Poetas Quotes

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Walt Whitman
“Mantén tu rostro siempre hacia la luz del sol, y las sombras caerán detrás de ti.”
Walt Whitman

Federico García Lorca
“Hay almas a las que uno tiene ganas de asomarse, como una ventana llena de sol.”
Federico García Lorca

Guus Kuijer
“Tal vez así mueren los poetas:
cuando las palabras se agotan.”
Guus Kuijer

Ieva Simonaitytė
“Pamačius šitokį gamtos žaismą, ir negali kitaip, turi likti poetu. Dėl to kiekvienas lietuvis poetas.”
Ieva Simonaitytė, Aukštujų Šimonių likimas

Manuel Rivas
“Tener la desvergüenza de un poeta”
Manuel Rivas - El lápiz del carpintero
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“Los pájaros no ignoran que muchos poetas jóvenes torturan las palabras para que ellas den la impresión de profundidad. Se concluye que la literatura sólo sirve para engañar a pobres gentes respecto a una profundidad que no es tal. Saben que han abierto un abismo cada vez más ancho entre el lenguaje y el orden del mundo y entonces se dispersan o enmudecen […]”
Juan Luis Martínez, La nueva novela

Cees Nooteboom
“La mayoría de los muertos callan. Ya no dicen nada. Literalmente ya lo han dicho todo. Pero no sucede así con los poetas. Los poetas siguen hablando”
Cees Nooteboom

Roberto Bolaño
“Y lo que los poetas jóvenes o la nueva generación pretendía era mover el piso y llegado el momento destruir esas estatuas, salvo la de Pacheco, el único que parecía escribir de verdad, el único que no parecía un funcionario.”
Roberto Bolaño, Amulet

Javier Cercas
“[…] José Antonio Primo de Rivera, que siempre andaba rodeado de poetas, había dicho que «a los pueblos no los han movido nunca más que los poetas». La primera afirmación es una estupidez; la segunda no: es verdad que las guerras se hacen por dinero, que es poder, pero los jóvenes parten al frente y matan y se hacen matar por palabras, que son poesía, y por eso son los poetas los que siempre ganan las guerras, y por eso Sánchez Mazas, que estuvo siempre al lado de José Antonio y desde ese lugar de privilegio supo urdir una violenta poesía patriótica de sacrificio y yugos y flechas y gritos de rigor que inflamó la imaginación de centenares de miles de jóvenes y acabó mandándolos al matadero, es más responsable de la victoria de las armas franquistas que todas las ineptas maniobras militares de aquel general decimonónico que fue Francisco Franco. Yo había sabido —pero no había entendido y me intrigaba— que, al terminar la guerra que había contribuido como casi nadie a encender, Franco nombró a Sánchez Mazas ministro del primer gobierno de la Victoria, pero al cabo de muy poco tiempo le destituyó porque, según se contaba, ni siquiera asistía a las reuniones del consejo, y a partir de aquel momento abandonó casi por completo la política activa y, como si se sintiera satisfecho del régimen de pesadumbre que había ayudado a implantar en España y considerara que su trabajo había concluido, consagró sus últimos veinte años de vida a escribir, a dilapidar la herencia familiar y a entretener sus dilatados ocios con aficiones un poco extravagantes. Me intrigaba esa época final de retiro y displicencia, pero sobre todo los tres años de guerra, con su peripecia inextricable, su asombroso fusilamiento, su miliciano salvador y sus amigos del bosque […]”
Javier Cercas, Soldados de Salamina