Reflexiones Sobre La Práctica Educativa Universitaria y La Formación Ética - P. CARLEVARO
Reflexiones Sobre La Práctica Educativa Universitaria y La Formación Ética - P. CARLEVARO
Reflexiones Sobre La Práctica Educativa Universitaria y La Formación Ética - P. CARLEVARO
Advertencias
Es preciso advertir que el autor de este texto tiene slo experiencia como estudiante y docente - en cuestiones generales de la universidad aunque ha vivido una larga prctica educativa, prestando especial atencin a la condicin humana de los estudiantes. Tiene apenas conocimiento cultural en
materia de filosofa y tica, aunque s ha reflexionado - con apasionamiento sobre los aspectos ticos inherentes a la condicin de universitario. Advierte la importancia que tienen tanto la conducta moral del profesional, que ejerce sus funciones en el medio social, como la necesidad institucional de atender los aspectos ticos durante su formacin universitaria. Dicha atencin no deber hacerse sobre la base de la docencia instructiva y discursiva tradicional sino promoviendo una reflexin autntica mediante la discusin y el intercambio consiguiente - entre pares y con los docentes - de modo que ello contribuya a gestar la construccin individual y colectiva de un consenso tico. Adems, debera ponerse nfasis en la funcin liberadora de la
Es preciso advertir, tambin, que la Ley Orgnica que rige la Universidad de la Repblica no concibe la institucin como una entidad neutra en relacin a la sociedad sino que toma partido franco y explcito en el sentido de "contribuir
al estudio de los problemas de inters general y propender a su comprensin pblica". Asimismo precepta entre sus fines: "defender los va/ores mora/es, los principios de justicia, libertad, bienestar social, los derechos de la persona humana y la forma democrtico-republicana de gobierno" (art. 2).
La misma
Ley garantiza la libertad de opinin y crtica a todos los miembros del "demos" universitario (individual o colectivamente), an en aquellos asuntos que hayan sido objeto de pronunciamiento expreso por parte de las autoridades. Es decir que la Ley establece la vigencia de una convivencia libertaria. En la misma tnica, el Estatuto del Personal Docente exige, para la nominacin del docente, la posesin de idoneidad moral.
Muchas veces las leyes no tienen vigencia real, pero en el caso de nuestra Universidad de la Repblica, podra decirse con fundamento que la Universidad fue intervenida por la dictadura y perdi su autonoma por cumplir estrictamente con los fines asignados por la ley.
nuestra Universidad supo cumplir como institucin ticamente responsable y ello le cost sufrimiento, deterioro y perjuicio, no slo a ella sino al pas. Hubiera
agraviado su decencia institucional si no hubiera enfrentado a la dictadura y denunciado sus prcticas atentatorias a los derechos humanos. En condigna
recompensa, la dictadura le otorg el honor sufrido de la intervencin. Tambin la definicin de salud - establecida por la OMS hace ms de medio siglo - constituye un mandato con sentido tico muy especialmente atendible para todos los que ejercen funciones de gobierno o actividades profesionales ligadas a la salud. Por fin, basta leer la Declaracin de los Derechos Humanos para apreciar que muy por encima de la neutralidad, ella constituye un enunciado que postula la vigencia de valores que debieran ser universalmente respetados. Como es notorio, desgraciadamente, la realidad an no los respeta. Si bien la existencia de graves violaciones de leyes y derechos humanos evidencian que no tienen suficiente fuerza coercitiva para frenar la barbarie, su valor moral inclume e imperecedero condenar, inexorablemente, al violador.
universitarios. Vista la enorme importancia que en la sociedad contempornea tiene la adquisicin de conocimientos y habilidades para la insercin social, el estudiante universitario posee una situacin de privilegio que, si la sociedad fuera ms justa, debera ser extendida a todos.
La Universidad es mantenida por el aporte de toda la sociedad; sin embargo, slo una parte de la poblacin tiene la posibilidad real de acceder a la educacin de tercer nivel. No existe limitacin reglamentaria pero, para poder ingresar, no alcanzan los atributos naturales, el deseo y el esfuerzo sino que la accesibilidad est condicionada por factores socio-culturales y econmicos, a los cuales todava se asocia el lugar geogrfico de procedencia. Es decir, no existiendo limitaciones
reglamentarias para acceder a la educacin superior, las condiciones sociales lo limitan de hecho. Atendiendo a lo que precede es preciso tomar conciencia - desde el ingreso mismo a la Universidad de esa situacin y pensar en las
responsabilidades y obligaciones ticas que, como consecuencia de ello, le incumbe a cada uno y al colectivo. ha logrado por su esfuerzo Es decir - sin perjuicio de reconocer lo que
compensatorio permanente de retribuir a la sociedad los beneficios de la posibilidad que le ha dado. Ello no debe postergarse hasta las circunstancias en que se ha graduado e ingresa, con todas sus capacidades desarrolladas en la Universidad, a la sociedad, sino desde el mismo ingreso. Su reflexin tica
podra llevarlo a pensar - o mejor sentir - que su privilegio se compensa si rinde una entrega de servicio social.
En otro orden, existe tambin otra reflexin tica que debe plantearse desde el inicio mismo de la incorporacin a la Universidad. La ley Orgnica que rige la Universidad de la Repblica - y dems universidades pblicas - otorga al estudiante, desde su ingreso, "ciudadana" universitaria. Esto quiere decir que al formar parte del "demos" universitario, en una universidad democrtica, el estudiante tiene derecho a elegir autoridades y posee libertad de opinin y crtica. Si bien la ley no lo establece explcitamente, es obvio que el derecho tiene una contraparte de obligaciones para con la institucin. Lo que surge primero es la responsabilidad de preocuparse y
a hacer siempre - como una cuestin natural - un anlisis crtico y, tambin, pro positivo a partir de su propia experiencia de enseanza - aprendizaje. Un pensador tan calificado y reconocido como Carlos Vaz Ferreira sealaba que nadie mejor que un estudiante est habilitado para efectuar sus apreciaciones crticas sobre la docencia. Naturalmente, con la modestia y humildad propias de su condicin, pero tambin con la propiedad que les da ser receptores directos e inmediatos de la enseanza que reciben. En suma, el estudiante universitario debe comprometerse y contribuir a que la casa que lo recibi - abierta, libre y gratuitamente - sea, con su modesta participacin, cada vez mejor. El inters, la preocupacin y la participacin en las cuestiones de la universidad - en una universidad como la nuestra, que le otorga "ciudadana" debera ser asumida por todos como una obligacin moral.
Deber ser en el marco de un intercambio y una discusin autntica, sincera y profunda - toda vez que las circunstancias lo ameriten - que la reflexin contribuya a la gestacin de valores. O sea, son las vivencias
experiencia les que surjan naturalmente de la prctica y del vivir - que merecen consideracin especial y anlisis las que sirven de cimiento para la
construccin tica de grupos y personas. La experiencia docente nos ha enseado que existe un tipo de aprendizaje que se va adquiriendo mediante actividades docentes tradicionales, bsicamente intelectuales, pero que existe, tambin, un tipo de aprendizaje de cuestiones
intelectuales puede anotarse en una libreta, en cambio lo que se incorpora "osmtica mente", no. Penetra, generalmente, en forma imperceptible, pero al
cabo del tiempo su presencia es indudable y efectiva, resultando determinante del comportamiento. La incorporacin de valores ticos pertenece, naturalmente, a este tipo de aprendizaje vivencial. Cuando la inmersin del individuo es en un
ambiente sano en el que rige y se actualiza la presencia de valores, la incorporacin de dichos valores es natural e inevitable. Cuando surge el conflicto o la irregularidad que la vida social siempre acarrea, la reflexin es ineludible. conductual. En la prctica - la mayora de las veces - el hombre procede de manera refleja, casi automticamente, pero otras veces ante requerimientos de real complejidad y compromiso, el proceder debe estar guiado por la reflexin. sta aporta lucidez y amparo a la conducta. El estudiante aprender a revisarse a s mismo, autocriticndose o reafirmndose en sus convicciones y conducta. Slo ella podr guiar el curso de la nave
Lado a lado del desarrollo profesional del estudiante y sin competir con ella, respetando la individualidad intransferible de la persona, se ir
desarrollando su personalidad humana y sus pautas conductuales. Los temas que surgen en la reflexin tica nunca quedan cerrados. Las
respuestas elaboradas no slo no quedarn totalmente elaboradas sino que promovern la prosecucin del intercambio y de las discusiones, mediante nuevas reflexiones. La reflexin tica debe encuadrarse, siempre, al margen del dogma y del mandato o instruccin partidaria. Debe realizarse con total libertad para que
sea autntica y as constituir una instancia liberadora, que servir de impulso en el sentido de la construccin del progreso y del mejoramiento social. Es obvio, aunque procedente, advertir que de estos procesos de formacin no quedan al margen los docentes. moral de su personalidad. Ellos tambin van construyendo el perfil
destinatario al individuo humano, la conducta que adopte el docente se vuelve una permanente e insensible contribucin a la formacin tica del estudiante. Al referirnos a la interaccin de estudiantes y docentes no puedo evitar el recuerdo de aquellas palabras de Gabriel del Mazo que expresan que "en la
intimidad educativa y por cultura de reunin se identifican los que aprendiendo ensean con los que enseando, aprenden",
Es decir, tanto la intimidad educativa como la cultura generada en la reunin, son pilares bsicos para construir conjuntamente los valores que regirn nuestro comportamiento.
moral de poner todo el caudal educativo y cultural de la institucin universitaria - privilegio de pocos - en beneficio de la sociedad y de todos.
En Montevideo, algunos aos antes de Crdoba, estudiantes universitarios de Medicina y Agronoma (las asociaciones gremiales estudiantiles ms antiguas) ya practicaban experiencias precursoras de extensin que, a la distancia de casi un siglo, no pueden ser sino apreciadas con admiracin y respeto, precisamente por la sensibilidad y el valor moral que denotan. Estas prcticas tenan la limitacin de reproducir la forma - poco apta en que se practicaba la enseanza en las aulas. El poseedor del saber es quien habla y ensea, monologando. El destinatario de la accin aprende,
escuchando.
Actualmente,
se
estn
impulsando
prcticas
de
la
extensin
que
reconocen no slo el saber sino tambin, la necesidad de expresarse por parte de la gente, mediante el dilogo. No se trata de otro saber acadmico sino de La relacin debe establecerse
sobre bases de paridad horizontal. Es preciso generar un canal de comunicacin y un lenguaje comprensible para todos, de modo tal que quien habla, escuche y quien escucha tambin exprese su pensamiento y sus opiniones. El dilogo
debe ser la base, pues la comunicacin directa es el medio de establecer una relacin de reciprocidad irreprochable. Como expresin superior de esa suerte de comprensiones comunes se va gestando una cultura, manteniendo cada uno sus roles pero gestando entre
todos esa cultura comn, que implica la comprensin comn de las cosas y la aspiracin compartida de hacerlas mejores. El resultado del encuentro entre los universitarios: estudiantes, egresados y docentes con las personas que asientan en una comunidad (en un barrio, en una fbrica, en un liceo, en un mbito rural, etctera) culminara cuando se llegara a elaborar proyectos o emprendimientos comunes destinados a erigirse y funcionar en el espacio de encuentro, para beneficio compartido por todos. Qu tipo de proyectos? Los ms variados, tan diversos como es la
diversidad de los saberes y estudios universitarios, pero tambin tan variados como fueran los planteamientos, las necesidades y las propuestas de la gente. Ello obligara, muchas veces, a la conjuncin de los saberes (cientficos o tcnicos) y a la interrelacin disciplinaria (cuestin muy importante, todava tan poco desarrollada en nuestra Universidad). Extendera - literalmente - la
presencia y la prctica docente de la universidad en contacto con gente tan diversa como son los habitantes de un barrio, o los obreros de una fbrica, o los adolescentes de un liceo, o los adultos de una escuela nocturna, o los pobladores y productores de un paraje o de una comarca rural, o ..., todo cuanto pudiera imaginarse y tras el encuentro, culminara en un emprendimiento literalmente participativo y cooperativo. Tambin es fuente de aprendizaje toda actividad concreta y prctica en laboratorios, talleres, centros educativos, clnicas, consultorios, etctera. Todo
es escenario apto - a veces imprescindible - para el aprendizaje profesional y para la formacin humana. El espacio comunitario constituye un lugar donde se aprende operando, actuando, asociado con el otro y tambin, asocindose en equipo con los propios compaeros. Un espacio de aprendizaje relacionado con la carrera que se
estudia, aplicando modestamente lo que se ha incorporado y efectuando un servicio socialmente til. Pero en ese espacio tambin se incorporan "osmtica mente", por
inmersin en un ambiente nuevo, cuestiones fundamentales de signiFicado tico. Se adquieren responsabilidades, se conoce respetuosamente al otro, se aprende a valorarlo como par y a servir a la sociedad compartiendo tareas lado a lado. En contacto con la gente, los universitarios se humanizan.
comunidad
(o
un
grupo
humano)
para
aprender sin
rendir
una
contraparte de servicio.
El tipo de servicio es tan variado y mltiple como lo son las profesiones universitarias y, naturalmente, la contribucin y el aporte de los estudiantes est en correspondencia profesional. Tambin el docente siente y experimenta los cambios que genera el nuevo tipo de terreno y tambin el docente no slo aporta - a sus estudiantes y a la comunidad - sino que tambin aprende. Gracias a todo esto se va gestando en estudiantes y docentes no slo un proceso de aprendizaje especfico (propio de su quehacer profesional) sino que con su grado de progreso en la respectiva carrera
conocimiento previene faltas legalmente punibles. La experiencia evidencia que un profesional puede conocer un cdigo o an repetir de memoria algunos de sus contenidos y ello no garantiza la calidad moral de su conducta. Hace muchos aos - tantos, que se trataba de la leccin inaugural de la ctedra del Prof. Juan J. Crottogini, un formidable maestro - le o decir refirindose a un colega mayor y a modo de reconocimiento pblico: "no es profesor pero ensea siempre, es gineclogo pero sus enseanzas desbordan el campo de la ginecologa; por su enseanza viva, con ejemplos, ms que a ser
Evoco, sin consultar, estas palabras del Prof. Crottogini porque ilustran el
Sin clases ni
conferencias, el ejemplo tiene una connotacin moral insuperable. El ejemplo y la reflexin, el ejemplo mudo, sin palabras, que es generador de la existencia de un mbito esencialmente decente. Por cierto, el Prof. Crottogini no slo reconoci aquel ejemplo sino que lo transmiti a sus discpulos y colegas. cultura moral. As se va sembrando y gestando una
secundaria, que afecta a los alumnos, a los docentes, a las autoridades y a los padres. El malestar tiene expresiones materiales, espirituales y sociales. La sociedad entera toma conocimiento de esto, cuando acontecen
episodios de violencia que se divulgan en forma de nota periodstica televisiva no siempre exenta de sensacionalismo. Los conflictos, de muy diversos tipos, alarman a todos. Sin embargo,
seguramente deben coexistir con los conflictos realidades institucionales y actitudes humanas positivas, que no merecen espacio en la crnica informativa cotidiana, aunque tienen indudable significado moral. La divulgacin generalmente sirve para alarmar y ratificar una conviccin pesimista, que en mucha gente alienta, desde hace mucho tiempo cuando los problemas eran menores, en el sentido de que: "la juventud est cada vez peor". No corresponde aqu el anlisis y la interpretacin de los hechos y las dificultades que ocasionan malestar. Sin embargo, es preciso recordar que la
adolescencia es la etapa de la vida en que se producen cambios biolgicos y psicolgicos con ms alta intensidad. Sbitamente, el nio crece a mayor rapidez que nunca, las hormonas del adulto se incorporan a la circulacin y su psiquismo sufre un impacto que debe aprender - no sin dificultades - a sobrellevar y asumir. Aunque sea una etapa con identidad propia, en la adolescencia coexisten - nada menos y a veces conflictiva mente - el nio y el adulto.
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Si superar eso ya es un desafo, mucho ms difcil es cuando los jvenes estn inmersos en un mbito social conflictivo y riesgoso, que acenta mucho su vulnerabilidad. De esto, la prensa hace muy poca mencin, muchos sectores
sociales no lo conocen y queda para especialistas e iniciados; es decir, queda para muy poca gente. Los adolescentes son los pobladores de un espacio educacional (liceos, escuelas tcnicas) que estn destinados a su educacin, en trminos
principalmente instructivos. Esos espacios .son slo eso? No debera ser, adems, un espacio educativo que, sin dejar de instruirlo, poseyera un clima y una salud institucional generadora de sentido de pertenencia, que apoyara con sabidura y eficacia sus dificultades, contemplara diversamente sus inquietudes y contribuyera a hacerlo ms feliz? No debera ser un lugar al cual el alumno concurriera, mucho ms que por obligacin, por afinidad natural?
realizacin no contribuira a dejar una huella educativa que sera eternamente recordable como un tiempo de bienestar?
Para ilustrar con una ancdota real la validez de lo expresado, relatar un episodio vivido - hace ya varios aos - con la Directora del Liceo de Casab. Por esa poca, ocupbamos la direccin del Programa pex-Cerro de la Universidad de la Repblica. Casab es uno de los barrios del Cerro. Por
iniciativa de varios colaboradores del Programa, deba solicitar una entrevista con la Directora del Liceo, para gestionar una autorizacin que permitiera a los estudiantes universitarios de trabajo social y psicologa realizar un trabajo propio de sus disciplinas con los alumnos del Liceo.
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Cuando iniciamos la entrevista y tras explicar brevemente el objeto de la misma, la Directora me expres: "Ac, yo tengo un problema y es la dificultad para hacer salir a los alumnos del Liceo". contest: "Directora, la felicito. dificultades para hacerlos entrar". Yo conoca medianamente bien el barrio de Casab y conoca algo de las condiciones materiales de los hogares y las viviendas de esos chicos. El Liceo Bastante sorprendido y desorientado
era una construccin nueva, sin lujo pero confortable, con salones amplios y ventanas que daban a un parque natural poblado de grandes rboles, que permitan observar la costa y el agua del Ro de la Plata. Era un lugar situado en la periferia del barrio, que estos jvenes recin conocan y disfrutaban. instalaciones para realizar actividades deportivas. Posea
los alumnos lamentaban que, justamente en las vacaciones, no pudieran practicar deportes porque quienes hacan posible la actividad, simultneamente tambin tenan vacaciones. No eran profesores de educacin fsica sino
docentes que, voluntariamente, las organizaban, supliendo la injusta carencia institucional de ese liceo y tantos ms. Los alumnos estaban dispuestos a realizar la actividad que les
propusieran, y el tiempo de permanencia en el Liceo - con una clase tras otra no alcanzaba. Al finalizar la entrevista - no muy larga - la Directora repiti: "Yo tengo el problema de cmo hacerlos salir del Liceo", y yo repet mis felicitaciones. Cuando coment que el episodio me haba sorprendido - concebamos la Directora y yo al liceo de modos muy diferentes - alguien me dijo que la Directora era una buena persona, que quizs tuviera prevencin respecto de la realizacin de actividades universitarias en su liceo y que ella haba sido opositora a la dictadura, por entonces, todava reciente.
mbitos de educacin integral de los adolescentes y no como mero lugar de instruccin secundaria en que los jvenes reciben una leccin tras otra
y
despus se van (en su deseo ntimo, lo antes posible), entonces acordaremos tambin que ser necesario proceder a un emprendimiento de transformacin y cambio radical en su estructura institucional y en su modo de funcionar.
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Por supuesto que ningn cambio sustancial podr hacerse al margen de las autoridades - de todo nivel - tanto de la Educacin Secundaria como de la Educacin Tcnico - profesional (Universidad del Trabajo). Ese cambio exigir una inversin muy importante, en recursos
materiales y humanos.
nacional muy fuerte respecto a una reforma radical de la educacin de los adolescentes como cuestin previa para que esos recursos se amplen y se actualicen y sean, luego, bien aprovechados. Por qu plantear este desafo a la Federacin de Estudiantes
- Porque
contribuciones han sido - por lo general - poco reconocidas y reducidas a conflictos episdicos. La versin periodstica de sus luchas - con expresin
callejera - no apunt a su significado y valor constructivo sino al desorden que causaban. Mucho debe nuestra universidad al aporte constructivo de la FEUU y a la garanta de moralidad que siempre ha aportado.
incipiente formacin
(humanstica, cientfica, tcnica o artstica) aseguran una cobertura plena de todas las demandas y variadas afinidades. 3 - Porque estara muy bien que fueran convocados, reclutados y organizados por parte del gremio de los estudiantes universitarios, cuya capacidad
organizativa, elevacin de miras y compromiso con una sociedad mejor no puede ser desconocida y desaprovechada. Adems, est acreditada
histricamente. Un reconocimiento a su capacidad de gestacin, constituira - de hecho un voto de confianza que reavivara, impulsara y comprometera an ms su vocacin social de construir.
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4 - Porque es un hecho comprobado que los estudiantes universitarios se sienten bien y acrecientan su compromiso con la tarea y su rendimiento, cuando protagonizan acciones extramurales que sienten, viven y aprecian como tiles.
programarlas y organizarlas bien - se pueden hacer y concretar en la prctica. Quin podra decir que no tienen significacin y valor educativo?
que
se va
adolescentes? Quin mejor que un joven comprometido en una actividad de servicio con los otros, se constituir en un ejemplo conductual que se apreciar sin necesidad de exaltacin ni encomio, por su sola presencia y dignidad?
naturalmente posible mediante la vigencia de currculos ms libres y flexibles, en lugar de los consabidos currculos encorsetados y rgidos.
Las instituciones de educacin secundaria debieran ser mbitos de formacin humana, deberan gestar conciencia de la responsabilidad, y ser espacios de salud, de libertad, de creatividad y de relaciones fraternas que cultiven la solidaridad y el apoyo mutuo. Las actividades opcionales - muy
libres pero muy serias - seran bsicas para crear un clima institucional que induzca y favorezca la incorporacin de valores, generando respeto, cordialidad y bienestar.
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Por otra parte - y no menos importante - la prctica de actividades libres en las instituciones educativas secundarias dara la posibilidad a ellas de erigirse en un centro de irradiacin cultural en el mbito barrial en que funcionan. Si algo de la esto se diera y se concretara, percepcin del significado social
cmo se modificara,
de las instituciones
insensiblemente,
plenamente
formados
cabales y naturales servidores de la sociedad y no, aspirantes a procurar un lucro tan vulgarmente acreditado como fatuo. La educacin universitaria no debe limitarse pues, a la instruccin y capacitacin tcnico-profesional que, obviamente, debe actualizarse siempre preservando su calidad. Pero ello no basta, si se advierte la importancia del
compromiso social que la Ley le asigna a la Universidad y si ese compromiso no es mera formalidad declaratoria inserta, nada menos, entre sus fines. Para que ese compromiso sea pleno y se aprecie su eficacia lo
ciudadanos integralmente formados - verdaderamente humanizados cuya capacitacin no descuide sino acreciente su sensibilidad e integridad moral.
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Todo esto implica que atendiendo a sus fines la educacin universitaria debera generar una tica de compromiso que acompae al egresado para toda la vida. De lo contrario aquel privilegio de haber llegado a la Universidad referido al comienzo del artculo - si cuando graduado no encara la insercin social como forma de vivir de su trabajo sirviendo a la sociedad sino como medio de lucrar y ascender socialmente merced a la capacitacin adquirida la situacin original generar ms privilegio an. No ser resarcida merced a la
Eplogo
El ideal de una sociedad mejor plenamente libre, justa y solidaria tiene carcter utpico. Concibe situaciones ideales que estn todava muy lejos de la realidad. Es posible compararlo con lo que es la asntota de una funcin
matemtica. Al valor lmite se tiende por aproximacin continua y sucesiva. No se alcanza sino en el infinito. Sin embargo es posible aproximarse al valor
lmite progresivamente tanto como se pueda y quiera. En la realidad humana y social estamos siempre lejos de esos lmites. La utopa aparece en el horizonte como ideal inalcanzable. realidades a mejorar. Por eso en la vida por la cual transitamos lo que es indudablemente real y constituye una respuesta tica asociada a un mandato moral, es el Siempre existirn
compromiso por alcanzarlo. Ideal es la utopa pero la conviccin que lo impulsa y lo sustenta, la percepcin interna de ese esfuerzo y la paz moral que ello general no tienen carcter utpico. Son plenamente reales y definen la autenticidad de los valores que rigen la vida de los hombres.
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