Un poco de todo...
2007-2014
Reglas de excepción, más un poco de música (2014-02)
"No digo la verdad..."
Así comienzan los versos de "Regla de excepción" de Aurora Luque.
"Vida y literatura ¿en qué coinciden?, se pregunta ella casi al final.
Me gustan esas letras que me llegan de casualidad. Busco otro poco y me encuentro más de lo suyo:
Síndrome de abstinencia
No es tan tóxico ya: también caduca
el amor en la fecha señalada en su dorso.
Ya no es ese veneno
tan eficaz, ni acaso necesaria
la urgente sobredosis. Qué cualidad letal
la del amor filtrado en la memoria.
* * *
Regreso a las palabras y compruebo que nunca
se contagian o enferman con las fases
de mi intoxicación o mi delirio.
Siempre más sanas, siempre
a punto de ser dadas de alta y de dejarme
un poco más enferma. Y nunca simultánea
he sentido la fiebre en mi otro cuerpo,
el que tiene por vísceras las palabras.
España, 1996, de "Carpe Noctem", Aurora Luque.
(Mientras, suena esa música de fondo. Aunque de noche, sin estrellas.)
Cuando llego carta la abri (2013-03)
(a propósito de que Salif Keita viene al Stgo a Mil, a propósito de canciones hermosas, a propósito de las alas en mi espalda, a propósito de estos días lindos)
A Primera vista:
Cuando no tenía nada deseé
Cuando todo era ausencia esperé
Cuando tuve frío temblé
Cuando tuve coraje llamé
Cuando llegó carta la abrí
Cuando escuché a Prince (Salif Keita) bailé
Cuando el ojo brilló entendí
Cuando me crecieron alas volé
Cuando me llamó allá fui
Cuando me di cuenta estaba ahí
Cuando te encontré me perdí
En cuanto te vi me enamoré
. . .
Abril (2012-04)
Título: BRÜLL, de Marcelo Carusso, Editorial Planeta, Biblioteca del Sur (2012-01)
“… ya hacía casi dos años que no pisaba la ciudad. Brüll, el hombre con quien ella se había ido, parecía estar fuera de cualquier categoría; aunque la doblara en edad, aunque se hubiera transformado en una especie de anacoreta que en lugar de un desierto había elegido la retorcida vegetación de las islas. Nadie que hubiera conocido a Virginia le habría apostado más de seis meses a aquella pareja.”
“…ella es lo único que quise, sépalo…”
“por qué no se daba cuenta ella. Y si se daba cuenta, qué estaba esperando. Cómo podía seguir aferrada a Brull, cómo podía acompañarlo a la locura a cuatro pasos de distancia, lo mismo que una japonesa al señor samurái; cómo dejaba que esa rémora envuelta en trapos la siguiera consumiendo…”
“Apartó la taza de mate cocido. Miró otra vez el perfil de Virginia, las largas pestañas arqueadas sombreando el brillo de los ojos, y sintió una oleada de tristeza súbita, intolerable.”
“Boludeces, Cagón, Basta… (para él) ella siempre había pertenecido a ese raro tipo de personas cuya característica esencial era la ausencia absoluta de vulgaridad. No le salían naturales; daban la impresión de estar puestas en su voz, pero por otro. Se oían rabiosas y groseras. Se preguntó hasta dónde le importaba todo eso. Hasta dónde, sobre todo, era importante para él mismo.”
“La carta ya no tenía sentido. Así de simple: él había llegado tarde”
“El mundo es una pesadilla loca, bárbara, cruel –tradujo después-. Sus huesos han nacido bramando. No tendrá reposo ni en lo hondo de la tierra (…) Brüll es el alma, la raíz de la palabra: Alarido”
“Quizás porque ciertas formas de grandeza, si no se aplican al arte o a la religión, hacen estragos en la vida de un hombre. Lo incomprensible era que ella no se resistiera, que no dijera basta. Podía haber algo gigantesco en esa caída, en el derrumbe progresivo de sus fuerzas, pero esa grandeza quedaba restringida a los libros o a las biografías; en la vida real se transformaba en una serie sórdida de pesadillas.”
“Esas campanadas no pertenecían a su sueño. Estaban en el río, y a diferencia de la mañana anterior, sonaban lentas, maquinales, como si el que tañía hubiera perdido la esperanza.”
“Te quiero, Virginia –susurró-. Aunque no sirva de mucho.”
“¿Qué era? ¿Un genio o un simple lunático, un ser descalabrado y patético con obsesiones apocalípticas?
“Mariano le buscó los ojos. No eran lánguidos, brillaban iluminados por un resplandor turbio. Pensó cuánto habría podido amarla, y pensó con pánico que ya estaba pensando en pasado”
“Tantas cosas debió haber hecho en su vida, pero la vida, es muy simple, no otorga segundas vueltas. Da a lo sumo un aviso, antes de desplomarse sobre uno como un edificio en ruinas”
“Tarde… Tarde… Para todo es tarde”
“…ella es lo único que quise, sépalo…”
“por qué no se daba cuenta ella. Y si se daba cuenta, qué estaba esperando. Cómo podía seguir aferrada a Brull, cómo podía acompañarlo a la locura a cuatro pasos de distancia, lo mismo que una japonesa al señor samurái; cómo dejaba que esa rémora envuelta en trapos la siguiera consumiendo…”
“Apartó la taza de mate cocido. Miró otra vez el perfil de Virginia, las largas pestañas arqueadas sombreando el brillo de los ojos, y sintió una oleada de tristeza súbita, intolerable.”
“Boludeces, Cagón, Basta… (para él) ella siempre había pertenecido a ese raro tipo de personas cuya característica esencial era la ausencia absoluta de vulgaridad. No le salían naturales; daban la impresión de estar puestas en su voz, pero por otro. Se oían rabiosas y groseras. Se preguntó hasta dónde le importaba todo eso. Hasta dónde, sobre todo, era importante para él mismo.”
“La carta ya no tenía sentido. Así de simple: él había llegado tarde”
“El mundo es una pesadilla loca, bárbara, cruel –tradujo después-. Sus huesos han nacido bramando. No tendrá reposo ni en lo hondo de la tierra (…) Brüll es el alma, la raíz de la palabra: Alarido”
“Quizás porque ciertas formas de grandeza, si no se aplican al arte o a la religión, hacen estragos en la vida de un hombre. Lo incomprensible era que ella no se resistiera, que no dijera basta. Podía haber algo gigantesco en esa caída, en el derrumbe progresivo de sus fuerzas, pero esa grandeza quedaba restringida a los libros o a las biografías; en la vida real se transformaba en una serie sórdida de pesadillas.”
“Esas campanadas no pertenecían a su sueño. Estaban en el río, y a diferencia de la mañana anterior, sonaban lentas, maquinales, como si el que tañía hubiera perdido la esperanza.”
“Te quiero, Virginia –susurró-. Aunque no sirva de mucho.”
“¿Qué era? ¿Un genio o un simple lunático, un ser descalabrado y patético con obsesiones apocalípticas?
“Mariano le buscó los ojos. No eran lánguidos, brillaban iluminados por un resplandor turbio. Pensó cuánto habría podido amarla, y pensó con pánico que ya estaba pensando en pasado”
“Tantas cosas debió haber hecho en su vida, pero la vida, es muy simple, no otorga segundas vueltas. Da a lo sumo un aviso, antes de desplomarse sobre uno como un edificio en ruinas”
“Tarde… Tarde… Para todo es tarde”
Eco de tu voz (2011-12)
"¿Qué es lo común para todos en un día, aparte del sol y las estrellas? Como Ulises, nos despertamos, comemos, caminamos, avanzamos: es como salir de cacería. En ese recorrido hay encuentros, situaciones ágiles, situaciones víctimas. La accidentalidad es más o menos clasificable. De nuevo el cielo y la noche acaban el ciclo. En cuanto uno sale está amenazado: EL DÍA ES UN ATENTADO.
¿La vida o el huevo? Durante un año entero anduve buscando los signos que podrían representar virulencia, como se dice, turbulencias. Si se quiere medir el espacio, hay que encontrar un metro patrón. Si se quiere medir el tiempo, la verdadera medida es el día. No el día de 24 horas, sino el día como atentado, como amenaza, como riesgo.
El mundo propone y te expone. En la accidentalidad uno toma conciencia.
Todo individuo, toda una vida humana, es una apuesta en sí, consigo mismo, con el mundo." (Roberto Matta).
SE VA EL 2011, NO PUDE HABER HALLADO MEJORES PALABRAS QUE ESTAS PARA DESPEDIR EL AÑO. LAS LEÍ HACE UN PAR DE HORAS, EN UN MURO DEL BELLAS ARTES A PROPÓSITO DE LA EXPOSICIÓN DE MATTA. ME QUEDÉ PEGADA. ES ESTO, JUSTO ESTO LO QUE SENTÍ EL AÑO COMPLETO. ACEPTO LA INVITACIÓN A DAR EL SALTO:
xviii
Quiero decir amor
hasta perder la voz,
la entraña, el seso,
tal como todo
lo que en el aire, mar
y tierra alienta
y clama por pareja.
Me prometo:
No más saña de alacrán
en círculo de fuego.
(Gonzalo Millán, "Dragón que se muerde la cola")
Quiero decir amor
hasta perder la voz,
la entraña, el seso,
tal como todo
lo que en el aire, mar
y tierra alienta
y clama por pareja.
Me prometo:
No más saña de alacrán
en círculo de fuego.
(Gonzalo Millán, "Dragón que se muerde la cola")
35
(2011_09)
Sagitario.
Dragón de fuego.
Nacida bajo buena estrella al mediodía de un casi verano, en el 76.
Agradecida hasta lo indecible por los hijos, las amistades, los amores, las alegrías que la vida me ha dado. Agradecida por toda la luz que hay hoy. Por las sonrisas, la compañía y el cobijo. Así me llegan los 35, que es tan poco en cronología, pero tan abundante en todo lo demás.
Hace casi un año saqué esta foto, desde un avión, días después de subir un volcán. Mientras miraba el destello en la ventana, pedí un par de deseos al vuelo. Hoy hago el recuento: extraña y afortunadamente, todos se cumplieron.
Para leer en silencio
(2011_03)
"Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro."
A. Pizarnik
"Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro."
A. Pizarnik
(Sin palabras)
para ti, aunque digas que es
más difícil quedarse atrás, que irse,
ya comienzo a ser un mal recuerdo.
Gonzalo Millán
2011_01
Y tu herida, ¿dónde está?
Me pregunto dónde se encuentra, dónde se oculta la herida secreta en la que todo hombre corre a refugiarse cuando se atenta contra su orgullo, cuando se le ofende. Esta herida -que es también el fuero interno- es la que él llenará y colmará. Todo hombre sabe llegar a ella, hasta el punto de que esta herida acaba siendo una especie de corazón secreto y doloroso.
Jean Genet, El Funambulista
Yo el libro
(2010_11)
"También el cuerpo se descompagina
porque lo hojeen distraídamente
Soy un imbroglio de maltratado papel
entre las manos de una lectora poco atenta
un magazine en una sala de espera
que irá a parar en unos días más
a la bolsa negra de polietileno
Antes de que esto ocurra, lee en mí
el último capítulo de nuestra historia en común
para que sepas."
Enrique Lihn
(En: Al bello aparecer de este lucero)
"También el cuerpo se descompagina
porque lo hojeen distraídamente
Soy un imbroglio de maltratado papel
entre las manos de una lectora poco atenta
un magazine en una sala de espera
que irá a parar en unos días más
a la bolsa negra de polietileno
Antes de que esto ocurra, lee en mí
el último capítulo de nuestra historia en común
para que sepas."
Enrique Lihn
(En: Al bello aparecer de este lucero)
Libros subrayados y con esquinas dobladas
(2010_09)
(página 513) "(...) Me parece que fue en la primera carta, ¿verdad? En realidad, desde que me despedí de ti el verano pasado, señor pájaro-que-da-cuerda, no he hecho más que pensar y pensar en aquél momento, seguía dándole vueltas como el gato que contempla la lluvia. ¿Qué demonios era aquello? Pero, a decir verdad, no creo que pueda explicártelo bien. Quizás algún día, dentro de un tiempo -no se si diez o quizá veinte años-, si llega la oportunidad, cuando sea ya una mujer adulta y más inteligente, entonces pueda decirte: "En realidad..." y explicártelo bien. Pero de momento, por desgracia, me da la sensación de que ni tengo la capacidad ni la filosofía necesarias para transformarlo en palabras."
(página 513) "(...) Me parece que fue en la primera carta, ¿verdad? En realidad, desde que me despedí de ti el verano pasado, señor pájaro-que-da-cuerda, no he hecho más que pensar y pensar en aquél momento, seguía dándole vueltas como el gato que contempla la lluvia. ¿Qué demonios era aquello? Pero, a decir verdad, no creo que pueda explicártelo bien. Quizás algún día, dentro de un tiempo -no se si diez o quizá veinte años-, si llega la oportunidad, cuando sea ya una mujer adulta y más inteligente, entonces pueda decirte: "En realidad..." y explicártelo bien. Pero de momento, por desgracia, me da la sensación de que ni tengo la capacidad ni la filosofía necesarias para transformarlo en palabras."
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(página 681) "(...)Rezo para que exista algo que te proteja siempre"
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La última vez que tomé este libro fue hace casi tres años (por esto). Pocas veces he disfrutado tanto un libro en verano. O un verano mismo. Aunque a este 2011 le tengo fe.
Si yo pudiera
(2010_09)
Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
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No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
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Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la
infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
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Así es y así sea.
* * *
"Poema XXI" de "O Guardador de Rebanhos"
de Alberto Caeiro, heterónimo de Fernando Pessoa
en el país de las maravillas...
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Afredo Rioseco con Bravo de Naveda.
En Providencia, a una cuadra de Seminario.
Cuesta creer que es en Santiago, porque aquí reina el silencio.
No hay autos en las veredas.
Ni siquiera gente.
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Nunca había estado en esta esquina.
Dicho sea de paso, hay dos esquinas con exactamente este mismo letrero,
porque Bravo de Naveda es una calle en "U"
que intersecta dos veces con A. Rioseco.
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Llegué por casualidad.
Aunque las casualidades, en rigor, no existan.
Y agradecí el regalo,
porque es de lo más rico encontrarse estos oasis:
calles completas detenidas en el tiempo
calles, definitivamente, de otro tiempo.
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Y se me cruza un gato.
y lo sigo (con los ojos)
(es que aún estoy arriba del auto)
Y el gato se escabulle al interior de esta casa.
Y la casa está vacía.
Es una casona tremenda.
Al parecer deshabitada.
O habitada por un único gato, que cruzó raudo,
como si fuera a llegar atrasado a algo que le esperaba adentro.
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Espero otro poco
(para ver si el gato regresa)
pasan los minutos
(laaaaaaaaaaaargos minutos)
Las nubes se disipan y el sol se asoma.
Es tarde. Es raro que el sol todavía insista.
Bajo del auto.
Observo la maleza.
Hay botellas apiladas sobre una banca.
Son muchas las botellas.
¿Será muy fiestero este gato?
¿Estará muy triste?
Quizá no viva solo.
Tal vez sea el gato de algún gigante.
Digo esto por las enormes bicicletas del antejardín.
Son más altas que yo.
Son raras.
La casa es rara.
El gato era raro.
El día está raro.
La calle vacía.
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De pronto una luz en la ventana.
Un candado que se abre.
Una puerta que se abre.
Mis zapatos que avanzan.
Y ya estoy dentro.
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y conozco (por fin) el secreto
T de tristeza y tratar
(2009_10)
.A esta bicicleta le dolió el porrazo.
incluso, si uno se acerca, podría oír que está llorando (aunque, para estar seguros, habría que preguntarle a las piedritas del río)
.
El sol arriba se enternece e ilumina el doble,
le dice que no importa, que no es la primera bicicleta que cae al agua.
que así como llegó hasta aquí sola, sola podrá levantarse y continuar.
.
la bicicleta lo intuye, pero no se anima.
porque tiene la certeza que de ahora en adelante, nunca más su alegre campanilla
volverá a sonar igual.
.
(C) la foto la tomé prestada de un álbum de esta semana del gran JL Perelló, que tiene la bondad de compartir sus andanzas en Tokio
.......................................................................................
Hace ocho días, recorté esto en el Mercurio y lo guardé en un cajón, en el que pongo miles de recortes que me provocan algo al leerlos. Ese día nada tenía yo que ver con la tristeza, pero lo recorté igual... pensando recordarlo dentro de mucho tiempo más. Pero sucede que a veces, como la vida, los cajones inesperadamente también se revuelven:
"LA TRISTEZA: Difícil definir este extraño sentimiento. Mezcla de dolor, desgano, angustia y falta de esperanza. A veces se parece a la melancolía de los antiguos —como la que padecía Hamlet— y que fue tan dignamente descrita por Robert Burton en su “Anatomía de la melancolía” (1621).
Además, las cosas que provocan tristeza son muy disímiles: desde la ausencia de un ser querido hasta un paisaje, pasando por determinados climas o una imagen periodística.Tristeza puede provocar el llanto de un niño, el fluir de las aguas del río, la idea de la muerte o una biblioteca vacía.
De otra parte, hay personas tristes, países tristes, situaciones tristes, recuerdos tristes. Como palabra, posee un campo semántico tremendamente vasto. La Academia, con esa sabiduría suya milenaria, define tristeza como “cualidad de lo triste”. Y al adjetivo le consigna ocho acepciones diferentes: desde la aflicción y la pesadumbre hasta la insignificancia e insuficiencia.En fin, es posible que no haya sentencia más lapidaria de oír que ésta: “Estoy triste”. Pues, ¿qué significa? ¿A dónde conduce? ¿Cómo se auxilia? Lo más extraño de todo es que, en cierta forma, la experiencia de la tristeza provoca al mismo tiempo una tenue y rara dulzura, un curioso solaz. Hay un cierto complacerse en la tristeza, un misterioso encantamiento. Tal vez —sólo tal vez— porque la soledad es todavía peor..." (B.B.Copper, El Mercurio, Viernes 16 de octubre 2009)
Además, las cosas que provocan tristeza son muy disímiles: desde la ausencia de un ser querido hasta un paisaje, pasando por determinados climas o una imagen periodística.Tristeza puede provocar el llanto de un niño, el fluir de las aguas del río, la idea de la muerte o una biblioteca vacía.
De otra parte, hay personas tristes, países tristes, situaciones tristes, recuerdos tristes. Como palabra, posee un campo semántico tremendamente vasto. La Academia, con esa sabiduría suya milenaria, define tristeza como “cualidad de lo triste”. Y al adjetivo le consigna ocho acepciones diferentes: desde la aflicción y la pesadumbre hasta la insignificancia e insuficiencia.En fin, es posible que no haya sentencia más lapidaria de oír que ésta: “Estoy triste”. Pues, ¿qué significa? ¿A dónde conduce? ¿Cómo se auxilia? Lo más extraño de todo es que, en cierta forma, la experiencia de la tristeza provoca al mismo tiempo una tenue y rara dulzura, un curioso solaz. Hay un cierto complacerse en la tristeza, un misterioso encantamiento. Tal vez —sólo tal vez— porque la soledad es todavía peor..." (B.B.Copper, El Mercurio, Viernes 16 de octubre 2009)
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Belleza
(2009_10)
.
El subsuelo del Bellas Artes está hoy plagado de belleza.
Una al lado de otra, las esculturas de Mario Irarrázaval son un regalo para la vista y el alma.
Son muchísimas, ordenadas en una especie de apretado caos que al principio marea un poco, pero luego se convierte en un agradable laberinto que secuestra de la realidad e invita a perderse.
.
Plagaría de fotos este post, pero menos es más, así que me quedo con una escultura hecha el mismo año en que nací que, por esas cosas del destino, se llama "instinto de libertad".
(La expo está abierta hasta el 25 de octubre. A regalarse el tiempo, porque de verdad lo vale).
:)
Vuelvo a casa y busco.
Miro las líneas de mi mano.
Pienso en las líneas del tiempo.
Libertad, y de ahí a estas líneas subrayadas:
1
"He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace"
.
6
"ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe"
(A.Pizarnik)
.
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El subsuelo del Bellas Artes está hoy plagado de belleza.
Una al lado de otra, las esculturas de Mario Irarrázaval son un regalo para la vista y el alma.
Son muchísimas, ordenadas en una especie de apretado caos que al principio marea un poco, pero luego se convierte en un agradable laberinto que secuestra de la realidad e invita a perderse.
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Plagaría de fotos este post, pero menos es más, así que me quedo con una escultura hecha el mismo año en que nací que, por esas cosas del destino, se llama "instinto de libertad".
(La expo está abierta hasta el 25 de octubre. A regalarse el tiempo, porque de verdad lo vale).
:)
Vuelvo a casa y busco.
Miro las líneas de mi mano.
Pienso en las líneas del tiempo.
Libertad, y de ahí a estas líneas subrayadas:
1
"He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace"
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6
"ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe"
(A.Pizarnik)
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Septiembre
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
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Ya casi se acaba un invierno que contra todo (personal) pronóstico, ha sido memorable.
Ya no le temo al frío.
Ya no le temo a tantas otras cosas.
Bienvenida seas, primavera.
Bienvenidas las flores, los colores.
Bienvenidas las pausas, las palabras, los silencios.
Bienvenida la mano del escultor en un tobillo de mármol que no resultó ser tan frío.
Bienvenidos los libros, justo esos.
En octubre ya pasarán (muchas)otras cosas.
Es que octubre tiene su genio, al menos siempre me ha parecido que es así :)
y también quedan uvas para llenar la boca
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Ya casi se acaba un invierno que contra todo (personal) pronóstico, ha sido memorable.
Ya no le temo al frío.
Ya no le temo a tantas otras cosas.
Bienvenida seas, primavera.
Bienvenidas las flores, los colores.
Bienvenidas las pausas, las palabras, los silencios.
Bienvenida la mano del escultor en un tobillo de mármol que no resultó ser tan frío.
Bienvenidos los libros, justo esos.
En octubre ya pasarán (muchas)otras cosas.
Es que octubre tiene su genio, al menos siempre me ha parecido que es así :)
Y tu, en que estas pensando, ah?
“Hay dos procesos que los seres humanos no pueden detener mientras viven: respirar y pensar (...) en cada instante concreto de nuestra vida, despiertos o dormidos, residimos en el mundo a través del pensamiento”, postula George Steiner en su libro: Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento. De sus diez razones, yo me detengo hoy en la número ocho:
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Resulta imposible “saber, más allá de la duda, lo que cualquier otro ser humano está pensando (...) no contamos con ninguna manera segura de comprender los pensamientos ajenos (...) La simple pregunta ‘¿en qué estás pensando?’ solicita respuestas que ya tienen de por sí muchos estratos y que han pasado por complejos filtros. De aquí las inciertas relaciones entre el pensamiento y el amor. De aquí que la posibilidad de que el amor entre seres pensantes sea una gracia en cierto modo milagrosa”.
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“Tratamos de traducirnos unos a otros. Así pues, con frecuencia nos equivocamos un poco o mucho. (...) Aún en momentos y actos de extremada intimidad -quizá más agudamente en esos momentos- el amante es incapaz de abrazar los pensamientos de la persona amada. ‘¿En qué estás pensando, en qué estoy pensando yo cuando hacemos el amor?’ Esta exclusión hace plausiblemente trivial la tan cacareada fusión del orgasmo y su retórica de unísono. Como Goethe gustaba de señalar, innumerables hombres y mujeres han estrechado en los brazos del pensamiento a amantes recordados, anhelados y fantaseados (...) Esta reserva mental, involuntaria o deliberada, puede sonar como un eco ridículo por debajo de los gritos y susurros de éxtasis (...) Los seres humanos más cercanos y sinceros siguen siendo unos extraños, más o menos parciales, más o menos desconocidos los unos para los otros. El acto del amor es también el de un actor. La ambigüedad es inherente a la palabra”.
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Steiner finaliza este capítulo, en el que también se refiere al odio, al miedo y a la risa espontánea, diciendo que: “El amor más intenso, quizá más débil que el odio, es una negociación, nunca concluyente, entre soledades”.
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Vivir, pensar, respirar. Una trilogía ineludible. ¿En qué estás pensando? ¿En qué estoy pensando? Para qué desgastarse en eso, total, ya sabemos que es imposible leernos las mentes... Algunos, como Steiner, lo aprenden entre libros y ensayos... a otros, los más mundanos, no nos queda más opción que aprenderlo en el abrazo al precipicio... en una caída que, la mayor parte de las veces, es siempre agridulce. Steiner postula 10 razones para la tristeza del pensamiento, atendibles todas. A cambio, aunque menos ortodoxas, yo le propondría unas cuantas para la alegría del mismo...
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Vereda
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Puente del arzobispo, ayer viernes a las 6 de la tarde.
A la niñita se le perdió la vereda parece....
Puente del arzobispo, ayer viernes a las 6 de la tarde.
A la niñita se le perdió la vereda parece....
;)
Últimamente hay ratos en que me muevo entre la hipersensibilidad y la hipertontera. Por ejemplo, todo, pero absolutamente todo, me parece digno de una foto: una mancha de óxido en un ventanal corroído, la corteza de los árboles, los adoquines, un clip botado en la calle... todo. No saco la foto, obvio, pero lo pienso. Y después me quedo pensando que para qué lo pienso. Y trato de no pensarlo. Y mientras más trato de obviarlo, más me encuentro con la imagen ahí, en mi cabeza. Y lo escribo acá, justamente esto, que no tiene importancia alguna. En fin, tipear siempre me ha servido para exorcizar las ideas, los recuerdos y hasta las sombras de algunas personas. A ver si ahora puedo así también espantar ciertas manías.
Últimamente hay ratos en que me muevo entre la hipersensibilidad y la hipertontera, ya lo dije, pero es sólo a ratos, el resto del tiempo, tal vez, pienso un poco en la teoría del iceberg y, extrañamente, no me da frío...
Beautiful Stranger & Mrs. Jones
Cuando vi los dibujos de Valentina Cruz en el MAVI , los disfruté como si tuviera cinco años, vale decir, tragándomelos con los ojos.
Entre todos, los que más me gustaron, por lejos, fueron sus grandes cuadros en tinta china: una secuencia de negro y amarillo en la que, con pequeños trazos se delimitan figuras y abren espacios para inventarse historias. Y es que a mí me gusta eso, lo de imaginar historias.
Como antes de llegar escuchábamos a Madonna con su Beautiful Stranger, al mirar los cuadros no podía sacarme esa canción de la cabeza. Pero al salir, por los parlantes se coló Billy Paul con su Mrs. Jones y claro, me pareció una música mucho más apropiada. Tanto, que la próxima, iré con mis propios audífonos para volver a ver y perderme. Dicen que la tercera es la vencida, quien sabe, por lo pronto, aún me quedan casi dos meses más para darme esa tercera vuelta...
P.D. Para escuchar la versión más linda de Mrs. Jones (en mi arbitrario gusto, hay que decir) hacer click aquí
D+a+r
Hoy escuché esta canción mientras empezaba un libro en un café a la salida del cine. Hace mucho que no la oía. No pude seguir leyendo. A veces pasa eso: justo una de esas canciones que te llevan un poco a no se dónde, que te transportan lejos y te dejan muy arriba (o muy abajo, depende) Y ya ha pasado un buen rato, y sigo con la canción aquí en la radio mental... muy arriba, pensando en lo lindo de dar/recibir, sobre todo cuando adivinan tu sonrisa, o tu adivinas (o regalas) otra.
Algo de hace un rato
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CUANDO SEPAS QUE HE MUERTO, NO PRONUNCIES MI NOMBRE.
- ¿Por qué, si me suena tan milagroso?
- “Tengo sueño, he amado, he ganado silencio. Cuando sepas que he muerto, di sílabas extrañas, pronuncia flor, abeja, lágrima, pan... No pronuncies mi nombre, porque desde la tierra oscura regresaría por tu voz. No dejes que tus labios hallen mis once letras”.
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CUANDO SEPAS QUE HE MUERTO, NO PRONUNCIES MI NOMBRE.
- ¿Por qué, si me suena tan milagroso?
- “Tengo sueño, he amado, he ganado silencio. Cuando sepas que he muerto, di sílabas extrañas, pronuncia flor, abeja, lágrima, pan... No pronuncies mi nombre, porque desde la tierra oscura regresaría por tu voz. No dejes que tus labios hallen mis once letras”.
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conversación entre Isidora y Roque
en Carta a Roque Dalton
de Isidora Aguirre
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Las cartas personales, materia casi en extinción, son para mí un objeto de cotidianidad y culto. Cotidianas, porque las escribo casi a diario, de preferencia en papel y sobre, aunque también por mail, donde mensajes que debían ser breves tienden a devenir en una maratón de párrafos con más frecuencia que la que corresponde... De culto, porque cada vez que recibo una o encuentro otra por casualidad, me atrapa sin vuelta.
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El año pasado me topé con “Carta a Roque Dalton”, de Isidora Aguirre, chilena, la misma autora de la Pérgola de las Flores. Resulta que a los nueve años, yo me aprendí de memoria esa obra y hasta hoy puedo cantarla (con pésima voz, valga la aclaración) de inicio a fin; por eso, al ver que el libro contenía el mensaje que Isidora escribió a ese poeta salvadoreño que el mismo año en que el hombre llegó a la luna le robaba a ella algo más que el corazón, no pude evitar la tentación.
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Me encontré con una conversación póstuma en la que ella recuerda los instantes compartidos y le habla a su amor en tiempo presente, e intercalando palabritas en inglés, con un resultado gracioso y de efecto cómplice. Le reprocha el no estar, le agradece lo vivido y recuerda algunas reflexiones de ella y de él en furtivos encuentros de hotel, donde no conversan de amor ni pasión (o sea sí, pero no taaanto), sino que de la vida, la muerte, la construcción del socialismo, las bondades y mezquindades del hombre, las noches de bohemia y juerga y otras grandes conversas de esas que la gente puede tener entre las sábanas que, por no ser ni de uno ni del otro, albergan los futuros que nunca podrán ser. Me detengo en eso de la juerga.... no se porqué, pero cuando leo historias de los ’50 y ’60, me parece que la gente tenía una mucho mayor capacidad de pasarlo bien, o quizás sea que la historia de este libro-carta transcurre mayoritariamente en La Habana y hay que ver el maravilloso y afrodisíaco efecto que pueden tener los viajes y el calor en la gente... la cosa es que se lo pasaban de fiesta en fiesta y eso es algo que a mí me encanta.
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Admito que en la primera mitad del libro me costó enganchar, sobre todo porque en vez de llamarle Roque, ella le decía “maestro”... y que en la segunda tampoco lo logré del todo, porque me parecía que aunque ella hablara de un amor de a dos, el asunto era unilateral, ya que el tipo era encantadoramente un fresco... Sin embargo, al recapitular para contar de una forma mínimamente coherente lo allí leído, aparecen agradables sombras, estimulantes aromas, roces, lágrimas, abrazos, besos, largas conversaciones, humo de cigarro, vasos de whisky a medias que transportan y cautivan. Cautivan todavía más al recordar que ella sigue viva, en algún lugar de Santiago, aún pensando en este hombre que yace bajo tierra palpitando en sus recuerdos, ese hombre cuyo nombre no le es posible pronunciar.
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Miro y me río...
No puedo evitarlo.
Mi debilidad absoluta son las tienditas chicas que tienen todo lo que NO necesito, pero en las que siempre entro para nutrirme de color y buen humor. De aquí siempre me llevo algo.
Lugares en los que paran mis ojos
(des)propósito de abril...
I
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Ni ahora ni después
ni al mediodía
ni en la tarde brevísima
ni en la noche pesada
ni mañana
ni dentro de diez días
tendré
lo que se dice
tiempo
de ahí que el descanso sea
una gloriosa
inmerecida siesta
que siempre duermen
otros.
(Los descansos, M. Benedetti)
Algunas esquinas dobladas se desdoblan en el momento justo.
Cuando eso pasa, a mí me da risa.
Quisiera tener más tiempo (como todos)
Quisiera también tantas otras cosas.
Pienso en que llegó abril y no me di ni cuenta. Y que el tiempo seguirá volando. Y que ya es otoño... y, sobre todo, que me da tristeza pensar que pronto va a llegar nuevamente otro invierno (justamente porque no va a ser el mismo invierno...). En fin, cosas del clima, de la cabeza y de mis ojos. Rara ensalada mixta, para días en que comienza a arrancarse el calor...
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Ni ahora ni después
ni al mediodía
ni en la tarde brevísima
ni en la noche pesada
ni mañana
ni dentro de diez días
tendré
lo que se dice
tiempo
de ahí que el descanso sea
una gloriosa
inmerecida siesta
que siempre duermen
otros.
(Los descansos, M. Benedetti)
Releo eso y pienso que:
Algunas esquinas dobladas se desdoblan en el momento justo.
Cuando eso pasa, a mí me da risa.
Quisiera tener más tiempo (como todos)
Quisiera también tantas otras cosas.
Pienso en que llegó abril y no me di ni cuenta. Y que el tiempo seguirá volando. Y que ya es otoño... y, sobre todo, que me da tristeza pensar que pronto va a llegar nuevamente otro invierno (justamente porque no va a ser el mismo invierno...). En fin, cosas del clima, de la cabeza y de mis ojos. Rara ensalada mixta, para días en que comienza a arrancarse el calor...
Nudos en la garganta...
Casi todos mis amigos han migrado por temporadas... varios están ahora bien lejos y a otros les quedan grandes viajes pendientes y un par de respuestas que la vida les debe. Hasta ahora esos viajes siempre habían sido puras alegrías... pero esta es la primera vez en que alguien cercano dice goodbyechileforever, la primera vez que, como en las películas, veo que alguien se desprende de todos sus bienes materiales y los regala porque le asiste la certeza de que no volverá por ellos y, aunque yo lo entiendo y me alegro por su fortaleza de modificar fronteras y horizontes (de los geográficos y de los otros), necesito con urgencia que alguien me diga cómo se desatan los nudos en la garganta: hoy el mío es grande y ciego. Y es que las webcams y el facebook no me van a alcanzar para dar los abrazos apretados en los momentos importantes y el centro, mi refugio casi favorito en Santiago, va a quedar semi viudo, y mi celular se va a sentir como un tonto cada vez que de pura nostalgia avise una visita flash a la otra línea que ya no existe, qué decir del eco mudo que se va a instalar después de cada frase chistosa (porque sólo resultaba chistosa en esos oídos)... y es que aunque el Torres siempre tuvo la mesa y esta maravillosa persona siempre tuvo el tiempo... desde el 11 ahí no habrá más café, ni té en hojas, sólo su taza fría y mi mesa coja...
Que verano...
Muy A.M.: Generalmente, bien tempranito, no hace tanto calor... pero, lamentablemente, el pan de mi desayuno no siempre puede decir lo mismo...
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Mediodía:Cualquiera que se haya subido a mi auto sabe que las cosas dan vueltas por mil... unas con más suerte que otras...
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Noches: Calurosas todas, en eso no hay quejas, especialmente si hay mucho pasto, buena música y ganas de pasarlo muy bien!!! (en noches así, los zapatos siempre sobran...)
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Mediodía:Cualquiera que se haya subido a mi auto sabe que las cosas dan vueltas por mil... unas con más suerte que otras...
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Noches: Calurosas todas, en eso no hay quejas, especialmente si hay mucho pasto, buena música y ganas de pasarlo muy bien!!! (en noches así, los zapatos siempre sobran...)
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Le he estado dando vueltas a esto del “calor”, porque aún me quedan dos semanas más sin viento, ni nubes piadosas, ni agua que fluye, ni nada refrescante... So, mejor amigarse con el “inclemente”, no queda otra...
Alternativa UNO. Quejarse a morir del calooooor, evaporarse mientras se camina rápido para llegar a algún lugar a tiempo; derretirse junto con el helado de barquillo recién comprado; fundirse en el cemento mientras se espera la luz verde de algún semáforo que no cambia nunca (como el de Guardia Vieja con Providencia, justo frente al Drugstore, que debe ser el mas leeeento de Santiago); concentrarse en las gotas que bajan despacito por la espalda asumiendo que a ratos el infierno veranea sobre la superficie terrestre; aplicarse en un acto masoquista y no perderse el pronostico del tiempo en la tele, tipo: “Mañana Stgo estará radiantemente despejado con una temperatura estimada de 39°C”.
Alternativa DOS. Obviar el calor, hacer como que no existe aunque uno esté hecho sopa y, así, aferrarse al control del aire acondicionado, al ventilador, al abanico o por último a la corriente de aire entre dos ventanas abiertas. Después de eso, darle una merecida bienvenida al resfrío de verano...
Alternativa TRES. Pensar que podría ser peor, por ejemplo, si uno trabajara como carabinero dirigiendo el tránsito a mediodía en la Alameda con Miraflores (todo de verde oscuro y con gorra, obvio); o si tuviese que estar preparando esas mezclas negras para reparar el asfalto de las calles; o estar metido entre los hornos de una panadería en el turno del pancito del almuerzo...
Alternativa CUATRO. Cambiarse de hemisferio (sólo para darse el gusto de quejarse de frío)
Alternativa CINCO. Zambullirse en la piscina. Tirarse agua con la manguera. Si eso no es suficiente, dar un giro más radical: vaciar el refrigerador y meterse adentro.
Alternativa SEIS. Poner todo el hielo del mundo en la juguera, con algún líquido bien alegre, cascarita de limón, un par de hojas de menta (mejor si es hierbabuena), otras tantas de albahaca, mucha azúcar, una buena revoltura, los mejores amigos y una laaaarga conversa bajo la luna.
Alternativa SIETE. (.....................), noooooo, es que este teclado no puede escribir eso... así que hasta-aquí-nomás-mejorrrrrr... y, obviamente, un MUY feliz verano!!!!!!!!!
Alternativa UNO. Quejarse a morir del calooooor, evaporarse mientras se camina rápido para llegar a algún lugar a tiempo; derretirse junto con el helado de barquillo recién comprado; fundirse en el cemento mientras se espera la luz verde de algún semáforo que no cambia nunca (como el de Guardia Vieja con Providencia, justo frente al Drugstore, que debe ser el mas leeeento de Santiago); concentrarse en las gotas que bajan despacito por la espalda asumiendo que a ratos el infierno veranea sobre la superficie terrestre; aplicarse en un acto masoquista y no perderse el pronostico del tiempo en la tele, tipo: “Mañana Stgo estará radiantemente despejado con una temperatura estimada de 39°C”.
Alternativa DOS. Obviar el calor, hacer como que no existe aunque uno esté hecho sopa y, así, aferrarse al control del aire acondicionado, al ventilador, al abanico o por último a la corriente de aire entre dos ventanas abiertas. Después de eso, darle una merecida bienvenida al resfrío de verano...
Alternativa TRES. Pensar que podría ser peor, por ejemplo, si uno trabajara como carabinero dirigiendo el tránsito a mediodía en la Alameda con Miraflores (todo de verde oscuro y con gorra, obvio); o si tuviese que estar preparando esas mezclas negras para reparar el asfalto de las calles; o estar metido entre los hornos de una panadería en el turno del pancito del almuerzo...
Alternativa CUATRO. Cambiarse de hemisferio (sólo para darse el gusto de quejarse de frío)
Alternativa CINCO. Zambullirse en la piscina. Tirarse agua con la manguera. Si eso no es suficiente, dar un giro más radical: vaciar el refrigerador y meterse adentro.
Alternativa SEIS. Poner todo el hielo del mundo en la juguera, con algún líquido bien alegre, cascarita de limón, un par de hojas de menta (mejor si es hierbabuena), otras tantas de albahaca, mucha azúcar, una buena revoltura, los mejores amigos y una laaaarga conversa bajo la luna.
Alternativa SIETE. (.....................), noooooo, es que este teclado no puede escribir eso... así que hasta-aquí-nomás-mejorrrrrr... y, obviamente, un MUY feliz verano!!!!!!!!!
Buceando After Dark
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UNO (Japanese love-ho)
"En este hotel los clientes miran el panel de fotografías del vestíbulo, escogen la habitación que les gusta, pulsan el botón correspondiente y retiran la llave. Así funciona. Luego sólo tienen que tomar el ascensor y subir a su habitación. No necesitan ver a nadie. Tampoco deben hablar con nadie. Hay tarifas por horas y por noche completa. Iluminación en tono azul oscuro..."
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DOS (Abismo)
-Pero, incluso manteniendo una distancia prudencial, una persona puede estar cerca de otra, ¿no crees?- dice Mari.
-Por supuesto -responde Takahashi-- Claro que puede. Pero lo que para una persona puede ser una distancia prudencial, para otra puede ser un abismo. A veces pasa.
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TRES (Casi al final, aunque no al final)
- Te escribiré -dice Takahashi- Unas cartas tan exageradamente largas como las que salen en las novelas antiguas.
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Tres páginas al azar, en After Dark, de H. Murakami
ok, no taaaan al azar; tres de muchas otras más que me gustaron
Glup...
En completo silencio, la mesera mayor, bajita, bien morena, de unos cuarenta o cincuenta años pone unas monedas en el cajón de la caja registradora, hace una boleta y se la guarda en un bolsillo del delantal. Su compañera, bastante más joven, con suerte de unos diecisiete años, le pregunta porqué se guardó la boleta. La señora responde que es de ella, porque tuvo que pagar un café de un caballero que se aburrió de esperar la cuenta y partió sin pagar y el jefe le exigió a ella los $1.100 que costaba el cortado, por lenta. Las dos se callan por un momento. La joven pensó alguna cosa y luego se metió la mano en el bolsillo del pantalón y le pasó un billete de mil pesos bieeen arrugado y le dijo que al fin y al cabo aunque es viernes está muy cansada como para salir en la noche, así que no va a usar esa plata. La señora agacha la cabeza, sus ojos se ponen brillantes, apenas sonríe, recibe el dinero, abraza a la joven. Diez o quince segundos abrazadas en que la mujer habla muy despacito y le corren un par de lágrimas por su cara (yo pienso que tras esos mil pesos debe haber una vida de pesares que no puedo siquiera imaginar). Se separan, se seca las lágrimas con el delantal. La joven sube la escalera a atender al segundo piso. Y todo sigue como si aquí no hubiese pasado nada.
Esto lo vi hoy, en un rincón de una cafetería, a la hora del almuerzo. Fue terrible. Terrible y emocionante a la vez. Me dio una pena enorme ver el llanto ahogado de esa mujer, pero también encontré preciosa la forma en que la joven la acogió con su acción, hace mucho tiempo que no veía una demostración así de compañerismo porque, a todas luces, a la niña no le sobraban los mil pesos, fue un acto generoso y espontáneo. Tener tan poco y aún así poder ser capaz de desprenderse, es algo que no sólo pasa en los cuentos y en las películas.
Esto lo vi hoy, en un rincón de una cafetería, a la hora del almuerzo. Fue terrible. Terrible y emocionante a la vez. Me dio una pena enorme ver el llanto ahogado de esa mujer, pero también encontré preciosa la forma en que la joven la acogió con su acción, hace mucho tiempo que no veía una demostración así de compañerismo porque, a todas luces, a la niña no le sobraban los mil pesos, fue un acto generoso y espontáneo. Tener tan poco y aún así poder ser capaz de desprenderse, es algo que no sólo pasa en los cuentos y en las películas.
Un año mais...
Con el que se viene en unos días, habré pasado 32 celebraciones de año nuevo en mi vida y, aunque no recuerdo en detalle cada uno de esos cambios de folio, es archiprobable que cada vez haya sonado de fondo en algún minuto el himno nacional, la cueca de rigor y el “un año más, que más da, cuantos se han ido yaaaaaaaa…” muy posiblemente siempre en ese orden.
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Me quedo con la tercera canción porque, de un tiempo a esta parte, a mí sí “me da”, o sea, como que me he ido encariñando con los años y a veces a algunos hasta me habría gustado agregarle un par de meses, alargarlos artificialmente o ponerle pausa en ciertos días para seguir disfrutando de lo lindo y de lo bueno; pero la vida no viene por cable ni en formato digital, así que aquí no se vale el “pay-per-view” ni el registro “on demand”, aquí sólo sobrevive lo que queda en la memoria, en ese registro único y personal que se transforma en el tiempo según la nostalgia, la melancolía y la distancia decidan influir al “desclasificar” cada archivo.
Me quedo con la tercera canción porque, de un tiempo a esta parte, a mí sí “me da”, o sea, como que me he ido encariñando con los años y a veces a algunos hasta me habría gustado agregarle un par de meses, alargarlos artificialmente o ponerle pausa en ciertos días para seguir disfrutando de lo lindo y de lo bueno; pero la vida no viene por cable ni en formato digital, así que aquí no se vale el “pay-per-view” ni el registro “on demand”, aquí sólo sobrevive lo que queda en la memoria, en ese registro único y personal que se transforma en el tiempo según la nostalgia, la melancolía y la distancia decidan influir al “desclasificar” cada archivo.
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El 2006, por ejemplo, fue el año en que aprendí a manejar (ok, no excelentemente bien, pero nadie es ferpecto :) También fue el año en que me enamoré perdidamente del sur de Chile y en el que aprendí a hablar con las araucarias.
El 2006, por ejemplo, fue el año en que aprendí a manejar (ok, no excelentemente bien, pero nadie es ferpecto :) También fue el año en que me enamoré perdidamente del sur de Chile y en el que aprendí a hablar con las araucarias.
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El 2007, fue el año en que me atreví a abrir los ojos debajo del agua, nadé poco, cierto, pero fue muy lindo entender que a veces sin aire también se puede respirar y que el mundo no siempre está sobre la superficie. También fue el año de Murakami y Bauman y Baudrillard y las chocotejas y las trufas y muy buenos y dulces momentos.
El 2007, fue el año en que me atreví a abrir los ojos debajo del agua, nadé poco, cierto, pero fue muy lindo entender que a veces sin aire también se puede respirar y que el mundo no siempre está sobre la superficie. También fue el año de Murakami y Bauman y Baudrillard y las chocotejas y las trufas y muy buenos y dulces momentos.
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El 2008, fue el año en que le crecieron alas a mi espalda, quizás fue por ver tanto el cielo (o tanto azul… quien sabe…) Fue un año de canciones memorables. Fue el año para revisitar mil poesías.
2009 ¿cómo vas a ser “2009”? Repaso todo lo que escribí aquí este año, y me quedo pegada en el segundo post de enero:
El 2008, fue el año en que le crecieron alas a mi espalda, quizás fue por ver tanto el cielo (o tanto azul… quien sabe…) Fue un año de canciones memorables. Fue el año para revisitar mil poesías.
2009 ¿cómo vas a ser “2009”? Repaso todo lo que escribí aquí este año, y me quedo pegada en el segundo post de enero:
- No lo sé, dijo ella
- Nadie lo sabe, repuse yo
"En el mundo hay cosas que es mejor no saber" había dicho el teniente Mamiya.
(Una vez más H.M. se me aparece con la palabra justa. Mejor no saber. Mejor vivir. Vivir, pura y definitivamente la vida de cada día.)
"En el mundo hay cosas que es mejor no saber" había dicho el teniente Mamiya.
(Una vez más H.M. se me aparece con la palabra justa. Mejor no saber. Mejor vivir. Vivir, pura y definitivamente la vida de cada día.)
Píntameeeeee....
El otro día, mientras recorría nuevamente la muestra de Frida Kahlo y Diego Rivera en el ccplm, pensaba que no conozco a ningún pintor. O sea, de pasada sí, pero eso no vale, me refiero a alguien con quien uno tenga tanta confianza como para que te pinte en un cuadro. Es que encuentro de lo más entretenido-top-romántico que alguien te observe a mil y luego traspase lo que ve a la tela... retratar... re-tratar... tratar de rehacer... tratar de traspasar... y ahí está una buena parte del encanto: ¿Traspasar qué? ¿Qué es lo que el otro ve? ¿Qué es lo que uno proyecta? ¿Qué es lo que verdaderamente hay? ¿Qué es lo que al final queda?
Entre todos los cuadros de esa muestra, creo que me gustaría uno como el que Rivera pintó a Dolores del Río, la mujer de pelo oscuro, ojos gigantes y blusa semitransparente. Sí, a mí me gustaría un cuadro no tan realista, con cartelito escrito a mano y todo... como de cuento (claro que yo no habría dejado que Rivera me contara los cuentos que seguro le creyó Dolores...)
En fin, así, soñando, si pudiese viajar en el tiempo para aparecerme en algún rinconcito de un taller y escoger la mano justa para un inmortal retrato, a ojos cerrados me quedo con Klimt (esa es la gracia de soñar, todo es unlimited). Un mar de colores y detallitos, como la vida que me gusta a mí. Creo que entre todos los suyos, donde más habría quedado feliz es en “expectations”.
Entre todos los cuadros de esa muestra, creo que me gustaría uno como el que Rivera pintó a Dolores del Río, la mujer de pelo oscuro, ojos gigantes y blusa semitransparente. Sí, a mí me gustaría un cuadro no tan realista, con cartelito escrito a mano y todo... como de cuento (claro que yo no habría dejado que Rivera me contara los cuentos que seguro le creyó Dolores...)
En fin, así, soñando, si pudiese viajar en el tiempo para aparecerme en algún rinconcito de un taller y escoger la mano justa para un inmortal retrato, a ojos cerrados me quedo con Klimt (esa es la gracia de soñar, todo es unlimited). Un mar de colores y detallitos, como la vida que me gusta a mí. Creo que entre todos los suyos, donde más habría quedado feliz es en “expectations”.
Frida arround the world
Ya, Frida y Rivera están en el ccplm, en la expo que todo el mundo dice es la revelación del año… puede ser, aunque yo me quedo con Fabre que está en el MAC… porque cualquier persona que piense o se pregunte si el cerebro es la parte más sexy del cuerpo tiene ganada mi inmediata atención. Como sea, es bueno tener la posibilidad multiposible (en todo orden de cosas) para ver más y mejor.
Revisitando un blog de fotos, me encontré con una maravillosa de Yasumasa Morimura (1951-) con recomendaciones para encontrar más datos; así llegué a este otro trabajo suyo, que se llama “An inner dialogue with Frida Kahlo”, es de 2001 y está en el Museo de Arte Contemporáneo de Hara.
Mixing, para variar… pero es que a mí siempre me ha gustado mezclar. Como sea (me encanta decir “como sea”), Frida no pasa de moda, que no se les pase entonces la expo (yo me acabo de enterar que me perdí la de Robert Capa de Fotoamérica…. En fin, nunca se puede todo, por más que uno quiera… y últimamente yo ando leeeeeenta).
Revisitando un blog de fotos, me encontré con una maravillosa de Yasumasa Morimura (1951-) con recomendaciones para encontrar más datos; así llegué a este otro trabajo suyo, que se llama “An inner dialogue with Frida Kahlo”, es de 2001 y está en el Museo de Arte Contemporáneo de Hara.
Mixing, para variar… pero es que a mí siempre me ha gustado mezclar. Como sea (me encanta decir “como sea”), Frida no pasa de moda, que no se les pase entonces la expo (yo me acabo de enterar que me perdí la de Robert Capa de Fotoamérica…. En fin, nunca se puede todo, por más que uno quiera… y últimamente yo ando leeeeeenta).
Útero Mary
Útero Mary. Son las 18.30, afuera hace calor y brilla el sol, hay poca gente en la calle y más parece mitad de enero que inicio de noviembre. Estoy en el centro, en un subterráneo, mirando una pared en la que tres cuadros muestran el mismo boceto de lo que yo imagino es una joven mujer, sola, desnuda, dando a luz. Una serie de cruces, o dagas, o cuchillos, están insertos en su espalda y también en el vientre de ambas (de ella y su guagua). La mujer está en cuclillas y, aún sin tener un rostro claramente dibujado, se siente el dolor y la angustia que imponen esos trazos rojos y negros sobre un papel tan blanco. Bajo cada cuadro hay una serie de bolsas plásticas pegadas a la pared: son rosadas, están nuevas e impecablemente dispuestas para “recibir” a este recién nacido. Al costado un pequeño letrerito: la obra se llama “Útero Mary” y su autor es Alex Álvarez. No sé si me gusta o me disgusta. Sé que me remece. Sé que me hace pensar y que es uno de los trabajos más interesantes de la bienal indígena del CCPLM que termina hoy domingo.
La pared me habla, me pregunta sobre el valor de la vida, las expectativas, las diferencias, el amor, del desamor, la raza, el dolor, las oportunidades, lo rural y lo urbano, el derecho a la vida, el derecho a la vida digna (que no es lo mismo)... y la soledad lo inunda todo y a pesar de la sonrisa del guardia y del sol que reina afuera, siento frío cuando me imagino que en ese mismo minuto habrá muchas mujeres, en esta misma ciudad, cargando sus cruces, hijos que no pensaron, hombres que ya no están y tanto, tanto, tanto...
Unas semanas antes, fuera de Stgo., conocí a una niña hermosa, que asiste a una escuela para jóvenes “limitados”. Se inauguraba su nueva escuela y ella me pedía que le sacara muchas fotos y luego se las mostrara en la pantallita de la cámara. De pronto invité a su madre para que salieran juntas, pero la señora me explica que ella es sólo su cuidadora, que la pequeña vive en un hogar porque su madre no la quiso así enfermita, que la abandonó. La niña me toma la mano y me dice que soy muy linda, habla con dificultad, pero me parece que es la voz más dulce que he escuchado en mucho tiempo. Yo le digo que ella también es linda, que en realidad es hermosa y que su sonrisa es, definitivamente, de princesa. Nos reímos juntas. Me acuerdo de esto mientras veo a “Mary” y las bolsas plásticas. Aún con toda la pena que me causa esta “princesa”, no me atrevo a juzgar a las “Marys” de Chile, porque alguna vez ellas también fueron niñas, pero el mundo se les quebró en alguna parte, de una forma que sintieron irremediable… y se nubló su vista, y desaparecieron las personas y, de alguna forma, sólo sintieron que habría bolsas plásticas para dar la bienvenida.
¿En qué minuto las personas nos convertimos en paredes? No se trata de salir con capa roja a sobrevolar las calles. Ni ponerse la toca de sor Teresa de Calcuta. Pero pucha que sería bueno intentar un mundo un poco más amable, sonriendo un poquito más en la calle, atropellando un poco menos al pasar por la vereda, dejar de tocar la bocina en el taco, atender con buena cara, quejarse menos y, por sobre todo, tratar de romper las barreras que llevamos dentro, que nos hacen a nosotros los “normales” vivir como “limitados” cuando nos negamos la posibilidad de aceptar a los otros. El mundo no cambia ni es mejor porque en EEUU hay un presidente negro, falta demasiado, sólo que son de esos cambios que jamás van a llevar portada…
La pared me habla, me pregunta sobre el valor de la vida, las expectativas, las diferencias, el amor, del desamor, la raza, el dolor, las oportunidades, lo rural y lo urbano, el derecho a la vida, el derecho a la vida digna (que no es lo mismo)... y la soledad lo inunda todo y a pesar de la sonrisa del guardia y del sol que reina afuera, siento frío cuando me imagino que en ese mismo minuto habrá muchas mujeres, en esta misma ciudad, cargando sus cruces, hijos que no pensaron, hombres que ya no están y tanto, tanto, tanto...
Unas semanas antes, fuera de Stgo., conocí a una niña hermosa, que asiste a una escuela para jóvenes “limitados”. Se inauguraba su nueva escuela y ella me pedía que le sacara muchas fotos y luego se las mostrara en la pantallita de la cámara. De pronto invité a su madre para que salieran juntas, pero la señora me explica que ella es sólo su cuidadora, que la pequeña vive en un hogar porque su madre no la quiso así enfermita, que la abandonó. La niña me toma la mano y me dice que soy muy linda, habla con dificultad, pero me parece que es la voz más dulce que he escuchado en mucho tiempo. Yo le digo que ella también es linda, que en realidad es hermosa y que su sonrisa es, definitivamente, de princesa. Nos reímos juntas. Me acuerdo de esto mientras veo a “Mary” y las bolsas plásticas. Aún con toda la pena que me causa esta “princesa”, no me atrevo a juzgar a las “Marys” de Chile, porque alguna vez ellas también fueron niñas, pero el mundo se les quebró en alguna parte, de una forma que sintieron irremediable… y se nubló su vista, y desaparecieron las personas y, de alguna forma, sólo sintieron que habría bolsas plásticas para dar la bienvenida.
¿En qué minuto las personas nos convertimos en paredes? No se trata de salir con capa roja a sobrevolar las calles. Ni ponerse la toca de sor Teresa de Calcuta. Pero pucha que sería bueno intentar un mundo un poco más amable, sonriendo un poquito más en la calle, atropellando un poco menos al pasar por la vereda, dejar de tocar la bocina en el taco, atender con buena cara, quejarse menos y, por sobre todo, tratar de romper las barreras que llevamos dentro, que nos hacen a nosotros los “normales” vivir como “limitados” cuando nos negamos la posibilidad de aceptar a los otros. El mundo no cambia ni es mejor porque en EEUU hay un presidente negro, falta demasiado, sólo que son de esos cambios que jamás van a llevar portada…
No me digas mi amor
(ABC: la vida agridulce y el poder de las palabras; como siempre: A, B y C no tienen nada que ver entre sí)
A: “La vida es del que la agarra” me dice el Sr. Noguera al despedirse, el mismo día en que nos conocemos por casualidad mientras yo esperaba a que una amiga se cambiara de ropa para salir a una fiesta y él visitaba a su amigo con quien, me parece, trabajó en una universidad gringa años atrás. Su amigo y mi amiga son esposos, por lo que el lugar de esta conversa fue la casa de ambos, aunque sin ellos presentes... Por mi boca de chilena y por la suya de venezolano-agringado desfilaron Castro, Chávez, Pinochet y, entre sorbo y sorbo de café, modelos económicos y de educación de por aquí y por allá... Poco me acuerdo de tanta cháchara, sólo que el café estaba riquísimo y de esa frase con la que él se despidió y con la que, sin saber, enmarcó un par de días míos que todo tenían que ver con eso...
B: Una mesa para cinco, en una terraza cercana al Forestal, una noche fría como si fuera invierno (ok, todavía era invierno). Tomábamos café y hablábamos de comida japonesa (por esa eterna mala/buena costumbre de seguir hablando de comida después de haber comido hasta decir basta) cuando de repente se acerca un tipo muuuuy alto, flaco y desconocido que me mira fijo y a pito de nada me grita “tú, no me digas mi amor, no me digas mi amor, porque soy es-cri-tor, yo soy artista”, se da media vuelta y se va, nos matamos de la risa, pero admito que igual me dio nervio, más que por lo que dijo, por la forma en la que, literalmente, nos clavó la mirada, una mirada más fría que toda la noche junta. Para mí claramente habría sido imposible decirle mi amor a alguien así, porque el tipo me dio miedo y en mi mente miedo y amor jamás podrían ir de la mano (luego pienso que jamás es una palabra muy grande que tengo que tratar de evitar). Días después me entero que en un departamento de Ñuñoa, una mujer valiente, con quien compartí parte de mi infancia dijo nunca más al amor con miedo, dijo no al cariño malo de otro tipo que también se cree artista, pero de los peores, de los que cuando la noche cae y cree que le ampara el silencio, empuña la mano y con ella pinta flores moradas en los ojos de su musa. Que bueno es saber que ella pudo parar a tiempo, pudo decidirse a hablar y buscar refugio y que ya nunca le dirá “mi amor” al “machote” ese. Que triste es que haya personas, conocidas o no, que a uno le den miedo.... y que bueno saber que las mujeres son cada vez más valientes y más capaces de reconocer lo que no merecen bajo ninguna circunstancia.
C: Días después me llega un mail sobre el seminario “El poder del lenguaje y los lenguajes del poder”, leo y releo el título una y otra vez, me parece absolutamente apasionante; es que las palabras dichas, escritas, gritadas, leídas, susurradas o como sea, siempre tienen el poder de provocar y de cambiar las cosas. Al menos a mí, me gusta nadar entre palabras, me gusta escucharlas, me gusta que alguien tenga algo que decirme y me gusta detenerme en la forma en que se dicen. Para bien y para mal, experimento casi a diario con el poder de las palabras y sus efectos. En este caso, este Seminario enmarca el poder de las palabras en el terreno del patrimonio (lo organiza la DIBAM). Nunca lo había pensado así, lo que decimos, como parte del patrimonio personal o colectivo. ¿Que pasará con todo lo escrito en tanto blog en diez años más, en cincuenta o en veinte millones? En lo inmediato, hay quienes dicen que, aunque son asuntos distintos, facebook se está comiendo a los blogs, puede ser. Todo puede ser... la intriga es saber cómo “será” el futuro que se viene, ése que es el que nos queda, como dice Parra en “el último brindis” de sus “canciones rusas”:
“...sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana...
... sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca...”
y mientras revisamos el patrimonio que existe en lo ya dicho, yo levanto mi copa virtual para saber decir, para decir bien, en el futuro que “no llega nunca” porque a cada rato se vuelve presente y luego pasado sin que estemos alerta (como dice Julio Iglesias, a veces pasa que uno se olvida de vivir “de tanto correr por ganar tiempo al tiempo, queriendo robarle a las noches el sueño"). En fin, que horror de dispersión ésta que he escrito hoy, como sea, lo que se dice importa, importa y mucho.
A: “La vida es del que la agarra” me dice el Sr. Noguera al despedirse, el mismo día en que nos conocemos por casualidad mientras yo esperaba a que una amiga se cambiara de ropa para salir a una fiesta y él visitaba a su amigo con quien, me parece, trabajó en una universidad gringa años atrás. Su amigo y mi amiga son esposos, por lo que el lugar de esta conversa fue la casa de ambos, aunque sin ellos presentes... Por mi boca de chilena y por la suya de venezolano-agringado desfilaron Castro, Chávez, Pinochet y, entre sorbo y sorbo de café, modelos económicos y de educación de por aquí y por allá... Poco me acuerdo de tanta cháchara, sólo que el café estaba riquísimo y de esa frase con la que él se despidió y con la que, sin saber, enmarcó un par de días míos que todo tenían que ver con eso...
B: Una mesa para cinco, en una terraza cercana al Forestal, una noche fría como si fuera invierno (ok, todavía era invierno). Tomábamos café y hablábamos de comida japonesa (por esa eterna mala/buena costumbre de seguir hablando de comida después de haber comido hasta decir basta) cuando de repente se acerca un tipo muuuuy alto, flaco y desconocido que me mira fijo y a pito de nada me grita “tú, no me digas mi amor, no me digas mi amor, porque soy es-cri-tor, yo soy artista”, se da media vuelta y se va, nos matamos de la risa, pero admito que igual me dio nervio, más que por lo que dijo, por la forma en la que, literalmente, nos clavó la mirada, una mirada más fría que toda la noche junta. Para mí claramente habría sido imposible decirle mi amor a alguien así, porque el tipo me dio miedo y en mi mente miedo y amor jamás podrían ir de la mano (luego pienso que jamás es una palabra muy grande que tengo que tratar de evitar). Días después me entero que en un departamento de Ñuñoa, una mujer valiente, con quien compartí parte de mi infancia dijo nunca más al amor con miedo, dijo no al cariño malo de otro tipo que también se cree artista, pero de los peores, de los que cuando la noche cae y cree que le ampara el silencio, empuña la mano y con ella pinta flores moradas en los ojos de su musa. Que bueno es saber que ella pudo parar a tiempo, pudo decidirse a hablar y buscar refugio y que ya nunca le dirá “mi amor” al “machote” ese. Que triste es que haya personas, conocidas o no, que a uno le den miedo.... y que bueno saber que las mujeres son cada vez más valientes y más capaces de reconocer lo que no merecen bajo ninguna circunstancia.
C: Días después me llega un mail sobre el seminario “El poder del lenguaje y los lenguajes del poder”, leo y releo el título una y otra vez, me parece absolutamente apasionante; es que las palabras dichas, escritas, gritadas, leídas, susurradas o como sea, siempre tienen el poder de provocar y de cambiar las cosas. Al menos a mí, me gusta nadar entre palabras, me gusta escucharlas, me gusta que alguien tenga algo que decirme y me gusta detenerme en la forma en que se dicen. Para bien y para mal, experimento casi a diario con el poder de las palabras y sus efectos. En este caso, este Seminario enmarca el poder de las palabras en el terreno del patrimonio (lo organiza la DIBAM). Nunca lo había pensado así, lo que decimos, como parte del patrimonio personal o colectivo. ¿Que pasará con todo lo escrito en tanto blog en diez años más, en cincuenta o en veinte millones? En lo inmediato, hay quienes dicen que, aunque son asuntos distintos, facebook se está comiendo a los blogs, puede ser. Todo puede ser... la intriga es saber cómo “será” el futuro que se viene, ése que es el que nos queda, como dice Parra en “el último brindis” de sus “canciones rusas”:
“...sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana...
... sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca...”
y mientras revisamos el patrimonio que existe en lo ya dicho, yo levanto mi copa virtual para saber decir, para decir bien, en el futuro que “no llega nunca” porque a cada rato se vuelve presente y luego pasado sin que estemos alerta (como dice Julio Iglesias, a veces pasa que uno se olvida de vivir “de tanto correr por ganar tiempo al tiempo, queriendo robarle a las noches el sueño"). En fin, que horror de dispersión ésta que he escrito hoy, como sea, lo que se dice importa, importa y mucho.
Desconexiones... al final todo se conecta, parece...
(Tipeando en mi escritorio)
No me había dado cuenta, quien sabe cuánto rato llevo mirando fijo, pensando en la inmortalidad del cangrejo, algo que me pasa pocas veces, debe ser el día nublado. De a poco se aclara la vista: en la pared leo una lista de "media contacts", al lado un papel con mi letra jeroglífica sobre una reunión pendiente, cambio de dirección, sobre el escritorio hay un portalápices lleno de lápices que no uso, más allá una cajita con un sacapuntas y mi lápiz de mina favorito, un par de aros muy cool que me regaló hace poco una amiga, un post-it de colores, un montón de carpetas con asuntos pendientes y encima el libro de la semana que aún no he podido terminar, una pila de diarios con artículos marcados y subrayados que quisiera releer pero que difícilmente podré, el teléfono que a esta hora por fin se queda mudo, una cajita con clips... se acaba el día, esta parte del día. Me saco los zapatos y me pongo zapatillas, así está mejor, a clases, la última de este ciclo. Uuuuf, estoy can-sa-da, así que por esta vez prefiero ir en auto y no en el metro. Sé que me voy a arrepentir cuando busque estacionamiento, pero ya... arrepentirse por estos días parece un hábito...
Riiing. Click. Se abre el portón metálico del chileno italiano de cultura. Entro, subo por las escaleras, lo hago lento parando la oreja en cada sala que tenga la puerta semiabierta y escucho "due, tre, quattro", "di dove sei...?" y un par de cosas más que no alcanzo a entender, pero ya, no estoy ahí por eso, vengo a la última clase de dramaturgia europea, un ciclo breve que me ha abierto una ventana enorme a tanta cosa que me falta por conocer... y lo he pasado súper. Entro a la sala-teatro, me siento, enmudezco, dejo que hablen los que saben y que después opinen los que más o menos saben, mientras yo me convierto en una mujer/esponja que escucha y escucha, absorbe y absorbe. Italia, España, Francia, Austria, Inglaterra, Suiza, Alemania, Croacia... Croacia y sus bombas, Croacia y su "Mujer-bomba".... la mejor obra que haya leído entre las 16 del ciclo (que a todo esto se montarán a partir del 21 todas como obra o lectura dramatizada en el Cultural de España, el Goethe o el Italiano de Cultura con entrada liberada, dirigidas por Noguera, Di Girolamo, Cantillana, Brieba, Pato Pimienta, etc. etc. etc.). Termina la clase, abrazos, cambios de celular, de mails, promesas de encontrarse en las funciones.
(Minutos más tarde, después del trayecto auto-calle-casa)
La tele de mi pieza está encendida, escribo apuradísima lo de arriba, ya empezaron las noticias, que no alcanzaré a ver hasta el final porque tengo que salir y estoy un poco atrasada. En fin, las noticias cambian muy poco de un día a otro, seguro hoy hablarán de fútbol, de las olimpíadas, de María Música y su expulsión del colegio, de la lluvia y el temporal que llegará este fin de semana. Chuatas! un país que se moja y sucumbe mientras, kilómetros y kilómetros más allá, otro país, uno grandote, ataca a uno bien chico y casi no quedan edificios en pie, pero eso es muy lejos como para llegar a conmoverse.... resulta que aquí, en latinoamericalandia, la guerra y las muertes ajenas poco importan si no interfieren en el precio de la bencina o si la sangre no salpica nuestros pies...
Recuerdo a George de Georgia a quien conocí por intermedio de mis amigas de la universidad en un Jamboree de hace 10 años (al que fui sin ser scout y en el que lo pasé increíblemente bien y donde también conocimos a Armen de Armenia...) ¿habrá llegado George a cumplir 30? ¿estará hoy bajo esos escombros de su Georgia natal? ¿estará vivo? ¿le habrá tocado disparar? ¿matar a otro joven ruso? ¿se acordará de su paso por Chile? ¿habrá compartido en ese jamboree con los rusos? ¿habrán reído juntos? ¿tendrá hijos? ¿estarán sus hijos muertos de miedo con tanta bomba? ¿sonreirán sus hijos en algún minuto del día? ¿qué pensará George de las palabras patria, guerra, vecino, terror, muerte, confianza, sangre, ruinas, descanso, fiesta, sueños? ¿qué pensará George sobre el futuro, sobre su futuro, sobre el futuro de sus hijos si es que de verdad los tiene?
(Ahora mismo, en mi cabeza)
Pienso otra vez en mi escritorio, hace exactamente 3 horas atrás, y en lo injusta que a veces se puede llegar a ser pensando en la inmortalidad del cangrejo cuando hay tantas cosas más relevantes en las que pensar, de las que acordarse...
Me distraigo otra vez, ahora pongo atención a la radio, al CD sempiterno que bajé hace un tiempo del auto, para que me reciba en casa de vez en cuando, ahí está, para variar, la Marisa Monte, que con esa voz maravillosa entona: eu devia te deixar, mas vou continuar, para castigar meu pobre coraçao... Ya, nada más de cangrejos, hay tres días libres, un pequeño viaje pendiente a punto de empezar y muchas, muchas cosas en que pensar. Ya, parliamo lunedi. Cambio y fuera.
No me había dado cuenta, quien sabe cuánto rato llevo mirando fijo, pensando en la inmortalidad del cangrejo, algo que me pasa pocas veces, debe ser el día nublado. De a poco se aclara la vista: en la pared leo una lista de "media contacts", al lado un papel con mi letra jeroglífica sobre una reunión pendiente, cambio de dirección, sobre el escritorio hay un portalápices lleno de lápices que no uso, más allá una cajita con un sacapuntas y mi lápiz de mina favorito, un par de aros muy cool que me regaló hace poco una amiga, un post-it de colores, un montón de carpetas con asuntos pendientes y encima el libro de la semana que aún no he podido terminar, una pila de diarios con artículos marcados y subrayados que quisiera releer pero que difícilmente podré, el teléfono que a esta hora por fin se queda mudo, una cajita con clips... se acaba el día, esta parte del día. Me saco los zapatos y me pongo zapatillas, así está mejor, a clases, la última de este ciclo. Uuuuf, estoy can-sa-da, así que por esta vez prefiero ir en auto y no en el metro. Sé que me voy a arrepentir cuando busque estacionamiento, pero ya... arrepentirse por estos días parece un hábito...
Riiing. Click. Se abre el portón metálico del chileno italiano de cultura. Entro, subo por las escaleras, lo hago lento parando la oreja en cada sala que tenga la puerta semiabierta y escucho "due, tre, quattro", "di dove sei...?" y un par de cosas más que no alcanzo a entender, pero ya, no estoy ahí por eso, vengo a la última clase de dramaturgia europea, un ciclo breve que me ha abierto una ventana enorme a tanta cosa que me falta por conocer... y lo he pasado súper. Entro a la sala-teatro, me siento, enmudezco, dejo que hablen los que saben y que después opinen los que más o menos saben, mientras yo me convierto en una mujer/esponja que escucha y escucha, absorbe y absorbe. Italia, España, Francia, Austria, Inglaterra, Suiza, Alemania, Croacia... Croacia y sus bombas, Croacia y su "Mujer-bomba".... la mejor obra que haya leído entre las 16 del ciclo (que a todo esto se montarán a partir del 21 todas como obra o lectura dramatizada en el Cultural de España, el Goethe o el Italiano de Cultura con entrada liberada, dirigidas por Noguera, Di Girolamo, Cantillana, Brieba, Pato Pimienta, etc. etc. etc.). Termina la clase, abrazos, cambios de celular, de mails, promesas de encontrarse en las funciones.
(Minutos más tarde, después del trayecto auto-calle-casa)
La tele de mi pieza está encendida, escribo apuradísima lo de arriba, ya empezaron las noticias, que no alcanzaré a ver hasta el final porque tengo que salir y estoy un poco atrasada. En fin, las noticias cambian muy poco de un día a otro, seguro hoy hablarán de fútbol, de las olimpíadas, de María Música y su expulsión del colegio, de la lluvia y el temporal que llegará este fin de semana. Chuatas! un país que se moja y sucumbe mientras, kilómetros y kilómetros más allá, otro país, uno grandote, ataca a uno bien chico y casi no quedan edificios en pie, pero eso es muy lejos como para llegar a conmoverse.... resulta que aquí, en latinoamericalandia, la guerra y las muertes ajenas poco importan si no interfieren en el precio de la bencina o si la sangre no salpica nuestros pies...
Recuerdo a George de Georgia a quien conocí por intermedio de mis amigas de la universidad en un Jamboree de hace 10 años (al que fui sin ser scout y en el que lo pasé increíblemente bien y donde también conocimos a Armen de Armenia...) ¿habrá llegado George a cumplir 30? ¿estará hoy bajo esos escombros de su Georgia natal? ¿estará vivo? ¿le habrá tocado disparar? ¿matar a otro joven ruso? ¿se acordará de su paso por Chile? ¿habrá compartido en ese jamboree con los rusos? ¿habrán reído juntos? ¿tendrá hijos? ¿estarán sus hijos muertos de miedo con tanta bomba? ¿sonreirán sus hijos en algún minuto del día? ¿qué pensará George de las palabras patria, guerra, vecino, terror, muerte, confianza, sangre, ruinas, descanso, fiesta, sueños? ¿qué pensará George sobre el futuro, sobre su futuro, sobre el futuro de sus hijos si es que de verdad los tiene?
(Ahora mismo, en mi cabeza)
Pienso otra vez en mi escritorio, hace exactamente 3 horas atrás, y en lo injusta que a veces se puede llegar a ser pensando en la inmortalidad del cangrejo cuando hay tantas cosas más relevantes en las que pensar, de las que acordarse...
Me distraigo otra vez, ahora pongo atención a la radio, al CD sempiterno que bajé hace un tiempo del auto, para que me reciba en casa de vez en cuando, ahí está, para variar, la Marisa Monte, que con esa voz maravillosa entona: eu devia te deixar, mas vou continuar, para castigar meu pobre coraçao... Ya, nada más de cangrejos, hay tres días libres, un pequeño viaje pendiente a punto de empezar y muchas, muchas cosas en que pensar. Ya, parliamo lunedi. Cambio y fuera.
Tienes 28 minutos libres?
¿Tienes 28 minutos de tiempo libre? ¿28 minutos para hacerte un regalo? ¿28 minutos para concentrarte en una pantalla y en medio de una sala oscura (probablemente a solas) perderte en una historia en la que nadie habla pero en la que sin palabras se dice mucho? Bien, si es así, entonces visita el MAC sube hasta el segundo piso y busca la sala en la que se dan los dos cortos de Tomoyasu Murata: Scarlet road (camino rojo, 2002) y White road (camino blanco, 2004).
Murata, de 34 años y un corazón de oro, regala un mensaje completo y conmovedor, que invita a parar el usual vertiginoso ritmo de nuestra vida, que invita a detenerse para mirar a los demás.
Entra en la sala, piérdete en el acogedor sonido del piano, quita el cerrojo de tu propio corazón y concéntrate en la belleza de unos ojoscerrados, en las imágenes de las manos, en la delicadeza de una flor, en la inocencia de la mirada de un niño, permítete abandonar la rigidez de la adultez para adentrarte en un mundo conmovedor de una animación japonesa que contra todo pronóstico es, en rigor, una anti-animación.
El trabajo de Murata presenta un mundo intangible, a pesar de estar todo hecho a pulso y con las propias manos... una secuencia de imágenes cálidas, aún siendo a ratos algo triste. Algo así como la materialidad hecha sueños...
NOTA: 11 artistas japoneses contemporáneos exponen hasta el 3 de agosto en el MAC en la muestra "PASSAGE TO THE FUTURE: ART FROM A NEW GENERATION IN JAPAN". El trabajo de Murata es a mi juicio sin tiempo y sin fronteras, en tanto el de sus otros camaradas sí entrega una visión más japonesa de lo que pasa por la cabeza de un joven hoy. Vale la pena darse una vuelta y dedicar un rato, aparte de los caminos de Murata, a los trabajos de Beans in Cosmos, la Little Kitchen (maqueta con mini plasma y genial historia que contar) y la serie de esqueletos de peces hechos cordones y extensiones eléctricas. (MAC: Pque. Forestal s/n, adultos $600, escolares y 3a edad $300)
mi/tu color
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Cómo cambia todo en los zapatos del otro...
por eso a ratos es bueno intentar acordarse de hacer este "ejercicio"...
(mi problema es, también a ratos, la mala memoria)
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(pero no siempre)
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un abrazo... muy grande
(y si te encuentras mis zapatos me los traes ¿vale?)
Apenas podría mirar el chancho...
Mamá, acuérdate que mañana voy con mi curso a La Moneda ¿tú crees que tengo que llevar el almuerzo?
- Obvio, si van a mirar un ratito nomás y después vuelven al colegio ¿O acaso piensas almorzar con la Presidenta?
Noooo mamá, yo me muero de tener que almorzar con la Michelle Bachelet; yo creo que estaría bien nervioso y súper tieso, tanto, que apenas podría mirar el chancho.
- ¿El chancho? ¿Qué chancho?
Ay mamá, el de la mesa, o acaso no sabes que los ricos almuerzan un chancho con una manzana en la boca, encima de una bandeja que es así como de plata...
= = =
P-L-O-P, no por el chancho, sino por la segregación de mundos que supone un niño de siete años al hablar de “los ricos” y también por la inconsciente asociación ricos-poder... supongo que ya es tiempo de incorporar palabras como “meritocracia” a su diccionario.
Confieso eso sí que igual me reí harto, porque no supuso que le atenderían con menos que eso...
- Obvio, si van a mirar un ratito nomás y después vuelven al colegio ¿O acaso piensas almorzar con la Presidenta?
Noooo mamá, yo me muero de tener que almorzar con la Michelle Bachelet; yo creo que estaría bien nervioso y súper tieso, tanto, que apenas podría mirar el chancho.
- ¿El chancho? ¿Qué chancho?
Ay mamá, el de la mesa, o acaso no sabes que los ricos almuerzan un chancho con una manzana en la boca, encima de una bandeja que es así como de plata...
= = =
P-L-O-P, no por el chancho, sino por la segregación de mundos que supone un niño de siete años al hablar de “los ricos” y también por la inconsciente asociación ricos-poder... supongo que ya es tiempo de incorporar palabras como “meritocracia” a su diccionario.
Confieso eso sí que igual me reí harto, porque no supuso que le atenderían con menos que eso...
Tome Asiento
Soy curiosa por esencia,
así que cuando vi esta puerta sin puerta
no pude resistirme y entré...
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Y me encontré a esta silla lista y dispuesta...
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Para recibir a quien quisiera sentarse
en esta otra silla y entablar una conversa...
en esta otra silla y entablar una conversa...
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Y aunque no somos todos iguales,
podemos ser muy parecidos...
podemos ser muy parecidos...
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Y así, parecidos en lo que realmente cuenta,
encontrarnos en los lugares menos esperados,
saber encontrarnos, que es lo que importa.
Miro las cuatro sillas largo rato e imagino y también recuerdo.
Los cuatro asientos raídos y gastados me provocan tantas cosas.
Cierro los ojos, lista para seguir abriendo aquí y en otros lados
Los cuatro asientos raídos y gastados me provocan tantas cosas.
Cierro los ojos, lista para seguir abriendo aquí y en otros lados
muchas otras puertas.
Tic tac, tic tac, tic tac, parece que el tiempo se pasa volando.
A lo lejos una voz conocida me llama y yo pienso:
A lo lejos una voz conocida me llama y yo pienso:
¿para qué se preocupa?
Si ya llego, seguro que llego.
Si ya llego, seguro que llego.
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Entonces trato de volver,
pero me sorprende encontrar en mi regreso otra nueva puerta.
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