Crítica de Jlamotta
Jlamotta
sevilla, España


Mientras duermes (2011)
Jaume Balagueró
- Luis Tosar, Marta Etura, Alberto San Juan ...
EL JOKER NO ESTÁ SOLO
13 de octubre de 2011116 de 163 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encantan los malos, reconozcámoslo. Esos villanos de cine que no nos podemos quitar de la cabeza y que alguna vez hemos soñado interpretar aunque sea en el espejo de nuestro cuarto de baño. El Joker, Hannibal Lecter, Darth Vader, Freddy Kruger, Norman Bates, Harry Powell...Hay multitud de representantes del mal en diferentes épocas y situaciones. Solo que la mayoría tiene motivos para ser un anti-héroe ya sean el dinero, el poder, los traumas infantiles...César (Luis Tosar) no. Él es así, nació sin esa capacidad para sentir el bien como quien nace sordo, mudo o del Madrid. Tal vez el Joker comparta esa "habilidad", el joder por joder, que la anarquía fluya en sus venas y que salpique a los demás cuando sean cortadas. Ya está bien del "me pegaban de pequeño" o "soy así por culpa de la sociedad". Jaume Balagueró y Alberto Marini se atreven a estamparnos en la cara la sucia verdad, hay gente que nace así y no se arrepiente de ello, sólo conviven como pueden intentando ser felices...a su manera. No sirve de nada endulzar la realidad en una ficción cuando en los informativos nos narran cada día asesinatos, masacres, terrorismo, politiqueo rancio y demás situaciones calamitosas. Si el cuarto poder no suaviza la cruda verdad, el cine (que en este país no es ni el quinto ni el sexto ni el séptimo poder) no tiene obligación a ello, sin embargo sí que recibe una censura más dura y castradora recayendo en él una responsabilidad que no le toca.
El punto fuerte de la historia y la dirección por la que ha optado Balagueró es el punto de vista. Somos César. Vamos a donde él va. Vemos lo que él ve. Dañamos a quien él dañe. Siempre se ha dicho que lo mejor es tener diversos puntos de vista de una misma historia para que el espectador decida en su cabeza qué camino seguir o con quien se identifica. Aquí no. Acertadamente, Balagueró y Marini, instauran la dictadura en nuestra mente para inculcarnos que no hay nada más para nosotros que no sea ese hijo de Satanás. Estamos condenados a entendernos si queremos desfilar por el camino que director y guionista han construido para nosotros. Es un arma de doble filo pero apuesto a que pocos espectadores optarán por no seguirles. El rompedor final recompensa a los desprejuiciados y castiga a los bien pensados. No puedes lanzar un órdago durante 100 minutos para redimirte en los 7 restantes. Eso sería impropio de un personaje Houstoniano.
Sigo en spoiler sin ser spoiler
El punto fuerte de la historia y la dirección por la que ha optado Balagueró es el punto de vista. Somos César. Vamos a donde él va. Vemos lo que él ve. Dañamos a quien él dañe. Siempre se ha dicho que lo mejor es tener diversos puntos de vista de una misma historia para que el espectador decida en su cabeza qué camino seguir o con quien se identifica. Aquí no. Acertadamente, Balagueró y Marini, instauran la dictadura en nuestra mente para inculcarnos que no hay nada más para nosotros que no sea ese hijo de Satanás. Estamos condenados a entendernos si queremos desfilar por el camino que director y guionista han construido para nosotros. Es un arma de doble filo pero apuesto a que pocos espectadores optarán por no seguirles. El rompedor final recompensa a los desprejuiciados y castiga a los bien pensados. No puedes lanzar un órdago durante 100 minutos para redimirte en los 7 restantes. Eso sería impropio de un personaje Houstoniano.
Sigo en spoiler sin ser spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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