le haba segado en la garganta, y el corazn paralizado tanto peso, por le tanto y impedan la tierra busco
comadrita trenida se sent en cuclillas, muy cerquita de para friso. Pero la ya tierra llegaban una los vela l; la se haba el echado rebozo, inmvil, sobre cara
permanecer
una botella y roci con su contenido bendita las cuatro paredes. Despus machaco en el metate unos terrones de cal y con el polvo dibujo en medio del piso ayuda coloco porfiada absurda vientre este una de al en cruz los ancha y larga; sobre ella, y con la vecinos, que la compas Mas que un Ah cadver mantener a
dolientes; alguno encajo en estearina tan delgada como el nio meique; otro rego con flores todo muerto retama; de el un la zempoalxochitl los pies de del
postura del
fragancia campera lleno el ambiente. Alguien inicio el rezo que poco a poco se transform en rumor como el del rio o el del viento que jugueteaba entre los lienzos de cantos rodados.
remediarlo, resultaba
cadver en esa actitud no haba una buena coyunda de cuero crudio; con ella ato
El que
to a por
roque la su cuenta
higuera haba
los entusiastas
predicadores de las
informo
concurrencia
excelencias del compadrito placido Santiago y tambin las preces un declamadas grito a voces por las mujeres. De repente, ululante agudo, entre sobresala
mandado buscar al cura de ixmiquilpan para que rezara diez alma responsos del amigo de a tostn, en beneficio del placido Santiago. La gente miro con admiracin y reconocimiento al viejo, a quien el pulque trasegado lengua. Llegaron la tarde, la habtale hecho tan ligera la bolsa como la
el murmullo sordo; era la comadrita trenida que abra la compuerta a su dolor. En un rinconcito herva de que fogn la un el una de de la caf olla tres con
descansaba
anochecida y la alta noche; el pellejo de pulque haba sucumbido a las arremetidas de los dolientes. higuera, al tinacal a la de En to de su roque esplendidez mando
piedras; manos serviciales atizaban lumbre olotes y boigas de vaca. Afuera los luceros se
creciente,
desgarraban entre las pas de los nopales, los grillos hacan sinfona concertino de a la que aullidos
pertenencia por otra racin semejante por mi consumida: faltaba di hoy pal ante todo corre cuenta ms!, haba dicho rumboso El duelo iba trocndose en tertulia; todos hablaban en voz alta; ah estaban las panegiristas ahora mritos no del de los hasta ah reconocidos difunto,
venan del monte; eran los perros alzados, los perros sin dueo que ladraban al hambre y a la muerte. Pocos resistieron en pie la amanecida; envueltas que en las sus mujeres rebozos, boca
arriba mientras
en
el
tecorral, hablaban a
el sol fileteo de alba los cerros, correspondi das al tinieblas lugar maana. En el jacal, Un voces nio de aun el lloro una de a el los jilguero fueron una se y mirlo buenos las yendo
otros los
gritos sobre las penas del purgatorio, caso suplicios herva el alma; del infierno, en donde el mocho con chicharrones
de la paz de los cielos, amenizada por un mariachi divino, serficos reforzado de ngeles que querubines gloria compuesto filarmnicos con y de solo arpas por y de
cantaron
las animas de los justos, tal, sin agraviar lo que presente, la del compadrito placido Santiago que dios haiga La comadre trenida, de para dedos pabilo
De pronto todos dirigieron la mirada hacia el cajn de madera fresca y rezumante, que en hombros de cuatro vecinos llego a la puerta de la choza la comadrita trenida lloro un poquitito; luego rebozo se arropo con su la para papachar
acalambrados
renegrido que hacia humear ms de la cuenta alguna de las candelas a punto de consumirse. Los gallos inauguraron Su acallo la al
le bulla en
llenos y
de
canto canino;
concierto
diera el ultimo adis a su compaero; la mujer tomo entre sus dedos temblorosos el mentn frio y salpicado de pelos lacios y duros. Luego el to roque higuera remacho con una piedra doce clavos. En esas estaban cuando hizo su aparicin el seor cura de ixmiquilpan; llego hasta las puertas su de la choza Ford. tripulando viejo
bendecir el cadver, ms le corto la intencin la voz borracha Higuera: -un cont fueron momento, los diez, padrecito, y cabalmente del to Roque
responsos
pero no quiere su merced echarle uno de ganancia al difuntito? El cura un poco enfadado
Los presentes se echaron de rodillas, el sacerdote alzo la diestra se y asperjo las a les bendiciones. mujeres Despus apresuraron se
prisaviatico en tamaleras, bautizo en remedios.. -ande, ande, acurdese que pa nosotros a lo usted se mismo que da al del ocuparlo si nunca
besar la mano regordeta que desganadamente tenda. -pronto, cura-, pronto dijo con el
hace
acabemos y un
esto, en
le entra. El para antes, libro, cura lo hubo del recito que, entonces aquello momentos del que,
porque tengo un bautizo en remedios viatico tamaleraspronto, pronto! El fraile hisopeo el atad, luego extrajo de la bolsa de su sotana un breviario y empez Cuando latn los las hubo diez se plegarias. recitado dispuso en a responsos
atropelladamente
menester breviario
ms que gua, resultaba un elemento de gran brillantez en la liturgiaal fin que era de ganancia, de apa, de piln!
contratados,
cuatro el la
mis el probo
cortejo, el to Roque puso en las manos del clrigo un billete de cinco pesos. Todos salieron excepto hecha los tras la una presentes el atad, que, maraa estaba
siquiera. luego, con los llenos de l lgrimas, santos llev el ocupar aceden mi su los continuo -: mi marido, con respondos, ya est gozando dios corazn nadie dejar hasta podr que se joyo;
comadrita
insignificante,
sentada frente al fogn; al alcance de su mano una olla llena de frijoles cocidos de los que la mujer coma a puados. Cuando el cura la sorprendi en tan inaudita tarea, puso el grito en el cielo: -ave mara pursima!
lugar pero no por eso debo frijoles. El cura, sin comentar ms, puso en marcha el arcaico motor de su automvil, enchufo el embrague luego la primera y puso entre l y el drama una cortina de polvo. La entre de olla:. claro dijo-, dejarlos es un pecado, con lo caro que estn hoy Echado perro sobre sus patas el y comadrita, las con las por meti en la
Cualquiera dira, hija, que te ha importado muy poco la muerte de tu marido Cmo es posible que en Es pecado mujer, tengas estas el de hambre tuyo, gula! La comadrita se limpi con el dorso de su de mano la boca, acabo remolerlo
lgrimas nuevo
circunstancias?
traseras,
clachique, joln
esqueltico, turno;
esperaba tanto,
su se
unos
platos en y
sucios. la
mientras
grato
almorzar
silenciosa
bastbamos
mantenerla limpia. A veces llegbamos a creer que era ella la que no nos dej mayor que a aos de simple matrimonio era de la por con que la el y de casarnos. Irene rechaz dos pretendientes Mara Esther sin antes motivo, a m se me muri llegramos los cuarenta
comprometernos. Entramos en expresada nuestro, silencioso hermanos, clausura asentada Nos da, idea
bisabuelos,
paterno, nuestros padres y toda la infancia. Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podan vivir ocho personas sin estorbarse. Hacamos la limpieza por la maana, levantndonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las ltimas repasar cocina. medioda, puntuales; nada por ya hacer no habitaciones y me iba a Almorzbamos por la al
primos se quedaran con la casa y la echaran al suelo para mejor, enriquecerse nosotros con el la de terreno y los ladrillos; o mismos antes voltearamos justicieramente que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del da tejiendo en el sof de su dormitorio. No s por qu que cuando teja las han tanto, mujeres yo creo tejen en
literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina. Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo Irene cuando importancia. sin un el tejido. Me Uno est puede de de pregunto qu hubiera hecho puede releer un libro, pero pullover no el se terminado da
encontrado
esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era as, teja cosas siempre necesarias,
tricotas para el invierno, medias para m, maanitas y chalecos para ella. A veces teja un chaleco y despus lo desteja en un momento porque algo no le agradaba; era lana resistindose a gracioso el ver en la de su canastilla montn perder
alcanfor lleno de paoletas blancas, Estaban apiladas mercera; para que ellas. verdes, con como no en tuve a hacer lila. una valor Irene con naftalina,
encrespada
preguntarle pensaba No
forma de algunas horas. Los sbados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tena fe nunca en mi tuve Yo gusto, que se complaca con los colores y devolver madejas. aprovechaba
necesitbamos
ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos aumentaba. tejido, se me y el Pero a dinero Irene una horas como agujas
solamente la entretena el mostraba iban las las manos destreza maravillosa y a m vindole erizos
esas salidas para dar una vuelta por las libreras y preguntar haba vanamente novedades si en
plateados,
yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso. Cmo no acordarme una de la con
pasillo
se
franqueaba
la
puerta de roble y ms all empezaba el otro lado de la casa, o bien se poda girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo ms estrecho que llevaba a la cocina y el bao. Cuando la puerta estaba abierta adverta uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresin de un departamento de los que se edifican ahora, Irene en casa, apenas y yo esta casi para parte moverse; de la
distribucin de la casa. El comedor, tres sala gobelinos, la biblioteca y dormitorios en la grandes ms quedaban Rodrguez un pasillo del haba parte
puerta de roble aislaba esa parte donde cocina, dormitorios central, el delantera bao, la nuestros living cual
vivamos
siempre
nunca bamos ms all de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increble tierra Buenos en cmo los Aires se ser junta una muebles.
comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zagun con maylica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zagun, abra la cancel y pasaba al living; tena a los lados el a las puertas de que ms nuestros dormitorios, y al frente conduca pasillo la parte
ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una rfaga se palpa el polvo en los mrmoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macram; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un
lado y adems corr el gran cerrojo para ms seguridad. Fui a la cocina, calent la
Lo y
recordar sin
siempre
con
pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: -Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo. Dej caer el tejido y me mir con sus graves ojos cansados. -Ests seguro? Asent. -Entonces -dijo recogiendo las agujastendremos que vivir en este lado. Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tard un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me teja un chaleco gris; a m me gustaba ese chaleco. Los primeros das nos
tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de del repente al mate. se me la ocurri pavita por el poner fuego Fui
pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuch algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido vena impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro Tambin en de lo el conversacin. segundo
o, al mismo tiempo o un despus, fondo del pasillo que traa desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tir contra la pared antes de que fuera demasiado de golpe tarde, la cerr el apoyando de
pareci penoso porque ambos habamos dejado en la parte tomada muchas Mis cosas libros que de por queramos. literatura
francesa,
ejemplo,
estaban
todos
en
abandonar al con
los y
dormitorios ponerse en a el
la biblioteca. Irene pens en una botella de Hesprida de muchos aos. (pero sucedi das) Con esto los frecuencia solamente primeros y nos
atardecer la
cocinar. Ahora nos bastaba mesa dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre. Irene porque tiempo andaba estaba le para un poco contenta ms Yo a tejer. perdido
algn cajn de las cmodas mirbamos tristeza. -No est aqu. Y era una cosa ms de todo lo que habamos perdido al otro lado de la casa. Pero tambin La tanto y tuvimos se aun a por que
causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la coleccin de estampillas de pap, y eso me sirvi para matar el tiempo. Nos divertamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos de cmodo. deca: -Fjate este punto que se me ha ocurrido. No da un dibujo de trbol? Un rato despus era yo el que le pona ante los ojos un cuadradito de papel para que algn viese sello el de mrito Eupen de y en A el que dormitorio era ms Irene Irene
ventajas. simplific
ejemplo, no daban las once estbamos brazos se a Lo cruzados. la cocina el y Irene ayudarme almuerzo.
veces
pensamos bien, y se decidi esto: mientras yo preparaba el fros almuerzo, de noche. porque Irene Nos cocinara platos para comer alegramos siempre
no pensar. Se puede vivir sin pensar. (Cuando seguida. habituarme a Irene soaba en pude voz de
la
parte a alta o
ponamos
hablar
cantaba canciones de cuna. En una para cocina que en demasiados ruidos de loza y vidrios sonidos all cuando el irrumpan
estatua o papagayo, voz que viene de los sueos y no de la que garganta. mis Irene deca sueos hacan consistan caer tenan se el el
living, luz, Yo
living de por medio, pero escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oamos respirar, toser, presentamos el ademn que conduce velador, a la los llave mutuos del y
frecuentes insomnios. Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De da eran los el rumores roce domsticos,
repetir
lo
mismo
salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos que iba Desde le dije a la Irene de hasta la
cocina a servirme un vaso agua. puerta del dormitorio (ella teja) o ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el bao porque el codo del pasillo apagaba el
metlico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas La del lbum de filatlico. puerta
roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el bao, que quedaban
sonido. A Irene le llam la atencin mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los
-Tuviste alguna
tiempo -le
de
traer
cosa?
pregunt
intilmente. -No, nada. Estbamos con lo puesto. Me acord de los Ya quince era mil pesos en el armario de mi dormitorio. ahora. Como me quedaba vi que el reloj las de ella tarde
ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta pasillo empezaba el de roble, mismo codo en la cocina y el bao, o en el donde casi al
pulsera, Apret el brazo de Irene y hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrs. Los ruidos se oan ms fuertes pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerr de un golpe el cancel y nos quedamos en el zagun. Ahora no se oa nada. -Han dijo tomado Irene. esta El parte le mi brazo
eran
estaba llorando) y salimos as a la calle. Antes de alejarnos cerr la le bien tuve la lstima, puerta No de
entrada y tir la llave a alcantarilla. ocurriera fuese y se que a algn pobre diablo se robar metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada. ***
tejido
colgaba de las manos y las hebras iban hasta el cancel y se perdan debajo. Cuando vio que los ovillos haban quedado solt mirarlo. del el otro tejido lado, sin
LA
ISLA
MEDIODA
La primera vez que vio la isla, Marini estaba cortsmente inclinado sobre
los
asientos
de
la la del lo veces
matrimonio sirio que quera jugo de tomate, pero en la cola del avin se concedi unos otra isla segundos vez hacia y el era para pequea Egeo mirar la y la abajo;
mirado
mientras l iba y vena con revistas o vasos de whisky; Marini ajustando mesa, preguntndose aburridamente si valdra la pena responder a la mirada insistente de la pasajera, una americana de las muchas, cuando en el valo azul de la ventanilla entr el litoral de la isla, la franja dorada de la playa, las hacia colinas la que la del Las dijo. con Oh, un repuso suban posicin vaso de meseta desolada. se demoraba la
solitaria,
rodeaba con un intenso azul que exaltaba la orla de un blanco deslumbrante y como petrificado, que all abajo sera los playas lo espuma rompiendo y en las arrecifes desiertas era la
caletas. Marini vio que las corran montaa hacia el norte y el oeste, dems entrando a pique en el mar. Una isla rocosa y desierta, aunque la mancha plomiza cerca de la playa del norte poda ser una casa, quiz un la grupo lata de de jugo, la casas y al se primitivas. Empez a abrir enderezarse isla
borr de la ventanilla; no qued ms que el mar, un verde horizonte interminable. Mir su reloj pulsera sin saber por qu; era exactamente medioda.
inters. Sonaba brevemente un timbre y el Stewart se enderez sin que la sonrisa profesional su boca a de Empez se borrara de de un labios finos.
ocuparse
A Marini le gust que lo hubieran el destinado era a la lnea Roma-Tehern, porque paisaje menos lgubre que en las lneas del norte y las muchachas parecan siempre felices de ir a Oriente o de conocer Italia. Cuatro das despus, mientras ayudaba a un nio que haba perdido la cuchara y el mostraba plato del desconsolado
se pregunt si la isla no sera francs sorprendi Todas Horos. indiferente, de su esas islas El un se se inters. radiotelegrafista,
parecen, hace dos aos que hago la lnea y me importan muy la poco. prxima sino los No le aos, S, mustremela No una era de vez. Xiros,
Horos de cinco
postre, descubri otra vez el borde de la isla. Haba una diferencia pero sobre dudas; una como que sacara la de cuando ocho se una isla forma una apenas minutos inclin quedaron tena tortuga
stewardess mientras beban una copa en Roma. Aprate si piensas ir, las hordas estarn all en cualquier momento, Gengis Cook vela. Pero Marini sigui pensando en la isla, mirndola cuando se acordaba o haba una ventanilla cerca, casi siempre eso tres tena veces encogindose sentido, por sobre Xiros de volar a era hombros al final. Nada de semana
ventanilla de la cola no le
inconfundible,
las patas del agua. La mir hasta que lo llamaron, esta vez con la seguridad de que la mancha plomiza el pocos que Beirut era un de grupo de casas; alcanz a distinguir unos cultivados escala de dibujo campos llegaban mir el
medioda
tan irreal como soar tres veces por semana que volaba a medioda sobre Xiros. Todo estaba falseado en la visin intil y recurrente;
salvo, quiz, el deseo de repetirla, reloj medioda, punzante la consulta antes con el contacto al de la pulsera
desconcertada decepcin de
breve,
inhabitable
deslumbradora franja blanca al borde de un azul casi negro, los el y las casas donde pescadores paso de alzaran esa otra
quedaban
una colonia lidia o quiz cretomicnica, profesor encontrado talladas que con los Goldman dos
apenas los ojos para seguir irrealidad. Ocho o nueve cuando la con Marini con y el donde de que las en esa lnea todas se semanas le de sus dijo mana el vago nombre los guas.
jeroglficos pescadores
empleaban como pilotes del pequeo muelle. A Carla le dola la cabeza y se march casi enseguida; los pulpos eran del el recurso de principal puado habitantes, despus, propusieron Nueva York ventajas, acabar inocente Tena libro gegrafo ms
cada cinco das llegaba un barco para cargar la pesca y dejar algunas provisiones y gneros. En la agencia de viajes especial la fala lo le dijeron Rynos, que o los en De de habra que fletar un barco desde que pero quiz se pudiera viajar en recoga esto Marini pulpos, slo tena todas ltimo
negativamente, de sortear la de
sabra
las vacaciones de junio; en las en semanas la lnea que de siguieron Tnez, y hubo que reemplazar a White despus empez una huelga y Carla se volvi a casa de sus hotel Navona, libreras en buscar hermanas fue a cerca de en de Palermo. a un Piazza haba se Marini vivir
hizo
la
cuenta que la
de
las
bandejas invit a
llevaba a
servidas. Esa noche Marini stewardess comer en el Firouz y no le cost que le perdonaran la distraccin Luca le de la maana. que se aconsej
hiciera cortar el pelo a la americana; l le habl un rato de Xiros, pero despus comprendi que ella prefera el vodka-lime del Hilton. El tiempo se iba en cosas as, de en infinitas cada bandejas comida,
donde
viejo;
entretena sin muchas ganas libros sobre Grecia, hojeaba de a ratos un manual de conversacin. Le ensay una hizo en un gracia cabaret la la con se palabra Kalimera y chica pelirroja,
una con la sonrisa a la que tena derecho el pasajero. En los viajes de vuelta el avin sol dejaba tortuga prefera sobrevolaba daba apenas Xiros a las ocho de la maana; el contra de babor entrever las y la los ventanillas
acost con ella, supo de su abuelo en O dos y de unos dolores de garganta En Roma inexplicables.
empez a llover, en Beirut lo esperaba siempre Tania, haba siempre dolores; un otras da historias, o otra fue parientes
dorada; esperar
Marini
mediodas del vuelo de ida, sabiendo que entonces poda quedarse contra mientras un la Luca largo (y minuto despus trabajo. ventanilla
vez a la lnea de Tehern, la isla a medioda. Marini se la qued nueva tanto tiempo lo pegado a la ventanilla que stewardess trat de mal compaero y le
Felisa) se ocupaba un poco irnicamente del Una vez sac una foto de
pero ya la en de
isla era visible unos pocos minutos, pero el aire estaba siempre tan limpio y el mar la recortaba con una crueldad tan minuciosa que los se ms pequeos iban detalles ajustando
subrayado menciones
libros. Felisa le cont que los pilotos lo llamaban el loco de la isla, y no le molest. Carla acababa de escribirle y Marini y le que envi que haba dos el
implacables al recuerdo del pasaje anterior: la mancha verde del promontorio del norte, las casas plomizas, las redes secndose en la arena. Cuando faltaban las redes Marini lo senta como un empobrecimiento, casi un insulto. Pens en filmar el paso hotel, ahorrar cmara faltaba ya un de la el la pero dinero que mes No isla, en de para el la le las repetir imagen
resto no le alcanzara para vacaciones. por una amiga se tan Carla que acept el dinero y le hizo probablemente Todo tena casara poca
con el dentista de Treviso. importancia a medioda, los lunes y los jueves y los sbados (dos veces por mes, el domingo). Con el tiempo fue dndose cuenta de que Felisa era la nica que lo comprenda un poco; tcito ocupara medioda, instalaba haba para del un que acuerdo ella l a se a se la
vacaciones.
llevaba
demasiado la cuenta de los das; a veces era Tania en Beirut, a veces Felisa en Tehern, un y como casi poco siempre su hermano menor en Roma, todo borroso, otra horas era amablemente fcil y cordial reemplazando llenando el vuelo las todo cosa, y en
pasaje
apenas junto
ventanilla de la cola. La
tambin borroso y fcil y estpido hasta la hora de ir a inclinarse de sobre la la ventanilla cola,
nocturno, un primer barco, otro barco viejo y sucio, la escala en Rynos, la negociacin la noche del en interminable el puente, y del con el un el tom en dos de la
sentir el fro cristal como un lmite del acuario donde lentamente azul. Ese da y las redes en se la se mova la tortuga dorada en el espeso
con el capitn de la fala, pegado a las estrellas, el sabor las las ans carnero, el amanecer entre islas. lo que Desembarc luces, y a present deba Klaios le primeras
dibujaban arena,
precisas Marini
capitn viejo
hubiera
ser
jurado que el punto negro a la izquierda, al borde del mar, deba avin. era un pescador mirando Ya no que el estar
patriarca. lentamente, los que fala pesca, alojamiento muchachos Klaios los ms ojos. eran El
Kalimera,
pens tena el
absurdamente. Nerolis le
sentido esperar ms, Mario prestara dinero que le faltaba para el viaje, en menos de tres das estara en Xiros. Con los labios hasta pegados la al vidrio, sonri pensando que trepara mancha verde, que entrara desnudo en el mar de las caletas del norte, con que los por pescara hombres, seas y pulpos
agotaba
discuti jvenes,
tambin Marini, ya amigo de salir el sol sobre un mar menos oscuro que desde el aire, una habitacin pobre y limpia, un jarro de agua,
entendindose
olor
salvia
piel
afuera, un
se solo
de de era
curtida. Lo dejaron solo para irse a cargar la fala, y despus de quitarse a manotazos la ropa de viaje y ponerse un pantaln de bao y unas sandalias, ech a andar por la isla. An no se vea a nadie, el sol creca poco el cobraba un yodo olor cido del lentamente impulso y de los matorrales sutil, mezclado un con
tambin un nombre para el futuro. Supo sin la menor duda que no se ira de la isla, que de alguna manera iba a quedarse para siempre en la isla. a sus que su Alcanz hermano, se a a imaginar Felisa, supieran
caras
cuando haba
quedado a vivir de la pesca en un pen solitario. Ya los haba olvidado cuando gir sobre s mismo para nadar hacia la orilla. El sol lo sec enseguida, baj hacia las casas donde dos a mujeres encerrarse. lo miraron Hizo un asombradas antes de correr saludo en el vaco y baj hacia las redes. Uno de los hijos de Klaios lo esperaba en la playa, y Marini le seal el mar, invitndolo. El tela muchacho y su camisa vacil, roja. mostrando sus pantalones de Despus fue corriendo hacia una de las casas, y volvi
viento. Deban ser las diez cuando lleg al promontorio del norte de y reconoci las la mayor le caletas. ms de tal
Prefera estar solo aunque hubiera en gustado la con playa una baarse lo
arena; la isla lo invada y gozaba intimidad que no era capaz de pensar o de elegir. La piel le quemaba de sol y de viento una fra cuando el se agua desnud estaba se para tirarse al mar desde roca; y le hizo bien;
dej llevar por corrientes insidiosas hasta la entrada de una gruta, volvi mar
casi
desnudo;
se
tiraron
mujeres
que con
hablaban Ionas y
juntos a un mar ya tibio, deslumbrante bajo el sol de las once. Secndose cosas. hasta frases Casi fala sinti con que en en la arena, dijo dos. ense la iba Marini estaba suyos. das, y lo les ellos. tendi la
animadamente
con Klaios y lo miraban de reojo, riendo. Cuando lleg a la mancha verde entr en un mundo donde el olor del tomillo y de la salvia era una del reloj con misma mar. un materia Marini y con mir el su de fuego del sol y la brisa pulsera despus,
Ionas empez a nombrar las Kalimera, doblarse nuevas, el en Marini, y el muchacho ri Despus Marini repiti las palabras italianas a Ionas. horizonte, se ahora y los unos
gesto
impaciencia, lo arranc de la mueca y lo guard en el bolsillo del pantaln de bao. No sera fcil matar al hombre viejo, pero all en lo alto, tenso de sol y de espacio, sinti que la empresa era posible. Estaba en Xiros, estaba all donde tantas que vez. veces Se haba llegar dudado alguna de sus lomos mir cielo; el lleg pudiera
empequeeciendo;
habitacin ya
dej
caer
hablara de quedarse y de
espaldas entre las piedras calientes, aristas y encendidos, verticalmente lejanamente le resisti sus y el
mano a Ionas y ech a andar lentamente hacia la colina. La cuesta era escarpada y trep saboreando cada alto, volvindose una y otra vez para mirar las redes en la playa, las siluetas de las
que
no
se
dejara
franque sali se a
la la a un al a
contaminar por lo peor de s mismo, que una vez ms iba a pasar sobre la isla. Pero en la penumbra de los prpados con las mismo imagin a Felisa en ese bandejas,
estribacin de la colina y pequea. La cola del avin hunda en lanz volviera metros, y se silencio agua, que el flotar;
instante
distribuyendo las bandejas, y su reemplazante, tal vez Giorgio o alguno nuevo de otra lnea, alguien que las contra en el el ala casi tambin mientras Incapaz y se de estara sonriendo
pero no se vea ms que la blanda lnea de las olas, una cerca cada, seguir caja del y de lugar casi al una cartn de la oscilando absurdamente final, mano para de al por trag que
alcanzaba luchar y
botellas de vino o el caf. tanto pasado abri los ojos enderez, momento del su mismo sobre vio
cuando ya no tena sentido nadando, el fuera del agua, apenas un instante, que tiempo cambiara el l el dejaba pelo y aire Marini por que a
derecha
avin,
rumbo y se zambullera hasta atrapar hombre aferrarse roncamente Marini sin le luch
vertical sobre el mar. Baj carrera colina, golpendose en las rocas desgarrndose brazo entre las espinas. La isla le ocultaba el lugar de la cada, pero torci antes de llegar a la playa y por un atajo previsible
respirar
acercarse
demasiado.
Remolcndolo poco a poco lo trajo hasta la orilla, tom en brazos el cuerpo vestido de blanco, y tendindolo en la arena mir la cara llena de espuma donde la muerte
ya por
***
herida en la garganta. De poda cada ms y servir artificial convulsin abrirse como era la si la un una respiracin herida
LEJANA
Diario 12 de de Alina Reyes enero
pareca
boca repugnante que llamaba a Marini, lo arrancaba a su pequea gritaba de y or. ms felicidad entre A de tan pocas horas en la isla, le borbotones carrera mujeres. los el haba algo que l ya no era capaz toda las venan los hijos de Klaios atrs lleg Cuando Klaios, rodeaban cmo
Anoche fue otra vez, yo tan cansada de pulseras la cara y de de farndulas, champagne y de foca de pink
Renato Vias, oh esa cara balbuceante, retrato de Dorian Gray a lo ltimo. Me acost con gusto a bombn del queda de y de menta, Rojo, a al a la Boogie (como vuelta Banco ella las
muchachos sin la
cuerpo tendido en la arena, comprender orilla y tenido fuerzas para nadar a arrastrarse hasta de ah. las desangrndose llorando una
cenicienta ella.)
durmindose,
Cirrale los ojos, pidi mujeres. Klaios mir hacia el mar, buscando algn otro sobreviviente. Pero como siempre estaban solos en la isla, y el cadver de ojos abiertos era lo nico nuevo entre ellos y el mar.
Nora que dice dormirse con luz, con bulla, entre las urgidas crnicas de su hermana a medio desvestir. Qu felices son, yo apago las luces y las manos, me desnudo diurno y a gritos moviente, de lo quiero
la cadena que Rex arrastra toda to la noche contra Tengo o los que el ligustros. No I lay me Down sleep...
Porque
la
reina
horrible.
Horrible
porque abre camino a esta que no es la reina, y que otra vez odio de noche. A esa que es Alina Reyes pero no la reina del anagrama; que de ser mala cualquier casa en cosa, o en cualquier mendiga en Budapest, pupila Jujuy sirvienta Quetzaltenango,
sistema de buscar palabras con a y e, y y una una con las cinco vocales, con dos consonante (ala, ola), con consonantes vocal (tras, gris) y otra vez versos, la luna baj a la fragua con su polisn de nardos, el nio la mira, el nio la est mirando. Con tres y tres alternadas, animal; reposo. cbala, Ulises, laguna, rfaga,
lado lejos y no reina. Pero s Alina Reyes y por eso anoche sentirla 20 fue y de otra el vez, odio. enero
As paso horas: de cuatro, de tres y dos, y ms tarde palndromas. salta amigo, Lenin no y us Los el gima; fciles, Atlas; los ms hermosos, tu auto Dal, Tan no A veces s que tiene fro, que sufre, que le pegan. odiarla suelo a y le Puedo que la solamente tiran a ms al
porque
pegan, porque soy yo y le pegan. Ah, no me desespera tanto durmiendo cuando o corto estoy un
anagramas: es un la
vida Dlares; Alina Reyes, reina hermoso, ste, porque abre camino,
el
la
seora
de
mejor aguanto
cara bien
de
tarado.
Regules o al chico de los Rivas. Entonces me importa menos, siento es ms un yo poco conmigo; duea lejos de y cosa la su sola personal, infortunio,
porque
estoy
sola entre esas gentes sin sentido, y no me desespera tanto. Nora se qued anoche como tonta, a le dijo: m tan Pero lejos. debi o se qu te pasa?. Le pasaba a aquella, Algo pasarle, horrible pegaban
pero duea. Que sufra, que se hiele; yo aguanto desde aqu, y creo que entonces la ayudo un poco. para Como un hacer vendas
senta enferma y justamente cuando Nora iba a cantar a Faur Mara l y yo en el en piano, la cola con mirndolo tan feliz a Luis acodado que le haca como un marco, mirndome contento cara de perrito, esperando
soldado que todava no ha sido herido y sentir eso de grato, que se desde le est antes, aliviando
previsoramente. Que sufra. Le doy un beso a la seora de Regules, el t al chico de los Rivas, y me reservo dentro. estoy entra rotos. as, cruzo para Me resistir digo: un por Ahora puente zapatos sienta lado el
or los arpegios, los dos tan cuando sobre cerca conozco ella y con y algo justo Luis tan nuevo estoy Mara, querindonos. As es peor,
bailando
besndolo o solamente cerca de Luis Mara. Porque a m, a la lejana, no la quieren. Es la parte que no quieren y cmo no me va a desgarrar por dentro sentir que me pegan o la nieve me entra por los zapatos cuando Luis Mara baila conmigo y su mano en la cintura me va
instante mismo (pero no s si es el instante mismo) en que el chico de los Rivas me acepta el t y pone su
subiendo medioda,
como un y es y a
un
calor sabor
a a
rara. la
naranjas fuertes o tacuaras chicoteadas, pegan resistir que la esa que y a ella le imposible tengo Mara entre est Luis
acompae otra. (Esto parece vez ms a un ser castigo, feliz, cuando ahora slo me conozco all cuando cuando voy soy feliz,
entonces
siento por de
entrando 25
los
enero A veces es ternura, una sbita y necesaria ternura hacia la que no es reina y anda por ah. Me gustara mandarle un telegrama, encomiendas, saber que sus hijos estn bien o que no tiene hijos -porque yo creo que all no tengo hijos- y necesita me dorm confortacin, confabulando puntos puente. Idea que de Qu vuelve lstima, caramelos. Anoche mensajes, esprame puente?
Claro, vino Nora a verme y fue la escena. M'hijita, la ltima vez que te pido que me acompaes al piano. Hicimos acompa acuerdo paisaje vea teclas tocaban un papeln. pude, oa pero Qu me con me las que que saba yo de papelones, la como que la
pareca bien,
acompaaban honestamente a Nora. Luis Mara tambin me mir porque mirarme las no la se manos, animaba cara. el a pobrecito, yo creo que era Debo
como vuelve Budapest donde habr tanto puente y nieve que rezuma. Entonces me enderec rgida en la cama
y casi allo, casi corro a despertar morderla despertara. a para Nada mam, que ms a se que
usada y a tiro. No hay Rod, a un m me han de una castigar madre soledad. Decirle a y a un y si lo all, pero quin sabe si es hombre, una furiosa, Ir a
por pensar. Todava no es fcil decirlo. Nada ms que por irme pensar que yo podra a se a
buscarme. a
ahora si
Luis Mara: Casmonos y me llevas puente estoy? pienso ventaja creerlo Pero miel! 28 Pens viene una nada de cosa de la enero curiosa. lejana. a Budapest, hay Yo con de digo: la no fondo. donde nieve todo
Budapest,
me antojara. O a Jujuy, a Quetzaltenango. buscar pginas igual Arroyos, estos atrs). sera Kobe, nombres valen, Tres al queda
alguien.
(Porque
secreta querer Y si
decir Slo
Florida
cuatrocientos.
Budapest porque all es el fro, all me pegan y me ultrajan. All (lo he soado, no es ms que un sueo, pero cmo adhiere y se insina hacia la vigilia) hay alguien que se llama Rod -o Erod, o Rodoy l me pega y yo lo amo, no da s en si lo amo pero me es dejo pegar, eso vuelve de da, entonces seguro que lo amo. Ms hice con de una tarde imagen ya
Hace tres das que no me Tal vez ahora no le pegan, o no pudo conseguir abrigo. Mandarle un telegrama, unas medias... curiosa. terrible tarde, Pens Llegaba ciudad tarde y una a era cosa la de y
verdosa
pensndolas. Por el lado de la Sobrina Santa, erizados y de Andar con el mapa en la de perspectiva caballos estalagmitas y flecos Skorda, polizontes viento las por paso en la de el
pensando,
los
recuerda
en
el momento: Sobrina Santa, sumis tjno, Burgos. Pero no s el nombre de la plaza, es como si de veras hubiera llegado a una plaza de Budapest por una voy, a mam. tu Es Sin Bach un y no estuviera saber su perdida es Ya bien
nombre; ah donde un nombre plaza. Llegaremos y a tu tan sin camino plaza, Qu una
bolsillo de mi sastre azul (con ese fro y dejarme el abrigo en el Burgos), hasta una casi plaza en contra encima y algn que el del ro, ro
Burgos. Aqu nosotras, all Plagio. estoy en triste plaza haberme interrumpido, saber (pero esto ya no es cierto, solamente lo pienso y eso es menos que nada). Y que al final de el la plaza puente.
tronante de hielos rotos y barcazas pescador peor. Despus de la plaza supuse que pens vena y no el puente. Lo quise seguir. Martn se all
Era la tarde del concierto de Elsa Plagio de Tarelli en el Oden, me vest sin ganas despus insomnio. noche, inventa tan sospechando me esperara pensar noche... al Este que el de
sigue.
Entre y
el el
concierto La la hasta
primer bis hall su nombre camino. el Por segu plaza de los el plaza Vladas, Vladas puente
Quin viajar
mercados.
nacimiento
del
puente,
un
casamos y le pido que me lleve a Budapest. Ms fcil salir a buscar ese puente, salir porque mitad en ya del busca como he puente ma y la encontrarme ahora entre
poco andando y queriendo a veces quedarme en casas o vitrinas, altos Tadeo en hroes Alanko y chicos de abrigadsimos y fuentes con emblanquecidas pelerinas, Veladillas Yo Elsa Chopin se a la y vea Piaggio otro sala plaza,
andado
gritos y aplausos, entre lbeniz! y ms aplausos y La polonesa!, como si esto tuviera sentido entre la nieve arriscada que me empuja con el viento por la espalda, manos de toalla de esponja puente. (Es ms cmodo Esto hablar era a en las llevndome por la cintura hacia el medio del
Chopin, pobrecita, y de mi
con la entrada del puente entre vastsimas columnas. Pero esto yo lo pensaba, ojo, lo mismo queanagramar es la reina y... en vez de Alina Reyes, o imaginarme a mam en casa de los Surez y no a mi lado. Es bueno no caer en la sonsera: eso es cosa gana. ma, la Real nada gana, porque ms la que real drseme
presente. ocho,
cuando
Elsa
Piaggio
tocaba el tercer bis, creo que Julin Aguirre o Carlos Guasta vino, algo con pasto y pajaritos). ya Pero le me he el tengo vuelto tiempo, canalla no con
Alina,
vamos -No lo otro, no el sentirla tener fro o que la maltratan. Esto se me antoja y lo sigo por gusto, por saber adnde va, para enterarme si Luis Mara me lleva a Budapest, si nos
respeto. Me acuerdo que un da pens: All me pegan, all la nieve me entra por los zapatos y esto lo s en el momento, cuando me est ocurriendo all yo lo s al mismo tiempo. Pero por qu
al mismo tiempo? A lo mejor me llega tarde, a lo mejor no ha ocurrido todava. A lo mejor le pegarn dentro de catorce aos, o ya es una cruz y una cifra en el cementerio de Santa rsula. Y me pareca bonito, posible, tan idiota. Porque detrs de eso una siempre cae en el tiempo parejo. Si ahora realmente ella estuviera en el entrando
Eso
le
da
fro
cualquiera, che, aqu o en Francia. Pero mam me tironeaba la manga, hasta seguir mal Pero pens si es una ya ah, casi sin no haba de lo gente en la platea. Escribo ganas de acordndome sigo
puente, s que lo sentira ya mismo y desde aqu. Me acuerdo que me par a mirar el ro que estaba sonando y chicoteando. parapeto sentir en (Esto yo lo Pobre Luis Mara, qu y la idiota casarse conmigo. No sabe lo que se echa encima. O debajo, posa como de dice Nora que emancipada pensaba). Vala asomarse al del las puente orejas 30 de enero
rotura del hielo ah abajo. Vala quedarse un poco por la vista, un poco por el miedo adentro desabrigo, hotel-. sin Y que me -o la despus pero vena era de el
intelectual. 31 de enero
nevisca Iremos all. Estuvo tan de acuerdo l que entra casi grito. Sent miedo, me pareci que demasiado fcilmente en este juego. Y no sabe nada, es como el peoncito de dama que remata que yo a
deshecha y mi tapado en el soy modesta, soy una chica humos, vengan decirme de otra que le haya pasado lo mismo, que viaje a Hungra en pleno Oden.
la partida sin sospecharlo. Peoncito lado reina 7 de de Luis su y Mara, De al la febrero reina.
cerrar este diario, porque una o se casa o escribe un diario, A curarse. No escribir el final pensado de en lo el que haba concierto. las dos cosas no marchan juntas -Ya ahora no me gusta salirme de l sin decir esto con alegra de esperanza, con esperanza de alegra. Vamos all pero no ha de ser como lo pens la noche para puente del bien la concierto. mo.) hallar La En y (Lo el nos del escribo, y basta de diario
Anoche la sent sufrir otra vez. S que all me estarn pegando de nuevo. No puedo evitar saberlo, pero basta de crnica. Si me hubiese limitado a dejar constancia de eso de en por gusto, peor, al por un ir desahogo... deseo claves releyendo; Era de cada
miraremos.
noche
conocer
concierto yo senta en las orejas la rotura del hielo ah abajo. Y ser la victoria de la reina sobre esa adherencia maligna, esa usurpacin sorda. a mi Se zona indebida doblegar iluminada, y si ms
encontrar palabra
tirada al papel despus de tantas noches. Como cuando pens la plaza, el ro roto y los ruidos, y despus... Pero no lo escribo, no lo escribir Ir all ms a ya nunca. de
a su lado y apoyarle una mano en el hombro. Alina Reyes de Aroz y su esposo llegaron a Budapest el 6 de abril y se alojaron
que la soltera me daaba, nada tener sin bien veintisiete hombre. Ahora aos
en
el
Ritz.
Eso
era
dos
algo de
fijo las
vido un
en
la
meses antes de su divorcio. En la tarde del segundo da Alina sali a conocer la ciudad y el deshielo. Como le gustaba caminar sola era anduvo buscando pero deseo demasiado, expresara arranques de una cambiando escaparates. Lleg al puente y lo cruz hasta nieve abajo, cmo pegaba pronto vuelta, ciudad la a un de el se centro opona difcil, pollera los se andando y del ahora con trabajo porque la Danubio crece un viento de que le (no dar a la el engancha y hostiga. Senta muslos de En rpida por sin y curiosalados algo, que y el se veinte
cara sinuosa, en el pliegue manos poco ya estuvo y cerradas tendindose. junto ahora un lo a lo ella pero Alina
repitiendo, gestos
saba,
distancias como despus de ensayo crea general. con a las un Sin salto ella y y la temor, liberndose al fin terrible de jbilo y froestuvo alarg junto tambin a manos,
proponrselo
escogiera
negndose
pensar,
aceras
mujer del puente se apret contra su pecho y las dos se abrazaron rgidas y calladas en el puente, con el ro trizado golpeando en los pilares.
A Alina le doli el cierre de la cartera que la fuerza del abrazo le clavaba entre los senos con Cea a una dulce, la y su de delgadsima, entera dentro con un de crecer laceracin sostenible. mujer sintindola absoluta abrazo,
conocida.
centro del puente desolado la harapienta mujer de pelo negro y lacio esperaba con
al ro cantando. Cerr los ojos de en la fusin la total, rehuyendo las sensaciones luz
fuera,
crepuscular; repentinamente tan cansada, pero segura de su victoria, sin celebrarlo por Le una Deba sinti tan suyo que dos ella mojadas y por fin.
Anda, eso. As
vete
diles.
sargento que no quiere or hablar nada de ti. -Haz que te oiga. Date tus maas Dile y que dile lo que haga para por sustos ya ha estado bueno. caridad de Dios. -No se trata de sustos.
mejillas, y el pmulo mismo dolindole como si tuviera all un golpe. Tambin el cuello, hombros, fatigas abrir gritaba haba nieve por plaza gris, suelto yndose. *** los y de pronto los por Al vez se s agobiados incontables. ojos vio (tal que Ahora ya)
Parece que te van a matar de a de veras. Y yo ya no quiero volver all. -Anda otra otra vez, vez. a Solamente ver qu
grit. De fro, porque la entrando rotos, Reyes sastre un poco viento, -No. No tengo ganas de eso, yo soy tu hijo. Y si voy mucho con ellos, acabarn por saber quin soy y les dar por a fusilarme a m tambin. Es mejor dejar las cosas de este tamao. zapatos Alina su
consigues.
contra
-Anda, tengan
Justino. tantita
Diles lstima
que de
estar el
quieto. de
Haba
hecho un
intento
dormir
m. Noms eso diles. Justino apret los dientes y movi la cabeza diciendo: -No. Y sigui sacudiendo la
rato para apaciguarse, pero el sueo se le haba ido. Tambin se le haba ido el hambre. No tena ganas de nada. Slo de vivir. Ahora que saba bien a bien que lo iban a matar, le haban entrado unas ganas tan grandes de vivir como slo
cabeza durante mucho rato. Justino pila estaba Luego decir: -Voy, pues. Pero si de de se levant y de en la que
las puede sentir un recin resucitado. Quin le iba a decir asunto crea que tan que volvera viejo, estaba. aquel tan Aquel
piedras sentado
camin para
rancio, tan enterrado como asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada ms por noms, hacerle ver l como los se quisieron sus
perdida me a fusilan a m tambin, quin cuidar de mi mujer y de los hijos? -La Providencia, Justino.
de Alima, sino porque tuvo razones. acordaba: Don Lupe Terreros, el dueo de la Puerta de Piedra, por ms seas su compadre. Al que l, Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueo de la Puerta de Piedra tambin y su que, siendo le compadre,
Ella se encargar de ellos. Ocpate de ir all y ver qu cosas haces por m. Eso es lo que urge. Lo haban la a No trado maana un se y de l
madrugada. Y ahora era ya entrada segua amarrado esperando. todava all, horcn, poda
neg
el
pasto
para
sus
que
una
vez
don
Lupe
le
animales. Primero se aguant por puro compromiso. cuando tras que de la otro su sus Pero sequa, sus despus, en que
potrero y te lo mato. Y l contest: -Mire, animales acomodo. don Lupe, busquen Ellos yo no su son
vio cmo se le moran uno animales don la Lupe yerba hostigados por el hambre y compadre negndole potreros, segua
entonces
fue cuando se puso a romper la cerca y a arrear la bola de animales flacos hasta las parameras para que se hartaran de comer. Y eso no le haba gustado a don
inocentes. Ah se lo haiga si me los mata. "Y me mat un novillo. "Esto pas hace treinta y cinco aos, por marzo, porque ya en abril andaba yo en el monte, corriendo del exhorto. No me valieron ni las diez vacas que le di al juez, ni el embargo de mi casa para de que pagarle la la salida con de lo crcel. noms me
Lupe, que mand tapar otra vez la cerca para que l, Juvencio Nava, le volviera a abrir el se el otra As, de a vez da y el se de agujero. tapaba noche mientras cerca,
abrir, estaba
all, siempre pegado a la siempre esperando; aquel ganado suyo que antes noms se viva oliendo el pasto sin poder probarlo. Y l y don Lupe alegaban y volvan a alegar sin llegar a ponerse de acuerdo. Hasta
Todava despus, se pagaron quedaba modos por no perseguirme, aunque todos perseguan. Por eso me vine a vivir junto con mi hijo a este otro terrenito que yo tena y que se nombra Palo de Venado. Y mi hijo creci
se
cas y
con tuvo
la ya
nuera ocho
"Y
yo
echaba y
pal
Ignacia
entreverndome madroos
entre
hijos. As que la cosa ya va para viejo, y segn eso debera Pero, est. "Yo entonces calcul que estar segn olvidada. no lo eso,
pasndome
das comiendo verdolagas. A veces tena que salir a la media fueran perros. noche, Eso como dur si toda me los la correteando
vida. No fue un ao ni dos. Fue toda la vida." Y ahora haban ido por l, cuando nadie, gente; pasara menos no esperaba en que ya a el al "Al confiado creyendo
con unos cien pesos quedaba arreglado todo. El difunto don Lupe con era su Y Y donde As ellos, que, no de solo, mujer la a y solamente de de a
los dos muchachitos todava gatas. pena. viuda los unos por haba pronto muri tambin dizque muchachitos se los llevaron lejos, parientes. parte
olvido en que lo tena la menos sus ltimos das los tranquilos. esto -pens-
conseguir con estar viejo. Me dejarn en paz". Se haba era dado por que le a esta Por
atuvieron a que yo andaba exhortado y enjuiciado para asustarme robndome. llegaba me avisaban: "-Por ah andan unos y Cada al seguir vez que pueblo
costaba
trabajo imaginar morir as, de repente, a estas alturas de de su la vida, muerte; su de un y despus de de tanto pelear para librarse haberse tiempo para los su por por cuando acabado pasado tirando otro cuerpo mejor lado
alguien
fuereos, Juvencio.
arrastrado haba
sobresaltos
ser
un
puro curtido
se no aquel
acaso, hasta
no que
haba se le la
de morir. Porque a eso iba. A morir. Se lo dijeron. Desde Comenz le entonces a lo supo. esa pronto
dejado en que
fuera su mujer? Aquel da amaneci con nueva de que su mujer se le haba ido, ni siquiera le pas por la de para para no que sin cabeza salir nada bajar se la a ni al le intencin sin con con indagar quin tal ni de Dej dems, sentir de
comezn en el estmago que llegaba siempre que vea de cerca la muerte y que le sacaba el ansia por los ojos, y que le hinchaba la boca con aquellos agria buches que de agua que tena
pueblo. todo lo
fuera como se le haba ido meter las manos. Ya lo nico que le quedaba para cuidar era la vida, y a sta como la diera conservara
tragarse sin querer. Y esa cosa que le haca los pies pesados mientras su cabeza se sus le ablandaba fuerzas No, en no y el las poda corazn le pegaba con todas costillas.
lugar. No poda dejar que lo mataran. No poda. Mucho menos ahora. Pero para eso No para l lo haban
acostumbrarse a la idea de que lo mataran. Tena podra que an haber En algn quedar alguna lugar alguna
trado de all, de Palo de Venado. amarrarlo siguiera. necesitaron que los solo, anduvo
esperanza.
esperanza. Tal vez ellos se hubieran equivocado. Quiz buscaban a otro Juvencio
Nava y no al Juvencio Nava que era l. Camin hombres los madrugada estrellas. soplaba llevaba traa olor tiene la ms, como el entre en brazos era aquellos con La sin se y ese que los
que iban junto a l. Iba a decirles que lo a a que lo soltaran, que se dejaran nadie,
fuera: "Yo no le he hecho dao iba muchachos", pero se "Ms dir", que no decirles, callado. se los
viento seca de de
orines
quera hacerlo. No lo eran. No saba quines eran. Los vea a su lado ladendose y agachndose de vez en
apeuscado venan
cuando para ver por dnde segua el camino. Los haba visto por primera vez al pardear de la tarde, en esa hora desteida en los milpa all que todo parece chamuscado. Haban surcos eso: a atravesado pisando decirles la que
viendo
aqu, debajo de sus pies, a pesar de la oscuridad. All en la tierra estaba toda su vida. Sesenta aos de vivir sobre de ella, de encerrarla entre sus manos, de haberla probado como se prueba el sabor con si fuera casi de la los cada el que carne. Se vino largo rato desmenuzndola ojos, pedazo ltimo, como saboreando sabiendo
tierna. Y l haba bajado a estaba comenzando a crecer la milpa. Pero ellos no se detuvieron. Los haba visto con tiempo. Siempre tuvo la suerte de ver con tiempo todo. Pudo haberse escondido, caminar unas cuantas horas por el
sera el ltimo. Luego, como queriendo decir algo, miraba a los hombres
mientras despus no se
ellos volver
se a de
Siguieron
igual,
como
si
hubieran venido dormidos. Entonces pens que no tena nada ms que que en decir, buscar algn otra que la otro vez tendra esperanza lado. Dej
bajar. Al fin y al cabo la lograra ningn modo. Ya era tiempo de que hubieran venido las aguas y las y aguas la no aparecan milpa
caer
comenzaba a marchitarse. No tardara en estar seca del todo. As que ni vala la pena de haber metido bajado; entre haberse aquellos
los brazos y entr en las primeras casas del pueblo en medio de aquellos cuatro hombres oscurecidos por el color negro de la noche. -Mi coronel, aqu est el hombre. Se haban detenido delante
hombres como en un agujero, para ya no volver a salir. Y ahora de segua decirles No les junto que vea o puso si a las lo la se a lo
del boquete de la puerta. l, con el sombrero en la mano, esperando voz: -Cul preguntaron. -El de Palo de Venado, mi coronel. El que usted nos mand a traer. -Pregntale que si ha hombre? por ver respeto, salir a
aguantndose
cara; slo vea los bultos repagaban se supo separaban de l. De manera cuando no hablar,
haban odo. Dijo: -Yo nunca le he hecho dao a nadie -eso dijo. Pero darse no se verlo. nada cambi. Ninguno de los bultos cuenta. volvieron pareci Las caras a
-Ey,
t!
Que
si
has
"Luego supe que lo haban matado a machetazos, clavndole despus una pica de buey en el estmago. Me contaron que lo en dur ms y de dos das perdido un que,
habitado en Alima? -repiti la pregunta el sargento que estaba frente a l. -S. Dile al coronel que de all mismo soy. Y que all he vivido hasta hace poco. -Pregntale que si conoci a Guadalupe Terreros. -Que dizque si conociste a Guadalupe Terreros. -A don Lupe? S. Dile que s lo conoc. Ya muri. Entonces la voz de all
cuando tirado
encontraron arroyo,
todava estaba agonizando y pidiendo el encargo de que le cuidaran a su familia. "Esto, con el tiempo,
parece olvidarse. Uno trata de olvidarlo. Lo que no se olvida que adentro cambi de tono: -Ya s que muri -dijo-. Y sigui hablando como si platicara con alguien all, al otro lado de la pared de carrizos: -Guadalupe Terreros era mi padre. busqu estaba la cosa Cuando me crec dijeron Es y lo que algo su el alma es llegar hizo a saber que aquello con la
est an vivo, alimentando podrida ilusin de la vida eterna. No podra perdonar a se, aunque no lo conozco; pero el hecho de que se haya puesto en el lugar donde yo s que est, me da nimos para puedo acabar No con l. que No siga haber perdonarle
viviendo.
deba
nacido nunca". Desde ac, desde fuera, se oy bien claro cuando dijo. Despus orden:
-Llvenselo y amrrenlo un rato, para que padezca, y luego fuslenlo! -Mrame, coronel! -pidi
-Amrrenlo y denle algo de beber hasta que se emborrache para que no le duelan los tiros.
l-. Ya no valgo nada. No tardar en morirme solito, derrengado de viejo. No me mates...! -Llvenselo! -volvi a
Ahora,
por
fin, al y
se pie
Estaba venido su
Haba
haba
decir la voz de adentro. -...Ya he pagado, coronel. He Todo Me como pagado me he un lo muchas veces. Me de quitaron. cosa
haba vuelto y ahora otra vez vena. Lo ech encima del burro. Lo apretaron bien apretado al aparejo para que no se fuese a caer por el camino. Le meti su cabeza dentro de un costal para que no diera luego burro para Venado para mala le y llegar todava arreglar impresin. hizo se de a el con pelos Y al
apestado,
con el plpito de que en cualquier rato me mataran. No merezco morir que, as, al coronel. Djame
arrebiatados,
menos, el Seor me perdone. No me mates! Diles que no me maten!. Estaba hubieran sacudiendo su all, como si lo
del difunto. -Tu nuera y los nietos te extraarn -iba dicindole. Te mirarn a la cara y creern que no eres t. Se les a figurar que te ha comido el coyote cuando te
golpeado, sombrero
vean con esa cara tan llena de boquetes por tanto tiro de gracia como te dieron. ***
llegando
ese
pueblo,
Ignacio. T que llevas las orejas de fuera, fjate a ver si no oyes ladrar los perros. Acurdate que Tonaya del que nos Y dijeron estaba
NO
OYES
LADRAR
LOS
PERROS
T que vas dime all si arriba, no oyes
retrasito
monte.
desde qu horas que hemos dejado el monte. Acurdate, Ignacio. S, rastro pero de Bjame. El viejo se fue reculando hasta encontrarse S, pero no se oye con el paredn y se recarg all, sin soltar la carga bien. se ve de de los nada. ti, hombres a las y de sus hombros. Aunque se le doblaban las piernas, no quera despus levantar hijo, horas ayudado espalda. trado al a Y sentarse, no el que hubiera cuerpo all le lo porque podido de su atrs, haban a la haba no veo nada.
Ignacio, ves
alguna seal de algo o si alguna No Ya cerca. nada. Mira No Pobre Ignacio. y negra luz se en ve alguna nada. estar parte. debemos
Me estoy cansando.
La sombra larga
sigui movindose de arriba abajo, piedras, creciendo Era una La una trepndose segn sola luna disminuyendo
antes, as
echrselo
por la orilla del arroyo. tambaleante. saliendo de la tierra, como llamarada Ya debemos
desde Mal
entonces.
Cmo te sientes? Hablaba poco. Cada vez menos. En ratos pareca dormir. En ratos pareca tener fro. Temblaba. Saba
le
su las y le las la
nadie iba su
le all cara
sacudidas encajaban
daba, se
los
arriba, todo iluminado por descolorida, l digo que Y quedaba tropezones. ac no el veo otro sin sangre, abajo. bien. se
ijares
espuelas.
Luego
manos del hijo, que traa trabadas en su pescuezo, le zarandeaban la cabeza como si no fuera una los la sonaja. dientes lengua aquello l para y le apretaba cuando
morderse
callado. Sigui caminando, a Encoga luego para de no es Nos del volver el se a nuevo. ningn que estaba
acababa Te Algo
l. Primero dicho: Djame solo. maana reponga veces. luna. "Apame aqu... Yo o un Ahora Enfrente te en
dijeron cerro
Tonaya. Ya hemos pasado el cerro. Y Tonaya no se ve, ni se oye ningn ruido que nos diga que est cerca. Por qu no quieres decirme qu ves, t que vas all arriba, Bjame, Te S Te llevar a Tonaya a como d lugar. all hay All un encontrar quien te cuide. Dicen que sientes Ignacio? padre. mal?
poco." ni de
haba dicho como cincuenta siquiera ellos. eso deca. All estaba la Una luna grande y colorada que les llenaba de luz los ojos sobre No dnde voy y que ms la veo estiraba su y oscureca sombra tierra. ya por l. deca
doctor. Yo te llevar con l. Te he trado cargando desde hace horas y no te dejar tirado aqu para que acaben sean. Se de lado Te Tonaya. Bjame. Su voz se hizo quedita, apenas murmurada: Quiero un Durmete arriba. bien La Al cabo te acostarme rato. all llevo agarrado. luna iba y tambale volvi llevar un a a poco. Dio dos o tres pasos enderezarse. contigo quienes
hijo. Por eso lo hago. Ella me reconvendra si yo lo hubiera dejado tirado all, donde lo encontr, y no lo hubiera llevarlo como a estoy recogido que lo para curen, Es
hacindolo.
ella la que me da nimos, no usted. Comenzando porque a usted no le debo ms que puras dificultades, puras puras al hablar. mortificaciones, vergenzas. Sudaba Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre el sudor Me pero esas hecho. que, en llegar heridas Y seco, volva a sudar. derrengar, con que se usted le a
subiendo, casi azul, sobre un cielo claro. La cara del viejo, mojada en sudor, se llen de luz. Escondi los ojos para ya no que la su Todo Lo hago por esto su mirar no de frente, agachar de poda cabeza hijo. que
sienta
usted bien, volver a sus malos pasos. Eso ya no me importa. vaya vuelva Con tal a Con tal donde de eso... que yo se no lejos, de He
saber
usted. Porque la
para m usted ya no es mi hijo. maldecido sangre que usted tiene de m. La parte que a m me
tocaba la he maldecido. He dicho: Que se le pudra en los riones la sangre que yo le di! Lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente buena. Y si no, all esta mi El mucho compadre Tranquilino. No hay
Aqu no hay agua. ms Y te no agua. solo que piedras. la a me bajara Nadie no Aguntate. hubiera, tomar y yo aunque
ayudara a subirte otra vez puedo. sueo. Me acuerdo cuando naciste. As eras entonces. Despertabas con hambre y comas para volver a dormirte. Y tu madre te daba agua, porque ya te habas acabado la leche de ella. No tenas llenadero. Y eras muy rabioso. Nunca pens que con el tiempo se te as te fuera fue. criaras cuando a subir Tu aquella que Crea rabia a la cabeza... Pero madre, descanse en paz, quera que fuerte. t que crecieras Tengo mucha sed y
que lo bautiz a usted. El que le dio su nombre. A l tambin suerte le de toc la mala con encontrarse
usted. Desde entonces dije: Ese no puede ser mi hijo. Mira a ver si ya ves algo. O si oyes algo. T que puedes hacerlo desde all arriba, porque yo me siento No Peor Ignacio. Tengo Aguntate! sed. Ya veo para sordo. nada. ti,
iras a ser su sostn. No te tuvo ms que a ti. El otro hijo que iba a tener la mat. Y t la hubieras matado alturas. Sinti que que el hombre aquel llevaba otra vez si a ella estas estuviera viva
debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos or. Dame agua. debas de or si ladran los perros. Haz por
sobre sus hombros dej de apretar las rodillas de un y comenz a soltar los pies, balancendolo lado para otro. Y le pareci que la cabeza; all arriba, se sacuda como si sollozara. Sobre sinti gotas, que como su caan de cabello gruesas lgrimas.
su hijo al sentir que las corvas se le doblaban en el ltimo esfuerzo. Al llegar al primer tejaban<, se recost sobre el pretil de la acera y solt el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado. Destrab difcilmente los dedos con que y, cmo su al hijo quedar por los dijo. ni haba venido oy sostenindose de su cuello libre, todas partes perros. No me con
Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo verdad? usted pag nada de Pero por su nunca ella. mal. madre, hizo Nos Parece
siempre
que en lugar de cario, le hubiramos retacado el cuerpo de maldad. Y ya ve? Ahora lo han herido. Qu pas no con sus a amigos? nadie. Los mataron a todos. Pero ellos tenan Ellos bien hubieran podido decir: No tenemos a quin darle nuestra usted, lstima. Pero Ignacio?
esperanza.
***
estaba
ya
el los
ladrar de los perros. Uno ha credo a veces, en medio de este que camino nada sin orillas, habra
brillar
encontrar lado, al
nada final
al de
otro esta
once, ramos veintitantos, pero puito a puito se han ido quedar desperdigando nada ms que hasta este
llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero s, hay algo. Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el
nudo que somos nosotros. Faustino -Puede que llueva. Todos levantamos la cara y miramos de una nube negra y Y pesada que pasa por encima nuestras cabezas. pensamos: "Puede que s". dice:
olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza. Pero el pueblo est todava muy all. Es el viento el que lo acerca. Hemos son venido algo as caminando No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron el pero -Son como las cuatro de la tarde. Ese Junto Somos alguien con cuatro. es l, y Yo Melitn. vamos yo. los Uno boca calor. aqu las Uno ganas de hablar. Se nos acabaron con platicara trabajo. y las de muy a gusto en otra parte, cuesta aqu el platica con como las
desde el amanecer. Ahorita cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde est colgado el sol y dice:
palabras se calientan en la calor afuera, y se le resecan a uno en la lengua hasta que acaban eso a con nadie el le resuello. da por Aqu as son las cosas. Por platicar. Cae una gota de agua,
Faustino,
Esteban
cuento: dos adelante, otros dos atrs. Miro ms atrs y no veo a nadie. Entonces me digo: "Somos cuatro". Hace rato, como a eso de las
agujero
en
la
tierra
nunca lo que
sobre se
el llama
dejando una plasta como la de un salivazo. Cae sola. Nosotros sigan no esperamos ms a y que las No nube muy El cayendo
No, el llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pjaros. No hay nada. A no ser unos cuantos huizaches trespeleques y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no ser eso, no hay nada. Y por aqu vamos nosotros. Los cuatro a a pie. Antes y una andbamos traamos caballo
buscamos con los ojos. Pero hay se a ninguna ve toda a ms. la prisa. llueve. Ahora si se mira el cielo lejos, se le aguacera corrindose
viento que viene del pueblo arrima las por empujndola azules se la contra cada la sombras
terciada
Yo siempre he pensado que en eso de quitarnos la carabina hicieron bien. Por ac resulta peligroso andar armado. Lo matan a uno sin avisarle, las De vindolo a toda los ya hora con "la 30" amarrada a correas. son a ro, venir del Pero otro caballo y caballos asunto.
llano tan grande? Para qu sirve, eh? Hemos vuelto a caminar. Nos habamos detenido para ver llover. se me No llovi. que de De se lo Se Ahora hemos que me me haber volvemos a caminar. Y a m ocurre ms eso. quiz caminado llevamos ocurre llovido
andado.
hubiramos probado el agua verde paseado nuestros estmagos por las calles del pueblo para que se les bajara la comida. Ya
ocurrieran otras cosas. Con todo, yo s que desde que yo era muchacho, no vi
lo
hecho
de
-El S, el llano.
Llano? Todo el
aquellos los la Nosotros paramos la jeta para decir que el llano no Llano Grande.
Vuelvo hacia todos lados y miro el llano. Tanta y tamaa tierra para nada. Se le resbalan a uno los ojos al los no encontrar cosa que unas detenga. Slo
lo queramos. Que queramos lo que estaba junto al ro. Del ro para all, por las vegas, donde estn esos rboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama Llano. Pero no nos dejaron decir nuestras cosas. El delegado no vena a conversar Nos puso con los nosotros. dijo: -No se vayan a asustar por tener ustedes -Es que el llano, tanto terreno para solos. seor
cuantas lagartijas salen a asomar la cabeza por encima de sus agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en la sombrita de una piedra. Pero qu enfriarnos Porque dieron tepetate a esta para nosotros, haremos del sol, costra que nosotros cuando para eh? nos de la tengamos que trabajar aqu,
siquiera
para
hacer
un
lo que no se puede. Eso es lo que hemos usted Mire, por dicho... para vamos a donde Esprenos
buche hay agua. -Y el temporal? Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras all de riego. En se cuanto lo llueva,
Pero l no nos quiso or. As nos Y han en dado este esta comal que
- Pero, seor delegado, la tierra dura. arado como tierra azadn semilla maz Es Eso al No se est deslavada, que en es el esa la creemos entierre que Llano.
tierra. acalorado
quieren
sembremos semillas de algo, para ver si algo retoa y se levanta. Pero de nada se Ni levantar aqu.
Habra la es
zopilotes. Uno los ve all cada y cuando, muy arriba, volando tratando pronto a de la salir carrera; lo ms este de
posible
blanco terregal endurecido, manifistenlo Y ahora latifundio que atacar, les que al no da donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando. Melitn dice:
vyanse.
Gobierno
-Esta es la tierra que nos han dado. usted, contra seor Faustino -Qu? dice: el
Esprenos nada
delegado. Nosotros no hemos dicho Centro. Todo es contra el Llano... No se puede contra
Yo no digo nada. Yo pienso: "Melitn no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo hace hablar as. El calor, que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, por qu dice lo que dice? Cul tierra nos han dado, Melitn? Aqu no hay ni la tantita que necesitara el viento para jugar a los remolinos." Melitn -Servir aunque yeguas. -Cules yeguas? -le vuelve de sea a decir:
ojos Yo -Oye,
el
pico
pepenaste -Es la
gallina? dice l.
gallina
corral.
-Entonces te la trajiste de algo. para Servir correr -No, la traigo para bastimento, no?
cuidarla. Mi casa se qued sola y sin nadie para que le diera de comer; por eso me la traje. Siempre que salgo lejos cargo con ella. -All escondida se te va a ahogar. aire. l se la acomoda debajo del brazo y le sopla el aire caliente de su boca. Luego dice: Mejor scala al pregunta Esteban. Yo no me haba fijado bien a bien en Esteban. Ahora que habla, me fijo en l. Lleva puesto un gabn que le llega del algo al ombligo, saca como as y la una debajo cabeza gabn
gallina. S, es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabn. Se le ven los
-Estamos
llegando
al
Ahora los ladridos de los perros se oyen aqu, junto a nosotros, y es que el viento que viene del pueblo retacha en la barranca y la llena de todos sus ruidos. Esteban ha vuelto a abrazar su gallina a cuando las nos acercamos para luego tepe primeras y
derrumbadero. Yo ya no oigo lo que sigue diciendo Esteban. Nos hemos puesto en fila para bajar la barranca y l va mero adelante. Se ve que ha agarrado a la gallina por las patas y la zangolotea a cada rato, para no golpearle la cabeza contra las piedras. Conforme bajamos, la tierra se hace buena. Sube polvo desde nosotros como si
-Por aqu arriendo yo! nos dice Esteban. Nosotros seguimos adelante, ms adentro del pueblo. La tierra que nos han dado est all arriba. ***
fuera un atajo de mulas lo que bajara por all; pero nos gusta Nos la llenarnos gusta. de polvo. pisando Despus del
de venir durante once horas dureza Llano, nos sentimos muy a gusto envueltos en aquella cosa que brinca sobre nosotros y sabe a tierra. Por encima del ro, sobre las copas verdes de las casuarinas, vuelan parvadas de chachalacas verdes. Eso tambin gusta. es lo que nos Hace lagos muchos, en la muchsimos tierra, aos, no haba ni ros ni solamente exista el Mar el
Este,
en
el
que
vivan
volva de color amarillo y los campos se secaban bajo el sol abrasador.Pobre gente! Qu pena me dan!dijo muy triste el Dragn Amarillo.pronto, no Si no llueve nada tendrn
cuatro dragones: el Dragn Largo, el Dragn Amarillo, el Dragn Negro y el Dragn Perla. Un da, los Cuatro Dragones superficie salieron del a mar la y
decidieron ir a darse una vuelta por el cielo. All jugaron al escondite entre las volaron saltaron repente, grit: nubes y y el esponjosas, planearon, rieron. Dragn De Perla aqu,
para comer y morirn- dijo el Dragn Negro. Los Cuatro Dragones se quedaron muy pensativos buscando alguna solucin para ayudar a la gente de la Tierra.- Y si furamos a ver al Emperador Jade y le pidiramos que enviara lluvia a la Tierra? - propuso el Dragn Perla.Muy buena idea! Contest el a Dragn esa Amarillo.S! Seguro que l podr ayudar pobre el gente! contest Dragn Negro.
-Venid
Sobre la tierra, vieron a mucha gente sacando frutas y tartas y quemando varitas de incienso. Una Estaban joven, la Por rezando! un nio mujer
As que los cuatro Dragones se dispusieron a visitar al poderoso que viva Celestial. que se Emperador en El el Jade, Palacio Emperador de de los la Los
arrodillada en el suelo con delgado Dios sobre espalda, favor, imploraba:del nada haba mucho la cultivos hierba
Jade era muy poderoso, ya encargaba del y Cielo, del en asuntos Tierra cuatro
Mar. el
Dragones
entraron Palacio
corriendo
marchitaban,
les no
traa le
era
urgente, pero al Emperador gustaron de prisas, ya que estaba en un concierto estis vosotros? enfadado. estar en hadas.les No haciendo
que slo en
pasrselo serio en
vuestro y le
los problemas de la gente. podan gente de confiar la el ellos mismos para ayudar a Tierra. mar, el Pero, cmo iban a hacerlo? Mirando hacia Dragn Negro dijo que haba tenido una gran idea.- Qu es? los Vamos, veis otros no tres rpido, Gritaron Dragones.que hay cuntanoslo! Mirad,
pedirle que enve un poco de lluvia a la Tierra. Los cultivos en la Tierra se estn secando por falta de lluvia y pronto las gentes no tendrn nada Jade.para Iros lluvia.sigui de escuchando las las hadas.comer.- Est bien- dijo el Emperador la Y tranquilamente canciones tranquilos. Maana enviar
muchsima agua en el mar en el que vivimos? Podramos llenar nuestras bocas de agua y luego rociarla sobre la Tierra! Sera como la lluvia!- explic el Dragn Negro.Amarillo.regarn morir y de Es Los la una campos gente idea se fantstica dijo el Dragn podr
Muchas gracias Majestad! contestaron felizmente los Cuatro Dragones. Pero pasaron diez das y todava no haba cado una gota de agua sobre la Tierra. La gente pasaba hambre. Coman cortezas de rbol o races de plantas y cuando esto se
recoger las cosechas y no hambre! Vamos, no hay tiempo que perder!Esperad un momento- dijo el
Dragn pensativo.-
Perla Qu
muy ocurre
avecinaba tormenta.
una Entonces
gran los
ahora? No ves que tenemos prisa? contest el Dragn Largo. La gente de la Tierra est esperando la lluvia!No habis pensado que el Emperador A con esa m no el Jade me nos importaLargo Hara a m el castigar si se da cuenta?contest Dragn
cuatro Dragones empezaron a pulverizar el agua sobre la tierra. a Cuando en el haban mar y vaciado sus bocas, volvan llenarlas suban al cielo otra vez. Y as lo hicieron una vez y otra, hasta que haba cado una buena lluvia sobre la Tierra. La gente sali de sus casas mirando hacia el cielo y gritando con alegra: - Est lloviendo, est lloviendo! Salvaremos la cosecha! la El agua y cay los La para nios sobre dio sobre campos gente la lluvia y Tierra cantaba y los
lo que fuera para ayudar a tampoco contest El a a Dragn la la vez: obra! importa! y
Perla.
Negro se miraron y dijeron nosotros lo que nos esto!Negro. el sus de tampoco!- Entonces, manos Pase nunca de el Dragn pase, exclam As mar. bocas que y
reverdecieron.
los charcos de agua. Cuando Emperador se cuenta que estaba lloviendo se puso furioso. Cmo se haban permiso? atrevido Orden a llevar sus lluvia a la Tierra sin su que soldados fueran a buscar a los Cuatro Dragones y los trajeran ante l. Estaba dispuesto a castigarlos muy
hacia bien
Abrieron
llenaron
agua. Volvieron a alzar el vuelo y revolotearon por el cielo, produciendo viento. Sus alas taparon el sol y la gente mir al cielo creyendo que de verdad se
duramente desobedecido. Dragones Palacio Emperador Dios de orden los Dios que
por estuvieron
haberlo los el el al le a El y y en
Heilongjian
(el
Dragn
Cuando
cuatro
montaas de
para la
encerrar
Cuatro
trajo
lejano sur.
volando
cuatro que
las coloc sobre los cuatro Dragones, atrapados moverse. Cuatro Aun Dragones de quedaron poder as, nunca lo que los se que lo sin
***
mujer y su hijo que vivan en una pequea aldea. Todos los antes das del se levantaban para amanecer
arrepintieron ayudado a
haban hecho, porque haban gente necesitaba. Convencidos de querer hacer siempre buenas acciones para ayudar a los hombres, los Cuatro Dragones se convirtieron en cuatro ros, que fluyeron a lo largo de altas montaas y profundos la su para al manera esta agua valles, tierra a y las mar. se cruzando ofreciendo gentes, finalmente Y de
recoger lea en el bosque. Luego el nio la llevaba al mercado para venderla como combustible chimeneas. que cosas luego mercado pacientemente a que obtena en Con cocinas el y las dinero
compraba
necesitaban: a casa.
llegar
le haba cado a alguien. No saba qu hacer con l, as que corri a su casa para madre. Madre, Abrieron mira el lo que he y encontrado, dijo el nio. monedero contaron 15 monedas de oro. La persona que lo perdi debe Tienes mercado persona pobre tena T estar que y que como preocupada. volver a lo al la enserselo a su
para todos los lados como si hubiera ha he en este perdido perdido perdido Debe el alguna algo. usted un parte Seor, S, cado Es
seor? Pregunt el nio al comerciante. Oh, hombre, comenz monedas s! e a que Exclam contar haba el las inmediatamente dentro.
encontrar
1, 2, 3, 15! Slo hay 15! Tena 30 monedas en el monedero. T te has quedado con 15. Cmo te atreves a robar mi dinero? Yo soy honesto, seor, se lo aseguro, haba solamente 15 monedas en el monedero, lloraba Comenzaron poco all a el despus para ver La una lo nio. y gran que discutir,
lugar donde encontraste el monedero, y seguramente que la persona que las lo perdi me vuelve a buscarlo all. El conservar monedas hace sentir muy mal, o sea, que apresrate y encuentra al propietario As que, tal como deseaba la madre, el chico volvi al mercado se para dio encontrar cuenta de al propietario. Poco tiempo despus que un comerciante miraba
empeor, cada uno acusando al otro de no ser honesto. La gente que se arremolinaba alrededor les deca que fueran a ver al juez para terminar con la
disputa, as que, al final, una larga hilera de gente se encamin del hacia la juez. el oficina el
Cuntas monedas haba en monedero? al contaste seor, t Pregunt juez Quince, Y No, monedas? mi madre explic chico. tambin estaba all, y las contamos el juntos, chico. seor solo las
Como insistes en que has perdido un monedero con 30 monedas monedero podrs Mirando monedero derecho a al y de no oro, puede este ser el
Al or esto, el juez mand a llamar a la madre y le pregunt Ella monedas Le dije volviera intentar propietario El juez ech una larga mirada a la mujer y a su hijo, y luego le pregunt al Cunto perdido? Perd 30 monedas de oro. Este chico me ha robado 15 monedas. Exijo que me las comerciante: dinero has lo contest en a el mi al mismo. con monedero. hijo que para al mercado
reclamado, puedes quedarte con el dinero para comprar las cosas que tu madre y t necesitis. Todas sala, las Caso excepto se cerrado en la el personas
inmediatamente encontrar
sintieron la mejor
*** MOLA
Hace muchsimo pero
de
la
yugu de sus
capa tenan
de
cubra hombres
la no
atraves Gobi,
pradera,
para
quemar,
camellos, vacas y ovejas y pasando cenagosos pantanos, a travs de la estepa, desde hasta el el caminando lejano lleg
las bestias no encontraban qu comer y los terneros y los corderos al gente se no le moran poder haba la congelados veces y se la
Xinjiang
soportar el fro! Cuntas prendido incienso al genio haba golpeado frente contra el suelo sin que ste se inmutara! Haba un Mola que herva de furia viendo las atrocidades que efectuaba nieve. el genio vez, de la le Una Mola
pie de las montaas Qilian, en Gansu. Al pie de dichas montaas pastoreo animales fornidos estaban embargo, haba una se del eran y los la daban para ganado. gordos buenas el Los y Sin hielo condiciones
pastores montaa de
pregunt a su abuelo:- Por qu no se elimina de una vez a este genio tan feroz? El de abuelo este neg genio Acaso Slo con son no el Hay la muy hay dios que cabeza.- Hijo, los recursos amplios, nadie se atreve a tocarlo!someterlo?el mar nadie en el mundo capaz de del sol. Pero ste vive en Donghai. atravesar altas montaas y hacer un largo camino para llegar tomar hasta sus l. Quin Mola podra aprender sus artes y tesoros?
donde habitaba un genio de la nieve. Este genio sala frecuentemente diabluras, muchas habitantes levantarse blanca genio menos viento de estaba de y una de a a hacer los trayndoles la pradera. neblina cueva de En se de no
catstrofes
levantar
escuch las palabras de su abuelo, irgui el pecho y dijo esa con firmeza:se genio y el al Si de de la forma consigue
utiliz el este,
el
ltigo de
para donde
dirigirlo. As parti hacia lugar sale el sol, como un rayo en su montura. El caballo corri con su jinete por mil li de pradera y cruz diez mil montaas nevadas. Cabalgando y cabalgando, de pronto escabroso les camino. El se present precipicio precipicio Filo un que el se de
pedirle al dios del sol que me ensee sus artes y me d sus gente ir a tesoros. de la Cuando pradera al dios todos la se del a
obstaculizaba
denominaba
cuchillo ya que llegaba a penetrar en las nubes. El precioso el que caballo sudaba a chorros tratando de rodear precipicio. sera al ms subir Pasarlo difcil Mola cuando volando estaba
despedirlo. Un viejo pastor de la orilla este le regal un precioso Una caballo capaz de la ropa sur le con e joven de correr diez mil li al da. orilla una la abuelita le preciosa montaa un del oeste obsequi
cielo.
desesperado
de pronto, un pjaro cant en su cabeza: Hermano Mola, hermano Mola, el caballo precioso puede atravesar el cielo Por qu no utilizas tu ltigo? Mola tom el que le haba dado la muchacha y lanz como ltigo a una se aire un fuerte se oy al y latigazo. Entonces
milagrosas
pastora de la montaa del norte puso en sus manos un ltigo. Entre las ovaciones de la multitud el pequeo hroe se visti con la ropa preciosa, se colg el carcaj, mont el caballo y
explosin, alargaba
llegaba al
hasta
Mola volvi a dirigir a su caballo hacia el este y continu cabalgando. No se sabe cuntos otros miles de li corrieron hasta llegar a las orillas A el lo del lejos palacio mar se del Donghai. divisaba
hacia el este y quin sabe cuntos miles de li haba cabalgado una del un sus selva, tigre tigre cuando negro, de ese apareci Selva porque color. un gran llamada
dios del sol reflejado por los rayos rojos. Por el mar inmenso, altas, las el olas muy caballo
all viva el espritu de Cuando el tigre vio que en dominios entraba un desconocido lanz
relinchaba y relinchaba sin atreverse a pasarlo. En ese momento en que Mola estaba muy preocupado volvi a escuchar el canto de aquel pjaro. hermano Hermano Mola, Cuando Mola, los
rugido y se tir sobre el nio. El caballo se peg el gran julepe les y ya y dispar pisaba los iba en El los a direccin espritu talones contraria.
hroes encuentran peligros no temen Por qu no usas tu ropa impermeable? Dicho y hecho, Mola se visti con la ropa impermeable y dirigi a su caballo hacia el mar. En eso vio que el agua olas caballo lleg se se abri un pis en y all hasta dos las El y el formando camino por
alcanzar cuando se oy de nuevo el canto del pjaro: Hermano Mola, hermano Mola, El espritu qu del no tigre usas no tus puede lastimar a un hroe Por flechas? Mola sac entonces el arco, coloc la flecha, se dio vuelta y apunt al enemigo. Slo se escuch el tintn de la cuerda del arco y el ltimo rugido del espritu, que cay muerto.
retiraron.
cabalgando
palacio del dios sol. All estaba sentada un hada de guardia, una discpula del
dios. Muy joven, vesta de verde y rojo, y era muy hermosa. Cuando la muchacha observ que un desconocido se diriga el en su caballo grit: hacia palacio
hincharon
las
manos
le
comenzaron a sangrar y, con la garganta destrozada, ya casi fin, no el poda dios y que Esta hablar. del lo sol a Al se la la
orden
Ah! Con que entrando a la fuerza! Mire mis armas mgicas! Y ech al aire un guila intencin Mola. Pero que de vol atrapar sac ste con a el
dejara
abri
puerta y llev a Mola a ver al dios. El poderoso vesta un traje rojo, llevaba un sombrero de oro y se abanicaba el cuerpo con un abanico de ese mismo metal, de forma que los reflejos dorados salan de todas las partes del cuerpo, encandilando de manera tal que no se podan abrir los ojos.Valiente nio! Exclam sonriendo al tiempo que se mesaba su barba roja de tres de largo . Ya s cul es la una razn que te de trae hasta aqu. Te voy a prestar cmo sometas nieve, calabaza fuego mgico y te ensear manejarla. al me genio Cuando de la la
arco y las flechas y dio en el blanco. As, el caballo sigui muchacha, avanzando. asustada, La se
apresur a entrar y plaf! cerr la gran puerta. Mola se baj del con el caballo puo y la golpe
puerta fundida en oro con incrustaciones de plata, al tiempo que gritaba: Abre por favor, dios del sol, el pueblo de la pradera sufre catstrofes, aprender obtener doblegar y tus tu al y tesoro genio la das que de quiero artes y para la
nieve. As estuvo gritando golpeando tres sin hasta puerta y tres un le se durante noches, segundo,
devolvers
calabaza y yo te recibir como aprendiz. Y diciendo esto sac de su cintura una calabaza radiante y se la
parar
entreg le
habra el
vuelto de
a la ya
genio
nieve en todo ese tiempo. deseaba y ser! partir con eso, Por de terminar ese la
agradeci
al dios del sol y sigui a la joven hasta la puerta. Entonces not que el pelo de su caballo pregunt Un un que se a haba qu se aqu en el vuelto blanco. Con un gran susto deba eso y la muchacha le contest:equivale cuatro ha a da ao
memorizacin
las
otras
palabras le result an ms difcil. A duras penas, y despus de repetirlas unas cuarenta recordarlas. veces, Entonces pudo se
despidi apresuradamente de la muchacha y emprendi el camino los noche genio de regreso. de da Desde la y que el nio haba partido, habitantes anhelaban volviera que pradera
mundo de los humanos. Hace das llegaste, Mola qued por eso tu caballo tambin envejecido. muy inquieta y le pidi a la muchacha que le enseara cuanto muchas, antes s las palabras no eran difciles mgicas. Aunque eran
pronto los
para que terminara con el malvado. Pero aos iban pasando uno tras otro y l no volva. Ay! Pobre Mola, tal vez ya no regrese nunca exclamaban todos. Y Mola lleg apenas en el invierno del octavo ao, lleno de tierra y caminando dificultosamente. Y es que el caballo con el que haba partido ya estaba muy viejo y se haba muerto de fatiga en la mitad del camino. El valiente rapaz
de recordar y las tuvo que repetir ochenta veces hasta que las se le grabaron. mgicas la de muy usarla. Pero para Mola al todava le faltaba aprender palabras recuperar despus estaba calabaza
intranquilo
pensar que haba abandonado su casa por tantos aos y de no saber qu nuevos
no haba temido a las altas montaas y al largo camino, siguiendo su marcha a pie. Al segundo da de su llegada al pueblo natal, el genio de la nieve comenz nuevamente niebla una nieve. que a lanzar tormenta se dispuso una de a blanca, Mola provocando
hostigado a la gente, muri en su cueva en medio de las llamas. seguan en pero las se Cuando vivas. el Mola genio pens expir, las llamas todava palabras haba mgicas olvidado
para recuperar la calabaza, completamente de ellas. El fuego segua y segua y ya haban pasado tres das con sus noches, pero todava no se extingua. que y las la Mola estaba ya que se los requetepreocupado, tema bosques extendieran hasta
terrible
poner en prctica las artes haba aprendido para someterlo. Con la calabaza mgica en la palma de la mano, nieve, montaas aldeanos lejos animarlo. de la lo con al se pie dirigi, de las Los desde para a las la de la desafiando al viento y a la Qilian. seguan tambores, Mola
llamas
pradera,
ocasionando otra desgracia a los habitantes. Entonces tom la l As, decisin mismo se de la hizo arrojarse a las llamas para rescatar calabaza. sobre la arroj
calabaza,
presin sobre la boca por donde sala el fuego y ste poco a poco Mola el en de piedras fue se Pero fue el fundido fuego una rojas, reduciendo. valiente por montaa
sus manos. Entonces se vio destello vol rojo y calabaza, como una bola de fuego, precisamente hacia la cueva de hielo del genio. Al instante la cueva comenz durante a arder. De esta haba forma, el cruel genio que tantos aos
transformndose
rboles ni ningn tipo de vegetacin y las nieves de varios li a la redonda se derritieron hicieron de la crecer pradera ms y la las por el su caudal a Las y temperatura. Al derretirse, del ro Baiyang y la hierba comenz crecer vacas gordas, frondosa. fuertes
completamente
doradas; pero, por desgracia, aquel hombre tena la barba azul: feo y aquello tan le haca que tan no terrible,
ovejas
haba mujer ni joven que no huyera de l. Una de sus vecinas, dama de calidad, sumamente pidi dej diera se la una a su lo tena hermosas. en eleccin que la hijas l que le y le
devinieron
prosperidad
reinaba entre los hombres. La nacionalidad yugo vivi entonces tranquilamente. Cada vez que un cazador va de excursin a la montaa o un pastor se dirige all a cuidar de del ganado, rojas cuando erguida ven a lo lejos la montaa piedras hacia el cielo le ofrecen sus respetos muy conmovidos a Mola, el hroe hijo de la pradera que someti al genio de la nieve. ***
matrimonio,
quisiera. una un a la
Ninguna de las dos quera y pasaban pues de no tomar otra, capaces se sentan hombre
que tuviera la barba azul. Lo que tampoco les gustaba era que se haba casado ya con varias mujeres y no se saba que haba sudo de ellas. Barba azul, para irse
conociendo, las llev con su madre, con tres o cuatro de sus mejores amigas jvenes y con del
algunos
das de
Todo de y
maestra sta
de
todos En cuanto es de la
los a del
paseos,
apartamentos.
bailes
festines,
meriendas:
nadie
gabinete del fondo de la gran galera abajo: abrid todo, andad por donde queris, pero os prohbo de tal suerte que si llegis a abrirlo, no habr nada que no podis esperar de mi clera. Ella acababa prometi de ordenar, observar le y l,
dorma, y se pasaban toda la noche gastndose bromas unos a otros; en fin, todo result tan bien, a que a la menor el empez parecerle que
dueo de la casa ya no tena la barba tan azul y que era un hombre muy corts y bien criado. De vuelta a la ciudad, se concluy la boda. Al cabo de un mes Barba azul dijo a su mujer que se vea obligado a emprender un viaje a provincias, por lo menos de seis semanas, por un asunto de mucha se su a importancia; divirtiera ausencia, sus al no amigas, campo dejase le que que si de rogaba durante invitara las quera y mucho
estrictamente
cuanto
despus de besarla, sube a su carroza y sale de viaje. Las vecinas y las amigas no esperaron la recin que fuesen de a tan buscarlas para ir a casa de casada, impacientes como estaban por ver todas las riquezas de su casa, el pues no porque se su haban barba atrevido a ir cuando estaba marido, azul les daba miedo. Y ah las en los tenemos las a los no las gabinetes, todos y a donde de ricos.
llevara que
seguida
guardamuebles: stas, las de la vajilla de oro y plata que no las donde plata; estuches se de saca mis estn sta, donde a diario; cajas el la oro de estn stas y la los las fuertes,
Despus
guardamuebles, y la belleza
dejaban de admirar el nmero tapiceras, de las camas, de los sofs, de los bargueos,
de
los
veladores,
de
las
Al
principio las
no
vio
nada,
mesas y de los espejos, donde se vea uno de cuerpo entero, y cuyos de los marcos, otros plata ms que la de unos plata de y y ver su cristal, otros eran
porque
ventanas
estaban
cerradas; despus de algunos momentos empez a ver que el suelo y que estaba en la los lo (eran una completamente sangre cuerpos muertas de todas tras largo se de y las las otra). que la la de cubierto de sangre coagulada, reflejaban varias sujetas paredes degollado llave acababa cerradura mano. Despus de haberse recobrado un poco, a recogi su la llave, para volvi a cerrar la puerta y subi habitacin reponerse un poco; pero no lo conoc de lo tan agitaba como estaba. Habiendo la sec notado dos o que tres la llave estaba manchada de del de se a
magnficos y envidiar
jams. No paraban de exagerar suerte amiga, que sin embargo no se diverta a la vista de todas aquellas ir a riquezas, el debido a la impaciencia que senta por abrir gabinete del piso de abajo. Se vio tan dominada por su curiosidad, de con educacin tal que, dejarlas, sin baj que considerar que era una falta por una escalerita oculta, y precipitacin, pens romperse la cabeza dos o tres veces.
mujeres
mujeres que Barba Azul haba Pens morirse de miedo, y la gabinete, sacar le cay de
Al
llegar
a en
la la
puerta
del
sangre,
gabinete, se detuvo un rato, pensando y prohibicin que podra que su marido le haba hecho, considerando alguna sucederle desgracia
veces, pero la sangre no se iba; por ms que la lavaba e incluso la frot con arena y aspern, siempre quedaba sangre, pues la llave estaba encantada y no haba manera de limpiarla del todo: cuando se quitaba la sangre de un sitio apareca en otro.
por ser desobediente; pero la tentacin era tan fuerte, que no pudo resistirla; tom la llavecita y abri temblando la puerta del gabinete.
-No habis
lo
Barba Azul-.Pues yo si lo s: querido en l gabinete. Pues bien, seora, entraris de las ocupar vuestro sitio al lado damas habis visto. Ella se arroj a los pies de su marido, llorando con y pidindole perdn todas
anunciaban que el asunto por el cual se haba ido acabada de solucionarse a favor suyo. Su mujer hizo todo lo posible para demostrarle con que su estaba rpida encantada vuelta. Al las tan da dio, siguiente, pero con l una que le mano l
las muestras de un verdadero arrepentimiento por no haber sido obediente. Hermosa y afligida como estaba, hubiera enternecido a una roca; pero Barba azul tena el corazn ms duro que una roca. -Seora, habis de morir-le dijo-, y ahora mismo. -Ya ojos que he de en morir-le lgrimas-,
adivin sin esfuerzo lo que haba pasado. -Cmo llave es que-le gabinete dijo-la no est
del
con las dems? -Se me habr quedado arriba en la mesa-dijo -No dejis de drmela en
respondi, mirndole con los baados dadme un poco de tiempo para encomendarme a Dios. -Os doy medio cuarto de
seguida-dijo Barba Azul Despus de aplazarlo varias veces, que no hubo la ms llave. remedio Barba darle
hora-prosigui
Barba
azul-,
azul, habindola mirado, dijo a su mujer: -Por llave? -No lo s-respondi la pobre mujer, muerte. ms plida que la qu tiene sangre la
pero ni un momento ms. Cuando se qued sola, llam a su hermana y le dijo: -Ana, a lo hermana ms ver alto si ma-pues de la as
hermanos; me prometieron que vendran a verme hoy, y, si los ves, hazles seas para que se den prisa. Su hermana Ana subi a lo
baja
en
seguida-
-Voy-responda
su
mujer,
luego gritaba-: Ana, hermana Ana, no ves venir a nadie? -Veo-respondi una gran dirige hacia ac. -Son mis hermanos? su hermanaque se
alto de la torre y la pobre afligida le gritaba de vez en cuando: -Ana, hermana Ana, no vez venir a nadie? Y su hermana Ana le
polvadera
responda: -No veo ms que el sol que polvorea verdea. y la hierva que
-Ay,
no,
hermana!
Es
un
rebao de ovejas. Quieres bajar de una vez?gritaba Barba azul. Un mujer; momento-responda y luego, Ana, hermana no su vez
gritaba-:
Entre tanto Barba azul, que llevaba un gran cuchillo en la mano, gritaba con todas sus fuerzas a su mujer: -Baja en seguida o subo yo a por ti! -Un momento su por favor-le y en
Ana,
venir a nadie? -Veo-respondi-dos caballeros muy lejos que se dirigen sea hacia ac, pero todava estn Bendito un mis Dios!-exclam despus-.Son estoy momento hermanos: todas las
responda
mujer;
seguida gritaba bajito-: Ana, hermana Ana, no ves venir a nadie? Y su hermana Ana responda: -No veo y ms la el sol que que
hacindoles
seas que puedo para que se den prisa. Barba azul se puso a gritar tan fuerte, que toda la casa tembl.
polvorea verdea.
hierva
La pobre mujer baj y fue a arrojarse a sus pies, llorosa y desmelenada. -Es intil-dijo Barba azul-, tienes que morir. Luego, mano cogindola los el gran con una y
escalatina. Le traspasaron el cuerpo con su espada y lo dejaron muerto. La pobre mujer estaba casi tan muerta como su marido y no tena y fuerzas abrazar a para sus levantarse hermanos. Sucedi tena mujer que Barba y duea azul as de no su
por
cabellos
levantando
cuchillo
en el aire con la otra, iba a cortarle la cabeza. La pobre mujer, volvindose hacia l y mirndolo con sus ojos moribundos, le rog que le concediera un momento para recogerse.
herederos, qued
todos
los bienes. Emple una parte en casar a su hermana Ana con un joven gentilhombre que la amaba comprar desde cargos haca de mucho capitn tiempo; emple otra parte en para sus dos hermanos; y el
-No,
no-dijo-,
encomindate
resto en casarse ella tambin con bien un hombre muy que corts le y criado, hizo
bien a Dios. Y, levantando el brazo En aquel momento llamaron tan fuerte a la puerta, que Barba azul se detuvo de repente:
olvidar los malos ratos que haba pasado con Barba azul.
***
abrieron y en seguida vieron entrar a dos caballeros que, espalda en mano, se lanzaron directamente azul. l hacia a Barba los reconoci
LAS HADAS
Erase una vez una viuda que tena dos hijas: la mayor se le pareca a ella tanto era en ver a el la carcter y en el rostro, que verla madre. Eran las dos y tan tan
hermanos de su mujer, el uno dragn y el otro mosquetero, as que huy en seguida para salvarse; pero los dos hermanos lo persiguieron tan cerca, que lo cogieron antes de que pudiese alcanzar la
desagradables
orgullosas, que no se poda vivir con ellas. La menor, de y que su la era padre el vivo la era ver amar se
-Sois tan hermosa, tan buena y tan corts, que no pudo dejar de concederos un donpues era un hada que tomado la forma de para una ver pobre hasta campesina,
por
dnde llegara la cortesa de aquella joven-. Os otorgo el don-prosigui el hada-de que, a cada palabra que digis, salga de lustra boca un flor o una piedra preciosa. Cuando lleg a la hermosa su joven la
naturalmente
parecen a nosotros, la madre estaba loca por su hija mayor y senta al mismo tiempo una aversin horrible hacia la menor. La haca comer en la cocina y trabajar sin cesar. Entre otras cosas, la pobre nia tena que ir dos veces al da a sacar agua a ms de media legua de su casa y traer un gran cntaro lleno. Un da, se estando le en la una
casa,
madre
rega por volver tan tarde de la fuente. -Os pido perdn, madre-dijo la pobre nia-por haber tardado tanto. Y, al decir esto, le salieron de la boca y dos dos rosas, dos perlas diamantes. -Que veo!-dijo su madre, gruesos
fuente,
acerc
pobre mujer que le rog que le diera de beber. -Cmo no, buena mujer-dijo
muy asombrada-. Si parece que le salen de la boca perlas y diamantes. Cmo es eso hija ma? Era la primera vez que la
la hermosa joven. Y, enjuagando en seguida el cntaro, sac agua del lugar ms claro de la fuente y se la ofreci, sin dejar de sostener el cntaro para que pudiera beber ms a gusto. La buena mujer, despus de beber, le dijo:
llamaba hija. La haba pobre nia todo sin le lo dejar cont que de
sencillamente pasado,
echar
una
infinidad
de
daros de beber? Cmo que he trado para seora! queris! -No sois muy corts el Hada que sin un dar Me frasco de parece de a que plata una no beber
diamantes. -Pues tengo que mandar a mi hija all-dijo la madre-. Fijaos, Paquita, mirad lo que le sale de la boca a vuestra hermana cuando habla. No os agradara tener el mismo don? No tenis mas que ir a sacar agua a la fuente y, cuando una pobre mujer os pida agua, drsela amablemente. -Lo que faltaba! Ir yo a la fuente!-respondi la malcriada. -Pues yo quiero que vayisrepuso mismo. Se fue, pero sin dejar el de la madre-y ahora
enfadarse-:bueno, pues ya que complaciente, os otorgo el don de que, a cada palabra que digis, os salga de la boca una serpiente o un sapo. En cuanto la vio su madre, le grit: -Qu hay, hija ma? -Qu hay, dos madre la vboras ma!-le malcriada y dos
refunfuar.
Cogi
frasco
de plata ms bonito que haba en la casa. En cuanto lleg a la fuente, a vio salir una vestida del dama que bosque
la
madrees Me la las
hermana
magnficamente
vino a pedirle de beber: era la misma hada que se le haba aparecido a su hermana, pero haba tomado el aspecto y los vestidos de un princesa para ver hasta dnde llegara la descortesa de aquella joven. -Creis que he venido aqule respondi aquella orgullosa malcriada-para
corri
para
pegarla. La pobre nia huy y fue a ponerse a salvo en el bosque cercano. El hijo del Rey, que volva de caza, se encontr con ella y, vindola tan hermosa, le pregunt qu haca all sola y por qu lloraba.
-Ay! Seor, es que mi madre me ha echado de casa. El hijo del y le de Rey, otros rog le dnde que vio
salir de su boca cinco o seis perlas dijera aquello. Ella enamor vala ms le cont de que que la Rey, toda ella tal lo otra llev su todo su y, don que al al tantos que le vena diamantes,
aportar del
matrimonio,
padre,
donde se cas con ella. En cuanto a su hermana, se hizo de su tan aborrecible, y a que hasta su propia madre le ech casa; a un infeliz, que del despus de correr mucho sin encontrar morir bosque. en nadie rincn quisiera recibirla, se fue a
***