03 (Marcos Martínez Hernández)

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LAS ISLAS AFORTUNADAS EN LA EDAD MEDIA Marcos Martnez Hernndez

Universidad Complutense

RESUMEN

Nuestro artculo aborda una parte de un gran proyecto que con el ttulo de Historia de las Islas Afortunadas venimos desarrollando desde hace unos aos. Aqu estudiamos el tema en los diez siglos que van del IV al XIV. Estudiamos autores y obras en griego, latn y rabe, especialmente, y distinguimos cinco clases de textos: mticos, mstico-religiosos, geogrficos, literarios y mixtos. En nuestro trabajo ofrecemos algunos ejemplos de ellos, dado que, como es natural, es imposible citarlos todos en el marco del presente artculo. PALABRAS CLAVE: Edad Media, mitos y leyendas, Islas Afortunadas, Islas Canarias.
ABSTRACT

INTRODUCCIN He querido aprovechar la oportunidad que tan amablemente me han ofrecido los organizadores de esta dcimo sexta edicin de los Seminarios del CEMyR, dedicada a los mitos y leyendas en la Edad Media para hablar de un tema que me es muy querido: las Islas Afortunadas. En 1993 Valario Manfredi public un excelente libro que titul Las Islas Afortunadas. Topografa de un mito. En un primer momento quise titular mi intervencin El mito de las Islas Afortunadas en la Edad Media, pero pensndolo mejor quit del ttulo la palabra mito, pues las islas de las que vamos a hablar aqu son un mito y una realidad, a partir de un momento dado. Soy consciente tambin de que una autora como Sabine Baring-Gould, en su libro Curious Myths of the Middle Ages (pp. 235-259), habla tambin de las Fortunate Isles, aunque luego su estudio se centra ms en el mito del Paraso que en las Islas

CUADERNOS DEL CEMYR, 14; diciembre 2006, pp. 55-78

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The subject this article pays attention to is part of a larger project, History of the Fortunate Isles, which we undertook years ago. Here we shall be taking into account this subject of study from the fourth to the fourteenth centuries, searching for the authors and works that deal with this concept in Greek, Latin and Arabic, and in five different types of text: mythic, mystic-religious, geographic, literary and mixed. Due to the lack of space, only some of these examples are provided. KEY WORDS: Middle Ages, myths and legends, Fortunate Isles, Canary Isles.

Afortunadas propiamente dichas. Por mi parte, debo decir que prefiero hablar ms del concepto de las Islas Afortunadas que del mito. En este sentido quiero manifestar que desde hace ya varios aos vengo ocupndome de una historia completa de tal concepto, desde su nacimiento en la literatura griega arcaica hasta su empleo en los autores de nuestra poca. Por lo tanto, nuestra intervencin ha de entenderse como un mero captulo de esa Historia de las Islas Afortunadas que acabo de mencionar y de la que tengo ya escrito algn captulo (Martnez, 1999a). 1. PRECISIONES TERMINOLGICAS Llegados a este punto, me gustara hacer unas cuantas precisiones terminolgicas que vendrn muy bien para nuestro posterior listado de autores y obras. El concepto Islas Afortunadas deriva de la traduccin del latn Fortunatae Insulae, que, a su vez, es la versin latina de un sintagma griego (Makron nsoi) empleado por primera vez por Hesiodo, en sus Trabajos y Das, en torno al 700 a.C., cuya traduccin sera Islas de los Bienaventurados, que los alemanes traducen por Inseln der Seligen, los ingleses por Isles of the Blest, los franceses por les des Bienheureux, etc. Como todo depende del sentido que le demos al adjetivo mkar, son posibles tambin otras versiones como Islas de los Dioses, Islas de los Dichosos, Islas de los Felices, etc. La expresin griega la tradujo al latn por primera vez Plauto, en su obra Los tres centavos, en torno al 188-186 a.C., empleando el sintagma fortunatorum insulae, de donde resultara posteriormente el Fortunatae Insulae que da origen a la traduccin espaola Islas Afortunadas. Espordicamente pueden encontrarse en los textos algunas otras denominaciones similares, como la de eudamones nsoi (Islas Felices), en el caso del griego, o las de beatorum insulae (Islas de los Bienaventurados) y divites insulae (Islas Ricas), en el caso de latn. Lo que quisiera dejar claro desde ahora es que en nuestra concepcin de la Historia de la que hablamos emplearemos la expresin Islas de los Bienaventurados para traducir los textos griegos e Islas Afortunadas para los correspondientes latinos. Para una justificacin ms detallada de estas traducciones remito a mis trabajos de 1999a y 1999b. Hay todava un tercer tipo de documentos que hablan de nuestro concepto: los textos rabes. En este dominio destacan sobre todo dos denominaciones que traducen los textos griegos y latinos: Gazair al Jalitat o Halidat (dudo de cul es la transcripcin correcta, no soy arabista), que solemos traducir por Islas Eternas, y Gazair-as-Saada, que traducimos normalmente por Islas de la Felicidad. Para detalles sobre las fuentes rabes remito a mis trabajos de 1994a y 1999c. Griego, latn y rabe van a ser los tres idiomas principales que en la Edad Media van a trasmitir el concepto de Islas Afortunadas. 2. ORGENES DEL CONCEPTO Sobre los orgenes de este concepto se han postulado varias hiptesis. En su trabajo de 1995, Manfredi defiende la teora de que nuestro concepto derivara de fuentes mesopotmicas, concretamente del poema sumerio Gilgamesh, que sera lle-

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vado a Occidente por los fenicios cuando stos concibieron una tierra de inmortalidad en el Ocano occidental. El ingls Griffiths, por su parte, en un trabajo de 1947, pone el origen de nuestro tema en la cultura egipcia, concretamente en unos textos de las Pirmides en los que se habla de una serie de islas que tendran que ver con ideas del Ms All. La tesis de Griffiths podra verse avalada por un pasaje de las Historias de Herdoto (en torno al 444 a.C.), quien en el libro tercero, cap. 26, menciona un lugar, cerca de Tebas, llamado Oasis que en lengua griega se denomina Islas de los Bienaventurados. Del texto de Herdoto puede deducirse que nuestro concepto era conocido en la cultura egipcia. En los ltimos aos el profesor Garca Teijeiro viene defendiendo, desde 1985, su teora de que la cuestin habra que tratarla en el marco de una herencia comn indoeuropea, en la que aparecera la idea de una pradera de dulce clima que separara el mundo de los vivos del de los muertos, idea que en la escatologa griega se materializara en conceptos como Islas de los Bienaventurados, Campos Elisios o Jardn de las Hesprides. En la lnea de esta hiptesis habra que aadir que nuestro concepto aparece tambin en culturas orientales como la hind, la japonesa y la china, como puede comprobarse en los trabajos de Perry y Yetts. Ms detalles sobre los orgenes de nuestro concepto los damos en nuestro trabajo de 1999a. 3. TIPOLOGA Desde que all por el ao de 1991 venimos publicando trabajos sobre el concepto de Islas Afortunadas, una de las conclusiones ms evidente que hemos sacado de ellos es lo que se refiere a la tipologa de los textos. Con esto queremos decir que los autores que emplean esta expresin no se refieren siempre a un mismo contenido. Al da de hoy podemos establecer que en la historia y evolucin de nuestro concepto habra que distinguir cinco planos, fases o tipos de textos: 3.1. FASE MTICA Corresponde a la primera aparicin del concepto en Hesiodo (Trabajos y Das: 156-173), donde se habla de un lugar de residencia reservado para unos hroes que por sus hazaas y buen comportamiento son recompensados por los dioses con vivir felizmente, libres de preocupaciones, en unas islas (las Islas de los Bienaventurados) dotadas con las caractersticas propias de la Edad de Oro: suavidad de clima, naturaleza frtil y prdiga en frutos, ausencia de guerras, vida sin trabajo, perpetua juventud, etc. Es lo que dice Hesiodo que sucede con Menelao. Despus de Hesiodo otros autores hablan de otros hroes como Aquiles, Agamenn, Hctor, Diomedes, etc. 3.2. FASE MSTICO-RELIGIOSA En un segundo momento, hacia el siglo V a.C., se produce un importante giro en la historia de nuestro concepto. En esta fecha Pndaro, en su Olmpica II

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(versos 68-80), emplea la expresin Islas (o Isla, es el primer autor que posiblemente use el singular en lugar del plural) de los Bienaventurados no como morada de hroes, sino como residencia de las almas de los que a lo largo de su vida se han mantenido alejados de toda iniquidad o injusticia. Ahora son las almas y no los hroes las que residen en estas islas. sta es la razn de por qu nuestro concepto aparece tanto en inscripciones y epigramas funerarios en los que se desea al muerto una feliz estancia en estas islas. En estas dos primeras fases nuestro concepto coincide con el de Campos Elisios, que aparece por primera vez en la Odisea (IV, 53 y ss.) de Homero. Islas de los Bienaventurados y Campos Elisios son los lugares del imaginario griego para la residencia de hroes y almas despus de abandonar la vida. La primera aparicin latina de nuestro concepto que, como hemos dicho ya, se produce en la obra de Plauto Los tres centavos (vase 5445-52), corresponde a esta segunda fase (en el texto plautino se habla de que hay islas que llaman de los afortunados, en donde los que han vivido honestamente debern reunirse). 3.3. FASE GEOGRFICA Una tercera etapa en la historia de nuestro concepto corresponde al momento en el que se transfieren a unas islas geogrficamente reales los elementos mticos y religiosos propios de las dos fases anteriores, lo cual ocurre, a nuestro parecer, hacia el siglo II a.C., cuando unas islas del Atlntico, que nosotros creemos son las Islas Canarias, empiezan a ser visitadas y descritas. Los primeros autores griegos que describen estas islas son Estrabn y Plutarco, mientras que en latn habra que mencionar a Salustio (s. I a.C.), Pomponio Mela y Plinio el Viejo (s. I d.C.). En teora muchas islas del Atlntico podran corresponder a las islas mencionadas por estos autores y de hecho se habla de Islas Afortunadas en los archipilagos de Cabo Verde, Madeira, Azores y el Archipilago britnico (para este ltimo caso, vase el trabajo de Waters Bennet de 1956). Pero en un trabajo nuestro de 1993, recogido en nuestro libro de 1996 (pp. 55-77), sobre el trmino Islas Canarias, que aparece por primera vez en el autor latino Arnobio, en su obra Contra los gentiles, VI, 5, en torno al 300 d.C., hemos demostrado fehacientemente que de todos los archipilagos de la Antigedad que podran ser candidatos al apelativo de Islas Afortunadas, al que mejor cuadra es al Archipilago Canario. Razn por la cual la propaganda turstica emplea tal denominacin todava hoy exclusivamente para Canarias. Estamos convencidos de que bajo el concepto de Islas Afortunadas se esconden muchos datos y aspectos importantes para la primera historia de las Islas Canarias. sta es la razn por la que estamos empeados en la Historia de nuestro concepto. 3.5. FASE LITERARIA Nos encontramos con esta fase cuando los autores emplean las expresiones griegas y latinas (y sus correspondientes traducciones) como simple adorno retrico o referencia potica en muchos textos literarios sin connotaciones mticas, ni reli-

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giosas, ni geogrficas. Es lo que ocurre, por ejemplo, en los Relatos verdicos (II, 529), en torno al 165 d.C., de Luciano, donde se habla de unas Islas de los Bienaventurados como si de una novela se tratara. En las literaturas griega y latina son muchos los textos que entraran en esta categora. 3.6. FASE MIXTA Una ltima categora de textos que operan con nuestro concepto corresponde a los autores que mezclan en su descripcin datos de algunas de las categoras anteriores, como ocurre, por ejemplo, cuando se habla de unas islas geogrficas reales con detalles de tipo mtico o religioso. Un caso claro de este tipo lo tenemos en el texto de Isidoro de Sevilla que citaremos ms adelante. Por consiguiente, en nuestra Historia de las Islas Afortunadas distinguimos hasta cinco tipos de textos: mticos, religiosos, geogrficos, literarios y mixtos. El no tener esto en cuenta, y creer que todos los textos que mencionan nuestras islas se refieren siempre a lo mismo es la causa de que consideremos como faltos de rigor muchos de los estudios que hasta ahora se han publicado sobre nuestro tema (caso de Manfredi, Cachey, Foulon, Gozalbes Cravioto, etc.). 4. PERIODIZACIN Una cuestin fundamental en nuestra historia del concepto que tratamos es la de establecer su periodologa , es decir, la fijacin de determinados cortes cronolgicos. En este sentido hemos propuesto para nuestro estudio los siguientes periodos temporales: 4.1. DEL SIGLO VIII-VII A.C. AL 300 D.C. Es el espacio de tiempo que transcurre entre Hesiodo y Arnobio. Este periodo podra titularse De las islas mticas a las islas reales, pues empieza con unas islas meramente mticas y termina con las islas geogrficas reales. De este periodo hemos estudiado ya lo correspondiente a los autores griegos de las etapas arcaica y clsica (vase nuestro trabajo de 1999a). 4.2. DEL SIGLO IV AL XIV Es el periodo correspondiente a la Edad Media, objeto del presente artculo. Podran discutirse los lmites en los que se establece lo que se conoce como Edad Media, como hace Dufays (1987). Para nuestros lmites nos basamos en el reciente estudio coordinado por M. Kaplan (2004), donde los lmites que se establecen van del siglo IV al siglo XV. Nosotros, en cambio, pensamos que el siglo XV entrara mejor

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en el siguiente periodo. De todas formas, ello es discutible y todava hoy no hay consenso absoluto sobre esta cuestin. 4.3. SIGLOS XV Y XVI Es la etapa que nosotros asignamos a los movimientos conocidos como Humanismo y Renacimiento. Tambin en este caso podra discutirse cundo empieza lo que se conoce como Humanismo o cundo termina el Renacimiento, si a fines del siglo XVI o a principios del XVII. Este periodo lo tenemos ya en avanzada fase de estudio. 4.4. DEL SIGLO XVII AL XX Es el periodo correspondiente a las grandes Historias de Canarias, en las que nuestro concepto juega un importantsimo papel. Tambin abundan en este periodo tratamientos meramente literarios como los citados en el apartado d) del pargrafo anterior. 5. RELACIN DE AUTORES POR SIGLOS, OBRAS, FECHAS E IDIOMAS Expuestos en los pargrafos anteriores los presupuestos bsicos en los que basamos nuestro estudio de la Islas Afortunadas en la Edad Media, es hora de pasar a la relacin de autores y obras que las mencionan. Hacemos una clasificacin de las fuentes por siglos, diferenciando en cada uno el idioma en el que estn escritas. Las fechas de los autores son muchas veces aproximadas. Ni que decir tiene que en nuestra relacin no estn todos los autores u obras que mencionan unas islas Afortunadas. Aqu nos limitamos a recoger las que nosotros conocemos, pero somos conscientes de que en el futuro este listado pueda incrementarse con otras indagaciones. Es evidente que en el marco del presente artculo no podemos comentar todos los textos que hablan de nuestro tema. De ah que aqu nos limitemos a comentar slo unos cuantos a ttulo de ejemplo procurando, al menos, citar alguno de cada siglo. En la medida de lo posible citamos los textos menos conocidos. Pero antes de iniciar nuestra serie es conveniente citar ahora uno de los textos clave del periodo anterior, que consideramos la fuente de muchos de los textos incluidos en nuestro listado medieval. Se trata del famoso pasaje de Plinio el Viejo (Historia Natural, VI, 37: 202-205) que dice lo siguiente:
Hay quienes opinan que ms all de stas estn la Afortunadas y algunas otras, entre las cuales el mismo Seboso, que expres tambin las distancias, asegura que Junonia dista de Gades 750.000 pasos y que a otros tantos en direccin al Ocaso estn Pluvialia y Capraria; que en Pluvialia no hay ms agua que la de la lluvia; que a 250.000 pasos de stas se encuentran las Afortunadas enfrente del costado iz-

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quierdo de Mauretania en el rumbo de la octava hora del sol, que se llaman Invalle por su suelo ondulado y Planasia por su aspecto, que el contorno de Invalle es de 300.000 pasos y que en ella crecen rboles de una altura de ciento cuarenta pies. Juba averigu sobre las Afortunadas lo siguiente: que tambin estn situadas bajo el Medioda cerca del Ocaso a 625.000 pasos de las Purpurarias, de suerte que hay que navegar por encima del Ocaso 250.000 pasos y a continuacin se busca el Orto durante 375.000 pasos; que la primera, sin rastro alguno de edificios, se llama Ombrin; que tiene entre los montes un pantano artificial y unos rboles parecidos a la caaheja de los que se obtiene agua exprimindolos, de los negros amarga y de los ms blancos agradable de beber: que la segunda isla se llama Junonia y en ella hay un templecillo construido nicamente con una sola piedra; que muy cerca est la isla menor del mismo nombre y a continuacin viene Capraria, plagada de grandes lagartos; que a la vista de ellas est Ninguaria, que ha recibido este nombre de sus nieves perpetuas, cubierta de nubes; que la ms cercana a sta se llama Canaria por la cantidad de canes de enorme tamao, de los cuales se le trajeron dos a Juba; que en ella aparecen vestigios de edificaciones; que, si bien todas abundan en cantidad de frutas y de aves de toda clase, sta asimismo abunda en palmeras productoras de dtiles y pias pioneras; que hay tambin abundancia de miel y que se cra tambin el papiro y esturiones en los ros; que estas islas estn infestadas de animales marinos en putrefaccin, que arroja a tierra continuamente la marea. (Trad. de V. Bejarano)

5.1. EL SIGLO IV A) Griego 1. Ymblico (ca. 275-330), Vida de Pitgoras y Exhortacin a la Filosofa. 2. Eusebio de Cesrea (ca. 260-340), Preparacin evanglica y Contra Hierocles. 3. Himerio (ca. 310-390), Discurso 39. 4. Libanio (314-393), Discursos 9, 18, 24 y 60 y Declamacin 31. 5. Gregorio de Nisa (ca 335-394), Carta 20. 6. Juan Crisstomo (344-407), De perfecta caritate (homila), Adversus oppugnatores, Egloga 25, Carta de Babila. B) Latn 1. C. Julio Solino, Coleccin de hechos memorables (entre 290-350). 2. Servio (s. IV), Comentarios de la Eneida. 3. Sulpicio Severo (s. IV), Dilogos I, 26. 4. Annimo: Panegrico de Constantino, VII (313). 5. Claudio Mamertino (ca. 289-380), Discurso a Juliano, 23.

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Este texto lo hemos comentado suficientemente en nuestra publicacin de 1996 (pp. 108-113). Baste decir aqu que se trata de un texto-madre, de tipo geogrfico, aunque con algunos destellos mticos y paradoxogrficos. Es el texto en el que por primera vez se da nombre a cada una de las Afortunadas, entre ellas una que con la denominacin de Canaria supone el acta de nacimiento de nuestra nomenclatura de Canarias.

6. Julio Honorio (s. IV-V), Cosmographia. De este siglo hemos seleccionado los tres textos siguientes: a) El pasaje de Ymblico, en la Vida Pitagrica, XVIII, 82:
Todas las as llamadas sentencias orales se dividen en tres clases: la primera de ellas responde a la pregunta qu es, la segunda a qu es lo ms... y la tercera a qu se debe hacer o no hacer. Ejemplos del primer tipo, qu es, son qu son las islas de los bienaventurados? el sol y la luna, qu es el orculo de Delfos? la tetraktys. (Trad. E.A. Ramos Jurado)

Se trata de un texto de tipo religioso en el que se habla de los astros como sedes de las almas despus de la muerte. Hemos comentado ampliamente este texto en nuestro trabajo de 1994b, pp. 102-103. b) El texto de C.J. Solino, Coleccin de hechos memorables, 56, 14-19:
Hemos odo decir que las islas Afortunadas ciertamente yacen frente a la parte izquierda de Mauritania, de las que Juba dice que estn situadas hacia el sur, pero prximas al ocaso. A causa de los nombres de stas no me asombro de que se espere alguna cosa grande, pero debajo de la fama del vocablo est la realidad. En la primera de stas, cuyo nombre es Embrion, ni hay edificaciones, ni han existido. Las cimas de los montes se humedecen por medio de estanques. Crecen unas caahejas del tamao de un rbol: aquellas que son negras, producen manifiestamente un lquido muy amargo, mientras que las que son blancas, vomitan unas aguas apropiadas incluso para beber. Otra isla dicen que se llama Junonia, en la que hay un templo pequeo que remata torpemente en punta. A sta se aproxima una tercera, con el mismo nombre, desprovista de todo. En cuarto lugar est la que se llama Capraria, ms que repleta de enormes lagartos. Sigue Nivaria con el aire nublado y condensado, y adems siempre con nieve. Luego est Canaria, llena de perros muy grandes de forma, de donde tambin dos fueron presentados al rey Juba. En ella perduran las huellas de edificaciones. Hay gran cantidad de aves, rboles frutales, palmeras productoras de dtiles, muchas pias de pinos, mucha recogida de miel, riachuelos llenos de siluros. Tambin cuenta que se arrojan animales en el ondulante mar y que, luego, cuando aquellos monstruos se han fundido con la podredumbre, todo all se impregna de un olor repugnante, por lo que la calidad de las islas no est del todo de acuerdo con su nombre.

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Este famoso pasaje de Solino lo hemos comentado tambin en nuestro libro de 1996, pp. 115-117. Como puede apreciarse, se basa en el texto de Plinio, pero con aportaciones propias, como la alteracin de los nombres de las islas, entre las que est el de Nivaria por el de Ninguaria pliniano. As que la nomenclatura de nivarense se la debemos a Solino y no a Plinio, como suele decirse en muchos estudios. Tambin es digno de destacar la reflexin que hace nuestro autor al final del texto, cuando se cuestiona la calidad de la vida en estas islas por la putrefaccin de animales muertos en ellas, con lo que el nombre de Afortunadas no sera el apropiado.

c) El texto de Claudio Mamertino, Discurso a Juliano, 23:


Se dice que los justos habitan tierras situadas en el Ocano y que llevan el nombre de islas Afortunadas, porque en estos lugares el suelo, sin labor ninguna, produce trigos, porque las vias visten naturalmente las vertientes de las colinas, porque los frutos cargan los rboles espontneamente, porque, de ordinario, en lugar de las hierbas, brotan las legumbres.

Este texto es un tpico ejemplo del tipo que hemos llamado religioso combinado con elementos del mito de la Edad de Oro. Es, pues, un texto mixto. 5.2. EL SIGLO V A) Griego 1. Juan Estobeo (s. V), Antologa, I, 49 (ca. 500). 2. Teodoreto de Antioqua (393-457), Teraputica de las enfermedades helenas, 11, 25, 28, 33 y 38. 3. Proclo (410-485), Comentario a la Repblica de Platn, 2, 139 y 140. 4. Hesiquio (s. V), Lxico. 5. Hierocles de Alejandra (n. ca 412), Comentario a los versos ureos pitagricos. B) Latn 1. Marciano Capela (s. V), Bodas de Mercurio y Filologa, VI, 702 (entre 410-439). 2. San Agustn (354-430), La Trinidad de Dios, 14, 9, 12. 3. Paulo Orosio (s. V), Historias, I, 2, 10 (ca. 417). 4. San Jernimo (348-420), Contra Vigilantium. 5. Flavio Lucio Dextro (s. IV-V), Chronicon omnimodae historiae. De este siglo hemos escogido los dos textos siguientes: a) El pasaje de Marciano Capela, Bodas de Mercurio y Filologa, VI, 702:
En cambio, es cosa no dudosa que las Islas Afortunadas estn situadas en la parte izquierda de Mauritania, entre el medioda (sur) y el ocaso (occidente). La primera de las cuales se llama Membriona, la segunda Junonia, la tercera Teode, la cuarta Capraria, otra Nivaria, que est con una nebulosa y espesa niebla. A continuacin est Canaria, llena de perros de gran tamao. Todas estn llenas de aves, son boscosas, productoras de palmas, abundantes en frutos de pinos, miel, riachuelos y siluros.

Como puede comprobarse, se trata de un texto de tipo geogrfico, derivado del de Solino y Plinio, con la novedad de mencionar una isla Teode que es una isla fantasma, producto de la mala lectura del latn de Solino. Remitimos a nuestro libro de 1996, pp. 119-120, para ms informacin. b) El pasaje de Paulo Orosio, Historias, I, 2, 10-11: Los lmites de frica por Occidente son los mismos que los de Europa, esto es, las bocas del estrecho de

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Cdiz. Los ltimos territorios de frica son, concretamente, el monte Atlas y las islas que llaman Afortunadas. Tpico texto geogrfico en el que nuestras islas se emplean para sealar lmites geogrficos o puntos cardinales. 5.3. EL SIGLO VI A) Griego 1. Damascio (458-533), Vida de Isidoro (su maestro), 186.16 2. Juan Malala (ca. 491-578), Cronografa, II, 55.4. 3. Olimpiodoro de Alejandra (2 mitad del s. VI), Comentario del Gorgias (10 citas). 4. Estfano de Bizancio (s. VI), Ethnika. B) Latn 1. Casiodoro (485-580), Variae. 2. Jordanes (s. V), Gtica, I, 7. De este siglo citamos el siguiente pasaje de la Gtica (I, 7) de Jordanes: Y junto al Estrecho de Cdiz, no lejos, hay islas, una Bienaventurada (Beata) y otra que se dice Afortunada (Fortunata). Hemos querido resaltar este texto de tipo geogrfico para ilustrar dos cosas: que a veces se emplea el singular en lugar del plural y que, adems de Afortunadas, hay tambin nominalmente Islas Bienaventuradas.
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5.4. EL SIGLO VII A) Latn 1. Isidoro de Sevilla (570-636), Etimologas, XIV, 6, 8. Hasta la fecha slo hemos encontrado de este siglo el siguiente texto de Isidoro de Sevilla, Etimologas, XIV, 6, 8-9:
Las islas Afortunadas nos estn indicando, con su nombre, que producen toda clase de bienes; como si se las considerara felices y dichosas por la abundancia de sus frutos. De manera espontnea producen frutos los ms preciados rboles; las cimas de las colinas se cubren de vides sin necesidad de plantarlas; en lugar de hierbas, nacen por doquier mieses y legumbres. De ah el error de los gentiles y de los poetas paganos, segn los cuales, por la fecundidad del suelo, aquellas islas eran el Paraso. Estn situadas en el ocano, enfrente y a la izquierda de Mauritania, cercanas al occidente de la misma, separadas entre s por el mar que las circunda. (Trad. de Oroz Reta)

Este texto de tipo mixto (combina el tipo geogrfico con elementos tomados del mito de la Edad de Oro) es, al igual que el texto de Plinio (del que toma algunos detalles), otro texto madre, ya que ser muy copiado por los autores poste-

riores. El elemento novedoso principal es que se hace una vinculacin entre Islas Afortunadas y Paraso, aunque en sentido negativo: Isidoro no cree que ambos lugares sean lo mismo. Para un comentario nuestro de este texto remitimos a nuestro libro de 1996, pp. 120-121. 5.5. EL SIGLO VIII A) Latn 1. Gegrafo de Rvena, Cosmographia (s. VIII). 2. Guidn (?). 3. Algunos mapas del Beato y del Gegrafo de Rvena. 4. Virgilio de Salzburgo (m. 784), Cosmographia. Tampoco tenemos muchos documentos del siglo VIII. Aqu citamos el siguiente, correspondiente a la Cosmografa, del annimo de Rvena: En el mismo Ocano del sur, despus de la tierra de los etopes, existen varias islas, de las que queremos citar algunas, a saber: Azanasia, Pireon, Capriariam, Beathee, Theatrum, Nincaria, Lunonis, Scopolis, Thene. Se trata de un texto de tipo geogrfico, muy enigmtico, tanto por el autor, como el nombre de las islas, entre las que se nombran unas islas Beatas. Para ms detalles remitimos a nuestra obra de 1996, pp. 121-122. 5.6. EL SIGLO IX A) Griego 1. Georgio Mnaco (s. IX), Crnica breve (ca 867), Continuatio. 2. Focio (810-893), Biblioteca (5 citas) y Lxico. B) Latn 1. Rabano Mauro (780-856), De Universo. 2. Dicuil (1 mitad s. IX), De mensura orbis terrae. 3. Teodulfo de Orleans (760-821), Libros carolinos. 4. Annimo de Leiden, De situ orbis Terrae vel regionum. 5. Usuardo (m. 875), Martirologium. C) rabe 1. Ibn Hurradadbih (s. IX). De este siglo, en el que encontramos el primer autor rabe que cita nuestro tema, hemos elegido el pasaje del Martirologium de Usuardo:
Las Islas Afortunadas son seis en nmero: Aprositus, Junonia, Pluitala, Casperia, Canaria, Pintuaria, situadas en el Ocao Atlntico, al occidente de frica. Aqu

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Blandano, varn de gran abstinencia, natural de Escocia, padre de tres mil monjes, en compaa del bienaventurado Maclovio, recorri estas islas por espacio de siete aos. Este llamado Maclovio resucit a un gigante muerto, que, bautizado, cont los castigos de los judos y paganos, y muri de nuevo poco despus, en tiempos del emperador Justiniano. (Trad. de Fremiot Hernndez Gonzlez)

Se trata de un texto de tipo mixto, con una combinacin de datos tomados de Plinio y Ptolomeo y datos de tipo paradoxogrficos o elementos maravillosos. La novedad de este pasaje est en la asociacin de las Islas Afortunadas con San Brandn. Hemos comentado este texto en nuestro libro de 1996, pp. 122-124. 5.7. EL SIGLO X A) Griego 1. Suda. B) Latn 1. Herigero de Lobbes (950-1007), Vita Remacli. 2. Radbodo de Utrecht (m. 917), Libellus de miraculo S. Martini. C) rabe 1. Ibn al- Faqih 2. Al-Masudi (m. 956), Las Praderas de oro. 3. Annimo persa: Las regiones del mundo (ca. 982). 4. Qudama ibn Gafar (m. 948). 5. Ibn Abdal-Munim. Del siglo X hemos seleccionado los dos textos siguientes, poco conocidos: a) Pasaje del libro sobre los milagros de San Martn de Tours de Radbodo de Utrecht:
En verdad, confesar que se aprecia que aquel lugar es ms sublime que la dignidad alejandrina, ms famoso que la ciudad cartaginesa, ms fecundo que el campo palestino, ms caro que el oro de Arabia, ms hermoso que los colores de la India, ms exuberante que Tiro y Sidn, mucho ms afortunado que las Islas Afortunadas y usar este corolario que es ms feliz que toda la felicidad junta de las cosas mutables. Ello quedar ampliamente claro por el ejemplo de esta maravilla que yo anteriormente haba prometido que narrara. (Trad. de L.M. Pino Campos)

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ste es un claro ejemplo de texto meramente literario, en el que las Islas Afortunadas aparecen citadas en una relacin comparativa, pero sin pronunciarse sobre ellas. b) Pasaje de la Vida de Remaclo, obra de Herigero de Lobbes:

En efecto, aquello que l mismo hizo, no slo los vecinos confiesan que muchos de ellos lo haba hecho en mayor medida y se haban ocupado de lo prometido, sino que adems los que estn situados ms all de los Saurmatas, los que frecuentan el ocano glacial, y los habitantes de las Islas Afortunadas lo pregonan.

Texto igualmente de tipo literario sin mayores precisiones sobre nuestras islas. 5.8. EL SIGLO XI A) Griego 1. Miguel Ataliates (m. 1080), Historia, XII, 220-221. 2. Simen Seth (2 mitad del s. XI), Sinopsis de la Fsica. B) Latn 1. Sigeberto de Gembloux (1030-1112), Chronica. 2. Gaunilo (m. 1083), Libro en favor de un insensato. 3. Papias (s. XI), Elementarium doctrine rudimentum. 4. Mapamundi Isidoriano. C) rabe 1. Al-Bakri (m. 1094), Descripcin de frica (ca. 1067).
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De este siglo hemos escogido tres pasajes, cada uno en lengua diferente: a) De los autores griegos citamos aqu el texto de la Historia (XII, 200-221) de Miguel Ataliates:
A partir de all, el estrecho de las columnas de Hrcules acoge al que desea bordear la costa aneja en direccin a las Galias inferiores y conduce y empuja hacia la zona de las Islas Britnicas a quien se dirige al este, es decir, a la parte interior del continente recorriendo el borde del mar, mientras que, si alguien desea alejarse hacia las Islas de los Bienaventurados una navegacin a mar abierto se extiende ante l, pues las separa del continente una distancia de mil millas. Se trata de dos islas, no muy distantes la una de la otra, incesantemente prdigas en todo tipo de bienes, en las que crece durante todo el ao una hierba tierna y aromtica. Puesto que se encuentran lejos del fango mortal y en modo alguno comparten la mezcla de aire que se produce a partir de las desecaciones malolientes de la tierra, proporcionan a los hombres y al ganado que albergan una vida extremadamente sana y libre de pesares y les procuran una existencia dulcsima y despreocupada, en todo placentera y feliz. (Trad. de I. Prez Martn)

Se trata de un texto de tipo mixto, con elementos de tipo geogrfico y del mito de la Edad de Oro. Este texto es prcticamente desconocido en la historiografa canaria. Resalta en este pasaje lo que se dice al final, que viene a ser lo contrario

de lo que vimos en el texto de Solino. Ahora el aire de las Islas Afortunadas es esplndido y proporciona a sus habitantes una vida placentera y feliz. Hemos cambiado la denominacin de Afortunadas por Islas de los Bienaventurados, dado que se trata de un texto griego. b) De los autores latinos citamos el pasaje de la Crnica de Gilberto de Gembloux: En este tiempo brill en Escocia Brendano, quien, buscando las Islas Afortunadas en una navegacin de siete aos, vio muchas cosas dignas de admiracin. Texto meramente de tipo literario que tiene la importancia de relacionar, una vez ms, San Brandn con nuestras islas. c) Un ejemplo de texto rabe es el siguiente, que corresponde a la Descripcin de frica de Al-Bakri:
En el Ocano, frente a Tnger y a la montaa llamada Adlent, se encuentran las Islas Afortunadas, es decir, felices. Se llama as porque sus bosques y campias se componen de varias clases de rboles frutales que crecen espontneamente y que producen frutos de excelente calidad; en vez de hierbas, el suelo produce cereales, y en vez de zarzas con espinas se encuentra toda suerte de plantas aromticas. Estas islas, situadas al oeste del pas de los bereberes, estn desperdigadas por el Ocano, pero no muy distantes unas de otras. (Trad. de J. Vernet)

Se trata de un texto mixto, con elementos geogrficos y de tipo maravilloso. Su fuente puede ser muy bien el texto de Isidoro de Sevilla.
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5.9. EL SIGLO XII A) Griego 1. Juan Tzetzes (1110-1185), Escolios a la Alejandra de Licofrn y Trabajos y das de Hesiodo. 2. Eustacio (ca. 1110-1197), Escolios a la Odisea. 3. Etymologicum Magnum. B) Latn 1. Hugo de San Vctor (1096-1141), Descriptio mappamundi. 2. Lamberto de San Omer, Liber Floridus (ca. 1120). 3. Gerhoh de Reichersberg (1093-1169), De gloria et honore Filii hominis. 4. Hermann de Carintia, De essentiis. 5. Mapa del Beato de Silos (1109). 6. Mapa del Liber Floridus (1120). C) rabe 1. Al-Idrisi (m. 1166), Descripcin de frica (1154). 2. Annimo: Kitab-al-istibsair (ca. 1192)

Del siglo XII citamos dos textos de tipo geogrfico. El primero corresponde al captulo Sobre islas (XXXIII) del Liber Floridus de Lamberto de San Omer, quien menciona Una isla Fortunata (Afortunada) frente al monte Atlntico y una isla Beata (Bienaventurada) frente a Mauritania. Como puede apreciarse, el texto recuerda dos islas que ya vimos en Jordanes. El otro corresponde a la Descripcin del mapamundi de Hugo de San Vctor: Entre el viento frico y el Cfiro estn situadas las Islas Afortunadas: Caninaria, Nivaria, Capria, Teode, Iunonia, Membriona. Como se ve, la alteracin de los nombres de las islas recuerda a la realizada por Capela. 5.10. EL SIGLO XIII A) Griego 1. Nicforo Blemmides (1197-1272), Otra Historia. B) Latn 1. Vicente de Beauvais (1190-1264), Speculum Naturale, 32,17. 2. Bartolom el Ingls (n. 1225-30), De proprietatibus rerum. 3. Gervasio de Tilbury (1140-1220), Otia Imperialia. 4. Mapas de Ebstorf y Hereford. 5. Mappamundi de Cambridge (ca. 1220-1230). C) rabe
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1. Yaqut ar-Rumi (m. 1229), Lxico geogrfico. 2. Ibn Said (m. 1286), Tratado geogrfico. 3. Al-Qazwini (1203-1283), Diccionario geogrfico. 4. Ibn al-Wardi, Cosmografa. D) Castellano (romance) 1. Annimo: Semeiana del Mundo (ca 1223). 2. Mapa Mundi de Isidoro de Sevilla. Del siglo XIII hemos reparado en cuatro textos: a) El primero corresponde al Speculum Naturale (32, 17) de Vicente de Beauvais:
Las islas Afortunadas deben su nombre a que producen todo lo que es bueno, como si fueran felices y dichosas por la gran riqueza de sus frutos. Abiertas por su naturaleza, producen frutos los ms preciados rboles; las crestas de sus colinas estn cubiertas de vias silvestres; en lugar de hierbas, nacen por doquier mieses y legumbres. De ah el error de los gentiles y los poemas de los poetas laicos de que esta tierra, por la fecundidad de su suelo, era el paraso. La primera de estas islas se llama Mebriona, la segunda Juniona, la tercera Theode, la cuarta Capraria, otra Vinaria, que est con una nebulosa y espesa niebla. Despus est Caninaria, llena

de perros de enorme tamao. En todas hay multitud de aves y mucho bosque, y crecen palmeras, nogales y pinos, y hay tambin gran cantidad de miel, de animales salvajes y peces. Estn situadas en el Ocano, frente a la parte izquierda de Mauritania, entre el sur y prximas al ocaso occidental, y separadas entre s por el mar que las circunda.

Como se ve, se trata de un texto mixto que combina la informacin de los textos de Isidoro de Sevilla, Capela y Plinio. Vase nuestro comentario a este texto en nuestro libro de 1996 (pp. 126-127). b) El segundo pertenece a la famosa obra Otia Imperialia de Gervasio de Tilbury:
Ciertamente, en el mismo lmite del Estrecho Gaditano, en direccin hacia frica, est la isla de los Afortunados, que por su vocablo significa que en ella estn los bienes de todo y da a entender como que son los felices habitantes del Paraso, riqusima por la amenidad del lugar y la abundancia de frutos, muy agradable para todos, pero conocida por pocos, la cual, cuando por casualidad se la encuentra alguna vez, despus que se la busca por mucho tiempo, no se la halla, por lo que se la llama Perdida. Dicen que, finalmente, vino a ellas Brandino, santo varn, explorador del ocano.

Este texto de tipo mixto (combina informacin de Isidoro de Sevilla y otros autores) se destaca por hablar de una isla (y no islas) en singular, por decir que se la encuentra por casualidad y por la relacin que hace con San Brandn.
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c) El tercero corresponde a un pasaje del Diccionario geogrfico del autor rabe alQazwini, quien hablando de las Islas Eternas (Yazair al-Jalidat) dice:
Tambin reciben el nombre de Islas Felices. Se encuentran en el Ocano Atlntico, en su extremo ms occidental... El motivo por el cual se les llama Islas Felices es porque sus huertos tienen todo tipo de frutas, por la bondad de los campos y por los terrenos cultivables. Su tierra hace fructificar la simiente en los pastizales, [as como] tipos de hierbas aromticas en vez de abrojos. Dicen: En cada una de las islas hay un dolo de una altura de cien codos. Su funcin es similar a la que realizan los faros, pues sirven para guiarse correctamente entre unas y otras. Se dice que se construyeron para que se supiera que no hay ms camino tras ellas; y es que no se encuentran en medio del Ocano Atlntico [sino en uno de sus extremos]. Pero slo Dios es ms sabio acerca de esta cuestin. (Trad. de M. Prez Delgado)

Un texto de tipo mixto cuya nota ms relevante es la noticia de esos dolos en cada una de estas islas para indicar que despus de ellas no es posible la navegacin. d) El cuarto texto es la primera versin de nuestras islas en el castellano romance del siglo XIII:

De la ysla Fortunante E otrosy otras yslas ay en el mar Oeano que dizen Fortunante; e tanto quiere dezir este nonbre como tierras bien aventuradas, e este buen nonbre an e demuestran que son abondadas e llenas de todos bienes, e asy es que por los grandes bienes e por el gran deleyte desta tierra pensaron los gentiles e los poetas que era en esta tierra el parayso; e segura mente heraron, e que pues abasto ay ava de tanto bien en estas yslas, segn dize Sant Ysidro. Son a syniestro de la tierra de Mauritania erca de oidente, e estas yslas son departidas por el mar que corre entre medias.

Se trata de una versin en romance castellano del texto de Isidoro de Sevilla. 5.11. EL SIGLO XIV A) Griego 1. Macario Crisocfalo (ca. 1300-1382), Paremiografa. B) Latn 1. Riccobaldo de Ferrara (m. ca 1312), Liber de locis orbis et insularum et marium. 2. Ranulfo Higden (1299-1365), Polychronicon. 3. Pedro Bersuire / Berchorius (1290-1362), Reductorium morale XIV, 22. 4. Guillermo de Pastrengo, De originibus rerum libellus (ca. 1350). 5. Domenico Silvestri, De insulis (entre 1385-1389). 6. Domenico de Bandino (1335-1418), Fons memorabilium universi. 7. Dante (1265-1321), De Monarchia. 8. Petrarca (1304-1374), De vita solitaria y Cartas Familiares (III, 1 y V, 8). 9. Mapa-mundi de R. Higden. 10. Bula de Clemente VI sobre el Principado de las Islas Afortunadas (1344). 11. Bula de Inocencio VI (sobre Obispado de la Fortuna) de 1361. 12. Bula de Urbano V, de 1369. 13. Licencia de navegacin del rey de Aragn Pedro IV. C) rabe 1. Al-Dimasqi (1256-1327), Cosmographia. 2. Abulfeda, Geografa (ca. 1321). 3. Ibn Jaldun (1332-1406), Prolegmenos (ca. 1377). D) Italiano 1. Petrarca, Cancionero. 2. Fazio degli Uberti (ca. 1035-1369), Il Dittamundo. 3. Mapa de los hermanos Pizzigani (1367). E) Cataln 1. Atlas de A. Cresques (1375).

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El siglo XIV, el ltimo de nuestro estudio, es el que mayor nmero de testimonios presenta sobre nuestro tema. De l hemos seleccionado los cuatro siguientes: a) El primero corresponde a un pasaje de De Insulis de Domenico Silvestri:
Las Islas Afortunadas, segn escribe Guido de Rvena, nos estn indicando, con su nombre, que producen toda clase de bienes: es como si se las considerara felices y dichosas por la abundancia de sus frutos. Por su naturaleza nacen frutos de los rboles ms preciados: las vertientes de las colinas se cubren de vides sin necesidad de plantarlas y, en lugar de hierbas, nacen por doquier mieses y legumbres. De ah el error de los gentiles y los poemas de los poetas profanos, que pensaron que estas islas eran el Paraso por la fecundidad del suelo. Sobre ellas opin quiz Virgilio cuando dice en el canto sexto <de su Eneida>: Llegaron a los lugares risueos y a los amenos vergeles de los bosques afortunados y a las sedes dichosas. Estn situadas en el Ocano, enfrente y a la izquierda de Mauritania, prximas al poniente y separadas entre s por el mar abierto. De estas islas, como refiere Solino, se mencionan seis por sus nombres, a saber: Embriona, sin ninguna huella de edificios, como escribe Plinio, en cuyos montes hay un estanque con rboles semejantes a la frula, de los cuales se extrae agua, amarga de los negros y agradable para beber de los blancos: otras dos, para las que consta el nombre de Junonia, aunque Marcial <=Marciano> llama Teode a la tercera: la cuarta es Capraria, la quinta Nivaria, la sexta Canaria. En alguna de estas islas dicen que crecen rboles hasta ciento cuarenta pies de altura. Hay en ellas multitud de aves, rboles frutales que producen dtiles, gran cantidad de miel y leche y abundan otras cosas, como se menciona en cada una de ellas. Segn otros, estas islas se llaman occidentales. En ellas, segn reza Petrarca, hace poco penetr un navo armado de genoveses. Clemente VI dio a aquella patria como primer Prncipe a cierto varn ilustre, de sangre mezclada de los reyes espaoles y franceses, que Petrarca atestigua haber visto. Refiere <este autor> que la gente de estas islas, en comparacin con casi todos los mortales, disfruta de la soledad, aunque es tosca en sus costumbres y <por ello> semejante a las bestias: que viven ms por instinto de la naturaleza que por alguna eleccin <de la voluntad> y andan errantes en soledad en compaa de las fieras o de sus rebaos.

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He comentado este texto exhaustivamente en mi libro de 1996 (pp. 155204). A ello podra aadirse el trabajo doctoral de J.M. Montesdeoca Medina (2000). b) El segundo texto de este siglo lo hemos sacado de los famosos Prolegmenos del autor rabe Ibn Jaldn:
Este clima tiene, en su lado occidental, las islas Eternas, adoptadas por Ptolomeo como punto de partida, desde el cual cuenta las longitudes. Dichas islas se ubican en el mar Circundante, fuera de la tierra firme que hace parte de este clima, formando un grupo de islas numerosas, siendo las mayores y ms conocidas tres. Se dice que son habitadas. Segn tenemos entendido, algunas naves de los francos, habiendo tocado esas islas hacia mediados de la presente centuria, atacaron a los habitantes; los francos lograron botines y llevaron algunos prisioneros, que vendieron unos en las costas del Magreb al-Aqsa (Marruecos). Los cautivos pasaron al servicio del sultn y, al aprender la legua rabe, dieron datos sobre su isla. Los aborgenes decan labraban la tierra con cuernos, el hierro les era desconoci-

do; alimentbanse de cebada; sus ganados se componan de cabras, combatan con piedras, que arrojaban hacia atrs; su nica prctica de devocin consista en prosternarse ante el sol en el momento de su aparicin. No conocan ninguna religin, y jams misionero alguno les llev alguna doctrina. (Trad. de J. Ferres)

Como puede apreciarse, se trata de un texto geogrfico que en la historiografa canaria tiene mucha importancia desde el punto de vista histrico. c) El tercer texto son unos versos del famoso Cancionero (135) de Petrarca: Lejos de este mar leo en las famosas islas de Fortuna dos fuentes hay: quien de una de ellas bebe, riendo alegre muere; si en la otra beber quiere, se salva. As es mi suerte: que riendo morira, no siendo, ay, por mi doloroso clamoreo (trad. A. Crespo). Estos versos estn inspirados indudablemente por el texto de Pomponio Mela (s. I d.C.), que habla de las famosas dos fuentes. A nuestro entender, lo ms llamativo es la denominacin de Islas de la Fortuna, en lugar de Islas Afortunadas, lo que ha podido dar lugar a cierta confusin. d) El ltimo texto de nuestra seleccin es la traduccin de un texto en cataln que se encuentra en el Atlas de Carlos V de A. Cresques:
Las islas bienaventuradas estn en el mar grande, a mano izquierda cerca del trmino del occidente, pero son dentro del mar. Isidoro lo dice en su libro XIV, que stas son llamadas bienaventuradas pues son llenas de todos bienes, trigos, frutas, hierbas, rboles y los paganos dicen que aqu est el Paraso por la templanza del Sol y abundancia de la tierra. Item dice Isidoro que los rboles crecen todos por lo menos CLX pies con muchos ramos y muchos pjaros. Aqu hay miel y leche mayormente en la isla de Capraria que se llama as por la multitud de cabras que en ella se encuentra. Item est despus Canaria, isla llamada Canaria por la multitud de Canes que hay en ella muy grandes y fuertes. Dice Plinio, maestro del mapamundi (geografa), que en las islas Afortunadas hay una isla en la que crecen todos los bienes del mundo, pues sin sembrar y sin plantar produce todos los frutos, en las alturas de los montes los rboles no carecen nunca de hojas y de frutos que hacen gran olor; de eso comen una gran parte del ao, pues siegan las mieses en lugar de hierba. Por esta razn dicen los paganos de las Indias que sus almas cuando son muertos van a aquellas islas y viven siempre del olor de aquellos frutos y aquello creen que es su paraso; pero segn la verdad, es fbula. (Trad. de E. Serra Rfols)

Como se deduce de su lectura, es un texto mixto, de tipo mstico-religioso y geogrfico, basado sobre todo en Plinio e Isidoro de Sevilla. 6. TIPOLOGA DE LAS FUENTES Si analizamos filolgicamente todos los textos y obras en los que encontramos referencias a nuestras islas, resulta el siguiente listado de tipos de obras: 1. Antologas: J. Estobeo, Focio. 2. Biografa: Damascio.

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3. Bulas papales: Clemente VI, Inocencio VI, Urbano V. 4. Cartografa, A. Cresques, Hermanos Pizzigani, Mapamuni de R. Higden, Mapas de Ebstorf y Hereford, Mapa de los Beatos. 5. Cosmografa: al-Dimasqi, Ibn al-Wardi, Hugo de S. Vctor, Annimo de Leiden, y J. Honorio. 6. Crnicas: R. Higden, Sigeberto de Gembloux, G. Mnaco, Flavio Lucio Dextro. 7. Dilogos: Sulpicio Severo. 8. Enciclopedias: Ibn Jaldun, Pedro Bersuire, Bartolom el Ingls, Vicente de Beauvais, Lamberto de San Omer, Rabano Mauro, Isidoro de Sevilla, M. Capela. 9. Epistolografa: Petrarca, Juan Crisstomo, Gregorio de Nisa. 10. Escolios/Comentarios: Eustacio, Juan Tzetzes, Olimpiodoro, Hierocles, Proclo, Servio, Hermann de Carintia. 11. Filosofa: Ymblico, Petrarca. 12. Geografa: Abulfeda, Riccobaldo de Ferrara, Semeiana del Mundo, MapaMundi, al-Qazwini, Yaqut ar-Rumi, al-Idrisi, al-Bakri, Dicuil. 13. Hagiografa. Radbodo de Utrech, Herigero de Lobbes, Usuardo. 14. Historia: Nicforo Blemmides, Miguel Attaliates, Jordanes, J. Malala, P. Orosio. 15. Islarios: D. Silvestri, D. de Bandino. 16. Lexicografa: Guillermo de Postrengo, Etymologicum Magnum, Papias, Suda, Hesiquio, Estfano de Bizancio. 17. Literatura de viajes: Fazio degli Uberti. 18. Medicina: Simen Seth. 19. Mirabilia/Paradoxografa: Gervasio de Tilbury, J. Solino. 20. Paremiografa: Macario Crisocfalo. 21. Poesa: Petrarca (Cancionero). 22. Poltica: Dante. 23. Retrica: Cl. Mamertino, Panegirico de Constantino, Libanio, Himerio. 24. Teologa: Gerhoh de Reichersberg, Gaunilo, Casiodoro, S. Jernimo, S. Agustn, Teodoreto, Eusebio de Cesrea. 25. Otras: Licencia de Pedro IV. 7. ALGUNAS CONCLUSIONES Ha llegado el momento de que extraigamos algunas conclusiones de nuestro acercamiento al tema de las Islas Afortunadas en la Edad Media. Nuestro estudio en el presente artculo forma parte de un proyecto mayor que tenemos entre manos desde hace algunos aos: una Historia de las Islas Afortunadas. Este proyecto resulta de nuestras preocupaciones por el mito y la historia de las Islas Canarias desde que all por el ao de 1991 iniciamos la aventura de indagar algo ms en el apasionante mundo de la mitologa de procedencia grecolatina en la cultura canaria. En este sentido hemos publicado hasta la fecha una serie de trabajos en torno a un conjunto de temas que hemos calificado de imaginario canario grecolatino: Columnas de Hrcules, Ocano, Campos Elisios, Islas de los Bienaventurados, Jardn de las Hesprides, Islas Afortunadas, Atlntida, Paraso, Jardn de las Delicias y

San Borondn. De este conjunto hemos escogido el captulo de las Islas Afortunadas como especialmente relevante para ahondar algo ms en nuestra primera historia y corregir algunas afirmaciones errneas con las que nos tropezamos de vez en cuando. Debemos decir desde el primer momento que el tema de las Islas Afortunadas es un mito y una realidad. Es un mito porque gran parte de lo que de ellas se ha dicho corresponde a los ingredientes propios de ese gran mito-madre que es el mito de la Edad de Oro: fertilidad, juventud, ausencia de dolor, pacifismo, riqueza de cultivos espontneos, bonanza climtica, etc. Pero es tambin una realidad porque a partir de un momento dado, que nosotros fijamos en torno al siglo III-II a.C., esos elementos del mito anteriormente citados se transfieren a unas islas atlnticas, empricamente reales, que a partir de esa fecha empiezan a ser ms conocidas y descritas en diversas publicaciones. Las islas atlnticas a las que nos referimos son los archipilagos de Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde, conjunto insular que solemos denominar Macaronesia (el trmino deriva de makron nsoi, precisamente la expresin griega de nuestro tema). Hemos argumentado en nuestros trabajos que, si bien cualquiera de los archipilagos citados podra corresponder a las Islas Afortunadas de la Antigedad, son las Islas Canarias las candidatas ms idneas para tal denominacin, como lo prueba el hecho de que son las nicas que todava hoy son conocidas con semejante apelativo como reclamo turstico. Nuestra Historia de las Islas Afortunadas la fraccionamos en cuatro grandes bloques cronolgicos: del siglo VIII-VII a.C. al 300 d.C., del siglo IV al XIV (Edad Media), los siglos XV y XVI (Humanismo y Renacimiento) y del siglo XVII al XX. En los mil aos que componen el periodo de la Edad Media hemos encontrado ms de cien autores que hablan de nuestro tema, fundamentalmente en lenguas como el griego, latn y rabe, pero tambin en castellano, italiano y cataln. La clase de obras en las que se mencionan nuestras islas componen una lista extraordinariamente amplia (ms de veinticinco tipos de obras), en las que figuran tanto tratados de filosofa, geografa, medicina, hagiografa, teologa, lexicografa, etc., como antologas, islarios, crnicas, enciclopedias, literatura, cartografa, etc. Adems de la denominacin Islas Afortunadas, que corresponde a la traduccin castellana de las fuentes latinas, hablamos de Islas de los Bienaventurados cuando se trata de textos griegos, y de islas Eternas o Felices, cuando manejamos las fuentes rabes. Fundamental en nuestra historia del tema que estudiamos es diferenciar los tipos de texto con los que nos encontramos. No todos los textos que hablan de nuestro tema expresan los mismos contenidos. Los hay meramente mticos, que corresponderan a unas islas ideales descritas en trminos del mito de la Edad de Oro; los hay simplemente msticoreligiosos, que describen tambin unas islas irreales como sede de las almas despus de la muerte; los hay geogrficos, que hablan ya de unas islas reales, empricamente existentes, sin que falten elementos de tipo maravilloso (mirabilia); los hay puramente literarios, en los que nuestro tema es un puro adorno retrico, y los hay, finalmente, mixtos, o sea, una mezcla de algn o algunos de los tipos anteriores; sta es posiblemente la clase de texto ms frecuente en nuestra historia; lo cual quiere decir que en el conjunto de documentos de la Edad Media que hablan de Afortunadas, hemos de distinguir unas Afortunadas puramente mticas, unas Afortunadas meramente literarias, unas Afortunadas realmente geogrficas y unas Afortunadas

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mezcla de las anteriores. El no tener esto en cuenta es lo que ha posibilitado que se hayan asignado a las Islas Canarias innumerables datos y detalles que nada tienen que ver con ellas en la realidad. En los diez siglos objeto del presente estudio la presencia de testimonios y autores es muy desigual: as tenemos el siglo IV, con doce autores, y el siglo XIV, con veinte, como los que ms documentacin ofrecen, mientras que en el siglo VII slo hay uno y en el octavo cuatro. Lo que se constata evidentemente es que desde el siglo IV al XIV no hay ninguno que no presente un testimonio de nuestro tema, sea del tipo que sea. Esto no significa que demos por cerrado el listado de autores que en la Edad Media hablan de Islas Afortunadas, pues es muy probable que el nmero de ciento ocho que hoy presentamos pueda incrementarse fcilmente en futuras investigaciones. Finalmente, hemos de sealar que gran parte de esos ciento ocho autores citados aqu no hacen ms que repetir, con ligeras modificaciones, el famoso texto de Plinio, perteneciente a la etapa anterior a la nuestra, y el texto de Isidoro de Sevilla del siglo VII. Plinio e Isidoro de Sevilla son las fuentes de casi el ochenta por ciento de los textos que mencionan unas Islas Afortunadas en la Edad Media. REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
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