Concepciones de La Autonomía

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4 Concepciones de la autonoma

JUAN IOSA
Doutor em Direito pela Universidade Nacional de Crdoba. Conicet, U.N.C.

REA: Filosoa
RESUMEN: La nocin de autonoma ocupa un lugar destacado en la reexin prctica contempornea. Es relevante tanto en el nivel de la fundamentacin de la tica como en el de la solucin de problemas prcticos concretos. Asimismo juega un papel no menor en la justicacin de las instituciones polticas: las doctrinas liberales hoy dominantes entienden que ninguna institucin est justicada si no respeta la autonoma de los individuos. Ahora bien, el trmino autonoma es multvoco. Pese a su profuso uso, y quizs como consecuencia de este exceso, no siempre es claro en qu sentido se lo utiliza. En la mayora de los casos el contexto puede precisar sucientemente lo que se quiere signicar con l. Para aquellos en que esto no sucede, una explicitacin de los sentidos ms frecuentes en que el trmino ha sido utilizado en los debates contemporneos puede evitar oscuridades innecesarias. Tal es el objetivo del presente trabajo. PALABRAS CLAVE: Autonomia Concepto y concepciones. ABSTRACT: The idea of autonomy has a prominent place in contemporary practical philosophy. It is relevant both for the fundamentation of ethics and for the solution of specic practical problems. It has no minor role in the justication of political institutions: the dominant liberal doctrines nowadays understand that no institution is justied if it does not respect the autonomy of individuals. However, the term autonomy is semantically multifarious. Despite its diffuse use, and perhaps as a consequence of this excess, it is not always clear in which sense it is used. In most cases, the context can precise sufciently what is meant by it. For those cases in which it doesnt, an account of the most common senses in which the term has been used in contemporary debates may avoid unnecessary obscurities. This is the purpose of this paper. KEYWORDS: Autonomy Concepts and conceptions.

SUMARIO: 1. Autonoma como mbito privado 2. Autonoma personal 3. Autonoma moral. Dos concepciones: juicio propio y autolegislacin 4. Autonoma como juicio prprio 5. Autonoma como autolegislacin 6. Autonoma como autolegislacin de la ley moral objetiva 7. Tres interpretaciones de la autonoma como autolegislacin 8. Bibliograa.

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racional y que mi razn es lo que me distingue como ser humano del resto del mundo. 2 Pero si bien la idea de autogobierno atrapa el centro de aquello a que nos referimos cuando usamos el concepto de autonoma, es demasiado abstracta para guiarnos en la vida prctica. Como bien seala Dworkin, this abstract concept can only be understood as particular specications are made of the notions of self, my own, internal, and so forth. 3 Las diversas propuestas de especicacin del concepto nos llevan a distinguir distintas concepciones que lo cargan con diferentes contenidos y lo especican de variadas formas.

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1. AUTONOMA COMO MBITO PRIVADO


Hay sin embargo al menos un sentido en que autonoma no remite a la idea de autogobierno. En la discusin contempornea es comn usar el trmino para referirse al mbito privado, al espacio de libertad (negativa en Berlin) dentro del cual la autoridad no puede legislar legtimamente. La idea no arma que dentro de este mbito cada uno se gobierna a s mismo sino meramente que tiene derecho a no ser gobernado por otros. Sealar concisamente cul es la idea al respecto. Cun amplio sea el mbito que debe quedar fuera del alcance de la facultad estatal de legislar y punir es, por supuesto, objeto de discusin y de lucha poltica. Actualmente, sin embargo, existe un relativo consenso respecto de algunos aspectos de la vida que deben quedar excluidos de la potestad estatal. Antonio Escohotado, por ejemplo, encabeza su libro Aprendiendo de las drogas con un sugerente annimo que se reere a un aspecto de esta idea: De la piel para adentro empieza mi exclusiva jurisdiccin. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esta frontera. Soy un Estado soberano y los lindes de mi piel me resultan mucho ms sagrados que los connes polticos de cualquier pas. 4
2. I. Berlin, Dos conceptos de libertad, Cuatro ensayos sobre la libertad, trad. Julio Bayn, Madrid: Alianza, 1998, p. 232. 3. Ver: G. Dworkin, The concept of autonomy, en: J. Christman (ed.), The inner citadel. Essays on individual autonomy, Oxford: Oxford University Press, 1989, p. 58. 4. A. Escohotado, Aprendiendo de las drogas, Barcelona: Anagrama, 1997, p. 7.

Quisiera comenzar enfatizando la ambiguedad del trmino. Al respecto, Gerald Dworkin arma lo siguiente: It is used sometimes as an equivalent of liberty (positive or negative in Berlins terminology), sometimes as equivalent to self-rule or sovereignty, sometimes as identical with freedom of the will. It is equated with dignity, integrity, individuality, independence, responsibility, and self-knowledge. It is identied with qualities of self-assertion, with critical reection, with freedom of obligation, with the absence of external causation, with knowledge of ones interests It is related to actions, to beliefs, to reasons for acting, to rules, to the will of persons, to thoughts, and to principles. About the only features held constant from one author to another are that autonomy is a feature of persons and that it is a desirable quality to have. 1 Cabe explorar la posibilidad de descubrir un orden subyacente a estas intuiciones, ver si hay algunas principales y otras secundarias, algunas originarias y otras derivadas etc. No bien hacemos foco en esta cuestin advertimos que quizs el rasgo central, el que sirva de elemento aglutinante y ordenador de todas o casi todas las ideas que giran en torno a la autonoma, sea el inscripto en la en la misma etimologa del trmino. Cuando hablamos de autonoma hablamos de autogobierno. Isaiah Berlin se ha referido a esta idea, que l llamaba libertad positiva en palabras memorables: El sentido positivo de la idea de libertad se deriva del deseo por parte del individuo de ser su propio dueo. Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de m mismo, y no de fuerzas exteriores, sean stas del tipo que sean. Quiero ser instrumento de m mismo y no de los actos de voluntad de otros hombres. Quiero ser sujeto y no objeto, ser movido por razones y por propsitos conscientes que son mos, y no por causas que me afectan, por as decirlo, desde afuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar, decidir, no que decidan por m; dirigirme a m mismo y no ser movido por la naturaleza exterior o por otros hombres como si fuera una cosa, un animal o un esclavo incapaz de representar un papel humano; es decir, concebir nes y medios apropiados y realizarlos. Esto es por lo menos parte de lo que quiero decir cuando digo que soy

1. G. Dworkin, Theory and practice of autonomy, New York: Cambridge University Press, 1995, p. 6.

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personal Christman sostiene que el concepto hace foco en el ser dueo de la propia vida: to be directed by considerations, desires, conditions, and characteristics that are not simply imposed externally upon one, but are part of what can somehow be considered ones authentic self. 7 En tanto que autnomas, las personas are able to direct their own lives and actions in accordance with their plans, projects, and personal commitments. 8 Un sujeto heternomo, por el contrario, es aquel a quien los deseos que tiene, las razones por las que acta, su modo de vida, le vienen impuestos desde afuera. De las armaciones precedentes surge que la idea de autonoma personal abarcara la idea de autonoma moral, en tanto que es ms amplia. Sin embargo en el presente trabajo adoptar otra opcin terica. Asumir que autonoma personal y autonoma moral son concepciones

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As, sobre qu he de hacer con mi cuerpo no puede la autoridad legislar legtimamente. De igual modo hay muchos otros aspectos de nuestra vida que hemos decidido, por muy buenas razones, dejar al margen de ese mbito. Nuestro pensamiento, y la posibilidad de comunicarlo libremente, es uno de ellos. La vida ntima, adecuadamente denida, tambin debe estar a salvo de los mandatos de cualquier autoridad que pretenda legitimidad. Pero los esfuerzos por dejar ciertas esferas de la vida fuera del alcance de las autoridades no se han limitado a estos aspectos. El locus clasicus de intento por delimitar el mbito privado de un modo amplio, tal que abarque cualquier accin que no dae a terceros, se encuentra en On liberty de John Stuart Mill: (...) que el nico n por el cual es justicable que la humanidad, individual o colectivamente, se entremeta en la libertad de accin de uno cualquiera de sus miembros, es la propia proteccin. Que la nica nalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad, es evitar que perjudique a los dems. Su propio bien, fsico o moral, no es justicacin suciente. Nadie puede ser obligado justicadamente a realizar o no realizar determinados actos, porque eso fuera mejor para l, porque le hara feliz, porque, en opinin de los dems, hacerlo sera ms acertado y ms justo. 5 Este sentido de autonomia es el que est presente, por ejemplo, en la mayora de las discusiones sobre la constitucionalidad de la penalizacin de la tenencia de estupefacientes para consumo personal. Podemos pasar ahora al anlisis de las diferentes versiones de la idea de autonoma como autogobierno.

2. AUTONOMA PERSONAL

En el anlisis de la idea de autonoma como autogobierno la primera distincin que cabe hacer es entre autonoma moral y autonoma personal. Esta ltima es usualmente concebida como una caracterstica no limitada al mbito de la moral sino ms amplia, una caracterstica that individuals can exhibit relative to any aspects of their lives, not limited to questions of moral obligation. 6 Al referirse a la autonoma

5. J. S. Mill, Sobre la libertad, Trad. Pablo de Azcrate, Madrid: Sarpe, 1984, p. 37-38. 6. J. Christman, Autonomy in moral and political philosophy. Disponible en: [http://plato.stanford.edu/entries/autonomy-moral/]. En esta cita

Christman entiende que el concepto de autonoma personal es ms amplio que el de autonoma moral. Pero la adecuada relacin entre ambos conceptos es objeto de discusin. Raz, por ejemplo, entiende que autonoma personal y autonoma moral son conceptos totalmente separados o, en todo caso, que la relacin adecuada es justamente la opuesta: Personal autonomy, which is a particular ideal of individual well-being, should not be confused with the only indirectly related notion of moral autonomy. The latter originates with Kantian idea that morality consists of self-enacted principles In Kant, though not in all other versions, authorship reduced itself to a vanishing point as it allowed only one set of principles which people can rationally legislate and they are the same for all. Nobody can escape their rule simply by being irrational and refusing to accept them. Personal autonomy, by contrast, is essentially about the freedom of persons to choose their own lives. Moral autonomy both in the Kantian and in other versions is a doctrine about the nature of morality. Personal autonomy is no more than one specic moral ideal which, if valid, is one element in a moral doctrine. J. Raz, The morality of freedom, Oxford: Clarendon Press, 1986, p. 370, nota 2. Pero, como bien arma Meir Dan Cohen (...) an understanding of autonomy which did not treat the concept homonymously and that would instead uncover the common roots of moral and personal autonomy (if such can be found) would run deeper and would be preferable on familiar metatheorical grounds (Meir Dan Cohen, Conceptions of choice and conceptions of autonomy, Ethics 10, enero 1992, p. 234). 7. J. Christman, op. cit. 8. J. Stacey Taylor, The theory of autonomy, Human Studies Review, vol. 12, n. 3, 1999. Disponible en: [http://www.theihs.org/libertygide/hsr/hsr. php?id=33&print=1], la cita es de la pgina 2 de la versin on line.

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distintas, independientes entre s, del concepto de autonoma. Esto porque considero que pese a la cantidad de niveles en que parece a primera vista utilizarse la nocin de autonoma personal, un anlisis de los principales textos que la han desarrollado y defendido (anlisis que no puedo emprender aqu) muestra que la idea central que est detrs de sta nocin es la de eleccin del propio plan de vida y la de actuar sobre la base de deseos propios o autnticos. 9 Si bien es cierto que a un nivel muy general ambas ideas autonoma personal y autonoma moralpretenden dar contenido a la nocin de autogobierno (por ello son dos concepciones de la autonoma), lo hacen por caminos muy diferentes. 10 La idea de autonoma personal pretende dar cuenta de la intuicin de que las personas tienen derecho a determinar por s mismas el modo en que han de vivir sus propias vidas. Las personas gozan de autonoma personal si eligen o pueden elegir (dependiendo de la versin) su propio plan de vida. A su vez, la idea de eleccin del propio plan de vida hace foco en los deseos y preferencias y en la posibilidad de distinguir preferencias de diverso nivel. En un sentido muy amplio una persona estar viviendo de acuerdo a su propio plan de vida, y por ello ser autnoma, si hay una relacin de identicacin entre sus preferencias de primer orden y de segundo orden, i.e., si es el tipo de persona que quiere ser. La autonoma moral, en cambio, se centra en la idea de deber moral. Si suponemos que deseos y deberes no colapsan entre s, entonces la autonoma personal diere de la autonoma moral.

3. AUTONOMA MORAL. DOS CONCEPCIONES: JUICIO PROPIO Y

AUTOLEGISLACIN

En relacin con la idea de autonoma moral cabe realizar una distincin central. Solemos hablar de autonoma moral tanto para referirnos a la idea de que somos autores de la ley moral como a la idea de

que tenemos el derecho y el deber de juzgar por nosotros mismos sobre cuestiones morales. Por lo tanto debe distinguirse entre autonoma como autolegislacin y autonoma como juicio propio. Autonoma como autolegislacin: Para el agente autnomo la fuente de cualquier deber categrico que se le aplique, as como aquello que da cuenta de su carcter normativo, es su propia voluntad (en algn sentido, todava por determinar, de esta expresin). Segn Wolff, por ejemplo: Since the responsible man arrives at moral decisions which he expresses to himself in the form of imperatives, we may say that he gives laws to himself, or is self-legislating. In short, he is autonomous. As Kant argued, moral autonomy is a submission to laws which one has made for oneself. The autonomous man, insofar as he is autonomous, is not subject to the will of another. 11 Autonoma como juicio propio: Aqu la exigencia no es de creacin de la ley. Lo que la autonoma requiere bajo esta concepcin es, lato sensu, que actuemos sobre la base de nuestro propio juicio moral. Wolff expresa la idea con estas palabras: The responsible man is not capricious or anarchic, for he does acknowledge himself bound to moral constraints. But he insists that he alone is the judge of those constraints. 12 Thomas Scanlon, por su parte, sostiene: An autonomous person cannot accept without independent consideration the judgment of others as to what he should believe or what he should do. He may rely on the judgment of others, but when he does so he must be prepared to advance independent reasons for thinking their judgment likely to be correct, and to weigh the evidential value of their opinion against contrary evidence. 13 Comenzar por el anlisis de esta ltima idea para pasar luego a la primera.

4. AUTONOMA COMO JUICIO PROPIO


Cabe destacar que mientras que, tal como veremos en breve, la idea de autonoma como autolegislacin implica un compromiso sobre la

9. Al respecto ver H. Frankfurt, Freedom of the will and the concept of a person, Journal of Philosophy 68, 1971, reeditado en John Christman (ed.), The inner citadel, essays on individual autonomy, Oxford: Oxford University Press, 1989; G. Dworkin, Autonomy and behavior control, The Hastings Center Report, vol. 6, n. 1, febrero, 1976, y Theory and practice of autonomy, New York: Cambridge University Press, 1988. 10. En relacin a este nivel muy general de autonomia, Christman sostiene: To govern oneself one must be in a position to act competently and from desires, values, conditions etc. that are in some sense ones own (J. Christman, op. cit.).

11. 12. 13.

R. P . Wolff, Defense of anarchism, New York: Harper Torchbooks, 1970, p. 14. Idem, p. 13. Thomas Scanlon, A theory of freedom of expression, Philosophy and Public Affairs, vol. 1, n. 2, (invierno 1972), p. 216.

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fuente de nuestros deberes morales y el fundamento de su normatividad, la idea de juicio propio implica un compromiso menor. Por lo general se entiende que meramente exige juzgar por uno mismo y actuar en conformidad con dicho juicio. 14 Por lo tanto es, en principio, compatible con diversas posiciones respecto de la fuente y el por qu de la normatividad de los deberes morales. Esta armacin debe matizarse: la exigencia de juicio propio toma formas diversas dependiendo de la teora metatica presupuesta. Supongamos el realismo. Supuesto el realismo, la idea de juicio propio exige por un lado soberana epistmica, independencia en la adquisicin de conocimiento respecto de un orden existente con independencia del agente. Aqu la idea de juicio en cuestin es la de juicio como procedimiento epistmico. Por otro lado, el juicio propio exige que actuemos sobre la base de nuestras propias creencias morales, creencias adquiridas mediante el procedimiento recin referido. La exigencia no est slo puesta en la idea de que actuemos sobre la base de nuestras creencias, sino que esto es importante en tanto las consideramos creencias correctas. Hay un mundo (normativo o factico con relevancia normativa) que es susceptible de juicio como conocimiento. Ese conocimiento se reeja en creencias susceptibles de ser verdaderas o falsas. Algunas de esas creencias son o pueden ser verdaderas en virtud de que hay criterios independientes que las hacen tales. Bajo esta suposicin la exigencia de juicio propio equivale a una exigencia de conocer por uno mismo esos criterios y de actuar sobre la base de las propias creencias, i.e., creencias fruto de ese esfuerzo epistmico.

14.

Es importante que veamos que en un sentido la idea de juicio propio est en tensin con el realismo. Si existen razones objetivas para la accin pareciera que lo importante es que actuemos de acuerdo con ellas. En la medida en que actuamos sobre la base de razones existentes, parece que importa poco si creemos o no que esas son las razones correctas. Tampoco parece que importe el que juzguemos por nosotros mismos al respecto, que nos comprometamos en un proceso de conocimiento. Bien puede haber sabios que nos informen sobre nuestros deberes morales. Esto nos indica que si bien la idea de juicio propio, leda en clave realista, supone que hay un orden sobre el que juzgar y conocer, el realismo no est necesariamente vinculado con la idea de juicio propio. De hecho buena parte de los fundamentalismos morales, las doctrinas de aquellos que estn seguros de conocer la verdad moral de un modo tal que pueden imponerla a los dems con independencia de si comparten su juicio, son doctrinas realistas. De modo que el realismo no basta para considerar que existe una obligacin de juzgar (conocer) por s. Adems se requiere una epistemologa moral que muestre que todos tienen la misma capacidad de conocer el orden moral, (i.e., que no hay sabios morales) y una teora normativa que muestre que juzgar por uno mismo y actuar en conformidad con el propio juicio es de algn modo obligatorio. Si, por el contrario, presuponemos el antirrealismo, la idea de juicio propio no se reere principalmente a un procedimiento epistmico. No importa el juicio como proceso epistmico porque no se supone que haya razones objetivas que conocer. Lo importante bajo esta concepcin es que actuemos sobre la base de nuestras creencias, por el hecho de que son nuestras, con independencia de si son correctas. Bajo el antirrealismo la idea de juicio propio colapsa con la de aceptacin. Equivale a la exigencia de actuar sobre la base de las propias creencias morales y nada ms. Sin embargo, a partir del antirrealismo es difcil ver por qu el agente tendra una obligacin, independiente de su juicio, de actuar sobre la base de su juicio. Un antirrealista bien puede creer que no tiene ninguna razn para actuar slo sobre la base de sus propias creencias.

Es sin duda problemtico el determinar cul es la adecuada relacin entre la exigencia de juicio y la exigencia de accin. Como las razones morales son razones para la accin es natural pensar que si uno ha llegado a creer que tiene ciertas razones morales, entonces ha llegado a creer que debe actuar de determinado modo. En este sentido las exigencias estaran vinculadas conceptualmente. Sin embargo, el mismo Kant parece entender que la idea de autonoma moral exige meramente juicio y no accin conforme: (...) slo aquel que, precisamente por ser ilustrado no teme a las sombras, al tiempo que tiene a mano un cuantioso y bien disciplinado ejrcito para tranquilidad pblica de sus ciudadanos, puede decir aquello que a un Estado libre no le cabe atreverse a decir: razonad cuanto queris y sobre todo cuanto gustis, con tal de que obedezcis! (I. Kant, Qu es la ilustracin?, Madrid: Roberto Aramayo, Alianza Ed., 2004, p. 92, (Ak., 8:41).

5. AUTONOMA COMO AUTOLEGISLACIN


Quien supone una concepcin de la autonoma moral como autolegislacin supone la existencia de una relacin intrnseca, conceptual

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tengo? y cul es el contenido de la moral?. Y la respuesta es, por supuesto, tienes los deberes que surgen de tu autonoma moral. La segunda tesis establece una relacin entre autonoma, moralidad y normatividad y ha sido bautizada, tambin por Reath, como tesis de la soberana: An agent who is subject to an unconditionally valid principle (i.e., a practical law) must be (regarded as) the legislator from whom it receives its authority. 17 (...) rational agents are bound only to laws which they have given, or laws of which they can regard themselves as legislators. 18 Para Kant it is only because of the legislative action of our own will that we are under moral law. 19 La normatividad intrnseca de la moral y, en ltima instancia, de todo deber categrico, se explica en virtud su vnculo esencial con nuestra autonoma, la autonoma es la fuente de la normatividad de la moral. Esta tesis pretende responder a las preguntas normativas por qu debo hacer lo que debo hacer?, cul es el fundamento de la moral? y por qu debo ser moral?. Y la respuesta es nuevamente, debes hacerlo porque as lo manda tu autonomia.

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y normativa, entre la idea de autonoma (el contenido de), la moral y (la razn de) su normatividad. Quien arma esta relacin sostiene que nos damos a nosotros mismos (en algn sentido de esta expresin) los deberes morales a los que estamos vinculados y es este hecho el que explica que sean vinculantes o normativos para nosotros; es ms, este hecho explica la normatividad de cualquier deber. He formulado aqu dos tesis que conviene distinguir. La primera tesis establece una relacin entre la nocin de autonoma y el contenido de la moral, i.e., de nuestros deberes categricos. Siguiendo a Andrews Reath la llamar tesis de la legislacin: (...) the moral law, and the requirements to which it leads, are laws that the rational will legislates. 15 Kant es el primer lsofo que ha vinculado estrechamente autonoma y moral, tanto que se habla de su concepcin en trminos de moral como autonoma o autogobierno, oponindola a concepciones premodernas (en occidente han tenido particular relevancia las de raz cristiana) de la moral entendida como obediencia (a los mandatos de Dios, por ejemplo). 16 Esta tesis pretende responder a la pregunta qu debo hacer? o sus equivalentes qu deberes (morales)

6. AUTONOMA COMO AUTOLEGISLACIN DE LA LEY MORAL OBJETIVA

15.

16.

Es sin duda en el pensamiento kantiano donde alcanza sus mximas cumbres el proyecto ilustrado de fundar la praxis sobre la razn. Esta autonoma de la razn prctica toma forma en la idea kantiana de autolegislacin. Pero qu se arma cuando se sostiene que el contenido y la normatividad de la moral derivan de nuestra autonoma? Para responder a esta pregunta en el marco del pensamiento ilustrado no cabe sino explorarlo en sus fuentes, lo que aqu implica acudir a Kant.

17.

18.

A. Reath, Legislating the moral law, Nous 28, n. 4, sept. 1994, p. 435. Reeditado en Andrews Reath: Agency and autonomy in kants moral theory, New York: Oxford University Press, 2006. Ver J. B. Shneewind, The invention of autonomy, Cambridge: Cambridge University Press, 1998, p. 3. La idea de autonoma, tal como se la trabaja en este estudio, es particularmente moderna, es ms, hasta podramos decir que es una de las marcas denitorias de la modernidad. No slo de la modernidad losca sino de la vida moral de los hombres y mujeres de nuestra poca. No es posible entender la forma de vida moral de un moderno aunque por supuesto hay muchos que viviendo entre nosotros no son modernos- sin pensarla en trminos de autonoma, an cuando la persona en cuestin no se la represente conscientemente en estos trminos. Respecto de la idea losca de autonoma, Schneewind op. cit., p. 5 arma lo siguiente: It was only from about the early eighteenth century that the effort to create a theory of morality as self-governance become self-conscious. Schneewind est pensando aqu en la idea de autonoma entendida como fuente de la ley moral, i.e., como autolegislacin. Pero todas las ideas modernas de autonoma, -que tenemos un deber de juzgar por nosotros mismos en cuestiones morales y que slo nosotros podemos decidir qu debemos hacer en una situacin concreta que plantea exigencias morales, que la eleccin del mejor plan de vida para nosotros est a nuestro cargo, que hay un mbito privado en el que no es lcita la intervencin ni del estado ni de los dems sin el consentimiento 19.

del afectado- son tambin ideas tpicamente modernas y probablemente impensables para una persona perteneciente a una sociedad tradicional. A. Reath, Autonomy of the will as the foundation of morality, Agency and autonomy in kants moral theory, New York: Oxford University Press, 2006, p. 122. A. Reath, Legislating the moral law, Nous 28, n. 4, sept. 1994, p. 435. Reeditado en Andrews Reath: Agency and autonomy in kants moral theory cit. J. B. Shneewind, op. cit., p. 6. Ver tambin: A. Wood, Kantian ethics, New York: Cambridge University Press, 2008, p. 106: Kants ethical theory is grounded on the idea that the moral law is binding on me only because it is regarded as preceding form my own will.

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a las circunstancias en que se encuentra, i.e., si debe o no realizar determinada accin en esas circunstancias. El agente no puede desvincularse a voluntad. Si cuando hablamos de un agente autnomo, que se autolegisla, que dicta sobre s mismo la ley moral, entendemos que es el agente el que legisla mediante sus actos particulares de voluntad, si la ley es creacin de su voluntad, pareciera que podemos dar cuenta del carcter prctico o motivador que atribuimos a los juicios morales. Pero el resto de los predicados comnmente atribuidos a la moral tienen una relacin conictiva con esta interpretacin de la idea de autolegislacin. Las ideas de universalidad, objetividad y necesidad apuntan al descubrimiento o conocimiento de una ley moral vlida con independencia de cualquier acto de voluntad. Pero si la fuente de la existencia y de la normatividad de los mandatos morales es mi voluntad entonces, por lo menos en apariencia, la idea de correccin objetiva de los juicios morales queda totalmente desdibujada: hacer x es correcto colapsar con hacer x es correcto para m, idea que slo tiene sentido si se acepta un relativismo moral a ultranza. Asimismo no habr objetividad de las normas, ya que estas dependern de actos de voluntad subjetivos. Lo mismo suceder con la idea de universalidad: si mis deberes son producto de mi voluntad entonces slo me vincularn a m. Tampoco ser posible atribuirles necesidad: puedo legislar lo que quiero y desvincularme a mi antojo. Allen Wood dene el problema en los siguientes trminos: After all, a moral law proceeding from my will seems by that fact to be a law valid only for me, perhaps even a law whose content is subject to my whims and arbitrariness. But that leads to a natural question: How can a law bind me at all if I am its author, because that apparently puts me in a position to change or invalidate it at my own discretion? 20 Si, en cambio, subrayo la idea de que la moral obliga objetiva, universal y necesariamente, entonces no se ve qu lugar queda para mi voluntad. Para que podamos armar que hay un espacio para la voluntad individual pareciera que debe quedar algn mbito de discrecionalidad sobre el contenido de las obligaciones. Esto no sucede bajo cualquier idea objetivista de la moral. Si este es el caso, como bien seala Wood:
20. A. Wood, Kantian ethics cit., p. 107. El mismo texto, con ligeras modicaciones ya que es la versin original, se puede encontrar en Autonomy as the Ground of Morality, p. 1, disponible on line en: [http://www.stanford. edu/~allenw/webpapers/Autonomy.doc].

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Kant nos ofrece la frmula clsica de la idea de autonoma como autolegislacin, la idea de la voluntad de cualquier ser racional como una voluntad que legisla universalmente (F 4:431) en el Captulo II de la Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, como tercera frmula del imperativo categrico: As pues, no se trata slo de que la voluntad quede sometida a la ley, sino que se somete a ella como autolegisladora, y justamente por ello ha de comenzar a considerrsela sometida a la ley (de la cual ella misma puede considerarse como autora) (F 4:431). En su forma propiamente imperativa la frmula de la autonoma dice: no acometer ninguna accin sino de tal modo que la voluntad pueda considerarse a s misma por su mxima al mismo tiempo como universalmente legisladora (F 4:434). En tanto que la voluntad a la que alude aqu Kant es la voluntad de un agente racional y nosotros somos agentes (imperfectamente) racionales cmo debemos interpretar su armacin de que somos, o debemos considerarnos como, legisladores de la ley moral? La pregunta surge porque la relacin establecida es claramente problemtica y da lugar a lecturas encontradas de la idea de autolegislacin. Es que nosotros, como individuos particulares, legislamos la ley moral mediante actos positivos de nuestra voluntad? O es ms bien la voluntad racional, presente en nosotros pero en absoluto dependiente de nuestros actos ni de ninguna otra particularidad nuestra, la que legisla? El problema es si son compatibles, y en ese caso cmo, las armaciones kantianas de autolegislacin de la ley moral y las caractersticas objetividad, universalidad, necesidad- persistentemente atribuidas a la moral, i.e., a las normas que son el contenido de los supuestos actos de autolegislacin, y a los juicios acerca de la moral. Por objetividad de los juicios morales me reero a la tesis que arma que los juicios morales son verdaderos o falsos y que la determinacin de su valor de verdad es una cuestin de hecho objetiva, independiente de nuestra subjetividad. Por objetividad de las normas morales me reero a la tesis que arma que su existencia y validez es independiente de nuestros estados mentales; por universalidad, pongo la tesis que arma que los principios morales son normativos para todos los seres capaces de accin racional y que por ello una misma calicacin moral vale para las acciones de agentes distintos si se encuentran en circunstancias similares. Por necesidad o indisponibilidad, la armacin de que la decisin o la voluntad del agente no cuentan respecto de la determinacin de qu calicacin moral se aplica

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adoptar sus mximas desde su propio punto de vista, pero al mismo tiempo ha de asumir tambin el punto de vista de cualesquiera otros seres racionales como legisladores (a los que por eso se llama tambin personas) (F4:438). El problema es si esto es posible. Y todo pareciera indicar que no lo es; que hay dos alternativas y que son excluyentes. 24 De hecho, la pregunta por la consistencia de la nocin de autonoma, puede verse como una versin secularizada del dilema del Eutifrn, es decir, de la vieja disputa entre voluntarismo y racionalismo. 25

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(...) the autonomy which attracted us so much to Kantian ethics begins to look like nothing but a euphemism, or even a deception. If the will which gives the moral law is not my will, but an ideal rational will, then there seems no force left in the assertion that this will is mine. If the moral law is a law whose authority lies in the power of reason common to all people, then instead of saying that the authority of the law lies in my will, why shouldnt we say instead that its authority lies simply in the rationality of its content. Why shouldnt we admit that when we are following the law, we arent following our own will at all, but merely doing what is rational (even if we really want to do something else)? 21 (...) this tension threatens to pull the doctrine of autonomy apart, depending upon whether we emphasize the autos or the nomos the rational beings will as author or legislator of the moral law, or the law itself as objectively binding on that same will. 22 Para captar en su complejidad la concepcin kantiana de la autonoma debemos, en mi opinin, dar cuenta consistentemente de esta idea en apariencia internamente contradictoria: autolegislacin de la ley moral objetiva. 23 Debemos, sin renunciar a la objetividad, universalidad e indisponibilidad de la moral, dar cuenta del lugar del elemento subjetivo, es decir, de la idea de que (...) todo ser racional, como n en s mismo, ha de poder considerarse a s mismo al mismo tiempo como legislador universal con respecto a todas las leyes a las que pueda verse obligado (...), ha de

7. TRES INTERPRETACIONES DE LA AUTONOMA COMO AUTOLEGISLACIN


Dentro de los estudios sobre el concepto kantiano de autonoma se han dado tres respuestas a este problema: la voluntarista, la constructivista y la realista. Presentar seguidamente cada una de estas respuestas. El voluntarismo, defendido principalmente por Wolff 26 y Bittner, 27 asume que los actos de voluntad de los agentes son la nica fuente de normatividad y en consecuencia rechaza cualquier pretensin de atribuir a la moral objetividad, universalidad y necesidad anterior a esos actos contingentes (en este modelo la objetividad, la universalidad y la necesidad pueden ser slo fruto de un acuerdo contingente y estarn, por lo tanto, limitadas en su alcance a los participantes del acuerdo, i.e., para ellos las normas morales tendrn estas caractersticas). Todo deber es constituido por nuestros actos de voluntad legislativos. Such acts replace the emotive attitudes that were thought to constitute valuation in the more empiricist versions of metaethical antirealism. 28

21. 22.

24. 25.

23.

26. 27. 28.

A. Wood, Autonomy as the ground of morality cit., p. 1. A. Wood, Kantian ethics cit., p. 106. La aparente inconsistencia interna del concepto kantiano de autonoma moral es algo hoy ampliamente aceptado en los estudios sobre el tema. Ver: A. Reath, Legislating the moral law cit., p. 435; Patrick Kain, Self legislation in kants moral philosophy, Archiv fr Geschichte der Philosophie, 86, 2004, p. 264; G. Dworkin, Theory and practice of autonomy, p. 39. A. Wood, Kants ethical thought, cit., p. 156; Onora O Neill, Self legislation, autonomy and the form of law, p. 6, disponible en: [ http://www.phil.cam.ac.uk/u_grads/Tripos/Ethics/course_ material/self_legislation_ult_05.pdf]. En palabras de Kant (...) a nadie se le ocurri que (el hombre) se hallaba sometido a su propia y sin embargo universal legislacin Para la misma idea: Onora ONeill, Self legislation and the form of law cit., p. 3. Ambos trminos (autonoma y autolegislacin) aparentemente conectan las ideas de un yo que elige y de leyes o principios de accin elegidos, que tienen forma de ley.

Al respecto: A. Wood, Kantian ethics cit., p. 110. Reexiona sobre esto: lo que es piadoso es aprobado por los dioses por ser piadoso o es piadoso porque es aprobado por los dioses? (Platn, Eutifrn o de la piedad, Obras completas, Aguilar, 1977, p. 344). Igualmente podramos preguntar del siguiente modo. Lo que aprobamos como correcto lo aprobamos por ser-independientemente- correcto o es correcto porque nosotros lo aprobamos? R. P . Wolff, The autonomy of reason. A commentary on Kants Groundwork of the metaphysics of morals, New York: Harper & Row Ed., 1973. R. Bittner, What reason demands, translated by Theodor Talbot, New York: Cambridge University Press, 1989. A. Wood, Kantian Ethics cit., p. 107.

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tesis intuicionista. Me reero por intuicionismo a la idea de que descubrimos nuestros deberes morales mediante el ejercicio de capacidades cognoscitivas que tienen por objeto ciertas entidades abstractas que estn ah afuera. El realismo tal como aqu lo entiendo abandona la idea de que es la voluntad particular la que legisla; sostiene, en cambio, que la fuente de la normatividad de las razones morales es la voluntad de todo sujeto racional, con independencia de sus actos volitivos especcos.

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El constructivismo, postulado por Rawls, y desarrollado, entre otros, por ONeill, Korsgaard y Reath, es el esfuerzo terico que intenta el difcil camino intermedio y puede ser entendido como la pretensin de que podemos entender la idea kantiana de autolegislacin como la armacin de que la ley moral emana de nuestra voluntad (escapando as a la necesidad de asumir compromisos ontolgicos excesivos, i.e., la necesidad de postular la existencia de entidades extraas para dar cuenta de las normas) pero que esto no nos lleva necesariamente a renunciar a la objetividad de la ley. Para el constructivismo moral requirements are in some sense generated by a process of rational deliberation. 29 La materia de este procedimiento es aportada por las mximas del agente que si superan el procedimiento imperativo categrico se transforman en leyes objetivo prcticas. El realismo en la interpretacin de la nocin de autonoma, con destacados expositores en Kain y Wood, niega que se requiera postular la existencia de algn acto o estado psquico particular del agente para armar que se encuentra sometido a la ley moral. La ley moral est ms bien, por decirlo de algn modo, inscripta en la estructura normativa de la voluntad de un agente racional, de un ser que no est totalmente determinado por el orden causal de la naturaleza sino que es capaz de actuar por razones. Si existe una ley tal, nos dice Kant ha de hallarse ya vinculada (plenamente a priori) con el concepto de la voluntad de un ser racional en general (F 4:426). En este sentido, la voluntad racional es autnoma, es la fuente de toda normatividad. En palabras de Kant: La autonoma de la voluntad es aquella modalidad de la voluntad por la que ella es una ley para s misma (independientemente de cualquier modalidad de los objetos del querer (F 4, 440). Lo que arman los realistas es que el primer principio de la moral slo el primer principio, no todo el sistema se deriva a priori del concepto de agencia racional, y que este principio es la nica y suprema fuente de toda normatividad categrica. Consecuentemente los realistas deben morigerar las armaciones kantianas de autora de la ley moral por parte de los agentes. Vale sin embargo aclarar que esta interpretacin realista de la nocin de autonoma no renuncia a considerar a la voluntad como fuente de la normatividad de los deberes morales. Es decir, no es una

8. BIBLIOGRAFIA

29.

A. Reath, Autonomy of the will as the foundation of morality cit., p. 164, nota 17.

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5 La legitimidad como autora


HUGO OMAR SELEME
Doutor em Direito e Cincias Socias, Universidade Nacional de Crdoba. Investigador Conicet, Universidade Nacional de Crdoba, Argentina.

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REA: Filosoa
RESUMEN: El primer objetivo del presente trabajo es presentar cuatro desafos que toda concepcin de la legitimidad poltica debe sortear satisfactoriamente. Los dos primeros desafos requieren que la explicacin que se brinde de la legitimidad de cuenta de porqu el derecho a mandar que posee todo Estado legtimo, se reere a todos sus ciudadanos y slo a ellos. Mientras que el primer desafo hace referencia al carcter general que posee el derecho a mandar el segundo hace referencia a su carcter particular. El tercer y cuarto requerimiento no se reere a los Estados legtimos sino a aquellos Estados ilegtimos que satisfacen las exigencias que fundan la legitimidad slo con relacin a algunos ciudadanos. Una concepcin de la legitimidad debe, por un lado, permitir desvincular del deber de obediencia a los ciudadanos respecto a quienes las exigencias de legitimidad se encuentran satisfechas. Por el otro, debe explicar porqu estos ciudadanos se encuentran vinculados por una exigencia moral especial de contribuir a que el esquema institucional sea legtimo con relacin al resto de conciudadanos a quienes se aplica. Una vez presentados los desafos, el segundo objetivo del trabajo es elaborar una concepcin no-correlativista y asociativista de la legitimidad poltica la Legitimidad como Autora que, a diferencia de la mayor parte de las concepciones de la legitimidad, sortea los cuatro desafos de modo satisfactorio. ABSTRACT: The rst objective of this paper is to present four challenges that any concepcion of political legitimacy must overcome successfully. The rst two challenges require that the explanation provided about legitimacy accounts for why the right to rule, possessed by every legitimate State, refers to all and only its citizens. While the rst challenge refers to the general character of the right to rule, the second refers to its particular nature. The third and fourth requirements do not refer to the legitimate States but those illegitimate States that meet the requirements that establish the legitimacy only with respect to some citizens. A concepcion of legitimacy must, on the one hand, allow to decouple of the duty of obedience the citizens respect to whom the requirements of legitimacy are met. On the other hand, it must explain why these citizens are bound by a special moral obligation to help the institutional framework to be legitimate with respect to the other fellows to whom it applies. Once presented the challenges, the second objective of this paper is to develop a non-correlative and associative conception of political legitimacy - the Legitimacy as Authorship - which, unlike most of the conceptions of legitimacy, overcomes the four challenges satisfactorily.

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