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El Legado de Eden: Las Crónicas de Ari, #3
El Legado de Eden: Las Crónicas de Ari, #3
El Legado de Eden: Las Crónicas de Ari, #3
Libro electrónico120 páginas1 hora

El Legado de Eden: Las Crónicas de Ari, #3

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La tercera parte de esta saga es una precuela que gira en torno al personaje llamado Jivah. El primer relato es cuando Jivah fue la Eva bíblica, narrando cómo conoció a Fanvar (el Adán bíblico) y cómo fue engañada por los ministros de los arcontes que vigilaban Meruah (un jardín que se hallaba al oriente del emplazamiento de E-Din). Aquí Jivah cuenta el juicio de Ialdabaot por las acciones ocurridas en Meruah y el daño causado por los ministros de los arcontes a su estirpe.

El siguiente relato gira en torno a otra de las más importantes encarnaciones de Jivah, cuando fuera Mariam, la esposa de Jesús de Nazaret. En este caso Jivah expone principalmente todos los grandes misterios que Yeshua (Jesús) habría contado a sus discípulos después de la crucifixión. Jivah cuenta cuando el apóstol Felipe fue encarnación de Buda y cuando ella migró a Paris para establecer una filosofía basada en su interpretación de las enseñanzas del maestro. Ella cuenta por qué no tuvieron hijos y los viajes que realizaron desde adolescentes a varios países antes de que Yeshua (Jesús) iniciara su labor con el pueblo judío.

 "- Pilatos: dime algo para absolverte, porque los judíos te quieren muerto.

- Yeshua: no tienes más poder sobre mí que el que se te ha sido permitido, pues todo obedece a un destino, al cual tú mismo estas sujeto.

- Pilatos: entonces eres una especie de mesías, un rey. ¿Has venido a salvar a tu gente?

- Yeshua: ciertamente soy rey, pero mi reino no es del mundo material. He venido esta vez a dar testimonio de la Verdad.

- Pilatos: la verdad… ¿qué es la Verdad?

- Yeshua: que el universo no existe, Pilatos."

Después de la crucifixión Yeshua mantiene una constante visita a sus seguidores durante 11 años, empezando por aparecérseles para explicarles que no era un espectro.

Jivah cuenta entonces otra historia, mas esta vez no de una "encarnación" suya, sino su existencia antes de venir a la carne (a un cuerpo). Describe cómo se vivía en los reinos celestes pre-universales de Eden y cómo se desencadenaron las primeras rebeliones, tanto antes como durante y después de Ialdabaot. Relata cómo aparecieron los primeros dioses y cómo crearon a sus principados, potestades, huestes de maldad, demonios, ángeles, espíritus y razas, y cómo estallaron las primeras guerras antes de y tras el inicio de la formación de Jaleb.

Narrando otra historia, Jivah cuenta cómo tuvo lugar la Batalla de los Siete Cielos, y cómo por encargo de su madre, la Sabiduría, ayudó a Yahveh (en ese tiempo conocido como Tzabaot) en la lucha contra los principados y autoridades del caos. Relata cómo fueron creados los ángeles y espíritus de luz para apoyar a Tzabaot en el conflicto contra los draconianos y orionitas, y sus jerarquías.

Finalmente Jivah llega a su momento experiencial en el año 3.098 d. C., cuando Chester - quien participa en la Guerra de Götterdämmerung (la última gran guerra galáctica, cuando Lucifer es destruido y cae su conciencia en la oscuridad perpetua de Nidhögg) -, viene a solicitar su ayuda. Ahí es cuando ella decide viajar al pasado y ayudar al grupo en la aventura de Las Gemas de Tot, en Las Crónicas de Ari I.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 ago 2024
ISBN9798227570208
El Legado de Eden: Las Crónicas de Ari, #3
Autor

Frederick Guttmann

Israeli writer, researcher, disseminator, documentary filmmaker and influencer. He is the writer of more than 35 books, mostly research and dissemination theses.

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    El Legado de Eden - Frederick Guttmann

    EL LEGADO DE EDEN

    Las Crónicas de Ari III

    Project Magen

    (2022)

    Frederick Guttmann R.

    El Legado de Eden, Las Crónicas de Ari III

    www.frederickguttmann.com

    [email protected]

    Colombia – Junio 2022

    115 páginas

    Índice

    Introducción - 5

    Mi Historia en Meruah - 7

    La Compañía del Nazareno - 37

    Las Rebeliones Cósmicas - 89

    La Batalla de los Siete Cielos - 101

    Desde los Albores de Götterdämmerung - 107

    Introducción

    Pasados 11 años tras el final de Har-Megedon, a pesar de que hay paz en Neo Aretz (la Tierra), en otras partes de la Heimarmene resuenan los conflictos. Los archidemonios Vala y Vritra han incentivado un enfrentamiento en el sistema Sirio y tratan de liberar de su prisión a Lucifer, condenado a prisión tras el final de la guerra. La hija de dos sacerdotes, Ari, forma un grupo con un chino, Guang, un reptiloide usumgal, Chester, y el dios Horus, para recuperar un legendario artefacto que las fuerzas oscuras desean utilizar para liberar a Lucifer. Tras varios enfrentamientos en este sistema solar, los enemigos de la galaxia aumentan las tropas y atacan más planetas de esta parte del brazo de la Vía Láctea. Jivah aparece para ayudar al grupo, viniendo desde el futuro, pero en esta tercera saga, Jivah será quien relate su propia historia.

    Mi nombre Jivah. Empezaré mi relato de la manera que culturalmente puede serte más fácil de asimilar. Has oído mitos respecto de mi encarnación cuando fui conocida como ‘Javah’, ‘Eve’ o ‘Eva’. He decidido narrar mi historia y que sea parte de las crónicas, legado que Ari dejará a buen recaudo en los registros del siglo XXI en el planeta que aún conocéis como Tierra. Debéis saber que ni ustedes ni yo somos originarios de este planeta, ni siquiera de este universo. Pero no adelantemos acontecimientos, te narraré nuestro origen, mas primero te contaré la historia del Eden terrenal, y de ahí iremos atrás, al primer Eden. Igual que tú, he vivido miles de vidas en este universo, al que se le conoce como ‘Mem’ (dado que es el 13° de 22 universos creados, cuyo conjunto llamamos Alfatau). El tiempo no es lineal. Yo vengo del futuro, de una línea de espacio-tiempo de tu realidad que aún no ha ocurrido en tu experiencia. Aunque en la historia de Ari me veo como un ser de 3ª densidad, en realidad bajo mi nivel vibracional, toda vez que yo vengo de experimentar antes de aquí las primeras suboctavas de 5ª densidad. Te narraré los aspectos que considero más significativos de algunas de mis principales vivencias, empezando por aquellos relatos que habrás oído mitológicamente apropósito del jardín de Eden.

    MI HISTORIA EN MERUAH

    Hace unos 450.000 años , después de que la guerra de Kayona en Maldek trajera pobladores primitivos a la Tierra, llegó a este planeta azul una delegación del planeta Dukku, dirigidos por el hijo mayor del emperador An (descendiente de la dinastía Nummo), llamado En-Ki. Aunque era el mayor, no tenía derecho al reinado, pues su madre no era de estirpe real, y debía serlo para que pudiese heredar la corona. En-Ki estaba encargado de diversos asuntos de interés familiar. Los suyos - la estirpe Nebaru - obedecían a los intereses de los nether orianos, quienes, a su vez, ya sabéis que son lacayos de los Lacerta, o la hegemonía reptiliana. En-Ki estableció un jardín hermoso en Mesopotamia, y colaboró en otro, de la región Waga, en lo que milenios más tarde se llamaría Japón, y otro en medio del océano Atlántico.

    Heilel (o Hilel) - de quien os hablaré más adelante - era el apadrinado de En-Ki, quien le secundaba en todas sus tramas. Hilel fue puesto por En-Ki como portavoz de los Igigu, siervos de su raza que recogían oro, bórax, ónice y oricalco para sacarlo del planeta y llevarlo a Dukku. El centro principal de extracción estaba en Ofir, región que los sumerios llamaban Apsu, y que en vuestro tiempo denominan Sudáfrica. Experimentaban con el oro a nivel subatómico por sus importantes posibilidades científicas. Diversos emisarios orian (u ‘orianos’ u ‘orionitas’) venían para revisar que En-Ki crease una réplica de lugares superiores en esos paraísos. En-Ki había tomado consigo a Hilel antes de la llegada de los igigu, cuando la primera orden de expedición de los Shajar llegó a la Tierra (E-Ridu). Los Shajar eran una orden de estudio de planetas en evolución semuan, es decir, con la conciencia evolutiva capaz de generar vida biológica. Este tipo de planetas especiales eran llamados Ebeni-Esh (piedras de fuego).

    Unos diez años después de iniciar el proyecto, los aborígenes yosling - que vivían cerca del lugar -, descendientes de los primitivos Asu, empezaron a merodear los perímetros del paraíso de E-Din (en Mesopotamia), donde se hallaba el jardín de Meruah, mas sin entrar, temiendo caer en manos de quienes vigilaban. Los yoslings procedían de las antiguas estirpes primitivas resultantes de los proyectos genéticos que había iniciado En-Ki. Si bien, En-Ki había creado 7 especies i’hin, las cuales fueron repartidas por los 7 continentes, con todo, los yoslings eran anteriores a ellos, pero con menor capacidad intuitiva o moral. Ustedes llaman a sus huesos homo neardenthalensis, o simplemente Neandertal.

    Ahora bien, de una de las 7 razas finales procedía Fanvar. En-Ki no estaba al corriente del proyecto Fanes, en el cual el Espíritu Santo había determinado cientos de miles de años antes hacer encarnar en cuerpos mortales a los Pa-Tal (la raza setita post-cósmica). De aspecto caucásico, Fanvar era un i’hin (terrícola) sabio que deseaba conocer el origen del hombre. Viajó por muchos lugares en busca de respuestas. Se alejó de su tribu motivado por el Ruaj (fuerza-espíritu), y finalmente llegó al jardín de Mesopotamia (Meruah) guiado por medio de sueños. La noche que precedía a su llegada fue atacado por los bothas, una tribu yosling que rendía culto al demonio Cernunos.

    - Gu-Ku-Mal-Jalat: haber un i’hin merodeando Meruah.

    - Zkal-Zkal-Tarr: debe traer algo de valor.

    - Ubb-Bal-Zkal: los i’hin creerse herederos de E-Ridu. Para ellos nosotros animales salvajes, bestias.

    - Dak-Dakaara: nos temen. Por eso nos evitan y hablan oscuramente de nosotros.

    - Ap-Dakaara: traedle, para que hagamos con él un ritual y evoquemos a los Apkallu. Su sangre satisfará sus deseos.

    - Ver-Ara-Dakaara: padre, yo iré con Gu-Ku-Mal-Jalat y Yu-Door, y lo traeremos ante tu presencia.

    - Ap-Dakaara: id.

    Los bothas fueron en busca de Fanvar, y ahí estaba, descansando bajo una higuera. Fatigado por el viaje, pero habiendo repuesto el hambre con una docena de higos. Meditaba sobre la existencia.

    - Fanvar: gran Aruah, que apareces en mis sueños. Explícame la razón de la existencia. Busco, pero no hallo. He viajado por largos meses sin tener una idea completa. Solo oigo opiniones de ancianos y sabios, pero algunas explicaciones parecen filosóficas, no empíricas. Pocos manuscritos he logrado encontrar. Escritos de eras antiguas en lenguas viejas, algunas incomprensibles. He visto aquel sueño donde bárbaros me agreden y quedo casi muerto, mas tu luz ilumina mi vida.

    Mientras Fanvar ponderaba esto en su mente, vio claramente mi Ba (o ‘Atman’), pues me le mostré ahí en una rápida aparición mental, y oyó claramente mi voz.

    - Aruah: en pie, Fanvar. ¡Defiéndete!

    Fanvar abrió los ojos y vio a tres barbados descalzos con ropas peludas y sucias venir sobre él. Reaccionó rápida y efusivamente, tomando su bastón y golpeando a uno de ellos duramente en la canilla izquierda. Otro de ellos clavó una lanza en el costado de Fanvar, pero él, al querer evitarla, partió bruscamente la lanza y desgarró el tejido. La adrenalina en su sangre y su instinto de supervivencia hicieron que Fanvar luchase con ahínco y furor, como un gladiador ante hambrientos tigres. El hijo del jefe del clan bothas recibió una pedrada que lo disuadió, quedando desorientado, mientras su amigo agarraba a Fanvar por el cuello. Cayendo sobre una rodilla, Fanvar tomó la punta de la lanza y la clavo en el ojo de su agresor, y con el mismo impulso cayó, tomó la otra parte de la lanza y pisando fuertemente saltó contra el hijo del jefe tribal y le atravesó las sienes.

    El que aún estaba en pie propinó tal golpe a Fanvar que lo lanzó de espaldas contra la higuera, mas unas avispas que tenían un panal ahí se alborotaron y atacaron a aquel individuo, ignorando a Fanvar. El hijo del jefe yacía muerto, pero sus dos fortachones aún luchaban por mantenerse en pie. Uno sangrando profusamente por un ojo y el otro dando manotazos y gritando contra las avispas. Fanvar entonces oyó una voz que le alentó...

    - Aruah: un poco más. Resiste un poco más.

    Mi madre entonces me envió a él. Fanvar, que yacía bocabajo, recobró el aliento, y se puso de pie, cojeando, mientras se apretaba el costado

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