El Teatro de Manuel Puig

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

12

EL TEATRO DE MANUEL PUIG

Jess-Antonio CAPELLN
(Universidad de Valladolid)

En la historia de la literatura hispanoamericana no son muchos los escritores


cuya actividad literaria se haya centrado principalmente en el teatro. Durante el
siglo XIX y buena parte del XX, algunas de las creaciones teatrales ms
interesantes del continente se encuentran entre las obras de los novelistas y, sobre
todo, de los poetas. En este contexto de actividad 'secundaria' se sita la
produccin dramtica del argentino Manuel Puig, nacido en General Villegas,
provincia de Buenos Aires, en 1932, y muerto en la ciudad mejicana de
Cuernavaca en 1990.' Su inters es menor en relacin con sus cada vez ms

' En este estudio abordar nicamente las tres obras dramticas que Puig public en
vida, dos de ellas conjuntamente (Bajo un manto de estrellas y El beso de la mujer araa,
Seix Barral, Barcelona, 1983), y una tercera de la que slo ha sido editada su traduccin
inglesa (Mystery of the Rose Bouquet, trans. Alian Baker, Faber and Faber, London,
1988). Las pginas que aparecen tras las citas corresponden a estas ediciones.
Aparte de las sealadas, Puig dej inditas otras obras escritas para la escena, entre
ellas Gardel, Utna Lembranfa (sobre varios de los tangos que Alfredo Le Pera compuso
para Gardel), estrenada en el Teatro da Galera de Rfo de Janeiro en septiembre de 1987,
bajo la direccin de Aderbal Freir (hijo); Triste golondrina macho, cuya primera versin,
de 1985, fue publicada aos despus por Iln Stavans en Gestos. Teora y prctica del
teatro hispnico, ao 7, ntm. 13 (abril 1992), pp. 92-122; y algunas comedias musicales
menores que no lleg a estrenar, como "Amor del bueno" (sobre canciones de Jos
Alfredo Jimnez) y "Muy seor mo" (juguete cmico-musical con boleros pensado para
la parodista mexicana Carmen Salinas), escritas ambas en Mxico a mediados de los
setenta.

163

apreciadas aportaciones en el campo de la novela, lo que se refleja en una menor


atencin por parte de crtica y pblico?
La internacionalidad de la propia biografa de Puig, que residi gran parte de
su vida fiiera de Argentina, y la universalidad y difiisin de su novelstica,
influyen de forma importante en la suerte de su teatro. Lo mismo que muchas de
sus novelas, que se publicaron por primera vez y obtuvieron el xito fuera de las
fronteras argentinas, un rasgo que su obra dramtica hereda de aqullas y, en
general, de la ubicacin de su autor dentro del llamado 'boom', es el de la
internacionalidad. La gnesis de estas obras, as como sus estrenos y publicacin,
tuvieron lugar en pases muy diferentes (Espaa, Brasil, Inglaterra o Estados
Unidos), en los que las novelas de Puig haban conseguido bastante popularidad.
Por otra parte, las preocupaciones tcnicas y temticas a las que responden son
esencialmente las mismas que las de aqullas.
Su primera incursin en el teatro fue la adapatacin escnica de su cuarta
novela. El beso de la mujer araa, estrenada en la sala Escalante de la Diputacin
de Valencia el 18 de abril de 1981, bajo la direccin del cineasta Jos Luis Garca
Snchez y con escenografa de Andrea d'Odorico. La interpretacin corri a cargo
de Pepe Martn (como MOLINA) y Juan Diego (como VALENTN).' Para Puig,

~ Adems de su teatro, la obra de Puig publicada en vida comprende ocho novelas:


La traicin de Rita Hayworth (1968), Boquitas pintadas (1969), Tlie Buenos Aires Affair
(1973), El beso de la mujer araa (1976), Pubis angelical (1979), Maldicin eterna a
quien lea estas pginas (1980), Sangre de amor correspondido (1982) y Cae la noche
tropical (1988); y dos guiones cinematogrficos: La cara del Villano y Recuerdo de
Tijuana (aparecidos en 1980 en italiano, y en 1985 en espaol). Por otra parte, en 1993,
la editorial Espasa-Calpe Argentina / Seix Barral inici la publicacin de otras obras de
Puig, inditas hasta entonces en castellano, entre ellas Los ojos de Greta Garbo, Nueva
York'78: estertores de una poca y Los siete pecados tropicales.
' Alberto Fernndez Torres se mostr muy crtico con este montaje; vase "Fin de
temporada: El beso de la mujer araa y El da que me quieras", nsula, vol. XXXVI,
nm. 418-419 (1981), p. 15. Antes que lo hiciera el propio autor, dos grupos teatrales
haban adaptado la novela de Puig: el Teatro Libero de Milano, en Italia (vase la nota 4),
y el Teatro Sol, en Per (adaptacin libre de Luis Felipe Ormeo, estrenada en el Teatro
Cololido de Miraflores -Lima- en octubre de 1979). La adaptacin de Puig ha dado pie,
adems, a numerosos montajes realizados en pases como Chile, Mxico, Argentina,
Brasil, Francia, Gran Bretaa, Estados Unidos, etc. El El beso ha sido tambin objeto de
dos versiones musicales, con muy diferente fortuna: la primera subi al escenario en
Nueva York a principios de 1990 (producida por Hal Prince) y fue, por diversos motivos,
un fracaso; sin embargo, la segunda, estrenada en Londres en noviembre de 1992 (con la
sexagenaria actriz estadounidense Chita Rivera y el canadiense Brent Craver) obtuvo varios
premios Tony en el apartado musical. En abril de 1995, cuando repaso estas notas para
164

poco partidario de adaptaciones, este caso presentaba peculiaridades que lo hacan


diferente:
"[...] prefiero tomarme el trabajo de inventar toda una cosa nueva,
no forzar lo que naci de otra manera. Lo de El beso de la mujer
araa yo creo que fue excepcional porque era una cosa rara. Una
novela [...] que suceda todo en una celda, y esa unidad de espacio
ya era teatral. Entonces, sin yo haberlo buscado, haba en la idea
original una potencialidad teatral. Pero eso es excepcional" *.

Pero la primera obra escrita por Puig pensando originariamente en la


representacin es Bajo un manto de estrellas, estrenada en su versin brasilea con
el ttulo de Quero... (traduccin de Leyla Ribeiro) en agosto de 1982, en el Teatro

su publicacin,
Pepe Martn est preparando la reposicin de la obra que l mismo haba estrenado.
* Comentario recogido en Manuel Puig, Juan Manuel GARCA-RAMOS (editor).
Ediciones de Cultura Hispnica, Madrid, 1991, p. 122. El mismo autor explicaba en este
coloquio el origen de la idea y hasta qu punto le ayud a decidirse la experiencia de una
librrima versin en italiano realizada con anterioridad: "Yo estaba en Nueva York y Pepe
[Martn] haba ledo la novela. No nos conocamos personalmente. Pas por Nueva York
y me habl de la posibilidad de adaptarla al teatro y yo puse el grito en el cielo. Dije:
< <No, no, no. Esto es muy literario. Yo necesit trescientas pginas para contar esta
historia y no puedo reducirla a una obra de teatro de unas dos horas. Imposible> > . En
el nterin, un ex director de teatro de Italia me pidi lo mismo, que hiciera la versin.
Insisti tanto, tanto, tanto e iba a hacer una cosa tan experimental, y digo: < <Bueno, yo
no la hago pero hganla ustedes. Total, si es una cosa de poca difusin, no importa. Hagan
lo que quieran>>. Entonces yo le pregunt al italiano < < Q u has hecho? Qu
tienes?... Qu experiencia tienes?> > , y l dice: < <Ninguna> > , y digo: < <Bueno.
Buen comienzo > > , y digo: < < Yo no me animo a hacerla y otro que nunca ha hecho
nada se anima. Vamos Aunque esto va a ser una catstrofe > > . Tuvo muchsimo xito.
Yo recib el libreto, la adaptacin, y no me gust. Pero ah ya o la voz de Pepe Martn
dicindome: < < M i r a , si se hace de tal manera, de tal o t r a > > . Yo entonces dije:
< < Ahora voy a hacer yo la prueba a ver si me sale mejor que al italiano > > . Entonces
hice la adapatacin y Pepe la estren aqu con Juan Diego. Me di cuenta al verle en escena
que ya no era yo solo, que no estaba slo el texto all, que haba dos actores, un director,
adems del texto, y que las cosas que faltaban -que yo senta como mutilaciones- estaban,
a veces, ms que compensadas por una mirada, un silencio, una actitud... Creca de otra
manera la historia y as fue que empec a escribir teatro -que no a todos gusta- [...]" (op.
cit., p. 116). Vase tambin Armando ALMADA ROCHE, Buenos Aires, cundo ser el
da que me quieras. Conversaciones con Manuel Puig, Editorial Vinciguerra, Buenos
Aires, 1992, pp. 161-162.

165

Ipanema de Ro de Janeiro (ciudad en la que el autor resida desde 1980), bajo la


direccin de Ivn de Albuquerque, e interpretada por Rubens Correa (DUEO DE
CASA, ms tarde sustituido por el director del montaje), Vanda Lacerda (DUEA
DE CASA), Maria Padilha (HIJA), Leyla Ribeiro (LA VISITANTE) y Edson
Celulari (EL VISITANTE) ^
Su tercera creacin dramtica no ha sido editada, que sepamos, en castellano,
sino en una traduccin inglesa que lleva el ttulo de Mystery ofthe Rose Bouquet
("El misterio del ramo de rosas"). Su estreno tuvo lugar en el Donmar Warehouse
de Londres el 24 de julio de 1987, con la interpretacin de Brenda Bruce (en el
papel de PACIENTE) y Gemma Jones (en el de ENFERMERA). Dos aos
despus (el 5 de noviembre de 1989), las actrices Anne Bancroft y Jane
Alexander, bajo la direccin de Robert Alian Ackerman, la suban al escenario del
Mark Taper Forum de Los Angeles '.
El teatro de Puig se enmarca en una etapa creativa en la que el dilogo se
convierte en el recurso predominante y casi nico de sus novelas, al tiempo que
se produce una reduccin del espacio novelesco, del tiempo objetivo del relato y
del numero de personajes. Estas tres caractersticas tan propias del gnero
dramtico se dan muy claramente en novelas como El beso de la mujer araa
(1976) y Maldicin eterna a quien lea estas pginas (1980), y en menor medida,
en Pubis angelical (1979), Sangre de amor correspondido (1982) y Cae la noche
tropical (1988) ^. Como el propio autor, la crtica se ha detenido tambin en el

^ Fue la satisfaccin que le produjo la adaptacin de El beso lo que llev a Puig a


escribir esta obra. En relacin con ella, vanse Milagros EZQUERRO, "Le fonctionnement
smiologique des personnages dans Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig",
Caravelle, vol. XL (1983), pp. 47-58; Milagros SNCHEZ ARNOSI, 'Bajo un manto de
estrellas' (resea), nsula, vol. XXXIX, nm. 452-453 (jul'o-agosto 1984), p. 15; y
Gabriela MORA, "Un problema de la pragmtica del texto teatral: El nivel del acotador
en Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig", Dispositio: Revista Hispnica de
Semitica Literaria, vol. XII, nm. 33-35 (1988), pp. 223-233.
' Vanse la entrevista de Janice ARKATOV y la crtica de Dan SULLIVAN
aparecidas en Los Angeles Times pocos das despus del estreno (16 y 17 de noviembre de
1989, respectivamente). De su representacin en espaol no tenemeos noticias concretas.
Desconocemos si el montaje de la obra en Espaa, con Amparo Rivelles, se llev
finalmente a cabo. Por otro lado, a Puig le sorprendi la muerte cuando colaboraba en una
nueva puesta en escena con el director mejicano Miguel Sabido.
^ Acertadamente, Jorgelina CORBATTA tiene este dato muy en cuenta cuando analiza
la evolucin de la obra de Puig en su libro Mito personal y mitos colectivos en las novelas
de Manuel Puig, Orgenes, Madrid, 1988, pp. 57-58, 75, 87-88 y 103-104.

166

comentario de las posibilidades dramticas que contena, particularmente, la


primera de estas novelas:
"Dos elementos de la novela facilitaban su adaptacin teatral: la
forma esencialmente dialogada y la concentracin de la accin
novelesca en una celda carcelaria, en gran parte del texto. Por otra
parte, a la solidez de los personajes confrontados -el homosexual y
el guerrillero, muy opuestos entre s, pero que tienen en comiin su
marginalidad-se aade una ventaja de orden prctico: las compaas
teatrales buscan de preferencia las obras que requieran pocos
actores".'

' Osvaldo OBREGN, 'El beso de la mujer araa: la adaptacin teatral de Manuel
Puig", Aaes du colloque sur l'oeuvre de Puig et Vargas LLosa. Avril 1982, Les cahiers
de Fonlenay, nm. 26-27 (junio 1982), p. 115. Obregn analiza cinco aspectos de la
transposicin del texto novelesco al texto dramtico: contraccin selectiva del texto
(episodios eliminados y transformados), el dispositivo escnico (acotacin inicial con pocos
indicaciones, pero precisas), los efectos sonoros y musicales, el cdigo visual (iluminacin
y gestualidad) y la condensacin de la escena fnal. Otros acercamientos al texto son los
de Rita GNUTZMANN, "/ beso de la mujer araa: De la novela al teatro",
Iberoromania, nm. 27-28 (1988), pp. 220-234; y Becky BOLING, 'El beso de la mujer
araa: Or whose story is this?", Cestos: Teora y prctica del Teatro Hispnico, vol. III,
nm. 5 (abril 1988), pp. 85-93, y "From Beso to Beso: Puig's Experiments with Genre",
Symposium: A Quaterly Journal in Modern Foreign Literatures, vol XLIV, nm. 2
(Summer 1990), pp. 75-87.
En relacin con la abundancia de elementos dramticos que contiene la novela, pueden
resultar de inters, entre otros, los artculos de Eva GOLLUSCIO DE MONTOYA,
"Director y procesado: elementos pseudo dramticos en El beso de la mujer araa', Actes
du colloque sur l'oeuvre de Puig et Vargas Llosa. Avril 1982, Les cahiers de Fontenay,
nm. 26-27 (junio 1982), pp. 147-152; Lilia DAPAZ STROUT, "Ms all del principio
del placer del texto: Pascual, Puig y la pasin de la escritura: < <EI misterio de la celda
sete>>", Hispanic Journal, vol. V, nm. 1 (Fall 1983), pp. 87-99; Odil Jos de
OLIVEIRA, "A voz do narrador em O beijo da mulher aranha". Revista de Letras, vol.
XXIV (1984), pp. 53-60; Ane-Grethe OSTERGAARD, "Dinmica de la ficcin en El beso
de lamujer araa", Latin American Theater Review, vol. XIX, nm. 1 (Fall 1985), pp. 512; y Juan Manuel MARCOS, "Puig, Plutarco, Goethe: La dramaticidad cronotpica de
El beso de la mujer araa", Latin American Theatre Review, vol. XX, nm. 1 (Fall 1986),
pp. 5-9. Juan Manuel MARCOS, por ejemplo, habla de la "dramaticidad cronotpica" de
la novela, idea enmarcada dentro de un concepto ms general, desarrollado por Bajtn a
propsito del discurso narrativo de Goethe, que es el de 'cronotopo', constituido por "la
triple eleccin de tiempo (transicin hacia una sociedad post-individualista), espacio (una
celda sudamericana) y lenguaje (dilogo dramtico), por parte de Puig" {art. cit., p. 8).

167

Puig lleva al extremo la convencin de la unidad de lugar al reducir los


espacios de sus obras a los estrechos y cerrados lmites de la celda de una crcel,
la sala de estar de una casa aislada en el campo o la habitacin de un hospital. En
contraste con este espacio objetivo y mimtico (el del escenario), y de la misma
forma que sucede en casi todas sus novelas, aparece un espacio subjetivo o
diegtico (el evocado por los personajes en sus dilogos), ms difuso y menos
uniforme; es el que conforman los escenarios de las pelculas de MOLINA '(en
El beso), la biblioteca del gran casern donde tiene lugar los imaginarios
encuentros de la HIJA y de la DUEA con sus amantes (en Bajo un manto), y el
barco y los patios llenos de jazmines de los sueos de la ENFERMERA (en "El
misterio"). Un espacio que responde a la necesidad de evasin de esos personajes
y que aparece, contrastando con el espacio 'real', en toda toda la literatura de Puig
10

Paralelamente a esta espacializacin, se da en estas obras una superposicin de


planos temporales, frecuente tambin en sus novelas: al tiempo mimtico (el
presente 'real' de la vida de los personajes) se superpone un triple tiempo
diegtico: el pasado de los recuerdos evocados por ellos ", el presente fantstico
recreado en sus ficciones y alucinaciones, y el futuro con el que suean. En la
versin dramtica de El beso ese futuro adquiere una dimensin especial, al ser
dramatizado por las voces 'en off de los propios protagonistas que, desde un
tiempo indeterminado ulterior a los hechos que relatan, refieren en pretrito
indefinido lo sucedido tras la separacin de los protagonistas '^. Por otra parte,
los lapsos temporales en que se desarrolla la intriga de estas piezas son muy

' Vase el estudio citado de Ane-Grethe OSTERGAARD, en el que se analiza la


influencia del espacio diegtico (las ficciones de Molina) en la evolucin y acercamiento
entre los personajes.
' Elias Miguel MUOZ, "Show and Tell: Notes on Puig's Theater", The Review of
Contemporary Fiction, vol. XI, nm. 3 (Fall 1991), pp. 252-257, explica as la relacin
entre estos espacios: "The shack for Josemar, the country mansin for the Dueos, the cell
for Molina and Valentn, and the clinic room for the Seora and the Nurse are spaces
where Ufe can be created within language and the creation convalidatetl" (p. 256).
" Entre ellos, el accidente y la infidelidad ocurridos veinte aos atrs en Bajo un
manto; los comportamientos de carcter poltico o sexual que han conducido al presidio
a los personajes de El beso; las muertes de los seres queridos y las frustraciones de diversa
ndole que padecen las protagonistas de "El misterio".
*^ Difcilmente satisface este desenlace tan precipitado si no se tiene en cuenta el
desarrollo de los acontecimientos en la novela.

168

cortos: una tarde-noche en el caso de Bajo un manto, unos diecisis das en "El
misterio", y un plazo menos definido, aunque algo mayor, en El beso.
La evolucin de la narrativa de Puig est tambin marcada por una reduccin
del nmero de personajes, que a partir de su tercera novela se va limitando hasta
llegar a constituir una serie de estructuras dialgicas en las que, cada una con sus
propias peculiaridades, dos personajes soportan casi con exclusividad el peso del
relato. A travs de mltiples tcnicas, una de las obsesiones de Puig como
novelista es la de ceder la palabra a sus personajes, al tiempo que reduce o se
camufla la voz del narrador. La propia esencia del gnero teatral incluye,
precisamente, la desaparicin de tal narrador, y la presentacin y desarrollo de los
conflictos ante el lector/espectador por parte de los propios seres de ficcin. El
dilogo, las cartas o las distintas formas del monlogo a travs de los que
conocemos a Leo y Gladys, Valentn y Molina, Ana y Pozzi, Larry y Ramrez,
Josemar y Mara da Gloria o Nidia y Luci, son los procedimientos tcnicos en los
que se sustentan unas novelas cuyas situaciones son esencialmente dramticas. En
esta misma lnea, la versin teatral de El beso mantiene el protagonismo casi
exclusivo de MOLINA y VALENTN, eliminando incluso la presencia del
Director de la prisin, que queda reducido a una voz grabada superpuesta a la
accin que tiene lugar en las tablas. De la misma forma, dos nicos personajes
(una orguUosa mujer que padece una profunda depresin y la sufrida enfermera
que la cuida) protagonizan "El misterio". Slo Bajo un manto rompe esta tnica,
con un quinteto de protagonistas (las parejas formadas por los DUEOS y los
VISITANTES, y la HIJA adoptiva de los primeros, adems de los otros
secundarios) que recuerda, aunque slo superficialmente, el esquema de Boquitas
pintadas ".
En la literatura de Puig hay un componente de intriga y suspense al que no
escapan sus obras teatrales. La comprensin del desarrollo de las relaciones entre
VALENTN y MOLINA pasa por el descubrimiento por parte del
lector/espectador de la ancdota poltico-policial que se esconde tras ellas y de la
verdadera intencin de Molina. A ello se suma la dosificacin de la intriga en la
narracin de la pelcula de 'la mujer pantera' y el suspense provocado por los
cortes que se producen en su relato. En el caso de Bajo un manto, los enigmas que
se plantean tienen que ver con la identidad real de varios de los protagonistas
(mezclados tambin en una ancdota policial secundaria), sus relaciones en el
pasado, y la sucesin catica de hechos y comportamientos ambiguos que se
repetir en la siguiente obra. En esta ltima, nos vemos obligados a reconstruir las
vidas de las protagonistas con las incompletas y equvocas noticias que deducimos

" Vase mi Tesina indita "Manuel Puig: Boquitas pintadas'.


Valladolid, 1991, pp. 91-92.

Universidad de

169

de la confrontacin de sus dilogos reales y soados; el tono de inquietud sube a


medida que se aproxima el desenlace de la despiadada mentira urdida por la
PACIENTE (nacida a su vez de otra mentira), hasta llegar al anticlmax final.
Comprendemos entonces que el 'misterio' anunciado en el ttulo no es ms que un
seuelo que presagia, quiz, ese punto de desasosiego que no abandona al
lector/espectador una vez concluida la obra, una sensacin similar a la provocada
por los finales de los otros dramas.
La distancia entre lo sucedido y lo imaginado, la verdad y la mentira, la
realidad y el deseo, es tan tenue que, en diversas ocasiones, resulta difcil precisar
el terreno en el que nos movemos. Ficcin cinematogrfica y cruda realidad se
suceden y superponen en El beso. El relato fantstico de Molina es interrumpido
a cada paso por los fuertes dolores de Valentn, el olor de su defecacin o sus
picores. A lo largo del texto se suceden expresiones como "imaginar", "inventar",
"ilusin", "alegora", "pesadillas", "sospechar", "hacerse ilusiones", "tener miedo
de ilusionarme"; y a la pregunta de Molina: "Y entonces, por qu cortar la
ilusinV (p. 76), le corresponde la confesin de Valentn: "Yo en vez de una
pelcula te voy a contar una cosa real" (p. 98) '*. Los personajes trasladan la
ficcin a sus vidas como si estuvieran al mismo nivel: "iTe la imaginas fregando
la casa?" (p. 75), pregunta Valentn a propsito de un personaje de la pelcula, el
mismo Valentn que aprovecha la menor oportunidad para cortar la narracin de
Molina con su discurso sobre la explotacin o el machismo. A la carta del bolero
que Valentn tacha de "romanticismo oo", le sucede su propia y pattica carta,
finalmente rota. Quizs sea ste el personaje ms 'realista' del teatro de Puig,
aunque tambin el de ms elevados ideales.
El juego de la mentira y la ambigedad se intensifica a propsito de las
relaciones y verdaderos sentimientos de los protagonistas:
"VALENTN: Fuera de la celda estn nuestros opresores, pero
adentro no. Lo nico que hay de perturbador, para mi mente...
cansada, o condicionada, es que alguien me quiera tratar bien, sin
pedir nada a cambio.
MOLINA: Eso no s...
VALENTN: Qu no sabes?
MOLINA: No pienses nada raro, pero si te trato bien, es porque
quiero ganar tu amistad, y por qu no decirlo... tu cario. Igual que
trato bien a mi mam porque es una persona buena, y quiero que ella
me quiera [...]" (p. 123).

'^ Los destacados en negrita son mos. Las cursivas que aparecen dentro de las citas
corresponden al texto de las acotaciones.

170

El lector/espectador sabe que Molina est tendiendo una trampa a su


compaero, pero que no por ello son del todo falsas sus palabras. Valentn, por
su parte, engaado, no se da cuenta de cmo se ha introducido el sistema en su
celda, aprovechando la debilidad de Molina y sobornndole. Cuando Valentn se
sumerge en el mundo de la fantasa, est significativamente atinando con la
metfora de su propia realidad: "Vos sos la mujer araa, que atrapa a los hombres
en su tela" (p. 137).
Bajo distintas formas, la confusin entre lo real y lo imaginado llega al lmite
en Bajo un manto '^ La atmsfera de irrealidad que envuelve la obra se nos
presenta ya desde la primera acotacin: la edad de los Dueos "es indeterminada",
los vemos "como a travs de un velo gris", la luz es "irreal"; en definitiva, "nada
es realista, todo es estilizado" (p. 11). Cuando en su huida dos ladrones de joyas
llegan a la casa, se producen tres escenas en las que cada uno de los habitantes de
la casa cree reconocer en esos visitantes a las personas que han sido causa de sus
traumas y obsesiones. Chocan entonces la visin realista de los visitantes con los
alucinados y absurdos comportamientos de los otros (contraste puesto de
manifiesto textualmente entre lo que las palabras podran dar a entender y las
precisiones de las acotaciones): el DUEO cree ver a los padres de la HUA que
vuelven por ella; la DUEA, a su antiguo amante, al que ha estado esperando
durante veinte aos y que ha venido en su busca; por fin, la HIJA ve en EL
VISITANTE a Antonio, su novio, hasta el punto que acaba haciendo el amor con
l sobre el mismo escenario, ante la mirada "horrorizada" (pp. 33-34) de los
dems personajes.
Lo vivido y lo imaginado tiende a corresponderse, como confirma la reiteracin
de una de las expresiones claves de la pieza: "Yo quera ser tal como me
imaginaste..." (LA VISITANTE, p. 24); "Eres como siempre te haba imaginado,
el hombre de mi vida" (HIJA, p. 32); "Me lo haba imaginado exactamente as"
(CRIADA, p. 61). Como en una especie de ritual, la obra se cierra con una
variante de la misma expresin, dirigida por la DUEA al polica: "Usted es...
exactamente como me lo haba imaginado" (p. 67).
En Bajo un manto, esa dicotoma est representada en el binomio apariencia /
realidad: las cosas no son en realidad lo que parecen, de la misma forma que
sucede en las otras obras con los comportamientos prfidos de MOLINA y la
PACIENTE. La criada, por ejemplo, engaa con halagos a los Dueos para que

'^ El propio Puig ha sepalado la dimensin fantstica de esta obra y su inters por
penetrar en su teatro dentro del plano del sueo. Vanse Yan MICHALSKI, 'Quero....
Manuel Puig e o seu teatro-sonho", Jornal do Brasil, 25 de agosto de 1982, p. 1.; Susana
SCHILD, "Manuel Puig. "Felizamente, o meu desconforto parece ser o de muita gente",
Journal do Brasil, 12 de septiembre de 1983, p. 1; y Barbara MJICA, "The Imaginary
Worlds of Manuel Puig", Amricas, vol. XXXVIII, nm. 3 (mayo-junio 1986), pp. 2-7.
171

stos la acojan, pero a la primera oportunidad se va con las joyas; y los visitantes
siguen el juego a los de la casa, porque ello les beneficia. Las acotaciones sealan
este contraste con la repeticin de trminos como "irona", "ambigedad",
"falsamente", "doble juego", etc. El lxico, efectivamente, confirma a cada paso
los temas claves: tenemos, por una parte, "confundido", "confundir" y "estar
confundido"; por otra, "fingir", "mentira", "mentiras", "embustes", "falsamente",
"antifaz", "mscara", "mascarn", "inventar", "complot", "confabulacin" y
"cmplice" '*; ms all, "tener la sensacin", "parecer", "sospechar", "a
oscuras", "oscuro" y "oscursimo"; por ultimo, en fin, "fascinada", "nia
arrebatada", "luntica", "locura", "hacerse la ilusin", "delirio", "alucinacin",
"hospital", "psiquitrico", "centro psiquitrico", "psiquis frgil", "loca",
"demencia", "perturbar", "desquiciado" y "manicomio".
Adems de engaarse con fantasas, en las contadas ocasiones en que se cuela
alguna verdad, los personajes se resisten a creerla: cuando LA VISITANTE
incluye como parte de su representacin el dato cierto de que son unos ladrones
de joyas, los de la casa, irnicamente, se niegan a crela; y cuando EL
VISITANTE, harto ya de la farsa, le dice a la DUEA: "Y le ruego que no me
confunda ms con quien no soy" (p. SO), sta, despechada por aqul a quien cree
su antiguo amante, le pega un tiro. El momento culminante de este proceso se
produce cuando EL VISITANTE y la HIJA son sorprendidos haciendo el amor,
y el DUEO tranquiliza a la HIJA:
"DUEO: {Apiadndose, siempre pendiente de lo que para l es la
frgil salud mental de la Hija) No te inquietes... [...] Cuando una
doncella es desflorada siempre ocurre lo mismo, ella se imagina que
los padres la descubren.
HIJA: No, vosotros me estis viendo...
DUEO: Nada de eso, somos una alucinacin. Es tu conciencia
culpable que te hace ver visiones.' (p. 34)

Mientras, la CRIADA expresa su temor de que las cosas no sean lo que


parecen: "Ay, qu alivio, cre que este sueo {sealando a casa) lo era en
realidad, y que pronto me despertara sola nuevamente, en la oscuridad del

" Como observa Gabriela MORA, art. cit., p. 226, "e\ fingir es sema clave de la
obra. Los ladrones se flngen padres, el Visitante fmge ser el novio de la hija y ex-amante
de la Duea, el Dueo se fmge enfermo para que no lo abandonen, la Duea fmge al
comienzo haber olvidado su pasado amor, los Dueos y la Visitante fingen no ver el acto
sexual; despus del crimen los Dueos fingen que los cadveres no existen.
1 disfraz, elemento ldico englobado tambin en el sema del fingir, sirve como
catlisis del falso reconocimiento de las parejas. [...]".

172

campo" (CRIADA, p. 61). Cuando la CRIADA se va con las joyas que haban
escondido los ladrones, el autor acota: "Los Dueos no se percatan, perdidos
como estn en su delirio" (p. 63). Delirio que no est reido con una curiosa
consciencia de la situacin real: "Se te va la mano con la imaginacin -dice la
DUEA a su marido-. Hoy ya matamos una pareja, en nuestro delirio" (p. 64).
Consciencia prxima, a pesar de todo, al pragmatismo de los visitantes, que se
mantienen en otro plano: "No soy un fantasma, soy un hombre vulgar y silvestre,
si pasan unas horas vers mi barba crecer, mis axilas apestarn, y tambin mis
pies" (EL VISITANTE, p. 27).
Por otro lado, el aspecto ms interesante del juego dramtico de "El misterio"
consite en los cinco cortes del hilo argumenta!, en los que la realidad cede el paso
a otras tantas alucinaciones (como se denominan en las acotaciones) de los
personajes, en las que stos, desdoblndose, actualizan sujetos y momentos de su
pasado, poniendo de relieve sus ms profundas obsesiones y frustraciones ". Las
palabras de los personajes contraponen tambin en esta ocasin realidad y sueo.
"No puede ser verdad... es como un sueo", "Es como un sueo que se hace
realidad. Morira antes de perderlo ahora" (p. 30) ", comenta la ENFERMERA
a propsito de su posible ingreso en una escuela, cuando nosotros sabemos que no
es ms que un engao tramado por la enferma para vengarse. Cualquier cambio
es posible en la imaginacin: "El tiempo transcurre como en un sueo" (p. 51),
insite machaconamente incluso despus de haber visto desvanecerse sus ilusiones.
Aunque la anciana seora afirma no recordar nunca sus sueos, tambin a ella le

" En la primera, la PACIENTE revive el enfrentamiento con su hermana Dora (doble


de la ENFERMERA pues reproduce su trauma de no haber podido estudiar), y tambin
la humillacin que a ella le supuso la traicin de su marido. En la segunda, sale a la luz
la relacin que la ENFERMERA mantuvo con Miguel, un hombre casado al que la familia
no acept y a quien tuvo que dejar. La tercera es el sueo de la ENFERMERA en el que
aparecen por primera vez motivos como el del barco, el misterioso galn barbado, el ramo
de rosas, el olor a jazmines, etc: "En este sueo -dice la ENFERMERA- yo soy una mujer
joven, no m^ de veinticinco o as" (p. 34). En la cuarta alucinacin la Seora se enfrenta
a su hija adltera, y al adulterio de su propio marido, lo que le provoca un ataque. En la
quinta, la madre de la ENFERMERA le pide a sta perdn por haberse opuesto a su
relacin con Miguel, quien muri al cabo de un tiempo, presa de la tristeza; dentro de la
propia alucinacin se confunden pasado y presente. Por ultimo, la obra acaba fundiendo
sueo y realidad, cuando las dos protagonistas proyectan hacer un viaje y repiten, esta vez
totalmente despiertas, el sueo de la ENFERMERA, en el que ahora participan las dos:
el verano, el barco, el hombre misterioso, los ramos de rosas, el olor a jazmines..., y un
ltimo giro irnico y desengaado.
" Las citas en espaol de esta obra son traduccin ma de la edicin inglesa citada.

173

es permitido un minuto de sinceridad: recordando unas palabras de su nieto


muerto, confiesa que le "gustara aprender a tratarse mejor a s misma".
Con las indicaciones de los cambios de luz, principalmnete, las acotaciones
contribuyen a crear la atmsfera propicia para la alucinacin. Adems, son los
trminos concretos de las acotaciones del segundo acto a las palabras de uno y otro
personaje los que ponen al lector en la pista de la verdad o la falsedad de los
hechos. Las correspondientes a las intervenciones de la PACIENTE incluyen o se
resumen en trminos como "maliciosa", "irnicamente", "sibilina", "astuta",
"inventando", "astutamente"; mientras que las de la ENFERMERA son del tipo
"creyendo cada palabra" o "inocentemente". En otro sentido, las del primer acto
defnen la soberbia y la dureza de la enferma incluso ms que sus propias palabras
y acciones: "irritada", "irnica", "sarcstica", "secamente", "bruscamente",
"parodiando su propia nostalgia", "intolerancia", "acidez", "abruptamente"...
Como en El beso, los lazos que unen a las dos protagonistas han sido atados entre
deseos incumplidos y traiciones realmente consumadas, aunque nunca conocidas.
Las alucinaciones resultan ser una especie de terapia tanto para la PACIENTE
como para la ENFERMERA: "T puedes recordarlo porque ests dormida, pero
en cuanto despiertes no recordars nada" (p. 9) ".
Los personajes del teatro de Puig tienen en comn su aislamiento, su
marginalidad y su rechazo de la sociedad y de la propia realidad: marginados
sociales como los presidiarios o la ENFERMERA (que no tiene ttulo que la
acredite pues le fue negada la posibilidad de estudiar), o delirantes y enfermos
como los habitantes de la casa de campo o la paciente de la clnica. Como
marginados son la Raba y el Pancho de Boquitaspintadas o el Josemar de Sangre
de amor correspondido; y como psicpatas, delirantes o enfermos de recuerdos
son los hroes de The Buenos Aires Affair, Pubis angelical. Maldicin eterna o
Sangre de amor correspondido. Los sueos y las fantasas de unos y otros ocupan
entonces necesariamente una parte esencial de sus vidas. MOLINA suea con ser
mujer ("[...] ya que la mujer es lo mejor que hay... yo quiero ser mujer. As que
ahrrame [sic] de escuchar consejos, porque yo s lo que me pasa y lo tengo
clarsimo en la cabeza", p. 79), y tener un hombre de verdad ("Lo nico que
querra es vivir al lado de un hombre maravilloso toda la vida", p. 88). Valentn
lleva ms lejos su revolucin ("S, y no importa que te ras... Da risa decirlo, pero
lo que tengo que hacer antes que nada... es cambiar el mundo", p. 86), y ello a
pesar de los momentos de debilidad en los que lo que desea de verdad es tener a
Marta entre los brazos. La DUEA espera eternamente el imposible regreso de
su amante, mientras su marido (en un rasgo irnico), pretende acabar sus

" Elias Miguel MUOZ, art. cit., p. 254, relaciona los papeles de MOLINA y la
ENFERMERA, a quienes califica como "gifted storytellers".
174

memorias. A la HIJA le hubiera gustado ser como LA VISITANTE, por ms que


sta, entre irnica y sincera, envidie a sus oponentes. La PACIENTE aora a su
nieto muerto y desea, al recordarle, ser ms amiga de s misma, mientras la
ENFERMERA suea con la beca que le permitira obtener la cualificacin
profesional para el desempeo de su trabajo ^.
Como en las novelas, el cumplimiento de los deseos y la felicidad slo son
posibles en un plano 'irreal'. Molina muere sin encontrar a su hombre, Valentn
es torturado y su grupo descubierto; pero Molina le cambia el desenlace a la
'pelcula' vital de su compaero: "No, al fnal te fuiste de la isla, contento, a
seguir la lucha con tus compaeros, porque era un sueo corto, pero era feliz..."
(p. 140). La sensacin de inseguridad y del fmal siempre acechante de la dicha es
constante, como ponen de manifiesto en distintas ocasiones las protagonistas de
Bajo un manto: "Desde el comienzo tuve la sensacin de que algo malo iba a
pasar. Era demasiada la felicidad que l me daba, no la soport, yo sola empec
a imaginar obstculos, de ah a materializarlos el paso fue corto" (pp. 17, 27 y
59). Dos ideas se aunan en este nuevo y repetido motivo: la de una felicidad
efmera y sentida como imposible, y la de una imaginacin capaz de transformar
la realidad. Una realidad que no traiciona defmitivamente los sueos de estos
personajes porque son ellos quienes modelan a su antojo el diminuto entorno que
los envuelve y quienes construyen a su medida el mundo que quieren para s: "En
esta casa todo es legtimo, empezando por nuestros deseos" (DUEA, p. 64). La
realidad es desplazada y abolida por esos deseos: "Y todo fue puro miedo, pura
imaginacin... Ah en ese cuarto no hay dos cadveres tirados en el suelo. T no
has matado a nadie" (DUEO, p. 63). Y cuando, finalmente, se presenta en la
casa la nueva criada (representada por la misma actriz que haca el papel de la
HIJA, segn acotacin del autor al efecto), los dueos modifican a su antojo su

^ Elias Miguel MUOZ, art. cit., pp. 254-255, lo interpreta as: "Through their
respective stories, which unfold in a slow and calculated manner, Molina and the Nurse
manage to subvert the Other's authority and convert him/her into a friend and co-narrator.
In both cases, the fantasy is violently rejected and ridiculed at frst. But gradually both
Valentn and the Seora incorprate themseives into the tale, becoming characters within
it and storytellers as well.
In Molina's case, the character has been unable to grow beyond the bounds de su
fantasa. The impossibility of making his dream come true -he'll never find a real man
because what a real man wants is a real woman- has frustrated and embittered him. He
narrates and dreams in order to forget [...]". De otra manera, la ENFERMERA acude a
la fantasa "not as the ideal to be pursued, the key to happiness, but as a therapeutic way
of dealing with adversity and pain. While Molina is reluctant to see through his own web
of frustrated hopes and impossible dreams, the Nurse wants < <a differente sort of Ufe.
Not a housewife's life> >".

175

propia historia. Por ltimo, la PACIENTE y la ENFERMERA de la tercera obra


(traicionada la primera por un marido adltero y herida por un destino inflexible,
hundida la segunda tras desvanecerse de manera cruel la posibilidad de su ansiada
beca), vinculan su futuro en un irnico sueo final. Los ttulos de las tres obras
comentadas provienen precisamente de ese mundo de la fantasa que hace posible
que VALENTN 'consienta' el beso de un MOLINA convertido por l en la mujer
araa que atrapa a los hombres en su tela; o que, olvidando las tinieblas
producidas por aquella fatdica tarde de hace veinte aos, la DUEA cierre los
ojos en paz, bajo un manto de estrellas; o que, por fin, ENFERMERA y
PACIENTE reciban de misteriosos galanes hermosos ramos de rosas.
El teatro de Puig, pues, responde a las mismas preocupaciones estticas y
temticas de sus novelas: el ocultamiento del narrador, para que sean los
personajes quienes expresen sus propios conflictos; la reduccin del espacio y del
tiempo; la reduccin tambin del nmero de personajes; la obsesiva estructuracin
en dos partes simtricas; la recurrencia de las dicotomas realidad/apariencia y
vida/sueos, y de temas como los de la identidad, la enfermedad y la locura, el
machismo, etc. A la luz de este anlisis, siempre nos quedar la duda sobre si el
cinefilo convertido en novelista no habra devenidofinalmenteen dramaturgo de
no haberle sorprendido la muerte en plena actividad creadora.

176

También podría gustarte